Asociación Misioneros Laicos de Yarumal Yhamile Narváez Cárdenas Junta Local Quito, Ecuador Un ícono de la lucha indígena de nuestro país, Mama Dolores Cacuango en una arenga afirmaba: “Somos como paja de páramo que se arranca y vuelve a crecer, y de paja de páramo sembraremos el mundo…”. Como frase, suena bien, pero nunca se nos ocurrió que un día necesitaríamos ser como paja de páramo, aquí en la relativa comodidad de nuestra parroquia. Porque lo cierto es que en San Carlos Borromeo hasta hace un año todo era cómodo: el templo a tres cuadras de distancia, los sacerdotes a una llamada de teléfono y las tareas, pequeñas y exigentes a veces. Después de todo, empezábamos a caminar y éra- mos cinco y nuestro caminar no alcanzaba dos años cuando nos arrancaron, no a nosotros, sino a nuestra comunidad de sacerdotes. Los Misioneros Javerianos de Yarumal que habían administrado nuestra parroquia durante 18 años recibían una nueva asignación por parte de ...Y serán mis testigos Medellín, No. 7 — Abril 2018 ...Y volveremos a empezar, una y otra vez…
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Asociación
Misioneros Laicos de
Yarumal
Yhamile Narváez Cárdenas Junta Local Quito, Ecuador
Un ícono de la lucha indígena de nuestro país, Mama Dolores Cacuango en una arenga
afirmaba: “Somos como paja de páramo que se arranca y vuelve a crecer, y de paja de
páramo sembraremos el mundo…”. Como frase, suena bien, pero nunca se nos ocurrió que
un día necesitaríamos ser como paja de páramo, aquí en la relativa comodidad de nuestra
parroquia. Porque lo cierto es que en San Carlos Borromeo hasta hace un año todo era
cómodo: el templo a tres cuadras de distancia, los sacerdotes a una llamada de teléfono y
las tareas, pequeñas y exigentes a veces. Después de todo, empezábamos a caminar y éra-
mos cinco y nuestro caminar no alcanzaba dos años cuando nos arrancaron, no a nosotros,
sino a nuestra comunidad de sacerdotes. Los Misioneros Javerianos de Yarumal que habían
administrado nuestra parroquia durante 18 años recibían una nueva asignación por parte de
...Y serán mis testigos Medellín, No. 7 — Abril 2018
...Y volveremos a empezar, una y otra vez…
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la Arquidiócesis: salían de una atípica parroquia clase media del occidente de Quito,
para recibir nada menos que San José Obrero la segunda parroquia más grande de la
ciudad, con alrededor de 120 000 personas para atender en un sector social y
económicamente muy deprimido y con muchos de los problemas sociales que la mayor
parte de nosotros solamente ha leído en los libros o en el periódico.
Y de un día para otro nos dimos cuenta de la realidad: no solo era cuestión de
cambio de párroco. Ya lo habíamos vivido antes, pero dentro del carisma mxy, un sa-
cerdote u otro, iba a trabajar siempre en la misma dirección que su predecesor. Duran-
te los últimos cinco años, Padre Orlando Corrales había dado un impulso muy importan-
te a la actividad de los laicos, en coherencia con el trabajo de Padre Alonso Guerra.
Pero la comunidad se fue y se nos asignó como párroco un sacerdote diocesano; eso im-
plica otro estilo, distintas estrategias de trabajo y en general, una dinámica diferente
en la parroquia y para cada grupo.
El cambio significó también optar por los trabajos en la parroquia o la misión,
que para nosotros implicaba salir de nuestra zona de confort para apoyar el trabajo de
los padres en la nueva parroquia: algunos de nosotros teníamos ya compromisos fijos
con los distintos ministerios de San Carlos Borromeo, pero fuimos entendiendo que te-
níamos que apoyar hasta donde fuera posible para cada uno: y así, mientras una tiene
un grupo de catequesis, otra ayuda con las tareas de secretaría; otras ayudan ocasio-
nalmente desde el ministerio extraordinario de la Eucaristía, y en general, todos acudi-
mos a ayudar en las tareas que Padre Orlando nos solicita en San José. En San Carlos
organizábamos bingos y en San José ya organizamos nuestro primer mercado de pulgas.
Por supuesto, hemos notado que necesitamos mucho más que el tiempo y la
buena voluntad para ayudar eficazmente. Las actividades nos vienen bien para reforzar
nuestro sentido de identidad y pertenencia al equipo, sin embargo, hace falta mucho
más. Es claro que en Quito, como en cualquier capital de país existen muy buenas ofer-
tas de formación de laicos, y también de formación con énfasis en la misión; de hecho,
algunas de nosotras están por completar estos procesos de formación, sin embargo, no
es suficiente: tenemos hambre de aprender desde el carisma y la mirada de los
misioneros de Yarumal, su comprensión de la antropología, sus métodos, sus procesos
de trabajo, para hablar el mismo idioma y también para trabajar con un mejor criterio,
con mayor eficacia.
Ahora tenemos un nuevo reto: estamos organizando el pró-
ximo encuentro internacional, que será, Dios mediante, en
agosto de 2019 y queremos encontrarnos con todos nuestros
hermanos MILAYA. Probablemente para entonces, nuestra
Junta ya tenga dos equipos: el núcleo de quienes viven en
San Carlos y el que esperamos formar y fortalecer en San
José Obrero. Es cierto, somos como paja de páramo. Y
seguiremos sirviendo para anunciar sin pausa para po-
blar el mundo con el anuncio gozoso del
Evangelio.
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Kenia, Nairobi….
Jorge y Javier: Cuando la opción por Cristo se llama Misión
Yhamile Narváez Cárdenas Coordinadora Junta Local Quito
Mirados de cerca y de lejos, ni Jorge ni Javier son dife-
rentes de cualquier joven de su edad; provienen de dos
realidades distintas; el primero se hizo fuerte en el tra-
bajo manual y en la manera de comprender a Dios des-
de la fe sencilla y decidida; Javier, en cambio, vivió en
la ciudad toda su vida y sus perspectivas lo encamina-
ban a un exitoso futuro profesional; ambos recibieron
el mismo llamado y respondieron con toda la generosi-
dad de su corazón. Ahora, tras completar su formación
en filosofía en su Ecuador natal, viajan para completar
su formación como sacerdotes del IMEY en el presti-
gioso Hekima College en Nairobi, Kenia.
La primera pregunta es más bien una broma:
¿Qué hará un muchacho como tú en un sitio como
ese?
Ambos concuerdan: el llamado es un largo proceso
guiado por Dios y no un conjunto de situaciones fortui-
tas Él construye y configura un estilo de vida, y mien-
tras más se adentran al proceso, más clara es esta certe-
za. En ese camino están presentes las señales: alusiones
a San Francisco Xavier, a Santa Teresita en la Infancia
Misionera, y luego, también las crisis de fe que, aunque
largas, también son parte de la llamada definitiva.
Además, la disponibilidad pasa también por las condi-
ciones físicas, que permitan al misionero, marchar le-
jos, servir con todas las capacidades disponibles y
afrontar las exigencias de esta opción, que incluye el
factor de la vida en común.
La decisión, aparentemente personal, al principio pare-
ce un impulso que luego se descubre como la opción de
vida propia.
Irán a vivir con compañeros de otra cultura, en esas
condiciones, ¿qué piensan ustedes sobre la vida en
común?
Javier afirma: No solamente lo han pensado, también lo
han hablado mucho: los amigos se escogen, pero no los
hermanos; siempre hay mayor afinidad con ciertos her-
manos y aunque haya diferencias entre ellos, no dejan
de amarse porque son familia. En la comunidad, el
vínculo es el Evangelio, pero eso no significa que
siempre hay acuerdos, sino aprender a “llevarla bien”.
Durante la convivencia las personas se muestran tal
como son y un factor importante es comprender que el
otro es “otro” y que todos tenemos complicaciones que
complican a los demás; para aprender a afrontar esas
diferencias, es indispensable conversar, hablar con
franqueza, esto implica dos cosas: la madurez humana,
psicológica y la reciprocidad.
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Jorge concuerda y agrega que la vida fraterna también
es una riqueza. Cada persona trae a la comunidad su
propia experiencia vital y en las dificultades es donde
se prueba y se fortalece el amor fraterno. Los mecanis-
mos de comunicación que han aprendido incluyen au-
tocrítica, la reflexión para descubrir la parte de res-
ponsabilidad del conflicto. La disponibilidad también
importante para afianzar una sana convivencia.
Si tuvieran que escoger un personaje, ¿quiénes se-
rían y por qué?
A Javier le cuesta identificarse con un personaje en
particular, pero puede tener algunas características de
Pedro, particularmente en la disponibilidad, hasta el
extremo de dejarlo todo. ”Aparentemente lo más difí-
cil es abandonar la familia, los amigos, las cosas mate-
riales; lo más difícil es abandonar mi querer, de mi
orgullo, de mi manera de ser, de lo que yo soy, de
cuando yo creo tener la razón”. Un auténtico
“despojarse de todo”. Y decirle al Señor: yo sé que
fallo, pero aquí estoy.
Para Jorge, el personaje podría ser cualquier de los
once, si se trata del aspecto de dejarlo todo, aún la vi-
da, por Jesús. En su caso, también Pedro sería su refe-
rente. En la pesca milagrosa, Pedro dice a Jesús: “vete,
porque no soy digno”. “Me llama a la vida sacerdotal,
pero no soy digno”. Por momentos, Pedro aparece,
muestra capacidades que nadie espera en un pescador,
pero también es un hombre que cae, que peca, que
reconoce sus errores.
¿Qué valor le dan al sentido del humor?
Para Xavier es una de las cosas que lo cautivó; la ale-
gría, es como “el sello de los javerianos”. Es difícil
encontrar un javeriano que en algún momento no haga
un chiste. El sentido del humor es vital porque no se
puede transmitir el Evangelio con mal gesto. El evan-
gelio es liberación. La liberación es alegría. Jorge dice
que sin importar si el javeriano habla mucho o poco,
tarde o temprano dirá alguna cosa que hará reír a los
demás. Luego entran los aspectos personales. El chiste
es también una impronta de una persona que sabe
quién es y que, en el caso de los javerianos, está cons-
ciente de su tarea evangelizadora. Es además uno de
los rasgos más bonitos de la comunidad, porque gene-
ra cercanía y afecto fraterno, que motiva a la comuni-
cación y al diálogo.
Fueron informados de su envío a Kenia, ¿qué cosas
pasaron por su mente y por su corazón?
Fueron informados la tercera semana de octubre. Aflo-
raron muchos sentimientos. Alegría, por ejemplo.
África es el lugar de la ilusión de todo misionero ad
gentes, el espacio donde es posible la plenitud del ser
humano realizándose al servicio de los demás. Tam-
bién se generó un sentimiento de inquietud. Es una
responsabilidad muy grande lo que el Instituto nos
confía. Es una oportunidad con una carga enorme de
exigencia. Detrás de todo esto, la invitación es del Se-
ñor, que también nos está llamando para poder aden-
trarnos a los demás. Alegría, gratitud, pero también
inquietud, a ver si serán capaces de llenar las expecta-
tivas. Pero con las fuerzas de Dios, todo es posible.
Para Jorge, la noticia de su envío a Kenia fue un mo-
mento de alegría. Era un deseo de ir a Kenia como
laico, o como sacerdote, una vez terminada su forma-
ción. Cuando le dieron la noticia, su primera impre-
sión fue que el tiempo se adelantó, pero si este es el
tiempo de Dios, entonces hay que estar disponible,
nada más. Luego vinieron las interrogantes, la
conciencia de la responsabilidad frente a la oportuni-
dad que se les confía. Son enviados jóvenes para que
puedan asimilar una cultura nueva, piensa que el
acompañamiento de Padre Ángel, su formador, fue
fundamental en este proceso.
¿Cómo se ven en 10 años?
En 10 años, Javier espera ser coherente con la forma-
ción que ha recibido, esforzándose para vivir el Evan-
gelio al máximo, con toda radicalidad. Confía en que
Dios lo llevará por los caminos que deban recorrer y
los pondrá donde tengan que estar. En la certeza de
que los caminos de Dios son perfectos, su trabajo es
mantener una actitud de disponibilidad y esfuerzo.
Para Jorge el futuro es una realidad incierta, supone
que estará luchando, esforzándose, más maduro, con
una experiencia espiritual mejor que la actual y
esforzarse.
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Un adagio africano dice que el que llega, trae bendi-
ciones consigo y que el que se marcha, lleva bendicio-
nes consigo. Desde el Ecuador, los presentamos en
nuestras oraciones y damos gracias por el don de las
vocaciones sacerdotales de Jorge y Javier.
Padre Ángel: El acompañamiento es tarea y gracia
Padre Ángel ha acompañado nuestros seminaristas
como maestro durante sus años de noviciado, y ahora,
ante la perspectiva del envío de Jorge y Javier, accede
a conversar con nosotros. Ríe un momento con noso-
tros y aprovechamos para preguntarle:
¿Qué tan importante es el sentido del humor para
los javerianos?
Es importantísimo, porque expresa la alegría interior,
de ser consagrados, misioneros.
Entonces es cierto que donde hay dos javerianos,
tarde o temprano hay una risotada
Sí. (Ríe) Siempre. Es muy importante. También nece-
sitamos contagiar de esa alegría a la gente, que a veces
vive agobiada. Una sonrisa es medicina para el alma.
¿Qué es lo más difícil de vivir en una comunidad?
El hecho de no poder empatar las personalidades, los
caracteres. También cuando se pierde el sentido de la
consagración y la vocación, cuando según lo que dice
el Papa, nos volvemos autorreferenciales, nos ence-
rramos en nosotros mismos, cuando buscamos nuestro
gustar, nuestro parecer. Vivida desde lo que Jesús nos
pide, es hermosa la vida comunitaria, es testimonio y
es compartir.
¿Qué es lo más difícil que hace un
maestro formador en el IMEY?
Lo más difícil en los 8 años que he sido maestro, es
tratar de adentrarme y entender cómo es cada uno de
ellos. Y eso también influye para ser ecuánime. El
esfuerzo de procurar comprender a cada uno es lo más
difícil. Como cualquier papá que aprende a conocer
las individualidades de sus hijos.
Tiene dos hijos que se van a estudiar a l otro lado
del mundo, ¿Cómo se siente?
Me siento feliz. Pero también tengo mucha nostalgia
porque será mucho tiempo que no voy a verlos. Más
que ser el formador, traté de ser compañero, hermano
mayor, amigo. Hemos compartido muchas cosas. En
sus situaciones difíciles he estado con ellos y al con-
trario también. Intenté hacer las cosas bien. Y tengo
sentimientos encontrados, felicidad y nostalgia.
Ellos se marchan a vivir en otra cultura, y necesita-
rán muchas herramientas de formación, en ese
sentido, ¿qué lugar tiene la antropología en la mi-
sión?
Para ir al encuentro de otras culturas, de otras estruc-
turas mentales, es importante para entender, adentrar-
nos y tener elementos que nos permitan relacionarnos
con las personas que viven esas culturas con las que
vamos a encontrarnos. El error es suponer que las
otras culturas están vacías, que no tienen nada que
aportarnos. En Bolivia, donde terminé mi teología, un
sacerdote nos decía a propósito del documento Ad
gentes, que dice que hay que descubrir las semillas del
Verbo en todas las culturas; él acotaba que también
hay que descubrir frutos maduros del Evangelio en
ellas, y eso se hace solamente con una mirada antropo-
lógica, de respeto por el otro, por la cultura por el otro.
Jornada nacional de la Infancia Y ADOLESCENIA Misionera
I.A.M.
La Infancia Misionera es una obra que nació en 1843, en el pontificado de Gregorio XVI, bajo el amparo de monseñor Forbin-Janson, obispo de Francia. Él, conmovido por lo que contaban los misioneros en sus cartas respecto a la situación que padecían los niños y niñas de China (hambre, abandono, enfermedad), decide emprender una labor en beneficio de los niños de los países en misión.
Tras una campaña de solidarización para esta comuni-dad, monseñor Forbin-Janson recibe la ayuda generosa de Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de la propa-
gación de la Fe. La idea de monseñor era motivar a los niños para que ayudaran con la oración a sus semejantes y a las iglesias para que ayudaran con dinero. Ante esta pro-puesta, Paulina se une a la campaña y se convierte en la primera asociada de dicha obra.
Nació así la “Santa infancia”, hoy Infancia y Adolescencia Misionera (I.A.M), bajo la custodia del Niño Jesús. Su Propuesta entonces consistía en que los niños cristianos ayudaran a ot-ros niños de tierras lejanas a sobrevivir y a salir de la miseria para ser bautizados y educa-dos cristianamente. Dicha iniciativa despertó interés en los países vecinos y así se extendió rápidamente por Francia, otros países de Europa y América. Actualmente se halla organiza-da en todo el mundo.
La obra fue aprobada por Pío IX en 1846, el Papa Pío XI la elevó a categoría Pontificia en 1922 y en 1950 el Papa Pío XII instituyó el Domingo Mundial de la Infancia Misionera.
En 1979, en Colombia, los obispos dispusieron el primer domingo de mayo para conmemorar y celebrar la Jornada y Colecta Nacional de la Infancia Misionera en todas las parroquias, colegios y demás instituciones del país con un objetivo claro: que la infancia misionera promoviera en niños, niñas y adolescentes una corriente de solidaridad con los más necesitados del mundo. Con el dinero recaudado por los niños las iglesias más marginadas garantizan protección física y moral, enseñanza escolar y educación para la fe en los niños más vulnerables del mundo.
Infancia misionera. Parroquia de Emaús, Medellín
Domingo 6 de mayo de 2018
Niños de la Parroquia de Oriente, de Bogotá,
celebrando el dia de la I.A.M.
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A propósito de la Exhortación Apostólica
GAUDETE ET EXSULTATE
del Santo Padre FRANCISCO sobre el llamado a la santidad en el mundo actual
“Alegraos y regocijaos”: así comienza la nueva exhortación apostólica de Papa Francisco, sobre la llamada universal a la santidad.
Dice que “para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. To-dos estamos llamados a ser santos, viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”.
Recuerda que cada uno tiene su propio “camino de santidad” para sacar a la luz lo mejor de sí, y no hay que desgastarse intentando imitar algo que ha sido pensado para otros.
En la introducción, el Papa explica que “el Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados”. “Él nos quiere santos y no espera que nos con-formemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras pá-ginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo propo-nía el Señor a Abraham: 'Camina en mi presencia y sé perfecto’”.
La Exhortación se divide en 5 capítulos: 1. El llamado a la santidad. 2. Dos sutiles enemigos de la santidad. 3. A la luz del Maestro. 4. Algunas notas de la santidad en el mundo actual. 5. Combate, vigilancia y discernimiento.
Y a través de ellos el papa nos invita a ser santos teniendo en cuenta nuestras propias realida-des, ser santos en el matrimonio, en la vida consagrada, como hijos, como trabajadores, como humanos.
Francisco explica que el nuevo documento no es “un tratado sobre la santidad”. Su objetivo es “hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió ‘para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor’”.
Se trata además el primer documento de este tipo que está dirigido en primera persona al lector. El Papa inclu-so pregunta si “¿eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los her-manos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales”.
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Santos "de la puerta de al lado"
Francisco propone mirar a “los santos de la puerta de al lado”. Por ejemplo, “los padres y ma-dres que crían con tanto amor a sus hijos, hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, enfermos, religiosas ancianas que siguen sonriendo”. O la señora que no habla mal de las amigas; escucha con paciencia y cariño a los hijos; reza ante los problemas; y trata con afecto a los pobres.
El camino de la santidad
El Pontífice destaca que “cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio”. En este ejercicio de la santidad, “no es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro, desear el descanso y rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio”, por lo que la relación con el prójimo es fundamental.
Agnosticismo y pelagianismo
El Pontífice también anima a no tener miedo a la santidad, puesto que “no te quitará fuerzas, vida o alegría” sino “todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó”.
En el capítulo llamado “Dos sutiles enemigos de la santidad”, el Santo Padre asegura que uno de ellos es el “agnosticismo actual” que posee “una superficialidad vanidosa: mucho movi-miento en la superficie de la mente, pero no se mueve ni se conmueve la profundidad del pen-samiento”. “Aun cuando la existencia de alguien haya sido un desastre, aun cuando lo vea-mos destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su vida”, recuerda el Papa.
El segundo enemigo es el “pelagianismo actual” que defiende que “todo se puede con la voluntad humana”. “La Iglesia enseñó reiteradas veces que no somos justificados por nuestras obras o por nuestros esfuerzos, sino por la gracia del Señor que toma la iniciativa”.
Bienaventuranzas – El camino de la santidad
"¿Cómo se hace para llegar a ser un buen cristiano?", se pregunta el Pontífice. “La respuesta es sencilla: es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el Sermón de las Bie-naventuranzas”.
El Papa dice que la vía de la santidad son las Bienaventuranzas y el protocolo sobre el cual se-remos juzgados según San Mateo: «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visi-tasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
Las obras de misericordia y la defensa de la vida
Francisco asegura que “quien de verdad quiera dar gloria a Dios con su vida, quien realmente anhele santificarse para que su existencia glorifique al Santo, está llamado a obsesionarse, desgastarse y cansarse intentando vivir las obras de misericordia”. Está convencido que “la fuerza del testimonio de los santos está en vivir las bienaventuranzas y el protocolo del juicio final” y por eso recomienda “vivamente releer con frecuencia estos grandes textos bíblicos, recordarlos, orar con ellos, intentar hacerlos carne. Nos harán bien, nos harán genuinamente felices”.
Manifestaciones de amor
En “Algunas notas de la santidad en el mundo actual”, el Papa se refiere a algunos aspectos de la santidad que de algún modo son especiales.
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A su parecer, son 5 las “grandes manifestaciones del amor a Dios y al prójimo” de gran importancia “debido a algunos riesgos y límites de la cultura de hoy”, en una sociedad contemporánea en la que se manifiestan “la ansiedad nerviosa y violenta que nos dispersa y nos debilita; la negatividad y la tristeza; la acedia cómoda, consumista y egoísta; el individua-lismo, y tantas formas de falsa espiritualidad sin encuentro con Dios que reinan en el merca-do religioso actual". Las manifestaciones son: (1) aguante, paciencia y mansedumbre; (2) alegría y sentido del humor; (3) audacia y fervor; (4) en comunidad; (5) en oración constante.
Un combate permanente
La Exhortación termina con un capítulo dedicado al combate, la vigilancia y al discernimien-to. Sobre lo primero, Francisco subraya que “la vida cristiana es un combate permanente”. “Se requieren fuerza y valentía para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella, porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra vida”. El Papa asegura que “es también una lucha constante contra el diablo” y pide no pensar que se trata de “un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea” porque “ese en-gaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a quedar más expuestos”. “Él no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras fami-lias y nuestras comunidades”, escribe refiriéndose al diablo. El camino a la santidad también “es también una lucha constante” y “quien no quiera recono-cerlo se verá expuesto al fracaso o a la mediocridad”. “Para el combate tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero”.
La importancia del discernimiento
“¿Cómo saber si algo viene del Espíritu Santo o si su origen está en el espíritu del mundo o en el espíritu del diablo?”, pregunta el Pontífice, “La única forma es el discernimiento, que no supone solamente una buena capacidad de razonar o un sentido común, es también un don que hay que pedir”, explica. A este respecto elude a que “todos, pero especialmente los jóvenes, están expuestos a un zapping constante” y “sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento”. “No es posible prescindir del silen-cio de la oración detenida para percibir mejor ese lenguaje, para interpretar el significado real de las inspiraciones que creímos recibir”, añade en este punto. Por último, el Papa Francisco desea que “María corone estas reflexiones, porque ella vivió co-mo nadie las bienaventuranzas de Jesús” y recuerda que “es la santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña”. “Espero que estas páginas sean útiles para que toda la Iglesia se dedique a promover el deseo de la santidad. Pidamos que el Espíritu Santo infunda en nosotros un intenso anhelo de ser santos para la mayor gloria de Dios y alentémonos unos a otros en este intento. Así comparti-remos una felicidad que el mundo no nos podrá quitar”, concluye Francisco.
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LAICOS MISIONEROS JAVERIANOS DE YARUMAL EN PANAMÁ
Padre Nelson Torres, mxy
El año 2015, surge la idea de con-gregar y organizar algunas personas cercanas a los misioneros javerianos de Yarumal durante los 30 años de presencia en Panamá. Lo primero es invitar a la Señora Teresa Guerrero que participe del congreso de laicos javerianos en Colombia. A su regreso se hizo el llamado a otras personas: Nilvia Gutiérrez, Ana Soto, Alberto Garrido, Agustina Pérez, José Batista, Cecilia Hernández, Lourdes de León, Manuel Núñez, Ana Belén, Marta Co-ba, Gilma Arosemena, Bélgica Torre-ro, entre otros. Luego se fueron agre-gando Deyanira Domínguez, Deyanira Hernández, Edita Hernández, Huáscar Colon, Cecilia Caiche, Mitzy Lorenzo hasta conformar un grupo de veinte personas, que han recibido formación básica sobre el Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal y la identidad especifica de la misión ad gentes de primer anuncio.
Ya son tres años seguidos de participación en los Congresos de laicos Javerianos en Co-lombia, que han contribuido a un mejor conocimiento del Instituto y su misión en la iglesia.
Los laicos Misioneros Javerianos de Yarumal de Panamá, son laicos de apoyo a la misión que realizamos los MY en Panamá y poco a poco van creciendo en la conciencia de su carisma y la necesidad de proyectarse mas allá de sus fronteras.
Podemos decir que los laicos y los sacerdotes hemos constituido una familia misionera, algunos de ellos ya se han consagrado como asociados a la zona de Panamá.
La sede de los LMJY en Panamá está ubicada en Felipillo, pensando en ellos, se ha ampliado y remodelado la casa para reunirse y desde allí motivar a la parroquia y a la iglesia local a conocer mejor el carisma de los Misioneros de Yarumal.
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Los laicos Javerianos de Yarumal en Panamá, tiene su organización interna propia co-mo laico, los sacerdotes somos sus hermanos, pero no participamos de su organi-zación, somos asesores en la formación especifica javeriana y misionera, pero no dependen de nosotros en sus decisiones como organización. Están vinculados más a la parroquia Inmaculada Concepción de Pacora, donde se proyectan hasta el momento con una visión clara de que a futuro, deben ubicarse en otro ámbito geográfico.
En Panamá se han vivido otras experiencias de asociación de laicos de nacionalidad colombiana y ecuatoriana. Ellos han venido con funciones específicas a esta misión y por tiempos determinados, y han dejado huella misionera: Consuelo Agudelo, Bernar-do Moreno, Maritza Pesantes y ahora Juan Camilo Caro y su esposa Lina Marcela animan las comunidades de base en la vivencia de la Lectura Orante de la Palabra.
La Iglesia Panameña es laical por mayoría, y como tal abierta a recibir laicos, estamos animándola a que se proyecte también desde nuestro carisma. Estos intercambios, contribuyen a crear esa conciencia de mirar hacia afuera otras realidades de Iglesia; a su vez, los laicos que han venido se han enriquecido de esta porción del Reino, del dinamismo y acogida de los panameños y en especial de la Iglesia Panameña.
Tres años de caminada, son el final de un proceso de treinta años de contacto y testi-monio de nuestros misioneros con este pueblo; a la vez, estos tres años, son la esperanza de poder crear nuevas estructuras de iglesia y de parroquia, donde los laicos se constituyan en esa fuerza transformadora del pueblo peregrino de Dios en este Istmo crisol de las razas del mundo.
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Desde PANAMÁ
CELEBRACIÓN DEL III ANIVERSARIO DE LA JUNTA LOCAL DE PANAMÁ
EL SEÑOR ESTUVO GRANDE CON NOSOTROS. El 5 de
marzo del 2018, Celebramos nuestro tercer aniversario y el cumpleaños de Lourdes y Nilvia, en un ambiente de hermandad ya que por primera vez compartimos como familia MAB con la presencia de la Hnas. Xenia y Alejandra. Además estuvieron presente Camilo y Lina, laicos de Yarumal colombianos que se encuentran entre nosotros realizando una Misión.
En esta celebración también se hizo presente el P. Juan Fernando,
quien estuvo en Panamá, apoyando el trabajo Pastoral de
la Paroquia. Trabajó como un auténtico
misionero en la Semana Santa.
Gracias Padre por su entrega incondicional.
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ENCUENTRO DE LAS JUNTAS LOCALES DE LOS MISIONEROS LAICOS DE YARUMAL DEL 16 AL 20 DE MARZO
PASEMOS A LA OTRA ORILLA Nuestra compañera Marta Coba, representó la Junta
Local y he aquí su experiencia: Bueno fue una experi-encia enriquecedora ya que desde el día que se llegó fue algo importante y significativo para cada Junta Local, aunque algunos no nos conocíamos se sentía como una sola familia, se respira la hermandad. Con los hermanos sacer-dotes, sin excluir a ningu-no, los hermanos seminaristas, fue una relación muy cercana, en ningún momento me sentí extranjera, me hicieron sentir que era parte de todo este proyecto. Cada día teníamos el deseo de esperar para aprender y compartir. EL día del retiro con el P. German Mozo, fue de total crecimiento para todos. Gracias hermanos de Yarumal, fueron excelentes anfitriones.
JMJ PANAMÁ 2018 JORNADA DE FORMACIÓN
La hermana Ana Soto, apoyando la formación de los jóvenes que participarán como Peregrinos y Voluntarios para la JMJ 2019- “HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR, HÁGASE EN MI SEGÙN TU PALABRA” Lc. 1,38.
Desde Panamá
Reunión Comité General y Juntas Locales. Yarumal, mar-18
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Desfile de la Alegría. Parroquia San José Obrero. Quito
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CHISPAS DE VIDA ETERNA
Héctor Correa Yepes
Laico mxy, Junta Local Yarumal
Después de que Jesús nos había dado por Madre a su propia Madre y sabiendo que ya todo se había
cumplido, dijo: “TENGO SED”. Así se cumplió la profecía escrita en el salmo 68, versículo 22: “Me
presentaron hiel para alimento mío y en medio de mi sed me dieron a beber vinagre”.
Jesús siente sed como la siente toda persona moribunda, más aún cuando en su cuerpo sólo quedan pocas
gotas de sangre. Para saciar esta sed física le ofrecen hiel y vinagre. Son dos tormentos: sentir sed y la
forma como fue correspondido. Sentir sed es sentir deseo de beber, de calmar una ansiedad. Todos no-
sotros hemos tenido en la vida esa ansiedad. La sed de Jesús fue más allá del sufrimiento natural, tras-
cendió hasta el infinito, tomó forma salvífica, forma misionera, forma eclesial y se tornó en sed universal:
“vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”.
Por eso, esta quinta palabra del Señor en la cruz ha llegado hasta el corazón de los Santos. Tenemos ejem-
plos muy contemporáneos, como fue la Santa Madre Laura y el Siervo de Dios Miguel Ángel Builes,
quienes sintieron sed de salvar almas y gastaron gran parte de sus vidas en formar numerosos ejércitos de
hombres y mujeres, cuyos corazones ardieran de celo abnegado y cuyos espíritus gritaran como el de
Jesús en la cruz: Tengo Sed de Salvar Almas.
Otra Santa, la Madre Teresa de Calcuta, quien murió en 1997, se vio obligada por su mismo celo
misionero a salir del convento a fundar la comunidad de misioneras de la caridad, para que convivieran
con todas aquellas personas que vivían en la pobreza absoluta y con los más pobres entre los pobres, con
el fin de llevarles en todo su ser, el rostro misericordioso de Dios y la sangre redentora de su Hijo Jesu-
cristo.
Y como estos Santos, muchos Pontífices, obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, lo han hecho
de igual manera con el testimonio de sus vidas desde el comienzo de la Iglesia hasta nuestros días.
¿Y nosotros los aquí presentes también hemos sentido la sed salvadora de Jesucristo en nuestros corazones
y en nuestras mentes? ¿Vibra en nosotros el celo misionero por la salvación de cinco mil millones de hom-
bres y mujeres que aún no conocen a Jesucristo? Debiera resonar en nuestro interior y en nuestros labios
cada mañana y cada noche, una plegaria por la Iglesia de Jesucristo, en la que se incluya a los que anun-
cian el evangelio, a los que sufren la enfermedad, el hambre, la exclusión; a los pecadores e incrédulos y a
nuestro prójimo más cercano y necesitado.
En consecuencia, debemos sentir la sed de Jesucristo, que a pesar de que tiene sabor a hiel y vinagre, la
debemos transformar en bebida dulce y refrescante para la salvación de muchos. Quiera Dios que no
pasemos toda nuestra vida con el estómago pleno de bebidas materiales, con el corazón rebosante de in-
diferencias religiosas, donde la imagen sedienta de Jesucristo crucificado, la ocultemos con el manto pla-
centero de que todo lo que tenemos: salud, dinero, bienestar, es suficiente para pasar la vida como buenos
cristianos. Hoy Cristo nos invita a que compartamos interiormente la sed de su Iglesia, que lucha por
aquella porción del mundo que quiere embriagarse de la sangre redentora de Jesús, de la bondad de su
Padre Misericordioso y de la fuerza transformadora de su Espíritu Santo. Hoy Cristo nos invita a que ten-
gamos sed ardiente que nos devore el alma, sed de Iglesia, sed de Dios.
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El mundo en que vivimos –dice Monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín– sufre grandes y profundas transformaciones. En él, la Iglesia de Cristo debe anunciar la propuesta de plena realización humano y social que contiene el Evangelio.
Esto implica renovar el compromiso apostólico, expresar adecuadamente el mensaje, encon-trar nuevas formas para llegar a los distintos sectores; más aún, encarnar fecundamente la vida cristiana en la sociedad. Pero esto no es posible hacerlo, sino en y a través de perso-nas concretas, concluye monseñor Ricardo. Por ello, uno de los mas grandes y urgentes desafíos hoy es la formación integral y la participación de los fieles laicos.
Conscientes de esto, en coordinación con el párroco de la Parroquia de Emaús, en Medellín, nuestro querido padre Nicolás Ruiz Ríos, mxy, tanto los grupos Pastorales de la Parroquia como los Misioneros Laicos de Yarumal de esta Junta Local, hemos adelantado diversos cursos de formación. Recientemente se culminó la capacitación en Catequesis y actualmen-te se adelantan programas de formación para Asesores de la Infancia Misionera y el estudio en la ESPAC (Escuela Parroquial de Catequistas), al igual que el Curso Bíblico que se ade-lanta en todas las Juntas Locales. Todo enmarcado en una formación humana y cristiana acorde a los tiempos que corren, en donde el laico aprenda a escuchar a Dios en su Palabra y vivir el misterio de Cristo en la liturgia, conocer profundamente el contenido de la fe, ser competentes para anunciar el Evangelio en los diversos ambientes y
campos pastorales.
BUENAS NOTICIAS
La Formación de los Laicos
BUENAS NOTICIAS
Graduandos del curso Catequistas para una Catequesis
Renovada. Medellín
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LITURGIA PASCUAL
Después de que la Iglesia hace que los fieles med-iten las tristezas de la pasión de Cristo, quiebren los corazones al clamor de los improperios, se sumerjan en un santo silencio a los pies de la cruz en que muere la Vida, y se abismen en la soledad del sepulcro nuevo, los colma, después, con las ceremonias de la Vigilia Pascual, de una alegría que no es de este mundo.
¡La Madre Iglesia no sabe cómo cantar! El lirismo de los genios de la literatura no es apto instrumento de estos sentimientos. La liturgia se hace música, luz y poseía celestiales. Hay que comparar esta noche con las más solemnes de los siglos: Con la que precedió a la creación, con la que veló la huida de Egipto y la que sirvió de halo a la nube de fuego que guiaba a las multitudes trashumantes.
En medio de esta noche, que hace pensar en la muerte y que simboliza el pecado, se enciende la
luminaria de la Resurrección, que recuerda, en la esperma, la carne inmaculada fabricada por la abeja argumentosa de María; y en la llama, la Divinidad. ¡Qué mejor símbolo del Verbo Encarnado, muerto y resucitado! Por eso lleva el cirio cinco botones de aromado incienso en recuerdo de las llagas redentoras. Esta luz disipa las sombras de la nada, libera a los cautivos, guía a los descaminados del desierto y triunfa de los poderes del pecado. Por eso el pueblo, en cuyos rostros se combinan los reflejos de la claridad naciente y de la sombra agonizante, en la noche pascual, se precipita a encender sus antorchas en la candela misteriosa. ¡La luz se multiplica! Un diluvio de estrellas sucede al nacimiento del Lucero de la tarde. ¡Ya todo es luz! Acaban de encenderse los candeleros en el atrio de Salomón y, como antaño, los centinelas que vigilan sobre las escarpadas serranías, de cara a Jerusalén, pueden anunciar con sus cuernos que llego la neomenia y que ha comenzado el mes de gracia y santidad.
Sobre el cirio inmenso el Sacerdote ha escrito los siglos. Yo me acerco para escribir la fecha de mi nacimiento. Ojalá pudiera escribir también la de mi muerte. Entre tanto quiero grabar sobre él mi vida en forma de una gran cruz, desde el Alfa hasta la Omega, recitando: “Cristo ayer y hoy, principio y fin, Alfa y Omega. Suyos son los tiempos y los siglos. A El la gloria y el imperio por todos los siglos de la eternidad”.
“He ahí al Hombre; palabras fugaces sobre Cristo”
Jesús Emilio Jaramillo, mxy
“Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”
“Tengo por el bautismo y el sacerdocio que salvar a los hombres. Ya dije
que ellos están aquejados de muchas calamidades, como la irreligiosidad, la
pérdida de la paz, de la libertad. No necesito insistir en que Cristo es el
único remedio de estos males, porque abunda hoy la literatura sobre la crisis
religiosa y los peligros de la cristiandad; porque los Papas lo han gritado en
sus mensajes y hoy lo predican a la rosa de los vientos los heraldos del
mundo mejor.
Pero ¿he meditado estas cosas? Cuando digo que Él es la Paz y la Libertad,
predico un lugar común, un tema de moda o ¿en realidad estoy convencido
de que es así y de que no puede ser de otro modo? Estoy convencido de las
pruebas de ello y ¿estoy resuelto a predicarlo hasta con peligro de la vida?
Hoy no se trata de palabras sino de obras. A males reales corresponden
reales remedios”.
Beato Jesús Emilio Jaramillo, mxy
Profeta y Mártir de la Paz
Reliquia del beato Jesús Emilio en la Parroquia de Emaús, Medellín
