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Notas sobre la condición horizonte

Date post: 19-Jul-2015
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NOTAS INTRODUCTORIAS PARA LA CONDICIÓN HORIZONTE FERNANDO MARTÍNEZ AGUSTONI CONDICIÓN HORIZONTE parte de la presentación al
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NOTAS INTRODUCTORIAS PARA LA

CONDICIÓN HORIZONTE

FERNANDO MARTÍNEZ AGUSTONI

CONDICIÓN HORIZONTE

parte de la presentación al

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NOTAS INTRODUCTORIAS

CONDICIÓN HORIZONTE

TODAS LAS IMÁGENES DE ESTA PUBLICACIÓN SON PROPIEDAD DEL AUTOR

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FERNANDO MARTÍNEZ AGUSTONI ECLAS CONFERENCE/ISTAMBUL/ SEPTEMBER 2010

ARCHITECTURE

parte de la presentación a

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NOTAS INTRODUCTORIAS A

LA CONDICIÓN HORIZONTEUna hermenéutica existencial

para una teoría del pensamiento proyectual

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El conjunto de estos textos no pretende ser una obra acabada. Esta simplemente signado por su condición de proceso. Entre ellos y una versión más perfecta de una teoría para las disciplinas pro-yectuales o una teoría del diseño, sería apropiado decir que existe una distancia análoga a la que existe entre el boceto y otros modelos posteriores que van aproximándose a la realidad que puede llegar a materializarse.

En mi actividad artística, a la hora de seleccionar obra para una muestra o para presentar una carpe-ta a un marchand, el curador o el maestro o el experto consultado, solía seleccionar aquellas que proponían una coherencia en un porceso o en la obra de el artista, pero no necesariamente fiel a al proceso real sino a un proceso construido por la imaginación de quien selecciona.

Es entonces que parte de la experiencia del arte se pierde, pues los espacios intersticiales, las im-perfecciones, muchas veces producto de la inmediatez del gesto creador, del ejercicio de esa forma

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diversa de pensamiento/acción, terminan siendo descartados porque no pertenecen al criterio o canon manejado por quien juzga y decide.

Es necesario un ejercicio arqueológico, para po-der rescatar la experiencia artística, el pensa-miento o la forma singular de ver el mundo, que habita en el producto descartado.

El arte, constructor de la noción de habitar, nos lo ha mostrado, fundamentalmente en la segun-da mitad del siglo pasado, cuando se vuelve de cara al informalismo, al minimalismo, al concep-to, y al proceso.

La apropiación del sentido, tanto en la obra de un artista, diseñador, paisajista, arquitecto, del proyectista es posible en la medida que accede-mos a su vivencia, a su experiencia, la forma de percibir y concebir el mundo que pone a nuestro alcance a través de su lenguaje, signado por la singular textualidad, y que teje a través de un pensamiento operativo, inherente a la proyectua-lidad y al diseño. Eso es de alguna manera acce-der al mundo que el creador nos propone, habi-tar ese mundo. Hay un concepto muy apropiado y muy revelador por otra parte, es el concepto de fusión de horizontes, al que se refiere Paul Ri-coeur en su Teoría de la interpretación, tomándo-lo de Hans-George Gadamer,( lo que Gadamer denomina horizonverschmelzung) y se trata de que “...el horizonte del mundo del lector se fusio-na con el horizonte del mundo del escritor...”, (donde dice “escritor”, leamos “creador” de cualquier tipo de textualidad, “artista”, “diseña-dor, “arquitecto”...), y continúa diciendo Ricoeur, “...Y la idealidad del texto, es el eslabón media-dor en este proceso de fusión de horizontes...”, y donde dice “texto”, leamos la “obra”, el “produc-

to” e incluso el “proceso” del proyectista del dise-ñador, del artista, del creador.

Una de las singularidades de nuestro postulado, es que no consideramos que tal texto deba ser editado por los criterios de un campo del saber académico, de un sistema o régimen académi-co, porque en la actividad de las disciplinas pro-yectuales o del hábitat, el conocer y el producir son parte de una misma experiencia; los a priori también son válidos, lo asistemático también es válido; la intuición también es válida. Si debe ser interpretado, y es en la labor de la interpretación donde nos interesa detenernos de momento.

En la interpretación fundada en cánones y con-venciones de la cultura académica hegemóni-ca, el sistema, el paradigma dominante, busca leerse a sí mismo, confirmándose de este modo.

Siguiendo en el planteo que citábamos de Paul Ricueur, (no lo citaríamos si no nos remitiera fuer-temente a nuestra experiencia), esta cuestión se dilucida de una manera magistral y bellamente poética.

Por eso me permito transcribir a Ricoueur en un pasaje al final de la obra citada en la que dice:

“...Lejos de decir que un sujeto, ya en dominio de su propio modo de ser en el mundo, proyecta el a priori de su autocomprensión en el texto y lo lee en el texto, yo postulo que la interpretación es el proceso por el cual la revelación de nuevos modos de ser,-o, si se prefiere Wittgenstein a Heidegger, de nuevas formas de vida-, da al su-jeto una nueva capacidad para conocerse asi mismo.,,” y finaliza su libro de este modo: “...Só-lo la interpretación del texto, que sigue la “fle-cha” del sentido y que trata de pensar de mane-ra acorde, da inicio a una nueva autocompren-

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sión. En esta autocomprensión, yo opondría el propio yo, que procede de la comprensión del texto, al ego, que afirma precederlo. Es el texto con su poder universal de revelación del mundo, lo que da un auténtico yo al ego.”

Sólo nos ocupa acotar, que tanto “la interpreta-ción... que sigue la flecha del sentido” y “el pen-sar en forma acorde”, nociones que indica Ri-ceur en esta cita, constituyen prácticas que re-quieren respectivamente, la primera, el reconoci-miento de una forma de construcción de senti-do, que en el caso de las artes y disciplinas pro-yectuales difiere sensiblemente de aquellas de uso desde las epistemologías que dominan el ámbito académico y en la segunda, el reconoci-miento de un pensamiento diverso, singular y fundado en una experiencia, tradición histórica y conocimientos y saberes que son específicos y a partir de él generados, y que hemos dado en llamar pensamiento proyectual y en algunas acepciones pensamiento del diseño.

El valor del boceto es algo tangible e indiscuti-ble, habiéndose transformado transformado en un recurso de gran relieve en la referencia y ca-racterización de un creador y su obra. Por lo tan-to, siendo consecuentes con la postulación de una forma diversa y especifica de conocimiento, pensamiento y lenguaje por parte de las artes y disciplinas proyectuales, proponemos un conjun-to de bocetos, que acarician la posibilidad de una teoría de las disciplinas proyectuales, y lo que es más, insinúan cierta soberanía de la for-ma específica del conocimiento que generan, porque los universos del hábitat, el habitar y la consciencia del ser humano y su pensamiento inherente, parecen conectarse en lo que hemos dado en llamar la condición horizonte, y por ello así titulamos esta propuesta.

Hacia una teoría del paisajismo, corresponde a una conferencia dictada en la ciudad de Maca-pá en la Facultade de Arquitectura de la Universi-dad Federal de Amapá en la Amazonia. En ella postulamos algunos conceptos inherentes al pai-sajimo, éstos planteados a partir de dos cuestio-nes fundamentales, que hemos abordado en otros escritos: en primer lugar una consideración a partir de la noción adoptada para la denomi-nar algunas carreras universitarias en paisajismo que es la de Diseño de Paisaje. De ahí que pro-pongamos perspectivas propias del diseño, a modo de hipótesis, propendiendo una particular visión del paisajismo. Conteste con esta propues-ta, y poniéndo el acento en la cuestión de la es-pecificidad disciplinar del paisajismo, nos aproxi-mamos a la noción de paisaje como interfase. No paisaje como el medio ambiente físico-bioló-gico sino cómo a interfase entre éste y el sujeto. Eso despeja una cuestión frecuente en las cues-tiones y proyectos paisajísticos y es su falta de especificidad, en tanto se convierten muchas ve-ces en cuestiones ecológicas, de cuestiones am-bientales, geográficas, urbanísticas, etc..

Entendiendo al paisaje como este tipo de interfa-se, podría llegara a concebirse por ejemplo, cier-ta intervención en el sujeto, como una interven-ción en el paisaje. Aquí subyace un concepto que, no sólo confiere especificidad a la discipli-na sino que le da relieve y carácter estratégico entendiendo al paisaje como postulamos, la di-mensión subjetiva del territorio. Concepción es-tratégica, básicamente en virtud de que las disci-plinas del hábitat tienen esa condición de pro-ductoras de subjetividad, y el paisajismo apare-ce en este caso como paradigmática de esta condición.

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Como señalamos en otros escritos, el territorio es la última linea de defensa de la identidad cul-tural frente al proceso de globalización, y el pai-saje como interfase se constituye en la diemsión subjetiva del territorio. Es más, en clave de de-mocracia y participación social, es esta condi-ción del paisaje la que lo constituye en vínculo entre el ciudadano y el medio ambiente, su ciu-dad, su entorno, en definitiva su hábitat. Si pen-samos el paisajismo en clave de diseño centra-do en el usuario o diseño participativo, com se maneja a nivel del Diseño Industrial advertire-mos una convergencia entre disciplinas proyec-tuales, lo que por otro lado, es algo difícil de no ver como natural.

El objeto del Diseño no es el objeto, es un artí-culo en el cual reflexionamos sobre el diseño in-dustrial inspirados por el pensamiento de Bonsie-pe. En el introducimos una definición operativa de diseño en la que se remarcan tres nociones clave, la de actualización, la relación solución-problema, y la interacción ser humano-habitat.

La primera revela la acción, lo que el diseño ha-ce. El diseño no inventa al decir de Munari, en-tonces decimos, el diseño actualiza, No inventa-mos la rueda, parafraseando a Munari, pero de-bemos admitir que la rueda del carro romano di-fiere de la Goodyear. Es la rueda actualizada. La segunda determina la forma en que la acción tie-ne lugar, lo que el diseño en definitiva es: solu-ción de problemas. Introducimos el concepto de designema como la mínima acción que puede ser considerada diseño.

Y finalmente postulamos un objeto de la actuali-zación y de la acción, que termina siendo objeto de estudio y no solo del diseño sino de las disci-plinas proyectuales en general. El objeto es la

interacción del ser humano con el hábitat. Y ten-tamos establecer que las dimensiones y escalas de esa actualización confieren el carácter y espe-cificidad de cada disciplina proyectual. Allí nos valemos de la metáfora de Hundertwasser de las distintas pieles.

El artículo denominad-o como Un Habitus, habi-tat, habitare: a teoría de las disciplinas proyec-tuales, constituye una serie de notas que propo-nen avanzar en la concepción de una base teóri-ca/conceptual común para las disciplinas pro-yectuales, que forman parte de una ponencia que presentáramos en las 9nas Jornadas de In-vestigación de la Facultad de Arquitectura en 2010.

Recapitulamos aquí, varios de los tópicos abor-dados en otros escritos. Se puede advertir que entre estos textos hay un tejido, una cierta por-ción de un hipertexto que en el mundo actual y dadas las cosas como están en el mundo del co-nocimiento, no pueden pretender más que inspi-rar a la reflexión y a la polémica.

Debo confesar que la ponencia presentada, de la cual incluimos únicamente el abstract, “Una tipología de abordajes teóricos de la teoría del paisaje”, fue aceptada en ECLAS (European Council of Architecture School) que tuviera lugar en Estambul en el año 2010, justamente por ha-ber generado contoversia dentro del respectivo Comité de Referato. En la transcripción de las opiniones vertidas por los miembros de dicho co-mité, que nos fuera remitida adjunta a la acepta-ción del trabajo, ante la controversia generada dentro del Comité por esta ponencia, uno de sus miembros apuntó, con muy buen tino en nuestra apreciación: “pero cual es el problema

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con que sea polémico el planteo, no es eso lo que buscamos en un evento como este?” “

Esta tipología de abordajes teóricos nos ha resul-tado ordenadora, a tal punto que nos permitió abordar y organizar de una nueva forma la es-tructura académica y los contenidos, al menos en el Área Teórica en lo que se refiere a nuestra actividad docente en el Diseño.

En el fondo, pensamos sin duda, que puede ser muy buena en la dimensión operativa, pues el propio pensamiento del diseño, el pensamiento proyectual, pueden ser abordados de la misma manera.

En 2012, la conferencia del ECLAS se organizó en Varsovia y la convocatoria gravitaba en torno a lo que se denominó “The power of landsca-pe”(El poder del paisaje).

La solución para esta convocatoria implicaba un desafío, dado que nuestro abordaje de la cuestión del paisaje no goza de un sentido de operatividad que se pueda advertir a simple vis-ta. Pero, ¿que puede tener más poder en la ac-tualidad que aquello que produce subjetividad, que construye subjetividad? ¿ No es ampliamen-te reconocido en la actualidad el poder mediáti-co? Aquello de Baudrillard de “la gerra del golfo nunca existió...”dió cuenta de una era donde se comenzó a transparentar el verdadero asiento y vehículo del ejercicio del poder.

Entonces cobró primer plano la condición subjeti-va del paisaje. Su condición de lugar de la inte-racción, entre el ser humano y el hábitat. Una no-ción que se convertía en epónima de la pérdida de distancia entre objeto y sujeto, que la filosofía posmoderna advierte.

Y de ahí, la idea de “...la condición horizonte” surge como de una meditación, en el más am-plio y profundo sentido de esta palabra. Cómo una visión que condensa una forma de ver el mundo y de conocerlo. Que no podemos verla anclada en una única disciplina y que la vemos más bien como la encarnación del casi utópico ejercicio transdisciplinario. Que adquiere consti-tuye un recurso para comprender tanto nuestra percepción como nuestra concepción. Donde los saberes prometen converger. Nos prometen una experiencia del conocer. Porque el Conoci-miento no es la representación de nuestras expe-riencias, ( experiencias en el sentido de viven-cias presentes, no de memorias), el Conocimien-to es experiencia en sí, y su representación, só-lo, sólo y solamente, tiene sentido, si permite al otro restituir en sí la vivencia como propia. La vi-vencia que conduce a esa maravillosa condición humana que es la del entendimiento.

Lamento no poder ofrecer al lector un tratado es-tructurado del modo convencional o más bien clásico y conteste con las prescripciones de la cultura académica hegemónica.

Pero si lo hiciera, ¿No estaría traicionando mi ver-dad?¿ No estaría renegando de mi condición na-tural?¿No estaría contraviniendo la posibilidad de que el otro se conecte por si mismo con una verdad que de hecho a mi no me pertenece más que a él?

Después de 40 años en este asunto de docen-cia y actividad profesional vinculada entre otras cosas a la ciencia, al arte y la creación, he llega-do a la conclusión de que el artista no es quien pone al alcance del otro un producto de su ge-nialidad y su virtuosismo que el otro no podría nunca realizar porque no es ese tipo especial de

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persona, sino que un artista es aquel que pone de manifiesto una experiencia que pertenece a todos, en la cual ese otro siente que puede co-mulgar. Siente que el mismo podría ser autor y de hecho lo es.Porque como bien decía Marcel Duchamp, “...son los que miran, los que hacen a la obra”. Podemos diseñar para el habitar, pero eso implica que el habitar diseñado sea el habi-tar de todos.

De los artículos anteriores al 2010 muchos se co-nectan con esta condición horizonte, (no podría ser de otra manera), tales como: “La revelación del Arte mediático”, publicado en Interfases 02, http://netart.org.uy/interfaces02/uy/m_agustoni_txt.html); “El ready made como arte y el arte co-mo ready made” publicado en Heterogénesis, “Globalización y arte”,(idem) http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/108/10803805.pdf “Para una hermenéutica del arte contem-poráneo”material didáctico elaborado para los cursos del Seminario de las Estéticas III del IEN-BA/UdelaR, al Igual que nuestra compilación del año 1996, publicada en UdelaR con el título “El arte ha muerto! Viva el Arte! Dimensiones estéti-cas de la situación posmoderna.”

Éstas están más bien vinculadas a las artes vi-suales y hemos decidido no incorporarlas en es-te collage.

Sí hemos incorporado. “Habitualidad y prácticas artísticas,” publicado en la revista Arte:00, la re-vista de APEU, en el año 2000.Un artículo que se refiere a dos cuestiones que nos parecen rele-vantes para dar luz a la condición horizonte y sus relaciones, por un la do la incorporación en nuestro medio de las categoría proyecto en los círculos oficiales del arte, y por otro lado la incor-poración de la noción de paisaje como interfase

entre sujeto y objeto, dando lugar a una idea par-ticular de la intervención en el paisaje.Luego, “Un horizonte cercano”, publicado en Arte:03

que parafraseaba al del film “Un Horizonte leja-no” del Director Ron Howard. Un artículo que ha-ce referencia al paisajismo en general y en parti-cular al valor patrimonial de la línea del horizonte perceptible desde nuestras costas. Hay concep-tos relacionados a la noción de horizonte de los cuales nuestra propuesta para la Conferencia de ECLAS en Varsovia es de algún modo deudora.

Pero hay otros elementos que no podían faltar, pues no son menos elocuentes que los textos, y son nuestros esquemas, nuestros bocetos, las fotografías, que fueron obtenidas en nuestro últi-mo viaje a Antalya, Turquía, ya inspirados por la condición planetaria y su doble alcance en la morfología de nuestro hábitat y en la topología de nuestro pensamiento. Finalmente un proyecto en el que participé como paisajista junto a los Arquitectos Leonor Inda y Alejandro Ferraz-Leite y la colaboración de Gabriel García.

Es un proyecto realizado para el resaturante el Viejo y el Mar, no materializado, pero que pone de manifiesto en la dimensión proyectual dos as-pectos totalmente pertinentes para nuestra pro-puesta.

La relación dentro fuera manejada para el predio del Jardín del Restaurante y su relación con el emplazamiento considerando la línea del horizon-te como un valor fundamental. El manejo pro-puesto en materia de ejemplares botánicos, mi-croecosistemas propuestos, los recursos maneja-dos por los arquitectos, con contestes con una filosofía contempla la dimensión horizonte en el sentido mismo de nuestro trabajo.

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