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Whatever happened to north- south? IPSA-ECPR joint...

Date post: 20-Sep-2018
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1 Whatever happened to north - south? IPSA-ECPR joint conference. Sao Paulo 2011. Elizabeth Arceo, Gabriela Marzonetto International Association for Political Science Students Tools for Achieving the Quality of Democracy in Latin America: The Case of Argentina and Mexico Herramientas para la consecución de la calidad democrática en América Latina: El caso de Argentina y México “No existe un solo modelo de democracia, o de los derechos humanos, o de la expresión cultural para todo el mundo. Pero para todo el mundo, tiene que haber democracia, derechos humanos y una libre expresión cultural” Kofi Annan. Resumen. Desde mediados del siglo XX, los países latinoamericanos han sufrido muchos cambios importantes en sus sistemas políticos, pasando de crueles dictaduras a débiles e incipientes democracias. Sin embargo, en las últimas décadas, países como Argentina y México han vivido en democracias disímiles e inestables. Estos países tienen que trabajar constantemente, en la búsqueda de gobiernos democráticos fuertes. Este trabajo no es sólo acerca de las características de los sistemas democráticos en los países mencionados, sino que busca conocer la calidad de sus democracias. A pesar de que el concepto de calidad de la democracia ha sido abordado por diferentes investigaciones, incluyendo varios factores como la legalidad de la democracia, el derecho legitimo de voto, los derechos políticos y civiles, y la calidad institucional, es necesario generar un análisis específico para conocer la calidad de la democracia en Argentina y México, para encontrar puntos en común y divergentes que nos ayuden a mejorar las deficiencias democráticas o las lagunas existentes en estos países. Basándonos en índices internacionales de calidad democrática, y armando nuestros propios estándares de la misma, este trabajo busca generar un análisis comparativo entre estos dos países. Buscando nuevas herramientas, que pueden ayudar al fortalecimiento democrático, con el objetivo de lograr la calidad de la democracia en Argentina y México.
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Whatever happened to north- south?

IPSA-ECPR joint conference.

Sao Paulo 2011.

Elizabeth Arceo, Gabriela Marzonetto

International Association for Political Science Students

Tools for Achieving the Quality of Democracy in Latin America: The Case of Argentina and Mexico

Herramientas para la consecución de la calidad democrática en América Latina: El caso de Argentina y México

“No existe un solo modelo de democracia, o de los derechos humanos, o de la expresión cultural para todo el mundo. Pero para todo el mundo, tiene que haber democracia, derechos humanos y una

libre expresión cultural”

Kofi Annan.

Resumen.

Desde mediados del siglo XX, los países latinoamericanos han sufrido muchos cambios importantes en sus sistemas políticos, pasando de crueles dictaduras a débiles e incipientes democracias. Sin embargo, en las últimas décadas, países como Argentina y México han vivido en democracias disímiles e inestables. Estos países tienen que trabajar constantemente, en la búsqueda de gobiernos democráticos fuertes.

Este trabajo no es sólo acerca de las características de los sistemas democráticos en los países mencionados, sino que busca conocer la calidad de sus democracias. A pesar de que el concepto de calidad de la democracia ha sido abordado por diferentes investigaciones, incluyendo varios factores como la legalidad de la democracia, el derecho legitimo de voto, los derechos políticos y civiles, y la calidad institucional, es necesario generar un análisis específico para conocer la calidad de la democracia en Argentina y México, para encontrar puntos en común y divergentes que nos ayuden a mejorar las deficiencias democráticas o las lagunas existentes en estos países.

Basándonos en índices internacionales de calidad democrática, y armando nuestros propios estándares de la misma, este trabajo busca generar un análisis comparativo entre estos dos países. Buscando nuevas herramientas, que pueden ayudar al fortalecimiento democrático, con el objetivo de lograr la calidad de la democracia en Argentina y México.

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Palabras Clave: Democracia, Calidad democrática, Argentina, México, índices internacionales, Análisis comparado.

Abstract.

Since middle of the XX century, Latin American countries have been suffered many important political system’s changes, from cruel dictatorships to weak and initials democracies. However in the last decades, countries like Argentina and Mexico have been living on dissimilar and unstable democracies. These countries have to work, constantly, looking for ways to make their governments democratically stronger. This significant approach is not only about the characteristic of the democratic systems in the mentioned countries, but also, to know the quality of democracy that they are living. Even though the democracy quality concept has been approached for different researches, including several factors like the democracy’s legality, the legitimate right to vote, the political and civil rights and the institutional quality; is necessary to generate an specific analysis to know the democracy quality in Argentina and Mexico to find similar and divergent points that help us to improve the democratic deficiencies or the gaps in these countries. Basing on quality of democracy's internationals index, and making our own standard of it, this work aims to generate a comparative analysis between these two countries. Finding new tools, which can help the democracy fortify in order to achieve the quality of democracy in Argentina and Mexico.

Key words: Democracy, quality of democracy, Argentina, Mexico, internationals index, comparative analysis.

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I) Introducción.

Desde las olas democratizadoras de la década de los 80’s, en América Latina se ha trabajado en la construcción de democracias consolidadas y fuertes. Es a partir de esta época que la democracia toma fuerte impulso y se hace inadmisible pensar en otra forma de gobierno para la región; pese a los impulsos democráticos, nuestros países aun están en la búsqueda de la consolidación de los estándares básicos para hablar de democracias de calidad.

¿Por qué hablamos de evaluar la democracia? Si bien, casi en su totalidad, los países latinoamericanos tienen regímenes democráticos, el hecho de contar con elecciones periódicas y de un sistema representativo, en la actualidad, no garantizan los niveles de bienestar exigibles a los regímenes democráticos.

Durante décadas el máximo ideal de América Latina fue consolidar sus democracias (después de los golpes de estado de Argentina, o de los 70 años de gobierno del Partido Revolucionario Institucional de México, por ejemplo). Ya, en la última década, los países latinoamericanos, y en especial Argentina y México, demostraron su capacidad para construir democracias estables. Si bien el sueño de la democracia consolidada es real, los avances en materia tecnológica, la globalización y las nuevas formas de gobernanza y de control estatal, invitan a los ciudadanos a ir más allá de la cuestión procedimental del sufragio periódico. El nuevo desafío de la democracia actual llama a los ciudadanos a participar y luchar por los derechos, garantías y condiciones que serán esenciales para el desarrollo de sus países: convertir sus democracias en democracias de calidad.

Desde hace varios años se desarrollan diversos métodos para evaluar la calidad de las democracias que viven los países latinoamericanos, lo que se representa a través de índices de calidad democrática tales como: el de Freedom House, el de The Economics Intelligence Unit, el Índice de Desarrollo Democrático de América Latina y el índice de calidad democrática de Levine y Molina.

Repensar el estado actual de nuestras democracias en perspectiva mundial y regional y en clave comparativa entre estas escales, es una tarea fundamental para aproximarnos teóricamente al camino que tenemos que seguir en la práctica, que no podemos dejar de realizar si queremos que Argentina y México logren ser democracias de calidad plena.

Finalmente, aceptamos que existen diversos conceptos sobre democracia y que empíricamente no existe solo un modelo democrático en el mundo; sin embargo el debate que se desarrollará en las próximas líneas recaerá sobre los elementos que diversos estudiosos consideran necesarios para valorar, bajo diversos métodos, la calidad con la que cuentan los Estados hoy en día.

El presente, es un estudio descriptivo basado en el análisis de los índices mencionados, que busca conocer el estado de las democracias de Argentina y México, con el fin de

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encontrar herramientas que nos orienten hacia la consecución de la calidad democrática de estos dos países.

II) Argentina y México: la reconstrucción de sus democracias.

Tal vez, en el panorama internacional, ambos países pueden reconocerse como democracias características de América Latina, sin embargo, dentro de un análisis más sustancial, podemos observar que ambas naciones, si bien cuentan con sistemas democráticos consolidados, suelen caracterizarse por tener crisis institucionales periódicas, aún cuando en ambos casos se han logrado superar los problemas y situaciones críticas electorales, económicas y sociales.

Ambos países han sufrido dictaduras violentas y crueles, sin embargo han logrado superarlas exigiendo sistemas democráticos, libres y buscando una mayor conexión entre gobierno y ciudadanía, el reconocimiento de los derechos humanos y la extensión de los derechos civiles y sociales básicos.

Argentina, después de sufrir la más violenta y cruel dictadura militar, logró que con el regreso de la democracia en 1982, la ciudadanía participara activamente, principalmente en partidos políticos. La campaña nacional a favor de la democracia, con el lema de NUNCA MÁS1

, logró instalar en la cultura política del país el respeto y la defensa de la democracia y por sobre todo, logró avanzar y aumentar las garantías de los ciudadanos y el respeto por los derechos civiles, políticos y humanos. En 2001, luego de la crisis económica, política y social que vivió el país, la participación ciudadana se vio contraída (y redireccionada), pero al mismo tiempo aparecieron diversas organizaciones del tercer sector encabezando la lucha contra la corrupción, la rendición de cuentas y la participación ciudadana en los procesos decisorios de gobierno, fortaleciendo la accountability y la cultura política como pilares en pos de la defensa de las instituciones democráticas y de los derechos (y deberes) de la ciudadanía activa.

Por otro lado, una de las más grandes falencias de la democracia argentina se encuentra en las características de su política partidaria: la imposibilidad de que (hasta la fecha) ninguna fuerza política ajena al Partido Justicialista (PJ), haya podido terminar su mandato. El PJ es un partido con prolongada experiencia en la Argentina (desde 1945), desde sus inicios ha sido un movimiento político con mucho poder en los sectores más populares e históricamente ha tenido estrecha relación con los sindicatos, por lo que tiene la capacidad de desestabilizar a cualquier gobierno cuyo mando pertenezca a otro partido.

1 Nunca Mas, es el título del informe realizado por el Consejo Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) en 1984, donde se relatan las graves, reiteradas y planificadas violaciones a los derechos humanos durante el proceso de reorganización nacional de 1976 a 1983. Nunca Mas implica, en la cultura Argentina, la regla de no volver más a esa época, es no olvidar para evitar que vuelva a ocurrir. El sentir de “Nunca Más” se ha propagado incluso en las generaciones que no vivimos esa época.

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Son estas características particulares de la política partidaria del país las que convierten a la democracia argentina en “un régimen inestable y con serias fallas de competitividad” (Russo Foresta, 2007:16).

Por otro lado, en México, después de la dictadura Porfirista que dio paso a la revolución, se instauró la hegemonía del partido único en el poder. Durante 70 años existieron elecciones periódicas, sin que esto significara que existía un ambiente de civilidad política, de sufragio libre y de alternancia política. La alternancia en el poder tiene apenas una década, por lo cual la consolidación democrática se considera un logro de la década pasada.

En este sentido, se pasó de un gobierno sin alternancia a un equilibrio mayor entre poderes, a la existencia de gobiernos más legítimos y un sistema que no solo cuenta con participación ciudadana, sino que busca la existencia de la rendición de cuentas y de la transparencia. Aunque estos dos últimos elementos sean débiles en la actualidad, van consolidándose poco a poco como elementos al alcance del ciudadano.

En la actualidad ambos países se consideran como naciones de desarrollo democrático medio, por lo que, aún a pesar de las claras falencias que viven, cuentan con elementos que propician la consolidación de sus democracias y que se encuentran en proceso de alcanzar la calidad democrática que las instituciones y los ciudadanos exigen.

III) De la democracia hoy en día.

La democracia ha sido estudiada por numerosos autores que brindan, de acuerdo a la perspectiva de estudio, conceptos diferentes con elementos característicos; por lo tanto, la conceptualización de este término se puede abordar desde diferentes perspectivas. De acuerdo con Sartori, la democracia existe como un principio de legitimidad, como un sistema político y como un ideal; para Schumpeter, la democracia es un método para llegar a decisiones políticas; para Dahl, la democracia permite responder a las preferencias de los ciudadanos sin establecer diferencias políticas entre ellos (Larrain Landaeta, 2004).

El concepto más simple de democracia se remonta al gobierno del pueblo, de acuerdo a su origen etimológico. Sin embargo, en la actualidad hablar de democracia implica mencionar diversos elementos que se consideran necesarios para describir un régimen democrático: participación ciudadana, equidad de género, cultura cívica, libertad de expresión, etc.

Es precisamente por la amplitud del término y la exigencia actual de los ciudadanos, grupos e instituciones de contar con sistemas cada vez más democráticos, que se han generado mecanismos de evaluación para conocer en qué estado se encuentra la democracia en el mundo. Si bien durante las décadas de los 70’s y 80’s el ideal ciudadano era contar con sistemas más democráticos, en la actualidad, con el alto nivel de

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información global, y la cada vez más frecuente participación ciudadana, el contar con sistemas democráticos de calidad se ha convertido en el nuevo ideal ciudadano.

De acuerdo con diversos estudios del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) el ciudadano actual no solo concibe a la democracia como un sistema de elecciones recurrentes y de sufragio universal, sino como un sistema que procura el bienestar entre los miembros de la sociedad; afirmando también que la democracia tiene como objeto ordenar el poder de forma que sea posible avanzar en el ejercicio efectivo de los derechos de los ciudadanos.

Sin embargo, independientemente de la acepción de democracia que sea implementada, existen criterios básicos para hablar de una democracia, comenzando por la existencia de elecciones libres y transparentes, libertad, seguridad de las personas, la defensa de la libre expresión, derechos humanos, equidad de género, etc.

En este sentido, Diamond y Morlino (2010) sugieren que una democracia requiere de cuatro elementos básicos: 1) sufragio universal, 2) elecciones libres, recurrentes, justas y competitivas, 3) más de un partido político serio y 4) fuentes de información alternativas.

Además, ambos autores añaden que con el cumplimiento de elecciones libres y justas, debe existir algún grado de libertad política y civil que permita a los ciudadanos articularse y organizarse sobre sus intereses e ideales políticos.

III.a) Calidad de la democracia.

En la actualidad, con la consolidación de las democracias latinoamericanas, se ha vuelto la mirada hacia la calidad de éstas y la efectividad de los gobiernos que las rigen; sin embargo, aunque ambos elementos resultan de análisis diferentes, pueden conjugarse en lo que Levine y Molina consideran como objetivos deseables, explicando que la calidad de la democracia y la efectividad de un gobierno resultan conceptos (y elementos) diferentes pero complementarios para los regímenes democráticos .

Ahora bien, para definir la calidad democrática, optaremos por tomar en cuenta las cualidades de un sistema democrático según Morlino (2005), esto es, a través de tres características generales y cinco dimensiones de variación. Las características generales son: a) se trata de regímenes que cuentan con una amplia legitimación y que en esa virtud son estables, b) Los ciudadanos, las asociaciones y las comunidades que integran estos sistemas, gozan de libertad e igualdad por encima de los mínimos y c) los ciudadanos de una buena democracia tienen el poder de controlar y evaluar si el gobierno trabaja efectivamente por aquellos valores –igualdad y libertad- con pleno respeto a las normas vigentes.

Por su parte, las cinco dimensiones de variación son: a) Rule of law o el respeto a la ley, b) Accountability o rendición de cuentas, c) responsiviness como la capacidad de respuesta que encuentra la satisfacción de los ciudadanos y la sociedad civil en general,

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d) respeto pleno de los derechos que pueden ampliarse en la realización de las diversas libertades y e) progresiva ampliación de una mayor igualdad política, social y económica.

De tal modo, una democracia con calidad (Diamond y Morlino, 2004) se considera a una democracia que provee a sus ciudadanos con un alto grado de libertad, equidad política, y control popular sobre las políticas públicas; es un régimen altamente legitimado que satisface las expectativas de los ciudadanos en cuanto a gobernanza y donde las organizaciones, comunidades y ciudadanos gozan de libertad y equidad política.

Complementariamente, se plantea que “La democracia no es únicamente un arreglo instrumental de elección de aquellos que gobiernan. Por detrás de esta diversidad de definiciones –validas- de democracia, existen diferentes visiones normativas sobre la dignidad y los derechos humanos. Podríamos llamar a esto, la lógica moral de (la democracia) las instituciones, sobre la que la legitimidad política reposa en última instancia. Toda discusión sobre la democracia y su calidad sigue siendo incompleta si los valores éticos que esta definición resalta, no son explicitados” (Ippolito, 2006: 3). Desde esta perspectiva, son las condiciones necesarias para aproximarnos a la lógica moral de las instituciones las que nos conducirán a la calidad democrática en Argentina y México.

Por otro lado, la democracia contribuye a remediar asimetrías injustificadas de poder o diversas formas de dominación; potencia la libertad como autorrealización, dota a las personas de más capacidades y mejores opciones, incrementa sus derechos sociales y civiles (O’Donell, 2004: 274), todo lo cual habilita, por supuesto, el florecimiento de una sociedad abierta, plural y tolerante.

Consideramos que el problema de la democracia, y de su calidad, en América Latina se torna aun más complejo que en el mundo anglosajón y europeo, y que va mas allá de la garantía de los elementos procedimentales de la democracia puesto que, si bien todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, la pobreza, la desigualdad y la marginalidad son una característica importante del paisaje latinoamericano2. “No existe una sola ciudadanía que trascienda las diferencias sociales” (Kymlica y Norman, 1997: 27) y por lo tanto el desafío de la consolidación de una democracia plena y de calidad para y desde América Latina, comienza con el esfuerzo en intentar configurar una ciudadanía plural y de diferenciación, pero siempre teniendo en cuenta la necesidad de elementos que garanticen las mismas condiciones para todos los ciudadanos: distribución equitativa de riquezas, cumplimiento de las garantías constitucionales, acceso a la información, posibilidad real de participación, políticas públicas que aseguren el bienestar y la inclusión de todos los ciudadanos y la transparencia y rendición de cuentas de los representantes para con los representados.

Aceptamos que existen diversos conceptos sobre democracia y que empíricamente no existe solo un modelo democrático en el mundo, sin embargo, el debate que se desarrollará en las próximas líneas recaerá sobre los elementos que diversos estudiosos

2 No solo son excluidos y marginados los pobres, también los grupos minoritarios.

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consideran necesarios para valorar, bajo diversos métodos, la calidad democrática con la que cuentan los Estados hoy en día.

En este sentido, después de reflexionar sobre los valores y elementos intrínsecos a los sistemas democráticos, debemos remontarnos a la pregunta ¿Cuáles son los elementos básicos para evaluar la calidad democrática?

Como afirma Schmitter (2004:) una cosa es consolidar la democracia y otra mejorar su calidad; por tal motivo es importante considerar los siguientes factores:

? Para evaluar la democracia es necesario hacerlo con sistemas consolidados, como el caso de Argentina y México.

? La democracia es conceptualmente un término diverso y podemos considerarlo como algo más que un régimen, como un sistema que permite una relación distintiva entre el Estado y sus ciudadanos, buscando desde su inicio empoderar al ciudadano.

? La democracia conlleva intrínsecamente no sólo reglas claras acerca de la representatividad ciudadana y del equilibrio de poderes, sino un conjunto de valores y cultura cívica característicos.

? Aceptamos la democracia como un sistema que permite elementos mínimos tales como elecciones libres, libertad de expresión y participación ciudadana.

? La democracia actual no puede considerarse completa sin la existencia de derechos civiles y sociales, que deben ser considerados totalmente para poder hablar de calidad democrática.

Es necesario entender que no podemos plantear un tipo ideal de democracia ajustable a todas las regiones. Es imprescindible que los factores procedimentales y sustanciales universales estén consolidados, pero también es importante rescatar nuestras raíces, nuestra historia, nuestras condiciones, para poder empezar a trazar el camino de la calidad democrática en Argentina y México.

IV) Índices de Calidad Democrática

Para el análisis de la calidad democrática, existen diferentes índices que abordan aspectos relativos al desempeño de la política, tanto a nivel sustancial como procedimental. Estos índices, a su vez, aplican diferentes metodologías, pero a la hora de analizar sus resultados tienen una similitud significativamente alta (Alcántara, 2008:3).

Los índices relevados en este trabajo para medir la calidad democrática de los países son: el de Freedom House, el de The Economist Intelligence Unit (EIU), el Índice de Desarrollo Democrático de America Latina (IDD-Lat) de la Fundacion Konrad Adenauer y Poli.at, y el índice de Levine y Molina.

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Si bien en el análisis de los índices se advierten las grandes diferencias en cuanto a calidad democrática que existen en América Latina, las diferencias entre las puntuaciones de México y Argentina se encuentran similares en todos ellos.

IV.a) Freedom House.

Si bien no trabajaremos con el índice de Freedom House, por tratarse de una evaluación de la Democracia Procedimental y no de Calidad Democrática per se, consideramos importante hacer una breve reseña del mismo, ya que ha sido predecesor de los índices que trabajaremos en el presente trabajo.

Freedom House, es el más antiguo de estos índices y se lo considera una evaluación de los derechos y libertades de las personas, más que una evaluación sobre el rendimiento de los gobiernos (Alcántara, 2008: 3-4). Este índice permite hacer correlaciones con otros índices más complejos, como el IDH (índice de desarrollo humano). Las puntuaciones del mismo van del 1 –más libre- al 7 -ausencia de Libertad-. En la evaluación realizada en 2007 Argentina obtuvo una puntuación de 2,0 ubicándose en el quinto lugar de la lista, y México se ubico octavo, con una puntuación de 2.5 puntos.

IV.b) The Economist Intelligence Unit Index (EIU).

El índice del The Economist Intelligence Unit3 (EIU) proporciona una especie de fotografía del estado en que se encuentran las democracias del mundo (se realiza en 165 estados independientes excluyendo los micro estados). Este índice se basa en 60 indicadores agrupados en cinco categorías: Proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y Cultura Política (The Economist Intelligence Unit Limited 2010:1).

Luego de la medición y evaluación, los países analizados se colocan dentro de cuatro tipos de regímenes:

a) democracias plenas: Países en los que se cumplen las libertades políticas y las libertades civiles, y tienden a estar basadas en una cultura política democrática. El funcionamiento del gobierno es satisfactorio, los medios de comunicación son independientes y hay un sistema eficaz de pesos y contrapesos, entre otros.

b) democracias defectuosas: Estos países tienen elecciones libres y justas, pueden tener problemas de infracción a la libertad de prensa, pero las libertades civiles básicas son respetadas. Existen deficiencias importantes en cuanto gobierno, cultura política subdesarrollada y los bajos niveles de participación política.

3 Para un análisis más detallado del estudio ver: <http://graphics.eiu.com/PDF/Democracy_Index_2010_web.pdf>

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c) regímenes híbridos: Las elecciones tienen irregularidades sustanciales que impiden que sean libres y justas. Tiene deficiencias graves en la cultura política, funcionamiento de la participación del gobierno y políticos. La corrupción tiende a ser generalizada y el estado de derecho es débil.

d) regímenes autoritarios: En estos estados no hay pluralismo político. En muchos de estos países hay dictaduras absolutas. Si hay las elecciones, no son libres ni justas, etc. (Ibíd.: 31).

A diferencia del Índice de Freedom House que califica básicamente los derechos de los ciudadanos, EIU abarca también el ámbito de la sociedad considerando los valores cívicos y ciudadanos. Para este índice las elecciones libres y justas, y las libertades civiles son condiciones necesarias para la democracia, pero considera que no son condición suficiente para una democracia plena y consolidada si no van acompañadas por la transparencia, eficiencia del gobierno, participación política, apoyo ciudadano y una cultura política democrática.

IV.b.1) Calidad Democrática de Argentina y México en el escenario latinoamericano y mundial según EIU.

Según el EIU de 2010, Argentina y México están, al igual que en el EIU de 2008, a un peldaño de diferencia en el ranking mundial. México se encuentra en el puesto 50 a nivel mundial, con un puntaje de 6.93 y Argentina ocupa el puesto 51 en el ranking con un puntaje de 6.84.

Si bien, comparando el EIU de 2008 con el de 2010, México aún supera a Argentina por un puesto, ambos países han incrementado la calidad de sus democracias en 0.26 y 0.31 puntos en la escala respectivamente, y la diferencia de puntajes entre estos es de 0.09 puntos. Esto implica que, según este índice, son pocas las diferencias en cuanto a calidad democrática de los dos países. Las diferencias más notables son en relación a Funciones de Gobierno, donde México supera a Argentina en 1.43 puntos, y en Cultura Política, donde Argentina supera a México en 1.25 puntos.

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Gráfico N° 1

IV.b.2) Argentina y México en América Latina.

En el ranking mundial de EIU son 13 (de los 214) los países Latinoamericanos que se encuentran en la categoría de países democráticos. De ésta lista los países latinoamericanos en ser considerados como plenamente democráticos son Uruguay, en el puesto 21, y Costa Rica, en el puesto 24 del Ranking.

Se considera que las democracias de estos once países son débiles y defectuosas: Chile, Panamá, Brasil, México, Argentina, El Salvador, Paraguay, Perú, República Dominicana, Guyana y Guatemala. Mientras que Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Venezuela y Haití son considerados como países cuyos regímenes políticos son híbridos. Para el estudio de EIU desde 2008 hasta 2010 Honduras, Bolivia y Nicaragua fueron los países que descendieron en la escala, pasando de democracias defectuosas o débiles a regímenes híbridos. El único país Latinoamericano en ser considerado autoritario es Cuba, ocupando el puesto 121 en el ranking, pero de todos modos esta a una distancia de 46 puestos con el país más autoritario del mundo: Koréa del Norte, que se ubica en el puesto 167 del ranking.

4 El estudio de EIU no incluyo a Puerto Rico en su análisis

Fuente: elaboración propia en base a EUI 2010

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México y Argentina serían el cuarto y quinto país latinoamericano en el ranking de Democracias defectuosas y el quinto (México) y sexto (Argentina) en el ranking general de países latinoamericanos democráticos.

Gráfico N° 2

IV.b.3) Argentina y México en el mundo.

Si bien Noruega, Islandia y Dinamarca son los países que encabezan el ranking mundial de calidad democrática. A nivel regional, Europa occidental es superada por América del Norte por 0.18 puntos en la escala promedio. Por otro lado, si bien, en la Escala Promedio América Latina ha bajado su puntuación desde el 2008, supera a Europa del Este en 0.82 puntos.

En el Ranking México y Argentina tienen puntuaciones similares a la de algunos países de Europa del Este, como son Polonia y Latvia (ambos en el puesto 48), Bulgaria (al igual que Argentina en el puesto 51) y Croacia (puesto 53). La diferencias de puntuación entre estos países no llegan a superar 2.0 puntos en la escala, y las diferencias significativas entre Argentina y México y estos países del Este de Europa se encuentran en qué: mientras Polonia y Latvia superan a los dos países latinoamericanos en cuanto a procesos electorales y pluralismo, Argentina y México los supera en el nivel de Cultura Política.

Fuente: elaboración propia en base a EIU 2010

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IV.c) Índice de desarrollo democrático en América Latina (IDD-Lat).

La fundación Konrad Adenauer y Poliat.com realizan cada año una investigación sobre el desarrollo de las democracias en América Latina5 a través de un análisis comparativo de la evolución de las instituciones y de las sociedades bajo los principios de libertad, equidad y transparencia.

El IDD-Lat es un análisis político que tiene como objetivos destacar los logros y virtudes del proceso de avance hacia una mayor evolución democrática de las instituciones y sociedades de la Región, y exponer sus vicios y falencias para ayudar a imitar los primeros y eliminar y evitar estos últimos en el camino hacia el desarrollo regional.

Son 18 los países latinoamericanos que se utilizan para la confección del índice: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela. A diferencia de Freedom House y de EIU, el IDD-Lat trabaja con parámetros propios y con referencias específicas de las particularidades históricas de la región con el fin de evitar generalizaciones que puedan inducirnos al error.

Este índice se construye en base a 31 indicadores agrupados en 4 dimensiones. Los indicadores miden: la legalidad del régimen democrático, el respeto de los derechos políticos y libertades civiles, la calidad institucional y el grado de eficiencia política, y el ejercicio de poder efectivo para gobernar (implica la capacidad de generar políticas públicas para el bienestar de la población y políticas que aseguren la eficiencia económica).

Los componentes se ponderan del 1 al 10, siendo el país con mejor resultado el que logre los 10 puntos (valor óptimo). Luego de la medición y evaluación, los países analizados se agruparan según el grado de desarrollo democrático, en: a) Países de alto Desarrollo democrático, b) países de desarrollo democrático medio, c) países de desarrollo democrático bajo, y d) países de desarrollo democrático mínimo .

De acuerdo con el informe del IDD-Lat 2010, el desarrollo democrático regional ha sido impactado por la crisis mundial iniciada en 2008. Los resultados arrojan que países como Chile, Uruguay y Costa Rica encabezan la lista regional de países con mayor desarrollo democrático. Mientras que Argentina y México conforman un grupo de países denominados de desarrollo medio.

5 Para un análisis más detallado del estudio ver: Índice de Desarrollo democrático de América Latina <http://www.idd-lat.org/>

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Gráfico N° 4

Desarrollo democrático de Argentina y México en América Latina

Gráfico N° 5. Fuente: Informe 2010 del IDD-Lat, en www.idd-lat.org

Fuente: elaboración propia en base a IDD-Lat 2010

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En este índice, como en el EIU, Argentina y México se encuentran nuevamente separados por un puesto. Pero esta vez Argentina (con 5,657 puntos) supera a México (5,455 puntos) por 0,202 puntos en el ranking latinoamericano. Esto implica que las diferencias entre ambos estados de desarrollo democrático son mínimas a nivel general. Incluso, los dos países integran, junto a Panamá, Perú y Brasil lo que se considera para IDD- Lat democracias de desarrollo medio.

Mientras que Argentina cuenta con índices por año que no superan los 6,670 puntos, se ha mantenido con índices estables desde el 2005 hasta 2010. México goza de características similares, aunque en el índice de 2010 muestra una disminución de su puntaje promedio con respecto a los últimos cinco años, pasando de 6,490 puntos en 2009 a 5,455 puntos en el IDD-Lat de 2010. Independientemente de las crisis momentáneas al interior de cada país, y de los avances y retrocesos en las distintas dimensiones, ambos sistemas cuentan con calificaciones similares durante la última década, conservándose incluso en el mismo grupo clasificatorio en el IDD-Lat.

Gráfico N° 5

En la comparación entre el año 2009 y 2010, ambos países sufrieron una disminución en su índice de desarrollo democrático. En la dimensión de derechos políticos y libertades civiles Argentina supera con un margen de 2,211 puntos a México. Si bien, en la Dimensión de Calidad Institucional y Eficiencia Política México supera a Argentina, se lo considera estancado al no superar durante 2010 su calidad institucional comparada con el año anterior.

En lo que respecta a la tasa de pobreza, por primera vez, desde que se realiza el índice, todos los países de la región presentaron un valor menor al registrado en 2002. Argentina

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encabeza esta lista, superando el 5% de disminución anual de la pobreza. Lo Siguen Venezuela, Chile, Perú y Brasil. Mientras que Paraguay, El Salvador, República Dominicana y Uruguay son los países que menos han disminuido esta tasa, que es inferior al 2%.

Costa Rica sigue liderando en la dimensión social, Chile lo sigue y el tercer lugar en el ranking es disputado por Argentina, México y Uruguay. Esto muestra que México, a pesar de no estar en la lista de los que más superaron el porcentaje de pobreza, continúa un crecimiento estable en cuanto a desarrollo social y humano.

Por otro lado, en la sub-dimensión de desarrollo económico México encabeza la lista de las economías de la región y supera a Argentina por un gran margen de diferencia. Si bien, siguiendo al IDD-Lat, la distribución de la riqueza ha mejorado durante los últimos años y ha habido mejoras en la calidad de vida de la población (como la disminución de la pobreza), la desigualdad en Latinoamérica sigue siendo sumamente alta.

Según el IDD-Lat de 2010, los países de mayor peso económico y poblacional son Brasil, México y Argentina. Estos países presentan un comportamiento muy desparejo en lo que respecta al resto de las dimensiones consideradas que termina colocándolos en posiciones intermedias en el ranking, o como democracias de bajo desarrollo, como en los casos de Colombia y Venezuela.

Si bien Argentina ha mostrado un incremento en su capacidad de generar políticas que aseguren el bienestar, como la notable disminución de pobreza y la distribución de la riqueza, México es quien lidera en cuanto a desarrollo económico de la región.

Es importante remarcar que los resultados que arroja el IDD-Lat, al construir sus indicadores tomando las características propias de la región, demuestran significativas diferencias -en determinadas dimensiones- entre Argentina y México. Si bien ambos países se ubican a un puesto de diferencia en este índice y en EIU, las diferencias que arroja IDD-Lat son mayores que en el EIU 2010, en el cual indicadores son construidos en base a las características de la democracia anglosajona.

IV.d) Índice de Levine y Molina.

El trabajo de Levine y Molina presenta las bases de un análisis comparado, con particular énfasis en la necesidad de enfocar la calidad democrática, ante todo, con respecto al aspecto procedimental de la democracia6.

Los autores definen a la calidad de la democracia como la medida en que los ciudadanos participan en procesos de votación libres, imparciales y frecuentes; influyen en la toma de decisiones políticas, y exigen responsabilidad a los gobernantes, y por la medida en que

6 En este índice se dejan de lado los aspectos sustanciales de la democracia.

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estos últimos son quienes efectivamente toman las decisiones y lo hacen respondiendo a la voluntad popular (Levine y Molina, 2007:17- 22).

Son 18 países latinoamericanos7 los evaluados para la elaboración de este índice. De acuerdo a la definición anterior, los autores identifican cinco dimensiones necesarias para evaluar la calidad democrática: a) Decisión electoral (elecciones libres, imparciales, frecuentes, sufragio universal, y libertad de prensa y múltiples fuentes de información); b) Participación (implica el número de oportunidades de votar que la población ha tenido en un periodo de tiempo determinado, y participación en partidos y organizaciones de la sociedad), c) Responsabilidad (implica indicadores de responsabilidad horizontal-equilibro entre las ramas del gobierno-, vertical -responsabilidad en los procesos electorales- y social -ejercicio pleno de las libertades de asamblea, asociación y petición), d) Respuesta a la voluntad popular (nivel de armonía entre la opinión pública, la acción de los lideres y las políticas sociales), y e) Soberanía (la medida en que las políticas públicas están bajo el control efectivo de los funcionarios elegidos, dando importancia en América Latina a: 1. La política económica (debido al constante endeudamiento de estos países con organismos internacionales) y 2. Relación entre el poder civil y el militar).

Estas dimensiones constituyen grupos de elementos evaluables empíricamente que, si bien pueden mantenerse separados conceptualmente, se encuentran fuertemente interrelacionados tanto en la teoría como en la práctica.

La puntuación de cada país en el índice va de 0 (ausencia de democracia) a 100 (máxima democracia)

Gráfico N° 6

7 Al igual que en Freedom House, debido a que el Índice de Levine y Molina lo toman como marco referencial para convertirse en una propuesta alternativa. Se excluyó a Puerto Rico, Cuba y Haití.

Fuente: elaboración propia en base a Levine y Molina 2007

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IV.d.1) Calidad democrática de Argentina y México en perspectiva con el resto de América Latina (Según Levine y Molina).

Levine y Molina, consideran la calidad de la democracia no como un fenómeno de suma cero, sino más bien, como una escala que, partiendo del cumplimiento de las condiciones necesarias para que exista la democracia, va de lo mínimo aceptable a las mejores condiciones posibles en las tres áreas que de acuerdo con los autores indican los niveles de calidad: la decisión electoral, el proceso de adopción de políticas públicas y los mecanismos para exigir responsabilidad a los gobernantes.

Si bien éste índice no categoriza a los países según diferentes grados de desarrollo democrático o en democracias plenas, débiles, regímenes híbridos y autoritarios, tiene un ranking donde los países latinoamericanos con mejores puntajes, y por ende de mayor calidad democrática, son Chile, Costa Rica y Uruguay.

En el índice del año 2007, Argentina y México, junto con Panamá, República Dominicana y Brasil (como en IDD-Lat 2010) siguen siendo los países latinoamericanos cuyas calidades democráticas se encuentran en crecimiento pero aun no son óptimas. En este índice Argentina y México se encuentran separadas por dos escalones en el ranking (República Dominicana se encuentra entre ambos países), pero sus diferencias de puntaje son solo de 0,4 puntos.

Los países latinoamericanos con menor calidad democrática son Honduras, Ecuador, Venezuela, Colombia y por ultimo Guatemala con el puntaje más bajo (56,5 puntos).

De acuerdo con Levine y Molina (2007) Argentina ocuparía el quinto lugar en el ranking, con una puntuación de 82,9, mientras que México ocuparía el séptimo lugar con 82,5 puntos. Argentina supera notablemente a México en las sub-dimensiones: participación electoral en elecciones presidenciales (por 17,3 puntos), recursos cognitivos de la población8 (por 19 puntos) y proporcionalidad de representación por género en la legislatura nacional (por 11,6 puntos). Por otro lado, México obtuvo puntuaciones notablemente más altas que Argentina en las sub-dimensiones: soberanía (por 18 puntos) y responsabilidad social (por 20 puntos).

En lo que respecta al índice de libertades 9 que Levine y Molina adoptan, Argentina y México se encuentran en la misma posición con 4 puntos. En lo relativo a nivel de tolerancia, Argentina esta 3 en el ranking con 88 puntos y México le sigue en cuarto lugar con 75 puntos.

8 Esta sub-dimensión se realiza en base al porcentaje de ciudadanos inscriptos en la educación secundaria (con porcentaje correspondiente por grupo etario) para 2002. Fue realizado por el Banco Mundial el 2005. 9 El índice de libertad es la suma de la puntuación en derechos políticos y libertades civiles. El índice va de 2 (nivel superior de libertad) a 14 (ausencia de libertad).

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Gráfico N° 7

Como a lo largo del presente trabajo, podemos dar cuenta de que las diferencias en cuanto a calidad democrática de ambos países, son mínimas. Tanto a nivel regional como global, ambos países pertenecen a la categoría de democracias débiles pero en constante crecimiento. Podemos observar en el EIU y en Levine y Molina un avance –lento y parsimonioso- en lo respectivo a cuestiones procedimentales, y en IDD-Lat el fuerte auge y crecimiento en cuestiones sustanciales de la democracia.

V) Conclusiones

Como hemos expuesto, la democracia varía no sólo de acuerdo al autor que genere un concepto, sino a la realidad que se vive en los diferentes Estados, cada uno con leyes, tradiciones, idiomas y resultados diferentes. A pesar de ello, en todos se repite una premisa básica sin la cual no existiría la democracia: la libertad.

Ahora bien, para efectos de este trabajo, hemos considerado como democráticas a las naciones que cumplen con cuatro premisas mínimas: sufragio universal, elecciones regulares, libertad de expresión y derechos civiles básicos.

Fuente: Elaboración Propia en base a Levine y Molina 2007

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Consideramos que, en base a los estudios relevados, tanto Argentina como México tienen democracias consolidadas, esto es, cumplen con los elementos básicos para considerarse democráticas, y a la vez, cuentan con elementos tales como transparencia y rendición de cuentas, que los colocan en un nivel medio con respecto al resto de los países en escala mundial.

El EIU al ser un índice que busca la medición de la calidad democrática a nivel global es sumamente útil para saber cómo se posiciona cada país en el ranking democrático. Si bien The Economist enfatiza en que no solo los aspectos procedimentales son importantes para lograr democracias plenas, su análisis sustantivo se encuentra relegado y minimizado frente al análisis de la democracia formal. Por otro lado, el IDD-Lat es un análisis político que tiene como objetivos destacar los logros y virtudes del proceso de avance hacia una mayor evolución democrática de las instituciones y sociedades de la Región. Por último, el trabajo de Levine y Molina presenta las bases de un análisis comparado, con particular énfasis en la necesidad de enfocar la calidad democrática, ante todo, respecto al caracter procedimental de la misma.

Dentro de los resultados, resalta que México y Argentina sean países que entran en la misma categoría y tienen puntuaciones similares (democracias defectuosas –EIU-, países en desarrollo democrático medio-IDD-Lat-, democracias en crecimiento y no optimas- criterio propio en base a Levine y Molina).

No cabe duda que las elecciones libres, limpias y periódicas son un aspecto fundamental de la democracia, pero son solo un componente más para lograr la democracia plena. La cultura y la participación política son los aspectos sustanciales analizados por EIU, que podrían complementar al aspecto electoral para aproximarse al concepto de democracia de calidad. A nuestro criterio10, a los aspectos mencionados habría que agregarles los recursos cognitivos de la población, el nivel de responsabilidad social, la participación de grupos minoritarios y la representación por género en las legislaturas nacionales, para poder contar con un concepto de calidad democrática más amplio.

Según IDD-Lat ambos países encabezan, junto a Brasil, el ranking de desarrollo económico de la región, y Argentina ha logrado disminuir en un 10% la pobreza. A pesar de esto (según Levine y Molina) aún no logran la soberanía económica, por lo que dependen de los organismos internacionales de financiamiento (sobre todo Argentina). Es importante remarcar que a pesar del crecimiento económico, la distribución de riqueza aun sigue siendo inequitativa.

En resumen, estas naciones se encuentran en la mitad del ranking mundial respecto a calidad democrática (ubicándose en el promedio de 6 y 7 puntos en una escala de 10), y en cuarto y quinto lugar en el ranking latinoamericano. Dichos resultados demuestran que efectivamente ambos países implementan políticas de reducción de pobreza y desarrollo de la cultura política, a la vez que buscan una relación más cercana entre gobierno y

10 Tomando las sub-dimensiones sustanciales de Levine y Molina e IDD-Lat.

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ciudadanía. Sin embargo, aún hay muchos factores que falta desarrollar eficientemente para contar con efectiva calidad democrática.

Consideramos que ambos países han dado un salto cualitativo muy importante desde la década pasada. Mientras que en México se ha dado un paso hacia la alternancia política y equilibro entre poderes, Argentina ha logrado un notable crecimiento económico y reducción de la pobreza en lo que respecta a bienestar social y a la participación democrática.

Ambos países tienen un largo camino recorrido en la búsqueda de la calidad democrática, pero aún necesitan mayor inclusión, igualdad, políticas que aseguren el bienestar económico y social de todos sus ciudadanos, institucionalizar la accountability y la cultura y responsabilidad política. Ambas democracias se encuentran en un punto clave entre la consolidación y la anhelada calidad democrática, que bien puede ser alcanzada considerando la importancia de generar políticas de desarrollo humano, bienestar social, empoderamiento ciudadano y gobernanza.

Por último, queremos resaltar que a pesar de la utilidad de los índices existentes para realizar un análisis de la calidad democrática de los países, damos cuenta de la necesidad de generar nuevos índices que incrementen el peso relativo de las cuestiones sociales para la medición de la calidad democrática. Esta afirmación se basa en la noción de que es central dar más peso a algunos elementos sustanciales de la democracia, a saber: la calidad de vida y el bienestar general de los ciudadanos, el desarrollo humano, el nivel de inclusión en todas las instituciones de la sociedad (no solo en los partidos políticos) y la garantía de que las brechas de inequidad pueden desvanecerse.

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