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Política Spinoza

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    33 ISSN: 1576-4184http://dx.doi.org/10.5209/rev_RPUB.2014.v17.n1.45555

    Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Polticas

    Vol. 17 Nm. 1 (2014): 33-57

    La poltica como fsica del poder en Spinoza

    Politics like a Physics of Power in Spinoza

    Luciano ESPINOSA RUBIOUniversidad de Salamanca

    [email protected]

    Recibido: 05/04/2013

    Aceptado: 20/02/2014

    Resumen

    La poltica consiste en la organizacin fsica y el desarrollo inmanente de la po-tencia natural de los individuos. Eso significa que los rganos constitucionales delpoder soberano cuyo sujeto es la multitud son las partes de un todo concebido comoun ecosistema abierto que funciona como un individuo compuesto y basado enciertas caractersticas: las proporciones de sus elementos, un modelo de contrapesosdescentralizado y la permanente regeneracin de las estructuras. Esta complejidadsistmica hace mejor a la democracia porque permite mayor compatibilidad para quetodos se expresen en libertad.

    Palabras clave: poltica, poder, individuo, potencia, ecosistema, democracia.

    Abstract

    Politics consists in the physical organization and immanent development of thenatural potency of individuals. That means that the constitutional organs of thesovereign power whose subject is the multitude are the parts of a whole conceived

    like an open ecosystem it works like a composed individual and based on somecharacteristics: the proportions of his elements, a decentralized and counterbalancedmodel and the permanent regeneration of its structures. This systemic complexitymakes democracy better because lets more compatibility for everybody expression inliberty.

    Keywords: politics, power, individual, potency, ecosystem, democracy.

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    Luciano Espinosa Rubio La poltica como fsica del poder en Spinoza

    1 Utilizo las convenciones internacionales de citacin segn Studia Spinozana: E = tica, n departe, Proposicin, en su caso Escolio, Corolario, etc; TTP = Tratado teolgico-poltico, captuloy pgina de la edicin de Gebhardt (1972); TP = Tratado poltico, captulo y pargrafo; Ep = Eps-tola numerada. Sigo habitualmente las traducciones de Atilano Domnguez: E (2000), TTP (2003),TP (2004).2 Hago un uso libre no tcnico pero cauto de categoras sistmicas o cibernticas actuales, en lamedida en que hay algunos elementos del armazn poltico que es lo nico que nos ocupa sus-

    ceptibles de ser interpretados y clarificados as.

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    1. Puntos de partida

    La hiptesis de trabajo es que la poltica est concebida, en primer lugar, como

    unafsica del poderen tanto que fijacin de sus relaciones (casi cuantitativas), sus ca-nales y equilibrios; y que la democracia, en segundo, es su mejor forma de organiza-cin por razones de complejidad sistmica. Por otro lado, se trata de un mismo modelotransversal que parte de la ontologa de los modos (infinitos y finitos) y va desde lafsica hasta la epistemologa, la tica y la poltica; y esta matriz comn puede deno-minarse ecosistmica con fundamento, como habr ocasin de ver. Adems, lo fsicodebe entenderse de forma amplia, pues incluye las leyes de todo lo extenso y su co-rrelato inteligible (entes naturales, organismos, impulsos psicofsicos primordiales...y sus ideas correspondientes), siempre en oposicin frontal a cualquier clase de cua-

    lidades ocultas y entes extracorpreos.En un sentido ms concreto, conviene recordar que la potencia (o essentia actuo-sa) es el ncleo intensional de la realidad, su nervio constitutivo, lo que define a losmodos finitos en trminos eficientes (E1P36)1 y comporta de entrada un claro sesgomaterial en los seres vivos (E2P13: del cuerpo se accede al alma, que es su idea;E3P2E: autonoma de lo fisiolgico). El resultado preliminar es una nocin del poderhumano investida de un carcter tangible y dinmico, acorde con la nueva ciencia dela poca volcada en la explicacin de las fuerzas. Semejante postura remarca el vn-culo de ida y vuelta entre ser y operar, de modo que tal poder se efecta en el ejerci-cio de las interacciones (de choque y composicin con sus afectos correspondientes)que constituyen al individuo, lo que le va modelando a lo largo de su biografa. Yesto, a su vez, dentro del consabido marco general todo/partes (sustancia-atributos-modos infinitos y finitos), por lo que podra entenderse tambin como una teora decampo, donde hay una estricta reciprocidad ecolgica entre el adentro y el afuera queda lugar a la retroalimentacin2 del sujeto. De ah nace justamente la conciencia hu-mana, que consiste en percibir los contactos ad intra y ad extra del cuerpo y proce-sarlos de manera autoconsciente (E2P23). En definitiva, aunque no podemosdetenernos en ello y solo se desarrollar lo que atae a la poltica, cabe hablar de unafsicidad de carcter relacional, ms rica por abajo que el simple mecanicismo de

    lo inerte, y ajena por arriba a cualquier forma de trascendencia.

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    3 Puede ampliarse el tema y ver un compendio en torno a esta posicin en Montag, W., Cuerpos,masas, poder, Madrid, Ed. Tierradenadie, 2005.4 Cf. en la misma lnea general, Garca del Campo, J. P., Multitud e individuo compuesto, en M.Galcern y M. Espinoza (eds.), Spinoza contemporneo, Madrid, Tierradenadie ediciones, 2009.5 Aqu, como en E1D7, la libre necesidad (interna) de la propia naturaleza es autonoma y afirma-cin de s, opuesta a la coaccin (externa) o heteronoma. De ah, por ejemplo, que Spinoza sea con-

    trario a la predestinacin (TTP, prol.).

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    Importa subrayar esto en todas las instancias: en clave metafsica, Dios no es di-ferente por tratarse de trminos unvocos e inmanentes de la Naturaleza; en clavehermenutica, la Escritura no tiene un sentido misterioso que rebase al texto literal

    elaborado con el cuerpo de la lengua; en clave jurdica, la ley no basta sin el poderque la respalda, que es fuerza y capacidad efectiva de coaccin; en clave psicolgica,entendimiento y voluntad se identifican y no son nada aparte de las ideas que los ex-

    presan en cada momento; en clave tica, la virtud se encarna en los afectos mismosque implican aumento de potencia, no es un resultado posterior...3. Esto quiere decirque la afirmacin del ser, en sus diferentes registros, no admite equivocidad o analo-ga, ni suplementos de valor y sentido venidos de fuera, ni consideraciones sobre loque puede llegar a ser despus: cada ente es lo que es en cada caso y momento, sinteleologa ni trasfondo moralizante aadidos, sin virtualidad diferida...

    Bajo este punto de vista, la fsica significa pura facticidad ontolgica, cuerpos-ideas-afectos correlativos aqu y ahora, explicitud de la potencia siempre en acto, re-alizacin ejecutiva. Algo que no debera confundirse con un mero positivismo omaterialismo reduccionista, sino entenderlo ms bien como el empeo de no esca-motear lo que las cosas son efectivamente, de no caer visto desde otros ngulos enhipstasis o trascendentales, en vaguedades sobrevenidas o legitimaciones externas...4

    Pues bien, la poltica tambin responde a estas notas generales, donde lo crucial es queel campo enorme de lo simblico nace de la inmanencia fsica, y no al revs, aunqueluego formen un crculo virtuoso. Por lo mismo, la libertad no es una cualidad espi-ritual dada de antemano, sino que debe alcanzarse mediante la expresin de la pro-

    pia potencia o naturaleza (formas estables de necesidad5 emancipadora) que permitanuna accin verdaderamente humana frente a lafatalidadde los contextos naturales olas imposiciones de los tiranos.

    En otro orden de cosas, es ilustrativo observar los diferentes mbitos de la vida talcomo son condensados en E4P18E: los dictmenes de la razn establecen un nexoy una secuencia clara entre autoconservacin del conato / virtud y felicidad / aperturae intercambio con el medio / composicin y concordancia racionales entre los hombres/ utilidad comn lograda por la constitucin de un solo cuerpo y una sola alma decarcter sociopoltico. La idea global es que la potencia (de ser y pensar) es verstil y

    est llamada a dar de stodo eso en el plano de la accin humana que participa de lapotencia divina (E4P4), lo que implica el establecimiento de diversas conexiones entre

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    6 Incluso en la monarqua, la multitud es la ltima referencia pues en ella reside el derecho civil o poder

    de la sociedad, que luego se traspasa al rey, pero nunca de manera absoluta e irreversible (TP 7/25).

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    lo tico y lo poltico, as como el engarce del poder personal y del colectivo, como seacaba de ver en esa secuencia. Cuanto quede fuera de esas coordenadas o niveles deexperiencia es considerado una fantasmagora idealista o una variante de la ignoran-

    cia. Por el contrario, la dinmica de los cuerpos (y por tanto de las ideas) se traduceen comunicacin, afectos y fuerzas de diversa ndole, lo que configura un tejido de re-laciones favorables o no dentro del cual se desenvuelve la existencia. Y el caso es quetodo ello acontece en un campo de juego neutro, es decir, amoral: en la naturalezanada est prefijado, no hay valor dado de antemano, orden ni direccin de sentido, tansolo la implacable sucesin de los encuentros causales y el esfuerzo intersubjetivo porconcertarlos un poco. La poltica, entonces, emerge como el proyecto de gobernar lafsica humana y sus muchas implicaciones institucionales (lingsticas, organizativas,simblicas, etc.), toda vez que como subconjunto de lo real esas fuerzas son la in-

    fraestructura de la sociedad y de la cultura, sometidas a unas pautas comunes de arti-culacin.

    2. Algunos rasgos de la poltica

    En la delimitacin que Spinoza hace del quehacer poltico para ver cul es el pro-psito esencial y en qu forma encajan las piezas, parece fecundo pensar que su re-conocido ideal republicano est mucho mejor servido precisamente por una lectura

    fsica de los agentes y las interacciones. Lo que adems permite certificar que nos ha-llamos ante una empresa realista en los varios sentidos de la palabra, lcida y viable,capaz de ligar las condiciones de hecho y las de derecho, esto es, las caractersticasnaturales del mundo y el proyecto liberador de los hombres.

    2.1. As, cabe hablar de unaposicin de principio que sita bien el tema: es unapoltica de la finitudque descarta todo lo que no quepa en el lenguaje inmanentedel poder y que plantea la discusin en un territorio no slo ajeno a cualquier ius-naturalismo o designio exterior, sino tambin al margen de la verdad o la bondadcomo fines. Y es que se pretende explicar un ajuste o engranaje de elementos (cuer-pos, afectos, intereses, grupos, etc.) quefuncione eficazmente con la menor violen-

    cia posible el rozamiento del dispositivo y satisfaga las demandas de utilidadpara la mayora. De lo que se trata es de buscar la cooperacin entre individuos sin-gulares y finitos, susceptibles de concurrir a una misma accin, de tal manera quetodos a la vez sean causa de un solo efecto (segn enuncia la pauta fsica generalde E2D7), y ello porque articulan sus respectivas potencias en una multitud (multi-tudo) que se convierte en la protagonista final de todo rgimen6. Digamos que esta

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    suerte de laicismo discursivo (no estamos ante una poltica edificante) tiene algo deingeniera de lo finito en la medida en que supone el paso desde la ley suprema dela naturaleza que afirma la universal tendencia a la autoconservacin (TTP 16:189)

    hacia la ms concreta ley universal de la naturaleza humana que funda la posibi-lidad de todo pacto (TTP 16: 191): los hombres y las mujeres actan regidos por laverdad eterna de su naturaleza que los hace sentir miedo ante lo que consideran unmal mayor y esperanza ante un bien mayor, aparte de que en todo caso eligen siem-pre lo que suponen el mal menor, de ah que cualquier pacto tiene su razn de ser enla sola utilidad evaluada segn estas premisas pasionales (TTP 16: 192). Entenderas el principio que gobierna las conductas lo que ya presupone que el deseo indi-vidual requiere de otras potencias para desplegarse y afrontar el entorno permitefundar una poltica cifrada en el mnimo comn denominador de vivir con seguri-

    dad y sin miedo (TTP 16: 191), que es la puerta de la libertad. La poltica canalizay usa adecuadamente la esperanza y el miedo, rebasando las meras pasiones subje-tivas hacia una administracin colectiva de las mismas, para generar tantos benefi-cios como sea posible. Luego hay primero una mirada de entomlogo, afincada enla comprensin sin prejuicios de la naturaleza humana, y despus pragmtica en elmanejo de sus resortes primordiales.

    2.2. Por otro lado, hallamos una concepcin general de la poltica que bien puededenominarse artificialista: es sabido que en este enfoque prima el posibilismo, no lautopa, alimentado con la experiencia y la enseanza histrica de quienes han ges-tionado la cosa pblica desde dentro (TP 1/2 y 1/3). No hay recetas ni seguridades,sino un arduo aprendizaje basado en conjuntar la razn y el continuo ensayo y error.Para desbrozar el terreno, Spinoza advierte que el derecho natural no es otra cosa quepotencia en estado bruto (jus sive potentia, TTP 16: 189 s.; TP 2/8), lo que suponeel imperio del deseo arbitrario de cada uno hasta donde llegue su fuerza, a no ser quese instaure un mbito de derecho civil en el que se fomente la libertad compartidacomo nuevo ingrediente de lo anterior (sive libertas). Pero tambin ah se imponeuna visinfsica del poder legal: slo se tiene el derecho de mandar cuando se con-serva en activo la potestad suprema que resulta de la transferencia de poder de los

    sujetos (TTP 16: 194), es decir, un monopolio de la fuerza que se aplica efectiva-mente en la praxis. Luego nos encontramos ante la difcil construccin institucionaldel poder civilizado, que es algo siempre vivo y capaz de cambiar, reconfigurarse ofracasar.

    Debe aadirse que esta perspectiva que ana naturalismo y constructivismo en-caja muy bien con la llamada a la transaccin negociada, por medio del debate, dela consulta y del ensayo de diferentes medios (TP 9/14); esto es, el ejercicio inequ-voco del poder es compatible con la flexibilidad ante las muchas dificultades y ava-

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    tares de la poltica. Ductilidad que guarda relacin tambin con aquellos lugares enque el autor se refiere a la vida cotidiana y sus circunstancias irreductibles a normasabstractas o leyes generales, por lo que no queda otro remedio que recurrir a lo ve-

    rosmil (Ep. 56: 260), a la certeza moral o a una verdad provisional cuando nohaya otra (TTP 15: 185 y 187). La dureza de la existencia obliga a sumar fuerzas yaprovechar los indicios o las mejores conjeturas, amn de los consensos bsicos deuna cultura, sean o no racionales del todo: con frecuencia hay que vivir como si lascosas fuesen lo que parecen y se pudieran manejar. Todo lo cual nos sita definiti-vamente en el mbito del falibilismo ms consciente, con sus dosis aceptadas debuena voluntad, incertidumbre y gradualismo en la praxis, algo que matiza y com-pleta lo dicho ms arriba sobre la poltica como ingeniera. La razn propone y lascircunstancias ms los afectos, al menos en parte, disponen.

    2.3. Por ltimo, es adecuado referirse a la intencin subyacente que dirige a largoplazo esta clase de actividad, una vez satisfechas las necesidades urgentes de la con-vivencia, y que no es otra que la educacin y terapia de los afectos: al afirmarse quehay una propensin innata a la vida social (TP 6/1) y que el hombre no nace civi-lizado, sino que se hace en todos los aspectos relevantes (TP 5/ 2, 3 y 15), es fcil con-cluir la importancia de encauzar su espontaneidad para evitar el sufrimiento ypromover la dicha. Spinoza no escatima comentarios descarnados sobre las pasionesms habituales (el egosmo, la envidia, la soberbia, la mendacidad, la pereza, la ava-ricia, etc.) y sus consecuencias, lo que indica una proclividad a todo cuanto enfrentay divide (vanse los elocuentes ejemplos de E3P55E1; TP 1/5, 7/4). Y esas tenden-cias son las que hay que abordar prioritariamente en trminos polticos: dado que lasola razn ofrece un camino privado extremadamente difcil para someter y mo-derar las pasiones, el pensador holands atribuye una responsabilidad directa al Es-tado respecto a las virtudes y los vicios de los individuos que lo habitan (TP 5/3),pues mucho hay de cura y pedagoga en su funcin segn como est organizado. Esimprescindible una suerte de maquinaria institucional que asegure la fluidez y la des-compresin de los conatos, esto es, que alivie los conflictos, aproveche las energasy d solucin a las exigencias bsicas, lo que redunda en bienestar general. La pol-

    tica en este sentido casi mecnico sirve para garantizar la circulacin de los de-seos y la evacuacin de las tensiones, sin olvidar cierto grado de debate, pero ademses capaz de transformar ese potencial afectivo en la consecucin de concordia y deproductividad.

    A nadie se le oculta el carcter antinmico de algunos aspectos en tan difcil em-peo (libertad-igualdad, autonoma-obediencia, etc.) y la perenne tragedia del que-hacer humano, a menudo frgil e incapaz de conciliarlo todo. Por eso hay que evitartanto la solucin impecable (coincidencia perfecta de tica y poltica, justicia y li-bertad, armona) como la solucin implacable (primado de la cohesin y del bien

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    7 Cf. Del guila, R.,La senda del mal, Madrid, Taurus, 2000; en especial el cap. III: Pesadillasmodernas, pp. 165-208. Las pasiones, los principios racionales y la fortuna son los tres ingre-dientes principales de la empresa poltica, segn los grandes tratadistas, y es necesario asumir suimposible conciliacin definitiva, cf. p. 82.8 En este punto hay un interesante paralelismo con el pensamiento poltico chino, a propsito decaptar y conducir las propensiones naturales de las cosas: sea con lo que representa el legismo,como en Han Fei, segn el cual la ley opera por s misma casi sin intervenciones de los sujetos; omejor en trminos ms flexibles y no autoritarios (bsqueda de equilibrios, de bienestar materialpor medio de la razn...) con el confuciano Xun zi. Pero se es otro tema.

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    comn, autoridad fuerte, control social, seguridad)7. Spinoza intenta una va alter-nativa que coordine en alguna medida ambas opciones, desde la constatacin de queno pueden coincidir por completo, como tampoco encajan siempre razn legal y razn

    de estado, de ah quiz las fluctuaciones que algunos han sealado en sus textos. Sinembargo, hay que ver esta ambivalencia como un signo de madurez y de compleji-dad frente a la simplificacin dogmtica y supuestamente clarificadora. Lejos del pe-simismo y del optimismo, de las soluciones retricas, de la renuncia o del consuelovacuo ante lo ineluctable, se trata de hacer propuestas tiles con exigente afn refor-mista, desde un posibilismo que no claudica. La autodeterminacin de los Estados yde las personas es siempre limitada e insatisfactoria, pero la buena arquitectura delas instituciones, la prudencia en la gestin y los ideales republicanos de participacinciudadana resultan buenas herramientas.

    El asunto gira entonces en torno a una buena organizacin del poder (cifrada enla composicin del todo y de las partes, como en el resto de su pensamiento), de ma-nera que la discusin no es moral, ideolgica o econmica, en sentido convencional,sino de otra ndole: cmo generar una construccin solvente donde las fuerzas y losequilibrios se decanten casi por s mismos8. As, las estructuras y contrapesos tienenel protagonismo frente a las decisiones personalistas y al voluntarismo (sea o no he-roico), algo que le distancia en este punto del genial prncipe maquiaveliano no menosque del macizo y monoltico leviatn hobbesiano. En resumen, una buena fsica delpoder entendida como la mejor defensa contra la arbitrariedad, la opresin y el devenirsiempre inestable de los asuntos humanos, es decir, como una malla protectora queaglutina y deja margen a la vez.

    3. Modelos ecosistmicos de organizacin

    La poltica no refunda la metafsica, sino que la prolonga en tanto que expresa sutrasfondo fsico hasta convertirlo en una especie de plantilla de cohesin formal ymaterial entre individuos. Se tiene que establecer un derecho comn que proporcioneclaras ventajas a sus partcipes (TP 2/13; E4P35E), o, dicho de otro modo, articularlas potencias en trminos recprocos y voluntariamente auto-hetero-regulados. Lo in-

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    9 Sin embargo, como la razn ensea a practicar la piedad y a mantener el nimo sereno y bene-volente, lo cual no puede suceder ms que en el Estado; como, adems, no se puede conseguir quela multitud se rija como por una sola mente, cual debe suceder en el Estado, a menos que goce dederechos establecidos por el dictamen de la razn....10 De los fundamentos del Estado... se sigue, con toda evidencia, que su fin ltimo no es dominara los hombres... sino, por el contrario, librarlos a todos del miedo para que vivan, en cuanto sea po-sible, con seguridad (...) El fin del Estado repito, no es convertir a los hombres de seres racionalesen bestias o autmatas, sino lograr ms bien que su alma y su cuerpo desempeen sus funcionescon seguridad, y que ellos se sirvan de su razn libre y que no se combatan con odio... El verda-dero fin del Estado es, pues, la libertad. El desarrollo de la razn depende ya de ese mismo pro-

    ceso poltico que aparta obstculos y facilita las cosas en todos los rdenes.

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    teresante del caso es que hay complementariedad, antagonismo o mera concurrenciaentre los ciudadanos, en distintos planos, algo que permite concebir el Estado comoun ser animado, susceptible de reorientarse gracias a sus diferentes circuitos de inter-

    accin corprea, anmica, simblica, etc. La tarea bsica es gestionar racionalmentela cantidadde sujetos (de entrada los muchos cuerpos), lo que supone crear vnculosen el seno de la multitud a su vez sostenidos por la unin de las mentes (TP 3/2,7;mentes que son no se olvide las ideas de los cuerpos, segn E2P13), para que esose traduzca luego en calidadde vida con sus diversos registros.

    3.1. Y para lograrlo es necesaria una estructura fsico-social aglutinante, sobre lacual descansen y sean posibles dos claves decisivas que consisten en establecer un cr-culo virtuoso entre razn y civitas (TP 2/21)9, por un lado, y entre seguridad y liber-

    tad (TTP 20: 240s.)10

    , por otro. Es cierto que a menudo chocan, pero cada uno de losmiembros de un par no puede cualificarse sin el otro, por lo mismo que ambas pare-jas se necesitan y fortalecen entre s, a partir de aquella organizacin de base. Spinozano renuncia a esa conjuncin, ms dialgica que dialctica: se constituyen mutuamentey la oposicin queda subordinada a su carcter correlativo, sin que eso suponga el des-arrollo de un proceso inexorable ni sean reducibles a un fondo de identidad. Dadasunas condiciones mnimas en esta lnea, las personas pueden expresar sus capacida-des bajo un doble signo que incluye tanto constricciones que aseguran la paz como fa-cilidades sociales y de comunicacin en forma de deberes y derechos, sin olvidar laayuda mutua y los aprendizajes culturales o la racionalidad y los afectos compartidos;en resumen, la confianza en lo pblico sin perder la iniciativa particular.

    El proceso poltico es causa y efecto de todo ello en un sentido global, pero tam-bin recursivo, pues ordena y moviliza esas instancias en un primer momento a lapar que recibe e integra los frutos despus, en ciclo abierto y sin fin. El poder es msemancipador si resulta autoconsistente, por eso recalca el autor que, con indepen-dencia de la actitud y motivos de los dirigentes, para que el Estado pueda mante-nerse, sus asuntos pblicos deben estar organizados de tal modo que quienes los

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    administran, tanto si se guan por la razn como por la pasin, no puedan sentirse in-ducidos a ser desleales o a actuar de mala fe (...). La libertad de espritu o fortalezaes una virtud privada, mientras que la virtud del Estado es la seguridad (TP 1/6).

    Todo depende, pues, de la estructura poltica y sus mecanismos de previsin (entre losque destacarn como veremos los de tipo procedimental y de fiscalizacin de losactos, as como los contrapesos institucionales), con el propsito de que estas condi-ciones objetivas aseguren la estabilidad, disuadan de las malas prcticas y garanticenel respeto al orden legal. La seguridad es la virtud del todo que nace del buen fun-cionamiento de las partes y garantiza su equilibrio, lo que a su vez permite promoverla libertad (segn el crculo citado ms arriba), ya que son anverso y reverso de lomismo: la primera crea las condiciones de la segunda (paz, leyes, puesta a punto derecursos y servicios pblicos...) y sta fortalece a aqulla por el consenso de quienes

    apoyan al sistema que los hace libres.

    3.2. Por otro lado, es obvio que ese modelo de organizacin guarda semejanza(aun con las variantes propias de cada rgimen) con la organizacin fsica de los lla-mados individuos compuestos, en particular con los humanos y sus peculiaridadespsicofsicas. No en vano aade Spinoza que los fundamentos naturales del Estadono habr que extraerlos de las enseanzas de la razn, sino que deben ser deducidosde la naturaleza o condicin comn de los hombres (TP 1/7), y nada mejor que em-pezar por su constitucin orgnica. Es indicativo que subordine la va de la razn,acaso ms abstracta e ideal, a esta otra ms naturalista que incluye los aspectos fi-siolgicos y despus las pasiones, habilidades, necesidades y propensiones que de-terminan la vida social. Puede decirse que la poltica, en cierto modo, imita yrecrea no slo utiliza la psicofisiologa de los individuos, enriquecindola con nue-vos ingredientes, para construir con tal apoyo en la realidad humana ese artefacto te-raputico que gestiona la finitud, es decir, el Estado que a la postre todo lo religa.

    De forma muy resumida11, el trmino ecosistema significa aqu un conjunto arti-culado de partes en interaccin regido por constancias internas y por un intercambioesencial con el medio, de manera que se trata de un sistema abierto en el cual el aden-tro y el afuera son rigurosamente recprocos. Como es sabido, para Spinoza la cons-

    titucin ad intra de un sujeto fsico (X) se funda en una proporcin de movimiento yreposo (en adelante M/R) que une otras partes corpreas: es una suerte de informa-cin de primer orden (en cuanto que da forma y organiza) flexible, dado que no hayuna cantidad absoluta sino relativa (una ratiojustamente llamada proporcional); lo

    11 He tratado por extenso el tema en mi libro Spinoza: naturaleza y ecosistema, Salamanca, UPSA,1995. Ah se recogen las aportaciones de obras precursoras como la de Pea, V., El materialismode Spinoza, Madrid, Revista de Occidente, 1974; pero se intenta aportar nuevos elementos her-

    menuticos.

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    12 Por afecto entiendo las afecciones del cuerpo, con las que se aumenta o disminuye, ayuda o es-torba la potencia de actuar del mismo cuerpo, y al mismo tiempo las ideas de estas afecciones (E3Def.3). Por su parte, el Postulado 1, referido a la capacidad de ser afectado del cuerpo humano y

    su correspondiente cambio de potencia, remite directamente a la fsica que nos ocupa (E2P13).

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    que a su vez expresa una cantidad de potencia individual. Y estas cantidades corre-lacionadas de materia y de potencia varan dentro de unos mrgenes en funcindel comercio con el entorno que las alimenta y activa, por as decir, dado que ad extra

    los individuos son parte de un conjunto. La formacin de los individuos, segnE2P13, obedece al movimiento, direccin, velocidad, superficie, tamao, etc., de loscuerpos simples (x) que conforman sujetos mayores de diferente grado de composi-cin (2X, 3X, etc.), hasta desembocar en el escolio delLema 7 que sintetiza la teorageneral: hay una articulacin de individuos en escala creciente (se componen entre spor niveles hasta constituir el todo, cuya proporcin M/R resulta de coordinar lasotras proporciones por niveles, inclusivas entre s), lo que supone cambios y modosvariables de afectar y ser afectados en cada nivel, pero sin alterar la naturaleza delconjunto. El resultado es una concepcin de la naturaleza entera como un indivi-

    duo, cuyas partes, esto es, todos los cuerpos, varan de infinitos modos, sin cambioalguno del individuo total. El lenguaje fsico es muy fructfero para describir lo queen ltima instancia es un modelo de integracin, comunicacin y cooperacin/luchade individuos compuestos en un marco de articulaciones ilimitadas.

    Todo individuo presenta, pues, varias dimensiones (material, informacional, de po-tencia) y tiene una doble identidad, interna y externa, por lo que su ser consiste en unaespecie de interseccin sustantiva de todo ello. Sin olvidar que lo afirmado del cuerpotiene su correlato en la mente a todos los efectos, en virtud del famoso paralelismo(E2P7) que los entiende como dos expresiones de la misma realidad. Se trata, dicho deotra manera, de un proceso de auto-eco-constitucin cifrado en el devenir de una formade organizacin singular estable (M/R-esencia-potencia), atravesada por la circulacinde materia, energa e informacin (tambin de segundo grado: ideas en la conciencia),que da lugar a diferentes capacidades de ser y pensar, con el consiguiente empeo enautorregularse para mantener una homeostasis adaptativa y crecer en fuerza. Los in-tercambios con el medio producen retroacciones constantes (reajustes mediante com-putacin de datos y asimilacin de elementos), sin rebasar o romper la elasticidadcaracterstica de la propia identidad, pues supondra la muerte, y si es posible hacin-dola ms inteligente. Es lo que el autor judo define como la dinmica de las afeccio-nes o contactos entre cuerpos (y sus ideas correlativas, los afectos), que hacen aumentar

    o disminuir la potencia (E3 Def. y postul., Aff. Def.)12; algo que en el caso humano sehace mucho ms denso, pues hay idea de la idea o autoconciencia precisamente sur-gida de ese trato con el mundo: El alma no se conoce a s misma sino en cuanto quepercibe las ideas de las afecciones del cuerpo (E3P23). Y ah nace la posibilidad de

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    gobernar esos avatares fsicos y afectivos en la medida en que los comprenda y pro-duzca otros afectos (que son fuerzas) como su causa adecuada, dando lugar a una ac-cin alegre, en vez de una pasin triste. Es un proceso siempre abierto de

    retroalimentacin que genera nuevas actualizaciones del ser y se despliega de mane-ras diversas (orgnicas, cognitivas, emocionales), pero aqu basta con dejar constanciade las races fsicas de la epistemologa y de la tica, a travs de una lectura de susfuerzas activas o pasivas, asentadas en un entramado ecosistmico (interno y externo).

    Debe repararse con sumo cuidado en la mirada relacional del discurso, al menosen tres niveles: a) se rechaza por igual el holismo y el atomismo, en trminos meto-dolgicos generales; b) se proponen vas de composicin de la pluralidad, sea paraconjuntar lo diferente o para articular sujeto y mundo, autoconciencia y realidad; c)se evita por igual el mecanicismo cartesiano y el animismo leibniziano para situarse

    en una posicin intermedia (que ahora no cabe desarrollar). Hay una cierta comple-jidad (la informacin que nos vertebra, que hoy llamaramos biolgica) es soporte oplataforma del resto de dimensiones (informaciones mentales de otros grados), lo queestablece un tejido conectivo entre esos niveles y desemboca en el antidualismo queelimina otras instancias (alma trascendente, dotacin innata, voluntad ilimitada...).La dimensin ecolgica as entendida se aprecia en las relaciones internas entre par-tes distintas del cuerpo, en los vnculos capitales de ste con el exterior y en el sur-gimiento de la consciencia humana, as como en la orientacin genrica de su praxis(comprender y transformar). El esquema es relativamente sencillo, acorde con sutiempo, pero polivalente a la hora de aplicarse a la epistemologa (las llamadas no-ciones comunes son sistemas cognitivos o federaciones de ideas/objetos basadas enlo comn), a la tica (como estilo de vida es resultado de laproporcin de ideas ade-cuadas e inadecuadas) y a la poltica (basada en otras proporciones y federaciones quepronto sern examinadas). Pero vanse en accin a travs de la especificidad delcuerpo humano y de las posibilidades correlativas de la mente (o idea de ideas).

    La capacidad del alma humana se funda en las cualidades del cuerpo y en ciertomodo le convierten en modelo de referencia como individuo complejo: est muy com-puesto de otros cuerpos menores de diversas naturalezas y constituciones materiales,lo que incrementa en extremo su caudal de afecciones por parte de cuerpos ajenos;

    requiere de muchsimos de stos para ser continuamente regenerado, adems deguardar los vestigios de los contactos y tener la facultad fsica de mover y disponerde muchsimos modos los cuerpos exteriores (E2P13Postul). Lo primero a destacares el uso continuo de superlativos, ya que Spinoza subraya que el cuerpo humano esmuy complejo y colma las aptitudes antes enunciadas: riqueza interna de composiciny versatilidad consecuente, plena apertura al entorno para recibir energa y afeccio-nes de las que queda registro, y capacidad para actuar con eficacia. Lo cual le per-mite regenerarse y combatir la entropa, amn de facilitar fisiolgicamente lo queser la creacin intelectual, tcnica y social, pues una vez ms estos planos se com-

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    13 Podra incluso decirse que Spinoza no atiende lo suficiente a la dimensin imaginaria del poder,es decir, que no valora lo bastante la puesta en escena, la iconografa y la prosopopeya conven-cionales, el boato y el protocolo, etc. (cf. Balandier, G.,El poder en escenas. De la representacindel poder al poder como representacin, Barcelona, Paids, 1994). Es coherente con su rechazode todo signo como forma de trascendencia, pero minusvalora su importancia efectiva, es decir,eficiente. Adems, est lejos de lo que C. Castoriadis ha llamado la institucin imaginaria de la

    sociedad, esto es, la creacin histrico-social de sentido y significado, la matriz radical de inter-

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    plementan y refuerzan. A la informacin que nos constituye (ratio de M/R como or-ganizacin de partes en un todo) se suma la informacin que proviene del exterior yla que es acuada culturalmente, de manera que ya ms ricas de lo habitual en otros

    cuerpos se entrelazan y fundan la conciencia subjetiva. Queda inaugurado el vastocampo de la experiencia y del conocimiento, recproco de la observacin y la trans-formacin de las cosas, lo que reporta mltiples utilidades que empiezan por conser-var el cuerpo (alimento, ejercicio, placeres) y la consiguiente potenciacin del alma(E4Ap27), de manera que este segundo aspecto de la praxis humana revitaliza anms aquel organismo. Importa insistir en la plasticidad (dentro de ciertos lmites) queser moldeada por los afectos (la constitucin del cuerpo o el afecto es lo mismo,segn E3P18), con la correspondiente repercusin sobre la potencia de ser y pensar,que a su vez da lugar a los grandes tipos o estilos de vida adoptados. La intencin de

    fondo es que, tal como se avanz, el sujeto llegue a dirigir su existencia medianteuna buenaproporcin de ideas adecuadas respecto a las inadecuadas y que sea activoen vez de impotente (E5P20E). Y la hiptesis reiterada es que este esquema puedeaplicarse tambin al gobierno del Estado (sacando todas las consecuencias sobre elindividuo compuesto que es), con las transposiciones oportunas.

    3.3. La meta es regular los contactos fsicos y simblicos, es decir, permitir unjuego de rdenes y desrdenes limitados, intercambios y acuerdos, que a la postreencajen sin colapsar el sistema. La fsica del contacto implcita (opuesta a la accina distancia de los newtonianos) supone en este mbito la plena inmanencia del poder,que radica en los individuos y acta por continuidad. Hay que establecer como enlos cuerpos una relacin de relaciones, una articulacin de individuos que se com-ponen en sociedades sin perder la fecunda tensin de la unidad y la diferencia. Se-mejante concordia discordante se teje hasta constituir redes, que son las institucionesy las leyes que las hilvanan (las nociones comunes de la poltica), bajo diversasconfiguraciones y regmenes, tal como hay distintas mentes/cuerpos personales segnsus constituciones orgnicas y aprendizajes respectivos. El poder es al cabo la pro-

    porcin establecida entre las potencias particulares, es decir, la coordinacin de fuer-zas entre sujetos y, de modo indirecto, entre grupos, intereses, normas, afectos,

    idiosincrasias, etc., donde lo prioritario es que haya una co-accin compartida opuestaa la habitual coaccin represora. Adems, este trasfondo fsico ms que simblico13

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    supone la identificacin rigurosa entre forma y proceso: la estructura ya es algo di-nmico que est en marcha, pues el Estado es una organizacin siempre operativa, aligual que los cuerpos y su capacidad de afectar y ser afectados.

    Por otro lado, el sentido horizontal es claro, lejos de las metforas verticales delbarroco (cono, pirmide...) tan habituales en Leibniz, por no hablar de la armonapreestablecida de mnadas aisladas (que sin embargo ofrecen una perspectiva deluniverso), algo ajeno por completo a esta ardua composicin de individuos medianteel contacto, donde no hay garantas de acuerdo armnico ni luces cenitales que ilu-minen el escenario. Lo que s cabe es considerar a cada sujeto como una especie dehologramano perspectivista del universo y de la sociedad, en tanto que es unaparte en la que est presente a escala el todo: participacin de lo extenso y lo pensante,proporcin de M/R, potencia..., ms el aprendizaje de los cdigos culturales en el

    caso humano. Y a la vez el Estado se rige por la lgica de los cuerpos individuales,de modo que las partes juntas conforman un todo nico, mejor o peor ajustado encada pas y rgimen. Impera, no obstante, una visin ligada a la naturaleza (sincro-na) antes que al curso lineal y acumulativo de la historia (diacrona), con las luces ysombras que ello supone: Spinoza no concede importancia sustantiva al tiempo aun-que tampoco lo olvide y abunden las referencias histricas y otras experiencias paracompletar el dictamen racional14, algo que le libra de la servidumbre teleolgica delhistoricismo pero tambin dificulta mucho la comprensin de los procesos de largaduracin y de cambio cualitativo. Dirase que pretende poner la organizacin polticaa salvo de los sobresaltos del devenir buscando un denominador comn atemporal,tal como hacen las leyes fsicas.

    4. Los registros y engranajes del poder15

    De entrada, hay que referirse a ciertas proposiciones-puente (situadas juntas, porcierto, lo que habla de una intencin expresa) que el autor tiende desde la infraes-

    pretacin que genera un mundo (no reducible a ninguna infraestructura), y en cuyo seno emergenlas formas de poder. Pero se es tambin otro tema.14 Esto a veces supone abrir las costuras del sistema y enriquecerlo empricamente, como he tra-tado de mostrar en Historia, naturaleza humana y experiencia como nociones transitivas en Spi-noza, en Carvajal, J. y De la Cmara, M. L. (eds.), Spinoza, de la fsica a la historia, Ciudad Real,Universidad de Castilla-La Mancha, 2007, pp. 353-369.15 Este apartado se basa en mi artculo Spinoza: la naturaleza ecosistmica de la poltica, Pape-les de la FIM, n 4, 2 semestre 1995, pp. 81-92. Compruebo que los aspectos cuantitativos y ex-ternos (aqu decimos fsicos) de la poltica tambin son considerados prioritarios en la introduccinde Ch. Ramond a su edicin de Spinoza: Oeuvres V. Trait Politique, Paris, PUF, 2005 (segn laresea de M Luisa de la Cmara,Boletn de bibliografa spinozista, n 8, p. 385, enAnales del Se-

    minario de Historia de la Filosofa, vol. 23, 2006).

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    16 Atilano Domnguez se refiere en su edicin del TP (Madrid, Alianza Editorial, n. 18, p. 82) a esamisma triparticin, si bien no entra en esta lnea interpretativa y sus extrapolaciones.

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    tructura corprea hacia el terreno tico y poltico. As, se considera til cuanto favo-rece la aptitud del cuerpo para el intercambio con el exterior (afectar y ser afectado)y nocivo a su contrario (E4P38); de igual forma que es bueno en sentido bsico todo

    aquello que favorece la proporcin de M/R y malo cuanto la perjudica (E4P39); paraconcluir diciendo que es til aquello que promueve la concordia en la sociedad ymalo lo contrario, dado que esa paz y ajustamiento ayudan a que el hombre viva bajola gua de la razn, lo que a su vez permite expresar la naturaleza de cada uno, ascomo apreciar a los dems en tanto se coincide racionalmente con ellos (E4P40, queremite a E4P35). De la fsica se pasa a los otros dos mbitos por un mismo hilo con-ductor: es beneficioso cuanto favorece la apertura y la coordinacin, de manera quela capacidad de percibir e interactuar es la mejor aliada para la estabilidad del indi-viduo y esos rasgos son fuente de regeneracin permanente, de cooperacin y a la pos-

    tre preparan la racionalidad. Podra hablarse incluso de un boceto transversal deantropologa, fundado en lo que es propio de los cuerpos humanos y sus proyeccio-nes prcticas (sin romper la homogeneidad natural bsica de todos los seres, cf.E3Prol.), donde las valoraciones (til/nocivo, bueno/malo) estn ligadas en su raz almodelo fsico de concordancia y composicin.

    Afirma Spinoza que debe pasarse de la persona natural a la persona social ensentido poltico (a propsito del hecho de detentar y repartir el poder, TP10/2), y alamparo de este concepto es viable decir que el Estado (imperium) se conforma bajotres aspectos: a) un cuerpo (segn expresin literal del autor) constituido por los ciu-dadanos o individuos asociados (cives, civitas), que tendra un carcter funcional y esdepositario del poder en todos los sentidos; b) una mente (segn mi hiptesis) que serefiere a la constitucin o estructura que los articula institucional y legalmente (statuscivilis); y c) la dinmica anloga a los afectos activos y pasivos (segn mi lectura) queviene dada por la administracin y gestin de los asuntos pblicos (respublica) porparte de la autoridad (todo en TP 3/116). Spinoza llama expresamente mens del Estadoal derecho de las supremas potestades (TP 4/1), lo que encaja con el punto b) ante-rior, donde se codifica y legitima el poder decisorio de stas, cedido por los ciudada-nos; y despus se refiere a las funciones y los medios que conciernen a latotalidad del cuerpo del Estado como los instrumentos propios de la gestin que

    lleva a cabo la suprema potestad (TP 4/2), lo que parece acorde con los puntos a) y c)mencionados: los ciudadanos ejecutan las actividades que les son propias, as como loscuerpos interactan con el medio y son fuente de informacin-afectos para la mente.

    Que el Estado es un individuo compuesto no ofrece lugar a dudas, pero aadir estacaracterizacin especfica del individuo humano lo perfila ms en sus aptitudes. Y el

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    esquema es adaptado a cada uno de los regmenes polticos (monarqua, aristocraciay democracia), segn sus elementos particulares: por ejemplo, el Rey es el almade la sociedad y su Consejo Real los sentidos externos del alma y por extensin el

    cuerpo de la sociedad al que representan, los cuales perciben y actan en nombre deaqul (TP 6/19). En cualquier caso, lo que importa es que haya identidadpsicofsicay fluidez entre las partes, para que la conducta del Estado sea lo ms eficaz posiblemediante el ejercicio de las funciones, de modo que los diversos actores del podercumplan bien su cometido en beneficio de la salud general. Y para lograrlo convieneatenerse a ciertas pautas de organizacin, cuyo desglose podra incluir cuatro aplica-ciones del modelo ecosistmico, relativas a diferentes dimensiones del individuo po-ltico. He aqu un resumen (loc. cit. en nota 14, p. 87 ss.):

    4.1. Por analoga con la proporcin de M/R que organiza a los cuerpos en clavede partes/todo, se impone la bsqueda de proporciones adecuadas entre el nmero deciudadanos (y sus diferentes grupos) a representar, por un lado, y el nmero de pues-tos de gestin y/o representacin en las instituciones. En la monarqua, por ejemplo,deben considerarse todas las familias ciudadanas para acceder al Consejo Real y otroscargos (TP 6/15, 21 y 23), sin dejar a ninguna clase fuera y evitando la concentracindel poder en pocas manos, de forma que al final coincida la utilidad del conjunto conla mayora de los votos (TP 7/4). Los diferentes sectores se contrapesan entre s y losvotos resultan en verdad representativos de la sociedad, sin exclusiones. Otro tantoocurre en el rgimen aristocrtico, donde la ley primordial de este Estado debe seraquella por la que se determina la proporcin entre el nmero de los patricios y el dela poblacin (TP 8/13); equilibrio que se extiende a todas las instancias del poder atravs de una ratio fija entre cargos pblicos y habitantes (TP 8/22). Finalmente, lomismo se dice de los consejeros enviados por las ciudades en funcin del nmero deciudadanos, pues la meta ltima aqu se habla de la monarqua, pero resulta gene-ralizable es crear un Estado proporcionado en todos los mbitos para sostener asa una multitud libre, la nica a la que esto le resulta til (TP 7/1817 y 2618). La pro-porcionalidad es la frmula escrupulosa para canalizar el derecho o potencia de losindividuos (agrupados en familias polticas y ciudades), as como en la articulacin

    de un todo estatal operativo: slo una relacin de relaciones equilibrada garantiza el

    17 Ah se aade la mxima general: En efecto, el poder del Estado y, por lo mismo, su derecho debeser medido por el nmero de ciudadanos, de manera que la proporcionalidad permite manteneresta igualdad entre los ciudadanos (...) pues todos los hombres son de tal naturaleza, que cada unoquiere ser adscrito a su propio gnero y ser diferenciado de los dems por su estirpe (TP 7/18).La igualdad, por tanto, se da en la diferencia.18 Podra decirse entonces que las proporciones estn al servicio indirecto de la libertad de los ciu-

    dadanos.

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    bien pblico y la paz, en la medida en que compone, unifica y distribuye el poder almismo tiempo. Un modelo semejante debe regir la seleccin y el funcionamiento detales instancias, como se ve en la regulacin de los procesos electorales, la duracin

    de los mandatos o la sustitucin gradual de los cargos, las edades mnimas para serelegidos, las fechas de reunin de asambleas, etc. (por ejemplo, TP 8/ 30, 34, 35, 15,16). Parece claro que el lenguaje numrico de las diversas normas tiene por finalidadasegurar la transparencia y el reparto equitativo, as como evitar la entropa y la co-rrupcin. Los rigurososprocedimientos aseguran el ajuste correcto entre las institu-ciones, al igual que la circulacin de elementos regeneradores como en el cuerpohumano entre aqullas y la sociedad civil. Tales proporciones, reglas y flujos de per-sonas permiten saber a qu atenerse (forma) y prevenir la esclerosis mediante la re-novacin en todos sus niveles (proceso), de modo que al final se consigue un efecto

    incluyente y autorregulador.

    4.2. Por analoga con la esencia o conatus de cada individuo (segn E3P7), re-verso dinmico de la proporcin de M/R que aglutina a los cuerpos, el Estado buscapreservarse por encima de todo, para lo cual aumenta sus recursos y llegado el casorepele las agresiones. La independencia vigorosa, pues, slo se logra con un firmeapoyo en la fuerza y en la riqueza, por ejemplo con grandes ciudades bien defendi-das; y, en este sentido, la seguridad tiene un sesgo armado y la libertad otro econ-mico, de forma que ambas se complementan una vez ms en tanto que soportes delpoder y de la autonoma de los ciudadanos (TP 7/16,17). Ahora bien, Spinoza sabe quela paz es mucho ms fecunda y productiva, luego debe evitarse la guerra por todoslos medios (TP 7/28) en aras del bienestar general. Como siempre, nuestro autor sepresenta como un pragmtico cualificado (ni ingenuo ni depredador) y enemigo de lasretricas al uso, sean legitimadoras de la fuerza bruta o idealistas y ajenas a la cru-deza de las relaciones internacionales. As como ms arriba primaban aspectos inter-nos de organizacin entre las partes del Estado, ahora le toca el turno aldesenvolvimiento del sujeto poltico como un todo de cara al exterior, en el que tam-bin es una parte entre otras. De ah que las alianzas y los pactos sean muy aconse-

    jables (son un grado de composicin mayor y una suma de fuerzas), pero siempre

    subordinados a la utilidad y a los intereses del Estado en cada momento.Por lo dems, Spinoza desarrolla estos temas procurando de nuevo que haya me-

    canismos precisos de control, bien sea en la propiedad de la tierra (pblica en la mo-narqua y privada en la aristocracia), en los impuestos y en los sueldos, en laasignacin de porcentajes de los beneficios del comercio, en la prestacin del servi-cio de armas para la autodefensa y en el control civil (incluida una duracin tasada)del mando militar para evitar el cesarismo, etc. (Vanse, por ejemplo, TP 6/12, 29;7/21, 22; y 8/9). Los derechos y los deberes no son solo formales, sino tambin ma-teriales, de ah que haya que hablar el lenguaje de las obligaciones y los beneficios

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    concretos que los dan contenido en los ms variados mbitos, donde importa queestn bien repartidos en aras del equilibrio del conjunto y que todos asuman sus res-ponsabilidades. A la postre, por lo que se refiere a la gobernacin, se trata de que

    haya engranajes concertados de tal forma que los funcionarios que velan por losasuntos pblicos sirvan mejor a sus intereses cuanto mejor velan por el bien comn,con el aadido de que sus ganancias dependan de la paz y no de la guerra (TP 8/24,31). Hay que componer deseos dispares, sin duda, anteponiendo la supervivencia glo-bal mediante el compromiso de todos los ciudadanos con los asuntos capitales quecomparten: los genuinos inter-eses, es decir, los que estn en medio (segn la etimo-loga) sirven de cemento social. El Estado se define por la capacidad de asimilaciny por la satisfaccin casi metablica de las necesidades y los apetitos primordiales,adems de por su eficacia resolutiva como cualquier otro organismo vivo. Las pro-

    porciones apuntadas ms arriba son como el esqueleto de un individuo-sociedad re-cubierto ahora con esta carne palpitante que acta.

    4.3. Por analoga con la conciencia de s que el individuo adquiere a travs delcontacto con el mundo (lo que da lugar al procesamiento de informaciones, afectos,ideas, etc.), el Estado es sensible a ciertas relaciones de inteligibilidad que le per-miten observarse a s mismo y modificarse si es preciso. Con otras palabras, tambinaqu como en el deseo humano hay una constitucin variable (E3Def.Aff.), encuanto que admite un aprendizaje que afina sus capacidades: en sentido legal (re-formas posibles del status civilis, TP 7/25); en sentido moral (promocin constantede la virtud de los ciudadanos y del respeto a la ley, TP 5/2, 3); en sentido adminis-trativo (segn la calidad de la gestin por parte de sus responsables, a su vez some-tidos a relaciones burocrticas entre ellos, TP 6/19); y, en general, en todo cuantotiende a asegurar el acuerdo que ana fuerzas, dada la interdependencia de todoslos asuntos y de los agentes polticos implicados (TP 7/8, 11). Puede decirse enton-ces que la sociedad adquiere alguna autoconciencia por medio de tantas conexionese interacciones internas y externas, lo que conlleva un cierto tipo de conocimientoy de plasticidad que se usan cual instrumentos necesarios para evitar que un cona-tus poltico tan pujante como el descrito en el punto anterior degenere en mera iner-

    cia o rigidez.A ello se suman otros aspectos tambin ligados al conocimiento, en este sentido

    amplio: as, la toma de postura de Spinoza contra los secretos de Estado, pues con-ducen a la servidumbre y a la tirana so pretexto de proteger la seguridad, e impidenel juicio informado de la multitud (TP 7/29); o, por dar un ejemplo diferente, la re-glamentacin estricta del voto con bolas de colores, en secreto y en pblico, segn lascircunstancias y los asuntos, en beneficio de la libertad personal de decisin y de laequidad (TP 8/27, 28); o la prohibicin de obtener informacin mediante tortura, parasalvaguardar la justicia y moderar al mximo la economa del miedo (TP 6/26;

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    19 En el contexto, se busca defender a la plebe de los abusos judiciales de los patricios y los sndi-cos ejercen esa labor.20 Spinoza deja claro a menudo que, en ltima instancia, los hombres dotados de razn nunca re-nuncian a su derecho hasta el punto de que dejen de ser hombres y sean tratados como ganado (TP

    7/25). Es harto conocida su confrontacin con Hobbes al respecto en la Epstola 50.

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    8/41)19... Son todas expresiones de una voluntad que reclama luz y taqugrafos, es decir,una libre circulacin del saber y un rechazo a la opacidad y la falta de garantas, dondeimpera el espritu ya conocido de potenciar los bienes y suavizar cuanto sea posible los

    males, pues el pensador holands sabe que la poltica se mueve en una escala de gra-dos pero con mnimos irrenunciables. Cuando haya datos fiables al alcance de la po-blacin, un ejercicio efectivo de derechos, unos mecanismos de decisin transparentes,ausencia de amenazas ilegales o de ocultacin, etc., slo entonces habr algo que me-rezca el nombre de libertad. Las personas y los Estados necesitan reglas claras de juegoy eso implica alimentar su capacidad ejecutiva por distintos canales de informacin yactuacin, de modo que una vez ms es prioritaria una regeneracin permanente del sis-tema que evite los abusos y ofrezca iguales garantas de seguridad para todos.

    4.4. Por analoga con las facultades del individuo compuesto y reflexivo, quegiran en torno al equilibrio dinmico, a la mutua relacin de dependencia e indepen-dencia ad intra (entre las partes) y ad extra (entre otros conjuntos o todos), es muchomejor concebir el Estado completo, compacto, estable..., y en este sentido absolutoy acorde con la razn, pero no absolutista en cuanto que aplaste la pluralidad (el ejem-plo de las familias en la aristocracia es elocuente, TP 8/3, 5, 7). La unin y la fuerzase alimentan de tal diversidad, sabia paradoja que rechaza por igual lo que fragmentay lo que homogeniza: as como el todo es ms que la suma de las partes, as tambinlas partes no son reducibles por completo al todo20 y la vitalidad de stas es condicindel vigor de aqul. Esto se traduce en unas medidas que buscan el establecimiento de

    contrapesos y la descentralizacin, lo que refuerza el carcter distributivo del podercomo principio regulador general. Para ilustrar lo primero vale el apunte (no des-arrollado por Spinoza) de lo que seran los poderes legislativo, ejecutivo y judicial,tal como aparecen en las instituciones del Consejo de patricios (legislativo), donde po-dra distinguirse al menos una doble lnea: a) senado, secciones y cnsules, goberna-dores (ejecutivo); b) sndicos y tribunales (judicial). Y todos ellos sometidos aelecciones y a rotacin. Ms all de los detalles, el autor resume el espritu de su pro-yecto as: Hemos establecido que la suprema potestad del Estado resida en todos lospatricios, la autoridad, en cambio, en los sndicos y en el Senado y, finalmente, el de-

    recho a convocar el Senado y (de proponerle) los asuntos relativos al bien comn, enlos cnsules, elegidos del mismo Senado (TP 8/44). Reparto de atribuciones a lahora de tomar iniciativas y de gestionar, con el propsito obvio del control mutuo yde que se rindan cuentas de una u otra forma.

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    21 Se trata de enlazarlas a todas (las ciudades) mediante estos vnculos de forma que cada una semantenga, en la medida de lo posible, autnoma (TP 9/4). Unidad en la pluralidad, segn reite-

    ramos, pero bien explicitada.

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    Por otro lado, el modelo federal del Estado (obviamente inspirado en las Provin-cias Unidas de la poca) lleva a las ltimas consecuencias la idea fsica de una com-posicin de escalas, con la consiguiente descentralizacin. Por ejemplo, en el rgimen

    aristocrtico se articula el mbito local con el nacional de modo coherente: la fede-racin de ciudades (que tienen sus propios consejos, tribunales, etc.) se halla repre-sentada proporcionalmente en los consejos supremos (Senado y tribunal superior,que tambin tienen carcter arbitral, ejrcito); y hasta la sede de stos es rotatoriapues no hay capital fija (TP 9/ 3, 4, 5, 6 y 7). El resultado es una concepcin poli-cntrica, basada en el acuerdo, pero este objetivo es logrado a partir de la autonomay la posibilidad de disenso (la parte-ciudad puede ratificar o no las decisiones deltodo-estado)21, as como en la proximidad de la gestin al ciudadano. La riqueza deniveles e instituciones fomenta toda clase de contactos y la circulacin de informa-

    ciones y bienes, hasta conformar un gran ecosistema constituido por sistemas abier-tos y articulados a travs de mltiples canales. Repartir el poder dificulta adems unposible golpe de mano autoritario (TP 9/14, 15) e instaura un modelo simbitico porencima de los conflictos y la natural competencia, con la consecuencia de que estaextensin del poder es en s misma una extensin de la libertad.

    Es fcil apreciar la complementariedad de estas cuatro perspectivas en el diseode los principios rectores del Estado, que es sujeto y objeto poltico a la vez. De hecho,cabe hablar metafricamente segn el mismo orden seguido en la exposicin- de unprimer nivelfsico, ms arquitectnico y bsico; de otro biolgico u orgnico, que leda contenido vital y movilidad; de una tercera connotacin intelectual o reflexiva dela sociedad y sus instituciones; y de un ltimo aspecto propiamente social, nacido delas inter-relaciones distributivas del poder y entre los diversos estados. Los cuatroplanos se erigen desde dentro de un mismo modelo y son atravesados por lneas co-munes, tales como los vnculos entre autonoma y cooperacin, potencia y equilibrio,orden y pluralidad..., siempre en trminos de organizacin proporcional y regenera-cin constante. Spinoza conoce bien las dificultades y sabe que no bastan los esque-mas tericos, quiz por eso propone pautas flexibles a la par que rigurosas, en las queimporta el sentido global (geomtrico y aritmtico amn de orgnico) del poder, porencima de una u otra realizacin concreta. La forma fsica de la poltica es priorita-

    ria, pero con la posibilidad de adaptarse a ellas (en vez de imponerse de manera abs-tracta) gracias al sesgo informacional del diseo: proporciones (que transformancantidades en cualidades sistmicas), circulacin frecuente de todo tipo de elemen-tos, interacciones regladas, compensaciones y reajustes

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    22 Como ha sealado Andr Santos Campos (Jus sive potentia. Direito natural e Individuao emSpinoza, Lisboa, Centro de Filosofia da Universidade da Lisboa, 2010, p. 303 ss.), la frecuente ex-presin espinoziana depotentia multitudinis se refiere a la potencia de los mltiples individuos

    que viven en comn, no a la potencia del conjunto unificado.

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    5. Fsica de la multitud: la democracia

    El asunto no tiene fcil tratamiento conviene recordarlo porque la muerte no

    permiti a Spinoza exponer al completo su pensamiento sobre el que consideraba elmejor de los regmenes, por ms que la apuesta por la democracia ya sea en s mismaalgo extraordinario en el siglo XVII. La ventaja de hacer una lecturafsica como la pre-sente es que permite ceirse a unas constantes y unos fundamentos contrastados, demanera que no hace falta inventar teoras revolucionarias. Lo cual no impide que seaproblemtico pensar en una fsica de la multitud (ltima depositaria del derecho entanto que poder conjunto, TP 3/9), pues la idea misma de que haya proporcionesdebe tener otros matices. La cuestin es cmo lograr la mxima presencia del poder(ligada a ciertos parmetros de igualdad) con la mnima mediacin poltica, dado que

    sta es insoslayable para un autor que comprende la dificultad de la convivencia y des-confa de la accin directa de una plebe a menudo manipulada y/o enardecida. Podradecirse que se trata de construir un ecosistema poltico an ms dctil y fluido en suscircuitos, con las menores resistencias posibles a la transmisin de las potencias indi-viduales y que se acerque a la transparencia en la gestin, por difcil que sea la tarea.

    Spinoza aporta algunos datos de gran relevancia en su aproximacin a la demo-cracia y aqu los engarzamos con nuestra lectura: los hombres ceden mediante pactosu derecho particular a toda la sociedad (no a alguien en concreto), lo que en adelanteles obliga a obedecer ciertas normas; pero lo singular del caso es que el sistema de-mocrtico es el ms natural y el que ms se aproxima a la libertad que la naturalezaconcede a cada individuo. Pues en este Estado nadie transfiere a otro su derecho na-tural hasta el punto de que no se le consulte nada en lo sucesivo, sino que lo entregaa la mayor parte de toda la sociedad, de la que l es una parte. En este sentido, siguensiendo todos iguales, como antes en el estado natural, por lo que las opciones de li-bertad son mximas (TTP 16: 195). La democracia permite la conexin ms directa,en los diversos planos que mienta el texto, entre libertad e igualdad, naturaleza y so-ciedad, partes y todo, pues se trata de reducir cuanto sea posible la distancia entrecada uno de los miembros de esas parejas. Ntese que las tres expresan respectiva-mente el fin y el medio de la poltica, los dos niveles bsicos de constitucin de los

    humanos y el modelo binario lgico-ontolgico que preside todo el sistema. El hiloconductor que los unifica es la potencia, pues en todo momento se habla de cmo ex-presarla mejor y ser ms autnomos (sui iuris) por el hecho de perder menos derechonatural dentro del estado civil democrtico22. Luego hay que seguir ocupndose de

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    una fsica de la potencia que permita esa concertacin de aspectos, para lo cual vol-vemos a la nocin de cuerpo en tanto que plataforma bsica: es (inter)activo, todosson iguales y naturales en su estructura, y es el mnimo comn denominador de la

    multitud constituida en sociedad.Desde ah se entiende la definicin del pensador holands: la democracia es la

    asociacin general de los hombres, que posee colegiadamente el supremo derecho atodo lo que puede (TTP 16: 193), y para buscar el bien comn segn el dictamen dela razn hay que unificar en alguna medida los cuerpos y los afectos, como es cono-cido. Pues bien, el poder comn es el resultado de integrar el de los miembros del Es-tado, pero es la ley la que establece quines lo son y gozan de derechos: todos losindividuos en principio pueden votar y son elegibles, lo que diferencia este modelodel aristocrtico, sometido a ms restricciones porque hay eleccin segn la perte-

    nencia de clase y la herencia, y porque a menudo se violenta la legalidad por impo-sicin de los oligarcas (TP 11/1, 2). La diferencia entre los dos tipos de Estado radicaen que el democrtico no exige condicin previa ni voluntad que est por encima oal margen de la ley, aunque lo delicado es su formulacin concreta. No cabe discutirahora la exclusin (lamentable para los ojos actuales) que niega la plena ciudadanapor causa del sexo o de otros motivos (econmicos, de extranjera, penales...), segnpropone Spinoza, sino subrayar que l mismo insiste en que solo menciona una de lasdiversas variantes posibles de Estado democrtico: la que se funda en el imperio deuna ley segn la cual son ciudadanos de pleno derecho quienes cumplan unos requi-sitos de autonoma y honradez (TP 11/3). Luego la pertenencia natural de los cuer-pos a una comunidad y a un territorio (la patria) queda limitada por leyesconvencionales, lo que circunscribe las potencias individuales que pueden perteneceral Consejo Supremo y desempear cargos o no.

    La ley positiva recorta la igualdad bsica de la multitud, aunque en menor medidaque otros regmenes, dada su pretensin universalista al margen de una ley natural

    jerrquica o de casta. De hecho, podra ser cambiada con facilidad y no se olvide quela multitud es la instancia ltima de decisin respecto a s misma, pues tiene poder au-toconstituyente. El autor judo no habla aqu de proporciones, sino de la participacindirecta de los ciudadanos en cnclaves que elegirn a los gobernantes y acordarn las

    leyes: el poder colegial los hace obedecerse a s mismos, ya que el poder est enmanos de todos, las leyes son sancionadas por el consenso general y el pueblo nose somete a la autoridad de otro, sino que acta por su propio consentimiento (TTP5: 74). La libertad descansa en las leyes as instituidas, las mismas que dan forma a lasociedad en cuanto que reconocen un derecho de ciudadana participativo. Ahora bien,nunca dejar de ser problemtico gobernar mediante mayoras estables (asamblearias),amn de conciliar las tensiones ya apuntadas (libertad y seguridad, exclusiones lega-les, diferencias de facto entre individuos y capacidad derivada de presin, etc.).

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    23 Quiz lo que acabo de escribir sea recibido con una sonrisa por parte de aquellos que slo apli-can a la plebe los vicios inherentes a todos los mortales (...) Pero lo cierto es que la naturaleza esuna y la misma en todos. Sin embargo, nos dejamos engaar por el poder y la cultura, y de ah quedigamos a menudo, ante dos que hacen lo mismo, que ste lo puede hacer impunemente y aqulno... Lo caracterstico de quienes mandan es la soberbia (...) Que, por otra parte, el vulgo no tienemoderacin alguna y que causa pavor, si no lo tiene, se debe a que la libertad y la esclavitud no semezclan fcilmente. Finalmente, que la plebe carece en absoluto de verdad y de juicio, no es nadaextrao, cuando los principales asuntos del Estado se tratan a sus espaldas y ella no puede sino hacerconjeturas con los escasos datos que no se pueden ocultar (TP 7/27). Spinoza arremete contra lasclases dominantes y el encubrimiento (con encanto y lujo, con cierta cultura en la necedad y ciertaelegancia en la indecencia) de sus vicios, que en verdad son repugnantes y vergonzosos ( ibi-dem). Igualdad bsica de la naturaleza humana, por tanto, y slo diferencia de medios sociales.24 En trminos absolutos podra ser menor que en la aristocracia, segn sean los criterios fijadospor la ley (TP 11/2).

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    Lo que se persigue, por condensarlo en una idea, es un acuerdo que rebase almiedo, donde la virtud entendida como potencia sea algo comn y el bien o utilidadun objetivo compartido; todo ello desde, por y para una multitud legalizada, que ya

    no tiene motivos para armarse o ser anrquica. En sintona con Maquiavelo y en con-tra de Hobbes, no existe la demofobia tan habitual en la tradicin23, sino un protago-nismo reglado de la gente (que se filtra a s misma, por decirlo as). Y el Estadodemocrtico es el que mejor lo canaliza todo dando cabida no tanto al mayor n-mero24, sino a individuos de tipos y clases no predeterminadas (quiz ms numero-sas y amplias), lo que contribuye a la sensatez (fruto del contraste interno entre losmuchos diferentes) y a la mayor representatividad en las decisiones adoptadas. En tr-minos sistmicos, la excelencia de la democracia reside en afirmar ms y mejor eltodo y las partes, dado que la ciudadana se autodetermina a la par que convierte la

    independencia de los sujetos en estrictamente recproca de la dependencia (de la po-tencia global y de la ley), sostenido todo ello por la participacin en las decisiones.De ah el carcter hologramtico del enfoque, ahora an ms logrado: el todo estatalest muy presente en la parte-ciudadano porque ste lo hace suyo cuando se afirmaa s mismo a travs de los derechos adquiridos.

    Con otras palabras, se concilia mejor la igualdad ante la ley con la diferencia per-sonal que, a su vez, asume como propios los consensos bsicos y la cohesin del con-

    junto. Es claro que la nocin de igualdad es polismica y tal vez paradjica: todos soniguales en tanto que tienen un derecho natural (o fuerza)... distinto; la naturaleza hu-mana y sus pasiones son universales a la par que cambian en las personas segn susbiografas y el uso de la razn que hagan; la ley democrtica reconoce y da mejorcauce a la libertad o potencia de cada uno, pero homologndolas; nadie quiere obe-decer a sus iguales y muchos quedan fuera de ese reconocimiento legal de plenos de-rechos, etc. Por este motivo aadido y por los inevitables conflictos que Spinoza

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    25 Spinoza se refiere ah expresamente a esa necesidad en el rgimen aristocrtico y cita a Ma-quiavelo como agudo precursor, pero la idea parece generalizable en la intencin.26 En palabras de A. Escohotado que glosan la complejidad social y proponen la democracia directaen todo cuanto sea posible: Tras milenios de sufrir otras modalidades de orden, el experimento delnmero confiar en la cordura media de nuestro prjimo ha obligado ya al gobernante a buscarse unapoyo distinto de la deidad, el ejrcito o cualquier otro tipo de amenazadora instancia mesinica. Yen el Primer Mundo bastan unas semanas sin el respaldo efectivo de la poblacin para que cualquierequipo de gobierno, incluyendo a su jefe, dimita o sea procesado por abuso de poder. Esto implica que,finalmente, se ponen en la misma lnea de salida los criterios: a igualdad de informacin, decidir

    mejor quien menos hipotecas arrastre. La democracia busca ante todo el autogobierno basado en la

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    siempre contempla, parece que hay tensiones irreductibles en todo ensamblaje pol-tico, acaso como ingredientes necesarios que lo hacen dinmico. Y la criba legal delderecho de ciudadana se ha podido prever para suavizarlas, adems de evitar la di-

    ficultad de una gestin asamblearia masiva (en los diversos niveles) y, ms an, parareducir las eventuales manipulaciones ejercidas sobre los subordinados y los no au-tnomos, si stos tuvieran derecho a voto. Aunque eso no nos convenza hoy...

    A falta de los detalles que el filsofo no pudo dar, es necesario recoger los ele-mentosfsicos del apartado anterior y aplicarlos ahora, dado que el sistema que ma-yores posibilidades tiene de limitar su erosin y regenerarse cual deben hacer loscuerpos (TP 10/1)25 es la democracia, el ms flexible e integrador, el ms teraputicoy educativo. Recurdese que facilita como ninguno el despliegue pacfico de los de-seos particulares, lo que fomenta el compromiso y el acuerdo; adems combate el

    riesgo de oligarquizacin al incluir si as se decide mayor variedad de sujetos ygrupos sociales, lo que a su vez mejora la distribucin del poder y de los contrape-sos, amn de la circulacin de las informaciones. La ley universal de ciudadana (elvehculo para ordenar a la multitud) permitira intensificar las virtudes ecosistmicasya conocidas: se da la opcin de que haya ms tipos de agentes y ms complejidadinterna en el Consejo, ms apertura a la sociedad en consecuencia, ms energa y so-lidaridad actualizada en la asamblea, por decirlo as, menores mediaciones estamen-tales y entropas de clan, ms participacin informada y sobre todo mscorresponsabilidad. Frente a la desconfianza perenne en la accin poltica de la masapopular, la fsica de la democracia as entendida aporta elementos para salvaguardaren la prctica la isonoma y evitar la desmovilizacin que slo a unos pocos interesa(la indiferencia de la mayora es a menudo inducida), como bien sabemos hoy26. Peroel pensador holands no concreta los criterios preferibles de ciudadana, pues se li-mita a mencionar como hiptesis la edad, la primogenitura o el nivel de renta, dandomargen a la decisin de cada estado. Tampoco parece que defienda una accin sin ad-ministradores, lo que engendrara caos, mientras que toda fsica es una forma de ordenselectivo basado en las correlaciones corpreas, afectivas, de fuerzas e intereses, le-gales, etc., segn muestran los trminos usados antes.

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    igualdad de oportunidades para todos (algo a establecer, conservar y ampliar), a su vez fundado enla virtud cvica de cuo republicano, la libre competencia tambin poltica y los recursos telemticosdel presente para ejercer el poder decisorio continuadamente (Caos y orden, Madrid, Espasa Calpe,1999, p. 312 ss.). En caso contrario, la tutela o el descarado secuestro del poder por unos pocos se-guirn presentes: aunque se hayan probado falsas las razones que en su da se esgrimieron a favor delvoto censitario, solo masculino, etc., hoy se reeditan actualizadas a propsito de lafcil manipula-cin de las conciencias populares, la supuesta necesidad de expertos, etc., cf. pp. 301 ss.27 Podra encajar, por ejemplo, con el trabajo de Sassen, S., Territorio, autoridad y derechos: de losensamblajes medievales a los ensamblajes globales, Madrid, Katz, 2010.28 Tomo la metfora, claro est, de Zygmunt Bauman: La sociedad `moderna lquida es aquellaen que las condiciones de actuacin de sus miembros cambian antes de que las formas de actuarse consoliden en unos hbitos y en una rutina determinada. La liquidez de la vida y la de la socie-dad se alimentan y se refuerzan mutuamente. La vida lquida, como la sociedad moderna lquida,no pueden mantener su forma ni su rumbo durante mucho tiempo () si, por una parte, nos sondesconocidas la mayora (si no la totalidad) de las variables de las ecuaciones, por otra, ningunaestimacin de la evolucin futura puede ser considerada plena y verdaderamente fiable, Vida l-quida, Barcelona, Paids, 2006, p. 9. Evidentemente, Spinoza no pensaba en esta vida precaria,con una incertidumbre constante (p. 10) que ahonda la injusticia social y aboca a lo que podra-

    mos llamar lafungibilidad universal que devora a todos los seres vivos.

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    6. Eplogo

    Spinoza no propone una emancipacin utpica de las masas, tal como ha soado

    la Modernidad hasta cierto punto, sino que da pasos en esa direccin desde catego-ras mentales y conceptuales que no anticipan ni las liberal-burguesas ni las revolu-cionarias, por resumir, adems de que no se adhiere a ninguna idea historicista deprogreso. Tampoco cabe hablar de una meta anarco-libertaria o de un asociacionismociudadano sin medida, pues la organizacin del poder que defiende es siempre fuerte,no incluye la legalizacin de la disidencia como oposicin poltica y limita la auto-gestin a las instituciones. Podra aadirse que en este discurso no hay una distin-cin neta entre lo societario y lo comunitario (Gesellschafty Gemeinschaft), demanera que la civilidad atraviesa ambos planos y los rene desde cierto pragmatismo

    cifrado en la ley y en la conjuncin de los afectos. La exterioridadno esencialista delenfoque, apuntada desde el comienzo, no apela a un fundamento ltimo (dios, capi-tal, clase o raza, por ejemplo), tampoco a la universalidad del deber moral o a los va-lores que vinieron luego a remedarla, sino al acoplamiento (reglado y productivo) deunas potencias en interaccin. La fsica, en fin, como un peculiar modelo de religa-cin civil y de canalizacin de los deseos, con las ventajas de su neutralidad flexibley con las limitaciones propias de una mirada bsicamente a-histrica.

    Si pensamos en adaptar el autor al presente, resultar fecundo que se oriente haciaun mundo globalizado que necesita nuevas proporciones en el reparto del poder parasu gobernanza27, aunque la condicin actual es en todos los sentidos mucho ms mvily temporaria, ms lquida28. La nueva poltica en la poca de la complejidad histrico-

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    planetaria, tan deseable como difcil en un terreno magmtico, debera equilibrar laactual fluidez de la digitalizacin y virtualizacin de la realidad (en particular la eco-noma financiera) con la presencia slida de su imprescindible base fsica (material,

    ecolgica, orgnica, institucional...), un poco al estilo spinozano; sin olvidar la im-portancia sustantiva de lo simblico, de lo imaginario, lo icnico, etc., ni el nuevo eco-sistema telemtico e informacional. Y, por encima de todo, debe buscarse unademocracia efectiva, mejorada y ampliada incesantemente en sus mecanismos for-males, capaz de unir todas esas dimensiones en un modelo viable y solvente. Lo nicoseguro la crisis de civilizacin actual (poltica, econmica, social, ecolgica) lo con-firma con creces es que falta mucho para que ste sea el mejor de los mundosposi-bles, y Spinoza no se conformara con ello.


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