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Wallerstein Cap. 4

Date post: 07-Apr-2018
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  • 8/4/2019 Wallerstein Cap. 4

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    \ DESCOLONIZACI6N

    MERICA: 1763-1833

    EI artista y lit6grafo frances Francisque-Martin-Fran\olSaint-Martin (1793-1867), discfpulo de David, se espe '\ 1 11 1hist6ricos. Este grabado, ejecutado en- 1821, muestra aI I l.ssaint I'Ouverture entregando dos cartas al general qUl" IIItropas inglesas que se encontraban en Haiti en 1798.La -, 1111san la petici6n de los comisionados franceses de que TOil. II

    al general ingles y la negativa de Toussaint a hacerlo pOi 1 1 11

    II II iados del siglo XVIII, mas de la mitad del territorio de1\1"1 estaba jurfdicamente, compuesto por colonias de es-

    1 I'uropeos, en particular de Gran Bretana, Francia, Es-

    I\Portugal. El territorio restante se encontraba fuera del

    111.1interestafiil de a economfa-mun 0 capita ista. A me-

    1,1 II 1siglo XIX, estas colonias se habfan convertido en es-.()beranos independientes (despues de varias combina-

    .y divisiones de previas entidades administrativas).

    III I',. en esa epoca estos nuevos estados reclamaban su ju-'" ,)11sobre el resto del area terrestre del hemisferio.I 1I110Sante una notable reconfiguracion de la fisionomfa

    I kina interestatal. Esta "descolonizacion" de America se

    1 1 ' 1 ' I I ajo la egida de los pobladores europeos, con la exclu-1111" )10 de las poblaciones amerindias, sino tambien de los

    III".' trasladados, a pesar del hecho de que, en muchos de

    lill'l)S estados soberanos, los amerindios y los negros cons-

    II Illla proporcion sustancial (incluso mayoritaria) de la

    I III\. Indudablemente, existfa una excepcion, Haiti, que

    1I111'IIarfauna importante funcion historica, como vere-

    IIII~ :\delante. De cualquier modo, esta descoloni"zacion di-

    I , 11\( do impresionante de la segunda gran "descoloniza-.I, I sistema mundial moderno, la que se produjo en elI l'stribando tal diferencia en las poblacions:s que con-

    1111I()' estados soberanos resultantes.

    1111Ill'ional, y acertadamente, se situa el principio de la

    111'1117~ "un gran punto de cambio".l El resultado de_

    Ii \ (I los Siete Afios fue que Gran Bretafia logniimp..o- ! '"T""

    I 1 '1 ':\ ncia en el hemisferio occidental. Y este solo hecho

    IloI',I:\dopara hacer imposible que los espanoles y portu-

    IliI'l1taran sacar partido de la renovada expansion de la

    11111I\\LLOdoy (re)afirmar un autentico control economi-

    I' liS colonias americanas. Pero el triunfo de Gran Bre-

    11111(') agudamente, por primera vez en America, la cues-I 11111di t ib i dit l i t i d l lit

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    Como sabemos, la disputa llevaria a los colonos, pl'llt

    de la Norteamerica britanica y despues a los de Hi. IIca y Brasil, a fundar estructuras estatales independll I I

    Los problemas a los que se enfrentaba Gran Bn'laquedan bien ilustrados en un importante acontecillli I

    matico. En las discusiones que dieron lugar al trat:ldtl

    una de las principales cuestiones era si Gran BrelHIl.I I

    de los franceses el control territorial sobre Callad

    Guadalupe. Desde el principio se acepto que Gr"l1I I t,podria obtener ambos, pero eran los britanicos qui I

    la eleccion. Los que defendfan la retencion de GUlld.II

    laban que la pequefia isla azucarera era mucho mfl II

    inhospito Canada, y que seria una bendicion pam ( 'Ifia y una gran perdida para Francia. Por supuesltI,

    temor de los plantadores de azucar de los territoritl, Ide las Indias Occidentales, ya que veian en el azunll Ilupe una competencia indeseable. Fueron 5US PUlItll

    los que, en ultimo termino, prevalecieron.2

    ~ Ademas de este argumento estrictamente econOlll1

    o dujo un debate geopolitico. Quienes estaban a favnl I6.:ed-~Pvar Guadalupe indicaban que la defensa de Call:1I1

    una sangria continuada a Francia, cuya armada lieI I

    cientemente poderosa para una empresa belica ill'!,calibre. Pero incluso mas importante que el imparlll t Isobre la estrategia francesa era su impacto pol IIII t I

    actitudes de los colonos britanicos en America lIt'1 N tde mayo de 1761 el duque de Bedford escribf;I t I INewcastle:

    I IIIII 'nto era presciente. Ademas, existia una contrapar-

    III (llonos britanicos a este argumento: "[Las colonias]

    II III'H 'ar que Canada sea frances, esto les da cierta im-

    1 , 1 IIl:lra los britanicos]."4I, lil'gumento geopolitico que defendia dejar Canada en

    II 111l"' 'as no prevalecio fue porque, adem as del peso de

    I, ,,-; del azucar de las Indias Occidentales en Londres,

    " tit' I s britanicos existia cierto orgullo en la conquista

    I Ii V I, preocupacion respecto a los colonos, cuyos "ce-IlilI"s consideraban una garantia de su dependencia

    I 1 , 1 I I la metropoli. Pero sin duda, el argumento mas

    'I Illl' J de las finanzas estatales:

    I III \ S ahorraria muchos gastos al no verse obligada a man-

    I, 1'1It1\) numero de fuerzas regulares que serfa preciso mante-d , II ,I mas pequeno rincon en manos francesas en ese conti-

    Ignoro si la cercania de 10s franceses en nuestras colOlllll

    no era la mayor garantia de su dependencia de la Madr\' I'll'

    temo que tendran en menor estima cuando pierdan \ 1 Ifranceses.3

    III 1 1 "1 1 1 s defendido anteriormente, la capacidad britani-

    1 1 1 ,1 1 1 1 ner un mejor control que el de Francia sobre sus

    , 't!;\tales fue un elemento crucial en la ultima fase de

    I I 11'"' la hegemonia. D e modo que, quizas este fue un ar-III I IIIpresciente como el otro.

    1 1 1 1 1 lIlucho tiempo, el problema de Gran Bretafia habia

    .I, II\'nr un Estado fuerte, tanto dentro de sus fronteras

    1'11110 del sistema interestatal, sin incurrir en las conse-1II'!',ativasde sobrecargar en exceso las finanzas publi-

    II 11I'1)bJemahabia sido sumamente exacerbado por la

    .I, Ins Siete Afios.6 El "inflado Leviatan del gobiemo"

    11111 Walpole sobre la base del "amplio consenso" de la

    1 '1 1 1 Cloriosa ya habia sido atacado por haber "engorda-

    II t orrupcion, ser complaciente y estar avido de po-

    2 Vease Nicolas (1967); veanse tambien Whitson (1930,

    (1935, pp. 289-290).3 Citado en Namier (1930, p. 320). EI general Murray, en 011111

    las mismas opiniones en la epoca: "Si somos habiles no 10 '011 I I

    Ii III I 'n a Inglaterra." Citado en Vignols (I 928b, p. 790). En 1758, un

    t I , I Ministerio de Malina frances defendia que se pusiera fin al go-I I I " I t I ' Canada para alcanzar ese objetivo. Vease Eccles (1971, p. 21,

    I Iikn conocido que Choiseul pronostico que esta seria la conse-

    I,1IIIIIIdo de Paris.II illl :\1general Monckton el 16de mayo de 1764 citado en Namier

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    der".7 El nuevo rapport de force inundial despues ( I IParis parecfa ofrecer a los britanicos dos benefkl"

    pecto: una reduccion del gasto militar por el dehlill

    Francia, y la posibilidad de desviar parte de la ba, I Imetropoli a los' colonos britanicos en Norteam rl( II

    Sin embargo, desde la perspectiva de estos 011111

    cos el tratado de Paris tenia un significado casi Opll

    estaban "liberados" de sus temores a los francesv, (

    noles) y podian por tanto dedicar sus energia y Iperspectiva de "un vasto crecimiento en poder ,YII

    [...] la expansion hacia Occidente".8 Asi, aunqu ' 1 . 1 1 1 1

    Bretana como entre los colonos de Norteameri(':1 "

    ban las dulzuras de la victoria",9 ambos extrajel'(lfl

    pectativas opuestas. Los britanicos esperaban una "I

    cion" del imperio y trataron por tanto de "hac '1'111

    el control". Los colonizadores, por otro lado, ('~p I"relajacion de las restricciones".l0 Lo que a los bril.lIl1

    parecfa sino un objetivo razonable, la necesidad ii, I

    nizacion imperial [... ] mas estricta"ll para ase 111'"

    a los colonos les parecfa "un ataque fundamenwl .tI.ral que existia dentro del imperio".12 Era inevil::thll' IIaunque no la secesion.

    Buena parte de la historiografia de la revolu illll' I

    america britanica se ocupa de explicar sus rake:- " I I

    tendencias -economicas, sociales y/o ideologi w, Idas durante uh largo plazo y que culminaron, :1111111versos historiadores, en los acontecimientos cll' II

    que por tanto nos permiten definir la verdad ra 1 11 1 1 11

    la "Revolucion americana". Gran parte de 10 qUl' ," "

    cierto, pero'otra gran parte es irrelevante como ('xplll

    dos 10s acontecimientos politicos importantes li,'III'1I

    en procesos desarrollados durante largos period'I'.,

    chas rakes son mas faciles de distinguir ex post /1/1 ",momento. Pero raras veces ocurre que estas t nd"111I

    plazo puedan desembocar unicamente en el r sull 1 1 1 1 1

    (incluso definido en senti do amplio) que de h 'h e ,No se trata que el resultado fuera logicamenll' ,II t I I

    7 Bailyn (1973, pp. 8-9).

    8 Gipson (1950, p. 102).

    I I 11I('nque, a medida que hacemos cada vez mas espe-

    I II '~ldlado concreto, necesitamos incluir mas factoresI II b explicacion, y much os de estos tienen' inevitable-

    1 1 1 1 I ,11':kter coyunturaP3 y no estructural.

    1 I 1i 1 I l) oyuntural general mas importante fue la renova-III IIII de la economia-mundo capitalista en el siglo XVIII

    I'll 11:\I de Gran Bretana de ganar a Francia la lucha por1111111(,I. Pero tambien existieron tendencias coyunturales

    I" I II!va . propias de la situacion en la Norteamerica bri-

    IIIY:IS condiciones economicas generales habian ido

    111/11d' de 1720, al principio de forma gradual, y poste-ll"I 0 \ partir de 1745, con mayor rapidez.14 Pero la ex-

    IIlilli'supuesto, no supuso una distribucion equitativa

    I1111'1'ios. Por un lado, condujo a un "Sllbito aumento de1III.lci6n de la riqueza"IS en las colonias, 10que explica

    I l'lIl/do en que este tet-mino es usado par Braude! (1958) y mas en

    I'll III "hloriadores econ6micos que escriben en lenguajes europeosIII' 111I[::16s.En sus c1asicas lecciones sobre la Revoluci6n americana,

    t IIiiI''ws (1924, p. 28) ofreci6 10 que considero una explicaci6i1 de" IIIII~cSlructural que coyuntural: "De este modo,las caracteristicasI11111de la historia britanica pueden resumirse en las conceptos deI, '1',xp:ll1si6n'y 'centralizaci6n' que se manifiestan en las esferas,

    III, III11plias,del comercio, las colonias y la supremacia oceanica. LaI 1111111Bretana respecto a sus plantaciones era garantizar una admi-III Ii1'IIII:IIabundante y eficaz en bien del comercio de sus comercian-

    II I 'iii" los colonos, aunque aceptaban sus obligaciones como SLtbdi-,II III 'orona, desde muy pronto empezaron a aspirar a una mayor

    I '1111,111de la que se les permitia como colonos en el sentido estricta-

    I d ill'llC:I'lllino."111""lbal'goinsiste en que antes de 1763 "Ios colonos, en conjunto,II IIldlda Ihostiles al imperio britanico [...] [pero] despues de 1763 la

    "1I111'I'lIle"(1952, pp. 113-114). Los beneficios de los colonos dismi-

    1,11I'xi'cncias britanicas (fiscales, aplicaci6n de restricciones, etc.),,," il" 111.\I1erasignificativa.

    , I IIII!d y Ernst (1972, p. 11). Por e jemplo, Klingaman estima que el111111,,1.15%en las colonias productaras de tabaco entre 1740 y 1770,

    I, 111111combinaci6n de las exportaciones de tabaco y tdgo (1969, p.11111Iii , y Walton insisten en que el aumento de los ingresos por el

    \ IIIIVldY olras actividades comerciales es incluso mas irnportante que11,"11111';61 de mercancias" (1972, p. 158). Vease, sin ernbargo,la opi-I. III'llk de Terry L. Anderson que sostiene que en la prolongada ten-

    I. IiI lid 'nto de Norteamerica desde la colonizaci6n inicial hasta la

    I IIIIIII;COpedodo sombrio [ ...] fueron los primeros ochenta anosIII"(I '179,p. 256).

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    la paradoja aparente de que la sociedad colonial se hi

    nos coherente y mas rfgida al mismo tiempo".16 Por oil

    tambien agudizo la rivalidad entre los intereses e 01

    privados en Inglaterra y los de las colonias. La funci61l

    pital ingles ganaba importancia en detrimento inclu. (comerciantes y plantadores mas ricos de las colonl

    "agentes" de las firmas britanicas estaban desplazando I

    merciantes coloniales. A 1 0 largo de medio siglo, "diSiron los beneficios marginales y se sacrificaron las po 'il IIde desarrollo local". 17

    Las crecientes dificultades de los comerciantes colonl

    rante este periodo nos Bevan a la "eterna cuestion"IH Ique pun to resultaron gravosas para los colonos norl('a

    nos las Leyes de Navegacion. Ha sido una cuestion 1,'1

    los sucesivos historiadores de la Norteamerica colonial,

    fue para la gente de la epoca? Greene asegura que "l'1 I

    cumplimiento colonial" de las disposiciones men'al

    de Gran Bretafia sugiere un "grado muy elevado de ad:,!al sistema. Este argumento seria razonable si aceptarall

    tal nivel de cumplimiento era elevado. Greene afiad ((II

    el grade de prosperi dad, muchas personas tenian "[LIl'11

    reses establecidos" en el mantenimiento de sus vinculo

    britanicos. Una vez mas, esto es posible si se considt'l

    nivel de prosperidad se mantuvo alto.19 La supuesta ''c

    las regulaciones mercantilistas ha sido objeto de un (

    debate cuantitativo desde que Lawrence Harper o[n'( I

    por primera vez; como en la mayorfa de estos debates, Ition es que hay que con tar y cuanto es demasiado. La

    I, 1 1 . 1 1 de Harper fue que, incluso aunque las leyes mer-

    I 11 1 I,'an administradas con "perfecta justicia" por unaII Illwi >n que equilibrara los derechos, las decisiones se

    I ill I'll hremota Inglaterra y "Ias colonias esta ban en des-II 'II 1\1 arte del subsiguiente y enconado debate sobre la

    I d, los datos de Harper,21 buena parte de la discusion se

    fill \I ll) n los calculos de si hubiera significado 0 no una

    iii 1 , 1 (,I hecho de que la independencia se hubiera conquis-

    illll ,Ia denominada premisa contrafactica.

    IIdill Ilrnentacion basada en la premisa contrafactica se

    ,'III I obert Paul Thomas en 1965 y se ha prolongado des-

    1, '"1 I'. . Thomas intento demostrar que "Ia carga mas pe-

    ltl Ii tll'l'a 'ido ligeramente superior al 1% de la renta nacio-I"ii' tanto insignificante. Price consideraba que incluso

    I, 1 1 1 1 ' " Ie Thomas eran exagerados, puesto que la "unidadIi Ii :1de la vida economica" era la empresa y no la trans-

    I \ I.IS fitmas tienen en cuenta otros factores ademas de

    I III', d venta sobre transacciones concretas. Las empre-II 11I('I'(\nalgo que Price denomino el equilibrio de "inter-

    I I " ,oIphal" (en el que, por ejemplo, se incluye el calculo de1 0 l i t ' redito) y, pOI' 10 tanto, podian tener "solidas razo-

    1 1 \ 1 I ['jules" para mantenerse fieles a los centros de distri-

    II 11\1'1\1:;0 aunque no hubieran existido restricciones mer-

    II 1 1',,- \ Los argumentos de Price pretendian debilitar

    I I III:IS la tesis de Harper, aunque de hecho la reforzo al

    I II III,S (yen especial a los cliometristas) que los calculos

    1111 1 l IS reales del beneficio tienen que hacerse en un con-

    1IIII'Iio de espacio y tiempo.24II '1111sefialo despues que los calculos agregados nortea-

    lilli', podian ocultar los diferentes efectos regionales de

    II 1'1"'1(1939, p. 31). Vease tambien los cakulos y su meditada evalua-" 1111pl'1'(1942). La polemica de Dickerson contra Harper exagera en,,"I IIill' b acusaci6n, sugiriendo que Harper creia que las Leyes de Na-" 1,.cilldana los americanos, de manera permanente, a una condici6n

    II' II III 'spel'anza" (1951, p. 55).I'll 1I1!lrhoque uno extienda su generosidad, no puede calificar sino deII II I,' '"icas de calculo de Harper" (McClelland, 1973, p. 679).

    1I11111111~(1965, p. 638).1 , 1 0 , (1%5, p. 659).I II III' IIi a a Thomas, McClelland afirma con aciel'to (1969, p. 376) que

    I III'd cin 'n que [Ia hip6tesis contrafactica] quede confinada a 105treintaII ,,\ 1175], la posibilidad de influencias dinamicas que aumentaran de

    11I'I'"IIl\l1teel porcentaje [del producto nacional bruto colonial sacrifica-

    II, 1111\'l'fcrenciabritanica en el comercio ultramarino] parece bastante

    conciencia politica" (l976a, p. 18). Alice Hanson Jones, en su 'sllull

    desigualdades en la distlibuci6n de la riqueza durante los 150 afios 1 1 1 1 1la revoluci6n, sostiene que la desigualdad aument6 "pero no de nlllllli

    tacular" (1980, p. 269). Para un escepticismo todavia mayor sob.' , IIIIIcia de la desigual distribuci6n de la riqueza, veanse Brown (l9.~5")(1976).

    Berthoff y Murrin, pOI'otro lado, sugieren una analogia con cl "'IIIto feudal" contemporaneo en Europa. "En 1730 las antiguas cololliu

    10 bastante pobladas como para hacel' muy lucrativos los anti '1111feudales. Se reintrodujeron [...] antiguos privilegios s610 porqul.' hn'rentables. En las colonias, como en Francia, estos derechos prodllll'lIres justa porque separaban la busqueda del beneficio de cualqui 'I I'llmas amplio de bienestar en la comunidad" (1973, pp. 265-267).

    16 Greene (I 973b, p. 10).

    17 Egnal y Ernst (1972, p. 3).1 8 Egnal (1975, p. 192).

    19 Greene (l973a, pp. 47, 50).

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    seguida pOl' otra peor en 1772. En el contexto g 1\1'1

    sion en las relaciones entre la metropoli y los c 10110

    tos psicologicos" de la Ley de Moneda fueron mllY II

    al servir como "recordatorio constante"39 de la dep I

    lonial respecto alas prioridades economicas dl'! Iperial en detrimento de los colonos. .

    La situacion general exacerbo las relaclOnes '1 111 Ifios agricultores y la elite de plantadores. Er: IIlll\'

    des plantadores, de un modo u otro, desafiaball Ibritimico, los pequenos agricultores llevaban a c:1 I1 I

    cion rural cuyo efecto fue "oponerse y socaval' Il\ III

    las instituciones provinciales" ,40controladas PI'.' \les. A medida que los pequenos agricultores pal'l II II

    agitacion polftica, en algunas localidades radi - < ' , 1 1 , ' ,

    tividades "patrioticas",41 yen otras las atacaban, I

    pequenos agricultores estaban tan preocupados pili

    contra los plantadores como pOI' la lucha contI''' III IFinalmente, los pobres urbanos tampoco estalhllli

    En el periodo posterior a 1763, la "desig~aldad :1\ I'

    mente"43 en los centros urbanos, yespeClalm nil" II

    "gran ciudad que menor prosperidad disfruta\,lII"

    1775; pOI'tanto no fue casual que Boston fuera 1 . 1

    I dlll'linte esos anos.44 Para Nash, fue en estos agraviosI III' Vino "gran parte de la fuerza social que vio en la re-

    II L I II sibilidad de crear un nuevo orden social".45I ,t.111 Bretana, sin embargo, 1763 marco un punto de

    'II 111:'S significativo que una mera depresion posbelica,f! ,i 1 1 1 ,I final de la segunda fase de la lucha porIa hege-

    I, II\('o-britanica. No obstante, esta lucha aunque gana-

    1 '1 1 1 11 I, io pOI' Gran Bretana en 1763, requerirfa un ultimo

    II II i'Spasmo que abarco de 1763 a 1815 antes de que

    , 11'1l l! nciara a la disputa. Ya hemos tratado de situar-

    1 11 11 1 1 1 I'inal de Gran Bretana en el contexto de la renovada \

    "'II Ii ' la economfa-mundo capitalista (la fase A de la 1 0 -I 'I" ' Itemos datado aproximadamente entre la decada -,::LI,III1V'ncionalmente) 1817.

    IIII'I'lllonfa, como ya hemos visto en el ejemplo hOlandes]II III XVII(vol.lI, cap. 2) es un estado en el que la poten-

    t I \,,1 no teme la competencla economica de otros esta- - : : : L q -I ,I'lllro-:-Por 10 tanto, tiende a favorecer la ,. a' -II , d,' la economfa-mundo. Esta polftica es la que algu-

    lilt II lores han denominado imperio informal (es decir,

    I e l l III no colonial e incluso anticolonial). En la situa-

    Ii'l Iii a de las instituciones imperiales britanicas, esta

    1 '1 ii' 'structural de 10 que Vincent Harlow ha denomi-I, 1IIIIdacion del "segundo" imperio britanico. Harlow

    '1111', I spues del tratado de Parfs en 1763, Gran Breta-

    11" ' IIdi un "sostenido fmpetu de campanas de explora-

    I\I I f I111a" cuyo unico paralelo anterior fue el de la epoca

    I LIS campanas ten fan como objeto crear una ."red de

    1I111t11)comercial" a traves de los oceanos Pacffico eI 111,:\daen una cadena de puerto;' comerciales y bases

    I Ih'!' no en las colonias. La excepcion a este modelo1 1 1 1 1 . t , Y ya hemos discutido pOI' que la India era una ex-II

    IId, VI cajaban en este esquema las "antiguas" colonias,

    I II' Iller" imperio britimico? Estas "antiguas" colonias se"e1hll1 fundamental mente en America. Como senala

    III 1 '1 transcurso de la ultima parte del siglo XVIII,cuan-

    'IJIIIIIi'. la disputa con los colonos americanos, "econo-

    I,1111'ales de Inglaterra predicaron la sorprendente doc-

    II. I (1'176,pp. 708-709).II( 1')84 250) P i i "E OI' fi i l d

    "orgia" de compras en las colonias y ventas en InglatelTa il" IIIIIen ~nos 3 millones de libras e "introdujo un breve peJiodo III' III IIci6n. La recesi6n fue rapida" (1924, p. 109). Lo que tuvo Oill" 1111grave crisis de la balanza de pagos de 1772 y un peJiodo tit- 1 1 1 '1 11 1

    del credito" que fue explosivo (SheJidan, 1960, p. 186). .

    39 Greene y Jellison (1961, p. 518). Ernst (1976) SOSIII'IlI' 'I"1772 marca la transformaci6n de un movimiento de propllI'dll Iun movimiento independentista.

    40 Countryman (1976a, p.,,57). Barker califica la .Iu,~h'~~'''"11 tpropietaJios de Maryland de escuela de la revoluclOn (\'110, I' I

    41 "La revoluci6n no era ya [la] propledad exdUSiVa [dl' III IIIcomerciantes urbanos que se habian ganado el titulo de 1 ', , ,1 '1 1 1 . Ihabia siclo alguna vez. Y al no serlo, era tanto mas una IV VI,11 I1 It

    man, 1976a, p. 61).4 2 Vease el papel ambivalente de los reguladores en 1 ; , 1 1111 1 t

    Carolina del Norte (Greene, 1943; Kay, 1976) y el de otros I" " , 1 1 1centes" (Hoffman, 1976). POl'otra parte, Schlebecker sosl iI'llI 'IIIlos pequenos agJicultores a la revoluci6n se c1emuestra ell.lIllI' III Ivieran la necesidad de enviar comida y forraJe a SllSeJer '110 dill

    revolucionaJia (1976, p. 21).43 Kulikoff (1971. p. 409). Vease tambien Nash (1979, II I

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    trina de qu e la se paracion politica era un acll I IPero, (estaba r~alme nte d ifundida semejante IOllll

    responsables politicos? Tenemos escasas pru h,\ Isea aS1, en particular al principio del proceso. 0,111

    fenderse la debil posicion de que semejante Opilllllillas tesis de Edmund Burke sobre l a Revolu if)ll III

    Sin embargo, en general, los politicos raras w ,,,dores audaces y clarividentes, como tam poco 10 ',c)I \ Ide l os capitalistas. Los inversionistas de la "pIII Ipocos indicios de ser "conscientes de la n~c sid ,,,1 ,entre un i mperio comercial oriental y un SISt 111,\IIIIhemisferio occidental. En lugar de ello, invertf:1I \ "

    b f . b bl "48un ene lClO pareclera pro a e.Empero, la cuestion no es la clarividencia. 1 .1 1

    tructurales, por S1 mismos, modificanin lenl:' I' Imente actitudes y politicas. La causa de la in lIdl'I II Ilonos americanos fue, sin duda, compleja. I'C'III

    gobierno britimico respondio, se encontro en '11111 Ila que el aumento de su poder en la economia-111I111 Iba a tener en cuenta un conjunto de interes s IIltl

    antes. Esto planteaba dilemas y, como indi a I 'c '\que "fueron antecedentes de desastres" ,490 al IIIC'II'

    al principio parecieron desastres.El primer dilema era el de encontrar soluci()I\1" I'

    pudieran reconciliar las demandas que las 1\'1111"

    nes de colonos blancos empezarian a plantear:d II I

    conservaban los requisitos para' conservar los 'qllil"cos internos britimicos. Hernos discutido la impllll II

    de la Revolucion Gloriosa de 1688-1689 como h.c

    11 11 1' ~ las fuerzas poderosas de Inglaterra, y despues de laI lilli n de 1797, de Gran Bretafia.50 La clave institucio-

    II olllpromiso fue la supremacia constitucional del par-

    "' 1 ,'on u na f uncion li mitada para el monarca , la c ua l se-

    d \ 'Z mas limitada en los siglos venideros. Cualquier1 I t1 ,1 d los colonos blancos para legitimar la descentrali-

    II tll'l poder legislativo no solo amenazaba el control cen-

    I "..,1ado britanico sobre las colonias, sino q ue tambien

    I did el compromiso constitucional interno en Gran

    "I ,ompromiso que ya habia sufrido tensiones"con laII tit' Escocia en 1707 y la corrupcion del parlamento

    1 1 11 01 ' y Jorge UI".5l Pedirle al rey que ejerciera cual-

    111111d ' poder fuera del parlamento britanico parecia, por

    I1I1I('on las palabras de Namier, "un retroceso peligroso

    II IIIII 'ional a la 'prerrogativa' ",52 es decir, la prerrogati-

    I1'1.111 Bretafia, era demasiado pronto para pensar en-y

    111'110' adoptar- la solucion de -la Commonwealth de" I, Y XX, en particular porque el monarca britanico" L , d 'masiado fuerte internamente. Yen un momentaIII ( 0 1 : \n Bretafia entraba en una "era de intereses" en la

    , 1lI'l'clba del parlamento que respondiera, en ejercicio,,,tli I, '\ multiples grupos de presion, los colonos de lalilt 111';] britanica eran menos poderosos que muchos in-

    III Ii s. "La influencia politica de Norteamerica no igua-II 1II'Ido alguno, su importancia economica."53

    Wdlnslein (1984, caps. 3, 6). Greene (1968a, p. 168) habla del "no-I,I" nhrc los principios fundamentales" de la cultlll-a politica brita-

    I 1/"11I\VIII,basado en la inviolabilidad del acuerdo de 1688-1714.1111111IIIIIS cierto en la medida en que la guerra de los Siete Afloshabia

    IIIIIt1"finitivodel jacobitismo. "En 1760, la Scols Magazine calcula-, . tI, 'I ,cla cuatro escoceses en edad militar servia en el ejercito y en la

    1'111111,,,: una gran cantidad de estos !"eclutasse quedo en InglatenaI I, /'11'"ra, Y se caso con inglesas antes de regl-esara su tierra" (Co-

    I ' 1 1 I 1 l) , .

    II'J II. p. 21).

    II11'110, p. 42).

    '"11II (I '>70,pp. 95, 113). "Los contemporaneos consideraban los te-I II 1lidias Occidentales, no los continentales, como las joyas delI '1'11/, 1935, p. 8). Vease tambien Palmer (1959, p. 173): "Habria

    III '1I1i'.I l!obierno britanico tenia que considel'al" muchos intere-1111'11i':1I10Srechazaban como extranos", como 10sde Ios plantado-

    I II tll' I." IncliasOccidentales, los de los canadienses franceses, losII, 1I1"~Y los de la Companias de las Indias Orientales, pOI'no ha-

    ,,11111111,.111'britanico.

    46 Harlow (1952, pp. 3-5).47 Felix Cohen, en un informe de 1949 de una comisioll Itlll I

    colonias, planteaba la cuestion de esta forma: "(POI'qu'" ,", IItII1ria en la politica intema (Edmund Burke y W. R. Hearsl, 1'''1 I" Iplos notables) siempre muestra su apoyo a los movimil'ol,,' Hi lide los pueblos sometidos? La respuesta a a mbas cuestlOll\' I' I 'en reconocer el hecho de que el impeJialismo economil'o "" tIriamente del imperialismo politico, y a veces incluso se W I ii, 1IIAlii donde surjan tales obstaculos Ira en interes de los iIll\Ii'11IIIcos eliminar la fase politica del colonialismo" (1949, p. I()\) 1 '1 1 1observacion de Namier (1930, p. 45) es al menos digna dl' II1III"Si Burke hubiera estado en el poder durante la Revoltl!i"ll IIIhabriamos tenido que datal' su torismo contrarrevolucioIl III" 1111antes."

    48 Marshall (I 964a, p. 21).49 Ibid. (l964b, p. 145),

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    .Visto des de la perspectiva de los colonos I I'll I

    teamerica, ese era precisamente el problema. UII ,

    ras cosas que hizo el gobierno britanico d ~PII

    cumplir una obligaci6n que habfa contrafdo ('II I "malizado en 1758, con los indios del valle d ' 0111estipulaba que si los indios abandonaban a 10. II

    dan "seguros en sus tierras".54 EI 7 de octubrv d etanicos publicaron una proclamaci6n en virtllli dlle de Ohio se mantenfa como reserva india Iquedaba clausurado a los colonos. Pero el innwlI II

    de la poblaci6n de colon os en las dos decacla, III

    habfa producido partiendo de la premisa dl' "II I

    disponible".55 La creaci6n de la "Ifnea de pro,I,1I11

    cia cerrar aquella salida.

    (Por que crearon los britanicos la Ifnea th' 1'1Era cierto que habfan firm ado un tratado COil ItI

    esto por sf mismo dificilmente bastaba para ,'xl'llLa victoria britanica sobre los franceses pare! Itt . 1oeste" ados grupos avidos por explotar la 7.()II,1

    mediato, los tramperos de Nueva Inglaterra 1'\1 III

    franceses, y tras ellos potenciales colonos y 1':'01'tierras. La "dureza"56 inmediata de los nu vO:'oII

    los indios y los temores generales de los indio. II

    tado de Parfs57 tuvieron como consecuencia 1II11111

    vantamiento: la conspiraci6n de Pontiac, qu illll'll

    nizaci6n militarmente significativa de diverso'o I

    La revuelta fue aplastada en una "guerra d '(lllli Inio" ,58 pero los britanicos aprendieron una I 'Cl till

    La Proclamaci6n Real dividi6 a Nueva Fralll II

    en el norte un nuevo gobierno llamado Quebel ( III

    16 Labrador y Anticosti a Terranova). ~in emllill ~II

    todas las zonas al oeste de los Montes All' ',11i'1I

    1'1'111'ci6n de un servicio indio. 59Los comerciantes bri-

    111111\10asumieron la funci6n d'e los franceses en Mon-

    I III"(lIando en el plazo de diez anos "una organizaci6nII1.11"cterfsticas muy similares a las del regimen fran-

    III I,r'cto, a medida que se desarroll61a praxis britani-

    '"II'I'cio de pieles se convirti6 de hecho en "una indus-

    I Iii ,I la"61 porque los indios recibfan ahora recursos de1111'.: los que obtenfan de los comerciantes como pago

    1 0 I , '" .Yregalos de articulos identicos ofrecidos por el go-IIII'll,,'.

    I. III do la proclamaci6n subray6 una "divergencia d~

    ill' '!"an alcance" entre los britanicos y sus colonos en

    lilt I\(':1. Los britanicos intentaban "deteng la expansi6n I

    1111" ' de sus colonias" y utilizar la z;ona transa alache

    lit 1111'de extracci6nmediante el wmercio pacifico con

    li'll. , indfgenas seguras, polftica dictada tanto por "ra-'"II'I'dales [como por] consideraciones de economfa".62

    II 11111tiempo, los britanicos trataron que los colonos

    I 111.1pagar los costes del imperio y a poner en vigor ri-

    It 1 1 11 ' las disposiciones comerciales mercantilistas.

    llilll) ma deca a e controversias en las que laoposi-

    hili . t ! logr6 repetidas veces que el gobierno britanicot I , 1.1'10 -por ejemplo, imposici6n y posterior deroga-II I,I'Y de Timbre, imposici6n y posterior derogaci6n de

    II , , , , Townshend- 10 que siempre era seguido de nue-11111'.hritanicos par seguir las mismas polfticas, En el

    IIIt ! . \ ' parres fueron haciendo la disputa mas "de

    II ideol6gica. En 1766, cuando el parlamento dero-

    .II' Timbre, al mismo tiempo aprob6 la Ley Declarato-

    dlllll;lba el derecho abstracto a gravar con impuestos

    111'''Ot (1960. p. 201); vease tambien Chaunu (1964, p. 171), queII III IIIitanic os "adoptaron una politica de salvaguardia de los in-

    1101111.111:\si el inmenso capital de simpatfa que habian adquir id o en el\111111i" guelTa de los Siete ArlOs.

    II'j , e " p. 176). Es decir, las casas comerciales de Montreal relacio-I Ill"Londres con comerciantes mas pequeiios en ciudades del

    Illlillimackinac y Detroit, que a su vez trataban con pequeiios co-1I111l'tlllltcSque viajaban con los indios, 10 que los franceses deno-11/11'11/~ de bois. Los britanicos siguieron utilizando comerciantes1111111111'nhora diversas personas inglesas, escocesas e irlandesas

    1111111111,'11el circuito. Este grupo se dedicaba en esencia a operacio-111111'111.1los indios que se rentabilizaban con los beneficios de las ca-

    II'VI'IIS (1926, pp. 122-124, 145).

    II (III 6, p. 161).

    \

    I~ : t : : >

    Como aiiade Bolton, demandas similares de exenci()11 iI., 11111tea ban en todas partes del imperio en aquella epoca." Oil I " . I ,texto, la Revoluci6n americana no representa mas que ,I 111111111estos intereses que menos exito tuvo" (1966, p. 200).

    54 Gipson (1950, p. 94).55 Meinig (1986, p. 289).56 Chaunu (1964, p. 170). .57 "Las noticias de que se habia cedido el oeste trallsp ,1111hi

    ron a los i.ndios" (Jennings, 1976, p. 334).

    58 Rich (1960, vol. II, p. 4), que asegura que el gencr,,' AlII" en jefe britanico "consider6 [ o J incluso extender la vii " 1 1 I

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    las colonias. A 10 largo de un periodo de 10 anos, aqllnos que planteaban objeciones contra actos con I'l'lll

    siderados como personas que negaban al parlanwlIl

    este derecho abstracto: "ninglin impuesto sin repn', 'II

    Estamos ante un proceso de aceleraci6n del ('11 111 1elevaci6n de su tono. "La decada de con trover ia, III

    solver ni una sola cuesti6n basica" ,63 pero las cu 'slllli

    recen retrospectivamente tan intratables, ni tamplll

    nuevas. Knollenberg sostiene que datan de 175'),'d

    que de 1748,65 Al parecer hay pocos motivos para dlld

    de no haberse dado la aguda recesi6n econ6mi a, IIIItroversia hubiera quedado reducida a una tempt\ IIIItanea.66

    Existe otro punto de vista, cuyo principal eXI (), 1111

    Bernard Bailyn, segun el cuallas preocupacion s 11111les de los colonos no eran econ6micas sino "ideoll')gll

    ci6n que Bailyn define como lucha entre el p dl'ltad.67 Segun esta perspectiva,

    V II ,s , los ejercitos permanentes: todas eran las pruebas re-,I. I1I1asalto deliberado del poder a la libertad.68

    I

    63 Smith (1964, p. 6).64 Knollenberg (1960, p. 1) se refiere a la reaccion a la Ley d" 1111

    el "Ievantamiento colonial de 1765-1766",situacion a la que IlIdlllllllcolonos por las "provocadoras medidas britanicas" adoplatlll Ililt1764;la anulacion por el Consejo Privado [Privy Council] en 1 7 ') tIVirginia, la generalizacion de las autorizaciones de registr rid Inero en 1761,Ia prohibici6n en 1761de que los gobemadol\'~ dill

    siones no revocables por el rey y los intentos de la iglesia an!'II.11111cer su posici6n.

    65 La decision dehs autoridades coloniales britanicas de ":111111\111litica de acomodaci6n de Walpole y de intentar someter alas ," 1 1 '" 'troles mucho mas rigurosos [...] se tom6, no de forma abrllplll IIIsino de forma gradual en la decada que empez6 en 1748" (G,,', III65). Asi p ara Greene 10 que Knollenberg considera nuevas III.tllIl"simplemente una renovaci6n y extension del anterior pro 1':111111,1(p. 74).

    66 Lo que Barker afirma de Maryland me parece cierto d ' "" III ,ral: "Sin la persistente depresi6n del comercio de tabaco ni cl tI"" 1111'tico.ni las alianzas intercoloniales habrian sido tan destacadas, IIIIIItftucional no pudo desarrollarse s610 partiendo de la tradidlill hiconsideraciones legalistas; el factor que Ie imprimi6 dinamislIllI '"

    dad economica" (1940, p. 376).N i B il i I d III

    - .I \, I'V del Te, afirma, el punto crftico I1ara los colonos,I I 110 podfa ser "tomada a la ligera, como mero adorno

    dlll.l uestiones econ6micas mas fundamentales".69

    I 101111,Bailyn debilita su propia posici6n respecto a laI I i i " las motivaciones ideol6gicas cuando lucha en otro

    1111'luienes defienden que la importancia de la Revo-

    1IIII'I'i'ana estriba en que fue socialmente revoluciona-1 1 1 1 Iln que logr6 derribar un ancien regime, Bailyn in-

    II 11'1(' de facto el gran objetivo revolucionario de laI III iI(' I' ngo ante la ley" ya se habfa logrado en la practi-

    I '" I america britanica. En la practica, sostiene, pero11II1I1',cn la teorfa. "Muchos consideraban que los cam-

    I II'IlI' sentaban una desviaci6n que carecfan, en unaIII' I . 'itimi'dad." Esto suponfa una "divergencia entre

    ", I 'nsamiento por un lado" -habitos que, afirma 1'1I an siendo "aristocraticos" en el sentido en que los

    I IIII 'edfan alas clases de los procedentes de buena

    I " II', dderecho a ejercer los cargos publicos"- y la "ex-1I \ 1:1 onducta por otro". Esta divergencia finaliz6 con

    1111IIIll: "este aludir a la conciencia y dotar de un elevado

    1111II1Ilrai elementos incipientes y confusos de cambio

    1'1d r l i '0 [...J constituy6 la revoluci6n americana",7o1I.!Ilvn no puede defender am bas cosas ala vez. Si Ios'jllI' impulsaron a Ios colonos fueron, antes que nada,

    I, '1 ,11 pudieron ser inconscientes de ellos; no puedenI 11100d,impulsados por "elementos incipientes y confu-

    I. IlIlhi social y polftico",71 En primer lugar, como afir-111111. 'chlesinger, la perspectiva de que la revoluci6n fue

    III ('ontroversia forense sobre derechos abstractos de

    La imposici6n inconstitucional de impuestos, la invasioll dnarios, el debilitamiento de Ia judicatura, la acumu.l:H IiIII

    " 1111'!67,p.117).I'III,it1111de Menill Jensen en 1963, citada con aprobaci6n par Bailyn

    lilt, IIllla 26). .

    " 11(11)62,pp. 348, 350-351)." llilll,'dUca aguda y generalizada de las opiniones de Bailyn sabre laII IIpllpclen la Revoluci6n americana, vease Ernst (1973b). Es extraI. III 'II '(Kia de Bailyn en las implicaciones ideologicas de la RevoluI Iii lilli' 'ncuentre eco en Herbert Aptheker, quien escribe como mate-

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    gobierno no sostiene un exam en detenido", y ello pili

    razon de que el punto de vista ideologico nunc", , I' ,Iherentemente:

    En el mejor de los casos, una exposici6n de los temas 11111111tido antiparlamentario es un relato de su retirada d 11111\Itrategica a otra. Abandonando una perspectiva que ba. ItilIldes en cart as de derechos, apelaron a sus derechos ('1111Icomo ingleses, y cuando esa situaci6n se hizo inso,'k'1I11t1la doctrina de los derechosdel hombre.72

    1111.111iero inmediato, tanto de forma directa, como

    I t 1111110indirectamente, desde el punto de vista de sus

    II II balanza comercial, y tanto los colonos como sus

    II (.1':\11Bretafia temieron que iban a acabar "matando

    1111Ii1(' los huevos de oro".75 Ademas, como en la mayo-I II, Is economicas, los factores negativos se acumula-

    II 111110, una serie de malas cosechas en Inglaterra,

    1 1 11 0 II '11 1764, produjo una creciente demanda de las

    1'1I1i'~1Ie cereal de las colonias centrales. Eso benefi-

    tI"lllIlls sin duda, pero dada la alta tasa de desempleo y

    II I.,.' 'iudades, la consecuente alza brusca en los pre-

    I t dlill ntos en la Norteamerica britanica dio origen a1111'11que se prohibieran las exportaciones.76 La acu-

    II ill' Iq~ravios alcanzo un punto tal que una pequefia

    11'1 1,1 bastar para empujar alas dos partes a posicio-

    11111I.lill s todavfa. Hemos visto las razones pOI' las que

    IIh II' s' fueron haciendo cada vez m enos flexibles ajll '.lIS colon os blancos se sentfan mas irritados. Los

    "I,I.li ales" que clamaban porIa independencia pa~

    II \II"!.menos razonables. En esta atmosfera, los brita-

    1111lililron una maniobra brillante pero imprudente,

    I Illli'h c, que entro en vig or el 2 2 d e jun io de 1774II 1IIIIl'j n de la provincia.

    I II II :1dos aspectos; uno era la cuestion de la forma1111\Iilll' habrfa de tener Quebec, tem a que tenfa como

    IIII 1'llI1l1iCtOentre los antiguos colon os de habla fran-

    11\Ii IOS) Y los colonos de habla inglesa protestantes,

    I , d llilll stablecido mas recientem ente. L a segundaI I 1,1 'xtens i6n de las f rop teras d e Qu ebec pa ra in-

    ,II. ill' Qhio,tema cuyo trasfondo era un conflicto en-

    I II ~I'f I los cazadores de pieles y los colon os agrfco-l'IIIiII'ol del valle de Ohio.77

    "11111"d ' habla inglesa protestantes de Quebec habfan

    I till 'cer un g obie rno l ocal a ut6n omo desd e la

    I IIIII (fran Bretafia, per o u n tip o de g obi erno que

    I III' ", apistas" de habla francesa. Las autoridades

    I'll p rticular el gobernador Carleton, habfan re-

    II 1II'IIlandas bajo la contrapresion de los francoha-

    Es evidente que los colonos saltaban ideologil':1111

    manda en demanda. En e l fra gor de u na d ispllt \ Iportante, todos tendemos a utilizar cualquier ;II'KIII

    encontrem os a m ana y en ocasiones no cabe dud" IImos a c ree r e n s u v alide z. M

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    blantes. EI debate se prolongaba desde 1764. FIll Iadministradores britanicos persuadieron a un It'll

    III a conceder a Ios francohablantes 10 esencial II,

    das: libertad de culto catolico dentro del man II dpremacfa" Iaxamente interpretada de la i 1 ( ' : - . 1 1 1

    reinstauracion del derecho civil frances (es d '('ii, Ilandes); permiso para que la igIesia catoli a II

    diezmos; y eIiminacion del requisito de que 1 0 :- . III

    prestaran un juramento antipapista.78 ,

    .AI ~ismo tiempo, eI valle de Ohio paso a fOri\1:1 1 I'

    rntono de Quebec, 10 cual no tenia un inter's "~'JI

    campesinado francohablante de Quebec, per , ' I " Ilos .intereses peIeteros. Por supuesto, cabe pr gllill II

    el sistema de reserva india establecido en 1763 1III I

    te. Neatby sostiene que el propio exito del COIIIl'IIII

    su expansion, que "implicaba complicadas r 1 : 1 1 11111

    indios", origino Ia necesidad de aIgun tipo c1. adllli

    directa que podian llevar a cabo Montreal 1\111111centros de distribucion del comercio de pi k :- . , 1'1eleccion, "era inevitable que se eligiera Qu I "( "

    quienes bus caban tierras para establecerse, Ia :-.itll I

    bia hecho ahora mas "opresiva",79 por no habl:1I ddad de los comerciantes de pieles que operaban < i " t I

    La decision irrito alas colonias costeras pOl' 111111111

    vos; en primer lugar, "[parecfa] sacrificarse el 1'1'11111d

    de los Siete Aiios, y el terror de quedar atrapa III', JIll

    franceses desde el norte y el oeste revivio con 1 . 1 1 III Isegundo lugar, los colonos "temian que en sus ,tli I

    constituyera un gobierno absolutista [y] una n'll,,11 I

    78 Vease Lanctot (1965, pp, 21-38).79 Neatby (1966, pp. 134-135),

    80 "La Ley de Quebec [...] l'econocio el predominio de I

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    En septiembre de 1774, el Congreso Contin 'IIIII"mensaje al pueblo canadiense" en el que subrayalm Ide un gobierno democrMico en las disposicion s d IQuebec, citando a Montesquieu sobre la libertad pOll

    giaba el ejemplo de la confederaci6n suiza de call1lllltantes y cat6licos. Incluso imprimieron el mensaj\' III

    dieron una amplia difusi6n a sus dos mil copias,XII III

    enviaron simultaneamente una moci6n a Gran Brl'l I

    testa por la Ley de Quebec, en la que hablaball d Imiento de sangre causado por los cat6licos en Ingl.\1

    impiedad e hipocresia. El gobernador Carleton

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    iQuizaj Lo evidente es que los "contemporanvo

    duda alguna de que la guerra de Independencia rill' ,

    da de un a lucha sobre quien gobernarfa en el p II

    hubo dos tipos de rea.cciones conservadoras a e 'la II

    dicalizaci6n; una f ue retirar completamente el apt!

    nos 10 hicieron. \02 La segunda fue sumarse a elb I III

    retomar el liderazgo de la lucha para desviar III

    de elase hacia objetivos nacionales.103

    Ambas reacciones se produjeron, y e so e s I tilldivisi6n entre revolucionarios y realistas entre 10, " II

    modados. Quienes intentaron moderar el result-Hili Imovimiento de independencia sumandose a el 1\11'111

    camente mas significativos que los tories y, alar '0 piron sus objetivos porque la situaci6n se mantuv\ II'll

    en el q ue "de hecho [ ... ] los elementos radical S I I IIuna minorfa de la poblaci6n colonial".1 04

    Aun asf, es importante tener en cuenta qu I ( I', I

    puestos a insistir en sus vindicaciones frente al 1 '( IIIInico no siempre ganaron. Despues de 1763, hal 1 0 1 \britanicas en America, todas ell as sometidas a b" I.ciales y de navegaci6n. Como afirma Harper, lIll"

    valida de la guerra de Independencia americaml "d. Ipor que 13 colonias se sumaron a la revuelta nlll'lIll

    siguieron siendo leales" .\05 Esto es cierto si se lIl'oId I

    I I ill I,' hicieron diversos esfuerzos para asegurarse la adhe-I, III otras colonias.11111'1110de arrastrar a Canada a la revoluci6n fracas6' sin

    II '1 ( 1I bec era un caso especial, considerando el h~cho

    I II Illayorfa de sus habitantes habfa estado sometida re-1111Illl' a Gran Bretaiia y n o s e consideraban "britanicos".

    I i1ld" riental tambien era un caso especial similar.106

    II II mbargo, otra colonia britanica en el continente

    IIII 11'ano cuyo reclutamiento era factible puesto que, en

    III dlda, estaba poblada por colonos de Nueva Inglaterra:I 10 ia. Brebner seiiala que si en el continente nortea-

    11111I'xi 'tfa un nueleo geografico de colonias donde se en-

    111111:ls "hogueras de la revoluci6n inminente" en 1774,I111111''fa menos candente a medida que un o se desplaza-

    I I I, n, margenes. Georgia, Vermont, Maine y Nueva Esco-I dllill indecisas",107 pe ro s610 Nueva Escocia no se sum6

    I"I'll I momento, habfa estrechos vfnculos econ6micos (e

    I 1llliliares) entre Nueva Escocia y Nueva Inglaterra.

    I t ! i ILial que los plantadores del sur, los habitantes de

    I I,wia estaban "abrumados por las deudas" en ese mo-

    I hibrian podido sentir la tentaci6n de rebelarse para11I11'I.IIlH A pesar de esto, mostraron "apatfa"\09 frente a

    I 1",11111()I-ientalle fue adquil;da a Espaiia en 1763. Hubo unos pocos,'II IIIII)S que intentaron l-eproducirla estructura de economia de plan-I 11111111:'del Sur, pero el fracaso del armz y e1lento desaITollodel indi-

    , 11111111d

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    asamblea." Vease tambien Kerr (l932a, p. 101): "El h 'clill d, ' I 'de Nueva Escocia albergaban una simpatia pasiva haci;) MI 1""

    tos no puede dudarse pero tambien es claro que no cOnll'IIII""tuar pOl' SIrhismos." \

    110 "Afilmar una posicion de neutralidad ofrecia UIIIIl1'dlli

    lazos con las cplonias revolucionarias vecinas, al tiempo lilli' ,

    abiertamente con Gran Bretana" (Clark, 1959, p. 105).III"En 1776 solo la Armada y el e jercito britanicos 11111'11111

    Escocia [...J se sumara alas cblonias revolucionarias. P,II"" Icion estuvo determinado en gran parte pOI' las ventajas 1111111"desarrollar la guerr~ en areas que podIan ser rodeada' IIhili Ifuerzas navales. EI movimiento revolucionario ameri ':11111 1111

    continental" (Clark, 1959, p. 102). Vease tambien Rawlyl\ II'considera que la explicacion mas satisfactoria de la rcth "1111tcia a sumarse ala rebelion, a pesar de la "extendida Silll\, ,lhl IIpios revolucionarios", es su-carencia de armada.

    112 Rawlyk (1973 p 230) sostiene que la invasion lI" Nil

    I III'Spero, como es obvio, para los britanicos era mas 1 1 1 ) 1 fLicamente..Ademas, confiri6 a los habitantes de,lll'ia"un nuevo sentimiento de identidad" tal que enI',(.,que Nueva Escocia se habia convertido en un

    I." del mundo cristiano". 1 16 De este modo, Nueva Es-II'Irajo a la 6rbita de Estados Unidos en formaci6n.

    1.,1.1 d importancia econ6mica para los futuros Esta-I t l l l I .Yquiza fuera beneficioso a corto plazo para Nueva

    II I'vro tuvo una gran trascendencia geopolitica a lar-

    IIII!'SLOque si Nueva Escocia se hubiera convertido enI'" 11.'1'10estado, no hay duda de que Inglaterra hubiera11111t"Lades para mantenerse en Canada y probable-

    I II 111.\ sido "expulsada" de America. I 18 De haber sucedi-It1 11 1 1 ,I proceso de descolonizaci6n habria tornado un

    l'lllt'.

    II IIlhe, la relaci6n de las colonias con Gran Bretana seI I haj un aspecto distinto. A diferencia de la Nortea-

    II11.111i a, que sufria un periodo de depresi6n econ6mi-...II,' cidentales iniciaban una fase de explosi6n eco-

    , II,' IIprincipal producto de exp~taci6n, el azucar.119

    1,1I.,Yde Puert?s Francos d~ ~7~ ~ontrarrest6 con -I.I'"'SI n comerclal de las Indlas OCCldentales,una de1 " , ' remontaba a 1751. El comercio de las Indias

    t .II 11;\biatenido, durante mas de un siglo, un impor-l'q'"llvt1Lecontrabandista, y esta era, en efecto, la prin-

    IIi 1 I : ,c l del comercio entre Gran Bretana e Hispanoa-

    II' lit" r de 1751 se produjo un "cambio radical" enII It I,1 20 Deser los barcos britanicos los que comercia-

    1'111IIIIS spanoles, pasaron a ser los barcos espanoles1Ii1"'Z;\rona frecuentar los puertos britanicos. Esto,

    ", III, 'I'a totalmente ilegal bajo las leyes de navega-, Ii Wincipio existi6 connivencia por parte de las au-

    I'll ,Ii ~sbritanicas. En 1763-1764, como parte del ma-

    la propuesta de solidaridad activa y afirmaron 1 1 1 1"neutralidad" .110 En parte, su debilidad militar I III

    expuesta con asentamientos muy dispersos fUi' III

    sivo en su reticencia a considerar la rebeli6n,III

    I'tNueva Inglaterra habia reservado su energfi.l ",para Quebec y no consideraba que Nueva Ese\III

    'I' II'portante para arriesgar sus recurs os ml Itar s. 'En todo caso, los habitantes de Nueva Es Orl.l

    la frontera, y "como toda la gente de la fronLel':t, Itas" .113 Sin embargo, se consideraban demasialillresistir politicamente, es decir, desde el punlo IIPor 10que buscaron salida en un movimienL 1'1,11,

    Despertar [Great~wakening]. Los pequenos a~I'1I1Nueva Escoc\a e taban poblados en gran parll' I'cionalistas que te , ian que desde Londres y llalll ,se les impusiera la\fecurrente "amen~za del pbl 1 '\do ademas se vieroil1forzados a eleglr contra. 'II 'IIIsus parientes de NJeva Inglaterra y la lealtad a I.,nacimiento de la religi6n "ofreci6 al mismo Lit'IItI"una vindicaci6n" .114'

    El movimiento re.l(ovador denominado NIIl"arro1l6 a partir de las \'mismas condiciones dt' IlIqlltisfacci6n social"llS que los movimientos n'vlIllI

    I I I I')n. pp. 250-251).II I 1 1 1 '1 lira de las relaciones comerciales con Nueva Inglaterra [...J

    ,"1111111'slrategica de Halifax confiri6 a esta ciudad una nueva im-'1111111'1111'0 comerciaJ. Poco a poco se fueron consolidando las ven-

    1 1 11 > I ti" ": disfrutaba la colonia como miembro del imperio britani-

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    yor rigor generalizado en l a aplicaci6n de la ley pll11

    Grenville, se aprobaron nuevas leyes que hadall

    de incautaci6n los barc03 extranjeros que merod

    los puertos britanicos.121

    Al acceder Rockingham al ministerio en 17(, ,Ley de Timbre para apaciguar a los norteameri ':111 1

    b6 la Ley de Puertos Francos para apaciguar a I e I

    tes de las Indias Occidentales. La motivaci6n illll I

    ver con el azucar de las islas francesas. Los COIOIlIl

    se habian opuesto a la adquisici6n de Guadalupl' pili

    su competencia; sin embargo, la producci6n de I ,nicas, aunque suficiente para abastecer a Gran HIII

    dia satisfacer las demandas de reexportaci6n 'Ii II II

    abrir los puertos de las Indias Occidentales brit:,"1

    portaciones il.fcitas de las islas francesas, cuyo .11'1

    mas tarde a Gran Bretana para venderse en el ("11111 1

    podia nadar y guardar la ropa, cosechand? lo~ II I

    comercio y del transporte sin los costes pohtlc()~ II Itraci6n colonial.

    La ley, tal como fue aprobada, no s610 tenia I e 1 1 1 1

    la adquisici6n del azucar de las islas francesas; t . , , ,como objetivo revitalizar el comercio con las 11HII ,

    en particular a traves de Jamaica. Aunque ~:t I

    fuera lenta al principio, tendria gran exito a 1:111'1IIen cualquier caso, precipit6 una inmediata 1\',11 I I

    la.122 Tal reacci6n a la Ley de Puertos Francos III I Ibargo, mas que una pequena parte del dilem'~ 11101

    se planteaba Espana. A largo plazo, el trata 10 IItantas consecuencias para Hispanoamerica c 111 11 II

    nias britanicas por una raz6n muy sencilla. Elilllill

    111 '1 dl' los protagonistas en la escena americana, "Espa-

    1'1'd,) sola frente a la amenaza inglesa durante las si-

    .111',lecadas" .123EI problema basico de Espana seguia

    I '1\I . habia tenido durante mas de un siglo. Expresan-

    II I .. " rcasticas palabras del autor aleman del siglo XVII

    I 1'liI('lldorf, "Espana mantenia a la vaca yoel resto de, 111'1ia la leche". 124Pero ahora se cuestionaba incluso

    I 1I1111i'nto de la vaca.

    111111,lza, obviamente, era anterior al tratado de Paris.

    "' II ,111L s bri tanicos que opera ban desde Jamaica ya en

    11011'1740 intentaban dejar al margen el centro de dis-

    II d,' 'ttdiz.12S En 1762, los britanicos habian tornado

    IIII (y Manila) y amenazado Veracruz. Aunque el trata-

    III' d 'vol via La Habana a Espana, e incluso auriqueIlilll

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    rentable para los colonos espanoles, el difundido

    contrabando con los britanicos (y otros) r 'slIl,

    atractivo. De este modo, socavarfa el objetivo qll

    Puertos Francos de Gran Bretana pretendfa rt'lclI

    trapartida de la liberalizaci6n del comercio intI'una mayor administraci6n real del imperio p J ' II I

    tr6poli. El espfritu de la burocracia imperial olell

    bajo los Habsburgo era el de "obedezco per 11l1'borbones, empezando con Carlos III,estaban (\(" I Ide cambiar esto y, asf la "liberalizaci6n", qUl.' ,II

    suponfa mas libertad, en realidad suponfa una "Ill

    de facto [ ... J puesto que [los americanosJ estah:111a un monopolio mas eficiente y especfficanH'1I1

    los beneficios extendidos a los espanoles". 110 Iaparente se derivaba del hecho de que, al miSlllO IIgobierno espanol reducfa las diferencias II 10 Imerciales de las personas residentes en la ESP:!l I

    los de las colonias, aumentaba las diferenci'ls d,' Iderechos de los espanoles peninsulares r si kilt

    nias y 10s de los criollos coloniales.

    Es importante observar que en 1763 los hril I "panoles se enfrentaban a problemas paral'lo, ""pos. En primer lugar, sus leyes sobre el gobii.'1111I

    violadas por los propios ciudadanos "casi ill'l'I

    cuando no 10 eran, se debfa mas "a conVenil.'l1l 1 .1cia que al temor de la coerci6n" .131 Despu S d,' IIpuesta, tanto britanicos como espanoles t IHIII'IOI

    el uso de la coerci6n. 132

    El segundo problema paralelo para ami O~ w .1creciente carga financiera de la maquinari::l l.', 1,.1 Iguiente ambos intentaron aumentar los il11pll" III

    nias despues de 1763. Los colonos de amb()~ p IIron de forma semejante, los britanicos tiranlll , '1 1Boston en 1770 y los espanoles tiraron agu:lI'dl& I

    130Lynch (1973, p. 13).131Christie y Labaree (1976, p. 27) se refieren a III/111111II

    tambien podia aplicarse a Hispanoamerica. Chaunu ,'~I 11111'IIIcontrabando excedi6 al comercio monopolista leg'Ii dl' ( nill

    XVIII aunque a finales debido a la liberalizaci6n I H "IIIII

    II lilh:1 0) en Socorro en 1781. Estas reacciones, sinI1IId 'luvieron el intento britanico/espanol de impo-

    II III Ille provoc6 un resentimiento paralelo en ambas

    '''IILIItoS, en ambos casas en el nombre de una anterior

    I ,II II 'scentralizaci6n. La (mica diferencia, como ob-1111,III que la descen tralizaci6n anterior del imperio

    II I i 1 1 ; 1 ido en gran parte legislativa, mientras que la

    I Id 111(''n gran medida burocratica.133

    III lil.' [os Siete Anos tarnbien supuso un reyes para

    I 1111:II'ques de Pombal, que accedi6 al cargo de secre-

    1IIIIns Exteriores en 1750, habfa iniciado una polfti-

    I II 111;lyor independencia econ6mica para Portugal

    1III,II'Iones en las que "los beneficios de los dominios

    III "~lcumularan en gran parte, si no exclusivamen-11,11lonales de PortugaJ.l34 El mecanismo fund amen-

    1IIIIIl'IIlOdel "control estatal" de la economfa colonial,

    ""lit! 'onsideraba el "fundamento" de su concepci6n11111111[\polftica.135 Sus intentos, sin duda, se vieron

    Iidl IIll'nle auxiliados por los medios que e! espectacu-

    111'lIln Ie la extracci6n de oro en Brasil puso adisposi-I II I 1 6 Y en efecto, como resultado, Portugal lagr6I11'liI:1per capita que Francia en esta epaca. Braude!

    \I I 111:11gfa con Kuwait en la segunda mitad del sigla

    I 1111Illl ntaba cuestionar la alianza hist6rica de Por-

    I" IIII retana, unicamente intentaba beneficiarse del

    III11,1. maniabra" que la nueva situaci6n de la econo-

    I., ,,,,,. fa a Portugal. Sin embargo, la invasi6n espa-'11111',,11en 1762 signifie6 un "desaffo devastador a los

    1 1 11 11\11(1978, p. 34).tl (llJ47. p. 9).

    I 'lill, VIlI.1[2], p. 327). Vea.se Novais sobl'e la raz6n porIa que lasIIIII "" Portugal inspirada.s POI' las ideas ilustradas y el crecient~'" I I II II.s olonias fue "s610aparentemente una contradicci6n: eraIII111'111d' alraso 10que la imponia". (1979,p. 223).

    1II'\II'IlGarcia(1975,p.249).IIIIIIIiIt-I(1984, p. 304). Sin embargo se trataba de un Kuwait cuya" II ,'staba situada, piincipalmente, en las colonias. "Es en fun,1"'1 !llI'll'm de los productos brasilenos como el comercio interna-I III 111/' 1"1tener supel avit" (Novais 1979 p 293) Ya en 1738 el

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    supuestos basicos" de Pombal, y la continua am II'"

    en America despues de 1763 "hizo esencial para POI

    servar la buena disposici6n britanica".138 El prl'l'io

    par Gran Bretana serfa el abandon a de las pretenslllitugal, y los sucesores de Pombal invertirfan su po l"teso no se llevarfa a cabo hasta sus ultimas cons tll"11

    mediato.139 Entretanto, la polftica de Pombal redllill

    blemente el comercio portugues (y par consiguil'111

    no) can Gran Bretana,140 y suscit6 una imporl:!111

    negativa en los comerciantes brasilenos.141

    Asf fue c omo, en 1763, no s610 Gran BretaJia ,Ill

    (Espana y Portugal empezaron a enfrentarse ala, I

    lealtad de sus colonos en A merica. De h echo, pI "II

    que estas naciones provocaron la grave desleall:l(1 II

    nos par sus esfuerzos, logrados hasta cierto pUIlIII, Iblecer su fortaleza en el sistema mundial, cosa (jill' III

    vitalizando la cohesi6n administrativa de alldlll Ireforzando sus ejercitos y situando alas gobil'1111I

    sabre bases financieras mucho mas s6lidas.

    Carlos IIIactu6 en muchos frentes a f in de fOil II

    pacidad del Estado espanol para tratar can la n1\'11t 'I'pan a peninsular), can sus territorios colonial's ('II

    can el mundo. Aunque animado par la versi6n '''''' ,ideologfa de las Luces, la Ilustraci6n, sus politi ';1', I,ta ban ideadas para (re)crear en Espana el E tUtill III

    disminuir el papel de la aristocracia, debilitar (,I I'"iglesia y basar su administraci6n en una buro J':U I ,mas profesional, tanto civil como militar. El objl'll II

    una expansi6n de la actividad econ6mica ref 1'111,111Ilaci6n comercial y fomentando las exporta iOlll'

    I. ,llIrmente, mediante esta b urocracia de nueva ef ica-

    ,ill I1:\1'(Ia] cosecha fiscal". Al principio, el exito econ6-

    II I d) fue "extraordinario", 142pero esta gran revitaliza-

    II II)rtaleza espanola result6 descansar en "un fragilI,," II \ lue no podrfa mantenerse debido a f uerzas de la

    I I 1I111ndoque escapaban al control del Estado espana!.

    II Ilhtoria a la que debemos dedicar ahora nuestra aten-

    I. I " "\talizador del cambio" fue la guerra de los SieteII II 1111'Espana SUfTi6 humillantes reveses militares (el

    Iddl', ;\unque no el unico, fue la cafda de La Habana),

    1111,1', n ilitares fueron las primeras emprendidas par

    III I,e)s soldados habrfan de tener un papel esencial en

    III' 1111ndministrativa que se ha llegado a calificar de

    ' 1 1 110.1:1Ie America".144 No obstante, los cambios mas ra-t 1"0 lujeron en la administraci6n civil, donde se .revi-

    I I 1IIIIl'j n de la visita general, el envfo desde Madnd deh HloIlicon poderes para investigar y actuar al mas alto

    I IiiIIviduo clave en el proceso de reforma, don Jose de

    111111'"e originalmente en escena como el primero de

    I ,,"lor's generales en Nueva Espana de 1765 a 1767.

    IIdloil" ,Ia reforma mas importante fue la introducci6n

    11.1,1111'S,ese clasico mecanismo colbertiano de centrali-

    I 1I,i1.Los intendentes habrfan de sustituir a los magis-

    ,I. iiI. 1ri to denominados alcaldes mayores y corregido-

    1111Lillores de los tributos indios, que se ocupaban deI oI'.imar la mana de obra india), cuyos cargos se ha-

    1I,IIlio lurante mas de un siglo y que habfan utilizado su

    I ,II poder fiscal) para obtener beneficios comerciales

    I1I1 1768, Galvez, junto con el virrey Croix de Nueva

    138 Maxwell (1973, pp. 22, 33, 38). Vease Silva (1984, Pi', ,IIIIpetici6n de ayuda de Pombal a Inglaterra despues de ias d '111,1111111Espana a Portugal en Sudamerica en 1763.

    139 "EI movimiento pendular [del comercio blitanico Oil 1"'1111no fue acelerado poria Revoluci6n francesa. La guen'a Oil I 101111Itano, volvi6a unir a Inglaterra y Portugal" (Manchester. II)\\, I'

    140 EI comercio con Portugal "pas6 de ser 'el comer 'in 1111\ IInglaterra 'practicaba en cualquier parte' a un humilde seXI"1111""

    1111111'(llJ84, p. 408). Desde el siglo XVI, el reinado de Carlos III habia'''' 1111',,"sivapara el ol'gullo nacional" (Whitakec 1962a, p. 2). VeaseI1,,1111111,lue califica el peliodo 1770-1800como el de la "recuperaci6n" I I'/htp. 417). Finaimente Garcia-Baquero considera el periodo

    I IIIK ('urno"una fase de expansi6n espectaculaI'" del comercio gadi-II I 7). Peroesto tam bien puede decirse de Cataluna: vease Delga-

    I'll "126) POI'ultimo Fisher califica la politica comercial de arlos1 1 1 1 'I IIlllbroso en particular en su impacto sobre la vlda economlca

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    Espana, propuso la abolici6n directa de esta call' I

    cionarios que, simuItaneamente, oprimfa a 10 illdlll

    daba can la mayor parte de los ingresos fiscal s d I

    Cuando Galvez asumi6 el Ministerio de las Indic\. Ig6 a personificar el "celo reformista del gobierno BlI'

    finalmente, en 1786, logr6 imponer su reform a , I

    considerarse como la recompensa de la persev 1':111 I

    mente puede interpretarse como prueba de 10 dill IIhacer reformas en el cIima de la "inmovilidad III I

    " 146na .

    La influencia duradera de Galvez se dej6 sen I i I 1 \

    formad6n de la geografia polftica que efectu6, ulla II

    ci6n que influirfa en gran medida en el futuro prill

    colonizaci6n. En 1776, uno de sus primer s .11 t

    ministro de las Indias f ue establecer el Virreinato dEn el siglo XVI s610 existfan dos virreinatos, el d Nil

    Y el de Peru; un tercero, el de Nueva Granada, .\' II

    1739. (Par que cre6 Galvez un cuarto virreinato III

    igual que cierto numero de unidades menores, 011111

    as Generales y Audiencias)? La de 1776 no era una 11\1 Ita. La guerra de Independencia de la Norteam 'I'i\ II Ihabfa comenzado. Parecfa una ocasi6n de oro P")I':I ," I

    tra Gran Bretana y su aliado, Portugal, que enll\' 1 1 1 1

    estaba invadiendo econ6micamente en las zona' il H l l1

    america mediante el comercio ilegal a 10 largo d ' b1 11 1

    mento-Buenos Aires. Carlos III intent6 crear un gohlI

    te que contrarrestara esa invasi6n. Este gobiern ii,,, 'I

    La Plata, que inclufa la actual Argentina, UrugLl'ly. I' \I

    Bolivia. "En circunstancias normales, Inglaterra 1111 Itolerado realizar sus prop6sitos", 147pero estas no V I.1I 1

    tancias normales. La revigorizaci6n de las f-tJ 1':1.;1' I

    rindi6 frutos. Una expedici6n de 8500 hombres TIIIII I

    II 1 77 6 Y se apoder6 de Sacramento "por tercera y uIti~

    II~ I':sla victoria espanola se ratificarfa en el tratado de

    lllll',() n 1778, y acabarfa definitivamente con las aspi-

    111\ Portugal sabre La Banda Oriental (actual Uru-

    , 1 ,, 1 I'n Norteamerica ejerci6 una presi6n continua so-1llIlIlilmerica. Dio un "caracter de urgencia"149 al movi-

    I' 111 1'11 ista que condujo al segundo grupo de decretos

    1 1 1 1 1 1 \ I'omercio de 1778. Espana estuvo sometida a fuer-

    1""1'. para sumarse a la guerra contra Gran Bretana en

    1 " 1 \ dildo a Francia que ya habfa declarado la guerra

    I 0 1 I cisi6n francesa, en cierto sentido, fue bastante

    1 '1 11 , II , bra intentado reducir el poder britanico en Ame-

    tli 1'1 3. Tras abandonar -el cargo en 1770, el duque de

    Iii tlI'j6 un informe en el que reiteraba los cinco elemen-IIio.' en una polftica de este tipo: evitar la guerra,

    11111 I~spana y Holanda, debilitar el credito financiero

    I' I"' )mover la independencia de las colonias de Nor-

    I, I Iwi tanica y reducir el comercio entre Gran Bretafia yI lilli', tI Espana y Portugal. Cuando Vergennes accedi6 a

    " 'II I 77 4, revis6 las polfticas de ChoiseuJ.lso Las colo-

    III ,II .Inas, sin embargo, habfan forzado la intervenci6n

    '" \" illiciando una guerra.I ", Ipio, Francia se limit6 a ayudar en secreta a los revo-

    II III', II rteamericanos. El gabinete frances estaba dividi-

    1 I1 " d\'I"fa que la guerra, "como el mayor de los males",lSIli,li'S, Y no habfa la menor certeza de que los nortea-

    IIII' I udieran resistir pOl' mucho tiempo. Despues de

    IIiI11.111 perdido la batalla de Long Island el 27 de agosto

    I ,\',1, la derrota del general Burgoyne en Saratoga, el 16

    1 1 1 '1 1 d' 1777, tuvo un inmenso impacto sabre Francia y

    I 1 ',1 I1a .IS2 Francia, subitamente, empez6 a temer alga

    145 Navarro Garcia (1975, p. 160).

    146 Stein (1981, p. 28). La visi6n de Stein sobre el exito d" GlIl '.to amarga: "18 anos despues de que Galvez presentara un plall ~1I11l1Identes en N ueva Espana, diez anos despues de que fuera nOlllllllltill

    de las Indias seis anos despues de que se iniciara en los And s \' \1111 Id

    11I1111f'(1984, p. 401). La revigorizaci6n del ejercito continuar ia mos-" 1I III IlS pocos anos despues, cuando Espana entrara en la guelTa nor-

    111.1I' illvadiel'3 Pensacola.I \ (,'1111 Bretana cedi6 Pensacola y Florida OIiental a Espana. Fue en

    111 1l'II I1'a cuando Espana expuls6 al fin a 10s britanicos de la Costa de

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    peor que una v ictoria britanica: una victoria d 1:1 Ibel des sin ayuda de Francia, es decir, la posibilidad Itad os Unidos independientes y hostiles.ls3 FralH I

    tratado con Estados Unidos el 6 de febrero de I77H,abiertamente a la guerra.

    Ahora la presi6n se ejercfa sobre Espana, y I e I

    eran muy reticentes. Espana dudaba ante la ide" (h ,cualquier actuaci6n que pareciera legitimar la J'(' II

    nial. Ademas, Espana negociaba su neutralida I Ie III

    I II ,'('si6n por Gran Bretana de Gibraltar v Menorca

    I III till los britanicos no necesitaron. Lo~ francese~ItII\III' in Len~s en lograr el apoyo de Espana y aceptaron

    1.11111'S en el tratado de Aranjuez de 1779. Esas condi-111'11111la promesa de una invasi6n conjunta de Inglate-

    11 I1:1lorma como Espana pensaba que se podIa aca-

    II III' :lnLes de que fuera atacado "su imperio colonial,

    lill ,'.xl 'nso y vulnerable".lS4 Espana firm6 su tratado

    II' hi, II) con Estados Unidos.I.SS Su objetivo era bastan-

    I 11111(' 'uperar Menorca y Gibraltar, por supuesto, pero

    \ d,H,:t1ojar a los irigleses de todas sus posiciones en el

    IIII iana, Mosquitia, Jamaica, Antillas Menores-".!S6

    I , 11,1/,6 un eleva do precio "en sangre y dinero":!S? la

    I. '111b c6 en la primera de las sucesivas interrupcio-

    III III'SOS entre Hispanoamerica y Espana; la companIa /I fill' 16 arnlinada; el tesoro estatal no percibi6 ingre- \

    III' I,!Vii; la ind~stria algodonera catalan a se resinti6;IS8 0

    II 101.111mercantll de los comerciantes de Cadiz que se-

    t 11.111,I grupo mas importante cay6 "dentr6 del mas ab- /Ii

    III1III'.ionismo, 10 que 16gicamente redund6 en benefi-

    '1111"Ibando que conoce en estas fechas su mayorII" I ~rl

    Ii d . IIIl'J Le, la peor de las consecuencias rue el cicio in-I I I 11'1' 'e inici6 en ese momento. Ya en 1774 el conde

    1"'111,111 ' citaba la ausencia de la inflaci6n del papel

    p,lllol como un "gran activo nacional". Pero los gas-I, l'III'I'ra, combinados con una disminuci6n de las ren-

    I 11.111,I Lesoro real. Esta pauta se repetirfa despues de

    "1111I Ins costes eran reales, el estado espanol tenIa que

    ,I dl' :t1gCtn modo. En efecto, "Ios colon os americanos

    1111IIIS a Lributaci6n para redimir" el papel moneda, 160

    l'jllI 1,1 lueblo en la metr6poli. En ultimo termino, esta

    pantletista ingles de 1776,'como 'Ia insolencia' de 'Ios !ider ~dl' III

    ajenados, demagogos ambiciosos' que habian 'didgido a 11111'"1'11.-ante, paso a paso hasta un punto en el que retrocedel' ante 1:1111111

    no imposible'. De pronto este populacho ignorante derrotallll II1111jores ejercitos del Antiguo Mundo, uno de los mas rico - ('II hi It(Madariaga, 1948, p. 300).

    153 "Vel-gennes habia estado obsesionado con la idea, :1".111t

    que como resultado de la lucha de America por la independL:II1 I"paiia perderian sus posesiones en las Indias Occidentales" (Villi I I534). En 1776, Silas Deane, el delegado del Congl-eso Conti'H'II"d Ivertia a los fl-anceses que sin ayuda suficiente los americall()" I

    dos a reunificm-se con los britanicos. Una America indcpL"lllh III

    lado, hada a Francia la sucesora de GI-an Bretaiia en el dOlllilll1l"mundial" (Kaplan, 1977, pp. 138-139). EI 23 de julio de \777 \\ I

    un informe al rey Luis XVI en el que afirmaba: "Si Inglatel'I'li '"'"1'1la revuelta amedcana, tendn\. que lIegar a acuerdos con el"', 1'11101.

    aliados a aquellos a quienes no ha logrado mantener como ~1""11111to conjunto alas riquezas de Per-u.v Mexico v las Islas d ,I 1\/111II

    (CitadoenConvin,1915,p.34.) .La desconfianza de Francia hacia las verdaderas inl "ll '''III

    Unidos fue uno de los factol-es pl'incipales dm-ante las Posl(', 1'"1 I

    nes de paz en Paris en 1782-1783 pal-a que Francia presio'l:1I1IIIIIIa fin de que se Ie permitiera conservar Canada. Ya en \778, (,Il III

    nental habia pedido a -Ios franceses que se comprometier'm II II III

    quista de Canada (asi como de Nueva Escocia y las Florid:.") I"" IVel-gennessin embargo, en las instrucciones que diera el 21)d, IIIII

    a su diplomatico en Estados Unidos, Com-ad-Alexandre (:(',11101

    "Ia posesi6n de estos tres telTitorios (conlrees), 0 al men os d,' ,II" Ite de InglaterTa seria un util principio de inquietud v d' v "11,111amel'icanos que les haria senlir mayor necesidad de la anli~llld \ I,rey, y no Ie interesa que esto se desln.lya" (reimpr'eso 'II 1'111'1111

    1963, p. 153). En 1779 en Lucema, Vergennes afirmaba (j'"' 111111

    i i t " A i t t i l d i\ l' "11'''1'' I

    1III'IIl , p. 108).

    "1111,h. Revoluci6n anglo-americana, Espaiia [fue] aJiada de Fran-11111111\de Estados Unidos, cuya independencia no reconoceda hasta

    IIIrill1!"eLaiia"(Bemis, 1943, p. 16).

    IIIII( i II 'fa (1975 p 141) De hecho todo 10 que obtuvo Espaiia fue

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    161 Liss (1983, p. 137).162 Como observa en fOima pertinente Madariaga," 1.111' 1111111

    ser contagiosas En cualquier caso es significativo quel()~

    11111II

    I I I\'n el n:antenimiento del orden colonial "la mejor

    ,II ',11 p:o~la hegemonfa, y en esta la (mica garantfa

    II Il'l'mmlO a manos de las mas numerosas castas in-IIII'Z Jadas".168

    I II 'mbargo, una tercera posici6n: la de no conside-

    11111Amaru ni un lealista enfrentado a los criollos ni el

    Itl' IllId )r por la independencia, sino como revoluciona-

    1Ii liN I'IS revueltas s610 tienen sentido si las situamosI. III f:ls cfcIica (0 conjoncture) de la economfa-mundo.

    , ," I. 'ideraciones: en primer lugar, conocemos la rece-

    ,111!111i'a general despues de 1763, que en 1776 habfa

    ,.1'1III,' 'tcontecimientos de la revoluci6n de Norteameri-

    1111I . y la intervenci6n de Espana contra los britanicos

    I II ',I' )'Lmdolugar, conocemos el movimiento reformis-

    11'1III)1'Carlos III y que tuvo su segundo gran impulso, II 11'1'er lugar esta el efecto de la cafda de 10s precios

    , II 1:\regi6n de los Andes. Resulta que los anos 1779-

    III II)mden, con bastante exactitud, a una de las ma-

    1 0 1.1'1d 'J siglo". Los precios se encontraban en su nivelI" .l1'.,c!' 1725-1727; ademas, los anos 1779-1780 fueronI1111'\'1 dramMico punto inferior de un cicIo con ten-

    1IIIIilja desde 1759.169

    .II 1'()J1Slituir una resistencia primitiva, las revolucio-

    I11I1I 111~adaspor la integraci6n de los indios a la econo-

    11101"1'~IP!talista~que s610 recientemente habfa adquiri-

    'Ii I 111':\la medIante Jos diversos intentos de "fortalecer

    , " I ' 1:1administraci6n central" .170En Peru era prover-"'lllllp 16n y los abusos de sus corregidores. Cuando

    I I11,1C;ondorcanqui, afirmando ser el Inca Tupac Ama-

    I \' IIIt6 en 1780, utiliz6 como argumento principal el,IIi Ilit)" que oprimfa a los indios mediante impuestos

    1''''1 1,1'vados que arruinaban la economfa.

    I dlilld, no es pertinente tratar de descifrar las motiva-

    Iii iii,s personales de Tupac Amaru. El nueleo de la re-

    I '11l'ontraba en la poblaci6n rural india, pero no en el

    I 1 1 1 1 ) 'n todas partes. Golte ha hecho algunos calculos '

    inflaci6n se convirti6 en un factor tanto de la ('1111Ile6nica de Espana como de los movimientos d III I

    La "indiferente" implicaci6n espanola en la gill I

    pendencia de Estados Unidos tuvo, por consiglti"111siones en y sobre Hispanoamerica".161 PreCiS:l1l1 I

    momento se produjeron dos revoluciones de inllllll'

    Tupac Amaru en Peru y la de los comuneros d .. Nil_ da.162 La revuelta de T6pac Amaru conmovi6 h:l,l 1

    t : : : s : : l - > America que su propio objetivo sigue sujeto a I~IIIIsia. (Fue el primer heraldo del movimiento d illli I

    fue casi lo.contrario?

    Algunos consideran que ellevantamiento indlll ddirigido por Tupac Amaru -que aunque no [Ul', II'

    mas que la culminaci6n de una larga serie d' h'\' IIsf fue el que tuvo mayor impacto-163 como" Ildlll

    importante de los indios no sometidos".l64 lidII

    fue la visi6n de muchos administradores de la ('pili

    de los casos, un rechazo primitivo a adoptar b,I IIIel mejor, un "grito social"165 que, por 10 tanto, 110 11111

    si no aprobarse 0 tolerarse. Este frente se S1t(11II'll ,

    los que han intentado cooptar la historia de Jas I'" II

    en los Andes como una "fase previa de la ind IlI'lid

    intento de algunos historiadores peru an os tal' Ill"do por Chaunu, que 10 califica de "completo '111111

    Para Chaunu, estas revueltas indias, lejos cI iIllpllvuelta de America contra Europa, fueron LIt ~I It' 1\

    indios contra "su unico enemigo [... J la opre 'jelll I IIesta versi6n de los acontecimientos, se pon 'l'lIli II

    hecho de que Tupac Amaru afirm6 que su 11111II

    leaP67 al rey, aunque no a 10s servidores del r y.I'I'11I

    actuaba en ambos sentidos. Uno de los resullildll "

    miento de Tupac Amaru fue hacer que part' (h I I

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    aproximados, pero convincentes, estableciendo till I

    renta total p er c api ta en cada provincia (que, h Iriaba con la naturaleza del suelo, la cantidad < 1 \ ' Ipara la exportaci6n y las oportunidades de salario. I

    en la minerfa). Golte dedujo de esto el nivel l11l'dltos real mente recaudados, legal e ilegalmente, y \'11correlaci6n casi exacta en tre 10 exiguo de la SUI) ' Iel grado de participaci6n en la revueltaYI Pii,l

    acierto los n umerosos paralelismos entre el I v:\111,

    Ttipac Amaru y ellevantamiento, casi simultan '0, II

    (1773-1775), que ya hemos discutido antes: la pn', 'II

    un "zar" 0 un "inca", la rebeli6n de campesinos l'll I

    fundios, y una importante actividad minera, 1:1 ,Iment e en el trabajo forzado; en resumen, un !t'v,IIIcoerci6n laboral para una actividad orientada al III I

    T upac Amaru busc6 el apoyo de los crioJl s. III

    principio las autoridades sospecharon que I()~ 'IIIirritados con las reformas proyectadas, habian ill I'll

    pac Amaru, y quizas existieron algunas pruebas < 1 \ 'los intereses de ambos grupos seguian direcci Ill' " I"orgullo de sangre" de los criollos frente a los 11111

    mestizos y mulatos no s610 rue u n hecho social II

    merica desde el principio, sino que ademas h"hl \

    durante el siglo XVIII.174EI sentimiento de dist:lllll'

    correspondido.175

    La demografia era clara. En 1780, el 60% d 1.1I' I

    Peru era india, pero pocos indios vivian en Lilll,I,

    eran espanoles (criollos 0 peninsulares). El resto I' I

    las denominadas castas: principalmente n gn I', Imulatos.176 Para los indios, sus enemigos mas illill d

    1111". ntroiaba n la vid a econ6mica y social y, "en ge-1 ,1 ' , \ Tan criollos" y no peninsulares.l77 Ademas, Tupac

    111'1111'li6 liberar a los esclavos y expres6 opiniones

    1111I"" sobre la pJ;opiedad, destruyendo, por ejemplo,

    III' 'I ,i 'dad de los criollos. Enfrentados a este tip o de re-

    III "11'i llos pronto hicieron causa comtin con los espa-

    I I~'I yeneral, en Hispanoamerica, como observa Le-

    tllIl I'll ~ste momenta dos movimientos revolucionarios

    III 'I '" ~Icriollo y el indio. "A veces sus caminos se cru-I I V .1 V ces disc;urrfan separados". 179

    I" 11,\11de Ttipac Amaru fue suprimida mediante una

    1,111'1d concesiones -la supresi6n de los repartimen-II 11I\,,'za militar. Pero la importancia de la rebeli6n es-

    II \'onsecuencias politicas para Hispanoamerica. Los

    I" 1,1"\"1n de manera definitiva toda iniciativa en la ges-I 1.1'1I"vueltas mas significativas".181 Y la raz6n fue que

    1'111,{','(ilo inicial y fuerza de la rebeli6n de Tupac Ama-

    I III II mpletamente a los blancos. No volveria a haber

    I I" Ion s" de blancos y cuasiblancos a tales rebeliones

    .I, 1780.182 Por el contrario, a partir de este momenta

    1111Ii,'umirian elliderazgo de las revoluciones. Incluso

    .II 'I"' sto llegara a ser as!, como regIa generalla pro-1,1,,1\'ompromiso con el separatismo y la independen-

    tll 11.ll'fan una relaci6n "inversamente proporcional a la

    I 11111ios y de negros dominados". 183 En las guerras deI, Iii l:t, particularmente en Peru, ambas partes provo-

    I III, i1 11 iento de los indios. "Fueron saqueados por to-1,ltltoS".184 '

    1111'.iniciales de Ttipac Amaru inspiraron un movi-

    1I11111'j10 como de los comuneros en el vecino virreina-

    \71Vease Golle (1980. pp. 176-179).172Vease Piel (1975, p. 205, nota 22).173Vease Fishel' (1971, pp. 409-410).174Konetzke (1946, p. 232).175"EI criollo blanco, hijo de espanoles 0 eumpeos, nada '1'1111

    mLll1con el indio, y este apegado a su raza y a su tradi ioll. 1111Icontacto con el criollo, al cual ignoraba 0 detestaba" (Galld!'1 1'1I

    176Vease Golte (1980, pp. 42-43). Este pOl'supuesto 'Ill 1,',1IIdemografico de AmeIica. Las proporciones eran similar'~ I'llmala y Bolivia. P em en Nueva Granada el eJemento me ti/,11,'1,1lit

    l i di E B il l C ib l d illlllihE d U id C d l bl V l l' I

    1,1 (1'/71, p. 421).1III'I,Io'V'Y Lynch (l965a, p. 28). "La manumisi6n de los esclavos ne-1111I11.1,la destrucci6n de los obrajes de 10scIiollos en el curso de la

    ,,1111lodo, el peligro potencial que revestia la movilizaci6n indepen-III"Iillil'ion india, fueron razones mas que suficientes pam sepamr v

    "I 1'11 1 los criollos en contra de los indios" (Bonilla, 1972, p. 19). '11111')117,pp. 143-144). ., I " i111'(1980, p. 202) Y Fisher (1971, p. 411).

    1 1 1 1 1 1 (1')72, p. 16).

    IlfolhII(i 81,p.693).111111(11)63,p. 408). Los lugares donde el porcentaje de blancos erat " I11111V' l y L Pl t l d t d l J i6 d

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    to de Nueva Granada.185 Tambien esta fue una 11"'111

    del "gran proceso revolucionario" desencadenad (I' I

    sado) par el proceso de la reform a borb6nica.186 I,ll

    Tupac Amaru tam bien mantuvieron alas crioll s tI

    de Bogota, la capital de Nueva Granada, y a 10" (II Icentros urbanos, en un estado de "constante inquil'llI ILa causa inmediata del levantamiento de 10' '111111

    16 de marzo de 1781 fue la indignaci6n provocad:\ 1'"1

    za de los nuevas procedmientos y el aumento LlI' I ,(impuesto sabre las ventas) del nuevo visitador !',I'II

    Francisco Gutierrez de Pinedes. La cuesti6n cenl!'.d

    tenfa la autoridad para impanel' nuevas exaccionl's I

    Par consiguiente, se trataba de una cuesti6n c II, t III

    paralela a la que habfan planteado los colonos d NIIII

    britanica. La diferencia era que en Nueva Granada

    poblaci6n india significativa mucho menos inter :-illtl,

    voluci6n del poder fiscal central que en los abus s tlitales como la tributaci6n excesiva y la invasi6n k 1 .1dos, las tierras comunales de los indios, que estab:\I1 I

    bastadas alas gran des hacendados criollos y a \11 111

    menores que, en gran parte, eran mestizos. La illl:lIIt

    oraba par el hecho de que la industria textillocalt', t ,Icadencia, una vez mas como consecuencia de Ill, III

    , . I d I 'do 189economlcos genera es e a economJa-mun .Mientras que en Peru la yesca social, una W'I 1 1 1 1 1

    cay6 bajo el liderazgo indio (si bien se trataba dt' III

    eran caciques y que pretendfan ser descendient s (\., Iaristocracia india), en Nueva Granada la insurr 1'1 1 1 1 1 1

    importante elemento mestizo desde el principia . v II Ifue asumido par un criollo, Juan Francisco Bel' I'll, IIdado (aunque modesto). Par 10 tanto, en Nueva

    virtual mente dos revueltas, mas a menos bajo

    un criollo -mestizo-, una centrada en Socorro h i '1\

    en los llanos de Casanare.Los rebeldes marcharon sabre Santa Fe, dondL', I'llI

    , I I'll I r habfa sido temporalmente asumido par el arzo-

    I \lIlonio Caballero y G6ngora, cuya Ifnea de actuaci6n

    III I y onciliadora. Berbeo "contuvo al ejercito rebel-

    ('l1l1'6 en negociaciones can Caballero. EI resultado

    II 1

    (1I1\promiso, las capitulaciones de Zipaquira (8 de ju-1 I/H I) que redujeron los impuestos, garantizaron ma-

    II II d;\c! de acceso a los cargos oficiales alas espanolesII II'dlh1'es y ofrecieron algunas mejoras a los indios. Es-

    IIIIIHI., sin embargo, consideraron las capitulaciones una

    1'111"1'11y una forma de evitar que ellos entraran en San-

    II" lit I apaciguaba a los elementos criollos y mestizosII\IIl'lla). Los indios intentaron continual' la lucha en

    1111,pl'i'O fueron aplastados can la ayuda de sus antiguos

    1111ii, b alianza temporal de una parte de la elite descon-

    'III I;,spana y la "plebe", los "desheredados", result6 im-

    I Ij' 1.)$

    primeros se inspiraron en el levantamiento de1 '1 lilt'llles, los colonos britanicos norteamericanos;193 los

    1',lliron el e jemplo de Tupac Amaru y, al final, los te-

    11,"1" Tiollos "no s610 no los apoyaron [su movimientoJ,

    1'1>1 , 1" I' chazaron abiertamente y colaboraron can las au-

    il "I'H Sin embargo, en Nueva Granada las elites (apo-

    1"11IIWl demograffa alga distinta) habfan aprendido can

    II I,, 'i6n de Tupac Amaru y asumieron elliderazgo de

    1,11,1c1:1ndoleforma desde dentro, can 10que conserva-

    I II" III jar las expectativas de futuro de sus propios in-

    IIIIIII'a Espana. Bolivar emergerfa en Nueva Granada,

    I 1111I'ecibimiento muy ambiguo en Peru en la decada

    185 "Los socorranos [ So corro era la localidad de la inSUlIl"1 1 0embriagados por los supuestos exitos de Tllpac Amaro" (Phclllll, 1'1

    186 Lievano AguilTe (1968, p. 467) quien tambien observa lIl\I' 1 . 1 1Tupac Amaro "tuvo resonancias decisivas en el curso de la RI' 11111'Icomuneros" (p. 470).

    187 C d A t (1960 l I 88)

    II' Ii ( l'iKS. p. 34).II' II 11'IH5,p. 36); vease tambien Arciniegas (1973), cuyo capitulo xixI ,111IIri6n".

    \1111I'llilTe (1968, p. 447).1 I I ,,,I 'nas Acosta (1960, vol. I, p. 88).111111'/19,p. 134). Habia otro factor a tamar en cuenta: los esclavos"I'll 111;\1'1.1habia atemorizado a los criollos proclamando el fin de iaI 11111111'la cuesti6n no se plante6 en forma directa durante ellevan-

    J , III ,'OlTIlIneros, si era latente. Venezuela habia sido desde haciaO J I 11111\'n la que f10recian comunidades importantes de esclavos fu-IIIlIilllllCloscimarrones. Muchos practicaban un "bandidaje social" y" 111111Ic1aci6n de colusi6n con los esclavos de las plantaciones, per-I' 111'1i1"Cutilizaran la amenaza de las represalias de los cimarrones

    " 1 1 1 1II'/' i i6 f t "V l l idi

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    23/46

    La aspiraci6n criolla a la independencia en 01111

    modo sus dos acicates: los agravios de los crio]Jos II

    peninsulares y el temor de ambos frente a los eSlrall

    res no blancos. El primero de ellos el tema de la riv II

    llo-peninsular, es el que ha dominado practicanll'II1

    riografia del periodo colonial tardfo de Hispan alII

    menor grade de Brasil); un criollo era, par defillillt

    cendiente de un peninsular. Durante el periodo cololl

    panoamerica, al igual que en casi todas las col 11 111

    por la metr6poli, un segmento de los colonos naclll

    nia y otro emigraba de la metr6poli. Entre estos 11111

    nos eran nuevos colonos y Gtros eran personas Lilli'

    tempora'lmente para desempenar cargos de alglill II

    intenci6n de retornar a la metr6poli; algunos cUlllpl1

    tenci6n y otros no. En todo caso, incluso si un 111'111

    gresaba a la metr6poli era muy posible que tuvkl.I I

    dos en la colonia que optaran por permanecer II . 1 1En cierto sentido el estudio ha at raves ado dos 1.1

    ci6n clasica es que los criollos eran excluidos d ' I"

    ciales en el siglo XVIII en beneficio de los peninsul;1I1

    era el origen de su descontento.195 A partir de I s;\1 t

    ta esta posici6n empez6 a ser atacada. Eyzaguirn', I"

    sostiene que los criollos mantenfan "un indudahl,' I

    en la burocracia", y 10 que se produjo fue un IIllIl

    de transformar esa mayorfa en "exclusividad"

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    blancos". Como Senala Lynch, de hecho much S I II

    pieles oscuras y asperas y labios gruesos, "como ( '1 1var" .205

    Sin duda, el hecho de tener sangre mixta (do. & I

    - segun Chaunu)206 en una estructura en la qut'"blancura" llev6 a muchos criollos a traducir Sll ( 1 como "descendientes" (aunque tenidos de amhl~1l

    en una superioridad de clase sobre los recien lle/".1I1

    criollo, cOJIlpuesto en gran parte por persona:,; ('11\,11

    dos habian llegado de Andalucia, Extremadun\ y (siglos XVI y XVII consideraban a los llegados ell ( ,1 Icomo' espanoles, sino como procedentes, en PI"0pol

    rada, de las montanas cantabras y de Galil"! \

    'antigachupin' [gachupin era una de las expr Sillll

    ridiculizaba a los peninsulares] no deja de !"J('111l1

    anticantabro y muy especialmente al antigallel',1I

    IILos criollos tambien llamaban a los peninsuJ, p. 54).

    lillI' (1984, p. 438).

    I Ijl 1(2) V t bi B (1971 80 85) L l i d

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    "errores" de juicio de los poderes metropolitano,

    de argumentaci6n predilectas- como en la aculIllIl

    cesivas evaluaciones de costes y beneficios (p I' 11111

    tes) en el contexto del orden mundial britanic 'III

    surgir. Es indudable que no todo era f rio calcu 1 0 , I IIdesencadenada, la aspiraci6n de los colonos a In Illd


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