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N.O R. ALEPH Ir c¡ N.O R. Bib . .2G.;2.?É . lb oc:¡.r I @r...

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N.O R. ALEPH Ir / b N.O R. Bib . .2G.;2.?É . Signat. e lb - oc:¡.r I @r-f t '(. VII REUNION NACIONAL DE SUELOS SEVILLA 25 - 29 SEPTIEJ>ffiRE 1978 GUIA DE LAS EXCURSIONES CIEl-.'TIICICAS I NARISMAS II DOÑANA III M.A.ZAGO N - CEl-.'TRO DE EDAFOLO GIA y BIOLOGIA APLICADA DEL CUARTO (C. S. I. C.) - SO CJEDAD ESP DE LA CIENCIA DEL SUELO
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N.O R. ALEPH Ir c¡ / b N.O R. Bib . .2G.;2.?É . Signat. e lb - oc:¡.r I @r-ft '(.

VII REUNION NACIONAL DE SUELOS

SEVILLA 25 - 29 SEPTIEJ>ffiRE 1978

GUIA DE LAS EXCURSIONES CIEl-.'TIICICAS

I NARISMAS

II DOÑANA

III M.A.ZAGO N

- CEl-.'TRO DE EDAFOLO GIA y BIOLOGIA APLICADA DEL CUARTO (C. S. I. C.)

- SO CJEDAD ESP Al~OLA DE LA CIENCIA DEL SUELO

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La realizaci6n do]. presente eS'Gudio ha cs­

tado a cargo del siguiente equipo cient:Lfico del

e.E.B.AeC, :

Na.ría. Ayerbe Sales

Clemente Bailos Norono

Luis Clemente Salas

Hanuel Chaves S{ulClleZ

José Hartin Aranüa

Félix }loreno Luco.s

José Luis Hudnrra G6moz

Juan Luis do Olmedo Pujol

Diego de la Rosa Acosta

Con la colaborac:L6n de

j¿'ra.l1.cisco Hartin l·Iartinoz, Carmen. Nazuel0 s VeJ.a,

José Hanuel Nurillo Ca:rpio, José LV.is Pérez Ro­

driguez y Roque H.omero Díazy del C .. E ~ TI, A. e ~;

José Garrido Blasco y José Luis Pérez Abelaira.

del IIIR.Y DD~A,; Dnltasar Cabezudo Ju ... tero y Ben,i

to Valdós Castril16n, del Dpto. de Botánica (Uni

vers:Ldad de SC:.l\rillu);

y José Nerino OrtQea, del Dpto c>

versidac1 de Sevj.lla).

J:;"'i.gu0roa CleIllento

de Ecoloffia (Uni-

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INDICE

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Pág.

1 • I l~T 11 O D U e e IO I'J 1

1 • 1 4

1 .2 GEONOffi"OLOGIA y GEOLOGL4... 8

1.2.1 J.ln.risma del Guadalquivir 8

1 • 2 .2 Dofíana . 12

1 .2.3 'Torro Higu.era - };Iazag6n 14

17

1 .4 VE GETACIO N 21

1.l~.1 l\larismas . 21

1.4.2 Arenas litorales

2. e A R A e TER IZA e I o ¡, LOS SUELOS. 29

2. 1 ¡;;:;;:CliTISIOI;· I (HARIS¡·!.AS). 32

2.1.1 Descripción gonera! de los suolosdelitinerario. 32

2.1.2 Estudio de verfiles 35

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Perfil I (Torres l'iarismas)

Perfil II ( Cotemsa)

Perfi.l III (I.R.Y.D.A.) .

Perfil IV ( Señuela)

Perfil V (Val de Ojos)

2.2 EXCu"RSIQ¡; II (Dof.ANA) • . . . . . . . . . . 2.2.1 Descripción I':eneraldelos suelos del itinerario

2.2.2 Estudio de perfiles

Perfil VI (Control)

Per:fil VII (Nante Ne¡:;ro)

Perfil VIII (Co rral Largo) •

Perfil IX a (Cerrado

Perfil IX b (Cerrado

.Al 00 rl1.Q quo s)

Perfil x

\ .lucornoquGs)

(Narisma :qofiana) . . .

2.3 EXCURSIC;" III (}íAZAGO N)

2 . .3.1 Descripción General de 10 s GUO~O s del itinerario

2.3.2 Estudio do perfiles-

Perfil XI (Torre del Loro) •

Perfil XII (Vigía). "

Perfil XIII (Turbera Las l\ln.c1ros) .

EVALUACION DE LOS SUELOS

utilizaciones an;rícolas.

utilizaciones de inp;cnierín.

Comen t "rio s Gene ral e s •

4. BIBLIOGRAFIA

35 4l,

53 58

65

76

76

79

79 87

95 103 108

115

• 120

120

122

122

130

137

lh2

lh7

155

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1. INTRODUCCION

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2

El objeto de la Reuni6n es presentar a discusi6n su~

los tipicos de la parte más meridional de la comarca del Bajo

Guadalquivir y zonas costeras onubenses; centrándose especifi

camente en los suelos arcillosos del relleno del antiguo estu-ª

rio, en su mayor parte afectados por una gran salinidadry en los

-suelos arenosos comprendidos entre la costa y los rios Guadal­

quivir y Tinto.

Los pedones a estudiar van a estar representados por

perfiles que corresponden a los suelos más caracteristicos de

estas dos amplias zonas, habiéndose prescindido de otros, tam­

bién muy tipicos en la regi6n, pero que son más conocidos, o

que pueden encontrarse más representados en el resto del país,

tales como suelos aluviales, suelos fersialiticos, suelos cal­

cimorfos, algunos suelos vérticos, suelos pardos, etc. y que

son, no obstante, muy frecuentes en el Valle Bético.

El estudio realizado no es lo suficientemente cODlpl~

too En determinados casos, no ha sido posible llegar a concl~

siones claras en la clasificaci6n de suelos. No obstante -ese.

presentan en esta Reuni6n por su especial interés, con la idea

de que con la participaci6n de todo s pueda lle.garse, si no a e.§.

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J

tablecer unos criterios definitivos, si a fijar qué determina­

ciones serian necesarias realizar o modificar, para llegar a un

mejor conocimiento de la génesis y clasificación de dichos su~

lo s.

En las excursiones van a recorrerse dos ambientes muy

distintos. En la margen izquierda del Guadalquivir destac~l

amplias zonas de suelos en recuperación y desarrollo para usos

agricolas, y en su margen derecha se encuentra un medio natu­

ral de gran interés ecológico y cuya conservación es igualmen­

te necesaria para el desarrollo integral del hombre.

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11-

1.1 REFERENCIAS HISTORICAS D:3 LA REGIO N •

La zona se sitúa en la Baja Andalucía, al final del

curso del Guadalquivir, enmarcada dentro del territorio que c~

rresponde a la colmataci6n de los estuarios del Río y de los

rios Tinto y Odiel, perteneciendo a las provincias de Sevilla

y I1uelva.

Es el final del gran Valle Bético, situado en la úni

ca regi6n de Espafia que posee una cuenca fluvial abierta amplie:

mente a la influencia oceánica, drenada por el gran río anda­

luz. El Guadalquivir es el único río que vierte sus aguas al

Atlántico dentro de territorio espaiíol y que posee un puerto

fluvial más interior: Sevilla.

El Guadalquivir es el gran protagonista de la histo­

ria andaluza. Fue la vía de penetraci6n de los primeros pue­

blos que colonizaron nuestro país. En este rincón, pues, de

la península Ibérica, que por lo apartado del resto del país

ha merecido definirse como otro Finisterre (Vilá, 1972), apar~

ci6 uno de los más antiguos centros de civilizaci6n: el puehW

tartésico, que fue, sin duda, el primer núcleo civilizado de to

do el occidente europeo, pueblo que se cree lleg6 a estos lug~

res, procedente de la desaparecida Atlántida, mil quinientos

rul.os a. de J.C. (Nena, 1975).

Hacia la misma época debieron venir los iberos y al­

go más tarde los celtas, pueblos arios procedentes del Norte.

Los celtas ejercieron una gran influencia en la comarca sevi­

llana y onubense, en la que dejaron muchos nombres ¡;eográficos,

como los de raíz "ari" o "as" (lcroche, Arunci (}jor6n), Astigi

(Ecija), Astapa (Estepa), etc •• ).

La navegabilidad del nío (nio Tartessos según Avieno

en su "Ora Naritima) (Gavala, 1959), permiti6 la lleeada de los

fenícios que trajeron su comercio y su cultura. Tras ellos

llegaron los cartagineses que introdujoron importantes mejoras,

principalmente en orden a la navegación por el Guadalquivir.

En la épo ca roniana vuelve el Río (Rí<; Betis) a ser el

gran causante del florecimiento de toda esta zona de la "Béti-

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ca" especialmente de Gadir (Cádiz), Hí:spalis.· (Sevilla), Cordu-

ba (Córdoba) etc. siendo navegable en unos 200 kilómetros.

Pero aunque con los fenicios y griegos, venidos como

colonos, se introdujeron la vid y el olivo, y aunque los tart~

sos practicaron ya el regadio, el cambio fundamental en la va­

loración agraria y la ocupaci6n del suelo se realizó durante el

dominio romano, cuando se estab1eci6 la "Pax Romana" y el rudo

celtibero se adapt6 a los modos de vida de la Roma imperial.

Los romanos introdujeron nuevas técnicas, tales como el arado

y mejoraron el regadio; diversi~icaron la agricultura medite-

rránea, basada en la tri10gia trigo, olivo y vid, afiadiendo nu~

vas plantas como el centeno, la avena y el mijo; leguminosas

como el garbanzo y gran número de árboles frutales. Se orga-

niz6 ya una verdadera exp10taci6n agrico1a, que incluso abast~

cia a Roma (Vi1á, 1972).

Las invasiones bárbaras poco aportaron. No obstan-

te los vándalos llegados a la Bética se asentaron en ella y de

ellos se deriv6 su nombre actual (Vandalen haus o casas de vág

dalas, vandalaus, andalaus yanda1us). Todo 10 romano fue ob

jeto de una completa depredaci6n, hasta que se hacen sedenta­

rios en estas tierras, perfilándose una vida agraria de huer-

tas y cortijos;

na, 1975).

el· bárbaro cambia la espada por el arada (He

Con la dominaci6n árabe se abre posteriormente otra

nueva etapa para la regi6n andaluza, siendo Sevilla, por algún

tiempo, la capital intelectual de la Edad Nedia europea.

Los árabes cambian el nombre de Hispalis, que pronug

ciado Hispi1ia pasa por Ixbilia y Sivilia a Sevilla.

Los árabes no solo cambiaron por completo la técnica

agrico1a, con los regadios mediante norias y canalización, si-

no que cambiaron la producci6n. Trajeron semillas de Oriente

y las aclimataron al suelo andaluz. A ellos se deben las gr~

nadas de Bagdad, la cidra del Yemen, el me10cot6n de Egipto, el

albaricoque de Damasco (todavia se les llama damascos en Sevi-

11a), etc. Por primera vez se cosecha algod6n en Sevilla,

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única comarca donde pudo aclimatarse. La palmera dió nueva

fisonomía a jardines y campos; introdujeron la naranja áci-

da, el limonero, el algarrobo, las moreras, la cmia de azúcar,

etc. SOll numero so s lo s . vO'cablo s, Ducho s de excl usi va uso ·and~

luz en nuestros días (alacena, alforja, acequia, azada, azud,

alhucema, et c.) heredado s de ello s.

La Espaíla cristiana tuvo, sin embargo, una pobre agrio

cultura de subsistencia, limitada por la perm~Lente inseguridad

de los territorios ocupados, arrasados con frecuencia por las

luchas fronterizadas.

Unificados los territorios del país bajo los Reyes

Cat61icos se creó la Santa Hermandad para instaurar el orden

en los territorios conquistados. La tranquilidad renació en

el campo pero la agricultura no prosper6 de manera importante

debido a los exorbitantes privilegios de la Nesta, asociaci6n

de ganaderos que practicab~L la transhumancia.

Con el descubrimiento de América nuevas plantas vi­

nieron a enriquecer la agricultura espailola, destac~Ldo la pa­

tata y el maíz.

La expulsi6n de los moriscos en tiempos de Felipe ITI

se hizo sentir principalmente en ,illdalucía, donde numerosos

huertos, privados de la experiencia de los campesinos musulma­

nes, quedaron en un lamentable estado de abandono.

Hasta Carlos III no comellzaron las grandes reformas

agrícolas, que en Andalucía tuvo su reflejo en la colonización

con emigr~Ltes, en su mayoría alemanes, creándose nuevos pue­

blos como La Carolina, La Carlota, La Luisiana, Santa Elena, ••

La guerra de la Independencia, las tres guerras car­

listas y las convulsiones políticas durante el siglo XIX impi­

den que siga el desarrollo de la agricultura andaluza iniciado

en el siglo anterior.

La abolición por las Cortes de Cádiz de los privile­

gios de La Fiesta fue llil paso decisivo.

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Durante la dictadura de Primo de Rivera se crearon

Las Confederaciones Hidrográficas.

k partir de 1939 el Estado intervien'e de una I!lanera

cacia vez I!lás directa en el campo ~~Qaluz. Se crea el Insti-

tuto Nacional de Colonización. Se realizan. il!lportantes obras

hidráulicas en la Cuenca del Guadalquivir y se proyectan y am plian nuevas zonas de regadios.

Sin embargo la situaci6n actual del campo andaluz,

presenta, pese a lo realizado, una deficiente estructuración,

principalmente en lo que afecta a la propiedad, existiendo un

proletariado rural que por su bajo nivel de vida se ha visto

obligado a emigrar en gran escala, durante los Últimos rulos.

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1.2 GEONORFOLOGIA y GEOLOGIA.

1.2.1 Narisma del Guadalquivir.-

La Harisma constituye una inmensa llanuera de 2.000

Km2 , plana y muy uniforme, que se extiende entre las colinas

béticas del Sur, los dos cordones litorales (Coto Doñana y Al­

gaida), las extensiones arenosas de la zona de Almonte al Nor­

te y las fonnaciones de areniscas terciarias del Aljarafe y de

los Alcores al Norte y Nordeste.

En este amplio territorio existia antiguamente un

gran golfo o estuario. Más tarde una enorme lengua de arena,

formada al influjo de los vientos y corrientes del Oeste, lo

fue cerrando, convirtiéndolo en un gran lago de agua salada ~~

go Ligustinus de los romanos).

Los aluviones aportados por el rio Guadalquivir col­

mataron la superficie lacustre dando lugar a la aparici6n de una

región anfibia, donde se distinguen sectores pantanosos y masas

de aluviones completamente emergidas, con muy escasa. diferen­

cia de altitudes.

Dentro de este vasto territorio se pueden diferen­

ciar dos subregiones geomorfo16gicas: la marisma de cursos di

vagantes o del Este y la marisma de lucios o del Oeste.

La marisma del Este está limitada aproximadamente ha

cia su parte occidental por Wl.a linea imaginaria que wl.iria

la desembocadura del Guadiamar con la poblaci6n de Lebrija.

Esta subregión es la más alta, estando constituida, en parte,

por sedimentos limosos de escasa pendiente, formados por las

crecidas divagantes de los principales afluentes que normalmen

te, al igual que en la arteria principal, daban lugar a la ap~

rici6n de numerosos brazos inestables. De esta manera se fo!:.

maron dos islas, la Hayor y la Nenor.

Es esta zona de la Harisma en donde se abordó en pri

mer lugar, un amplio plan de recuperación de sus tierras para

la agricultura.

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La marisma del Oeste es la subregi6n más baja, en la

cual la cobertura de limos es más fina, apareciendo los sedi­

mentos de arcillas azules flandrienses solamente a algunas de-

cenas de centímetros de la superficie. Es aquí en donde el

paisaje característico de marisma ha permanecido durante ,

mas

tiempo, lo cual es una consecuencia de las pequeñísimas dife­

rencias de cotas, con lo que la altura de la marea en sus ni­

veles máximos es igual al de las márgenes, lo que impide perió

dicamente el descenso de la capa freática y dificulta el dren~

je. Según la altura alcanzada por una inundaci6n normal se pu~

den distinguir dos tipos de paisajes dentro de esta zona: las

"vetas' y lo s "caño s" •

Las áreas que dominan sobre la inmersión invernal, que se cQ.

nocen con el nombre de "vetas" y que son aportes fluviales

recientes, forman bandas más elevadas sinuosas y muy débil­

mente marcadas en la topografía (su desnivel respecto al n!

vel general es, por término medio, de solo unas decenas de

centímetros) • Los cauces actualmente utilizados por las cQ.

rrientes fluviales, los cafios, los dos brazos y, por supue.e.

to, el Río mismo, están bordeados por estas "vetas", aunque

no de una manera continua, ya que en muchos tramos han sido

destruidas por la acción de las variaciones del curso de cier: tos brazos. Las "vetas" que actualmente bordean los brazos

son estáticas y no crecen, mientras que las del curso prin­

cipal está netrunente diferenciadas, especialmente las de la

margen derecha, entre el Coto Doñana y el Puntal,

parado totalmente al Río de la Harisma Gallega.

vaciones se llaman también "paciles" o "banco s" •

que han se

Estas el~

Los lugares más bajos se cubren por las aguas invernales,

constituyendo los llamados "caños", o afluentes secundarios,

que no son remontados por la marea, cOnJO ocurria en épocas

históricas, pero que se inundan por las crecidas locales.

Los más importantes son los de Guadiamar y Arroyo de la :Ma­

dre, que conservan el agua incluso durante algunos veranos.

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Los puntos en depresión que existen entre dos caños

se llaman "lucios". Son, en esencia, depresiones pantanosas,

más o menos permanentes, con aguas estancadas que pueden, a ve­

ces, persistir durante parte del verano. Su forma y su aspe~

to, sin embargo, varian según las estaciones y los años, depeg

diendo del movimiento vertical de la capa freática. El basc:,!

lamiento estacional de la capa freática condiciona la distrib:,!

ción de la vegetación, como se verá más adelante.

En su estado natural, las marismas del Guadalquivir

desempeñaban un doble papel hidroló gico: por una parte consti

tuian la zona de propagación normal de las mareas que subian

por los brazos y caños, sobre todo en la marisma del Oeste, en

donde esta acción provocaba su total inundación. Por otra p~

te constituian el desagüe natural de las crecidas del Guadal­

quivir, cuyas aguas al repartirse en la amplia zona, no podian

provocar peligrosos aumentos de nivel en las áreas marginales.

Esto no se produce actualmente en la marisma del Este, debido a

las obras de cortas, encauzwnientos y muros de defensa con~

dos que han eliminado los dos tipos de inundaciones naturales

mencionadas, permitiendo el uso racional de las aguas dulces en

la ingente tarea de recuperación de estos terrenos.

Sin embargo, en la mayor parte de la marisma del Oes

te, en donde existen aún amplias zonas en estado prácticamente

natural, todavia tiene lugar el ciclo hidrológico pluvial anual

de la marisma. El mes caracteristico es Diciembre, durante ffi

cual permanece inundada toda la llanura. Como se indicá en el

capítulo de vegetación, desde los primeros di as del arlo apare­

cen los paciles y vetas con almajos. Finalizada la estación

de lluvias invernales, se perfilan en el paisaje los lucios,

con un cinturón de castañuela durante el mes de Narzo. En

Abril s610 permanecen inundados los CilllOS y lucios que se pue­

blan de balluncos. Entre Hayo y Junio el exceso de agua que

alimentaba los cWlos se ha consumido ya casi totalmente por ev~

potranspiraci6n. En Julio el agua residual de los lucios

aumenta en salinidad, dejando finalmente, en la mayoria de los

casos, una costra salina superficial. En ple~o verano la ma­

risma queda totalmente seca y toda la fauna y flora acuática

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1 1

desaparece por falta de humedad y exceso de sales. La super-

ficie del terreno aparece completWlente lisa y uniformemente

agrietada poligonalmente, con una tupida pero fina capa de bl8;'l

cos liquenes. Las primeras lluvias de Septiembre son total-

mente absorbidas por el suelo, pero las de Octubre, más copio­

sas, :producen una ascensión del agua en los lucios a los que

acuden las primeras aves migratorias a invernar. Este ciclo

corresponde a un año medio de lluvias. (Vannéy, 1970).

Según los trabajos del IGHE (Leyva et al., 1976), los

materiales que constituyen la marisma son sedimentos tipicos

de llanura de inundación, cuyos distintos tramos se han recon2-

cido por medio de sondeos. El sedimento más antiguo se esti­

ma que tiene una potencia comprendida entre 7 y 25 metros. En

general, está constituido por argilolitas limosas, fangolitas,

limolitas calcáreas, limos arenosos, etc., es decir, toda una

amplia gama de sedimentos terrigenos muy finos (limos y arci­

llas) en proporción variable. Presentan sedimentos laminar

y/o varvada, con coloración diversa, de azul oscuro a verde

amarillento, con cambios bruscos de coloración. Localmente

se han encontrado lumaquelas interestratificadas y lechos de

turba arcillo sao

Estos materiales corresponden, evidentemente, a CaU­

ces y márgenes antiguos de la red fluvial del Guadalquivir.

La morfologia que presentan es tipica de zonas de cauce de rio

próxima a su desembocadura con amplios meandros y extensas ll~

nuras de inundación.

Sobre este tramo se localiza otro, en parte discor­

dante, cuya potencial normalmente es reducida (20 cm - 5 m) y

cuya litologia es similar

te baja. Son argioli tas

a la del tramo infrayacente en su paE.

y/ o limolitas arcillosas con paso a

fangolitas con laminación paralela y sedimentación varvada.

Su color es igualmente variable, aunque predomina el azul o

gris azulado, hasta· hacerse pardo hacia su techo por edafiza-

ción. Ocupa este tramo la mayor parte de la marisma y salvo

en la margen izquierda y zonas defendidas, está sometido a inug

daciones periódicas.

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12

Por último, los sedimentos actuales se han deposita­

do en las zonas más bajas, con cotas comprendidas entre O y 2

m. Quedan, pues, como zonas deprimidas, fundamentalmente en la

marisma del Este, en donde hay un estancamiento de las aguas de

inundaci6n o de la escorrentia de la lluvia. Por la evapora­

ci6n, estas aguas se cargan muy fuertemente con sales, lo que

configura la litologia de estos sedimentos. Se trata de ar­

gilolitas y/o fangolitas con lwninas de sal en serie ritmica

o varvada. Cuando se observan en los periodos de sequia in-

tensa, presentan una superficie poligonal y grietas de retrac

ci6n.

Por otra parte, los nuevos diques de contenci6n del

Guadalquivir obligan a introducir un t~rmino aluvial que se

puede considerar de origen antr6pico. Las acumulaciones de

sedimentos fluviales que, de otra manera pasarian a ser sed.:!,.

mentos de marisma en las inundaciones, por la acci6n de fre­

nado del muro, se acumulan, dando una potencia variable. La

litologia consiste en una mezcla de limos, 6xidos, arena y gr"",

villa fina sin estratificaci6n aparente.

1 .2.2 Doñana.-

El área de Doñana puede dividirse en dos grandes zo­

nas, en funci6n de los materiales predominantes que constitu-

yen el sustrato:

fijas y m6viles) •

arcillas y limos (marismas) y arenas (dunas

Las arenas que forman el estrato superior de la pri

mera zona proceden de los materiales subyacentes que en ~poca

diluvial rellenaron el estuario del Guadalquivir. PosterioE

mente han sido erosionados por el mar y depositados por el

viento sobre la antigua formaci6n diluvial despu~s de haber

perdido gran parte de las fracciones finas. Todo el mate­

rial es pues de origen e61ico reciente, presentando los rasgos

geomorfo16gicos tipicos.

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13

En esta zona pueden distinguirse dos sistemas dis­

tintos que corresponden en realidad a dos estadíos temporales.

Un sistema antiguo más estable formado por restos de cordones

dunares actualmente fijados por la vegetación y un sistemafor

mado por dunas actualmente activas.

Sistema de arenas estabilizadas.

En todo el sistema de arenas estabilizadas se reconQ.

ce la morfología dunar que se presenta como un " p attern" recu­

rrente de ondulaciones correspondientes a restos de antiguas

dunas, hoy en parte arrasadas y colonizadas por la vegetación.

La orientación de las series dunares es variable y corresponde

a épocas con distinta dirección de los vientos dominantes (Pou,

1976) •

Desde el punto de vista edáfico es interesante desta

car la alta permeabilidad del sustrato y la presencia de una

formación impern;¡eable de caracter aliótica que determina la exi~

tencia de una capa freática. La ondulación del terreno, aun-

que suave, determina profundidades desiguales de dicha capa

freática. Esto, unido a la alta permeabilidad anteriormente

comentada, hace que en las lomas de las antiguas dunas se den

condiciones de gran aridez frente a las zonas bajas, donde la

capa freática aflora formando lagunas temporales o casi perm~

nentes.

Todo el sistema ha basculado, presentando un buza­

miento hacia el Suroeste, por lo que, en términos generales,

la capa freática se encuentra más próxima a la superficie ha­

cia el Sur de esta formación y más pro:rullda hacia el Norte de

l.a misma.

El contacto entre las arenas estabilizadas y la ma­

risma (zona arcillosa similar a la recorrida en la primera e~

cursión) no es gradual sino resultado de procesos tectónicos

a pequeña escala que determinan una transición brusca de di­

chas arenas eólicas a los elementos fino's que constituyen el

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lecho aluvial marismeíío. No obstante es posible reconocer

una franja de an.chura variable (aproximadamente de 1 1(n1 como

máximo) fa rulada por antiguas dunas y arrasadas que determi­

nan una pendiente suave hacia la marisma.

Sistema de dunas m6viles.

Ocupa W1.a franja costera con una lonGitud aproxima­

da de 30 Em y una anchura variable de 2 Km de t~rmino medio.

Sus extremos se sitúan cerca de la desembocadura del Guadal-

quivir y a unos 5 Iún de Torre de la Higuera.

El sistema está formado por trenes de dunas conti­

nuos y paralelos a la costa que en número de cuatro avanzan

hacia el interior. En cada tren puede distinguirse una pen-

diente suave hacia el mar y otra más abrupta hacia el inte-

rior (Allier et al., 1974) :3ntre los distintos trenes apa-

recen valles interdunares (corrales) de fondo relativrunente

plano que contrastan fuertemente. En ellos, la proximidad de

la capa freática y la mayor estabilidad pormiten la coloni­

zaci6n por la vecetaci6n, marcando diforencias edáfj.cas acusa

das.

1 .2.3 'rorro HiGUora - I\lazac6n.

La zona costero.. comprcl!diLla antro rl'orrc Hi[;UOTiJ. y 1'1Q

zaeón se l1o..11a sobre lUla plataforma :..nJavcmcntc inclinada hacia..

01 Atlántico y hacia la desombo ca,.111ra tlel Guadalquivir. Des-

de el punto ele vista eeolóG'ico dicha platai'ornw est;3. :formada

por un basamonto mio-plioceno cubiorto por depósitos y terra­

zas cuaternarias.

Los mo.teriales pliocenos (con n.l,~:o de Nioccno en la

base) estQ..f1 compuestos por dos lor .. ucj.oncs do f'acies dií'crcn-

ciadas: on la base las marGas del r'lasenciense y encima las

arenas finas con zonas de acufnulaci6n I'osiliI ...... e;. ... as de rucios

neritica- costionse (Rivas et al., 1901).

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15

Estas arenas finas, de sedimentaci6n marina neríti­

ca, muy carbonatadas en los lugares de acumulaci6n fosilíferas,

se encuentran cubiertas por arenas siliceas que aumentan su c~

libre gradualmente hacia arriba, terminando la serie con are­

nas gruesas e incluso gravas cementadas por costras ferrugino­

sas. Estas arenas y gravas pueden atribuirse al Villafranquie.e:

se ya que están por encima del Plioceno Superior y dominan a su

vez las terrazas fluviomarinas del Cuaternario. La platafor­

ma Plio-Villafranquiense está deformada por abombamientos in­

tracuaternarios de gran radio, presentando un descenso gradual

hacia el mar.

En la serie estratigráfica puede apreciarse un fren-

te de descalcificaci6n más o .menos profundo. Las arenas y gr~

vas superiores han sufrido una erosi6n química muy intensa.

Los cantos de cuarzo (dominwltes) se presentan muy corroidos

(aspecto cariado) y frágiles por pérdida de materia. Presen­

tan muy poca arcilla y el cemento, cuando existe, es ferrugin~

so.

Durante el Cuaternacio se han originado terrazas fl~

viales a lo largo de rios y arroyos, terrazas marinas y dunas

en el litoral y diferentes estratos alternantes fluvj.o-marinos

en las zonas de marismas.

Corresponde al Cuaternario reciente u Holoceno las

playas actuales con dunas vivas, continuaci6n de las comenta­

das en eJ. itinerario de la segunda excursi6n. Estos cordones

litorales de dunas se extienden desde Ayamonte (Huelva) hasta

Conil (Cádiz) cruzando la desembocadura del Guadalquivir, modi

ficándola al mismo tiempo. Su altura máxima es de 100 m que

corresponde a la zona de Asperillo.

El avance de este sistema de dunas ha cerrado la sa­

lida al mar de arroyos excavados en las arenas plio-pleistoce­

nas, transformándose en lagunas donde se acumulan restos vege­

tales que dan origen a turba. Ejemplo de estas turberas es la

laguna de las Nadres, que ha sido datada en 5.536 a1'10s los 5 o

6 metros superfili:ales (Nenéndez Amor y Florscht.;1tz, 1964). Es

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te tipo de turberas, aunque de superficie muy inferior, se re­

pite a 10 largo de casi toda la costa onubense.

Hás al interior aparece un sistema antiguo de dunas

fijadas por la vegetaci6n y actualmente arrasadas. De todas

formas en puntos aislados conserva cierta morfología dunar.

Finalmente, la línea de costa está afectada de for­

ma muy acusada por grandes aterramientos, socavones, cortes,

barras y acantilados de difícil acceso debido a la acci6n del

mar y vientos sobre materiales de naturaleza muy deleznables.

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ESQUEMA GEOLOGICO ESCALA 1: 400.000

LEYENDA

r 11:::_ : "=:.1=-_ , ~

HeLOcENO ___ j m .~ : 2

l

r~~ PLE,STOCENo---i ~

l~ VllLAFRANOUIENSE __ ¡.:>::{:~'::'l

PLIOCENO ___ _ [J ftRI

MIOCENO _____ '

I[[]] l I

r~ OLlOOCEN°-1 ¡ TRIAS _____ _

Limos Y oreiUos

().Jt\Os y playas

DJnos y pl.ayos fósUes

Aluvial antiguo

limos, orenas. cantos, colizas y morgos

Arenas y areniscos

Arl'niscos co!t;Órl!'<lS

Moronitas y Albarizas

Arel"\O.S,orpnisca5, morgos y cotizas

Arcillas, orenlscas y do\omias

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17

1 .3 CLHJA.

Las condiciones ambientales de las zonas en que se

encuentran situados los perfiles corresponden a las del clima

mediterráneo, con inviernos frescos y lluviosos y veranos cá­

lidos y secos.

El área total en estudio puede considerarse represe~

tada por las cuatro estaciones: .iUmonte-Abalario, Las Cabezas,

Lebrija y Los Palacios, de las que se dispone de series de ob­

servaciones meteoro16gicas, no muy largas, pero sí suficientes

para establecer lo fundamental de su climatologia, que se con­

traéta y complementa con los datos procedentes de otras esta­

ciones, algo más alejadas, que rodean dicha área.

La tabla 1 presenta un resumen de los distintos valQ.

res mensuales y anuales de los po.rár.letros de mayor interés de

las cuatro estaciones de referencia. Destacan como caracte-

rísticas climáticas, comunes a todas ellas, la acusada falta

de agua en vorano (como consecuencia de la ausencia de lluvias)

y las oarcnÜas o.mplitudes térmicas entre verano e invierno,

siendo la ter:lperatura media, en este Último, sier:lpre superior o

a 10 C. En curu~to a los balances de arrua respectivos, la fiG.

1 mue stra lo s correspondientes n Co.üu W1.Q de lo s puntos.

La concentraci6n de ln.s precipitaciones en determin§::.

dos periodos del aíío hace que la humedad en el perfil del sue­

lo presente condiciones muy diversas -desde total saturaci6n

a total sequedad- según la profundidad y la fecha de la obser

vaci6n. _u 11.0 existir determinaciones continuadas in situ, la

situación de la humedad en la secci6n úe control (Soil Taxono-

my, 1975) s6lo puede establecerse por estimaci6n. En los su~

lo s en que se cl.unplen las condiciones requeridas para el cálc~

lo, el ré Gil11Gn de huoedad seria Sicl:¡pre el xérico, si se parte

de las nOTi!lo..lcs de los parámetros, ya que en todos los casos,

la secci6n de control está más de !¡.5 di as saturada en los me­

ses de invierno y más de 45 dias SGca en los llleses de verano,

aparte de presentar una amplitud térmica estacional, a 50 cm

de prolundiclacl, superior a 5°C.

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18

Ahora bien, si se acepta como válido el modelo de 6ál

culo de N e,.,h al 1 (1974), las condiciones necesarias no se cum­

plen en la mayoría de los perfiles, bien por no poseer suficieE;

te permeabilidad (suelos de marismas y vérticos) , o porque su

profundidad útil y capacidad de retención de agua se alejan de

las del modelo citado (suelos arenosos). En ambos casos, ad~

más, hay que considerar el efecto de la capa freática.

Bn los suelos que, de lorl:¡a natural o por obra arti­

ficial, lleguen a reunir las condiciones de drenaje y capaci­

dad de retención adecuados, podría considerarse que la secci6n

de control eElpezaría a humectarse a mediados de Octubre, para

llegar a saturación a mediados de :LJiciembre, excepto en la zo­

na de Los Palacios, en donde existiría uh retraso de un mes

aproximada)llente; el proceso de desecación estaría ultimado en

el mes de Julio.

La hilllledad del perfil, seclm el modelo de Thorntln'a~

te (1948) (diferente en cuantía y en la forma como se ve afec­

tada por el procoso de desecaci6n), iniciaría su reposición en

la primera decena de Noviembre, llecnria a completarse a :fina­

les de Enero, cOlTIeilzaria a desecarse hacia primeros de l'·layo y

quedaría agotada a mediados de JWlio, con W1. liGero retraso,

en la fase de humectación, en Los Falacias (v. fig. 1).

Basados en los datos de las cuatro estaciones mencio

nadas, así como en los de Sevilla-San Pablo, Sevilla-Tablada,

Cádiz y Huelva y en los recogidos en otros estudios (González

y col., 1962, 1963; F.A.O., 1970), podría ruiadirse a lo e:xpue~

to hasta aquí que toda la zona en la Ciue se sitúan los perfi­

les de suelos está comprendida en 01 Iilar(;8n de precipitaciones

de 500 a 600 mm anuales, con variabilidad del orden de 3, J en­

tre el ruio TIl2.S lluvia so y el más seco (de 300 a más de 1 .000 m;:),

alcanzándose, a veces, más de 350 Elm on un mes, en el período

húmedo.

.:en cuanto

cilación. es Octübre

a condiciones tórmicas,

(:7 9°C) y el de menor,

el mes de mayor os

Agosto « 5 0C) •

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El número de horas de sol al aiío se estima en unas

2.800 en el interior y algo más elo 3.000 en la zona costera.

19

Finalmente, en la zona de Almonte-Harismas, la esco­

rrentia total seria del orden de los 200 11m1, con 40 mm de escQ.

rrentia superficial (deducida de los hidro gramas de rios y arrQ.

yos) y 160 mm de infiltraci6n.

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TABLA 1 Datos climato16gicos

Estaci6n Nes: E F N A H J J A S ° N D Ai10

-------- -------------------------------------------------------------------------------------Almonte- T~ máx. 15,5 16,2 18,3 21, ° 23, 1 28,2 31 ,8 31,9 29,2 211.,5 19,1¡ 15,9 22,9 Abalario T~ mín. I¡ t 3 5, 1 7,3 9, 1 11 ,8 13,9 15,5 15,5 13,5 1 1 ,8 7,2 lf, 1 9,9

T~ media 9,9 10,6 12,8 15, 1 1 7 , I¡ 21 , 1 23,6 23,7 21 , I¡ 18 , 1 13,3 10,0 1 6, I¡ Precip. 99, 1 78,9 78,3 51¡, I¡ 27,6 15,7 1 , I¡ 1 , 6 17,6 62, 1 81¡, 2 97,3 618,2 g~p, 22,0 24, 1 lfO,6 57,3 81,11. 113, 6 138, I¡ 13 o, 5 97,6 67,9 35,3 21,6 830,3 Exc. agua 77, 1 5lf,8 37,7 24,6 191¡, 2 Falta " 511.,6 137, ° 128, 9 80,0 5,8 1106,3

I

26,2 30,1¡ 3 11 ,1¡ 3 I¡, 5 26, 1 21¡, l¡ Ln.s Cabezas Tª máx. 15,5 17,0 19,5 22,2 31, ° 20, 1 15,9 T ~ mín. I¡, 6 5,3 7,1¡ 9,6 11 , 6 15,3 17,2 17,0 15,2 11 ,3 7,7 I¡ , I¡ 10,6 T ~ media 1 0, 1 11 , 2 13,5 15,9 18,9 22,9 25,8 25,8 23, 1 18,7 13,9 10,2 17,5 Precip. 83,8 58 ,4 72,5 1¡9,2 37,3 15,7 1 ,5 5,5 21,8 61¡,5 68,2 83,6 562, ° E.P, 19,7 23,3 lfO,2 58,0 89,1 127,7 16Q 2 1h9,9 108, 8 68,2 3'1·,6 19 , I¡ 899,1 Exc. agua 61,9 35, 1 32,3 129,3 Falta " 72,6 158, 7 11¡.1~ l¡ 87, ° 3,7 1¡6E) /1·

Lebrija Tª máx. 15,3 16,7 18, l¡ 21,3 25,2 28,7 33,1 32,8 30 ,3 25,8 19,7 11¡,8 23,5 T ~ mín. h,6 5,3 6,7 8,7 11 , ° 13,7 16,5 16,3 12,8 12,3 8,6 I¡, ° 10,0 T~ media 10,0 11 , ° 12,6 15, ° 18, 1 21,2 21¡,8 21¡, 6 21,6 19, 1 11¡, 2 9, I¡ 16,8 Precip. 1 e6, 9 70,7 75,1¡ 61¡,7 I¡ 2 , I¡ 21,9 0,0 5,6 16,2 59,9 62,5 81¡, 1 63C\ 3 E.P .. 21,2 21¡ , I¡ 38,0 55,0 85,2 113, 2 1!¡9,9 138, 3 98, 1 73, 1 38, 1 18,3 852, 8 E:xc. agua 95,9 46,3 37, !¡ 9,7 189,3 Falta " 3 I¡, 1 1!.¡9,9 132, 7 8 1 ,9 13, 2 I¡ 1 1,8

Los Palacios Tª llláx. 15, 1 16,6 18,2 ?o,6 21¡, !.¡ 28,9 33,8 33,6 30,2 25,3 20,2 15,3 23,5 Tll nún. 5,5 5,6 6,3 8,6 10,7 11¡, ° 16,7 16,5 1!¡.,2 11 ,5 8,3 1¡,2 10,2 Tll media 10,3 11, 1 12,3 1h,6 17,5 21,5 25,3 25, 1 22,2 18, ° 11¡ , 3 9,8 16,8 Precip. 66,9 39,3 69,5 53,1¡ 313, 1 15,9 0,0 2, 1 11¡, 3 53,3 1+9, 6 71,7 I¡ 711, 1 E.P. 22,3 21¡,9 36, l¡ 52,5 8 O, I¡ 115, 9 155, 3 1113, 3 102, 9 65,9 38,6 19,8 858, 2 E:xc. agua 7,5 1!¡,1¡ 33, 1 0,9 55,9 Falta " !¡2,3 155, 3 11¡ 1, 2 813,6 12,6 41fC\ °

N o

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E F M A iVI J J A S O D E

Fig. ~ - BALANCES D~ AGUA

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~EXCE:SO DE: AGUA 1:·:::::~:::1 FALTA D~ AGU..\ ~RESe:RVA

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21

1.4 VEGETACION

1 .4 .. 1 Narismas .. -

A pesar de la uniformidad del relieve de las marismas

del Guadalquivir, cuyas cotas sobre el nivel del mar oscilan eg

tre 1 '40 m. en lugares pr6ximos al rio y 2 ' 50 m. en la perife­

ria (1 m. de desnivel en JO I(m., Grande, 1967), los pequeños c~

bios de su microrrelieve son de importancia vital para la veg~

taci6n. ,

Especialmente en las zonas virgenes de las marismas

(principalmente en las de la margen derecha) la existencia de

pequeños accidentes morfo16gicos son los que determinan, junto

con el ciclo anual de inundaciones, la aparición de elementos

vegetales bien definidos.

En los CallOS o afluentes secundarios dominan las es-

pecies del género ~ci~~. Entre los CffilOS se encuentran las

zonas bajas o "lucios" que constituyen el elemento hidro16gico

original de este área salina. En estas depresiones la zona-

ci6n de la vegetaci6n es muy caractcristica, apareciendo, en pri

mer lugar, especies ha16i'itas acumuladoras de sales (Quenopo­

diáceas CQ!no Salsola soda, Sua..ed~ vera, Suaeda splendens, i_'r­

throCilemur:l perenne, y A. R'laucl.1Ii¡ fundamentalmente) jW1.to con

gramineas resistentes a las sales, especies que basan su tole­

rancia a la salinidad en mecanismos de exclusi6n i6nica (Aelu­

ropus littoralis, Hordemn maritimum, CryPsis aculeata, etc.).

Todas estas especies pertenecen al orden Thero-Salicornietalia,

dentro de la clase SALICORNIFICEA.

A continuaci6n se establece un cintur6n de especies

pertenecientes a la clase PHRAGUITZTEA (Scirpus, Eleocharis,

Cyperus •.. ) donde el agua se mantiene durante más tiempo (has ...

ta Nayo o Junio), apareciendo por :fin una mancha central de ve

getaci6n a base de géneros como Ranunculus, ~otamogeton, Chara

que o cupan la última zona que se deseca en las marismas.

Las zonas de los lucios pobladas por Arthrocnemun

(almajo salado) po seen una salinidad muy elevada. Tratándose

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22

de terrenos vírgenes la conductividad eléctrica del extracto

de saturaci6n en el perfil de suelo puede ser próxima a 50

mmhos/cm, e incluso superior, durante todo el año, siendo siem

pre superior a 40 el porcentaje de sodio cambiable.

El nivel freático de estas zonas es muy alto, apare­

ciendo generalmente dentro del primer metro de profundidad.

Uno de los objetivos primordiales de las operaciones de sanea­

miento que se han efectuado en las marismas del Guadalquivir ha

sido precisamente bajar el nivel freático y reducir la salini­

dad superficial, lo cual altera totalmente el elemento hidrol6

gico natural de la regi6n (Gr~~de 1967, 1976).

Las vetas (o bancos) apenas sobresalen de la llanura

pero poseen la suficiente elevaci6n para no ser cubiertas por

una inundaci6n normal. En las vetas o paciles la vegetaci6n

está constituida por diversas legw¡¡inosas, compuestas y gramí­

neas, algunas de gran valor nutritivo para el ganado, junto con

halófitas acumuladoras de sales, de las que destaca Suaeda ve­

ra (almajo dulce) como elemento característico de su paisaje.

La salinidad superficial de las vetas se reduce con­

siderablemente durante los períodos de lluvia, reeistrándose "ª lores ini'eriores a 10 nmlhos/ cm en el extracto de saturaci6n de

los primeros centímetros. Ello hace po sible la germinaci6n de

muchas semillas que en condiciones de mayor presi6n osm6tica,

lucios por ejemplo, no podría.n hacerlo. Esta es una de las r~

zol1.es que GAlJlican. la mayor riqueza vegetal de las vetas, ya

que superados los primeros centílnetros el nivel salino de estas

zonas es también muy elevado.

La importancia de los prir:wros centímetros para la v~

eetaci6n de un área saJ.ina puede observarse directamente en el

campo. Basta considerar el caso extremo de al¡;unas hal6i'i tas

que originan, directa o indirectamcnte (e61icamente), condicio

nes favorables para la implantaci6n de especies ausentes en las

inmediaciones. En los matojos de las especies del género p~-

throcnclTI1..liTI es frecuente observar especies vegetales poco o nada

frecuentes en los alrededores.

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Debido al potencial desarrollo ganadero previsto pa­

ra amplias zonas de las marismas, es interesante efectuar al~

nas consideraciones acerca de la composici6n de su vegetaci6n

espont~~ea. Puede afirmarse, en general, que está bien pro­

vista de nitrógeno, registrándose valores realmente altos en

algunas especies, con preferencia en algunas halófi tas acumul§

doras de sales que alcanzan niveles próximos a los de legwnin~

sas (4 7; y más en hojas y tallos asimiladores de Suaeda ~,

Arthrocnemum perenne y ~ glaucur.J.

Por el contrario, los valores de fósforo son bajos

frecuentemente, lo cual es lógico teniendo en cuenta que los

suelos de las marismas son pobres en este elemento. En zonas

no tratadas,el nivel de fósforo asimilable es sígnificativameg

te inferior a 20 mg/ 1 00 g, valor atribuido a lo s suelo s moder§

damente provistos en fósforo (Burricl y Hernando, 1947).

Como era de esperar, el contenido de sodio es muy el.§.

vado en la generalidad de los casos, a pesar de lo cual los cog

tenidos de potasio no se reducen a niveles deficitarios. Las

gramíneas y leguminosas presento....n usualmente mayores contenidos

de potasio que de sodio, a pesar de que en la solución del su.§.

lo la relación Na/E puede ser 100 e incluso mayor. En hojas

y tallos, asimiladores de halófitas acumuladoras de sales el ni

vel de sodio supera frecuentemente el valor de 15 7~, mientras

que el de potasio suele oscilar alrededor del 1 %.

Un rasgo distintivo de la vegetación de las marismas

es su siGnificativo nivel de magnesio, circunstancia lógica t.§.

niendo en cuenta su elevada concentración en la solución del

suelo. Los órganos asimiladores de halófitas acumuladoras de

sales presentan los mayores niveles.

Por último; es interesa-l1.te reseñar que los contenidos

ue boro dc la vegetación no resultan excesivos en la mayoria

de los casos, a pesar de su siGnificativa presencia en el sue­

lo, donde son frecuentes contenidos próximos a 5 ppm. (Chaves

y l·lurillo, 1976; Hurillo et al., 1978).

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1.4.2 Arenas litorales (Doñana y Nazagón) .-

Para un conocimiento más racional de la vegetación

de esta zona es necesario considerar la división del territo­

rio teniendo en cuenta las di~erencias eco16gicas que consti­

tuyen factores determinantes de los distintos tipos de veget~

ción instalados sobre ellas (Allier et al., 1974).

En un sentido amplio se diferencian dos Sistemas:

Sistema de arenas estabilizadas y Sistemas de arenas móviles

en los cuales la vegetación existente depende fundamentalmen-

te de la movilidad del substrato. Dentro del sistema de ar~

nas estabilizadas se pueden separar otras dos zonas claramen­

te delimitadas por la disponibilidad de agua, como son, los

arenales secos y los arenales h'Úr.1edos.

Por último hay que considerar las zonas de marismas

(de Gu;ya vegetaci6n ya se ha tratado) y las zonas perimaris­

meñas en las que la salinidad y humedad condicionan la existen

cia de especies totalmente diferentes alas de los arenales

(Allier y Bresset, 197~.

Coro16gicamente se puede incluir Dofíana en la región

Ned;terránca pero manteniendo unas características climato16g.:!,.

cas y edaf'ológicas que determinan un tipo especial de área ll~

mada ON1JBO-GADITANO-ALGARBIENSB, muy rica en especies (Galiano

y Cabezudo, 1976), que ocupa la banda litoral de Andalucía Oc­

cidental (Rivas - Nartínez, 1973).

La vegetación potencial de Doñana estaría incluida

dentro de la clase QUERCETA ILICIS y más concretamente en la

alianza OLEO-CERATONION que agrupa a las asociaciones de clima

mediterráneo térmico de la Península Ibérica (Cabezudo, 1974).

Dependiendo de la naturaleza del sustrato se determ.:!,.

na una asociación climática arb6rea dentro de la alianza ante-

"rior, carac,t,eI'li-zada po-r un sustrato pobre en bases; esta aso-

ciaci6n se denomina OLEO QlIERCZTl)].í SlJl3ERIS que en estado ópti­

mo formaría un bosque húmedo cuyos elementos principales serían·

quercus suber (alcornoques), .A.rbutus unedo (madroño), Olea

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europea varo Oleaster (acebuche) y Pyrus bourgeana (pirueta­

no). Este bosque potencial se encuentra totalmente degradado

en la Reserva de Doñana, ex:istiendo solo lUlas manchas en las

zonas más húmedas del. borde de las marismas. Por degradación

del bosque potencial, toman un gran incremento las especies ~

bustivas del sotobosque, formándose un matorral subserial ti­

pico y de naturaleza espinosa comprendido dentro de la asoci.§:

ci6n ASPARAGETO - RHAHNETIDI OLEODES en sentido amplio, ya que

existen múltiples variantes que dependen de una serie de fac­

tores diversos.

En la Reserva este espinar está caracterizado por la

presencia de Asparragus stinularis, Pistacia lentiscus, Hyrtus

comunis, Phyllirea angustifolia, etc.

En Doñana y dentro del OLEO-CERATONION SUBERIS es p~

sible separar una asociaci6n instalada sobre dWlas fijadas yen

contacto directo con el lumnophiletul11; esta asociación recibe

el nombre de R!-L41'lNO JUNIPERETUH Nl-l.CROCARPAE y ocupa una peque­

ña banda litoral formada por dunas antiguas totalmente fijadas.

Por la presencia de restos arb6reos es posible pensar que esta

asociaci6n ocupaba lllla zona más c:':tensa, reducida hoy dia por

la actividad del sistema dWlarj la especie representativa de

esta asociaci6n es Juniperus oxycedrus subsp. macroc~.

Como etapa degradada de la vegetaci6n climax aparece

un matorral muy caracteristico quc con pocas variaciones se e~

tiende desde el limite dunar hasta el borde de la Harisma; la

composici6n floristica de este matorral (Galiano y Cabezudo,

1976), depende de una serie de factores tales como la profundi­

dad de la capa freática, la estabilidad del sustrato arenoso y

el tipo de cobertura arb6rea (Ramírez, 1973); básicamente, el

matorral estaria formado por brezos, jaras y divcrsas especies

de genisteas y labiadas, variando la proporci6n de los mismos

al variar los distintos factores que determinan condiciones pa¿:

ticulares sobre cada zona especifica de Doñana. Este mato­

rral pertenece a la clase CISTOLAV.0{DuLETEA que se asienta ex­

clusivamc.nte sobre terrenos silíceos, típicamente mediterráneos,

aunque debiuo a una cierta influencia oceánica; aparecen retazos

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de un matorral con una marcada analogía con los de tipo atlán­

tico. La clase anterior ha sido dividida en dos ordenes: LA­

VANDULETALIA STOECHillIS y ULICINO CISTETALIA; el matorral del

primero es de tipo sabulicola y por su composición floristica

puede incluirse dentFo de la alianza CISTION LADANIFERI cuya

asociación tipica es la HALD'!IO-CISTUl\j BOURGEANI, caracteriz-ª

da por la presencia de Halimium halimifolium, Ulex parviflo­

rus, Lavandula stoechas, etc.; este jaral no es uniforme en

su composición floristica, ya que las variaciones en profund~

dad de la capa freática le afectan considerablemente.

El jaral tipico de la asociación se encuentra en las

zonas más elevadas y por consiguiente de freática más profun­

da. En las zonas deprimidas de los arenales secos y en toda

la zona arenosa húmeda, el jaral tipico es sustituido por un

jaral-brezal caracterizado por la presencia de Cal luna vul,a:a­

ris y Erica scoparia ..

Si la humedad del sustrato sigue aumentando, como

ocurre en ciertas zonas que rodean a depresiones cubiertas de

agua duranto parte del afio, aparece un tipo de brezal húrnedo

que tiene mucho en común con los brezales atlánticos y cuyas

especies más características son Erictl ciliaris y Ulcx: minore

Las comunidades de plantas herbáceas sobre suelos á~

dos, pertenecen a la clase IffiLIANTE¡,STEA y ocupan, como comuni

dades pioneras, zonas arenosas parcialmente estabilizadas y z9..,

nas aclaradas del matorral.

Esta clase la podemos dividir en lUla serie de orde­

nes dependiendo entre otras cosas de las condiciones del lugar

de instalación; el primero de ello s se puede considerar C01110

pionero y está formado por asociaciones que se instalan sobre

arenales semifijo..dos, con escasa cobertura y mezcladas con es­

pecies de la llJTIITIoph-i letea, í'ormal:.do el orden I·LL\LCOl·IIET_.1LJ:A.

En segundo lugar existe un orden formado por asocia­

ciones más evolucionadas que viven sobre un sustrato más o me­

nos estabilizado, que present~~ un índice de cobertura superior

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al orden anterior y mayor riqueza floristica; son comunidades

terofiticas tipicas de la alianza OLEO-CERATONION en su variag

te term6fila, viviendo preferenter.le!1te en las zonas descubier­

tas del matorral subserial de dicha alianza (HELIANTENIETALIA)

En tercer lugar existe el orden AGROSTDJETALIA que

forma las comunidades más evolucionadas de la clase, con un in

dice de cobertura y una clara dominancia en gramineas; ocupan

zonaS arenosas con un. grado de humedad muy elevado y constitu-

yen los pastizales más desarrollados de la Reserva. Como es-

pecies caracteristicas de la clase RBLIJL~TE}ffiTEA pueden citar­

se: Tuberaria gutata, Halcomia lacera, Erodirnll bipinnatum,

Tolpis barbata, Trifolium cherleri, Ag:l.'ostis stolonifera, etc •

• La vegetaci6n instalada sobre todo el sistema de du-

nas m6viles está incluida en la cleese AN¡'¡OPHJlETEA. Dentro de

esta clase, la vegetaci6n •. psaEllnófila de la Reserva se puede in

cluir en el orden k'INOPHJlETALIA Ai<1.J1{DIJ\ACEAE, que a su vez y

dependiendo de la situación en el sistema de dunas se divide

en dos alianzas AP'¡OPHILIOH .'L.>WNDINicCEAE y CRUCIANELION l'L'>-R.I-

TDIAE; la separaci6n sobre el terreno de ambas alianzas es, en

la zona ele la H.escrva, particularaonte complicada ya que la

irre8'li1ar morfología del sistema ele dunas hace que el solapa­

miento de ambas sea muy acusado (Garcia Novo et al., 19(5).

La primera alianza ocupa la zona de playa, dunas embrionarias

y zonas del acantilado, mientras que la segunda lo hace sobre

el resto dol sistema dunar y zonas deprimidas con cierto gra-

do de humedad.

La alianza ANt·¡OPHILION jl~T?UlmINACE.!l.E puede ser dividi

da en dos nsociaciones dependiendo de su localizaci6n. Ocu-

pando In. zona de playas carentes de dunas se encuentra la aso

ciaci6n AGROPYRETl.H·l :HEDITERl"l.AN.8lJ:r~l e instalada sobre las dunas

embrionarias litorales y zona del aca.ntilado, aparece la segtL2;

da aso ciaci6n llamada LOTQ-A}l¡,jC'PHJl:;:;T1.J1.! ARUl'mINACEAE.

Zle las tres asociaciones de la alianza CRUCIA~\-:ELLIOr\

j;AlUTJJ·lj.E, la más próxima al litoral es la CRUCJJ~LLETUN NicRI-

Ocupando dunas interiorGs, se encuentra la asociaci6n

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ARTENISIO - AHERIETu}¡ PUNGENTIS, y la tercera asociaci6n, deno­

minada ERLil.:NTHO HOLOSCHENETUl'¡ AUSTRALIS, ocupa las depresiones

más o menos húmedas que se encuentran dentro del sistema dunar.

Como especies características de esta clase pueden

ci tarse: .Ammoph; la arenaria, Lotus creticus, Nedicago mari ti­

ma, Crucianella mari tima, Eryngiurn mari timt.UTI, Euphorbia naTa­

lias, etc.

Por último, y en el sistema de dunas, es posible 8g,

contrar representaci6n de la clase CAKILETEA KilRITJJ'lA, como rm?.

ducto de la incidencia humana que de modo paulatino va cambiaf!

do las condiciones naturales de la zona. Dicha representaci6n

viene dada por la presencia de Cakile maritima y Sal sola kali

entre otras especies.

BIBLIOTECA.

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2. CARAC TERIZACION

DE LOS SUELOS

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En este capitulo se lleva a cabo una caracterización

de los suelos estudiados, a través de la descripción de campo,

determinaciones analiticas y clasií'icación taxonómica de los

mismo s .

La metodolo gia utilizada h8. sido la siguiente: Des-

cripción morfológica del perfil:

desarroll2.dos por F AO (1966).

de acuerdo con los criterios

Dete:r,::.winaciones Cluimicas p;e-

nerales: reacción del suelo (pH) , carbono y materia orgánica

(método de ¡iaJ.key-Black),. nitr6e;eno (método Kjeldnlll), carbon-ª.

tos, elemontos asimilables, e hierro, sirruielldo procedimientos

similares a los descritos por el Soil Conservation Service (U§.

DA, 1972). Determinaciones fisicas y :fisicoquim'; cas: anál~

sis granulométrico, conductividad hidráulica en muestras natu-'

rales saturadas de agua, porosidad,. densidad aparente, reten­

ción de agua y capacidad de cambio total, de acuerdo con lo s p~

cedimientos descritos por el Soil Consorvation Service (U S D A,

1972) • ::=Joterminaciones en el extracto de pasta saturada:

reacción del suelo (pH),. conductividC:l,.d eléctrica, aniones y cª

tiones solubles, y relación elo absorción de sodio (SA .. 1i.), según

e18todologia establecida por, el U.S. Salinity Laboratory (1973).

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Determinaciones minera16gicas: preparaci6n e interpretaci6n

laminar para mineralogía de arenas (Pérez Hateos, 1965); min~

ralogía de arcillas (Bro¡.¡n, 1961). Determinaciones micromor­

fo16 gicas: preparaci6n e interpretaci6n laminar (Olmedo, 1970;

Brewer, 1964; Jongerius, 1970).

La clasificación taxon6mica de los suelos se ha rea-

lizado siguiendo el sistema definido por el Soil Survey Staff

( 1975) . ..!U mismo tiempo se establece una correlación con los

grupo s de la clave de suelo s de F J,. O (1974-), así como con las ca

tegorías del sistema de la clasificaci6n francesa de suelos

(cp C S, 1967).

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EXCURSION 1. MARISMAS

DISTRIBUCION ESQUEMATICA DE LOS SUELOS DEL ITINERARIO Y SITUACION DE PERFILES Escala: 1/200.000

L E Y E N D A

TYPIC XEROFLUVENTS

XERORTHENTS-XEROCHREPTS

XEROCHREPTS-PELLOXERERTS

CHROMOXERERTS-PELLOXERERTS

CHROMOXERERTS-XEROCHREPTS

CHROMOXERERTS-HAPLOXERALF XERORTHENTS

PELLOXERERTS

AQUIC HAPLOXERALFS

HAPLOXERALFS-XERORTHENTS

HALAQUEPTS-SALORTHIDS

HAPLOXERALFS-ARGIXEROLLS

RHODOXERALFS-HAPLOXERALFS

RHODOXERALFS-XERORrHENTS

~ Situación de perfiles

N

..

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EXC1JRSION I (HARISI'IAS)

2.1.1 Descripción general de los suelos del itinerario.-

Se sale de Sevilla atravesando el rio Guadaira con su

estrecha vega que enlaza con la del Guadalquivir hacia la der~

cha (Xero Fluvents). Inmediatamente se circula hasta Bella-

vista por la terraza de suelos pardo-rojizos con acumulaci6n ca.

liza pulverulenta y nodular en profundidad y con un horizonte

de acumulación de sesquióxidos que en la mayoria de los casos

es ya argilico (Calcic Haplox8ro..l:fs)

Hacia Dos Hermanas continúan. estos suelos que co-

nectan directamente, a la altura de dicho pueblo, con suelos

rojos desarrollados sobre calcarcnitas del fJcor, sahelien-

ses (Typic Rhodo.xeralfs) . Estos suelos, que se extienden en

tre Dos ~IGl.""i.l1a .. aas y Carmona, da.!l paso) justo en el desyio de la

autopista de CádizJ a suelos rojos, pero con costra caliza, que

corresponden a una i'ormnción de terraza (Calcic Rhodoxeralfs)

En todo el tra)'8cto hasta Los Palacios S8 alternan

con pequeñas zonas elevadas de suelos erosionados calcimorfos

(Calcixerollic Xerochrepts) o con depresiones hidrom6rficas,

como la que se cruza en. las proxiJ:lidnc1es del emplazar.liento de

la antena de Radio Nacional de Espa.ila (Aquic Haploxeralfs) •

La zona es tipica de olivar, alLC1Cjue en las ároas úl timamente comentadas puede obsorvo..rse la sustituci6n por otros

cul tivos.

A la altura del CaUC8 d8l Canal del Bajo Guadalqui­

vir, &'1.1;85 de Los Palacios, aparecen suelos arenosos dedicados

a viSíedos y cultivos horticolas. Estas arenas, en principio",

descansQJ.l. sobre materiales c3.1cáreos, para dar más adolante sue

los hidromori'os con pseudogley en profun.didad

y Aquic IIo..plo:.:eralfs)

(Xeropsarnments

A partir de Los Palacios el cambio es drástico. El

relieve de r.~uy SUaves ondulaciones, (.!uo se venia observando, p..§:

sa a ser cOIllplctar.lcnte lla.no, principalmente hacia la derecha

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del sentido de marcha, perdiéndose casi en el horizonte, con

predominio de suelos vérticos (Pelloxererts,en su mayoría so­

bre margas) que bordean las amplias extensiones de las maris­

mas en recuperaci6n,de la margen izquierda (Secciones I, II Y

III) .

te , area.

El perfil I es representativo de los vertisoles de es

Se trata de un típico Pelloxerert sobre mareas, sim~

lares a las que afloran en las inmediaciones de Las Cabezas de

San Juan. Sin embargo, los vertisoles de la finca llEl Torbis-

cal" se encuentran sobre sedimentos calizos de terraza.

que estar.1os en la zona de contacto de ambas familias de verti-

soles, falta un trabajo detalletdo ele prospecci6n petra separar­

las, ya que por su aspecto externo el suelo no presenta dife­

rencias morfológicas apreciables directamente, ni por í'otoin­

terpretaci6n se encuentran criterios de separación.

Icuolmente, los suelos C!UG conectC:-ill con estos VGl'tl-

soles y que se incluyen en. el aE1plio concepto de suelos saJ.i­

nos de la Harisma, o:frccen un marcado carácter vértico en los

áreas ya puestas en cultivos de rGeadío.

~sto puede observarse el': la ruta hacia 01 perfil J~I

(:finca Quevedo de l et empresa COT::;;·¡SA). Dicho per:fil se OllCllO':';

trn. ya en zona íral1.C8JJlGnte sali.:.:..a, co::.. ... rcspondiondo aterronas

cultivados ue arroz c1ur2J1.te 1SJ ruios consecutivos (Sección. .I:L)

De oste perfil se pasa a la zona do la Secci6n II:i':, 011 <1011(1e

se pUOUG apreciar la labor que rcali;-;a el Instituto Xacion<:~l

de Rci'orll.1a y Desarrollo Agrario (l_LY-.JA), en la recuperación GG

estos terrenos. Se visita pr:LI:lcramontc el perfil III que CQ-

rresponde a W1. suelo recu:1)cr2do, Gil pnrtc, y que yicne cnl ti­

vnnc10se durante afios de cereales (triGO principalmonte).

El perfil IV, si tundo cerca del curso del río GuC:.c.~ct.J:..

C1uivir, corresponde a 1ill terreno no cultivado y sólo son~etj.do

a drcn;:;.jc abierto durúnte varios o..Los. Las características

de este !)crf'il pareccn corrGs~)oll(ler a lo..s de un Typic Hala(.:.t~opt

.in el recorrido de tay'de sc.: vuclye I~or Lct,rija ]l;:.1cin

Cabezas de San Juan. A la altura dol pueblo ele Lcbrija, y a

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la salida del mismo se observan suelos calcimorfos sobre are­

niscas calizas pliocenas (Rendollic Xerorthents) con olivar y

viña, para pasar a suelos de suaves ondulaciones y cultivos en

secano de cereales, girasol y remolacha principalmente (Vertic

Xerochrepts y \ Chromoxererts) desarrollados sobre margas.

El perfil V, situado en la zona de Val de Ojos, co­

rresponde a un vertisol con alto contenido en sales.

Finalmente, a la altura de Las Cabezas de San Juan,

situado sobre calizas margosas (Calcixerollic Xerochrepts) se

regresa a Sevilla por la autopista de Cádiz.

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EXCURSION 11. DOÑANA

DISTRIBUCION .ESQUEMATICA DE LOS SUELOS DEL ITINERARIO Y SITUACION DE PERFILES

Escala: 1/200.000

D ~ :-=: -

~ ~ ~-

Gi

,

XEROFLUVENTS

HAPLOXERALFS

PSAMMENTS/AQUENTS

QUARTZIPSAMMENTS

HALAQUEPTS/SALORTHIDS

XEROCHREPTS

RHODOXERALFS

HISTOSOLS

Situacion de perfiles

TORRE DE LA HIGUERA

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2.2 EXCURSION II (OONANA)

2.2.1 Descripci6n general de los suelos dol itinerario.-

Se parte de Sevilla atr2.vesando el Guadalquivir p2.ra,

dejando los terrenos aluviales de su vega, subir a la comarca

del Aljarafe, penillanura formadQ por finas areniscas calizQS

mio cenas, situada ent re el Rio y su afluente el Guadirunar.

Los suelos, en los que predomina el olivar de verdeo

(manzanillo), son suelos rojos i'orsialiticos, (Typic Rhodoxe­

rnlfs) , en. su mayoria, salvo e11 las partes más elevadas en que,

principalmente, por efectos de lQ erosi6n aflora la arenisca

caliza o los horizontes BJ de los suelos rojos, constituyendo

suelo s mas calcáreos, calcimorfos de ero si6n (Calcixerollic :;:e

rochrepts) . En muchas depresiones y en la rnayoria de zonas de

cauces de arroyos importantes se encuentran suelos hiuromor:fos.

Pasado el cauce del Guacliwll:o.r.1 dGspués del pueblo de

Aznalcázar., se sube hacia Pilas y desde este pueblo hasta Hino­

jos se repiten los suelos rojos con alt~as zonas arenosas, Coll

hidro111or:fismo.

Inmediatamente después de Hinojos, desaparece el oli

val'" pEtra entrar en un denso pinar. Lo s suelo s cambian, de lo s

rojos sobre calizas de las zonas lln..nns y los cal c:Lmori'os dok'LS

pendientes, n suelos o.renosos con llorj.zontcs de pseudogley suQ.

yacente que dan perfiles con un fuerte contraste textural (Aquic

Ilaploxeralfs - Soil Taxonomy) (Plo.nosoles - F A O) •

En todo el trayecto hasta. el pr6ximo p1.lGblo, Almonte,

domina 01 pinQ.r~ aunque se intorl"ur;:}Jo varias ve ce s por apo..rccer

zonas de suelos calizos en los que de lluevo domina el olivar.

Ilay alcunas poquofías zonus do eucaliptul y villas en terronos de

transici6n entro sucIos arellQS05 y suelos rojos.

~l pueblo de lümonto so halla sobro materiales cali­

zos, con Wl l"elicvo de suaves onCu.laciol1.cs que corresponden Ct

cnlizus ¡:lQr(:'osas y arcniscns ~lior'lioconas, da...'1.do suolos calci­

morí'os, con ~)oca (~if'crcnciaciól1 de :üorizontes (perfiles ,/:.p e) a

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causa de su utilización,que se clasifican como Rendollic Xe­

rorthents,y Rendollic Xerochrepts cuando están algo más evolu­

cionados, hasta Calcixerollic Xerochrepts cuando muestran una

acumulación caliza en el subsuelo. Principalmente se dedican

a vifin y olivar.

A algo más de 4 kilómetros en dirección al poblado

de El Rocio se entra en la gran zona arenosa de la región.

El relieve es prácticamente llano y el paisaje se completa con

la presencia de extensas zonas repobladas de pinar y eucalip­

tos, hasta :roco antes del Rocio en cuyas inmediaciones estas

especies arbóreas dan paso a terrenos desforestados correspon-

dientes a la zona regable Almonte-l'larismas. Los suelos son en

general arenosos profundos, alL~que en determinados casos el es

pesor de arena es menor. Bajo esta arena aparecen horizontes

hidromo rf'o s .

le la salida del Rocio se observan unos terrenos semi

pantanosos que conectan. con la zO.D.a más occidental de la Nnris

ma, y que corresponden a la conl'luencia del arroyo de La Roci-

na y }ladre de las }larismas. ;:;n este punto los suelos son tur

bosos; aún no existe la veGetaci6n típica de marisma y sí la

correspondiente a zonas húmedas he>bitualmente encharcadas. USe

trata de uT'cillns oscuras, con niveles arenosos procedentes

de arenaS que,. a su vez, provie.!.1.Cil de arrastres do las arenas

basales, en las que se encaja esta formación. Como todas las

turberas do esto. zona, su origeIl so debe a la pérdida do dron~

je de alcunos arroyosjdebido al UV::'{IlCO dunar. Su potencia es

pequeña y la turba de mala calidad" (Leyva et al., 1976)

Se continua la ruta hasta la entrada a la zona de Do

ñana por una recta de uno s 15 1,ilóuotro s que discurre por terrQ.

no s arcno so S .. El paisaje es prácticuucnte llano y correspondo

a un 111D.nto arenoso eólico procedente de formaciones dunares t2.,

talQente deGradadas (Le}~a et al., 1976).

Los suelos, en rrel1.oral, no muestran perfiles con ho­

rizonte;:> dii'orenciados (Regosoles -FAO, C .. P.C.S .. ) (Psarnments

- Soil Ta;,onomy); hasta el IVll 25 no se aprecia la primera fonll§c. ci6n dilllar ..

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78

El paisaje presenta importantes masas de eucalipta­

les, que se hacen marginales,danclo paso a un matorral de monte

bajo con alGLlnas zonas experimen-calITlente en cultivo y con re­

poblaciones c.i.8 pinar hacia 01 í'inQl.

Po~" Último se entra en la ZO!1.Q de Dañana, cuyos sue

los más curacteristicos se van a e:::.amil1.élr en los perfiles prE­

sentados.

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:O;XCUHSION III. ~IAZAGON

DISTR.BUCION ESQUEMATICA DE

LOS SUELOS DEL ITINERARIO Y SITUACION DE PERFILES. Escala: 1/200.000

~ .. LGJ ~ ~

P/771/./)' ~

~ ~

~ t=:=:J-'--

PLAYAS

QU,\RTZIPSAMMENTS

PSAMMENTS/AQUENTS

llAPLOXERALFS

XEHOCHREPTS

HALAQUEPTS/SALOHTHtDS

IIISTOSOL

~ ~ FASES PEDHEGOSAS

:¡;.¡;: Si tuacion de perfiles

°CI:: -4 J\t °

-4 l" (

-4J\tl" IC

°

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120

EXCUH.SION III (HAZAGON)

2.3.1 Descripción general de :Los suelo s del itinerario.-

El itinerario discurro por J.a nueva carretera que U!le

Torre de la Higuera con Hazag6n, sensiblemente paralelo al caE.

d6n de dunas J.i torales que caracterizan a gran pa:cte de la ca [l.

"ta onubense.

EJ. total del recorrido es de sólo unos !;a Km, atLtes

de regresar a Sevilla desde La Rábida. A la izquiorda de la

carrotera se extienden, pues, las dW1.as costeras, con su tip!

Ca relieve ondulado. A la derech,,- el llamado manto eólico de

relieve prácticaI:1ente llan.o , El substratum de toda la ZOlla

está formado por arenas basales (PJ~iocuaternario) cuyo máximo

espesor se ha localizado precisar:lont0 entre e]~ sector ele Ha7.a

eón y el médano de El Asperillo.

Los suelos sobre dunas no 01:'rece11. perfiles con hor:L

zontes diferenciados, como corresponde a su origen y diná.i.11i-

ca.

El perfil es pues maJeorial arenoso indifüronciado

(horizonte e) ~ En determinados casos se puede identificar un

ligero epipod6n ócrico, que caracteriza a un. psarnmen:l; (Xerop­

Sélmment o QuartzipsanllllGl1.t seg(tlJ el porcentaje de cuarzo).

En las zonas llanas del manto e61ico los suelos son

i.gualmonte are110S0S profundos, D.1..Ul(lUG en muchas ocasiones el

nivel f'reático más cercano a la superi'icie condiciona un. dos.§;

1'1'0110 de vegetaci6n importante (,,-parte de las repoblaciones

de pi.nar) que, a su vez, ha permitido la aparici6n. de horizog

tes húmico s bien desarrolJ.ados.

Toda la zona tiene tendencia a drenar hacia la cos­

ta, estando frenada la ovacu,,-ci6n por 01 cordón. litoral do du

nas.

Esto hace que e.r.. J.os contactos con las dun.as, so prQ.

dUZCQ una sj.tuaci6n favorablo aL. dosal-T'olla do materiales tur-

bosos ..

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121

Según los estudios del I GNE (Leyva, 1976) en el

sector del médano elel Asperillo la separac:L6n con lo s tramo s

dW1.ures viene marcada por una capa de turba cuyo espesor va-

ría entre JO cm y 1! JO m. En este sector las capas de tur-

ba son la nota más característicn."puc1iol1clo lo ca~lizarse hasta

tres capas, una ele ellas a nivelo constituida esencialmente

por trozos ele materia vegetal con matriz dG arcilla arenoso­

bi tumino sa de color pardo.

La si tuaci6n del pGrfil XI SG relaciona con estas

características.

En la zona de Hazag6n, y en situaei6n pr6xima a las

playas, se identifican suelos cuyo perf'il muestra W1. fuerte rog

traste textural que indica la presencia de los materiales p]_1.2-

cuaternarios do las arenas basales, rccubj.Grtos de aportes are-

nosos.

El conjwlto define a unos suelos ele !11orf'ologia con­

trastada, similar a la que presentan los Plano"o]_es (10AO,1973)

destacando el aspecto f'erraJ.itico ele la base de]. perf'i.l, Íre¡l-

te a los horizontes aronosos dccol.orndos sobreyac81rtes

del perf'il XII).

(zona

Finalmente) en la ~:::;ona del arroyo de liLas NadrGs" G)cis

te un importante yacimiento de turba, ampliamente explotado:sr

que ha sielo estudiado por Hen~ndez Lmor y Florschutz (1964).

Son evidentemente suelos orGánicos que pertenecen al

orden de His·cosols (perfil XI:rI). En los

identif'ic2.I' perfiles con aspecto do H.anh:er

1952) •

bordes. se p1..10den

de turba. (Kubiena,

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3. EVALUACION

DE LOS S UE L O S

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En este capítulo se pronostica la aptj.tud relativa

actual de los suelos estudiados para diversos tipos de uti~

zaciones agrícolas y de ingeniería; llevándose a cabo un an¿

lisis interpretativo de la informaci6n básica presentada en

los capítulos precedentes.

Qtilizaciones agrícolas

La evaluación de los suelos para usos agrícolas se

hizo mediante aplicaci6n de la metodología desarrollada por

De la Rosa et al. (1977), que constituye una primera aproxi­

maci6n a un sistema cualitativo de evaluaci6n para pronosti­

car la aptitud relativa de las fonnaciones ed~ficas para di-

versos cultivos. Esta medida de la aptitud relativa se pus¡

de relacionar con el estado do la fertj.lidad física natura].

que presentan los suelos. El sistema se ajusta al. esquema

general propuesto en el Expert Consultation La.'1.d Evaluation

for Rural Purposes, Hageningen 1972, adaptado según los ob~

ti vos y las limitaciones de J.a información procedente de la

zona representativa de referencia. Se basa en un fu""lálisis

independiente de las variables del suele, más fijas y perm2

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143

nentes,de acuerdo con el estado actual de las técnicas agro­

nómicas, que tienen mayor incidencia en el desarrollo prod~

tivo de los cultivos considerados. Estas variables del su~

10 seleccionadas como criterios de diagnóstico son: profun­

didad útil, textura, drenaje, contenido en carbonatos, sali­

nidad, carácter sódico y desarrollo del perfil. Haciendo

uso de matrices de gradación establecidas para cada criterio

seleccionado, se definen cinco clases

ra cada cultivo. Estas clases son:

de aptitud relativa P3

I-suelos con aptitud muy

elevada, II-suelos con aptitud elevada, III-suelos con apti

tud moderada, IV-suelos· con aptitud baja, y V-suelos con aJ?

titud muy baja. Las subclases establecidas dentro de cada

clase se identifican con las letras correspondíen-bes a los

criterios de diagnóstico que causru1. las limitaciones domina¿¡.

tes en cada caso (tablas 55, 57 y 59).

Utilizaciones de ingeniería

La evaluación de los suelos para usos de ingeniería

estima el comportamiento de las unidades edáficas como mate­

rj_al estructural o de soporte para llevar a cabo determinadas

obras de desarrollo. Entre los posibles usos de ingeniería

de los suelos, bien para fines agrícolas o no-agrícolas, se

seleccionaron los de mayor interés en las zonas estudiadas

(tablas 56. 58 y 60).

Para desarrollar este proceso de evaluación fué n2

cesario realj_zar algunas determinaciones de ingeniería, tales

como índice COLE y de plasticidad, que son oriterios de clasi

ficación en las metodologías utilizadas. El coe:fic:Lente de

extensibilidad lineal (COLE)¡ que ofrece una mecH da cuanti tat,i

va de la oapacidad de contracción y exprulsión del suelo, se

calculó en base a la expresión:

COLE " C~~~LJ1/3 - 1 t- Dbm "-

donde, Dbd = densidad aparente del suelo seoo a 105 2 C, en

muestra natural

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144

Dbm = densidad aparente del suelo húmedo a la capacidad de campo, en muestra natural (USDA, 1971).

El indice de plasticidad, di1'e·J.'ancia l1.t.unérica entre

límite liquido y límite plástico,que ofrece una medida del ra¿);

go de humedad para el que G,l suelo presenta un comportamiento

plástico, se calcu16 en base a expresiones numérj.cas establ,g

cidas por simulacj.6n matemática a partir del con·i:;enido en ar­

cilla del suelo, materia orgánica y capacidad de cambio total.

Otras determinaciones de j.nganiaría se astimaron en base a las

características pedo16cicas mejor correlacionadas.

Las J.j.mitaciones deJ. suelo para los diversos usos

considerados se di:ferenci8.l1.. 1 seglID el Soil ConsG1."'vation Servl.-

ce (USDA, 1971), en ligeras, moderadas y severas. I,ip:eras,

cuando el suelo presenta condiciones f'avorables para el uso

considerado, es decir, las limitaciones son de poca import"'d}

cia y fácilmente superables. No de radas 1 cUa:i.1.do algunas e a-

racterJsticas del suelo son deSfavorabLes pero pueden ser co­

rregidas mediante técnj_cas especiales a un costo razonable ..

Severas" cuando las características del sueJ_o son ta..."Y}, c..lesf'a­

vorabJ.es y dif{ciles de corregir que serían necasarias obras

especiales de elevado costo o no practicables. En las tablas

56, 58 y 60 Se presenta el grado de las limitaciones· para cada,

uso, seguido de la característica del suelo que determina la

limitaci6n dominante.

Eiego.- El sistema de evaluaci6n utilizado "en la estimaci6n

de la apti·Gud relativa de J.os sualos para introducir la técn,i

ca dal riego.,ha sido el dal Bureau 01' Reclamation (USDI, 1953),

Este sistema clasj.1'ica los suelos de acuerdo con las caracte­

rístj.cas que üifluencian el eficiente uso del agua, la produ.s

ti vi dad y las necesidades de obra y desarrollo. Además de

ciertos :factores. socio":,econ6micos, las características del

suelo que se toman como criterios de diagn6stico son: suelo

(textura, estructura, 1'ertilidad, salinidad y cara.cter s6di­

co). topogra1'ia (grado y comple jidad de las pendientes) y dre­

naje (permeabilidad, prof1.mdidad de la capa 1'reática, ries¡;os

de inundación, etc.) .. Se definen seis cJ.ases de aptitud:

1, 2, 3 y 11· agrupan los suolos arables, con UIla apti tucl para

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145

riego en orden decreciente; 5 y 6 agrupan los suelos no ara­

bles, siendo la clase 5 potencialmente apta para riego des-

pués de la introducción de ciertas me joras. Con las letras

representatj.vas de las 1illli taciones dominantes: s-suelo,

t-topografía y d-drenaje, se establecen las subclases de ap­

titud dentro de cada clase. Las apreciaciones informativas,

que considera el sistema para cada suelo evaluado, no han sl­

do establecidas por falta de información socio-económica so­

bre los suelos estudiados.

Carreteras. - De acuerdo con las normas elaboradas por el Soi1

Conservation Service (USDA, 1971), se hace referencia a la ap­

titud que presentan los suelos para el trazado de carreteras

capaz para el tráns:Lt:o de automóviles o vehículos de similar

peso, durante todo el roía. El perfil de este tipo de carr~

teras presenta, de abajo a arriba, un firme deJ. propio mate­

rial suelo, una base de grava o material suelo estabilizado

con caliza, y 1.IDa superficie flexible, nonnalmeI).te de asfal-

to. Las limitaciones que pueden presolrcar los suelos para

este uso de ingeniería vienen detenninadas, fundamentalmente,

por las siguientes propiedades del suelo: capacidad de carga,

potencial de contracción, pendiente, prof1.mdidad a la roca elE ro., pedregosidad y recosidad.

Diques.- Estas obras de ingeniería se refieren a diques eOl~

truidos para re·cención de aguas. El comportamien.to que pre-

sent= los sueles para dicha utilización, de acuerdo con el

sistema de evaluación elegido (USDA, 1971), depende de las sl-

guiontes características e dáf'j. e as : resistencia del suelo al

deslizamiento cuando soporta una carga, capacidad de compre­

sión, permeabilidad del suelo compactado, suceptibiJ.idad a la

erosión interna y compac·taci6n.

Excavación .. - Según las normas de evaluación del Soí1- Conser­

vation Service (USDA, 1971), este ti.po de uti.lización del sue

10 se define como excavación ele 1.Ul.a profund:Lclad no superior a

1 1 8 m .. La aptitud relativa que presentan los suelos para d,i

cho USo de j.ngenicr:La ostá condicionada por las siguientes 0 . .9-

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111.6

racteristicas edáficas: consistencia, pendiente, pedregosidad,

rocosidad y riesgo de inundación.

Sistemas _ele clas:i.:fj~co..c:i.6n. de suelos para usos ele inr;cnieríu,,­

Los dos métodos más frecuentemente utilizados para clasificar

mUGstras de sucIo paro. usos de ingeniería en gGncra:l, son el

sistema "Uni:fied" (USDD, 1968) y el AASHO (1961) adoptado por

el American Associatioll. al' State Eighway Officials.

En el sistema "Unified" \ los suelos se c1asj_fican en

base a la clase de dis·l;ribuci6n del tamaí'io de particu1as, plas

ticidad, límite líquido y contenido Gil materia orGánica del

suelo. En base a la aptitud general de los suelos para la m~

yor:(a de usos de ingenieria, se establecen ocho clases para los

suelos de textura gruesa que se identifican como G>i, GP,. GH,

GC, S1'1, 8F, SH y SC, y que son los de más elevada ap·l;itud; seis

clases para los 8ue.los ele textura fina, identificados como NL,

CL, OL, HE, CH y OH, de inferior aptitud; y m,a clase para J_os

suelos orgánicos, i.dentif'icada como Pt.

El sj_stema .A.ASnO So utiliza para ostimar la ap·citucl

general de los suelos pa.ra usos ele ingenierín., 011. base: a las

propiedades edáf'icas que determinaJ.1. el comportamiento del SU~

10 para el trazado de autopj_s'cas.

de aptitud, idcntif:Lcados como A - 1

Se consideran siete grupos

a A- 7, de acuerdo con

la clase de distribuci6n del ·I;amaño de particu1as, limite li-

quido e índice de plasticidad. El grupo A - 1 comprende los

suelos de Gravas con elevada capacidad de carga y muy elevada

aptitud para firme de autopist as. En el otro extremo de la

cJ_asi:f:'icaci6n, el grupo A - 7 considera los suelos arcillosos

de baja capacidad de carga en húmedo y limitaciones más acus.J2-

das.

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Excursi6n I .. - Los suelos representados por los perfi.les II,

IV Y V que presentan unas aptitudes relativas muy bajas para

la mayoría de usos agrícolas (tabla 55), debido a sus elevados

contenidos en sales solubles y sodio carnbiablc>, pueden mejorar

considerabJ,elllente mediante eliminaci6n de dichas sales de la

zona de desarrollo radicular,

La introducci6n del riee;o; en los suelos representa­

dos por los perfiles II, IV y V debe estar condicionada por

las posibilidades de lo.vo.do y con'trol de las so.lcs solubles.

En este sentido, la baja permeabilidad de estos suelos puede

ser lo. principal dificultad dcl proceso de recuperaci6n. La

conductivi.dad hidraúlica de muestras naturales de sueJ.o satu­

radas en agua no supera los 5 mm/h, en todos los horizontes

anali7.iados" E'so'a b"J'a p"~neal)41l' d~d Se> v eJ, CO"l')~l'sa"a el' p"J' v ~ o(..~ _..... ,.L, = _ \:; .. 1 v _. e,; l.l<. S . ..L. "'L

te \ por la formaci6n de grietas que aparecen duro.nte la esta­

ci6n seca, debido a la elevada capacidad de contracci6n (0,06

~COLE ~0.22) que presentan estos suelos (tabla 56). El alto

contenido en arcilJ,o.s con eJ.evada saturaci6n en sodio y la 101'2

sCl1.cia ele sales higrosc6picas constituyen, :rund8J1H~ntall11ent;e,

el motivo de la citada capacidad de contracci6n, que una vez

iniciado el proceso de lavado de sales disminuiría considera­

blemente, reduciúndosc el número y desarrollo de grietas en

verano, y., como consecuencia~descendiendo aún más la baja per,·

meabilidad que ya presentan estos suelos,

El elevado potencial de contraccj.611. (0,09 ~COLE~O,22)

que ofrecen los suelos representados por los per:files II y V,

como factor limi'tante para la construcción de carreteras (ta­

bla 56), es debi,elo, fundamentalmente, al comportQ,,¡icn'l;o do J,as

-arcillas s aturadas en soelio y de J,as salos higroscópicas. Por

el contrar:Lo, la tambión elevQda capacido.d de contracci6n del

perfil I (0,13 <COLE '(0, 15) obedece al elcvo.do contonido en

arcillas de tipo montmoriJ,lonítico (t abla 56).

La dureza en seco COllO :factor limi,tante de los suc-

los represento.elos por los perfiles I, II, IV y V para excava­

ción ("tabla 56), está conclicionada por el contenido en hume-

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dad del suelo a lo largo del año. A finales de primavera y

princip:i.os de verano, estos suelos presentan el grado de con­

sistencia 6ptimo para llevar a cabo esta obra de ingenierla.

)l:xcursi6n II.- Para pronosticar la capacidad de uso agrícola

general de ·J.os suelos representados por los perfiJ.es VI, VII

Y IXb, se tendrá en cons:Lderaci6n la baja aptitud relativa que

prescnta..'1. estos suelos para la mayoría de los cultivos consi­

derados (tabla 57), así como la elevada aptitud para il1:l;rodu­

cir el riego como obra de desarrollo (tabla 58). Incluso se­

ría necesario también, estimar In aptitud relativa de los SU~

J.os para llevar a cabo otras obras de desarrollo que se cons},

deren precisas y para introducir las t0cnicas de mrulejo.

La falta de consistencia en seco de los suelos re­

presentados por los perfiles VI, VII, VJ:II y IXb, como prin­

cipal. factor limi'conte pa.rn excavaci6l1. (tabla 58), plied(~ cam­

biar favorablemente si se man.tiene un. contenj_do en humedad más

elevado en dichos sueJ.os.

Excurs:L6n III.- Para los suelos representados por el perfil

XII, la acusada diferencia entre aptitudes relativas para cul tivos anuales y perolIllOs ('tabla 59) eS consecuencia, fundameE

talmente, del crunbio textural que presenta el perfil a partLL'

de los 70 cm. El sistema de eyaluacj.6n uti.lizado considera

una secci6n de control de 25 a 50 cm para ouJ.·bivos anuales,

mientras que para 'cu.lti vos perennes establece esta secci6n de

control entre 25 y 100 cm. En la secci6n de control es donde

se lleva él cabo la medida de las variables textura, contep...ido

GIl curbonntos p salinidad y saturaci6n. en sodio de los suelos

evaluados.

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TABLA 55 Evaluaci6n de los suelos para usos agrícolas (Excursión I)

Suelo A ··t 1 1 .... · "" p"C"l UC re a ... J.va

-----------------------------------------------------------------------Trigo Naiz JlIelón Patata So J"a 1}1$.,-2 Gir.!2- ~em.2 ~l::, ~ Helo Ci tri Olivos a o.!.).. sol l.ac!1.a.l. a.L.l. a coi:;11n cos

Perfil I (Torres JlIarismas) IIId IItd IItd IItd IIId IItd IItdc IIId IIId IVtd IVtd IVtd

Perfil II (COTENSA)

Perfil IV (Señuela)

Perfil V (Val de Ojo).

;'1 Clases de aptitud:

I Huy elevada II Elevada III ~loderada

IV Baja V Nuy baja

Vs Vs

Vsa Vsa

Vsa VSD.

Vs Vs Vs IVsa Vs IVdsa IVdsa Vds Vds Vds

Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa Vds a Vds a Vds a

Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa Vsa

L:¡ mi t aciones dominaJ.1.Jc es:

p profLmdidad útil t textura

d drenaje

e carbonatos s - salinidad a saturación en sodio

g desarrollo del perfil

~

.:E

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TABLA 56 Evaluaci6n de los suelos para usos de ingenieria (Excursi6n I)

Suelo

Pe:rfil I (Torres I-larismas)

Perfil II (COTEMSA)

Perfil IV (Señuela)

Perfil V (Val de Ojo)

Aptitud Limitaciones

"" riego--

2d

4sd

l¡-sd

Carreteras Diques Excavaci6n

Severas: ele­vado poten­cial de con tracci6l1. -

Severas: el..'!; vado poten­cial de cOE tracción

~IodGradas :

~loderado.s : débil re­sistencia al desli­Z3..tíliento

~loderadas : dureza en seco

Hoderadas: Noderadas: débil re­siGtencia al desliz..s miento

Noderadas:

dureza en seco

:c.Joderadas;

Proí'. muestra

( cm)

0-20

60-80

0-10

55-100

_ 0-10 moderado a débil res:i¿ dureza en

56-110 e10vado P.2 tencia al seco tenciul de deslizami°B contracci6n to

6sd Severas: el~ Moderadas: Noderadas: 0-10 vado poten- débil re- dureza en

50-80 cíal de con- sistencia seco tr2.cci6n al desli-

zamiento

Indico­COLE

0,15

0,13

0,22

0,13

0,06

0,06

0,10

0,09

Clasificaci6n'iC.."<:

"Unifiod" AASHO

CH

OH

OH

OH

CH

CL

CH

CH

A-7

A-7

A-7

A-7

A-7

A-6

A-7

A-7

"' Sistema Dureau oí' Reclamation: 2d - su,-üos arablGs (aptitud elevada); 4sd - suelos arables (aptitud moderada); 6sd - suelos no arables (aptitud muy baja)

!i3{ Sistema "Unif'ied": CH - clase de aptitud muy baja; eL - clase de aptitud baja.

Sistema AlLSHO: A-7 - grupo de aptitud muy baja; A-6·· grupo de aptitud baja.

~

\.a O

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2>'J3LA 57 Evaluación de los suelos para usos agrícolas (Excursi6n II)

Aptitud relativa ~ Suelo

Trigo Naís Me16n Patata Soja Alc;o- Gira- Remo- Alfal Nelo- Citri . d6n sol lacha fa cot6n cos - Ol~vos

Perfil VI (Control) Ivtd IVtd IVtd IVtd Ivtd IVtd IVtd IVtd IVtd IIItd IIItd IIIdc

Perfj_l 1¡"II (Montenegro) IVt IVt IVt IVt IVt IVt Ivt Ivt IVt IIIt IIIt lIle

Perfil 1uII (Corral largo)IVtd Ivt IVt IVt IVtd IVt I T-~ Ve IVtd Ivtd Vd Vd Vd

Perfil IXb (Alcornoques) IVt

Ji Clases de aptitud:

I 1,~uy elevada

II Elevada

III Hoc1erada

IV Baja V Huy baja

IVt IVt IVi; IVt IVt IVt

'Limitaciones domin8.l1.tes:

p profw,didad útil

t textura d drenaje

e carbonatos s salinidad a saturaci6n en sodio g - desarrollo del perfil

IVt IVt IIIt IIIt IIIc

~

Vt ~

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TABLA 58 Evaluaci6n de los suelos para usos de inge!'-iería (Excursi6n II)

Suelo Aptitud riegoE

Perfil VI (Contxo1) 2s

Perfil "'ir ~.1[onte­negro)

2s

Perfil VIII (Co:rral 4d largo)

Perfil IXb (.Uoor- 2s noc¡ues)

~ . varre-cel:"US

Ligeras:

Moderadas: imperfecta mente dre:: nado

Severas :muy e s e as al110nt e dTenado

Ligeras:

*- Sistema Bureau oí' Reolamation: titud moderada).

Limi taciones P ~ Cl .. ~. . 6 Hili ro~. I dO aS~L~cac~ n . n J.ce

mues-cra ---------------(cm) COLE "Unified" AASI-IO Diques Excavaci6n

Sev0ras:elevada Severas:f'q! 0-20 SI¡T-SN A-) perm0abilidad ta de consi!:

50- Sll-SN A-) tencia en Seco

Sev0ras:elev.§; Severas:falta 0-15 Sli-SJI¡ A-) da permeabili d~ consiston- 50- SlV-SH A-) dad cJ..a en Seco

Severas: elevada Severas: .91e- 0-20 SW-SH A-) perm0abilidad vada capa

20-50 Síl'-SN A-) freática

Severas: elevada Severas::fal- 0-25 Slí-SN A-) permeabilidad ta de consi-,!

60-90 Sj'¡-SN A-) tOl1.cia en s~ 00

2s - suelos arables (aptitud 01evada; 4d - sU010s ar~bles (ap-

*~ Sistema "Uni:fied fT : Slr-Slll! - Clases de ap.J.;itud elevada.

Sistema AASHO: A-J - grupo de aptitud elevada.

-' Vt (\)

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Il.BLA, 59 Evaluaci6n de los suelos para usos agrícolas (Excursi6n III)

Suelo Apti tud relativa *

---------------------·----·------------G':i;e.:-Rem;;:-Áifal--Ñelü:-··C:rtrI----:----Trigo Naiz r."10l6n Pata-ca Soja Algod6n sol lacha fa -. cot6n cos - 01.~vos

Perfil :a (Torre Loro) IVt Ivt IVt Ivt IVt IVt IV-/; IVt IVt IIIt IIIt IIIe

Perfil XII (Vigía) IVt IVt IVt IVt IVt Ivt Ivt IVe IIIt IItde IItdc IIIe

i/i Cl2.ses de autitud: Limitaciones domiTIB.11. t e s :

I Huy eJ_evada p profw"didad útil

II EJ.evada ... textura ...

III Hoderada d drenaje

IV Baja e carbonatos

V Huy be.ja s - s alil1.i dad

a saturaci6n en sodio .'

g desarrollo del perfil

~

I.a W

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TABLA 60 Evaluaci6n de los suelos para usos de ~ngeniería (Excursi6n III)

Prof. muestra Indice Clasificación"""

(cm) COLE

Suelo Aptitud • ilí rJ..ego

Limi t acianes

Perfil XI (Torre Loro)

2s

Perfil XII (V"igia) 2s

Carreteras

Ligeras:

Ligeras:

Diques

SeveraS: elev2 da permeabilj. dad

Severas:elev~ da pcrmeabili dad

Excavación

Severas:f'alta de consisten­cia en seco

0-20

60-80

0-10

70-100

~ Sistema Bureau of Reclamation: 2s - suelos arables (aptitud elevada).

;,{!lí Sistema "Unif'ied": Slv-SH - clas es de aptitud elevada.

Sistema AASHO: A-3 - grupo de aptitud elevada.

" UJ1.i fi e d" AAS!-1O

Slf-SH

S1,-S]\1

SW-SH

A-J A-3

A-J

~

\Jl ~ ~

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