Date post: | 16-Jan-2016 |
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UNIVERSIDAD NACIONAL DANIEL ALCIDES CARRION
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
FILIAL-TARMA
ESCUELA DE FORMACION PROFESIONAL DE ENFERMERIA
CATEDRA: ENFERMERIA GERONTOLOGICA
CATEDRÁTICA: Mg. REBECA ROJAS DE RAMON
SEMESTRE: VII
ALUMNOS:
ARTEAGA PORRAS PAOLAASTETE MEDINA MARISA
AMAYA GUTIERRE ROMINAAYUQUE OSORES ELENA
ESPIRITU MARTINEZ ANTONYHINOSTROZA CAJACURI JULISSA
HURTADO CUSILAIME LORENAINDIGOYEN AGUILAR STEPHANYE
INGARUCA AMAYA GISSELAJARAMILLO ALVARADO EDITH
MANCILLA PAITAN KARINAROJAS ESPIRITU PAOLA
ROJAS ESPIRITU PATRICIASAQUICORAY LANDA NORYTITO BARBARAN VANESSA
TARMA-PERU2012
ÍNDICE
DEDICATORIA:
Dedicamos este trabajo a nuestros padres por su labor abnegada y apoyo incondicional que nos brindan día a día para ser profesionales;
A Dios por darnos la fortaleza y cobijo para no desfallecer en el camino y a nuestros docentes quienes nos imparten sus conocimientos desinteresadamente.
INTRODUCCIÓN:………………………………………………………………………...…2
DESARROLLO PERSONAL DEL ADULTO MAYOR:…………………………….…...3
LIDERAZGO:………………………………………………………………………………..4
PROMOCIÓN Y PREVENCIÓN DE LA SALUD PSICOSOCIAL DEL ADULTO
MAYOR:……………………………………………………………………………….……..7
INTEGRACIÓN SOCIAL:…………………………………………………………..7
ESTRÉS SOCIAL:………………………………………………………………..…7
APOYO SOCIAL:…………………………………………………………………...8
HABILIDADES PARA ENFRENTAR PROBLEMAS Y ADAPTABILIDAD:…9
PREVENIR PÉRDIDAS Y OPTIMIZAR RECURSOS AMNÉSICOS:..10
PROMOVER EL BIENESTAR SUBJETIVO:………………………….10
PROMOVER LAS RELACIONES INTERPERSONALES:……………11
EDUCACIÓN PARA LA SALUD…………………………………………
11
SALUD MENTAL: ……………………………………………….…...12
BIBLIOGRAFIA:………………………………………………………………………..….14
INTRODUCCIÓN
Comenzamos a envejecer casi desde que nacemos, es un proceso que abarca todo
nuestro ciclo de vida; en el cual vamos alcanzando etapas a las que llegamos
realizando un proceso dinámico de desarrollo. Esto se entiende bien hasta que
llegamos a la “última” etapa, la temida “tercera edad”.
Subsiste la idea generalizada en la sociedad de que esta fase es, esencialmente, un
tiempo de pérdidas (familiares, económicas, físicas y sociales), de deterioro de
nuestro funcionamiento y de vuelta a una mayor dependencia.
Los prejuicios y las ideas erróneas que están instalados en el imaginario social
sobre esta etapa de la vida eran las que desanimaban a todos los profesionales,
pero sobre todo a la sociedad incluida también los propios Adultos Mayores, a no
creer en las potencialidades a desarrollar en ella.
Desde nuestra visión personal y profesional debemos dar el significado e
importancia que tienen las personas que han recorrido un gran largo camino,
muchas veces no tan fácil hasta llegar a esa cumbre que es la tercera y cuarta
edad, de mantenerse en ella y tener una visión positiva de ellos mismos, de los
demás y del mundo.
Desde la intervención gerontológica se deben de desarrollar cada vez más
programas que favorezcan el aprendizaje continuo, el desarrollo permanente y
dinámico.
DESARROLLO PERSONAL DEL ADULTO MAYOR. LIDERAZGO.
PROMOCIÓN Y PREVENCIÓN DE LA SALUD PSICOSOCIAL DEL ADULTO
MAYOR
I. DESARROLLO PERSONAL DEL ADULTO MAYOR
SIGNIFICADO DEL CONCEPTO “VEJEZ”:
De acuerdo al diccionario la palabra “vejez” se utiliza para referirse a la última etapa
de la vida del hombre, por lo tanto solo a una más dentro de las tantas que
conforman el proceso del desarrollo vital. Sin embargo de por sí denota una mayor
diferenciación y distancia del resto de la sociedad que la observada en otros
estadíos, cosa que no ocurre con la niñez o la juventud (Moraga, 1991).
Existe otra conceptualización de la vejez ya como etapa vital, la cual es la más
desconocida y se basa en el hecho evidente de que el paso del tiempo genera
efectos en las personas, la cual ingresa a etapas distintas a las vividas previamente,
constituyéndose cada una de ellas en una realidad propia y diferenciada, de manera
similar a las de otras etapas ya vividas, es decir infancia, adolescencia o adultez.
La VIDA es un proceso de desarrollo constante y dinámico de adaptación personal
al medio que exige una permanente toma de decisiones a través de nuestro
comportamiento.
Vivir supone la exposición a toda una serie de situaciones o cambios negativos
(pérdidas, disminuciones y presiones ambientales) en áreas importantes de la vida y
del funcionamiento personal, pero al mismo tiempo presupone la posibilidad de
ocurrencia de toda una serie de oportunidades y cambios positivos.
El envejecimiento y el desarrollo personal son procesos biopsicosociales complejos.
Mientras que nuestro asentamiento biológico (genotipo) a medida que nos hacemos
mayores, aflora la fragilidad, en el aspecto cultural sobresale la fortaleza psicológica
(fenotipo). Nuestra evolución y crecimiento es posible gracias a nuestra
FLEXIBILIDAD, VARIABILIDAD, CAMBIO Y DIVERSIDAD.
Todos estos aspectos se deben tener en cuenta a la hora de trabajar y atender a las
personas mayores; de este modo, podremos mantener un equilibrio desde una
perspectiva integral.
Las personas mayores se manifiestan a través de su comportamiento, que es la
dimensión funcional del cuerpo en interacción con el medio y el mundo que le rodea.
Su calidad de vida hay que buscarla en su conducta, en qué es lo que hace y cómo
experimenta lo que hace. Lo que nos expresen puede ayudarnos mucho para darles
la ayuda que realmente requieren y no la que nosotros creemos que pueden
necesitar.
II. LIDERAZGO :
Muchos adultos mayores llegan a la edad de la jubilación y se sienten todavía en
plenitud para la realización de sus trabajos. Frecuentemente nos encontramos con
personas de edad avanzada que están plenamente en forma, totalmente vigentes,
lúcidas, llenas de iniciativas y planes de trabajo. Muchos hombres y mujeres
científicos, literatos, escritores, investigadores, políticos, hombres de campo,
mujeres dueñas de casa, etc., aunque ven disminuidas sus potencialidades físicas
al llegar a la vejez, sienten sin embargo que su mente sigue lúcida, y sus ganas de
hacer buenas cosas permanecen inalteradas. A pesar de que ellos se ven así de
bien, la sociedad les dice por medio de la jubilación o de otras señales, que ya
deben dejar el puesto a gente más joven y nueva, y que deben retirarse. En una
palabra, es como si se les dijera: señor, señora, prescindimos de Ud.
Una de las primeras necesidades de todo ser humano es la de sentirse aceptado,
querido, acogido, perteneciente a algo y a alguien, sentimientos estos en los que se
basa la autoestima. La autoestima consiste en saberse capaz, sentirse útil,
considerarse digno.
Por lo tanto no puede haber autoestima si el individuo percibe que los demás
prescinden de él.
Al nombrar la palabra actitudes ya hemos incluido el mundo de los afectos y
sentimientos y no sólo el de los conocimientos, pues los componentes de la actitud
encierran gran variedad de elementos psíquicos. De ahí que para la educación y
formación de las personas nos interesa mucho formar en actitudes porque así
aseguramos una formación integral y no fraccionaria. Por lo mismo que las actitudes
se encuentran integradas por factores cognitivos, afectivo – emotivos y
conductuales, es muy difícil cambiarlas, pues radican en lo más profundo de la
personalidad. Por eso también, un adecuado nivel de autoestima es garantía de que
el sujeto podrá hacer frente con dignidad a importantes contrariedades de la vida; no
decaerá su ánimo fácilmente.
En vista de esto, si a una persona que se siente bien, saludable y con fuerzas, le
decimos que ya no nos hace falta, es muy probable que influyamos en el deterioro
de su autoestima al hacerle ver que el grupo puede prescindir de ella.
Para poder vivir bien la vida es necesaria no sólo la inteligencia cognitiva sino
también (y sobre todo) la Inteligencia emocional, aspecto de nuestra personalidad
que tan olvidado habíamos tenido. La autoestima corre pareja con el funcionamiento
de la Inteligencia Emocional: las personas con mejor y más adecuada expresión de
sus sentimientos y emociones son a la vez personas seguras de sí mismas, con
mayor sentimiento de libertad y autonomía, con mejores relaciones interpersonales,
y por ello mismo con mejor nivel de autoestima.
Pues bien, una de las primeras crisis de la edad madura es a menudo una crisis de
desgaste, desánimo y desilusión, por la experiencia que vive el anciano al verse, de
pronto, no aceptado. Y ello sin razón objetiva alguna, puesto que él se siente
todavía como ser vigente y capaz de servir. Esta es una crisis que se ve agudizada
por las pérdidas que va viviendo el adulto mayor: pérdida del trabajo donde se
sentía útil, pérdida de los compañeros de labores más jóvenes a los que ya deja de
frecuentar, y pérdida de seres queridos y amigos que van muriendo.
III. PROMOCIÓN Y PREVENCIÓN DE LA SALUD PSICOSOCIAL DEL ADULTO
MAYOR:
Es importante, que las personas adultas mayores tengan la información,
el apoyo y las oportunidades necesarias para continuar contribuyendo al
bienestar propio y al de la sociedad. También deberán tener las garantías
y las protecciones adecuadas para poder envejecer y vivir el final de su
vida con dignidad y apoyo familiar y social.
INTEGRACIÓN SOCIAL:
Como medida de integración social se entiende a los vínculos sociales
que mantiene la persona adulta mayor, ya sea por medio de roles
sociales, participación en grupos de voluntariados o participación en
organizaciones laborales, clubes, iglesias, etc.
Estudios en varias partes del mundo, destacan que hay una fuerte
correlación en mortalidad, así como en otros indicadores de salud. La
participación social es definitivamente un factor protector de la salud.
ESTRÉS SOCIAL:
Como indicadores de estrés social se utilizan dos variables; la primera
se relaciona con el hecho de no contar con suficiente dinero para cubrir
las necesidades básicas de la vida diaria y la otra está relacionada con
el sentido de duelo por la muerte de un ser querido o la pérdida de un
rol social importante para el individuo.
Existe una relación entre la auto-percepción de salud y el nivel de
estrés económico que percibe la persona mayor. También se considera
que el duelo o el estrés relacionado a pérdidas sociales son factores,
que combinados con otros factores demográficos, tienen una relación
importante con la salud física y mental.
No existe una tipología de problemas de estrés relacionados con la
salud de las personas adultas mayores. Sin embargo se podrían incluir
dentro de la evaluación social del individuo otros cambios por lo cuales
puede estar atravesando la persona adulta mayor:
• Jubilación o falta de empleo
• Cambios en la salud y pérdida de autonomía
• Cambios en la vida familiar: viudez, separación de hijos y nietos, etc.
• Cambios en relocalización (por ejemplo, de arreglo domiciliario o
institucionalización)
• Maltrato o violencia doméstica o exclusión familiar.
APOYO SOCIAL:
Sugerimos dos indicadores para medir el apoyo social del individuo:
tamaño de la red social y el estado civil. Algunos estudios indican que
hay una relación de protección entre el vivir en pareja, los síntomas
depresivos y el nivel de funcionalidad del individuo. Sin embargo,
también se ha encontrado que el vivir en pareja es un factor protector,
más frecuente en el caso de los hombres que en el de las mujeres
mayores.
Varios estudios importantes han relacionado el número de contactos
positivos que la persona mayor tiene con su red social, como protector
de salud y bienestar. El rol del apoyo social o de la actividad social de
la persona adulta mayor se considera tan importante en algunos
estudios como el nivel de actividad física del individuo en la promoción
de un envejecimiento saludable y activo.
HABILIDADES PARA ENFRENTAR PROBLEMAS Y ADAPTABILIDAD:
Las habilidades para la vida son factores protectores de la salud a lo
largo del ciclo de vida, sin embargo hay poca investigación sobre los
indicadores de habilidades principales que en la vejez protegen la
salud y el bienestar.
Se conoce con bastante evidencia que el sentirse en control de la
situación, la autoestima y la autosuficiencia, son factores importantes
para mantener la salud en las personas mayores. El sentirse en control,
o sea, la autonomía en la toma de decisiones, tiene una correlación
alta con el bienestar de la persona mayor y su funcionamiento en
actividades del vivir diario. También se ha encontrado que el sentido
de autosuficiencia tiende a aminorar otros factores de riesgo sociales
como la falta de una red social robusta.
Desde la intervención gerontológica se deben de desarrollar cada vez más
programas que favorezcan el aprendizaje continuo, el desarrollo permanente y
dinámico; y que no sólo se centren en paliar las posibles limitaciones y pérdidas
que manifiesten nuestros mayores. Sino que se trate de prevenir la tan temida
dependencia, en todos sus niveles.
PREVENIR PÉRDIDAS Y OPTIMIZAR RECURSOS AMNÉSICOS
Prevenir la aparición y desarrollo de trastornos de memoria.
Aprender sobre el funcionamiento de la memoria y las posibilidades de
intervención en este dominio.
Compensar los declinios de memoria, por medio del entrenamiento de
mnemotécnicas.
Evitar o reducir las preocupaciones que se generan en esta área.
Proporcionar, a las personas desorientadas o confusas, de forma
estructurada y repetida, información básica sobre orientación temporal,
espacial y personal.
PROMOVER EL BIENESTAR SUBJETIVO
Aprender y examinar los propios sentimientos y pensamientos,
adecuándolos a la realidad.
Controlar el estado de ánimo y humor, y experimentar la relación que
existe entre estos y las actividades positivas.
Aumentar la frecuencia de actividades positivas y agradables; y disminuir
las que no proporcionan satisfacción.
Fomentar la participación en grupo, promoviendo entre otros el
sentimiento de cohesión y pertenencia.
Prevenir la aparición de problemas físicos y psíquicos, relacionados con la
ansiedad y la depresión.
Adquirir competencias de control de respuestas fisiológicas y cognitivas
asociadas a los estados depresivos.
Mejorar la autoestima a través de relaciones interpersonales basadas en
la confianza, el respecto y en la aceptación.
Elaborar las pérdidas y acontecimientos dolorosos a través de la
comunicación con los compañeros.
Alcanzar objetivos individuales.
PROMOVER LAS RELACIONES INTERPERSONALES
Aumentar la cantidad y calidad de las relaciones interpersonales.
Proporcionar herramientas para ultrapasar los conflictos interpersonales.
Motivar a las personas menos participativas, integrándolas en actividades
diversas y procesos grupales gratificantes.
EDUCACIÓN PARA LA SALUD
Informar sobre comportamientos promotores de salud.
Prevenir trastornos (articulares-musculares, cardiorrespiratorios) a través
de ejercicios físicos diversificados.
Mantener la capacidad física.
Conservar y promover la autonomía física y psicológica.
Promover o bienestar global.
SALUD MENTAL:
El mantenimiento de la salud mental de los ancianos se debe realizar desde
la prevención primaria a través de la educación de ellos y de sus familiares,
para que estos sepan atenderlos y apoyarlos.
Es fundamental promover la autovalencia a quienes entran en la tercera edad
y que participen en cursos que los preparen a enfrentar esta etapa de vida.
En este aspecto, las acciones que realicen tanto los familiares como los
propios adultos mayores, contribuyen a establecer encuentros más
significativos entre ambos.
Muchos adultos mayores pueden caer en depresión si cambian de hábitat,
son institucionalizados o se les cambian radicalmente sus costumbres. Un
buen ambiente donde vivir en la tercera edad contribuye a tener una mejor
salud mental.
Acciones:
La familia puede contribuir a la salud mental de los ancianos a través de:
Visitar o ser visitados por sus seres queridos.
Si no es posible juntarse con ellos, comunicarse por teléfono.
Preocuparse por expresar el cariño de diversas formas.
Ofrecer compañía a sus seres queridos cuando la necesite.
Escucharlos y tratar de comprenderlos.
Compartir con ellos sus penas y alegrías.
Hacerlos sentir útiles.
Realice su control de salud periódicamente y cumpla con las recomendaciones
indicadas por su médico y enfermera. La asistencia a estos controles es una de
las acciones fundamentales que nos ayudarán a prevenir problemas de salud,
curar enfermedades si es que ya existen y evitar complicaciones.
BIBLIOGRAFÍA
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trabajo social conlas personas mayores. Intervención primaria,
secundaria y terciaria. España:PAIDOS,1998.
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Kane R and Kane R: Assessing older persons. Measuring, meaning
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Sánchez Salgado, Carmen Delia. Trabajo Social y Vejez. Buenos
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Moreno, Sinforiano R. y Antonio Castellano Suárez. Intervención
Clínica y Psicosocial en el Anciano. España, Instituto Canario de
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