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Más democracias y más malestar global 21º Congreso...

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Más democracias y más malestar global 21º Congreso Mundial de Ciencia Política SEGURIDAD HUMANA: CONSECUENCIAS PARA LA POLÍTICA INTERNACIONAL HUMAN SECURITY: CONSEQUENCES FOR INTERNATIONAL POLITICS Autora: Ariana Bazzano de Oliveira SANTIAGO - CHILE 2009
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Más democracias y más malestar global 21º Congreso Mundial de Ciencia Política

SEGURIDAD HUMANA: CONSECUENCIAS PARA LA POLÍTICA INTERNACIONAL

HUMAN SECURITY: CONSEQUENCES FOR INTERNATIONAL

POLITICS

Autora: Ariana Bazzano de Oliveira

SANTIAGO - CHILE 2009

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Seguridad Humana: Consecuencias para la Política Internacional Autora: Ariana Bazzano de Oliveira1

INTRODUCCIÓN

El final de la Guerra Fría fue un período propicio para las discusiones sobre

la seguridad internacional, pues el fin del miedo de una guerra nuclear consolida las nuevas concepciones de seguridad internacional, que se desarrollan en las últimas décadas por los estudios de seguridad y estudios de paz y conflictos.

El concepto tradicional de seguridad centrado en el Estado, en su soberanía

e integridad territorial, presupone que la seguridad es conquistada en la medida en que se fortalece su capacidad militar. Delante de esa concepción, desde la década del 70, emergieron en varios círculos académicos, nuevas propuestas y formulaciones alternativas que cuestionaban ese concepto tradicional de seguridad, tales como: la seguridad común, comprensiva, cooperativa, colectiva, global, etc. Y todas esas concepciones alternativas, abrieron camino para que en la década del 90, se formule el concepto de Seguridad Humana.

En líneas generales, se puede decir que la Seguridad Humana se enfoca en

el individuo y no en el Estado, como el sujeto de seguridad. El Estado es el medio por el cuál el individuo tiene su bienestar, libertad y derechos efectivos y garantizados. Este cambio trae profundas implicaciones teóricas y prácticas para las políticas de los Estados.

Existen varias propuestas de definiciones de Seguridad Humana, además de

los otros conceptos de seguridad internacional, en función de eso, la mayoría de los expertos en cuestiones de seguridad están de acuerdo en un mínimo de tres parámetros en su intento de definir el concepto de seguridad: 1) implica para toda la comunidad la preservación de sus valores centrales; 2) La ausencia de amenazas contra ella y 3) la formulación de objetivos políticos por la comunidad (DAVID, 2000, p.27). De esa forma, según Charles-Philippe David, la seguridad puede ser comprendida “como la ausencia de amenazas militares y no militares que pudiesen poner en cuestión los valores centrales que una persona o una comunidad quieren promover, y que implicase un riesgo de utilización de la fuerza” (DAVID, 2000, p.27).

Con ese concepto de seguridad en mente, el trabajo destacará la Seguridad

Humana, en especial, la propuesta hecha por el Programa de Naciones Unidas (PNUD). El objetivo de este texto es presentar el concepto de Seguridad Humana, sus debates, sus críticas y también serán presentadas algunas prácticas políticas efectivas que ese concepto trajo para el escenario internacional.

1 Discente del Mestrado en Ciencia Política de la Universidad de Campinas – UNICAMP – Brasil. Orientador: Prof. Dr. Shiguenoli Miyamoto. Investigadora del Instituto Nacional de Estudios sobre Estados Unidos. Financiamiento FAPESP. E-mail: [email protected]

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LA SEGURIDAD HUMANA El concepto de Seguridad Humana surge al final de la Guerra Fría, tanto en

el debate académico como dentro de las instituciones internacionales y en los Estados. Sin embargo, su formulación es fruto del desarrollo teórico de las últimas décadas en el campo de la seguridad y de los estudios sobre paz y conflictos.

Esos estudios reflejan el nuevo escenario internacional que se dibuja a partir

de la década del 70, es en ese periodo que se inicia la caída del papel hegemónico de la Unión Soviética, la aparición de nuevos actores en la arena internacional (ONGs, empresas transnacionales, organismos multilaterales) y de las nuevas agendas para la política internacional, como los derechos humanos, el medio-ambiente y la economía internacional, entre otros. Así, en consecuencia de ese nuevo escenario, dentro de la Teoría de las Relaciones Internacionales surge la Teoría de la Interdependencia como una respuesta al Realismo, el abordaje hegemónico desde la década del 40.

Para los realistas, el Estado es visado como un actor racional, único y auto-

interesado, así, en cuestiones de seguridad, sólo los Estados y sus intereses prevalecen. Además, no se puede confiar en otros Estados, ni en las instituciones internacionales, pues un Estado sólo puede garantizar su seguridad con la maximización de su poder, sobre todo el militar. La paz, en esa acepción, se fundamenta en la hegemonía de un Estado o en el equilibrio de poderes entre las mayores potencias del sistema internacional.

En cambio, la teoría de la interdependencia afirma que los Estados no son

los únicos ni los más importantes actores de las relaciones internacionales, los actores transnacionales adquieren gran destaque en esa perspectiva. De esa forma, la fuerza no es el instrumento político de mayor importancia, la manipulación económica y el uso de las organizaciones internacionales pasan a tener gran relevancia para la resolución de conflictos internacionales. Es así que la seguridad, en su aspecto militar, no es el objetivo principal de la política internacional, el bienestar social y el desarrollo sostenible pasan a tener mayor importancia (DI SENA, 2003, p. 190 – 193).

También en la década del 70, se destaca los estudios de paz, sobre todo, las

proposiciones de Johan Galtung2 que desarrolló nuevos conceptos para la paz, la seguridad y la violencia. Para que la seguridad sea durable, ella debe ser equiparada a una estructura de paz estable o positiva, que es mucho más que solamente la ausencia de guerra. La paz positiva implica la reducción de la violencia estructural, es decir, disminuir las condiciones que impiden el desarrollo de las capacidades de los individuos, como la pobreza, la desigualdad social, los regímenes autoritarios, etc.

Además, se puede citar las contribuciones de las escuelas críticas, como el

feminismo, los posmodernos y los constructivistas, que contribuyeron para una redefinición del concepto de seguridad, sobre todo al cuestionar quién es el sujeto de la

2 Más sobre los estudos de Galtung, ver: GALTUNG, J. Violence, peace, and peace research. IN: Peace: Research, education, action. Essays in peace research, vol. I (Copenhague, Christian Ejlers Forlag, 1975); "What is meant by peace and security? Some options for the 1990s", In GALTUNG, J.. Transarmament and the Cold War. Essays in peace research, vol. VI (Copenhague, Christian Ejlers Forlag, 1988).

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seguridad. Con base en esas cuestiones que profundizan y expanden el concepto de seguridad, Roland Paris crea una tabla del campo de estudios de seguridad. Esta tabla contiene cuatro celdas y cada una representa los diferentes grupos de estudios de seguridad. El autor parte del presupuesto de que una amenaza para la seguridad es una amenaza para la supervivencia.

¿Cuál es la fuente de amenaza a la seguridad?

¿Para quién es la seguridad?

Militares Militares, No - militares o ambos

Estados

(I)

Seguridad Nacional Guerras inter-estatales. (abordaje convencional realista para los estudios

de seguridad)

(II)

Seguridad Redefinida (por ejemplo, seguridad ambiental y seguridad

económica)

Sociedades, Grupos e

Individuos

(III)

Seguridad Intra-estatal (por ejemplo, guerras

civiles, conflictos étnicos, genocidios, etc.)

(IV)

Seguridad Humana (por ejemplo, amenazas ambientales, políticas,

económicas para la supervivencia de las sociedades, grupos e

individuos)

FUENTE: PARIS, 2001, p. 98. Según París, la celda I contiene las amenazas militares para la seguridad de

los Estados. Los realistas tienden a adoptar esa perspectiva que tradicionalmente, domina los estudios de seguridad, sobre todo de Estados Unidos. La celda II representa las amenazas no-militares para la seguridad, pero los Estados son el objeto de seguridad. La celda III enfoca las amenazas militares para otros actores, además del Estado, como las sociedades, los grupos y los individuos. Desde el fin de la Guerra Fría, la violencia intra-estatal está predominando, sobre todo causada por los grupos sub-estatales. Además, el genocidio y los homicidios causados por los agentes del Estado contra sus ciudadanos, también están en esa categoría. Y finalmente, la celda 4 incluye las amenazas militares o no-militares, o ambos, para la seguridad de las sociedades, de los grupos y de los individuos. En ese punto, París levanta las siguientes cuestiones: “¿la pobreza, por ejemplo, puede ser el combustible de la violencia dentro de las sociedades?, ¿Ciertos tipos de instituciones políticas domésticas son más apropiadas para conducir a la paz doméstica?, ¿El grado de urbanización de una sociedad o el acceso a cuidados médicos están asociados con la ocurrencia de violencia civil?, ¿Qué otras condiciones sociales ponen en peligro la supervivencia de los grupos y de los

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individuos?”, para el autor, todas esas preguntas están dentro de la categoría de investigación llamada Seguridad Humana (PARÍS, 2001, p.98-100).

Karlos Pérez de Armiño3 afirma que para comprender los ámbitos en los

cuales se concretaron esos avances teóricos, es útil basarse en los criterios formulados por David Baldwin que pueden ser descritos en cuatro preguntas (2007, p.61):

1) ¿Para quién es la seguridad? Aquí se debe responder cuál es el objeto de

referencia de la seguridad, el sujeto a ser asegurado. En la visión realista, el objeto es la seguridad nacional; en el concepto de seguridad común, la seguridad internacional; y la seguridad individual en el enfoque de la Seguridad Humana.

2) ¿Cuáles son los valores que deben ser protegidos? En la concepción

tradicional de seguridad nacional, el valor central es la protección de la independencia política y la integridad territorial del Estado. En la Seguridad Humana, hay un amplio abanico de valores a ser protegidos, desde el bienestar económico hasta la salud de las personas.

3) ¿Cuáles son las amenazas a la seguridad? Para los realistas, las fuentes de

las amenazas son las posibles agresiones militares de otros Estados. Mientras que en una visión ampliada de seguridad, hay numerosas posibilidades de amenazas, como los desastres naturales, las epidemias, los regímenes autoritarios, etc.

4) ¿Con qué medios se puede garantizar la seguridad? En la tradicional

concepción de seguridad, el medio es la disuasión militar y para una concepción ampliada de Seguridad Humana, el desarrollo humano.

De tal manera, en la fase de la Posguerra Fría y de la globalización, se

destaca cuatro elementos sustantivos en la cuestión de la seguridad internacional: 1) la seguridad internacional está más allá de las cuestiones militares; 2) la seguridad internacional es transnacional, global e interdependiente; 3) la seguridad internacional es producida por una pluralidad de actores, el Estado no es el actor exclusivo; 4) la seguridad internacional en el siglo XXI amplía la agenda y la demanda por una mayor cooperación y asociación (ARAVENA, 2002, p.19).

Por lo tanto, según Andrew Mack, el tratamiento dado por el neorrealismo a

los Estados como actores unitarios podría tener alguna utilidad para entender las causas de las guerras inter-estatales, sin embargo, en el caso de los conflictos armados en los países en desarrollo, el neorrealismo no conseguiría explicar, ya que el propio Estado fracasó o se encuentra dividido en facciones que luchan entre sí. Mack afirma que los Estados deberían ser los primeros proveedores de seguridad para los ciudadanos, no obstante, frecuentemente, fallan en esa tarea. De esa forma, el paradigma de la seguridad nacional, con su énfasis en las amenazas externas, “es de limitada relevancia en relación a la seguridad del individuo, particularmente respecto a las guerras civiles, que en este momento constituyen más del 90% de los conflictos armados” (MACK, 2005, p.13). En vista de eso, el autor concluye que el paradigma convencional de los estudios sobre seguridad no consiguen tratar las amenazas que emanan del propio

3 Profesor titular de relaciones internacionales de la Universid del País Vasco e investigador del Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional.

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Estado.

Las cuestiones que antes eran encubiertas por el Conflicto Este-Oeste, se vuelven las nuevas pautas de la agenda internacional a partir de la década del 90. Los problemas ambientales, las epidemias, el desempleo, el narcotráfico, el hambre, los conflictos étnicos y religiosos, el terrorismo, los refugiados, la violación de los derechos humanos, entre otros, son los nuevos problemas del escenario internacional. Y como estos problemas afectan directamente a los individuos, sobre todo a las poblaciones más vulnerables, el concepto de seguridad internacional estrictamente relacionado a las cuestiones militares se vuelve cada vez más insuficiente para explicar las nuevas cuestiones internacionales.

Por ello, los defensores del concepto de Seguridad Humana consideran

necesario que el individuo sea el objeto de referencia de la seguridad. Andrew Mack apunta tres razones para ese cambio de referencia en el concepto de seguridad. Primero, el paradigma de seguridad tradicional centrado en el Estado no es capaz de explicar las guerras civiles y ellas, representan la mayor parte de los conflictos armados en la actualidad4. Segundo, cuando se privilegia el Estado como la entidad a ser protegida se desvía la atención de que la seguridad del Estado es conseguida frecuentemente con costes para la seguridad individual como, por ejemplo, en situaciones de guerra. Y finalmente, la idea de seguridad centrada en los individuos posee importantes raíces históricas, tales como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la Carta de las Naciones Unidas y en la Convención de Ginebra que trajeron elementos centrales en la evolución del concepto de Seguridad Humana.

En 1994, el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) lanza en

su informe anual – Informes sobre el Desarrollo Humano - el concepto de Seguridad Humana. El informe recomienda una transición conceptual profunda de la “seguridad nuclear” o militar para la Seguridad Humana. De acuerdo con el PNUD, para la mayoría de las personas, la inseguridad resulta mucho más de preocupaciones de la vida cotidiana que de la posibilidad de un evento cataclísmico. El informe afirma que serán exploradas las nuevas fronteras de la Seguridad Humana de la vida cotidiana de las personas, pues es necesario descubrir, prematuramente, las señales de alerta de una posible crisis, para que de tal manera, se pueda poner en práctica, acciones de diplomacia preventiva (PNUD, 1994, p.III).

En este informe, el PNUD afirma que una consideración del concepto

básico de Seguridad Humana debe centrarse en cuatro características esenciales:

- La seguridad humana es una preocupación universal. Es pertinente a la gente de todo el mundo, tanto en países ricos, como en países pobres. Hay muchas amenazas que son comunes a toda la gente, como el desempleo, los estupefacientes, el delito, la contaminación y las violaciones de los derechos

4 Según Gunther Rudzit, la incidencia de los conflictos inter-estatais disminuyó en las décadas del pos-1945, sin embargo, las guerras intra-estatales prevalecieron en el mundo. Durante la Guerra Fría, hubo 164 guerras y sólo 30 de estas fueron entre Estados. Y en la Posguerra Fría (1990 a 2003), 57 conflictos acontecieron en 45 países, siendo que sólo cuatro pueden ser llamados de conflictos inter-estatais convencionales: 1991 – Guerra del Golfo; 1998 a 2000 – Etiopía y Eritrea; 1999 – India y Pakistán; y en 2003 – Guerra de Irak (RUDZIT, 2005, pp. 316 – 317).

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humanos. Su intensidad puede variar de un lugar a otro, pero todas esas amenazas contra la seguridad humana son reales y van en aumento.

- Los componentes de la seguridad humana son interdependientes. Cuando la seguridad de la población está amenazada en cualquier parte del mundo, es probable que todos los países se vean afectados. El hambre, la enfermedad, la contaminación, el tráfico de estupefacientes, el terrorismo, los conflictos étnicos y la desintegración social ya no son acontecimientos aislados, confinados dentro de las fronteras nacionales. Sus consecuencias llegan a todo el mundo.

- Es más fácil velar por la seguridad humana mediante la prevención temprana que con la intervención posterior (…).

- La seguridad humana está centrada en el ser humano. Se preocupa por la forma en que la gente vive y respira en una sociedad, la libertad con que puede ejercer diversas opciones, el grado de acceso al mercado y las oportunidades sociales, y la vida en conflicto o en paz (PNUD, 1994, p.25-26).

Según el PNUD, la Seguridad Humana posee dos aspectos principales: mantener a las personas a salvo de amenazas crónicas como el hambre, las enfermedades, la represión (freedom from want) y protegerlas de cambios súbitos y nocivos en los patrones de la vida cotidiana, por ejemplo, de las guerras, de los genocidios y de las limpiezas étnicas (freedom from fear). Además, identifica las siguientes dimensiones de la seguridad:

1) seguridad económica: garantizar la entrada básica en un trabajo

productivo y remunerado; los recursos mínimos y la necesidad de resolver los problemas estructurales, entre ellos, el desempleo, la desigualdad socioeconómica y el trabajo precario/subempleo;

2) seguridad alimentaria: todas las personas deben tener acceso a los

alimentos básicos. El documento enfatiza que el hambre no es causado solamente por la ausencia, sino por la mala distribución de los alimentos. Además, en los países desarrollados, la seguridad alimentaria está relacionada con las intoxicaciones y enfermedades asociadas con la mala alimentación;

3) seguridad de la salud: las epidemias, la falta de agua potable, los

accidentes de tránsito, el cáncer, entre otros problemas, son analizados en el informe con el énfasis de que las amenazas sanitarias son mayores en áreas de pobreza, el informe cita que 17 millones de personas mueren por año, en los países en desarrollo, por consecuencia de enfermedades contagiosas y parasitarias, como diarrea, tuberculosis e infecciones respiratorias agudas;

4) seguridad ambiental: la deforestación, la contaminación del aire y del

agua, en fin, los procesos de degradación de ecosistemas. El informe destaca que la escasez de agua puede volverse un factor causante de conflictos étnicos y políticos;

5) seguridad personal: seguridad frente a la violencia física, sea del Estado

(tortura), de otros Estados (guerra), de otros individuos (violencia urbana, crímenes,

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tráfico de drogas). La violencia contra la mujer, los niños y los suicidios, también son citados en ese ítem;

6) seguridad comunitaria: las personas necesitan tener seguridad de

manifestar su identidad cultural y conjunto de valores junto con su familia, comunidad, organización, grupo étnico. Luchas inter-étnicas, limpieza étnica y cuestiones indígenas son tratadas en ese punto;

7) seguridad política: son apuntados tanto los derechos humanos de los

ciudadanos en un Estado, como los elementos que impiden su efectuación: la represión política por parte del Estado, la tortura, las desapariciones, las detenciones ilegales, etc.

De tal manera, una de las características que definen la nueva naturaleza de

los temas relacionados con la seguridad es la interdependencia, el propio informe afirma que los siete elementos de Seguridad Humana poseen vínculos y que la amenaza contra un elemento, probablemente se propagará a todos los otros. Por lo tanto, para la Seguridad Humana, las amenazas provienen tanto de otros Estados, como de otros actores no-estatales o de las relaciones estructurales de poder, en sus más diferentes niveles. Para ese abordaje, las amenazas son transnacionales, no hay fronteras nacionales para problemas como, los desequilibrios ecológicos, el terrorismo, las epidemias, etc. Y para prevenir esas amenazas, que pueden poner en peligro a los individuos, a los grupos y a las sociedades, los Estados deben establecer una cooperación, de preferencia una cooperación a largo plazo, lo que refleja la existencia de un mundo interdependiente. Y ya que las amenazas no se circunscriben a las fronteras nacionales, la solución de los problemas tampoco pueden quedar restrictas al plano estatal.

Según el Grupo de Alto Nivel de Amenazas de la ONU, ese cambio en el

significado de seguridad, además de poner en cuestión los conceptos tradicionales de seguridad nacional, también está sirviendo para identificar las principales amenazas y las necesidades de nivel global. De acuerdo con el informe del Grupo, llamado “Un mundo más seguro: la responsabilidad que compartimos”, hay seis grupos de amenazas que son objeto de preocupación global: 1) la violencia entre los Estados; 2) la violencia dentro del Estado; incluyendo las guerras civiles; 3) la pobreza; las enfermedades infecciosas y la degradación del medio-ambiente; 4) las armas nucleares, químicas, radiológicas y biológicas; 5) el terrorismo y 6) la delincuencia transnacional organizada.

Estas amenazas no respetan las fronteras nacionales, están relacionadas entre sí, y deben afrontarse a nivel global, regional y nacional. Ningún Estado, por muy poderoso que sea, es inmune a ellas. Las respuestas militares son insuficientes y a menudo contraproducentes, y las capacidades militares convencionales no sirven para hacer frente a estas nuevas situaciones. EEUU, que es la mayor potencia militar y concentra el 40% del presupuesto militar del mundo, sufrió un atentado con unos aviones civiles. En este contexto, el rearme de los Estados no conduce a una mayor seguridad y supone desviar recursos que podrían ser utilizados de manera más eficaz para hacer frente a amenazas globales (MESA, 2005, p.06).

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El interesante y quizás, el más paradójico para algunos autores, es el hecho de que gran parte de los asuntos de la agenda de la Seguridad Humana implica el fortalecimiento del papel y de los recursos del Estado. Keith Krause afirma que la mayoría de las actividades de gestión del sector de seguridad, como el comercio ilícito y la proliferación de armas pequeñas, son encaminadas para los países y envuelven un trabajo de las autoridades estatales. Así, se puede afirmar que el objetivo de la Seguridad Humana es reestructurar la relación entre los Estados y sus ciudadanos al convertir la legitimidad y la soberanía de los Estados en el tratamiento dispensado a las personas.

En cierto sentido, promover la seguridad humana supone hacer que los Estados y sus gobernantes se mantengan alineados con el contrato social básico: los Estados han sido creados, entre otras cosas, para proveer seguridad de manera que los individuos puedan vivir en paz. Los Estados tienen la responsabilidad no sólo de proporcionar asistencia social o un sistema de representación sino, ante todo, de resguardar la seguridad de sus ciudadanos. Este es el “pacto” básico o contrato que ayudó a la humanidad a dejar atrás la anarquía hobbesiana (KRAUSE, 2005, p. 28).

Los Estados para promover la Seguridad Humana, también necesitan

establecer redes de cooperación con otros Estados, instituciones multilaterales y ONGs, ya que las amenazas a la seguridad son transnacionales. De esa forma, según Kanti Bajpai, los Estados, las organizaciones internacionales y las ONGs pueden promover normas de conducta, en varias áreas de la Seguridad Humana y la propagación de esas normas debe ser acompañada del fortalecimiento de las instituciones globales

La seguridad humana es un concepto amplio, que muestra las debilidades y vulnerabilidades del ser humano, así como sus potencialidades. Las oportunidades de crecimiento y desarrollo están cada vez más ligadas o se constituyen en fuentes de inseguridad. La interconexión global adquiere cada día mayor significación y relevancia. Reducir los riesgos implica una mayor coordinación de políticas nacionales y globales. La experiencia de los años recientes muestra que es esencial concordar en el diseño y luego en el establecimiento y en la ejecución de los regímenes internacionales que garanticen un orden internacional consensuado. Son los regímenes internacionales los que pueden asegurar la protección de las personas. Es sobre la base del accionar de los regímenes internacionales que será factible superar vulnerabilidades. La coordinación de políticas al interior de los regímenes internacionales, posibilitará incrementar las oportunidades para un desarrollo más equitativo. Avanzar en este camino solo será posible con mayor asociación y con más cooperación. Un multilateralismo cooperativo en lo global y el estado de derecho en lo nacional, son las mejores garantías para asegurar a las personas su desarrollo y la protección (ARAVENA, 2002, p.21).

Hay dos grandes interpretaciones y propuestas alrededor de lo que sea Seguridad Humana, una denominada de “enfoque amplio” y otra de “enfoque restricto”. El primer enfoque se centra en la definición del PNUD, que está asociada a la

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satisfacción del desarrollo humano y de un mínimo de bienestar en las dimensiones alimentaria, sanitaria, ambiental, etc. En cambio, el enfoque restricto define la Seguridad Humana como la protección delante de la violencia física en contextos de conflictos. Esta definición restricta fue propuesta por el gobierno de Canadá y después adoptada por la Red de Seguridad Humana, que surgió de un acuerdo bilateral entre Canadá y Noruega en 1998, cuyo objetivo era conformar una asociación de países con el propósito de promover un nuevo concepto de seguridad centrado en las personas.

Los defensores del enfoque restricto critican el enfoque amplio, por ser este

excesivamente amplio, lo que generaría una ambigüedad e ineficacia de la Seguridad Humana. Así, los defensores del concepto restricto se basan en cuatro argumentos principales: 1) disponer de una definición clara y concisa; 2) posibilitar la elaboración de indicadores para medir la Seguridad Humana; 3) convertir el concepto en una herramienta clara de análisis para los investigadores; y 4) favorecer su aplicación práctica en agendas políticas. Y para alcanzar tales objetivos, el concepto restricto de Seguridad Humana se centra fundamentalmente en la seguridad contra la violencia física, particularmente en contextos de conflictos armados y crisis humanitarias en los “Estados fallidos” (ARMIÑO, 2007, p.74).

El gobierno de Canadá define la Seguridad Humana como “(...) freedom

from pervasive threats to people's rights, safety or lives”. La perspectiva canadiense que sustenta la libertad contra el temor fue delineada por la Canadian Department of Foreign Affairs and International Trade (DFAIT), que enfatizó que el aumento de la seguridad de los individuos está en la prevención de las diversas formas de violencia. Canadá especificó las cinco grandes prioridades de la política exterior: 1) Protección de civiles y reducción del coste humano en los conflictos armados; 2) Soporte en las operaciones de paz; 3) Prevención de conflictos y refuerzo de la comunidad internacional para prevenir y resolver los conflictos; 4) Gobernabilidad y responsabilidad de los sectores públicos y privados, de forma a establecer las normas de democracia y derechos humanos y 5) Seguridad pública, responsable por la construcción de capacidades e instrumentos internacionales para contener el crecimiento de las amenazas producidas por el crimen organizado transnacional (PEREIRA, 2006, p.87). Y además de esas prioridades, Canadá y la Red de Seguridad establecen los tres principios-guías de las acciones en Seguridad Humana:

First, the international community must consider coercion, including the use of sanctions and force if necessary. Second, national security policies themselves must be altered to give due consideration to the promotion of human security goals. Integral to the new security policy agenda must be the promotion of norms/institutions and the use of development strategies – norms/institutions (for example, human rights, and humanitarian and refugee law) would set standards of conduct; and development strategies would, presumably, bring about conditions within which it would be easier for states and non-state actors to observe those norms. Norms in what areas exactly? The Lysoen declaration, which Canada helped draft, lists ten areas in which norms were required: anti-personnel landmines, small arms, children in armed conflict, international humanitarian and human rights law, international criminal court proceedings, exploitation of children, safety of humanitarian personnel, conflict prevention, transnational organized crime and resources for development. Also important though are improvements in governance capacities, both with states and internationally. The former

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implies democratization and the latter a more effective UN structure. A third principle of effective action on behalf of human security is to construct a coalition of states, international organizations and NGOs that would promote development and help enforce agreed-upon norms (BAJPAI, 2003, p.207).

Con base en las cuestiones de Baldwin, se puede destacar las diferencias

entre la concepción amplia de Seguridad Humana, propuesta por el PNUD y la concepción restricta presentada por la Red de Seguridad Humana.

PNUD (amplia) Red de Seguridad

Humana (restricta)

¿Para quién es la seguridad?

Primeramente, el individuo.

Primeramente, el individuo, pero la seguridad del Estado también es importante.

¿Cuáles son los valores

que deben ser protegidos?

Seguridad personal, bienestar y libertad

individual.

Seguridad personal, bienestar y libertad

individual.

¿Cuáles son las amenazas

a la seguridad?

Violencia directa e

indirecta. Mayor énfasis en la violencia indirecta, en especial en los factores

económicos y ambientales.

Violencia directa e

indirecta. Mayor énfasis en la violencia directa en dos

niveles – nacional/societal e internacional/global.

¿Con qué medios se puede garantizar la

seguridad?

Promoviendo el desarrollo

humano: necesidades básicas más equidad, sostenibilidad, mayor

democratización y participación en todos los

niveles de la sociedad global.

Promoviendo el desarrollo político: normas globales e instituciones (gobernanza),

más el uso de la fuerza colectiva como el uso de sanciones, sólo cuando

fuera necesario.

FUENTE: BAJPAI, 2003, p. 216.

Se observa que las concepciones amplia y restricta de Seguridad Humana

protegen los mismos valores y el foco de la seguridad también es parecido, el individuo. La gran diferencia entre los conceptos está en las amenazas y en los medios de garantizarse la seguridad. Mientras que la concepción amplia resalta la violencia

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indirecta como amenaza a la seguridad, el concepto restricto apunta para las violencias directas como mayor fuente de amenaza a las personas. Y ya que las amenazas son diferentes, las formas de prevenirla también son diferentes. El PNUD valoriza la promoción del desarrollo humano como medio de prevención a la inseguridad y la Red de Seguridad busca invertir en las operaciones de paz, en las intervenciones humanitarias y en el fortalecimiento de instituciones internacionales para garantizar la seguridad.

Para Armiño, los argumentos para restringir la Seguridad Humana tienen

como consecuencia una profunda reducción del contenido y del significado de Seguridad Humana, tal como se concibió inicialmente. En primer lugar, según el autor, al limitarse el concepto en la “freedom from fear”, es decir, en la protección contra la violencia física, olvidándose de la “freedom from want”, esto es, de la seguridad proporcionada por el desarrollo humano, supone revertir una de las líneas del avance teórico que llevaron a la creación del concepto de Seguridad Humana. En segundo lugar, al desasociarse los elementos socioeconómicos y políticos del concepto de Seguridad Humana, esto acarrea una caída de la capacidad analítica de la propuesta. Pues, conforme lo visto arriba, una de las cuestiones que sirven de base para evaluar los cambios de enfoque de la seguridad, era “¿cuáles son las amenazas a la seguridad?” y la contribución en esa cuestión, estaba justamente en concebirlas como mucho más que la ausencia de violencia física, al contemplar los factores socioeconómicos y/o ambientales que pueden poner en peligro la supervivencia y la dignidad humana.

Esta línea de evolución teórica lamentablemente ha quedado en gran parte olvidada por la interpretación restringida de la seguridad humana. Sin embargo, se nos antoja un tanto contradictorio aceptar el cuestionamiento del quién pero marcar tales límites al cuestionamiento de qué. En efecto, si asumimos que el eje de la seguridad es la persona, ¿cómo ignorar que, para ella y para su subsistencia con dignidad, tan lesivas y amenazantes como la violencia física pueden ser la exposición a epidemias infecciosas, la hambruna, la miseria o las crisis medioambientales? (ARMIÑO, 2007, p.74).

Más allá que, según el autor, el escenario internacional pos Guerra-Fría

indica que tanto las causas como las consecuencias de los conflictos civiles y de las crisis humanitarias, están relacionadas con los factores como la pobreza, regímenes políticos, epidemias o crisis ambientales. Y en ese contexto, la seguridad de las personas no está amenazada solamente por la violencia armada, pero por todos esos factores, en una interrelación mutua, así, “(...) el enfoque restringido no es capaz de captar el carácter complejo, sistémico y multidimensional de estas realidades, ni de proponer un paradigma de auténtica seguridad para las personas que las sufren” (ARMIÑO, 2007, p.75).

Para mostrar la interdependencia de los elementos de la “freedom from fear”

(violencia directa) con la “freedom from want” (violencia indirecta), estos serán expuestos en la tabla abajo:

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Violencia Directa Violencia Indirecta Muertes violentas: víctimas de crímenes violentos, asesinatos de mujeres y niños, agresiones sexuales, terrorismo, agresiones entre grupos (motines, persecuciones y genocidio), asesinato y tortura de disidentes, asesinato de agentes del gobierno, víctimas de guerra.

Privación: niveles de necesidad básica y derecho a la comida, agua, cuidados médicos, educación primaria.

Deshumanización: esclavitud, tráfico de mujeres y niños, uso de niños-soldados, detenciones ilegales de oponentes políticos.

Enfermedades: incidencias de enfermedades contagiosas, parasitarias, etc.

Estupefacientes: dependencia de estupefacientes.

Desastres naturales y provocados por el hombre: explosiones nucleares, inundaciones, etc.

Discriminación y dominación: prácticas discriminatorias contra minorías y mujeres; prohibición de elecciones, subversión de las instituciones políticas y de la prensa.

Subdesarrollo: inflación, desempleo, desigualdad social, pobreza, inestabilidad económica.

Disputas internacionales: tensiones inter-estatales, crisis bilaterales y regionales.

Desplazamiento poblacional: migración y refugiados.

Armas de destrucción masiva: la propagación de armas de destrucción masiva, avance de las armas convencionales, de armas ligeras y de las minas terrestres.

Degradación ambiental: contaminación del aire, tierra, agua, etc.

FUENTE: BAJPAI, 2003, p.219.

Krause afirma que desde mediados de la década de 90, el concepto de Seguridad Humana ha sido empleado por un gran número de organizaciones internacionales y no gubernamentales, incluyendo la Oxfam, el Alto Comisaría para los Refugiados de Naciones Unidas, el Instituto Worldwatch, entre otros5 (KRAUSE, 2005,

5 El autor cita otras organizaciones: el Consejo Académico del Sistema de la ONU, la Universidad de Naciones Unidas, la Fundación Arias, el Centro de Información sobre Defensa, la Comisión de Gobernanza Global, la Comisión Carnegie para la Prevención de Conflictos Mortales, la Red de Acción Internacional contra Armas menores, Pax Christi, la Secretaria General de Naciones Unidas, el Programa

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p. 21). Con un gran número de instituciones utilizando la Seguridad Humana, ya existen iniciativas políticas concretas en el escenario internacional, en este trabajo serán presentadas dos: la Red de Seguridad Humana y el Fondo Fiduciario para la Seguridad Humana.

La convención de Ottawa de 1997 que prevé la erradicación de las minas

terrestres es considerada como el primer paso significativo en el cumplimiento de la agenda de Seguridad Humana y desde entonces, Canadá ha centrado su discurso sobre Seguridad Humana, en una concepción más restricta (freedom from fear) y promovido políticas de protección a los civiles en conflictos armados, prevención de conflictos, participación en operaciones de paz, etc. A partir de esa política, Canadá y Noruega firman en 1998, un acuerdo bilateral llamado Declaración de Lys∅en, con el objetivo de constituir un grupo de países que se comprometiesen en efectivar la Seguridad Humana y la agenda de la Seguridad Humana abarcaría los siguientes temas: Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario, Minas terrestres, Corte Penal Internacional, los Niños-soldados, el Trabajo Infantil y las Armas pequeñas.

En 1999, es establecida la Red de Seguridad Humana, una agrupación de

Estados liderados por Canadá, Noruega y Suiza, que incluye Chile, Jordania, Austria, Irlanda, Malí, Grecia, Eslovaquia, Tailandia, Holanda y Sudáfrica (observador). El objetivo de esa red es promover políticas comunes de Seguridad Humana en una serie de instituciones internacionales y regionales. Los Ministros de Relaciones Exteriores de los países pertenecientes a la Red se reúnen anualmente y a lo largo del año, persiguen determinadas iniciativas a través de un foro para la coordinación y la confección de la agenda internacional de seguridad. Como resultado, muchos Estados-miembros, sobre todo los Estados que encabezan la Red, disponen importantes recursos financieros para promover iniciativas en Seguridad Humana, frecuentemente en compañía de ONGs o de otros Estados de la Red (KRAUSE, 2005, p.22). Es importante destacar que la Red entiende que la Seguridad Humana no substituye la seguridad nacional (militar), en verdad, ella sería un complemento al acrecentar la preocupación con el bienestar de las personas, con la ciudadanía y con la sociedad civil (FUENTES, 2002, p.90).

Los países integrantes de la Red están siendo invitados para participar de

sesiones de trabajos con representantes de Naciones Unidas, académicos y ONGs de varios países con el objetivo de establecer un concepto y un plan de acción alrededor de la Seguridad Humana. Uno de los objetivos de la Red es interaccionar con ONGs y a esas entidades son concedidas el status de socio, de esa forma, participan tanto de las reuniones interministeriales, como de las reuniones preparatorias que producen “papers”, informes y trabajos con gobiernos y organizaciones internacionales. De entre las ONGs participantes de la Red se tiene la Amnistía Internacional, la Cruz Roja Internacional, la Campaña Internacional para prohibir las Minas terrestres, la Coalición para acabar con el uso de niños-soldados, la Red de Acción Internacional para las Armas Pequeñas, la Fundación Arias para la Paz y lo Progreso Humano, Centro Henry Dunant para el Diálogo Humanitario, Consejo Internacional para la Política de Derechos Humanos, el Instituto de Graduados de Altos Estudios de Ginebra, entre otros (BARRIA, 2002, p.395-396).

de la Universidad de Harvard sobre Políticas Humanitarias e Investigación de Conflictos, el Centro de Seguridad Humana de la Universidad de British Columbia, Saferworld, el Centro Internacional para la Conversión de Bonn, el Centro para el Diálogo Humanitario, el Centro Regional de Seguridad Humana, el Consorcio Canadiense de Seguridad Humana y muchos otros.

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Además de la tarea de definir conceptualmente la Seguridad Humana, la Red deberá trabajar para establecer una agenda y acciones concretas que sean capaces de generar políticas que tengan impacto en el escenario internacional. Desde su fundación, la Red tiene una agenda de Seguridad Humana que incluye varios temas, como: las minas anti-personales, las armas ligeras, la Corte Penal Internacional, los actores no-estatales en los conflictos armados, la educación para la paz, el desarrollo sostenible, las operaciones de paz, entre otros (FUENTES, 2002, p.90).

La segunda iniciativa es encabezada por Japón, que en 1999 creó el Fondo

Fiduciario para la Seguridad Humana (Trust Fund fuere Human Security). Después se estableció una Comisión sobre Seguridad Humana en la ONU, también liderada por Japón, co-dirigida por el Dr. Sadako Ogata6 y por el Amartya K. Sen7. Ese Fondo apoya iniciativas lideradas por las instituciones que hacen parte del sistema de Naciones Unidas. Japón es uno de los países que defiende la concepción más amplia de Seguridad Humana, su ministro de Relaciones Exteriores afirma:

Seguridad humana desde la perspectiva de redoblar esfuerzos para hacer frente a las amenazas a la vida humana, a los medios de vida y a la dignidad de las personas, como la pobreza, la degradación ambiental, las drogas ilegales, el crimen internacional organizado, las enfermedades infecciosas como el SIDA, las avalanchas de refugiados y las minas antipersonales (apud BASSEDAS, 2007, p.52-53).

El Fondo Fiduciario patrocina proyectos en diversas áreas como la

seguridad alimentaria para campesinos de Timor Oriental y pescadores de la región Sur de Sudán; la seguridad en el área de salud en Tayikistán y en Mongolia; y la reconstrucción de escuelas en Kosovo (KRAUSE, 2005, p.23).

En Brasil, Japón hace muchos años hace donaciones para proyectos

comunitarios y de Seguridad Humana. En 2005, el Gobierno de Japón envió a Brasil, el “Memorando sobre Cooperación Bilateral en los Campos Social y Educacional entre la República Federativa de Brasil y Japón”, que dice:

El Gobierno de Japón reitera que continuará a prestar apoyo al pueblo brasileño en el nivel de las comunidades locales con vistas a cooperar en los esfuerzos del Gobierno de Brasil en los campos de la educación básica, salud/asistencia médica, reducción de la pobreza/incremento de los niveles de renta. Entre las áreas citadas, el Gobierno de Japón pondrá énfasis en el apoyo a la educación básica, particularmente en lo que se refiere a la construcción de escuelas. Para tal fin, llevará en consideración la posibilidad de encaminar para ese área la mitad del montante total de las Donaciones Asistenciales previstas para Proyectos Comunitarios y de Seguridad Humana en Brasil. Brasil cooperará estrechamente con Japón con vistas a la efectiva incorporación de la Donación Asistencial para Proyectos Comunitarios y de

6 Dr. Sadako Ogata es el ex-Alto Comisario para los Refugiados de la ONU. 7 Amartya K. Sen es Premio Nobel de Economía.

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Seguridad Humana en su plano nacional de perfeccionamiento de la educación básica8.

Japón está conduciendo en Brasil, diversos proyectos dirigidos directamente al desarrollo de las comunidades locales bajo la forma de apoyo enfocado en las bases comunitarias. Entre el año 2000 y el 2005, se habían registrado 185 proyectos con desembolso total de 944 millones de yenes. En el año 2008, la ONU y Japón, anunciaron el lanzamiento del proyecto “San Paulo: Seguridad Humana”, que invertirá 3 millones de dólares para mejorar, a largo plazo, la Seguridad Humana en la ciudad de San Paulo, a través de acciones humanitarias en las escuelas públicas, servicios sanitarios y comunidades. El proyecto trabaja con un concepto ampliado de violencia que no se restringe a la criminalidad y sí al derecho de acceso a la red de protección social, a la educación y a la salud.

“San Paulo: Seguridad Humana” es un proyecto que pretende fortalecer a

los individuos, las familias y las comunidades, además de promover a los grupos sociales en las áreas de salud y educación y realizar actividades comunitarias en las regiones beneficiadas, donde por regla general residen las personas más pobres y, por tanto, en situación de vulnerabilidad social. Entre las acciones del proyecto están: garantía de educación y capacitación en salud reproductiva para jóvenes, adolescentes, familias y comunidades; oferta de actividades culturales y deportivas; realización de talleres sobre mediación de conflicto; creación de equipos de apoyo para la promoción de la cultura de paz; y capacitación de agentes de protección social y otros expertos en el área de la infancia9.

Sin embargo, a pesar de esas políticas que ya están siendo implementadas

bajo la justificativa de la Seguridad Humana, el concepto es relativamente nuevo, lo que genera encrucijadas y discordancias sobre la su definición y eficacia política.

Armiño afirma que el concepto de Seguridad Humana todavía está en

proceso de maduración. Lo que él significa y cuáles son sus implicaciones políticas prácticas constituyen un objeto de discusión entre académicos y políticos interesados en el tema. El autor afirma que a pesar de las imprecisiones que rodean el concepto, la idea de Seguridad Humana trae contribuciones tanto en el plano de la seguridad, como en el del desarrollo y de la gobernanza democrática. Sin embargo, resalta que además de los problemas de su propia formulación, su materialización práctica todavía genera dudas y constituye diversos desafíos (ARMIÑO, 2006, p. 60).

Roland Paris afirma que el concepto de Seguridad Humana presenta dos

problemas que limitan su utilidad para investigadores como para los policy-makers. Primeramente, él resalta que la falta de precisión del concepto de Seguridad Humana, que hasta ahora se ha mostrado muy amplia, incluyendo hasta distintos aspectos de la seguridad física hasta el bienestar sicológico de los individuos, no se torna una referencia para los policy-makers en el momento de priorizar metas y objetivos a través

8 Fuente: Embajada de Brasil en Tokio - http://www.brasemb.or.jp/portugues/japan_brasil/jb_history_doc05_5.php 9 Fonte: http://www.brasilia.unesco.org/noticias/ultimas/representante-japones-visita-projeto-de-seguranca-humana-em-sp

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de sus políticas, además que tampoco ofrece un guía para los investigadores en el estudio de esta temática (FAVIER, 2007, p. 16).

Marco Cepik también apunta que puede ser un equívoco intentar resolver la

ambigüedad moral del concepto de seguridad nacional a través del concepto de Seguridad Humana. Cepik dice:

La crítica de ese intento permitirá que se tenga una evaluación más precisa de los riesgos de pérdida de eficiencia en la operación de las fuerzas armadas y de los servicios de inteligencia, sobre todo en función de la expansión excesiva del abanico de demandas defensivas e informacionales resultantes de la adopción del concepto de seguridad humana como un parámetro de planificación de políticas de seguridad. Además de resultar en pérdida de eficiencia, uno eventual anclaje de las misiones de las fuerzas armadas y de los servicios de inteligencia en el concepto de seguridad humana trae riesgos adicionales para la política democrática de “securitizar” temas y problemas no relacionados al uso potencial de la fuerza (educación, medio ambiente, salud, etc.) (CEPIK, 2001, p. 05).

Otro riesgo del carácter amplio propuesto por la Seguridad Humana, es que este se vuelva justificante y/o fundamento de políticas públicas militarizadas, tanto en el plano nacional, como internacional. Y ese riesgo, es más perceptible en los casos de políticas de cooperación al desarrollo y de acciones humanitarias. En la década del 90, el vínculo entre los problemas de desarrollo y seguridad se reflejó en el propio concepto de Seguridad Humana y esto contribuyó para que ambas acepciones fuesen re-conceptuadas como instrumentos útiles para la prevención de conflictos y para la construcción de la paz. Sin embargo, esa tendencia puede haber contribuido con una creciente subordinación de la cooperación con el desarrollo, de la acción humanitaria con criterios geopolíticos y de la seguridad de los países donantes, sobre todo tras el 11 de septiembre y la campaña de la “guerra global contra el terrorismo”. Esa instrumentalización por intereses políticos y estratégicos es particularmente preocupante en el caso de las acciones humanitarias, pues pone “en jaque” los principios de independencia y neutralidad que históricamente definieron esas acciones (ARMIÑO, 2007, p.71).

Además, otra polémica acerca de la Seguridad Humana es que el concepto

constituye un nuevo paradigma que supone una reinterpretación del concepto de soberanía estatal y del principio de no-injerencia en los asuntos internos de los Estados, base de la interpretación convencional del sistema internacional actual. “La soberanía dejaría así de ser un derecho del Estado para convertirse en una responsabilidad, condicionada la que los Estados y sus gobiernos garanticen las necesidades básicas de sus ciudadanos” (FRIDE, 2008, p.06). El informe del año 2001, “La Responsabilidad de Proteger” publicado por la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía Estatal reformula y relativiza la soberanía estatal.

La propuesta de la “responsabilidad de proteger” establece que la soberanía

implica tanto en derechos como en deberes del Estado proteger a su población. Cuando las autoridades nacionales se ven incapaces o se rehúsan a proteger a sus ciudadanos, esta responsabilidad pasa para la comunidad internacional y esta debe recurrir a la

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diplomacia, a la asistencia humanitaria o a otras medidas para proteger los derechos humanos y el bienestar de la población civil. Y el concepto de Seguridad Humana es vinculado al principio de la responsabilidad de proteger y esta obligación es tanto de los Estados, como de la comunidad internacional (ARMIÑO, 2007, p.72).

Sin embargo, con base en la Seguridad Humana, hay el riesgo de

“intervenciones humanitarias” por parte de los países ricos en países periféricos en conflicto o en crisis. Esas intervenciones tienen naturaleza militar y se justifican por razones humanitarias, así la Seguridad Humana está siendo usada como justificante para tais intervenciones, sobre todo, por quien defiende la concepción restricta de Seguridad Humana, como Canadá. La experiencia demuestra que muchas de esas intervenciones, aunque investidas de principios universales y humanistas, en realidad responden a una agenda y a los intereses geopolíticos de los países desarrollados que la practican10.

Guillermina Baena Paz responde a las críticas y al por qué de la Seguridad

Humana de la siguiente forma: (A) incapacidad de los sistemas vigentes de seguridad para atenuar el miedo y la incertidumbre: la seguridad es uno de los aspectos que más preocupan a la humanidad y a nuestro país en estos momentos, sin embargo, a pesar de los esfuerzos conjuntos de los Estados y de las estructuras gubernamentales – seguridad internacional, seguridad nacional y seguridad pública – aún no se puede reducir el nivel de incertidumbre, ni llegar la soluciones, por lo contrario, el problema se ha agravado mediante la planificación de soluciones que no atacan las causas, sino los efectos, como sólo construir más cárceles o aumentar el número de policías (apud PEREIRA, 2006, p.50).

Y a los críticos que afirman que la Seguridad Humana distingue al individuo

del Estado, en verdad, se olvidan que en realidad todos los derechos y libertades que se reivindican para la seguridad del individuo deben provenir del Estado, ya que es el único actor capaz de garantizarlos por medio del Estado de Derecho. Además, en el sistema internacional son los Estados que los ratifican tratados, acuerdos y regímenes internacionales.

Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, defiende la adopción de la

Seguridad Humana,

como un instrumento para repensar el futuro y el propio desarrollo, que no se reduce al crecimiento de la renta per cápita, pero incluye la expansión de las libertades y de la dignidad de las personas. Sen defiende la redefinición de las antiguas instituciones internacionales, creadas en la década del 40, y la elaboración de una agenda para los cambios necesarias, donde están incluidos acuerdos comerciales, leyes de patentes, iniciativas de salud

10 Para profundizar el debate sobre las Intervenciones Humanitarias, ver: WHEELER, Nicholas. Saving Strangers: Humanitarian Intervention in International Society. Nova York: Oxford University Press, 2000; KEOHANE, R. O.; HOLZGREFE, J. L. Humanitarian Intervention: Ethical, Legal, and Political Dilemmas. Cambridge: Cambridge University Press, 2005; KRASNER, Stephen. Sharing Sovereignty. International Security, vol. 29, nº 2, fall/2004. pp. 85-120;

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global, educación universal, diseminación tecnológica, políticas ambientales, deuda externa, gestión de conflictos, desarme, etc. En suma, una agenda para viabilizar la seguridad humana (cf. OBSERVATORIO DE LA CIUDADANÍA, 2004).

Asimismo, en el actual contexto internacional, sobre todo después del 11 de

septiembre del 2001, se tornan interesantes las contribuciones que la Seguridad Humana puede traer para confrontar el discurso de que la principal amenaza a la seguridad internacional es el terrorismo. Armiño afirma que

se trata de un discurso [do terrorismo] que reclama concentrar esfuerzos contra este fenómeno, olvidando otros riesgos globales y los orígenes de la inseguridad y los conflictos armados. Ese discurso incita a ocuparse solo de los síntomas del fenómeno, dejando de lado la reflexión sobre sus posibles motivos subyacentes. La seguridad humana, por el contrario, invita a pensar en la diversidad de las causas-raíces de la inseguridad (ARMIÑO, 2007, p. 69-70).

Así, en ese momento de miedo del terrorismo, en lo cual reaparecen políticas que plantean que la única seguridad posible es las “políticas duras”, las mismas que fueran ineficaces en impedir los atentados, es necesario reflexionar de forma sistémica e integradora para analizar las condiciones, los factores estructurales, los aceleradores y los elementos precipitadores de los actos terroristas (NEF, 2002, p.60). De esa manera, es necesario actuar en forma racional y efectiva en las manifestaciones terroristas, más principalmente, en las causas de los atentados. Y la Seguridad Humana puede ayudar a comprender esas causas.

El terrorismo transnacional es un problema de todos, que requiere acción internacional, multilateral y concertada en muchos niveles y ámbitos, desarrollando una comunidad de seguridad, fundada sobre intereses comunes y un sistema valórico compartido. Sólo así, las acciones terroristas, provengan de quien provengan, pueden percibirse como una distopia inaceptable. Una política antiterrorista efectiva, más allá de maniqueísmos hipócritas y de doble estándares, tiene que fundarse en el entendimiento de que los actos configuran el crimen y que el "terrorismo" no es una definición acomodaticia para descalificar a quien sea el adversario de turno (NEF, 2002, p.61).

Por lo tanto, a pesar de las críticas, no hay que olvidar que el concepto de

Seguridad Humana es relativamente reciente y todavía está en construcción, sin embargo, con el proceso de globalización y con todas las consecuencias que de él resultó no se puede negar que actualmente, se enfrentan nuevas amenazas en el escenario internacional y estas no son resueltas solamente por medio militares. Más allá que, la idea de Seguridad Humana está teniendo éxito en formar coalición de Estados, unir agencias internacionales y ONGS. Y en términos de campaña política, la Seguridad Humana ya alcanzó un número considerable de objetivos específicos, como la negociación del Tratado sobre Minas Antipersonales.

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Al igual que es necesario actualizar el concepto de seguridad, establecer una formulación más clara y objetiva de Seguridad Humana también es imprescindible, ya que con un marco teórico claro, se facilitará futuras investigaciones y decisiones de los policy-makers.

CONSIDERACIONES FINALES El debate académico sobre la seguridad internacional se intensificó tras el

fin de la Guerra Fría. Y el embate es entre los investigadores que defienden la ampliación del concepto de seguridad internacional y aquellos que afirman que hay una particularidad en el concepto de seguridad y que extenderlo, causaría la pérdida de su especificidad.

Como fue visto a lo largo del texto, el concepto de Seguridad Humana trae

potencialidades y debilidades, tanto en el plano teórico, como en el práctico. Pero por ser un concepto nuevo, todavía hay mucho por hacer, de forma a ampliar sus potencialidades y minimizar sus deficiencias. Y este esfuerzo debe ser tanto teórico, como empírico.

Teóricamente, el concepto de Seguridad Humana necesita de contenidos

más precisos y su vinculación con otras categorías analíticas necesitan ser más bien exploradas, en especial con los derechos humanos, el desarrollo y las intervenciones humanitarias. Y en el plano empírico, esas categorías siguen a lógicas políticas, económicas y sociales muy distintas. “Quizás ha llegado el momento de crear espacios para una interacción más eficaz entre ellas, en áreas de elaboración de políticas coherentes en cuya implementación deben colaborar todos los actores sociales sin excepción” (ARAVENA, GOUCHA, 2002, p. 09). También, empíricamente, se necesita de más estudios de caso para averiguar la aplicabilidad del concepto, su utilidad como herramienta de análisis de la realidad y como criterio de propuesta de políticas. Según Armiño

Un escenario particularmente interesante para la aplicación de la seguridad humana como marco de análisis es el de los países en procesos de rehabilitación posbélica, en los que aparece con gran intensidad la interrelación entre los problemas de seguridad y los de desarrollo. Ambas líneas de trabajo pueden dibujar nuevos horizontes y contribuir a profundizar en el debate sobre la seguridad humana, a fin de que sea más útil como marco de análisis y como referente para propuestas políticas (ARMIÑO, 2007, p. 73).

Otra cuestión que necesita ser dilucidada es el papel de la sociedad civil y

de los actores no-estatales en la práctica de la Seguridad Humana. Los individuos deben ser “apoderados” (empowerment) para que puedan controlar su ambiente y se transformen en participantes activos en los procesos políticos, económicos y sociales que los afectan. Tal como acontece en otros multilateralismos, el debate de la Seguridad

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Humana no consigue alcanzar en profundidad a la sociedad civil. Mack llama la atención a el hecho de que la personas siguen siendo mayoritariamente los sujetos pasivos en el discurso de la Seguridad Humana (MACK, 2005, p.29).

Según Mesa, delante de las nuevas amenazas del escenario internacional es

necesario reforzar el sistema de seguridad colectiva, de tal forma que comprometa los Estados a cooperar entre sí y que se alcance un nuevo consenso sobre el significado y las responsabilidades de la paz y de la seguridad internacional. Para la autora, esto puede contribuir para alcanzarse metas importantes, como la prevención del genocidio, que es un principio fundamental del Derecho Internacional. Manuela Mesa afirma:

Un mundo más seguro sólo puede lograrse con el respeto a la legalidad internacional, a las convenciones y tratados adoptados para proteger civiles, regular la guerra y el derecho de los refugiados y de los grupos más vulnerables. Esto requiere de transformaciones sociales, políticas, económicas, culturales y educativas, entre otras áreas para avanzar hacia la gobernabilidad global. También precisa la coordinación de acciones en múltiples niveles, desde lo global hasta lo local, y la implicación de un número amplio de actores, incluyendo las instituciones internacionales, nacionales, gobiernos locales, los empresarios y la sociedad civil (MESA, 2005, p.08).

De todo lo expuesto arriba, se puede resaltar que nuevos desafíos surgieron

a la política internacional en los últimos veinte años y quizás, el principal de ellos sea responder a la cuestión: ¿Quién es el objeto de la seguridad internacional, el individuo o el Estado? Responder esa pregunta es fundamental porque cada objeto lleva a una conducción de la política internacional. Lo que de forma concreta significa que las guerras, las intervenciones humanitarias, las misiones de paz, los tratados de cooperación, sobre todo los relacionados a los armamentos, pueden ocurrir o no, dependiendo de cómo los policy-makers de cada país responden a esa pregunta.

Asimismo no siendo el objeto de la seguridad internacional,

paradójicamente, el Estado es el principal instrumento y el responsable por políticas públicas de Seguridad Humana, esto sin disminuir la importancia de la cooperación internacional y de la gobernanza global. E incluso siendo los Estados que con frecuencia, son los máximos responsables por políticas, prácticas y estructuras que causan inseguridad, la Seguridad Humana puede actuar como una referencia que pone el Estado delante un examen crítico, tanto local como internacional, que permite juzgar sus políticas, sus capacidades, sus relaciones con los ciudadanos e inclusive, su legitimidad (ARMIÑO, 2007, p.68). Así, se percibe que dentro de la perspectiva de la Seguridad Humana está la idea de que en última instancia, la seguridad de los Estados es un medio de garantizar la seguridad de los individuos, es decir, es el Estado que debe garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Luego, la seguridad estatal no es un fin en sí mismo, pero sí una manera de garantizar la seguridad de sus habitantes.

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