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Lo que Babel no se llevó Nº6 - Música

Date post: 10-Mar-2016
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Edición Nº6 - Música 03 Marzo 2013 Suplemento Bimestral Gratis con El Argentino de Gualeguaychú
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N 6: MÚSICA Gratis con El Argentino de Gualeguaychú. SUPLEMENTO BIMESTRAL - DOMINGO 3 DE MARZO DE 2013
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N 6: MÚSICAGratis con El Argentino de Gualeguaychú.

SUPLEMENTO BIMESTRAL - DOMINGO 3 DE MARZO DE 2013

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2 | B A B E L N º 6

“Las ideas claras son ideas acabadas y muertas” escribía Antonin Artaud allá por 1938. Que la música, la muer-te, las familias y los héroes son condiciones humanas que nos unen desde China hasta Gualeguaychú ya lo dijimos antes. Un año nos separa de nuestro primer número, pero los que hacemos Babel no soportamos abandonarnos a una idea congelada. Inauguramos nuestro segundo año con el deseo de seguir reviviendo este concepto insólito, reconociéndonos en su desorden y creando nuevos mun-dos a partir de imágenes y palabras. Superándonos a no-sotros mismos como lo hace la música, que contiene en sus melodías a la felicidad, a los miedos y al amor.

Somos muchos en el equipo, pero queremos ser más y se-guir creciendo. Con todas estas pilas renovamos nuestra Fan Page en Facebook, pusimos en marcha la encuesta de opinión y seguimos recolectando comentarios. Nos alegra acercar aún más nuestro contenido a la gente de Guale-guaychú y para eso lanzamos una nueva sección: El Rey del Queso está destinada a textos inéditos de quienes tengan ganas de escribir. Queda abierta, entonces, la convocatoria permanente a los colaboradores gualeguaychenses.

Y hablando de música, en la tapa J.K. nos muestra el len-guaje universal que compartimos hoy alrededor del mun-do para reproducir nuestra música. Nos recuerda que los discos antes tenían un formato palpable. Como el diario en papel, ese formato se fue esfumando con la era digital, pero no extinguiendo. Aquí estamos.

¡Hasta el próximo número: “Muerte” sale el 5 de mayo!

Dirección editorial:

Mercedes KrauseSociología

Producción editorial:

Sofía PetronioDiseño de imagen y sonido

Comité Editorial:

Ángeles BarciaComunicación periodística

Juan Martín KrauseDiseño gráfico

Lucía MirandaIlustración

Matías AyerzaPeriodismo

Colaboran en este número:

LibertadLorenzo BasurtoSebastián García Posse

EQUIPO

Impresiones #1x Lucía Miranda

. 3

Tierra, Agua, Aire, Fuego... Música.x Sebastián García Posse

. 14

Popurrí! . 15

Músicos con experienciax Lorenzo Basurto

. 12

Cuadro de Situaciónx Matías Ayerza

. 13

La Rocolax Sofía Petronio

. 8

Imresiones #2x Libertad

. 11

¡Y cómo pega!x Mercedes Krause

. 4

E N T R E V I S T A A M A T Í A S O T T

El Hombre detrás de escenax Ángeles Barcia

. 10

Rock para reclamarx Matías Ayerza

. 6

C O N T E N I D O

SIGA EL BAILEEditorial

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3 M A R Z O 2 0 1 3 | 3 I M P R E S I O N E S # 1x Lucía Miranda

“Cuando no hay más que decirnos, se abren al aire vacíos...”Gustavo Cerati

4 | B A B E L N º 6

¡Y CÓMO PEGA!x Mercedes Krause

Rescate sorprendió a comienzos de los 90 con su rock cristiano de baja calidad. Sus hitazos, tal vez, fueron algo decepcionantes. Lo cierto es que otros cruces entre la música y la religión fueron muchísimo más productivos.

Ilustración x Lucía Miranda

Si no podés ver nada, si algo no te “pinta” bienDejalo a Dios con el pincelDejá que te “pinte” ÉlDejá que te toque ÉlDejá que te toque Jesús, no resistas

Rescate nació en San Nicolás, al norte de la provincia de Buenos Aires, cuando dos amigos se juntaron a tocar rock góspel, un género que hasta entonces no tenía precedentes en castellano. Con lenguaje callejero y ritmo alegre pudie-ron acercar el mensaje de la Iglesia cristiana a una nue-va generación de jóvenes. Más de cuarenta años habían transcurrido desde el hit de Ray Charles “Ain’t that love”.

Si alguna vezAlguna vez necesitas un amigoYo voy a estar con vosSí, hasta el finalAhora, ¿no es eso amor?

Ray Charles fue el primero en unificar dos fuerzas apa-rentemente opuestas: la emocionalidad que transmitía la música de la iglesia negra –el góspel– con la carga sexual del rhythm and blues que bailaban los negros. En la déca-da del 30, Estados Unidos era un país dividido entre blan-cos y negros. Sus escuelas, boliches y deportes lo hacían visible. Su música lo hacía audible. Así como los blancos no se sentaban junto a los negros en el colectivo, tampo-co escuchaban la “música negra”, más tarde rebautizada como rhythm and blues, cuando hablar de “música negra” dejó de ser políticamente correcto. En esa época de segre-gación racial, Ray Charles, junto con la Señorita Ritmo, lograron lo que tantos políticos y predicadores no.

Ray nació en el Estado de Georgia, ubicado en el sur de Estados Unidos, donde poco y nada había cambiado des-de la abolición de la esclavitud. Debido a su problema de glaucoma, a los cinco años comenzó a perder la vista y a los siete quedó completamente ciego.

Su madre decidió mandarlo al St. Augustine School, un centro cristiano para sordos y no videntes donde Ray se crió escuchando la música religiosa. Sus letras hablaban de libertad e identidad, orgullo y alegría. Allí, en la Iglesia y el góspel, encontró su fuente de inspiración musical que luego lo llevaría a la fama.

según colores de piel (algo similar a lo que acá tuvimos la suerte de conocer como Campo VIP y Campo Común).

Esta valla ya no tenía sentido escuchando su música que transmitía emoción y regocijo a todos y todas por igual. El público enseguida rompía el orden que representaba esa soga y esto significó un problema a los policías que debían cumplir con la ley de segregación. Incluso llegaban a pa-rar sus recitales gritando por el micrófono: “basta, ustedes no pueden bailar juntos”.

Aquella dupla explosiva que conformaron una Señorita Ritmo y un ciego adicto a la heroína provocó que los blancos y negros bailaran juntos.

Incluso llegaban a parar sus recitales gritando por el micrófono: “basta, ustedes no pueden bailar juntos”.

Ray había aprendido a tocar piano leyendo las partituras en braille.Del internado lo echaron en 1945 tildándolo de “insatis-factorio”. Ya no importaba, durante sus años de pupilo había aprendido a tocar piano leyendo las partituras en braille. Las leía con una mano mientras tocaba con la otra, y viceversa, hasta que lograba memorizar las dos manos. Con solo 16 años, ciego y ya huérfano, su expulsión fun-cionó como una suerte de catapulta. Comenzó a recorrer el país como músico profesional, tocando improvisada-mente todas las noches en ciudades diferentes. En el ca-mino se juntó con Ruthie Brown, también conocida como Señorita Ritmo, cantante de rhythm and blues y jazz, ta-lentosa y atrevida. Le gustaba jugar con sus iniciales. RB podía significar Ruthie Brown, pero también se transfor-maban en rhythm and blues, realmente brava, o realmente negra (por sus siglas en inglés) de vez en cuando.

Aquella dupla explosiva que conformaron una Señori-ta Ritmo y un ciego adicto a la heroína provocó que los blancos y negros bailaran juntos. En sus recitales, normal-mente había una valla o soga que separaba la pista de baile

Esta linda anécdota no trata solamente acerca de la heren-cia del góspel, sino de una época difícil en la que la Iglesia y sus predicadores lucharon a la par que otros en pos de la igualdad social. La música fue un medio privilegiado para transmitir sentimientos más allá de fronteras artificiales. En aquella época y gracias a la labor de grandes artistas como Ray Charles y Ruthie Brown, la música provocó un cambio social. En los 90, en cambio, el rock góspel de Res-cate no hizo más que provocar la risa de algunos y acercar a otros hacia el buen camino. Sus letras y melodías a lo sumo significaron un punto de inflexión en las biografías individuales de alguna que otra oveja perdida, no así en la historia del mundo.

3 M A R Z O 2 0 1 3 | 5

Difícil encontrar una buena película sobre la vida de músicos o bandas. Generalmente nos topamos con dos horas de gente drogada y muy estúpida que generan tanta mala impresión como para dejar de escuchar por algún tiempo a ese artista que tanto nos gustaba. Sin embargo, la película Ray (2004) se coloca entre las excepciones con su excelente fotografía y la imperdible actuación de Jamie Foxx en el papel de Ray Charles, que le valió un Oscar al Mejor Actor.

+ P A R A S E G U I R E S C U C H A N D O

6 | B A B E L N º 6

x Matías Ayerza

La música vivió un proceso de revolución sin precedentes con la expansión mundial del rock. En esto tuvo mucho que ver el contexto sociocultural en que se desarrolló. Guerras, ideas y movimientos: el motor creativo de artistas memorables.

3 M A R Z O 2 0 1 3 | 7

La historia detrás de Sweet Home Alabama, uno de los grandes clásicos del rock, es singular. Fue lan-zado en 1974 por la banda Lynyrd Skynyrd y rápi-

damente se colocó en los primeros puestos de las listas de canciones más escuchadas. Se la puede oír en la película Fo-rrest Gump y en versiones modernas como la de Kid Rock.

La banda es una de las más representativas del llamado Rock Sureño, el subgénero nacido en las ciudades más australes de Estados Unidos. El motivo por el cual com-pusieron este clásico tiene su respuesta en las propias entrañas del rock.

SE VIENE EL ESTALLIDO

La anécdota sirve para medir el peso que los contextos sociopolíticos tienen en el desarrollo y el crecimiento del arte. El rock cambió para siempre la forma de percibir la música. No es casualidad que sus grandes referentes ha-yan llegado al mundo escuchando el eco de las bombas de la Segunda Guerra Mundial. John Lennon, Paul Mc-Cartney, Mick Jagger, Keith Richards, Jim Morrison, Bob Dylan y Jimi Hendrix son tan sólo algunos de los músicos que nacieron entre 1940 y 1943. La influencia y el legado que dejaron estos pocos nombres superan ampliamente al total acumulado en décadas posteriores. ¿Por qué?

El género tuvo su gran expansión a partir de 1963, cuando la beatlemanía hizo lo que Elvis Presley no pudo: exportar el rock a todo el planeta. Fueron los años de mayor creci-miento para la industria musical, que coincidió con el de-sarrollo de otro de los conflictos bélicos más sangrientos del siglo XX: la Guerra de Vietnam.

No es casualidad que la época dorada para la música haya tenido su cumbre en 1967. Ese año fue publicado Sgt. Pepper Lonely Hearts Club Band, elegido como el mejor disco de todos los tiempos por la revista Rolling Stone. La mayoría de las bandas imitaron el concepto de la ex-perimentación luego de su lanzamiento. Esto explica que en muchísimos discos de aquel año puedan apreciarse sonidos más surrealistas y tapas con múltiples colores. La influencia de drogas lisérgicas fue muy importante, tanto en el aspecto creativo de los artistas como en el espíritu rebelde de la cultura hippie.

La historia por ahora nos dice que las guerras continua-rán, que la tensión social existirá siempre y que la armo-nía entre los distintos pueblos y clases es más un deseo que una realidad. De este panorama pesimista al menos podemos rescatar algo: los músicos tendrán siempre de dónde nutrirse para seguir endulzando nuestros oídos.

‘‘Hombre del sur, no pierdas la cabeza, no te olvides lo que tu buen libro dice’’.

No es casualidad que los grandes referentes del rock hayan llegado al mundo escuchando el eco de las bombas de la Segunda Guerra Mundial.

El canadiense Neil Young, exponente incuestionable del género, dedicó buena parte de su obra a criticar ferviente-mente el pensamiento racista que reinaba por entonces en los estados sureños de su país vecino. Tan así que uno de sus más celebrados temas, compuesto en 1970, lleva como nombre Southern Man, y su letra arroja dardos venenosos hacia abajo: “Hombre del sur, no pierdas la cabeza, no te olvides lo que tu buen libro dice”. La alusión a la hipo-cresía, refiriendo ni más ni menos que a la Biblia, moles-tó a los muchachos de Lynyrd Skynyrd, que terminaron por irritarse cuando dos años más tarde, Young volvió a la carga con Alabama. “Alabama, tenés el peso sobre tus hombros y te está rompiendo la espalda. Tu Cadillac tiene una rueda en la zanja y otra en la pista.”

Los de Lynyrd Skynyrd, en cambio, ahorraron en poe-sía. Si se presta atención a una estrofa que precede al estribillo de Sweet Home Alabama, faltan las metáforas, no así las críticas: “Escuché al señor Young cantar sobre ella. Escuché al viejo Neil tirándola abajo. Bueno, espe-ro que el señor Young recuerde, que un hombre del sur no lo necesita por acá.”

Vietnam es la razón por la cual el movimiento hippie salió a las calles a protestar. Los hippies eran pacifistas inspirados en la literatura beatnik (Allen Gingsberg, Jack Kerouac, William Burroughs) y sobre todo en las bandas de rock psicodélico que florecieron a partir de 1966. Ma-nifestaciones multitudinarias como el Verano del Amor o festivales musicales como Woodstock y Monterrey sig-nificaron el apogeo de la contracultura estadounidense (según su definición, movimiento que rechaza los valores sociales y modos de vida establecidos).

A L G U N A S G R A N D E S C A N C I O N E S C O N M E N S A J E S S O C I A L E S :

* Blowin’ in the Wind (Bob Dylan)* Fortunate Son (Creedence Clearwater Revival)* Street Fighting Man (The Rolling Stones)* There’s a War (Leonard Cohen)

* Imagine (John Lennon)* Sólo le Pido a Dios (León Gieco)* Demoliendo Hoteles (Charly García)

L A C A S A E S T Á E N O R D E N

El rock argentino también corrió en pa-ralelo a los conflictos internos. Quizás el mejor ejemplo sea el de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, unas de las bandas nacionales más populares. Dio sus primeros pasos durante 1976, el mismo año en que los militares derro-caron al gobierno de Estela Martínez de Perón, más conocida como Isabeli-ta. La popularidad de la banda creció principalmente con la vuelta de la de-mocracia, pero sus letras nunca dejaron de estar inspiradas en problemáticas sociales. Juguetes Perdidos, uno de sus grandes himnos, exhorta a los jóvenes a involucrarse en la política y a compro-meterse con sus ideales. “Banderas en tu corazón, yo quiero verlas ondeando, luzca el sol o no.”

Their Satanic Majesties RequestThe Rolling Stones

Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club BandThe Beatles

Axis: Bold As LoveThe Jimi Hendrix Experience

Forever ChangesLove

Disraeli GearsCream

8 | B A B E L N º 6

Los vidrios bajos y los pelos al viento. Iniciábamos el viaje a Necochea,

como todos los veranos, al encuentro de la abuela y los primos, a recorrer

las playas, caminarlas hasta llegar a la escollera y luego hacia el otro lado.

Éramos tres atrás, y mamá y papá adelante. Agus se llevaba la tabla de

telgopor con pintitas rojas, que, por supuesto, viajaba en la luneta. Flor y yo

nos llevábamos las paletas con abrojos y la pelotita para jugar en la playa.

Mamá, su tejido de crochet, porque le resultaba más práctico. Papá su infal-

table protector solar para los empeines (no sé por qué, pero los empeines

de papá siempre se quemaban demasiado).

Estuvimos toda la tarde pensando en nuestros pretendientes. Y “que

sí, que gusta de vos”, “que no”, “es que sos re diosa, amiga”, “no, vos

sos más”. Así estuvimos, subiéndonos el ego hasta que nos cansamos y

decidimos ir a dar una vueltita por la costanera.

Íbamos caminando, chusmeando a la gente, mientras comíamos unos

chocolates y unas gomitas de eucaliptus.

Llegamos a la esquina de Quintana, un auto se adelantó y dobla a

toda marcha. Adentro va una parejita nueva de nuestra edad, a propó-

sito tenemos 14 años. Ella es Tamara y va a la ENOVA, él es Germán y

va al Pio. No podemos creer que Tamara ande con Germán. Ella es una

diosa, tiene un pelo espectacular, si quiere puede estar hasta con Brad

La individualidad parece disolverse en el colectivo.

La procesión hacia el lugar, las remeras negras, los pelos largos, la posi-

ción corporal, el baile, hacen que se borren las barreras entre los géneros,

y dan lugar a lo que se llama “cuerpos rockeros”. Comienza el ritual. Es una

fiesta, una celebración.

La localidad pierde su rutina, los cuerpos se apropian del territorio y

lo transforman en un lugar sagrado. Conductas que están prohibidas en

otras situaciones aquí paracen ser una obligación.

Duermen en las calles, toman en las veredas, cantan y bailan hasta altas

Justo antes de cruzar el puente, todavía en Quequén, llegaba el momen-

to mágico: Papá se relajaba (sus piernas cansadas sentían que habíamos

llegado), y decía: “Pasámelo”. Sabíamos lo que venía. Mamá agarraba el

cassette y se lo daba, cerrábamos todos los vidrios y comenzaba a sonar:

“Ohh Susie Q…”. Los tres atrás cerrábamos los ojos y nos preparábamos.

Con nuestra corta edad y el poco inglés que sabíamos, tomábamos aire y

cantábamos como locos: “letu mignait pecial, yaleroi miii…”.

Esta mañana, antes de llegar al trabajo, viajé con Creedence a Necochea.

Pitt, pero elije a Germán, que le roba el auto a la madre y anda con su

música al mango, y cuando digo al mango, es parlantes gigantes a no

sé cuántos decibeles. Lo que suena es cumbia furiosa. Él va tarareando,

compenetrado en el manejo, con un brazo estirado sobre el volante y el

otro apoyado sobre la ventanilla abierta. La mira haciéndose el sexy. Ella,

por otro lado, va mirando hacia afuera, con un gesto de molestia, parece

perturbada. Aturdida, diría yo. Sin hablar, mejor dicho, sin gritar. Es obvio

qué es lo que le molesta.

“¿Cómo podes ir dando la vuelta al perro con la música tan fuerte?”. Yo

estoy indignada. La vuelta al perro es para chusmear, ¿qué haces si no

podés ni hablar? Definitivamente, Germán no da.

horas de la noche. Los oriundos se sienten amenazados, pero sin embar-

go aprovechan la movida para poner un puestito cervecero y choripanes.

Cuando llega la hora, estalla el silencio que espera el primer acorde.

Todas las miradas están en el escenario, que a su vez es agigantado por

pantallas. Las luces apagadas. Suben banderas. Empieza. Gritos, silbidos

y bises. Baile, mejor dicho, pogo. Encendedores y celulares arriba, canto

colectivo. Aplausos.

Todos reunidos por ella. Solo la música los convoca así.

SIDE A

T I T L E

T I T L E

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1

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3

x Sofía Petronio

ST E R E O

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Qué bronca esos éxitos extraordinarios, que originalmente tienen una

complejidad instrumental inigualable, y terminan siendo cumbia y en cuatro

acordes.

Qué bronca la música que suena en los peluches y que no tiene opción

de Stop.

Qué bronca cuando la empresa de teléfono, sin preguntarte, te cambia el

tono por una canción al azar, ¿qué tal si te toca Arjona y es tu archienemigo?

Qué bronca prender la radio y que esté terminando el tema que te gusta

o que el locutor no pare de hablar.

Qué bronca los domingos, me levanto con ganas de escuchar metal y ella

Exterior. Noche. México, Playa del Carmen. Un bar en la calle principal.

Cuatro parisinos, tres gualeguaychenses, una pareja holandesa, dos

amigos australianos y una pareja de alemanes. Todos a coro:

How I wish, how I wish you were here.

We’re just two lost souls

swimming in a fishbowl,

year after year,

running over the same old ground.

What have we found?

The same old fears. Wish you were here.

Es impresionante cómo a veces queremos angustiarnos y nos pone-

mos temas muy bajón para conseguirlo. Determinados acordes, letras,

tonos, funcionan perfectos para esos momentos.

Pero cuando la música consigue lo contrario es aún más interesante.

Estamos deprimidos, nos separamos de alguien, nos fue mal en un exa-

men, discutimos con la familia, y de repente suena un reggaetón.

Qué potencia que tiene el reggaetón para esos momentos. Te dan ga-

nas de mover las caderas, de gritar la letra y hasta de ponerte cadenas do-

radas en el cuello. Te lográs alejar por unos minutos de esa preocupación

que tenías.

Hay que reconocer que por más que digamos “Sólo escucho reggaetón

firme con Adele.

Qué bronca cuando me regalan un CD envuelto en celofán, puedo estar

diez minutos tratando de abrirlo.

Qué bronca que tu pareja prefiera la Playstation antes que la música.

Qué bronca que el vecino de cuarenta y panza cervecera escuche música

y baile desnudo dejando las cortinas abiertas.

Qué bronca cuando te cortan la música en un casamiento para comer,

para pasarte un video, para el postre, para que el abuelo hable, para que

saquemos la foto grupal, para que… ¿para qué?

Loco, ¡¡¡déjenme disfrutar de la música!!!

Se expresan de la misma forma, mueven sus brazos de un lado a

otro, cantan mirando el cielo, y seguramente piensan en alguien que

está lejos. O quizás, simplemente se dejan llevar por la melodía, esa

voz, esa guitarra. Hay conexión, hay profundidad, hay pensamientos en

el aire, quizás hay angustia, hay ganas de gritar, de volar y nuevamente

conexión. Conexión con el otro, con el de al lado, con el desconocido,

todos en un mismo estado.

Pensé que éramos muy diferentes, que nos separaban, además de

miles de kilómetros, la cultura, los pensamientos, y sin embargo, en ese

bar una noche en México fui parisina, holandesa, australiana y alemana.

cuando voy a un boliche”, este género en algunos aspectos alivia bastante

si lo escuchamos entre casa.

Tenemos testimonios de que el canal 2702 HD de TDA, Televisión Abier-

ta Digital les cambió la vida a muchas personas.

No sabíamos qué era lo que tenía de especial hasta que nos pusimos

a investigar.

La señora que tiene sintonizado TDA se la pasa viendo canales colma-

dos de noticias sobre el país, de conflictos internacionales, de peleas po-

líticas, de debates, de historia. Pero, de repente, esta Señora se anima a

hacer un zapping y descubre el canal 2702 HD. Canal exclusivo de Reggae-

tón. ¡¡¡A bailar se ha dicho!!!

SIDE B

T I T L E

T I T L E

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NO

ISE

RE

D.

90 min.

1 0 | B A B E L N º 6E N T R E V I S T A A M A T Í A S O T T

EL HOMBREDETRÁS DE ESCENAMatías Ott, de Gualeguaychú al mundo, un joven que hace su trabajo para que los artistas brillen en el escenario. Su encuentro con la música y la experiencia de haber trabajado para el flaco Spinetta.

Babel: ¿En qué consiste tu trabajo?

Matías Ott: Mi oficio se denomina “stage manager”, an-tes conocido como “plomo”. Llegamos a un staff o adonde tengamos que ir, armamos instrumentos, los ubicamos en el lugar indicado, se prueban, se da el OK y arranca la fun-ción. Soluciono cualquier problema que pueda haber antes o durante el espectáculo. La idea es disminuir los tiempos muertos entre banda y banda y que todo salga perfecto, sea ágil y todos queden contentos. Soy un tipo muy obsesivo con mi trabajo y quiero las cosas bien hechas, prolijas.

B: ¿Cuándo te iniciaste en esto?

MO: En el año 1997, a mis 17 años estudiaba ingeniería civil en Concepción del Uruguay, y todavía no estaba vin-culado a la música. Casi ni la escuchaba. Venía de una cultura en la que la música no estaba muy inculcada.

Un día me encontré con Diego Sotto, un amigo que trabaja-ba en una farmacia conmigo. Me llevó al barrio 338, donde hacían música, tocaban canciones de La Renga, Los Redon-dos, Vox Dei… Era la primera vez que veía a una persona tocar la guitarra en vivo y que de ese pedazo de madera con cuerdas de metal o nylon saliera música. Me pareció fantástica esa movida. Fue como sacudir en mi interior algo que estaba quieto. Comencé a escuchar Sui Generis, Charly García, ya consagrados del Rock Nacional. Me interesé y de a poco agarré la guitarra. No solo me metí en el mundo de la música escuchándola sino que también estaba generan-do un interés por buscar música en todos lados. Me jun-taba con artistas de mi ciudad como Luis Luján, la Negra Álvarez, el Flaco Faiad, David Fernández, Nene Bredle y Eduardo Goncebat, que interpretaban a Gieco, a Silvio Ro-driguez… la movida trovadora.

En Bar Alem, un lugar al que se acercaban muchos jóve-nes a demostrar lo que hacían, conocí a los hermanos Nis-sero, Juan Pablo Pérez, Damián Helmer, Cato Fandrich. Junto a ellos mi gusto por la música se hizo cada vez más fuerte. En este lugar tuve mi primera asistencia: fue a una banda local, Caja Negra. Acomodé un pedal sustain a Gustavo Nissero.

B: ¿Y cuál fue tu primer trabajo como stage manager?

MO: En el Carnaval. Me pagaron por primera vez unos veinte pesos la noche y al año siguiente aumenté un cin-cuenta por ciento. Me fui a La Plata a continuar con mi ca-rrera de ingeniero, pero ahí conseguí varios trabajos con bandas (Banda Hermética, por ejemplo). Cuando me di cuenta de que venía en serio y realmente era lo que me gus-taba hacer, decidí abandonar la carrera y dedicarme a esto.

L A G R A N L L A M A D A“¿Cómo estás, querido? Espero que bien.Por acá todo tranquilo, recién llegado de una mini gira por Estados Unidos, bastante mágica y misterio-sa, je. Después te contaré....”

“Necesitaba consultarte algo: estoy buscando un asis-tente personal para los shows de Spinetta, y quería sa-ber si te interesaría a vos hacerlo.”

“Si ya estás con otros compromisos con Lisandro y otros artistas no quiero bajo ningún punto de vista que los desatiendas, ¡desde ya! Porque no es algo tan urgente, y en tal caso me podrías recomendar a al-guien serio y responsable como vos.”

“Te cuento que estas son las fechas más o menos con-firmadas con Luis hasta ahora, donde necesitaría al-guien que me asista. (…)”

“Esto es lo que hay por ahora. Cuando puedas, tran-qui, me comentás o recomendás lo que te parezca.”

“Y, obvio, de concretar algo en algún momento, deci-me cuáles son tus honorarios.Es cargar y armar mi set con Luis, obviamente (dos teclados, un grabador y un mixer).”

“¡Espero estés muy bien y te mando un gran abrazo! Claudio.”

x Ángeles Barcia

Me acordé inmediatamente de un chiste que le había hecho a un amigo: “no paro hasta trabajar con Spinetta”. De repente, era real.B: Después de trece años de trabajo, ¿cuál fue el artista más importante al que hayas asistido?

MO: Luego de una noche en Casa Eppur Si Muove (lu-gar muy importante en mi vida), llegué a mi casa, abrí el Facebook y encontré un mensaje con una propuesta para trabajar con Luis Alberto Spinetta. Después de leerlo, lo único que hice fue sonreír. Me acordé inmediatamente de un chiste que le había hecho a un amigo: “no paro hasta trabajar con Spinetta”. De repente, era real.

Llegaron los instrumentos, descargamos y subí al escena-rio a armar todo, sin saber muy bien qué hacer. Cuando estaba terminando, llegaron Claudio (tecladista de Spi-netta) y el Señor al escenario. Probó la guitarra y me dijo: “muy bien, flaco”. Ese fue mi primer trabajo con alguien que significa un montón de cosas para mí, que no des-aparece porque es parte de mi vida y me dejó una huella que no se borra con nada. Cada vez que meto la pata en algunas cosas, son sus ojos sencillos los que me devuelven a la tierra y me ubican.

3 M A R Z O 2 0 1 3 | 1 1 I M P R E S I O N E S # 2x Libertad

3 M A R Z O 2 0 1 3 | 1 1

“Árbol Hoja Salto Luz Aproximación Mueble Lana Gusto Pie Te Mar Gas Mirada Nube Loba Dedo Cal Gesticulador Hijo Cama Menta Sien Rey Fin Sol Amigo Cruz Alga Dado Cielo Riel Estalactita Mirador

Corazón Hombre Rayo Felpa Sed Extremidad Insolación Parecer Clavo Coito Dios Temor Mujer Por”Luis Alberto Spinetta

1 2 | B A B E L N º 6

MÚSICOSCON EXPERIENCIAEl acto creativo en la música se extiende más allá del horizonte percibido. Ideas como el Experimento Heliotrópico, presentado en esta oportunidad por uno de sus artífices, son señales de evolución en la manera de pensar el arte.

Antes de develar el significado de Experimento Heliotrópico, me permito retroceder unos tres años hacia atrás, cuando todo comenzó.

Estamos en 2010, a comienzos de un abril fresco, y yo estoy volviendo de trabajar un año fuera de la Argentina. Estoy casi de paso por Buenos Aires para saludar amigos queridos antes de emprender rumbo hacia el Viejo Con-tinente, de donde soy oriundo y donde nada en concreto, más que mi familia y la incertidumbre de nuevos hori-zontes, me espera.

El Sebas me convoca a ver a la banda en la que está tocan-do hace meses. Recuerdo que antes de mi partida agitaba convocatorias de improvisaciones. Me alegré mucho al sa-ber que de ahí terminó uniéndose a I-Bambini.

La fecha es en Castorera, dique cultural porteño, y es com-partida con Luvi Torres y Pato Suárez, otros músicos. El lugar es simplemente una de esas joyitas que tiene (bueno, desgra-ciadamente, que tenía) esta ciudad tan vasta y llena de secre-titos. Un viejo local en primera planta de una construcción de principio de siglo pasado, en Córdoba y Newbery. Pisos y barras de madera noble, techos altos con una claraboya a dos aguas, de vidrio repartido, que además podía abrirse dejando entrar el codiciado aire fresco en verano.

Adentro, un olor a historia que parecía que los tablones y los telones hablaran. Me siento y arrancan a tocar las bandas, acompañadas de imágenes proyectadas en un te-lón detrás del escenario, creadas en vivo por los artistas plásticos Lucas Pisano e Ivana Daverio.

x Lorenzo Basurto

E X P E R I M E N T O H E L I O T R Ó P I C O

Pasan los días y surge la propuesta de un segundo ciclo. Por suerte voy a la reunión en la que están todos. Allí, en medio de uno de esos silencios pensativos, Lucas lanza la propuesta: “Todo bien con otro ciclo, tocar, convocar... pero la verdad es que a mí, como formato, me cansa, y ¿saben qué? ¡Me aburre también! Estar más de tres horas pelando imágenes desde una pizarra proyectada detrás de escena no me mueve mucho, la verdad. Yo les propongo, aunque sea, un momento heliotrópico.”

Y, al igual que ustedes ahora, todos nos miramos en silen-cio, cabeceando y asintiendo, pero intentando entender qué quería decir Lucas con heliotrópico.

puentes de conexión. ¡No nos subimos a escena, nos ba-jamos! En la escena dejamos el telón con las proyeccio-nes en vivo de Lucas y los músicos bajamos a una especie de petit salón al mismo nivel que las mesitas del público: adelante, pero de espaldas a ellos y de cara al telón, en penumbra y todos juntos.

“En un momento, los que estén en escena dan la espalda al público girándose hacia la pantalla y tocan según lo que surja de ahí.”

Pero nos la jugamos, y cada uno tiene la generosidad de abandonar su repertorio y su rutina para ensamblarlo junto a los demás.

“Es un momento en el que la imagen rige y dirige. Pasa a pri-mer plano y dirige a lo sonoro, a los músicos. Heliotropo viene del griego, componiendo a helio (sol-luz) y tropo (giro-movi-miento) o sea que gira hacia la luz como un girasol. En un momento, los que estén en escena dan la espalda al público girándose hacia la pantalla y tocan según lo que surja de ahí.”

La propuesta nos revolucionó (me incluyo porque a esa altura ya estaba adentro del proyecto) y empezó el alud de ideas. La estructura cambiaba radicalmente lo que había sido el primer ciclo y lo que solía ser la mayoría de los ciclos de música por estos lares.

Disparados por la propuesta heliotrópica, decidimos redoblar la apuesta. ¡Subir todos juntos a escena! Luvi, Pato e I-Bambini, tres estilos totalmente diferentes. Pero nos la jugamos, y cada uno tiene la generosidad de aban-donar su repertorio y su rutina para ensamblarlo junto a los demás, enhebrando tema con tema, improvisando

+ T E I N V I T A M O S A V E R :http://experimentoheliotropico.blogspot.com.ar/

¿Y en qué consiste el Momento Heliotrópico? ¡Pura im-provisación! Tiene que nacer desde la propuesta de la imagen. Tan así que en un principio directamente aso-ciamos un objeto de Lucas con cada uno de los músicos. ¿Aparece en pantalla una rejilla? Eso significa que Sebas tiene que intervenir con el cajón, la melódica. ¿Aparece una letra tallada en un taquito de madera? Entra la trom-peta de Hernán, y así…

Por suerte, después de ese segundo-primer ciclo vino otro más, y la nave se fue afilando.

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SITUACIÓNC U A D R O

DE

x Matías Ayerza

No era ese el panorama que DJ Lolo imaginaba cuando decidió hacerse profesional. Señoras distinguidas atreviéndose a sugerir canciones:

–Oíme querido, ¿algo más clásico no tenés?–Sí, señora, cómo no –respondió resignado ante

la indiferencia que el público, en su mayoría adultos animándose a copas, mostraba hacia su repertorio vanguardista, electrónico y europeo.

Su meta eran los grandes boliches de Inglaterra. O en su defecto, erigirse como la cara visible de Pachá en Buenos Aires. En cambio, musicalizar cumpleaños en patios de Zona Norte fue un permiso que se otorgó temporalmente, urgido por necesidades económicas.

¿Hasta cuándo voy a ser manoseado por esta clientela ignorante?, pensó DJ Lolo, que decidió revelarse y no poner ni Rod Stewart ni Donna Summer, y de lo contrario, subir la apuesta con una dosis considerable de Acid Techno holandés.

Previó el nuevo acercamiento de la refinada, que aplastaba los labios aparentando amabilidad, mueca que sólo contribuyó en aumentar su irritación.

–¿Sabés qué pasa, querido? A nosotros nos divierte un poco más lo viejo. Cindy Lauper, Kool and The Gang, Madonna…

No hubo gesto de parte de DJ Lolo que la señora pudiera interpretar para bien o para mal, tan sólo la continuidad en esa mirada que ofrecía parquedad y cierta disconformidad con el pedido. Así y todo debió ceder, consciente del riesgo que implicaba no hacerlo.

Los invitados, hasta entonces ocupados en aceitar sus relaciones banales, se acercaron tímidamente a la galería -devenida pista de baile- atraídos por el sonido de Celebration, que Dj Lolo supo enganchar inteligentemente con We Are Family y Girls Just Wanna Have Fun.

Pecó de ingenuo al creer que se había librado del aliento de la refinada, quien reincidió en el simulacro de amabilidad, esta vez para concretar un pedido especial.

–Oíme, querido, cuando se hagan las doce tenemos preparada una sorpresa para Estelita. Va a llegar la torta, ¿sabés? Y queremos que suene su tema favorito– se quedó callada, intentando recordar el nombre. Se volteó y buscó con la mirada a su amiga –A ver, dame un segundo… ¡Carmen! Vení, vení. ¿Cómo se llama la canción que tanto le gusta a Estelita? Esa que bailamos en el casamiento. Ay, cómo nos reímos esa noche. ¿Te acordás el nombre?

Carmen puso un dedo en su boca y dudó. –Era una bailanta, Susi, algo así como alguien que

meneaba. –¿El Meneaito? –intervino Dj Lolo, cada vez más

lejos de los boliches de Inglaterra. Las dos exclamaron una afirmación al unísono mientras los ojos de Dj Lolo reflejaban una profunda tristeza y desolación.

Llegó la hora señalada y los invitados improvisaron una ronda alrededor de la mesa. Dos camareros uniformados acercaron una torta de proporciones impensadas. Ni los motivos del festejo -sesenta velitas prendidas– justificaban semejante coloso de crema, opinó Dj Lolo. La emoción de Estelita se tradujo en tres deseos y varios soplidos fatigantes. Y el enganchado no se demoró: la primera estrofa de El Meneaito encontró excitada a la cumpleañera, quien ensayó un paso arriba de la mesa.

Soltaba carcajadas y ofrecía sus manos para que alguien la acompañara en la aventura. Nadie lo hizo, aun así Estelita se mostró sugerente con sus piernas, se desató el pelo y repartió besos voladores.

Algunos invitados rieron falsamente y otros no tuvieron reparo en mostrar su indignación. Susi, en cambio, aparentó culpa.

–Querido, querido, me parece que lo mejor sería poner algo más tranquilo –dijo nerviosamente y alarmada por el escándalo in crescendo. Dj Lolo simuló no escuchar y subió la apuesta con clásicos de la talla de Mami, Llegó Tu Papi y Las Pibas Quieren Chacha.

Se disponía a continuar con el bombardeo de hits hasta que la agasajada se acercó indecorosamente hacia el marido de Susi, con propuesta de abrazos, besos y hasta lambetazos. La tibia reacción del acosado plantó dudas, y Susi se avocó a la tarea de disminuir la intensidad del descontrol.

–¡Cortá la música, nene! –esta vez el pedido fue tajante.

Dj Lolo obedeció y los invitados iniciaron una retirada civilizada.

Quedaban sólo Estelita -yaciendo en una hamaca- Susi, llorando, y el marido consolándola sin saber de qué. Los camareros limpiaban, y Dj Lolo desarmaba los equipos.

–Señora, disculpe, pero me estoy yendo… –dijo, sugiriendo el cobro del cachet.

–Ah, sí, querido, tomá, tomá… –respondió Susi pretendiendo ocultar su estado de ánimo.

Dj Lolo contó los billetes y agradeció, y antes de irse hizo una última acotación, sonriendo:

–Si el baile continuara, ahora pondría un poco de Elvis. Suspicious Minds o algo así. Hasta luego, si me disculpan… –dijo y se fue, considerando aquella noche como una lección dada, y una inyección de autoconfianza para sus grandes aspiraciones como Disc Jockey internacional.

P O N E R S E A L G O

1 4 | B A B E L N º 6E L R E Y D E L Q U E S O

T I ERRA , AGUA , A IRE , FUEGO. . . MÚS ICA .x Sebastián García Posse

La mejor forma de hablar de la música es dejarla expresarse por sí misma. Traer un instrumento y pedirle que nos cuente una historia o nos pinte un

paisaje, con sus vibraciones y sus pausas, sus crescendos y diminuendos, sus blancas, negras y corcheas… todo ese universo de símbolos para crearla, entenderla y pasarla de partitura en partitura y de generación en generación.

Cada lenguaje humano tiene sus elementos distintivos, su lógica intrínseca, su código singular. La pintura, los colo-res. La escultura, los volúmenes. El cine, los juegos de luz y sombra. La historieta, los dibujos. La danza, los movi-mientos. Y todos ellos el espacio, las formas, las texturas, los vacíos, el contraste figura-fondo.

Aquí y ahora tenemos el papel: trazos, diseños, diagrama-ción, fotos, ilustraciones… y la palabra, que siempre bus-ca decir algo. La palabra humilde y presumida, que quiere contenerlo y explicarlo todo. Sin embargo, puesto el caso de la música, la lengua humana se queda corta, cortísima: apenas si disponemos de un puñado de letras para descri-birla, expresarla, dibujarla.

La música moviliza el alma y expresa, como pocas cosas, el arcoíris de la vida. La música es tierra, agua, aire y fue-go. Los cuatro elementos de la naturaleza humana.

La música es tierra. Sonidos que nos conectan con el sue-lo, con la materia cruda de la existencia, la risa y la mugre, las alegrías y las miserias de nuestro andar cotidiano. Mú-sica del campo y de la urbe. Un cable a tierra, de Fito Páez y la Sole a Soundgarden, Pearl Jam y Alice in Chains. Gar-gantas autóctonas, guturales. Animales terrestres conec-tados al bombo y a la electricidad, símbolos de la mano del hombre en el planeta.

Concurso de inéditos: Para participar en esta sección mandanos tu texto por Facebook. Recordá que debe tener relación con el tema del próximo número: “Muerte”.

La música es fuego. Un magma rojo y amarillo que nos invita a arder. Madera y metal, instrumentos y electrónica en peligrosa combustión. Los latidos graves de un bajo y el látigo implacable de una batería pulverizando el silen-cio. El aullido oxidado y fabril de Nine Inch Nails, el labo-ratorio demente de los Chemical Brothers, la furia ignífu-ga de Metallica y AC/DC. Foo Fighters y sus ejércitos del sonido arrasándolo todo. Música aguja, que tatúa la piel y se mete debajo haciendo hervir la sangre.

Nada de todo esto es verdad. Y, al mismo tiempo, lo es. La música es tan universal como íntima. Mía y tuya; sinfonía y acorde; inmensidad y detalle. Y así como no hay vida sin los cuatro elementos, no hay vida sin música. O sí, pero nada sería igual. Acaso la música sea algo más todavía: el quinto elemento aristotélico, el éter, polvo incorruptible y celestial de que están hechas las estrellas.

Rock o reggae, jazz o cumbia, tango o electrónica, la mú-sica nos conecta con las pasiones de la vida tal como es, tal como hemos aprendido a expresarla hombres y mujeres de todas las edades y latitudes. Y en ese movimiento mis-terioso -tierra, agua, aire, fuego, éter- nos abre la puerta a la belleza polifacética del alma humana.

Canciones húmedas que, lejos de hundirnos, nos mantienen a flote, navegando suavemente en el flujo líquido de la existencia.

Sonidos que nos conectan con el suelo, con la materia cruda de la existencia.

La música moviliza el alma y expresa, como pocas cosas, el arcoíris de la vida.Una vez, Patrick Süskind escribió un libro llamado El per-fume y cambió para siempre la manera de hablar sobre el evanescente universo de los aromas. Párrafos y páginas enteras con descripciones, metáforas y asociaciones de todo tipo para hacernos experimentar en profundidad el bello y horroroso mundo de los olores.

Recordar esa obra me dio una pista. Hija de la cultura, la música es una de las manifestaciones más «natura-les» del alma humana. Atraviesa nuestra existencia de modo universal. Desde el tam-tam de las tribus ancia-nas hasta las consolas ultramodernas de David Guetta, la música nos hace hablar, callar, cantar, saltar, bailar, gozar, llorar, soñar…

La música es agua. Melodías para ir y venir en la deriva incesante de la vida. Hay música que es llanto, océano y resurrección. Ahí suena la melancolía balsámica de Massive Attack, Radiohead y Pink Floyd. Canciones hú-medas que, lejos de hundirnos, nos mantienen a flote, navegando suavemente en el flujo líquido de la existen-cia. Cucharas de sonido gigantescas para ayudarnos a disolver los problemas del mundo.

La música es aire. Pentagramas del cielo y de las nubes que nos despegan del piso y nos echan a volar. Teclados, cuer-das y vientos que forman remolinos de aire fresco alrede-dor de nuestra cabeza. Oxígeno para los pulmones. Los experimentos abstractos de Björk y Sigur Rós, que nos transportan a lugares que no existen. Sonidos blancos del espacio exterior, ilocalizables en ninguna cosa terrenal. El unplugged de Soda Stereo, la locura de Primus, el vacío de una quena perdida en el desierto jujeño.

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G I V E P E A C E A C H A N C ETodos conocemos de memoria la vida

de John Lennon: la histeria por los Beatles, el amor y el odio que provocaba su excén-trica pareja Yoko Ono, su trágica muerte en manos de un fanático. Sin embargo, The U.S. vs. John Lennon es un documental de 2006 que aporta nuevos capítulos a esta biografía. El eje se pone en el personaje po-lítico, su militancia en contra de la Guerra de Vietnam, su expulsión de los EEUU por parte del gobierno de Nixon. Todo acom-pañado de hermosas imágenes y reportajes de archivo, muchos de ellos inéditos.

E X P E R I M E N T A LContinuando con la línea de experi-

mentos musicales en la actualidad, no podemos hacer a un lado los trabajos de Zypce, músico, compositor y luthier oriundo de Buenos Aires. Este artista de índole experimental comienza en la década de los ‘90 a incursionar en el campo de la música a través de la composición de obras para teatro y ballet y será en el año 1994 cuando edite su primer disco solista, “Nuevo Muerto”. En él, se vale de un ensamble para lograr una mezcla de elementos de la música clásica contemporánea y la industrial. Por otra parte -y entre muchas otras cosas- ha realizado y realiza conciertos experimentales junto a Adriana de los Santos.

El aspecto más curioso de su trabajo radica en que los instrumentos que eje-cuta en sus obras consisten en fabricacio-nes propias que poco se asemejan a ins-trumentos convencionales. Ejemplo de

ello puede observarse en los conciertos que actualmente lleva a cabo junto a su hermana Isol (cantante, ilustradora y ex vocalista de la banda Entre Ríos), en los que el elemento melódico de las cancio-nes se ve fuertemente atravesado por los sonidos experimentales que Zypce gene-ra con sus artefactos musicales. Tensas cuerdas utilizadas como percusión, arcos de violín frotados contra distintas super-ficies, copas de cristal llenas de agua y un timbre de mesa interactúan con el alto registro de voz de Isol que, sumados a los aportes del sintetizador, parecen ser la puerta de entrada a una gran invención que nos invita a sumirnos en un largo viaje de introspección.

Y si el viaje fuera en el tiempo, ten-dríamos de seguro escala directa en John Cage y las experiencias musicales Fluxus de los años ‘60.

N I B L A N C O N I N E G R OUn Mash-up es un tema musical que

surge de la unión de dos canciones previa-mente existentes, creando una unidad con identidad propia. Siendo un estilo que tie-ne sus bases en el Hip Hop, generalmente una de estas canciones le aporta la base, mientras la otra el rapeo.

DJ Danger Mouse es un productor es-tadounidense que en 2004 mezclando el White Album de los Beatles con el Black Album de Jay-Z, creó el Grey Album, mix que desató el interés por parte de los oyen-tes y las acciones legales por parte de las discográficas.

Asimismo en 2010 el productor britá-nico Tom Caruana creó Enter the Magical Mystery Chambers, mezclando a los Beat-les con Wu-Tang Clan.

Ambos son álbums icónicos, ustedes deciden cuál les gusta más. Y para el que no le guste el Hip Hop está el Black and White Album de The Hives.

D R . L A U R I E I S I N D A H O U S ELet Them Talk es el primer disco de Hugh Laurie, más conocido por su rol protagó-nico en la serie Doctor House. En él refleja su pasión por el blues y no desmerece en absoluto a los grandes artistas del género: “New Orleans fue mi Jerusalén. ¿Por qué un inglés blandito fue tan profundamente toca-do por la música que nació de la esclavitud y la opresión en otra ciudad, en otro conti-nente. No lo sé. Simplemente sucede”.

Encuesta a lectores deLo que Babel no se llevó.

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Estos son los resultados preliminares:

* 50% de nuestros lectores son de Guale-guaychú // 40% son de buenos aires.* 66,7% son mujeres // 33,3% son varones.* Tienen entre 23 y 51 años.* 44,4% tiene un nivel educativo univer-sitario.* 88,9% trabaja.* 42,9% eligió “miedos” como el mejor tema de 2012 // 28,6% prefirió “amor”.* Comunicación, convivencia, culpa, aventuras y viajes de placer son algunos de los temas sugeridos para nuestros próximos números.

S E V I E N E , S E V I E N E . . .

Estamos organizando la Fiesta de Babel, para que nos puedas conocer y juntos festejemos nuestro año de vida y nuestro nuevo número en las calles. Hacete fan en nuestro facebook y mantenete actualizado de todas las novedades!www.facebook.com/babelnosellevo

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A M I G O S D E A M I G O S

freundevonfreunden.com es una página alemana que entrevista a personas del mundo artístico y cultural provenientes de grandes ciudades del mundo. Además de las excelentes fotos que les toman en sus hogares y en su cotidianeidad, vale la pena visitar esta página para escuchar sus mixtapes. Compilados más que interesantes con música para ambientar más de una situación.

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Dr. Carlos Alberto PetronioM.P. 6137

Médico Especialista en CardiologíaEx-Residente Fundación Favaloro-GüemesEx-Presidente del Distrito Uruguay de la Sociedad Argentina

de Cardiologia (SAC)Médico Recertificado en Cardiología S.A.C.

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