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Boletín Informativo 021

Date post: 21-Feb-2023
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Asociación Cultural “El Patiaz” BOLETIN INFORMATIVO I.S.S.N.:1695-6824 N ú m e r o 2 1 S E P T I E M B R E d e 2 0 0 9 LA ARQUITECTURA MUDÉJAR DE TAUSTE: INTRODUCCIÓN TEÓRICA Y PLANOS II: IGLESIA DE SAN ANTÓN MIGUEL SALAS LAGRANJA
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Asociación Cultural “El Patiaz”

BOLETIN INFORMATIVO

I.S.S.N.:1695-6824

N ú m e r o 2 1 S E P T I E M B R E d e 2 0 0 9

LA ARQUITECTURA MUDÉJAR DE TAUSTE:

INTRODUCCIÓN TEÓRICA Y PLANOS II: IGLESIA DE SAN ANTÓN

MIGUEL SALAS LAGRANJA

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Sale a la luz este Boletín con una doble finalidad complementaria. Por un lado, con esta segunda entrega concluimos el proceso de divulgación de una de las aportaciones más interesantes, profundas y meticulosamente elaboradas de cuantas nos han proporcionado nuestros propios socios, desde la funda-ción de la Asociación “El Patiaz” hasta hoy en día: el estudio técnico de Miguel Salas sobre el legado mudéjar en Tauste. Para todos los que ya hemos tenido el placer y el asombro de admirar las magníficas reproducciones a escala de los elementos constructivos y decorativos de la torre de Santa María, publica-das en el número 19, correspondiente al mes de enero, las que ahora incluye éste forman la continuación lógica e imprescindible de aquel trabajo; para quienes tengan el placer de disfrutar de este magnífico pro-ducto de la maestría y profesionalidad del autor por vez primera, seguro que no podrán dejar de buscar su antecedente para comprobar hasta qué punto el trabajo que El Patiaz ha dado a conocer en estos dos números monográficos debe ser considerado la mayor aportación al estudio de este legado patrimonial de nuestra villa.

La otra finalidad, complementaria de la anterior, es la de reivindicar desde estas páginas el uso y

mantenimiento de esta iglesia de San Antón, que tanto costó en su día restaurar, que tantas posibilidades culturales ofrece y que, sin embargo, tanto olvido acumula entre sus muros, hasta el punto de que todo hace pensar que su estado de deterioro progresivo pueda llevarla en un futuro próximo a una situación de abandono similar al que se encontraba hace treinta años. Queremos, pues, que este número de nuestro Bo-letín sea también una llamada de atención hacia ese patrimonio cultural que día a día va deteriorándose ante nuestros ojos. Por ello incluimos una serie de artículos relacionados con el estado actual del recinto y sus perspectivas de futuro: la información sobre una jornada de trabajo organizada por El Patiaz en torno a San Antón, un informe técnico sobre el estado actual de conservación del edificio y un breve repaso a lo que durante estos casi treinta años ha sido el triste devenir de la iglesia. La Asociación Cultural “El Pa-tiaz”, que siempre ha mantenido una actitud vigilante en relación con el uso del templo, adecuado a su historia litúrgica y su valor arquitectónico y patrimonial, no puede dejar de mostrar su preocupación por

la falta de mantenimiento y reparación de la fábrica del edificio, así como por la ausencia de control sobre los elementos arquitectónicos expuestos en el interior y el inexistente uso cultural de un espacio que fue restaurado con esa finalidad. Esperamos que la lectura de estas páginas cumpla esa doble finalidad: dar a conocer esta parte final del estudio de Miguel Salas sobre el mudéjar taustano y, a través de él, aumentar la sensibiliza-ción de los socios de El Patiaz en relación con este importante ele-mento de nuestro patrimonio cultural.

ASOCIACIÓN CULTURAL “EL PATIAZ”

EDITORIAL

EDITA:

ASOCIACIÓN CULTURAL EL PATIAZ

Presidente:

Enrique Galé Maquetación: Jesús Alegre

Aptdo. de correos: 60 http://www.elpatiaz.es [email protected]

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En este segundo boletín sobre el MUDÉ-JAR DE TAUSTE, vamos a tratar sobre la iglesia de San Antón, siendo su torre lo que más nos in-teresa, de momento, por ser de estilo mudéjar. La torre de San Antón, mirando desde el ábside de la iglesia, está situada a los pies de la misma, en el lado derecho.

Si la comparamos con la torre de Santa María, resulta un ejemplar sobrio, con su último cuerpo construido ya en la última etapa del mudé-jar aragonés (finales del siglo XVI), pero no por eso deja de ser interesante, pues, dentro de las pertenecientes a esa época, resulta de unas pro-porciones muy acertadas y armoniosas. Por su estructura, es lo que en “mudéjar” se denomina “torre mixta”, es decir, de planta cua-drada en la parte inferior y octogonal con contra-fuertes en la parte superior. Como todo el mudéjar, y como ya comenta-mos al referirnos a la de Santa María, su fábrica está hecha a base de ladrillo, yeso y, en este caso, decoración con cerámica de azulejos. Éstos son pequeñas baldosas cuadradas con la superficie vista vidriada, dividida diagonalmente en dos triángulos, uno de los cuales se tiñe de color, de-jando el otro en blanco. En cuanto a su descripción, vista desde el exterior, observamos que está asentada sobre una base de piedra de yeso. Este tipo de basamento resulta especialmente singular, pues no es fre-cuente en estas construcciones. Más bien, parece ser el resto de otra torre que pudo haber anterior-mente. De hecho, en las primeras jornadas de His-toria de Tauste organizadas por El Patiaz, el pro-fesor Fernández Otal comentaba la existencia de una torre en este mismo lugar, pero en época an-terior a la construcción de la que conocemos ac-tualmente. Se han dado noticias sobre el uso de esta plaza como mercado, así como de lugar de reunión del Capítulo de Ganaderos, desde época muy antigua, “al pie de la torre”, etc., incluso la posibilidad de su origen como torreón pertene-ciente a la muralla del arrabal donde se encuentra, muralla de la que, lógicamente, no queda ningún

LA ARQUITECTURA MUDÉJAR DE TAUSTE (y II): LA TORRE DE SAN ANTON

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resto visible, ya que sería de fábrica de tapial, sal-vo este basamento de la torre, en caso de confir-marse esta hipótesis.

Sobre esta base, se encuentra el cuerpo infe-rior de la torre mudéjar, de planta cuadrada, el cual termina en una imposta de separación, pre-sentando como única decoración dos bandas de esquinillas o dientes de sierra. Subiendo hacia arriba, después de dicha im-posta, empieza un cuerpo, también cuadrado, con ventanales de arcos de medio punto, de rosca sen-cilla, a razón de tres ventanales en tres de sus ca-ras y dos ventanales en la cara que da al este, pero que, originariamente, fueron también tres, pues aún quedan las huellas de la modificación por la que se convirtió en dos, seguramente para conse-guir unos huecos de mayor tamaño donde alojar las campanas que tuvieran previstas. A continuación va una banda de azulejos con dibujo de cartabón en zig-zag y, sobre la mis-ma, una cornisa de ladrillos aplantillados coloca-dos a sardinel, como remate del cuerpo cuadrado de la torre. Sobre este elemento ya comienza el primer piso del cuer-po octogonal, con con-trafuertes en las esqui-nas y ventanales de ar-cos de medio punto de doble rosca. En los cua-tro triángulos que que-dan en la transición de la planta cuadrada a la octogonal, se encuen-tran sendos pináculos que, además de ser de-corativos, sirven de re-mate al cuerpo cuadra-do y protegen estas su-perficies.

Separado por una banda de azulejos (como todos, en zig-zag), encima va otro cuerpo de las mismas características que el anterior, con la única variación de que, en la cara que da al nordeste,

el ventanal es de medio punto, pero sólo de una rosca. Seguramente, en alguna reforma eliminar-ían la segunda rosca para ampliar el ventanal, por motivos de colocación de alguna campana de ma-yor tamaño.

Como remate de este cuerpo, está el alero o “rafe” (que es como se denomina en Aragón); en este caso, una cornisa acodada adaptada al perfil completo de los ángulos de los resaltes del muro, apoyada también sobre una banda de azulejos en zig-zag.

Para terminar, el chapitel, de aspecto muy airoso, con tejas vidriadas blancas y azules, cons-truido en fecha muy reciente, pues se hizo com-pleto en la última restauración (años 80).

En cuanto al interior de la torre, la entrada se produce a través del coro en alto, situado a los pies de la nave de la iglesia. Su forma es carac-terística del final del mudéjar, es decir, la llamada “estructura de torre hueca”, en este caso dividida en cinco estancias muy bien realizadas, aunque con una subida de escalera en la que tanto el re-

planteo, como los tra-mos y peldaños, todos de madera, están resuel-tos de forma desconcer-tada.

Respecto a su cro-nología, merece un es-tudio detallado que con-temple aspectos eviden-tes hasta ahora pasados por alto, ya que, de for-ma simplificada, se ha dado en decir que la torre pertenece a la últi-ma etapa del mudéjar aragonés, es decir, fina-les del siglo XVI o prin-cipios del XVII, cuan-do, realmente, se apre-cian tres fases construc-tivas perfectamente di-ferenciadas:

1.- El basamento descrito de tapial de yeso, de época indefini-da, pudiendo ser, inclu-so, de origen islámico.

DIBUJO DECIMONÓNICO DE LA TORRE DE SAN ANTÓN

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2.- El cuerpo cuadrado, cuyos miradores de arquetes sencillos delatan que esta construcción puede corresponder al siglo XV (en el siglo XIV ya se empiezan a realizar este tipo de galerías, pero en el XVI se construyen de doble rosca, por considerarse de mayor riqueza). 3.- El cuerpo octogonal, con sus galerías de doble rosca, que es el que verdaderamente cabe datar en los finales del siglo XVI.

Resulta lógico pensar que fue en esta época, al ponerse de moda la tipología de “torre mixta”, cuando decidieron eliminar la cubierta que tuviera la torre cuadrada, para levantar sobre ella el cuer-po octogonal y dotar así a la torre de una mayor esbeltez. Desde luego, es difícil asumir que cons-truyeran el cuerpo cuadrado con su galería de ar-quetes de rosca sencilla en una época en la que estaban ya pasados de moda, para luego llevarlos a cabo de doble rosca en el cuerpo superior. Lógi-camente, los hubieran hecho todos ya con esta tipología.

Esta es, en síntesis, la descripción de nues-tra torre de San Antón, cuya belleza y proporcio-nes no son nada despreciables. Por último, es pre-

ciso recordar, aunque ya nos extendimos al res-pecto en el número anterior, que se entiende por “arquitectura mudéjar” aquélla que fue desarrolla-da por los alarifes mudéjares, es decir, profesiona-les de la construcción, de religión islámica (posteriormente convertidos al cristianismo), que se quedaron a vivir en sus tierras después de la conquista cristiana, construyendo obras al servi-cio del poder cristiano y siendo muy bien valora-dos por su elevada cualificación.

Colaboradores: - Jaime Carbonel Monguilán

- José Miguel Pinilla Gonzalvo - Javier Peña Gonzalvo

- Jesús Alegre Gimeno - César Visanzay Soria

MIGUEL SALAS LAGRANJA

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Concluidas las X Jornadas sobre la Historia de Tauste, la Asociación Cultural “El Patiaz” ha realizado un repaso sobre el transcurso y conteni-do de las mismas, llegando, entre otras conclusio-nes, a la conveniencia de recoger las reivindica-ciones que los dos ponentes locales de estas Jor-nadas, M.ª Sancho Menjón y Jaime Carbonel, habían expresado en sus correspondientes confe-rencias.

Por un lado, M.ª Sancho, en su ponencia sobre la iglesia de San Antón, denunció el estado de abandono en que se encontraba el edificio, po-niendo de manifiesto la pena que produce, des-pués del esfuerzo y coste económico que supuso la recuperación del templo en los años 80, ver el acusado deterioro que en la actualidad se observa y que, a lo largo de los veinticinco años transcu-rridos desde su restauración, no se le ha sabido encontrar un uso que justifique y posibilite su de-bido mantenimiento.

Por otro lado, Jaime Carbonel, cuya confe-rencia trató de la historia de Tauste en los siglos XI al XIII, expuso la enorme importancia que hubo de tener nuestro pueblo en la época islámi-ca, como núcleo perteneciente a Zagr-al-Andalus o Marca Superior de al-Andalus, con capital en Zaragoza, un territorio que alcanzó en el siglo XI un notable esplendor en todos los aspectos (social, demográfico, cultural, económico, etc.), el cual, aunque es sabido, hasta ahora ha sido esca-samente difundido. Terminó su intervención mos-trando su deseo de que esa charla pudiera servir como punto de partida en el quehacer que deber-íamos plantearnos los taustanos para conseguir el alto reconocimiento que nuestra torre y nuestra historia de aquella época merecen. Para empezar a tratar todos estos asuntos, El Patiaz quiso convocar una jornada de trabajo con aquellas personas que, indudablemente, podrían aportar datos e ideas con la debida solvencia. Di-cha jornada tuvo lugar el viernes día 3 de abril.

El lugar elegido para la reunión fue la igle-sia de San Antón. A primera hora de la tarde fue-ron acudiendo Manuel Leciñena (responsable de la oficina de turismo de Tauste y de las llaves de la iglesia, colaborador necesario, por tanto, para llevar a cabo el encuentro), M.ª Sancho Menjón (taustana, licenciada en Historia del Arte; la per-sona que seguramente más horas de estudio ha dedicado a este templo) y Jaime Carbonel (también taustano, arquitecto técnico, autor del trabajo “Tauste en los siglos XI al XIII”). No tardó en incorporarse al grupo nuestro Miguel Salas Lagranja, entusiasta y gran conoce-dor del patrimonio arquitectónico de Tauste. Des-de Zaragoza, enseguida llegaron:

- José Miguel Pinilla Gonzalvo, arquitecto por la Universidad de Navarra (1981), con una dilatada experiencia en obras de restauración de

RESUMEN Y CONCLUSIONES DE LA JORNADA DE ESTUDIO

SOBRE LA ARQUITECTURA MUDÉJAR DE TAUSTE

[03-ABRIL-2009]

DE IZQUIERDA A DERECHA: JOSÉ MIGUEL PINI-LLA, JAVIER PEÑA, JAIME CARBONEL, Mª SAN-

CHO MENJÓN, ENRIQUE GALÉ Y MIGUEL SALAS.

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edificios, tanto civiles como religiosos, tanto en Navarra como en Aragón, gran estudioso y cono-cedor de la arquitectura medieval aragonesa y muy conocido en Tauste por su ya larga trayecto-ria profesional en nuestro pueblo (más de 20 años de ininterrumpido ejercicio profesional en proyec-tos y obras de viviendas, principalmente). - Javier Peña Gonzalvo, también arquitecto por la Universidad de Navarra (1979), autor de múltiples proyectos y direcciones de obras de res-tauración de edificios históricos, así como de nu-merosas publicaciones, investigador, especializa-do en arquitectura islámica (incluida la mudéjar), además de su amplio currículum en actuaciones de urbanismo y todo tipo de edificación. Poco a poco, se fueron sumando casi todos los componentes del grupo de trabajo del Patiaz, incluido su presidente, Enrique Galé, a medida que el horario de sus obligaciones laborales se lo iba permitiendo, hasta lograr un nutrido grupo de personas entusiastas de los asuntos a tratar.

Superada una primera fase de presentacio-nes y el lógico desbarajuste inicial derivado de la cordialidad y del entusiasmo de las personas allí presentes, poco a poco se pudo ir entrando en ma-

teria. Se comenzó planteando los retos propues-tos por M.ª Sancho, para realizar, a continuación, una detallada inspección visual del edificio, a fin de detectar las patologías que le afectan, conclu-yendo que, estructuralmente el estado es bastante bueno, pero no así en cuanto a sus revestimientos y acabados, que sufren, por un lado, las conse-cuencias de la humedad del terreno, agravadas por el hecho de que el templo se encuentra per-manentemente cerrado y sin ventilación alguna. Se hizo hincapié en el alto estado de deterioro del revestimiento exterior, que precisa de una sustitución por otro más adecuado.

Se propusieron las soluciones constructivas adecuadas para resolver estos problemas por par-te de los técnicos asistentes y se planteó la con-veniencia de plasmar todo ello en una publica-ción del boletín de la asociación, junto con el interesante trabajo gráfico que Miguel Salas está desarrollando sobre este conjunto románico-mudéjar.

Se puso de manifiesto, con cierta alarma, la forma inadecuada de guardar los restos escultu-rales de piedra, prácticamente esparcidos por to-do el perímetro de la nave, muchos de ellos de alto valor artístico, tanto por su calidad como por su autoría y ubicación histórica, planteando la necesidad de ponerlos a mejor recaudo, siempre dentro de la propia iglesia, expuestos para el dis-frute de los visitantes, pero a salvo de posibles agresiones o hurtos. Se aprovechó el momento para, mediante fotografías tomadas de todos ellos, definir la naturaleza de cada uno para po-der etiquetarlos en su día y componer una expo-sición de los mismos de manera más segura y adecuada.

Resultó muy interesante la observación de los dos arquitectos zaragozanos acerca del tem-plo, quienes manifestaron del mismo que sor-prende muy gratamente, pues en un primer acer-

NAVE DE LA IGLESIA VISTA DESDE EL CORO

DIVERSAS PIEZAS APARECIDAS DURANTE LA RESTAURACIÓN

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ahora insospechado para nuestro pueblo y enmar-cando en la misma, bajo el dominio islámico, el momento de construcción de la torre de Santa María, no como una torre mudéjar, sino como el alminar de la mezquita que debió de existir en nuestro pueblo. Lógicamente, esta versión, a pesar de los argumentos técnicos y palpables que la sostienen, encuentra ciertas reticencias para ser aceptada, debido a su novedad y a la total contradicción que ello supone respecto a todo lo conocido y publica-do hasta ahora por la historia oficial y a las pautas marcadas desde la Universidad de Zaragoza.

Como es natural, un cambio tan brusco en la concepción de nuestro más valorado patrimo-nio arquitectónico (nuestra torre), requiere ser tra-tado con la mayor prudencia, aunque sea para magnificarlo. Por ello es por lo que el grupo de trabajo de El Patiaz, movido por las acertadas su-gerencias de Miguel Salas, tenía especial interés en celebrar una reunión como ésta, en la que po-der debatir, además de con el ponente defensor de esta teoría (Jaime Carbonel), con otras personas conocedoras de la arquitectura islámica aragone-sa, tanto desde el punto de vista técnico como del histórico-artístico. Para ello, quién mejor que las personas que nos acompañaban esa tarde, es de-cir, por un lado, dos arquitectos altamente cono-cedores de este tipo de construcciones, como son Javier Peña (con un largo currículum de torres e iglesias mudéjares restauradas por él) y José Mi-guel Pinilla (con su vasto y delicado conocimien-to sobre estas materias), y, por otro lado, nuestra M.ª Sancho Menjón, licenciada en Historia del Arte, por su condición de taustana y buena cono-cedora de nuestro patrimonio artístico. El debate se auguraba como del máximo interés, pues no es frecuente este tipo de encuen-tros entre personas tan cualificadas pero prove-nientes de disciplinas tan dispares, como, en este caso “ciencias” (arquitectura e ingeniería) y “letras” (Historia del Arte). Existía cierta expecta-ción por cómo podía desarrollarse un debate entre personas con unos enfoques tan diferentes en su origen y cuál iba a poder ser el nivel de entendi-miento entre ellas. La exposición más extensa de esta reunión corrió a cargo de Javier Peña, quien manifestó que, no sólo estaba totalmente de acuerdo con la

camiento la impresión que se recibe es de una obra extremadamente pobre y sencilla pero que, a medi-da que se abunda en sus detalles, se encuentra un caudal inagotable de riqueza en múltiples aspectos, como la sorpresa del hallazgo de estas piezas de tan fina talla y la pintura mural del Pantocrátor gótico en un templo construido a base de materia-les tan pobres como heterogéneos, la variedad de los sistemas constructivos a lo largo de las distintas épocas que se aprecian en su edificación, etc., así como no pocos enigmas por descubrir en cuanto a sus dimensiones, cambios estructurales, configura-ción de accesos, origen de la base de la torre y un largo etcétera que convierten a esta “modesta” iglesia en una fuente inagotable de fascinantes sor-presas. Verdaderamente, algo único en todas las comarcas del valle del Ebro. Se pone de manifiesto la necesidad imperiosa de buscar un uso para este edificio que, tal y como se decía al principio, haciendo alusión a la confe-rencia de M.ª Sancho, justifique y posibilite el mantenimiento adecuado del mismo.

Todo esto es lo que dio de sí la reunión en la iglesia de San Antón, dividida, como hemos dicho, en una primera fase de reconocimiento por todo el espacio del templo y, otra segunda fase, de exposi-ción de ideas por parte de los allí presentes, senta-dos en amplio círculo junto al altar y tomando las anotaciones oportunas. Terminada la reunión el grupo se dirigió a la Casa de Cultura, donde se trató el tema correspon-diente al trabajo de Jaime Carbonel, que, como re-cordaremos, a través del mismo llegaba a una sor-prendente versión de la historia de Tauste en el si-glo XI, suponiendo a esta época un esplendor hasta

MARISANCHO MENJÓN DURANTE SU INTERVENCIÓN

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teoría de Jaime Carbonel, sino que este mismo hecho contradictorio entre historia oficial y reali-dad material se da en otros muchos lugares de Aragón. Expuso la diferencia entre la forma de investigar desde el punto de vista de un arquitecto o desde el punto de vista de un historiador, haciéndolo éste, como persona de “letras”, a partir del análisis de documentos históricos, mientras que el arquitecto “lee” lo que le dice el propio edificio. Este último sistema, si bien en algunas ocasiones poco claras puede inducir a errores, muchas veces es totalmente obvio e inequívoco, pues la construcción siempre se ha regido por normas simples y lógicas. Naturalmente, el estudio documental (especialidad de los historiadores) normalmente deberá conducir a conclusiones seguras y fiables, pero muchas veces los contenidos están cargados de subjetivismos y también pueden concluir en errores. Así, por ejemplo, se dan casos de edifi-cios datados según la primera fecha en que se tie-ne noticia de su ocupación o de alguna obra en el mismo, dando una fecha posterior a la real. Puso como ejemplos, Javier Peña, el caso hipotético extremo de que dentro de trescientos años, al Edi-ficio Pignatelli lo dataran en el siglo XX en base a que fue en ese siglo cuando se instaló en él la Di-putación General de Aragón, o una casa de Tauste del siglo XIX y rehabilitada a finales del siglo XX, le atribuyeran esta última fecha porque en-contraran en ella un cuarto de baño con azulejos y sanitarios de esta época.

M a n i f e s t ó que, efectivamente, no puede explicar-se el nacimiento de la arquitectura mudéjar como unas obras realizadas a partir de la nada por unos musulma-nes que se queda-ron a vivir en sus tierras después de ser conquistadas por los cristianos, nada menos que después de dos-cientos años de es-

te hecho y cuando la frontera con el mundo islá-mico se encuentra ya a unos 500 Km. de distan-cia de estas tierras. Además, el arte mudéjar ara-gonés tiene notables diferencias respecto del des-arrollado en el resto de la península.

Si la taifa de Saraqusta había sido tan rica y próspera (según se sabe), cabe suponer que al-guna obra tuvieron que dejar, además de la Alja-fería y algún castillo en ruinas, obras que luego sirvieran de modelo y prototipo para el desarrollo de un arte tan rico como es el mudéjar aragonés, a partir del siglo XIII. Se trata de una época en la que, al contrario de lo que ahora sucede, el nivel de vida de los musulmanes era muy superior al de los cristianos, en todos los aspectos. Cuando éstos conquistaban territorios musulmanes, apro-vechaban lo que allí existía, como es natural. Así, es frecuente que muchas mezquitas fueran reutilizadas como iglesias y muchos alminares como campanarios. Sin embargo, mientras éste es un hecho reconocido con naturalidad en el resto de Espa-ña, no lo es así en Aragón. La historia, hasta aho-ra, no reconoce tales edificios, situando a todos ellos (salvo la Aljafería y algún castillo “moro” en ruinas) a partir del siglo XIII. El motivo de esta postura cabe encontrarlo en intereses de tipo religioso de otras épocas, los cuales, hoy día, ya no tienen cabida, pero persiste la actitud de man-tener lo que siempre se ha dicho, con un cierto inmovilismo instalado en los círculos que mar-

can los dogmas a seguir.

Torres Balbás calculó el número de habitantes de diversas ciudades islámicas medieva-les, teniendo en cuenta las densida-des de población. A Zaragoza le atri-buyó una población de 20.000 personas en el siglo XI, pero había incurrido en el error de conside-rar solamente la superficie de la me-dina (dentro de la

TORRE NUEVA DE ZARAGOZA Y ALMINAR DE GAZNI (AFGANISTÁN)

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vieja muralla romana). Desde hace ya varias décadas, se vienen haciendo excavaciones arque-ológicas en todo el centro de Zaragoza, en-contrándose numerosos restos de civilización islá-mica. Con todos los hallazgos encontrados, cabe llegar sin ninguna duda a la conclusión de que la Zaragoza de aquella época tuvo aproximadamente la misma extensión que luego tendría en el siglo XIX, lo que conduce a una población de 50.000 habitantes. Si Torres Balbás hubiera sabido la verdadera extensión de la ciudad, ya la hubiera calculado él en esta cifra, pero en esta tierra se encuentran hallazgos y más hallazgos y nunca parece cambiar nada. Recuérdese el desgraciado episodio del subsuelo del Paseo Independencia.

Esa importante población justificaría mu-chas cosas evidentes a las que se siguen cerrando los ojos: la grandeza de una ciudad en una deter-minada época y la pervivencia de un rico legado que no se quiere reconocer. De esa forma y poniendo de manifiesto los notables parecidos entre la arquitectura persa de los siglos X y XI con la catalogada como mudéjar aragonesa, así como las similitudes de las técnicas constructivas y los materiales empleadas en am-bas (no así en el mudéjar del resto de la Penínsu-la), Javier Peña mostró, mediante imágenes, casos evidentes de torres-campanario supuestamente mudéjares “mal situadas” respecto de la iglesia a la que acompañan. Éste es el caso de la torre de Ateca o la de San Gil, en Zaragoza, en las que se aprecia un “desaguisado compositivo” en la posi-ción de ambas con referencia a sus respectivas iglesias, demostrando que, cuando éstas se cons-truyeron, aquéllas ya existían (al menos los cuer-pos inferiores). Esta demostración fue acompaña-da de la puesta en evidencia de las formas arcai-cas de las construcciones de esas torres, en con-tradicción con las de sus iglesias. Expuso más ejemplos de torres supuesta-mente “mudéjares”, resultando especialmente cu-rioso el de la Torre Nueva de Zaragoza, derribada en 1892, de la cual siempre se ha dicho que fue construida a principios del siglo XVI, informa-ción basada en que en los documentos que tratan sobre ella, la primera noticia se data en esa fecha, cuando ya se habla de posible ruina (acusaba un tremendo desplome), así como de la instalación de un reloj en el cual, para su instalación, habían tenido que tapiar algunas ventanas. Como puede

verse, se trata de informaciones totalmente con-tradictorias entre sí, aun siendo procedentes de las mismas fuentes. Realmente, se trataba de una torre de planta estrellada, única en el mundo oc-cidental.

Para encontrar un precedente de la misma, tenemos que ir hasta Gazni (Afganistán), donde existe un alminar del siglo X, cuyo parecido con la Torre Nueva resulta totalmente sorprendente. La Torre Nueva, era, pues, una construcción zagrí del siglo XI.

Pero el ejemplo más sugerente de todos los expuestos por Javier Peña resultó ser el de la Pa-rroquieta de la Seo de Zaragoza, la cual, siempre ha sido fechada en el siglo XIV. Realmente, lo que resulta ser de ese siglo con toda claridad son los ventanales góticos abiertos en el muro norte, los cuales rompen de forma contundente una de-coración exquisita realizada en ladrillo, que de-muestra un dominio magistral de la geometría por parte del alarife autor de esa obra. Por la par-te interior, en ese muro (que realmente consta de dos muros, con un corredor entre ambos, algo característico de la arquitectura islámica), se en-cuentra la tumba del arzobispo de Zaragoza D. Lope Fernández de Luna. Los ventanales que al exterior violentan la composición del muro, al interior se encuentran correctamente centrados, pero el corredor existente entre las dos paredes se interrumpe bruscamente al encontrarse con la jamba de una de las ventanas. Por otra parte, en la escalera que pasa por debajo del sarcófago pa-ra bajar a la cripta, hay que agacharse considera-blemente para poder pasar, lo cual demuestra que la inserción de esa tumba del siglo XIV en ese muro resulta ser una improvisación realizada en una obra muy anterior. Además, en el techo de la

JAVIER PEÑA DURANTE SU EXPOSICIÓN SOBRE EL ARTE ZAGRÍ

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Parroquieta existe una preciosa cúpula de mocára-bes realizada en madera con escrituras árabes, que queda totalmente anacrónica en relación a las for-mas del siglo XIV. Sobre la misma, así como en distintos lugares del muro exterior, el arzobispo mandó poner el escudo con sus armas. ¿Puede datarse una construcción por un escudo super-puesto a la misma en un momento determinado? Se trata de una contradicción de naturaleza parecida a la del cimborrio de la catedral de la Seo, el cual fue catalogado como renacentista, cuando en la parte superior existen elementos eminentemente mudéjares del siglo XIV.

Pero la evidencia más latente de la antigüe-dad de la Parroquieta es el hecho incuestionable de que el ábside románico adyacente apoya sobre ella. ¿Cómo puede apoyar una obra del siglo XII encima de otra del siglo XIV? Está claro que para llegar a esas conclusiones no se han tenido en cuenta aspectos constructivos tan elementales co-mo éstos, los cuales conducen de forma obvia al hecho de que la Parroquieta es, en su origen, una construcción del siglo XI anexa a la mezquita-aljama. A lo largo de su exposición, los allí presen-tes planteaban sus dudas y valoraciones, princi-palmente M.ª Sancho, quien contribuyó de mane-ra especial a enriquecer el debate, aportando va-liosos puntos de vista.

Nos sorprendió gratamente al revelarnos que, dentro de la torre barroca de la Seo se en-cuentra todavía el alminar de la mezquita, el cual, resulta ser de planta octogonal, muy parecido a la torre de Santa María de la parroquia de Tauste. En efecto, el arquitecto italiano Contini se apro-vechó de la existencia de aquella torre para for-mar un cuerpo bajo de planta cuadrada suficiente-mente sólido para la nueva torre, de mucha mayor altura que la anterior. Sin embargo, la historia “oficial” siempre nos ha dado la explicación de que ese cuerpo octogonal dentro de la planta cua-drada de la torre fue un capricho del arquitecto, algo totalmente absurdo, por lo inimaginable que resulta para un arquitecto italiano del siglo XVII.

Finalmente, tanto Javier Peña como José Miguel Pinilla corroboran la tesis de que la torre de Tauste es una construcción del siglo XI y no de finales del XIII, como siempre se ha dicho por analogía con las torres góticas levantinas, igno-

rando la existencia de torres octogonales en la Marca Superior desde el siglo IX, como es el ca-so del recinto fortificado de Calatayud.

Por su parte, Mari Sancho Menjón, como licenciada en Historia del Arte, manifiesta su fascinación por todo el cúmulo de observaciones de tipo constructivo y arquitectónico descubier-tas por estos técnicos, valorándolas como algo muy importante a tener en cuenta en las conside-raciones históricas del mudéjar aragonés, enten-diendo que merece la pena profundizar en todos esos matices que le parecen tan evidentes y, si es preciso, trabajar lo necesario para conseguir una reinterpretación de la historia referente a todo este importante patrimonio arquitectónico nues-tro. La tarea no es fácil, pues a las dificultades propias de lo que siempre supone realizar este tipo de trabajos de investigación, se suma la in-diferencia –cuando no la oposición- de los esta-mentos oficiales y de la Universidad de Zarago-za, la cual, según palabras de Javier Peña, “actúa como celosa guardiana de la ortodoxia mudeja-rista, no sabiendo, o no queriendo, distinguir entre ambos tipos de construcciones –zagrí del s. XI y mudéjar posterior al s. XIII- enmarcando la totalidad de estas construcciones en la época cristiana, dentro del arte mudéjar”. A ello suele unirse la actitud de la clase política de nuestra tierra, cuya indiferencia o pa-sividad para con nuestro patrimonio artístico, no favorece en absoluto la tarea de sacar adelante un reconocimiento tan importante como el que aquí se propone. Es una lástima que mientras en otras tierras tienen que inventar una historia que no tienen, aquí parece incomodar a los que tienen que defenderla. Desde “El Patiaz”, como asociación cultu-ral fundada para la defensa, investigación y di-vulgación del Patrimonio histórico-artístico lo-cal, se manifiesta el compromiso de apoyar y promover todas las tareas que permitan avanzar en los caminos propuestos, señalando la necesi-dad de elaborar un planteamiento claro de accio-nes en este sentido, como inicio de toda la tarea que nos queda por delante, con el propósito de que no se diluyan los esfuerzos y pueda llegarse a resultados concretos.

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Tras inspección visual realizada en la igle-sia de San Antón, de Tauste, con el fin de detectar las patologías que afectan a su construcción y de-terminar las posibles soluciones, se observa lo siguiente: - Se trata de una construcción de una sola nave, con ábside semicircular y cubierta a dos vertientes con estructura de madera sobre arcos apuntados. - Sus muros están construidos con material heterogéneo, predominando el tapial de piedra de yeso, muy característico de las construcciones tradicionales del valle del Ebro. La última restauración realizada en este templo se llevó a cabo en los años 80, salvándolo de una ruina inminente y segura, en la cual, además de consolidar sus muros y reponer com-pletamente la cubierta, se recuperó su verdadera altura, al descubrir que bajo el suelo había un me-tro y medio de relleno, aproximadamente, y que a esa profundidad se encontraba el nivel del pavi-mento original de la iglesia, coincidiendo esa cota con la tam-bién original de la pla-za donde está ubicada. Para restablecer el ver-dadero volumen del edificio, se eliminó todo el relleno, reali-zando el pavimento a esa cota, y se excavó la plaza en todo el perímetro, construyen-do un foso perimetral que salva el desnivel existente entre la cota antigua y la actual.

Ello supuso un notable saneamiento de los muros, al librarlos del contacto con los rellenos en esas cotas bajas. Conviene puntualizar que estos materiales son muy sensibles a la presencia de humedad (en este caso, la que transmite el propio terreno), pues se trata de tapiales de tierra y yeso, altamente higroscópicos. El revestimiento de los muros, tanto por el exterior como por el interior, está realizado con pasta de yeso, único material compatible con la naturaleza del soporte, pues sobre este tipo de fábricas nunca deben aplicarse revestimientos a base de cales ni, mucho menos, cementos. Sin embargo, los yesos aplicados fueron los habitua-les en la construcción actual, es decir, yesos de fabricación industrial, cuya resistencia es muy inferior a los yesos fabricados a la antigua usan-za, los cuales llegaban a alcanzar una resistencia y durabilidad que en nada envidian a los morte-ros actuales. En el exterior se aprecian abundantes grie-tas, desconchados y abombamientos del revoco,

consecuencia del tipo de yeso aplicado, pues no ha soportado adecuadamente los ataques de humedad procedentes de la llu-via, así como los pro-blemas de heladici-dad. Por otra parte, en el interior, también existen problemas de humedades (sobre todo en las partes ba-jas), procedentes del terreno, pues, aunque las obras de rebaje del terreno supusie-ron un saneamiento

INFORME TÉCNICO SOBRE EL ESTADO ACTUAL

DE LA IGLESIA DE SAN ANTÓN DE TAUSTE

IMAGEN DEL PANTOCRATOR DETERIORADO

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notable para estos muros, resulta inevi-table que éstos sigan apoyados sobre el terreno natural, el cual contiene hume-dad que asciende por capilaridad a través de la fábrica. Este problema se manifiesta mediante manchas, eflores-cencias, fisuras y d e s c o n c h a d o s . Además, este fenó-meno también se produce en los paramentos exteriores. A todo esto, se añade la circunstancia de que la edificación se encuentra habitualmente ce-rrada, careciendo de ventilación alguna, lo cual, agrava los problemas descritos. La solución a aplicar para resolver las pato-logías descritas consiste en eliminar todos los re-vocos afectados, es decir, la totalidad del enlucido exterior y buena parte del interior (al menos, toda la parte baja, hasta la altura afectada en cada zo-na). El nuevo enlucido debe realizarse con yeso tipo “Albarracín”, por ser un material de carac-terísticas similares a los yesos antiguos, a desta-car, su alta resistencia mecánica, adherencia, buen comportamiento ante bajas temperaturas, etc. Para evitar fisuraciones ocasionadas por posibles mo-vimientos diferenciales de la fábrica, debidos a dilataciones o a su propia heterogeneidad, deberá colocarse, después de un primer tirado de material para la regularización del soporte, una malla de fibra de vidrio, con el fin de “armar” el revesti-miento resultante, antes de aplicar la capa final de acabado. Con el fin de interceptar el agua que ascien-de por capilaridad a través de los muros, proce-dente del terreno, deberán insertarse higroconvec-tores de cerámica porosa en las partes bajas, los cuales facilitan la disipación de la humedad y evi-tan que continúe ascendiendo a través de la fábri-ca. En estos casos, es conveniente realizar, además, una zanja perimetral en la que enterrar un sistema de drenaje y conducirlo a la red general

de alcantarilla-do, pero aquí se desestima esta solución ya que la cota de alcan-tarillado públi-co se encuentra a escasa profun-didad respecto del pavimento a c t u a l y , además, son conocidos los problemas de inundaciones en esta zona, por

ser la más baja del casco urbano, en cuyo caso, podría incluso ser perjudicial en caso de retorno de aguas por saturación de la red pública. Es importante la elección de la pintura a aplicar, pues deberá ser de tal naturaleza que per-mita la transpiración natural de los muros, deses-timando totalmente las pinturas plásticas. Inclu-so, en el interior, podría ser adecuada la propia terminación del enlucido de yeso de Albarracín, sin pintar, cuyo acabado resultaría estéticamente coherente con la naturaleza y el estilo del propio edificio. Por último, hay que señalar la convenien-cia de dotar al volumen interior de un sistema de ventilación natural permanente, mediante orifi-cios practicados en lugares discretos, debidamen-te protegidos contra la entrada de insectos. Todas estas actuaciones, debidamente cuantificadas y valoradas, suponen un presupues-to aproximado de 82.000 euros, I.V.A. no inclui-do.

Tauste, julio de 2009.

Jaime Carbonel Monguilán

-ARQUITECTO TECNICO-

ALTAR APARECIDO DURANTE LA RESTARACIÓN

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En las páginas de nuestro boletín anterior recogíamos una rápida síntesis de la charla que el miércoles día 11 de febrero de este mismo año acababa de dar nuestra socia y colaboradora, la licenciada en Historia del Arte, doña MariSancho Menjón, sobre el tema “La iglesia de San Antón de Tauste”. Esa charla, solicitada expresamente por la junta de la Asociación varios meses antes a la autora, quería servir como punto de partida de una reivindicación durante largo tiempo deseada por todos nosotros acerca de la urgencia de reto-mar las acciones de uso y conservación del que probablemente sea al edificio más antiguo del casco urbano de Tauste, la iglesia de San Miguel Arcángel, por todos conocida como San Antón. De hecho, tal y como recoge el resumen al que hemos hecho alusión al principio y como se reco-gerá en su momento en las Actas que darán cuen-ta de las Jornadas de este año, una de las ideas más reiteradas por la ponente en aquella charla fue la necesidad de llevar a cabo un mantenimien-to adecuado del edificio ahora hace veinticinco años restaurado y de darle cuanto antes una utili-dad que clarifique su futuro y justifique el dinero y las ilusiones invertidas en su restauración.

Aquella noche, la charla de MariSancho y, sobre todo, la sucesión de imágenes que pro-yectó tomadas durante los trabajos de restaura-ción de los años ochenta, en los que ella había tomado parte como estudiante de Arte, dejaron patente lo cerca que estuvo San Antón de des-aparecer y el enorme esfuerzo que hubieron de hacer las instituciones públicas civiles para que eso no sucediera. De ahí que el estado actual del edificio, que comienza a mostrar claras señales de deterioro en su exterior y que ya ha causado daños irreparables en su decoración interior, re-sulte especialmente lamentable. En concreto, cuesta creer que a lo largo de estos veinticinco años ninguna de las instituciones que tomaron parte en aquella restauración hayan sido capaces de concretar algún tipo de iniciativa que, dándole el uso cultural público que justificaba aquella inversión, haya facilitado el mantenimiento coti-diano que un edificio de esas características ne-cesita.

Porque, ¿cuál es el papel cultural que la

iglesia juega en la actualidad en Tauste? Desde su perspectiva original como edificio religioso, en la iglesia de San Antón sigue celebrándose una misa el día de ese santo, el 17 de enero, en la que se bendice a los animales de acuerdo con una tradición centenaria. Es el único día del año en el que tiene lugar una celebración litúrgica católica dentro del templo. El día 8 de mayo, pero esta vez en su exterior, debido a su reducida capaci-dad, se celebra también una misa, la de San Mi-guel, a la que sigue la procesión, una de las tradi-ciones taustanas más arraigadas. Aunque no im-plica el uso del templo, al menos la celebración de tan importante ceremonia sirve para que se adecente mínimamente el exterior. Por último, sí que se abre al público el día 16 de enero, víspera de San Antón, durante la tarde y noche, coinci-diendo con el encendido de la hoguera. Hace unos años, se aprovechaba esta ocasión para dar a conocer la iglesia a los propios taustanos pero en la actualidad la nave de la iglesia, abierta al público sin ninguna vigilancia, ha pasado a ser una parte más de la zona de juegos de la multitud de niños que bajan esa noche a la plaza, con el

ÓLEO DE JESÚS CASTILLO — COL. PARTICULAR

DÉMOSLE OTRA OPORTUNIDAD A SAN ANTÓN

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Ese año, con fecha de 28 de agosto, la Asocia-ción Cultural “Danzantes de Tauste” solicitó el uso de la esa iglesia para realizar una serie de actividades culturales. En un primer momento el Ayuntamiento de Tauste en su resolución de 9 de octubre de ese año tomó la desafortunada deci-sión de ceder ese uso para actividades tan poco adecuadas como ser “el lugar de ensayos en el que se puedan realizar las ‘torres humanas’ y ac-tuaciones incluidas en su programa de activida-des” o una “escuela de Danzantes Infantiles y Juveniles”. Sin embargo, tras la oportuna inter-vención del entonces llamado Grupo de Historia de Tauste (presentada ante el Ayuntamiento el día 23 de octubre), junto con otras instituciones políticas y religiosas de la localidad, el propio Ayuntamiento reorientó de forma mucho más acertada esa cesión del uso de San Antón en la sesión de la Junta de Gobierno Local del 30 de enero de 2004, facilitando una “exposición sobre el Dance de Tauste de carácter semipermanente y dirigida al conocimiento del Dance de forma cla-ra y didáctica de forma que todo el mundo pudie-ra comprender el significado de la representa-ción”.

Es cierto que han pasado más de cinco

años desde aquella autorización sin que se hayan conocido progresos en esa línea, probablemente la más adecuada para el templo, de convertirlo en un elemento más de la oferta cultural de la locali-dad, mantenida por alguno de los grupos cultura-les estables de Tauste. Sin embargo, en el turno

consiguiente peligro para las piezas conservadas en su interior.

Porque en realidad el principal papel cul-

tural que tiene en la actualidad San Antón es el de servir de museo accidental de los restos arqui-tectónicos aparecidos durante la restauración. Apoyados contra la pared o colgando sobre barro-nes de hierro, los restos de capiteles románicos y los fragmentos de decoraciones góticas desecha-das en las sucesivas reformas forman un conjunto de piezas, algunas de ellas muy interesantes, que permiten ir leyendo las fases de la historia de la iglesia más antigua de Tauste. Sin embargo, debe-mos decir que precisamente el estado actual de estos restos es uno de los mejores indicadores del grado de abandono en el que se encuentra en la actualidad San Antón. 25 años después de la res-tauración, todavía no se ha llevado a cabo ni si-quiera un listado de las piezas arquitectónicas allí conservadas; ninguna de ellas cuenta con una mínima cartela informativa que permita al visitan-te ocasional informarse sobre su origen, su fun-cionalidad o la época a la que pertenece; la ilumi-nación es penosa e insuficiente; muchas de ellas se hallan amontonadas por el suelo con el consi-guiente peligro de rotura o desaparición, de la que nadie podría dar cuenta al carecer del imprescin-dible inventario. En resumen, el principal y casi único papel cultural que a lo largo de estos veinti-cinco años se la ha sabido dar a San Antón, no ha ido más allá de convertirlo en un almacén de resi-duos de cantería de los que nadie quiere saber na-da.

Y sin embargo, con San Antón se podría

haber intentado otra cosa. De hecho, no por nada fue precisamente el lugar elegido para firmar el acta de hermanamiento entre Langhirano, Espa-lion y Tauste. Allí ha tenido lugar alguna actua-ción de la Coral Virgen de Sancho Abarca y sus paredes han sostenido exposiciones de pintura. Al fin y al cabo estamos hablando de un recinto cul-tural completamente diáfano situado dentro del casco urbano con capacidad para más de un cen-tenar de personas.

De hecho, hubo un momento, en el año

2003, en el que parecía que por fin se iba a conse-guir el tan deseado uso cultural para San Antón.

DIVERSO MATERIAL ESCULTÓRICO AMONTONADO

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de preguntas de esa charla de MariSancho de la que hablábamos al principio, el propio presidente de la Asociación de Danzantes, D. Santiago Ma-ñas, dio a conocer la existencia de un proyecto, al parecer ya aprobado por los organismos superio-res correspondientes, para llevar a cabo la citada Exposición sobre el Dance de Tauste aprobada por el Ayuntamiento. Ojalá poco a poco ese pro-yecto pueda salir adelante y gracias al interés e ilusión de los danzantes de Tauste podamos ver de nuevo reacondicionada la iglesia de San Antón, bien protegidos, documentados y expues-tos los restos arqueológicos en ella conservados y el templo en su conjunto convertido en el espacio cultural taustano que tantos años llevamos espe-rando.

Mientras tanto nosotros, la Asociación

Cultural “El Patiaz” seguiremos trabajando a nuestro modo por el conocimiento y revitaliza-ción de ese templo. Al fin y al cabo la preocupa-ción por San Antón ha sido una constante en la vida del grupo. Como acabamos de mencionar, fue la rápida intervención de nuestro antecesor el Grupo de Historia la que en su momento reorientó en la dirección correcta una decisión del Ayunta-miento que podría haber sido muy perjudicial pa-ra la fábrica del edificio. Igualmente han sido va-rias las ocasiones en las que nos hemos preocupa-do por el interés cultural y arquitectónico del tem-plo, tanto en relación con la devoción tradicional por San Miguel como con su importancia arqui-tectónica ligada a la inclusión de la torre en el conjunto del mudéjar aragonés declarado Patri-monio de la Humanidad por la UNESCO. No por nada fue en San Antón donde tuvo lugar el inicio

de las festividades del IX Centenario de la Incor-poración de Tauste al Reino de Aragón, de acuerdo con un calendario elaborado por una co-misión en la que los miembros de El Patiaz to-maron una parte activa predominante.

De ahí que hoy, con este Boletín específi-

co dedicado de forma íntegra a la iglesia de San Antón no hagamos más que continuar con un trabajo iniciado hace ya varios años y que no puede tener final mientras no se consiga ese ob-jetivo que daría sentido y futuro a tan importante objetivo: un uso cultural permanente y adecuado a su singularidad.

ENRIQUE GALÉ

Presidente de la A. C. “EL PATIAZ”

CAPITEL DEL ARPISTA Y LA BAILARINA

MISA DEL DÍA DE SAN MIGUEL EN EL EXTERIOR

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ser sepultado allí, y que el dominio útil de estas propiedades lo tenga su hermano Miguel después de él, a cambio de un tributo anual a la cámara del monasterio de 10 sueldos.

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Título: Asociación con el monasterio.

Signatura: CLERO-SECULAR_REGULAR,

CAR.720, NÚM.15 Fecha:

1203-04-26, (San Juan de la Peña)

Alcance y Contenido: El abad del monasterio de San Juan de la Peña acoge como socio a Pedro de San Jacobo, hijo de Sancho Mider, después de la donación de éste de dos casas junto a la sinagoga de los jud-íos, 10 peonadas de viñas y 10 cahízadas de tie-rra en Tauste, con la condición de que sus here-deros puedan explotarlas pagando al monasterio anualmente 6 maravedís.

19 Título:

Oferción y donación de heredad en Tauste. Signatura:

CLERO-SECULAR_REGULAR, CAR.3765, NÚM.17

Fecha: 1226-07-05, (Pradilla de Ebro)

NOTICIAS DE LA BIBLIOTECA

LOCALIZACIÓN TOPOGRÁFICA DE DOCUMENTACIÓN SOBRE TAUSTE CONSERVADA EN ARCHIVOS

DEL MINISTERIO DE CULTURA

PARTE II: ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (A.H.N.)

16 Título:

Oferción de una parte de una heredad de Lecueta y otra en Satué.

Signatura: CLERO-

SECULAR_REGULAR,CAR.717,NÚM.7 Fecha:

1185-06-07, (Tauste)

Alcance y Contenido: Ezo se ofrece al monasterio de San Juan de la Peña con la porción que le corresponde de una heredad situada en Lecueta y la mitad de otra heredad que tiene con su hermano Fanio Fortuno-nes situada en Satué, con la condición de que, si se cura de su enfermedad, se le acepte en monas-terio como monje.

17 Título:

Oferción y donación al monasterio de San Juan de la Peña. Signatura:

CLERO-SECULAR_REGULAR, CAR.717, NÚM.9

Fecha: 1186-01-s.d.

Alcance y Contenido:

García de la Rada, sacristán de Tauste, se ofrece al monasterio con unas casas, tierras y vi-ñas situadas en diversos lugares con la condición de ser recibido en este monasterio como monje,

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Alcance y Contenido: María, hija de Pedro Serrano de Tauste, se ofrece al monasterio de San Juan de la Peña y les dona a sus monjes una heredad situada en la villa de Tauste, 20 ovejas, una cuba de 16 metros, 2 lechos de lana y lino, y Juan, abad del monaste-rio , a cambio le acoge en su fraternidad y benefi-cios concediéndole una heredad situada en la villa llamada Monzalbarba para que la posea con su hermano Juan mientras vivan y le proporcione todo lo necesario.

20 Título:

Petición de aumento de porción en la iglesia ded Santa María de Tauste.

Signatura: CLERO-SECULAR_REGULAR,

CAR.725, NÚM.7 Fecha:

1278-08-27, (San Juan de la Peña)

Alcance y Contenido: Los porcionarios dependientes de la iglesia de Santa María de Tauste piden al abad del mo-nasterio de San Juan de la Peña que les aumente la porción que se les asigna en pan, vino y otros condimentos.

21 Título:

Obligación de pago de las costas de un pleito sobre bienes.

Signatura: CLERO-SECULAR_REGULAR,

CAR.70, NÚM.16 Fecha:

1329-05-15

Alcance y Contenido: Martín Pérez, procurador general del mo-nasterio de San Juan de la Peña, se obliga a pagar los costes del pleito que el monasterio sostiene con Domingo Pérez de los Navarros con relación a algunos bienes situados en las villas y términos de Tauste y de Ribas.

22 Título:

Tributación de heredades en Tauste y Ribas. Signatura:

CLERO-SECULAR_REGULAR, CAR.731, NÚM.8

Fecha: 1334-03-31, (San Juan de la Peña)

Alcance y Contenido:

El monasterio de San Juan de la Peña da a Marino Petri de San Juan, justicia de Tauste, du-rante un periodo de 100 años, ciertas heredades situadas en Tauste y Ribas por el pago de un tri-buto anual a la cámara del monasterio de 60 suel-dos jaqueses.

23 Título:

Treudo de unas heredades en Tauste y Sorripas.

Signatura: CLERO-SECULAR_REGULAR,

CAR.733, NÚM.15 Fecha:

1351-10-29, (San Juan de la Peña)

Alcance y Contenido: García, abad del monasterio de San Juan de la Peña, da a treudo a Marino Pérez de San Juan, vicario de Tauste, unas heredades situadas en las villas y términos de Tauste y Sorripas por el pa-go durante los diez primeros años de un censo a la cámara del monasterio de 64 sueldos jaqueses, y transcurridos esos años 74 sueldos jaqueses y ciertos servicios.

24 Título:

Albarán de Duranda Sánchez de Tauste, mujer de Pedro López Sarens, sabio en Derecho, veci-

no de Zaragoza, de 300 florines de oro de Aragón que tenía la Comunidad en comanda.

Signatura: DIVERSOS-COMUNIDADES,

CAR.45,N.26 Fecha:

1369-09-20

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Alcance y Contenido: Albarán de Duranda Sánchez de Tauste, mujer de Pedro López Sarens, sabio en Derecho, vecino de Zaragoza, de 300 florines de oro de Aragón que tenía la Comunidad de aldeas de Da-roca en comanda.

25 Título:

Treudo de una viña en Tauste. Signatura:

CLERO-SECULAR_REGULAR, CAR.737, NÚM.7

Fecha: 1405-11-08, (San Juan de la Peña)

Alcance y Contenido:

El monasterio de San Juan de la Peña da a Rodrigo de Borgia una viña situada tras el canal de Tauste por el pago de un treudo anual de 20 sueldos jaqueses.

26 Título:

Treudo de una viña en Tauste. Signatura:

CLERO-SECULAR_REGULAR, CAR.737,NÚM.6

Fecha: 1405-11-08, (San Juan de la Peña)

Alcance y Contenido:

El monasterio de San Juan de la Peña da a Sancho Calbo una viña situada en Tauste, en el término del Brazo de las Muelas, por el pago anual de un treudo de 7 sueldos de 6 dineros ja-queses.

27 Título:

Treudo de una viña en Tauste. Signatura:

CLERO-SECULAR_REGULAR, CAR.737,NÚM.8

Fecha: 1405-11-12, (San Juan de la Peña)

Alcance y Contenido: El monasterio de San Juan de la Peña da a Juzeph Leví, judío de Tauste, una viña situada en este lugar, en el término del Campo Nuevo, por el pago anual de un treudo a la Cámara del mo-nasterio de 2 sueldos de 4 dineros jaqueses.

28 Título:

Albarán por unas caballerías de honor Signatura:

DIVERSOS-COMUNIDADES, CAR.61, NUM.60

Fecha: 1423-01-15

Alcance y Contenido:

Albarán de Lope Jiménez de Heredia, habi-tante en Zaragoza, Jimeno de Sayas, escudero, habitante en Calatayud, García Forcén de Bona-les, escudero, habitante en Calatayud, y Pedro Forcén de Bornales, escudero, habitante en Taus-te, de 2.500 sueldos jaqueses, 1.000 el primero y 500 los restantes, correspondientes a dos y una caballerías de honor, respectivamente, que les habían sido asignadas de las que paga la Comu-nidad de aldeas de Daroca anualmente.

29 Título:

Albarán de una viuda de Tauste, como usufruc-tuaria de los bienes de su marido.

Signatura: DIVERSOS-COMUNIDADES,

CAR.119, NUM.141 Fecha:

1567-08-21

Alcance y Contenido: Albarán de María Éñeguez de Monteagu-do, vecina de Tauste, viuda de Jerónimo Losilla, escribano de mandamiento del rey, vecino de Zaragoza, como ususfructuaria de los bienes de su marido, de 189 sueldos 6 dineros jaqueses por la prorrata del censo corrido, en el año 1566, de un censal de 550 sueldos de pensión anual.

DOCUMENTACIÓN: JESÚS ALEGRE

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