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Revista No. 21

Date post: 07-Mar-2016
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Poesìa Uruguaya contemporanea
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Norte Sur/1

DirectorPedro Salvador Ale

Consejo EditorialMéxico: Roldán Peniche Barrera, Juan Carlos Barreto, Raúl Cáceres Carenzo, Javier España, Heber Quijano, Jorge Pech Casanova, Martín Mondragón.

Argentina: Eloi Jeandrevin, Claudia Prósperi, Mario López, Cecilia Bofarull, Julio Antonio Corigliano.

Chile: Waldemar Verdugo Fuentes, Pablo Guíñez, Edmundo Herrera, Delia Dominguez.

Uruguay: Jorge Mafud, Melba Guariglia

Prensa y Relaciones Públicas:Celeste Ramírez

Difusión CulturalBuenos Aires: Julio Antonio CoriglianoEstado de México: Jorge Manuel Herrera

Norte Sur es una publicación independiente de editorial Norte SurIsauro Garrido 203-4 Col. Electricistas.Toluca, Méxicoemail: [email protected]

Editor responsable: Pedro Salvador AleNúmero de certificado de licitud de título: 9907Número de certificado de contenido: 6935Número de reserva al título del autor: 00308396

Los textos aquí publicados son en su totalidad responsabilidad del autor. Norte/Sur aunque los publique no se hace respondable por su contenido. Prohibida su reproducción total o parcial si se omite citar la fuente.

Nueva Época Año 7 Número 21 2010

Saúl Ibargoyen Gran cambalache y otros versos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2

Nosotros y un ¿por qué? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4¿Verano? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5Más preguntas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6Antes después el humo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7Un gato Rojo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8Sin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9¿Septiembre? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10Olor presente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11Aritmética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12¿Dos voces? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13Sábado vacío . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14Insomnio soñado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15Breve visión de Campeche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16Gaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17Huaraches rotos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

Poesía uruguaya actual- Muestra mínimaSelección y presentación de Melba Guariglia . . . . . . . . . . . . 20Jorge Arbelche, Washington Benavides, Luis Bravo, Selva Casal, Dina Díaz, Roberto Echavarren, Julia Galemire, Roberto Genta Dorado, Melba Guariglia, Silvia Guerra, Jorge Meretta, Mariela Nigro, Álvaro Ojeda, Miguel Ángel Olivera, Tatiana Oroño, Marcelo Pareja, Silvia Prida, Sylvia Riestra.

La literatura gauchesca y la modernización del Uruguay . . . 35Blanca Álvarez Caballero

Portada: Saúl Ibargoyen (archivo personal)

Fotografías de interiores: Manuel Ameneiros

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/ Norte Sur

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Saúl Ibargoyen (Montevideo, Uruguay, 1930), vive en México hace décadas. Su obra poética y de narrativa abarca más de 50 títulos, editados en México, Cuba, Portugal, USA, Uruguay, Paraguay, y Venezuela. En cumplimiento de actividades culturales ha viajado por más de veinte países de América Latina, Europa y Asia. Ha recibido numerosas distinciones por su trabajo poético, entre ellas, el Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer.

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Saúl Ibargoyen

GRAN CAMABALACHE Y OTROS VERSOS

(2000/2009)

Versos con libro

1.

“En medio de las ruinasde esta ciudad tan solitaria

sólo crece el polvocon sabor a miedo.”

KWON DONG-HO

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Nosotros y un ¿por qué?

¿Por qué descender llorandoel espacio que subimos a plena carcajada?No dejemos que una sucia alturanos domine: no que los fragmentosdel denso verano se deshaganen una fiesta de tambores congelados:no que las calles repletas de vientos amarillosya no se parezcan a las puertas del mundo:no que las aguas de un gran ríoensanchen su negror de roncos esqueletos:no que las guitarras enterradasen los múltiples árboles se extravíenen su hambre cocinada con absurdos silencios:no que las muchachas se partan la entrepiernaen el oficio colosal del pronto jadeoy las pieles oxidadas:no que las sombrías nieblas de verdugos antiguosaún se alcen se propaguen:no que la propuesta esplendentede cada astro se disperseentre luces de muertas energías:no que estos tan humanos y no lavados dedos-con su cauda de letras negras y gestos estériles y caricias descompuestas-así como son toquencada sílaba de tu hermosura inmediata y sin fin.

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¿Verano?

Hay hojas de otoñoque mueren en verano.Y pájaros vulgaressin jaulas y sin cantos.Pero hay materias transparentesque fluyen con zapatos de piedraen medio de un aireanestesiado por la luz:la misma luz de un estiajeengendrado en otras galaxiasen otras noches visceralesde lunas y de astros:oscura carnalidad de intangibles gotaso impulsos que jamás seránuna verdad sin regreso en nuestra memoria.Porque el verano esperacon sus lúcidas redes de roja tinieblaa todo extranjero que abra vestiduras y cuerpos en mercadosy burdeles en playas y plazas.Los ruidos de multiplicado nacimientotrizan lienzos rostros muros cristalesárboles reunidosy finalmente son llevados hacia el soladonde ya arden los otros veranoscon su carga de médulas y hojas calcinadas.

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¿Estamos aquí como una banda neutraentre el azul y el rojo?¿Qué colores son esas huyentes dilucionesde una luz capturada por estos observados ojosque también se diluyen?¿Y esas bocas trazadas por la invención de un sueñohabrán sido el impulso que extrajode un cuerpo quemado por hambres y metalesun momento necesariopara el frescor del aire?¿Estamos porque es imposible no estarporque es dudosa la respiraciónde una piedra calcinándoseentre los huesos de un lagartodestituido por una piedra mayor?¿Es honroso preguntarpor qué estamos aquírasurando calabazas y manzanasdespellejando frijoles adolescentesiluminando el agua incansable del café?¿Qué validez hay en estas preguntasque vienen a noscomo banderas pudriéndosecomo torpes acertijoscomo una oscuridad de infanta manoseadacomo pájaro devorando sus plumaspara así volar?¿Quién autorizaquién da su fequién otorga su ánima de fiadorpara que podamos preguntarpor las razones de verbos y adjetivospor la sombría carnalidadde todos los cánticospor la tenue cicatriz que ocultalas fiebresque caeránsobre el dolor vencido.

Más preguntas

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Un astro creciente sueltatribus o pueblos de hormigas bermejas.O tal vez perros de lengua escarlatao escorpiones de vientre enfuegadoo tangibles águilas de rostro candente.No existe un infierno tan humanoen tales propuestas:solamente la leyque azarosas partículas desvelan.Hay sí en el costadomás siniestro de invisibles humaredasgruesos costillaresque casi no resguardanel cuerpo interior de cada criaturaen su combate con el intenso vacíoque suele rugir hacia el mañana.Porque todo futuro ya pasó.toda palabra se esfumaen su pretérita saliva:todo gesto de la mera carnees ceniza volandera que apenas percibimos:porque todo tiempo escapade la falsa eternidadque pretende atraparlo:porque todos los labios besadosse resecanantes del beso último:porque toda muerte abresu dudosa oscuridad para el engañode que somos simples ausenciasdefenestradas y buscándose.Y aquel astro se extinguirácomo la voz de un fósforodeslizándose hacia una hogueraque nadie encendió.

Antes después el humo

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¿Sabes tú en que lugar nacieronestos árboles desgastados por el aire?¿Sabes tú sus nombres suyoso debes inventar apellidos moradosy seudónimos verdes?Sabes sí que entre ellosno habitan los volcanesque respiran en tu joven memoria.Sabes también que un gato rojopasa entre jacarandas ceibas saucesplátanos eucaliptos y aquellos pinares profundosadheridos a otras playas.Pasa el animal con su cabeza solacomo un resplandor bermejo diseñado por el sol.¿Sabes tú por qué de prontose detiene en las ricas dimensionesde tu mano?¿Sabes tú o alguien puede saberpor qué sin dar anuncio ni alarma algunasimplemente el gato extranjerollora?No conocemos la íntima sustanciade sus lágrimas ni el delicado alrededor que su luz enrojecida nos alcanza.La sola cabeza de este gato solose apega a otros dedostal vez a otras palabrasy una espuma pasajera se abrebuscando los indecisos tamaños del mundo.

Un gato rojo

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Sin pelambre ni pelo disueltosin atristada melena ni calvas resonanciassin cerdas segadas ni mechones duraderossin secos pelajes ni barbas caedizassin guedejas de oro ni vellosidades turbiassin cejas pilosas ni pestañas muertassin espejo de confusa eternidadsin jabones atorados en los porossin aromas de manzana profundasin toallas siempre derrotadas sin sandalias para patas solassin camisa y su esqueleto destruidosin lienzos picoteados por la sangresin calzas bermejas desteñidassin opaco pantalón despiernándosesin paños que cubran los vellos interioressin aquellas dos sombras desnudadasde un cuerpo como una infanta finalde otro cuerpo como luminosa chavala actualizándose:Así no mássin todo eso.

Sin

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Llegaron otra vez sin aviso y sin violencialos transitados días de septiembre.Una angustia de polvo insurrectose revela en la hondura de aquellas narinasque vuelven a respirar las imágenesde sudores y fluidos extendiendosu oscuro plasma en las sábanasque el padre del hombrecon su último cuerpo enfrió.Los días de septiembre son de rígido airehan perdido su tejido de silencio palabrerosu humedad esplendente de posible primavera:solamente se percibe una sucesiónde finas galaxias con su piel de ceniza con su esplendor de huesos desmenuzados.Nadie se abraza a las horasde cada día de septiembre resurrectoporque otros meses de otros añosinfiltran sus raícesen relojes y almanaquesen campanas y máquinas.Y ya no se sabe cuál es el nombrede aquel septiembre hediondo y poderoso creciendo hasta aquí-un aquí de cualquier sitio-desde una madrugada sin númerosni lágrimas ni coágulos resecos:una sucia madrugada sin ninguna memoria futura de la muerte.

¿Septiembre?

(a Leandro, mi padre, muchos septiembres después)

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Olor presente

La palabra olor no tiene aromani perfume ni hedor ni efluvio en cada letra ‘o’ que se repite.Esta palabra olor que ahora se utilizaencontró el origen antes de nacerpues hubo un infante que escuchabaun vértigo sonoro en su boca analfabeta:un mojado torbellino entre sus dientesque poco a poco empezarían a morder:un sonoro sabor de ásperas espumasque su lengua solitaria aprendería a gozar.Hubo sí un niño entre paredes congeladasentre sábanas quemadas por los altos veranosentre cristales golpeados por los duros otoñosentre el violento hervor de cada primavera.Hubo una infanta mayorque inflamaba los aires de la nocheque pasaba sólo con su piel su pelo sus piescomo una especie de sueño que jamás podremos soñar.Tal vez aquel niño recuerdela figura blanca quebrándosesobre las almohadasy sus dedos de él tocando los internos oloresque la mano de hoy transformaen una palabra terriblemente triste.

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Aritmética

(a Marina Ruiz, siempre la otra)

¿Es éste un corazónque sabe llevar cuentade sus propios latidos?Porque un solo toquede la sangre más vulgarpuede entorpecer el mágico rumbode todas tus arterias.Y también los núcleos oscurosque se niegan al airepueden asentar una cruel permanencia.No importa que tu corazónsea aquí solamenteuna manoseada y babeaba palabra.No importa que otras tripaso torpes glándulasde pronto lo reemplacen.Tal vez algún latidocomo un átomo suelto hundiéndoseen los ombligos de la nada dé señal de la errónea aritméticaque usó ese mismo corazónpara atrapar la eternidad.

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-Siempre seré tu amadormientras luchen en mí el desapego y el deseo.-¿Has visto del negror de este café?Es parecido a los jugos de la noche.-Sí como ánima de verdugo.-¿Hueles el vapor de oscura transparencia?-Sí como neblina que baja del trasmundo. -¿Has tocado esas piedras de hechura tan dulce?-Sí como saliva que perderá su blancor.-¿Escuchas el combate del silencioen el levantado aire de la cafetería? -No sólo puedo oír lo que tú no escuchas.-¿Aprecias el espacio adecuado entre las mesasy las cómodas sillas de buena madera?-Toda distancia contiene el infinitotodo objeto es ausencia de sí mismo.-¿Puedes ver en tu reloj la hora de mi partida?-Esa hora ya pasó.-¿No estoy aquí? ¿O existo como ausente?-No te oigo. Ya te fuiste. Tu sombra en el suelodejó una marca de café.-¿Pero quién bebe de ésta mi taza?-No oigo. Ya bebiste tu café. Sólo ereslo que en algún sitio tu ausencia recuerda de ti misma.-¿Es tu verdad o tu ilusión?-Nada oigo. No importa. Sin pedir permisopasaré ahora al cuarto de aseoy derrotado el pantalónme sentaré en el retretey no lloraré.

¿Dos voces?

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Aquí está el día séptimootro sábado con su boca vaciadade horas torpes y almanaques incompletos:día de esperas absurdas como gotasde viejos fluidos que no cesan de caer:día de minutos de fierro enfriadopor el sopor de la noche que el viernes extravió:día fabricado por la fuerzade múltiples planetas y cuerpos astralesque entrelazan sus rumbos de azar y de sombra:día porque sí sin ningún esplendorni asomos de esplendente resonanciani basuras que destellan como escamade sardina devorada:día que a sí mismo se habita entre lamentosy huecos y chasquidos carnales:día enraizándose en el día domingopara no perder la punzante materiaenterrada en el sucio dolorde estas manos y su trazo de bestia tenaz.

Sábado vacío

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Una pared crecefrente al cerrado mirar del viejo soñante.La almohada que el lectorde estas palabras silenciosas imaginaes una mojada piedrade algodón y de ceniza.Hay o aparece una tumba flotantecon pedazos de soldados podridosy de niños y de bestiasy con hilos de una banderade muerta color.Alguien recuerda con aliento ausenteque la luna esla gata más blanca de la noche.Una humana lengua recorrecon ágil humedad todas las sábanas:nunca encontrará la saldel estrecho ríoque todo alimenta y todo disuelve.Y otras paredes crecenentre flemas negrascomo un cáncer verticalque busca respirar el vero doloren el revés de la inevitablehoja de luz que pronto llegará.

Insomnio soñado

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Breve visión de Campeche

Palomas o presencias inseguras de palomascrecen como núcleos de aire coruscantey salobre:por fuera de ese vuelo también creceuna dura vibración de gastadas campanas.Los automóviles rompen caminos de ácida nieblalas rígidas murallas pierden su ración de partículas que el solen sequedad devora.Las tiendas los bancos las cafeteríaspelean por sus cuotasde tela coloridade monedas verdosasde espumas invencibles.Nada parece hablar:sólo hay bocas apegadas a rostros inéditosdespegándose de vivas cáscarascomo astros amarillos.Luego vendrán los ruidos de la nocheel grito de la piel que se abrehacia un clima de tensas humedades.A nadie corresponde cavar un sitioen los hálitos ajenospara ubicar sus algunas palabras.Parece que el espacioentre piedras y verdoressimplemente ha muertoesperando tal vez que los átomosde una antigua cenizapuedan juntarse con la penúltima luz.

Campeche, diciembre 2008

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(a la Nación palestina y a los judíos e israelíes pacifistas)

Es otra esa lejana carne que duelecon un sufrir que tal vez no esperao que en un quizás sin fecha algunaun bicho apegado a la tierraal escarbar entre hierbas hojas bayasy raíces resurrectas descubrió.Las noticias de ese redolido dolormuestran las reiteradas ruinasy sus fibras de humo sangrientolas llagas renovadas en arterias de cenizalos idiomas sagrados mintiendocon sus lenguas negras.Los cantores ya hicieron alabanzadel estrecho desierto amarillode la verde sal acumulada entre las piedrasde la sombra que el cernícalohace arder en el crepúsculode la ácida señal de los chacalesdel perdido caminar de los asnos salvajesde la frágil paloma y la dientuda langostay el usado cordero de los holocaustos.Pero ningún cantor ha dichode la carne agobiada por un dolor distintocomo un ajeno sufrir en carne de otros.Porque no hay flauta ni cítarani atabaque ni vihuela que entreguenninguna melodía en direcciónde la bermeja polvaredaque las exactas bombas desatancon su fuego purulento.Habrá quienes rechacenel dolor de lo más íntimo animalel que congela médulas y endureceflemas y lágrimasel que no acepta las razones de esa especiebuscadora de una razónpara extender el exterminio.

Gaza

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Habrá quienes clamen que todo ese sufrires un pretexto para quemar las banderas de Sión.Los cantores deben tejer sus verdades de aireencontrar el verbo más propioque tal vez los niegue o contradiga.Es que no hay verdad que logresu raigal verdadsin un cántico abriéndoseal hueso carcomido por el fósforo blancoal hilo umbilical entre madre huérfanay feto claudicante.Porque otra carne debe doleren la aérea salivación de los recitadoresen el hálito de quien no pudo enviarsus misiles absurdos.Y nosotros en medio de las voces de los truenosdel hedor de un ínfimo martirio universalaún sabemos que no existen sábanas que no se manchenni existen soberbios poderesque un viento de abajo no destruya.

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De amarga piel sin pausa fueron creadosestos dos huaraches.¿Alguien conoce el nombredel animal despojado?¿Alguien da razónde los dedos uñososque en los alisados restos trabajaron?¿Quién arrancó las carnesy las grasasquién quitó a cuchillolos coágulos tenaces?¿Quién construyó la libertadde esos dos pies sin cuerpo humanosin distancias previstassin dueño posibleporque gasta muy pocoel que no compra nada?Los huaraches caídosa medio caminoentre sus cueros rotosy un silencio de polvo.

Huaraches rotos

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Con los límites de toda muestra, más si esta es mínima, lo que sigue es apenas una vista sumaria de poesía de textos de poetas que actualmente conviven en la literatura de Uruguay. Aunque parcial, ofrece un panorama de toda su actual diversidad, sustentando un entramado de voces que se mantienen vigentes a lo largo del tiempo. Aquí se expresan mujeres y hombres poetas, de origen montevideano, fundamentalmente, y del interior del país, lugar que merece un sitial relevante en exposiciones más extensas.

Sostener en una selección un hilo conductor donde primara el conocimiento de los lectores, más que de la crítica, sobre esa poesía, fue un aspecto a tener en cuenta. Estos autores son reconocidos en el momento presente por su actividad sostenida de poetas, casi exclusivamente en el género, si así puede llamársele al arte poética

En forma deliberada se han dejado de lado a los “nuevos” o “jóvenes” poetas, pues ellos constituyen un grupo

específico que requiere una selección que trasciende este espacio, así como aquellos autores uruguayos que escriben poesía o se asientan fuera de fronteras. Ya se presentará la circunstancia de compilar una poesía uruguaya sin exclusiones.

En todos los textos de esta muestrísima se puede encontrar una elaboración creativa decantada, que proviene de la trayectoria poética y destacada de cada autor elegido, afianzados en ésta, ofreciendo un aporte real al mundo de la poesía.

En cada uno se expresa otro, ya sea el del espejo o el del pensamiento; en la diversidad de su trabajo con la palabra: íntima, reflexiva, social, de género, conceptual, la poesía uruguaya actual se expresa a sí misma con relación al otro ser humano que deviene en sentido, en sentimiento o en lucha, paralelamente, en la corporeidad del lenguaje, poético y estético al fin.

Melba Guariglia

Poesía uruguaya actual - Muestra mínima

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Jorge Arbeleche (Montevideo, 1943)

Memoria

Cuando el árbol se vuelve todo ramacuando la rama se torna hoja en el fríosolo abrigada por la tibia bufanda de la brisa

cuando parece que todo el árbol y todo el aireseráncolumna y pedestal del cielo

allá abajo -no olvides-la raíz tiembla en lo oscuroporque también es triste y tiembla

se curva y se enderezael escondido corazón de la alegría. De “Alfa y omega”

Washington Benavides (Tacuarembó, 1930)

canción de la Otra

yo quiero hallar la Otra que eresen el sueñoa esa persigo en noches sin sustanciaesa es mi acecho.Amor que atormentael pensamientode suponerte ajena y desceñidaen otra parte en algún sitio ciertoque desconozco al que no alcanzoy busco sin alientosueñoovigiliasolylunaairenubeconpolvoycielomudodetranseúntesydemáquinasoplanetadesiertodesasidodetodo-casitodo-otrémulo:quieroencontrarlaOtralaquemiratraselespejo.

De “Canciones de Doña Venus”

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Luis Bravo (Montevideo, 1957)

La moneda (díptico)

cara

Atabalipa en prisiones quisoque su guardia

-morrión simple-le trajese eseanimal felino elocuente -gato casero-y pagóle mil de oropor holgarse y haber placerde porte e risaviéndole tomar ratonesque tanto traíanle a propósito.

Y otro día vido como otro hidalgo -moñequera de metal e cueros-tomare al ave sin secretos con el Sole hízole mansoe cómo cazaba con maravilla ánadeso palomas cenicientas -desas que llaman tórtolas-e dixo entonces para su mal

que hombres que tal sabían enseñar las avese domarlas, “serían ser señores del mundo”.

De “Tarja”

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Selva Casal (Montevideo, 1934)

La poesía es como un puñal

La poesía es como un puñalvisitas ardores por los que vivimoses de mañana respiramospensamos en un mundo mejordonde yo te encontrara a tidonde tú me encontraras a míy fuera ciertopero bien sabe la muerte y la distanciacómo hacerbien sabe el desamor apoderarse de todode nuestras víscerasdel tiempo ahora digo finpongo punto finalay! no me duelebusqué la paz la turbulenciael árbol y el sosiegoamé al solun cuaderno de niño está mirándonosla luna está mirándonosla poesía es como un puñalafilado y terribleamante cruelque apenas nos dejalugar al sueño y a la muerte.

De “El infierno es una casa azul”

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Dina Díaz (Montevideo, 1932)

I

Camino crujen las hojases primavera los campos están secostemo un fuegoun fuego que arrase todoque los árboles sean solo esqueletos negrosy mi casa solo cenizas.

Espero una lluviahoras y horasuna lluvia que detenga el fuegoy vuelva verdes las ramas sedientas.

Los perros corren,uno es mi perro, el otro, perro de mis amigos,husmean entre los pastos altos tras los animales del bosquenunca he visto esos animales, ellos nunca los han cazado,debo suponer que existen porque los perros los persiguen.

A veces un olor agrio y sutilme hace pensar en pequeñas bestias ocultas.Veo huecos en la tierraquizás cuevas que prueban su existencia,no puedo asegurarlo.

Hay también flores perfumadas,los pájaros, los vientos o la lluviahan traído las semillas de la sierrala sierra es azul y bordea el horizonte.

Recojo las flores y aspiro su aromalos caminos de la sierra deben ser así amarillos y olorososnunca los he andadono sé cómo ir no sé cómo se va.La gente que dice haberlos recorrido cuenta cosashermosas que apenas me atrevo a sospechar.

Los perros ignoran las floresno las huelenno miran la sierra no temen el fuegoparecen felicessaltandoentre los pastos secos.

De “Sospechas y silencios”

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Roberto Echavarren (Montevideo, 1944)

Cómo matan los dioses

Sí, el verano negro: “La letra no importa,a quién le importa, estos pájaros negrosno están sudando por la letraen el aire ahogado, por qué me preguntan por la letra,a usted no le importa,usted se divierte al manejar la filmadoraaunque no puede dejar de preguntar.Pero la máquina arrebataal que se cuadra frente al lenteque bizquea. El arrebatome vino primero al ver las tomas manuales, sacudidas,un quelle shake,aunque la casa se detiene, el alero resalta torpe y pesado,el único error en un film de otro modo inmejorablemirado entre convulsiones. Ahora la nuevacámara sobre un trípode filma sola.Giré alrededor con brincos verticalesy zancadas rápidas, la voz partiendo a lo largochirriante un metalfucsia y verde pistacho, electrocutado el torsosin ojos, estrellado el pañuelo que tapaintermitentela boca mate. Después la cámara me pidió que meacostara,con el lente de filtro rojo me devora mientrasduermo.Solo queda de mí la flotante señal de la cabezaque pide que te acuestes.”En esta tumba oscura.El cantante cubierto de esmaltadas escamasescapa antes que lo pillen los pillastres,antes que la zancadilla en el podio lo destine a su fagocitosissobredosificado en aras de un entusiasmo salival por la nocheentre nómade y mónadadevoradora de linfa sanguinosa,hasta que lo rompen como una bolsa de mejillones,hasta que lo atraviesan con una pértiga, latiguillo de las tripas,

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destapan un water closet con un guante de goma en la nocherasgada por dentro, lo parten con un pincho para picar hielo, rotas las sinapsisde su costra en relieve. No solo conejo de luna.

Una triple hendidura sobre la bóveda craneanacon una clavija de coral achatado,hecho fibras de higo amoratado en un torbellino seco.La inflada vejiga, rota ahora, una gruta de líquido desmaquillante se atomiza.

Súbita deglución metalizada por un pico de tortuga, esta tumba oscura se tragó la valva, valgael cloqueo de la lengua, el pitobrisando los vapores por donde encarna el boqueo la resistencia al viento.

“Me haces real, me haces libre.” Para sostener este trabajo de tropero sobrio pero segurodespués de la escuela, tu cosa,okay, un cuero, tu pelo alrededorde mi pescuezo, en la noche más de mi vida.

Este método no engañará a nadie. La diálisisse conmuta en presión porel río celeste donde nada un caimán. Poca comida,pero digo: “Este método es el malgasto de una aurora.”

De “Casino Atlántico”

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Julia Galemire (Montevideo, 1923)

Va a morir en su celajeuna tarde incontableentre todas las tardes del tiempo.Y aquella mujerque camina hacia el olvidoavanza indiferentea cuanto no sea el prodigio de esperar-la lógica de los signos-el goce iluminado de lo apacible.Es el término de un viaje que inicióen el instante en que el árbolempezaba a respirar el aire amanecidoy crecía en sílabasel amor de los seres extraños.

De “Fabulares”

Roberto Genta Dorado (Montevideo, 1957)

*

niño vestido de niñadanzando en las sombrías callesde un elegante barrio montevideano

muchacho travestido ahoraque con mentirosa sonrisasoporta las húmedas miradas de la tribu

suspendido sobre el deseo:metálico colibrícontando las plumasque aun brillan en la noche

el solaen cualquier esquina espera

espera mientras el viento mecela mínima falda de organdí

De “Fractal”

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Melba Guariglia (Montevideo, 1943)

Des-exilio

Una frase que defina

la verdad del sobresaltolo que fue perdido y ya no será.

Destierro que me abrace hoyme pertenezca por única vezen mis raíces.

Que la pirueta del tiempome regrese al primer tañido.

Juego

Piedra libre que abre rondasen canto resueltomúsica arremolinadaque da sentido a la caídaen un charco.

De “Entredichas palabras”

Silvia Guerra (Maldonado, 1961)

La esperanza

Siempre. Como un punto blanco y arrasanteuna luz, de pura esencia necesaria. Incandescente.Cegada por la luz, la boca abiertapalpita algo en el valle, ruido de agua.Hojas de eucalipto perfumado.Algo de paz se recoge sobre el oro esparcido.Algo, parecido a la misericordiaqueda.

De “Nada de nadie”

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Jorge Meretta (Montevideo, 1940)

El otro narciso

Creíste hallarte en un espejo hundidopero allí estaba a oscuras un doradoazogue de un cristal frío y buscadosin cuerpo en otro cuerpo repetido.

Si al alejarte siempre le has quitadoel otro yo de ti al desconocidopor regresar serás el despedidodoble de él que nunca has apartado.

Memoriza sus pasos y el camino:no encontrarás más agua en los desiertos.Serás principio y fin de su destino.

Si por soñar a un cuerpo has despertadoqué ojos abrirán después de muertoslos ojos que despiertos te han soñado.

De “Código mayor”

Mariella Nigro (Montevideo, 1957)

El poema sobrevive en la sombradel futuro pozodel pasado pero ahora

como en la matriz el hijoallá abajo asomado en el presentecontinuamente naciendo.

Verso a versohecho va el poema río arribapor el tajo del cauce ensangrentadode tanto ir por parteverso a versonacido entero como un hijo.

De“El río vertical”

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Álvaro Ojeda (Montevideo, 1958)

No veo los violines aquíescucho la distancia de los violineshuella zumbonaprofunda cinta azulque no veo pero conozcoen su azul goteo sin piedadlos violines untuososaserradoslos violines demoledoresque agregan soledad al discernimientotrampas al solitariolevedad al llanto de una mujerviolines de color azulsolapas de un mar encuadernadodecía aquel bandoneonistadecía que lo más difícil fue aprender lo que suponía conocidola cocinasu estruendo de oloresel espacio reservado a la resurreccióndecía aquel bandoneonistasupe que mi corazónlatíael paisaje del corazón latía lánguidamentebandada de fondo en la inmensa pena de un tangobrillando como dolor antiguovibración de un abandonoque permanece cuando todo se ensombrecede azul.

De “Toda sombra me es grata”

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Miguel Ángel Olivera (Montevideo, 1943)

Los cantos de bandolor

CANTO 3

de lautréamont a piazzollapor las mismas ampollascantos de bandolor cantando el bandodoliendo el bandoneón bandeando el cantofueyeando los pulmones perforadospor neumotórax / hemoptisis o ráfagas nocturnasde tanta bala perdida que anduvo por ahí-que tal vez ande todavíaagazapada como corchea asesina-cuandoel conde es una estatuaen una plaza escondida por el liceo francésen el buceoyastor es un fenómeno volado/ inigualadomuerto de pez espada / incomprensionesy derrames cerebralesel doble A es la herencia de pichucoy la triple A es una hidra voraz y pervivientede obediencia debidarioplatense como el tangoque suena / aún suena con otra aparienciaen las dos orillas-márgenes del platatraspapelando expedientesatrasando extradicionesdesapareciendo testigoscomo una amenaza sobre todos nosotroscomo un ala de cóndorcomo la justicia cobardecomo el silencio cómplicecomo la impunidad...

De “Los cantos de bandolor”

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Tatiana Oroño (San José, 1947)

Precisiones

Preciso es elegir qué deberá salvarse. Elegir qué nos salva.

Esta tierra debajo huele a verano a flora abigarrada.

Es una antigua tumba de hojas mordidas.De bocas y de manos. Poblada tumbahumana donde ha sido flechadaesta sed de vivircon un ínfimodardo: una pluma de ánade una punta raspante una tecla en el blanco.

De “Todo tuvo la forma que no tuvo” (”Tout fut ce qui ne fut pas”)

Marcelo Pareja (Canelones, 1954)

Hay cielo en los ojos extendidosalguien iluminó esa miradaque contiene el hundimiento y su elevacióndel espacio voraz que es reino en tierra.

En esos ojos se olvidan las costumbresse precipita una mirada que iniciaal maquinar del cielo en su moverse aquietadoa su tarde inusual que sella un beso.

Oh que la mirada es marea.Oh que la escritura aparece.Oh que estaríamos sin rubores y en la luz.

Un pájaro vuela a la hora de la muertevuela sobre nuestros deshechos que negamosel peor cree que es el no reconocidono entra en la ciudad y es expulsado.El mar asfixia clausurando.

De “Aguas”

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Silvia Prida (Montevideo, 1949)

Cercos

Ellos me protegíanabrazadosrecostados al cerco aquelbesándose.

Yo los miraba por entre las cortinassin movermecallada.No precisé cerrar la puertapasar los cerrojosponer llave.

Estaban cerca de mí sin saberloriendo de amortransidosabrazándose.

De verlos tan solo huían los miedosy el silencio asustadosde aquella risa terca que fluíade placerde juventudde ganas.

De pronto ya no estabany el silencioy el miedo / sigilososme cercaron.

Corrí / cerré la puertapasé el cerrojo / puse todas las llaves.Quedé del otro lado.

De “Identidades en sombra”

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Sylvia Riestra (Montevideo, 1957)

Sin sospechas

Nadaren el aire ligero

extenderlos brazoslos pies

avanzarcomo una rana esbelta y lúbrica

deslizarsepor los corredores de siempre

detenerse sólocuando alguien mirao los corredores son angostos

llegar al estanque de afueradonde Ellos conversan desprenderles las manos y que rueden al fondo oscuro del agua.

De “Tramas de la mirada”

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En la literatura gauchesca, especialmente en la poesía, hay un cúmulo de saberes que a la fecha no han sido estudiados de manera global ni todos a profundidad. Aún hay mucho por explorar entorno a ella y su legado no sólo en la región sino a nivel continental frente al olvido crítico en que ha caído por dos motivos: 1) la modernización rioplatense a principios del siglo XX y con ello el abandono del interés literario por los temas de la tierra regional en favor de lo urbano –se ha mencionado, por ejemplo, el apoyo al respecto que ejercieron Juan Carlos Onetti y sus seguidores- y 2) la irrupción del neoliberalismo que nos insertó en una dinámica de las letras decididamente “posmodernas” –si eso se puede aplicar a Latinoamérica- y universales, con el fin de que los escritores continentales pudieran ganar todo tipo de premios y reconocimientos, desde el Nobel hasta el más sencillo de lo local.

En los tiempos actuales –no en los de José Hernández o los de Horacio Quiroga- las letras de temas rurales latinoamericanos no dan fama ni dinero. El reconocimiento mundial proviene de las problemáticas universales de las grandes ciudades. Por eso hay cada vez menos premios Nobel latinoamericanos y sí más procedentes de Europa y África. Lo que está

de moda ahora es hablar de situaciones identitarias franco-marroquíes, franco-argelinas, de sobrevivientes de guerras mundiales, pero cada vez menos, de la marginación “local” latinoamericana. Por eso a nivel internacional, escritores gauchescos, posgauchescos, para usar la designación de Pablo Rocca, y los propios Borges y Benedetti no han tenido el reconocimiento mundial que merecen en relación con los temas rioplatenses. Borges ha importado más por la literatura fantástica que por sus cuentos de orilleros y sus milongas. Benedetti ha interesado más por La tregua y sus Poemas de oficina que por su “Cielito del 26” y su comarquita de veras, Patria pobre.

No ha sido en Benedetti solamente la sombra de la izquierda, la hechura de una poesía supuestamente fácil (para quienes no saben de poesía) y la opresión como gran tema en toda su obra lo que, lamentablemente, frenó su reconocimiento en términos de premios internacionales -bien merecía hasta el Nobel-. Fue, en gran medida, enfocarse en lo rioplatense en diversos géneros: poesía, cuento, ensayo. En todos buscó dejar un trozo del temperamento de su gente, que es una parte de la nuestra por nuestro pasado semejante. Por ello, algo del fundamento de esto se encuentra en

La literatura gauchesca y la modernización del Uruguay

Blanca Álvarez Caballero

digamos que recorrí los bulevarescomo si fueran el desierto de atacamao me abracé más náufrago que nunca

a mi tablón de cielitos y gardeles

Mario Benedetti

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nuestra olvidada literatura gauchesca que, paradójicamente, tiene mucho de occidental-; para muchos desconocida y hablo más por los mexicanos que por otros lectores. Pero al ser tan híbrida –hasta llegar a cierta descomposición estética con los posgauchescos- ha sido negada por selectos y vanguardistas lectores y escritores de unas décadas a la fechas. Recordemos, sin embargo, o más bien por aquello de la falsedad de lo nuevo, algunos de los valores que la sostienen.

A nivel antropológico muchos objetos resultan fundamentales para rastrear el pasado indio del pampa, el charrúa, el negro, el godo (español) y el gringo (italiano), así como las mixturas identitarias que generaron en tanto grupos sociales con que integraron una parte del temperamento rioplatese, tan sólo mediante el uso de piezas como la vincha, las boleadoras, el poncho y el chiripá, entre otros. Por esto, el aspecto sociolingüístico es, también, sumamente vasto. Al margen del folclorismo de la novela gauchesca o posgauchesca, si se quiere, impregnada de costumbrismos españoles, giros afrancesados, japonerías, chinerías y otros elementos del modernismo –como son los casos de la narrativa de Güiraldes y Reyles, entre otros-, la literatura gauchesca es portadora de un sinnúmero de voces que no sólo la han degradado sino, por otra parte, enriquecido.

Por otro lado, en los grandes temas que trata y la manera humanizada, estoica, con que lo han vivido sus personajes radica otra de sus particularidades y su legado, si bien éste tiene mucho de occidental. Esta literatura refiere el peso

del tiempo fugaz ligado al futuro incierto, al tiempo histórico de lo cíclico y lo lineal, al inasible presente del infortunio y al pasado feliz, aunque breve, circunscrito al recuerdo. Ya los griegos, los árabes y los judíos antiguos hablaron sobre el tiempo con enfoques de esa naturaleza y creo que los autores rioplatenses –tan cultos y cosmopolitas como eran varios de ellos- debieron aprovechar esa sabiduría para construir una parte sustancial de sus textos, más otra parte de filosofía e historia indígenas.

En cuanto al valor propiamente histórico, la literatura gauchesca da cuenta de procesos políticos y sociales que ocurrieron entre el siglo XIX y principios del XX. Vemos en ella el caudillismo de luchas entre la Banda Oriental, Argentina y Brasil e internas de cada nación; así como la historia del proceso de modernización del campo rioplatense y con ello la atención sobre temas como el analfabetismo, la discriminación no sólo al gaucho sino a la mujer –a muchos tipos de mujer- en la educación, el trabajo y la política, producto no ya de un machismo latinoamericano corriente, sino de la misoginia rural y urbana –con escritores incluidos en ella-; también da cuenta de transformaciones sociales en el sector rural obrero y, con ello, en el tecnológico; de la desaparición del gaucho bravo de antaño y el surgimiento del peón, el capataz y el compadrito.

Todo ello se encuentra presente en un siglo de literatura gauchesca y posgauchesca (poesía y narrativa), siendo, por tanto, un elemento regional y continental a tener presente. Además de esto, esta literatura es, en cierta

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medida, un antecedente de la novela de la tierra latinoamericana. Entre influencias y coincidencias, como el caudillaje del movimiento de Independencia, el romanticismo, el realismo y el modernismo, el cacicazgo, el presidencialismo y otros asuntos histórico-literarios comunes entre países latinoamericanos, México debe o está imbricado en esos aspectos de su

arte con el Río de la Plata. No se explican, por ejemplo, algunos rasgos de la llamada Novela de la Revolución Mexicana sin atrevimientos lingüísticos e históricos que antes ya habían ocurrido en la otra literatura, al margen del temperamento mexicano y nuestra historia estética y cultural.

Un recuento histórico Trabajando ansina el campo rendirá mucho má. Pero yo me pregunto:

¿qué pitos ni que flautas vamos a tocar aquí los gauchos crudos, los gauchos sin güelta, dispués de algunos años?

El ferrocarril llega a Molles, pronto estará en el Paso de los Toros. Poco nos quedará que haser a los troperos.

Por el tren quinientos novillos los lleva a un hombre solo… Los gauchos de nuestra laya no tienen cuasi qu’haser en las estancias

grandes d’aura. Ya no se bolea, el lazo poco se usa, los apartes se hacen en los bretes, no hay que lidiar con hasiendas chúcaras,

las tropas las lleva el tren, los baguales se doman d’abajo. Hay que agringarse pa vivir.

Carlos Reyles.

Daniel Vidart establece que la primera vaquería legal se efectuó en la Banda Oriental en 1714 al cruzar el Río Uruguay contratistas y peones con el propósito de arrear ganado hacia la orilla argentina de manera clandestina. Así surgen los hombres de a caballo, los bisabuelos del gaucho. Al finalizar el siglo XVIII observamos en documentos coloniales de la época, el nombre de “gaucho”, designado para un tipo social que hasta entonces los conquistadores habían nombrado como changador, gauderio, guazo, camilucho, con tono peyorativo, como señala Serafín García. Por su parte, Daniel Vidart confirma que el gaucho uruguayo nació onomásticamente en 1790 y feneció socialmente entre 1875, año inicial del alambramiento y en 1904, en la última revolución campesina. Hasta antes de ser marcado el ganado y separado mediante el alambrado –

últimas décadas del siglo XIX–, es decir, de que se tuviera una visión positivista de la propiedad privada –luego decididamente capitalista–, la pampa argentina y las cuchillas uruguayas contaban con grandes zonas despobladas, ganado perdido e ilegalmente adquirido; así, la libertad geográfica y mental permitieron al abuelo del gaucho y a éste andar por tierras uruguayas, argentinas y brasileñas como matrero, payador, baquiano,

tropero, domador, carneador, entre otros; así como tener un fuerte culto al caballo, el azar, el juego, la soledad, el dasapego de los bienes materiales y de la gente, la violencia, que va desde las peleas y asesinato entre dos gauchos, hasta la formación de montoneras y la idolatría hacia el caudillo: ya fuere éste Artigas, Rosas, Saravia u otros. Lo cual generó en él un ser violento, individualista,

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analfabeto, raras veces solidario, con poco o a veces ningún respeto por la familia ni por la mujer, con resentimiento hacia el gobierno por alejarlo del hogar –en caso de que tuviera–, mandarlo a combatir o encarcelado, en ocasiones sin justificación, así como hacia el español (el godo) y, ulteriormente, hacia el italiano (el gringo). Los dos últimos solían ser considerados por el gaucho como flojos, oportunistas y torpes para realizar el trabajo del campo.

Todo su deseo de supervivencia frente al indio salvaje y el español opresor lo concentró el gaucho en caudillos por el factor de identidad emocional y social

marginal que esto implicaba. Por ello, los primeros textos gauchescos trataron, fundamentalmente, temas patrióticos y ambientes rurales. Fueron elaborados por criollos o mestizos como Bartolomé Hidalgo (1788-1822), quien combatió contra ingleses, españoles y portugueses, fue burócrata y declarado “benemérito patriota”; Manuel Araucho (1803-1842), nacido en Montevideo, participó en el Desembarco de los Treinta y tres Orientales, posteriormente ascendió a Mayor y fue uno de los primeros uruguayos en publicar un libro de versos, en 1835; Hilario Ascasubi (1807-1875): de padre andaluz y madre cordobesa, trató al caudillo Facundo Quiroga, acompañó a Lavalle en sus campañas y escribió el texto Paulino Lucero en contra de Rosas y Oribe. Estos hombres inauguraron la poesía gauchesca del Río de la Plata, pues los textos de la Colonia (crónicas, monografías, etc.) fueron escritos por españoles y bajo los intereses de la Península Ibérica.

A pesar de cruentas guerras en el siglo XIX, como la Guerra Grande y la Triple Alianza, de gobiernos injustos como la dictadura de Latorre (1879-1889) y el selecto desarrollo intelectual del país, la literatura rioplatense floreció con la poesía gauchesca que en Uruguay tuvo su apogeo en la segunda mitad del siglo XIX y concluyó como género en las primeras décadas del siglo XX, con Guillermo Cuadri y Yamandú Rodríguez, entre otros. Su clausura se debió, en parte, a la estrecha relación entre Europa y la región rioplatense que, en las últimas décadas del siglo XIX, propició en ésta la llegada de movimientos literarios como el romanticismo, el realismo y el naturalismo,

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aunque, con un toque americano. Tiempo después –a fines del siglo XIX e inicios del XX– toda Hispanoamérica mira el surgimiento y desarrollo del modernismo.

La literatura rioplatense, escrita entre 1850 y el primer tercio del siglo XX tendió a ser una mezcla de las corrientes literarias mencionadas, según el tema y tratamiento de cada obra, como el temperamento e intereses de sus autores que, en gran medida, eran positivistas muy cercanos a narrativas burguesas, por ser la clase social a donde pertenecían algunos. Lo anterior llevó al reemplazo de la poesía gauchesca por la novela regional que apoyó de manera decisiva el orden y progreso de las principales ciudades latinoamericanas y de las regiones rurales que laboralmente podían ser provechosas. Así, en 1856, 1857 y 1863 aparecieron en Uruguay los primeros barcos de vapor; el telégrafo surgió en 1865 y el ferrocarril en 1867. En el campo el “gaucho” modificó su vestimenta (de hecha a mano a fabricada), se convirtió en peón o en capataz asalariado, su destreza física ya no debió contar mucho como antaño por los a adelantos técnicos, entre los que se encuentra la supresión del tasajo en favor del frigorífico, así como la suspensión de boleadoras, a principios del siglo XX.

El avance en la modernización ganadera sólo fue posible por la coincidencia en ideas del gobierno y los estancieros, quienes en 1871 ya habían fundado la Asociación Rural Uruguaya, mientras que en 1876 entró en vigencia el Código Rural de Uruguay, aprobado en 1865, que fue el segundo elaborado en América del Sur. En cuanto al frigorífico, a principios del siglo XX tenía la capacidad para faenar 1500 capones y 100 novillos diarios y en sus bodegas se podían almacenar 2000 reses vacunas y

3000 capones; contenía una sección de saladero con galpones, varales para secar cueros vacunos y una prensa hidráulica, entre otras cosas. En 1902 fue fundada la sociedad anónima La Frigorífica Uruguaya. En 1904 comenzó la primera faena y se terminó en 1905, habiendo matado 4051 vacunos y 100432 capones. No obstante, también hay que recordar que la influencia del anarquismo fue importante, si bien esto, más bien, en Montevideo, pues en 1904 apareció la primera concurrencia doctrinaria organizada por el Centro Carlos Marx.

A lo anterior contribuyó, también, la mujer en los roles laboral y familiar. Si antes de 1810, como señala Alberto Zum Felde, la familia casi no existía en la campaña, pues hombres y mujeres se tomaban y dejaban continuamente, conforme concluyó el siglo XIX e inició el XX, al establecerse el sistema político-económico mencionado, al gaucho dejó de regirlo el azar, para serle impuesta la estabilidad económica rutinaria, obligada y poco intrépida del compromiso laboral. Otro aspecto importante en el desarrollo rural uruguayo fue la inclusión del teléfono y el surgimiento de la Radio Rural, aunque ésta apareció hasta la década de los treinta y sirvió para cicatrizar un poco las diferencias entre campesinado y medio urbano, como para mantener al primero vigilado y entretenido desde la ciudad, según indica Alberto Methol Farré. Es por este medio que los mundos rurales ingresaron definitivamente a la historia contemporánea.

La novela de temas gauchescos sustituyó a la poesía gauchesca como forma literaria, no obstante, gran parte del contenido temático de ésta fue asimilado por el nuevo género y reelaborado, como

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producto no sólo de transformaciones estéticas, sino ante todo históricas, especialmente en el campo rioplatense, lo que llevó a un peculiar manejo del gaucho y su entorno en la novela. Para concluir es importante señalar que la novela uruguaya de temas gauchescos,

en tanto continuadora de la poesía gauchesca es fundadora de identidad cultural rioplatense y continental, a pesar de sus fallas y gracias a sus aciertos.

Blanca Álvarez Caballero


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