Date post: | 24-Jul-2015 |
Category: |
Documents |
Upload: | guillermo-tell-aveledo-coll |
View: | 132 times |
Download: | 1 times |
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CENTRO DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS POLÍTICAS
Seminario: Instituciones Republicanas en perspectiva histórica.Profesor: Dr. Ricardo Combellas
LA REPÚBLICA DE LA REVOLUCIÓN PURITANAINGLATERRA, COMMONWEALTH Y PROTECTORADO (1649-1660)
Guillermo Tell Aveledo CollC.I. 13.637.579
Caracas, Octubre de 2005
“There is no doubt, but a popular government may be imagined more perfect than absolute monarchy, or even than our present constitution. But what reasons have we to expect that any such government will ever be established in Great Britain, upon the dissolution of our monarchy? If any single person acquires power enough to take our constitution to pieces, and put it up a-new, he is really an absolute monarch; and we have already had an instance of this kind, sufficient to convince us, that such a person will never resign his power, or establish any free government.”
David Hume, “Whether the British government inclines more to absolute monarchy, or to a republic” en Essays, Moral, Political, and Literary, I, vii, 1742.
Introducción
Al considerar la rica historia política británica del siglo XVII, y en particular la
historia del Interregno tras las guerras civiles de mediados de siglo,
encontramos un caso cuyas peculiaridades dificultan ubicarlo en la tradición
republicana: en anteriores trabajos, nos hemos ocupado de algunas muestras
del pensamiento político republicano inglés que reaccionan frente a las
instituciones de la República de la Revolución Puritana. Incluso, al examinar
sus instituciones y su práctica, cabe preguntarse si Inglaterra fue,
efectivamente, una república. Normalmente, en los textos canónicos de la
reflexión contemporánea sobre republicanismo no se encuentran comentarios
elogiosos sobre los experimentos constitucionales del Interregno inglés; más
aún, se considera a estos como desviaciones de las intenciones decididamente
republicanas de algunos ideólogos, quienes no dudaron en criticar el período
duramente1. Por otro lado, otros autores asumen que las ideas del
republicanismo clásico eran, en esta época, celo exclusivo de algunos grupos
relativamente pequeños de la opinión pública2.
Como fuera, se trató de un período de profunda agitación política, cuyas
repercusiones pueden considerarse revolucionarias. Hasta entonces, al menos
en la historia político constitucional inglesa, ningún monarca había sido
legalmente ejecutado. Durante este período, no sólo fue abolida la Monarquía,
sino que además fueron suprimidas la Cámara de los Lores y el
establecimiento de la Iglesia Anglicana. Diversos documentos pretendieron
1 Skinner, 1998; Pocock, 20002 Barnard, 1997:4
2
servir, como veremos, para dar a Inglaterra su primera constitución escrita. El
Ejército, desprendido de la tradición nobiliaria, se radicalizó política, social y
religiosamente, imprimiendo el tono de los cambios como en ningún otro
momento de la historia británica. Una agresiva y celosamente ideológica
política exterior consolidó el predominio inglés sobre las Islas Británicas,
integrando a Escocia y sometiendo a Irlanda. El Estado inglés expandió sus
funciones y su intervención sobre la vida social, encaminándose hacia una
creciente institucionalización y complejización de corte moderno. Por otro lado,
algunos aspectos de la vida política permanecieron sin mayores cambios; el
sistema legal permaneció atado al esquema del common law, manteniéndose
el status quo dentro de la profesión legal. La administración local, pese a la
intervención desde el gobierno central, siguió en manos de los Jueces de Paz.
Los derechos de propiedad fueron mantenidos, y la extensa libertad de cultos
no logró cambiar radicalmente la membresía de las grandes Iglesias.
Institucionalmente, fue esta una época de progresos desiguales. La
inestabilidad política no se terminó con el fin de las guerras civiles, sino que
continuó como motor de la mayoría de los experimentos constitucionales que,
para varios tratadistas, no pueden ser considerados como elementos
innovadores. Al contrario, se trataría de una etapa de retroceso o, cuando
menos, de estancamiento institucional. Como observa García-Pelayo: “Por
sugestiva que sea la historia de política de este período, no tuvo sobre el
desarrollo constitucional inglés más que un influjo negativo”, por lo cual no
considera necesario siquiera detenerse en sus rasgos más superficiales3.
Woolrych, notable especialista en el período, observa cómo los experimentos
institucionales entre lasa Guerras Civiles y la Restauración Estuardo son una
suma de oportunidades perdidas, forjadas por inclementes crisis políticas, y
cuyas consecuencias eran casi imposibles de prever4. Sin embargo, como
admite este autor, si bien tales experimentos eran incapaces de satisfacer las
diversas facciones en la prolongada crisis del absolutismo en Inglaterra,
dejando a la nación agradecida y apurada por restaurar el dominio monárquico,
debe entenderse que los mismos intentaron establecer alguna noción de 3 García-Pelayo, 1991:4444 Woolrych, 2001:1
3
gobierno legítima y de evitar caer nuevamente en una guerra civil, amenazado
como estaba el nuevo gobierno.
No dejaremos de encontrar elementos propios del gobierno republicano en
las páginas siguientes. Si uno de los rasgos fundamentales de la tendencia
republicana en la historia ha sido su pretensión por evitar el ciclo de corrupción
propio de las formas clásicas de gobierno5, puede decirse que los experimentos
constitucionales del Interregno inglés fueron establecidos, precisamente, para
reestablecer el orden del cuero político y que las sucesivas intervenciones
militares aspiraban, precisamente, a atender lasurgencias de la salud pública.
Si tenemos a la virtud de los ciudadanos como otro elemento propio de la teoría
republicana, ¿puede excluirse acaso a los celosos militares puritanos de
Inglaterra de entre los diversos arquetipos de los buenos republicanos? En los
inicios de la Commonwealth, la prensa oficial –en especial los trabajos editados
por Marchamont Nedham- veían en el parlamento Rump y en los oficiales que
lo habían instituido a émulos de la antigua Roma; acaso los más celosos
puritanos comprendían que las Escrituras recomendaban elogiosamente a las
repúblicas6.
Como bien expone Tuck7, en Inglaterra se había generado, tras el ascenso
de los Estuardo, un importante debate en el cual las bases ideológicas y
sociales de la monarquía se debilitaban, promoviendo una miríada de
proposiciones constitucionales e ideológicas no siempre compatibles, cuyo
resultado más agudo fue la crisis de legitimidad evidenciada en las Guerras
Civiles de la década de 1640.
Las teorías Político-constitucionales inglesas a mediados del siglo XVII
Comstock señala que, para mediaos del siglo XIVV, no existía en
Inglaterra una teoría constitucional generalmente aceptada8; ni siquiera la
teoría de una monarquía limitada podía establecerse claramente sobre las
diversas doctrinas en pugna. García-Pelayo describe tres teorías
constitucionales contradictorias: la primera, la doctrina de la supremacía del
5 Rivero, 1998:586 Worden, 1991; Barnard, 1997:47 Tuck, 19748 Comstock, 1960:421
4
Common law, defendida por autores como Coke, que consideraban el régimen
gubernamental británico como un conjunto de tribunales sometidos al
precedente del derecho consuetudinario, que acumulaba los derechos y las
libertades fundamentales de los británicos. Por otro lado, existía la doctrina
constitucional absolutista, defendida por autores como Cowell y Berkeley,
según la cual la monarquía era la detentora de la soberanía, y por tanto, la
única facultada para establecer las leyes: los tribunales, los Lores y los
Comunes interpretan la voluntad del monarca, pero no crean derecho (teniendo
estos cuerpos que esperar la anuencia y presencia reales para establecerse
como Parlamento). Por último, existía la tesis parlamentaria, que establecía al
pueblo reunido en parlamento como la suprema autoridad del reino: la
autoridad real sólo era plena en tanto actuaba en Parlamento, y nunca por
encima de éste9. Si bien la tesis parlamentaria y la densa del common law
tenían un rasgo común (ambas apelaban a unos derechos consuetudinarios de
los ingleses), los defensores de la supremacía parlamentaria, como veremos,
abandonarían su defensa del common law, en tanto éste se convertía en un
freno al ejercicio pleno de su poder soberano.
Políticamente, las doctrinas inglesas fueron decantando en la mutua
oposición entre los partidarios del absolutismo monárquico, y los partidarios del
poder del parlamento y, eventualmente, del establecimiento de una república.
Los partidarios del Absolutismo tenían en los textos de Jacobo I y en el Eikon
Basilike de Carlos I el alegato más poderoso a favor del derecho divino de los
reyes, noción apoyada por notables autores como Filmer10, así como en la
fundamentación racional del poder político absoluto, como exponía Hobbes a
inicos de la primera Guerra Civil en su De Cive11. Las doctrinas republicanas,
por su parte, veían con recelo todo arreglo monárquico, en tanto limitaba la
soberanía popular, preferiblemente ejercida a través del parlamento. Si bien se
ha establecido que las ideas republicanas clásicas no fueron la fuente principal
de los argumentos del partido parlamentario al inicio de las Guerras Civiles
(siendo la abolición de la monarquía un resultado de las circunstancias), es
claro que muchos de los cuadros militares veían con simpatía las posturas filo-
9 García-Pelayo, 1991:442-44310 Wootton, 1986:91-12811 Ibíd., pp.56-57
5
democráticas de los Niveladores12, y las doctrinas de autores como Milton que,
influidos por las formas antiguas13, veían con celo puritano cómo Inglaterra
había sido escogida pro la Providencia para adelantar el gobierno de los
virtuosos y los santos sorbe la tierra14. Como comenta Touchard, sin embargo,
la revolución puritana parece haber sido una mezcla entre el conservatismo
social y religioso de algunos sectores, con el oportunismo político de otros,
cuyos intereses contrapuestos difícilmente podían generar un régimen estable
ni, en cualquier caso, una teoría revolucionaria viable15.
La Crisis Política y las Guerras Civiles
El eje central de los antagonismos políticos durante la época de los
Estuardo fue el conflicto entre el intento de éstos en establecerse como una
monarquía absoluta, y el intento del Parlamento inglés de aumentar sus
prerrogativas y defender las libertades inglesas. La prolongada crisis política,
arrastrada desde los tiempos de Jacobo I, se mezclaba con una serie de
cambios económicos, sociales y religiosos en Inglaterra: el crecimiento de la
landed gentry, el incipiente desarrollo de las ciudades, la agria interacción
política entre las naciones de las Islas Británicas, y la ferviente animosidad
entre las diversas congregaciones religiosas y la religión oficial.
Si bien la expansión del poder de la corona inglesa no fue siempre
impopular, los tiempos habían cambiado desde el fin de la dinastía Tudor.
Como señala Bagehot, el servil parlamento de Enrique VIII dio lugar al
parlamento murmurador de Isabel I, que a su vez derivó en el parlamento
amotinado de Jacobo I y, finalmente, en el rebelde parlamento de Carlos I16.
Tras la “tiranía de 11 años” de Carlos I, entre 1629 y 1640, el nuevo
Parlamento elegido ese año se convertiría en un enemigo formidable para las
pretensiones absolutistas del rey Estuardo, quien había gobernado sin llamar a
Parlamento durante toda la década anterior. Los líderes parlamentarios
12 Ibíd., pp. 273-33513 Berns, en Strauss y Cropsey, 2000:418-43214 Wootton, 1986:6215 Touchard, 1964:258-25916 Bagehot, s.f:207
6
estaban decididos a frenar el poder del rey, promoviendo arreglos
constitucionales que evitasen la penosa situación de la década de 1630, y que
sumaran mayores prerrogativas al poder parlamentario. En tanto Carlos I se
negaba a cualquier acuerdo con la Cámara de los Comunes, esta preparó sus
fuerzas para, a partir de 1642, dar inicio al periodo de Guerras Civiles en
Inglaterra.
Si bien las innovaciones legales y militares del Parlamento le había
permitido derrotar a las fuerzas realistas en la primera guerra, no se trataba de
una victoria definitiva. Mientras más y más parlamentarios sufrían las
consecuencias políticas de la impopularidad de la Guerra, las fuerzas militares
de la causa parlamentaria se habían radicalizado hasta negarse a cualquier
arreglo entre el parlamento y la monarquía que no satisficiera sus expectativas
de reforma. El ejército parlamentario, establecido como el New Model Army, se
caracterizaba por el entrenamiento profesional de sus soldados, la paga regular
y por la creciente independencia de los criterios estamentales y nobiliarios para
el ascenso en sus filas17. A través de sus cuadros más bajos, el ejército
parlamentario y su Consejo de generales proyectaba sobre el parlamento y la
monarquía diversas demandas políticas y sociales, demandas que se permitía
hacer por su influencia decisiva en el desarrollo efectivo de los
acontecimientos. Entre estas demandas se encuentran la Heads of Proposals y
el Agreement of the People de 1647 (esta última influida directamente por los
ideólogos Niveladores dentro del ejército), con las cuales aspiraban a modificar
el sistema político inglés, promoviendo una reforma del sistema electoral, de
las prerrogativas parlamentarias y el establecimiento de amplias libertades
religiosas. En tanto el ejército y sus líderes –entre ellos Oliver Cromwell18-
observaban como la supervivencia del rey haría imposible realizar sus más
mínimas demandas, y en tanto notaban cómo se forjaba una mayoría
17 Barnard, 1997:518 Oliver Cromwell (1599-1658) fue uno de los líderes de la causa parlamentaria y, eventualmente, del partido militar durante la crisis política inglesa entre 1640 y 1660. Protagonista de excepción de los diversos parlamentos de la época, Cromwell había sido elegido miembro del parlamento en la década de 1620, por la localidad de Huntingdon, como pequeño propietario rural que era. Al estallar la primera Guerra Civil, el parlamentario Cromwell fue comisionado como capitán del ejército parlamentario, ascendiendo a general hacia mediados de la década gracias a sus notables dotes tácticas. Convertido en el militar más destacado del bando parlamentario, Cromwell se convirtió en árbitro de las diversas facciones dentro del ejército, y en su líder jerárquico en 1650. El resto de su vida será explorado más adelante en este trabajo.
7
parlamentaria que negociara el fin de la crisis política a favor de Carlos I,
decidieron intervenir sobre el parlamento para precipitar la salida definitiva del
monarca. Tras su intervención, quedó abolida la monarquía y,
consecuentemente, se promovieron diversos experimentos institucionales
sobre los cuales tocará este trabajo.
A los fines de analizar las instituciones de este período, hemos dividido
este trabajo en dos secciones. La primera, el período que cubre el
funcionamiento del Commonwealth y del Consejo de Estado, hasta la
disolución del Parlamento Rump. La segunda, el período que cubre la creciente
concentración de poderes en la persona de Oliver Cromwell, desde la
formación de la Asamblea Nominada (o Parlamento Barebones), pasando por
la instauración del Protectorado a través del Instrumento de Gobierno, hasta la
disolución de la República.
I. El Commonwealth 1649-1653
La división entre los moderados dentro del Parlamento Largo y los
líderes de su fuerza militar precipitó los acontecimientos que disolverían la
constitución tradicional en Inglaterra. Si la segunda Guerra Civil y el resurgir de
un partido realista habían llevado a muchos parlamentarios a reconsiderar
negociar con el rey Carlos I, las victorias militares habían galvanizado el
radicalismo ideológico dentro del Ejército. A los ojos de sus líderes y oficiales,
el rey había reiniciado las hostilidades al aliarse con los escoceses, retando la
buena fe del Parlamento. Este “sanguinario” monarca debía ser expuesto por
haber traicionado al Parlamento, aunque la mayoría de sus miembros
considerasen suficiente acordar con él un arreglo que limitase los poderes de la
monarquía. Sin embargo, la teoría de una monarquía limitada o mixta era
insuficiente para los cuadros del New Model Army, quienes presionaron a sus
líderes y los parlamentarios para defender a supremacía absoluta de la cámara
de los Comunes. Esta radicalización era evidente en el cambio de tono entre
las Heads of the Proposals, presentada por el Parlamento y el ejército a Carlos
I tras su primera derrota, y el Agreement of the People19, influido fuertemente 19 No se trata, en este caso, del documento propuesto a la opinión por los líderes de los Niveladores en 1647, sino uno propuesto por el Consejo general del Ejército a inicios de 1649, y generado tras los
8
por las teorías de los Niveladores20: si bien el primer documento, como
habíamos observado, habría incluido el mantenimiento de la autoridad real de
una forma u otra, el nuevo Agreement la monarquía no era siquiera
mencionada en el segundo documento, cuyo objeto era, sin embargo, coartar
un posible despotismo parlamentario.
Así, a finales de 1648, el ejército secuestró al rey, y el coronel Pride
lideró la purga de los elementos moderados del Parlamento. Así, el nuevo
Parlamento se convirtió en el Rump o Rabadilla, compuesto por los miembros
dispuestos a juzgar al rey. Si bien aún en este momento los líderes del partido
parlamentario buscaban mecanismos a través de los cuales pudiese salvarse la
vida de Carlos I, aún obligándolo a deponer su trono. Pero la fuerza de los
hechos determinó la suerte del monarca: el Rump promulgó una ordenanza, en
enero de 1649, para e establecimiento ad hoc de una Alta Corte de Justicia,
que prontamente juzgó y condenó a Carlos I, quien hasta el último momento se
negó a aceptar su jurisdicción. Carlos I fue, así decapitado el 30 de enero de
1649. De este modo, la nación inglesa quedaba completamente en manos del
gobierno parlamentario, que debía acometerse a dos tareas: estabilizar el
orden político de las islas, creando un régimen de gobierno que fuese apoyado
por las provincias y, a su vez, avanzar en las radicales reformas religiosas que
planteaban los vencedores21. Se trataba, claro de objetivos contradictorios, y
cuya alternativa resolución afectaría el futuro de la república.
El Parlamento Rump
El Rump se dio, como una de sus primeras tareas, la abolición de la
Monarquía y la Cámara de los Lores en Inglaterra (marzo de 1649). Antes,
había establecido un cuerpo ejecutivo que sustituyese el Privy Council real, y
que se denominaría Consejo de Estado22. Por otra parte, se dedicó a promulgar
prolongados debates en la Iglesia de Putney. Gardiner, 1906:13-14, doc. 74; Wootton, 1986:285-31620 Comstock, 1960:43821 Barnard, 1997:722 El Consejo de Estado dependería por completo del Rump. Aunque tenía capacidades propias de cualquier otro ejecutivo, el nombramiento de sus miembros dependía de la aprobación del parlamento. Resultaba, de hecho, una extensión de los comités parlamentarios, lo que generaba frustración entre las autoridades de dicho Consejo. Su primer presidente, Oliver Cromwell, renunció a los pocos meses; y en los cuatro años que funcionó antes de la disolución del Rump, cambió considerablemente en su composición (aunque normalmente se trataba de miembros del parlamento). Sin embargo, se trató de un cuerpo generalmente competente, dentro de las limitaciones formales y de recursos que enfrentó. Barnard, 1997:11
9
una serie de resoluciones que sirvieran como expedientes para el rápido
control de la situación política en Inglaterra. En primer lugar, un Engagement o
Acta de Compromiso para los miembros del Consejo, comprometiéndolos a
aceptar las decisiones del reducido cuerpo parlamentario, en especial el
establecimiento de la Commonwealth. El 19 de mayo, finalmente, fue aprobada
la declaración de Inglaterra como una “Commonwealth y Estado Libre”. El texto
íntegro de la declaración rezaba:
“Sea declarado e impuesto por este Parlamento presente, y por la autoridad del mismo, que el pueblo de Inglaterra, y el de todos los dominios y territorios que le pertenezcan hoy y en adelante, son y serán constituidos hechos y establecidos desde este momento como una Commonwealth y Estado Libre, y deberán en adelante ser gobernados como una Commonwealth y Estado Libre por la suprema autoridad de esta nación, los representantes del pueblo en Parlamento, y por aquellos quienes sean por éstos nombrados y constituidos como oficiales y ministros bajo su autoridad por el bien del pueblo, y eso sin ningún Rey ni Cámara de los Lores”.23
Su propio origen dio al Rump serias dificultades, que explican las tímidas
medidas de reforma que ejecutó a lo largo de su relativo dominio. El Rump no
se consideraba a sí mismo sino como un cuerpo permanente, y si bien debía
plantearse el establecimiento de un régimen permanente, las circunstancias lo
obligaron a dedicarse a consolidar su poder y a separarse de su origen
arbitrario, proclamándose en algunos círculos como el límite entre la anarquía y
un régimen militar. El cuerpo había declarado que el Parlamento era “el poder
supremo de la nación”, y mantenía que su legitimidad se basaba en su origen
popular, lo que le confería soberanía. Pero se trataba de un cuerpo
escasamente representativo, de poco menos de la mitad total de los miembros
originales del parlamento Largo. La gran mayoría de las circunscripciones
electorales del país no estaban representadas, y aquellas que lo estaban no
habían podido elegir nuevos representantes desde la última elección en 1640.
Sin embargo, la impopularidad de la causa republicana había debilitado la
relativa popularidad de la causa parlamentaria. Un llamado a elecciones habría
seguramente resultado un Parlamento que revirtiera los logros alcanzados
hasta el momento24. Esto llevó a que el Rump estableciera en 1650 un
Juramento de Fidelidad a la Commonwealth, que debía ser tomado por todos
23 Gardiner, 1901: doc. 9024 Barnard, 1997:22-23
10
los hombres mayores de 18 años, lo que más allá de generar la oposición de
los realistas que permanecían beligerantes (la victoria definitiva de las fuerzas
del Parlamento no llegaría sino hasta 1651) creó resentimiento dentro de
algunos sectores moderados25.
Otro de los elementos que causaba animosidad hacia el Rump fue su
aparente exceso de poder. Ciertamente, este parlamento contaba para sí con
poderes ejecutivos y legislativos formales sin precendentes, gobernando sin el
contrapeso de ninguna otra autoridad política o eclesiástica. La noción de que
la tiranía de Carlos I había sido sustituida por la tiranía del parlamento se hacía
más frecuente dentro de la opinión pública. Sin embargo, hay que tomar en
cuenta que el temor del Rump hacia la opinión pública y a la amenaza de
nuevos alzamientos, así como la presión que sobre éste ejercía el liderazgo del
ejército, eran cortapisas suficientes a sus poderes formales e, incluso, debían
mellar en la ejecución de su programa informal: el Agreement de 1649. Si bien
su cuerpo estaba compuesto por anti-monárquicos y fieles presbiterianos, se
trataba de un cuerpo de políticos veteranos, abogados, pequeños propietarios
rurales, muchos socialmente incluidos en el viejo esquema de poder político;
así su comportamiento no podía ser efectivamente radical. Debía apartarse,
entonces, de reformas ideológicamente agresivas.
¿Cuáles fueron, entonces, las medidas que levó a cabo el Rump? En los
cuatro años que funcionó como la autoridad suprema de la Commonwealth, se
dedicó a adelantar un número de reformas religiosas, jurídicas y financieras
que, si bien a la luz de los radicales podían parecer tímidas, evidenciaban el
esfuerzo efectivo del Rump para promover los cambios que habían dado lugar
a su formación.
En materia de religión, el Rump pretendió adelantar reformas que
complacieran la piedad puritana, siendo la mayoría de sus miembros fieles a
esta denominación. Sin embargo, también aspiraba a controlar los excesos de
las sectas milenaristas, como los Quintomonarquistas26. En general y
25 Skinner, 200226 Los Quintomonarquistas, o Fifth Monarchists eran una secta inglesa que anunciaba la inminencia del Juicio Final, y el advenimiento de la profetizada Quinta Monarquía de Cristo, en la que los santos y predestinados gobernarían la tierra; era el deber de estos sectarios claborar en la institución del dominio de los santos. Esta secta había tenido un auge importante en la década de 1650, y resultaron muy influyentes en la caída del Rump. Woolrych, 2001:11-14
11
apartándose del programa de los militares, el Rump era contrario a la
expansión de loa libertad religiosa. Se había esforzado en desmantelar la
potencia de la religión oficial anglicana, revocando la legislación eclesiástica de
los Tudor27, aboliendo la autoridad de los obispos, despojando a las iglesias de
subvenciones estatales (estableciendo como obligatorio el diezmo para los
fieles de iglesias particulares), y eliminando la obligatoriedad de asistir a la
Iglesia, lo que derivó en un declive de asistencia a las iglesias conservadoras, y
en una proliferación de los fervientes predicadores callejeros. Así, el Rump
decidió atacar el problema con la Ley de Blasfemia de 1650, que buscaba
acabar con las prácticas de “entusiasmo” religioso que tendiesen a la
“disolución de la sociedad”28, dándole a aquellos que temían que la tolerancia
religiosa derivase en mayores desórdenes, una herramienta de tranquilidad. No
quiere decir esto que el parlamento Rump fuese dado a la licencia y contrario a
la religiosidad; sus leyes de censura no sólo servían para limitar la publicación
de panfletos de sectas peligrosas, sino además para propagar la moral y las
buenas costumbres, amén de mantener una versión oficial de los hechos. En
1650, el parlamento aprobó también la Ley de Adulterio, que daba a los jueces
de paz la autoridad que sobre el matrimonio habían tenido los tribunales
eclesiásticos, con el empeño de aliviar a las parroquias del peso de sostener a
los niños nacidos fuera de los votos matrimoniales.
Sin embargo, los radicales religiosos criticaban al parlamento por lo que
percibían era su incapacidad para enfrentar la profanidad y la irreligiosidad, y
su aparente indiferencia para propagar la virtud religiosa en el país. Estos
exigían la regularización de los asuntos eclesiásticos, y la restricción de grupos
peligrosos, como los Católicos y Episcopales, por un lado, y los Anabaptistas,
Cuáqueros y tras sectas de izquierda, por el otro29, cosa que el parlamento
consideraba innecesaria, dadas las medidas ya establecidas, y peligrosa,
porque incitaría a la rebelión a la mayoría de estos grupos. A inicios de 1653,
por otro lado, el Rump descartó la posibilidad de promulgar una ley para
propagar la educación religiosa, así como descuidó el apoyo a las comisiones
27 Gardiner, 1901:1428 Barnard, 1997:1929 Ibíd., p.19-21; Kamen, 1987:160-164
12
religiosas dedicadas a la propagación del evangelio en Gales, Escocia e
Irlanda.
Otro tema de importancia para el futuro del Rump fue el tratamiento
dado a la reforma del derecho en Inglaterra. Los sectores más radicales del
ejército, así como algunos miembros del parlamento, querían darle un vuelco a
la tradición del Common law. El crecimiento de la abogacía como profesión
había estimulado la idea que se trataba de un sector corrupto de la población,
que mantenía su poderío sobre el resto de la sociedad al imponerle ese
complejo sistema de precedentes, que no podía ser manejado fácilmente por la
población en general, que no contaba con los recursos para acceder a una
defensa decente en los tribunales, cuyo proceder era visto como lento y
caprichoso. Claro está, un número importante de los parlamentarios eran
abogados, por lo que no tenían ningún incentivo para introducir reformas que
afectasen su posición dentro de la sociedad. Si bien en 1651 el parlamento
designó una comisión para revisar todo el sistema legal, que recomendó la
descentralización del sistema judicial, así como la codificación de las normas
existentes en la Commonwealth. Estas propuestas fueron bloqueadas por el
bloque de abogados parlamentarios, lo que irritó a los grupos radicales; si bien
algunas reformas se habían llevado a cabo, como la disminución de las penas
para los deudores, así como la transformación del cuerpo de escribanos para
que adoptaran una caligrafía generalmente conocida30, esto no significó mucho
para las aspiraciones del ejército.
Financieramente, el parlamento enfrentó en sus primeros años la
necesidad de sostener las etapas finales de la guerra, con las naturales
presiones del ejército, que dependía financieramente de Rump. Para Blair
Worden, la precariedad de las finanzas del parlamento fue el asunto no
resuelto que socavó sus medidas desde su instauración hasta su disolución31.
Ciertamente, la Commonweatlh se benefició en sus comienzos con la
confiscación de las riquezas de los obispos y deanes catedralicios de la iglesia
anglicana, así como de las tierras de la familia real y de numerosos realistas
prominentes de la abolida Cámara de los Lores y de entre los parlamentarios
purgados, lo que contradecía los llamados a la reconciliación hechos por el 30 Barnard, 1997:1731 Worden, 1974:217
13
parlamento. En cualquier caso la mayoría de este dinero fue destinado al
aumento del presupuesto militar, lo que a la larga obligó al parlamento a
aumentar los impuestos32. Naturalmente, no se trataba simplemente de
complacer a la jerarquía militar, ni de satisfacer las necesidades de paga de la
soldadesca, sino además de enfrentar las muy reales amenazas provenientes
de Escocia, Irlanda y los Países Bajos, países que abrigaban a opositores de la
Commonwealth (Carlos II había sido coronado en Escocia, y era reconocido
por el Rump sólo como soberano de ese país), o que además tenían antiguas
rivalidades comerciales y militares con Inglaterra. De este modo, lo perentorio
de las necesidades militares postergaba la realización de muchas reformas, así
como alimentaba la creciente impopularidad del cuerpo.
Este estado de cosas dejaba al parlamento atado de manos para
proceder a mayores reformas. Era claro que no podía satisfacer directamente a
los sectores más radicales, ni apaciguar los temores de los elementos más
conservadores. Así, el Rump sirvió como la válvula a través de la cual es
descontento e insatisfacción hacia la Commonwealth se liberaría, y sería el
elemento a sacrificar por los sectores políticos decididos a mantener y, aún
más, profundizar las medidas adelantadas por el Rump.
Entre los sectores radicales, cuya insatisfacción era la más notoria, el
ejército seguía siendo el medio a través del cual se podía establecer un
gobierno religioso en Inglaterra, y expandirlo al resto de las islas británicas. Al
fin y al cabo, había sido éste el instrumento APRA someter a Escocia, y así
mismo, había servido para iniciar un agresivo proyecto de re-evangelización
sobre la población católica de Irlanda. Incluso, la victoria definitiva de las
fuerzas del parlamento sobre los realistas en Worcester, en 1651, reafirmo la
creencia de los radicales en la providencia del ejército, cuya separación del
parlamento era cada vez más profunda. Por otro lado, al poner punto final a las
Guerras Civiles, el ejército se convirtió en la única fuerza políticamente
relevante aparte del Rump, hacia el cual las bases populares del New Model
Army dirigían su hostilidad; la victoria sobre los realistas contrastaba con la
aparente lentitud del Rump. Si bien los nuevos líderes del Ejército (Oliver
Cromwell había ascendido a Lord General en 1650, tras la negativa de Fairfax
32 Barnard, 1997:8,18
14
de proceder a atacar Escocia) podían tender puentes hacia el parlamento, dado
que su autoridad formal venía de allí, la base efectiva de su poder político –
encontrada entre los oficiales medios, los soldados y los predicadores y
panfletistas políticos- los habían convertido en los agentes providenciales de
las reformas políticas. Sin amenazas externas de consideración, el ejército
conminaba al Rump a llamar a elecciones para escoger un nuevo parlamento y
redactar una constitución. Los líderes del Rump, celosos de su autoridad, se
negaba a ser ordenado por el ejército. Tras el final de la guerra 1n 1651, el
Rump había descartado las presiones militares y había aprobado una ley que
extendía su mandato hasta tres años más33. En tanto sucedían vacantes,
convocaba a elecciones especiales en las circunscripciones correspondientes.
Por otro lado, y como hemos observado, temía que la impopularidad del Rump
resultara en un parlamento independiente o, lo que era peor, favorable a la
restauración de la monarquía. Los sectores radicales del ejército, así como los
Niveladores, exigían que se bloquease de la elección a aquellos individuos que
no podían “ejercer sus derechos responsablemente”, lo que en la práctica
significaba establecer un criterio de aceptabilidad política para permitir el voto34.
Hacia finales de 1652 parecía que el parlamento se disponía a
promulgar una ley que abriera el paso a un nuevo cuerpo representativo,
cediendo a las exigencia del Consejo del Ejército. La diatriba entre el
parlamento y el ejército liderado –y atemperado- por Cromwell se había
concentrado en esta ley35. Lamentablemente, no existen muestras del texto
definitivo de esa ley que pudieran aclarar la razón por la cual no cubría las
expectativas del ejército. Woolrych, en su larga relación de la crisis terminal del
Rump36 llega a la conclusión que el texto en sí mismo sería poco importante: el
ejército se mostraba decididamente opuesto a cualquiera de las alternativas
presentadas por el parlamento, por que el desenlace final de este cuerpo
habría legado de un momento a otro. Se ha sugerido que, en general, el
parlamento habría obviado las exigencias de los radicales de establecer límites
políticos a la libre elección de un nuevo parlamento, o que habría vetado a
33 Woolrych, 2001:2634 Barnard, 1997:21-2235 Woolrych, 2001:2236 Ibíd., pp.25-67
15
algunos políticos radicales de participar en el cuerpo a ser elegido37. En
cualquier caso, el ejército no habría visto como necesaria –sino, al contrario,
como contraproducente- la existencia de un parlamento electo para llevar a
acabo su programa de reforma religiosa, y que era necesario disponer del
Rump para aquietar cualquier rebelión dentro del partido radical38. Cromwell,
que habría buscado una solución que no destruyese al gobierno parlamentario,
irrumpió con un grupo de soldados y oficiales en la sesión de la Cámara el 20
de abril de 1653, obligando a los parlamentarios a retirarse. Como señala
Hutton, cualquiera fuese la causa inmediata de la disolución del Rump,
“el resultado, sin embargo, fue muy claro: el ejército había creado al Parlamento purgado y luego lo había destruido cuando no había servido a sus propósitos. Lo único sorprendente es que no hubiese ocurrido antes”39
II. El Protectorado 1653-1660
Tras la disolución del parlamento Rump, los líderes del Consejo del
Ejército se habían convertido en la autoridad suprema dentro de Inglaterra y
sus dominios. Ahora no tendrían obstáculos para la imposición de una agenda
de transformación social que reformara las costumbres y modos de vida de los
ingleses ajustándolos a las enseñanzas bíblicas y, en última instancia,
preparándolos para obedecer, de no haberse convertido, el gobierno de los
santos. Aunque muchos de estos líderes, particularmente Oliver Cromwell,
habían mantenido largamente su fe en las instituciones de la constitución
tradicional y en el parlamento Rump como mecanismos para la instauración del
programa radical, las sucesivas resistencias, así como las sucesivas victorias,
cimentaban la creencia de estos líderes en la predestinación de su causa para
la transformación moral de Inglaterra y de los hombres, escogidos y apoyados
por la Divinidad40. El mismo Cromwell exploraría esta creencia ante el futuro
Parlamento:
“Y ciertamente Dios no descansaría aquí [con nosotros en el Parlamento] –porque, por cierto, es adecuado que atribuyamos nuestras fallas y desviaciones a nosotros mismos, pero la gloria de nuestro trabajo puede ser muy bien atribuida a Dios mismo, y debe ser
37 Barnard, 1997:2238 Woolrych, 2001:6839 Hutton, 2000:24-2540 Wotton, 1986:62
16
reconocida como su obra misteriosa;- deben ustedes recordar bien recordaran que al cambiar nuestro gobierno [y establecer el Rump] no habían terminado nuestros problemas, aunque ese año, 1648, se desarrolló ciertamente como un año memorable entro los que ha visto esta nación; tantas insurrecciones, invasiones, planes secretos, intentos abiertos y públicos, aplastados en tan corto tiempo, y esto por las señales aparecidas de Dios mismo, lo que espero nunca olvidemos...”41
Un gobierno piadoso estimularía a los hombres a abandonar su flojera y su
corrupción, logrando distribuir las ventajas de un buen gobierno a las mayorías.
La virtud religiosa barrería con los intereses particulares, mejorando las leyes,
abaratando el acceso a la justicia, condenando la trampa y los trucos,
promoviendo la solidaridad entre los hombres, evitando las hambrunas y la
miseria en las ciudades y estimulando el fin de la servidumbre en el campo. La
vida buena en la tierra sería el adelanto del reino de los cielos, la promesa
última del nuevo orden. Y este nuevo orden no podía establecerse, claro, con
los hombres tal cual se encontraban en esa convulsa nación; era preciso
establecer un gobierno piadoso de inmediato42.
La Asamblea Nominada (o el Parlamento Barebones)
El Consejo de Estado fue reformado tras la disolución del Rump; en abril
de 1653, se formó un nuevo consejo, formado primordialmente por militares.
Debían encontrar, entre todas sus tareas, un mecanismo para formar un cuerpo
legislativo que promoviera un nuevo arreglo constitucional definitivo, y que a su
vez consolidase las reformas alcanzadas, profundizando en los intereses
religiosos del ejército. Hay que tomar en cuenta, claro, que el radicalismo
religioso de los líderes militares no se traduciría, necesariamente, en un
radicalismo social. Si bien los acelerados cambios políticos eran leídos desde
la perspectiva de su ideología religiosa, no podían avizorar cambios sociales
que afectaran directamente.
Las advertencias hechas por el Rump sobre la posibilidad de que una
nueva elección resultara en un parlamento repleto de presbiterianos y
monárquicos, dispuestos a parar el avance de las reformas, había calado
dentro del Consejo. Mientras tanto, los sectores más radicales de la opinión
pública bombardeaban al Consejo con una serie de propuestas extremas como
41 Cromwell, 1989:11; discurso ante la Asamblea Nominada, 4 de julio de 1653.42 Barnard, 1997:27
17
la eliminación de los derechos políticos de los abogados y de los miembros de
religiones peligrosos, así como la abolición de instituciones impías, como los
tribunales, las universidades y las iglesias sostenidas por diezmos43.
Dos propuestas fueron debatidas en el seno del Consejo. La primera,
avanzada por el general Lambert, fue que se estableciera un Consejo similar al
presente, cuyos poderes serían limitados por una constitución escrita, que a su
vez llamaría a un nuevo parlamento. Esta alternativa resultaba insuficiente, al
no modificar el estado de cosas. Otra propuesta, elaborada por el general
Harrison, radical quintomonarquista que gozaba entonces de una importante
influencia sobre le Consejo y, especialmente sobre Cromwell, sugirió que la
respuesta había de encontrarse en el Antiguo Testamento: debía nominarse
una asamblea de piadosos que emulase el Sanedrín hebreo de 70 miembros.
El consejo se enfrentó entonces al problema de la nominación.
Normalmente, las nominaciones al parlamento era hechas por miembros de las
comunidades dentro de las distintas circunscripciones electorales, en especial
a través de la información provista por los jueces de paz. Esto era doblemente
irrelevante: no sólo habían sido los jueces de paz purgados durante el régimen
del Rump, sino que además no se trataban de elecciones ordinarias. El
Consejo decidió finalmente invitar a las distintas congregaciones aceptadas a
presentar sus nominaciones al Consejo de Estado, el cual había dejado la
elección de los miembros de la Asamblea en manos del Consejo del Ejército44.
La elección definitiva dio lugar a una asamblea considerada por diversos
autores como la más representativa de la población británica hasta la fecha.
Contaba con ciento veintinueve representantes de Inglaterra, cinco de Escocia
y seis de Irlanda. La poca experiencia política de sus miembros fue acaso, su
característica principal, y el rasgo privilegiado por el Consejo del Ejército para
hacer su elección45. La mayoría de sus miembros no tendrían otra figuración
política en el futuro46, y, en su mayoría se trataba de individuos que no
pertenecían a las familias políticamente influyentes dentro de sus condados47.
Sin embargo, no se trataba de un cambio social drástico. En su mayoría, los
43 Barnard, 1997:28-2944 Ibíd., p.3145 Id.46 Woolrych, 2001:19347 Hutton, 2000:61
18
miembros de la Asamblea eran pequeños propietarios rurales, sector social de
cuya extracción se había compuesto históricamente la Cámara de los
Comunes. Contrario a lo que sugiere el epíteto con que se le conoce, el
parlamento Barebones48 o Asamblea Nominada, no estuvo formada por en su
mayoría por predicadores y comerciantes; apenas una quinta parte de sus
miembros no tenían propiedades49. Eventualmente, la Asamblea co-optaría
otros cinco miembros, entre ellos a los generales Lambert, Harrison y
Cromwell, reconociendo la fuente efectiva de su autoridad. La Asamblea
Nominada se reuniría el 4 de julio de 1653, poco más de tres meses después
de la disolución del Rump.
Aunque la Asamblea Nominada inició sus sesiones en medio de cierto
fervor, ya que daba fin oficialmente a la presencia del Parlamento Largo y al
Rump, este experimento radical no llegó a durar seis meses. Como observa
Woolrych:
“El parlamento Barebones colapsó luego de cinco meses principalmente por que sus miembros llegaron a enfrentarse tan profundamente que no podían ya trabajar juntos. Diferencias agudas comenzaron a surgir entre ellos desde muy temprano, tan pronto como se iniciaron los debates sobre los diezmos a mediados de Julio, y antes de que un mes hubiera pasado tras su incorporación, sus divisiones eran reportadas ampliamente por periodistas y embajadores extranjeros, algunos de los cuales especulaban que el nuevo gobierno debía durar poco”50
Ahora bien, es difícil explicar este clivaje entre los miembros de la Asamblea
nominada recurriendo a las nociones de “moderados y radicales”. Tal como
también sugiere Woolrych,
“Las etiquetas como “moderado” y “radical” son virtualmente inescapables, pero pueden generar malos entendidos. La primera no implica necesariamente conservatismo, ni siquiera tibieza, y los radicales no eran, ciertamente, todos fanáticos. Tampoco debemos suponer que la mayoría de los miembros deseaba que el gobierno colapsara tan pronto como lo hizo. Hubo quizás algunos caballeros sólidos dentro de la Cámara, que abrigaban una mala opinión de los predicadores citadinos desde el principio, y algunos pocos Quintomonarquistas que se habían apertrechado mentalmente para combatir contra Babilonia en el mismo Westminster, pero la mayoría se incorporó al cuerpo con una buena dosis de entusiasmo compartido y un fuerte sentido de tener un propósito
48 El nombre se debe a la presencia de “Praise-God” Barebone en la Asamblea, como representante de Londres. Barebone era un comerciante y predicador londinense, y había sido nominado por los quintomonarquistas.49 Hutton, Id.50 Woolrych, 2001:194
19
común. Después de todo, promulgaron más de treinta estatutos en los cinco meses que sesionaron, y tenían varios más guardados cuando se desbandaron. El próximo parlamento no había logrado aprobar ninguno casi en el mismo tiempo...”51
Sin duda, la nueva Asamblea actuó tan rápido como se esperaba de ella.
Asumiendo para sí el título de Parlamento, lo que contravenía explícitamente lo
establecido por el Consejo del Ejército, se dieron a la tarea de legislar sobre
diversas materias sobre las cuales el Rump había retrasado sus resultados, sin
prestar demasiada atención al establecimiento de una constitución que
instituyera, definitivamente, un gobierno estable y de innegable legitimidad.
Rápidamente, la Asamblea estableció un número de comités para preparar la
nueva legislación. Las ordenanzas y estatutos promulgados tocaron un número
amplio de materias, desde reformas sociales hasta medidas de reforma
administrativa y fiscal. Entre las mismas se pueden mencionar el requerimiento
de un acto por un Juez de Paz para legalizar los matrimonios, abandonando la
jurisdicción religiosa. Así mismo, se ordenó el registro civil obligatorio de todos
los nacimientos, matrimonios y fallecimientos dentro de cada parroquia, asó
como la protección y hospicio para los incapaces (y sus propiedades), como
medidas de asistencia para deudores empobrecidos.
Los temas más controversiales, sin embargo, fueron la revisión de los
diezmos y la reforma general del cuerpo de Common law. En el caso de los
diezmos, los elementos menos religiosos de la Asamblea consideraban que su
implementación socavaba la capacidad del clero para organizarse mejor, al
proveer malamente para el mantenimiento de la actividad religiosa. Otros
aseguraban que los diezmos servían para empobrecer a los menos
acomodados, que temían más su perdición que al hambre. Los sectores
religiosos sostenían que los diezmos no estaban contemplados en la Biblia.
Esto, claro, presentaba un problema: sólo los fieles debían decidir cuándo y
cómo pagar en algunas parroquias la actividad de ciertas iglesias no podía
tener lugar sin la asistencia del dinero público, que a su vez no dependía de las
veleidades de los miembros de las parroquias, sino a los designios del gobierno
de los santos. Los menos radicales sugirieron que la asistencia financiera del
Estado a la religión debía estar aparejada con una mayor supervisión de éste
51 Ibíd., p.195
20
sobre las iglesias, lo que fue abiertamente rechazado por los radicales. Sin
embargo, en tanto que su crítica a los diezmos iba sumada a un ataque a
aquellos propietarios particulares que, habiendo obtenido derechos sobre
tierras eclesiásticas podían sostener a sectores del clero, se beneficiaban de l
diezmo dado por los fieles52. El debate pronto cambió a un ataque a los
derechos de propiedad por parte de los Quintomonarquistas y otros
milenaristas, apoyados en la calle por los Niveladores53, derechos que el
Consejo del Ejército no estaba dispuesto a atacar.
El otro tema que desató serias polémicas dentro de la Asamblea fue el de
la reforma al sistema legal inglés, en especial la abolición del Tribunal de la
Chancery, que lidiaba con el contencioso alrededor de la propiedad y las
hipotecas, y era considerada un arma de los terratenientes54. Algunos
miembros de la asamblea habrían sugerido la abolición de dicho tribunal antes
que se iniciara el lapso judicial del otoño, mientras que otros plantearon el
diferimiento de su abolición hasta que se consiguiera un sustituto adecuado.
Así mismo, permanecía el planteamiento, frustrado por el Rump de codificar le
derecho consuetudinario inglés. Los elementos más radicales del parlamento
veían al Common law como un “Ídolo Voluminoso” que debía ser erradicado.
Como sugería una petición hecha a Cromwell por una multitud de Londres,
poco antes de la disolución del viejo parlamento, debía crearse cuanto ántes un
“pequeño libro que contuviese sólo estatutos útiles, que fuese portátil, y que
podía ser comprendido y comprendido por todos aquellos que lo portasen”55.
Dentro del Consejo del Ejército crecía la preocupación por el percibido
radicalismo de los “santos” de la Asamblea Nominada; tal como señalaba el
propio Cromwell, “hemos tenido más problemas ahora con el necio [el
52 Barnard, 1997:31-3253 En esta etapa, los Niveladores ya no gozaban de la influencia que habían tenido en los últimos días del reinado de Carlos I. Sus contactos en el ejército habían dado paso a un radicalismo religioso, que su programa fundamentalmente secular no podía satisfacer. Esto fue aparejado con la reconciliación entre los líderes militares y los soldados tras la ejecución de Carlos I. Incapaces de mantener su fuerza entre los sectores más agresivos de la revolución puritana, fueron una y otra vez sometidos, tanto por el Rump, como por el régimen de Cromwell (Sabine, 1998:369-372). Sin embargo su presencia era suficientemente ruidosa para generar polémica dentro de la política del Interregno, como lo demuestra la defensa de algunos miembros de la Asamblea nominada a Lilburne, el líder de los Niveladores, en el proceso judicial que se le seguía en 1653 tras incumplir el destierro al que lo había condenado el parlamento Rump a inicios de la década (Woolrych, 2001:235). 54 Barnard, 1997:3255 To His Excellency the Lord General Cromwell. The Humble Remonstrance of many thousand in and about the city of London, citado por Woolrych, 2001:263
21
parlamento Barebones] que antes con el bellaco [el Rump]”56; los naturales
conflictos parlamentarios habían crecido al punto que eran insoportables para
el mantenimiento del gobierno, y ponían en riesgo la estabilidad del régimen,
en tanto que cada sector procuraba aumentar su apoyo dentro del ejército,
condenando alternativamente la tibieza o temeridad de los líderes del Consejo,
en especial de Cromwell.
Los sectores mayoritarios que, dentro de la Asamblea, se oponían a estas
propuestas radicales adelantadas dentro de los diversos comités (el reporte de
la comisión que sobre diezmos que sugería su abolición había sido aprobado
por apenas dos votos), y que temían por el futuro del programa de reformas
religiosas y morales, decidieron organizarse para paralizar el cuerpo legislativo.
El 12 de diciembre de 1653, organizaron con la anuencia de los líderes
militares una reunión liderada por el general Lambert, sin convocar a sesión a
los radicales más irreductibles. Aprovechando esta ausencia, votaron por la
disolución de la Asamblea Nominada, y por la rendición de todos sus poderes
al Lord General Oliver Cromwell. En general, tres argumentos fueron utilizados
por los miembros de la Asamblea presentes para justificar su voto: la división
en tema fundamentales como el establecimiento eclesiástico y el sistema legal
produciría un conflicto que perjudicaría la salud del cuerpo político, al debilitar
la unidad que la Commonwealth requería para mantenerse. Por otro lado, las
amenazas a la propiedad esgrimidas por los políticos radicales hacían
inaceptable el gobierno a los ojos de la mayoría de la población políticamente
relevante. Por último, y quizás de modo más irónico, se acusaba a los radicales
de petulancia al querer erigirse como los “santos” dentro de una asamblea de
piadosos protestantes y, por tanto, de querer secuestrar la Asamblea para sus
intereses sectarios, considerándose como los legítimos poseedores del
derecho a gobernar57; ciertamente, el radicalismo religioso había resultado el
aspecto más antipático e impopular del Barebones58. El experimento de la
Asamblea Nominada había terminado de modo anticlimático: el poder había
vuelto a manos del ejército y de Cromwell, quienes debían atender el problema
de establecer un gobierno estable.
56 Cromwell, citado en Ibíd., p.275 57 Ibíd., p.347-34858 Barnard, 1997:35
22
El Instrumento de Gobierno
Cuatro días después de la autodisolución de la Asamblea Nominada,
Cromwell fue nombrado como Lord Protector de la Commonwealth de
Inglaterra, Escocia e Irlanda. Cromwell declaró que gobernaría bajo el proyecto
constitucional de los generales moderados, mayoría en el Consejo del Ejército,
y liderados por el general Lambert, quien había orquestado la disolución de la
Asamblea. Este proyecto, el Instrumento de Gobierno59, se convertiría
inmediatamente en la primera constitución escrita de Inglaterra, y en el
establecimiento definitivo de la Commonwealth como un Protectorado bajo el
dominio de Cromwell. La Commonwealth no había sido disuelta. Al contrario,
como veremos, el Instrumento había sido diseñado de modo de darle
estabilidad a lo que, hasta entonces, había sido el errático gobierno de facto de
los militares, tras haber logrado la ejecución de Carlos I. Se trataba de lograr un
establecimiento constitucional que hiciera imposible retroceder la revolución
política a la que la Providencia y la necesidad habían guiado a las fuerzas
parlamentarias. Su práctica, sin embargo, no abandonaría el expediente de la
fuerza para proteger el nuevo orden.
Esta constitución había sido preparada durante los meses más críticos
del Barebones60. El régimen se instaló rápidamente, y el Consejo de Estado –
que había sido independiente de la Asamblea nominada- fue rápidamente
sustituido por el Consejo de Estado del Lord Protector. El instrumento, así,
clausuraba definitivamente la tríada de gobierno de la vieja constitución inglesa
(Rey, Lores y Comunes), para establecer la supremacía mutuamente
controlada del Protector y el Parlamento61, cuyo vínculo era el Consejo. El
Consejo servía como un gabinete de parlamentarios que limitarían la autoridad
del Protector, quien debía convertirse en el árbitro de la vida pública inglesa.
Estos límites tenían su origen en los documentos constitucionales que el
ejército había planteado a la monarquía Estuardo antes de la purga del coronel
Pride, como las Heads of the Proposals y el Agreement of the People; algo
59 Gardiner, 1901: doc. 97 60 Hutton, 2000:6261 “Que la suprema autoridad legislativa de la Commonwealth de Inglaterra, Escocia e Irlanda, y los dominios que en adelante les pertenezcan, será y residirá en una persona [el Lord Protector] y en el pueblo reunido en parlamento”, Gardiner, 1901: doc. 97 (§1)
23
similar puede decirse del modo en que establecieron las prerrogativas y
composición del parlamento.
Se trataba de un texto esencialmente conservador, en tanto sus mayores
preocupaciones eran el orden y la continuidad del gobierno. Sin embargo, si
bien se trataba de un texto políticamente moderado, era explícitamente un
documento anti-monárquico: las prerrogativas y funciones del Protector
estaban estrechamente limitadas y, aún si eran consideradas amplias, no se
trataba de una posición hereditaria (aunque sí vitalicia). El Protector, en rigor,
era contrario a un rey; se trataba de la autoridad civil más importante, cuya
posición no estaba excluida para ningún ciudadano de la Commonwealth con
derechos políticos plenos. En los otros esquemas constitucionales presentados
por el parlamento y el ejército en la década anterior, el rey era considerado
como una figura peligrosa para la libertad del pueblo, representado en el
Parlamento. En este caso, el Protector era concebido, de entrada, como una
figura benéfica, con cuya aprobación y sabiduría habría de prosperar la
Commonwealth; si bien su poder estaba concebido dentro de ciertos límites, no
se había diseñado esta constitución para ser hostil a sus iniciativas62.
El Instrumento establecía que el parlamento sería elegido y convocado
por su propia autoridad cada tres años (§7), y debía permanecer en sesión al
menos por cinco meses (§8). Debía ser elegido de acuerdo a un esquema de
redistribución de escaños que ya había sido establecido en el Agreement63
(§10) con cuatrocientos miembros para Inglaterra y treinta miembros cada una
para Escocia e Irlanda, con lo que el primer parlamento del protectorado sería
el primer parlamento británico electo, aunque esta unión parlamentaria sólo
había sido posible a través de la agresiva conquista de ambas naciones por
parte del ejército inglés; reconociendo este hecho, el Instrumento dejaba que el
Protector y el Consejo definieran las circunscripciones en esos países.
En lo tocante a los derechos electorales, el Instrumento no dudó en
someterse a una norma más restrictiva que la propuesta por los Niveladores y
por el Agreement unos años antes; en lugar de abrir la elección para todos los
hombres mayores de edad, o de someter las circunscripciones a arreglos
poblacionales, se mantendría la división existente de los condados, donde 62 Ibíd., p.1563 Hutton, 2000:63
24
votaría los poseedores de bienes muebles o inmuebles que alcanzasen el valor
de 200 libras (§18); el Instrumento no aclaraba si lo mismo ocurría con los
votantes de los burgos, por lo que se mantuvo la práctica del antiguo régimen,
que variaba los derechos electorales de acuerdo a la costumbre de dada uno
de tales burgos. Esto era equilibrado por el Instrumento al darle mucho más
peso –y más representantes- al votos de los condados, con lo que los
pequeños propietarios rurales se aseguraban su futura influencia. Podían ser
electos al parlamento todos los hombres “de conocida integridad, temor de Dios
y buena conversación” que fuesen mayores de 21 años (§17)
De acuerdo a los planes electorales anteriormente propuestos, se
establecieron en el Instrumentos límites adicionales a los derechos políticos,
que aseguraran la seguridad de la república. En lugar de una prohibición
generalizada a todos los miembros de grupos o asociaciones sospechosas de
abrigar alguna hostilidad hacia la Commonwealth, se estableció un límite
específico a aquellos que habían “ayudado, aconsejado, asistido o sido
cómplices de” la monarquía durante las Guerras Civiles. Éstos no podrían votar
en las primeras elecciones, y estarían excluidos de participar como candidatos
hasta la quinta elección bajo la nueva constitución (§14). En el siguiente
artículo, aquellos que hubiesen combatido a la Commonwealth en Irlanda o que
fuesen Católicos, serían para siempre inhabilitados para la función pública
(§15).
El Consejo que asumió el gobierno tras la autodisolución del Barebones
fue nombrado específicamente, por nombre y apellido, en el texto del
Instrumento (§25). Cuando alguna vacante tuviese lugar, el parlamento debía
dar al Consejo una lista con seis nombres recomendados por su “integridad,
habilidad y piedad”, la cual éste último reduciría a dos, de los cuales uno sería
finalmente escogido por el Protector. El Parlamento sería el encargado de
escoger al resto de los altos funcionarios del Estado, que eran el Canciller de la
Exchequer, los Comisionados del Gran Sello de la Commonwealth, el Tesorero,
el Jefe Almirante, los Gobernadores jefes de Escocia e irlanda, y los
Magistrados Jefes (§34); sólo podía sustituirle en esta función el Consejo de
Estado, cuya mayoría podía hacer nombramientos durante los períodos en que
el parlamento estuviese fuera de sesiones. Todos los demás cargos de la
25
administración pública eran designados por el Protector quien podía, junto a la
mayoría del Consejo, designar nuevos miembros dentro de este, sin que el total
excediera veintiún consejeros (§26).
El Consejo era de fundamental importancia para el funcionamiento del
régimen político diseñado en el Instrumento: en todas las materias de
importancia, el Protector debía contar de acuerdo a las recomendaciones del
Consejo, el cual debía acompañar a aquél en la legislación de ordenanzas y
decretos mientras no se reuniera el Parlamento (que podía, eventualmente,
resolver aprobar o revocar tallegislación) (§30). El Consejo, además, escogía
quién sería nombrado Lord Protector tras la muerte de quien detentara el cargo
(que, en el momento de su publicación, el Instrumento estipulaba que debía ser
Oliver Cromwell; §33).
Las competencias fiscales del Parlamento, partían de la idea de
mantener al gobierno con una renta estable e independiente durante el tiempo
de paz. Así, el Consejo y el protector serían los encargados de determinar los
mecanismos impositivos necesarios para su funcionamiento, sin que el
parlamento tuviese algún derecho de interferir para disminuir la carga de estos
mecanismos sin el consentimiento del Protector (§27). Curiosamente, se
determinaban una serie de cifras previas dentro del Instrumento; en esa misma
disposición se establecía que el gobierno recibiría una renta permanente para
sostener un ejército de treinta mil hombres64, y para una flota “conveniente para
proteger los mares”, además de una renta fija de doscientas mil libras para
asuntos de administración doméstica, el manejo de sus funcionarios y la
administración de justicia. Los gastos de guerra, uno de los temas de conflicto
más importantes entre Carlos I y el Parlamento, quedaban bajo control de la
mayoría parlamentaria, exceptuando aquellos recesos e intervalos en la
actividad parlamentaria, cuando el Lord protector podía promover medidas para
la recolección de fondos para atender una emergencia hasta que el Parlamento
sesionara (§30). En estos casos, el Protector, con la mayoría de votos dentro
del Consejo, podía convocar a una sesión extraordinaria del Parlamento, la
cual no podría disolverse sin el consentimiento del cuerpo legislativo hasta
pasados tres meses de su instalación (§27).64 Esta cifra es apenas la mitad del número alcanzado por el ejército inglés durante la tercera Guerra Civil (1648-1651). Barnard, 1997:8
26
Las leyes pasaban por un método simple de aprobación (§24): las leyes
“acordadas por el Parlamento” –no se aclara si se trata de una mayoría simple
o calificada- debían ser presentadas al Protector. Si éste no había dado su
consentimiento o pedido al Parlamento expresamente que revisaran la ley, esta
quedaba automáticamente aprobada al transcurrir veinte días de su
presentación, a menos que fuesen contrarias al Instrumento de Gobierno.
En lo referente a la libertad religiosa, el Instrumento mantenía el carácter
amplio de la misma, tal como se planteaba en los programas parlamentarios y
radicales desde la década anterior. Según el parágrafo 36, nadie debía ser
obligado o coaccionada para unirse a ninguna iglesia; sólo “el buen ejemplo y
la conversación persuasiva” podían indicar el camino individual a seguir. Como
era de esperarse, sin embargo, se establecían algunos criterios excluyentes: se
trataba de una libertad religiosa para los fieles a “Dios por Jesús Cristo” (§37),
sin que eso incluyese a los “papistas” (católicos), a aquellos dados a la pompa
eclesiástica (como los anglicanos ortodoxos) o a aquellos sectarios dados a la
licencia (como las sectas religiosas consideradas peligrosas, los ateos, etc.)65.
Por último, cabe mencionar que el Instrumento disponía, como método
de salvaguarda al régimen establecido, que ninguna autoridad electa podía
tener la autoridad para modificar el sistema de gobierno tal como quedaba
establecido bajo “una persona y un Parlamento” (§12); tal forma era
considerada por los lideres del ejército –especialmente por Cromwell, como
uno de los tres elementos “fundamentales” de establecimiento del gobierno,
junto a la no perpetuidad del parlamento (“porque los mismos hombres pueden
destruir lo que habían construido”) y la libertad religiosa (que permitiese
disfrutar de la conciencia individual sin que ésta pudiese someter a los demás
individuos). Para Cromwell, el Instrumento debía, en esos aspectos,
permanecer inalterable: “en todo gobierno debe existir algo fundamental, algo
como la Carta Magna, que sea permanente e inalterable”66.
65 Es famosa la readmisión de los judíos al territorio inglés por parte del régimen del Interregno; aunque a la luz de los tiempos pueda verse como una medida revolucionaria, esta se debió más a la idea de los milenaristas y quintomonarquistas según la cual era necesaria la conversión de los judíos a la cristiandad para poder hacer cumplir la profecía de la segunda venida de Cristo y el establecimiento del reinado de los santos. Por otro lado, una vez que amainó la influencia de los Niveladores, las sectas que estaban relacionadas con éstos fueron readmitidas al culto público, como los cuáqueros o los unitarios. Kamen, 1987:163-164; Barnard, 1997:2966 Cromwell, 1989:51; discurso ante el primer Parlamento bajo el Protectorado, 12 de septiembre de 1654.
27
Gardiner observa que el Instrumento tenía graves fallas en su legitimidad
al ignorar las fuentes tradicionales de la autoridad en Inglaterra, mientras
desestimaba también algún mecanismo de aprobación nacional inmediato67. Se
trataba, sin embargo, de un texto notable. Para este autor, el Instrumento
intenta mantener un equilibrio entre los temores de despotismo “por una
persona” y despotismo “por una cámara”, al limitar mutuamente la autoridad del
protector y del Parlamento. Esta parecía ser precisamente la intención de
Lambert y el resto de quienes trabajaron, bajo la anuencia de Cromwell, en el
Instrumento, quien sólo habría aceptado el gobierno en esas condiciones68. El
temor a la anarquía y a la tiranía eran los motores fundamentales que habían
llevado a los generales a promover el Instrumento. Así se lo señaló Cromwell al
primer parlamento del Protectorado:
“El gobierno presentado ahora a ustedes, esta constitución así tan limitada, es el gobierno de una persona y un Parlamento. Y esto fue considerado como lo más ajustado al sentido general de la nación, habiendo tenido ya experiencia suficiente al haber probado otras conclusiones, y juzgando ésta como la más meritoria para evitar los extremos de la monarquía por una parte, y la democracia por la otra, y sin que fuese necesario establecer un dominium in gratia. Y dado que es así, procuramos hacerla más que una simple noción, sino un requerimiento que debía aparecer en el Acta de Gobierno, que lo coloca en un verdadero y equitativo balance”69
Cromwell añadió que la sumisión evidente de los autoridades locales y
de las personas “juiciosas y honestas” de la nación a tal instrumento revelaba
su bondad y evidenciaba que no era necesaria ninguna ratificación adicional
del mismo. Sin embargo, como comentamos más arriba, la práctica del
Instrumento será accidentada. El gobierno mixto y equilibrado diseñado las la
Commonwealth, una república que escapase a los extremos monárquicos,
democráticos y piadosos, no sería suficiente como diseño para dar lugar a un
gobierno estable. Claro está, el régimen del Protectorado, diseñado por los
líderes del partido militar, concebía a la monarquía no como su forma pura, sino
como losintentos de restauración Estuardo, y a la democracia, no sólo como la
amenaza de los grupos más radicales, sino como el gobierno de Parlamentos
“demasiado poderosos” y arrogantes70, como el Rump y el Barebones. Estos
67 Gardiner, 1901:1768 Woolrych, 2001:35469 Cromwell, 1989:69; discurso ante el primer Parlamento bajo el Protectorado, 22 de enero de 165570 Coward, 2002:26
28
militares, cuyas carreras políticas se habían forjado al abrigo de la causa
parlamentaria, había desarrollado la idea de que le correspondía la
responsabilidad de dar un gobierno estable a Inglaterra, Escocia e Irlanda,
estabilidad que juzgarían de acuerdo a sus propios términos.
El primer Parlamento del Protectorado y el gobierno de los Major-Generals
El primer Parlamento del protectorado se reunió en asamblea en
septiembre de 1654. Elegido bajo los términos del Instrumento de Gobierno,
fue el último poder público en incorporarse a su ejecución. Durante nueve
meses, Cromwell y el Consejo habían elaborado un número importante de
decretos y ordenanzas que serían presentadas la Parlamento para su
ratificación, de acuerdo con lo establecido en el Instrumento. Estas ordenanzas
iban desde normas fiscales a reparaciones de caminos, pasando por reformas
religiosas y normas para el control del tráfico urbano. Pese a todos los
cuidados del Instrumento, sin embargo, la Cámara incluyó en su seno a
elementos contrarios al partido de los generales: presbiterianos, simpatizantes
de la monarquía e incluso republicanos descontentos, todos los cuales eran en
general hostiles al establecimiento del Protectorado y resentían la constante
influencia política del Ejército. A fin de cuentas, las elecciones de 1654 habían
sido las primeras elecciones generales desde 1640, por lo que el descontento
acumulado contra el partido militar debía expresarse, más allá de las medidas
constitucionales para evitar la entrada de opositores conocidos. El gobierno no
tenía los medios para influir en la elección, y los representantes de los
condados, cuya relativa preponderancia marcaba uno de los aspectos más
celebrados del Instrumento, no podían ser fácilmente controlados por el
ejecutivo nacional71. El gobierno de “una persona” en el Protector generaba una
pompa que emulaba, acaso sin advertirlo, algunas de las marcas ingratamente
recordadas de la monarquía, así que buena parte de los miembros del
parlamento –en especial los veteranos del Parlamento largo- podían
aglutinarse en oposición al gobierno y el partido militar. El Ejecutivo había
declarado que debatir sobre la forma de gobierno contravenía los deseos del
electorado, que había aceptado dicha forma como un elemento “inalterable”, lo
71 Barnard, 1997:43
29
que motivó una declaración de los parlamentarios, quienes en su mayoría se
declararon partidarios del esquema constitucional. Sin embargo, casi un
centenar de miembros se negaron a apoyar al Instrumento72, por lo que los
debates para conseguir enmiendas puntuales a favor del Parlamento
continuarían, pese a la exclusión de varios parlamentarios de tendencia
republicana73. La oposición insistía en debatir los “temas prohibidos”; el
Parlamento declaró, por ejemplo, que los miembros del Consejo debían ser
reconfirmados por el Parlamento dentro de los primeros cuarenta días de sus
sesiones.
La animosidad entre el Parlamento y el Protector crecía, mientras el
anterior no aprobaba ninguna de las ordenanzas que este último había
dispuesto para su aprobación. Aunque algunos sectores se esforzaron en
conciliar los puntos de vista de ambos poderes, la insistencia de los
parlamentarios en debatir aspectos centrales del Instrumento implícitamente
ponía en entredicho la legitimidad del Protectorado e, incluso, de la
Commonwealth. Las recomendaciones para limitar las prescripciones
constitucionales para el gasto militar, y la posibilidad de que el parlamento
aprobase una ley que le transfiriese el control del ejército de manos del
Protector al Parlamento, terminaron por agotar la paciencia de los generales.
Cuando en enero el Parlamento se dispuso a aprobar la creación de una milicia
controlada y financiada por éste, Cromwell convocó a una sesión
extraordinaria, donde aprovechando las amenazas renovadas de un alzamiento
realista (que no tendría éxito alguno), y a través de una lectura poco ortodoxa
del Instrumento, disolvió la cámara legislativa74. Con todo lo equilibrado que
pretendía ser el Instrumento, no daba al Parlamento un mecanismo político
similar a su disolución frente al Consejo y al Protector. Aunque a la larga habría
sido el parlamento el que dominara el Consejo y, por tanto, determinara la
elección de un nuevo protector, el balance de poder en 1655 era contrario a la
plena autonomía del Parlamento.
72 Ibíd., p.4573 El 12 de septiembre, el Protector envió al Parlamento guardias que evitaran en adelante la entrada de los miembros contrarios a los elementos “fundamentales” del Instrumento de Gobierno. Hutton, 2000:6674 El Instrumento, como vimos, señalaba que el parlamento debía permanecer en sesión durante cinco meses antes de ser disuelto; en lugar de esperar a que se cumplieran cinco meses de acuerdo al calendario (lo que habría permitido la disolución del parlamento el 3 de febrero de 1655), se tomaron en cuenta los meses lunares de 28 días, con lo que el Parlamento fue disuelto el 22 de enero.
30
La crisis política así generada dio lugar al establecimiento de una
medida extraordinaria por parte del Protector y el Consejo. El destino del
Instrumento de Gobierno estaba en entredicho. Aunque el gobierno se disponía
a hacer concesiones políticas al próximo parlamento, de modo d obtener su
cooperación más fácilmente, resolvió no acudir a nuevas elecciones de
inmediato. El partido militar, cansado de lidiar con la élite civil del país, había
decidido intervenir directamente en el gobierno del país y, durante poco más de
un año, el país fue dividido en doce regiones militares bajo el mando de un
general de división, que era directamente responsable frente al Lord Protector.
Comisionados en Octubre de 1655, los generales tenían la orden de
reestablecer el orden público en las provincias, suprimir asambleas ilegales,
aplastar las protestas favorables al retorno de la monarquía y encarcelar a los
bandidos y delincuentes comunes. Estaban autorizados también para reclutar
milicianos de caballería entre los voluntarios que desearan servir al
Protectorado. En general, estas medidas fueron bien recibidas; su
financiamiento, sin embargo, generaba animosidad entre la población. Como a
inicios de la Commonwealth, el gobierno –basado en sus facultades ante
emergencias y durante os momentos en que el parlamento no sesionase-
recurrió a la confiscación de bienes de conocidos realitas, a los que se añadían
ahora aquellos sospechosos de conspirar contra el Protectorado: éstos debían
entregar dos tercios de sus rentas al Estado75. Así mismo, estableció nuevos
impuestos: aquellos que había participado en el bando derrotado en las
Guerras Civiles, debían entregar al gobierno un diezmo76 de sus propiedades,
si sus propiedades valían más de cien libras anuales. Aunque los afectados
directamente eran apenas un sector minoritario de la población (por lo que
estas medidas eran insuficientes para sostener el gobierno de los generales),
se trataba de personas poderosos, que seguramente tendrían influencia en los
futuros parlamentos, y que habían sido beneficiadas anteriormente por la Ley
del Olvido de 1652, promulgada por el Rump tras la última Guerra Civil.
75 Barnard, 1997:5176 El Impuesto de Diezma jugaba con el doble sentido de la palabra, en tanto que no sólo se trataba del diez por ciento de las propiedades de los afectados, sino del interés del gobierno en diezmar, destruir, su poder efectivo.
31
Claro está, el gobierno intentaba disminuir las capacidades de
movilización y apertrechamiento de cualquier movimiento insurreccional. La
oposición al régimen veían en los generales, cuando menos, un símbolo del
celo extremo del gobierno por mantener el poder, cuando no los consideraba
sátrapas y brutos. Particularmente nocivo para la visión del gobierno de los
generales fue el rasgo que, según Coward, les era esencial, esto es, el intento
de establecer nuevamente un gobierno se “santos”: “no eran [esencialmente]
un gobierno militar, ni un gobierno de Londres, sino un gobierno piadoso, y era
como tal que fue decididamente rechazado por la gran mayoría del pueblo de
Inglaterra y Gales”77. Los generales estaban así encargados de ejecutar los
planes de reforma moral dentro de las regiones bajo su mando. Pasatiempos
como las careras de caballos, obras de teatros, peleas de gallos, etc., fueron
abolidos. Leyes contra la embriaguez, la licencia sexual, la blasfemia y el
lenguaje ofensivo fueron impuestas. Más allá de la seguridad del Estado,
Cromwell y sus generales deseaban, de una vez, poder reformar la conducta
de los Ingleses, de modo que se ajustasen mejor al gobierno de los “santos”.
Aunque los generales se mostraban dispuestos a trabajar junto a las
autoridades locales, normalmente veían sus esfuerzos frustrados por éstos,
quienes consideraban a los militares como intrusos. Sin duda, esta agenda
religiosa es la que hizo fracasar el intento de gobierno directo por parte de los
generales, y lo que precipitó la convocatoria a una nueva elección a mediados
de 165678, la cual no era necesaria hasta el año siguiente. El segundo
Parlamento del Protectorado revocó la comisión de los generales, llevando a
Cromwell a desmovilizar a sus generales y a abolir el Impuesto de Diezma a
inicios de 1657.
La Humilde Petición y la disolución de la República
El gobierno del Protectorado, tras la lección de la elección de 1654,
había decidiod intervenir más activamente en las elecciones de 1656.
Convocadas con reticencia, las elecciones fueron aprovechadas por los
generales para promover candidatos afines al gobierno. Los resultados fueron
revisados por el Consejo de Estado. De los casi quinientos parlamentarios 77 Coward, 2002:23278 Durston, 2001, passim.
32
electos, alrededor de cien partidarios de la “vieja y noble causa” republicana
fueron excluidos por el Protector Cromwell, tras ser considerados “no piadosos”
y por tanto incapaces de pertenecer al parlamento. Tras esta purga previa,
otros cincuenta miembros renunciaron79.
Este Parlamento se enfrentó, en sus inicios, al problema de la libertad
religiosa, a la luz del auge de los Cuáqueros, liderados por James Nayler, qien
había simulado en Bristol la entrada de Jesucristo a Jerusalén. Condenado por
la Cámara como blasfemo, fue sentenciado a ser mutilado y encarcelado80. Así
mismo, el Parlamento fue hostil desde sus inicios al gobierno de los generales;
se negó a establecer el Impuesto de Diezma como un impuesto permanente, y
retiró, como anotamos arriba, la comisión de los generales para gobernar
directamente las regiones de la Commonwealth. La respuesta del gobierno, al
retirar a sus generales y abolir definitivamente el Impuesto, ayudaron a la
mayoría de los parlamentarios a apoyar al régimen de Cromwell. Intentando
separarlo de los militares, los parlamentarios más conservadores presentaron a
Cromwell en febrero de 1657 la última constitución del Protectorado: la Humilde
Petición y Consejo81.
La Humilde Petición planteaba ciertos cambios al Instrumento de
Gobierno, que podían implementarse sólo con el consentimiento de todos los
poderes públicos. El rasgo fundamental de esta Petición era el ofrecimiento a
Cromwell de la corona, convirtiendo su posición en una dignidad hereditaria
como modo de reestablecer la forma de gobierno tradicional, estableciendo de
nuevo dos cámaras legislativas (cuya función sería determinada por el
Protector). Cromwell declinó en mayo, tras largas deliberaciones, la corona.
Una nueva Humilde Petición fue redactada, evitando mención alguna de títulos
reales. Sin embargo el resultado fue un Protector mucho más poderoso: quien
ostentase el cargo serviría como tal de por vida, y tendría la facultad de
escoger a su sucesor. Cromwell fue juramentado nuevamente como Lord
Protector en junio de ese 1657, cuando se redactaría la Petición y Consejo
Adicional.
79 Barnard, 1997:5780 Id.81 Gardiner, 1901: doc.102
33
Ambos instrumentos aumentaron las seguridades del parlamento,
convirtiendo, en efecto, el régimen militar de Cromwell en una monarquía
constitucional sui-generis. La “otra cámara” propuesta en la Petición original,
sería una cámara nombrada por entero por el Protector, asumiendo funciones
similares a la abolida cámara de los Lores; sus miembros podían formar parte
de las sesiones de la “cámara baja” aún sin su consentimiento82. El Consejo de
Estado, limitado en sus funciones con respecto al Instrumento de Gobierno
pasaba a ser el Consejo privado del Lord Protector, y funcionaba como un
cuerpo enteramente dependiente de este cargo, sin necesitar la aprobación del
parlamento. El Parlamento, por su parte, podía convocarse a sí mismo, y
habría obtenido la seguridad de que sus miembros no serían excluidos
arbitrariamente. Así mismo, el Parlamento se reservó la potestad de establecer
los métodos de recaudación fiscales para mantener la renta fijada para el
funcionamiento del gobierno (que había sido conservada del esquema
constitucional anterior), y de deterinar los cargos y ascensos militares tras la
muerte de Cromwell. En materia de religión, la Petición establecía la libertad
para los protestantes, indicando, sin embargo, una suerte de lista de creencias
mínimas, formulando un credo común, que debía ser compartidas por las
iglesias legalmente constituidas (§11)83. Si bien la Humilde Petición fue atacada
por los líderes militares (en especial Lambert, cuyo Instrumento de Gobierno
había sido efectivamente revocado, junto a su influencia politica), los sectarios
religiosos y los viejos republicanos, quienes unieron fuerzas para oponerse a
Cromwell. A esto se unían las incesantes amenazas de los partidarios de la
restauración Estuardo, así como los parlamentarios opositores que, purgados
en 1657, habían regresado a sus escaños tras lo establecido en la Humilde
Petición. La Commonwealth y su protectorado habían entrado en una crisis
terminal, que sería sentenciada por la muerte de Cromwell en septiembre de
1658.
82 Como los cuarenta y dos miembros seleccionados por Oliver Cromwell eran puritanos, su presencia en el Parlamento crearon una suerte de veto puritano a la legislación, produciendo un impasse entre ñestos y los parlamentarios más moderados. Las exhortaciones de los parlamentarios para que los puritanos cedieran en su posición, y los intentos de aquellos por debilitar la presencia de éstos últimos, llevaron a Cromwell a promover una nueva disolución del Parlamento en 1658, la última intervención del gobierno sobre el Parlamento durante el Protectorado.83 Gardiner, 1901:18-19, Barnard, 1997:59-61
34
Cromwell fue sucedido por su segundo hijo, Richard, en el cargo de Lord
Protector. Richard Cromwell, carente de experiencia política previa y, tras las
últimas maniobras de su padre, convertido en una impotente cabeza de Estado.
Sin embargo, su inexperiencia lo ayudaría a mantener cierta estabilidad y a
aspirar, entretanto, evitar la disolución del Protectorado y la restauración de la
Monarquía. Sin embargo, su capacidad de maniobra era limitada: si bien había
conseguido buenas relaciones con el tercer parlamento del protectorado,
elegido en 1658, los líderes del ejército lo obligaron a disolverlo a inicios del
siguiente año. Reestableciendo el viejo Rump, los militares deseaban gobernar
a través de Richard Cromwell. El joven Cromwell, sin embargo, fue obligado a
renunciar en mayo de 1659 por el parlamento, el cual exigía el retorno de la
plena soberanía parlamentaria. Así, en medio del renovado conflicto entre el
parlamento Rump y los líderes militares, cuyas ambiciones y conflictos ya no
podían ser atemperados por el difunto Cromwell, la autoridad del parlamento
resultó victoriosa, llevando, irónicamente, a la restauración plena, dentro de lo
posible, del parlamento Largo de 1640-1647. Este se disolvió, convocando a
nuevas elecciones, que dieron como resultado una victoria de los realistas y,
eventualmente, el inicio de la restauración Estuardo en 166084.
84 Hutton, 2001:114-132
35
4. Conclusiones: ¿Fue Inglaterra una república?
Al atender a los arreglos institucionales derivados de la abolición de la
monarquía en 1649, puede decirse que en Inglaterra el Parlamento y el Ejército
intentaron, a falta de otros mecanismos plausibles, el establecimiento de una
república que pudiera avanzar los objetivos de reforma religiosa planteados por
el liderazgo militar, por un lado, y los deseos de un gobierno estable basado en
la soberanía parlamentaria, por el otro.
Sin embargo, el agente fundamental de estas trasformaciones
institucionales había sido, desde un comienzo, el ejército parlamentario, cuyo
poder había crecido hasta convertirse en el árbitro efectivo de la vida política
inglesa. Como apunta Gardiner:
“La Commonwealth y el Protectorado fueron ambos creaciones del ejército; y la fuerza, aunque es capaz de remover los obstáculos que impiden el desarrollo natural de una nación, no tiene poder alguno para bloquear la resistencia natural hacia esos cambios. El ejército podía tomar medidas que evitasen que un hombre como Carlos I gobernase Inglaterra, pero el Agreement of the People, el Instrumento de Gobierno y la Humilde Petición no fueron sino estudios académicos”85
Incapaces de establecer sus experimentos constitucionales en la creencia y
hábitos de sus contemporáneos, los militares hubieron de recurrir a la fuerza
numerosas veces, fuese ya para reprimir a los enemigos e insurrectos contra la
Commonwealth, fuese ya para salvarla de sus propias instituciones, en tanto su
comportamiento era juzgado por el ejército como inconveniente a la salud del
cuerpo político de la república.
En términos inmediatos, las reformas legales e institucionales del
período fueron rápidamente desmanteladas. Apenas su dominio de Escocia e
Irlanda ha quedado como una huella relativamente permanente, pero no
necesariamente exenta de polémica. Ni siquiera los opositores al régimen
restaurado de los Estuardo veían en la república de los militares puritanos un
ejemplo a emular, ni una causa que defender. Los generales eran usurpadores
y sátrapas, y el propio Cromwell era comparado por los admiradores de la
Antigua Roma con el ambicioso y sanguinario Sula86. En tal sentido, la
85 Gardiner, 1901:2086 Harrington, citado por Skinner, 1998:65
36
república de los puritanos, cuyo esmero había estado en lograr equilibrar las
necesidades del orden con las de una agresiva agenda de reformas, nunca
pudo encontrar su estabilidad. Su celo ideológico hizo de su revolución, en
tanto que fundaba su legitimidad en el advenimiento de un nuevo futuro,
incomprensible para muchos de sus contemporáneos. Sin embargo, el período
del Interregno debe tener un lugar especial en el desarrollo institucional
británico. Como menciona el epígrafe de Hume al inicio de este trabajo, el
ejemplo de Cromwell alerta a quienes deseen promover experimentos
constitucionales aventurados, sin prever las consecuencias que estos pueden
tener para la libertad. Sin embargo, hay un legado que puede ser menos
aparente, y sin embargo, más importante: el hacer de los puritanos de
Cromwell los padres de la constitución moderna en Inglaterra, y así, los
antecesores de la “república disfrazada” que realmente es el Reino Unido de
Gran Bretaña. Como éste mismo apunta:
“Por supuesto, en apariencia la obra de Cromwell murió con él: su dinastía fue rechazada, su república hecha a un lado; pero el espíritu que culminó en él nunca más se hundiría, nunca cesaría e ser una fuerza potente –aunque a veces latente y volcánica- en el país. Carlos II dijo que nunca más se ausentaría en sus viajes por nada ni nadie; y bien sabía que aunque los hombres que enfrentó en la batalla de Worcester podían estar muertos, el espíritu que los inflamaba aún vivía entre las jóvenes generaciones”87
87 Bagehot, s.f.:207-208
37
Referencias Bibliográficas:• Barnard, T. (1997): The English Republic. Londres, Longman
• Bagehot, W (s.f.): The English constitution. Londres, Thomas Nelson & Sons.
• Comstock, C (1960): “English Constitutional Doctrines from the Fifteenth Century to the Seventeenth. II”. English Historical Review, vol. 75, nº 296.
• Cromwell, Oliver (Ivan Roots, ed.; 1989): Speeches of Oliver Cromwell. Londres, Everyman Paperback Classics.
• Coward, B. (2002): The Cromwellian Protectorate. Manchester, Manchester University Press.
• Durston, Ch. (2001): Cromwells’s Major-Generals: godly government during the English Revolution. Manchester, Manchester University Press.
• Finer, S.E. (1999): The History of Government from the Earliest Times. Vol. III: Empires Monarchies, and the Modern State. Oxford, Oxford University Press.
• García-Pelayo, M. (1984): Derecho Constitucional Comparado. Madrid, Alianza Editorial
• Gardiner, Samuel Rawson (ed., 1906): The Constitutional Documents of the Puritan Revolution 1625-1660. Oxford, Oxford University Press. Disponible en version HTML, http://www.constitution.org/eng/conpur_.htm
• Hinton, R.W.K. (1960): “English Constitutional Doctrines from the Fifteenth Century to the Seventeenth. I”. English Historical Review, vol. 75, nº 296.
• Hirst, D (1994): “The English Republic and the Meaning of Britain”. Journal of Modern History, vol. 66, nº 3.
• Hutton, R. (2000): The British Republic, 1649-1660. Hampshire, Palgrave Macmillan.
• Kearney, H (1996): Las Islas Británicas. Una historia de cuatro naciones. Cambridge University Press.
• Morgan, K. O. (ed., 1984): The Oxford Illustrated History of Britain. Oxford, Oxford University Press.
• Rivero, A. (1998): “El Discurso Republicano” en Del Águila R. y otros (1998): La democracia en sus textos. Madrid, Alianza Editorial.
• Sabine, G. (1998): Historia de la Teoría Política. México, Fondo de Cultura Económica.
• Skinner, Q. (1998): Liberty before liberalism. Cambridge, Cambridge University Press.
• Skinner, Q. (2002): “Classical liberty and the coming of the English Civil War”, en Van Gelderen, M. y otros (eds. 2002): Republicanism, A Shared European Heritage (Vol. II: The values of Republicanism in early modern Europe). Cambridge, Cambridge University Press.
• Strauss, L. y Cropsey, J. (2000): Historia de la Filosofía Política. México/Bogotá, F.C.E.
• Touchard, J (1961): Historia de las ideas políticas. Madrid, Tecnos
• Tuck, R. (1974): “Power and authority in XVIIth Century England”, en The Historical Journal. Vol 17, n° 1.
• Wootton, D. (editor, 1986): Divine Right and Democracy. An Anthology of political writing in Stuart England. Londres, Penguin Books
• Woolrych, A. (2001): Commonwealth to Protectorate. Londres, Sterling Publishing
• Worden, B. (1971): “The Bill for a New Representative. The Dissolution of the Long Parliament, April 1653”. English Historical Review, Vol. 86, nº 340.
• Worden, B. (1974): The Rump Parliament. Cambridge, Cambridge University Press
• Worden, B. (1991): “English Republicanism”, en Burns, J.H. y Goldie, M. (eds., 1991): Cambridge History of Political Thought 1450-1750. Cambridge, Cambridge University Press.
38