Programa Man And BiospheraUNESCO
“Estudio de la gestión territorial y de los recursos naturales, de la población ruraldel Área de Influencia de la Reserva de Biosfera Yabotí –Argentina-. Buscandoalternativas para un desarrollo local sustentable en torno a una Reserva deBiosfera”
Brián G. Ferrero
Programa de Postgrado en Antropología SocialFacultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de Misiones.
Octubre, 2005
Indice
Agradecimientos……………….………………………………………………………..... 1
2
Introducción…………………………………………………………………..……............ 3
Capítulo I. Misiones. Una panorámica……...……………………………………..……. 14
Capítulo II. La naturaleza naturalizada………………………………..……………..... 28
Capítulo III. El monte colonizado.…………………………………….………..……..… 57
Capítulo IV. Los colonos naturales.………..………..…………………………………... 91
Capítulo V. Leyes y agroecología en la selva. …… …………………………..………. 120
Conclusiones ……………………………………………………………………………. 149
Bibliografía ……………………………………………………………………………. 155
1
Agradecimientos
Inicié mi trabajo en colonias rurales del Área de Influencia de la Reserva de Biosfera
Yabotí en el año 2000, estimulado por inquietudes acerca de la relación entre pobladores
rurales de, para mí, remotas áreas de selva, y reservas naturales. A lo largo de algunos años,
mis preguntas se fueron haciendo más rigurosas y mi problema de investigación fue
madurando. En esto han participado diversas personas e instituciones a quienes debo
agradecer por los aciertos que pudiese tener el presente trabajo.
La realización de esta investigación fue posible gracias a una beca “Young Scientists
Award” del Programa MAB - UNECO-, otorgada en el año 2004. También deseo agradecer
al Programa de Ciencias Ecológicas, de UNESCO-Montevideo, en particular a la Dra.
Claudia Karez, por el apoyo financiero a campañas de trabajo de campo en el área de la
Reserva de Biosfera Yabotí, durante los años 2002 y 2003. Desde el Comité MAB
Argentino se alentó mi trabajo de investigación desde el inicio, por lo cual quiero agradecer
al Dr. Alfredo Recca, y en especial a la Lic. Alicia Toribio, por su generosidad y
permanente apoyo a este estudio, así como por su incansable incentivo a las investigaciones
sociales en el marco de las Reservas de Biosfera argentinas.
El Ing. Juan Pablo Cinto, y el Dr. Miguel Rinas, del Ministerio de Ecología, RNR y
Turismo de la provincia de Misiones, el Ing. Rodolfo Burkart de la Administración de
Parques Nacionales, la Lic. Karina Schiaffino del Centro de Investigaciones Ecológicas
Subtropicales, y Mario Di Bitetti de la Fundación Vida Silvestre Argentina, tuvieron
siempre excelente predisposición para atender mis consultas y brindar respaldo a mi trabajo
en Yabotí.
El Programa de Postgrado en Antropología Social de la Universidad Nacional de
Misiones, me brindó un cálido espacio de trabajo, en el cual su director, el Dr. Leopoldo
Bartolomé, y sus profesores, en particular la Dra. Gabriela Schiavoni , la Dra. Rosana
Guber y el Dr. Arno Vogel, estimularon el presente estudio. También debo agradecer al Dr.
Mario Lattuada, por sus valiosos comentarios sobre aspectos teóricos y metodológicos de
esta investigación.
A mis compañeros Katy y Hector, quiero agradecer las discusiones sobre la realidad
misionera, y a Omar Arach por la lectura crítica y los certeros comentarios de éste texto.
2
A mis padres y hermanos por el permanente aliento a mi trabajo.
A Rosalina, por su estimulo y afectuosa compañía durante la mayor parte de esta
investigación.
Especialmente mi gratitud a Roque, Hortensia, Araujo, Carolina y los chicos, por su
amistad, solidaria, y la hospitalidad. Y al resto de los pobladores de las colonias del Area de
Influencia de la Reserva de Biosfera Yabotí, por su predisposición a abrirme las puertas de
sus chacras y compartir sus ideas. Gracias a ellos, este trabajo en las colonias se convirtió
en una tarea sumamente grata y estimulante.
3
Introducción
La ecorregión del Bosque Atlántico del Alto Paraná o selva paranaense, hasta principios
del siglo XX se extendía desde el río Paraguay hacia el Océano Atlántico, abarcando la
mitad este paraguaya, el sur de Brasil y la provincia de Misiones en Argentina. Por
entonces, esta ecorregión contaba con una superficie de 1,2 millones de km_. Durante el
siglo XX, la expansión de la frontera agraria avanzó sobre la ecorregión, al punto que
actualmente sólo se conserva el 8% de aquella superficie. La provincia de Misiones
contiene el mayor remanente continuo de selva paranaénse, contando con el 20% de la
superficie existente. A partir de esto Misiones se ha constituido en un espacio donde se
despliegan diversos esfuerzos por conservar la selva; con lo cual comenzó a constituirse en
un territorio sobre el cual operan diversos actores y discursos ambientalistas.
Las selva tropicales y subtropicales constituyen espacios donde se observa la
reinvención de la naturaleza, así como la búsqueda de nuevos acercamientos sociales y
económicos. Los discursos a partir de los cuales las selvas se piensan, están
experimentando un proceso de transformación, se crean nuevas territorialidades, aparecen
nuevos actores interesados en estos ecosistemas, surgiendo nuevas relaciones sociales
(Escobar, 1999; Little, 2001). La emergencia de la preocupación ambientalista por las
selvas está conduciendo a formas alternativas de entendimiento de la relación que las
comunidades locales mantienen con estos ecosistemas, así como lleva a graduales cambios
en las maneras de pensar el desarrollo.
A partir de la década de 1970, la conservación de las masas selváticas se ha constituido
en uno de los ejes del movimiento ambientalista, lo cual se debió tanto al incremento de los
niveles de deforestación, como a la emergencia de una conciencia ambientalista mundial
que entiende a los problemas ambientales en un marco planetario. Esta nueva forma de
pensar la naturaleza ha sido analizada por algunos autores (Brosius, 1999; Escobar, 1999,
Ribeiro, 1992) como el surgimiento de un nuevo régimen discursivo que dan forma a las
relaciones entre naturaleza, naciones, movimientos sociales, individuos e instituciones. Tal
transformación forma parte de un proceso de cambio en los regimenes de naturaleza, que en
occidente estaría marcado por el pasaje a una naturaleza producida por reclamos
provenientes de agencias de desarrollo, movimientos sociales, disciplinas científicas y
agrupaciones ambientalistas. (Escobar, 1999).
4
El discurso ambientalista es constitutivo de la realidad (o de una multiplicidad de
realidades), y en su formulación define distintas formas de acción e intervención sobre el
ambiente. Este discurso no sólo plantea elementos desde donde hacer frente a las crisis
ambientales, sino que también propone formas de concebir e intervenir en el espacio. A su
vez, implica la creación de nuevas territorialidades, por ejemplo, determinados ecosistemas
adquieren singularidad, siendo objeto de intervenciones conservacionistas. Tales territorios
no son incidentales al ambientalismo sino que son constitutivas de este. A nivel global,
estos proveen del escenario donde se plantea el estado del planeta, mientras que a niveles
locales crean sujetos sociales y articulan discursos acerca de las formas en que
determinadas categorías de sujetos afectan al ambiente (Brosius, 1999, p 281).
En la presente investigación nos propusimos analizar los sentidos que para los
pobladores rurales del Área de Influencia de la Reserva de Biosfera Yabotí, tiene habitar un
área que se pretende esté sujeta a conservación de la selva, y que puede ser pensado como
un territorio ambientalista. El estudio de los sentidos que cobra el ambientalismo entre los
colonos, será abordado a partir de los siguientes ejes de análisis:
- Las transformaciones políticas y económicas que se han producido en las últimas
décadas en el espacio rural misionero, y las posiciones que los colonos han ocupan
en el mismo.
- Las practicas productivas, la explotación de los recursos naturales y las formas de
organización social de la producción rural, prestando particular atención a las
experiencias de desarrollo sustentable y agroecológico implementadas por diversas
agencias de desarrollo rural.
- Las lógicas locales de gestión de los recursos naturales y el territorio. En tal sentido,
se abordan las lógicas y prácticas territoriales y de uso de los recursos que derivan
en situaciones de conflicto frente a los intereses conservacionistas de la Reserva.
- Los valores, representaciones y prácticas de la población local sobre la Reserva de
Biosfera Yabotí y los proyectos conservacionistas que se desarrollan en el área.
5
La idea de “cosmografías”, creada por Franz Boas a principios del siglo XX, y
desarrollada ampliamente por Paul Little (1996; 2001), fue central para pensar la región
norte de Misiones en términos de un territorio humano en disputa. El concepto de
cosmografía, es definido por Little (op.cit.) como las identidades colectivas e
históricamente contingentes, ideologías y sistemas de conocimiento sobre el entorno
desarrollados por un grupo social para establecer y mantener territorios. En la idea de
cosmografía, las visiones culturales del mundo (cosmos) son inscriptas (grafía) en áreas
geográficas. Cada cosmografía crea diferentes tipos de territorios humanos estrechamente
vinculados a las características biofísicas de las áreas donde están instalados. De esta
manera, el concepto de cosmografía es más abarcador que el de territorio, aunque ambos
están directamente ligados, ya que el territorio de un grupo social está invariablemente
creado sobre un conjunto distintivo de principios cosmográficos. Nuevas cosmografías se
suceden en la historia, no sólo generando conflictos sobre los territorios, sino también
situaciones de incorporación y acomodamiento, que provocan transformaciones continuas
de las cosmografías ya existentes y de los reclamos territoriales. De forma que la
superposición de cosmografías crea complejos dinámicos de poder.
El concepto de cosmografías resultó ser particularmente fructífero para la formulación
de nuestro problema de estudios, puesto que facilita el análisis de la forma en que sobre un
mismo espacio se suceden y entran en conflicto diferentes modelos de desarrollo, y formas
de intervención sobre el espacio. La relación entre los pobladores rurales y la Reserva de
Biosfera Yabotí se analizó en términos de la confrontación entre dos cosmografías. A una
la denominamos “cosmografía desarrollista rural”, basada en el desarrollo rural, e iniciada
con la expansión de la frontera agraria sobre las selvas, con la cual se consolidó el sector de
pequeños y medianos productores rurales –colonos-. La segunda, fue denominada
“cosmografía ambientalista”, con esta se hace presente un aparato de actores, ideas y
formas de intervención en el espacio, que promueven la conservación de la selva bajo la
modalidad de Reservas Naturales, y proponen modelos alternativas de desarrollo
denominados de “desarrollo sustentable” y “agroecologíco”.
El área de estudios se delimitó a partir de un relevamiento de conflictos entre
pobladores rurales y Reservas Naturales; y situaciones sociales en que participasen colonos
y donde se pusiesen en discusión problemáticas ambientales. Dos tipos de situaciones se
6
evidenciaron como más relevantes: proyectos de desarrollo rural con perspectivas
agroecológicas o sustentables, y conflictos por ocupación de tierras. El área de estudio
quedó comprendida por la porción norte de Misiones, donde tiene una fuerte y efectiva
presencia una variada gama de actores ambientalistas, se concentra la mayor parte de los
proyectos de desarrollo sustentable rural, y conflictos por la tierra. Dicha área comprende
los departamentos Iguazú, Geral. M. Belgrano, San Pedro y Guaraní1.
Dada la extensión del área, y la diversidad de situaciones con que nos encontramos, el
trabajo de campo se realizó en cinco colonias seleccionadas de acuerdo a los criterios
mencionados en el Plan de Trabajo. Las colonias seleccionadas se encuentran: tres en el
depto. San Pedro en el Área de Influencia del la Reserva de Biosfera Yabotí; dos en el
depto. Geral Belgrano, una de estas junto al Parque Nacional Iguazú, donde implementan
programas de conservación y desarrollo el Centro de Estudios Subtropicales -de ese
Parque-, y la Fundación Vida Silvestre Argentina.
El Departamento San Pedro y la Reserva de la Biosfera Yaboty.
La mayor parte de esta investigación se desarrolló en el Departamento San Pedro. Este
Departamento, ubicado en el noroeste de la provincia de Misiones, cuenta con una
población de 33.000 habitantes (según el censo nacional 2001), y una superficie de 342.604
has. Según datos de la Municipalidad, aproximadamente el 50% de la población es rural. El
principal centro urbano es la localidad de San Pedro, centro administrativa y comercial del
1 El abordar nuestro problema desde tal perspectiva, implicó ampliar nuestro área de estudios, pensando todoel norte de Misiones como un espacio donde entran en conflicto diferentes formas de intervención espacial.La compleja relación existente entre los pobladores rurales del Área de Influencia de la RBY y esa Reserva,adquiere nuevos sentidos al pasar a formar parte de una conflictividad generalizada en la región, entrepobladores rurales y Reservas Naturales. A su vez se analiza a las Reservas Naturales en el marco del avancede ideas ambientalistas. Cabe señalar que en los últimos años los programas oficiales así como nogubernamentales de conservación, han comenzado a incorporar proyectos de desarrollo sustentable,incluyendo el trabajo de agencias de desarrollo rural que trabajan desde esa perspectiva, de manera que paradar cuenta de nuestro problema de estudios se hizo necesario incorporar el análisis de tales programas dedesarrollo.
7
Departamento. Este es el Departamento más pobre de la provincia y uno de los más pobres
del país; un 42,2% de la población presenta Necesidades Básicas Insatisfechas2.
En tanto la estructura de tenencia de las tierras, un 77% (263.813 has.) es de propiedad
privada y reservas naturales, mientras el 23 % (78.181 has.) restante son tierras de origen
fiscal ocupadas por productores agrícolas. Entre estas tierras de origen fiscal, sólo el 11%
(8.610 has.) cuenta con título de propiedad, mientras el 89% (70.181 has.) restante no
dispone de éste título. De estos últimos, 68% (48.191 has) de las tierras son ocupadas con
permiso de ocupación, el 20% (14.370 has.) se encuentran en trámite de regularización, y el
11% (7.380 has.) tienen adjudicación oficial3.
Previamente a la constitución del pequeños poblado "San Pedro Monteagudo" o "San
Pedro de la Sierra" –como se conocía a San Pedro hasta entrado el siglo XX-, estas eran
tierras habitadas por comunidades cainguas, y frecuentadas por buscadores de yerbales
silvestres. El pueblo se desarrolla durante las últimas décadas del siglo XIX –1877 se
señala como la fecha de asentamiento de la primera familia criolla- a partir de la
explotación comercial de los yerbales silvestres, cuya producción se deriva a Bernardo de
Irigoyen y Barracón (Brasil). La zona se fue poblando al ritmo del negocio yerbatero, hasta
que en 1922, la prohibición de la explotación de los yerbales silvestres decretada por el
gobierno nacional, sumiría a San Pedro en un período de decadencia, del que comenzaría a
salir en 1942, cuando se inicia la explotación de maderas nativas, fundamentalmente la
Araucaria Angustifolia, Araucaria o Pino Paraná. Por entonces se asientan en la zona
aserraderos y laminadoras, mientras los obrajes se internaban en los montes. Estas
explotaciones correspondían a las empresas madereras dedicadas a la tala del bosque nativo
y a la reforestación (con especies exóticas destinadas al consumo de las fábricas de pasta de
papel); estas actividades, en general, concitan asentamientos transitorios con escasa
infraestructura; lo cual dejó su marca en las características del pueblo. Con la prohibición
de extracción de las araucarias, la explotación forestal se limitó al resto de las maderas
nativas, que con los años también irían decayendo por sobreexplotación, mayores costos,
competencia de las maderas importadas y la falta de reconversión. Actualmente la principal
2 El segundo municipio mas pobre de Misiones es El Soberbio, donde el 39,3% de la población presenta NBI.Debe señalarse que la RBY se ubica en estos dos municipios, de San Pedro y El Soberbio.3 Datos aportados por el Ministerio de Asuntos Agrarios, para el año 2000.
8
actividad industrial del Departamento es la actividad forestal, se cuentan 52 aserraderos y 9
secaderos de yerba y te4.
La Reserva de la Biosfera Yaboti (de aquí en más RBY) fue creada en el año 1993, por
Ley Provincial N° 3041, con lo cual se cumplió el compromiso asumido en ocasión de la
Cumbre de la Tierra, Rio'92. En 1995 se obtuvo su incorporación a la Red Internacional de
Reservas de Biosfera del Programa MAB/UNESCO. De las 253.773 hectáreas que abarca
esta Reserva abarca el 20%5 son de propiedad fiscal, y el 80 % restante lo constituyen 119
lotes pertenecientes a 31 propietarios.
La RBY comprende Areas Naturales protegidas preexistentes: el Parque Provincial (PP)
Esmeralda, el PP Moconá y la Reserva Provincial Guaraní (de usos múltiples). La RBY ha
sido zonificada, a su interior en tres zonas: Núcleo, de Amortiguamiento y de Transición.
Por fuera de la Reserva se ha delimitado el Área de Influencia, que es el centro de nuestro
estudio. Su zona núcleo (20.658 has) es de dominio fiscal provincial, mientras que las
zonas de transición y buffer son de dominio mixto (fiscal y privado). La actividad principal
en la zona de transición es la explotación forestal del bosque nativo, regulada por las
autoridades provinciales, según lo establece el Manual de Instrucciones Técnicas para la
Formulación de Planes de Manejo para Montes Nativos en la RBY. En el interior de la
Reserva, habitan dos comunidades guaraníes, con una población de alrededor de 150
personas6.
4 Aserraderos y secaderos empadronados en el Municipalidad al 25/09/02.5 Se incluyen los PP Esmeralda –31.619 has.- y PP Moconá –999 has.-, el Area Experimental Guaraní y laReserva Natural Cultural Papel Misionero –10.000 has.-.6 Según información aportada por el censista del Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, que censó ala población de la Reserva.
9
Colonia Esmeralda y Unión, en Área de Influencia de la RBY donde se concentró el trabajo (en rojo),
Reserva de Biosfera Yabotí (en verde claro)
Metodología y Técnicas de Investigación
Para llevar a cabo esta investigación se recurrió a diversas fuentes de información. La
información primaria fue recolectada a través de las técnicas básicas del trabajo de campo
antropológico; observación participante y entrevistas en profundidad a informantes claves.
Se realizaran períodos prolongados de trabajo de campo con residencia en viviendas de
grupos domésticos de colonos de colonias de los departamentos Gral. Belgrano, Iguazú y
San Pedro. Las colonias se encuentran en el Area de Influencia de la Reserva de Biosfera
Yabotí, y en cercanías de las Reservas Naturales Parque Provincial Urugua-í y de Parque
Nacional Iguazú, con lo cual se cubrirán diversas situaciones de conservación gestionadas
por los Estados provincial y nacional.
Los informantes se establecieron buscando dar cuenta de la diversidad de prácticas
productivas, territoriales y regímenes de tenencia de la tierra. En el análisis de la
organización de la producción, se realizó observación participante de la dinámica de trabajo
al interior de los grupos domésticos, se entrevistó a diversos miembros de los mismos, y se
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analizaron las relaciones laborales entre grupos domésticos. Una de las técnicas utilizadas
fue la de la historia de vida, con la cual se pretendió la reconstrucción de las lógicas de
ocupación del espacio y las trayectorias productivas individuales, familiares y grupales.
Un insumo central de nuestro trabajo lo constituyen los discursos de los actores. “Las
diversas voces suelen representar reclamos territoriales específicos, que se oponen a
reclamos de otros grupos, haciendo el problema tanto discursivo como político” (Little,
2001:10). “La superposición espacial y temporal de cosmografías produce situaciones de
conflicto directo, mutuas influencias, acomodación y resignificación resultando en una
continua transformación de cosmografías y territorios. En estas situaciones, una
aproximación etnográfica a la territorialidad ubica a las disputas territoriales como objeto
principal de análisis (Little; 2001:7).
Otra de las dimensiones abordadas es la de participación de productores en programas
de desarrollo sustentable. En tal sentido se trabajó tanto en aspectos productivos, como
organizativos de las agencias de desarrollo en las colonias. En las colonias seleccionadas
trabajan el Programa Social Agropecuario, y las ONGs INDES y Fundación Vida Silvestre
Argentina.
El trabajo de campo también implicó períodos de estadía en la localidad de San Pedro,
durante los cuales participé en distintas instancias de la vida del pueblo, y tomé contacto
con las ideas que la población urbana construye sobre la RBY y los pobladores rurales. En
esta localidad entrevisté a representantes institucionales del Hospital local, distintas
dependencias de la Municipalidad y funcionarios municipales de gestiones anteriores,
docentes, empleados de la Oficina Provincial de Tierras, del Registro Civil, de la
Asociación de Tabacaleros, miembros del cuerpo provincial de Guardaparques, personal de
la Escuela de guardaparques, funcionarios de la Oficina de la RBY, y de la Oficina de
Bosques. En Posadas se entrevistó a políticos, diputados, agentes de control de la Reserva,
funcionarios gubernamentales y representantes de los diversos sectores sociales
involucrados en el manejo de la misma, y a miembros del resto de los organismos que
intervienen en el área, tanto oficiales, como no gubernamentales.
11
Por otro lado, se realizaron entrevistas a funcionarios gubernamentales de áreas de
conservación y desarrollo rural, agentes de control de las Reservas, y miembros de las
agencias que desarrollan programas de desarrollo en el área.
También se recurrió a fuentes secundarias como censos, informes catastrales, encuesta
permanente de hogares, anuarios, material periodístico, cartografía. El objetivo de tal
consulta fue relevar información acerca de la trayectoria de la población rural a estudiar, su
composición actual, situación legal de la tenencia de la tierra, historia de la ocupación y uso
de estas tierras. Por otro lado se analizaron diversos archivos de las institucionales que
intervienen en el área, anuarios, actas de reuniones, a fin relevar la trayectoria de estas
instituciones; su organización interna; las relaciones que establecen entre ellas; la
intervención que estas llevan a cabo sobre el medio ambiente y la población rural.
Durante el mes de septiembre de 2002, gracias al financiamiento del Programa de
Ciencias Ecológicas de UNESCO-Montevideo, pude realizar un relevamiento que abarcó
gran parte del Area de Influencia de la RBY correspondiente al Departamento San Pedro
–otra parte del Area de Influencia corresponde al Departamento Guaraní-. Se visitaron
quince colonias, y se relevaron un promedio de cinco unidades productivas por colonia,
para estos casos se aplicaron entrevistas semi-estructuradas. La información relevada en
esta campaña permitió establecer comparaciones de la situación en diversas colonias que
echaron luz sobre nuevos problemas de colonia Esmeralda.
Por otro lado ser realizó un relevamiento y análisis de los actores, instituciones y
proyectos presentes en el área, pertinentes a los objetivos del trabajo, estos fueron:
- La implementación de Reservas Naturales en los departamentos Geral. M. Belgrano y San
Pedro, puesto que es donde se concentran la mayor parte de las Reservas Naturales de la
provincia. La mayor parte del trabajo en este punto se refirió análisis histórico y la gestión
de la Reserva de Biosfera Yabotí.
- Programas y proyectos de desarrollo de agencias oficiales: PSA, INTA; y de organismos
no gubernamentales: INDES, FUSEMA, APIDHAL y FVSA. También se hizo un análisis
prospectivo de un programa para conservación de yaguaraté realizado desde el Parque
Nacional Iguazú, que incluye el trabajo con pequeños y medianos productores rurales.
- Estudio de caso de conflictos por la ocupación de tierras en Pozo Azul (San Pedro).
12
Organización del trabajo.
En el primer capítulo se analiza desde una perspectiva histórica el proceso de ocupación
del territorio misionero a partir del siglo XIX, durante el cual se comenzó a constituir la
diferencia entre un territorio forestal, dado en los latifundios forestales, y un territorio
colono, dedicado a la explotación de pequeñas y medianas unidades rurales. El segundo
capítulo analiza la expansión de practicas y discursos ambientalistas en el norte misionero,
con lo cual se estaría constituyendo una cosmografía ambientalista-colona. Ya el tercer
capítulo aborda las lógicas con que los colonos construyen representaciones y desarrollan
prácticas en el medio ambiente natural, en particular sobre la selva. En el cuarto capítulo se
desarrolla el sentido que para los colonos adquiere el ambientalismo en la selva, cómo a
partir de la presencia ambientalista y de éste constituirse en un espacio “ambientalista”, los
colonos construyen un nuevas categorías identitarias como grupo. Finalmente, en el quinto
capítulo se analiza el tipo de relaciones sociales a partir de las cuales el ambientalismo se
hace presente y funciona a nivel de las colonias, a partir de analizar las redes que se crean
en torno a los guardaparques y ongs de desarrollo rural.
A modo de recomendaciones:
- Es necesario destinar recursos al mejoramiento de la calidad de vida de los pobladores del
Área de Influencia. Uno de los aspectos apremiantes en éste sentido está dado por la falta
de cobertura primaria de salud para el conjunto de la población rural.
En relación a esto debemos destacar que muchos de los productores que se dedican al
tabaco, lo hacen, fundamentalmente para tener acceso a una obra social, que consideran,
presta un servicio de salud de mejor calidad que el servicio público. De manera que la
mejora del servicio público de salud para el conjunto de la población, podría llevar a que
disminuzca el número de familias que se dedican al cultivo del tabaco.
- Es necesario el replanteo y discusión del modelo de desarrollo predominante entre los
colonos del Área de Influencia de la Reserva de Biosfera Yabotí (RBY).
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Durante la última década el cultivo predominante ha sido el del tabaco. Debemos señalar
que, tal como se ve en ésta investigación, existe una relación directa entre la intensificación
de la producción tabacalera y la mayor presión sobre los recursos naturales,
fundamentalmente el avance sobre el monte nativo, y la degradación de la tierra. Así
mismo, la producción tabacalera en general, no ha mejorado el nivel de vida de las familias
de productores. Este producto por otro lado, suele llevar a una disminución en la
diversificación productiva de las chacras, puesto que requiere del trabajo de la mayor parte
del grupo doméstico durante gran parte del año.
- De a cuerdo con los objetivos de la RBY, las alternativas de desarrollo a promover deben
tender a una explotación sustentable de los recursos naturales, que básicamente no
produzcan degradación de los suelos, de los cursos de agua, y de las porciones de bosque
que se encuentran al interior de las chacras.
Una modalidad que ya ha sido puesta en práctica en otras áreas de la provincia, es la
explotación no maderables de los recursos forestales, que en una política de desarrollo
podría ser aplicada en el Área de Influencia de la RBY.
- El mejoramiento de la calidad de vida de la población, y la promoción de alternativas
productivas que no degraden los recursos naturales, debe ser llevada a cabo desde el
Estado, en el marco de una política de desarrollo y conservación del medio.
Consideramos que sólo una política estatal asegura la universalización del acceso a un
mejor nivel de vida y a alternativas de desarrollo. Vale desatacar que la provincia de
Misiones ya cuenta con una ley específica en este sentido, la Ley N° 3631de “Corredor
Verde Misionero”, que si bien ya ha sido reglamentada aun no está siendo implementada en
el área.
- Sería conveniente extender al Área de Influencia de la RBY, la categoría de Zona de
Transición, integrando así éste Área a la Reserva de Biosfera.
14
Al incluir la actual Área de Influencia a la RBY, se verían fortalecidas la implementación
de políticas que lleven al mejoramiento de la calidad de vida, y a la promoción de
alternativas productivas para la población.
- Las políticas y proyectos de desarrollo y conservación de la selva en la RBY y su Área de
Influencia deben programarse e implementarse con la participación activa de los
pobladores.
Tal como se desarrolla en la presente investigación, la exclusión de las poblaciones locales
de las políticas y programas de conservación y de desarrollo, corren riesgo de no contar con
la colaboración de la población, ni satisfacer necesidades de los pobladores.
- Puesto que en el área, ya existen varias agencias de desarrollo -tanto oficiales como no
gubernamentales- trabajando en programas de desarrollo sustentable y agroecológicas con
productores colonos, sería oportuno la integración de estas diversos propuestas a una
política articulada de desarrollo para el área.
Tales programas ya existentes, generan experiencias de formas productivas alternativas, así
como redes sociales por las cuales los programas se vehiculizan, que pueden ser
aprovechados por una política integral de desarrollo sustentable para el área.
- Integrar al manejo y decisiones sobre la RBY, a la población de colonia Pepirí, que se
encuentra dentro de la Reserva.
Esta población colona, suele no ser reconocida en los informes oficiales sobre la RBY, y en
los pocos casos en que se la menciona, se la denomina en términos de “intrusos”,
“ocupantes”, etc., con lo cual se busca deslegitimar su presencia en el área.
- Para que exista un espacio de interacción entre los diversos actores ligados al desarrollo y
la conservación, es necesario que los colonos, tanto los del Área de Influencia como los de
colonia Pepirí, dejen de ser considerados entre los principales responsables de la
destrucción de la selva y por lo tanto como opuestos a la conservación.
15
La criminalización de los colonos por parte de diversos actores locales, es contraria a la
implementación de alternativas de desarrollo sustentable que integren a los colonos con la
conservación.
Familia de colonos.
1
Capítulo I
Misiones. Una panorámica
Características ambientales
La provincia de Misiones pertenece a la Provincia Biogeográfica Argentina conocida como
Selva Misionera o Paranaénse. Según la distribución de su flora, su fitogeográfia, la provincia de
Misiones esta dividida en dos sectores: la selva misionera y la zona de los campos. Puede
considerarse como límite entre ambos una franja imaginaria que cruza a la provincia desde Santa
Ana (a unos 60 kms. al norte de Posadas) hasta la localidad de Panambí sobre el río Uruguay.
El sector de los campos es un ambiente muy rico en diversidad biológica, la vegetación es
de baja densidad, con predominio de pastos duros y semiduros. Allí se alternan formaciones de
pastos bajos con “isletas de monte” a las que se le llaman “mogotes o capones”, con árboles que
no raramente superan los diez metros de altura. Hay también formaciones de selvas más o menos
continuas en los cerros, los cuales son bajos y amesetados y también a la orilla de los arroyos.
Esta es una zona de transición entre los bordes del Planalto del Paraná y las tierras bajas de la
pampa del sur. (Garello, s/f).
Hacia el norte de la línea imaginaria mencionada se extiende la región de la selva, que
abarca el 80% del territorio misionero. En esta región el clima es cálido y húmedo con
precipitaciones que varían entre los 1.600 y 2.000 mm anuales. La temperatura media es de 20-
21°. Los suelos son lateríticos, de un intenso y característico color rojizo. Es la región de mayor
biodiversidad de la Argentina. La riqueza de árboles es la mayor del país, con más de 100
especies diferentes y en una sola hectárea pueden encontrarse más de 200 ejemplares de árboles
de 35 a 40 especies (Bertonatti, Corcuera, 2000:69). La selva misionera se caracteriza por su
masa boscosa de 20 a 30 metros de altura integrada por gran variedad de especies vegetales. Se
pueden identificar en ella varias capas de vegetación con abundantes lianas (isipó) y epífitas
(plantas que viven sobre otras). En esta selva se ha desarrollado una gran diversidad de especies
animales, con un alto grado de especialización. Existen en la selva misionera más de 2.000
especies conocidas de plantas vasculares, 330 de peces, 70 de anfibios, más de 150 de reptiles,
unas 550 especies de aves, más de 100 mamíferos y una incalculable cantidad de insectos y otros
2
artrópodos. Y si bien es grande el número de especies reconocidas, la densidad de muchas de
ellas es pequeña lo que las sitúa en peligro o amenazadas de desaparecer. (Garello, s/f).
Parte del Departamento San Pedro corresponde, dentro de la selva misionera, al Distrito de
los Pinares1. Este Distrito, es de regiones elevadas, con un clima húmedo aunque más frío que en
el distrito anterior, allí la vegetación dominante es el bosque de Araucaria. Entre los bosques de
araucaria y las selvas siempreverdes de las zonas más bajas (características del bosque de
araucarias misionero), hay amplios ecotonos donde la selva se mezcla con el bosque;
característico de esta zona es el Ilex paraguariensis, conocida como “yerba mate” (Laclau,
1994:10).
Los suelos de la ecorregión del Alto Paraná son relativamente ricos en nutrientes. Los
suelos rojos, que son profundos cerca de los ríos, se vuelven menos profundos y más rocosos en
altitudes mayores. Hay mucha diferencia en los tipos de suelos, que varían en textura,
composición química, y acidez (Di Bitetti et. al. 2003).
Las características naturales de la región forman un hábitat extremadamente rico que
alberga a un sinnúmero de especies de plantas y animales, entre los cuales se encuentran los
espectaculares grandes felinos—el jaguar (Panthera onca), el puma (Felis concolor), y el ocelote
(Felis pardalis) (Crawshaw 1995). Otros mamíferos comunes incluyen al tapir (Tapirus
terrestris), tres species de corzuelas (Mazama americana, Mazama nana, y M a z a m a
gouazoubira), dos especies de pecaríes (Tayassu pecari y Tayassu tajacu), el coatí (Nasua
nasua), y cuatro especies de monos (Cebus apella nigritus, Alouatta caraya, Alouatta fusca
fusca, y Leontopithecus chrysopygus). Se encuentran cerca de 500 especies de aves, que incluyen
cinco especies de tucanes (Ramphastos toco, Ramphastos dicolorus, Pteroglossus castanotis,
Baillonius bailloni, y Selenidera maculirostris). También los reptiles y anfibios muestran una
alta diversidad, que comprende caimanes, tortugas, boas y otras serpientes (entre las que se
encuentran varias especies endémicas del género Bothrops, como Bothrops jararacussu),
lagartijas y anfibios espectaculares, como el sapo Bufo crucifer, y las ranas Osteocephallus
langsdorffii, Hyla faber y Phyllomedusa tetraploidae. Algunos animales se consideran en peligro
o amenazados, como la nutria gigante de río o lobo gargantilla (Pteronura brasiliensis), el mico-
1 En la selva paranense se identifican cuatro distritos: el Distrito de las Selvas, el Distrito de los Pinares, el Distritode los Campos y Distrito Serrano. Los dos primeros tienen presencia en la Argentina, en la provincia de Misiones.
3
león negro (Leontopithecus chrysopygus), la yacutinga (Aburria jacutinga), el macuco (Tinamus
solitarius), el pato serrucho (Mergus octosetaceus), el loro vinoso (Amazona vinacea), el pájaro
campana (Procnias nudicollis), y la harpía (Harpia harpyja). Algunas especies, como el jaguar,
la harpía, la nutria gigante de río y el pecarí labiado, requieren grandes extensiones de bosque
continuo para garantizar su supervivencia a largo plazo, lo que representa un gran desafío para su
conservación en un paisaje fragmentado. Algunas especies de la ecorregión del Bosque Atlántico
del Alto Paraná tienen distribuciones restringidas y constituyen endemismos locales, como el
mico-león negro, que se restringe a un área pequeña en la parte oeste del estado de San Pablo,
Brasil (Cullen et. al. 2001), y la ranita del Urugua-í (Crossodactylus schmidti), endémica de una
pequeña porción de Misiones (Chebez y Casañas 2000; en Di Bitetti, et.al., 2003).
A partir de fines del siglo XIX y fundamentalmente durante el siglo XX, se deforestó la
mitad de la superficie de selva que contenía Misiones. Actualmente la provincia de Misiones,
contiene 1.123.000 ha de selva, lo cual representa el 20% de la selva paranaense existente; esta
se presenta en forma de un corredor continuo, lo cual le da gran valor en términos de
conservación. A su vez, en los Departamentos de San Pedro y Guaraní (donde se encuentra la
Reserva de Biosfera Yabotí), las superficies ocupadas por este tipo de bosques son de 242.843
has y 303.498 has, respectivamente, representando el 13,95 y el 17,43 % respectivamente, del
total provincial. Actualmente se reconoce a nivel nacional y regional que la provincia de
Misiones contiene el único remanente continuo significativo de esos bosques, que pueden aún
garantizar que las poblaciones animales y vegetales que alberga sean genéticamente viables en el
mediano plazo. (Cinto, 1999).
4
Este gráfico es parte integrante de la publicación:DI BITETTI, M.S; PLACCI, G.; e DIETZ, L.A. 2003.. Una Visión de Biodiversidad para la Ecorregión del Bosque Atlántico del AltoParaná: Diseño de un Paisaje para la Conservación de la Biodiversidad y prioridades para las acciones de conservación. – Washington, D.C.:World Wildlife Fund, 2003.
La ocupación humana del territorio misionero.
Durante los siglos XIX y XX, la actual provincia de Misiones se constituyó en un territorio
sobre el cual tuvo lugar la expansión de diferentes frentes; el primero fue un frente extractivo,
que explotó principalmente dos recursos naturales: la madera y yerba mate silvestres. En el siglo
5
XX, este territorio cumplió el rol de frontera agraria. Hacia las últimas décadas del siglo XX,
nuevos frente comienzan a expandirse en este territorio, por un lado se consolida la producción
forestal, expandiéndose los latifundios forestales, y por otro se expande un frente ambientalista
que procura la conservación de los remanecientes de selva paranaense.
La característica dinámica de la expansión de una sociedad nacional sobre un territorio
puede abordarse a partir de los conceptos de frentes y fases de expansión. “Es la sociedad
nacional, a través de sus segmentos regionales, la que se expande sobre áreas y regiones cuyos
únicos habitantes son los poblaciones indígenas. Pero esos procesos de expansión no son
conducidos al azar. Intereses económicos los conducen, motivando a las poblaciones en ellos
envueltos. Con todo, no siempre la ocupación de los territorios vírgenes es seguida de su
integración económica nacional. Existe una gama de variaciones muy grande” (Cardoso de
Oliviera, 1978:97, en Gorosito, 1982:39).
Durante la segunda mitad del siglo XIX, en la zona central y norte, de relieve serrano y
abundante cubierta selvática, actuaba un frente extractivo dedicado a la explotación de yerbales
naturales y madera, cuya acción se extendía sobre una extensa área, incluyendo el territorio de
los países vecinos. Las vías de penetración del frente eran los sistemas hidrográficos del Alto
Paraná y Alto Uruguay. Trabajaban grupos de trabajo o cuadrilla, caracterizados por su extrema
movilidad, avanzaban hacia área de explotación indicadas por los “descubierteros”, sujetos
conocedores del monte que se aventuraban buscando manchones de yerba mate y árboles de
valor. A su vez en la zona sur, donde la formación selvática decrece, caracterizada por llanuras
suavemente onduladas y suelos relativamente más fértiles, se hacía presente un frente ganadero,
que en cierto sentido representaba una extensión marginal de la economía pecuaria floreciente en
la zona central argentina. El frente ganadero se combinaba con la presencia de una población
orientada a la producción agrícola de pequeña escala en la áreas ocupadas por las antiguas
misiones jesuíticas.
La modalidad de expansión de la sociedad nacional implicó en el caso de Misiones la
sucesión de tres frentes, el frente pionero, constituido por formas empresarial y capitalistas de
ocupación del territorio; el frente de expansión, por el cual se da la ocupación territorial, del que
los posseiros2 son el actor principal, y finalmente los territorios indígenas. (Gorosito:1982).
2 Aquì definimos posseiro como el individuo que tiene la posesión material de un espacio de tierra.
6
Los frentes pionero, de expansión, y los territorios indígenas se sucederían a manera de fajas
espaciales, socialmente diferenciadas. Entre la sociedad capitalista, en el límite exterior y la
sociedades tribales en el límite interior del territorio, se encuentran los posseiros que conciben la
tierra de modo completamente distinto del capitalismo, aunque también estén vinculados al
mercado como productores simples de mercaderías. Estamos delante de dos movimientos
distintos y combinados de ocupación territorial. A través del desplazamiento o corrimiento de los
posseiros es que la sociedad nacional, esto es, blanca, se expande sobre territorios tribales. Ese
frente de ocupación territorial puede ser llamado frente de expansión. El frente pionero es un
segundo movimiento (Gorosito; 1982:41).
En el caso de Misiones esa sucesión – pionerismo, expansión, área indígena- no tiene un
correlato en el plano espacial, así como tampoco en el sentido temporal o histórico, Esta
conceptualización, se adecua para explicar fenómenos de la relación interétnica que se verifican
en forma contemporánea, y en coincidencia con la aparición de un excedente demográfico
liberado por el frente pionero de las sociedades argentina, paraguaya y brasilera. “La instalación
en el área de frentes pioneros o, en otros términos, su incorporación como frontera económica al
resto de la nación, supuso el trasplante de un tipo de población como protagonista de ese
proceso. La escasa población campesina preexistente y la población indígena, fueron sumándose
gradualmente a esa frontera, antes como mano de obra capaz de asumir buena parte de su
reproducción, que como productores simples”. (Gorosito, 1982:41)3
3 Sobre este aspecto se ha planteado cierta discusión en el ámbito académico actual, ya que de losestudios misionero. Según Bartolomé (1974:10) hacia finales del siglo, la población provincialera muy escasa, y desde el punto de vista de la composición poblacional el territorio tenía pocode argentino. La mayoría de sus habitantes eran paraguayos, brasileños, mezclados concampesinos y aventureros provenientes de la vecina provincia de Corrientes”. Aunque paraGorosito (1982), Jaume (et. al.; 1990), Jaquet (2001?), éste territorio no constituía un espaciovacío hacia en el siglo XIX. Para Jaume (op.cit.:34) A partir del reconocimiento de los conflictosfronterizos, las periódicas invasiones y el modelo de explotación impulsado por los correntinos,la historiografía local construye la imagen de vacío demográfico. Sin embargo hay afirmacionesexplícitas sobre la presencia de población estable, espontáneamente asentada y de actividadeseconómico-productivas, tanto a lo largo del río Paraná como sobre la costa del Uruguay, para elperíodo inmediatamente posterior a la Guerra, o incluso antes. Al menos al sur de la provincia yparte de la zona central estaban relativamente poblados. Según Jaume (op.cit.), la causa por laque se consideró a éste un territorio vacío, parte de que los yerbales constituían un recursoatractivo para la población circundante que a pesar de las revueltas armadas y la prohibitiva,legislación correntina, volvía una y otra a asentarse en el lugar.
7
Este gráfico es parte integrante de la publicación:DI BITETTI, M.S; PLACCI, G.; e DIETZ, L.A. 2003.. Una Visión de Biodiversidad para la Ecorregión del Bosque Atlántico del AltoParaná: Diseño de un Paisaje para la Conservación de la Biodiversidad y prioridades para las acciones de conservación. – Washington, D.C.:World Wildlife Fund, 2003.
Federalización y expansión de la frontera agraria.
Durante todo el siglo veinte, el territorio misionero ha cumplido el rol de frontera agraria,
esto es de un espacio abierto, con grandes latifundios, y una franja de tierras fiscales disponibles.
En el proceso de ocupación del territorio se distinguen tres etapas, según la periodización
propuesta por Schiavoni (1996). La primera, se inicia a fines del siglo XIX y se extiende hasta
principios del XX y consistió en la colonización oficial de tierras públicas. La segunda se inicia a
partir de 1919, y adquiere su mayor relevancia entre 1920 y 1930, consistió en la colonización
privada sobre tierras particulares a través de compañías colonizadoras. La tercera etapa, es la de
8
colonización espontánea, aquella que no es organizada ni por el Estado ni por empresas
colonizadoras, esta se inicia hacia la década de 1940.
Desde 1830 el territorio estuvo bajo la jurisdicción de la provincia de Corrientes hasta 1882
cuando se transformó en Territorio Nacional con autoridades nombradas por el Gobierno
Federal. Ningún intento de colonizar el territorio fue hecho hasta que las presiones ejercida por
las políticas del Gobierno Federal empezaron a hacerse sentir en Corrientes, a mediados de la
década de 1870 (Bartolomé, 2000:93). Diversas regulaciones por parte del gobierno correntino
habrían derivado en la no colonización del territorio durante aquel período. La preservación de
los yerbales naturales -confirmada en el Reglamento para la Explotación de Yerbales de 1876-,
implicó las regulaciones que prohíban expresamente el establecimiento de asentamientos
permanentes en el área de la yerba mate salvaje, con lo cual se impidió que esa área se
transformase en centro de colonización humana. Asimismo, en 1864, el gobierno provincial
había prohibido el comercio de ganado y cría de ovejas, permitiendo sólo un máximo de
trescientas cabezas, para eliminar cualquier competencia con la industria ganadera Correntina.
También la actividad agrícola estaba limitada, siendo permitida sólo en la porción sur del
territorio, en el área de los antiguos pueblos jesuíticos (Bartolomé; 2000:91). Recién en 1877,
por presiones del gobierno nacional, se inician acciones colonizadoras, que tuvieron un éxito
limitado, atrayendo a unos pocos colonos del área local e inmigrantes germano-brasileños del
Estado de Río Grande do Sul. (Bartolomé; 1982)
Cuando el gobierno nacional propuso formalmente la federalización del territorio, el
gobierno correntino se apresuró a mensurarlo, y las tierras de las Altas Misiones, fueron
vendidas en lotes de 25 leguas castellanas, aproximadamente 44.900 hectáreas, lo que significó
la creación de enormes latifundios. Treinta y ocho individuos adquirieron gran parte de la
provincia, “creando un inmenso obstáculo al incentivo de futuras tentativas de colonización”
(Bartolomé; 2000:94). Este hecho es de significativa importancia para el presente trabajo, puesto
que el actual área de la Reserva de Biosfera Yabotí, está constituida en un 80% de su superficie
por propiedades privadas.
Debido a un error en la mensura, las tierras no fueron adecuadamente inspeccionadas y se
detectó que muchos títulos de propiedades no eran legalmente correctos, lo que posibilitó que
muchas de estas tierras fueran recuperadas por el Estado Nacional, volviendo a ser fiscales. Esta
9
situación se dio fundamentalmente en la franja central del territorio. Más allá de que parte de
estas tierras no eran aptas para cultivos y se encontraban alejadas de los medios de transporte
(principalmente fluviales), el Estado desarrolló una intensa labor colonizadora (Bartolomé 1982;
2000, y Schiavoni, 1996). Como resultado, muchas mensuras no fueron completadas, y muchos
contratos no fueron cumplidos por parte de los latifundistas frente al Estado nacional, y para
1895 se habían recuperado más de 220.000 has. (Bartolomé 1982:10).
Si bien en 1877 se crearon las primeras colonias fiscales, el proceso de colonización
comenzó efectivamente en 1897 con el arribo de un grupo de campesinos polacos y ucranianos
que se asientan en tierras fiscales de Apóstoles, en el sudeste del territorio. Por entonces el
Estado distribuyó las tierras de acuerdo a normas precisas de la Ley Avellaneda de 1876,
principalmente en la zona sur, donde se inicia la colonización. Se delimitaron las tierras en forma
de cuadrícula, el patrón de asentamiento fue en dameros. Este sistema creó parcelas iguales tanto
en forma como en superficie, organizando la distribución con lógica geométrica y no geográfica,
lo cual llevó a que mientras algunas parcelas eran aptas para la producción, otras eran verdaderos
pedregales y otras carecían de acceso a los cursos de agua.
A los primeros colonos se les otorgaron parcelas en lotes de 100 has., mientras a los
siguientes se les iban dando extensiones de 25 has. y ayuda para instalarse. (Bartolomé, 2000). El
predominio de explotaciones familiares se encontró asociado a esta política colonizadora, en que
el tamaño de la parcela instaura el tipo predominante de Explotación Agrícola Familiar, en que el
trabajo agrícola requiere de toda la familia. (Bartolomé; 1975).
Las tierras fiscales localizadas en las sierras centrales, particularmente en los actuales
departamentos de Leandro N. Alem, Oberá, Cinguás, fueron colonizadas a través de procesos de
ocupación espontánea de tierras, que frecuentemente la colonización oficial se vio obligada a
validar post-facto. A diferencia de las primeras colonias, donde la mensura siguió el tradicional
patrón de damero, la naturaleza semi-espontánea de la colonización de las sierras centrales
posibilitó que se recurriese a formas más adaptadas a las condiciones del territorio. De allí que se
encuentren campos alargados del tipo denominado waldhufen4. (Bartolomé; 1982:23-24).
4 Sobre el origen de este tipo de poblamiento “aunque los lotes waldhufen fueron establecidos por grupos mezcladosde pobladores en tierras públicas, parece verosímil que fueron hechos principalmente por gente de base alemana queya había vivido en waldhufendorfern en el sur de Brasil Fue el caso también de las tierras privadas en Misionesdonde Culmey y sus alemanes brasileros comenzaron a poblar en fecha mas tardía. Existe la posibilidad de que la
10
La colonización privada se inicia hacia 1920, desarrollandose en tierras privadas, a través de
empresas colonizadoras5. Es en la zona norte, en el Alto Paraná principalmente, donde tuvo lugar
esta modalidad de poblamiento. Las tierras eran adquiridas principalmente por inmigrantes
alemanes y polacos y las parcelas se vendían a precios más elevado y con menores plazos que en
las colonias fiscales (Schiavoni, 1996:61). Los lotes eran de 25 has. y en tierras de buena calidad.
El acceso a la tierra se realiza desde el río, según el patrón waldhufen, con un camino de acceso y
talado de la selva, de manera tal que fue diseñando un patrón de asentamiento de parcelas en
franjas transversales a los cursos de agua.
La agricultura comercial estaba centrada en dos productos principales: tabaco y yerba mate.
Es hacia el período 1920-1930 cuando estos cultivos se expanden por las zonas sur, centro y Alto
Paraná. En 1926, se apoya el cultivo de yerba mate y se otorgan lotes con la obligación de
cultivar, mediante la Ley de Colonización N° 4167.
Tres factores habrían sido gravitantes para el éxito en la colonización de esta parte
relativamente marginal del territorio argentino. Según Bartolomé (1975:247), entre otros factores
aquí se destacan: 1) una política de tierras que posibilita el acceso a la propiedad con poco
capital inicial, 2) baja o nula imposición, y 3) el así llamado “oro verde”, la yerba mate que
cumplió el rol de cultivo colonizador.
Un segundo período de colonización en tierras públicas, tiene lugar hacia la década de 1920,
con esto se dio un crecimiento de las explotaciones de 0 a 25 has., se pasó a considerar como lote
normal el de 25 has.6, lo cual “tuvo consecuencias desfavorables sobre la rentabilidad de las
explotaciones desarrolladas sobre ellos. La situación de estos productores se vio agravada por la
crisis de sobreproducción yerbatera” (Schiavoni 1996:62). Durante esta fase de colonización
oficial, se crean colonias en las zonas de Cerro Corá, L. N. Alem y Campo Grande, y se trazaron
caminos. Previamente a que se delineasen las colonias, muchas de estas áreas ya estaban
ocupadas por pobladores que no contaban con capacidad económica para acceder a tierras en las
idea de waldhufen haya sido introducida en algunos lugares por colonos directamente desde Alemania” (Eidt, 1971,citado por Schiavoni; 1996:61).5 La más importante fue la “Administración de Eldorado y Cía. Ltda. S. A” que administró cinco colonias–Eldorado, Victoria, Montercarlo, Puerto Rico y San Alberto-. (Schiavoni, 1996).6 Ley de Colonización N° 4167 establece dos categorías de lotes, los normales y los especiales, los primeros teníanuna extensión de 25 has. el colono contraía la obligación de cultivas por lo menos 5 has. de yerba y debía residir enel lote. Los especiales la superficie oscilaba entre 25 y 100 has y la mitad de la extensión debía cultivarse con yerba.(Ver Bartolomé, 1975, 1982, 2000, Schiavoni 1996, y Palomares 1975)
11
colonias del Alto Paraná, y por tanto trataban de ubicarse en tierras fiscales aún cuando debían
abrir picadas, desmontar y permanecer aislados. La zona noreste provincial -donde se desarrolla
nuestra investigación- permaneció durante gran parte del siglo XX con una baja densidad
poblacional, y su principal actividad económica consistió en la explotación del bosque nativo.
La tercera etapa del poblamiento misionero, se inició hacia 1940, cuando finalizó la
colonización estatal y privada, el territorio por entonces contaba con el 36% de su superficie
ocupada -el resto eran tierras vacías o latifundios improductivos-, y la nueva ocupación de tierras
se produce de manera espontánea. Por entonces la mayor parte de las tierras vacantes se
encontraban en los departamentos de 25 de Mayo, Guaraní, San Pedro y General Belgrano, zona
que se ha definido como Area de Frontera Bernardo de Irigoyen. En ésta etapa, el poblamiento
continuó mediante la ocupación espontánea de tierras. Según Schiavoni, la característica de este
tipo de expansión es “la falta de tenencia legal de la tierra, una distribución anárquica de los
predios y un deficiente desarrollo de la infraestructura; involucra, en general, agricultores con
reducido o nulo capital” (1996:80).
Durante la década 1950-1960 Misiones prácticamente no recibe migración externa, si bien la
frontera agraria continúan avanzando, se evidencia una disminución de la superficie bajo cultivo,
“explicada por los inicios de la actividades de reforestación y por el deterioro de las plantaciones
yerbateras del sur” (Schiavoni 1996:66). A partir de 1960, productores originarios de colonias
del sur y centro de Misiones, afectados por una profunda crisis agraria, y agricultores
marginados de los procesos de modernización en el sur de Brasil, se trasladan al nordeste
provincial, donde se ubica la frontera agraria, con expectativas de mejorar su posición socio-
económica. En el sur se produce un proceso de polarización de la estructura agraria (latifundios y
minifundios), mientras que en el centro, la frontera se expande. Fue a partir del ingreso de
población procedente del sur del Brasil, que se concibió como políticamente estratégico un
nuevo proyecto de colonización oficial en el extremo nordeste de la provincia. Enmarcada en la
política de seguridad nacional, hacia 1972 el Estado crea el Area de Frontera Bernardo de
Irigoyen, en el nordeste, coincidiendo con el límite político con Brasil. Este plan se estructuró
desde un punto de vista defensivo, con medidas de colonización a escala reducida, dirigidas a
productores familiares capitalizados (Plan Andresito y Plan de Colonización de la Sección II de
San Pedro) (Schiavoni 1997:273).
12
El desarrollismo forestal
Durante las últimas décadas del siglo XX, toma fuerza y se consolida la consigna oficial de
“Misiones, una provincia forestal”. El desarrollo forestal tuvo a su favor características
ambientales, climáticas y geográficas de este territorio. A su vez la posición geográfica de
Misiones, facilita el transporte, tanto por el amplia frontera con Brasil y Paraguay, como por
estar junto al río Paraná. Pero el factor fundamental han sido los incentivos fiscales a la
13
producción forestal. Esta situación ha llevado a la consolidación de una cosmografía forestal en
el noroeste misionero, que viene acompañada por la expansión de extensas áreas de bosques
implantados de especies exóticas, en el marco de una fuerte concentración territorial, industrial y
productiva. Conjuntamente tiene lugar un proceso de despoblamiento y empobrecimiento de las
población rural.
La constitución de este territorio forestal se inscribe en la explotación del monte que se vino
desarrollando en el territorio desde el siglo XIX. En el siglo XX, la estructura agraria provincial
pasó a estar constituida por un número relativamente pequeño de latifundios privados que
concentra la mayor parte de la tierra, destinadas a la explotación forestal del bosque nativo. Por
otro lado, se presencia una gran cantidad de pequeñas y medianas explotaciones dedicadas a la
producción rural. La concentración de tierras se ha ido profundizando a lo largo del siglo XX, y
ya en la primera mitad de la década de 2000.
A mediados del siglo XX se produce una transformación en el tipo de la madera explotada
por la industria forestal. Durante la primera mitad del siglo XX se explotaban de manera
intensiva principalmente cinco especies nativas: araucaria, cedro, lapacho, incienso y peteribí o
loro negro. Pero conjuntamente con la expansión del sector durante la década de 1950, la
explotación de estas cinco especies pasa a estar legalmente reguladas gracias a la sanción una ley
forestal que establece las que luego se llamarían “maderas de ley”.
En tanto la explotación del bosque nativo, la conversión de estos bosques en tierras
disponibles para los cultivos agrícolas, fue posible por causa tanto de los incentivos fiscales,
como por la creciente demanda del mercado, el mejoramiento de las técnicas de extracción y de
construcción de rutas, todo lo cual permitió reducir los costos y acelerar el proceso de extracción.
Pero, al mismo tiempo, no hubo avances significativos en relación a las prácticas de silvicultura,
extracción y ordenación de las masas forestales nativas. En el cuadro siguiente se observa la
evolución de las superficies cubiertas de bosques nativos según diferentes estudios.
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SUPERFICIES CUBIERTAS DE BOSQUES NATIVOS, SEGÚN DIFERENTES ESTUDIOS
SuperficiesAño Estudio
(ha) (%)
1850 Plan Misiones 2000 2.600.000 1001960 Plan URBIS (1961) 2.250.000 871970 FAO-PNUD/IOVIF (1970) 2.125.000 811974 CEBS (1975) 1.263.000 481977 CFI (1978)/CONSULTAR
(1977)1.228.000 47
1985 U.Na.M. – MEyRNR (1987) 1.747.754 67
Estos estudios demuestran que durante los años 1960 y 1985, la superficie de bosques
nativos se redujo en 500.000 ha, una tasa promedio de 20.000 ha/año.7 Según Ga rtland (1974),
entre 1962–1971, fueron extraídos unos 2.600.000 m3 de especies nativas a un ritmo aproximado
de 130.000 árboles por año.
La mecanización del transporte, la apertura de rutas y la incorporación de tractores,
permitieron una intensificación en la explotación de la selva sobre distancias cada vez más
alejadas del Paraná. La llegada de las industrias y aserraderos en la provincia aumentó la presión.
Aproximadamente el 80% de los Bosques Nativos es de propiedad privada y el 20% restante es
de propiedad fiscal, hoy en su mayoría protegidos por diferentes instrumentos legales
(MEyRNR, 1997).
A partir de la década de 1940, se producen profundas transformaciones en el sector forestal
misionero. Por entonces se comienza a incentivar desde el Estado nacional la foresto-industria,
en particular la forestación de las especies exóticas paraíso y pinos (ellitos y taéda), y la nativa
araucaria angustifolia. Desde 1945, y por un período que duró dos décadas, la foresto-industria
recibió importantes incentivos con la sanción de leyes que otorgaban desgravaciones
impositivas, e incentivos monetarios para la forestación con especies exóticas.
Esta legislación, junto con los incentivos a la forestación de bosques implantados llevaron a
que durante las décadas de 1950 y 1960 se incrementase la superficie de bosques implantados -
7 En relación a las cifras sobre deforestación de bosques nativos y cultivos forestales, así como de las superficies conque cuentan las empresas forestales, consideramos significativo el señalamiento que hace un equipo del BancoMundial en un estudio realizado en 1993 comentó: “Al analizar las diferencias se produce claramente un estado deprofunda incertidumbre conocido como un ballet de cifras, de una magnitud tal como para desorientar a cualquiera.Evidentemente todos pueden proponer datos y estimaciones propias dentro de ciertos límites, sin temor a serdesmentidos" (Corradini, Gennari y Merlo, 1993).
15
en esas las décadas se hicieron las primeras plantaciones de Pinus elliottii y Pinus taeda, así
como se continuó con la plantación de pino araucaria, eucalipo y paraíso-.
A fines de la década de 1960, se inicia una política nacional que busca la sustitución de
exportaciones plantando especies de fibra larga, de las cuales Argentina sólo contaba con cinco
especies8. Durante la década de 1970, el incremento de los bosques implantados
fundamentalmente con confieras, sumado a la riqueza de los bosques nativos, determinó que
grandes fábricas de pastas celulósicas y de papel se instalaran en Misiones. Las principales
empresas fueron Celulosa Argentina, Papel Misionero y Alto Paraná S.A..
Los elementos en juego para el desarrollo forestal fueron: alta rentabilidad, facilidades
políticas por los incentivos, disminución de impuesto y disponibilidad de tierras. Durante la
década de 1990, la silvicultura fue la actividad del sector primario que experimentó el mayor
crecimiento en la provincia, adquiriendo un peso relativo similar al de la agricultura; a su vez en
el rubro exportaciones el mayor crecimiento fue el de la pasta celulósica. Entonces Misiones
adquirió el primer lugar del país en superficie forestada con 36,4%, seguida por Corrientes, con
27,7% y Entre Ríos con el 11% de la masa forestal de la Argentina. También la producción
forestal es la que más aporta al Producto Bruto Geográfico provincial. (datos de Argentina
Forestal.com, 08/08/05)
A partir de la década de 1990, las plantaciones de árboles crecieron a un ritmo vertiginoso,
en el año 1992, alcanzaba las 7.347 hectáreas, en 1999 era de 50 mil hectáreas, y en el año 2004
ya existían 240.000 hectáreas cultivadas de bosques artificiales9. En la década de 2000, los
bosques implantados en Misiones están constituidos principalmente por especies exóticas de
rápido crecimiento, coníferas: Pinus elliotti, P. taeda, P. caribaea, Araucaria angustifolia (nativa),
Latifoliadas: Eucalyptus dunnii, E. saligna, E. grandis, Melia Azedarach, Pawlonia sp., Toona
ciliata, Grevillea robusta y en menor medida, especies latifoliadas nativas, Cañafístola
(Peltophorum dubium), Guatambú (Balphorodendron riedelianum), Loro Blanco (Bastardiopsis
densiflora).
8 La denominación de fibra larga tiene que ver con la taxonomía, son coníferas, y es un tipo de madera para
hacer papel de calidad y se usa en construcción de casa. Las especies que mejor anduvieron son dos pinos elliotis ytaeda, que actualmente ocupan el 80% de los bosques implantados en misiones.
9 Según otra fuente A las 20.000 hectáreas del año 1992, se incrementa la forestación hasta 70.000 hectáreas en elaño 1998 y luego, con la sanción de la Ley 25.080, se llega las 110.000 hectáreas en el 1999, y las 99.000 en el2000. Y es a partir de ese año se inicia un muy fuerte descenso en las hectáreas implantadas, durante el 2001 y2002”. (Argentina Forestal.com, 08/08/05)
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A mediados de la década de 2000, Misiones se presenta como la principal provincia forestal
de la Argentina, conteniendo aproximadamente el 25 % del área total de bosques implantados
nacionales, esto es una superficie total de casi 250.000 hectáreas. En la tendencia a la
concentración geográfica de la actividad forestal, las principales industrias forestales se localizan
en al región denominada del Alto Paraná, esto es el área noroeste de la provincia,
particularmente en los departamentos Iguazú, Montercarlo, Eldorado y General San Martín. En
esta región se encuentra el 50% de los bosques implantados10.
A partir del año 2004, las pequeñas y medianas empresas forestales, comenzaron a tener
dificultades para el abastecimiento de rollizos de árboles con diámetro mayor a 25 centímetros,
esto es con más de 20 años de edad. Según consultores forestales locales, esto se debe a la fuerte
concentración que ha experimentado el sector forestal en la última década. Hasta la década de
1990, la empresa Celulosa Argentina era propietaria de las mayores plantaciones de pinos.
Cuando APSA adquirió Celulosa Argentina, y luego se fusionó con Pérez Companc, las
plantaciones con esa antigüedad pasaron a estar cautivas de este grupo. Vale agregar que se
prevén ciclos de dificultades de abastecimiento. Esto profundizaría el proceso de concentración
del sector, ya que muy pocas empresas estarían en condiciones de pasar este tipo de crisis11.
Según Amayadap nueve de cada diez madereras tienen problemas de abastecimiento de materia
prima, mientras un 40 por ciento de las mismas ya está reduciendo su personal mientras la mitad
10 Un hecho paradigmático que ha marcado el proceso de concentración empresarial y de tierras es la fusión de AltoParaná Sociedad Anónima (APSA) y Pérez Companc por el holding empresarial chileno Angelini. Este holding,además de contar con varias industrias forestales en su país de origen -con la denominación de Arauco yConstitución-, es dueño de la petrolera Copec y tiene una fuerte presencia en el sector pesquero contando con unaflota de 65 buques pesqueros y siendo el segundo exportador mundial de harina de pescado10.11 “Muchos de nuestras fábricas en un par de años más tendrán que cambiar de rubro, porque las plantaciones nocautivas de más de 20 años se habrán agotado en Misiones y en el Norte correntino. No habrá donde conseguirrollizos de pino para cortar tablas y tirantes. A los aserraderos que carecen de bosques propios, se les estánesfumando las posibilidades de crecimiento y aún de sustento, porque los principales patrimonios que estaban libresfueron adquiridos y están siendo consumidos por las dos grandes empresas” (Larguia, 2004, en el Territorio)Esas plantaciones con esa antigüedad son muy escasas y se encuentran en posesión del grupo gigante que se formócon la fusión de Pérez Companc y Alto Paraná siendo Apsa el heredero de Celulosa Argentina que era la que tenía(eran ambos, en realidad) los dos mayores propietarios de forestaciones están ahora unidos y con un podereconómico y financiero que hace que no sea posible competir con ellos" (El Territorio, julio 05).Circula la idea de que APSA, “tiene secuestrada o capturada todas las hectáreas maduras”, lo cual es negado por laempresa, respondiendo que “De las 96 mil hectáreas que tiene Misiones mayores a 15 años que son las aserrables, laempresa Alto Paraná tiene unas 16 mil. Y de araucarias de más de 20 años cuenta con unas 3 mil hectáreas”.(discusión planteada en El Territorio 20/06/05).
17
padece problemas para colocar su producción en el exterior (Diario El Territorio, Posadas
20/07/05)12
En el año 2005, esta situaciones ha derivado en conflictos laborales entre aserraderos y
empleados, sobre todo en el área de noreste de la provincia, en el departamento San Pedro,
fundamentalmente a causa de retrasos en los pagos, suspensiones y despidos.
Otro de los elementos claves en la constitución de este ‘mapa forestal’ en Misiones, es la
concentración de tierras. En términos de distribución de tierras, se observa que las explotaciones
de más de 5.000 has. representan el 35% del total, mientras sólo el 11% de la superficie
provincial se encuentra ocupada por explotaciones de menos de 25 has. En términos de producto
bruto se observa que unas pocas empresas concentran gran parte de la actividad del sector. Como
ya se mencionó, este proceso de concentración territorial, llevó que en el año 2005, una sola
empresa forestal cuenta con el 8% de la superficie de Misiones. De manera complementaria, se
asiste a una importante baja en la actividad de pequeños plantadores en los últimos años.
Una de las consecuencias de la expansión de la forestación y la concentración de tierras ha
sido la revalorización de la tierra. Esto llevó al aumento de los conflictos con ocupantes de
tierras privadas. Hasta la década de 1980 en Misiones predominó la explotación forestal del
bosque nativo en un sistema en el cual era común que una vez explotado el monte, el propietario
permitiese a familias colonas la ocupación de la tierra, con la expectativa de posteriormente ser
indemnizado por el Estado. En esta década, cuando las tierras adquieren mayor valor por la
expansión de la actividad forestal, toma forma el conflicto entre ocupantes y quienes reclaman la
propiedad de las tierras.
12 En respuesta, APSA financió un estudio que señala que en Misiones existen 244.252 hectáreas reforestadas, de lascuales 225.981 hectáreas (92,5 por ciento) corresponden a plantaciones de pinos y 18.271 (7,5 por ciento) son de laespecie nativa araucaria. Y de esas unas 100 mil corresponderían a árboles en edad de tala rasa o aserrables. De lascuales 22.917 (23 por ciento) pertenecen a la empresa Alto Paraná SA y 78.179 (77 por ciento) a otros propietarios.Otro aspecto analizado en el estudio fue sobre las plantaciones jóvenes de ambas especies (nueve años o menos).Allí se detecta que las plantaciones realizadas por Alto Paraná SA alcanzan a 70.656 hectáreas -lo que representanun 63 por ciento de lo plantado en la provincia durante los últimos nueve años-, mientras que los demás propietarioscuentan con 41.626 hectáreas (37 por ciento). (el territorio, 24/07/05)
18
Camino rural de Colonia Esmeralda
1
Capítulo II.
La naturaleza naturalizada.
Durante el siglo XX, la provincia de Misiones experimentó transformaciones en su
territorio debidas a la creación de áreas de reserva natural. Un “preservacionismo
territorializante” (Little 2002) se hizo presente en el espacio misionero, centralizando sus
intereses en el controle de extensas áreas geográficas. Estas reservas no constituyen
simplemente áreas naturales, como pregonaba la visión hegemónica de los
preservacionistas, sino que también constituyen construcciones humanas, “artefactos
sociales” (Barreto Filho; 2001). Según Little (2002) las áreas protegidas son creadas por
diferentes instituciones –en su mayor parte el Estado-, en general contando con el cemento
oficial dado por decretos y leyes. La creación de estas áreas incluye investigaciones
científicas que involucran un abanico de especialistas, mostrando un alto grado de
conocimiento humano implicado en ellas. Y, finalmente establecen planes de manejo que
especifican en detalle las actividades permitidas y prohibidas dentro de tales territorios. En
suma, las áreas protegidas representan una vertiente desarrollista basada en las nociones de
control y planeamiento. (Little, 2002)
En un proceso mucho más reciente, el ambientalismo misionero comienza a tomar otras
perspectivas, en la cuales si bien deja fuertes improntas sobre el territorio, ya no se centra
en la creación de reservas naturales (o ya no tiene en la creación de reservas naturales el
centro de su accionar), aparecen áreas de uso múltiples, espacios donde se compatibiliza la
producción con la conservación, y espacios donde se desarrollan alternativas de producción
sustentable.
Estas distintas formas en que se hace presente el ambientalismo, van marcando el
espacio, implican formas de intervención, de pensar el espacio, y pensar e intervenir con los
pobladores rurales. Implican distintas modalidades de la cosmografía ambientalista. El
elemento aglutinador de todas estas modalidades es siempre la selva, la cual ha ido
cambiando de sentidos, para la conservación, a lo largo de un siglo.
2
De acuerdo con tales sentidos, las áreas protegidas han sido creadas a lo largo de la
historia de la provincia de Misiones según diversos intereses participando diferentes
sectores sociales.
Políticas conservacionistas y creación de Parques Nacionales. Una perspectiva general
A principios del siglo XX, en diversos países el modelo de Parques Nacionales estaba
mostrando ser efectivo tanto para la preservación de los recursos naturales, para dar
presencia a los Estados nacionales en regiones distantes, así como para promover el
turismo, actividad que por entonces se encontraba en franca difusión entre las clases altas
urbanas.
El primer Parque Nacional del mundo, que estableció el modelo para los siguiente, fue
el de Yellowstone. El establecimiento de áreas protegidas, a partir de 1864 en California
(de las áreas Yosemite Valley y Mariposa Grove), y en 1872 del Parque Nacional
Yellowstone, dio al incipiente movimiento ambientalista una clara dimensión territorial, en
que fue consagrada la apreciación de la naturaleza en su estado “intacto”. El
preservacionismo había surgido en el siglo XIX de manera paralela en los Estados Unidos y
Gran Bretaña, pero fue en el primero donde la noción de preservación de la vida salvaje
(wilderness) consiguió establecerse con más fuerza (Little; 2003).
La corriente preservacionista que sirvió de ideología para el movimientos
conservacionista norteamericano, ve en los parques nacionales la única forma de salvar
porciones de naturaleza, de gran belleza, de los efectos destructivos del desarrollo urbano e
industrial. Esta se basaba en las consecuencias del avance del capitalismo sobre el oeste
salvaje, en los efectos de la actividad minera sobre los ríos y lagos norteamericanos. Desde
esta perspectiva cualquier intervención humana en la naturaleza se consideraba
intrínsecamente negativa. Por otro lado, no se consideraba el hecho de que los indios
americanos habían podido vivir en armonía con la naturaleza por miles de años. Ese
modelo de convivencia parecía no ser más posible para aquellos ideólogos de la
“conservación”. El modelo conservacionista norteamericano se expandió rápidamente por
el mundo recreando la dicotomía entre ‘pueblos’ y ‘parques’. Como esa ideología se
expandió sobre todo en los países del tercer mundo, su efecto fue devastador sobre las
3
‘poblaciones tradicionales’ de extractivistas, pescadores, indios, cuya relación con la
naturaleza era diferente por la analizada por los primeros ideólogos de los parques
norteamericanos. (Diegues 2002:37).
A nivel nacional, uno de los principales precursores del conservacionismo en la
Argentina, fue el perito Francisco Pascacio Moreno, quien llevó adelante su compromiso
conservacionista al donar a la nación las 25 leguas (alrededor de 7.500 hectáreas) que había
recibido por sus servicios al Estado en un litigio de límites con Chile.
Entre los principales objetivos de los primeros Parques Nacionales estaban los de poblar
los límites del territorio nacional; límites que estaban que se encontraban en conflictos con
países vecinos (puntualmente con Chile y Brasil). Así Ezequiel Bustillo, quien fuera el
presidente del Primer Directorio de Parques Nacionales (1934-1944) y uno de los
principales impulsores en el desarrollo de los primeros parques, no sólo impulsó áreas
específicas de preservación, como la zonificación de los primeros Parques, demarcando
santuarios y sectores intangibles, como los cipresales del norte de la Isla Victoria (en Lago
Nahuel Huapi, PN del mismo nombre), el bosque de arrayanes. También estaba entre sus
objetivos consolidar las fronteras nacionales. Para Bustillo, la base de acción de esto era
poblar, teniendo al turismo como actividad dinamizadora; así por ejemplo bajo su gestión
se realizaron 700 km de red vial, vinculando Bariloche con diversos centros urbanos, y
sitios paisajísticamente relevantes en el área del PN Nahuel Huapi, todo lo cual llevó a que
para 1940 Bariloche fuese un centro turístico de importancia. Estas actividades implicaron
que la Dirección de Parques Nacionales no trabajase sólo al interior de los parques, sino
también en el desarrollo de las localidades vecinas a los mismos; claro los objetivos de la
Dirección no eran sólo de conservación, sino también de consolidar fronteras y desarrollo
turístico.
En Argentina, se puede establecer una periodización en la creación de Parques
Naciones, cuyo primer período ocupa entre inicios de siglos, cuando se comienzan
proyectar los primeros parques, hasta 1946. Durante éste período se le dio protección al
85% de la superficie que actualmente se encuentra bajo la categoría de Parque Nacional.
Estos primeros parques se crean en áreas marginadas del modelo agroganadero propuesto
para el país, para ello se buscó integrar la presencia nacional con el turismo y la
conservación de espacios naturales considerados paisajísticamente sobresalientes, tales
4
como los bosques y lagos patagónicos y las cataratas. La Dirección de Parques Nacionales
–la primera en su tipo en América Latina- impulsó el turismo nacional e internacional en
los parques creados y el Estado realizó inversiones en infraestructura vial, transportes y
hotelera en esas regiones periféricas que 50 años antes habían sido de dominio indígena
(Burkart, et 1994). Por otro lado, esta Dirección funcionó en la región de la Cordillera
Austral no sólo como impulsora del desarrollo turístico, sino también como organismo
colonizador, fundando escuelas, iglesias, hospitales y otros servicios públicos.
En las décadas de 1940 y 50, consolidados los parques ya creados, y sin abandonar la
función turística y de defensa de la soberanía, se desarrolló la preocupación por las
investigaciones naturalistas; las que se centraron sobre todo en estudios de la flora y fauna
de los parques. Los objetivos de estas reservas naturales1 dejan de estar puestos en
salvaguardar áreas con valores escénicos excepcionales, sino que también comienzan a
incorporarse muestras representativas del patrimonio natural del país en función de su
importancia biogeográfica. Se focaliza en la conservación de la flora y fauna autóctona.
Conjuntamente se iba gestando entonces el criterio de que los PN debían representar
porciones de todas las regiones naturales del país2. Ya a mediados de siglo, se enfatiza en
conservar muestrarios representativos de la biodiversidad ecosistémica del país, criterio
actualmente vigente (Bertonatti, et.al. 2000:121). En el área de Misiones, durante este
período no se crearon reservas naturales.
Durante la década de 1970, en todo el país se crean Reserva Naturales3 que pretenden
conservar muestras prístinas de ecosistemas, acotando la actividad humana sobre los
mismos, a su vez que se fijan diferentes categorías de manejo dentro de los PN, unas
estrictas y otras no estrictas4.
1 De esta década datan los primeros PN cuyo atractivo escénico no es la principal finalidad de su creación,como El Rey, Laguna Blanca, Río Pilcomayo, Chaco, el Monumento Nacional Bosque Petrificado.2 Informe de la Administración de Parques Nacionales, S/F, S/L:613 El concepto de Reserva Natural, aquí es utilizado de manera general, englobando diversas categorías deAreas Protegidas, tales como Parques Nacionales (PN) Provinciales (PP), Reserva de Biosfera (RB), etc.4 Por entonces se crean los PN Tierra del Fuego, El Palmar, Lago Puelo, Baritú, Lihuel Calel, Calilegua
5
Las primeras reservas naturales misioneras.
Hacia fines del siglo XIX el Estado Nacional estaba terminando de definir sus límites
en territorio misionero, lo cual implicaba la necesidad de tener una presencia estatal
efectiva en el área. Esta presencia tenía tanto que ver con problemas de soberanía, como
con la necesidad de regular las actividades extractivas que se venían desarrollando.
En relación a los aspectos de soberanía, hasta principios del siglo XX, persistieron
problemas por la demarcación de límites con el Brasil. Si bien en el año 1895 se resolvió el
problema de los límites oeste de Misiones a favor de Brasil por el fallo del presidente
norteamericano Cleveland, aun a principios de siglo XX, tanto Argentina como Brasil
creaban puestos de gendarmería, en el área de las cataratas de Iguazú.
En 1898, tres años después del fallo Cleveland a favor de Brasil, el entonces gobernador
del Territorio Nacional de Misiones, Juan José Lanusse, realiza una visita a las cataratas;
por entonces el viaje desde Posadas a Iguazú llevaba cuatro días en barco. Allí el
gobernador observó que las tierras de la zona estaban siendo repartidas entre obrajes
explotando la madera y la yerba. A su regreso de aquel viaje, Lanusse inició gestiones ante
el gobierno nacional para promover y preservar la región; con lo cual una de las intenciones
era promover el turismo a la zona, lo cual iba de la mano con la conservación del entorno
de las cataratas ante la acelerada explotación de los montes nativos; otras de las razones, no
menos importantes, era la de efectivizar presencia del Estado en éste área de frontera,
presencia que debía tener cierto grado de estabilidad, por ejemplo radicando población y un
destacamento militar5.
A partir de estas gestiones, el Ministerio del Interior y la Gobernación del Territorio
Nacional de Misiones, encargan la elaboración de un proyecto de parque al paisajista
Carlos Thays (francés radicado en la Argentina que impulsor de los mayores parques y
paseo del país, y fundador y director del Jardín Botánico de Bs As). De esta manera se daba
el impulso para el desarrollo y poblamiento del área a través del turismo, con lo cual se
5 De manera que ya por entonces existía un vínculo entre ambiente y nación, vínculo que llega hasta el
presente, tomando distintas formas, estableciendo relaciones con nuevos factores. Por entonces se consideraba
que en el territorio misionero, tanto la naturaleza como la soberanía estaban amenazados, una por la codicia
de los obrajes, otra por las codicias de naciones vecinas.
6
aseguraría su protección y presencia nacional. En 1902 Thays en un artículo en la revista
Caras y Caretas (citado por Chebez; 2003) recomienda la protección del sitio como parque
nacional, adelantándose por unos meses, a la donación de tierras que hace el perito Moreno
para crear el Parque Nacional del Sur (luego PN Nahuel Huapi). En aquel artículo Thays
refiere a la necesidad de instalar un hotel y casino como base para los servicios turísticos en
el área. (citado por Chebez 2003). En el proyecto formal se presenta casi una década más
tarde, y además del parque nacional prevé destinar 1.000 hectáreas para asentar la planta
urbana de la localidad de Iguazú, y una colonia militar de 1.500 hectáreas, copiando al
modelo brasileño. Recién en 1934, por ley N° 12.103, se crea el Parque Nacional, con una
superficie de 67.000 hectáreas. El Parque Nacional do Iguaçú fue creado en 1937, con una
superficie de 180.000 hectáreas.
La creación del Parque Nacional Iguazú tuvo lugar en 1934. Este constituye la primer
reserva natural de Misiones, y el segundo parque nacional de país (también se cuenta entre
los primeros de Sudamérica). El Parque Nacional Iguazú se encuentra en el extremo
noroeste del territorio misionero, donde confluyen la frontera de Argentina con la de Brasil
y Paraguay. En su creación coincidieron cuestiones de soberanía, tal como la necesidad de
una presencia efectiva del Estado nacional en la frontera, con intereses por conservar un
paisaje (espacio escénico) singular, el de las cataratas del Iguazú.
Las propuestas conservacionistas provinciales.
Con el avance del movimiento ambientalista mundial durante los ‘70 aparece la
preocupación por el estado de la selva misionera. Entonces se construye una nueva mirada
de la provincia y sus ambientes. En esta década se sanción la Ley N° 854, que se constituyó
en uno de los primeros instrumentos conservacionista de Misiones, ordena el manejo y
explotación de los bosques y tierras forestales –aquellas con aptitud para la forestación- de
propiedad privada o fiscal forestal y organiza este tipo de explotación.
En esta ley se establece categorías de bosques tales como: “bosques protectores” -como
aquellos bosques que deben conservarse por proteger suelos, cursos de agua, cuencas
hídricas, asegurar condiciones de salubridad ambiental y defensa contra la acción de los
elementos, vientos e inundaciones-; y “bosques permanentes” -aquellos que por su destino,
7
constitución de su arboleda y/o formación de su suelo deban mantenerse, por ejemplo los
que formen los parques u reservas, los que contengan especies cuya conservación se
considere necesaria-. En relación a los bosques propiedad del Estado provincial fue prevista
su licitación para explotación forestal de empresas privadas, donde tal explotación se
fiscaliza por el Estado. La explotación de tales tierras debía permitir la regeneración anual
del bosque. Ingenieros forestales o agrónomos debían aprobar los planes de explotación
forestal y fiscalizar las explotaciones.
Con la sanción de la Ley Provincial 854, en 1977, se crearon en Misiones, reservas
forestales y semilleras, bajo la tutela de la Dirección General de Bosques de la Nación,
dependiente del Ministerio de Asuntos Agrarios. Estas reservas carecieron de
implementación y vigilancia adecuadas y terminaron casi todas intruídas para luego ser
desafectadas, con la excepción de un pequeño remanente de la Reserva Forestal Guaraní
(todavía protegida), y la Reserva Forestal Manuel Belgrano que más tarde pasaría a formar
parte, en casi toda su extensión, del Parque Provincial (en adelante PP) Urugua-í. (Rolón,
Chevez, 1998:16,17)6.
En 1982 se creó, como solución de un litigio judicial, el primer Parque Provincial de
Misiones, al que se denominó Islas Malvinas7 (10.037 has.), el cual hoy es apenas una parte
del Parque Provincial Urugua-í.
6 Al desafectar las tierras de la categoría de Reserva, el Estado indirectamente impulsó su ocupación por partede productores rurales. Estas ocupaciones de tierras constituyeron la última etapa de expansión de la fronteraagraria y en muchos casos se efectuaron a partir de sistemas clientelares en los que intervenían ocupantes ypolíticos provinciales y/o locales. Pero vemos que muchas veces se considera a los ocupantes de tierras comointrusos que actúan por fuera de las estrategias oficiales y en contraposición a la conservación de los recursosnaturales. De hecho, no deja de ser significativo que para dos de los principales impulsores de la creación deReservas Naturales en la provincia, las Reservas Forestales terminaron “casi todas intruidas” por carecieronde implementación y vigilancia adecuadas, y más tarde fueron desafectas (Rolón, Chebez; 1998:16). “lasReservas Forestales se fueron desafectando progresivamente debida a la invasión por parte de intrusos.”(1998:90)7 El nombre de este PP tiene correlato con la reciente guerra del Atlántico Sur que había protagonizado laArgentina frente al Reino Unido; lo cual permitiría establecer otra correlación entre Areas Protegidas y“soberanía nacional”.
8
La veloz carrera por la conservación.
Una nueva etapa del conservacionismo misionero se inicia a partir de 1984, cuando se
retorno a un sistema de gobierno democrático. En 1983 asumió el gobierno provincial
Ricardo Barrios Arrechea, elegido por partido radical. Este gobierno se creó en 1984 el
Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables. Previamente el Ministerio de
Asuntos Agrarios se ocupaba de la gestión de los recursos forestales –tanto nativos como
implantados-, de caza, y reservas naturales, con la creación del nuevo Ministerio, las
direcciones de Bosques y Fauna, y el Área de Reservas de Ecología, pasaron a conformar
el Ministerio de Ecología8.
En 1987 asume un nuevo gobierno provincial, y tiene lugar un cambio en la orientación
de las políticas ambientales. El nuevo ministro de Ecología pasa a ser el ingeniero
agrónomo Luis A. Rey. En diciembre de 1987 dos activistas del movimiento ecologista
misionero son convocados por el Ministerio de Ecología para el desempeño en los cargos
de Subsecretario de Ecología y Asesor. Luis H. Rolón y Juan C. Chebez, el primero era un
médico de origen guaraní preocupado por las condiciones de vida de ese grupo étnico, y
que consideró como directamente relacionados las condiciones de vida con el estado del
medio ambiente. El segundo era un joven activista de la Asociación Ornitológica del Plata,
que llegó a la provincia durante la década de 1980 interesado por el estado de conservación
de la selva.
Con estos nuevos ingresos en el Ministerio de Ecología, se gesta una política
conservacionistas que llevo a que a partir de 1988 en adelante el sistema creció a un ritmo
de 36 mil hectáreas por año hasta llegar a la actual superficie de alrededor 437 mil
hectáreas. Entonces, se inicia en la provincia un acelerado proceso de creación de áreas
naturales protegidas, entre los años 1987 y 1997, cuando se pasó de dos a cincuenta
Reservas9. En esos diez años, la superficie bajo regímenes de conservación pasó del 2,9%
8 El articulo 4º de la Ley de creación del Ministerio Nº 2020, establece las competencias funcionales delMinisterio (estas funciones fueron ratificadas por la Ley Nº 2557 de fecha 29/09/88): “Es competencia delMinisterio de Ecología y Recursos Naturales Renovables asistir al Gobernador de la Provincia en todo lorelacionado con la evaluación, manejo, conservación, administración y control de los Recursos naturalesrenovables, la preservación de la flora y la fauna silvestre, el mejoramiento ambiental, el de la calidad de vidade la población”.9 Aquí se suman diversos regímenes de reservas: parques provinciales, reserva privadas, reservas de usosmúltiples, una reserva de biosfera, etc.
9
del total provincial al 7,4%, es decir que creció un 151% (INTA; 2002); a esto debe
agregarse la sanción del Corredor Verde Misionero que abarca un 8% de la superficie
provincial, cuya aplicación aún no se ha efectivizado. La creación de Reservas Naturales en
este período tuvo uno de sus pilares en la idea de que eran necesarias rápidas acciones para
conservar los últimos espacios de selva que aun no habían sido ocupados por la producción
colona. De manera que la creación de Reservas implicó una carrera contra los colonos por
los últimos espacios de selva.10
En 1988, en Misiones, se crean dos Parques provinciales y dos Reserva Privadas. La
mayor de las Reservas Privadas fue Aguary-mí -3.050 Ha, de las cuales 1.050 Ha.
constituyen el núcleo intangible-, la iniciativa de su creación fue de su propietaria Dafne P.
de Colcombet, quien pretendía proteger su propiedad de la caza furtiva (Rolón et.al.1998).
En 1988, se firmó un convenio con el Ministerio de Ecología por convertir esas tierras en
Refugio Natural privado, usando el modelo impulsado por la Fundación Vida Silvestre
Argentina. A partir de entonces FVSA participó activamente en la creación y manejo de la
mayor parte de las Reservas Naturales privadas que se crearon en la provincia durante la
década siguiente.
El Parque Provincial Moconá concretó una vieja aspiración de los conservacionistas
misioneros y brasileños, la de amparar el entorno de los saltos de Moconá -saltos sobre el
río Uruguay cuya singularidad radica que en cortan transversalmente un tramo de más de 3
km. del río-11.
10 La necesidad de crear reservas naturales para la selva misionera, se planteó como un problema apocalípticoque debía resolverse de urgentemente. Según Brosius (1999:284) a la dinámica de desarrollo de cualquierproblema ambiental subyace una serie de concepciones, a veces implícitas, sobre la naturaleza del riesgo o delpeligro resultante de determinado problema -derramamiento de contaminantes, pesca furtiva, etc.-, ya sea parael ambiente, para los humanas, e inclusive para determinadas especies animales. En el caso de Misiones, lamayor parte de las acciones ambientalistas –creación de Reservas, sanción de leyes, ejecución de programasde desarrollo sustentable-, se han formulado y lo siguen haciendo, en términos de gran urgencia, postulandoen cuanto tiempo se perdió cuanta selva, cuanto tiempo falta para que la selva se reduzca a manchonesaislados, etc. Este sentido de la urgencia, basado en cifras y estadísticas, es usado para movilizar apoyos yfondos de actores locales e internacionales, para validar la prescripción de determinadas acciones, y parajustificar la intervención de determinados agentes. Tal como señala Brosius (op.cit.), bajo los términos en quese formula la urgencia, que pueden ir de una retórica apocalíptica, a una discusión calma sobre alternativas degestiones sustentables de los recursos, yacen los intereses de los distintos tipos de instituciones que componenel espectro de organismos “verde”, desde instituciones radicalizadas a otras más conciliadoras.11 Estas tierras fueron donadas por León Laharrague y Juan A. Harriet a la provincia en 1967. la provinciaesperaba ampliar la superficie para equipara el vecino parque brasileño –Parque Estadual do Turbo-, para locual en 1974 hubo un intentó frustrado por expropiar 15.000 has. (Rolón y Chebez:1998:68)
10
El PP Urugua-í constituye la mayor Reserva Natural de Misiones. Este Parque también
fue creado en 1988, como área compensatoria por las tierras inundadas por el embalse de la
represa Urugua-í. Este Parque incluye al PP Islas Malvinas, sumando en total una superficie
de 84 mil hectáreas que lo convierte en el mayor Parque y reserva estricta de Misiones. El
PP Urugua-í se creó en tierras en su mayor parte fiscales, que en gran parte correspondían a
Reservas Forestales, y muchas de las cuales eran ocupadas por pequeños productores
rurales. Estos productores no contaban con título de propiedad por lo cual no pudieron
reclamar derechos a las tierras. En la ley de reservas naturales los pobladores sin títulos son
denominados “intrusos”12. La mayor parte de los pobladores desalojados fueron
relocalizados en tierras vecinas al Parque. Si bien recibieron lotes en calidad de
propietarios, estos fueron de tamaño mucho menor a los que ocupaban. Tan sólo hubo un
caso en que el ocupante contaba con titulo de propiedad, puesto que para abandonar sus
tierras exigía ser indemnizado, y la provincia no dispuso de los fondos para tal cosa,
consiguió permanecer en su chacra, la que actualmente constituye una isla al interior del
Parque.
12 En la Ley provincia 2.932, de Areas Naturales Protegidas, se establece que:ARTÍCULO 43º: En las Areas Naturales Protegidas, los pobladores y asentimientos humanos instalados o quese instalen en el futuro, serán considerados intrusos en todos aquellos casos en que se encuentren radicados oque se radiquen sin la autorización emanada de la autoridad de aplicación. La misma calificacióncorresponderá a los que realicen actividades permanentes u ocasionales en ‚esas tierras, sin contar con lospermisos respectivos.ARTÍCULO 44º: En el caso previsto en el Artículo anterior y antes de promover el pertinente juicio dedesalojo conforme las disposiciones legales en vigencia, la autoridad de aplicación procurará resolver lasituación de los intrusos, de acuerdo a las siguientes normas:a) En las Reservas de Uso Múltiple se promoverá la integración económica del poblador a las actividades demantenimiento y desarrollo de las áreas protegidas, fomentando la creación y funcionamiento de cooperativassi ello resultare posible y aconsejable, en sustitución de sus actuales actividades deteriorantes del medio.b) En las restantes categorías de Areas Naturales Protegidas previstas en el Artículo 5º de la presente Ley, setratará de reubicar al intruso en otra tierra de dominio público, si ello fuere posible y con la pertinenteintervención de la Dirección General de Tierras y Colonización.En el caso previsto en el inciso a) de ‚este Artículo, la autoridad de aplicación establecerá las condiciones dela integración económica y plazos para el ejercicio de la misma, las causales de su revocación y extinción, laposibilidad y modalidades de su transferencia a terceros por actos entre vivos y por causa de muerte, y todaslas demás cláusulas que estime necesario.ARTÍCULO 45º: En el supuesto de ser inaplicables las soluciones previstas en el Artículo anterior, laautoridad de aplicación intimará al intruso para que desocupe la tierra ocupada sin permiso dentro de losnoventa días, vencido el plazo y en el supuesto del incumplimiento, se promoverá el juicio pertinente dedesalojo conforme las disposiciones vigentes.ARTÍCULO 46º: Todo proyecto de subdivisión de suelo, en tierras de dominio privado, situadas en áreassujetas a jurisdicción de la autoridad de aplicación y afectadas por el régimen de la presente Ley, cualquierafuere su origen, deberá contar con autorización previa de la misma.(Ley provincia 2.932, de Areas NaturalesProtegidas).
11
En el año 1989, con la creación de nueve reservas naturales, seis de las cuales fueron
Parques Provinciales, también se crean los dos primeros Parques Naturales Municipales
(Amado Bonpland y Paraje los Indios, ambos en el municipio de General Alvear,
departamento Oberá), y se creó un Refugio Privado (Itacuarahyg).
La notable expansión del número de reservas naturales fue coronada con la creación de
un Sistema Provincial de Areas Protegidas que tendría por objeto la conservación de
aquellos espacios de selva que adquieren valor en tanto reductos de alta biodiversidad y por
el carácter de singularidad de la selva paranaense misionera ante la degradación de la selva
en Brasil y Paraguay. La creación de este Sistema se basó en una fuerte política de
preservación y conservación de la selva paranaense, ante la percepción de que la selva
estaba siendo degradada a pasos agigantados y a un ritmo inédito para la historia de
Misiones. En el año 1992, este sistema adquiere un marco legal que lo regula. La ley
provincial n° 2932, de Areas Naturales Protegidas; hasta entonces la mayor parte de las
reservas eran creadas por decreto, lo que las tornaba vulnerables ante cambios políticos o
presiones de explotación. Fue también durante esta etapa, en 1993, que se sanciona la ley
de creación de la Reserva de Biosfera Yabotí.
La Ley provincial n° 2.932, recién fue reglamentada en 1994. Esta regula el manejo y
establece las categorías de las distintas formaciones boscosas y/o paisajísticas dentro de la
provincia. En esta ley se establecen las características. Los objetivos del Sistema Provincial
de Areas Naturales Protegidas son proteger los diferentes ambientes naturales y las especies
de Misiones, en tanto su carácter de bancos genéticos, reguladores ambientales y fuentes de
materias primas. En tanto pretende “mantener la diversidad biológica, genética, y los
procesos ecológicos y evolutivos naturales”, la naturaleza es vista en tales términos de
funciones como las de banco genético, regulador ambiental, fuente de materia prima13.
13 Los objetivos generales de conservación del Sistema Provincial de Areas Naturales Protegidas tal como seestablecen en el Artículo 4 de la Ley 2.932, de Areas Naturales Protegidas, estos son:a) Proteger muestras de la totalidad de los ambientes naturales y especies de la Provincia de Misiones,preservando su carácter de bancos genéticos, de reguladores ambientales y de fuentes de materias primas aperpetuidad, mejorando cuando corresponda, su productividad.b) Conservar en su lugar de origen los recursos genéticos.c) Proteger ecosistemas ambientales y hábitats terrestres y acuáticos que alberguen especies migratorias,endémicas, raras, amenazadas y de uso comercial.d) Proteger los ambientes que circundan las nacientes de cursos de agua, garantizando su subsistencia aperpetuidad.
12
El veloz incremento de reservas naturales en Misiones, formó parte de un proceso que
tuvo lugar a nivel nacional, donde desde mediados de la década de 1980, con el regreso a la
democracia, en diferentes provincias se inició la creación de áreas protegidas, proponiendo
áreas en buen estado de conservación para ser protegidas como reservas nacionales,
provinciales o municipales. Durante la década de 1990, las áreas naturales protegidas
crecieron más de un 70 % en toda la Argentina. Estas áreas llegaron a una superficie de casi
14 millones de hectáreas, pasando de 171 unidades de conservación en 1989, a 224 en
199714. Las provincias con mayor porcentaje de superficie bajo protección se cuentan entre
las menos desarrolladas, por ejemplo San Juan es la de mayor superficie protegida con un
20,7% de su territorio protegido, seguido con Misiones que cuenta con el 14,9 %. Mientras
que en las provincias mas desarrolladas, como Buenos Aires y Santa Fe, el porcentaje de
superficie protegida es de los más bajos, 0,1-0,4%. Esta tendencia se da a consecuencia, por
una parte, del lugar que han ocupado las diferentes provincias en las políticas productivas
que se buscaron implementar en el país, y del consecuente valor económico que adquirieron
las tierras; por otra parte se debe al patrón de colonización de estas tierras, y finalmente a la
voluntad política para proteger áreas naturales15 (Bertonatti, Corcuera; 2000).
e) Mantener la diversidad biológica, genética, y los procesos ecológicos y evolutivos naturales.f) Conservar el patrimonio natural, cultural, arqueológico y paleontológico.g) Realizar investigaciones en Areas Naturales Protegidas tendientes a encontrar opciones de modelos ytécnicas para el desarrollo sustentable.h) Minimizar la erosión de suelos.i) Mantener bajo manejo protectivo o recuperativo, según corresponda, aquellos espacios que constituyenmuestras de grandes ecosistemas terrestres o de ríos o arroyos de la provincia o paisajes y formas de relievesingulares o únicos. Tal acción tenderá a asegurar la preservación de todo el material genético existente y lalibre ocurrencia de los procesos dinámicos que se dan en la naturaleza, tales como la evolución biótica,edáfica y geomórfica, los flujos genéticos, los ciclos biogeoquímicos y las migraciones animales.j) Proteger y brindar áreas naturales cercanas a los centros urbanos para que los habitantes disfruten de unarecreación en convivencia con una naturaleza lo mejor conservada posible.k) Preservar el paisaje natural.l) Dotar a las Areas Naturales Protegidas de la infraestructura, equipamiento y recursos humanos necesarios,que permita la investigación científica de los ecosistemas y sus componentes, el desarrollo de actividadeseducativas y la implementación del sistema de control y vigilancia.m) Promover los valores y principios de la conservación de la naturaleza y de las Areas Naturales Protegidas,por iniciativa de la autoridad de aplicación o en coordinación con establecimientos educativos de todos losniveles.n) Promover el turismo ecológico.14 Esto fue acompañado por programas de relevamiento de información sobre especies en distintas regionesdel país, tal como el Programa de Biodiversidad, y proyectos de conservación y uso sustentable de especies,en el marco de la Conservación Internacional de Especies Amenazadas y Fauna y Flora Silvestre.15 Para un mayor desarrollo sobre este tema ver Burkart et.al, 1994; Bertonatti, Corcuera 2000.
13
Reservas Naturales en la regiòn de Misiones, Brasil y Paraguya.
Este gráfico es parte integrante de la publicación: DI BITETTI, M.S; PLACCI, G.; e DIETZ, L.A. 2003.
Políticas de conservación y pobladores locales
En la política conservacionista que se implementan en este período, los pobladores
rurales aparecen entre los principales responsables por la degradación de la selva misionera.
Esto llevó a una carrera frente a la expansión de la frontera agraria. En este proceso, uno de
los objetivos en juego era preservar de los colonos aquellas porciones de selva que aun no
habían sido ocupadas. Esto implicó considerar a los colonos como un sujeto altamente
depredador de recursos naturales, los pequeños productores rurales pasaron a ocupar las
categorías de “intrusos”, “ocupantes ilegales”, “brasileños, que por ser extranjeros no
tenían interés en conservar la naturaleza nacional”. De todos estos, había que defender a la
selva misioneras.
14
En este proceso, uno de los objetivos en juego era preservar de los colonos aquellas
porciones de selva que aun no habían sido ocupadas. Esto implicó considerar a los colonos
como un sujeto altamente depredador de recursos naturales, los pequeños productores
rurales pasaron a ocupar las categorías de “intrusos”, “ocupantes ilegales”, “brasileños, que
por ser extranjeros no tenían interés en conservar la naturaleza nacional”. De todos estos,
había que defender a la selva misioneras.
Una categoría particular de sujeto local surge en relación a las poblaciones guaraníes.
La emergencia de la preocupación por la destrucción de la selva, resultó en la valorización
(particularmente pero tan sólo, legal y discursiva) de las poblaciones guaraníes de
Misiones, sobre quienes se consideró que era necesario un tratamiento particular, ya que se
les asignaba cierto derecho a vivir en y con la selva. Durante la década de 1980 no sólo se
sanciona una nueva legislación provincial indígena, sino que también, con la creación de
categorías de reservas naturales, se crean las Reservas Culturales, destinadas a “reservar
culturas”. De todas formas las reservas culturas, nunca pudieron ser efectiva y
eficientemente implementadas, y el caso general fue la exclusión de las poblaciones
indígenas de la gestión de reservas. Como caso paradigmático, en la Reserva de Biosfera
Yabotí, desde el Estado se evitó ver, o invisibilizó la presencia de comunidades indígenas
en su interior. Recién en el año 2002 se logró que comunidades guaraníes tuviesen una
reunión con los funcionarios del Ministerio de Ecología para discutir la asignación de
tierras en esa Reserva.
El hombre blanco, en la figura del colono civilizador, fue pensado por este sector del
ambientalismo como un luchador que enfrentado a la selva, que le declara la guerra a la
selva con las rusticas armas del progreso. La selva por su lado aparece como un ámbito
ajeno al hombre blanco. Pero afortunadamente de las lúgubres ciudades el hombre regresa
para proteger aquello que los hombres de campo no supieron proteger.
“Ambito de misterio y refugio de duendes de nombre indígenas como el Pombero, la
Caá-yarí, el Caá-porá, y el Yasiyateré, penetrar en la selva resulta una sensación
inenarrable. Su silencio, compuesto de miles de murmullos y las voces estridentes o
inquietantes de sus moradores naturales, provoca la sensación de que no seríamos nada en
la maleza si perdiéramos la senda (o el “pique” al decir de los vaquéanos). Esta sensación
es quizá el origen de la guerra a la selva que el hombre blanco declaró a este ambiente
15
desde el primer momento. Temeroso de no dominar la escena por completo, en un paisaje
donde él era extraño o un aparente convidado de piedra, ciego a los colores y sordo a los
sonidos y mensajes del monte, tuvo en el fuego, el hacha y el machete las únicas
herramientas para interactuar con el ambiente. Hoy los tiempos van cambiando y otros
hombre, nietos de aquellos o venidos de ciudades contaminadas, donde los edificios ocultan
el sol y el humo disfraza los aromas, han vuelto a esa selva con otros elementos: maquinas
fotográficas, prismáticos y guías de campo, dispuestos a mirar y ver, y a considerar a la
selva una amiga. Una vieja conocida que por tantos ultrajes soportados oculta sus criaturas
y se defiende con el ganchudo yuquerí, la urticante ortiga brava y se los molestos mbarigüí.
Pero nosotros no nos engañamos, porque pasada la primera prueba (que pone en fuga a los
insensibles y a los impacientes) nos soltará sus pájaros en oleadas y sus mariposas
fulgurantes, dejándonos boquiabiertos a cada paso”. (Rolón & Chebez; 1998:22).
Imágenes satelitales y la selva misionera como parte de un ambiente global
La nueva perspectiva sobre la conservación de la selva misionera, adquiere uno de sus
puntales de legitimidad al inscribir a la selva misionera en un ambiente global, en el cual
esta selva jugaría un rol central, esto a su vez pasa a legitimar la intervención local de
agentes foráneos al campo misionero. En las consignas del Ministerio de Ecología, la selva
misionera adquirió el estatus de “Un bastión verde del planeta”, así como en los informes
tanto del Gobierno provincial así como de ONGs locales, internacionales y extranjeras –de
Brasil y Paraguay-, se recalcaba la singularidad de la situación misionera donde se conserva
la mayor masa continua de selva, frente a la situación en Brasil y Paraguay.
La categoría de “problema global” en referencia a problemas ambientales, apareció a
principios de los setenta, particularmente con la Conferencia de Estocolmo (1972) y los
informes del Club de Roma sobre “los límites del crecimiento”. En esta perspectiva, el
mundo es concebido como un sistema global cuyas partes están interrelacionadas,
requiriendo por tanto formas de gestión igualmente globalizadas y globalizantes. (Escobar
1999:76). Las acciones ambientalistas, tanto como las movilizaciones en contra se
desarrollan más en referencia a imágenes del ambiente que al ambiente mismo. De manera
16
que el ambientalismo está fuertemente atrapado en la circulación global de imágenes
mediada por los medios masivos de comunicación. (Brosius; 1999).
Uno de los ejemplos mas claros de la conformación de topologías es la de la
“globalidad del medio ambiente”, en la forma del “manejo del ambiente global”, que
encuentra parte de sus raíces en la hipótesis Gaia. Como a continuación veremos, una de las
herramientas que se utilizan para construir tal topología global de ambientes localizados, y
que en el caso de Misiones han sido particularmente efectivas, son las imágenes satelitales.
Entre los ambientalistas misioneros es recurrente el uso y la apelación a imágenes
satelitales para evaluar el estado de la selva, así como para crear y justificar las acciones
que se deben tomar para protegerla. El manejo de la selva y las áreas naturales, no sólo se
realiza recorriendo el campo, relevando especies animales y vegetales que son indicadoras
del estado del monte, sino también en las oficinas donde mapas e imágenes satelitales
hacen mucho más que decorar las paredes. En el discurso de los actores, las imágenes
satelitales se tornan centrales para explicar la historia de la selva y su conservación. Son
imágenes contundentes que, en tonalidades que van desde el rosa y el violeta hasta verdes
intensos, muestran el contraste entre zonas de selva virgen y áreas de suelos degradados a
los cuales por mucho tiempo, ya no podrá volver la selva. En estas, el contorno de la
provincia de Misiones sobresale por sus tonalidades cetrinas sobre el resto de la región; los
límites políticos de la provincia coinciden con los límites de la selva misionera,
coincidiendo selva y provincia.
En el caso de la provincia de Misiones, más allá de que el Estado contaba con imágenes
satelitales desde hacía más de una década, recién a fines de la década de 1980 estas
imágenes comienzan a circular en el sector ambientalista misionero, a dar forma y validar
ideas y proyectos sobre la selva y su conservación. Previamente a que los conservacionistas
misioneros tomaran un contacto frecuente con esto, existía la percepción de que estaba
teniendo lugar una degradación acelerada de la selva misionera. Se veía como uno de los
principales agentes de la deforestación al avance de los pequeños productores rurales, a
partir de lo cual distintas organizaciones no gubernamentales que trabajaban con pequeños
productores, habían comenzado a incorporar problemáticas ambientales en su agenda. Pero,
tal como lo expresa un actor que participó en este proceso como funcionario del Ministerio
de Ecología: con la imagen satelital “empezamos a poder ver la selva desde otro lugar,
17
teníamos otra impresión, la veíamos integralmente, cómo estaba en su conjunto, antes
solamente la veíamos desde abajo, creíamos que los colonos, los pequeños productores y
los intrusos eran los culpables de que haya cada vez menos selva, y en realidad no
sabíamos cómo estaba”.
Las imágenes satelitales vinieron a mostrar que la selva no estaba tan degradada como
se creía, y que existía una unión natural entre las principales áreas naturales protegidas. Se
consideró entonces que era necesario darle un reparo legal a tal conexión, la necesidad de
conservar la conexión en principio tuvo objetivos netamente biológicos, tales como
conservar la diversidad genética, o mantener ambientes de suficiente amplitud como para
que haya movilidad de fauna. La estrategia consistiría en detener el “avance” de los
pequeños productores y ordenar el espacio para que se desarrollase la forestación sobre la
selva, y comenzar a proponer estrategias productivas que no alterasen el medioambiente.
18
Las lecturas que los ambientalistas misioneros hicieron de estas imágenes, pueden ser
analíticamente ordenadas a partir de tres grandes ejes:
El primero, estuvo dirigido fundamentalmente a la conservación de los remanentes de
selva existentes. Esta interpretación de las imágenes satelitales parte de evaluar la
existencia de una conectividad real entre las principales áreas protegidas de la provincia, a
partir de lo cual surge la propuesta de consolidar tal conectividad ya existente de hecho.
Dado que en las imágenes satelitales se observa que existía conexión entre las áreas
19
protegidas del norte, las del centro y las del oeste de la provincia, se consideró necesario
dar un segundo paso en el proceso de protección de la selva, con una ley que protegiese la
unión entre las reservas naturales, evitando su aislamiento. Una de las consecuencias de
esto fue la sanción de la ley que establece el Sistema Provincial de Areas Protegidas (N°
2932), que consolidó las reservas existentes, e incentivó la creación de nuevas en aquellos
espacios de selva aun sin ocupar. Otra consecuencia de esta lectura fue la propuesta de
creación del Corredor Verde Misionero, un corredor de paisajes que asegurase la
persistencia de la conexión existen entre las reservas naturales.
El segundo eje de lectura de las imágenes satelitales surge de evaluar el avance
progresivo de la frontera agraria sobre las áreas remanentes de selva, lo cual implicaba que
se debían tomar medidas para detener la expansión de la misma y difundir formas de
desarrollo que no aparejasen la deforestación del monte nativo. En los proyectos
conservacionistas que se realizan en Misiones la producción agraria es vista en términos de
“ocupación”, y se habla de los pequeños productores como “ocupantes”, o “intrusos”, como
de agentes externos que se asientan sobre un área y un ecosistema sin formar parte de este.
La idea misma de “frontera agraria” implica un avance sobre un territorio ajeno, del cual no
se forma parte. A su vez las acciones que desarrollan sobre tal medio son negativas para el
mismo, ya que se considera, que no se dan en “armonía”, o “de manera sustentable” con el
mismo. De aquí las principales medidas que se tomaron fueron el ordenamiento territorial
que implicó crear reservas naturales en todos los espacios en que se pudiese hacerlo (en su
mayor parte sobre tierras fiscales no ocupadas, y en menor medida en tierras privadas) y
comenzar a proponer formas de desarrollo sustentable para el área, algo que viene implícito
en los proyectos de la Reserva de Biosfera Yabotí y del Corredor Verde.
El tercer eje se origina en la evaluación de que, en estas imágenes, Misiones sobresale
en la región por la masa selvática que conserva, contrastando con la situación de los países
vecinos, de forma tal que son coincidentes los límites de la selva con los de la provincia. El
hecho de que en Misiones se presentase una masa continua de selva paranaense, permitió
establecer un contraste con la situación de la selva en Brasil y Paraguay, fue evaluado como
central por los ambientalistas locales en tanto la responsabilidad que le cabría a la
provincia en la conservación de uno de “lo más extensos remanentes continuos de selva
paranaense del planeta”.
20
El discurso de la biodiversidad y las áreas naturales no estrictas.
En esta etapa del ambientalismo misionero, gradualmente la conservación va dejando
de ser pensada en términos estrictamente espaciales, los límites de las áreas de reserva van
siendo cada vez más difusos y la estrategias pasan a abarcar grandes áreas con una gran
diversidad de situaciones ambientales y productivas y sociales, por ejemplo el Corredor
Verde Misionero, y así mismo comienzan a darse estrategias con un mayor anclaje en
aspectos productivos. En esta etapa vemos que la participación de ONGs ambientalistas y
de desarrollo rural es mucho mayor, que en la etapa previa. Estas transformaciones tuvieron
que ver con los cambios espaciales a nivel local tanto en relación al fin de expansión de la
frontera agraria, como al fortalecimiento del sector forestal, a partir de lo cual se establecen
divisiones entre distintos tipos de territorios: foresto-industriales, y agropecuarios. También
el marcado empobrecimiento y el hecho de que hayan caído los precios de los productos
colonos durante la década del ’90, tuvo relación con el cambio de estrategia
conservacionista. Otro elemento clave tiene que ver con los cambios teóricos y de estrategia
del sector ambientalista mundial, con lo cual aparecen conceptos como el de “paisaje para
la conservación” en el cual se basa el accionar de FVSA, la principal ONG ambientalista
que trabaja en Misiones. Así mismo, el sector de agencias de desarrollo rural también
experimentan transformaciones teóricas y estratégicas que llevan a fuertemente incorporar
y valorar los aspectos ambientales y de desarrollo sustentable.
A nivel de las transformaciones teóricas y estratégicas del ambientalismo global, en este
período se asiste a la emergencia de un nuevo discurso acerca de la conservación de la
biodiversidad, que “responde a la irrupción de lo biológico: esto es, la supervivencia de lo
biótico como problema central del orden moderno” (Escobar, 1999:214-215), y en el cual,
aunque la biodiversidad tenga referentes biofísicos concretos, debe ser pensada como una
invención discursiva reciente. Una de las características de este discurso radica en su
promesa de salvar a “la naturaleza” de las prácticas destructivas, y en su lugar instituir una
cultura de la conservación y la sustentabilidad (Escobar, 1999:214). Este discurso implica
una reconstrucción de los sentidos sobre la naturaleza y plantea una nueva manera de hablar
sobre la naturaleza en con una profunda mediación tecnocientífica. Escobar (1999:215)
ubica el origen de este discurso en dos textos fundamentales: la estrategia global de la
21
biodiversidad (WRI/IUCN/UNEP, 1991) y la Convención sobre la biodiversidad firmada
durante la Cumbre Mundial de Rio de Janeiro en 1992. Diversas organizaciones
internacionales han sido los artífices de este discurso (ONGs del primer mundo, Fondo
Global para el Medio ambiente, UNEP, IUCN, etc.), y es un discurso que se ha ido
consolidando con las decenas de documentos, informes, reuniones de expertos sobre los
aspectos científicos, institucionales, programáticos de la conservación y el desarrollo
sustentable. En la visión promulgada por las instituciones dominantes, según Escobar
(1999), la clave para la conservación de la biodiversidad está en hallar formas de utilización
de los recursos de los bosques tropicales que garanticen su conservación a largo plazo. “La
biodiversidad” se produce según un aparato que incluye a una serie de actores, desde ONGs
del Norte, organizaciones internacionales, universidades, corporaciones, hasta biólogos,
planificadores, ONGS del Tercer Mundo, comunidades y activistas locales. Cada uno de
estos, cuenta con su propio marco interpretativo sobre qué es la biodiversidad y cómo
conservarla. Escobar (1999:216) señala que tales marcos están mediados por todo tipo de
máquinas: desde la lupa del botánico hasta los datos satelitales procesado por computadoras
e introducidos en los programas de sistemas de información geográfica (SIG) y de
predicción.
El cambio en las estrategias por parte de las agencias conservacionistas que trabajan en
Misiones, no sólo se debe a transformaciones en las perspectivas mundiales de
conservación. Durante la década de 1990 se termina la expansión de la frontera agraria en
la provincia, es decir que finaliza la carrera entre frente agrario y frente conservacionista
por ocupar los últimos espacios fiscales con selva. Ya no quedan más porciones fiscales de
selva por conservar, con lo cual los pasos que toma el frente conservacionista son
consolidar las Reservas ya existentes, lo que se plantea en la estrategia de establecer
corredores biológicos, y trabajar en la conservación de las selvas que se encuentran dentro
de las unidades productivas, en tal sentido se proponen programas de desarrollo sustentable,
proyectos de utilización no maderera de los bosques nativos, etc.
A su vez, como ya mencionamos en el capítulo anterior, durante los noventa tiene lugar
un proceso de empobrecimiento de los pequeños y medianos productores rurales, con lo
cual estos productores pasan a presentar mayor receptividad hacia todo tipo de programas
de desarrollo rural que se propusiesen, y las agencias que tenían una mayor presencia eran
22
aquellas con propuestas de desarrollo sustentable. Los pobladores rurales que antes se
habían visto excluidos de la conservación, durante los años ’90 comenzaron a ser invitados
a participar en proyectos de desarrollo bajo consignas ambientalistas de desarrollo
sustentable y agroecología. Muchos colonos pasan a participar de este tipo de proyectos, a
pesar de no compartir plenamente los planteos ambientalistas, tal como decía un poblador
de colonia Primavera en San Pedro, “lo que yo más quiero es volver a hacer yerba como
antes, pero si me dicen que haga ovejas en yerbales, lo hago, ¿qué voy a hacer sino?”.
En este período se continuaron creando reservas naturales estrictas, aunque ya no en
una carrera por ocupar las últimas tierras fiscales disponibles. Las reservas creadas después
de 1992 fueron en tierras que ya previamente se proyectaban para tal uso, como en el caso
del PP Esmeralda (20.658 has) -que constituye la zona núcleo de la Reserva de Biosfera
Yabotí-, que había pasado a manos del fisco provincial después de un juicio al propietario
por falta de pago de impuestos. El caso del PP Piñalito (3.796 Ha.) previamente era una
Reserva Natural Privada, perteneciente a una entidad ambientalista británica –“The Earth”-
que en 1997 pasó a la órbita oficial. El PP Foerester previamente había sido una Reserva
Palmitera, explotada por una firma privada, y luego en 1996 pasó a ser Parque Provincial.
Hasta 1992 no se habían creado Reservas en que fuese posible algún tipo de actividad
productiva –debemos hacer la salvedad de las Reservas Forestales, que fueron creadas
durante la década de 1970 con otro espíritu, y que en su mayor parte quedaron sin efecto a
principios de los años ’80-. Recién en 1992 se crean dos reservas de Usos Múltiples, en las
cuales el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agraria) desarrolla tareas de
investigación productiva, y no cuentan con población. En 1992 también se crea la Reserva
Palmitera Provincial General Belgrano, que si bien fue una Reserva en la cual se
combinaba la conservación del medio natural con una explotación sustentable del palmito,
no buscó en ningún momento integrar a la población rural con la conservación. Hasta 1992
la explotación del palmito era realizada por una firma privada, en aquel año el Ministerio de
Ecología toma la tutela del área, para precisamente proteger el palmital natural de la
extracción de ilegal de palmitos y la invasión de tierras por parte de “intrusos”, tal el
término utilizado en el decreto de creación de la reserva.
En 1993, se crea la Reserva de Biosfera Yabotí. Esta reserva procura compatibilizar
actividades productivas con la conservación de la selva, pero significativamente en la
23
creación no consideró la participación de la población colona de su área de influencia, así
como las poblaciones indígenas que habitan en el interior de la reserva no participaron en
ninguna instancia del proceso de las discusiones de creación y manejo hasta el año 1998.
En 1999 se sanciona la ley de creación del Corredor Verde Misionero, un área natural
que busca amparar legalmente la conexiones boscosas entre las principales reservas de la
provincia e implementar formas de desarrollo sustentable en la población y
emprendimientos productivos. El Corredor Verde Misionero ocupa un tercio de la
superficie provincial, y a su vez conecta las reservas misioneras con reservas del Brasil y
Paraguay. Si bien en 2003, el poder ejecutivo reglamentó la ley, en el 2005 aun no cuenta
con una implementación.
La Reserva de Biosfera Yabotí
En la gradual transformación de la política conservacionista misionera hacia la
integración de producción y conservación la Reserva de Biosfera Yabotí ocupa un lugar
destacado. Esta Reserva creada en 1993 es la mayor reserva misionera con 253.773
hectáreas, el 20%16 de su superficie es de propiedad fiscal, y el 80 % restante lo constituyen
119 lotes pertenecientes a 31 propietarios. La RBY comprende Areas Naturales protegidas
preexistentes: el Parque Provincial (PP) Esmeralda, el PP Moconá y la Reserva Provincial
Guaraní (de usos múltiples). Su zona núcleo (20.658 has) es de dominio fiscal provincial,
mientras que las zonas de transición y buffer son de dominio mixto (fiscal y privado). La
actividad principal en la zona de transición es la explotación forestal del bosque nativo,
regulada por las autoridades provinciales, según lo establece el Manual de Instrucciones
Técnicas para la Formulación de Planes de Manejo para Montes Nativos en la RBY. En el
interior de la Reserva, habitan dos comunidades guaraníes, con una población de alrededor
de 150 personas17.
16 Se incluyen los PP Esmeralda –31.619 has.- y PP Moconá –999 has.-, el Area Experimental Guaraní y laReserva Natural Cultural Papel Misionero –10.000 has.-.17 Según información aportada por el censista del Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, que censó ala población de la Reserva.
24
La primera mención al término de Reserva de Biosfera en el Departamento San Pedro,
se remonta a un período entre fines de la década de 1970 y principios de los años ’80,
cuando un ingeniero agrónomo radicado en el pueblo, formula la ambiciosa idea de que San
Pedro sea un “departamento ecológico”; lo cual implicaba la creación de una Reserva de
Biosfera de unas 1000 has. donde actualmente se encuentra el PP. Moconá, como estrategia
para proteger la selva local.
Recién hacia 1990 se revitaliza la propuesta de crear de una Reserva de Biosfera. Al
igual que lo sucedido en la creación de la mayor parte de las Reservas a partir de 1988, las
imágenes satelitales jugaron un rol preponderante. Un ingeniero agrónomo, ex-funcionario
municipal, redactor del primer proyecto de creación de la RBY, relata que “con esas
imágenes ya uno maneja otro tipo de información, referenciada, con imágenes satelitales,
mapas. Y en las imágenes satelitales salen las masas boscosas en sus diferentes estados”.
En estas imágenes se notaba el avance de la frontera agraria sobre los últimos
remanentes de selva, y el grado de degradación que estaba experimentando la masa boscosa
del área. Si bien el avance de la frontera agraria no fue el único factor en juego en la
creación de la RBY, sí fue uno de los de mayor importancia. El ingeniero, gestor de la
propuesta, relata que:
“Uno de los fundamentos de creación de la RB, por ejemplo se basaban en la
depredación del monte. Se notaba mucho porque venían entrando, la rápida expansión de
la frontera interna. Entonces se veía que las zonas boscosas se iban achicando, y la
frontera interna se expandía, y por esa época ingresaban cinco familias por día, que
venían del sur de la provincia, de otras colonias, o eran los hijos de otros colonos. Esto
empezó en los ochenta pero en realidad en la zona, los años pico fueron del 85, al 92,
todavía sigue, una familia por día, todo sobre tierras fiscales, ahora pasaron a tierras
privadas”. “y digamos que esta fue una de las razones de la creación de la Reserva, no la
principal”.
Si bien se hace permanente referencia a la necesidad de conservar para detener la
ocupación del monte nativo por parte de productores colonos, el proyecto de Reserva que
se formula, no tuvo ninguna relación ni con productores colonos, ni con tierras sobre las
cuales estuviese avanzando o hubiese posibilidades de que avanzase la frontera agraria.
25
El proyecto que se formuló consistía en una Reserva que compuesta en un 80% de
propiedades privadas en las que predomina el bosque nativo y que se dedican a la
explotación forestal, y el restante 20% propiedades de la provincia como en zonas
intangibles. Las propiedades privadas, pertenecían a una treintena de propietarios, con
quienes –o con sus apoderados- se discutió la creación de la Reserva. Esta Reserva tendría
la característica de que en su interior se podrían combinar objetivos de conservación con
actividades productivas. El funcionario municipal que redactó el proyecto cuenta que:
“…me costó mucho ver cual de las nueve categorías de áreas naturales protegidas se
adaptaba más a la actividad, porque tienen esa característica, las reservas de biosfera están
integradas a la comunidad, si, donde el hombre es parte de todo, y bueno, fue la que más se
adaptaba”.
El proyecto permaneció sin concreción durante dos años, a la espera de una situación
política apropiada. Hasta que en diciembre de 1991 asume un nuevo gobernador
justicialista –Puerta-, quién en enero del 1992, realiza un recorrido por la provincia junto a
un grupo de periodistas locales. Según relata el redactor del proyecto “justo pasa por esta
zona y era uno de esos días, excepcionales, estaban justo quemando, un rozadito acá, y otro
y otro y otro, al otro día sale (en los medio) San Pedro se está incendiando”.
El gobierno provincial necesitó dar algún tipo de respuesta a esta situación, para lo cual
solicitó a la municipalidad de San Pedro, que era del mismo signo político, algún tipo de
respuesta para esa situación de la selva en llamas, “había que apagar el incendio”;
metaforiza un ex-funcionario municipal. Por entonces, el funcionario que había gestado la
idea de la Reserva de Biosfera, reflota el proyecto, "ahí me acordé del proyecto, mirá
contra la gente que está quemando no se puede hacer nada de nada pero llevale esto, le
dije al intendente, querés llevar algo, llevá esto, y ahí le saqué el polvo al proyecto y se lo
dí ..., inclusive estaba en borrador, bah, un borrador pasado a limpio”.
Un mes más tarde, el proyecto llega a manos de la Secretaria de Medio Ambiente,
dependiente de Presidencia de la Nación, “María Julia Alzogaray18 se vino a Misiones,
sobrevoló en una avioneta toda la zona de Yabotí, y le pareció que daba para llevar el
proyecto a Rio”; según refiere un funcionario de la Municipalidad de San Pedro. Las vistas
18 La Ing. Alzogaray cumplía funciones de Secretaria de la Secretaría de Medio Ambiente.
26
áreas de la selva, tanto las tomadas desde satélites, como las hechas desde aeroplanos,
constituirían la principal forma de validar las acciones, de dar sentido de verdad. Así fue
como el proyecto pasó a ser una de las dos propuestas que el gobierno argentino lleva a la
Cumbre Mundial sobre Desarrollo y Medio Ambiente realizada en Río de Janeiro en
199219.
El 12 de junio de 1992, el entonces presidente argentino, Carlos Menem, proclama
oficialmente en la Cumbre ambientalista mundial en Río de Janeiro, la creación de la
Reserva de Biosfera Yabotí. Finalmente en 1993 se sanciona la ley de creación de la RBY.
Fue recién en 1995 el Programa MAB de UNESCO aprobó que la RBY contase con la
categoría de Reserva de Biosfera, con lo cual pasó a integrar la Red Mundial de Reservas
de Biosfera que ese Programa coordina.
En 1993 se sancionó la Ley Provincial Nº 3041, que crea la Reserva, y el mismo año se
aprueba su Decreto Reglamentario Nº 2472/93. En esta ley se declara "Reserva Natural" a
los 119 lotes que pasan a denominarse "Reserva de la Biosfera Yabotí"; y las tierras que
comprende esta Reserva quedan sujetas a la normativa prevista en el Artículo 30 de la
Ley 2932 de Areas Naturales Protegidas20.
Las propiedades privadas han debido someterse al régimen especial de manejo que
estipula el Manual de Instrucciones Técnicas para la Formulación de Planes de Manejo para
Montes nativos en la Reserva de Biosfera Yabotí, a través del cual se determinan las
normas técnicas que deben aplicarse al “manejo sustentable” del monte nativo dentro de la
Reserva. Este régimen establece que la explotación forestal se realice a escala de “rodal”,
considerado una unidad indivisible de manejo (el rodal ideal es de 55 ± 5 hectáreas; con un
19 El otro proyecto fue la creación de un centro de estudios sobre la capa de ozono, en Tierra del Fuego.20 El articulo 30 de la Ley de Areas Naturales Protegidas establece: La categorización internacional deReserva de la Biosfera, será un área extensa con protección jurídica a largo plazo, que permitirá laconservación y el aprovechamiento armonioso de los recursos naturales. Comprenderá:a) Ejemplos representativos de biomas naturales.b) Comunidades únicas o territoriales con características naturales o habituales, de interés excepcional.c) Paisajes armoniosos resultantes de modelos tradicionales de aprovechamiento de la tierra.d) Ecosistemas modificados o deteriorados que se puedan restituir a su estado natural.Se zonificará de acuerdo a la siguiente ordenación territorial:a) Zona natural o núcleo.b) Zona de amortiguación o manipulación.c) Zona de recuperación o restauración.d) Zona cultural estable.
27
mínimo de 45 y máximo de 75). Para cada rodal deben efectuarse inventarios de los que,
aplicando herramientas analíticas sencillas, surgen una planilla de existencias con su curva
de distribución diamétrica. Las existencias no se calculan en base a volúmenes por hectárea
sino en base a números de pies (árboles) por hectárea. A partir de la información sobre el
“capital forestal” de cada rodal, un profesional forestal –en general ingeniero forestal-
determina el “capital básico”, entendido como el número de árboles por clase diamétrica
que debe permanecer en pie. Con lo cual lo importante para el manejo sustentable no es qué
árboles se sacan sino cuales quedan.21
21 “Algunos profesionales realizan el esfuerzo de seguimiento detallado necesario para que el modelofuncione, con interesantes resultados tanto técnicos como económicos. Sin embargo, en otras situaciones, ladiscrecionalidad que la norma permite al profesional (el que en muchos casos es a la vez el administrador dela propiedad) estaría llevando a abusos que producen graves situaciones de sobre-explotación” (GarcíaFenández, 1998:29).El organismo que rige la RBY es el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables (MEyRNR) dela Provincia de Misiones, como autoridad de aplicación directa en la materia a nivel provincial. La Reservacuenta con otros organismos que trabajan en torno a ella. Existe un Consejo de Gestión de la Reserva Yabotí,creada en el año 1997, está integrada por personal de la Secretaría de Recursos Naturales y DesarrolloSustentable, dependiente del Poder Ejecutivo Nacional; el MEyRNR; las Intendencias de los Municipios deSan Pedro, El Soberbio y San Vicente; y la Asociación de Propietarios de la Reserva Yabotí (APRY). ElConsejo cuenta con un gerente y un comité asesor integrado por la Universidad Nacional de Misiones y elINTA. Este consejo tiene entre sus objetivos perfeccionar el Plan de Manejo e incrementar los incentivos parael aprovechamiento sustentable.
28
Imagen satelital de la Reserva de Biosfera Yabotí
Intereses por la Reserva
Diversos intereses estuvieron en juego durante la creación de la RBY. A los intereses
conservacionistas, ligados a la preservación de la selva, deben sumarse: los intereses de los
propietarios de tierras dentro de la Reserva, quienes quedaron eximidos de impuestos y
tasas; los intereses del gobierno municipal de San Pedro; y los intereses de los gobiernos
provincial y nacional de entonces.
Las tierras que quedaron incluidas en la Reserva fueron las de las propiedades privadas
de propietarios ausentistas. El interés principal de los propietarios, radicó en que por
integrar la Reserva, serían eximidos de impuestos inmobiliario provincial, y las tasas
municipales. Tal como lo establece la ley de creación de la Reserva, el Estado provincial
29
eximió a los propietarios de tierras de la Reserva del pago de impuesto inmobiliario, y se
“invitó” a los municipios a eximir a los propietarios del pago de tasas municipales;
haciéndose cargo el Estado provincial de transferir a la municipalidad tales ingresos.
Algunos propietarios, apoyaron la iniciativa también por razones ambientales, en tanto la
Reserva implicaría disminuir la presión sobre los recursos forestales y así permitiría
prolongar su explotación.
La municipalidad de San Pedro fue uno de los principales impulsores de la iniciativa,
no sólo porque San Pedro contribuiría a la conservación de su masa boscosa, y el
Departamento pasaría a tener notoriedad más allá de las fronteras provinciales, sino
también por razones relacionadas con la recaudación impositiva que hace el municipio.
Según un funcionario municipal de aquel momento, la mora en el pago de tasas
municipales era considerable. Por todo esto, si el Estado provincial se hacia cargo del
monteo de la tasa municipal que los propietarios dejaban de pagar, la municipalidad tendría
mayor seguridad para percibir esos ingresos. Esta situación se allanaría mucho más siendo
los gobiernos municipal y provincial del mismo signo político, tal como sucedió hasta el
año 1999.
El anuncio de la creación de la RBY en la Cumbre de Rio ´92 buscó dar un golpe de
efecto en un momento de clímax del ambientalismo mundial. El anuncio hecho por Menem,
carecía de sustento legal, puesto que no había sido aprobado por la legislación misionera, y
mucho menos el proyecto había sido evaluado y aprobado por el Programa MAB (El
Hombre y la Biosfera) de la UNESCO, con lo cual el nombre de Reserva de Biosfera era
sólo un enunciado. Lo que más importaba en aquel momento era mostrar el compromiso
argentino con la conservación del medioambiente global, en tal sentido las dos propuestas
hechas por el país hacen referencia a problemas de nivel planetario, una es la de la RBY,
donde la categoría de Reserva de Biosfera remitía a un compromiso que trascendía las
fronteras nacionales, como es el de participar en la conservación de la biosfera.
En el discurso dado por Menem en aquel evento, señaló que “estamos intensificando los
esfuerzos para proteger nuestros bosques, ámbito de la mayor diversidad biológica y
regeneradores del aire, con un ambicioso proyecto de establecer en la provincia de
Misiones una gran reserva natural que ampare la mayor parte de la floresta subtropical
30
húmeda sobreviviente en el país”. Por otro lado agregó que “la Argentina procura
convertirse en la punta de lanza en Sudamérica en lo que hace al cuidado ambiental”.
Estas ideas serían respaldadas, un año después, durante la sanción de la ley de creación
de la RBY, por la Cámara de Legisladores Provincial. En aquella sesión la diputada
oficialista que lleva adelante el proyecto, declara que “con este proyecto Misiones se
enmarca dentro de la estrategia mundial para la conservación y para el logro de un
desarrollo sostenible, esto está planteado a nivel de todos los encuentros internacionales, ha
sido planteado en la ECO a través de todos los presidentes de todos los países del mundo y
evidentemente esta estrategia lleva tres finalidades fundamentales: preservar la diversidad
genética, permitir el aprovechamiento sostenido de los ecosistemas y mantener los procesos
ecológicos y los sistemas vitales y esenciales para la supervivencia misma del hombre y de
su desarrollo”.
De esta manera se puso de manifiesto que se estaba planteando la necesidad de
incorporar a la Argentina y a la conservación de su selva a un ámbito global de discusión
sobre el medioambiente. Allí se plantea la necesidad de incorporar a la provincia y la
conservación de la selva a un ámbito global de discusión sobre el medioambiente. Y es en
este sentido que los diputados de la oposición formulan sus críticas durante la sanción de la
ley de creación de la RBY. En el debate se acusa a la sanción de esta ley como un acto
oportunista, pensado en directa relación a la realización de la reunión ECO SUR ’93, que
tendría lugar en Posadas en menos de una semana. Un diputado de la oposición señala que
“detrás de la aprobación, que muy probablemente suceda hoy, hay un efecto –diría- hasta
propagandístico porque el lunes próximo se inaugura la ECO Sur ’93, vamos a tener el
honor de albergar en la ciudad de Posadas a muchísimos latinoamericanos y argentinos
preocupados por el problema de los recursos naturales y el medio ambiente, y
evidentemente el gobernador de la provincia quiere tener algo que mostrar y ese algo para
mostrar en este caso es una ley que crea una Reserva de Biosfera”.
La RBY se gestó a partir de intereses ajenos a la población del área. La perspectiva
conservacionista desde la cual se crea la Reserva, excluía a la población local. La categoría
de Reserva de Biosfera, como espacio en el cual se combina conservación con producción,
remitió en el caso de la RBY, sólo a la producción forestal realizada por propietarios
ausentistas, no a la producción de la población residente en las tierras fiscales. Los límites
31
de la Reserva se restringieron a los límites de las propiedades privadas, un espacio que se
reconocía como deshabitado, de manera que se excluía de conservación a las áreas con
población. Según un funcionario del gobierno provincial en de San Pedro “iba a ser
contradictorio que hagan la Reserva justo donde había gente”. Se consideró que las tierras
pobladas por colonos debían destinarse a la producción, mientras que las tierras que aún no
estaban pobladas, por ser de propiedad privada, fueron consideradas como las únicas
posibles a preservar. De esta manera se estableció una barrera, que permanece hasta la
actualidad, entre Reserva y población, entre Reserva y colonia, una barrera que fija qué
área debe ser conservada y qué área no. Una de las claves de esto se encuentra en la
respuesta que el gestor de la RBY dio al intendente de San Pedro cuando le solicitó una
respuesta frente a los numerosos rozados que quemaban la selva: “¿qué vas a ser en contra
de gente que quema monte y monte, no podés hacer nada?”. Los incendios de los
pobladores no se podían apagar, por el costo social que implicaría tal acción, entonces se
decidió conservar allí donde no había pobladores.
Pero en realidad, en el área de la RBY había población humana. En la RBY hay se
encuentran dos comunidades mbya-guaraní, con una población de alrededor de 150
personas22. Estas comunidades se encuentran en la zona sur del PP Esmeralda –núcleo de la
RBY- y en propiedades privadas lindantes con este Parque. Según un guardaparques del PP
Esmeralda, son cuatro aldeas mbya guaraní existentes dentro de la Reserva. Estas
comunidades han sido “invisibles” como población de la Reserva, prácticamente no son
mencionadas en los informes sobre la Reserva, ni fueron consideradas durante la gestación
del proyecto y la sanción de la ley. Los funcionarios gubernamentales toman diversas
posturas respecto a estas comunidades. Algunos proponen intervenir lo menos posible en la
dinámica de estas comunidades, puesto que estas serían reticencia al contacto con la
sociedad nacional. Otros proponen directamente ignorarlas, convertirlas en invisibles, entre
estos funcionarios escuchamos varias veces la frase “no vive gente en la Reserva”.
El impulsor de la RBY, explica que “las comunidades indígenas es una cosa muy
difusa, hoy están mañana no están, son muy trashumantes, hay unas comunidades ahí
ahora, pero, digamos, inclusive una gran porción de la reserva de 5000 has…. Son
22 Dato aportado por un funcionario de la Oficina de Bosques, delegación San Pedro, que ofició como censistaal interior de la Reserva en el Censo Nacional de Población y Vivienda 2001.
32
comunidades que están y no están. Cuando se hizo el proyecto no había nadie de nadie, no
vivía nadie excepto los campamentos de obrajeros… después se asentaron los aborígenes,
nuestros paisanos guaraníes tienen mucha
Desde el Comité MAB-Argentina, se ha llamado particularmente la atención sobre los
aspectos relativos a la participación de la comunidad local, y la atención de los problemas
sociales de la RBY y su Area de Influencia. En un trabajo realizado por miembros de éste
Comité (Toribio, Soruco, 1999:10) se señala que “Los aspectos sociales, tanto
socioculturales como socioeconómicos, propios del área de la Reserva y de su entorno, no
fueron debidamente considerados en la propuesta de delimitación y zonificación. El
carácter multicultural, las condiciones socioeconómicas de la población del entorno y la
localización en una frontera de una gran dinámica social, hechos que configuran una
compleja realidad social, fueron ignorados. El Plan de Manejo tuvo una orientación
marcadamente forestal, descuidando los múltiples usos y funciones potenciales del área,
uno de los últimos ejemplos de Selva Paranaense”.
Este informe remarca que la Reserva se creó sobre “una base no participativa”, con lo
cual las acciones por corregir las carencias de la propuesta original encuentran el obstáculo
de acordar y dilucidar “quiénes son los actores sociales que deben discutir y definir en
conjunto los aspectos esenciales de manejo”. El desatendimiento de las cuestiones sociales,
habría llevado a no llegar a aprovechar las posibilidades de “implementar investigaciones
sociales, la Universidad Nacional de Misiones, en su Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociales, cuenta con investigadores e investigaciones realizadas y en curso, útiles para un
mejor conocimiento de la realidad social de la Reserva. No han sido convocados, salvo
marginalmente, para participar en alguna actividad de la Reserva. Mientras la integración
de este sector no se produzca, la caracterización de la población de la Reserva, como base
para lograr una mejor representación de todos los involucrados y de sus necesidades e
intereses, seguirá siendo una tarea pendiente”. (Toribio, et. al.; 1999)
Durante el proceso de creación de la Reserva, habían sido relegados los aspectos
relativos a una gestión en la cual participasen distintos actores locales, nacionales e
internacionales, de distintos sectores sociales, así como diversas disciplinas científicas,
fundamentalmente las ciencias sociales. Recién cuando la RBY fue reconocida por la
33
UNESCO y fue integrada a la Red Mundial de Reservas de Biosfera, una de las condiciones
para formar parte de esta Red era que se integrase a otros actores sociales en la gestión de la
Reserva. Para esto el Comité MAB-Argentina –dependiente por entonces de la Secretaría
de Medio Ambiente de la Nación- impulsa la realización de un Primer Taller de la RBY,
ante “la necesidad de una gestión más interdisciplinaria y participativa”. (Reca, et. al.
IberoMAB IV,1999). En esta reunión debía formularse un proyecto de desarrollo para la
Reserva.
Este Taller se realizó en septiembre de 1996, contando con la asistencia de propietarios
de tierras dentro de la Reserva, investigadores de diversas disciplinas de la Universidad
Nacional de Misiones, miembros de distintas ONGs y organismos municipales,
provinciales, nacionales e internacionales. Este Taller constituyó la primera vez en que se
involucró a sectores más allá del Ministerio de Ecología, municipios y propietarios, a
debatir sobre la Reserva.
Esta reunión se creo un Comité de Gestión intersectorial, y se definieron propuestas
para el desarrollo turístico y productivo del área, que no tuvieron trascendencia en el
tiempo.
El Corredor Verde Misionero.
A principios de los años ’90, surge entre los conservacionistas misioneros la necesidad
de lograr la conexión legal de las áreas naturales protegidas existentes, para optimizar su
conservación. Con tal objetivo se originó el proyecto de creación de una Diagonal Verde,
que pronto pasaría a llamarse Corredor Verde Misionero (CVM). Su superficie, total es de
1.200.000 hectáreas, y si no se suman las áreas protegidas que incluye, la superficie es de
239 mil hectáreas. El CVM cubre casi el 23 % del territorio de Misiones.
El Corredor Verde es un corredor de paisajes pensado para mejorar la conectividad
entre los principales bloques de áreas protegidas estrictas del norte de la provincia,
principalmente el PN Iguazú y el PP Urugua-í, con la Reserva de Biosfera Yabotí, al este, y
el PP Cuñá Pirú, en el centro de la provincia, a lo largo de una extensa superficie en la que
se garantice la persistencia de masas forestales nativas relativamente continuas. La
34
principal peculiaridad de este área es que está conformada por grandes latifundios
dedicados a la explotación forestal, pequeñas explotaciones agrícolas, Reservas Naturales,
y como único centro urbano, la localidad de San Pedro.
Este área protegida tiene por objetivo no sólo la protección del ecosistema selva
paranaense, y la protección de los servicios ambientales que este ecosistema provee, sino
también, promover que las prácticas productivas que en su interior se desarrollan se hagan
de manera sustentable. El Corredor Verde es percibido por los ambientalistas misioneros
como una consecuencia lógica del desarrollo de la conservación de la selva misionera,
constituyendo así “el broche de oro” de la política de creación de reservas naturales en la
provincia, uniendo y consolidando las áreas ya creadas. En los antecedentes del tema a
nivel provincial se ha señalado que el área es de máxima prioridad dentro de los objetivos
ambientales de la Provincia de Misiones.
En términos generales, la Reserva de Biosfera primero y luego el Corredor Verde, han
implicado un cambio en la conceptualización de la selva, si desde los años 1930, lo que les
aportaba el carácter de natural a determinados espacios a conservar era el hecho de no ser
intervenidos por el hombre, estableciendo una clara distinción entre natural y humano,
gradualmente las propuestas que han ido surgiendo han establecido distintos niveles de
conservación, primero estableciendo categorías de áreas intangibles y de áreas destinadas a
usos controlados. Y luego con la adopción de categorías como las de Reserva de Biosfera y
Corredor Verde, se ha comenzado a integrar a las poblaciones locales y emprendimientos
productivos con la conservación. La creación de estas áreas, puntualmente la de la RBY,
que es sobre lo que venimos trabajando, ha implicado, a su vez, una nueva visión de la
selva, ha comenzado a ser pensada en términos de un concepto de medioambiente que
posee referencias globales y regionales.
Si bien, el CVM fue reglamentado en 2003, y aún no cuenta con una implementación
efectiva, más allá de las buenas intenciones.
1
Capítulo 3.
El monte colonizado.
En las colonias del norte misionero, existen diversas modalidades de relación con el
medio ambiente, así como diversas modalidades productivas; existen productores que
concentran la mayor parte de su trabajo en la ganadería, otros en el cultivo de tabaco, hay
casos de productores que direccional su trabajo hacia modalidades agroecológicas, mientras
otros muestran reticencias con esto. Pero más allá de esta diversidad existen ciertos
esquemas generales de relación con la naturaleza, que atraviesan al conjunto de las familias
de pequeños y medianos productores del área. En este capítulo se analizarán estos equmas
generales que se desprenden de la relación que los colonos establecen con el ámbito que
localmente denominado “naturaleza”.
Este análisis se basará en los modelos propuestos por Descola (1996) y Ellen (1996).
Ambos autores coinciden en que es posible identificar “un número mínimo de supuestos
subyacentes sobre los que se construyen los esquemas pragmáticos y las representaciones
simbólicas, y que por último gobiernan las permutaciones conceptuales de los humanos”
(Ellen 1996:104). Descola (op.cit.) señala que los diversos modos de representación de la
naturaleza presentan características similares; que “pueden explicarse si suponemos que por
debajo de todos los modelos de naturaleza hay tres dimensiones o ejes cognitivos que
cuando los dispositivos culturales lo permiten, se combinan de diferentes maneras, generan
representaciones particulares (ibid: 104). El primer eje posibilita definir la naturaleza
espacialmente, ubicándola en algún reino exterior a los humanos y a su espacio de vida
inmediato. El segundo eje permite definir la naturaleza en términos esencialitas, como una
fuerza exógena a la voluntad human pero que puede ser controlada en diversos grados. El
tercero permite interpretar la naturaleza inductivamente en términos de “cosas” que la gente
incluye en ella y las características que atribuye a tales cosas (ibid: 104). Según Descola, es
posible considerar que esos tres ejes se aproximan a la idea multifacético y ambigua que en
Occidente se reconoce de “naturaleza”. (ibid:105). Si bien estos ejes son propuestos como
formas de conocimiento y aproximación a la naturaleza, aquí los tomaremos como ejes que
nos permiten dar cuenta y organizar el análisis, estos son: la naturaleza como espacio, la
2
naturaleza como fuerza, y la naturaleza como cosa. Distinguir tres dimensiones en la lógica
colona frente a la naturaleza, es una ejercicio puramente analítico, útil para dar cuenta de la
relación de los productores colonos con “la naturaleza”. Estas dimensiones se articulan a
partir de conceptos locales claves tales como los de “fondo”, “vacío” y fuerzas del monte.
La dimensión espacial de la naturaleza se liga al espacio de la selva o monte. Selva y
monte constituyen la concreción, la materialización espacial de lo natural, éste es el reino
puro de la naturaleza. En las colonias, de alguna manera se puede postular la existencia de
una congruencia semántica entre naturaleza y monte o selva. “Monte” es el término más
comúnmente usado por la población rural para referir tanto a la masa boscosa que se
encuentra al interior de las chacras, como a la que existe en las reservas y latifundios, así
como en tercer lugar a la masa boscosa en general que se extiende en la provincia y la
región. En cambio el termino “selva”, se utiliza fundamentalmente para el último caso.
El monte se constituye en lo “otro” no humano, no cultural. De manera que la otredad
natural se construye no sólo por ser la negación de lo humano, sino también por la distancia
física con lo humano. Entre monte y sociedad se presenta una distancia cualitativa, como
dos mundos separados, pero con múltiples intersecciones. Puesto que la naturaleza tiene
una dimensión espacial en tanto monte, su distancia con la sociedad también se plantea en
términos espaciales. Localmente, esta distancia se postula en términos de “fondo”; la selva
se ubica en el fondo, lejos de los espacios de asentamiento humano. En las colonias del
norte misionero, “el fondo” se definen por oposición a los lugares de mayor efervescencia
social. “El fondo” es un concepto relativo, cargado de sentidos particulares en cada
situación. Este “fondo” se plantea a distintos niveles, existe un fondo en relación a los
centros urbanos, un fondo en relación al cual se expandió la frontera agraria, y existen
“fondos” determinados en relación a las colonias, así como “fondos” en el interior de las
chacras. En Colonia Esmeralda por ejemplo, es “el fondo” en relación al pueblo San Pedro,
y dentro de la chacra el monte es el fondo en relación a la casa. En dirección “al fondo”
avanzó la colonización, de manera que se pueden distinguir las colonias más antiguas y las
más nuevas a partir de cuales se encuentran más “al fondo” y cuales más cerca del pueblo.
Pero la ligazón del monte con la idea de fondo, no implica tan solo disposición espacial,
sino una direccionalidad en el movimiento de los colonos y en la ocupación del espacio. La
3
expansión de la frontera agraria sobre el territorio misionero, así como el desmonte que a
nivel individual cada colono practica al interior de su chacra, implican atribuir al monte la
cualidad de ser un espacio “vacío”. Esto se evidencia en las diversas prácticas que los
colonos realizan en el monte, ya sean extractivas como de desmonte. A partir de la idea del
monte como espacio “vacío”, es posible apreciar la segunda dimensión de la naturaleza:
como cosas. Si bien la selva está conformada por un conjunto diversos de elementos, tanto
bióticos como abióticos, en la lógica colona prevalece un orden ajeno a la sociedad
humana, en tal sentido se habla de un espacio “vacío” de sociedad, de orden humano, es un
vacío de llama a ser ocupado, transformado, podríamos decir ordenado. Así por ejemplo, en
los relatos de la colonización del norte misionero, el monte se describe como un “desierto”,
no de plantas o animales, sino de gente.
Esto nos permite abordar la tercera dimensión, la naturaleza como fuerzas. Los colonos
consideran que la naturaleza presente ciertas fuerzas que llevan a su expansión, a
transformar en naturales, en selva, los espacios socializados. Son fuerzas que se oponen a lo
transformado por el hombre, a los espacios agrícolas, ganaderos y domésticos. La
modalidad con que los colonos enfrentan a la desorganización de la naturaleza es por medio
del trabajo. De manera que si bien los elementos presentes en la naturaleza están a
disposición del hombre, y la extracción de elementos debe hacerse con esfuerzo, con
trabajo. Así, en estas colonias, el trabajo en el campo adquiere su inmenso valor al
constituirse en una la lucha cotidiana contra las fuerzas de la naturaleza.
Las tres dimensiones de la naturaleza se articulan en diversas niveles que van desde las
prácticas cotidianas en las chacras, hasta en los discursos de la historia oficial misionera
sobre la expansión de la frontera agraria. Esta imagen de lógicas espaciales, que con
características propias se reproducen a distintos niveles, señala que los grupos sociales
forman parte de redes sociales que funcionan en distintos niveles de articulación.
La dimensión espacial de la naturaleza.
Los conceptos locales de “espacio vacío” y “fondo” han articulado la relación que
distintos sectores de la sociedad misionera han mantenido y mantienen con el monte. La
4
idea de “fondo” hace referencia a la ubicación espacial del monte, mientras la idea de
“espacio vacío”, refiere a una de las características que se le suelen asignar al monte. Antes
de ver los sentidos que esto cobra entre los productores rurales del norte misionero,
analizaremos cómo se constituyó en uno de los ejes que validó la expansión de la frontera
agraria.
La construcción de este área como un espacio vacío, sobre el cual debe avanzar la
frontera agraria, se ha hecho a través de su deshistorización, poniendo en juego
precisamente la construcción del relato histórico (Schiavoni; 1997:268-9). El noreste
misionero ha sido considerado hasta la última década un espacio de frontera. Una de las
cualidades de los espacios de fronteras radica en su carencia de historia e identidad,
distinguiéndose de los espacios regionales. “Así como el discurso regionalista lucha por
imponer marcas durables, propiedades ligadas al origen, el discurso sobre la frontera es un
discurso que se sustenta en lo nuevo, lo cambiante, lo que no tiene su origen en el lugar”
(Schiavoni 1997:267).La creación de una frontera implica la conversión de zonas poco
pobladas en ‘tablas rasas’ donde lo que se pone en juego es el ordenamiento, la
institucionalización, la historia. Los frentes pioneros son procesos de fabricación del
espacio regional, una ‘genética de las regiones’, para lo cual uno de los primeros pasos es el
de quitar la identidad al lugar. Quizá esto explique, la sensación que suele causar el pueblo
de San Pedro al visitante. Este pueblo cuenta con tan sólo dos calles asfaltadas, y casas
bajas, muchas de las cuales son precarias, de madera y techo de chapa a dos aguas. San
Pedro es cabecera del departamento homónimo, cuya principal actividad es la explotación
del monte nativo, llevada a cabo por industrias forestales. Éste es el departamento más
pobre de la provincia y uno de los más pobres del país, con una población rural que alcanza
el 60%. El pueblo se sitúa en un valle de las sierras centrales, en cuyas crestas se dibujan
siluetas de araucarias, y sin embargo da la impresión de ser un sitio remoto, con cierto dejo
de abandono, de lugar de paso, donde al viajero le es más fácil sentirse pasajero que
residente, un lugar de identidad difusa. Es probable que esta extraña sensación, se deba al
hecho de que San Pedro sea capital de un área basada en una actividad extractiva, de
características similares a las de un emprendimiento minero, un lugar de paso, donde las
ganancias de la extracción de madera nativa, en su mayor parte se fugan fuera del pueblo.
5
En la pequeña Terminal de Ómnibus de San Pedro, la sala de esperas es una habitación
de amplios ventanales que miran a la calle principal del pueblo, en esta sala hay un banco
de madera y por única decoración un mural. En éste, con predominio de tonos amarillos y
naranjas, ilustra a la localidad de San Pedro. En el centro de la escena se encuentra el
pueblo, con sus hombres trabajando y sus industrias, los aserraderos, las sierras, los rollos
ya aserrados, hacia el fondo, se encuentran dispersas las viviendas, el tanque que abastece
al pueblo no sólo de agua sino también de nacionalismo con su bandera argentina, más atrás
hay una escuela, y coronando la imagen una iglesia. En el último plano al fondo, un
inmenso sol, que posiblemente amanece anunciando el progreso para la región. De derecha
a izquierda el mural relata los frentes que han forjado el pueblo. A la derecha, el espacio
que ha sido poblado, cultivado, el paisaje construido por el hombre, en el extremo inferior
derecho del mural, el pueblo se ilumina con sus luces de neón, carteles y negocios
apiñados, lo transitan un hombre de traje y corbata, mujeres y niños. En la misma línea,
más arriba, terrenos cultivados de maíz, té, y tierra labrada. Hacia el centro de la obra, las
edificaciones se encuentran dispersas, y predominan en primer plano los aserraderos como
principal actividad productiva del lugar, los hombres trabajando, y los rollos esperando en
las planchadas mientras una topadora lleva un rollo en dirección al pueblo. De los pocos
árboles que aquí se muestran, los de mayor porte, ya no cuentan con sus copas, tan sólo los
troncos se mantienen de pie, la civilización está pasando sobre ellos. Algo más hacia la
izquierda, encontramos a los hacheros, quienes son la avanzada sobre el monte,
estableciendo el límite con el espacio poblado. Finalmente, sobre la izquierda del mural
hacia el fondo se extienden las araucarias tal como suelen verse desde el pueblo,
rodeándolo desde las sierras. Y en primer plano, a la izquierda, se levanta una selva
exuberante de vegetación, árboles, helechos, y chachies. Allí no hay personas, sólo
animales del monte; un tucán, un yaguareté, una mariposa y una serpiente de coral, parecen
estar mirando hacia el espacio donde viven y trabajan los hombres, quizá esperando el
momento en que hacheros, aserraderos, hombres de corbata y luces de neón, avancen sobre
el monte, no dejando espacios vacíos.
6
Mural de la Terminal de Ómnibus de San Pedro
En las colonias del área de influencia de la Reserva de Biosfera Yabotí, en el
departamento San Pedro, también se presencia, por parte de la población, una lógica y un
sentimiento de marginalización, una sensación de vivir en el fondo. Los pobladores
evidencian esto a partir de la ausencia del Estado. En este área, la expansión de la frontera
agraria -que finalizó a mediados de la década de 1990- se produjo por medio de un frente
de colonización espontánea (diferenciándose de otras áreas donde se implementaron
políticas de colonización). De manera que la apropiación del espacio se rigió por la
desinstitucionalización, haciendo que la promoción sea un proceso azaroso, librado a las
estrategias individuales (Schiavoni 1997:276-7). Almeida (1994) plantea que precisamente,
la dominación y el control del Estado sobre una región son ejercidas mediante el
desconocimiento y la aparente falta de control, lo cual permite mantener el área fuera de
conflicto, despolitizada. En el caso de nuestra área de estudio, a la llamativa escasez de
información demográfica y estadística poblacionales que prevalece en los archivos
provinciales, se suma la exigua presencia estatal dada por la falta de atención sanitaria, un
alcance limitado del sistema educativo, y el insuficiente mantenimiento de los caminos
provinciales y municipales. Así por ejemplo entre los años 2000 a 2003, el área no recibió
7
ninguna atención sanitaria, teniendo el centro de salud más cercano está a unos 50 km.1, a
partir del año 2003 comenzó a recibir visitas de agentes sanitarios. Por otra parte, el dictado
del ciclo completo del nivel de Educación General Básica, estuvo a punto de suspenderse
en varias oportunidades durante los primeros años del siglo, si bien en el año 2005 se dicta
en forma completa, aún circulan rumores en la población de que podría suspenderse
definitivamente. Los caminos y picadas2 que comunican la zona, desde mediados de 2001
han dejado de recibir mantenimiento por parte del Estado provincial, responsable de la ruta
principal, así como el municipal dejó de ocuparse de los caminos vecinales. Desde distintos
entes estatales se señala a los vecinos como responsable por el mantenimiento de los
caminos, lo cual derivó en que en varias colonias los pobladores provean el combustible y
trabajo para el arreglo de los mismos, mientras la municipalidad provee de maquinaria,
pero este sistema no se ha aplicado en todo el área, y encuentra serias dificultades en las
colonias mas pobres.
Poblamiento de las colonias.
Los departamentos del nordeste de Misiones, fueron los últimos en recibir la expansión
del frente agrícola. Las tierras fiscales de esta zona recibieron a la población rural
desposeída por el proceso de diferenciación social agraria, y que no pudo ser absorbida en
calidad de mano de obra asalariada. Estos pobladores rurales provinieron de la zona centro
y sur de la provincia, y en menor medida se encuentran migrantes brasileños afectados por
la incorporación de la frontera brasileña al monocultivo de la soja y el trigo.
En los relatos de los colonos que participaron en la conformación de las más recientes
colonias, es posible encontrar la idea de una ocupación de “espacios vacíos”, avanzando en
dirección a un “fondo”.
Las rutas constituyen un eje fundamental en la ocupación de las áreas. Las sendas,
picadas, caminos, son el artefacto en el cual el colono se mueve en la selva, son su espacio 1 Los efectores de salud más cercanos son el Hospital provincial de San Pedro y la Clínica privada de SanPedro, el primero se encuentra en situación de crisis sanitaria, y en el segundo de hecho, tan sólo se atiendenaquellos colonos que gozan de la obra social de los tabacaleros.2 Las picadas son los caminos rurales al interior de las colonias, estos son de jurisdicción municipal.
8
de movilidad que permite el ingreso a esos terrenos salvajes; constituyen el lugar conocido
en el interior de lo desconocido. Los caminos llevan “el progreso” al interior del monte. En
las imágenes satelitales de Misiones es posible notar cómo la colonización del nordeste
provincial ha tenido lugar a partir de los caminos, en el caso del Departamento San Pedro,
el poblamiento ha seguido el curso de la ruta nacional N° 14 como principal vía de acceso
de los pobladores provenientes del sur, y luego en menor medida, este mismo proceso se
observa en relación a las rutas y picadas que ingresan al interior del departamento.
En el caso de Colonia Esmeralda, en el Area de Influencia de la RBY, la colonización
tuvo como eje a la ruta provincial N° 16, un accidentado y poco cuidado camino de tierra,
por el que ingresaron los primeros colonos. En tanto iban siendo ocupadas las tierras
aledañas a la ruta, nuevos pobladores se aventuraban cada vez mas lejos, por los caminos,
picadas y huellas que nacen en la ruta 16. Esmeralda, forma parte de las colonias que,
según los pobladores, se encuentran “al fondo” de esa ruta, y que de hecho han sido las
últimas de la zona en crearse. Previamente a la conformación de Colonia Esmeralda, el área
había sido sometida a la explotación del monte nativo por medio de concesiones oficiales a
empresas forestales. La explotación forestal se encargó de abrir las picadas que actualmente
organizan las colonias y extrajo las mejores maderas del monte (algo que aún hoy es
mencionado como un infortunio por los colonos)3. Luego de su explotación forestal, el área
fue declarada Reserva Forestal4, pero hacia 1984, con el retorno de la democracia al país,
estas tierras “se liberaron” quedando disponibles para su colonización. Al desafectarlas de
la figura de Reserva Forestal, el Estado creó un “espacio vacío”, éstas pasaron a ser tierras
libradas a la ocupación espontánea, sin mayor intervención oficial.
3 Si bien no fue posible relevar información oficial sobre esta actividad, sí se relevaron vestigios locales deesta: además de las picadas, al interior de las chacras aún se “descubren” canchadas, botellas antiguas, etc.,que actualmente los colonos muestran a los visitantes como “ruinas del paso de los madereros entre lasdécadas de 1960 a 1980.4 La ley provincial n° 854/77, entiende por “Reservas Forestales: Aquellas superficies fiscales cubiertas demasas leñosas, o que deberían presentar esa característica por su aptitud de uso de suelos, que por razones económicas, sociales o ecológicas, deberán estar sujetas a los principios básicos de la Ordenación Forestal para asegurar la producción de una renta sostenida y la permanencia a perpetuidad de este recurso naturalen un todo de acuerdo al concepto de uso óptimo del bosque”. En la misma Ley se establece que elPlan de Ordenación Forestal debe ser confeccionado por un Ing. Forestal o Agrónomo, y en éste “se deberáasegurar la permanencia del bosque en función de extracción exclusiva de su crecimiento anual (renta), asegurando su mejoramiento y regeneración natural”
9
El monte y el fondo en las colonias. Consorcios de mensura y conformación de la
Colonia.
La conformación de las colonias implica la idea de organizar un “espacio vacío”.
Primero “cortando” (demarcando) las chacras, y luego organizando institucionalmente el
área, creando Consorcios de Mensura, estableciendo espacios religiosos, gestionando la
creación de escuelas, buscando la creación de centros comunitarios y salas de salud.
Los Consorcios de Mensura constituyeron una de las instituciones que permitieron
consolidar la conformación de las colonias, para que éstos dejen de ser espacios de selva y
pasen a ser reconocidos por el Estado como colonias. Tales Consorcios indicaban que estos
espacios ya no estaban vacíos, sino que en oposición pasaban a ser lugares ordenados,
legalmente organizados, es decir espacios sociales, y no más salvajes.
Hacia fines de la década de 1980, el Area de Influencia de la RBY estaba ocupada
prácticamente en su totalidad. Ya en 1983, el Estado reconoce la ocupación espontánea de
las tierras fiscales, legalizándolas por medio de un sistema de mensura que toma en cuenta
el ordenamiento generado por los mismos agricultores5.
En el área de Colonia Esmeralda, la mensura se realizó entre 1989 y 1990, y se organizó
en un Consorcio que agrupaba a unas 500 chacras sobre una superficie de
aproximadamente 6000 has.. El consorcio se llamó Consorcio de Mensura Esmeralda6. Las
tareas de mensura demandaron dos años, una vez realizadas, el Consorcio se disolvió y el
área pasó a estar organizada en cinco colonias: Esmeralda, la que se encuentra junto al
camino que va al Parque Provincial, Unión, Guaicá, San Juan y Yabotí (por encontrarse
junto al arroyo Yabotí Guazú).
5 Según Schiavoni (1997:274) “El sistema se denomina Mensura Particular (Decreto Provincial N° 2826,agosto 1984) estuvo impulsado por la Agencia de Extensión Agrícola INTA, San Vicente, y el Ministerio deAsuntos Agrícolas de la Provincia. Consiste en la realización de fraccionamientos por cuenta y riesgo de susocupantes a fin de regularizar situaciones de hecho. Las extensiones a mensurar deben ser en conjuntosuperiores a las 2000 has. (en 1985 se autoriza que sean de hasta 1000 has. por decreto N° 217). El tamaño delos predios individuales oscilará entre 15 y 50 has. y sólo se incorporarán a este régimen situaciones de“ocupación de hecho” de más de 3 años.6 El nombre se debió a que uno de los caminos más importantes que atraviesa el área, se dirige a un obraje delmismo nombre, las tierras de este obraje, por problemas impositivos pasaron al Estado provincial,actualmente allí se encuentra el Parque Provincial Esmeralda, zona núcleo de la Reserva de Biosfera Yabotí.
10
Entre los pobladores existía cierta urgencia por hacer las mensuras. Era necesario
regularizar la tenencia de la tierra tanto para dar cierta estabilidad a las unidades
productivas y continuar haciendo rozados, como para poder explotar comercialmente los
montes al interior de las chacras. Para realizar la venta de madera en un marco legal, los
pobladores contaban con permisos de ocupación, pero estos tienen una vigencia de cinco
años, luego de los cuales es necesario iniciar los trámites de propiedad de la tierra.
Por otro lado, se consideraba necesaria una pronta mensura, porque en el área
circulaban rumores de que estas tierras se encontraban en litigio. El rumor era que estas
tierras eran reclamadas por el Estado para volver a ser una Reserva Forestal. Estos rumores,
que hoy son mencionados como una de las causas que apresuraron la mensura, y sobre todo
llevaron a la organización de los pobladores, nos permiten dar cuenta de varios fenómenos,
en primer lugar la incertidumbre que para los colonos implica el habitar esta área.
Permanentemente existía, y aún hoy existe aunque en menor escala, el temor a perder las
tierras. Este temor tendría cierta relación con el hecho de vivir en el fondo, en un espacio
donde las normas no están del todo claras, alejado de los lugares centrales donde se dictan
las reglas y donde hay menos espacio para las incertidumbres.
Por otro lado, el temor a que las tierras fuesen ratificadas como Reserva Forestal se
enmarca en una disputa por los espacios de selva que se extendió hasta fines de la década
de 1980. Por entonces la tensión giraba en torno a la ocupación de Reservas Forestales por
parte de “intrusos”. Esta tensión se resolvió con la desafectación de la mayoría de las
Reservas Forestales, de manera que de las diez Reservas creadas durante la década de 1970,
hacia mediados de la década de 1990 tan sólo se conservaba una, la Reserva Forestal
Guaraní. Las nueve restantes habían sido o “liberadas” por el gobierno para su
colonización, o se encontraban ocupadas por “intrusos” y luego fueron oficialmente
desafectadas.
En el caso de Colonia Esmeralda, la visión de un potencial conflicto frente a la
reconversión del área en Reserva Forestal, lleva a que en la actualidad los relatos señalen
aquel momento como el de unión de la población y conformación de la colonia. Esto
implica cierta oposición entre colonia y Reserva que podría ayudar a explicar la distancia
que existe en colonos y reserva, donde unos y otros parecen tener poco que ver entre sí.
11
El fondo y el centro al interior de la colonia
Una vez conformadas las colonias, a su interior se pueden distinguir dos tipos de
espacios fundamentales: centros y fondos. Los centros son aquellos espacios de mayor vida
social, mientras los fondos son espacios en que la colonia limita con la selva. Vale aclarar
que los fondos no corresponden necesariamente con los límites de la colonias, puesto que
los límites de una colonia pueden ser una ruta, otra colonia o un pueblo, es decir que los
límites pueden llegar a funcionar como espacios de mucha vida social, el fondo en cambio
siempre se presentan como lindando con el monte, con espacios no sociales.
El centro.
El centro no sólo es un espacio de efervescencia de la vida social, sino también de
cohesión social. Los espacios centrales de las colonias están articulados en torno a caminos
o picada donde se encuentran las instituciones civiles y religiosas: la escuela primaria, las
iglesias, algún negocio de ramos generales, y en algunos casos el salón FOPAR7. En estos
espacios centrales se nota una mayor circulación de personas, fundamentalmente en torno a
los horarios de clases, como durante los domingos por la mañana, cuando los fieles asisten
a los cultos religiosos. Pero más allá del caudal de personas que circulan en estos centros,
estos actúan como ejes de las colonias, dando cohesión a la población local.
Colonia Unión abarca una superficie estimada en 1.500 has., habitada por alrededor de
60 familias. La picada Unión es el espacio central de la colonia. Esta fue la picada por la
que ingresaron los primeros pobladores hacia mediados de la década de 1980, por entonces
era un camino “encapuerado”, cerrado por malezas, que había sido abierto por empresas
obrajeras que entraron a la zona en busca de madera nativa. La picada Unión se extiende
por unos10 km., con unos 7 metros de ancho. El área central, lo constituyen 4 km. donde se
encuentran la escuela, las dos iglesias mas concurridas, y un pequeño almacén de ramos
generales, cuyos propietarios lo atienden por la ventana y en el cual se vende algo más de
7 El FOPAR es un programa de desarrollo comunitario de la Secretaria de Desarrollo Social de la Nación.
12
una docena de productos, los más procurados son harina, azúcar, fideos, aceite, golosinas,
cigarrillos, vino, gaseosas, caña ardiente, velas, kerosén, pilas y jabón.
De la picada Unión se desprenden una decena de picadas que forman el entramado de
caminos de la colonia. Estos caminos comunican entre sí a las chacras, que se encuentran a
una distancia aproximada de entre quinientos y mil metros una de otra. Los caminos
internos están en peor estado que la picada principal, muchos presentan pendientes
suficientemente pronunciadas como para dificultar el paso de vehículos todo terreno. A la
vera de estos caminos suele extenderse la vegetación selvática formando galerías, con las
copas de los árboles unidos sobre el camino. Por estos caminos es frecuente el tránsito de
vecinos, sobre todo a pie, puesto que hay muy pocos vehículos en la colonia.
En Colonia Unión hay tres iglesias, una pertenece al culto católico, y las otras dos a
distintos cultos evangélicos o “de los creyentes” –tal la denominación local a los fieles de
esta iglesia-. Una de las evangélicas y la católica se encuentran en la picada Unión, a unos
tres kilómetros una de otra, la tercera se encuentra sobre una picada que sale de la Unión, a
unos cinco kilómetros de la más cercana. Las tres tienen similar fisonomía, constituida cada
una, por una única habitación con paredes de madera y techo de zinc a dos aguas. La capilla
católica es la que reúne la mayor cantidad de fieles, todos los domingos por la mañana se
hacen reuniones de discusión de temas bíblicos, coordinadas por catequistas de la misma
colonia. Un domingo al mes asiste un cura a dar misa, consagrar bautismos y matrimonios
y tomar confesiones, ese domingo la asistencia es masiva, y hasta llegan vecinos de otras
colonias. Los “ministros” de las iglesias evangelistas, residen en la misma colonia, en
viviendas vecinas a las capillas, y ofrece misa todos los domingos.
13
Iglesia católica en colonia San Martín, Departamento Bernardo de Irigoyen
Probablemente, la distinción social más significativa que existe al interior de la colonia,
sea aquella que se plantea en términos religiosos. En general son menos frecuentes las
visitas entre quienes adscriben a distintas religiones, que entre quienes profesan un mismo
culto o están unidos por vínculos de parentesco. Esto es más notorio en el caso de los fieles
evangelistas, puesto que constituyen minorías y los límites del grupo son más fácilmente
delimitables. La explicación dada una vecina católica señala que “los creyentes nada más
se juntan entre ellos porque son muy cerrados”. Pero las diferencias entre ambos van más
allá de la frecuencia de visitas domésticas, un hecho distintivo es que “los creyentes” no
pueden plantar tabaco, por ser éste considerado “un vicio”. Y por otro lado, los miembros
de una de las iglesias evangélicas no participan en los proyectos de desarrollo de la ONG
que desde 1995 trabaja en la zona, puesto que APHYDAL es una ONG relacionada a la
Pastoral Social del Arzobispado de Yguazú. El pastor de la otra iglesia recién en el año
2000 comenzó a participar en un proyecto de esta ONG8.
8 Esta organización no pone restricciones religiosas a los participantes de sus actividades, y una de las“normativas” informales que los colonos de Unión han propuesto para las reuniones de la ONG, es que enestas no se hable ni de política ni de religión. Esto pone de manifiesto cuáles son para los miembros de la
14
En oposición a las iglesias, que establecen distinciones entre los colonos, las escuela
funcionan como nucleantes de la población de cada colonia, estos son los lugares donde se
realizan diversas actividades más allá de las educativas. En el caso de Colonia Unión, no
deja de ser significativo, que la escuela se encuentre sobre la picada principal, a mitad de
camino entre la iglesia católica y una de las evangélicas. La escuela de colonia Unión, es el
ámbito en que tienen lugar las reuniones para tratar temas que atañen a toda la comunidad.
Es allí, por ejemplo, donde se reunía la Comisión de Mensura, donde los vecinos realizan
las reuniones para realizar solicitudes al Estado, como por ejemplo la extensión del tendido
de las líneas de electricidad hasta la colonia, mejorado de los caminos vecinales, dictado de
EGB completa, o se ha tratado la posibilidad de constituir una especie de consorcio para
instalar micro-turbinas para generación de electricidad de uso doméstico. De manera que en
la vida social de la colonia, la escuela ocupa un lugar central, tiene el poder de concentrar a
toda la población dejando por fuera las diferencias religiosas o políticas, presentando así un
rol más ecuménico. Quizá en su ubicación casi equidistante de las dos principales iglesias,
se ponga de manifiesto en la disposición espacial algo del orden social. Así la escuela
funciona como la institución nucleante de la colonia, constituyéndola en unidad espacial y
social.
La escuela de colonia Unión, es la más importante de las cuatro con que cuenta el área
de Esmeralda, ésta es el establecimiento base, mientras las otras tres son aulas satélites
(localizadas en San Juan, Esmeralda y Yabotí)9. La escuela de Unión se fundó a principios
de la década de 1990, en sus comienzos constaba de un aula de madera con techo de zinc, y
con la vivienda del director al lado, luego, en 1996, el Estado Provincial construyó un
edificio de material, que consta de dos aulas, un baño, un hall central, una habitación para
dirección y otra para depósito. Junto a la escuela se encuentra la única cancha de fútbol de
institución los ámbitos por donde pasan las fracturas al interior de la colonia: la política porque hay clarasdistinciones entre las redes clientelares del Justicialismo y del Radicalismo en la colonia, y la religión por loscortes que establece al interior de la sociedad de Unión.9 El departamento San Pedro cuenta con 35 establecimientos escolares EGB -30 se encuentran en área rural-,4 secundarios, y 1 terciario –Escuela provincial de Guardaparques-. En el caso de las colonia de Esmeralda,existen 3 escuelas EGB. Tan sólo una de estas 3, la que se halla en Colonia Unión, impartió el ciclo completode 9 años de Educación General Básica –las otras dictan sólo 7 años-, esto sucedió durante el primercuatrimestre del año 2001, luego fueron cancelados los 2 últimos años, y actualmente los alumnos de todo elárea no pueden continuar sus estudios y completar la EGB.
15
la colonia. La de Unión, es la única con escuela de mampostería, mientras las tres aulas
satélites, constan sólo de un aula de madera cada una.
La escuela de Unión cuenta con un curso único en el turno mañana y otro en el turno
tarde. Por la mañana la escuela tiene unos 40 alumnos, pertenecientes a los seis primeros
niveles, y por la tarde hay unos 20 alumnos pertenecientes a los tres últimos niveles. El
personal de la escuela está constituido por una maestra y un director, que da clases en
Unión y en un aula satélite en colonia San Juan. En esta escuela se dicta los tres ciclos de la
Educación General Básica.
El fondo.
“El fondo” es considerado un lugar remoto, distante, y quien habita en el fondo, habita
los límites de la colonia. Se considera que éste es un lugar poco propicio para vivir, ya que
implica las desventajas de por ejemplo tener la escuela lejos, que en el caso de colonia
16
Unión, llega a estar a más de 5 km. También el acceso al camino que va al pueblo, es más
dificultoso desde “el fondo”.
En las colonias vecinas a la Reserva de Biosfera Yabotí, en el fondo se encuentra la
selva de las propiedades privadas que conforman esta Reserva. Esto implica un límite fijo
entre colonias y selva. En estas colonias, el “fondo” refiere a la Reserva y a los grandes
latifundios al interior de la misma, donde se extiende la selva. Algo similar sucede en las
colonias vecinas a los Reservas Naturales del norte de la provincia (Parques Iguazú,
Urugua-í, etc.), donde los límites son absolutos; una picada, un alambrado, un mojón,
establecen la distancia entre espacio habitado y monte.
Los límites de colonia Esmeralda son los límites entre el área poblada y el monte. Más
allá de la colonia, éste monte es un lugar inhóspito, donde abunda la fauna salvaje, y los
guardaparques son una presencia temida. Pero la diferencia entre monte y colonia se
refuerza a partir de los distintos orígenes de las tierras. Las tierras de monte son grandes
latifundios de propiedad privada, mientras que la mayor parte de las tierras de la colonia,
aún son fiscales, contando los colonos con permiso de ocupación; diferencia que lleva a que
se denomine a la colonia “el fisco”, en oposición a “la propiedad”. Desde Esmeralda, las
tierras de “monte grande”, son percibidas como un espacio cualitativamente diferente al de
la colonia, un espacio que “está más allá”, en el cual los colonos que se adentran deben
moverse ocultos, y al cual sólo ingresan los hombres de manera furtiva y ocasional.
La selva en las chacras.
Al interior de las unidades productivas, las chacras, también se presenta una lógica que
distingue entre espacios socializados y espacios naturales.
La chacra se puede pensarse como organizada en tres espacios fundamentales: el
doméstico, el productivo y el no-productivo. Estos tres espacios marcan distintos niveles de
distinción entre naturaleza y sociedad o entre monte y gente. El doméstico, es el espacio
netamente humano, donde hay un alto nivel de control por parte de las personas sobre lo
que acontece. Este es el espacio más seguro, donde los principales peligros son sociales.
17
Aquí se encuentran la vivienda y sus lugares anexos, tales como la huerta, gallinero,
chiquero, galpón, etc. El espacio no-productivo es donde reina la naturaleza, es el espacio
donde el hombre se siente más desprotegido, donde reina un orden natural que si bien
puede llegar a ser conocido por el colono no es su mundo, éste espacio implica al monte y
la capuera. El tercer espacio, el productivo, puede ser conceptualmente ubicado en medio
de los dos anteriores. Este es un ámbito en transformación, donde los colonos buscan
imponer su orden, transformándolo de monte en cultivos y potreros. Es un espacio en
continuo proceso, es un espacio de lucha, donde la naturaleza permanentemente busca
imponer o re-imponer su orden, mientras el colono también permanentemente debe
conservar un ordenamiento productivo.
Poblador de colonia Unión en la última etapa del desmonte
El espacio doméstico
El espacio doméstico está compuesto por la vivienda, habitada el grupo doméstico, y su
entorno: el gallinero, la huerta, el chiquero, el horno de pan, el baño, y en algunos casos el
brete de ordeñe. Las viviendas suelen ser de madera o de material, con techo a dos aguas de
18
chapa de zinc o madera, y en general constan de una cocina comedor, dos o mas
dormitorios, un lavadero, y en a veces una sala de estar. En su ingreso, suelen tener una
galería, de unos tres metros por uno, donde la familia pasa largas horas mateando. En el
interior, los muebles son de madera, en general comprados en los pueblos cercanos. Para
cocinar se utilizan “cocinas económicas”, a leña, que permanecen encendidas durante gran
parte del día.
Algunas familias, las más humildes, cocinan en fogones, ubicados fuera de la casa10.
Las viviendas se abastecen de agua de los arroyos a través de un sistema de cañerías
construidos por los propios colonos. A partir del año 2002, comenzó a extenderse
rápidamente el tendido de la red de energía eléctrica en las colonias del noreste misionero,
si bien en las más distantes a los centros urbanos y rutas principales. Las casas que carecen
de energía eléctrica se iluminan con velas, lámparas a gas, baterías y principalmente, con
“lampiones”: mecheros caseros confeccionados con botellas de vidrio, con una mecha de
tela de algodón y kerosén como combustible. De todas maneras, las horas en que es
necesario iluminar las viviendas no son muchas, puesto que las familias se acuestan
alrededor de las diez de la noche y se levanta entre las cinco y las seis de la mañana. En
general las viviendas cuentan con heladeras eléctrica o a gas, televisores11, y como una
presencia constante, radios que permanecen encendidas durante gran parte del día. La radio
constituye uno de los principales medios de comunicación, no sólo porque proveen de
noticias locales y extra-locales, sino también porque funcionan como medio de transmisión
de avisos y comunicaciones personales entre los pobladores de la región. “El baño” se
encuentra en las inmediaciones de la vivienda, y consistente en un pequeño cuarto de
madera techado, de aproximadamente un metro cuadrado de superficie, que en su interior
cuenta con un pozo o una letrina.
Algo más distante a la vivienda también se encuentran las huertas, donde se cultiva
cebolla, tomate, lechuga, zanahoria, en general destinadas al consumo doméstico; si bien
existen algunas experiencias de comercialización de la producción hortícola a través de
10 Para un estudio pormenorizado de los hábitos alimentarios de la población rural del noreste de Misiones,ver Perucca, 2002.11 En el área se capta el canal provincial de Misiones, y ocasionalmente transmisiones brasileñas.
19
emprendimientos creados por ONGs locales, y para la venta en las Ferias Francas de San
Pedro, Andresito, o Bernardo de Irigoyen.
Vivienda en el Area de Influencia de la RBY
El espacio doméstico se caracteriza por ser el ámbito de trabajo fundamentalmente
femenino. La o las mujeres que habitan en la chacra son quienes se ocupan de las tareas que
se desarrollan en estos lugares. La atención cotidiana de los hijos, las tareas al interior de la
vivienda, alimentar a las gallinas y chanchos, el cultivo de la huerta, el ordeñe, forman
parte central del trabajo cotidiano de estas mujeres. El gallinero es una responsabilidad de
la mujer, quien todas las mañanas debe abrir sus puertas, para que las aves vaguen por las
inmediaciones de la casa alimentándose. También por las mañanas las mujeres ordeñan la o
las vacas, si las hubiese. Si bien en estos ámbitos, los hombres desempeñan algunas tareas
clasificadas como masculinas, estas no se encuentran pautadas en cuanto a los momentos en
que deben realizarse, las mismas tienen que ver fundamentalmente con tareas de reparación
de artefactos o estructura de la casa, gallinero, huerta, etc. La única tarea que los hombres
realizan de manera sistemáticamente en el ámbito doméstico, es la cría del ganado porcino.
20
El chiquero se encuentra cerca de la casa, y la cantidad de animales con que cuenta varía
según cada chacra, se puede considerar que cuanto menos animales se poseen (una cantidad
mínima habitual es entre cinco y seis), más integrado está el chiquero al espacio doméstico,
mientras que si el productor se especializa en la cría de cerdos, y cuenta con varias decenas,
los chiqueros suelen estar más alejados de la vivienda familiar. El tipo de animales con que
se relacionan hombres y mujeres en la chacra está pautado. Los animales que maneja la
mujer son las aves de corral y la vacas para ordeñe, mientras que el hombre maneja el resto
de los animales (vacunos, ovinos, equinos), y que a excepción del caso de los porcinos se
crían fuera del ámbito doméstico. Una de las actividades masculinas en éste ámbito es el
carneo de chanchos y lechones, pero esto en general se hace cada mes o dos meses, durante
fines de semana, a su vez esta actividad tiene cierto tono festivo, ya que suele implicar la
visita y colaboración de amigos y parientes.
De manera que las actividades masculinas en el espacio doméstico son en su mayor
parte extraordinarias. Por otro lado, si bien los hombres participan de las tareas del espacio
doméstico, esta participación se clasifica como “ayuda” o “colaboración” con el trabajo
femenino.
El doméstico es un espacio de seguridad, de protección, donde se pretende que los
peligros externos al grupo doméstico estén controlados. Este es el espacio de más control
de la chacra, son pocos los acontecimientos que escapan al control del colono en éste
ámbito. Si el monte constituye un espacio de peligro y escaso control humano, el
doméstico, por oposición es un espacio de alto control, y una de las cosas que más se
controlan y alejar es todo aquello que venga del monte. La protección de peligros, y por
tanto, el control que se ejerce sobre el espacio doméstico, se extiende a quienes trabajan en
este espacio, siendo las mujeres sujetas de un fuerte control en esta sociedad rural (esto ha
sido extensamente trabajado en Stolen; 2004).
Se espera que el ámbito doméstico se encuentre protegido y controlado tanto de
animales como de plantas provenientes del monte. Se considera que los animales del monte
implican un alto peligro para la vida doméstica; no es raro que los colonos se levanten a
mitad de la noche armados al escuchar algún ruido de animales del monte (comadrejas, y en
menor medida pumas y yaguaretés) merodeando la vivienda, el gallinero o el chiquero. Así
21
mismo, las víboras se consideran absolutamente indeseables en las inmediaciones de éste
espacio, mientras que en los otros lugares de la chacra son consideradas de presencia
esperable. En cierta ocasión caminando por sendero dentro del monte con un colono y su
hijo pequeño, éste último vio una víbora en la vegetación junto al sendero, todos nos
detuvimos y el niño fue a buscar una piedra para matar al reptil, cuando regresó con la
piedra la víbora se había escabullido en la vegetación. El colono y su hijo no buscaron a la
víbora para matarla, algo que podrían haber hecho sin demasiada dificultad, consideraron
que esta ya no representaba un peligro y se encontraba en su ámbito, el monte. Mucho
tiempo después en el patio de una vivienda de la misma colonia, apareció el rastro de una
víbora, la familia buscó al reptil por durante largo tiempo hasta encontrarla entre trastos
viejos cerca del chiquero y matarla. La diferencia de actitudes no sólo radica en que la
presencia de una víbora en las inmediaciones de la vivienda implica mayores posibilidades
de que alguien sea picado, mientras que el monte es un lugar menos frecuentado. Sino que
esta diferencia también denota una distinción entre ámbitos, que implican diferentes
valoraciones de peligro, y por tanto diferentes comportamientos.
En el espacio doméstico también las plantas son altamente controladas. Aquí no se
permite que crezca cualquier planta, sino que se ejerce un control pormenorizado de la
vegetación. En torno a las viviendas en general se encuentra el patio, una extensión de
tierra sin vegetación que media entre la casa y el resto de la chacra, la poca vegetación que
suele haber en este espacio está compuesta por plantas ornamentales con flores, en
canteros, es decir en un ámbito muy delimitado, y algún árbol, del que se busca dé sombra,
por lo cual cobra gran valor en la vida cotidiana, ya que entonces se los usa en las horas de
descanso y de mateada en reuniones familiares. En la galería de ingreso a la vivienda, es
común encontrar plantas ornamentales, creciendo en macetas hechas con envases usados y
latas, en general prolijamente pintados. El otro lugar en el ámbito doméstico donde hay
plantas, es la huerta, donde también las vegetales se cultivan en orden estricto y controlado.
Las plantas que crecen de manera espontánea en la chacra, se denominan de manera
genérica y peyorativa como “capura”, “plaga” o “yuyo”, y se las considera una invasión del
monte sobre el espacio doméstico. El trabajo de cultivo, riego y cuidado de que no crezca
maleza, o “plagas” entre estas plantas, es realizado por las mujeres.
22
Colona de Esmeralda ordeñando.
El monte en la chacra; la naturaleza como cosas.
La mayor parte de las unidades productivas del noreste, que tienen una superficie mayor
de 25 hectáreas, cuentan en su interior con una alta proporción de monte que en general
supera al cincuenta por ciento de la chacra. Esto se debe fundamentalmente a que esta es un
área de ocupación relativamente reciente. De manera semejante al avance de la frontera
agraria sobre la selvas misioneras, el colono avanza sobre el monte al interior de su chacra.
El monte es un espacio masculino. Muchas mujeres, diestras y conocedoras de la mayor
parte de las tareas de la chacra por haber vivido toda la vida "en la colonia", manifiestan no
entrar "nunca al monte", por ser este es un lugar "peligroso" o porque "no es lindo para
andar". Este espacio se considera peligroso, hábitat de alimañas, víboras, arañas, ratones,
uras. Son espacios en los que el hombre no imprimió un orden, y por tanto no le son del
todo conocidos, son lugares en los que se debe andar con cuidado. El monte se considera un
espacio de incertidumbre, ya que el orden que allí prevalece no es el orden social. Cuando
23
se habla de las selvas, por ejemplo al narrar su poblamiento, se usan los términos de
“desierto” y de espacio “vació”, para referir a lugares no habitados por grupos humanos
blancos.
La naturaleza con la que se relacionan los colonos misioneros, también puede ser
pensada en término de un conjunto de elementos particulares considerados naturales, y que
son distinguidos de los elementos sociales. La característica particular que reúnen ciertos
elementos para ser considerados como naturales es no ser producidos por el hombre, o tener
una una limitada intervención humana, como por ejemplo en los cultivos, donde naturaleza
y sociedad encontrarían un campo común, aunque interviniendo de diversas formas.
La selva en las concepciones locales, aparece como un espacio habitado por animales y
plantas, un espacio que encuentra su constitución en estos grupos de seres. En cierta medida
se da una tendencia a desencantar la naturaleza y a naturalizar el ambiente con valores y
principios diferentes a los que orientan la lógica social del trabajo con la tierra. El
desencantamiento de la naturaleza está dado en la mirada economicista y cientificista, que
la evalúa y describe en términos de recursos a explotar, y describe sus procesos en términos
de leyes naturales; lógica que en parte es heredera de la tradición cristiana occidental
(Rodríguez Brandao; 1999).
La naturalización del ambiente tiene lugar más allá de considerarlo obra y don de una
divinidad o de fuerzas externas, también se lo toma como un escenario vacío de dioses, de
cualquier otra cosa más allá de la inmanencia de si mismo y de sus seres naturales. Un
escenario y un campo de relaciones donde lo que sucede se debe a las relaciones entre el
trabajo humano de socialización de la naturaleza y la insistencia de esta en continuamente
re-naturalizarse. ( Rodríguez Brandao; 1999:164-165).
Desde esta lógica se distinguen plantas útiles y no útiles. Las primeras son los árboles
con madera comercializable, “madera de ley”, árboles que se usan para leña, para hacer
postes, y arbustos y plantas que se utilizan con fines medicinales y comerciales,
particularmente el helecho chachí, y las orquídeas, cuya comercialización si bien está
prohibida se realiza cuando se necesita un ingreso en efectivo extra; también determinadas
plantas del monte se valoran por sus propiedades medicinales. Otro tipo de árboles, ya no
24
tan valorizado son “las fruteras”, árboles que dan frutas y por tanto pueden ser lugares
frecuentados por animales salvajes, conocimiento importante a la hora de salir a cazar.
El resto de las plantas que crecen en el monte se consideran “plagas”, “yuyos” “plantas
nativas” “del lugar”, “capuera”. Esta es vegetación sin valor para los pobladores, y de la
cual en general no se distingue una gran diversidad de especies.
En cierta oportunidad, regresando después de una estadía en la colonia, me llevaba un
helecho silvestre para plantar en mi casa de la ciudad -en Posadas-, al verme partir con esa
planta, los miembros de la familia que me había hospedado comenzaron a reír, diciendo que
me estaba llevando “capuera” a la ciudad, que en Posadas la gente iba a pensar que en la
colonia sólo hay selva, y que “esa planta no sirve para nada”; “mejor llevate un chachi que
es una planta linda, pero con esa capuera todos se te van a reír cuando llegues a
Posadas”.
El monte también se considera una reserva de tierra de “buena”, “rica” para cultivar. El
monte es visto por el conjunto de los colonos como un espacio sobre el cual avanzar y cuyo
principal recurso es precisamente la tierra; la búsqueda de este recurso sea uno de los
principales motores en la expansión de la frontera agraria, así como el avance sobre el
monte al interior de las chacras. Esta percepción del monte se ha acentuado con la
expansión de la producción tabacalera, que según las exigencias de las Compañías
acopiadoras de tabaco, debe sembrarse sobre tierra “nueva” cada tres o cuatro años.
Por otro lado, el monte adquiere otro tipo de valoración en el área, que no deja de ser
pragmáticas. Los pobladores se apropian de la idea según la cual el monte misionero es una
fuente de oxígeno, de “aire puro”, razón por la a nivel global apoyarían su conservación.
De esta manera los colonos se ubican en una lógica global, según la cual tendrían cierta
responsabilidad por conservar el monte. La idea de vivir en “el pulmón del mundo” los
posiciona en un nuevo lugar en el planeta, la selva pasa a cobra otro sentido, y ellos que
viven en la selva también. La selva pasa a ser lo que le da valor a este espacio, lo que
representa a este espacio frente al mundo. Como se verá en el próximo capítulo, los
sentidos de este “pulmón” entran en disputa entre los productores locales y agentes
ambientalistas. Por un lado, los colonos consideran que la necesidad de conservar este
“pulmón” puede generar aun mayores restricciones en sus actividades productivas, por
25
ejemplo limitaciones en la producción de tabaco. Pero, por otro lado, también consideran
que si ellos se posicionan como los “guardianes” de la selva, encontraran una forma de
legitimar su lugar.
Caza
El ingreso al monte por parte de los colonos se realiza en situaciones muy puntuales. En
el caso de los montes al interior de las chacras suelen ser frecuentados como espacio de
tránsito y de caza. En las Reservas Naturales y los latifundios, el ingreso a los montes
nativos es mucho menor, debido a la vigilancia y dificultades en el acceso, por los pocos
caminos y picadas existentes; aquí se realizan con fines cinegéticos y recreativos. En
oposición al trabajo en el ámbito doméstico, el ingreso a la selva es fundamentalmente
masculino.
La caza de fauna silvestre es una actividad en la provincia de Misiones, se fundamenta
en la lógica de pensar al monte como un espacio de recursos a disposición del hombre, en
cierta valoración pragmática de la naturaleza, donde los animales son un recurso más a
explotar.
En Misiones la caza de fauna silvestre ha sido ampliamente practicada hasta que la
deforestación de los espacios de selva ha llevado a la reducción de los hábitats de fauna
silvestre. Según Giraudi y Abramson (1998), la desaparición de especies, se asocia a la
cacería, pero tendrían un mayor impacto sobre la fauna: los cultivos, la ganadería, la
forestación, la construcción de represas, la minería, los proyectos viales. El tipo de caza que
practican los colonos es considerada, una actividad marginal, ya por ocupar un lugar
secundario en la economía de las poblaciones rurales, ya por practicarse de manera ilegal.
En las colonias del noreste misionero donde hemos trabajado, la caza es una actividad
poco frecuente, según los pobladores, debido a la ausencia de animales salvajes, y la
dificultad para ingresar a latifundios y reservas naturales por causa de los controles. En
aquellos casos en que se caza se lo hace con una baja frecuencia y fundamentalmente los
fines de semana. Por ejemplo el más asiduo cazador de colonia Unión, caza en promedio
26
dos fines de semana al mes, mientras el resto de los cazadores entrevistados lo hace una vez
al mes, o cada dos o tres meses.
En el área de Esmeralda, se relevaron cuatro casos en que se caza con cierta
periodicidad, según el informante local que caza con mayor asiduidad, las piezas son “gato
moro”, “onza”, “tatú”, “tateto”, “venadito o corzuela”. El tiempo que dedica a la actividad
es de un día por semana en promedio, y también en general durante los fines de semana.
Durante el año 2003 cazó siete “tatetos”, y tres “venaditos” que se destinaron al consumo
doméstico. En los dos casos relevados, se caza en el monte de la chacra propia y de chacras
vecinas con autorización del ocupante. Los ingresos al área de la RBY, donde se reconoce
una mayor densidad de fauna silvestre, se efectúan en períodos de cada seis meses
promedio, los informantes manifiestan que allí hay vigilancia por parte de los obrajeros que
trabajan en las propiedades privadas.
La técnica predominante para la caza en los montes de las chacras es con “ceba” y
“frutera”. La ceba consiste en dejar ,siempre en el mismo lugar del monte, comidas tales
como cereales, frutas y mandioca, para que los animales silvestres se acostumbren a
frecuentar el lugar para comer, otra modalidad que se suele combinar es poner “saleras”,
esto es botellas goteando agua salada que es muy apetecida por venaditos, “tatetos”, etc.
Las “fruteras” son árboles de frutas silvestres que crecen en el monte, y que son
frecuentados por los animales salvajes. Una vez identificada una “frutera”, o ya establecida
por un período de al menos un mes la ceba o la “salera”, el cazador comienza a hacer
incursiones de caza que consisten en esperar arriba de un árbol, la presencia de algún
animal que vaya a alimentarse. La espera suele durar horas (en general no se espera por
más de ocho horas), durante las cuales la incomodidad es grande, dada por los mosquitos,
jejenes, y las limitaciones para moverse y hacer ruidos.
En la caza que se realiza a latifundios forestales, pueden distinguirse dos modalidades
de incursiones. Por un lado las incursiones de una sola jornada, en que los colonos ingresan
en solitario o en pequeños grupos de entre dos a cinco personas, y se intenta la captura de
alguna presa durante una jornada de entre tres a ocho horas; estas incursiones se realizan
sin adentrarse demasiado en las propiedades. Por otro lado, mucho menos frecuentes son
las incursiones que se hacen por varios días, en general no más de cuatro o a lo sumo cinco
27
días, donde los colonos instalan tiendas en el monte. Este segunda modalidad se practica en
grupos.
En todos los tipos de caza relevados, el objetivo es principalmente con fines recreativo,
y como un derivado se “aprovecha” la carne de las presas. Tal como sucede en el resto de la
provincia, la cacería no es pensada como una opción productiva para las poblaciones
rurales (Giraudi, Abramson; 1998). La caza se practica en aquellos días en que no se
realizan labores en la chacra, tales como los domingos, día considerado “de descanso”, y
dedicado a actividades recreativas, sociales y religiosas, estos son los días en que tienen
lugar la mayor parte de las visitas entre parientes, amigos y vecinos; los días en que se
asiste a los cultos religiosos, y en que se practican actividades recreativas, se hacen partidos
de fútbol, o “se va de pesca”, o algunos “salen a caza”. También son días en que “no se
trabaja” aumentan las actividades recreativas y sociales: los feriados patrios -25 de mayo, 9
de julio-, y los feriados religiosos -la semana santa, navidad; y por otro lado, el 1° de enero-
.
Los pobladores manifiestan que ha descendido notablemente la cantidad de fauna
silvestre, durante la última década. Entre las causas de esto se encontraría un período en
que la caza era más practicada por la población, en momentos de conformación de la
colonia, cuando aun las chacras no producían lo suficiente para el mantenimiento de los
colonos. Y la segunda razón postulada para el descenso de las presas de caza, es que con el
progresivo poblamiento y desmonte la fauna se habría ido corriendo hacia los espacios
donde se conserva el monte. Si bien las chacras presentan a su interior cultivos que pueden
llegar a ser muy atractivos para la fauna silvestre, como el maíz, porotos, mandioca, así
como concentran animales de granja, por ejemplo gallinas, que pueden atraer a la fauna
carnívora, la presencia de perros domésticos y la misma presencia humana la alejaría.
La tercera dimensión, la naturaleza como fuerzas.
La percepción de la selva como desorden y desierto, impone al colono un deber moral
de poner orden. En el avance sobre los espacios de selva se presenta cierta búsqueda de
28
imponer orden sobre la naturaleza, un orden social sobre aquellos espacios en que reina un
orden natural.
Como ya se mencionó, al monte se lo valora positivamente como fuente de recursos:
tierra, madera, animales, y algo menos plantas medicinales. De manera que se lo valoriza
de manera positiva como ámbito a explotar y espacio a ocupar. Así, existe una actitud del
colono de desbravador, de quien amansa la naturaleza. Por momentos la transformación del
monte en espacios productivos parece constituir el ethos de ser colono; un poblador de
colonia Yabotí, con ironía reflexiona sobre las prácticas locales: “nosotros ya nacimos para
tumbar, vemos un palo en pié y ya lo macheteamos”.
La fuerza a través de la cual el colono somete a la naturaleza, es el trabajo. Por medio
del trabajo el colono organiza el mundo natural, impone nuevas reglas y ordena este
mundo. En este aspecto, se establece una continuidad con la tradición judeo-cristiana según
la cual el hombre con su trabajo debe completar la “obra de la creación”, “la razón del
dominio agropastoril sobre el mundo natural es al mismo tiempo la forma mas
humanamente noble y esencial de trabajo y el espejo mas visiblemente verdadero de la
evidencia de que el hombre toma a su cargo y completa una domesticación del mundo
iniciada por Dios de todas las cosas, y entregada a hombre y mujeres” (Brandao, 1999:64).
El trabajo colono transforma la selva en chacra: derrumba el monte, quema, extrae la
madera, abre senderos, “limpia”, controla el crecimiento de plagas. La chacra pasa a ser
entonces el resultado de una pequeña epopeya personal. Una epopeya en que por medio de
una lucha se ordena el mundo, limpió y estableció un orden productivo donde antes había
un orden de la naturaleza. De esta manera el colono es un amansa la naturaleza, la doma. El
colono, crea un nuevo mundo al tornar trabajosamente fecundo lo que es naturalmente
fecundable. Así el trabajo toma la forma de una fuerza social, en oposición a una fuerza
natural inmanente al monte.
Entre los colonos, la naturaleza no sólo se presenta como una dimensión espacial y un
complejo de elementos, también constituye una fuerza que permanentemente amenaza
invadir los espacios socializados. En tal sentido, la naturaleza también es peligro. Esto se
evidencia, en los relatos de cómo se hacen los rozados, así como de la permanente invasión
que el monte hace de los cultivos, surgiendo o brotando en forma de plagas entre las
29
ordenadas plantas cultivadas, o en las invasiones de alimañas al espacio doméstico. Esto se
presenta al hablar del trabajo como de un hecho bélico, como de “lucha contra la
naturaleza”.
Productor de Colonia Andresito arando.
La lucha pionera.
Uno de los lugares donde se pone en juego la idea de lucha contra la naturaleza es en la
idea del colono como un pionero civilizador de la selva. La figura del “pionero” emerge en
la constitución del “mito” de Misiones como una tierra donde todo está por hacerse. Los
pioneros son “los hombres de frontera”, plantadores de sociedad, actores cuya biografía se
confunde con la génesis de las instituciones (Schiavoni 1997:277). Las “historias de
pioneros”, dan la imagen de una tierra que debía ser poblada, integrada a la nación
argentina. Son relatos que se presentan en tono de epopeya, con un importante valor
30
testimonial, que describen las duras vivencias de enfrentarse ante un territorio desconocido.
Los pioneros adquieren cualidades intrínsecas como la de ser valientes, colaboradores y
solidarios, religiosos, ahorrativos, respetuosos de los símbolos nacionales, preocupados por
el futuro de sus hijos, ingeniosos y trabajadores, hospitalarios, altruistas, honestos y de una
sola palabra. Surge así la figura de un colono idealizado en estas cualidades. El espacio
adquiere características de territorio virgen a ser poblado y explotado por individuos con
voluntad de sacrificio y sudor. Un espacio en el cual cada pionero y pionera, “tenía el don
de crear algo de la nada”12. Misiones pasa a ser un espacio vacío cuya historia se inicia con
el arribo de los inmigrantes y cada grupo étnico pasa a ser fundador de la provincia.
Un pionero de la zona de San Pedro, fue el italiano Carlos Bosetti, a quien se le asigna
ser un “descubiertero” de yerbales silvestres, ingresando a golpe de machete en los rincones
más recónditos de la selva ignota. Otro pionero, Homberg, refiriéndose a él decía:
"Bosetti es uno de esos mártires y víctimas del chucho, del hambre, del jején, del
mosquito y del mbariguí, que con el machete en mano desfloran la guirnalda de isipós
suspendida en el laberinto enmarañado de la zona yerbatera y señalan cada paso con el
sudor inagotable, o con la sangre, recibiendo como única recompensa las mieles escondidas
en los troncos y más tarde el monopolio extraño que los arraiga sobre las picadas que ellos
mismos abrieran".
El trabajo en la chacra
A diferencia de lo que sucede en el monte, en los espacios productivos del galpón, el
rozado, el yerbal y el potrero, es común encontrar mujeres trabajando. Pero estos no son
considerados los ámbitos cotidianos de trabajo femenino, sino que allí trabajan durante
situaciones particulares, por ejemplo cuando son escasos los brazos masculinos, o por
ejemplo en el período de “atado” del tabaco, cuando apremien los plazos para la entrega de
la producción. Inversamente a lo que sucede en el ámbito doméstico, en estos otros
12 Esta frase la expresa Tutz Culmey en “La hija del pionero” (1999) en relación a su madre, quien migró deAlemania junto a su marido, “un aventurero”, éste último participó en la fundación de gran cantidad decolonias en el sur brasileño y en Misiones.
31
espacios el trabajo femenino se clasifica como “ayuda”, mientras se nombra como
“trabajo” las tareas que realizan las mujeres en la vivienda y los espacios cercanos a esta.
El principal y privilegiado espacio de trabajo del hombre colono, son “el yerbal”, “el
rozado”, y “el potrero”; algunas chacras además de estos disponen de otros espacios
productivos, por ejemplo los cultivos de té, de tung, el tajamar para piscicultura.
La yerba mate, durante gran parte del siglo XX, fue el cultivo que movilizó la
expansión de la frontera agraria, por lo cual prácticamente la totalidad de las chacras de al
menos 25 has., disponen de una superficie que oscila entre 1 y 10 has. cultivadas con yerba
mate. La expansión de los yerbales, a un ritmo de aproximadamente media y dos has. cada
dos años, tuvo lugar hasta de 1991, año en que desaparece la entidad reguladora del precio
de la yerba mate, y el precio para los productores comienza a descender13. Si bien, la
producción total de yerba tuvo un marcado ascenso durante la década de 1990, para nuestra
área de estudio la producción fue disminuyendo durante la última década, al punto que la
mayor parte de los agricultores abandonaron la cosecha de este cultivo, e incluso en
algunos casos decidieron desmontar los yerbales para darle a esa tierra otros fines. En el
año 2001 se creó una nueva institución reguladora de la comercialización de la yerba, con
lo cual la yerba está recuperando valor.
El tabaco es el cultivo que reemplazó a la yerba durante la década de 1990. Por otro
lado, con la caída de la yerba mate, algunos colonos comenzaron a inclinarse hacia
producciones alternativas, como la ganadería a pequeña escala, mas recientemente la
piscicultura, y aquella producciones “sustentables” que proponen las agencias de desarrollo
rural que trabajan en la zona; sobre lo cual nos extenderemos más adelante.
13 Según Freaza (2000:103) “en 1991 se disuelve , con el decreto 2284/91, la CRYM y el MercadoConsignatario, iniciándose así un período en el cual la actividad se desarrolló en un esquema de librecompetencia. Dado que en a partir de esta década comienzan a madurar los yerbales implantados en la décadaanterior, aquí “se da una abundancia de materia prima, la que sin ningún esquema regulador resultó en unacaída paulatina de los precios al productor. Así la producción de yerba canchada ascendió en 1991 a 161.000ton, llegando en 1996 a 270.000 ton, volumen que superó ampliamente las proyección efectuadaspreviamente. El incremento casi explosivo de la producción se debió al aumento del consume en el mercadointerno, el incremento de las exportaciones de yerba canchada y molida; también influyó en dicho resultado ladisponibilidad para la industria (los molinos) de materia prima barata y abundante”. Los precios de la yerbatanto canchada como verde, tuvieron una disminución paulatina durante el lapso 1988-1995 (Freaza,2000:104)
32
El rozado.
El rozado es el espacio del que se ha eliminado el monte nativo para destinarlo al
cultivo. La modalidad más extendida de hacer un rozado, consiste primero, en extraer los
árboles grandes -y la venta de la madera comercializable14-, luego el desmonte del
sotobosque con hacha, motosierra y machete, estas maderas de menor tamaño se dejan por
alrededor una o dos semanas en el lugar para que se sequen y posteriormente se queman. El
uso de fuego suele justificarse en tanto ahorra trabajo al colono, así como por considerarlo
un elemento limpiador, que mata todo rastro de selva, semillas, brotes, raíces, a su vez que
las cenizas abonarían la tierra. De manera que los colonos ven al fuego como un
colaborador en el trabajo, ya que ayuda a producir en pocas horas un espacio de tierra
“buena”, sin selva
He relevado tres casos de productores que han optado por la modalidad de “rozado sin
quemar”, esto implica la disposición de los troncos en el suelo para su descomposición sin
usar fuego. Esta modalidad permite la explotación de la tierra por períodos más
prolongados, ya que, según los ambientalistas locales, no quema los microorganismos que
enriquecen la tierra (Roth; 1999). La realización del rozado sin quemar lleva alrededor de
cuatro jornadas de trabajo más que el rozado con fuego, y luego alrededor de un año para
que la tierra esté lista para el cultivo, mientras que usando de fuego la tierra puede
cultivarse inmediatamente. El mayor tiempo invertido en trabajo y la espera a que la
madera se degrade es la razón que señalan la mayoría de los productores para elegir el
fuego.
En cada chacra, se realizan rozados en períodos cada dos a cinco años, sobre superficies
que varían entre una y cinco has. (si bien por ley no es posible rozar más de cinco has, en
general los productores rozan menos porque no tienen capacidad productiva para cultivos
tan grandes). Diversos factores inciden en la extensión a rozar, entre estos se cuenta el tipo
de cultivo que se realizará, siendo el tabaco aquel que requiere hacer rozados en períodos
más cortos (entre dos y cuatro años); la fuerza de trabajo y tecnología disponibles con que
14 La extracción de madera nativa es el primer paso para el rosado. Para llevarla a cabo, según lo establece laley N° 854 se debe solicitar permiso de rozado al Ministerio de Ecología y RNR de la provincia, con elmismo se realiza la venta de madera a una empresa forestal, que es quien se encarga del trabajo. Si no seobtiene la correspondiente autorización, se suele hacer el rozado y la venta de madera, de forma ilegal.
33
cuenta el grupo doméstico, puesto que son necesarios varias jornadas para realizar el
trabajo; el tipo de suelo y la topografía del terreno, ya que se prefieren los suelos ricos en
nutrientes, es decir aquellos en los que hay monte, y que no estén en pendiente
pronunciada.
El rozado es el espacio en que se realizan los cultivos anuales, como tabaco, maíz,
arroz, avena, mandioca, porotos, sandía. Estos cultivos suelen alternarse a lo largo del año,
como es el caso del tabaco y el maíz o la avena, o se van plantando en ciclos donde uno
sustituye a otro, según la calidad de la tierra que cada cultivo precise.
De manera esquemática, el ciclo general de uso de la tierra rozada implica diversas
etapas. El primer cultivo que se realiza es el tabaco, por ser el de mayor valor comercial, y
porque las empresas tabacaleras exigen el uso de tierra “rica”; luego de dos o tres años esta
tierra pasa a utilizarse para otros cultivos anuales, que también cultivan siguiendo un orden
según el requerimiento de tierra buena, siendo la mandioca el producto que se cultiva en
tierra más pobre, y por tanto el último que se cultiva; el último uso que se le asigna al
rozado es como potrero para ganado vacuno, si no se le da tal uso se deja la tierra baldía, en
capuera.
El tabaco.
La principal producción del área es el tabaco. Para la mayor parte de los grupos
domésticos, éste constituye sino la principal, a veces la única producción con excedentes de
efectivo. Si bien el peso relativo del tabaco en el valor agregado bruto provincial es poco
relevante ya que no supera el 5%, es muy importante desde el punto de vista social (Freaza,
2000:143)15. Los productores tabacaleros, se distribuyen mayoritariamente en la zona
centro de la provincia, la zona del Alto Uruguay y el nordeste, constituyen el grupo más
pauperizado del sector y más dependiente de las empresas acopiadoras. El acopio y
procesamiento del tabaco, están concentrados, en el caso de la Provincia de Misiones, en la 15 La gran expansión producción de tabaco comienza con la creación del FET y de la CooperativaTabacalera. Durante el período 1991-96 el peso relativo del rubro “Preparación de hojas de tabaco” en la“Industria Manufacturera” osciló entre un 1% en 1995 y un 2% en 1992, ascendiendo al 1,35% en 1996.Hacia 1988 la superficie cultivada con tabaco en Misiones a 8.000 has, con 15.000 productores y unaproducción de 40.000 toneladas de tabaco elaborado, alcanzando el primero puesto entre las provinciasproductoras del país. (Freaza 2000:143).
34
Cooperativa Tabacalera de la Provincia de Misiones (COTAPROM) y las empresas de
capital transnacional Nobleza Picardo (filial de la British American Tobacco) y Tabacos
Norte (Massalin Particulares /Philip Morris).
Las Compañías tabacaleras trabajan mediante contratos con el productor, financiando
los insumos, tales como maderas, alambre y chapas para la construcción de galpones,
fertilizantes, insecticidas, semillas para el cultivo. El productor, por su parte, se
compromete a vender la producción a la empresa y asume todos los riesgos del cultivo. La
venta de los insumos, la supervisión permanente del proceso de trabajo a través de
instructores que visitan periódicamente a los plantadores, la imposición de los precios de
acopio y de las condiciones de entrega del producto, hacen posible que las empresas
controlen el proceso productivo en su totalidad. La compañía pauta la variedad de semillas
a utilizar, el tipo de agrotóxicos y fertilizantes que deben aplicarse, establece los momentos
de cada una de las tareas agrícolas y la forma en que las mismas deben de realizarse.
(Rodríguez, et. al; 2002)
En la producción tabacalera se utilizan gran cantidad de agroquímicos, herbicidas y
fertilizantes16. Habitualmente no se respetan las medidas de seguridad en el uso de
agroquímico, tales como el tratamiento de los envases, que en general son depositados en
los basurales de la chacra; el lavado de las mochilas rociadoras, se hace en los cursos de
agua; la disposición de los cultivos, se llega a hacer en pendientes con declive hacia las
viviendas y en los cursos de agua; no se respeta el uso de indumentaria de hule, gorro y
lentes -todo adquirido obligatoriamente por los productores-, esto último por causa de las
altas temperaturas de la época en que se trabaja en el cultivo de tabaco.
La mayor parte de los productores tabacaleros entrevistados, desean abandonar esta
producción. Las principales razones de esto postuladas por los colonos, radican en el riesgo
para la salud que implica el trabajo con agroquímicos, y la baja rentabilidad relativa que
reporta este cultivo; el tabaco requiere el trabajo del colono y alguno de sus hijos o peón,
durante casi 10 meses al año, y durante los meses que dura la cosecha, el atado y
clasificación de las hojas, requiere de la mayor parte de la fuerza de trabajo doméstica. El
16 La mayoría de estos productos son clorados, fosforados, y carbamatos, clasificados algunos como clase toxicológica A-16
35
paso a otra producción no tiene lugar porque los productores aun no encuentran un
producto alternativo rentable.
Hijo de colonos en el tabacal.
Otros espacios productivos.
El potrero, es el espacio donde que se cría el ganado vacuno y equino. La ganadería que
se practica en la zona tiene por destino el consumo doméstico, y ocasionalmente la venta en
los centros urbanos; pero una de las principales funciones del ganado vacuno es la de
abastecer de leche a los grupos familiares. La venta ocasional de ganado vacuno,
funcionaría como una lógica que se ha denominado de “caja de ahorro”, según la cual se
vende cuando se precisa efectivo, con lo cual las condiciones de venta no suelen ser las más
favorables al productor. El tiempo de trabajo que se dedica a la ganadería, en general es
considerablemente menor que el dedicado a los diferentes cultivos, con lo cual no es común
que se realicen actividades de manejo del ganado. Los pocos casos de manejo consisten en
fundamentalmente, la siembra de pasturas forrajeras -pasto elefante, Tifton, jesuita-,
36
vacunación y práctica el mejoramiento genético, por medio de animales de calidad o
intercambio de toros entre vecinos; tal vez por esta razón no son muchas las chacras que
cuentan con piquetes17 para facilitar las tareas de ordeñe, vacunación, y cura de
enfermedades.
El ganado porcino, recibe mayor atención que el vacuno, y se destina al consumo
doméstico y ocasionalmente, sobre todo hacia fin de año –periodo de fiestas-, se
comercializa. En algunos casos, los productores cuentan con compradores estables de
lechones –menores a 14 kg.-, en los centros urbanos
El ganado ovino presente en la zona, responde a la implementación de proyectos de
combinación de cría de ovejas en yerbales, implementado por diversas agencias de
desarrollo rural durante la década de 1990. Las ovejas cumplen la función de alimentarse de
la maleza que crece en el yerbal, ahorrando el trabajo de desmalezar, y el uso de
agroquímicos. En general, los productores que participaron en proyectos de concosicación
de ovejas en yerbales, luego de unos pocos años terminaron abandonando este ganado. La
evaluación de los técnicos es que los productores trataron a las ovejas como lo hacen con el
ganado vacuno, es decir con pocas practicas de manejo que llevasen al cuidado de
enfermedades, control de la alimentación, etc., por lo cual no funcionó.
La capuera
La capuera es un espacio que se destinó a la producción, y luego se abandonó, con lo
cual rápidamente plagas, yuyos, etc, comienzan a crecer. En la idea de lucha contra la
naturaleza, la capuera es el ámbito donde se aprecia la fuerza del avance del monte. La
distinción entre espacios productivos y no productivos, tiene un correlato temporal; tal
como plantea Durkheim, espacio y tiempo social se corresponden. El rozado, el potrero y el
yerbal representan el presente de la chacra, las actividades productivas actuales. La
capuera, en cambio, implica el pasado, el espacio que ha sido explotado y ya no lo es más,
la capuera es la tierra que ha sido abandonada, que se ha empobrecido y sobre la cual
17 Pequeño corral donde se ordeña, vacuna y marca al ganado.
37
comienzan a crecer las plagas. En tercer lugar, el monte representa el futuro de la chacra, el
espacio sobre el cual se avanzará, el monte se reserva para los años por venir, "para sacar
la madera cuando seamos viejitos", comenta un joven colono, "para que tengan algo mis
hijos que se queden con la chacra", prevé un productor que ya ha seleccionado a aquel hijo
que heredará la chacra. Para estos colonos, el monte contiene la riqueza de la chacra,
fundamentalmente en dos elementos, la madera y la tierra. Así como la capuera contiene la
pobreza de la chacra, aquí la tierra es "pobre" y ya no sirve para el cultivo, y la vegetación
es despreciada y "sucia". Tal es así que el término capuera se usa tanto para el espacio
improductivo como para clasificar de manera indiferenciada, la vegetación que aquí crece.
En tal sentido capuera es tanto un helecho, una tacuara, como un terreno baldío.
En el área rural de Misiones, el verbo "encapuerar" denomina al proceso por el cual un
espacio se cubre con maleza, yuyo, con capuera. Que un espacio se encapuere es señal de
que ha sido abandonado, y esto puede deberse a una actitud programada, mentada por el
productor, así como al descuido de su trabajo. Existe cierta valoración moral por parte del
conjunto de los colonos hacia el estado de cada chacra. Un colono que no "limpia" su
rozado, su yerbal, o su potrero es considerado "sucio", "haragán", "descuidado". El
desprecio hacia quienes dejan que la capuera crezca en su chacra, suele fundarse en la
concepción de que los efectos de ésta se expanden por el resto de la colonia. Esto sucede en
dos sentidos. En tanto una capuera sería fuente de hierbas malas -plagas- que se expanden
hacia las chacras vecinas; así un colono se quejaba de que su potrero se estaba llenando de
la hierba "mata-campos", "mi vecino cultiva yuyos en chacra". La segunda consecuencia de
que existía capuera en una chacra, radicaría en que "afea la colonia", "parece una colonia
de vagos, de colonos que no les gusta trabajar", se reclamaba un poblador.
El ideal es que de existir capuera en la chacra, esta se encuentre limitada a ciertos
espacios, esté controlada por el productor en lugares determinados, mientras el resto del
espacio de la chacra se encuentre limpio, o con monte. Por ejemplo se dice que el yerbal se
encapueró, cuando se dejó de carpirlo, de limpiarlo, y se dejó de hacer otros cultivos en el
lugar. El yerbal encapuerado es un yerbal en el cual se mezcla suciedad con producción. Lo
opuesto a un yerbal encapuerado es un “yerbal que parezca un patio”, que es el ideal del
productor trabajador, limpio, ordenado.
38
La tierra de la capuera se considera una tierra "gastada", "fundida", "pobre" y "sucia".
Cuando los colonos necesitan hacer nuevos rozados sólo recurren a limpiar la capuera
cuando no tiene más tierra disponible o no cuenta con permiso para hacer desmonte (y no
quiere hacerlo "ilegalmente"). La tierra de la capuera no sólo es considerada empobrecida,
sino también su limpieza es considerada muy costosa en términos de tiempo y esfuerzo.
"Las plantas de la capuera son difíciles de sacar, son yuyos malos, que ya están
enraizados, van dejando las semillas, y después que se limpió vuelven a aparecer".
La selva como reserva.
Entre los colonos con chacras mayores a 25 has., existe una actitud generalizada de
dejar porciones de monte nativo en pié. En las chacras más antiguas, estas porciones de
monte son de superficie muy variable, se ubican en lugares de la chacra no propicios para la
agricultura, por ejemplo en terrenos en pendientes pronunciadas, o muy pedregosos.
Algunas razones que se dan “para no tumbar todo el monte”, son “porque es feo que no
haya nada de monte en una chacra”, “para que siga habiendo aire puro” para que “haya
un poco de fresco”, o “tenemos que respetar la naturaleza, también”. En cierta medida esta
actitud suele basarse en ideas algo románticas, dar derechos a la selva frente al avance de la
transformadora producción agrícola. Pero estos son montes que el colono, en su
organización de la chacra decide dejar en pié, no implican una contradicción en la lógica
colona de lucha contra la naturaleza, sino que es otra forma de control y limitación de la
naturaleza. Los límites de estos montes se establecen cuidadosamente, en lo posible
controlando que no se extiendan hacia los potreros y cultivos. Estos montes ocupan un
lugar específico en el espacio de la chacra, cumpliendo un rol particular, el de que aún
“exista algo de monte”. Si bien estos montes son “naturaleza”, son una naturaleza
socializada; es decir que aquí se reproduce el dominio colono de la naturaleza. En cierta
forma, estos montes controlados son similares a las extensiones de monte que se extienden
en las reservas naturales descriptas en el capítulo anterior.
39
Luchas por la tierra
Un fenómeno que ha tomado notoriedad en las últimas décadas es el de los conflictos
por la tierra entre pequeños productores rurales y latifundistas. Si bien el problema de las
ocupaciones de tierras han logrado relevancia a partir de la década de 1990, éste “es un
proceso de larga data, que se origina en las migraciones de trabajadores rurales y
productores agrícolas desde hace por lo menos cuatro décadas” (Duarte y Schiavoni,2003:
47). Sin embargo, no fue hasta 1994 cuando se sanciona la Ley Provincial n° 3141, que
estableció la normativa a aplicarse en los casos de ocupación de tierras privadas. La ley
establece una serie de requisitos para regularizar la situación de los ocupantes, la cual se
alcanzaría luego de que (previo consentimiento del propietario) se transfiera la propiedad al
dominio fiscal mediante la compra de la tierra, para que luego sea adquirida por los
ocupantes que la comprarían a un precio determinado por el valor de lo que producen
(Duarte y Schiavoni,2003: 48). El abordaje de este problema desde el ámbito estatal está en
manos de la Dirección de Tierras Privadas, dependiente del Ministerio del Agro y la
Producción de la provincia, dependencia que en 1994 relevó distintos casos de ocupaciones.
Desde fines de la década de 1990, los “ocupantes” se han comenzado a organizando
grupalmente, una de las principales agrupación es la Comisión Central de Tierras de Pozo
Azul (departamento San Pedro), que reúne a los representantes de por lo menos siete
asentamientos. La Comisión ha realizado diversas gestiones y protestas: en septiembre de
2002 y julio de 2003 se realizaron sendos cortes de ruta en el cruce de las arterias 20 y 17
en pos de reclamar soluciones para la situación de las tierras ocupadas. Junto con
APYDHAL (ONG relacionada a la iglesia católica local), la mencionada Comisión,
gestionó un censo de “ocupantes. Los resultados de este censo muestran que los ocupantes
que viven y trabajan en las parcelas: si bien el 39% de ellos llegaron a la zona a partir de
2000, más de un cuarto de los ocupantes (26%) van a cumplir 10 años de ocupación durante
este año 2004 (Baranger y Schiavoni, 2003: 26). Los ocupantes viven en una situación muy
precaria: el 69% de las unidades domésticas no cuentan con cobertura médica; más del 50%
del techo de las viviendas son de chapa o cartón; casi un cuarto de las familias no cuenta
con servicio sanitario y un 66% de ellas sólo cuenta con letrina; el 80% no tiene acceso al
agua corriente; el 74% cocina a leña y el 93% de las unidades domésticas no cuenta con
heladera (Baranger y Schiavoni, 2003).
40
Para subsistir, casi un tercio (31%) de las unidades domésticas se han volcado a la
producción de tabaco Burley. Esto ha complejizado la situación introduciendo a las
compañías tabacaleras como un actor más dentro del conflicto, a partir de una producción
que utiliza una gran dotación de agrotóxicos y con un manejo del cultivo totalmente
subordinado a las decisiones e indicaciones de los extensionistas de las empresas.
Un importante actor que interviene para apoyar el reclamo de los ocupantes es la Iglesia
católica. El obispo de Iguazú, una de las dos diócesis de la provincia, ha apoyado de
manera activa y comprometida a los ocupantes de tierras, reclamando soluciones justas al
gobierno provincial, abriendo una interesante discusión acerca del derecho de propiedad y
reclamando una amnistía a los inmigrantes. En el mismo sentido, las dos organizaciones no
gubernamentales que apoyan a los ocupantes (INDES y APYDHAL) están ligadas a la
Iglesia y reciben apoyo financiero de una institución católica internacional. Las ONG han
realizado trabajos de apoyo, fomentando la organización de los ocupantes y apoyando
iniciativas productivas tendientes a reemplazar los cultivos con fuerte uso de agroquímicos
por otros orientados a un enfoque agroecológico y sustentable.
Por último, cabe señalar el papel que ha jugado el Estado provincial en este conflicto.
Lejos de tener una actuación homogénea, se puede observar que mientras que el Ministerio
del Agro y la Producción ha creado dependencias para poder actuar sobre el problema, el
Ministerio de Asuntos Agrarios se ha caracterizado por cumplir a rajatabla las leyes de
conservación de los bosques en lo que refiere a los ocupantes, en una posición inflexible
que no siempre tiene el mismo carácter ante las grandes empresas forestadoras. (Lapegna
2004:14)
1
Capítulo 4.
Los colonos naturales.
Si bien la implementación de programas de desarrollo sustentable por parte de agencias
de desarrollo ha tenido un impacto positivo, no han podido sacar al conjunto de la
población rural de la crisis y empobrecimiento. Pero estos programas muestran resultados
que van más allá de lo estrictamente productivo. La presencia de tales agencias y la
difusión de perspectivas de desarrollo sustentable, han aportado a los colonos elementos
narrativos desde donde construir una nueva identidad, y un nuevo lugar en una situación de
crisis económica y reconfiguración territorial. Frente a transformaciones espaciales y
económicas, que han llevado a una situación de marcada marginalización y exclusión de las
poblaciones rurales, estos buscan fortalecer el vínculo con el territorio, a partir de lo cual se
da una reconstrucción de la identidad social colona. La nueva identidad que formulan los
pobladores colonos se liga con el espacio en que viven y con la selva, y se construye desde
una pertenencia territorial. En este sentido puede plantearse una “naturalización” de los
colonos.
En su “naturalización”, los colonos redefinen el territorio que ocupan, crean una versión
propia del mismo y de los actores presentes. En Misiones los colonos participan en la
configuración de la cosmografía ambientalista construyendo nuevas identidades. Este es un
proceso que corresponde no sólo a los colonos, sino que el conjunto de actores presentes en
el área crean versiones propias del territorio ambientalista, ya se trate del Estado, agencias
gubernamentales de desarrollo, ONGs ambientalistas, etc. Con lo cual, el territorio
ambientalista es el resultado de una suma y enfrentamiento de versiones sobre el espacio.
En este capítulo veremos que los sentidos que cobra para los colonos la expansión del
ambientalismo se enmarcan dentro de cierta tensión entre inclusión-exclusión. Los colonos
por un lado se sienten excluidos de la configuración territorial que denota la presencia
ambientalista, se perciben marginalizados de los intereses y beneficios que reporta el
ambientalismo, pero a su vez se aprecian fuerzan que luchan por la integración al área. Es
decir que el área pasa a ser pensada como un espacio de disputas.
2
En el análisis de la búsqueda colona de una inclusión en el territorio ambientalista, en
primer lugar veremos que la posibilidad de los colonos de apropiarse de elementos del
discurso ambientalista, se debe a que este discurso presenta determinadas características
que permiten y promueven la inclusividad de actores diversos. Pero la búsqueda de
inclusividad en un territorio, implica una determinada concepción de ese territorio y de los
actores presentes, por tanto luego describiremos la percepción general de los colonos sobre
el área, que se liga al nuevo valor y singularidad que adquiere el norte misionero. A partir
de la presencia de selva, los colonos explican el despliegue de acciones y discursos
conservacionistas y ambientalistas, para lo cual utilizan el término local de “la ecología”.
En principio “la ecología”, sería un elemento que excluye a los colonos de una presencia
legitima en el área, de manera que estaría ligada a intereses ajenos a los mismos, por
ejemplo intereses de latifundistas y conservacionistas globales. Una modalidad colona de
buscar inclusión en este espacio, es considerarse teniendo cierta responsabilidad por el
estado de la selva, lo cual les permite construir una imagen de sí como guardianes de la
selva. Luego analizaremos cómo, a partir de la presencia de agencias de desarrollo que
promueven modalidades sustentables de producción, se genera esta “naturalización” de los
pobladores rurales. Finalmente describiremos uno de los proyectos productivos y de
comercialización más exitosos de la provincia: las Ferias Francas, donde se plasma una
imagen de los colonos como ligados a lo “natural”, como naturalmente sanos, como
guardianes de la selva y poseedores de saberes particulares.
El ambientalismo como discurso inclusivo
El discurso ambientalista, tal como se presenta en Misiones, cuenta con características
que posibilitan que sea apropiado por los pequeños y medianos productores rurales. El
ambientalismo aquí se hace presente de la mano de un amplio abanico de actores que
proponen diferentes iniciativas, proyectos, formas de ver y pensar el ambiente, el monte,
los árboles, las poblaciones locales. Entre los colonos, el ambientalismo consiste mas en
una pluralidad de voces que proclaman la conservación de la naturaleza que una propuesta
clara y unívoca. Y es precisamente el hecho de que estas múltiples voces conformen un
3
abanico tan amplio, lo que permite a los colonos incluir otra voz. Consiguen participar del
ambientalismo, porque éste es fundamentalmente un campo dinámico de disputas, debates
y discusiones. El ambientalismo puede ser pensado como un espacio de socialización
política, de encuentro donde tienen lugar luchas políticas y productivas, creándose una
arena política. El ambientalismo, el discurso de la biodiversidad, es la urdiembre que
resulta de todas estas operaciones y relaciones; y termina moldeando la realidad social
(Escobar 1996:16).
En este sentido es oportuno considerar al ambientalismo como discurso que “pretende
dar forma a la realidad” en torno a la relación que las sociedades deben tener con el medio
(Escobar, 1995), o como un metarrelato con características utópicas, que establece un
campo discursivo que se constituyen en un ámbito de negociación política (Lins Ribeiro,
1991). Gustavo Lins Ribeiro (1991) estudia al ambientalismo como un sistema ideacional,
las características de tales sistemas es que se componen de diferentes apelos de legitimidad
sobre cuestiones percibidas como centrales para la reproducción de la vida social. Pero más
allá de las funciones integrativo-simbólicas, que son una de las facetas de cualquier sistema
ideacional, las ideologías se refieren a un conjunto de referentes pasados construidos con el
propósito de interpretar y, con frecuencia, manipula el presente. (Ribeiro; 1991:65-66). “En
lo que respecta a las llamadas funciones integrativas de los sistemas ideacionales, es
evidente que no existe una ideología o un solo sistema, sino muchos, que son generados y
portados por diferentes actores colectivos. Estas ideologías están frecuentemente en
contradicción unas a otras. Los actores colectivos luchan por imponer sus visiones
particulares como las verdades y como mas legítimas para la sociedad como un todo.
(Ribeiro, 1991:66).
Concepciones colonas del territorio misionero. La selva como espacio de vida.
En términos generales, los colonos piensan el área como un espacio verde, de forma
semejante a como la piensan el conjunto de las agencias ambientalistas. Para los colonos, la
constitución del campo misionero como un territorio ambientalista se liga directamente a la
presencia de la selva y los árboles. Si bien se reconoce que los objetivos de la conservación
4
están dirigidos al conjunto de los recursos naturales -suelos, cursos de agua, fauna
silvestres, conjunto de la flora-, son la selva y los árboles los que aparecen como
representaciones auto-evidentes de “la naturaleza”. La presencia de selva implica espacios
con vegetación y fauna, donde la reproducción de la vida es posible, se habla de las selvas
refiriendo a “la vida” y “y la posibilidad regeneración de la vida”, “la salud”. En los relatos
de la historia del poblamiento de cada colonia, las selvas se describen de manera romántica
como espacios cargados de añoranzas, se habla del campo misionero en términos casi
paradisíacos, como un vergel de vida, de fauna salvaje, con ríos de aguas cristalinas, tierras
prosperas, y sobre todo selvas que explotaban de verdes y lujuria.
Los colonos consideran el norte de Misiones como un espacio verde en tanto abundan
las selvas. Entre los pobladores rurales circula la idea de que éste constituye uno de los
últimos reductos de selva del planeta, y por tanto es un espacio clave en brindar un servicio
ambiental propio de las selvas, que en los términos locales es el de “producir aire puro”.
Además, la selva también cobraría valor por su gran biodiversidad (palabra que comienza a
ser usada por los colonos), así como por ser repositorio de con fauna salvaje y árboles
añosos.
La presencia de masa boscosa, según los pobladores rurales, explicaría y justificaría, la
extendida presencia de discursos, programas y agentes conservacionistas y ambientalistas.
Para los pobladores, esta presencia responde a los objetivos de “conservar la naturaleza”,
“conservar el pulmón del mundo”, “cuidar el monte” y los elementos que lo componen -su
flora, fauna, los cursos de agua-. “Este lugar es de mucha selva, por eso van a controlar
mucho”, comenta un vecino de Esmeralda. El logro de estos objetivos daría beneficios a un
conjunto de actores tan amplio e indeterminado que abarca a “todos”, a “la humanidad”, e
incluso algunos pobladores mencionan particularmente a “nuestros hijos”. A partir de esta
último, es posible ver que la conservación cobra una dimensión temporal, en tanto su
función se proyecta a futuro; “la Reserva es proteger los montes grandes, para juntar
oxígeno el día de mañana”, explica un joven colono de Colonia Yabotí.
La expansión de la visión del área como “natural”, en tanto una selva a ser conservada,
presenta diversos sentidos y es interpretado por los pobladores de diversas formas. Uno de
los principales sentidos que esto reporta, es la consideración del área como un espacio
5
sometido al control y la sanción estatal de las prácticas productivas colonas. Por ejemplo, la
sanción y control del talado de madera, el uso de agroquímicos, la caza de fauna silvestre,
el hacer rozados con fuego, etc.
“La ecología”
La percepción del área como un espacio de selva y vida, es coherente con la presencia
de actores interesados en su conservación. Los pobladores rurales, utilizan el término de
“la ecología”, para denominar al conjunto de actores, ideas, proyectos y prácticas que se
instalan en el área problematizando la relación sociedad-naturaleza, y proponiendo formas
de producir y relacionarse con los recursos naturales diferentes a las que previamente se
desarrollaban. Entre los sectores que conforman “la ecología”, se cuentan desde el
Ministerio de Ecología provincial hasta agencias de desarrollo rural que proponen formas
“sustentables” de producción, consultores de organismos internacionales y evaluadores de
organismos que financian a las agencias de desarrollo. De manera el conjunto de actores
que en este trabajo denominamos frente ambientalista (desarrollado en el capítulo 2),
coincide con quienes forman parte de “la ecología”.
En la idea local de “la ecología” es posible notar dos tipos de sentidos que sin ser
opuestos pueden considerarse uno negativo y otro positivo. “La ecología” adquiere sentido
negativo, en su aparente externalidad al mundo colono. Uno de los elementos centrales de
la idea local de “ecología” radica en su aparente externalidad al mundo colono. Ya se
señale al Ministerio de Ecología o a ONGs como los portadores de este discurso, el mismo
se considera foráneo a las colonias. Para los colonos el discurso ecológico es
fundamentalmente urbano. Es en las ciudades donde se discuten estos problemas, donde
determinados hechos pasan a ser “ecológicos”, donde se crea este término, se originan las
reglamentaciones conservacionistas y los proyectos de desarrollo sustentable, y donde se
encuentran los científicos, técnicos y políticos que construyen el saber ecológico.
Precisamente uno de las razones por las que suelen rechazarse las “ideas ecologistas”, es
por ser una importación que poco tiene que ver con la vida local. Se considera a éste un
saber des-territorializado, construido por personas con un conocimiento fundamentalmente
6
teórico del mundo rural, de un nivel de abstracción que no termina de ajustarse a los
problemas concretos de las colonias. Así, “la ecología” es en parte vivida como una
imposición externa a la población. De forma que para los colonos, “la ecología”, imprime
un nuevo orden sobre el territorio, buscando crear un territorio ecológico. Creación de un
nuevo territorio que trae aparejada la presencia de nuevos actores, la resignificación de los
ya presentes, y el surgimiento de nuevos intereses que le dan sentido al mismo.
Sanción y control.
Pero el principal factor del que deriva la valoración negativa de “la ecología”, radica en
la presencia de agentes de control ambiental. Por el área rural circulan inspectores
forestales y guardaparques –ambos dependientes del Ministerio provincial de Ecología-
controlando y sancionando el cumplimiento de las normativas ecológicas referentes a la
extracción de madera de ley, la quema de monte, caza, etc. Al ser considerados entre los
responsables por la degradación de la selva, los colonos pasaron a ser sujetos a control;
podríamos decir que éste es uno de los principales sentido en que es vivenciado el territorio
ambientalista. Para los colonos, “la ecología” ha implicado un cierre en el espacio, así
como limitaciones en la movilidad y en la explotación de los recursos naturales. Si antes
podían desplazarse buscando tierras fiscales disponibles, si podían entrar en los montes
procurando caza, y hacer rozados sin temores aun careciendo permisos, con la expansión
del frente ambiental sus posibilidades se redujeron y esas actividades pasaron a estar
prohibidas y/o controladas. En tal sentido “la ecología” es vivida por los colonos como una
fuente de sanción; tal es así que el término con que en el área rural se llama a los
guardaparques es precisamente: “la ecología".
En general se relaciona la presencia en el área de “la ecología” controlando, con la
disminución de la práctica de la caza y la roza. Algunos pobladores por ejemplo
manifiestan:
“La ecología no le deja cazar o quemar, antes se hacía rozado en el monte, ahora se
hace para plantar no más, antes no era así. La gente ya no tumba si no va a poder pagar el
7
aforo, el que no tiene el 20% de la tierra pagada tira capuerón1, pero no el monte, porque
se controla eso, hay que cuidarse más”.
“ya no hay cazadores, porque está prohibido por ecología y gendarmería. La caza está
parada por la ley, la mayoría tiene miedo, así que la gente no va ahí”
De manera que, en el mundo colono, en cierto sentido “la ecología” y la conservación
de la selva, pasan a estar directamente ligadas al control y la sanción, y por tanto a la
sensación de exclusión territorial. En palabras de un productor local: “La ecología no le
deja cazar o quemar, antes se hacía rozado en el monte, ahora se hace para plantar no
más, antes no era así. Ahora piden que hay que tirar capuera2, pero para el monte está
más difícil, porque se controla, hay que cuidarse más”. El temor de los pobladores hacia
los agentes oficiales de control ambiental se refleja tanto en el hecho de ocultar rozados
clandestinos dejando cortinas de monte, de hacerlos lejos de los caminos por donde se
supone transitan esos funcionarios.
El control que realizan los guardaparques en las colonias por fuera de las reservas
naturales, es mucho más aparente que real. De hecho, por ejemplo, no hay una legislación
específica para el Area de Influencia de la RBY ni de ningún Parque (Provincial o
Nacional), y en términos legales habitar un Área de Influencia no representa una situación
diferente a la del resto de las zonas rurales de la provincia. Sí en cambio vivir en el Area de
Influencia de un parque o de la Reserva de Biosfera, reporta consecuencias particulares que
se manifiestan en el conjunto de ideas sobre la selva y su conservación que circulan en el
área. De manera que el control al que se refieren los pobladores, tiene un efecto mucho más
fuerte en tanto la posibilidad potencial de que se realice, que en términos de controles
reales.
Los pobladores sienten como una amenaza latente, la posibilidad de que sus actividades
productivas, de extracción de madera, y cinegética sean controladas en cualquier momento.
Un hecho que relatan diversos colonos refiere a que mensualmente o cada dos meses, un
helicóptero de “la ecología” sobrevuela el área, buscando desmontes y rozados
1 Capuerón es un término local que denomina al espacio que ha estado baldío –capuera- por muchos años.2 Capuera es un término local que denomina al espacio que ha estado baldío por varios años.
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clandestinos. Más allá de que según los funcionarios del Ministerio de Ecología, no se
efectúan vuelos de helicóptero con esa periodicidad, y cuando tienen lugar son con fines
prospectivos, y/o de investigación, este “comentario” que circula entre los vecinos, muestra
el temor al control que existe en la colonia, así como la idea de que “la ecología” es el
organismo de control.3 En nuestra área de estudio no ha llegado a tener lugar ningún caso
de conflicto directo entre población y guardaparques, y en general las relaciones personales
entre ambos grupos son muy escasas. Sí en cambio los pobladores se sienten limitados en
su accionar, a partir de las potenciales amenazas de control, que aún no llegan a
manifestarse.
Rozado con fuego en Colonia Siete Estrellas, del Area de Influencia de la RBY
3 Debemos mencionar que no en todos los Parques Provinciales la relación de los guardaparques con losvecinos es semejante a la que se tiene lugar en el Area de Influencia de la RBY. En algunos Parques se hainiciado un proceso de acercamiento hacia la población por parte de los guardaparques, con el objetivo demejorar la conservación del área.
9
Los límites de la Reserva
La presencia de “la ecología” para los colonos posee claras connotaciones espaciales.
Es posible ver esto en el caso de la Reserva de Biosfera Yabotí (RBY). Para los pobladores
poco importan los límites precisos de la Reserva, que en algunos casos se consideran
anecdóticos. En cambio, sí es sumamente relevante el hecho de que a partir de la creación
de la Reserva, “la ecología” se ha tornado una presencia frecuente, en tanto guardaparuqes
y funcionarios del Ministerio de Ecología circula habitualmente por el área; con esto la
Reserva ha pasado a estar asociada a reglamentaciones y control.
En cierta oportunidad, regresando del pueblo a la colonia en un camión junto a cuatro
colonos, pregunté a los compañeros de viaje, por la ubicación de la Reserva, cada uno dio
una respuesta distinta, si bien de hecho nos encontrábamos en un tramo donde el camino
ingresa por unos kilómetros a la RBY, las ubicaciones asignadas por los viajeros a la
Reserva variaron en una distancia de entre 5 a 30 Km. del lugar. La diversidad de opiniones
acerca de la ubicación de la Reserva, quizá sea tan amplia como la cantidad de habitantes
de la zona de influencia. Así por ejemplo, al preguntarle por la RBY a los miembros de una
familia de colonos cuya chacra se encuentra lindando con la misma, la respuesta obtenida
también varió con cada habitante de la casa, aunque ninguno sabía que precisamente la
Reserva comenzaba a partir del alambrado que se levantaba a escasos 20 metros de la
vivienda. En oposición, un colono que habita a más de 10 Km. de la RBY, sostuvo que de
hecho la Reserva atravesaba su chacra, manifestando desconocer el motivo de este hecho,
“yo no sé, eso lo hicieron la ecología y ya estaba cuando vine a este lote”. El radio que
abarcan las respuestas sobre la ubicación de la Reserva es considerablemente amplio.
Mientras hay quienes circunscriben el espacio de la RBY al Parque Provincial Esmeralda,
que de hecho es la zona núcleo de la Reserva, otros manifiestan que coincide con la
ubicación de las propiedades privadas, y otros sostienen que sus límites llegan hasta las
cercanías de la localidad de San Pedro.
Más allá de las diversas ubicaciones que los colonos dan a la Reserva, existe un
elemento en común a todas. Los diversas límites asignados a la Reserva, coinciden con el
área donde, según cada poblador, circulan agentes ligados a la conservación del
10
medioambiente. De manera que el espacio de la Reserva se vincula al espacio en que cada
colono considera que se mueven agentes conservacionistas.
Por el área circulan extranjeros -franceses, ingleses, alemanes, brasileños- preocupados
por la conservación de la selva, en la mayor parte de los casos acompañados por miembros
del Ministerio de Ecología. Por ejemplo, un consultor brasileño visitó a varios colonos del
AI, estudiantes franceses hicieron trabajo de campo relevando las prácticas culturales
colonas, y evaluadores alemanes de organismos que financian a las ONGs locales, cada
dos o tres años visitan la zona y a sus productores. Mucho más frecuentemente, circulan
funcionarios del Ministerio, guardaparques e Inspectores de Bosques. Los colonos
relacionan la presencia de estos agentes con la Reserva, ya que su presencia regular en el
área se inicia de forma contemporánea al momento en que localmente se comienza a
comentar la creación de la RBY.
Los guardaparques, son la referencia más frecuente que utilizan los colonos para dar
cuenta de la Reserva, sus límites y características; puesto que según los pobladores, el área
en que los guardaparques se mueven, coincidiría, con los límites de la Reserva. A
diferencia de los expertos extranjeros, la presencia de los guardaparques es mucho más
regular y continua. Los Inspectores de la Oficina de Bosques, o “los bosques” como
localmente se los denomina, mantienen un contacto mucho más fluido con la población que
los guardaparques, ya que son los encargados de hacer las certificaciones para la extracción
de madera de ley -cuya explotación se encuentra regulada por el Estado-. A diferencia de
los guardaparques, a “los bosques” no se los asocia con una labor fundamentalmente
represiva; asociación que podría estar potenciado por el hecho de que los guardaparques
cumplen funciones de control –mientras que la principal función de los Inspectores de
Bosques es certificar la explotación forestal-, y además suelen ser vistos acompañados por
miembros del cuerpo de Gendarmería Nacional (esto se debe a que los guardaparques
provinciales no tienen autorización para portar armas, por lo cual para ciertos
procedimientos recurren a la asistencia de gendarmes que sí van armados).
La población de la zona rural de San Pedro presta especial atención a los movimientos
de los guardaparques. En general, cuenta conocimientos siempre actualizados de sus
desplazamientos; a tal punto que los pobladores infieren con un alto grado de certeza,
11
cuando los guardaparques tienen problemas en el abastecimiento de combustible, los
momentos en que hay cambios internos en los efectivos asignados al Parque, o cuando
cambian los caminos de ingreso al Area Protegida. Sin dudas en esto incide el hecho de que
los pobladores tienen una percepción muy desarrollado del movimiento de personas y
vehículos por el área. Esto es posible debido a cierta destreza generalizada para la
interpretación de señales que permiten reconocer los vehículos que circulan por los
caminos, y el tiempo transcurrido, a partir de las huellas; así como también se llega
reconocer determinados vehículos y su dirección al escuchar su motor a varios kilómetros.
Por otro lado, en la colonia existe un aceitado sistema de circulación de información que
permite a los vecinos conocer el movimiento de propios y extraños.
El que los pobladores vinculen a la Reserva con la presencia de agentes ligados a la
conservación, tiene relación con dos cuestiones. Por un lado, en la lógica local, la Reserva
se piensa como un espacio de sanción y control, donde los guardaparques aparecen como
los principales responsables de hacer cumplir las normas, y donde los productores rurales
tendrían el lugar de “los principales sospechosos”. Y por otro lado, localmente, la Reserva
se vincula con una visión del monte, extraña a las colonias, impuesta externamente, donde
el monte es un espacio a preservar de la acción humana. Ambas cuestiones pueden
entenderse a partir del término local de “la ecología”.
Este vínculo entre control y territorio, ha deriva en que como parte del conflicto entre
pobladores y conservacionistas, también es posible asistir a cierta amenaza solapada de los
colonos hacia las Reservas Naturales. Es común escuchar en las colonias, que las Reservas
Naturales podrían llegar a ser invadidas por colonos en busca de tierras y transformadas en
colonias; con lo cual las selvas darían paso a potreros, rozados y yerbales. La primera vez
que el gobierno provincial invitó a asociaciones de colonos a participar de un taller de
gestión del la Reserva de Biosfera Yabotí fue en el año 1999 –los pobladores no fueron
convocados ni en la planificación de la Reserva, ni durante los primeros seis años de su
existencia-. En ese taller un productor local sentenció que: “si no se hace algo (dar una
ayuda económica) para los que están afuera de la reserva, se van a meter”. Así daba a
entender que la Reserva de Biosfera no podía estar ajena a las necesidades de la población
de su área de influencia, de lo contrario la población finalmente la ocuparía. Tales
12
amenazas deben ser interpretadas en el marco de los conflictos extendidos por toda la
provincia, entre ocupantes de tierras y quienes reclaman la propiedad de las mismas.
La ecología en positivo.
La ecología y el control, también adquiere un sentido positivo en las colonias. La
conservación de la selva aparece en la región como un valor positivo generalizado y sobre
el cual hay cierta unanimidad. En esto los colonos manifiestan acuerdo con los agentes
conservacionistas, a partir de lo cual se hace posible la pretendida inclusión en el territorio.
Muchos pobladores inclusive llegan a reclamar una presencia más efectiva de los agentes
de control. Así por ejemplo, aquellos colonos que señalan la disminución de la fauna
salvaje como debida a la caza, responsabilizan a “la ecología” (que aquí denomina a los
guardaparques) de no cumplir eficientemente con “su rol” de controlar. Un antiguo colono
comenta que “hasta hace quince años era impresionante la cantidad de bichos que había,
pero se terminó ahora, yo no sé qué hace la ecología, ganan su sueldo pero no cuidan.”
“El que no conoce su responsabilidad no le quiere a la ecología, pero el que es
respetuoso de la ley le da la razón, porque tiene que respetar, y no se puede cazar todo,
también hay que ver que hay que cuidar a los animalitos”.
Otro aspecto de la presencia de agentes de control señalado por varios pobladores como
positivo, tiene que ver con la consideración de que la presencia de “la ecología” puede
servir para que no se incremente el robo de ganado vacuno en la zona rural,
“La Reserva vino bien porque hay más control en todo. Hay más gendarmería,
controlan y hay menos robos en la zona hay más orden ahora. Antes sólo en San Pedro y
San Vicente había gendarmería, antes tampoco había tantos robos”.
En esto hay algo que puede parecer paradójico, y es que si bien los colonos valoran la
presencia de la Reserva y de “la ecología”, por constituir un freno a la degradación de los
recursos, a su vez ellos mismos se reconocen entre los principales responsables de tal
degradación. Probablemente cada uno de estos hechos se ubique en distintos niveles,
mientras “cuidar el monte” es una valoración personal, hecha de manera individual, la
13
degradación y el avance sobre el monte es visto como un proceso en el cual los productores
tienen limitada posibilidad de maniobra individual. “Pasa que nosotros nacimos para
destruir, por lo que yo veo”; nos dice cerrando su interpretación, un viejo colono de la
zona,“y por eso vamos a tener que hacer un uso racional, o sea no tumbar sólo por
encontrar lindo”. Dentro de esta lógica, los pobladores inclusive llegan a aceptar y ver con
buen ojo la intervención del Estado provincial para conservar el monte, aunque no estén de
acuerdo con la modalidad en que se pretende la conservación y el lugar que ellos ocupan en
la misma.
Colono de Andresito en la que él llama su “chacra ecológica”
Excluidos de los beneficios de la conservación.
La exclusión de los colonos del territorio ambientalista no sólo se evidencia en la
valoración del discurso ambientalista como urbano, desterritorializante, que busca
transformar a los colonos en productores sustentables, y que reporta control sobre la
población. También para los colonos, la forma en que se hace presente el ambientalismo en
14
éste territorio, implica quedar excluidos de los beneficios directos que han derivan de las
políticas conservacionistas durante las últimas décadas.
Para los pobladores rurales, los principales beneficiados por el conservacionismo han
sido las grandes explotaciones forestales. Por un lado en tanto durante las últimas décadas
los latifundios forestales de la provincia habrían quedado por fuera del control estatal, con
lo cual se fue delimitando un territorio forestal donde la legislación ambientalista ha tenido
poca aplicación y relevancia. En este sentido las explotaciones forestales habrían sido
ajenas al territorio de la “ecología”. Por otro lado, en el caso de la Reserva de Biosfera
Yabotí, si bien las explotaciones forestales se integraron al territorio ambientalista, lo
hicieron con beneficios económicos directos.
Ya vimos que el 80% de la superficie de la RBY está conformada por unos 31
latifundios, que se dedican a la explotación forestal del monte nativo; un vecino de colonia
Esmeralda, explicita una opinión generalizada en la zona:
“Esto (la Reserva) creo lo hicieron por convenio, solamente pasó a ser porque los
grandes propietarios no pagan impuestos de la municipalidad. Se habla de 300 o 30 mil
pesos que podía entrar en el bolsillo del intendente o del pueblo de San Pedro, que tenía
que poner la provincia para San Pedro, y es mucha plata viste, para un pueblo pobre es
mucha plata. Así hicieron convenio, en vez de los grandes de pagar impuestos, no pagan
más.”
Un productor de la zona, activo líder comunitario de origen brasileño, halla que la
propuesta de creación de la Reserva de Biosfera surge de:
“algunos grupos de propietarios de acá de la zona. Por ejemplo, el Parque Esmeralda
estaba explotado mal, no había más casi madera, entonces estaba sacando ya los últimos
rollos que había, entonce los propietario en la espera de los impuestos municipales no
podían pagar, entonces pensaron que con la Reserva podían seguir, la alternativa era
seguir, tener un ingreso económico y el tema que había que arreglar era la parte
impositiva, se negoció todo eso, se elaboró una propuesta, ahora el gobierno se hace
cargo. Ese era el beneficio que obtenían los grandes propietarios quedaron liberados de
los impuestos pero para la explotación de la madera tenía que hacer todo esto de los
rodales”
15
Con estas apreciaciones, coincide un poblador de Colonia San Juan, que participó de la
Coordinadora de Productores de la RBY (CoRBY), para quien:
“la municipalidad (de San Pedro) estaba interesada en todo esto de la Reserva por la
recaudación de impuestos, los grandes latifundios no pagaban más y se quejaban de la
situación económica, la madera que cada vez estaba más difícil, entonces armaron para
poder recaudar mejor los impuestos, y ahora parece que está fracasando porque la partida
vino a través el Ministerio de Ecología”.
Pero “los grandes” que se verían beneficiados por la Reserva, no sólo son los
propietarios de grandes propiedades, sino también aquellos que sin ser propietarios cuentan
con recursos suficiente que les permiten, por ejemplo, ingresar al área protegida para cazar.
“La gente pobre no caza, no más le tiran a algún bichito si está a la vista, si lo tienen a
mano. Y los que tienen plata sí salen, porque tienen posibilidades de correr, como para
escapar”.
En el caso de los pobladores que habitan en el área de la Reserva de Biosfera Yabotí,
entre los principales beneficiarios de la conservación se encuentran, los propietarios de
latifundios que se encuentran al interior de la Reserva. Como ya vimos estos latifundios se
encuentran eximidos del pago de impuestos.
Es decir que se ven a sí mismos como excluidos de los beneficios de la Reserva, pero
incluidos en tanto la sensación de tener que cargar con la responsabilidad de la
conservación del monte.
“Nosotros, como pequeños productores familiares, no somos beneficiarios directos, a
un productor de poca tierra no le sirve no tocar el monte, sí en cambio le benefica al que
tiene muchas tierras porque ese recibe rebaja en el impuesto y puede sacar madera”.4
En similar sentido piensa un docente de una escuela del área. “¿cómo les van a
convencer a los colonos de que no saquen madera, si ven que es impresionante lo que sale
de acá (de la propiedades)?”
4 Cita textual de un productor del AI; en “1° Taller de productores del Area de Influencia de la RBY, SanVicente, 1999.
16
Para los pobladores la Reserva es una carga, en tanto implica control y la
imposición (aunque no termine de ser explicitada) de actuar de una forma diferente sobre
los recursos naturales, sin obtener beneficio a cambio.
“Ellos pueden venir y decirme que haga una cosa, que haga el plan, y decirme te voy a
ayudar, y lo hacemos, pero no que me obliguen a hacerlo”. Declama un poblador de
Colonia Siete Estrellas, vecina a Esmeralda. “Ellos están contra el pobre, porque si tenés
plata podes conservar. Por ejemplo en Piray se hizo todo con el plan ecológico, las
cortinas forestales, todo.., eran tres mil has. Y de ahí iban a comer tres mil personas, y sin
embargo ecología prohibió. Y hoy existe el desocupado, el ladrón que sale por necesidad,
existe por eso, porque no hay trabajo, por el plan ecológico”.
Según un docente rural de San Pedro, “el problema de la Reserva, es que acá pasa lo
mismo que en la iglesia, los que menos tienen son los que más dan. Acá es lo mismo,
nosotros somos el primer departamento con Necesidades Básicas Insatisfechas de Misiones
y el cuarto del país, y sin embargo tenemos una Reserva que beneficia al mundo, que le da
aire al mundo, mientras que los pobres ¿qué ganamos?. Es algo que no nos permite
adelantar… no nos podemos desarrollar”
La carga que implica para los pobladores las restricciones ambientalistas están dadas
fundamentalmente por las limitaciones que se imponen a la producción. Es así como un
colono del área refiere que:
“El parque Yabotí no benefició, porque a la hora que tenés que hacer un rozado te
vienen a hinchar las bolas. Para lo único que sirve la ecología es para molestia. Si yo
necesito trabajar, la ecología me prohíbe, ellos no quieren que haga rozado. El permiso
para rozado te viene a máximo para 10 has., y para hacer un permiso tenes que pagar el
5% de la tierra. Encima el plan ecológico te exige que si tenés chanchos no los podés tener
cerca del agua, porque te ponen una multa. Los pobres son los que perecen, ellos (los de la
“ecología”) tienen sueldos, tienen sus aportes, se ponen viejos y se jubilan. Nosotros los
argentinos no podemos cazar, nos atrapan y dan chance a los brasileros que vengan a
cazar. Ellos dicen que están para cuidar el medioambiente. Que la basura vaya al pozo
negro, que entierres la pila, que no se junte agua por los mosquitos, pavadas que
cualquiera sabe. Ellos prohíben, escuché por radio que iban a hacer una revisa en la
17
colonia para ver si tienen animales pisando fuentes de agua ¿pero por qué no terminan con
la herbicida que es lo que mata realmente a la gente y contamina el agua?. En este
momento, en esta colonia, no prohíben, pero sí en Plan Piloto, donde viví diez años, no
podía sacar madera, no podía hacer nada. Realmente, acá, no tengo monte, pero si tuviera
monte, me iban a prohibir. Acá no están exigiendo, de hecho,, pero hay un plan de
blanqueo, que dice que tienen que salir a luz las cosas”.
La selva global.
Otra referencia en torno a la cual los pobladores rurales construyen una visión de la
selva misionera de la cual aparecen como excluidos, es como formando parte de un medio
ambiente global.
En el capítulo anterior vimos en qué sentido el monte se ligan a la vida de los grupos
domésticos como fuente de recursos en tanto reservas para el futuro de tierra y madera. En
este capítulo veremos que para los colonos la selva también se liga a la vida en un sentido
más amplio. El vínculo de las selvas con la vida, aparece en las colonias en la metáfora de
que éste territorio es un “pulmón del mundo”. En este sentido la selva se liga a la idea del
planeta como un ser vivo, en el cual la selva cumple un rol de permitir la vida, en tanto
posibilitan al planeta respirar, purificar y limpiar el aire; las selvas pasan a ser una parte del
cuerpo del planeta: sus pulmones. Esto posiciona a las selvas en un lugar de gran valor,
ubicandolas en un lugar vital a nivel mundial.
La zona noreste de Misiones ha pasado a ser pensada por muchos colonos, como una
gran mancha verde en la geografía global, que junto a otras pocas manchas de selva,
permiten que aun sea posible la vida de la humanidad. Es común que los colonos hagan
referencias globales al referirse a la selva. Para ellos la selva misionera cobra valor al
inscribirse en un discurso global según el cual ésta cumpliría la función de aportar “aire
puro” al resto del mundo. De aquí que en las colonias haya una imagen de la selva según la
cual la necesidad de conservarla se liga a su servicio ambiental vital. Esto ubica a los
colonos en una situación en cierto punto contradictoria. Por un lado, consideran que la
necesidad de conservar este “pulmón” puede generar aun mayores restricciones en sus
18
actividades productivas, por ejemplo limitaciones en la producción de tabaco. Mientras por
otro lado, comienzan a construir una imagen de sí mismos como “guardianes” de la selva,
con los cual pretenden legitimar un lugar en la selva.
En la geografía colona, muchos países carecen de selvas, tanto por sus características
ambientales, como por haberla eliminado, de manera que deben obtener aire puro de
aquellas áreas donde hay abundancia de selvas. En esta lógica las selvas misioneras no sólo
benefician al conjunto de “la humanidad”, sino particularmente a aquellas regiones del
planeta que carecen de masa boscosa. Un productor de la colonia Palmera Boca, cercana al
pueblo de San Pedro, arma su teoría sobre “la Biosfera”, posicionando el lugar que ocupa
cada actor en torno a la conservación de la selva:
“La Reserva abarca casi todo San Pedro y el departamento Guaraní, abarca hasta el
pueblo. Nosotros quedamos adentro de la Biosfera, pero como ocupantes, como gente que
está arriba sin ninguna relación con la Biosfera, ningún beneficio nos toca. El beneficio lo
tienen los grandes, que reciben obra social, y cosas por estar ahí. Y se beneficia Asia,
Europa, y esos lugares, porque la Biosfera produce oxígeno que va para allá. La otra vez
dijeron cuanto oxigeno produce, y te puedo asegurar que es un montón. Lo que pasa que
en los diarios y en las radios se habla poco de eso, no quieren que se sepa… no sé por qué
será, capaz hay algo que no quieren que sepa… Por lo menos nosotros tenemos aire puro
de la Biosfera”.
Los países que “se han quedado sin monte”, o los “países sin monte” se presentan como
un grupo difuso de Estados, que tienen la necesidad de contar con “aire puro”. Entre estos
se mencionan países del primer mundo como Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón,
del lejano oriente como China, y con una referencia mucho más frecuente, los vecinos
Brasil y Paraguay.
Un poblador se refiere a esto en término de
“ellos (“la ecología”) consideran que (este monte) es pulmón del mundo, pulmón que
tiene que dejar, prácticamente los norteamericanos, chinos, esos que no tienen más monte
para preservar el aire puro, cómo le dicen produce el hidrocarbono, algo así que dice,
para eso hicieron esta Reserva, y si llegamos a tumbar todo como el Paraguay o Brasil
eso vamo a morir de calor o sin oxígeno”.
19
En esto coincide con otro poblador, de origen paraguayo, radicado desde hace 25 años
en Misiones.
“yo he cruzado y he visto que, ponele, Paraguay no tiene árboles casi, yo sé que es mi
país, pero ¿ellos van a venir y prohibí que nosotro que trabajemos, que mis hijo pasen
mal? Entonces que Brasil también me dea plata, por eso, si ellos también tumbaron todo y
quieren que nosotros le cuidemos el monte”.
Los pobladores, se apropian de la idea según la cual el monte es una fuente de oxígeno,
a partir de lo cual determinados países apoyarían su conservación. De esta manera los
colonos se posicionan en una lógica global de conservación, en la cual ellos tendrían cierta
responsabilidad impuesta de conservar el monte. Esta inscripción de la Reserva en una
lógica de necesidades globales, para los pobladores locales se refuerza con la presencia de
evaluadores, investigadores, consultores, etc., de lejanos y vecinos países.
“este lugar es de mucha selva, por eso van a controlar mucho el tema del pulmón”
Pero, frente a la presencia del ambientalismo, los colonos se ven a sí mismos como
teniendo que “cargar” con la responsabilidad de la conservación del monte, sin obtener
beneficios concretos y para usufructo de actores externos; ya para aportarles “aire puro” a
regiones que no cuentan con monte, ya para sostener una Reserva gracias a la cual los
“grandes propietarios” son eximidos de impuestos. Es decir que se ven a sí mismos como
excluidos de los beneficios de la Reserva, pero incluidos en tanto la sensación de tener que
cargar con la responsabilidad de la conservación del monte.
La construcción de una identidad colona en el territorio ambientalista.
Ante un proceso que lleva a mayor marginalización y exclusión, los colonos están
buscando fortalecer el vínculo con el territorio, a partir de lo cual se da una reconstrucción
de la identidad social colona. La nueva identidad que formulan se liga con el espacio en que
viven y con la selva, se construye desde una pertenencia territorial y buscando una
identificación con el ambiente en que viven. La idea de vivir en “el pulmón del mundo” los
posiciona en un nuevo lugar en el mundo, la selva pasa a cobra otro sentido, y quienes
20
viven en o junto a ella también. La selva pasa a ser lo que le da valor a este espacio, lo que
posiciona a Misiones en un espacio global. Vivir en “el pulmón del mundo”, cobra valor
porque por detrás se encuentra la idea de “vida”, lo cual aparece en las colonias como un
valor generalizado que posibilita establecer un horizonte común con los actores
ambientalistas.
Esto implica una redefinición de “ser colono”, si antes era una categoría creada por el
Estado, y que implicaba una determinada forma de tenencia de la tierra, situación legal, así
como una actitud de poblar tierras despobladas. Con la nueva configuración del territorio
ser colono pasa a ligarse a una forma de vida con estrecho vínculo con la naturaleza, con
conocimientos sobre la selva, sobre los recursos naturales, y en particular sobre cómo
lograr productos “sanos”, “orgánicos”, “artesanales”. En tal sentido puede plantearse una
“naturalización” de los colonos. En su “naturalización”, los colonos redefinen el territorio
que ocupan, crean una versión propia del territorio ambientalista.
Aquí se asiste a los inicios de una transformación en la manera de pensar la selva por
parte de los colonos. Desde el inicio de la colonización la selva ha sido pensada como
externa a la producción y los productores, como algo que debía ser eliminado para producir,
y como un ambiente que le era ajeno al colono5. Con la expansión del desarrollo
sustentable, y con la singularización de la percepción de la selva como “un pulmón del
mundo”, los pobladores han comenzado a pensarse a sí mismos como formando parte de
este ambiente, no como algo que le es ajeno y que deben transformar. Cada vez es más
frecuente escuchar a los pobladores hablar de sí mismos como integrantes del ambiente
natural; tal vez este sea uno de los principales caminos que estén desarrollando para lograr
un mayor sentido de partencia con el territorio ambientalista. Los colonos se ligan a la
selva, comienzan a proponer que conservar la selva implica una camino concreto para
seguir existiendo como actor social.
En esta configuración del territorio los colonos buscan posicionarse como poseedores de
una mayor capacidad para alcanzar un tipo de desarrollo ambientalmente sustentable, que
aquel que poseerían por ejemplo los grandes productores forestales. Esto hace eco del
discurso de las agencias de desarrollo rural, que encuentran en el modelo productivo colono 5 Para un análisis ampliado de percepciones y uso de los diversos espacios al interior de las unidadesproductivas ver Ferrero 2003.
21
gran elasticidad para incorporar nuevas modalidades productivas. En tal sentido, los
colonos se presentan a sí mismos como los guardianes de la selva, y por tanto como quienes
deben continuar allí presentes para asegurar la permanencia de la selva.
En el valor que los colonos le dan a la conservación, podemos ver las porosidades en los
límites entre las cosmografías ambientalista y desarrollista-rural, y cómo el propio concepto
de cosmografías debe ser pensado de manera lo suficientemente flexible para permitir el
traspaso de actores e ideas de una cosmografía a otra. Probablemente una de las
explicaciones al sentido positivo de “la ecología” y la adopción de valores ambientalistas
por parte de los colonos, radique en que esto les permite reclamar un lugar en la nueva
cosmografía ambientalista. De manera que los colonos no se oponen de manera radical a
“la ecología”, sino que también buscan un lugar en “la ecología”. Esa búsqueda de
inclusión se manifiesta por ejemplo, cuando se considerar que entre los beneficiados por la
conservación del monte se encuentra: “la humanidad”, o “todos nosotros”, dos términos en
que los colonos se incluyen. O tal como mencionó un ocupante de tierras fiscales “si
cuidamos el monte va a ser mejor para todos, para mis hijos, y después mis nietos, que van
a poder ver el monte que les dejamos”. De esta forma se disputaría un lugar legitimo en el
nuevo territorio ambientalista. Pero esta disputa es realizada por los pobladores rurales
haciéndose eco del discurso ambientalista.
Identidad por oposición
La identidad colona se va construyendo en oposición a otros actores e intereses a los
que se les asigna cierta relevancia en el área. Uno de estos son los “países sin monte”,
países que como vimos carecerían de monte y por tanto tienen intereses en la conservación
de la selva misionera. Frente a estos los colonos van constituyendo como “argentinos” y en
particular como “misioneros”. Distinguiéndose en tanto tienen el rol de cuidar la selva. Un
caso particular se presenta en las referencias a los brasileños, frente a quienes los colonos se
presentan como “misioneros” y como conservacionistas. Esto forma parte de un discurso
bastante extendido en la sociedad misionera, que consiste en considerar a los migrantes
22
brasileños como más depredadores y desinteresados por el medioambiente. Con lo cual a su
vez, el medioambiente local adquiere el tono de ambiente nacional.
Otra referencia usada por los colonos en la construcción de esta identidad natural, es por
oposición a las empresas forestales. En esta capacidad conservacionista que como grupo se
auto-atribuyen muchos colonos, se estarían oponiendo a los empresarios y latifundistas
forestales. Ninguno de mis entrevistados ingresó al predio de alguna de las grandes
empresas forestales, pero varios podían hablar de estas tierras como si las conociesen de
primera mano, en general los relatos decían basarse en relatos de amigos o parientes que
trabajan o trabajaron allí, así como en información periodística y de agencias
ambientalistas, o deducciones a partir del conocimiento acerca de cómo trabajan los obrajes
en el monte nativo. Estos latifundios son descriptos como infinitas plantaciones de pinos,
de árboles foráneos, donde no crece la selva, y los animales salvajes son ajenos, siquiera
los pájaros parecen animarse a estos “desiertos verdes” o “bosques silenciosos”, tal las
tristes metáforas usadas por algunos colonos, y muy común entre los ambientalistas locales.
En oposición los colonos aparecen como quienes pueden salvar la selva, quienes no buscan
convertir sus tierras en sombríos monocultivos. Sino por el contrario, los colonos aparecen
como los portadores de la diversidad productiva, pluralidad social e inclusive la
biodiversidad, en tanto sus chacras se basarían en la idea de mosaicos de ambientes.
Ambientalismo y aspectos productivos.
La presencia de actores ambientalistas en el área proponiendo transformaciones
productivas, tanto en términos de control de prácticas, como en la promoción de
modalidades productivas alternativas, ha llevado a que se establezca una fuerte ligazón
entre ambientalismo y producción.
En la resignificación que los colonos hacen del discurso ambientalista, consideran que
una de las principales causas de la deforestación de la selva misionera se encuentra en el
tipo de explotación que ellos mismos realizan de los recursos, fundamentalmente aquella
que deriva del cultivo de tabaco, que implica que el periódico desmonte y el uso de
agroquímicos. Es precisamente en este punto donde se establece un vínculo entre la
23
búsqueda de un lugar en el territorio ambientalista y los reclamos por inclusiones en el
modelo productivo que se viene implantando en la provincia. Los colonos canalizan sus
reclamos productivos en el reclamo general de inclusión en el nuevo territorio
ambientalista. Un viejo colono emigrado del sur de la provincia manifiesta que: “…si a mi
me diesen una subvención o algo, yo dejo una parte del monte. Si el gobierno me paga el
valor de mil kilos de tabaco, un decir, y yo no tengo problemas económicos, no le voy a
tirar el monte y todavía le voy a plantar árboles adentro. Únicamente así que la gente va a
dejar de tumbar. Porque a mi me gusta la plantita del monte, que vivan, me da lástima
tumbar, pero no se puede hacer otra cosa. Así como estamos, para mí es imposible, tengo
que seguir tumbando el monte”.
Es significativo que los reclamos por formar parte de “la ecología” se vinculen a
reclamos productivos y que ambos estén fundamentalmente dirigidos al Estado provincial.
Esto se debe no sólo a que el Estado es uno de los principales gestores de las acciones
conservacionistas, sino también a que históricamente ha sido uno de los más importantes
referentes de los colonos para formular sus demandas productivas.
Rol de la agencias de desarrollo en la integración
Uno de los principales efectos de la implementación de programas de desarrollo
sustentable en el área, no ha sido tanto revertir el empobrecimiento rural, sino sobre todo
aportar a los colonos elementos narrativos desde donde construir una nueva identidad.
Las diferentes agencias estatales como no gubernamentales de desarrollo sustentable,
tienen un rol fundamental en crear cierta identidad “natural” colona. Estas agencias
constituyen el principal dispositivo en la divulgación y creación de discursos y prácticas
ambientalistas en éste territorio que son apropiados y resignificados por los colonos. Una de
las instancias donde se producen y reproducen tales discursos es la de las reuniones
organizadas por tales agencias en las que participan los productores y sus familias.
Estas agencias generan espacios donde se discuten, provocan y construyen discursos
sobre la situación actual, y la historia del área y sus pobladores, generando así una historia
24
ambiental de la región. Las reuniones constituyen una de las instancias usuales de trabajo
entre las agencias y colonos. Allí se generan proyectos productivos y asociativos, se dan
instrucciones sobre técnicas productivas, etc. En estas reuniones, que suelen tener lugar en
las galpones de colonos, en escuelas o salas comunitarias de las colonias, los técnicos de las
agencias promueven que los colonos apelen a sus recuerdos acerca de sus trayectorias
productivas individuales, familiares y grupales, relacionándolas con las transformación que
han ido observando en las colonias, así como en el monte, la tierra y el agua. Durante las
charlas, los técnicos invitan a los productores a contar sus experiencias, con preguntas del
tipo “¿cómo fue que llegaste a San Pedro (si la colonia es de ese departamento)?, ¿cómo
dejaste la tierra allá en Oberá después de sacar toda la capuera durante 20 años?” “¿por qué
se vinieron tus viejos para el norte de la provincia?.” A esto los colonos responden que las
migraciones del sur y centro de la provincia hacia el norte, se dieron buscando tierra nueva,
con monte; que las tierras del sur y el centro ya estaban baldías, estériles, resecas, con
grietas, ya no daba para producir nada, las piedras estaban aflorando. Es común escuchar el
uso de términos como erosión hídrica, contaminación de napas, micro-organismos. Los
técnicos establecen ejes para las respuestas, y los colonos saben qué tipo de respuesta se
espera en tal situación, y en general quienes participan de estas proyectos responde en el
sentido esperado.
Esto genera un relato sobre los colonos, que contribuye a crear un idea de los colonos
sobre sí mismos. En estos relatos los colonos se ubican en un lugar dentro de la sociedad
misionera, como excluidos económicos, que en un momento construyeron la provincia y
ahora son marginados. También aquí se proponen ideas de que ellos tienen la potencialidad
de conservar las selvas, que en definitiva es conservar la provincia. Uno de los mecanismos
en que este territorio se crea es a través de los sentidos que los propios pobladores dan a su
trayectoria de vida, a su historia, así como a su situación actual. Tal como propone Joel
Candau, memoria e identidad se construyen mutuamente.En la memoria e identidad en
común se ponen en juego la reconstrucción, o relectura, de las memorias individuales de
llegada e historia individual en el lugar. “La memoria colectiva funciona como una
instancia reguladora de la memoria individual” (Candau; 2001:43).
En estas reuniones circulan determinados ejes que articulan los relatos. Hay ejes
temporales a partir de los cuales se tejen las historias personales, familiares, grupales y
25
regionales. En estos por ejemplo se postula un momento remoto, que finaliza con los
inicios de la colonización de cada lugar, donde la región se describen en términos casi
paradisíacos, con abundancia de selva, animales salvajes, plantas, tierras rojas ricas. El
avance del frente agrícola, la presencia de los colonos se narra como de riqueza, desarrollo,
trabajo duro y crecimiento, pero también se deja notar cierto tono de inocencia en la
explotación de los recursos naturales. Este período, con la intensa explotación de la
naturaleza lleva finalmente a un empobrecimiento de las colonias. Las tierras quedaron sin
su cubierta verde, yermas, baldías, con grietas resecas que la hieren, donde sólo crece la
capuera, y a veces ni eso, las aguas contaminadas, y las familias empobrecidas por la baja
producción y las condiciones desiguales de comercialización. Esto llevó a muchas familias
a migrar a las ciudades, y a otras a trasladarse al norte de la provincia. En este orden y con
esta lógica se explica la conformación de las colonias en la región y se marca el inicio de la
situación actual. Esta situación se caracterizaría por cierta pérdida de la inocencia, cuando
los colonos comienzan a “ver” que la “producción tradicional” puede empobrecer la tierra,
el agua y la familia. Y que ellos tienen una cuota de responsabilidad por la salud de las
unidades productivas, con lo cual cobra sentido las propuestas de producción sustentable.
En esa perdida de inocencia, en ese abrir los ojos, en ese saber esclarecedor que adquieren
los colonos, es central el rol de las agencias de desarrollo sustentable o agroecológico.
Un relato
En los relatos sobre la historia y poblamiento del territorio, los colonos aparecen
naturalizándose, estableciendo ligazones fuertes con el medioambiente. La historia de la
selva aparece directamente vinculada a la trayectoria de los colonos. En estas historia, los
árboles y el monte están siempre presentes, aparecen como marcadores en las historias
personales, familiares y grupales.
En estos relatos los árboles están siempre presentes, la disminución de la masa boscosa
parece ser un indicador del paso del tiempo, de los distintos momentos del desarrollo de la
familia. Un poblador de colonia Yabotí, da un relato ilustrativo de esto: “Cuando llegué,
vine con un hermano, y esto estaba lleno de árboles, el monte llegaba hasta la picada, era
26
puro monte, primero desmontamos acá, cerca del arroyo, y comenzamos a hacer perennes
(mandioca, maíz), y ya al año hicimos el yerbal. Cuando entramos no había madera de ley,
solamente algunos árboles que cuando estaba el obraje, debían ser muy chicos y no los
sacaron, pero la verdad que ya habían sacado todo. Había alguna madera pero no nos daban
mucho, no tenía mucho precio. Al tiempo hicimos la casita y ya me traje definitiva a mi
mujer, que estaba en San Pedro, ella venía cada tanto y me ayudaba. Esa primera casita
estaba bien cerca del arroyo, había mucho mosquito y era muy húmeda. Al año nació el
primero de los gurices, y para él no era sano ese lugar, desde chiquito estaba siempre
enfermo, así que ahí no más sacamos más madera, la vendimos, y con eso pudimos hacer la
casa esta, que es modesta pero es mas grande, ya da para más hijos. .. ahora tenemos cinco
hijos. El monte lo fuimos tumbando a los pocos. Cuando veíamos que la yerba andaba
tumbábamos un poquito más para agrandar el yerbal; pero cuando la yerba empezó a dar,
después de los cinco años de plantada, ya el precio estaba bajando, así que muchos años no
pudimos aprovechar. Entonces empezamos con el tabaco…, cada dos o tres años vamos
cambiando el rozado. Ahora madera con precio ya casi no hay nada, el monte quedó sin
madera con precio. Entonces empezamos con la Pastoral a plantar araucaria, el famoso pino
paraná, que eso lo tenemos para cuando necesitemos algo de plata. Recién lo vamos a poder
sacar de acá a veinte años, va a ser como una jubilación para cuando ya no podamos
trabajar en la chacra, esos árboles nos van a venir bien para poder descansar en algún
momento; y si por ahí hace falta para un momento de necesidad, por ejemplo por una
enfermedad o si alguno de los gurices necesita”.
Los árboles acompañan la vida de las personas, son demarcadores del transcurso de la
vida. Y esto se extiende más allá de los ciclos de vida de las familias particulares, ya que en
la vida de las comunidades también se toma a los árboles como referentes. En relación a las
colonias esto se hace presente cuando se distinguen colonias según la abundancia de monte.
Así, por ejemplo las del área de San Pedro se distinguen como colonias de “mucho monte”,
diferenciándose de las del sur de la provincia, donde la tierra “ya está mas gastada”,
erosionada. Vivir en colonias con monte, implica vivir en un lugar con ambiente sano, y
que da salud a otros espacios, otras regiones, inclusive al resto del planeta. Aquí los colonos
se apropian de elementos del discurso ambientalista.
27
Familia de colonos frente a su vivienda con el antropólogo
Las Ferias Francas
Para desarrollar la constitución de una nueva identidad colona y un lugar de legitimidad
en el territorio misionero, analizaremos el caso de las Ferias Francas. Las Feria Francas son
mercados donde productores familiares venden los productos de sus chacras y huertas
(cultivos anuales, hortícolas, frutales, lácteos y carnes), además de algunos de elaboración
casera (panificados, dulces, encurtidos, chacinados). Las características más significativas
de este tipo de mercado son la venta directa (el intercambio se realiza sin intermediación
entre el productor, que cultiva y/o elabora los artículos, y el consumidor); y el hecho de que
los productores feriantes no pagan impuestos al Estado por realizar este comercio (Schvorer
2003:2). Las Ferias Francas se inician en la provincia en el año 1995, como resultado de la
acción combinada entre organismos no gubernamentales, tales como el MAM
–Movimiento Agrario Misionero-, la RAOM –Red de Agricultura Orgánica de Misiones-, y
organismos estatales, como los programas PSA -Programa Social Agropecuario– Cambio
Rural, Prohuerta del INTA, y municipalidades locales. Actualmente funcionan más de 40
28
Ferias en Misiones, con 2500 familias percibiendo ingresos monetarios constantes
(Lapegna 2004:10). Dentro del cuerpo de ideas que promueve este proyecto se resaltan
valores comunitarios y solidarios, la soberanía alimentaria, la reivindicación de la identidad
colona/campesina, y la apuesta por una agricultura orgánica y la lucha en pos del no uso de
agroquímicos.
Las Ferias Francas comienzan a funcionar con aquellos productores que ante la crisis
del sector rural, permanecieron en sus tierras y buscaron formas alternativas de
supervivencia ante la crisis. La respuesta de muchos consistió en salir a recorrer las calles
de los pueblos para vender los productos y alimentos de las chacras, por los cuales se
obtenían mayores ingresos que por los tradicionales cultivos industriales. De esta manera,
durante las décadas de 1990 e inicios de 2000, muchos colonos, resistiendo el flujo hacia la
proletarización y empobreciéndose, buscan nichos de mercado a nivel local. A partir de
entonces, ingresar a las Feria Franca les posibilita mejorar las ventas, ampliarlas y
garantizar cierto ingreso que les permite permanecer en las chacras y mantener el estilo de
vida del colono. (Schvorer 2003:117) El nicho mercado que encuentran es el de ofrecer
productos que feriantes y consumidores denominan “orgánicos” “frescos”, “caseros”6.
La experiencia de la Ferias Francas, así como la de otros proyectos llevados a cabo por
agencias de desarrollo rural colaboraron en construir una nueva identidad colona. Uno de
los elementos generalizados en esta identidad es la de ser productores “orgánicos”, con una
estrecha relación con la naturaleza. Si bien, en la mayor parte de los casos la incorporación
en proyectos productivos con componente ambientales se realiza por razones económicas,
gradualmente estas experiencias trascienden los beneficios ligados a mejoras en la
subsistencia. Muchos productores encuentran en estas alternativas productivas el principal
sostén de la unidad doméstica, para otros constituyen actividades que deben ser
6 La experiencia de las ferias francas y su concomitante despliegue de la agricultura orgánica también puedeser enmarcada en el contexto del nuevo paradigma de desarrollo rural que emerge en Europa, basado en “lareconversión a prácticas orgánicas y de bajo uso de insumos externos, la producción de alimentos de calidad,la multifuncionalidad de las empresas agrícolas, las iniciativas de producción y distribución basadas en lolocal, las nuevas formas de provisión de alimentos, como las “cadenas cortas” de distribución de alimentos(short food supply chains-SFSC) y los mercados de agricultores (farmers’ markets) (Goodman, 2004: 4).Estos nuevos modelos de desarrollo estarían abriendo la posibilidad de orientar las políticas públicas hacia laincentivación de prácticas agrícolas que tiendan a garantizar la seguridad alimentaria dinamizando losmercados locales y encontrando nuevas funciones para los productores agropecuarios. (Lapegna 2004:11)
29
complementadas con otros ingresos, y para otros conforman actividades marginales en la
economía doméstica. Pero para el conjunto de los colonos participar en estos proyectos
implica “la apropiación y/o recuperación de un lugar de reconocimiento social, un espacio
de intercambio y socialización, un lugar donde recrear un nuevo ´nosotros´ ante la
fragmentación y el aislamiento en la pobreza que todos, menos o más, estaban padeciendo.
La construcción de este nuevo ‘nosotros’, como productores con sus múltiples
características, es probablemente el punto central en lo que hace a la sustentabilidad de los
proyectos”. (Schvorer 2003:159).
En la construcción de la Feria Franca como grupo con una entidad social, los colonos,
se transformaron en productores feriantes o colonos feriantes, y esta constitución social se
dio en el marco de una narrativa abierta en que se revaloriza el lugar de los agricultores
como proveedores de alimentos “sanos y naturales” a las ciudades, acomodándolos e
insertándolos en un imaginario colectivo enfrentado a las ideologías de la globalización y el
neoliberalismo. (Schvorer; 2003).
Conflictos por ocupación de tierras
Uno de los temas que articulan los relatos sobre la trayectoria de los colonos en las
reuniones de algunas agencias de desarrollo, es el de la conflictividad entre latifundistas
madereros y colonos ocupantes.
En las luchas entre individuos que reclaman latifundios y los colonos que ocupan esas
tierras, la posición de los colonos suele contar con un componente ambientalista que refiere
a ciertas cualidades conservacionistas que tendría la ocupación colona de la tierra, en
ventaja de la ocupación dedicada a la explotación forestal.
“El colono cuida el monte, cuida la tierra, porque si erosionamos todo, después no
tenemos más nada, ya no hay más tierras donde podamos ir si erosionamos esta donde
estamos ahora. Por eso tenemos que cuidar, estamos obligados a proteger el monte, el
agua, todo lo que tenemos, lo que nos da de vivir. … Si no estuviésemos nosotros, los
dueños que reclaman estas propiedades ya tumbaron todo y plantaron el pino. Porque
para eso quieren ser los propietarios, para plantar el pino, o para venderle todo a Alto
Paraná”. (un líder ocupante de Pozo Azul).
30
Es decir que de esta manera, los colonos se constituyen como más conservacionistas
que otros actores, y a partir de esto reclaman un lugar en el territorio así como encaminan
su lucha por la tierra. Los colonos pasan a contar con un valor agregado por sobre el de las
explotaciones forestales, ser más conservacionistas.
Debemos agregar que varias organizaciones de “ocupantes”, cuentan con el apoyo
activo de la organización no gubernamental APYDHAL, que entre sus proyectos
productivos promueve practicas alternativas agroecológicas y de desarrollo sustentable.
Familia de colonos de Colonia Uniòn
31
1
Capítulo 5.
Leyes y agroecología en la selva.
En la constitución del territorio ambientalista, intervienen diversos procesos que
implican transformaciones en el modo de actuar, pensar y relacionarse de los pobladores.
En este capítulo nos interesa analizar los mecanismos por los cuales se reproduce y
resignifica el discurso de la biodiversidad en el ámbito de los pequeños y medianos
productores rurales. Esto implica estudiar las transformaciones en las prácticas productivas,
territoriales y en las relaciones sociales. En las colonias, el discurso ambientalista se
vehiculiza principalmente a través de dos tipos de actores. Por un lado, a través de las
agencias de desarrollo rural que promueven proyectos productivos denominados localmente
de producción sustentable o agroecología1. Y por otro lado, a través de los agentes
oficiales de control, particularmente miembros de los cuerpos de guardaparques nacional y
provincial, e inspectores de la Oficina de Bosques, del Ministerio de Ecología y RNR de la
provincia. A partir de la presencia de estos diversos agentes, en el ámbito de la colonia se
tejen nuevas redes sociales y alianzas políticas que posibilitan la apropiación y
resignificación de las ideas ambientalistas, en particular de las propuestas agroecológicas y
la legislación ambientalista. Entonces en las colonias, el ambientalismo pasa a construirse
en una arena de relaciones sociales.
Las propuestas agroecológica así como la legislación ambientalista, para los
productores, no sólo representan control y sanción, una fuente de elementos discursivos,
promesas de un uso sostenible de los recursos naturales, o de una mejora en la calidad de
vida. También implica transformaciones en las relaciones personales y grupales, y una
diversidad de formas de apropiación y resignificación del discurso ambientalistas que
1 En términos generales, la agroecología implica un tipo producción que estimula la substitución de laespecialización productiva por una agricultura basada en la diversificación, conformando un sistema en elcual disminuye la dependencia de insumos industriales y de energía fósil, disminuyendo a su vez ladegradación de los recursos naturales y asegurando su sustentabilidad. Existe una amplitud deconceptualizaciones acerca de la agroecología que abarcan una vasta gama de intereses, desde sectores mas“conservadores”, que procuran ajustes a los actuales patrones productivos, hasta tendencias más “radicales”que devienen mudanzas en todo el sistema agroalimentario. Este abanico envuelve una variedad de tendenciasreligiosas, ideológicas, y visiones del mundo que muchas veces llegan a ser antagónicas (Veiga, 1991). Talamplitud de definiciones permite pensar a la agroecología más como un proceso que como un objeto acabado,o un conjunto definido de ideas y prácticas productivas.
2
trascienden los objetivos y propuestas de las agencias de desarrollo y los organismo de
control.
Nos encontramos ante un proceso de construcción social2 de lo ambiental, donde las
propuestas ambientalistas se reelaboran en un proceso de condicionamiento recíproco entre
las representaciones y prácticas3. En las colonias del noreste misionera, a partir de los
últimos años se despliega un conjunto de significaciones y prácticas sociales en torno a lo
ambiental, producido en un campo de tensiones y atravesado por relaciones de poder.
En nuestro caso de estudio, si bien las prácticas políticas y discurso ambientalista, son
percibidas por los pobladores rurales como foráneas y externas al área, determinadas
propuestas con el tiempo han llegado a tener una considerable aceptación entre los colonos;
tal como hemos visto en relación al “naturalización” colona. Esto no sólo se debería al
poder represivo de los agentes oficiales de control, o en el caso de los programas de
desarrollo, a que durante la última década la población ha atravesad un profunda crisis
productiva. También se debe a que con el trabajo de diversas instituciones se ha ido
desplegando un sistema de alianzas clientelares en el cual se han involucrado los
pobladores rurales. Tal involucramiento no se produce de manera homogénea, sino que
origina una diferenciación entre colonos que adhieren a estas ideas, y otros que muestran
cierta reticencia a las mismas. En este sistema clientelar, el incremento del compromiso y el
convencimiento manifiesto de algunos productores hacia ideas ambientalistas, se
desarrollaría de forma paralela a la consolidación de redes clientelares. En estas redes,
determinados productores ocupan el rol de "brokers"4, ubicados como mediadores entre las
propuestas y actores externos a las colonias, y el resto de los colonos. Consideramos por
tanto, que la comunidad local no es un espacio armónico y homogéneo, sino un campo de
tensiones. Tensiones que se materializan en intereses diversos y disputas por el acceso a los
recursos, particularmente aquellos provenientes de las agencias de desarrollo y la
implementación de la legalidad conservacionista por parte de los guardaparques. Una vez 2 Utilizamos inicialmente el concepto de proceso de construcción social propuesto por M. Grimberg (1995)quien lo aplica al campo de la salud, aunque aquí hemos hecho una adaptación del mismo, acorde a nuestroanálisis.3 Grimberg, 1995.4 El rol del “broker”, tal como es entendido por Boissevain (1966) consiste en ser intermediario en un sistemaclientelar. El “broker” es la persona clave del sistema de patronaje. En este sistema tiene lugar lasuperposición de redes clientelares, donde el rol de determinadas personas como “brokers” radica eninterrelacionar a personas o grupos que se encuentran en posiciones diferentes. De manera que el “broker” esa su vez cliente de uno y patrón de otro, obteniendo benéficos de tal posición.
3
más, aquí veremos que la constitución de una cosmografía ambientalista-colona en el
noreste misionero implica un juego de inclusiones y exclusiones, del que los actores entran
y salen permanentemente, por momentos participando activamente de las ideas
ambientalistas y reproduciendo discursos de la biodiversidad, y por momentos
posicionándose como ajenos. El hecho de que determinados sectores del ambientalismo
local crean redes clientelares permite ver cómo tales discursos y propuestas se reproducen y
reconstruyen en la práctica, y cómo determinados actores funcionan como mediadores en
éste juego de cajas chinas.
La difusión del ambientalismo en las colonias a través de redes clientelares
correspondería a la última etapa de la presencia ambientalista, es decir la etapa en que se
procura integrar a los pobladores locales, con lo cual estas redes estarían más directamente
ligadas a los programas de desarrollo rural. Pero tal como aquí veremos, estas redes
también funcionan en relación a actores ligados a la legalidad conservacionista, tales como
los guardaparques. Aunque en las colonias, la figura del guardaparques está más
relacionada a la sanción y control, también en muchas situaciones se establecen relaciones
positivas relativamente estables entre pobladores y guardaparques. Pero tal como veremos,
lo fundamental en este aspecto, no es que todos los guardapaques mantengan relaciones
positivas con el conjunto de los colonos, sino que existan vínculos entre ciertos
guardaparques y ciertos colonos, que establezcan puentes entre un sector y otro.
El estudio de las relaciones entre colonos y los miembros de cuerpos de guardaparques,
abre a otro problema, el de los mecanismos por los cuales se pone en práctica la legislación
ambientalistas, para esto analizaremos los elementos que entran en juego en una relación
que aparenta ser puramente legal y burocrática. Será necesario estudiar de qué elementos se
nutre la legalidad conservacionista en el campo misionero, y cuáles son las bases extra-
legales sobre las que se construye la relación entre guardaparques y colonos.
Todo esto será analizado a partir de dos casos ubicados en los extremos del área de
estudio, uno es el caso de la presencia de una agencia de desarrollo rural en colonia
Esmeralda, departamento San Pedro, en el Area de Influencia de la Reserva de Biosfera
Yabotí. En el segundo caso, se analiza la relación que mantienen con guardapaques
nacionales y provinciales, los pobladores rurales de colonia Andresito, departamento
General Belgrano.
4
Colono del Area de Influencia de la RBY en su potrero
Clientelismo y programas de desarrollo sustentable.
En el área de Esmeralda trabajan tres instituciones de desarrollo rural que promueven
modalidades productivas agroecológicas. Una es el INTA –Instituto de Tecnología
Agropecuaria5-, las otras dos son organismos no gubernamentales, el INDES –Instituto de
Desarrollo Social y Humano- y APHYDAL. Las propuestas de estos agentes coinciden en
basarse en alternativas de desarrollo sustentable y fundamentalmente agroecológico, que
permitan la sostenibilidad de las unidades productivas a largo plazo sin degradar los
recursos naturales. Fundamentalmente en el caso de las dos ONGs, la propuesta es
promover formas de cooperación al interior de las comunidades; APHYDAL en particular
ha ido variando sus intereses hacia cuestiones de organización gremial de los productores
–fundamentalmente en relación a la ocupación de tierras privadas-.
5 Organismo descentralizado del área de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, de laNación.
5
La acción de estas agencias constituye uno de los principales medios en se vehiculiza el
discurso ambientalista hacia los productores. Según un productor de Esmeralda, “las ideas
sobre la ecología empezaron a escucharse en la zona prácticamente cuando empezaron a
venir la organización, la APHYDAL, que antes era la Pastoral de la iglesia, ellos
empezaron hablando de eso”… “decían que tenemos que preservar el medio ambiente, que
tenemos que vivir más de la naturaleza, naturalmente, haciendo cosas caseras, viste? para
comerlo. No plantar tabaco para después comprar todo en el negocio. Más bien hacer lo
que podamos en la chacra, arroz casero se puede hacerlo, tomate, harina de maíz
también.”
La Asociación de Promoción Humana y Desarrollo Agroecológico Local (APHYDAL),
es institución, que se encuentra ligada a la iglesia católica local. Hasta el año 2002
constituyó el Proyecto Rural de la Pastoral Social, de la Diócesis de Yguazú. En un
contexto religioso en que la Iglesia Católica no es hegemónica, según Schiavoni (2001), la
Pastoral Social ejerció por casi siete años su influencia a través de emprendimientos
productivos y no en términos de la institución Iglesia Católica como tal. Esto llevó a la
puesta en práctica de estrategias tendientes a desdibujar la afiliación religiosa de la
institución. Así por ejemplo, según una técnica prefreía denominar a esta como “Proyecto
Rural, no quieren que diga Pastoral Social, seguro porque parece muy de la iglesia”6;
aunque, de hecho en la colonia, los productores la denominaban, y muchos aun lo hacen:
“la Pastoral Social” o “la Pastoral”.
La Pastoral Social inició su Proyecto Rural para el área en el año 1995, cuando estaba
decayendo la comercialización de los cultivos industriales tradicionales, y el tabaco pasaba
a predominar. Esta institución, interpreta que la situación actual de precarización de los
pequeños productores se debe fundamentalmente, a la crisis de los de cultivos industriales y
al ingreso al sistema tabacalero, en el cual el productor no tiene control sobre la
producción, y que por otro lado implican un alto requerimiento de insumos externos,
erosión de la tierra, avance sobre el monte, etc7.
6 Citado por Schiavoni (2001:19)7 La Pastoral y luego APHYDAL, trabaja con el financiamiento de diferentes agencias de desarrollo. Losproyectos que lleva a cabo son financiados por INCUPO; PROINDER, el Fondo Regional de Microproyectos;el Programa Social Agropecuario; y las agencias alemanas Pan para el Mundo, y GTZ. Mientras elfinanciamiento técnico es realizado por Misereor. En los últimos años, estas diversas agencias han ido
6
Según lo manifiestan sus miembros, el trabajo de “la Pastoral” comenzó por
concentrarse en el departamento San Pedro, porque muchas de las colonias de esta zona son
de reciente formación y su población es mayoritariamente carenciada. Un miembro de la
ONG, daba por razones que “los colonos de San Pedro son más pobres que los del resto de
la provincia, se ve en las chacras, estas son más recientes, muchas de estas tierras no hace
más de 10 años que se han ocupado, y no pudieron agarrar ningún buen cultivo, además
para ellos la vida es peor, no tienen luz, caminos buenos, ni centro de salud, quedan
aislados y es muy difícil su vida”.
Los proyectos de intervención en Esmeralda
Los programas de desarrollo rural que APHYDAL lleva adelante en la colonia, se
presentan como una alternativa diferente a “la planificación tradicional” de las unidades
productivas. Estas propuestas productivas implican a largo plazo, una transformación
productiva, un cambio en la relación de los colonos con los recursos naturales. En términos
de la organización, se propone un “desarrollo social y ecológicamente sustentable”:
promoviendo la planificación de la unidad productiva según principios de sustentabilidad
de los recursos naturales, así como promover valores comunitarios al interior de la colonia.
Para el caso de los proyectos productivos, el objetivo general de trabajo de la Pastoral
era “la promoción integral de los pequeños productores de San Pedro poniendo énfasis
particular en el desarrollo de modelos productivos agroecológicos, para la cual
implementan acciones en el orden de la formación, la asistencia técnica y el
acompañamiento a la organización de base del sector”8.
Hacia la segunda mitad de la década de 1990, la organización sumó un nuevo tipo de
problemas a aquellos con que venía trabajando. Comenzó a trabajar en los conflictos por la
integrando en sus políticas, ideas acerca de la sustentabilidad, lo cual habría sido un elemento que ha jugadoun papel importante en la adopción de esta perspectiva por parte de la Pastoral.
8 Actas del Taller 1997. Esta organización trabaja con el financiamiento de diferentes agencias de desarrollo.Los proyectos que lleva a cabo son financiados por INCUPO; PROINDER, por el Fondo Regional deMacroproyectos; por el Programa Social Agropecuario; por Pan para el Mundo, y GTZ. Mientras elfinanciamiento técnico es realizado por Misereor. En los últimos años, estas diversas agencias, han idointegrando en sus políticas, discursos cercanos a los de la sustentabilidad, lo cual pudo haber sido un elementoque, consideramos, jugó un papel importante en la adopción de esta perspectiva por parte de la ONG; hechoque merece un análisis pormenorizado.
7
ocupación de tierras privadas por parte de pequeños productores rurales. APHYDAL
interviene en los conflictos entre ocupantes y propietarios como representante de los grupos
de ocupantes, así como participa en la organización comunitaria de los ocupantes. El
director de la institución relata que “de a poco comenzó a surgir el problema de la tenencia
de la tierra, a partir de un problema puntual que se presentó en la colonia San Juan Bosco
(a unos 5 km. del pueblo), fue el primer caso, ante la falta de presencia de alguien que los
represente y sobre todo del Estado Provincial a través de un organismo relacionado con el
tema, la Pastoral Social ocupó este lugar debido al pedido de la gente involucrada”9.
En la metodología de intervención en proyectos productivos, el primer paso consiste en
trabajar en la mejora del autoconsumo y lograr una producción diversificada generando
cierto grado de autonomía de las unidades domésticas. Si bien el modelo tradicional
presenta cierta diversificación productiva, ésta no responde a un orden que posibilite el
aprovechamiento total de los recursos. Además, en el modelo tradicional el consumo
familiar tiene una alta dependencia del trabajo en los cultivos industriales (tabaco, yerba,
té), que al mismo tiempo implican inestabilidad en la economía de las unidades domésticas.
La institución considera que a mediano plazo los mismos derivan en el abandono de las
actividades productivas de las chacras, y la des-campesinización.
En este sentido la idea de desarrollo sustentable es central en la propuesta de la
organización. Según un técnico, este tipo de desarrollo “no es entendido simplemente como
cambio de técnicas, sino que entran también cuestiones de comercialización, y cierta
protección o rol que debe jugar el Estado apoyando ese precio que alguien tiene que pagar
por la producción sustentable o limpia”. De forma que la idea de sustentabilidad se
relaciona tanto con reconversión productiva, como con una organización social
comunitaria.
La reconversión productiva, según los técnicos de la institución implica: el cuidado,
control y recuperación de recursos como la tierra, el agua, la cubierta verde; la construcción 9 La propiedad a la que se hace referencia, pertenecía a la empresa Celulosa Argentina, y de sus 19.206 has.,392 has., son propiedad de un ex-director de la empresa –Sr. Aceiro- activo militante de la acción católica. Enestas tierras viven 37 familias que se emplean como asalariados rurales en chacras de la zona, trabajan en elpueblo y sobre todo para las compañía forestal del área. Estas familias reciben apoyo para sus actividadesagrícolas del Instituto Agro Industrial (IFAI) y de la Pastoral Social. Según el director del Proyecto Rural“este es un problema histórico con asentamientos en algunos casos muy antiguos, en San Juan Bosco porsuerte se llegó a un acuerdo entre el propietario, la Pastoral y el gobierno provincial y se solucionó elproblema, se reubicó a los ocupantes, eran 37 familias, con lo que le correspondió 3 has. a cada una”. (Smorzeniuk, 2002:71)
8
de la chacra sobre bases orgánicas a través de la planificación diversificada de la
producción, la combinación y consociación de cultivos; la valoración, capitalización y
rentabilidad de la producción; la autosuficiencia alimentaria; la no utilización de
agrotóxicos en la producción, pero sí de tecnologías apropiadas. Con esto, el modelo que
propone la institución pretende la integración planificada de las actividades y espacios
dentro de la chacra, teniendo como criterios básicos la sustentabilidad y la consociación. La
idea de consociación, implica garantizar la biodiversidad con diversificación de la
producción, con un desarrollo combinado, produciendo beneficios en la economía al no ser
ésta tan dependiente de los ciclos de monocultivos. Los proyectos productivos que se
implementan están destinados al autoconsumo doméstico, y en ciertos casos a una
producción para autoconsumo con la expectativa de producción de excedente destinado a la
comercialización.10.
Estas ideas han sido incorporadas de manera singular por los productores, pues a partir
del trabajo de la ONG en el área, los conceptos de “ecología” así como el de
“agroecología”, han comenzado a ser vinculadas con la noción de autonomía de las
unidades productivas. Tal autonomía se relaciona, por un lado a independencia de los
productores frente a las empresas que manejan la producción de los cultivos industriales.
Mientras por otro lado, refiere a la valorización y el aprovechamiento integral de los
recursos que ofrece la chacra, tanto para el consumo doméstico como en el uso de recursos
propios sin tener que abastecerse de insumos externos. Según un colono de la zona, cuanto
menos insumos externos se utilicen “más ecológica” será la producción; dando como
ejemplo, el hecho de hacerse sus propios cigarros utilizando tabaco de su cosecha, envuelto
en chala de maíz de su chacra, ante lo cual comenta mientras fuma: “yo también soy
ecológico” remarcando que, por tanto, su cigarro no es perjudicial para la salud como el
que se comercializa, “éste no hace mal, éste tabaco es ecológico”.
10 Entre los proyectos destinados a fortalecer el consumo doméstico, se destacan por su continuidad, proyectosde cría de gallinas y producción de huertas orgánicas, sin uso de agroquímicos. Los proyectos conperspectivas de comercialización, se cuentan aquellos de mejoramiento en la producción de ganado vacuno,producción consociada de cría de ovejas en yerbales, y la producción de plantines de especies nativas de altovalor comercial, principalmente de araucaria angustifolia, en un vivero comunitario organizado por laPastoral. Otra actividad promovida por la institución es la capacitación de colonos en materia productiva, estose realiza a partir de jornadas de capacitación en la colonia, como en visitas a chacras demostrativas endiferentes localidades de la provincia. Estas, funcionan como chacras modelos, en que sus productores sonreconocidos en la región por su éxito en la implementación de modalidades agroecológicas de producción.
9
En tanto la “organización comunitaria” propuesta, es una organización
fundamentalmente “solidaria”, tanto al interior de la familia, como entre los grupos
domésticos, reforzando instituciones consuetudinarias locales como el “ayutorio”11. De esta
manera se pretende una integración de la comunidad sin jerarquías, de manera igualitaria.
Un técnico de la institución manifiesta que se aspira a “una forma de organización
diferente a la tradicional, donde la comunidad tenga capacidad de detectar y analizar sus
problemas, y buscar soluciones alternativas”. Es central en el planteo conceptual de la
institución la idea de “autogestión de la comunidad”, entendida por uno de los técnicos en
términos de “que la comunidad pase a ser protagonista, rompiendo con las dependencias a
que se encuentra actualmente sujeta”. Es en este sentido, que se pretende suplir la
desmovilización y fortalecer relaciones asociativas y cooperativas.
“Desarrollo sostenible, significa una comunidad solidaria y una agricultura orgánica,
hecha por los propios agricultores, en forma independiente, con una organización fuerte
que puede decidir sobre el acceso a la tierra y qué producir, cómo y para quién”12.
En la colonia, APHYDAL establece el trabajo en grupos. Los grupos locales son las
unidades en que se organiza el trabajo. El grupo inicial en Esmeralda estuvo conformado
por ocho familias13, y llevó por nombre “ Solidaridad”. Cada grupo cuenta con un delegado
elegido cada dos años. En el mantenimiento de la dinámica del grupo y su cohesión, el
delegado juega un rol central. El delegado no sólo es el portavoz del grupo frente a la
Pastoral, también es el encargado de sostener la unidad del grupo, y de difundir
internamente las ideas y discursos que la institución propone. La principal tarea de los
grupos locales es la puesta en marcha de proyectos productivos.
Breve historia de (el grupo) Solidaridad
APHYDAL inició su trabajo en Colonia Esmeralda, en el año 1996, cuando aún
dependía de la iglesia católica y era localmente conocida como “La Pastoral”. Los
11 Ayutorio se denomina a un sistema de intercambio de días de trabajo entre dos o más colonos.12 Idem, 1998: 22.13 Abarcando una población de 33 personas, actualmente la población que participa de las actividades de laPastoral se calcula en alrededor de 150 personas.
10
técnicos, al principio se encontraron con cierta desconfianza y reticencia por parte de los
pobladores, fundada sobre todo, en el temor a que estos extraños fuesen políticos en
campaña, en busca de votos. La primera reunión con la comunidad pudo concretarse luego
de un acuerdo con un colono que ofreció su vivienda para tal fin, éste era un vecino con
experiencia de trabajo comunitario y reconocido puntero de un partido tradicional.
En las primeras reuniones del grupo se discutió la situación de cada familia, los
problemas productivos de la zona, y gradualmente se fueron planteando alternativas
concretas de actividades a desarrollar. Estas reuniones, al principio tuvieron lugar en
viviendas de distintos vecinos, pero luego, uno de ellos, donó al grupo un galpón de
madera, ubicado en su chacra –en un espacio de diez por cinco metros-, que desde entonces
sería el espacio “oficial” de reunión; allí mismo también se pasaron a guardar los bienes
que el grupo fue adquiriendo (molino de maíz, herramientas de trabajo).
En el período de las primeras reuniones, la institución impulsó la conformación de un
grupo local con aquellos vecinos interesado en participar de los proyectos productivos. El
grupo inicial estuvo conformado por ocho familias14, y llevó por nombre “ Solidaridad”. La
metodología con que la institución trabaja en esta colonia, al igual que en el resto de las
colonias, consiste en el trabajo en grupos. Cada grupo cuenta con un delegado, que es
elegido cada dos años aproximadamente, si bien no existe un estatuto que establezca
períodos de elección. En el mantenimiento de la dinámica del grupo y su unión, éste juega
un rol central. El delegado no sólo es el portador de la voz del grupo frente a la institución,
también es el encargado de sostener el espíritu de grupo, y de difundir las ideas que la
institución propone. Estos grupos locales son las unidades en que se organiza el trabajo de
la Pastoral, y como ya veremos, buena parte del trabajo consiste en la ejecución de
proyectos (por ej. de cría de ganado, hacer un vivero, etc). Cada uno de estos proyectos
cuenta con un “delegado de proyecto”, con similar función que el delegado de grupo, pero
restringida a un sub-grupo.
Constituido el grupo, los primeros proyectos tuvieron por meta mejorar la producción
destinada al consumo familiar. El primero fue la construcción de gallineros, puesto que en
muchas chacras las gallinas se crían y reproducen dispersas en los alrededores de la casa, el
monte y en “el rozado”. En tales condiciones se dificulta el manejo de las aves, puesto que
14 Con un total de 33 personas.
11
muchas son atacadas por animales salvajes, se pierden los huevos al ser empollados entre la
vegetación, y se dificulta el control de las enfermedades. Inmediatamente después, se llevó
a cabo un proyecto de construcción de huertas, donde a las huertas existentes se les hizo un
alambrado perimetral, una media sombra y un sistema de riego.
Ya iniciado el año 1997, se realizaron unas jornadas de capacitación sobre poda de
yerbal, y posteriormente, un grupo de pobladores visitaron (con financiamiento del PSA)
chacras demostrativas de Andresito y Garuhapé. Estas, funcionan como chacras modelos,
en que sus productores son reconocidos en la región por su manera de implementación de la
producción agroecológica. En su función pedagógica estas chacras trabajan en conexión
con el PSA, INTA, INDES y otras organismos de desarrollo rural.
Por entonces, el grupo también asistió a cursos organizados por la Pastoral, realizados
en distintas colonias de la zona, de capacitación en prácticas de sanidad animal,
manufactura de lácteos, y jornadas sobre manejo y conservación de suelo.
En 1997, el grupo inicia un proyecto de cría de ovejas en yerbales. Este proyecto
implicaba la “consociación” de ambas producciones, puesto que las ovejas se alimentan de
la flora que crece entre las plantas de yerba, realizando la “limpieza” del cultivo, sin
necesidad de que el productor aplique agroquímicos, o tenga que carpir. Este tipo de
manejo reduce notablemente los costos en tiempo de trabajo e insumo para el productor,
mientras las ovejas abonan la tierra del yerbal, y le brinda al productor recursos como carne
y lana. Este proyecto surge en un contexto de fuerte depreciación en el precio de la yerba
mate, que llevó a que los productores progresivamente vayan abandonando este cultivo y se
dedicasen más al tabaco. De esta manera la limpieza de los yerbales pasó a ser una
actividad cada vez menos redituable, dado las bajas ganancias que de ella se obtenían,
muchos productores comenzaron a hacer menos limpiezas anuales de los yerbales y gastar
menos tiempo e insumos en las mismas. Como resultado, ocho años después de iniciado el
proyecto, la mayor parte de quienes participaron evalúan que no dio los resultados
esperados, puesto que las ovejas fueron muriendo y si bien se ahorró trabajo en los
yerbales, la cría de ganado ovino también implica inversión de tiempo en manejo.
Luego se desarrollaron otros proyectos productivos, tales como la creación de un vivero
forestal para la producción de plantines de especies nativas, principalmente de araucaria
angustifolia. La finalidad de este vivero fue la comercialización de los plantines y sobre
12
todo que los colonos comenzasen a dedicarse a la forestación de sus chacras, como parte de
la diversificación productiva. Después de tres años de funcionamiento, los técnicos de la
Pastoral consideraron que el vivero podía desligarse de la institución y funcionar de forma
autónoma, pero un año después de sucedido esto, los conflictos y dificultades entre los
socios- propietarios, lo llevado a virtualmente desaparecer.
Uno de los últimos proyectos que se implementaron en el área fue de ampliación y
mejoramiento del plantel vacuno de las chacras. Este fue un proyecto en el que se buscó
que existiese un mejoramiento genético y de manejo del ganado vacuno que se utiliza para
el autoconsumo de los grupos domésticos, quedando las posibilidades de comercialización
sujetas a la existencia de eventuales excedentes y de potenciales compradores en el pueblo.
Una de las principales razones para implementar este proyecto, según el técnico, fue que
“la ganadería podría suplantar los monocultivos, que son terroríficos”, “el ganado a
diferencia del cultivo se puede consociar”. Las diferencias radican en que “donde se pone
tabaco, hay nada más que tabaco, mientras que el ganado se puede consociar con
forestación de especies nativas y con agricultura”. Este proyecto se inició con la
participación de setenta familias, sólo dando asistencia técnica a productores en el año
1997, y en el año 2000 obtuvo financiamiento.
Atado de tabaco.
13
Colonos y ONG: construyendo el desarrollo sustentable
Entre aquellos colonos de Esmeralda, que forman parte del grupo Solidaridad, es
posible distinguir dos modalidades de relación con la Pastoral. Estas son dos maneras en
que los productores se posicionan frente a la institución, y dos formas de darle sentido a las
propuestas de desarrollo sustentable o agroecología. La distinción está dada entre quienes
participan de los proyectos de la Pastoral, pero lo hacen sin mostrar un compromiso total
con sus propuestas, ni manifestarse totalmente convencidos por los planteos
agroecológicos; y por otro lado, aquellos que se autodenominan y son reconocidos por el
resto como “colonos ecologistas” o “más ecologistas”, quienes hacen explícito su
convencimiento por las ideas del desarrollo sustentable, y además ocupan lugares
jerárquicos dentro de la estructura local de la ONG, o pretenden hacerlo.
Los primeros constituyen la mayor parte de los productores que participan del grupo
local. Entre estos productores, los proyectos agroecológicos ocupan un lugar secundario
dentro de la economía de la chacra. Los colonos participan en dichos proyectos,
fundamentalmente a fin de mejorar la producción para el consumo doméstico, pero no
desde una planificación que tenga como fin transformar la estructura productiva de la
chacra, ni crear o fortalecer nuevos lazos asociativos dentro de la colonia.
Al interior de las chacras de estos colonos, los proyectos llevados a cabo junto a la
ONG conviven con otras actividades que se contraponen a la propuesta de la organización.
Por ejemplo, el cultivo de tabaco, considerado por la Pastoral como contrario a una
producción “social y ecológicamente sustentable”, es predominante en las chacras de
quienes trabajan con la institución. Para tales colonos, las propuestas de la ONG son
consideradas como otro más de los recursos disponibles, evaluado de manera positiva
frente a la caída de los cultivos industriales tradicionales, y como complemento de aquel
aspecto de la economía doméstica, que el sistema de producción tabacalero deja vacío, el
del consumo doméstico.
Entre estos productores no deja de estar presente la esperanza de que se produzca una
reactivación de los cultivos industriales. Un número importante de ellos manifiesta que de
producirse tal reactivación, disminuiría su participación en los proyectos de la Pastoral.
Cabe destacar que muchos productores consideran que la mejor estrategia productiva es la
14
basada en los monocultivos, puesto que éstos asegurarían la comercialización y aportarían
cierta estabilidad a la economía colona. “A mí me gustaría que el gobierno me diga: vos
plantá esto, que lo vas a poder vender seguro, entonces yo lo planto”, así manifiesta un
colono tabacalero participante del Grupo Solidaridad.
En este sentido, en muchos casos, la continuidad o no en la participación en las
actividades de la ONG, se encuentra sujeta a las variaciones en el mercado de los cultivos
industriales. Tal es el caso que se suscitó hacia principios del año 2002, con la devaluación
del peso argentino, cuando comenzaron a ingresar al área acopiadores brasileños para
comprar productos de las chacras, como maíz y tabaco. En algunos casos, esto derivó en
una merma en las prácticas de diversificación en pro de intensificar la producción de maíz,
así como la venta de cierta proporción del tabaco a los brasileños, en lugar de a la compañía
tabacalera.
De manera que, para este tipo de productores, lo que principalmente se valoriza de la
propuesta de la ONG son los proyectos particulares, en lugar de la propuesta global. Esto
implica restar importancia a la planificación de la chacra en su conjunto, que conduciría a
una reconversión productiva fundada en los valores agroecológicos.
Podemos pensar que esta relación menos comprometida con las propuestas
agroecológicas tiene alguna relación con la externalidad que para la mayoría de los colonos
representa el discurso ambientalista. Las propuestas de APHYDAL, así como los discursos
y acciones del resto de los actores que circulan por el área con intereses ambientalistas, son
condensadas por los colonos bajo el concepto de "ecología". Ya se señale al Ministerio de
Ecología, o a las ONGs, como los portadores de este discurso, el mismo se considera
foráneo, traído desde fuera de la colonia y por lo tanto, ajeno a la misma. De manera que
desde el punto de vista de los pobladores, el discurso ecológico es un discurso urbano,
originado en los centros de poder. Es allí donde determinados hechos de la vida rural pasan
a ser “problemas ecológicos”, donde residen los agentes que construyen el saber ecologista,
se originan los proyectos conservacionistas o de desarrollo sustentable, y donde se decide la
distribución de los recursos para tales proyectos.
Tales planteos se presentan marcando tensiones al interior de la colonia y asimismo
conviven con la participación en los proyectos de la ONG. Es a partir de esto, que nuestro
análisis se centra en la forma en que las propuestas de la organización son aceptadas e
15
incorporadas, otras veces transformadas o desechadas, en el marco de un proceso continuo
de construcción colectiva de las mismas. Así se establecen nuevas relaciones sociales y
diferencias jerárquicas entre los actores participantes.
El hecho de que la mayor parte de los colonos, consideren a la agroecología como una
propuesta con visos de externalidad a la colonia, y el que haya mayores preferencias por los
proyectos particulares que por el planteo global de la ONG, podría llevar a que a largo
plazo el grupo local se termine desgranando, convirtiéndose en un espacio por el cual los
productores transiten circunstancialmente, esperando ser beneficiarios de proyectos que
satisfagan necesidades puntuales. Pero como la institución pretende que los grupos locales
cuenten con cierto grado de cohesión, tratando de que no se produzca la entrada y salida
constante de productores, la misma cuenta con una metodología de trabajo para evitar la
desarticulación del grupo.
Para alcanzar tal consolidación la institución implementa un régimen de reuniones
periódicas que mantienen cierta cohesión en el grupo. En el ámbito de las reuniones, un
actor clave es el “delegado”, el representante de los productores frente a la ONG. El
delegado juega un rol de broker, mediando entre colonos y Pastoral. El papel de delegado
implica dos funciones centrales, una es la de mantener la cohesión del grupo, y otra es la de
transmitir las ideas y valores de la agroecología al resto de los productores. De este modo
se genera un sistema clientelar que articula la relación entre la Pastoral y los colonos.
Podríamos decir que la labor del delegado es equilibrar la tensión entre la externalidad e
internalidad que surge en torno a la presencia del discurso agroecológico de la Pastoral. Si
bien forman parte de la comunidad local, son colonos que han incorporado, o están en
proceso de hacerlo, las ideas y propuestas de la institución; pasando a ser denominados por
sus pares como colonos “ecológicos”. Los delegados constituyen aquella minoría de
productores que adhieren a los postulados de la agroecología y explicitan convencimiento
sobre sus beneficios. Sus vidas, sus chacras y sobre todo, sus expectativas a futuro, parecen
girar en torno a esta modalidad productiva.
Las chacras de estos productores, en líneas generales cuentan con un mayor grado de
planificación del espacio que el resto. Hay una búsqueda de diversificación en la
producción, de consociar cultivos y ganadería, sus huertas cuentan con mayor variedad de
productos, y en general buscan usar pocos o ningún agroquímico, así como no practicar un
16
desmonte completo, sino selectivo. Estas chacras, también presentan una mayor
planificación a futuro que difiere del resto; de este modo, se efectúa una planificación en el
tiempo y en el espacio, donde suele tenerse en cuenta las posibilidades que tendrán sus
hijos de seguir produciendo en el lugar. Los colonos “más ecologistas” también planifican
actividades alternativas, como la explotación turística de la chacra, la piscicultura, la
búsqueda de mercados para la comercialización de ovejas y de la llamada “yerba orgánica”
-yerba mate producida sin agroquímicos-, la producción de manufacturas domésticas como
lácteos, dulces, y conservas, destinada a la comercialización.
A diferencia de lo que sucede con el primer colectivo de productores que
mencionábamos, entre los “más ecologistas”, es común encontrar grupos domésticos cuyo
ingreso principal no proviene de cultivos industriales, ni del empleo como asalariados
rurales. La producción agroecológica es más factible entre los productores que cuentan con
ingresos independientes a los cultivos industriales (tales como el trabajo asalariado de algún
miembro en centros urbanos, comercialización estable de productos no industriales) que los
que dependen fuertemente de ellos; posición que les permite a los primeros, ser más
flexibles en cuanto a la innovación en sus prácticas productivas. En otros casos, si bien se
continúa con la producción de cultivos industriales, la tendencia es ir progresivamente
reduciendo el lugar que ocupan los mismos en la economía doméstica. Con lo cual se
plantea la pregunta sobre la relación entre adopción de ideas y prácticas “agroecológicas” y
las posibilidades productivas de que dispone el grupo doméstico para apropiárselas.
Si bien no es indispensable manifestar una férrea convicción por la agroecología para
ser delegados, en la mayor parte de los casos la consolidación de un lugar dentro de la
estructura jerárquica del grupo local y el convencimiento por las propuestas agroecológicas,
se desarrollan paralelamente. De manera que en la trayectoria productiva de los delegados
es posible notar que estos productores, a medida que ocupan posiciones dentro del grupo
local, progresivamente van incorporando valores agroecológicos que transforman sus
miradas del mundo. Esto les da cierto estatus entre sus pares, y les permite participar en la
distribución de bienes y servicios desde la ONG hacia la colonia. Pero más allá de tales
beneficios, no es posible reducir la incorporación de ideas y prácticas agroecológicas a una
estrategia puramente instrumental y consciente.
17
El estatus que adquieren los productores “más ecológicos”, se evidencia aún más en la
figura del que aquí denominamos “productor modelo”. Este es un productor que por su
experiencia en el campo de la agroecología, es presentado como un modelo del tipo de
desarrollo pretendido por la institución. A lo largo de la provincia, existe una decena de
“chacras modelo”, que si bien no todas corresponden a productores pertenecientes a
organizaciones de desarrollo rural, sí se encuentran conectadas en una red informal de
formación en agroecología. Estas chacras tienen un importante papel pedagógico ya que a
las mismas asisten colonos, en visitas organizadas por instituciones de toda la provincia,
para adquirir conocimientos sobre formas alternativas de producción. La labor pedagógica
del “productor modelo”, se basa en la metodología de trabajo de las ONGs de la zona que
consiste en formar y fortalecer “multiplicadores”. Este método, también denominado “de
campesino a campesino”, pretende que la transmisión de conocimiento y experiencia la
realice el productor hacia sus pares de manera horizontal.
En los relatos de las trayectorias productivas de “los colonos ecológicos”, las visitas a
chacras modelos suelen narrarse como un momento clave en su trayectoria productiva,
donde hay un antes y un después de haber visitado tal o cual chacra modelo; estas visitas
funcionarían como un ritual de paso de “colono tradicional” a “colono ecologista”.
“Yo mismo era partidario a seguir tumbando, y fuimos en una chacra modelo en
Andresito y ahí cambiamos la mentalidad. Ahí vimos que el hombre tenía vacas bajo monte
y la casa rodeada de monte y se veía que se podía vivir de la naturaleza… Antes tenía la
mentalidad de la agricultura tradicional, de tumbar todo para plantar tabaco, yerba, y si
veía un palo lo tumbaba. Pero después de ir a Andresito tuvimos una capacitación, allá
tenían oveja con yerbal, y parquización, y el hombre nos dijo ‘esa maleza para mí no es
plaga, nada es plaga, yo transformo la maleza en carne y en dinero’. En cambio nosotros
antes roundapeabamos15 todo”; relata el delegado de un grupo de Esmeralda.
Estas visitas, entonces permitirían transformarse en “colono ecologista”, y pasar a ser
reconocido como tal, y son el primer paso para comenzar a ascender dentro de la estructura
local de la Pastoral. Por su importancia, las visitas son organizadas por esta institución; allí
se explicita a los colonos qué tipo de producción pretende la Pastoral, cuáles serán los
15 Término local que indica la acción de aplicar el herbicida Round Up.
18
valores y actitudes que tendrán que adoptar para ocupar lugares destacados al interior de la
misma. Ocupar un lugar jerárquico en la estructura local de la Pastoral implica un cambio
ascendente en el estatus dentro de la colonia.
El ámbito privilegiado de interacción entre colonos, delegado y ONG son las reuniones
que regularmente se realizan. Las reuniones tanto tienen la función de ser el espacio de
transmisión y discusión de proyectos y valores agroecológicos, así como ser uno de los
medios para mantener la cohesión del grupo. Los productores tienen la exigencia de asistir
a estas reuniones para poder participar de los proyectos de la ONG. Más aún, se exige que
antes de participar de un proyecto, un colono tiene que formar parte del grupo local, lo cual
se consigue, según el director de la institución, “estando en las reuniones, sintiéndose parte
del grupo”. De tal manera que las reuniones crearían un sentido de comunidad, creada a
partir de compartir actividades y sobre todo valores. En estas diversas reuniones se
evidencia tanto el rol de cada uno de los actores involucrados, como el grado de adhesión a
las ideas de desarrollo sustentable, y la participación en el control de los bienes y servicios
que circulan.
Existen cuatro tipos de reuniones. Las principales son las reuniones de grupos locales
en las que se reúnen todos los productores de una misma colonia. En éstas siempre
participan los miembros de APHYDAL y se tratan cuestiones referidas a los proyectos en
ejecución y se plantean nuevas propuestas para futuros proyectos. Un segundo tipo de
reuniones, más amplias entre varios grupos locales, son denominadas talleres, donde se
capacita sobre temáticas productivas particulares. Estas reuniones agrupan a vecinos de
distintas colonias, y si bien son abiertas a todos los miembros de los grupos locales, en
general la asistencia es acorde al interés personal, e inclusive, a la relación entre el género y
las actividades productivas habituales de los participantes, por ejemplo, a los talleres sobre
elaboración de conservas o lácteos asisten fundamentalmente mujeres, mientras que a los
de manejo de pastura asisten aquellos varones que crían ganado vacuno. Un tercer tipo de
reunión, es la de delegados de grupo. Estas suelen realizarse en la oficina de la Pastoral,
participando los delegados de grupos locales y los técnicos de la institución; allí se discuten
las líneas fundamentales de trabajo de los programas, y las acciones de trabajo a futuro.
El último tipo de reunión es organizada por los delegados y no cuenta con la asistencia
de los técnicos. Estas tienen lugar en los períodos que transcurren entre los otros tipos de
19
reunión ya mencionadas. Puesto que entre una y otra reunión pueden llegar a transcurrir
varios meses, la institución propone que los grupos se continúen reuniendo. El objetivo de
éstas, es evitar la digresión del grupo y, según un delegado: “que no se ablanden los valores
como el de la solidaridad, el compromiso y la unidad”. En el caso del Grupo Solidaridad,
en estas reuniones se organiza la realización de trabajos para la colonia –reparar caminos,
pintar la escuela, etc.-.
Vivienda de colonia Unión donde se organizan muchas de las reuniones del grupo Solidaridad.
Consideramos que la Pastoral primero y luego APHYDAL, es percibida por los
agricultores como “un patrón”, del cual derivan recursos. No deja de ser significativo el
hecho de que en las primeras intervenciones de la organización en la colonia, a principios
del año 1996, los técnicos se encontraron con la desconfianza y reticencia de los
pobladores, fundada sobre todo en el temor a que estos extraños fuesen políticos “en
campaña”, tan sólo buscando votos. La primera reunión con la comunidad pudo concretarse
luego de un acuerdo con un colono que ofreció su vivienda para tal fin, y éste era un vecino
con experiencia de trabajo comunitario y reconocido “puntero” de un partido político
tradicional. Estos hechos se tornan relevante en tanto muestran que desde el primer
20
momento los colonos relacionaron a la ONG con instituciones políticas partidarias,
creadoras de redes clientelares en la zona.
El sistema clientelar que encontramos en Colonia Esmeralda, se constituye en una red,
en la cual si bien el delegado es cliente de la ONG, a su vez también es patrón del resto de
los colonos que participan en el grupo local. Participar de esta red le aporta cierto capital
simbólico al delegado, puesto que su posición implica un cambio en el estatus del mismo, y
cierta movilidad social.
Leyes en la selva
El otro tipo de relación que pretendemos analizar en este capítulo, es la que se establece
entre la población rural del noreste misionero y ciertos miembros de los cuerpos de
guardaparques provinciales y nacionales. Esto implica analizar algunos de los mecanismos
por los que se pone en práctica la legislación ambientalistas de protección de la selva.
Proponemos ver de qué elementos se nutre la legalidad conservacionista en el campo
misionero, y los elementos extra-legales sobre los que se construye la relación entre
guardaparques y colonos. Esto implica comprender las percepciones nativas de la legalidad,
ya que su significado se construye según contextos sociales y culturales. Este análisis se
inicia con el relato de un acontecimiento que sucedió en Andresito, y que deja ver la
relación entre política, clientelismo, guardaparques y colonos. Luego veremos el contexto
en que aparece el conservacionismo en el norte misionero; el lugar que ocupan los
pobladores rurales en el conservacionismo local; cómo es percibido y valorado por los
pobladores; y los términos en que se establecen las relaciones entre guardaparques y
colonos.
Durante la campaña electoral de septiembre del año 2003, una docena de candidatos se
disputaban la intendencia del municipio Almirante Brown, en el extremo nordeste de la
provincia de Misiones. Cada candidato realizaba promesas de acuerdo a lo que consideraba
que la población esperaba, así se prometía el pavimentado de calles, el mejorado de
caminos vecinales, la ampliación de las líneas de colectivos que recorren las colonias. Uno
de los candidatos –que finalmente no resultó electo- anunció entre sus principales
propuestas la expulsión de los guardaparques que cumplen tareas en el municipio. Este es
21
uno de los municipio con mayor proporción de masa forestal nativa de la provincia,
contiene una reserva natural, un parque provincial y está rodeado por ocho reservas
naturales. Cada una de las reservas cuenta con una dotación de guardaparques, a su vez
también en el área rural del municipio un guardaparques trabaja en la promoción de
actividades de desarrollo sustentable. Este último guardaparques es quien mantiene un
contacto mas fluido con la población local, puesto que los restantes restringen la mayor
parte de sus actividades al interior de los parques. Por esa razón aquel guardaparques
recibió la mayor parte de las críticas del candidato, con quién particularmente se ensañó
durante una entrevista radial: “Si gano (las elecciones) lo voy a mandar a Santa Cruz a F.,
no lo van a ver más por acá, bien lejos voy a hacer que se vaya. Y al Parque Uurugua-í lo
voy a abrir y que entre la gente y ocupe las tierras, porque para eso están, y el que necesite
cazar algún bichito que case, sin extinguirlos, pero que pueda mandar algo a su olla”.
Si bien el cuerpo provincial de guardaparques depende del Ministerio provincial de
Ecología y Recursos Naturales Renovables, y no del poder ejecutivo municipal, para parte
de la población esta promesa no sonó discordante. Por un lado, porque existe cierto rechazo
por parte de los pobladores hacia los guardaparques y las reglamentaciones y políticas
conservacionistas. Por otro lado, porque si bien se reconoce que los guardaparques no
dependen del municipio, es una práctica común e inclusive esperada, que las autoridades
locales tengan contactos a nivel extra local -contactos en general basados en alianzas
clientelares- que por ejemplo les permitan interferir en temas de jurisdicción provincial.
Este acontecimiento tuvo lugar en una situación de fuerte resistencia y malestar frente a
las políticas de conservación de la naturaleza por parte de la población local. La mayor
parte de los pobladores no termina de aceptar la presencia de agentes oficiales de
conservación en el área. Esa actitud fundamentalmente se justifica en que tal presencia
implica control y limitaciones sobre las actividades de explotación de los recursos
naturales, tanto con fines productivos, como con fines recreativos –caza, pesca-. Por otro
lado la creación de reservas naturales en el norte misionero ha estado ligada a establecer
limitaciones en la expansión de la frontera agraria, puesto que muchas reservas han sido
creadas en tierras fiscales sobre las cuales estaba avanzando el frente agrario; y en el caso
particular del PP (Parque Provincial) Urugua-í, su creación significó la erradicación de
pobladores rurales.
22
Los agentes de control del Ministerio de Ecología -guardaparques e inspectores de
bosques- constituyen una presencia permanentes en la vida de los pobladores rurales de la
provincia, no porque acostumbren a circular por las colonias realizando controles, sino por
el temor que genera en la población saber que pueden llegar a ser controlados. Muchas de
las actividades productivas que habitualmente desarrollan los pobladores se organizan en
base a ese temor, ya sea evitando realizar actividades que se consideran no permitidas,
como realizándolas de manera oculta para evitar ser descubiertos.
La legislación conservacionista es localmente valorada de forma dual, por un lado se la
considera como positiva, en tanto necesaria para la preservación de las características de la
selva misionera, lo cual se liga con cierta añoranza romántica por el pasado y a la
construcción de una identidad provincial. Por otro lado se la considera de forma negativa,
como una presencia externa al área, basada en la sanción y control sobre las actividades de
los colonos.
Sistema legal y elementos extra-legales
En la interacción entre agentes oficiales y pobladores, entran en juego elementos extra-
legales que posibilitan alianzas o generan conflictos que van más allá de lo establecido por
la reglamentación conservacionista. Esto se hace evidente en aquellos casos en que llegan a
establecerse relaciones relativamente estables entre guardaparques y pobladores, donde las
relaciones se dan en términos personales no formales, tales como amistad, clientelismo, e
inclusive en ciertos casos parentesco. A partir de esto podemos pensar que para el
funcionamiento del sistema legal conservacionista en el espacio rural del norte misionero se
torna necesaria la existencia de elementos extra legales, que serían los que posibilitan el
funcionamiento de la ley.
Para dar cuenta de la forma en que la población rural se relaciona con los agentes de
control y la reglamentación conservacionista, se hace necesario distinguir los elementos
legales de los extra-legales. En la definición moderna y occidental, propia de las sociedades
con Estados centralizados, las reglas legales tienen el doble propósito de prescribir formas
de conducta aceptadas y proveer criterios para la resolución de conflictos. Tales reglas se
distinguen de otros ordenes normativos, como las reglas de etiqueta y moralidad, tanto en
23
su forma de organización como en la manera en que operan. Las reglas legales cuentan con
un estatus diferencial, son investidas con una autoridad especial dada por el aparato
jurídico, allí encontramos agentes especializados, textos legales, formas prescriptas de
conducta que las personas se ven obligadas a seguir, a su vez este sistema implica la
legitimidad del ejercicio de la fuerza; con lo cual para que sea efectivo debe existir una
preeminente autoridad de la ley. De forma que las reglas legales constituyen un subsistema
separado del resto de los subsistemas sociales, adquiriendo expresión formal en la doctrina
moderna de separación de poderes. (Roberts, s/f)
En las sociedades de pequeña escala, donde las relaciones que prevalecen son cara a
cara, y donde las formas de gobiernos centralizados se encuentran ausentes lo “legal” no
puede ser aislado como un campo de estudio independiente. En tales sociedades las normas
de comportamiento, las reglas morales y las reglas de acción pueden no distinguirse durante
una disputa. De manera que considerar a las reglas legales como un corpus definido es de
poca ayuda en el estudio de tales grupos sociales. En las bases de la vida diaria de toda
sociedad, necesariamente existen patrones de conducta habitual seguidos por sus miembros,
tales patrones proveen de una base sobre la cual cada miembro tiene capacidad para
predecir el comportamiento de otros bajo circunstancias determinadas, así como la forma
en que será recibida la acción propia. Pero en muchas sociedades de pequeña escala una
base normativa para esas regularidades no está claramente conceptualizada o articulada; las
personas no siempre piensan en términos de reglas y obligaciones, y aún donde lo hacen,
casi nunca se hace en términos de “reglas legales” (Roberts; s/f).
A pesar de la diversidad de formas de organización que pueden ser encontradas en las
sociedades de pequeña escala, los mecanismos para mantener la continuidad social y
manejar las disputas tienden a estar directamente permeados por la vida diaria, no por un
sistema legal diferenciado. En muchas comunidades acéfalas, la mas extendida y efectiva
sanción al comportamiento antisocial es aplicado por el resto de los miembros de la
sociedad en el contacto social, por ejemplo negando cooperación económicas esenciales;
algo que sería lo contrario a lo que se entiende por fuerzas coercitivas. Uno de los
mecanismos que se ponen en juego en las sociedades de pequeña escala para mantener el
orden social está dado por las relaciones de parentesco. Victor Turner señala que el control
social a nivel local en estas sociedades, se asocia con la posición en la estructura de
24
parentesco. A nivel local, “el jefe de la familia ejerce autoridad y exige respeto de sus
subordinados y en cada categoría de parentesco la costumbre ha prescripto un intricado y
particular patrón de expectativas de comportamiento que facilitan la cooperación e inhibe
las disputas”. (Turner citado por Roberts; s/f:14). Tales mecanismos también juegan un
papel importante en el mantenimiento del orden en sociedades occidentales; lo cual nos
permite ver que una gran carga de control social nace de mecanismos extra-legales.
Relaciones personales entre guardaparques y pobladores
En las interacciones entre guardaparques y pobladores locales, es posible distinguir dos
tipos de relaciones: de conflictividad y de alianzas. Las relaciones conflictivas están
fundadas en la lógica con que se ha creado la mayor parte de las Reservas Naturales de
Misiones, y según la cual la conservación es incompatible con la presencia de los pequeños
productores rurales. Según este modelo los guardaparques son una especie de guardianes de
la selva, encargados de evitar las incursiones de pobladores en las reservas, las cuales son
pensadas como islas de selva en un mar de tierras deforestadas y en producción. En este
tipo de relación, los guardaparques tienen un relativamente bajo contacto con los
pobladores, restringiendo sus funciones al interior de la reservas. Entran en relación con
aquellos que ingresan a cazar furtivamente y con quienes realizan rozados con fuego en
terrenos vecinos a las reservas, lo cual genera peligro de incendio dentro de las mismas. Es
común que entre los guardaparques se considere a la práctica de hacer fuego en los límites
de las reservas como una forma de enfrentamiento con éstas, como una señal de
descontento ante la presencia de las áreas de conservación, así como de los agentes de
control.
El otro tipo de relación entre guardaparques y pobladores rurales tiene características
positivas. En general, en cada Reserva se puede encontrar al menos un guardaparques que
establece con los pobladores locales relaciones positivas, que pueden denominarse de
amistad, de clientelismo, e inclusive en ciertos casos llevan a establecer lazos de parentesco
con familias locales a partir de alianzas matrimoniales. Todos estos tipos de relaciones
aportan elementos extra-legales a la aplicación de legislación conservacionistas.
Entre las diversas relaciones positivas que se establecen entre guardaparques y
pobladores, las alianzas clientelares aparecen permeando al resto. La alianza clientelar es
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una relación entre patrón y cliente que supone un contrato de ayuda mutua entre individuos
de desigual jerarquía social. Se trata de un contrato implícito o informal de obligación
recíproca no equivalente entre dos individuos que intercambian bienes y servicios de
diferente tipo, en un flujo continuo que persiste en la medida en que su circulación
permanece desequilibrada; de modo que, si las obligaciones de un individuo hacia otro no
se saldan definitivamente, su relación se proyecta en el tiempo. De manera que, la desigual
distribución de posiciones sociales y de poder existente entre dos individuos se objetiva a
través de relaciones de intercambio material y/o simbólico. Entre guardaparques y colonos
se establece un sistema clientelar, que se basa en relaciones recíprocas y asimétricas entre
patrones y clientes, entendiendo por “patrón” a la persona que utiliza sus recursos a favor
de otro que deviene en su cliente; éste último, a cambio provee de servicios al primero. Este
es un complejo de relaciones entre quienes usan sus influencias, posición social o cualquier
otro atributo para asistir a otros, y aquellos asistidos (Boissevain, 1966:18).
Las alianza clientelar implica una relación de reciprocidad. La reciprocidad, tal como
fue estudiada por Mauss (1979) tiene lugar en tres momentos: la obligación de dar, de
recibir y de devolver, en una temporalidad diferida y bajo una obligación moral de que
quien recibe devuelva. Los bienes y servicios que se intercambian entre guardaparques y
vecinos son de muy diversa naturaleza. Localmente los pobladores denominan a las
prestaciones en bienes y servicios dadas por los guardaparques como “favores”. Estos
“favores” llegan a ser de muy variada naturaleza, y consisten en: traer y llevar mercadería
de los centros urbanos; traer y llevar recados entre vecinos y familiares de distintos lugares;
conseguir semillas para cultivos hortícola; dar o conseguir asesoramiento técnico para
cultivos -en muchos por ejemplo casos se recurre a técnicos del INTA-; y realizar tramites
burocráticos en diversos centros urbanos. Muchos pobladores también consideran que los
guardaparques cuentan con contactos políticos a partir de los cuales podrían intervenir en
las asignaciones de planes de asistencia económica para familias carenciadas, por ejemplo
“Plan Jefes de Hogar” o “Plan Trabajar”. Otro “favor” muy valorado que prestan los
guardaparques es el de dar asistencia médica en primeros auxilios, puesto que en las
reservas suele haber botiquines con los elementos básicos, así mismo también se considera
que los guardaparques cuentan con conocimientos para prestar tales auxilios.
26
La devolución que realizan los pobladores, en principio aparece definida bajo la
consideración de que determinados guardaparques logran “llevarse bien con la gente”, con
los vecinos, con los colonos. Detrás de esto está el supuesto de que si no existiesen tales
“favores” del guardaparques, la relación sería necesariamente tensa, puesto que se basaría
en el control y la sanción, es decir que los vecinos se “llevarían mal” con los
guardaparques. Así, “llevarse bien” implica un disminuir, eliminar o evitar el conflicto. Los
colonos que participan de tales alianzas se prestan a diálogos con los guardaparques donde
estos informalmente exponen las perspectivas y legislación conservacionista, así como
dejan implícito ciertos compromisos por modificar o disminuir las prácticas que degradan
el ambiente -como por ejemplo el lavar los envases de agroquímicos en los cursos de agua,
o realizar rozadas sin autorización-. De manera que lo que está circulando como devolución
por parte de los colonos es, por un lado, permitirle al guardaparques cierto ingreso y
diálogo con la comunidad. Y por otro lado, el guardaparques de esta forma consigue
lealtades, tanto hacia su persona como hacia la legislación conservacionista que él encarna.
Así, muchos de los pobladores que entran en este sistema gradualmente comienzan a
transformar sus discursos sobre la naturaleza y las formas de explotación de los recursos
naturales.
Existen casos en los cuales las alianzas clientelares se ve reforzadas a causa de que los
guardaparques desarrollan funciones en proyectos de desarrollo rural que se llevan a cabo
en el área. Uno de tales caso es el de la colonia María Soledad –Municipio de Andresito-,
ubicada en una de las áreas donde se concentra una gran cantidad de proyectos
conservacionistas, tanto oficiales como no gubernamentales. En esta colonia, una ONG de
Buenos Aires inició en el año 1999 un proyecto de producción de dulces artesanales de
frutas silvestres, el objetivo del proyecto era generar un nueva fuente de ingresos para las
familias que participasen en la producción de los dulces, a su vez que se revalorizase la
vegetación del monte, puesto que de allí se extraerían las frutas. Esta ONG desarrolló el
proyecto conjuntamente con el Ministerio provincial de Ecología, y mientras la ONG se
encargó del financiamiento y aportes técnicos, el Ministerio designó a un guardaparques
provincial como administrador local. Una vez que se conformó un grupo de pobladores –en
su mayor parte mujeres- que trabajarían en el proyecto, el guardaparques pasó a ser el nexo
entre el grupo, la ONG y el Ministerio. El guardaparques era quien distribuía al interior del
27
grupo los recursos que provenientes de la ONG y del Ministerio. Si bien este proyecto
productivo que implicaba la conservación de la selva, en principio fue percibido por los
pobladores como foráneo al área, con el tiempo tanto la propuesta como la ONG y el
guardaparques, llegaron a tener una considerable aceptación en el conjunto de la población.
Esto se debería no sólo al hecho de que la institución inició el proyecto en un momento de
crisis de los cultivos industriales tradicionales (yerba mate, té), sino también a que con el
trabajo del guardaparques se fue desplegando un sistema de alianzas clientelares que
involucró a los colonos. Por medio del guardaparques, la ONG comenzó a derivar hacia la
colonia recursos tales como herramientas de producción, árboles nativos para reforestar las
chacras, y sobre todo generó una gran expectativa acerca de las ganancias que implicaría la
producción de dulces una vez que estos fuesen ubicados en el mercado.
La relación entre el guardaparques y los pobladores gradualmente adquirió
elementos propios de una alianza clientelar. El guardaparques pasó a constituirse en un
patrón para los colonos que participaban del proyecto, y alcanzó un mayor estatus dentro de
la colonia. Los beneficiarios del proyecto reconocen que para continuar participando en la
distribución de bienes y servicios que derivaban del proyecto, a cambio debían respetar los
parámetros de una producción ecológica, disminuir al máximo la deforestación de los
montes de sus chacras y respetar las reglamentaciones conservacionistas.
Si bien muchos pobladores mantienen relaciones tensas con el guardaparques, puesto
que éste no deja de ser un agente de control, es generalizado el reconocimiento acerca de la
relación cordial que se estableció con los vecinos. Esta relación aparece como opuesta a la
que mantenía con la comunidad, el guardaparques que previamente prestaba servicios en el
área: “Antes había otro que no se daba con nadie, no ayudaba, no salía a conocer a la
gente, no recorría la colonia, ni se mezclaba…” relata un vecino. En cambio el nuevo
guardaparques parece desplegar otra estrategia frente a la comunidad. “La idea de B. es que
si él conoce a los vecinos, les habla y los ayuda, la gente va a dejar de cazar los bichitos
que andan por el monte”. Claramente, estas palabras de un poblador muestran cómo la
consecución de las leyes conservacionistas aquí se basa en crear alianzas con los vecinos,
donde como contraprestación a ayudas personales, se debe respetar la ley.
Otro caso de semejante es el de la colonia Cabureí, vecina al Parque Nacional Iguazú.
Allí uno guardaparques nacional decidió ponerse al frente de un proyecto de desarrollo
28
sustentable. Este proyecto consiste en la promoción de alternativas productivas que lleven a
los colonos a abandonar las practicas degradantes del medioambiente y emprender otras
que generen recursos económicos. Las alternativas que se promueven son producción
porcina, horticultura, producción de mandioca y maíz. De manera similar al caso de
APHYDAL, en esta colonia se organizó a los colonos que deseasen participar del proyecto
en un grupo, que pasó a estar conformado por diez familias. El grupo cuenta con un
delegado, que representa a las familias frente al guardaparques. En este caso se nota
claramente como el sistema de alianzas clientelares que se crea, implica distinciones al
interior de la colonia. Al igual de lo que sucede en los grupos que se conforman mediando
entre agencias de desarrollo y productores colonos, a medida que se desarrolla un mayor
acercamiento con el guardaparques, el delegado pasa a ocupar el rol de "broker" entre la
propuesta externa y el resto de los colonos. A su vez, este sistema se constituye como una
red, en la cual si bien el delegado es cliente del guardaparques y de las institución que
produce el proyecto de desarrollo rural, a su vez también es patrón del resto de los colonos
que participan en el grupo local. Participar de esta red le aporta un capital simbólico al
delegado, puesto que su posición implica un cambio en el estatus del mismo y cierta
movilidad social.
La relación de los distintos actores con el broker cuenta con un contenido moral que es
central para darle vida a la relación clientelar. Tal como vimos en la implementación de
programas de desarrollo sustentable en San Pedro, en el caso de Cabureí la acción del
delegado no se basa en objetivos estrictamente pragmáticos -como serían los de ocupar un
rol de distribuidor en el dar y recibir y devolver bienes y servicios-, sino que
progresivamente éste pasa a encarnar al ambientalismo en la colonia, él delegado pasa a ser
la voz local del discurso conservacionista que promueve el guardaparques. En la
consolidación del rol del delegado como “broker” entre comunidad e institución externa,
participa todo su grupo doméstico, ya que toda la unidad productiva progresivamente gira
en torno a una producción sustentable. El delegado se ha propuesto abandonar el cultivo de
tabaco –por la gran cantidad de agroquímicos utilizados en su producción-, dejar de
desmontar la porción de selva que corresponde a su chacra, y ha participado en un resistido
proyecto de conservación de yaguaretés llevado a cabo desde el Parque Nacional Iguazú.
Así, el delegado además de asumir tareas prácticas y formales, tales como mantener la
29
estructura local del grupo, lo cual facilita el trabajo del guardaparques, también se coloca en
un rol de difusor, e incluso traductor de una nueva manera de ver el mundo.
El ambientalismo en la selva.
Las alianzas clientelares que se establecen entre colonos y actores ambietnalistas (tanto
guardaparques como ONGs de desarrollo sustentable) no pueden ser reducidas a
intercambios mercantiles utilitarios entre individuos que buscan maximizar recursos
escasos. En estas relaciones es ineludible el compromiso moral que se origina entre patrón
y cliente. Las relaciones de patronazgo y clientelismo se basan en un código normativo
implícito, no escrito que domina las relaciones entre patrón y cliente, fundado en el
“honor”, y que obliga a corresponderse y a cumplir lo acordado verbalmente. Tal como se
analiza en otros estudios sobre patronazgo (Campbell; 1964), en nuestro caso el par de
categorías nativas “honor” y “vergüenza” constituyen uno de los fundamento ético que
asegura el cumplimiento legítimo de los compromisos asociados a las relaciones de alianza
y clientela política. En este sentido, los compromisos morales que orientan el intercambio
simbólico y material entre individuos aliados -patrones y clientes- se rigen según la forma
de una economía moral (Thompson; 1995).
Tal lealtad se puso de manifiesto en el caso de una familia rural del departamento
General M. Belgrano. Esta familia recibía “ayudas” por parte de un guardaparques, quien,
según relata un poblador vecino, les “conseguía semillas”, asesoramiento técnico en
cultivos, les realizaba “trámites en el banco, en la municipalidad”, etc. En cierta
oportunidad, miembros de aquella familia fueron descubiertos por el propio guardaparques
cazando en un monte de la zona. El guardaparques no sólo hizo la denuncia policial, que
llevó a que se incautasen las armas usadas, sino que también, según el relato de los vecinos,
habría intervenido para que la familia dejase de recibir el plan de asistencial estatal que
estaba percibiendo. Los vecinos interpretan este incidente no sólo como una muestra del
poder del guardaparques, que va más allá de los limites de la colonia, sino también como la
ruptura de una obligación moral, como el incumplido con el compromiso de devolver lo
que el guardaparques esperaba recibir: la observancia de las leyes conservacionistas. En los
relatos que diversos pobladores hacen del hecho, no se juzga el que alguien realice una
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actividad prohibida, como la caza, sino el que no se cumpla un deber moral, lo cual en este
caso implica deshonor. Con esto vemos cómo en el cumplimiento de la ley aparece con
fuerza un elemento extra-legal, se cumple la regla porque obedecerla forma parte de una
alianza, de un contrato previo. Aquí lo que está en juego en el cumplimiento de estas leyes
no es la autoridad particular de la ley, sino el no caer en deshonra.
En tanto los delegados de los dos casos descriptos, el contenido moral de la relación con
los brokers es central para darle vida a la relación clientelar. El delegado participa de esta
relación más allá de objetivos estrictamente pragmáticos, y en determinado momento, él
pasa a encarnar a “la ecología”, la agroecología, o la conservación, en la colonia, él pasa a
ser la voz local del discurso de la biodiversidad. Así, además de asumir por su rol, ciertas
tareas prácticas y formales, tales como mantener la estructura local de los grupos de
colonos, posibilitando y facilitando el trabajo de la ONG o del guardaparques, también se
coloca en un rol de difusor, divulgador y traductor de esta nueva manera de ver el mundo.
El delegado asume como propias las consignas ambientalistas; incorpora y reproduce,
con sus mediaciones, las representaciones acerca de la naturaleza. De manera que existe un
desarrollo paralelo entre una mayor cercanía personal entre colonos y agentes
ambientalistas (ya sean guardaparques o técnicos de ONGs), con una mayor observancia de
prácticas e ideas ambientalista, y la modificación de conductas respecto a la explotación de
los recursos naturales. No podemos afirmar que estos hechos se desarrollen de forma
directa y necesaria, sino que más bien nos encontraríamos frente a una tendencia en
proceso. Con lo cual no es posible reducir la observancia del ambientalismo entre los
colonos a una estrategia puramente instrumental y consciente deriva de participar en un
sistema clientelar.
Por otro lado, los sentidos que adquiere lo ambiental en las colonias del noreste
misionero, se construyen por mecanismos que van más allá de los planteos de las
instituciones portadoras de este discurso. En relación a las propuesta de desarrollo
sustentable de APHYDAL, si bien implican crear nuevas relaciones sociales no jerárquicas,
basadas en valores comunitarios como la solidaridad y la igualdad, la dinámica de trabajo
en la colonia deriva en otro tipo de relaciones, tales como alianzas clientelares, contrarias a
dichos objetivos. Estas alianzas que implican distinciones jerárquicas entre los individuos,
en tanto derivan en diferencias de estatus y acceso diferencial a los recursos. Aunque tales
31
alianzas entran en contradicción con los valores pretendidos por las instituciones,
posibilitan que propuestas “foráneas” ingresen a la colonia y ocupen un lugar en el mundo
colono.
Con respecto a la legislación conservacionista sucede algo en cierto punto similar. El
cumplimiento de las reglas se efectúa por dos caminos, uno el del temor a la sanción, el
otro el del establecimiento de códigos de honor y lealtades personales a través de alianzas
clientelares. Si bien tanto los colonos como los guardaparques reconocen que lo legal
corresponde a un campo diferente al de otros sistemas de reglas, como las de la amistad,
afinidad, etc., en los hechos lo legal aparece permeado por estos otros campos. Los sentidos
de la legalidad en las colonias del noreste misionero van más allá de planteos puramente
burocráticos e impersonales. La legalidad por un lado es sanción, y por otro se basa en
lealtades que se crean a partir de alianzas clientelares.
Los mecanismos que aquí se ponen en juego, parecerían contradecir las definición de
implementación de programas de desarrollo y de legalidad, a las que aspiran las
instituciones analizadas. En la implementación de propuestas y legislación ambientalistas,
entran en juego elementos jerárquicos, que surgen de las relaciones personales. Pero esto no
pasa a ser un atavismo, un vestigio de instituciones primitivas, sino que más bien parece ser
una condición local en la cual se posibilita que el ambientalismo se haga presente y ocupe
un lugar en el campo misionero.
En relación a las relaciones que se establecen con los guardaparques, más allá de que
las relaciones de afinidad, amistad y clientelismo pareciesen entrar en contradicción con los
valores pretendidos por el sistema legal occidental, estas permean y dan vida a lo legal. Y
serían las que posibilitan que la legislación conservacionista ingrese a la colonia y ocupe un
lugar no represivo en el mundo colono.
Aunque en nuestra sociedad el ámbito de lo legal constituye un subsistema separado de
otros subsistemas, en la dinámica de la vida social lo legal incorpora y se nutre de
elementos que provienen de subsistemas extra-legales. Si el sistema legal moderno y
occidental busca excluir las jerarquías sociales dando igualdad a todos los individuos en el
acceso a la ley, y asegurando esto por medio del sistema burocrática, para nuestro caso de
estudio podemos utilizar las palabras de Luis Dumont para quien “si occidente pretende
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eliminar la jerarquía sacándola por la puerta delantera, esta vuelve a entrar por la puerta de
atrás en otras formas”.
“Boliche” en el Area de Influencia del Parque Provincial Urugua-í.
1
Conclusiones
Arena ambientalista y naturalización colona
La expansión del ambientalismo en Misiones trasciende los objetivos de los agentes que
conforman el frente ambientalista. Las poblaciones rurales toman una actitud activa en este
proceso, resignificando las prácticas y las ideas ambientalistas, tanto relativas a la creación de
reservas naturales como a los programas de desarrollo sustentable. A partir de los últimos años,
se aprecia que tanto desde el sector colono como desde el frente ambientalista, se desarrollan
estrategias de incorporación mutua.
El territorio ambientalista se construye en una dinámica de conflicto entre intereses diversos.
Las distintas posiciones ambientalistas no sólo se gestan en los centros de poder, en las reuniones
ecologistas globales, o en los centros urbanos, sino también en las periferias. En la selva
misionera los sentidos que los pobladores dan a las propuestas del desarrollo sustentable también
construyen el territorio ambiental. Ejemplo de ello es que hay una permanente pretensión de los
colonos por un lugar legítimo en este territorio, y por la construcción de un nuevo sentido de
pertenencia al mismo. Los discursos ambientalistas funcionan como herramientas políticas, desde
el momento en que los pobladores los incorporan en sus reclamos territoriales y productivos. El
reclamo por un lugar se liga estrechamente a la necesidad de no dejar de formar parte del sector
productivo de la provincia, intentando así detener el proceso de empobrecimiento iniciado hace
más de una década. Puesto que el espacio que ocupan pasa a ser pensado como un espacio
natural, para legitimar su lugar en este espacio los colonos se “naturalizan”. Tal “naturalización”
expresa una búsqueda encaminada a establecer puentes con actores ambientalistas.
El territorio de Misiones se constituye en una arena política ambiental, donde se despliega
una lucha por la modalidades de explotación de los recursos naturales y la ocupación territorial.
En esta lucha los colonos pretenden construir una identidad ligada a la conservación, como
agentes con una presencia legítima en el área, y poseedores de saberes y experiencias que les
permiten ocupar un lugar en el ambientalismo. Si hasta la década de 1980, los colonos
representaban el desarrollo transformando la selva, en los inicios de la década de 2000, se
comienza a ver que uno de los principales tipos de desarrollo al que pueden acceder se liga a
alternativas de conservación de la selva, conjuntamente con lo cual se va construyendo una
identidad de colonos “naturales”.
2
Naturaleza y sociedad en el campo misionero
La idea de que la sociedad humana y la naturaleza constituyen ámbitos separados, parece
haber atravesado gran parte de la historia reciente de Misiones, y atraviesa la relación que
mantienen con la RBY, los productores rurales que habitan el Área de Influencia. Para el análisis
de esta relación consideramos a población y Reserva como formando parte de dos frentes que
avanzan sobre un mismo espacio.
La selva fue considerada un espacio “vacío”, en tanto carente de población y disponible para
su explotación productiva. En el proceso de expansión del frente agrícola, la selva ha sido
considerada un espacio cualitativamente diferente a los espacios ocupados y transformados por la
sociedad nacional.
Una lógica similar a esta de avance sobre espacios vacíos, que funcionó como motor del
avance de la sociedad nacional sobre el territorio misionero, se reproduce a nivel de la colonia y
en las chacras. Al interior de las unidades productivas, es posible determinar con claridad una
distinción entre los espacios en producción agrícola-ganadera y los espacios de monte y capuera.
Los espacios en producción son aquellos transformados por el productor, sobre los cuales éste
considera que ejerce control. Son espacios donde hay un orden creado por el hombre. En
oposición a esto, en los espacios de monte y capueras, el colono tiene un rol solo de extractor de
recursos –madera, fauna-. El productor no considera que en estos espacios él establezca un orden;
sino que necesita transformarlos totalmente para considerarlos “controlados y ordenados”. En el
monte que se encuentra al interior de las chacras, los productores van avanzando,
transformándolo según las necesidades de tierra a ser integradas a la producción agroganadera.
En tal sentido, el monte es visto como un espacio de reserva de madera y de tierras buenas para el
cultivo. Si el monte representa posibilidades futuras, la capuera –el otro espacio sin producción-
representa el pasado de la chacra, es decir las tierras que fueron explotadas y han quedado
empobrecidas. De esta manera, la capuera pasa a ser un lugar considerado con cierto desprecio,
donde crece una flora inútil y hostil, matorrales que dificultan el paso, y que tienden a propagarse
como plagas, así como también se constituye en un lugar cuya fauna es peligrosa y despreciada.
La distinción entre espacios con producción y sin producción implica distinciones de la flora
y de la fauna, así como de las actividades humanas, de manera que por ejemplo los espacios con
producción se constituye como lugares de trabajo tanto femenino como masculino, mientras que
el monte y la capuera son ámbitos limitados a lo masculino.
La oposición entre espacios en producción y los sin producción, también se da a nivel de la
distinción entre la colonia en su conjunto y “el monte grande”: el que se extiende más allá de las
3
colonias. En el caso de Esmeralda, los límites de la colonia son los límites entre el área poblada y
el monte. Más allá de la colonia el monte es un lugar inhóspito, en que abunda la fauna salvaje, y
los guardaparques son una presencia temida.
La diferencia entre monte y colonia se refuerza a partir de los distintos orígenes de las tierras.
Las tierras de monte son grandes latifundios de propiedad privada, mientras que la mayor parte
de las tierras de la colonia, aún son fiscales, contando los colonos con permiso de ocupación;
diferencia que lleva a que se denomine a la colonia “el fisco”, en oposición a “la propiedad”. En
el caso de las colonias del Área de Influencia, las tierras de “monte”, son percibidas como un
espacio cualitativamente diferente al de la colonia, un espacio que “está más allá”, al cual tan
sólo ingresan hombres y de manera furtiva.
Es posible establecer paralelos entre las percepciones que tienen, por un lado los pobladores,
y por otro el Estado, en relación al monte. En ambos casos este espacio es pensado como
cualitativamente diferente al espacio poblado, al que se usa con fines productivos –dentro de las
actividades productivas no incluimos las extractivas, como explotación de montes nativos-. La
lógica estatal de pensar la selva derivó en la creación de Reservas Naturales excluyendo a las
poblaciones locales; estableciendo límites rígidos entre población y Reserva, que suelen estar
reforzados por aparatos de control y sanción.
En la creación de Reservas misioneras intervino la percepción de que, ante el avance de la
frontera agraria, se estaba terminando la selva. Si bien el avance de la frontera agraria, no fue el
único factor que llevó a la creación de Reservas Naturales, si fue uno de los más importantes. De
manera que, el proceso de creación de Reservas acontecido entre fines de la década de 1980 y
principios de los año ’90, tuvo el efecto de ser un freno a la expansión de la frontera agraria; de
establecer un límite entre la población humana y la selva. No deja de ser significativo que la
finalización de la expansión de esta frontera es contemporánea al acelerado proceso de creación
de Reservas Naturales sobre tierras fiscales sin población. En ese sentido es que podemos hablar
de dos frentes opuestos -por un lado el frente agrícola y por otro un frente conservacionista-
disputándose las tierras de selva disponibles.
La Reserva de Biosfera Yabotí también formó parte del frente conservacionista, más allá de
haberse creado sobre tierras que en su mayor parte son privadas –80% propiedades privadas, 20%
de tierras fiscales-. La creación de la Reserva contó entre sus fundamentos el hecho de que la
provincia se estaba quedando sin sus selvas; interpretando que el sector de los pobladores rurales,
con sus prácticas agrícolas erosivas, era uno de los principales responsables por la disminución de
la masa boscosa.
4
Si bien Colonia Esmeralda quedó por fuera de los límites de la Reserva de Biosfera, el frente
conservacionista se encuentra presente en esta colonia. Por el área circulan diversos actores
relacionados con la conservación del medioambiente, circulan discursos que proponen que éste es
“el pulmón del mundo”, que aquí se produce “aire puro”, circulan guardaparques, Inspectores de
la Oficina de Bosques, e incluso algunos pobladores aseguran que suele sobrevolar la zona un
helicóptero que controla los rozados ilegales. Estas presencias tienen consecuencias sobre la vida
de la colonia, de manera tal que, llevan a los productores a modificar algunas de sus prácticas
ante el temor de ser controlados, es así como producen nuevas percepción de los pobladores
sobre sus propias prácticas y sobre el lugar en que viven. Los pobladores pasan a considerar que
sobre ellos pesa la responsabilidad de cuidar el monte, de proteger los recursos, y que sus
prácticas pueden tener consecuencias que trasciendan los límites del área, afectando a otros
países, en otros continentes. De esta manera, para los colonos misioneros, la provincia pasa a
ocupar un lugar en el planeta que la constituye en uno de los pocos sitios en que se conserva el
monte.
En la difusión de perspectivas ambientalistas participan activamente agencias de desarrollo,
cuyas propuestas productivas gozan de amplia aceptación entre los productores. Pero no todos los
colonos incorporan el conjunto de propuestas de desarrollo sustentable o agroecológico de
manera integral. Nuestra hipótesis es que en la incorporación de tales ideas se presentan diversos
factores en juego. Además de los intereses y aptitudes personales de cada productor para
emprender un cambio productivo, intervendrían en sus actitudes, factores relacionados con el tipo
de cultivo a que se dedica cada grupo doméstico; e intervendrían también los intereses de los
productores por integrar la estructura local de las agencias, y ocupar lugares de poder al interior
de la colonia.
Consideramos que la presencia de estas agencias de desarrollo forman parte de la expansión
del frente conservacionista, ya que al igual que las Reservas, proponen una transformación de las
prácticas sobre los recursos naturales, a favor de conservarlos. De esta manera vemos que el
frente conservacionista no es unívoco ni homogéneo, sino más bien un campo en tensión, un
espacio de disputas, que incluye posiciones diversas. Inclusive en las acciones conservacionistas
del Estado provincial es posible ver conflictos y fracturas. Por ejemplo, si bien en un principio la
RBY se proyectó para satisfacer intereses que excluían a las poblaciones rurales, gradualmente
comenzaron a surgir con mayor fuerza voces provenientes de otros sectores del Estado que
buscaban incluir a los colonos, e inclusive extender los límites de la Reserva abarcando las
5
colonias de su Área de Influencia. El hecho de que las propuestas de este otro sector oficial, aún
no hayan logrado concretarse con éxito demuestra lo dinámico del proceso.
Las colonias del Área de Influencia de la RBY constituyen un lugar privilegiado para el
estudio del espacio donde convergen una cosmografía ambientalista y otra desarrollito-colona.
Entre los colonos del Área asistimos a una visión del mundo en la que interviene la presencia de
diversos actores que proponen formas nuevas de relación con el medio. Pero la presencia de
actores externos no deriva en una aceptación pasiva de sus propuestas, por parte de la comunidad
local. Hay una permanente recreación de las prácticas y de las percepciones del medio y el
espacio. Consideraremos que los influjos externos a una comunidad, provenientes del Estado, del
mercado, de grupos dominantes o de agentes externos a la comunidad, son mediatizados por los
actores locales, procurando procesar tales factores externos a favor de sus propios intereses y
necesidades. En esta línea de pensamiento los actores sociales no son receptores pasivos frente a
ciertas configuraciones sociales, económicas o institucionales, sino partícipes activos en procesos
de transformación de la información recibida y en el diseño de estrategias que organizan la
interacción individual y colectiva frente a otros actores locales y con las instituciones externas a
las colonias y su personal.
Si bien el concepto de Reserva de Biosfera implica la integración de las poblaciones locales a
la conservación de la naturaleza, en la Reserva de Biosfera Yabotí ha predominado una visión
dicotómica entre ambos, que señala que población y Reserva son incompatibles. Consideramos
que para transformar el signo de esta relación una de las acciones fundamentales es la
participación de la población; lograr que esta se involucre en la conservación. Esto implica
romper con la idea de conservación como una práctica externa, impuesta desde afuera.
La participación no debería ser un instrumento con el cual subsumir voluntariamente a las
poblaciones a los esquemas de las áreas protegidas. En los modelos de participación que han
predominado en la conservación, los pobladores locales han jugado un rol pasivo. En estos
modelos los profesionales externos son quienes manejan la información y los proyectos, en tanto
que los pobladores son sólo receptores de lo que se está por hacer o ya se ha hecho. Ese modelo
de supuesta participación suele ir acompañada por el relevamiento de información –a través de
censos, cuestionarios, talleres de consulta- sobre las características de la población, en los cuales
los pobladores no tienen ningún tipo de participación real ni en el diseño de los instrumentos de
recolección de datos, ni en su análisis. De manera que no tienen oportunidad de influenciar en los
procedimientos, ni en los hallazgos de las investigaciones y los proyectos. Estos modelos de
participación de la población derivan en que los puntos de vista locales lleven sólo a ajustes en la
6
definición de los programas de conservación, pero no a diseñar programas con un
involucramiento activo de todos los actores. (Pimbert & Pretty; 2000).
Otro tipo de participación, es aquella que se logra por medio de incentivos materiales, a través
de la producción y comercialización de producciones hechas en marcos sustentables o
agroecológicos. Aquí el problema radica en que por un lado, suele no incluirse a la población en
los procesos de investigación y aprendizaje sobre ese tipo de producción; y los productores pasan
a ser sólo receptores de técnicas y tecnología novedosas. Por otro lado, los productores no
comparten el marco general de las ideas conservacionistas de los técnicos y profesionales, y
participan en ese tipo de producción fundamentalmente para recibir incentivos materiales. En
esos casos, la participación se prolonga mientras existan tales incentivos, y el interés de los
productores se acaba cuando los incentivos terminan. Coincidimos con quienes afirman que la
modalidad de participación de los pobladores debería llevar a su inclusión desde el principio,
encontrándose presentes de manera activa desde las primeras discusiones. Claro que la
participación de la comunidad local implica negociación y llegar a acuerdos, lo cual no siempre
hace posible el logro de los objetivos conservacionistas tal como son pensados desde las
administraciones estatales, las ONG ambientalistas, y demás actores (ver Pimbert, Pretty 2002).
Esto, por parte de los profesionales implica que no existe un único conocimiento “correcto”,
sobre la conservación, sino que es necesario dar lugar a las múltiples perspectivas en cada
situación problemática.
193
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