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Introducción: Organización social y riego

Date post: 28-Apr-2023
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INTRODUCCION: ORGANIZACIÓN SOCIAL Y RIEGO Jacinta Palerm PRESENTACION En esta Antología pretendemos ofrecer una panorámica sobre la historia de la administración del agua de riego en México y en otras regiones hispánicas. Para el siglo XX en México abordamos tres tipos de instituciones para administrar el agua: las juntas de aguas, las urderales y los distritos de riego; pero también retrocedemos a los antecedentes de la administración del agua de riego en el siglo XIX y la colonia. Se compara la gestión del agua en distintas regiones hispánicas bajo el Imperio Español, y se destacan las particularidades del caso mexicano. La panorámica sobre la administración del agua en México, se complementa con ensayos de funcionarios de la Comisión Nacional de Irrigación escritos en la década de 1930 y 1940. Discuten la capacidad autogestiva en viejos regadíos y la necesidad de organizar a los regantes en los nuevos Distritos de Riego para entregarles la administración de los Distritos. La Antología, sin embargo, inicia con la discusión teórica sobre las implicaciones del regadío en la sociedad. ORGANIZACIÓN SOCIAL Y RIEGO: TEORÍA La antropología social tiene como gran tema de investigación el de la evolución sociocultural de la humanidad y una de las preguntas centrales es aquella relacionada con el origen de las primeras grandes civilizaciones: la aparición de elites capaces de hacer producir excedentes así como de apropiarse de excedentes. El estudio de la organización social en torno a sistemas de riego tiene un gran interés teórico, dado que se ha planteado que las primeras
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INTRODUCCION: ORGANIZACIÓN SOCIAL Y RIEGO

Jacinta Palerm

PRESENTACION

En esta Antología pretendemos ofrecer una panorámica sobre la historia de la administración del agua de riego en México y en otras regiones hispánicas. Para el siglo XX en México abordamos tres tipos de instituciones para administrar el agua: las juntas de aguas, las urderales y los distritos de riego; pero también retrocedemos a los antecedentes de la administración del agua de riego en el siglo XIX y la colonia. Se compara la gestión del agua en distintas regiones hispánicas bajo el Imperio Español, y se destacan las particularidades del caso mexicano.

La panorámica sobre la administración del agua en México, se complementa con ensayos de funcionarios de la Comisión Nacional de Irrigación escritos en la década de 1930 y 1940. Discuten la capacidad autogestiva en viejos regadíos y la necesidad de organizar a los regantes en los nuevos Distritos de Riego para entregarles la administración de los Distritos.

La Antología, sin embargo, inicia con la discusión teórica sobre las implicaciones del regadío en la sociedad.

ORGANIZACIÓN SOCIAL Y RIEGO: TEORÍA

La antropología social tiene como gran tema de investigación el de la evolución sociocultural de la humanidad y una de las preguntas centrales es aquella relacionada con el origen de las primeras grandes civilizaciones: la aparición de elites capaces de hacer producir excedentes así como de apropiarse de excedentes.

El estudio de la organización social en torno a sistemas de riego tiene un gran interés teórico, dado que se ha planteado que las primeras

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grandes civilizaciones están vinculadas a la construcción y administración de grandes infraestructuras hidráulicas para la agricultura de riego.

El vínculo entre agricultura de riego y civilización radica en primera instancia en que el regadío permite la generación de excedentes agrícolas; en segunda instancia --y según la propuesta de Wittfogel (1957)-- en el requerimiento de administradores para construir y operar las grandes obras de riego , requerimiento que a su vez llevó al surgimiento de una elite y del Estado. La hipótesis hidráulica de Wittfogel propone la tendencia inherente de las sociedades hidráulicas a convertirse en estados centralizados y despóticos.

Diversos estudios de caso llevaron a poner en duda la propuesta de Wittfogel, por ejemplo Arthur Maass en... And the desert shall rejoice presenta un diseño de investigación consistente en seleccionar casos (de España y Estados Unidos) en los que el Estado había construido gran obra hidráulica (una presa de almacenamiento) y analizar si esta obra había llevado a una situación de control (autoritario – despótico) por parte del Estado sobre los regantes beneficiados por la obra. Lo que encuentra A. Maass es que la administración de los sistemas de riego está en manos de los mismos regantes, que esta tiene un carácter democrático y que las organizaciones de regantes logran negociar exitosamente con el Estado.

Otro ejemplo es el diseño de investigación que propone Hunt (1988), el diseño consiste en el análisis de la existencia de una correlación entre tamaño de sistema de riego y administración por el Estado, donde, según la propuesta de Wittfogel, los sistemas grandes debieran ser administrados por el Estado. Hunt define los conceptos de sistema de riego, de autoridad sobre el sistema de riego y de tamaño del sistema de riego. Lo que encuentra Hunt es la ausencia de tal correlación, es decir hay sistemas grandes autogobernados.

Algunos investigadores quedaron satisfechos con la conclusión de que se había exitosamente demostrado que Wittfogel estaba equivocado. Sin embargo, la antropología social tiene al método comparativo como método fundamental para la búsqueda y análisis de regularidades sociales (Radcliffe Brown, 1923, 1952; Hunt, 2007), y

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precisamente el impacto del regadío sobre la organización social se presta a un análisis comparativo, ¿hay una sola respuesta social o, como propone Millon (1962), hay variaciones en la respuesta social a la práctica de la agricultura de riego? y, en tal caso, ¿cuál es la causalidad de las semejanzas y diferencias? El estudio comparativo de la relación entre organización social y riego tiene el interés práctico añadido de un mejor entendimiento de las condiciones para una buena gestión del agua.

Un ejemplo de lo que parece ser una regularidad social, es que el análisis sobre los requerimientos organizativos de grandes obras de riego en regadíos contemporáneos, señala la construcción por el Estado de grandes obras hidráulicas, la administración de grandes presas y grandes sistemas de riego por una tecnocracia (del Estado o contratada por los mismos regantes) (Price, 1994; Worster, 1985; Reisner, 1986; Vaidyanathan, 1985; Mabry, 1996, 2000; Palerm, 2000, 2001-a, 2002, 2005-a, 2006). Es decir la no-administración por el Estado, no implica ausencia de burocracias.

Este análisis no solo es interesante desde la perspectiva de regularidades sociales y de políticas públicas , sino también implica revalorar la hipótesis hidráulica. Hay evidencia de que uno de los impactos de la gran irrigación sobre la organización social es el requerimiento de administradores (de burocracia y de tecnocracia).

Adicionalmente, en las investigaciones sobre los orígenes de las civilizaciones, luego de algunas décadas de afirmación contundente sobre “ya se probó que Wittfogel estaba equivocado”, hay un resurgimiento de la teoría de Wittfogel (Marcus y Stanish, 2006). Lo positivo de Wittfogel –dicen-- es que propone que hay una relación entre jerarquías e hidráulica, entre el origen del Estado y la intensificación de la agricultura. Es la intensificación de la agricultura la que proveyó los medios para la producción de excedentes, lo que a su vez proveyó la base material para la diferenciación socio -económica. Sin embargo –añaden-- es motivo de debate cómo se relaciona la intensificación de la agricultura con el poder del Estado, es decir los mecanismos por los cuáles tuvo lugar la expansión del control por la elite. En la propuesta de Wittfogel, el requerimiento de

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administradores para construir y administrar las grandes obras de riego llevó al surgimiento de una elite y del Estado (Marcus y Stanish, 2006; Mabry, 2000).

Erickson (2006), critica lo que llama el enfoque neo-Wittfogeliano o de economía política, que señala que existe algún tipo de relación causal entre intensificación de la agricultura y origen del Estado. El enfoque neo-Wittfogeliano también incorpora un concepto que ya brevemente había tocado Childe (1936, 1942) --y que también critica Erickson-- el requerimiento de mecanismos de coerción para la producción (y entrega) de excedentes. En los análisis de Chayanov (1924) y de Sahlins (1974) sobre el modo doméstico de producción las unidades domésticas despliegan trabajo para satisfacer sus necesidades de consumo y una vez cubiertas las necesidades de consumo la inversión de trabajo cesa y, por lo tanto, no van a producir excedentes1 (ver también Palerm, 1995, 1997-b).

Erickson (2006: 338-340) argumenta que se presta poca atención a las capacidades de las sociedades igualitarias (campesinos) de manejar sistemas agrícolas complejos intensivos sin jerarquías2 y pone diversos ejemplos, entre ellos el estudio de Lansing (1991) sobre Bali.

Scarborough (2006), sin negar la evidencia que presenta Erickson, hace la pregunta de --entonces sin Estado, sin jerarquías ¿qué hacen estas pequeñas comunidades con los excedentes si no los invierten en todo aquello en que las elites y los Estados invierten los excedentes: pirámides, palacios, gasto suntuario, etc.? Lo que alude al problema planteado, qué es lo que desencadena la formación de una elite capaz de captar excedentes, dado que en el modo doméstico de producción hay resistencia a la producción de excedentes.

La propuesta de Erickson consiste en que es posible la administración de gran obra hid ráulica sin burocracia, sin embargo el estudio de Lansing sobre Bali se refiere al gobierno coordinado de una cuenca que riega unas 8,600 ha, donde cada sistema riega entre 30 y 150 ha. (Lansing, 1991: 42, 46, 118-119) y las 100,000 ha que refiere Mabry (2000) para Bali representan mas bien un continuo geográfico de pequeños regadíos. Las dimensiones del regadío de Bali pueden compararse con las de una obra de cabecera en China, construida en

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200 a.C. y que sirvió para regar inicialmente unas 200,000 ha., el sistema todavía está en funcionamiento y actualmente riega unas 700,000 ha. (Vale, 1905; Jones, 1954; Yongtang, 1988; Willmott, 1989).

No obstante la propuesta de Erickson3debe explorarse sistemáticamente. Los ejemplos de la capacidad organizativa de campesinos se encuentran no solo para el regadío, sino también para el manejo de otros sistemas agrícolas. La llamada comunidad aldeana o comunidad corporada (también denominado comunismo primitivo) son ejemplos de esta organización (Maine, 1861; Laveleye , 1874; Palerm, 1998).

En relación al impacto del pequeño riego sobre la organización social en sociedades igualitarias, hay avances analíticos muy interesantes. Mabry (2007) plantea que con las primeras obras de pequeño riego en comunidades de 70- 175 personas hay un desarrollo de la esfera política, es decir la aparición de una autoridad supra familiar (o supra unidad doméstica). Desde una perspectiva evolutiva, Mabry (2007) señala que con la aparición del pequeño riego se desarrolla simultáneamente la propiedad privada y la propiedad corporada, dos novedades con relación a las sociedades de cazadores recolectores. La pequeña obra de riego es una propiedad corporada del conjunto de unidades domésticas y las unidades domésticas tienen derechos y obligaciones hacia la propiedad corporada, por ejemplo derecho al agua y obligación de cumplir faenas de trabajo. Se desarrolla una cooperación y toma de decisiones colectivas sobre la propiedad corporada. Concluye Mabry que estas pequeñas comunidades con agricultura de riego a pequeña escala representan el inicio de trayectorias hacia niveles de organización supra comunitarios más complejos. El análisis de Mabry con base en datos arqueológicos no difiere del de Wade (1988) sobre el impacto de la administración del riego en el desarrollo de la esfera política en las comunidades campesinas:

“Si, como algunos politólogos, vemos las bases del Estado en una conjunción de contrato y coerción, y si pensamos que los primeros Estados representan un estadio relativamente avanzado

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de evolución de lo público en comunidades locales, podemos, a partir de cómo se sustenta la combinación de contrato y coerción en las aldeas Indias de nuestros días, buscar nuevas luces de cómo emergió en las comunidades agrícolas de los Estados prístinos.” (Wade, 1988 pp. xi).

Estos casos son los que Wittfogel denominó de hidroagricultura, a diferencia de la sociedad hidráulica.

ORGANIZACIÓN SOCIAL Y RIEGO: MÉTODOS Y CONCEPTOS

El estudio comparativo del impacto del regadío sobre la organización social requiere de la utilización de conceptos claros, la propuesta más clara es la de Hunt (1988) y es la que hemos utilizado (Palerm, et al 1997, 2000). La metodología y los conceptos básicos propuestos son:

1) Visualización de la organización4. La propuesta de Hunt (1988) y Kelly (1983) sobre cómo visualizar la organización consiste en dar seguimiento a cómo se llevan a cabo y quiénes son responsables de llevar a cabo o de coordinar las tareas universales o tareas siempre presentes en los sistemas de riego: construcción del sistema físico, la captura de agua del medio, el reparto del agua una vez capturada, mantenimiento del sistema físico, solución de conflictos, y contabilidad5, --y posiblemente también monitoreo.

2) Sistema de riego: abarca desde la bocatoma de una fuente natural, su conducción por canales hasta las parcelas y, en su caso, el sistema de drenaje. Se parte del concepto “sistema de riego” ya que se trata de medir el impacto de infraestructura hidráulica sobre la organización social. Sin embargo el concepto “sistema de riego” no incluye presas de almacenamiento, por lo cual se puede considerar incluir un concepto de área de comando de una presa de almacenamiento. La definición también excluye el manejo coordinado de cuencas, que también puede ser otra categoría de análisis.

2) Tamaño del sistema de riego. Se trata de poner un valor a “gran” y “pequeña” irrigación en lo que son sistemas de riego muy diversos, la propuesta es usar la superficie regada, que tiene además la ventaja de ser un dato relativa mente fácil6. Por otra parte, crecientemente se ha incorporado la reflexión del impacto del número de regantes: la

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dificultad de operación y la dificultad de “ponerse de acuerdo” es distinta cuando son dos o tres haciendas a cuando son 30 comunidades campesinas y unos 4,000 regantes. Al problema de coordinar grandes números de personas se le ha denominado en inglés “scalar stress” (Johnson, 1982; Mabry, 2000).

4) Cédula de autoridad. Por cédula de autoridad Hunt (1988) se refiere a quién nombra a las autoridades del sistema: el Estado, los mismos regantes o, como en el caso de las haciendas, la empresa misma nombra al empleado a cargo. En esta definición se asume que sistema de riego e institución son isomó rficas 7, sin embargo empíricamente se encuentra que frecuentemente una y otra no lo son (Palerm, 2001-b; Hunt, 2007). Los ejemplos de casos que reseñamos a continuación están tomados de Palerm (2001-b).

Por ejemplo, en una comunidad llamada Tochimilco, en las faldas del Popocatepetl, hay una serie de manantiales que riegan las tierras de la comunidad; cada manantial pertenece a un barrio y cada barrio cuenta con su propia organización. En un caso hay dos manantiales que pertenecen a dos barrios distintos, pero comparten el mismo canal para traer el agua y luego cada barrio toma su agua. ¿Esto es un sistema de riego o son dos? Desde la perspectiva únicamente de la infraestructura parece ser uno, sin embargo desde el punto de vista de la organización social cada barrio es “propietario” de un manantial y hacen arreglos para compartir el canal.

En el valle de Tehuacan, hay unas 10,000 ha. de riego, las fuentes de agua consisten en una multitud de manantiales, galerías filtrantes y pozos profundos, así como algunas tomas directas de río, ninguna de las fuentes de agua tiene un área de comando definida debido a un mercado de agua activo y a una compleja red de canales que hace posible llevar el agua a una diversidad de sitios, lo que hace imposible predecir a dónde va a llegar el agua de una dada fuente. Este conjunto de fuentes y complejo de canales ¿es un sistema o son una multitud de sistemas interconectados? Además la propiedad de derechos de agua, de canales y de tierra está en distintas manos: individuos, ejidos y comunidades ; y el acceso a tierra, agua y canales depende de la

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propiedad, de acuerdos de mediería y de renta, incluyendo el pago por el uso de canales.

En el río Cuautla, una organización administra el agua para regar unas 10,000 ha., el agua proviene de diversas tomas sobre el río, de un afluente que alimenta al río Cuautla, así como de una serie de manantiales que anteriormente drenaban al río Cuautla, estos últimos tienen sus propios canales, es decir no comparten la misma fuente de agua ni infraestructura, pero si pertenecen a la misma organización (o asociación) creada por el Estado. Adicionalmente, una de las tomas sobre el río pertenece a otra organización (la junta de aguas del canal Tenango). ¿Puede denominarse la asociación de río Cuautla un consorcio de sistemas de riego, aunque no compartan las mismas fuentes de agua, y cómo debe considerarse el caso de la toma del canal Tenango?

En el ahora extinto sistema de San Teotihuacan, gobernado por una sola organización definida por el Estado, las fuentes de aguas incluían manantiales y el río que además de drenar el agua de los manantiales, drena aguas broncas durante la temporada de lluvias. Algunos de los canales tomaban el agua directamente de los manantiales --y parte del agua de los manantiales se dejaba correr deliberadamente al río, otros canales tenían su toma directa del río. ¿Es un sistema de riego considerando la fuente de agua de los manantiales, o son varios sistemas por la multiplicidad de tomas? Si se consideran las aguas broncas, ¿es un sistema con dos fuentes de agua, o son nuevamente varios sistemas de riego?

En el río Nexapa, se riega la vega del río , cuando menos desde la colonia y muy probablemente desde la época prehispánica, mediante una serie de tomas a lo largo del río; a finales del siglo XIX se construyó un canal y túnel para llevar agua del río Atoyac al Nexapa; actualmente hay unas 12 tomas que riegan unas 10,000 ha y cuentan con una organización para dar mantenimiento al canal y al túnel así como para repartir el agua disponible. ¿Es esto un sistema de riego o son varios sistemas con una sola organización?

Se destacan dos aspectos, la dificultad sobre el terreno de delimitar “EL” sistema de riego, pero además la falta de correspondencia

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entre sistema de riego y organización (o institución) a cargo de la administración. La organización puede abarcar más que un dado sistema, como en el caso del río Cuautla, o puede abarcar meno s, tal el caso de la red hidráulica del valle de Tehuacan que es administrada por una multitud de organizaciones.

Sobre el terreno, para estudios de caso, parece conviene priorizar hasta que punto una dada organización o un conjunto de organizaciones logran administrar eficazmente el agua y, en dado caso, qué espacios carecen de una administración eficaz. Ello significa partir de lo material (el agua y la infraestructura).

Se hace evidente que se requiere un desarrollo del concepto de organización (tipos de organizaciones o instituciones de riego). La correspondencia o falta de correspondencia entre sistema y organización es un tema en si mismo, así como el encadenamiento entre organizaciones o la existencia de niveles organizativos.

El problema de la correspondencia entre sistema de riego y una dada organización, aventurando que se pretende analizar el impacto del regadío en la organización, se vuelve más complejo si se consideran otras “cédulas de autoridad”, Hunt (2007) propone dos tipos adicionales: el municipal8, cuando el municipio (o ayuntamiento) es el que tiene la autoridad para administrar el sistema y el de los Distritos de Riego de Estados Unid os, para ambos casos señala Hunt (2007: 121) que no son organizaciones exclusivas de los regantes y únicamente de los regantes.

Hunt (1988, 2007) supone que la organización encargada de la administración del riego es unificada, es decir que es UNA organización –y, como ya señalamos, isomórfica con el sistema de riego. Señala como contraparte de unificado: acéfalo. De hecho supone que, salvo sistemas muy pequeños, todos los sistemas son unificados. Señala, en todo caso, siguiendo a Kelly (1983), que hay una dimensión de mayor/menor centralización o descentralización de la organización. Es frecuente encontrar lo que Ostrom (1990) denomina niveles organizativos y resulta difícil deslindar si una organización es unificada con un alto grado de descentralización o son varias organizaciones encadenadas o coordinadas.

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Hay dos aspectos a subrayar en cuanto a la discusión sobre las formas organizativas, en primer lugar la distinción entre gobierno y administración9, de tal manera que pueda analizarse la presencia o ausencia de burocracia, lo que es significativo para la propuesta de Erickson (2006) sobre la capacidad organizativa de sociedades igualitarias, sin recurrir a jerarquías, así como para comprobar si sistemáticamente la gran irrigación se correlaciona con una administración de tipo burocrática (Palerm, 2000, 2001-a, 2002, 2005-a, 2006). En segundo lugar, el análisis del impacto del grado de centralización/descentralización (o de proliferación de niveles organizativos ) en el carácter más o menos burocrático de la administración de grandes sistemas de riego, dado que la descentralización evita o disminuye la administración burocrática y tecnocrática, nuevamente un asunto pertinente a la propuesta de Erickson (Palerm, 2004, 2005-b).

Hay otra consideración a realiza r sobre el supuesto de administración unificada de los sistemas de riego, corresponde a casos en que existe otro diseño organizativo, que podemos denominar como de “acuerdos horizontales” entre organizaciones. Acuerdos que no llevan a la creación de una nueva institución o de un nuevo nivel organizativo. En algunos casos existen redes de acuerdos entre asociaciones de usuarios, comunidades campesinas e individuos y el conjunto de acuerdos horizontales crea un tejido social para el gobierno del agua, sin una institución en común. Desde la perspectiva teórica de que la administración del agua lleva a la creación de cuerpos administrativos, los acuerdos horizontales parecen representar un caso teórico anómalo. Los ejemplos de casos que reseñamos a continuación están tomados de Palerm (2004). Todos los ejemplos se refieren a casos en que no es posible fijar con precisión los límites del sistema de riego o casos en que sistema y organización no son isomórficos.

El caso del valle de Tehuacan.- En el valle de Tehuacan hay 10,000 ha de superficie regada. Las fuentes de agua son manantiales, pozos, galerías y algo de agua de derivación. Ninguna fuente de agua tiene un área de comando bien definida. Un activo mercado del agua y una

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compleja red de canales hace imposible predecir a dónde va a ir el agua.

Para complicar más las cosas, los derechos de agua, la propiedad de los canales y la tierra se encuentra en distintas manos, incluyendo individuos, ejidos y comunidades, además se puede acceder a los recursos por mediería y renta.

Las instituciones de gobierno para las galerías y tramos de canal son las sociedades de aguas, que se componen de individuos que tienen acciones, las instituciones de gobierno para los manantiales y agua de derivación y tramos de canal son juntas de agua o unidades de riego compuestas por ejidos o comunidades. Algunas comunidades tienen tramos de canal, pero no tienen derechos de agua.

El valle de Tehuacan puede ser analizado, desde la perspectiva de la infraestructura como un solo sistema con múltiples fuentes o como una multitud de sistemas interconectados, pero desde la perspectiva de gobierno hay ámbitos claramente definidos, con una variedad de acuerdos horizontales que hacen posible el flujo de agua desde una fuente hasta un cultivo a través de la red de canales.

Achololes y achololeras en los sistemas de riego del río Cuautla.- La asociación de usuarios del río Cuautla comprende 29 sistemas de riego, con una superficie de unas 10,000 ha. Desde la perspectiva de cada bocatoma cada canal general es un sistema de riego, pero desde la perspectiva de las aguas de acholol es un sistema.

Los achololes es el exceso de agua que drena de un campo después de regarse, es capturado por drenes llamados achololeras y conducido para regar otros campos. En el Cuautla durante la estación seca, las aguas de acholol son críticas para el riego.

El curso de los drenes (achololeras) está dado no sólo por la pendiente del terreno, sino también por arreglos sociales. Por ejemplo, existe un acuerdo escrito de los 1950’s, que salió a la luz gracias a un conflicto, entre las comunidades que “solicitaban los achololes” y las comunidades que “entregaban” los achololes. El acuerdo está firmado por las autoridades ejidales, y grupos de pequeños propietarios campesinos. Intentaron registrar el derecho de agua con la Secretaría

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de Recursos Hidráulicos, pero solo lograron registrar el permiso de construcción del canal.

Aunque desde el punto de vista de la infraestructura el flujo de agua por las achololeras puede verse como prolongación de un sistema de riego, desde el punto de vista del gobierno son sistemas separados. Guillet (2006) describe algo similar para el valle del Orbigo, regado por el Duero en España. También hay algo similar en los Pirineos franceses orientales. En ambos casos son acuerdos que datan de siglos atrás. En un caso el pleito era la deliberada NO entrega de los achololes a una comunidad enemiga.

Acuerdo entre Asociación de berreros y Asociación del Usuarios del río Cuautla.- La Asociación de berreros reúne a cultivadores con derechos precarios de cultivo sobre el río: remansan el agua para producir un cultivo semiacuático: el berro. La Asociación de Usuarios del río Cuautla es una asociación de regantes en la cual no están incorporados los berreros.

El conflicto, negociación y finalmente acuerdo entre ambas asociaciones está basado en la convicción local de que la fuente principal de agua de riego para los 29 sistemas de riego son dos manantiales ubicados aguas arriba, bajo el principio de que cuanta menos agua entra a los sistemas de agua arriba menos agua entrega cada uno de ellos en la forma de achololes. Según los usuarios ubicados aguas abajo la suspensión del cultivo de berro les significa un incremento de un 30 % en la cantidad de agua.

En dos ocasiones, años particularmente secos, el conjunto de regantes de la Asociación del río Cuautla ha subido a tumbar, de manera ordenada y pacífica, el cultivo de berro.

Actualmente el acuerdo firmado entre las dos Asociaciones establece un calendario de interrupción del cultivo de berro.

Otros casos de acuerdos que podemos referir son el intercambio del uso de un jagüey (pequeño depósito de agua) por una cantidad de agua de riego. Firmado entre la comunidad propietaria del jagüey y la comunidad con derechos sobre el agua. O el caso de la comunidad de Tochimilco en que dos organizaciones tienen un acuerdo para

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compartir un único canal principal que transporta el agua de dos distintas fuentes de agua. Nuevamente desde la perspectiva de la infraestructura es un sistema, pero desde la perspectiva de los arreglos sociales el gobierno está claramente diferenciado.

Los acuerdos horizontales, sin creación de instituciones, muestran que la ausencia de instituciones no indica ausencia de gobierno del agua, pero además son un acer tijo teórico. Los casos relatados más arriba parecen ubicarse en situaciones de pequeño regadío; sin embargo, el diseño organizativo sin instituciones parece ser típico en el período colonial y en el siglo XIX en México (Palerm, 2008).

ORGANIZACIÓN SOCIAL Y RIEGO: IMPACTO DE LA LEGISLACIÓN NACIONAL EN LAS ORGANIZACIONES AUTOGESTIVAS DE REGANTES

En el estudio de organización social y riego los tipos de organización expresan las posibilidades de variaciones en la respuesta social a la práctica de la agricultura de riego, pero también expresan el resultado de propuestas legislativas, más o menos exitosas, sobre la administración del agua. Sengupta (2002) propone que es en aquellos países en que ha habido una legislación consistente a favor de las organizaciones de regantes, que estas organizaciones existen y tienen solidez.

La propuesta de Sengupta (2002) pone de relieve la crítica de Mosse (2003) cuando señala que el supuesto de capacidad autogestiva independiente ignora el contexto más amplio de poder político y es una construcción ahistórica y apolítica, dado que el papel de elites gobernantes locales o el papel del Estado ha sido esencial para proveer el capital para la construcción y para el mantenimiento mayor (no solo las limpias anuales), para los derechos de aguas y la legislación sobre agua, así como para proveer árbitros en las disputas por el agua.

Desconocemos qué tan importante es la sociedad mayor en cuanto facilita o dificulta la organización autogestiva en general (Palerm, 1997-b). Ostrom (1990) señala la importancia de la disposición del Estado de aceptar y legitimar la existencia de organizaciones autogestivas, particularmente cuando son “grandes”. Países con

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tradición de autogestión tienen también una tradición legislativa favorable a la autogestión, como los casos de España, Chile, Japón, Estados Unidos (Sengupta, 2002; Giménez y Palerm, 2007; Palerm, 2008). Pero también existe resistencia a cambios legislativos y a políticas públicas de organización de la administración del riego (Boelens, 2003; Rodríguez y Palerm, 2007), así como adaptaciones locales (González Huerta, 2000; Cirelli, 2000; Rodríguez, 2000) y también fracasos de la propuesta organizativa realizada desde el Estado (caso del Perú que fracasó en la adopción del modelo español de comunidad de regantes autogestiva, propuesto en 1902 (ver Palerm, 2008).

Parece interesante estudiar los casos en que capacidad autogestiva y legislación hacen sinergia para el buen éxito de la organización. Sin embargo, como muestra de las capacidades propias de autogestión, pueden ser más interesantes aquellos otros casos de construcción de organizaciones al margen de la legislación, así como aquellos casos de adaptación y de resistencia a las propuestas del Estado; es decir aquellos casos en que capacidad autogestiva y legislación van desacompasadas.

México, debido a los cambios bruscos en la legislación de aguas durante el siglo XX y principios del siglo XXI, no parece cumplir con el requerimiento de Sengupta (2002) de una legislación consistente a favor de las organizaciones de regantes (Giménez y Palerm, 2007). La falta de sinergia en México entre legislación e historial de capacidad organizativa se expresa también con la reciente legislación que propone centralizar en los municipios la gestión del agua potable de las comunidades rurales. La legislación parece hecha a propósito para crear conflicto entre municipio y comunidades campesinas, así como para socavar –en lugar de fortalecer-- la organización existente para el abasto de agua potable en pequeños poblados rurales (Galindo y Palerm, 2007).

La propuesta de Sengupta orienta a análisis comparativos de estudios a largo plazo de organizaciones de regantes así como del marco jurídico nacional.

LA ANTOLOGÍA

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Para discutir los temas arriba planteados, en la primera parte de esta Antología reunimos una serie de textos teóricos y conceptuales, tales como Millon (1962) “Variaciones en la respuesta social a la práctica de la agricultura de riego”, que resume y comenta sobre la organización para el riego en una diversidad de sociedades, complejas y simples; Hunt (1988) “Sistemas de riego por canales: tamaño del sistema y estructura de la autoridad, quien hace una propuesta metodológica para el estudio comparativo de sistemas de riego”; Vaidyanathan (1985) “Instituc iones de control del agua y agricultura: una perspectiva comparativa”, que trata la dinámica entre ecología, decisión social y tecnología. Adicionalmente a estos textos clásicos, presentamos los siguientes textos de J. Palerm (1998) “Del individuo a la familia y de la propiedad privada a los bienes y usos comunales”, que trata sobre el cambiante análisis de la comunidad campesina organizada; (1997) “Regadío, origen del estado y la administración de sistemas hidráulicos: debate teórico y estudios de caso”, que plantea el problema de trasladar las conclusiones sobre los regadíos contemporáneos a la antigüedad asimismo presenta los primeros avances del grupo de investigación de Organización social y riego.

En la segunda parte de esta Antología presentamos avances sobre una visión de conjunto del marco jurídico y las políticas públicas de las instituciones para la administración de las aguas para riego en México, abarca ensayos sobre las Juntas de Agua y las Unidades de Riego del siglo XX; un breve comentario del Dr. Ing. E. Palacios sobre las Juntas de Aguas; los antecedentes de la administración del agua en México y una perspectiva comparativa con otras regiones del Imperio español; y, finalmente, de regreso al siglo XX, los Distritos de Riego. En esta visión de conjunto hay dos faltantes, las aguas subterráneas y los derechos de aguas.

En esta segunda parte, se presenta también la evidencia etnográfica y etnohistórica de la colonización tlaxcalteca del norte de México, que incluye lo que es actualmente el suroeste de Estados Unidos.

En la tercera parte de esta Antología presentamos cuatro ensayos de las década de 1930 y 1940 publicados en la revista Irrigación en México, revista de la Comisión Nacional de Irrigación; estos escritos

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aportan sobre la perspectiva sobre la capacidad de autogestión en viejos regadíos así como de problemas de modernización de la infraestructura en viejos regadíos, y sobre las políticas de organización de regantes en los Distritos de Riego.

Agradecimientos. A los árbitros que revisaron y comentaron la obra que aqui se presenta.

NOTAS 1 Las descripciones etnográficas y etnohistóricas sobre la indisposición, resistencia y negativa a la producción de excedentes así como a obedecer a un jefe, subrayan la importancia crítica de mecanismos concretos de coerción. Destaca el trabajo pionero de Leach (1954), en el cual describe cómo los kachin, sociedad igualitaria, imitan a sus vecinos Shan, con una sociedad jerárquica; pero, al carecer los kachin de la base material, el tener un jefe y entregarle excedente es una organización inestable y efímera, regresando a una organización igualitaria. 2 Hay una cierta confusion entre los conceptos de ausencia de jerarquías y ausencia de Estado. La confusión proviene de que en la evolución sociocultural de la humanidad se pasa de sociedades igualitarias a sociedades jerárquicas, y la expresión plena de una sociedad jerárquica es aquella con Estado. Pero sin Estado no quiere decir sin jerarquía, por ejemplo es posible tener una organización jerárquica (la burocracia administradora del agua) contratada por la organización de regantes, pero sin presencia del Estado. Sobre la ausencia de jerarquías, ver Johnson (1982) y Mabry (2000). 3 Para una crítica de esta propuesta, ver Mosse (2003). 4 La organización existente, puede ser “oficial” o “no oficial”, puede haber una institución unificada o varias instituciones u organizaciones anidadas o encadenadas. 5 Relaciones y cuentas que se llevan sobre turnos de agua, cuotas, aportes a mantenimiento, etc. 6 Por alguna razón frecuentemente se prefiere substituir el concepto de tamaño por el de complejidad; sin embargo no hay ni una definición, ni una escala de medición de mayor/menor “complejidad”. 7 La terminología de “isomórfica” es de R. Hunt, quien fue comentarista en el panel en el cual se presentó la ponencia antecedente de Palerm (2001 -b).

Introducción xvii

8 Hunt propone que en el caso del municipio la administración no es “centralizada”; sin embargo Glick (1970: 200-201) propone que en este caso la administración es “centralizada”. 9 Administración o “gestión” --como lo denominan Vermillion y Sargadoy (2001 ).

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