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La Acogida del Otro: narraciones de voluntarios en organizaciones de acción social y la relación...

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STVDIA HVMANITATIS Reflexiones sobre las fuentes del Humanismo JOSÉ MARÍA SESÉ ALEGRE (EDITOR)
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STVDIA HVMANITATISReflexiones sobre las fuentes del Humanismo

JOSÉ MARÍA SESÉ ALEGRE (EDITOR)

STVDIA HVMANITATISReflexiones sobre las fuentes del Humanismo

© Fundación Universitaria San Antonio.

I.S.B.N.: XXX-XX-XXXXX-XX-XD.L.: Mu-XXXX-XXXX

Impreso en España. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso expreso y por escrito de los titulares del Copyright.

Realización e impresión:Reprografía UCAM.

ÍNDICE

- IntroducciónPágina - 5

- «Humanitas y sentidos del perdón» Desiderio Parrilla MartínezPágina - 9

- «Los estudios de historia, sofistas, filósofos, epitomistas y retórica (150-400 d.C.)»Miguel Pablo Sancho GómezPágina - 21

- «Europa y el Cristianismo. El papel de los autores cristianos en la formación de las identidades nacionales europeas a partir del Goticismo y sus orígenes legendarios»Juan Ramón Carbó GarcíaPágina - 51

- «Transmisión, divulgación y recepción del Concilio de Trento. Propuestas de trabajo»Jose Jesús García HourcadePágina - 97

- «La Guerra de Secesión en el Cine»José María Sesé AlegrePágina - 125

- «La Acogida del Otro: narraciones de voluntarios en organizaciones de acción social y la relación centrada en la persona. Estudio de caso»Rainer GehrigPágina - 175

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STVDIA HVMANITATISREFLEXIONES SOBRE LAS FUENTES DEL HUMANISMO

Desde su fundación, la Universidad Católica San Antonio de Murcia ha venido manifestando una clara intención de impulsar los estudios humanísticos y di-vulgarlos a través de cursos, seminarios y publicaciones, entroncando de este modo con la tradición secular de los Stvdia Generali y las universidades, una genuina aportación cristiana a la cultura occidental y universal. Fruto de esta inquietud, se celebraron entre 2001 y 2004 tres ediciones del Curso Superior de Humanidades de la UCAM, a raíz de los cuales surgió la colección Ensayo dentro de las líneas editoriales del servicio de publicaciones de la Universidad. La colección, que hasta el momento reúne ocho volúmenes, se ha articulado desde el principio sobre dos ejes: por un lado, el orientado hacia la Filosofía y la Teología, del que son fruto Lecturas sobre la amistad, El futuro de la Fe, Ante un mundo roto: Lecturas sobre la esperanza, Las grietas de la modernidad e Informe sobre las libertades; y por otro, el dedicado a las Humanidades en un sentido más amplio, en el que se integran los volúmenes Humanidades para un siglo incierto, Miradas sobre Europa y Memoria de Isabel la Católica. El presente volumen pretende retomar y revitalizar la segunda de estas líneas de trabajo de la colección Ensayo, coincidiendo con las actividades del grupo de investigación de la UCAM, Stvdia Humanitatis. En este sentido, no es casual que el nombre del grupo y el título de este volumen sean coincidentes. El sub-título, Reflexiones sobre las fuentes del Humanismo, alude al eje vertebrador de las investigaciones de los miembros del grupo. Los trabajos aquí presentados son un reflejo de ello. El volumen se abre con el trabajo del Dr. Desiderio Parrilla, y en él se nos muestra el recorrido histórico y filosófico del binomio perdón-justicia desde la Antigüedad clásica, hasta el día de hoy, prácticamente. La raíz de la stoa da frutos en corrientes filosóficas paganas, en la teología cristiana, y también en el mundo judío. Las diversas “maneras de decir” justicia y perdón son analizadas en un recorrido que nos sitúa con claridad ante las distintas perspectivas desde las que podemos enfrentarnos a un asunto tan complejo como relevante.

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Introducción

El Dr. Miguel Pablo Sancho nos introduce en el mundo de la llamada segunda sofística, movimiento ideológico y cultural escasamente valorado hasta su revi-sión en el siglo XIX. A partir de aquel momento, la segunda sofística recupera interés a los ojos de los estudiosos. El. Dr. Sancho nos ayuda a ver elementos tan identificados con el humanismo como la Historia o la Retórica en una época en la que se está conjugando el mundo clásico y el incipiente mundo cristiano.

Atendiendo a la controversia existente sobre los orígenes cristianos de Europa, conjugados con las raíces clásicas y judías, el Dr. Juan Ramón Carbó aborda un aspecto complejo y menos tratado en relación con el papel activo y protagonista de los intelectuales cristianos tardoantiguos y medievales en la formación de las identidades de las diferentes nationes europeos, en comparación con otros aspectos menos prosaicos de la influencia cultural cristiana, como la moral. Para ello se centra especialmente en los orígenes legendarios del Goticismo uti-lizados por diferentes autores cristianos para legitimar los derechos territoriales históricos de distintos pueblos europeos, sostenidos desde la época de las invasio-nes bárbaras hasta la formación de los estados en la Edad Moderna. Centrado en la Edad Moderna, la aportación del Dr. José J. García Hourcade se centra en el análisis del proceso de transmisión y recepción de lo que podríamos llamar “espíritu tridentino”, poniendo el énfasis en la necesidad de estudiar las condiciones previas del receptor, el propio pueblo cristiano, sobre todo en lo que se refiere a los niveles de alfabetización y los hábitos de lectura. La expresión estética y la necesidad de comunicación son parte sustancial de la identidad del ser humano. De ahí que el estudio del Dr. José Mª Sesé Alegre se integre a la perfección en este volumen, planteando la relación entre un vehículo de expresión y comunicación indispensable hoy, como es el Cine, y los hechos históricos. La Guerra de Secesión en el Cine es un estudio de caso, en el que el ser humano, protagonista de los hechos y protagonista al mismo tiempo de la ex-presión estética, se constituye una vez más como centro de la reflexión, enfrentado a sí mismo de forma dramática en un episodio de guerra civil.

El estudio de Rainer Gehrig cierra el volumen partiendo de las narraciones de los voluntarios que trabajan en la acción social, desde el enfoque de la psi-coterapia humanista. A partir de ahí, y tras un análisis de las posibilidades y limitaciones de este planteamiento, el autor justifica la “relación centrada en la persona” como marco teórico, acercándonos a sus elementos básicos.

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En resumen, seis estudios para un volumen que, en el marco de la colección Ensayo, debe recordarnos la importancia del humanismo cristiano a lo largo de la historia y su papel fundamental en el día de hoy, en la Universidad y en la sociedad modernas, enfrentado a los nuevos retos de nuestro tiempo.

Grupo de Investigación Stvdia Hvmanitatis

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La Acogida del Otro: narraciones de voluntarios en organizaciones de acción social y la relación centrada en

la persona. Estudio de caso

Rainer GehrigPastoral counselor (DGfP)

El presente artículo tiene como objetivo analizar las narraciones de voluntarios y sus estilos de Relación de Ayuda en los contextos de organizaciones de vo-luntariado de acción social y sus servicios básicos de atención a personas en España bajo la perspectiva de la psicoterapia humanista. Como referente de esta línea psicológica se utilizan las enseñanzas significativas y experiencias de Carl Ramson Rogers (*08.01.1902; †04.02.1987) - uno de sus más importantes exponentes. Expondré la contrastada importancia y presencia del voluntariado en nuestras sociedades avanzadas con su eje relacional como punto crucial, abordaré en el siguiente apartado las preguntas que han guiado el análisis y explicaré las limitaciones del enfoque y sus resultados. En el tercer apartado justifico la “Relación centrada en la persona” como marco teórico y resumo sus elementos básicos. El cuarto apartado refleja el marco organizacional de las per-sonas entrevistadas y la importancia que tiene el voluntariado y la acogida en la organización. En el quinto apartado se resumen dos casos en relación con los conceptos y sus resultados. Las conclusiones ofrecen orientaciones para futuros pasos de investigación.

El voluntariado de acción social

El voluntariado en España es uno de los factores claves para entender los es-pacios sociales e interrelacionales en nuestras sociedades modernas. Desde los enfoques económicos se cuantifica y se mide la aportación del voluntariado a la sociedad como capital social, desde los enfoques políticos se valora la creación de un espacio participativo de los ciudadanos con los conceptos de la sociedad civil, las administraciones públicas fomentan y estimulan su creación para des-cargar en el voluntariado y sus formas organizativas diferentes tipos de servicios para personas necesitadas y lo contemplan como una importante respuesta de la sociedad a los problemas sociales existentes. La propia red de organizaciones de voluntariado busca definir su rol en la sociedad y su relación con otros acto-res públicos y privados.

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La Acogida del Otro: narraciones de voluntarios en organizaciones de acción social y la relación centrada en la persona. Estudio de caso.

Dentro del acumulo de estudios del voluntariado en España desde los años 80 ya existen bastantes datos para cuantificarlo y para clasificarlo, o bien según sus formas organizativas (auto-ayuda, hetero-ayuda), sus campos de actuación o sus datos económicos (recursos humanos y materiales). Existen desde la psicolo-gía social estudios sobre las motivaciones y la permanencia en el voluntariado, pero apenas conocemos las realidades del voluntariado más desde dentro con estudios cualitativos en su relación con el otro, las personas a las que atienden. En las organizaciones de voluntariado de acción social, el trabajo se realiza sobre todo a través de servicios que tienen un carácter interpersonal, es decir que a través de las actuaciones de los voluntarios con las personas que acuden se abren espacios de interacción, espacios sociales que dependiendo como se articulan pueden ser unos espacios de transformación desde el punto de vista de la psicología humanística.

Preguntas que orientaban el análisis

Partiendo del concepto terapéutico relacional de Carl R. Rogers para la “aco-gida del Otro“ que se centra en las relaciones establecidas de las personas y el potencial terapéutico que reside en estas relaciones centradas en la persona, se analizan diferentes relatos de voluntarios que trabajan en los servicios básicos de acogida de Cáritas en parroquias urbanas en España. Para el análisis los siguientes aspectos forman el punto de partida y son el resultado de la compren-sión de las condiciones básicas para la relación de ayuda según Rogers:

¿Qué tipo de descripciones dentro de los relatos están relacionadas con un con-cepto relacional centrado en la persona para la acogida?

¿Cómo hablan los entrevistados sobre el otro?

¿Encontramos en las narraciones sobre las personas formas de aprecio, de acep-tación incondicional?

¿Los relatos reflejan situaciones y relaciones dialogales?

¿Aparece en los relatos una empatía comprensiva con el otro/ hacia el otro?

Las limitaciones del presente artículo y su enfoque residen en que los resulta-dos presentados no se quieren entender como una medición estandarizada del comportamiento de ayuda ni son generalizables para el conjunto de voluntarios

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Rainer Gehrig

de la organización. Tampoco se pretende una representatividad estadística. No se ha utilizado una observación directa del comportamiento de ayuda en casos concretos y reales de las personas, ni una observación participante, o una me-dición por jueces objetivos como terapeutas con experiencia, o una medición de la relación por los clientes como por ejemplo el Inventario de Relación de Barre-tt-Lennard 1962, sino se centra en los relatos de los voluntarios que hacen sobre su práctica y como lo viven. Por lo tanto es la visión subjetiva, descriptiva de los voluntarios que se analiza y se pone en relación con conceptos terapéuticos de Rogers. Aunque no podemos considerar las narraciones como datos directos del campo, son un primer paso de buscar correlaciones entre los conceptos y formas de los voluntarios para sus relaciones con las personas necesitadas y los conceptos de Rogers de la relación terapéutica – unos conceptos ampliamente recogidos por muchos terapeutas, empíricamente comprobados (Barret-Lennard 1962; Fiedler 1950; Lorr 1965; Raskin 1974; Truax & Mitchell 1971; Tscheulin 1992 etc.) y de gran influencia en diferentes espacios de la sociedad. Utilizar Rogers como un referente para entender mejor los procesos de relación de ayu-da en el voluntariado de acción social se justifica por la concepción que tenía el propio autor sobre este enfoque relacional. No es un enfoque que se limita a re-laciones terapéuticas, sino que según Rogers es aplicable a todas las relaciones humanas (Rogers 1972:40,44). Se busca el desarrollo de las personas mediante la interacción y a través de un clima específico relacional – es precisamente un enfoque que tiene un gran potencial para el voluntariado social, ya que no parte de conocimientos muy específicos, ni se entiende como un enfoque intelectual, sino de una capacitación relacional. He conocido y compartido en diferentes entornos cursos de sensibilización para voluntarios y las autoevaluaciones con-firman la utilidad de este enfoque para la práctica según los participantes. En el artículo no se han podido incluir la perspectiva de los clientes que sería el siguiente eje necesario para completar el análisis de estas relaciones. El enfo-que del trabajo surge como un posible análisis secundario de datos obtenidos dentro de mis investigaciones de doctorado basado en personas y su relación con la organización Cáritas en España. También pertenece a mi área profesional laboral en el Servicio de Voluntariado de la Universidad Católica San Antonio de Murcia y mi formación y trabajo en counseling. Teniendo en cuenta todas es-tas limitaciones, aun así estoy convencido de que el análisis de los datos ofrece resultados importantes para comprender de manera más profunda los procesos existentes en las actuaciones del voluntariado de acción social. Estos resulta-dos animan a abrir unas líneas de investigación para un campo de acción tan esencial y fundamental en nuestra sociedad actual y sus formas de voluntariado.

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La Acogida del Otro: narraciones de voluntarios en organizaciones de acción social y la relación centrada en la persona. Estudio de caso.

La relación centrada en la persona en Carl R. Rogers(Person Centered Relationship) o Psicoterapia centrada en el cliente

Carl R. Rogers, uno de los más influyentes psicólogos del siglo XX (Cook, Biyanova & Coyne 2009), presenta en sus ensayos aspectos básicos de com-portamientos que favorecen una relación terapéutica eficaz, basándose en sus experiencias, las investigaciones y como resultado de su aprendizaje como tera-peuta en más de cuarenta años de práctica terapéutica. Comprender y practicar relaciones interpersonales que favorecen el desarrollo de las personas desde los ámbitos más personales como la pareja y la familia, en relaciones terapéuticas, en grupos, centros educativos, organizaciones, en comunidades y hasta en toda la sociedad, ha sido el Leitmotiv de la vida de Rogers en sus actividades perso-nales, académicas y profesionales y así aparece en sus numerosas publicaciones desde los años 1939. Utilizo como marcador este año por la publicación de su libro The clinical treatment of the problem child – escrito que refleja ya compo-nentes de su concepto de la relación terapéutica eficaz adquirido en su práctica con su trabajo como joven psicólogo en el Child Study Department en Rochester (Nueva York) y la creación de un Centro de Orientación. Aunque el psicólogo norteamericano no quería entender sus reflexiones como un modelo o una guía para otros, sin embargo presentaba en sus ensayos resultados significativos para la relación de ayuda, unos aspectos generales y manifiestos con notable fre-cuencia en su práctica que podrían ser relevantes para otros también (Rogers 1972:26). Esta modesta forma de enfocar el trabajo sus hallazgos no restaba nada de los esfuerzos empíricos que realizó también para comprobar y sostener sus experiencias e incluso formularlos con conceptos y con teoría como en su publicación A Theory of therapy, personality and interpersonal relationships as developed in the client-centered framework en 1959. Según él, su comprensión de la relación terapéutica evolucionó a lo largo de su ejercicio profesional de una relación basada en una concepción que Rogers describe en 1961 como

“How can I treat, or cure, or change this person?” “¿Cómo puedo tratar, curar o cambiar a esta persona?”

hacia una relación centrada en la persona:

“How can I provide a relationship which this person may use for his own per-sonal growth?” “¿Cómo puedo crear una relación que esta persona pueda utilizar para su propio desarrollo?” (Rogers 1972:40; inglés de la edición original 1961:32).

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El primer enfoque refleja un concepto de Relación de Ayuda centrado en el te-rapeuta, mientras que el segundo enfoque presenta un concepto de Relación de Ayuda centrado en la persona. El cambio del enfoque es sustancial y se basa en la concepción de la persona humana que “tiene dentro de sí amplios recursos para la autocomprensión, para modificar su autoconcepto, sus actitudes y su comportamiento autodirigido, y que para movilizar estos recursos basta con pro-porcionar un clima de actitudes psicológicas facilitadoras.” (Rogers 1981a:39). Descubrir, experimentar y vivir cada vez más plenamente esta visión positiva de la persona fue para Rogers también un proceso que implica no solamente una actitud hacia el otro, sino manifiesta un horizonte de comprensión y de significa-do para la propia existencia que se refleja en las formas como se establecen las relaciones. Ante el eclecticismo práctico y teórico que se encuentra actualmen-te en la psicología y la psicoterapia, me parece importante la reflexión acerca de un marco antropológico integrador y coherente con la práctica terapéutica; cuestión actual en las propuestas de fundamentar la psicología y la psicoterapia de manera más integral, para que responda a la vida de la persona como un organismo total. En este sentido se pueden analizar los planteamientos de au-tores como Golfried 1985, Domínguez Prieto 2011 o Jaspers 1993. Volviendo a Rogers la cuestión es, cómo entendía él este clima relacional, o preguntando de otra manera, ¿qué características tienen estas relaciones?

Rogers describe estas relaciones terapéuticas en múltiples ensayos con dife-rentes grados de sistematización y con matices. En la literatura sobre Rogers se menciona sobre todo el artículo de 1957, “The necessary and sufficient con-ditions of therapeutic personality change”, que provocó mucha polémica en el mundo académico de la psicología. El mismo (1981b:83) nombra su artículo publicado en 1959 en la obra de Koch, pero también hace referencia (1972:33) a publicaciones anteriores como Counseling and Psychotherapy (1942) y Client Centered Therapy (1951). Rogers condensa la descripción del clima relacio-nal en condiciones básicas, partiendo de la hipótesis de que un cierto tipo de relación creado por el terapeuta permitirá al cliente descubrir su capacidad de utilizarla para un cambio y desarrollo personal. Estas condiciones a veces se enumeran o se listan en seis (1957) o cinco (1972) dimensiones sin que la enumeración tenga algún peso o que haya una diferencia sustancial entre las diferentes descripciones. El propio autor resta importancia al hecho numérico.

Estas condiciones se muestran,

“Cuando el cliente se encuentra frente a un problema serio y significativo.

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Cuando el terapeuta es, en la relación, una persona coherente; alguien capaz de ser lo que es. Cuando el terapeuta siente respeto positivo e incondicional hacia el cliente.Cuando el terapeuta experimenta una comprensión empática adecuada del mundo privado del cliente y se lo comunica.Cuando, en cierta medida, el cliente experimenta la coherencia, aceptación y empatía del terapeuta.” (Rogers 1972:252)

En otra descripción, Rogers habla del proceso relacional con estas cualidades:

“Si puedo crear una relación que, de mi parte, se caracterice por: una autenticidad y transparencia y en la cual pueda yo vivir mis verdaderos sentimientos; una cálida aceptación y valoración de la otra persona como individuo diferen-te, y una sensible capacidad de ver a mi cliente y su mundo tal como él lo ve:Entonces, el otro individuoexperimentará y comprenderá aspectos de sí mismo anteriormente reprimidos;logrará cada vez mayor integración personal y será más capaz de funcionar con eficacia;se parecerá cada vez más a la persona que querría ser;se volverá más personal, más original y expresivo;será más emprendedor y se tendrá más confianza;se tornará más comprensivo y podrá aceptar mejor a los demás, ypodrá enfrentar los problemas de la vida de una manera más fácil y adecua-da.” (Rogers 1972:44-45)

En su versión original el texto es:

“If I can create a relationship characterized on my part:by genuineness and transparency, in which I am my real feelings;by a warm acceptance of and prizing of the other person as a separate indivi-dual;by a sensitive ability to see his world and himself as he sees them; Then the other individual in the relationship: will experience and understand aspects of himself which previously he has repressed;will find himself becoming better integrated, more able to function effectively;will become more similar to the person he would like to be;will be more self-directing and self-confident;

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will become more of a person, more unique and more self-expressive;will be more understanding, more acceptant of others;will be able to cope with the problems of life more adequately and more com-fortably.” (Rogers 1961:37-38)

Resumiendo ambas descripciones se puede decir que, por parte del cliente es necesario tener un problema serio y significativo que actualmente él mismo no puede solucionar con sus propios recursos disponibles y establece un contacto con otra persona para por lo menos comunicarse sobre su situación. Por parte del terapeuta, Rogers propone las siguientes condiciones puestos en práctica y comunicados con suficiente grado:

a) una autenticidad, coherencia y transparencia para proveer una realidad genuina (“provide a genuine reality”, Rogers 1961:33)

b) una cálida aceptación y valoración de la otra persona, respeto incondicio-nal (“warm regard for him” “acceptance and liking”, Rogers 1961:34) y

c) una capacidad sensible, una comprensión empática adecuada de la otra persona y su mundo (“deep empathic understanding”, Rogers 1961:34).

La adecuada práctica comunicativa de estas condiciones es esencial para el proceso de la terapia y para que se produzcan cambios en el cliente.

Contexto organizacional

Cáritas Española es una organización de voluntariado estructurado como con-federación nacional en España y que pertenece a la Plataforma de organizacio-nes de acción social dentro del tercer sector. Tiene una conexión con la con-federación international de las Cáritas nacionales (Caritas Internationalis) y su articulación regional europea (Caritas Europa). En España, Cáritas es una organización de la iglesia católica insertada plenamente en las estructuras ecle-siásticas, organizado en el territorio según las formas eclesiales como diócesis, arciprestazgo y parroquia con su autonomía en el plan diocesano y dependiente de la jerarquía eclesiástica con el obispo como máximo responsable en cada diócesis. Según la última memoria de la confederación sobre el año 2011 publi-cado en 2012 la organización tiene 68 Cáritas Diocesanas, 13 regionales, unos 6000 Cáritas parroquiales en los que 64.251 voluntarios y 4.357 personas con-tratadas prestan servicios a personas necesitadas con unos recursos invertidos

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que alcanzan los 250.697.475 €. Los recursos se destinan a los programas que atienden a 1.804.126 personas en España y unas 4.560.000 en los Países del Sur (Cáritas Española 2012). Con estas cifras Cáritas Española entre Cruz Roja y la ONCE es una de las organizaciones singulares en España por su amplia pre-sencia territorial, su trayectoria y profunda apuesta por el voluntariado (Rodrí-guez Cabrero 2003). La gran mayoría de los voluntarios trabajan en los servicios básicos de acogida en las parroquias. Para reforzar estos servicios, la organiza-ción desde sus inicios presenta reflexiones y programas de formación para sus voluntarios en la acogida y aparece como eje fundamental de la organización. Como la organización confederada entiende su modelo de acogida en líneas generales se puede estudiar en el documento de Reflexión sobre la identidad de Cáritas (1997), el Modelo de Acción Social (2009), y en su documento Marco sobre la formación en Cáritas (2008) para la formación de los voluntarios. El modelo parte del concepto de “acogida” como una relación de ayuda con unas características específicas. Personas como Dr. Juan Carlos Bermejo y su equipo del Centro Humanizar en Madrid con su modelo centrado en la persona ofre-cen cursos específicos de formación para los voluntarios de Cáritas en muchas diócesis desde hace muchos años. Los equipos diocesanos de formación en sus planes de formación para voluntarios incluyen elementos formativos de acogida para llegar a la base y fomentar así un estilo más personalizado de la acogida. He conocido estos modelos en diferentes diócesis en España. El enfoque ofrece elementos de una antropología personalista como lo reflejan los extractos del Modelo de Acción Social:

“La persona de la que hablamos constituye un todo integral con necesidades que deben ser igualmente satisfechas para no comprometer su dignidad. En-tendemos lo humano como una realidad singularísima, indisoluble, única e irrepetible. Está siempre dotada de potencialidades y capacidades, aún cuan-do no estén plenamente desarrolladas, o se encuentren muy condicionadas por la realidad concreta que le ha tocado vivir. Por tanto, no podemos entender lo humano desde la negatividad, desde lo que no es, lo que no tiene o lo que no sabe. Lo comprendemos desde el vergel de inéditas posibilidades que constitu-yen cada biografía ... La persona, en tanto poseedora de la máxima dignidad posible, en tanto ser integral y social y en proceso de hacerse en la sociedad y de hacer sociedad, se torna en eje y centro fundamental de nuestra acción.” (Cáritas Española 2009:14 ).

Otras características son entender a la acción como un “diálogo entre sujetos” (2009:47), “acompañar procesos” (2009:31) y con la calidad del encuentro significativo:

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“Para ser un verdadero encuentro, mutuamente personalizador, éste ha de ser auténtico y profundo. Precisa del reconocimiento del otro como sujeto, asimé-trico a nosotros pero completamente igual en dignidad. Y necesita el cimiento de la solidaridad y del amor. Debemos entender esa relación amorosa como la que genera actitudes y conductas, no solo sentimientos. Comportamientos que hacen del otro legítimo interlocutor, persona con todas las letras. Se construye el encuentro “confiando” y “acompañando”, pero siempre partiendo de las potencialidades. Eso es lo único que permite al ser humano un desarrollo en plenitud. Todo encuentro con el otro, así vivido, remite en última instancia al Totalmente Otro” (2009:53).

La diferencia está en la inserción del modelo de acción en un espacio social-co-munitario que supera la estrecha relación entre dos personas del modelo tera-péutico y que tiene como punto de contacto no sólo otra persona sino comu-nidades enteras, grupos, pueblos – una dimensión social más amplia bajo la perspectiva de un desarrollo humano integral. Aquí también se puede recordar que desde sus primeros años de terapeuta, Rogers estaba muy vinculado al tra-bajo social y en diferentes documentos plasma también una visión más social de su enfoque que puramente psicológico.

Otro ejemplo entre los muchos que se encuentran en materiales de formación de voluntarios años anteriores son las descripciones de la calidad de la acogida, concepto que se aplica a los servicios básicos de la organización:

“Acoger es abrirse al otro, salir de nosotros a su encuentro, escucharle y que sienta que comprendemos su situación y estamos dispuestos a ayudarle sin juzgarle, acompañándole en el camino de salida de su situación. La acogida personal eleva al otro, le hace sentirse persona y esto es ya el comienzo de su integración, mientras le ayudamos a que supere los mecanismos que le han llevado a la exclusión.

Por tanto, se trata de un proceso activo de escucha y comunicación para com-prender mejor la situación de la persona acogida y poder responder adecua-damente a sus demandas y necesidades. Así, algunos de los criterios que ten-dremos que tener en cuenta para realizar una buena acogida son: capacidad de análisis y observación, actitud empática, escucha activa, realizarla en un lugar digno y respetar la intimidad, hacer protagonista a la persona de su cambio desde el comienzo del proceso.” (Cáritas Diocesana Zaragoza 2005:4)

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Aparecen también como condiciones la “capacidad de comprender los senti-mientos de la persona (empatía)”, crear un ambiente adecuado dónde la persona “pueda hablar con sinceridad, considere que sus sentimientos son importantes, no se sienta incómodo, no se sienta juzgado, sienta comprendido”, con acepta-ción junto con “creer en la capacidad de la persona para resolver sus problemas. (2005:9-10). En los materiales de formación en la Diócesis de Valencia (2003) encontramos por ejemplo las siguientes características: La acogida es

“el encuentro privilegiado de dos o más personas que en un ambiente concreto y a través de la escucha y de la relación interpersonal establecen una serie de relaciones. Es una relación activa, personalizada, de comunicación que, desde el respeto y la aceptación, tiene como finalidad compartir, poner en común una necesidad, buscar juntos alternativas de solución … actitud de empatía, escu-char activamente, … creer que la persona puede cambiar y hacerle partícipe y protagonista de su cambio …”(Cáritas Diocesana Valencia 2003:3;7).

Los ejemplos reflejan la conexión con conceptos de Rogers y la centralidad de las relaciones interpersonales para la organización Cáritas en sus acciones desde el voluntariado y con el personal contratado. Con ellos queda configurado el marco para el análisis de narraciones de voluntarios y la presentación de los resultados.

Estudios de casos

Como filtro para seleccionar algunos casos he aplicado las variables voluntarios, mujeres, personas mayores con experiencia de más de dos años y que trabajan en la acogida de personas en las Cáritas parroquiales. De los casos se presentan en este artículo dos por los resultados obtenidos en el análisis de las entrevistas en relación con las preguntas. El método de análisis ha sido el análisis estruc-tural de contenido cualitativo basado en Mayring 2010 y descrito en Kuckartz 2012. Los autores proponen unos procedimientos sistemáticos para el análisis en diferentes fases desde parafrasear los contenidos hasta la formulación de categorías. Los casos llamaremos Pilar, de 70 años, casada, tiene cuatro hijos, y trabaja desde hace 25 años en una Cáritas parroquial [icvol004], y Caridad, de 66 años, casada, tiene dos hijos, y trabaja desde hace tres años en una Cáritas parroquial [icvol006].

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Pilar y las relaciones de ayuda en transformaciónPor su larga trayectoria en una Cáritas parroquial, Pilar ha vivido la evolución y se encuentra en una fase de transformación de la ayuda. Antes era como un mo-delo de intervención de servicios sociales, dónde una asistenta social contratada llevaba los casos desde una oficina en la parroquia, administraba y gestionaba las ayudas y estaba en contacto con los servicios sociales de la administración pública. Los voluntarios figuraban como ayudantes para entregar ayudas con-cretas, algunas tareas administrativas, pero sobre todo como “visitadores” – vi-sitaban a las personas necesitadas en sus casas para comprobar el estado de la vivienda y su equipamiento. Era un modelo que desde los inicios de la acción social eclesial en el siglo XIX se practicaba en los barrios desfavorecidos. Ofre-cía la posibilidad de conocer más de cerca la circunstancia material de vida de los hogares y también de entrar en dialogo en un entorno que no es extraño para las personas que tienen dificultades. En su parroquia el modelo cambia en los años 90 y se atiende a las personas en la parroquia sin visitas a domicilio. Tampoco existe ya una asistenta social que lleva los casos sino son los propios voluntarios que se ocupan de estas tareas y funciones. Cuando surgen dificulta-des se coordinan con una persona contratada que acompaña los voluntarios de toda una zona pastoral. El nuevo modelo busca una ayuda más personalizada. Para describir su trabajo Pilar utiliza conceptos que pertenecen al lenguaje de la organización que forman parte de la tradición en todo el territorio. Un con-cepto clave para describir los procesos de ayuda es “la acogida”. El término del latín accolligere, se encuentra también en uso en la organización católica Secours Catolique en Francia, también en Cáritas Italia y en Portugal. Según el diccionario de la RAE se distinguen diferentes dimensiones:

1. tr. Dicho de una persona: Admitir en su casa o compañía a alguien. 2. tr. Servir de refugio o albergue a alguien.3. tr. Admitir, aceptar, aprobar.4. tr. Recibir con un sentimiento o manifestación especial la aparición de per-sonas o de hechos.5. tr. Proteger, amparar.

Estas dimensiones reflejan diferentes aspectos de la aceptación como un es-pacio relacional personal (admisión en casa o compañía) – aspecto que valora también Rogers en sus condiciones básicas. También se nombran aspectos emo-cionales, y de valoración, además de una extensa connotación de protección, que para Rogers sólo tiene la lectura de ofrecer una relación estable, un clima de seguridad, pero no tanto de protección. Estas pequeñas diferencias son útiles

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para analizar la acogida como la entiende Pilar. Cuando habla de la acogida, Pilar la describe así:

“PILAR: yo estoy en acogida. Estamos dos en acogida. A veces va otra. Las otras que están en Cáritas están en otras cosas que no son acogida pero va-mos la acogida más bien estamos Lucia y yo, o sea que llevamos la acogida. Tampoco nos agobian mucho pues hay de todo cuanto pues hay muchos que les agobian pero vamos no es un agobio ese que estén muchos mucha gente viniendo, ¿no? Vamos, es bastante baja.“ (icvol004)

Categorías de la relación de ayuda para Pilar

Acogida – acoger: Pilar describe la acogida más bien como un espacio, un lu-gar de acción “estoy en acogida”, “llevamos la acogida”. No aparece tanto una dimensión relacional con la persona, sino que la relación personal aparece más bien con la compañera con la que lo comparte (yo – nosotros- estamos). Es un espacio específico, definido que no todos los voluntarios de la organización com-parten (“están en otras cosas”).

Agobio – tensión: El espacio aparece con características de “agobio”, cierta presión y tensión, que Pilar no comparte, pero parece que otros voluntarios que no quieren estar ahí lo ven así por la cantidad de personas que acuden al servicio. En otra parte de la entrevista relata situaciones de tensión con algunas personas, pero son los menos.

Saber y Poder: En otro momento Pilar habla de hacer la acogida “Lo mejor que sabemos y podemos” – conocimientos y poder, capacidad de ayudar son des-criptores de la ayuda que presta ella como voluntaria. Esta capacidad también tiene una importancia en la entrega o prestación de ayudas materiales, dónde para Pilar es una situación entre “Decir que sí, decir que no”, y dónde ella no siente una seguridad de detectar claramente la necesidad o sentirse como víc-tima de un engaño. Su solución en este dilema es relativizar esta presión con “mejor ayudar que no haber ayudado“, pero también responde a los recursos limitado que están a disposición.

El Otro como Neutro y el Otro con rostroEn algunos apartados las personas que acuden a la acogida aparecen como neu-tros: „ellos vienen“. No tenemos más características y hay cierta impersonalidad. Sin embargo en otros momentos del relato, Pilar describe dos personas con más

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profundidad. Habla de una persona mayor que viene frecuentemente a Cáritas para recoger un vale de alimentos. Pilar cree que no es tanto el vale que anima a la mujer venir, sino la necesidad de hablar con otra persona, porque siempre cuenta la misma necesidad. La otra persona es una mujer joven, que vive en la calle, a lo mejor drogodependiente y en tratamientos psiquiátricos. También en este caso para Pilar parece es más importante el “desahogarse” de la persona que la ayuda material solicitada. Es interesante observar que Pilar describe con más detalles a las personas cuando no se trata tanto de la ayuda material sino el hecho de estar en comunicación con las personas y sus problemas.

Inseguridades en el proceso de transformación de la acogida: Para Pilar ha cam-biado bastante el modelo de ayuda. Antes todo era más un hacer: dar alimentos, pagar facturas de luz, darles dinero para algún gasto. Ahora en Cáritas los for-man, para hacerlo diferente, se mira más a la persona y como uno puedo sacarla de su situación. Es lo que se intenta, pero en general para Pilar no los sacas mu-cho de su situación. El cambio introducido refleja en Pilar un modelo de ayuda que todavía es muy centrado en el voluntario, una forma de ayuda instrumental, una ayuda de solucionar problemas. Lo que ha cambiado es que se intenta ver a la persona en su totalidad y no solo el caso de tener que pagar algo materialmen-te. Esta visión instrumental y centrada en el voluntario crea presión en los que ayudan, presión de tener que encontrar la solución, presión de tener que ayudar. Resultado de este enfoque y la situación de transformación es por un lado inse-guridad en los voluntarios y sus posturas de ayuda: “no sabemos si lo hacemos bien”, porque se critica el modelo antiguo y se quiere llegar a otro nivel con las formaciones, una situación complicada para voluntarios con larga trayectoria como Pilar para cambiar sus esquemas y formas de ayuda. Las frustraciones acumuladas por la inseguridad y las pocas salidas (“éxitos”) junto con los enga-ños pueden crear estilos de endurecer las posturas o enfriar las relaciones para poder aguantar las tensiones. También ahora es más difícil desconectar de las situaciones de las personas. Compartir estas dificultades con otros voluntarios es muy importante – aspecto que Pilar tiene en su compañera y de vez en cuan-do también en el sacerdote que facilita algunas ayudas. Al mismo tiempo Pilar ve el horizonte de la ayuda más amplio con dimensiones políticas y la necesidad de denunciar situaciones injustas ante la sociedad y la administración pública. Ella también es consciente del cambio en las necesidades; “ya no es solo darle el pan porque claro ahora ya son otras necesidades”, unas necesidades y una pobreza que no es tan visible como la soledad, la falta de relaciones personales, la fluctuación en los contactos y los sitios, aunque persisten situaciones de pre-cariedad material continua como no tener dinero para pagar el agua, la luz, etc.

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Lo hago porque lo necesito: Pilar muestra también elementos de satisfacción con su voluntariado. “Lo necesito”, “Me gusta” – aunque siente una inseguridad de no saber si lo hace lo suficiente bien, necesita este espacio, estar en contacto con las penas y alegrías de las personas y hacer algo ahí.

En Pilar hemos visto una acogida en transformación por la iniciativa de la propia organización y los cambios que se experimentan en la sociedad con las nuevas necesidades. Un modelo todavía bastante instrumental y centrado en el volun-tario como relicto de las formas de ayuda anteriores y la canalización de ayudas crean unas tensiones en el voluntario que requiere respuestas y acompañamien-to de otro tipo. Se detectan niveles iniciales de las condiciones básicas de Ro-gers, sobre todo en los casos cuando Pilar subraya el valor de la comunicación más que la canalización de ayudas materiales. Se puede decir que el espacio de acogida puede ser un lugar dónde procesos de transformación de las personas son factibles cuando se concluye la transición del modelo antiguo a un modelo centrado en la persona junto con una adecuada formación y acompañamiento de las personas en estos servicios. La comunidad como espacio social en el barrio solo aparece como respaldo de recursos para los agentes de Cáritas – espacio que podría ser explorado más según la visión que tiene la propia organización en sus documentos.

Caridad – Cristo doliente y el hombre sufriendoCaridad empieza una nueva etapa en su vida tras jubilarse y cambiar de domi-cilio y de ciudad. Siempre estuve ligado y vinculada a la vida parroquial y como voluntaria en diferentes áreas pastorales de catequesis. En esta nueva situación, un nuevo entorno busca la continuidad de esta parte de su vida y así empieza en un nuevo espacio de trabajo voluntario de acción social en la Cáritas parroquial que necesita una reanimación, un nuevo comienzo con nueva gente. Al no tener experiencia en este campo, un pequeño grupo de esta parroquia busca la pre-paración y formación para este servicio que reciben desde el equipo técnico de la Cáritas Diocesana en su plan de formación del voluntariado. Se forma un pe-queño equipo parroquial que acude a la formación y así desde el inicio se parte de un trabajo en equipo en la Parroquia para Cáritas. Los elementos del curso de formación eran explicar qué es Cáritas, su vinculación a la comunidad parro-quial, como realizar la acogida de las personas, e informaciones sobre recursos y ayudas existentes en su entorno tanto desde las administraciones públicas como de la propia red de Cáritas. Tras esta formación inicial, el equipo establece y or-ganiza las normas y formas del servicio que van a prestar en la parroquia, donde Caridad ofrece la acogida para mujeres un día a la semana.

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Categorías de la relación de ayuda presentes en la formación: Caridad relata en la descripción del curso de formación elementos que son características de un proceso de relación de ayuda. No solamente está el “recibir“, la acogida como punto inicial, sino habla de un “seguimiento” que refleja la idea de iniciar pro-cesos de manera activa. Con el término “dignificar” a las personas encontramos una relación con la calidad aceptación y la valoración de Rogers. Se habla de la promoción social, elementos que buscan la activación de potenciales y recursos en las personas en relación con la sociedad. Aparece como elemento propio el estar en Cáritas como un proyecto evangelizador. También se nombra la cone-xión con la red de ayudas sociales como recursos para la ayuda. A diferencia del modelo más psicológico de Rogers hay aquí elementos más sociales y religiosas.

La Distancia necesaria: Para Caridad, el no vivir en el Barrio, no es un incon-veniente sino ofrece una distancia necesaria a los problemas que encuentra, le da tiempo y distancia para tratar a los asuntos que siempre se presentan con presión, también le ayuda a desconectar de los problemas y no sentirse tan afectada personalmente.

Encuentro con la persona y con Cristo: Caridad vive la relación de ayuda desde una espiritualidad cristiana centrado en Cristo doliente que viene en la perso-na que sufre al encuentro con ella. En estas descripciones religiosas Caridad quiere expresar la importancia que tienen estos encuentros, el valor que tienen para ella y desde ahí enfoca su relación con las personas que acuden y tiene unas consecuencias para sus posturas: Les abrazo, me presento con mi nombre, la mesa me sobra, me pongo al lado de ellas. En su relato se nota una cálida aceptación del otro, una búsqueda de crear un espacio personalizado.

Conexión personal con el Otro: El contacto corporal, ponerse al lado de la perso-na (cercanía local), escucharles, tener tiempo para ellos y mostrar interés por su vida completa (Los niños, el trabajo, como han llegado a España etc.), apreciar a la persona, son elementos para crear una relación de confianza inicial como entre amigos, para luego poder entrar en la diferenciación de la problemática. Centrado en la persona y su problema: Caridad nombra en el proceso de orientar en el problema la importancia de respetar la autonomía de las personas e inclu-so aumentar la. Eso también implica que hay que dar tiempo a las personas que tomen sus decisiones, apreciar a las personas y su capacidad. También nombra las ayudas materiales necesarias, y para desconectar más estas dimensiones, el equipo estructuró el servicio en diferentes días con enfoques más específicos como ayuda material, mujeres y familias etc.

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Espacio relacional para la evangelización: Las relaciones que se crean en su actividad no son ajenas a su forma de entender a la vida como creyente. Por eso para Caridad el mensaje de Dios y su amor misericordioso están presentes ahí. En el relato no aparece como una fórmula aprendida sino como insertado en su forma de ser y vivir la vida – parte de la autenticidad de la voluntaria. Pregun-tado por las reacciones me comentó que las mujeres, sobre todo si son creyentes de alguna religión se muestran muy abiertas hacia esa realidad, mientras que los hombres, sobre todo algunos que se sienten muy frustrados reaccionan con rechazo. La voluntaria relata más problemas con un servicio de comida que ofre-ce una organización cristiana-evangelista dónde los asistentes están obligados de escuchar una predicación y oración antes de poder comer – obligación que rechazan muchos usuarios.

Dinámica de los procesos: En el relato aparece la relación de ayuda practicada como un modelo que se inicia con una acogida cálida, el escuchar, el crear la confianza, una fase para profundizar los problemas (emocionales, sociales, pro-mocionales) y al final si es necesario aspectos de ayudas materiales concretas.Trabajo en equipo: La relación de ayuda de los voluntarios se comprende desde una estructura de equipo en la parroquia, dónde semanalmente se intercambian informaciones, se analizan los casos, mientras que en la acogida se realiza solo entre dos personas. La comunidad como parroquia aparece también como trasfon-do de la actividad y Caridad lo menciona varias veces como su referente y apoyo.

El Otro tiene un rostro: Caridad relata en la entrevista muchos detalles y situa-ciones concretas de las personas en sus encuentros, conoce sus dificultades, barreras culturales, debilidades, cuenta procesos logrados y se muestra segura en su rol de ayuda. Los procesos se muestran en diferentes fases y se mantienen las relaciones por largos periodos de tiempo.

Seguridad en su rol: La voluntaria se siente respaldada y apoyada en su labor por de diferentes aspectos como trabajar en equipo y formar parte de la comu-nidad, su motivación religiosa y espiritual en la ayuda (Cristocentrismo), de ahí se entiende más como una herramienta, y creer que Dios actúa también junto con la oración son recursos que ella tiene para poder soportar las presiones y los fracasos. Le ayudan no centrarse tanto en sus propios esfuerzos y le facilita reconocer y apreciar las capacidades de los demás. El poner la ayuda concreta material al final de un encuentro refleja la importancia de la relación y la perso-na como centro del proceso.

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Cambios en el modelo de ayuda: Para Caridad el curso de formación ha sido ele-mental. En el comprendió que la ayuda en Cáritas no es tanto la ayuda material, sino poner en el centro a la persona:

“y entonces cuando hicimos el curso de formación yo descubrí que no es so-lamente eso, sino la importancia que tiene de valorar a la personas en su dignidad. Como personas, para mí eso fue un descubrimiento y una manera distinta de enfocar Cáritas. O sea es trasmitir el amor al hermano. El amor que tu recibes de Dios transmitirlo al hermano. Entonces eso fue para mí un descubrimiento muy muy importante en mi vida, y sobre todo muy importante para el trato con las personas que acuden a Cáritas. Porque claro que le doy ya mucha más importancia a la valoración de esa persona, de quien es, de que es un igual a mí, de que tiene unos valores, de ti, que es hijo de dios que tiene una dignidad, que tiene unos derechos, que se los han negado la sociedad. En-tonces mi trato hacia ella, el tiempo que yo le dedico, la ayuda es totalmente distinto.” [icvol006]

En el segundo caso se nota más claramente una conexión con todas las condi-ciones de Rogers (la escucha, la cálida aceptación, la sinceridad, autenticidad) con matices más religiosos y con un acento social comunitario. Importante en el segundo caso es también que se producen cambios del enfoque después de un programa concreto de formación y como un nuevo inicio de una Cáritas parro-quial donde no había que transformar un modelo existente. El trabajo en equipo y la espiritualidad son recursos que la voluntaria utiliza para manejar tensiones y problemas existentes. También vemos ahí recursos para reforzar un enfoque de Rogers y su terapia centrada en la persona, al no ponerse la voluntaria como única referente de ayuda para solucionar los problemas. La estructuración de la ayuda con el proceso y seguimiento de las personas muestran la intención de mantener un clima favorable durante más tiempo y en los relatos de éxitos apa-recen como resultado relaciones más estables y favorables entre la voluntaria y las personas necesitadas.

Conclusiones

Los casos estudiados ofrecen diferentes niveles de presencia de las condiciones básicas de Rogers en los procesos de relación de ayuda y sus modelos relatados. Ambos casos muestran una situación de transformación de ayuda y el impacto que dejan las formaciones en los voluntarios como referentes para su acción. Las condiciones básicas de Rogers se relacionan con los enfoques de ayuda de

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la organización Cáritas en sus documentos de formación y en su práctica. La inclusión de dimensiones sociales y comunitarias no se ven como una contradic-ción a Rogers, ni tampoco las correlaciones con contenidos religiosos cristianos presentados en los casos, siempre cuando forman parte de la autenticidad de los voluntarios y respetando la libertad de la otra persona. Sería necesario conocer con más profundidad como intervienen los aspectos comunitarios en la relación de ayuda más allá de ser simplemente aportadores de recursos, sino realmente nuevos espacios de socialización como pretenden los textos de Cáritas y como es requerido en nuestras sociedades fracturadas. Se puede proponer una extensión del análisis cualitativo con más casos para encontrar una mayor amplitud de la presencia y las características de las condiciones básicas de Rogers en el traba-jo de los voluntarios en Cáritas Española. Las formulaciones iniciales religiosas ofrecen la posibilidad de investigar en profundidad con una muestra más amplia y trabajos teóricos las interrelaciones existentes entre un enfoque cristiano de counseling y Rogers y también ver dónde están las diferencias. Referencias

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