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Informe electoral Honduras 2013

Date post: 21-Feb-2023
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El declive del bipartidismo hondureño: las elecciones y el nuevo sistema de partidos en Honduras. Manuel Camilo González Vides 1 John Jairo González Henao 2 Juan Sebastián Ramírez Gómez 3 Introducción Tradicionalmente el sistema político hondureño ha sido dominado por los militares, y después del giro democrático por los partidos tradicionales, Partido Liberal (PLH) y Partido Nacional (PNH). El sistema bipartidista configuro una especie de democracia protegida (Loveman, 1994) que cerraba las posibilidades de nuevas expresiones políticas de sobresalir dentro de él, muchas veces por la decisiva influencia de las relaciones clientelares que surgían de un Estado cooptado por ambos partidos y en otras debido a la tutela militar. La dinámica electoral se reducía a una alternancia casi pactada, y la representación política mutaba de partidos hacia facciones dentro de los mismos partidos y viceversa; la representación se monopolizo entorno a la organización de los partidos políticos tradicionales. Sin embargo, desde el Observatorio Político Electoral Latinoamericano (OPEL) vemos con mucho interés que las 1 Estudiante de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda. Miembro de Observatorio Político Electoral Latinoamericano (OPEL) de la misma universidad. Correo: [email protected] 2 Estudiante de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda. Miembro de Observatorio Político Electoral Latinoamericano (OPEL) de la misma universidad. Correo: [email protected] 3 Estudiante de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda. Miembro de Observatorio Político Electoral Latinoamericano (OPEL) de la misma universidad. Correo:[email protected] 1
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El declive del bipartidismo hondureño: las elecciones y elnuevo sistema de partidos en Honduras.

Manuel Camilo González Vides1

John Jairo González Henao2

Juan Sebastián Ramírez Gómez3

Introducción

Tradicionalmente el sistema político hondureño ha sidodominado por los militares, y después del giro democráticopor los partidos tradicionales, Partido Liberal (PLH) yPartido Nacional (PNH). El sistema bipartidista configuro unaespecie de democracia protegida (Loveman, 1994) que cerraba lasposibilidades de nuevas expresiones políticas de sobresalirdentro de él, muchas veces por la decisiva influencia de lasrelaciones clientelares que surgían de un Estado cooptado porambos partidos y en otras debido a la tutela militar. Ladinámica electoral se reducía a una alternancia casi pactada,y la representación política mutaba de partidos haciafacciones dentro de los mismos partidos y viceversa; larepresentación se monopolizo entorno a la organización de lospartidos políticos tradicionales.

Sin embargo, desde el Observatorio Político ElectoralLatinoamericano (OPEL) vemos con mucho interés que las

1 Estudiante de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda. Miembro de Observatorio Político Electoral Latinoamericano (OPEL) de la misma universidad. Correo: [email protected] Estudiante de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda. Miembro de Observatorio Político Electoral Latinoamericano (OPEL) de la misma universidad. Correo: [email protected] Estudiante de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda. Miembro de Observatorio Político Electoral Latinoamericano (OPEL) de la misma universidad. Correo:[email protected]

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consecuencias de interrupción del orden constitucional dejunio de 2009 hayan generado nuevas dinámicas internas enHonduras. Nuevos partidos políticos han surgido desdeentonces como expresiones de los distintos problemas queafronta el país suramericano: inseguridad, crisis económica,corrupción (por nombrar los más importantes según la opiniónde los propios hondureños en Latinobarómetro 2009); peroresulta más relevante la diversificación del sistema departidos políticos que trajo consigo las elecciones generalesde 2013.

Estudiar la apertura del sistema político hondureño es abrirnuevas interpretaciones sobre las transiciones políticas. Delrígido bipartidismo se ha pasado a un multipartidismo quefavorece la democracia en cuanto al debate político y larepresentación, variables esenciales de la poliarquía descritaspor Dahl (1989). Sin embargo, la inserción de estas nuevasfuerzas políticas traería consigo una tensa relación entrelas ramas ejecutiva y legislativa, un problema degobernabilidad que deberá sortear el sistema políticohondureño si quiere conservar su estabilidad política.

1. Honduras: pugna entre militares, elites y partidospolíticos

La República de Honduras vio nacer sus principales partidospolíticos en las últimas décadas del siglo XIX y principiosdel siglo posterior, bajo un escenario de escasa soberaníanacional y dominio de las grandes empresas extranjeras. Así,en 1891 nace el Partido Liberal (PL) con claras ideasprogresistas y de integración regional, heredadas de lasluchas del caudillo Francisco Morazán. Por su parte, elPartido Nacional (PN) surge de la decisión del sectorterrateniente de las toldas liberales y en 1919 se consolidacomo representante de la derecha tradicional, aliada de las

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fuerzas armadas y con una red clientelar pluriclasista vasta.(Alcántara, 2003)

No obstante, el sistema de partidos hondureño padeció (y aúnsigue padeciendo) la constante “tendencia al fraccionalismointrapartidista (…) motivada por discusiones programáticas y,sobre todo, por motivos personalistas” (Alcántara, 2003,p.247). Esta última motivación ha sido consecuencia de losgobiernos militares que se extendieron hasta bien entrada latransición democrática en los años ochenta, y de la pocacapacidad organizativa de los partidos políticos después deesta.

De igual manera, Honduras ha sido testigo del resurgimientodel papel político de las Fuerzas Armadas mermado en losnoventa por los gobiernos civiles. El Golpe de Estado de 2009es una clara evidencia que el sector castrense sigue siendoun actor político autónomo, un árbitro de las relacionesinterinstitucionales del país centroamericano.

Honduras es un país centroamericano cuyo sistema político seencuentra caracterizado por la fuerte presencia de losmilitares en este, y la lenta transición hacia la democracia.Es así que hasta mediados del siglo XX las rivalidades de lospartidos conservador y liberal persistían, la movilizaciónera baja y el poder permanecía en manos de la alianzatriangular de los latifundistas, los inversores extranjeros,y el ejército. (Skidmore, 2001, pp.364)

2. El sistema de partidos hondureño

2.1 El cariato, las fuerzas armadas y los partidos en lasombra. (1933-1980)

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Durante este periodo las figuras predominantes en la escenapolítica hondureña fueron Tiburcio Carías (1933-1949) yOsvaldo Arellano López (1956-1957 y 1972-1974), quienespertenecían al Partido Nacional (PN). No obstante, esto nuncasignificó una hegemonía real de este partido, por elcontrario se vio constreñido a actuar políticamente por elinmenso poder concentrado en las manos de ambos dictadores.El Partido Nacional fue supeditado a ser una organización deapoyo a las políticas del régimen militar, en especial en eldiseño de las políticas del periodo 1972-1974 relativas a laexpansión y eficacia del Estado evidenciadas en el PlanNacional de Desarrollo (Alcántara, 2003).

Por otra parte, este periodo confluye la profesionalizaciónde la Fuerza Armada con su rol deliberante. La aprobación delestatuto de autonomía de 1957 favoreció la presencia continuadel sector castrense en la arena política, en muchasocasiones relacionándose con el PN. De igual manera, lasFuerzas Armadas gozaron de apoyo popular luego de su papeljugado en la guerra contra El Salvador, por cuestioneslimítrofes durante julio de 1969.

2.2 La Transición (1980-1985)

Para finales de la década del setenta la situación de laregión centroamericana fue álgida después del triunfo de larevolución sandinista, y el régimen militar, que en principiohabía tomado un cariz reformista, se vio obligado a tornarserepresivo, siguiendo los postulados de la Doctrina deSeguridad Nacional.

No obstante, fueron las presiones externas, irónicamentenorteamericanas, las que acabaron con el largo periodo deregímenes militares. Desde 1978, la presidencia Carterpresionó sobre la Junta Militar para que inicie un proceso de

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transición democrática. La presión surtió efecto y en abrilde 1980 se produjeron las primeras elecciones democráticas,con un record de participación del 81% del censo (Alcántara,2003, p. 233)

La transición política trajo consigo una nueva constitución ynuevas leyes electorales que propendían por la ampliación dela participación política diversos actores políticos como laizquierda democrática y partidos minoritarios, además deimpulsar la democratización de las estructuras internas delos partidos tradicionales.

Honduras entró a una situación de partidocracia (Coppedge,1994) caracterizada por el protagonismo de los partidospolíticos tradicionales. En tiempos de transición, el sistemapolítico democrático exigía una estabilidad que sólo podíanconferir los partidos políticos. Esta estabilidad sui generisestaba enmarcada en una dinámica del consenso y afincamientode las relaciones clientelares en la política subnacional queofrecían

“Un promedio de número efectivo de partidos de 2,3, bajosniveles de competitividad (12,3), altos niveles deconcentración electoral (95,9) y una de las tasas devolatilidad más bajas de la región, con un promedio de 7,1,son diferentes dimensiones de un bipartidismo fuertementeasentado, y podríamos decir que con visos de perdurabilidad,si no fuera por los hechos ocurridos en 2009.” (Otero Felipe,2013,p. 253)

Las primeras elecciones dieron como vencedor al partidoliberal quien conquistó la presidencia con su candidatoRoberto Suazo y obtuvo el 53,66% (Otero, 2013) de los escañosde la Cámara de Diputados. Sin embargo, las relaciones entreel presidente Suazo y el Poder Judicial se tornaron tensas

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por cuenta de las intenciones reeleccionista del primero queafectaban principalmente el equilibrio interinstitucional.

Ante esta situación los partidos políticos acordaron el Actade Compromiso como antesala a las elecciones de 1985, y a lascuales vieron como una oportunidad de frenar las ambicionesde Suazo. Derrotado Suazo, el Acta de compromiso inauguró unnuevo sistema electoral, basado en la normativa uruguaya. Alrespecto, Alcántara comenta:

“Posibilitaba la concurrencia de diferentes líderes defacciones de cada partido político, resultando ganador aquelque, dentro de la mayor cifra una vez acumulados los votospor partidos, liderara la facción más votada” (Alcántara,2003, p. 235)

Así, los principales impactos del Acta en el sistema políticohondureño fueron la concentración de la representación en lospartidos tradicionales, y la vez una tendencia alfraccionalismo al interior de ellos.

El éxito de los partidos tradicionales en la etapa detransición democrática fue la de fungir como articuladores deintereses y de actores legitimadores del sistema democrático.Los partidos políticos en el seno de la democracia son losejes o canales que entrelazan y comunican a la sociedad conel régimen político (Alcántara & Freidenberg, 2001, p.18)

2.3 La democracia en funciones (1989-2009)

Durante los veinte años de vida democrática en consolidación,Honduras experimentó 8 procesos electorales generales, esdecir que los comicios abarcaban la elección de presidente,diputados y representantes de los gobiernos municipales.

Dos particularidades sobresalen en este lapso de tiempo: elpredominio electoral del Partido Liberal en las elecciones y

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la mayoría legislativa que poseen los presidentes electos. Enprimer lugar, el Partido Nacional perdió fuerza durante elperiodo democrático debido a su cercanía con el régimenmilitar, un tanto desprestigiado en los ochenta porviolaciones a los derechos humanos, situación capitalizadapor el Partido Liberal al poner bajo tutela civil laactuación de las Fuerzas Armadas.

De las ocho elecciones el PN sólo ganó en dos ocasiones (1989y 2009) logradas en momentos de baja popularidad de losgobiernos liberales a causa de hechos de corrupción einestabilidad política. (Ver Tabla. 1)

Tabla 1. Resultados electorales (1980-2009)

AÑO FECHA A ELEGIR CANDIDATOSPRESIDENCIALESY PARTIDOS

RESULTADOS DEELECCIÓN

PRESIDENCIAL

PRESIDENTEELECTO.

1980 20 deAbril

AsambleaConstituyente

1981 29 deNoviembr

e

Ejecutivo yLegislativo

Roberto Suazo Córdova. (PL)

636.43753,93%

RobertoSuazo

Córdova.

Ricardo Zuñiga Agustinus. (PN)

491.08941,61%

MargenElectoral:

12,3

1985 24 deNoviembr

e

Ejecutivo yLegislativo

José Azcona Hoyo. PL

786.77151,01%

José AzconaHoyo.

MargenElectoral:

5,5Rafael L. Callejas. PN

701.492 45,48%

1989 26 deNoviembr

e

Ejecutivo,Legislativo yParlamento

Centroamericano.

Carlos Roberto Flores.(PL)

776.98344,31%

Rafael L.Callejas.

MargenElectoral:

6,73Rafael L. Callejas. (PN)

917.16852,30%

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1993 28 deNoviembr

e

Ejecutivo,Legislativo yParlamento

Centroamericano.

Carlos Roberto Reina.(PL)

906.79353,01%

CarlosRobertoReina

MargenElectoral :

11,6.

Oswaldo Ramos Soto.(PN)

735.12342,97%

1997 30 deNoviembr

e

Ejecutivo,Legislativo yParlamento

Centroamericano.

Carlos Roberto Flores.(PL)

1.040.403 52,65%

CarlosRobertoFlores

MargenElectoral:

12,3

Alba Nora Gúnera de Melgar.(PN)

844.98544,28%

2001 25 deNoviembr

e

Ejecutivo,Legislativo yParlamento

Centroamericano.

Rafael Pineda Ponce.(PL)

964.590 44,26%

RicardoMaduro

MargenElectoral:

7,9Ricardo Maduro.(PN)

1.137.734 52,21%

2005 27 deNoviembr

e

Ejecutivo,Legislativo yParlamento

Centroamericano.

Manuel Zelaya.(PL)

999.006 49,09%

ManuelZelaya

MargenElectoral:

3,7

Porfirio Lobo Sosa. (PN)

925.24346,22%

2009 29 deNoviembr

e

Ejecutivo,Legislativo yParlamento

Centroamericano.

Elvin Santos. (PL)

817.52438,12%

PorfirioLobo Sosa

MargenElectoral:

18,6

Porfirio Lobo Sosa. (PN)

1.213.69556,56%

Fuente: Elaboración propia con datos de Otero (2013)

Por otra parte, los presidentes hondureños han gozadogeneralmente de mayorías legislativas. Una de las causas sedebe a la concurrencia de las elecciones presidenciales conla del órgano legislativo, donde la figura presidencial

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supone una figura de arrastre electoral. Si bien esto haminimizado el conflicto interinstitucional de manerarelativa, los partidos políticos tradicionales aún siguenmonopolizando la representación, tanto a nivel nacional comosubnacional.

2.4 La crisis del régimen democrático (2009)

La transición democrática en América latina marco el fin delas intervenciones militares activas en la política queconducían en repetidas ocasiones al quiebre del régimendemocrático. Sin embargo, los viejos golpes de Estado hanmutado a las denominadas crisis presidenciales, sustituyéndose losmedios, y los actores que permiten la destitución delpresidente de un país.

Una crisis presidencial se define como “episodios que secaracterizan por episodios por niveles muy elevados deconflicto y por la decisión de una rama electa de disolver laotra con el fin de darle nueva forma a su composición.”(Pérez, 2009,p. 84). En efecto, la crisis hondureña aplica alconcepto pues en ella se reveló la intención de la ramalegislativa hondureña de deponer al titular de la ramaejecutiva, Manuel Zelaya.

Si bien el golpe fue ejecutado por los militares su papelreal fue subsidiario. Los protagonistas de la interrupcióndel orden constitucional fueron los legisladores hondureños ylos miembros del Poder Judicial, quienes unidos a sectoreseconómicos importantes y las fuerzas armadas conformaron unasólida coalición contra Zelaya. (Legler, 2010) Esta empezó atomar forma cuando Zelaya anunció su decisión de adherirse ala al (ALBA), organización que aglutina a diversos gobiernos

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de izquierda como Venezuela y Nicaragua. Dentro de losgremios y partidos políticos, en especial el Partido Liberal,se veía el riesgo de que Honduras siguiera los pasos de laVenezuela de Chávez y la subsiguiente implantación delsocialismo del siglo XXI.

Lo que vino a continuación fue una serie de avataresinstitucionales que aceleraron la crisis presidencial ydesembocaría en el derrocamiento de Zelaya. En primer lugar,el presidente hondureño inicio una campaña en favor delcambio constitucional. Zelaya impulsaba la creación de una“cuarta urna” dentro de las elecciones generales de noviembrede 2009 para interrogar a los hondureños sobre la convocacióna una Asamblea Constituyente. Tendiente a este propósito eltitular del ejecutivo intento infructuosamente de influir enla elección del Fiscal General y los miembros de la CorteSuprema de Justicia.

Luego siguió el choque con el congreso por negativa delmandatario de enviar el proyecto de presupuesto, con lo cuallos diputados se aliaron a la oposición existente alconsiderar que generaba “serios problemas fiscales alinterior de las agencias de gobierno”. (Legler, 2010,p. 11)La oposición vio en los actos del mandatario una forma depresionar al Congreso para que apoyase la Constituyente conel cual se pretendía hacerse reelegir.

No obstante, el culmen de la crisis institucional fue ladecisión de las Fuerzas Armadas de no apoyar el plebiscito.La recién elegida Corte Suprema de Justicia declaró ilegal elplebiscito y ordenó al jefe del ejército, General RomeoVásquez, suspender la distribución de las papeletaselectorales. Zelaya contraordenó al oficial, y al no lograrel cambio de su opinión le destituyó. Nuevamente la Corteentró a juzgar y declaró ilegal la decisión de Zelaya. Sumado

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a ello se desarrolló una protesta de un importante número degenerales a favor del reintegró de Vásquez.

Al amanecer del 28 de junio de 2009, un pelotón de soldadosirrumpió en el Palacio presidencial y tomó presó a Zelaya,quien ese mismo día fue exiliado a Costa Rica. Los militareshabían hecho efectiva una orden de arresto emanada de laCorte, quien había encontrado culpable al depuesto mandatariode 18 cargos incluido el de traición a la patria. (Legler,2010) En el curso del mismo día, el Congreso aceptó unasupuesta renuncia de Zelaya y confirmo la transmisión delpoder presidencial al presidente del Congreso, RobertoMichelleti.

Sobre la crisis de junio hay dos posturas encontradas. Zelayay sus seguidores aducen un golpe de Estado orquestado por elCongreso, sectores económicos ligados relacionados conEstados Unidos y las Fuerzas Armadas. También defienden elplebiscito amparándose en la Ley de Participación Ciudadana,aprobada por el Congreso y reconociéndose el derecho delpueblo a ser consultado (Velásquez Rivera, 2010).

Por su parte, otro sector, entre ellos los partidospolíticos4, afirman la tesis de la sucesión presidencial, por lacual Zelaya perdió su investidura presidencial al violar elartículo 239 de la constitución que prohíbe la reelección, supromoción o la reforma de la constitución para tal fin. A suvez, legitiman la actuación de los militares en conformidadcon el artículo 272, que reconoce como deber institucional delas Fuerzas Armadas el defender “los principios de libresufragio y la alterabilidad en el ejercicio de la Presidenciade la República” (Constitución de Honduras, 1982).

4 Incluso el Partido Liberal de Honduras (PLH), al cual pertenecía Zelaya,apoyó el golpe de Estado. Al regreso de su exilio, Zelaya formó Libertad y Refundación (LIBRE), un partido político de izquierda nacido de la deserción de partidarios del PLH y adeptos al depuesto presidente.

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Lejos de las interpretaciones de unos y otros, lo que sevivió en Honduras antes del 28 de junio de 2009 fue unacrisis presidencial en donde el alto nivel de conflictointerinstitucional desembocó en la decisión del PoderJudicial y subsecuentemente del Poder legislativo derecomponer la rama ejecutiva. Nótese que la actividadmilitar es limitada (casi nula) y quienes realmente seapropian de la acción de deponer a Zelaya son las ramas quefacultan al sector castrense a actuar conforme a la ley.

Toda crisis presidencial posee una consecuencia a posteriori: elquiebre o colapso del régimen presidencial. Sin embargo, estavaría según el tiempo en que dure la interrupción del ordenconstitucional. (Pérez, 2009) En el caso de Honduras podemosafirmar que hubo un quiebre a corto plazo caracterizado porun golpe legislativo, el cual se define como “una acción conjuntaentre militares y el Congreso para derrocar al presidente.”(Pérez, 2009, p. 92)

Esclarecida conceptualmente, la crisis hondureña sedesarrolló como conflicto inter institucional con undesenlace relativamente democrático. Esa relatividaddemocrática constituyó la debilidad del gobierno de facto,puesto que los mandatarios del ALBA no dudaron en activar laCarta Democrática Interamericana (CDI) y señalar que lo quehabía sucedido en Honduras era un llano golpe de Estado,omitiendo los nuevos patrones de inestabilidad políticasurgidos después de la tercer ola de la democratización.

El resultado de la activación de la CDI y la respuesta delnuevo gobierno en Tegucigalpa pronto reprodujeron unescenario de aislamiento internacional de Honduras, enespecial su suspensión de la Organización de EstadosAmericanos (OEA). El breve mandato de Michelleti estuvoabrigado por la imagen internacional de inconstitucionalidad,al punto que el nuevo presidente post-golpe, Porfirio Lobo,

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debió asumir el tema del reingreso a la OEA como unaprioridad en su agenda política.

2.4.1 Índices de confianza institucional antes y después delgolpe de Estado de 2009

La confianza institucional puede ser conceptualizada como laforma de apoyo difuso al régimen político expresado enactitudes favorables a la democracia, o como un respaldoespecífico según el desempeño y los resultados alcanzados porel gobierno (Easton, 1965 y 1975). Es decir el apoyo difusosería la aprobación al régimen o sistema democrático,mientras que el apoyo específico sería el apoyo al gobiernode turno.

La confianza en las instituciones democráticas se mantuvosostenida durante los primeros nueve años del siglo XXI. Lainterrupción del orden constitucional generó un apreciabledescenso en los índices de confianza institucional, sobretodo justificada por la incapacidad de dichas institucionesde propiciar una salida consensuada a la crisis política.(Otero, 2013)

A partir de 2009, la confianza en las institucionesreapareció. El gobierno de facto veló por el cumplimiento deunas elecciones justas, transparentes y equitativas. Además,hubo una amplia aceptación con el resultado que puso aPorfirio Lobo como presidente lo que le otorgó legitimidad asu mandato y por ende a las instituciones de la democraciahondureña (Ver. Tabla 2)

Ante una crisis política solucionada de facto, los hondureñosno se dejaron tentar por las aspiraciones autoritarias delpasado y mantuvieron su esquela democrática, rechazando laacción golpista. En la Tabla 3 se aprecian los resultadosreferentes a las actitudes frente al golpe de Estado de 2009.Profundizando en el estudio de opinión se puede observar que

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el nivel educativo y la edad influían decisivamente en laaprobación o desaprobación del golpe. En efecto, se llegó ala conclusión de que a mayor edad y nivel educativo más seaprobaba la incursión de los militares. Un dato que no esmenor es la desaprobación del sexo femenino al golpe, de locual se infiere, primero que el gobierno de Zelaya fue muyinclusivo en temas de género, y segundo que dicho apoyo sereplicaría a favor de Xiomara Castro, esposa del Zelaya ycandidata de LIBRE.

Tabla 2. Índice de confianza institucional- Honduras

Fuente: Elaboración propia con datos de Latinobarometro(2009)

Tabla 3. Actitudes frente al golpe de Estado de 2009

Actitud PorcentajeAprueba 31%No aprueba 52%NS/NR 17%Fuente: Elaboración propia con datos de Latinobarometro(2009)

2.5 Un rumbo incierto (2009-)

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Porfirio Lobo alcanza la presidencia con el 56,56% delsufragio y tras siete meses de inestabilidad institucional.Su primera tarea fue reinsertar a Honduras dentro de losorganismos internacionales de los cuales había sido expulsadodespués del derrocamiento de Zelaya. El esfuerzo del gobiernoLobo por ser readmitido dentro de la comunidad internacionaldio frutos con la suscripción del Acuerdo para la ReconciliaciónNacional y la Consolidación del Sistema democrático en la República deHonduras, y por el cual se permitió el regreso de Zelaya aHonduras, así como la readmisión del país centroamericano alseno de la Organización de Estados Americanos (OEA)

No obstante, al interior de su país, la administración Loboha sido reprobada por los ciudadanos. El aumento de lascifras de inseguridad ciudadana en 2012 con un saldo de 7172homicidios y la corrupción policial han generado unapercepción ciudadana de incumplimiento de las promesas decampaña por parte del presidente Lobo. Ello se evidencia enlas encuestas sobre la gestión presidencial realizadas porInstituto Universitario de Opinión Pública (IUOP) y el Equipode Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) quecalifican entre 2009 y 2011 la administración Lobo en 4,6dentro de una escala de 1 a 10. (El Heraldo, 23 enero de2013)

En este escenario político no es inusual que proliferennuevos movimientos y partidos políticos que buscan erigirsecomo una alternativa a los viejos partidos. Las eleccionesde noviembre evidenciaron una alta volatilidad electoral enfavor de estos nuevos actores políticos, señal de que el votoes una forma de accountability a los partidos en el gobierno(Shugart & Mainwaring, 2002).

3. Economía y sociedad hondureña

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Con el regreso a la democracia, la economía hondureña viviólargos periodos de recesión sólo atajados por años fértilesdonde el Producto Interno Bruto (PIB) superó el 5%. Asípodemos observar años críticos como 1999 (-1,9%) y 2009 (-2,4%) al contrario de años como 1993 (6,2%) y 2006 (6,6%)donde se experimentó una expansión sin precedentes para losrubros de Honduras desde la vuelta a la democracia en 1980(CEPALSTAT, 2012).

Durante los veinte años de vida democrática Honduras, labalanza comercial experimentó un aumento de lasimportaciones, situación que cambio a partir del periodo2009-2012 donde tanto las exportaciones e importacionesregistraron una leve paridad en sus valores, en rubros comoel café y el banano, productos tradicionales de exportación.De igual manera, para ese mismo periodo la InversiónExtranjera Directa (IDE) se elevó de 505,3 millones dedólares en 2009 a 1052,2 millones en 2012.

Por otro lado, la deuda externa de Honduras ha experimentadoun descenso relativo desde 1990 cuando se ubicaba en el98,36% del PIB. Al final del milenio, la deuda externa seubicaba en 65,54% del PIB, siendo 2009 la cifra más relevantede la primera década del nuevo siglo con 22,93% del PIB. Para2012, último registro obtenido por la CEPAL, la deuda escalóal 3% llegando al 26,09% del PIB.

No obstante, Honduras es reconocida por ser uno de los paísesmás pobres del mundo, siendo el primero en el escalafón de laregión centroamericana con un Coeficiente de Gini de 0,61(CEPALSTAT, 2012) Lo anterior no es un dato menor, según elPrograma de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)Honduras ocupa el puesto 120 en el Índice de DesarrolloHumano (IDH) con niveles de desigualdad del 0.458% y depobreza multidimensional del 0.159% (PNUD, 2012).

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Actualmente, según Transparencia Internacional en su informede 2013 Honduras comparte con Venezuela y Paraguay el puestode los países más corruptos de América Latina. Estasconsideraciones primarias forman una imagen negativa del paíscentroamericano en cuanto a manejos administrativos ysocioeconómicos.

La falta de instituciones sólidas ha aventajado a lainseguridad, como el principal y mayor problema que enfrentanlos hondureños. Según cifras del Observatorio de laViolencia, 83 de cada 100 mil habitantes han sido asesinadosentre enero y junio de este año, superando la media mundial,estimada por la Organización Mundial de la Salud (OMC), de8.8 por cada 100 mil habitantes. (El Heraldo, 7 de octubre de2013) Ante el fenómeno, el gobierno hondureño ha respondidocon políticas de “mano dura “como por ejemplo la PolicíaMilitar, las cuales no han resuelto la situación, antes bienhan intensificado la problemática de la violencia,especialmente en las ciudades.

La violencia ha generado un efecto contraproducente en elsistema de seguridad como lo es el fraccionamiento en lasentidades de seguridad, donde las cifras revelan que existeen Honduras 3.8 millones de guardias privados frente a 2.6millones de policías. (La Prensa, 2 de Diciembre de 2013)Esto evidencia el grado de desconfianza institucional de losciudadanos hacia los órganos de seguridad del Estado, muchosde ellos involucrados con actores ilegales.

4. Elecciones generales 2013

4.1 Marco legal de las elecciones Honduras 2013

Según la Constitución de Honduras, las elecciones se llevan acabo el último domingo de noviembre de cada cuatro años, es

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decir este 24 de noviembre 5’335112 hondureños en elterritorio nacional están habilitados para elegir presidente,128 diputados, y 298 representantes de los gobiernosmunicipales. De igual manera harán uso de su derecho al voto46331 ciudadanos hondureños residentes en Estados Unidosentre las 07:00 y 16:00 horas.

Las elecciones del presidente y los representantes de losgobiernos municipales se llevan a cabo por mayoría simple devotos, mientras que los escaños de los diputados se asignanpor principio de representación proporcional, de acuerdo alos 16 distritos plurinominales y 2 uninominales quecomprende el mapa electoral.

4.2 Candidatos y partidos políticos

Para Giovanni Sartori un partido político es “cualquier grupopolítico identificado por una etiqueta oficial que presenta alas elecciones, y puede sacar en elecciones (libres o no)candidatos a cargos públicos” (Sartori, 2005, p. 100). Enefecto, distinto de las anteriores elecciones generales loscomicios de noviembre fueron un escenario de grancompetitividad en todo el territorio hondureño en donde nuevecandidatos se disputaron la presidencia, de los cuales seisrepresentaban nuevos partidos políticos. Las tradicionalescandidaturas del Partido Liberal y el Partido Nacionalestuvieron representadas por Mauricio Villeda y Juan OrlandoHernández respectivamente.

Por otra parte, seis partidos y movimientos políticos ledisputaron el electorado a la tradición bipartidista deHonduras. Ellos fueron: Unificación Democrática (UD) conAndrés Pavón como su candidato, Orle Solís por el PartidoDemócrata-Cristiano Hondureño (PDCH), Romeo Vásquez, exgeneral involucrado en el derrocamiento de Manuel Zelaya en2009, lidera la Alianza Patriótica Hondureña; Jorge Aguilar

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por el Partido de Innovación y Unidad (PINU), SalvadorNasralla, presentador de televisión y fundador del PartidoAnticorrupción (Pac) y Xiomara Castro de Zelaya, esposa deldepuesto ex presidente Zelaya, por el Partido Libertad yRefundación (Libre)

De lo anterior, los movimientos políticos emergentes son porun lado, la reivindicación de una oposición que sea vistomarginada de los espacios públicos y que ante el descreditodel bipartidismo ha visto la oportunidad de volver a la arenapolítica. Por otro lado, son representativos de la coyunturapolítica del momento, son formaciones políticas que denuncianla corrupción y el déficit democrático en una Honduras post-golpe.

Así, podemos observar el tímido regreso de formacionespolíticas de izquierda como UD o PINU, y de la democraciacristiana como el PDCH, no hacia el parlamento sino en buscade alcanzar la primera magistratura del país centroamericano.De igual manera, la aparición del Partido Anticorrupción(Pac) representa la institucionalización de un sentimiento demalestar contra la corrupción rampante y la ineficacia delEstado por erradicarla.

Finalmente, LIBRE surge como una escisión del Partido Liberal(PLH) representando en doble sentido una respuesta aldesgastado y rígido bipartidismo hondureño, y a la vez unaalternativa política que porte las banderas de los valoresdemocráticos del programa político del ex presidente Zelayainterrumpidos por el golpe de Estado de 2009.

4.3 Campaña electoral

La campaña electoral inició el 26 de agosto y se extendióhasta el 19 de noviembre de 2013, donde los nueve candidatosa la presidencia, congreso y corporaciones municipalestuvieron la oportunidad de hacer uso de los medios de

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comunicación, propaganda y movilizar a sus seguidores enbusca de alcanzar la presidencia.

El pulso electoral estuvo centrado entre la candidata delPartido LIBRE, Xiomara Castro, y el candidato oficial, JuanOrlando Hernández, según la encuesta realizada por laencuestadora CID/Gallup. Según la firma, Castro de Zelayaobtenia el 29% de la intención del voto, mientras queHernández el 27% de opinión favorable. Le seguían en elescalafón, los candidatos liberal y del Pac, Villeda yNasralla con 15% y 11% respectivamente. (Infobae, Septiembre25 de 2013)

De igual manera, la encuestadora les pregunto a loshondureños por su afinidad partidaria y la posibilidad de queestas elecciones fueran un cambio transcendental en lapolítica nacional. En relación a la afinidad partidaria, elPartido Nacional lideró la encuesta con el 32%, seguido porLIBRE con 22% y finalmente, el Partido Liberal con el 21% dela favorabilidad.

En términos de observación electoral, el Foro de Sao Paulo yla OEA se comprometieron a enviar a sus misiones deobservación con el fin de garantizar la transparencia de loscomicios. La Unión Europea, que hasta entonces habíadesestimado su participación, consideró esta posibilidad ehizo presencia con 80 observadores. El apoyo internacional aestas elecciones tuvo su inicio determinante con la firma detodos los candidatos del Compromiso de Garantías Mínimas para la Éticay la Transparencia Electoral en el que se obligaban a aceptar losresultados electoral, con el fin de evitar el fraude yestallidos de violencia política.

Sin embargo, a pesar de los compromisos de transparencia y laconfirmación de observadores internacionales, los comiciosgenerales fueron invadidos por la desconfianza. Se rumoró

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sobre el papel desestabilizador del Foro de Sao Paulo en elevento de una posible derrota de la candidata de LIBRE (LaPrensa, Septiembre 22 de 2013), o las denuncias de posiblesdesconocimiento de los resultados por parte del PartidoAnticorrupción (Pac).

4.4 Elecciones presidenciales 2013

Las elecciones programadas para el 24 de Noviembretranscurrieron en relativa tranquilidad donde 32’000000 dehondureños ejercieron su derecho al voto. Un hecho violentoregistrado en la región de La Mosquitia, este de Honduras,fue la única alteración del orden público que empaño loscomicios. (El Heraldo, 24 de noviembre de 2013)

Con el 100% de las mesas escrutadas la presidencia fuealcanzada por el candidato oficial, Juan Orlando Hernández,con el 36, 89%, seguido por la candidata Xiomara Castro deZelaya del Libertad y Refundación (LIBRE) con el 28.78% delos votos. Por otra parte, el candidato del Partido Liberalobtuvo 20,30% seguido por el candidato del PartidoAnticorrupción con el 13,43%(Ver Tabla 4)

Tabla 4: Resultados elecciones presidenciales

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Fuente: Elaboración propia con datos del TSE (Honduras)

Por otra parte, los candidatos del PDCH, PINU, APH y PINUobtuvieron votaciones inferiores al 1%, lo cual coloca en unaposición incómoda a sus formaciones políticas ya que la leyelectoral hondureña dispone la perdida de la personeríajurídica de un partido político si este no alcanza el 2% delos sufragios.

4.5 Elecciones legislativas

Los resultados de las elecciones legislativas demostraron eldesmantelamiento de la hegemonía bipartidista en el congresohondureño. Nuevas fuerzas políticas como LIBRE y Pac restaronapoyos significativos a los tradicionales Partido Nacional yLiberal, reduciendo sus curules al interior del parlamento.Así, el Partido Nacional vio reducida su representaciónparlamentaria de 71 curules en 2009 a sólo 47 en 2013,situación idéntica al Partido Liberal que obtuvo en estaselecciones 27 curules de 45 conseguidas en las eleccioneslegislativas de 2009.

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En esta situación, LIBRE se ubicó como la segunda fuerzapolítica del país y principal de oposición al obtener en sudebut electoral 37 curules. Sumado a ello, el PartidoAnticorrupción alcanzó la significativa cifra de 13 curulesderrotando a partidos históricos de oposición como el PINU,PDCH y UD quienes sólo obtuvieron un solo escaño cada uno.(Ver. Tabla 5)

Tabla 5: Resultados elecciones legislativas (en volumen deescaños)

Fuente: Elaboración propia con datos del TSE (Honduras)

4.6 Elecciones locales

Las elecciones locales reflejaron un predominio absoluto delPartido Nacional (PN), aun cuando no del bipartidismohondureño. De las 298 alcaldías en juego, el PN alcanzó 183 yel Partido Liberal (PLH) sólo 31, cifra superada por 83alcaldías logradas por LIBRE. (Ver. Tabla 6) A pesar de laincursión exitosa del zelayismo en las elecciones locales,

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los niveles de renovación de las autoridades políticaslocales siguen siendo inferiores al 20%

Tabla 6: Resultados de las elecciones locales

Partidopolítico

Alcaldías Porcentaje

PNH 183 62%PLH 31 31%LIBRE 83 83%PDCH 1 0.3%Fuente: Elaboración propia con datos del TSE (Honduras)

5. Congreso divido: el fenómeno de las alianzas políticasen Honduras 2014-2018

Las elecciones generales de 2013 generan diversos escenariosde gobernabilidad en donde las alianzas políticas pueden o nosostener el débil mandato del nacionalista Juan OrlandoHernández. Principalmente, la discrecionalidad quecaracterizaba las relaciones Ejecutivo-Legislativo se ven hoyen riesgo por la presencia dos partidos de oposición que handesplazado a formaciones políticas centenarias como el PLH ,de su rol de principal fuerza política del país. Laconsecuencia evidente es un congreso dividido y heterogéneo,que obliga al presidente electo a buscar apoyos políticospara afianzar su legitimidad, desde ya frágil por un estrechomargen de victoria en las elecciones presidenciales

Sobre el mapa político del país centroamericano se esgrimenlas alianzas políticas, fenómeno que sólo se había visto en1985 para asegurar la transición a la democracia y que ahorapermitirá el sostenimiento del bipartidismo o su lentodesmantelamiento. Podríamos afirmar que hay dos grandesalianzas políticas, ambas no exentas del problema delintrafraccionamiento, muy recurrente en los partidos

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políticos hondureños: el pacto natural entre el PNH y PLH; y lacoalición del Pac con LIBRE,

La primera alianza tiene trayectoria política probada eintereses en común, sobre todo para el PLH quien se resiste adesaparecer como partido político ante el avance de LIBRE.Los une ser los pilares (o pioneros) de la democracia enHonduras y una que otra afinidad ideológica en temas depolítica macroeconómica. Esta parecería ser la primera opciónde Hernández para restaurar una malherida hegemoníabipartidista en el congreso hondureño. Sumarían cerca del 60%de los apoyos parlamentarios, apoyos necesarios y suficientespara aprobar el paquete de reformas del presidente electo.

Sin embargo, el pacto natural ya encuentra sus primerascontradicciones. Recientemente, el PLH se opuso a la reformatributaria impulsada por el PNH, situación impensable hastaentonces, ya que ambos comparten visiones ortodoxas sobre laeconomía. Una de las razones del PLH para oponerse a estepaquete económico es la necesidad de recuperar el electoradoperdido frente a LIBRE y Pac en los comicios de noviembrepasado, intentado dar a conocer la imagen de un partidocomprometido con los más desfavorecidos.

Por otro lado, el bloque alternativo integrado por LIBRE yPac, será el artificie de una redemocratización en el senodel sistema político hondureño. Representan las nuevasexpresiones políticas surgidas después de 2009, y sonllamados a pluralizar la toma de decisiones políticas pormuchos años monopolizadas por el bipartidismo. Si bien larepresentación se vio favorecida por la entrada de estasagrupaciones al sistema, resulta ser predecible un escenariode estancamiento del trabajo legislativo por cuenta de losinnumerables bloqueos institucionales de la nueva oposición.

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No obstante, ni la oposición política se salva delfaccionalismo. Ya se oyen voces de división al interno deLIBRE, dado que una importante parte del zelayismo ve conrecelo la decisión de su ex candidata presidencial de aceptarlos resultados electorales. De continuar esta situación, seafectaría su principal rol en la legislatura: su unidad comobancada opositora, dando ventajas a la coalición bipartidistade mantener el control de la legislatura.

En suma, vemos claramente dos bloques políticos antagónicosen un predecible escenario de polarización. Mas elfaccionalismo que ronda los diversos partidos políticos puederestar o sumar para la consolidación de uno u otro bloque.Escenarios como la división del bipartidismo puede darventaja al bloque de LIBRE y Pac, o viceversa. Ante elestancamiento legislativo y de relación de fuerzas esinevitable que ambos bloques busquen el apoyo de partidospequeños como los de la izquierda democrática para tratar dezanjar resultados favorables a sus posiciones.

6. Conclusiones: Nuevas realidades, nuevos actores.

Honduras puede ser calificado como el país de “tripletransición democrática” dada su paulatina apertura delsistema político, que se fundamenta en tres hitosinstitucionales: el regreso de la democracia en 1980, elfortalecimiento institucional de 1985 y el transitoinesperado del bipartidismo al multipartidismo de 2013.

Los dos primeros hitos se refieren a la “salida” delautoritarismo del sistema político hondureño, en cualquierade sus formas: vestido de uniforme o de civil. Amboscontribuyeron a que la democracia como régimen político seconsolidará, y los partidos políticos movilizarán sussimpatizantes en un ambiente completo de garantíaselectorales. Sin embargo, el bipartidismo rígido del PNH y el

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PLH (y sus facciones) monopolizaron la representaciónpolítica, dejando en la sombra a actores políticos emergentesque consigo llevaban nuevas demandas al sistema político. Elimpasse de 2009 reflejó esa problemática. El giro de Zelaya deuna democracia más participativa (contra la representaciónmonolítica de los partidos tradicionales) fue la válvula deescape de estas nuevas realidades que debían ser atendidaspor el sistema político, y que para el futuro venidero seposicionarán como prioritarias: democratización, lucha contrala corrupción y la seguridad.

El tercer hito es la consecuencia directa de la coyuntura de2009, pero fundamentalmente demuestra el inicio de la etapademocrática en Honduras. Con el sistema político abierto atodos los tintes políticos, la política como consenso serámás genuina que la discrecional relación ejecutivo-legislativa característica de los gobiernos bipartidistas.Sin embargo, debemos tener en cuenta que este logrorepresenta un riesgo altísimo de ineficacia en la toma dedecisiones, y más con un país necesitado de reformasprofundas al interior de sus estructuras políticas y socio-económicas. Así pues, el gran reto de la democratizaciónconsistirá explícitamente en que crear escenarios de dialogopolítico que propicien puntos de encuentros en torno a unaagenda común para Honduras.

Por otra parte, el tema de la corrupción debe pasarnecesariamente por la revisión exhaustiva de lasinstituciones políticas. La democracia no es un sistemapolítico que solucione todos los problemas de la desigualdaden la sociedad, pero sí aporta sus instituciones como límitesy reglas de convivencia dentro de la comunidad política,tanto para quienes gobiernan como para aquellos que sonreceptores de los efectos provocados por los actos degobierno. La igualdad política – otros dirían jurídica- de

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los ciudadanos es un reto primero para vencer la corrupción.Asegurar el imperio de la ley de manera real y efectivalogrará crear un ambiente de continuo control político, quepermita migrar del voto como accountability al control políticopermanente de la ciudadanía.

Finalmente, los hondureños coinciden en que la mayorprioridad del gobierno es la búsqueda de la seguridadciudadana. La inseguridad genera percepción de ineficacia delEstado frente a las demandas de la sociedad. Sin embargo, lagran afectada es la democracia, puesto que las deliberacionesparlamentarias no van al ritmo insondable de la delincuencia;preferirán un gobierno de “mano dura”, coartador de laslibertades en favor del bienestar social.

En suma, Honduras vive un proceso de transición políticadespués de 2009. Los problemas que asechan al Estado ysociedad hondureños son los mismos que pueden hacer perder lafe en la democracia –corrupción, inseguridad- y devolver elpasado autoritario del país centroamericano. Hernández tieneun gran reto: democratizar con seguridad.

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