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Torres Garcia Francisco - El Ultimo Jose Antonio

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    Francisco Torres Garca, catedrticode Instituto, historiador, profesor deEducacin Secundara. Curs susestudios en la Universidad de Murcia.

    Conferenciante habitual es autor denumerosos artculos de historia quese han incluido en revistasespecializadas comoHistoria 16,

    Historia y Vida, Aportes...Adems,es un prolfico columnista cuyostrabajos han sido reproducidos en

    Diario Ya, Alerta Digital, Tradicin

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    EL ULTIMOJOS ANTONIO

    Francisco Torres Garca

    BARBARROJA

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    EL LTIMO JOS ANTONIOFrancisco Torres Garca

    Diseo y maquetacin: Jos Manuel Jimnez | [email protected] esto reside la irradiacin espiritual del movimiento mussoiiniano. En cada pas el fascismo asume caractersticas y estilos propios, que no el elemento circunstancial y local querodea la esencia permanente y nica del movimiento. Declaraciones a Ricardo Forte, quienle entrevista sobre el movimiento fascista que l dirige. 11programa del fascismo spag-nolo esposto dal suo capo Antonio Primo de Rivera, Ottobre(1-4-1934), OCEC, vol. I, pp.

    572-582.,mPrimer discurso en el cine Madrid (19-5-1935), OCEC, vol. II, p. 1001.m Mussolini es el clasicismo, con sus jerarquas, sus escuelas y, por encima de todo, lara'zn. OCEC, vol. I, p. 660. Jos Antonio piensa que el movimiento italiano es, ante todoclsico, tiende a lo clsico. Opera al servicio de un pensamiento y de una estructura mental.Trabajaun cerebro y su resultado seproyecta sobre un pueblo; pero no cree que la solu

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    piezas integrantes del empeo nacional dela produccin? Ni la voluntad dediscipli-nay deimpem? Ni la superacin delas discordias departido en una apretada, fer-vorosa, unanimidad nacional? Quin puede decir queestas aspiraciones slo tieneninters para los italianos?m

    Es evidente que Jos Antonio se encuentra influido ms por DelVecchio que por Gentile, filsofo oficial del fascismo, puesto que steentronca el fascismo en la gran tradicin del iusnaturalismo clsico, queexige la tensin entre el hecho y el ideal y reclama el mximo respeto parala persona individuar, un entronque que tambin busca el fundador de laFalange.113

    Sobre estas bases Jos Antonio mantiene a lo largo de su corta vida pol-tica una sorprendente unidad de criterio. Entrevista tras entrevista, discur-so tras discurso y artculo tras artculo repite lo mismo. A finales de 1933explica al periodista Cecilio Garcirrubio: Nuestro movimiento espaol(que no se llama fascismo) tiene de comn con el fascismo italiano la fe enlos principios fundamentales a que me refer hace un momento. Tiene decaracterstico todo lo que hay de caracterstico en la realidad espaola, queal contacto con aquellos principios universales producir sus reaccionespropias y nunca actitudes imitadas. As la explicacin (sic) a Espaa de losprincipios fascistas no dar un resultado comoel alemn. Espaa, catlica,esto es, universal, no podra nunca ser racista, por ejemplo.114En 1934, alcolaborar con un artculo en el libro de Alonso Martnez Carrasco titulado

    Fascismo en Espaa, insiste en la idea de la vuelta hacia uno mismo... Italia

    ha encontrado a Italia. Nosotros, volvindonos hacia nosotros, encontra-remos a Espaa. Ese mismo ao, en declaraciones para el noticiario de laParamount, reitera: El movimiento que estamos iniciando en Espaa noes copia de ningn movimiento extranjero. Ha tomado del fascismo italia-no lo que el fascismo tiene de unidad, de autoridad y de sustitucin de lalucha de clases por una idea de cooperacin. Pero debe producir en Espaalos resultados especficos que pueden esperarse en un pas de una historia

    tan larga y tan gloriosa, y de una personalidad tan profunda como

    1,2OCEC, vol. I, p. 341.113Legaz y Lacambra, Liais, Introduccin a la teora del Estado Nacionalsindicalista, Bosch,Barcelona 1940, p. 204-205.114Jerez Riesco JosLuis FalangeImperial CrnicadelaFalangetoledanaFuerzaNueva Madrid

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    Espaa.115En Callosa del Segura precisa la imagen del fascismo que l sus-cribe: si por fascista se entiende aquellos hombres que tienen una fe y unacreencia en s mismos y una fe y una creencia en su patria como algo supe-

    rior a la suma de individuos, como una entidad con vida privada, indepen-diente, y con una empresa universal que cumplir, efectivamente lo somos.Pero rechazamos tal calificativo si se cree que para ser fascista basta la parteexterna, los desfiles, los uniformes, los actos espectaculares ms o menosdecorativos.116

    Al mismo tiempo, una y otra vez, insistir en que su movimiento no esuna copia del fascismo. Esto le obsesiona porque quiere reafirmarse en la

    autonoma de su proyecto, de ah que no utilice el nombre. A principios de1935, el periodista Jos Mara Salaverra le pregunta, en el curso de unaentrevista, sobre la identidad, alemana o italiana, del modelo de fascismoque sigue: Si le declaro a usted que ninguno de los dos, indudablementehabr exagerado, porque Falange Espaola, como es lgico, se nutre de losmtodos que estn experimentando en sus respectivos pases los reforma-dores de Alemania y de Italia, pero nuestra adhesin no es absoluta.

    Nosotros pretendemos crear una forma autoritaria de fondo y rasgos espe-cficamente espaoles.117

    Nos dicen quesomos imitadores. Onsimo Redondo ya os ha contestado a eso; nosdicen quesomos imitadores, porqueestemovimiento nuestro, estemovimiento devuel-ta hacia las entraas geminas deEspaa, es un movimiento queseha producido antesen todos sitios. Italia, Alemania sehan vuelto hacia s mismas en una actitud dedes-

    esperacin para los mitos con quetrataron deesterilizarlas durantesiglos; pero porqueItaliay porque Alemania sehayan vuelto hada s mismasy sehayan encontrado ente-ramentea s mismas, diremos quelas imita Espaa ?

    Puedehacerlo pero no es as Estos pases dieron la vuelta sobresu propia auten-ticidad, y al hacerlo nosotros tambin, la autenticidad queencontraremos ser la nues-tra, no ser la deA lemania ni la deItalia, y por lo tanto, al reproducir lo hecho porlos italianos olos alemanes seremos ms espaoles quelo hemos sido nunca...Imsfuen-tes dela insidia son inagotables. Dejemos quenos digan queimitamos a los fasstas.

    Despus detodo para elfassmo, como para los movimientos detodas las pocas, hay

    1,5OCEC, vol. I, pp. 408-409.116Discurso en Callosa del Segura (22-7-1934), OCEC, vol. I, p. 644.117Id t C i P i d Ri ElP bl V (9 1 1935) OCEC

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    por debajo delas caractersticas locales, unas constantes, queson luminar detodo esp-ritu humano y queen todas partes son las mismas}

    Cada concepto que Jos Antonio cierra le aleja ideolgicamente del

    fascismo. Ni el concepto del hombre, ni la concepcin del Estado (senos dice que somos pantestas del Estado. Pero no lo somos), ya que,como explica Dalmacio Negro, nunca ontologiza, reifica o considera alEstado una persona moral, lo que le distingue de las concepciones nacio-nalsocialista y fascista,119ni la frmula representativa que propone, ni laconcepcin de la Falange como partido que prcticamente es inexistenteen el futuro Estado, ni su apuesta por el sindicalismo pueden encuadrar-se en los marcos de la propuesta doctrina del hecho del fascismoitaliano.

    Jos Antonio mantendr siempre esa idea de la vuelta hacia uno mismocomo clave del fascismo, pero se distanciar de la experiencia prctica delfascismo pues su proyecto sindical le aleja de la frmula corporativa ita-liana. As, por ejemplo, cuando Mussolini prcticamente acabe la instau-racin del sistema fascista en 1934, tras aprobar la Ley de lasCorporaciones, Jos Antonio se sentir progresivamente decepcionado.Calificar al Estado corporativo de buuelo de viento, aunque recono-ce que Mussolini lo ha presentado como punto de partida y no de llega-da; para l la nica manera de resolver la cuestin es alterando de arribaabajo la organizacin de la economa. Esta revolucin en la economa no

    va a consistir, como dicen por ah que queremos nosotros, lo que todos

    dicen porque se les pega el odo, sin dedicar cinco minutos a examinarlo,en la absorcin del individuo por el Estado, en el pantesmo estatal.Precisamente la revolucin total, la organizacin total de Europa tieneque empezar por el individuo, porque el que ms ha padecido con estedesquiciamiento, el que ha llegado a ser una molcula pura, sin persona-lidad, sin sustancia, sin contenido, sin existencia, es el pobre individuo,que se ha quedado el ltimo para percibir las ventajas de la vida. Toda la

    organizacin, toda la revolucin nueva, todo el fortalecimiento delEstado y toda la reorganizacin econmica irn encaminados a que incor-poren al disfrute de las ventajas esas masas enormes desarraigadas por la

    118Discurso enValladolid (4-34934), OCEC, vol. I, pp. 511-512.

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    economa liberal y por el conato comunista.120Poco antes haba refutadolos intentos de Estado totalitario alemn e italiano (una experiencia queno ha llegado a cuajar):

    El Estado totalitario no puede salvarnos tampoco dela invasin delos brbaros;adems dequeno puede existir.

    El nico remedio queseavigora antetales arbitrios es el tendido deun puentedesdela orilla ms prxima al precipicio hacia una nueva Edad Media, empalmando el

    final con el comiendo para pasar delargo por la invasin delos brbarosel comu-nismo, queha dearrasar la civilizacin.

    Es preciso configurar un nuevo orden, y stees el destino deEspaa en nuestros

    das. Tenemos queafanarnos por salvar a Espaay al mundo entero. El orden nuevotienequearrancar dela propia existencia del hombre, del reconocimiento desu liber-tady su dignidad. La libertad del hombrey la dignidad humana son valores eternoseintangibles. El orden nuevo ha dearrancar dela existencia del hombrecomo porta-dor devalores eternos. No participamos, pues, en elpantesmo estatal.m

    NO AL RACISMO DE HITLER

    Jos Antonio vivi, desde la distancia, la llegada de Adolfo Hider alpoder, pero solo pudo conocer los primeros aos del nazismo. Convieneprecisar que la imagen de Hitler de entonces dista mucho de la actual; es ladel hombre que lleg incluso a ser propuesto como Premio Nobel de la Paz.No son extensas las declaraciones que con respecto al nazismo aparecen enlas publicaciones falangistas. Especialmente significativa es la contenida en el

    segundo nmero de la revistaFEde enero de 1934. All aparece un artculode exaltacin, posiblemente realizado o inspirado por Gimnez Caballero,titulado Alemania: nazis y judos, con una delirante alabanza a Hider:

    Adolfo Hitlerparecehoy en la historia, con el signo permanentedel Hroeario,del caballero teutn; del mtico Sigfredo, luchando solo contra muchos enemigos. Yqui /i cayendo un da en la traicin deun Hagen.

    Es hermoso ver a esenuevo ejemplar decaballero medieval, deNibelungo, ir hen-diendo con su hacha los escuadrones defantasmas quelecercan!

    120Ante una encrucijada enlahistoria poltica y econmica del mundo,Arriba(11-4-1935),OCEC vol II pp 955-956

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    Jos Antonio quiso conocer en persona el hecho alemn.122Tras uncurioso cruce de circunstancias, relatado por Jerez Riesco, march a

    Alemania a finales de abril de 1934. El hecho significativo es que JosAntonio haba despertado escaso inters en Berln, la invitacin fue reali-

    zada por el partido y a travs de un personaje de tercera fila. Se entrevistcon Hitler y con Rosemberg. Este ltimo public algunas notas de suencuentro con Primo de Rivera que parece indicar un claro desconoci-miento por parte de Jos Antonio de sus tesis. El fundador de la Falangehabl de publicar su obra en Espaa, pero el terico racial nacionalsocia-lista le explic que sus textos eran para Alemania, no siendo comprensiblesfuera de all. Paralelamente lleg a Berln, a travs de Elsa Page, una extra-a peticin de financiacin en nombre de Jos Antonio a la que segnparece se dio escasa credibilidad: el encargado de los asuntos con Espaa

    y Portugal de la Wilhelmstrasse, Kart von Kaphoevener, calific de pre-suntos los supuestos deseos de Jos Antonio; en Madrid, el conde deWelczeck consider inverosmil que se hubiera hecho ese encargo adicha mujer.123

    Al volver de Alemania concede una entrevista al periodista RicardoForte. Este le pregunta por su opinin sobre el nazismo: El hitlerismome contesta tiene algunos principios esenciales que coinciden con losnuestros, pero tiene caractersticas alemanas y luteranas que, evidentemen-te, no se encuadran en la idea romana de universalidad y, ni siquiera, en laespaola, y estos principios se resumen en la palabra racismo. Ningunamente espaola, educada en la secular tradicin de la civilizacin como

    hecho espiritual, como dignificacin otorgada o impuesta al hombre, inclu-so al que ms se diferencie de nosotros en sus particularidades fsicas o bio-lgicas, puede aceptar absolutamente el rgido criterio exclusivista de los

    122Varios polticos de derecha y militares visitaron Berln. En fechas cercanas a la estanciadel fundador de la Falange estuvieron Jos Mara Gil Robles y ngel Herrera Oria, pocodespus llegara el general Sanjurjo.

    123jerez Riesco, que sobredimensiona la visita de Jos Antonio, confiere gran importancia aestas gestiones. Jerez Riesco, op. cit., pp. 265-273. La fuente original en Vias, Angel, La

    Alemania na%i y el 18 dejulio, Alianza Editorial, Madrid 1977, pp. 122-129. Tanto el periodista Eugenio Montes, entonces destinado en Berln, quien hizo de cicerone de Jos Antonio

    y con el que sostena una profunda amistad, como Emiliano Aguado, tras el deslumbramiento inicial comenzaron a criticar el rgimen hitleriano tras la llamada noche de los cuchillos

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    racistas alemanes. Consideramos el criterio del arrianismo, de la pureza dela raza, seguido por Hitler en Alemania, no solo como una ingenuidad cien-tfica, sino como una autntica negacin de lo que constituye la esenciamisma de la civilizacin cristiana y del imperialismo espaol... Un espaolno considerar repugnante nunca casarse con una juda y se preocupar, ental caso, de convertirla; tendr a gloria aadir a su comunidad una raza dis-tinta y no excluirla de ella.124Difcilmente podra suponer Jos Antonioque aquella visita a Berln formara parte de las acusaciones que se le for-mularan en el proceso de Alicante.

    En agosto, Jos Antonio, explicar que aquello de Alemania no solo no

    es fascismo, sino que es antifascismo; es la contrafigura del fascismo. Elhitlerismo es la ltima consecuencia de la democracia. Una expresin tur-bulenta del romanticismo alemn125. En varias ocasiones explicar que laFalange no puede ser un partido racista. Condena del racismo que exten-der a su concepcin del Imperio: el Imperio espaol jams fue racista; suinmensa gloria estuvo en incorporar a los hombres de todas las razas a unacomn empresa de salvacin. Con este tipo de declaraciones Jos

    Antonio se alejaba del nacionalsocialismo y por ello confesara que no tenaningn amigo en la Alemania oficial. Ximnez de Sandoval refiere el tes-timonio de Ana de Pombo, quin habl con Jos Antonio cuando iba cami-no de Alemania: ste le coment que con Hitler no nos entenderemosnunca. No cree en Dios.126

    LAS RELACIONES CON LA ITALIA FASCISTA

    Sera ingenuo no pensar que, al igual que Jos Antonio encontrmuchos seguidores por su apellido, no consiguiera atraer a sus filas a quie-nes vieron en l la encarnacin del fascismo en Espaa. Muchsimas de lasadhesiones a su Falange lo fueron al fascismo. Muchos de los seguidores dela primera hora se declaraban fascistas aunque, en las ms de las ocasiones,

    124los excesos que se produjeron en Alemania, ciertas medidas pseudocientficas, como laesterilizacin, no los acepta Primo de Rivera, OCEC, vol. I, pp. 581-582.125El conseil de lenemic. Una intervi amb el noi Primo de Rivera, La. Rambla(13-8-1934), entrevista concedida a Alardo Prats, OCEC, vol. 1, p. 660.126Ximnez de Sandoval op cit pp 197-198 Primo de Rivera Moda extranjerael fascis

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    este fascismo se quedara en lo esttico, lo formal, lo externo, lo retrico olo literario; por lo que no es extrao encontrar decenas de referencias alfascismo en las publicaciones falangistas (FEinclua una seccin tituladaVida fascista), e incluso en alguna propaganda local se admita el trminofascista como ambivalente a la Falange.

    Tal y como ha demostrado Ismael Saz, el embajador de Italia, RafaelGuariglia, estuvo cerca de todas las iniciativas para poner en marcha unmovimiento de carcter fascista en Espaa. El embajador indicaba que eranecesario apoyar a los grupos que estaban surgiendo y a las fuerzas de laderecha. Esto allan la visita de Jos Antonio a Italia antes del acto de laComedia. Ismael Saz estima, siguiendo la nota remitida a Italia, que entreotros objetivos buscaba consejos para la organizacin de un movimientoanlogo en Espaa. No queda constancia de lo que se trat en su entrevis-ta con Mussolini. Segn las memorias de Guariglia el apoyo que se brinda-ba a estos grupos estaba ms en relacin a las necesidades de la poltica exte-rior italiana que a las razones de afinidad ideolgica. Mussolini estaba dispuesto a apoyar un cambio poltico en Espaa por esas mismas razones.127

    Lo que resulta curioso de los informes italianos que nos han llegado esque subrayan lo que podramos denominar como insuficiencias fascistas deJos Antonio: por un lado, se habla del problema que supone la mentali-dad escolstica y filosfica de Jos Antonio; por otro, de la falta de res-puesta ante los asesinatos de militantes falangistas (soportar y no reaccio-nar). En 1934 la embajada italiana tena poca confianza sobre las posibili-dades del partido; adems, en otro informe se subrayaba que los muchos

    fascistizantes que haba en Espaa no se molestaban en comprender elfascismo, cogan lo que queran y lo adaptaban a sus unilaterales princi-pios, considerando a la Falange como el grupo de tipo fascista ms defi-nido.128Pese a todo, Jos Antonio no haba recibido ninguna ayuda de Italia,en 1934 stas haban ido a los bolsillos monrquicos. Adems, el nuevoembajador, Otrazio Pedrazzi, tena poca confianza en los grupos profascis-tas espaoles.129

    Desde principios de los treinta, cuando Mussolini declarara la universalidad

    127Para todo este apartado vase Saz, Ismael,Mussolini contra la II Rpblica. Hostilidad, conspiraciones, intervencin (1936-1939),Alfons El Magnanim, Valencia 1986.128Ibid., pp. 126-127.

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    del fascismo tras negarla anteriormente, se vena trabajando en la puesta enmarcha de una internacional propagandstica. Su concrecin cristaliz en1934 de la mano de Eugenio Colsechi con la reunin de los Comitato d A lioneperla Oniversalit di Roma(CAUR). Este fue el primer instrumento importan-te del fascismo para organizar una internacional de apoyo a la poltica exte-rior italiana, de influir en los diferentes grupos que haban surgido en todaEuropa y de expandir su presencia en la vida pblica, pero que qued muylejos, por ms que algunos autores se empeen en lo contrario, de ser ni tansiquiera el embrin de una internacional fascista propiamente dicha.

    El encargado de organizar el Comit Espaol sera Ferrucio Guido

    Calabazar quien se entrevist con Jos Antonio. Ernesto GimnezCaballero fue nombrado representante del mismo y encargado de prepararel grupo hispano. En el CAUR espaol deberan integrarse polticos, a ttu-lo personal, e intelectuales. Entre otros debera contarse con Calvo Sotelo,Sinz Rodrguez, el marqus de Quintanar, Jos Antonio...Accin Espaolatambin estara presente en los CAUR. No es extrao que Jos Antonioestuviera dispuesto a participar, a titulo personal, tal y como se peda, en el

    Comit de Madrid, aunque es improbable que Calabazar le hubiera expli-cado que se creara un CAUR especfico y distinto para Catalua. Ningunade estas perspectivas prosper por lo que Jos Antonio debi dudar sobrequ posicin tomar, pese a las referencias que al fascismo espaol se hac-an en los boletines de los CAUR.

    En diciembre de 1934, en la ciudad suiza de Montreux, se celebrara laprimera reunin de los CAUR. Se anunci la presencia de los dirigentes de

    Falange Espaola. Jos Antonio desminti que fuera a acudir y marc dis-tancias pblicas con la reunin; a pesar de ello envi una adhesin.130JosLuis Jerez estima, siguiendo a Ledesma Ramos, que no acudi por razonesde tctica interior y no por desavenencias, tesis que tambin comparten SazCampos y Manfred Bcker.m Lo dudamos. Es ms probable que su

    130Antonio Gibello, que utiliza como fuente la coleccin de los boletines de II Noticiario

    Settimanale dinformacin dei CAUR,ocho folios esctos a mquina que ponen en duda la relevancia que se le concedi a esta iniciativa. El nmero 24 informa del Congreso de 1934. Enla lista de participantes aparece Ernesto Gimnez Caballero como delegado de la Falange,jefe de los servicios de prensa de la Falange cargo inexistente informndose de que

    Jos Antonio envi una adhesin. Gibello, Antonio,Jos Antonio ese desconocido, Dyrsa,Madrid 1985 p 110

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    nacionalismo chocara con el internacionalismo de la reunin, por loque se ampar en esa razn tctica. La adhesin no le comprometa y noqued incluido en la Comisin de Coordinacin que se reuni en Pars(enero de 1935) y Amsterdam (marzo de 1935). Lo que s parece evidente

    es que el CAUR espaol no funcionaba. Por ello Calabazar inicia nuevasgestiones en Espaa. Maran, Pujol, Goicoechea estn en su lista. Ofrecela presidencia a Jacinto Benavente quien segn se afirma acept, aunquesin mayor trascendencia, y se entrevist con Jos Antonio quien fue invita-do oficialmente a Roma por los CAUR. Parece evidente que se querandisolver las dudas del fundador de la Falange.132

    La Falange est a punto de quebrar econmicamente: por una aparen-te paradoja bien explicable en el fondo, el vigor creciente de nuestraFalange y su perfil cada vez ms neto van acompaados de una contrac-cin en las aportaciones materiales externas. La mayor parte de los gastosdel partido han sido sufragados por l personalmente y su rentable bufeteha visto mermados sus ingresos por su dedicacin poltica. Sin subvencio-nes externas Jos Antonio tiene que hacer frente al hecho de que muchosmilitantes no pagan sus cuotas (no pocos de los nuestros se agazapan enuna constante morosidad).133En esta situacin se va a producir su segun-do viaje a Italia en mayo de 1935. Crea Jos Antonio posible encontrarall la financiacin que necesitaba?

    No queda constancia documental de este viaje ni de las entrevistas quepudiera sostener. Lo nico que parece evidente es que fue entonces cuan-do se gestion la ayuda econmica que, a travs de la embajada italiana en

    Pars, recibira la Falange; aunque tambin pudiera ser que la ayuda fuerapedida para el lanzamiento de un diario en Espaa o que simplemente setratara de un pago directo por trabajos sobre la situacin poltica espaola,

    132Que el CAUR espaol no prosperaba parece ponerlo de manifiesto el inters del propioColsechi en presentar la inscripcin de las JONS en el frente comn como un xito en lareunin, sin representantes espaoles, de Amsterdam de mar20de 1935. Cuando Marcel

    Bucard le pregunta por la relacin que existe entre las JONS y el movimiento de Primo deRivera, ste le responde que, aunque es una formacin independiente, mantiene con aFalange excelentes relaciones, lo que no era en absoluto cierto. Rognoni, Giancarlo,Presencia de la Falange y/ o de Jos Antonio en los congresos internacionales fascistas deMontreux, en http:/ / www.carpe-diem.it/ spagna/btm/ fal005es.htm, (entrada 6-2-2003).1,3Segn Jos Antonio el cerco econmico [...] se propone aniquilarnos por la pobreza.

    http://www.carpe-diem.it/spagna/btm/fal005es.htmhttp://www.carpe-diem.it/spagna/btm/fal005es.htm
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    prctica por otra parte no extraa a la diplomacia.134La decisin de dar estaayuda fue tomada personalmente por Mussolini.135Entre junio de 1935 yenero de 1936, Jos Antonio recibira 50.000 liras mensuales, a partir deentonces se reducira a la mitad. Un dinero que permitira la supervivencia

    econmica de la Falange hasta finales de ao. Lo que s es evidente es quecon ese dinero Jos Antonio comienza a trazar planes de propaganda.136

    Jos Antonio, al igual que las autoridades italianas, decidi mantener ensecreto, incluso a los ms ntimos, esta fuente econmica. En persona acu-da a Pars a recoger las cantidades hasta final de ao. A partir de enero noretir la subvencin y cuando fue encarcelado nadie se desplaz a la capi-tal del Sena a retirar los fondos. Incluso en la correspondencia que se cono-

    ce en la que habla de estos viajes nada se dice de su finalidad. Que JosAntonio acuda a Pars est confirmado por l mismo en una carta remiti-da a Sancho Dvila: salgo en este momento para Pars, donde es indispen-sable ir de cuando en cuando.137

    134Por nuestro diario, OCEC, vol II, pp. 1137-1138. Jerez estima que la subvencin puede

    venir de la propuesta de Jos Antonio de iniciar una sublevacin, pero en la documentacinconservada no se explica la finalidad y dada la situacin econmica de la Falange parece lgico pensar que estuviera en relacin con los problemas econmicos del partido. Covelarde,en su clsico estudio, apunta que no formaba parte de una conspiracin italiana para derrocar la Repblica espaola y establecer un rgimen fascista, sino de una poltica general depropaganda y de apoyo a los grupos profascistas; lo que tambin parece indicar es unmayor inters de Gano por Espaa. Covelarde, op. cit., p. 67. Segn Garca Venero tuvo

    Jos Antonio ofrecimientos para suministrarle maquinaria italiana que rechaz, pero no es

    descartable que se replanteara la cuestin.135Ismael Saz ha encontrado el documento que lo prueba, op. cit., p. 139.136Ismael Saz anota que Jos Antonio recibi unas 240.000 pesetas. Arnaud Imatz la cifraen unas 260.000 que equivaldran a unos 130.000 euros actuales. Imatz, op. cit., p. 181. Unacarta a Sancho Dvila en septiembre nos ndica que Jos Antonio dispona de nuevos fondos para un plan completo de propaganda. OCEC, vol. II, p. 1123.137De hecho, hasta que ngel Vias, en 1974, public los datos en su conocida obra ha

    Alemania nayiy el 18 de julioextrados de los documentos que se encuentran en los Archivos

    Nacionales de Washington, nada se supo. La mayor parte de los dirigentes de la primeraFalange vivos entonces, como Raimundo Fernndez Cuesta, negaron conocer la subvencinrecordando adems las penurias econmicas del partido en esa poca, lo cual es rigurosamente cierto. Cfr. Carta a Sancho Dvila (15-8-1935), OCEC, vol. II, p. 1103. Algunosautores han tratado de negar las evidencias. Martn O tin, incomprensiblemente trata denegar los viajes pese a la carta de Jos Antonio a Sancho Dvila. Martn Otn, op. cit., pp.

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    No tiene nada de ilgica esta ayuda. Mussolini ya haba prestado su con-curso econmico a los conspiradores monrquicos y a los carlistas, seis

    veces ms que a Jos Antonio, y no era extrao que la prestara a un grupoque era considerado como fascista y como proitaliano. Comprometi

    en algo a Jos Antonio? En muy poco o en mucho segn se entienda.Pblicamente, en Italia, reconoci su adhesin a los CAUR y reiter lo quel entenda como valor universal del fascismo. Igualmente apoy la inter-

    vencin colonial italiana en Abisinia. En esta lnea, en declaraciones reco-gidas en el boletn de los CAUR, afirmar: En mi criterio, los grandes pue-blos civilizados, como Italia, no tienen solamente el derecho, sino tambinel deber, de incorporar a su civilizacin a los pueblos salvajes o semisalva

    jes. Quien haya ledo el informe presentado por el Barn Aloisi al Consejode Ginebra, no podr negar, sin mala fe, el estado espantoso de retraso ylas costumbres brbaras que rigen en Abisinia. Aunque Jos Antonioexplica su apoyo en clave ms britnica que fascista.138Tambin prepar uninforme sobre la situacin poltica espaola en el que brilla la intencin desobredimensionar la Falange y su futuro.139

    Durante su visita a Italia, Jos Antonio concedi una entrevista al peri-dicoII Laporo Fascistaen la que menciona su adhesin a los CAUR, aunqueCoselschi lo presentara ms tarde solo como simpatizante.10Sin embargo,en septiembre de 1935, durante la reunin en Montreux de la Commissioneper ftntesta delfascismo universale, que Gibello denomina II Congreso Fascista,

    Antonio y Mussolini,La Nacin,n 370 (12/ 18-7-2002).

    138Estas breves palabras no han sido recogidas en la Edicin del Centenario de las ObrasCompletas. Reproducidas en Gibello, op. cit., p. 195. Jos Antonio tambin prepar un artculo paraArribaque, debido a a suspensin del semanario, no fue publicado y que no seconoci hasta la publicacin por Miguel Primo de Rivera de parte de los papeles que Prietosecuestr tras la ejecucin de Jos Antonio en Alicante. En la misma lnea intervino en elParlamento sobre la cuestin de las sanciones que la Sociedad de Naciones planteaba imponer a Italia por el caso abisinio. Cfr. Primo de Rivera, Miguel, Papeles postumos de Jos Antonio,Plaza & Jans, Barcelona 1996, pp. 117-121; OCEC, vol. II, pp. 1139-1146.

    139Parece fuera de lugar y poco creble extraer de esta ayuda, como hace Csar Vidal, unarendicin poltica al fascismo: el origen del dinero recibido para la Falange o para s mismopona claramente de manifiesto dnde se encontraba el corazn de Jos Antonio y haciadnde en realidad orientaba su estrategia poltica. Vidal, Csar, Estuvo Jos Antonio asueldo de Mussolini? en Ideas (30-3-2001), http:/ / revista.libertadigita!. com/ articulo.php/ 838 (entrada 2-9-2005).

    http://revista.libertadigita/http://revista.libertadigita/
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    Jos Antonio volvi a mostrar su diplomtica independencia escudndoseen razones de poltica interior para no asistir. Su margen de maniobra eraescaso cuando acababa de empezar a recibir la subvencin italiana.

    Las intervenciones del general Eugenio Coselschi y la suya parecen fruto

    de un pacto para no desairar a nadie, una solucin de compromiso. Lo cier-to es que Jos Antonio no estara en los trabajos, aunque intervendra en lareunin para excusarse: Espaa no est preparada todava a unirse, por mimediacin, a un movimiento de carcter no ya internacional, sino supernacional, universal. Es muy dudoso que Jos Antonio estuviese dispuesto aformar en un terico Frente Unico internacional.1 All estaban Mosley,Bucard, Clausen, Degrelle, Codreanu, ODuffy, Quisling... Jos Antonio,an asumiendo que existen similitudes con el fascismo en su conceptualizacin inicial, quiere desarrollar una propuesta propia, de ah su decisin deno estar oficialmente all. Las balas cortarn esa posibilidad cuando Jos

    Antonio haba reputado ya al fascismo como falsa solucin.142

    141 Ximnez de Sandoval fue el primero en publicar las palabras de Jos Antonio enMontreux en el nmero 498 de la revistaFuerza Nueva.El texto fue incluido en la edicinde las Obras Completas de 1976. Ismael Saz, op. cit., p. 137. OCEC, vol. II, pp. 1124-1126.M2Aunque el CAUR espaol, bajo la direccin de Gimnez Caballero, continu funcionan

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    ENTRE LA CARCELY A CONSPIRACIN:EL FIN DE LA

    LEGALIDAD REPUBLICANANadie ser tan cndido como para suponer que el partido comunista y

    sus auxiliares van a considerarse satisfechos con la representacinconfiada a unos cuantos miembros de la pequea burguesa...

    El asalto alpoder por los comunistasy socialistas es un hecho que tiene quecontarse como matemticamenteprevisible. Y el honor del Estado republicano

    se afra ahora, precisamente, en impedir ese asalto Van encaminadas

    a ello las medidas del Gobierno deA aa? Nadie lo dira...Se estn nombrando en todas partes, cuando el Ayuntamiento popular no es grato a

    los revolucinanos, comisiones gestoras. Y ocurre que tales comisiones gestoras,como los raros Apuntamientos populares que se respetan,

    estn en manos de socialistasy comunistas.

    o Jos Antonio con protagonizar una versin espaola de la mar-cha sobre Roma? S y no. Evidentemente, la Falange no tena ni la

    militanda, ni la penetracin social, ni los apoyos, ni la capacidad de movi-lizacin, ni la fuerza del Partido Nacional Fascista; ni en Espaa exista anel grado de descomposicin poltica de la Italia prefascista. Jos Antonio,aunque pudiera parecer contradictorio, era consciente de que una accin deeste tipo no era viable. En Espaa, la nica marcha sobre Roma posibleera aqulla que contara con el ejrcito o fuera protagonizada por ste,

    A mediados de 1935 la situacin poltica espaola no se puede afirmarque fuera estable Los sucesivos gobiernos radicaLcedistas adolecieron de

    [Por mal camino,Arriba, n 34, 531936]

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    una falta de estabilidad asombrosa. Vivan en la tensin permanente, sololimitada por el remanso estival de aquel ao. La vida poltica se encontra-ba condicionada: por la extensin delEstado dealarma y prevencin, derivadode lo aplicado en la revolucin de octubre; por la represin de la izquierda;

    por el freno a la reforma agraria, y por los lmites que se establecan, capri-chosamente, a la propaganda poltica. No era pues una situacin polticaplenamente democrtica. Por otro lado, la izquierda, pese a tener una partede sus dirigentes en la crcel, lejos de abandonar la proclamada lnea revo-lucionaria como horizonte prximo, lo que hizo fue reforzarla. El despla-zamiento del socialismo hacia la revolucin era un hecho en 1935. Los diri-gentes tenidos como moderados acabaron perdiendo peso e influenciafrente a Largo Caballero. Indalecio Prieto continu manteniendo la actitudtibia que siempre le caracteriz. Jugaba a la oposicin interna en el seno delPSOE, a la consecucin del dominio de la organizacin, frente al sectorcaballerista, pero si tena que escoger entre la democracia y el camino haciala revolucin siempre escogera lo segundo. La posibilidad de que laRepblica desembocara en algn tipo de situacin dictatorial en la que elpoder para mantenerse recurriera al ejrcito no era algo descartable. Alcontrario, fue una posibilidad muy viva entre diciembre de 1935 y febrerode 1936. Una alternativa que estaba en la agenda poltica del momento.

    No parece probable que Jos Antonio considerara posible que se pro-dujera un golpe de Estado en el sentido usual del trmino de forma inme-diata. Si la intervencin militar no se haba producido inmediatamente des-pus de la revolucin de octubre ya no caba especular con esa posibilidad.

    Sobre todo tras la llegada a los puestos claves en el ejrcito de los genera-les Franco y Goded. A diferencia de un sector considerable de los monr-quicos, que todo lo fiaban en armar una intervencin militar para derribarla Repblica e implantar una monarqua corporativa y autoritaria, Primo deRivera pensaba que, aunque se produjera una victoria electoral que llevaraal poder un gobierno de izquierdas, ms o menos socialista, el ejrcito,de continuar sus actuales mandos, no tomara por s mismo la iniciativa.

    La capacidad para el anlisis intuitivo propia de Jos Antonio se ve enestos meses distorsionada por el filtro que supone asumir que la revolucinsocialista, la invasin de los brbaros, era algo inevitable. Para l, si laconjuncin radicalcedista continuaba mantenindose en la lnea de inesta-bilidad e indecisin habitual, aplazando las necesarias reformas sociales,

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    En t r e l a c r c e l yl a c o n spir a c i n : E l f in d e l a l e g al id a d r e pu b l ic a n a 201

    visible es el incremento del nmero de parados, no es descartable unanueva revolucin de octubre, y en esta ocasin no habr disensionesentre socialistas y anarquistas. Piensa que la nica salida posible a la falta deestabilidad gubernativa conducir, en breves meses, a la inevitable disolu-cin de las Cortes, a un nuevo proceso electoral que podra derivar en unanueva situacin constituyente, entonces la mera convocatoria electoraldesencadenar un periodo revolucionario. Cualquiera de estas situacionespodra crear las condiciones objetivas que hicieran viable la particular ver-sin espaola de la marcha sobre Roma, aprovechando el descontentomilitar y popular. Llega Jos Antonio a especular sobre dos posibles esce-

    narios: el primero, que estalle la revolucin socialista; el segundo, una vic-toria electoral de la izquierda. En el primer caso, la Falange, unindose a laGuardia Civil, logrando el concurso de algunos elementos militares de lazona, podra tomar algunos pueblos o una provincia, para proclamar larevolucin nacional, despus conseguira la adhesin de las tropas que elgobierno mandara a reprimir la sublevacin en medio de una situacinrevolucionaria de izquierda. En el segundo caso, la Falange actuara como

    elemento desencadenante de la intervencin militar, pasando a ser el ele-mento polarizante y catalizador del descontento popular.Esto es lo que se puede extraer del contenido de un anlisis que, sobre

    la situacin poltica espaola, Jos Antonio realiz en agosto de 1935, sien-do remitido a Italia. Anlisis que concuerda con lo que plante en la reu-nin que sostuvo con la Junta Poltica falangista en Gredos en julio delmismo ao. Que no se trat de una mera especulacin, de un divertimen-

    to hipottico, lo avalan dos hechos: primero, los contactos que JosAntonio mantendr con diversos jefes militares, entre ellos Goded yFranco, junto con las conversaciones sostenidas con representantes de laUnin Militar Espaola, la UME; segundo, los planes para que la Falangese convirtiera en la espoleta que desatara la intervencin militar.Polticamente, sin embargo, lo que la Falange deber hacer es continuarampliando su penetracin social, especialmente entre los sectores izquier-

    distas, y denunciar el peligro de la revolucin socialista.El peligro de una revolucin socialista no era en 1935 un recurso dema-

    ggico con el que excitar la tensin sociolgica de las derechas. La revolu-cin formaba parte del discurso habitual del Partido Socialista. Las referen-cias al peligro de la expansin dela experiencia rusa no eran privativas de

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    y en el discurso de Calvo Sotelo, para quien era necesario impedir a todacosta que Espaa pueda caer en los horrores de Rusia... Rusia, Mosc sig-nifica una mutilacin visceral de lo substantivo. Para Calvo Sotelo, la revo-lucin es el socialismo y la contrarrevolucin el catolicismo. En el invierno

    de 1935, Calvo Sotelo, Gil Robles y la prensa de derechas, encabezada porelABC, estimaban que una victoria de la izquierda abrira el camino a larevolucin.

    Para explicar correctamente los condicionantes que condujeron a JosAntonio al planteamiento expuesto es necesario no obviar que por forma-cin, por ambiente social, por amistades era lgico que pensara en la inter-

    vencin militar. Entre otras razones porque el que sta se produjera, mstarde o ms temprano, no era una simple hiptesis; era una realidad con laque la Repblica convivi desde su nacimiento. Jos Antonio viva en elambiente de esa conspiracin permanente. Dentro de su esquema de pen-samiento, que es un esquema revolucionario, parece lgico pensar que,siendo consciente de que el golpe militar podra producirse, tras el triunfodel Frente Popular, intentara sintonizar polticamente con el mismo. Jos

    Antonio, extrayendo de la Dictadura una leccin que l consideraba incues-tionable, pens siempre y lo reiter hasta 1936 que los militares carecan dela necesaria formacin poltica, ya que consideraban Espaa como ungran regimiento que no necesita ms que un buen coronel, honrado yfirme. Opinin que tampoco era distinta a la de los conspiradores monr-quicos que tambin buscaban el golpe militar que les diera el poder polti-co. En esta lnea, si la Falange consegua la necesaria penetracin entre los

    militares, stos podran acabar dndole el triunfo poltico. Ciertamente elideal falangista genrico estaba despertando amplias simpatas entre losncleos levantiscos de la joven oficialidad, pero ese ideal genrico, en 1935,no estaba tan distante de lo que sostena el Bloque Nacional. Jos Antonioera consciente de que necesitaba atraer hacia sus postulados a algunosgenerales influyentes. Y, en 1935, el ms influyente, el primer prestigiomilitar espaol, segn l mismo anotara, era el general Francisco Franco.

    Sera faltar al rigor histrico, atendiendo sesgadamente a este plantea-miento, como se hace en algunas ocasiones, presentar a Jos Antonio comoun mero golpista. Crea sinceramente que, con el tiempo necesario, podraatraer hacia sus postulados a un sector importante de los espaoles aunan-do, como ya subrayamos, lo nacional y lo social. Su decisin de buscar la

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    poltica espaola, por la amenaza de la inminente invasin de los brbaros,por la situacin de persecucin y violencia en la que se desenvuelve la vidade la Falange.

    La violencia, el culto a la violencia, no era un elemento ni ideolgico ni

    tctico en la concepcin poltica de Jos Antonio. Pese a una o dos frasesmuy conocidas y malinterpretadas, repetidas sistemticamente por laizquierda en su labor de ocultacin del papel preponderante que sta tuvoen el incremento constante de la violencia poltica durante la II Repblica,una de las causas fundamentales de su incapacidad para asentarse como unrgimen poltico estable, lo cierto es que Jos Antonio quiso mantenersealejado de esa violencia. La Falange no entr en la espiral de la sangre hastaque no tuvo un nmero elevado de muertos y heridos. Jos Antonio viocomo, despus de la revolucin de 1934, quizs para compensar, los cen-tros de su partido eran cerrados y sus publicaciones secuestradas.Igualmente fue perseguido por los gobiernos centroderechistas y por losgobiernos del Frente Popular. A mediados de 1935 tema que su partidofuera prohibido. Es tambin el hombre que teme por la vida de los suyos.De ah que cuando escribe a su primo Sancho Dvila le ordena de mane-ra terminante que no descuides ni un segundo la vigilancia de tu seguridadpersonal.1

    En este ambiente Jos Antonio se debate en la duda. Cierto es que entrejulio y octubre de 1935 calibrar la posibilidad de una insurreccin, ideaque prcticamente abandonar a principios de 1936 hasta entrar en la cons-piracin que llevar a julio de 1936, una vez que el gobierno desatara la per-

    secucin contra los suyos y Espaa entrara en la pendiente trgica de la pri-mavera del treinta y seis. Ahora bien, en la conspiracin que conduce a lasublevacin militar de julio del treinta y seis la Falange ya no jugar el papelde elemento desencadenante, ni tan siquiera de protagonista; presa de lascircunstancias ser una fuerza combativa auxiliar.

    EL OSCURO PLAN DE CREDOS

    Los das 15 y 16 de junio de 1935 Jos Antonio rene, en el paradornacional de Gredos, a los principales dirigentes falangistas. El objetivo esanalizar la posibilidad de que, ante un previsible asalto revolucionario o

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    para prevenirlo, de producirse una victoria electoral de la izquierda, la Falangese sublevara para actuar de espoleta provocando la rebelin militar. El resul-tado de las deliberaciones fueron los denominadosAcuerdos deCredos. Perode stos no se conserva, como por otra parte es lgico, documento alguno.

    El planteamiento que all hizo Jos Antonio, que por fuerza tuvo que serparalelo al que nosotros hemos realizado al iniciar este captulo, debi sersimilar a lo contenido en su informe ya aludido sobre la situacin polticaespaola. La argumentacin de Jos Antonio en Gredos nos ha llegado deforma fragmentaria a travs del testimonio de alguno de los asistentes. Enel fondo todos los relatos vienen a coincidir, aunque hemos de subrayar

    que los trminos utilizados estn en consonancia con el tiempo poltico enque fueron recogidos: durante la guerra o la inmediata posguerra. Por ello,siguiendo lo establecido por Francisco Bravo, la reunin de Gredos fuesucesivamente presentada como una intuicin, como una premonicin oun anuncio del Alzamiento Nacional.2Dcadas despus surgir la corrien-te contraria, aquella que buscando desvincular a Jos Antonio de la reali-dad de su tiempo, queriendo presentarlo siempre alejado y por encima del

    enfrentamiento civil, minimiza al mximo el valor real de la reunin y lasdecisiones tomadas en ella. Agustn del Ro Cisneros, en su meritoria eincuestionable labor, de recoger cuantos testimonios orales o escritos que-daran de las palabras de Jos Antonio, rehizo la intervencin del mismo enGredos ordenando las diversas aportaciones, siendo sta la que figur ensus Obras Completas. El problema es que, como sealamos, algunas de lasfrases estn en consonancia con la retrica de la guerra o la inmediata pos-

    guerra mientras que otras s se incardinan en el discurso del Jos Antoniode esos momentos.3

    2En 1940, Francisco Bravo valorara la reunin de esta forma: Quede aqu, por sel- verdady de justicia, esta resea de que fue Falange quien primero supo aceptarla responsabilidad queentraaba un alzamiento contra el sistema vigente en Espaa, y, por lo tanto, que ella, como

    representante de las nuevas generaciones educadas en un ambiente heroico y de lucha, era

    necesaria para, con su mrica y su ardimiento patritico y social, impulsar una accin subversiva de amplio alcance que removiera al pas hasta sus entraas. Bravo Martnez, Francisco,

    Historia de Falange Espaola de lasJ.O.N.S., Editora Nacional, Madrid 1940, pp. 97-98.

    3En la ltima compilacin, Rafael Ibez se ha inclinado por no incluir esta versin ni, ensu defecto, las diferentes versiones. Al no reproducirse en la edicin, en la medida de lo posi

    ble aquellos textos de los quesolo existe unamera transmisin oral especialmente aque

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    En Gredos se reunieron: Jos Antonio, Luna, Sancho Davila, ManuelHedilla, Roberto Bassas, Jess Suevos, Panizo, Julio Ruiz de Aida, Manuel

    Valds Larraaga, Rafael Snchez Mazas, Raimundo Fernndez Cuesta,

    Onsimo Redondo, Jos Sainz, Jos Mara Alfaro, Alejandro Salazar,Francisco Bravo, Manuel Mateo, Luis Aguilar, Aizpura, el conde deMontarco, Gil Ramrez y Enrique Senz. Qu dijo realmente Jos

    Antonio?4Es muy aventurado para el historiador arriesgarse a diseccionar en los

    textos lo bsico de lo aadido. Coincide con sus discursos y sus escritos laidea de que la revolucin de octubre no ha sido ms que un episodio que,

    al no cerrarse, se repetir. Igualmente es coherente afirmar que la lneaestratgica que someti a debate fue la de impulsar la formacin de unFrente Nacional de cara a las elecciones que prevea prximas (haba cali-ficado los acuerdos entre Gil Robles y Lerroux de nupcias estriles) y deampliar la propaganda del partido en el seno del ejrcito. Tambin es lgi-co que entrara a barajar los posibles mandos militares a los que la Falangepodra aproximarse (Goded y Franco). No es extrao que planteara, pues

    en esos trminos lo har en sus discursos, la situacin en clave de la inevi-table revolucin. Y ah incardinara la posibilidad de realizar una accindesencadenante. Para ello Jos Antonio lo que pide es que le den un votode confianza que le permita llevar a cabo las gestiones oportunas.5

    nacionalsindicalista. Creemos que en este caso, con todas las salvedades y explicaciones

    necesarias, dada su importancia, quiz debiera haberse incluido. Ibez Hernndez, Rafael,Introduccin a las Obras Completas, OCEC, vol. I, p. XXI.4Para la reconstruccin de la reunin debe consultarse: Aznar, Manuel,Historia militar de la

    Guerra de Espaa,vol. I, Madrid 1958, p. 37; Bravo, op. cit., pp. 97-99; Ibez Hernndez,Estudio..., pp. 97-101; Bravo,Jos Antonio, el hombre, eljefe, el camarada,Ediciones Espaolas,Madrid 1939, pp. 162-163; Ximnez de Sandoval, op. cit., pp. 327-330. Arrars,Historia de la

    Cruzada (HCE), vol. II, pp. 318-319. La compilacin usual en Rio Cisneros y Pavn,Epistolam...,pp. 427-429.5En la recreacin de sus palabras se denotan contradicciones en todos los sentidos. Si lo

    que se planteaba era un plan para sublevarse solos, para provocar una reaccin militar, porque la Falange en solitario solo poda ir al suicidio y es muy dudoso que la personalidad de

    Jos Antonio entrara en ios mrgenes de esas actitudes heroico-romnticas, cmo se podadecir al mismo tiempo: no iremos a un complot si no es para una cosa seria y revoluciona

    ria, y en la seguridad de que nuestra poltica, caso de triunfar, y nuestra apetencia revolucionaria seanlas queprevalezcan En todo caso habremos de ir sin perder el control de nues

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    Lo ms probable es que el famoso plan para el inicio de una sublevacin no pasara de ser un ejemplo, una posibilidad. Los falangistas se con-centraran en Fuentes de Ooro, Salamanca, all se les uniran algunosmilitares. Dispona para ello del ofrecimiento de diez mil fusiles y de ungeneral.6La columna marchara hacia Madrid, donde contara con elapoyo de la guarnicin de la capital, esperando que su accin provocarael previsto efecto domin. Jos Antonio no revel el nombre del general

    y es muy dudoso que tal ofrecimiento existiera. Adems, Jos Antonio nohaba tenido an contactos importantes, por lo que cabra pensar que eraun proyecto que l pensaba proponer, quizs un mero golpe de efecto

    con el que contrarrestar el indudable peso de los monrquicos entre losmandos de la UME.7Que sta puede ser una interpretacin correcta loavalara su no hay que soar, tras especular sobre la sublevacin falan-gista, en su informe de agosto de 1935: Por el momento, la tarea de losorganizadores de la Falange es trabajar sin descanso fortaleciendo todossus rganos; ser en el mes de octubre cuando se pueda hablar de unplan integral y calcular los elementos de los que se deba disponer para

    cumplirlo.8En el parador de Gredos tuvo Jos Antonio la dura experiencia perso-nal de encontrarse, inesperadamente, con su exnovia, recin casada, Pilarde Azlor y su marido Mariano de Urziz. Ya Ximnez de Sandoval subra-

    y lo terrible del momento, y algn autor se ha valido de ello, dejndose

    ms terminantes, no haremos nada. No cabe mayor contrasentido. Ian Gibson pregunt a

    varios de los asistentes por la referencia a un general que stos no recordaban. Este autorespecula, con lgica y coherencia, que bien pudiera ser Sanjurjo. Es difcil que Jos Antonio

    hubiera logrado ese compromiso. Gibson, op. cit., p. 122.6Fernndez Cuesta, uno de los ltimos testigos en contar la reunin, anota en sus memo

    rias que se realizara la concentracin por la parte de Extremadura, prxima a Portugal,

    concretamente en Cceres, donde el capitn Luna, jefe de la Falange, tena gran predicamen

    to. De haberse llevado a cabo la insurreccin hubiera sido un fracaso. Fernndez Cuesta,op. cit., p. 52.

    7En una lnea similar, Rafael Ibez estima que Jos Antonio no confi en el proyecto dela revolucin armada y que slo el nimo de la junta Poltica lo llev a avanzar en su prepa

    racin, sin que le doliera lo ms mnimo cuando hubo de ser desestimado. Ibez, op. cit.,

    p. 101.

    8OCEC, vol. II, p. 1114. Afirmar en virtud del contenido de este informe que Jos Antonio

    tena unaestrategiainsurreccionalbastantemselaboradaqueenGredos talycomo hace

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    llevar por interpretaciones propias de libreto de pera, para explicar la pro-puesta insurreccional que al da siguiente hizo a los suyos un doloridoPrimo de Rivera. Cierto es que, como testimoniaron muchos de los presen-

    tes, Jos Antonio confes haber pasado la peor noche de su vida, perocomo el propio Ximnez de Sandoval se encarg de precisar, con su apa-sionado lenguaje, no vivi en Gredos una noche de personaje romnticopor lo que acab sonriendo a la idea del pistolea ato de Werther. El pro-pio Jos Antonio haba escrito: quien se suicida por contrariedades amo-rosas, est tan loco como uno que se suicidase porque se le haba descom-puesto el violn. Lirismos a un lado, lo que s cabe subrayar es que el Jos

    Antonio de esos meses es el hombre que ha roto con lo que haba sido sumundo habitual para centrarse en la Falange.

    CONTACTOS CON LA UNIN MILITAR ESPAOLA

    La Unin Militar Espaola cristaliz definitivamente en los primerosmeses de 1934 aunque su consolidacin y expansin se produjo a partir de

    la revolucin de octubre que actu como aglutinante para aquel movi-miento. Su organizacin era piramidal. La jefatura la ostentaba una JuntaCentral con sede en Madrid formada por el teniente coronel EmilioRodrguez Tarduchy, el comandante Luis Arredondo Acua, el capitn deingenieros Rafael Snchez Sacristn, el capitn de infantera, Gumersindode la Gndara MoreJla. Los tres ltimos fueron asesinados en la zona frentepopulista. Junto a ellos se integraron Valentn Galarza Morante y Ricardo

    Rada Peral. Todos ellos bajo la direccin del capitn de Estado MayorBartolom Barba Hernndez, inspirador del movimiento militar. Estepronto ascendera a comandante.

    Siendo un movimiento bsicamente de oficiales, a principios de 1935,enlaz, a travs del comandante Lzaro, con el general Goded. Este actude propagandista de la UME entre el generalato afn. En la crisis de mayode 1935 la UME ya actu como elemento de presin para que los genera-

    les Franco, Goded y Fanjul llegaran a la cpula del ejrcito. Los generalesque de un modo u otro tuvieron informacin directa de la UME fueron:Goded, Franco, Fanjul, Barrera, Varela, Rodrguez del Barrio, Daz

    Villegas, Orgaz y Fernndez Prez. Segn declaracin del fundador de laUME, el comandante Barba Hernndez, Goded siempre repeta que era

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    el mayor prestigio militar de Espaa.9Lo que era lgico porque en esemomento era el Jefe del Estado Mayor Central.

    Segn anota su primo y ayudante FrancoSalgado, este proyecto no des-pertaba grandes entusiasmos en Franco, siempre opuesto a la aparicin degrupos dentro del ejrcito, y aquello le recordaba la experiencia de las

    Juntas. Sin embargo, estuvo puntualmente informado de sus progresosporque su primo era amigo del comandante Barba y del capitn JuanCaada, responsable de la UME en Valencia, por lo que tenan va decomunicacin directa con el futuro generalsimo.

    Goded, en la prctica, pas a ser el general de la UME. A finales de 1935

    su proyecto, segn el comandante Lzaro Muoz, consista en dar ungolpe de carcter exclusivamente militar y apartar del poder a los hombresque estaban consumando la destruccin de Espaa y una vez triunfante elMovimiento encomendar el Gobierno a los elementos civiles fijndoseprincipalmente en la Organizacin de Accin Popular por contar conmayor nmero de Diputados.10Segn su ayudante, Goded contaba con elapoyo de Antonio Goicoechea, Pedro Sainz Rodrguez y Fal Conde. El

    comandante Barba sostuvo reuniones con Calvo Sotelo, Goicoechea, SainzRodrguez, Zamanillo, Fal Conde y Luis Mara Zunzunegui. Como basepoltica para la UME se decidi adoptar el programa del Bloque Nacional.51

    Segn Cacho Zabalza, Jos Antonio entr en contacto con la UME afinales de 1934 o principios de 1935 a travs de Garca Moreno y

    Alvargonzlez. Sostiene estos contactos a travs del teniente RobertoFernndez y de Pardo de Cela. Jos Antonio mantendra tres entrevistas

    con el comandante Barba Hernndez, segn testimonio posterior de steltimo. En su declaracin ante la Causa General fech el inicio de las mis-mas a principios de 1936, pero los recuerdos y los temas debieron mezclar-se en sus declaraciones sin que se pueda precisar bien el contenido de lasmismas. En cualquier caso, lo objetivo es que, cuando estas reuniones tie-nen lugar, la posibilidad de que se produjera una intervencin militar era yamuy alta.

    9Declaracin del Teniente Coronel Barba Hernndez (13-6-1940), AHN-CG, Legajo 1513-1.

    10Declaracin del Coronel Carlos Lzaro Muoz, DIHGF, vol. I, pp. 30-31.

    11El objetivo sera la creacin de un Estado Nuevo y autoritario. Para ello Goicoechea yFal Conde llegaron aadoptarla disolucin de todos los partidos polticos Declaracin de

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    La opinion de que un gobierno centrista, puente hacia la disolucin delas Cortes, que excluyese a la CEDA, destruyendo la frgil estabilidad pol-tica mantenida desde mediados de 1935, abrira paso al embate revolucio-

    nario no era privativa de Jos Antonio. De igual parecer era Jos Mara GilRobles. La decisin de disolver las Cortes equivala, segn el jefe derechis-ta, a una vulneracin de la esencia misma del sistema constitucional sien-do un verdadero golpe de Estado que nos llevar a la guerra civil. Porello decide impulsar una intervencin militar. A travs de Fanjul hace lle-gar su propuesta a Francisco Franco. Este se rene con los generalesGoded, Fanjul y Varela. Franco les convenci de que no poda ni deba

    contarse con el Ejrcito, en aquellos momentos, para dar un golpe deEstado.12

    En este ambiente Jos Antonio va a realizar una serie de contactos per-sonales. Con el comandante Barba se rene, como hemos apuntado, en tresocasiones. En la primera, Jos Antonio pidi el poder para la Falange, mscomo le hiciera ver que ella no contaba con hombres para gobernar, con-

    vencido, le opuso Jos Antonio que con un ao de libertad de propaganda

    los tendra. En la segunda reunin, que probablemente se realiz pocoantes de las elecciones de febrero de 1936, Jos Antonio habl de la nece-sidad de un alzamiento aprovechando los resortes del poder apoyandouna dictadura encabezada por Prtela Valladares, pues era contrario a lasmilitaradas. Lo que curiosamente coincida con el planteamiento deFranco; siendo posible que esta entrevista coincidiera en el tiempo con laque sostuvo con el entonces Jefe del Estado Mayor Central al que Prtela

    haba mantenido en su puesto.La tercera reunin presenta varias contradicciones. Atendiendo estricta-

    mente a la declaracin efectuada en 1940 por el ya teniente coronel Barbaes imposible que sta tuviera lugar, al menos fsicamente. Ya que, segn sedesprende, debera haber tenido lugar en junio, pues alude al incidente quehubo en Toledo con los cadetes de la Academia. Puede que el comandan-te Barba mezclara los temas, ya que recuerda que Jos Antonio le pidi milfusiles para enviar a los falangistas a unirse con los cadetes del Alczar.Barba plante la idea a otros miembros de la UME, que se mostraronimpresionados, pero se desisti de este propsito por juzgar que iba aproducir el sacrificio estril de aquellos falangistas, por lo que es posible

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    que este tema se debatiera en la primera reunin que sostuvo con Primo deRivera y no en la ltima. Tambin es posible que Jos Antonio retomara enalgn momento la idea de concentrarse en el Alczar y la consultara conBarba directa o indirectamente.13Sea como fuera, si hubo una tercera entre-

    vista tuvo que ser en torno a las elecciones. Lo nico deducible es que seasentaran los contactos.

    ENTREVISTA CON EL GENERAL FRANCO

    Garca Venero indica que fue Franco quien desech el plan falangista deGredos cuando se le plante a travs de la UME. Es posible que, a travsde Galarza o Goded, se lo comentaran a Franco, pero no parece probable.Tampoco queda constancia en las declaraciones realizadas por los dirigentes de la organizacin que sobrevivieron a la guerra de dicha gestin.

    S parece probada la intervencin de Franco desechando otro proyectoa finales de 1935. Jos Sainz Nothnagell, jefe de la Falange toledana, enconsonancia con lo tratado en Gredos, plante una nueva accin: concen-

    trar a la Primera Lnea de Madrid en Toledo. All se encerraran en ElAlczar y proclamaran la revolucin nacional. La Junta poltica falangistase reuni el 27 de diciembre, sin la presencia del jefe de Toledo, donde se

    volvi a tratar el tema de impulsar la intervencin militar. Jos Antoniodebi ver alguna posibilidad en la idea porque encarg a Fernndez Cuesta

    y a Jos Mara Alfaro que se entrevistaran con el coronel Moscard. Esteescuch a los emisarios. No debi parecerle mal la propuesta cuando les

    indic que antes de tomar una decisin tena que desplazarse a Madrid paraconsultarlo. La respuesta fue negativa. Moscard, segn su propio testimo-nio, haba hablado con Franco, pero esto no lo supieron los enviados de

    Jos Antonio.1'1

    '3Declaracin del Teniente Coronel Barba Hernndez, AHN-CG, Legajo 1513-1; Cacho

    Zabalza, Antonio, La Unin Militar Espaola, Egasa, Alicante 1940, pp. 23-25. Gil

    Pecharromn estima que sera el mismo proyecto que fue sometido a Moscard. Nosotrosnos indinamos a creer que fue un nuevo intento. Pecharromn, op. cit., p. 379. Southworth

    estima que la entrevista, de haberse celebrado en las fechas que se deducen del texto deZabalza, que sigue las declaraciones del entonces Teniente Coronel Barba Hernndez, sera

    apcrifa, op. cit., pp. 92-93.,4Jos Mara Aifaro y Raimundo Fernndez Cuesta as se lo indicaron a Gibson. Es ms, Alfaro

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    Es posible que Franco y Jos Antonio se hubieran encontrado, a lolargo de 1935, aunque sin mayor trascendencia, y que este conocimientopersonal hiciera viable que el general estuviera dispuesto a tratar con lpoco despus? No parece probable, pero es cierto que Franco sola acudira visitar al almirante Salas y a la familia Boln. Vivan ambos en el mismoedificio del barrio de Salamanca. Carmen Werner, a la que Jos Antonio

    visitaba en ese tiempo y a cuya casa acuda con frecuencia a tomar el t, erafamilia de los Boln. No sera extrao que hubiera podido establecersealgn tipo de contacto.

    A mediados de 1935 el general Francisco Franco era, segn Pemn, el

    rbitro de la circulacin polticomilitar. Algo que confirma el historia-dor Javier Tusell al estimar que en aquellos meses tena un indudable lide-razgo sobre los medios militares e incluso sobre la propia derecha espao-la.55A partir de diciembre de 1935, polticos y militares, incrementaron lapresin sobre el general para que interviniera: Durante estos aos deRepblica escribe Franco fueron varias las veces que compaerossimplistas se acercaron a m con nimo de estimularme a poner coto a la

    marcha que la nacin llevaba. Mi respuesta fue siempre la misma: el papeldel Ejrcito es guardar su unidad y disciplina, sirviendo lealmente y sinreservas al Estado, que si el Ejrcito sabe mantenerse no ocurrir nada irre-parable... Si la Repblica no es realizable, ella misma demostrar que esinviable, si alguien precipita antes de tiempo su cada culpar a quienes lohagan de su fracaso. Es el pueblo espaol el que ha de convencerse.Nuestro deseo debe ser que la Repblica triunfe y llegue a hacer la felici-

    dad del pueblo, sirvindola sin reservas, y si desgraciadamente no puedeser, que no sea por nosotros. Cuando la UME entra en contacto con lindica: mantener la unidad de fe y el patriotismo del ejrcito; seguro quesi llega la hora de peligro para la Patria no les faltar el jefe, pero lo que nose poda era inutilizar al Ejrcito y sus posibilidades futuras con conspira-ciones de va estrecha ni pronunciamientos militares tipo siglo pasado, queuna revolucin necesitaba estar justificada y respaldada por el pueblo. Que

    estaba el general Franco, lo que s le comunicaron a Jos Antonio, pero esto bien pudieraser un aadido posterior a la historia. De ser cierto es evidente que ello debi empujarle a

    concertar una entrevista a travs de Serrano Suer. Gibson, op. cit., p. 127; FernndezCuesta, op. cit., pp. 52-53. Por otro lado, jerez anota que la idea original fue de Jos Sainz.

    jerez FalangeImperial CtvnicailelaFalangeToledana FuerzaNueva Madrid 1998 pp 178 181

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    debamos desear que la Repblica superase sus dificultades.16Jos Antonio ya haba tenido una entrevista con el general Goded el 25

    de octubre de 1935.17No queda constancia de lo tratado pero s sabemoscul era la posicin poltica de Goded, entonces favorable a llevar al gobier-no a la CEDA; tambin es posible que Jos Antonio le expusiera su pro-

    yecto de accin desencadenante que debi ser rechazado. Tampoco, comohemos visto, tuvo mayor predicamento en la primera reunin con elcomandante de la UME Bartolom Barba. Le quedaba recurrir a Franco.Serrano Suer indic a Arrars que la entrevista tuvo lugar en la maanadel 8 de marzo de 1936. Casi todos los bigrafos modernos de Jos

    Antonio la sitan antes.18Lo ms probable es que la entrevista con Franco tuviera lugar despus del

    5 de febrero, ya que Franco estuvo en Londres representando al gobiernoen el entierro del rey Jorge V y no regres a Madrid hasta ese da. Se detuvoen Pars donde cen con el doctor Gregorio Maran. Crea que la agitacinprovocada por la campaa electoral pasara en tres semanas y que no habaningn riesgo de golpe de Estado. A su amigo el comandante Antonio

    Barroso le haba dicho que si el Frente Popular ganaba las elecciones lo lgi-co sera esperar. Ahora bien si llega a saber que he partido hacia frica esosignificar que hemos considerado el alzamiento como ltimo recurso.19Parece lgico pensar que con cierta seguridad la entrevista tuviera lugar entreel 6 y el 12 de febrero de 1936, quizs el 8.20Pavn anota quejse Antoniole coment a Franco que haba hablado pocos das antes con Yage. Francohaba conseguido que le dieran el mando de la Segunda Legin, nombra-

    miento que se public el 25 de enero. El teniente coronel Yage el 1 defebrero estaba en Ceuta y no volvera a Madrid hasta el 5 de junio, entrevis-tndose entonces con Serrano Suer en la casa que Franco tena en Madrid

    y que ste ocupaba. Por lo que lo ms probable es que Franco y JosAntonio se reunieran a principios de febrero y no a principios de marzo.21

    16Franco, Francisco,Apuntes...,p. 18.

    17Carta a Antn Senz de Heredia (25-10-1935), OCEC, vol. II, p. 1160.18HCE, vol. II, pp. 412-413.1VNourry, Philippe, Francisco Franco: la conquista del poder, Ediciones jcar, Gijn 1976, pp.

    233-234.

    20Jos Antonio volvi de Andaluca, donde haba intervenido en varios actos, el 6 de febrero. El 12 reanud su campaamarchando a Zaragoza.

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    La entrevista fue preparada, a instancias de Jos Antonio, por SerranoSuer. Esta se celebr en la casa paterna del cuado de Franco. La versin

    y valoracin que se suele utilizar de la misma se corresponde con el testi-

    monio de Serrano. Pero el grado de fiabilidad que un historiador puededarle a las palabras del cuadsimo es muy relativo. En sus relativamentecrebles memorias, publicadas dos aos despus de la muerte de Franco, nodesaprovecha los prrafos para atacar con sugerencias, de forma inteligen-te, sabiendo que encontrar los necesarios amplificadores y seguidores,pero siempre con la pluma tan pulcra y subyugante que le caracteriz, aFranco. Serrano rememora, pero se abstiene de explicar la situacin.

    Muchos escritores e investigadores, fieles seguidores de los testimoniosmemorialsticos, han credo encontrar en esa entrevista la fundamentacinde un enfrentamiento que llevara a Franco a no hacer todo lo posible porliberar al fundador de la Falange.

    Es evidente que Jos Antonio quera sondear a Franco sobre el alcancede la posible intervencin militar que estaba en el ambiente y exponerle suplanteamiento poltico, lo que el general no le dej hacer. Franco debi

    aceptar la entrevista, pese a su habitual cautela, porque se lo peda su cua-do y tambin para conocer cul era el peso real de la Falange en aquellosmomentos. Si la entrevista se celebr, como todo parece apuntar, antes deque Franco abandonara la Jefatura del Estado Mayor Central, no es difcildeducir que lo que Jos Antonio quera proponerle es que se aprovecharala situacin, tal y como sostendra en su reunin, por las mismas fechas,con la UME, para realizar la intervencin quirrgica preventiva. Segn

    Serrano, Franco, como no poda ser de otro modo, estuvo evasivo, divagatorio y todava cauteloso. Lo que distorsiona el testimonio es queSerrano, cuado de Franco, no conociera su carcter y que no hubierapuesto en antecedentes a Jos Antonio. Adems del relato de Serrano con-tamos con otras notas anteriores, rehechas por Enrique Pavn, de la entre-

    vista en las que se indica que Franco se interes por el potencial de laFalange en Madrid y en provincias.22

    Su primo y ayudante, Franco-Salgado, la coloc en torno a esos das. Pavn, siguiendo a

    Aerars, la coloca el da 12 de marzo, lo que es imposible porque Franco abandon Madrid

    el 9. Es posible que en realidad la fuente original, que pudo ser Franco o Serrano, confun

    di l d j d i i

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    Serrano Suer indica que Franco desvi la conversacin hacia detallesanecdticos del comandante y del teniente coronel tal. Pavn anota queFranco habl de lo que le haba comunicado Yage sobre Segu, Bartomeu

    y Gazapo. El primero era el jefe de la Falange y el ltimo tambin era mili-tante del partido. Es posible que Primo de Rivera los mencionara comocarta de presentacin, ya que eran conocidos de Franco. Jos Antonio leindic que se haba entrevistado con Yage refirindole noticias sobre losmilitares que en frica estaran dispuestos a colaborar. Pero, Jos Antonio,no consigui arrancar ningn compromiso ni declaracin de Franco. Loque tampoco debera haberle sorprendido; que Franco desviara la conver-

    sacin hacia otros temas era habitual en l. Se mostr como el hombreesquivo y reservado que haba empezado a ser. El militar que, contra loprevisible, recomendaba paciencia y esperar confiando en el ejrcito.Seguro que Jos Antonio sali decepcionado, pero no ms que en susdems encuentros con otros mandos militares. Es posible que, como anotaSerrano, se deshiciera en sarcasmos hasta el punto de dejarme a m mismomolesto, porque al fin y al cabo era yo quien los haba recibido en mi casa.

    Que Jos Antonio estaba disgustado por la falta de sintona que habaencontrado en sus entrevistas (Goded, Franco, la UME) lo indica la tras-cripcin que Serrano hace del comentario de Jos Antonio que l singula-riza en Franco pese a que anota estas gentes.23En todo caso, a no ser queSerrano se lo contara despus, lo que no parece probable, Franco no tuvonoticia de unas confidencias que ms vale tomar con cierta precaucin, yaque Jos Antonio tampoco hizo comentario alguno con nadie.2'1

    Discurriera como discurriera la entrevista resulta imposible al historiadorestablecer que sta fuera el fundamento de un futuro resentimiento que,lgicamente, en todo caso, solo correspondera a Jos Antonio. Por otrolado, tanto Gil Robles como Calvo Sotelo instaran, en esos das, a Franco

    en laHistoria de la Cruzada.Lo apuntado en la obra de Airars solo puede basarse en las confidencias de Franco o de Serrano.

    23Es usual que en sus relatos Serrano salga siempre sin mancha de las situaciones complejas. Serrano Suer,Memorias...,p. 56; Pavn, op. cit., p. 112.

    21De hecho, Serrano Suer fue la fuente a la que recurri Ricardo de la Cierva en su prime'ra biografa sobre Franco para recabar informacin sobre esta entrevista. El cuado de

    Franco no hizo entonces ninguna referencia a las crticas o a una entrevista tensa. SiguiendoS it l t i t l d l 8d L Ci F i F U i l

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    a dar un golpe de Estado, por lo que Jos Antonio solo sera uno ms y noprecisamente el ms destacado de los que vean en el un posible salvador.De todos modos tanta presin no debi caer en saco roto porque el gene-ral Franco intentara que el gobierno llamara al ejrcito a intervenir paragarantizar el orden constitucional en febrero, pero no estaba dispuesto adar un golpe de estado para establecer la dictadura militar. Es lo que lehaba dicho a Sainz Rodrguez y a Calvo Sotelo cuando le visitaron paraque impulsara un golpe: yo lo que creo es que, en resumidas cuentas, elEjrcito debe soportar lo que salga de las urnas.25

    UN AGRIO DEBATE INTERNO

    En Gredos, Jos Antonio, haba planteado abiertamente la necesidad deentrar en una coalicin electoral. All propuso su idea de impulsar unFrente Nacional. Consigui de los reunidos una carta blanca para negociaracuerdos, pero limitados a que stos no implicaran renuncia ideolgicaalguna. Jos Antonio era consciente de que la expansin de la Falange esta-

    ba muy lejos de invitar al optimismo ante las elecciones. Su grupo era,como anota Arnaud Imatz, la fuerza poltica ms pequea de la vida espa-ola. Aunque hubiera alcanzado una masa de militantes suficiente, lamayor parte de los mismos careca de derecho al voto. Tampoco disponade una estructura capaz de afrontar una campaa en toda Espaa. Dehecho, la Falange estaba en pleno proceso de ampliacin y estructuracinterritorial.

    El complicado sistema electoral republicano impulsaba a la creacin decoaliciones electorales aunque despus, en el parlamento, funcionarancomo grupos autnomos. Y es que, como dictaminaba Gil Robles, la leyelectoral, calificada de injusta desde todos los ngulos polticos del pas,no solo favoreca las alianzas, sino que dificultaba que los partidos acudie-ran a los comicios con su propia fisonoma, manteniendo ntegros sus par-ticulares puntos de vista. La evidente polarizacin de la sociedad espao-

    la impulsaba, an ms, la necesidad de alcanzar acuerdos polticos si se que-ra llegar a los escaos de las Cortes. Jos Antonio era consciente de que

    25Alfonso Bulln fecha esta entrevista a finales de diciembre de 1935 o principios de enero

    de 1936 Bulln op cit pp 567568; Sain'z Rodrguez Pedro Testimonioy Recuerdos Planeta

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    concurrir en solitario conducira a un completo desastre electoral y a la pr-dida de la cobertura parlamentaria, con el consiguiente incremento de lapersecucin si se produca una victoria de la izquierda e incluso si se repe-ta la alianza entre el centro republicano y la derecha de Gil Robles.

    Probablemente a Jos Antonio le pesaba el punto 27 de laNormaProgramtica deFE de las JONSpublicada en 1934. Asumido de forma lite-ral dejaba muy poco espacio a la negociacin. De todos modos, en marzode 1935 ya se haba tomado el acuerdo de concurrir a las elecciones muni-cipales. A instancias de Francisco Bravo, enArriba, se insert una nota enla que si bien la Falange no se considera afn a ningn partido de derechas

    ni de izquierdas no se cerraba la puerta a futuras alianzas.Aunque Jos Antonio tena la autorizacin conseguida en Gredos con-sider necesario plantear la cuestin en las reuniones del Segundo ConsejoNacional de la Falange celebrado en Madrid los das 15 y 16 noviembre de1935. Una comisin se encarg de estudiar el tema estratgico fundamen-tal: la participacin de la Falange en un Frente Nacional Espaol. En lasdiscusiones se evidenci una clara divisin entre quienes preferan mante-

    ner la absoluta independencia y quienes vean lgica la participacin de laFalange en esos acuerdos. Parece evidente que se lleg a una solucin decompromiso: la Falange participara con condiciones.

    El acuerdo del Consejo, pese a que fue redactado por Snchez Mazas yFrancisco Bravo, como apunta Rafael Ibez, nunca se public.26Pareceque en la discusin se habl de un acuerdo con los monrquicos, los carlis-tas, los albianistas y las JAP. Jos Antonio hizo pblico el sentido de la pro-

    puesta en el acto pblico con el que se cerr el Consejo. En sntesis: pare-ce evidente que se negaba a cualquier acuerdo con los radicales, a los queno poda perdonar el escndalo de la corrupcin (los que se hayan habi-tuado a vivir polticamente en un clima moral corrompido); resulta claro,tambin, que se negara a participar en cualquier coalicin que tuviera comonorte una posible restauracin de formas cadas. Al mismo tiempo, lacoalicin resultante debera acentuar su programa social en el sentido de las

    propuestas falangistas. En el aspecto econmico se tendra que asumir: unareforma crediticia, que llegue incluso a la nacionalizacin del servicio decrdito; una reforma agraria. Falange mantendra los acuerdos adoptadosen el periodo electoral, pero tras el mismo operara independientemente.

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    El 14 de diciembre, en el diario Ya,Jos Mara Gil Robles propona lacreacin de un amplio frente nacional contrarrevolucionario. Su idea eraincluir en el mismo al mximo posible de partidos en una coalicin mera-mente electoral. Calvo Sotelo, que contestar desde las pginas deLa

    Nacin,estima que este bloque contrarrevolucionario no debe ser una meraalianza electoral, sino que debe mantenerse hasta cumplir su programa.

    Jos Antonio, el 19 de noviembre, enArriba,publica un artculo reclaman-do la paternidad de la idea, por lo que la iniciativa que ahora lanzan otrospermite adelantar previsiones favorables. Ahora bien: la Falange solo for-mar en el Frente si se le da puesto en l con plena dignidad... cualquier

    proposicin que se encamine a asignamos papel de guerrilla o tropa ligerade otros partidos ms sesudos no ser siquiera escuchada... La exclusin dela Falange implicara el fracaso de cualquier remedo de Frente Nacional.Una nota que Jos Antonio publica tanto a efectos externos como inter-nos, pues tiene la reserva de subrayar que debe tratar el tema la JuntaPoltica del partido. El 29 de diciembre en Jan contesta Calvo Sotelo:todas unidas y para un programa, pre y postelectoral. Nosotros seremos

    la levadura de ese frente, mantenindole erguido. Aqu, en Jan, las fuerzasdel Bloque se unirn gustosas a la CEDA, a los agricultores, a Falange.Calvo, consciente de que es un inconveniente, aplaza la cuestin monrqui-ca: el Bloque no necesita la Monarqua para gobernar. Pero el Bloque laafirma como remate inexcusable para consolidar las esencias del nuevoEstado, que es el viejo Estado de los Reyes Catlicos, fundadores de la uni-dad hispana. El tipo de monarquismo al que, por otra parte, Jos Antonio

    haba hecho referencia. El 30 de diciembre el Bloque publica su manifies-to pidiendo la creacin de un Estado autoritario, integrador y corporati-

    vo que solo puede realizarse desde la obra legislativa y gubernamentaly no con la pelea callejera. Fal Conde tambin se mostraba partidario deque la coalicin se comprometiera a defender en el Parlamento el progra-ma electoral acordado. Gil Robles no estaba dispuesto a asumir tal tipo deacuerdo, pues para el dirigente catlico era fundamental evitar la concre-

    cin de una coalicin autnoma de centro creada desde el gobierno porPrtela Valladares.ABC, portavoz de las derechas monrquicas, pero denotable influencia entre los votantes de la CEDA, peda la unin de lasderechas y apoyaba un acuerdo entre Gil Robles y Calvo Sotelo.

    Enel seno delaCEDA existadivergencia: siunnutridogrupo seincli-

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    oposicin a Renovacin Espaola prefiriendo ampliar la coalicin hacia elcentro. Jos Antonio, enArriba,publica un lcido artculo,1j)spartidos se pre-paran para el sorteo, en el que subraya lo difcil que ser mantener un pacto

    entre la CEDA y el Bloque Nacional despus de las elecciones, ya que serpresa de los pactos con los partidos moderados del rgimen (y se repetirel bienio estpido) o con los monrquicos. Para Jos Antonio, lo que GilRobles busca es pasar lo menos mal posible el trago amargo de ahora,conservando, gracias a sus diputados, la libertad de maniobra. Ajustado an-lisis. Gil Robles quera un acuerdo general amplsimo de carcter electoral yque fueran las organizaciones provinciales, donde el peso de la CEDA era

    incuestionable en gran parte de Espaa, las que elaboraran las candidaturas.Jos Antonio, por su parte, cree en las posibilidades de que finalmente,tras las elecciones, una combinacin entre la coalicin de derechas y el cen-tro se haga con el poder, por lo que se repetira el esquema gubernativo delbienio anterior, lo que permitira a la Falange continuar creciendo, peropara ello, tcticamente, es preciso continuar manteniendo la cobertura par-lamentaria. Por ello, desde un punto de vista pragmtico, ya que no se trata

    de sumarse a una coalicin estable subordinada a un programa completo,no ve inconveniente a la participacin de la Falange en la misma siguiendola propuesta del lder de la CEDA. En pocas palabras, la propuesta de GilRobles no supondra renuncia ideolgica alguna.27

    Jos Antonio teme que si impone su punto de vista se resienta la unidadinterna del partido. Por ello, el 24 de diciembre enva una consulta porescrito a los miembros de la Junta Poltica.28Era un texto con trampa, ya

    que prcticamente conduca a una respuesta positiva al pacto. Con ello,Jos Antonio buscaba ganar para su decisin de pactar con las derechas alsector del partido que desea acudir a las elecciones en solitario y no quiereningn tipo de acuerdos con Gil Robles o Calvo Sotelo. Segn ha reveladoRafael Ibez, solo Alejandro Salazar, jefe del SEU, mantuvo hasta el finalla opcin de ir en solitario. El dictamen final fue favorable al acuerdo porlas siguientes razones:

    27En este sentido es muy interesante la entrevista que concede a Ortega Listn y que ser

    publicada enBlanco y Negroel 29 de diciembre. OCEC, vol. II, pp. 1278-1279.28La junta Poltica estaba formada por julio Ruiz de Alda, Rafael Snche2Mazas, RaimundoF d C t O i R d d M l M t M l V ld J M Alf

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    La independencia absoluta conducira a una total ausencia de repre-sentantes nuestros en el parlamento.

    La aspiracin izquierdista de la revolucin antinacional justifica laentrada de Falange en el frente de signo contrario.

    Pese al desencanto que se producir en los militantes ms ardoro-sos que lo interpretarn como una defeccin en la posicin doctrinal,ste se podra compensar con el logro de un nmero de puestos en elParlamento que le permitiera formar minora.

    La aparicin de la Falange en un frente de tendencia nacional y anti-marxista no habra de quebrantarla en la estimacin pblica general, aun-

    que s perjudicara el efecto antes indicado en algunos militantes del parti-do. Pero que juzga mucho ms grave el dao que implicara la falta derepresentacin parlamentaria o una abstencin electoral que podra inter-pretarse como favorecedora de un posible triunfo marxista.

    Ahora bien, la Junta Poltica fijaba una serie de condiciones: primero, elnico punto de coincidencia con el bloque derechista sera el antimarxis-mo y el antiseparatismo; segundo, la propaganda sera independiente con

    respecto al resto de los miembros del frente; tercero, reclamar para laFalange, como condicin indispensable de 25 a 30 puestos en las candi-daturas. Pese a la tendencia habitual en los dirigentes falangistas a la sobre

    valoracin del peso real del partido, era un nmero excesivo y la propiaJunta Poltica lo saba, pero especulaba ingenuamente con presionarmediante la proclamacin de las candidaturas del Frente NacionalRevolucionario para obtenerlos. Si fracasaba la gestin mantendran las

    candidaturas en dos o tres provincias y se haran los acuerdos circunstan-ciales precisos para ver de lograr triunfo por las minoras de las figuras msdestacadas del Movimiento.29Es decir de dos a cuatro diputados comomximo. Lo que parece evidente es que Jos Antonio no haba obtenidoun cheque en blanco.

    CONTACTOS ELECTORALES

    Jos Antonio quiso ampliar la consulta a todo el partido (todos losjefes de las JONS y militantes sealados por sus dotes y servicios), por loque el 6 de enero se remiti el texto sometido por Jos Antonio a la Junta

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    y el dictamen de sta. Los consultados tenan que contestar antes del 18 deenero. No queda constancia de las respuestas. El 9 de eneroA rbahacepblica la decisin de la Falange de presentar candidaturas en Madrid capi-tal y en dieciocho provincias, ya que ninguna fuerza ha hecho suya, en el

    verdadero sentido, la idea del Frente nacional ni haya iniciado con laFalange negociacin alguna. Que la situacin interna es compleja lo reve-la el hecho de que en el mismo nmero Jos Antonio escriba: quien llevasobre s la responsabilidad de los destinos de la Falange reclama en estashoras, con ms solemnidad que nunca, la completa confianza vuestra ypide lealtad, externa e interna, cuando lo que se nos manda no es aquelloque esperbamos que se nos mandara o resulta oscuro de entender.30

    Lo que al historiador imparcial le cabe subrayar es que tanto CalvoSotelo como Jos Antonio, el primero incurso en las negociaciones, elsegundo fuera de las mismas, estaban jugando sus cartas para negociar conGil Robles. Calvo Sotelo se lanz a una serie de mtines, acompaado porla plana mayor del Bloque, para sustentar su postura: pacto sobre un pro-grama y 80 candidatos monrquicos. Los tradicionalistas pediran otro

    nmero similar para ellos. Jos Antonio apoyara la negociacin y su peti-cin en la presentacin de sus candidaturas y en un manifiesto fechado el12 de enero firmado por la junta Poltica.ABCmantena en esos das unacontinua presin en pos de un acuerdo electoral entre Gil Robles y CalvoSotelo que no se concertaba.

    En este marco se celebra la primera entrevista entre Jos Antonio y GilRobles que tuvo lugar el 14 de enero. No era necesario discutir sobre cues-

    tiones de programa o ideolgicas porque la coalicin que quera armar eldirigente de la CEDA era puramente electoral. Jos Antonio, segnGutirrezRav, pidi 18 puestos en las listas en vez de los veinticinco otreinta que peda su junta Poltica. Como era de esperar Gil Robles consi-der excesivo el nmero de actas que le peda Primo de Rivera, pero leofreci tres seguras y otras tres posibles. Jos Antonio ira con Gil Roblesen la candidatura de Salamanca. Ximnez de Sandoval aade que ofreci

    un puesto para Ruiz de Alda en la candidatura de Madrid y otro paraFernando Primo de Rivera en Andaluca. Con todo, lo que le ofrecan erauna garanta mayor que la que abrira el intento de buscar un acuerdo en

    30Consigna. En estos momentos, ms que nunca, fe en el mando,Arriba, 9-1-1936, en

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    dos o tres provincias por las minoras, pues esa era la opcin a mantener sila oferta inicial era rechazada. El 15 de enero se produce la segunda reu-nin. Segn Gil Robles, Jos Antonio le plante que el nmero de candida-

    turas era insuficiente. Gil Robles no dispona de ms puestos. Al da siguien-te comenzaba la distribucin deArribacon elManifiesto electoral dela Falange?'Qu haba sucedido? Es difcil saberlo. Las memorias de Gil Robles

    estn escritas muchos aos despus. Es evidente que trata de responder ala acusacin general de que su intransigencia priv a la Falange de repre-sentacin y llev a Jos Antonio a la crcel y a la muerte. Por ello trata deculpar de la falta de acuerdo a los miembros de la Junta Poltica falangista.

    EnABCse lleg a publicar que se le ofrecieron a Jos Antonio tres actas.Alejandro Salazar en su diario registra que Gil Robles le conceda 1pues-to a lo sumo 2, l peda 3 4 y no ha sido posible, por fortuna el arreglo.32Las breves notas de Alejandro Salazar no indican si estaba hablando deltotal o solo de los puestos seguros, por lo que sus notas coincidiran con eltestimonio de Gil Robles. Que las candidaturas haban despertado ambi-ciones en el seno de la Falange lo indica, como anota Pecharromn, una

    nota incluida enArriba:los puestos electorales son entre nosotros, como

    31Gil Robles, op. cit., pp. 431-433. La versin apasionada de Ximnez de Sandoval, que indi

    rectamente culpabilisa a Gil Robles, y las palabras que entrecomilla como propias de Jos

    Antonio no parecen muy crebles; pero Sandoval lo que busca es que se sepa lo


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