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Tatuaje

Date post: 22-Jul-2015
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Triler: http://www.youtube.comg/watch?v=rCl9JVwEs1E&feature=player_embedded

ANA ALONSO Y JAVIER PELEGRIN

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INDICESINOPSIS .................................................................................................................................. 3 LIBRO PRIMERO: Jana CAPITULO 1................................................................................................................................. 6 CAPITULO 2............................................................................................................................... 14 CAPITULO 3............................................................................................................................... 24 CAPITULO 4............................................................................................................................... 35 CAPITULO 5............................................................................................................................... 46 CAPITULO 6............................................................................................................................... 56 CAPITULO 7............................................................................................................................... 68 CAPITULO 8............................................................................................................................... 77 CAPITULO 9............................................................................................................................... 84 LIBRO SEGUNDO: El Desterrado CAPITULO 1............................................................................................................................... 91 CAPITULO 2............................................................................................................................. 105 CAPITULO 3............................................................................................................................. 110 CAPITULO 4............................................................................................................................. 127 CAPITULO 5............................................................................................................................. 142 LIBRO TERCERO: La Torre de los Vientos CAPITULO 1............................................................................................................................. 158 CAPITULO 2............................................................................................................................. 163 CAPITULO 3............................................................................................................................. 171 CAPITULO 4............................................................................................................................. 192 CAPITULO 5............................................................................................................................. 201 CAPITULO 6............................................................................................................................. 219 CAPITULO 7............................................................................................................................. 235 CAPITULO 8............................................................................................................................. 248 LIBRO CUARTO: El Trono Vacio CAPITULO 1............................................................................................................................. 263 CAPITULO 2............................................................................................................................. 270 CAPITULO 3............................................................................................................................. 279 CAPITULO 4............................................................................................................................. 290 CAPITULO 5............................................................................................................................. 303 CAPITULO 6............................................................................................................................. 315 CAPITULO 7............................................................................................................................. 327 EPILOGO .................................................................................................................................. 335 Esta historia continua con .................................................................................................... 339 Sobre los Autores .................................................................................................................. 340

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S INO P S IS

Algunos tatuajes son algo ms que un simple adorno en la piel. Su magia podra unirte para siempre a la persona que deseas O impedir que la toques y convertirse en tu peor pesadilla.

lex tiene diecisis aos y est perdidamente enamorado de una misteriosa chica de su clase, Jana. Nunca podra haber imaginado que, tras seguirla despus de una fiesta, su vida cambiara tanto. Jana, hurfana de padres, vive con su hermano, el esquivo David, y se rumorea que ambos sobreviven gracias a un extrasimo oficio: el de los tatuajes mgicos. lex no tardar en comprobar su poder, que le llevar a descubrir la existencia de los clanes medu. Estos inquietantes seres han vivido mucho tiempo infiltrados entre los humanos y enfrentndose entre s, pero ahora saben que deben unirse para derrotar a su ms temido adversario: el ltimo Guardin, destinado a borrar a los clanes de la faz de la tierra.

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LIBRO PRIMERO

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CAPITULO 1o iba a ser una noche como las otras. Lo supo en cuanto abri la puerta de su casa y se encontr a Erik al otro lado, con los ojos pintados de negro y una sonrisa retadora en el semblante. Detrs de l, junto al deportivo de su padre (que Erik solo tomaba prestado en ocasiones especiales) esperaban dos chicas vestidas de tiros largos. lex identific enseguida a la ms alta; era Marta, la eterna incondicional de Erik. A la otra, una pelirroja de ojos grandes y asustados, no la haba visto nunca. No voy a aceptar un no, as que ni lo intentes le espet Erik, colndose en el vestbulo sin ceremonias y buscando con la mirada la cazadora de su amigo en el perchero. Es la fiesta del Molino Negro, me llamaron esta tarde... Este ao se ha adelantado para evitar que coincida con el principio de curso. No puedes perderte la fiesta del Molino Negro. Adems, va de rollo emo, as que seguro que te gusta. Mientras hablaba, Erik haba localizado la cazadora de lex debajo de un abrigo de su madre y se la haba tirado a la cara. Incapaz de oponer resistencia a la arrolladora seguridad de su amigo, lex se la puso maquinalmente y lo sigui a la calle. Las dos chicas le saludaron con la mano. l les devolvi el saludo y luego volvi la vista hacia el interior iluminado de la casa, sin decidirse a cerrar la puerta. Erik, ni siquiera s si me apetece acert a protestar. Adems, no le he dicho nada a mi madre, y se preocupar si llega y no me encuentra... No seas idiota, Al. Ni siquiera se dar cuenta de que no ests. Alguna vez entra en tu cuarto al volver del laboratorio? Se fa de m repuso lex sonriendo, aunque con un relmpago de advertencia en la mirada. Ya no soy un cro. No se dar ni cuenta de que no ests resumi Erik. Oye, nos vamos a quedar aqu parados toda la noche? No quiero llegar tarde...

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lex sigui al muchacho hasta el flamante BMW metalizado. Marta ya se haba subido al asiento del copiloto, y la otra chica esperaba indecisa, con la puerta de atrs abierta. Esta es Irene dijo Erik, deslizando una rpida caricia por el cabello de la pelirroja. Irene, este es lex. No te fes de su cara de alelado, es un disfraz... En el fondo es un verdadero tiburn, as que ten cuidado con l si no quieres que te devore. O s quieres? Rindose de su propio chiste, Erik se subi al asiento del conductor mientras los otros dos, algo incmodos, ocupaban los asientos traseros. Marta se gir para saludar a lex con una deslumbrante sonrisa en su rostro mofletudo y grotescamente maquillado para la ocasin. El coche arranc con un gruido suave y enfil la carretera de la Ciudad Vieja. Fuera, las siluetas oscuras de los rboles se sucedan a toda velocidad, entremezclndose en algunos tramos con los porches iluminados de las casas. Te voy a pintar dijo de pronto Irene. Su voz tena un timbre levemente metlico, que sonaba como el de una mujer mayor. No puedes plantarte en una fiesta emo sin maquillaje. Suerte que me lo he trado todo. A ver... Cmo te sientes hoy? Deja que lo adivine. Lo malo es que no te veo bien... Sin aminorar la velocidad, Erik abri la guantera, sac una linterna de bolsillo y la lanz por encima de su hombro. El artilugio rebot en la falda negra de Irene, que lo encendi y lo enfoc directamente sobre el rostro de lex quien cerr los ojos y gimi como un nio. Eres guapo dijo Irene en voz alta, para que la oyeran los de delante. Pero no tan guapo como tu colega. Marta solt una breve risita, mientras su amiga agarraba con fuerza el mentn de lex y, con una sombra de ojos, comenzaba a maquillarle los prpados. lex se dej hacer con una mezcla de inquietud y excitacin que ni l mismo comprenda. Las fiestas del Molino Negro solo se celebraban una vez al ao y eran mticas en la ciudad. Los jvenes propietarios del viejo molino invitaban para la ocasin a varias bandas de rock y de hiphop y creaban distintos ambientes en el recinto ruinoso de la granja. Durante toda la noche, los invitados deambulaban en la oscuridad de una habitacin a otra, de un patio a otro, bailando como sonmbulos y

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bebiendo sin parar. Eso era, al menos, lo que le haban contado a lex, porque hasta entonces nunca haba tenido la suerte de asistir a una de aquellas fiestas. Me dejarn entrar? pregunt. Senta las uas largas de Irene firmemente clavadas en su mejilla mientras ella intentaba mantener firme el pulso para aplicarle la mscara de pestaas. Ests de broma? Gru Erik. Vas conmigo. S, haba sido una pregunta estpida. Despus de todo, l era el amigo de Erik, y Erik poda entrar en todas partes. Era desenvuelto, era inteligente, era rico. Y, sobre todo, era insultantemente guapo, y jams aceptaba un no por respuesta. El coche abandon la carretera principal y se intern en un polgono industrial abandonado. Era un atajo perfecto para llegar hasta la playa. Las sombras rectangulares de las fbricas se sucedan unas a otras, iluminadas brevemente por los haces de luz de los faros. Erik maniobraba sin vacilaciones por aquel laberinto de calles perpendiculares, todas vacas y desangeladas. Pareca saber perfectamente adonde se diriga. Cuando Irene termin con los ojos, revolvi en su neceser floreado buscando el colorete. lex observ las formas casi indistinguibles de los tubos y cajitas que componan el arsenal de su joven maquilladora. Del neceser emanaba un olor desagradable a talco y a perfume barato. Pronto sinti la caricia de una suave brocha en su mejilla derecha, deslizndose rtmicamente desde el borde externo del pmulo hasta la comisura de los labios. Tratando de no pensar en nada ms, cerr los ojos y se entreg por completo al infantil placer de aquel cosquilleo. Una chica le estaba pintando la cara; una chica que no estaba nada mal, por lo poco que haba podido ver hasta entonces, y que adems pareca bastante interesada en l, y bastante lanzada. Y, por otro lado, al fin iba a poder ver con sus propios ojos lo que era una fiesta en el Molino Negro... No, decididamente no iba a ser una noche cualquiera. Entonces, de repente, se acord de Laura. Tendra que haber avisado a mi hermana dijo, buscando la mirada de Erik en la penumbra del retrovisor. Ni siquiera me he despedido... Ya la he avisado contest Erik, con los ojos fijos en la carretera. Le mand un SMS dicindole que te haba secuestrado. Y me contest... Lelo, anda.

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lex cogi el mvil que le tenda Erik y apret el icono de los mensajes. S, all estaba el mensaje de Laura. Estupendo deca. Cudalo. lex arroj el telfono sobre el asiento de mal humor. Desde cundo su hermana pequea y su mejor amigo conspiraban para organizarle la vida a sus espaldas? Estate quieto ahora le susurr Irene con voz insinuante. Voy a pintarte los labios de rojo sangre. En una fiesta emo todo el mundo tiene que llevar los labios pintados del color de su corazn. Y eso va por ti tambin, Erik... Cuando paremos, tienes que dejar que Marta te los pinte. Marta no va a pintarme los labios, a que no, preciosa? Marta emiti un gorjeo confuso a modo de respuesta. lex chasque la lengua lo suficientemente alto para que Erik pudiera orlo. No le gustaba que su amigo utilizase la adoracin que Marta senta por l de esa manera. Marta era un poco pesada y un poco cotilla, pero de todas formas no se mereca aquello. Ella se habra dejado matar por Erik, y l, que lo saba, insista en invitarla a salir una y otra vez, cuando en realidad no le interesaba en absoluto aquella relacin. Marta sacudi su media melena de un lado a otro con brusquedad. Era como si quisiese deshacerse de un mal pensamiento. Sabis quin va a venir a la fiesta? dijo con su timbre infantil de nia malcriada. No os lo podis ni imaginar. Jana... A lex le dio un vuelco el corazn. De modo que era eso. Jana. Jana iba a ir a la fiesta. Y all estaba l, pintado como un payaso, junto a una chica a la que acababa de conocer y que un momento antes incluso le haba parecido atractiva. Un violento acelern lo arroj contra el respaldo del asiento. La barra de labios de Irene resbal sobre su piel, desde la boca hasta la mejilla. Qu haces, Erik? pregunt Irene, indignada. Casi le saco un ojo al pobre lex. Llegamos tarde replic Erik con frialdad. Sigui apretando el acelerador hasta dejar atrs el polgono industrial y llegar a las primeras urbanizaciones tursticas. Dentro del coche reinaba un incmodo silencio. En un principio, Irene haba decidido dejar el trazo de pintalabios sobre la mejilla de lex, para darle un toque ms original a su creacin. Pero luego, despus de estudiar con detenimiento el rostro del muchacho, cambi de opinin y le limpi la mejilla.

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Mrate le susurr. Ests muy cambiado... lex se mir en el espejito polvoriento que le tenda la chica. Aquel rostro plido y demacrado, con grandes sombras negras alrededor de los ojos y la boca ensangrentada, pareca salido de un videoclip de los aos ochenta. El resultado no le desagrad tanto como haba previsto. Al contrario... Se pregunt qu pensara Jana cuando lo viera. Con quin va a ir? pregunt de repente Erik. lex supo de inmediato a quin se refera. Y, por el silencio de Marta, intuy que ella lo saba tambin. Ella nunca va a ninguna fiesta insisti Erik. O casi nunca... Alguien ha tenido que invitarla. No s quin la ha invitado contest Marta en tono monocorde. Solo s que va a venir... Me llam para preguntarme si tena invitacin, y me ofreci una. Haban llegado al antiguo paseo martimo, al final del cual se encontraba la carretera sin asfaltar que conduca hasta el molino. Un par de motos los adelantaron, y empezaron a or acercarse otros coches procedentes de distintas direcciones. En la carretera del viejo molino, pasaron junto a varios grupos de jvenes que se dirigan andando hacia la fiesta. Erik encontr un sitio perfecto para aparcar, a la entrada del huerto. Un rtmico fondo de percusin los salud al abrir la puerta, mezclado con murmullos de voces y risas. La brisa del mar, fra y hmeda, los abofete en el rostro. Los cuatro se quedaron parados un momento, contemplando los fascinantes juegos de luces que bailaban sobre las copas de los frutales. A la izquierda, el edificio principal del molino emita un suave resplandor rojo a travs de sus ventanas. Por dnde entramos? pregunt Marta, tirando hacia abajo de su top de lentejuelas grises para ajustarse el escote. En la parte de atrs, que era la herrera, me han dicho que toca Betadine. Os gusta Betadine? Podemos entrar por el huerto y recorrerlo todo sugiri Erik. Las chicas asintieron encantadas y caminaron delante hasta el boquete en la tapia por el que se acceda al huerto. lex iba a lanzarse tras ellas cuando el brazo largo y musculoso de Erik lo detuvo.

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Si hubiera sabido que Jana iba a venir, no te habra trado dijo gravemente. lex se le encar con una sonrisa ms irritada que alegre. Por qu? Crees que va a hacerme algo? pregunt con irona. Trat de reemprender la marcha, pero Erik volvi a impedrselo. No seas idiota, lex. Te complicara la vida. Es esa clase de chica, no s cmo no te das cuenta. La sonrisa se fue borrando lentamente de los labios de lex. Veo a Jana todos los das en el colegio dijo con frialdad. As fue el curso pasado, y as volver a ser este ao. Vamos a la misma clase y sigo estando entero, ves? No me ha devorado todava. lex, estoy hablando en serio. S lo que te pasa con Jana, he ido viendo cmo te obsesionaba cada da ms, y no me gusta. No me gusta porque no es propio de ti. T siempre has tenido muy claro lo que quieres y lo que no quieres... Y si la quisiera a ella? dijo Alex de pronto. Su propia pregunta le calent por dentro como un trago de licor, de esos que se te suben instantneamente a la cabeza. Erik no contest inmediatamente. Durante unos segundos, los dos escucharon sin prestar atencin el hipntico ritmo de la msica resonando al otro lado de la tapia. Ests confundiendo las cosas dijo Erik al fin. No creas que no lo entiendo, fue esa maldita coincidencia entre la muerte de tu padre y la de los suyos... Sin darte cuenta, te convenciste a ti mismo de que eso haba creado un lazo entre vosotros. Un lazo que cada vez se va volviendo ms fuerte... Pero no te equivoques, lex. Ella no es como t crees que es. Es mucho ms peligrosa. lex clav sus ojos claros en los de su amigo. Estaba empezando a perder la paciencia. Y t qu sabes de ella? pregunt, desafiante. En el colegio nunca le diriges la palabra. Erik desvi la mirada.

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No me gusta murmur. Es preciosa, desde luego, pero hay algo en ella que no me gusta. Oye, solo te pido que tengas cuidado... Pues vale, muchas gracias por la advertencia. Y ahora, si no te importa, puedes dejarme entrar en la fiesta, o me has trado aqu solo para sermonearme? Erik le pas un brazo sobre los hombros y lo zarande cariosamente. Era un poco ms alto que l. Le promet a tu hermana que te cuidara replic con suave irona. Y me matar si no lo hago. Los dos rieron, y el nudo de tensin que se haba creado entre ellos se disolvi al instante. Marta e Irene, desde la entrada del huerto, les hacan gestos de impaciencia. Marta se ha quitado el piercing de la nariz observ lex mientras caminaban a su encuentro. Se lo has pedido t? Claro que no; pero me dijo que lo haba hecho por m. Sabe que odio los piercings, supongo. Cualquier cosa para agradarte, no? dijo lex en tono malicioso. Estaba decidido a tomarse la revancha bromeando un poco sobre la relacin entre Marta y su amigo, pero, de pronto, sus ideas tomaron un rumbo diferente. Es curioso murmur. Jana y Marta eran bastante amigas hasta que ella se hizo el piercing. Entonces se distanciaron... Marta me dijo un da que haba sido por culpa de esa estupidez. Por lo visto, Jana tambin odia los piercings. Qu coincidencia, no? Como t, la misma mana... Erik estaba a punto de contestar cuando la msica se transform bruscamente en un conocido tema de hiphop. Los ojos intensamente azules del muchacho brillaron un momento antes de que todo su cuerpo comenzase a moverse al ritmo de la msica, en una improvisada coreografa de impresionante precisin y elegancia. Cuando Erik bailaba, era como si el mundo se detuviese a su alrededor. Resultaba imposible no admirar los armnicos movimientos de sus largos brazos, la forma en que su torso acompaaba los cambios de ritmo de los pies, sin esfuerzo, como si cada centmetro de su cuerpo fuese elstico. lex escuch divertido los aplausos espontneos que estallaron alrededor de su amigo. La sonrisa obnubilada de Marta era todo un poema, e incluso Irene lo

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observaba fascinada... No haba una chica en el mundo que no sucumbiera ante el hiphop orgulloso y masculino de Erik. Cuando el tema termin, la gente que los rodeaba volvi a aplaudirle. Erik ejecut una irnica reverencia y luego se encamin tranquilamente hasta donde le esperaba lex. Pero, antes de que pudiera llegar a su altura, Marta se abalanz sobre l y lo abraz. Eres fantstico dijo, casi llorando de histeria. En serio, eres fantstico... Y, ponindose de puntillas, le estamp un beso en el pequeo escorpin que el muchacho llevaba tatuado en la nuca, antiguo y olvidado como una cicatriz.

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CAPITULO 2mpezaba a perder la esperanza de ver a Jana esa noche cuando la descubri al fondo de una habitacin llena de humo, inmvil entre un montn de gente que bailaba. lex llevaba ya unas cuantas cervezas encima, y haba besado a Irene durante un bis de Betadine, en la antigua herrera. Al terminar el concierto, ella haba intentado arrastrarlo a un rincn para continuar con las caricias, pero l se haba escabullido. An notaba un agradable cosquilleo en el cuello, donde Irene le haba rozado con sus negras uas de vampiresa... Se senta absurdamente alegre y absurdamente desesperado a la vez. Se senta, sobre todo, inexplicablemente ligero, porque el peso que supona el tener que engaarse constantemente acerca de Jana haba desaparecido como por arte de magia. Si, la quera, la quera para l. Haba sido capaz de decrselo a Erik, y, de esa forma, se lo haba confesado por primera vez a s mismo. Estaba harto de controlarse, de burlarse de sus propios sentimientos como si fuesen estpidos. No lo eran. Quera a Jana para l, y la tendra... No saba nada de ella, no saba si tena novio o si haba salido alguna vez con alguien del colegio. Solo saba que llevaba demasiado tiempo pendiente de cada uno de sus movimientos en clase, mirndola angustiado cuando se encontraba cerca, contenindose para no rozarle la mano al pasar junto a su pupitre... Y ya estaba bien. No eran unos cros, y no podan seguir as toda la vida. De modo que iba a ser esa noche. Si ella apareca, claro... Le dira lo que no le haba dicho nunca a ninguna chica. La acariciara, la besara, suplicara si haca falta. No quera asustarla, desde luego. .. Aunque algo le deca que Jana no era de las que se asustan con facilidad. Todo en ella irradiaba seguridad, sosiego. Su sonrisa. .. Haba algo insultantemente inalcanzable en aquella sonrisa. Pero l estaba dispuesto a intentar alcanzarlo. Y, a la quinta cerveza, haba llegado a convencerse de que lo conseguira. Aun en la distancia, se dio cuenta enseguida de que no llevaba maquillaje. Eso era precisamente lo que la haca resplandecer como un faro en medio de todas las mascaras emo que la rodeaban. Con una punzada de dulzura, lex comprendi la audacia de aquella decisin de Jana. Ella no necesitaba cubrirse con un complicado maquillaje para expresar sus sentimientos, porque su cara lo deca todo: lo que senta..., pero tambin lo que no senta. Con sus labios perfectos

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y sus aterciopelados ojos Castaos, aquel semblante ofreca una curiosa mezcla de pasin y frialdad. Atreverse a exhibir al desnudo unos rasgos tan seductores y a la vez tan distantes supona todo un acto de valenta en una fiesta emo. Sin embargo, Jana no pareca en absoluto consciente de su hazaa. Sonriendo levemente, escuchaba en silencio los ruidosos chistes de uno de los chicos del grupo con el que haba venido. Llevaba un sencillo vestido negro que se ajustaba a la cintura y luego caa con un gracioso vuelo hasta la parte superior de las rodillas. Era mucho ms recatado que la mayora de los modelos que circulaban por la fiesta... Sin poder apartar la vista de aquel vestido, lex comenz a abrirse paso entre la multitud, caminando como un sonmbulo. Ni siquiera oa ya la msica, ni las voces. El viejo granero, de pronto, le pareca extraordinariamente grande. Tena la angustiosa sensacin de que nunca iba a llegar hasta donde Jana le esperaba sin saberlo, maravillosa y perfecta como una criatura mgica. Acelero el paso, sin perderla de vista en ningn momento. Y entonces, la vio sacar el mvil del bolso y llevrselo a la oreja. Sus labios se movieron y una leve expresin de enfado altero la serenidad de sus facciones. Haciendo un gesto con la mano, se aparto de sus amigos para dirigirse al fondo del granero, probablemente con la intencin de alejarse de los altavoces del equipo de msica y poder or mejor lo que le decan. Un grupo de chicas muy maquilladas se cruzo entonces en el camino de lex, estorbndole por un momento la visin. Cuando volvi a mirar hacia el fondo del granero, Jana haba desaparecido. Sencillamente, se haba esfumado... O quiz solamente haba salido por la puerta trasera. La puerta daba a un callejn maloliente, con un par de contenedores de basura atravesados en el asfalto y una farola rota al final, iluminando una escalera de piedra adornada con geranios que ascenda hacia la Antigua Colonia. Jana tena que haber subido por all, de modo que lex, sin pensrselo mucho, la sigui procurando no hacer ruido con sus pisadas. Cuando lleg al ltimo escaln, vio la silueta de la muchacha atravesando una rotonda desierta. Esper a que se introdujera en una de las empinadas calles del otro lado para ir tras ella. El ruido de la fiesta ya no era ms que un eco lejano mezclado con la rtmica respiracin del mar. Ahora, a pesar de la distancia que los separaba, los pasos de Jana resonaban con nitidez delante de l, seca y metlica. Llevaba tacones... Y todo el cuerpo de Alex responda con una intensa vibracin a cada uno de aquellos pasos, acelerando los latidos de su corazn y el torbellino de sus pensamientos. Se senta como un cazador al acecho de su presa, buscando el mejor momento para caer sobre ella y atraparla... Aunque, al mismo tiempo, lo nico que quera era protegerla,

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envolverla en un clido abrazo y permanecer as mucho tiempo, pegado a ella, sin hacer preguntas. Caminaba con rapidez, disfrutando de la brisa tibia que le azotaba la cara, sin prestar apenas atencin a la melancola de los lugares que iba atravesando. La Antigua Colonia era un laberinto de calles serpenteantes aferradas al acantilado, con edificios en otro tiempo lujosos que, desde haca dcadas, languidecan abandonados tras sus diminutos jardines polvorientos. Al otro lado de aquellas fachadas amarillas y azules (resultaba difcil distinguir sus deslustrados colores a la luz de las farolas), con sus porches de altas columnas y sus miradores acristalados, malvivan aun algunos ancianos, herederos de las ruinas de un esplendor olvidado. Era una lastima... El gran terremoto de los aos ochenta haba acabado para siempre con la ya escasa vitalidad del barrio, por lo que algunas familias que aun resistan en l haban decidido instalarse en las nuevas urbanizaciones que se estaban construyendo a lo largo de la playa, ms seguras y menos cargadas de recuerdos. Corran muchas leyendas sobre la Antigua Colonia. Se consideraba casi milagroso que sus edificios se mantuviesen en pie, dados los importantes daos estructurales que haban sufrido la mayora de ellos durante el terremoto. Rara era la casa que no exhiba alguna grieta de un extremo a otro de la fachada, o un agujero en el tejado, o una columna rota en el prtico, o cualquier otra herida provocada por el sismo. Sus antiguos habitantes las haban abandonado porque amenazaban con derrumbarse y, sin embargo, all seguan, intactas... Parecan viejos fantasmas arquitectnicos, espectros inmviles y amenazadores de un pasado que se resista a morir. Pero su incomprensible solidez no constitua el nico misterio de aquel lugar. Quin, sin ir ms lejos, renovaba los parterres de geranios y petunias cada primavera, sustituyndolos por pensamientos al llegar el otoo? Por qu los cipreses y eucaliptos de los descuidados jardines seguan creciendo como si nada hubiese sucedido? Los servicios municipales se haban desentendido haca tiempo de aquella parte de la ciudad, que siempre haba gozado de una autonoma especial. Sin embargo, la basura no se apilaba en las calles, y solo algunas rodadas ocasionales en el asfalto ponan de relieve la acumulacin de arena y polvo sobre ellas, el caso era que lex llevaba aos sin pisar la Antigua Colonia. En toda su vida no deba de haber entrado all ms que una o dos veces, de pequeo. Recordaba vagamente una de aquellas ocasiones, con su padre... Entonces haba sentido miedo. Y ahora tambin lo senta; pero no eran los decadentes edificios ni las calles desiertas los culpables de aquella sensacin. No, la culpable era Jana... Adnde iba tan deprisa, a aquellas horas, en un lugar semejante? Vivira all?

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Los pasos de la chica sonaban ahora algo ms lejanos, y la haba perdido momentneamente de vista. Por primera vez desde el inicio de la persecucin, lex se detuvo a tomar aliento y mir a su alrededor. Se encontraba en una encrucijada, y los muros de piedra del parque de San Antonio, que coronaba el punto ms alto de la Colonia, se erguan al final de una de las tres calles que le rodeaban. Ms all de los muros, la torre de la iglesia del cementerio perforaba el cielo estrellado con su silueta oscura. El parque estara cerrado a esas horas... Y sin embargo, Alex estaba seguro de que Jana se haba metido por la calle del parque, aunque haca rato que no oa sus pasos. La brisa se enred en la copa de un magnolio altsimo, que sobreviva milagrosamente con la mitad de sus ramas clavadas en la casa vecina. Cuando sus pesadas hojas dejaron de agitarse, se hizo un profundo silencio. Con la ferocidad de un depredador frustrado, lex se lanz a la carrera por la calle del parque, jadeando a medida que la pendiente se haca ms pronunciada. Las suelas de goma de sus zapatillas producan un chasquido elstico al rebotar en el empedrado, y las piernas le ardan por el esfuerzo. Al llegar arriba se detuvo, exhausto... La puerta metlica que daba acceso al parque estaba cerrada. Haba empezado a bordear el muro en busca de otra entrada cuando oy un ruido a sus espaldas. Al volverse, vio un gato siams encaramado a una montaa de escombros, observndole atentamente con sus ojos como linternas verdosas. El montculo de piedras rotas se hallaba pegado al muro, un poco ms all de la puerta, y, por encima de l, Alex descubri una melladura en la pared de piedra, como si un gigante le hubiese pegado un mordisco justo en aquel lugar. Con un poco de habilidad, se poda escalar el montculo de escombros y encaramarse a la pared rota. El gato emiti un aullido metlico cuando lex se le acerc, y luego se escabull calle abajo, mientras el muchacho se agachaba para observar el amasijo de tierra y piedras rotas adosado al muro. Un agujero. Haba un agujero muy estrecho y bastante profundo en la tierra, como el que podra haber hecho un tacn de aguja al clavarse sobre el montculo... lex no se lo pens dos veces y retrocedi para tomar impulso. De un par de saltos, se plant en lo alto de los escombros, y desde all, ayudndose con las manos, logr izarse hasta el borde erosionado de la cerca de piedra. Antes de descender, trat de sondear la oscuridad del parque en busca de la silueta de Jana. Ni rastro. Solo arboles susurrantes y el crujido de las primeras hojas secas arrastrndose sobre la arena de los senderos. A lo lejos, el rumor de una fuente... Y aqu y all, alguna que otra escultura silenciosa.

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Por un momento se qued inmvil, desorientado. Recordaba haber estado una vez en aquel parque para ver de cerca, junto con sus compaeros de clase y bajo la supervisin de su profesora, los arboles exticos que el Ayuntamiento haba ordenado plantar en conmemoracin del dcimo aniversario del terremoto. Entonces deba de tener nueve o diez aos, y el lugar le haba parecido siniestro. Sobre todo por el viejo cementerio que ocupaba toda la parte oriental del parque, detrs de la iglesia. Cientos de tumbas diseminadas bajo los cipreses y los tejos, todas resquebrajadas y desgastadas por el paso de los aos. Intent distinguir las cruces erguidas bajo los rboles, pero la masa oscura del solitario templo ensombreca todo lo que se encontraba tras ella. Entonces le pareci or una risa que proceda justamente de aquella zona, y, sin pensrselo dos veces, salt al csped. En cuanto logr recuperar el equilibrio, corri por la hierba hasta llegar a un descuidado sendero de arena que conduca directamente hasta la iglesia del cementerio. La subida por aquel camino resultaba ms fatigosa de lo que se haba imaginado... Acababa de detenerse para recuperar el resuello cuando vio salir a un tumultuoso grupo de uno de los laterales de la iglesia. Instintivamente, se ech a un lado y se agazap tras unos arbustos con el fin de no ser descubierto. A pesar de la distancia y de la oscuridad de la noche, se dio cuenta enseguida de que aquellos tipos eran muy extraos. Se movan con una elasticidad felina, y hablaban entre ellos intercalando gruidos en sus expresiones, como si aquello fuese la cosa ms natural del mundo. Antes incluso de distinguir sus caras, lex comprendi que pertenecan a la tribu urbana de los ghuls, una panda de freakies que practicaban la modificacin corporal extrema para asemejarse lo ms posible a ciertos animales. Preocupado por Jana, el muchacho gate hasta la verja exterior del cementerio y se detuvo justo enfrente de la rectora, que ocupaba la parte posterior de la iglesia. Los ghuls seguan parados ante su puerta, palmendose unos a otros en la espalda y despidindose con frases inconexas, como si acabasen de salir de una fiesta. De cerca, su aspecto resultaba francamente perturbador. Algunos se haban operado la mandbula para darle un aspecto ms protuberante, otros tenan la frente huidiza y las cejas abultadas, y ms de uno exhiba una antinatural abundancia de vello oscuro en los brazos desnudos. El que pareca oficiar como anfitrin, sin embargo, era muy diferente de los otros. Mientras permaneca sonriente en el umbral de la rectora, esperando a que sus invitados se dispersaran, lex tuvo tiempo de estudiar con detenimiento sus

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facciones. Lo cierto era que, si llevaba alguna prtesis implantada en el rostro, apenas se le notaba,.. Su apariencia era la de un hombre bastante apuesto, aunque inequvocamente agresivo. Lo que ms destacaba de sus rasgos eran sus ojos almendrados, de un inquietante color dorado. Por lo dems, el nico rasgo reseable de su rostro eran las pobladas patillas grises que cubran buena parte de sus mejillas. De modo que eran okupas. Estaba claro que unos cuantos se haban instalado en la rectora del cementerio de forma permanente, porque, cuando los invitados se fueron, ellos se retiraron al interior del edificio como si se tratase de su casa. Por lo que le haban contado, lex sabia que en la Antigua Colonia haban unos cuantos edificios ocupados por okupas, pero le sorprenda que algunos hubiesen tenido la osada de instalarse en la iglesia. Despus de todo, era un lugar demasiado pblico. Cuando finalmente lleg hasta la verja, mir a su alrededor. A esas alturas haba perdido completamente la pista de Jana. Si la muchacha haba atravesado el parque, probablemente ya habra salido de l haca tiempo. Por mucho que se empeara, ya no la encontrara... No conoca aquella parte de la ciudad, y, ahora que haba dejado de or sus pasos, no tena sentido seguir buscndola. Por un instante pens en volver a la fiesta, pero enseguida desech la idea. Para qu iba a volver? Jana ya no estaba all, sino muy cerca de l, en alguna de las ruinosas calles que descendan por la ladera sur de la Antigua Colonia. Aunque no llegase a encontrarla, caminar por aquellas calles, con su olor a cipreses y a rosas marchitas, le hara sentirse ms cerca de ella. En cierto modo, sera como invadir a escondidas su intimidad... Aquella idea le produjo un leve y agradable cosquilleo en la nuca. Sin embargo, al franquear la verja entreabierta del cementerio sus nimos flaquearon. La calle en la que se encontraba no tena ninguna farola, y el nico signo de vida que conservaba eran los rales metlicos de una antigua lnea de tranva incrustados en el emprendido de la calzada, que brillaban de un modo extrao bajo el resplandor anaranjado del cielo nocturno. lex comenz a descender siguiendo la lnea ligeramente curva de los rales. De vez en cuando llegaba hasta sus odos el ruido lejano de algn coche, pero el resto del tiempo reinaba un opresivo silencio. El muchacho caminaba con los ojos fijos en las ruinosas fachadas de color pastel, tratando de descubrir alguna seal de actividad tras los cristales rotos de los miradores o en las oscuras ventanas de las torres. Quiz Jana estuviese detrs de alguna de aquellas puertas que en otra poca haban sido blancas,

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pero Cmo saberlo? Se le ocurri que poda preguntar una por una en todas las casas. Los deslustrados llamadores en forma de len o de mano cerrada que brillaban sobre las puertas parecan invitarle a romper aquel silencio tan angustioso... Sin embargo, resisti la tentacin de utilizarlos. Hacia la mitad, la calle por la que estaba bajando dibujaba una pronunciada curva hacia la izquierda. Justo en aquel lugar, la acera de la derecha se interrumpa, dejando paso a una barandilla metlica que formaba una especie de mirador sobre la parte baja de la ciudad. lex se asomo a la barandilla y contuvo el aliento. A sus pies brillaban las luces de los rascacielos del centro financiero, apiados en lo que, desde arriba, pareca un espacio bastante reducido, aunque no lo era. All estaba la torre Sharpe, con su forma de vela hinchada al viento, y el edificio de la compaa Barnett, cuya estructura, en forma de pirmide invertida, constitua una verdadera hazaa arquitectnica, segn les haban explicado en clase. La torre Landis, las oficinas de los estudios Maverick, la silueta cilndrica y achaparrada del auditorio... Conoca muy bien todos aquellos edificios, pero nunca los haba visto as, desde las alturas, reducidos a pequeas figuras geomtricas que brillaban como joyas resplandecientes en medio de la noche. Un ruido de pasos en la distancia le hizo volverse con brusquedad. Sonaban rpidos y decididos, y pertenecan a una rujar calzada con tacones, no haba duda. Parecan venir de la parte alta de la calle, pero, al mirar en esa direccin, lex no vio a nadie. Quiz procediesen de alguna de las calles adyacentes. Atravesando la calzada, busc con la mirada una bocacalle en la acera opuesta. Un poco ms abajo, efectivamente, descubri una; le falto tiempo para lanzarse en aquella direccin, pero cuando se encontr en la nueva va, mucho ms estrecha que la anterior; descubri que tambin se hallaba desierta. Los pasos seguan oyndose, aparentemente a su espalda. Quiz fuese un efecto del eco, porque ya haba comprobado que no podan venir de all. Desconcertado, lex continu caminando por aquella calle oscura y llana, tropezando de vez en cuando en los adoquines desencajados del suelo. Los pasos cada vez sonaban ms cerca, pero, en las dos ocasiones en que se volvi a mirar no vio a nadie, y el sonido ces. Acaso se haban cambiado las tornas, y ahora era Jana quien lo segua a l? La crea perfectamente capaz de hacer algo as, sin duda. Y si lo que quera era hacerle sentir la incomodidad de sentirse espiado por alguien que no desea dar la cara... Bueno, desde luego, lo estaba consiguiendo.

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Al llegar al final de la calle, se encontr con que desembocaba en una casa ms grande que las otras, con una torre de tres pisos colgada directamente sobre el acantilado. Por all no se poda seguir, de modo que tendra que volver por donde haba venido. Al detenerse, le pareci que los pasos sonaban ahora ms cerca que nunca a sus espaldas. La tena muy cerca, estaba seguro. En cuanto se diera la vuelta, la vera avanzando hacia l, probablemente sonriendo con expresin burlona. Se gir con brusquedad... Y dejo escapar una maldicin al ver que la calle continuaba vaca. Me estabas siguiendo? dijo una voz detrs de l. lex volvi a girarse lentamente sobre sus talones, Apoyada en la historiada reja de la casa que cerraba la calle, Jana lo miraba sin sonrer. La blancura de su rostro resplandeca como un faro en la oscuridad. Me estabas siguiendo repiti, esta vez sin entonacin interrogativa. Sera una estupidez que lo negaras. La verdad es que, al final, he tenido la sensacin de que eras t quien me segua a m. En serio? Jana lo mir con curiosidad. Estas calles son extraas. El eco... Ya sabes. S, supongo que habr sido eso. lex dio un paso hacia la chica. Jana no se movi. La brisa agitaba levemente el borde de su vestido negro alrededor de sus piernas, y tambin sus cabellos. Y por qu me seguas? pregunto ella en voz baja. Era necesario explicarlo? Hace tiempo que te sigo contest Alex, lanzndose al vacio. Con la mirada. Siempre que puedo... Lo abras notado, en el colegio... Ella tard un momento en contestar. Todo el mundo me mira repuso, clavando sus ojos oscuros y salvajes en los de l. Lo habrs notado, en el colegio... lex asinti, resistiendo su mirada. S. Pero no te miran como yo.

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Le pareci que ella se estremeca imperceptiblemente. Eso es cierto dijo. Sus ojos se desviaron un momento hacia la calle vaca y oscura, a sus espaldas. Y ahora qu? Pregunt en tono desafiante. Qu se supone que tiene que pasar? lex pens un momento su respuesta. No lo s admiti al fin. Lo que t quieras. Solo lo que t quieras. Ella le dio la espalda y empez a caminar por la acera, acariciando con la mano extendida los barrotes de la reja de hierro en la que un momento antes se apoyaba. Esta es mi casa dijo, detenindose y volvindose una vez ms a mirarle. Qu te parece? lex alzo la mirada hacia la torre de color azul plido, con sus tres pisos de galeras blancas. La pintura no pareca demasiado envejecida. Junto a la torre, al otro lado de la reja, creca una palmera esculida, de una altura inverosmil. Es un sitio extrao para vivir dijo con sinceridad. Has vivido aqu siempre? Siempre. Al menos es la nica casa que recuerdo. lex volvi a avanzar dos pasos hacia ella y se detuvo. No trato de sonrer. No quera fingir que no pasaba nada, que no estaba asustado, ansioso por acariciarla, dispuesto a cualquier cosa con tal de estar cerca de ella. No quera engaarla. Era mejor que ella supiese que iba en serio. Ests muy raro con el maquillaje. Te hace parecer... no s, ms triste. lex se limpio mecnicamente el parpado derecho y sinti la picazn del rmel al deslizarse en el interior del ojo. Que absurdo... Se haba olvidado por completo de que iba maquillado. Ahora se te ha corrido toda la pintura. Esta horrible dijo Jana, sonriendo por primera vez. Fue ella quien, entonces, avanzo hacia l, para detenerse justo a un paso del muchacho. Al menos era diez centmetros ms baja que lex, a pesar de los tacones. Sabes? De noche, por esta zona, suele haber bandas de pandilleros.

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Te refieres a los ghuls? Los he visto hace un rato, en el viejo cementerio. Sin saberlo, me guiaron hasta la salida. Pero luego volv a perderme... Este barrio parece un laberinto, por eso me he retrasado un poco. Dijo aquello como dando por sentado que ella haba estado esperndole, aunque Jana no pareci fijarse. Y tampoco lo miraba con preocupacin, a pesar de su alusin a los ghuls... Ms bien con una intensa curiosidad. Sin embargo, no hizo ninguna pregunta. Ellos odian el maquillaje explic. Lo consideran una especie de burla... Veo que no te ha ido mal en el primer encuentro, pero, por si acaso, yo en tu lugar me lavara un poco antes de volver a casa. Esos tipos estn ms locos de lo que parece. Alz los ojos hacia lex y sonri de nuevo. Esta vez haba cierta timidez en su sonrisa. Me estas invitando a entrar a tu casa para lavarme? pregunt el muchacho, incrdulo. Ella rebusc en el bolsillo de su chaqueta negra y sac una llave diminuta. Si dijo, dndole la espalda mientras introduca la llave en el candado de la verja. Te estoy invitando a entrar.

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CAPITULO 3l interior de la casa ola a fuego de lea y a pintura fresca, o quiz a algn tipo de barniz. Los ojos de lex tardaron unos segundos en habituarse a la penumbra del vestbulo, iluminado por una pequea lmpara de cristales multicolores situada sobre una consola descascarillada, en el descansillo de la escalera. Se notaba enseguida que aquella casa haba sido lujosa en otro tiempo. La desgastada alfombra persa que protega los peldaos de madera, el balaustre de caoba labrada, los pesados marcos dorados de los cuadros... Todo tena un aire refinado y decadente, acentuado por la mezcla de reflejos verdosos y rosados de la lmpara. No se vean telas de araa, ni el ms leve rastro de tamo gris... Pero aquella limpieza resaltaba de un modo extrao el desgaste de los materiales del suelo y las paredes. Ven conmigo. El nico cuarto de bao que funciona est arriba dijo Jana en voz baja. Empezaron a ascender en silencio. Detrs de Jana, lex suba con los ojos clavados en la figura de la chica, fijndose en cada uno de sus movimientos. Le fascinaban la perfeccin de sus caderas y la delgadez de su cintura. Resultaba delicioso poder recrearse en aquellos detalles as, sin ser visto, sin tener que dar explicaciones, ni siquiera con la mirada... Cuando llegaron al descansillo, ella se detuvo de pronto y, volvindose, deslizo sus dedos por el brazo de lex en una larga caricia hasta llegar al cuello. Despus, lo atrajo muy despacio hacia s. Se besaron... Los labios de Jana ardan, hmedos y tentadores como un fruto prohibido. Al cabo de un instante perfecto e infinito, ella se despej lentamente de l y lo miro a los ojos. Sus dedos seguan jugueteando sobre su nuca. Nunca haba besado a nadie con tanto maquillaje dijo sonriendo. lex intento abrazarla de nuevo; pero Jana lo detuvo con un gesto. Meti la mano en un bolsillo del vestido y sac un pequeo telfono que no dejaba de zumbar. La luz verdosa del mvil ilumino un segundo su rostro, donde la sonrisa haba dejado paso a una leve mueca de fastidio.

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Sera mejor que te quites todo eso de la cara cuanto antes le dijo, y se gir para subir el segundo tramo de escaleras. lex la sigui, todava aturdido por el cosquilleo del beso de Jana en su boca. Al llegar arriba tropez con un objeto metlico que cay al suelo con gran estrpito. Sobresaltado, lo observo rodar sobre las tablas del suelo. Era un paragero de bronce. Espero no haber despertado a nadie susurr. No te preocupes. Mi hermano nunca est dormido a estas horas. lex trag saliva, incomodo. Se haba olvidado completamente del hermano de Jana... De modo que estaba en la casa... La perspectiva de tener que saludarle no le haca ninguna gracia. Mientras l enderezaba el paragero, Jana abri una puerta al final del pasillo y encendi una luz. Se trataba de un cuarto de bao bastante grande, con un lavabo de mrmol blanco y un espejo rodeado de bombillitas doradas, como los de los antiguos camerinos. Entra. En el armario de la esquina hay toallitas limpiadoras, y tambin un desmaquillador para los ojos. Supongo que no necesitaras mi ayuda, no? Creo que podr hacerlo solo, pero gracias. Jana se apart de la puerta para dejarle pasar. El muchacho abri el grifo del agua fra y meti la nuca debajo. El contacto del agua helada le eriz la piel. Cerr los ojos y suspir profundamente, aliviado. Cuando alz la cabeza se encontr con los ojos de Jana en el espejo, que lo observaban con aire divertido. Puedes usar esa toalla de ah dijo, sealando un amasijo de felpa roja amontonado sobre un taburete de madera, junto a una de las patas doradas de la baera. Es la ma... Te dejo solo. Jana cerr la puerta tras ella, y lex escucho inmvil sus tacones alejndose sobre el suelo de madera hasta detenerse en algn rincn remoto de la casa. Despus, cogi la toalla y se frot el pelo. Antes de volver a dejarla sobre el taburete, hundi la cara en ella y aspiro largo rato su olor. Ola a suavizante de lavadora perfumado de manzana y a nada ms, pero, aun as, saba que era su toalla, que haba estado en contacto con sus mejillas, con sus manos. La cabeza le daba vueltas, como si acabase de probar un licor desconocido, ms fuerte y peligroso que todo lo anterior

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Al cabo de un momento se dio cuenta de que haba manchado la toalla de maquillaje. Eso le record que estaba all para quitarse toda aquella pintura de encima. Aunque no tena ninguna practica en el asunto, haba visto a su madre desmaquillarse alguna que otra vez, as que extrajo las toallitas del armando y se froto sin piedad la frente, los labios y las mejillas, hasta no dejar ni rastro de cosmtico sobre su piel. Luego, verti un poco de desmaquillador de ojos sobre un disco de algodn y se limpio las pestanas y los parpados. Cuando termino, se mir al espejo y sonri con escepticismo. Su pelo mojado apenas pareca rubio, y sus mejillas estaban anormalmente sonrosadas por la violencia del ritual higinico que acababan de sufrir, pero sus ojos eran los de siempre, limpios, azules e intensamente atentos, unos ojos que parecan permanentemente alerta, dispuestos a encajar cualquier imagen; en su campo de visin, por inslita que fuera. Ojos serios y clidos eso deca siempre su madre... En realidad, eran lo mejor que tenia. Oy pasos que se acercaban por el pasillo y, dando por terminado su examen, busco el interruptor de la luz y lo pulso, al tiempo que abra la puerta. Justo enfrente de l, apoyado en la pared, haba un muchacho de unos quince aos. lex lo recordaba perfectamente del colegio, a pesar de que lo haban expulsado el invierno pasado. Era David, el hermano de Jana. Qu tal? le saludo el chico, sin moverse. Jana me ha dicho que estabas aqu. Hola, David, cunto tiempo. Nunca haban sido amigos. Se conocan solo de vista, del patio del colegio. lex saba por su hermana Laura que David haba sido durante aos el alumno ms brillante de su clase, pero despus de la muerte de sus padres todo cambio. Se volvi desafiante, se meti en un par de broncas a la salida de clase... Y la direccin de Los Olmos no toleraba ese tipo de cosas. Jana tardara un rato en volver. Esta con un cliente... Dice que, si quieres, puedes esperarla en la biblioteca. Ven, te ensear donde est. David echo a andar por el pasillo, pero lex le puso una mano en el hombro para detenerlo. El muchacho se dio la vuelta y lo miro con frialdad. lex no haba olvidado aquellos ojos verde azules, rasgados, que solan traer de cabeza a todas las chicas de Los Olmos, y que armonizaban de un modo perfecto con las mejillas plidas y hundidas de David y con sus labios finos y bien dibujados.

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De qu cliente hablas? Pregunt lex en voz baja, casi temblando. David sonri burlonamente. Por qu te pones tan dramtico? Es que Jana no te ha dicho nada? lex neg lentamente con la cabeza, intentando dominarse. Tenemos un taller de tatuaje. Es de lo que vivimos... Ella hace los diseos y yo les pongo el toque artstico. Y los paso a la piel, claro. Esa parte tambin es importante. David se haba puesto en marcha de nuevo, y esta vez lex lo sigui sin protestar. Sabia que a Jana se le daba bien el dibujo, pero no tena ni idea de que se dedicaba a los tatuajes coment mientras avanzaban por el pasillo. Solo desde que murieron mis padres. De algo tenemos que vivir... Y somos buenos. Ms que buenos. Formamos un gran equipo. Pero Por qu a estas horas? Es un poco raro, no? Nosotros no hacemos tatuajes corrientes. Son... Especiales. Y la hora es importante. De da no saldran bien. Subieron un tramo ms de escaleras, y David se detuvo junto a una recia puerta de madera que pareca cerrada con llave. En lugar de abrirla, apoy la espalda en ella y se qued mirando a lex con una fra sonrisa. Te interesan los tatuajes? pregunto, en tono irnico. Ahora si repuso lex sin inmutarse. Tambin hacis piercings? La sonrisa se borro del rostro de David. No dijo con sequedad. No nos gustan los piercings. Es exactamente lo contrario de lo que nosotros hacemos... Una especie de mutilacin. Nosotros manipulamos el cuerpo para darle..., a ver cmo te lo explico... Para darle otras alternativas, y no para arrebatarle lo que ya tiene. David no pareca estar bromeando. lex sostuvo un momento su mirada. La verdad es que no entiendo lo que quieres decir confes. David se meti las manos en los bolsillos, como si se dispusiera a recitar una leccin. En algunas culturas el tatuaje se considera algo mgico explic sin dejar de mirarle. Te concede la fuerza o la destreza de lo que dibujas. En cierto modo, consigue que cohabiten en tu alma los distintos seres que pueblan tu piel. En cambio,

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un piercing seria lo contrario de un tatuaje; te quita una parte de ti, crea un vacio, te desposee de algo que ya tienes. lex se imagin al muchacho soltando aquel pequeo discurso delante de sus potenciales clientes. Seguro que lo haba repetido muchas veces. No s si te he entendido bien dijo, sin dejar de mirarle Me ests dando a entender que lo que vosotros hacis son tatuajes mgicos? Depende de cmo lo mires. En realidad, no se trata exactamente de magia... Nosotros no les damos a nuestros clientes nada que no tengan ya. lex estudi un momento los rasgos elegantes y levemente crueles del hermano de Jana. Me estas tomando el pelo, verdad? pregunt, sonriendo. David se encogi de hombros. Eso depende de quin seas en realidad murmur. Puedo entender que, para vosotros, los tatuajes tengan un significado espiritual, pero de ah a admitir que influyan en el estado de nimo de la gente... Es pasarse un poco, no? Y t qu sabes? repuso David en tono cortante. Estas hablando sin tener ni idea. El muchacho se volvi y, sacndose una llave del bolsillo de los vaqueros, la introdujo en la cerradura de la puerta. lex se dio cuenta de que estaba realmente irritado. Sin embargo, el tema le interesaba demasiado como para no insistir. Y qu est haciendo Jana ahora mismo con ese... cliente? pregunt. David forcejeo un instante con la cerradura, hasta lograr que la llave girara. Ya te lo he dicho: le est diseando un tatuaje... Algo muy personal, una especie de amuleto que solo puede llevar l. Ya. El escepticismo de lex hizo que David se volviera una vez ms a mirarle. Tendras que verla trabajando dijo, y sonri ampliamente por primera vez, enseando sus blanqusimos dientes. Es el alma de este negocio. Deja a los clientes boquiabiertos, y se creen todo lo que les dice. Al final, llegan al taller como en trance, y ni siquiera se quejan cuando empiezo a trabajar... Bueno, tu ya lo sabes, te seduce sin tan siquiera mirarte. lex experimento de pronto una oleada de celos al pensar en

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aquellos clientes con los que Jana se encerraba a solas, tratando de plasmar algo de su espritu en un dibujo. Nunca haba pensado en hacerme un tatuaje murmur, pero estoy empezando a cambiar de opinin. David se quedo mirndolo un buen rato, como especulando con aquella posibilidad. Despus, sin decir nada, entr por fin en la habitacin que acababa de abrir y encendi una lmpara de pie que haba a la izquierda de la puerta antes de invitarle a pasar. Esta era la biblioteca de mis padres. Tuvimos que vender un montn de libros cuando murieron, para pagar las deudas. Aun as, todava conservamos bastantes. lex observo con asombro las estanteras de caoba, tras cuyos cristales se alineaban millares de libros de todos los grosores y tamaos, todos encuadernados lujosamente en cuero y con relieves en oro. Era cierto que en las libreras se vean algunos huecos, pero, con lo que quedaba, probablemente habra suficiente como para pasarse leyendo toda una vida. Es fantstica murmur, admirado. Tus padres deban de ser gente muy especial, para haber reunido todo esto... En realidad, la mayora de los libros eran de mi abuelo materno. Pero, de todas formas, es cierto que mis padres eran gente muy especial. Fue una pena lo del accidente murmuro lex con torpeza. Fue ms que una pena. Fue una tragedia dijo David con voz apagada. Una prdida irreparable. Yo tambin perd a mi padre, supongo que lo sabes. lex se arrepinti inmediatamente de haber mencionado aquello. Nunca hablaba de la muerte de su padre con nadie, nunca, ni siquiera con su madre o con su hermana. Y David no era, precisamente, alguien que le inspirase confianza. El hermano de Jana acaricio con aire distrado un par de volmenes posados sobre el escritorio que ocupaba el centro de la habitacin. Lo que has dicho hace un momento sobre hacerte un tatuaje, iba en serio? pregunt de pronto. lex lo pens durante unos segundos. S, por qu no? contest, sonriendo. Me gustara ver cmo trabaja Jana. Te interesa mucho Jana?

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Era una pregunta muy directa. Y la respuesta tambin lo fue. Me interesa mucho, si. Se hizo un incmodo silencio, que David aprovech para recoger la media docena de cuadernos de bocetos que yacan esparcidos por el suelo de la biblioteca. Quiz pueda convencerla de lo del tatuaje dijo, poniendo los cuadernos sobre la mesa. lex se haba dejado caer sobre un silln de cuero rojo y lo observaba sin perder detalle de sus movimientos. Te lo agradecera mucho. Sera mejor que vaya a ver si ya ha terminado su parte. A los clientes no les gusta que los hagan esperar, y este, en particular; es bastante impaciente. Puedes echar un vistazo a los libros, si quieres... No creo que Jana tarde mucho. lex asinti y alz una mano en seal de despedida. Sin devolverle el saludo, David se qued un instante observndolo con atencin desde el umbral de la habitacin. Luego sali, cerrando suavemente la puerta tras de s. lex se puso en pie y dio un par de pasos para desentumecer las piernas. El hermano de Jana le haca sentirse incmodo, aunque no entenda por qu. En realidad, se haba mostrado bastante corts, incluso amigable. Quiz; lo que le desconcertaba era su desenvoltura, que le haca parecer mayor de lo que en realidad era. Hablaba y se mova como si siempre supiera con exactitud lo que estaba haciendo y adnde quera ir a parar, y miraba a los dems como si dudase seriamente de que ellos lo supieran. Para dejar de pensar en David y en el extrao imprevisto que le haba apartado de Jana, lex se acerc a uno de los estantes de la biblioteca y empez a examinar los libros. Haba ttulos de todo tipo, aunque predominaban los de contenido filosfico y etnolgico. No faltaban los grandes clsicos de la literatura, en lujosas ediciones antiguas, y tambin abundaban los libros de arte bellamente ilustrados. lex saco uno del estante inferior y lo hoje: Retablos del Renacimiento... Cada reproduccin estaba protegida por una lmina de papel de seda, cuya ligereza contrastaba de un modo curioso con el papel de debajo, grueso y levemente satinado. Muchos de los retablos que figuraban en el libro no se encontraban en ningn museo ni en iglesias clebres, sino en pequeas parroquias rurales europeas donde el abandono y la desidia de las autoridades contribuan a su progresivo e irremediable

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deterioro. Eso, al menos, poda leerse en la introduccin. Al devolver el pesado volumen a su lugar lex se fij en otro libro igual de grueso, pero evidentemente ms antiguo. El cuero repujado del lomo exhiba un velero de tres palos estampado en oro debajo del ttulo. Sorprendido, el muchacho se arrodill junto a la estantera y lo examin ms de cerca. No era la primera vez que vea aquel anagrama. Tambin figuraba en un viejo libro de su padre, lo record de repente. Y, simultneamente, le vino a la memoria una imagen en la que su padre cerraba de golpe aquel grueso mamotreto con el barco de oro en el lomo justo en el momento en que l, entonces un nio de ocho o nueve aos, irrumpa gritando en su despacho. La escena deba de haberle sorprendido, no recordaba por qu. Quiz por la expresin agobiada con que su padre deposit el libro sobre la vieja mesa de lectura al verlo aparecer... En cualquier caso, no se trataba de la misma obra. Para asegurarse, lex lo extrajo del estante y acarici pensativamente la cubierta. Si, el tacto resbaladizo del cuero verde era similar, pero el tema no coincida. El libro de su padre trataba de astronoma, mientras que aquel llevaba por ttulo Leyendas y tradiciones de los pueblos celtas. Sin embargo, haba un detalle curioso: al velero dorado del anagrama le faltaba un trozo en la popa, un pequeo fragmento en forma de medialuna. Exactamente igual que al del libro de su padre... lex no saba mucho sobre las tcnicas antiguas de estampacin del cuero, pero pens que tal vez los dos grabados se hubieran realizado con el mismo sello defectuoso. No se le ocurra otra explicacin... Interesado, busco en las primeras pginas del volumen la fecha de publicacin. Enero de 1887. Y el libro haba sido impreso en Venecia, aunque no estaba escrito en italiano. Tendra que comprobar el lugar y la fecha de impresin del ejemplar de astronoma de su padre. Oy ruido de pisadas en el pasillo y se incorpor sin soltar el viejo volumen sobre las tradiciones celtas. La sonrisa de anticipacin se le borr de golpe al comprobar que se trataba nuevamente de David y no de Jana, como haba supuesto. Le pareci que el muchacho estaba ms plido an de lo habitual, y not por primera vez las dos medialunas moradas que oscurecan su piel, justo debajo de los ojos. Pasa algo? pregunt, sin pararse a pensar. Jana ha temido que salir repuso el chico con voz apagada. Te pide disculpas, ha sido un imprevisto. Algo relacionado con el trabajo? David sonri con cansancio.

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Ms o menos. Espero que no tarde mucho, no me gusta que salga a estas horas. El barrio... Ya sabes. lex asinti, incomodo. A l tampoco le gustaba la idea de que Jana hubiese salido ella sola a la oscuridad de aquellas calles siniestras colgadas sobre el acantilado. No consegua imaginar qu poda ser tan urgente como para obligarla a abandonar su casa de ese modo, cerca de las cinco de la madrugada, y justo despus de haberle invitado a entrar con ella. Todo aquello era de lo ms extrao... Pero si se poda sacar alguna conclusin, era que para Jana haba cosas mucho ms importantes que atender a su invitado, a pesar de la pasin con que le haba besado unos minutos antes. Creo que ser mejor que me vaya a casa dijo. Espero encontrar el camino... No le interrumpi David con viveza Jana quiere que duermas aqu. Para alguien que no conoce la Colonia, sera peligroso volver a la calle a estas horas. Aunque supongo que, si quiere que te quedes, no ser solo por eso... Tienes que avisar a tu familia? Le dejar un mensaje a mi hermana para que no se preocupe. Pero, de todas formas, no s si es muy buena idea... Hacer lo que Jana quiere que hagas? Si ests interesado en ella, es buena idea, creme. lex sonri y se encogi de hombros. De acuerdo, entonces acepto. Ven, te ensear donde est el cuarto de invitados. lex devolvi el libro que estaba hojeando a la estantera. Sabes que en la biblioteca de mi padre hay un libro muy parecido a este? Tiene el mismo barco en el lomo, con la misma melladura en forma de medialuna. A que es curioso? S, lo es dijo David, mirndolo con atencin. Pero el contenido es diferente. Este trata de las tradiciones celtas, y el de mi padre creo recordar que iba sobre astronoma. Supongo que los publicara el mismo editor en fechas cercanas. Me gustara ver la biblioteca de tu padre, algn da murmuro sonriendo el hermano de Jana. Haba algo sombro en aquella sonrisa, una especie de desconfianza repentina que sorprendi a lex.

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Te interesan los libros antiguos? pregunt. Solo algunos fue la respuesta del muchacho. Luego, sin aadir nada ms, se dio la vuelta y sali de la biblioteca para guiar a su husped hasta la habitacin de invitados. lex lo sigui, intrigado. Un nudo celta sera perfecto para tu tatuaje dijo sin volverse. Se lo coment a Jana antes y la idea le encant. Maana, si quieres, podemos hacrtelo... Solemos tener bastante trabajo los sbados, pero a los clientes no les gusta madrugar as que a primera hora estara bien. Haban llegado al final del pasillo. David abri una puerta blanca y apret el interruptor de la luz. lex parpade mirando a la lmpara esmaltada del techo, con sus tres pequeas pantallas blancas y media docena de lgrimas de cristal colgando de sus brazos. La habitacin estaba decorada con un papel de bandas de color marfil y azul celeste. Su nico mobiliario se compona de una cama de forja con una vieja colcha de patchwork y una cmoda de madera con una jarra y una palangana encima, al estilo de los viejos lavabos. Eso de ah es un aseo dijo David, sealando a una puerta corrediza situada en la pared del fondo, junto a la cmoda. Puedes usarlo para ducharte por la maana. Hay toallas debajo del lavabo, en el armario... Qu ms? La cama est hecha, has tenido suerte. Tienes un despertador? No me gustara que se me pegaran las sabanas... David puso una mano sobre el radiador que haba bajo la ventana y la retir enseguida, complacido. Al parecer, estaba suficientemente caliente. No te preocupes por eso dijo Jana dormir hasta tarde, Cuando te despiertes, vete a buscarme al taller. Est en el piso de abajo, al final del pasillo. Hay un vestbulo con un cuadro muy gracioso de mi bisabuela... La puerta de enfrente. Estars all? S. Despertaremos a Jana y, despus de desayunar, nos pondremos con tu nudo celta. Que duermas bien! Espero que no te den miedo los fantasmas... lex oy la risa de David mientras se alejaba por el pasillo, dejndolo solo en aquella habitacin. Casi inmediatamente, apago la luz. Sin saber porque, tambin l, entonces, se ech a

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rer. La ventana daba al exiguo jardn de la casa. lex se aproxim a ella, la abri y, al tercer intento, consigui desatrancar los postigos de madera. El tronco de la palmera que haba visto al entrar ascenda hacia el cielo, recto y flexible, a muy poca distancia de la habitacin. El viento jugaba con las hojas largas y crujientes de la copa, y a lo lejos, como un eco, se oa el rumor del mar mezclado con el de los coches en la autopista. Sacando medio cuerpo al exterior, lex alzo la mirada para atisbar un retazo de cielo. All arriba, como un gajo de plata, brillaba la luna. Respir hondo un par de veces, se estir como un gato y, tras quitarse las zapatillas, se tendi vestido sobre la cama. Estaba en casa de Jana, escuchando la brisa que se enredaba en la palmera de su jardn, y Jana le haba besado. Pronto volvera a verla, y dejara que ella eligiese un tatuaje que lo marcase para siempre, que le recordase durante toda su vida aquella extraa noche en la Antigua Colonia... Toda su piel se estremeci de placer. Record los ojos grandes y serios de Jana, la humedad de sus labios, la perfeccin rosada de sus uas, y por un momento imagin que aquellas uas dibujaban sobre su espalda una especie de flor de ptalos redondos, clavndose en su piel a medida que avanzaban hasta hacerle dao. Nunca antes se haba hecho un tatuaje. Qu se sentira? Pensando en ello, se qued dormido.

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CAPITULO 4l salir de la habitacin, a la maana siguiente, le lleg un agradable olor a caf y a pan tostado. Mecnicamente, se pas los dedos de ambas manos por el pelo hmedo, echndoselo hacia atrs, y se dirigi a las escaleras. Abajo haca ms frio que en el piso de arriba. A travs de la puerta de la cocina, la luz del sol baaba el pasillo, clara y helada. lex avanz hasta el vestbulo que le haba indicado David la noche anterior y se detuvo ante el cuadro de la bisabuela de los dos hermanos, boquiabierto. Aquella joven de cabellos cortos, medio desnuda bajo un chal de colores salvajes y sentada de espaldas a una ventana, tena exactamente los mismos rasgos que Jana. En realidad, si David no le hubiese explicado quin era, habra jurado que se trataba de ella. Por lo dems, el cuadro, que recordaba el estilo de Matisse, era de gran calidad, o al menos eso le pareci al muchacho. Sus jvenes dueos deban de tenerle un gran aprecio, de lo contrario, lo habran vendido... Le pareci or un ruido a sus espaldas y se volvi bruscamente, como si le hubiesen sorprendido haciendo algo malo. Sin embargo, no vio a nadie... Las tres puertas que daban al distribuidor se hallaban cerradas. Una de ellas tena un cristal polvoriento en la parte de arriba, a travs del cual se filtraba la luz de la maana. A su derecha haba un espejo ovalado, sin marco. Alex se miro un momento y en su rostro apareci una sonrisa irnica. Lo cierto era que no tena muy buen aspecto. Aunque se haba duchado, la ropa arrugada e impregnada aun del humo de la fiesta le haca sentirse sucio, y el color ceniciento de su cara pareca reflejar la mugre de las paredes que le rodeaban. Intentando quitarse aquella impresin de encima cuanto antes, lex llamo a la puerta que haba frente al cuadro, suponiendo que era la del taller. Pasados unos segundos, como no le llegaba ninguna respuesta, empujo el picaporte hacia abajo y entr. Dentro de la habitacin reinaba una penumbra espesa a la que sus ojos tardaron en acostumbrarse. Cuando lo hicieron, lex retrocedi un par de pasos, aturdido. Se haba equivocado... Aquello no era el taller de David, sino un dormitorio, y sobre la cama dorma una chica completamente desnuda.

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Estaba de espaldas, pero, aun as, lex supo inmediatamente que se trataba de Jana. Sus largos cabellos castaos, esparcidos sobre la almohada, apenas dejaban entrever su perfil, Su respiracin suave y acompasada era como la de un nio pequeo. La sabana, enroscada a sus pies, pareca haberse enganchado en la ajorca de plata que rodeaba uno de sus tobillos. Y sobre su espalda, descendiendo desde la base del cuello hasta la parte inferior de la espina dorsal, refulga el tatuaje de una serpiente larga y sinuosa, una serpiente dibujada hasta en sus mnimos detalles, con miles de escamas perfectamente definidas reflejando la escasa luz que se filtraba a travs de los postigos cerrados. lex se qued un buen rato contemplando fijamente aquel tatuaje, paralizado. Sobre la piel blanca de Jana, el cuerpo interminable del reptil refulga en ondas doradas que casi parecan vivas. La danza del sol sobre las escamas transformaba su aspecto a cada instante, dando la impresin de que se estaban moviendo. El muchacho se pas una mano por los ojos para obligarse a dejar de mirar. Luego, caminando de espaldas, busc el picaporte de la puerta y sali bruscamente, haciendo ms ruido del que habra querido. En el vestbulo, apoyado en la pared del cuadro, David lo observaba sin sonrer. Qu estabas haciendo? Te dije la puerta junto al cuadro, recuerdas? lex cerr la puerta del cuarto de Jana con suavidad, sin apartar los ojos de David. Me dijiste la puerta de enfrente repuso en voz baja. La expresin de gravedad de David se disolvi en una sonrisa burlona. Ests seguro? No s, puede que me equivocara. El taller es este. Abri la puerta que tena a su derecha y se dirigi al fondo de la estancia para subir las persianas. lex lo sigui, todava intensamente turbado por la imagen de Jana desnuda sobre la cama, con aquel extrao tatuaje que pareca vivo. Observ a David mientras el muchacho tiraba de las cuerdas de las persianas sin prestarle atencin. Era muy raro... Por qu lo haba guiado a propsito hasta el cuarto de su hermana? La habitacin no tard en inundarse de luz. Era un espacio amplio, acristalado y decorado con plantas, la mayora bastante esculidas y polvorientas. Contena varias estanteras, un par de caballetes, mesas de dibujo y una especie de banco de masaje forrado de cuero rojo, que tena un taburete y varias mesitas de distintas alturas, cubiertas de juegos de agujas y tinteros, junto a la cabecera.

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No la despertamos? pregunto lex sin moverse de la puerta. David haba cogido una bata negra de un perchero y se la estaba poniendo. A Jana? No s, si quieres... Pero, si es por el diseo, no hace falta. Ayer cuando volvi, le dije lo de tu tatuaje y se vino aqu directamente. Estaba agotada, pero dijo que le haba venido una idea y que saba exactamente lo que quera para ti. Se empe en acabarlo antes de acostarse, dijo que si no se le ira la idea. Ha debido de quedarse hasta las tantas... Pero lo ha terminado, ves? Es este. Un tatuaje muy especial... Un nudo de amor celta. David avanz hacia lex y le tendi un papel vegetal con un pulcro dibujo en su centro. Se compona de tres crculos oscuros imbricados entre s, el del medio algo ms grande que los dos de los lados. Les tres estaban unidos por un complejo diseo de curvas interiores de color marfil. No era la primera vez que lex vea aquella clase de smbolos tribales heredados de uno de los ms antiguos pueblos europeos. Sin embargo, el dibujo de Jana le pareci mucho ms complejo y hermoso que los que l conoca. Cre que tena que quedarse a solas con el cliente un buen rato para hacerle un diseo a su medida dijo, defraudado. Normalmente, si. Pero, por lo visto, a ti te conoce bien. A lex le vine a la memoria el cuerpo desnudo de Jana tendido sobre las sabanas, con la serpiente dorada dormida sobre su piel. Era absurdo. Deseaba volver a ver aquella serpiente ms que nada en el mundo. Necesitaba quitarse esa idea de la cabeza cuanto antes. No desayunamos antes de empezar? pregunt, por decir algo. Puede que, mientras tanto, Jana se despierte. David se dirigi a uno de los muebles de cajoncitos y extrajo un par de frascos de tinta. Luego, empez a examinar varios tipos diferentes de agujas. Todas se encontraban empaquetadas en envoltorios de celofn transparente. Qu pasa? Tienes miedo? pregunt, decidindose por uno de aquellos punzantes objetos despus de examinarlo atentamente al sol. Alex no se esperaba aquella pregunta. Por qu iba a tenerlo? dijo, sonriendo. David alz sus ojos verde azules hacia l y le devolvi la sonrisa.

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Es un tatuaje mgico... No quieres saber lo que hace? S, claro. Espero que no me convierta en un sapo, ni nada por el estilo. No, no te preocupes. Jana no querra eso para ti. El muchacho haba logrado despertar la curiosidad de lex. No se haba tomado en serio lo de la magia de los tatuajes en ningn momento, pero le diverta la insistencia algo cnica con la que David defenda su historia. Si quera que le siguiera el juego, se lo seguira. Has dicho que se llama un nudo de amor comenz, el hermano de Jana asinti con la cabeza. Es un diseo muy poderoso. He estado pulindolo un poco antes de que llegaras. Ya te dije que Jana hace el trabajo psicolgico y yo el artstico... No es que ella no dibuje bien, pero yo soy mejor. Y quin hace la magia? Pregunt lex, luchando por permanecer serio.Bueno..., los dos. Cada parte del proceso tiene su lado mgico. Con un gesto, David lo invit a tenderse sobre la camilla de cuero. lex obedeci y se tumb boca abajo. Ahora, los frascos de pigmento de la mesita auxiliar se encontraban justo a la altura de sus ojos, y poda observar los colores que contenan y los rtulos de sus etiquetas. Verde agua, Rosa seco, Naranja pastel, Marfil, Azul jeans, Gris plata... Todas las etiquetas tenan una cabeza de dragn dibujada, y los nombres de los pigmentos estaban impresos en letra gtica. En serio, yo en tu lugar me lo pensara antes de tatuarme esto dijo David. Por cierto, no me has dicho dnde lo quieres... Qu tal en el hombro? Pregunt lex, incorporndose sobre el codo derecho. Quedar bien. Anda, qutate la camiseta. El muchacho obedeci y volvi a tumbarse. Un instante despus, sinti el contacto de las manos de David sobre su espalda, impregnadas de una sustancia fra y gelatinosa. Pomada antisptica. Es mejor no correr riesgos. lex cerr los ojos y se concentr en los movimientos firmes y suaves de las manos de David sobre su espalda. De nuevo record el cuerpo desnudo de Jana, la serpiente. Entonces, qu me va a pasar? Murmur. David no contest de inmediato.

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Si funciona, quedaras unido para siempre a la persona en quien ests pensando mientras te hago el tatuaje. Haga lo que haga esa persona? Haga lo que haga. De modo que era eso. Los dos hermanos se haban puesto de acuerdo para ponerle a prueba. Bueno, si queran jugar fuerte, jugara. Tal vez se tratase de una especie de ritual para ser admitido en la intimidad de aquella extraa familia. Adems, habra aceptado incluso si lo de la magia fuera cierto. Quera a Jana, la deseaba, pero no le tena miedo, y no le asustaba la posibilidad de quedar unido a ella para siempre, significasen lo que significasen esas palabras. Muy bien. Pues adelante dijo. Estoy preparado. Las manos de David se apartaron de su piel. En el silencio que sigui, lex oy la respiracin algo agitada del muchacho. No te doler le dijo. La verdad es que lo de las agujas es solo para cubrir las apariencias. Los tatuajes mgicos se hacen con otra tcnica. No las necesitamos. Los dedos de David se posaron nuevamente en la espalda de lex y, a continuacin, se deslizaron hacia el hombro derecho. lex sinti un golpeteo rpido y muy suave progresando en crculos sobre su piel. Era relajante. Tambin hacis tatuajes normales? pregunt. David sigui trabajando sobre su hombro, con toques rtmicos cada vez ms leves. Claro. Este tipo de encargos son algo muy especial. Se pagan muy bien, pero tenemos que completar lo que ganamos con otros trabajos menos... artsticos. Alguna vez has tatuado a Erik? Tienes que conocerlo del colegio... Tiene varios tatuajes, pero nunca le he preguntado donde se los haca. Los dedos de David se pararon en seco. Tardaron ms de un minuto en reanudar su tarea. Erik no viene aqu dijo en tono apagado. Se los hace en otro sitio. No haba duda. Los dedos de David estaban ahora mucho ms fros que antes, y sus toques sobre el hombro, aunque suaves, resultaban extraamente dolorosos. lex poda sentir una ira sorda y contenida en aquellos breves contactos. Qu haba pasado? Tal vez la alusin a Erik le hubiese recordado algn estudio de tatuaje rival... En cualquier caso, se notaba que algo lo haba enfurecido.

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Poco a poco, sin embargo, se fue calmando. Los toques sobre la piel de lex volvieron a ser suaves y rtmicos como antes. Despus de unos minutos, los veloces golpeteos de los dedos de David en su hombro empezaron a ejercer una especie de efecto hipntico sobre el muchacho. Con los ojos cerrados, se recreo deliberadamente en el recuerdo de la espalda de Jana, de sus cabellos castaos esparcidos sobre la almohada, de la serpiente dorada sobre su piel... Quiera tocar aquella serpiente. Necesitaba tocarla. Ojala fuese cierta aquella absurda historia de David, ojala el tatuaje fuese mgico y lo uniese para siempre a aquella maravillosa y seductora criatura. Jana... Jana quera atarlo a ella con aquel nudo simblico, y l lo haba aceptado. Incluso si el tatuaje no era mgico, lo llevara el resto de su vida, como un recordatorio de que era suyo, de que haba aceptado pertenecerle. Jana, su cuerpo desnudo, sus cabellos, la serpiente dorada. Jana... Alguien le zarandeo con brusquedad sobre la camilla. Te has dormido? Pregunto David. Ya puedes levantarte he terminado! lex se desperez y se incorporo en la camilla, algo avergonzado. Cunto tiempo haba transcurrido? No tena ni idea. Ven aqu, al espejo. As lo veras mejor... Ha quedado muy bien, lex. Estoy muy contento. De pie junto a la camilla, David lo miraba con ojos brillantes y una sonrisa casi tmida. La transformacin que se haba operado en su rostro resultaba desconcertante. De pronto pareca ms joven, o, ms bien, aparentaba la edad que realmente tenia. Todo vestigio de cinismo haba desaparecido de sus facciones... Su expresin era la viva imagen del entusiasmo. lex lo sigui hasta un espejo grande que haba sobre un lavabo, en la pared de la puerta. Cogi el espejo de mano que le tenda David y, ponindose de espaldas al espejo grande, se miro el reflejo del hombro en el espejo pequeo, como suele hacerse con los cortes de pelo en las peluqueras. Es estupendo, David dijo, impresionado. En serio, es precioso... Saba que te iba a gustar. Ha sido un buen trabajo. Al otro lado de la puerta resonaron unas pisadas suaves y rpidas. Los chicos se miraron. Puedo ponerme ya la camiseta, o tengo que esperar? pregunto lex. No, no, pntela ya. Y oye, no se lo ensees a Jana enseguida. Mejor que sea una sorpresa.

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El entusiasmo de David era contagioso. lex se puso gilmente la camiseta mientras se dejaba invadir por una agradable sensacin de complicidad con el artista. Porque David era todo un artista, de eso no haba duda... De pronto le asalto la sospecha de que Jana no haba tenido nada que ver en todo aquello. David quera hacerle un tatuaje a toda costa, y se haba inventado toda aquella historia para que aceptase. En cierto modo, despus de ver su trabajo poda entenderlo, La gente que tiene un talento especial a veces acta de un modo egosta. Hace lo que sea con tal de poder desplegar ese talento... lex mir de nuevo a David y sonri con indulgencia. No me duele nada coment. Puedo mojarlo, o tengo que esperar unos das? No, no, puedes ducharte ahora mismo, si quieres. No hay problema... Pero, oye, tengo que advertirte una cosa. Hasta que cicatrice, es mejor que no toques a la persona en la que has estado pensando mientras te lo haca. lex se dio cuenta, por el tono de voz del muchacho, de que su humor haba cambiado repentinamente. Volva a ser el de siempre... Lgubre, cnico y desconfiado. Ahora que ya has conseguido lo que queras, puedes dejar ya la broma, David dijo lex, ponindose serio. El tatuaje esta hecho, no necesitas seguir. No tiene gracia... David se encogi de hombros. Como quieras. Ven, te ensear dnde est la cocina. Mientras salan al vestbulo, lex record algo. Oye, no me has dicho cuanto te debo... Bah... Nada. Regalo de la casa. Es por ah, a la derecha. Yo voy a quedarme recogiendo un poco todo esto. lex camin como sonmbulo hacia la puerta acristalada que David le haba sealado, dejndose seducir por el olor a caf y a pan caliente. Entr sin llamar, sorprendiendo a Jana en el momento en que se agachaba para coger unas tazas de la estantera ms baja del aparador. Al or la puerta, la chica se volvi a mirarlo, bandolo en su clida sonrisa. Se haban puesto unos vaqueros y una camiseta gris que se frunca justo debajo del pecho.

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Buenos das. Me alegro de que te hayas quedado. Siento lo de ayer, surgi de repente. David te lo explico, no? Alex asinti, tratando desesperadamente de concentrarse en la pregunta de Jana y no en su voz grave y aterciopelada, que sonaba extraamente incongruente en la fra claridad de la cocina. Era una voz hecha para la noche, y no para la luz... Pero tena que contestar algo, y contest. S, me dijo lo de los tatuajes. Suena un tanto... Extrao. Segn l, son mgicos. Jana se incorporo con dos tazas en la mano y las deposit sobre la encimera de mrmol. Eran de una porcelana muy fina, amarillenta, con diminutos trboles verdes y dorados justo debajo del borde. Ya s que suena raro, pero no estamos locos, en serio. Intentamos ver dentro de la gente, entiendes? Captar su interior su espritu. Y luego nos inspiramos en lo que hemos visto y creamos un diseo que, a su vez, los inspire a ellos. Es como cerrar el crculo... Pero no todo el mundo puede aceptar esta clase de cosas. lex la miro con atencin. Se dio cuenta de que, hasta entonces, haba tenido la esperanza de que Jana desmintiese las afirmaciones un tanto desconcertantes de David, de que le diese alguna explicacin ms plausible. Pero estaba claro que no iba a hacerlo... Sin embargo, lo que ms le turbaba no era eso, sino el tono calculadamente mstico del discurso que acababa de or. No me lo creo dijo simplemente. Jana, que haba cogido la cafetera metlica del fuego, se volvi para mirarle. Piensas que somos unos farsantes? lex se lo pens un momento antes de contestar. No os estoy juzgando. Solo digo que no me creo todo eso del crculo espiritual, aunque suene muy bonito. Por un momento, en los ojos de Jana apareci un destello de desafo, que se disolvi enseguida en la luz plida de la cocina. Bueno, afortunadamente no todo el mundo es como t. El cliente de anoche me pago el diseo que le hice con un cheque de tres ceros. Puedo ensertelo, si no me crees... Quiz no te pago solo por el diseo. Jana termin de verter el caf en las tazas antes de mirarlo de nuevo.

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Qu quieres decir? Puede que solo quisiera estar contigo, pasar un rato contigo a solas. Qu edad tenia? Jana sonri. No s. Treinta y tantos. Un tipo con dinero, agente de bolsa o algo as... Es el segundo tatuaje que le hacemos. Y por que tuvo que ser en mitad de la noche? Por qu no vino aqu? lex cogi la taza que Jana le tenda mientras ella meta una jarra de leche en el microondas. Tena que ser en su casa para que hiciese efecto explico con cansancio. La magia es as... Todo tiene su momento y su lugar. Es la primera regla. Esperaron en silencio a que el microondas se apagase. Jana saco un par de mantelitos de bamb del cajn del aparador y los puso sobre la mesa. Despus meti dos rebanadas de pan en el tostador y mordisqueo otra, ya untada de mermelada y mantequilla, que haba dejado directamente sobre la encimera. Se sentaron frente a frente con el humo del caf entre ellos, incmodos y malhumorados. lex se maldijo interiormente por su torpeza. Debera haber mostrado algo ms de sensibilidad... Despus de todo, Jana y David solo eran dos cros hurfanos tratando de sobrevivir como fuera. Lo siento dijo. La verdad es que no s nada de tatuajes ni de magia. Pero lo del cliente nocturno y todo eso... Qu quieres, me siento celoso. Una preciosa sonrisa ilumino el rostro de Jana. No te preocupes, estas perdonado dijo. Las tostadas emergieron con un brusco salto del resorte de la tostadora, y ella se levanto para depositarlas en un plato. Al volver a la mesa, rozo con una leve caricia la nuca de lex... El muchacho dejo escapar un aullido de dolor Era como si una medusa hubiese descargado un violento latigazo elctrico sobre su espalda. lex... lex, qu te pasa?

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Jana se haba apartado como si la descarga tambin la hubiese alcanzado a ella. El dolor fue calmndose poco a poco. Solo la zona del tatuaje segua ardiendo, como una quemadura. Despus de un par de minutos, lex consigui dominarse lo suficiente como para esbozar una sonrisa. Quera tranquilizar a Jana, pero se haba puesto blanco como el papel, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para reprimir una oleada de nauseas. Creo que es un castigo murmur. Por incrdulo... David me lo advirti, pero yo me re. Los ojos de Jana se haban agrandado de terror. lex nunca la haba visto as, tan inquieta, tan lejos de su serenidad habitual. Su reaccin hizo que se sintiese halagado. Estaba preocupada, preocupada por l! lex, no te entiendo dijo la muchacha, espaciando sus palabras. Qu... qu te ha hecho David? Por toda respuesta, lex se puso en pie y, con teatral lentitud, empez a quitarse la camiseta. Cuando Jana vio el tatuaje de su hombro, retrocedi un par de pasos. Su boca se abri, emitiendo una especie de quejido silencioso. Alex dej de sonrer El tatuaje le segua quemando. Por primera vez en su vida, sinti miedo. Un miedo profundo, animal, que no le dejaba pensar con claridad. Dijo que era un nudo de amor celta, y que t lo habas diseado para m explic con rapidez. Dijo que me unira a ti para siempre... La expresin aterrada de Jana fue transformndose en una mueca de furia. Sus mejillas, tan plidas de ordinario, se volvieron de repente ms rosadas, ms vivas. Pareca dispuesta a lanzarse sobre la primera criatura que se cruzase en su camino y a despedazarla, como una pantera herida. David! grit salvajemente. David! Arroj al suelo la taza de caf y se precipit fuera de la estancia. lex se qued un momento mirando los fragmentos de porcelana desparramados en un charco burbujeante de caf sobre las baldosas de arcilla. Luego sali corriendo detrs de Jana. La alcanz cuando estaba llegando al vestbulo del cuadro e intento detenerla asindola por un brazo.

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Ella se revolvi como un animal acorralado. No me toques! Chill No se te ocurra tocarme! Pero era demasiado tarde. Un infierno de fuego y dolor se haba desatado en el cuerpo de lex, royndole cada pequea porcin de su carne, cada msculo, cada vscera, hasta los mismos huesos. Era como si toda su piel se hubiese incendiado, como si sus brazos y su torso y sus


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