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Área Eclesial Comisión Nacional Pastoral Rural Oración del Campesino Señor, soy un campesino. Mi piel tiene el sabor y el color de la tierra. Por muchos años he visto nacer el sol y he disfrutado la creación. Mil veces la tierra ha bebido mi sudor. Señor, te he sentido vivo en el agua de la fuente y de las vertientes; en el pan amasado por mi señora y cocido en el horno de campo; en el vino hecho con la uva de mi viña y exprimida con mis pies; en las cerezas, en las peras, en las manzanas, en las ciruelas y en las hortalizas que tienen el sabor de tu sol y de tus lluvias; en las sombras de tus bosques majestuosos y en el perfume de los campos floridos. Hoy me encuentro en la ciudad, donde nunca nadie me habla de Tu tierra y mi tierra; donde el pan es un producto químico; el vino es agua teñida; donde el agua no es aquella a la que le cantaba San Francisco, sino que una sucia y contaminada; Donde el aire no es puro como en el campo, sino que huele a cemento, a máquinas, a fierros, a muchedumbres, a fábricas, laboratorios y medicinas; donde la fruta es desabrida y harinosa porque fue madurada a la fuerza con calor y luz artificial. Aquí todo huele a especulación, lucro, abuso, adulteración y sofisticación, porque aquí todo se paga. Esta sociedad, por amor al dinero, ha violentado la tierra que Tú has creado. Señor, ayúdanos, nos están envenenando. Bendeciré la técnica y la cienciasi sirven para perfeccionar la naturaleza, pero no puedo bendecirlas si están al servicio del lucro y no al servicio de la vida.
