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Miotti, L.; Hermo, D.; Magnin, L.; Carden, N.; Marchionni, L., Alcaraz, A.; Mosquera, B.; Terranova,...

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555 Resolución e integridad arqueológica de la cueva Maripe * CONICET y Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNyM)- Universidad Nacional de La Plata ** FCNyM-UNLP *** ANPCyT y FCyM-UNLP **** CONICET y UNPA RESOLUCIÓN E INTEGRIDAD ARQUEOLÓGICA DE LA CUEVA MARIPE (SANTA CRUZ, ARGENTINA) Laura Miotti * , Darío Hermo * , Lucía Magnin * , Carden Natalia * , Laura Marchionni ** , M. Alejandra Alcaraz *** , Bruno Mosquera ** , Enrique Terranova ** y Mónica Salemme **** INTRODUCCIÓN Las cuevas fueron siempre sectores del espacio a los cuales geólogos, paleontólogos y arqueólogos seleccionaron como excelentes indicadores para la búsqueda de información sobre el pasado. En el caso de las cuevas externas (Farrand 1985; 1993), como la que en este artículo trataremos, la importancia de su investigación reside no sólo por las manifestaciones de arte rupestre de sus paredes y techo, sino porque el depósito estratigráfico de la misma está conformado por el aporte directo de materiales del ambiente externo circundante y distante. Esto significa que, en términos de inferencias paleoambientales y paleoecológicas, estos depósitos constituyen uno de los mejores indicadores por su condición de ser verdaderas trampas sedimentarias. Por otro lado, estos refugios naturales han sido siempre frecuentados por animales y humanos, los cuales se convierten en otros agentes que han introducido materiales del exterior para acondicionar estos lugares a sus diferentes modos de vida, sea que sus permanencias en dichas cuevas haya sido breve o prolongada, hayan sido de una sola ocasión o de redundantes ocupaciones. De todos los agentes posibles o imaginables que utilizaron y utilizan las cuevas externas los humanos son sin duda los que más modificaciones pueden introducir en estos ambientes y los que nos permitirían trazar las relaciones del entorno inmediato con lugares muy alejados de la cueva; precisamente porque en todos los casos de estudio que hemos realizado en Patagonia, observamos el aporte de materiales cercanos y otros muy distantes, que como en el caso de ciertas rocas, su presencia en el depósito indica que el único agente capaz de transportarlas hasta allí fue el humano. Pero como las cuevas fueron y son ocupadas por numerosos agentes (predadores, presas) y afectadas por distintos procesos climáticos que provocan desde la caída de los techos hasta los encharcamientos de los pisos y la remoción y retrabajo de los mismos sedimentos (pedogénesis, bioturbaciones, crioturbaciones). Todos estos agentes y procesos sumados son los que generan la mayor o menor complejidad de los depósitos, pero lejos de restar información, consideramos que el estudio de estas cuevas continúa siendo una de las mejores herramientas para inferir el pasado humano y la paleoecología de una localidad. Su estudio continúa siendo un verdadero de- safío al que hoy podemos responder con un abordaje multidisciplinario. En estos términos, el estudio de la Cueva Maripe es una investigación de largo plazo, que presenta múltiples facetas y que debido a sus grandes dimensiones espaciales, profusión del arte rupestre, emplazamiento especial en el paisaje semidesértico del Macizo Central (Figuras 1 y 2) y espesor de los depósitos sedimentarios y arqueológicos es un área de alta complejidad de análisis. Por lo tanto nuestros primeros análisis están destinados al estudio de los procesos de formación del sitio y del tipo de acumulación y dispersión de los materiales arqueológicos. El objetivo en este trabajo es el de presentar el análisis de la integridad y la resolución del registro arqueológico en la Cueva Maripe a fin de afinar la historia depositacional del sitio en términos de la tafonomía para definir, lo más precisamente posible, si el factor humano fue el principal agente productor del depósito (Binford 1981). Los primeros resultados de su excavación fueron presentados en el XV Congreso Nacional de Arqueología Argentina (Miotti et al 2004. E.p.). Desde entonces se han realizado dos campañas más y hasta el momento, de su superficie total (unos 600 m 2 , reticulados en unidades de 4 m 2 ), se han excavado hasta la roca de caja cuatro cuadrículas (16 m 2 ) y se encuentran en excavación cinco unidades más (20 m 2 ). Dichas unidades se seleccionaron de distintos sectores de la retícula con el fin de observar la variabilidad de los microambientes de depositación en las diferentes cámaras de la cueva. Dadas las diferentes facies sedimentarias registradas, la secuencia estratigráfica es definida como compleja, y los análisis de laboratorio (que se detallan más abajo) permiten inferir una alta variabilidad en la integridad arqueológica en las dos cámaras principales de esta cueva: la Norte y la Sur (Figura 3). Las diferencias se registraron tanto en las características de la matriz sedimentaria y tasas de depositación, como en la conservación, frecuencia y distribución artefactual y arqueofaunística. Esta heterogeneidad se documentó asimismo en la distribución y conservación de las pinturas rupestres de ambas cámaras. En este trabajo se aborda el problema de la resolución e integridad arqueológica de ambos sectores emplean- do cinco diferentes indicadores: tasas de depositación, modificación de las superficies óseas, bioturbaciones, remontaje de artefactos y distribución de las materias primas. Así como también la incidencia del cambio de
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Resolución e integridad arqueológica de la cueva Maripe

* CONICET y Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNyM)- Universidad Nacional de La Plata** FCNyM-UNLP*** ANPCyT y FCyM-UNLP**** CONICET y UNPA

RESOLUCIÓN E INTEGRIDAD ARQUEOLÓGICA DE LA CUEVA MARIPE (SANTA CRUZ, ARGENTINA)

Laura Miotti*, Darío Hermo*, Lucía Magnin*, Carden Natalia*, Laura Marchionni**,M. Alejandra Alcaraz***, Bruno Mosquera**, Enrique Terranova** y Mónica Salemme****

INTRODUCCIÓN

Las cuevas fueron siempre sectores del espacio a los cuales geólogos, paleontólogos y arqueólogos seleccionaron como excelentes indicadores para la búsqueda de información sobre el pasado. En el caso de las cuevas externas (Farrand 1985; 1993), como la que en este artículo trataremos, la importancia de su investigación reside no sólo por las manifestaciones de arte rupestre de sus paredes y techo, sino porque el depósito estratigráfico de la misma está conformado por el aporte directo de materiales del ambiente externo circundante y distante. Esto significa que, en términos de inferencias paleoambientales y paleoecológicas, estos depósitos constituyen uno de los mejores indicadores por su condición de ser verdaderas trampas sedimentarias. Por otro lado, estos refugios naturales han sido siempre frecuentados por animales y humanos, los cuales se convierten en otros agentes que han introducido materiales del exterior para acondicionar estos lugares a sus diferentes modos de vida, sea que sus permanencias en dichas cuevas haya sido breve o prolongada, hayan sido de una sola ocasión o de redundantes ocupaciones. De todos los agentes posibles o imaginables que utilizaron y utilizan las cuevas externas los humanos son sin duda los que más modificaciones pueden introducir en estos ambientes y los que nos permitirían trazar las relaciones del entorno inmediato con lugares muy alejados de la cueva; precisamente porque en todos los casos de estudio que hemos realizado en Patagonia, observamos el aporte de materiales cercanos y otros muy distantes, que como en el caso de ciertas rocas, su presencia en el depósito indica que el único agente capaz de transportarlas hasta allí fue el humano. Pero como las cuevas fueron y son ocupadas por numerosos agentes (predadores, presas) y afectadas por distintos procesos climáticos que provocan desde la caída de los techos hasta los encharcamientos de los pisos y la remoción y retrabajo de los mismos sedimentos (pedogénesis, bioturbaciones, crioturbaciones). Todos estos agentes y procesos sumados son los que generan la mayor o menor complejidad de los depósitos, pero lejos de restar información, consideramos que el estudio de estas cuevas continúa siendo una de las mejores herramientas para inferir el pasado humano y la paleoecología de una localidad. Su estudio continúa siendo un verdadero de-safío al que hoy podemos responder con un abordaje multidisciplinario. En estos términos, el estudio de la Cueva Maripe es una investigación de largo plazo, que presenta múltiples facetas y que debido a sus grandes dimensiones espaciales, profusión del arte rupestre, emplazamiento especial en el paisaje semidesértico del Macizo Central (Figuras 1 y 2) y espesor de los depósitos sedimentarios y arqueológicos es un área de alta complejidad de análisis. Por lo tanto nuestros primeros análisis están destinados al estudio de los procesos de formación del sitio y del tipo de acumulación y dispersión de los materiales arqueológicos. El objetivo en este trabajo es el de presentar el análisis de la integridad y la resolución del registro arqueológico en la Cueva Maripe a fin de afinar la historia depositacional del sitio en términos de la tafonomía para definir, lo más precisamente posible, si el factor humano fue el principal agente productor del depósito (Binford 1981).

Los primeros resultados de su excavación fueron presentados en el XV Congreso Nacional de Arqueología Argentina (Miotti et al 2004. E.p.). Desde entonces se han realizado dos campañas más y hasta el momento, de su superficie total (unos 600 m2, reticulados en unidades de 4 m2), se han excavado hasta la roca de caja cuatro cuadrículas (16 m2) y se encuentran en excavación cinco unidades más (20 m2). Dichas unidades se seleccionaron de distintos sectores de la retícula con el fin de observar la variabilidad de los microambientes de depositación en las diferentes cámaras de la cueva.

Dadas las diferentes facies sedimentarias registradas, la secuencia estratigráfica es definida como compleja, y los análisis de laboratorio (que se detallan más abajo) permiten inferir una alta variabilidad en la integridad arqueológica en las dos cámaras principales de esta cueva: la Norte y la Sur (Figura 3). Las diferencias se registraron tanto en las características de la matriz sedimentaria y tasas de depositación, como en la conservación, frecuencia y distribución artefactual y arqueofaunística. Esta heterogeneidad se documentó asimismo en la distribución y conservación de las pinturas rupestres de ambas cámaras.

En este trabajo se aborda el problema de la resolución e integridad arqueológica de ambos sectores emplean-do cinco diferentes indicadores: tasas de depositación, modificación de las superficies óseas, bioturbaciones, remontaje de artefactos y distribución de las materias primas. Así como también la incidencia del cambio de

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Miotti, L. Salemne, M., Hermo, D.

Figura 2. Vista externa de la Cueva Maripe y parte del Cañadón La Primavera.

Figura 1. Área de estudio, al norte de la Provincia de Santa Cruz, con coordenadas Gauss-Krüger. Datos SIG-IGM 250, convenio complementario U0092.

Figura 3. Planta de la Cueva Maripe. Los sectores analizados para este trabajo corresponden a las

cuadrículas C5 y D5 de cámara norte y sectores noroeste y sudoeste de cuadr5ícula B12, cuadrícula A12 completa

y sectores noreste y sudeste de cuadrícula AA12, se presentan grisados en esta figura. El círculo negro y

la línea punteada indican el manantial semiactivo y su actual zona de escurrimiento intermitente. Las elipses

delimitan áreas con pinturas en el techo; los números y las líneas delimitan sectores con pinturas en las paredes.

la línea de goteo en la conservación diferencial del material arqueológico.

MARCO TEORICO Y METODOLOGIA

Para cumplir con este objetivo, se utilizaron con-ceptos y métodos de la geoarqueología, la tafonomía y el estudio de la tecnología lítica, así como técnicas estadísticas y de análisis gráfico de SIG que permitieron evaluar los procesos de formación de sitio. Los indica-dores arqueológicos utilizados para evaluar la integri-dad arqueológica fueron: las tasas de sedimentación, los estadíos de meteorización, grado de articulación, fragmentación y dispersión arqueofaunística, así co-mo la distribución espacial de estructuras de cavado y/o rellenado, producidas postdepositacionalmente (por acción antrópica, biológica o físico-química), el remontaje de artefactos y el registro arqueológico dentro y fuera de la línea de goteo.

La aplicación de tasas de sedimentación y deposi-tación a problemas arqueológicos es una herramienta geológica, que ha demostrado ser de gran utilidad en el estudio de formación de sitios en distintos contex-tos Ferring (1986), Farrand (1993), Phillips (2002), Stein et al. (2003), Favier Dubois (1997). Las mismas definen las tasas de acumulación de matríz en sitios arqueológicos, permitiendo un control en los procesos de formación de sitios. Estos ritmos de acumulación sedimentaria tienen implicancias arqueológicas muy variadas que afectan a las densidades artefactuales, los patrones espaciales y la preservación diferencial. Tasas sedimentarias bajas generan la expectativa de una integridad arqueológica baja, ya que aquellas in-dican que los depósitos arqueológicos en estratigrafías verticalmente comprimidas han sufrido mayor grado de erosión. En general, estos contextos pueden representar secuencias temporales muy extensas, evidenciadas por los fechados radiocarbónicos, pero por falta de sedimentos intercalados la separación de eventos ocu-pacionales plantea problemas interpretativos (Figura 7). Un ejemplo de depósitos con estas características complejas lo constituye el abrigo rocoso Meadowcroft (Adovasio 1993; Adovasio et al. 1978); en donde los materiales de ocupaciones humanas datadas para el Pleistoceno final se encuentran a pocos centímetros de los fechados del Holoceno tardío.

Inversamente, tasas de sedimentación altas generan una expectativa de integridad arqueológica alta, ya que indican que el enterramiento de los materiales fue relativamente constante, y que no existieron eventos de erosión marcados y por lo tanto existen mayores probabilidades de conservación para los contextos arqueológicos primarios.

En este trabajo, el cálculo de las tasas de sedi-mentación se realizó utilizando el método directo por medio de fechados radiocarbónicos y el volumen sedimentario excavado.

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Figura 4. Perfil oeste de la cuadrícula C5 (Cámara Norte).

Figura 5. Comparación de las distribuciones artefactuales en las cámaras norte y sur. Se presentan los artefactos

ploteados según sus posiciones espaciales. En esta figura se representan, arriba y abajo, cortes E-W

para cámara norte y sur respectivamente. El eje de ordenadas presenta los datos de distancias en cm. en

sentido W-E. El eje de abcisas indica las profundidades en cm. desde el datum 0 general de la cueva. Los

materiales líticos están simbolizados mediante cuadrados vacíos, y los óseos mediante cuadrados llenos.

PRESENTACION DE LOS DATOS

Emplazamiento y depósito estratigráfico de la Cueva Maripe

La Cueva Maripe se ubica en el curso medio del extenso mallín La Primavera, el cual recorre unos 10 km en sentido SO-NE, por un valle muy encajonado desde sus nacientes en la meseta de Los Ventisqueros, hasta su desembocadura en el Zanjón Blanco. Sus coordenadas geográficas son: 47º 51’ 05” sur y 68º 56’ 03” oeste, a 562 msnm. (Miotti et al. 2004)

Se trata de una cueva externa (Farrand 1985) de grandes dimensiones (26 m por 24 m), cuya roca de caja es una toba volcánica correspondiente a la Formación Chön Aike (Panza 2001) y se encuentra dividida en dos cámaras (norte y sur) por un tabique rocoso (Figura 3). En la cámara sur se conserva una pequeña pirca, relicto de la ocupación de la familia Maripe, que utilizó la cueva como espacio habitacio-nal hasta la década de 1950. De las cuadrículas A12 y AA12 se han extraído materiales relacionados con esta última ocupación.

La superficie actual está conformada por sedimento eólico, clastos provenientes del desprendimiento de la roca de caja y una importante proporción de estiércol de bóvidos (vacas y ovejas). Esta unidad actúa como sello ubicándose por sobre los estratos con conteni-do arqueológico prehispánico y en la cámara Norte alcanza una potencia máxima de 70 cm. A unos 20 cm de la superficie la capa de guano aparece como un estrato continuo de color negro cubierto de una capa más fina gris (Figura 4). Esto constituye un nivel de quemazón general del estiércol de la cueva, producido hacia mediados del siglo XX, cuando la misma ya había sido abandonada como vivienda y comenzó a funcionar como “establo” para mantener al ganado reparado. La cámara sur, además de contener la mayor cantidad de motivos rupestres, es la que presenta mejor reparo contra el viento encausado por el cañadón.

La topografía natural de la cueva presenta un declive general de 12,5 % en la cámara norte. Al comienzo de la excavación de este sitio, se siguieron niveles artificiales de 5 cm. Todos los materiales no tridimensionados y/o mapeados (ver acápites siguientes) fueron referidos a sectores de cada unidad de excavación de 1m2 y un nivel artificial de profundidad específica desde el datum. A partir de la ampliación del área de excavación se extrajeron los sedimentos siguiendo las unidades de depositación cuando su potencia lo permitiera.

Como consecuencia, en este trabajo se tuvieron en cuenta los materiales tridimensionados únicamente, que son los que confieren la mayor precisión espacial.

Debido a la complejidad de imbricación de lentes y acuñamientos de derrubios de la roca de caja (ver figura 4), debidos a distintos eventos de exfoliación y

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Figura 6. Comparación de las distribuciones artefactuales en los componentes inferior y superior de cámara

norte. En esta figura se muestran los materiales líticos (arriba) y óseos (abajo) de la cámara norte según

fueron separados para su análisis en conjunto inferior (círculos blancos) y superior (círculos negros). El eje de ordenadas presenta los datos de distancia en cm. en

sentido E-W. El eje de abcisas indica las profundidades en cm. desde el datum 0 general de la cueva.

Tabla 1. Fechados radiocarbónicos procedentes de muestras de carbón. A excepción de LP1497, fueron realizados mediante AMS.

Período Cámara Cuadrícula Cód. Lab. Fechado14C AP

Transición Pleistoceno/ Holoceno

S A12 AA 65175 9,518 + 64

N D5 AA 65179 8,992 + 65

N C5 AA 65178 8,762 + 50

Holoceno Temprano S A12 AA65174 8,333 + 63

Holoceno Medio

S B12 AA65177 7,703 + 47

N D6 AA65173 5,084 + 49

S A12 AA65181 4,113 + 39

Holoceno TardíoN C5 LP1497 3210 + 60

S B12 AA65176 1,078 + 40

Figura 7. La tasa de sedimentación más lenta en cámara sur, es representada en este gráfico por

una menor pendiente en la línea punteada, indica que existe en ese sector de la cueva Maripe mayor tiempo comprimido en la secuencia sedimentaria que en cámara norte, cuya tasa sedimentaria es

positiva (graficada aquí con línea continua).

derrumbes masivos de techos y paredes, no se pudie-ron definir “capas” o estratos continuos y con límites laterales y horizontales netos (Farrand 1985). Los materiales y estructuras tridimensionados se plotearon en gráficos de tres dimensiones. De este modo se pudieron estimar la distribución de concentraciones y vacíos de materiales arqueológicos en la matriz sedimentaria (ver figuras 5 y 6).

Cálculo de tasas de sedimentación mediante el uso de indicadores directos

Las tasas de sedimentación prevalecientes en un depósito pueden evaluarse a partir de la ubicación de los fechados de la parte superior e inferior del mismo. El intervalo en las fechas obtenidas permite estimar, en promedio, si la depositación fue rápida o lenta. El método parte de la premisa de que no hay inversiones en la estratigrafía y que la incorporación de estos materiales fue relativamente constante (Ferring, 1986; Favier Dubois, 1997). Sin embargo, las tasas basadas en sólo dos fechados dan la impresión de un proceso contínuo que constituye una simplificación del proceso real (Stein et.al. 2003).

De las nueve muestras fechadas (Tabla 1) se seleccionaron una en el sector superior y otra en el inferior de la secuencia sedimentaria de cada cámara. El criterio de selección fue que las dos muestras de cada cámara estuviesen superpuestas en una misma columna vertical, y que tuviesen la mayor diferencia de profundidad posible, en orden de tener una estimación lo mas ajustada posible.

Cálculo de tasas de sedimentación

En la figura 5 se observan distribuciones de los materiales líticos y óseos en las cámaras norte y sur. La diferencia entre ambas es notable en cuanto a la mayor densidad de materiales arqueológicos en esta

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última. La cámara norte presenta mayor potencia sedimentaria y, en base a las diferencias de concentración, pueden identificarse dos conjuntos separados por una discontinuidad distribucional variable que, en el sector medio es de 21 cm (Figura 6). En el caso de la Cámara Sur, no pudo discriminarse una separación neta en la distribución de artefactos líticos.

En la cámara norte, la diferencia en profundidad entre las dos muestras seleccionadas es de 54 cm, y en este espesor se encuentran representados 3.679 años 14C A.P., lo que constituye una tasa de sedimentación de 0.015 cm/año. La distancia en profundidad entre las muestras provenientes de la cámara sur es de 29 cm, representando 7.255 años 14C A.P., lo que resulta en una tasa de sedimentación de 0,0004 cm/año (Figura 7).

Estos resultados indican tasas de sedimentación más rápidas en la cámara norte, que en la cámara sur, donde la tasa más lenta indica que pudo haber mayor estabilidad o presencia de hiatos temporales. Sin em-bargo, ambas tasas son en general bajas.

Los indicadores indirectos seleccionados para evaluar las velocidades de sedimentación fueron los tafonó-micos, desprendidos de los análisis zooarqueológicos, y se focalizaron en abundancia taxonómica y anatómica, las curvas de meteorización y los grados de fragmentación y modificación de las superficies óseas.

Otro indicador indirecto utilizado para evaluar las tasas sedimentarias fue la distribución espacial de ma-teriales posthispánicos, asimismo y dentro de los rangos de profundidad de estos materiales se hallaron dos fragmentos cerámicos. Todos proceden de la cámara sur (ver Tabla 2). Su distribución abarca sólo las porciones superiores del depósito, con una dispersión vertical de escasos 8 cm. La coherencia entre la posición de estos artefactos, junto con restos óseos de bóvidos (Ovis aries) y la distribución de los fechados radiocarbónicos, estaría indicando una congruencia de datos correspondiente a un evento ocupacional posthispánico, lo cual avala una mayor integridad del conjunto, aunque el mismo se encuentre en el depósito estratigráfico más comprimido del sitio.

Respecto de la resolución arqueológica, en Cueva Maripe, la tasa de depositación más baja en la cámara sur produce menores distancias verticales entre los materiales del registro, lo que genera la expectativa de que exista mayor dificultad para realizar asociaciones entre ellos. Asimismo, será más difícil adjudicar contempora-neidad a la evidencia arqueológica contenida en este depósito, que representa un lapso temporal muy amplio en un espesor sedimentario reducido (Figura 7).

Análisis zooarqueológicos: aspectos tafonómicos y taxonómicos

Para este trabajo se seleccionaron tres análisis básicos de todos los realizados hasta el momento en las arqueofaunas de Maripe: los remontajes de especimenes y elementos, los grados de meteorización y fragmen-tación y las modificaciones de las superficies óseas.

Los remontajes entre especimenes óseos se realizaron en tres niveles: articulares, mecánicos y de apa-reamiento. Los objetivos, fueron maximizar la precisión anatómica y taxonómica de los conjuntos, restando especimenes indeterminados y evaluar las diferencias de dispersión espacial de los fragmentos y elementos esqueletarios para evaluar la integridad del contexto. En este sentido, se torna importante conocer también cuáles fueron los recursos faunísticos principales para tener una idea del tamaño de las presas y las densidades minerales óseas de sus elementos esqueletarios, variables ambas que, que condicionan la preservación de los mismos. De modo similar, la elaboración de curvas de meteorización permitió formular las tendencias y variabilidad de la integridad del depósito.

Partiendo de la idea que altos grados de meteorización dan por resultado integridades bajas de los contextos tafonómicos, se entrecruzaron los datos de meteorización y fragmentación, tomados en los materiales asignados a la especie Lama guanicoe (Figuras 8 y 12). Es esperable que la destrucción ósea sea más alta, cuando el contexto faunístico tuvo un prolongado tiempo de exposición sobre la superficie del terreno (Behrensmeyer 1978; Gifford 1981; Marean 1991). En este sentido, la tendencia general se inclina a que el aumento de la meteorización produzca además mayor fragmentación como resultado de bajas tasas de sedimentación. A su vez, si el grado de fragmentación de la muestra es alto, pero el mismo se corresponde con una meteorización menor de los fragmentos, es esperable que la tasa de sedimentación haya sido más alta. Este segundo caso puede estar ligado a cadenas de procesamiento humano de las presas para su distribución social y consumo. Este patrón se evidenciaría en una mejor conservación de los fragmentos óseos, ya que el trozamiento debe haberse efectuado en estado fresco de los huesos y tasas de sedimentación más altas.

Las comparaciones estadísticas de las curvas de meteorización y las de fragmentación de ambas cámaras es concordante, con la información generada en los análisis de tasas de sedimentación y depositación de materiales de las mismas, como se verá más adelante (figuras 8, 11 y 12).

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Figura 8. Abundancia taxonómica faunística para cada cuadrícula.

El NISP recuperado es de 605 especímenes, de los cuales la mayor parte corresponde a la especie La-ma guanicoe (guanaco) (figura 8). Los restos correspondientes a Ovis Aries (ovejas) suman 18 fragmentos dispersos en ambas cámaras, que, en todos los casos aparecen registrados en los niveles más superficiales de la secuencia y su presencia no se registró por debajo de los depósito con guano de bóvidos (figura 4). Su asociación con fragmentos de vidrio y materiales de hierro coincide, en la cámara sur, con la ocupación posthispánica y posterior al fechado de 1078 años AP (ver tablas 1 y 2). Los escasos restos de pequeños roedores y otra fauna menor representados en el depósito indican que los mismos fueron incorporados por agentes naturales y no por la acción humana.

En base a los criterios establecidos en el acápite anterior, se analizaron las muestras considerando los con-juntos de la cámara norte, los cuales fueron divididos en dos componentes (superior e inferior), en cambio los conjuntos de la cámara sur se tomaron como una sola unidad de análisis (ver Figuras 5 y 6) La distribución entre las cámaras muestra pocas diferencias al nivel de las frecuencias observadas (Cámara Norte: n = 438, 51% y Cámara Sur: n = 352, 48%). En estos valores se incluye la presencia de un AOF (Artefacto Óseo Formatizado) para cada una de las cámaras. La relación n/m3 también se muestra similar (Cámara Norte: 23.81, Cámara Sur: 36.56), aunque aquí el valor mayor corresponde a la cámara sur. La mayor diferencia de depositación en cada cámara se obtiene al evaluar la frecuencia por m3 (Cámara Norte: 1.49, Cámara Sur: 3.81).

La abundancia taxonómica relativa fue obtenida en NISP y MNI de acuerdo a los niveles de identificabilidad de los especimenes óseos. En todos los casos se siguió la metodología de la sistemática biológica, respetando los criterios de zonas diagnósticas de mayor a menor confianza de definición para asignar un fragmento a la categoría taxonómica y anatómica más ajustada.

Debido al predominio de materiales óseos de Lama guanicoe, la abundancia anatómica de esta especie fue tratada en forma separada, pero su análisis no entrará en la discusión de este trabajo. Aquí sólo se toma la información relevante del conjunto para los análisis tafonómicos de meteorización, fragmentación y conser-vación diferencial de los elementos esqueletarios teniendo en cuenta la DMO, los tipos de fracturas y grados de fragmentación (ver Miotti et al. 1999 y bibliografía allí citada).

Estadíos de meteorización y fragmentación de los materiales óseos

Los perfiles de meteorización de ambas cámaras presentan tendencias diferentes, con una pendiente más marcada hacia los estadíos más bajos (2) en la cámara norte y una mayor meteorización de los especimenes (estadío 3) en la cámara sur (Figura 11). Esto indica que es probable que el conjunto óseo de la cámara sur haya estado expuesto a los agentes atmosféricos más tiempo que el conjunto de la cámara norte, pero también es

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Figura 9 a. Abundancia taxonómica en Cámara Norte según componentes.

Abundancia de especímenes óseos (NISP) de Cámara NorteAbundancia de especímenes óseos (NISP) en Cámara Norte

Figura 10. Abundancia taxonómica para ambas cámaras.

Abundancia taxonómica por Cámara

Figura 11. Perfiles de meteorización para ambas cámaras.

Figura 12. Tendencias de meteorización según fragmentación de la muestra para Cámara Norte (CN) y Cámara Sur (CS).

Perfiles de Meteorización

Tendencias de Meteorización vs Fragmentación

Figura 9 b. Abundancia taxonómica estandarizada en Cámara Norte según componentes.

probable que el escurrimiento del agua del manantial (aún activo) en el techo de la cámara sur haya generado un ambiente menos propicio para la mejor conserva-ción de los materiales de este sector. Por otra parte, los restos óseos de esta cámara presentan moteados y manchas de manganeso en mayor proporción que los materiales óseos de la cámara norte. Este tipo de modificación de las superficies óseas se da en depósitos alterados por mayores grados de humedad, lo cual es concordante con lo observado en estos materiales. A esto debe sumarse que gran parte de los materiales óseos de la cámara sur tienen mayor grado de altera-ción térmica que los de la cámara norte, por lo tanto es probable que la destrucción ósea en este sector, por acción de las estructuras de combustión presentes haya generado tal patrón.

En suma, en la cámara norte las tasas de depo-sitación de materiales arqueofaunísticos es más baja, pero las tasas de sedimentación son más altas que en la Cámara Sur, esto implica que la primera tiene mayor integridad que la segunda. Esto se remarca más con un mayor grado de fragmentación (como proce-samiento de las carcasas de guanacos), en la cámara norte que en la cámara sur, pero con proporciones inversas a lo esperado, ya que en este último sector los tamaños más pequeños de fragmentos tienen grados de meteorización menores, garantizando una mejor integridad de los materiales.

ANÁLISIS DE DISTRIBUCIÓN DE MATERIALES LÍTICOS

El análisis de distribución del material lítico se realizó a partir de una clasificación básica de los artefactos tallados, compuesta por tres categorías: artefactos no formatizados (ANF), artefactos formatizados (AF) y núcleos (Hermo 2004). La muestra analizada corres-ponde al total de los artefactos extraídos en excavación mediante posicionamiento tridimensional, quedando

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Figura 13. Frecuencias artefactuales para las Cámaras Sur y Norte.

Tabla 2. Frecuencias de artefactos según unidad de extracción.

A12 AA12 B12 E11Total

Cámara Sur

C5 D5Total

Cámara Norte

Total General

AF 64 27 27 62 180 21 24 45 225

ANF 272 148 48 286 754 171 134 305 1059

Núcleo 10 9 4 10 33 5 12 17 50

Carbón 24 11 14 0 49 5 3 8 57

Clavo 2 0 2 1 5 0 0 0 5

Cerámica 0 0 2 0 2 0 0 0 2

Cuenta 1 0 0 0 1 0 1 1 2

Ecofacto 1 0 1 2 4 7 5 12 16

Óseo 139 64 71 77 351 149 232 381 732

AOF 1 0 0 0 1 0 1 1 2

Pigmento 1 0 0 0 1 0 0 0 1

Vegetal 5 1 3 0 9 7 14 21 30

Vidrio 2 0 1 0 3 0 0 0 3

Totales 522 260 173 438 1393 365 426 791 2184

Figura 14. Abundancia artefactual según componentes para Cámara Norte.

excluidos aquellos obtenidos por otras técnicas (por ejemplo, mediante el empleo de zaranda).

Sobre un total de 1334 artefactos analizados, los ANF representan un 79.39 % (n = 1059), mientras que los AF 16.89 % (n = 225) y el 3.75 % restante (n = 50) corresponde a núcleos (tabla 2). La distri-bución por cámaras, permite observar que los ítems pertenecientes a la cámara sur constituyen un 72.49 % del total, manteniéndose los valores porcentuales para las categorías artefactuales aquí empleadas. Por otro lado, la cámara norte compromete al 27.51 % de los artefactos y las proporciones entre las categorías también se mantienen (Figura 13)

Esta distribución resulta llamativa al compararla con el volúmen excavado, considerablemente menor en cámara sur (9.6 m3, 37.5 %) que en cámara norte (16 m3, 62.5 %), resultando un promedio de 7.55 y 3.09 artefactos por m3 respectivamente para cada cámara. Al evaluar esta tasa para las categorías desagregadas, resalta aún más la diferencia de entre los hallazgos de ambas cámaras. La cámara sur presenta una mayor densidad (siempre mayor al doble) artefactual que la cámara norte (figura 13).

Distribución artefactual en Cámara Norte

El conjunto lítico de las cuadrículas de la cámara norte, C5 y D5, se compone de un total de 367 ítems tridimensionados, que componen la muestra aquí analizada. A diferencia de la cámara sur, en la Norte se puede realizar una discriminación entre dos com-ponentes arqueológicos: Componente Inferior (CI) y Componente Superior (CS). La frecuencia de artefactos líticos para estos componentes es de 9.54 % y 90.46 %, respectivamente.

En la tabla 3 figuran las frecuencias relativas para cada categoría artefactual en ambos componentes, puede observarse que el porcentual de cada categoría se mantiene en ambos componentes más allá de la diferencia de tamaño de los conjuntos.

Lo mismo sucede al comparar las categorías arte-factuales entre los componentes (Tabla 4).

Análisis de remontaje de artefactos

Si bien el estudio de remontajes se encuentra en proceso, por lo que no se poseen valores significa-tivos, sí podemos mencionar algunos ejemplos que aportarán a la discusión sobre la integridad del sitio (Collcut et al. 1990).

De la cámara sur se cuenta con varias piezas re-montadas. Dos provienen de la cuadrícula E11 y otro de la A12. El primero de E11, compromete dos hojas que remontan entre sí y una de ellas con el núcleo del cual fueron extraídas. La materia prima es un sílice marrón posiblemente proveniente de los pedimentos

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Resolución e integridad arqueológica de la cueva Maripe

Distribución vertical de artefactos de obsidiana

A partir de los estudios sobre el uso de las materias realizados en el área de investigación se ha propuesto que la obsidiana, una de las materias primas determinadas como de larga trayectoria (cuya fuente de pro-cedencia más cercana conocida hasta el momento se encuentra a más de 100 km de Maripe, ver Hermo 2004, Belardi et al. 2004), muestra un incremento en su utilización a partir del Holoceno medio y durante el Holoceno tardío. Esta materia prima está ausente en el Componente Inferior de Piedra Museo, pero presente en el conjunto ubicado en el Holoceno medio (Cattáneo 2002); en la secuencia estratigráfica de Los Toldos (Cueva 2 – Cardich y Paunero 1991-92) está ausente en el componente denominado “Nivel 11” y presente en los posteriores. El Componente Inicial de Cerro Tres Tetas (C3T1) constituye una excepción, ya que Paunero (2000) ha contabilizado cinco desechos de talla de esta materia prima.

El aumento en la presencia de artefactos de obsidiana perceptible en varios sitios del Macizo Central, puede interpretarse como conformando una tendencia regional en el uso de esta materia prima. En Maripe,

la frecuencia de artefactos de obsidiana muestra un comportamiento similar, encontrándose el mayor volumen en los niveles asignados a ocupaciones del Holoceno medio.

El subconjunto de artefactos de obsidiana está compuesto por 1061 piezas (lo que representa la población total de ítems en esta roca), de las cuales 255 (24%) fueron extraídas de la cámara norte y las 806 (76%) restantes de la sur (ver tabla 5).

La distribución vertical de las piezas en la cámara norte, muestra que una importante proporción (89%) de la muestra corresponde al Componente Superior, en tanto que el resto se ubica en el Inferior. Tal distribución se muestra coherente con la tendencia general de uso de la obsidiana en la región, tal como se especificó más arriba.

Como ya se ha dicho, en la cámara sur resulta

Tabla 3. Comparación de la estructura de los conjuntos líticos de cada componente, expresado en porcentajes.

AF ANF Núcleo TotalComponente Superior 12 82.8 4.8 100

Componente Inferior 11 85.7 2.9 100

Tabla 4. Distribución de cada categoría artefactual en los dos componentes, expresado en porcentajes.

AF ANF Núcleo

Componente Superior 91 90.2 94.1

Componente Inferior 9 9.8 5.9

Totales 100 100 100

Tabla 5. Tabla comparativa de frecuencias artefactuales y tasas de artefactos de obsidiana

por m3 entre ambas cámaras.

Cámara Norte Cámara Sur

Frecuencia de artefactos de obsidiana 255 806

Frecuencia relativa 24 76

n/m3 15 8

15. Frecuencia de artefactos de obsidiana por cuadrícula y nivel de excavación en la Cámara Sur.

(LP-P1) a la entrada del cañadón, distante 5 km al NNE de la cueva. El otro de esa cuadrícula es entre dos fragmentos de un raspador frontal corto, en cal-cedonia, fragmentado por acción térmica. Por último, en la cuadrícula A12 se ha podido establecer relación de ensamblaje entre dos fragmentos de un raspador frontal cuya forma base es una lasca de frente de núcleo de tamaño grande y módulo mediano alargado.

En la cuadrícula D5, se remontó una hoja sobre-pasada con el núcleo de la cual fue extraída, en este caso la materia prima es un sílice rojo proveniente de Cantera del Rojo (CDR), ubicada a 10 km al sur de Maripe (Hermo 2004). De la cuadrúcula C5 procede el remontaje de dos lascas de arista de esta misma materia prima cuya distancia en profundidad es de 8 cm y la horizontal de 11 cm.

Todos los remontajes se dan en piezas procedentes del mismo nivel para la cámara norte y del mismo com-ponente en la cámara sur, y las distancias horizontales entre las piezas que conforman los apareamientos no resultan significativas. El hecho de que hasta el momento no existan relaciones de ensamblaje entre piezas extraídas de diferentes unidades estratigráficas estaría indicando que la integridad de los conjuntos es buena.

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Miotti, L. Salemne, M., Hermo, D.

Figura 16. Frecuencia de artefactos de obsidiana nivel de excavación en la Cámara Sur.

Tabla 6. Distribución y proporciones de motivos rupestres en Maripe Referencias:

lin: lineal; pun: puntiforme; pl: plano.

Motivos y tratamiento

Cámaras Sectores manos zoomorfoslíneas círculos Totalesnegativo plano lin pun pl pun

1 2 22 6 6

Norte 3 8 1 94 23 235 1 16 15 4 2 217 15 2 3 2 228 26 1 27

Sur 9 11 1110 18 1811 43 4312 14 1413 6 614 17 1 3 1 22

Total motivos en cueva

205 3 14 3 225

% motivos en cueva 91 1 7 1 100

Figura 17. Distribución de motivos rupestres en Maripe

1 Por cuestiones relativas al procesamiento de los datos de la cuadrícula E11, la misma ha sido excluida de estas consideraciones.

compleja la discriminación entre componentes o niveles ocupacionales. Sin embargo intentaremos aquí utilizar las frecuencias de artefactos de obsidiana como un indicador que permita conferir una mayor resolución al conjunto de este sector de la cueva.

A través de la distribución de estos materiales por cuadrícula1 y nivel artificial de excavación, es posible observar que la mayor proporción (91.4%) se encuen-tra en los niveles ubicados entre 150 y 180 cm de profundidad (figuras 15 y 16). Esto, junto con algunos indicadores tecnológicos, podría tomarse como un conjunto tecnológico, y lo subyacente a 180 cm como otro, más antiguo y con una muy leve representación de obsidianas (2,32% del total de artefactos de esta materia prima en la Cámara Sur).

Además del análisis de las frecuencias existen indi-cadores tecnológicos que avalan estas propuestas. Los rasgos tecnológicos de los artefactos que en cámara sur se ubican a profundidades mayores a 180 cm son por lo general de tamaño grande a grandísimo y la formatización es netamente unifacial, a diferencia de lo que sucede en los niveles superiores, en los que las bifacialidad está presente. Lo mismo sucede con el Componente Inferior y el Superior en la cámara norte, respecto de la bifacialidad, a lo que se suma (como indicador tecnológico para la diferenciación de los conjuntos) la presencia de fragmentos de bolas de boleadora manufacturados por picado. La presencia de tecnología de hojas (Hermo 2004) en el Componente Superior de la cámara norte y en los niveles de entre 150 y 180 cm de profundidad en la Cámara Sur, y su ausencia en los inferiores es otro dato que permite elaborar algunas conclusiones (ver acápite Discusión).

Integridad del arte rupestre

El estado de conservación de las pinturas de la cueva es malo. Debido a la las severas condiciones de humedad, sobre todo hacia el fondo, los motivos se están exfoliando de manera acelerada, habiéndose detectado de un año a otro desprendimientos de trozos de paredes con pintura. En términos de integridad, se podría afirmar que la misma es baja. Si bien el pro-ceso de deterioro del arte rupestre es continuo, se ha producido diferencialmente en los distintos sectores de Maripe, algunos de los cuales se han conservado mejor que otros. Este hecho tiene relación con la incidencia de la luz del sol sobre las pinturas. De este modo, se delimitaron tres áreas en Maripe de acuerdo con su luminosidad (Figura 3):

a) entrada: comprende los primeros 6m a partir de la actual línea de goteo. Las escasas pinturas registradas hacia la entrada reciben la luz directa del sol. En los meses de verano, hacia las seis de la tarde, toda esta área se encuentra insolada. Es probable que la superficie

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Resolución e integridad arqueológica de la cueva Maripe

pintada haya sido mayor, y que los motivos hayan desparecido por los efectos de la insolación directa.b) intermedia: desde los 6 hasta los 18 m de profundidad. Es sombría a la mañana pero recibe insolación

indirecta por las tardes, hecho que permite una mayor visualización de los motivos rupestres en estas horas. Esta área presenta paneles con un amplio campo visual y con una alta concentración de motivos.

c) fondo: detrás de los 18 m de profundidad. La penumbra en el fondo de Maripe es alta, y en algunos casos es difícil observar a los motivos sin luz artificial. En esta área predominan las manos negativas. En la Cámara Sur, la humedad es más alta debido a la infiltración de agua proveniente de un manantial activo. Allí, la temperatura es más baja, el sedimento es más fangoso y la oscuridad es mayor, lo cual dificulta la observa-ción directa de los motivos, que han conservado su color, quizás a causa de recibir menor incidencia de luz. No obstante, la intensidad de exfoliación de estas pinturas es alta, debido a la mayor humedad imperante en el fondo.

La mayor concentración de pinturas en el fondo de la cámara sur (Tabla 6) se debe en parte a una mejor conservación a causa de la menor entrada de luz solar en este sector con respecto a la entrada de la cueva. Sin embargo, estas cuestiones diferenciales de conservación no terminan de explicar satisfactoriamente la distinta distribución de motivos en las cámaras norte y sur. La abundancia relativa de motivos en la Cámara Sur coincide con la mayor concentración de artefactos hallados en los niveles arqueológicos del mismo sector.

La gran mayoría de los motivos documentados en Maripe son negativos de manos (Tabla 6). La mayor concentración y variabilidad de pinturas se encuentra en la cámara sur (Figuras 3 y 17) a pesar de su menor área con respecto a la cámara norte.

Resolución de las superposiciones

En Maripe se detectaron 16 casos de superposiciones de motivos, 7 en la cámara norte, y 9 en la cámara sur. Si bien el número de pinturas superpuestas es mayor en la cámara sur, no se trata de un número signi-ficativamente mayor de casos que permita establecer diferencias entre ambas cámaras. Estas diferencias se pudieron detectar, sin embargo, en la subdivisión de la cueva de acuerdo con su profundidad, como se detalló más arriba (Tabla 6). No se pudo establecer una secuencia de series tonales (Gradin, 1978; Aschero, 1988) para toda la cueva, ya que las superposiciones registradas fueron muy variadas, no sólo dentro del espacio total constituido por la cueva, sino también dentro de cada área (Tabla 7). Las tendencias más significativas detectadas en el análisis de las superposiciones, son las siguientes:

a) entrada: en esta área no se encontraron superposiciones, probablemente debido a la escasez de motivos que presenta.

b) intermedia: aquí se registró la mayor variabilidad de motivos, de colores utilizados, y de superposiciones (Tabla 7). Se trata de paneles cuya superficie ha sido pintada de rojo en una tonalidad rosada, sobre la cual se han realizado manos negativas en color blanco; sin embargo, esta última superposición no se considera diacrónica sino una manera de lograr un efecto policromo en los negativos. En este sector se registraron todos los motivos zoomorfos, los círculos y las líneas de puntos (Tabla 6). Entre las superposiciones, predominan las manos negativas blancas sobre las rojas, que se encuentran muy desvaídas. La recurrencia de la superposición de líneas de puntos en color naranja sobre los motivos previos (Tabla 7), y la mejor conservación del naranja en comparación con las tonalidades sobre las que se superpone, sugieren una posible diacronía en la producción de estas pinturas. El amarillo también parece ser el último en el orden de superposiciones, aunque sólo se registraron restos de pintura en este color, sin identificarse ningún motivo concreto.

c) fondo: la mayor parte de las superposiciones registradas señalaron el uso del rojo sobre el blanco, tratán-dose en todos los casos de manos negativas, con la excepción de una línea de trazo grueso en color rojo sobre una mano negativa blanca. Sólo se registró un caso de superposición del blanco sobre el rojo (Tabla 7). En el fondo de la cámara sur, la tonalidad del rojo es muy intensa, probablemente debido a una mejor conservación de la pintura como consecuencia de la menor incidencia de la luz del sol en este sector.

Analizando el conjunto de superposiciones en términos de resolución, se puede sostener que la misma no es de grano fino, ya que no se pudo proponer una secuencia general de producción de pinturas para toda la cueva. Sin embargo, sí se pudieron detectar eventos diacrónicos independientes en las distintas áreas deli-mitadas. Considerando la producción de pinturas, se propone un uso diferencial de la cueva en relación con su luminosidad. La mayor cantidad de superposiciones y la mayor variabilidad de motivos detectadas en el área intermedia, sugieren que la misma fue utilizada con mayor frecuencia. La alta densidad de motivos en el fondo de la cámara sur podría ser consecuencia de la mejor preservación de los motivos en los sectores más oscuros. En este sentido, la tonalidad más desvaída del rojo en el área intermedia, también podría responder a esta conservación diferencial.

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Miotti, L. Salemne, M., Hermo, D.

Tabla 7. Motivos rupestres según áreas de insolación. Referencias: B/R: blanco sobre rojo; R/B: rojo

sobre blanco; N/RO: naranja sobre rosado; A/RO: amarillo sobre rosado; N/R: naranja sobre rojo

DISCUSION Y CONCLUSIONES

En base a los diferentes análisis ya expuestos, des-tacamos:

A. un mayor nivel de integridad arqueológica en la Cámara Norte. Aquí pudo llegarse a un grano de resolución bastante fino, y se pudieron definir dos niveles de ocupación separados por un espesor pro-medio de 20 cm de sedimentos casi sin materiales arqueológicos.

B. que existen diferencias en el uso del espacio dentro de la cueva (las cuadrículas analizadas distan 10 m entre las de Cámara Norte y Sur). En cuanto a la intensidad de uso del espacio, a pesar de que Waters (1992) advierte que un aumento o disminución de artefactos en estratigrafía puede ser el reflejo de un descenso o aumento en la sedimentación antes que en la intensidad de ocupación, consideramos que la Cámara Sur presenta una ocupación más intensa que la Norte. A pesar de que en la Cámara Sur existe una secuencia sedimentaria comprimida, lo cual afecta al contexto con un grano de resolución mayor que en la Cámara Norte, la comparación entre los materiales arqueológicos tridimensionados y no perecibles, como los líticos (386 en Cámara Norte vs. 607 en Cámara Sur), indica que existe una diferencia significativa que no es explicable a partir de un uso similar del espacio en ambas cámaras. En base a lo presentado la hipótesis más parsimoniosa es que hubo un uso más recurrente, o prolongado, de esta Cámara Sur de la cueva. Esto se avala con la información oral de que la familia Maripe usó el sector sur de la cueva hasta mediados del siglo XX y luego el uso dado a la cueva como refugio de ganado hasta 2003. Todo este tránsito humano y animal, junto con otros agentes postdepositacionales como el agua, habrían contribuido a la compactación del depósito en esta cámara.

C. El análisis de tasas de sedimentación, como metodología directa para evaluar la integridad, avala que la misma es mayor en el depósito de la Cámara Norte; mientras que las tasas de depositación de artefactos líticos y óseos indica que éstas serían mayores en la Cámara Sur. Los análisis de meteorización y fragmentación ósea constituyen evidencias indirectas para inferir la integridad de los depósitos, dando resultados similares. Los mismos indican que los agentes y procesos postdepositacionales que afectaron a los materiales óseos de las ocupaciones de cazadores-recolectores de la cámara sur, fueron más intensos y más variados. En este sector el grado de fragmentación es menor (fragmentos más grandes) pero el grado de meteorización de los mismos es más alto; por el contrario, en la cámara norte el grado de fragmentación es mayor (fragmentos más pequeños) pero con una meteorización menor, lo cual indica una mejor conservación de la muestra. En ambos sectores hay claras evidencias de que el trozamiento de los huesos de guanacos se produjo en estado fresco. Esto permite inferir que el procesamiento de carcasas de esta especie fue más intenso en la cámara Norte que en la sur y que luego las historias tafonómicas en ambos sectores siguieron cursos diferentes, con una posible situación de que los conjuntos del sector sur hayan sido afectados por mayor intensidad y variedad de procesos, lo que condujo aquí a una menor integridad y menor resolución contextual.

D. Las actividades mejor representadas, aunque igualmente con grados de conservación bajo en la cámara sur, son las representaciones rupestres y las manufacturas líticas y óseas, pudiendo haber correspondido a diferentes tipos de actividades dentro áreas domésticas. La Cámara Norte se podría haber acondicionado para las actividades de mantenimiento de carne y productos primarios de la caza de guanacos, y para las etapas primarias de elaboración de tecnofacturas, pero no para la habitación en sentido estricto. Esto se evidencia aun más durante la ocupación de la familia Maripe, a partir de la pared de la vivienda emplazada en el sector sur, donde posiblemente se hayan efectuado las actividades domésticas.

E. En cuanto al material lítico: la estructura de los conjuntos artefactuales es muy semejante, tanto en la comparación entre cámaras como entre los dos componentes discriminados en la cámara norte. Esta estruc-turación sería congruente con una funcionalidad similar del sitio en los diferentes momentos de ocupación. Cuando se pueda establecer la funcionalidad de los conjuntos, estaremos en condiciones de decir qué tan acertada resulta esta distinción entre componentes, aunque las diferencias tecnológicas entre los conjuntos de estos dos componentes respaldan esta discriminación.

F. El uso de la obsidiana, utilizado como marcador tecnológico, ha permitido diferenciar preliminarmente eventos

Área Colores N casos Descripción de los motivos

Intermedia

• B/R• N/RO

• N/RO• A/RO

• N/R

52

11

1

• manos negativas• líneas de puntos sobre manos negativas blancas con fondo rosado• línea de puntos sobre motivo zoomorfo• restos de pintura sobre manos negativas blancas con fondo rosado• línea de puntos sobre zoomorfo

Fondo• R/B• R/B• B/R

141

• línea de trazo grueso sobre mano negativa• manos negativas• manos negativas

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Resolución e integridad arqueológica de la cueva Maripe

ocupacionales en la cámara sur, donde los indicadores faunísticos no mostraban diferencias sustanciales.G. Si bien a partir del análisis de las superposiciones de pinturas rupestres se podría sostener una resolución

(al menos para algunos sectores), hasta el momento no es posible asignarle una temporalidad, ya que no se han encontrado indicadores directos en estratigrafía que permitan vincular las pinturas a los eventos ocupacio-nales. La integridad de las pinturas (estado de conservación) está relacionada con la incidencia de los agentes externos. La mayor concentración de motivos rupestres en el fondo de la cueva, y la casi ausencia de pinturas en el área cercana a la entrada, son interpretadas como una consecuencia de su exposición a la luz solar. En cuanto a la distribución y variabilidad de los motivos, se detectaron diferencias que podrían estar relacionadas con usos diferenciales de la cueva; sin embargo, las diferencias más significativas no se encontraron entre las Cámaras Norte y Sur, sino en las diferentes áreas definidas en base a la profundidad de la cueva. Este hecho podría implicar que el uso diferencial del sitio, por lo menos en cuanto evidencian las distintas manifestaciones rupestres, pudo haber tenido una estrecha relación con la luminosidad de los espacios.

AGRADECIMIENTOS

Varias personas han colaborado en diversas tareas, y merecen ser destacadas en esta sección. En los diferentes trabajos de campo y laboratorio colaboraron Luciana Bekes, Rocío Blanco, Antonio Ceraso, Julieta Lynch, San-tiago Medel, el “Colo” Moreira, Carla Negro, Jimena Oria, Bruno Pianzola, Fernando Santiago y Martín Vázquez, soportando todo tipo de contingencias. Al “Pampa”, además de su grata compañía, le debemos algún que orto salvataje y suministro de carne. La Municipalidad de Pico Truncado, a través de la gente de Acción Social, los profesores Alberto “Cachito” Alonso e Isabel Peralta, han aportado recursos logísticos sin los cuales no sabemos qué tan bien nos hubieramos arreglado en el campo. Lo mismo para con el “Vasco” Urrutia y la familia Koprowski. Como siempre, nuestro agradecimiento para con la familia Iribarne, de quienes guardamos “dulces” recuerdos. Estos trabajos fueron desarrollados con los subsidios PICT 12387 (ANPCyT), PIP 27064 y 5885 (CONICET), P+I N11/426 (UNLP) y Grant Nº EARO446861- Arizona AMS Facility Lab.

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