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La RestingaEl Hierro
27 al 29 deMarzo de 2011
SEMINARIO
[ Azores - Madeira - Canarias ]
de Gestión delPatrimonio Arqueológico
Actas del
Actas del
Seminario sobre Gestióndel Patrimonio Arqueológico
La Restinga, El Hierro28 y 29 de marzo de 2011
Azores - Canarias - Madeira
BLOQUE I: ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA
Inventario del Patrimonio Arqueológico Subacuático
de Gran Canaria
Sergio Olmo Canales. Director de la Carta Arqueológica
Subacuática
Arqueología subacuática en Azores
Brígida Baptista. Arqueóloga. ADCA
Prospecciones arqueológicas subacuáticas en el Bien de
Interés Cultural de el Río (Lanzarote - La Graciosa, Islas
Canarias)
José Juan Guillén Medina y Rita Marrero Romero. Tibicena
Gabinete de Estudios Patrimoniales
BLOQUE II: METODOLOGÍA EN LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS
La investigación arqueológica en La Gomera:
Ciencia y Comunidad
Juan Carlos Hernández Marrero. Museo Arqueológico
de La Gomera y Unidad de Patrimonio (Cabildo Insular
de La Gomera). Juan Francisco Navarro Mederos.
Dpto. de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua,
Universidad de La Laguna. José Miguel Trujillo Mora.
Museo Arqueológico de La Gomera (Cabildo Insular de La
Gomera). Sandra Jeannine Cancel. Servicios Integrales de
Patrimonio Histórico
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Índice
EXPERIENCIAS – Resultado de las actuaciones en los
conjuntos de Buracas y del Barranco de las Ovejas [La
Palma]
Jorge Pais Pais. Jefe de Sección de Patrimonio Histórico y
Arqueológico del Cabildo de La Palma
BLOQUE III: DOCUMENTACIÓN DE LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES
Documentación de las manifestaciones rupestres de
El Hierro (2008-2009); precedentes, procedimientos y
resultados
Renata A. Springer Bunk. Filóloga
Sixto Sánchez Perera. Arqueólogo
Yacimientos arqueológicos rupestres con escritura líbico–
bereber y/o líbico–canario de Lanzarote. Características y
su correlación con Fuerteventura
María Antonia Perera Betancort. Arqueóloga. Jefa del
Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
EXPERIENCIAS – Arqueología y Conservación.
Un proyecto común
Cristina Ojeda Oliva. Tibicena Gabinete de Estudios
Patrimoniales
ANEXO: ARQUEOLOGÍA Y LEGISLACIÓN
Marco legal de la gestión del Patrimonio Arqueológico
Pilar Gómez Cortés. Técnica jurídica del Servicio de
Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
María Antonia Perera Betancort. Arqueóloga. Jefa del
Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote
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DOCUMENTACIÓN DE LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES DE EL HIERRO (2008-2009); PRECEDENTES, PROCEDIMIENTOS Y RESULTADOS
Renata Ana Springer BunkFilóloga
Sixto Sánchez PereraArqueólogo
RESUMEN
En el año 2008 comenzó la realización del “Inventario de Inscripciones alfabéticas
en el ámbito rupestre Canario”, cuya primera y segunda fase estuvieron
consagradas a los grabados de El Hierro. El presente artículo pretende dar cuenta
de las difi cultades inherentes a dicho proyecto, los procedimientos empleados, así
como informar de los resultados obtenidos en la actualización del conocimiento
de los grabados rupestres.
PALABRAS CLAVE: Yacimientos rupestres, El Hierro,
documentación, grabados, inscripciones líbico-bereberes,
iconografía, ámbito cultural bereber.
1.- PRECEDENTES DEL PROYECTO “INVENTARIO DE INSCRIPCIONES ALFABÉTICAS EN EL ÁMBITO RUPESTRE CANARIO”: ISLA DE EL HIERRO
Razones para emprender una docu-
mentación exhaustiva de los grabados
de la isla de El Hierro no pueden ser
otras que la falta de trabajos sistemá-
ticos en su conjunto y el consiguiente
desconocimiento en relación a este
tema. Ello no implica de forma auto-
mática que la isla haya estado exen-
ta de estudios pues, por el contrario,
éstos son sorprendentemente abun-
dantes. No obstante, tienen el incon-
veniente de haber surgido a lo largo
de casi un siglo y medio, en diferentes
países y, en consecuencia, tienden a
mostrar enfoques y aspectos meto-
dológicos vigentes en los momentos
de su producción, a lo que hay que
sumar el que venían lastrados en gran
medida por ciertas hipótesis acerca de
su autoría, por lo que frecuentemen-
te fueron seleccionados los motivos
que mejor se ajustaban a estos efec-
tos, mientras que otros ni siquiera se
mencionaban. De ahí surgió el interés
y también la necesidad de un registro
de gran alcance, con la ambición de
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que fuera lo más completo posible;
la reproducción de todos los motivos
existentes en los yacimientos, señali-
zando su ubicación exacta, junto a la
mayor cantidad de información que es
posible sustraer.
A diferencia de los grabados rupestres
no alfabéticos, las inscripciones líbico-
bereberes sí habían recibido una de-
dicación mucho más intensiva. Como
escritura, se había supuesto que podría
suministrar gran abundancia de datos,
al ser producto de un ámbito cultural
específi co y con la esperanza de com-
prender y traducir estos textos. Dicho
trato diferenciado de las manifestacio-
nes rupestres resulta fácil de entender
si tenemos en cuenta la característica
inherente de los grabados herreños
que, en su gran mayoría, son de tipo
geométrico, donde resulta difícil reco-
nocer ideas o símbolos representados,
suponiendo que dichas manifestacio-
nes tengan algún signifi cado y que no
se corresponden con simples fi gura-
ciones ornamentales, como también
se ha dicho en más de una ocasión. No
es de extrañar entonces que los textos
escriturarios hayan sido recopilados en
mucha mayor medida; de ellos existen
múltiples copias realizadas en todos
los momentos de la historia de la in-
vestigación, desde el último tercio del
siglo XIX hasta la actualidad. Sobra de-
cir que no todas ellas reproducen con
exactitud las inscripciones tal como
están en la roca, lo que se ve fácilmen-
te contrastando ciertas copias de las
mismas líneas escriturarias, observan-
do que con gran frecuencia existen
enormes divergencias entre ellas. La
localización de estas inscripciones, la
comparación de las copias con los ori-
ginales, a la vez de situar con exactitud
su emplazamiento después de verifi car
si efectivamente siguen estando en el
terreno, constituía una preocupación
razonable después de que se había
constatado la desaparición de algunos
de los textos.
Punto de partida para el presente tra-
bajo fue de este modo una revisión
bibliográfi ca en base a la cual se ha
ido analizando la calidad de las copias
existentes, independientemente de la
fecha en la que había surgido. La pre-
tensión de lograr una documentación
conjunta de todas las manifestaciones
Foto 1. Diferentes copias de las mismas dos líneas escriturarias de La Candia, realizadas por J.
Álvarez Delgado (1964), S. Berthelot (s. XIX) y M. C. Jiménez Gómez (1996).
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rupestres debía, en última instan-
cia, tener un carácter administrativo,
destinado a su declaración como BIC
y la consiguiente protección por par-
te de las autoridades competentes.
Por el contrario, estimamos que no
puede justifi carse la divulgación de
la ubicación de yacimientos para un
público amplio si a la vez no se pue-
de garantizar que éstos sean debida-
mente protegidos y que estén a salvo
de actos vandálicos, como en tantas
ocasiones se ha tenido que lamentar.
En este contexto conviene denunciar
intervenciones por parte de perso-
nas, por lo general sin formación en
esta especialidad que, al margen de
todas las normativas legales en mate-
ria de patrimonio, han llevado a cabo
recopilaciones con la fi nalidad de su
divulgación en Internet. Ello no ayuda
precisamente a proteger nuestros ya-
cimientos, ya que incita directamente
a la visita incontrolada, lo que demues-
tra una irresponsabilidad indefendible
y poca sensibilidad con nuestro pasa-
do histórico (W. Pichler, en la primera
edición de una página de Internet su-
ministró la ubicación exacta mediante
coordenadas geográfi cas para cada
uno de los lugares con inscripciones
rupestres, 2008).
El proyecto de documentación llevado
a cabo entre los años 2008 y 2009 pre-
tendía la recopilación de las inscrip-
ciones líbico-bereberes junto con las
demás manifestaciones rupestres. Con
el conocimiento que se tiene actual-
mente de la iconografía bereber, las
manifestaciones de El Hierro han sido
identifi cadas hace ya bastante tiempo
como pertenecientes a este grupo,
no habiéndose registrado otra tipo-
logía distinta y que tuviera su origen
en fechas anteriores a la conquista. La
recopilación sistemática de los moti-
vos que conforman los paneles junto
a la escritura líbico-bereber no había
sido además acometida hasta ahora, a
pesar de que constituyen unos mate-
riales de enorme importancia para la
investigación de la expresión gráfi ca
bereber en el ámbito rupestre.
Dicho proyecto tuvo el apoyo de la
Dirección General de Cooperación y
Patrimonio Cultural del Gobierno de
Canario, y fue autorizado mediante re-
solución 128/2008, así como 146/2008
la primera fase y 23/2009, la segunda.
2.- PROSPECCIÓN Y LOCALIZACIÓN DE LOS GRABADOS
Aunque la revisión bibliográfi ca signi-
fi ca un valioso punto de partida, este
tipo de información exige ser com-
plementada con la prospección en el
terreno. Los modelos de selección del
soporte y unidad geográfi ca de acogi-
da para la realización de los grabados
(que se habían visto tras los hallazgos
de los primeros yacimientos) se co-
rrespondían con la ubicación en las
márgenes de barrancos en el noreste
de la isla, así como sobre coladas de
lava en el sur. No obstante, los últimos
lugares descubiertos habían mostrado
que este patrón de ubicación no era
exclusivo y que debía de ser ampliado
por la existencia ya comprobada de
importantes variantes. Entre ellas, se
había observado la presencia de pane-
les en el interior de cuevas (Cueva del
Agua, Cueva de Don Gabino); la mar-
gen norte en los barrancos tampoco
era la única posible como lo demostró
el emplazamiento en el borde contra-
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rio (Camino Ancho, El Barranquillo).
Algunos paneles solitarios que con-
forman por sí solos algún yacimiento
(Porchena, Baranco de San Juan, El
Barranquillo) contrastan con los más
llamativos de la isla, con abundantes
manifestaciones rupestres. Otros ha-
llazgos relativamente recientes (Ruiz
González, Sánchez Perera, Springer
Bunk, 2000: 25-57) de inscripciones lí-
bico-bereberes incisas, contradecían
un argumento largamente empleado,
por el que se relacionaba esta técnica
con la procedencia del grabado en
fechas posteriores a la conquista, ya
que por lo general ésta se correspon-
día con barcos, cruces y nombres re-
dactados con nuestra escritura actual,
incluso con algunas fechas compren-
didas en esta época. Dichos hallazgos
tuvieron un efecto inmediato en la
prospección, ya que obligaron a am-
Foto 2. Grupo de paneles en el yacimiento de Los Letreros (El Julan)
pliar el radio a zonas más amplias y a
incluir yacimientos con grabados inci-
sos que, como se vio después, dieron
su fruto con la localización de algunas
líneas alfabéticas líbico-bereberes en
este contexto.
Desgraciadamente y por la limitación
de tiempo disponible para los trabajos
de campo, nos vimos obligados a dejar
de lado algunas regiones que hubiéra-
mos deseado estudiar igualmente de
forma intensiva, como eran las colin-
dantes a El Julan o también algunas
de El Golfo, donde hasta ahora no hay
constancia de manifestaciones rupes-
tres. Quedan pues, zonas pendientes
para futuras investigaciones donde, si
se confi rman nuestras sospechas, pue-
den aparecer grandes sorpresas en el
tema de los grabados herreños.
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3.- REPRODUCCIÓN DE LAS INSCRIPCIONES LÍBICO-BEREBERES Y DE LOS GRABADOS
La recopilación de los grabados en-
traña ciertas difi cultades, sobre todo,
cuando se trata de intervenciones en
los que los surcos apenas se distin-
guen sobre la superfi cie que, por aña-
didura, a veces está muy deteriorada.
Para paliar al máximo este tipo de obs-
táculos, la única vía posible es la de
proceder a la recogida de datos me-
diante distintos procesos; una triangu-
lación necesaria para las inscripciones
líbico-bereberes, donde un mínimo
trazo –dudoso– puede implicar un
rasgo distintivo, una oposición, por
la que se diferencian dos caracteres
distintos. De este modo, el trabajo de
reproducción se inicia con un análisis
visual, incluyendo un primer dibujo a
mano alzada, fotografía del conjunto,
así como de los detalles, con múltiples
macrofotografías con iluminación na-
tural y artifi cial. Éstas fueron sometidas
posteriormente a aumento y contraste
mediante PhotoShop, con la fi nalidad
de poder reconocer mejor los golpes
de percusión y reproducirlos en capas
distintas. La comprobación de los da-
tos así disponibles exigía en bastantes
ocasiones una nueva estancia en el
yacimiento pero, fi nalmente, se ha
podido reproducir buena parte de los
signos, esperando haber eliminado al
máximo los errores posibles, así como
el haber procedido a la corrección de
trabajos anteriores. En los casos en los
que, a pesar de los procedimientos
mencionados y varias verifi caciones
posteriores, la identifi cación de los
caracteres seguía siendo incierta, és-
tos fueron reseñados con un signo de
interrogación, excluyéndolas del estu-
dio de frecuencia de su empleo. Dicho
tratamiento es de gran importancia
en vista a las enormes divergencias
Foto 3. Inscripción líbico-bereber incisa. La Caleta (El Hierro)
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en relación a los componentes de él o
de los alfabetos empleados en las Islas
Canarias, cuyo conocimiento se basa
obviamente en la recopilación de los
signos presentes en las inscripciones.
De hecho, desde prácticamente los
orígenes del descubrimiento de los ca-
racteres alfabéticos de El Hierro, éstos
habían sido adscritos a la escritura líbi-
co-bereber (Faidherbe, 1876) aunque,
en cuanto a su origen exacto, su pro-
cedencia desde una región geográfi ca
y en una época en concreto, no hay
consenso entre los investigadores, al
apuntar éstos diferentes posibilidades.
Ello se puede ver en las propuestas para
su parentesco, que van en desde el al-
fabeto sahariano, al asignar como au-
tores unos supuestos forasteros mau-
ritanos (Álvarez Delgado, 1964: 393); el
Alto Atlas en Marruecos (Farrujia de la
Rosa, Pichler, Rodriguez, 2009: 83-100);
así como señalar grandes similitudes
con el grupo masilio, en Túnez y con
alguna zona de la antigua Tripolitania
(Belmonte Avilés, Perera Betancort,
González García, 2010). Mientras que
los dos primeros trabajos lamenta-
blemente no incluyen argumentación
científi camente defendible para su hi-
pótesis (Springer Bunk, 2010), los datos
del último resultan de un estudio es-
tadístico en base a la comparación de
los signos en distintos alfabetos, por lo
que, en nuestra opinión, es el que ma-
yor probabilidad tiene de acercarnos a
los parientes más próximos de las ins-
cripciones herreñas.
La falta de acuerdo para establecer un
alfabeto del que procediera el nuestro
incide de forma directa sobre la tras-
literación de los caracteres, realizada
(en numerosas ocasiones) en razón al
valor que los signos tienen en los alfa-
betos supuestamente más vinculados
con el herreño. Debemos recordar en
relación a ello el problema subyacen-
te a dicho procedimiento, ya que en
la escritura líbico-bereber, muchos
signos representan fonemas distintos
dependiendo del alfabeto, su lugar y
época de empleo, como resulta fácil
comprobar con el hecho de que solo
coinciden seis signos en cuanto a la
misma forma y valor entre los líbico-
orientales y las formas tifi nagh (Agha-
li-Zakara, M. Drouin, J. 1997:98-111).
4.- SIGNIFICADO DE LOS GRABADOS GEOMÉTRICOS Y SIGNOS ALFABÉTICOS: UNA COMPRENSIÓN DEL CONJUNTO
Las inscripciones alfabéticas com-
parten con el lenguaje (al que repre-
sentan) el carácter lineal y arbitrario.
Dicho de otro modo, el mensaje que
los autores han deseado transmitir en
los textos solo puede ser comprendido
teniendo en cuenta la secuencia de los
signos, tal como fi gura sobre la roca;
como en toda escritura alfabética, es
ésta la que proporciona el signifi cado
del enunciado. Por otra parte, el rasgo
arbitrario de los signos se debe a que
no existe relación evidente o “recono-
cible” entre la forma y el concepto o la
idea representada (la representación
del fonema, teniendo en cuenta la do-
ble articulación del lenguaje), ya que
la forma es el producto de una con-
vención social, no siendo deducible
de manera intuitiva, si no se conoce el
código empleado (y para la traducción
del texto, la lengua).
En relación a los motivos geométricos
y, en comparación con los alfabéticos,
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ignoramos aún si cada uno de ellos
es portador por sí solo de alguna in-
formación en particular, como lo es
el caso de ciertas representaciones
simbólicas, o si es el conjunto o in-
cluso el orden de las manifestaciones
lo que transmite dicho signifi cado.
Podemos deducir del empleo recu-
rrente de idénticos motivos geomé-
tricos en el mismo ámbito cultural y
en lugares muy distantes entre sí que,
efectivamente, éstos deben haberse
producido conforme a un código. Por
el contrario, demostrar que dichas for-
mas hayan surgido espontáneamente
y con tanta frecuencia en la expresión
de una cultura concreta, además re-
pitiendo ciertas combinaciones, ten-
dría poca viabilidad. Pero una cosa es
defender su más que posible carácter
convencional, y otra es identifi car las
categorías signifi cativas de entre los
motivos rupestres. Con excepción de
algunos símbolos conocidos como los
podomorfos, poco sabemos actual-
mente sobre este tema. Aún se echan
en falta estudios dedicados a analizar
si el conjunto de formas que se pre-
sentan sobre la roca pueda tener un
carácter signifi cativo por la ubicación
específi ca de los elementos. Esta últi-
ma eventualidad debe ser investigada
igualmente, aunque el correspondien-
te análisis solo es posible tras la recopi-
lación exhaustiva de todos los elemen-
tos existentes en los yacimientos y el
orden que ellos ocupan en él.
5.- YACIMIENTOS, SECTORES Y PANELES
Como consecuencia de las considera-
ciones anteriores, es necesario realizar
la recopilación de los textos alfabéti-
cos y los motivos geométricos con-
juntamente, a partir de la unidad de
soporte más reducida, el panel, que
Foto 4. Detalle del yacimiento de El Julan III
116 constituye una superfi cie continua
que puede ser considerada como “es-
criturable”. Se trata, por tanto, de un
concepto que se corresponde con el
soporte dado por la naturaleza pero
que, al desconocerse la organización
que hicieron en su día los autores en
relación al espacio disponible para
los grabados, constituye fundamen-
talmente una unidad de trabajo y de
análisis para nosotros.
La siguiente unidad en orden ascen-
dente está constituida por agrupa-
ciones de paneles que se presentan
en los yacimientos, separadas de las
siguientes por cierta distancia “esteril”
entre sí, y que vienen referidos por di-
ferentes términos, como puede ser el
de “grupo” o “sector”, habiendo sido
empleado este último por nosotros
en el trabajo de documentación de
los grabados herreños. El examen de
un yacimiento nos debe de informar
acerca de su conformación y estruc-
tura para poder separar posibles mo-
mentos o “manos” de ella, pues no es
raro observar que un sector muestre
cierto carácter homogéneo, diferente
a su vez del siguiente. La idea de que
pueden existir momentos diversos en
la producción de los grabados en un
yacimiento viene respaldado por el
hecho de que las manifestaciones ru-
pestres más antiguas herreñas pueden
haberse producido en los primeros
momentos de la presencia humana
en la isla, en torno al cambio de la
era, mientras que la datación de una
inscripción líbico-bereber del siglo X
procedente de un chajasco de Gua-
razoca (Diego Cuscoy, Galand, 1975:
27) demuestra una distancia temporal
muy amplia para ellas, en la que ne-
cesariamente han debido producirse
importantes variaciones, bien por la
propia evolución de la grafía y de las
representaciones geométricas, bien
por la llegada de grupos humanos en
diferentes épocas. Queda por compro-
Foto 5. Detalle de inscripción líbico-bereber. Porchena (El Hierro)
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bar si éstas han tenido en ocasiones
emplazamientos distintos a las ma-
nifestaciones anteriores, o si mayori-
tariamente han ocupado los mismos
paneles.
El término de “yacimiento” que se
emplea comúnmente para abarcar a
la totalidad de paneles y grupos/sec-
tores, se defi ne por lo general como
“conjunto de manifestaciones rupes-
tres en un espacio próximo”, sin preci-
sar homogeneidad o heterogeneidad
de los componentes allí presentes.
Hallar criterios para el empleo de un
léxico que vaya más allá de este con-
cepto y que incluyera características
como la acumulación de paneles den-
tro de un sector, delimitados entre sí
por espacios sin grabados, nos lleva a
comprobar que la terminología utiliza-
da por los investigadores corresponde
generalmente a sus propios criterios,
sin que hasta la fecha se pueda consta-
tar homogeneidad en relación a ella.
Como ya lo ha criticado R. Heckendorf
(2008: 73), ciertos intentos de delimi-
tación de un yacimiento frente a otro
y a partir de distancias concretas en-
tre ellos (Anati), han resultado ser a la
postre poco útil, sobre todo, cuando el
emplazamiento en determinado acci-
dente geográfi co puede aportar infor-
mación de mayor importancia que las
medidas existentes entre ellos.
Veremos que en El Hierro, a la hora de
asignarles nombres a los yacimientos
un gran peso ha recaído sobre los ac-
cidentes geográfi cos, como el curso
de un barranco o una cueva, siendo
el criterio de distancia entre los pane-
les con manifestaciones rupestres un
aspecto secundario, como se puede
comprobar en más de un caso. Desde
los primeros momentos de la inves-
tigación se ha considerado –con el
nombre del barranco donde se ubi-
caban– los yacimientos de El Cuervo
y Tejeleita como dos estaciones dife-
rentes, cuando en realidad hay me-
nor distancia entre ellas (en distintos
puntos) que entre los paneles que se
hallan en el principio y el fi nal de di-
chas depresiones geomorfológicas.
Además, ninguno de ellos se ha libra-
do de la intervención humana acon-
tecida en diferentes momentos de la
historia, como se reconoce por el em-
pleo de distintas técnicas de ejecución
y por la representación de gran varie-
dad de temas, por lo que no respon-
den a un solo momento cronológico,
ya que se combinan algunos nombres
con fechas más o menos recientes en
la proximidad de inscripciones líbico-
bereberes.
En todo caso y como justifi cación de
la terminología empleada, gran parte
de los yacimientos herreños son cono-
cidos desde el siglo XIX, y fueron bau-
tizados con el nombre de su enclave
geográfi co que nosotros continuamos
empleando, a fi n de evitar confusión
con la introducción de nuevos nom-
bres para los mismos lugares.
6.- RESULTADOS DEL PROYECTO DE DOCUMENTACIÓN DE INSCRIPCIONES ALFABÉTICAS EN EL CONTEXTO DE GRABADOS RUPESTRES
6.1.- Documentación de los grabados
El resultado de mayor interés, a nues-
tra forma de entender, lo constituye la
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recopilación sistemática de la totalidad
de motivos conocidos en los múltiples
yacimientos, pudiéndose reseñar los
diferentes tipos de grabados que se
presentan en ellos, dónde se encuen-
tran, a qué distancia unos de otros, la
estructura del yacimiento, las técnicas
empleadas, etc. Esta es la primera vez
que estamos en posesión de un regis-
tro sistemático en el que se ha tratado
de reproducir mediante fotografía to-
dos los grabados, y no solamente una
selección de los mismos, aportando
además la mayor información en tor-
no a ellos. Albergamos la esperanza de
que a partir de ahora será posible re-
conocer inmediatamente un hallazgo
nuevo, añadirlo al corpus o, en caso
contrario, si vuelve a producirse el la-
mentable hecho de la desaparición de
alguno de ellos, como mínimo, estare-
mos en posesión de saber cuál y cómo
ha sido. A efectos de su protección, se
ha dado así un importante paso con
el registro del conjunto de manifesta-
ciones del que se tiene noticia actual-
mente.
6.2.- Incremento del número de ins-cripciones líbico-bereberes conoci-das
Durante las citadas prospecciones se
ha producido un importante incre-
mento de paneles con inscripciones
líbico-bereberes, que se cifra en torno
a un 30 % más de los que se tenía co-
nocimiento hasta la fecha, pero tam-
bién ha sido posible la relocalización
de algunos textos reseñados hace ya
mucho tiempo, para los que se igno-
raba actualmente su ubicación exacta.
Tras la fi nalización de dicho proyecto,
el número de estaciones rupestres con
inscripciones líbico-bereberes en El
Hierro se cifra en diecinueve, mientras
que el de los paneles sobrepasa el cen-
tenar.
Para los paneles con grabados nos
resulta sin embargo prácticamente
imposible señalar el aumento de los
conocidos, ya que no existía con an-
terioridad una recopilación exhausti-
va y sistemática de ellos. No obstante
podemos dar cuenta del hallazgo de
algunos yacimientos nuevos no docu-
mentados hasta la fecha en vista a la
bibliografía existente. Ello se corres-
ponde con tres en El Julan, donde hay
que sumar a Los Números y Los Letre-
ros, los denominados como El Julan III,
Julan IV y Julan V , así como también
dos estaciones rupestres con textos lí-
bico-bereberes al norte de la isla, las
de Porchena y Lomo Zapatero.
6.3.- Selección del espacio
Un hecho de gran interés ha sido la
comprobación de que los diferentes
tipos de grabados se relacionan en
buena parte con el lugar donde han
sido emplazados, la selección de las
unidades geomorfológicas de acogi-
da, presentando dos zonas netamente
distintas. En cuanto a la zona norte el
soporte mayoritario es el de las pare-
des de barrancos; en el sur, las coladas
de lava que se encuentran en el suelo.
En algunos casos aislados aparecen
otros soportes, como el interior de
una cueva (El Letime, Cueva de Don
Gabino), o sobre un chajasco, como
en Guarazoca, que es hasta la fecha
la única inscripción que ha aparecido
en un contexto funerario. Pero quizás
el hecho más sorprendente sea el del
porcentaje de los motivos representa-
dos que varían en cuanto a las zonas
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geográfi cas de la isla, fundamental-
mente en relación a la distribución
numérica entre los dos tipos de mani-
festaciones: las inscripciones alfabéti-
cas y los motivos geométricos. Existe
un predominio absoluto de la escritu-
ra sobre los motivos geométricos en
los barrancos del noreste, donde estos
últimos tienen un carácter casi excep-
cional, mientras que dicha relación se
invierte en los diferentes yacimientos
del sur (Los Números, Los Letreros, Ju-
lan III, Julan IV, Julan V y Los Saltos). El
norte constituye además la zona que
muestra mayor penetración de dis-
tinta tipología, al aportar un número
de grabados y técnicas mucho más
variado que la otra zona. Tal vez este
conservadurismo que existe en el sur
en materia de grabados rupestres, co-
incida con la escasa introducción de
poblaciones llegadas en fechas pos-
teriores a la conquista, como es fácil
deducir por la casi nula presencia hu-
mana en esta parte de la isla.
6.4.- Yacimientos y motivos
Frente a los primeros yacimientos ha-
llados, que destacan por su magnitud
espacial y cantidad de manifestacio-
nes representadas (El Julan, Barranco
de Tejeleita, La Candia y La Caleta); se
ha incorporado en los últimos tiempos
un número considerable de estaciones
de pequeña dimensión, de uno o dos
paneles. Esta tendencia tiene un peso
importante para obligar a revisar cier-
tas ideas que se habían defendido des-
de los momentos iniciales de la inves-
tigación, aduciendo que los grabados
se presentaban en lugares de “culto”
y que tuvieran un “signifi cado religio-
so”. Sin que deje de ser una hipótesis
defendible, ahora sabemos que no se
trata de las únicas unidades morfoló-
Foto 5. Detalle inscripción líbico-bereber realizada mediante la técnica de la incisión. Barran-
co de El Cuervo (El Hierro).
120
gicas de acogida posible, y la realiza-
ción de inscripciones debe haber obe-
decido a diversas causas, algunas de
índole mucho más cotidiana, ya que
resultaría difícil defender el concepto
de lugar religioso para una sucesión
de cuatro caracteres epigráfi cos sin
más aportaciones en un espacio más
o menos amplio.
Se ha podido comprobar, en El Julan,
que algunos grupos de grabados co-
rresponden a criterios de selección
distintos que los de la mayoría, intro-
duciendo al mismo tiempo una tipolo-
gía diferente a la de aquéllas, además
realizada mediante una técnica en la
que predomina el picado disconti-
nuo frente al continuo, de profundos
puntos de percusión. Ello nos induce
a suponer un momento distinto a su
factura y, por tanto, la viabilidad de
detectar una sucesión cronológica
para las manifestaciones rupestres.
Asimismo, llama la atención el uso re-
currente de un motivo determinado
para iniciar o concluir un sector del
yacimiento, lo cual sí puede ser indi-
cativo de una organización previa de
las manifestaciones y del signifi cado
de ese motivo en relación a su ubica-
ción concreta.
6.5.- Técnica empleada
Si bien la técnica empleada había in-
ducido a pensar que los grabados abo-
rígenes de El Hierro se correspondían
con el picado y que las incisiones ha-
bían sido utilizadas para la realización
de barcos u otros temas posteriores a
la conquista, ya en el año 2000 (Ruiz
González, Sánchez Perera, Springer
Bunk, 2000) se había podido dar cuen-
ta del empleo de la incisión para la
realización de inscripciones líbico-be-
reberes. Con ello ya no resulta posible
dicha división establecida en el pasa-
do, que asignaba todo grabado inciso
a fechas posteriores a la conquista. Si
bien es verdad que entre los motivos
incisos se encuentra la mayor parte de
los barcos reseñados, también ha sido
documentado un posible barco rea-
lizado con la técnica de picado en El
Julan, en un sector que sigue el patrón
de los restantes grabados. No se puede
olvidar que los aborígenes, de haber
sido traídos a la isla, el único medio
posible en la época había sido precisa-
mente el barco, por lo que este medio
forzosamente les era conocido desde
los primeros días de su presencia en
este nuevo hábitat. Con el incremen-
to de inscripciones líbico-bereberes,
el número de paneles incisos asciende
a unos diez, lo que da cuenta de que
los antiguos habitantes empleaban
las dos técnicas para la realización de
los motivos rupestres. Se trata de un
importante dato que exige la revisión
de algunas ideas del pasado; la de que
posiblemente más de un grabado atri-
buido a fechas posteriores de la con-
quista, bien puede tener una autoría
aborigen.
En relación a este hecho conviene des-
tacar también que la mayor parte de
inscripciones incisas han sido localiza-
das en el norte de la isla, siendo abso-
lutamente minoritarias las dos líneas
halladas en El Julan. En este sentido
parece demostrarse, como ya se apun-
tó con anterioridad, que la zona norte
ha sido más abierta a innovaciones
en la expresión gráfi ca y escrituraria,
posiblemente junto a la mayor pene-
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tración de poblaciones nuevas en esta
comarca.
La técnica de picado también muestra
diferencias en cuanto a la distinción
del picado continuo y discontinuo. Al-
gunos golpes han sido realizados con
mayor fuerza y, en su consecuencia,
son mucho más profundos que los sur-
cos del picado continuo, aparentando
haber necesitado el empleo de un
percutor para conseguir dicho efecto.
Estos puntos de picado en ocasiones
se sobreponen a los surcos de algu-
nos grabados pero, en otras, forman
motivos por sí solos. En ambos casos,
las formas representadas reproducen
motivos conocidos entre los geométri-
cos herreños.
6.6.- Líneas de investigación abiertas
El objetivo principal de la documenta-
ción, al margen de la obtención de un
registro pormenorizado de las mani-
festaciones existentes, permite iniciar
una importante serie de investigacio-
nes, de la que nosotros deseamos des-
tacar las siguientes:
- Conocimiento de la confi guración y
estructura de los yacimientos, a fi n
de posibilitar un análisis de éstos en
relación a su entorno inmediato, y
puesta en comparación con los mo-
delos de ocupación del territorio.
- A partir del conocimiento de los
yacimientos, establecer una crono-
logía relativa del empleo de deter-
minados motivos que en ocasiones
se deduce del empleo del espacio,
del tipo de grabados empleados, así
como de la técnica empleada.
- Los motivos geométricos en el con-
texto de las inscripciones líbico-
bereberes permiten avanzar en el
conocimiento de la iconografía de
estos pueblos, al haberse compro-
bado su presencia en múltiples lu-
gares del norte de África y forman-
do igualmente conjuntos con dicha
escritura.
- Las inscripciones líbico-bereberes
necesitan una revisión en relación a
los hábitos escriturarios después del
aumento cuantitativo y cualitativo
producido durante los trabajos de
campo en esta isla.
Agradecimientos: Deseamos agra-
decer el apoyo y ayuda que nos brin-
daron durante nuestros trabajos en
El Hierro Maite Ruiz González, Pedro
Ángel Chinea Padrón, Ariel Fernández
Morales, Fernando Días Fleitas y Elvira
Fleitas Sánchez.
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