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De atávicos e históricos rumores

Date post: 08-Jan-2023
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Gustavo Goldman De históricos y atávicos rumores Música, folclore y nacionalismos en el “Año de la Orientalidad” Introducción Durante el año 1975 -150 aniversario de los hechos históricos de 1825 1 - la dictadura cívico-militar instalada en el Uruguay desde el día 27 de junio de 1973 realizó una serie de acciones culturales enmarcadas en la difusión y búsqueda de legitimación para su proyecto de creación de un “Nuevo Estado Oriental” 2 . El término “Orientalidad” intentará representar la “esencia” de esa patria que se 1 Para la coordinación de los festejos se formó la Comisión Nacional de Homenaje del Sesquicentenario de los Hechos Históricos de 1825, integrada por: el Gral. Esteban R. Cristi (Presidente), Profesor Fernando O. Assuncao (Vice-presidente) y Profesor Alfonso Llambías de Azevedo (Secretario). 2 Para un acercamiento a esta idea del “Nuevo Estado Oriental” se puede leer el libro El proceso político. Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental , editado en el año 1978. El capítulo VIII se titula: “Hacia el Nuevo Estado Oriental” y en él la Junta de Comandantes en Jefe dan cuenta de las motivaciones del entonces ex presidente Bordaberry, de las FFAA y de las discrepancias en la orientación entre el presidente y los militares que desembocaría en la destitución de éste en 1976.
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Gustavo Goldman

De históricos y atávicos rumores

Música, folclore y nacionalismos en el “Año de la

Orientalidad”

Introducción

Durante el año 1975 -150 aniversario de los hechos

históricos de 18251- la dictadura cívico-militar instalada

en el Uruguay desde el día 27 de junio de 1973 realizó una

serie de acciones culturales enmarcadas en la difusión y

búsqueda de legitimación para su proyecto de creación de un

“Nuevo Estado Oriental”2. El término “Orientalidad”

intentará representar la “esencia” de esa patria que se

1 Para la coordinación de los festejos se formó la ComisiónNacional de Homenaje del Sesquicentenario de los Hechos

Históricos de 1825, integrada por: el Gral. Esteban R. Cristi

(Presidente), Profesor Fernando O. Assuncao (Vice-presidente)

y Profesor Alfonso Llambías de Azevedo (Secretario).

2 Para un acercamiento a esta idea del “Nuevo Estado Oriental” se

puede leer el libro El proceso político. Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental,

editado en el año 1978. El capítulo VIII se titula: “Hacia el

Nuevo Estado Oriental” y en él la Junta de Comandantes en Jefe dan

cuenta de las motivaciones del entonces ex presidente Bordaberry,

de las FFAA y de las discrepancias en la orientación entre el

presidente y los militares que desembocaría en la destitución de

éste en 1976.

proyecta y deberá ser llenado de contenido ideológico y

doctrinal apelando al misticismo, al nacionalismo y a la

tradición. Con este propósito y como forma legal de

dominación política alternativa al terrorismo de Estado que

se ejercía, se llevaron a cabo durante todo el año una

importante serie de celebraciones patrióticas y diversos

eventos de carácter artístico, deportivo, etc., con fuerte

presencia institucional, que fueron propagandeadas a través

de los medios de comunicación.

El estudio de la participación de las artes en el contexto

del estado autoritario, particularmente la música –o las

músicas- aún no ha sido abordado en profundidad y amerita

enfoques interdisciplinarios. Se han escrito sí artículos

periodísticos en los que se trata la resistencia a la

dictadura a través de la música culta y popular pero con

una visión en general aún parcializada que enfoca el

problema desde un juego de amigo-enemigo.3

3 Un ejemplo de esta mirada reduccionista lo podemos encontrar en:

Aharonián, Coriún, 2007: 141. Dice Aharonián: “...el país

territorial de los tres millones de uruguayos que se quedan (o que

logran quedarse, o se empecinan en quedarse), divididos, en

grandes líneas, en cómplices y resistentes” (141). Otros artículos

que tratan de la música en la dicadura uruguaya son: Aharonián,

Coriún, 2004: “La resistencia y la música uruguaya, II: Memoria

social y música”, en: Brecha, Montevideo, 23-I-2004.

Olivera, Rubén, 1986: “La Canción política”, en: La del Taller No.

5/6, Montevideo.

Maslíah, Leo, 2008: “Música popular, censura y represión” en

Cuadernos de la historia reciente, 1968 Uruguay 1965. Testimonios, entrevistas,

documentos e imágenes inéditas del Uruguay autoritario, Banda Oriental,

Las últimas décadas están siendo testigos del creciente

interés de investigadores de diferentes disciplinas hacia

los estudios sobre historia reciente y particularmente

sobre la dictadura en el Uruguay focalizados en su mayoría

en aspectos históricos, políticos y sociales.4 Sobre el

“Año de la Orientalidad”, en particular, son relevantes el

libro de Isabela Cosse y Vania Markarián 1975: Año de la

Orientalidad: Identidad, memoria e historia en una dictadura y el

artículo de Aldo Marchesi “Políticas culturales y

autoritarismo: las búsquedas del consenso durante la

dictadura uruguaya

Para Cosse y Markarián el año 1975 fue un año “cargado de

iniciativas, una preocupación insistente por ocupar la

escena pública mediante un gran despliegue centrado en la

historia nacional” que a la vez estuvo signado por la

“improvisación y la urgencia, por la falta de un diseño

global con la antelación necesaria para la dimensión que

terminaron teniendo” los festejos. (Cosse y Markarián,

1996: 114 y 115). Aldo Marchesi da cuenta de esta aparente

contradicción e indaga sobre la relación entre las

Montevideo.

Paraskevaídis, Graciela: “Algunas reflexiones sobre música y

dictadura en América Latina”, en: Magma, <http://www.gp-

magma.net/pdf/ineditos_pdf/sitiomusicaydictuadura.pdf>.

4 A este respecto leer el trabajo de Tomás Sansón Corbo: “La

producción historiográfica sobre historia del pasado reciente en

Uruguay” del año 2007.

políticas culturales llevadas adelante por el régimen

dictatorial y las búsquedas de consenso (Marchesi, 2010:

121).

En este trabajo se abordará brevemente el estudio de las

relaciones entre música popular y popular tradicional con

el proyecto político de la dictadura uruguaya-,

reflexionando a partir de algunas acciones concretas que en

materia de producción discográfica realizara o auspiciara

el gobierno militar.5 Se pretende cruzar dos campos

disciplinares diferentes pero fuertemente vinculados: la 5 No sólo en el ámbito de las músicas populares y populares

tradicionales se realizaron acciones concretas. Entre los días 7

de mayo y 8 de octubre de 1975 se llevaron a cabo una serie de

veintidos conciertos todos los días miércoles a las 18 y 30 horas

bajo el título “150 de música uruguaya” en el marco de los

festejos del “Sesquicentenario de los Hechos Históricos de 1825”

que fueron auspiciados por la Comisión Nacional de Homenaje del

Sesquicentenario de los Hechos Históricos de 1825 y organizados

por el entonces Conservatorio Universitario de Música. Se creó una

comisión integrada por los señores: Profesor Alfonso Llambías de

Azevedo (Secretario de la Comisión Nacional de Homenaje al

Sesquicentenario de los Hechos Históricos de 1825), Maestro Dr.

Pedro Ipuche Riva (Director del Conservatorio Universitario de

Música) y Carlos P. Druillet (encargado de hacer los registros de

audio y edición del material) para hacerse cargo de la edición del

álbum “150 años de Música Uruguaya”. El ciclo musical estuvo a

cargo de la Srta. Antaram Aharonián que en esa época era

Secretaria Docente del Conservatorio Universitario y lo fue hasta

el final de la dictadura, al igual que Pedro Ipuche Riva que fuera

su director desde su creación en el año 1974 hasta 1985. A a

partir de la reinstalación de la democracia fue sustituído –en el

marco del cogobierno universitario- por el Maestro Héctor Tosar.

musicología y la historia. Si bien la investigación

histórica puede dar cuenta, en este caso particular, del

carácter nacionalista decimonónico que mostraron las

políticas culturales llevadas a cabo por la dictadura

durante el año 1975, el acercamiento musicológico puede

aportar una mirada más especializada en el material sonoro

que se produjo durante este año y su vinculación con las

teorías que sobre el folklore y la tradición se manejaban

en la época en el Uruguay y también en América Latina. No

es casualidad que se echara mano al material de campo

recolectado por el musicólogo Lauro Ayestarán y la

adscripción de éste a la idea del folclore como

supervivencia del pasado.

Como fuentes documentales primarias se utilizaron, por lo

tanto, los cuatro primeros discos de vinilo (dos simples y

dos LPs) de la serie editada “Cantos de la Patria” y el

“Álbum de la Orientalidad”, editados todos durante el año

1975 y con el logotipo del “Año de la Orientalidad”. A su

vez se trabajó con bibliografía, particularmente con los 2

tomos que publicara la Junta de Comandantes en Jefe bajo el

título genérico “Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental:

Tomo I “La subversión” y Tomo II “El proceso político”.6

6 Las fechas de edición de la discografía no figuran en el

material. Se deducen de los textos incluídos en la gráfica del

material y en las fechas de registros de AGADU (Asociación

General de Autores del Uruguay).

Sólo con observar la lista de las ediciones discográficas

realizadas por distintos organismos del gobierno

dictatorial durante el año 1975 se pueden sacar algunas

conclusiones primarias: por un lado, lo abundante del

material habla del interés y cuidado que la dictadura puso

en el uso de la música como herramienta política; y a su

vez denota –con sólo ver los títulos- el lugar central que

se va a dar a las narrativas de tipo nacionalista.7 Las

ediciones discográficas estaban –en su mayoría- destinadas

para su distribución en los organismos de la enseñanza y

contienen las músicas que la dictadura consideraba

adecuadas a la hora de construir su sociedad imaginada.

Esto significó instalarse ante la sociedad como herederos y

defensores de un pasado mítico, heroico que había y estaba

siendo atacado –como aparece recurrentemente en los

discursos y escritos de los militares- por “ideologías

foráneas” como el “comunismo internacional”.

7 Las políticas culturales que toman como eje el nacionalismo son

comunes en los regímenes totalitarios. La alemania Nazi tuvo en

Joseph Goebbels el redactor de los “Diez principios de la creación

musical alemana” que se publicó en mayo de 1938 con motivo del

primer festival del Reich en Düsseldorf. En este tratado se

mencionaba el “poder consolador y conmovedor de las melodías

sencillas” y designaba a los grandes compositores como “majestades

del pueblo” (Dümling, Albrecht, 1993: 89). La españa franquista

también tuvo políticas activas en este sentido a través de

diferentes instituciones como el Instituto de España, la Junta

Nacional de Teatros y Conciertos y la Comisaría General de Teatros

Nacionales y Municipales (Pérez Zalduondo, 1995: 248-249).

Como hipótesis se plantea que la dictadura militar utilizó

con fines políticos el paradigma clásico de los estudios

sobre el folclore, para posicionarse positivamente ante la

opinión pública como herederos y defensores de la “patria”.

Danzas y músicas seleccionadas y ya naturalizadas de un

pasado mistificado y fundante de la patria serían

recuperadas en el contexto también fundacional de un “Nuevo

Estado Oriental”.

Folklore y nacionalismo como eje de la las políticas

musicales de la dictadura

En primer lugar hay que situar a los nacionalismos

musicales -como constructo teórico- en el contexto del

Estado dictatorial uruguayo que tildaba de “foráneas” y

“antinacionales” a todas las ideas, grupos y personas

relacionadas de alguna forma con el “marxismo

internacional”8 y de “nacionales” a las que consentían lo

actuado por los militares.

Raymond Williams, al referirse a los procesos de

construcción de hegemonías, da cuenta de tres aspectos

decisivos para comprender estos procesos: tradiciones,

instituciones y formaciones que se encuentran a su vez

vinculados entre sí. Estos conceptos teóricos de Raymond 8 En este “paquete” la dictadura colocaba a una serie interminable

de organizaciones sociales, políticas, religiosas, sindicales,

estudiantiles, etc. a las que caracterizaba de comunistas o

infiltradas por el comunismo y marxismo internacional (Junta de

Comandantes en Jefe, 1976 y 1978).

Williams resultan adecuados al estudio de la participación

de la música durante la dictadura militar. Con respecto a

la idea de tradición dice Williams: “lo que debemos

comprender no es precisamente ‘una tradición’, sino una

tradición selectiva: una versión intencionalmente selectiva de

un pasado configurativo y de un presente preconfigurado,

que resulta entonces poderosamente operativo dentro del

proceso de definición e identificación cultural y social”

(Williams, 1977: 137). Con respecto a la política de la

dictadura de legitimarse como heredera y continuadora del

proceso de creación –sí, con un sentido religioso- de la

“patria”, resultan también adecuadas las ideas de Williams

respecto a la tradición selectiva: “Es una versión del pasado que se

pretende conectar con el presente y ratificar. En la práctica, lo que ofrece la

tradición es un sentido de predispuesta continuidad” (Williams, 1977:

138).

En un artículo titulado “Música y nacionalismos en

Latinoamérica”, Alejandro Madrid afirma que:

“tanto los nativismos decimonónicos como los nacionalismos del siglo XX ofrecen modelos de lo que deben ser los sonidos de la nación. Es importante conocerlos no tanto para comprender la ‘esencia’ de las naciones a través de sus sonidos, como para entender las contradicciones entre sonido y discurso sobre el sonido, que esclarecen las desiguales luchas de poder que siempre se dan en torno a la representación sonora de la nación” (Madrid, 2010: 228).

La Doctrina de Seguridad Nacional, base ideológica de las

dictaduras latinoamericanas, separaba al mundo –como señala

Pablo Pera Pirotto- en dos bandos opuestos y excluyentes:

el mundo occidental y cristiano por un lado, y por el otro

el comunismo internacional a quien se debía combatir y

eliminar (Pera Pirotto, 2000: 1). En el libro “Las Fuerzas

Armadas al Pueblo Oriental”, Tomo 1 “La Subversión” se

reproduce un planisferio que muestra lo que en esa época

aparecía como algo inevitable que era un fin a conquistar

para unos y a combatir para otros: el triunfo del

socialismo y su expansión a nivel global.

“Las Fuerzas Armadas al pueblo oriental”, Tomo 1 “La subversión”,

pág. 79.

Las ediciones discográficas producidas o auspiciadas por

distintos organismos de la dictadura a partir del golpe de

Estado tienen como orientación general la exaltación de lo

nacional, de la patria, de lo genuinamente oriental en un

intento de situarse como sus herederos y defensores y así

legitimar su actuación ante la población, así como

construir una alteridad demonizando al enemigo que era

catalogado de “extranjero”.

En este sentido, se recurrió por un lado a la mistificación

de las músicas populares tradicionales, en ese entonces

designadas con el término “folklore”9, y por otro, a la

exaltación del nacionalismo a través de himnos, marchas

militares y de una selección de músicos y composiciones

9 Actualmente se utiliza –dentro de las músicas populares- la

distinción entre música popular y música popular tradicional. Lo

que antes se denominaba folclore ha pasado a llamarse música

popular tradicional.

académicas vinculadas en general con el denominado

“nacionalismo musical”.

Durante el año 1975 el Ministerio de Educación y Cultura a

través del Programa Nacional de “Símbolos Patrios” edita

una serie de discos bajo el título genérico “Cantos a la

Patria” en los que se evidencia esta política musical y a

su vez la intención del régimen de incorporar al imaginario

de nación que pregonaba, a intelectuales y artistas cuya

obra había participado activamente en la conformación de

una identidad nacional. Es así que se dedican discos de

larga duración acompañados de abundante información y

reproducciones facsimilares de fragmentos de obras de Juan

Zorrilla de San Martín, Eduardo Fabini, José Enrique Rodó y

José Pedro Varela y unos discos –los primeros- que

contienen algunos himnos y marchas y las música y danzas

folclóricas con las que había trabajado el musicólogo Lauro

Ayestarán.

Se editan cuatro discos de esta serie “Cantos a la

Patria”10 y también el “Álbum de la Orientalidad”. Todas

estas ediciones contenían el logotipo del “Año de la

Orientalidad” y estaban producidas y editadas por: el

Ministerio de Educación y Cultura la serie “Cantos a la 10 La serie de discos “Cantos a la Patria” contó de 10 volúmenes.

Los cuatro primeros ya mencionados y luego el Vol. 5: “Don Juan

Zorrilla de San Martín”, Vol. 6: “Danzas del salón montevideano”,

Vol. 7: “José Enrique Rodó”, Vol. 8: “Nacionalismo musical

uruguayo”, Vol. 9: “Eduardo Fabini” y Vol. 10: “José Pedro

Varela”.

Patria”, y el “Álbum de la Orientalidad” por el sello

discográfico SONDOR a instancias de la DINARP.11

La serie “Cantos de la Patria” es iniciada con el volumen

1, que contenía una recopilación de versiones del Himno

Nacional y del Pericón Nacional interpretados por la

Orquesta del SODRE con la particularidad de la inclusión de

un texto de Lauro Ayestarán sobre el Pericón Nacional leído

por un locutor.12 El disco Cantos de la Patria Vol. 2 era

dedicado también a los símbolos patrios musicales con la

inclusión de una versión de “A Don José” de Rubén Lena, que

hiciera popular el dúo Los Olimareños, pero esta vez

grabada por la Banda de la Fuerza Aérea. Como se puede

observar estas primeras ediciones discográficas tienen un

fuerte carácter institucional que se manifiesta través de

la participación en la ejecución de las músicas de la Banda

de la Fuerza Aérea, la Orquesta del SODRE y –como se ha

mencionado- del Ministerio de Educación y Cultura que

estaba a cargo de la edición del material.13 “Cantos de 11 Dirección Nacional de Relaciones Públicas.12Ficha técnica de “Cantos de la Patria” Vol. 1. Lado A: el Himno

Nacional Uruguayo (J. Debali – Fco. Acuña de Figueroa) ejecutado

por la Orquesta del Servicio Oficial de Difusión Radioléctrica

dirigida por Domingo Dente. Lado B: 1. texto de Lauro Ayestarán

sobre el Pericón Nacional (relator Elbio Rouco); 2. Pericón

Nacional (Gerardo Grasso) por el Coro y Orquesta del SODRE

dirigido por Juan Protasi.

13 Esta serie discográfica fue editada por el Ministerio de

Educación y Cultura; pero hubo otros discos editados que llevaron

el logotipo del “Año de la Orientalidad” como ser: “Álbum de la

Orientalidad” y “Álbum de la Orientalidad 2 (año 1976)”, editados

Patria” Vol. 3 y 4 son presentados como disco doble de

larga duración cuyo contenido es una selección del producto

primario de los trabajos de campo de Lauro Ayestarán y de

la reelaboración posterior de los materiales de parte de su

esposa Flor de María Rodríguez de Ayestarán, en ese

entonces directora de la Escuela Nacional de Danza y

directora del Ballet Folklórico del Uruguay, que tiene

participación en la interpretación de los materiales.

Al igual que en los dos volúmenes anteriores, es notoria la

fuerte presencia institucional. El material es producido y

editado por el Ministerio de Educación y Cultura,

ejerciendo el cargo de Ministro Daniel Darracq (1975-1981),

y cuenta a su vez con dos hojas con reproducciones de

fotografías del trabajo de campo de Lauro Ayestarán, cuyos

originales pertenecían a la Sección Musicología del Museo

Histórico Nacional14. La interpretación de las músicas de

estas danzas estuvo a cargo de miembros del Ballet

Folklórico del Uruguay, dirigido por Flor de María

Rodríguez de Ayestarán. Los textos reproducidos pertenecen

a: Flor de María Rodríguez de Ayestarán (Danzas del pueblo

del Uruguay), a Lauro Ayestarán (la reproducción de por el Sello Sondor. También llevaron este logo los álbumes de

Amalia de la Vega, Los Boyeros, Maruja Quadros, Jorge Villalba y

los Boyeros (Catálogo del Sello Discográfico Sondor).14 Se trata de dos hojas plegadas con reproducciones de

fotografías tomadas durante los trabajos de campo de Lauro

Ayestarán. Una de éstas lleva el título: “El investigador, el

medio, los informantes”. Al menos, hasta la edición de los citados

discos en 1975, estos materiales se encontraban custodiados en la

Sección Musicología del Museo Histórico Nacional.

“Clasificación de danzas practicadas en Uruguay”), a Martín

C. Martínez –Subsecretario del Ministerio de Educación y

Cultura- un texto de presentación y a Juan E. Pivel Devoto

–Director del Museo Histórico Nacional- un texto sobre la

obra de Lauro Ayestarán. Por último hay que mencionar que

el arte de este disco doble es una reproducción, que abarca

todo el exterior del sobre doble, del óleo de Pedro Figari

“Pericón en el patio de la estancia” custodiado en el Museo

Nacional de Artes Plásticas.15

Se le da a estos materiales un fuerte carácter

institucional con la idea de posicionarse positivamente y

de lograr apoyos al proyecto político del “Nuevo Estado

Oriental”, especialmente de los jóvenes que se estaban

formando en las escuelas y liceos del país. Dice el señor

Martín C. Martínez en la presentación de los materiales:

Esta secretaría de Estado, tiene la viva complacencia de registrar y fijar, enestas ediciones discográficas, la inapreciable e ímproba tarea desarrollada por años, de uno de nuestros grandes musicólogos, el Profesor Lauro Ayestarán.

Ayestarán en su arte, como otros grandes de nuestra cultura, producto de un tiempo en que el Uruguay se ennobleció y se hizo patria, con los valores y virtudes de sus hijos, -un Uruguay al que se pretendió ensombrecer, pero que volverá a esplender con sus más cardinales virtudes-, permite difundir, al difundir sus valores musicales y artísticos, nuestros conceptos y logros culturales más nacionales y auténticos.

Desde las gestas emancipatorias, -que nos llenan de orgullo en su sesquicentenario-, hasta estos tiempos de hoy, ese inagotable venero de tradiciones, de ritmos, de músicas de históricos y atávicos rumores, en fin, de la cabal manifestación y concreción del elevado sentimiento de Patria, 15 Pedro Figari dedicó algunos de sus cuadros a las danzas

criollas; entre ellas: “Pericón en el patio de la estancia”,

“Pericón bajo los naranjos” y “Pericón en el bosque”.

no se hallaba, por prosaicas dificultades materiales, a disponibilidad de sulegítimo y único destinatario: el pueblo de la Nación.

Realizados estos trabajos, el Ministerio de Educación y Cultura, con verdadera satisfacción pone a disposición de nuestros educadores y de nuestros educandos, esta recopilación, cuyo fin esencial es trasmitir a las nuevas generaciones el legado musical de nuestros mayores, posibilitandosu utilización y difusión a nivel didáctico”.

Este texto introductorio al material en cuestión es

sumamente ilustrativo de las políticas que a nivel cultural

y particularmente musical llevaba adelante la dictadura y

que se extenderá a lo largo de los diez discos de la serie

“Cantos de la Patria” y que por otra parte serán comunes en

otros tipos de eventos dentro del año conmemorativo:

Utilización de la obra y la figura de quienes

participaron en la construcción de narrativas

nacionales; en este caso particular, de Lauro

Ayestarán quien recogiera y organizara una importante

colección de músicas y danzas populares y

tradicionales entre los años 1943 y 1966.

Elección de la música popular tradicional (folclore)

como fiel a la idea de patria que la dictadura

pregonaba y que tenía su anclaje en los hechos

históricos de la independencia de la república.

Identificación a nivel de la investigación

musicológica con una postura claramente

“esencialista”.

Un fuerte carácter institucional dirigido a crear

nuevas formas de identificación principalmente en los

sectores juveniles.

Lauro Ayestarán realizó entre los años 1943 y 1966 –año de

su muerte- una enorme tarea de recolección y

sistematización de la música popular tradicional del

Uruguay. El marco teórico manejado por Ayestarán estaba

impregnado aún por las ideas difusionistas de la cultura y

por la idea de tradición como supervivencia del pasado. Al

decir de Raymond Williams, “la tradición ha sido comunmente

considerada como un segmento histórico relativamente inerte de una

estructura social: la tradición como supervivencia del pasado” (Williams,

1977: 137). Para Lauro Ayestarán el folclore es,

justamente, “supervivencia de algo anterior” (Ayestarán,

1968: 78), idea o condición de los hechos folclóricos que

fue consensual en los estudios musicológicos y

particularmente sobre el folclore en América Latina hasta

mediados de la década del cincuenta del siglo XX. En el

Uruguay, Paulo de Carvalho Neto -antropólogo brasileño de

importante actuación en el país. Es él quien comienza

lentamente en la década de 1950 a actualizar las teorías

con respecto al folclore, relativizando la condición de

supervivencia de los hechos folclóricos16. Esta idea de

supervivencia puede encontrar su punto de partida en los

16 Dice Carvalho Neto: “Por mucho tiempo se pensó que el hecho folklórico debía tener también necesariamente la calidad de superviviente. El 1er. Congreso Brasileiro de Folklore en 1951 y el Congreso Internacional de Folklore, de São Paulo, en1954, atacaron este punto de vista, defendiendo la posibilidad del registro de folklores in statu nascendi, es decir, sin edades todavía” (1955: 45).

estudios de corte evolucionista de Edward Taylor de la

década del setenta del siglo XIX.17

Un enemigo a combatir

A nivel musical la década del sesenta del siglo XX había

sido testigo del surgimiento de lo que se puede denominar

como “canción política”, o canción comprometida o de

protesta en el Uruguay. Figuras como Daniel Viglietti,

Alfredo Zitarrosa, Héctor Numa Moraes y Los Olimareños,

entre otros, se sumaban a músicos de la generación anterior17 En el Río de la Plata fueron representantes de este paradigma

clásico del folclore: Augusto Raúl Cortazar, Carlos Vega, Félix

Coluccio y Lauro Ayestarán. Pese a los cuestionamientos iniciales

de Paulo de Carvalho Neto, los estudios sobre el folclore y en el

área de la etnomusicología continuaron reproduciendo el paradigama

clásico. En el año 1979 –actuando como Ministro de Educación y

Cultura Daniel Darracq, al igual que cuando se editó la serie de

“Cantos a la Patria”- se editó el producto de un trabajo de

relevamiento bajo el título “Relevamiento etnomusicológico de la

República Oriental del Uruguay, donde se mantiene esta idea

esencialista del folclore. En esta oportunidad quienes realizaron

el relevamiento fueron docentes del Departamento de Musicología

del Conservatorio Universitario de Música. En el texto

introductorio del primer fonograma es leído el siguiente texto: “la

realidad folklórica uruguaya encierra manifestaciones de enorme riqueza. Una de ellas

es la musical, muchas veces desconocida en su verdadera esencia” (Relevamiento

etnomusicológico de la República Oriental de Uruguay”, Ministerio de Educación

y Cultura, Dirección: Lic. Yolanda Pérez Eccher de Scosería,

Director del Departamento de Musicología del Conservatorio

Universitario de Música, Facultad de Humanidades y Ciencias,

1979).

como Aníbal Sampayo, Anselmo Grau y Osiris Rodríguez

Castillos, que constituyeron una “formación” –en el sentido

dado por Raymond Williams (1977: 137-149)- que estaba

teniendo una gran presencia en la música popular

mediatizada de proyección o raíz folclórica.

Dos casos paradigmáticos en cuanto a este proceso de

politización en las canciones, los constituyen

respectivamente, la obra de Anibal Sampayo y la de Anselmo

Grau. Iniciados en la década de 1950, sus canciones

anteriores a la mitad de la década del sesenta presentan un

carácter descriptivo, preponderantemente rural y

políticamente inofensivo. Ejemplos lo constituyen:

“Kychororo” y “Río de los pájaros” de Anibal Sampayo y

“Esperanza cañera” y “Entonces sabrás” de Anselmo Grau. Es

notorio el cambio en los textos de las canciones de estos

músicos populares hacia fines de la década del sesenta. Una

rápida revisión de la discografía de esos años muestra que

las canciones fueron parte y tomaron parte en el proceso

político. Los últimos tres años de la década de 1960 y los

años 1970 y 1971–en un contexto político complejísimo

marcado por la creciente agitación política y a su vez por

la represión y consolidación del autoritarismo del gobierno

de Pacheco Areco- marcan este cambio en los textos de las

canciones de muchos músicos populares. Anselmo Grau edita

el disco “Libertad es la palabra”, Aníbal Sampayo lanza

“José Artigas”, Los Olimareños “Cielo del 69” y Daniel

Viglietti publica “Canción para el hombre nuevo” y “Canto

libre”. Alfredo Zitarrosa tiene una intensa actividad

discográfica durante estos años grabando muchos discos que

contenían canciones como “Chamarrita de los milicos”,

“Triunfo agrario”, “Al comandante Che Guevara”, etc.;

Héctor Numa Moraes graba “La patria compañeros” y Pancho

Viera edita “Canciones desde el cuartel” y “Tupac Amaru”.

El diario “El País” decía acerca de algunos de estos

músicos populares a inicios del año 1969:

Desde estas páginas, se informó hace poco lo referente a la ‘sucursal’ guevarista de Zitarrosa en Punta del Este, en cuya Claraboya Amarilla actúan muchos activistas...Anselmo Grau que proclama su credo fidelista... Los Carreteros, conjunto de notoria posición que también visitara Cuba y Paraguay (no creemos que para confraternizar con el gobierno)... Nuestra actitud es muy clara: la posición ideológica del artista no debe influir para el apoyo o la censura cuando actúan exclusivamente en función de artistas. Nuestra labor crítica la ha ratificado, por cuando hemos elogiado muchas veces a los partidos mencionados, como ahora los censuramos. Pero cuando el arte no es más que un pretexto para la prédica de doctrinas disolventes, las poblaciones y las autoridades, lo menos que pueden hacer es no servir de cómplices pasivos de sus maniobras políticas antinacionales. (El Día, 22/02/1969, citado por Pellegrino, p. 202).

Las menciones al carácter “foráneo”, “internacional” de

toda ideología vinculada con el marxismo es una constante

en los documentos y propagandas de la dictadura militar. La

ubicación del enemigo como “extraño” a la vez que “interno”

es un juego al que se recurrío constantemente. Esto puede

ejemplificarse con la canción “Disculpe” de Hugo Ferrari

que aparece en el disco “Álbum de la Orientalidad”

interpretada por el grupo “Los nocheros”:

Disculpe si no entiende lo que canto

tal vez hablamos lenguas diferentes

usted reniega siempre de estos pagos y yo

yo quiero y admiro a nuestra gente.

Usted derrocha siempre madrugadas

hablando de los cielos de otras tierras

en cambio yo comienzo mi jornada

contento de estar bajo estas estrellas.

Disculpe si no me entiende, disculpe si no lo entiendo

usted habla por boca de otra gente y yo...

y yo soy sólo el eco de mi pueblo.

Disculpe si lo digo a mi manera

usted Siembra el rencor y yo esperanza

usted envidia de otro su bandera y yo,

y yo adoro un sol y nueve franjas

Yo soy como el hornero y me retobo

mi patria es mi nido y la defiendo

en cambio ustedes son como los tordos

que quieren empollar en nido ajeno.18

18 La canción “Disculpe” pertenece a Hugo Ferrari y fue ganadora

en el año 1969 del “Cuarto Festival de Costa a Costa” interpretada

por “Los nocheros”. Fuente: “Cine, radio, actualidad TV”, Año

XXXIV, febrero 13 de 1969, No. 1647.

Identificado el enemigo –luego perseguido, encarcelado,

asesinado, torturado, exiliado, etc.- del proyecto del

gobierno dictatorial, había que construir “amigos”,

simpatizantes con el proyecto o al menos gente

disciplinada, que no alterara el “orden” establecido por el

régimen. Los jóvenes que se estaban formando en ese momento

en el país fueron un objetivo concreto; el miedo, producto

del terror imperante, un aliado. Una música y una danza

esencializadas y naturalizadas como “expresiones fieles” de

la nación caían como anillo al dedo a las pretensiones de

los militares y civiles que gobernaban el país.

Refiriéndose al terrorismo ejercido por el Estado y grupos

paramilitares en Haití y Argentina dice Gerard Pierre-

Charles:

“Busca convencer respecto a la coincidencia que existe entre los intereses del

poder y los de la colectividad y, por ende, legitimizar el autoritarismo,

fundamentándose en el derecho inmanente de la fuerza, en la necesidad

historica o en algun mandamiento del destino” (1978: 935).

Juan María Bordaberry expresaba lo siguiente en un discurso

pronunciado ante la Junta de Comandantes en Jefe:

“Sólo la existencia de un espíritu superior y permanente, capaz de impregnar siempre y en la misma forma a hombres distintos y en tiempos distintos, puede explicar la extraña unidad de dirección, la sorprendente coincidencia en el rumbo, que caracteriza los más dispares episodios de nuestra historia, como si hubiera estado fatalmente determinado que debíamos ser libres. Ese espíritu superior es la Patria, y quien no lo entienda así, como un hecho real, no podrá entender jamás nuestra historia, y se lanzará seguramente a llenar ese vacío, con inútiles ejerciciosteóricos sobre nuestro destino, sin advertir que él está marcado desde el inicio de los tiempos y no es otro que el de ser libres e independientes”

(25 de agosto de 1975, discurso de Juan M. Bordaberry, en Junta de Comandantes en Jefe, 1978: 356).

“Danzas folclóricas y tradicionales del pueblo del uruguay”

Este es el título del disco doble de la serie “Cantos de la

Patria” Vol. 3 y 4 que contiene una selección de danzas

folclóricas y tradicionales. En primer surco del primer LP

aparece la voz de un locutor diciendo estas palabras:

“Danzas folclóricas y tradicionales del pueblo del Uruguay. En los primerosalbores de nuestra independencia surgen en nuestra tierra una serie de danzas o canciones danzadas que están llenas de intención. En la misma medida que de intención libertadora se llenaba la historia del país. Y fue al calor de los acontecimientos libertarios y políticos que surgieron tres grandes rondas corales, audaces en sus textos literarios que luchaban contra los invasores como unos soldados nuevos que también querían defender la patria. Ellas se llamaron pericón, cielito y media caña. Más tarde surgieron otras danzas tan significativas como estas. En el transcurso de esta grabación vamos a referirnos particularmente a cada de ellas. La recopilación y archivo de estas danzas fue realizada por el musicólogo uruguayo Lauro Ayestarán, y en la actualidad pertenecen al Museo Histórico Nacional” (Cantos de la Patria Vol. 3, Introducción. Énfasis del autor).

Este texto es sumamente esclarecedor. Los militares se

sentían o pretendían ser vistos por la población y también

hacia su interior como los continuadores de la gesta

emancipadora: “luchaban contra los invasores como unos

soldados nuevos que también querían defender la patria”

dice el texto. La presencia del “también” habla a las

claras de esta pretensión de quienes ejercían el poder.

Pretensión que el mismo Juan María Bordaberry deja clara en

un discurso del 19 de abril de 1975:

“Buscando en las raíces de nuestra historia los principios esenciales de la nacionalidad, para que nos sirvan de guía cierta en los difíciles días de hoy”, la Nación, 150 años después de los fastos gloriosos de la Independencia, “tuvo que asumir la alta responsabilidad de emular aquella gesta e impulsar un proceso político que se inspira en sus principios fundamentales e imperecederos: la independencia, la integridad, el honor, la unidad y la libertad de cada uno de los orientales. Para defenderse de la agresión exranjera, la Nación, constituída por su pueblo, su Gobierno y sus F.F.A.A., formuló y cumplió nuevamente el mismo juramento del 19 de abril de 1825: Libertad o Muerte” (Discursode Juan M. Bordaberry, 19 de abril de 1975, en: Junta de Comandantes en Jefe, 1978: 353).

Las danzas seleccionadas para iniciar el disco “Danzas

folklóricas y tradicionales del pueblo del Uruguay” están

en un orden para nada aleatorio. Las tres primeras son: La

media caña, el minué montonero y el cielito. Se trata de

danzas practicadas durante la primera mitad del siglo XIX

de las que se conservan pautaciones fragmentarias de las

dos primeras realizadas por Francisco José Debali hacia

1848. Debali fue el compositor de la música del Himno

Nacional del Uruguay y sus manuscritos -que fueran

estudiados por Lauro Ayestarán- se encuentran en la Sección

Musicología del Museo Histórico Nacional. A partir de estos

manuscritos se realizaron para estas ediciones las

reconstrucciones musicales que interpretan los músicos que

formaban parte del “Ballet Folklórico del Uruguay”.19 Esta

elección es interesante pues no se trata de cualquier

19 Guitarras: Nery Cáceres y Juan Carlos Castro.

“media caña”, “cielito” y “minué montonero”; se trata de

esa “media caña”, ese “cielito” y ese “minué montonero” que

serán bailados hasta el hartazgo en cuanto festival

patriótico, encuentro de grupos de danza o grupos

nativistas haya.20

Los textos escritos por la esposa de Lauro Ayestarán,

leídos por el locutor Elbio Rouco, hacen referencia

constante al trabajo de su esposo, Lauro Ayestarán, pero

llaman la atención algunas presencias recurrentes puestas

en boca del musicólogo: la “patria”, lo “patriótico”, lo

“libertario”. Un ejemplo es la referencia a una frase

atribuida a Lauro Ayestarán. Dice el texto escrito por su

esposa: “el cielito es una canción danzada o una danza cantada que se bailó

durante el coloniaje y a la que Ayestarán llamó ‘vehículo sonoro de la patria

naciente’ ”.

Este uso político de la figura de Lauro Ayestarán,

legitimado por la participación de su esposa en los

proyectos de la dictadura, se manifiesta también en la

elección de alguno de sus textos y en la

descontextualizacion de los mismos. Vale aclarar que la

preparación de los textos y de las músicas de estas

20 Estas tres danzas son las que aún bailas hoy en día los grupos

de danzas folclóricas, utilizando la misma grabación realizada en

1975 y con la coreografía diseñada por Flor de María de Ayestarán

a partir de pistas que brindaban algunos escasísimos informantes

durante los trabajos de campo y que se han naturalizado como las

“verdaderas” coreografías. “Cantos de la Patria” Vol 3 y 4

contienen un folleto escrito por Flor de María con la explicación

de las coreografías de estas danzas.

ediciones discográficas se realizó durante el año 1975.

Ayestarán había fallecido nueve años antes, pero se hace

referencia a la siguiente frase que indirectamente alude –

para el público del momento- a algunos compositores e

intérpretes de la llamada “canción política” uruguaya.21

“Esta forma coreográfica y literaria pertenece hoy al folclore extinto. Algunos

músicos actuales han querido revivir esta forma musical pero no se han

ajustado a su forma literaria lo cual el llamarlo cielitos es una equivocación

que sorprende a personas desprevenidas”.22

Los textos de las danzas cantadas o canciones danzadas,

según se las denomina en este material, son totamente

inofensivos políticamente. En el texto que lee el locutor

se hace referencia a los cielitos de Bartolomé Hidalgo y se

los describe como una danza de “clara filiación

patriótica”, omitiendo su contenido claramente político.21 Canciones populares como “Cielito de lo tupamaros” de Osiris

Rodríguez Castillos, “Cielo del 69” de Ruben Lena, “Cielito de

tres por ocho” de Daniel Viglietti constituirían engaños dirigidos

al escucha desprevenido.

22En una entrevista que Graciela Salsamendi le realizara para el

programa “Testimonios” en el año 2000, Anselmo Grau refiere a un

episodio de este tipo. Dice Grau: “Me fui a hablar con don Lauro Ayestarán,

con el cual tuvimos unos primeros desencuentros verbales. Cuando lo fui a ver –el era

Jefe de Programación de las radios del SODRE y tenía la cátedra de Musicología y

Folclorología de la Facultad de Humanidades entonces yo fui a pedirle que de su famoso

archivo a ver si me podía dar algunas obras. Y él me había escuchado y sabía que yo

había cantado y grabado en mi primer disco doble, el “Cielito de los Tupamaros” de

Osiris Rodríguez Castillos. Entonces me dijo que estaba muy mal lo que había hecho

Osiris Rodríguez y mal lo que había hecho yo, porque no se podía en 1959 una canción

hacer un cielito ubicado en 1811” (Material cedido por Gustavo Martínez).

El cielito elegido en esta oportunidad es del año 1891 y

pertenece a Leopoldo Díaz y forma parte de su “Pericón”. Su

texto es el siguiente:

Labra su nido el palomo

Entre el ramaje escondido

Quién fuera tu palomito

Para labrarte tu nido.

Y allá va cielo y cielito

Cielito de la esperanza

Que vence los imposibles

El amor y la constancia

El mismo Ayestarán en su texto sobre el cielito publicado

originalmente en el diario El Día y reproducido en “El

folklore musical uruguayo” da cuenta del contenido

claramente político que tuvieron los textos de esta danza;

no sólo los de Bartolomé Hidalgo (Ayestarán, 1967: 107-

119).

El mismo tipo de elección en cuanto a la temática del texto

opera en otra de las danzas cantadas que aparecen el los

discos: la huella.

A la huella a la huella

Comienza el baile

La huella tiene gracia

Tiene donaire

A la huella a la huella

Por el camino

Quién pudiera ser dueño

De tu destino

A la huella a la huella

Dense las manos

Como se dan el mate

Nuestros paisanos

En resúmen, se trata de un folclore nacional, naturalizado

y políticamente inofensivo. Alrededor de estas músicas y

danzas la dictadura gestó o apoyó la realización de

festivales de danza y canciones estudiantiles. En los

liceos públicos del país proliferaban los grupos de danzas

y grupos folclóricos de jóvenes. A manera de ejemplo vale

citar el “Primer Festival Folklórico Oriental de Canciones

a mi Patria” que se iniciara el primero de marzo de 1975 y

que fuera trasmitido por Radio Carve y Canal 5. El primer

premio de este festival lo ganó la canción “Primero

Oriental” de Santos Inzaurralde y Carlos Alberto Rodríguez

(Martínez, Virginia, s/f.: 48).23

23 En una entrevista que le realizara a Carlos Alberto Rodríguez

quien tenía 17 años en 1975, manifestó que participó porque “era

lo que había en ese momento”. Carlos Alberto Rodríguez ha

Una rápida recorrida por la discografia del año 1975 da

cuenta de esta exaltación del “patriotismo”. Algunos de los

títulos son : “Cantata histórica” de Jorge Villalba y “Los

Boyeros, “Álbum de la Orientalidad”, “Tierra querida” de

“Los Nocheros”, “Folklore de la Banda Oriental en Ansina”,

etc. El contenido del “Álbum de la Orientalidad” reafirma

esta exaltacion tradicionalista:

Lado A:

Yo creo en tí (Hugo Ferrari) Los Nocheros

Cielito del 25 (Jorge Villalba) Jorge Villalba (1er. Premio al mejor intérprete del

Festival “Canciones a mi Patria”.

Mis tres banderas (Nelson Ríos - Armin Casaravilla) Los trovadores del Yi.

Dos cielos y un general (Maruja Quadros – Jorge Gurascier) Maruja Quadros.

Pericón Nacional (Gerardo Grasso) Vicente Ascone y su Banda Sinfónica.

Lado B:

Pal’ que lo sea (Jorge Villalba) Jorge Villalba con Los Boyeros.

Disculpe (Hugo Ferrari) Los Nocheros.

mantenido una continua carrera musical y fue integrante de los

grupos “Surcos” y “Los del pueblo” agrupaciones identificadas con

la resistencia a la dictadura y que formaron parte de una

formación (una vez más en el sentido dado por Raymond Williams) de

artistas que conformaron lo que se denominó “canto popular”.

A don José (Ruben Lena) Los Fogoneros

Memorias a Artigas (Rec. Lauro Ayestarán) Amalia de la Vega

Mi Bandera (José R. Usera – Nicolás Bonomi) Vicente Ascone y su Banda

Sinfónica.

A manera de conclusión: la dictadura militar no tuvo una

política pasiva en materia musical. Además de la

persecución, encarcelamiento de algunos músicos y

prohibiciones sobre la difusión de sus fonogramas y sus

actuaciones en vivo, el gobierno dictatorial tuvo una

activa y clara política musical que promovió un folklorismo

estático, políticamente inofensivo, naturalizado y

esencialista con el objeto de formar una juventud

reproductora de esta ideología en un contexto en el que las

formas de sociabilidad y asociación de la población y

particularmente de los jóvenes eran muy limitadas.

Este trabajo fue sólo una mirada rápida de las políticas

culturales en materia musical que llevó adelante el

gobierno dictatorial durante el año 1975. Esta historia

“desde arriba” debe cruzarse con una historia “desde

abajo”. Raymond Williams dice en su libro “Marxismo y

literatura” con respecto al concepto de “formaciones”: “los

movimientos y tendencias efectivos en la vida intelectual y artística, que tienen

una influencia significativa y a veces decisiva sobre el desarrollo activo de una

cultura y que presentan una relación variable y a veces solapada con las

instituciones formales”.

Volviendo al año 1975, una ojeada sobre la discografía de

ese año muestra claramente la emergencia de una “formación”

de músicos populares que dará continuidad –apelando a la

metaforización, a la elipsis, etc., para eludir la censura-

a una “formación” anterior de la “canción política”.

Eduardo Darnauchans graba en 1975 “Las Quemas”

(anteriormente ya había grabado “Canción de muchacho”,

Carlos Benavídes lanza “De mi rumbo”, Washington Carrasco

“Antología del canto popular”, Carlos María Fossati “De

poncho blanco”, Washington Carrasco y Víctor Pedemonte

“Desde la madera”, Santiago Chalar “Costumbres”, Yalta

“Fronteras”, y un gran etcétera.24

El carácter analógico, continuo, de la información

disponible de este período de nuestra historia reciente

complejiza profundamente su estudio. La cantidad de

información es abrumadora; la cercanía temporal, la

presencia vital de los que tuvieron parte activa en esta

historia, sumado a los núcleos duros de creencias propios,

no sólo como investigador sino también como partícipe

activo de lo que se relata - primero como estudiante de

enseñanza secundaria a partir de 1975 y luego como músico

popular a partir de 1979- tornan difícil el análisis. Este

breve trabajo ha servido, al menos, para que su autor

rompiera con algunas de sus creencias.

24 Esta selección discográfica se hizo en base sólo al catálogo

del sello discográfico SONDOR. Otros sellos como Orfeo, Ayuí-

Tacuabé, Clave, Mallarini Producciones etc. también editaron

discos en este sentido.

Bibliografía:

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Montevideo.

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Sansón Corbo, Tomás, 2007: “La producción historiográfica

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Fuentes:

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Junta de Comandantes en Jefe, 1978: El proceso político. Las Fuerzas

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Entrevista a Carlos Alberto Rodríguez realizada el 11 de

agosto de 2012.

Materiales del archivo del programa de radio “Testimonios”

de Graciela Salsamendi: entrevista a Anselmo Grau, año 2000

(material cedido por Gustavo Martínez).


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