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Rolf Art | Santiago Porter | Paris Photo L.A. | Bruma | solo project |

Date post: 18-Dec-2015
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Humberto Rivas ILUMINAR Galería Hartmann del 17 de septiembre al 24 de noviembre de 2008
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  • Humberto Rivas

    ILUMINAR

    Galera Hartmanndel 17 de septiembre al 24 de noviembre de 2008

  • 3Luz sobre luz deslumbra, es necesario el silencio para escucharla. Esta frase, salida de otro contexto, parece adaptarse como una media al recorrido de Humberto Rivas como fotgrafo. En imgenes primerizas que hemos podido ver en su estudio, el sol y sus sombras son protagonistas de sus obras que con el paso de los aos ceden su protagonismo a las penumbras y a la ms sutil expresin de la luz. Asimismo se han ido depurando las lneas, se ha limpiado de informacin la escena y la obra se ha asentado en un lugar que ya identificamos como paisaje Rivas: lugares vacos, silenciosos, exentos de ancdota y de accin, espacios humildes o sublimes que no ofrecen ninguna resistencia a la cmara, slo piden un momento adecuado y Rivas en dilogo con estos lu-gares lo encuentra y nos lo muestra. En esta exposicin hemos hecho hincapi en el negro, en lo oscuro, donde la luz puede ser oda ntidamente sin deslumbrar, sin mostrar ms acontecimientos que el que ella provoca: penumbras donde el imaginario se lanza al encuentro de sensaciones primarias, originales, aquellas que la per-cepcin y no la informacin, ni siquiera el conocimien-to, nos desvelan.

    Tambin sus retratos han ido evolucionando hacia lo oscuro y la luz que refleja el rostro es menos cruda, menos evidente. En esa lucha entre fotgrafo y modelo de que tanto habla Humberto Rivas, se intuye cada vez

    ms la minimizacin del esfuerzo por ganar y al mismo tiempo la ausencia de reto por parte del modelo; no es sumisin, es entrega, como si el fotgrafo ya supiera que el modelo sabe y los dos se encontraran, con toda su dignidad a cuestas en este acto, sin reticencias, sin necesidad de duelo, sin friccin.

    En esta exposicin, que tiene lugar dos aos despus de su antolgica en el MNAC, hemos querido mostrar algunas piezas poco conocidas del autor y otras an in-ditas junto con algunas a las que el tiempo est a punto de convertir en iconos dentro de su trayectoria. Quedan por desvelar magnficas imgenes para que tengamos tiempo de masticar ese primer plato antes de pasar al segundo.

    Mariona Fernndez

  • 5DE LA CONVENIENCIA DE MIRAR SIN PRISAS

    Las huellas de un relatoEntender la fotografa como el rastro dejado por las

    huellas de luz sobre el papel (William Fox Talbot), sentir la toma fotogrfica como un modo de restar una pelcula de piel al retratado (Honor de Balzac), o describir su mundo como un reino de las sombras (Makxim Gorki), son algunas de las metforas que mejor ayudan a expli-car la aparicin de la imagen fotogrfica sobre el papel, frente a su bsqueda y definicin desde la pintura, aadiendo y con frecuencia restando materia. Con el nacimiento de la fotografa se reivindica lo leve, lo delgado, la epidermis como zona de debate y diferencia: una mnima capa en la que se inscriben, se imprimen los detalles a modo de huella, de sombra, de vida tatuada, de experiencia personal.

    No es otro el campo de trabajo de Humberto Rivas: fotgrafo de ojo inquieto, acostumbrado a viajar con sus preguntas convertidas en una forma de mirar, con una calma slo aparente, en actitud siempre receptiva y empeado en visitar el otro lado de la realidad, esas realidades cotidianas que la nutren y estn tan prximas que muchos parecen empearse en no percibirlas.

    En Humberto Rivas, todo lo que aparece en la imagen estaba en el momento de la toma, y las huellas de luz son

    huellas de tiempo: retrata paisajes sin figuras y figuras sin paisaje aadido, desnudas de artificio, sin otro apoyo que el efecto del tiempo sobre sus epidermis. Con este modo de trabajar, Humberto Rivas consigue referirse a la historia cotidiana y vivida, a la que deja rastros visibles en cada rostro, en cada paisaje. Alude al tiem-po pasado de un modo neutro: mostrando desnudos los surcos en la piel, las texturas de una pared, las huellas de un relato que nos invita a completar.

    Humberto Rivas crea escenarios que podemos habi-tar. Sus fotografas son pequeas (e intensas) sntesis de guiones cinematogrficos. No son imgenes narrativas cerradas, pero despiertan el inters por la narracin y ofrecen mltiples detalles a quien realmente quiere en-contrarlos. Humberto Rivas es paciente, riguroso, muy autocrtico y un poco obsesivo en sus bsquedas. Pasea, mira, observa y se detiene ante las pruebas que el tiempo y la historia dejan sobre un rostro o en un paisaje: busca huellas, no bruscas heridas. En los retratos, un gesto o el paso del tiempo, la vida vivida; cuando se fija en un edificio en ruinas, stas no son recientes, estn inte-gradas en un paisaje que ayudan a definir, son paisaje annimo y muestran una extraa sntesis de lo ocurrido desde su grandeza hasta su inevitable y tal vez lejana desaparicin. Si lo retratado es una habitacin aparen-temente vaca, mediante la composicin y los juegos de

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    no pestaear. Humberto Rivas mira a sus modelos, los observa y les deja actuar, les da conversacin y confian-za: la clave est en la eleccin del motivo y del momen-to; y, como los buenos magos, en ejercer de psiclogo. El resultado es una serie de retratos silenciosos, casi intemporales (precisamente por estar hechos sumando las huellas del tiempo), en los que se unen las voces y los ecos. Con esa forma de trabajar esboza sin proponr-selo una teora, pues trata incluso los interiores como retratos: de frente, limpios, desnudos, cara a cara. En sus fotografas, Humberto Rivas retrata la historia de un personaje, un barrio, una ciudad: de sus cambios y trans-formaciones, de su fortuna vital, y lo concentra todo en una nica imagen, haciendo visual lo vivido.

    Paisajes, edificios, ruinas, rinconesEl artista que representa un paisaje ofrece siempre su

    experiencia del mismo y su visin sobre cmo debe tra-tarse hoy un tema tan clsico. Cuando fotografa ruinas, Humberto Rivas es consciente de estar ante paisajes, en su visin postromntica, pero al aadirle intencin e implicacin no slo esttica, al aadirle sentido de la historia, su visin es socialmente comprometida y firme-mente contempornea.

    Confiesa que en las fotografas de ciudades busca representar el Buenos Aires de su infancia, su particular tiempo perdido. Tal vez por ello, sus fotografas de edifi-cios resumen y evocan su historia y la de quienes los ha-bitaron, como si se tratase del argumento de una novela de Manuel Mujica Lainez. Los paisajes que le atraen estn hechos de tierra y agua, los edificios tienen escala humana: parecen humanos en su severidad, en su altivez, en su cansancio, en su agotamiento. No le seducen los rascacielos sino lo abarcable y medible, lo prximo, lo cercano: las orillas de los ros, las ciudades dormidas; lo vivido antes que lo nuevo.

    CodaHumberto Rivas persigue la fotografa: la llama, la cor-

    teja. Pasea sin cmara, busca el lugar y la luz adecuados antes de fotografiar, un ltimo acto que prolonga, que simular detener. No existe encuentro azaroso sino lenta y minuciosa bsqueda. Sus fotografas son inabarcables: viajes en y con el tiempo. Ante ellas, un gesto resulta inevitable: acercarse y ajustar la vista (bajar las gafas); acomodar, acostumbrar la mirada. Porque las fotografas de Humberto Rivas dan en funcin del tiempo que les dediquemos. Y conviene no tener ninguna prisa.

    Miguel Fernndez-Cid

    luz y sombra consigue llevar nuestra atencin hacia un detalle un objeto abandonado o un fragmento desde el que imaginar una historia; si el motivo es un rincn o una pared, la fuerza de la imagen gira en torno a las texturas. Un rostro se vuelve, otro nos mira de frente y su actitud es similar a la de un edificio aislado, sobrio y elegante incluso en su abandono. Nada est retocado o maquillado, y la clave es el respeto a unas mnimas reglas tcnicas, aparte de trabajar sin prisas y disponer de un ojo preciso, capaz de desvelar lo ms oculto y conseguir que el sistema parezca sencillo.

    Humberto Rivas trabaja desde la fotografa, desde sus reglas y lenguaje, pero con absoluta libertad. Se reivin-dica como fotgrafo a secas (solamente fotgrafos era el encabezamiento de una clebre conversacin suya con Bernard Plossu). En pleno auge de una fotografa digital con mucha informacin y detalle, sigue fiel a una prctica ms cercana al misterio, pero sin nimo de resistencia. Su esttica es precisa, casi minimalista: luz y enfoque. Su visin, perfectamente central. Utiliza papel varitado y situaciones lmite, con cielos casi blancos y sombras casi negras; y en esos casi, mil matices, mil sorpresas: el misterio.

    Para fotografiar los paisajes, escoge horas lmite, horas de quietud aparente, de tiempo detenido, en las que son posibles las transformaciones, las apariciones. Julio Verne relat y Eric Rohmer tradujo a imgenes un fen-meno ptico (cuando el sol desaparece en el horizonte plano del mar, de sus ltimos rayos slo percibimos los colores verde y amarillo) entrelazado con una leyenda (si dos personas ven el rayo verde al mismo tiempo, se enamoran). Humberto Rivas se mueve en ese nimo: pasea, vive, conversa siempre, piensa en voz alta o en si-lencio, dicen que anota referencias de posibles temas en libretas diminutas, y en esas horas en las que el da se re-siste a cambiar, realiza sus tomas, buscando la densidad, saturar los tonos sin cerrarlos. Si la fotografa es pelcula de piel, la suya crece por capas: como los rboles, como la naturaleza. Entramos en sus fotografas densas, casi

    negras, como en una cueva, y es necesario aclimatar el ojo, la mirada, para distinguir entre los matices, para en-contrar el sentido, para ver lo que all ocurre. Hechas de tiempo, son fotografas cuyo disfrute lo requiere, junto a notorias dosis de curiosidad y cierta desconfianza ante la apariencia cerrada de lo que se ve.

    Hay fotgrafos que saben resolver esas imgenes ante las que todos nos sentimos autores, pues parten de vi-siones que identificamos como propias. Humberto Rivas consigue crear misterio sobre algo prximo, cercano, y lo hace sin aadirle retrica ni artificio, desde el lengua-je desnudo de la fotografa: realiza largas tomas, a veces une dos en un nico negativo para conseguir ms infor-macin, y el sistema le da un aire ms irreal a la imagen, le aade misterio.

    Una teora del retratoLucio Fontana deca que el arte es eterno pero no

    inmortal; Humberto Rivas se detiene en las huellas que deja el tiempo sobre un rostro o un paisaje, consciente de que se ese modo transmite una visin de la historia nada doctrinal ni enftica: abierta pero cotidiana, y certera por vivida. Sus fotografas son conversaciones lentas, sin palabras: el fotgrafo se convierte en un espejo que observa, consciente de que con esa actitud y en ese clima, provoca la curiosidad de quien le mira; y el retratado, sintindose cmodo, accede a dar al fotgrafo lo que le pide (una complicidad, una mirada, una confe-sin), a veces sin saberlo pero nunca con gesto excedido. Como si ignorasen el juego, no hay actitud forzada en los retratados, incluso cuando, pasados los aos, vuelven a sentarse tranquilos delante de la cmara.

    Muy alejada de estos planteamientos, Marina Abramo-vic propone a sus alumnos un ejercicio previo de auto-conocimiento: sentados, durante una hora miran una pared pintada de un color primario, en un ejercicio que se repite cambiando el color (amarillo, azul, rojo); para continuar, sentados en una silla, uno frente al otro, mirando al espacio que hay entre los ojos, intentando

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    Valle de Arn1981

    Lara2007

    Bilbao1999

    Buenos Aires1984

    Londres1978

    Porto1994

    Valle de Arn1981

    Buenos Aires1990

    Barcelona1986

    La Alfndega1994

    Edu1996

    Sra.1992

    Sr.1992

    Alberto2002

    Montmajour1993

    Mallorca2002

    Barcelona1998

    Coimbra1994

    1990 Germn1998

    Ken1995

    Mara1997

    Edu1996

    Buenos Aires1984

    Menorca2005

    Montmajour1993

    La Albufera1985

    1990Louis - 1990

    Javier1999

    Costanza1995

    Fabian1990

    Olga1996

    Galicia1983

    Barcelona1989

    Crdoba2004

    La Alfndega1994

    La Alfndega1994

    Marta - 1991Inge - 1991

    1981


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