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Torques en Montoxo

Date post: 01-Nov-2015
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hallazgo en Montoxo(Cedeira) de un torques

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  • BRIGANTIUM, 2003, vol. 14, pp. 117-138

    DOCUMENTACIN Y ARQUEOLOGA DEL ORO CASTRERO: ACERCA DE F. MACIEIRA Y EL TORQUES DE CAPELA_DA

    (SAN XIAO DE MONTOXO, CEDEIRA, A CORUA)

    OSCAR GARCA VUELTA Departamento de Prehistoria. Centro de Estudios Histricos-CSIC

    XOS-LOIS ARMADA PITA Departamento de Humanidades. Universidade da Corua

    Resumen. Llevamos a cabo un estudio tecnolgico del torques encontrado en San Xiao de Montoxo (Cedeira, A Corua) y publi-cado inicialmente por Federico Macieira, as como una exposicin de los documentos relacionados con su adquisicin por parte del Museo Arqueolgico Nacional y una revisin historiogrfica de la obra de Macieira en lo concerniente a la arqueologa del oro. El objetivo es mostrar algunas alternativas a la va tipolgica en arqueologa del oro, como el estudio tecnolgico basado en la observa-cin directa (para conocer el proceso de fabricacin) y el anlisis historiogrfico/documental (para clarificar las condiciones del hallazgo de un elevado nmero de piezas).

    Abstract. We carry out a technological study of the gold torc found at San Xiao de Montoxo (Cedeira, A Corua) and firstly published by Federico Macieira, as well as a presentation of the documents related to his purchase by the Museo Arqueolgico Nacional and a historiographical review of the work by Macieira concerning gold archaeology. The aim is to show some alternatives to the typological view in gold archaeology, such as the rechnological study based on direct observation (to know the fabrication process) and the historiographical/documental analysis (in order to clarify the find condirions of a high number of pieces).

    INTRODUCCIN

    En la prctica, el desarrollo de una investigacin sobre arqueologa del oro, y en especial sobre arque-ologa del oro del Noroeste Peninsular, se encuentra con un buen nmero de factores limitadores larga-mente expuestos (Balseiro, 1999). Entre stos destacan la dispersin y la dificultad de acceso al material arqueolgico, su desigual grado de estudio y la carencia de informacin sobre sus contextos, cronologas y modos de recuperacin.

    Afortunadamente, en los ltimos aos una importante renovacin metodolgica en el estudio de los materiales ha dado lugar a nuevos caminos de interpretacin, reactivando el debate en esta disci-plina. Sin embargo, dos tareas fundamentales conti-nan an pendientes para el adecuado desarrollo de la investigacin.

    La primera es la sistematizacin de toda la infor-macin documental disponible sobre las piezas y hallazgos, en la actualidad dispersa y parcialmente

    indita. La segunda, la revisin crtica y actualizada de los conceptos y estudios anteriores en la materia, frecuentemente apoyados en una observacin indi-recta o inadecuada de los materiales y que han contribuido en algunos casos a la pervivencia de interpretaciones y conceptos errneos.

    Aunque recientemente se han realizado aporta-ciones crticas sobre la arqueologa del Noroeste de la Pennsula Ibrica (Fernndez-Posse, 1998), no contamos an con una sntesis dedicada especfica-mente a la arqueologa del oro en esta zona, ocupndose los ltimos trabajos en una visin panormica de la investigacin a nivel peninsular (Perca, 1999) o en un anlisis historiogrfico general (Acua Castroviejo, 1996; Alonso Tron-coso, 1995). Son todava menos los estudios que contribuyen al mejor conocimiento documental y contextual de las piezas o a la publicacin de ejem-plares hasta ahora inditos (Ladra, 1997-98 y 1999a; Grupo de Arqueoloxa da Terra de Trasancos, 2000).

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    OSCAR GARCA VUELTA / XOSE-LOIS ARMADA PITA

    FIGURA 1. Torques de San Xiao de Montoxo.

    A falta de esta labor, el trabajo que exponemos supone una aportacin en esta lnea, integrando el estudio documental e historiogrfico con una nueva revisin del material arqueolgico, donde se prima su lectura tcnica y tecnolgica sobre otros aspectos que hasta la fecha se han demostrado insuficientes para su estudio, como por ejemplo la tipologa (Armbruster y Perea, 2000).

    FIGURA 2. Localizacin del hallazgo.

    Tomamos como ejemplo el torques de la sierra de A Capelada (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua), conservado en el Museo Arqueolgico Nacional. Este torques es uno de los que cuenta con un mayor volumen de informacin sobre proce-dencia, fecha y modo de recuperacin; desde el punto de vista tecnolgico ofrece adems unas caractersticas que lo convierten en una pieza singular.

    Por otra parte, la historia y avatares del presente hallazgo enlazan con una de las figuras claves para el estudio de la arqueologa gallega, Federico Macieira, cuya contribucin a la arqueologa del oro del Noroeste tambin se analiza en estas pginas.

    Para la realizacin de este trabajo, nos hemos apoyado en un nuevo estudio topogrfico del torques mediante su observacin con lupa bino-cular en el M.A.N., documentando los resultados de este proceso con fotografa macro. En los apar-tados documental e historiogrfico tomamos como base la revisin de la documentacin exis-

  • Documentacin y arqueologa del oro camello: acerca de E Macieira y el Torques de Capela (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua) 119

    tente en el Archivo del Museo Arqueolgico Nacional (Garca Vuelta, e/p), as como la conser-vada en el archivo de la familia Macieira, y el estudio de la obra de este mismo autor (Armada, e/p). En cuanto al anlisis contextual, aportamos tambin los resultados obtenidos en una visita al lugar del hallazgo para clarificar las condiciones de recuperacin y su eventual relacin con yacimientos arqueolgicos de la zona.'

    FEDERICO MACISTEIRA Y LA ARQUEOLOGA DEL ORO

    Por diversos valores y circunstancias, detenida-mente expuestos en otro lugar (Armada, e/p), la figura de Federico Macieira puede calificarse como excepcional en la historiografa arqueolgica del Noroeste peninsular. En momentos de considerable aislacionismo cientfico, en los cuales el precario estatuto institucional de la arqueologa otorgaba un destacado protagonismo a eruditos y aficionados, Macieira se muestra como una personalidad reno-vadora, sirviendo de enlace entre los historiadores y anticuaristas decimonnicos (Murgua, Villaamil, Saralegui...) y los hombres del Seminario de Estados Galegos, que bajo la batuta de Cuevillas -y ms tarde Bouza Brey- ejercieron una crucial influencia en la arqueologa de las dcadas poste-riores.

    La actividad arqueolgica de Macieira se prolonga de forma sostenida durante ms de 50 aos, desde 1890 hasta su muerte en 1943. Durante todo este tiempo desarrolla una intensa tarea de prospeccin y recuperacin de material arqueol-gico, cuyos resultados van saliendo a la luz con notable celeridad en algunos casos; a ello se unen algunas excavaciones -sobre l se ha dicho (Bouza, 1947) que efecta en Galicia la primera excavacin sistemtica con fines puramente cientficos- funda-

    1 Agradecemos a D. Federico Macieira Teijeiro, nieto del arque-logo ortegano, la colaboracin ofrecida durante nuestro estudio, as como las facilidades prestadas por el Departamento de Protohistoria y Colonizaciones y el Archivo documental del M.A.N. Debemos mencionar y agradecer igualmente la colabo-racin de Alberto Lpez Fernndez, del Grupo de Arqueoloxa da Terra de Trasancos, en lo concerniente a la definicin del lugar del hallazgo.

    FIGURA 3. Federico Macieira.

    mentalmente en tmulos y en el entorno de Estaca de Bares, que en su opinin haba sido una impor-tante estacin portuaria desde tiempos prehist-ricos. Concede adems destacada importancia al estudio de materiales y a la representacin grfica del registro -son admirables algunos de sus dibujos y fotografas-, configura una importante coleccin de piezas que dona a su muerte a la Universidad de Santiago de Compostela y desarrolla una intensa labor en el proceso de institucionalizacin de la arqueologa.

    Son los aspectos citados algunos de los que confieren una destacada importancia a esta perso-nalidad. No es el presente, sin embargo, el marco adecuado para desarrollar pormenorizadamente todas y cada una de estas facetas, analizadas ya en otro lugar (Armada, e/p). Nos limitamos aqu a una breve exposicin de las aportaciones de Macieira a lo que hoy denominamos arqueologa del oro, concepto que, justo ser decirlo, no era de uso comn en su poca. En este sentido, cabe tambin destacar que no estamos ante un autor que a lo largo de su vida haya mostrado un inters prefe-rente por la orfebrera antigua, puesto que nunca

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    lleg a ofrecernos un estudio monogrfico en la lnea de los escritos por Villaamil o Cuevillas. Bien al contrario, son otros los temas que le ocuparn con mayor frecuencia, entre ellos el megalitismo, la geografa antigua y navegacin prehistrica, las factoras salazoneras romanas o las romeras y folclore vinculados al santuario de San Andrs de Teixido.

    No obstante, ello no resta inters a una aproxi-macin historiogrfica en la lnea de la aqu expuesta. Contamos, al menos, con dos aspectos que merecen ser comentados en una revisin de sus aportaciones en arqueologa del oro. El primero, aquellas referencias que a lo largo de sus publica-ciones encontramos a piezas desaparecidas; testimo-nios de mayor o menor validez y fiabilidad pero que en todo caso merecen una adecuada sistematizacin en un momento como el presente, donde apremia la necesidad de catlogos exhaustivos con toda la informacin que podamos obtener, incluso acerca de hallazgos hoy perdidos. El segundo aspecto engloba su reflexin terica y metodolgica sobre la arqueologa del oro, formulada bsicamente con motivo de la publicacin del torques que aqu estu-diamos, pero tambin tangencialmente expuesta, en lo que atae a las primeras etapas metalrgicas, al estudiar los contextos tumulares de As Pontes (A Corua).

    Con respecto a las piezas desaparecidas, siguiendo una ordenacin cronolgica debemos aludir en primer trmino al hallazgo de algn tipo de adorno, tal vez una diadema, encontrado por unos trabaja-dores ingleses que realizaban estudios en la zona de As Pontes. Al publicar el torques de Capelada, Macieira anota a pie de pgina: "En una mmoa de la notable estacin de Puentes de Garca Rodrguez (nmero 1 de las de mi carta arqueolgica de la comarca), parece que tambin se encontr un torques ha cosa de treinta aos, que llevaron los halladores: unos ingleses que estudiaban un ferrocarril minero y registraron el tmulos" (Macieira, 1923: 11).

    Aunque incurre en un desfase de ms de 10 aos en lo que atae a la fecha de violacin del tmulo, vuelve el autor ortegano sobre el mismo hecho en un artculo posterior (Macieira, 192913: 23). En efecto, en l nos precisa que ello se produjo "all por el 1880"; aade que el tmulo se sita en el lugar llamado La Mdmoa, medio km al Suroeste de Medoas da Mourela en direccin

    FIGURA 4. Supuesta lnula de Cerdido (segn Saralegui).

    ascendente, ya en la cumbre de la colina; nos dice tambin que es de tipo cairn o gals-gals, es decir, con coraza ptrea y carente de dolmen; y, en fin, indica que junto al citado adorno o joya sali "una pequea espada de cobre o bronce" (1929b: 23). Aunque Macieira practica una reexcavacin en torno a 1892, los datos ms reveladores en este particular le son transmitidos por su pen, quien previamente haba trabajado junto a los ingleses en la excavacin del tmulo. La hiptesis ms plausible en este caso, de ser verdicos los datos referidos, es que estuvisemos ante una pieza Calcoltica, probablemente una diadema o una gargantilla, que formara parte de un ajuar similar al localizado en un tmulo muy prximo a ste, el n 240 de Veiga dos Mouros (As Pontes), tambin sin cmara, donde fueron recuperados una diadema, un pual de lengeta y al menos cuatro puntas palmela (Prez Outeirio, 1995: 112; Bveda, 1998: 131; Comendador, 1998: 24).

    Si bien lo hace de forma espordica y ocasional, el autor ortegano no deja de mencionar una de las piezas ms misteriosas -pero tambin ms citada-de la arqueologa del Noroeste: la supuesta lnula de Cerdido, que Macieira (1923: 6s), al igual que Saralegui, denomina torques.

    Dado que se fundi tras su hallazgo, poco puede decirse con fundamento acerca de esta pieza; al igual que la de Allariz, tambin desaparecida, fue ubicada por Lpez Cuevillas (1932a) en poca castrea, pero sobre la base de la ilustracin ofre-cida por Saralegui (1894: 31) parece haberse impuesto en los ltimos tiempos la opinin de que

  • Documentacin y arqueologa del oro castreo: acerca de E Macieira y el Torques de Capela (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua) 121

    estamos ante una lnula de inicios de la Edad del Bronce (Almeida, Bveda y Vilaseco, 1995: 30; Casal y Bveda, 1996: 243, 249; Bveda, 1998: 134s). Esta interpretacin cuenta a su favor con el supuesto contexto tumular en el cual, al parecer, aparecieron las piezas de Cerdido y Allariz, pero soslaya un dato crucial transmitido por Saralegui (1894: 283) y del cual s se hacen eco tanto Maci-eira (1923: 6) como Lpez Cuevillas (1932a: 136), cual es el peso del objeto, nada ms y nada menos que 700 g.

    Nada sabemos acerca de la fiabilidad del dibujo ofrecido por Saralegui -no consta que viese la pieza directamente- ni del crdito que pudiera merecer el testimonio de quien dijo haberla encontrado en algo parecido a un barrow.2 Pero el peso s es un dato que podra haber obtenido con relativa fiabi-lidad una persona de la poca cuyos conocimientos arqueolgicos fuesen nulos. Aunque hay torques que superan los 700 g, no son muy frecuentes, y desde luego no conocemos lnulas del Bronce Inicial que alcancen tales dimensiones ponderales. Los modelos continentales no exceden los 300 g y los irlandeses rondan los 40 o 50 g (Taylor, 1980: 25-44; Eiroa et al., 1999: 263); la nica lnula hoy conocida en la Pennsula que incuestionablemente podemos fechar en en el Calcoltico-Bronce, la de Cabeceiras de Basto (Braga, Minho), se sita en 44'8 g (dato tomado de Comendador, 1998: 49). Remates de densidad algo mayor (sencillos botones bitroncocnicos) que los cierres de pestaa que suelen presentar las lnulas de inicios del Bronce los vemos en el ejemplar de Viseu, ya de poca castrea, aunque su peso (59'6 g segn Silva, 1986: 253) sigue distando muchsimo del que Saralegui ofrece para el torque -como l lo denomina- de Cerdido. No queremos decir con esto que la cues-tin quede resuelta a favor de un encuadramiento concluyente en poca castrea o romana, sino que -atenindonos sobre todo a su supuesto peso- sigue

    2 Podra decirse que esta procedencia cumular se asume dema-siado a la ligera, teniendo en cuenta que en la publicacin se afirma que la pieza "se encontr en las inmediaciones de otro monu-mento de esa clase [barroca] en San Martn de Cerdido" (Saralegui, 1894: 283). En caso de que la noticia fuese rigurosamente cierta, queda claro aqu que la relacin sera de proximidad y no de inclusin.

    siendo complejo dilucidar qu fue lo que realmente apareci en Cerdido.

    Igual o mayor problema plantea otra informacin publicada por Macieira y referida a varios hallazgos de piezas de oro en Viveiro (Lugo). Su origen se encuentra en una serie de cartas que un culto vecino de esta localidad, Jacobo Arajo, remite a Murgua en 1867. Este ltimo le facilita las cartas a Macieira para que aproveche los datos de inters arqueolgico que en ellas se ofrecen, y que el autor ortegano resume en un artculo que publica aos ms tarde (Macieira, 1930). El caso es que en una de dichas cartas, con fecha del 8 de mayo de 1867, se alude a dos empuaduras de espada realizadas en oro; los datos que sobre ellas se ofrecen resultan confusos, aunque en una se describe la presencia de "una especie de greca de espirales serpente-antes a la manera de postas, defectuosamente expresados" y de la otra se concreta que apareci "en la cima de un coto muy elevado... llamado el Castelo, enterrada al pie de unas peas colosales, a las cuales va la gente vulgar de estos campos en romera el da de San Martn..."; al parecer, su hoja pudo haber sido de hierro y todava conservaba la vaina; en una carta anterior (11 de enero del mismo ao) haba manifestado con respecto a la primera de las empuaduras que fue hallada por un labrador en el castro de Esteiro y que pesaba catorce onzas (Macieira, 1930: 226s). Una noticia de este gnero podra llevar a pensar en empuaduras con guarniciones y elementos decora-tivos en oro, como las de Guadalajara -para la cual se baraja Asturias como procedencia alternativa- o Aba de la Obispala (Almagro Gorbea, 1972; Pingel, 1992: 52s); en esta direccin apunta Balseiro (1994: 314), anotando su posible relacin con espadas del Bronce Final y su hipottica ubica-cin ca. 1200-800 ane. Pero sin ms datos todo cuanto se diga al respecto resulta arriesgado.

    Mayor crdito merece otra noticia, ofrecida por Arajo en el mismo lugar, referente al hallazgo de "un trozo de oro finsimo" de "13 onzas y media" de peso en el juncal de Portochao, tambin en Viveiro, dado que, a decir de Macieira (1930: 227), en dicha carta el erudito vivariense dibuja claramente un torques. Segn este mismo autor: "No ofrece, por todo ello, duda su interpretacin, ya que el dibujo representa las tres circunstancias ms peculiares de estas ureas joyas protohistricas: semicrculo penanular; remates esfricos o quiz de bellota o perilla, y alambre arrollado a la

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    OSCAR GARCA VUELTA / XosE-Lois ARMADA PITA

    varilla. Sin que de los dems detalles secundarios, (aun cuando entre las vueltas del alambre arrollado marque unos puntos), podamos decir nada, cual de sus dimen-siones" (Macieira, 1930: 227). A posteriori este torques ha pasado a incluirse entre los pertene-cientes al tipo rtabro, desconocindose su paradero (Acua y Casal, 1984-85: 266). Como posible-mente procedentes de Viveiro se han publicado tambin un torques ntegro y un fragmento de otro, proponindose que el que se conserva entero, de tipo rtabro, pudiera ser ste del que habla Maci-eira (Balseiro, 1994: 60-65, 168-175, 187s).

    Otro posible torques pudiera serlo el "gran aro de oro" aparecido en el que Macieira (1905) denomina castro de San Saturnino, que probablemente se corres-ponde con el que en bibliografa ms reciente (Fernndez Canzos, 1987: 116s) aparece citado como As Croas. Al parecer, la pieza sali en torno a 1845 al cavar en el recinto castreo con motivo de labores agrcolas y fue vendida por su hallador al cura prroco de Lamas; a partir de informaciones orales de los habitantes del lugar, Macieira (1905: 88) deduce que deba tratarse de un brazalete o de un torques. Particular inters reviste la alusin a una fbula aparecida en este mismo castro; el propio Macieira pudo examinarla, clasificndola como perteneciente al tipo Sabroso, "desprovista del corres-pondiente alfiler, pero con expansin lateral practicada en gotera para descanso de aquel, de seccin cuadrangular, remate terminado en botn semiesfrico con pequeo apn-dice y superficie lisa, excepto en el lomo del puente, donde presenta un pobre motivo ornamental, de aspecto arcaico y tema geomtrico, consistente en una serie de rayas para-lelas poco profundas que se cortan en ngulo recto, formando un cuadriculado" (Macieira, 1905: 88). Si la clasificacin de este autor es correcta, estamos ante una noticia de cierta relevancia, dado que hasta el momento en Galicia slo se haban identificado fbulas tipo Sabroso en mbito meridional, concre-tamente en Traa. y Sta. Trega (Silva, 1986: 188; Cortegoso, 2000: 131).

    Hasta aqu la exposicin de aquellas referencias mnimamente detalladas que encontramos en la obra de Macieira a piezas de oro actualmente desaparecidas El segundo aspecto al que antes nos referimos es la reflexin terica y metodolgica de este autor en lo que atae a la arqueologa del oro. No es mucho lo que puede decirse en este sentido, pero cabe adelantar que de los denominadores

    compartidos por buena parte de los estudios de la poca sobre orfebrera en Galicia, algunos de ellos analizados por Comendador (1996: 55-58), al menos dos se encuentran en la obra de este investi-gador: el inters por el tema atlntico y la discusin sobre el modo de utilizacin de los objetos. El texto clave para el anlisis de la cuestin es sin duda el consagrado al torques de Capelada (Macieira, 1923), aunque tambin pueden entreverse algunas perspectivas en aquellos trabajos que consagra a las estaciones tumulares de As Pontes.

    En algunos de estos tmulos haba practicado excavaciones Santiago de la Iglesia en julio de 1893; el autor de tales trabajos, mdico erudito afincado en Ferrol, tard tiempo en difundir sus resultados, y cuando se decidi a hacerlo fue por medio de unas escuetas notas, ya que "la cultura de la mayor parte de Espaa no le tolera un mdico que dedique sus ocios veraniegos estas cosas propias de hombres descentrados, estas cosas que para nada sirven" (Iglesia, 1907: 59). Sin embargo, la relevancia de los hallazgos fue tal -como hoy muy bien sabe la arqueologa gallega- que pronto aparecieron mencionados en trabajos de Saralegui (1894) o del propio Macieira, autores a cuya disposicin puso desde un primer momento los datos obtenidos.

    En uno de los tmulos (el 240 de Veiga dos Mouros) apareci una diadema de oro que podemos ver frecuentemente citada en trabajos de Macieira y de otros autores. Las circunstancias del descubri-miento son confusas, en particular en lo que atae a la composicin del resto del ajuar, pues si bien se da por seguro el hallazgo de un pual de espigo, los pareceres sobre el nmero de puntas palmela que acompaaban a estos dos objetos oscilan entre tres y cinco (Prez Outeirio, 1995: 112). El propio S. de la Iglesia ofrece el siguiente comentario: "Lanza de cobre, de 140 * 40 milmetros, encontrada por m al desmontar un tumulus en la llanura de Vilavella (Puentes de Garca Rodrguez), juntamente con la diadema de oro nmero 27 y las flechas nmeros 19, 20, 21 y 22. Estas cinco piezas..." (Iglesia, 1907: 63). El mdico ferrolano comete aqu un pequeo desliz, puesto que la diadema no lleva el nmero 27 en su catlogo, sino el 26, y adems al describirla eleva el nmero de puntas palmela a cinco: "Diadema de oro de 20 quilates, 19 gramos de peso, 345 milmetros de longitud, de la forma de los cuellos llamados tirillas, con los extremos redondeados y uno de ellos roto por el azadn

  • Documentacin y arqueologa del oro castreo: acerca de E Macieira y el Torques de Capeta (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua) 123

    al ser hallado, junto con la lanza y flechas nmeros 18, 19, 20, 21 y 22, en la base de un pequeo turnaba, que no llegaba un metro de alto, en la llanura de Vilavella, en mis exploraciones de 1893" (Iglesia, 1907: 64). Por lo dems, resulta interesante constatar ya una cierta atencin a aspectos tcnicos ("parece obtenida con laminador y no con martillo de piedra bronce", ibid.) y la misma preocupacin por la funcin de la pieza, que considera diadema a travs de la comparacin con el ejemplar de Cueva de los Murcilagos (Iglesia, 1907: 67).

    Aunque no tengamos evidencias para la resolucin de estas controversias, a travs de las publicaciones de la poca podemos dar como seguras algunas cosas: que en el rea de As Pontes son al menos tres los tmulos que dieron materiales metlicos (Iglesia, 1907; Comendador, 1998: 24-26), que la diadema estaba acompaada por un pual y cuatro o cinco puntas palmela y que todos estos materiales met-licos salieron en tmulos de tierra limpia, o al menos sin estructura central visible, y de reducidas dimen-siones (Iglesia, 1907; Casal y Bveda, 1996: 243). En todo caso, ya en sus primeras publicaciones, a fines del siglo XIX, se hace eco Macieira de estos descubrimientos, si bien apenas es objeto de breves comentarios la diadema en s misma; nicamente cabe anotar unas someras reflexiones expuestas en el citado estudio del torques de Capelada, donde igual-mente anota su paralelismo con el ejemplar de Cueva de los Murcilagos (Abuol, Granada) y seala el gran adelanto tecnolgico que la pieza revela, ya que por su excelente laminacin "los plateros dudaban que no lo hubiese sido al moderno laminador de cilindro (...), aun cuando por su absoluta carencia de ornamentacin denuncie en esta materia la fase inicial del arte" (Maci-eira, 1923: 12).

    La diadema, no obstante, es objeto de breves citas en numerosas ocasiones, a raz de digresiones inter-pretativas sobre el horizonte Calcoltico o Eneoltico, que en la obra de Macieira aparece perfectamente definido en ergologas (vaso campaniforme, meta-lurgia, etc.) y estructuras (cintas, tmulos sin cmara, etc.). Este proceso cultural se contempla desde una perspectiva marcadamente atlantista, en Ja. que se confiere un peso considerable a los contactos martimos relacionados con el aprovisio-namiento de metal y en el que, adems, los fenicios ocupan, segn Macieira, un importante papel a lo largo de un dilatado perodo de tiempo. El de los

    contactos atlnticos es, sin duda, un tema clsico en la historiografa arqueolgica del siglo XX que ya encontramos presente en las publicaciones iniciales del autor. En la misma direccin apuntan Lpez Cuevillas y Bouza Brey (1929), as como buena parte de la investigacin peninsular desde P. Bosch Gimpera; autores todos ellos que irn allanando el camino de cara a la generalizacin del concepto de Bronce Atlntico, de uso comn desde las publica-ciones de Santa-Olalla y MacWhite (Fernndez-Posse, 1998: 24ss). Estos precedentes historiogr-ficos favorecern la interpretacin de buena parte de la orfebrera atlntica del Bronce desde anlogos presupuestos atlantistas, en los cuales el trasiego de mineral se presenta como un motor fundamental para los contactos e intercambios (Comendador, 1996: 57s).

    Merecen en la obra de Macieira un tratamiento ms detallado los torques castreos, a los cuales se consagran unas cuantas pginas al estudiar la pieza cuya investigacin aqu nosotros retomamos. Las primeras pginas del artculo se dedican estricta-mente a la presentacin del torques, efectuada de forma detallada y ejemplar: atencin al lugar y condiciones del hallazgo, medidas, peso e incluso ciertas precisiones -en algunos casos acertadas-sobre aspectos tecnolgicos. A continuacin encontramos ya una exposicin relativamente amplia sobre la problemtica de los torques castreos.

    Una vez se leen las pginas consagradas de modo directo al estudio de la pieza, se puede comprobar seguidamente que los grandes interrogantes y problemas que se planteaba la investigacin del momento -y en algunos casos tambin la actual-estn presentes en el artculo: la cronologa, la exis-tencia de talleres y su definicin, las relaciones de dependencia/ruptura con respecto a las produc-ciones del resto de Europa y el tipo de uso que reciban las joyas. Unos breves comentarios sobre estas cuestiones nos servirn para concluir el presente captulo; nos atenemos en buena medida al orden de exposicin seguido por el propio Maci-eira.

    Todo su discurso se elabora en un constante comentario y discusin de las obras de otros autores que se han ocupado del tema, y que aparecen citados a lo largo del artculo (Villaamil, Oviedo Arce, Murgua, Ricardo Severo, Alves

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    Pereira, Mlida, Berlanga, Jos Forres, Bosch Gimpera...). El primer asunto que plantea es la fuerte personalidad de los torques castreos, cuyos elementos diferenciadores le llevan a proponer, en la lnea de otros autores, "la existencia de un grupo espe-cifico de torques, probablemente labrados en el noroeste ibrico" (Macieira, 1923: 9). Se observa ya un notable inters por las cuestiones tipolgicas, tan queridas por la investigacin posterior, en la medida en que llega a hablar de un grupo ortegals, compuesto por el ejemplar de Capelada y otros dos a su parecer idnticos: el de Croa de Riotorro (Mondoedo) y otro del cual tiene fotografa aunque "por lamentable descuido" sin anotacin de procedencia; en esta lnea, se insinan ya algunos elementos y asociaciones recurrentes (remates piri-formes, aros de seccin romboidal con adelgaza-miento en los extremos...) (Macieira, 1923: 9s).

    En lo referente a los aspectos funcionales, el autor ortegano recoge un amplio ramillete de propuestas: adornos para el cuello, los brazos o las piernas, elementos de intercambio, piezas de carcter mone-tario, condecoraciones militares, etc. No negando que pudiesen a veces funcionar como bienes de intercambio, Macieira no concede crdito a la opcin monetarista, puesto que "no habra para qu darles formas tan inutilmente complicadas" (1923: 16). Y es que en este particular su opinin es conclu-yente: "...yo sigo sustentando en el presente caso el criterio primitivo; esto es, que son collares rgidos, llenando por tanto la misma funcin suntuaria que los clsicos torques" (1923: 17). Los ejemplares castreos seran, as pues, una adaptacin regional de un concepto de amplia difusin, lo cual vendra dado porque "el genio gallego disponiendo relativamente de abundancia de oro nativo, quiso hacer gala de su origi-nalidad y de su riqueza, apartndose del modelo comn..." (1923: 19). Naturalmente que desde una perspectiva estrictamente presentista estas apela-ciones al genio gallego pueden parecer disparatadas, pero lo cierto es que son pauta frecuente en la histo-riografa de la poca, tanto en la gallega como en la de otras muchas partes de la Pennsula.

    La cronologa se considera un aspecto crucial. El mencionado investigador recoge las opiniones de diversos autores y trae a colacin producciones procedentes de contextos tumulares como el comentado de As Pontes, insinuando con ello una tradicin remota que desde sus orgenes podra

    venir desarrollndose sin solucin de continuidad. Tras hacerse eco de los pareceres ms dispares expresa su conformidad con quienes proponen como incuestionable la fabricacin indgena de los torques.

    En momentos donde los criterios evolutivos acos-tumbraban a explicarlo casi todo, Macieira concluye igualmente que los torques abiertos de varilla lisa son los ms antiguos, mientras que los ornamentados podran considerarse un paso previo a los de alambre enrollado; esto le permite definir las producciones castreas como "tipos de transicin", ya que "por estas apartadas tierras debi de operarse la evolucin en ellos de la varilla lisa a la exornada con el alambre enroscado" (1923: 20).

    En las ltimas pginas, el estudio anota lo exten-dido que debi estar el uso de los torques en poca castrea, como probaran las estatuas de guerreros, y propone para el torques de Capelada una posicin intermedia en la secuencia cronolgica de las producciones noroccidentales, ya que por su acabada tcnica no puede situarse entre los ms antiguos. Finaliza Macieira expresando sus concor-dancias con Vicente Risco, para quien los ejem-plares castreos son una evolucin gallega de los tipos del Hallstatt, suposicin que vendra fortale-cida, en el presente caso, por el cercano hallazgo de la empuadura de antenas de Alcais.

    En suma de cuentas, puede concluirse de todo lo expuesto que la arqueologa del oro no llega a vertebrar la labor de Macieira en ningn momento de su trayectoria como arquelogo, ya que son otros, bastante diferentes, los mbitos temticos a los que presta atencin. No puede decirse, en este sentido, que nos encontremos ante un autor influ-yente en la investigacin sobre orfebrera, ya que su atencin a este campo se da en ocasiones muy concretas y suele vincularse a la aparicin de nuevos ejemplares o al registro de noticias relativas a piezas perdidas.

    Pero al mismo tiempo cabe subrayar que cuando el arquelogo ortegano consagra atencin a esta materia, lo hace con notable rigor y competencia. En el aspecto tcnico y descriptivo, exhibe la misma meticulosidad que aplica a otras manifestaciones del registro, ofreciendo fotografas y descripcin de medidas, pesos, alteraciones y procesos tcnicos de fabricacin. En el plano interpretativo demuestra igualmente intuicin, espritu analtico y amplios

  • Documentacin y arqueologa del oro castreo: acerca de E Macieira y el Torques de Capela (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua) 125

    conocimientos bibliogrficos, atrevindose a sustentar opiniones personales. Contemplado en el contexto de su poca, naturalmente comparte con otros autores una serie de prejuicios, carencias y limitaciones anlogas a las que puedan encontrar en la investigacin actual quienes se encarguen de juzgarla dcadas ms tarde.

    EL TORQUES DE CAPELADA: SU HALLAZGO, ADQ1UISICION E INVESTIGACIONES POSTERIORES

    Descripcin: torques de oro, con forma de "C" abierta y completo, aunque notablemente defor-mado. Se conserva en el Museo Arqueolgico Nacional (inventario 32. 707). Est compuesto por un aro macizo de seccin cuadrado-romboidal y terminales piriformes voluminosos, huecos. Fue decorado en la prctica totalidad de su superficie a punzn, con un punteado irregular y superficial.

    Dimensiones y peso: la notable deformacin del ejemplar impide un anlisis adecuado de sus proporciones bsicas originales; en su estado actual, presenta un dimetro mximo de 19'5 cm, con un desarrollo de 37'5 cm.

    En seccin romboidal, el aro tiene un grosor mximo de 1'3 cm, siendo su grosor en la zona prxima a los terminales de 0'95 cm. Los termi-nales tienen 3 cm de longitud, su dimetro mximo es de 2'6 cm en su zona central y de 1'4 cm en su parte posterior. Pesa 311'2 g.3

    El hallazgo El lugar del descubrimiento se sita en las estri-

    baciones altas de la sierra de A Capelada, en la parroquia de San Xiao de Montoxo, dentro de los lmites administrativos actuales del ayuntamiento de Cedeira, encuadrado en la comarca natural del cabo Ortegal.4 Segn los datos ofrecidos por

    3 El peso original de 363 g transmitido por Macieira (1923: 7) fue rebajado a este valor pot F. lvarez-Ossorio (1954: 46). Por nuestra parte, hemos realizado un nuevo pesado de la pieza, empleando dos tipos de balanza disponibles en el Gabinete Numismtico del MAN; en el primer caso el aparato de preci-sin empleado no permiti la obtencin de datos, al superar el peso de la pieza su capacidad de medida; el segundo peso se obtuvo con una balanza de platos, coincidiendo con el propuesto por lvarez-Ossorio.

    FIGURA 5. Torques de San Xiao de Montoxo.

    FIGURA 6. Panormica del valle de Montoxo.

    FIGURA 7. Detalle de aro del torques, donde se observa el corte producido, segn Macieira, durante la recuperacin de la pieza, as como huellas de martillado sobre las aristas de la varilla.

    4 Aunque esta pieza aparece frecuentemente mencionada como "torques de Ortigueira", hemos adoptado aqu la denominacin de torques de Capelada, por ajustarse en mayor grado a la realidad geogrfica de su hallazgo.

  • 126 OSCAR GARCfA VUELTA / xosE-Luis ARMADA PITA

    Macieira, el punto exacto del hallazgo es un terreno pedregoso, de media ladera, en las cercanas de un peasco llamado A Pena do Sol, que marcara en estos momentos un punto destacado en el paisaje y estara situado en la misma ladera natural donde se recuper el torques, en un paraje conocido como Chao dos Agueiros y Costoso (Maci-eira, 1923: 5s).

    La pieza fue descubierta por un agricultor en torno a 1919 o 19205, en el transcurso de labores de acondicionamiento de una servidumbre de parcelas, a unos 80 cm de profundidad. El torques vio la luz por un golpe de azada, responsable segn Macieira de la deformacin y el corte que presenta actual-mente en el aro (fig. 7); habra sido encontrado "de plano entre el terreno de aluvin", sin estar asociado a estructuras arquitectnicas ni a otro tipo de mate-riales, siendo esto interpretado por el citado autor como consecuencia de un arrastre por agentes natu-rales desde su emplazamiento original (Macieira, 1923: 6). El lugar del descubrimiento se emplaza aproximadamente 1 km al NE del castro de Alcais (n 21 en la carta arqueolgica de Macieira), tambin en Montoxo, y cercano asimismo al de Croa de Carracedo (n 22 en la citada carta) (cf. Macieira, 1935).

    Desde una perspectiva comarcal, el lugar est situado en una zona de evidente inters arqueol-gico. Cindonos nicamente a las ms relevantes ergologas metlicas de poca castrea, cabe subrayar que en el citado castro de Alcais y en su entorno ms inmediato -en el lecho de un riachuelo- aparecieron respectivamente un hacha de hierro (Macieira, 1934: 14) y una empuadura de antenas (Macieira, 1909) que fue a parar a la coleccin Macieira, hoy depositada en el Depar-tamento de Historia I de la Universidad de Santiago. A su vez, en la playa de A Basteira, en el limtrofe trmino municipal de Cario, se encon-traron un posible colgante o amuleto de bronce con forma de hachita y prtomo de toro (Luengo, 1964; Armada, 2001), hoy en el Museo Arqueol-xico Provincial de A Corua, y un magnfico pual de antenas (Meijide, 1984-85), que desgraciada-mente contina en manos privadas. Merece

    5 En su estudio sobre el torques, este autor afirma que se habra recuperado "hace tres ao? (Macieira, 1923: 5).

    researse igualmente el hallazgo, en el mismo Montoxo, de un tesorillo de unas 440 monedas romanas, de las cuales Macieira slo llega a recoger la descripcin de cuatro o cinco (Macieira, 1929a). En fin, tampoco es descartable que la desa-parecida lnula o torques de Cerdido, tambin cerca de Montoxo, pudiera datar de poca castrea, tal como arriba comentamos (Saralegui, 1894; Lpez Cuevillas, 1932a; Prez Outeirio, 1995: 117).

    Nuestra visita a la zona del hallazgo, en compaa de Alberto Lpez Fernndez, tuvo como objetivo concretar en el espacio las condiciones de su loca-lizacin, visualizando sobre el terreno las informa-ciones ofrecidas por Macieira y aclarando la even-tual relacin con los castros ms prximos. La primera cuestin a plantear era la identificacin segura del castro de Alcais (fig. 9), topnimo no reflejado en el Mapa Topogrfico Nacional' ni en publicaciones ms recientes; salimos de dudas consultando el artculo de F. Macieira sobre el tesorillo de monedas aparecido en la zona, donde se expone que su localizacin se produjo en las proximidades del lugar de Vilarnovo, "como a un kilmetro de distancia, en direccin Noroeste, del castro protohistrico das Alcays" (Macieira, 1929a: 58). Teniendo en cuenta este dato, el citado yacimiento se corresponde necesariamente con el denominado El Castro en el MTN (N: 43 39' 25" / W: 7 58' 30"); a decir de Macieira, en su interior se encontr un hacha de hierro, la empuadura de antenas apareci en el riachuelo inmediato -Rego do Castro en el MTN- y a un 1 km en direccin NE-E se localiz el torques El otro castro mencionado por Macieira al publicar esta ltima pieza, el de Croa de Carracedo (fig. 10), est situado en la zona de Montoxo Vello-Vieiteiras, en las proximidades

    6 Los castros del trmino municipal de Cedeira han sido publi-cados recientemente por Ramil, Toms y Lpez (2000), aunque con errores de bulto en lo que se refiere a las coordenadas geogrficas de los yacimientos, al ofrecer para cuatro castros (Cheda de Abaixo, Riba, Os Castras y A Croa) las mismas coor-denadas (N: 43 40' 04" / W: 7 56' 10"), correspondientes a un punto que no est situado en el ayuntamiento de Cedeira, sino en el limtrofe de Ortigueira. En otros castros tambin se cometen errores en coordenadas.

    7 En adelante empleamos la abreviatura MTN para referirnos a este documento. El vuelo fotogramrrico data de 1972 y la primera edicin es de 1981.

  • o di

    scon

    tinu

    o).

  • 128 OSCAR GARCA VUELTA / XOS-LOIS ARMADA PITA

    FIGURA 9. Castro de Alcais.

    de la carretera Cedeira-Ortigueira (N: 43 38' 50" / W: 7 57' 10").

    Tuvimos oportunidad de recoger las informa-ciones orales de dos personas del entorno que ya vivan cuando se produjo el descubrimiento. Uno de los informantes, de 92 aos y residente en Cimadevila, nos indic que nada recuerda acerca del hallazgo de piezas en Agueiros-Costoso-Pena do Sol, aunque s sabe que aparecieron objetos muy antiguos en el castro de Alcais; nos precis adems que la Pena do Sol es la misma que en el MTN aparece mencionada como Pena Bendicin (N: 43 39' 05" / W: 7 58' 02"). La otra informante, de 87 aos y natural de Cheda de Arriba, nos coment que en la Pena da Bendicin corra agua natural -hoy desviada a unos depsitos cercanos- y que la gente acuda a ella a rezar; s creer haber escuchado que en sus proximidades salieron "cousas de valor". Puede concluirse, as pues, que se conserva una memoria muy difusa del hallazgo que poco aade a los datos ya conocidos y publicados.

    En todo caso, a falta de una mayor determina-cin en los datos a nuestra disposicin, no es posible mencionar un punto concreto en el que situar la localizacin del torques Por esta razn, en el mapa hemos indicado una zona que se puede corresponder aproximadamente con el lugar del hallazgo, segn los datos que ofrece Macieira (como 1 km al NE de Alcais, no lejos de Pena do Sol y no lejos tampoco de Croa de Carracedo). Teniendo en cuenta la alusin a "un peascoso rellano" (Macieira, 1923: 5), y una vez comprobadas las caractersticas de la zona, nos inclinamos a creer que el punto estara ms bien al E de Alcais, en las inmediaciones de Agueiros-Costoso-Pena do Sol,

    FIGURA 10. Castro de Croa de Carracedo.

    donde s podemos encontrar algunos terrenos de estas caractersticas. Es conveniente indicar, por otro lado, que la Pena do Sol no es hoy -como lo era en tiempos del investigador ortegano- un peasco destacado en el paisaje, sino que est enclavada en medio de un eucalipral y rodeada de maleza (fig. 11).

    Aunque luego volveremos sobre esta cuestin, cabe caracterizar al torques de Capelada como un depsito arqueolgico aislado, en posible relacin con uno de los dos castros ms cercanos. En este sentido, merece destacarse nuevamente el hallazgo del tesorillo de monedas romanas en la zona de Vilarnovo, igualmente en el entorno del castro de Alcais, en cuanto que constituye un patrn de deposicin -presencia de monedas, recipiente metlico como elemento de contencin y proxi-midad a uno o ms castros- en cierto modo similar a otros hallazgos como el tesoro Bedoya, cuyas condiciones de recuperacin y adquisicin por el Museo de Pontevedra se aclaran en un trabajo reciente (Grupo de Arqueoloxa da Terra de Trasancos, 2000).

    Avatares de la pieza La noticia del hallazgo se mantuvo inicialmente

    en secreto, aunque pronto lleg a conocimiento de E Macieira a travs de un amigo personal, que toma los datos del hallazgo del propio descubridor, cuyo nombre no se menciona (Macieira, 1923: 5s). Desconocemos si Macieira visit el lugar de aparicin del torques, aunque no resulta impro-bable, dada la relativa precisin de sus informa-ciones. La descripcin de ciertas caractersticas de la pieza en momentos previos a su adquisicin

  • cin y arqueologa del oro castreo: acerca de F. Macieira y el Torvas de Capela (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua)

    bien entendido que le tendr a V al corriente de la negociacin si como confo el poseedor no se desprende de ella sin mi conoci-miento".

    Documen

    FIGURA 11. Pena do Sol o Bendicin.

    apunta tambin a que Macieira no se limit a transmitir los datos de su informador, sino que la revis personalmente bastante antes de dicha adquisicin, como indica la informacin que a continuacin exponemos.

    En los primeros meses del ao 1922, Macieira inform a J.R. Mlida, director del Museo Arqueo-lgico Nacional, de la existencia del ejemplar y de su posible venta o destruccin de no ser adquirido, recomendando su ingreso en el Museo; en estos momentos, el torques permaneca an en manos de su descubridor'. El primer documento que conservara& de estas gestiones es una carta manuscrita del autor ortegano a Mlida, fechada el da 24 de febrero de 1922. En este documento se aportan los primeros datos sobre el hallazgo, as como una fotografa del mismo.

    le incluyo la fotografa de un nuevo torques aparecido en Galicia, del cual solo yo conozco la existencia y que por circunstancias especiales se tiene oculto sin que quiera darse publicidad al hallazgo.

    Es de oro magnfico, pesa 363 gramos, tiene Om 39; pero carece de todo elemento decorativo en la superficie del aro, salvo un imperfecto punteado. Est admirablemente trabajado, y la seccin del aro es de losange. Aparece deformado en el aro por el golpe de azadn al tropezar con el objeto en el fondo de una zanja, en la vertiente de una montaa.

    Como quiz se pudiese adquirir, deseara me informasen hasta cuanto podra ofrecerse por tan interesante joya, con el

    8 Esta documentacin se conserva en el Archivo del M.A.N., en el expediente 1922/11; los documentos recogen los primeros trmites de adquisicin del torques, incluyendo tambin parte de la correspondencia entre Macieira y R. Mlida previa a la compra inicial de la pieza por parte del propio Macieira.

    129

    Macieira reitera la peticin de una valoracin para la adquisicin del torques en otra carta a R. Mlida fechada el 21 de marzo del mismo ao, rogando premura en la negociacin para que la pieza "no salga de Espaa".

    "... como quiera que no conviene demorar mucho la negocia-cin, nuevamente me permito rogarle que se digne decirme hasta cuando podra llegar a ofrecerse por el mismo; con el bien enten-dido -reptale- que de todas las gestiones que practiquen tendr V detallado conocimiento."

    El da 22 de diciembre de 1922, Macieira informa a J.R. Melida de que ha adquirido el ejem-plar, pudiendo iniciarse las gestiones para su compra definitiva por parte del M.A.N.

    "El torques est ya en mi poder y tan pronto como ultime unos detalles que me permitan disponer en absoluto del mismo, trataremos de la forma de que vaya para el museo. Ya v se servir decirme la manera de enviarlo..."

    Aunque el 2 de febrero de 1923 Mlida indica mediante correspondencia a Macieira los porme-nores para la adquisicin de la pieza', an tendremos que esperar hasta el ao 1924 para la finalizacin de esta gestin, desconocindose hasta el momento los motivos de tan considerable retraso; mientras tanto, Macieira publica su estudio en el Boletn de la Real Academia Gallega de 1923, que supone la base de todas las interpretaciones poste-riores del torques.

    El 24 de abril de 1924, evaluado el ejemplar desde la seccin primera del M.A.N., el torques ingresa definitivamente en el Museo, que paga por l 2.500 pts.1

    Por lo dems, y en otro orden de cosas, este trmite significa en su da una profundizacin de las relaciones de Macieira con instituciones cient-ficas de mbito estatal, iniciadas aos atrs. Muy joven haba adquirido el arquelogo ortegano la

    9 Documento conservado en el Archivo de Don F. Macieira Teijeiro.

    10 Archivo del M.A.N. Expediente 1924 /15.

  • 130

    OSCAR GARCIA VUELTA / XOS-LOIS ARMADA PITA

    11 Estas matizaciones han tenido desigual repercusin en la investi-gacin posterior, asumindose indistintamente el peso ofrecido por Macieira (Prieto, 1996; Reboredo, 1996) o el propuesto por lvarez-Ossorio (Ladra, 19996; Garca Vuelta, e/p).

    posteriormente basndose en el estudio de los mismos elementos, aunque incluyendo otros par-metros estructurales y ornamentales, como la morfologa de los aros o la presencia de decoracin. As, L. Monteagudo (1952: 289) separa de ste el grupo "rtabro", con terminales piriformes y alambre enrollado en el aro. En 1954, F. lvarez-Ossorio (1954: 45), publica un breve estudio del torques de Capelada a partir de su observacin directa; este autor sita su hallazgo en 1922 y rebaja notablemente el peso del torques, de 363 a 311'2 g. En la dcada de los 60, E Bouza definir el grupo "Nordoriental Galaico", caracterizado por torques con aros de seccin cuadrado-romboidal y terminales en perilla, sin decoracin (Bouza, 1965: 10). A finales de estos aos, K. Raddatz, en una clasificacin orientada bsicamente a las piezas de plata, organiza los torques castreos en tres grupos bsicos, nuevamente en atencin a la forma de los terminales; Capelada se incluira en su grupo B, formado por torques con remates en perillas (Raddatz, 1969).

    En la dcada de los 80, los trabajos de A. Hart-mann suponen una ruptura con la lnea anterior, presentando un nuevo corpus documental que apunta una nueva estrategia en los planteamientos de la investigacin (Hartmann, 1982); el torques de Capelada se incluye en esta obra, aportando los primeros datos de composicin de la pieza, que queda incluida en el grupo de oros N/NC de este autor, como veremos ms adelante. Pese a esto, contina el predominio de la interpretacin tipol-gica, matizando los grupos bsicos anteriores o defi-niendo otros nuevos para grupos insuficientemente estudiados; a este respecto, destaca la clasificacin de Silva (1986) para los torques del Noroeste de Portugal.

    Las nuevas aportaciones de los aos 90 incluyen al torques de Capelada en diversos morfotipos, como el C2a de Prez Outeirio (1990: 142s), tomando en consideracin la forma de varilla y terminales. En 1996, la clasificacin de Prieto, que incluye la decoracin como factor de variabilidad, lo integra en su tipo IIIB1 (Prieto, 1996: 214). Hay que sealar, sin embargo, que las muestras parciales empleadas por algunos autores, o la falta de publi-cacin hasta la fecha de un catlogo completo de los ejemplares, ha continuado provocando notables carencias en cuanto a este tipo de sistematiza-

    distincin de Acadmico Correspondiente de la Real Academia de la Historia, institucin cuyo boletn acogi su temprano artculo sobre inscul-turas rupestres (Macieira, 1902). A la Academia envi asimismo la fotografa de una inscripcin medieval procedente de Ortigueira; igualmente otros investigadores de la poca hicieron llegar a esta misma institucin sus informes y aportaciones sobre la arqueologa de la zona (Rasilla y Gonzlez, 2000: 109, 113, 125-27, 144s, 162).

    Historiografa e interpretaciones Como vimos anteriormente, las primeras refe-

    rencias al torques proceden de la correspondencia mantenida entre E Macieira y J.R. Mlida desde el ao 1922. En 1923, el autor ortegano public su estudio sobre el hallazgo, que ha servido como base para la mayor parte de los trabajos poste-riores, que aunque han matizado algunos de sus planteamientos en determinados aspectos tcnicos o formales de la pieza -como su peso, propuesto inicialmente en 363 g y rebajado posteriormente por lvarez-Ossorio a 311'2 g (1954: 46 )-, se han basado en los datos de Macieira para interpre-tarla".

    As pues, el torques figur con esta informacin en diversos inventarios de la seccin primera del M.A.N. En 1932, qued integrado en el primer inventario sobre torques de E Lpez Cuevillas, que sita el momento de su hallazgo en 1922 (Lpez Cuevillas, 1932b: 9). Este autor trasciende la propuesta de una escuela "ortegalesa" esbozada por Macieira y encuadra la pieza en otra ms amplia que acabar de matizar en su fundamental trabajo Las Joyas Castreas, publicado en 1951, aunque en esta obra el autor equivoca su nmero de inventario y cambia la fecha de su hallazgo a 1923 (Lpez Cuevillas, 1951: 27).

    Atenindose a la forma de los terminales, la clasi-ficacin de Cuevillas integra nuestra pieza en el grupo de torques con remates en perilla, localizada preferentemente en el Norte de Galicia; este grupo, excesivamente extenso, ser matizado

  • Documentacin y arqueologa del oro castreo: acerca de E Macieira y el Torques de Capela (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua) 131

    ciones, pues numerosas piezas permanecen hasta la fecha prcticamente inditas o slo en tiempos muy recientes han sido objeto de un estudio detallado (Ladra, 1997-98 y 1999a).

    En esta dcada, observamos tambin una diversi-ficacin de los estudios, que abarcan otros aspectos de interpretacin (Castro, 1990 y 1995; Ladra, 1999b) o que contribuyen al conocimiento docu-mental y tcnico de las colecciones existentes en los museos (Balseiro, 1994; Ladra, 1997-98); las ltimas publicaciones con referencia al torques de Capelada han continuado esta lnea (Reboredo, 1996; Garca Vuelta, e/p).

    Finalmente, en lo que respecta a la interpretacin general de los torques castreos, los ms recientes trabajos han comenzado a negar explcitamente la funcionalidad de la tipologa como objetivo per se en la investigacin, sealando que la variabilidad morfolgica es precisamente una de las caracters-ticas que definen a los torques castreos y propo-niendo el estudio tecnolgico de los materiales como camino alternativo y complementario para su conocimiento, como veremos ms adelante (Armbruster y Perca, 2000).

    ESTUDIO TECNOLGICO

    La necesidad de un nuevo estudio topogrfico del torques radica en apuntar ciertos datos, como la reconstruccin del proceso de fabricacin, sus posi-bles alteraciones postdeposicionales o la presencia/ausencia de elementos como el desgaste que confirmen el uso del ejemplar.

    Para este apartado, hemos recurrido a su observa-cin directa en el Museo Arqueolgico Nacional, empleando como mtodo de observacin una lupa binocular para la realizacin del estudio topogr-fico. Los resultados se han documentado con foto-grafa macro.

    Estudio topogrfico. El proceso de fabricacin La estructura de la pieza permite su divisin en

    dos elementos estructurales, aro y terminales, que analizamos por separado.

    a) Aro: se realiz a partir del martillado y batido de una barra de seccin cuadrado-romboidal, fabricada a partir de una aleacin Au-Ag; los anlisis de composicin qumica obtenidos sobre

    FIGURA 12. Huellas de pulido y desgaste de la superficie del torques en la zona central del aro.

    FIGURA 13. Huellas de pulido, desgaste y huellas de martillado en la zona central interior del aro.

    una muestra extrada de este elemento fueron reali-zados por A. Hartmann, sin que se hubiesen efec-tuado comprobaciones anteriores de la pureza del metal (Macieira, 1923: 7). Los resultados del autor alemn ofrecen una composicin de 17 % Ag; 3'5 % Cu y 0'035 % Sn12. A este respecto, el alto porcentaje de Ag y la presencia de Sn en la compo-sicin podra indicar un oro de origen secundario, probablemente extrado de plceres fluviales; muestra sin embargo un contenido bajo en Cu, alejado de los valores del grupo TC definido por este autor. La aleacin del ejemplar de Capelada se integrara en el grupo N/NC de Hartmann, defi-nido por oros con cantidades de plata por debajo

    12 Hartmann, 1982. Anlisis Au 1860. Aunque el autor no indica la zona de la pieza analizada, las marcas de la extraccin son visibles en uno de los tramos laterales del aro.

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    oSCAR GARCA VUELTA / XOS-LOIS ARMADA PITA

    FIGURA 14. Aspecto general de la zona de soldadura aro - terminal.

    FIGURA 15. Detalle de la soldadura aro - terminal.

    FIGURA 16. Aspecto general de uno de los terminales del torques.

    del 20% y un bajo contenido en Cuy Sn; al mismo grupo perteneceran ejemplares que parecen presentar diferencias cronolgicas, como los de Vilas Boas, Astorga o Burela (Castro, 1990: 153).

    El cuerpo de la barra presenta, como en muchos otros ejemplares, un adelgazamiento intencional del centro a los extremos, realizado probablemente mediante martillado; en su zona central, el grosor mximo del rombo del aro es de 1'25 cm, medida que se rebaja en algunas zonas intermedias de los laterales hasta 0'85 cm. El aro vuelve a ensancharse hasta los 0'95 cm en la zona prxima a los termi-nales. Otra caracterstica de este elemento, ya anotada por Macifieira, es que presenta los laterales prcticamente planos, a diferencia de los de un buen nmero de ejemplares, donde las caras del aro son acusadamente cncavas.

    Conseguidas sus proporciones finales, la varilla se dobl en forma de "C", repasando mediante martillado o batido las zonas de arista y puliendo posteriormente su superficie. Aunque se ha mencionado la ausencia de huellas de martillado, s pueden constatarse restos de este proceso, que produjo en algunas zonas ligeras rebabas de metal, disimuladas probablemente por batido. La pieza, posteriormente, fue sometida a un pulido superfi-cial en sentido lineal, bien apreciable en la zona central del aro, que contribuye, junto al trabajo de batido, a dificultar la visualizacin de los procesos previos.

    Por otro lado, en otra zona de la pieza podemos observar algunas marcas muy atenuadas, identifica-bles como posibles huellas de una herramienta de forma cuadrangular que pudo ser empleada en la ejecucin de estos repasos, que fueron realizados, en cualquier caso, en un momento anterior a la estam-pacin de la decoracin, que se superpone clara-mente a estas huellas.

    El ltimo paso previo a la decoracin del ejemplar fue probablemente la unin de la varilla a los termi-nales mediante soldadura; destaca la gran regula-ridad de la superficie en la zona de unin, ya apun-tada por Macieira (1923: 7), no observndose restos de material soldante, probablemente elimi-nados por el trabajo de pulido de acabado que se realiz sobre el torques.

    b) Terminales: estn fundidos y posteriormente decorados. Son huecos, del tipo piriforme volumi-noso con punta truncada, aunque con paredes

  • Documentacin y arqueologa del oro castreo: acerca de E Macieira y el Torques de Capela (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua) 133

    gruesas, a diferencia de otros terminales de este tipo. Presentan adems su parte posterior plana, con un orificio para la entrada de la varilla de apro-ximadamente 1 cm de lado.

    Los terminales no presentan elementos de sona-jero en el interior, como hemos observado en otras piezas, y tampoco orificios que puedan interpretarse claramente como respiraderos para la evacuacin de gases durante el proceso de fabricacin, al estilo de torques como los del lote de Cangas de Ons del M.A.N, como en ocasiones se ha defendido. En uno de los terminales, sin embargo, s apreciamos una pequea perforacin circular, con rebabas suavi-zadas al exterior, que aunque podra interpretarse como tal, pudo tambin haber sido realizada como prueba de comprobacin de la pureza del metal. En cualquier caso, el pulido final que experiment la pieza hace muy difcil aventurar una conclusin definitiva a este respecto.

    Decoracin La ornamentacin del torques se realiz una vez

    acabada su estructura; la tcnica elegida fue la estampacin de motivos circulares mediante punzones simples, recubriendo la prctica totalidad de la pieza.

    Aunque dicha tcnica es frecuente como parte de la decoracin de numerosos ejemplares, tanto en terminales como en aros, generalmente se persigue la elaboracin de formas geomtricas, como crculos concntricos, bandas verticales u horizontales, tringulos, etc.; el ejemplar de Capelada es el nico conocido que presenta una clara e intencional disposicin irregular en los motivos, que se distri-buyen de una forma aleatoria por la superficie del torques, provocando un efecto final de "nube de puntos", sin que observemos proporcin ni regula-ridad ni en el nmero ni en su disposicin; supone una excepcin la parte posterior plana de los termi-nales, que no presenta ornamentacin, al igual que en la punta frontal de los mismos, aunque en este caso la ausencia bien puede producirse por el fuerte desgaste en esta parte de la pieza.

    Como herramientas, el artesano emple al menos dos punzones simples distintos. Uno de ellos, con punta de forma circular convexa (fig. 17, n1), fue utilizado para cubrir la mayor parte de la superficie; un segundo punzn, de punta circular

    FIGURA 17. Detalle de huellas de los diferentes punzones utilizados en la elaboracin de la ornamentacin de la pieza.

    FIGURA 18. Detalle de la disposicin de los motivos ornamentales sobre la superficie del aro en la zona prxima a los terminales.

    FIGURA 19. Huellas de cortes y extracciones de metal en la superficie de la pieza.

  • 134 OSCAR GARCA VUELTA / XOSE-LOIS ARMADA PITA

    uso que se pueden observar en la zona central del aro, que afectan principalmente a los lados inte-riores. Estas huellas se confunden en ocasiones con las del pulido de la pieza, que en algunas zonas ha dejado una superficie reticulada que prcticamente borra los motivos ornamentales. Otra zona afectada por el desgaste es la parte frontal de los terminales, aunque ste puede deberse a la gran exposicin de esta zona de la pieza.

    FIGURA 20. Detalle de las huellas de pulido final de la pieza en la parte central del aro.

    probablemente cncava, se us en la ejecucin del relleno de algunas zonas del aro, dejando unas huellas ms ligeras que el anterior y contando con una menor presencia en la pieza (fig. 17, n2).

    Podemos observar algunas concentraciones de huellas muy prximas o solapadas, en disposicin lineal o circular y en muchos casos arbitraria, fruto de golpes rpidos y reiterados. Tambin observamos repasos en la decoracin, realizados en algunas ocasiones con golpes dispersos y superficiales que se superpoThen a las huellas anteriores.

    Una vez terminada la decoracin, las huellas dejadas por los punzones se suavizaron con el pulido final del torques, que elimin las rebabas produ-cidas y que contribuy a suavizar la superficie del metal.

    Alteraciones y desgaste En la actualidad, el aro presenta una notable

    deformacin, provocada segn Macifieira durante la extraccin de la pieza, que habra sido golpeada con una azada (fig. 7). Sin embargo, aun aceptando esta causa para la mayor parte de las afecciones superfi-ciales, tambin pueden observarse otras debidas presumiblemente a un intento de torsin y corte del aro, producidas probablemente tras el descubri-miento de la pieza.13

    La utilizacin del torques previa a su deposicin parece confirmada por las huellas de desgaste por

    13 La intencionalidad es clara, aunque no podemos precisar por la naturaleza del metal en qu momento fueron realizadas.

    Contextos, formas y fechas. La interpretacin del banano.

    Cualquier intento de interpretacin del hallazgo debe pasar necesariamente por su anlisis contex-tual y cronolgico, dos aspectos muy problem-ticos en el estudio de la orfebrera castrea del Noroeste. Como ya hemos visto, ha sido la opcin tipolgica la que ha marcado profundamente la investigacin del torques de Capelada. Aunque consideramos que una adecuada sistematizacin de todos los ejemplares es necesaria para el conoci-miento de la orfebrera castrea, estamos de acuerdo con la opinin que invalida a este tipo de estudios como un argumento definitivo (Armbruster y Perea, 2000). Si bien es posible encuadrar todos los ejemplares en determinadas escuelas, grupos y morfo-tipos, los resultados difcilmente pueden someterse a una clasificacin estricta y definitiva, tenindose que recurrir al empleo de variantes de clasificacin que inevitablemente engloban o excluyen determi-nadas caractersticas de los objetos, variando signi-ficativamente en cada caso las estadsticas resul-tantes. En muchas ocasiones, la inclusin de aspectos como la iconografa o la ornamentacin (Prieto, 1996), nos lleva inevitablemente al concepto de "piezas singulares". En el caso del torques de Capelada, una de ellas, esta singularidad estara constituida por su decoracin, desconocida en otros ejemplares.

    En lo relativo al anlisis contextual de esta pieza, sin relacin aparente con materiales o estructuras arqueolgicas, cabe decir que presenta los mismos problemas de interpretacin que muchas otras. El hallazgo de Capelada puede defi-nirse como un depsito arqueolgico aislado, que se localiza como otros muchos hallazgos en las inmediaciones de un yacimiento arqueolgico, en este caso a 1 km al NE del castro de Alcais, en

  • Documentacin y arqueologa del oro castreo: acerca de E Macieira y el Torques de Capeta (San Xiao de Montoxo, Cedeira, A Corua) 135

    FIGURA 21. Mapa de distribucin de paralelos formales de la pieza: 1. Torques de San Xiao de Montoxo, Capelada. 2. Valadouro. 3 y 4. Croa de Riotorto, Teixeira, Riotorto 5. Monte do Lago, Masma, Mondoedo. 6 y 7. Santa Mara de Foxados, Curtis S. Fisreus, Curtis. 9. San Vicente de Curtis, Vilasanrar. 10. Melide (dos fragmentos). 11. Santiago de Xubial (Melide). 12. 0 Incio. 13. Sin Procedencia (MAN). (Segn Ladra, 1999a: 28).

    Montoxo". Frecuentemente se ha sealado que la falta de contextos definidos, tan comn en la orfe-brera castrea, acta como un factor limitador de la investigacin (Balseiro, 1999), aunque reciente-mente tambin se ha anotado que esta caracters-tica debe ser empleada precisamente como un elemento definitorio en la arqueologa del oro castreo (Armbruster y Perea, 2000). A este respecto, pensamos que la sistematizacin de toda la documentacin disponible, que frecuentemente, como en nuestro caso, relaciona indirectamente los hallazgos con lugares arqueolgicos, que apunta en ocasiones a la existencia de depsitos de orfebre o que los sita directamente en el interior de castros, como en el caso de algunos hallazgos en el de Masma (Mondoedo), unido a un mayor conoci-miento del registro arqueolgico castreo, que ya ha producido algunos hallazgos en contexto en diversas regiones, como los ejemplares de Sta.Trega,

    14 Es posible, por otro lado, que la pieza sufriese algn movi-miento desde su lugar de deposicin original, como indic Macieira (1923: 6), aunque cualquier opinin sobre este tema es arriesgada.

    Troa o Viladonga, tiene an mucho que aportar en el anlisis de la cuestin. Es fundamental tambin un estudio detenido de las asociaciones de mate-riales, problema que enlaza con el de la determina-cin cronolgica de las piezas

    Pensamos que la datacin de estos ejemplares no puede ser establecida desde una perspectiva exclusi-vamente formal. Teniendo en cuenta las asocia-ciones entre objetos observamos una falta de estruc-turacin clara respecto a los tipos bsicos de aros y terminales.

    Conocemos ms de una decena de ejemplares que responden al tipo bsico del torques de Capelada, en ocasiones formando parte de hallazgos aislados, aunque a veces recuperados junto a otras piezas. En el inventario figuran los dos fragmentos de la comarca de Melide (Lpez Cuevillas, 19326: 110; 1951: 24, lam. 6); el torques de San Vicente de Curtis, del que conservamos una reproduccin (Iglesia, 1907: 65; Lpez Cuevillas, 1951: 24); el de Santa Mara de Foxados, hoy en el Museo de Ponte-vedra (Lpez Cuevillas, 1951: 25s); dos de los tres torques recuperados en 1878 en el castro de Masma (Mondoedo), en asociacin con un torques de varilla circular y remates en doble escocia (Lpez Cuevillas, 1951: 30s); dos procedentes de la Croa de Riotorto, en Mondoedo (Lpez Cuevillas, 1951: 31); el descubierto en 1867 en Santiago de Xubial (Melide), hoy en la Real Academia de la Historia (Lpez Cuevillas, 1951: 36; Ladra, 1999a); o un ejemplar del grupo de torques con procedencia desconocida del MAN (n1972/113/6), de gran semejanza con el torques de Valadouro 1 (Bouza, 1965), y que se ha asociado con ejemplares con terminales en doble escocia e hilo enrollado en el aro (Ladra, 1997-98: 66).

    Aunque las diferencias entre stos objetos radican bsicamente en la forma del terminal o en la dispo-sicin de la decoracin sobre el aro, como uno de los fragmentos de Mondoedo (Balseiro, 1994; Prieto, 1996), en ocasiones tambin son estructurales, como en el caso del torques de A Corua, conser-vado en el M.A.N (n16.855), que presenta varilla mixta cuadrado-romboidal con tramos de hilos trenzados independientes y remates piriformes (Cuevillas, 1932b: 104 y 1951: 27; lvarez-Ossorio, 1954: 27).

    El problema cronolgico, no resuelto hasta la fecha, es frecuentemente obviado con la cuestin

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    de la pervivencia de ciertas formas -que pocas veces podemos definir- y resuelto parcialmente emple-ando la "sencillez tcnica" como criterio de data-cin. As, para el ejemplar de Capelada se han propuesto unas fechas que oscilan desde inicios de la Edad del Hierro a la romanizacin, situndose la datacin ms aceptada en la II Edad del Hierro (Macieira, 1923: 12s) y apuntndose en las ms recientes publicaciones fechas que varan entre los ss. III y I ane (Reboredo, 1996: 125).

    A este respecto, apoyamos la inclusin de nuevos criterios de anlisis, como el estudio detenido de la tecnologa empleada en la fabricacin de los objetos, como fuente de nuevos datos; esta lnea de trabajo, que contaba ya con algunos precedentes (Blanco, 1957), est aportando nuevas e intere-santes informaciones (Armbruster, 2001). Recien-temente, Armbruster y Perea (2000: 107) han sea-lado, apoyndose en el estudio de una amplia muestra obtenida entre torques con terminales en doble escocia, la ausencia de una relacin vinculante entre la morfologa y tcnica en los torques castreos, as como la posibilidad de emplear este tipo de criterios en la argumentacin cronolgica, como han apuntado algunos autores (Ladra, 1999b: 143).

    La propuesta de estas autoras defiende que la presencia de aros y terminales macizos, el uso de la tcnica de la cera perdida y la fusin adicional (casting-on) para la unin de los terminales son rasgos de tendencia que definen los torques perte-necientes a una fase temprana de la Edad del Hierro. Por su parte, tcnicas como la soldadura para la fijacin de los terminales, los huecos de unin en los mismos y la aparicin de remates huecos y tcnicas ornamentales como la filigrana, de origen mediterrneo, situaran las piezas en un momento ms avanzado de la Edad del Hierro (Armbruster y Perea, 2000: 112).

    Un ejemplo de los primeros sera ejemplar de Astorga en el MAN (n16854); entre los segundos podra incluirse el ejemplar de Capelada, que integra todos estos elementos, a pesar de la difi-cultad que presenta la observacin del proceso de unin de sus terminales. La pieza quedara pues encuadrada en la II Edad del Hierro, en una fecha que con los datos disponibles no podemos concretar con ms exactitud, probablemente entre los siglos IV a I ane.

    CONCLUSIONES

    Pensamos que la sistematizacin de la documen-tacin disponible sobre los hallazgos es una labor fundamental para el avance de la investigacin en orfebrera castrea. Esta tarea debe afectar no slo a los museos que conservan las piezas, sino a los diversos archivos y colecciones institucionales y privadas, en buena parte inditas o parcialmente estudiadas. Esta labor, cuya extensin aportar un nuevo repertorio de datos que permitirn reinte-pretar numerosas piezas y conjuntos hasta la fecha sumidos en la ms absoluta confusin, debe completarse adems con un adecuado anlisis histo-riogrfico para encuadrar correctamente la interpre-tacin crtica de los datos obtenidos.

    La realizacin de nuevos estudios de materiales, aportando nuevos tipos de datos al repertorio exis-tente, es otra tarea importante para la formulacin de renovadas teoras apoyadas en formas distintas de interpretacin, como el anlisis tecnolgico de los objetos. Es fundamental una adecuada divulga-cin de los resultados, que no deben formar parte de archivos cerrados, como en muchas ocasiones ha sucedido. La conjuncin de todas estas tareas, entre otras, producir un significativo avance en la disci-plina. Uno de los objetivos fundamentales de este artculo ha sido ofrecer un botn de muestra de lo que, en nuestra opinin, debe ser la labor a realizar.15

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    15 Fecha de entrega: 19/XII/2001. Salvo que se especifique lo contrario, la autora de las imgenes corresponde a los autores del artculo.

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