+ All Categories
Home > Documents > Plantilla Documento de Trabajo 2 -JUNIO 2014

Plantilla Documento de Trabajo 2 -JUNIO 2014

Date post: 06-Mar-2016
Category:
Upload: camilo-bermudez
View: 5 times
Download: 0 times
Share this document with a friend
Description:
Capitalismo, colonialismo y crisis ecologica son los temas de este documento de trabajo

of 38

Transcript
  • ISSN 2352-2598

    N 02

    JUNIO - 2014

    Capitalismo, colonialismo y crisis ecolgica

    I. Crisis de la Nauraleza y naturaleza de la crisis. Sntomas

    Horacio Machado Aroz

    Ambiente y Sociedad

  • Documentos de Trabajo del CIES

    ISSN 2362-2598

    N 02

    JUNIO - 2014

    Publicacin electrnica Trimestral

    Director del CIES:

    Adrin Scribano

    Edicin y coordinacin general:

    Claudia Ganda

    Editor responsable:

    Estudios Sociolgicos Editora Centro de Investigaciones y Estudios Sociolgicos

    [email protected] www.estudiosociologicos.org

    Comit Editorial

    Adrin Scribano

    Gabriela Vergara

    Ana Cervio

    Horacio Machado Aroz

    Claudia Ganda

    Pedro Lisdero

    Los textos publicados en Documentos de Trabajo del CIES son sometidos al referato de

    evaluadores internos y externos, a quienes agradecemos su participacin.

    Diseo de tapa: Romina Baldo

  • Documentos de Trabajo del CIES

    Documentos de Trabajo del CIES es una publicacin electrnica del Centro de Investigaciones

    y Estudios Sociolgicos, donde las y los investigadores del mbito de las Ciencias Sociales tienen la

    oportunidad de socializar los avances relativos a sus investigaciones como as tambin las actividades

    acadmicas y cientficas en las que participan difundiendo su labor.

    Es la intencin al generar este espacio que, quienes estamos abocados a la tarea de construir

    conocimiento cientfico desde el Sur, nos encontremos en l para escribir acerca de las indagaciones

    realizadas en el marco de las indagaciones individuales y colectivas vinculados a los campos temticos

    propios de las reas que convocan:

    Ambiente y Sociedad, Vida Cotidiana, Espacio-temporalidad y Sensibilidades Sociales, Conflicto

    y Estructura Social e Innovaciones Metodolgicas.

    Constituye esta otra oportunidad para dejar constancia del inters -compartido por muchas y

    muchos-, y del convencimiento que una de nuestras tareas es la de difundir las voces de quienes tienen

    mucho que decir sobre las realidades sociales, ambientales, cotidianas y sobre los modos de abordarlas

    cientficamente.

    En este sentido los objetivos de esta publicacin recuperan las intenciones del CIES de dialogar

    e indagar sobre la sociedad desde caminos interdisciplinarios vinculados a la Teora Social y a formas de

    indagacin concretas.

    Particularmente la creacin de este espacio se realiza con el propsito de dar a conocer los

    proyectos y lneas de trabajo a la comunidad cientfica, acadmica e interesados en las temticas en

    estudio que se desarrollan en dicho Centro.

    Centro de Investigaciones y Estudios Sociolgicos

    Las mltiples y complejas transformaciones que se estn evidenciando en el inicio de la segunda

    dcada del siglo XXI en Latinoamrica, el Sur global y el mundo se presentan a todos los cientficos

    sociales como una fuente de desafos y preguntas. Por ello, el Centro de Investigaciones y Estudios

    Sociolgicos (Asociacin Civil Leg. 1842624) es un espacio que se propone compartir, dialogar e

    indagar la sociedad -ms all de la adjetivacin desde la sociologa- desde caminos interdisciplinarios

    que giran alrededor de la Teora Social y las prcticas de indagacin concretas.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    1

    Presentacin

    Nos hemos acostumbrado en las ciencias sociales a problematizar las dicotomas objetivo-

    subjetivo, individuo-sociedad, accin-estructura, entre otras posibles. En este Documento de Trabajo

    N2 del CIES, el Dr. Horacio Machado Aroz nos hace reflexionar de manera incisiva y provocadora

    sobre los lmites de la dicotoma hombre-naturaleza.

    Esta dicotoma trae a colacin una serie de apuestas que Occidente present como universales a

    los pases que iba colonizando, a medida que se apropiaba-expropiando cuerpos y naturaleza. La razn,

    occidental: blanca, masculina, burguesa, autoconstruida a partir de Amrica como la abstraccin

    inmutable (actuando bajo este ropaje de igual modo que la religin en tanto civilizacin creadora

    increada), dominaba la naturaleza pasional: dbil, femenina, penetrable, apoderable, explotable.

    En este documento, el autor desde una perspectiva de ecologa poltica decolonial parte del

    supuesto que existen conexiones histrico-estructurales entre capitalismo, colonialismo y crisis

    ecolgica global. En este marco, analiza tres sntomas principales que dan cuenta de la falta de

    sustentabilidad del capitalismo actual: la crisis climtica, la crisis de la biodiversidad y la crisis alimentaria, que

    constituyen al unsono una amenaza a la Vida.

    El recorrido argumentativo propuesto se enlaza con un eje transversal al escrito que implica

    desmontar el discurso colonial que, con la excusa de terminar con el hambre, justifica la explotacin de

    la Naturaleza.

    El hambre aparece aqu claramente como una poltica de los cuerpos propia de los imperios

    (Scribano, 2005), que afecta las dimensiones corporales del organismo (sin comida no hay vida), de su

    sociabilidad (sin cuerpo presentable no hay posibilidad de relaciones sociales) y de su subjetividad

    (que, conectado con lo anterior, implica la configuracin de una sensibilidad des-hecha en tanto agente

    desechado).

    En los pliegues de los sntomas propuestos por el autor podemos distinguir cmo el

    extractivismo, que destruye la biodiversidad y el sistema productivo que afecta el ecosistema, genera en

    su despojo constitutivo condiciones de posibilidad para que el hambre sea una constante. Estos dos

    aspectos junto a los desarrollos del marketing (que trama a las emociones con los colores) y el

    packaging han generado un incremento inusitado en las ltimas dcadas en la generacin de residuos

    slidos urbanos, configurando estructuralmente que quienes tienen hambre puedan (sobre)vivir de las

    sobras (no bastan los residuos reciclables sino que se va en busca de comida). Vemos entonces cmo el

    hambre y el despojo se hacen cuerpo en sujetos des-hechos y desechados (Vergara, 2012).

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    2

    En los intersticios de esta argumentacin aparecen ejes potencialmente crticos que se anudan

    con el diagnstico sobre el capitalismo en pases neocoloniales dependientes propuestos por Adrin

    Scribano (2007). De manera articulada podemos decir que: la expropiacin de las energas sociales y

    naturales se hace posible por la va represiva como por la regulacin de las sensaciones y la

    configuracin de sensibilidades que hacen que a uno y otro lado de este sistema necro-econmico operen la

    satisfaccin en la ganancia, el disfrute en el consumo y la impotencia en el despojo.

    Una forma de comprender lo que Horacio Machado Aroz nos propone en la trama de los

    sntomas enunciados (de su horrorosa persistencia), es que el capitalismo dulcifica las pasiones, seduce

    como el mejor de los amantes para destruir a su paso con todo lo que encuentra.

    En este punto, el hambre presenta sus anversos y reversos, pues como condicin de posibilidad

    del despojo y la expropiacin deja a poblaciones completas a la espera de algn emprendimiento

    productivo-destructivo que les d trabajo a costa de quitarles el medio en el que viven y toda la

    naturaleza que hay a su alrededor, y a la vez opera en las consecuencias, en el despus del despojo. Aqu

    interesa recordar, en relacin a las sensibilidades, cmo el hambre es el puntapi de afecciones

    cognitivo-emotivas, cmo afecta la presentacin social de los cuerpos y en definitiva cmo construye

    humanidades-sin presente.

    Seguir el anlisis que Horacio Machado Aroz nos propone en este Documento de Trabajo,

    constituye un desafo terico, epistemolgico-metodolgico y poltico, en tanto para lo primero supone

    una lectura materialista-realista del capitalismo actual. En cuanto a lo segundo, implica mantener una

    sospecha siempre latente respecto al lugar de los cientficos y sus prcticas en apariencia objetivas,

    apolticas, neutrales que muchas veces terminan favoreciendo la labor de un conjunto escueto de

    corporaciones que operan sobre la vida presente para tener el control de la vida futura. Respecto a lo

    ltimo, constituye una mirada incmoda an, respecto de quienes aparecen como progresistas en las

    primeras dcadas del siglo XXI.

    Por suerte, el autor nos propone uno de los primeros textos de una triloga y nos deja con un

    cmulo de interrogantes, de expectativas y de emociones que invitan a un porvenir colectivamente

    posible.

    Gabriela Vergara

    Bibliografa citada

    SCRIBANO, A. (2005) Itinerarios de protesta y conflicto social. Crdoba: CEA-UNVM.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    3

    SCRIBANO, A. (2007) La sociedad hecha callo: conflictividad, dolor social y regulacin de las

    sensaciones, en A. Scribano (comp.) Mapeando interiores. Pp. 119-143.

    VERGARA, G. (2012) Experiencias de la doble jornada en mujeres recuperadoras de residuos

    de Crdoba en la actualidad. Un anlisis de sus tramas corporales, percepciones y emociones. Tesis de

    Doctorado en Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires. Indito.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    4

    Capitalismo, colonialismo y crisis ecolgica global.

    I.- Crisis de la Naturaleza y naturaleza de la crisis. Sntomas

    Horacio Machado Aroz

    CONICET /UNCa.

    Dr. en Ciencias Humanas con mencin en Estudios Sociales y Culturales. Profesor Adjunto de

    Sociologa (Facultad de Humanidades, Unca.). Su tesis doctoral Naturaleza mineral. Una ecologa

    poltica del colonialismo moderno traza un estudio sobre el papel de las desigualdades ecolgicas en el

    metabolismo del capital y la importancia clave de la minera transnacional en la constitucin,

    reproduccin y transformacin de las relaciones coloniales dentro del sistema-mundo. Actualmente es

    investigador adjunto del Conicet en el Centro de Investigaciones y Transferencia Catamarca (CITCA) y

    miembro del Grupo de Trabajo sobre Ecologa Poltica del Extractivismo en Amrica Latina y el

    Caribe, CLACSO, donde trabaja sobre cuestiones de ecologa poltica, conflictos socioambientales y

    colonialismo/colonialidad.

    [email protected]

    Resumen: El presente texto es el primero de una triloga en la que desarrollamos un anlisis entre las

    conexiones histrico-estructurales entre capitalismo, colonialismo y crisis ecolgica global, en cuyo

    desarrollo partiremos primero por los sntomas, para luego remontarnos a las races, y por ltimo, esbozar

    algunas reflexiones sobre las alternativas.

    En el conjunto de estos textos se ofrece una lectura crtica sobre la crisis de la Naturaleza y la naturaleza

    de la crisis, desde una perspectiva de ecologa poltica decolonial, que procura justificar y explicitar en

    qu sentido y por qu definimos la crisis ecolgica como crisis civilizatoria. En este primer documento,

    presentamos una visin panormica sobre los algunos de los ms preocupantes sntomas que dan cuenta

    de la insustentabilidad del proyecto civilizatorio del capital, a saber hoy, la crisis climtica, la crisis de la

    biodiversidad y la crisis alimentaria. Intentando desmontar el discurso colonial que alega la necesidad de

    explotar la Naturaleza so pretexto de acabar con el hambre, hacemos foco en la cuestin

    alimentaria como un dispositivo clave de la dominacin ecobiopoltica del capital.

    Palabras clave: Crisis Ecolgica Crisis Civilizatoria Capitalismo Colonialismo Hambre.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    5

    A modo de introduccin:

    Una gran parte del mundo an no se ha convencido enteramente de la necesidad de acabar de una vez con el

    hambre. Contina pensando que es ms importante mantener regionalmente sus altos standards de vida y, socialmente,

    ciertos privilegios de clase, que combatir el fenmeno del hambre en el escenario universal. Y mientras as piensen muchos,

    el mundo continuar bajo la amenaza de las hecatombes de guerra y revoluciones, hasta que la necesidad de sobrevivir a

    cualquier costo obligue a los privilegiados a abandonar sus privilegios. (Josu de Castro, 1951)

    No es improbable que, de seguir as, la especie humana llegue a la extincin segregada econmicamente. No

    podemos descartar la posibilidad de que algunos de los ltimos supervivientes mueran en palacios y otros en chabolas

    (Georgescu-Roegen, 1976)

    Una de las ms habituales (y antiguas) falacias que se esgrimen para justificar las polticas de

    explotacin de la Naturaleza es la que las presentan como medio necesario para la superacin de la

    pobreza. Si esto puede rastrearse hasta incluso los orgenes mismos de la Modernidad, es con la

    institucionalizacin tambin imperialista- del discurso del desarrollo, hacia mediados del siglo XX, que

    dicha concepcin se tornara poco menos que una verdad revelada. Justamente, por entonces, desde

    el centro geopoltico del mundo, se impulsaba la revolucin verde en la agricultura, imponiendo el

    modelo industrial-fsil de produccin agraria, bajo la promesa redentora de acabar con el hambre en

    el mundo.

    En la actualidad, este tipo de argumentos ha recobrado notoriedad de la mano de los llamados

    gobiernos progresistas y/o de izquierdas de nuestra regin, empeados (aparentemente) en luchar

    contra el neoliberalismo mediante la intensificacin del extractivismo. Para estos gobiernos, ha sido un

    denominador comn descalificar las demandas ecologistas como presuntas expresiones de sectores

    medios acomodados, insensibles a las necesidades de las clases bajas. Recientemente a modo

    ilustrativo- el presidente ecuatoriano Rafael Correa ha acuado la expresin de ecologistas de panza

    llena para neutralizar sus crticas.

    As, reproduciendo una concepcin (colonial) comn a la tradicin liberal burguesa, ciertas

    ortodoxias marxistas y/o de izquierdas, suelen minimizar y hasta desconsiderar absolutamente las

    cuestiones socioambientales y los problemas ecolgicos derivados de los modelos productivos vigentes.

    Acabar con el hambre expresin polticamente tan productiva como ambigua, que, segn los casos,

    puede querer decir contener y amortiguar la peligrosidad de los despojados, avanzar en un camino

    de reformas hacia la atenuacin de desigualdades dentro de los mrgenes del sistema o intensificar la

    lucha del proletariado y/o eliminar las desigualdades de clase- se arguye como una consigna tica y

    polticamente prioritaria ante los reclamos de cuidar el medioambiente.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    6

    Salvo notables excepciones, el pensamiento de izquierda en general ha tendido a considerar

    separadamente la opresin de clase de la explotacin de la Naturaleza. En particular, en el actual contexto

    latinoamericano, las posiciones de izquierda y/o centro-izquierda predominantes han considerado al

    ecologismo ms como una preocupacin de las sociedades industrializadas; incluso ms -como ha

    ocurrido en las recientes confrontaciones por el TIPNIS (Territorio Indgena Parque Nacional Isiboro

    Scure) en Bolivia, entre otros ejemplos- se ha acusado a los ecologistas de adoptar y/o ser

    funcionales a los intereses del imperialismo, preocupados por impedir el desarrollo de nuestras

    sociedades.

    A nuestro entender, el problema bsico de este tipo de planteos es que parten de desconocer

    que la raz fundamental de las desigualdades sociales y de la dominacin de clase (tambin racista y

    sexista) residen justamente en un sistema estructural de apropiacin desigual de la Naturaleza.

    Desde un punto de vista histrico-geo-poltico, el equvoco consiste en omitir que el

    capitalismo (considerado no ya slo como modo histrico de produccin sino como modelo

    civilizatorio hegemnico-imperial) instituye desde sus orgenes como una de las condiciones

    elementales para su emergencia, expansin y reproduccin-, un sistema estructural de apropiacin

    desigual de la Naturaleza; y que las condiciones de posibilidad de la explotacin sistemtica de la fuerza

    de trabajo (naturaleza interior) residen en un esquema igualmente sistmico de acceso, uso y control

    jerrquico-diferencial de los as llamados recursos naturales (naturaleza exterior). En otros trminos,

    bajo la hegemona histrica del capitalismo, la estratificacin geopoltica, racial, de clase y de gnero de

    las poblaciones humanas tiene, en sus bases, como un componente estructural, la configuracin de

    fuertes desigualdades ecolgicas: desigualdades en el acceso, disponibilidad y uso de bienes naturales

    como el suelo, el agua, la biodiversidad, las fuentes de energa primaria, etc. Al ser stas nada menos

    que los medios fundamentales de la reproduccin humana, la apropiacin y el control diferencial de la

    Naturaleza exterior, implica la puesta en disponibilidadde los cuerpos naturaleza interior-fuerza de trabajo.

    Desde un punto de vista filosfico, el desvaro de justificar la explotacin de la naturaleza

    bajo el propsito de acabar con el hambre presupone adoptar el credo cartesiano-baconiano que

    consagra la concepcin imperial-colonial de la naturaleza, propia de la Razn occidentalocntrica

    (Worster, 2008; Machado Aroz, 2010). Se trata justamente de la cosmovisin en base a la cual

    Occidente ha erigido su dominio excluyente (y auto-destructivo, digamos) sobre el mundo: la que

    instituye una concepcin ontolgica y un patrn de relacionamiento prctico donde lo humano es

    pensado desde las coordenadas de la exterioridad, la superioridad y la instrumentalidad respecto de la

    Naturaleza.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    7

    Expresado en trminos marxianos, el aplastamiento del Mundo-de-la-Vida bajo el imperio del

    mundo invertido de la mercanca (fetichizacin) histricamente materializado en la dominacin imperialista

    de Occidente-, hunde sus races ms profundas en este doble y correlativo proceso de desnaturalizacin de

    lo humano y de cosificacin de la Naturaleza. El proceso de apropiacin privada-mercantilizacin de la

    Tierra (ya degradada al mero status de recursos naturales), opera, ipso facto, como acto de despojo

    estructural de los medios de vida; de modo tal que la explotacin privada de la Tierra (naturaleza exterior)

    se constituye como factor fundamental de produccin de las condiciones de explotacin del Trabajo

    (naturaleza interior).

    A nuestro entender, desarmar terica y polticamente- la letal falacia del hambre como arma

    legitimadora de la sper-explotacin de la Naturaleza (interior/exterior) se constituye en una de las ms

    urgentes tareas de la Ecologa Poltica de nuestro tiempo. Tal como aqu la entendemos, una ecologa

    poltica de la Modernidad, pensada en clave decolonial, se concibe como una tarea del pensamiento

    crtico y la accin poltica (Leff, 2006: 21) especficamente dirigido a hacer explcitas las conexiones

    histrico-estructurales entre capitalismo, colonialismo y crisis ecolgica global; esto es, a indagar en las races

    ms profundas de la crisis y a develar la naturaleza misma de la crisis.

    Remontarnos a las races de la crisis es clave porque nos ayuda a comprender cabalmente no

    slo la contradiccin intrnseca que significa justificar la explotacin de la Naturaleza para acabar con el

    hambre, sino tambin, en qu medida como lo seal Josu de Castro- el hambre constituye el

    principal y ms fundamental problema de la ecologa humana. Esta perspectiva nos muestra, entonces,

    el hambre como crisis ecolgica y a sta como crisis civilizatoria. Nos ayuda a ver que la civilizacin que ha

    creado esta crisis y que, de tal modo, ha puesto a la humanidad entera frente al peligro de su propia

    extincin-, es la civilizacin necro-econmica del capital, la civilizacin burguesa; aquella que, de

    acuerdo a la descripcin de Donald Worster sostiene la visin del mundo de la clase media ascendente, con su

    compromiso [de fe] hacia la tecnologa, la produccin y el consumo ilimitados, el progreso por cuenta propia, el

    individualismo y el dominio sobre la naturaleza (2008: 12) y que agregamos- ha hecho del hambre su

    principal dispositivo civilizatorio (Machado Aroz, 2012).

    Encaminados en esa direccin, partiremos en este primer documento de la serie, por una tarea

    elemental, la de exponer un breve diagnstico de la crisis; describirla a travs de sus principales

    sntomas.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    8

    Crisis ecolgico-civilizatoria: la Vida amenazada.

    Y ste deber ser el aspecto del ngel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos

    manifiesta una cadena de datos, l ve una catstrofe nica que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojndolas

    a sus pies. Bien l quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el Paraso sopla un

    huracn Este huracn lo empuja irresistiblemente hacia el futuro, al cual le da la espalda, mientras que los montones

    de ruinas crecen ante l hasta el cielo. Ese huracn es lo que nosotros llamamos progreso. (Walter Benjamin, 2011).

    Transitamos una poca histrica en la que la evidencia de los problemas ecolgicos se ha

    constituido en un aspecto central e ineludible de la vida poltica contempornea. Una poca en la que la

    expansin (pretendidamente) ilimitada de las capacidades productivas(-destructivas) humanas se ha

    convertido en una crucial amenaza para la Vida en general. Es decir, vivimos en la era de la Vida

    amenazada y de la conciencia de las amenazas a la Vida. Pero, paradjicamente, vivimos sujetos bajo

    una forma de conocimiento profundamente ignorante, como advierte Donald Worster: parece ser que

    mientras ms sabemos, ms peligrosos resultamos para nosotros mismos y para otras especies (2008: 12). Nuestros

    saberes modernos nos hacen cada vez ms incapaces para cuidar la Vida (Boff, 2002).

    Si hace poco ms de cuatro dcadas asistamos al despertar de la conciencia ecolgica a nivel

    mundial (Estocolmo, 1972), hoy vivimos en un escenario de plena oficializacin de la crisis. Lo que antes

    se negaba, se trataba con escepticismo y/o se minimizaba, hoy ha pasado a ser una obviedad. Las

    propias voces oficiales del sistema-mundo dan cuenta de la gravedad histrica del presente. Sin

    embargo, un gran cmulo de conocimientos y de iniciativas gubernamentales e internacionales sobre la

    crisis ecolgica global ha operado el pasaje de la negacin a la naturalizacin. Hoy se admite

    generalizadamente que los peligros y procesos de degradacin de la bisfera alcanzan niveles

    histricamente inditos; se admite tambin, que, en trminos fundamentales, las causas de esa situacin

    son de carcter antropognico. No obstante, la evidencia de la crisis coincide y se conjuga con su

    banalizacin. Lo ecolgico ha pasado a ser un objeto ms de consumo que alimenta el universo

    contemporneo del sentido comn. Se moldea as una sensibilidad ya rutinizada con la crisis. Y esto es

    aprovechado para imponer y legitimar las propuestas de soluciones hegemnicas: desde los centros

    de poder mundial se insiste con apelar a la extensin de la racionalidad de mercado, la rigurosidad de la ciencia y

    la normatividad estatal. La misma racionalidad, los mismos patrones cognitivos y prcticos que la gestaron, son los que

    hoy se plantean como nuevas recetas para afrontar la crisis.

    Frente a este estado de situacin, consideramos que resistir a la banalizacin de la crisis, abrir

    los capilares de la sensibilidad vital ante el espectculo catastrfico que va dejando el huracn del

    progreso (Benjamin, 2011), es hoy una tarea urgente para abrir otros caminos, otros horizontes

    civilizatorios. Por ello, nos parece necesario partir por una mnima reconstruccin y revisin del estado

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    9

    de avance del deterioro de la Vida; un diagnstico elemental que ayude a identificar los principales

    factores que amenazan la viabilidad misma de la propia especie. Para tal propsito, elegimos poner el

    foco en tres macro-fenmenos: el cambio climtico, el deterioro de la biodiversidad, y la crisis agro-alimentaria.

    El metabolismo urbano-industrial y el colapso del clima.

    No casualmente, uno de los temas ms difundidos y de mayor gravedad asignada en relacin a la

    crisis ecolgica es el denominado cambio climtico. Efecto paradigmtico del sistema urbano-

    industrial moderno, el calentamiento global da cuenta de esa descomunal fuerza geolgica de

    transformacin del mundo desatada por la racionalidad moderna. La fenomenal combustin de energa

    fsil desencadenada desde la Revolucin Industrial en adelante, ha provocado una inflexin en

    trminos de tiempos geolgicos: la era del Holoceno cuyos orgenes se extienden hacia 14.000 aos

    atrs y que corresponde al perodo interglaciar bajo cuyas particulares condiciones de estabilidad

    climtica tuvo lugar la emergencia de la agricultura y de las distintas civilizaciones-, habra quedado

    atrs1. En su lugar, habramos ingresado al Antropoceno, una era en la que la configuracin y expansin

    de la sociedad urbano-industrial acab modificando sustancial e irreversiblemente el sistema ecolgico y

    geomorfolgico global (Davis, 2008; Fernndez Durn, 2010).

    De acuerdo al Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climtico (IPCC), el

    aumento y acumulacin de gases de efecto invernadero (GEI: dixido de carbono, CO2; metano CH4;

    xidos de nitrgeno, N2O; los clorofluorocarbonos, CFC)2 ha provocado una alteracin del sistema

    climtico mundial de dimensiones histricamente inditas y con consecuencias impredecibles. Ante

    todo, se verifica un aumento de 0,74 en la temperatura media mundial en los ltimos cien aos,

    intensificndose en ms del doble desde 1970 en adelante. Los ltimos 50 aos del siglo XX registran

    las temperaturas medias ms altas desde hace 1300 aos; las proyecciones para el siglo XXI plantean un

    1 En 2008, la Comisin de Estratigrafa de la Geological Society of London plante reconsiderar la periodizacin vigente hasta entonces, proponiendo marcar el siglo XVIII como el fin del Holoceno y del inicio del Antropoceno. La Geological Society of America abord en 2011 la cuestin, organizando su reunin anual bajo el ttulo Archeanto Anthropocene: The past is the key to the future. 2Las concentraciones de CO2, CH4 y N2O en la atmsfera mundial han aumentado considerablemente por efecto de las actividades humanas desde 1750, y en la actualidad exceden con mucho de los valores preindustriales determinados mediante el anlisis de ncleos de hielo acumulados durante miles de aos. En 2005, las concentraciones de CO2 y CH4 en la atmsfera excedieron considerablemente del intervalo de valores naturales de los ltimos 650.000 aos (IPCC, 2007: 37). De 1750 a 2005, las concentraciones de CO2 y de CH4 en la atmsfera se incrementaron en un 36 % y 148 %, respectivamente, pasando de 280 ppm a 379 ppm en el caso del CO2, y de 715 ppm a 1774 ppm para el CH4; slo entre 1970 y 2005, las emisiones anuales de GEI se han incrementado en un 80 % -pasando de 21 a 38 gigatoneladas en el caso del dixido de carbono-, en tanto que la tasa de crecimiento de las emisiones del decenio 1995-2004 (0,92 gtn) duplic la del perodo 1970-1994 (0,43 gtn) (IPCC, 2007: 36).

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    10

    aumento de la temperatura de entre 2,4 y 6,4, escenario muy probablemente catastrfico, en la

    terminologa del IPCC.

    El impacto inmediato de este fenmeno se evidencia en el derretimiento de los hielos polares y

    glaciares de montaa3; el incremento del nivel de los ocanos4; y la alteracin y desestabilizacin general

    de los sistemas hidrolgicos y geomorfolgicos en regiones montaosas y de permafrost: aumento de

    escorrentas, anticipacin de caudales mximos y cambios en la estructura trmica y calidad de las

    aguas, con complejos efectos sobre la flora y fauna. Otro impacto inmediato de especial relevancia es la

    creciente acidificacin de los ocanos, lo que no slo constituye un fuerte factor de riesgo para los

    sistemas vivos marinos, sino que adems intensifica el efecto invernadero5.

    Como alteracin sustancial y sistmica del complejo climtico mundial, el calentamiento global

    genera efectos de retroalimentacin e impactos acumulativos que lo tornan no gradual ni lineal. Entre

    los impactos ms preocupantes que se estn verificando a consecuencia de ello, el IPCC seala los

    siguientes: aumento tanto de precipitaciones intensas e inundaciones, como de extensas y prolongadas

    sequas; fuerte disminucin de la escorrenta fluvial anual, de la disponibilidad de agua y de los riesgos

    de incendios incontrolados6; modificacin de las pautas elicas: alteracin del recorrido de las

    tempestades extratropicales y de la actividad ciclnica tropical; aumento de la frecuencia e intensidad de

    ciclones y tempestades tropicales; intensificacin de las olas de calor, en el marco de alteraciones en

    3 Las mediciones satelitales, muestran una disminucin de la superficie del hielo rtico del 40 % desde 1970 a

    2007. Datos satelitales obtenidos desde 1978 indican que el promedio anual de la extensin de los hielos

    marinos rticos ha disminuido en un 2,7 [entre 2,1 y 3,3] % por decenio, con disminuciones estivales an ms

    acentuadas, de 7,4 [entre 5,0 y 9,8] % por decenio. En promedio, los glaciares de montaa y la cubierta de nieve

    han disminuido en ambos hemisferios (IPCC, 2007: 2). 4El nivel de los ocanos mundiales ha aumentado desde 1961 a un promedio de 1,8 [entre 1,3 y 2,3] mm/ao, y desde 1993 a 3,1 [entre 2,4 y 3,8] mm/ao (IPCC, 2007: 2), lo cual constituye una amenaza directa para las poblaciones costeras. Actualmente, ms de 400 millones de personas viven dentro de los cinco metros sobre el nivel del mar y ms de mil millones dentro de los veinticinco metros. 5 La incorporacin de carbono antropgeno desde 1750 ha acidificado el ocano, cuyo pH ha disminuido en 0,1

    unidades, en promedio. Una mayor concentracin de CO2 en la atmsfera acelerara ese proceso (IPCC, 2007:

    12). La mayor acidez de las masas ocenicas reduce a su vez la capacidad de absorcin de carbn, extendiendo la

    pervivencia atmosfrica del mismo; esto sumado a la disminucin de la refraccin solar y la mayor absorcin

    calrica ocasionada por la disminucin de las superficies de hielos perennes, incrementan en conjunto el efecto

    invernadero y la temperatura de las aguas ocenicas. 6De acuerdo a un informe de la ONU, los incendios forestales y de biomasa queman anualmente un total de entre 3,5 y 4,5 millones de km2 de la superficie de la tierra, lo que equivale a la extensin de la India y Pakistn juntos, o ms de la mitad de Australia. Ello prueba que, espacialmente, constituyen una de las ms persistentes amenazas despus de las sequas. Las emisiones por quemas de biomasa inyectan sustancias contaminantes en la atmsfera, adems de GEI. El IPCC atribuye un 17,3% del total de las emisiones antropognicas a la quema de biomasa, lo que la convierte en la segunda mayor fuente de GEI debidos a la accin humana, despus de la quema de combustibles fsiles. Sin embargo, es posible que esta cifra sea an ms alta, porque se basa en datos anteriores al ao 2000. (ONU, 2009:51).

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    11

    isotermas e isohietas, con efectos de desestabilizacin de ecosistemas enteros: desplazamientos de flora

    y fauna, cambios en sus patrones de migracin, alteraciones en los ciclos vitales y de reproduccin y

    aumentos de riesgos de extincin de especies (IPCC, 2007; CEPAL, 2010a; Honty, 2011).

    Todos estos fenmenos se han acelerado y profundizado desde 1970 en adelante (IPCC, 2007).

    Y, por cierto, tienen consecuencias directas sobre las poblaciones humanas. Centenares de millones de

    personas se hallan ya expuestas a mayor estrs hdrico y a daos y peligros por crecidas, inundaciones,

    sequas agudas, incendios y fenmenos climticos extremos. De acuerdo a los registros de la Cruz Roja

    Internacional y de Naciones Unidas, se verifica un incremento en la cantidad, frecuencia e intensidad de

    los denominados desastres naturales vinculados a fenmenos meteorolgicos extremos. Los refugiados

    ambientales se estabilizan como una nueva categora social: de un promedio de 147 millones en los 80, pasaron

    a 211 millones en los 90 y a 255 millones en los primeros nueve aos del 2000. Las vctimas fatales por estos eventos

    tambin se incrementaron: de 700 mil muertes en la dcada del 90, a ms de un milln 100 mil en el perodo 2000-

    2009(IFRC, 2001; 2009; ONU, 2009). Entre 1988 y 2007 el 76 % de los desastres documentados se

    vinculan a fenmenos de tipo hidrometeorolgico7, ocasionando el 85 % del total de vctimas fatales.

    En general, tal como ya se est verificando, los expertos del IPCC proyectan un escenario de aumento

    de la morbilidad y mortalidad por olas de calor y sequas, hambrunas y malnutricin e incremento de

    enfermedades diarreicas, cardio-respiratorias e infecciosas (IPCC, 2007: 48-52).

    No cabra pensar, claro, que esto afecta a todos por igual. Como se indic, un aspecto central

    del calentamiento global es que se trata de una expresin cabal de la injusticia climtica estructuralmente resultante

    de las formas modernas de gestin de la naturaleza exterior. Los impactos del calentamiento global afectan,

    sobre todo, a la geografa del Tercer Mundo, aunque las causas del mismo estn asociadas a las

    transgresiones y excesos industriales de los pases del Primer Mundo. Segn los Informes preparatorios de

    la XV Conferencia Internacional sobre Cambio Climtico (COP15), el 76 % de los GEI ya emitidos

    corresponden a los pases industrializados; slo Estados Unidos concentra el 20 % del total de las

    emisiones mundiales de GEI, en tanto que Amrica Latina, con el 8,5 % de la poblacin mundial es

    responsable por la emisin del 5 % de los GEI; los 50 pases de menor PBI emiten menos del 1 % del

    total de GEI (AA.VV., 2009; Cepal, 2010a). No obstante ello, ms del 90 % de las vctimas de desastres

    vinculados al clima se localizan en pases en desarrollo segn la nomenclatura de las estadsticas

    oficiales (Cepal, 2002: 150). La cartografa que contrasta la geografa de las emisiones con la de los

    7 De los desastres documentados de origen meteorolgico, el 40,9% de los informes estaban vinculados con inundaciones, riadas y fuertes lluvias, el 24,7% con incendios; el 14% con deslizamientos de tierra, aluviones de lodo y avalanchas; el 12,3% con tormentas, el 4,6% con sequas y olas de calor, y el 3,5% con olas de fro, heladas y tormentas de nieve. (ONU, 2009a: 70).

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    12

    afectados por desastres naturales vinculados al cambio climtico muestra de modo elocuente el

    calentamiento global como injusticia climtica:

    Mapa de las emisiones de carbono por pases y regiones. Ao 2000

    Fuente:WorlMapper Project, University of Sheffield. www.worldmapper.org

    Mapa de afectados por desastres naturales entre 1975 y 2006

    Fuente:WorlMapper Project, University of Sheffield. www.worldmapper.org

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    13

    Adems de las marcadas asimetras geogrficas en la produccin del cambio climtico y la

    distribucin de sus impactos y consecuencias, la vulnerabilidad a los riesgos evidencia una fuerte

    correlacin en el binomio desastres naturales y pobreza. Segn la ONU el cambio climtico, ()

    actuar como inyector de potencia para la relacin entre riesgo de desastres y pobreza, aumentando de manera drstica

    el impacto de los desastres en las personas pobres y sus consecuencias para la pobreza (ONU, 2009a: 12). Adems se

    estima que la tasa de mortalidad relativa a la amenaza por exposicin a los ciclones tropicales es hoy 200 veces mayor

    en los pases de bajos ingresos que en los pases miembros de la Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo

    Econmico (OCDE) (ONU, 2009a: 12). Sin embargo, ello no significa que los pases desarrollados sean

    inmunes a este tipo de impactos; por caso, slo la ola de calor que afect a Europa Occidental en el

    ao 2003 provoc ms de 70 mil vctimas fatales en la regin ms rica del mundo (ONU, 2009b).

    Como es de suponer lgicamente, la crisis climtica tiene tambin fuerte incidencia sobre la

    biodiversidad y sobre el sistema alimentario mundial.

    Globalizacin como homogeneizacin y crisis de la Biodiversidad.

    La prdida de biodiversidad y la aceleracin de la tasa de extincin de especies -agravada an

    ms por los efectos del cambio climtico-, son otro indicador contundente de la poca. Se puede

    concebir (entender y sentir) la biodiversidad como expresin densa y profunda de la misteriosa riqueza de

    la Vida; el vasto conjunto resultante de la compleja trama de interrelaciones, en co-evolucin e inter-

    aprendizaje, entre fenmenos y procesos geo-fsico-qumicos y biolgicos, producidos por los ms

    variados y distintos seres y componentes de la biota de la Tierra, en un espacio temporal que se

    extiende por ms de 3,8 billones de aos. En ese horizonte temporal, el proceso de hominizacin y la historia

    (humana) apenas ocupan los breves fragmentos de los ltimos 12.000 aos (Lovelock, 1993; Toledo,

    1998; Boff, 1996; Morin, 2003).

    No obstante su extrema fragilidad biolgica originaria, la versatilidad adaptativa y de aprendizaje

    dotaron al homo sapiens de una extraordinaria capacidad de supervivencia y de

    ocupacin/transformacin de los ms diversos ecosistemas. Sobre ese xito biolgico y,

    decisivamente con el nuevo rumbo adquirido con la aventura civilizatoria de los ltimos 600 aos-, la especie

    humana ha operado un crecimiento continuo de la apropiacin de biomasa y de la brecha entre los tiempos bio-geolgicos y

    bio-histricos. A tal punto que el ser humano moderno-occidental ha pasado a ser un factor de desplazamiento de

    especies; el principal depredador y agente de erosin de la biodiversidad. El Secretario Ejecutivo del

    Convenio de Diversidad Biolgica (CDB), Ahmed Djoghlaf, seala que la prdida de biodiversidad del

    planeta obedece a cinco presiones antrpicas bsicas: la prdida de hbitats, el uso insostenible y la

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    14

    sobreexplotacin de recursos, el cambio climtico, las especies exticas invasoras y la contaminacin (CDB, 2010: 07).

    En tanto que de los servicios y funciones que presta la biodiversidad dependen las posibilidades de

    mantenimiento y reproduccin general de las condiciones y formas de vida8, la progresiva erosin de la

    biodiversidad constituye un proceso de secuestro presente de las posibilidades de vida futuras.

    En este horizonte epistmico, hemos llegado a umbrales crticos. De acuerdo al ltimo Informe

    oficial del Convenio de Diversidad Biolgica:

    en los ltimos 50 aos, estaban producindose cambios en la diversidad biolgica

    causados por las actividades humanas con ms rapidez que en cualquier otro momento de

    la historia de la humanidad las causas directas de esta prdida o bien permanecan

    constantes, o aumentaban en intensidad con el tiempo. En la prctica, actualmente somos

    responsables del sexto perodo de extincin ms importante de la historia de la Tierra y el

    mayor desde que desaparecieron los dinosaurios hace 65 millones de aos (CDB, 2006: 10).

    La Unin Internacional para la Conservacin de la Naturaleza (UICN) indica que hemos

    llegado a una tasa de extincin de especies mil veces superior a la tasa natural9. Los clculos

    disponibles estiman que, mientras entre 1500 y 1850 se produca la extincin de una especie cada diez

    aos, entre 1850 y 1950 se lleg a una especie por ao, y a partir de 1990, a una especie por da (UICN,

    2010; Allais, 1992; Boff, 1996). El Convenio de Diversidad Biolgica apunta que:

    las poblaciones de especies silvestres de vertebrados decreci en promedio casi un tercio

    (31%) a nivel mundial entre 1970 y 2006; la disminucin fue especialmente marcada en los

    trpicos (59%) y en los ecosistemas de agua dulce (41%). ()De ciertos grupos

    8 La biodiversidad es una propiedad emergente de los sistemas vivos, ligados a complejos procesos evolutivos producidos en vastas escalas temporales de larga duracin; incluye tanto la diversidad silvestre como la domesticada. De ambas dependen crucialmente una serie de funciones que son vitales para el mantenimiento de la productividad biolgica y la capacidad de resiliencia (estabilidad, sustentabilidad, adaptabilidad) de los ecosistemas (Toledo, 1998). 9 El Convenio de Biodiversidad en su primera versin daba cuenta de la existencia de ms de 1.750.000 especies inventariadas, aunque se estimaba que las especies existentes probablemente superaban los 15 millones. La extincin de especies es un proceso que se ha producido constantemente en el marco de los procesos biolgicos del mundo y es en base a estimaciones de la biologa evolutiva e histrica que se habla de una tasa natural de extincin, que, vinculada a los registros histricos disponibles y a las investigaciones sobre causales de extincin, permiten dar cuenta de la aceleracin antropognica de la misma.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    15

    seleccionados de vertebrados, invertebrados y plantas, entre el 12% y el 55% de las especies

    corre peligro de extincin en la actualidad. () Las especies de aves y mamferos utilizados

    en la alimentacin y en la medicina corren, en promedio, ms riesgo de extincin que

    aquellas especies que no se usan con esos fines. Las evaluaciones preliminares indican que

    el 23% de las especies vegetales estn amenazadas (CDB, 2010: 24-30).

    Pero el fenmeno de la extincin es el ltimo indicador del proceso ms general de degradacin

    de los hbitats, los entornos ecosistmicos con capacidad de generacin y mantenimiento de las

    condiciones vitales para las distintas especies. Y en este sentido, todos los grandes ecosistemas

    evidencian signos graves de degradacin. En relacin a los hbitats terrestres, los aspectos ms

    preocupantes son la acelerada prdida de zonas boscosas en general, y de bosques primarios, en

    particular, la fragmentacin territorial de grandes eco-regiones y la degradacin y prdida de la fertilidad

    de suelo10. Estos procesos implican la ruptura de cadenas trficas y la desestabilizacin de funciones

    ecosistmicas.

    La capacidad de sustentacin de la vida de los hbitats terrestres es estructuralmente

    dependiente de los sistemas hidrolgicos. Al respecto, el CDB seala:

    Los ecosistemas de aguas continentales han sufrido alteraciones drsticas en los ltimos

    decenios. Se han perdido y se siguen perdiendo humedales en todo el mundo a un ritmo

    acelerado. Los ros y sus llanuras aluviales, lagos y humedales han sufrido cambios ms

    drsticos que cualquier otro tipo de ecosistema debido a una combinacin de actividades

    humanas, entre ellas, el drenaje para la agricultura, la extraccin de agua para el riego, el uso

    industrial y el domstico, el aporte de nutrientes y otros contaminantes, la introduccin de

    especies exticas y la construccin de represas en los ros11. ()En algunas zonas, el

    10 Entre 1990 y 2000 se perdieron 160.000 km2 de bosques por ao y en la dcada del 2000 a 2010, 130.000 km2 anuales. Slo en la Amazona brasilea la deforestacin acumulativa alcanz al 20 % del total de su superficie en la primera dcada del 2000. Segn consigna el CDB, la superficie de las sabanas y praderas tambin ha experimentado una grave reduccin. Se ha perdido ms del 95% de las praderas de Amrica del Norte. Los pastizales y las tierras de cultivo han sustituido casi la mitad del cerrado, bioma de sabana boscosa de la regin central del Brasil que tiene una variedad excepcional de especies vegetales endmicas. () Los hbitats terrestres se han vuelto muy fragmentados, lo que amenaza la viabilidad de las especies y su capacidad de adaptarse al cambio climtico. () Un cuarto de los suelos del mundo se est degradando. La condicin de muchos hbitats terrestres se est deteriorando. () Las zonas degradadas comprenden cerca del 30% de todos los bosques, el 20% de las zonas cultivadas y el 10% de las praderas (CDB, 2010: 32-34). 11 De 292 grandes sistemas fluviales, dos tercios han sido alterados por la construccin de embalses. Ms del 40% de la descarga fluvial de todo el mundo es interceptada por grandes presas. Estas alteraciones a gran escala han tenido

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    16

    agotamiento y la contaminacin de recursos hdricos importantes para la economa son

    irreversibles, y el futuro sin sistemas de recursos hdricos fiables es ahora una perspectiva

    real Segn el tercer Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hdricos en el Mundo,

    publicado por la UNESCO, para el ao 2030 casi la mitad de la humanidad vivir en zonas

    con un elevado estrs por falta de agua (CDB, 2010: 42-43).

    La escasez del agua muestra en grado extremo la envergadura y dinmica de la crisis ecolgica

    global12. Recientemente, la ONU ha declarado el acceso al agua potable como un derecho humano

    bsico; reconoce sin embargo que alrededor de 1.000 millones de personas carecen de ella, que 2.600

    millones no cuentan con servicios de saneamiento y que 1,5 millones de nios menores de cinco aos

    mueren anualmente como consecuencia de enfermedades vinculadas a la mala calidad del agua (ONU,

    2010).

    Tan preocupantes como el deterioro de los hbitats terrestres y las fuentes de aguas

    continentales, resulta la degradacin del ecosistema ms extenso del planeta y, por ello, de importancia

    clave para el sostenimiento de la biodiversidad en general: los ecosistemas marinos y costeros. La vasta

    extensin de los ocanos ha sido transformada en el basurero dilecto de la sociedad moderno-industrial:

    pruebas nucleares, desechos radioactivos, gigantescos derrames de crudo, aguas servidas, efluentes

    qumicos y txicos que emanan de los ros y zonas costeras, millones y millones de tonelada de basura

    urbana, tienen en ellos el lugar final de deposicin. La contaminacin y acidificacin de los ocanos

    corre paralela a la degradacin de la diversidad de su flora y fauna. As, siguen reducindose los hbitats

    costeros, como los manglares, lechos de algas marinas, marismas y arrecifes de mariscos, lo que pone el peligro servicios

    ecosistmicos sumamente valiosos, entre ellos, la eliminacin de cantidades significativas de dixido de carbono de la

    atmsfera13(CDB, 2010: 46.) Especial gravedad reviste la prdida de los arrecifes de coral y de especies y

    graves repercusiones en la migracin de los peces y en general, sobre la biodiversidad de aguas dulces y los servicios que esta presta. Tambin inciden considerablemente en la biodiversidad de los ecosistemas terrestres, costeros y marinos (CDB, 2010: 43). Adems, hay que consignar los daos humanos directos: slo en los ltimos 50 aos, la construccin de grandes presas hdricas ha causado el desplazamiento de ms de 80 millones de personas, en su mayora comunidades campesinas y de pueblos originarios (Porto-Gonalves, 2006: 122). 12 Ciertamente, el agotamiento por contaminacin de las fuentes de agua es un dato insoslayable del actual estado del mundo. Sin embargo, no cabe perder de vista que se trata de una escasez polticamente producida y econmicamente conveniente. La modalidad cmo los sistemas cientfico-informacionales han construido la naturalizacin de la crisis hdrica y la instalacin de escenarios de guerras por el agua, da cuenta de un horizonte de accin poltica que se dirige no a subsanar sus causas, sino a profundizar el patrn de insustentabilidad y consumo desigual (Porto-Gonalves, 2006; Machado Aroz, 2010b). 13La FAO estima que entre 1980 y 2005 se perdieron 36000 km2 de manglares, cerca de un quinto de la superficie total mundial. Las marismas de marea, cuya importancia radica en que sirven de barrera natural contra las tormentas y son hbitat para las aves

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    17

    poblacin de peces, por las esenciales funciones ecosistmicas que cumplen y la cantidad final de

    personas que literalmente viven de ellos14.

    Junto a la contaminacin, la biodiversidad de los ecosistemas marinos se halla amenazada por

    sobreexplotacin15: el tamao de las pesqueras de captura marina se cuadruplic entre los primeros aos de la

    dcada de 1950 y mediados de la de 1990. Las capturas totales han disminuido desde entonces pese a que se han

    intensificado los esfuerzos de pesca, lo que indica que muchas poblaciones no han podido recuperarse (CDB, 2010: 62).

    A casi diez aos de la firma del Convenio:

    no hay muchos indicios de que estn disminuyendo las presiones que provocan la

    prdida de biodiversidad; por el contrario, en algunos casos estas van en aumento () Los

    impulsores directos de la prdida de biodiversidad actan en conjunto y crean presiones

    mltiples sobre la biodiversidad y los ecosistemas. Los esfuerzos por reducir las presiones

    directas se topan con los impulsores indirectos o causas subyacentes profundamente

    arraigadas que determinan la demanda de recursos naturales y son mucho ms difciles de

    controlar (CDB, 2010: 14).

    Por ltimo, el Informe concluye con una advertencia previsible: Las consecuencias de las tendencias

    actuales son mucho peores de lo que se crea y hacen peligrar la prestacin permanente de servicios ecosistmicos vitales. Es

    muy posible que los pobres sufran consecuencias desmedidas por los cambios potencialmente catastrficos que se producirn

    en los ecosistemas en los prximos decenios pero, en ltima instancia, todas las sociedades llevan las de perder (CDB,

    2010:14). No obstante, pese a la gravedad del cambio climtico y la prdida de biodiversidad, el

    impacto ms letal y directo de la crisis ecolgica sobre la vida de los pobres proviene, sin dudas, de la

    crisis alimentaria.

    costeras, han perdido un 25% de la superficie mundial que abarcaban originalmente, y el ritmo actual de prdida se calcula entre el 1 y el 2% anual (CDB, 2010: 46). 14 Los arrecifes de mariscos filtran el agua de mar y proporcionan hbitat y alimento para los peces, cangrejos y aves marinas. Se calcula que a nivel mundial se ha perdido el 85% de los arrecifes de ostras y que estos estn extintos funcionalmente en el 37% de los estuarios y el 28% de las ecorregiones. Aunque cubren apenas el 1.2% de las plataformas continentales del mundo, se calcula que entre 500 y ms de 1 000 millones de personas dependen de los arrecifes de coral para obtener su alimento. Los arrecifes tambin mantienen entre uno y tres millones de especies, que incluyen casi al 25% del total de las especies de peces marinos. (CDB, 2010: 48). 15Aproximadamente un 80% de las poblaciones mundiales de peces marinos de cuya evaluacin se tienen datos est totalmente explotado o sobreexplotado. () Las poblaciones de peces estudiadas desde 1977 han experimentado una disminucin del 11% del total de su biomasa a nivel mundial (CDB, 2010: 47).

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    18

    Dinmica necroeconmica del Capital y crisis alimentaria.

    El sistema agroalimentario mundial condensa, probablemente, la ms extendida amenaza y la

    evidencia ms contundente, a la vez, de la crisis de viabilidad ecolgica de la humanidad. Se trata del

    mbito donde con mayor fuerza cobra relieve la paradoja de la economa moderna entre produccin (de

    riqueza) y destruccin (de las fuentes de vida). Pues, como lo advirtiera Josu de Castro a mediados del

    siglo pasado, la cuestin de la alimentacin es la problemtica ecolgica de primer orden. Afecta al eslabn ms

    sensible de los flujos y procesos ecolgicos, que es el cuerpo. En el caso de los seres humanos, la

    cuestin alimentaria expresa en toda su complejidad la naturaleza poltica de la ecologa propia de

    nuestra especie; la inescindible imbricacin entre lo biolgico y lo histrico-poltico que configura la

    textura humana, en la individualidad de los cuerpos y en la colectividad de las poblaciones.

    En pleno siglo XXI, tras el increble desarrollo de la capacidad cientfico-tecnolgica de

    intervencin y (re)creacin de la naturaleza desplegada por la racionalidad moderna, la cuestin

    alimentaria resurge paradjicamente como la principal amenaza para la sobrevivencia de la especie.

    Pero los trminos y condiciones de las amenazas relativas a los desacoples entre poblacin y alimentacin, son

    completamente distintos a los planteos expresados originariamente en 1798, el clebre Ensayo sobre el

    principio de la poblacin. En nuestros das, el propio sistema del que depende bsicamente la continuidad

    biolgica de la especie, se ha convertido en una fuente de degradacin de las condiciones ecolgicas de

    sobrevivencia y en un foco potencial de enfermedades y de muerte.

    Una porcin creciente de la dieta mundial es provista por el sistema de agricultura industrial a

    gran escala, implantado globalmente con la denominada Revolucin Verde de posguerra, y luego

    intensificada con la revolucin transgnica de inicios de los 90. Se ha creado un sistema de produccin

    (y distribucin) de alimentos que es estructuralmente dependiente de la quema continua y creciente de

    energa fsil, la aplicacin de fertilizantes, y un modelo tecnolgico que combina, de un lado, la

    aplicacin masiva de herbicidas y pesticidas de origen qumico (muchos de ellos, con graves efectos de

    toxicidad reconocida) y, del otro, el uso generalizado de semillas resistentes a aquellos, especialmente

    producidas a travs de la manipulacin gentica en laboratorios (OGML)16. Un dato no menor es que

    los principales agentes de este sistema son (pocas) grandes corporaciones transnacionales que ejercen el

    16 La incursin biotecnolgica ha estado inicialmente orientada a crear estas semillas resistentes a los venenos agroqumicos, pero luego se ha expandido a diversos campo, entre ellos, el diseo de especies aptas para aprovechar las ms diversas oportunidades de mercado (productos contra-estacionales, resistentes a adversidades climticas, frutos de mayor duracin y de aspecto adecuado a la esttica de los consumidores, etc.).

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    19

    control sobre los insumos estratgicos, la matriz tecnolgica global y las cadenas de valor y de

    distribucin de alimentos a escala mundial17.

    Globalmente difundido, ha impulsado un crecimiento ininterrumpido de la mecanizacin, del

    tamao requerido de las explotaciones, y, decisivamente, de la simplificacin biolgica de los

    ecosistemas. Esto, en conjunto, ha implicado cambios no apenas cuantitativos, sino una transformacin cualitativa

    radical de lo que fuera(n) la(s) agricultura(s). En primer lugar, ha pasado, de ser una fuente de aprovisionamiento de

    flujos energticos renovables (en ltima instancia, dependiente de la fotosntesis), a convertirse en una actividad altamente

    consumidora de fuentes de energa no renovables. Con ello, lo que fuera un hito clave en el logro de la seguridad

    biolgica de la especie, al permitir una mayor apropiacin y manejo de la energa exosomtica (Porto-

    Gonalves, 2004; Toledo, 1998), se ha transformado en un caso paradigmtico de irracionalidad energtica:

    la agricultura moderna consume cada vez ms energa por unidad energo-alimentaria producida18. En

    nuestros das, se calcula que cada calora de alimento que produce el sistema agroindustrial hegemnico

    demanda 10 caloras de energa fsil; en base a ello, hay quienes sealan que propiamente estamos

    comiendo petrleo19 (Bronstein, 2010).

    En segundo trmino, de ser fuente generadora de diversidad, la agricultura, bajo el sistema agroindustrial

    global, ha pasado a funcionar comoproductor intensivo de monoculturas: la simplificacin biolgica y la

    uniformizacin racional-tecnolgica implicadas en este modelo, ha significado una creciente (y a veces,

    irreversible) prdida de diversidad de saberes y sabores. El modelo de agricultura industrial est

    literalmente arrasando el vasto campo de socio-bio-diversidad inherente a las agri-culturas-humanas; su

    expansin supone necesariamente la erosin de la diversidad en trminos genticos, de conocimientos y

    tecnologas, de nutrientes y de dietas; de formas de gestin de los hbitats y de procuracin de la vida,

    en definitiva.

    17Una investigacin reciente indica que las 10 corporaciones ms grandes concentran el 67 % del mercado global de semillas, el 89 % de las ventas de agroqumicos, el 66 % del patentamiento biotecnolgico, el 60 % de la industria farmacutica y el 26 % de la produccin de alimentos y bebidas (ETC, 2008). 18 Desde los originarios estudios de Pimentel sobre la ecuacin energtica de la agricultura norteamericana en los 70 hasta la fecha, se ha desarrollado un vasto campo de investigaciones que dan cuenta de la progresiva prdida de eficiencia energtica que ha significado la profundizacin de este patrn tecnolgico. Estudios de la FAO daban cuenta de que, a fines del siglo pasado, la agricultura de los pases industrializados consuman en promedio cinco veces ms energa que la agricultura general en frica; que un agricultor convencional estadounidense gastaba 33 veces ms energa en el cultivo de maz que un agricultor mexicano tradicional, y 80 veces en el caso del arroz, comparado con un cultivo tradicional filipino (FAO, 2010). 19 Si a ello le agregamos el consumo energtico del transporte, la ecuacin se eleva a 15/1 (Porto-Gonalves, 2008; ETC, 2008). En efecto, una parte no menor de esta irracionalidad energtica es el sistema de comercializacin global de alimentos, que implica el traslado a grandes distancias de productos que pueden producirse localmente. Por caso, el Instituto Wuppertal estim que la distancia recorrida por los ingredientes de un yogurt de frutas de consumo masivo en Alemania era de ms de 8.000 km (Porto-Gonalves, 2008: 17).

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    20

    Con sus efectos e impactos en los climas, los genes, las dietas y los saberes, el sistema agroalimentario mundial se

    ha convertido en el principal factor de aceleracin y profundizacin del desorden ecolgico global. Desencadena efectos

    de retroalimentacin acumulativa que agravan la crisis ambiental generalizada, al configurar un literal

    crculo vicioso entre calentamiento global prdida de biodiversidad y crisis alimentaria mundial. Respecto a la

    interaccin entre efecto invernadero y crisis alimentaria, el IPCC, en su informe de 2007, alertaba que el

    cambio climtico provocara la cada de la productividad cerealera en latitudes medias y bajas, el

    incremento de prdidas por factores meteorolgicos (sequas, heladas, olas de calor, plagas,

    tempestades y fenmenos meteorolgicos extremos) y por efecto de la mayor erosin y prdida de

    fertilidad del suelo. El riesgo meteorolgico y las modificaciones climticas afectaran tambin la

    ganadera y la pesca, previndose, en particular, graves crisis alimentarias entre poblaciones cuyas dietas

    tienen una marcada dependencia de stas (IPCC, 2007). No se trata de pronsticos, sino de

    acontecimientos en pleno proceso de desarrollo: segn la FAO (Organizacin de las Naciones Unidas

    para la Agricultura y la Alimentacin20), los fenmenos climticos extremos que se han producido en 2005-07,

    entre ellos la sequa y las inundaciones, han afectado a los principales pases productores de cereales. La produccin

    mundial de cereales cay un 3,6 % en 2005 y un 6,9 % en 2006, antes de recuperarse en 2007 (FAO, 2008: 10).

    Asimismo, se consigna que las catstrofes de aparicin repentina (en especial las inundaciones) han pasado de

    representar un 14 % de todas las catstrofes naturales en la dcada de 1980 a un 20 % en la de 1990 y un 27 % desde

    2000. En todo el mundo, la frecuencia de las inundaciones ha aumentado desde unas 50 por ao a mediados de la

    dcada de 1980 a ms de 200 en la actualidad (FAO, 2008: 19). Por si no fueran ya de por s suficientes,

    los estragos y riesgos naturales incentivan la especulacin financiera con las cotizaciones mundiales

    de las materias primas, profundizando la crisis alimentaria mediante la volatilidad y el alza generalizada

    de sus precios.

    Pero el cambio climtico no slo afecta la produccin alimentaria, sino que, a la vez, la

    expansin del sistema agroindustrial potencia el calentamiento global. Aqu, una articulacin

    particularmente perversa se verifica entre crisis climtica, crisis energtica y crisis alimentaria, ya que,

    como lo ha destacado Porto-Gonalves (2008), la instalacin del calentamiento global como problema

    ecolgico mundial de primer orden, ha permitido a las grandes corporaciones de la agroindustria

    avanzar en la transicin hacia una agricultura concebida, no ya como productora de alimentos, sino

    como fuente sustituta de carburantes, supuestamente apta para abastecer la expansin de una

    economa de bajas en emisiones. Con este revestimiento verde, la agroindustria mundial arremete con los saldos

    remanentes de bosques y se convierte en un fuerte factor de presin que impulsa no slo la deforestacin, sino tambin la

    20FAO corresponde a la sigla de Food and Agriculture Organization.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    21

    prdida de biodiversidad, el incremento de uso de combustible fsil y los tonelajes de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas

    de origen petroqumico.

    Se instala una fuerte competencia por el uso de la tierra, el agua y la radicacin solar entre produccin de

    alimentos y produccin de carburantes. En la cosecha 2007-08, la produccin de agrocombustibles absorbi

    100 millones de toneladas de cereales (el 4,7 % de la produccin mundial) (FAO, 2008: 11). Segn la

    Agencia Internacional de Energa, la proporcin de suelo cultivable en el mundo dedicada a la

    produccin de biomasa para biocombustibles lquidos podra triplicarse en los prximos 20 aos (AIE,

    2006). Esa presin impacta diferencialmente entre las regiones. Los planes de sustitucin de

    combustibles fsiles por agrocombustibles exceden largamente la capacidad agrcola del Norte

    industrial: si Europa quisiera cubrir con su propia produccin la meta de su plan energtico -que prev

    abastecer el 10 % de su consumo de combustibles para transporte en el 2020- debera afectar a este

    objetivo el 70 % de su superficie cultivable (Holtz-Gimnez, 2007). Si Estados Unidos asignara la

    totalidad de sus cosechas de soja y maz a la produccin de etanol y biodiesel, slo cubrira el 12 % y el

    6 % de su demanda de nafta y diesel respectivamente (Tokar, 2006). Por tanto, la expansin de cultivos

    para agrocarburantes ha seguido la lnea de menor resistencia, localizndose preferencialmente en

    Amrica Latina, frica y Asia (Porto-Gonalves, 2008; Houtart, 2011). No por casualidad, Amrica

    Latina y frica son las regiones que muestran las tasas ms intensas de prdida de bosques en las dos

    ltimas dcadas: 4.617.500 y 4.207.000 hectreas anuales respectivamente (Cepal, 2010; CDB, 2010:

    32).

    Bajo el actual patrn tecnolgico, la presin por incrementar la produccin agraria significa la

    expansin de monocultivos, el desplazamiento de pobladores rurales y la urbanizacin forzada, lo que

    de acuerdo a los propios informes oficiales de organismos intergubernamentales, se traduce en prdida

    de diversidad gentica y sociocultural, reduccin neta de la capacidad ecosistmica de absorcin de

    carbono21 e incremento de contaminantes por el uso de agroqumicos. Por caso, el ya citado Informe

    del Convenio de Diversidad Biolgica seala al avance del modelo agrcola convencional sobre las

    agriculturas campesinas y de comunidades originarias como uno de los principales responsables de la

    degradacin de hbitats, la erosin de los suelos y la presin sobre la diversidad gentica y de especies22.

    21Se estima que, a causa de la expansin de la frontera agraria, entre 1980 y 2003 se redujo la fijacin del carbono de la atmsfera en aproximadamente mil millones de toneladas (casi el equivalente a las emisiones anuales de dixido de carbono de la Unin Europea), y es probable que las emisiones producidas por la prdida de carbono del suelo hayan sido mucho mayores (CDB, 2010: 35). 22 El CDB seala por un lado que El abandono de las prcticas agrcolas tradicionales puede provocar la prdida de paisajes culturales y de la biodiversidad vinculada a ellos. Las tcnicas tradicionales de ordenacin de las tierras agrcolas, algunas de las cuales datan de hace miles de aos, han ayudado muchsimo a mantener la armona entre los asentamientos

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    22

    La sobresimplificacin de los ecosistemas inducida por el monocultivo demanda

    necesariamente un aumento continuo de la intensidad de uso de fertilizantes y pesticidas. El uso de

    fertilizantes qumicos constituye de por s un factor que -pese a que incrementa el rendimiento de corto

    plazo de los cultivos-, paradjicamente afecta el ciclo de regeneracin natural de la fertilidad del suelo.

    Por ello, involucra un incremento continuo de su intensidad de uso: mientras que en 1950 se producan

    43 toneladas de grano por cada tonelada de fertilizantes, esa relacin cay a 13/1 en el ao 2000, segn

    estimaciones de la FAO a nivel mundial (Porto-Gonalves, 2004: 89). Slo entre 1996 y 2008, el

    consumo global de fertilizantes aument un 31 % (ETC23, 2008: 20). En Amrica Latina ese

    incremento fue bastante superior: se pas de usar 11,5 toneladas de fertilizantes por cada 1000

    hectreas en 1990, a 30,2 toneladas/1000 has., en el ao 2007 (Cepal, 2010). Ms aplicacin de

    agroqumicos, implica ms maquinaria, ms combustible; compactacin de suelos, anegamiento,

    salinizacin, etc.24 (Pengue, 2005). Por otro lado, desencadena un creciente drenaje de fertilizantes

    (nitrgeno y fsforo) hacia ros y ocanos con graves impactos25. En particular, la alta deposicin de

    nitrgeno y fsforo afecta las zonas de los deltas de los ros, lagos y zonas costeras receptoras de zonas

    agrcolas, ya que provocan el efecto de eutrofizacin y generacin de zonas muertas por anoxia. La

    ONU ha reportado que el nmero de grandes zonas muertas en ros y mares prcticamente se ha

    duplicado cada diez aos desde el decenio de 1960, y en 2010 ya haba alcanzado ms de 500 (CDB, 2010: 60).

    El complemento tecnolgico del binomio fertilizantes/pesticidas, son las semillas transgnicas

    en particular y la manipulacin gentica en general de las especies. El sistema agroalimentario mundial

    ha hecho del monopolio biotecnolgico la clave de su dominio econmico26. La extraordinaria

    humanos y los recursos naturales de los que dependen las personas(CDB, 2010: 35. Resaltado en el original). Y, por otro lado, indica: La prdida y degradacin de los hbitats ejercen la presin ms grande sobre la biodiversidad de todo el mundo. En el caso de los ecosistemas terrestres, la prdida de hbitats se debe en gran medida a la conversin de tierras silvestres para usos agrcolas, que ahora representan un 30% de las tierras a nivel mundial. En algunas zonas, ha sido consecuencia parcial, en el ltimo tiempo, de la demanda de biocombustibles (CDB, 2010: 55). 23 ETC es la sigla que corresponde al nombre completo de la organizacin Action Groupon Erosion, Technology and Concentration. 24 Clculos de la FAO indican que en los 25 aos de revolucin verde transcurridos entre 1965 y 1990 los agricultores del mundo han perdido para siempre unas 500 billones de toneladas de suelos frtiles y que ese proceso continua a un ritmo de 24 billones de toneladas por ao (Toledo, 1998: 22). 25 De acuerdo al Informe 2010 del CDB, la polucin provocada por fertilizantes es una continua amenaza y es cada vez mayor para la biodiversidad de los ecosistemas terrestres, costeros y de aguas continentales. Los procesos industriales modernos como la quema de combustibles fsiles y las prcticas agrcolas, en particular el uso de fertilizantes, han duplicado con creces la cantidad de nitrgeno reactivo, () Se prev que zonas importantes de Amrica Latina y frica, as como de Asia, registrarn niveles elevados de deposicin de nitrgeno en los prximos dos decenios. Aunque se han estudiado principalmente las repercusiones en las plantas, la deposicin de nitrgeno tambin puede afectar la biodiversidad animal porque modifica la composicin del alimento disponible (CDB, 2010: 60). 26 En 1993, Monsanto desarrolla la variedad A-5403 de soja genticamente modificada para tornarla resistente al glifosato y al ao siguiente obtiene la aprobacin de la Food and Drug Administration (FDA) y del United States Deparment of Agriculture (USDA) y en 1995, de la Agencia Ambiental de ese pas (Environmental

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    23

    rentabilidad de este paquete tecnolgico ha impulsado su acelerada difusin. Sin embargo, se ha

    convertido tambin en uno de los ms letales factores de erosin de la biodiversidad y, por tanto, en un

    grave vector de vulnerabilidad ecolgica. La proliferacin de variedades hbridas y los procesos

    incontrolados de contaminacin transgnica, han generado una masiva prdida de diversidad gentica in

    situ27. De acuerdo al CDB:

    la diversidad gentica se est perdiendo en los ecosistemas naturales y en sistemas de

    produccin agrcola y ganadera. () Causa particular inquietud la prdida de biodiversidad

    en las variedades y especies de plantas y animales utilizadas para sostener los medios de

    subsistencia de las personas. La homogeneizacin general de los paisajes y las variedades

    agrcolas puede provocar que las poblaciones rurales se vuelvan ms vulnerables a los

    cambios futuros si se permite que desaparezcan caractersticas genticas que se han

    mantenido durante miles de aos. () Los sistemas de ganadera estandarizados y de alto

    rendimiento han perjudicado la diversidad gentica del ganado. Por lo menos un quinto de

    las razas de ganado corre peligro de extinguirse El 21% de las 7000 razas de ganado del

    mundo (entre 35 especies domesticadas de aves y mamferos) est clasificado en situacin

    de riesgo, y es probable que la cifra real sea mucho ms elevada, ya que hay otro 36% cuyo

    riesgo no se conoce. Se cree que solamente en los primeros seis aos de este siglo se

    extinguieron ms de 60 razas (CDB, 2010: 51).

    Lo que es un problema para el ambiente, puede ser, sin embargo, una promisoria veta de

    rentabilidad para los mercados. A la par de la prdida de biodiversidad ecosistmica se ha

    desarrollado un acelerado mercado ligado a la apropiacin y el patentamiento gentico ex situ, que tiene

    como principales protagonistas a las corporaciones de la industria de la vida (empresas de

    Protection Agency) (Pengue, 2005). Con ello, en 1996 empieza la comercializacin mundial de la soja transgnica; en pocos aos, la superficie cultivada con OGML pas de 2.800.000 hectreas (1996) a 67.700.000 hectreas (2003), 94 % de las cuales se hallaban en el continente americano (32 % en Latinoamrica) (Pengue, 2005: 83). Actualmente Monsanto es la corporacin de venta de semillas ms grande del mundo (concentra el 25 % del mercado mundial de semillas patentadas, cuyas ventas en 2007 ascendan a los 5 mil millones de dlares), y la quinta ms grande de plaguicidas, con 10 % del mercado mundial y ms de 3,5 mil millones de ventas de agroqumicos. 27 En China: el nmero de variedades locales de arroz que se cultivan en el pas ha pasado de 46000 en el decenio de 1950 a poco ms de 1000 en 2006; en la India, la introduccin del algodn BT ha significado el exterminio de ms de 1500 variedades; Amrica Latina, origen y epicentro de la riqueza gentica de cultivos claves para la alimentacin mundial como el maz y la papa, se haya especialmente expuesta a este proceso (Toledo, 1998; CDB, 2010; Shiva, 2001; Pengue, 2005).

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    24

    biotecnologa aplicada a la agroindustria y la alimentacin, la industria farmacutica y bacteriolgica y

    las energticas). El CDB estima que el 70 % de variedades genticas vegetales de relevancia alimentaria

    y medicinal ya se encuentra conservado y patentado en bancos de genes.

    Como en cada aspecto de la crisis ecolgica global, la devastacin corre paralela a la produccin

    de desigualdades: pese a que ms de 4/5 partes de la diversidad biolgica del planeta se concentra en las regiones

    tropicales y subtropicales del Sur geopoltico, ms del 95 % de las patentes est en propiedad de cinco grandes empresas

    biotecnolgicas del Norte28 (PNUMA, 1990; Martnez Alier, 1994; Castro Gmez, 2005: 89). Asimismo, el

    cambio climtico ha dado motivo para una nueva oleada de patentamientos: la produccin de una

    nueva generacin de semillas transgnicas, aptas ahora afrontar las inclemencias climticas (sequas,

    temperaturas extremas, inundaciones, salinidad del suelo, etc.), emerge como la nueva promesa

    redencionista del poder corporativo; en ese contexto, Monsanto, BASF, DuPont, Syngenta, Bayer, y

    Dow AgroSciences se lanzaron a la cabeza de esta arremetida, concentrando 532 patentes de los

    llamados genes resistentes al clima; sus campaas publicitarias presentan a la ingeniera gentica

    como la nica solucin capaz de asegurar la productividad agraria en un escenario de caos climtico

    (ETC, 2008: 18).

    Un caso extremo de los desvaros biotecnolgicos de las corporaciones agroindustriales es el de

    las semillas Terminator, una variedad con un principio activo que inhibe su germinacin luego de la

    primera cosecha. Esta semilla suicida fue desarrollada por la empresa Delta & Pine (ahora propiedad

    de Monsanto) bajo la denominacin de Sistema de Proteccin de la Tecnologa, y fue promovida por

    sus fabricantes como una medida tendiente a que los agricultores del tercer mundo dejen de usar sus semillas

    obsoletas, y as, inducir la innovacin tecnolgica (Ribeiro, 2011). Se trata, en definitiva, de una tecnologa

    cuya aplicacin significara29 cerrar el cerco de la apropiacin monoplica de la riqueza gentica del

    planeta, profundizar la dependencia alimentaria de las poblaciones y potenciar an ms los peligros y

    factores de riesgo que afectan la diversidad biolgica en general.

    28 Ya en 1990, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente adverta: Amrica Latina est padeciendo una situacin que se concibe como injusta, y que se ha llegado a definir incluso como un saqueo de sus recursos naturales. Numerosos investigadores provenientes de pases industrializados recolectan en la Regin, muchas veces en reas protegidas, semillas, tubrculos y vstagos, para constituir los denominados bancos de germoplasma. Esta actividad se ha desarrollado con sistematicidad sobre todo en las ltimas dos dcadas. En los pases industrializados, los recursos genticos se consideran patrimonio de la humanidad, y son objeto de libre intercambio, siempre que procedan de variedades seleccionadas, cuidadas y manejadas de manera informal por los campesinos del Tercer Mundo. Pero ese mismo material gentico, por el que no pagaron regala alguna, es objeto de patentes y goza de diversas formas legales de proteccin, una vez que ha sido estudiado, seleccionado y mejorado en algn laboratorio. Cesa entonces el rgimen de libre intercambio, y aquellos recursos genticos pasan a constituir mercancas por las que los productores de los pases de procedencia tienen que pagar elevados precios (PNUMA, 1990). 29 Una moratoria global impulsada por la FAO y adoptado por el Convenio de Diversidad Biolgica de la ONU

    en el ao 2000, ha impedido hasta ahora la implantacin global de esta tecnologa. Ello no obstante, las

    corporaciones del sector y los gobiernos del NAFTA vienen presionando por el levantamiento de la moratoria.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    25

    La insalubridad de la Revolucin Verde: el impacto del agrobussines sobre los cuerpos.

    Intensidad de uso de agroqumicos y tecnologa transgnica constituyen, bajo el actual modelo,

    un crculo que se retroalimenta continuamente, incrementando dosis, propiedades txicas y riesgos

    fuera de control30. Desde los orgenes de la revolucin verde se torn un hecho comn el uso masivo

    y creciente de venenos (en forma de plaguicidas y antibiticos) en el primer eslabn de la cadena de

    produccin alimentaria. Fue, de hecho, uno de los primeros temas que alcanz difusin pblica, en el

    despertar de la conciencia ecologista moderna, con la publicacin de La primavera silenciosa, de Rachel

    Carson en 196231. All, la autora planteaba:

    A partir de mediados de 1940, cerca de 200 sustancias qumicas fueron creadas para uso en

    la matanza de insectos, hierbas dainas, roedores y de otros organismos que, en el lenguaje

    moderno, se describen como pestes o plagas; y se venden bajo millares de

    denominaciones de diferentes marcas. Esos pulverizadores, polvos, aerosoles, son ahora

    usados en haciendas, en jardines, en bosques, en residencias; son sustancias qumicas no

    selectivas, que tienen el poder de matar toda clase de insectos tanto los buenos como los

    malos; tienen el poder de silenciar el canto de los pjaros y el salto de los peces en las

    correntadas; para revestir las hojas de las plantas con una pelcula mortal y para perdurar,

    embebidas en los suelos. Todo esto, de una sola vez, aunque el objetivo deseado sea apenas

    la eliminacin de unas pocas hierbas y unos pocos insectos. Puede alguien acreditar que

    sea posible instalar semejante embalse de venenos sobre la superficie de la Tierra, sin que la

    torne inadecuada para la vida toda? Tales sustancias no deberan ser denominadas

    insecticidas sino biocidas (Carson, 1974: 17-18).

    Desde entonces hasta la fecha, los plaguicidas agroqumicos y antibiticos se han usado de

    modo sistemtico y creciente en los cultivos y la cra de ganado. Se trata de un mercado en permanente

    expansin; en el ao 2008, las ventas mundiales anuales de las 10 empresas ms grandes que

    30 Como seala Riechmann, los bilogos moleculares se esfuerzan por aumentar las propiedades extremas de ciertos organismos: manipulacin gentica para obtener ms toxicidad, ms resistencia a los txicos, mayor capacidad de sintetizar productos qumicos, mayor capacidad de infeccin, mayor resistencia frente a la infeccin. Es obvio que a veces aumentar propiedades extremas implica crear riesgos de desestabilizacin o ruptura de los complejos equilibrios naturales y sociales existentes, a menos que se pueda realizar un control casi absoluto de los organismos extremos. Y ste es el problema: la vida es esencialmente incontrolable (Riechmann, 2000). 31 Tambin ese ao se publicaba Our synthetic Environment, de Murray Bookchim, cuyo captulo 4 se titulaba The problems of Chemical in Food.

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    26

    concentran el 89 % del mercado, ascendieron a 34.400 millones de dlares (ETC, 2008: 19). A modo

    indicativo, en Brasil y Argentina, segundo y tercero productores mundiales de soja respectivamente, el

    uso de glifosato verific un salto exponencial. En el caso de Brasil, pas de usar 26 millones de litros

    anuales en 1996, a 630 millones de litros anuales en 2010; y en la Argentina, de 38 a 300 millones de

    litros anuales en el mismo perodo (Pignati, 2010; Souza Casadinho, 2010; Cepal, 2010). Hace casi

    cincuenta aos atrs, Rachel Carson adverta: Estamos exponiendo a poblaciones enteras a agentes qumicos

    extremadamente txicos, que en muchos casos, tienen efectos acumulativos. Actualmente, este tipo de exposicin comienza

    a suceder tanto antes como despus del nacimiento (Carson, 1974: 25).

    Hoy, los impactos en la salud de los ecosistemas y las poblaciones de estos pesticidas y de su

    uso masivo han sido ampliamente investigados y difundidos, y mereceran un apartado en s mismo32.

    Para referir slo a una problemtica que nos toca muy de cerca, diversas investigaciones recientes dan

    cuenta de los efectos del glifosato sobre el ambiente y la salud humana, en particular su incidencia

    degenerativa en el desarrollo embriolgico de los vertebrados en general (Carrasco et Alt., 2010). En el

    estado de Mato Grosso, capital sojera del Brasil, que insume un tercio del total del glifosato usado en

    el pas, las defunciones por neoplasias entre 1998 y 2007 pasaron de 591 a 1137; los enfermos crnicos

    por neoplasias, de 1928 a 5218 casos; en tanto que las malformaciones saltaron de 159 a 495 casos

    anuales (Pignati, 2010). Igualmente impactantes son las estadsticas del Servicio de Neonatologa del

    Hospital Perrando (Resistencia, Chaco), que da cuenta de que entre 1997 y 2008 los casos de

    malformaciones en bebs pasaron de 46 (19,1 por cada 10000 nacidos vivos) a 186 (85,3/10000

    nacidos vivos) casos anuales (AA.VV., 2010). Otro hito clave en el reconocimiento pblico de esta

    problemtica se ha verificado en el caso de las Madres de Ituzaing y del histrico juicio llevado a cabo

    contra fumigadores en el ao 201233. Ms recientemente, un relevamiento de las enfermedades y el

    grado de mortalidad oncolgica emprendido por el Ministerio de Salud de la misma provincia de

    Crdoba, arroj que el mapa del cncer coincida con el mapa de la soja, es decir, que los

    32 Existe una vastsima bibliografa sobre esta temtica, ampliamente investigada desde distintas perspectivas y escalas. Para un informe general sobre este tema a nivel mundial, vase Dinham (2010). Sobre el impacto del glifosato en la alteracin embriolgica, vase Carrasco et Alt. (2010). En Pignati (2010) se presenta una amplia estadstica sobre el impacto de pesticidas en la morbi-mortalidad de la poblacin de Mato Grosso (Brasil). 33 En el Barrio Itunzaing se comprob la existencia de 660 casos de cncer sobre una poblacin de 6000 habitantes; los casos de trastornos respiratorios, diabetes, lupus, malformaciones congnitas y leucemia duplicaban y hasta triplicaban las estadsticas de la ciudad. Un estudio del propio Ministerio de Salud de la Nacin detect que el 80 % de los nios del Barrio tenan entre 7 y 8 agroqumicos en sangre. En ese marco, las Madres de Ituzaing desplegaron una lucha emblemtica que ha dado lugar a un juicio histrico, cuya sentencia final se dict en agosto de 2012, en un fallo que conden a prisin a los productores agropecuarios responsables de las fumigaciones areas. Para interiorizarse sobre el caso ver: http://www.juicioalafumigacion.com.ar/

  • DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN 2362-2568 Junio 2014

    27

    departamentos con ms altos ndices de mortalidad por cncer eran los que correspondan a la zona

    sojera de la provincia34.

    Pero el impacto de los agroqumicos sobre los cuerpos no es slo externo, sino que implica la

    introduccin de sus principios activos en la cadena alimentaria de los seres humanos. Un aspecto

    particularmente dramtico de la cuestin, sali a la luz recientemente por un estudio de la Universidad

    Federal de Mato Grosso en el municipio de Lucas do Ro Verde, que detect sustancias agrotxicas en

    la leche materna en el 100 % de los casos analizados35. Mientras tanto, la industria presiona

    continuamente por incrementar los lmites legales de las trazas de qumicos y antibiticos en

    alimentos36. Esto no slo afecta a los alimentos de origen vegetal, sino tambin, a los de origen animal.

    Es que el sistema de cra intensiva en grandes establecimientos industriales ha ido acompaada del

    consumo regular de antibiticos, hormonas de aceleracin del crecimiento y modificaciones en los

    patrones dietarios de los animales, lo que, en conjunto, se ha tornado en un cctel sumamente

    peligroso y de consecuencias impredecibles37.

    En las dos ltimas dcadas tres grandes epidemias globales han sido originadas en este sistema

    de produccin: el brote de EBB (Encefalopata Espongiforme Bovina) en los 90, y las denominadas

    gripe aviar (surgida en China en el ao 2001) y la gripe porcina (originada en los establecimientos de

    la mega cadena Smithfield Farms, en la localidad de La Gloria, Veracruz en 2009). A ello cabra agregar

    una extenssima lista de epidemias locales y de brotes de intoxicacin y enfermedades masivas

    originadas en los alimentos provenientes de las cadenas agroalimentarias mundiales38.

    34http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/cancer-en-el-este-provincial-la-mortalidad-mas-alta 35 El estudio analiz la leche materna de 62 madres con bebs de entre 2 y 8 semanas y hall la presencia de hasta seis sustancias qumicas proveniente deagrotxicos, entre ellos, DDE, un metabolito del DDT, endosulfn beta y alfa, deltametrina, aldrina,


Recommended