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La ciudad en la Laudato Sí
José Fco. Yuraszeck Krebs**
Uno de los lugares en los que en nuestros tiempos se juega con mayor importancia el
cuidado de la casa común es en nuestras ciudades. Comprendidas como espacio de
colaboración entre distintos grupos humanos, pueden ‘resolverse’ en sentido virtuoso, y
constituirse en lugares de armonía, integración, promoción de la justicia, desarrollo humano
integral, o bien en sentido vicioso, lugares de desencuentro, segregación, violencia,
profundización de las desigualdades, degradación humana, etc. Una adecuada gobernanza
de las ciudades es fundamental para favorecer una mirada de largo plazo y alcance territorial
que favorezca su funcionamiento como un todo armónico.
El propósito de este escrito es profundizar en algunas de las categorías éticas
expuestas en la Encíclica Laudato Sí en relación con las ciudades, apoyándolas en algunas de
las afirmaciones del Magisterio Latinoamericano. Tendremos a la vista la realidad de las
grandes ciudades en Latinoamérica, desde la perspectiva de la geografía, las ciencias
sociales y el urbanismo, entre otras disciplinas.1 Complementaremos esta visión con algunos
de los elementos trabajados por David Hollenbach en su libro The Common Good and
Christian Ethics, en particular el capítulo 7: Poverty, justice, and the good of the city.2
Incluiremos además la perspectiva de otros autores (Sachs, Martínez Alier)3 4 que han estado
pensando acerca de la posibilidad de un verdadero desarrollo sostenible en el mundo y en
particular en las ciudades, invitando a ajustes en el modo como vivimos y nos organizamos,
a mirar el largo plazo y gestionar adecuadamente la gobernanza.
Para el curso ‘La encíclica del papa Francisco sobre la Ecología’ ofrecido por los profesores Miguel Yáñez, René Micallef, Paolo Benanti y Prem Xalxo, en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma el segundo semestre del año académico 2015-2016. Entregado el 10 de junio de 2016. ** [email protected] 1 No es posible, dada la extensión de este trabajo, hacer mayores referencias. Véase por ejemplo: D. HEINRICHS – al., «Dispersión urbana y nuevos desafíos para la gobernanza (metropolitana) en América Latina»; D. MATTOS – C. A, «Globalización y metamorfosis metropolitana en América Latina»; M.-Á. DURÁN, La ciudad compartida. Conocimiento, afecto y uso; F. SABATINI – I. BRAIN, «La segregación, los guetos y la integración social urbana»; A. GALETOVIC – P. JORDÁN, «Santiago ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos?» 2 D. HOLLENBACH, The Common Good and Christian Ethics (New Studies in Christian Ethics) 3 J.D. SACHS, «Ciudades resilientes» 4 J. MARTÍNEZ ALIER, Ecologia dei poveri : la lotta per la giustizia ambientale
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1. Una civilización urbana.
Un dato que es muy decidor del problema que nos convoca es que el año 2007
aconteció por primera vez en la historia de la humanidad que hay más personas viviendo en
la ciudad que en sectores rurales, en un proceso que parece ser irreversible, según se puede
ver en el Gráfico 1.
Gráfico 1: Población urbana y rural en el mundo (Fuente: Sachs (2015) Cap. 11 Ciudades Resilientes)
América Latina es la región más urbanizada del mundo: según el Informe de ONU-
Habitat sobre el estado de las ciudades de América Latina y el Caribe5, el 2010 el 79% de los
latinoamericanos vivíamos en ciudades, mientras que en 1950 el porcentaje llegaba tan solo
al 41%. El mismo informe señala que somos la región con más desigualdades del planeta. Si
queremos, junto con superar la extrema pobreza, derribar las inmensas barreras de la
desigualdad, tenemos que pensar (y actuar) sobre nuestras ciudades.
Nunca antes en la historia ha habido más seres humanos viviendo en el mundo, y la
mayoría de ellos lo hace en ciudades. El futuro de la humanidad, si se consideran las
proyecciones de los números actuales, será un futuro primordialmente urbano. Este
fenómeno ha comenzado a observarse en sincronía con la Revolución Industrial, con el
aumento de la productividad agrícola, la baja de las tasas de mortalidad infantil, el aumento
5 ONU HABITAT, «Estado de las Ciudades en América Latina y el Caribe 2010». He escrito sobre este informe año atrás en el blog Territorio Abierto de los Jesuitas chilenos y de ahí tomo algunas ideas: J.F. YURASZECK KREBS, «Actuando sobre nuestras ciudades»
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de la esperanza de vida, etc., todos ellos fenómenos recientes asociados al crecimiento y
desarrollo económico.
En este proceso muchas ciudades han expandido exponencialmente sus límites,
afectando a sus habitantes (que para ir de un lado al otro de la ciudad tardan cada vez más,
y al hacerlo contaminan), a los sistemas que la gobiernan (la política en su sentido más
tradicional), y al entorno ambiental (piénsese no más en lo que significa hacerse cargo del
impacto que los residuos generados por la actividad humana e industrial causan en los ríos,
en el aire, en la salud de las personas). En la Ilustración 1 se puede ver la silueta de la
expansión urbana de Santiago de Chile entre 1890 y 2002. Fijando la mirada en los números,
durante el siglo XX la Región Metropolitana de Santiago de Chile, conformada por 32
comunas, creció y amplió sus límites urbanos aceleradamente: su superficie urbana se
multiplicó casi seis veces, desde 11.017 ha hasta 64.140 hectáreas, y el número de
habitantes creció desde poco más de 900.000 hasta más de cinco millones.6 ¿Qué
impacto ha tenido esto sobre los habitantes de Santiago? ¿Y para el medio ambiente
circundante? ¿Y para el resto de las ciudades de Chile? ¿Qué ajustes al modo de vida
debiéramos hacer para que la vida ahí sea vivible y todos se sientan en casa?7 Las mismas
preguntas se las podría hacer uno respecto de cualquier otra ciudad. Habrá que responder
atendiendo al contexto y las particularidades de cada caso.
Ilustración 1: Expansión Urbana de Santiago de Chile entre 1890 y 2002 (Fuente: Galetovic y Jordán (2006))
6 A. GALETOVIC – P. JORDÁN, «Santiago ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos?», p.88 7 En el caso de Santiago de Chile, por ejemplo, no existe una autoridad metropolitana con atribuciones para una adecuada gobernanza de la ciudad, que está conformada por 52 municipios. Cf. A. ORELLANA, «La gobernabilidad metropolitana de Santiago»
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2. La ciudad en la Laudato Sí y en el Magisterio Latinoamericano.
En el corpus de la Doctrina Social de la Iglesia encontramos significativas referencias a
los desafíos y problemas que se presentan en las ciudades. Nos limitaremos a mencionar
algunas referencias relevantes presentes en el Magisterio Latinoamericano, lo que le da una
cierta aproximación contextual a nuestra búsqueda, y luego presentaremos el modo en que
este tema es abordado en la Encíclica Laudato Sí.
En lo que se refiere al Magisterio Latinoamericano8, especialmente a partir de la
Conferencia de Medellín realizada justo después del Concilio Vaticano II, se constata que las
ciudades latinoamericanas han crecido a un ritmo desenfrenado (M10 (3); P496), de un
modo fragmentado y generando situaciones de violencia (M2(15-19); P508.509.531). Hay
una especial preocupación de parte de los obispos por el impacto de la marginalidad y la
violencia en la juventud (M5(3)), en los niños, las mujeres y los pobres (S167; A468).
Intentando orientar líneas de acción por parte de los cristianos, se promueve la
creatividad eclesial, invitando a pensar en nuevas estructuras pastorales (A173) y poniendo
atención especial al mundo del sufrimiento urbano en sus múltiples formas (A517.j.k), y a las
situaciones de violencia y marginalidad que requieren acciones concretas por parte de los
gobiernos locales, las comunidades organizadas y las distintas instituciones de la Iglesia
(A78.473).
En la encíclica Laudato Sí el papa Francisco, quien como Arzobispo de Buenos Aires
participó activamente como uno de los redactores de la Conferencia de Aparecida del
CELAM, se refiere también a la situación de las ciudades. Hemos visto como la aproximación
del papa Francisco a la ecología ha sido con una perspectiva integral, no comprendida tan
solo como el impacto que la actividad del ser humano tiene sobre el medio ambiente, sino
que considerando cómo el mismo ser humano ha visto afectada su relación con Dios, los
demás seres humanos y el medio ambiente a medida que ha ido interviniendo de distinta
manera el hábitat circundante. El daño causado al medio ambiente ha afectado
especialmente a los más pobres, lo que se hace evidente al considerar la situación de
nuestras ciudades. El cuidado de la casa común al que invita es sobre todo el cuidado de la
8 Cf. CELAM, Las Cinco Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano. Para efectos de reconocer dónde se encuentran estas referencias, usamos la misma nomenclatura que en este libro recopilatorio: Rio de Janeiro (1955)R; Medellín (1968)M; Puebla (1979)P; Santo Domingo (1992)S; Aparecida (2007)A.
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convivencia y la calidad de vida de todos quienes habitan e interactúan en nuestras
ciudades.
Podemos agrupar estas menciones a la ciudad en la Laudato Sí en tres grandes
grupos: el primero de carácter descriptivo, da cuenta de la situación actual de las grandes
ciudades y de los problemas relacionados con el medio ambiente y la ecología que se
observan más urgentes de atender. En particular hace ver que la mayor parte de las
megaciudades del mundo están situadas en zonas costeras, lo que reviste un serio riesgo
ante el fenómeno del calentamiento global y la potencial subida de los mares dado el
descongelamiento de glaciares y hielos eternos (LS24). También en relación con el agua,
afirma que para poder abastecer a las grandes ciudades estas deben crear sistemas de
almacenamiento. Ante la escasez del agua dulce que se augura esto será cada vez un
problema más caro de resolver (LS28) y fuente potencial de conflictos serios.
El segundo grupo de alusiones es también descriptivo, aunque atendiendo a las
relaciones sociales que se establecen al interior de las ciudades, y como los distintos grupos
hacen uso de los espacios y recursos disponibles en la ciudad. Constata como el crecimiento
desmedido y desordenado de muchas ciudades las ha vuelto insalubres para vivir (LS44),
haciendo alusión a la masiva migración de empleados rurales a miserables asentamientos de
las ciudades (LS134)9. En contraposición se evidencia la privatización de espacios en algunos
lugares de la ciudad, donde abundan los espacios verdes y seguros (LS45). Llama la atención
sobre el fenómeno de la desintegración de nuestras ciudades, con distintos mecanismos de
exclusión y fragmentación urbana (LS49).
Finalmente un tercer grupo de alusiones a la ciudad tienen un talante más normativo,
invitando a la acción para evitar el desastre ecológico-social que se pronostica en caso de
mantenerse las cosas como van. Una ciudad habitable es la que cuida su patrimonio,
comprendido en sentido amplio: natural, histórico, artístico y cultural (LS143). Respecto de
la situación que se vive en los barrios marginales en las grandes ciudades, constata que
puede provocar una sensación de desarraigo que favorece las conductas antisociales y la
9 Este fenómeno de migración del campo a la ciudad que le fue dando forma a las grandes ciudades se dio desde los comienzos de la revolución industrial en Europa, luego en NorteAmérica. A mediados del siglo XX se extendió a América del Sur y algunos países de Asia. Ahí es donde hay más megaciudades hoy. Cf. Gráfico A en anexo. Actualmente es un fenómeno que está golpeando principalmente a China y a la India, que de no frenar su tasa de fecundidad se encontrarán en serios problemas.
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violencia (LS149): es lo que en la tradición de la Iglesia se ha llamado el pecado estructural. A
la hora de intervenir, destaca la necesidad de aproximaciones multidisciplinares a la ciudad,
y que incluya la visión y las acciones de los ciudadanos (LS150), de tal forma que todos
puedan sentirse en casa dentro de la ciudad que nos contiene y nos une (LS151). Finalmente,
advierte acerca del déficit habitacional en las ciudades y de como las medidas que lo
combatan debieran también favorecer la integración (LS152), y como la calidad de vida en
las ciudades está fuertemente vinculada al transporte: grandes aglomeraciones son causadas
por que muchos usan sus automóviles, afectando la velocidad de los desplazamientos de
todos (LS153).
De estos últimos puntos se desprende la necesidad de una adecuada gobernanza de
las ciudades, que proponga medidas que orienten la consecución del mayor bien común
posible, afectando las decisiones individuales de las personas que muchas veces van en
sentido contrario.
He aquí que se levanta el Bien común como principio orientador del actuar humano
en sociedad (LS156-157): Francisco toma la definición de Bien Común que ofrece la Gaudium
et Spes: “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a
cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”. En la
propuesta de Francisco, se incluye también la llamada a la Solidaridad, a la Opción por los
Pobres (LS158), y la responsabilidad con el Bien Común de las generaciones futuras (LS159-
162).
3. Interdependencia, Bien Común y Solidaridad.
Se pregunta Hollenbach10 por la situación particular de los pobres en las grandes
ciudades de Estados Unidos. Su pregunta es profunda en tanto el contexto general desde
donde escribe es de prosperidad: pero parece que tal prosperidad alcanza solo a algunos.
¿Qué pasa con los demás? La reflexión que él hace se puede aplicar perfectamente a lo que
ocurre en mayor o menor medida en todos los contextos urbanos: una de sus características
es la desigualdad.
En su reflexión ética señala Hollenbach que el principio orientador del actuar social y
político ha de ser el Bien Común, que tiene como enemigo basal el individualismo. De aquí
que, constatando el aislamiento social del pobre en las ciudades, levante la
10 D. HOLLENBACH, The Common Good and Christian Ethics (New Studies in Christian Ethics)
7
interdependencia en solidaridad como un camino que todos los miembros de una misma
ciudad debieran recorrer.
El primer paso es hacerse conscientes de que, queriéndolo o no, dependemos
absolutamente de los demás y del medio ambiente para existir. Aunque celebremos la
autonomía e independencia, la verdad es que dependemos unos de otros, incluidos los
distintos barrios de una ciudad: a modo de ejemplo, en razón de miedo a los “otros”
amenazantes algunos se amurallan para defenderse del resto que les resulta agresivo. Esta
conexión, interacción e interdependencia está mediada en las ciudades, y en el mundo
entero, por instituciones políticas, económicas y culturales. Se debe evaluar a las
instituciones para verificar si promueven, o no, el bien común.
Esta interdependencia en las relaciones humana, en términos generales, se puede
vivir de un modo limitado como Interdependencia desigual o bien en su plenitud como
Interdependencia en Solidaridad.
Interdependencia (a) Desigual (b) En solidaridad (Fuente: Hollenbach)
El concepto de Solidaridad lo toma Hollenbach de la Sollicitudo Rei Socialis11 de Juan
Pablo II: “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común” (SRS38).
Contrapone las actitudes y estructuras de pecado con la entrega por el bien del prójimo,
desde donde puede señalarse que la solidaridad es una virtud tanto de la comunidad como
de cada uno de sus miembros. El Bien Común viene a la existencia en una comunidad de
solidaridad entre agentes activos e iguales, donde existen vínculos de mutualidad y
reciprocidad. Estos vínculos son reconocidos como un bien en sí mismo.
El gran problema es que estos vínculos, presentes naturalmente en la esfera familiar
o en pequeños grupos de amistad o trabajo, por distintas razones no son fáciles de alcanzar
en la relación con otros grupos y barrios de la misma ciudad. Reconociendo que la plenitud
del amor entre los seres humanos solo se dará en el Reino de Dios, es justo proponer pasos
11 JUAN PABLO II, «Sollicitudo Rei Socialis» (en adelante SRS)
Agente dominante
Desigualdad No-reciprocidad
Paciente impotente
Mutualidad/reciprocidad
Ciudadano Ciudadano
Igualdad
8
que vayan realizándolo en las instituciones que nos hemos dado para gobernarnos, para
educar a los niños y jóvenes, para regir las transacciones económicas, etc.
Cada cual aporta al bien común con sus acciones, su trabajo, y también con sus
impuestos (Justicia Contributiva). Y es el Estado y las distintas instituciones que hemos
creado las que deben ayudar a distribuir de tal forma tales impuestos buscando favorecer el
bien común, especialmente cuidando a aquellos que por distintas razones no pueden
proveerse por sus medios de lo que necesitan para vivir y tienden a la marginalización
(Justicia Distributiva).
Al centro de la ilustración 2 encontramos el concepto de Justicia Social, que supone la
interacción de todo el sistema social, político y económico, y la participación de cada uno de
los actores involucrados comprendidos como ciudadanos. Hollenbach toma de Rawls su
invitación a considerar el modo como las instituciones mayores de una sociedad contribuyen
(o no) a que haya mayor justicia social y por tanto mayores posibilidades de que todos
alcancen el mayor bien posible, especialmente lo que están menos favorecidos: se trata de
bajar las barreras que provocan marginalización y exclusión, que no permiten que todos se
puedan beneficiar de los bienes que ofrece la vida común en una ciudad/sociedad.
Señala finalmente Hollenbach algunas de las acciones que las comunidades cristianas
pueden emprender, dada su presencia con templos y escuelas parroquiales que han
demostrado ser más integradoras y con mejores resultados que las escuelas públicas,
asociados a la creación de un sentimiento fuerte de comunidad entre estudiantes,
profesores y familias. En lo que se refiere a los suburbios, barrios hacia donde ha emigrado
BIEN COMÚN Viviendas adecuadas Trabajos acsequibles
Educación de calidad
Cuidado de os niños
Salud, etc
CIUDADANO CIUDADANO CIUDADANO CIUDADANO
JUSTICIA SOCIAL (PARTICIPACIÓN)
JUSTICIA DISTRIBUTIVA (BIENESTRAR)
JUSTICIA CONTRIBUTIVA
(ACCIÓN)
JUSTICIA CONMUTATIVA
Ilustración 2
9
la clase media, es posible para las comunidades cristianas intentar hacer de puente,
generando vínculos de colaboración y solidaridad entre personas y grupos, hacia romper
barreras y prejuicios, con iniciativas de voluntariado y otras.
Junto a las aproximaciones locales/barriales, hay que apuntar a las instituciones
metropolitanas, estatales y nacionales, hacia conseguir que promuevan el Bien Común en
sus propios ámbitos de acción.
4. Ciudades Resilientes.
Es este el título de uno de los capítulos del libro de Jeffrey Sachs, La era del desarrollo
sostenible.12 A partir de la descripción de los distintos patrones de urbanización que se han
ido dando en distintos lugares del mundo, en los que coincide con lo planteado por el papa
Francisco en la Laudato Sí13, Sachs se propone puntualizar cuáles debieran ser los principales
puntos para hacer de las ciudades lugares gratos para vivir para todos sus habitantes,
además de cuidadosos del medio ambiente. Su aproximación se basa en el concepto de
Desarrollo Sostenible, que incorpora la interrelación de las dimensiones Económica, Social y
Ambiental14, toda ella gestionada por la acción política de los seres humanos de una
comunidad particular.
Los horizontes de movimiento de la acción social y política en la ciudad, de parte de
sus autoridades, debieran ser hacia el aumento tanto de la Productividad Urbana, como de
la Inclusión Social y de la Sostenibilidad Ambiental. Ninguna de las tres sin las otras.
En particular pone su atención Sachs sobre lo que llama infraestructuras inteligentes,
relacionadas sobre todo con el transporte, el suministro de agua, y con la gestión de los
residuos urbanos, incluidos los residuos de aguas servidas como residuos sólidos. Si estos
sistemas se diseñan de un modo adecuado es posible ir reconfigurando el metabolismo
urbano hacia mejorar la calidad de vida de quienes viven en él, en todas las dimensiones y
relaciones que se establecen cotidianamente.15
12 J.D. SACHS, La era del desarrollo sostenible 13 Lo que en realidad no es coincidencia pues, según he podido informarme, el mismo Jeffrey Sachs ha sido uno de los especialistas consultados para la redacción de la Laudato Sí. 14 Ver Ilustración A en Anexo en que se explicita gráficamente la interrelación entre estas tres dimensiones. 15 “Las ciudades que planifican y diseñan adecuadamente las infraestructuras pueden maximizar sus oportunidades económicas, mejorar su calidad de vida, promover la salud pública y minimizar el
10
Respecto de la resiliencia urbana señala Sachs que ante todo esta supone anticiparse
a los acontecimientos que afectan la ciudad. Y esto al menos en lo que se refiere a la
infraestructura (que tenga la capacidad adecuada de acuerdo a las tendencias de uso,
considerando la variabilidad cotidiana y estacional) y también a la población (que al menos
los adultos sepan qué hacer en caso de emergencias y casos particulares).
Sachs señala que se debe priorizar la preparación antes que la reparación, pues esta
última, en el caso de los seres humanos, supone lamentar lesiones serias o muertes. En
particular habrá que estar preparado para los futuros trastornos ecológicos derivados del
cambio climático. Las principales amenazas climáticas o asociadas a fenómenos naturales
están dados por los huracanes, terremotos e inundaciones. En lo que se refiere al uso que le
damos a la ciudad, la contaminación de distinto tipo ocupa un lugar primordial. ¿Cómo nos
preparamos para lo que vendrá?
Por último, y aquí nuevamente coincide con el papa, afirma que una ciudad se puede
gestionar adecuadamente si se hace una Planificación con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible. Para ello se requiere determinación y voluntad política, que se despliegue la
capacidad de hacer diagnósticos diferenciados adecuados y responder a ello. Eso supondrá
una mejora o actualización de los sistemas de Evaluación que considere tanto los
indicadores finales como indicadores intermedios que permitan ir haciendo las correcciones
necesarias. Lo que se desprende de este punto es que se requieren instituciones ágiles y
profesionales, con capacidad de gestión y reacción, no cooptadas por meros intereses
políticos electorales de corto plazo.
5. ¿Es posible la sostenibilidad ambiental?
Si Sachs tiene una visión optimista y constructiva, hay quienes se encuentran en la
vereda contraria. Es el caso de Martínez Alier16 quien critica en profundidad la exaltación de
la tecnocracia que nos ha traído hasta donde estamos como si ella misma fuera capaz de
sacarnos de aquí, en sintonía con algunas de las prevenciones que hace el papa Francisco
respecto del Paradigma tecnocrático (LS106-114). No es posible hacer referencia a todos sus
________________________________ impacto de la población sobre el entorno natural, en el marco de una economía relativamente baja en emisiones de carbono (...) La infraestructura inteligente permite reconfigurar el 'metabolismo urbano'.” Cf. J.D. SACHS, «Ciudades resilientes». III. Infraestructuras inteligentes. 16 Consideraremos lo planteado en J. MARTÍNEZ ALIER, «Cap. VII: Gli indicatori di insostenibilità urbana come indicatori di conflitto sociale» p.223-241
11
argumentos: nos detendremos en los que nos parecen más sugerentes, dentro de lo que se
encuentra la cuantificación de la externalización de los costos ambientales que la ciudad
produce. Aunque a escala local, el centro de las ciudades, pareciera haber avances
significativos, si ampliamos el horizonte de observación se evidencia la crisis planetaria en la
que estamos.
Desde la caracterización que se puede hacer de que estamos en la era del automóvil
en tanto que ha sido la industria automotriz uno de los principales motores de la economía
en el siglo XX, afectando toda la cadena productiva mundial, tanto por la prospección y
comercio de hidrocarburos, acero y otros materiales, como por la construcción de autopistas
e infraestructura urbana, además de constituirse en un símbolo de status. Hay algunas
visiones pesimistas: de no mediar un drástico cambio de rumbo no es posible la
sustentabilidad ni en el mundo ni en nuestras ciudades.
Un concepto que me ha llamado la atención es el de Emergía, acuñado por H.T.
Odum: nace a partir del concepto de Huella Ecológica y busca evaluar el impacto de una
ciudad y la actividad que en ella se desarrolla mucho más allá de sus límites, tanto en el
plano energético, material, alimenticio, como humano (subempleados en ciudades lejanas
para producir la vestimenta que se usa). Los resultados de algunos estudios son
impresionantes: aunque con distintas acciones la calidad de vida en el centro de las grandes
ciudades ha mejorado sustantivamente, las ciudades se han convertido en grandes
exportadores de contaminación e importadores de energía y materiales. La Emergía, o
energía incorporada, es la cuantificación de toda la energía que ha sido necesario utilizar
para realizar algún proceso. La hipótesis de un grupo de críticos es que al considerar estos
datos, que habitualmente no se consideran, se llega a la conclusión de que no existe una
tendencia evolutiva espontánea hacia la sostenibilidad ecológica ligada al crecimiento de las
ciudades, sino más bien se registra todo lo contrario. Los límites de una ciudad están mucho
más allá de sus límites. Y el daño que están causando es mucho mayor, solo que al no ser
visible a los ojos no se ha convertido en un escándalo ni en motivo de protesta por parte de
los ciudadanos organizados.17
17 Da los ejemplos del efecto visual que tienen las chimeneas humeantes de industrias, que han provocado en numerosos lugares la protesta ciudadana y la consiguiente determinación de la autoridad política de trasladar las industrias a otros lugares, con un altísimo impacto en la vida de los trabajadores de tales industrias que deben dejar la ciudad y sus redes, etc. Paradojalmente la
12
6. Desafíos éticos en las grandes ciudades. A modo de conclusión.
La ciudad tal como hoy la conocemos es un sistema complejo, donde intervienen
muchos actores a distintos niveles, y las causas de los distintos desafíos y problemas son
múltiples y no plenamente equiparables al comparar una ciudad y otra. El tono del
acercamiento del papa Francisco en la Laudato Sí, marcado por la humildad, la invitación al
diálogo y el no temer presentarse con un pensamiento incompleto18 dada la constante
evolución de los problemas parece ser el adecuado.
Hemos expuesto algunos de los elementos que nos han parecido más relevantes de
las lecturas realizadas, con un cierto énfasis en el diagnóstico de la situación presente. A
partir de este, debiéramos añadir en el fututo elementos de juicio y líneas de acción que
permitan preguntarse honestamente por el modo como la Iglesia y las comunidades
cristianas asumen el desafío urbano. Las tendencias sociales que se observan en las ciudades
se replican en las comunidades cristianas, por ejemplo el individualismo. Hay muchos que
creen en Dios y Jesús, pero sin pertenecer ni participar en comunidades cristianas. ¿Qué
hacer?19
Otro desafío mayor que se observa en las ciudades es el de la integración de distintos
grupos y barrios, evidenciando la interdependencia que nos constituye, acogiendo la
multiculturalidad que gracias a la globalización ha llegado para quedarse, y promoviendo la
reciprocidad y ciudadanía que permita a todos aportar al Bien Común de la ciudad, a la vez
que beneficiarse del hecho de compartir la misma casa.20
________________________________ evidencia muestra que es mucha mayor la contaminación de los automóviles: pero como cada uno de los que lo usa es el responsable de ello no se generan manifestaciones masivas para frenar su uso y promover el sistema público de transporte. Estos estudios han sido desarrollados por el químico ambiental e historiador Peter Brimblecombre. Cf. J. MARTÍNEZ ALIER, «Cap. VII: Gli indicatori di insostenibilità urbana come indicatori di conflitto sociale» p.237-240. 18 En esto sintoniza con lo planteado en la conclusión de la Constitución Gaudium et Spes n.91. CONCILIO VATICANO II, «Gaudium et Spes» 19 Encontramos algunas posibles respuestas en A. DAVEY, Cristianismo urbano y globalización. Es interesante la alusión que se hace acerca del fenómeno de la disolución de vínculos, observable no solo en las comunidades cristianas sino en todo tipo de asociaciones, por ejemplo entre quienes juegan al bowling en sectores suburbanos de Estados Unidos. Sigue habiendo más o menos la misma cantidad de jugadores de bowling, pero ha bajado radicalmente la pertenencia a asociaciones y clubes. ¿En las iglesias ocurre lo mismo? Cf. R. PUTNAM, Bowling Alone. The Collapse and Revival of American Community 20 Tanto para el seminario Moral y Discernimiento Social como para el curso Ética de las Políticas de las Migraciones, realizados en este mismo semestre, he podido profundizar en estos temas. Dejo acá solo una cita: “Las ciudades tienen que gestionar poblaciones cada vez más móviles y diversas en
13
¿Es posible frenar la expansión urbana? En algunos lugares se han promovido
estrategias de densificación, buscando un mejor uso del suelo y de la infraestructura urbana.
El crecimiento inarmónico de las ciudades se ha debido principalmente a la enorme
magnitud de la migración del campo a la ciudad que ha desbordado todas las previsiones
realizadas, impactando fuertemente la vida de todos los habitantes de la ciudad,
especialmente de los más pobres. Tanto en la Laudato Sí como en los otros documentos y
estudios que hemos revisado, se señala que un punto primordial es el de la Gobernanza, en
sus distintos niveles (local, nacional, internacional). Se trata de que las autoridades políticas,
elegidas para velar por el bien común, con sus acciones promuevan círculos virtuosos que
apunten a la concreción de instrumentos de planificación como los planteados por Naciones
Unidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adecuándolos a las necesidades de sus
ciudades, a la vez que intentando mirar más allá de sus límites hacia reconocer cuál es el
impacto que la ciudad tiene sobre el resto del mundo, y promoviendo entonces alianzas
regionales y mundiales que permitan hacer real la Interdependencia en Solidaridad que
ayude a que el Bien Común del planeta sea buscado por todos.
Como bien señala el papa Francisco, la conversión ecológica (LS216-21) que hemos
de pedir como gracia, iluminada por la información y conocimientos que hacen evidente la
crisis de relaciones presente, ha de llevarnos a comprender la acción educativa (LS209-215),
cívica y política en diferentes escalas (asociaciones, barrio, ciudad) como un acto de amor
(LS228-32), que busque integrar a todos quienes vivimos en la misma ciudad, promoviendo
los ideales de una fraternidad universal, más allá de los límites de la propia familia, en
armonía con el medio ambiente que nos ha sido dado para goce y disfrute de todos. ¿Cómo
se hace esto? Será tarea de otra investigación intentar responder esta pregunta.
________________________________ todos los sectores del desarrollo. En los países desarrollados, una de las principales fuentes de la diversidad demográfica es la migración internacional, mientras que en los países menos adelantados esa fuente es, en cierto grado, la migración interna y, en menor grado, la creciente migración internacional Sur-Sur.” Cf. OIM, «Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2015», p.208.
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Bibliografía
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SACHS, J.D., «Ciudades resilientes», in La era del desarrollo sostenible, Barcelona 2015Kindle
Edition.
YURASZECK KREBS, J.F., «Actuando sobre nuestras ciudades», 7 marzo 2011.
15
Anexos
Gráfico A: Principales áreas urbanas del mundo el año 2015 (Fuente: Sachs (2015) Cap. 11 Ciudades Resilientes)
Gráfico B: Proporción de la población mundial según continentes
(Fuente: Sachs (2015) Cap. 11 Ciudades Resilientes)
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Ilustración A: Componentes del Desarrollo Sostenible
(Fuente: Sachs (2015) La era del desarrollo sostenible)
Ilustración B: Objetivos de Desarrollo Sostenible
(Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo)