T L O S the Wishing Spell-1

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Se miraron de forma culpable. Conner se sentó junto a Alex y empezó a preguntarcosas por sí solo.

— Estamos tratando, pero no sabemos del todo qué estamos buscando, — DijoConner

El comerciante rio — Nadie lo sabe; es la belleza de ello. Algunos saben ladescripción de los artículos que quieren, pero nadie lo sabe en concreto.

— Como Hagatha, — Dijo Alex — Sólo sabía las adivinanzas. El hombre al que selas dijo tenía que averiguar lo que eran por su cuenta, pero podría haberseequivocado.

— ¿Y si encontramos a Hagatha y le preguntamos por su opinión? — ComenzóConner.

— Hagatha está muerta, — Dijo el comerciante.

— ¿Muerta? — Alex se quedó sin aliento — ¿Cómo murió?

— Cayó en el pozo espinoso, — Dijo el Comerciante.

— ¿Qué es el pozo espinoso? — Preguntó Alex.

— ¡Por Dios, hijos!, ¿están locos? Después de que la maldición se rompió en elReino Durmiente, todas las espinas y los arbustos que habían crecido salvajemente

en todo el reino fueron limpiados y arrojados en un agujero grande y profundo, — Dijo el comerciante — Hagatha estaba recogiendo algo cerca del pozo y cayó.

— Eso es terrible, — Dijo Alex.

— Ella pidió ayuda durante días, pero nadie le ayudo; nadie quería ayudar a unavieja bruja, — El Comerciante dijo — Justo antes de morir, Hagatha maldijo el pozocon el fin de que cualquier cosa o cualquiera que estuviera cerca se cayera haciael fondo, donde estaba atrapada, para siempre.

— Eso es intenso, — Dijo Conner.

— Desde entonces, sin embargo, se ha utilizado como un terreno baldío. Para quela gente que viaja a los reinos no se caiga y que nadie los vuelva a ver, — Dijo.

— ¿Me pregunto si hay alguien más con quien podríamos hablar? — Dijo Alex — Cual sea que fuese el viaje en el que estaban me temo que se ha terminado, — Dijoel comerciante — Una vez que estás aquí, estás aquí, y no hay nada que puedashacer al respecto, — Él se apartó de ellos.

Una conmoción provino del túnel que conduce a la mazmorra. Trolls y duendesllevaban a los hombres y las mujeres que habían estado sirviendo en los túneles y


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en la sala común de nuevo en sus celdas. Todos lucían como si pudiesen dormirdurante un año si así lo permitieran.

— Hora de dormir, — Un troll ordenó, y luego apagó todas las antorchas en lahabitación con un cubo de agua — Y si alguien hace un ruido, nadie seráalimentado mañana.

Los trolls y duendes salieron de la mazmorra riendo.

La habitación era negra. Alex se encontró con Conner la oscuridad y descansaron junto del otro.

— Es sólo que no quiero que mamá se preocupe, — Dijo Alex con grandes ojosllenos de lágrimas — Cuanto más tiempo estemos aquí, más tiempo ella va a estarsola.

— Estoy seguro que la abuela está con ella, — Dijo Conner — Probablementetendrán a todo el departamento de policía buscándonos. Va a ser una interesanteconversación una vez que estemos en casa y les digamos dónde hemos estado todoeste tiempo.

— Gracias por ser positivo, Conner, — Dijo Alex.

A pesar de la poca comodidad que su hermano le dio, Alex lloró hasta quedarsedormida.

Conner no podía dormir. No podía dejar de pensar que, apenas una semana atrás,había estado sano y salvo en su propia cama, temiendo tan sólo del trabajo escolary la Sra. Peter. Y ahora, aquí estaba, en las mazmorras de otra dimensión, frente auna vida de esclavitud. ¿Con qué rapidez el tiempo cambia?

Conner se había quedado dormido cuando de repente se despertó; él sentía como

si alguien lo estuviera observando. Abrió un ojo y vio, de pie al otro lado de la puerta de la celda la luz de una sola vela, la niña duende que habían visto en la salacomún. Ella había estado observándolo dormir.

— ¿Puedo ayudarte? — Pregunto Conner, asustado.

— ¿Cuál es tu nombre? — La niña troll pregunto con voz atractiva.

— ¿Por qué quieres saber? — Pregunto él.

— Porque me gustaría saber todo de ti, — Dijo ella con una sonrisa soñadora lo

que hizo a Conner sentirse enfermo.


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Los gemelos estarían al borde de sus asientos si no hubieran estado en el piso suciode un calabozo.

— Un beso, — Dijo Trollbella, mirando con pasión a Conner.

Conner tragó saliva — Bueno, creo que vamos a ser esclavos para siempre, — Trollbella frunció el ceño. Alex golpeó Conner en la cabeza.

— Dale un beso, idiota y ¡luego vamos a salir de aquí! — Dijo Alex.

— No golpees a mi chico de mantequilla, — Dijo Trollbella — Y yo Nunca dijeque te dejaría ir, sólo lo dejare ir a él.

— Creo que estaría más decidido sí prometes dejarnos salir a los dos, — Dijo Alex

— No, ¡yo no lo haría! Por favor, no hables en mi nombre, — Conner intervino,

pero ninguna de ellas estaba escuchándolo.Las fosas nasales de Trollbella estallaron. No le gustaba la negociación. Se dio lavuelta y desapareció sin decir una palabra.

— ¡Así se hace, Conner! — Dijo Alex — Esa pudo ser nuestra única manera desalir.

— No hay manera de que bese a eso, — Dijo Conner — Libertad o ninguna libertad,estás pidiéndome mucho.

Los gemelos ambos saltaron detrás de la puerta de la celda. Trollbella había vueltorápidamente con una llave; Estaba lista para hacer un trato

— Un beso, chico de mantequilla, — Dijo Trollbella, y empujó la cabeza contralos barrotes de la puerta de la celda.

— No puedo hacer esto. Yo, físicamente no puedo hacer esto, — Conner dijo.

— ¿Alguna vez quieres volver a estar en casa? — Le preguntó Alex.

Conner parecía como si estuviera a punto de vomitar y llorar al mismo tiempo. A paso de tortuga se acercó a Trollbella con los labios extendidos. Él no iba losuficientemente rápido para Alex, así que ella lo empujó hacia la puerta de la celday Trollbella lo agarro través de los barrotes. Le planto un grande y gordo beso enlos labios.

— Plaaaah, — Dijo Conner, separándose de ella. Limpio su boca locamente yrespirando con dificultad. Trollbella tenía una enorme sonrisa de satisfacción ensu rostro.

— Esa fue la peor cosa que has hecho, — Dijo Conner, apuntando a Alex,sintiéndose completamente traicionado — ¿Cómo pudiste?


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— Muy bien, Trollbella, — Dijo Alex, haciendo caso omiso de su hermanodramático — Un trato es un trato. Vamos.

La sonrisa de Trollbella cayó en una mueca. A regañadientes abrió la puerta de lacelda y la abrió. Alex vio a los otros esclavos en el calabozo. Los pocos que estabandespiertos había estado en silencio y mirando con atención a los gemelos. Nuncahabían visto a nadie ser liberado antes; habían pensado que era algo imposible.

— Son libres de irse, — Dijo Trollbella.

Los gemelos rápidamente salieron de la celda, pero cuando Alex pasó junto aTrollbella, la agarro rápidamente y empujo a la princesa trolls en la celda, cerrandola puerta detrás de ella.

— ¡Quiero salir de aquí ahora mismo! — Trollbella gritó — ¡Esto no era parte deltrato! — No puedo irme sin los otros, — Dijo Alex. Corrió alrededor abriendo las puertasde todas las celdas

— Todo el mundo despierte. Vamos a salir de aquí, — Ella corrió hacia el montónde desechos en el lado de la habitación y recupero todas sus cosas.

— ¡Guardias! — Trollbella aulló — ¡Guardias! ¡Los esclavos se escapan!

— ¿Trollbella? — Dijo Conner — Silencio, ¡por favor! ¿Puedes hacer eso? ¿Porfavor? ¿Por tu chico de mantequilla? — Trollbella se sonrojó.

— Muy bien, chico de mantequilla por ti voy a estar callada, — Los esclavoscelebraron la vida. Les tomó un momento para entender lo que estaba diciendoAlex; que habían soñado acerca de este día por tanto tiempo. Muchos ansiosamentesaltaron y se alejaron de sus celdas pero otros dudaron, incluyendo el comercianteambulante.

— Vamos, — Dijo Alex — ¿Qué estás esperando?

— ¿Están locos? Ellos nos arrancaran la carne vivos si tratamos de escapar, — Dijo el comerciante. Esto preocupó a algunos de los demás, especialmente losniños.

— ¿Preferirías morir en su celda o morir en el intento de recuperar la vida que lerobaron? — Dijo Alex.

Las palabras de Alex debieron de haberlos inspirado, porque todos se reunieron asu alrededor. Incluso el comerciante estaba dispuesto a darle una oportunidad a lalibertad. Él asintió con la cabeza a Alex cuando se unió al grupo.

— ¿Alguien sabe la mejor manera de salir de aquí? — Alex preguntó.


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— Tenemos que llegar a los túneles, — Dijo un hombre.

— Sí, ¡los túneles! — Una mujer estuvo de acuerdo.

— ¿Cómo llegamos allí? — Preguntó Conner.

— Vamos a ir a la sala común y más allá de la arco de piedra. Los trolls y duendeshan construido los túneles que llevan a los reinos es así como se mueven, — Dijoel comerciante.

— ¿Tenemos que preocuparnos por que alguien nos capture? — Preguntó Conner.

— Todos están dormidos por ahora, — Dijo Trollbella con un suspiro desde sucelda — Incluso los guardias. Es por eso que nadie vino cuando llamé.

— Muy bien, vámonos, — Dijo Alex — Todo el mundo sea lo más callado como

sea posible y ayuden a los mayores y los más jóvenes en el grupo. — Todosasintieron, y Alex abrió el camino de la mazmorra, rezando porque esa fuese laúltima vez que cualquiera de ellos estuviera en esta habitación.

— Hasta que nos volvamos a encontrar, chico de mantequilla, — Dijo Trollbella yle sopló a Conner un beso.

— Lo que sea, — Dijo Conner, y luego siguió a los otros fuera de la mazmorra.

Trollbella sonrió de cuerno a cuerno. Ese había sido el día más emocionante de

toda su vida.El grupo de fugitivos viajó por el túnel hasta la sala común y se coló delante deuna fila de guardias duendes. Así como Trollbella había dicho, estaban durmiendomientras hacían guardia.

Finalmente, llegaron a la sala común y se cubrieron la boca con horror por lo quevieron. Todos los trolls y duendes que Alex y Conner habían visto de fiesta estabandesmayados a mitad del suelo, ¿cómo iban a pasar al otro lado de la habitación sin pisarlos?

Algunos roncaban, otros se movieron en su sueño. Incluso el Rey Troll y el Reyduende dormían en sus tronos. Apenas podían ver el suelo, entre los monstruosinconscientes desparramados por la habitación.

— Rápido y en silencio, — Alex susurró al grupo.

— Podemos hacer esto; simplemente hay que ser lo más cuidadoso posible, — Comenzaron de puntitas alrededor de las criaturas dormidas. Con cuidado, pusieron sus pies entre los monstruos, entre sus extremidades, entre las placas y

copas rotas entre el piso de tierra y entre las sillas y mesas rotas.


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Cada vez que un troll o un duende hacía ruido o movimiento, todo el mundo secongelaba, sus corazones se detenían un momento. Si alguno de los monstruosfuese a despertar y veía a sus esclavos caminando a través de la habitación haciala salida, sería un desastre.

Estaban casi en el túnel de piedra. Alex se detuvo en el centro de la habitación yse aseguró de todo el mundo pasara de manera segura y que nadie se quedara atrás.Eventualmente, todos habían pasado a excepción de su hermano, que se mantuvomuy quieto en el fondo de la sala. Miraba al Rey Troll y el Rey duende con losojos y la boca muy abierta.

— ¡Conner! ¿Qué estás haciendo? — Alex preguntó con un susurro más fuerte.

— ¡Mira! — Articuló en un susurro — Mira la corona, ¡Es la corona! — Alex

levantó la vista hacia la corona de piedra sobre el Troll Rey y los jefes del reyduende.

— ¿Y qué? — Susurró Alex.

— ¡Es la corona para el Hechizo Deseado! — Dijo Conner — ¡Una corona de piedraque está hecha para compartir, que se encuentra en lo profundo de una guaridasalvaje!-

Alex podía sentir los latidos de su corazón en la garganta. Conner estaba en locierto. Se ajustaba a la descripción perfectamente.

— ¿Qué están haciendo ustedes dos? Estamos esperando por ustedes, — Élcomerciante dijo desde el túnel de piedra. Alex y Conner se miraron entre sí.

Sabían no podían salir sin la corona.

— Sigan sin nosotros, — Dijo Alex.

— Hagan lo que quieran, — El comerciante dijo, y luego fue a la izquierda con losdemás para entrar por el túnel de piedra.

— ¡Voy a conseguirla! — Conner susurró a Alex. — ¡Ten cuidado! — Dijo Alex.

Conner se movió lentamente a través de la habitación. Él accidentalmente pateouna copa e hizo unding fuerte, causando que algunos de los trolls y duendestemblaran en su sueño.

— ¡Lo siento! — Conner articuló a Alex. Trepó sobre la plataforma del trono. Lacorona estaba muy en lo alto tanto que tendría que subir a los tronos para

conseguirlo.


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Se subió al brazo del trono del Rey Troll. Su pierna izquierda estaba tan cerca dela cara del rey que Conner podía sentir su cálido aliento a través de sus pantalonesvaqueros. Conner pasó la pierna derecha en el reposabrazos del trono del Rey delos duendes y llegó hasta la corona. Todavía era demasiado alto. Tendría que ir por

ella.Alex tuvo que taparse los ojos. Tenía las manos temblando. Conner saltó y tratóde agarrar la corona, pero él era sólo unos centímetros más corto. Saltó de nuevo;las puntas de sus dedos la tocaron esta vez. Saltó una vez más, esta vez, saltotodavía más alto y la agarró. Por desgracia, en su camino hacia abajo, no pudoagarrase y aterrizó justo en el regazo del Rey duende.

— Ahhhhhh! — El Rey de los duendes gritó.

Alex quito las manos de su cara, justo a tiempo para ver su hermano aterrorizadotendido sobre el regazo del rey de los duendes, con la corona abrazada con fuerzaen sus manos. Conner saltó y corrió tan rápido como pudo, tomando su hermanade brazo en el camino hacia la salida.

— Tras ellos, — Ordeno El Rey de los duendes — ¡Alguien atrápelos!

Toda la sala de trolls y duendes comenzó la persecución por los gritos del rey delos duendes. Alex y Conner no fueron cuidadosos sobre qué o a quién pisaban.Corrieron directamente a través de la sala común y por el túnel de piedras. Decenas

de trolls y duendes estaban detrás de ellos. Los gemelos pasaron corriendo las dosestatuas horribles en el la entrada del túnel. La estatua del duende repente cayó ala tierra del mismo modo bloqueando el túnel.

Alex gritó — Si hubieran sido un segundo más tarde, hubiera caído sobre nosotros.

Voltearon a ver el Comerciante, sin aliento y con celebración en su corazón. Élsólo había tirado la estatua y bloqueado el túnel. Los trolls y duendes habíanllegado al final del túnel y luchaban por pasar la estatua caída.

— Eso debería mantenerlos ocupados por un tiempo, — Dijo el Comerciante — ¡Ahora corran!

— ¿Dónde están los demás? — Preguntó Alex.

— Han huido a los túneles, están a salvo, — Dijo.

— ¿Qué hay de ti? — Preguntó Alex.

— No podía irme sin ustedes, — Dijo el comerciante — Soy viejo, niños. Yo nuncahubiera huido de ellos de todos modos. Ustedes dos todavía tienen un montón de

vida que vivir, así que corran antes de que pasan la estatua. ¡Rápido!


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— No nos iremos sin ti, — Dijo Alex.

— Me quieren en cada reino, — Dijo el Comerciante entre respiraciones profundas — No importa dónde vaya, voy a terminar tras las rejas. He hechomuchas cosas malas en mis días, niños. He hecho un montón de oficios y acuerdosque no debería haber hecho. Me merezco esto. No lo saben. ¡Ahora corran!

Los pies de Alex y Conner se movieron antes de que sus mentes lo pensaran.Corrieron hacia adelante y se encontraron una serie de túneles que llevan endiferentes direcciones.Cada uno tenía un letrero sobre la entrada que decía hacia donde iba el túnel.

— Vamos, — Dijo Alex, y agarró el brazo de Conner, tirando de él hacia el túnelque decía REINO DE LAS HADAS por encima. Metieron la corona en la bolsa de

Alex. — ¿Hicimos lo correcto? — Alex preguntó a Conner cuando corrieron por eltúnel — ¿Debimos dejarlo?

— No iba a venir con nosotros; su mente está loca, — Dijo Conner. Sabía quehabían hecho todo lo que pudieron, pero él todavía se sentía culpable.

— ¿Cómo puede un extraño renunciar a tanto por nosotros? — Dijo Alex.

— Tal vez pensó que el comercio de su libertad por la de nosotros sería el único

comercio honesto que jamás haría, — Dijo Conner.


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Capítulo 12

El Reino de las Hadas.Traducido por: Betzy Jiménez

Corregido por: Danitza Mtz.

Alex y Conner emergieron desde el subterráneo que estaba entre un árbol y unaroca grande. Ellos estaban cubiertos de tierra y telarañas, respiraban duro y

sudaban profundamente; se habían sentido muy sofocados en el túnel. — Lo logramos, — Dijo Alex — Estamos en la superficie.


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— Nunca pensé que estaría tan feliz de ver el sol y el cielo, — Dijo Conner.

Era algún momento del medio día, y los gemelos se habían encontrado en unagradable campo de hierba a lado de un camino perfectamente arreglado.

— ¿Es el camino que deberíamos haber tomado después del Reino de CaperucitaRoja?, — Pregunto Conner.

─ Si, dijo Alex, mirando hacia abajo del mapa. ─ Pero piensa entoda la diversiónque nos hubiéramos perdido.

Ellos compartieron una risa. Los gemelos se peinaron así mismos y se dirigieroncamino abajo. Se sentían muy seguros en ese lugar.

Todos los árboles y campos estaban perfectamente cuidados y atractivos. Por otra

parte nada había parecido atractivo después de escapar por poco de una vida deesclavitud para los trolls y duendes.

— ¿Estamos seguros de que estamos en el reino de las hadas? — Dijo Conner.Mirando a su alrededor.

─ Yo diría que es muy posible, — Dijo Alex, pero ella no estaba mirando haciaabajo del mapa.

— ¿Cómo lo sabes? — Conner le pregunto.

— Bueno esa es una indicación, — Dijo Alex y señalo.El pastoreo alrededor de un pequeño arroyo delante de ellos, para su sorpresa erauna manada de unicornios. Eran hermosos: blancos con cuernos plateados, pezuñasde plata y melena plateada.

La frente de Conner se arrugó y su boca se abrió — Oh, cielos, — Él dijo — ¡Es lacosa más desagradable que he visto en mi vida!

— Yo quiero acariciar uno, — Dijo Alex, y corrió hacia ellos.

— Alex ten cuidado, — Dijo Conner — Ellos pueden tener rabia. — Los unicornios no tienen rabia Conner, — Dijo Alex.

— ¡Tú no sabes dónde esos cuernos han estado!, — Grito Conner.

Alex camino hacia la manada, reduciendo el ritmo para no asustarlos. Ellos erantan majestuosos y elegantes. Ella solo se detuvo y los admiro por un momento.Uno la vio y camino hacia ella.


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Cualquier persona en su sano juicio se hubiera asustado por un animal salvajeacercarse a ellos, pero Alex no lo estaba. Por alguna razón, ella sabía que elunicornio no iba a hacerle daño. El bajo su cabeza y ella acaricio de rostro.

Conner se acercó y se detuvo justo atrás de ella. Todos los otros unicorniosdespacio los rodearon.

— Alex, — Dijo Conner — Esto me pone increíblemente nervioso.

Los unicornios formaron un círculo perfecto alrededor de los gemelos y seinclinaron hacia ellos. Alex sonrió de oreja a oreja. Conner levanto una cejadesconfiado.

— Esto es raro, — Dijo él.

— ¿Tal vez ellos están dándonos la bienvenida a su reino? — Dijo Alex.

Los unicornios se detuvieron como si estuvieran congelados y no mostraronninguna señal de movimiento. Conner agarro la mano de Alex y ellos dejaron elcírculo y retomaron el camino. El arroyo avanzaba a lado del camino mientras losgemelos lo recorrían.

— ¿Soy yo, o esa agua es centellante? — Pregunto Conner. Él tenía razón. Cuantomás caminaban a lo largo del arroyo, mas parecía brillar y brillar.

— Eso debe significar que nos estamos acercando, — Dijo Alex felizmente — Ese pequeño arroyo nos llevara al Reino de las Hadas.

— Yo digo que nosotros tomemos la primer hada que encontremos y le gritemosnombrescomo “insecto gigante” o “carnada” hasta que ella grite, — Dijo Conner — A si es como obtendremos las lágrimas.

— ¡No! Deberíamos llegar con una historia realmente triste, — Dijo Alex, y luegoun pensamiento se le ocurrió — ¿Cómo vamos a recoger las lágrimas una vez quehan sido derramadas?

Conner se encogió de hombros — ¿Tal vez tendremos que secuestrar a un hada ytenerla alrededor hasta que necesitemos que ella llore? ¿El diario dice que hacer?

Alex abrió el diario y busco la sección sobre el Reino de las Hadas.

Adquirir la lágrima de un hada no es tarea fácil.

─ Sorpresa, Sorpresa, dijo Conner.

Puesto que las hadas son los seres más felices, será difícil encontrar unatan abrumada por el dolor que la lleve a las lágrimas. Sin embargo te las


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arreglaras, con un poco de suerte bajo condiciones morales, puedes utilizarel frasco oculta dentro del lomo de este diario para contener las lágrimas.

Alex giro el libro sobre su lado y miro atentamente atreves del orificio donde las paginas estaban conectadas al lomo. Dentro del lomo del libro había un pequeñofrasco de vidrio con un tapón.

— ¡Mira esto! Dijo Alex, — Tirando el frasco fuera del domo — Dice poner lalágrima en el frasco.

— Muy bien. Ahora todo lo que necesitamos es un hada emocional, — DijoConner.

Alex dejo de caminar — ¿Has oído eso? — Dijo ella.

Diminutos sonidos de moqueo vinieron de cerca. Los gemelos miraron a sualrededor pero no pudieron ver muy bien de dónde venían.

— ¿Qué es eso? — Pregunto Conner — El miro hacia abajo alado de él y tuvo que parpadear varias veces para asegurarse que no estaba imaginando lo que vio — No,eso no puede ser real.

Eso es muy fácil. … Nada de esoles ha sido fácil.

— ¿De qué estás hablando? — Le pregunto Alex. Conner giro sus hombros parahacer frente a lo que estaba viendo.

Sentada sobre una roca a lado del camino estaba un hada….Y ella estaba llorando.

Ella era solamente unas pocas pulgadas de alta y tenía grandes alas azules similaresa las de una mariposa. Tenía el cabello obscuro y un vestido morado hecho dehojas y zapatos hechos con capullos de flores. Sus manitas estaban apretadasalrededor de sus grandes ojos y lágrimas corrían por su cara.

Los gemelos justo se mantuvieron de pie ahí y ellos miraban hacia abajo. Teníanmiedo de que su mente estuviera jugando con ellos, ambos querían ver eso tan mal.

— ¿Qué están mirando? — Dijo el hada a los gemelos en un pequeño alto tono devoz.

— Nosotros lo sentimos, — Dijo Alex — ¿Por qué estas llorando?

Conner sacudió su cabeza hacia su hermana y ella sabía lo que él estaba pensando,¡A quién le importa! ¡Consigue una lágrima!

— ¡Eso no es asunto tuyo! — Dijo triste el hada, y sollozo un poco más.

— Perdóname, — Dijo Alex — Puedo decir que estás molesta por algo, y no seríayo misma si no te pregunto si hay algo que pueda hacer para ayudarte.


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— Que dulce eres, gracias, — Dijo el hada cambiando su actitud — Solo estoyteniendo un muy mal día, eso es todo.

Conner siguió intentando agarrar el frasco de la mano de su hermana, pero ella nodejo que él lo tomara.

— ¿Cuál es tu nombre? — Pregunto Alex al hada.

— Trix, — Dijo el hada.

─ Hola Trix. Mi nombre es Alex, y él es mi hermano, Conner, — Dijo Alex — ¿Tegustaría hablar sobre qué problemas tienes?

Conner estaba conmocionado. Ella en realidad estaba más interesada en ayudar aesa hada que en recoger sus lágrimas.

— Mi juicio es en unos pocos minutos, y estoy asustada, — Dijo Trix. — ¿Tú juicio? — Pregunto Conner — ¿Mataste a alguien?

— Por supuesto que no, dijo Trix. — Yo use magia en otra hada y ahora el consejode hadas pueden prohibirme estar en el Reino de las Hadas.

— Siento mucho escuchar eso, — Dijo Alex.

— ¿Qué le hiciste a la otra hada? — Pregunto Conner.

— Yo transformé sus alas en hojas de ciruela, — Dijo el hada, y lloro un pocomás — Fue solo por un momento. ¡Yo se las regresé! ¡Pero él seguía provocándome! El seguía burlándose de mi tamaño.

— ¿Ellos te van a prohibir estar en el reino solo por transformar las alas de alguienen hojas de ciruela un par de segundos? — Pregunto Conner.

— Ellos han sido muy estrictos desde que aquella hechicera puso la maldición a laBella durmiente, — Dijo Trix — El consejo de hadas cree que toda hada es unrepresentante de su orden y debe actuar como tal.

— Esas son altas expectativas, — Dijo Alex.

— Yo no puedo dejar el Reino de las Hadas, — Grito Trix — Estaría tan sola y odioestar sola. No tengo muchos amigos para empezar.

Alex dejo a Trix usar la esquina de su camisa para secar sus lágrimas. Conner se puso rojo brillante al ver a su hermana disponer de las lágrimas tan despreocupada.Él tenía que hacer que el hada produjera más.

— ¿Ser expulsada sería realmente terrible, no es así? — Dijo Conner — Tú probablemente tendrías que vivir en un viejo nido de pájaros en el pequeño bosque


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y ser perseguido por lobos y brujas todo el día. Y eso solo si un ogro no te capturaen un frasco y te asa primero.

Trix empezó a llorar histéricamente en eso.

— Conner, ¿Qué te pasa? — Grito Alex.Conner arrebato el frasco de su mano y recogió una lágrima de la cara de Trix quegoteaba de su barbilla. Alex le dio una mirada asesina.

— ¿Quieres que vallamos contigo al juicio? — Pregunto Alex, inclinándose paraestar al mismo nivel visual con Trix — ¿Para apoyo emocional?

— Si, me gustaría eso, — Dijo Trix — Eso sería muy amable de su parte.

— Bueno, yo sé lo que se siente el pensar que todo el mundo está contra ti. — Dijo

Alex. — Sera mejor que nos vallamos. ¡No necesito llegar tarde! — Trix inhalo un pocode aire y revoloteo por el camino. Los gemelos caminaron atrás de ella.

— ¿Alex, estás loca? — Dijo Conner — Nosotros tenemos una lágrima. Salgamosde aquí.

— Nosotros somos las únicas personas en el mundo que tiene esta hada, — DijoAlex — Nosotros vamos a ser buenas personas y ayudarla con esto.

Conner grito con frustración — Ayudar a esta hada no te van a quitar los malosrecuerdos que tienes de la escuela, Alex.

Alex lo ignoro y siguió a Trix por el camino.

Conner las siguió, de mal humor todo el camino.

Ellos viajaron más profundo en el Reino de las Hadas. Todo en la distancia parecía brillar. Pensaron que era un espejismo al principio, pero a medida que seacercaban, ellos vieron que los árboles, el pasto, y el camino brillaba y resplandecía

en la luz del sol. — ¿Qué paso con todo el brillo? — Pregunto Conner.

— No creo que sea brillante: yo creo es mágico, — Dijo Alex.

Ellos llegaron al corazón del Reino y estaban completamente perplejos por lo quevieron. Parecía que estaban parados en un gigantesco bosque tropical con grandesflores llenas de color de todas formas y especies. Había sauces llorones aquí en el pequeño estanque y enredaderas que crecían sobre el suelo hasta los árboles. Había

hermosos puentes sobre muchos arroyos y estantes.


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Había hadas por todas partes. Muchas volaban alrededor en el aire, algunas solosuspendidas por encima del jardín y algunas caminaban por senderos pequeñosadyacentes a los que estaban los gemelos. Eran todas de diferentes formas, tamañosy colores. Algunas eran más altas que Conner y Alex, algunas eran tan pequeñas

como Trix y algunas no parecían incluso ser sólidas, sino más bien hechas de luz pura.

Había tantas hadas masculinas, como femeninos. Algunas de las hadas llevabanvestidos, otras ropas estaban hechas totalmente de materiales vegetales y algunosno llevaban nada en absoluto. Muchos hicieron casas en miniatura en las ramas delos árboles, o en hongos en el suelo y había hadas que aun vivían bajo el agua con peces de colores.

Algo en este lugar hizo a Alex sentir como si todo fuera bueno en el mundo. Ledio más esperanza, emoción y felicidad con cada paso que daba. Era el paraíso. — ¿Alguna vez has visto algo tan hermoso en toda tu vida? — Alex le pregunto asu hermano.

— No está mal, — Dijo Conner.

— El consejo de hadas opera en el Palacio de las Hadas. Esta más adelante, — DijoTrix e hizo un gesto a los gemelos para seguirlas sobre un estante. Ellos porsupuesto tomaron un puente.

Caminaron hacia un palacio hecho totalmente de pilares y arcos de oro. Estabacompletamente abierto: ahí no había más que dos paredes de lino en cada cuarto ytodas las ventanas eran altas sin cristal. ¿Cuándo vives en un palacio tan hermosocomo este, como puedes preferir salir al medio ambiente?

Trix llevo a los gemelos al centro del palacio, entraron a un largo cuarto conmuchos asientos mirado hacia el frente.

— ¡Este sería el lugar perfecto para una boda! — Dijo Alex.

Frente a la habitación estaban siete hadas del tamaño de Alex y Conner. Ellas seveían como un arcoíris viviente: cada una vestido de un color especifico y ellasestaban de pie detrás de los podios sobre un arco.

— Este es el Consejo de Hadas, dijo Trix. ─ Esa es Rosette, el Hada Roja,Mandarina, el hada naranja, Xanthous, el hada amarilla, Esmeralda, el hadaverde — ella esta principalmente a cargo — Skylene, el hada azul, Violetta, el hadamorada y Coral, el hada rosa.


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Rosette era corta y gorda y tenía muy sonrojadas las mejillas. Mandarina eraelegante y tenía el cabello naranja en una gran colmena con reales abejas volandoalrededor de ella.

Xanthous era masculino; él tenía un brillante traje y partes de su cuerpo estaban enllamas. Esmeralda era alta y hermosa; ella era morena y tenía un largo vestidoesmeralda que hacia juego con sus ojos y joyas. Skylene era muy pálida y tenía elcabello de color del cielo y túnicas en las que fluía el color del mar. Violetta era lamás vieja y tenía el cabello púrpura grisáceo. Coral era la más joven, unos cuantosaños más vieja que los gemelos en apariencia, y tenía un simple vestido rosa y un par de alas rosas en su espalda.

Había dos asientos vacíos a ambos lados de los podios.

— ¿Quién se sienta ahí? — Le pregunto Alex a Trix. — El Hada Madrina se sienta a la izquierda y Mamá Ganso se sienta a la derecha. — Dijo Trix — Ellas completan el Consejo de Hadas, aunque pocas veces estánaquí. Ellas siempre viajan alrededor del reino ayudando a la gente.

— ¿Eres tú, Trix? — Pregunto Esmeralda.

— Sí, estoy aquí, — Trix miro nerviosamente y voló hacia la parte delantera de los podios.

— Llegas tarde. Por favor ven hacia adelante, — Dijo Esmeralda.Ella era elegante pero con autoridad, alguien que los gemelos querríandefinitivamente en su esquina en un altercado.

— ¿Trix, sabes por qué has sido llamada ante el Consejo de Hadas?

Trix asintió avergonzada con su cabeza — Si señora.

— Ser un Hada requiere un fuerte sentido de responsabilidad, — Dijo Mandarina — Responsabilidad que no has mostrado.

Trix asintió un poco más, sus ojos hinchados con las lágrimas — Yo sé, — Ellachillo.

— Desafortunadamente, nosotros no podemos dejar que tus acciones quedenimpunes, — Dijo Violetta.

— Nosotros necesitamos mostrarte un ejemplo, para reforzar la regla número unode ser una hada, — Dijo Rosette.

— Nunca bajo ninguna circunstancia puedes usar magia dañina en contra de persona, lugar o cosa, — Dijo Xanthous.


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— Desafortunadamente, hay una sola cosa que podemos hacer, — Dijo Skylene.

— Nosotros tenemos que desterrarte del Reino de las Hadas, — Dijo Carol

Trix cubrió sus ojos y lloro más fuerte que antes — Entiendo, — Dijo ella a través

de sus sollozos. — Whoa, Whoa, Whoa, — Conner grito desde atrás.

— Espera ¿Estas bromeando?

El rápidamente camino al frente de la sala y estuvo de pie a un lado de donde semovía Trix

— Conner, — Dijo Alex e intento agarrarlo, pero se tardó demasiado.

— ¿Enserio van a desterrarla por cometer un pequeño error?, — Conner preguntoal Consejo con sus manos sobre su cadera.

Hubo cuchicheos y murmullos entre ellos. Estaban horrorizados de que alguien pudiera abiertamente cuestionar su juicio.

— Por favor no intentes ayudarme, — Trix le murmuro a Conner.

— Joven ¿Quién crees que eres?, — Dijo Xanthous.

— Bueno, soy solo un niño, pero aun puedo decirle que sus reglas son ridículas,

— Dijo Conner.Todos ellos dieron un grito excepto Esmeralda, quien se mantuvo tranquila eimponente. Alex se dio una palmada contra su frente.

— ¡Como te atreves! — Dijo Mandarina, y las abejas se arremolinaban alrededorde su cabello creciendo su furia y volando rápido alrededor de su cabeza.

— ¡Tú te estás pasando de la línea! — Dijo Violetta.

— ¡Que irrespetuoso! — Dijo Coral.

— ¡Que grosero! — Dijo Skylene.

Esmeralda era el único miembro de la asamblea en permanecer en silencio. Ellaestudiaba a Conner con sus ojos esmeraldas.

— Silencio, — Ordeno Esmeralda. Ella levanto una mano, y todos sus compañeroshadas guardaron silencio — Permitan que el niño hable. Quiero escuchar lo quetienen que decir. Adelante, joven.

Conner no estaba seguro si este era un truco o no, pero él no se contuvo.


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— Escucha, no soy un hada — gracias a Dios — y no soy perfecto, tampoco. Intentoser una buena persona o el mejor estudiante posible, pero de vez en cuando sucedealgo — Olvido una tarea asignada, o me quedo dormido en clases. ¡Mi mayoresfuerzo no es tan bueno como el de otros podría ser y nadie debería tener el

derecho de regañarme o castigarme o públicamente humillarme para ello! — DijoConner.

— Trix sabía cuáles eran las reglas, y ella todavía cometió un delito en contra deuno de sus compañeros, — Dijo Rosette.

— Nadie puede ser perfecto, — Dijo Conner — ¡y por lo que oí el chico se lomerecía! ¿Dónde será su juicio? ¿Por qué no está él aquí? ¿Por qué siempreconsigo una detención por dormirme cuando estoy en Mesopotamia antigua lo cuales demasiado aburrido como para que me castiguen?

El consejo continuo escandalizado por esta explosión. Muchos miembros noquerían tolerar eso e intentaron irse.

— He oído lo que el niño ha dicho, — Dijo Esmeralda

— Pero no podemos solo perdonar a Trix. Somos el Consejo de Hadas; no envíaun buen mensaje al resto de los Reinos, — dijo Mandarina.

— Mire, dama naranja. — Dijo Conner — La semana pasada, mi hermana y yo casifuimos comidos por una bruja, por poco evitamos ser atacados por una manada delobos, casi fuimos asesinados en un puente por un troll posesivo, sobrevivimos aun castillo en llamas, y apenas escapamos de una vida de esclavitud en el territoriode los trolls y duendes. Si tú me preguntas, Están haciendo demasiado grande elque un hada convirtiera las alas de un idiota en hojas. ¡A mí me parece que ustedesestán tan ocupados en sí mismos con pequeñas cosas tontas y siendo que estánhaciendo algo, cuando en realidad no pueden manejar lo que está pasando ahíafuera!

El consejo quedo en silencio, y todos los miembros parecieron muy preocupados.

— ¿Esclavitud? — Pregunto Skylene — ¿Quieres decir que los trolls y los duendessiguen secuestrando y esclavizando a la gente?

— Si, — Dijo Conner — ¡Había docenas de nosotros ahí abajo! Realmente podríamos haber necesitado su ayuda, pero supongo que estaban demasiadosocupados golpeando las muñecas de las hadas por jugarse bromas entre ellas.

Aunque ellos sostenían sus expresiones estoicas, el consejo estaba avergonzadoen secreto de sí mismos. Conner tenía razón. Ellos se miraron unos a otros por un

momento antes que Esmeralda rompiera el silencio.


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— Oh, ¿Fisher?, — Dijo Coral — Se me cayó la varita en un lago una vez y leconcedió un deseo después el nado hacia arriba y me lo dio. El deseaba piernas,cosa tonta, así él podría jugar con un chico que vivía en un pueblo cercano. El niñotermino muriendo, por desgracia por lo que Fisher vino a vivir conmigo.

Las alas de coral comenzaron a batirse, y ella se fue volando con su pez mascota.

— Así queera es lo que pensábamos que era, — Dijo Conner.

— Sí, dijo Alex, su cabeza dando vueltas con preguntas.

— ¡Eso era el pescado caminante de la historia de papá!


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Capítulo 13

El pacto del lobo.Traducido por: Carolina Jiménez


Había sangre por todos lados. Plumajes blancos y trozos de madera cubrían elsuelo. Un chofer había estado transportando una carreta llena de gansos dentro delReino del Norte cuando La manada del Gran Lobo Malo atacó. La única cosa quequedaba en una pieza era el verde sombrero flexible que el chofer llevaba puesto.

Los lobos se habían esparcido bajo los árboles, masticando los huesos de susvíctimas. Malunclaw estiró su cabeza hacia arriba y se quedó mirando los árboles.Alguien venía; podía olerlo.

Quien sea que fuese esta persona, su esencia lo ponía ansioso.


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— Tenemos compañía, — Malunclaw gruñó. Todos los lobos saltaron en sus pies,listos para atacar si debían. Pero ellos no eran rivales para quien se aproximaba.

Una oscura, encapuchada figura se movió lentamente a través de los árboles y loslobos. Se quedó de pie fieramente frente a ellos por un momento, revelándose.

— Hola, Malunclaw, — dijo la Reina Malvada.

— ¿Quién eres? — Malunclaw ladró. La mujer delante de él, menor a la mitad desu tamaño, estaba haciendo que los cabellos de la parte trasera de su cuello seerizaran.

— No me conoces, pero sabes de mí, — Dijo la Reina Malvada — Todos lo hacen.

— Es la Reina Malvada, — Un lobo gruñó.

Malunclaw comenzó a cambiar su peso en sus garras delanteras. Estaba siendointimidado, y no le gustaba.

— Tienes un montón de descaro al acercarte a mi manada, — Dijo él — Deberíadejar que uno de mis lobos rasgue tu garganta.

— Te reto, — Dijo la Reina Malvada. No había una pizca de miedo en su cuerpo.Avanzó acercándose a ellos, y los lobos se agazaparon, incluido Malunclaw.

— ¿Qué quieres de nosotros? — Demandó.

— Vine a hacer un trato, — Dijo ella. — Nosotros no hacemos tratos, — Malunclaw gruñó.

— Lo harás una vez que sepas lo que te ofrezco, — Dijo la Reina Malvada.

Esto intrigó al lobo.

— ¿Qué clase detrato? — Preguntó.

— Una transacción, — Dijo la Reina Malvada — Hay dos niños viajando entre los

reinos, un chico y una chica — gemelos. Quiero que los encuentres y me los traigasilesos.

— ¿Quieresniños? — Se mofó Malunclaw.

— Tienen algo — un par de cosas, actualmente — que necesito, — Dijo la ReinaMalvada — Lo haría yo misma, pero estoy indispuesta en este momento.

— Y si te los llevo, ¿Qué nos das a cambio? — Preguntó.

— Cuandome los traigas, te daré la cosa que quieres más que nada en este mundo, — Dijo la Reina Malvada.


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Capítulo 14

El Reino Durmiente.Traducido por: Marie RivasCorregido por: Danitza Mtz.

Trix insistió que Alex y Conner se quedaran con ella la noche después de su juicio.Por supuesto que eso significo que los gemelos durmieran en el suelo debajo de sugran casa de pájaros colgando de la rama de un árbol, pero sin embargo fue unaespecie de gesto.

Alex y Conner no podían dormir después de ver en persona al pescado caminante.Ellos se recostaron debajo de las estrellas del Reino de Hadas — La mayoría de los


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o quinta vez que aprieto el botón de la alarma, yo siempre imagino que podríadormir por cien años. Me pregunto si te levantas muy descansado o si siguesestando somnoliento después.

— Ese es un interesante pensamiento, — Dijo Alex — Me pregunto si ella soñabasobre cualquier cosa. Asumo que habrá sido un sueño muy largo.

Los gemelos no tenían dinero de sobra, pero, afirmando el haber sido separados por sus padres, se las arreglaron para convencer a dos conductores quetransportaban una carreta con cabras para dejarlos cabalgar hacia el ReinoDurmiente. Los gemelos no lo pensaron al sentarse en la parte de atrás con lascabras, pero las cabras no estaban contentas acerca de compartir con los gemelos.

— ¿Qué estás viendo? — Dijo Conner a uno de ellos después de haber estado

mirándolo por una buena media hora.El camino corría a lo largo de un gran océano espumoso con agua que era tan azulcomo el cielo. Era como un océano de su mundo, excepto que era mil veces másvibrante.

— ¡Mira qué hermoso es el océano aquí! — Dijo Alex — ¡Y mira por allá, es la bahía de las sirenas!

Ella estaba refiriéndose a una larga bahía justo delante de la curva en la línea de lacosta.

— Es muy bueno saber eso, ahora mismo, mientras estamos sentados en estacarreta, hay sirenas reales nadando hacia abajo allí, — Dijo Alex.

— Si, — Dijo Conner — Lastima que no trajimos ningún equipo de buceo.

Alex estaba hojeando el diario, haciendo una lista en su cabeza.

— Hemos recogido cinco artículos, — Dijo ella — Todo lo que necesitamos son elhuso, joyas del ataúd de Blancanieves, y el ‘sable del mar profundo’.

— Sea lo que sea, — Dijo Conner.Alex se quedómirando con nostalgia el agua. ¿Qué podría ser el ‘sable del mar profundo? Con todo su conocimiento de cuentos de hadas, no podía entenderlo, yya comenzaba a preocuparle. Ella tenía la esperanza de que en cualquier minutosolo aparecería en el medio del océano.

— Nosotros lo resolveremos, — Dijo Conner — O debería decir, que tú loresolverás, y yo pretenderé estar ayudando.

Después de haber estado en la carretera un poco, los gemelos no podían dejar deescuchar a escondidas la conversación que estaban teniendo los conductores.


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— ¿Escuchaste las noticias acerca de El Reino Encantador? — Le pregunto uno delos conductores al otro.

— No, — Dijo él.

— ¡Ambas zapatillas de cristal de la Reina Cenicienta han sido robadas! — Dijo elconductor.

— ¿Robadas? ¿Por quién?

— No lo sé, pero creo que hay una recompensa para cualquiera con información, — Dijo él.

Los gemelos no sabían cómo reaccionar a estas noticias. Si el Reino estabaalegando que las zapatillas habían sido robadas, ¿Podría ser que Cenicienta o el

Señor Lampton no hubiesen puesto la zapatilla en su bolso? ¿Había una orden parasu arresto? Y luego la pregunta más preocupante de todas: ¿Si ellos tienen una delas zapatillas, quien tiene la otra?

— ¿ Ambas han sido robadas? — Susurro Alex a su hermano.

— Tiene que haber sido la mujer que vimos en el castillo de Caperucita Roja, — Dijo Conner — ¡Ella también debe estar recogiendo objetos para el HechizoDeseado! ¡Lo sabía!

— Solo esperemos que podamos conseguir el husillo antes que ella lo haga, — Dijo Alex.

El camino se apartó del océano, y la carreta se dirigió hacia el norte en el ReinoDurmiente.

Era un lugar muy montañoso rodeado de elevadas cadenas montañosas. Era unatierra sorprendentemente triste, aunque los gemelos no estaban seguros de lo quehabían esperado. Todos los campos estaban secos, y todos los arboles estabandesnudos.

Todo parecía como si no hubiera estado vivo durante mucho tiempo. — ¿Por qué todo está muerto? — Pregunto Conner

— No creo que estén muertos, — Dijo Alex — Creo que estándurmiendo.

El castillo de la Bella Durmiente estaba localizado en el centro de un pueblollamado Valle Durmiente, y una vez que los gemelos llegaron allí y saltaron de lacarreta, ellos entendieron como había recibido su nombre. Todo el pueblo querodeaba al castillo lucia abandonado.


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Los gemelos encontraron a un hombre de pie detrás de la ventana abierta de una panadería. Él estaba descansando su cabeza en su mano y su codo en el alféizar.Estaba durmiendo de pie.

— ¿Disculpe? — Dijo Alex, esperando no ser ruda y despertarlo.

— ¿Si? — Pregunto el hombre con sus ojos aun cerrados.

— ¿Dónde están todos? — Pregunto Alex.

— Descansando, — Dijo el hombre con un bostezo y luego comenzó a roncar.

Efectivamente, cuando los gemelos caminaban por el pueblo, ellos podían vermuchos otros comerciantes y servidores somnolientos moviéndose en el interiorde las tiendas, consiguiendo poco a poco hacer su trabajo. Ellos lucían como siestuvieran a punto de caer dormidos en cualquier segundo.

— Pensé que la maldición en el Reino había sido rota, — Dijo Conner.

— Ellos no parecen estar durmiendo porque deben hacerlo, parece que estándurmiendo porque quieren hacerlo, — Dijo Alex.

Alex y Conner caminaron a través de la lenta ciudad y encontraron el castillo de laBella Durmiente. El castillo tenía una vista espectacular. Era la estructura más altaque los gemelos habían visto en su vida. Estaba hecho de piedras color melocotóny sus muchas altas torres se dispararon hacia el cielo con la más alta en el centro.Cuando los gemelos miraron de cerca, ellos vieron el residuo de las enredaderasuna vez que las paredes del castillo habían crecido.

Había muchos jardines amplios rodeando el castillo, o al menos habría si algoestuviera vivo. Jardineros durmiendo en el jardín, aun juntando sus herramientas.Cada pocos minutos ellos iban a despertar y seguir trabajando, pero ellos casiinmediatamente caerían otra vez dormidos.

Había guardias en todas partes, pero los gemelos caminaron sin esfuerzo junto a

ellos. De vez en cuando un guardia abría un ojo y consideraba decirles algo peroen su lugar decidían volver a dormir.

Ellos encontraron la entrada principal del castillo y entraron. Caminaron por unlargo pasillo con un techo altísimo que los llevo a la sala del trono. Tenía columnas blancas y un piso de cuadros. El techo fue pintado con los colores de la oscuridad,con rosas y naranjas vivas. Guardias cubriendo toda la sala y todos ellos estabantotalmente inconscientes.

Sentada en el trono delante de ellos estaba una mujer hermosa. Ella estaba

hablando con dos hombres; uno de ellos era alto y apuesto, y el otro era bajo yviejo con una barba blanca.


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La mujer llevaba una tiara hecha de flores de plata y pelo de color oro, largo ysuelto. Llevaba un vestido fino con una sombra de color rosa pálido con guantes a juego. Los gemelos sabían sin duda que era la Bella Durmiente.

Ella estaba hablando con su asesor real y su esposo, el Rey Chase. Ella lucia preocupada y en un estado de profunda contemplación. También estaba cansada,como lucia la mama de los gemelos cuando tenía muchas cosas en su cabeza.

— Tal vez deberíamos hacer cumplir una ley: No está permitido dormir durante eldía, — Dijo el asesor.

— Absolutamente no, — Dijo la Bella Durmiente — No voy a obligar a mi puebloa hacer algo tan opresivo. No olvidemos que esto no es culpa de ellos.

— La maldición ha terminado, su Alteza, — Dijo el asesor — Es tiempo de que elReino despierte y vea eso. — En lo que a mí respecta, la maldición esta sobre nosotros hasta el día que esteReino este en la condición exacta que estaba antes de que el hechizo fuera lanzado, — Dijo la Bella Durmiente — Puedo estar despierta, pero estar dormidos por cienaños ha tomado peaje en ellos. No deben ser castigados o responsables de nada deesto.

— Cariño, puede que no tengas otra opción, — Dijo el Rey Chase, tomando sumano en la suya — El Reino se está cayendo a pedazos. No hay cultivos que secultiven o negocios funcionando.

— Déjame pensarlo, — Dijo ella y luego dejo escapar un largo suspiro.

— ¿Puedo hacer una sugerencia? — Dijo Conner caminando hacia el trio. Él lostomó por sorpresa; ellos no sabían que alguien más estaba consiente en lahabitación. Alex estaba un poco asustada. Ella no tenía ni idea de lo que suhermano estaba a punto de decir. Esperaba que su discurso en el Reino de las Hadasno se le haya subido a la cabeza.

— ¿Quién eres? — pregunto el asesor. — Soy Conner, y esta es mi hermana Alex, — Dijo él.

Alex saludo torpemente detrás de él — ¡Tienes un precioso castillo! — Dijo ella.

— ¿Cómo han entrado aquí? — Pregunto el Rey Chase.

— ¿Enserio? — Le pregunto Conner, señalando a los guardias dormidos detrás deél — Esto no es exactamente una base militar.

— Ellos no saben qué es eso, Conner , — Susurro Alex.


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— Joven, — Dijo el asesor — Con todo el debido respeto, este es un asunto muyimportante que estamos discutiendo, y —

— Y hemos estado tratando de encontrar una solución por años y todavía no hemosllegado a nada que no aleje las libertades básicas humanas, — Dijo la BellaDurmiente — Entonces si este joven piensa que tiene una respuesta, yo digo que lodejemos hablar.

El hombre no discutió con ella. Conner tenía el escenario.

— ¿Algunos de ustedes ha oído hablar antes del café? — Pregunto Conner.

Ellos comenzaron a mirarlo fijamente.

— Olvídenlo. De todos modos me han dicho que atrofia el conocimiento, — Dijo

él — Me quedo dormido mucho en la escuela. No es mi culpa; mi cerebro solo seapaga cuando se pone aburrido. Un truco que descubrí, cuando me acuerdo deusarlo, es usar una banda elástica alrededor de mi muñeca y ajustármela biencuando siento que soy arrastrado por el sueño. El aguijón me mantiene conscientedurante unos cinco minutos garantizados.

Ellos estaban desconcertados por su propuesta.

— Miren, no es una solución de la ciencia espacial, pero funciona, — DijoConner — Y su pueblo podría hacerse eso a sí mismos, entonces no los estarían

obligando a nada. Y tal vez si lo hicieron lo suficiente, eventualmente no lonecesitarían nunca más.

Ellos todavía necesitaban convencimiento. Conner voltea hacía Alex por ayuda.

— ¿Alex, tú no traer ninguna banda elástica contigo? — Pregunto Conner.

— Puede que tenga algunos lazos para el pelo en mi bolsa, — Dijo Alex. Ella pusosu bolso en el piso y buscando a través de él, accidentalmente la zapatilla de cristalgolpeo el piso. El ruido metálico resonó a través de la sala del trono.

Los gemelos entraron en pánico. Era como si el tiempo se hubiera congelado. LaBella Durmiente, su esposo, y el asesor se pusieron muy tensos.

— ¿Cómo conseguiste eso? — Pregunto la Bella Durmiente.

— ¡Es la zapatilla de cristal de la Reina Cenicienta! — Dijo el asesor.

— ¡No, no es lo que piensas! — Dijo Alex, poniéndola rápidamente de nuevo ensu bolso.

— ¡Nosotros no la robamos! — Dijo Conner.

— ¡Guardias! — Grito el Rey Chase.


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Unos pocos guardias de atrás de los gemelos de repente despertaron y se pusieronalertas.

— ¡Atrápenlos! — Grito el Rey Chase.

— ¡Aquí vamos de nuevo! — Dijo Conner mientras los guardias corrían haciaellos. El agarro la muñera de Alex y la halo para correr.

— ¡Su Majestad! — Declaro Alex a la Bella Durmiente — ¡Hemos venido a pedir prestado su huso! ¡Estamos recogiendo objetos para el Hechizo Deseado!

La Bella Durmiente se levantó, a punto de hablar, pero los gemelos no podíanesperar para escuchar lo que tenía que decir. Ellos estaban corriendo en círculosalrededor del salón del trono, apenas faltaron las manos extendidas de los guardiastratando de agarrarse de ellos.

Alex y Conner corrieron a través de un conjunto de puertas abiertas que conducíana la salida del salón del trono. Ellos no tenían idea de a dónde iban, pero sabíanque debían moverse. Habían pasado por demasiado para dejar que los guardias losatraparan en este momento.

— ¡Estoy cansado de ser perseguido! — Grito Conner.

Corrieron pasillo tras pasillo, haciendo giros cerrados siempre que podían paradeshacerse de los guardias. Se estaban moviendo tan rápido que la hermosa

arquitectura y obras de arte del castillo no eran más que una mancha.De repente, el pasillo se convirtió en un callejón sin salida.

— ¿Ahora qué vamos a hacer? — Pregunto Alex.

— ¡Rápido! ¡Aquí! — Dijo Conner, y tiro de ella a través del conjunto más cercanode puertas abiertas. Encontraron una escalera de piedra en el otro lado y corrieronhasta ella. Es una espiral cada vez más alta, y los gemelos se preguntaron si algunavez iba a terminar. Ellos estaban subiendo a una altura imposible; deben haberse

dirigido a la torre más alta del castillo.Llegaron a la cima de las escaleras y encontraron una gran, puerta negra. Elloscorrieron a través de ella e inmediatamente la bloquearon del otro lado.

— ¿Ahora dónde estamos? — Pregunto Conner, y miro a su alrededor.

Los gemelos estaban de pie en una habitación larga, circular y con ventanas altas.Había cortinas violeta y una alfombra lavanda. Un balcón envuelto alrededor detoda la habitación exterior. Solo dos piezas de mobiliario estaban en la habitación:Una cama enorme y una rueca giratoria hecha de madera oscura.


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— Conner, — Dijo Alex suavemente — Creo que estamos en la habitación de laBella Durmiente. La habitación donde ella durmió por cien años.

Conner se acercó a la cama. Había un hermoso grabado en la cabecera que decía:

POR CIEN AÑOS ELLA DURMIO

LOS CORAZONES DE SU PUEBLO

ELLA GUARDO

ASI ELLOS ESPERABAN CON

PACIENCIA

PARA LA FELICIDAD DEL AMOR VERDADERO

Y EL PRIMER BESO

DEL

AMOR VERDADERO.

Alex fue a la rueca, pero el husillo se había ido. — ¡El huso no está aquí! — Dijo Alex — No lo entiendo. ¡El hombre que escribióel diario le prometió a la Bella Durmiente que se lo devolvería después de usarlo!

--- ¿No es aquí, o el solo no lo devolvió porque el Hechizo no funciono?---PreguntoConner.

La cerradura en la puerta negra comenzó a traquetear como si alguien del otro ladola hubiese desbloqueado.

— ¡Escóndete! — Susurro Alex. Ella y su hermano se lanzaron debajo de la cama.

La puerta negra se abrió. Los gemelos esperaban ver las botas anticuadas de losguardias, pero en su lugar vieron un par de zapatillas de tacón de color rosa.

— ¿Eso es…?— Susurro Alex.

— Es eso lo — ¡ Ay! — Conner se golpeó fuerte la cabeza en la parte inferior de lacama.

— Pueden salir de allí, — Dijo la Bella Durmiente.

Los gemelos no podían decir si era una trampa.


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— He llamado a los Guardias, — Adiciono la Bella Durmiente — Nadie les va ahacer daño.

Los gemelos lentamente se arrastraron de debajo de la cama.

— Nosotros no robamos la zapatilla, — Dijo Alex — Es difícil de explicar, pero te prometo que no somos ladrones.

La Bella Durmiente asintió — Yo te creo.

— ¿Enserio? — Pregunto Conner. Estaba aturdido — Porque si yo fuera tú, pensaría totalmente que somos ladrones.

La Bella Durmiente les sonrió y tomo asiento en la cama — ¿Así que, ustedes dosestán sobre el Hechizo Deseado?

Los gemelos asintieron tímidamente. — Es una larga historia, — Dijo Conner.

— Estoy segura, — Dijo la Bella Durmiente — ¿Y han venido a pedirme permiso para tomar prestado el huso de mi rueca, no es así?

Los gemelos asintieron culpablemente de nuevo. La Bella Durmiente riendo parasus adentros.

— Saben, no hace mucho tiempo, un hombre vino a mi castillo y me pidió que selo prestara, — Dijo ella — Al principio yo estaba completamente en contra de laidea, pero él me convenció.

— ¿Cómo se las arreglo? — Pregunto Alex.

— Él me dijo todo acerca del Hechizo Deseado y como él había viajado a otromundo y se había enamorado y lo desesperado que estaba por volver. Y para serun poco más romántica, deje que me contagiara con su historia, — Dijo ella, y susonrisa se desvaneció en la expresión contemplativa que habían visto primero — Yentonces el comenzó a describir ese mundo para mí: Un lugar de máquinas ytecnología, un lugar de enormes estructuras y tierras y diferentes personas que jamás había visto…Y yo le creí.

— ¿Por qué? — Pregunto Alex

— Porque yo tuve un sueño acerca de este lugar, — Dijo la Bella Durmiente — Escomplicado y aun no lo entiendo, pero mientras yo estaba bajo ese horribleHechizo, yo soñé con el lugar que él estaba describiendo. Soñé con tantas cosas,yo solo asumí que eso venia de mi imaginación. Yo nunca le mencione una palabra

de eso a nadie, así que sabía que debía estar diciendo la verdad.


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— ¿Alguna vez lo devolvió? — Pregunto Alex, desesperada por saber — ¿ElHechizo funciono para él?

La Bella Durmiente estudio las caras de los gemelos.

— ¿Ustedes son de allí, no es así? — Pregunto ella — Y están tratando de encontrarsu camino a casa.

Alex y Conner no tenían que responder; ella ya sabía que era verdad. Ella metió lamano bajo una de las almohadas en la cama y retiro un huso de metal.

Los gemelos sintieron que sus espíritus se disparaban. ¡Allí estaba! El hombre lohabía devuelto — ¡ El Hechizo debió haber funcionado para él !

— Todo lo que voy a pedir a cambio es que también lo devuelvan cuando hayan

terminado, — Dijo la Bella Durmiente, y se lo entrego a Alex — Como estoy seguraque ustedes pueden imaginar, tiene un valor sentimental para mí.

Los gemelos estaban radiantes. Ahora sabían que llegar a casa era una posibilidad,que no estaban atrapados en La Tierra de las Historias por siempre.

— Nosotros solo somos un par de extraños, — Dijo Alex — ¿Por qué estas siendotan amable con nosotros?

— Hay muchas cosas que están fuera de mi control, — Dijo la Bella Durmiente, ysu sonrisa se desvaneció de nuevo — Así que me gusta ayudar en todo lo que pueda,cuando pueda.

Se levantó y camino hacia afuera, al balcón. Los gemelos la siguieron.

Aunque el Reino no estaba en las mejores condiciones, la vista era espectacular;Alex y Conner pudieron ver todo el Reino y partes de otros. El océano brillaba enla distancia, y una hermosa cascada podía ser vista en las montañas cercanas. Eratan hermoso, que ellos se olvidaron de lo alto que estaban.

— Este solía ser el Reino más hermoso de todos, — Dijo la Bella Durmiente — Lascolinas verdes, las flores silvestres, los ríos que solían fluir…Ellos son ahora solorecuerdos. Incluso la belleza natural de la tierra se puso a descansar bajo esaterrible maldición.

— ¿Volverán a mejorar las cosas? — Pregunto Alex

— Eso espero, — Dijo la Bella Durmiente — ¿Puedo contarles un secreto? — Pregunto ella a los gemelos, recibiendo asentimientos ansiosos — No he dormidodesde que Chase me despertó con el beso.

Los gemelos estaban sorprendidos.


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— ¡Ay! — Dijo Conner — Debes estar agotada.

— Después de dormir por un siglo, voy a estar bastante descansada por un tiempo, — Dijo la Bella Durmiente — Me prometí a mí misma y le prometí a este Reinoque no iba a descansar hasta que fuera restaurado a su estado original. Si mis padres me hubieran dejado morir, como estaba previsto originalmente en lamaldición, nada de esto habría pasado. Así que estoy preparada para pasar el restode mi vida, la vida que ellos aseguraron, haciendo las cosas bien otra vez.

Alex y Conner sintieron lastima por la joven reina. Siempre habían estado tandistraídos por la idea de una maldición en el Reino Durmiente, que ellos nunca pensaron acerca de la responsabilidad a la que se enfrentaría una monarca al ponerlo de pie de nuevo.

— Supongo que es por eso que el Hechizo Deseado siempre me intrigo, — Dijo laBella Durmiente — Es la prueba de que si alguien quiere algo lo suficiente, y estándispuestos a trabajar por ello, pueden lograr grandes cosas. Me quede con el husillocomo un recordatorio de que incluso las peores maldiciones emitidas por lashechiceras más poderosas pueden ser superadas.

— El Reino es muy afortunado de tener una reina como tú, — Dijo Alex — Una persona más débil habría renunciado.

— Prueba el truco de la banda elástica, — Le dijo Conner — Prometo que no te

arrepentirás. — Lo hare, — La Bella Durmiente sonrió — Es probable que sea hora de que sevayan. Pude creerles, pero convencer a mi marido y al asesor real de su inocenciano será fácil. Síganme; conozco una salida secreta de este castillo.

Los gemelos abandonaron el castillo sintiéndose inspirados por la BellaDurmiente. El cuento de hadas siempre había idealizado la valentía del joven príncipe y el horror de la maldición que había sido arrojada a la tierra, pero habíafracasado para mencionar a la mujer fuerte y valiente que verdaderamente era laBella Durmiente.


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Capítulo 15

El Reino del Norte.

Traducido por: @iresp98


Alex y Conner viajaron al reino del norte en barco, el primero para los gemelos.Encontraron a un pescador a punto de viajar al reino por el río, y le persuadieron para que les permitiera subir a bordo. Alex dijo que estaban perdidos y fingieronllorar. Ella era muy convincente, demasiado .Conner, sin embargo, no lo era. Éltrató de unirse a la actuación y las cosas simplemente se pusieron incómodas.Amablemente, el pescador les permitió viajar con él de todas formas.

El Reino del Norte era muy nebuloso y frío; los gemelos podían decir que era eltipo de lugar que se convertiría en un glacial en invierno. El reino estaba cubierto

de campos de hierba y varios cuerpos de agua. Un glacial, una sierra escarpadalimitaba el norte.


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El barco viajó a través del río y se coló en el Lago del Cisne, que eraapropiadamente habitado por cisnes y otras aves. El palacio de Blancanieves seasentaba en el borde del Lago del Cisne. Era bajo pero amplio con paredes demármol dorado, bóvedas verde oscuro y varios vitrales coloridos, incluyendo uno

especialmente grande con forma de manzana roja brillante. — ¿Qué pasa con todos los tributos a las manzanas? — Preguntó Conner — ¿Nose supone que la manzana casi mató a Blancanieves? ¿Por qué tiene que aparecercada vez que puede?

— Supongo que será algo simbólico para el reino, cómo la cruz para la Iglesia, — Dijo Alex dando a entrever la mejor educación.

No había ciudades o pueblos cerca del palacio. Había sido construido lejos de todo

lo demás y era un mundo aislado de lo propio. Parecía un lugar muy solitario.Alex había gastado algo de tiempo con su nariz en el diario, releyendo cada cosaque ella podía en el caso de que algo se la hubiera pasado por alto. Lo guardó yempezó a buscar en la orilla hasta que finalmente descubrió lo que estaba buscando.

— Disculpe, señor, — Dijo Alex al pescador — ¿Puede por favor dejarnos en esaorilla del río?

El pescador dirigió el barco en esa dirección y los gemelos bajaron y le dijeronadiós.

— ¿Por qué nos bajamos aquí? — Preguntó Conner — El palacio está en esadirección.

— Conner, estoy cansada de explicarte cada cosa. Aquí, — Dijo ella, y le entregóel diario. Él leyó por encima las páginas que ella había estado leyendo durante suviaje en el barco.

El Palacio de Blancanieves vigila el Lago del cisne y parte del lagodesemboca en el foso que circunda al palacio, qué trabaja en beneficio decualquier persona que trate de colarse inadvertidamente en el palacio.

Hay una entrada oculta en la parte inferior del palacio por la que a través se accede al foso. Está justo en la mazmorra y es utilizada para transportar prisioneros dentro y fuera del palacio en barco. Es fácil nadar bajo laentrada y luego subir hasta el muelle interior.

El ataúd de cristal se encuentra en un gran almacén que solía serhabitación privada de la Reina Malvada en el tercer piso. En el segundo


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piso encontrarás un gran retrato de la Reina Malvada justo después de la gran escalinata en la entrada principal. El retrato es actualmente una puerta secreta que lleva a la habitación.

Viajar de noche es muy difícil para que cualquiera te reconozca en el agua. Pero advierto que las aguas del lago del Cisne son muy profundas y pueden ser bravas después de la puesta de sol. Usa cualquier cosa comomecanismo de flotación, como un tronco o pieza de madera.

Alex estaba de pie al lado de un tronco del que lavó la tierra en el lecho del río, yella hizo un gesto de a fin de cuentas.

— ¿Ves? — Dijo Alex.

— Entendido, — Dijo Conner.

Los gemelos esperaron a que la noche cayera para viajar a través del río al palacio.Cuidadosamente colocaron el tronco en el río y luego entraron en el agua ellosmismos. Estaba insoportablemente fría .Conner hizo un jadeante sonido agudo tan pronto como le llegó a la cintura.

— ¡Woo! Está muy fría, creo que puede que ahora seamos gemelas, — Dijotemblando a través de sus dientes — ¡Yo no creo haber pasado este frío jamás entoda mi vida!

— Simplemente piensa que quedan dos objetos más por reunir, y entonces nosotrosestaremos en casa, — Dijo Alex, temblando.

— Joyas del ataúd de Blancanieves y ̀ `el sable del mar más profundo´´ — Se repitióConner a sí mismo — Joyas del ataúd de Blancanieves y ``el sable del mar más profundo´´… ¡No! ¡Todavía tengo frío!

Se sostuvieron del tronco y flotaron en la corriente hasta el palacio. Tomar eltronco fue una buena decisión, puesto que el agua estaba muy agitada, y losgemelos estaban ya muy cansados de simplemente agarrarse. Probablemente sehabrían ahogado sin él.Cuanto más se acercaban al palacio más soldados veían marchando en los terrenos.

— Hay muchos soldados, — Dijo Conner temblando a través de sus dientes.

— Es a causa de la Reina Malvada, — Dijo Alex — Yo dudo que hubiese tantavigilancia cuando el hombre del diario vino.

Los gemelos se sumergían completamente cada vez que pensaban que un soldado podría ser capaz de verlos. Dirigieron el tronco al foso del palacio, con cuidado de


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no salpicar o causar mucho movimiento. Tuvieron que rodear el palacio dos veces, pero eventualmente encontraban una entrada secreta.

Se soltaron del tronco y nadaron bajo la entrada. Era mucho más profunda de loque habían pensado. Conner llegó a la superficie del otro lado y estaba jadeandoen busca de aire. El palmeo el agua por un momento, esperando que su hermanaemergiera, pero ella no lo hizo.

— ¿Alex? — Preguntó Conner, buscándola alrededor del agua — ¡Alex!

Conner se sumergió de nuevo bajo el agua. Encontró a Alex forcejeando bajo laentrada; un de las correas de su bolsa se había enganchado cuando estaba nadado bajo ella. Estaba herida y desesperadamente necesitaba aire. Conner nadó haciaella y tiró de su bolsa tan fuerte como pudo para poner a su hermana en libertad,

pero no se movía. Él tiro muy fuerte, y la correa finalmente se rasgó.Él ayudó a Alex a llegar a la superficie. Ella respiraba con más dificultad de lo queél la había oído antes. Había estado a unos segundos de ahogarse.

Conner la ayudó a subir al muelle, y ambos subieron encima de él. Ambos estabantan asustados que habían olvidado el frío que tenían.

— Gracias… — Dijo Alex una vez que ella había tomado aliento — Eso fue muyvaliente de tu parte.

— Yo no tuve elección, — Dijo Conner — Tú tenías todos los objetos del HechizoDeseado en su bolsa.

Alex le golpeó juguetonamente, y ambos rieron silenciosamente. Estabanempapados, y sus mandíbulas resonaban con tanta fuerza que el sonido de lasmismas hizo eco alrededor de ellos.

La única salida era a través de una puerta de piedra. Los gemelos miraron en suinterior y vieron un largo pasillo. En un extremo había una escalera de caracol queconducía hacia abajo(a la mazmorra, asumieron) y en la otro una que conducíahacia arriba. Ellos eligieron la escalera que conducía hacia arriba.Esta les condujo directamente a otra sala con un olor vaporoso en el aire. Estabamuy húmedo en el interior del palacio, y los gemelos pronto entraron por una puerta abierta y descubrieron por qué.

— Mira, ¡Es la lavandería! — Dijo Alex.

La habitación estaba llenaba de grandes bañeras, al vapor de agua y varias prendasde vestir y las sabanas colgadas a secar alrededor de la habitación. Pasaba de la

hora de trabajo, así que la habitación estaba vacía.


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— ¿Cómo sabremos cual es la Reina Malvada? — Preguntó Conner — Nunca antesla hemos visto.

— Solo tenemos que adivinarlo, — Pasaron por delante del retrato de una mujersentada en un jardín. Todas las plantas y flores brillaban a su alrededor, pero ellallevaba un vestido largo y oscuro. La mujer era hermosa, pero tenía una expresiónfría en su cara.

— Es ella, — Dijo Alex.

Había algo en los ojos de la mujer que hacía a Alex saberlo. Eran hermosos, pero parecían muy vacíos, como si toda la felicidad hubiera sido agotada de su alma.

Alex esperó a que dos soldados dejaran el pasillo y luego intentó tomar el retrato.Lo golpeo. Ella tiró muy fuerte, y todavía no se movía.

— ¿Segura que es ese? — Dijo Conner.

— Un cien por ciento, — Dijo Alex. Ella le dio otro buen tirón, y el retrato seapartó de la pared como una puerta abierta. Debajo del retrato estaba una escalerade madera que subía al tercer piso.

— ¡Bien hecho! — Dijo Conner y chocó los cinco con su hermana. Los gemelossubieron la escalera y encontraron la parte de atrás de una puerta secreta.

Los gemelos se adentraron en el almacén desde debajo de la réplica exacta delretrato que ellos acababan de atravesar en el segundo piso. Toda la habitaciónestaba llena de muebles antiguos cubiertos de sábanas blancas y viejos baúles ycofres. El retrato que los gemelos habían subido a través de ella era la única pinturacolgada en las paredes; el resto estaban apilados en montones contra las paredesalrededor de la habitación.

La habitación era larga y tenía un conjunto de pesadas puertas dobles en unextremo y en el otro una plataforma elevada con una cortina alrededor. Losgemelos supieron sin dudas que en ese lugar era donde la Reina Malvada habíaguardado sus espejos mágicos.Había un gran mueble con tubos, viales y enva

Date post:	05-Jul-2018
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T L O S the Wishing Spell-1

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