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Parte 2 - Hipótesis

Date post: 25-Nov-2023
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111 II. SEGUNDA PARTE: LA HIPÓTESIS 2.1. La hipótesis 2.1.1. El fortalecimiento del lugar y la creación de imaginabilidad: estrategias complementarias para la mejora del entorno urbano La crisis del crecimiento urbano ocurrida durante los años 70 y, luego, el consecutivo surgimiento de una percepción nostálgica por las viejas ciudades, despiertan una creciente preocupación acerca de la recuperación de los cascos antiguos, proporcionando más calidad a los espacios públicos. Añadido a ello, la detención del crecimiento urbano en este momento histórico hace que un profundo análisis en la configuración urbana detecte problemas referentes a un centro histórico decadente, junto con la yuxtaposición de áreas urbanas heterogéneas y una enorme área de periferia. Sin embargo, a pesar de todo, la principal preocupación es recuperar los vínculos entre los individuos y la ciudad, ya que en la ciudad contemporánea existe una ausencia de espacios públicos de convivencia. En medio de este contexto, reaparece la noción de lugar como idea fundamental para iniciar cualquier tipo de intervención urbanística. Este concepto tiene entre sus ventajas su excepcional flexibilidad y, sobre todo, envuelve también cuestiones muy actuales como el genius loci, el collage, el fragmento urbano, etc. 120 Por lo tanto, retomar la idea original de lugar es la tentativa más coherente para restaurar el significado de la configuración física de la ciudad como centro de reunión y participación ciudadana, donde se restablecen los lazos con el pasado histórico y, simultáneamente, se satisfacen las necesidades existentes de sus usuarios. Con el tiempo, el fortalecimiento de la imagen del lugar puede motivar el desarrollo de la actividad turística, lo que también propiciará, gradualmente, el progreso de la economía global y, en mayor escala, su city marketing a nivel regional, nacional, e incluso, internacional. Por otro lado, está la idea de la imaginabilidad difundida por Lynch, donde él defiende la percepción de la ciudad por medio de una clasificación general de los elementos urbanos dividida en sendas, bordes, nodos, hitos y barrios. Además, él también resalta la importancia de la ciudad como el reflejo construido de la sociedad que habita el espacio y la presencia de una imagen urbana común compartida por un grupo de personas. De este modo, la existencia de estos componentes urbanos auxilia en el proceso de configuración mental del individuo, que percibe e interpreta el entorno urbano para poder desarrollar sus actividades y tener un mayor control sobre su hábitat. Esta facilidad en comprender la configuración urbana le ayudará, a largo plazo, a obtener más libertad y, consecuentemente, una mayor calidad de vida. Ambos conceptos pueden ser empleados como estrategias complementarias en las propuestas de intervención sobre la imagen urbana, tanto en términos de city marketing, como también para el aumento de la calidad de vida (véase fig. 2.2.1a). Así, el fortalecimiento del lugar actuaría a nivel externo propiciando las condiciones necesarias para que la asociación de sus componentes básicos (medio físico, actividades humanas y significados), el genius loci y el arraigo fuesen incentivados en el ámbito urbano, mientras que, a nivel interno, la creación de imaginabilidad se convertiría en una característica propiciada por una cuidadosa puesta en valor de sus elementos de referencia más relevantes y el establecimiento de un paisaje urbano nocturno cuidado, lo que auxiliaría los usuarios en el reconocimiento espacial, la posición urbana y los desplazamientos. Además, si añadimos la iluminación como el instrumento capaz de potencializar estos efectos visuales del entorno urbano durante el período nocturno a través de la ejecución del Plan de Luz, entonces, alcanzaremos los resultados de una manera más rápida y eficaz. Igualmente, al utilizar la luz como herramienta visual, existe un mayor control sobre las imágenes producidas de la ciudad y, sobre todo, de las impresiones provocadas en los usuarios de los espacios urbanos iluminados. 120 DE LAS RIVAS, Juan Luis. El espacio como lugar: sobre la naturaleza de la forma urbana, Valladolid: Universidad de Valladolid, Secretariado de Publicaciones, 1992, p. 16.
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II. SEGUNDA PARTE: LA HIPÓTESIS

2.1. La hipótesis

2.1.1. El fortalecimiento del lugar y la creación de imaginabilidad: estrategias complementarias para la

mejora del entorno urbano

La crisis del crecimiento urbano ocurrida durante los años 70 y, luego, el consecutivo surgimiento de

una percepción nostálgica por las viejas ciudades, despiertan una creciente preocupación acerca de la

recuperación de los cascos antiguos, proporcionando más calidad a los espacios públicos. Añadido a ello, la

detención del crecimiento urbano en este momento histórico hace que un profundo análisis en la

configuración urbana detecte problemas referentes a un centro histórico decadente, junto con la

yuxtaposición de áreas urbanas heterogéneas y una enorme área de periferia. Sin embargo, a pesar de todo, la

principal preocupación es recuperar los vínculos entre los individuos y la ciudad, ya que en la ciudad

contemporánea existe una ausencia de espacios públicos de convivencia.

En medio de este contexto, reaparece la noción de lugar como idea fundamental para iniciar

cualquier tipo de intervención urbanística. Este concepto tiene entre sus ventajas su excepcional flexibilidad

y, sobre todo, envuelve también cuestiones muy actuales como el genius loci, el collage, el fragmento

urbano, etc.120

Por lo tanto, retomar la idea original de lugar es la tentativa más coherente para restaurar el

significado de la configuración física de la ciudad como centro de reunión y participación ciudadana, donde

se restablecen los lazos con el pasado histórico y, simultáneamente, se satisfacen las necesidades existentes

de sus usuarios. Con el tiempo, el fortalecimiento de la imagen del lugar puede motivar el desarrollo de la

actividad turística, lo que también propiciará, gradualmente, el progreso de la economía global y, en mayor

escala, su city marketing a nivel regional, nacional, e incluso, internacional.

Por otro lado, está la idea de la imaginabilidad difundida por Lynch, donde él defiende la percepción

de la ciudad por medio de una clasificación general de los elementos urbanos dividida en sendas, bordes,

nodos, hitos y barrios. Además, él también resalta la importancia de la ciudad como el reflejo construido de

la sociedad que habita el espacio y la presencia de una imagen urbana común compartida por un grupo de

personas.

De este modo, la existencia de estos componentes urbanos auxilia en el proceso de configuración

mental del individuo, que percibe e interpreta el entorno urbano para poder desarrollar sus actividades y tener

un mayor control sobre su hábitat. Esta facilidad en comprender la configuración urbana le ayudará, a largo

plazo, a obtener más libertad y, consecuentemente, una mayor calidad de vida.

Ambos conceptos pueden ser empleados como estrategias complementarias en las propuestas de

intervención sobre la imagen urbana, tanto en términos de city marketing, como también para el aumento de

la calidad de vida (véase fig. 2.2.1a).

Así, el fortalecimiento del lugar actuaría a nivel externo propiciando las condiciones necesarias para

que la asociación de sus componentes básicos (medio físico, actividades humanas y significados), el genius

loci y el arraigo fuesen incentivados en el ámbito urbano, mientras que, a nivel interno, la creación de

imaginabilidad se convertiría en una característica propiciada por una cuidadosa puesta en valor de sus

elementos de referencia más relevantes y el establecimiento de un paisaje urbano nocturno cuidado, lo que

auxiliaría los usuarios en el reconocimiento espacial, la posición urbana y los desplazamientos.

Además, si añadimos la iluminación como el instrumento capaz de potencializar estos efectos

visuales del entorno urbano durante el período nocturno a través de la ejecución del Plan de Luz, entonces,

alcanzaremos los resultados de una manera más rápida y eficaz. Igualmente, al utilizar la luz como

herramienta visual, existe un mayor control sobre las imágenes producidas de la ciudad y, sobre todo, de las

impresiones provocadas en los usuarios de los espacios urbanos iluminados.

120 DE LAS RIVAS, Juan Luis. El espacio como lugar: sobre la naturaleza de la forma urbana, Valladolid: Universidad de

Valladolid, Secretariado de Publicaciones, 1992, p. 16.

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Fig. 2.1.1a. Esquema general sobre la elaboración de la hipótesis desarrollada por la investigación de la tesis doctoral.

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2.1.2. El Plan de Luz como instrumento para el fortalecimiento del lugar

En el proceso de percepción del lugar, la iluminación es un componente hábil en suscitar

sensaciones en el individuo, por medio de la transformación visual que proporciona a los espacios con la

creación de ambientes luminosos.

Según justifica Masboungi121, “el trabajo con la luz tiene una doble cualidad de inmediatez y de

costes, cuando un efecto visual importante puede ser obtenido más rápido y con menos gastos que una

intervención sobre lo real. La arquitectura mediocre puede ser transformada por la puesta en iluminación,

comprobando que lo virtual, la escena, puede sustituir lo real, lo vivido, con un enfoque donde la ligereza y

la rapidez enriquecen la paleta del proyecto urbano”.

De este modo, el concepto de lugar se presenta aquí como objeto de un análisis, incluyendo la

diversidad de casos urbanos y también su singularidad, principalmente, en lo que se refiere a la descripción

de su configuración física, que es uno de los objetivos. Entonces, el enclave delimitado como lugar creado

por la arquitectura se afronta en la práctica con la relación formal de su propio contexto.122

Así, la elaboración del proyecto de iluminación como intervención ambiental, favorece la relación

entre el lugar como emplazamiento y contexto, pero también el resultado creado por esta acción, cuyo

concepto original necesita nacer a partir de una lectura contextual. A partir de este momento, el espacio

puede ser representado como una red de relaciones, un sistema de caminos y lugares, de modo que no se

omita la razón esencial de la relación entre individuo y espacio que compone el habitar, lo que abarca el

entendimiento del espacio como lugar, concentrándonos en la recuperación de los espacios de convivencia

urbana y también del genius loci, como idea que lleva consigo una indicación global de la identidad a partir

de su carácter histórico.123

Por lo tanto, el empleo de la luz a través de la aplicación del Plan de Luz favorece el fortalecimiento

de los componentes integradores del lugar, porque la iluminación consigue resaltar sus características

visualmente, permitiendo a los observadores la transmisión de sus significados y, también, su fácil

reconocimiento. Además, por medio de la ejecución de un proyecto de iluminación adecuado, existe la

posibilidad de adaptar el lugar a distintas funciones y usos, permitiendo su mejor ajuste al paso del tiempo.

De esta forma, el Plan de Luz surge como un documento que facilita el mantenimiento del genius

loci, al lograr una lectura correcta de los elementos configuradores del lugar. Esta circunstancia ocurre,

inicialmente, cuando la iluminación permite que el usuario aprecie su medio físico, con la puesta en escena

de su entorno natural (relevo, ríos, vegetación, etc.) y su entorno construido (edificios emblemáticos y

monumentos). Por lo tanto, la luz actúa como un instrumento capaz de adaptar la configuración del espacio a

diferentes tipos de actividades humanas y, finalmente, como un medio de narrativa visual, revelando el

significado de los sitios a través de la valoración de su pasado histórico.

A largo plazo, la utilización del Plan de Luz como un instrumento de fortalecimiento del lugar puede

generar una imagen urbana muy poderosa, que podrá ser empleada para reforzar la actividad turística, atraer

nuevas inversiones, generar empleos y, sobre todo, transmitir prestigio a la ciudad (city marketing).

121 MASBOUNGI, Ariella. “Quelle place dans la fabrique urbaine?”, in MASBOUNGI, Ariella (ed). Penser la ville par la lumière,

Paris: La Villette, 2003, p. 77.

122 DE LAS RIVAS, Juan Luis. El espacio como lugar: sobre la naturaleza de la forma urbana, Valladolid: Universidad de

Valladolid, Secretariado de Publicaciones, 1992, p. 36.

123 Ídem, p. 38.

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2.1.3. El Plan de Luz como instrumento para la creación de imaginabilidad

En la creación de imaginabilidad, la luz puede servir como instrumento que permite destacar en la

ciudad ciertos elementos urbanos, que funcionan como referencias espaciales, y habilita otros, menos

conocidos, de modo que destaquen en el paisaje urbano nocturno. De este modo, ambos componentes logran

participar activamente en la composición del skyline de la ciudad.

En su obra La imagen de la ciudad, Lynch demuestra un fuerte interés por la percepción,

determinando las condiciones y los elementos acerca de la representación urbana con el objetivo de

proporcionar una coherencia interna a la cuestión de la forma urbana. De este modo, proporcionar un entorno

organizado puede funcionar como un generoso campo de referencias, un organizador de las actividades

humanas, las opiniones y del conocimiento. El autor también enfatiza la idea de la legibilidad, frente a la

transcendencia indiscutible que posee el entorno urbano como un factor imprescindible para la orientación

espacial.124

En este proceso de orientación, el vínculo esencial es la imagen ambiental, la representación integral

del mundo físico exterior que adquiere cada persona y cuya estructura es analizada en profundidad por

Lynch. Sin embargo, la ausencia de la problemática acerca del significado ha sido el principal motivo para la

mayoría de las críticas generadas por sus estudios. No obstante, su clasificación de elementos de referencia

sigue manteniéndose como uno de sus mayores legados, ya que, actualmente, estos elementos configuradores

de la imagen de la ciudad son empleados también en diversos ámbitos profesionales, posibilitando el

perfeccionamiento de estos componentes definidores de la estructura formal del lugar urbano.125

Junto con la percepción, Lynch también tiene en cuenta el carácter visual de la ciudad por medio del

estudio de las imágenes que perduran en la mente de los individuos. Así, el concepto de legibilidad aparece

como un factor de enorme transcendencia dentro del contexto urbano, vinculando los individuos con el lugar

(arraigo) y determinando una red de acción individual.

Por lo tanto, en esta propiedad urbana se fundamenta la habilidad del entorno en transmitir una

imagen comprensible de sí mismo a los usuarios. A pesar de que la imagen ambiental difiere de un individuo

a otro, existen algunos componentes comunes que actúan con más vigor dentro de un grupo de imágenes, y

éstos pueden ser ajustados, fortalecidos o debilitados, por medio del diseño urbano. Entonces, conocidos

estos elementos que conforman la imagen urbana y analizados cada uno de ellos conforme sus propiedades,

es factible manipularlos de un modo específico sobre la ciudad.126

De este modo, la iluminación sería el elemento responsable por el fortalecimiento de ciertos

elementos configuradores de la imagen urbana, con el propósito de subrayar aún más la legibilidad del

entorno urbano durante el período nocturno. Consecuentemente, el Plan de Luz se convertiría en un

instrumento donde se establece una red de relaciones entre estos componentes, trazando una jerarquía entre

ellos que proporciona al observador una mejor lectura y comprensión de la morfología de la ciudad.

A partir de este momento, el Plan de Luz define, entonces, la mayor o menor impresión de un grupo

de elementos urbanos para que ellos transmitan una narración sobre las ideas y los valores propios del centro

urbano.

Por último, con respecto a la cuestión de la calidad de vida, una ciudad con más imaginabilidad

proporciona a sus habitantes más libertad para desarrollar sus actividades cotidianas, un mayor sentimiento

de arraigo y, también, un aumento de cohesión social.

124 DE LAS RIVAS, Juan Luis. El espacio como lugar: sobre la naturaleza de la forma urbana, Valladolid: Universidad de

Valladolid, Secretariado de Publicaciones, 1992, p. 87.

125 Ídem.

126 Ibídem, p. 88.

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2.1.4. El fortalecimiento del lugar y la creación de imaginabilidad en las diferentes escalas de visión de

la ciudad

Consecuentemente, para establecer el ámbito de fortalecimiento del lugar a través del empleo del

Plan de Luz, se hace necesario determinar para el análisis las escalas de visión urbana comprendidas por la

presente investigación.

De este modo, es posible fijar las unidades de clasificación espacial de la ciudad que va a ser

analizada para averiguar su importancia dentro del conjunto de imágenes conservadas por los usuarios con

respecto a su entorno ambiental.

La idea de lugar está muy vinculada al concepto de genius loci, donde el espacio se destaca debido a

la individualidad de los acontecimientos urbanos, el carácter único y singular que caracteriza su propia

definición, donde se recoge una concepción histórica del sitio, de la tradición que lo determina hasta la

perspectiva de cómo ha evolucionado hasta la actualidad, combinándose con la estructura urbana en su modo

concreto de ser por medio de un análisis tipológico-morfológico. Entonces, la estructura de su forma urbana

y su entendimiento como paisaje ofrece la posibilidad de conocer aquellos elementos que configuran su

forma, a partir de su organización más sencilla, hasta la manera con que se relaciona con otras

construcciones y el trazado urbano que constituye su paisaje peculiar.127

Según Van de Ven128, la experiencia facilita un conocimiento sobre lo particular, lo que solamente

ocurre de un modo actual en las observaciones realizadas de forma individual; no obstante, ésta no se conoce

en una generalidad existente. Por lo tanto, se precisa la capacidad de ver, que representa un modo de

reconocer lo observado, porque el acto de echar la vista es una lectura relacionada con lo que existe, de modo

que hace patentes las relaciones existentes en el entorno.

Así, la visión de la ciudad como paisaje urbano y un conjunto de lugares donde podemos

incrementar la imaginabilidad, en este estudio se compone de una organización de imágenes definida por

cuatro niveles básicos, basada en la clasificación adoptada por Waterman129: la geometría del trazado urbano,

los alzados y el skyline, las perspectivas y vistas panorámicas, y los recorridos visuales.

Geometría del trazado urbano – aquí nos encontramos con algunas reglas de composición de la

ciudad, que auxilian en la comprensión de su geografía y la evolución histórica de su

emplazamiento. Este nivel de visión representa una gran ayuda en el proceso de interpretación del

lugar, donde se puede reconstruir su pasado histórico y, de este modo, conocer más a fondo la

información acerca de sus orígenes.

Alzados y “skyline” – esta es una de las escalas de visión considerada como privilegiada, debido a

la riqueza de detalles y la variedad de información que puede propiciar a simple vista. Así, al

aumentar el ángulo de visión del observador, es posible lograr una impresión más profunda del

lugar, facilitando el reconocimiento de la imagen urbana (imaginabilidad) y la afirmación de su

identidad visual.

Perspectivas y vistas panorámicas – ésta es una escala de visión calificada como una de las más

destacadas por incitar y facilitar el arraigo con el territorio al contribuir que el individuo alcance

tener una gran familiaridad con el paisaje. Esta propiedad visual puede servir como un factor de

atracción del lugar, estimulando, de este modo, la contemplación reincidente de la imagen urbana

y, también, proporcionando buenas condiciones para el desarrollo de imaginabilidad.

Recorridos visuales – ésta es considerada la escala más local dentro de la ciudad, porque

corresponde a la mirada del observador desde el punto de vista del desplazamiento peatonal a pie

de calle. Así, se logra experimentar visualmente el paisaje con más intensidad, observando todos

los detalles y matices propios de una trayectoria urbana. Esta idea de conocer y experimentar el

espacio territorial está intensamente relacionada a la noción básica de lugar, como también a la

idea contemporánea sobre el tiempo y la velocidad. Además, ella facilita mucho la memorización

de los componentes espaciales intensificando su imaginabilidad.

127 DE LAS RIVAS, Juan Luis. El espacio como lugar: sobre la naturaleza de la forma urbana, Valladolid: Universidad de

Valladolid, Secretariado de Publicaciones, 1992, pp. 135-136.

128 Cornelis Van de Ven (citado por DE LAS RIVAS, Juan Luis. El espacio como lugar: sobre la naturaleza de la forma urbana,

Valladolid: Universidad de Valladolid, Secretariado de Publicaciones, 1992, p. 142).

129 WATERMAN, Tim. Principios básicos de la arquitectura de paisaje, Donostia-San Sebastián: Nerea, 2009, pp. 92-102.

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La creación de imaginabilidad se apoya también en un análisis del sistema urbano como un conjunto

integral, observando y definiendo sus propiedades, relaciones y conflictos. De este modo, se consigue tener

un esquema estructural sobre las relaciones existentes dentro del ámbito urbano.130

Paralelamente, es necesario encontrar una coherencia en la organización de la malla urbana, difícil de

lograr debido a su complejidad, pero que sirve para comprender el funcionamiento de la ciudad, sus

contenidos y relaciones. Por medio de la estructura urbana es posible entender la distinción entre los barrios

y el esquema de su articulación dada por algunas ideas generales como las zonas residenciales, las vías

primarias, los parques, etc.131

Finalmente, el análisis urbano precisa de la visión que tiene cada usuario urbano sobre la percepción

de la ciudad como lugar habitado, a partir de su experiencia habitual. La percepción es una relación natural

con el entorno, que suscita un juicio sobre lo cotidiano que puede llegar a un entendimiento muy lógico sobre

la conformación del espacio urbano. Porque, para orientarse, el individuo necesita percibir estas relaciones,

para, posteriormente, alcanzar sus objetivos más particulares; por esta razón, la percepción requiere la

exigencia de este orden.132

130 DE LAS RIVAS, Juan Luis. El espacio como lugar: sobre la naturaleza de la forma urbana, Valladolid: Universidad de

Valladolid, Secretariado de Publicaciones, 1992, p. 124.

131 Ídem, p. 126.

132 Ibídem, pp. 130-131.

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2.1.5. Indicadores teóricos de fortalecimiento del lugar y de la creación de imaginabilidad

Según la definición de Aguiló133, la noción de lugar está compuesta por un grupo de componentes

fundamentales que son el medio físico, compuesto por el entorno natural y la obra construida; las actividades

humanas y los significados. De este modo, no se trata de un concepto estable, sino de una idea dinámica y

relativa. Por lo tanto, su definición teórica tiene una naturaleza compleja, lo que hace su precisión dentro de

la ciudad sea diversa y difícil de cuantificar. Además, existen una infinidad de configuraciones relativas al

lugar, que dependen de las características encontradas en su emplazamiento, entorno espacial, condición

temporal, orígenes y proceso de evolución.

Por este motivo, proponer un criterio para “clasificar” los lugares envuelve el peligro de incurrir en

la simplificación. Una aproximación más adecuada es verificada por medio del análisis de indicadores del

lugar. Este análisis considerará tanto los razonamientos cuantitativos, como también incluirá los cualitativos.

De este modo, no se trata de acrecentar aspectos parciales al lugar para obtener una cuantificación

que nos proporcione una comparación entre las distintas zonas urbanas en función de uno de los

componentes del lugar, sino de concebir un esquema que exprese aquellos aspectos propios al lugar, tales

como las características definidoras de un cierto espacio (medio físico = entorno natural + medio construido),

las transformaciones generadoras del lugar presentes en la zona urbana (actividades humanas), la influencia

de estas transformaciones en la calidad ambiental del entorno y, sobre todo, en la vida de los habitantes

(significados), y el modo de intervención urbanística empleado (Plan de Luz) para impulsar el

fortalecimiento del lugar.

En consecuencia, con relación a los significados, es imprescindible la elección de unos indicadores

adecuados que determinen la diversidad existente y nos permitan establecer un vínculo entre el lugar, el Plan

de Luz y la imagen urbana nocturna (city marketing).

De este modo, el siguiente esquema recoge los diferentes aspectos considerados acerca de los

elementos urbanos y los significados que tiene la percepción del individuo sobre el lugar, junto con la

relación que existe entre estos aspectos y la imagen urbana nocturna (véase fig. 2.2.5a).

Por otro lado, es igualmente importante la selección de unos indicadores idóneos que permitan

certificar la creación de imaginabilidad, expresando la imagen mental que cada usuario tiene acerca del

entorno urbano, además de la visión urbana común compartida por un grupo de personas y el reconocimiento

de la imagen urbana nocturna, que es uno de los principios necesarios para la existencia de calidad de vida.

Asimismo, el siguiente esquema también recoge los diferentes aspectos considerados sobre la

creación de imaginabilidad, junto con la relación que existe entre los criterios adoptados relacionados con la

iluminación y el reconocimiento espacial urbano durante el período nocturno (véase fig. 2.2.5a).

Fig. 2.1.5a. Tabla con los indicadores teóricos establecidos para los significados en el desarrollo de la investigación.

133 AGUILÓ, Miguel. El paisaje construido: Una aproximación a la idea de lugar, Madrid: Colegio de Ingenieros de Caminos,

Canales y Puertos, 1999, pp. 13-24.

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A partir de la consideración de estos aspectos, podemos crear una matriz teórica que reúne los

indicadores y parámetros para la evaluación del fortalecimiento del lugar y también para aquellos empleados

en la creación de imaginabilidad, en función de los factores teóricos que integran cada uno de estos

conceptos.

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2.1.6. El análisis de fortalecimiento del lugar y de la creación de imaginabilidad. Problemas y

limitaciones

Como ha sido mencionado antes, tanto el análisis del lugar - como también la cuestión de

imaginabilidad - presentan dificultades prácticas importantes.

Con respecto al análisis del lugar, el primer problema se manifiesta en lo que se refiere a la elevada

cantidad de componentes teóricos que han de ser considerados y a la necesidad de definir indicadores

apropiados. Estos mismos indicadores tienen una naturaleza diversa y variable, porque buscan reflejar esta

amplia gama. Por este motivo, en el apartado anterior se ha ejecutado un ejercicio teórico donde se han

seleccionado indicadores para la evaluación del lugar, siguiendo los criterios de la clasificación de Aguiló134.

Por lo tanto, para definir de manera teórica los elementos componentes del lugar establecemos como

su configuración a los siguientes componentes: el entorno natural, el medio físico, las actividades humanas y

los significados.

La primera cuestión consiste en saber que estas suposiciones son teóricas y, en la realidad, coexisten

otras clasificaciones propuestas por otros autores sobre la definición del concepto de lugar. De este modo, el

repertorio de indicadores que han de ser evaluados se amplía enormemente. En consecuencia, la evaluación

del lugar se convierte en la mera determinación de sus componentes esenciales o de los elementos que

posibilitan la creación de su singularidad (genius loci).

Sin embargo, como ya sabemos las necesidades de los usuarios urbanos tienen un carácter universal

y concreto. De este modo, los componentes del lugar adquieren una connotación circunstancial y, por lo

tanto, se adecuan según el momento de su evolución. Así, no puede existir una metodología general fija

acerca de la evaluación del lugar.

Además, al tratarse de un concepto relativo, nos encontramos con otra dificultad que radica en la

definición de los parámetros que determinarán el grado de singularidad de cada lugar. Estos parámetros

tendrán que ser definidos según fuentes de comprobada solvencia (bibliografía especializada) o conforme al

contexto real del ámbito estudiado (información proporcionada por el cuestionario de la encuesta de

voluntarios sobre la ciudad y su entorno urbano) para que sea factible realizar una comparación y establecer

el grado de singularidad de cada lugar.

Otro aspecto fundamental es la imposibilidad de definir una tipología entre los diferentes lugares,

porque resultaría incoherente con la propia definición del genius loci y, además, sería impropio intentar

agregar diferentes magnitudes, ya que las mismas dependen de la impresión subjetiva de cada uno de los

individuos sobre estos lugares.

Posteriormente, con respecto al análisis de imaginabilidad, el primer problema se manifiesta en la

clasificación establecida por Lynch135, donde él divide los elementos de referencia visual de la ciudad en

sendas, bordes, hitos, nodos y barrios. A pesar de ser esta organización muy sencilla y fácil de visualizar, no

obstante, muchos de los componentes urbanos pueden asumir, al mismo tiempo, diferentes funciones según

la dinámica de ritmos y actividades urbanas llevadas a cabo a lo largo de la jornada (período diurno y

nocturno).

Por último, también al ser un concepto relativo, nos enfrentamos con la problemática acerca de la

subjetividad que adquieren estos elementos de referencia según la impresión visual que tiene cada

observador, cuyo resultado final depende sobre todo de factores como la sensibilidad, el nivel cultural, la

educación, el ambiente circundante, el humor en el momento de la observación, etc.

134 AGUILÓ, Miguel. El paisaje construido: Una aproximación a la idea de lugar, Madrid: Colegio de Ingenieros de Caminos,

Canales y Puertos, 1999, pp. 13-24.

135 LYNCH, Kevin. Image of the City. Cambridge, Mass.: The MIT Press, 1960.

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En este capítulo, nos centramos en la elaboración de la hipótesis planteada por este trabajo de

investigación, donde proponemos el fortalecimiento del “lugar” y la creación de “imaginabilidad”

como estrategias complementarias para la mejora del ámbito urbano. También sugerimos la

iluminación como un instrumento eficaz y poderoso para lograr establecer estas dos estrategias por

medio de la implantación del Plan de Luz, como un documento donde se configura una red de

relaciones entre los elementos urbanos que pasarán a ser iluminados y, de este modo, se crea un

paisaje urbano nocturno destacado. Además, se analizan las diferentes escalas de análisis de visión

de la ciudad adoptadas por este estudio, como también sus problemas y limitaciones. En el próximo

capítulo definiremos los criterios empleados en la metodología de la investigación, justificaremos

la selección de los casos de estudio y, por último, analizaremos los resultados. La información

proporcionada por este análisis luego nos servirá para establecer las conclusiones en la parte final

de la tesis doctoral.


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