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Espejos en Auschwitz: Apuntes sobre cine y Holocausto

Date post: 21-Apr-2023
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contracampo shangrila Espejos en Auschwitz Aarón Rodríguez Serrano Apuntes sobre cine y Holocausto
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contracampo

shangrila

Espejosen Auschwitz

Aarón Rodríguez Serrano

Apuntes sobre cine y Holocausto

ESPEJOS EN AUSCHWITZ

CONTRACAMPO LIBROSColección dirigida por Mariel Manrique / Hernán Marturet

Espejos en AuschwitzApuntes sobre cine y holocaustoAarón Rodríguez Serrano

Copyright © del texto:Aarón Rodríguez Serrano

Copyright © de la presente edición:Asociación Shangrila Textos AparteAvenida Reina Victoria, 22, principal A39004 Santander - CantabriaTel. 942 078 [email protected]

Imagen portada:Rodaje de La lista de Schindler, Steven Spielberg, 1993.

Junio 2015

ImpresiónTodo Print DigitalCalle Faustino Cavadas, 1139011 Santander - CantabriaTel. 942 073 090www.todoprintdigital.es

ISBN: 978-84-943672-2-9Depósito legal: SA-252-2015

Todos los derechos reservados.Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaciónescrita de los titulares del copyright, bajo lassanciones establecidas por las leyes, la reproduccióntotal o parcial de esta obra por cualquier medio oprocedimiento, comprendidos la reprografía y eltratamiento informático, y la distribución de ejemplaresde la misma mediante alquiler o préstamo públicos.

ESPEJOS EN AUSCHWITZ

APUNTES SOBRE CINE Y HOLOCAUSTO

Aarón Rodríguez Serrano

SUMARIO

Dos sábados de noviembre y una caminata en Viena: 14

PRIMER REFLEJOAPUNTES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN MAUSOLEO

Capítulo 1A su imagen y semejanza: 24

Are you in...?: 25El Holocausto en la cultura pop: 27

Un espejo: 31

Capítulo 2El espejo ciego: 34

Imagen no disponible: 35Espejo de archivo: 38

Antes de la inefabilidad de los campos: 44Imágenes del gueto de Varsovia: 49

Lo que no debe ser mostrado: 57

Capítulo 3El espejo en el salón: 64

Cary Grant y Ginger Rogers en un campo de concentración: 65Mercadillo de cadáveres: 71

Canción triste de Auschwitz: 73Vendedores de gas en Auschwitz: 80

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e 7

SEGUNDO REFLEJOAPUNTES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN ESPEJO

Capítulo 4El cine dentro de Auschwitz: 88

Haz de luz (Identificación cinematográfica primaria): 90Un proyector roto I: Historia (Imágenes reflejadas en el espejo): 97

Un proyector roto II: Historia(Imágenes proyectadas sobre el espejo): 100

Un proyector roto III: 105

Capítulo 5Una aberración se contempla en el espejo:

El judio eterno (Der Ewige Jude, Friz Hippler, 1940): 112

Apuntes previos: 116Hendiduras y límites: 130

Capítulo 6Una infección asalta el espejo:

Memory of the camps (Sidney Bernstein, 1985) yLa liberación de Auschwitz (Die Befreiung von Auschwitz, 1986): 140

Dos textos: 141Dos comienzos: 147

La entrada en los campos: 157Alambradas: 165Cadáveres: 172

Rituales y palabras: 181

TERCER REFLEJOAPUNTES PARA MIRAR (HOY) A UN ESPEJO

Capítulo 7Instrucciones para descubrir (no liberar): 194

e s p e j o s e n a u s c h w i t z

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e8

e s p e j o s e n a u s c h w i t z

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e 9

Espacios: 195Cómo descubrir (no liberar) un campo de exterminio (I):

El baile de los malditos: 200Cómo descubrir (no liberar) un campo de exterminio (II):

Uno rojo, división de choque: 206Cómo descubrir (no liberar) un campo de exterminio (III):

Shutter Island [Fuga de la muerte]: 210En el nombre de la fiebre: 215

Relatos clásicos: 220Cuerpos, fábricas, deseos: 224

La mirada sobre la niña del abrigo rojo: 229

Capítulo 8Testigos de tercer grado: 238

Un puto agujero negro: 239Auschwitz: Connecting people: 242

El miedo de la empresa/La empresa del miedo: 245Cuarteto para multinacionales y cámaras de gas: 249

El borrado o la pantalla en negro: 253El testigo de segundo grado - Un sujeto

llamado Claude Lanzmann: 256El testigo de tercer grado - El trapero: 261

Auschwitz en Google Maps: 269Nuestra derrota (Goceducación): 273

This must be the place/This must be the time: 276

Agradecimientos: 282

Bibliografía: 286

para raquel cornago, esther Querub y Felipe cabrerizo

para sara esteve

El espejo está roto, pero...

¿qué muestran sus fragmentos?

ingmar Bergman

Night will fall, alfred hitchcock / andre singer, 1944-2014

Dos sábados de noviembre

y una caminata en Viena

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e 15

Durante los últimos diez años, he pensado muchas veces en cómo de-

bería ser la primera frase de este libro. las normas de la cortesía académica

señalan que en el primer bloque del libro debe ofrecerse al lector una suerte

de hoja de ruta, una declaración de intenciones temática y metodológica.

Yo querría empezar por otro lado.

sÁBaDo 15 De noViemBre De 2008

Like drowning with a stone in your pockets.

syd matters, Like Home

cae la noche sobre un madrid entristecido, en un noviembre con tacto

de alcantarilla y señoritas bien que se maquillan cuidadosamente delante del

espejo antes de hacer botellón por la zona de ciudad universitaria, noviem-

bre de radio-fórmulas y semáforos en ámbar, dejar de fumar y coleccionar ti-

tulares políticos.

allá sobre las diez y pico, cuando en los Vips de la zona ronronean las

tarjetas de crédito como gatos ancianos y satisfechos, a la salida de los cines

Verdi donde acaban de proyectar la única copia que se exhibe en madrid de

La cuestión humana (La question humaine, nicolas Klotz, 2007). la adoles-

cente tardía que pasados los años acabaría siendo mi mujer sale en silencio

con un leve gesto de hastío, llaman a su teléfono móvil, emerge la voz metá-

lica de una amiga que se encuentra a centenares de kilómetros, una voz que

cruza el país y que se funde con la respuesta de la adolescente guapa y ago-

Dos sábados de noviembre

y una caminata en Viena

tada de tanto cine de autor, qué tal, nos veremos pronto, para las navidades

iremos a visitarnos y podremos a salir a cenar por el centro, hay que ir reser-

vando que luego los sitios se llenan…

aquí el texto amenaza con detenerse levemente. pero es importante

confesarlo. el hombre que sale de aquella sesión junto a la adolescente tar-

día que habla con su teléfono móvil se queda inmóvil en la acera durante

unos segundos. recordará con extraña lucidez la materialidad de los fenó-

menos de aquella calle: el color anaranjado de las farolas sobre la acera, el

banco de manera desportillado, el skoda gris que frena cuidadosamente junto

al semáforo, el ademán casi mecánico de sacar un camel a la salida de la sala,

el paquete de cartón ligeramente doblado, tardar unos segundos en encon-

trar el mechero, el aire frío que se confunde con la nicotina y el dióxido de car-

bono. Después.

Después el tiempo se detiene y el impacto de la cinta se hace intole-

rable y aquel imbécil barbiponiente que todavía no ha publicado su primer

libro simplemente se desploma. un académico nunca debería confesarlo. un

libro sobre el holocausto nunca debería comenzar hablando sobre esa ma-

nera estúpida y pueril, casi de pose de gafapasta insoportable, tan penosa y

lamentable –oh, cuánto lloré con el final de La cuestión humana, ¿acaso no

me convierte eso en un cinéfilo moderno, un conocedor que ha conseguido

compaginar su placer por la forma fílmica con una sensibilidad personal in-

tegrada, plena, comprometida, libre de complejos?

cuánto lloré con el final de La cuestión humana, en aquella calle estú-

pida de un madrid inhabitable, y no hubo nada ni glorioso, ni poético, ninguna

dignidad, nada bueno en aquella triste epifanía gastada de la pantalla en

negro. la gente llora por las cosas más estúpidas: capítulos de Amar en Tiem-

pos Revueltos, novelas malas de consumo rápido compradas en estaciones

de tren, canciones pop descargadas de internet. la gente llora con una esté-

tica contenida y precisa del sufrimiento destilado.

una metodología debería servir para aclarar los pasos del proceso de

análisis y garantizar una buena nómina de resultados. este libro apenas tiene

metodología alguna, y apenas una única conclusión. he intentado durante

diez años escribir El libro sobre el cine del Holocausto. por el contrario, La

cuestión humana me enseñó que la shoah está hablando todo el rato, pre-

sente en cada gesto.

e s p e j o s e n a u s c h w i t z

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e16

D o s s Á B a D o s D e n o V i e m B r e Y u n a c a m i n ata e n V i e n a

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e 17

sÁBaDo 20 De noViemBre De 1943

en polonia atardece cada vez más temprano. Quizá incluso nieva. el día

anterior fue razonablemente ajetreado en las labores del campo. Dos polacos,

roman cieliczko (número de ingreso 27089) y jerzy wesolowski (número de

ingreso 27273) escaparon del bloque Biie de Birkenau, dedicado a las familias

gitanas. por la noche, trescientas noventa y cuatro mujeres fueron llevadas

tras una selección a la cámara de gas. Dos de ellas, Bina Braun (número de in-

greso 62390) y rosa thierberger (número de ingreso 66462) tuvieron un ata-

que de pánico e intentaron escapar, pero fueron abatidas por los disparos

bajo esa nieve que quizá ya caía sobre el campo.1 un nuevo brote de tifus

está a punto de asolarlo. ni los vivos ni los muertos lo saben todavía.

por el momento, el sábado 20 de noviembre de 1943 sigue siendo un

día anodino, un sábado sin grandes novedades, sin selecciones, con apenas

trescientos noventa y cuatro cuerpos de los que deshacerse. a menos de diez

kilómetros del campo de exterminio se encuentra el cine de ošwieçim, una

sala a la que acuden los guardianes, los verdugos, atravesando una topogra-

fía de barreras y lodazales, cruzándose por el camino con los escuadrones de

trabajadores forzados que retornan al catre. mientras los cuerpos de los in-

ternos se preparan para el recuento bajo las nubes de ceniza –trescientos no-

venta y cuatro códigos genéticos descienden sobre ellos, se posan en sus

rostros, en sus zuecos, en las hendiduras de sus gorras y sobre sus ojos–, a

diez kilómetros de distancia un proyeccionista del que nada sabemos carga

unos rollos de película aprobados por el ministerio de propaganda y les ofrece

una tregua a los soldados. tienen los ojos cansados de muerte y necesitan

inyectarse como sea un fogonazo de belleza. auschwitz es un territorio de

“germanización obligatoria”, lo que en el léxico nazi quiere decir que las pelí-

culas se proyectan en alemán2, películas de la uFa en las que un cuerpo de

mujer ario, por ejemplo, monta en bicicleta, o se sienta al piano, o mira los

ojos azules de un cuerpo de hombre perfecto y le dice Ich liebe dich, que en

1. czech, Danuta, “a calendar of the most important events in the history of theauschwitz concentration camp”, VVaa, Auschwitz 1940-1945, Vol. V, ošwieçim:auschwitz-Birkenau state museum, 2000, p.189.2. D´almeiDa, Fabrice, Recursos Inhumanos: Guardianes de campos de concentración

1933-1945, madrid: alianza editorial, 2013, p.163.

el corazón extranjero de sí mismo del guardián solo quiere decir Ich liebe dich,

que es lo que nunca dicen las mujeres violadas, que es lo que nunca dice la

nieve ni el rugido de los crematorios, ni siquiera la mujer aria que espera en

algún lugar a que el guardián retorne para fecundar su útero germánico con

un hijo ario y racialmente puro que sea capaz de sacrificarse en el altar del

reich de los mil años.

Quizá nieva sobre polonia, o quizá sea la ceniza, pero el lenguaje del

cine de ošwieçim es el lenguaje de todos los cines y utiliza una serie de re-

cursos reconocibles –el primer plano iluminado con un lateral superior que re-

marca el pelo rubio y la mirada arrebatada de la joven actriz al decir Ich liebe

dich, el travelling que la sigue mientras monta en bicicleta o se sienta al piano,

el punto de giro en el guion que conducirá al tercer acto–, recursos que per-

manecerán esta noche en su memoria cuando se cierren sus ojos como se

cierran las puertas de la cámara de gas, el sonido de la película deslizándose

sobre los ejes bien engrasados del proyector que es como el chasquido de

los raíles que conducen los cuerpos muertos al interior del crematorio, la luz

que proyecta sobre la pantalla el pelo rubio de la joven aria, como la luz que

danza tras los globos oculares ya cegados para siempre del cadáver que arde

y se deshace en la soledad anónima de su cabina de incineración.

el 20 de noviembre de 1943, un día que prácticamente no existe en las

cronologías de auschwitz, alguien proyectó una película.

Viena, en algÚn momento De la segunDa DÉcaDa Del s. xx

Quizá nieva sobre la ciudad. al caer la noche, por una ventana abierta

se filtran unos compases del preludio de Tristán e Isolda. puede que el psico-

analista sigmund Freud, tantos años después de haber publicado su Inter-

pretación de los sueños, aparte la pluma de su manuscrito con un gesto

displicente y escuche el ronroneo de voces, la vajilla a medio lavar en una co-

cina minúscula del número 19 de la Berggasse, susurros de revolución y gue-

rra trepando por las cañerías y, en la cervecería, canciones obscenas, glorias

deshilvanadas de un mundo que comienza a mostrar sus jirones, un imperio

que es un lagarto que agoniza bajo la luna y la araña de la modernidad.

en cualquier callejón del imperio, un joven que ha pasado ya de la vein-

tena camina sombrío a través del crepúsculo color de cadáver, sombrío y duro

con los labios apretados.3 aferra contra su pecho escuálido una carpeta en la

e s p e j o s e n a u s c h w i t z

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e18

D o s s Á B a D o s D e n o V i e m B r e Y u n a c a m i n ata e n V i e n a

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e 19

que lleva sus últimos trabajos, sus paisajes, sus edificios.4 muchos de ellos

son escenas de campo, otros parecen esbozos de una ciudad deshabitada o

a medio deshabitar, con cuerpos humanos convertidos en sombra que espe-

ran bajo los soportales:

Y si se han fijado, en mitad de esa ciudad fantasmática, una ciudad con

un sol tan implacable que parecería que los habitantes tienen miedo incluso

de transitar por el centro de la acera –ciudadanos en sombra, ciudadanos de

la sombra–, hay una figura humana –semejante a una gárgola– que corona

una de las cornisas, vigilante, con un ademán irreconocible, un ángel oscuro

que se parapeta contra una de las chimeneas. no sabemos si el joven pintor

ha visto ya El gabinete del Doctor Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari, robert

wiene, 1920), si ha quedado ya mitad aterrorizado y mitad fascinado ante

ese cesare delirante que trepa por los tejados imposibles de una europa con-

vertida en pesadilla. hay, no obstante, una conexión subterránea entre el

joven pintor adolf hitler y el propio wiene, una intuición del sueño, de la pe-

sadilla, de la dominación de la vida de los súbditos.

3. nietzsche, Friedrich, Así habló Zaratustra, Valladolid: editorial maxtor, 2007, p.180.4. colotti, enzo, y mariani, riccardo, Water Colours of Hitler: Recovered art works,Florencia: Fratelli alinari, 2005.

a estas alturas de la historia, en 2015, ya hemos desactivado dos men-

tiras que nos habían permitido conciliar el sueño, aunque fuera brevemente.

la primera es que el antisemitismo de hitler tenía su origen en el rechazo que

los marchantes y académicos judíos vieneses habían ejercido sobre su obra

–de hecho, aparentemente dos de sus más usuales compradores eran judíos.5

la segunda es que a hitler se le había negado la entrada en la academia de

arte vienesa:

no fue expulsado por su estilo, como los impresionistas habían sido

expulsados de los salones de paris. lo que generó su expulsión fue

su evidente falta de habilidad a la hora de pintar rostros. incluso

cuando intentaba dibujarse a sí mismo no podía evitar realizar una

suerte de caricatura.6

el joven adolf hitler no podía pintar rostros. su trazo fallaba, su mano

se volvía inestable. se ha conservado una suerte de virgen aria de su primera

etapa en la que los resultados son poco menos que bufonescos. la naturaleza,

el edificio, el puente, la cornisa, podían ser reproducidos sin problemas. el

problema era la expresión, la empatía, la presencia de humanidad del otro.

en el límite, incluso, su máscara.

el joven adolf hitler se reconoce en el espejo pero su espejo no lo re-

conoce en absoluto. ni su trazo. Y así pasarán los años, hasta que en su inte-

rior descubrirá que su talento no es la creación sino el borrado de rostros.

hubiera sido muy fácil, como ocurría hasta ahora, localizar un chivo expiato-

rio que clarificara la historia: no fue el arte, sino sus aliados humanos –judíos,

por supuesto–, los que alentaron su antisemitismo. los crímenes no se co-

metieron en las lindes de la belleza, de la pintura, de lo más sagrado que ha-

bita en la representación, sino en las manos de los flujos del capital –los

e s p e j o s e n a u s c h w i t z

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5. jones, j. sidney, Hitler in Viena, nueva York: Briarcliff manor, 1983. también puedeconsultarse el monumental Kershaw, ian, Hitler, Barcelona: editorial península, 2010,en el que se demuestra que la introducción de elementos antisemitas en el pensa-miento hitleriano fue mucho más tardía de lo que generalmente se ha pensado.6. hilBerg, raul, Perpetrators, Victims, Bystanders: The Jewish Catastrophe, 1933-1945,nueva York: harper collins, 1992, p.4.

D o s s Á B a D o s D e n o V i e m B r e Y u n a c a m i n ata e n V i e n a

c o n t r a c a m p o - s h a n g r i l a t e x to s a pa r t e 21

marchantes, los dueños de los museos–, controlados de manera sibilina por

los propios judíos. Giorgo Vasari featuring Los protocolos de los sabios de Sión.

en cualquier callejón del imperio el joven pintor chasquea los labios,

aprieta la carpeta contra su escuálido pecho y entra en una sala de cine. como

casi todos los grandes monstruos del s. xx, hitler también fue un cinéfilo no-

table7: necesitaba un primer plano que le mirara, que le sostuviera en el vacío

de la sala, que generara en su interior un relato que contuviera la locura que

anidaba dentro suyo.

igual que todos nosotros.

7. noguera, jaime, Hitler en el Cine, madrid: t&B editores, 2014.


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