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DERECHOS DE ENFERMO TERMINAL1

Date post: 23-Jan-2023
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.10+99INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS MÉDICAS DE LA HABANA FACULTAD: Dr. SALVADOR ALLENDE DEPARTAMENTO DE CIENCIAS FISIOLÓGICAS TRABAJO FINAL DEL POSTGRADO PROBLEMAS SOCIALES DE LA CIENCIA Y LA TÉCNICA Dra. YANET LÓPEZ MENA ESP. FISIOLOGÍA NORMAL Y PATOLÓGICA
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.10+99INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS MÉDICAS DE LA HABANA

FACULTAD: Dr. SALVADOR ALLENDE

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS FISIOLÓGICAS

TRABAJO FINAL DEL POSTGRADO PROBLEMAS

SOCIALES DE LA CIENCIA Y LA TÉCNICA

Dra. YANET LÓPEZ MENA

ESP. FISIOLOGÍA NORMAL Y PATOLÓGICA

ABRIL DE 2008

RESUMEN

Con el desarrollo de la tecnología, las ciencias se han

despojado en muchos sentidos de su componente humanista, pues

éste tiene lugar a velocidades prodigiosas y como un fenómeno

de impacto global, incluso ha alcanzado a un fenómeno tan

inherente a la vida como la muerte. Hasta la primera mitad

del siglo pasado la muerte era un acontecimiento hogareño,

hoy se ha institucionalizado, pero sin una preparación

paralela del equipo de salud que, entrenado para preservar la

vida hasta el fin, ahora cuenta con recursos sofisticados que

prolongan la agonía del paciente terminal, por ello nos

propusimos, valorar, desde una ética humanista, el manejo de

estos pacientes sobre la base del respeto a sus derechos.

Asociados a la muerte se producen el ensañamiento

terapéutico, pues se hace muy difícil la decisión de “dejarlo

ir” para un personal entrenado para todo lo contrario. Por

otra parte, sobre todo en los países más desarrollados, han

proliferado los criterios de que el paciente es dueño de la

decisión de terminar con su vida cuando se le hace

intolerable, a lo que se asocia la legalización de la

eutanasia e, incluso, se han dado casos de suicidios

asistidos. En una relación humana de cualquier índole, todos

los afectados por los acontecimientos deben ser escuchados y

respetados; en la fase terminal de una enfermedad la conducta

está determinada fundamentalmente por la concepción que se

tenga de la vida, pero es importante, no asumir posiciones de

extremo y regalarle a los pacientes una muerte digna, pero en

el sentido más humano y trascendente.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………….……………..1

OBJETIVOS…...................................................

............................4

METODOLOGÍA……………………………………..………….….…5

DESARROLLO……………………………………………………...…6

I. ALGUNAS VALORACIONES ACERCA DE LA MUERTE...6

II. CALIDAD DE VIDA………………………………………….…..7

III. FUTILIDAD DEL TRATAMIENTO…………………………..…9

IV. DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL………………..…11

IV.1. PRINCIPIO DE NO MALEFICENCIA………………….12

IV.2. PRINCIPIO DE JUSTICIA……………………………….13

IV.3. PRINCIPIO DE AUTONOMÍA…………………………...13

IV.4. PRINCIPIO DE BENEFICENCIA………………………..15

IV.5. LA VERACIDAD…………………………………………..15

V. SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL……………………..17

V.I. LA SEDACIÓN PROFUNDA Y DEFINITIVA………………18

V.2. LA INDICACIÓN Y SUS PROBLEMAS……………………20

VI. RESUCITACIÓN CARDIOPULMONAR Y ÓRDENES DE NO

RESUCITACIÓN……………………………………………..……22

VII. EUTANASIA Y SUICIDIO ASISTIDO……..…………………....23

CONCLUSIONES……………….…………………………………...….26

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS……………………………..…...27

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

En 1990 el 18% de la población mundial tenía más de 60 años

y, de acuerdo con las proyecciones del Banco Mundial, para el

2030, esta cifra se incrementará hasta el 30%. Esta

modificación es multicausal, pero la disminución de las tasas

de natalidad y mortalidad, la disminución de las enfermedades

infectocontagiosas y los avances diagnósticos – terapéuticos

se destacan entre ellas, generándose una tasa de crecimiento

negativo de la que nuestro país no está exento.

El incremento de la esperanza de vida y el desarrollo

tecnológico trae como consecuencia un aumento de la

prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles que, a

largo plazo dan al traste con la vida del paciente. Pero

existe un grupo de enfermedades como el cáncer, el SIDA, la

Insuficiencia Renal Crónica cuyo pronóstico tórpido es muy

conocido por la población y generan grandes conflictos

asociados a su etapa o fase terminal 1.

Nuestro Código Penal no contempla delitos específicos

relacionados con la mala praxis del profesional de la Salud,

pero existe un Código Ético profesional, que tiene sus raíces

en el Juramento Hipocrático, y una Deontología Médica, que en

un mundo donde la tecnología avanza aceleradamente, se hace

necesario conocer, debatir, revisar y cambiar en función de

los nuevos retos que nos imponen los avances científico

técnico 2,3.

INTRODUCCIÓN

Otro de los resultados del desarrollo científico técnico es

que la muerte ha trascendido los marcos del hogar, en el acto

de morir suele estar implicada, la familia, el equipo de

salud. Este fenómeno incrementa el número de elementos

morales implicados en la toma de decisiones. Y nos lleva a

cuestionarnos si, como profesionales de la salud, estamos

preparados para hacerle frente a la atención de los

moribundos.

Al arribar al término de la vida, en condiciones

irreversibles, la misión del médico se torna más

controvertida, pues la gama de reacciones individuales se

extiende desde el paciente que prefiere morir en paz,

rehusando toda atención médica, hasta el paciente que

requiere de los servicios más sofisticados, negándose a

aceptar su propio fin. Cualquier deseo del paciente en estos

casos es comprensible y el médico también es humano, permeado

de concepciones y criterios con respecto a su visión de una

muerte digna; pero se impone un consenso, no igualitario,

sino personalizado y en el que impere un principio de

justicia en consonancia con la normas éticas del Sistema de

Salud y el Estado.

La justificación de la toma de decisiones del facultativo

debe estar basada en el cuadro del paciente, su deterioro

cognitivo, las decisiones familiares, la religiosidad de los

implicados, los principios éticos aceptados socialmente, pero

ocasionalmente, estos elementos conducen a una situación que

2

INTRODUCCIÓN

se opone a los principios privados del médico. ¿Cómo actuar

en este caso? ¿Debe el facultativo violar su propia

integridad moral?

La atención al paciente anciano en estadio Terminal se torna

más controvertida aún, pues la edad del paciente genera

nuevos criterios de futilidad del tratamiento, las

intervenciones que se hacen para aumentar calidad de vida

disminuyen, pues es un mito bastante generalizado, que el

anciano está cansado de la vida y lo no le tiene miedo a la

muerte 4.

MARCO TEÓRICO

Los estados terminales son aquellos en los que, a pesar de

todas las medidas

y procedimientos convencionales y extraordinarios, el enfermo

no tiene ninguna posibilidad de mejoría ni curación. Por

ende, un paciente terminal es aquel que luego de una afección

imposible de haber podido ser curada, ni mantenida bajo

control por los medios efectivos actuales disponibles, se

acerca de manera rápida e irremediable a su muerte, al final

de la vida

En la actualidad se cuestiona la utilización del término

«enfermo terminal» por la connotación que ello puede tener

para la propia actuación médica ante tales pacientes, y se

propone el de «síndrome terminal de enfermedad», el cual se

define como «el estado clínico que provoca expectativa de

muerte en plazo breve». Se presenta como el proceso evolutivo

3

INTRODUCCIÓN

final de un grupo de enfermedades: cáncer, enfermedades

degenerativas del sistema nervioso central, cirrosis

hepática, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, accidentes

cerebrovasculares, coronariocardioesclerosis y el daño

vascular arteriosclerótico sistémico, como expresión de

senectud, hipertensión arterial y diabetes mellitus, entre

otros.

Las fases por las que discurre la enfermedad terminal son:

• Fase I, prediagnóstico y diagnóstico (intervalo entre la

aparición de los síntomas y el diagnóstico definitivo); se

caracteriza por el progreso anatómico

y clínico de la enfermedad.

• Fase II, enfermedad establecida (período de estado de

afección a partir del

Diagnóstico); se caracteriza por el alivio y remisión o no de

los síntomas y la instauración de las modalidades de

tratamiento.

• Fase III, deterioro y declinación (cuando no queda nada más

por hacer); se

caracteriza por la aplicación de los cuidados paliativos.

Los criterios diagnósticos del síndrome terminal de

enfermedad son:

enfermedad causal de evolución progresiva

pronóstico de supervivencia inferior a un mes

estado general grave

insuficiencia de órgano única o múltiple

4

INTRODUCCIÓN

ineficiencia comprobada de los tratamientos, y ausencia

de otros tratamientos alternativos.

Existe un grupo de complicaciones intratables que

proporcionan criterios de irreversibilidad de estos cuadros,

como son: infecciones graves y sepsis generalizadas, fallo

respiratorio, hipotensión severa, oligoanuria, embolia

pulmonar, coma metabólico, hemorragias graves y abdomen

agudo, entre otras 5.

Necesidades espirituales en la última etapa de la vida

1. Encontrar sentido, significado a la propia vida.

2. Querer y sentirse querido hasta el final de la vida.

3. Sentido de esperanza y/o trascendencia 5.

Dado el profundo impacto de este tema nos hemos propuesto

hacer un estudio de los elementos que se deben tener en

cuenta en el tratamiento del enfermo Terminal, así como los

principios morales y normas éticas que deben regir la

conducta del equipo de salud en estos casos

5

OBJETIVOS

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

1. Valorar, desde una ética humanista, los principios del

manejo del paciente Terminal, teniendo en cuenta sus

derechos y las necesidades del mantenimiento de la calidad

de vida.

6

METODOLOGÍA

METODOLOGÍA

Para la valoración del tema se realizó un estudio de la

bibliografía empleando los métodos teóricos: inductivo-

deductivo, análisis-síntesis y análisis documental.

7

ALGUNAS VALORACIONES ACERCA DE LA MUERTE

DESARROLLO

I. ALGUNAS VALORACIONES ACERCA DE LA MUERTE

Muerte: Divinidad de los antiguos griegos y romanos, hija

de la Noche y hermana del Sueño, enemiga implacable del

género humano y odiosa a los mortales.

La reflexión ontológica y metafísica sobre la muerte se

basa en la experiencia de ésta; hay una experiencia externa

de la muerte (el ver morir a otros) y una experiencia

interna (la vivencia del propio envejecimiento). Pero la

percepción de la muerte depende de la concepción que se

tenga del mundo.

Epicuro decía: “Mientras existimos, no existe la muerte y

cuando existe la muerte, no existimos nosotros”; otros

filósofos sostienen que vivir es ir muriendo. En algunas

religiones morir es sólo el tránsito hacia una vida mejor,

lo que explican que la despedida de sus muertos sea alegre,

en otras es una pausa para la reencarnación y a través de

vidas y muertes sucesivas se alcanza el Nirvana, para los

materialistas la muerte es el final, significa la cesación

definitiva de la vida 7.

La percepción que se tenga de la muerte, determina, en gran

medida el afrontamiento al estadio Terminal, en algunas

culturas el sufrimiento asociado a la enfermedad, la

resignación y entereza con que se afronte, implica

trascendencia. Para otros es importante paliar el

sufrimiento y el dolor porque no son sinónimos de buena

muerte.

8

ALGUNAS VALORACIONES ACERCA DE LA MUERTE

La conducta individual frente al fenómeno de morir varía

tanto como concepciones hay de la muerte, incluso existen

individuos que profesan un credo, en el que la muerte no es

un estado permanente pero el temor ante el dolor o lo

desconocido se impone, quedando en un segundo plano sus

creencias religiosas.

Cada persona enfrenta el final de la vida con experiencias,

predisposiciones y emociones distintas. Pocas personas

tienen la oportunidad de hablar sobre el proceso de morir y

de expresar que tipo de apoyo les gustaría tener cuando

estén cerca de la muerte, dónde y cómo les gustaría morir,

etc. Es importante proponer la conversación sobre la

calidad de vida que se quiere tener hasta el final; y el

tipo de atención que les gustaría recibir para un buen

morir.

9

CALIDAD DE VIDA

II. CALIDAD DE VIDA

Cuando la enfermedad alcanza su estadio Terminal, aún

cuando tiene que afrontar su propio deceso, no significa

que el paciente esté en un estado inherente a la muerte,

sino que se mantiene vivo, con todos los derechos que eso

implica.

El término “calidad de vida” aparece en los años 50 del

siglo pasado para criticar las políticas que pretenden un

crecimiento económico ilimitado. Estas políticas están

generando efectos que pueden ser devastadores a largo

plazo: contaminación del medio ambiente y destrucción de

los recursos naturales. Con la referencia a la “calidad de

vida” se expresa también la preocupación por las

condiciones externas e internas de la vida humana. En los

años 60 el concepto se traslada al ámbito de la medicina.

La calidad de vida es una noción multidimensional, que

incluye no sólo el estado funcional físico, sino también

otros aspectos. María Helena Restrepo nos ofrece algunas de

las dimensiones que cabe tener en cuenta para determinar la

calidad de vida:

a) Síntomas físicos. Dolor, anorexia, náusea, vómito,

disnea, tos, boca seca, apetito, insomnio, edema,

estreñimiento, prurito, etc.

b) Dimensión psicológica. Metas futuras, apariencia física,

sexualidad y afectividad, sensación de bienestar o

sufrimiento.

c) Dimensión social. Relaciones con familiares y amigos,

diversiones, economía familiar, implicaciones laborales.

10

CALIDAD DE VIDA

d) Dimensión espiritual. Creencias, miedos pendientes, etc.

e) Información sobre la enfermedad y cooperación con los

tratamientos.

Conocimiento del diagnóstico, pronóstico, objetivos del

tratamiento, asistencia a los controles, toma de

medicamentos.

f) El cuidador principal y su participación. Conocimiento

de la enfermedad 8.

Existen tres diferentes significados en el uso del término

“calidad de vida” en el contexto médico:

a) Calidad de vida como el nivel de funcionamiento normal

como miembro de la especie biológica homo sapiens.

b) Calidad de vida como el nivel de satisfacción con la

vida.

c) Calidad de vida como el nivel de desarrollo humano.

Estos conceptos están relacionados entre sí. Se refieren a

diferentes componentes y condiciones de la felicidad. La

noción de calidad de vida expresada en “a)” es una

condición para la felicidad de todo ser humano, mientras

que la noción “b)” es un componente subjetivo de la

felicidad. En base a esto el autor distingue dos

significados del término “calidad de vida”:

1) Calidad de vida “objetiva”, referida a las condiciones

que han de darse en cualquier persona para que pueda ser

feliz (capacidades físicas, intelectuales, sociales y

emocionales).

2) Calidad de vida “subjetiva”, referida a componentes de

personas individuales que sólo ellas pueden evaluar -el

11

CALIDAD DE VIDA

disfrute, entendido como un estado mental positivo, y la

satisfacción, entendida como la evaluación del éxito en

realizar un plan de vida o la concepción personal de la

vida buena 9.

La calidad de atención al final de la vida significa que la

persona recibe el cuidado apropiado para sus necesidades.

Por ejemplo, que no se le hagan hospitalizaciones

innecesarias o intervenciones fútiles o que al contrario se

le abandone o se le nieguen las medidas apropiadas de

alivio. La calidad de atención al final de la vida

también está definida por la calidad de la interacción

entre el paciente y el personal de salud y los cuidadores

que lo rodean.10,11

Para mantener calidad de vida hasta el final es necesario

controlar y manejar apropiadamente síntomas tales como:

dolor

disnea o problemas respiratorios

confusión y delirio

anorexia

depresión

estreñimiento o constipación

nausea/vómitos

ansiedad

úlceras por presión.12.

Cuando hablamos de la calidad de vida del paciente

Terminal, hablamos de su derecho a mantener su dignidad e

integridad como individuo, vamos más allá del simple vivir

sin dolor y este concepto abarca también a la familia.

12

FUTILIDAD DEL TRATAMIENTO.

III. FUTILIDAD DEL TRATAMIENTO.

A partir del concepto de calida de vide se deriva un nuevo

dilema ético: futilidad del tratamiento en el enfermo

Terminal. ¿Vale la pena el empleo de recursos en las

medidas terapéuticas para un paciente que irremediablemente

ha de morir? La respuesta a esta interrogante está asociada

a lo que se considere que es una vida con calidad.

El tratamiento paliativo consiste en procedimientos,

tratamientos y fármacos proporcionados a un paciente

terminal para mantenerlo sin dolor ni molestias. Se trata

de medidas que no pretenden curar o alterar el proceso de

la enfermedad o prolongar la vida. Las medidas paliativas

no tienen como objetivo el prolongar o acortar el proceso

de la muerte sino el proveer alivio del dolor e integra un

abordaje psicosocial y espiritual en la atención al

paciente moribundo 13,14.

La evaluación del tratamiento debe tener en cuenta el

objetivo primario del mismo:

1º) La evaluación comparativa de la efectividad de

alternativas de tratamiento

2º) Decisiones sobre iniciar o renunciar a tratamientos de

soporte vital.

La opinión del paciente es crucial en la solución del

conflicto, por eso en los últimos años se ha extendido la

idea de que los médicos están obligados a dar a los

pacientes o a sus representantes la oportunidad de aceptar

13

FUTILIDAD DEL TRATAMIENTO.

o rechazar un tratamiento considerado fútil. Mark. R.

Wicclair distingue tres sentidos de “futilidad”:

1º) Futilidad fisiológica. Una intervención médica es fútil

si no hay una probabilidad razonable de alcanzar su

objetivo fisiológico.

2º) Futilidad en relación a las metas del paciente. Una

intervención médica es fútil si no hay probabilidades

razonables de alcanzar las metas del paciente.

3º) Futilidad en relación a los estándares de la integridad

profesional. Una intervención médica es fútil si no hay

probabilidades razonables de que alcanzará cualquier meta

compatible con las normas de la integridad profesional.

Robert Allan Pearlman, ha realizado otra aportación al

debate al establecer una distinción entre futilidad

cuantitativa y futilidad cualitativa. La futilidad

cuantitativa tiene que ver con las probabilidades de éxito

de una intervención para prolongar la vida del paciente. La

futilidad cualitativa, en cambio, tiene que ver las

probabilidades de mejorar la calidad de vida del paciente15.

Así pues, podemos establecer, de modo similar a como lo

hemos hecho para la noción de calidad de vida, la

distinción entre futilidad objetiva -que ofrece la

perspectiva del personal sanitario y de la sociedad- y

futilidad subjetiva -que ofrece la perspectiva del

paciente. Por lo que las opiniones con respecto la

valoración de la futilidad del tratamiento se han dividido

en dos grupos: 1) Los que consideran que debe ser una

14

FUTILIDAD DEL TRATAMIENTO.

decisión del equipo de salud, 2) los que consideran que

debe ser decisión del paciente; recientemente se ha

descrito un tercer grupo que considera que la decisión debe

ser por consenso.

Algunos autores consideran que el concepto futilidad del

tratamiento no existe, sino que se trata de decidir si

imponer un tratamiento determinado o no y que, en esta

decisión, no sólo deben pesar los beneficios fisiológicos

obtenidos. Por ejemplo, el paciente en coma irreversible,

¿debe retirarse el soporte vital?: algunas familias

consideran el soporte vital como una prolongación de la

agonía del paciente y deciden retirarlo; en cambio para

otras personas (fundamentalmente cristianos) el paciente

está vivo, creen en la posibilidad del milagro de la

recuperación y, el hecho de retirar el soporte vital lo

perciben como un asesinato. Para estos autores no existe

tratamiento fútil, sino tratamiento aceptado o rechazado16,17. En nuestra opinión se trata de una distinción

puramente semántica pues, en estos casos, la causa de

rechazo al tratamiento es considerarlo inútil, aunque es

bueno señalar que los cuidados paliativos, si bien son

inútiles para la reversión del proceso, no lo son en

relación al concepto personal de calidad de vida Un

tratamiento inútil es incapaz de producir los resultados

por los que se planeó la intervención; es decir, no

beneficia al paciente, aunque puede producir un efecto

psicológico temporal. Es fundamental que el facultativo

valore la opinión del enfermo, pero, aún teniéndola en

15

FUTILIDAD DEL TRATAMIENTO.

cuenta, la decisión final o última palabra es del equipo de

salud. Los profesionales de la salud no deben ofrecer o

sugerir tratamientos inútiles como opciones médicas. Los

tratamientos que después de empezados demuestran ser

ineficaces e inútiles deben interrumpirse.

16

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

IV. DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL

La intervención en los pacientes terminales tiene como

objetivos: aumentar la autoestima, identificar factores que

puedan ser controlados por el paciente, aumentar su control

sobre el entorno y su autonomía, involucrarlos en las

decisiones familiares, reducir su soledad y aislamiento,

minimizar su tensión emocional, tratar la depresión y

reducir los sentimientos negativos de soledad y miedo,

entre otros.

Por ello se han propugnado los siguientes derechos del

paciente en estadio terminal:

• Mantener hasta el final la misma dignidad y auto valor

que ha demostrado en la vida.

• Tener acceso a los servicios asistenciales y a los

beneficios del sistema de salud.

• Recibir cuidados suministrados con consideración y

respeto, así como conservar su individualidad, privacidad y

pudor.

• Recibir información veraz, franca, suficiente y clara

acerca de su enfermedad, el tratamiento y las perspectivas

de recuperación.

• Ser consultado y obtener su consentimiento, una vez

informado sobre los procedimientos diagnósticos y

terapéuticos, y estar advertido de los riesgos a que se

expone si se omiten o se practican.

• Conocer el nombre y la experiencia de quien los va a

realizar.

17

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

• Señalar a la o las personas en quienes pueda delegar la

autoridad y la responsabilidad en la toma de decisiones con

respecto a estos procedimientos.

• Lograr alivio efectivo del dolor u otros síntomas que le

aumenten el sufrimiento, así como satisfacer sus

necesidades integralmente.

• Expresar su voluntad respecto a las circunstancias que

rodean su muerte y que esta sea respetada por médicos y

familiares.

• Ceder o no sus órganos para trasplante o estudios

especiales.

• Disfrutar de una vida con la mejor calidad posible hasta

el final.

• Recibir asistencia espiritual según sus creencias

religiosas.

• No morir solo.

• Morir con dignidad.

Consideramos que se debe proponer como un nuevo principio

el derecho a renunciar a cualquiera de estos derechos 6.

Profundicemos en el estudio de los principios básicos de

atención al paciente:

Principio de no maleficencia: maltrato.

Principio de justicia: criterios para la distribución de

recursos.

Principio de autonomía: consentimiento informado.

Principio de beneficencia: obligaciones morales de la

familia.

18

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

IV.1. PRINCIPIO DE NO MALEFICENCIA

Para hablar de maltrato, lo primero que precisamos es

intentar aproximarnos a una definición. En algunos trabajos

se diferencia entre abuso y negligencia. Aquí ya nos

encontramos con el primer problema conceptual, porque para

unos la diferencia estaría en que se trate de una acción o

una omisión y para otros en que el abuso tendría

intencionalidad -y con ello responsabilidad necesaria-,

mientras que en la negligencia no existiría esa

intencionalidad y, por tanto, no necesariamente la

responsabilidad consiguiente. Para evitar estas

dificultades, ya en 1987 la Asociación Médica Americana 18

acaba centrándose en "el resultado de daño o amenaza de

daño contra la salud o el bienestar de la persona ",

independientemente de la intencionalidad o de que este

resultado se produzca por acción u omisión 19, 20.

En la violación de este principio incurren los casos en los

que el médico, sin tener en cuenta los intereses del

paciente, se niega a considerar un tratamiento por

considerarlo fútil o, incluso, cuando no valora en su

decisión toda la implicación que tiene estar en fase

Terminal, por ejemplo, al negarse a suministrar drogas

opiáceas para aliviar el dolor de un paciente con cáncer,

para evitar conductas de drogadicción en el paciente.

En la investigación clínica también se corre el riesgo de

maltratar al paciente, al diseñar los ensayos clínicos y

esto está condicionado por el hecho de que en la medicina

post-Baconiana, la muerte se considera el enemigo de la

19

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

vida y no su consecuencia natural, esto ha condicionado el

incremento de las investigaciones para, dolencia a

dolencia, desterrar la muerte de nuestros predios

IV.2. PRINCIPIO DE JUSTICIA

Vivimos en una era de optimismo tecnológico que, impulsado

por los intereses comerciales de las multinacionales

farmacéuticas y de productos sanitarios, va contribuyendo a

un incremento progresivo de la tecnología y del gasto

sanitario. Por otra parte, una de las características

típicas de las representaciones actuales, sociales y

culturales, es negación de la muerte. Una negación que, en

ocasiones, tiene consecuencias funestas para el enfermo

concreto (encarnizamiento terapéutico) y para la sociedad

en su conjunto (uso inadecuado de recursos limitados).

Callahan opta por lo que él llama "muerte tolerable" -

definición biográfica-, a partir de una "extensión natural

de la vida (natural life span), que en su aplicación ha de

comportar las siguientes condiciones:

a) los proyectos y posibilidades de uno han sido, en líneas

generales, conseguidos.

b) haber cumplido con las obligaciones morales hacia quienes

tienes responsabilidad: hijos, viudas, etc.

c) que no suponga a los otros una ofensa al sentido o a la

sensibilidad, ni provoque en otros desesperación y rabia

(esto habría que verlo de manera retrospectiva, no al poco

tiempo de ocurrir la muerte).

20

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

d) muerte no marcada por un dolor insoportable y degradante21.

IV.3. PRINCIPIO DE AUTONOMÍA.

La autonomía significa auto determinación y auto dirección

sin coerción o control externo. En los adultos mayores,

la autonomía puede disminuir enormemente en la medida en

que avanza la edad y/o la fragilidad. Sin embargo toda

persona adulta tiene derecho a la toma de decisiones sin

coerción o control externo – y este derecho no tiene fecha

de vencimiento. La edad, por lo tanto, no es criterio

para restringir la auto determinación o la toma de

decisiones en asuntos de salud.

Una persona autónoma, desde el punto de vista etimológico,

es aquélla que tiene capacidad para legislarse a sí misma,

para darse criterios que orienten y guíen su vida18. Desde

el punto de vista ético 22 es aquel individuo capaz de

deliberar sobre sus objetivos personales y actuar bajo la

dirección de esta deliberación. En este sentido, respetar

la autonomía supondrá dar valor a las consideraciones y

opciones de las personas autónomas y abstenerse de poner

obstáculos a sus acciones a no ser que éstas sean

claramente perjudiciales para los demás (transgrediendo el

principio de justicia). No respetarla significará repudiar

los criterios de la persona autónoma, negar a un individuo

la libertad de obrar de acuerdo con tales criterios

razonados y privarle de la información que requiere para

21

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

formarse un juicio meditado, cuando no hay razones que

obliguen a obrar de tal modo.

El Consentimiento Informado (CI) es un proceso comunicativo

primordial para preservar y promover la autonomía moral, de

ahí que valga la pena que nos detengamos, en algunas de sus

características:

1. Carácter de Proceso: el CI comprende todas las fases

de la relación sanitaria. No es un acto aislado que se

reduce a un escueto intercambio de información que culmina

con el asentimiento del paciente. Conlleva un permanente

estado de comunicación bidireccional en el que el sanitario

está permanentemente dispuesto a ofrecer información,

pautas y recomendaciones sobre lo que a su juicio es más

conveniente hacer -principio de beneficencia- y a recibir

del paciente sus impresiones, expresiones y decisiones

sobre lo que él entiende que es lo mejor para él -principio

de autonomía-.

2. Voluntariedad: se trata de evitar la coacción y la

manipulación

3. Información en cantidad suficiente, lo que comprende,

como mínimo: la naturaleza y objetivo del procedimiento,

los riesgos y efectos secundarios posibles, las

alternativas plausibles y los beneficios esperados de una y

otra alternativa. En este terreno, se pueden aplicar

distintos criterios, aquí sólo mencionamos los más usados:

criterio del médico razonable, de la persona razonable y

criterio subjetivo.

22

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

4. Información comprensible.

5. Capacidad.

En EEUU suelen utilizar teorías un tanto maximalistas de la

capacidad. Así, la capacidad podría describirse como aquel

grado de autonomía personal en que el paciente se muestra

apto:

a) para comprender de manera aceptable

la información que recibe del sanitario

la situación vital real en la que se encuentra

los valores que están en juego

los curso de acción posibles con las consecuencias

previsibles de cada uno, tanto las beneficiosas como las

perjudiciales

que se le pide que tome una decisión.

b) para procesar toda la información anterior y tomar esa

decisión y, por último,

c) para expresarla y defenderla adecuadamente, mostrando

que es racionalmente coherente (cognitiva y/o emotivamente)

con su propia escala de valores 23.

IV.4. PRINCIPIO DE BENEFICENCIA

El paciente Terminal tiene derecho a todas las acciones de

salud que contribuyan a mejorar su calidad de vida en esta

fase y a morir con los cuidados paliativos necesarios, sin

23

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

sufrimientos inútiles, conservando su dignidad, siempre que

en esta valoración se respete su autonomía.

IV.5. LA VERACIDAD

La veracidad es el hábito moral de decir la verdad y no

engañar a los otros, con o sin intención. La veracidad es

un valor central en la relación médico-paciente. Sin

embargo, dentro de un marco paternalista a veces se ha

tendido a no decir la verdad y a engañar al paciente con el

propósito de protegerlo de alguna información que pensamos

le pueda causar dolor o angustia. Por lo tanto, dentro de

un marco ético que valoriza la autonomía del paciente como

un valor central de la relación médico-paciente, nos

preguntamos si es justificable no decir la verdad o engañar

al paciente por su propio bien.

Se recomienda en todo momento que el médico tenga una

relación de veracidad con el paciente adulto mayor, por

requerirlo el derecho y la dignidad del individuo. El

conocer la verdad de una enfermedad terminal le permite al

paciente y a su familia prepararse para lo inevitable. Sin

embargo es importante tener los siguientes consejos

presentes:

Conozca a su paciente, algunas personas simplemente

prefieren no saber toda la información sobre su pronóstico.

En este caso es importante que no se engañe al paciente

aunque es permisible y recomendable que el médico respete

24

DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL.

sus deseos. Si no está seguro de los deseos del

individuo, simplemente pregúntele.

El deber a decir la verdad no requiere que la verdad se

diga de cualquier forma. Es frecuente que el diagnóstico

de una condición compleja no tenga una confirmación

absoluta o que presente un pronóstico claro. En estos

casos podría ser justificable el ocultar un diagnóstico

inseguro hasta tener mejor confirmación o proponer una

serie de escenarios que empiecen a preparar al paciente

para una situación que le podría ser difícil.

El deber a decir la verdad no requiere que el médico le

de información al paciente que le podría ocasionar daño.

Por ejemplo: a un paciente con síntomas depresivos no se le

da información que pudiera agravar estos síntomas hasta que

la persona no esté en condiciones de recibir dicha

información 23.

25

SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL.

V. SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL

El término conciencia, polisémico, contiene al menos dos

vertientes -una psicológica y otra moral- que no en vano

están entrelazadas. Desde el punto de vista psicológico,

alude al conocimiento del saber propio, es decir, a la

conciencia refleja, aunque también hace referencia a la

conciencia en cuanto sensorio, en cuanto estar alerta.

Desde el punto de vista moral, el hombre es el único animal

para el que el hecho de pertenecer a su especie le lleva a

poder tener conciencia de sí mismo como sujeto capaz de

decidir y de poder desarrollar una tarea moral,

precisamente la de vivir más o menos humanamente. En este

último sentido, de hecho, solemos oír expresiones que

hablan de la "deshumanización" de ciertos profesionales o

de que tal persona es "muy humana" o que se ha convertido,

inclusive en "inhumana". No es extraño que de esta última

se pueda decir, curiosamente, que "no tiene conciencia".

La responsabilidad es un concepto moral. Responsable es

aquél que "responde", que ofrece una respuesta ante la

realidad que tiene delante. Para ser responsable se

necesita, como poco, estar conectado con la realidad, tomar

conciencia de ella, apropiarse de la realidad

conscientemente.

En suma, la conciencia, en su doble sentido, es una

condición idiosincrásica -patognomónica, dirían algunos-

26

SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL.

del hecho de ser realmente hombre, con lo que su anulación,

en principio, des-humaniza y puede por lo menos despertar

interrogantes acerca del mantenimiento de la misma

condición humana. Cuando esta situación de anulación se da

y de manera permanente, al menos nos legitima para

formularnos la pregunta 24.

La sedación, en su definición más simple, viene a ser

también una disminución del nivel de conciencia, esta vez

por medio de fármacos, pudiendo llegar, en su extremo, al

coma farmacológico. El planteamiento de la sedación

representa, normalmente, una respuesta al fracaso

terapéutico de otras alternativas frente al fracaso

biológico del organismo, o bien frente al fracaso

emocional-existencial de la persona. Una respuesta concreta

(generalmente de escape, pero también de evitación), ante

una realidad que se percibe como intolerable y de la que

uno quiere desconectar.

También al hablar de sedación nos encontramos con una

cierta cosmética del lenguaje que se traduce en expresiones

como "inducción artificial del sueño", "sueño continuo",

etc. Son expresiones ambiguas que complican y confunden el

análisis. No es casualidad que algunos defensores de la

eutanasia directa hablen del resultado de la misma (sueño-

muerte), como de "sueño final".

27

SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL.

La sedación, centrándonos ya en las últimas fases del

enfermo terminal, se convierte en una de las cuestiones más

controvertidas; se cuestiona su necesidad, su dimensión

epidemiológica, así como sus innegables consecuencias,

tanto psicológicas (cognitivas y emocionales), como morales

y tanto para el paciente, como también para la familia y el

personal sanitario. En condiciones extremas, puede llevar a

que una persona quede involuntariamente (sin decisión y

voluntad personal, sin ser consciente de ello), en un

estado inconsciente 24.

V.1. LA SEDACIÓN PROFUNDA Y DEFINITIVA.

Como es sabido, no existe un solo tipo de sedación. Puede

ser el objetivo primario, intencional de una intervención

ante hemorragias masivas de difícil control, p.e., o el

efecto secundario a una terapéutica activa sobre los

síntomas; puede ser temporal o indefinida; ligera

(somnolencia diurna, etc.) o profunda, de tal intensidad

que lleve al coma farmacológico; puede ser pactada -es

decir decidida y/o aceptada por el paciente y consensuada

con el médico- o no pactada y decidida unilateralmente por

el médico y/o la familia.

La que aquí nos ocupa, desde el punto de vista del análisis

ético es la sedación:

28

SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL.

Profunda

Objetivo primario de la intervención,

Indefinida y, por tanto, en su intencionalidad,

irreversible.

Cuyo objetivo es evitar o escapar de una situación muy

aversiva y de muy difícil control por otros medios.

Los partidarios de este tipo de sedación afirman que el

objetivo es dormir al paciente permanentemente hasta el

final de sus días, pero no acortar su vida, dejando

entonces que la enfermedad de base siga su curso natural.

Se sabe que se termina con la vida consciente, pero no con

la vida biológica, por lo que, aun siendo una petición del

paciente, no podemos denominar esta acción, en sentido

estricto al menos -opinan ellos-, como de eutanasia

directa. Sí que lo sería si se utilizara lo que se ha dado

por llamar el "cocktail lítico", entendiendo por éste el

que persigue no sólo la sedación farmacológica, sino

también la depresión del centro respiratorio y, con ello,

acortar la duración de su vida.

En este terreno, las diferencias conceptuales son a veces

muy sutiles, lo que dificulta el análisis moral racional.

Tanto la estrategia de cuidados paliativos (control de

síntomas, búsqueda del bienestar, etc.), como la acción

propiamente eutanásica, persiguen aliviar el sufrimiento,

como ocurre con la misma sedación. Su objetivo, en la

29

SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL.

orientación finalista, es el mismo: terminar con la

experiencia actual de sufrimiento 25.

Como se puede suponer, estas distinciones evocan enormes

problemas éticos. Distinguir entre vida consciente y vida

biológica viene a traer a colación, nuevamente, la

cuestionada distinción entre vida humana y persona humana.

La vida es un fenómeno puramente biológico, un hecho. Por

el contrario la persona es un concepto definido por una

estructura biológica material, viva, con una organización

espacial, morfológica y funcional que le dota de unas

características, atributos y potencialidades que le hacen

distinta a todas las otras realidades del mundo vivo:

capacidad de raciocinio, capacidad de relación, capacidad

de comunicación, experiencia moral, experiencia

trascendente, etc. Siguiendo esta argumentación, el enfermo

terminal que se encuentra definitivamente sedado, tiene

vida humana pero, ¿le hemos hecho perder su condición de

persona? Y si ha sido así, ¿podemos equiparar la decisión

de sedación a una decisión eutanásica? 24

V.2. LA INDICACIÓN Y SUS PROBLEMAS.

En pacientes terminales las indicaciones teóricas del tipo

de sedación al que nos referimos se podrían reducir a estas

tres, o bien a una combinación de las mismas:

30

SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL.

1.- Dolor físico intenso no controlable ni aliviado por

otros medios, tanto médicos (farmacológicos o quirúrgicos),

como no médicos.

2.- Otros síntomas físicos intensos y no controlables

tampoco por esos medios.

3.- Angustia vital muy continuada y no controlada, sin que

medie necesariamente sintomatología física grave. Aquí el

objetivo sería tanto acabar con esa angustia, como evitar

un final consciente que se prevé como particularmente

difícil.

Estas indicaciones presentan algunas dificultades:

Si realmente se han agotado todos los recursos

terapéuticos

La angustia no está dada por la situación real del

paciente sino por su previsión

El concepto de sufrimiento humano, su soportabilidad y

la exigencia moral que lo acompaña 24.

A pesar de la sutilidad de los conceptos éticos valorados

en la decisión de la sedación, hay una realidad concreta, y

es que los sedantes que se emplean para inducir la sedación

del paciente acortan la vida, por lo que la sedación se

convierte en una modalidad de eutanasia, pues como

consecuencia directa de la acción del médico se acelera el

advenimiento de la muerte. Cuando el dolor es insoportable

31

SEDACIÓN DEL PACIENTE TERMINAL.

se aplicarán los tratamientos paliativos necesarios para

que el paciente muera sin dolor, pero la administración de

sedantes para que el paciente no tenga que lidiar con la

aversividad afectiva de la situación, sólo se traduce en un

fallo de los recursos humanos, la inclusión en el equipo de

salud de profesionales de la Psicología y la Psiquiatría

obedecen a estas necesidades y contribuyen a movilizar o

crear recursos internos que hagan más tolerable el

afrontamiento, permitiendo, en muchos casos, optimizar los

últimos momentos con los familiares y allegados.

32

RESUCITACIÓN CARDIOPULMONAR Y ÓRDENES DE NO RESUCITACIÓN

VI. RESUCITACIÓN CARDIOPULMONAR Y ÓRDENES DE NO

RESUCITACIÓN

La resucitación cardiopulmonar es inútil si las ventajas

médicas para el paciente son inexistentes. La resucitación

se vuelve dañina cuando el sufrimiento no se ve compensado

por ventajas médicas reales. Los pacientes terminales

tienen derecho a renunciar a la resucitación cardiopulmonar

porque es una intervención invasiva y es probable que

conlleve daños o discapacidad.

La resucitación cardiopulmonar es inútil cuando un paro

cardiaco es parte de una progresión natural del proceso de

morir ocasionado por una enfermedad incurable. Es

importante hacer notar que el beneficio médico de cualquier

intervención debe de ser considerada en relación con un

paciente en particular, con su historia clínica y situación

actual 26-31.

33

EUTANASIA Y SUICIDO ASISTIDO

VII: EUTANASIA Y SUICIDIO ASISTIDO

Existe una diferencia real entre la omisión o la

terminación de tratamientos que no tienen ningún valor

terapéutico y el actuar deliberadamente para acelerar o

producir la muerte de un paciente terminal.

En el caso de un paciente terminal se permite omitir

cualquier intervención: por ejemplo, resucitación

cardiopulmonar, cirugía, técnicas artificiales de

alimentación y otros. Si el paciente es competente, el

factor clave es que el paciente se mantenga informado y que

sus valores y deseos se consideren pertinentes. Si el

paciente es incompetente, la calidad de vida de este pasan

a ser consideraciones relevantes. En resumen, cuando el

paciente se está muriendo, cualquier tratamiento se puede

omitir siempre y cuando se mantengan todos los cuidados

paliativos, incluyendo manejo del dolor, para mantener el

confort del paciente.

La eutanasia se considera una acción deliberada y precisa

cuyo objetivo es causar la muerte del individuo o apresurar

la muerte.

Los partidarios de la eutanasia plantean que no existen

diferencias entre el acto de comisión para llegar a este

fin y el cese o la omisión de las medidas para conservar

una vida, aunque estas fueran heroicas.

Al respecto es necesario distinguir entre:

Eutanasia activa. Incluye las acciones directamente

destinadas a terminar la vida. El médico ayuda a alcanzar

34

EUTANASIA Y SUICIDO ASISTIDO

la muerte mediante una acción concreta en su paciente; el

óbito se producirá antes de lo supuestamente previsto.

Algunos subdividen esta forma de eutanasia en directa e

indirecta. En el primer caso, la muerte es provocada por un

medicamento que tiene una reconocida acción mortal; y en el

segundo, se utilizan altas dosis de narcóticos potentes y

otras drogas con el objetivo de aliviar el dolor o deprimir

el estado de conciencia, a sabiendas de que tales

sustancias adelantarán el proceso de muerte.

Eutanasia pasiva. Consiste en no aplicar ninguna medida

terapéutica que pueda prolongar la existencia de un

paciente –no instaurar o suspender tratamientos inútiles.

Ambas formas de eutanasia pueden ser voluntarias o

involuntarias cuando se realizan a petición expresa o no

del paciente.

En contraposición con estas definiciones, debe analizarse

la de:

Suicidio asistido. Cuando la acción de quitarse la vida es

realizada por el propio enfermo, quien es ayudado por una

persona vinculada o no al sector salud.

Por otra parte, hoy en día existen algunos neologismos

relacionados con estos términos:

Distanasia. Prolongación artificial de la vida biológica de

un paciente con una enfermedad irreversible o terminal

mediante la tecnología médica. Los medios tecnológicos

utilizados pueden ser ordinarios o proporcionados, cuando

propician algún tipo de beneficio terapéutico al paciente,

y extraordinarios o desproporcionados, cuando su utilidad

35

EUTANASIA Y SUICIDO ASISTIDO

es prácticamente nula. El mantenimiento de estos últimos se

denomina encarnizamiento o ensañamiento terapéutico.

Adistanasia o antidistanasia. Cesación de la prolongación

artificial de la vida dejando que el proceso patológico

termine con la existencia del paciente.

Ortotanasia. Buena muerte, en el momento biológico

adecuado. Su sentido es prácticamente igual al que

etimológicamente tiene la eutanasia, pero se ha propuesto

dada las connotaciones negativas de este último término.

Cacotanasia. Acelera deliberadamente la muerte de un

enfermo sin que medie expresa voluntad por su parte.

Equivale a la eutanasia activa involuntaria 6.

“No puede entenderse como buena muerte la que es

consecuencia del odio y la desesperanza ante un sufrimiento

que se torna insoportable” 6. La eutanasia y el suicidio

asistido implican que el médico y/o el sistema de salud

consientan directa o indirectamente a la muerte, sin agotar

todas las posibilidades. Estas decisiones suelen ser

consecuencia de la desesperación y se oponen a todos los

valores morales que confieren a nuestra medicina una

dimensión profundamente humanista.

Por otra parte, se ha comprobado que la proporcionar todos

los cuidados necesarios tanto en la esfera biológica como

en la afectiva, disminuye la tendencia a recurrir a estos

recursos extremos. Aún cuando en países como Bélgica,

Holanda, Australia del Norte y el estado de Oregón en EE

UU, donde es legal la eutanasia, no se reporta un número

36

EUTANASIA Y SUICIDO ASISTIDO

significativo de casos 32-35. En ninguno de los reportes se

hace un estudio a profundidad de la personalidad premórbida

y otros factores que pudieran ser desencadenantes en esta

decisión. Con el disfraz de humanismo se leda fin a una

vida cuyo enfermedad más terrible es la desesperanza.

La vida en toda su magnitud es digna de respeto, desde el

nacimiento hasta la muerte y si esta última ha sido

institucionalizada con el desarrollo tecnológico,

deshumanizándola hasta el punto de convertirse en lo que

fue para los antiguos griegos y romanos, odiosa a los

hombres; se impone devolverla a su verdadera dimensión, es

una consecuencia natural de la vida y debemos, como

profesionales de la salud, definidos por el humanismo y el

respeto, tratar de que sea como esta, digna, sencilla, sin

soledad ni sufrimientos innecesarios, tranquila, en

compañía de los seres queridos y con el consuelo de la fe y

la tranquilidad de conciencia; sin prolongarla inútilmente

ni acelerarla. En algún momento todos decidimos también que

con respecto al semejante, lo primero es no hacer daño.

«Curar a veces, mejorara menudo y consolar siempre».

Trudeau

37

CONCLUSIONES

CONCLUSIONES

Al enfrentarse al Síndrome de Enfermedad Terminal el

paciente debe, por sobre todas las cosas, ser

considerado como un ser vivo, con todas las

consecuencias que de este hecho se derivan, por lo que

tiene el derecho de tener una muerte digna, sin

ensañamiento terapéutico o posiciones facilistas en

las que el equipo de salud renuncie a su papel, con un

falso concepto de “bondad”. Merece la consideración de

todos, la compañía de su familia, el respeto a su

credo y una muerte que sea el corolario adecuado a su

vida.

38

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