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Magister en Comunicación Social
Instituto de Comunicación e Imagen
Universidad de Chile
Nuevos Medios, Percepción y Estructura Social: Notas críticas sobre la
teoría de Marshall McLuhan.
Álvaro Encina
Resumen
El siguiente artículo tratará el tema de los llamados “nuevos medios” y su
relación con el desarrollo de nuevas formas de significación y percepción de la
realidad social, además de discutir sobre las posibilidades y relaciones de estos
medios con la estructura social económica, política y sociocultural.
Para este ejercicio se recurrirá principalmente a una interpretación de dos
textos clásicos de Marshall McLuhan, “Contraexplosión” y “Comprendiendo los
Medios”, donde se explicarán algunos conceptos claves del esquema del autor y
que nos permitirían acercarnos al análisis de nuestro objeto desde la perspectiva
anteriormente descrita. Respecto al campo de la percepción de la experiencia
entregada por los medios, se complementarán algunos espacios con aportes
desde la teoría crítica, particularmente algunos elementos de la obra de Walter
Benjamin, en un esfuerzo por reunir dos corrientes que muchas veces se
mantienen separadas para sortear el marcado determinismo tecnológico de la
teoría mcluhaniana.
Luego de la discusión teórica, se pasará a abordar algunos tópicos de
interés para concluir con algunas ideas de investigación y conclusiones
preliminares respecto a las posibilidades críticas de análisis de los nuevos medios.
I
Durante las últimas décadas los desarrollos asociados a las tecnologías de
la información y la comunicación han tenido un impacto transversal en las
sociedades actuales, partiendo por su penetración creciente. Particularmente en
Chile, según cifras de la SUBTEL1, la penetración por hogares de conexiones a
internet alcanza un 39,2% y un crecimiento sostenido desde el año 2000, varias
veces superior a las dos cifras. La cantidad de abonados totales a la telefonía
móvil alcanzó en 2012 una proporción de 129,29 personas por cada 100
habitantes, con más de 22 millones de cuentas suscrita mientras que conexiones
desde dispositivos móviles alcanza un 49,6% de penetración sobre el total.
La masificación de la conectividad e Internet en muchas partes del mundo
es más que una pura posibilidad (aunque sus potencialidades siguen en disputa),
mientras las computadoras personales y las grandes máquinas de procesamiento
son omnipresentes y las consecuencias de sus desarrollos pueden encontrarse
repartidas en la educación y el mundo del trabajo, en las finanzas y la política. La
concentración de funciones en menos aparatos cada vez más diminutos ha sido
un objetivo de la informática desde el inicio de manera que hoy, con un par de
toques en una pantalla, puedo encontrarme imágenes en altas definición y sonido
envolvente proveniente en vivo desde cualquier parte del mundo.
La tecnología ha cambiado y, con ella, nuestra medida del tiempo y el
espacio. Las nuevas tecnologías han logrado desarrollar aparatos electrónicos de
alto poder de procesamiento y almacenamiento, interconectividad a múltiples
dispositivos y plataformas, portabilidad y acceso a recursos audiovisuales con sus
cámaras de alta definición, asistentes personales inteligentes, geolocalización vía
GPS, todo en un tamaño que con suerte excede la palma de la mano.
La información viaja a velocidades que ya se cuentan en terabytes por
segundo2, a través de líneas de fibra óptica en el fondo de los océanos, de ondas
1 Obtenidas desde la sección Estudios y Estadísticas del sitio web www.subtel.gob.cl el día 5 de Julio de 2013. 2 Corresponden a 1012 bit/seg. Un millón de millones de bits por segundo.
satelitales que rebotan desde el espacio o a través del aire, usando la
radiotransmisión como soporte. Sin embargo, a pesar de la explosión reciente,
donde la rapidez del desarrollo tecnológico ha servido intereses que van más allá
de la pura autoexpresión de la tecnología misma y si, según McLuhan (1971),
miramos con un poco más de atención, podemos notar que la zona cero
expresada en la mejora constante de la base científica y tecnológica de los medios
de comunicación, desde los medios digitales multiplataforma pasando por la radio
y la televisión sigue un movimiento que puede rastrearse hasta la imprenta de
Gutenberg.
II
La tribu oral se rompe, haciendo la analogía con Levi-Strauss, con la lección
de escritura, en la reproductibilidad exacta y cerrada a la interpretación donde el
poder encuentra un lugar para posicionarse. La ley puede sostenerse fijada en la
piedra del texto. Con la imprenta se hace posible la rápida reproducción de un
conjunto de caracteres estándar, permitiendo la expansión de una onda en la que
la experiencia y el conocimiento del mundo se hacen personales, desplazando el
lugar primordial del sonido de la palabra y la tactilidad del diálogo, volcándose
hacia la reflexión interior. En la lectura silenciosa, visual sobre todos los demás
sentidos, la percepción del lector se altera ineludiblemente cambiando también su
forma de “leer” el mundo. Mientras Gutenberg muere en la ruina, su invento
cambió los medios de comunicación para siempre.
Desde esta perspectiva, las consecuencias del desarrollo de los medios de
comunicación particularmente en la era electrónica tienen un cariz distinto y que
sirve como base para el desarrollo de este artículo: es durante el tiempo actual
donde queda más claro que nunca que el medio, esa extensión de nuestros
sentidos, es el mensaje. Para evitar malentendidos aclaremos que, en primer
lugar, McLuhan considera el medio en sentido amplio como cualquier técnica o
tecnología que funciona como extensión de nuestro cuerpo y nuestros sentidos
que tienen la capacidad de “modela(r) y controla(r) la escala y forma de las
asociaciones y trabajo humanos” (McLuhan, 1996, pág. 30). De esta manera,
McLuhan dirá que los medios de comunicación son nuevos ambientes, podríamos
entenderlos incluso como sistemas complejos que permiten distintas maneras de
sentir y organizar la información y dar sentido de la misma. Que el medio sea el
mensaje quiere decir, por tanto, que el contenido no es tan importante como el
medio mismo, ya que sus efectos son reales en tanto que imponen un sesgo a la
experiencia sensible que no varía demasiado entre un caso y otro de manera
independiente a de qué trate el libro o el programa de televisión (McLuhan, 1971).
La especialización de los sentidos asociada a la fragmentación ha hecho de
la visualidad el receptor principal, dejando de lado el olfato, el habla y el tacto. La
percepción, que para McLuhan es originalmente un hecho sinestésico, ha estado
marcada en Occidente por una fragmentación, rastreable al desarrollo de las
tecnologías de la escritura. Dirá de esta manera que los medios son calientes o
fríos dependiendo del grado de participación en el trabajo de completitud del
sentido, por ejemplo un medio es caliente ahí donde menos trabajo se requiere,
siendo por el contrario los medios fríos aquellos donde se requiere requiere mayor
esfuerzo por completar el contenido (McLuhan, 1996). La imprenta es caliente, el
teléfono es frio, la fotografía es caliente, la radio es fría. La calidez es alta
definición, representa los detalles, la solidez y la precisión, la baja definición es
fría, es la falta de distinción, por lo que se requiere trabajo para “rellenar” los
espacios.
Un medio nuevo no elimina al anterior, sino que aumenta los límites de la
frontera, utiliza su tecnología como parte integrante del nuevo desarrollo. Los
medios electrónicos conjugan a los anteriores de una manera tal que, según
McLuhan, lograrían invertir la fragmentación centrada en la visualidad para
entregar una experiencia multisensorial y sinestésica. La aldea global ha barrido
las distancias debajo de la alfombra, los nuevos medios nos permiten disfrutar de
una comunicación sin tiempo y el advenimiento digital la ha convertido todo en
partículas holográficas.
Al analizar el mito de Narciso, McLuhan (1996, pág. 61) se centra en el
cómo "el hombre en seguida se siente fascinado por cualquier extensión suya en
cualquier material diferente de él". La extensión del cuerpo induce necesariamente
a un entumecimiento como forma de protección frente a la sobre estimulación
sensorial provocada por dicha extensión. La auto amputación entrega un alivio
instantáneo al sistema nervioso. El enamoramiento de Narciso, por tanto, no fue
tanto por un enamoramiento de sí mismo, sino que de su imagen, la que tomó de
cierta forma posesión del joven enamorado, entumeciéndola y adoptándola
completamente.
En la era eléctrica, donde el órgano del cuerpo que ha sido extendido es el
sistema nervioso central, el entumecimiento es general frente a una irritación
específica. Los sentidos se cierran en busca de una suerte de equilibrio retroactivo
tras la experiencia del shock provocada por la extensión de la experiencia: a la
extensión de la radio se habría acoplado el despertar las memorias tribales del
hombre visual, mientras el cine sonoro completó de raíz lo que la pantomima
buscaba. Para participar de la experiencia nueva de los sentidos extendidos a
través de los medios tenemos que lograr abrazarlas en primer lugar, aceptando
tanto el shock como el desplazamiento de la percepción, formando con las
tecnologías una relación de adormecimiento similar a la que tendrían las abejas
con las flores que polinizan, facilitando inconscientemente su reproducción y la
generación de nuevas formas.
III
El tema del shock como respuesta frente a una sobre estimulación de la
psiquis de parte de la experiencia sensual no es un tema tratado solamente en
McLuhan. Un tratamiento muy acabado sobre la relación entre percepción,
significación y experiencia puede encontrarse en el ensayo de Benjamin sobre
Baudelaire (2007): ahí donde el recuerdo de la experiencia vivida nos permite
organizarnos frente a la repetición de los estímulos, el shock representa el fracaso
de la protección frente a esos estímulos. El atropellado sigue soñando con su
accidente para prepararse retroactivamente a la experiencia en un esfuerzo por
revivir de manera correcta y subvertir el trauma causado por el atropello
intentando convertir otorgar a dicha respuesta, correcta y fantasmática, en una
experiencia vivida, protegiendo de esta manera a la conciencia.
Esta experiencia del shock habría sido puesta por Baudelaire en el núcleo
mismo del proceso creativo. El grito desgarrado del artista cuando se ve
enfrentado en un duelo a muerte frente a sus propios impulsos creativos, los
cuales debe vencer sólo para enfrentárselos de nuevo, en un proceso que se ve
acrecentado con el desarrollo de las grandes masas urbanas, las cuales, de
manera hasta cierto sentido análoga a lo que ocurre con McLuhan, se presentan
como un nuevo ambiente, gaseoso y fluido, donde los sentidos se extienden a
límites insospechados, es solo que acá no se trataría tanto del oído, la vista, el
olfato o su relación entre ellos como de los límites del sujeto mismo en su relación
con un otro. El tacto pareciera ser aquel sentido transversal a ambas experiencias
(la tecnológica de McLuhan y la subjetiva de Baudelaire), el sentir la piel de otro
como una experiencia que contiene múltiples sentidos conjugados.
Esta multiplicidad de conjugaciones de los sentidos en relación con la
experiencia posibilitada por los desarrollos tecnológicos de los medios de
comunicación se manifiesta en lo que Benjamin (1989) denomina un nuevo
sensorium, entendido como un juego bidireccional entre percepción, sensibilidad y
transformación de las estructuras organizadoras de la sociedad. El shock
experimentado por Baudelaire frente a la multitud sería una toma de conciencia
adelantada ante las nuevas formas de percepción que el ambiente entregaba,
condiciones que a su vez posibilitarían la expresión de nuevas tecnologías de
comunicación como el cine o la fotografía, como también la posibilidad de
transformaciones sociales importantes que surgieran al alero de tales o cuales
desarrollos tecnológicos. La politización del arte se desprende de dicha posibilidad
de resignificación que acompaña el surgimiento de una nueva sensibilidad que
logre resistirse a las corrientes hegemónicas de interpretación de la realidad.
Las nuevas tecnologías, tomando el ejemplo del cine, permitirían a la vez
un acercamiento como una fragmentación de la conciencia, una dispersión de la
percepción expresada en múltiples planos y lenguajes nuevos que trajo este
nuevo medio. Aquí yace, según Benjamin, el secreto del éxito de Baudelaire
décadas después de su primera publicación: debía extenderse un sensorium
adecuado para entender las experiencias de shock y de dispersión planteadas en
su obra, logrando sumergirse la masa en la experiencia estética de la obra de arte.
Volviendo al origen, y contrastando con el enfoque de Benjamin, no cabe
duda que la teoría de McLuhan tiene un fuerte determinismo tecnológico. Para el
autor, los medios son los que determinan el desarrollo de otros medios a través
del cambio en los modos de percepción, el camino pareciera ser de una evolución
que va de la mano con la necesidad casi autogestionada de ampliar los límites
asociada a las necesidades materiales, donde poco importa el contenido y el
tiempo, quién lo use o cómo, los ambientes generan espacios inconscientes donde
se insensibiliza a los usuarios de sus límites al tiempo que entrega nuevas
experiencias que enriquecen un sentido sobre otro.
IV
De esta manera podemos empezar a aterrizar un poco algunos conceptos
preliminares para un análisis de los nuevos medios. En primer lugar, y esto no es
sorpresa, advertir que los nuevos medios no son vehículos para cambios políticos
ni sociales. La revolución no la harán las redes sociales, pero su interconectividad
e inmediatez si permite la sincronización a distancia y el conocimiento de
realidades de shock que obligan a una reorganización de la experiencia. El
surgimiento de los debates sobre propiedad intelectual y derechos de autor sólo se
explican sobre el desarrollo feroz de la hiperreproductibilidad de los nuevos
medios digitales, donde ya no existe el original y la comunicación e intercambio
son globales, y sus consecuencias económicas y políticas hace un tiempo ya que
afectan a personas más allá de los límites y las fronteras nacionales. El ambiente
generado por los nuevos medios se manifiesta no solamente en el contenido de
los mensajes, sino en las posibilidades de percepción y construcción de sentido
del mundo que se configuran de manera general en un nuevo sensorium.
Se ha logrado generar un efecto de cercanía de lo lejano y distancia de lo
cercano a través de la omnipresencia de los medios con efectos quizás similares a
los ya notados por los trabajos clásicos de comunicación estadounidense. El
surgimiento de causas globales ha facilitado la identificación con valores
transnacionales, los nuevos usos de las tecnologías han logrado canales de
producción de contenido con capacidad de volverse viral y tomar el mundo por
sorpresa, aunque como diría McLuhan el contenido quizás no importa tanto y es
ahí donde radica el riesgo: la despreocupación por el contenido del mensaje
legitima la normalización del mismo, o al menos no lo discute. Las posibilidades de
transformación inherentes a la aparición de nuevos modelos de percepción se ven
limitadas no tanto por la preeminencia de un sentido sobre otro, sino que también
por lo que podríamos denominar resignificaciones contra hegemónicas, contra-
usos que acarrean contra-sentidos que en la era electrónica hiperconectada y
multiplataforma no pueden seguir siendo observadas bajo los estándares de los
medios tradicionales.
El alcance de esta percepción se ve sobrepasado por el adormecimiento de
los sentidos y embelesamiento de la nueva técnica o el nuevo medio, obedientes y
acríticos en un nivel inconsciente, viviendo perpetuamente en el shock y el
desajuste sin lograr avanzar hacia la aprehensión integral de su experiencia, algo
posible según McLuhan como nunca en la era electrónica donde por primera vez
“se ha extendido tecnológicamente hasta implicamos con toda la humanidad e
incorporarla toda en nuestro interior, participamos necesaria y profundamente de
las consecuencias de todos nuestros actos” (McLuhan, 1996, pág. 26).
V
Se esté de acuerdo o no con la totalización del rol de la tecnología en el
desarrollo de la especie en general y de la “civilización occidental” en particular,
quisiera convenir en que ciertamente la base tecnológica descrita de esta manera
si posee una importancia mayor que la que muchos estudios en comunicación han
querido tener, centrados tanto en el extremo de la medición de consumo, donde lo
que importa es la pregunta por el “cuántos”, como también del lado de aquel
culturalismo relativista posmoderno con sus afirmaciones sobre la neutralidad o
lisa y llana bondad de los nuevos medios y sus efectos sobre la ampliación de la
esfera pública. Mayor importancia, si, pero no total: el impacto de la imprenta no
hubiera sido tal si no hubiese existido una burguesía desarrollada con los medios
económicos y los intereses políticos que facilitasen su utilización con fines que
desembocaron en el advenimiento de la modernidad y su reflexión silenciosa e
individual de la misma manera como muchas tecnologías contemporáneas vieron
la luz debido a la necesidad que tenían ciertos sectores de extensión de sus
sentidos. El hecho de que el mismo Gutenberg murió en la ruina y los libros de
imprenta se extendieron puedo significar que la imprenta, por si sola, podría haber
muerto en su taller y quizás tendríamos otro sensorium sobre el cual se hubiera
construido una forma distinta de leer el mundo.
De la misma manera pronosticar sobre los efectos que tendrán los nuevos
medios llevaría a jugar a la bola de la fortuna y esa no es la intención. La
velocidad de los cambios sólo es superada por la velocidad de las adaptaciones,
muchas veces no contempladas, de los usos y apropiaciones de estos nuevos
ambientes con un nivel de conciencia de los mismos que no se tenía hasta el
advenimiento de la era eléctrica, y hasta aquí estoy de acuerdo con McLuhan,
pero hay que tener en cuenta también que la infraestructura social no está
compuesta de manera tan determinante por el elemento tecnológico en sí mismo,
donde las posibilidades de uso de las tecnologías y sus usos concretos, muchas
veces, es cierto, independiente del contenido, también contribuyen en la
configuración de la percepción de experiencia y, desde acá, la posibilidad también
de modificación de la misma, reposicionando a un sujeto mediático en el campo de
batalla política por las significaciones y categorías de organización de la
percepción y la experiencia.
El medio si es el mensaje, pero ciertamente no es el único mensaje. Si bien
la tecnología si cambia el mundo en tanto entrega nuevas formas de sentir y
categorizar la experiencia en base a la extensión de uno o más sentidos en
detrimento de otros, el descartar radicalmente el componente histórico, social y
cultural del desarrollo de dichas herramientas como también en el campo de los
efectos recíprocos entre la estructura social y el desarrollo tecnológico me parece,
para utilizar la misma terminología de McLuhan, un adormecimiento involuntario
causado por el fortalecimiento del rol de la tecnología en una era electrónica
donde debiéramos abogar por el retorno a las posibilidades de percepción
sinestésicas, múltiples, y al desarrollo de una comunicación como lugar de
encuentro y reconocimiento de otra interpretación posible.
Bibliografía Benjamin, W. (1989). Discursos Interrumpidos I. Buenos Aires: Taurus.
Benjamin, W. (2007). On Some Motifs on Baudelaire. En W. Benjamin, Illuminations. New York
City: Schocken Books.
McLuhan, M. (1996). Comprender los Medios. Barcelona: Paidós.
McLuhan, M. (1971). Contraexplosion. Buenos Aires: Paidós.