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Rollinga

Date post: 21-Feb-2016
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musica, indie, discos, rock, cine, cartelera,
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56
Atlas Sound/Grizzly Bear/Rodrigo Fresán/Skins/Los Howlers/ John Carlin www.Rollinga.cl The Clash: 30 años de una leyenda Número 1 www.Rollinga.cl
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Page 1: Rollinga

A t l a s S o u n d / G r i z z l y B e a r / R o d r i g o F r e s á n / S k i n s / L o s H o w l e r s / J o h n C a r l i n

www.Rol l inga.c l

The Clash: 30 años de una leyenda

Número1

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nga

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Page 2: Rollinga

Sumario: 4-5......................Breves 6-8......................Bandas Nuevas: -Grizzly Bear -Como asesinar a Felipes -Bombay Bicycle Club 9.........................Conciertos 10-13...................Discos 14-18...................The Clash 19........................Más Extraño que la Ficción: Max Marambio

20-21....................Los Howlers 22.........................Robert Kirkman 23........................Televisión 24-25...................Alain Johannes 26-27....................Festival In Edit 28-29....................Instituto Mexicano de Sonido 30-31....................John Carlin 32.........................Juan José Campanella 33.........................Películas 34-35....................Rodrigo Fresán 36.........................Richard Yates

37.........................Qué Leo Awards 38.........................Mad Men 39.........................Skins 40-41....................María Olivia Monckeberg 42-43....................Lalo Prieto 44-45....................Fotografía 46.........................Web 47.........................Arquitectura y Diseño 48-53....................Moda 54.........................Gastronomía

Sumario:

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Sumario: 4-5......................Breves 6-8......................Bandas Nuevas: -Grizzly Bear -Como asesinar a Felipes -Bombay Bicycle Club 9.........................Conciertos 10-13...................Discos 14-18...................The Clash 19........................Más Extraño que la Ficción: Max Marambio

20-21....................Los Howlers 22.........................Robert Kirkman 23........................Televisión 24-25...................Alain Johannes 26-27....................Festival In Edit 28-29....................Instituto Mexicano de Sonido 30-31....................John Carlin 32.........................Juan José Campanella 33.........................Películas 34-35....................Rodrigo Fresán 36.........................Richard Yates

37.........................Qué Leo Awards 38.........................Mad Men 39.........................Skins 40-41....................María Olivia Monckeberg 42-43....................Lalo Prieto 44-45....................Fotografía 46.........................Web 47.........................Arquitectura y Diseño 48-53....................Moda 54.........................Gastronomía

Director: Raúl Morales.

Editor general: Felipe Rodríguez.

Dirección de arte y diseño:Natalia Ubilla.

Fotografía:Danny Alveal. Cristián Soto.

Diseño:Cristián Vivanco. Documentación:

Andrés Lobos Dirección: Román Díaz 1061 depto. 32, Providencia

Contacto: [email protected]

Colaboraron en este número: Marcelo Contreras, Rodrigo Morales, Andrés Muñoz, Gabriela Haddad, Alejandra Zúñiga, Rafael Valle, Mario Álvarez, Jorge Letelier, Andrés Gómez, Carlos Reyes, Alodia López González, Martín Solís, Rodrigo Guendelman, Francisca Ansaldo, Jalil Riff, Mónica Rodríguez, Vadim Vidal, Daniel Aravena, Francisco Ortega, Pamela Bienzobás, Claudio Vergara, Macarena Rojas, Francisco Núñez y Raúl Márquez.

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Breves/�// /El regreso de The Strokes Coincidiendo con el calificativo de disco de la década que le dio la revista New Musical Express a Is This It, su poderoso debut, los neoyorkinos fueron confirmados para el festival RockNess en Escocia que se realizará el próximo año. Este regreso después de cuatro años de silencio en vivo y de los vuelos paralelos en que se involucraron todos sus integrantes, será coronado con un nuevo disco que comenzarán a grabar en enero de 2010.

Casablancas, quien acaba de pre-sentar su primer disco solista, confirmó que llavan cinco meses ensayando. “Todo el mundo está más relajado y todo el mundo se siente más confiado y cree en el otro un poco más”, expli-có a la revista Billboard.

Una película sobre los Kinks Tentativamente bautizada como You Really Got me, el filme será dirigido por Julien Temple, quien estará en Chile por estos días en el festival In-Edit presentando tres ejemplos de su producción documental. El realizador ya dirigió en este formato historias sobre los Sex Pistols y Joe Strummer, aunque lo que buscará hacer aquí será ficcionar y poner el foco en la particular relación de los hermanos Ray y Dave Davies.

Temple en un solicitado director de videoclips . Durante los años 80, sus clientes incluyeron a Culture Club, Duran Duran,Depeche Mode y David Bowie. Con este último se embarcó en otro de sus más conocidos filmes, el musical Absolute Beginners (1986).

Massive Attack en Chile El grupo de Bristol se presentará en Santiago el 2 de marzo, probable-mente en el Teatro Caupolicán. No es la primera vez para Robert del Naja y Grant “Daddy G” Marshall, ya que en mayo de 2004 encabezaron la prime-ra de las dos noches del Festival SUE en Espacio Riesco. La banda acaba de finiquitar los trabajos de su quinto disco: Heligoland, el primero en siete años. Estará en la calle el 8 de febrero y contiene diez canciones en las que participan invitados como Damon Albarn, Tunde Adebimpe (TV On The Radio), Martina Topley Bird (ex-can-tante de Tricky), Guy Garvey (Elbow) y Hope Sandoval (Mazzy Star).

Otra de Peirano y el director de La Nana Lo tenían previsto desde antes del éxito de La Nana. Pedro Peirano y Sebastián Silva, la dupla que escribió la premiada película chilena, están prepa-rando un filme experimental y de bajo presupuesto llamado Gatos Viejos y que se estrenaría en el último tercio de 2010. Peirano También avanza a toda máquina en un guión que se transformará en la nueva película del cineas-ta Pablo Larraín -Tony Manero (2008)-. El proyecto se mantiene en estricta reserva.

Arcade Fire y su nuevo disco Billboard dejó por un rato de ilu-minar sólo el lado mainstream de la industria y se adelantó a varios confirmando que los canadien-ses Arcade Fire tienen listas las canciones de su tercer álbum. Sin nombre hasta la fecha, se sabe que se lo podrá encontrar en tiendas a partir de mayo. La ban-da ha estado trabajando con el productor de Coldplay y Björk, Markus Dravs, quien ya manejó las perillas como ingeniero de sonido en Neon Bible.La banda se encuentra en plena confirmación de un amplio ca-lendario de presentaciones en los festivales del próximo año.

Won Kar Wai y el maestro de Bruce Lee Wong Kar Wai, pulso aparte del cine oriental y heredero de una estética poética más cercana al cine estadounidense de los 50, al parecer quiere poner su estilo al servicio de la historia del maestro de Bruce Lee, Yip Man. El autor de Con Ánimo de Amar y 2046 se encuentra en la provincia china de Guandong para participar en su tradicional “ceremonia pre-roda-je” de una película de la que se conocen dos títulos tentativos: The Grand o Great Master.

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/Breves �

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La cabeza de Goldfrapp El dúo británico de electropop ya tiene en el horno Head First (el quinto de su carrera), y pla-nean lanzarlo bajo el sello Mute el 22 de marzo del 2010. Alison Goldfrapp y Will Gregory, se han encargado de la producción, en sesiones llevadas a cabo en las ciudades de Bath y Londres. El primer single se llamará Rocket y debería estar en la calle el 8 del mismo mes. Según palabras de la discográfica, el nuevo disco de los británicos “es el viaje más potente de Goldfrapp hasta la fecha, una rápida ráfaga de optimismo de sintetizadores, eu-foria, fantasía y romance”.

Rematan la máqui-na de Cormac McCarthy Una máquina de escribir Olivetti, número de serie no.2143668, y con la que Cormac McCarthy escribió todos sus textos entre 1958 y 2009, se remató por US $254.500. Entre las novelas que se fraguaron en ella figuran Meridiano de Sangre y La Carretera. Junto a las teclas viene un documento redacta-do en el mismísimo aparato, firmado a mano, y que las oficia como auten-tificador. El dinero recolectado fue a parar en beneficio del Instituto de Santa Fe, un centro de investigación ubicado cerca de Nuevo México y donde el autor suele trabajar.

El cuarto de Hot Chip: One Life Stand El 8 de febrero es el día D para One Life Stand, el nuevo disco del grupo electropop londinense. El single ho-mónimo entrará a las radios el prime-ro del mismo mes. Se habla de una placa que muestra claras influencias de R&B, soul y hasta gospel y de un primer sencillo bailable para remecer hasta los clubes más oscuros. Tienen planeado iniciar una nueva gira el 12 de febrero, partiendo en Glasgow.

Gorillaz en una playa plástica Plastic Beach es el nombre del siguiente disco de Gorillaz, uno en el que Damon Albarn viene traba-jando fuerte desde que terminó la gira con Blur. El músico explicó a la prensa que las canciones están casi terminadas, que la melancolía persiste y que está haciendo “el disco más pop que podría com-poner, a pesar de eso, por toda mi experiencia puedo hacer algo con profundidad también”. En la graba-ción participó nada menos que la Orquesta Nacional Siria.

Mala Rodríguez entró al estudio Hiphopera malas pulgas, la oriunda de Jerez de la Frontera está prepa-rando su nuevo disco a lo grande. Para contar con una impronta nue-va decidió trasladarse a la ciudad estadounidense de Atlanta, donde comenzará a registrar las nuevas creaciones bajo la supervisión del productor Focus, quien ha trabaja-do junto a Dr. Dree, Busta Rhymes, Cristina Aguilera y Beyoncé. El cuarto larga duración sumará un par de cartas españolas como son Griffi y Sr Tcee y en la página oficial se aseguran dos cosas: que es el más elaborado y vanguardista de su carrera y que estará a la venta el 10 de marzo.

Quieren a Tom Waits en El Hobbit Benicio del Toro, productor del filme sobre el libro de J. R. R. Tolkien, El Ho-bbit, tendría a Tom Waits como el pri-mero en su lista para protagonizar la película. Trascendió que el rockero de voz rasposa interpretaría a un dragón de similares características vocales, llamado Smaug. La idea de Del Toro es dividir la película en dos partes que se comenzarían a filmar en el 2010.

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NUEVO/�// /

Grizzly Bear

La Banda del AñoCuando Ed Droste llamó

telefónicamente a su madre para decirle que dejaba de estu-diar literatura porque

quería ser músico, hubo un par de segundos de silencio. La mujer tomó aire y le señaló con voz sincera. “Si eso quieres, te apoya-ré”. No era la primera vez que lo hacía. Durante la adolescencia de Droste había llegado el primer remezón familiar. El joven confesó en un almuerzo que era gay. Esta vez, sin embargo, había un detalle especial. La familia del artista tenía pasado musical. El abuelo fue director de la escuela de música de Harvard, la mamá fue profesora de música por más de 30 años y una tía abuela quiso ser estrella de jazz durante los ’30. La elección de su destino resultó un acierto. Horn of Plenty (2004) fue una maqueta de folk sensible y rústico que Droste confeccionó en solitario y con unos pocos consejos de Christopher Bear, futuro integrante de Grizzly Bear. Vendió pocas copias, pero en un concierto en un bar neoyor-kino fue visto por Steve Beckett, el capo del sello Warp, quien le ofreció contrato. Ese salto fue fun-damental. Con mayor presupuesto

y más músicos en el elenco, el grupo hizo de su segundo álbum, Yellow House (2006), un tratado de sicodelia expansiva, donde el folk pasaba a tomarse las manos con el cielo y las melodías espectrales dejaban un sabor a Brian Wilson.Además, Jonny Greenwood, el guitarrista de Radiohead, les dio un empujón. Apareció en algunas entrevistas citándolos como “mi nueva banda de cabecera” y TV On The Radio los citó para ser sus teloneros.

Así, su tercer disco, Veckatimest (2009), arribó a las disquerías con el aroma de los elegidos. Sus nuevas canciones están compuestas por injertos y experimentaciones so-noras que encuentran una asom-brosa perfección en su maraña de armonías vocales, atmósferas extrañas y cataratas de arreglos. En su país han vendido más de 130.000 copias, una cifra notable para un grupo independiente, sus temas están en las listas radiales, los invitan a festivales como el número fuerte y parte de la prensa especializada los llama “los nuevos Radiohead”. Ellos se dejan querer. “Hemos llegado a un estado que jamás imaginamos. Pero es un premio al esfuerzo y a la sencillez”, cuenta el vocalista Daniel Rossen.Grizzly Bear tiene una inusual moti-vación por despistar y agradar; por jugar e hipnotizar. Es, en definitiva, una especie única. Una banda donde no caben las modas ni los gestos cool. “Ahora nos ofrecen ser rostros de ropa fashion. Pero no nos interesa. Para eso, prefiero dedi-carme a otra cosa”, afirma Droste. Como si siguiera arriba de esa nube donde flota su música.

Martín Solís

c

Apadrinados por Radiohead y TV On The Radio y perla del

sello Warp, el cuarteto de Brooklyn logró lo impensado: que su sicodelia expansiva

se impusiera en los charts de EE.UU. Su tercer disco, Vecka-timest, es el fruto de un talento

sin techo

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/NUEVO �

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COMO ASESINAR A FELIPES

Hip Hop de etiqueta

Era una auténtica fiesta y llega-ron todos. Ese 25 de octubre pasado en un teatro Oriente repleto no faltaba nadie. Estaban los padres, los amigos,

las novias y los fans. Había motivos para celebrar. Como Asesinar a Felipes, la banda que con su disco debut homó-nimo había elevado el estándar del hip hop, lanzaba su segundo álbum, Un Disparo al Centro, como lo debe hacer cualquier grupo sobresaliente: con la sala llena y el público eufórico. Se ganaron un fondo de la música, hicieron un show gratis y, más encima, lo registraron para tener un DVD que mostrarle a sus nietos. “Estuvimos con 24 músicos de la Orquesta Juvenil en el escenario. Como en este disco hay intérpretes clásicos, la música adquiere un carácter cercano al cine, como un cortometraje de 20 minutos, continuo, ambiental y más basado en imágenes. Fue una real experiencia grabar con la gente de Orquesta. Componer, escribirles las partituras. Esa fue la magia del disco y ellos la pusieron”, indica el baterista Felipe Salas.En 2008, CAF dio el batatazo. Casi en el anonimato, dos raperos y tres ex

estudiantes de la Escuela Moderna de Música se unieron para lanzar su primer disco. Al poco tiempo, su nombre empezó a dar vueltas. Apariciones en la prensa, canciones en la radio y un especial gusto por un hip hop cruzado con jazz tan erudito que terminó impo-niendo sus términos. “No fue un disco muy pensado. La idea era hagamos un disco y para eso necesitábamos diez canciones y las hicimos. De lo único que nos preocupamos era que fueran todas distintas”, comenta el bajista Sebastián Muñoz.Para cerrar el círculo, el grupo no perdió tiempo. En menos de un año,

aceleraron los ensayos y sacaron de su sombrero nuevas canciones que, bajo el título de Un Disparo al Centro, buscaban un objetivo específico: dejar de ser la revelación y transformarse en la confirmación. Según sus autores intelectuales, el nuevo álbum es más atmosférico, pausado y, desde el inicio –con un acertado sampleo al salsero paname-ño Rubén Blades-, invita a sus auditores a escucharlo en casa y en un día de tranquilidad espiritual. “Es un álbum de reflexión”, afirma Salas, mientras su compañero Muñoz añade que “queríamos darle continuidad pero descontinuándolo, reinventar la idea del primer álbum. Por eso el sonido es distinto. Siempre hemos buscado continuidad y concepto. Si alguien es-cucha los dos discos seguidos se va dar cuenta que es todo una gran canción. Porque lo primero que suena en este nuevo álbum es lo último del primero”. A seguirles la pista.

Alejandra Zúñiga

De revelación a confirma-ción. En su segundo disco,

Un Disparo al Centro, el quinteto arma su propia

fiesta, invita a algunos ami-gos de la Orquesta Juvenil y suelta otras cucharadas

de ese rap tan erudito como adhesivo.

E

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NUEVO/�// /

BOMBAY BICYCLE CLUB

Puñetazos Adolescentes

“Un disco que no apela a los gritos o sa-cudidas para dejarse oír”,

se lee en la presentación que el sitio oficial hace de los Bombay Bicycle Club y de su disco lanza-do en agosto pasado: I Had the Blues but I Shook Them Loose. Originarios de Londres, su nombre viene de 2006, cuando deci-dieron bautizarse en honor a un delivery de comida India cerca de su sala de ensayos y del que sus cuatro miembros eran habi-tués. Al año después, tenían su primer EP. Aún les faltaban varios meses para salir del colegio y ya trabajaban con el productor Jim Abbiss, hombre detrás del debut de los Arctic Monkeys, UNKLE, Kasabian y Editors.Antes de eso, cuando las espi-nillas delataban sus 15 años de edad promedio, tocaban bajo el nombre de The Canals. Eso no duró mucho. Modificaron la impronta, aunque su frontman de voz quebradiza, Jack Stead-man, no hizo lo mismo con sus

anteojos con montura. Así fueron creciendo, en medio de largas rondas de conciertos en patios escolares, hasta que en junio de 2008 vieron la libertad y salieron por la puerta ancha del University College School. Su música dispara armonías escalonadas, listas para mover

tobillos y caderas en sus temas más pegadizos y es una de las brisas más frescas del nuevo rock inglés. “Nos gustan un montón de bandas estadounidenses de la escena independiente de los 90, como Pavement, Sonic Youth y Yo La Tengo. ¿El nombre de nuestro disco? es parte de la le-

tra de un tema del grupo A Tribe Called Quest. Son unos hiphope-ros de Nueva York que ya no exis-ten y no tengo idea que significa la frase, sólo sé que suena bien”, declaró Steadman al sitio web italiano indie-rock. Hace unos meses, Bombay Bicycle Club se paseó portan-do una especie de credencial dorada que su flamante casa disquera, Island Records, col-gó imaginariamente sobre sus cuellos para que la fueran a lucir al último Glastonbury. Desde un escenario para bandas emer-gentes, quemaron acordes bien ensayados que sacaron aplausos y bises. Maddy Costa, periodista del diario inglés The Guardian, los vio en Birmingham una noche y definió lo que observaba de una manera elocuente: “Juventud inspiradora. Un vocalista que no puede dejar de sonreír durante todo el concierto, mientras canta letras que hablan de chicas, drogas y en morir antes de dar lástima”. Raúl Morales R.

“UComo unos Editors

inyectados de fluidos folk, estos devotos de la comida india son

una de las brisas más frescas del rock britá-nico cosecha 2009.

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E l fenómeno es extra-ño, pero real. Faith No More, la banda que se reunió sorpresi-

vamente este año tras once fuera de circulación, concentra en Chile un fervor único y que siempre suma buenos capítulos y anécdotas. Sucedió la noche del 29 de octubre pasado en un saturado teatro Caupolicán. El público sabía que no iba a ver cualquier cosa y la ansiosa tensión se palpaba a kilómetros. Los años no pasan en vano, pero los inte-grantes de la penúltima banda

que renovó el metal -la última se llama Queens of the Stone Age- se comportaron a la altura. Como un boxeador dispuesto a salir a noquear a su adversario, los músicos arrancaron con “Co-llision”, un tema que literalmente electrificó a la audiencia y sacó muecas de sonrisas en la banda que, inmediatamente, se sintió como en el living de su casa. Mike Patton, un viejo zorro en el rubro maestro de ceremonias, jugó con los códigos locales para empatizar. No tuvo que hacer mayor esfuerzo. Su sola presencia siempre es bienveni-

da, pero Patton insistió. Repitió varias veces la frase “Frei no more” y sacó carcajadas; ni se inmutó cuando un regimiento de escupitajos comenzaron a pegarse como novios nuevos en su humanidad y dedicó “Evidence”, uno de los mayores hits del disco King for a Day, Fool for a Lifetime (1995), a Antonio Vodanovic, el animador al que le tocó el trasero en su, a estas alturas, mítica presentación en el Festival de Viña de 1991. Pero lo que realmente impresio-na es que la espesura y agresi-vidad de sus álbumes

mantiene el mismo pulso en el escenario. Faith no More no ha perdido fuerza ni locura. Patton continúa como ese desquiciado de voces múltiples y sus com-pañeros como artesanos de un rock deforme y encantador. No hay dudas: fue uno de los shows más vibrantes de la temporada y una hora y media de música que sacó chispas. Y que dejó a todos con ganas de estar otros noventa minutos de pie y saltan-do. Tanto o más que el enajena-do líder de la banda.

Felipe Rodríguez

FAITH NO MORE

CALIDAD GARANTIZADA

En plena forma, corrosivos y divertidos, el paso de Faith No More por Chile se ubicó como uno de los shows más vibrantes del año y una nueva muestra de comunión con el público local.

Al final, lo único que quedó en la memoria colectiva fue lo que a nadie le importó: los golpes que se dieron Quique Neira con un reportero que lo criticó por su apoyo a la idea de cobrar por bajar música de Internet. La anécdota, en el fondo, no superó a lo real-mente trascendente. Fueron más de diez horas de música, con entrada gratuita y con un auditorio feliz de escuchar a

los músicos locales. Hubo para todos los gustos.

Desde la melancolía de Manuel García a los sonidos adolescentes de Chancho en Piedra pasando por la efectividad folk de Camila Moreno -en la foto-, la tarde fue un repaso por la geografía de estilos que abundan en la cartelera musical. Chile tiene cada vez más bandas, pero también cada vez menos

lugares donde los artistas luzcan sus canciones. Quizás esta idea debería ser replicada en provin-cias o en las escuelas del país. Seríamos un país distinto, alegre y más entretenido. Una idea que no es descabellada y que, digámoslo con todas sus letras, harta falta que nos hace.

Chi, Chi, Chi…Le, Le, Le

Día de la MúsicaVarios Artistas22 de noviembreParque O’Higgins13.000 personas

Faith No More29 de octubreTeatro Caupolicán6.000 personas

/Conciertos �

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DISCOS/10// /

Them Crooked Vultures

-Them Crooked Vultures-

Los astros se conjugan pero la suerte nunca resulta clara. Es una regla en el planeta rock que dicta malos presagios para las súper alinea-ciones, proyectos tatuados por la irregularidad, las zancadillas y el resultado para el olvido. En esta mano los nombres de Josh Hom-me, Dave Grohl y John Paul Jones prometen sobredosis de hard rock y despliegue musical muscular, como también temores fundados por cifrar demasiadas esperanzas en una confabulación que se lee muy bien. Ahora claro, aquí hay antece-dentes: Songs for the Deaf” (2002) de Queens of the Stone Age, con Homme y Grohl en el equipo titular, es uno de los discos definitivos de la década. Un álbum donde el ex baterista de Nirvana se ganó un sitio como uno de los mejores con ba-quetas, tambores y platillos, y el ex guitarrista de Kyuss la confirmación de que su talento lo instala entre los más inventivos compositores con-temporáneos de rock duro. La suma de Jones, el menos rutilante pero el más versátil de los miembros de Led Zeppelin, sella un tipo de química resumida en riffs fogosos y una diná-mica instrumental arrolladora. Grohl hace su mejor esfuerzo para emular los tiempos de John Bonham -“Rep-tiles” y “Scumbag Blues”- y Jones replica con la espesura propia de su sonido, mientras Homme remata todo con suave voz y su guitarra sombría y acechante. Este es rock para señoritas que se quieren olvidar de los modales y chicos dispuestos a colaborar con ese deseo.

Marcelo Contreras

/Universal/

A comienzos de este año, en el Mue-lle Barón de Valparaíso, el DJ Ricardo Villalobos, siempre atento a lo que está por venir, advirtió a sus ocasio-nales acólitos del nuevo fenómeno. Mezcló bases electrónicas con la banda colombiana Sonora Dinamita –más precisamente, su hit Tu Cucú- y el público enloqueció. La cumbia, ese ritmo contagioso y degradado por, supuestamente, ser propiedad de las clases bajas, daba una nueva lección de vigencia.Dos temporadas antes, Olivier Conan, un francés con residencia en Nue-va York, cumplía un anhelo previsto desde su primer viaje a Perú: tomar todas las cumbias que había escu-chado durante sus estadías en Lima y plasmarlas en un álbum. Así, y justo en marzo de 2008, la misma fecha en que la cumbia peruana soplaba las velas por sus 40 años, el europeo se dio un gusto: puso en circulación temas que agrupan a los mejores exponentes del género de fines de los ’60.El imprescindible recopilatorio, The Roots of Chicha, es uno de los gran-

des hallazgos de la música latina. El álbum, subtitulado como “cumbias sicodélicas del Perú” –y que ten-drá edición local en enero vía CNR Discos-, había pasado en el último tiempo de computador en computa-dor y trae a la mejor generación de músicos bailables de esa época en ese país: Juaneco y su Combo, Los Mirlos, Los Diablos Rojos, Eusebio y su Banjo y Los Destellos, entre otros.Son 17 canciones inspiradas en por-ciones iguales por la cumbia colom-biana, los sonidos amazónicos y las guitarras rockeras –con punteos de música surf incluido-. Aunque el nivel es sobresaliente, hay temas que ha-cen imposible permanecer sentado: “Me Robaron la Runa Mala”, “Va-cilando con Ayahuasca” y “Linda Nena” de Juaneco y su Combo; “Sonido Amazónico” de Los Mirlos y “Sácalo Sácalo” de Los Destellos. Son canciones radiantes e infecciosas y que, desde ya, son ideales para escuchar en Año Nuevo y durante todas las fiestas de verano.

Felipe Rodríguez

Sácala a Bailar!

The Roots of Chicha

Luego de años juntando polvo en la oscuridad, la cumbia vive un segundo aire. Esta compilación de grupos peruanos de fines de los sesenta es una pepita de oro indispensable para fans e iniciados.

-Psychedelic Cumbias From Perú- /Barbes Records/

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/DISCOS 11

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Cuando Editors irrumpió con su debut The Back Room (2005), inme-diatamente se les describió como los nuevos Interpol. La comparación probó ser injusta. Aunque ambas bandas compartían ciertos guiños a Joy Division -tratamiento de las gui-tarras, letras oscuras y voz profunda-, el cuarteto no tenía miedo a apretar el acelerador a fondo y trasformar sus canciones en épicas montañas rusas de post punk dramático.Algo de eso se perdió en An End Has a Start (2007), en que la fórmula se repitió, pero con un sonido más grande y accesible, que llevó sus conciertos desde teatros pequeños a grandes estadios.En ese contexto, el nuevo disco es una desconcertante colección de canciones que busca borrar de un plumazo las comparaciones, instalando teclados, sintetizadores y máquinas rítmicas como únicos aderezos a la voz de Smith.El resultado es, a estas alturas, im-pactante, porque suena como una banda joven con juguete nuevo. Teclados, bajos sintetizados y bate-rías programadas en exceso buscan experimentar en la veta de los pri-meros Depeche Mode. Y si bien aún hay canciones que valen la pena -”Bricks and Mortar” y “Papillon”-, el repertorio es más bien frío y carente de emoción.Se puede pensar que Editors sigue la lógica del rock más oscuro de aque-lla época -The Cure, Joy Division, Echo & The Bunnymen-. La pregunta es hasta dónde se puede llegar con este modelo sin sacrificar el bien más preciado: las canciones.

Daniel Aravena

Editors-In This Light

and on This Evening-

Echo & the

Bunnymen-The Fountain-

Hace casi dos años, Ian McCulloch, la voz de Echo and the Bunnymen, adelantó este disco diciendo que era lo mejor que habían hecho desde su extraordinario Ocean Rain (1984). Su anuncio no fue sorpresivo para los que conocen de su arrogancia, pero despertó curiosidad. Porque este grupo de Liverpool comenzó hace 30 años y ha sabido sobrepo-nerse a tragedias como la muerte de su baterista Pete De Freitas, una separación de una década y el posterior alejamiento del bajista Les Pattinson. A pesar de las expectativas, su nuevo trabajo lleva a la misma con-clusión que con contemporáneos como Morrissey y The Cure: en sus discos hay huellas de su glorioso pa-sado, pero esa inspiración alcanza sólo para unos dos o tres canciones por disco. En The Fountain hay temas destaca-bles como “Think I Need it Too”, “Do You Know Who I Am” y “Shroud of Turin” que, por momentos, pare-cen recuperar sus días de fulgor al equilibrar la poesía y gratas melo-días vocales de McCulloch con la sicodelia sesentera de la guitarra de Will Sergeant. Pero ese nivel no se repite en todo el disco y hay mucho que huele a relleno.Afortunadamente, en los tiempos del mp3 y el IPod tienen más valor las canciones que los álbumes, y sólo basta un clic para eliminar lo que no alcanza a cumplir con los estándares esperados. Esta vez, a pesar de la fe de McCulloch, no hay mucho para atesorar. ¿Será la hora de volver a editar sólo singles?

Raúl Márquez

/Ocean Rain Records/

Atlas Sound-Logos-

La vida de Bradford Cox, el músico detrás de Atlas Sound, no ha sido fácil. A sus 27 años cuenta con una infancia que suma un abuso sexual, la separación de sus padres y una enfermedad genética llamada Síndrome de Marfan. Recorrer su discografía previa con Deerhun-ter es comprobar que las caídas dejaron su enseñanza positiva, que toda esa sensibilidad y talento, esa capacidad de trasladarte a un espacio paralelo y hacerte flotar es el escape mismo de un chico que creció consigo mismo. Porque su música a veces experimental, otras veces pop, posee una dulzura enternecedora.En Logos podemos ver una madu-ración a un sonido más melódico, a unas letras menos autobiográficas y a una apertura creativa -colaboran Laetitia Sadier de Stereolab y Noah Lennox de Animal Collective-. El disco tiene una partida hermosa en “An Orchid”, que con su melodía suave y deliciosa te hace cantar y te deja entrar a un festín sonoro tejido entre emociones y nostalgias. “Criminals” es un tema que perfec-tamente podría estar en las emiso-ras, al igual que “Walkabout”, que te hace viajar a los ‘60 y pensar en los Beach Boys y Roy Orbison. Cox juega en las grandes ligas y este trabajo le ha dado un lugar merecido. Los amantes de la psicodelia y el noise experimental tenemos una joya que viene con un toque de modernidad y una frescu-ra de cierre de década. Y que, con toda seguridad, llegará lejos en los rankings de recuento del año. Más que recomendable, un must.

Mónica Rodríguez

/Kranky/

/Kitchenware Records/

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DISCOS/12// /

La banda galesa ha vuelto para parir un hijo conocido, una criatura anclada en el desgano y la repeti-ción de antiguas fórmulas que nos llevan a un destino predecible y sin grandes ambiciones. El séptimo álbum de estudio de Stereophonics, Keep Calm and Carry On, navega por sonidos inofensivos y, a ratos, monótonos. Una combinación de canciones de un tono rockero que aburren después de ser escucha-das y otras más cercanas al pop melódico que se desarrollan con menos talento que en sus creacio-nes anteriores. El primer single, “Innocent”, es una composición alegre y optimista, tanto en su letra como en su ritmo. Se trata de un sonido Beatle que, por momentos, recuerda la virtud del vocalista Kelly Jones para armar pegajosas melodías al servicio de un material que si bien pue-de funcionar para sus fans, poco puede hacer por motivar a nuevos seguidores. De las doce canciones que conforman la placa se resca-tan temas como “Beerbottle”, una melodía con tintes electrónicos que intenta salirse un poco del camino trazado por la banda en este último tiempo. La balada “Show me How”, que cierra el disco, muestra como-didad en el formato más tranquilo y emotivo. Antes de eso, también vale la pena poner atención a “Stuck in a Rut”, un interesante funk que funciona gracias a la recono-cible voz de Jones; pero es eso y poco más. Muy poco para un puña-do de títulos que carecen de fuerza y sorpresa.

Rodrigo Morales

Stereophonics -Keep Calm and Carry On-

/Universal/Lo extraño y esperanzador en el dis-co debut de este quinteto formado en Florida, EE.UU., es que cuando los primeros temas muestran conven-cionalismo ante las puertas del rock, aparece un track como “Take it Easy” para salvarlo todo. Una mez-cla de ska y reggae que anticipa la fórmula: pop que crece como bola de nieve en temas que parten inofensivos para terminar a gran altura –“Harmonix”, “Slow Jabroni”-. No siempre la voz de John Paul Pitts suena igual. Hay efectos, reso-nancias y bases muy sutiles y una sensación de que cuando Surfer Blood embraga para cambiar de marcha, es cuando termina con-siguiendo los mejores resultados. El problema para estos veinteañeros, es que el maquillaje de eclectisismo -algo de The Shins mezclado con Weezer-, más bien da cuenta de un arranque profesional que parece haber juntado melodías inventadas en una etapa muy incipiente, con propuestas más maduras. Estas levantan un álbum que fue graba-do mientras iniciaban armas en la Universidad de Florida, con equipo casero comprado con ahorros exi-guos. Aunque tuvieron la posibilidad de grabar en un estudio, prefirieron algo más rústico ante el sospechoso temor de que un ingeniero afectara su sonido. A su favor, hay que decir que el es-tilo de una placa que será lanzada el 19 de enero del próximo año, no sigue modas. Lo suyo es como si a los Beach Boys los hubiera golpea-do un meteorito, transformándolos en una banda oscura y vitalmente deprimida.

Raúl Morales

Surfer Blood

/Kanine Records/-Astro Coast-

En “Al Cine Solo”, Cristóbal Briceño dice todas las cosas que le gusta hacer en solitario: leer el diario, escuchar discos y, obvio, ir al cine en compañía de sí mismo. Luego en “Tarde Muy Tarde”, señala que tiene mil cosas pendientes, pero que le da lata hacerlas. Pequeñas odas al tiempo libre, una suerte de elogio a la pereza.Ese es el espíritu del segundo disco para descarga de la banda de Briceño y Andrés Zanetta, Recono-ceronte. El que sigue al aún más pastoril, Ándate Cabrita, uno de los trabajos más interesantes de 2008. Si las abuelas decían que el ocio es la madre de todos los vicios, debe-ríamos asegurar que en el caso de esta versión de The Postal Service en clave Tierra Adentro, es la madre de todas sus virtudes.Reconoceronte brilla mientras me-nos elementos presenta, hace de los arreglos minimalistas y la reitera-ción de sus líricas su mayor logro, el que alcanza su cima en “Pastor de Elefantes”, una especie de mambo altiplánico que tiene más sinceridad, novedad y frescura que la mayor parte de los rimbombantes cultores del neo folclore descafeinado de fines de década.Es en Los Mil Jinetes donde se nota el retiro vivencial del vocalista de Fother Muckers en San Carlos, octa-va región, porque a la larga esta-mos en presencia de un disco de provincias, con relecturas lisérgicas a Juan Gabriel o Los Ángeles Negros en “Terminal”, “Luna de Día” o “No Puedo Dejarla Pasar”. Electrónica de bolsillo, nostalgia no empalagosa y ese ritmo cansino que hay fuera de las grandes ciudades. Un pequeño buen disco. Lo que hace el ocio.

Vadim Vidal

Los Mil Jinetes-Reconoceronte-

/Independiente/

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/DISCOS 13

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El rock está repleto de historias de grandes estrellas fugaces. Músicos que, como una exhalación, fueron adelantados en su época, presa de la indiferencia del público y la críti-ca y recuperados por la inteligencia del rock de años muy posteriores que los elevan a la categoría de culto.Ese es el caso de The Monks, una banda que anticipó el kraut rock y el punk. La historia cuenta que eran cinco soldados estadounidenses que hicieron su servicio militar en Hamburgo, Alemania. Al terminar su estadía, en 1964, se quedaron en esa ciudad para hacer lo que más les gustaba: rock and roll. Descu-biertos por dos managers alemanes en un bar de mala muerte, el grupo dejó de llamarse The Torquays y se bautizó como The Monks. Allí arran-có el concepto. La banda aparecía en sus shows vestidos con ropa de monjes, sogas en lugar de corba-tas y un corte de pelo de monje franciscano.Firmados por el sello Polydor, The Monks era una rareza que brillaba con luz propia. Con el punk como acompañante, la banda creó can-ciones tan sugerentes y revolucio-narias para la época como “I Hate You” y “Monk Time” –que criticaba la matanza en Vietnam-. Su mú-sica preñada de fuego, pasión y electricidad llegó a oídos de Mark E. Smith, líder de The Fall, y Jello Biafra, alma de Dead Kennedys, quienes se encargaron de transmitirlos de boca en boca. Esta reedición –el disco data de 1966- es apoteósica. Pocas bandas suenan tan actuales y desquiciadas. Una maravilla que no puede faltar en los estantes de cualquier melómano.

Felipe Rodríguez

The Monks-Black Monk Time-

/Light In the Attic/

Phrazes for the Young, el primer disco solista del líder de The Strokes, Julián Casablancas, tiene de todo un poco: recuerda lo mejor de las primeras grabaciones de su banda, experimenta en la electró-nica ochentera y cae en baladas empalagosas. Su nombre, además, alude a un cuento de Oscar Wilde y representa, por una parte, una bi-tácora de diez años de alcoholismo y, por otra, el rezo de este huérfano de institutos privados suizos. Esta nueva soledad, abordada con mayor destreza y libertad que el resto de sus compañeros -los discos de Hammond Jr., Fraiture y Moretti no corren muy lejos de las faldas de The Strokes-, sitúa a Casablancas en un lugar estelar. Aunque son canciones de transición, el vocalista sale triunfante. Sobre todo, cuan-do se cuida menos e indaga en la crudeza infantil y primitiva de sus habituales sujetos filosóficos y estéti-cos, como el desdén versus la sensi-bilidad -11th Dimension- y la osadía y rebeldía -Out of the Blue-. Allí se levanta como artista, ofreciendo texturas sonoras que recuerdan a Prince o New Order. Phrazes for the Young partió como una maqueta previa a ser evaluada por sus compañeros, pero en algún momento de su gestación resultó ser el boleto solista de un viajero y que, con todas sus irregularidades, se transformó en una guía y, princi-palmente, en una aventura. Una de esas felices en que no hay conven-ciones ni obligaciones que respetar.

Francisca Ansaldo

Julian

Casablancas-Phrazes for the Young-

/RCA Records/“You’re Dancing Vacations On” canta al final del primer tema Martin Courtney, vocalista y letrista de Real Estate. Lo suyo es un indie pop amable y melódico, que en muchos casos recuerda a bandas como Yo la Tengo, y donde la nostalgia por el pasado juvenil, las vacaciones y la vida en los suburbios son las temáti-cas preferidas. Una idea que el líder comparte con Matt Mondanile en la guitarra, Etienne Duguay en la batería y Alex Bleeker en el bajo; sus inseparables compañeros de escue-la y con quienes sólo un año antes tocaba los discos de Weezer y The Strokes en fiestas de amigos. El grupo da vida a un álbum que pese a no distar mucho de la clá-sica escena independiente adicta al lo-fi, destaca por la inocencia y honestidad. El arranque con “Bea-ch Comber” funciona como una invitación a lo que luego vendrá, sin embargo, esta bienvenida es más concreta en términos líricos que musicales, ya que en las canciones que le siguen, las melodías van des-granando un recorrido en auto por largas autopistas o por vacías calles en días de descanso. Y como en todo paseo los estados de ánimo varían, el disco crea am-bientes que recuerdan la inercia de mirar por la ventana en “Suburban Beverage”; reuniones con amigos en la casi hawiana “Atlantic City” o momentos de melancolía en “Black Lake”. En definitiva, un álbum fino y atmosférico, que deja la puerta abierta para preguntarse por qué otros paseos Real Estate nos llevará.

Alejandra Zúñiga

Real Estate -Real Estate-/Woodsist/Revolver/

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London Calling estaba en manos del ingeniero en sonido, Bill Price, para su mezcla definitiva y The Clash aprovechó el recreo para to-car en el Festival de Monterrey, en Estados Unidos y cristalizar un viejo anhelo: invitar al

rockero de los ’50, Bo Diddley, a can-tar dos temas. Lo hicieron y cuando bajaron del escenario, un asistente les tenía un regalo recién llegado desde Inglaterra y que firmaba Price: un cas-sette con las canciones definitivas de su nuevo álbum. De regreso al hotel por las carreteras californianas, Joe Strummer, el líder de la banda, puso el disco y quedó en silencio. Las cancio-nes se sucedían y el guitarrista cada vez se impresionaba más. Cuando ter-minaba un tema, miraba a los demás. Pero nadie decía nada. Hasta que los removió de un grito: “¿Estoy delirando o este disco está increíblemente bue-no?”, dijo y los abrazó uno por uno.Escrito en la casa de la abuela del guitarrista Mick Jones y grabado en los estudios Vanilla, un local ubicado sobre un taller de reparación de auto-móviles, London Calling -que cumple sus 30 años este 14 de diciembre- es el disco definitivo del cuarteto inglés. El álbum que llevó sus ideas y sus sueños hasta el extremo como no lo había hecho ninguno de sus contemporá-neos. El momento preciso en que se acabó la energía a cualquier precio y dejaron la etiqueta punk para con-vertirse en hechiceros del mestizaje musical. “Cuando grabas no te das

cuenta de nada, tienes la cabeza demasiado metida en el trabajo. Pasas horas y horas en una canción, después con otra y así sucesivamen-te. En ese estado, no puedes captar el resultado global. Éramos un grupo abierto y nada sectario. Y teníamos la suerte de tener un baterista como To-pper Headon. Si el baterista es capaz de tocar todo tipo de ritmos, el grupo tiene la oportunidad de probar todo tipo de estilos”, dijo Strummer.La grabación del álbum había sido un pequeño caos. El grupo cada vez era más popular y había pasado cinco meses maquillando sus nuevas canciones en ensayos diarios que bordeaban las ocho horas seguidas. Cuando se las mostraron al productor Guy Stevens estaban convencidos que el tipo los aplaudiría. Fue todo lo contrario. Las versiones primarias tenían una velocidad crucero y el hombre, ducho en experiencias en las consolas, les sacó brillo y les imprimió potencia. Desde su aparición en 1977, el año mítico del punk, The Clash era una especie en extinción. Su disco debut homónimo (1977), con la producción del freak del dub jamaicano, Lee Pe-rry, en el single, “Complete Control”, y la inclusión de “Police and Thieves”, un cover de un tema originalmente reggae, los mostraron como una banda aislada del punk. Y aunque su segundo álbum, Give ‘Em Enough Rope (1978), hizo más evidente su compromiso político al visualizar el enemigo -la política conservadora de Margaret Tatcher-, su cambio de piel musical era centelleante.London Calling fue el momento de la superación. Strummer recorrió Estados Unidos en una camioneta Ford y

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la única banda que

importa

THE CLASH

Actitud guerrillera, postura arrogante y magos del mestizaje

sonoro, The Clash nació como una especie en

extinción. Un grupo cons-ciente y revolucionario que festeja este 14 de

diciembre los 30 años de su obra cumbre: London

Calling. Un disco eter-namente fresco y con-secuente. Tal como la

leyenda que rodea a sus creadores.

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Crítica social y guita-rras afiladas. Cabe-zas pensantes y rock and roll. El debut de The Clash marca inmediata distancia del nihilismo de los Sex Pistols y el frenesí de Ramones.

Por actitud, el cuar-teto sigue básica-mente la ruta de su primera placa, pero su sonido más limpio muestra a una banda inquieta, que busca nuevos filones y paisajes melódicos.

El salto que se veía venir es gigantesco. El punk rock se pone pantalones largos y se viste de otros colores y ritmos: rockabilly, ska, blues, jazz. Una bomba de energía, elegancia y lucidez.

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fagocitó el jazz, el soul, el rocka-billy y el incipiente hip hop; las letras alcanzaron fulgurantes momentos de lucidez en temas como “Guns of Brixton” –de autoría del bajista Paul Simonon y que criticaba a los yuppies- o en “Spanish Bombs” –que hablaba del desastre de la Guerra Civil española-. Pero esa mezcla y ese desprecio por la uniformidad, tam-bién motivó críticas en sus fans más ortodoxos. “Cuando recién salió el disco y pese a que en Inglaterra estuvo en el lugar 4 durante la Na-vidad de 1979, muchos seguidores dijeron que nos habíamos vendido. Creyeron que nuestra búsqueda por distintos estilos era entregarle el alma al diablo. Nosotros nos reía-mos”, recuerda Mick Jones.Más politizados y conscientes del impacto que generaban en sus

seguidores, London Calling fue un ejemplo de actitud arro-lladora. Esa carátula con Simonon arrodillado en una instantánea de un concierto neoyorkino en septiembre de 1979, era una postal. Un arquetipo punk que perseguía, además, ponerse al nivel de otra leyenda. La tipografía del disco era calcada a la del disco debut de Elvis Presley. Mientras tanto, sus shows pasaban a ser tan insurgentes como sus canciones. The Clash entraba a los escenarios como si fuera al frente de batalla. Ese gesto triunfal era el delirio. Uniformados, con banderas al viento y mensajes escritos sobre guitarras disfrazadas de granadas, el cuarteto parecía ser un grupo de francotiradores musicales a medio camino entre guerrilla lati-noamericana y rebeldes urbanos. Daban una imagen de activismo tan proletario como convincente y su música era una alegre explosión de apertura mental. “Nos había-

mos dado cuenta que la gente realmente nos seguía y que esta-ban convencidos que éramos una especie de apóstoles. Pero nada, lo único que deseábamos era ex-presar un sentimiento que puede tener cualquier persona sobre lo que pasa en el mundo. Hablába-mos de lo que vivía la gente, pero que no se mostraba en ninguna parte. Eso nos hizo queridos y com-prometidos con lo que hacíamos”, indica Strummer.Apenas terminó la gira de London Calling, The Clash se metió a los estudios. Como si se dieran cuen-ta que tenían los días contados, grabaron todo lo que se les ocurría y editaron en 1980 un álbum triple titulado Sandinista que reforzó su aspecto combativo y los puso, otra vez, en guerra con CBS, su casa disquera. Todo, porque los tres dis-cos se pusieron a la venta al precio de dos. Registrado en el estudio Ladyland de Nueva York, Sandinista respira el aire de las calles, se alimenta de la música disco y el hip hop y muestra aspectos significativos de cierta atracción por el groove en el grupo. Rock, pop, reggae, blues, funk y rap se unen en un álbum que anuncia una nueva década

llena de mezclas. El interés por las dictaduras de Latinoamérica es otra de sus características. The Clash es un grupo informado, revo-lucionario e imbatible que busca automitificarse. Incluso, realizan su guiño a Chile: el tema “Was-hington Bullets” hace referencia al estadio Nacional como campo de tortura y citan a Víctor Jara. Más tarde, Combat Rock (1982), con una foto de portada tomada en una línea férrea durante un tour en Japón, reduce la sed de nove-dades del grupo y los muestra al borde del precipicio. Mick Jones y Joe Strummer tienen el ego en las nubes y liberan una soterrada lu-cha por el poder. Este último gana y aplica una decisión drástica: ex-pulsa al baterista Topper Headon -quien justamente fue responsable de “Rock the Casbah”, quizás una de las canciones más reproduci-das de su catálogo- por su adic-ción a la heroína. La movida huele a hipocresía. Aunque la banda manifiesta estar en contra de las drogas, todos consumían algún alucinógeno o químico. Es más, el mismo Strummer comenzaba a manifestar un alcoholismo que perduraría hasta el fin de sus días.La hermosa leyenda del grupo se

THE CLASH (1977) GIVE’EM ENOUGH ROPE (1978)

LONDON CALLING (1979)

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caía a pedazos y Strummer es el encargado de ponerle la lápi-da. Junto a su manager, Bernie Rhodes, conspira para darle una patada a Jones. Cut the crap (1985) -algo así como Paren de hacer estupideces- es una suerte de premonición del carácter terminal del grupo. Fue un cierre de cortina vergonzoso, pero que no empañó su brillante carre-ra. En los años siguientes, muchos promotores se acercaron a los músicos para preguntarles siempre lo mismo: ¿cuánto dinero querían por hacer una gira? Pero The Clash fue consecuente y se negaron sis-temáticamente. “Tal vez en alguna ocasión, en la intimidad, volvamos a tocar juntos. Pero de ninguna manera vamos a reformar The Clash y comenzar una nueva carrera. Si lo hubiésemos hecho, significaría que estamos artísticamente acabados”, afirmaba con determinación Joe Strummer. A esa altura, los millones de dólares daban lo mismo. Lo más importante ya estaba hecho.

El nombre lo dice todo. Un disco triple (¡uf!) donde el com-promiso político -con alusiones a Allende, Víctor Jara y la agen-da golpista de la CIA- y la experimen-tación sonora llegan al extremo.

SANDINISTA! (1980)

El comienzo del fin. The Clash llega a las discotheques con Rock The Casbah, se hace masivo con el pegajoso Should I Stay or Should I Go? y en la ruta pierde a su baterista y a su guitarra líder.

COMBAT ROCK (1982)

The Clash en versión bastarda, con tres nuevos miembros. Un crepúsculo de can-ciones flojas y baterías eléctricas que inspira a algunos como Los Prisioneros en Patean-do Piedras (1986).

CUT THE CRAP (1985)

*Felipe Rodríguez

por Rafael Valle

“La primera canción que uno compone es fundamen-tal: es un paso enorme que se da de golpe y que permite que luego otras canciones salgan más fácilmente”.

“Era evidente que los punks tenían la energía. La cuestión de la técni-ca instrumental ya no importaba. Era la verdad del momento”.

“En general, estoy muy orgulloso de nuestros discos y de lo que representábamos. Eramos bastante ingenuos en los negocios, pero no tengo nada que lamentarme en el campo de lo artístico”.

“Mucha gente nos maldijo cuando nuestra música se abrió, especialmente en London Calling”.

“Soñábamos con un marxismo humanista de igualdad y de justicia social. Pero el socia-lismo real había dado déspotas como Stalin y Mao. Ese era el gran problema de nuestras letras”.

“Creo que el papel del artista consiste en describir una época o una situación. Pero no pienso que le corresponda

proponer remedios para los males del mundo”.

“No niego nuestro mérito: si alguien viera hoy un concierto de la mejor época de los Clash, probablemente se electrificaría”.

“The Clash estaba íntimamente ligado a su época, no hubiera podido existir ni antes ni después”.

“Hicimos muy bue-nos álbumes y todos nos alaba-ban. Pero nadie sabía que estába-mos todo el día trabajando. Para nosotros la música era todo, nos levantábamos con los instrumen-tos y nos acostábamos con ellos“.

“Conocí Santiago, Iquique y el desierto de Atacama. Fue maravilloso. Muchos chilenos me decían que Santiago era muy feo por la contaminación, pero cada ciudad tiene su encanto y Santia-go también”.

“Debido a la dic-tadura de Pino-chet, muchos músicos chilenos llegaron a Londres. En mi primer grupo, en 1974, yo tocaba con dos chilenos que me introdu-jeron en el mundo de Víctor Jara. Y me gustó mucho”.

Joe Strummer Dixit

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del Golazo SolitarioLa Marcha

London Calling apuntó y descerrajó un tiro en la cabeza del punk, des-tapando los sesos y las mentes del género más urgente y efímero en la historia del rock, genui-na corriente eléctrica

que en solo tres años devolvió ner-vio y desenfreno a la música juvenil, para luego descomponerse en una parodia de sí mismo con ídolos de cartón y tragedia como Sid Vicious. Es 1979, los Pistols ya no existen, y The Clash acaba de perder la brújula: el manager Bernie Rhodes, motor de sus primeros años, había sido despedi-do. Tampoco estaban precisamente contentos con la grabación de su segundo álbum, Give ‘em Enough Roupe (1978), y sentían que CBS, el gran sello por el que firmaron en 1977, les metía la pelota entre las piernas vez que podía. El acuerdo original contemplaba cinco discos, pero Joe Strummer descubrió leyen-do la letra chica que en realidad se trataba del doble de álbumes.

Entonces London Calling se transformó en un ajuste de cuentas. Primero, una nueva oportunidad para Guy Stevens, una de las figuras más infravaloradas en la historia del rock británico, diyei, productor, manager y creativo de dos nombres emblemáticos y absur-dos: Procol Harum y Mott the Hopple. Stevens había producido los primeros demos de The Clash cuando busca-ban contrato, y no tuvieron chispa. Pero era el tipo que necesitaba el cuarteto en su ambicioso y heterogé-neo tercer disco. A Stevens le apa-sionaba obsesivamente el rock & roll –fue el primero en contratar una gira en Inglaterra para Chuck Berry-, era el pinchadiscos favorito de la prodi-giosa generación del rock inglés de los 60 –The Beatles y Eric Clapton eran asiduos del club donde mezclaba-, y tenía fama de traspasar su delirante personalidad, reforzada por una des-comunal afición al alcohol y la coca que lo mataría en 1981, a los músicos en la sala de grabación. Era capaz de azotar el mobiliario del estudio con tal de encender el ánimo de la

sesión, golpear al ingeniero de sonido, y perdonar los yerros. “Si me equivoca-ba nota de notas, no le importaba”, recuerda el bajista Paul Sinomon. Con Stevens, The Clash sintió que la chaqueta del género ya no le que-daba. Hicieron de London Calling un catálogo con lo mejor del rock hasta esa fecha: rockabilly a la vena en “Brand New Cadillac”, ska en “Wrong ‘em Boyo”, reggae en “Revolution Rock” , pop en “I Lost in the Supermar-ket”, y un exitazo en “Train in Vain”. La siguiente revancha que provocó el disco fue como tocarle la oreja a CBS. Le dijeron al sello que lanzarían un álbum junto a un single -el elegido era “Train in Vain” que no aparecía en los créditos-, pero colaron todas las canciones que no cabían en un solo Long Play. Lo hicieron sabiendo que el contrato los facultaba para cobrar solo por el valor de un álbum. Así, dos de los mejores discos en la historia del rock por el precio de uno. Un verda-dero golazo en contra del sistema.

Marcelo Contreras

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/Más extraño que la ficción 1�

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Por Jalil Riff

LLa participación de Max Marambio en la candidatura de Enríquez-Ominami fue una de las apa-

riciones más sorpresivas de la política chilena after dictadura. Y no es que na-die supiera de él. Es un vie-jo conocido este ricachón en helicóptero que le puso espalda al díscolo mejor presentado del Congreso. Max Marambio, el miris-ta, el amigo de Fidel, el “facilitador” de inversiones en Cuba, se encajó

como turbina en algu-na parte del hijo de Miguel Enríquez para propinarle a la Concertación un golpe que ni el Transantiago le había dado.Pese a que ME-O no pasó a segunda vuelta, igual ahijado y padrino son gana-dores. El primero porque ha juntado votos como nin-gún independiente podría hacerlo. El segundo, porque estamos frente a un aspiran-te a cabrón del engranaje político, y elevado al cua-drado si el contexto es un gobierno de derecha.Si el próximo Presidente de Chile es Eduardo Frei lo será porque su campaña recu-peró el voto de los aburridos

MAX MARAMBIO

disgustados que per-mitieron la irrupción de ME-O. En ese contexto, lo esperable es que cuando Frei realice un mea culpa por haberse alejado del sentimiento popular, la máquina con-certacionista intentará crucificar a Marquito por su osadía. Pero en mala. Para que el próximo agrandado la piense dos veces.Pero si el que gana las elecciones es Sebastián Piñera, los perdedores con síndrome de abstinencia se echarán la culpa unos a otros por al menos un par de años. Y como a río revuelto ganancia de pescadores, durante ese rato veremos

crecer una fuerza oposi-tora extra Concertación. Una que a la distancia se vislumbra “liberal liberal”: matrimonio homosexual y privatización de Codelco. Formada en partes iguales por bastardos de los parti-dos tradicionales y debutan-tes llegados desde el mundo privado. Los Rodrigos Danús, Fernandos Flores y Paules Fontaines hasta terminar en Max Marambio, quien esta-rá en varios sillones cuando ocurra.Y todos serán de cuero. El

primero lo tiene en el Directorio

de la Universidad ARCIS. Porque el ex jefe del GAP que hoy maneja un Porsche com-pró la deuda que tenía asfixiada a la universidad privada más plu-

ralista de Chile a cambio de transformarse en una de sus células madres. Marambio también es un

alegre financista de The Clinic, pasquín ultra con-certacionista, pero creíble como ningún medio impre-so en el país. En sus planes ha estado reflotar el diario La Época, compartiendo la inversión con capitales españoles. El Mostrador ha asegurado conversaciones entre Marambio y Fernando Molina, el DC dueño de la marca. Entonces, con Piñera en La Moneda, cuánto pesaría Max Marambio consideran-do los dos últimos párrafos: a) Su voz forrada en el traje de la izquierda digna. b) Lo que vale eximirse del fracaso de la Concertación. c) Una influencia en este nuevo referente liberal al nivel de Genaro + Tironi en sus años mozos. d) Todas.

Invitado de Piedra

Marambio, Castro y Cardoen.Una cena de amigos.

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Lo de septiembre, en Nueva York, fue notable. Los Howlers clasificaron a la final de un concurso organizado por el diseñador John Varvatos llamado Free the Noise, donde el premio era

nada menos que un contrato con Island Records, casa discográfica

de clásicos como U2, Nick Drake y Bob Marley, entre otros. Para ello

había que competir con otras tres bandas de Canadá, Nueva York y El Líbano, quienes no llegaron por-

que no consiguieron la visa para entrar a Estados Unidos. “Ahí sí que

vivimos la fantasía rockstar dura. Una semana a toda raja y el resto

fue igual una fantasía pero no con tanto capital”, cuenta el vocalista.

-¿Y?-Vimos a muchas celebridades. La

noche que tocamos estaba Perry Fa-rrell -mítico líder de Jane‘s Addiction y creador del festival Lollapalooza- y comimos con él la noche anterior a

la tocata. Conocimos a The Horrors el primer día que estuvimos en el hotel y hablamos con Björk en una fiesta.

-Buena experiencia…-Sí. Allá los músicos grandes también tocan en bares chicos. No es como

en Chile, que tienen que llenar los híper mega estadios. Y allá como que nadie se vuelve loco por las

celebridades. Es demasiado cool y nadie le anda babeando a un

famoso. Hay que comportarse.-¿Por qué no ganaron el con-

curso Free the Noise?-A los jurados les había gustado

mucho lo nuestro. Pero me imagino

que elegir entre unos tipos que viven en New York y otros que vienen de Chile era mucho más económico

optar por ellos. Aparte, ellos te-nían un mejor show pop. Lo nues-

tro es más raro. Quizás es lo que estaban buscando. Igual estuvo

bueno. Allá estuvimos un mes y medio, hicimos otras tocatas y ahora tenemos un manager

que se mueve por nosotros.-¿Ya se quieren ir?

-Queremos salir a competir. Porque una banda que canta

en inglés en Chile a la gente le puede gustar, pero es reticen-te. Al parecer, no somos una

buena apuesta para un sello. Nuestra debilidad acá es un

punto a favor en el extranjero.

*Francisco Núñez

Entrevista/

Una noche con Perry Farrell y Björk

Los Howlers

Don’t Speak SpanishCantan en inglés y estuvieron a punto de ganar un concurso en Nueva York cuyo premio era

firmar por el sello Island Records, la misma casa discográfica de Bob Marley y U2. Su meta es clara: quieren radicarse en el extranjero. Para ello, ya dieron el primer paso. Tienen manager en EE.UU. y

se dieron el gusto de comer con Perry Farrell y conocer a Björk.

T omás Nazal nunca había formado parte de una

banda. No sabía lo que era pararse sobre un esce-

nario, recibir los aplausos de la audiencia ni lo que era vivir el sueño rockstar.

Pero en marzo de 2008 se juntó con Cesare Serra, que era del mismo

círculo de amigos, se encontraban en las mismas tocatas y tenían afi-

nidad por el rockabilly y las bandas garage de los 60. Se mostraron unas canciones que ya tenían en mente.

Y todo fluyó. Al tiempo, se les unió una bajista, que luego cambiaron

por Salvador Burrell y él mismo reco-mendó el ingreso de Matías Sierra.

Los Howlers -algo así como “aullido” en inglés- se armaron rápido y en un año y medio las han hecho todas. A falta de una compañía discográfica

dispuesta a reclutarlos lanzaron un EP de cuatro canciones e hicieron una

mini gira por Buenos Aires. En septiem-bre, además, debutaron en Nueva

York, en el sitio donde se ubicaba

el emblemático CBGB’s, cuna de leyendas como The Ramones y Talking

Heads. “Hemos tenido mucha suerte. Algo debe haber en la alquimia de la

banda que llama la atención, están bien posicionados los astros. Todos

me preguntan qué se siente al estar en una banda, pero en realidad yo

nunca tuve una antes y no puedo explicarlo. Es raro y por referencias

parece ser poco usual”, dice Nazal, vocalista, guitarrista y guía espiritual

de esta banda que canta y piensa en inglés porque, como explica, “toda

la música que escuchamos es en ese idioma. Si lo hiciéramos en español no

sería lo mismo. Por lo mismo, el nombre de la banda iba a ser sí o sí en inglés“.

-¿Y todos hablan inglés?-Bueno, no. Jajaja… Yo me encargo

de las letras, César también com-pone, pero yo lo ayudo como para

que queden más complejas. Pero ahora tenemos que empezar a afinar

el proceso y escribir mejores letras porque hay algunas bien básicas.

-¿Qué hay del rock en español?

-Es algo más bien personal can-tar en inglés. Pero no nos in-

teresa el rock en español. -¿No hay nada que rescatar ahí?

-Hay grupos argentinos que son totalmente respetables. Charly Gar-

cía no es algo que yo escuche, pero encuentro que es un buen com-positor. En Chile, Los Vidrios Que-

brados. Y en Perú hay otros grupos. Pero algo pasó entre dictaduras y la vuelta a la democracia que se

dedicaron a hacer mierda el rock. -¿Cómo los recibieron en Argentina?

-Bien. Argentina tiene una cultura de rock. Hay toda una generación de flaites que escucha a los Rolling Stones y eso es maravilloso. Tienen

un establishment del rock nacio-nal que está muy dentro de ellos. Entonces, les sonamos novedosos en el sentido de que no teníamos

por qué dialogar con el bagaje del país. Nosotros somos de afuera

y, por un lado, les extrañó que cantáramos en inglés y, por el

otro, les gustó lo que hacíamos.

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CONDE VROLOK

Se pone la chaqueta, prende un cigarro y suelta una frase que todos decimos: “Yo te llamo”. Ella,

prostituta, se queda en la habitación. Él, desaparece: es un cura. Con estas polémicas imágenes comienza Haunt, la gran novedad de la editorial Image. Su historia: dos her-manos que se detestan –un mercenario del gobierno y un religioso- se mezclan producto de experimentos y crean, en un mismo cuerpo, un héroe monstruoso, sanguinario y oscuro. Una novela gráfica

llena de personajes

turbios, espionaje y horror y que, aparte de tener al mundo del cómic rendido a sus pies, -debutó en octubre- cuenta con el mejor escritor del género del último tiempo: Robert Kirkman.

¿Y quién es este barbudo de mirada tierna? Es la cabeza de The Walking Dead ( 2003), una de las sagas más aplau-didas por la crítica –superó los 500 mil libros en el mundo- y narra la vida de un grupo de humanos que debe resistir la invasión de los zombies dentro de una cárcel, junto con luchar contra las locuras de su propia raza. Siempre en un es-

tilo saturado de gore –tiene una revista dedicada sólo a la tortura de un protagonista-, pero con énfasis en la introspección humana. Un concepto que, según Kirkman, fue gracias a un referente: el director George Romero y su film La Noche de los Muertos Vivientes (1968). “En 2003, estaba inserto en las películas de zombies y se me ocurrió que una historia

larga y épica de ellos sería divertido. Y como la película de Romero era en blanco y negro pensé que sería genial si el libro también lo era” dijo el guionista. Fue tanto el éxito de la publicación que, de inmediato, Marvel y DC se fijaron en él –a pesar de que antes le habían cerrado las puertas-. La primera ganó el gallito y lo sumó para Marvel Zombies (2005), una revista que mostraba a varios súper héroes -Spiderman, Ironman, Capitán América- convirtién-dose en zombies y atacando

a la gente. Además, se creó una moda con historietas similares como XXXombies (2007) y Land Of the Dead (2006), con el apoyo del propio Romero.

Pero el boom no fue el soña-do para Kirkman. Su estadía en Marvel trajo censuras y cambios en sus textos, situa-ción que lo devolvió en 2008 a Image, un lugar donde tenía libertad total y que necesitaba de su pluma para retomar su poderío de los

’90 con personajes como Spawn –del connotado Todd McFarlane-. Con su vuelta, y el apoyo de McFarlane, debutó Haunt, inauguró Image United, historia que tiene a todos los superhéroes de Image Unidos y dio nueva vida a sus personajes más queridos como Invincible y el Extraor-dinario Hombre Lobo, que son dos relatos con su sello más personal: exceso de aventuras, sangre y billetes.

Andrés Muñoz

ROBERT KIRKMAN

GEORGE ROMERO CON VIÑETASRobert Kirkman es, actualmente, el mejor guionista de horror gracias a sa-gas como The Walking Dead y Marvel Zombies y, también, la gran apuesta de Image con su nuevo súper héroe: Haunt. Y sólo tiene 30 años.

COMICS/22// /

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CONDE VROLOK

Muchos de los televidentes que perma-necieron fieles a Dónde está

Elisa? por siete meses ya tenían la decisión tomada: a la próxima teleserie noctur-na no le guardarían tanta fidelidad. Con esa adverten-cia subterránea comenzó Conde Vrolok, la telenovela de vampiros ambientada en Chile de 1800. Y aunque la amenaza no se ha concre-tado totalmente y la pro-ducción mantiene buena audiencia, la trama tiene puntos en contra que ponen en juego su futuro. Desde los créditos co-mienzan las dudas: pese a la evidente inspiración en la novela de Bram Stoker y en la versión

cinematográfica de Drácula (1992) de Ford Coppola, sin pudor se afirma que la historia original pertenece a Rodrigo Ossandón, Felipe Ossandón y Jorge Aya-la. Gran negocio para quienes vendieron esta idea como propia al canal, pero la realidad y los referentes indican otra cosa. El protagonista es un vampiro -Álvaro Rudol-phy- mitad peligroso asesino, mitad fiel enamorado de una joven frágil y bondado-sa, Emilia -Francisca Lewin-. Hay otros personajes de la novela que son rescatados de distinta manera: El rol del doctor Van Helsing, aquel que percibe y enfrenta al mal, recae en un sacerdote católico -Julio Milostich-, y el de Jonathan, el buen amor

de Emilia, lo encarna su ma-rido -Matías Oviedo-.Frente a estas similitudes, la producción presenta su pro-puesta de contenido local: la historia se desarrolla en un pueblo ficticio del campo chileno, Santa Bárbara, un mundillo de terratenientes, señoras presuntamente virtuosas y peones de obe-diencia total, en tiempos de la Guerra del Pacífico. Pero este telón histórico resulta le-jano y prácticamente imper-ceptible. En el fondo, todo el supuesto anclaje chileno no funciona: ni Santa Bárbara ni sus habitantes tienen ca-racterísticas particularmente chilenas.

Los actores a cargo de la tensión central parecen for-zados e incómodos con sus papeles. Desde su asesino

en serie de Alguien te Mira, Rudolphy no construye un personaje que conmueva. No lo hizo en El señor de la Querencia, ni en Dónde está Elisa? y acá tampoco convence. Mucho modo, mucho beso en las manos de las damas, pero poca fu-ria y seducción. Y ella, Lewin, presenta a su joven Emilia como si fuera la víctima de un asalto callejero: sólo se la ve asustada o alterada. No sólo ellos fallan. Porque, sea en una historia fantásti-ca o no, un punto esencial para la telenovela es crear personajes que identifiquen al público. Acá resultan demasiado antipáticos, demasiado enojados.En el fondo, demasiado falsos. Alodia López González

Vampiros con Anemia/TV 23

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GEORGE ROMERO CON VIÑETAS

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Alain Johannes atiende el teléfo-no y pide poster-gar la entrevista. Está en los estudios del parisino Canal Plus y, de fondo, se escucha la voz de Josh Homme,

el líder de Queens of the Stone Age y artífice de Them Crooked Vultures, dando indicaciones a sus compañeros. “Hablemos mañana. Estamos ensayan-do y no hay tiempo”, se excusa.

Al día siguiente, Johannes, un chileno nacido en 1962, sobrino de Peter Rock y que dejó el país a los tres años para no volver nunca más, responde con euforia desde Munich, Alemania. “El show para la televisión fue de una hora y media y estuvo buenísimo. Había poco público en el estudio y era una fiesta”, señala el compañero de Dave Grohl –Nirvana-, John Paul Jones –Led Zeppelin- y Homme en Them Crooked Vultures.

Johannes vive el sueño del pibe. Pasó su infancia en Ciudad de México y, a los 12 años, se trasladó a Los An-geles, EE.UU. En esa ciudad, se inscribió en un colegio donde fue compañero de Flea, el posterior bajista de Red Hot Chili Peppers. Se hicieron amigos y, a los pocos meses, formaron una banda llamado Anthym junto a Hillel Slovak y Jack Irons. “Flea tocaba la trompeta. Tenía muy buen oído y un día le dije que tocara el bajo y aprendió rápido. Nos juntábamos a ensayar en mi casa. Al tiempo, Anthony Kiedis –voz de los Chili Peppers- nos comenzó a ayudar y un año y medio después formó una banda con Flea que fue el anteceden-te de los Chili Peppers”, cuenta.

-¿Te quedaste sin banda?-No. Junto a mi novia Natasha –que

moriría de cáncer cervical en julio de 2008- y Jack Irons –posterior baterista de Pearl Jam- formamos Eleven, un grupo de rock denso. Pero hubo varias interrupciones. Era una época de mucha adrenalina y Jack pasó algunas veces por un instituto de salud mental por su adicción a la heroína. No fue el único. Flea también pasó por lo mismo. Estuvo al límite. Muchos trataban de mejorar, pero recaían.

-Viviste el periodo de la explosión del grunge. ¿Qué recuerdas de esos años?

-Lo que pasó en Seattle fue un accidente. Es un lugar con mucha lluvia y frío y eso hizo que se creara un movimiento algo depresivo. El gran responsable de la popularidad de esa música fue Nirvana. Ellos cambiaron todo. Eran muchachos sin dinero que se hicieron populares. Recuerdo que

ALAIN JOHANNES

Sudamerican Rocker

Entrevista/2�// /

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Aunque dejó el país a los 3 años, es el rockero nacional más reconocido en el mundo junto a Tom Araya de Slayer. Tocó con Flea de los Red Hot Chili Peppers en una banda escolar, es amigo de Chris Cornell, fue ingeniero de sonido de Humbug, el nuevo disco de Arctic Monkeys y está tocando en los shows de Them Crooked Vultures, la súper banda compuesta por Dave Grohl -Nirvana-, Josh Homme -Queens of the Stone Age- y John Paul Jones -Led Zeppelin-. Un chileno de excepción.

Sudamerican Rocker

todos se vestían igual a ellos y, de un día para otro, bandas como Poison o Mötley Crue desaparecieron por el efecto de Nirvana.

-¿Hiciste amigos en esos grupos?-Sí, bastantes. Conocí a todos los

del movimiento. Alice in Chains, Soundgarden, Pearl Jam, Screaming Trees. Pero mi mejor amigo era Chris Cornell. La música de mi banda, Ele-ven, fue una influencia para su gru-po. Recuerdo que cuando apareció su single “Black Hole Sun” fue un boom. Lo invitaron a hacer giras por Europa y nos llamó para que fuéra-mos con él. Pero no teníamos dinero. Y cada uno de los músicos puso de su bolsillo 15 mil dólares para costear nuestra estadía. Ese es un gesto que hacen pocos amigos.

-En Chile tenemos a pocos músi-cos que estén tocando en bandas de primer nivel. Está Tom Araya, el vocalista de Slayer, y tú. ¿Lo cono-ces?

-No lo conozco. ¿Está viviendo en Chile? Sé quién es Slayer y me gusta su música, pero nunca hemos tenido contacto. Ojalá lo pueda saludar algún día.

-¿Cómo llegaste a ser el ingenie-

ro de sonido de Humbug, el último disco de Arctic Monkeys?

-Después de que murió Natasha pasé por una etapa de depresión. Estuve tomando una botella de vodka diaria durante cuatro meses para evadir el dolor. Lo tuve que dejar porque, de lo contrario, me iba a morir. Ahí, Josh –Homme-, que fue el productor, me llamó porque el ingeniero de sonido iba a ser Alan Moulder, pero prefirió ir a Australia a producir el disco de Wolfmother. Fue un trabajo bastante exigente por-que Josh es un tipo que se concen-tra. Empezábamos al mediodía y terminábamos a las 5 de la mañana.

-Arctic Monkeys es la banda más alabada del momento en Inglaterra. ¿Cómo se comportaron?

-Alex –Turner-, el líder de Arctic Monkeys, es un pequeño genio. Escribe de manera poética y es muy astuto musicalmente. La mayoría tiene poco más de 20 años y son muy respetuosos. Creo que tiene que ver porque son de Sheffield, una ciudad pequeña de Inglaterra. Si ellos fueran de Nueva York o Londres serían distintos.

-Tocaste guitarra, teclado e hiciste

voces en el disco de Them Crooked Vultures. ¿Cómo lo viviste?

-Fue magnífico. Me siento un privilegiado. Más aún, cuando Josh me llamó para que participara en el tour. Lo hemos pasado muy bien. En Inglaterra, de hecho, hicimos un show sorpresa con Arctic Monkeys y la gente estaba loquísima.

-¿Qué te parece estar en el mis-mo escenario con John Paul Jones, una leyenda del rock?

--La primera vez me acordé cuando tuve mi primer disco de los Zeppelin. Siempre sentí su influencia en esa banda, aunque no le daban mayor crédito porque todos los aplausos eran para Page y Plant. El tipo es muy humilde, pero a la vez muy sabio y tiene un oído musical tremendo.

-¿Vendrán a Sudamérica a mos-trar el disco?

-Los estoy convenciendo, pero me falta dinero para eso –risas-. John Paul quiere ir y está haciendo fuerzas. Espero que sea en abril. Así, además, conozco Chile y me llevo algunos discos de allá. Martín Solís

(Them Crooked Vultures)(Arctic Monkeys)

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&Bienvenido a WoodstockWoodstock es el tema central para esta versión. Pero bajo la mirada moderna: descascarando un mito, manteniendo la distancia, sumergién-dose más allá del relato oficial. Esta obra del reputado cineasta Ang Lee se centra en la historia real de Elliot Tiber, un chico que contactó a los or-ganizadores del evento con el dueño del fundo donde finalmente se realizó, cuando parecía que todo se iba al despeñadero por la falta de lugar.

Anvil: La historia de AnvilLa crónica de una banda que en los 80 amenazaba con una fama similar a la de Anthrax o Metalica. Participaban incluso en los mismos festivales, con Anvil como cabeza de cartel y estrellas rutilantes. ¿Qué pasó en el camino? Una sorprendente historia de decadencia, aceptación y redención en este documental que la crítica internacional ha ala-bado como lo mejor de 2009.Notables son las imágenes de una gira europea que promete el renacimien-

to, pero que termina con gimnasios con no más de 100 personas, clubes pequeños e insalubres donde campea la desorganización y el vandalismo

Oil City Confidential: La historia de Dr. FeelgoodEl destacado director Julien Temple se sumerge en la historia de una de las bandas más celebradas de los 70: mientras el hard rock y las van-guardias progresivas dominaban el planeta, este conjunto británico saltó a escena con una fórmula de rock and roll, R&B y música negra que fascinó a los más avezados.

Sex Pistols: ¿Quién mató a Nancy?Una defensa para uno de los mayo-res patanes en la historia del rock: Sid Vicious, el icono punk de Sex Pistols, el hombre que murió joven luego de asesinar a su novia, Nan-cy Spungen. En este documental, el director Alan G. Parker -no es el mismo cineasta de The Wall- reabre el caso y sostiene que Vicious puede haber sido muchas cosas, pero no un

asesino. Su adictiva crónica punk se basa en informes oficiales, las infinitas contradicciones y negligencias de la investigación y, sobre todo, valiosos testimonios de los cercanos a la pa-reja -incluyendo al ex Sex Pistols Glen Matlock, y al realizador Don Letts-.

Johnny Cash at Folsom PrisonNo es sólo uno de los más caracterís-ticos discos en vivo de la música po-pular. Es también el mayor símbolo de un concierto montado por una estrella rockera en una cárcel: un manifiesto de un héroe del country sumergido en narcóticos, batallas matrimoniales y una carrera en picada que le canta a los presos de la América profunda.La noche del 13 de enero de 1968, el artista llegó hasta la penitencia-ría estatal de Folsom, en California, para dar un show lleno de referencias a la vida en cautiverio. Este docu-mental muestra todo el proceso de grabación de ese histórico álbum: desde la debacle personal que vivía Cash hasta el profundo cambio que generó en los reclusos su presencia.

FESTIVAL IN EDIT

Con invitados como los documentalistas Julian Temple, Vincent Moon y Grant Gee junto a obras sobre Anton Corbjin, R.E.M., Woodstock y Johnny Cash, entre otros, la sexta versión del festival In Edit promete ser de lujo. Desde el 11 al 20 de

este mes se exhibirán 60 títulos en cinco salas de Santiago.

CINE/2�// /

Luz, cámara

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música&/CINE 2�

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Shadow Play: La histo-ria de Anton CorbijnEn silencio mirando su lente, esperan-do el momento para retratar instantes e imágenes capitales del pop en los últimos 30 años. Así ha sido la vida y carrera de Anton Corbijn, uno de los fotógrafos más afamados de la his-toria del rock. Alabado por Depeche Mode, U2, Coldplay y hasta The Killers, este documental recoge su historia, sus vivencias y su método de trabajo.

Beyond IpanemaLa más completa radiografía a la influencia planetaria de la música brasileña. Cómo el sonido de un país latinoamericano parió a nombres tan diversos como Tom Zé, Os Mutantes, Caetano Veloso o Cansei de Ser Sexy. Además, como esa misma receta fascinó a créditos tan disímiles como David Byrne, MIA o Beck. Brasil como el centro del mapa musical.

R.E.M: Esto no es un showUn ejercicio de experimentación de una de las bandas estadounidenses más fundamentales de los últimos 20

años: encerrados en el teatro Olym-pia de Dublín ante un puñado de fanáticos, colaboradores y familiares, R.E.M. ajusta temas nuevos y se atreve con composiciones de su prehistoria.El lente los captura ansiosos, intriga-dos ante el resultado de sus nuevas composiciones, expectantes ante un público reducido: acostumbrados a descargar éxitos en sus giras, a disfru-tar de la reverencia casi inmediata de las multitudes, Michael Stipe y los suyos se embarcan en un espectácu-lo íntimo, donde posan de conjunto casi emergente. Las bellas tomas cortesía del realizador francés Vincent Moon son elocuentes y completan un cuadro de atractivo sublime. REM al desnudo.

La agonía y el éxtasis de Phil SpectorUna polémica que lo llevó hasta la cárcel, un talento que lo hizo fir-mar discos hasta de The Beatles. En esos polos se resume la vida de Phil Spector, el hombre que convirtió el oficio de productor en un diamante

en bruto. Y así se sintetiza esta cinta: filmado en abril de 2008, antes de la condena carcelaria por el crimen de la actriz Lana Clarkson, se trata de un registro que no emite juicio acer-ca de su inocencia o culpabilidad.Sólo muestra las desbordantes capa-cidades profesionales y el ego gigan-tesco de un verdadero cirujano del buen pop: su relación con The Rone-ttes, sus métodos de trabajo con The Ramones, su compadrazgo con John Lennon y su excéntrica intimidad.

Keep on Running: Los 50 años de Island RecordsLa historia de una de las disqueras más eclécticas del planeta, con un catálogo para el infarto: De U2 a Bob Marley, pasando por Gra-ce Jones, Amy Winehouse, Nick Drake, Brian Eno y Keane. Esta es la historia del sello más diverso del siglo XX, pero también la de su fundador, Chris Blackwell. Y no hay mezquindades: aquí salen todos.

Claudio Vergara

FESTIVAL IN EDIT

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CINE/// /2�

Camilo Lara lo dice con orgullo. El resultado de su música es el retrato de la clase media mexicana. El azteca pone marcha atrás

en sus recuerdos y exhibe los impulsos que lo llevaron a hacer e interesarse en la música. “En mi casa siempre se escuchó música. Mi mamá escucha-ba baladas y todo lo que sonaba en la radio de la cocina; yo escuchaba a The Cure encerrado en mi pieza y mi hermano otras cosas. Pero siem-pre, todos los días, en mi casa había música. Era algo que no podía faltar”, cuenta desde Ciudad de México.

La trayectoria de Lara es atípica. Hace varios años y, dado su fa-natismo por las canciones, llegó a pedir trabajo a la disquera EMI

en su natal DF. Lo aceptaron y, de a poco, fue progresando hasta llegar

al pináculo. Hoy, Lara es el máximo ejecutivo de la discográfica y se

divierte. “Es un trabajo estresante y complicado, pero siempre entrete-nido. Aquí nadie se puede aburrir”, indica.Inquieto, Lara comenzó a bucear en clásicos de la música latina de todos los tiempos. Su catálogo se fue ampliando tanto que, en un momen-to, y desbordado por tantos discos, decidió que algo tenía que hacer

para sacarles mejor provecho. Y se le ocurrió hacer canciones. Le compró una Mac G3 de segunda mano a uno de los integrantes de Plastilina Mosh y creó canciones que pasaron de mano en mano de sus amigos para animar las fiestas. Cuando varios se dieron cuenta que esos temas servían para algo más que divertirse entre tequilas y tacos, Lara tuvo una premonición: de-bía hacer un disco. Para ello, tomó un nombre tan extraño como inolvidable: Instituto Mexicano del Sonido. “Apenas tocaba la guitarra y todo mi trabajo fue muy casero. Reuní más de trescien-tos sampleos de canciones. Música centrada, principalmente, desde los años ‘20 hasta los ‘60. Resultó entrete-nido”, sostiene.El álbum, “Méjico Máxico”, es un collage de sonidos donde conviven plácidamente las cumbias, la poesía de Juan Rulfo, el hip hop, Esquivel y Pérez Prado con un inevitable aroma latino enmarcado en un único senti-miento: la fiesta. “Pasó algo muy raro porque pensé que no tendría mayor repercusión. Pero el disco se editó en España y, desde ahí, en otros lugares de Europa. Fue grato”, confiesa.Singles bailables como “Mirando las muchachas”, “Corasound” y “Bienve-nido a mi Disco”, entre otros, provo-caron otra sorpresa. Varios de los más importantes clubes de Europa lo lla-

maron para amenizar las jornadas con su música cien por ciento movediza. “Muchos fines de semana he tomado el avión a las diez de la noche de un viernes para llegar a Inglaterra o Espa-ña y tocar los sábados en la noche y volver los domingos para irme directa-mente a trabajar. Es algo demencial, pero lo paso padrísimo”, afirma.A fines de 2008 y con colaboraciones que van desde Quique Rangel de Café Tacuba hasta Adrián D’Argelos, el líder de Babasónicos pasando por Chris Frantz de Talking Heads, Lara esculpió su segundo trabajo de otra forma. Reemplazó los samplers de su debut por discursos de políticos, tam-bores callejeros y aplausos y vítores. El resto quedó estampado con músicos de sesión que adoptaron las ideas que tenía en su cabeza para dotar cancio-nes más concentradas y consistentes. En la huella del colectivo Nortec y Sr. Coconut. “Mi segundo disco, “Piñata”, mantiene el pulso latino, pero trato de agregarle un espíritu que tiene más que ver con bandas como LCD Soundsystem. O sea, acercar la elec-trónica al rock. Aunque sin dejar mis raíces”, dice.El disco tiene un reggaeton -“Hip hop no pares”-, pop delicado -“Katia, Tania, Paulina y la Kim”- y nuevamente citas literarias donde confluyen Rober-to Bolaño y Violeta Parra. “Ellos apa-

recen en “A Todos Ellos”, que es un homenaje a los artistas que considero grandes. Bolaño es el gran escritor latinoamericano de los últimos 25 años y Violeta Parra es la mujer que enseñó folclor a todo el continente”, cuenta.Su último álbum, Soy Sauce, un mani-fiesto de retrofuturismo latino apuesta por una causa: rechazar la fascinación por la música anglo e incluye un tema homenaje a uno de los grandes dúos de la década: The White Stripes. “Creo que los nórdicos son los únicos que tienen lazos con la cultura anglo. Los suecos tienen bandas que cantan en inglés que son mejores que los propios ingleses. En México, afortunadamen-te, la gente ni siquiera canta en ese idioma”, afirma.-¿Qué músicos chilenos te gustan de la actualidad?-Javiera Mena y Los Bunkers. A Javie-ra la firmé en México y su cover de Daniela Romo, “Yo no te Pido la Luna”, fue un éxito. Tiene muchos fans. Ahora Los Bunkers es una de las grandes ban-das latinoamericanas. -¿Hay posibilidades de venir a Chile?-Me encantaría. Chile es un país muy especial. Fue uno de los primeros lugares donde fui, me encanta su vino y sus mujeres. He ido muchas veces y tengo muchos amigos como Alvaro Henríquez de Los Tres.

Felipe Rodríguez

Camilo Lara es el máximo ejecutivo de EMI en México, pero también es el hombre detrás de Instituto Mexi-cano del Sonido, un proyecto en que se unen Juan

Rulfo, las cumbias, el hip hop y los discursos políticos. Su nuevo disco, Soy Sauce, lo sitúa como el rey del retro-

futurismo latino.

El DueñoINSTITUTO MEXICANO DEL SONIDO

delBaile

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Camilo Lara lo dice con orgullo. El resultado de su música es el retrato de la clase media mexicana. El azteca pone marcha atrás

en sus recuerdos y exhibe los impulsos que lo llevaron a hacer e interesarse en la música. “En mi casa siempre se escuchó música. Mi mamá escucha-ba baladas y todo lo que sonaba en la radio de la cocina; yo escuchaba a The Cure encerrado en mi pieza y mi hermano otras cosas. Pero siem-pre, todos los días, en mi casa había música. Era algo que no podía faltar”, cuenta desde Ciudad de México.

La trayectoria de Lara es atípica. Hace varios años y, dado su fa-natismo por las canciones, llegó a pedir trabajo a la disquera EMI

en su natal DF. Lo aceptaron y, de a poco, fue progresando hasta llegar

al pináculo. Hoy, Lara es el máximo ejecutivo de la discográfica y se

divierte. “Es un trabajo estresante y complicado, pero siempre entrete-nido. Aquí nadie se puede aburrir”, indica.Inquieto, Lara comenzó a bucear en clásicos de la música latina de todos los tiempos. Su catálogo se fue ampliando tanto que, en un momen-to, y desbordado por tantos discos, decidió que algo tenía que hacer

para sacarles mejor provecho. Y se le ocurrió hacer canciones. Le compró una Mac G3 de segunda mano a uno de los integrantes de Plastilina Mosh y creó canciones que pasaron de mano en mano de sus amigos para animar las fiestas. Cuando varios se dieron cuenta que esos temas servían para algo más que divertirse entre tequilas y tacos, Lara tuvo una premonición: de-bía hacer un disco. Para ello, tomó un nombre tan extraño como inolvidable: Instituto Mexicano del Sonido. “Apenas tocaba la guitarra y todo mi trabajo fue muy casero. Reuní más de trescien-tos sampleos de canciones. Música centrada, principalmente, desde los años ‘20 hasta los ‘60. Resultó entrete-nido”, sostiene.El álbum, “Méjico Máxico”, es un collage de sonidos donde conviven plácidamente las cumbias, la poesía de Juan Rulfo, el hip hop, Esquivel y Pérez Prado con un inevitable aroma latino enmarcado en un único senti-miento: la fiesta. “Pasó algo muy raro porque pensé que no tendría mayor repercusión. Pero el disco se editó en España y, desde ahí, en otros lugares de Europa. Fue grato”, confiesa.Singles bailables como “Mirando las muchachas”, “Corasound” y “Bienve-nido a mi Disco”, entre otros, provo-caron otra sorpresa. Varios de los más importantes clubes de Europa lo lla-

maron para amenizar las jornadas con su música cien por ciento movediza. “Muchos fines de semana he tomado el avión a las diez de la noche de un viernes para llegar a Inglaterra o Espa-ña y tocar los sábados en la noche y volver los domingos para irme directa-mente a trabajar. Es algo demencial, pero lo paso padrísimo”, afirma.A fines de 2008 y con colaboraciones que van desde Quique Rangel de Café Tacuba hasta Adrián D’Argelos, el líder de Babasónicos pasando por Chris Frantz de Talking Heads, Lara esculpió su segundo trabajo de otra forma. Reemplazó los samplers de su debut por discursos de políticos, tam-bores callejeros y aplausos y vítores. El resto quedó estampado con músicos de sesión que adoptaron las ideas que tenía en su cabeza para dotar cancio-nes más concentradas y consistentes. En la huella del colectivo Nortec y Sr. Coconut. “Mi segundo disco, “Piñata”, mantiene el pulso latino, pero trato de agregarle un espíritu que tiene más que ver con bandas como LCD Soundsystem. O sea, acercar la elec-trónica al rock. Aunque sin dejar mis raíces”, dice.El disco tiene un reggaeton -“Hip hop no pares”-, pop delicado -“Katia, Tania, Paulina y la Kim”- y nuevamente citas literarias donde confluyen Rober-to Bolaño y Violeta Parra. “Ellos apa-

recen en “A Todos Ellos”, que es un homenaje a los artistas que considero grandes. Bolaño es el gran escritor latinoamericano de los últimos 25 años y Violeta Parra es la mujer que enseñó folclor a todo el continente”, cuenta.Su último álbum, Soy Sauce, un mani-fiesto de retrofuturismo latino apuesta por una causa: rechazar la fascinación por la música anglo e incluye un tema homenaje a uno de los grandes dúos de la década: The White Stripes. “Creo que los nórdicos son los únicos que tienen lazos con la cultura anglo. Los suecos tienen bandas que cantan en inglés que son mejores que los propios ingleses. En México, afortunadamen-te, la gente ni siquiera canta en ese idioma”, afirma.-¿Qué músicos chilenos te gustan de la actualidad?-Javiera Mena y Los Bunkers. A Javie-ra la firmé en México y su cover de Daniela Romo, “Yo no te Pido la Luna”, fue un éxito. Tiene muchos fans. Ahora Los Bunkers es una de las grandes ban-das latinoamericanas. -¿Hay posibilidades de venir a Chile?-Me encantaría. Chile es un país muy especial. Fue uno de los primeros lugares donde fui, me encanta su vino y sus mujeres. He ido muchas veces y tengo muchos amigos como Alvaro Henríquez de Los Tres.

Felipe Rodríguez

Camilo Lara es el máximo ejecutivo de EMI en México, pero también es el hombre detrás de Instituto Mexi-cano del Sonido, un proyecto en que se unen Juan

Rulfo, las cumbias, el hip hop y los discursos políticos. Su nuevo disco, Soy Sauce, lo sitúa como el rey del retro-

futurismo latino.

El DueñoINSTITUTO MEXICANO DEL SONIDO

delBaile

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Una mueca de incre-dulidad nerviosa. John Carlin la repite cuando recuerda su reacción por un anuncio que le hizo su agente literario.

“Me contó que iba a enviar un resu-men de mi libro, El Factor Humano, sobre Mandela a Hollywood. Yo le dije sí, claro, dando por hecho que no iba a pasar nada, pero sí pasó”.Y lo que pasó fue que Clint Eastwood terminó tomando las riendas en un proyecto que lo ha vuelto a colocar en la lista de candidatos al Oscar, y donde el primer interesado en partici-par resultó ser nada menos que Mor-gan Freeman. Toda una fantasía de esas que un periodista como Carlin, hoy dedicado a escribir una colum-na sobre fútbol en el diario El País de España, sólo fraguaba acompañado de su almohada.De paso en Chile, el hombre habló de

su experiencia en más de dos déca-das de ejercicio profesional. Desde guerrillas sangrientas en selvas per-didas, hasta el retrogusto que dejan los platos estelares de los seis mejores restaurantes de España. Carlin se ha paseado por varios puentes periodís-ticos hasta que llegó a concebir un libro llamado El Factor Humano con un objetivo preciso: no terminar escribien-do la enésima biografía sobre el tortu-rado y renacido héroe de Sudáfrica. “No es la historia de Mandela sino más bien de cómo él, ya libre y al mando del país, vio en el deporte y específi-camente en la final del campeonato mundial de rugby de 1995, una opor-tunidad única. Sudáfrica, el anfitrión, iba hacia la guerra civil y en ese encuentro de rugby terminaron unidos blancos y negros, todo propiciado por un triunfo en el último minuto. Ese día se acabó el terrorismo de derecha”, sentencia.Carlin entrevistó a Mandela varias ve-

ces, a propósito de un interés que se inició el día en que éste fue liberado después de 27 años de cárcel. “En la primera conferencia de prensa el tipo se manejó con una calma y una soltu-ra de otro planeta. Imagínate que fue apresado cuando ni siquiera había televisión y llevaba pocas horas fuera de la celda, aún así dialogó con pren-sa de todo el mundo como si estuviera acostumbrado a ello. Fue increíble. Cuando Mandela empezó a hablar, supe de inmediato que era el hombre más grande que iba a conocer”.Cuando todavía la idea de filmar la película estaba en el horno -se estrenó el 11 de diciembre en Estados Unidos-, Carlin viajó a la región del Misissipi para realizar un reportaje por encargo. Le recomendaron contac-tar a cierto personaje que tenía un restaurante en un pueblo típico y que conocía muy bien el entorno modesto y atemporal de aquella zona. “Me acuerdo que era un tipo enorme. Lo

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JOHN CARLIN

Rock StarCon una carrera que lo ha llevado a reportear desde conflictos armados hasta la vida de futbo-listas millonarios, John Carlin es una de las grandes plumas del periodismo español. Y ahora también una incipiente estrella. Su libro El Factor Humano se convirtió en Invictus, la última película de Clint Eastwood, sobre el día más emotivo de la historia reciente de Sudáfrica.

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seguí en mi auto camino a su restau-rante y por teléfono, mientras avanzá-bamos, ‘mister big’ me iba contando lo que veíamos a ambos lado del camino. Sucedió que el hombre era amigo y socio de Morgan Freeman, quien llegó invitado a almorzar ese mismo día piloteando su avión. Todo fue muy irreal y para colmo, mientras comíamos, Freeman me contó sobre una sinopsis de un libro de Mandela que había leído y lo interesante que le había parecido para filmarla. Todo esto sin saber que era yo quien lo ha-bía escrito”. Carlin es categórico en el análisis del actor. “Freeman es amable, pero a la vez es un tipo frío y seco en el trato”, añade, antes de explicar que durante un largo rato, su libro estuvo en manos de un guionista profesional. “Una clase de oficio que me gustaría mucho aprender”.-¿Cómo es Clint Eastwood?- De él me sorprendió su elegancia y su

calma. Es un tipo que aplica una eco-nomía de recursos para sacar mucho con muy poco. Me refiero tanto para el trato diario como para enfrentar el trabajo. Las veces que estuve en el set, se portó muy bien con mi hijo. Jugaron un rato. La película basada en el libro de Carlin lleva por título Invictus y además de Freeman, actúa Matt Demon en el papel del capitán de la selección sudafricana de rugby. “¿Qué significa esto que me pasó? Pues bueno, es co-jonudo. Ahora bien, no voy a mentir, al final del día la película es un ejercicio publicitario para mi libro”, asegura este oriundo de Londres y que vivió varias temporadas en Argentina antes de radicarse en Barcelona.-¿Qué impresión te dejó Nelson Man-dela?-Mi idea es que él es el político más grande de todos los tiempos. Un se-ductor, no un ángel, porque no lo veo de esa manera, pero él persuadió a

sus 25 millones de compatriotas negros de no buscar el camino de la vengan-za. En definitiva, fue capaz de reconci-liar las aspiraciones de los negros con los miedos de los blancos.-Escribiste un libro sobre el Real Madrid llamado Angeles Blancos. Qué piensas de Manuel Pellegrini?-Me gusta, se ve un tipo serio. Sus equi-pos son muy ordenados, de mucho toque; pero no sé, el Madrid es una locura a veces y si no cumple con ciertos objetivos, no le doy más allá de marzo.-¿Cuáles son tus próximos proyectos?-Tengo un viaje a los Emiratos Árabes, pero aparte de eso haré algo muy loco. En diciembre parto a Miami por-que me invitaron a estar tres días en el viaje inaugural de Oceans of the Seas, el crucero más grande del mundo por el Caribe. Estoy muy entusiasmado y veremos qué sale de eso.

Raúl Morales R.

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CINE/32// /

Paradoja envidiable. A pesar de ser el cineas-ta más exitoso del cine argentino -cinco millones de espectadores con sus tres últimos filmes-, Juan José Campanella no vive

del cine. Lo suyo son las series. Pero no cualquiera: Dr. House, La Ley y el Orden y 30 Rock son los “encargos” que lo mantienen dirigiendo la mitad del año en EEUU. Por ello, la presión de hacer rápidamente otra cinta después de un éxito rotundo no es lo suyo. “No es de lo que realmente vivo. Hago una película cuando tengo muchas ganas de hacerlas”, dice el director de El Secreto de sus Ojos –que se estrena el 7 de enero en Chile-. “¿Por qué me demoré tanto en filmar otra cinta? Sim-plemente porque no encontraba una historia que me gustara”, afirma. El filme cuenta la historia de un crimen ocurrido en 1974, que es investigado

de forma obsesiva por un funciona-rio judicial -Ricardo Darín-, al mismo tiempo en que entabla una estrecha relación con una joven abogada -Soledad Villamil-. El relato transcu-rre cuando ocurrieron los hechos y también desde el presente, en que el protagonista convertido en un jubilado con un devastador vacío interior, de-sea recomponer el pasado y convertir estos sucesos en una novela. “No entendemos que pasó”, dice Campanella respecto al enorme éxito del filme, candidato argentino al Oscar y el Goya español. “Estas cosas no ocurren por un solo motivo: quizás toca una fibra de lo que está ocurriendo en este momento con la justicia, quizás influye que se estrenó sin mucha com-petencia de cintas argentinas. Pero no creo que el tema histórico argentino haya sido tan relevante porque está ocurriendo lo mismo en otros países de Latinoamérica”, explica.

Campanella es un director habituado al éxito popular. Criticado en su país por hacer un cine en exceso sentimen-tal -El Hijo de la Novia (2001) y Luna de Avellaneda (2004)-, el director se avala en las cifras y también en la buena recepción de sus filmes en España, donde es reverenciado. ¿Qué sigue para él? Campanella trabaja en su siguiente obra. Pero en su estilo, se toma las cosas con calma. “Desde 1989, cuando salió La Sireni-ta, volví a descubrir la animación. De hecho, para mí, Toy Story 2 es la mejor película de los 90”, dice. Su nuevo filme es una adaptación del cuento de Fontanarrosa, Memorias de un Wing Izquierdo, y lo hará en 3D. “Hacer una película de animación es como mirar una pared mientras se seca la pintura. Los procesos son tan lentos que puedo seguir con mi vida normal. Incluso ha-cer una película entremedio”.

Jorge Letelier

uroJuan José Campanella rompió todos los records con su película El Secreto de sus Ojos. Es la más vista en 25 años en Argentina y candidata al Oscar. Aquí habla de ese suceso y adelanta su próximo proyecto.

JUAN JOSÉ CAMPANELLA

SentimientoP

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Sentimiento/

Películas 33///

Hace dos meses, la distribuidora del filme de James Came-ron invitó a un

adelanto de 20 minutos de Avatar, su nuevo filme: presentación de perso-najes, la lucha del héroe/alien con un especie de tigre/dinosaurio/dragón y el entrenamiento para montar un pterodáctilo espacial, copado de islas flotantes a medio cami-no entre los colorinches escenarios de los dibujos animados de He-Man y el arte de portada de los discos clásicos de Yes a cargo de Roger Dean. Y funciona. La ciencia fic-ción suele ser el equivalen-te fílmico al rock progre-sivo: autocomplacientes, manieristas, pretenciosos y encantadoramente insufribles. Si a eso suma-mos las legiones ñoñas de fanáticos tenemos prác-ticamente una moral o un estilo de vida común. Como sea, en esos 20

minutos de lo que pro-mete ser el espectáculo más grande del año, algo no tuvo buen sabor. Es espectacular, de colores vivos, de imágenes impac-tantes, pero algo falta: alma ¿Dónde estaba el Terminator líquido de T2 o el primer dinosaurio de Jurassic Park? El cine de género es básicamente la interpretación industrial de la imaginación y en la imaginación las reglas físicas no valen. Ese es el problema que se siente en Avatar. El show está, las luces y la música también, pero ahora no compite contra nuestros sueños y pesadillas sino contra los píxeles de los videojuegos. Ahí la cosa es complica-da, no para Cameron que de seguro romperá las cifras de taquilla, sino para uno como espectador. ¿El evento más grande del cine? Permítanme una duda.

Francisco Ortega

Avatar, el monstruo dudoso

Donnie Darko (2001), con su sensibilidad post-adoles-cente, su onirismo subur-

bano entretejido de ciencia ficción, suspenso y horror, y sus reflexiones existenciales y apoca-lípticas, se transformó en un film de culto y Richard Kelly, a sus 25 años, entró en la categoría de niño genio. En su segundo largo, Southland Tales (2006), nadie entendió nada y fue directo al cajón de las promesas fallidas. Si la ciencia ficción -la explora-ción espacial de los años ‘70 de-termina la historia como la nota-

ble puesta en escena- federa las preocupaciones temáticas y ge-néricas en juego desde Donnie Darko, es principalmente como imaginario y catalizador: en The Box, su nuevo filme con música de Arcade Fire, un desconocido entrega a una pareja -Cameron Diaz y James Marsden-, una caja con un botón desconectado de cualquier mecanismo, y les dice que si lo aprietan recibirán un millón de dólares, pero provo-carán la muerte de alguien. Lo aprietan y todo se derrumba: no hay lógica ni explicación para

el espiral en el que caen. No tienen información ni sistema de creencias en el que apoyarse, y la película tampoco lo entrega. Como en un capítulo de los Ex-pedientes X, conspiración, poder extraterrestre, verdad mística revelada o delirio paranoico son todos posibles sugeridos pero no dilucidados, y la fe es el único recurso. Aunque el final no esté a la altura, The Box es una expe-riencia narrativa y audiovisual que se disfruta justamente deján-dose llevar sin tratar de entender.Pamela Biénzobas

Creer para Ver

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Literatura/3�// /

Un alienígena. En la literatura argentina, Rodrigo Fresán es un marciano. Desde Historia Argentina, su primer libro, se reve-ló como un escritor de otro planeta: un

narrador que rompía el molde tradicio-nal del cuento y que prefería el rock, el cine y la literatura anglo americana antes que el folclor argentino: de Dylan y los Beatles a Kubrick, Cheever y Von-negut. Radicado hace 10 años en Es-paña, sus últimos libros transcurrieron en México -Mantra- y Londres -Jardines de Kensington-. En El Fondo del Cielo, su nueva novela, viaja entre Nueva York, Bagdad y el espacio exterior. “Nunca fui un escritor nacional y costumbrista. Soy bastante extraterrestre, así que no es raro que publique un libro alien”, dice desde su casa en Vallvidriera.Fan de la ciencia ficción, El Fondo del Cielo es su homenaje al género. El libro relata la historia de Isaac y Ezra, dos pri-mos judíos de Nueva York adictos a la ciencia ficción y enamorados de una chica misteriosa. La historia arranca en los años 30, la edad de oro del género, y llega hasta la guerra en Irak. Isaac y Ezra fundan una revista y un club, pero sus destinos se separan: Isaac se con-vertirá en un mediocre autor de sci-fi, habitual invitado a programas de TV; Ezra cambiará la ficción por la ciencia, y la chica de sus sueños desaparece como un enigma.La novela es mucho más, por cierto: hay mensajes extraterrestres, viajes por el espacio, recuerdos del futuro,

visiones del pasado, un planeta llama-do Urkha 24, una novela legendaria y anónima llamada Evasión y, claro, el fin del mundo. O varios. Y una multitud de homenajes y citas, donde caben 2001: Odisea del Espacio de Kubrick, Marcel Proust, Pink Floyd, Ray Bradbury, Tke Kinks, Nabokov, La Dimensión Desco-nocida, Roberto Bolaño y David Foster Wallace.-“Ésta no es una novela ‘de’ ciencia ficción. Ésta –ésta fue y ésta será- es una novela ‘con’ ciencia-ficción”, es-cribes. ¿Cuál es la diferencia?-Me interesa siempre que un determi-nado género actúe como perfume o telón de fondo de la historia. En Mantra fue la literatura de viajes, en Jardines de Kensington la literatura infantil. Pero no yendo hacia los géneros, sino dejando que ellos vengan a mí. La ciencia ficción siempre me interesó. El Fondo del Cielo es un homenaje a la ciencia ficción que me gusta.-¿Cuál es esa?-La ciencia ficción que transcurre cinco minutos en el futuro o en un presente alternativo. No me interesa esa cien-cia ficción con la manía compulsiva anticipatoria, que está todo el tiempo actuando el futuro. Me interesa la cien-cia ficción de Ballard, Vonnegut, Philip K Dick o Bradbury.-En el libro aparece K. Dick…-Sí, aparece Dick con un alias y Love-craft. También hay un fragmento de Matadero 5 de Vonnegut, un fragmen-to de Cheever y una mención a un autor fundamental, Bioy Casares, espe-cialmente por La invención de Morel y El Sueño de los Héroes, que son historias

Fan de la ciencia ficción, el escritor argentino rinde ho-menaje al género en su nueva novela El Fondo del Cie-lo. Una historia de amor en traje de astronauta donde se cruzan viajes espaciales, el 11-S, la guerra de Irak, Philip K Dick, Kurt Vonnegut y Roberto Bolaño.

RODRIGO FRESÁN

El Extraterrestre

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de amor con un tamiz fantástico.-La infancia y la amistad es un tema recurrente en tus libros. Acá aparece de nuevo.-Es un tema que me gusta mucho. Creo en la idea de que las cosas más importantes ocurren en la infancia: es como una radiación que te acompaña toda la vida. Yo la pasé muy bien en mi infancia. En ese sentido soy afortunado. Desde que tengo memoria quiero ser escritor y me acuerdo perfectamente de mí mismo fantaseando con esta idea. No tuve que renunciar a mi voca-ción original, que es una suerte de paso de la niñez a la adultez. Y eso te coloca en un lugar privilegiado. -En la novela la memoria y el pasado tienen mucha más importancia que el futuro...-La novela narra el fin de una idea de futuro. La carrera espacial ha resultado un fracaso, ya no importa lo que pasará sino por qué pasó. Literariamente, el pasado es más interesante y pasa a ocupar el sitio del futuro.-¿Por qué incluyes el 11-S?-Hay dos momentos que me parecen claves de los últimos 50 años. El 11-S, donde ocurre algo que nadie espe-raba, nada podía anticipar algo así, y donde personas de otra fe y religión pa-san a ocupar en el inconsciente colec-tivo el lugar de invasores extrarrestres. Y el asesinato de Kennedy, el momento que inaugura la era de la paranoia, cuando el hombre medio empieza a sospechar de la verdad que le están contando.-¿Por eso dijiste que las tramas de la realidad son increíbles?-La realidad tiene tramas asombrosas, pero hay que matizar. La realidad tiene una abundancia de tramas formida-bles, pero están muy mal escritas. A la realidad no le falta imaginación, sino estilo.-Por mucho tiempo la ciencia ficción fue vista como un género menor. ¿Cambió esa percepción?-Nunca fue un género menor, lo que pasa es que era consumido por gente joven. Sólo a los jóvenes la idea del futuro les parece apasionante. Hubo que dejar pasar años y que el género envejeciera, para que los consumidores se hicieran mayores. Es lo mismo que pasó con el rock. Hoy nadie se atreve a mirar en menos la ciencia ficción.

Andrés Gómez Bravo

/Literatura 3�

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Libro/3�// /

Las hermanas Grimes de RICHARD YATES

El mito que el mismo Richard Yates alimentó dice que Las hermanas Grimes -origi-nalmente conocida como Desfile de Pascua-, fue escrita sólo por dinero. Su gran libro, Vía Revolucio-

naria (1961) lo había exprimido como escritor cristalizando su incorrecta y des-carnada visión de la sociedad estado-unidense de los ‘50: inseguros, temero-sos, frustrados, pero al mismo tiempo convencidos de la burbuja de protec-ción construida en sus cabezas después de la Segunda Guerra Mundial. Lo de Las hermanas Grimes entonces, vino a saldar una cuenta aparte que no cuajó hasta quince años después del debut. Este relato publicado en 1976, reco-rre desde los ‘30 a los ‘60 y cuenta la vida, casi en paralelo, de las hermanas Sarah y Emily Grimes. Una historia de frustración, decadencia y soledad que no deja ver luces. Esta es una novela potente y oscura y el carácter crítico usual en Yates, acá ecualiza los sonidos poniendo énfasis en las espirales de alcoholismo y soledad que consumen a las protagonistas. Porque más allá de la frase inicial “nin-guna de las hermanas Grimes estaba

destinada a ser feliz”, lo que hay en esta historia es una manera comple-tamente atemporal de entender el fracaso personal y a las mujeres como individuos. Lo que ocurre podría mate-rializarse hoy en cualquier parte. Algo así como el conteo de desgracias que ocurren cada cierto rato en el mundo. Cada veinte minutos na-cen en alguna parte unas nuevas hermanas Grimes imposibilitadas de independizarse materialmente y de madurar en lo emocional, entregadas a un destino errático que se empeñan en justificar ante la sociedad. La técnica de Yates es cau-tivante. Un ojo sensible para los detalles y un tono ágil para narrar temas oscuros. Las insinuaciones, tanto en el comportamiento como en el ambiente, son claves. Así es como en Las hermanas Grimes, la decadencia está retratada, por ejemplo, en la bar-billa de la madre manchada con salsa de tomates, mientras ella habla de la vida que no fue, sentada a media luz y sobre un plato ya frío de tallarines. A un costado, junto al tenedor, descansa un vaso de whisky tibio, empapelado con espesas marcas de huellas digitales. En una de sus últimas entrevistas, en no-

viembre de 1992, Yates estaba com-plicado por

un enfisema y conectado a un tanque de oxigeno. No

habían muchas cosas en su de-partamento de

dos ambientes. El dormitorio las hacía de estudio y

sobre el escritorio, una máquina de escribir eléctrica con las notas para su octava novela, basa-da en su experiencia como redactor de los discursos de Bobby Kennedy en 1962. “No respiro muy bien, así que no todo el oxígeno que necesito llega a mi cerebro. Antes solía trabajar siete u ocho horas al día. Ahora con suerte me siento dos o tres a escribir”. El secreto mejor guardado de la literatura estado-unidense moriría a los pocos días.

Raúl Morales R.

Una de las últimas novelas del fallecido escritor fue editada hace unas semanas en Chile, es la confirmación del éxito del autor de Vía Revolucionaria.

Dos Manzanas Podridas

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El Informe de

Brodeck  El Informe Brodeck construye, con 

intencional cinismo, una historia ascendente que despista con la misma intensidad que atrae. Su pro-

tagonista, Brodeck, fue el único judío en su villa denun-ciado a los alemanes en medio de la Segunda Guerra Mun-

dial. Los soplones lo enviaron de vacaciones a un campo de concentración y como intuyeron que no regresaría, abusaron de la que sería su viuda. Pero cuando Brodeck apareció después de la guerra, todos y también el protagonista, prefirieron seguir ade-lante sin hacer muchas preguntas, hasta que surge “el otro”, el personaje que moviliza los miedos, la ira y la culpa. Se trata de un misterioso artista que prepara una deliciosa exposición en el hotel de la aldea. Todos los habitantes están retratados por el innombrable, menos Brodeck. Cuando comienza la mues-

tra, y el reflejo de lo que pintó el creador no es más que lo peor de cada uno de los nativos del pueblo, 

ellos deciden terminar con la vida del extraño. Adivinen quién será el encargado de 

redactar un informe con lo sucedido. 

Almasgrises

Otra vez la guerra como fondo de pantalla. Publicado 

en 2005, cuenta la historia de un pequeño pueblo al norte de Francia en 1917, donde el cuerpo de una hermosa niña aparece flotando en un canal. A la

escena del crimen acuden, acompa-ñados por el incesante tronar de los cañones en el frente de batalla, un 

policía, un juez instructor y un militar.  Hay un sospechoso, 

pero nada es lo que parece. 

La nieta del

señor Linh De 2006, esta es la historia 

de un anciano oriental llamado Linh, que llega con su nieta en 

brazos a un país desconocido. Penu-rias de un hombre que sólo se hace entender por gestos, pero que aun así conoce a otro viejo que como él, lo ha perdido todo. O casi. Todas las ma-ñanas se encuentran en el mismo 

banco del parque hasta que su amigo, el señor Bark, 

desaparece misterio-samente.  

Nacido en Nancy en 1962, este escritor y docente, además de guionista y director para cine y televisión, dio clases de antropología cultural y literatura. Lo hizo en la universidad y también en oscuros pabellones carcela-rios. Publicó su primera novela recién a los 37 años de edad y desde entonces ha sido un premio detrás de otro. J’abandonne, obtuvo el Francia Televisión en el 2000 y su quinta historia de largo aliento, Almas grises, fue galardo-nada con el prestigioso Renaudot. El informe de Brodeck consiguió el Goncourt de Lycéens en el 2007.

el escritor del año.P hilippe Claudel

The Qué Leo Awards a los libros menos vendidos del año Gripe mortal, por Pablo Caralps. Nadie puede ser tan obvio y pocas se-manas después de anunciada la pande-mia por la Influenza Humana, sacar un libro que sólo sirve para torturar las paranoias de cual-quier hijo de vecino. Más encima se le cuelga el cartel de thriller científico a un texto oportunista y especulativo. Además, el polvo acumulado en sus tapas es alergia segura.

La dama de azul, por Javier Sierra. Sólo Georges Perec está autorizado a ocupar más de diez páginas para describir una ha-bitación. Como el autor de La dama de azul no es ni será nunca como Perec, los bostezos de las primeras páginas sólo vuelven más tortuosa la lectura de las otras mil. Una novela histórica que pasó de boca en boca, pero por fome. 

Nocturna, por Guillermo del Toro.Llegó atrasado a la moda de los vampiros y nada qué hacer. El debut literario del direc-tor de cine español sencillamente se acumuló en nuestros estantes y de ahí no los ha movido nadie. Bueno, en honor a la verdad, sí se movie-ron: fueron bastante útiles para dejar a buena altura las ediciones de Crepúsculo.  

Dos Manzanas Podridas

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Mad Men

Emparentada sanguíneamente con Los Sopranos, la serie sobre el director creativo de una agencia de publicidad en el Nueva York de los ’60 es una brillante exploración sobre el origen del omnipotente EE.UU., la evolución del capitalismo y las contradicciones humanas.

El GEN DEL PODEREn 1960 la gigante de los electro-domésticos, Westinghouse, había experimentado una baja en las ventas que la tenía hasta el cuello. La competencia entre industriales norteamericanos desatada en la

post guerra era de bestias. La lucha por la calidad, el precio y el servicio era total y ahí estaba Westinghouse con sus fábricas y sus gastos fijos, mirando cómo su flecha de ventas iba en pica-da. Pero salvaron, y el final feliz lo puso un publicista neoyorkino que hizo ma-letas hacia Hollywood, para sentarse frente al mismísimo Jack Warner, capo de los estudios del mismo nombre. Sin mucho preámbulo, el ejecutivo le ofre-ció al productor de cine tres millones

de dólares a cambio de que todos los refrigeradores que apareciesen en las películas de Warner Bros. fuesen de su compañía. La respuesta fue afirmativa. La puerta cóncava de esos aparatos se reconocía a la legua. En un año, las ventas se cuadruplicaron.Genio, pero para inventar el placement también había que estar un poco loco. Ser un mad men, el juego de palabras que dio el apodo a los publicistas de la Madison Avenue. Sin Hong Kong, sin To-kio, sin Dubai, con una Europa que aún buscaba sus partes como un soldado que acaba de ser mutilado, la Nueva York de Don Draper, el protagonista de Mad Men, la serie más brillante parida desde Los Sopranos, era poderosa. En

la Gran Manzana, jugar en primera divi-sión era pautear la segunda mitad del siglo XX. Si un buen producto tenía una buena campaña de promoción podía globalizarse. Generar riqueza. Influen-ciar. Ayudar a ganar la Guerra Fría.Draper es el director creativo de Sterling & Cooper, agencia de tonelaje medio, responsable de que Lucky Strike dejara de joder con los problemas de salud asociados al tabaquismo y se centrara en su “It’s Toasted”. Pero culpable del Nixon sin chaqueta, con los puños de su camisa remangados y hablando de catástrofes económicas sentado en la mesa de su escritorio.Sterling & Cooper no sólo es oficina. También gallinero, bar, segunda casa,

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Cable/3�// /

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pero además, ese trabajo al que todos se aferran, que algunos pueden odiar pero que nadie manda a la cresta. Sabemos que el creador de Mad Men, Matthew Weiner, tuvo que ser recluta-do por David Chase, el cerebro de Los Soprano, para poder ganarse el puesto de productor ejecutivo y recién ahí ser tomado en serio para llevar a cabo la serie de época que salió de su cabeza después de una sobredosis de Salin-ger. Y tan sólo por la pequeña cade-na AMC, después de ganarse varios portazos en las narices de los empresas televisivas más grandes. “Antes tenía la impresión de que el mundo entero conspiraba en mi contra. Yo hablaba de una serie que explora lo que sen-

timos íntimamente, y eso a nadie le parecía glamoroso. La cultura en la era Bush parecía estar retraída”, dijo Weiner.El comentario de los sentimientos per-sonales de Weiner es la base de Mad Men. Si hay un traidor rondando y no te lo puedes cargar porque no eres Tony Soprano, Don Draper te dará una clase de manejo. No es cobarde, es suma-mente práctico, y tampoco se lo toma tan en serio. Entiende cómo funciona el sistema y cuándo es buen momento para mandar al suelo al idiota de turno que te tocó una oreja. Tiene el peinado, el traje, el auto, la casa y una Grace Kelly personal adornándola. La misma rubia obediente-sonriente replicada hasta el hastío en esos catálogos vinta-

ge de electrodomésticos.Por cierto, en la serie nunca se mostró de manera tan descarnada la soledad de la dueña de casa. Tanta ingenuidad y sacrificio de la individualidad expli-can por qué puede ser tan indignante para una esposa ser excluida de una conversación. O cómo es posible que una infidelidad tenga una gravitación parecida a la pérdida de un riñón. Hay que tener temple para bancarse una tempestad de esas y, por corte, quitarle un cliente a la competencia. Hay que ser hombre, pero también hay que estar un poco loco.

Jalil Riff

Había una serie inglesa a comien-zos de los 80, Los Profesionales. Se parecía a Starsky & Hutch, pero más ruda. No ganaban siempre y les sacaban la cresta. Una década después, apareció Prime Suspect, también británica, con Helen Mirren como una detective brillante, solita-ria y alcohólica, en una de las mejo-res series policiales de todos los tiem-pos. Y ahora esta producción que partió en 2007 y va en su tercera temporada, Skins. De nuevo el mis-mo sabor. Aquí hay algo verdadero. Skins tuvo un buen parto artístico. Nació de la insatisfacción, de las quejas de Jamie Brittain (24), hijo del guionista Bryan Elsley (48), por la ca-lidad de las series promedio, todas

pensadas para un público treintea-ñero. Juntos crearon Skins y fijaron algunas reglas no muy comunes en las series dramáticas juveniles. Por ejemplo, que los adolescentes del reparto, que en la historia cursan los dos últimos años de enseñanza media en Bristol -el sixth form del sistema británico-, fueran efectiva-mente actores entre 16 y 18 años, y no veinteañeros con buena piel y caras de guagua. Lo segundo: nada de estrellas, ni gente con mu-cha experiencia actoral. Claro que hicieron una concesión no menor. Uno de los protagonistas de las dos primeras temporadas fue Nicholas Hault, el niño de la película, Un Gran Chico (2002), con Hugh Grant y

Tony Collette. Otra gracia: excepto un personaje, cambiaron todo el elenco a partir de este año, y la regla dice que así será en adelante. Sin pretender que se filma reali-dad, Skins muestra a adolescen-tes en estado natural: indecisos, atormentados, en metamorfosis, batallando entre los saldos de la niñez y el pelaje de un adulto, poniendo a prueba la moral y las confianzas en las relaciones inter-personales. Hay drogas, sexo hétero y homo, trastornos siquiátricos y violencia, barajados sin moralinas. En Skins los que la cagan lo siguen haciendo, tal como en la vida.

Marcelo Contreras

Cambio de PielSkins

/Cable 3�

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La mañana del 25 de agosto de 2009, justo el día después de recibir el Premio Nacional de Periodismo, María Olivia Monckeberg abrió el diario La Tercera y se

encontró con una sorpresa des-agradable. Su galardón apareció mencionado en apenas tres lí-neas y en la página del obituario. En un manifiesto acto de des-precio total. “Sentí que era una falta de respeto por el periodismo chileno, un ninguneo total. Fue grosero y poco digno. Pero no me dio rabia, me pareció ridículo y una demostración más que personas como Alvaro Saieh –el dueño de Copesa- entienden la información como algo al servicio suyo”, dice.

Monckeberg es una periodista atípica. Durante la dictadura, fue editora de la revista Hoy (1977-1981); subdirectora de revista Análisis (1981-1987) y editora en el diario La Epoca (1987-1990). “No era fácil hacer periodismo. Lla-maban a mi casa para decirme que tenía los días contados, me cortaron la manguera de la ben-

En las patas de los CaballosMARIA OLIVIA MONCKEBERG

Entrevista/�0// /

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cina del auto para que se incendiara. Se vivía al filo”, recuerda. Con la llegada de la democracia, pasó al diario La Nación y tras desempeñarse en varios trabajos, hoy hace clases de periodismo de la U. de Chile. Pero quizás sus mayores reconoci-mientos vienen de la investigación. Duran-te esta década ha editado libros como El Saqueo de los Grupos Económicos al Estado Chileno (2001), El Imperio del Opus Dei (2003) y El Negocio de las Universidades en Chile (2007), entre otros. Un catálogo que le ha dado prestigio y que se acaba de ampliar con el reciente Los Magnates de la Prensa (2009), donde profundiza en la con-centración de los medios en manos de personas como Ricardo Claro, Agustín Edwards, Sebastián Piñera y el mismo Saieh.

-¿Siente que su labor es quijotesca? -Eso lo dice la gente. La ausencia de este tipo de periodismo me llevó a sacar libros. Recuerdo que cuando salió El Sa-queo… me convidaban a universidades, a sindicatos y el libro se agotó el primer día. Eso denota que las personas quieren saber de cosas importantes porque los medios omiten estos temas.

-¿Cuánta culpa tiene la Concertación en esta concentración de los medios? -A la Concertación no le interesa la pluralidad periodística. En los últimos 20 años, la concentración se ha agudizado y eso es un error gravísimo para la demo-cracia. Creo, también, que los periodis-tas con algún empresario que ponga capital podrían hacer algo. El País de España y Página 12 de Argentina fueron iniciativas en que los periodistas tuvieron un papel importante. En Chile, siempre somos los empleados de este cuento.

-Pero la escasa publicidad poco ayuda a que aparezcan medios más

progresistas… -La Tercera y El Mercurio están ligados al poder económico y, por esa vía, tienen la simpatía de muchos avisado-res, concentran la publicidad y es difícil que aparezcan otros medios. En 2001, cuando se discutía la ley de prensa, tuvo que ser negociada. Andrés Aylwin junto al colegio de periodistas querían que una empresa no tuviera más allá del 30% del mercado. Pero la derecha hizo una presentación al Tribunal Constitucional. Uno de sus argumentos fue el derecho de propiedad y está basado en la Cons-titución y son trabas que hacen que se perpetúe el modelo. Y los dueños de los medios no lo dicen.

-En el libro, hace claras diferencias respecto a Saieh y Edwards, los dueños de Copesa y El Mercurio, respectiva-mente… -Son históricas. El poder mercurial es centenario. Ellos gestaron el golpe militar y, a través de sus páginas, instauraron el modelo económico que tenemos hoy. Generaron conciencia en las élites que tenía que existir un libre mercado y que debía reforzarse la propiedad privada. Saieh, en tanto, era un funcionario del Banco Central que se fue a estudiar a Chicago y que, luego, dirigió la escuela de economía. Tomó contacto con mili-tares, hizo negocio con el ejército y es-tableció contacto directo con Pinochet. Así, se le entregó el Banco Osorno que lo vendió al Banco Santander en 500

millones de dólares. A Saieh le gusta decir que su fortuna la hizo en la Concertación, pero es falso: la hizo en dictadura.

-¿Cómo ve el desbordado ascenso económico de Saieh? -Es un acumulador sin límites. Es el rico de nuevo cuño, que le gusta mostrarse a través de su diario y decir ‘yo tengo esto y tengo este poder’. Lo extraño es que quiere parecerse a Edwards. Hace poco se compró

el edificio de Compañía con Morandé, donde antiguamente estaba la redac-ción del Mercurio.

-¿Tiene una obsesión con Edwards? -Quiere ser Edwards. Puede llegar muy lejos porque acumula y le encanta influir. Mueve los hilos de poder político con la revista Qué Pasa, La Tercera ha hecho un esfuerzo por posicionarse en el ABC1 y no deja de ser inquietante que es el principal acreedor de la U. de Concepción. Acaba de hacer un diario –El Diario- para competirle al Sur de Edwards.

-¿Cómo ve el periodismo actual? -Mal. No hay periodismo de calidad ni sentido crítico. Las posibilidades de la ciudadanía de estar bien informadas son mínimas y eso hace que el pueblo sea menos educado.

-¿Cree que existe solución? -Si existe conciencia social, sí. El Estado debe garantizar el pluralismo, pero la derecha que es la que controla los me-dios, lo limita y eso daña la democracia. Hay países como el propio EE.UU. donde la libertad de expresión es piedra angu-lar. Acá, en cambio, no se conocen los verdaderos problemas del país porque los dueños de los medios muestran a sus amigos y producen una recreación de la realidad.

Felipe Rodríguez

En las patas de los CaballosHa dedicado su vida al periodismo crítico y sin concesiones. En su último libro, Los Magnates de la Prensa, M. O. Monckeberg profundiza en la ayuda económica de la dictadura a los dueños de La Tercera y El Mercurio y critica el escaso compromiso de la Concertación con el pluralismo de los medios. “Eso daña a la democracia”, dice.

/Entrevista �1

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Teatro/�2// /

-El teatro es muy aburrido. No hay huea más fome que el teatro. Es como volver a 1800, con un ritmo lento. Yo me quedo dormido en el teatro. Por eso es que hago teatro para los que son como yo. Ahora yo no digo que mi teatro sea lo mejor. Creo que es tanto lo que me creo el cuento que la gente me compra y por eso me va bien.

-Me aburrí de estudiar teatro. Me retiré en primer año y terminé aprendiendo con mi maestro Ro-drigo Marquet en su compañía La Loba. Me cargan las escuelas de teatro. Creo que no sirven. Son fábricas de manadas de actores iguales. En Chile con cueva hay cinco actores de verdad. El resto es gente que encontró algo entretenido que hacer en las teleseries, el cine o el teatro.

-Actué en la calle. La única diferencia entre el teatro callejero y el pagado es que en la calle uno es más profesional. La gente que se aburre se va, entonces hay que mantenerlos entretenidos. Creo que es la mejor escuela.

-A los actores en Chile no los hacen trabajar. Les pasan un guión escrito y ellos lo repre-sentan. No hacen nada desde lo más profundo. A mí me gusta que ellos desarrollen todo del personaje hasta lo que dicen. Los actores hacen una pega pajera. Ese es el problema de muchas películas y de algunas teleseries.

-No actuaría en la televisión hoy. Me han ofrecido pegas, pero son charchas. No me gusta la televisión chilena, es aburrida. Sólo veo Los 80, las noticias y a Camiroaga que me cae la raja.

-Comedor de Diario –Vía X- era la raja. Era dirigir actores sin guiones escritos. Cada actor hacía su personaje desde lo más profundo. O sea los actores trabajaban. Lo hacíamos en equipo. Me di cuenta que las cosas que uno imagina pueden ser posibles. Me enamoré de la dirección de actores. Es que cuando tienes bue-nos actores todo lo que imaginas es posible y ese elenco era de lujo, el equipo técnico muy joven y con mucha fuerza. Fue increíble porque yo sabía poco de televisión. Aprendí a aprender de otros.

-Ni cagando sería famoso. Lo más charcha en este minuto es ser famoso en Chile. Además cual-quiera es famoso hoy. Un día tienen portada y es tanto lo que se creen que después les va mal y ahí andan a patás con los piojos. Caer en ese mismo nivel lo encuentro picante.

-Me gusta recibir elogios como a cualquier actor, pero si vienen de alguien que admiras, de verdad, es la zorra.

-Soy súper provinciano. Y soy de los que creen que los provincianos somos más auténticos. Los san-tiaguinos se creen pillos… y andan más perdidos.

-No vivo solo. Tengo dos amigos que viven conmigo: Colega y Bandido. Son la raja. Conversamos mucho, yo no les entiendo ni ellos a mí, entonces hay pura buena onda. Uno es un Pitbull y el otro es un White Terrier.

-Soy buen amigo y tengo muchos. Tengo tantos que ya no me interesa tener más. El que quiera ser mi amigo está cagao. Le cierro la puerta sin conocerlo. Ahora me carga conocer gente nueva, además la gente sufre de un problema grave: hablar mucho. Eso no lo soporto.

-La amistad entre un hombre y una mujer puede ser la mejor, la más fiel, pero sólo si ya se metieron. Tengo muchas amigas.

-La mayoría de las actrices son ricas. Hay unas que están locas, otras son muy mateas y centradas. En el teatro hay de todo. El único denominador común es que siempre están pidiendo pega.

-No veo cualquier película. Me gustan las que cuestan arriba de cien millones de dólares. Son las únicas que valen la pena.

-A los doce dejé de escuchar música chilena porque estaba llena de hueas. Ahora estoy reconciliado. Es la raja. Hay cantantes buenísimos como Nano Stern, Fernando Milagros y Pedro Piedra. Es increíble ir cualquier día a la SCD y que hayan conciertos de chilenos. La mayoría son buenos.

-Mi ídolo máximo a los quince años era Dalton, ese de la película El Duro. Patrick Swayze era el guardia de un bar, pero era un guardia profesional. El mejor. En realidad, también era el ídolo de todos mis amigos.

-Odio lo europeo. Por ejemplo el cine europeo. Ese que le dicen cine arte me carga. Perdón, hay una cosa que es europea y me encanta: mi Audi, pero no pongai eso.

-Estoy con Piñera sólo porque me cargan todos los artistas que apoyan a Frei, MEO y Arrate. Me cargan los actores concerta. Creo que esos son los que no llaman de ningún lado y terminan ahí. Me dan monos esos weones. Cruz-Coke me cae bien.

Lalo Prieto

por Gabriela Haddad

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Partió en la calle y hoy es el último fenómeno del teatro. Tras obras como Nahuelqueo, City y 14 de febrero, su última entrega, Sottovoce, reitera su devoción por las historias explosivas.

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Dualidades Fotos:Danny AlvealFotografía/��// / /

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/Fotografía

Publicado por primera vez en 1958, Los Americanos, de Robert Frank -prologado por Jack Kerouac-, representa un ícono fotográfico que hace poco fue editado en español, con motivo del aniversario 50 de su lanzamiento. Frank (Zúrich, 1924) recorrió los 48 estados norteamericanos en un viaje que duró dos años. Durante ese periodo realizó más de 28.000 imágenes, de las cuales seleccionó 83. En Los Americanos hay rostros, situaciones y por sobre todas las cosas, un testimonio en blanco y negro del carácter estadounidense.

Cuando el volumen salió, las ventas fue-ron escasas y la crítica de revistas como Popular Photography se quejó de la falta de rigor formal en las fotografías selec-cionadas. Sin embargo, poco a poco Los Americanos fue cogiendo vuelo y tanto en 1961 como en 1962, Robert Frank fue homenajeado con dos sendas exposiciones en el Art Institute de Chicago y en el MOMA de Nueva York.

La versión española que llegó a unos 35 mil pesos, se puede encontrar en varias librerías de Santiago y está a cargo de La Fábrica Editorial. Es un libro con 180 pági-nas, en formato 22 por 27.5 cm.

Lanzamiento

Noticias ��///

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Para referirse a todo lo relacionado con la histo-ria de su país, los chinos hablan en primera per-sona plural. “Hicimos las carreteras”, “trabajamos

mucho para los Juegos Olímpicos”.En su hablar cotidiano hay pocas referencias al yo, y menos a una persona específica que encarne a un colectivo. No hay monarcas específi-cos, sino que dinastías completas; no hay primeros ministros, sino que es el Partido el que gobierna. A menos que se hable de Mao Tsedong: “Él nos trajo la paz y la prosperidad”, “Él hizo la revolución que nos unió”. Mao, el que está en todos los billetes, el del cuadro de dos toneladas que se encuentra en la entrada a la Ciudad Prohibida vi-gilando la Plaza de Tiananmen y cuyo cadáver embalsamado todos quieren ver. El Chairman, como le llaman, pa-rece ser el único individuo destacable dentro del gran colectivo que forman los más de mil millones de chinos. El ciudadano de a pie no existe, o al menos no muestra mucha voluntad de hacerlo como sujeto histórico. Esa negación de lo individual puede servir para explicar cómo diablos una joven de 29 años, que habla cuatro idiomas y con estudios en Europa, justifique la censura en Internet. “Al pueblo hay que educarlo. Si nos preocupáramos del derecho de cada chino sería un colapso, porque somos muchos”, dice con naturalidad. Navegar en internet en China, el mis-mo país donde se fabrica la tecnolo-

gía que hace que todo el fenómeno digital sea posible, es una experiencia frustrante y, por lo mismo, apasionante para un heavy user de occidente. No Facebook, no Twitter, no YouTube. Tres ingredientes fundamentales de la die-ta de un internauta están censurados en ese país, porque el Gobierno los considera nocivos para el pueblo. Lo mismo que la pornografía y, por cierto, todos los contenidos que no sean con-venientes para la causa de la Revolu-ción Comunista iniciada hace 60 años. De la matanza de estudiantes en la Plaza Tiananmen no hay nada en Internet. Hasta los artículos de Wikipe-dia que hacen referencia al hecho están podados. Las biografías de líderes “progresistas” como Hu Jao-Bang, también penan; ni pensar en encontrar algo del Tíbet o Taiwán y sus pretensiones independentistas. Y nadie levanta la voz. Ni en China, ni en el extranjero. Google asumió no más y censuró sus búsquedas por solicitud, mientras que el Bai-du, el buscador más usado en ese lugar, suele poner una indicación que alude a las regulaciones le-gales, para explicar la omisión.“¿Acaso en su país no se censura nada?”, preguntan al consultar por la censura. Y bueno, cualquiera que haya osado denunciar un problema laboral o medioambiental que toque los intereses de un avisador en cual-quier medio, sabrá la respuesta.

Mario Álvarez desde Beijing

Pictomio Un programa gratuito que permite organizar fotos de múltiples formas: creando catego-rías según la cámara, el día o el via-je, las que pueden ser compartidas directamente con sitios como Flickr. Hay herramientas para su manejo que crean álbumes, presentaciones en 3D e incluso, gracias a informa-ción GPS, generan un rastreo virtual de la ruta de viaje donde fue toma-da la imagen. (www.pictomio.com).

Google Wave Se trata de un nuevo servicio presentado por Google para comunicarse por Internet y que todavía está en marcha blanca. Es una herramienta que permite una conver-sación multimedia -e-mail, mensajería instantánea, Wiki y redes sociales- en-tre sus usuarios en tiempo real; un co-rreo electrónico evolucionado en que cada persona que sea invitada a par-ticipar en estas olas de conversación podrá ir agregando al instante videos, fotos, información, textos de diferen-tes formatos, juegos o cualquier idea que pueda hacer mas productiva la comunicación. Una idea definida por Lars Rasmussen, uno de los crea-dores de la apli-cación, como “Lo que seria el correo electrónico si fue-ra inventado hoy”.

La censura china en Internet

Libertad VigiladaNo Facebook, no Twitter, no YouTube. ¿Información sobre Tia-nanmen? ¿del Tibet? Mejor apague el computador.

Entradas

Web/��// /

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/Arquitectura y Diseño ��

///

En septiembre pasa-do, Oscar Niemeyer se fue a negro. Una hemorragia en sus entrañas lo dejó

de rodillas en medio de su estudio en Río de Janeiro. El diagnóstico fue lapidario: tu-mor intestinal y cálculo a la vesícula. Como pudo clamó por ayuda y se lo llevaron al Hospital Samaritano. Tardó cuatro semanas en salir de ahí. “La internación es muy solitaria, yo necesitaba ocuparme, reencontrar a los amigos, mantener mi ritmo de vida”, declaró al diario O Globo. Todos pensaron que se daría cuenta que ya no está para seguir a cargo de todo a pocos días de cumplir los 102. No fue así. Niemeyer se levanta temprano y se amarra al lápiz para dar los últimos toques a una plaza que se levantará junto al palacio de gobierno, a un monu-mento para Venezuela y al bosquejo de una obra llamada “Camino de Niemeyer”, que pretende sintetizar un buen ejemplo de su ideología profesional.

La de Niemeyer es una historia marcada en el

ideario popular por el encargo que se le hizo junto al urbanista Lúcio Costa, de le-

vantar una nue-va capital para

Brasil. Un desafío y al mismo tiempo

un regalo que se conjugó en un

cóctel de oportu-nismo y talento para

un Niemeyer con escasa trayectoria en

aquellos días; ape-nas había acabado

la secundaria a los 21 años y la carrera de

arquitectura a los 27. Su prestigio ascendió

como un cohete hasta que llegaron los militares. Nie-meyer, comunista acérrimo, fue conminado a dejar Brasil a mediados de los 60 por el ministro de Aeronáutica: “El lugar para un arquitecto comunista, es Moscú”. En pocas semanas Niemeyer vio mermados sus clientes y proyectos ante el temor que provocaba contratarlo por sus ideas anti guber-namentales y se autoexilió en París a partir de 1966. En Europa cuajó lo mejor de su inventiva. Primero fue la nueva sede del Partido Comunista Francés, el Place du Colonel Fabien, y luego apareció en Italia para le-vantar los cuarteles genera-les de la editorial Mondado-ri. En Portugal construyó el Pestana Casino y en Malasia le encomendaron la gran mezquita de Penang. A cada instante le martillaban la cabeza las idea urbanas de Le Corbusier y su fe en el hormigón como un material más noble que el acero. “El hormigón armado es una musa honesta”, declaró.

Niemeyer regresó a su casa hace tres semanas, para trabajar y esperar los 50 años de Brasilia que se cumplen el próximo año. En los pasillos del Ministerio de Cultura ya se habla de reunir dos millones de per-sonas en la Esplanada dos Ministerios, el punto neu-rálgico, para escuchar los shows en vivo que podrían tener a U2 o Paul McCar-tney de protagonistas. ¿Qué dice el arquitecto? “Siempre me ha interesado dibujar. Me acuerdo que muy chico movía mis dedos en el aire, hasta que un día mi mamá me preguntó ¿Pero qué estás hacien-do?, ¿cómo que qué? -le dije-, estoy dibujando”.

Aquí y Ahora

Raúl Morales R.

OSCAR NIEMEYER

Cumplió 102 años el 15 de diciembre y el arqui-tecto brasileño sigue en pie. Trabaja en tres pro-yectos simultáneos y, a su edad, todavía piensa en el futuro.

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MODA/��// /

Polera: Tienda “El Ropero”

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/MODA ��

///

Ella: polera y pollera El Ropero / zapatos Melissa en ZOO ConceptÉl: polera Penguin en ZOO Concept / pantalón Penguin en ZOO Concept

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MODA/�0// /Chaqueta Penguin Catalog en ZOO Concept.

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/MODA �1

///

Polera Levi’s / Pantalón Penguin Catalog en ZOO Concept

Polera Levi’s / Pantalón Levi’s

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MODA/�2// /

Sentados (izq a der): 1.polera Reebok / chaqueta Reebok / pantalón Levi’s / zapatillas Converse2.polera Levi’s / pantalones Levi’s /za-patillas Converse

De pie (izq a der): 1.camisa Penguin Catalog, en ZOO Concept / polera Levi’s/ pantalón Penguin Catalog en ZOO Concept2.polera Levi’s / pantalón Levi’s

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/MODA �3

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polerón: Levi’s

Mod

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Gastronomía/��// /

Santiago old fashion. En ese sentido, Ciudad Vieja atina con sus estampas de identidad for export: dos pisos con terraza y cómodas mesas,

llenos de sutiles rusticidades y penumbras siempre en madera firme; con música de la vieja escuela -se agradece el rescate de maravillas criollas como la Orquesta Huambaly- que ador-nan con sonido una sandwi-chería que en la forma mira por el retrovisor; pero en el fondo, mirando su carta y probando su cocina, revela un amplio para-brisas en la dirección opuesta. Olvídense del churrasco palta o del lomo completo. Su expe-riencia en emprendimientos exitosos -son los mismos respon-sables de El Ciudadano de Se-minario-, les permite arriesgarse y no poner las sandías caladas de la sanguchería típica. Eso sí,

poseen lo que en realidad se necesita: enjundia real y sazón nacional en alternativas como el Costillar Maltón -cocinado con cerveza-, el Borrachito -de osobuco con su médula-, su Chicharrón -cerdo con camote y cebolla aderezada-, entre otras opciones basadas en cordero, vacuno, ave o quí-noa hecha hamburguesa para vegetarianos. El pan puede ser, dependiendo del ingrediente base, amasado, marraqueta, ciabatta, croissant o incluso un par de sopaipillas que encierran el Veguino, con arrollado, palta, tomate y ají verde. Súmese una barra que atrae por su notable depósito de bebestibles, con vinos en 19 opciones por copa y sólo una por botella -la de la casa- y más de 40 cervezas a disposición. En resumen, un sabroso ejercicio de chilenidad renovada, con-servando las raíces.

Filete con mote,

uvas y sumac*

-100 grs. de mote

-1 cucharadita sumac....

Ingredientes para cuatro porciones: 100 grs. de mote 500 grs. de file-te en lonjas 3 puñados de pe-rejil en hojas 350 grs. de uvas, cor-tadas por la mitad y despepadas

Para la marinada: 1/2 cebolla 1 cucharada de vi-nagre de vino tinto 1 cucharadita de sumac 1 cucharadita de semillas de cilantro 1 pizca de pimienta

Para el aderezo: 1 diente de ajo 1 cucharada de vinagre

de vino tinto 1 cucharada de aceite de oliva 2 cucharadi-tas de sumac 1 pizca de semillas de cilantro

Preparación: Mezclar los ingredientes de la marinada con la carne y dejar reposar entre una y dos horas. Mezclar todos los ingre-dientes del aderezo y salpimentar. Colocar los trozos de filete en la sartén bien calien-te, dejarlos a punto y reposando mientras se hace la ensalada. Mezclar todo con el mote y el perejil. Servir inmediatamente.

CIUDAD VIEJA

Chileno de Corazón

Sin caer en los típicos sanguches de la dieta nacio-nal, Ciudad Vieja

conserva las raíces locales, pero las

renueva en sabor y preparación. Un experimento gas-

tronómico digno de imitar.

Por Carlos Reyes

Receta por Blue Jar

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*Sumac: especia hecha con los bayas molidas de un pequeño arbusto mediterráneo. Se consigue en La Vega Central, en la calle Salas.(ciudad vieja: Constitución 92)

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Filete con mote,

uvas y sumac*

-100 grs. de mote

-1 cucharadita sumac....

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