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Peccata Minuta

Date post: 05-Oct-2015
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Regalo por mi cumpleaños 2015
74
  PECCATA MINUTA Cuentos para los amigos por mi cumpleaños 8 DE MARZO DE 2015 
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  • PECCATA MINUTA Cuentos para los amigos por mi cumpleaos

    8 DE MARZO DE 2015

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 1

    ndice:

    1.- De la peregrina historia de Eliseo Aguayo pg. 2

    2.- El regicidio de Fernando II pg 51

    3.- Pecatta Minuta pg 61

    Fin pg 73

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 2

    De la peregrina historia de Eliseo

    Aguayo

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 3

    1.

    el traqueteo del vagn leo de hurtadillas el peridico de

    ese seor desaliado de enfrente. El seor con una mancha

    en la camisa.

    Hace aos ese tipo podra haber sido yo. Ahora la higiene

    que me he impuesto lo impide, pues ya no leo el peridico

    de papel y no pago a sus accionistas ni un chavo.

    Avanza el gusano metlico por esta entraa ferrocarrilera

    de la ciudad. Tras de los cristales todo lo que se ve son

    pasadizos lgubres de una ciudad fantasma y

    abandonada, de una de las ciudades selladas del

    intramundo donde viven las sombras del pasado. Se dice

    que la verdadera ciudad, la que fund tras el diluvio el

    propio Tbal, el nieto de Noe, cuya rtula encontr un sabio

    por encargo de Felipe II, est ah abajo, en los subsuelos de

    la de arriba. Las ratas nos vern pasar como una lucirnaga

    feroz y llena de ojos, como un topo enloquecido que

    camina a ninguna parte. Como un deplorable ejemplo de

    detritus civilizatorio abocado a un sonoro fracaso. Como un

    fardo de futura comida.

    El seor de enfrente, el de la mancha en la camisa, pelo

    largo y gafas redondas, lee el nico peridico de papel a la

    vista. Ahora la gente usa ms las tabletas, donde el usuario -

    que as nos llaman los carteles admonitorios a quienes

    compartimos el trance del viaje circular a ninguna parte-

    puede distraer la impaciencia. A hurtadillas, de reojo, leo las

    tapas del peridico superviviente. Una esquela. Otra. Otra.

    Este Adn se distrae con los obituarios y los anuncios de

    venta de cachivaches. Si miro en torno a m, cuntos de

    En

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 4

    estos resignados viajeros que me circundan no estarn

    concernidos por tales necrolgicas; cuntos muertos sin

    saberlo siquiera; cuntos ms murindose ahora mismo?

    Por extrao que parezca, los muertos siguen teniendo

    presencia fsica y tangible por los aos y los siglos y pueden

    pasar perfectamente por vivos sin que nadie lo note,

    haciendo exactamente la misma rutina que los vivos, a no

    ser que hiedan, como este otro que se ha puesto enfrente y

    ha hecho salir disparados a los dos muchachos que se

    besuqueaban. Todo lo cual nos demuestra la frgil y sutil

    frontera que vida y muerte comparten.

    A dnde lleva este viaje, acarreados como borregos,

    dciles y sumisos, ensimismados en los afanes de cada cual,

    vigilndonos unos a otros por si nos roban la cartera o los

    preciados smart, o expectantes ante el prximo WhatsApp

    con el que alguien conocido, para matar el tiempo, nos

    informa de cualquier sandez que pasar por ocurrencia,

    ingeniosidad o cotilleo puro y duro?

    Me distraigo con un grupo de msicos ambulantes que

    acta en el vagn. Hasta los msicos ambulantes no son lo

    que eran. Estos traen un carrito en el que han embridado un

    amplificador conectado a un telfono mvil, de donde sale

    la msica que los msicos interpretan. Tambin se las han

    ingeniado para colocar con cinta aislante un vasito de

    papel, de esos de tomar caf, donde se supone que se han

    de depositar las colaboraciones. El pblico se distingue

    entre los que no les hacen ni caso y los que siguen el ritmo

    aburridamente con la punta del pie. La unanimidad es

    alarmante: nadie saca unas monedas.

    Ese seor gordo y arrugado que est en aquel rincn, por

    ejemplo, con ese color perlado, ya casi gris, mirando las

    piernas de aquella chica desenfadada, no sabe que est

    muerto y arrastra sus afanes de forma innecesaria y fatal.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 5

    Piensa que llegar tarde a la cita sin saber que ya nadie le

    espera desde hace ms de tres aos.

    La vida est hecha de muerte y la muerte de vida, y

    muchos otros muertos que se saben tales tampoco asumen

    que an colean, y por eso guardan una quietud

    exagerada, como pasmarotes, sin saber si despedirse o

    llamar a la puerta. En todo caso, siempre engorrosos.

    La vida y la muerte se persiguen, se necesitan y se repelen,

    como el aceite y el vinagre, indispensables ambos para

    hacer una buena vinagreta, con su cebolla y todo, como

    Dios manda.

    Vagn, vagar, divagar, divergir, digresin Llegada a

    nuestro destino.

    Ahora los consabidos empujones para salir. Como est

    lloviendo a cntaros en la calle, llegar es tan fastidioso

    como no hacerlo y en cuanto se abran las puertas del

    convoy, recibiremos el bofetn de fro y olor dulzn de la

    humedad. Chirran los frenos, se zarandea el ciempis, frena

    suavemente la barcarola. Parada. Acumulacin ansiosa de

    usuarios que pujamos por salir. Miradas de reojo. Clculos.

    Ya se abren las portezuelas de esta represa y el rebao se

    abalanza hacia otros vomitorios que nos conducen a no

    lugares, a lugares virtuales donde nos afamamos en tareas

    intiles y degradadas. Todo el mundo tiene prisa aunque no

    vayamos a ningn lugar. Todos estamos caminando deprisa

    hacia ningn sitio. Ni siquiera podemos decir que nuestras

    vidas son los ros que van a dar a la mar, por buena

    metfora que sea. Tal vez acabemos no dando en sitio

    alguno.

    Otro asalto ms en los pasillos. Unas chicas jvenes se lanzan

    a los viajeros con toda la simpata de que son capaces para

    pedirles un minuto de su vida para hacerles unas

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 6

    preguntitas. Las sorteo como puedo. No me interesa

    comprar ninguna tarjeta de mvil, ni conocer la ltima

    oferta de crditos prt porter.

    La ciudad, las ciudades, tambin estn sonoramente

    muertas, como un gran carnero de cachivaches

    arrumbados. Slo falta la perspectiva para verlo. Ya ni

    siquiera podemos disimularlo. Si no merodean los carroeros

    es porque la contaminacin no les deja oler tanto desastre,

    o porque tambin los hemos extinguido.

    Paso por el recodo de la calle de siempre. Por aqu sola

    ponerse Eliseo con su taburete.

    Qu fue de Eliseo, el muerto de los muertos?

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 7

    2.-

    Eliseo Aguayo empez a amoscarse

    por su final, era un desorientado ms,

    pero ahora debe estar acostumbrado

    al duermevela de vivir sin vivir o de haber muerto sin haberlo

    hecho del todo. Yo le espiaba por la ventana todos los das

    aunque, claro, ya no es como antes.

    Comenz a despertar un da como de un sueo sin pausa y

    largusimo.

    Todo empez por la parte auditiva de su corporeidad,

    oyendo a su alrededor rumores y murmullos que no poda

    descifrar.

    Como nada vea ni poda moverse, su desconcierto fue

    tormentoso e intuy su deceso. La jodimos, sinti, ya soy una

    sombra entre las sombras.

    Que no moviera ni un msculo, por otra parte, haca temer

    lo peor a los mdicos de la UCI, todos ellos, dicho sea de

    paso, demasiado jvenes y sometidos a la fatalidad, como

    corresponde a un hospital pblico a medio desmantelar

    para montar un negocio privado mercando con el miedo y

    la salud del personal. Movan la cabeza con un poco de

    fastidio y ponan mala cara. No daban dos duros por l.

    A los das de todo ello, fue el ambiente el que, como si no

    quisiera respetar el umbral fronterizo que existe entre el

    exterior y la propia entraa de uno, le invadi: senta ahora

    fro, calor, humedad, sequedad, angustia Sensaciones

    rarsimas si se acompaan de una especie de rigidez

    grantica, de un derrumbe de las fronteras que nos

    determinan, de un desconcierto y revoltijo por concretar

    Cuando

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 8

    dnde est lo de arriba y lo de debajo de uno mismo, de

    una falta de nocin de dnde acababa uno y empezaba

    el mundo, si es que uno y otro seguan existiendo, o al

    menos existiendo como siempre los conoci, que se dice

    que los muertos son cristalinos y traspasan los espacios fsicos

    y mentales por compactos que aquellos sean.

    Das despus, y surgiendo de la tiniebla, entreabri los ojos

    pesadamente y comenz a ver penumbras y bultos

    brumosos en ese pilago de luz tan dolorosa que hiere la

    vista cuando pasamos de la oscuridad a la luz o cuando

    nos estampan un bofetn en plena vista.

    No quera ver, pero no poda evitarlo. Ni respirar, pero era un

    fuelle esforzado que no responda a sus deseos.

    Ni mearse, pero su vejiga no entendi la orden a tiempo.

    Parece, se dijo algo fastidiado, que an estamos an ante

    la recta final y no detrs de ella.

    Cuando uno que se sospecha muerto empieza a dudar de

    su propia fatalidad, abre la perta al purgatorio de la

    incertidumbre, temiendo la desventura de vivir o de no vivir

    ya, a cual peor noticia. Y como el cuerpo segua sin darle

    seales definitivas, ese estar al filo del lmite que en definitiva

    somos todos y siempre, se volvi una tortura de doble cara

    para el desgraciado, cada vez ms amoscado por su

    incomprensible situacin.

    Pero el tiempo, sin duda una forma ms -y muy caprichosa

    por cierto- del espacio, lo acaba poniendo todo en su sitio

    por la obstinacin de la costumbre; y el hecho de escuchar

    la radio a todo trapo todas las maanas siguientes, le

    confirm al bueno de Eliseo que an no la haba espichado

    y que, aunque encallado como una desnortada ballena,

    segua vivo y coleando, muy probablemente en un hospital

    al lado de un paciente impaciente de noticias, o al menos

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 9

    de ruido. Tal vez aqul vecino de cama s estaba

    verdaderamente muerto en sentido metafrico y abocado

    al ruido y la hojarasca, a la espera de un entierro digno,

    definitivo y sobre todo merecido.

    Por un tiempo ms an, vivi Eliseo la confusin de

    encontrarse en un cuerpo que no reconoca y no responda

    tampoco a su voluntad y cuyas extensiones, fueran las que

    fueren, no senta como propias ni atisbaba a definir.

    Y para colmo, nadie le explicaba nada y como no tena

    tampoco parientes, nadie se interesaba por l salvo un

    servidor desde que me hice confidente de la polica, y las

    enfermeras que le martirizaban de vez en cuando con sus

    curas, lavatorios y otros cuidados rutinarios.

    All tendido sobre una cama de hierro, lleno de tubos que le

    entraban y salan por la nariz, por la boca, por quin sabe

    cuntos sitios ms, era la prueba evidente de lo poca cosa

    que somos, vivos, muertos o en trnsito acelerado.

    Con todos esos cables que le conectaban a cachivaches

    incomprensibles, con ese ridculo mandil que le dejaba el

    culo al aire y con el sentimiento de que iba a romperse por

    cualquiera de las muchas costuras con las que le haban

    zurcido, Eliseo Aguayo era una presa de la ciencia desde

    haca dos meses y, por si fuera poco, no se acordaba para

    nada de cmo haba dado en aquel lugar, de qu le haba

    pasado o de cmo se llamaba.

    Mientras tanto esperaba, como espera todo recluso

    aparcado en un hospital, segn le reclamaba el cuerpo, el

    momento de comer por la sonda que le conectaba por un

    lado, o de desechar lo que sus tripas repelan, con la sonda

    que le evacuaba por el otro.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 10

    Al fin y al cabo en esto consiste el tracto de la vida:

    comernos el mundo por un orificio voraz y defecarlo por el

    otro hasta que nos disolvemos en el abono vegetal para

    acabar siendo comidos por otro comensal ms hambriento

    o urgido que nosotros mismos.

    Porque, queridos, este mundo sobre cualquier otro color con

    que queramos pintarlo, es una pura mierda: humus de

    defecaciones sucesivas, columnas ftidas de metano

    expelido por miles de culos, poros y orificios caprichosos,

    capas de mierda y despojos convertida en estratos que dan

    testimonio del sucederse de deposiciones, unas fecundas y

    otras rotundamente desgraciadas, sobre cuyos restos, antes

    de hacerse piedra o disolverse en el agua, bracean otros

    seres vivos rebozndose en la mierda constitutiva de la vida.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 11

    3.-

    Eliseo Aguayo, antes del sncope que le llev al sanatorio,

    todo le haba salido torcido, desde la nariz a la propia vida,

    aunque l en el hospital, un andrajo conectado al

    cableado de un mquina llena de luces y sujeta a los

    rigores de los recortes presupuestarios, no tena memoria de

    s mismo.

    Lo conoc poco antes en la calle Mayor, subido sobre un

    taburete. Inclume, impvido e inamovible como un estilita

    griego. Horas y horas con ese disfraz de hombre de hojalata,

    portando un hacha en la mano derecha y con un embudo

    ladeado tontamente en la cabeza. Miraba desde su

    atalaya con sus ojos apagados, con esa sonrisa invertida de

    pierrot triste y con el brazo tullido que le acompaaba

    desde que cay de la bici cuando era nio.

    Yo le miraba de reojo cada da a mi vuelta del trabajo.

    Siempre estaba all, en la misma postura. Con el mismo

    cansancio acumulado. Como si no hubiera movido una

    pestaa en todo el da. Erguido como una aguja de roca al

    final de un barranco desgastado. Viendo pasar el mundo

    con sus ojos abatidos y fijos en el vaco del horizonte. Inmvil

    incluso cuando el perrito aquel le me la latita de donativos.

    Puetero chucho incvico.

    Reconozco que lo espi varios das. Lo espi porque me

    inquietaba. Era como una paradoja de la locura de esta

    ciudad cruel. Un hombre disfrazado de estatua de hojalata

    pidiendo unas monedas en una ciudad que se empezaba a

    herrumbrar y que se iba agotando por el palpitar del

    impulso egosta y destructivo de sus alocados habitantes,

    cada cual a lo suyo, afanados en esfuerzos y ocupaciones

    A

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 12

    sin ninguna finalidad ms all de seguir afanndose,

    luchando como canes hambrientos todos contra todos, y

    deglutiendo la ciudad y el propio futuro con turbadora

    inconsciencia, urgentemente y sin el menor remordimiento.

    Era el espantapjaros una provocacin de quietud y

    desacato en mitad de una de las calles ms transitadas y

    abrasadas de dinero contante y sonante. Un pobre diablo

    que peda por compasin en un cartelito plagado de faltas

    ortogrficas calculadas y a quien nadie haca el menor

    caso.

    En aquel noviembre, cuando ya era muy de noche y slo se

    oa berrear a los borrachos, en lo peor del fro acumulado,

    se bajaba de su sillita despacio, recoga las tristes monedas

    de su bote, meta todo en su zurrn y caminaba calle arriba,

    hasta perderse por la primera bocacalle, silencioso y fugaz,

    hasta el siguiente da.

    Si tena otra vida fuera de la de hombre de hojalata parado

    en su ridculo taburete a la espera de monedas que no

    llegaban nunca, queda a la discrecin del respetable. Yo

    no lo s. Imagino que una muy triste: dormir lo posible,

    malcalentarse de los fros de la jornada, mascullar algo para

    disimular el hambre, aferrarse al sueo para evitar las

    pesadillas de la noche, levantarse temprano para ser otra

    vez el hombre de hojalata parado en mitad de la calle y

    vuelta a empezar en el crculo vicioso de una vida de

    costumbres y rutinas embrolladas como una madeja de

    lana en la que, en medio del desbarajuste, ya no se

    recuerda el principio ni el destino.

    Sufri al menos tanto como el bueno del prncipe Sidarta

    Gautama y tal vez contempl tanto o ms sufrimiento que

    aquel desde su mirador de hojalata, pero sin tanta alharaca

    espiritual y con mucha ms discrecin e indiferencia que el

    santurrn.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 13

    Qu no habr visto pasar ante su taburete?

    Yo me senta incmodo al pasar a su lado.

    Vindolo all en su sillita le imagin un pasado nefasto:

    cuando era pequeo le gustara corretear por las calles

    hasta quedar sin resuello. Persegua a los gatos. Saltaba con

    las palomas. Jugaba con la pelota. Trasteaba con la

    pandilla. Tal vez perda el tiempo en el colegio y peda la

    merienda a su madre con glotona insistencia. O lea cuentos

    de una vieja coleccin de su abuelo, soando con ser

    Simbad, o el gato Cheshire que desaparece a placer, o el

    hombre de hojalata que no tena corazn, o el soldadito de

    plomo al que le faltaba una pierna, o el propio Merlin que

    fascina con sus encantamientos Qu recuerdos de

    entonces no le angustiaran aquellos en sus noches fras y

    solitarias del presente.

    Despus debi romperse la ilusin de su vida de nio y

    comenz la mala suerte a golpearle y a hacerle a

    trompicones el tipo raro que ahora era.

    Tal vez su triste vida empez con la muerte de sus padres en

    accidente nunca bien explicado. Y despus, como una

    especie de efecto domin haciendo caer hileras de fichas,

    se iran agolpando las desgracias: La separacin de su

    hermano pequeo, adoptado por una familia de renombre.

    La convivencia en ese centro de menores sin familia. La

    sorpresiva adolescencia que le lleg temprana y

    dolorosamente solitaria. La expulsin del centro cuando

    cumpli diez y ocho aos y un da. La vida en la calle y la

    intemperie. La necesidad de trabajar para vivir, buscando

    cualquier trapicheo para salir adelante a falta de trabajo

    decente. Los desengaos de amores y amigos. Conocer la

    ntima maldad del corazn humano, el propio y el ajeno,

    que para el caso tanto montan. Los tumbos de la vida. El

    paso por la droga y por la crcel. Los golpes. La traicin. La

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 14

    desolacin. La generosidad y la grandeza, esquivas y

    fugaces siempre, pero a veces de cara. El miedo royndole

    los pies. Las pequeas rfagas de la caprichosa suerte. El

    hambre mordisqueando su estmago. El dolor

    retorcindolo. La incomprensin La hostilidad de una

    ciudad que le prometa y le ofertaba todo y le permita y

    regalaba nada.

    SI hacemos caso a los vecinos ms informados, la seora

    Angustias y Don Hilario, ambos una especie de memoria

    circunstancial y anecdtica del barrio todo, apostados

    perennemente donde suceden todas las cosas o tan bien

    relacionados que completan los hechos inconexos con

    informaciones siempre veraces y oportunas, el hombre de

    hojalata vivi en una vieja fbrica cerrada a la que peg

    una patada a la puerta y, con otros cuantos de iguales

    malas pinta, acondicionaron el lugar como pudieron.

    Aprendi con un par de colegas cargados de aos y

    alcohol a mendigar. Primero como mendigo de a pe a la

    puerta de una iglesia o con la retahla de mentiras bien

    adornadas en el metro. Luego, cuando se puso de moda,

    pas sucesivamente por malabarista de semforo,

    vendedor de pauelitos y deuveds por los bares de mayor

    bullicio o, ms tarde, por suvenir en la Plaza Mayor,

    enfundado en un disfraz de goma-espuma y haciendo de

    Bob Esponja o Patricio Estrella para dejarse fotografiar por

    todo tipo de idiotas a la busca de la foto ms hortera de su

    paso por la ciudad. Ms tarde, cuando una noche le

    detuvieron por andar bebido armando escandalera y le

    quitaron el disfraz, y de paso el reloj que haba robado a

    una turista japonesa que gritaba como una comadreja

    detrs de sus enormes gafas de cristales azules, se pas a su

    ltima presencia, la de artista callejero inmvil, como estilita

    de lata, menos arriesgado, ms irreconocible y discreto.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 15

    Como su industria era parecer un ridculo mueco para

    atraer la compasin de los paseantes o provocar su

    admiracin, en ambos casos con la idea de que aquellos

    dejaran unas monedas ridculas como bolo, fue

    acomodando su compostura al papel impasible de su

    personaje, identificndose con l, trabajndose en sus

    entraas en perfeccionar su imperturbable papel de

    cachivache dejado a su suerte y pudrindose por falta de

    engrase.

    Notaba cada da cmo se le iban secando y mineralizando

    las entraas. Como su cuerpo se iba desprendiendo de su

    carnalidad y volvindose metlico. Como su propio aliento

    saba a xido y fro. Como se mimetizaba, en una especie

    de metamorfosis lenta, en su propio personaje de latn

    sufriente. Como el hacha criminal le sajaba un brazo, un

    dedo, la punta de la nariz, el corazn dolorido.

    Entonces pas de disfrazado a disfraz y trunc su

    personalidad de infeliz por la de hombre de hojalata de

    tomo y lomo. Tambin fue cambiando sus piezas de escay,

    ms flexibles y cmodas, por verdaderos tramos de latn

    cortante y sonante tan rgidos y fros como agujas. Ahora s

    que pareca un verdadero espantapjaros de lata, hecho

    de retales a medida que perda los miembros o los rganos

    de carne y hueso. Y se hizo con un hacha tambin para

    acabar de perfeccionar su atuendo.

    Era un disfraz pesado y que ayudaba a asegurar la poca

    movilidad que se requera del personaje. De hecho la

    rigidez, aparentemente una fastidiosa carga, acab siendo

    un gran aliado de sus largas jornadas de inmovilidad, pues

    le permitan encontrar una postura plcida y anclada en la

    que recostarse sobre s mismo, sin tener que cambiar de

    postura.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 16

    Se senta cmodo siendo el hombre de hojalata, pues nadie

    poda reconocerlo y no necesitaba cruzar palabra con

    nadie. Y si se concentraba, ensimismado como estaba en su

    personaje, evitaba tener que preocuparse por cualquier

    otra cosa, como los famosos lirios del campo que no se

    afanan, ni hilan y se visten mejor que el propio Rey Salomn

    y toda su corte de modistos y modelos, y le vena al instante

    una sensacin de quietud, de silencio completo y de

    abandono, e incluso dejaba de tener hambre y fro, todo lo

    cual le convertan en un verdadero hesicante, aunque con

    menos porte y ms modestia que toda la cohorte de monjes

    eremitas enfrascados en sus abluciones espirituales y

    disputas ruidosas y piadosamente ridculas.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 17

    4.-

    vez puede contarse de otras muchas formas la vida de

    Eliseo Aguayo antes de caer en manos de los mdicos

    componedorres. Al fin y al cabo uno no es nada de nada, o

    es muchas cosas a la vez, no demasiado lineales, y su

    verdad o mentira propias dependen en ltimo trmino del

    color del cristal con que se mira, que deca el poema que

    incansable recitaba mi padre. Uno es lo bueno, lo malo, la

    mezcla, un error de interpretacin, una manipulacin

    parcial, un molde que lo encajona por mucho esfuerzo que

    haga por romperlo, una imagen falsa que se ha fraguado

    en la propia mente como una verdad inalterable y hasta

    que se rompe como un vaso de cristal Tal vez eso sea lo

    que dicen los filsofos cuando nos atribuyen una cierta

    trascendencia ufana: capacidad de ir ms all del lmite,

    mera insumisin, azar, desacato a todo clculo, pulsiones,

    pasiones, fragilidad, puro regalo e incertidumbre abierta a

    la sorpresa.

    Visto as, Eliseo tuvo suerte desde su propio nacimiento y

    sorte los infortunios con apreciable optimismo y un cierto

    goce de la propia existencia. Naci tullido, porque a su

    madre la tuvieron que sacar al pequeo con uno de esos

    artilugios obsttricos de fro metal con los que se engancha

    la cabeza del feto que se niega a salir por las buenas de su

    claustro. Con las palas de esa especie de mordaza

    descorchadora agarrndolo de las orejas, le sacaron fuera,

    como la profesora sacaba a los nios ms traviesos al pasillo

    agarrndolos de las patillas.

    Tal

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 18

    La mala suerte quiso que al pequeo Eliseo le agarraran mal

    y lo sacaron retorcido, y se le dobl la nariz por ello y, tal vez

    pinzado en algn lugar sensible de su columna, se le tull un

    brazo, que qued rgido e irreparable.

    Con todo, Eliseo fue un beb risueo y plcido que degluta

    con ansia su bibern y miraba las luces y las sombras de su

    alrededor con pasin y curiosidad.

    Luego se mostr un nio ms o menos alegre, travieso,

    bullicioso, como casi todos los nios del mundo, y tuvo el

    cario que su compungida madre le supo dar en sus

    incertidumbres y remordimientos, que tampoco las madres

    vienen enseadas a cuidar a esos pequeos barullos que un

    buen da aparecen y empiezan a reclamar atenciones

    inimaginables y cuidados desmedidos.

    Tena un hermanillo pequeo, muy salado y bullicioso, y fue

    al colegio como todos los nios, con sus zapatitos negros y

    sus pantalones cortos y su cartern de cuero donde llevaba

    unos lpices y una pizarrita y unos pizarrines y la cartilla. Y

    llevaba su bocadillo envuelto en papel de estraza que ola

    todo a gloria cuando abra la cartera. Y corra por el patio

    alocadamente con los otros tunantes. Y volva con los

    zapatos rotos o los pantalones agujereados, y las rodillas

    sucias y los calcetines llenos de polvo.

    Luego ocurri todo muy confusamente. Sus padres, parece,

    cayeron por un terrapln en un viaje loco que hicieron en

    un viejo coche por unas montaas del Norte, y all debieron

    quedar diseminados entre las rocas y los restos metlicos del

    vehculo. De pronto vino una hermana de su madre y se hizo

    cargo de los pequeos por unos das en los que todo era

    catico y los nios no saban siquiera qu pasaba. Despus

    la hermana les dijo que sus paps haban muerto y el

    mundo cambi de cara, sin asideros, para los pequeos.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 19

    A los pocos meses, un buen da, nunca record bien las

    circunstancias, lleg una ta lejana con olor a perfume y una

    larga cadena de perlas y un peinado lacio y solemne y

    separ a los nios. Al pequeo lo llev consigo a otra

    ciudad y poco a poco fue desapareciendo de su vida

    hasta convertirse en un recuerdo tenue, como una neblina

    que acab desapareciendo. La hermana de su madre

    emigr a otro pas. No haba nadie ms. A l lo dejaron en

    un internado de la propia ciudad. All haba otros muchos

    nios. Se acostumbr al nuevo sitio y pas de la tristeza a la

    rutina y de aquella a la camaradera con los iguales y a

    saborear los momentos de alegra y de diversin que son

    comunes a la muchachada. Una vez al ao reciba postales

    de su ta desde una ciudad nevada y llena de abetos con

    carteles escritos en alemn, hasta que dej de recibirlas.

    Aprendi, mal que bien, las cuatro reglas y cuando le lleg

    la edad adulta, lo metieron sus benefactores de aprendiz

    fresador, con un seor que realizaba trabajos para la

    industria del automvil, y que en sus ratos libres se dedicaba

    a fresados ms artsticos, como hacer cuadros metlicos de

    personajes ms o menos reconocibles, o de paisajes e

    instrumentos musicales en miniatura metlica.

    Pero con su mano tullida se vea venir que su progreso en el

    oficio sera nfimo y frustrante. De modo de un buen da

    cambi de idea y no volvi por el taller.

    Busc otros afanes y se qued sin dinero rpidamente,

    porque los quehaceres nunca acuden a la llamada de uno

    y los trabajos abundan para quienes no los buscan. Como

    no tena a quin acudir, junto con su inexperiencia de

    recin adolescente, tuvo que marcharse de la pensin

    donde viva con otros aprendices y no supo cmo virar de

    rumbo y hasta durmi algunos das en la calle, donde

    descubri un nuevo paisaje, asombroso y provocador.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 20

    La calle no es la peor de las escuelas y all encontr tambin

    solidaridad del crisol de mundos que viven en ella y se

    entrecruzan y fecundan mutuamente. Un mundo poblado

    por una plyade de personitas con sus propias historias y

    tesoros, recuerdos y chanzas, desconciertos y sorpresas,

    pobrezas y riquezas, encuentros y desencuentros,

    supersticiones y bulos, verdades y mentiras, que si los

    uniramos todos como con un cordn que los encauzara,

    daran para toda una filosofa epicrea de tomo y lomo.

    Dudo que en Salamanca se aprenda ms ni se saquen

    mejores licenciados que en el propio espacio de la calle,

    gora de la vida para quien quiera aprender sus lecciones.

    Pero en la calle tambin ocurren las cosas que uno no

    quiere, y por si fuera poco, las suelen rondar los policas

    municipales, seres antipticos donde los haya y siempre

    predispuestos a jorobar al paisanaje con su mana por el

    orden callejero y arbitrario. Y los policas, en su paroxismo,

    son poco amigos de los jvenes, sobre todo si hacen grupos

    y se dedican a beber cerveza y mear las paredes , y los

    espantan e incordian y provocan sin medida, de modo que

    una de las ocupaciones constantes de Eliseo y tantos otros

    era desplazarse, con la luz del sol, de plaza en plaza a

    medida que los policas aparecan para despejar el asfalto.

    Intim con algunos amigos de una plaza abierta y clara que

    tena una estatua de un seor pasado de moda. Le

    ensearon a vivir de las oportunidades que ofrece la vida

    de sobresaltos. Jugaba con un gato y con un perrillo.

    Paseaba y se asombraba del jolgorio de los pjaros de la

    ciudad, esos desconocidos, sufridos, despreciados,

    invisibilizados habitantes que nos alegran las maanas

    primaverales con sus cantos y jugueteos, o nos estropean el

    sombrero y hasta el propio pelo con sus cagaditas lquidas,

    que dicen que trae suerte y en algn lugar tengo ledo que

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 21

    no slo nos descargan sus heces, sino que vienen envueltas,

    siendo una misma cosa, con sus orines clidos.

    Aprendi lo bueno y lo malo que da la calle, como el que

    aprende lo bueno y lo malo que da una vida ms formal y

    acomodada o el que aprende lo malo y rematadamente

    malo que da el hacerse director de un banco o consumidor

    empedernido.

    Tuvo amigos, amores, decepciones y algn que otro

    trompazo y, mal que bien, encontr el modo de sobrevivir.

    De modo que su vida, que por fuera pudiera parecer dura y

    poco recomendable, le fue tambin suave a su manera y

    sus soledades no mayores de las de cualquier persona por

    acompaada que se nos muestre.

    Con menos soberbia que el gordo de Buda contempl el

    dolor humano y todos los simplsimos misterios de la rueda

    del Dharma, y con ms discrecin y menos mal humor que

    un profeta bblico, ley los signos de los tiempos y se

    acomod a la sazn de cada uno de ellos, saboreando los

    afanes de cada da y sin hacer demasiado caso a los

    necios.

    Le gustaba leer y siempre que poda lea cualquier cosa que

    cayera en sus manos, que sola ser poca cosa. Le gustaba

    dibujar y tena siempre unos cartoncillos donde plasmaba

    los rboles medio abatidos de la ciudad sombra, o los

    edificios mirados desde perspectivas que los hacan parecer

    gigantes amenazantes, o a los viejos que paseaban con las

    palomas en su cabeza, o sentados en los bancos, los pocos

    bancos que quedaban en la calle, ahora llenos de barreras

    pensadas por la idioticia de la autoridad municipal para

    que los mendigos no puedan dormir en ellos.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 22

    Por un tiempo vivi en una okupa ecologista, donde tenan

    un comedor social y actividades que le permitieron

    comprender el mundo de modo diferente a la de su

    aparente y apabullante mscara, rete t de toda la orden

    franciscana y sus reglas y modo de vida. Aprendi a coser y

    hacer punto, muy necesario para los fros inviernos, y a

    cocinar platos exticos y por algn recndito misterio

    tediosamente repetitivos entre las gentes que se dicen

    alternativas, como son los falafeles bien mezclados con

    hierbabuena y cilantro, los tofs, los saitanes con cebolla

    caramelizada y unas pueteras ensaladas llenas de brotes y

    germinados de sabor nada apetecible. Tambin aprendi

    teatro, y reciclaje, y a hacer papel y compost, a poner un

    tabique a plomada y hasta terapia Reiki y a mirarse el

    ombligo con eso de la Gelstalt y otras modas, junto con

    otras muchas cosas inverosmiles que no caben en este

    papel.

    Quera marcharse a vivir a una aldea donde otros tantos

    como l apostaban por una comunidad viva con una vida

    sencilla y justa. Pero hasta para estos sueos se necesitaba

    claudicar a la hidra del dinero, al menos para comprar el

    material con que construir ese palenque de vida cimarrona,

    y por eso tuvo que ganarse unas perrillas como mejor y ms

    rpido pudo: haciendo malabares en plazas concurridas o

    chiflando con una flauta de pico con ms pasin que tino.

    Despus se construy un disfraz amarillo con gomaespuma.

    De Bob Esponja dijo, con el que paseaba por las calles ms

    concurridas y se dejaba fotografiar con los turistas, seres

    siempre bastante excntricos y llenos de ufana vanagloria,

    que son capaces de soltar cuatro monedas por hacerse

    una fotografa la mar de hortera con el nico propsito de

    demostrar sus hazaas de viajes exclusivos a los idiotas

    capaces de creerlas.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 23

    Fue detenido un da, cuando estaba durmiendo, porque

    una bandada de policas malcarados y embozados en

    capuchas fantasmagricas invadi la okupa donde viva y

    detuvo y apale, como marca el protocolo, a los once que

    all estaban desprevenidos.

    Cuando salieron del calabozo no quedaba piedra sobre

    piedra del edificio. Ahora en vez de actividades culturales y

    contacto humano, all estn poniendo de nuevo ladrillos

    para unas viviendas que piensa vender un fondo de

    inversin en el que tienen puestos sus ahorros varios

    diputados de todos los partidos y de la nica ideologa

    diputadil existente en el mundo entero.

    Luego vino el cambio de personaje. Bob Esponja haba

    agotado su yacimiento de monedas, pues ahora eran

    muchos los que se dedicaban al mismo negocio y la

    competencia por las migajas suele dar como resultado las

    peleas, la rufiandad y el desastre de todos por saturacin de

    la oferta y agotamiento del mercado. Y como en la propia

    economa ortodoxa, una especie de capo mafioso hizo un

    oligopolio del negocio y expuls bastardamente a la

    competencia.

    Se cambi entonces a espantapjaros de hojalata, porque

    record un cuento ledo en su niez, donde un leador fue

    perdiendo sus miembros por el corte el hacha encantada

    que, en un sortilegio del hada mala, le iba cercenando

    para impedir su amor por una tierna moza; amor tan radical

    que el empeado leador cambiaba sus miembros sajados

    por piezas de hojalata para seguir en pie, hasta quedar el

    pobre convertido en un oxidado espantapjaros olvidado

    de todos y arrumbado en mitad del campo vaco.

    Espantapjaros triste y sin corazn. Todo ello muy en

    consonancia con su estado de nimo del momento y con el

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 24

    gusto que le cogi a tener tiempo de introspeccin sin otra

    preocupacin que la de respirar.

    Luego vino el accidente, cuando le arroll aquel coche

    despavorido y perdi por completo la memoria.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 25

    5.-

    ocurri lo del accidente de Eliseo

    Aguayo yo acababa de perder el

    trabajo.

    Fue de una forma tonta lo de mi cese. Me refiero a que

    sencillamente la cacata de secretaria del dueo de la

    imprenta vino hasta la mquina donde yo estaba cortando

    las resmas de papel y me dijo que Manolo, que es el

    nombre del tipo que manda all, necesitaba hablar

    conmigo antes del bocadillo.

    El bocadillo en la imprenta es algo semi sagrado, una

    especie de comunin de la grey all reunida. Tal vez una

    conquista social. Cuando yo entr ya exista la mstica del

    bocadillo. El momento de cese de toda actividad. El

    momento de ruptura de todo el nivel de trabajo. La

    confraternizacin que nos reuna una vez al da. Ya poda

    estar pendiente cualquier encargo por urgente que fuera,

    que llegado el momento del bocadillo, todo se paraba y

    salamos al patio, cada cual desde su covacha, para comer

    en comn el bocadillo y echar unas risas en comunin.

    Cada uno el suyo. Hablbamos las trivialidades que son

    menester en este rito tan repetitivo y luego volvamos a la

    faena.

    De modo que si me llamaban antes del bocadillo, supuse, la

    urgencia del asunto era extrema y Manolo no quera que se

    quedara la cosa a medias tintas.

    Sub la escalerita que da a la oficina, un cuartucho

    pequeo y todo lleno de papeles amontonados con una

    Cuando

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 26

    cierta sensacin de desbarajuste. All estaba Manolo

    haciendo tiempo.

    Debo aclarar que Manolo, como todo jefe que se precie,

    estaba especializado en hacer tiempo, en matar el tiempo,

    como quien dice, para evitar el aburrimiento comn a los

    jefes de no tener nada real que hacer la mayora de su

    jornada. Si todo va sobre ruedas en la cadena de

    produccin, en realidad un jefe tiene poco que hacer en

    general y puede pasar desapercibido sin que nadie lo note.

    Y esta mxima, pienso yo, sirve para un jefe de pequeo

    negocio de medio pelo y hasta para todo un presidente de

    estado, por poner un caso extremo. En realidad un jefe

    hace falta en pocas ocasiones y aun as a menudo sobra o

    es recomendable que delegue en alguien. Con todo ello su

    capacidad de tomar decisiones se ve reducida en una

    porcin considerable, pues la verdad es que la rutina

    ordinaria de cualquier trabajo minimiza los casos en que se

    requieren decisiones trascendentes, supuesta razn de ser

    de los jefes y de su superioridad jerrquica sobre el resto de

    los mortales. Ello adems, en buena lgica, debera

    minimizar las posibilidades de pifiarla connatural a los jefes: si

    tienen poco que hacer y hacen lo poco que tienen, o

    incluso dejndolo sin hacer, las cosas pueden ir

    razonablemente bien, o todo lo razonablemente bien que

    pueden ir las cosas segn sea el negocio en s de que se

    trate. Pero una extraa fatalidad nos dice que el diablo

    cuando se aburre mata moscas con el rabo, lo que en este

    caso se interpreta como que el jefe que se precie suele

    cagarla a la mnima oportunidad que se presente y con

    absoluto desprecio a su propia ignorancia, creciente sta

    en proporcin al grado de poder que haya sido capaz de

    acumular el individuo en s.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 27

    Y Manolo era un jefe moderno y arquetpico, de esos que

    aparentan un buen rollo pleno y mendigan el cario de sus

    sbditos, pero por dentro estn hechos de la misma burricie

    e incompetencia de los jefes de toda la vida, la punta de

    lanza de la lite que nos ha de liderar segn cualquier

    manual de buenos modos al uso y una de las explicaciones

    de por qu aqu todo es un desastre.

    En estas entr en el despacho y Manolo, educado como

    era, me dio una palmada en el hombro.

    Sintate hombre, que tenemos que hablar.

    Yo, obediente y desprevenido, me sent y esper con ms

    sorpresa que sospecha. El silencio debe ser incmodo

    cuando uno tiene que improvisar una justificacin para

    decirle a otro a la cara que le va a despedir. Manolo no

    saba por dnde empezar y dio varios rodeos sobre un caso

    y otro de esos que son primeras pginas de los peridicos.

    Asombroso lo que pasa por ah. Siempre lo mismo. No s

    cmo nos sigue sorprendiendo.

    Manolo acababa de separarse, de modo que mi temor

    mayor era que me usara para confidente, pao de

    lgrimas, amigo del alma. En fin, esas cosas paliza que

    hacen los hombres cuando sienten una cierta patada en el

    culo de su ego. Pero no. De repente baj la voz, y comenz

    la perorata. Las cosas van mal. No s si llegaremos a finales

    de ao. Yo mismo estoy en el disparadero, en la cuerda

    floja. De modo que hemos decidido prescindir de ti de

    momento. Ntese, y esta es una caracterstica apreciable

    de los jefes, que cuando van a hacer una cabronada

    diluyen su decisin en un plural que no existe, como era este

    caso, donde el hemos se refera al capullo de Manolo en

    exclusiva, por mucho que ste pretendiera emboscarse en

    otros hipotticos responsables del despido, pues no tena

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 28

    socios ni, ahora que su seora le haba dado el finiquito e l,

    compaa en que escudarse.

    Sigui Manolo con su rollo. Yo ya un tanto tenso y

    calculando los siguientes golpes. Tal vez algn da me lo

    agradezcas, porque no estamos seguros de poder

    garantizar una indemnizacin a los dems. Esto lo hacemos

    por ti tambin. Desde luego que me tienes para lo que

    haga falta. Si quieres una carta de recomendacin tendrs

    las mejores referencias de esta empresa. No podemos hacer

    otra cosa. Ms me duele a m que a ti

    A partir de ese momento mi cabeza empez a dar vueltas a

    gran velocidad y por extrao que parezca, una especie de

    frialdad se apoder de m, de forma que lo se atisbaba

    como un drama se convirti, ms o menos, en una

    comedia, dando pbulo al ego de Manolo para rerme a su

    propia cara de su cinismo.

    Por un momento sent pena de Manolo. Pareca que el

    despedido era l, que as saben camuflar sus sentimientos y

    fingir el papel que se requiera. Pero en seguida me recuper

    y le v tal cual era.

    Bueno Manolo, que va a llegar la hora del bocadillo y se te

    va a indigestar. Dame los papeles y me largo. Gracias por

    todo lo que has hecho por m. Ya me hago cargo. Te firmo

    el finiquito a ti o hay que ir a otra parte? Ah te dejo el

    bocadillo. Yo ya no lo necesito. Que te aproveche.

    Elud el abrazo final, o mejor dicho, le dej con l iniciado.

    En fin, el resto no merece la pena. Manolo se qued con la

    boca abierta y seguramente pensando que era un

    incomprendido, mientras yo bajaba a recoger mis cosas

    para largarme.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 29

    La cacata se haba encargado de difundir la noticia al

    resto de la plantilla, al menos a los que de forma

    confidencial y privada no haban sido informados das antes

    por el bueno y lloroso de Manolo, todo un caso. Se vea en

    sus caras. De modo que no sent especial necesidad de

    despedirme de nadie en aquel trance.

    Luego divagu por la calle dejndome llevar por mis

    zapatos. Ellos guiaban el timn y yo me dejaba llevar

    mecido por su capricho. La ciudad, cuando uno la pisa

    despacio, no ruge tanto, por ms que los restantes

    viandantes protesten por las constantes interrupciones de su

    marcha que supone un caminante que pasea y no aspira a

    llegar pronto a ningn lugar.

    Por otra parte, las calles de lo que podemos llamar el centro

    estn llenas de sorpresas. Por ejemplo, que en su cielo se

    ven rapaces que lo sobrevuelan como era el caso de unos

    buitres que planeaban en crculo, o que en algunas azoteas

    hay rboles y otras invasiones de las plantas, emboscadas

    para acabar de colonizar la ciudad entera cuando sta se

    derrumbe del todo. O que los rboles de las aceras son el

    puro maltrato de la ciudad y ms que ornato le dan

    presagios negativos. O que algunas tiendas, puro

    escndalo, venden zapatos por ms de doscientos o

    trescientos euros, el sueldo de ms de un empobrecido por

    la crisis, o que la ciudad pone en venta en innumerables

    escaparates colocados con un tcnico mal gusto evidente

    por unos seores que se llaman escaparatistas las cosas ms

    absurdas y despreciables que cabe imaginar.

    La ciudad para el despedido es una fuente de reclamos y

    mentiras. Uno los descubre cuando los ve de lejos, cuando

    se sabe en el rechazo o la intemperie y comienza a abjurar

    de su inconsciencia pasada.

    Pero el ruido ensordecedor todo lo cubre.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 30

    De pronto me vi con sorpresa camino de vuelta a mi casa.

    All estaba el hombre de hojalata. Quieto como siempre.

    Esperando con su latita de monedas. Actuando en su

    tancredismo escnico como si fuera un poltico al uso.

    Me qued mirando sorprendido. En realidad no tena nada

    mejor que hacer. El hombre de hojalata era ahora un reto,

    una profeca que me preguntaba y ahora qu, de que vas

    a vivir t.

    La gente pasaba despistadamente de largo. En general la

    gente siempre est de paso y no suele fijarse en nada, por

    provocador que sea, si no viene convenientemente

    anunciado en televisin o en las redes sociales, el nuevo

    vanguardismo de los snobs urbanos.

    Slo una chica se acerc a la lata. Era una chica que vesta

    un tanto estrafalariamente, con ropa rada y algo sucia. Iba

    medio tambalendose, como si hubiera bebido, y miraba

    con inquietud a los lados, como si temiese algo. Se acerc a

    la latita y all meti algo. No eran monedas. Pareca ms

    bien un reloj, o una pulsera. Es la primera vez que vea al

    hombre de hojalata bajar de su silla rpidamente y coger el

    bolo de su feligresa.

    Un autobs chirri de repente. Creo que perdi una rueda,

    o la revent, o vaya usted a saber: Un coche que iba

    demasiado deprisa vio cmo el autobs se le vena encima

    y maniobr para evitar el choque y salt la acera, aullando

    en sus ruidos con estridencia y comindose los bolardos

    primero y la silla y el hombre de hojalata despus.

    Se arremolin la gente. Lleg la ambulancia. Sacaron al

    hombre de hojalata y a la conductora del coche de entre

    los restos del choque.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 31

    6.-

    hombre de hojalata sigui por un tiempo arrumbado en el

    hospital.

    Mucho se habl de su caso entre los vecinos. Como yo

    estaba en paro y me dedicaba a la vida de paseante y

    solcito vecino, no perd oportunidad de meterme en los

    corrillos de los mentideros vecinales, con sus bulos y sus

    premoniciones. . Don Hilario traa noticias frescas y Angustias

    no se quedaba atrs.

    Como presenci el incidente del atropello y en el amasijo

    del coche apareci droga ingeniosamente envuelta en

    papel adhesivo de embalar y camuflada en un estuche de

    los de guardar los tringulos de emergencia, tuve que ir a

    declarar a la comisara y aprovech para hacerme

    confidente del oficial encargado del atestado, un

    empedernido consumidor de chupitos de orujo que,

    necesariamente, le costeaba yo en sus das libres.

    Por eso durante todo el tiempo que dur la estancia

    hospitalaria de Aguayo, tuve informaciones de primera

    mano sobre la evolucin del caso. El hombre de hojalata,

    Eliseo Aguayo segn su documentacin, no recordaba

    nada de su pasado, o tal vez lo finga, y los protocolos de la

    polica son rgidos, abigarrados de faltas de ortografa e

    insensibles a las minucias, y obligaba a la declaracin del

    accidentado para avanzar o cerrar el caso, lo que impona

    adems un puntual y minucioso conocimiento de la

    evolucin de la cabeza del tipo. Al menos hasta que se

    certifique definitivamente si va a perder la memoria para

    siempre o la recuperar para cantar en el papeleo policial.

    Segn el comisario, la droga perteneca con seguridad a la

    El

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 32

    conductora del vehculo, conclusin sensata si se tiene en

    cuenta que apareci en el portaequipajes trasero del

    mismo; pero un informe policial debe concluirse, deca, con

    todas las lneas cerradas y quiere la polica saber si el

    accidente fue accidental, como quien dice, o un ajuste de

    cuentas, pues el tal Eliseo estaba siendo observado por

    policas disfrazados de personas, y dado que la conductora

    no sobrevivi para contarlo, no quedaba ms remedio que

    escuchar al espantapjaros y comprobar si canta. Segn la

    investigacin policial Eliseo no tiene familia. El lugar de su

    empadronamiento era una calle donde hubo un centro

    social ocupado y ahora se construye un edificio

    multifuncional y moderno. Las fichas policiales refieren que

    fue detenido en la calle tal y cual en una intervencin

    policial que tuvo lugar en una usurpacin de vivienda y sus

    otros compaeros de hazaas, que podran haber dado

    noticia del mismo, seran, igual y comprensiblemente,

    ilocalizables o poco colaborativos.

    Para mi propia suerte, la polica me hizo depositario de una

    serie de dibujos que le pertenecan a Aguayo. Yo dije

    conocerlo en el atestado y, a falta de mejor custodio, me

    hicieron entrega de la carpeta hasta nueva orden. Tena mis

    propias razones para esperar a devolvrselas.

    Como supuesto conocido de referencia, me dedique a

    visitar a Aguayo una vez por semana. Mi intriga fue

    creciendo a medida que los progresos mdicos iban

    incorporando ms rarezas al caso, como el hecho de haber

    contado en sueos el desgraciado que pensaba plantar

    una casa de madera en un lugar que me result familiar, en

    el que fue el pueblo de mi madre, y en un paraje de aquel

    que me despert de inmediato recuerdos difusos y tiernos

    de la infancia, donde me vea con mi hermano y mi madre

    merendando alrededor de un mantel de cuadros y un

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 33

    alboroto abrumador de cantares de pjaros y ptalos de los

    frutales volando en torno a nosotros, todo lo cual me haca

    sentir cierta curiosidad por el personaje de memoria

    intermitente e incordiante.

    Desde que empec a visitarle, Eliseo ha ido cambiado

    mucho tanto fsica como emocionalmente.

    Pas primero una etapa conectado a un montn de

    cachivaches por medio de un cableado que le haca

    semejarse a un aparato electrnico al que se le saca la

    carcasa. Tubos de diferentes colores le entraban por la nariz

    y por la boca. Otros le prendan de los brazos y las piernas.

    Unos ms pequeos y amarillos le haban prendido de la

    cabeza y hasta tena uno en el dedo gordo de un pie.

    Despus de estabilizarle, cuando an pensaban que no

    vivira para contarlo, empezaron a realizar las labores de

    remiendo de Eliseo Aguayo y este, en su sueo casi

    permanente, pareca responder agradecido a las diversas

    muestras de inters que daban enfermeras y mdicos. Hasta

    me dijeron que pareca percibir la presencia de otros y que

    se notaba su cambio de humor al instante.

    Luego vino el incordio del vecino de habitacin, una vez lo

    bajaron a planta, que comparta su soledad y su angustia

    con una radio a todo trapo y molestaba a Eliseo. En este

    tiempo nos dejaron ya visitarlo. Hola amigo, te acuerdas

    de m? Eliseo abra los ojos con gran sorpresa y dudaba.

    Pero acab resignndose y agradeciendo la visita y, segn

    decan los galenos, la esperaba inquieto.

    Su pierna derecha era irrecuperable. Tuvieron que cortarla y

    deshacerse de ella. An no estaba lo suficientemente fuerte

    para evaluar el impacto de la noticia. Eliseo entr en una

    especie de triste ensimismamiento que le dur mucho ms.

    Por otra parte, a m me toc la parte dura de esta poda.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 34

    Una pierna desgajada de su emplazamiento no puede ser

    desechada sin ms, como si fuera un despojo insignificante.

    En el pas que venera los jamones, las reliquias y a los

    pcaros, desprenderse de un miembro desgajado e intil

    requiere un trato diferenciado, tal vez para asegurarse de

    que algn desaprensivo no la quiera hacer pasar por lo que

    no es. Enterrar una pierna se convierte entonces en una

    labor que tal vez pasa desapercibida para la frentica

    actividad de una ciudad enloquecida, empeada en

    destruirse a s misma en su fragor. Una farragosa normativa

    impone una cierta pompa y obliga a su entierro o

    desaparicin cadavrica. Existe hasta un reglamento

    mortuorio que requiere cumplir un papeleo insufrible y tal

    vez pensado para titanes. Afortunadamente, el hombre de

    hojalata no estaba en condiciones para responsabilizarse

    de todo el protocolo de entierro de su extremidad y no pas

    por el calvario de explicaciones, relleno de papeles,

    especialmente ilgico cuando, como es el caso, nada o

    casi nada se conoce del dueo de la amputacin. Todo

    ello se vuelve incomprensible, ilgico, tedioso, absurdo,

    incluyendo el trato delicadamente cuidadoso que el

    funcionario de las pompas fnebres dispensa al

    desgraciado al que le corresponde cumplimentar los

    trmites, en este caso mi persona por ese empeo de

    protagonismo que me hizo fingirme nico amigo del pobre

    desgraciado.

    Pero las secuelas del atropello fueron ms graves. El cuerpo

    de Eliseo nunca recuperara la movilidad y segn nos dijo un

    extenso y jeroglfico dictamen mdico, es probable que

    tampoco la memoria. En reemplazo de la amputada pierna

    se baraj una pierna binica que, enseguida fue

    desechada cuando comprendieron que el resto del cuerpo,

    de la cadera para abajo, no responda a estmulos y

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 35

    probablemente no tendra nunca movilidad, ni el bueno de

    Eliseo dineros con que sufragar el artilugio.

    No merece la pena detallar otros fallos funcionales que

    convirtieron a Eliseo, en boca del vecindario, en un futuro

    vegetal al que cabra regar para que no se desecara del

    todo, pues finalmente pareca que no iba a espicharla.

    Cuando Eliseo ya estaba razonablemente reparado, se

    mostraba receptivo y reconoca a algunas personas, y nos

    muestra afecto e inquietud de muchas maneras, pero su

    absoluta inmovilidad de cadera para abajo y su

    desmemoria le tenan sumido en una especie de

    resignacin o idioticia infantil que le hace vivir nicamente

    el instante. Segn los mdicos, la lesin cerebral le haba

    privado de una gran parte de las funciones cognitivas. Su

    lenguaje era pobre y le costaba horrores hablar, aunque al

    parecer esto debera ir poco a poco mejorando y tendra a

    la larga arreglo. De hecho jugaba al ajedrez a la

    perfeccin, cosa incomprensible e incompatible con el

    augurio lesivo de los mdicos.

    Cuando no estaba concentrado en el ajedrez,

    principalmente responda a estmulos muy bsicos, de

    afectos y desafectos, o respuestas primarias de fro, calor,

    ira, alegra, tristeza y poco ms. Se fue convertido en un ser

    emocional en grado superior, casi como un perrillo.

    Los vecinos habamos acordado adoptarlo como un

    empeo propio y un signo de que an no estbamos

    perdidos para la causa humana. Lo cuidaramos como un

    propsito compartido hasta que el cuerpo aguantara.

    Casi al final de su convalecencia nos anunciaron que

    deban operarle tambin el corazn. Deban sustituirle el

    msculo fatigado por un cachivache trado ex profeso de

    un pas que no recuerdo, donde los fabrican ms fiables y

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 36

    baratos que las propias vsceras que se usan en los

    trasplantes.

    Con el corazn de plstico, la pierna tranca, la otra

    ortopdica, el brazo tullido, la nariz doblada, los ojos cada

    vez ms vacos y estrbicos, su cuerpo desarbolado e

    inmvil de cadera para abajo, sus recuerdos evaporados

    en la niebla, una cierta estulticia y la previsible necesidad

    de constantes reparaciones, el pobre de Eliseo Aguayo era

    una especie de mecano, un vegetal, como haban dicho

    los vecinos, que tendramos que apadrinar y regar para que

    no acabara de agostarse.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 37

    7.-

    el da el da del alta hospitalaria a Eliseo Aguayo.

    Como los recortes crecientes de la sanidad no le

    permitieron acceder a la ortopedia recomendable, las

    famosas piernas mioelctricas que son el ltimo grito en el

    mercado del cojeo, o al menos las bioelctricas, en ambos

    casos hbilmente contorneadas y reactivas, como indica

    cualquier catlogo que se precie, para mejorar la

    plasticidad, movilidad y esttica adecuadas del patitranco;

    o, para economas ms limitadas, las piernas mecnicas y

    articuladas, que en todos los casos pueden ser adquiridas

    en diversidad de materiales ms o menos nobles, desde la

    fibra de carbono o la de vidrio, pasando por diversidad de

    siliconas y metales ligeros o aligerados, cauchos, polmeros,

    resinas, as como otros inverosmiles nombres y

    composiciones igualmente sorprendentes; tuvo que

    resignarse a la tradicional y funcional pierna de palo de

    avellano, inalterable al cambio de temperatura, en este

    caso sujeta con correajes y mordiscos de los de toda la

    vida, con su suficiente austeridad y simpleza de una pierna

    que no tena excesiva funcin andariega, dado el estado

    general de inmovilidad del paciente.

    Tambin consigui, a cargo del erario pblico, una silla

    mecnica de traccin manual por medio de acompaante

    (deca el catlogo de montaje y uso), pero no un scotter

    mecnico o una silla elctrica, de las que tambin hay un

    amplio y escandalosamente variado catlogo, con las que

    el desgraciado pueda mantener una cierta autonoma.

    Lleg

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 38

    Entre los vecinos iniciamos una cuestacin para poder

    hacernos con una de esas sillas con palanquitas y altavoz,

    como la del cientfico cabezn ese que sale en la tele y

    habla de nueces y polvo de estrellas. Nos pareca todo un

    gesto el hacer algo por alguien y la idea de iniciar una

    accin solidaria, como si furamos cantantes en promocin,

    nos result idnea, excitante y todo un estmulo para

    romper la monotona ciudadanesca en la que nos

    encontrbamos sumidos y sumisos.

    Pero no llegamos muy lejos en nuestras buenas intenciones

    y, salvo unas pocas, en realidad muy pocas, perras de los

    promotores de la iniciativa, la realidad es que no tuvimos

    para llevar adelante nuestro propsito.

    Con la mejor de las intenciones intentamos tambin un

    maratn, muy de moda por entonces, por esta buena

    causa. Los ms insospechados promotores nos prestaron su

    desinteresada colaboracin: Coca-Cola o Pepsi Cola, no

    recuerdo bien, o tal vez ambas, pona un arcn con sus

    productos de forma gratuita, aunque inasumible para

    nosotros porque haba que poner una fianza y pagar unos

    pequeos gastos de portes; otra empresa de otra bebida

    famosa haca lo propio. Una tercera nos dejaba a inmdico

    precio todo un sistema de sonido para el caso y una cuarta

    dejaba a precio de verdadero escndalo de saldo las

    camisetas y los petos de los participantes del evento. Hasta

    un grupo de cine universitario se prestaba a realizarnos la

    publicidad y gestin de la imagen con una serie de

    pequeas comisiones incomprensibles por tramos y por

    impactos en medios, o algo as, no logr enterarme del

    asunto.

    Hicimos nuestras cuentas y tanta gratuidad no nos valdra

    menos de cinco mil euros de velln, sin contar con el gasto

    telefnico de tanto trajn, que corra por nuestra cuenta y el

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 39

    tiempo y fotocopias empleados para las gestiones diversas.

    La gratuidad al parecer tampoco es tan poco lucrativa

    como a primera vista parece y yo me apostara a que ms

    de uno encuentra la manera de hacer negocio con las

    bellas palabras y los simplsimos sentimientos pro bono de la

    gente corriente, que hay que joderse con la malfica y

    pestilente tinta de calamar del idolatrado mercado y sus

    escenarios de oportunidad en poca de crisis.

    El caso es que, entre unas y otras cosas, no conseguimos

    cuadrar el maratn y acabamos, como tantos otros,

    acudiendo a Caritas para que las seoras del ropero

    proveyeran de lo mnimo al desgraciado y, ahora que la

    banca haba dado a Caritas y Cruz Roja un paquete de sus

    viviendas vacas gracias a los desahucios practicados a

    otros infelices, para pedir las recomendaciones del curato

    parroquial a fin de que una de esas viviendas, fruto del

    latrocinio bancario y posterior cesin expiatoria a la Iglesia

    que lava los pecados, recayera sobre el desgraciado,

    pobre entre los pobres, con quien practicar todo tipo de

    piedades, caridades y virtudes y a quien poder luego sacar

    fotografiado en una memoria del banco y vaya usted a

    saber qu otras ideas para cosificar su valor de persona y

    hacerlo dinero, pues pecunia non olet, como dijo ese

    emperador que gan tanta pasta con la corrupcin y la

    mierda en la antigua Roma.

    Se da el caso de que el detritus civilizatorio en el que nos

    vamos sumergiendo, del que la mal llamada crisis actual no

    es sino un prolegmeno, un estertor muy inicial, una

    contraccin ruda pero an arrtmica y liminal, no slo est

    produciendo en cortocircuito del curso de la vidas de la

    gente, ni tampoco provocando diversas miserias, dolores y

    males, sino que adems es la semilla del propio derrumbe

    por colapso de lo conocido y, de su mano, el motor de la

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 40

    acentuada insolidaridad de los poderosos, cada vez ms

    vidos de ventajismo y ms cabrones, slvese quien pueda,

    que acabarn imponiendo su santa voluntad por la fuerza.

    Y, por si fuera poco, la mquina con la que se va

    fabricando y engrosando el tremendo stock de los

    desechados, cada vez ms y ms insondables. Y junto a

    todo ello, la reaparicin de toda una plyade de

    especialidades y aplicaciones cataplsmicas hacia los

    cados en desgracia y sus innumerables pobrezas, como

    ocurri en otras situaciones histricas similares, con el

    consiguiente florecimiento de una especie de negocio

    soterrado de la solidaridad oportunista, bienintencionada o

    paliativa: grandes instituciones que acaparan un ingente

    caudal de recursos para realizar titnicas labores de micro

    ayuda y compasin de baja intensidad que, sin embargo,

    dan con una mano lo que se quita con la otra, dejan

    complacientes a unos pocos, justifica a otros ms que no

    miran en su raz los problemas que nos aquejan y se

    conforman con cerrar los ojos al desastre, y, en suma no

    generan rupturas, ni siquiera fisuras, a un orden de despojo

    que nos mete cada vez ms en la espiral del desastre

    civilizatorio en que andamos sumidos.

    Tras de todo nuestro esfuerzo, result el bueno de Eliseo

    provisto de silla de ruedas, pata de palo, casa compartida

    con otros cuatro pobres ms, ropa decente y comida

    puntual gracias a las Caritas, ltimo baluarte de los que han

    pasado por todos los dems y ya han sido muy apaleados

    por la vida, y un turno rotatorio de vecinos voluntarios para

    tirar del carro una vez al da cada uno y llevar al hombre de

    hojalata, nombre con el que nos referamos a l antes de su

    metamorfosis, al parque a pasear.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 41

    8.-

    primer paseo con Elieso Aguayo en su silla de ruedas fue

    para m toda una sorpresa y no s an bien cmo referirme

    a todo ello.

    Acudimos a un pequeo y recogido parque que, al

    parecer, le gustaba mucho. El mismo estaba rodeado de

    una verja de metal y ladrillo visto de inicios del siglo XX, que

    cercaba y salvaba el parque del resto de la ciudad y

    creaba una especie de espacio ajeno a su vorgine. Un

    pequeo claro de bosque en medio de la locura de asfalto,

    zanjas callejeras, altos edificios de acero y cristal y

    escaparates agresivos con sus reclamos de consumo y

    oropel.

    La sombra y el frescor de los rboles del parque eran toda

    una barrera y un remanso de calma, fragancia y frescor,

    porque a diferencia de las calles de una ciudad, los

    parques, por poca cosa que sean, huelen a tierra hmeda y

    al dulzn y acre sahumerio de las plantas y la tierra.

    Haba en el parque una pequea fuente de piedra que

    soltaba un chorrillo cadencioso por un pitorro y que

    marcaba la pauta relajante del ruido del agua cayendo

    sobre su cisterna. Tambin unos tristes bancos de madera no

    muy cuidada y unos alcorques de los que salan varas de

    rosales y otras plantas similares. Y tambin un barrendero de

    mentira. Quiero decir, una estatua de esas que con

    discutible gusto han situado por toda la ciudad para mayor

    ornato de los concejales de cultura que las encargan de

    catlogo y sin tener la menor idea del arte y, si se nos apura,

    tampoco del ornato o del buen gusto. En este caso era un

    barrendero con gorra de plato y un escobn que simulaba

    Mi

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 42

    recoger las hojas cadas. Un par de ardillas correteaban por

    entre dos altos fresnos que sobresalan del resto de arbolado

    y que parecan muy antiguos.

    Con todo ello, el pequeo parque daba la impresin de un

    lugar anacrnicamente perdido en medio de la ciudad, un

    espacio para perder adrede el tiempo quienes no tenamos

    tiempo que ganar en el frentico quehacer de la ciudad.

    Enseguida que nos instalamos en un rincn del parque, junto

    a la pequea fuente, las palomas se vinieron a los pies de

    Eliseo. Algunas ms atrevidas se suban en la silla o en su

    mano tullida y all jugueteaban.

    Ni que decir tiene que Eliseo se las haba apaado para

    llevar una bolsita con pan duro, que esparca ante la

    voracidad de los pjaros. Cuando estos se suban en su silla

    de ruedas, la cara de Eliseo cambiaba por completo y se

    volva ms expresiva, ms brillante y concentrada.

    Yo me senta un poco desplazado de aquel espectculo y

    no las tena todas conmigo, pues me horrorizaba que las

    palomas se me subieran encima, pero era hermoso ver a

    Eliseo convertido en una especie de pajarera hogarea y

    acogedora del cantaleo de las palomas.

    Otros ruidos pajariles, como gorjeos, trisados, trinos,

    gorgoritos, arrullos y hasta graznidos, completaban el

    soniquete del parque y si uno se dejaba sugestionar por

    todo ello, eran puertas francas para un ensimismamiento

    plcido y prolongado.

    Eliseo habl poco, absorto como estaba y cerr los ojos.

    Creo que incluso logr dormirse con los pjaros medrando

    en torno a s. As y todo me pidi que le leyera un libro que

    traa ya empezado, y que al parecer le bamos leyendo los

    diferentes ayudantes que tirbamos de su sillita.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 43

    Yo empec por el captulo cinco, donde la protagonista, la

    tal Dorothy Gale, se sobresaltaba por un extrao gemido en

    el medio de un bosque lleno de encantamientos y un

    extrao y oxidado mueco de hojalata, inmvil porque

    haca la tira que nadie le engrasaba sus goznes y rtulas, se

    fastidiaba inmvil anclado al suelo, igual que un mueble

    viejo o un espantapjaros y peda a gritos que alguien le

    lubricara. Y tras el favor de la doncella, preguntaba a sta y

    a su extraa compaa si en la ciudad Esmeralda podran

    darle un corazn de verdad, pues el suyo, como el resto de

    su cuerpo, lo haba perdido por los tajos de la vida y, dado

    su empeo en no dejarse morir, sustituido por piezas talladas

    de madera y de hojalata que un carpintero de su pueblo le

    haba ido confeccionando.

    Por el cambio de la sombra que proyectaba el sol sobre los

    rboles, supimos que haban pasado varias horas. Tal vez

    tres. Solamente dos o tres personas pasearon por el parque

    en este tiempo. Entre ellas un chiflado que segua la moda

    de abrazar a los rboles siguiendo los consejos de un tal

    Matthew Silverstone en un libro en ingls llamado Blinded by

    Science y que iba de ac para all con un estrafalario gorro

    y un amasijo de collares con amuletos.

    Cuando salimos del remanso, el rumor del parque

    contrastaba con el ruido exterior, del amenazante exterior

    que circundaba, que sitiaba el pequeo parque de las

    palomas.

    Eliseo sali del parque excitado, hablador, lleno de palabras

    que se atropellaban. No interesa reproducirlas todas. De

    hecho la mayora de las palabras no merece la pena

    siquiera escucharlas. Ya lo dijo el poeta aquel, que es mejor

    ser rey de tus silencios que esclavo de tus palabras. Es por

    eso que tampoco aqu vamos a reproducir el dilogo, pues

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 44

    los dilogos sobran en general en los textos y deberan estar

    prohibidos tanto para escritores como para lectores.

    Vayamos al meollo: Yo tampoco tengo corazn, dijo Eliseo

    Aguayo. Yo me sorprend de la similitud, de la paradoja, del

    propio Eliseo y del cuento ledo. Sorpresas te da la vida.

    Casualidades que parecen juegos malabares que algn

    capullo poder sobrenatural se dedica a amaar para

    divertirse.

    Otros das que acud con el bueno de Eliseo tuve idntica

    sensacin de remansado y calmoso beneficio del lugar

    sobre Eliseo y sobre mi. Gracias a Eliseo, por un tiempo tuve

    este lugar de bondad como un refugio en el que sentirme

    renovado.

    A su tiempo acabamos de leer el libro, y luego vino otro y

    otro, porque Eliseo resplandeca cuando se dormitaba con

    las palomas alrededor y escuchaba cuentos que l mismo

    sugera.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 45

    9.-

    buen da nos lleg la noticia de la desaparicin de Eliseo

    Aguayo. Nadie en su casa compartida poda dar razn de

    l, lo cual tampoco debe sorprender, dado que la

    comunidad forzosa no siempre genera lazos estables ni

    amistosos entre los comuneros, por muy buena intencin

    que pongan los fundadores de los proyectos comunitarios.

    La bsqueda fue frentica pero infructuosa. Sencillamente

    desapareci sin dejar rastro que poder seguir, ni pista por

    medio de la que ir desenmadejando el rosario de

    casualidades aparentes que acaban dando un sentido

    lineal a las pesquisas y facilitando el hallazgo pretendido

    que la motiva.

    Visitamos sus lugares preferidos de paseo. Preguntamos en

    comisaras, hoteles y hospitales. Incordiamos en servicios

    sociales y otros recintos donde suelen ir de vez en cuando

    los desgraciados, y hasta la polica revis los mltiples

    sistemas de espionaje y vigilancia urbana con los que nos

    tienen constantemente vigilados a todos, sin lograr la ms

    mnima noticia ni tumor del paradero de Aguayo.

    Los mentideros barriales, siempre de guardia y bien

    dispuestos a la noticia, tampoco se pronunciaron

    definitivamente.

    No nos qued otra posibilidad que asumir la desaparicin

    de Eliseo sin saber si achacarla a la desintegracin de la

    materia, la aduccin de los extraterrestres o una fuga,

    dificultosa e inexplicable en este caso dadas las

    condiciones fsicas del desaparecido.

    Un

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 46

    Pas el tiempo y Eliseo se fue borrando del apresurado

    sucederse de actualidades que enseguida se envejecen y

    que nos asola a quienes vivimos en cualquier ciudad.

    Yo segu visitando por un breve tiempo el viejo parque,

    donde me senta recogido y notaba la amabilidad de aquel

    claro en el bosque urbano de ladrillos.

    Despus de esto volv a encontrar trabajo en otra imprenta

    y poco a poco Eliseo Aguayo se fue disolviendo de mis

    pensamientos y el parquecillo desapareci de mi vida casi

    por completo.

    Un buen da, ya pasados varios aos de instalacin en el

    fragor ciudadano, recib una postal annima desde una

    direccin inverosmil: Ciudad Esmeralda. Un hombre de

    hojalata sonrea desde el anverso en un jardn de simetras

    algo pasadas de moda.

    La misma postal les lleg a otros vecinos del barrio. La

    sorpresa aliment las habladuras y las conjeturas. Era una

    broma de cualquiera de nosotros?, tena que ver con

    Eliseo Aguayo?, el inicio de alguna campaa de

    publicidad para vendernos apartamentos idlicos en

    cualquier isla paradisiaca? Nada concluyente, pero todo

    suficientemente perturbador.

    De repente Eliseo Aguayo, desaparecido y rematado en

    nuestros recuerdos, reapareci con todo el cmulo de

    sensaciones ya olvidadas.

    Volv al parque donde gracias al paraltico haba

    experimentado ese remanso de calma antiguamente. No

    sabra cmo explicarlo, pero tuve la sensacin de que

    Aguayo segua presente en el ambiente.

    Actos habituales, como comprar el pan, meterme en la

    cama, hablar con los vecinos, recibir la brisa del viento, el

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 47

    ladrido de un perro o la lluvia primaveral, actualizaban el

    recuerdo de Aguayo.

    Qu sera de Eliseo Aguayo, nos empezamos a preguntar

    sin respuestas?

    Otro da recibimos una segunda seal inconfundible. Cada

    uno de nosotros recibi un dibujo de Eliseo Aguayo metido

    en su sobre. Lo compar con los que tena en la carpeta

    que mantena de l desde su accidente. No caba duda,

    pero que se tratara de dibujos de Aguayo no resolva el

    problema final. Quin los haba enviado?, Cmo habra

    dado con nuestras direcciones? Por qu aquella entrega?

    Ya ven, Aguayo desaparecido, o alguien en su nombre, se

    las haba ingeniado para mantener viva la llama de su

    recuerdo. ste recobraba actualidad y presencia de nuevo

    entre nosotros.

    Y a la segunda sigui una tercera entrega. En esta ocasin

    una invitacin a acudir al parquecillo un da determinado a

    una hora precisa, escrita de parte de Eliseo Aguayo.

    Cuando acudimos al parquecillo, este pareca suspendido

    en el tiempo, como si nada hubiera cambiado en l. La

    fuente, los rboles, la sonoridad sorda de sus pequeos

    habitantes, los aromas y frescura, la falta de visitantes

    All nos encontramos seis personas esperando no sabemos

    bien qu.

    Esperamos un buen rato sin que pasara nada diferente a

    unas personas paseando por un pequeo parque.

    En uno de los recios fresnos, encontramos al viejo loco que

    segua las teoras del tal Silverstone, que estaba, como en

    tantas ocasiones, arrodillado reverente frente al tronco del

    rbol. Tampoco pareca una novedad excesiva, fuera de

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 48

    comprobar que aquel hombre que abrazaba los rboles

    segua vivo.

    De pronto, como en una especie de esclarecimiento, vimos

    como un laurel enorme se poblaba de palomas, cientos de

    palomas, todas las palomas ciudadanas que all se

    concitaron.

    El viejo loco se dirigi a nosotros. Os conozco, dijo. Vosotros

    venais por aqu hace tres aos y traais al hombre de las

    palomas en una silla de ruedas. Luego dejasteis de venir.

    Sed bienvenidos en mi nombre y en el de este recinto

    sagrado.

    Nos miramos algo incmodos y asombrados por el rbol de

    las palomas.

    Os sorprende? Es un espectculo que se ha hecho

    habitual en este parque. Lstima que por aqu nicamente

    pasee yo para verlo. Es todo un privilegio para todos los

    sentidos.

    Soy yo quien os ha trado hasta aqu. Veis el laurel? Es un

    rbol sagrado. Hubo una ninfa, de nombre Dafne o

    Defenisa, a la que amaba el Dios Apolo. Apolo haba

    escarniado a Eros y ste tram su venganza lanzando sus

    dardos para ello: uno incendiado de pasin hacia el Dios, el

    otro inflamado de pavor hacia la ninfa: La ninfa hua de

    Apolo y sta la persegua ciego de pasin incontenible. La

    ninfa rez a su madre, la Diosa Gea, que se la tragara para

    que el perseguidor no la diera alcance. As fue. Y Dafne fue

    engullida, y convertida en este rbol, el laurel, que el Dios

    hizo inmortal para as poder amarla siempre.

    Veis esos fresnos de enfrente? Sobre el padre de ellos, el

    gran fresno yggdrasil se construyeron los nueve mundos, el

    nuestro, Mirgard, entre ellos, regidos por Odn y su saga de

    hijos. Mundos acogidos por el rbol descomunal que les da

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 49

    cobijo, y alimento, y seguridad, y vida. De l nos nutrimos y

    por l vivimos y somos.

    Veis las acacias del fondo? De ellas se hizo el arca de la

    alianza y el propio tabernculo de los judos, y la madre de

    todas ellas est en medio del desierto del Sahara y alimenta

    a los habitantes de todo el mundo con su esfuerzo y antigua

    sabidura.

    Veis esa higuera? Se dice que bajo una de ellas se

    iluminaba el propio Budha.

    Veis esa pequea palmera que se encuentra all sola? Es

    Kiskan, el rbol del bien y del mal que se encuentra en el

    centro del mundo que proclamaron los babilonios, donde

    habita el conocimiento de las artes y la agricultura y la

    escritura y el conducirse con rectitud.

    Los rboles son la vida Y ahora la puerta por la que

    vuestro amigo ingres en la Ciudad esmeralda. Ese rbol

    lleno de Palomas que ahora os asombra es el rbol de

    vuestro amigo. El vino aqu un da. Estaba solo. No sabra

    precisar cmo lleg, creo que alguien que viva con l lo

    acarre hasta aqu. Todo era extrao. Vena vestido con un

    ridculo traje de hojalata y me pregunt por los rboles.

    Yo le cont viejas historias, cuentos tal vez, sobre todos ellos.

    Le entusiasm todo esto.

    Quiso abrazarse al laurel, porque le gust la historia de

    Dafne. Yo no tengo corazn, dijo, pero tal vez pueda

    encontrarlo al otro lado, como el hombre de hojalata que

    persegua al mago.

    Se fundi con el rbol. All se qued un largo rato. Las

    palomas entonces acudieron a sus ramas.

    Luego yo me march y l segua all ensimismado.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 50

    No puedo deciros cmo acab todo, pero yo s que la

    puerta de entrada a su ciudad esmeralda fue esta, que l

    habita aqu de algn modo misterioso. Con l me comunico

    oyendo el susurro de la savia del rbol. l me ha informado

    de vosotros. l me ha pedido que os rena. Ahora estis

    aqu porque yo os llam.

    Y ahora os dejo solos. Debo seguir con mi recorrido.

    No supimos qu pensar. Toda una historia increble.

    Imposible.

    Yo abrac aquel laurel, a pesar del miedo de las palomas.

    Los rboles tienen una cierta sensibilidad. No sabra precisar.

    Tal vez Eliseo Aguayo se march de all, o muri sin pena ni

    gloria y lo enterraron sin gloria ni pena. Nada fijo s.

    Pero el bosque algo me ha dicho que no quiero olvidar en

    el fragor de esta loca ciudad, de esta loca civilizacin que

    se precipita inconsciente. Debajo de todo este carnero de

    hojalata est la tierra y los rboles esperando para

    recuperar sus dominios.

    Ahora mis ojos ven el mundo de otro modo. Observo

    pacientemente cmo la ciudad se va muriendo y

    agostando en su locura y cmo discretamente, de forma

    sorda, se preparan los rboles sanadores para recuperar su

    espacio y purificar este enorme campo de exterminio.

    El parquecillo no es un reducto, sino la avanzadilla para

    quien quiera ver la realidad.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 51

    El regicidio de Fernando II

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 52

    si no me engaa la memoria, para los finales del

    ao, y por el da de Sant Ambrs, ya que fuimos a

    prepararlo todo a la Seo de Santa Eulalia para no

    levantar sospechas y all escuchamos misa en la capilla de

    Sant Pre, ante el retablo del obispo, Y nos conjuramos a la

    luz del milagro de las abejas que salan de su elocuente

    boca. Vena un fro cortante y seco del norte, de la

    montaa, y por eso bamos bien embozados en nuestras

    guasazas de lana. La ciudad toda estaba llena de

    urgencias y peligros, de ah que los conspirados nos

    juntsemos en la Seo para no levantar advertencias ni

    sospechas, pues los muchos espas del Rey tirano y los de sus

    enemigos, y los de los enemigos de los enemigos del rey, y

    los espas trados por los legados del rey de los franceses

    Carlos, escudriaban todo, y estaban todos emboscados y

    se acechaban los unos a los otros por conseguir ventaja en

    las negociaciones por la anunciada guerra de los francos

    en Npoles y los otros territorios de Italia, cuya negociacin

    benefici despus a Fernando, que consigui del francs la

    devolucin de los feudos de Cerdea y el despojado

    territorio del Rosell a cambio de una neutralidad que

    rompi luego ms pronto que tarde.

    Aos llevo guardando con terror este silencio que tanto me

    pesa ya y que ahora, cuando estoy presto a dar mi bolo al

    barquero y presentarme con las manos manchadas de

    muchos pecados ante el propio San Pedro, quiero liberarlo

    de la crcel de mi boca. Quiero hacerlo, ya que no es

    posible descargar la conciencia y la vergenza del fracaso

    nuestro de entonces, y porque as reivindico el resto de mi

    vida ingrata, exiliado entre los exiliados que luchan por la

    causa de los hombres libres, ya que de nada me arrepiento,

    dejando testimonio escrito por el que se haga la claridad y

    sirva de ejemplo a futuros remenses, que siempre

    quedaremos pobres y avasallados en el mundo cruel

    dispuestos a sublevarnos. Que no han de fiar los futuros de

    Sera,

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 53

    los nuestros la humillada libertad suya a reyes ni nobles que

    se la otorguen ni prometan, sino tomarla por la propia mano

    como cosa que a ellos solo incumbe y pertenece.

    Mucho hemos sufrido los remenses de ahora y el resto de los

    siervos sometidos de las humillaciones de los Seores, que

    nos tomaban como siervos y nos avasallaban y disponan

    de nuestra suerte y de la propia vida, y hasta las mujeres

    nuestras las tenan derecho de pernar en el lecho antes del

    desposorio con nosotros, y nos afligan con trabajos y robos y

    latrocinios y estafas, y nos llevaban los hijos a las estpidas

    guerras que hacan y tenan derechos sobre todos nosotros

    como si furamos simples animales de su cabaa y nos

    maltrataban de mil maneras por el solo placer de hacerlo y

    vivan a nuestra costa en una vida de risas y desenfado.

    El miedo de muchos de nosotros ha ocultado hasta el

    momento todo lo sucedido en aquel Diciembre que

    debiera ser celebrado, dejando prevalecer la idea de que

    Joan de Canyamares, el ejecutor del rey, era un simple

    orate perdido en sus delirios y desatinos. Aunque dudo que

    al prfido tirano logrramos engaarlo ni amansarlo, que si

    no nos persigui ha de ser porque calcul que el miedo nos

    dara grandes alas para escapar del reino y nunca volver

    por el miedo a su autoridad o porque aquel intento le

    devolvi la simpata de los nobles, que veran en ste un mal

    menor frente al riego de una revuelta popular.

    El dicho da de San Ambrs obispo, nos juramentamos en el

    tiranicidio por ejecutar y pusimos a Dios de testigo de

    nuestro sacrificio, e hicimos voto de llevarlo de nuestra

    propia mano cuando el rey celebrara audiencia en el

    palacio, donde estaba celebrando audiencias desde varios

    das antes.

  • Regalo de cumpleaos 8/3/2015

    pg. 54

    Fracasamos en nuestro afn y perdimos con ello al mejor de

    todos nosotros, a Joan, a quien los traidores que nos hicieron

    alevosa acuchillaron, y luego torturaron por encargo del

    rey, y despus supliciaron ante el pueblo entero para su

    escarnio y el de todos nosotros.

    Y gracias que logramos salir algunos vivos y marchar a tierras

    de los enemigos de Fernando, donde seguir nuestra causa

    aunque en la desgracia, pues los seores enemigos de

    Fernando tan liberticidas eran como este con sus sbditos e

    igual merecen ser depuestos del gobierno de la res pblica.

    El desgraciado de Joan, natural de Dosrius, soldado de

    resmensas contra los malos seores de Catalunya durante la

    pasada guerra, asest la venganza por su brazo humilde. Se

    abalanz al rey cuando este ms desprevenido pareca,

    mientras que aquel bajaba las escaleras del palacio con sus

    varios consejeros y criados, y le asest un tajo certero, de

    varios palmos, con el terciado que ocultaba en su saya. De

    oreja a hombro le taj al rey por su mano para aplicarle la

    justicia merecida, pero quiso su mala suerte que el rey,

    malherido, salv


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