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Ritualización de la imagen en las máscaras y vestimentas de La Diablada de Oruro

Date post: 21-Apr-2023
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Ritualización de la imagen en las máscaras y vestimentas de La Diablada de Oruro "...'Wari', divinidad de la fuerza y de la Suerte. 'Wari', espíritu poderoso, hijo de 'Wiracocha', puede ser indistintamente bueno o malo. Premia y castiga. El aire agitado, el agus encrespada, la tierra temblorosa, el fuego tumultoso son manifestaciones de 'Wari', que se identifica con el Puma" (Diez de M.;1973) Introducción La ciudad de Oruro se encuentra situada a 3.700 metros de altitud sobre el nivel del mar, en las montañas del oeste de Bolivia. Luego de la conquista española, la ciudad fue re- nombrada y re- fundada en el año 1606. Todos los años, durante el mes de febrero se realiza el Carnaval, que dura unos seis días, y presenta un gran despliegue de imagen, color, música, danza y diversas artes populares (máscaras, textiles, pelucas, etc.). El principal acontecimiento es la “entrada”, que se inicia en el socavón de la mina (sobre el que está construido el Santuario de la Virgen y de la que ya no se extraen minerales en la actualidad), con los rituales a través de los cuales se le permite salir al diablo de la mina y vagar por el pueblo, previo sacrificio de una llama. Desde allí parte la Virgen de la Candelaria llevada en andas, encabezando la
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Ritualización de la imagen en las máscaras y

vestimentas de La Diablada de Oruro

"...'Wari', divinidad de la fuerza y de la Suerte. 'Wari', espíritu poderoso, hijo de 'Wiracocha', puede ser indistintamente bueno o malo. Premia

y castiga. El aire agitado, el agus encrespada, la tierra temblorosa, el fuego tumultoso son manifestaciones de 'Wari', que se identifica

con el Puma" (Diez de M.;1973)

Introducción

La ciudad de Oruro se encuentra situada a 3.700 metros de

altitud sobre el nivel del mar, en las montañas del oeste de

Bolivia. Luego de la conquista española, la ciudad fue re-

nombrada y re- fundada en el año 1606. Todos los años, durante

el mes de febrero se realiza el Carnaval, que dura unos seis

días, y presenta un gran despliegue de imagen, color, música,

danza y diversas artes populares (máscaras, textiles, pelucas,

etc.). El principal acontecimiento es la “entrada”, que se

inicia en el socavón de la mina (sobre el que está construido

el Santuario de la Virgen y de la que ya no se extraen

minerales en la actualidad), con los rituales a través de los

cuales se le permite salir al diablo de la mina y vagar por el

pueblo, previo sacrificio de una llama. Desde allí parte la

Virgen de la Candelaria llevada en andas, encabezando la

procesión, que es acompañada con incienso, oraciones, pétalos

de flores y aplausos, hasta ser depositada nuevamente en la

Iglesia del Socavón. Los bailarines recorren durante veinte

horas, sin detenerse, los cuatro kilómetros de la procesión

(de ida y otros cuatro de vuelta). Más de 28.000 bailarines y

10.000 músicos participan en el desfile.

En este trabajo analizaré el proceso por el cual una serie

de imágenes, que responden a criterios culturales, simbólicos

y estéticos específicos, son convertidas en la cristalización,

o incluso en la encarnación misma, de la presencia de las

fuerzas sobrenaturales, a través del ritual del carnaval. Me

interesa aquí partir de la reflexión de Mariza Peirano

respecto al carácter del mito y del rito planteado por Levi

Strauss. Frente a una oposición planteada entre ambos, siendo

los ritos, para esta perspectiva, una forma eminentemente

vinculada a la vida y el mito, al pensamiento, ella antepone

la visión maussiana por la cual los actos y las

representaciones son inseparables1. Así es que, en el carnaval

de Oruro, y puntualmente en la Diablada, las formas verbales y

las no verbales (que son visuales, musicales, performáticas,

etc.) están en estrecha interrelación y no pueden ser pensadas

1 Peirano, Mariza. 2000. A análise antropológica de rituais. Série deAntropología 270. Universidade de Brasília. P. 6, 8.

como categorías separadas. Citando a Sidorova, “el ritual y la

ceremonia integran de una manera indiscutible los haceres y los decires”2.

Esas imágenes, que son más bien objetos, podrían ser

conceptualizados como “símbolos rituales” siguiendo a Turner,

ya que se trata de “fuerzas vivas –en tanto significativas para los practicantes

de los rituales– que instigando a la acción, nutren y cooperan en la labor diaria de

la tribu (…) de mantener y recrear la costumbre, la continuidad y la tradición

tribales”3. Retomaré este concepto mas adelante, al dedicarme a

las máscaras.

A continuación describiré los mitos fundacionales, que se

tornan visibles a partir de la repetición de los elementos

sagrados que aparecen en las máscaras y las vestimentas de

esta danza. Realizaré también un breve recorrido histórico por

las formas visuales que fueron adquiriendo, a lo largo del

desarrollo de esta manifestación popular, los atributos las

máscaras de los diferentes diablos y demonios que la integran,

haciendo hincapié en el relato de lo sagrado que subyace y que

les sirve de hilo conductor, que es como veremos, el mito

precolombino de los Urus.

En paralelo a este desarrollo, trataré de dar cuenta de los

procesos de sincretismo de la imagen y del mito, a partir de

la conquista europea, que generó nuevas formas de apropiación

2 Sidorova, Ksenia. 2000. Lenguaje ritual: Los usos de la comunicaciónverbal en los contextos rituales y ceremoniales. Alteridades 10, 2000. P. 933 Ibíd., p.94

simbólica de la imagen, pero sin eliminar, en ningún caso por

completo, los sustentos preexistentes de la cosmovisión

nativa.

"Invocan a Huari que dicen es el Dios de las fuerzas, quando an de hazer sus Chácaras, o

casas para que se las preste" (Arriaga; 1920).

Mitos fundacionales del Carnaval y La Diablada

El pueblo Uru, que se llamaban a sí mismos "hombres de

agua" y habitaban la zona cercana al lago Poopó, en el actual

departamento de Oruro4, tenía entre sus divinidades a un

semidiós llamado Wari, cuyo principal atributo era el de la

fuerza. Ellos habitaban, también, la zona del lago Titicaca,

la laguna Coipasa y la ribera del río Desaguadero hasta que

fueron conquistados por los Incas e incorporados al

Tawantisuyo, a partir de ese momento muchos de ellos

comenzaron a desplazarse hasta ubicarse en las islas flotantes

del lago Titicaca, y desde esa época las construyen y

reconstruyen cada año dando forma a su territorio, en otras de

las regiones fueron incorporados a la población aymara y las

integran, hasta la actualidad.

4 Uru-Uru, según la denominación local hasta la llegada de los españoles,cuando pasó a llamarse Villa de San Felipe de Austria, y recién en 1826 esDenominado como en la actualidad, Oruro.

Según cuenta la leyenda, al comenzar a adorar a Pachacamaj

(que era uno de los hermanos míticos de Viracocha), hijo de

Inti (el sol para los Incas, su divinidad más importante),

sufrieron la ira de Wari por este olvido. Él, que era para los

Urus, un monstruo que habitaba en las entrañas de la

cordillera, al enterarse del desplante que le realizaron los

humanos, despertó de su sueño y comenzó a acumular el fuego de

las montañas, para así lograr rivalizar con la luz radiante

del sol. A pesar de las columnas de humo y fuego elevadas a

los cielos, el astro logró vencerlo, iluminando de todas

maneras.

Siendo vencido por la máxima divinidad incaica, se dedicó a

sembrar el descrédito en los Uros hacia sus nuevos dioses, y

lo logró durante un cierto tiempo, haciendo caer todo tipo de

desdichas sobre ellos. Finalmente un día, apareció una bella

Ñusta (esta denominación es incaica, se refiere al nombre

quechua que recibían las princesas, siendo, según algunas

fuentes, Pachamama para la cultura Uru, pre-incaica), quien

les habló para convencerlos de volver a las buenas acciones y

a vivir en paz y armonía con su entorno, sus vecinos y sus

dioses. Según la leyenda, esta Ñusta, que era hermosa, blanca

y esbelta, y poseía una aureola resplandeciente que rodeaba su

cuerpo, nunca explicó de donde venía ni quien era, pero logró

convencerlos y la paz retornó al poblado, para el enojo de

Wari.

Como venganza a esta nueva afrenta, decidió acabar con los

humanos, enviándoles cuatro plagas destructoras, una

proveniente de cada uno de los puntos cardinales: una

serpiente, del sur; un gran sapo, del norte; un gran lagarto,

del este; y millones de hormigas, desde el oeste. Todas fueron

vencidas por la mujer protectora, quien convirtió a cada uno

de esos seres en piedras, montañas o dunas de arena, que hasta

hoy rodean la ciudad. Finalmente, clavó una estaca de madera

con otra cruzada, en la cabeza del lagarto muerto, y ahuyentó

para siempre a Wari, quien quedó relegado a cuidar las

riquezas minerales del subsuelo.

Esta mujer, que ya era una reinterpretación del relato

local con el agregado de elementos incas (ñusta), volvió a ser

utilizada por la conquista española para ubicar en su lugar a

la Virgen Morena del Socavón.

Regresando a la época preincaica y luego a la del dominio

del Inca, la región del actual Oruro “había sido un centro de

ceremonias precolombino antes de convertirse en un importante centro minero en

los siglos XIX y XX. La ciudad fue refundada por los españoles en 1606 y siguió siendo

un lugar sagrado para el pueblo Uru, quienes viajaban largas distancias para poder

llevar a cabo sus rituales, especialmente para la importante fiesta de Ito. Los

españoles prohibieron esas ceremonias en el siglo XVII, pero éstas continuaron bajo

la fachada de la liturgia cristiana: los dioses andinos eran ocultados tras los íconos

cristianos, convirtiéndose así en santos. La fiesta de Ito fue transformada en ritual

cristiano: la Candelaria (el 2 de febrero), y la tradicional “llama llama” o “diablada”

junto con el dios Uru, Tiw, se convirtió en el baile principal de Oruro”5. Por

cuestiones de calendario y de los días que tenían libres los

mineros en la época colonial, la celebración a la virgen se

desplazó para coincidir con el carnaval, ya que eran los

únicos tres días seguidos en que no debían trabajar extrayendo

mineral para los españoles.

Pero hay aún otro mito fundacional de importancia, que

tiene que ver con la entrada de la Virgen de la Candelaria en

escena. Esta virgen fue entronizada por los conquistadores

entre los años 1540 y 1550 aproximadamente, y a la fecha de la

fundación española de Oruro en 1606, oficialmente coronada, el

culto sin embargo era practicado de manera limitada solo por

los españoles, siendo el 2 de febrero su fiesta patronal.

En 1789 ocurre un nuevo hecho, que definió el actual

formato del carnaval. Cuenta la leyenda, que por esos años en

que Oruro era una ciudad pujante debido a la minería, había en

la ciudad un ladrón con rasgos muy particulares, llamado

Anselmo Balarmino, apodado Chiru Chiru o el Nina Nina6. Este

hombre tenía la costumbre de robar a los más pudientes, para

5 UNESCO, “El carnaval de Oruro” en Intangible Heritage, Intangible Heritage Lists.(traducción propia) http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=en&pg=00011&RL=000036 Dependiendo de la fuente consultada

repartir esas riquezas entre los menos afortunados, y por

añadidura, a las autoridades les resultaba imposible

atraparlo, a tal punto era así, que se rumoreaba que contaba

con la protección de la Virgen María, de quien era muy devoto.

Un día cometió el error de intentar robar a una familia

humilde, lo que le quitó la protección de la virgen, y el

dueño de la casa lo terminó hiriendo y dejando al borde de la

muerte. La mayoría de las fuentes citan que en ese momento, y

ante su arrepentimiento, la virgen lo llevó hasta el lugar en

que vivía en un socavón abandonado de una mina, y lo acompañó

en su agonía, otras (las menos) sostienen que le salvó la

vida7. En las que refieren a que el ladrón murió, relatan que

días después apareció el cuerpo junto a un retrato pintado de

la Virgen de la Candelaria o del Socavón8, las otras dicen que

él dio la voz de la aparición milagrosa del retrato.

Como sea que haya ocurrido este descubrimiento de la

imagen, que presenta una gran similitud con la aparición de

una gran cantidad de vírgenes en la América colonial, ahí es

cuando los mineros deciden que merece un gran festejo, y lo

hacen coincidir con el carnaval, para aprovechar los tres días

continuados en que estaban exentos de ir a trabajar a las

7 Basado en el dato del Presbítero Eleuterio Villarroel consignado en el"Origen del Culto a La Virgen del Socavón".8 De allí el nombre de Virgen del Socavón, por el cual se refieren a ellalos pobladores, en su mayoría, en la actualidad.

minas. En esta etapa es en la que aparece, asimismo, la danza

de la que me ocuparé en este trabajo.

Al descubrirse la virgen, en el lugar en el que se erigiría

más tarde el actual Santuario del Socavón9, los mineros ponen

en acto la acumulación de saberes sincréticos cristianos junto

a sus propias tradiciones precolombinas, al decidir honrarla

bailando, usando disfraces semejando demonios, al ritmo de una

música deslumbrante. Y allí realizan la Entrada de

Cargamentos, al templo con ornamentos regionales, y presentes

para la Santa Patrona, comidas y bebidas, música, danza y con

los disfraces mencionados. Siguiendo a Geertz, y su análisis

de la riña de gallos en Bali, como elemento de cohesión de la

identidad social, es fundamental la comprensión del ritual en

términos sociales. Él dice que “para los balineses, asistir a las riñas de

gallos y participar en ellas es una especie de educación sentimental. Lo que el

balinés aprende allí es como se manifiestan el ethos de su cultura y su sensibilidad

personal cuando se vuelcan exteriormente en un texto colectivo”10. Algo

similar ocurre en el carnaval y particularmente, en la

Diablada, en donde se ponen en juego saberes y significados

sociales, concepciones del bien y el mal, de lo correcto y lo

incorrecto, de la responsabilidad de los individuos frente a

la comunidad, de la socialización y de la participación de las

9 Lugar en el cual, según religiosos de la época había, además una gran waka(lugar sagrado).10 Geertz, Clifford. 1987 Juego Profundo: Análisis de una Pelea de Gallos enBali. En La Interpretación de las Culturas . México: Gedisa. P. 369

personas en esa comunidad. Muchos de estos saberes son

ancestrales y han sobrevivido miles de años a través de la

transmisión oral comunitaria, y determinan el carácter y la

identidad del pueblo orureño.

Es muy probable que el uso de “autos sacramentales” para

inculcar la religión a los originarios, haya sido también una

influencia importante en el desarrollo teatralizado y musical

del carnaval. La explicación para la utilización de demonios

en los bailes dedicados a la virgen, dada por los nativos y

aprobada por los clérigos, es que, de esa manera se

representaba a Satanás arrepentido, humillado ante la

Candelaria, pero hay que destacar la importancia del culto al

Tío de las minas, para terminar de comprenderlo.

Citando a Tambiah, Peirano refiere a que los “eventos que los

antropólogos definen como los rituales parecen compartir algunos rasgos”11, y

poniéndolos en diálogo con los descriptos por Carozzi12, los

aspectos que destacan en los rituales son:

Por un lado, la formalidad, que se da al emplearse una

serie de gestos y expresiones mas limitados que los que se

utilizan en situaciones que no revisten carácter ritual. Esta

formalidad, sin embargo, no está siempre relacionada a la

solemnidad o seriedad, y en el caso de la diablada, puede

11 Peirano, Mariza. 2000. en Série de Antropología 270. Universidade de Brasília,p. 11.12 María Julia Carozzi, El estudio de los rituales, clase virtual I, seminario deAntropología de la Creencia, FLACSO. P. 1-3

verse claramente en la danza, la música, la ironía, la burla,

pero al mismo tiempo, la gran devoción presente en ella.

El tradicionalismo, mediante el cual se intenta mostrar a

la actividad desarrollada como algo consistente con su manera

de realizarse “desde el principio de los tiempos”, presenta la

apariencia de invariabilidad en el tiempo, a pesar de que,

como detallaré mas adelante, algunos de los cambios que se han

dado en la danza estudiada, lo han hecho con relativa

importancia y velocidad, permaneciendo algunos aspectos, no

obstante, sin modificaciones. Mircea Eliade plantea que el

mito narra una historia sagrada “ocurrida en un tiempo primordial,

acerca de las acciones de los dioses, que explica como una realidad -ya sea toda la

realidad, el Cosmos, o un fragmento de ella como una especie vegetal, una forma de

acción humana o una institución- llegó a existir. El mito constituye entonces un

modelo ejemplar para cualquier actividad humana significativa”13.

Una acción ritualizada queda definida también por la

atención minuciosa al detalle en la reproducción de esas

acciones.

Existen asimismo, complejos códigos de orquestación, que

son los que impiden que las competencias que se dan, en el

caso de la diablada, entre las diversas fraternidades, lleguen

a situaciones manifiestamente violentas entre los bailarines.

13 María Julia Carozzi, en clase virtual I, seminario de Antropología de laCreencia, FLACSO. P. 4

La invocación de seres sobrenaturales o el empleo de

símbolos sagrados es fundamental para definir el ritual y

para, como dice Peirano, diferenciarlo de la vida cotidiana.

Los rituales contienen una dimensión performativa, que en

el caso de la Diablada, pueden analizarse como la

responsabilidad de los bailarines, músicos, realizadores

visuales y demás personas involucradas de ofrecer un ritual

realizado en la “forma correcta”, o de acuerdo a una especie

de modelo ideal. La producción de comunicar a los presentes a

través de involucrarlos en una experiencia multidisciplinar

sublime, así como la distinción con la cotidianeidad que ya

mencioné anteriormente también son parte de esta dimensión

performativa.

Finalmente, la idea de lo comunitario, del “sentido del logro

colectivo como objetivo”14, es un aspecto central de la Diablada.

“Pero más indios que metales han molido los ingenios, pues cada peso que se acuña cuesta diez indios, que se mueren. En las entrañas del monte resuenan ecos, de los golpes de las

barretas. Que con las voces de unos y gemidos de otros, semejan los ruidos al horrible rumor de los infiernos” (Crónica moralizada del Orden de San Agustín. Lima 1978).

La Diablada

Esta danza estuvo asociada desde su inicio a la dualidad de

significados, católicos por un lado, y paganos, por el otro.

Su nombre deviene de sus máscaras y de sus trajes, en ella se

14 Peirano, Mariza. 2000. en Série de Antropología 270. Universidade de Brasília,p. 11.

ve reflejada la eterna lucha entre el bien y el mal, y la

derrota de los siete pecados capitales, dramatizada por

ángeles y demonios. Tiene asimismo un fuerte componente aún

preincaico, ya que la serpiente, el lagarto, el sapo, el

cóndor, las hormigas y el Tiw (que más tarde, junto con Wari15

termina transformándose en el Tío a quien los mineros entregan

ofrendas para salir vivos de las minas todos los días y para

encontrar buenas vetas de mineral) son divinidades asociadas a

los Urus y a los sucesos míticos que relaté al comienzo. Es

por ello que, si bien la diablada aparece en la época

colonial, sus orígenes se funden con tradiciones mucho más

antiguas aún.

En 1818, el párroco Ladislao Monte Alegre realiza un relato

(o guión) de la danza, con el formato de un drama en el que

participan el Arcángel Miguel, Lucifer, la China Supay16 y

otros diablos17 representando los siete pecados capitales. A

partir del siglo XX comienzan a fundarse comparsas de danzas y15 “En principio, la presencia de Wari en los socavones mineros despertó temor y desconfianza , pero notardaron los mineros en identificarlo, por sus actos y conducta, en actitud sumisa y de zozobra lo incorporaronen su círculo llamándole "tio" . De esta manera el minero aseguró la complacencia de la divinidad, tocándole susfibras intimas de orgullo ancestral, logrando por lo mismo, beneficio, recompensa en la entrega permanente deriquezas del subsuelo de las que es absoluto dueño y señor”.http://perso.wanadoo.es/erios30828/mitologia_oruro.htm16 La China Supay es otro de los personajes donde puede verse claramente laadaptación sincrética del relato que aceptan los mismos colonizadores, ya que, enla tradición católica no existe el diablo femenino, lo que si ocurría con lasdivinidades “negativas” precolombinas, ya que no había entidades puramentemaléficas, porque en general, todas eran buenas y malas, daban y quitaban.17 Supay era el nombre de algunos de estos diablos, y durante la colonia “advirtiendoque Supay era la Waqa más encordonadamente perseguida por los extirpadores de idolatrías, en medio de supostración y avasallamiento, vieron un aliado en él. Si era enemigo de sus enemigos, era pues, un amigo. Asínació el culto al Supay, como dios benefactor, protector y dispensador de riquezas para la raza vencida”.http://perso.wanadoo.es/erios30828/mitologia_oruro.htm

otras instituciones culturales relacionadas con ellos. En el

año 2001, fue declarada por la UNESCO como "Obra Maestra del

Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad" junto al

Carnaval de Oruro y sus 18 especialidades de danza.

La Diablada es una de las más complejas danzas, por la

cantidad de personajes, el simbolismo de que da cuenta cada

uno de ellos y al desarrollo estético de sus vestimentas,

máscaras, y accesorios. La música también es de gran

importancia y se utilizan las siguientes: “La marcha de ordenes (o

Diablada propiamente dicha), La Mecapaqueña, El carnaval Oriental, La Cueca y la

Cacharpaya”18. Los pasos que transcurren en la danza también han

sido modificados, en un principio se bailaba sin mucho

ordenamiento, hasta la actualidad en que los bailarines van

realizando diversas “figuras” que dan cuenta del relato. Por

la extensión del trabajo, no realizaré un análisis de ellas,

ni de las músicas, pero son relevantes dentro de la

característica interdisciplinaria del hecho estético y

simbólico, que no es solo visual.

Las vestimentas son herederas de los trajes militares

europeos, y por derivación, romanos. Los colores utilizados

por los personajes responden, en parte al ideal occidental de

asignación del rojo al infierno y el blanco y celeste como

referencia a los cielos. El traje básico, que luego se fue

18 Ibid, http://perso.wanadoo.es/erios30828/mitologia_oruro.htm

modificando y complejizando con el paso del tiempo constaba

(para los hombres, ya que las mujeres comienzan a bailar

recién en la segunda mitad del siglo XX) de una pechera, una

faja con adornos, un pollerín sobre un pollerón de cinco

hojas, botas, capa, máscara de diablo, peluca, guantes y

accesorios tales como una serpiente, sapos, lagartos en las

manos.

"De todo enfermo que fallecía y de cuya dolencia no podían darse cuenta decían que la tierra se lo había comido, y para evitar más victimas le hacían muchas ofrendas" (Paredes;1971)

Los personajes

Como mencioné con anterioridad, esta danza tiene una gran

cantidad de personajes, pero a los fines de este trabajo solo

me centraré en el análisis visual y simbólico de dos de ellos

y mencionaré brevemente a los restantes.

Comenzaré por Satanás, que constituye el “segundo” demonio

en importancia dentro de la danza, cuya tarea consiste en

dirigir a los restantes personajes durante la danza, menos a

los dos más importantes. La China Supay es la compañera de

Lucifer, y su presencia pretende ofender al Arcángel Miguel.

Las China Diablas representan a las “mujeres fáciles”,

portadoras del pecado. Los Diablos19 representan a los siete

19 También, Supay o Tío.

pecados capitales. Las Diablesas son las portadoras de los

pecados, a través de las cuales el demonio logra controlar a

los humanos. Los Diablillos y Diablillas son representados por

niños y niñas, que recién inician su participación en los

bailes.

Otros personajes que aparecen en la danza no son humanos y

representan a seres y animales sagrados. Uno de los más

importantes es el Cóndor, quien representa en la mitología el

nexo entre el bien y el mal, es mediador entre los diablos y

el arcángel, y constituye uno de los animales sagrados más

importantes. Los Hukumaris también son seres sagrados, pero

mitológicos, que habitaban en las serranías acechando a las

doncellas para raptarlas en los días de fiesta. Los Osos, que

son otra versión de los Hukumaris, además cumplen la función,

de divertir a los espectadores y dejar espacios libres para

que puedan bailar los otros bailarines.

El Arcángel Miguel es la figura más importante del grupo,

ya que es quien va adelante, comandando al conjunto. Sus

movimientos son los de un líder guerrero en plena batalla, y

personifica el bien, guiando la batalla contra el mal. Hasta

allí, no obstante, no aparece ningún elemento que parezca

salir de los significados dados y “oficiales”, y sería

insuficiente quedarnos solo con esa lectura. Si bien no

realicé trabajo de campo y solo charlé con algunso locales,

una de las cuestiones que me llamó profundamente la atención,

cuando viajé en 2009 a ver y participar del carnaval, son los

rostros representados en las máscaras, tanto en el Arcángel,

como en la China Supay y en las Diablesas, que son quienes

tienen rostros antropomórficos. La tez de las caras es de una

piel muy blanca, europea, sin dudas y poseen grandes ojos

(exagerados) color celeste o verde, ante mi pregunta por esto

a una señora que acompañaba a su hijita que bailaba, me dijo

que era “una burla a los gringos, con su piel tan clara y sus ojitos claros”,

expresado con una clara complicidad, y posiblemente con varias

cervezas en su haber. Luego de la investigación que realicé

para este trabajo y a partir de las lecturas del estudio de

los símbolos, vino inmediatamente a mi mente la frase de

Blumer, respecto a que los seres humanos “orientan sus actos hacia las

cosas en función de lo que éstas significan para ellos20”, y la construcción

que es realizada de forma conjunta con otras personas que son

significativas a nivel social, afectivo, etc., de esos

significados. Esto me quedaba en claro porque, más allá de los

símbolos prescriptos para, en este caso, la figura del

arcángel que debía simbolizar “al bien”, se colaba otro

sentido, mas relacionado con las propias vivencias históricas

de los bolivianos, lo que daba cuenta, en realidad de una

profunda ironía. 20 Blumer, Herbert. 1992. La Posición Metodológica del InteraccionismoSimbólico (primera ed. 1969). En Psicología Social: Modelos de Interacción. MaríaGaltieri, comp. Buenos Aires: CEAL, 26.

Si bien hay algunos arcángeles que son enteramente blancos,

el que describiré llevaba solo las alas, realizadas con plumas

reales recubriendo toda la estructura, y las calzas de ese

color. La capa, roja en su interior, era por fuera la bandera

de Bolivia. Ricamente bordada, con el escudo del país y

rodeado de los animales sagrados, serpientes tan estilizadas

que podrían ser una mezcla entre dragones y la típica figura

felínica precolombina, que con algunas diferencias, se

encuentra presente en la iconografía de todos los pueblos

mesoamericanos, desde México hasta Argentina. Las botas y los

guantes repetían esa misma combinación tricolor, al igual que

los colores que conformaban la pechera, el pollerín que estaba

bordado, el pollerón y los pañuelos. El casco realizado en

metal, llevaba unas “alas” a los costados, recordando a los

cascos grecorromanos llevados, en muchos casos por figuras

mitológicas. Y su peluca era negra, aunque, a veces suele ser

rubia.

Por último, Lucifer representa los valores opuestos a los

del arcángel, su soberbia lo llevó a revelarse ante Dios y por

ello comanda las fuerzas del mal desde el infierno.

En todos los casos, estos bailarines llevan una gran

máscara animomorfa, con ojos muy grandes, exagerados, en

colores brillantes y decorados con lentejuelas, grandes

cuernos, cuyos colores y tamaños varían entre las diferentes

fraternidades y la imaginación de los artesanos. El que

describiré tenía una gran boca, con dientes de gran tamaño y

muy afilados, y culminaba hacia arriba con una serpiente, o

acaso un lagarto, de varias cabezas.

La pechera aparecía mucho mas trabajada que en el arcángel,

repitiendo, sin embargo al igual que en el, los bordados que

representan a los animales sagrados tanto en esta, como en la

capa y en el pollerón. La capa repetía el uso tricolor

(amarillo, rojo y verde), pero en una disposición muy

diferente, agregando un azul muy oscuro en su parte interior,

así como en las bases de la pechera y el pollerón, lo que

resalta con mucha mayor intensidad los bordados color oro. Los

pantalones eran amarillos, bastante sueltos, otros suelen

llevar calzas, y las botas eran también más sencillas que las

del arcángel, siendo blancas y azul oscuro.

Este personaje, a pesar de representar valores negativos, o

por lo menos, supuestamente, es uno de los más aclamados por

el público. Las máscaras y los trajes realizados con mayor

esmero y dedicación son, justamente los de los demonios,

"Y este dicho Inca Mando descubrir todas las minas de oro y plata,azoque, limpi (lacre), ychima (un colorante), cobre, estaño y de todos los colores. Dizen que a este dicho Inga les enseña los demonios por

donde lo supo todo" (Guaman Poma 1980)

Máscaras: desarrollo y modificaciones estéticas,

simbólicas y materiales hasta la actualidad.

Las máscaras son un elemento central en La Diablada, y en

ellas aparecen como hecho estético los elementos que, tomando

a Gruzinski, pueden ser denominados como “productos” del

sincretismo o mestizaje cultural. Dado que la conquista no fue

un hecho exento de violencias y de disparidades de poderes en

pugna, y si bien es indudable que los pueblos originarios

fueron despojados de grandes “partes” de su capital simbólico,

también es cierto que en muchos espacios se dieron

negociaciones, reinterpretaciones e intervenciones por parte

de los originarios, las cuales toleradas o bien no percibidas

en sus implicancias reales, muchas veces acoplaron sus

sentidos al discurso religioso oficial, incorporándose

definitivamente a las liturgias católicas. La Diablada y sus

máscaras son claros ejemplos de ello.

Se cree que los realizadores de máscaras más antiguos no

eran de Oruro, sino de Paria, una población cercana, y cuyo

aprendizaje de las técnicas del yeso, del estucado, estofado,

papier machè, entre otras pudo provenir de las escuelas de

oficios españolas, abocadas a la enseñanza de la producción de

imágenes religiosas. Las técnicas utilizadas se fueron

modificando hasta la actualidad, en que se usa papel de

cuadernos encolado, resina poliéster, chapa batida, esmaltados

sintéticos, y demás materiales industriales.

Las máscaras de los diablos han ido incorporando, desde el

inicio elementos pertenecientes a los mitos fundantes de los

Urus antes descriptos: sapos, serpientes, cóndores, hormigas y

lagartos aparecen sobresaliendo de bocas y barbillas,

convertidos en cuernos o montados sobre ellos.

Aquí me interesa detenerme brevemente en el concepto de

Turner de “símbolos rituales”, los que define como “un factor de la

acción social, una fuerza positiva en un campo de actividad. El símbolo viene a

asociarse a los humanos intereses, propósitos, fines, medios, tanto si estos están

explícitamente formulados como si han de inferirse de la conducta observada. La

estructura y las propiedades de un símbolo son las de una entidad dinámica, al

menos dentro del contexto de acción adecuado21”.Estos constituyen en su

análisis una parte fundamental, ya que son, para él elementos

vivos para la comunidad. En el caso de las máscaras, y desde

su realización, hay una profunda conexión con quien la va a

portar. En muchos casos, los artesanos que las realizan, son

también bailarines y tienen la doble función de hacerlas y

portarlas, pero en los casos de aquellos bailarines que las

compran, sus deseos, necesidades y expectativas están

presentes desde el inicio mismo. Los mascareros solicitan a

sus clientes que les expliciten que atributos debe llevar la

21 Turner, Víctor. 1999. [1967] Introducción y “Los símbolos en el ritual ndembu”, cap. 1 de La Selva de los Símbolos. Pp. 21-52. Madrid: Siglo XXI, 22.

máscara y la van construyendo casi juntos, ya que, en

sucesivas visitas al taller, pueden solicitarle modificaciones

o agregados varios.

A partir de la clasificación temporal propuesta por Ulpián

Ricardo López García en su libro “Anata Andino - Mascaras y

danzas de los Ayllus de Oruro”22, realizaré una breve

descripción de estos cambios.

1800-1910: Eran elaboradas principalmente

en yeso, y hacia el fin de

esta etapa comienzan a

realizarlas también en

lata. Se trata aún de una

máscara bastante

antropomorfa, los rasgos

son aún humanos y los cuernos son bastante pequeños. Desde el

inicio están presentes los reptiles, como el lagarto que se ve

sobre la frente de la primera imagen, así como los restantes

animales pertenecientes a la cosmogonía de los Urus.

1910-1935: Comienzan a ser mas

grandes los cuernos, así como

los ojos. Se utilizan otros

materiales tales como el22 Citado en “Máscaras y caretas de la diablada”http://perso.wanadoo.es/erios30828/origen_de_la_diablada.htm, de quienestomé las imágenes y la periodización utilizada.

vidrio, los espejos y la cerámica para realizar algunas partes

especiales. Continúan caminando por los rostros los animales

sagrados de los Urus y comienzan a adquirir mayor tamaño.

Lentamente los rasgos antropomórficos comienzan a ceder ante

la “animalización” en la representación visual. La nariz, que

era humana y pequeña comienza a crecer, despegándose del

volumen del resto del rostro. Con las orejas ocurre algo

similar, ya que comienzan a aumentar su tamaño, a cambiar sus

colores y a ser agregadas cada vez mayores detalles.

1935-1950: Las máscaras son más

parecidas a las actuales, los rasgos

antropomorficos han desaparecido ya,

se trata de seres totalmente

mitológicos. Estas son, a su vez, de

un tamaño mucho mayor que sus antecesoras. Los cuernos son ya

muchos más grandes e importantes visualmente en la

composición, comienzan a retorcerse, como en la primera

imagen, y en algunos casos, son móviles; los dientes asimismo

sufren un proceso similar de crecimiento y se incorporan

elementos naturales, tales como colmillos, huesos, cornamentas

de animales, etc., lo que continúa hasta hoy. El lagarto va

creciendo y se va completando con más detalles, y se hace

bicéfalo, como en la primera imagen, en algunos casos. Los

colores también cambian, siendo utilizados mas variados, pero

aún con una preeminencia de rojos, tierras y grises.

1950-1970: Importancia de las

cejas, que comienzan a crecer

hasta parecerse a llamas de

fuego, cuando en las máscaras

anteriores, apenas llamaban la atención. Profusión de detalles

en el tocado superior ubicado en la frente. Los ojos están muy

desorbitados, dando cuenta de la locura del carnaval, y la

nariz es decididamente grande, relevante y no humana, llena de

pedrería y colores.

1970-1985: Un elemento de

importancia que aparece

alrededor de los años 70

en las máscaras es el

dragón, que es una especie de exageración y reconversión del

lagarto. Aparentemente, este ser fantástico, que no tiene

ninguna relación con la mitología local, habría aparecido por

el dragón que aparecía dibujado en las cajas de té “Hornimans”

que consumían en la época. Los aspectos sincréticos de estas

máscaras, como puede verse, no se limitan solo a las

expresiones visuales de los Urus y de los cristianos, sino que

continúan incorporándose elementos que refieren a las culturas

populares modernas.

1986 hasta la actualidad: Se

incorporan materiales industriales

tales como la resina poliéster con

fibra de vidrio, que además de

hacerlas más resistentes, les quita

gran cantidad de peso. El horror al vacío (rasgo predominante

en las representaciones visuales ancestrales de los pueblos

mesoamericanos, y también presente en el mal llamado “barroco”

americano) no deja descansos para el ojo, en su exuberancia de

piedras, lentejuelas, líneas, colores y formas que llenan cada

centímetro cuadrado de la máscara. Tienen un gran desarrollo

hacia la verticalidad y una enorme abundancia de detalles,

que, como en las primeras, repiten la presencia de los

animales sagrados de los Urus, estilizados, estirados,

retorcidos y multiplicados por toda la superficie.

“Los agustinos entronizaron a la Virgen de la Candelaria en Sabaya para sustituir el culto al volcán XVIII” (Gisbert; 1980).

Conclusión

Luego de analizar la danza de La Diablada y algunos

aspectos simbólicos y rituales de la práctica del Carnaval de

Oruro, queda en claro la profunda imbricación de la vida

cotidiana con el ritual, y de éste con los mitos

fundacionales, que articulan el lugar y la clave desde donde

leen su día a día las comunidades que toman parte de esta

celebración.

Los trajes, las máscaras, las decoraciones de las casas, la

comida y la bebida son preparados trabajosamente durante casi

todo el año, las preparaciones para el año siguiente comienzan

cuando aún no se ha despejado el humo de los fuegos

artificiales del año actual.

A través de la práctica de la danza se puede ver hasta que

punto han subsistido las estructuras de socialización

ancestrales andinas, y de que manera los mitos del pueblo de

los Urus, subyace a las manifestaciones visuales que toman la

calle en estas fechas, así como las interpretaciones que de

ellas emergen. La importancia de la virgen debe ser

comprendida en relación con esto, ya que no se trata del mismo

significado español inserto en la cultura local, sino que es

el producto de una serie de apropiaciones activas y

negociaciones simbólicas, que le otorgan no solo la identidad

de virgen cristiana, sino también de Pachamama, de acompañante

en momentos de necesidad, y de Mamita Protectora, entre otras.

Finalmente, la temporalidad en la que se inserta el

Carnaval y por lo tanto la Diablada, debe ser comprendida como

un “fuera del tiempo” secular o cotidiano, otorgándole la

entidad de tiempo sagrado, que permite, por lo menos

temporalmente, penetrar en los secretos cósmicos de los dioses

y participar de él, y en la cual todas las actividades que se

realizan día a día quedan suspendidas.

Anexo Fotografías (autoría propia)

Bibliografía

Blumer, Herbert. 1992. La Posición Metodológica del

Interaccionismo Simbólico (primera ed. 1969). En Psicología Social:

Modelos de Interacción. María Galtieri, comp. Buenos Aires: CEAL.

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seminario de Antropología de la Creencia, FLACSO.

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Peirano, Mariza. 2000. A análise antropológica de rituais.

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Turner, Víctor. 1999. [1967] Introducción y “Los símbolos

en el ritual ndembu”, cap. 1 de La Selva de los Símbolos. Pp. 21-52.

Madrid: Siglo XXI.

Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro

http://www.acfocarnavaldeoruro.org/ carnavaloruro.html

“Máscaras y caretas de la diablada”

http://perso.wanadoo.es/erios30828/origen_de_la_ diablada.htm

Oruro mitológico, capital del folklore de Bolivia

http://perso.wanadoo.es/erios 30828/principal.htm

Tradiciones Bolivianas, “Las máscaras de la diablada tenían alguna

relación con la siembra”, abril de 2011,

http://tradicionesdebolivia.blogspot.com.ar/2011/04/las-

mascaras-de-la-diablada-tenian.html

UNESCO, “El carnaval de Oruro” en Intangible Heritage, Intangible

Heritage Lists. (traducción propia)

http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?

lg=en&pg=00011&RL=003


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