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Encuentros y desencuentros entre historia y ciencias sociales

Date post: 22-Feb-2023
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Universidad de Colima Doctorado en Ciencias Sociales Ensayo: Encuentros y desencuentros entre historia y ciencias sociales Teoría Social Clásica Profesor Dr. Fernando Alfonso Rivas Mira
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Universidad de Colima

Doctorado en Ciencias Sociales

Ensayo:

Encuentros y desencuentros entre historia y ciencias sociales

Teoría Social Clásica

Profesor

Dr. Fernando Alfonso Rivas Mira

Hay muchas definiciones del concepto de historia: casi todas pero concuerdan en señalar que la historia es

el estudio de los acciones humanas y de los acontecimientos que conciernen al tiempo pasado. La historia

puede entonces proporcionar al hombre conocimiento sobre la realidad, al igual que el resto de las

disciplinas sociales, formado por un conjunto de experiencias, testimonios, documentos.

No existe conocimiento que no sea resultado directo de las dudas que nacen por la interacción del ser

humano con su entorno. Por esto las ciencias sociales pretenden interpretar los fenómenos generados por

la acción directa del hombre sobre su ambiente y sus parecidos, encargándose de ilustrar de manera

general las acciones del hombre y las consecuencias que tienen, pretendiendo de dar una explicación

lógica y coherente, sin interpretaciones personales o de carácter sobrenatural. El objetivo es entonces

crear una orientación del hombre en su medio.

La necesidad de investigar el pasado nace con el intento del hombre por resolver los problemas que lo

afligen en la vida de cada día. Podemos entonces afirmar que el centro de los estudios tanto de la historia

como de las ciencias sociales son las acciones humanas, diferendo en el hecho que, mientras la historia

estudia sucesos pasados, las ciencias sociales investigan el presente y su realidad, también si esto está

conectado fuertemente al presente. El estudioso Carr lo señala de esta manera” Los científicos, los

especialistas de las ciencias sociales y los historiadores se encuentran todos trabajando en distintas ramas

del mismo estudio: el estudio del hombre y de su mundo circundante, de los efectos de este sobre el

hombre y de los efectos del hombre sobre el mundo que lo rodea. El objeto que se propone alcanzar la

investigación es el mismo la comprensión y la dominación de su ambiente por el hombre.”

Las condiciones que favorecieron el nacimiento de la sociología en los siglos XIX y XX están

estrictamente conectadas con la historia y su estudio. Los sociólogos, asustados por los sucesos

revolucionarios, se enfocaron en el caos y el desorden social que se habían generado, empezando

a buscar un nuevo orden social. Otros sucesos que favorecieron el nacimiento de la sociología

fueron la revolución industrial y el nacimiento del capitalismo, y los acontecimientos a ellos

conectados, como el éxodo campesino, el nacimiento del proletariado urbano, la urbanización y

el consecuente nacimiento del socialismo. Como nos indica Ritzer en el libro “Teoría social

contemporánea”, la sociología surgió en Francia y fue una reacción conservadora al caos y

desorden revolucionario debido a la difusión de las ideas y d los ideales de la ilustración; varios

intelectuales pedían el regreso a la paz y a la armonía de la edad prerrevolucionaria. Los

primeros sociólogos fueron Saint Simón, Comte, Durkheim, tres estudiosos franceses que

buscaban el orden social, con diferentes perspectivas e ideas, acomunados pero por el

positivismo desbordante da la época

LA HISTORIA EN COMTE

Auguste Comte (Montpellier, 1798 - París, 1857) fue un pensador francés, por muchas personas

el fundador del positivismo y de la moderna sociología. El origen de su familia es burgués, de

religión católica y orientada políticamente hacia la monarquía. Comte estudió en la École

Polytechnique. En 1817 conoce a C. de Saint-Simón, de quien fue discípulo, colaborador y

amigo; junto a él y asustado por los sucesos y excesos revolucionarios, Comte cree en la

necesidad de una reedificación moral e intelectual de la sociedad. Con la publicación en 1822 de

“Plan des traveaux scientifiques”, Comte patrocina la unidad de ciencia y política y enuncia los

elementos fundamentales de la "filosofía positivista”. En 1826 inicia el “Cours de philosophie

positive”, que pronto se ve obligado a suspender debido a una crisis nerviosa; más tarde formará

el título de su obra más importante. Debido a su situación económica, tiene que dar clases en la

Escuela Politécnica; por la radicalidad de sus ideas es obligado a dejarlas. Puede salir de la difícil

situación económica solamente gracias a la ayuda de algunos ingleses amigos de Stuart Mill y de

una suscripción. Después de la separación de su primera esposa en 1845 se une a Clotilde de

Vaux (que murió en 1846) a la cual atribuyó la inspiración de la siguiente a fase de su

pensamiento. Después de otra crisis nerviosa, escribió la segunda de sus grandes obras: Système

de politique positive ou Traîté de sociologie instituant la religion de l'Humanité, seguida de

Calendrier positive, y Cathecisme positiviste, en la que se proclama gran sacerdote de la

humanidad; esto cambio “místico” fue rechazado por muchos de sus seguidores. A pesar de esto,

el pensamiento de Comte ejercitó una fuerte influencia. En 1857 murió en París.

Comte pensaba que el mundo moderno era una época de desorden, caos y anarquía. La solución

de este problema consistía en la realización de una transformación de las ideas, una revolución

espiritual y una reforma en el sistema de las ciencias. Sólo la evolución de las ideas podía causar

un cambio social y político; Comte defendía así el idealismo histórico, ya que son las ideas las

que inducen las transformaciones en la historia. Como se puede imaginar, debido a su postura

conservadora, es partidario de un cambio gradual que se obtiene por medio de la educación,

única salida del caos por la humanidad. Con esto objetivo en mente diseñó un “sistema de las

ciencias”, un cuadro jerárquico de las seis ciencias que él pensaba fundamentales para educar a la

humanidad: Matemáticas, Astronomía, Física, Química, Biología y Sociología. En este cuadro

cada ciencia es superior a la anterior y depende de ella.

LA HISTORIA EN MARX

Un sociólogo, filosofo, estudioso y político fundamental por el estudio de las ciencias sociales es

sin duda Karl Marx. El alemán con sus teorías influenció la vida política, social y económica de

miles de personas en los 100 años siguientes la publicación de su obra, y aún en el día de hoy

hay que tener en cuenta su filosofía, sus ideas y la escuela marxista que originó.

Karl (o Carlos) Marx nació en Tréveris (Alemania) en 1818 de una familia judía que se había

convertido al protestantismo. Estudió derecho (su padre era abogado) en Bonn y Berlín. Desde el

1836 empieza a estudiar la filosofía de Hegel. Después de dejar su sueño de ser docente debido a

la política reaccionaria de aquel tiempo, desde 1842 trabajó como periodista en la Gaceta

Renana, hasta que no viene cerrada debido a la censura del gobierno. En 1843 empieza a publicar

en París los Anales franco-alemanes, de los cuales pero saldrá solamente el primer número. En

1844 conoce Friedrich Engels, que desde aquel momento será el mejor amigo y colaborador de

Marx. En 1845 fue expulsado de Francia y, no pudiendo regresar en Prusia, se muda a Bruselas.

En 1848 publica junto a Engels el Manifiesto del partido comunistas, una de sus obras

fundamentales. En el mismo año, después de las revoluciones europeas del 1848, regresa a

Prusia, de donde viene expulsado definitivamente en 1849. Se muda así en Londres, donde vive

hasta su muerte; debido a su situación económica puede sobrevivir solamente gracias a la ayuda

de su amigo Engels. Desde Londres colabora con el periódico estadounidense New York Herald

Tribune. Desde el 1864 se involucra en la primera Internacional Socialista, empezando una lucha

con los anarquistas de Bakunin que termina apenas en 1872 cuando se concluye la experiencia

de la primera internacional. Debido al empeorar de sus condiciones de salud, la actividad de

Marx en los últimos diez años de su vida fue notablemente menor respecto a los primeros; murió

en Londres en 1883.

Debido al tema tratado en este ensayo, vamos a encentrarnos en uno de los conceptos más

importantes del marxismo, es decir el materialismo histórico. En su sistema filosófico-

sociológico la historia es entonces un punto fijo, determinante para describir y formar su

pensamiento y su aplicación en la realidad. Marx dice que la producción de bienes materiales (es

decir el sistema de producción) es lo que determina toda la historia de la humanidad, que es

pensada por Marx como un proceso de maduración del hombre para producir medios con los que

pueda satisfacer sus necesidades. Marx afirma que la dialéctica es el motor de la historia, piensa

en una historia animada por la figura de la contradicción adentro de la realidad material y

económica. Las contradicciones históricas son las que se pueden encontrar en la estructura

económica, es decir en las relaciones entre los dueños de los medios de producción y las fuerzas

productivas, que cambian según la época, que se concretizan en la lucha de clases. La lucha de

clase son contradicciones entre seres humanos que protagonizan esas relaciones causadas por la

distinta posición de unos con otros en el proceso productivo. La eliminación de esos contrastes

sólo puede pasar por medio de la lucha, debido al hecho que la dialéctica implica la destrucción

de unos de los contrarios. El objetivo final de la lucha de clase es una sociedad sin clases. Marx

evidencia como la historia de la humanidad es una continua lucha entre hombre libre y esclavo;

los opresores y oprimidos se afrontan en una lucha que conflagra en una transformación

revolucionaria o en el hundimiento de las dos clases. La época de la burguesía, que surgió

después de la caída del sistema feudal, está caracterizada por una extrema simplificación de las

clases sociales, reducidas a dos: la burguesía y el proletariado. Los burgueses nacen de los

siervos de la gleba, medievales hechos libres y enriquecidos con el comercio y que se

enfrentaron a la nobleza. Los nuevos mercados que surgieron con el descubrimiento de América

permitieron al comercio, a la navegación y a la industria de tener un desarrollo nunca visto antes

y con esto una rápida desintegración de la sociedad feudal, pasando desde la división del trabajo

en corporaciones a la típica de la grande industria moderna. Se desarrolla así la burguesía,

verdadera hija de la revolución comercial-industrial, que destruye el poder feudal y establece

como única libertad el libre comercio, basándose, al contrario que el sistema feudal fundado en

la tradición, en la continua renovación de los medios de producción. Con la necesidad ampliar

los mercados para vender y aumentar el capital, la burguesía intenta de implantar su sistema

económico en cualquier lado del mundo, disfrazando la creación de un mundo burgués hecho a

su imagen y semejanza por civilización. Marx denomina este sistema “epidemia de la

superproducción o crisis económica”, un verdadero contrasentido, que une el consumismo (es

decir la destrucción de los mismos productos) a la necesidad de conquistar nuevo mercados

explotando los que ya existen, preparando una crisis tras la otra. Los proletarios son solamente

una mercancía más en este sistema, forzados a vender su trabajo, y expuestos a cualquier vaivén

del mercado. El poder del artesano en la antigüedad, debido a su habilidades, se pierde en la

época industrial, transformando el proletario en una pieza del engrane capitalista, sustituible con

otra. En esto rápido resumen del materialismo histórico de Marx se puede notar como la historia

no solo interactúa con sus doctrinas económicas y políticas, sino es parte fundamental y

fuertemente integrada de ellas.

LA HISTORIA EN DURKHEIM

Emile Durkheim nació el 15 de abril 1858 en Êpinal, hijo y nieto de rabinos. Estudió en la Ècole

Normale Supérieure de París, donde se graduó en 1882. En la misma universidad enseño

Derecho y Filosofía. En 1887 inició a enseñar sociología, antes en la Universidad de Burdeos y

después en la de París. Por Durkheim los métodos científicos típicos del positivismo tenían que

ser aplicados al estudio de la sociedad, ya que, según el sociólogo francés, los grupos sociales

enseñan características que van más allá de las características o conductas de los individuos.

Durkheim explicaba el desarrollo de la sociedad por medio de tres factores: la densidad de

población, el desarrollo de las vías de comunicación y la conciencia colectiva. Explicó el

fenómeno del suicidio como consecuencia de una falta de integración del individuo en la

sociedad. En 1897 publica el estudio sobre esta correlación en su obra más famosa, El suicidio:

un estudio sociológico. Otros de sus libros son La división del trabajo social, Las reglas del

método sociológico y Las formas elementales de la vida religiosa. Murió el 15 de noviembre de

1917 en París.

La sociología de Emile Durkheim está fuertemente influida por los problemas de la Francia de la

época, es decir el desorden en el cual vivía la tercera república francesa después de la derrota en

1870 en la guerra franco-prusiana. Siempre atraído por el positivismo y la exactitud de las

ciencias “exactas”, intentó de extender el método empírico a las ciencias sociales. Como Comte

y otros sociólogos franceses su objetivo era regresar al orden social prerrevolucionario, alejarse

de los desórdenes políticos y sociales debidos a los cambiamientos socioeconómicos que estaban

pasando. Retomando el positivismo de Comte, Durkheim se da la tarea de estudiar la sociedad

para restablecer el orden social. Durkheim veía en la solidaridad social un valor superior a lo del

individuo, que tenía por esto someterse a ella. Como Marx, también el francés critica a los

economistas clásicos, pero en forma totalmente diferente. Durkheim reconoce que los fenómenos

sociales dependen del estado logrado por la actividad humana y no del deseo genérico como

puede ser el hambre o la sed. Por esto la historia puede ser explicada solo buscando sus causas

profundas que huyen a la conciencia. El sentido más profundo de la sociología por Durkheim es

entonces su función específica de buscar las causas profundas y no explicitas de los eventos

históricos y sociales. La sociología es entonces “La ciencia de las instituciones, de su génesis y

de su funcionamiento”. Obligadamente Durkheim tiene que recorrer a la historia para analizar e

investigar todo esto., considerando los hechos sociales como cosas.

La evolución social, dice Durkheim, es caracterizada por una creciente división del trabajo, que

parece ser una directriz necesaria e inevitable de la historia. Debido a la progresiva

especialización que van a tener las funciones sociales y la consecuente división del trabajo, se

van a modificar también los lazos adentro de un grupo que vinculan el individuo. Por esto la

solidaridad social es un fenómeno que cambia a lo largo de la historia y del desarrollo de las

sociedades. Podemos notar en este análisis rápido y forzadamente resumido como el contexto

histórico y el estudio de la historia son fundamentales por Durkheim; también su obra más

famosa, “El suicidio” se funda en un análisis histórico y social de los datos que llevan el

estudioso francés a explicar así su teoría sobre el suicidio.

LA HISTORIA EN WEBER

Max Weber era hijo de una familia burguesa alemana; el padre era abogado y diputado nacional-

liberal en la Dieta de Prusia y en el Reichstag. Entre 1882 y 1886, Max Weber estudió Derecho,

Economía, Historia y Filosofía en las Universidades de Heidelberg y Estrasburgo. Enseño en las

universidades de Berlín, Friburgo y Heidelberg. En 1903 creó con E. Jaffé y W. Sombart, la

revista Archiv für Sozialwissenschaften und Sozialpolitik (Archivo de Ciencia Social y de

Política Social), escribiendo numerosos artículos recompilados en varios volúmenes después de

su muerte. En 1909 fundo con G. Simmel, la Asociación Alemana de Sociología, siendo

presidente hasta 1912. Durante la Primera Guerra Mundial dirigió el hospital del ejército en

Heidelberg. En la inmediata posguerra fue uno de los fundadores del Partido Democrático

Alemán (DDP), y participó en la elaboración del acuerdo de armisticio en Versalles y en la

Comisión encargada de elaborar la constitución de la República de Weimar. Sólo al final de su

vida regresó a la enseñanza en la Universidad de Viena en 1918, y en la de Múnich en 1919,

poco antes de su muerte en el mismo año.

Max Weber, en una de sus obras más famosas, “La ética protestante y el espíritu del

capitalismo”, termina con un alegato en donde Weber rechaza la interpretación materialista y la

idealista de la historia, ya que el estudioso alemán cree que ambas son inadecuadas para servir la

verdad histórica; su posición se encuentra desarrollada en los ensayos metodológico, que

provienen desde la controversia entre ciencias sociales y humanas que se estaba abriendo en

aquella época. Weber sostiene que el hecho histórico es único, cosa que implica la imposibilidad

de ser entendido por medio de leyes universales, típicas del pensamiento positivista. Si alguien

quiere entender la importancia de un hecho, hay que analizar e investigar las causas, que pueden

ser multíplices. Esta explicación causal no puede agorar el significado cultural del hecho, debido

al número infinito de causas de un hecho individual: pueden ser intereses materiales, la fidelidad

a la tradición u otras numerosas circunstancias. Todo esto pero, según Weber, no excluye que

hay tendencias a lo largo de la historia que se pueden explicar por medio de términos racionales.

No obstante que el alemán crea que no exista la monocausalidad del proceso histórico y que no

se puedan explicar racionalmente las tendencias históricas, sostiene que la génesis del mundo

occidental, en un proceso de racionalización, se pueda aclarar por medio de métodos científicos.

Weber propone así la construcción de una ciencia social fundada en la comprensión ideal del

comportamiento de los hombres en función de los valores; los esquemas de conducta racional

construidos por Weber reciben el nombre de “tipos ideales”; el sociólogo alemán los describe

como construcciones hipotéticas que identifican los elementos más característicos. Por esto los

“tipos ideales” son extraños a la realidad, ya que no intentan describir las causas, sino cómo

resultarían en el caso de que operaran de acuerdo con una racionalidad con arreglo a fines; los

tipos ideales, acentuando los aspectos que ayudan la comprensión del fenómeno, pueden ayudar

a ordenar los fenómenos históricos de manera conceptual.

LA ESCUELA DE LOS ANALES Y LA NUEVA HISTORIOGRAFIA

En el 1929 la historiografía tiene un fuerte e importante cambio, debido a la fundación de la

“escuela de los annales por Lucien Febvre y Marc Bloch. El nombre de esta corriente

historiográfica, que desde su fundación influye en toda la historiografía mundial, debe su

nombre a la revista francesa “Annales d'histoire économique et sociale”.

Esta nueva historiografía deja de un lado el modelo positivista, hecho por fechas y batallas,

estudiando estructuras, los cambios largos y lentos de la historia, las creencias, de como los

sucesos varían de lugar en lugar.

Un excelente ejemplo de esta historiografía es “La société féodale” de Marc Bloch, escrito en

una prosa elegante, a veces irónica, con un abundante uso de metáforas. Bloch nació en 1886 en

Lyon, estudio en la École Normale Supérieure y estuvo como oficial en la primera guerra

mundial. Después de la guerra empezó a trabajar en la Universidad de Estrasburgo, en donde

conoció otro historiador con ideas similares e innovadoras, Lucien Febvre. Juntos fundaron la

revista “Annales d’histoire économiques et sociales”. En 1940, siendo judío, Bloch perdió su

cargo en la universidad de Sorbona y fue cambiado a Clermont-Ferrand, donde escribió sobre el

trabajo del historiador en el libro “Apologie pour l’histoire” (“Introducción a la historia” en

español). Después de unirse en 1942 a la resistencia anti nazista, fue arrestado en 1944 y luego

fusilado.

Amigo y compañero de Bloch en la fundación de la escuela de los anales fue Lucien Febvre.

Estudió en Nancy y luego en la École Normale Supérieure, graduándose como doctor en historia

en 1911; luchó en la primera guerra mundial, empezando a trabajar en la Universidad de

Estrasburgo en 1919, donde conoció Bloch y juntos en 1929 fundaron la publicación “Annales

d'histoire economique et sociale”. En 1933 Febvre obtuvo una cátedra en el Colegio de Francia,

desde donde influyó de manera notable en la historiografía francesa y europea. Después de la

muerte violenta de su amigo y colega Marc Bloch, Febvre dirigió la escuela de Annales en el

periodo de la posguerra, guiando los pasos de su discípulo y sucesor, el historiador Fernand

Braudel. Muere en Saint Amour en 1956.

La innovación de la escuela de los anales fue modificar radicalmente la forma del así dicho

“cuento histórico”, es decir la narración histórica clásica, encentrada en un periodo breve, en

hechos como guerras, revoluciones y en la diplomacia. Bloch y Febvre se concentraron en una

historia que analice la “longue durée”, es decir una historia que no solo comprenda un periodo

más largo, sino que se enfoque también en los cambios lentos, como el paisaje, la alimentación,

las costumbres, los ritos. Esta metodología se contrapone a la “histoire évènementielle”, la

historia constituida solamente por hechos y fechas.

Esta nueva metodología se inspiró en obras de otros autores, como Voltaire en su “Essai sur les

moeurs et l’esprit des nations” (el “ensayo sobre las costumbre y el espíritu de las naciones”

trata de la historia general del cristianismo y de los horrores del fanatismo religioso), Edward

Gibbon con “Historia de la decadencia y caída del Imperio romano” y el concepto de

“Volksseele” (el alma del pueblo) del historiador alemán Karl Lamprecht. Con un estudio más

riguroso, Bloch y Febvre ponen la historia en el centro de las ciencias sociales, cuales la

economía, la sociología, la antropología y la geografía.

La primera obra maestra de esta escuela es “Les rois thaumaturges” (“Los reyes taumaturgos”),

de Marc Bloch. Esta obra funda el estudio dela historia de las mentalidades y de la historia de la

antropología; la base del libro es el estudio de la creencia que el rey francés tenía el poder de

curar la escrófula con el simple toque de la mano. Desde aquí empieza el análisis del rol del

“milagro” en el poder temporal y religioso no solo a lo largo de la edad media, sino a lo largo de

la edad moderna, llegando hasta al 1800; el rey Carlos II de Inglaterra tocó más de 23 mil

enfermos y aún más Luis XIV. De aquí la suposición que la expectativa del milagro fuera más

importante del milagro mismo, ya que esto fracasaba, pero los enfermos seguían regresando por

el toque; los últimos enfermos que pidieron este milagro a un rey de Francia lo hicieron en 1825

con el rey Carlos X. Fundamental en este estudio es el concepto de memoria colectiva, aun mas

importante si lo imaginamos en una época en la cual la casi totalidad de las personas no saben ni

leer ni escribir; en esta sociedad la memoria colectiva puede transformar un evento incidental en

un hecho que existe desde hace siempre. Cambia así la visión de le edad media, que de inmoble y

estática se descubre en continuo cambiamiento, también si de una manera completamente

diferente respeto a la historiografía tradicional. Bloch no enseña multíplices ejemplos de como

cualquier cambio pueda rápidamente ser transformado en tradición, como la costumbre de los

monjes de Saint Denis de regalar al rey una determinada cantidad de vino cada año, que empezó

con una “emergencia” de la cantina real. Para evitar que un hecho se transforme en tradición a lo

largo de la edad media se produjeron miles de cartas para confirmaban la no repetitividad de

donaciones o servicios a nobles o políticos.

Con esta obra Bloch cambia totalmente la historiografía. Demostró como no era suficiente

recolectar el material y ordenarlo, sino que se tiene que “interrogarlo”, investigarlo e intentar de

revelar lo que no se ve, buscar lo que esta abajo, demostrando así que el escepticismo es una de

las armas del historiador.

FERNAND BRAUDEL Y LA “LARGA DURACIÓN”

Fernand Braudel era firmemente contrario a la historia tradicional, que describía

acontecimientos principalmente políticos, hecha por guerras y fechas. Quería escribir una

historia que se enfoque en la "larga duración" y la coyuntura. Braudel nació en Lunéville-en-

Ornois, 1902. Cursó sus estudios universitarios en la Universidad de la Sorbona (París) y en la

École Pratique des Hautes Études. En 1923 inició su labor como profesor de historia en Bar-le-

Duc, mudándose luego a Argel, entonces colonia francesa, donde conoció por diversos

seminarios a Henri Berr y Henri Hauser. Regresando a Francia en 1932, entró en contacto con

Lucien Febvre, el cofundador de la publicación Annales. En 1935 viajó a São Paulo para fundar

la cátedra universitaria de historia. En 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial, se alistó en

el ejército, pero fue capturado en 1940 y hecho prisionero de guerra en Alemania. Después de la

guerra publica en 1949 su obra más famosa, La Méditerranée et le Monde Méditerranéen a

l'époque de Philippe II; en 1951 fundó el Centre de Recherches Historiques, junto a Lucien

Febvre. En 1967 publicó su segunda obra importante: Civilización material y capitalismo: de los

siglos XV hasta el XVIII, estructurada en tres volúmenes. Falleció en París en 1985.

Braudel se pone en contra la historia tradicional, que narraba acontecimientos principalmente

políticos, pretendía escribir una historia que, en su célebre visión del tiempo histórico en tres

niveles, pusiera el énfasis en la "larga duración" y la coyuntura, relegando la corta duración, los

acontecimientos. Consideraba éstos "la espuma de la ola de la Historia". Era necesario estudiar

los grandes procesos de la historia para poseer una comprensión cabal y profunda de ella. La

obra más representativa de esta postura es La Méditerranée, libro divido en tres secciones, uno

para la larga duración, otro para la mediana y por último la corta duración, los acontecimientos y

personajes de la historia más tradicional, como lo fue el mismo Felipe II.

En su concepción historiográfica Fernand Braudel distingue entre la historia “évènementielle”,

fundada en los hechos políticos-diplomáticos y en los sucesos que se refieren a los personajes así

dichos “grandes”, y una historia que investigue el sentido profundo y complejo de los hechos,

indagando sobre los fenómenos de “larga duración”, es decir las estructuras que permanecen más

allá de la vida de los hombres y de sus acciones, como por el cristianismo y la revolución

francesa. Braudel cree que es la historia a hacer a los hombres, y no al revés, con una perspectiva

que niega la libertad del hombre. Por Braudel en el día de hoy las ciencias humanas en su

globalidad dominan al hombre y su conciencia histórica. Por Braudel pero la historia, al contrario

de la ciencias exactas, trabaja en el conocimiento del pasado y no del futuro; no cree en la

existencia de un único motor de la historia e interpreta la lucha de clase como una permanente y

universal estructura jerárquica de la sociedad, así como el mercado, también si muy antiguo, no

existió siempre y no hay que identificarlo con el método de producción capitalista. Braudel

aclara su concepción de “economía mundo”, que es una economía de una parte del planeta,

distinta respeto a la economía mundial, que es propensa a la colonización imperialista; esto es el

capitalismo, encentrado en el Norteamérica, que hico perder la centralidad a Europa y al

Mediterráneo.

CONLUSIONES

La historia y las ciencias sociales fueron “hermanastras” por muchos años, también si en

muchísimos casos los sociólogos más importantes y famosos usaron la historia para justificar y

fundamentar sus teorías. En el iluminante ensayo de Gilberto Giménez, El debate sobre la

prospectiva de las Ciencias Sociales en los umbrales del nuevo milenio, el sociólogo mexicano

analiza varias obras que aparecieron en el British Journal of Sociology en la edición especial que

daba la bienvenida al nuevo milenio. Estas obras están acomunadas por el análisis los problemas

de las ciencias sociales y de la enorme fragmentación que se dio a lo largo de los años. No

obstante la necesidad de analizar la sociedad, compuesta por hombres, y por esto no restringible

a leyes científicas, a lo largo del siglo XIX se intentó en varias formas de aplicar el método

empírico-analítico típico del positivismo a las ciencias sociales. Como indica correctamente

Wallerstein, se da un modelo de las “dos culturas”, generando luchas innecesarias entre las

ciencias en general. También el sueco Therborn afirma que por un largo periodo de tiempo las

ciencias sociales estuvieron en manos del positivismo. Wallerstein auspicia un reordenar las

ciencias sociales para revivirlas y renovarlas; el francés Passeron ve la solución en la historia,

verdadero “pegamento” entre las ciencias sociales. Esta idea, ya presente en Durkheim, se

concretiza de hecho en la escuela de los annales, con su visión de la historia muy lejana de la

historia de los eventos, fría y destacada de la sociedad, de matriz positivista; la historia

“évènementielle” abraza las ciencias sociales en su totalidad, analizando los varios aspectos de la

humanidad, políticos, sociales, económicos, culturales. Parece que finalmente, como esperado

por muchos, las ciencias sociales encontraron una disciplina que permita de abarcarlas todas;

esto factor unificador es la historia que, también si filtrada por muchos años a través del

positivismo, con el nuevo impulso dado por la escuela de los annales y por sus seguidores, puede

indicar el camino de reorganización y un nuevo avance de las ciencias sociales tan esperado.

Bibliografía:

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