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(2012) “Rodrigo de Cascante. Pleitos y concordias de un obispo promotor: el arte al servicio del...

Date post: 10-Dec-2023
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RODRIGO DE CASCANTE, PLEITOS Y CONCORDIAS DE UN OBISPO PROMOTOR: EL ARTE AL SERVICIO DEL PODER EPISCOPAL RODRIGO DE CASCANTE, APEZPIKU SUSTATZAILE BATEN AUZIAK ETA KONKORDIAK: ARTEA, APEZ- PIKUTZAREN BOTEREAREN ZERBITZUAN Esther Lozano López Profesora Asociada del Departamento de Arte y Musicología de la Universidad Autónoma de Barcelona. El presente documento forma parte de la publicación Viaje a Íbita. Estudios históricos del Condado de Treviño., González de Viñaspre Gonzalo, R. y Garay Osma, R. (ed), Ed. Ayuntamiento de Condado de Treviño, Condado de Treviño, 2012. ISBN 978-84-615-8885-5.
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RODRIGO DE CASCANTE, PLEITOS Y CONCORDIASDE UN OBISPO PROMOTOR: EL ARTE AL SERVICIODEL PODER EPISCOPALRODRIGO DE CASCANTE, APEZPIKU SUSTATZAILEBATEN AUZIAK ETA KONKORDIAK: ARTEA, APEZ-PIKUTZAREN BOTEREAREN ZERBITZUAN

Esther Lozano López

Profesora Asociada del Departamento de Arte y Musicología de la Universidad Autónoma deBarcelona.

El presente documento forma parte de la publicación Viaje a Íbita. Estudios históricos del Condado de Treviño.,González de Viñaspre Gonzalo, R. y Garay Osma, R. (ed), Ed. Ayuntamiento de Condado de Treviño, Condado

de Treviño, 2012. ISBN 978-84-615-8885-5.

RESUMEN Este estudio aborda el conocimiento un interesante grupo de iglesias románicas desde una nueva pers-pectiva que permite entender algunas filiaciones formales a la luz del destacado papel desempeñadopor Rodrigo de Cascante en defensa de su diócesis.

PALABRAS CLAVE: Románico hispano, obispo Rodrigo de Cascante, arquitectura, iconografía, pro-moción.

LABURPENAIkerketa honek ikuspegi ezberdina ematen dio eliza erromaniko talde interesgarri bati. Ikuspegi berrit-zaile horri helduta errezagoa da zenbait lotura edo kidetasun formalak ulertzea, Rodrigo de Cascantekbere elizbarrutia defenditzeko asmoz egin zuen lan aipagarria ikusitakoan.

GAKO-HITZAK: Erromaniko hispaniarra, Rodrigo de Cascante apezpìkua, arkitektura, ikonografia,sustapena

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… et vobis patri meo spirituali dompno Roderico Alfonso VIII, 26 de febrero de 1170 (ACC caja 1 doc. núm. 89)

Son pocas las ocasiones en las que contamos con nombres vinculados al patrocinio de las activi-dades artísticas tardorrománicas en el ámbito episcopal hispano y por ello, la inscripción de la igle-sia de San Andrés de Armentia en la que consta RODERICUS EPS como operis auctor constitu-ye un importante testimonio de la promoción de Rodrigo de Cascante, obispo de Calahorra desde1146 hasta 11901.

FIG. 1. San Andrés de Armentia (hoy San Prudencio). Tímpano. Autora: Esther Lozano López

El punto de partida de este estudio es establecer un acercamiento a las coordenadas históricas yal entorno artístico del prelado que pudo estar tras la creación de la iglesia de Treviño -cuya villapobló junto al rey navarro Sancho VI en 1161 según consta en una lápida conservada en San Juan-y quien confirmó en 1166 la donación fundacional del monasterio de canónigos premostratensesde San Miguel de Villamayor2. En lo que concierne al templo de San Vicentejo, la inscripción delcontrafuerte de la portada especifica 1162 como fecha de la edificación, momento en el que elmonarca constató su interés por la zona en base a una voluntad de refuerzo frente al avance cas-tellano3. El obispo que debió acudir a la consagración no fue otro que Rodrigo, pues Treviño esta-ba bajo su jurisdicción4 .Pero al margen de estas actuaciones en el Condado, tanto las disputas conlas sedes de Burgos o Tarazona, como sus litigios con el monasterio de Nájera y sus intereses enÁlava, parecen estar relacionados con las empresas constructivas en las que participó.

Diplomático y hombre de acción, acompañante del rey castellano en algunas de sus campañas,partidario de los templarios, afín a los cistercienses y próximo a la Santa Sede, contó con graninfluencia en un contexto político ciertamente turbulento5. Si bien desconocemos el alcance de lo erigido durante su larga prelatura, su presencia en asuntosrelacionados con Nájera, la Calzada, Fitero, Rute, Calahorra, Arnedillo, Armentia, Alcanadre y los

FIG. 2. San Vicentejo de Treviño. Exterior del ábside. Autora: Esther Lozano López

Arcos está atestiguada, de una manera u otra en diversos documentos. Los textos y los vestigiosartísticos indican que tuvo un verdadero interés por vincularse con algunos templos que estabanbajo su autoridad y de ello se deduce, en ciertos casos, la voluntad por renovar su imagen monu-mental. No obstante, no siempre se puede establecer el alcance de su implicación ya que a vecesúnicamente confirma o testifica donaciones y otras sólo asiste a consagraciones. Sin los restosrománicos de todas las fábricas y sin los datos que especifiquen su actuación es difícil delimitarcuáles fueron sus encargos; de hecho, la mayoría de estudiosos, siguiendo la inscripción armen-tiense se limitan a reseñar su participación en esta obra. Una revisión del entorno permite afirmarque su importancia no ha sido suficientemente resaltada y existen argumentos para ir más allá delas adscripciones tradicionales. Rodrigo fue un personaje ambicioso que se interesó por muchosescenarios de la mitra episcopal. Así, la propuesta principal de este artículo es abordar el conocimiento de una serie de conjuntosdesde una nueva perspectiva, basada en fuentes documentales y testimonios visuales, que permi-ta entender algunas filiaciones a la luz de su compleja personalidad y de su destacado papel endefensa de los derechos de su peculiar diócesis6.

El comienzo de su prelatura tuvo lugar en 1146 tras la muerte de Sancho de Funes y aunque nose sabe cómo fue designado, hay constancia de que fue consagrado en 1147 en Tarragona7. Pesea su lealtad al metropolitano no parece existir una proximidad a Aragón hasta 1179 cuando se pro-dujo un enfriamiento en las relaciones con Castilla. La corona ya no apoyaba directamente sus pro-

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pósitos y fue entonces cuando acudió a Roma como parte de la delegación tarraconense al IIIconcilio de Letrán. De 1147 a 1157 se preocupó por los asuntos vascos y en 1156 manifestó la voluntad de crear unarcedianato en Vizcaya para controlar mejor la iglesia de Álava que se orientaba hacia Navarra8.Pero esta intervención fue limitada ya que los nobles obstaculizaron sus pretensiones y hasta 1173no reafirmó su autoridad -y la de Castilla- al norte del Ebro. Hacia el final de su prelatura, al decli-nar el amparo de Alfonso VIII -por entonces interesado en las campañas meridionales- Rodrigocambió su ámbito de acción. En este delicado terreno fronterizo, osciló entre el norte y el sur paraobtener importantes ganancias en la organización de su gobierno.

Desde que Alfonso VI incorporó a Castilla el territorio riojano se formó una red urbana relativa-mente densa en la que destacaron las ciudades de Calahorra y Nájera, con unas singulares funcio-nes diocesanas. Al acceder a la nueva dignidad, Rodrigo insistió en su intitulación como obispoCalagurritanus frente al Naiarenses, pero se permitió firmar indistintamente en función de sus inte-reses9. Cuestión absolutamente deliberada ya que rivalizó en repetidas ocasiones con los benedic-tinos cluniacenses quienes, a su entender, habían usurpado el conjunto de Santa María la Real deNájera10. Esta contienda parece haber sido la causante de su implicación en las obras en SantoDomingo de la Calzada.

FIG. 3. Santa María de Nájera. Sarcófago de Blanca. Detalle. Autora: Esther Lozano López

Es de sobras conocido que la fundación de Santa María como sede del prelado por parte de lamonarquía navarra tuvo un fin marcadamente político que cambió de rumbo cuando Alfonso VIla donó a Cluny. La diócesis perdió el control de muchas iglesias y de sus rentas, traspasadas a losnuevos propietarios, por lo que las reclamaciones fueron continuas. En este contexto, el gran rival

del cenobio fue Rodrigo. En 1148 el papa Eugenio III confirmó desde Reims los términos de las bulas precedentes en con-tra de la intromisión de los monjes najerenses11. Pero parece que en la práctica no se cumplió loestablecido y en 1155 el cardenal Jacinto Orsini -el futuro Celestino III- acudió a Calahorra paracelebrar un concilio en el que Rodrigo expuso las razones que le amparaban para exigir el patri-monio de Nájera12. Le recordó que la iglesia debía pertenecer a su jurisdicción, tal y como eraantes de la decisión de Alfonso VI, y el enviado papal pidió que se citara a ambas partes para aca-bar con la controversia13. El asunto era sumamente complejo pues al frente de la comunidad naje-rense estaba el prior Raimundo que contaba con el apoyo del tenente Lope de Haro, uno de losseñores más poderosos del territorio. En 1162 Alejandro III, cuyas relaciones con Cluny no erandemasiado buenas, ordenó que Raimundo devolviera lo arrebatado y en 1168 decretó su destierropor simoníaco14. A partir de 1170 Rodrigo abandonó definitivamente la ciudad. Por entonces lareina Blanca había muerto hacía dos años y, sin duda, el obispo conoció su sarcófago. La impor-tancia de las relaciones entre esta pieza y uno de los autores de la cabecera calceatense ha sidoseñalada en diversas ocasiones y permite entender mejor el entorno artístico del prelado15.Aunque el clima de confrontación se suavizó en 1180, hasta 1187 no se emitió la bula que daba larazón a Calahorra16. Dicha resolución reconocía los derechos episcopales en las iglesias delmonasterio, incluso las que funcionaban como prioratos dependientes de Nájera, pero la senten-cia no contó con el beneplácito de la influyente aristocracia de la región.

En este ambiente de conflictos prolongados durante décadas en medio de violencias, falsificacio-nes, intervenciones papales, excomuniones y sentencias hay que entender la firme voluntad deRodrigo y los abades de Santo Domingo de la Calzada por erigir un símbolo del poder episcopalfrente al enclave cluniacense17.

FIG. 4. Santo Domingo de la Calzada. Interior del ábside. Autora: Esther Lozano López

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Pero a los mencionados roces con Nájera hay que añadir las desavenencias con los obispos bur-galeses por obtener los derechos de la iglesia calceatense, y es que aunque en 1148 Rodrigo con-siguió que Roma reconociera su posesión sobre los bienes de la Calzada, en 1185 el prelado bur-galés volvió a sus reclamaciones18. En Silos, el problema con la diócesis de Burgos llevó a la exen-ción del monasterio de toda autoridad episcopal y a la dependencia directa de la Santa Sede. Queen la Calzada se encuentren temas y composiciones del claustro silense y que se haga hincapié enla presencia de Pedro, podría representar un deseo de aproximación a Roma que escondía unaclara intención política19. A principios del siglo XVII, siguiendo una tradición del XV, González de Tejada escribió “que-riendo el obispo D. Rodrigo de Cascante autorizar más esta iglesia (…) la ensanchó y le dio laforma que hoy tiene”20. Y es que el Chronicon Compostellanum nos informa de que en 1158 “RodericusCalagurritanus episcopus posuit primum lapidem in fundamento”, edificio que se llevó a cabo gracias a grancantidad de donaciones -limosnas, rentas o testamentos- y adquisiciones obtenidas años antes21.Una vez instalada la comunidad de canónigos se tienen noticias de una verdadera fiebre construc-tiva que permitió que la impresionante cabecera formada por capilla radial abierta a una girola desiete tramos fuese una realidad antes de 1180, fecha de la consagración en la que se le concedie-ron honores de colegiata. El prestigio del santo, la devoción de los peregrinos y el aumentadopatrimonio económico permitieron que la construcción avanzara a buen ritmo22.

La innovadora disposición del ábside, realizada seguramente bajo el atento control de Rodrigo fueun referente para los templos cercanos que se monumentalizaban por entonces y, de hecho, en elmonasterio cisterciense de Nuestra Señora de la Oliva parece que los promotores acudieron al ar-

FIG. 5. Santa Maria de la Oliva. Interior del ábside.

quitecto que estaba al frente de la obra calceatense23. Si bien entre la documentación del conjun-to24 no existe ninguna mención al obispo ya que el cenobio pertenecía a la diócesis de Pamplona,las similitudes en el alzado, bóvedas, ventanas y determinadas composiciones de molduras y capi-teles demuestran que el modelo arquitectónico era el de la iglesia enaltecida por Rodrigo. Paraexplicar esta conexión no hay que olvidar que la Oliva dependía desde 1145 hasta 1160 del futu-ro Fitero, donde también hay analogías con el templo calceatenese y sí consta la presencia deRodrigo25. Las obras de la Oliva pudieron comenzar en torno a 1164 -aunque se sabe que la comu-nidad ya vivía en el cenobio en 115026- y la cabecera estaría terminada para la consagración de119827. Los legajos no permiten afirmar el vínculo del obispo con la construcción, pero su inte-rés por los monjes blancos se constata en otras fundaciones.

Tradicionalmente el monasterio de Santa María la Real de Fitero se considera el centro cistercien-se más antiguo de los reinos hispanos y su fundación se sitúa cerca de 1140, pese a que hasta 1145no se adscribe a esta disciplina monacal28. En 1152 los religiosos se instalaron definitivamente enel que se convertiría en uno de los más centros más importantes del tercio norte peninsular queEugenio III tomó bajo su protección con todas sus posesiones -entre otras, como ya se ha men-cionado, La Oliva. Situado en un lugar privilegiado próximo a la frontera, contó con el favor de lamonarquía y con abundantes donaciones, hecho que permitió obtener un significativo patrimoniopara realizar una ambiciosa fábrica. La traslación al lugar definitivo se efectuó bajo la autoridad deRodrigo quien bendijo al monasterio, consagró el cementerio y cedió en 1156 los tercios y cuar-tas episcopales al abad y a los monjes a cambio de obediencia29.

FIG. 6. Santa Maria de Fitero. Exterior del ábside. Autora: Esther Lozano López

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Pero en 1158 el obispado de Tarazona reclamó su posesión. Su situación privilegiada y el estable-cimiento de la sede de la orden de Calatrava contribuyó a aumentar su riqueza y el interés por sucontrol30. Hasta 1163 el centro estuvo sometido al obispo calagurritano y las demandas de unosy otros fueron expuestas en 1179 en el III concilio lateranense31. Tras pasar por diversas vicisitu-des el asunto quedó en el aire. Fue en 1186 cuando la sentencia se decantó a favor de Tarazona yen 1187 se produjo la última reivindicación de Rodrigo dirigida directamente a Urbano III. En ella,se mencionaba que Niencebas -primitivo lugar del cenobio- estaba en su diócesis y por ello fueconsagrado por su predecesor, Sancho de Funes32. Pese a la ausencia de unanimidad en las fechasde construcción de la cabecera, todo indica que antes de 1180 ya estaba realizada, de manera quesería relativamente contemporánea a la Calzada33. La disposición del ábside, el sistema de sopor-tes y la articulación paramental remiten, sin duda, al modelo calceatense.

En 1162 los navarros se instalaron en diversas plazas de la Rioja y para contrarrestar esta ocupa-ción, Pedro Jiménez -señor de los Cameros y partidario del monarca castellano- donó al abad deSacramenia tierras y bienes para fundar en Rute un monasterio. Este cenobio, encargado de cas-tellanizar el entorno, se colocó bajo la advocación de Santa María34. En 1165 Rodrigo consagró alprimer abad Raimundo, quien, al ser promovido a su dignidad, prestó obediencia y sumisión alobispo de Calahorra y a su iglesia; el mismo año, Pedro López de Lagunilla donó un terreno paraconstruir las dependencias monásticas. Alfonso VIII, consciente del valor de sus fronteras, con-cedió su apoyo al cenobio y en 1181 los monjes se trasladaron a San Prudencio de Monte Laturcedonde implantaron la observancia cisterciense. Lamentablemente, el estado de ruina del conjuntoimpide hacer valoraciones artísticas y el principal vínculo con Rodrigo es el de participar activa-mente en su creación como bastión de los intereses castellanos.

En cuanto a la catedral de Santa María de Calahorra, sede de la jurisdicción, buena parte de lasobras hacía poco que se habían acabado por lo que Rodrigo no parece intervenir de manera direc-ta en la edificación, si bien se compromete con la administración del patrimonio. Se sabe que eltemplo sufrió grandes destrozos por el desbordamiento del río Cidacos en 1129 y que fue repara-do por el obispo Sancho -los documentos hablan de que se hizo a sus expensas35. El 8 de noviem-bre de 1132 se trasladaron los cuerpos de Emeterio y Celedonio y se dedicó el altar36. Al menosla cabecera estaría concluida por entonces37. Años después, en 1145, el rey Sancho III donó a lacatedral un solar para que se construyese “en el mismo, que tenía su atrio, un edificio que sirva dehospedería o lugar de cofradía”38. Esta referencia indica que las obras se llevarían a cabo bajo laautoridad de Rodrigo. Resulta interesante apuntar que en 1151 el concejo ofreció un campo a lacatedral y al obispo para remediar “la penuria de la iglesia”39, dato llamativo pues se sabe que estasituación cambió con la gestión de nuestro protagonista quien además demostró un gran interéspor el scriptorium al datar de su prelatura la Biblia Sacra40. Sin duda, trató de rentabilizar los domi-nios catedralicios y convenció a los reyes para que se interesaran por el templo, de manera que seconstatan donaciones en 1152, en 1155 –cuando se asignó a la iglesia y a su obispo el monasteriode Nuestra Señora de Castejón y se otorgó licencia para edificar el puente de Miranda y cobrar suprovecho- y en 1157 -al conceder a la catedral iguales privilegios que los que tenía la de Burgos41.La mensa integrada por los bienes del obispo y del cabildo se amplió notablemente. Además, en1170 Alfonso VIII donó la villa de Arnedillo y su castillo a Rodrigo para que asumiera una posi-ción estratégica en la frontera con Navarra coincidiendo con la campaña de 1173 a 1179 en la quetrató de hacer retroceder al reino rival42. Si bien en la actualidad los restos de la edificación de lafortaleza impiden hacer valoraciones artísticas, es interesante apuntar que la torre ha sido siempreconocida como “la cámara de los obispos de Calahorra”43. El apoyo regio también se constata en1170 con la concesión del diezmo de las monedas acuñadas en el obispado y en la donación a los

canónigos de parte de los impuestos de las heredades reales en Calahorra44.

Por estas fechas se incrementaron sustancialmente las ganancias de la sede y por ello existía sufi-ciente dinero como para patrocinar una de sus actuaciones más relevantes: la de atender la iglesiade Armentia, tratada hasta entonces con recelo por parte de la de Calahorra. Él mismo se titulóArmentiensis Episcopus al firmar en 1181 el fuero otorgado a Vitoria por Sancho VI, se implicó enla localidad e intentó convertirla en un centro eclesiástico que articulara el territorio45. A conse-cuencia de la supresión del obispado alavense, desde 1135 se constituyó una encomienda en la per-sona del arcediano cuya obligación era residir en Armentia y presidir el cabildo46. La peculiar situa-ción de dependencia de Calahorra al tiempo que de Navarra creó problemas que se sofocaron entorno a 1173 cuando Rodrigo se reafirmó como autoridad señorial. Gundisalvus de Fornelos entregósu persona y sus bienes al obispo quien, a cambio, le encomendó la iglesia y le concedió las llavesde su palacio episcopal47. Ahora la gestión, que hasta entonces había estado en manos de un laico,pasaba a su control directo. Pese al consenso que atribuye al mitrado la construcción de SanAndrés, la cronología no está clara y algunos la sitúan al final de su vida entre 1180-119048. A mientender, la monumentalización de la antigua iglesia se debió de realizar en torno a 1170, momen-to en que marchó de Nájera y reivindicó su interés en la zona coincidiendo con una política diri-gida claramente a prestigiar el templo.

FIG. 7. San Andrés de Armentia. Pórtico. Autora: Esther Lozano López

Los relieves de las portadas, en la actualidad descontextualizados, y del interior permiten estable-cer un programa coherente que insiste en la iconografía triunfal49. Es posible que Rodrigo quisie-ra proyectar un mensaje de acercamiento a Roma sin olvidar asuntos hispanos y vínculos con

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FIG. 8. Santa María de Alcanadre. Virgen (hoy en Aradón).Autora: Esther Lozano López

Tierra Santa, tres de los focos de su atención personal. Por ello recalcó la Trinidad, la doble natu-raleza de Cristo, la presencia del Bautista e Isaías y la victoria sobre la muerte. Temas que apare-cen en Silos, la Calzada, Tudela, Soria y Estella, obras que comparten ciertas coincidencias de esti-lo pese a estar realizadas por talleres diferentes50. Pero más allá de Armentia, el acercamiento o, mejor dicho, interés, de Rodrigo por los vascos seconfirmó en el sínodo de Durango de 1179 convocado bajo su iniciativa al que asistió la clerecíadel Duranguesado y Vizcaya51. El mismo año se firmó el tratado de Cazorla y se aprobó la sepa-ración de estas zonas del poder castellano52.

En 1152 Rodericus Naiarensis confirmó la donación del rey castellano en 1147 de la villa deAlcanadre a Rodrigo de Azagra, noble navarro arraigado en la frontera meridional, en agradeci-miento por la ayuda prestada en la toma de Baeza53. En 1154 el aristócrata cedió el territorio a laencomienda de los templarios a cambio del pago al cabildo de Calahorra. Un año después el obis-po renunció a las tercias episcopales a favor de la caballariam Hierosolimis sin perder la obediencia ala sede54. Parece que el acuerdo se llevó a cabo gracias a la amistad de Rodrigo de Cascante conPedro Tizón y Pedro Martínez55. En 1167 se rubricó una escritura de ofrenda a los fratibus TempliIherosolimitani (…) que habeo in Ecclesia de Alcanadre en la que renovó y aumentó la concesión56. Laiglesia pudo ser construida a partir de 1150, pero lamentablemente el edificio estaba en muy malascondiciones cuando en 1760 fue destruido. Lo único que queda es un fragmento de un tímpanocon la Virgen y el Niño donde se aprecia el estilo de un maestro vinculado con el entorno delsegundo taller silense del que pudo salir uno de los escultores que trabajó en el tímpano delCordero de Armentia57.

El recorrido de este análisis finaliza en Santa María de Arcos de Tricio, lugar desde donde se rubri-có en 1189 el último documento de la vida del obispo. Se trata de una de las iglesias más antiguas

de la Rioja y fue consagrada en 1181 por Rodrigo a raíz de una remodelación58. En su interior des-taca el sabor de lo clásico, aspecto que se aprecia en las principales obras de su promoción59. Aunque su condición de benefactor queda a menudo difusa, es evidente que participó en obras degran importancia. Sus pleitos y concordias marcaron sus promociones y su poder se fundamentóen los servicios prestados principalmente a la monarquía castellana. Con el aumento de su patri-monio y sus actuaciones, Rodrigo de Cascante se convierte en un personaje imprescindible paraentender la segunda mitad del siglo XII hispano60.

1 Aunque no fue consagrado hasta 1147, hay constancia de que en 1146 los fueros de Cerezo fueron confirmadospor Domnus Rodericus Nairensis episcopus: Llorente, Juan Antonio, Noticias históricas de las tres provincias vascongadas,vol. IV, 1808, Madrid, pp. 108-111.

2 En la lápida conmemorativa de la consagración de 1251 colocada sobre la puerta sur de San Juan consta “QD:VILLA : ISTA : FUIT : ET : ECCLIA : POPULATA : P : DNM : SACTIU : REGEM : NAVARE : AC :P : EPM :CALAGURRITANU : DNM : RODERIU : ANNO : DNI : M : C : LX : I”, es decir, “que esta villa y su iglesia fuepoblada por Don Sancho Rey de Navarra y por el obispo de Calahorra Don Rodrigo, en el año del Señor 1161”.Transcripción y traducción en Portilla Vitoria, Micaela Josefa y López de Sabando, José, Catálogo Monumental de laDiócesis de Vitoria, Vitoria, 1968, pp. 217-218. No se ha conservado el fuero de Treviño anterior al concedido porAlfonso X en 1254, pero la suposición de que Sancho VI se lo otorgara arranca de su política de repoblación y de lasreferencias del fuero de Arganzón (1191) a los populatores de Trevinno. Véase: López López de Ullibarri, Félix, “El fuerode Treviño de Sancho VI”, en I Congreso de Historia de Navarra, Pamplona, 1988, pp. 85-98; y Barrero García, AnaMaría, “Las redacciones navarras del Fuero de Logroño”, en Príncipe de Viana, 196, 1992, p. 409. La donación deSan Miguel de Villamayor la confirmó Rodericus calagurritanus episcupus “Libro 1375. Monasterio de canónigos premos-tratenses de San Miguel de Villamayor de Treviño (Burgos)”, AHN, clero secular-regular.

3 Sobre esta obra remito al estudio de Castiñeiras, Manuel, publicado en este mismo volumen.

4 Incluso tras la fusión de las diócesis de Calahorra y la Calzada, en tiempos posteriores a Rodrigo, Treviño pertene-cía al arcedianato de Álava y se contaba entre las parcelas de Calahorra: Sáinz Ripa, Eliseo, “Los obispos de Calahorraen la Edad Media (siglos VIII-XV)”, en I Semana de Estudios Medievales, Nájera, 2001 (1990), p. 53.

5 Tras la prematura muerte de Sancho III en 1158 el reino de Castilla quedó en manos de diversos regentes que sedisputaron la custodia del pequeño. Superada su minoría de edad en 1169, Alfonso VIII tuvo que recuperar los terri-torios que le habían arrebatado Navarra y Aragón. En esta tarea, uno de los apoyos fundamentales fue el obispo deCalahorra al que debió complacer para que siguiera fiel a la corona: Díaz Bodegas, Pablo, “La diócesis de Calahorraen la Edad Media y su consolidación a la sombra del poder”, en XII Semana de Estudios medievales, Nájera, 2002(2001), pp. 459-482.

6 El territorio de la sede se encontraba en los confines de Navarra; en lo político pertenecía al reino de Castilla y enlo eclesiástico debía obediencia al arzobispo de Tarragona en Aragón.

7 El documento precisa que un cambio de heredades con los clérigos de Santa María de Calahorra se hizo el año enque Rodrigo “tomó posesión de la sede episcopal y fue consagrado obispo en Tarragona”: Bujanda, Fernando,“Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 426. ACC, sign. 43.8 Carl, Carolina, “The bishop and the Basques: The diocese of Calahorra and the Basque provinces of Alava and

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Vizcaya under Bishop Rodrigo Cascante, 1147-1190”, en Journal of Medieval History, 34, 2008, pp. 229-244.

9 Parece que sostuvo el título de Naierense hasta 1170 para dejar constancia de sus derechos.

10 Significativamente, en sus estancias en la localidad el obispo tenía que residir en la desaparecida iglesia de Santiago.Díaz Bodegas, Pablo, “La disputa cluniacense-obispado de Calahorra por la posesión de Santa María la Real de Nájera(1079-1224). Más de cien años de conflicto jurisdiccional en la Diócesis de Calahorra por una disposición real”, enBerceo, 126, 1994, pp. 89-119.

11 Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 427. ACC, sign. 47. En otros docu-mentos de 1163: Ibid., p. 430, ACC, sign. 76 y 1187: Ibid., p. 436. ACC, sign. 117 se ratifica la posesión de las parro-quias e iglesias parroquiales de Nájera.

12 Según Fita, Fidel, “El Concilio de Lérida en 1193 y Santa María la Real de Nájera. Bulas inéditas de Celestino III,Inocencio III y Honorio III” en Boletín de la Real Academia de la Historia, 26, 1895, p. 337 a Rodrigo quizás le ins-piró la historia de los monjes de Cardeña frente a los cluniacenses del Cronicón de Cardeña citado en Flórez,Henrique, España sagrada, Theatro geographico-historico de la iglesia de España, vol. XXIII, 1767, Madrid, p. 372:“vino el emperador D. Alfonso en el monesterio de Sant Peydro de Cardeña; é echó dende al abat Don Martín é quan-tos monges eran con él (…) complidos los tres años é medio, el dicho abat D. Martín tornóse á su monesterio pormandamiento del Papa”.

13 Resulta interesante el fragmento en el que se recuerda la expulsión de Munio, obispo de Calahorra consideradouno de los paladines en la defensa del rito hispano, por parte de Alfonso VI: “ecclesiam sancte Marie de Nagera violenterintravit, expulsisque canonicis eis, qui per Calagurritanum episcopum ibid. fuerant instituti, monachos Cluniacenses intrusit; quod fac-tum tam enorme ita universis Hispaniarum finibus insonuit, quod fama hec nulla poterit temporum vetustate deleri”: ACC, sign. 7.Parece que años depués de este suceso, en tiempos del obispo Pedro -predecesor de Sancho de Funes-, aún existíacierta resistencia a la “romanización” y la “castellanización” de la iglesia en la diócesis calagurritana.

14 Reglero de la Fuente, Carlos, “Cluny en España. Los prioratos de la provincia y sus redes sociales (1073-1270)”,León, 2008.

15 La limitación espacial de este artículo impide profundizar en las interesantes relaciones formales que se despren-den del estudio de esta obra y que tienen lugar en los años del episcopado de Rodrigo. Remito a Sánchez Ameijeiras,Rocío, “Ecos de la Chanson de Roland en la iconografía del sepulcro de Doña Blanca (m. 1156) en Santa María laReal de Nájera”, en Lecturas de Historia del Arte. Ephialte, II (1990), pp. 206-214; Valdez del Álamo, Elizabeth,“Lament for a Lost Queen: The Sarcophagus of Doña Blanca in Nájera”, en Art Bulletin, LXXVIII, 2 (1996), pp.311-333, y Melero Moneo, Marisa, “El sarcófago de Doña Blanca y el taller de Leodegarius: Sangüesa y San Martínde Uncastillo” en Encuentro Transpirenaico sobre Patrimonio Histórico-Artístico. La Escultura románica, Uncastillo,2007, pp. 7-29.

16 Rodrigo obtuvo una sentencia favorable de dos de los jueces apostólicos en ausencia del deán de Burgos. El vere-dicto fue ratificado en Lérida en 1193.

17 Aunque la desaparición de las cabezas impide afirmarlo, es factible que en las partes más altas de las pilastras figu-radas del ábside calceatense hubiera estado representado el tetramorfos mediante personajes humanos con cabeza deanimal -quizá el modelo de los que se sitúan en los ángulos del arranque del crucero de Irache o Armentia y en un

capitel de Gáceta. En el citado documento de 1155 se recuerda la expulsión de Munio para favorecer a los cluniacen-ses y se menciona que el hecho “aún no ha podido ser olvidado a pesar de su antigüedad”. Cabe la posibilidad de queel prelado quisiera utilizar “la fórmula por excelencia del arte hispano y la más frecuente en la parte apocalíptica delos Beatos”: Yarza Luaces, Joaquín, Beato de Liébana. Manuscritos iluminados, Barcelona, 1998, p. 84. De esta mane-ra, el tetramorfos angelozoomorfo -que se representa en el Beato de Magio, fol. 2 o en el de Fernando y Doña Sancha,fol. 10- quizá quiso recordar, de alguna manera, el escándalo ejercido sobre Munio, el paladín de los defensores delrito visigodo, quien además se vinculó a la Calzada al haber gobernado la confraternidad de Santa María y SantoDomingo. Para explicar la presencia de este peculiar tetramorfos también en Irache cabe destacar que el abadVeremundo se alió con Munio para proteger la liturgia hispana y que uno de los principales poderosos de la segundamitad del siglo XII, Rodrigo de Azagra -cuya mujer Toda está sepultada en el monasterio- aparece con frecuencia enlas escrituras de Irache y fue amigo del obispo Rodrigo.

18 El pleito venía de antiguo y se constata entre Sancho de Calahorra y Pedro de Burgos: Bujanda, Fernando, “ArchivoCatedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 425. ACC, sign. 34. En 1147 Rodrigo se apoyó en las resoluciones dePascual II y Lucio II sobre los límites de la diócesis: Bujanda, Fernando, “El obispo don Sancho de Funes (1116-1145), en Príncipe de Viana, 138-139, 1975, pp. 113-140; Ubieto Arteta, Agustín, Cartularios I, II y III de SantoDomingo de la Calzada, Zaragoza, 1978; Lacarra y de Miguel, José María, Documentos para el estudio de laReconquista y Repoblación del Valle del Ebro, 2 vols., Zaragoza, 1982; Garrido Garrido, José Manuel,Documentación de la catedral de Burgos (804-1183), Burgos, 1983; Sáinz Ripa, Eliseo, Sedes episcopales de la Rioja.Siglos IV-XIII, vol. III, Logroño, 1994; Reglero de la Fuente, Carlos Manuel, “Los obispos y sus sedes en los reinoshispánicos occidentales. Mediados del siglo XI-mediados del siglo XII: tradición visigoda y reforma romana”, en Lareforma gregoriana y su proyección en la cristiandad occidental. Siglos XI-XII. XXXII Semana de Estudios Medievales,Pamplona, 2006 (2005), pp. 195-288; y Sáinz Ripa, Pelayo, “Luchas del cabildo catedral y la ciudad por la SedeEpiscopal”, en Fayuela. Revista de Estudios Calceatenses, 2, 2006, pp. 73-82.

19 La capilla central está dedicada a San Pedro y él es el protagonista de los únicos relieves con escenas de la vidapública de Jesús -Jn 21, 1:3 y Mt 14, 24-31.

20 González de Tejada, José, Historia de Santo Domingo, Abraham de la Rioja, patrón del obispado de Calahorra yla Calzada. Y noticia de la fundación y aumentos de la Santa Iglesia Cathedral y ciudad nobilísima de su nombre, sushijas, Madrid, 1702. Facsímil La Rioja, 1985, libro I, cap. X, p. 133.

21 La fecha del Chronicon Compostellanum -Anales Compostelanos- fue utilizada por primera vez por Alonso Martínez,Ignacio, Santo Domingo de la Calzada. Recuerdos históricos, Haro, 1890; y Porter fue el primer autor del siglo XXque la recogió como indicativa del inicio de las obras: Porter, Arthur Kingsley, La escultura románica española, vol.II, Barcelona, 1929, pp. 40-41.

22 En 1172 el obispo aparecía entre los testigos de un donación real hecha in ecclesia Sancti Dominici de la Calzada AHN,Clero, carp. 238, num. 2.

23 El eco de la Calzada es evidente en obras de la diócesis como Santa María de Palacio de Logroño, construida apartir de 1156. En ella se aprecian capiteles que por sus composiciones y colocación entroncan con los calceatenses,tenía un cimborrio decorado con el tetramorfos -hoy enmascarado por la obra barroca y visto por Albia de Castro,Fernando, Memorial y Discurso Político por la muy Noble y Muy Leal Ciudad de Logroño, Lisboa, 1633- y figuras–hoy descontextualizadas- de Pedro, Cristo y la Anunciación-Coronación de la Virgen, temas con peso en la girolacalceatense. Más allá de la sede calagurritana, en Santiago de Agüero, en Santa María de Valbuena o en Santa María

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de Gradefes también hay aspectos que remiten a la Calzada. El caso de Agüero es sumamente interesante ya que enel friso del ábside actúa uno de los maestros de la girola.

24 Munita Lonaiz, José Antonio, “Documentos del monasterio de la Oliva del siglo XII”, en Revista Internacional deEstudios Vascos, 39, 1991, pp. 427-446; y “Regesta documental del monasterio de La Oliva (1132-1526)”, en Príncipede Viana, 205, 1995, pp. 343-484.

25 En 1150 a la Oliva se le reconoció su autonomía monástica y en 1160 pasó a ser filiación directa de Escale-Dieu.Varias marcas de cantero ponen en relación esta fábrica con Fitero.

26 Torres Balbás, Leopoldo, “Inventaire et classsification des monastères cisterciens espagnols”, en Actes du Congrèsd’Histoire de l’Art, París, 1923-1924, pp. 121; Cocheril, Maur, “L’implantation des abbayes cisterciennes dans laPéninsule Iberique”, en Anuario de Estudios Medievales, I, 1964, p. 235; y Rucquoi, Adeline, “Les cisterciens dans laPéninsule Ibérique”, en Unanimité et diversité cisterciennes. Filiations-Réseaux-Relectures du XIIe au XVIIe siècle,Saint-Étienne, 2000, pp. 487-523.

27 Martínez de Aguirre Aldaz, Javier, “Monasterio de La Oliva”, Enciclopedia del románico en Navarra, vol. I, Aguilarde Campoo, 2008, pp. 368-394.

28 Goñi Gaztambide, José, “Historia del monasterio cisterciense de Fitero”, en Príncipe de Viana, 100-101, 1965, pp.295-329; Monteverde Albiac, Cristina, Fitero (1140-1210), Zaragoza, 1978, pp. 223-239; y Melero Moneo, Marisa,“Reflexiones sobre el monasterio cisterciense de Santa María de Fitero”, en De Arte, 3, 2004, pp. 7-22.

29 Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 429. ACC sign. 64; y Sainz Ripa,Eliseo, Sedes episcopales de La Rioja. Siglos IV-XIII, vol. I, Logroño, 1994, p. 373.

30 Olcoz Yanguas, Serafín, San Raimundo de Fitero, el monasterio cisterciense de la frontera y la fundación de laorden militar de Calatrava, Fitero, 2002, pp. 61-82. En 1158 Sancho III encomendó al abad de Fitero la custodia deCalatrava con todos sus términos.

31 En el documento se menciona que dio cuenta personalmente de la reclamación a Alejandro III y envió la relacióncon Pedro, arcediano de Vizcaya: Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 432.ACC, sign. 94.

32 Kehr, Paul, Papsturkunden in Spanien. Navarra und Aragón, vol. II, Berlín, 1928, num. 166, pp. 511-515;Rodríguez R. de Lama, Ildefonso, Colección diplomática medieval de La Rioja, vol. I, Logroño, 1979, p. 115; y SainzRipa, Eliseo, Sedes episcopales de La Rioja. Siglos IV-XIII, vol. I, Logroño, 1994, pp. 339, 372-375.

33 López de Guereño, María Teresa, “Monasterio de Santa María la Real de Fitero”, en Enciclopedia del Románicoen Navarra, Aguilar de Campoo, 2008, p. 558 afirma que la obra se comenzaría hacia 1180. En 1247 se dedicó la igle-sia y el Tumbo de Fitero menciona que Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo “la reedificó a su costa” -nohay que olvidar que era familiar de Pedro Tizón, personaje cercano a Rodrigo de Cascante. El toledano patrocinó lasegunda etapa, obviamente.

34 García Turza, Francisco, “El monasterio de San Prudencio de Monte Laturce (Siglos X-XII)”, en Espacio, Tiempoy Forma. Serie III. Historia Medieval, 2, 1989, pp. 137-160. El abad de Sacramenia mandó incorporar a una docena

de monjes que procedían de Escale-Dieu.

35 El texto dice que un enorme diluvio socavó los cimientos de la iglesia desde un ángulo y buena parte de ella sevino abajo igual que las casas de los clérigos: Rodríguez R. de Lama, Ildefonso, Colección Diplomática Medieval deLa Rioja, vol. II, Logroño, 1992, doc. 7; y Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965,p. 422. ACC, sign. 22.

36 Bujanda, Fernando, “El obispo don Sancho de Funes (1116-1145)”, en Príncipe de Viana, 138-139, 1973, p. 126;y Rodríguez R. de Lama, Ildefonso, Colección Diplomática Medieval de La Rioja, vol. II, Logroño, 1992.

37 En un documento de 1136 consta Gerardo, mayordomo de la fábrica de la iglesia y custodio de su sacristía: Rocha,Pedro Romano, “Influjo de los antifonarios aquitanos en el oficio divino de las iglesias del noroeste de la Península”,en Estudios sobre Alfonso VI y la reconquista de Toledo, IV, Toledo, 1990, doc. 74; y Bujanda, Fernando, “El obis-po don Sancho de Funes (1116-1145), en Príncipe de Viana, 138-139, 1973, p. 117. ACC, cod. I.

38 Rodríguez R. de Lama, Ildefonso, Colección Diplomática Medieval de La Rioja, vol. II, Logroño, 1992, docs. 97 y139; y Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 426. ACC, sign. 40.

39 Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 427. ACC, sign. 50.

40 Suárez González, Ana, “La Biblia de Calahorra. Notas sobre sus caracteres externos”, en Berceo, 134, 1998, pp.75-104; y Sáenz de Haro, Tomás, “Actividad cultural de los capitulares de la catedral de Calahorra (1045-1257). Descriptorium monástico a studium catedralicio”, en Studia Historica. Historia medieval, 24, 2006, pp. 341-363. De hecho,no hay noticias de la actividad del scriptorium a partir de 1183 y quizá desapareció por la secularización del cabildo.La importancia de Job en la Calzada podría estar relacionada con la presencia del Libro de los Comentarios de SanGregorio a los Moralia in Job que se conservan en el códice II del ACC: Suárez González, Ana, “La edición riojana delos Moralia in Job en un manuscrito calagurritano del siglo XII”, en Berceo, 142, 2002, pp. 77-92.

41 Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, pp. 427-429. ACC, sign. 51; 54; 59; 60y 61. Los privilegios son “libertad de posesiones, foros e inmunidades, exenciones de impuestos, privilegios de pas-tos, piedras y pesca”: Ibid., p. 429. ACC, sign. 66.

42 Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 432. ACC sign. 89.

43 Sáenz Rodríguez, Minerva, “Arnedillo”, en Enciclopedia del Románico en La Rioja, Aguilar de Campoo, vol. I,2008, p. 150.

44 Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, pp. 431-432. ACC, sign. 88; y p. 436.ACC, sign. 121.

45 En 1181 el monarca fundó la ciudad de “Nueva Victoria” con carácter militar y comercial.

46 Que había de atender al sustento de diez clérigos ad serviendum cotidie Domino et Sancto Andreae. Fue Sancho de Funesquien en 1135 constituyó la encomienda en el arcediano de Álava a base de las cartas episcopales de veinte villas, enla postdata se hace referencia a Rodrigo: Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965,pp. 424-425. ACC, sign. 28.

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47 Ego Gundisalvus de Fornelos propter redemptionem peccatorum meorum dono me ipsum ad servitium et promito fidelitatem Dno. R.calagurritano Episcopo et successoribus eius in perpetuum et relinquo illos quartos quos tenebam sub pignore (…) Et ego R.Calaguritanus episcopus recipio te Gundisalvun de Fornelos ad servitium tan nobis quam successoribus nostris canonice substitueiidis etcommittimus tibi claves domus nostrae Episcopalis quae est in Armentia ut habeas eas in omni vita tua: Bujanda, Fernando,“Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, pp. 432-433. ACC, sign. 97. Es interesante mencionar en 1173también la presencia de “Iohannes magister per manum episcopi in Armentia”, Rodríguez R. de Lama, Ildefonso,Colección diplomática medieval de La Rioja, vol. I, Logroño, 1979, doc. 254.

48 Entre los que defienden 1160: Mayer, Augusto L., El estilo románico en España, Madrid, 1931; entre los partida-rios de 1200: Ocón, Dulce, “La recepción de las corrientes artísticas europeas en la escultura monumental en tornoa 1200”, en El arte español en épocas de transición, León, 1992; y entre que se decantan por 1180 y 1190: KingsleyPorter, Arthur, Romanesque Sculpture of the Pilgrimage Roads, Boston, 1923, vol. I; y Camps Cazorla, Emilio, Elarte románico en España, Barcelona, 1935.

49 Muchos autores han realizado reconstrucciones de la portada, desde Amador de los Ríos, pasando por Díaz deArcaya, Lámperez, López del Vallado, Azcarate, Ocón Alonso, Eguía, Ruiz Maldonado o Durliat. Véase la bibliogra-fía de: Pérez Alonso, Aioskoa, “Una nueva interpretación de la escultura del pórtico de Armentia”, en Estudios ala-veses, Sancho el Sabio, 28, 2008, pp. 154-156; y Plan Director de intervención para la restitución de los valores histó-ricos y simbólicos de la basílica de San Prudencio de Armentia y su entorno, Vitoria-Gasteiz, 2006, pp. 62-69.

50 Lozano López, Esther, “La difusión de imágenes y discursos teológicos en los monasterios benedictinos: Siloscomo ejemplo”, en Els monestirs benedictins de l’antic comtat de Besalú, Besalú, 2009, pp. 149- 163; “Maestros inno-vadores para un escenario singular: la girola de Santo Domingo de la Calzada”, en Maestros del románico en elCamino de Santiago, Aguilar de Campoo, 2010, pp. 151-186; “San Nicolás de Tudela”, en Enciclopedia del Románicoen Navarra, vol. III, Aguilar de Campoo, 2007, pp. 1388-1399; y Un mundo en imágenes. La portada de SantoDomingo de Soria, Madrid, 2006.

51 Según la Crónica de San Benito el sínodo se celebró en 1179 aunque la Historia de Santo Domingo de la Calzadasupone que fue en 1180: Marichalar, Amalio, Historia de la legislación y recitaciones del derecho civil de España, vol.VIII, Madrid, 1865, p. 88.

52 La ofensiva de recuperación territorial por parte de Alfonso VIII fue precedida de la captación de nobles nava-rros, gracias a lo cual las tropas castellanas pudieron entrar en 1175 en las Encartaciones: Fortún Pérez de Ciriza, LuisJavier, “La quiebra de la soberanía navarra en Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado (1199-1200)”, en RevistaInternacional de Estudios vascos, 45, 2000, pp. 439-494.

53 Sainz Ripa, Eliseo, “Acercamiento de las comarcas riojanas a Castilla durante un siglo (1076-1177)” en La Rioja ysus gentes, Logroño, 1982, p 71; y Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 426,ACC, sign. 33-1.

54 ACC, legajo 3. El pago de 3 maravedís en la festividad de San Martín fue ampliado en 1162 a 80: Bujanda,Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, en Berceo, 77, 1965, p. 430. ACC, sign. 73.

55 Alonso García, Daniel, “Apuntes históricos de la villa de Alcanadre”, en Berceo, 43, 1957, p. 206 cita a Llorente,Juan Antonio, Alegato de bien probado, 1800, fol. 362: “eran caballeros Templarios Pedro Tizón y Pedro Martínez,ricos honres de Navarra, y con ocasión de ser navarros también, y parientes suyos, el Sr. Obispo de Calahorra Don

Rodrigo de Cascante, y el Sr. de Alcanadre Don Rodrigo de Azagra trataron en si de fundar Casa del Orden deTemplarios en la villa de Alcanadre (…) fue la primera y más antigua de Castilla (…) el referido Sr. Obispo concedióa los Caballeros Templarios de Alcanadre el 26 de Abril de 1155 todos los derechos episcopales que tenía en la Iglesiade Alcanadre, salvo su Dignidad y justicia y la de sus sucesores”. Resulta interesante recordar que Pedro Martínez oMartin es denominado amicus episcopi en 1162 y que Pedro Tizón y su mujer Toda realizaron en 1130 una donación aNiencebas, monasterio por entonces bajo la autoridad de Calahorra, fue testigo Rodrigo de Azagra, señor de Estellay Tudela, cuya mujer se enterró en Irache y quien poseía tierras en Agüero -todos ellos, lugares mencionados en esteestudio. La importancia de esta familia en la corte navarra fue enorme y se sabe que Rodrigo dispuso que a su muer-te su caballo y armas fuesen para los templarios. El que en 1800 se mencione un grado de parentesco entre estos per-sonajes y Rodrigo de Cascante es sugerente.

56 ACC legajo 1 de la mesa capitular, atado 1, nums. 1 y 2.

57 Lozano López, Esther, “Maestros castellanos del entorno del segundo taller silense: repertorios figurativos y solu-ciones estilísticas”, en Neue Forschungen zur Bauskulptur in Frankreich und Spanien im Spannungsfeldt des PortailRoyal in Chartres und des Portico de la Gloria in Santiago de Compostela, Frankfurt am Main, 2010, pp. 197-211.

58 Aparece como Sancte Marie de Archus en una de las primeras menciones: Ubieto Arteta, Antonio, Cartulario deAlbelda. Textos Medievales, 1, Valencia, 1969. Aunque ya en 1149, Alfonso VII de Castilla hizo donación de una sernaentre Arcos y Tricio a la iglesia de Calahorra y a su obispo: Bujanda, Fernando, “Archivo Catedral de Calahorra”, enBerceo, 77, 1965, p. 427. ACC, sign. 48. Sobre el edificio: Utrero Agudo, María de los Ángeles, Caballero Zoreda, Luis,Arce Sáinz, Fernando, “Santa María de los Arcos de Tricio (La Rioja), Santa Coloma (La Rioja) y La Asunción de SanVicente del Valle (Burgos): tres miembros de una familia arquitectónica”, en Arqueología de la Arquitectura, 2, 2003,pp. 81-86. Se sabe de la existencia del documento de 1181 por el libro de la fábrica de Tricio del siglo XVIII, perodesde que en 1696 fue enviado a Mateo Anguiano se perdió su pista.

59 Unas impresionantes columnas romanas dividen las naves de los Arcos, en los capiteles calceatenses las gorgonasconviven con máscaras y en un modillón de Armentia aparece un spinario. El sustrato de lo antiguo y la calidad de losmaestros que trabajan en los principales edificios citados se debe conectar con focos artísticos bien asentados.

60 Como obispo cortesano, es posible que representara al gobierno en la regencia de Alfonso VIII, se sabe que par-ticipó en la negociación de la tregua de 1167, en el trato matrimonial con Leonor de Aquitania e incluso en la senten-cia de 1177 que marcó las fronteras del Ebro entre Castilla y Navarra. En 1166 no hay un mes en el que no aparezcasuscribiendo diplomas regios: Sáinz Ripa, Sedes episcopales de la Rioja, Siglos IV-XIII, vol. III, Logroño, 1994;González, Julio, El reino de Castilla en época de Alfonso VIII, Madrid, 1960; y Reilly, Bernard F, The Kingdom ofLeón-Castilla under King Alfonso VII, 1126-1157, Filadelfia, 1998. Fue testigo en el acta fundacional de Santa Maríade Bujedo en 1168: Ruiz de Loizaga, Saturnino, El libro becerro de Santa María de Bujedo de Candepajares (1168-1240), Burgos, 2000, pp. 61 y 64; asistió a la concesión de fueros a Valvanera en 1149 -en 1183 consagró su iglesiamonasterial-; en 1174 confirmó los fueros de Ocón; y en 1179 estuvo presente en la colocación de Alfonso VIII dela primum lapide in fundamento de Santa María de Huerta. Sus actuaciones son tantas que la limitación espacial de esteartículo impide mencionarlas.

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