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Reincidente 96

Date post: 21-Jul-2016
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* Reincidente no incluye sección de Sociales Año VI, Número 96, 2da. quincena de marzo de 2015 OBEDÉZCASE PERO NO SE CUMPLA María de Lourdes Herrera Feria NOVELA HISTÓRICA E HISTORIA OFICIAL Hugo López Coronel LA ASOCIACIÓN CATÓLICA DE LA JUVENTUD MEXICANA Karol Méndez Polanco POSIBILIDADES DE ARTIFICIO Francisco Hernández Echeverría PANCHO VILLA EN EL CINE Jorge Luis Gallegos Vargas DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista EFECTO PANÓPTICO Octavio Spíndola Zago DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada ZOOCIEDAD La Cigarra Ilustrada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña ISLA DE BASURA L a figura jurídica del “obedézcase pero no se cumpla” propia, típica y endémica de la ad- ministración aplicada en las Indias españolas, nació desde el siglo XIV (Cortes de Burgos y Briviesca de 1379 y 1387) y generalizó su uso durante siglos como medio válido para dejar de aplicar aquellas normas que, pese a haber sido promulgadas por auto- ridad legítima, frecuentemente el Rey, suponían una vulneración de las leyes o fueros propios, normas, usos o costumbres del lugar. De esta manera la autoridad del Rey quedaba salvaguardada, y las normas del lugar, que allí se consideraban justas, seguían rigiendo con plena eficacia. Evidencia de que la fórmula goza de cabal salud en la administración pública mexicana es el informe presentado por la Auditoria Superior de la Federación, en febrero de 2015, sobre la fiscalización de la cuenta pública de… 2013. El documento de 232 páginas re- cibió escasos comentarios públicos, los medios de co- municación se limitaron a dar cuenta de su aparición, quizá porque bien poco puede hacerse ante los hechos consumados. Después de una inicial declaración sobre las “bon- dades” de la labor de fiscalización sobre el gasto pú- blico, y valiéndose del lenguaje técnico propio de los contadores, se menciona una larga lista de artículos, disposiciones y normas que han sido incumplidas. Las deficiencias y omisiones en el ejercicio del gasto públi- co se presentan agrupadas en trece áreas clave identi- ficadas como riesgosas por la ASF: Integridad guber- namental; Cultura administrativa basada en la gestión de riesgos y cumplimiento de objetivos; Rendición de cuentas del gasto federalizado; Información sobre be- neficiarios de programas sociales; Revelación de pa- sivos y gasto; Integración efectiva de la participación ciudadana en la gestión; Proyectos de infraestructura con deficiencias; Participación de intermediarios en la dispersión del gasto público; Sub-ejercicios; Incorpo- ración de tecnologías de información en el ejercicio; Programas públicos duplicados y sin coordinación y Servicios suministrados por particulares. Al tanto de que el documento solo quedará como muestrario de la reglamentación incumplida o como un catálogo de “buenas intenciones”, y para resistir la desmemoria que campea en nuestros asuntos públicos, aquí se retoman algunas de las observaciones vertidas por nuestros infatigables auditores quienes señalan que, el servicio público tiene una imagen negativa ante la sociedad. Los actos y comportamientos que han gene- rado esta percepción se dan en un contexto en el que las instituciones públicas no contemplan a la integri- dad el cumplimiento de sus funciones. Esta condición se manifiesta en los tres niveles de gobierno y afecta el cumplimiento de la normativa aplicable, los resultados de programas y políticas y la manera como el ciuda- dano concibe al sector público y a su desempeño. Su diagnóstico es desalentador: las acciones emprendidas para fortalecer la integridad están desarticuladas entre las propias unidades administrativas; existe ausencia de personal especializado en temas de administración de riesgos a la integridad y acciones anticorrupción; hay carencia de sensibilización de los mandos superio- res respecto de la ética y la integridad. La mayoría de las entidades públicas del Estado mexicano no cuentan con un diagnóstico sobre el en- torno de riesgos que puede afectar el cumplimiento de metas y objetivos institucionales. Esto propicia la im- provisación y la visión de corto plazo. La ASF iden- tificó que la legislación vigente en materia de control interno y administración de riesgos no se encuentra homologada en el orden federal, ya que los distintos poderes de la Unión cuentan con disposiciones regula- torias diferentes y, en algunos casos, no se han emitido. En materia de rendición de cuentas del gasto fe- deralizado, existe la percepción de que el impacto es insuficiente para atender las necesidades de la ciuda- danía. No hay documentación comprobatoria de las erogaciones; se registran transferencias de recursos a cuentas bancarias distintas a las autorizadas, así como recursos aplicados en obras, acciones y conceptos que no se corresponden con los fines de los fondos y pro- gramas y pago de remuneraciones indebidas o injusti- ficadas al personal. Por otra parte, la ausencia de datos sistematizados y confiables respecto a los beneficiarios de progra- mas sociales debilita su impacto. La carencia de esta información genera la percepción de que los progra- mas sociales no son operados atendiendo a criterios de equidad y eficacia. Se ha identificado que no se tienen datos completos de los conceptos e importes de apoyo pues se utilizan padrones alimentados por distintos organismos auxiliares. Se recurre a bases de datos alternas que hacen inconsistente y poco con- fiable lo reportado. Se han encontrado casos de otor- gamiento de apoyos a personas que tendrían más de 100 años de edad, sin contar con la constancia de su- pervivencia (¡!); apoyos a beneficiarios fallecidos con anterioridad a la fecha de la solicitud de los mismos; falta de registros de los apoyos entregados; montos superiores a los autorizados, o a personas que no re- únen los requisitos. Los proyectos de infraestructura aparecen sin pla- neación, supervisión ni seguimiento y la participación de intermediarios abona a la dispersión del gasto pú- blico destinado a programas de salud, educación, de- porte, actividades agropecuarias, de desarrollo econó- mico y obras de infraestructura física. Pero lo más desalentador de este informe, además del retraso con el que se da a conocer, es el recuento de leyes, decretos, reglamentos y normativas que incum- plen las administraciones federales, estatales y muni- cipales; por lo visto el “obedézcase pero no se cum- pla” que ha caracterizado a la función pública desde los tiempos del virreinato aún tiene larga vida entre nosotros y esto es algo de lo que no podemos enor- gullecernos. * La autora es Doctora en Historia por la Universidad Libre de Berlín; actualmente se desempeña como do- cente de tiempo completo en el Colegio de Historia de la FF y L de la BUAP. ESCRÍBENOS • Para cualquier aclaración • Para algún comentario • Para hacer alguna contribución • Para externar una crítica • Para protestar por algo • Para alguna mentada (pero leve) • Para discutir el futuro de la humanidad • Para dudas (que no sean existenciales) • Para preguntas (no capciosas) Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es: [email protected] María de Lourdes Herrera Feria* La fórmula obedecer y no cumplir resulta familiar. Son incontables las referencias que aluden a ella, y abundantes los testimonios históricos que acreditan su aplicación durante varios siglos.
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* Reincidente no incluye sección de Sociales* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año VI, Número 96, 2da. quincena de marzo de 2015

OBEDÉZCASE PERO NO SE CUMPLA María de Lourdes Herrera Feria

NOVELA HISTÓRICA E HISTORIA OFICIAL

Hugo López CoronelLA ASOCIACIÓN CATÓLICA DE LA

JUVENTUD MEXICANA Karol Méndez Polanco

POSIBILIDADES DE ARTIFICIO Francisco Hernández Echeverría

PANCHO VILLA EN EL CINE Jorge Luis Gallegos VargasDESDE LA FACULTAD

Mariano Torres BautistaEFECTO PANÓPTICO

Octavio Spíndola ZagoDE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez AhumadaZOOCIEDAD

La Cigarra IlustradaREINCIGRAMA

Fernando ContrerasAQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco RubínFRANTASÍAS

José Fragoso CervónARITMOMANÍA

Gabriela BreñaISLA DE BASURA

La figura jurídica del “obedézcase pero no se cumpla” propia, típica y endémica de la ad-ministración aplicada en las Indias españolas, nació desde el siglo XIV (Cortes de Burgos y

Briviesca de 1379 y 1387) y generalizó su uso durante siglos como medio válido para dejar de aplicar aquellas normas que, pese a haber sido promulgadas por auto-ridad legítima, frecuentemente el Rey, suponían una vulneración de las leyes o fueros propios, normas, usos o costumbres del lugar. De esta manera la autoridad del Rey quedaba salvaguardada, y las normas del lugar, que allí se consideraban justas, seguían rigiendo con plena eficacia.

Evidencia de que la fórmula goza de cabal salud en la administración pública mexicana es el informe presentado por la Auditoria Superior de la Federación, en febrero de 2015, sobre la fiscalización de la cuenta pública de… 2013. El documento de 232 páginas re-cibió escasos comentarios públicos, los medios de co-municación se limitaron a dar cuenta de su aparición, quizá porque bien poco puede hacerse ante los hechos consumados.

Después de una inicial declaración sobre las “bon-dades” de la labor de fiscalización sobre el gasto pú-blico, y valiéndose del lenguaje técnico propio de los contadores, se menciona una larga lista de artículos, disposiciones y normas que han sido incumplidas. Las deficiencias y omisiones en el ejercicio del gasto públi-co se presentan agrupadas en trece áreas clave identi-ficadas como riesgosas por la ASF: Integridad guber-namental; Cultura administrativa basada en la gestión de riesgos y cumplimiento de objetivos; Rendición de cuentas del gasto federalizado; Información sobre be-neficiarios de programas sociales; Revelación de pa-sivos y gasto; Integración efectiva de la participación ciudadana en la gestión; Proyectos de infraestructura con deficiencias; Participación de intermediarios en la dispersión del gasto público; Sub-ejercicios; Incorpo-ración de tecnologías de información en el ejercicio; Programas públicos duplicados y sin coordinación y Servicios suministrados por particulares.

Al tanto de que el documento solo quedará como muestrario de la reglamentación incumplida o como un catálogo de “buenas intenciones”, y para resistir la desmemoria que campea en nuestros asuntos públicos, aquí se retoman algunas de las observaciones vertidas por nuestros infatigables auditores quienes señalan que, el servicio público tiene una imagen negativa ante la sociedad. Los actos y comportamientos que han gene-rado esta percepción se dan en un contexto en el que las instituciones públicas no contemplan a la integri-dad el cumplimiento de sus funciones. Esta condición se manifiesta en los tres niveles de gobierno y afecta el cumplimiento de la normativa aplicable, los resultados de programas y políticas y la manera como el ciuda-dano concibe al sector público y a su desempeño. Su diagnóstico es desalentador: las acciones emprendidas para fortalecer la integridad están desarticuladas entre las propias unidades administrativas; existe ausencia de personal especializado en temas de administración de riesgos a la integridad y acciones anticorrupción; hay carencia de sensibilización de los mandos superio-res respecto de la ética y la integridad.

La mayoría de las entidades públicas del Estado mexicano no cuentan con un diagnóstico sobre el en-torno de riesgos que puede afectar el cumplimiento de metas y objetivos institucionales. Esto propicia la im-provisación y la visión de corto plazo. La ASF iden-tificó que la legislación vigente en materia de control interno y administración de riesgos no se encuentra homologada en el orden federal, ya que los distintos poderes de la Unión cuentan con disposiciones regula-torias diferentes y, en algunos casos, no se han emitido.

En materia de rendición de cuentas del gasto fe-deralizado, existe la percepción de que el impacto es insuficiente para atender las necesidades de la ciuda-danía. No hay documentación comprobatoria de las erogaciones; se registran transferencias de recursos a cuentas bancarias distintas a las autorizadas, así como recursos aplicados en obras, acciones y conceptos que no se corresponden con los fines de los fondos y pro-gramas y pago de remuneraciones indebidas o injusti-ficadas al personal.

Por otra parte, la ausencia de datos sistematizados y confiables respecto a los beneficiarios de progra-

mas sociales debilita su impacto. La carencia de esta información genera la percepción de que los progra-mas sociales no son operados atendiendo a criterios de equidad y eficacia. Se ha identificado que no se tienen datos completos de los conceptos e importes de apoyo pues se utilizan padrones alimentados por distintos organismos auxiliares. Se recurre a bases de datos alternas que hacen inconsistente y poco con-fiable lo reportado. Se han encontrado casos de otor-gamiento de apoyos a personas que tendrían más de 100 años de edad, sin contar con la constancia de su-pervivencia (¡!); apoyos a beneficiarios fallecidos con anterioridad a la fecha de la solicitud de los mismos; falta de registros de los apoyos entregados; montos superiores a los autorizados, o a personas que no re-únen los requisitos.

Los proyectos de infraestructura aparecen sin pla-neación, supervisión ni seguimiento y la participación de intermediarios abona a la dispersión del gasto pú-blico destinado a programas de salud, educación, de-porte, actividades agropecuarias, de desarrollo econó-mico y obras de infraestructura física.

Pero lo más desalentador de este informe, además del retraso con el que se da a conocer, es el recuento de leyes, decretos, reglamentos y normativas que incum-plen las administraciones federales, estatales y muni-cipales; por lo visto el “obedézcase pero no se cum-pla” que ha caracterizado a la función pública desde los tiempos del virreinato aún tiene larga vida entre nosotros y esto es algo de lo que no podemos enor-gullecernos.

* La autora es Doctora en Historia por la Universidad Libre de Berlín; actualmente se desempeña como do-cente de tiempo completo en el Colegio de Historia de la FF y L de la BUAP.

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)

Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es:[email protected]

María de Lourdes Herrera Feria*

La fórmula obedecer y no cumplir resulta familiar. Son incontables las referencias que aluden a ella, y abundantes

los testimonios históricos que acreditan su aplicación durante varios siglos.

Mariano E. Torres Bautista*

En un país como México, país sin plena so-beranía política ni económica, donde todo está en crisis (desde la figura del mandatario, la credibilidad de su sistema e instituciones

políticas, su modelo económico, educativo, su moneda, y un largo etcétera), la credibilidad de sus medios de comunicación no es la excepción.

Por otra parte, tenemos que la cantidad de información está creciendo de manera exponencial. Las organizaciones informativas que recogen y pre-sentan las noticias se esfuerzan por centrarse en fuen-tes de calidad e historias cautivantes, algunos dirían sensacionalistas y hasta morbo-lucradoras, si se per-mite la expresión. El resultado es que el público ha dado la espalda a muchos medios ya que ahora quiere algo más que unos pocos titulares provocadores para tomarlos en cuenta, lo que no implica necesariamente tomarlos en serio. Entonces, ¿qué será de las noticias en el futuro?

Con los individuos cada vez más necesitados de información (en EU se calcula un promedio de ¡11,8 horas al día de recepción de noticias e información di-versa!) y los anunciantes bombardeando con toneladas de publicidad a diversos servicios en línea, la televi-sión abierta y por cable pierden sus bases de clientes. Ya más y más personas dependen de Facebook, Twit-

ter y LinkedIn para las noticias y para encontrarlas; lo que será noticia para unos, el boletín sancionado por las autoridades no lo es para otros. ¿Hacia dónde irán a parar entonces los egresados de las carreras de comunicación, de letras, de ciencias políticas y todas las carreras que alimentan hoy la industria de la in-formación? Una vez más, las instituciones de educa-ción superior que forman a dichas generaciones tie-nen que actuar prospectivamente y traer el futuro a sus acciones actuales. Las universidades líderes tienen que actuar inteligentemente, ofrecer a la sociedad lo que requiere ahora, a corto, mediano y a los plazos más largos posibles.

Y como es sabido, una de las características del sistema educativo superior mexicano es que pasó de ser el “colchón del desempleo” de las clases medias a finales del siglo XX, a lo que hoy en día tristemen-te se ve como un sistema de entretenimiento juvenil, donde los jóvenes canalizan sus inquietudes y energías no solo en una formación mediocre sino en muchos casos hasta errada e inservible. Ya hemos dicho ante-riormente que la formación para el mundo del traba-jo, los jóvenes la desarrollan hasta que tienen contacto con las empresas e instituciones, hasta que tienen su primer empleo o las “palancas” para colocarse. Por lo tanto, la universidad pública debe ir de la mano con

los intereses del Estado, ser el filón de la formación del talento para los sectores público y productivo, a los cuales debe ofrecer el capital humano de calidad ca-paz de resolver problemas y desenvolverse en distintos escenarios. La universidad pública no puede ser solo fuente de la “empleomanía”, ni una comparsa más de los poderes en turno.

Las universidades públicas deben demostrar que son más importantes los intereses de la sociedad que las pasiones del príncipe en turno ya que, como es sa-bido, cada uno de ellos ve por su propia carrera, por su propia pasión por el poder y la gloria más que por el bien social común. Ninguna universidad pública debe-ría estar sometida al cuasi señor feudal en turno, que es, por lo general, un personaje tan caprichoso como efímero. La universidad pública es una institución que cuenta en su haber la experiencia de siglos; el Alma Mater de muchos no es ninguna oficina de gobier-no, la reforma universitaria debe posicionarla otra vez como una institución seria, respetable, como una au-téntica palanca del desarrollo social.

* El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I, Phanteon- Sorbonne; actualmente se desem-peña como profesor/investigador en el programa de Maestría en Antropología Social de la BUAP,

En esta era digital, donde la información y desigualdad están creciendo, la industria de las noticias tiene que repensar la forma en que va a mantener informado y sobretodo interesado a su público. El periodismo siempre ha manejado la bandera de proporcionar información fiable, o la del análisis de los hechos y las tendencias basada en la disponibilidad informativa.

El texto citado lleva un nombre muy puntual para nuestros tiempos: Programa de Transi-ción, y era la invitación a un socialismo que

regresara al marxismo con rumbo hacia el futuro, en contra de la agenda estalinista. La cuestión es ¿hasta dónde puede ser posible un cambio estructural en un sistema ideológico por naturaleza dogmático? y no precisamente nos dirigimos solo al socialismo.

Después de 55 años de lucha y bloqueo, y con la ruptura terminante de relaciones a causa del triun-fo de Castro en la Revolución Cubana, la reforma agraria, la nacionalización de empresas, la crisis de los misiles y la Ley Helms-Burton; Estados Uni-dos y Cuba anunciaron un acercamiento económi-co, la apertura en el comercio de bienes, la regula-rización de las comunicaciones y la normalización de las relaciones políticas y diplomáticas… de ma-nera gradual. La cereza que corona el pastel de esta noticia trascendental, al menos en el presente in-mediato, es el agradecimiento que los mandatarios de ambos países hicieron extensivos a quien reco-nocieron como el principal mediador e incitador del diálogo conciliador: el argentino jesuita Jorge Bergoglio, hoy Sumo Pontífice de la Iglesia Católi-ca. Aunque no debemos olvidar a todas las figuras públicas, académicas, artísticas y políticas que tam-bién ejercieron de una u otra forma presión para que esto ocurriera.

La pregunta obligada es ¿qué papel desempe-ñó nuestra nación en este proceso? No nos compli-quemos y citemos a Alfredo Jalife: ninguno. Méxi-co, tradicional interlocutor entre la isla y el resto del continente, aliado histórico en materia cultural, di-plomática y económica de Cuba, hoy se vio redu-cido a mero espectador mientras Washington y La Habana dialogaban directamente apoyados por El Vaticano y Ottawa.

Después de dos siglos de intensa relación diná-mica y fructífera, la administración foxista se encar-gó de romper el diálogo y espesarlo hasta el punto máximo de expulsar mutuamente a los embajadores.

Hoy el titubeante y francamente incompetente régi-men peñista se ha aproximado al escenario no para recuperar el tradicional papel de México en el table-ro USA-Cuba, sino para poder sacar provecho en materia de delimitación marítima, particularmente en el Hoyo de la Dona, rico en reservas petroleras.

Recientemente, se reunieron delegaciones diplo-máticas en la isla. Además de los puntos protoco-larios (narcotráfico, envío de correo, deportación de delincuentes, etc.), en la mesa estuvo el reclamo de Washington para que Cuba compense las propie-dades estadounidenses nacionalizadas en 1959, así como el de La Habana para que Estados Unidos haga lo propio por el bloqueo económico.

Los pasos han sido dados. La “paciencia estra-tégica” que Obama mantuvo estos cuatro años con miras a lograr la reelección se antoja en sus límites, según él mismo afirmó a los medios; el mandatario ha anunciado ya planes para limitar la emisión de metano, redoblar los esfuerzos para cerrar Guantá-namo; ha emitido la acción ejecutiva para la cuestión migratoria –pobre e insuficiente–, y ha dejado a un Senado de mayoría republicana la tarea de reelabo-rar las relaciones diplomáticas… De la palabra a la acción, en la política capitalista, se cae el telón.

Por su parte, Raúl Castro ha dicho contundente-mente “que nadie piense que vamos a abdicar de los principios de la Revolución”; en materia económica Cuba está experimentando con una versión tenue a la caribeña del modelo chino, y en política mantiene las líneas socialistas de represión así como control de la opinión y espacios públicos, como bien lo exponen Rafael Rojas y Antonio Blanco en El otro paredón.

Las polémicas no se han hecho esperar, llueve un torrencial de opiniones, la cuestión es ¿quién cede en este acto diplomático? ¿Acaso no será ésta una nueva etapa en la batalla de las ideas, que demandará mayor refinamiento y complejidad?

* El autor es estudiante de la Licenciatura en Histo-ria en la FF y L de la BUAP.

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En 1938, escribió Trotsky: “…es necesario ayudar a la masa, en el proceso de lucha, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución […] Este puente debe consistir en un sistema de reivindicaciones transitorias, partiendo de las condiciones actuales y de la conciencia actual”

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Así, el historiador, en su proceso narrativo, supo-ne un pasado y piensa así, porque es un sujeto histórico. La conciencia histórica es un dis-

curso reconstruido, elegido en lo mejor posible, donde algunos hechos escapan a la memoria, en tanto otros, simplemente no se recuerdan, o no se “quieren recor-dar”. Desde este enfoque diacrítico, ¿todo es historia o todo es discurso?

La concepción de que todo hecho nunca está in-serto en un discurso neutro, y que éste no puede ser aislado de los discursos que lo contienen y lo enuncian, puede hacer ostensible un análisis crítico desde diver-sos cuestionamientos a partir de una confrontación entre discurso histórico y discurso novelístico históri-co, puesto que historia y novela histórica se presupo-nen mutuamente y no es posible separarlas en cuanto a narración –es decir, en lo que a historia se refiere–. Desde esta perspectiva, los trabajos de Arthur Dan-to Historia y Narración (1989) y de Paul Ricoeur Re-lato: Historia y Ficción (1994) han denominado a “la imaginación histórica” como propia de todo historia-dor e inevitablemente necesaria para la construcción de su historia; así mismo, plantean que el historiador no se remite a contar una historia, sino a transformar todo un conjunto de hechos y eventos para establecer una interpretación de la Historia, y ésta obedecerá a la selección de aquello que considera relevante para el desarrollo de su historia y podrá estar influida por su propia construcción histórica como sujeto, por su in-terés y perspectiva moral.

En este marco, se concibe a la novela histórica como aquel género que enuncia explícitamente los re-ferentes de los hechos ya historiados, ya legitimados o hechos disyuntivos a los hechos ya legitimados. Los eventos históricos constituidos en la novela histórica permiten representar al pasado como una evocación de lo acaecido y re-contextualizar lo que se conoce en el tránsito por el discurso historiográfico, ya que la no-vela histórica se introduce en los intersticios de la His-toria brindando elementos que configuran otros dis-cursos no del todo aceptados por los discursos oficiales o discursos del poder.

Históricamente, las diferentes tendencias de la teo-ría literaria han situado sus análisis del hecho literario desde cuatro aspectos básicos: la obra desde la crítica de arte, la obra como producto artístico, el contexto de la obra y la situación socio-histórica de la obra. Así también, es sabido que sin un lector el hecho literario

no sería posible, ya que el receptor es la instancia a quien se dirige la obra y sin cuya colaboración el tex-to no se realizaría. Según sea la teoría literaria que se aplique al análisis de la obra es como se establecen los presupuestos a propósito de estos elementos, con una aplicación particular en uno de ellos en consecuencia. Por ejemplo, las teorías formales estructurales centran el estudio de la obra en sí misma en lo que respecta a sus procesos de construcción, estructuras internas y métodos de análisis, lo que implica una sistematiza-ción terminológica que precisa otras instancias alter-nas a la obra en sí, aspectos tales como las funciones no literarias de la lengua o el nivel de participación del lector en el proceso de significación de la obra. Todas estas conjeturas que aluden al papel que el contexto, el autor y el lector juegan en la noción de la obra.

En el ámbito de la teoría literaria, el análisis del discurso emerge como una consecuencia directa de es-tos enfoques, con el propósito de ir “más allá” en la de-finición y análisis de la literatura en términos de dis-curso. Este planteamiento, por un lado, parte del ago-tamiento de los principios estructuralistas aplicados a las ciencias sociales y, por otro, de la idea de que la lite-ratura es solo una parte de la totalidad del conjunto de discursos de una cultura. Por ello, el análisis del discur-so deriva de una serie de preocupaciones directas des-de la teoría literaria y de la lingüística, pero también perfila enfoques interdisciplinarios que involucran a la semiótica, a la filosofía del lenguaje, a la sociología y a la psicología.

En este sentido, se intenta abordar la parábola ideológica que traza una obra de corte histórico, aten-diendo, más que a sus actos y manifestaciones públi-cas, a las mismas formas de composición de la obra partiendo de los contextos históricos, ya que la His-toria es una constante en la obra. La crítica litera-ria tradicional ha enfatizado “el color local” (detalles, descripción detallada de costumbres, evocación de un ambiente, etc.) como elemento central de la recons-trucción histórica. No obstante, George Lukács en la crítica que realiza a la novela histórica del Siglo XIX, establece una tipología cuyo núcleo es la caracteriza-ción (proyección e interrelación de los personajes, ma-yores y menores) como estrategia principal para lo-grar la auténtica reconstrucción histórica. Así pues, en Lukács el objetivo fundamental de la novela histórica es “demostrar mediante significados artísticos la reali-dad en la historia”. Este aspecto se sitúa en la noción

de que la novela histórica es un género “menor” dentro de la literatura.

En este contexto, el novelista se vuelve historiador del presente y del pasado, busca recrear el espíritu, es-plendor y decadencia de una formación social pasada investigando hechos y agentes, los cuales rastrea has-ta las clases populares. Su visión histórica y su prácti-ca poética son inseparables de los fenómenos sociales de corte popular que están en la base material de las sociedades. Se puede vislumbrar que en la novela his-tórica existe un desplazamiento que va de una amplia interacción de fuerzas sociales a una más reducida in-teracción social. En otras palabras, la reconstrucción histórica pasa por tres etapas claramente discernibles: una amplia y rica plataforma económico-social en la cual los personajes asumen el papel fundamental de traer al presente una formación social pasada; una pla-taforma política; y una plataforma ideológica.

En este punto, se afirma que el escritor como cons-tructor es aquel que realiza una labor parecida al his-toriador, con la gran diferencia de que se permite la libertad en las reglas de la ficción y deja de lado la pretensión de verdad. El escritor, al igual que el his-toriador, narra, teniendo en cuenta que al narrar orga-niza y da una interpretación que está sujeta a postu-ras ideológicas o morales: escribir ya supone poner en orden una idea, con lo que necesariamente lleva a la conclusión de Ricoeur: tanto la historia como la lite-ratura comparten una estructura narrativa inherentes a ellas; tanto la historia como la literatura tendrán que seguir fluctuando en la delimitación de su territorio: una, contándonos la memoria de los días, y otra, lo que tal vez nunca deberíamos olvidar.

* El autor es Maestro en Literatura Mexicana por la FF y L de la BUAP y miembro activo en Óclesis, Víc-timas del Artificio.

Los límites que demarcan al discurso histórico del literario son tradicionalmente endebles e inciertos. El género novela y la historiografía se han entrelazado, desde sus orígenes hasta la actualidad, desde límites no rígidos y decisivamente imprecisos, atraídos siempre por un entramado cultural en un doble sentido: una ficcionalización de los relatos históricos y una historización –de manera total o parcial– de relatos literarios.

Hugo López Coronel*

Una presencia innegable A principios del siglo XX existían una multiplicidad de organizaciones apostólicas en México, entre las más sobresalientes: las Congregaciones Marianas, la Ado-ración Nocturna, los Caballeros de Colón, las Socie-dades de San Vicente de Paul, las Voluntarias Vicen-tinas y las Órdenes Terceras. Ante dicho panorama, ¿qué hizo diferente a la ACJM?

En primer lugar, se trató de una propuesta juve-nil. Dado que la sola piedad no era suficiente en un México convulso, urgía el espíritu apostólico. La tras-formación de las prácticas devocionales se hizo emi-nente, los acejotaemeros (nombre dado a los militantes de la ACJM) cambiaron los rezos interminables por el compromiso evangelizador. Estos jóvenes se dispu-sieron a propagar sus convicciones católicas en la vida cotidiana, a incidir directamente en la realidad social. Los miembros de la ACJM tomaron el estandarte de un proyecto de nación católica.

De la mano del jesuita francés Bernardo Bergöend, la ACJM fue fundada en agosto de 1913. Su finalidad es expresada por Antonio Ibargüengoitia, antiguo mi-litante: “formación integral de los jóvenes mexicanos, teniendo como base las enseñanzas del evangelio y las encíclicas papales”. Y no se crea que aquello de integral fue un adjetivo sin importancia, por el contrario, un ace-jotamero contaba con formación religiosa, vida cristiana, acción social y preparación para la acción política.

Los jóvenes aprovecharon dos organizaciones pre-vias, la Liga Nacional de Estudiantes Católicos y el Centro de Estudiantes Católicos, las cuales se trans-formaron en la ACJM. Destacan la participación de Luis B. Beltrán Mendoza, Pedro Durán y Jorge Prie-to Laurens. Sin embargo, la ACJM se distinguió por aglutinar a jóvenes de todos los niveles, no únicamente al elemento católico estudiantil.

Bajo el lema Por Dios y Por la Patria, los jóvenes se dispusieron a trabajar, realizaron círculos de estudio con materias de religión, apologética y doctrina social de la Iglesia. El estudio se complementó con activida-des culturales y deportivas. Los acejotaemeros se enro-laron en empresas de catequesis y publicaciones con la finalidad de extender la organización. Por supuesto, la ambigüedad se hizo presente en el campo político: por un lado se estableció la nula participación de la ACJM en contiendas electorales, al tiempo que se pedía su presencia como ciudadanos en defensa de la libertad política y religiosa.

La cuestión estaba clara, el cambio político inspi-raba. La posibilidad de actuar se dejó entrever ya en tiempos maderistas y los logros no decepcionaron a esta primera generación de jóvenes metidos a evange-lizadores y políticos. El año de 1913 inauguró un pe-ríodo sin igual: no tan solo se abría la escena política y la creciente relevancia del seglar resultó evidente, ade-más debían sumarse las posibilidades que un mundo moderno permitía, ahí estaba el partido político y la prensa. Así, los acejotaemeros buscaron la restauración del orden social cristiano en la familia, la universidad, el trabajo, la economía, el sindicato, en todos los am-bientes temporales.

Tiempos de guerraEn los primeros trece años de vida, la ACJM respon-dió a las urgencias de su tiempo mediante la forma-

ción de líderes cristianos para influir en los campos estudiantil, laboral, cívico y político. Su actuación no se mezcló con el enfrentamiento armado. Guardaron su distancia del campo de batalla y no se entendieron con el fusil. Los socios de la ACJM igual apoyaban al Partido Católico Nacional,que siguieron con sus cír-culos de estudio. A la par que buscaron anexar otras organizaciones a la suya, se inclinaban por abrir nue-vos grupos de acción juvenil en otros lugares. A un mismo tiempo, se indignaron por las limitaciones im-puestas por el callismo a la Iglesia y prosiguieron con sus publicaciones, pero el movimiento revolucionario fue implacable.

Desde la óptica católica, la Revolución fue sinónimo de persecución. La jerarquía eclesiástica no saludó con simpatía los tiempos revolucionarios. Por el contrario, para los obispos, la Revolución alcanzó significados ne-gativos, fue llamada “hidra” y culpada de la destrucción total de poblaciones. No había lugar a dudas, la Revo-lución exigía la defensa de la religión. Los acejotaemeros no rehuyeron la confrontación, junto con otras agrupa-ciones católicas constituyeron en 1920 la Liga Nacio-nal Defensora de la Libertad Religiosa. Posteriormente, surgió la U (Unión de Católicos Mexicanos), organiza-ción mucho más combativa y comprometida totalmen-te con la lucha armada. La ACJM y la U compartían miembros y formaron un grupo armado.

Los acejotaemeros no dudaron en engrosar las fi-las de los cristeros. Algunos se pusieron a las órdenes del general Enrique Gorostieta, algunos más sirvieron como coordinadores de los jefes cristeros, organiza-dores de peregrinaciones y procesiones para apoyar a los cristeros. La idea de luchar se radicalizó y se tornó sangrienta. La defensa de Dios y de la Patria se mate-rializó. Los enemigos: Calles, la Constitución de 1917, el liberalismo, la enseñanza laica, la misma revolución. Los católicos tuvieron su guerra. Ante esta realidad, la relevancia de la ACJM salta a la vista, fue una impres-cindible fuente de reclutamiento.

Algunos jóvenes de la ACJM, que reunidos en el Ajusco se sumaron al grupo de Rafael Ramos y Je-sús María Ramírez, pronto sucumbieron en la batalla. Igual suerte corrió el grupo de Antonio Muñiz donde se contaban obreros, miembros del sindicato católico y de la ACJM fusilados en Parras, Coahuila. Cadáveres de acejotaemeros fueron expuestos en la plaza principal de León, Guanajuato. Al lado de las pérdidas, llegaron las recompensas. Después de la Guerra Cristera, las filas de la ACJM se pueden regocijar de contar con héroes, mártires, beatos y santos, entre estos últimos: San Manuel Morales, San José Salvador Lara Puen-te, San David Roldán Lara, San Luis Bátiz Sainz y como beato Anacleto González Flores. A la distancia, la Cristiada dejó un saldo positivo para la asociación.

En la segunda década del siglo XX, la ACJM se convirtió en una organización combativa, las necesi-dades del momento lo requerían. Su máximo postu-lado, llevar el reino de Cristo al ámbito temporal, no pudo resistir pacíficamente, se tiñó de sangre y pólvo-ra. Lo anterior encarnó un riesgo para los arreglos ce-lebrados entre los obispos y el gobierno mexicano en 1929. Organización, ímpetu y coraje no eran una bue-na mezcla bajo las nuevas circunstancias. Los jóvenes debieron someterse para no desaparecer y, en 1929, se

sumaron con la Acción Católica Mexicana, organiza-ción que sirvió a los obispos para contener y reencau-zar la fuerza del laicado.

Lo que interesa en este momento no es solo saber del conflicto Iglesia-Estado, no se trata de ha-blar inequívocamente de los obispos y los presidentes, de las limitaciones constitucionales o de los arreglos. Hay que remontar esta versión y concentrarnos en otros participantes un tanto anónimos, explorar en sus modos de participación y experiencias. Los acejotame-ros no anduvieron solos, fueron amparados por Mon-señor José Mora y del Río y por los razonamientos del padre Bergöend; también es preciso reconocer la gran iniciativa juvenil existente en la ACJM. La agrupa-ción representó una respuesta de los jóvenes católicos a las urgencias de su mundo. Ante la situación política lograron fundar una asociación de apostolado, no se enrolaron de inmediato ante la violencia armada, su-pieron construir una propuesta diferente, los círculos de estudio de religión y doctrina social son muestra de ello. En un México que cambiaba, quisieron ganar a la sociedad para el reino de Cristo mediante la acción evangelizadora y el ejemplo. De esta manera, cobija-dos por los postulados católicos, pretendieron influir la potestad del César.

* La autora es Maestra en Historia por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

¿Qué significado tuvo para los católicos la Revolución Mexicana? ¿Acaso les abrió nuevos espacios, quizá les proporcionó nuevas formas de organización o los acabó por radicalizar? Evidentemente, plantear el estudio de los católicos es hacer referencia a un espectro amplio y hasta vago, por lo que, para evitar caer en imprecisiones, es necesario declarar que los católicos abordados en las siguientes líneas solo incluyen a los jóvenes pertenecientes a las organizaciones de apostolado, específicamente los militantes de la Acción Católica de la Juventud Mexicana (ACJM).

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MUSEO REGIONAL DE PUEBLAAv. Ejércitos de Oriente s/n Centro Cívico 5 de mayo. Los Fuertes.

Karol Méndez Polanco*

5

HORIZONTALES1. (La), epopeya griega, se le ubica

en el último año de la Guerra de Troya.

6. (Mariano), escritor mexicano, autor de Los de abajo, novela que trata sobre la Revolución Mexi-cana.

11. (Cinq-), primera novela históri-ca francesa, escrita por Alfred de Vigny.

12. (Gordon), autor de la novela his-tórica El último judío.

13. Símbolos del amperio y flúor.15. Reza, hace oración.17. Símbolo del calcio.18. Taza redonda sin asa.19. Del verbo aludir.21. El Campeador. Es el más impor-

tante cantar de gesta de la litera-tura española.

22. Prefijo que significa fuera.23. Cuerpo sólido celeste que gira

alrededor de una estrella.25. Perezoso, mamífero.26. (Mariano José de), escritor espa-

ñol, autor de la novela histórica El doncel don Enrique el doliente.

28. Utilizará.30. Unidad de intensidad sonora (inv.).31. A nivel.32. Escritor peruano, autor de La

fiesta del chivo, novela cuyo tema es la dictadura de Leónidas Tru-jillo en República dominicana.

34. Hijo de Tiberio y de su primera esposa Vipsania.

37. Símbolo del europio.38. (La muerte de… Cruz), novela

histórica de Carlos Fuentes.42. Moneda de cobre usada en la an-

tigua Roma.43. (Y Carrasco), autor de El señor

de Bembibre, novela cuyo telón de fondo contiene la extinción de la Orden del Temple.

44. Unir, confederar.45. Escritor italiano, autor de El

nombre de la rosa.46. Carta de la baraja.48. Bebida alcohólica (inv.).50. Río de Rusia.51. Escritor estadounidense, autor

de Diez días que estremecieron al mundo.

53. (Tolstoi), escritor ruso, autor de La guerra y la paz.

56. Novela romántica de José Már-mol, en un entorno de guerras y problemas políticos.

57. Escritor estadounidense, autor de Por quién doblan las campanas.

VERTICALES1. Allende), escritora chilena, autora

de La casa de los espíritus, trata so-bre el golpe militar de Pinochet.

2. Símbolos del yodo y maxwell.3. Alianza Anticomunista Argentina.4. Abreviatura de doctor.5. Arrasa, destruye.6. Pato, oca.7. Símbolos de la impedancia y oxí-

geno.8. Universidad Autónoma Metro-

politana.9. Símbolos del electrón e hidrógeno.10. Monasterio cristiano bajo las ór-

denes de un abad o abadesa.14. (Agustín), escritor español, autor

de Madrid, de corte cheka.16. Símbolos del rutenio y nitrógeno.17. Remar hacia atrás, retroceder.19. Loará.20. Perturbar los sentidos con un

golpe o ruido.23. Rea, culpable de un delito.24. Planta medicinal, útil para casos

de migrañas.27. Abreviaturas de roentgen, litro y

oeste.29. Símbolos del arsénico y uranio.32. Cederá, transferirá, donará.33. (Guzmán), escritor mexicano,

autor de El águila y la serpiente35. Prenda de vestir.36. (Dulcinea del), mujer de los sue-

ños de don Quijote (inv.).39. Castigo severo de golpes.40. Símbolos del número de Euler y

nobelio.41. Población y comuna francesa, en

la región de Picardía.47. Contracción gramatical.49. Impar.51. Divinidad egipcia.52. Abreviatura de este y símbolo de

momento de inercia.54. Terminación verbal.55. Símbolo del neón.

CRIMENFueron todos testigos del crimen.Vieron cómo el hombre con arma en mano acribi-

lló a su víctima.Lo ovacionaron.El reporte de los daños señaló que sucedió en la

plaza de toros.INTERROGACIÓNTerminó la guerra.El soldado no sabe siquiera por qué tuvo que co-

menzar.NEGOCIOExcelente comerciante vendía lámpara de Aladino.Pero el genio y los deseos se vendían por separado.

CROMÁTICAGenaro era daltónico.Quizá por eso jamás llevó el negocio a números

rojos.SUEÑO NACIONALEl presidente renunció a su cargo.Y vivieron felices para siempre.SALMO 19, 8, 6.Fanáticos asisten los domingos.Ahí, todos lo imploran, lo amerita la ceremonia.Uno de sus rincones guarda el recuerdo de que

hasta asistió Dios.Al menos, dicen, fue su mano.

Cecilia Vázquez Ahumada*

La palabra chile proviene del náhuatl chi-lli y se refiere a ese sabroso condimento, que también pinta la comida, originario de México y de Sudamérica. El nombre

científico de los chiles Capsicum, proviene del griego kapsakes, que significa cápsula.

Los chiles mexicanos domesticados son: chile rocoto, chile habanero (Capsicum chinense), chile tabasco (Capsucum frutescens); los sudamerica-nos son el chile manzano (Capsicum pubescens) y Ají amarillo (Capsicum baccatum). El chile (Cap-sicum annuum) se domesticó en México y existen evidencias de su cultivo desde hace más de 8,000 años. Bernardino de Sahagún da cuenta del uso de los chiles para corregir el comportamiento de los jóvenes en el mundo prehispánico. Se sabe que Moctezuma aromatizaba su infinita ingesta de chocolatl con chile. Los partidarios del cacao, piensan que su capacidad amatoria dependía de él, los amantes del chile dirán otra cosa.

Cristóbal Colón llevó los chiles a Europa y de ahí se extendieron al continente asiático. A la In-dia los chiles llegan en 1540 y 400 años después, este país que fue el más importante exportador de pimienta, era el principal exportador de chiles.

Los chiles pertenecen a la familia de las solaná-ceas, es decir, a las plantas cuyo embrión es cubierto por dos partes, posee hojas simples y alternas, flores con corola acampanada y baya con muchas semi-llas. Por ello tiene relación con la papa, el tabaco, la berenjena y el tomate. La planta de los chiles es herbácea y arbustiva y es polinizada por insectos.

En la página de divulgación de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiver-sidad se explica que México es el centro de do-mesticación y diversificación de la mayoría de las variedades conocidas de chiles. Estos se comen frescos y deshidratados. Los más cultivados son: el jalapeño (en otros tiempos conocido como cuares-meño), el serrano, el pimiento morrón, el poblano, la chilaca, el Anaheim, mirasol, soledad, de árbol y piquín. Los secos son el ancho, el guajillo, el pa-silla, el mirasol, el de árbol, el puya y el costeño.

El chile habanero (Capsicum chinese) posee denominación de origen en la península de Yu-catán, ya que tiene un uso de más de 200 años en esta región del país. Todos sabemos que es un

alimento de primer orden de la comida yucateca. A decir de la Dra. Araceli Aguilar, especialista en el tema de los chiles desde el punto de vista de la biología, otro chile al que se le ha asignado deno-minación de origen es un pimiento que se consi-dera italiano, denominado por el uso en la comida local, desde hace siglos. Esta misma investigadora habla de la impresionante plasticidad de las plan-tas de chile y de lo íntimo de la relación con los humanos. En cada pueblo de México las mujeres cultivan en sus huertos diferentes clases de chiles. Las matas se combinan. La herencia de las abuelas se complementa con las que las semillas y plantitas que vecinas y comadres traen de lejos.

La sustancia que le da el picor al chile es la capsaicina. Los mamíferos somos sensibles a esta sustancia y depende de su cantidad el picor de cada chile, además del paladar de cada individuo. El pi-cor se mide a través de unidades Scovlle (SHU). El pimiento morrón no posee una sola unidad de capsaisina, a diferencia de un habanero que po-see de 35,000 a 100,000 unidades. Esta sustancia característica del chile también es medicinal y los antiguos pueblos prehispánicos lo usaban con esos fines. Hoy se sabe que combate la alta presión ar-terial y relaja las arterias. Actualmente se usa para elaborar pomadas que combaten los dolores artrí-ticos, el herpes, la diabetes y la neuralgia, además alivian dolores pos-operatorios. En algunas zonas rurales se ocupan para combatir el dolor de muelas (sic). En África se colocan matas de chiles alrede-dor de los cultivos para que los elefantes se alejen.

Actualmente, los cultivos de chile en México son muy importantes. Los estados donde más se cultivan son Chihuahua, Guanajuato, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Veracruz y Zacatecas. Sin embargo, en todo nuestro país se cultivan chiles. La central de abasto de la ciudad de México es el punto de mayor comercialización de los chiles deshidratados a nivel nacional.

Los chiles han sido la metáfora del falo, por ello en las ferias de venta de semillas de chiles, los nombres de la mercancía se refieren al “sultán”, “el machote”, “el poderoso”.

*La autora es Licenciada en Antropología Social por la BUAP, actualmente adscrita al INAH-Puebla.

“Un chilito jalapeño que era un poco parranderoun festejo le hizo un día a su primo el habanero.

Invitó a todos los chiles, los parientes, los hermanos. Y vinieron los Morita,

Los Guajillo, los Manzano…”Nuria Gómez Benet: Una Fiesta Chipocluda

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Se trata de una serie de cuentos, así titulados, que desde hace varios años —que es decir innumerables tazas de café, cajetillas de cigarrillo, fra-

ternas charlas, citas de libros, publicaciones periodísticas—, López Coronel ha explo-rado con destreza en los fundamentos del ideal de Óclesis como materialización de la utopía propia de experimentar la tragedia de ser víctima de su propio discurso; el arte de poner sobre la mesa los recursos expresivos que develan laberintos impresos de una con-ciencia ya olvidada, una especie de terapia contra la amnesia colectiva en la que el lec-tor descubre una ciudad olvidada, un tiempo olvidado, un ser olvidado por encontrarse licuado en la maraña postmoderna. Com-binatoria difícil que Coronel intenta lograr reuniendo los ingredientes del literato y la curiosidad imaginativa del poeta.

Mientras el hombre de hoy se regoci-ja perdiéndose dentro de una arquitectu-ra existencial que es mero detalle decorati-vo y olvidable, López Coronel recogerá los signos y símbolos de ese derroche vaciado de ser, fragmentos del mundo, que pondrá en exultación en cada diálogo y acción de los personajes para obligarlos a vomitar sus ideas, anhelos y sensaciones encerradas en ese aparente efecto decorativo. De ahí, que en cada cuento el lector perciba que corre aquella cortina espacial que los libera de la tiranía de los sentimientos plásticos, de la insipidez de su circunstancia, de su no satis-facción por no reconocerse sombra informe y polifónica de una muchedumbre huérfana y errante, expatriada de su desgarradora con-dición ontológica e histórica.

Cuando el autor nos dice que “llegaba la distancia; las palabras volando al ritmo de la noche, el sueño contemplando las luces de la ciudad a mis pies; todo el galope de tiem-po en mis brazos”, nos remite a las teorías lingüísticas del filólogo italiano Giovanni Pozzi, debido a que las intermitentes pulsio-nes poéticas de López Coronel suelen deri-var en acrobacias experimentales que colo-can su producción literaria bajo el signo del artificio y el juego. Naturalmente —asegura Pozzi—, cada actividad poética utiliza artifi-cios poéticos institucionalizados, tales como el verso, la rima, las formas y los géneros li-terarios, los cuales cumplen una función res-trictiva para garantizan efectos prosódicos y de nexo que sirvan de apoyo y proporcionan una mayor amplitud al contenido. Cuando se da esta relación entre contracción y liber-tad desde la regla, se logra ensanchar el valor lúdico del acto poético. De este modo, el jue-go de lo artif icioso es caracterizado por Pozzi como un dar nacimiento a otra forma de sig-nificar, rompiendo así con la idea de que la representación del significado sólo queda determinado en el artificio por una u otra de las unidades que forman la lengua; por lo tanto Cortina en el Espacio consiste esen-

cialmente en el nacimiento de otra manera de significar.

Cortina en el Espacio es un libro sabroso de historias que confirman ese “nacimiento de otra manera de significar”, pero al mismo tiempo, como afirma Pozzi, se puede percibir, como efecto colateral, cierto retorno a aque-lla primordial “sopa lingüística” que pone en entredicho la intención rousseauniana, por así decirlo, de lo establecido por medio de un “lenguaje elaborado por contrato”. Aho-ra bien, esta operación de darle un giro ra-dical a la constricción del significado parece sugerirnos que el autor va más allá del puro entretenimiento. Cuando López Coronel es-cribe: “¿Querías fumar las nubes del cielo? Te convido, para que tengas la ciudad a tus pies”, podemos encontrar en medio de las cualida-des más específicas del discurso una sínte-sis esquemática de extrañeza, artificiosidad y vertiginosa complicación que nos encami-na hacia una elemental y primigenia semiosis sublimada en una combinatoria de símbolos que hace más frondosas las ramas de la codi-ficación lingüística y literaria.

En cada cuento-poema, si es que el autor nos permite llamarlo así, nos topamos con el encanto y la magia de una visión agluti-nante que revela los signos particulares que se encuentran al interior de las multitudes, y viceversa: “El exterior despierta, ciertas in-tenciones recorren algún camino con la nota insertándose en el sitio preciso; el aire sien-te andar una fricción que fulmina obstáculos para concebir deseos, en silencio, tragados por multitud de rostros, ajenos, insospecha-dos razonamientos, sólo una vez, desgajado con el limbo en extensiones inciertas, culpa-bles de la duda por el susurro asignado”.

Como podemos observar, Cortina en el Espacio es la preparación del espacio retóri-co, en el que el autor entra en corresponden-cia íntima con los infortunios y venturas de la vida. Toda la luminosidad del artificio es atrapada por López Coronel dentro de un rejuego técnico y conceptual, es decir, coe-xiste un fraseo a ritmo conversado, disipado, y la convidación al lector, a veces a cucha-radas pequeñas y a veces a sorbos grandes, a mirarse en las instancias que contiene su vida, a encontrar su signo, a escucharse en su propia canción. Testimoniar su mundo que no es su mundo porque le ha sido creado de antemano, instalado intencionalmente. Y es aquí donde entran las piruetas conceptuales que el autor instala, no con el fin del acar-tonamiento académico sino para darse cita con el frenesí que provoca la verbalidad, el asombro ante el poder inagotable del decir que se manifiesta por la voz de un escritor que sabe reconocerla.

* El autor es Maestro en Educación Supe-rior por la FF y L de la BUAP, promotor cultural y coordinador de Óclesis, Víctimas del Artif icio.

Se tienen datos de que en 1914 Villa firmó un contrato con la Mutual Films. La cinta encargada fue The life of General Villa, y esta tenía por objetivo mejorar la imagen del Centauro de Norte ante la opinión pú-

blica de los Estados Unidos, a fin de conseguir fondos que le permitieran adquirir armas.

Actualmente, son más de sesenta películas en las que la Revolución Mexi-cana ha servido como contexto para el desarrollo de la trama. Están consi-deradas como las dos mejores El compadre Mendoza (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935), ambas del director Fernando de Fuentes. Fue en 1933 cuando la revuelta fue puesta en pantalla por primera vez con El prisionero 13, también de Fernando de Fuentes. Los filmes de este director represen-tan una visión de compromiso social, que muestra simpatía hacia los agra-ristas y los personajes que lucharon al lado del caudillo del norte; además, la dirección de estas historias está lejos de la institucionalización de los ideales revolucionarios de los años cuarenta e, incluso, son un documento alejado de la historia oficial.

El prisionero 13 narra la vida de un revolucionario fusilado, mostrando que la Revolución no es más que una historia de traición. Por otro lado, ¡Vámonos con Pancho Villa!, basada en la obra de Rafael F. Muñoz, plasma la desilusión y el horror que causó el combate armado de 1910 a los campesinos. A estos nombres se anexan los de filmes como Rebelión (1934), El Tesoro de Pancho Villa (1935), La Adelita (1937), La Valentina (1938), Con los dados de Villa (1939), La justicia de Pancho Villa (1940), Los de abajo (1939), de directores como Guillermo Hernández Gómez, Chano Ureta, Manuel G. Gómez y Miguel Contreras Torres, que solo son algunos nombres de los inicios de las representaciones del acontecimiento histórico.

Rafael Baledón fue el encargado de poner en pantalla al Centauro del Norte con filmes como El Secreto de Pancho Villa y El tesoro de Pancho Villa. Ismael Rodríguez hizo lo propio con la trilogía Así era Pancho Villa (1957), Pancho Villa y la Valentina (1958) y Cuando ¡Viva Villa! es la muerte (1958), trasladando a la figura revolucionaria imágenes falsas, de súper héroes, re-duciendo a Villa “a un acopio de cuentos con finales sorpresivos matizados por la ingeniosa filosofía popular del héroe más cerca de la anécdota cotidia-na que de los libros de texto” (Aviña, 2004). Los años cincuenta vieron con-vertirse a figuras como Pedro Armendáriz, Fernando Fernández y José Elías Moreno en ejemplos vivientes del mito villista.

Entre Pancho Villa y una mujer desnuda es sin duda un filme que nos mues-tra diferentes revoluciones. En primera instancia, utiliza a una figura signifi-cativa de la Revolución Mexicana, como es Pancho Villa, para hacer una crí-tica a la cultura machista de nuestro país. Este film, que fue primero obra de teatro, surge en un momento decisivo para la mujer, que comenzaba a ocupar papeles importantes en la vida pública.

Los protagonistas, además de tener el sexo en común, comparten el in-terés y la pasión hacia Francisco Villa. Un día, Gina va en busca de Adrián, para proponerle que se fuera a vivir con ella y que tuvieran un hijo, pero lo en-cuentra con otra mujer. Es entonces cuando la protagonista se enrola en una relación con Ismael, un hombre más joven que ella y que, además, es su socio. Después de unos meses de ausencia, Adrián regresa en busca de Gina pero se da cuenta que ésta ha decidido rehacer su vida; intenta reconquistarla e ima-gina que Pancho Villa es su consejero; éste último, le hace recomendaciones machistas para hacerla sucumbir, sin embargo, fracasan en el intento.

Entre Pancho Villa y una mujer desnuda, denota que encontraremos el espíritu machista de una época, la de la Revolución Mexicana, intentando recontextualizar las demandas y el abandono de la mujer de inicios del siglo pasado con las preocupaciones colectivas y sociales de la mujer contemporá-nea, dejando al descubierto la lucha del Centauro del Norte como la lucha feminista presente, partiendo de planteamientos utópicos.

El Villa de Berman y Tardán es una representación fársica y exagerada del caudillo. Se mofan de la figura mítica, dotándole de una buena dosis de humor, que sirve para caricaturizar al mexicano. Este Centauro del Norte es viril, mas-culino, características que sirven para ridiculizar a la cultura mexicana.

* El autor es Maestro en Literatura Mexicana por la FF y L de la BUAP y miembro activo en Óclesis, Víctimas del artificio.

La inagotable curiosidad de Hugo López Coronel lo ha llevado a preguntarse el por qué, cuándo y cómo de la instalación de una cortina en el espacio en la fuente principal

del artificio, pasaje lúdico-enigmático y, por lo mismo, en continua revelación.

Francisco Hernández Echeverría*

Jorge Luis Gallegos Vargas*

Si hablamos de cine nacional y de caudillos, Pancho Villa es el personaje ideal.

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Director y editor: Enrique Condés LaraConsejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Juan Lozada León, José Fragoso Cervón,

María de Lourdes Herrera Feria, Hugo López Coronel, Ernesto Licona Valencia, Gabriela Breña, Cecilia Vázquez Ahumada y Eulogio Romero Rodríguez, Octavio Spíndola Zago

Corrección: Enrique Condés BreñaDiseño: Israel Hernández Cedeño

Correo electrónico: [email protected]*No incluye sección de Sociales

RE~INCIDENTE. Año 6. No. 96. Segunda quincena de marzo de 2015. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Francisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emiliano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en marzo de 2015 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

solución alreincigrama de esTe número

Los tiempos actuales se han caracterizado por el control, cooptación, chantaje amenazas, com-pra, represión, etc., de los movimientos estu-

diantiles. Sin embargo parece que en este reino de la BUAP empiezan a renacer y a fortalecerse con sus propias demandas y, por una legítima necesidad de expresión juvenil, grupos de jóvenes inquietos políti-camente hablando, están apareciendo.

También, por la influencia de los movimientos estudiantiles nacionales recientes como:

Yo soy #132. En el mes de mayo de 2012 un gru-po de estudiantes de la Universidad Iberoamerica-na se manifestó en contra del candidato del PRI a la Presidencia de la República, quien había asistido a dar un discurso. Esto ocurrió cuando los ya de por sí inconformes estudiantes recibieron una respuesta brusca por parte del candidato a una de sus preguntas relacionadas con el uso de la fuerza pública en ciertas manifestaciones como la de Atenco. Los 131 asisten-tes, con la animosidad del momento, comenzaron a reclamarle diversos hechos al candidato, a quien pre-sionaron y acosaron hasta que huyó del lugar. El nú-mero 132 se refiere a la autoafiliación y apoyo que le dieron a los estudiantes de la Ibero, grupos de otras Universidades, entre ellos la de Puebla.

El movimiento estudiantil de Ayotzinapa. En Guerrero hay nueve escuelas normales públicas. La de Ayotzinapa es una de ellas, y es conocida históri-camente porque ahí estudió el luchador social Lu-cio Cabañas. El viernes 26 de septiembre, decenas de normalistas de Ayotzinapa fueron atacados y per-seguidos por policías municipales de Iguala, quienes con ayuda con ayuda de agentes de Cocula, presun-tamente entregaron a 43 de ellos al grupo delictivo Guerreros Unidos. El gobierno federal cree que los jóvenes fueron asesinados y que sus cuerpos fueron quemados, aunque todavía se espera que análisis de ADN confirmen esta conclusión; mientras los fami-liares dudan de esa versión. Tan alevosa agresión ha suscitado una movilización a nivel nacional e interna-cional bajo la consigna “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”. Destacan las mega-marchas realiza-das en el DF y en varias ciudades importantes del país y, concretamente, en Puebla.

El Movimiento Estudiantil del Politécnico que se desarrolló a partir de la huelga de una escuela, la Es-cuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, ESIA-

Unidad Zacatenco, y rápidamente se extendió por to-das las escuelas, centros y unidades del Politécnico en la ciudad de México. El motivo es el ¡Ya Basta! al autoritarismo y menosprecio de las autoridades hacia los estudiantes. No fue el contenido del nuevo Regla-mento que se pretendió imponer, sino la cerrazón de la Directora General del IPN al crear un nuevo Re-glamento por encima y al margen de la comunidad politécnica, lo que unió a todos en contra de ella. La brutal y fanfarrona imposición de mencionado regla-mento y, luego, las cínicas y burlonas declaraciones de la Dra. Yoloxóchitl Bustamante, directora general del IPN, hicieron imposible no simpatizar con la lu-cha estudiantil emergente. Los estudiantes politécni-cos hicieron que el poder político de México, voltea-ra sorprendido a ver cómo jóvenes adolescentes eran capaces de contestar cada ofensa y burla en su contra, con una organización eficaz, eficiente e inteligente.

Estos movimientos le han dado vida y bandera a un nuevo movimiento estudiantil de la BUAP inte-grado varios grupos que han surgido y por aquellos que venían trabajando desde tiempo atrás. Son estu-diantiles con diferentes demandas, entre ellos el Co-lectivo Universitario por la Educación Popular, gru-po estudiantil que fue violentamente desalojado del Zócalo la madrugada del domingo 8 de febrero. Lo único que pedimos, dijeron, “es un diálogo resolutivo y que nos abran salones en ciudad universitaria, para impartir estos cursos gratuitos.”

Otro grupo, el Movimiento por la Alternativa Social (MAS) cuyo lema es “Buscamos la revolu-ción social para hacer de Puebla y México un mejor lugar para vivir” también fue desalojado del Zócalo de la ciudad por sujetos armados la madrugada del pasado 17 de noviembre.

También está el movimiento estudiantil Espar-taco, que asegura que tiene como lema “Hacia la Li-bertad por el Conocimiento Científico” y considera al marxismo-leninismo como fuerza revolucionaria transformadora de la realidad social que vivimos.

PD. Estimado lector: Reconozco que el choro que acabas de leer, me quedó acartonado y sin chiste. La verdad es que lo hice estando sobrio, error que no volveré a repetir. Lo prometo. (¡Ay, guey!)

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP, y cuatachín.

José Fragoso Cervón*

México ocupa el nivel más bajo de lactancia materna en La-tinoamérica y está entre los 20 países del mundo con menor proporción de mujeres que la practican durante 6 meses, que es el periodo mínimo recomendado.

6 de cada 10 mujeres no amamantan a su bebé en el DF. En México, la lactancia materna exclusiva en menores de 6

meses mostró un descenso de casi 8 puntos porcentuales en-tre los años 2006 y 2012, al pasar del 22.3% al 14.4%, respec-tivamente.

En la región Sur del país, la lactancia materna exclusiva se redujo de 28.5% a 15.5%; en el medio rural pasó de 36.9% a 18.5% y en la población indígena de 34.5% a 27.5%, lo que significa que son las poblaciones en mayor pobreza las que están abandonando más aceleradamente las buenas prácticas de lactancia en el país.

Si se empezase a amamantar a cada niño en la primera hora tras su nacimiento, dándole solo leche materna durante los primeros 6 meses de vida y continuando esta alimentación sumando poco a poco otros alimentos hasta los 2 años, cada año se salvarían unas 800 mil vidas infantiles en el planeta.

A nivel mundial, menos del 40% de los lactantes menores de 6 meses reciben leche materna como alimentación exclusiva.

Los adultos que fueron amamantados de niños obtienen de 2 a 5 puntos más en los indicadores de de sarrollo cognoscitivo.

Las mujeres que no amamantan corren un riesgo 4% mayor de padecer cáncer de mama y 27% mayor de padecer cáncer ovárico.

Cada millón de bebés alimentados con preparados para lac-tantes consumen 150 millones de envases: ¡basura, basura, basura!

Fuentes:La Jornada, 24 de abril de 2014, p. 35.http://www.who.int/features/factfiles/breastfeeding/es/http://www.insp.mx/avisos/3367-lactancia-materna-mexico.htmlhttp://www.paho.org/HQ/index.php?option=com_content&view=article&id=9795:semana-mundial-de-la-lactancia-materna-2014&Itemid=41059&lang=es

La Isla de plástico, también conocida como la Isla de basura, Isla tó-xica, Gran mancha de basura del Pacífico, Gran zona de basura del Pacífico, Remolino de basura del Pacífico y otros nombres similares

que claramente expresan el problema de la polución, es una muy, pero muy basta zona del océano Pacífico cubierta de desechos fabricados por los seres humanos. Ubicada en las coordenadas 135° a 155° O y 35° a 42° N, mide, más o menos, 1,400,000 km², con un peso calculado de 3.5 millones de toneladas. No es que los humanos vayamos y arrojemos ahí la basura. La arrojamos, según nuestra pésima costumbre, dónde sea, y las corrientes marinas la recogen y transportan hasta este enorme vertedero no intencio-nal, pero que muestra lo que estamos haciendo con nuestro planeta.

Este cochinero humano es una mega-concentración de, sobre todo, plástico suspendido, y algunos otros desechos atrapados por un vórtice de corrientes oceánicas.

En el Atlántico, por supuesto, hay otro vertedero similar, descubierto en el año 2009, y llamado Mancha de basura del Atlántico Norte.

El 80% de esta basura proviene de las zonas terrestres y el otro 20% de los barcos que surcan los océanos, llenos de turistas y mercancías.

Se ve fea y huele peor, pero ese no es el problema principal. Esta basura está aniquilando la vida de muchos animales y plantas, y, a la larga, acabará con sus irresponsables productores: nosotros.


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