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Vidas desfiguradas GÉNEROS PERIODÍSTICOS REPORTAJE VIDAS DESFIGURADAS

Date post: 07-Jan-2023
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Vidas desfiguradas GÉNEROS PERIODÍSTICOS REPORTAJE VIDAS DESFIGURADAS Escrito por: Mónica Mahecha y Lina Flórez Profesor: Felipe Romero CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS AREA DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN 2012
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Vidas desfiguradas

GÉNEROS PERIODÍSTICOS

REPORTAJEVIDAS DESFIGURADAS

Escrito por:Mónica Mahecha y Lina Flórez

Profesor: Felipe Romero

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOSAREA DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

2012

Vidas desfiguradas

Vidas desfiguradas

Mujeres quemadas con ácidos cuentan sus historias. 20 casos presentados este año.

Vidas Desfiguradas

Una de las victimas más afectadas por este tipo de violencia rompe su silencio de 20 años.

Por: Mónica Mahecha y Lina Flórez.

Fotografía Tomada de Semana.com

Este tipo de agresión que destruye la vida y dignidad de una persona deja un sin sabor no solo por las víctimas ya declaradas, sino porque las cifras han aumentado considerablemente elevando los índices de violencia contra la mujer. Hoy el Estado está despertando y se ha solidarizado con las víctimas. En Febrero del presente año el Partido Político Mira se embarco en campa-ñas sociales y en la creación de un proyecto de acuerdo: El 011, “Por medio del cual se crea un Registro de control para la venta al menudeo de ácidos y sustancias corrosivas en el Distrito Capital y se dictan otras disposiciones” que dan un panorama alentador para las mujeres capitalinas.

El despertar de una realidad El día que quemaron Gladys no ocu-rrió nada fuera de lo cotidiano, es-taba sentada frente a su casa, en el andén que lleva a la calle, vestía su camiseta de recuerdo de México y un short de jeans viejo pero muy cómo-do que normalmente usaba para es-tar en casa y que había cortado des-de que una mancha de cloros daño gran parte de su bota; en sus brazos soportaba la razón que le daría fuer-za cada día de hoy para vivir y seguir adelante; a su lado, sentada en una silla de ruedas y bordeando los casi ochenta años su abuela, cansada de la edad pero no lo suficiente para to-mar un tinto con su nieta de 29 años y conversar sobre las obligaciones de la cocina cuando el sol está en lo más alto y los racionamientos de luz que se generaban y que eran el motivo de que ese día a esa hora, en ese mismo momento estuvieran allí sentadas.

Tan normal trascurría la vida como que los perros de las casas veci-nas salían a hacer sus necesidades como el hombre que bien vestido y de apariencia normal recorría la acera que estaba frente a su casa, tan usual como que este llevará en su mano un tarro de chocolisto. “la persona que me atacó no tenia apariencia de un desechable, no tenía apariencia de malo, era una persona normal, cuando lo vi no me genero ningún tipo de temor, uno le tiene miedo a los desechables, a la gente que huele a feo pero no a un hombre que se vea bien, o ¿dígame si no? –Cuenta Gladis en la mesa de una de las tantas panaderías del Ba-rrio Las Lomas-.

Era la “hora de Gaviria” -que en Vi-llavicencio resultaba ser a las 7:00 de la mañana-, un día soleado y brillan-

María Cuervo 41 años, fue atacada el 8 de marzo de 2004.El tiempo.com

te una mañana fresca que impedía pensar en que algo malo fuera a su-ceder, propicio para tomar un tinto, Gladys sirvió para su abuela y para ella dos tazas y se sentaron a esperar que volviera la energía para conti-nuar con las labores que demanda-ba el día, entonces era el primero de septiembre de 1.992.

Gladys, a manera de conversación dice que el por qué no se lo explica, que se quedó así, que por más que le mostraban fotos de sujetos sospe-chosos, que por más que se ofreció recompensa por su captura, las au-toridades no dieron con él y su caso archivado desde hace 20 años per-manece lleno de polvo y sin solución alguna, un caso más de impunidad que adorna a los instantes de la justi-cia colombiana.

de guayabo llegaba descalzo – pare-cido a Pedro el escamoso recuerda Gladys- a buscar a un individuo que huía de él; mientras discutía con el celador el hombre saltó la malla y se perdió en el potrero cerca de los ba-rrios donde alguna vez el reconocido violador Alfredo Garavito fue deteni-do por las autoridades.

Mucho tiempo paso desde la agre-sión hasta que Gladys fue atendida con los primeros auxilios, prestación que obtuvo en un consultorio de un doctor cercano a la casa, más allí le dijeron que ahí no le podían prestar los servicios que necesitaba. “De ahí yo me fui caminando hasta donde el doctor Rojas, él tenía su consultorio frente al puesto de salud, él me dijo que allí no podían hacerme nada, que debía ir hasta el hospital, él me decía “piense en usted que es la más quemada, su hijo y su abuelita tienen quemaduras pero no son tan graves como las suyas, entonces de ahí una radio patrulla de la policía me llevó hasta el hospital”.

Una mirada legal La Concejal Olga Lucia Rubio asegu-ra que esta campaña nace de una investigación elaborada en conjunto con un grupo, en la misma decide realizar un video donde se evidencia la fácil comercialización de ácidos, a partir de esto se inician reuniones, ponencias, comisiones donde se deja claro que con estas sustancias que se consiguen en el mercado de manera

Piense en usted que es la más quemada

Su hermano, algunos años mayor que ella, al darse cuenta lo que ha-bía sucedido, salió corriendo tras el agresor, tres cuadras más abajo, el victimario se incorporó en una pe-queña planta de energía del Barrio Villa Bolívar que se hallaba cercada por mallas de alambre, este, escon-dido allí no fue visto por el celador de la planta, que al ver a Raúl, des-peinado, en pantaloneta y con cara

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Vidas desfiguradas

libre están atentando contra la inte-gridad de las mujeres.

Su campaña “no mas agresiones con ácido” tenía como “fin hacer un llamado de urgencia a la Nación y al Distrito para lograr la protección, aumento de penas a los agresores y regulación a la venta de estas sus-tancias químicas”. Con la donación de pelucas se buscaban mejorar la autoestima de las mujeres, donde la ciudadanía se involucra y dona mechones o su totalidad de cabello para elaborarlas.

suelo o una voz de aliento, pero el propósito de esta reunión es darles una sorpresa donde a cada una de ellas se les donaran productos como la marca “Eucerin”, costosos en el mercado y de difícil acceso para ellas.

Aunque María no cubre su rostro, cuenta que ya ha pasado muchos años, su fuerza y tenacidad le per-mite salir así a la calle, con la mitad de su rostro quemado, su nariz defor-mada y su ojo cristalino, sonríe y toca aquella peluca que le obsequio la Concejal, se siente feliz y plena pues es “cabello natural, es precioso, esta peluca me da seguridad”, afirmo.

La mujer que tiene una máscara en su rostro es Consuelo Cañate, quien dejo al descubierto su carácter, solo dijo que recibió la peluca y que está feliz, aunque en sus ojos demuestre lo contrario, cubre su rostro pues pese a varias cirugías, su piel no responde a los injertos. Dejo claro además que no volverá a conceder ningún tipo de entrevista, para ninguna persona, ni medio de comunicación. Entre las mujeres que llegan a la ofi-cina esta Erika, joven que participo en Especiales Pirry en la investiga-ción “Mujeres quemadas, la historia de una sociedad desfigurada”, ela-borada el 01-08-2010, ya han pasa-do dos años y aun cubre con una bufanda parte de su rostro y su cue-llo quemado, pero ella no viene sola, ingresa con su hija Sara, de brazos pues apenas tiene dos meses, está feliz porque sabe que su pequeña le dará fuerzas a lo largo de su vida.

Es el caso de María Cuervo, una mu-jer con grandes huellas en su rostro, y cabeza, donde perdió la totalidad de su cuero cabelludo tras un ata-que con ácido, se encuentra reuni-da en la oficina de la Concejal Olga, en compañía de su jefe de prensa Sara Olarte, donde van llegando va-rias mujeres, muchas de ellas con su rostro cubierto, pañoletas y una de ella de piel oscura lleva un máscara.

Puntuales como acordaron a las tres de la tarde para que cada una comparta sus experiencias sobre los momentos dolorosos por los que han pasado durante largos años, tal vez buscan entre ellas mismas un con-

La mujer que tiene una Máscara

en su Rostro

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RCN

Un momento de silencio y la puer-ta se cierra pues es claro que hay niñas que salen por primera vez de sus casas y se enfrentan no solo a la sociedad, también, a lo mejor ven un espejo en las demás mujeres pre-sentes allí, como el caso de Janeth Beltrán quien con voz tímida saluda acompañada de su padre. Desde el Concejo de Bogotá se hace control político, se generan expectativas y se hace un acom-pañamiento a los programas, des-de acá básicamente se regula, afir-mo la Concejal. Además se propuso que de acuerdo al perfil de cada una de las mujeres, se les vincule la-boralmente con el Distrito, eso está en proceso.

Asegura que este delito debe con-siderarse no como una lesión perso-nal, sino como tentativa de homi-cidio y en el proyecto de acuerdo lo explica, “estos agresores deben quedarse presos, pues son un peli-gro para la sociedad”. Es claro de

igual manera que la policía, la Secre-taría de Educación y de Salud deben desarrollar propuestas y campañas frente a este tipo de violencia, para ser difundido en los medios de comu-nicación.

Por otra parte la Cruz Roja y los hospi-tales deben dar una respuesta opor-tuna frente a estas situaciones y hacer un acompañamiento desde su cam-po pues considero que es un sistema mal diseñado, sin olvidar que el Esta-do es quien debe subsidiar y pagar las cirugías costosas a las que deben someterse, buscando mejorar su apa-riencia.

Las cicatrices de toda una vidaOnce meses de vida cumpliría su hijo en pocos días luego del ataque, Fe-lipe tiene hoy 20 años, y las secuelas de esa agresión hasta ahora se están borrando de su pensamiento y su per-sonalidad, las marcas siguen presen-tes en sus brazos, y algunas manchas en el rostro que pasan como lunares como dice su mamá.

“Él, hoy en día es una persona normal, no tiene ninguna secuela, el médico me dijo que tenia que hacer terapias para que el niño fuera sacando toda esa rabia, que no se sabia por que?, eso que yo nunca le enseñe eso, tam-poco que se tapara las quemaduras, él también quedó marcado, si no que en la cara pareciera que es un lunar y no se ve feo, y al lado de la nariz, sobre la mejilla se le hizo un corazon-cito”.

“yo con pesares no vivo, allá la poli-

cía en Villavicencio me dijeron que me ayudaban que tranquila, y ya cuando la cuenta estaba muy alta acá en el Simón Bolívar ahí si nadie me quiso ayudar, ya el hospital me empezó a sacar, y me sacaron por trabajo social, en ese entonces no había Sisbén. Las ofensas que tuve que soportar por parte de la traba-jadora social fueron terribles: Ella dijo que personas como yo no debería-mos vivir, yo le dije que sí, que esta-ba de acuerdo pero lo que pasaba era que en este momento tenía un Bebé de once meses por quien res-ponder”. “Que ¿por qué me había hospitalizado si no tenia plata?, yo le dije que a mí me habían hospitaliza-do, me habían llevado por que tenia por quien vivir, mi hijo apenas tenía diez meses cuando me quemaron. Yo dije no, yo tengo que sacar a mi hijo adelante, mi hijo nunca me pi-dió que su mamá lo trajera a este mundo, esa era mi obligación”.

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El poder de los ácidos. El ingeniero químico Sebastián Villamil, dice que los ácidos generan varios daños, este depende de la concentración, entre ellos: ácido sulfúrico, ácido sulfhídrico, ácido clorhídrico, ácido fluorhídrico, ácido nítrico, entre otro.

Depende de su concentración como lo nombre anteriormente por ejemplo un acido sulfúrico con concentración de 1% será un acido que no afecte tanto la piel, pero si tenemos un acido sulfúrico fumante con concentración alrededor de 90% en adelante se consideraría de alto riesgo.

Los ácidos dañan la piel al contacto por su alta corrosión y como es bien sa-bido por su fácil acceso ya que los venden en supermercados y tiendas don-de comercialicen productos químicos. Resaltando que cuando se comprar grandes cantidades si hay un control, pero frente a cantidades pequeñas se adquieren sencillamente.

La restricción debería ser más amplia, pedir autorizaciones a las organiza-ciones que lo van a utilizar, acompañado de una pequeña explicación del porqué y para q se van a usar dichos ácidos. Agregó además que este tipo de sustancias no deben venderse por ningún motivo en supermercados.

Ataque vs. AtracosEl Director del Instituto de Medicina Legal, Carlos Valdez, denunció que ha aumentado el número de casos de ataques con ácido contra las mujeres del país.

En los últimos dos años este tipo de agresión correspondía a ataques senti-mentales, producto tal vez de esta sociedad donde la envidia, los celos, el machismo y la desigualdad de toma de decisiones por el género son refle-jadas en los rostros de mujeres totalmente desfiguradas.

Sin embargo se prenden las alarmas, pues tenemos el caso de Ivonne Alexandra López Guevara, estudiante de 20 años, a quien por intentar ro-barla cuando se bajaba de un bus público fue atracada y posteriormente atacada con ácido en parte de su pierna y cola.Ivonne asegura que es triste ver su cuerpo así, pues “quedare con una ci-catriz de por vida”, además cuenta que su vida actualmente está llena de

temores, de odio y de preguntas. Relata que fue a la Cruz Roja de la 68 con 68 y allí le negaron la atención por no tener al día el servicio de salud ocasio-nando que el ácido que tenía en el cuerpo siguiera quemándola, posterior-mente me dirigí a la clínica del occidente donde la atención fue inmediata, me retiraron el acido con un lavado quirúrgico y me programaron controles.

Tal vez casos como el de Ivonne abren un punto de reflexión, para saber que el ácido también está siendo usado en los atracos y robos en país, cuyos problemas e intereses diferentes no paran. Tal vez se podría pensar en una nueva modalidad de robo.

La monstruosidad de la indiferenciaEn un acto de confianza Gladys mos-tró las secuelas de sus quemaduras, quemaduras que se extienden por todo su cuerpo, empezando desde el rostro, -por que ese era el objeti-vo del agresor-, resulta imposible no llegar a estremecerse con el estado de su piel, una sensación de verda-dera impotencia nos acoge para lo-grar alcanzar a imaginar el sufrimien-to que debe generar la profundidad de sus heridas. Gladys hoy peina su cabello de lado para ocultar la pér-

dida de su oído derecho, y utiliza ca-misas de cuello largo y manga larga para que las personas que la rodean no se sientan intimidadas con su pre-sencia:

“Una de las cosas que se me frustro era que quería conocer el mar, irme a bañar, yo puedo ir, pero a mí me da mucho miedo por mis quemadas uno no sabe como vallan a reaccio-nar los injertos, ¿no ve que yo tengo artos injertos?, así halla pasado tiem-

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po no es lo mismo, el sol no es lo mismo para uno, obvio que yo puedo ir al mar, no me voy a poner un vestido de baño, ¿yo que vestido de baño me voy a colocar con ese cuerpo como lo tengo?”, estoy vuelta una nada; des-de la espalda, porque de las piernas me sacaron para poner los injertos. Yo misma hago burlas de mis quemadas, yo le dijo a la gente que yo mande a hacer tatuajes; y a mi hijo le decía cuando era pequeño que dijera que yo era el mapa mundial y que él era las islas, él hoy tiene 20 años pero se acuer-da que en el colegio les decía a los profesores cuando le decían algo y él les respondía que no es que mi mamá es el mapa mundial y yo soy las islas.

Enfrentarse al espejo, el despertarCuando el psicólogo y el psiquiatra me decían que tenía que verme, ¡uy! no, yo les decía póngase en mi caso, no sería la mujer más fea pero tam-poco soy la más bonita. Y me decía el médico: “tiene que mirarse”, yo decía: Estoy calva, porque me qui-taron todo el pelo, quemada, vuel-ta una nada, media cara destruida con un hueco acá (en las mejillas), la boca para un lado y le dicen: “míre-se en un espejo” que tiene que em-pezar a aceptarse como está.

día le dije a él doctor páseme el es-pejo que me voy a mirar, me dijo: está segura Gladys que se quiere mirar?, le dije si, ahí mismo me paso el espejo y me vi, le dije: “uy estoy bonita, tengo tatuajes”, el se quedo viéndome fijo y me dijo: “usted me va a enloquecer”, le dije: no, estoy bonita y ya.

Si fue duro para Gladys enfrentarse al espejo por primera vez, fue demole-dor salir de su claustro para enfrentar-se con una sociedad que la rechazó de inmediato, no volvió a ser normal y a eso tenía que acostumbrarse; tam-bién recuerda cuando iba sentada en una silla de un bus nadie se senta-ría a su lado, a que los peatones no puedan evitar ver su cara mientras se asombran. Por tanto Gladys, res-ponde a las características de una mujer enormemente golpeada por el maltrato psicológico de una socie-dad que daña con su indiferencia caracterizada por la segregación y los señalamientos, “a la gente no le importa señalarme con un dedo, por ejemplo los niños, cuando uno va por

A la gente no le importa

señalarme con un dedo

“”

Yo le dije al doctor deme plazo, cuando yo decida y me haga un baño cerebral yo le digo a usted me pasa el espejo, y a él le dio risa, un

la calle, me miran y le dicen a los pa-pás mira papi, mira mami, eso es muy doloroso”.

Durante siete meses luego de su sali-da del hospital, solamente podía salir en la noche, el sol se convirtió en su gran enemigo, por que sus heridas no podían resistir sus rayos. Yo iba a pe-dir trabajo y la gente me decía “Mire, le ayudo con mil, dos mil pesos, cin-co mil pesos”, como les decía yo no estoy pidiendo limosna, yo quiero tra-bajar. Con 29 años y capacitada lo suficiente para ejercer su profesión de farmaceuta está llanera no encontró ninguna puerta laboral abierta por su condición “monstruosa” como dice ella misma.

lo llevaron a la Clínica Del Llano y de allá no se volvió a levantar, el murió estando yo hospitalizada a mi me vi-nieron a contar un mes después de su muerte.El hermano de Gladys quien intentó atrapar al agresor murió años más adelante, se llevo la enorme pena y la frustración de no poder hacer jus-ticia por su hermana ni por su sobri-no ,él supo de las largas noches en que el niño no conciliaba el sueño a causa de los dolores que lo aqueja-ban cuando había cambio de luna, por el frío que era más intenso en las partes donde le cayó el ácido, de las quemaduras que en su piel le ocasionaban pesadillas y de cómo debía ser sujeto a permanecer en terapias para superar sus desequili-brios emocionales “¿Quién puede hacerle eso a un niño?” Decía.

La reconstrucciónUn programa conformado por per-sonal estadounidense, llevaba a cabo brigadas anuales en el Hospi-tal Departamental Del Meta, llevan-do ayuda gratuita a los niños con problemas de Labio Leporino y pala-dar hendido fueron quienes ayuda-ron a Gladys en la reconstrucción de su cuerpo, especialmente su rostro; media cara fue absolutamente des-truida, sus huesos del pómulo y man-díbula fueron diluidos por acción del ácido, por tanto había perdido su forma natural. Entre el mentón y el pecho había quedado una tira de piel, parecido a un cordón, queda-ba un hueco en medio del cuello. Pues mi hijo metía los carros por ahí,

Mire, le ayudo con mil“ ”

Gladys ingreso interna en el Simón Bolívar en Septiembre de 1.992 y sa-lió hasta mayo de 1.993, tiempo en el que permaneció postrada en cama, sin poder tan siquiera pararse para ir al baño: Dure un tiempo sin poder ca-minar, las piernas a mi no me servían, se me hincharon mucho, dure entre cuatro o cinco meses sin poder parar-me de la cama, las manos tampoco me reaccionaban. Para ninguna familia resulta fácil aceptar un caso de violencia impune contra alguno de los suyos, en el caso de Gladys nunca nadie volvió a ser el mismo. Fue la acabada de mi familia, ahí se acabo todo, mi papá murió de un infarto, ese día le dio un preinfarto,

el eso lo cuenta, hoy en día cuenta que él jugaba con sus carros así… se desprendía una tira grueso de piel de la garganta e iba al pecho.

Me rehicieron el pecho, el seno derecho porque se me había caído la mi-tad, la oreja si no quise dejármela hacer porque los implantes duelen mu-cho. Y me despegaron el seno del brazo por que estaba pegad. Ellos dijeron que me hacían la oreja de silicona, o me quitaban un pedazo de carne de la ingle como hicieron para el seno, aunque el pezón se fue hacia adentro, el doctor Casiano cirujano plástico allá en Villavicencio me dijo que como yo tenía pezón grande me dividía en dos el que tenia bien y me hacia el otro. Pero dije que no, que yo no me iba a meter en cirugías pendejas ahí por vanidad. Porque eso es vanidad.

No es tan sencillo como la transformación física reversible de la clásica histo-ria narrada por el novelista Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Je-kyll and Mr. Hyde donde el protagonista experimenta una monstruosa trans-formación –como se refiere Gladys a su condición- … la historia de Gladys es algo que ella no decidió pero con la cual ha tenido que aprender a vivir.

La conclusión, sobrevivir¿Cómo medimos la perversidad, ésta puede tener motivos de cualquier tipo, sicopáticos, odio de género, o alguna situación referente al tema de venganza, entre otras. ¿Cómo podríamos nosotros conocer las ra-zones criminales y perversas para tal agresión a la vida y dignidad de un ser humano, la victima jamás ha de ser la misma por más cirugías recons-tructivas que se le practique?

La gente cree que por que uno está quemado no puede ser alguien, la misma gente lo ayuda a discriminar a uno; si usted está quemada solo puede ser empleada del servicio, o otras cosas menos lo que uno hace,

yo lo que sé no me lo han quitado las quemaduras, mis cinco sentidos yo creo que los tengo mejor que mucha otra gente.A Gladys Dios y su hijo les han impe-dido que se vea resumida a lamen-tar su desgracia, ella transita por las mismas calles de todos los días, saluda siempre a las mismas perso-nas, procura desenvolverse en un ambiente donde la conozcan, así siente menos que de alguna mane-ra ella es diferente. Para los demás es como si uno fuera una persona fuera de serie, pero ya la gente se ha acostumbrado a verme, me tie-nen que aceptar como soy. Yo no sirvo para estar rogando, yo lo que

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tengo, lo tengo por mi trabajo y por lo que he hecho; y, si uno va y le dice a la gente ayúdeme estos miran a ver qué tajada pueden sacar a espaldas de uno.

Si yo lo veo lo reconozco, pero eso ya pasó, no quiero que esa persona lle-gue a hacerme daño ni a mí ni a mi hijo, con cogerlo y echarlo a la cárcel no me va a volver todo lo que me hizo con esas quemaduras, nadie me re-compensará nada.

Por el momento se sabe que el Concejo de Bogotá y el Senado de la Re-pública adelantan campañas y que el proyecto de acuerdo 011 de 2012, busca básicamente que el Estado tenga la obligación de pagar las ciru-gías reconstructivas a los afectados con ácido y que se cree un Registro de control para la venta de ácidos y sustancias corrosivas. Esa como medida administrativa y aumentar las penas a los agresores como medida penal. Se espera que en un mes el proyecto sea aprobado.

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