+ All Categories
Home > Documents > McNeill - Aprendizaje Humano

McNeill - Aprendizaje Humano

Date post: 30-Jan-2016
Category:
Upload: mcontreras14
View: 250 times
Download: 3 times
Share this document with a friend
Description:
McNeill, J.R. y William McNeill. “El aprendizaje humano.” Las redes humanas: una historia global del mundo. Barcelona: Crítica, 2004. 7-24.
Popular Tags:
13
J. R. McNEILL y WILLIAM H. McNEILL LAS REDES HUMANAS UNA HISTORIA GLOBAL DEL MUNDO CRÍTICA BARCELONA
Transcript
Page 1: McNeill - Aprendizaje Humano

J. R. McNEILLy WILLIAM H. McNEILL

LAS REDES HUMANASUNA HISTORIA GLOBAL

DEL MUNDO

CRÍTICABARCELONA

Page 2: McNeill - Aprendizaje Humano

l

ÍNDICE

Prefacio a la edición españolaAgradecimientos . . . . . . .

IntroducciónREDES E HISTORIA

Capítulo 1EL APRENDIZAJE HUMANO

IXXIII

1

7

Capítulo 2EL PASO A LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS: ENTRE 11.000 Y

3.000 AÑOS ATRÁS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

Capítulo 3REDES Y CIVILIZACIONES EN EL MUNDO ANTIGUO: 3500 A.E. V.-

200 E.V .Las primeras civilizaciones . . . . .La ascensión del imperio burocráticoReligiones comunitarias trasladablesLa civilización india . . . . . . . .La civilización china . . . . . . . .Las civilizaciones griega y romanaPoblación, entorno y enfermedadConclusión . . . . . . . . . . . . .

Capítulo 4EL CRECIMIENTO DE REDES EN EL MUNDO ANTIGUO Y EN AMÉ­

RICA, 200-1000 E. V. . . . . . . . . . . . . . . . . . .Cambios en la riqueza y el poder relativos .Expansión y condensación de la red del Mundo Antiguo

434560656770748688

9191104

Page 3: McNeill - Aprendizaje Humano

408 LAS REDES HUMANAS

Nuevos papeles para la religión 115Aparición de una red americana 121Conclusión:pautas comunes. . 127

Capítulo 5LAS REDES SE HACEN MÁS TUPIDAS: 1000-1500. . . . . . . . . . 129

Perspectivageneral. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129Cómo se convirtióChina en la primera sociedadde mercado . 134La transformación del islam: 1000-1500. . . . . . . 142La red de la cristiandad se hace más tupida . . . . . . . . . 152El flancode la red del MundoAntiguo en el Pacífico . . . . 164Las fronteras de la red del Mundo Antiguo en el sur y en el

norte . . . . . . . 167Las redes americanas . 170Conclusión . . . . . . 171

Capítulo 6TENDIENDO LA RED MUNDIAL: 1450-1800 . . . . . . . . . . 173

Las redes del mundo en 1450 . . . . . . . . . . . . . . 174Fusión y extensión de las redes del mundo: 1450-1800 . 181El mundo que la red hizo: 1500-1800 199Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236

Capítulo 7SE ROMPEN VIEJAS CADENAS Y SE CONDENSA LA NUEVA RED:

1750-1914 . . . . . . . . . . . . . . . 239El progreso de la red . . . . . . . . . . 240Orígenes de la explosión demográfica . 248Nuevos cimientos para la política . . . 251La revolución industrial . . . . . . . . 258Repercusionesde la revolución industrial 265Abolición de la esclavitud y la servidumbre . 283Globalización en la era del imperialismo 291Cambio ecológico 297Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . 300

Capítulo 8TENSIONES EN LA RED: EL MUNDO DESDE 1890. 301

Comunicaciones e ideas . . . . . . . . . . 302El matrimonio de la ciencia y la tecnología 311Poblacióny urbanización. . . . . . . . . . 314

INJ>l('F 409

320324

Energía y medio ambiente . . . . . . . . . . . . . . . . . .Retiradade la globalización:guerra y Depresión,1914-194l .Globalización resurgente: la guerra y el largo auge des-

de 1941 . 333358Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Capítulo 9PANORAMAS AMPLIOS Y PERSPECTIVASEXTENSAS 361

LECTURAS COMPLEMENTARIAS 371

Índice alfabéticoÍndice de mapasÍndice de cuadros.

387403405

Page 4: McNeill - Aprendizaje Humano

6 LAS IU·:l>l·:S lllJMANAS

agricultura, en la mayoría de los casos con total independencia unas deotras: presiones paralelas condujeron a soluciones paralelas. Pero lamáquina de vapor no tuvo que inventarse siete veces para difundirsepor todo el mundo: fue suficiente con que se inventara una vez en elsiglo XVIII.

4. La fuerza de la comunicación, la cooperación y la competenciahumanas dio forma a la historia de la tierra así como a la de la humani­dad. La acción humana concertada trastornó las relaciones ecológicasimperantes, lo que se debió, en primer lugar, al uso deliberado del fuego,la caza mayor coordinada y la domesticación de animales y plantas. Pocoa poco los seres humanos aprendimos a desviar partes cada vez mayoresde la energía y los flujos materiales de la tierra para nuestros propios fi­nes y ampliamos inmensamente nuestro nicho y nuestro número. A suvez, esto hizo que la infraestructura de la red cosmopolita, los barcos,las carreteras, los ferrocarriles e Internet, fuera más fácil de construir ysostener. El proceso de formación de redes y el proceso de ampliacióndel nicho humano se apoyaron mutuamente. No seríamos seis mil millo­nes sin la miríada de interconexiones, los flujos e intercambios de alimen­tos, energía, tecnología, dinero ... que componen la moderna red mun­dial. Hemos dado comienzo a un nuevo período de la historia de la tierra-el «Antropocenoe->- en el cual nuestras acciones son el factor másimportante en la evolución biológica y en varios de los flujos biogeo­químicos y procesos geológicos del planeta.

Cómo crearon las personas las redes de interacción, cómo crecieronesas redes, qué formas tomaron en diferentes partes del mundo, cómo entiempos recientes se combinaron en una sola red cosmopolita y cómoalteró esto el papel de la humanidad en la tierra constituyen el tema denuestro libro. Con un poco de suerte, esta perspectiva del pasado arrojaráun rayo de luz sobre las incógnitas del presente ... y del futuro.

Capítulo 1

EL APRENDIZAJE HUMANO

Fragmentos de hueso, esquirlas de piedra y pedacitos de carbón ve­getal son los únicos indicios que tenemos de cómo vivían realmentenuestros antepasados remotos. A estas alturas, los arqueólogos han estu­diado miles de yacimientos y recuperado en ellos millones de fragmen­tos, pero interpretar cómo empezó la trayectoria de la humanidad en latierra basándonos en estos datos sigue siendo cuestión de conjeturas. Senecesita una viva imaginación para reconstruir las comunidades huma­nas a partir de huesos y piedras dispersos; y el fruto de la imaginaciónde los expertos se convierte inmediatamente en blanco de los disparos deotros expertos. Sin embargo, algunos hitos parecen seguros, y las técni­cas de análisis químico introducidas recientemente datan muchos hallaz­gos con creciente precisión. A pesar de ello, casi todo sigue siendo con­jetural. A veces basta un solo descubrimiento para echar por tierra lasideas que predominan en un momento dado.

En medio de la incertidumbre resultante, ¿cuáles son las conjeturasmás verosímiles acerca del aprendizaje humano a partir del momento enque nuestros antepasados bajaron de los árboles?

Ante todo, este descenso trascendental tuvo lugar en África, don­de nuestros antepasados simiescos se aventuraron a internarse en lasabana hace cosa de cuatro millones de años. Las sabanas son llanurassecas, cubiertas de hierba, con grupos dispersos de árboles capaces deresistir la sequía, y que probablemente ofrecían lugares más o menosseguros donde pernoctar. Allí, las estaciones lluviosas alternan conperíodos secos en los que el acceso al agua potable era esencial paralos animales y también para nuestros antepasados. Los protohumanosposeían una versatilidad poco común. Sustentaban su cuerpo y su dila­tado cerebro, ávido de no pocas energías, con una dieta variada y degran calidad, que incluía nueces, fruta, raíces y hojas, así como anima-

Page 5: McNeill - Aprendizaje Humano

8 LAS RFDFS lllJMANAS

les pequeños, insectos y larvas. Es casi seguro que ellos mismos eranpasto de los grandes felinos y que probablemente se disputaban con losbuitres y las hienas la carne de otras presas.

La dieta concentrada y variada hacía que la adaptación a los cambiosclimáticos fuese relativamente fácil. El éxito subsiguiente de la huma­nidad fue resultado en buena medida de ese hecho, toda vez que repeti­dos episodios de glaciación y deshielo, que empezaron hace alrededorde dos millones y medio de años, provocaron grandes cambios climáti­cos en todas las partes de la tierra y trastornaron sus ecosistemas. Enefecto, a medida que pasaba el tiempo, nuestros antepasados se espe­cializaban en la adaptabilidad y se convertían en una especie superior,pronta a instalarse en parajes alterados al encontrar nuevos tipos de ali­mento e inventar nuevas formas de obtenerlo.

Ese éxito, a su vez, surgió de otras peculiaridades de la vida pro­tohumana en la sabana africana. Como andaban sobre dos pies durantela mayor parte o la totalidad del tiempo, nuestros antepasados podíanusar las manos para empuñar palos y arrojar piedras. También era po­sible dar a unos y otras formas apropiadas para determinados fines;y, aunque es muy posible que los utensilios de madera fuesen más an­tiguos, los indicios de que disponemos permiten afirmar que los sereshumanos comenzaron a construir utensilios hace alrededor de 1,8 mi­llones de años. Es entonces cuando empiezan a aparecer en la histo­ria arqueológica piedras deliberadamente partidas, con bordes afila­dos, que permitían despedazar los cuerpos de los animales muertoso construir lanzas y palos para excavar. La mayoría de los animalesdependen de los dientes para apresar y preparar sus alimentos; nues­tros antepasados, por el contrario, podían permitirse tener dientes cadavez más pequeños porque contaban con grandes músculos en brazosy piernas y con la ayuda de palos para escarbar y piedras para cortarmediante las que capturar y preparar alimentos. Estos instrumentostambién sustituían a los dientes a la hora de defenderse de los preda­dores, de modo que pudieron interponer entre ellos y sus atacantesuna distancia que, aunque modesta, disminuía sobremanera el riesgode sufrir heridas.

Reemplazar los dientes fue un buen negocio desde el principio, y conel tiempo la ventaja aumentó al perfeccionarse las tecnologías relativasa los palos y las piedras. Pero antes de que apareciese la trascendentalfabricación de utensilios en la historia arqueológica, la humanidad seembarcó en un segundo cambio fundamental en su manera de vivir:aprendió a usar y controlar el fuego. No se sabe con seguridad cuándo y

1111111

;l!lli

111

J.__

EL Al'Rl'.NDIZA.IF HUMANO 9

cómo ocurrió exactamente;' pero del mismo modo que el hombre fuemejorando los utensilios que utilizaba, también alteró su relación conel fuego. Con el tiempo aprendió a usarlo para repeler a los predadoresy para empujar a los animales hacia las trampas o las emboscadas, asícomo para obtener calor y luz, para cocinar o para convertirlo en centrode la vida social. Encendiendo deliberadamente vegetación seca, nues­tros antepasados también rehicieron los paisajes para mejorar la caza. Elcontrol del fuego, en efecto, pasó a ser tan valioso que sólo sobrevivie­ron los grupos que llegaron a dominar todo el espectro de sus aplica­ciones.

Cabe suponer que estas peculiaridades de comportamiento contri­buyeron a dar forma a la evolución biológica de nuestros antepasados. Losfragmentos de hueso que se conservan no permiten hacer una recons­trucción fidedigna de cómo los antepasados simiescos se convirtieronen la humanidad moderna. Pero sí sabemos que los cerebros aumenta­ron de tamaño y que hace alrededor de 1,6 millones de años Hamo erec­tus alcanzó más o menos la misma estatura que el hombre de hoy, conpies y piernas como los nuestros, especializados para correr y andar lar­gas distancias.2

Luego, hace más de un millón de años, los primeros grupos de Hamoerectus abandonaron la sabana africana y se trasladaron primero a Asia ymás adelante a Europa. Los huesos descubiertos en Java y en el norte deChina en Oriente y en Hungría en Occidente indican que lograron so­brevivir en condiciones naturales diversas, incluido el frío glacial en in­vierno. El vestido (quizá una piel de oso sobre la espalda), el cobijo encuevas y en chozas o tiendas artificiales y la habilidad que se requeríapara mantener (y tal vez encender) los fuegos del hogar, fueron necesa­rios probablemente para que Hamo erectus, ser de origen tropical, pu­diera sobrevivir a temperaturas glaciales. Pero los indicios arqueológicosson ambiguos, por lo que no podemos estar completamente seguros.

La notable adaptabilidad que mostraron los grupos de Hamo erec­tus acabó viéndose superada por la de su sucesor, nuestro antepasado

l. Los recientes descubrimientos llevados a cabo en el África oriental se han interpretadocomo demostración de que los homínidos ya dominaban el fuego hace un millón de años. Al mar­gen de este dato, lo que sí puede afirmarse con seguridad es que hace unos cuatrocientos mil añosel control del fuego por los seres humanos pasó a ser algo generalizado.

2. Además, la postura erecta, las glándulas sudoríparas y la piel sin vello se combinaron paradar a la humanidad un sistema de refrigeración de excepcional eficacia. Los animales que depen­den del jadeo para refrescar su cuerpo no pueden sostener un esfuerzo muscular prolongado tanbien como los seres humanos. Los aborígenes australianos, por ejemplo, pueden abatir a los can­guros veloces por el sencillo procedimiento de perseguirlos durante unas cuantas horas hasta que losanimales se desmayan debido al exceso de calor.

Page 6: McNeill - Aprendizaje Humano

10 LAS REDES llUMANAS

directo, Hamo sapiens, quien se distingue del primero por un nuevoaumento del cráneo, unido a otras transformaciones menores de la es­tructura esquelética. Posteriormente, una serie de cambios en el com­portamiento y en los hábitos sociales distanció todavía más a las dos es­pecies. Puede que estas diferencias no aparecieran hasta mucho despuésdel momento del que datan los fragmentos de hueso de losHamo sapiensmás antiguos hallados en África (entre doscientos mil y ciento treintamil años atrás). El modelo moderno de persistente variabilidad tecno­lógica no surgió, al parecer, hasta hace alrededor de cuarenta mil años.Hacia él apuntan tanto la proliferación de tipos de utensilios, cambian­tes según el tiempo y el lugar, como la rápida propagación de sereshumanos por toda la tierra habitable. 3 Australia, en primer lugar (haceentre sesenta mil y cuarenta mil años), y luego América (hace unos vein­te mil años) fueron las mayores regiones nuevas en ser ocupadas; peroHamo sapiens también sustituyó a los hombres de Neandertal de Euro­pa y el suroeste de Asia hace aproximadamente treinta y cinco mil años,además de penetrar en un amplio arco de islas situadas a la altura del su­reste de este último continente. Hace diez mil años, los únicos lugaresdonde los seres humanos no estaban presentes eran las regiones cubier­tas de hielo y las islas remotas.

Nunca hasta entonces un ser de cuerpo grande había conocido unaexpansión tal, capaz de obviar tanto las barreras climáticas como lasacuáticas. La adaptabilidad humana trascendió los límites ambientalescorrientes. Como resultado, su influencia en otros seres empezó a afec­tar a los ecosistemas locales en casi toda la superficie terrestre.

Si intentamos imaginar qué fue lo que hizo posible esta extraordina­ria trayectoria, la explicación más verosímil es suponer que el factor quepermitió que los grupos errantes de Hamo sapiens colonizaran la tierrahabitable y se asentaran en todas partes como especie dominante fue unaserie de mejoras considerables en la red de comunicación y cooperaciónhumanas. Es probable que la innovación clave fuera el despliegue totaldel lenguaje y la consiguiente creación de significados simbólicos. Unavez fueron capaces de construir un mundo de significados convenciona­les hablando de las cosas, y asignando nombres a los objetos, las accio­nes y las situaciones, los seres humanos interpusieron un filtro verbalentre su experiencia personal y el exterior (incluidos todos los demás

11

11.1

1111

3. Puede que los recientes hallazgos arqueológicos llevados a cabo en el África central, quedatan de hace noventa mil o setenta y cinco mil años, fijen un horizonte anterior para la variabi­lidad tecnológica asociada con Hamo sapiens. Véase John Reader, Africa: A Biography of a Con­tinent, Nueva York, 1998, p. 139.

1

111!111

¡:1¡11¡,¡;1,

J!!I'

1-:t. APRl·:NlllZA.11•: HUMANO t 1

individuos de la comunidad inmediata y sus posibles o probables ac­ciones). Esto, por su parte, permitió que el comportamiento social ad­quiriese una coordinación cada vez más precisa. Porque, como en loscasos de los utensilios y del fuego, los significados convencionales po­dían cambiarse y mejorarse siempre que la experiencia difiriese de loesperado.

Dado que estas divergencias eran (y son) crónicas, cabe considerarque el estímulo de la invención era siempre constante. Esto explicaría eldespegue, por lo demás inexplicable, en el ritmo de la innovación. Ex­presándolo de forma sencilla: desde que el lenguaje empezó a dar formaa un mundo inteligible de significados convencionales entre los seres hu­manos, la fricción entre la expectativa y la experiencia nunca ha dejado deprovocar esfuerzos por ajustar esos significados con el fin de cambiar elcomportamiento y obligar al mundo a ajustarse mejor a los deseos, lasesperanzas y las intenciones de los seres humanos.

Se produjo seguidamente una explosión tan fuerte como irresistiblede nuevas acciones e ideas que dieron a la especie humana una capaci­dad cada vez mayor de transformar su comportamiento y alterar sus en­tornos. Esto implicó que la evolución simbólica entre las comunidadeshumanas sustituyera en gran parte a la evolución genética como fuerzamotriz del cambio biológico en la tierra. En consecuencia, hace unoscuarenta mil años comenzó lo que de forma apropiada puede denomi­narse la era humana de la historia ecológica.

Parece, pues, que nuestra especie puede considerarse única de unamanera muy especial. Sólo ella creó un mundo de significados simbó­licos, capaz tanto de experimentar una evolución rapidísima, como decoordinar el comportamiento de un número indefinido de individuosque en nuestro tiempo alcanza un total de miles de millones de perso­nas. De ese logro es, de hecho, de lo que trata este libro.

El discurso gramatical e inteligible fue el prerrequisito fundamentaldel mundo simbólico que crearon los seres humanos. Dado que los si­mios son seres ruidosos y sociales que utilizan la voz para dar la alarmay comunicar otros mensajes, es muy probable que nuestros antepasa­dos más remotos hicieran lo mismo. Pero los huesos que han llegadohasta nosotros no nos dicen nada al respecto, así que no nos queda másremedio que imaginar que los gestos, la vocalización, el aumento delcerebro y el desplazamiento de la laringe, la prolongada dependenciade los, lactantes y una red perpetua de interacciones sociales dentro depequeños grupos de seres humanos, permitieron y recompensaron lasmejoras graduales de la rapidez, el alcance y la fidelidad de la comu­nicación.

Page 7: McNeill - Aprendizaje Humano

12 LAS REDESHUMANAS

Un hito importante de este proceso evolutivo fue la invención delcanto y la danza, porque cuando los grupos humanos flexionan sus gran­des músculos y se mantienen juntos moviéndose y voceando rítmica­mente despiertan una cálida sensación de solidaridad emocional quehace que la cooperación y el apoyo mutuos en situaciones peligrosassean mucho más firmes que antes. Debido a ello, el canto y la danza sehicieron universales entre las comunidades humanas. Este comporta­miento es tan distintivo de nuestra especie como el propio lenguaje. Sugran ventaja estaba en que los grupos más numerosos podían mantener­se unidos, resolver discrepancias y defender el territorio más eficaz­mente, porque el hecho de unirse para cantar y bailar disipaba las fric­ciones y rivalidades entre todos los participantes.

Hasta las sociedades humanas más sencillas conocidas por los antro­pólogos reconocen a docenas y normalmente centenares de individuoscomo pertenecientes a su clan. Los grupos de chimpancés, en compara­ción, son mucho más pequeños, y se tiene constancia de que las rivalida­des en un grupo de sólo quince machos adultos pueden provocar una di­visión en dos comunidades hostiles. En un caso se desató seguidamenteuna guerra letal, y la menor de las dos bandas fue exterminada en el pla­zo de unos pocos años. Si nuestros antepasados se comportaban de modoparecido, es fácil creer que los clanes más numerosos, unidos por sen­timientos comunes despertados por la música y la danza, tenían una ven­taja decisiva sobre los más reducidos y los más divididos por conflictos.Podemos imaginar que este sería motivo suficiente para convertir elcanto y el baile en elementos tan universales como el uso del fuego, yque establecieran un sistema de gobierno extenso, a escala humana, en­tre nuestros antepasados.

Las comunidades mayores, a su vez, recompensaban las mejoras dela comunicación vocal. A la larga, hace entre noventa mil y cuarenta milaños, se cruzó un umbral crítico y empezó una interacción enormemen­te fértil entre los significados convencionales y los encuentros reales conel mundo externo. Al igual que el control del fuego y al igual que elcanto y la danza, el habla capaz de crear un mundo de significados co­munes tenía ventajas tan arrolladoras para la supervivencia que tambiénse hizo universal entre los seres humanos. Así pues, estas tres formas decomportamiento aprendido pasaron a ser y siguen siendo rasgos distin­tivos de nuestra especie.

La extraordinaria expansión humana por todo el planeta hace entreunos cuarenta mil y diez mil años fue probablemente resultado de rivali­dades territoriales entre grupos vecinos, como los que recientemente sehan observado entre chimpancés que habitan en territorios adyacentes.

EL Al'IWNl>IZA.IH HUMANO 13

Estos simios patrullan por sus fronteras territoriales con intervalos fre­cuentes y penetran con regularidad en los territorios vecinos, donde seapoderan de alimentos y se desafían por medio de ruidosas exhibicionesy algún que otro combate a muerte. De vez en cuando, estos enfrenta­mientos causan cambios de frontera, toda vez que el aumento y el des­censo del número de componentes de los grupos vecinos producen re­distribuciones esporádicas de territorio.4

Si nuestros antepasados actuaban de forma parecida y si sus habili­dades superiores sustentaban a un número creciente de ellos --como pa­rece seguro-, lo único que hacía falta para la expansión global era lacapacidad de encontrar alimentos y cobijo en los nuevos entornos. Lahumanidad ya estaba preparada para eso, gracias a su dieta insólitamentediversa, al aumento del número de utensilios de que disponía y a la acele­rada capacidad de invención y descubrimiento que el lenguaje conferíaa los distintos grupos en diferentes entornos naturales.

El resultado fue espectacular. Los clanes humanos iniciaron suexpansión como diestros cazadores que prefirieron la caza mayor, puesel producto de la presa era proporcional a su tamaño. Es probable quefuese muy fácil acercarse a los grandes animales en los nuevos en­tornos, toda vez que estaban desprevenidos y no temían a los sereshumanos, cuyo físico era poco impresionante. De todos modos, tantoen Australia como en América la llegada de los cazadores humanoscoincidió con la extinción generalizada de los animales de grandes di­mensiones.

En ambos lugares, a la aparición de los seres humanos se sumaronmarcados cambios climáticos, por lo que nadie puede estar seguro deque los cazadores fueran los responsables directos de la extinción de es­tos animales. Sí parece probable que constituyeran un factor decisivo, ysin duda lo fueron en islas como Nueva Zelanda y Madagascar, donde

4. Jane Goodall emprendió la observación sistemática de un grupo de chimpancés en libertaden la reserva de Gombe, Tanzania, en 1960. La secesión y la subsiguiente guerra a muerte ocurrieronallí en 1970-1972. La observación de otros grupos ha aumentado nuestra comprensión de la territo­rialidad de los chimpancés y ha permitido suponer algunos cambios aparentes de fronteras. Sinembargo, la intrusión humana en el hábitat de los chimpancés es muy rápida en el África contempo­ránea, así que las observaciones en «la naturaleza» se ven afectadas no sólo por la presencia de lospropios observadores profesionales, sino también por la intensificación de los encuentros con otrosseres humanos. Los resultados son drásticos: los chimpancés de Gombe, por ejemplo, sufrieron una¡¡rave epidemia de parálisis infantil que es de suponer les fue transmitida por los seres humanos. Esclaro que las poblaciones de chimpancés actuales están en peligro y las relaciones entre gruposvecinos sufren la tensión correspondiente a medida que continúa la intrusión humana en sus terri­torios «naturales». Para detalles, véanse Jane Goodall, The Chimpanzees ofGombe: Patterns of Be­havtor, Cambridge (Massachusetts), 1986, y Joseph H. Manson y Richard Wrangham, «IntergroupAggression in Chimpanzees and Humans», Current Anthropology, 32 (1991), pp. 369-392.

Page 8: McNeill - Aprendizaje Humano

14 LAS REDES llUMANAS

la colonización humana llegó mucho más tarde y provocó la desapari­ción de los grandes animales en el plazo de algunos centenares de años.En cambio en África, a pesar de que los cambios climáticos fueron tanfuertes como en cualquier otra parte, las extinciones resultaron meno­res, seguramente porque los grupos humanos y los animales habían coe­xistido allí desde la aparición de nuestra especie y, por tanto, habían te­nido tiempo de sobra para acostumbrarse unos a otros. Parece, pues, queel choque de los cazadores humanos y los grandes animales despreve­nidos -a los que quizá ya había afectado desfavorablemente el cambioclimático--- constituyó una mezcla letal para muchas especies animales:entre las que desaparecieron en América había algunas susceptibles deser domesticadas, como caballos y camellos. Puede que se trate delejemplo más antiguo de nuestro efecto destructivo en otras especies,aunque es muy probable que algunas comunidades humanas agotaran deforma imprudente otros recursos locales incluso antes de la extinciónde los grandes animales en América y Australia, exactamente como se­guimos haciendo hoy.

La expansión humana requirió y a la vez fomentó la proliferación denuevas tecnologías para aprovechar los recursos de los diversos entor­nos. Y a medida que los grupos humanos empezaron a hacer uso de for­mas más complejas de cobijo, vestido y utensilios, armas, medios detransporte y ornamentos, se intensificó su repercusión en el entorno. Entérminos generales, el fuego era, con diferencia, el recurso más potentede que disponían para cambiar el entorno. Provocando incendios devas­tadores durante la estación seca, los cazadores podían mejorar los pastosde sus presas. Los bosques tropicales solían ser demasiado húmedos paraser incendiados, y los recursos alimentarios que proporcionaba el sueloeran escasos; así que la ocupación humana de esos entornos también fuemenor. En la sabana y las regiones boscosas templadas, en cambio, erafácil provocar incendios en las estaciones secas; y eso es lo que hicieronlos cazadores humanos en África, Eurasia y América. De todos los con­tinentes, Oceanía fue el que resultó más afectado, ya que su sequedadhacía que el fuego fuera especialmente devastador. Con mucha más ra­pidez que las bacterias, el fuego descompone la materia orgánica en losnutrientes químicos que requiere el crecimiento de nuevas plantas. Portanto, provocando incendios devastadores y produciendo más cenizas quelos volcanes o los fuegos causados por relámpagos, los seres humanosaceleraban la circulación de nutrientes por las sucesivas generaciones deplantas y ampliaban así el alcance de algunas especies al tiempo quemarginaban otras. En consecuencia, la propagación de formas de vege­tación resistentes al fuego fue otra señal de la migración humana en el

l·:L Al'Rl•:Nl>IZA.11\ lllJMANO 15

mundo. Esto fue tan importante para las plantas como la desapariciónde los grandes animales para la vida animal.

La invención de armas y utensilios variados y más complejos, asícomo de otros recursos, fue otro de los fenómenos --el más conocido-­que acompañaron a la dispersión de la especie humana por el mundo.Sobre la aplicación exacta de determinadas herramientas de piedra sólopueden hacerse conjeturas, y el modo en que se combinaban las piedrastalladas que han llegado hasta nosotros con los demás componentes dela creciente panoplia de utensilios disponibles -pieles, fibras vegetales,palos, huesos, pigmentos minerales e incluso cáscaras de huevo-- siguesiendo todavía más incierto porque se conservan muy pocos fragmentosde estas materias perecederas. De lo que no cabe la menor duda es de laclara tendencia a perfeccionar de forma sistemática el alcance real delas armas. Por ejemplo, andando el tiempo, las lanzas de mano se com­plementaron con jabalinas más ligeras que se lanzaban utilizando palosque incrementaban su velocidad y alcance.' Después, hace entre treintamil y quince mil años, aparecieron los arcos y las flechas en alguna par­te de Eurasia o África. Estas armas permitían el uso de un proyectil másligero, que aumentaba en gran medida su velocidad y su alcance, gra­cias a la liberación casi instantánea de la energía almacenada en unacuerda tensada. Matar desde lejos con jabalinas y flechas era mucho me­nos peligroso que acercarse a la presa, y los animales tuvieron que adap­tarse a este perfeccionamiento de las habilidades humanas aprendiendoa huir en cuanto se daban cuenta de la presencia del hombre.

La caza, por supuesto, proporcionaba sólo una parte de la dieta hu­mana. Encontrar alimentos vegetales era tan esencial como abatir ani­males para que los seres humanos pudieran penetrar en tantos entornosdiferentes. Los modernos cazadores-recolectores conocen muy bien loslugares, las estaciones y la manera de recoger y preparar muchos ali­mentos distintos, incluido un número sorprendente de productos que sonvenenosos si se comen crudos. Podemos estar seguros de que nuestrosantepasados remotos acumularon una pericia similar, y de vez en cuan­do descubrían o inventaban nuevos métodos de recolección que eran tanimportantes para su nutrición como el perfeccionamiento de los proyec­tiles lo era para la caza. La mayoría de las innovaciones en la recolecciónno dejó ningún rastro arqueológico; sin embargo han llegado hasta no-

5. La coordinación entre el ojo, la mano y el cuerpo que se requiere para arrojar piedras yjabalinas (y también para apuntar con las flechas) y dar en el blanco era otra peculiaridad fisioló­gica de los seres humanos, tan importante para los cazadores antiguos como sus glándulas sudorí­paras y su capacidad de correr largas distancias. Véase Alfred W. Crosby, Throwing Fire, NuevaYork, 2002.

Page 9: McNeill - Aprendizaje Humano

16 LAS IWl>l~SllllMANAS

sotros, para atestiguar parte del proceso, unas pesas de piedra con per­foraciones que facilitaban la obtención de raíces, porque permitían hun­dir más los palos en el suelo.

Las mujeres y los niños se especializaron en la recolección, ya quelos lactantes, a los que había que llevar a cuestas, eran demasiado en­gorrosos para acompañar a los cazadores, por lo que la caza se convir­tió en cosa de hombres. En estas circunstancias, el reparto de los ali­mentos entre los cazadores y las recolectoras tenía ventajas obvias, y elresultado fue la formación de unidades familiares que distribuían siste­máticamente los alimentos entre padres e hijos.6 Las familias, a su vez,crearon sus propias redes, que eran especialmente intensivas y transmi­tían un conjunto creciente de habilidades y conocimientos de padresa hijos.

La especialización no se limitaba a la tarea de obtener alimentos. Enparticular, al aparecer el lenguaje, los expertos en el mundo de los espíri­tus se diferenciaron de las personas corrientes, cabe suponer que debidoa sus cometidos rituales y a su capacidad desacostumbrada de entrar entrance. Se cree que los chamanes siberianos, que se comunican con losespíritus por medio de la danza y el trance, son herederos de la formamás antigua de esta clase de pericia; quizá lo sean.

El concepto de un mundo de los espíritus, invisible y paralelo a lasociedad humana, fue el primer gran sistema intelectual que idearon losseres humanos, porque explicaba fácilmente todo lo que sucedía. Si cadacuerpo humano adquiría vida, sentimiento y voluntad de un espíritu in­visible que habitaba en él cuando estaba despierto, y si tales espírituspodían moverse a su antojo por el mundo, tenían sentido experienciastan diversas como la conciencia, la somnolencia, los sueños, la muerte,la enfermedad y el trance, pues era obvio que se debían a la manera enque determinados espíritus entraban y salían de los cuerpos humanos. Elaliento, que partía con la muerte, ofrecía un modelo verosímil del con­cepto de un espíritu vivo e invisible, y el hecho de que cuando se estabadormido era posible reunirse con los muertos e incluso hablar con ellosen sueños, proporcionaba una base experimental para el concepto de unmundo habitado por espíritus incorpóreos. Y si otros objetos móviles tam­bién incorporaban espíritus parecidos a los nuestros, el resto del mundose asimilaba a la sociedad humana, conjuntamente con el mundo invisi­ble de los espíritus, quizá sólo temporalmente incorpóreos.

:11

6. Los cambios en el ciclo menstrual de la mujer permitieron que la actividad sexual de losseres humanos se extendiera más allá del breve período en que un óvulo maduro estaba preparadopara recibir esperma y también contribuyeron, sin duda, a la formación de la familia, si bien no sesabe cuándo ni cómo ocurrieron.

J

ELAl'Rl·:Nl>ll.Afü llUMANO 17

Así pues, por el mundo de los espíritus había que navegar con elmismo cuidado y la misma delicadeza que imperaban en las relacionesentre personas y entre grupos. Para eso estaban los expertos en lo so­brenatural, quienes, como intermediarios entre los espíritus y los sereshumanos, podían transmitir información importante, disipar la ansie­dad y definir lo que era necesario hacer para mitigar o evitar decepcio­nes y desastres. Aprender a conseguir la ayuda de los espíritus buenos yapaciguar a los malos o enfurecidos amplió, en efecto, el código de con­ducta que definía las relaciones interpersonales en el seno del grupo parapasar a abarcar la totalidad del mundo, incluidas, en no menor medida,las relaciones con las comunidades vecinas. Por otra parte, la compla­cencia de lo sobrenatural amortiguaba los choques con el mundo al hacerque todo lo que sucedía pareciese fácilmente inteligible y -dentro deunos límites- curable por medio de un ritual.

El animismo, que es el nombre moderno de esta idea, era y es toda­vía la cosmovisión más emocionalmente accesible que ha creado la hu­manidad. Dado que lo comparten los cazadores-recolectores que aúnexisten en toda la tierra, podemos suponer que probablemente formabaparte del bagaje cultural que los seres humanos llevaban consigo duran­te su expansión mundial. Los sistemas religiosos y filosóficos que sur­gieron más adelante nunca lo desplazaron del todo, y tampoco lo hanhecho las ideas científicas modernas. Ninguna visión del mundo ha du­rado tanto ni explicado tantas cosas a tantas personas de forma tan con­vincente. Por ello merece nuestro respeto.

Puede que existieran también otras personas con habilidades especia­les -por ejemplo, las que hacían utensilios- en algunas comunidades;pero durante todo el período en que las agrupaciones humanas se exten­dieron por la faz de la tierra, éstas continuaron siendo relativamentepequeñas. Lo que los expertos llaman solidaridad de «fisión-fusión», deltipo que predomina hoy entre los chimpancés, debía formar parte del pa­trimonio humano. Esto quiere decir que los miembros de una comuni­dad, que durante la mayor parte del tiempo buscaba alimentos en agrupa­ciones independientes de una o más familias, se reconocían en seguidacada vez que se encontraban. Además, puede que en las épocas del año enque los alimentos abundaban, todos los miembros del grupo se juntarany se reunieran con otros para disfrutar cantando y bailando o para con­certar matrimonios e intercambiar asimismo información y objetos pre­ciosos.

Estos encuentros festivos crearon una tenue red de comunicaciónque abarcaba grandes distancias y podía utilizarse para difundir inno­vaciones portátiles, como el arco, incluso de una orilla a otra del estre-

Page 10: McNeill - Aprendizaje Humano

18 LAS REDES lllJMANAS

cho de Bering, situado entre Siberia y Alaska. El matrimonio exogámicotambién fue crítico desde el punto de vista biológico, toda vez que lasprimeras comunidades eran muy pequeñas y la perniciosa endogamiasólo podía evitarse mediante el apareamiento con miembros de otras.Al parecer, estos matrimonios eran universales, y la consiguiente difu­sión de genes hizo que la humanidad siguiera siendo una sola especie apesar de su propagación y su adaptación diversa a diferentes entornos.Esta fue la primera red humana mundial, ya que, adondequiera que fue­sen los seres humanos, se filtraba de forma incesante un flujo de genese información, tenue pero importante, de un grupo a otro.

Entre las primeras comunidades puede que el liderazgo se basaramás en habilidades y experiencias personales que en la posición here­dada. Nadie lo sabe en realidad. Lo que parece seguro es que el númerototal de seres humanos aumentó a medida que los grupos errantes apren­dieron a explotar nuevos recursos en nuevos territorios. Muchos de losparásitos tropicales que evolucionaron con la especie humana en Áfricano podían sobrevivir a las temperaturas glaciales, así que no suponíanpeligro alguno para las poblaciones que vivían en climas templados oque atravesaban el territorio africano camino de los trópicos del surestede Asia y de América. No cabe duda de que esto redujo las infecciones,y dado que los parásitos que sí eran capaces de sobrevivir a las fríastemperaturas tardaron en descubrir cómo alimentarse de los seres hu­manos, el desequilibrio ecológico resultante permitió un crecimiento de­mográfico que probablemente ponía en peligro muy a menudo las exis­tencias de alimentos locales.

Adondequiera que llegasen, los seres humanos alteraban los entor­nos con sus actividades, especialmente por medio del uso del fuego. Enefecto, el hombre desplegaba su cúmulo de conocimientos y habilidadespara dar respuesta a sus esperanzas y necesidades con un flujo cada vezmayor de energía natural de su entorno, con lo cual ampliaba su propionicho ecológico junto con los de otras especies que encajaban en el nue­vo régimen que empezaban a crear las sociedades humanas.

Desde el punto de vista humano, algunas especies eran fuentes bienrecibidas de alimentos y se fomentaban deliberadamente. Otras se mul­tiplicaban a pesar de las intenciones humanas, por lo que eran tratadascomo malas hierbas o plagas. Pero podemos estar seguros de que multi­tud de plantas, animales, insectos y microorganismos compatibles entresí -una verdadera Arca de Noé- ampliaron el lugar que ocupaban enel equilibrio de la naturaleza cuando la marea humana se extendió por lasuperficie de la tierra. Los detalles variaban de acuerdo con el clima y elentorno. La reconstrucción moderna de lo que le sucedió a la vegetación

i

11

11

1

11.I

EL APRENDIZAJE HUMANO 19

depende de muestras de polen extraídas de depósitos de sedimentos; losrestos de animales están demasiado dispersos como para alimentar unateoría coherente, en tanto que, por lo general, los insectos y los microor-1anismos no dejan ningún rastro. Sin embargo, armadas con el fuego,incluso las pequeñas agrupaciones humanas errantes podían transformarradicalmente el mundo natural que tenían a su alrededor, y los cambiosen los depósitos de polen indican que eso hicieron con respecto a la vidavegetal en todos los continentes excepto en la Antártida.

El crecimiento demográfico localizado es evidente hace unos dieciséismil años, cuando empezó el deshielo de la más reciente de las grandes gla­oiaciones y unas cuantas comunidades humanas aprendieron a conservarloa alimentos y asegurarse así la nutrición para todo el año. Las conse­ouencias fueron considerables. La primera y más obvia: la superabun­dancia temporal producida por la recolección de especies migratoriasoomo el reno y el salmón, o por campos de grano silvestre, permitió el con­sumo de estos alimentos durante todo el año, lo que facilitaba, a su vez,la existencia de grupos más numerosos. Pero el almacenamiento de gran­des cantidades de alimentos significaba permanecer en el mismo lugar4urante todo el año o la mayor parte de él. El mismo interés indujo a me­jorar rápidamente los elementos voluminosos y complejos necesariospara aprovechar al máximo esos excedentes temporales: cosas como en­oaftizadas, trampas, redes, ahumaderos, espacios para el almacenaje yotras inversiones semejantes de capital. También la vivienda pasó a sersnucho más espaciosa cuando las personas comenzaron a asentarse en unaolo lugar. Pero lo más distintivo fue que el ocio, surgido cuando en unas1emanas o meses pudieron obtenerse los alimentos necesarios para todoel año, dio por resultado la creación de toda suerte de rituales. En talesoircunstancias, las distintas comunidades echaron a andar por sendas cul­turales radicalmente diferentes, y la relativa uniformidad de la vida en lospupos migratorios (que quizá no eran tan uniformes como sus utensiliosde piedra nos inducen a pensar) emprendió una diversificación desme-1\ll'ada.A modo de ejemplo concluiremos este capítulo con breves des­cripciones de tres sociedades cazadoras-recolectoras especializadas y másomenos sedentarias.

Con mucho, las más conocidas (porque sobrevivieron hasta el si­alo XIX) se encontraban en las costas del Pacífico y el Ártico de Américadel Norte, donde diversos pueblos aprendieron a capturar peces migra­torios (principalmente salmones) y ballenas. En efecto, sus encañizadas,redes y arpones les permitían recoger los productos del extenso Pacíficoy concentrar grandes cantidades de alimentos en lugares estratégicos dela costa desde Alaska hasta California.

Page 11: McNeill - Aprendizaje Humano

20 LAS l{IH>l~S lllJMANAS

La pesca del salmón empezó a dejar restos arqueológicos en la cos­ta del Pacífico hace ya ocho mil años, pero las técnicas para capturar unnúmero elevado de peces y conservarlos no pudieron sustentar asen­tamientos grandes y permanentes hasta después de 500 e. v., aproxima­damente. 7 O quizá fueron los arcos y las flechas, que se importaron deAsia entre 100 y 500 e. v., los que empujaron a los pescadores de sal­mones a unirse para defenderse de los vecinos amenazadores. Sinembargo, una vez instaladas las eficaces encañizadas y redes para pes­car, y una vez construidos los ahumaderos para secar el pescado, unascuantas semanas de esfuerzo intensivo bastaban para proporcionar a po­blaciones relativamente numerosas la mayor parte de los alimentos quenecesitaban durante todo el año. El tiempo libre resultante permitía de­dicar una atención extraordinaria a los detalles de la vivienda, los tótemy las ceremonias de la potlatch. *Las potlatches permitían a los indivi­duos hacer valer su distinción personal y su prestigio social regalandolas mercancías acumuladas a los invitados, de acuerdo con relacionesde parentesco y rango social definidas meticulosamente, con lo cualobligaban a los beneficiados a repartir regalos equivalentes en poste­riores fiestas. Estas ceremonias fomentaban un intrincado intercambiode mercancías preciosas entre puntos separados por centenares de kiló­metros. También definían y validaban de forma ritual complejas clasi­ficaciones basadas en el rango social en cada una de las comunidadesparticipantes. A veces estallaban guerras por los derechos de acceso alugares propicios a la pesca en las márgenes de los ríos y en las costas,pero las relaciones entre comunidades eran definidas principalmente porlas potlatches, a las que se invitaba con regularidad a personalidadesdestacadas de todas partes.

En vista del carácter inhóspito de la costa ártica, los logros parale­los de los balleneros inuit (esquimales) resultan aún más notables. Lastécnicas para la buena pesca de la ballena datan de alrededor de 800 e. v.,cuando los botes de pieles con capacidad suficiente para unos ocho tripu­lantes y los arpones de cabeza desprendible y bien atados a flotadoresde piel, permitieron perseguir y matar a un animal tan voluminoso comouna ballena herida. En verano, en lugares clave del litoral de Alaska, tan­to al norte como al sur del estrecho de Bering, las ballenas migratoriasse acercaban mucho a la costa en busca de alimento. Los balleneros inuit

I'"1

1

1

'

7. El tradicional sistema de datación en el que «a. C.» significa «antes de Cristo», y «d. C.»«después de Cristo», es cada vez más impopular porque se refiere a una tradición religiosa especí­fica. Aquí seguimos un sistema en el que los números continúan siendo los mismos, pero «e. v.»(era vulgar) sustituye a «d. C.», y «a. e. v.» (antes de la era vulgar), a «a. C.».

* Fiesta de invierno que celebran los indios de América del Norte. (N del t.)

J

EL APRENDIZAJE HUMANO 21

establecían sus bases en estos lugares (separados por docenas e inclusocentenares de kilómetros) siempre que los vientos y las corrientes pre­dominantes, así como la configuración del litoral, les ofrecían las mejo­res oportunidades. En el siglo xvm, una sola tripulación ballenera de losinuit podía contar con capturar doce o más ballenas en una temporada,y como cada ballena pesaba varias toneladas, su captura proporcionabasustento suficiente para centenares de personas.

No es extraño, pues, que los capitanes balleneros se convirtieran enlíderes sociales y que los miembros de sus tripulaciones tuvieran un ran­go superior al de las personas cuya aportación a la alimentación de lacomunidad resultaba trivial comparada con la suya. La carne de ballenase conservaba congelándola y se almacenaba bajo tierra y en cantidadestan grandes que era normal compartirla con los perros que tiraban de lostrineos que se usaban para transportar mercancías por la nieve. La es­perma de ballena proporcionaba aceite para cocinar en el interior de lasviviendas y para las lámparas que hacían que la oscuridad del inviernofuese tolerable. Todo lo que fabricaban los inuit era ingenioso e incluíaprendas confeccionadas con piel, barcas grandes y pequeñas del mismomaterial, arcos y flechas, trineos tirados por perros, iglúes construidoscon bloques de nieve endurecida, arpones muy perfeccionados y muchasmás cosas.

Su eficiencia en la explotación de los recursos del litoral ártico era tal,que la tecnología de los inuit se propagó rápidamente por la costa del estede Siberia y de un extremo a otro de las regiones más septentrionales deCanadá, y penetró incluso en lugares donde nunca llegaban las ballenasy los habitantes tenían que alimentarse de focas y morsas como se hacíacon anterioridad.8 En la costa occidental de Groenlandia, entre los si­glos XIII y xv e. v., las comunidades balleneras en expansión se encon­traron con colonizadores escandinavos. Es probable que los choquesarmados con los inuit acelerasen la extinción de los groenlandeses es­candinavos; y en épocas posteriores estallaron guerras parecidas, en lasque se utilizaron corazas de barba de ballena, entre comunidades inuitrivales en Alaska.

Sin embargo, en el siglo xvrn, y cabe suponer que también anterior­mente, se celebraban asambleas pacíficas en las que llegaban a partici­par miles de personas. Las trascendentales relaciones comerciales, tan­to con los cazadores de caribúes del interior como con comunidades delas costas de Asia (desde donde, según parece, llegaron a los inuit algu-

8. El poblamiento de la costa ártica de Canadá y Groenlandia era mucho más antiguo, pues­to que databa de hace unos seis mil años; pero los primeros habitantes del Ártico no sabían cazarballenas.

Page 12: McNeill - Aprendizaje Humano

l'lill22 LAS REDES llUMANAS

nos artículos de hierro manufacturado antes de que los barcos europeosentraran en escena), aumentaron los recursos de los balleneros. Se mirecomo se mire, su hazaña al explotar el inhóspito entorno de Alaska esun ejemplo asombroso del ingenio y la capacidad de adaptación de losseres humanos.

El famoso arte rupestre magdaleniense del sur de Francia y el nortede España, que data de hace entre dieciséis mil y trece mil años, es unproducto igualmente asombroso de la cooperación y la inventiva huma­nas. Gente que, según se cree ahora, cazaba renos migratorios, trasaprender a conservar la carne (es de suponer que ahumándola, como ha­cían con el salmón los indios de la costa del Pacífico), utilizó su tiempolibre para crear los misteriosos rituales de las cavernas ... fueran lo quefuesen. Casi nada se sabe de la llamada sociedad magdaleniense que dioorigen a este extraordinario arte. Gran variedad de utensilios de huesoy de madera, así como de piedra, y unas cuantas tallas de marfil dan tes­timonio de una considerable capacidad manufacturera, y la precisión delas líneas que muestran las pinturas rupestres induce a algunos historia­dores del arte a suponer que quienes los dibujaron eran profesionalescon dedicación plena a su trabajo.

Los arqueólogos han descubierto recientemente asentamientos mag­dalenienses situados cerca de desfiladeros por los que tenían que pasarlos renos migratorios al trasladarse de los pastizales de invierno a los deverano. El predominio del 95 por 100 de huesos de reno entre los restosanimales en estos yacimientos es, de hecho, la única base para suponerque los magdalenienses no se movían de su sitio y dependían de los re­baños migratorios para obtener alimentos durante todo el año. Podemosimaginar el modo en que debía de ser capturado cada año un número in­gente de renos tras empujarlos hacia recintos-trampa construidos con an­telación a lo largo de las rutas de migración; pero como de momento nose han encontrado restos de estructuras de este tipo, nada se sabe a cien­cia cierta.

Las ideas que subyacen al arte rupestre magdaleniense y a las cere­monias que sin duda tenían lugar en las entrañas de la tierra son igual­mente imposibles de conocer. Es muy probable que el canto y la danzaocuparan un lugar central. La voz humana resuena de forma estremece­dora en algunas de las galerías decoradas por los pintores magdalenien­ses, y es tentador suponer que en otro tiempo dichos lugares fueron es­cenario de conversaciones musicales con el mundo de los espíritus. Peronadie lo sabe; y nadie está seguro siquiera de lo que les sucedió a losmagdalenienses. Con el tiempo el cambio climático permitió que cre­cieran bosques en lo que antes era tundra exuberante, alimentada por la

1.'1.. 1·;

1! 1

1111

di

11

'11

1 '

EL APRl'.Nl>IZAJE HUMANO 23

humedad y el calor procedentes del Atlántico; y al ocurrir esto, los renosmigraron al norte. Puede que los cazadores magdalenienses se fueran conellos. Pero, al igual que las potlatches y los tótem de América del Norte,el arte rupestre que dejaron constituye un ejemplo extraordinario de loque pueden hacer los seres humanos con el tiempo libre cuando la reco­lección estacional de alimentos es suficiente para todo el año.

Un ejemplo menos espectacular pero más importante de cómo apro­vechar un excedente estacional de alimentos lo tenemos en el suroestede Asia. El clima más cálido y húmedo que comenzó a darse hace unosquince mil años permitió que creciera trigo silvestre en las laderas en talabundancia, que unas cuantas comunidades humanas podían alimentarsedurante la mayor parte del año con las semillas maduras que recogían.Los llamados «yacimientos natufienses», dispersos desde el Sinaí en di­rección al norte hasta alcanzar la frontera meridional de lo que hoy esSiria, son testimonios de lo que podían hacer tales poblaciones. Hocespara segar y muelas para elaborar harina con las semillas constituyenuna especie de sello de sus asentamientos; pero la existencia de huesosde antílope y de algunos otros animales indica que la caza continuó in­cluso después de que el trigo recolectado se convirtiese en la principalfuente de alimento. Otros restos --conchas marinas y demás objetos im­portados- dan fe de que había comercio con gentes de otros lugares; ylos artículos funerarios de lujo, en algunos casos asociados con entierrosde niños, indican que el rango social heredable existía entre los natu­fienses. También construían casas y pozos de almacenaje y tenían perrosdomesticados, y, a juzgar por el tamaño y la distribución de los yaci­mientos, la población total aumentó con gran rapidez durante los dos milquinientos años en que estos poblados siguieron :floreciendo.

Luego, hace alrededor de trece mil años, el clima se volvió más secootra vez y los campos de trigo silvestre disminuyeron y acabaron mar­chitándose. Se cree que algunas poblaciones natufienses se convirtieronde nuevo en cazadores-recolectores migratorios; pero unas cuantas con­tinuaron dependiendo en gran parte del trigo cosechado y aprendieron ahacer lo necesario para que esa planta creciera allí donde no Jo hacía deforma natural.

Resumiendo: la capacidad de comunicación y cooperación de losprimeros seres humanos se fortaleció a rachas. El lenguaje fue el avan­ce más importante, pero la danza, el rito y el arte tampoco carecían de re­levancia. Con estos nuevos tipos de comunicación, los primeros sereshumanos formaron grupos cada vez mayores pero, pese a ello, todavía

••...,..w,.;J.

U1uwrsuúui. .sl~ le CúJMJ•••••

Page 13: McNeill - Aprendizaje Humano

'11¡11

¡1:

24 LAS REDES HUMANAS

unidos y coordinados. Esto les permitió extenderse por toda la tierra,adaptarse a una gran variedad de entornos y alterarlos de modo conve­niente al menos para parte de la población, como mínimo durante untiempo. La mayor de estas alteraciones, centrada inicialmente en elsuroeste de Asia, fue la invención del cultivo de cereales. Con la agri­cultura se abrieron posibilidades radicalmente nuevas para la vida hu­mana y nació una era agraria de producción premeditada y laboriosa dealimentos. Ni la historia humana ni la tierra volverían a ser las mismas.

I

1!11

11

1!1'1111

111111

¡ 111111

11¡11

111

11

11¡

1

1

11¡1

Capítulo 2

EL PASOA LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS:ENTRE 11.000 Y 3.000 AÑOS ATRÁS

En el momento en que varios grupos reducidos de personas, situadosen al menos siete zonas distintas del planeta, comenzaron a producir lamayor parte de los alimentos que consumían con la ayuda de la agricul­tura y el pastoreo -una transformación que, con el tiempo, alcanzóa casi todos los pueblos-, nació un nuevo tipo de relación íntima entrecentenares de especies de animales y plantas, y la humanidad. Tuvo lu­gar entonces un enorme aumento del número de personas y del númerode plantas y animales domésticos, porque la dependencia mutua permi­tió que unos y otros obtuviesen mucha más energía de la faz de la tierrade la que ésta les había proporcionado hasta entonces. Los seres huma­nos y algunos de sus animales domesticados -no todos- también tu­vieron que trabajar con más ahínco y cambiar el entorno de forma másradical que antes, creando así más riesgos para sí mismos: hambruna,enfermedades y guerra.

El hombre dirigía aquellas nuevas relaciones. Sus actos y decisio­nes alteraban tan radicalmente los rasgos y el comportamiento de lasplantas y los animales sometidos que, por lo común, los arqueólogospueden distinguir los huesos y las semillas de las especies domesticadasde aquellos que se encontraban en estado natural. Los seres humanostambién alteraron de forma radical su propio comportamiento cuandoel cuidado de huertos, campos y rebaños se convirtió en tarea diaria;por lo que sabemos, incluso puede que algunos de nuestros rasgos here­ditarios derivados de la larga era de caza y recolección fueran alteradospor la selección de aquellos que mejor soportaban las laboriosas faenasagrícolas.

Las recientes mejoras experimentadas por el análisis a través del ra­diocarbono permiten datar de manera fiable incluso un solo grano de


Recommended