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Persello - Los Gobierno Radicales Debate Institucional y Pràctica Polìtica

Date post: 08-Sep-2015
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Persello - Los Gobierno Radicales Debate Institucional y Pràctica Polìtica
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II Los RaorcaLes: oe6are .1 InSTITUCIOnaL y pRáCTICa poLíTica 1 por ANA VIRGINIA PERSELLO
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  • II

    Los GOBU~Rnos RaorcaLes: oe6are .1

    InSTITUCIOnaL y pRCTICa poLTica 1

    por ANA VIRGINIA PERSELLO

  • r 1 6 de septiembre de f- 1930 se cerr un ciclo

    ..:LJ de la historia argentina. El golpe de Estado que des-aloj a Hipiito Y rigoyen del gobierno marc la primera quiebra de la regla de sucesin del poder establecida en la Constitucin de 1853. Abor-taba. de este modo, la inten-cin de artcular la experien-cia liberal afianzada por los hombres del so. caracteriza-da por la insercin de la Ar-gentina en el mercado mundial como pas agroexportador. la umficac1n del mercado inter-no. la nacionalizacin del Es-tado y la extensin de los de-rechos Civiles a la democrati-zacin de la vida poltica.

    El acceso del radicalismo al poder. en 1916. fue posible en la medida que esa tnten-cin -la ampliacin de la parnc1pacin poltica- se tradujo en ley. En 1912. la sancin de la ley elector:il 8.87 l mcorpor la obligato-riedad y el secreto del voto, pomendo en acto una unver-si!idad iue no se co~~espo~cla con su prctica concreta. El pnnc1pio 'cada hombre un \!Oto" transform la vida co-lectiva en distintos niveles. -----~ -

    Su propsito declarado era evitar el fraude, la manipula-cin del elector; desplazar a los crculos enquistados en el

  • Gobernador de Sanca Fe. doctor 1\tfenchaca (tercero desde la izquierda), con, desde La 1-:;qwerda. sus ministros de Hacienda. Di: M. Franziom, de Interior. D1: A. Herrera. y de Agncultura. Dr. E.M. Mosca, en la Casa de Gobierno,

    diciembre de 1912.

    gobierno reemplazndolos_ :io~ _eJj11~gQ_arn:lQnico_~e p(Jrt~rganizados que rotari o comparten el poder; .!I!Q@lizarla_Yid.a.__arl~ ministratva elirnin;md.0-1as_clientelas del aparato estatal. Es decir, provocar el p~aje de un sistema_J:J?!~t:J:~o __ q~ef11:_cj~naba de ma-nera exclUyente a otro de participacn !!~liada. Sus primerc:s ~plicaciones a nivel prov1cj~U~_ciierg11~Ltriu11fu-tPartido _Radi-cal en Santa Fe, Crdoba y Entre Ros y _ep el mbito_nag_ional, entre 1916 v 1930, se sucedieron tres gobierriou!'ldic;les,__tlile H_iplito y;igoyeny Eelag_:\_9 __ 1:-una entre 1916 y 1_922,__~ de Marcelo T. de Alvear, entre 192~yj~28_,_y efaeY-rigo~_f!Y) E. Martfu'~;:, ~~tr~ 1928 y 1930.-La bandera )'~el~roif_ama _ci_el parti-do eran. el cumplimienfo estricto de la

  • gar, predominaba el p~sonalismo. los crcu~()~_ ~e notQJ.~~rJa mampulacin del elector.

    La sociologa. i historia, la tradicin cultural y la psicologa aplicada a las masas fueron utilizadas en el momento de explicar prcticas polticas que se consideraban distorsionadas en relacin con el orden poltico pensado como deseable. La ampliacin del sufragw situ a los partidos en el centro de la escena poltica. La poltica de masas requera de organizaciones para reclutar al ele,c-

    , __ tor. Junto con la demanda por una participacin ampliada, las or-gan!Zaciones polticas, la prensa y los publicistas demandaban la orgamzacin de partidos permanentes y orgnicos. La referencia

    1 '. obligada, el modelo por incorporar, de partidos que se adaptaran a los cambios propuestos en la ingeniera institucional, eran los partidos ingleses y norteamericanos, a los que se consideraba es-tables, orgnicos y disciplinados.

    ~ En 1889 haban llegado a la Argentina -a la librera Jacobsen, en la calle Florida- dos ejemplares de la primera edicin del li-bro de James Bryce, La repblica americana. El texto describe la orgamzacin de los partidos americanos basados en el sistema de convenciones. stas reemplazaron a los comits que elegan a los candidatos en cnclaves. El ~stetp.5'.:__d~. di yj~in __ entre-comit y convencin fu~ ~dopt~or _Los ~igentes_d~J.

  • conservadora [a pregunta obligada era si la ley debi ser corolario y no punto de partida del proceso de democratzacn. De hecho, entre 19 l6 y 1930 se dio un proceso de dispersin de las fuerzas polticas. N~ slo las agrupaciones conservadoras provinciales no constituveron un partido a nivel nac10nal. a pesar de sucesivos intentos' en ese sentido, sino que los rndicales y los socialistas se dividieron y el Partido Demcrata Progresista se eclips. quedan-do nuevamente reducido a una agrupacin provincial.

    Las coyunturas electorales, y sobre todo aquellas que implica-ban la renovacin presidencial, actualizaban en la agenda de cuestiones de las agrupaciones conservadoras provinciales la constitucin de un partido nacional de oposicin que no lleg a sustanciarse como tal. Los intentos se limitaron a uniones con fi-nes electorales. A mediados de 1921 se promovi desde el partido conservador de Buenos Aires la unin de las fuerzas contrarias a la poltica presidencial. La idea de una concentracin opositora comenz a tomar cuerpo, aunque desde sus inicios se adujo la falta de tiempo para constituirse en partido. Se especulaba, ~dems. con una posible escisin en el partido gobernante. La idea era que algunos dirigentes disidentes del radicalismo mereceran que se les acercara apoyo electoral y poltico. Sin embargo, esta ltima opcin representaba un camino plagado de mconvemen-tes. Hay incertidumbre respecto de la propia consistencia del mo-vimiento rupturista en el radicalismo, que adoptaba, todava, la forma de manifestaciones aisladas.

    -Finalmente, la Concentracin Nac10nal se plasm en septiem-' bre de 1921 y en noviembre aprob su carta orgnica y eligi au-, toridades. La presidencia provisional de Francisco Beazley es re--~mplazada por la definitiva de Ernesto Padilla .. El mandat? d_e los

    delegados provinciales a la convencin nacional slo se lmutaba a la formacin de una federacin en "la que todos los_partidos pro-vinciales conservaran su organizacin y gobiernoJJ intento se limit a la definicin de la frmula electoral: Norberto Piero-Rafael Nez y al esbozo de un vago programa: "salvar la demo-cracia" para, una vez restablecido el rgimen de las instituciones, esbozar soluciones concretas a problemas puntuales. La crtica conservadora al radicalismo, su ausencia de programa, no pareca haber sido tenida en cuenta en este caso. Al igual que para el Par-tido Radical cuando estaba en la oposicin, la consigna era salvar las instituciones y para ello los conservadores sentan que podan

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    prescindir de un programa porque constituan una clase gober-nante". El Partido Demcrata Progresista rechaz la invita~in a sumarse a la concentracin. El argumento de Lisandro de la Torre era que el partido se desautonzara al mcorporarse a una entidad a~cidentaJ, con fines meramente electorales y carente de defini-c10nes programticas.

    EL PARTIDO GOBERl\JA1\JTE

    El radicalismo, por su parte, se_enfrentaba a su nuevo rol de partido de gC2_~i_e..!"ll

  • la tradicin liberal. Asuma la defensa del individuo frente al Es-tado y de los rnunicip10s y las provincias ~~ente al gobierno_c_rn-tral. El orden legtimo era aquel que limitaba el poder div_di~_~dolo y descentralizndolo. La mtervencn excesiva del Estado iba e; detrimento de la libertad individual. La premisa. entonces. era no gobernar demasiado. LQ~QQ

  • nal; cada provincia parece participar de una ecu~lCin __ polca que le es propia y que slo adquir contornos mas ,detmid?s en el momento en que el partido se divida.. Los casos mas s_1gmfo:;~11 vos fueron los de Mendoza y San, Ju!lll. dond~ el lencmism(). Y el bloquismo~-;;C?VilJ1t~;t~s que: _coi:igig;gi _coria!llplio apoy9_]?_()]2U-la1=:_s~J;.;eron-progresivamente separando del yngoyems1110 12~ pasarJuego.

  • Yrjgoyen. Al discutirse los diplomas antipersonalistas de Jujuy la ~encia del sector personalista impidi sesionar. Gonzlez se neg a apelar a la fuerza pblica para obligar a los inasistentes, Y los senadores conservadores Y antipersonalistas (Melo. Torino, Saguer y Gallo) coincidieron en un voto de censura. A este episo-dio se sum el conflicto en tomo a la formacin de las comisiones internas de la Cmara, atribucin del vicepresidente. Nuevamente conservadores y antipersonalistas, disconformes con la composi- . cin de las comisiones, se unieron y votaron la devolucin de la atribucin al cuerpo, sustrayndosela a la presidencia. Los_y_ij_go-yenistas comenzaron a cien.u11ciar el "contubernio'', es c:Iecir,-la ,violacin del principio de intr:msigenca sustentado por el paitiao que negaba la posfbifidad de establecer alianz~.__~~n=los grupos polticos _del ''rgimen". -- El acto_La.uural del perodo legislativo d_e 1_924 no cont con la iie~e~ca de\)_ "Pi_f~qp_~[[~ii._,:_nqmbl"e con el que se-designaba ya a losparudarios de Y rigoyen. La div:!sii;i ~s~~b~plantt?ada y se manifest ep. _ _ciiputdQ1). l\1~()_ Guido ~es elegido presicient~- del cuerpo con voto radical disidente, conservador y socalis_t,_ :gl._le-gislador radical Tamborini acu la expresin ~'g~n~1fl~~_'.!", 02~nindola -~- "contubernio", para designar __ a -qt!~Jlos que respon-d~-~-la Jerarlira-carisffitlC:aCieYr:igyen. - -- - - -

    - -E' agosto de ese ao, eri ll'a asamblea realizada en el teatro Coliseo, los antprsonaliSfas proclamaron la formacin de un

    --~ - . ~-...::.:._~_.:':: ~ _. __ ,~_.. . ----

    Propaganda mural para las elecciones de 1928.

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    -!.11,!,C!VQ_pa,rtj9o. La figura de Alem se opona a la de Yiigoyen. Lo conforn1aban dingentes de prestig10 como Leopoldo Melo, Vi-cente Gallo, Fernando Saguier, Jos Tamborini, Jos Camilo, Crotto y fracc10nes provinciales: el bloqmsmo sai1J uanno, el: lencinismo de Mendoza, los menchaquistas de Santa Fe, los, principistas noJanos. los entrerrianos liderados por Eduardo1 Laurencena, el gmpo de Bas en Crdoba, los partdruios de Ra- mn Gmez en Santiago.

    La escisin del partido gobernante provoc realineamientos.en el mteror de los partidos de !a o_posicin_,_ La Qi,:9.~livi,dad_o_n.o_al a_c;uerdo con el antipersonalismo c~id'I al .i_O_ci_atismo, dio lugar al_surgmiento del Partido Socia!ista Independiente y gener di-V_(;!~g~cias_ en.el partido conservador. Finamelli:e~odos esi:Os sec-

    __t()res coincidieron.en una frmula co~n e~-i~;-el~ccio-ries_pres1-_ denciales de. 1927: los candidatos de lo que.~ Jl1J1..9 Confedera7 j ci?n_Ci_e las der~chas_ fuer-on. los

  • de los dingentes y candidatos a cargos eh~ctivos. Se pens.aba en ~l reemplazo del sistema de las convenciones por la partlc1pac10n directa de los afiliados para evitar las negociaciones, los caucus Y las componendas a que dabaff lugar las elecciones de segundo grado. Si en t890 el sistema de la convencin apareca corno un ~odo de superar las pricticas propias de los partidos de notables. a mediados de ta dcada del 20 se mostraba insuficiente Y la pro-puesta fue reemplazarlo por el voto directo de los afiliados para

    seleccionar candidatos v cargos. La idea que subyac; en e~tos proyectos era que de la seleccin

    mtema en los partidos no emergan los mejores o los ms capaces sino aquellos que contaban con el mane30 de las situaciones loca-les, que ofrecfan incentivos matenales bajo la forma de empleos pblicos o de prebendas y que te3an redes clientelare~ con .base en los comits. Por otro lado, la falta de organicidad y d1sc1plma Y la ausencia de prcticas dernocrit1cas en el mterior de los p~~tidos funcionaban como argumento fuerte para ex.plicar la meflcacia

    parlamentaria..

    EL PARLA.J.vlENTO

    - Cuando Yrigoyen asumi la presidencia, la Cmara Baj~ se ; compona de EO diputados y la Alta de 30 senadores. El rad1~a: lismo obtuvo 43 bancas en Diputados y slo 4 en Senadores. Una 1

    primera mirada a los cambios en la composicin ~or sector a lo largo del perodo muestra el crecimiento de los radicales en detn-rnento de los conservadores. En cuanto a los partido_s_ rnet1_Q.fe~,

    corno el socialismo y la democracia progresista, mantuvieFOn un nmero de bancas ms o menos constante _h,_a;>_tJ928_,__En ese _r_e-r-;dol;gi~i;t~;;-i~;-d~~~~ataspefderc)fi" su repr~~eI1t-cin .Y los socialistas, divididos, se las repartieron con ventap para los mde-peri(ientes. Por oti-o ladQ,Jct!':J?itDC~-E~qi_ales no CQf1_S_i~ui_~n un Q.Lo_q_l!.(':.:.Y

  • se desplegaba durante los aos del gobierno de AlveaLJ?ag los y1igoyemstas, el presidente se apartaba de la tradicin partid_aria y esto justificaba las obstrucciones y las ausencias al recinto parla-mentano.

    La ausencia de partidos orgnicos y disciplinados, que marcaba la tensin entre la nueva ingenielia institucional propuesta por la ampliacin del sufragio y las prcticas, fundamentaba dos tipos de planteas: modificar el accionar de los partidos a travs de re- formas legislativas en el marco de la representacin territorial o promover cambios que los reemplacen por otras formas de media-cin, funcionales, sectoriales y de intereses. Detrs de ambos ar-gumentos estaba en cuestin la l~y ~emJ:'.ea. Para los primeros, haba que modificarla; para los segundos, derogarla. Era mayori-taria la afirmacin de que la ley implic un jaln en el camino del progreso poltico. La ampliacin de la participacin era irreversi-b~_o, e_n to_

  • . -----. :: :- . .=:::..:----

    iYRIGOYEN!

    Propaganda electoral de mar:o de 1928.

    obstruccionismo de la oposicin que enjuiciaba permanentemen-te al gobierno y al partido para provocar dilaciones. Para la oposi-cin. la explicacin estaba. por un lado. en la divisin del Partido Radical, que obviamente se trasladaba al Congreso y provocaba un enfrentamiento enconado y posiciones irreductibles: por otro, en la sujecin del partido al gobierno y, fundamentalmente, al Ejecutivo.

    Segn la Of>Q_sicin, era_Yrtgoye,ngLen prqporcionaba los mo-tivos para que la Cmara se viera ol:lligada permanentemente a defender sus fueros_frente al avasallamiento __ deLctl:l~era obk!:o, Y

    -e~~- ern. p~evio a la t~~~~-~~legi~lar,_ La en~~~~1L.di)~os es conocida: el presidente_n~~~i~a a._ l:ls ~~~lO[l~s_?~-_:lP~~~a:::a.-el Parlamento. En los seis aos de s primet_goierrici Yrigoyen no lo hizo nunca y slo en 1918 present excusas a la Cmara por encontrarse fuera de Buenos Aires. Tampoco concurri durante su segundo gobierno. sta es una de las diferencias con Alvear que _estuvo presente en todos los perodos legislativos de su mandato. Si bien la ausencia del presidente no impeda el funcionamiento parlamentario, su e~segc::i-..ey_a_un_12.fescripcin c~cicmal-y la_no concurrenci- adquiri un fuerte valor siI!lhlico. Conserva-

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    dores. socialistas y demcrata progresistas coincidan en afirrmu-que implicaba falta de respeto. mTOgancia y soberbia.

    El segundo mouvo era el desconocimiento de las facultades de la Cmma para llamar a su seno a los mmistros. El artculo 63 de la Constitucin estableca que cada una de las Cmaras poda ha-cer concurrir a su sala a los mmstros para recibir las explicacio-nes e informes que considerara convenientes. Se trataba del dere-cho de interpelacin. En los dos perodos presidenciales de Y rigo-yen aume1tcc6nsiderablemente el nmero de mterpe[acones fra-casadas en relacin con perodos anteriores. Entre l 916 y 1922 en Diputados se presentmon 35 pedidos de concurrencia de los mi-nistros al recinto parlamentario. se votaron afmativamente 29 y slo se realizaron 13. Entre 1928 y 1930 recibieron sancin nega-tiva los 19 pedidos presentados. --

    En este ltimo perodo. el radicalismo personalista tena mayo-~_aabsoluta en la Cmara de Diputados, es decir, es la misma C:-mara la que renunciaba a la facultad de interpelar en una actitud de proteccin al Poder.Ejecutivo, a diferencia de los aos del pii-mer gobierno en que la mayora de los diputados radicales votaba afirmativamente los pedidos de interpelacin. Y esto. nuevamen-te, lo_ separa tambin del peiiodo alvearistrn en el cual se vo.tan

    -llfi_ati vamente las37interpelac1ones pedidas y se realizan 34. El tercer motivo esgrimido es el abuso de la_Jacultad_ejecu_tva

    de i11ter:.'.~ir _aJas provincasen ~l receso parla111enrnrio. YrigQ-yen envi 15 mtervenciones por decreto en su pnmer gobierno y 2 er el segundo sobre un total de 20 y 4, respectivamente. La con-flictiva relacin entre el Ejecutivo y el Legislativo dio lugar a un debate sobre el lugar de la soberana que no lleg a poner en cus-tin la forma que adoptaba el rgimen poltico. Es decrr:lii-oposi-~{n olocaba el lugar de la soberana-en el Parlamento. reprs~ntante directo de la voluntad popular. lo cual no implicaba ~c_esariamente una opcin por el parlamentirismo fiente-afpr~sidencraE~f'.l Estados Unidos segua siendo el modelo. aunque se argu-mentara que el sistema ingls era ms perfecto. Optar por el rgi-men parlamentario -en el planteo conservador- exiga partidos orgnicos y un nivel de educacin poltica que la Argentina no haba alcanzado. Para el Partido Socialista era un hoiizonte fu-turo.

    En este planteo ms general se 111scriba la discusin sobre los alcances y lmites de las facultades de la Cmara para interpelar al

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  • Ejecutivo y de ste para ntervenir a las provmcias en los perodos _de receso parlamentario. Todos los sectores polticos acordaban

    que la mterpelacin-acusacn, es decir, el voto de censura o de confianza que implicaba la destitucin o mantenimiento del gabi-nete era propio del rgimen parlamentario y no proceda en el caso aigentino. Sin embargo. la oposicin cuestionaba los argu-mentos -en los pocos casos en que el presidente da explicacio-nes a la Cmara por la ausencia de sus ministros- que se funda- .. ban en que el Ejecutivo puede reservarse la facultad de decidir en cada caso si los motivos eran pertinentes o no, es decir, distingua entre los estudios. informes o explicaciones que implicaban un aporte a las leyes por dictarse atendiendo al rol de poder colegis-lador del Parlamento o se referan a actos privativos de las facul-tades constitucionales propias del Ejecutivo.

    Interpretando de este modo la facultad legislativa, el Parlamen-to consideraba que el Ejecutivo la limitaba, en tanto Yrigoyen sostena que la Cmara abusaba del derecho de interpelacin con

    . mviles polticos! En cuanto a las intervenciones por decreto, los radicales sostenan que la Constitucin otorgaba al Ejecutivo, t-citamente, la facultad de intervenir sm restricciones en los pero-dos de receso parlamentario -de hecho, las sesiones ordinarias duraban slo cinco meses- aunque muchos de ellos considera-ban abusivo el accionar del Ejecutivo, por ejemplo, cuando inter-vena una provincia slo dos das antes de que el Congreso se reumera. La oposicin extremaba argumentos para fundamentar que la facultad de intervenir era legislativa.

    El grupo personalista esgnrna. en ltima instancia, el principio de la supremaca de la voluntad populai sobre el de la divisin de poderes. Un ejemplo nos permitir clarificar la posicin. En el perodo legislativo de 1929, la: Cmara de Diputados haba apro-bado un proyecto de intervencin a Corrientes y lo comunic al Senado. ste, en el momento de cerrarse el perodo ordinario de ses10nes, no lo haba discutido. El Poder Ejecutivo intervino cua-tro das antes de que se iniciara el nuevo perodo, pero durante siete meses no envi la intervencin. Slo lo hizo cuando el Sena-do rechaz el proyecto. La Cmara Alta emiti una declaracin desconociendo la facultad del Ejecutivo para decretar la interven-cin nac10nal a las provincias en el receso del Congreso. La ban-cada yrigoyenista -el partido ya estaba dividido- present un proyecto de resolucin por el cual consideraba improcedente la

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    acttud del Senado y lo fundament a part!r de la violacin del pnncipo de la divisin de poderes. S111 embargo, en los considerandos. afirmaba que el Senado no deliberaba siguiendo el ritmo de la 'voluntad democrtica", era anacrnico", y el Poder Ejecutivo, frente al dilema de no gobernar para mamener ia armo-na de los poderes o gobernar para mantener la armona con las aspiraciones de su pueblo, deba elegir la ltima solucin. El planteo del grupo antipersonalista se acercaba ms al de los con-servadores. que consideraban el proyecto de resolucin una ~hereja constitucional'' y afirmaban la necesidad de ms Legislativo y menos Ejecutivo, someter todas las cuest10nes al Congreso y evitar la prepotencia del Ejecutivo.

    En todo el perodo de los gobiernos radicales se reiter en el Congreso la propuesta de reglamentar los artculos quinto y sexto de la Constitucin referidos a intervenciones federales. Para el sector radical, si haba abusos y arbitraiiedades la responsabilidad era del Congreso que no legislaba. La oposicin sostena que frente a ejecutivos arbitraiios poco serva legislar dado que la prctica comente era la violacin sistemtica de los princip10s constitucionales. Los ministros de Alvear acudieron al Congreso y disminuyeron las intervenciones por decretil:J. La crtica a Y rigo-yen por exceso se convierte en una crtica a Alvear por defecto. Si el primero ejerca una injerencia absorbente que violaba la divi-sin de poderes. Alvear se abstuvo de colaborar y coordinar la tarea legislativa dentro del lmite de sus atribuc10nes. --'

    E~~Ua,n'!i_ento a los fueros y prerrogativas del Parlamento moti.y__e.!J.tr:~_19J9_J!-l930, _eILtres.DpOrtLinJg5fe~, ~1 t;~l!.r0Q __ al mecanismo extremo del ~_Qido dejuici0 polti~Q. al..P~~?icI~nte de\ la Re.Qblic_a._Los diputados conservadores Matas Snchez

    \ Sorondo, en 1919. y Albeito Vias. en 1929, lo hicieron a ttulo personal y no como miembros de un partido con la manifiesta in-tencin de generar un debate poltico y procesar a Y rigoyen, dado que no contaban con los dos tercios necesarios para que la inicia-tiva pasara al Senado. El diputado radical personalista Diego Luis Molinari present el pedido cuando Alvear, en 1926, clausur las sesiones extraordinarias del Congreso, retirando todos los asuntos por tratar, entre ellos el presupuesto, y poniendo en vigencia el presupuesto del ao anterior, por falta absoluta de sanciones. Al igual que en los c,~sos anteriores, no slo no lo present en nom-bre ele! partido. smo que ste lo desaprob pblicamente.

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    I /

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  • LA RELACIN NACINPROVINCIAS: EL PRINCIPIO FEDERAL

    -La doctrina que sustentaba Y rigoyen sobre las intervenc10nes y sus implicancias polcas fue una de las cuestiones ms retomadas en los anlisis del perodo. Es bien conocida la expre-, sin del presidente de que .. las autonomas son de los pueblos y no de los gobiernos". Se fundaba en la idea de que el gobierno tena una misin histrica que cumplir, la reparacin, para la cual fue pleb1scitado. Alcanzada en el orden nacional, deba imponer-se en los estados federales dado que el ejercicio de la soberana es indivisible. As, la reparacin inclua dar a los estados sus gobier-nos 'verdaderos". Una vez que stos se hubieran constituido leg-

    timamente podran ser incorporados a la Constirucin, esto es, sus gobiernos seran amparados y sus leyes respetadas. De esta forma, en la perspectiva radical, las intervenciones iban a las provmcias a restaurar las autonomas provinciales, es decir, a colocar a los pueblos en condiciones de darse sus prop10s gobernantes, que hasta el advenimiento del gobierno radical eran elegidos por agentes del poder central; a establecer el pleno ejercicio de la vida institucional: a restaurar su soberana mutilada: a superar el vicio, el desorden y la corrupcin de las costumbres pblicas y pnvadas y a restablecer la justicia.

    Para la oposicin, esta doctrina someta el cumplimiento de la Constitucin a una condicin suspensiva. Las leyes regiran y se respetara la autonoma de los estados federales cuando las inter-venciones hubieran generado tantos gobiernos radicales como provincias. Mientras el radicalismo las crea necesarias y justas, la oposicin las consideraba actos de violencia, de exclusivismo partidista, jalones en el camino de la unanirmdad y en la construc-cin de un vasto imperio personal del presidente.

    Entre 1916 y 192:2 Yngoyen mtervino nueve provincias gober-nadas por conservadores (Buenos Aires, Corrientes, Mendoza y Jujuy, en 1917; La Rioja, Catamarca, Salta y Santiago del Estero, en 1918, y San Juan en 1919) y diez encabezadas por radicales (Crdoba, en 1917; San Luis, en 1919; Salta y Jujuy, en 1921 y; Tucumn, en 1917 y 1920; Me:~a.en 1918 y 1920. y San Juan, dos veces en 1921). As, al terminar su primer gobierno todas las

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    provmcias. excepto Santa Fe, haban sido mtervendas y algunas en tres oportunidades.

    Las intervenciones a gobiernos conservadores daban respuesta : a la ilegitimidad: el argumento -ya desarrollado- era que sus gobernantes haban sido elegidos en elecciones fraudulentas y era necesario devolverle la soberana al pueblo de la provincia. Las intervenciones a gobiernos radicales se hacan a requisitona de los gobiernos provinciales. Los motivos eran mltiples pero, en general, respondan a conflictos entre poderes: gobernadores que clausuraban la legislatura o legislaturas que desconocan al gober-nador. Las primeras se producan por decreto y eran amplias, es_ decir, implicaban la disolucin de todos los poderes; de las segun-das, cuatro se dieron por miciati va del Congreso y eran limitadas. Una de las particulandades de las intervenciones era que se pro-longaban, en algunos casos, por espacio de varios aos. durante los cuales se sucedan los llamados a elecciones seguidos de deci-siones de prrroga. La otra es que, paralelamente a la llegada de la mtervencin, el Partido Radical provincial se divida.

    Indefectiblemente, una de las fracciones denunciaba parciali-dad en el comportamiento de la intervencin. El argumento era que el poder federal "montaba su mquma eledoral" para satisfa-cer a una de las facciones en pugna. En Corrientes, los "sotistas", denomnados as porque responden al liderazgo de Pedro Numa Soto, denuncian en su propio peridico, parcialidad a favor de los .. blanquistas" cuya cabeza era ngel S. Blanco. Finalmente, cuando se llam a elecciones triunfaron los liberales. En Cata-marca, el grupo "reaccionario" liderado por Agustn Madueo, que responda al presidente Y rigoyen, planteaba en su rgano pe-riodstico El Radical que la intervencin favoreca al grupo radi-cal,orgnico, liderado por Ernesto Acua, apoyado por el vicepre-sidente Pelagio Luna y cuyo candidato a las elecciones era Ramn Ahumada, quien finalmente asumi el gobierno de la provincia. Estos ejemplos se repitieron en el resto de las provincias interve-nidas.

    Al iniciar su gobierno, Alvear intent6diferenciarse, sin prov=\ car rupturas, de la poltica intervencionista del perodo preceden- \ te. Dos provincias estaban intervenidas: San Lus y San Juan. En la primera, se produjo el llamado a elecciones y el gobierno nacio-nal devolvi los fondos provinciales -usados por la intervencin; en la segunda, envi notas al interventor para limitar sus funcio-

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  • nes. El pedido de ntervencin a Crdoba del Partido Radical, pendiente desde el anterior gobierno, fue sometido al Congreso,

    que finalmente no lo sancion. Uno de los intentos por modificar la poltica de intervencones,

    propiciado por Alvear y su ministro del Interior, Jos Nicols Ma-tienzo, fue el proyecto de r~_f()JIU parcial de la Constucn, pre-sentado en el Senado en 1923. La miciativa reduca el mandato de los diputados a tres aos, estableca la eleccin directa de los se~ nadares y la renovacin total de la Cmara. Sustrayendo la elec-cin de los senadores a las legislaturas provinciales se intentaba elimmar uno de los nudos conflictivos de la relacin entre gobier-no nacional y gobiernos provinciales y, por ende, uno de los moti-vos ms frecuentes de intervencin federal. El proyecto no fue discutido, y el detonante de la renuncia de Matienzo en noviem-bre de 1923 fue la cuestin de las intervenciones federales. En

    --1923 el Congreso decidi la intervencin a Tucumn basado en el conflicto de poderes entre el gobernador Octavio Vera y la legisla-

    Regreso del interventor en San Juan, L'vlanuel Carls. recibido por el milllstro del Interior. Jos Nicols 1Vlarzenzo, enero de 1923.

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    tura. El ministro imparti instrucciones al interventor Luis Roque Gondra, las cuales puntualizaban el carcter transitorio y limitado de la misin federal, y le neg el uso de facultades omnmodas. En la discusin sobre el alcance de las atribuc10nes conferidas a la mtervencin, Alvear apoy al interventor.

    Vicente C. Gallo se hizo cargo del Ministerio del Interior dife-rencindose ele Matienzo. Volvi a las intervenciones por decreto: Jujuy, gobernada por Mateo Crdova, a fines de 1923, y Santiago del Estero, cuyo gobernador era M. Cceres, a principios ele 1924. En los dos casos, los grupos radicales disidentes -que ahora eran los yrigoyenistas- y los conservadores reiteran las crticas que se esgriman contra Y rigoyen. Los conservadores cuestionaban el decreto; los radicales, la conducta del mimstro. El ministro era' parcial -planteaban-, favoreca en las situaciones provmciales a una faccin radical en detrimento de otra, con la intencin de cambiar el signo poltico con vistas a las elecciones presidencia-les de 1928. De hecho, las elecciones presididas por la interven-cin dieron el triunfo en Jujuy al antipersonalista Benjamn Villa-fae, personaje conocido por su virulento antiyrigoyenismo. que lo llev a escribir libros cuyos ttulos implican toda una defini-cin: Yrigoyen. el ltimo dictador, en 1922, El yngoyenismo no es un partido poltico. Es una enfermedad naczonal y un peligro pblico, en 1927. Tambin en Santago del Estero triunf el can-didato del ministro, Domingo Medina.

    El proyecto de Gallo era intervenir Buenos Aires, bastin del' yrigoyenismo, para lo cual tena apoyo conservador. La negativa de Alvear a apoyarlo provoc su renuncia en 1925 y su reemplazo por Jos Tamborini. Al finalizar el perodo alvearista los goberna-dores de San Juan, Mendoza, Jujuy, Santiago y Santa Fe apoyaban al antipersonalismo. Crdoba, Salta, San Luis y Corrientes tenan gobiernos conservadores. En las elecciones provinciales previas a las nacionales de 1928, en Salta, Tucumn, Santa Fe y Crdoba triunfaron los yrigoyenistas. _____.___,

    Durante el segundo gobierno de Y rrgoyen los argumentos de 1

    los legisladores personalistas se extremaron y las posrc10nes se tornaron ms irreductibles: el pueblo tiene cada seis aos la liber-tad absoluta de elegir y el presidente la de mandar. El equilibrio entre gobierno y pueblo est por encima del pnncip10 federal. En el ltimo perodo legisla,ti,_vo de Alvear, cuando Yrigoyen ya haba ganado la presidencia y los yrigoyenistas haban conseguido ma-

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  • yo:ia en Diputados, se votaron cuatro intervenciones en cuatro das -incluyendo sbado y dommgo- baJO protesta de la oposi-cin, a puertas cerradas para sostener el qurum. Cuando Y rigo-yen lleg al gobierno, en 19 l6, slo tres provincias tenan gobier-nos radicales: Santa Fe. Crdoba y Tucumn. Al final de su man-dato prcticamente mdas las provncas tenan mandatarios radi-cales. De hecho, los cambios en el mapa poltico tienen que ver con la poltica de mtervenc10nes. aunque slo en parte. El radica-lismo contaba con un enorme apoyo popular que creci -aunque

    ___ c_Qn altibajos- durante todo el pe1iodo.

    ADMINISTRACIN Y POLTICA

    Prev10 a la sancin de la ley Senz Pea. el mismo movimien-to que pugnaba por la democratizacin del sistema poltico exi-ga moralidad administrativa. Ambos procesos eran pensados si-multneamente y la crtica al comportamiento admmistrat1vo era indisocable de la impugnacin a las prcticas polticas. La burocracia se consideraba una fuente de prebendas al serv1cto del crculo en el poder; un efecto perverso del fraude electoral; un lugar donde se pagaban votos y lealtades. Moralizar la admi-nistracin equivala a sujetarse a reglas claras, eliminar la arbi-trariedad y las clientelas. Para los impulsores de la ampliacin del sufragio, ste terminara con los favoritismos, la meficacia y la ineficiencia.

    M

  • un lugar donde los partidarios del gobierno tenan asegurada una renta sin mayor esfuerzo -y a veces sin ninguno-, donde se fo-mentaba el vicio de la .. empleomana", es decir, se alejaba a la poblacin de las actividades productivas restndoles dinamismo.

    Se aluda al exceso de personal reclutado bajo la forma del pa-tronazgo poltico, a la complicacin de procedimientos. a la su-perposicin de funciones, al relajamiento de la disciplina y a la no con-espondencia entre jerarqua y salario. Desqmcio, anarqua y caos. Esta descripcin podra con-esponderse, con matices, a la de otros aparatos administrativos situados en tiempos y lugares dis-tmtos. Es una especie de lugar comn que identifica patologas y disfunc10nes en relacin con un modelo ideal racional y eficiente. Una de las cuestiones ms subrayadas, no ~en_k~poca, sino e~ff quienes analiZarllos~goh1emos. radicales, es la inj~rencia de la "poltica" en la admimstracin, y, en este caso, poltica alude al peso de los comits e~ la funcinpif.lica. ), partir de lo cuat se concluye que es necesaria la separacin de ambas esferas. Una abundante literatura plagada de ancdotas da cuenta de la prctica del patronazgo aludiendo a postulantes de empleo que llenan los pasillos de la Casa Rosada, provocando incidentes, gritos y discu-s10nes.

    Sin embargo, hay consenso en reconocer que Yrigoyen, en los primeros aos de su gobierno, respet las~s_it~1~_IO!l:es~~~q_qtll_fda~ en la administracin manteniendo a todos aquellos~rnpg:a,do.s que no tuvieran cuestionamientos en su desempeo y no provoc desalojos forzados. El cnte1io partidista impero paraTaiJroifsin de las vacantes. Si esto es as a nivel del gobierno nacional no parece [tait::r ocunido lo mismo en las provinc:i_s, _Q.Iif.!!@eia-bes -l~s documentos que dan cuenta de reemplazos..masivos de empleados pblicos, situac;i.Qri qu~_af.;:ct al Partido Radical ahon-daQdo sus disidef1ias i~ternas y resqu~brajando sus Ifueas::-de:au-toridad. La puja por .os fecursos gubernament_

  • Gobierno y partido

    En el interior del radicalismo la relacin entre aobierno v parti-"' .. do estaba en debate. Enfrentado a las crticas de la oposicin sos-tena que los empleados del "rgimen'" eran agentes electorales, pero a partir de la vigencia de la ley Senz Pea, un empleado de la administracin radical era un partidario. Fue radical ames de ser empleado y no lo era por serlo. Pero las crnicas periodsticas registran en las convenciones del partido, tanto nacionales como provinciales, los planteos de algunos de sus miembros que de-mandaban la separacin entre partido y administracin estable-ciendo la incompatibilidad entre empleo pblico y cargos en el aparato partidario. De hecho, el principismo y el antipersonalismo montaban buena parte de su propaganda electoral y fundaban sus disidencias en la confusin partido/gobierno en la etapa yrigoye-nista.

    Se les asignaba a los empleados pblicos la decisin en tomo a candidaturas. El triunfo del candidato del presidente, Alvear. en 1922. es atribuido por un sector del partido a la composicin de la

    El presidente Alvear se dirige al Tedum el 25 de lvlayo de 1926.

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    convencin. De l 88 miembros. 30 eran empleados pblicos. Ade-ms. uno de los argumentos del ant1personalismo para enjmciar a la administracin yrigoyenista es haber llenado todos los cargos vacantes con sus propios partidmios antes de la asuncin de Alvear para perpetuar la 'mquma".

    Y rigoyen JUStificaba las vacancias en la administracin y el mantenimiento de repart1c10nes pbiicas acfalas en razones de economa. El argumento ms slido de la oposicin era que s1 realmente se quera hacer economa esos cargos deban ser supri-midos del presupuesto. Este planteo adquiere la forma de un pro-yecto de ley presentado a la Cmara de Diputados por el conser-vador mendocmo Raffo de la Reta en 1919.

    La ley de Jubilaciones (art. 4 nc. 6) estableca que el importe de los sueldos vacantes deba ingresar a esa caja, pero autorizaba al Poder Ejecutivo a imputarlos a rentas generales en casos de excepcin. Esta ltima clusula es la que, segn la oposicin, ex-plicaba el mantenm11ento del sistema porque permita nombrar empleados supernumeranos -que no estaban contemplados en el presupuesto sino que se designaban en acuerdos de gabinete- en las agencias estatales que, como la Defensa Agrcola, cumplan tareas electorales. Lo cierto-es que meses antes de abandonar el gobierno Yngoyen provey la mayora de la~ vacantes: el adm1-mstrador de aduana. el presidente y los vocales del Consejo Na-c10nal de Educacin. subsecretarios de ministerios y numeroso personal de repartic10nes autnomas. La cifra que se manejaba. no confim1ada. es la de quince mil designaciones, entre funciona-rios y personal subalterno.

    El caso que ocup mayor espacio en la prensa y que fue debati-do en la Cmara de Diputados fue el de Correos. El nombramien-to de 4.000 empleados supernumerarios provoc una andanada de crticas. Este personal fue mcorporado despus de una huelga de carteros. El gobierno haba fijado un trmino para que reanudaran el trabajo bajo apercibimiento de cesanta. Vencido el plazo se cubrieron las vacantes. Cuando los servicios estaban casi norma-lizados los huelguistas pidieron la readmisin y la obtuvieron.

    Cuando asumi el gobierno, Alvear, quien siendo diputado ha:[ ba presentado un proyecto de ley que implicaba racionalizar la adil1lmstrac1n, incluy en su agenda de cuestiones el tema de la' burocracia. Sin embargo, los escasos int~ntos por modificar situa-ciones creadas que partieron de algunos ministerios chocaron con-'

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  • la resistencia del personal admmistrativo. En el caso de Co1Teos, la decisin de dejar cesantes a los 4.000 supernumerarios se trans-form en la creacin de un turno ms. de tres turnos de ocho horas se pas a cuatro de seis. En cuanto a la Defensa Agrcola. el mi-nistro de Agricultura de Alver, Toms Le Breton, intent envar al interior a numerosos supernumerarios residentes en la capital. enfrentndose a un mitin en los pasillos del ministerio. En 19'25 resolvi la cesanta de setecientos supernumerarios y les ofreci a cambio planes para adquirir tierras fiscales en fracciones de entr 25 y 100 hectreas. La respuesta fue escasa pues los empleados se resistan a ir al Chaco, Formosa o Misiones. Otro tanto ocurri con los intentos por establecer incompatibilidades y requisitos para el ingreso a determinadas agencias estatales. Educacin es un ejemplo. Los profesores de enseanza media y normal salidos de la Universidad y nucleados en la Liga dei Profesorado Dplo-mado, durante el primer gobierno de Y rigoyen, multiplicaron sus gestiones ante el Congreso, el ministerio y la presidencia para que las ctedras se proveyeran con personal idneo.

    En abril de 1922 se produjo una escalada de huelgas estudianti-les en distintos institutos secundarios de la Capital y en algunas provincias. Los motivos esgrimidos eran coincidentes, se trataba de protestas contra directores y profesores mcompetentes.

    Con el cambio de gobierno, el ministro de Justicia e Instruc-cin Pblica, Marc. reglament la provisin de ctedras en los establecimientos nacionales a partir de una prueba de admisin. El decreto estableca, adems. un rgimen de incompatibilidades entre docencia y funcin pblica. La reaccin vino de los profeso-res afectados, que pidieron la suspensin del decreto por un ao. El ministro se neg pero, vencidos los plazos, fue escaso el nme-ro de profesores que cumplieron con las disposiciones estableci-das en el decreto.

    Los conflictos en la burocracia estatal que se produjeron en la etapa alvearista estuvieron atravesados por la puja interna al pro-pio partido gobernante. El antipersonalismo exiga cambios de personal para desmontar la "mquina" yrigoyenista y cada uno de

    , los ministros del Interior de Alvear (Nicols Matienzo, Vicente 1\ Gallo y Jos Tamborini) esgrimi es.trategias diferentes para dar

    respuesta a las demandas del partido y a los problemas de la adrm-\nistracin. Matienzo sostena que mientras estuviera en vigencia la facultad constitucional por la cual el presidente de la Nacin

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    1 Inauguracin del monumento a Rawson. Discurso de Jos Tamborim. En el auditorio. el presidente A:lvear y el rector de la Untverszdad de

    Buenos Aires. Ricardo Ro1as. septiembre de 1928.

    nombra y remueve al personal administrativo. nada le prohiba seleccionarlos entre miembros de un comit poltico. La solucin deba venir del Poder Legislativo. es al Congreso a quien le co-rresponda producir o no modificaciones. Por su parte, Gallo pre-tendi montar un aparato electoral y partidario de alcance nacio-na1 que reemplazara la "mquina" yrigoyenista, interviniendo Buenos Aires, bastin de los partidarios de Yrigoyen, y aumen-tando el gasto pblico. Enjulio de 1925 renunci por falta de aval del presidente. Por ltimo, Tamborini busc la solucin al con-flicto intraburocrtico y poltico en la reunificacin del Partido Radical. Sus gestiones tambin fracasaron.

    Yrigoyen, en su segundo mandato. entre noviembre de 1928 y abril de 1929 dej cesantes a diez mil empleados de la administra-cin y recurri nuevamente a las vacancias y acefalas. Los snto-mas de la crisis, que ya comenzaba a sentirse, obligaban a reducir

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  • el gasto pblico. Aquellos que demandaban la racionalizacin de la admmistracin y el achicamiento del aparato del Estado monta-ban ahora su crtica en la arbitrariedad y la ausencia de planifica-cin en la medida adoptada.

    La intencin de legislar

    La solucin al electoralismo y a la incompetencia se planteaba en trminos de estabilidad y escalafn. Innumerables proyectos de carrera administrativa presentados por legisladores de todos los partidos polticos circularon por el Congreso sin recibir san-cin. En casi todas las iniciativas legislativas, que tenan como punto de llegada una organizacin ms eficiente y racional de la administracin pblica, el punto de partida era la experiencia de los pases que se consideraban ms avanzados. Bsicamente se tomaba como modelo la civil service reform. ley norteamericana de 1883 que, desde Ohio, fue extendindose gradualmente a to-dos los estados para reemplazar el spoils system (sistema de los despojos) introducido formalmente durante la presidencia de Jackson, en 1829, pero de hecho ya en vigor en el perodo previo.

    !""Este sistema consideraba a los empleos como pertenecientes al partido en el gobierno y cada cambio de administracin exiga su : renovacin. El argumento que lo sostena era que impeda la for-:. macin de un cuerpo de funcionarios profesionales que pudieran . tener excesiva injerencia en cuestiones polticas. Su reemplazo respondi a la evaluacin de que la administracin era ineficaz y

    , corrupta y los legisladores argentinos invocarn el mismo pro-Jilema.

    La procedencia poltica de los proyectos presenta,dos en el Par-lamento no marcaba diferencias en su conterudo.lJres eran los principios que los orientaban: concurso para el ingreso, estabili-dad garantizada por tribunales disciplinarios e instancia obligato-ria del sumario y escalafn que contemple capacidad y antige-dadl.Se reglamentaba de este modo la clasula constitucional (art. 16,:nc. 10) que facultaba al Ejecutivo para nombrar y remover al personal administrativo. Haba coincidencias en que no implicaba un cercenamiento de atribuciones sino slo la delimitacin de la mca condicin requerida para acceder a un empleo, la idoneidad.

    Algunos de los proyectos contenan artculos especficos refe-

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    nclos a la erradicacin de los vicios de nepotismo e influencias polticas en la seleccin: limitaban el nmero de person"

  • - su perspectiva. el gobierno radical era arbitrario y discrecional. Su propuesta. era hacer ms efectivo el sistema de frenos y contra-pesos para evitar la excesiva centralizacin del poder y producir

    __ _reformas que garantizaran el lugar de las minoras. La oposicin partidaria asumi la defensa de los postulados ele

    la democracia liberal frente al comportamiento del yrigoyenismo, que fundaba su legitimidad en el plebiscito acordado para llevar adelante una misin, la de restablecer el imperio de la Constitu~ cin aunque para ello tenga que colocarse por fuera y por encima de las leyes: que justificaba su excepcionalidad en la necesidad de transitar de un ordenamiento a otro. de fundar una "nueva era" y que negaba ser un "'gobierno de orden comn" para plantearse como 'gobierno ejemplar". Fue Alvear quien en su ltimo mensa-je al Congreso, en 19:28, contrapuso los hombres a las institucio-nes y defendi la premisa de haber hecho un gobierno de orden comn.

    La otra gran tensin que recorra la relacin entre gobierno y oposicin era lia imposibilidad conservadora de aceptar el princi-pio de la soberana del nmero, a pesar de que, en el plano del discurso. se asurran como democrticos. El sufrag;io universal como legitimador del gobierno apareca cn.zaclo p~r la idea--de que la democracia no conceda (al modo de iniciacin mgica) capacidad para el gobierno, igualdad intelectual y moral: por el contrario, aceptaba la desigualdad del mrito y de la capacidad... As, todos podan votar pero deban gobernar los capaces. El ate-nuante para los gobiernos electores, manipuladores del sufragio, resida para ellos en que colocaban a ciudadanos "capaces" en los puestos gubernativos. Y all se fundamentaba su crtica a los go-biernos radicales: era el gobierno de los incapaces, nueva etapa de la lucha entre la civilizacin y la barbarie.

    Para atenuar la tensin, explicaban el progresivo crecimiento del voto radical apelando a la inmadurez del pueblo y confiando en que la educacin producira cambios en el electorado. Era para ayudar, adems, a esos cambios, que proponan introducir modifi-caciones legislativas, o bien para fortalecer al Parlamento -don-de ellos estaban representados- en detrimento del Ejecutiv(), o bien en las leyes electorales para obtener mayor representacin de los partidos menores. Las posiciones ms extremas planteaban que la ley Senz Pea fue dictada prematuramente y era necesario derogarla.

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    CON LOS GOBERNADORES PERSONALISTAS

    Como han bajado el teln, demuestra mucho inters

    ~ [

    por todos ellos, despues de acabarse la funcin.

    ; 1,

    ii >---~ ~~(.' i~'J~' .

    No han levantado el teln, a los que se quedan, antes y dice frases galantes de que empiece la funcin.

    Caras y Caretas del 29 de sepaembre de 1928.

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  • fi :/:, ! j

    Por otro lado, e:c,licali~rr:io ct:m~g partido de g9J:nerno,se cJ.i:y=1: dj_a, y en ese gesto la mitad del radicalismo se converta en el "r-gimen" de la otra mitad. Su divisin adoptaba las car_aft~~as deJln mov1raje11~o_c;ismtico y los ,disidentes se transf2_~-9_an_ en h~_rejes _y_triJ.idores a la causa. Todos se proponan como los "ver-daderos,, radiCaies, he-rederosae1a fra~_i_~F~i.-.-_:4e-1?~ princiP:lCi~ onginarios. de los smbolos y de los -momentosJundantes. Eara los personalistas, Y ngoyen sintetizaba lacausa ql.leI_epresentaba: visin global del mundo ms ql1e programa concreto y partic:;ulan-zadQ_ En ese sen~id~, el ra,dicalismo era una "rt:ligip. cyj.s;a~ y s.us militantes y adherentes, s~1s fieles. El dogma, la:creencia,J.a_fu_ en la causa, estaban por encima de la razn.

    El antip_~J_sonaJisrr:i.9 era_unareac.cin.al poder.persm1al de.,Yr-goyef!._P.Eopg_n3:!1-lrndiqlism~,c:c)1110 un p9-fticlQ.Y, en tal!!? tal, necesitaba u~Q_tQgra:na _que_c_tunpJiern.lsJun_dones deUider, agl_tgiJJaU.clP lasJealtcie,s __ d__e_sus adherente~:. Sus crticas a los go-biernos de Y rigoyen coincidan con las de la oposicin, lo cual, en determinado momento, los acercaba, polarizando la lucha poltica entre yngoyenistas y antiyrigoyenistas. Esto complejiz la trama de los acuerdos y oposiciones. Los posicionamientos parecan irreductibles y sus enfrentamientos tenan eco privilegiado en los rganos legislativos, tanto a nivel nacional como provincial.

    En la prctica y en relacin con el perodo prec::~dente, a pesar de recurrentes denuncias de frade, generaiillente no ~omprobadas, 1(1 participacin se ampliaba,las garan~[a~_y_ derechos indivi-duales se respetaban, 1-Jili~rt4_d pren~_y de-reumoncr~.:,un hec_)J..Q,_ el P~1fil~1_1!QJuncionab-.Y~IJ:ll.Qteni8:.la ~tjodicid.


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