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oriental40la historia de la literatura uruguaya
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.:SU: fuciculo ha sido preparado por elDr. Carlos Rtal de AzúJII )' adaplado porel Ikparlanlc:nlo Lilerario del Centro"".dilor de América Latina.
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LASBIOGRAFIAS
A medio camino entre la condición de género literario y la función de disciplina auxiliarde la bistoria, Iq biografía presenta problemasde conceptuación y deslinde extremadamenteserios. La investigación de los rastros que cadapersona, en mayor o menor cantidad, deja trassu paso, la capacidad de proyectarse (ya lallamemos "introyección", "comprehensión","simpatía", "empatía" o 1e otras muchas maneras 1 sobre esa zona, la más céntrica, desde la que el curso vital y psicológico de unser humano Se hace inteligib:e; la habilidadde construir una figura coherente con las certezas e intuiciones que brinde todo lo anterior,de hacerla vivir según un ri.tmo veraz, persuasivo, aúnan necesidades y capacidades quereclaman de manera persistente aunque desigual tanto el arte como la ciencia.
Planteado lo anterior, podrá resultar especialmente obvio que cua:quier acumulación documental en torno a una figura histórica, quecualquier d:bujo de la linea de su vida enbase a los escuetos rlatos de su peripeciaexterna no reúnen a:ributos que los hagan merecedores de recuento en el balance rle unaliteratura nacional.
MODELO DE LA BIOGRAFfA CABAL
Difícil es que a:gún texto incapaz de satisfacer las precedentes condiciones pueda acceder a una calidad biográfica rotunda. lasólida base de un repertorio lo más extensoposible de fuentes documentales y testimoniales eS absolutamente necesaria si se piensa
que la acclon externa de una personalidades un "hecho histórico" como cualquier otro,y si se a:iende a que la inexistencia de esabase es Jo c;ue promueve esa invención demala ley que busca llenar fantasiosamente losbaches de lo mucho o poco que pueda ignorarse. Existe siempre, claro está, en cadaser humano, una dimensión interna estrictamente insondable, una dimensión de la quesus palabras, sus gestos o sus ac:os puedendarnos "indicios", aunque poco' más, y paracuya comprensión y recreación, aquellos dones de "introyección", de "empatía" muestran una necesidad que está más allá de todoel descrédito que puedan irrogarle nuevas modas, terminologías o escuelas psicológicas. Loanterior apunta a otra exigencia de la biografía, que es la que cabe llamar su aptitudde "profundización" en el individuo humano,un requerimiento que no tiene necesariamenteque ver -y aun es mejor que no lo tengacon la presunta necesidad de darle, inventándola, una "vida interior", según era habitual decir hasta no hace mucho con esta imagen espacializadora que tanto éxito ha. tenidoy que tan desorientadora es.
Vale también para la biografía lo que uncrítico francés, Gaétan Picon, apuntaba, marcando el paso entre la concepción de la novela tradicional y la del presente. la primera,dice, emprendía la caracterización de un per~onaie por medio del "inventario de una' con-
'ciencia"; la ;.egunda lo hace mediante "ladescripción de una situación", en cuyo enfrentamiento el personaje, indirectamente se escla·
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LOS PRECURSORESSe sitúa en nuestro siglo, fundamental·
mente, una proporción abrumadora de laproducción biogrófica uruguaya. Pero comoprincipio quieren las cosos.. vale la penamarcar de modo sumario qué precursores tuvo en el país esto labor y qué modalidadesen ellos adoptó.
Fue posiblemente hacia los últimos añosde lo Defensa y el Sitio Grande que losprimeros textos biogróficos uruguayos fueroncompuestos, dentro de un movimiento deinterés por el posado nocional que testimoniaron, dentro de lo ciudad, los trabajosiniciales de Lomos y los publicaciones delComercio del Plotay, en el Cerrito, lo actividad del general Antonio Díoz. Se trotó,por lo habitual, de sumarios esbozos biográficos de algunos personalidades que lamuerte había arrebatado de los núcleos beligerantes por aquellos años, lo que explico,de modo suficiente, que toles póginos esténimpregnados o menudo de uno firme, cálido devoción y de ese conocimiento íntimode lo personalidad trotada que una largaconvivencia había sido capaz de acendrar.Tal es lo característico del esbozo de loexistencia de Francisco Joaquín Muñoz trozado por Melchor Pacheco .; abes (en "Revisto Histórico" t. VII), del que dedicó oéste el general Lorenzo Ba/lle (en ídem, t.1) del de Florencia Varelo sobre SantiagoVázquez (en ídem, t. VI-VII;. En otros oportunidades, es lo actividad de los memorialistas lo que se completó con determinadosbiografías, lo que es el coso de CarlosAnayo en sus perfiles de Antonio Pereira(en lo Correspondencia, de Gabriel A. Pereira) y de Rivera, Oribe, Carlos Villodemoros y Felipe Alvarez Bengocheo (en "Revisto Histórico" t. XXXI Y XXXV).
Todo esto etapa !"eliminar de lo biografío uruguayo puede muy bien clousurorsecon el metódico empeño de Isidoro de Moría, biógrafo fundador de nuestro Artigas en1860 pero, sobre todo, autor del primer considerable conjunto de vidas uruguayos en sutodavía útil Rasgos b;ográficos de hombresnotables de la República Oriental del Uruguay (cuatro volúmenes publicados entre1879 y 1886 Y republicados en 1939 por iniciativo del historiador Juan E. Pivel Devoto).
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.Eduardo de Salteroin y Herrera, según Hermenegilllo 5óbal.
rece y se configura. Si una existencia humanaes interacción entre sí misma y su medio, siel hombre es "sociedad" e "intimidad", paraemplear los términos de Ortega y Gasset, esamezcla de "intuición" y "construcción" de unproceso personal que la biografía importa, supone verlo en el doble movimiento de su "ensimismarse" y su volverse hacia fuera (o "alterarse"), o utilizando un distingo acuñadopara otro fin, en su dual aspecto de com-posicion y ex-posición.
Dotar al personaje de esta condición de totalidad, de redondez, supone, como es natural,algo más que alinear una secuencia de hechos, por bien documentados que estén, peroque no son capaces, por si mismos, de lograrla coherencia, la continuidad que supone unaexperiencia personal. La cuestión de la "magnitud" biográfica se Plantea~·quí, porque comoocurre con las distintas posi ilidades del cuento y de la novela, la bue a biografia debelograr un espesor de vida,· una densidad deexistencia que, aunque no eixija las dimensiones que elegía para las suyas Alberto Palomeque conlleva, sí, una morpsidad de recreación, una acumulación de grillndes Y pequeñostoques que no pueden expedirse normalmentepor medio de la silueta breve -de las quehay muy buenos ejemplos naCionales- o porla sintesis biográfica al estilo de diccionario.Sin esa abundancia, a vece$ aparentemente
. gratuita, sin esa lentitud de ritmo, es muy dificil que la obra biográfica dote a su personajede eSe poder de aproximación al lector quepermite, por parte de éste, Iqs procesos deidentificación y proyección que hacen de labuena biografia una forma de I,"vida vicaria".Un ostensible anglicismo que designa esa facultad del arte de hacernos vivir en otras dimensiones de existencia que aquellas en lasque, más o menos inexorablemente, estamosinscriptos.
Concebido con esta ambición, parece demás decir que el hacer biográfico supone unfuerte sustento teórico con rubros muy importantes y tal vez insoslayables. El tema clásico de una dialéctica de "azar", "destino"y "libertad" es uno de ellos. Pero más categoria conceptual posee una sistemática u ontología de la vida humana, esa zona quefue la última en ser ordenada bajo el rigorfilosófico. Aunque tiene también valor psiquicoy antropológico el asunto de los dislintos tipos de "cursos de la vida" humana -rápidosy ·'entos, breves y dilatados y sus elementoshaceres, empresas- y sus brazos: ascendente,descendente. Empero tal vez este enfoque seauno de los varios que plantea el problema dela absorción del individuo en una serie; y elvalor de esa absorción, esclareceder o no, un
punto en el que la "tipología" y la "caracterología" actuales tienen mucho que decira un arte biográfico teóricamente bien asentado.
ACHAQUES DE LA BIOGRAFfA URUGUAYA
Si se tiene a la vista este plan máximo debiografia cabal o cualquier otro que hagasu vez, se comprende de modo suficiente quemuy pocos textos concretos alcancen ese nively que el género, después del breve veranillode "biografía psicológica" en manos de escritores de la calidad de lytton, Strachey odel Maurois de la madurez, haya sufrido después y sufra hoy -hablamos en términos universales- el descrédito que le irrogaron esosbiógrafos comerciales que tuvieron su precursor en la facilidad alquilona del olvidado EmilLudwig. Pareceria por ello que, a escala mundial también, sólo por emprendimientos de lamagnitud del Lineol", de Carl Sandburg, delTrotzky de Isaac Deutscher o del Freud deErost Jones, el género se rescatara de su condición de literatura de sobremesa y recuperarasus valores de solidez científica y ejercicio eficaz y delicado de penetración en una personalidad decisiva de la historia.
Vueltos a la biografía uruguaya, digamosque aplicarle pautas tan exigentes no sólo esabusivo sino también innecesario: la biografícr.uruguaya, un género modesto, se las arreglasola para tener defectos tan ostensibles comomodestos ellos también.
la falla más habitual y más reiterada delbastante abundante material biográfico es, sumariamente dicho, la falta de construcción delpersonaje en todas las acepciones y direcciones poco mós arriba recapituladas. Esta aserción, como es natural, no niega el aciertohistoriográfico ni la utilidad, sobre tod6, delos textos que no la logren, muy a menudoporque no pretenden hacerlo o, es probable,ni conciben siquiera su posibilidad. El Ellauride Dardo Estrada, los excelentes esbozos dePablo Blanco Acevedo sobre Nicolás Herreray Andrés Lamas son modelos de esta literaturaescueta, segura y honesta. Distinto es el casode obras más ambiciosas de propósito y máscuantiosa extensión, en las que el documentoabundosamente aportado parece ca!culado para obviar todo esfuerzo de penetración porparte del autor y toda construcción de unpersonaje cabal. Se practique o no e~t_~ abstención a nombre de la ciencia, como si éstadispensase de la imaginación y hasta existiesesin ella, lo cierto es que el más inerte factualismo preside tales trabajos, en los quesólo el mérito que representa la exhumaciónde mucha documentación inédita conmuta a
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mediC'.s el general descrédito que pesa sobrela biografía como actividad intelectual de muyrelativa monta, entre otras cosas, porque elmismo hilo biográfico exime de lodo esfuerzosistematizador medianamente distinguido.
Dentro de esta abundante ver:iente hay hilos en los que el personaje es só:o el rÓ'ulode la compilación documental; los hay en losque queda materialmente anegado por eldesarrollo histórico que lo entorna. Menos frecuentes son las oportunidades en que, consciente el autor de la lesiva ex~erioridad ríe sucriatura, busca inventarle un carácter en basea inferencias logradas de sus actos externos,sin perjuicio, claro está, de ratificarlo, de modocircular, por medio de esos mismos ac~os. Enun caso como en otro; la biografia uruguaya-aunque éste también es achaque de la biografía universal- aparece cándidamente deespaldas a todo el repertorio conceptual quela sociología, la antropología filosófica y lapsicología actuales han elaborado y puesto alalcance de quien lo sepa usar.
Así y todo, si el esfuerzo hubiera sido másequitativo, una comprensión profundizada delpasado del país podria contar más de lo quelo hace con la labor de los biógrafos. Peromotivos de celebración patriótica o de embanderamiento partidario han llevado a una verdadera congestión de tentativas sobre ciertosnombres, sin que podamos decir, empero, queexiste sobre alguno de ellos el trabajo esclarecedor y modelo. Es lo que sucede con laspersonalidades de Artigas, Rivera, Oribe, JoséPedro Varela, Batlle y Herrera, mien'ras ínfinidad de figuras influyentes y sugestivas nohan conocido aún la primera mano que seatreva con ellas. Esto, claro está, si se olvidala contribución modesta pero tan posi'iva delos dicCionarios y conjun~os biográficos, desdeDe María y Araújo hasta Fernández Saldañay Augusto L. Schulkin. O, también, la investigación genealógica, desde Luis E. Azarola Gilhasta Juan E. Apolant.
MOVILIZACIONES Y MOTIVACIONES
Los diferentes tipos de motivaciones o, másexactamente expresado, las diversas clases de"movilizaciones" que llevan a la labor biográfica no califican por sí, necesariamente, lacalidad de los logros, del quilate que las obras,ya concluidas, representen. Es~a afirmación,que es un lugar común de entre los varios quepautan el paso entre el plano de lo subjetivoy el de la objetividad, no se con:radice forzosamente con otra. Que consis'e en señalarque determinados móviles ya presuponen enellos mismos el fruto que ha de madurar y losdefectos que han de malearlo, una presupo-
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VACIOS DE LA BIOGRAFIA URULa insistencia en estudiar algunas figu·
ras de nuestro pasado, a la que ya se haaludido, ha de(ado en la sombra. vírgenesde todo empeño, personalidades sin duda"menores", en términos de significación v deinfluencia que las de Artigas, Rivera, Batlleo Saravia, por recordar sólo los suietos biográficos más transitados.
En este sentido Y en cualquier historia nacional, el repertorio de temas posibles esprácticamente infinito: un hombre en manosdel biógrafo es como la anécdota, el "faitdivers" que suscitan la imaginaci6n del narrador; el má~ ínfimo puede revelar POSI
bilidades inventivas y recreadoras insospechadas, el más considerable mostrar en elcamino de su evocación aue tomamos conél una falsa ruta.
Del período de las luchas por la independencia v la formación nacional, Salterain Herrera extraio la {i(lUra secundaria deun secretario de Artigas, el fraile Monterroso, v loaró con ella una sugestiva evocación v un esclarecedor examen del proceso de elaboración del pensamiento Oftlguista. Pero ¿qué interés no tendrían comomaterial bio,:,ráfico los subcaudillos más ásperos: un Otorl"lués v, sobre todo, un Encernación? De las IJrandes personalidadesciviles de aquel oeríodo, están virtualmenteintocadas, pese a a/"unos esbozos menores,las de Nicolás Herrera. Lucas Obes y Santiago Vázquez: por la variedad de escenarios en que se movieron. por el color hu-
Raúl Montero SIIstamante.
ENSAYOS
PERiODO HOM.\NTfCO
GUAYAmano y el desagarro de su correspondenCia,por el valor social v político representativode sus tornadizas líneas de conduc:a, lostres, pero sobre todo los dos primeros, serían un tema fascinante de grandes biografías.
Las mismas razones. pero a un nivel temoporal en el aue fado su acción tuvo tantomás gruesa incidwcia en el de;tino uruguayo, militarían a favor de un Andrés Lamas, pese igualmente a algunos acercamientos más bien sumarios.
Entre los ;efes militares y caudillos denuestras guerras civiles, hay una legión desuietos posibles, pero creemos especialmenteque los de más alto interés deben ser Ti·moteo Aparicio v, sobre todo, Anae/eto Medina, aese a la falta de testimonios escritosauténticos aue su nivel de educación de·terminó.
Entre las personalidades menores del 900uruguayo (las mayores e:tán casi todas suficientemente estudiadas.! se halla.. por supuesto, el pintoresco y aún no agotado Robertode las Carreras. Pero creemos que aun mayor atractivo tendría el recuento biográficode esa especie de André Gide en pequeño-también la trayectoria del fervoroso protestante al propagandista y teórico de la pederastía- que fue Alberto Nin Frías.
Mayor que los dos últimamente nombrados, ese "dandy" montevideano - parisino, esesobreviviente uruguayo de la generación al"gentina del 80 que fue Eugenio Garzón
(1849.1940;, rearesenta un gran tema queEduardo Blanco Acevedo apenas abocetóen 'alguna pág:na de circunstanclO.
De las primeras décadas del s:glo XX ysu lote de políticos han s:do ob;eto de desa·rrollos bior¡ráficos -además de Batlle y l-terrera -Serrato, Brum, Casio, Ramírez, etc.Puede creerse, sin embargo, aue mucho másalto valor sociológico - político tendrían unbuen "Feliciano Viera" y un buen "JuliOMaría 50:0", para quien sea capaz de introducirse en la aran papelería de su tiempoy en los muchos testimonios de ellos queaún sobreviven.
y quedan todavía virtualmente sin explorar y como su;etos o un veto de mtocabllidad, los hombres de negocio, los empre·sarios. Cuando al'Juien los recuerdo es porenca~go de familia y con lo intención idealizadora previsible. Los mi:mos dlCcíonariosbiográficos los soslayan y el voluminoso Uruguayos contemporáneos de Arturo Scarone,tan diligente en me/uir todos los odontólogos y todos los escribanos del país, todoslos iefes militares en actividad o en retiro,no menciona casi grandes estancieros.; industriales o banqueros. Lo laguna que esto re·presenta en el conocimiento social es ev/dente. ¿Qué no iluminaría. por eiem.l')/o, enel período 1840-1860, un sólido estudio sobreSamuel Lafone? -,O el crecimienfo urbanode Montevideo. uno sobre Francisco Piria?¿O en el proceso de industrialización delpaís, uno sobre Angel y Lorenzo Salvo, oJulio Mailhos o tantos (no demasiados) otros?
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sici6n que admite demastraci6n en contrarioaunque muy pocas, en verdad, havan méritosporo tal odmisi6n, Pues la cuelti6n es quesi el rielVo mál común de lo biografío es lainflación del temo-personaje, lo trascendentolizaci6n a veces desatentada de sus empresas,el vrueso subrayado de sus volares y el disi·mulo de sus fallal y mediocridades, existen 01vunos modas de motivaci6n que llevan de 10mano o caer en ellos y que sólo un eduenoheroico logro evitarlas.
Como estas motivaciones han ·actuada mu·cho sobre la biovrofia uruguayo, vale lo penorecopitularlas.
Uno literolura bioVráfico de descendientelengranden casi siempre 01 biovrafiado porrazones entre los que na siempre se halloausente lo del conocimiento desinteresado delpasado pero en las que, par lo general, obratonto mál el designio, consciente o ¡nconsciente, de primone socialmente con lo ocre·cido importancia del antecesor. Retribuci6n in·visible, simbólico muchas veces, puel ciertosub-patriciado descaecida entre los que sereclutan muchos de los bi6grafos de esta claseno remonta lo cuesto de lo prelación socialpor medios ton fácilel.
En otros (y mucho más contados oportunidodel) lo promoción del ancestro no puedecumplirlo ningún familiar, yo seo por carenciade medial comunicativos, ya por necesitar svshoras poro toreos de más remuneración. Loindole delicado de lo relación que estos circunstancias crean, harán explicable al lectorque las hipótesis que el autor de estos páginas tiene "in mente" no leon estampadalen ellas,
No ha faltado lampoco en nuestro ambiente un sub-vénero biográfico de común existencia en todos los poiles que tienen un régimen poliUco con elecciones y partidos compelitivol. Es, como se presumiró, el de lo biogrofia de promoci6n o de apoyo, lanzado porlo habitual dilcretamente en los tramos precandidolurioles de cado contiendo presidencialpero, lambién, o veces, en p~eno periodo depropagando electoral. En ocasiones, osimismo,responden 01 intenlo de reflotar uno figuropolítico soslayada o mantener aIras en plenovigencia, sin que esto- agole el rubro de de·signios pues no hoy solución de continuidad-téngole el volar de decirlo-- entre lo promoción del personaje-tema y lo promoción delautor; esto ambigüedad podría ser obundosomente regiltrado en lo numeroso literatura dedicado o un jefe de portido que profesó diltinvuidas aficiones hist6ricas, en cuyo coso elrubro de asuntos se exlendió, desde el mismopersono!e o lo lucido serie de sus antecesoresy aun o lo de los jefel militor.s revoluciono-
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rios (y todavia familiares de éstos ... 1 vinculados a la primera etapa de su vida. Registrada esta interesante variante autóctona,puede afirmarse que son computables en lamodalidad general más clara y aun perfectamente honorable, algunos trabajos dedicadosa Batlle, a Herrera, a Terra, a Baldomir, aBerreta, a Juan Andrés Ramírez, las dos "vidas" ofrendadas a José Serrato por Adosto D.González y Juan Carlos Welker y los variostextos con que el fiel Juan Carlos QuinterosDelgado propulsó la nunca concretada presidencia de Don Pedro Casio.
Entre estos textos, dedicados a vivientes yotros, en los que se estudia el curso vital deseres humanos mucho más distantes, no existetampoco solución estricta de continuidad y sisólo la diferencia que va desde la oferta pública de una personalidad política y el encomiode la línea de acción, los méritos patrióticoso la positividad ideológica de una colectividadpartidaria, tal como sus grandes dirigentes laexpresaron. Existe en el pais una nutrida literatura biográfica sobre las figuras capitalesde los partidos colorado y blanco; los trabajos,en especial, sobre Rivera y Batlle, sobre Oribey Saravia presentan una singular abundancia,tanto en sí mísma como si se la compara conel índice de frecuencias regular del género.En el caso de los dos caudillos fundadores,el conjunto es considerable, ya se recorra eltrayecto que va desde el Rivera de Isídoro deMaría hasta las defensas, bastante crepusculares, de José G. Antuña y Alfredo Lepra, yael que, en el caso de Oribe, transcurre desdeel valeroso alegato de José Pedro Píntos hastael penetrante replanteo de Guillermo StewartVargas. Literatura polémica y plutarquiana ala vez, con algunas excepciones, tiene la condición, no siempre infeliz, de poder cancelarsemutuamente, sín que tampoco el plano consensual de lo que las dos posiciones aceptanposea una consistencia del otro mundo.
CUATRO MODALIDADES BIOGRÁFICAS
No siempre, tales tipos de motivación handecidido del emprendimiento biográfico y nosiempre, tampoco, éstos han sido obstáculosinsuperables para lograr una buena biografía.Sin embargo, y por lo regular, los mejoresejemplos uruguayos del género parecen haberestado acicateados por un interés más intelectual, menos inmediato. Digamos con precisiónmuy relativa: el interés por las incógnitas, porlas posibilidades que en el personaje a estudiar se suponen latentes, la fascinación queéste, desde un conocimiento preliminar y mássuperficial pueda ejercer sobre el escritor llamado a recrearlo, "las afinidades electivas"
Luis Bonavita.
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eslimul<:lntes entre tem<:l y <:Iutor y, <:Iun, esos<:Iccidentes que suelen poner en m<:lnos de uncurioso un lote de documentos o un m<:lnojode testimonios cuyo v<:llor es C<:lp<:lZ de advertir.
Desde tal punto de partid<:l, los logros biográficos (descartemos las pifi<:ls), desde unnivel de felicidad que padrí<:lmos c<:llificar de"artístico" o "Iiter<:lrio", Jos enfoques posib:esson v<:Irios, y v<:lle 1<:1 pen<:l distinguirlos.
Hay un<:l biografía de tipo psicologista o 11<:1n<:lmente psicológic<:l, en el sentWo de que suinterés, aun sin desdeñ<:lr el juego di<:llécticoentre hombre y circunstanci<:l se centra en 1<:1estruetur<:l íntim<:l del personoje y sus procesosinteriores. Y<:I hemos hecho más arrib<:l las reservas que esta modalidad, representada portextos de Salterain Herrera, Manacorda y Bonavita, puede despertar.
Hay, asimismo, una orientación sociologistadel género biográfico, que tiende <:1 enfocarla construcción de una personalidad desde lainteracción entre el hombre y su circunstanciahistórico-social, subrayando, desde esta perspectiva, los valores de tipicidad o representatividad de la figura estudiada. Creemos que,entre las destacadas, las biografías de Lockhartson las que se in serIan más cabalmente enesta dirección. Pero también podrían recordarse, dentro de ella, el Berrela de DanielVidart y la Vida de Basilio Muñoz (1938) deArdao y Castro.
Línea media entre <:Imbas, por un menorénfasis en cualquiera de 1<:1 S dos vertientesque lo psíquico y lo social importan, podríaser considerada la biografía historizante, unatendencia en la que no es injusto situar, paroponer ejemplos autóctonos, a Raúl MonteroBustamante.
Singular, solitaria muestra de la biografíaepizante o estrictamente épica es La Epopeyade Artigas (1910), de Juan Zorrillo de SanMartín. El primer Jefe de los Orientales, identificado invariablemente con el arquetipo heroico, en la tradición conceptual de Carlyle yde Emerson, es visto como el centro, o el vórtice, de fuerzas trascendentes movidas por loProvidencia.
En tal modalidad o en la sociologizante,el personaje funciona como núcleo estructuradar de un vasto proceso histórico, lo quepeculiariza, en especial, los trabajos dedicadosa las figuras politicas mayores -caso de Artigas o de Batlle-de nuestra historia. Enotros casos, las dos dimensiones que representan el sujeto personal y el medio en quese mueve, se dan con mayor equilibrio, loque quiere, también, decir, que el segundopesa menos abrumadoramente sobre la andadura biográfica concreta del hombre.
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BIOGRAFIA y GENEALOGIA: UNl IComo va se hacia referencía, asume con
siderable importancia en el conocimiento delos elencos de nuestro pasado la atencIón yel trabajo dedicados a ellos por descen-dientes más o menos cercanos. Aun sin con· Isiderar jos variados móviles a Que esa labor .'.puede obedecer, la trayectoria ~e/ativamentebreve de la socíedad uruguaya hace comprensible estos empeños. cuya cuantía no esinútil verificar en una lista en la que, porrazones de brevedad, sólo se mencionaranautor y tema sin referencia bibliográfica ai-guna. Vale la pena precisar que no todosestos textos llegan a la magnitud del tibroy, por supuesto, Que la lista no es, ni muchomenos, exhaustiva.
Figuras del período colonial: Juan Carlosde Alzaybar sobre Francisco de Alzaybar(una ácida biografía polémica contra el P.J. F. Salaverry, impregnada de un espíntudesusadamente reccionario y antañónÍ; Jorge Soler Vilardebó sobre Miguel Antonio V,.
-
Fernández Saldaña.
~GIA: UNA LITERATURA DE DESCENDIENTESe con·Ita de,Ión yescen·1 conlabormentecomo
no es, por~oran
'o ai.todostibro
lucho
'orlosIybarel P.oí"tuJor·
o V,.
lardebó; Moría Antonio Mossini sobre Antonio Mossini; Ramón Mora Mor¡oriños sobreFrancisco Magoriños; C. Villegos Suórez sobre Santiago Sainz de lo Mozo; Julio LerenoJuonicó sobre Francisco Juonicó.
Figuras del periodo independiente: Monano Ferreira sobre los Artiqas y los Ferreira;Daniel Herrera y Thode sobre Lucas abes;Héctor A. Gerona sobre F'oncisco Araúcho;Hubertina de Gomensoro Moyana sobre Tomós X. de Gomensoro; Celia S. de Pérez Gomor sobre Santiago Vózquez; Ricardo D.Campos sobre Juan M. Turrevro v TomésGorda de Zúñiga; Aquiles Oribe sobre Ma·nuel Oribe; Eugenio Garzón sobre el generalEugenio Garzón.
Período de las guerras civiles.. el militarismo y la consolidación civilista: AurelianoBerro sobre Bernardo Berro: Fermín HuertasBerro sobre el mismo.. sus parientes y las familias Huertas y Bustamante; Gastón Ninsobre Federico Nin Reyes; Alberto Palome-
que sobre José Gabriel Po/omeque; EmiliOOribe (hi;o) sobre Dionisia Coronel; JoseLuciano Martínez sobre Santos; María E. y C.Idiarte Borda sobre Juan Idiarte Borda; Fe·derico Grundwalt Ramasso sobre Juan loCuestas; José C. Williman sobre ClaudiaWilliman; Hugo Mongrell sobre Luis Mongrel/; Nepomuceno Saravia Garcio sobreAparicio Saravio.
y si o la historio misma, en su nivel mósalto, atendemos, acuál es la magnitud de loparte que los recuerdos, orgullos y remordimientos de familia no representan a travésde Domingo Bauzó y, en especial, del ge·neral Rufino Bm.(zá, en lo Historia de la Do·minación Española en el Uruguay? ¿Quesignificación no adquiere en la obra deEduardo Acevedo y, sobre todo, en el mejorvolumen de la serie de las Anales, la hIstórica actuación de su padre ¡unlo a Bernardo Prudencio Berro? y aun los e;emp/ospodrían multiplicarse.
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UN QUINTETO DE APORTADORES
De entre toda la masa biográfica uruguayay de entre el gran número de escritores queesporádicamente han contribuido a ella no resulta injusto entresacar cinco nombres de especial significación. Y ello es así porque, aunsin poder considerárseles -salvo uno- "especialistas" en el género, aun sin proponer unmodelo original de enfoque o de estilo, la importancia cuantitativa de su labor, su persistencia en ella, su acercamiento a los patronesmás prestigiosos del género biográfico, losdestacan del lote gris de los cultores más irregulares, o menos dotados de él.
En una carrera de lo que antes so'ía denominarse "polígrafo" - crítico e historiadorliterario, poeta, narrador de viajes, antologista e historiador "sensu stricto", RAÚL MONTERO BUSTAMANTE (1881 -1958) llegó muytempranamente a la tentativa biográfica, comolo testimonian los esbozos publicados en la"Revista Histórica" hacia 1910. Pero no seríahasta 1928 que dio a publicidad su primeracolección de ensayos biográficos, a la que síguieron regularmente contribuciones de idéntica naturaleza hasta poco antes de su muerte.Montero poseía en grado muy considerable elsentido tradicíonal del arte biográfico al queaccedió probablemente a través de su devoción a los maestros de la hístoriografía anglofrancesa del siglo pasado y, en especial, porel olvidado inglés Thomas B. Macaulay. Deellos aprendió Montero la importancia del detalle pintoresco, de la identificación simpáticacon la personalidad estudiada y de la eficaciaevocadora de siluetas y de ambientes en unatarea que por sus características de construcción, de invención y de expresión muy pocose separa, salvo la base fáctica más sólida,de los cánones fijados para la entonces tandifundida novela histórica. La solidaridad social y emocional que con el patriciado fundador y organizador del país Montero sentía(él era uno de sus descendientes) facilitó ensu caso esa :.introyección en los personajes sinla cual no hay recreación biográfica persuasivapero hay que destacar que, hombre de partido,aunque cortés y tolerante en un estilo de señorial porte que él fue tal vez el último enasumir con autenticidad, fueron figuras del caudillaje colorado o del procerato doctoral delmismo partido las que movieron su interés.Esta pos:ura de inquebrantable respeto e insoslayada identificación con sus asuntos la pagó Montero, como es obvio, con una visiónmuy a menudo edulcorada o solemne de suscriaturas, pero no es hasta sus últimos trabajosque esta tendencia adquirió un relieve osten~
sible e indisimulablemente incómodo, como lo
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testimonian su Juan María Pérez y, de modoinvoluntariamente humorístico, su Juan MaríaPérez y fuentes. Es significativo, por ejemplo,que en su trabajo sobre el primero de losnombrados, un predatorio y dinámico empresario patricio-burgués de la primera mitad delsiglo XIX, la actividad económica del personaje ocupe un solo capítulo y todo el extensoresto del volumen se halle insumido por lasrutinarias funciones polí:icas y cívicas que Péreztuvo que cumplir como integrante de la minoríadirigente, pero que lo connotan infinitamentemenos que aquellas que lo peculiarizan entretodos los de su tiempo. Romántico residual ycomo tal, goloso de claroscuros, ello le I'evótambién a develados errores como el que co-'metió en el contraste entre Juan Carlos Gómezy Carlos Villademoros, señalado por Marianode Vedia, o el que apuntó el erudito ElzearioBoiz a propósito de la presunta estada enMontevideo de María de Buschental, "la castellana del Prado", Compensatoriamente, sudespierta percepción clásico-cristiana de la caducidad de los bienes del mundo y de la fugacidad de toda gloria le hizo, como alguiendijo con penetración, "especialis'a en ocasos".El ocaso de Manuelita Rosas, El ocaso de JulioHerrera y Obes, los textos sobre Rivera, sobreJuan Carlos Gómez, sobre Melchor Pacheco yObes, lo prueban fehacientemente.
EDUARDO DE SALTERAIN HERRERA (18921966) llegó como tantos a la historia y a la biografía desde una carrera anterlor de profesorde Iitera:ura, crítico, viajero y organizador docente. Caracteriza su aporte en este género unabase de solidez documental nada común hastaentonces en él y la circunstancia de que buenaparte de sus fuentes hayan estado constituidaspor materiales inéditos que obraban u obranaún en custodia privada o -también- poresos testimonios de ancianos (en el caso deLatorre, su obra tal vez más importante) queel descuido de los indagadores del pasadodeja tan a menudo perderse. Junto a nombresya transitados por el enfoque biográfico -como los de Rivera o Lavalleja- Salterain tuvoel acierto de abordar otros menores (Mon'erroso) o no políticos ni militares (Blanes) ocondenados a un veto de todo estudio objetivo como era hasta no hace mucho tiempoel dictador Latorre. Sin perjuicio de este fuertesostén, Salterain poseía una auténtir.Q apti:udde introyección en sus personajes o, por mejordecir, una especie de imaginación de su proceso psíquico que más bien gustaba dar pormedio de un sistema de correspondencias, modu'adas lírica mente, que suelen poseer una sugestión pene:rante. Sin embargo, no debeocultarse que en sus libros no se integran bieneste ingrediente y el documental, a lo que
Telmo Manacorda.
LA CONTRIBUCIONEXTRANJERA
Como es comprensible, casi toda la producción biográfica dedicada a uruguayospertenece a escritores nativos de nuestropaís. Sin embargo, es destacable la exis/encia de algunos estudios con que algunosextranjeros han contribuido de manera positiva, y a veces brillante, al conocimientode ciertas figuras de nuestro pasado.
En 1942, el argentino Manuel Gálvez, empeñado por aquellos años en la serie detrabajos biográficos que tiene su logro másalto en el excelente Vida de Hipólito Irigoyen (1939), publicó su Vida de Aparicio Saravia, un libro que si no agrega mucho desustancial a lo ya conocido sobre el' brillante caudillo blanco, lo reinter.oreta segúnlas pautas del revisionismo histórico argentino (no sin algunos desajustes) armando laobra con un oficio narrativo que no sueleabundar en la literatura sobre el tema.
De 1954 es el Florencio Sánchez: vida ycreación que el crítico argentino Julio Imbert dedicó a una figura tan rioplatense y,por ello, tan argentina como la del autor deBarranca Abajo, circunstancia que tambiénsigna y explica el ensayo de otro argentino,Noe Jitrik sobre Horacio Quiroga (1959).
Fruto de la devoción o, más neutralmen/e,del interés por una personalidad también enbuena parte argentino - uruguaya, es el apurado y muy externo pero útil Juan CarlosGómez, periodista y polemista (1964) de Alicia Vidaurreta de Tjarks (antes en "RevistaHistórica", t. XXXIII Y XXXIV).
La universalización de los temas de estudio y sujetos de tesis en los grandes centros universitarios europeos y norteamericanos ha incidido menos sobre asuntos uruguayos -si se está a lo publicado- quesobre los de otros países de Latinoamérica.Pero son trabajos sólidos los recientementetraducidos libros del inglés John Street sobreArtigas y la emancipación del Uruguay (1967)y, en especial, el José Ba:lle y Ordóiiez:el creador de su tiempo (1968), del es/a·dounidense Milton L. Vanger, primer tramode un estudio en curso de elaboración, apoyado en una extensa masa documental yvivificado por un despierto don de percep·ción histórica.
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habría que agregar que como tantos otrosbiógrafos latinoamericanos, Salterain no parecehaber sentido nunca la necesidad artística dealigerar, o preterir, o procesar por su cuentauna base documental cuya ríspida, arcaica caligrafía respetaba sin razón suficiente en trabajos de esa índole,
Si Se puede hablar entre nosotros de un biógrafo profesional o especializado ése fue TELMO MANACORDA (1893-1954), Discutida perosonalidad administrativa y política del ambiente montevideano de las tercera y cuartadécadas, Manacorda, hacia el filo de sus cuarenta años, se vertió hacia una labor de evocador histórico y biográfico para la que lehabían preparado una dilatada faena periodística y sus funciones de director del Museoy la "Revista Histórica", Nada especialmenteconspicuo hay en sus textos, pero, tal vez sumisma funcionalidad esté en ello y en habersabido elegir con general acierto sus personajesy aun haber sabido extraer de los que, ensu etapa de profesionalización, hacia sus últimos años, tal vez se le propusieron, más delo que era dable esperar. Por todo lo precedente, Manacorda es probablemente quien, enesta serie, más se acerque a las pautas internacionales de la biografía vendible, a las queera capaz de ajustarse con una escritura evocativa eficaz, un ágil sentido de comprensiónhumana y una inteligente dosificación de losdos compuestos que son la persona y el ambiente, para lograr una obra fluida y bienarquitecturada.
No compuso ninguna biografía en el sentidoextenso y formal del término LUIS BONAVITA( 1895) y, sin embargo, debe incluírsele eneste rol de manera ineludible. Y ello es así,porque quien comenzó empleando el seudónimo contundente de "Cambronne" para popularizar más tarde el de "M, FerdinandPonticc", es posiblemente de todos los evocodores artísticos de nuestro pasado quien poseemás hondamente el sentido dramático de lapersonalidad y quien mejor sabe adensar entorno a ellas un cargado, envolvente ciimahistórico. Con este oficio que pudo herir hastael mordiente de los "aguafuertes" o disciplinarla levedad de las "sombras", Bonavita recreómomentos, pasajes (más bien que tonalidades)de vidas de nuestro ayer, desde Artigas aBatlle y, con especialidad, médicos, a cuyaprofesión pertenece, aunque tambíén infinidadde figuras menores y aun deliberadamenteelegidas por su modestia, Ello ocurre, en particular, con el mundo humano de la Unión,en el que Bonavita pasó casi toda su vida yconoce hasta sus últimos entresijos materialesy anecdóticos desde la oribista "Villa Restauración" hasta nuestros días, Ello explica que
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SELE.CCION. PROLOGO v NOTAS DESERAFfN J. GARCiAILusrRM~IONiS'J pe. JVLiO E SVARFl
URUGNATIVISiTA
PANORAMA
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no sea casual que la materia de su primeraobra significativa y la de la hasta ahora postrera, a él pertenezcan enteramente. Est'os uotros libros lo muestran fascinado por la figurade Oribe, ante la que parece sentir una mezclade repulsión y atractivo, lo que bien puedeobedecer al conflicto entre su intenso y a ratosintemperante coloradismo partidario y su profunda identificación con el enclave humanounionense, tan signado por la sombría peroauténtica grandeza del jefe del Sitio Grande.
Dos libros integran la producción biográfica(más abundante material menor publicadoen la "Revista Histórica de Soriano" por élfundada) pero esOs dos textos convierten aWASHINGTON LOCKHART (1914) en el único biógrafo considerable de las dos últimasgeneraciones. Matemático, crítico, ensayista brillante, hombre de múltiples haceres culturales,Lockhart accedió probablemente al interés porla historia y la biografía a través de la voluntad de ahondamiento en las raíces tradicionales del pago sorianense que el destino leescrituró para teatro de sus empeños (y cuyos"intrusos" ha dibujado con melancolía y humor). En los archivos judiciales y administrativos del departamento, en la esporádica yheroica prensa política del pasado, en laboca de viejos memoriosos, Lockhart encontróun valioso caudal de documentos y testimonioscon el que otros, tal vez se hubieran indigestado eruditamente pero que él, con un bocetointerpretativo nacional ya "in mente" fue capazde disciplinar para el sólido asiento fácticode sus dos biografías y de otros numerosostrabajos. En aquéllas, sobre todo, se equilibran como en ninguno de los otros autores aquíparticularizados, una poderosa, certera intuición de la incanjeable singularidad de cadapersonaje y otra percepción, más racional, másin¡electual, de su "representatividad", de susignificado social. Y si se tiene en cuenta quesus dos temas principales: Máximo Pérez y lafamilia caudillesca de los Galarza importan un
nivel político y humano mirado con displicenciacuando no con hostilidad por la línea historiográfica civilista y doctoral hasta hace pocodominante, esto también quiere decir que losdos libros de Lockhart son ricos de planteas yde aseveraciones capaces de fijar con mayorequidad, con mayor justeza, la función delcaudillaje rural y departamental y su significado en el alumbramiento de este "Uruguaymoderno" en cuyas últimas estribaciones todos(o casi todos) padecemos.
Cerrc,do el rol de los que bien pueden juzgarse como nuestros cinco biógrafos mayoressería injusto callar que entre la larga lista deautores de una y raras veces más biografíasse puede extraer un lote de libros a recordar.Es discutible el carácter biográfico (sería, deserlo, la vida del interesante Francisco Juanicó), de la tan bien elaborada Crónica de unhogar montevideano (1938) que compuso Julio Lerena Juanicó. Páginas biográficas, enhebradas en los recuerdos y experiencias del propio autor, más que biografía cabal, son las queDomingo Arena dedicó a su jefe y amigo JoséBatlle y Ordóñez (folleto de 1930, edición deClaudio Garda, de 1939, tirada de la "Biblioteca Batlle" en 1942, publicación de Arca,Don Pepe, en 1967). El dictador Latorre( 1939), de Juan León Bengoa, ha sido talvez nuestra biografía de más éxito, y de ellaextrajo el autor el tema de un drama logrado:La espada desnuda,. El Berreta (1946), de Daniel Vidart, supera por muchos cuerpos laframa habitualmente mendaz de las biografíasde candidato y es un penetrante enfoque desociología política urbana, o para hablar másllanamente, chacarera. De nuestras biografíasde escritores, entre el Rodó de Pérez Petit( 1918) y la admirable última reelaboraciónde las varias de Emir Rodríguez Monegal entorno a Quiroga, El desterrado (Buenos Aires, 1967), tal vez sólo merezca recordarse elReyles (1957), del querido y tan tempranamente desaparecido Luis Alberto Menafra.
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LA SILUETA BIOGRAFICA, ARTI REPIDON PEDRO I DE BRASIL
La vivaz exposición del ministro Goraonnos pone frente al emperador. En la Ilteroturo y en la historia ya ha fiiado su imagenla brillante pluma de Pedro Calmorr: "O re,CGvalheiro". Una vida novelesca, batida ybarrida ,oor el huracán de las propias pasiones y por sucesos extraordinarios. Centro eimpulsor de un torbellino que la arrebata,de punta a punta, en el curso de una actuación de romance. Ha nacido para viviry agotarse en el vaivén de las olas: es otroChilde Harold, como que posee mucho delos rasgas contradictorios y desconcertantesque la fantasía desesperada de Byron vuelca en el retrato famosa. También dramáticoy arrollador destino e/ suyo, que se escribea golpes -como el del otro- entre el chocarbravio. A la par, es prisionero de destinosdesatados y de una glorio extraña. Su sinoes de tormento: allí donde pone la planta,arde la batalla. Aoenas salido de lo adolescencia, recibe el .oeso de un inmenso Imperio, a medias suyo, porque con su propiopadre mal lo reparte. En breve, un ímpetusatánico de lo suerte lo coloco en d,safio,frente a su genitor. Dificil averiguar hastadónde él/o auiso: cuando los pueblos despiertan a la libertad. todo lo avasallan. ElGrito de IpiranlJa traduce fa aspiración, todavía d€sdibuiada e imorccisa, de una nueva roza, lanzada antes de tiempo a la independencia, como todas las soberaníassudam€ficanas. En lo margen de un riacho,desde entonces célebre, frena su bridón elpríncipe imperial. Sin apearse, lee los despachos autoritarios de Lisboa y, en fulminante réplica, desenvaina el sable y proclama: "¡Ficol" En rápido gesto, retorna, paradominarla, a su capital; bero antes de vo/ver riendas, tiene tiempo de conocer a lamujer -mujer de otro- que será fragmentade su existencia, por ella endulzada y mellada. lEn cuánta locura no incurre por esamarquesa de Santos, que corresponde a sufuror genésico con media docena de brotesilegítimos! En el agrio camino también él haencontrado su condena Walesky; pero su solaún fulguro en el cenit: todavía él no regresa de la campaña de Rusia... Sin ser
-
CA, ARTE REPENTINISTA
Gordona litera·imagen"O rel
olida y's pasio·:entro errrebota,uno oc·Ira vivires otro
Icho de:ertantes)n vueloamóticoescribe
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Ir hastalos des·,ltan. Elojón, too10 nue·I la in·'eraníasriacho,
¡dón el)s des·
fu/mi·prodar, poroie vol·• o 'o1mentoy me·or esat O subrotesél hasu sol
no re·:in ser
el corso, le guardo semejanza por sus so·bresaltadas acciones; sin ser bolivariano,posee algunas características del formidableseñor de América.. como que en el recodo deuna derrota le aguarda uno victOria, queél sabe descubrir en la negrura del intor·tunio y como que jamós desfalíece y ¡ovenaún rueda devorado por todas las fiebres.En confusión y mutilado, un poco de SantoElena, de Missolonghi y de San Pedro Ale·jandrina. .. Sin saber bien cómo.. echa elprimer nudo -y fuertemente lo opneto, porlos siglos de los sigl05- de lo nacionalidadbrasileño. ¡Siempre al galope! El torrente loarrastra y él arrostra al torrente clovóndoleen los ijares la rabioso espuela, para /legarpronto, sudoroso, de una jornada, y em·prender, sin darse reposo, la inmediato; ~.
así hasta morir. Cual cascada, va a los sal.tos, rompiéndose en el arrecife, que buscay lo /lamo.
En dos grandes pedazos se corto su exis·tencia pública, que, lo privada, es un con·tinuo restaltar: entre el viejo y el nuevomundo. No tiene mós brújula que su 0/10nero capricho. Conducta siempre en zIgzag,como la de todos los hombres excepcionalesque han trozado rutas definitivos a la coro·vana humana. Capaces de hechos anormales,ellos también un poco lo son, pareciendosiempre epilépticos. Estos grandes protoga·nistas, cual si estuvieran calzados con lobota de los siete leguas del gigante de loleyenda, marchan a zancadas; por eso sediferencian de la generalidad, que se muevebajo el arreo de la prosaica prudencia; mi·randa cuidadosamente dónde pone el pie;simples cifras sueltas, que nunca harán mI·llares, la epopeya los sobresalta y se encogenante la trágica y grandiosa estatura de unmariscal Francisco Solano López, la más altaencarnación del sacrificio en este continente,con su pueblo heroico, o ante la tremendaaventura quijotesca de un emperador, victorioso, luego vencido y de nuevo victo·rioso, que rubrica las mayores aberracionesy los más esclarecidos arranques también.La tela de esos paños no es de venta: nose mide al mostrador, por yardas o metros.Ante don Pedro 1 de Braganza y Barbónno se incline el pensamiento como en .ore·
sencia de un Virtuoso, ni truene la reproba·ción de los condenados. Grave error de rumobo crítico -como tomar.. en el orden físico,01 Sur cuando la aguja señalo el Nort&-asociar a su agitada memoria cualauier con·cepto de armonio. Estó reñido con los desen·laces lógicos. Su plano de batalla civil noes, ciertamente.. el de un Guillermo de Oran·ge, repujado por lo áspero autoridad de uncredo inflexible, ni tampoco le seduce- elejemplo ascético del de Asís.. que antes decristalizar en ermitaño también fuera estre·mecida por el mundana vértigo. Este taumaturgo no es de la madera en que se tal/anlos santos. Surge como ángel rebelr;l.,{?, esgrimiendo lo flamígero espado. Con los propias manos emplaza sobre las propias sIenesla corona. A poco, el drama portugués lo'solicita . .. Responde 01 llamado profundo dela sangre y, al revés de sus iguales, re·nuncio al rango imperial paro convertirseen caballero de una dama. ¡Qué caballero!-Un rey auténtico que cruza. en viaje lírico,los mares para vengar agravios. ¡Qué dama!La hi;a preferida y bien amada, aspirante,en desgracia, al trono de Portugal. ¡Qué adversarial -Un gajo de su misma estirpe, queya llevo ganada la partida. Es como laresurrección de la historia feudal. La víspera,lucha contra el podre; ahora luchará: -porsu ería- contra la prole de su hermano.
¿No hay algo de espectral en su retorno?Parece que con él se alza de entre las somobras, abriéndose paso, el fantasma del reydon Sebastión. ¿No estará, acoso, animándolo, a la grupa de su Rocinante?.. Vestida de ensueño.. como cuento de hados, esareivindicación, contra infanzones: de una causa que por perdida ya se da -que deverdad la siente oerdida el opuesto desfacedor de entuertos- paro convertIrlo, después de ruda y desigual lidia, en deslumbrante marcha triunfal. Y luego, todaviaapasionado, echarse en los brazos de lamuerte, la po·strera amante, la que no folla.¡Por puerta principal entra en la historiabrasileñal
Luis Alberto de Herrera; lo paz de 1828,en "Revista del. Instituto Histórico y Geográfico", tomo XIII, pógs. 104· 106, Mon.tevideo, 1937.
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BIBLlOGRAFIA BASICA
LOS CINCO BIOGRAFOS MAYORES:
Raúl Montero Bustamante (1 B81 - 1958).In memoriam Dr. IIdefonso García Lagos( 1920) i prólogo a Escritos del Doctor DonCarlos María Ramírez, t. 1, (1923), Ensayos( 1928), Estampas (1942), Juan María Pérez (1945), Homenaje a Raúl Mon:ero Bustamante, t. I (1955), Juan María Pérez yFuentes (1958), Estampas del Montevideoromántico (Ediciones de la Banda Oriental, 1968).
Eduardo de Salterain Herrera (1892-1966).Rivera, caudillo y confidente ( 1945 yen "Revista Nacional", N9 84), Monterroso (1948), Blanes ( 1950) , Latorre:la unidad nacional (1952), Lavalleja: laredención patria (1957 Y en los T. XXV, XXVIY XXVII de la "Revista Histórica"), Hombresy faenas (1 960) .
Telmo Manacorda (1893 - 1954). - El general Eugenio Garzón (1931), Fructuoso Ri-
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vera (Madrid, 1933), El gran infortunado(Buenos Aires, 1939), Simón Bolívar (Buenos Aires, 1939), Alem (Buenos Aires,1941 ), La gestal callada: biografía de unaindustria (Buenos Aires, 1947), José PedroVarela (1948), Matías Behety (Buenos Aires, 1948), Itinerario y espíritu de JacoboVarela (1950).
Luis Bonavita (1895). - Hombres y pueblos (191 6 ), Aguafuertes de la Restauración (1943), Sombras heroicas (1945),Hombres de mi tierra (1958), La sangre deQuinteros (1958, con Luis Pedro Bonavita),Cofre bruñido (1962) TOel segundo y tercero de la serie hay varias ediciones).
Washington Lockhart (1914). - MáximoPérez, caudillo de Soriano y su región(1962, antes en t. XXIX, XXX y XXXI dela "Revista Histórica"), Vida de dos caudillos: los Galarza (1968).
En C.II'ITl U) ORIE.""TAL• 41
L1TER ITL I{ I Y \lITES I'L\STICASy junio con el rasciculo, d libroLO APAUJ\"E " lO COl'\'CRliOEN f.L ARTE, por Joaquín Torra Garcia
Ind:cc1..\lI'IF.i'.A' , 'UI,:"'O!> m;.\m; Ulllt \{;M.U:'I.-O '" l." Gl'f.ltk \ l;K \'\IW8L\Sr.\ tI. Ft -'flAllOltU. Mom,R"\MO IlAel IKltl'l'r:h)....10lt1tU. CARel" \' st'" CO~'A"Ir.os llt:l. '3008I\ltltAI>Al> " I':L LLTIl.Al"MOFIGAMI. l':"; NA''''I,!;,." " .." M"'I:It\ItACIOS... U ...MO " IU'BELOIMDE '>IMO:-'r. y El. 1'07.0...~ ll-TI~I.u l'kOOt"C('IQ'I,L.\
A_l•• Nlol. _ •• , ...... y .el•• N' 1"
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Este fascículo, con el libroPOLlTlCOS y ROMANTlCOS,de Raúl Montero Bustamanteconstituye la entrega N.o 40de CAPITULO ORIENTAL
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más el libro: $100.-