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L R E V I S T B L N C
SOCIOLOGA, CIENCIA Y AETE
ASe 71KB. m
idoiiiskuii: Crlit61 l Berdia, 1, IbdrU f 1 Fabnro 1903
Jffa oouein a a ^itosofh on spaa
IJOH
dmlmhs de
Goethe.La
mitiona en el arte.
El mrcter del aidor en
toda
obra ar
tHtim.
esenciadel esprituhumano.
Los
artista.^
de alma triste.El arte o pmde
ier intelectiuiimo IMrepre sentarinde Maragall en la Jilosofa.La de Marquinn
IgnacioIglesias.
Conveniencia imonveniena de lostalentossimples y de los
compues-
tos.Ele.iceptdsmode.TaimeBros.ia.
Se llaman discpulos de Goethe los amant^ de un arte armonioso que deje el nimo
tranquilo, satisfecho y placentero. ^
Vamos al teatro leemos una novela por ejemplo. El autor nos trastorna el sistema
nervioso, nos hace llorar y sufrir, nos causa horror, espanto, repugnancia, admiracin
mientras leemos la novela vemos representar el drama; pero al final de la obra, cuando
ha despertado y sacudido en nosotros las buenas y las malas pasiones, poco poco, sua
vemente va calmando nuestro nimo, apacigua nuestros nervios, y el final nos deja tran
quilos, convirtindolo en un blsamo reparador.
Este es el arte que nosotros apetecemos y concebimos, el arte de Goethe y de todos
los artistas serenos, armoniosos, de alma noble y grande, de los poetas (jue consideran
)ue el arte ha de ser un excitador de emociones, para destinar de las lltimas las pla-
centeras y confortables. Y de esta manera el espectador el lector se acuesta deja de
leer satisfecho y contento, as de lo que ha ledo visto, como del tiempo que en ello ha
-empleado. I^s obras de los artistas lo Goethe terminan bien moralmente, aun las de
fin trgico, por
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podemos formarnos idea los hombres prteaites. Hay en nosotros el germen-de esta gran
deza sin que nos sea dable concebirla, como ha y en la clula propiamente dicha 'el ger
men de un a vida determinada y especial que ella no puede apreciar, y cuyas leyes nadie
ni nada en el mundo quebrantar. Por eso la clula sigue inmutable su desarrollo, crece
cuanto ha de crecer y muere cuando ha de morir.
To do es intil con tra ella; lleva un cam ino determ inado y lo recorre pesar de todoi
En la humanidad la clula hombre hace o propio. Una ley que lleva en su esencia
lo llama lo grande y lo justo, y lo justo y lo grand e le enamora sin que haya obst
culo capaz para detenerle, y suie, sube, sube hasta lo infinito.
Hay , sin embargo, poetas y artistas que se complacen en dejar amargo r en- los esp
ritus. Incapaces ellos para sentirse amantes, aun sin amada de carne y hueso reconocida,
incapac es p ara enge ndrar alegra, aun sin tener motivos m ateriales pa ra reir, trans
miten ios dems, no deliberadamente, sino necesariamente, el odio la pena. La penu
ms que el odio si son poe tas, porq ue el odio no forma parte de ningn sentimiento
artstico. Los artistas que odian son casoa pato lpc os que por una rareza psicolgica
tienen en su mentalidad condiciones artsticas; pero nada ms. Kn cambio los que dejan
la pena en el corazn d e sus oyentes, de sus lectores de sus observ adore s, pueden ser
artistas, pero de a(juellos que mueren sin dejar obra s impere cederas. No es menester
,'itar nadie en apoyo de nuestro aserto. Kasta con que los lectores que deseen compro
bar io estudien la condicin de las obras artsticas de aquellos genios que perd uran e n
la humanidad pesar de los siglos que han tran.scurrido desde que dejaron de existir.
I>a proposicin es sta: un artista con odios no es artista; un artista cuyas condicio
nes morales y fsicas le obligan dejar intranra en aquel sentido. Intil por completo a
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En filosofa y en sociologa, representa Juan M aragall un individualismo poten te y
vigoroso; pero autoritario. En la actualidad, este individualismo no tiene representacin
en Espaa y no podemos hacer comparaciones que faciliten la comprensin.
Kn tiempos pasados ha habido filsofos amantes de un poder personal rudo, pero de
espritu justiciero; mas estos hom bres jams encontraron reyes ni emperadores que los
aten diera n. El imperio y el reinad o de la justicia personal, que en cierto sentido repre
senta en la historia Pedro Kl Cruel,segn unos, Kl Justidero, segi'm otros, muri con
ellos.
El individualismo de Maragall es de aqullos que fuerza de ser lgicos y francos,
algunas veces representan mejor que los mismos radicales la crtica demoliera.
Recordamos este respecto, que bastantes artculos y sueltos publicados en el Diario
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sicin se establece inm ediatam ente y nace el artista tanto ms disolvente cua nto m s vigor
hay dentro de si. De ah por qu en la cuestin sentimen tal y pasional todos los poetas
verdad eros son disolventes, y si las necesidad es de la vida y hasta el afn de gloria no
les obligasen transigir con las preocupaciones sociales, su influencia en el pblico serla
tan rpida y eficaz como saludable.
Estos son los obstculos que se presentan los talentos firmes y luchad ores; esto es,
simples. Ven la verdad con luz meridiana y se van directamente ella, mas por el cami
no encue ntran los escollos que constituyen los intereses sociales y han de luchar par a
abrirse paso, porque aquellos intereses se interponen entre la verdad y la persona arts
tica. En cambio, los talentos complejos, as que van descendiendo por la escala degene
rativa, constituyen una serie de notas diferentes. Desde los menos decadentes que van
salvando los peligros con astucia y habilidad, pero con la vista fija un ideal nuevo-
hasta los ms dege nerado s q ue n iegan la existencia de toda verdad y se burlan de los que
por ella padecen y con ella suean en sus hermosos delirios de poeta, hay una variedad
riqusima de caracteres psicolgicos. Cuando el psiclogo se haya convertido en mdico
el mdico en psiclogo, y eso vamos, estas manifestaciones degene rativas del arte
darn m ucho que hacer las ciencias de la salud. Dicen ya hoy da las ciencias mdi
cas que con higiene no sera menester de la medicina, y nosotros creemos que no pasar
mucho tiempo sin que alguien exprese que con una generacin de artistas sanos seran
intiles los tratado s de estticas, porqu e no hay arte mejor ni ms bello jue el que nace
del poeta fuerte en relacin directa c on la Naturaleza . Kn otra hum anidad las reglas
estticas, como las recetas medicinales, repres entarn el hecho de c rear arte 6 de
curar hom bres por medio del artificio y el artificio deno ta siempre ausencia de natu
raleza.
El clculo y el tratad o en arte es un a castracin del arte m ismo. Produ cir obras ar
tsticas por esfuerzo mental que han de suje tarse estas aquellas condiciones estti
cas, escritas de antemano, es lo mismo qa e establecer una fbrica de ar te movida va
por. La paciencia, el ingenio, aplicados este produc to artstico al cabo del ao p odrn
presentar muchos ejemplares de ai te mecnico como la muestra que hab r servido p ara
la elaboracin, pero no presentar arte personal y espontneo, de variedad infinita por el
nm ero y por las manifestaciones psicolgicas de cad a ob ra artstica. KI arte, pues, no
admite ms leglas que las que pone en las obras la naturaleza especial de los artistas que
las crean.
fe arte calculista, el llamado arte intelectua l, el que tiene por ob jeto pon er encim a de
los sentimientos y de las pasiones una idea filosfica moral, seca y concreta. Arte de tal
naturaleza se distingue del arte verdad ero en qu e tiene su gne sis en un esfuerzo de lai
voluntad. La elaboracin en este caso es cerebral, no pasional, y el arte debe ser pasin
an te todo. El autor cerebral piensa antes de empezar su obra artstica qu ideas morales
6 filosficas va exponer, dejando par a la naturaleza vital y pasional un lugar secun
dario. Las obras de estos artistas resultan siempre fras y de p blico reduc ido. He aqu
el defecto que presentan algunos dram as de Ibsen: por eso hemos dicho, habland o de
este autor, que algun as veces sup editab a sus sentimientos sus ide as, el arte la filoso
fa, las pasiones humanas, abiertamente inmorales al propsito de hacer moral nueva.
Jaime Brossa es uno de estos temperamentos que calculan
piensan cuando escriben
una obra teatral. As escribi Los
sept rroa
bUmcois en cuyo drama, antes que dar rienda
suelta las pasiones y las sentimientos que, repetimos, son siempre inmorales y antein-
telectualistas, se hace suicidar la prott^o nista, porque abriga en su corazn un amor
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qtie Brossa le parece irrealizable inmoral. Y no hay tal cosa; los amores son siempre
legtimos porque no se conoce ms legitimidad que la naturaleza ni cosa ms natural
que la pasin. Lo que sucede es que el intelectualismo desde las primeras ideas mora
les y religio.sas la ltimas ideas filosficas ha creado una gran capa de preocupaciones
que pesan cual losa de plomo en la naturaleza humana y si alguna vez el autor se en
cuentra en presencia.de un conflicto psicolgico producido por la oposicin que se ha
cen las leyes mo rales y las naturales corta p or lo sano en perjuicio de la Na turaleza. As
es com o el autor mata quita del problema dram tico los personajes que represen tan
las pasio nes
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vello que tantos disgustos causa nuestras elegantes. Y sin emb argo un fino bozo se
mejante urt tierno bigotillo en formacin les sienta maravilla princip alm ente porq ue
veces revela cierto temperam ento sentimental sensual que atrae los corazones de
sus fervientes adorad ores lo cual no impide qu e obed eciend o
i
las preocupaciones an
tes que la razn las damas se empeen en despojarse de ese ornamento revelador por
uno cualquiera de los mtodos de que han podido disponer hasta el presente: la depila
cin el emp leo de ciertas pastas la electrlisis etc. pesar de que todos ellos son ma
los los unos por dolorosos los otros po r irritante s y en general por peligroso s.
Felizmente M. Paul Gallois acab a de descubrir que el agua oxigenada suministra un
procedimiento sencillo inofensivo inodoro para hacer desaparecer los pelos de m asia
do visibles medida del deseo de sus posesores posesoras.
costa de repetidos ensayos M. Gallois ha com probado que el agua oxigenada
bixido de hidrgeno era capaz de destruir los pelos anormalm ente pigm entados. Ade
ms se sabe que esta agua aplicada los cabellos los decolora y permite detenindose
tiempo darles el m atiz veneciano tan apreciad o por ciertas damas del gran m un do
dedicadas al culto de su propia hermosura segn el concep to que de la hermosura tie
nen aquellas cabezas con menos seso que el busto de la fbula popular.
He aqu el procedim iento segn M. Gallois: se em papa un algodn en ^ u a oxige-
genada y se le aplica sobre la regin qu e se quiere depilar dejndole alg uno s m inutos.
.Se renueva la aplicacin todos los das haste obtene r el resultado prop uesto.
Supongamos que se trate del bozo del labio sup erio r en seguida los pelos se decolo
ran y no forman ms que un bigotillo incoloro absolutamente impercep tible. Si se conti
nan las aplicaciones los pelos se vuelven vello se abren y desaparecen aunqu e con
ellos desaparezca un encanto cuyo valor suelen desconocer las bellas.
Kl proce dim iento com o se ve es sencillsimo y segn su autor no es doloroso ni
ocasionado accidentes. Su nico aun que peq ue o inconveniente consiste en que el
pelo no destruido exige la continuacin d e las aplicaciones; pero no siendo stas peli
grosa s desag radab les ni c om plicad as se une n sin dificultad los dem s artificios de
tocador de uso corriente.
Una recomendacin: evtese el contacto del ^ua oxigenada con las telas de cualquier
gnero f]He sean po rqu e destruyen el tejido con la mism a facilidad que el pelo.
I influenza y otras enfermedades ms m enos contagiosas que dom inan a ctualmen
te en las principales ciudades de Europa en que el exceso de poblacin la falta de aire
la miseria y con ella la falta ab soluta de h igiene ofrecen num erosas vctimas al con tagio
y para defenderse de l no hay ms que la desinfeccin y la limpieza. Sobre esta ltima
el mejor con.sejo consiste en recxjrdar la pala bra de un tirano famoso Luis X IV que de
ca: H ay dos cosas que no son incom patibles con la miseria: la limpieza y la cortesa
toda vez que un cnta ro de agua no cuesta dinero y un saludo se da y se toma de balde.
Kl Rey-Sol com o llamaron sus adula dore s atjuel mal hom bre por lo visto saba hace r
fra.ses ratos perdidos pero olvidaba detalles im porta ntes d e la realidad com o por
ejemplo que si el miserable saluda al soberbio ste jams le vuelve el cam bio y que el
mise rable ante las infinitas privacione s y dolore s qu e sufre no tiene la tran quilid ad ne
cesaria para equilibrar ciertas necesidades secundaras co a su satisfaccin pudindose
dar el caso de que ni aun de cntaro se dispon ga. Dnde tendrn el cntaro los miles de
hnm brientos sin casa ni com ida y c^si sin ropa que pasan al raso las noches en L ondres?
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Pues respecto de la des in feccin , lasxd i f icu l tades son enormes. No obstan te , e l doctor
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LA KhVI^TA l l.A M A
SI : Afino
A I I.
/ I J - C (]( Ivonii
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LA REVISTA BLANCA 4 5 7
i oomuttUmocomo forma la soei afutura
1)
n
El que examine de cerca los principios fundamentales del comunismo, habr de re-
cono cer
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soberana de regular el trabajo socialmente necesario y servirse de los produ ctos d e
este trabajo.
Aqu est la gran dificultad, tanto para el homl)re de vida prctica que expone sus
teoras en p blico, com o p ara el verdad ero filsofo.
Lo que caracteriza la propiedad de una cosa cualquiera, es la lil>ertad de disponer de
ella, el pleno poder, reconocido como un derecho por la misma sociedad, no slo de
usar esta cosa segn su gusto, sino igualmente de enajenarla.
Cuando en la sociedad comunista los campos comunes estn cultivados de la manera
conven ida entre los habitantes de las -comunas, ser esto cuestin de derecho reconocido
por la direccin del trabajo en el crculo de las comunas respectivas.
Sin embarg o, las com unas no sern propietarias de los camp os en el sentido en que
la expresinpropiedad
comunal
est comprendida en nuestra sociedad burguesa.
Los delegados de los habitantes no podr n enajenar los dom inios de las comu nas
respectivas. Esto es ya consecuencia de la constitucin misma de lo q ue se llama una so
ciedad comunista. Pero los habitantes de una comuna podrn entenderse con los de otra
sobre la mejor forma de cultura de ciertas parcelas, soltre el almacenaje, el transpo rte,
etctera, de los produ ctos recolectado s y, en gene ral, sob re tod o lo qu e atae la orga
nizacin necesaria del trabajo.
As los obreros de una mina, de una fbrica de un taller colectivo, como aquellos
que trabajan en los establecimientos de una lnea frrea 6 de barcos vapor, decidirn
seguramente, segn el orden comunista de la sociedad, sobre todq lo que concierne la
ejecucin de su trabajo, siendo tambin autmmo en el dominio de su propia actividad.
El
derecho de
propiedad empero, les faltar en el sentido de que ellos no tendrn la
libertad de enajeruir aniquilardeterioraren sus establecim ientos respectivos los edifi
cios 6 las mquinas, los materiales los tiles confiados sus cuidados . No tend rn lo
que llama el derecho romano jua utendi et
abutemU.
Cuando todos los medios de produccin y los productos sean propiedad de la comu
nida d, esa com unida d sabr hacer valer sus derech os bajo la forma de opinin ^pblica
all donde la propiedad colectiva sea violada.
Supongamos, para escoger un ejemplo en alguna rama de la industria, que hornos de
vidrio de cualquier pas estn verdaderamente soalizndos se originar la consecuencia
de que los obreros organizados de todas las cristalerias del pas ta.sarn, por cierto tiem
po,
la cantid ad de vidrio de diferentes clases que , con arreglo al consum o d e los afios
preced entes, se haya pedido i)ara el gasto del pas expo rtado al extranjero. Esta canti
dad deber ser repartida proporcjona mente entre los horn os de las distintas com arcas
del pas, segn la fuerza productora de cada uno de los establecimientos.
Si los hornos existentes no bastasen para la produccin que se quiere, los obreros or
ganizados de las cristaleras del pas del)eran, para fundar nuevas fbricas de esta misma
rama de la bdustria, entrar en relaciones con los obreros de los dems edificios. La can
tidad de producto suministrar \yotra da cristalera del pas, una vez fijada, sera repar
tida entre el personal de cada establecimiento qu e pertenecera toda la organizacin
del trabajo, con taJ que tuviera cuidado que la cantidad fijada de vidrio fuese verdadera
mente entregada y de la cualidad requerida. As, ios mismos obreros regularan la dura
cin y divisin del trabajo, como determina ran los das de trabajo. To m ada en detalle,
esa produccin sera dirigida ))or la naturaleza misma del trabajo y modificada como las
condiciones locales eventuales.
^Los obreros organizados reduciran la jornad a de trabajo en los oficios menos preten-
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Estas objeciones se refieren tanto los principios comun istas fundamentales como
los detalles de la organiiacin de la sociedad futura.
Tasa ndo el valor del trabajo, dicen unos, ios comu nistas olvidan que el trabajo de
las grandes masas se hace ms y ms productivo, porque el trabajo se ejecuta bajo la di
reccin de una minora ms inteligente que, por otra parte, exigir siempre una porcin
ms considerable de producto comn.
Los grandes genios de la Hum anidad en invenciones y descubrimientos: losColom-
hos losC opiidcos los
Watts
los BesnemerH los
Arkwrights
no constituyen ms que una
minora que representa, por as decirlo, el nm ero por la cual el trabajo de las masas
debe ser multiplicada para la estimacin de la produccin total del trabajo.
I-os grandes pensadores y filsofos como
Spinoza
KaiU
Darmn
los creadores de
obras maestras como Rembrandt Rafael y Migml ngelhan aporta do las riquezas de
la Hum anidad una contribucin la cual no puede compa rarse el trabajo de la gran
masa. Luego , nos dicen, en la sociedad comunista, toda esa selecta intelectualidad no
podr recibir la mayor remuneracin que la sociedad le debe.
Raz onan do as, los adversarios d el comu nismo ponen los trabajadores m s atre
vidos y ms enrgicos del pasado en oposicin con sus contempo rneos, qu e son m enos
privilegiados, pero cuyo trabajo es seguramente tambin til y nece.sario para el bien
estar comn.
Los hombres m s inteligentes, que los gobiern os de su tiempo han de jado ordinaria
mente en la mayor miseria; los hombres de energa, que con frecuencia, han debido
luchar y pen ar duram ente ha ciend o veces esfuerzos casi sobreh um anos para llegar
tener qu comer, los espritus nobles, de los cuales unos fueron cargados de cadenas
perseguidos cruelmente, como
Coln
y
Galileo-^
otros murieron pobres , como
Spinoza y
Erasmo
fueron torturados en la hoguera, como
Huss y Giordano Bruno;
todos esos
personajes dignos del elogio de los siglos deben tambin servir despus de su mu erte
la defensa y la justificacin del sistema actual de la reparticin d lo s bienes terrestres
en el cual los znganos comen la miel de las abejas obreras
Los grand es trabajadore s de la human idad, filsofos atrevidos , reformadores, inven
tores, artistas de genio, no recibiran en la sociedad comunista una mn une raci n mate
rial proporcionada su trabajo?
Se trata de saber si ellos desearan ms una remun eracin q ue el respeto de sus cw i-
temporneos y la gloria de la posteridad, y la cuestin queda planteada as: En la so
ciedad actual los genios reciben en primer lugar una remune racin material propo rcio
nada su trabajo?
Nosotros preguntam os: el inventor de una m quina saca verda deram ente las ven
tajas de la produccin que est mquina ha suministrado? Si las gana enteramente es
l
quien las gana , son ante todo los /abr ican tes los accion istas de las grand es em
presa s industriales los q ue las acap aran ^Si es
Pasteur
por ejemplo, quien goza sobK
todo de los frutos de los descubrim ientos que le deben la agricultu ra, el cultivo de la
vifia y la crianza del ganado de cerdo, si son los propietarios terratementes?
Cada uno de estos trabajadores de genio no debe reconocer que su genio d^ ca ns a
sobre sus predecesores, sobre los ejecutores de su trabajo, sobre una multitud de pe-
senas destinadas permanecer ellas mismas en la olcurida d, aunq ue su colaboracin
les permita trabajar con todas sus fuerzas?
Es que los arquitectos que h an concebido los planos de las catedrales de Colonia y
de Amiens pueden estar separados generalmente de las generaciones de olleros que han
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LA REVISTA BLANCA 4 6
erigido poco poco esas soberbias columnas de arquitectura, pueden ellos mismos estar
separados de todos aquellos del medio en el cual viven?
Las mismas obligaciones que la gran masa de obreros tienen incontestablemente con
los pensadores, inventores y artistas de genio, tienen stos para con aqullos. Todo cuan
to son lo deben los ms hum ildes y los ms simples de sus com patriotas, todos
cuantos han amasado su pan, cortado sus vestidos, limpiado sus habitaciones y que aho
rrndo les este trabajo par a no entretene rles, les han puesto en estado de desarrollar to
das 'as facultades de su espritu y de corazn de desplega r tod as las fuerzas d e su
energa.
A quin, pues, dar una m s grand e romu neracin, si es necesario distribuir alguna?
Es cierto que el inven tor de una miado al inven tor y aq ue .
los que le enselvaron toda s las ciencias, (uc l ha podido poner en prctica y decirle
ron la misma razn: >
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La ciase obrera debe prob ar con sus actos que es capaz que lo ser de tomar por
sus propias manos toda la alta direccin de la produccin y de la distribucin de los
bienes. Si en realidad ella puede suministrar esa prueba desde luego su causa est ga
nada y saldr victoriosa de ella. Si no lo es estar siempre bajo la dependen cia de sus
gobernantes. El salariado continuar siendo la base de la produccin social hasta el mo
mento en que una nueva generacin obrera habr adquirido la fuerza necesaria para su
manumisin.
En primer lugar la cuestin que se ventila aqu es saber s con su organizacin la
masa de los obreros del trabajo manual intelectual tendrn la capacidad de proc urar
la humanidad todos los productos que ellane cesita para vivir.
M
segundo lugar es
preciso haya una armona bastante slicia entre los obreros organiza dos en lo que con
cierne la lucha de clases contra los empresarios particulares.
Cuando los obreros tengan la fuerza de emprender la lucha de clases con la energa
necesaria entonces los elogios se sucedern las crticas de que es objeto el proletaria
do militante por parte de los znganos de la sociedad capitalista. Estos elogios no tarda
rn en manifestarse porque los pueblos civilizados tienden realizar el fin que concluir
con esa situacin odiosa y punible bajo la cual sucumi la humanidad.
Y cuan do el proletariado gracias su organizacin ponga fin la opresin interna
cional opresin econm ica poltica intelectual y moral entonce.s los poetas harn el
elogio de las masas obreras com batientes revolucionarios del siglo xx . Los filsofos
analizarn las bases tericas del movimiento revolucionario de nuestro tiempo para de
mostrar su justicia y se burlarn de todas las objeciones hechas contra la organiza
cin comunista libre de la sociedad hum ana por los sabios burgueses defensores de la
sociedad capitalista. Y los artistas crearn con la paleta
y
el cincel cuadros de esta lucha
gigantesca del proletariado combatiendo por la emancipacin del hombre.
CRSTtAN CORNELISSEN
Traducido por Soledad Guitavo.)
1 ^re bramtico m Sapaa
EN EL TEATRO ESPAOL:
CARIDAD
com lin en
tres ocios escrita
en
prosa por
Mii/uel
Eckegaratf
Estoy condenado escribir intilmente. Cuando esta revista vea la luz no se hablar
poco ni mucho deCaridtuJ Un seor habla ndo de la misma deca ayer ai salir del Tea
tro Espaol: Me causa verdadera am argura ver en el primer teatro dram tico de Espa
a y representada-^ por los mejores actores de nuestro pas obra s tan pobre s en todo s
conceptos como lasoriginalen estrenadas en la presente temporada.
Sin duda alguna que tena alma de artista l que as se expresaba dirigindose otras
personas entre las cuales vi un crtico; los oyentes asintieron. A siento yo tambin desde
estas columnas. El Te atro P^spafiol la dram tica espaola Mara Gue rrero y Fer nan do
la z de Mendoza merecen ms mucho ms que lo que en arte representan los dramas
estrenados este ao en el clsico coliseo.
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Car lod no tiene aigunicnto,
onio no sea tal el empeo (ue dos nobles jvenes arrui
nados, pende ncieros, jugadores , vicosos y sinvergenzas muestran en casarse con Cari
dad , joven hermosa, caritativa, soltera, libre, liberal, m ayor de edad y poseedo ra de
veinte millones, que vive en casa de unos tos. El nervio ])rincipal de Caridad es ese, y
los secundarios estn represen tados por Petra, joven titiritera que Carid ad arranc a del
poder de su explotador, un hercleo saltimljanjui (|ue la hace bailar mucho, que apenas
le da de comer y (|ue, encima, le pega brbaram ente, y por C arlos, joven ingeniero que
est enam orado de Ca ridad, lero cuyo amor no se atreve descub rir, pon jue ella es ri
qusima y podra creer que slo anhelaba la dote de que disfruta.
Despus resulta que Caridad y Petra am an en secreto al mismo hombre, Carlos, y
ningu na de las dos se atreve declarar su pasin. De suerte que protec tora y protegida
se convierten en rivales, conflicto que poda haber dado ocasin un drama hermoso, si
Miguel B-chegaray fuese un autor dram tico, P etra, por ca rio Caridad, su salvadora,
primero, y por su amor Carlos, despus, se convierte en perro fiel de Caridad, de Car
los y de su familia, co ntra las ridiculas, inverosmiles inocentes acechanz as de los dos
relajados pretendien tes de la joven veinte veces millonaria. Esto, tejido muy burdam en
te , inverosmil y'antiesttico, constituye Caridad.
La obra no es tragedia, ni melodrama, ni drama, ni comedia, ni sanete, i)ero tiene
de tod o, desde la caricatura las situaciones excelentem ente sentidas y presen tadas, q ue
son como luces fugaces, cjue desap arecen al instante ab sorbidas por lo inverosmil y lo
grotesco. Repito que en Candad hay un dram a y que si de la com edia se quitara lo
qu e no tiene pies ni cal>eza y que parece conce bido por un ni o, res ultara un dram a
formidable, un Hamletal revs. Estoy por creer (lue Miguel Echegara y no ha visto lo bue
no de su obra.
* *
De la construccin de Garidad se pueden decir la mar de cosas, todas malas.
El primer encuentro en la casa de 1). justo, que es, al mismo tiempo^, la de Caridad,
de los dos nobles arruinados (Enrique y Fernando) deba haberse verificado antes de le
vantarse el teln, ponjue no se com prende que dos asiduos concu rrentes d e una casa
ycontert lidnon de la misma, se vean en ella por primera ve/, al cabo de mucho tiempo
de frecuentarla.
El autor rrey
convenirle
as par a poder entera r al pblico del mvil que trae
aquellos dos pjaros casa de Caridad, pero la explicacin de suspro fiitmmezquinos,
poda y deba darse, no explicndoselos uno otro, sino manifestndolos con hecho s,
esto es, con act ion.
En esta ob ra, donde tanto abu nda la accin, hasta el punto de atro pelk r en su honor
la lgica de tiempo y del pensam iento, se fa la palab ra lo ()ue artstica y naturalm ente
deba haberse fiado al hecho.
Carece hasta de sentido com n, y (juc el Sr. Echegaray perdo ne mi ruda franqueza,
dejar en escen a, que representa la casa de 1). Justo, Enricpic, mal visto en el domici
lio de dicho seor, al que acu e jiara desafiar Carlos, y hacer retirar, en cam bio,
ste, que vive en la ca.sa de su to, despus de una escena violenta entr e el qu e
se pued e conside rar el amo y un intruso (uc repugnij toda la familia. Y para
qu? Para d ar lugar al dilogo entre Petra y Enrijuc, del (ue este espadachn resulta con
dos dedos rotos imposibilitado, por consiguiente, para batirse con Carlos. Lo lgico,
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lo natural no era eso; lo natural era que Enrique se hubiese m archado despus de pro
vocar el lance con Carlos y de saber que D . Justo haba dado rdenes de que no se le
recibiese en su casa. No obs tante, se retira Carlos en lugar de hacerlo En rique , ((uien
el Sr. Eche garay deja en escena como si en ella no hubiese pasado nada entre Enri(|ue
y Carlos, y como si representara el domicilio del primero.
La concepcin escnica del segundo acto me record mis juegos de nio. Parecame
oir mis amigu itos que decan antes de poner en prcticji uno de nuestros juegos habi
tuales: Petra leer Caridad un captulo de Mara la. luja k unjornalero. Caridad .se
dormir en seguida y Petra ir por una manta con que abrigar Caridad. En este mo
me nto aparecer D . Jus to, quien, sintiendo fro, dirigir la mirada hacia la ventana al
mi.smo instante que por ella penetrar Fem ando . Al notarlo D . Justo, se esconder para
ver lo que va ocurrir, en lugar de gr iu r; oculto I). Justo y en el cuarto Fernando ,
saldr Petra con la manta, ver Fernando y lo echar empujones la calle, armn
dose un esc ndalo fenomenal, sin que, pesar del e.scndalo, se despierte Ca ridad ,
que ha de continuar dormida para que, arrojado de la casa Fernan do por P etra, y en
presencia de sta y I), just o, Candad suee con Carlos y nos entere dormida que ama
su sobrino, y para que Petra nos descubra, al oir t'ar ida d, i|uc ama Carlos tam
bin. E sto es infantil, simple, primitivo. Adem s se ejecuta lo dicho sin tiempo ni para
pensarlo. F ernand o propone al criado asaltar la casa unos minutos antes de ejecutarlo,
du rant e los cuales sus mo radores han de acostarse, se han de apa gar las luces y el sal
teador ha d e po nerse otro vestido, porq ue de frack En fin, la labor del crtico en
este respecto serla interminable.
Si estud iase individual y psicolgicam ente el carc ter de los personajes que inter
vienen en Caridad no habra de celebrar ms la obra del au tor. Carlos resulta castrado
de voluntad, de entendimiento y de valor. Caridad es tonta y D. Justo tam bin. Tal es
tado mental era necesario para que resultase una comedia de tres actos de los mate
rales deCaridad,, porque, si D. Justo se le ocurre nom brar heredero Carlos la pri
mera vez q ue ste le dijo que no se atreva decla rar su am or Carid ad porqu e l era
pob re y ella rica, en lugar de ocurrrsele al final de la com edia, ya que no ti^ne hijos y
desea la unin de sus sobrinos, la obra terminaba en las primeras escenas, y si Caridad
obra com o le exigan sus veinticinco aos cum plidos, esto es, su mayor edad, su inde
pend encia , su posicin desa hoga da y su amor, sobre tod o, la obra con cluira al em
pezar, porqu e empieza con un dilogo de los dos enamorado s.
Na da como el siguiente caso p ara dar idea de la men talidad dra m tic a de Miguel
Echegaray. Uno de sus empeos en
i dridad,
consiste en presentar Carlos como un
joven simptico, digno de (|ue se enamoren de l dos muchachas la mar de bonitas. Pues
el autor no halla manera de lograr cosa tan f( il: |>ara el piiblico, Carlos resulta un ton
to y supo ngo tjue para las mujeres ha de resultar adem s poco hom bre. Mayor fracaso
para un autor dramtico
Superior toda ponderacin fue el arte desplegado por la seora Gu errero en el
desempeo del papel de Petra. Al final del primer acto, cuando se presenta herida y casi
desm ayada con su traje de titiritera, dem uestra la sorpresa y el terror que la produ ce el
lujo q ue ve y el cario y la solicitud que observa, to n una expresin tan clara de aijue-
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LA REVISTA BLANCA 6 5
los diferentes estados del alma, que el pblico todo pronunci un murmullo de admira
cin en honor la genial comedianta. El cambio de tal estado al de la alegra promovi
da por la noticiatie que su verdugo y explotador la deja all cambio de un puado de
billetes, fu obra asimismo de una actriz de primera magnitud. Las dems escenas, como
eran de accin exterior, de movimiento, ms (jue de expresin interior, no fueron de tan
to mrito, aun que la primer actriz del primer teatro es)aol las desem pea ra con sumo
acierto.
Fernando Daz de Mendoza estuvo admirable en su papel de anciano, el primero, se
gn creo, que ha represen tado con peluca gris. Al recon ocerlo el pblico le aplau di
con sorpresa, cario y alegra. A m , que presenci la comed ia desde la primera
lila de las butac as, me pareci toda la noch e un seor entra do en aos . Qu ms
.se puede exigir que interpretar d la naturaleza hum ana Nadie com o el primer actor del
Tea tro Kspaol pisa las tablas en Espaa con tanta naturalidad y soltura y se preocup a
menos del pb lico. A pesar de (]ue el papel de I) . Justo es casi carica tures co, segn lo
ha presentado el autor, Fernando Daz de Mendoza supo mantenerlo en un estado entre
lo cmico y lo serio, en (jue no haba pensado seguramente su propio padre.
Bien la Martnez y la Cancio.
Los hom bres estuvieron m s deficientes q ue las mujeres-, pero en gen eral, pued e de
cirse que representada por otra compaa, Caridadno hubiera obtenido la caridad del
pblico.
EN EL TEATRO DE LA COMEDIA: N INA LA LOCA, comedi en tres actos escrita en
prosa por Al/onso Datwila
Resulta que Nina la Iotaes peor queC aridad.
Tenido para m, como deca el maestro, que la benevolencia n o est re ida con la since
ridad, y ya jue de sincera tiene fama esta REVISTA, es preciso hacer mritos para que la
fama perdu re, sin menoscabo de las consideracio nes que se deben los autores noveles
y sin ocultarles los defectos de sus obras, porque si no se los sealsemos la benevolencia
no aparec era por parte alguna . P ara ser benv olo, hay que justificar lat benevolencia
demostrando al autor que se ha equivocaSo, pero que, en atencin que se trata de la
prim era com edia que escribe, que es joven, q ue quiz tenga cond iciones de autor
dramtico es menester esperar..... anda ndo .
Pero yo quisiera (]ue los crticos de arte dram tico de la p rensa mad rilea contes
taran la pregunta siguiente: Si Niiui la lora hubiese 'sido escrita por un autor descono
cido en las letras, ;Ia hubiera adm itido la empresa de la C omed ia, la hu biesen tratado
con tanta benevolencia los revisteros, hubiera encontirado al pblico tan bien preparado
liara el aplauso? De ninguna manera; lo afirmo en absoluto; sin embargo, la benevolencia
se impona ms en aquel caso que en el del Sr. Danvila.
Que me dispense el autor; Ninn la loaies una obra muy mala, y puede el Sr. Danvila
dar gracias la educaci n del pu blico, si lleg hasta el fin sin tropiezos m ayores.
El primer acto es lngu ido, soso, dem asiado largo para la substancia que con tiene.
I
(jue en l se hace y se dice cabe en dos escenas cortas.
Digan lo que quieran los psiclogos lo pasivo, lo sangre de
horchata
al teatro hay
que darle viveza y accin; sin estas condicio nes prim ordiales, If s obras resultan abu rridas.
Ta nto los caracte res nebulosos, como los ro mn ticos, com o los impulsivos, han de ser
expuestos ob rand o, han d e manifestar sus condiciones con accin, que ella es la
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vida. Puede admitirse la descripcin , la palab ra, la retrica en la novela; en el teatro,
por ser una representacin plstica de la realidad, los personajes no han de exhibirse
describind ose, detallndose, sino haciend o, ob ran do . En la vida real los actos, no las
palab ras, portiue las palabras pueden ser falsas, manifiestan las co ndiciones fsicas, mo-
rales y mentales de las personas, y como el arte teatral, por tener su representacin en
personas de carne y hueso, no de barro ni de color, es el arte ms humano, ha de reunir,
para llenar su fin y distinguirse de la escultura y de la pintura, la mov ilidad, ligereza y
accin de la vida. Acusa poco estudio del arte teatral moderno, que evoluciona como la
vida
debe evolucionar como la vida, si no quiere morir, hacer comedias como se hacen
novelas: oyendo hablar las personas bien leyendo la descripcin qu e de las mismas
nos hace el novelista.
Y este acto prim ero tan oo po da tener inters exhib iendo en las tablas la justifi-
cacin v ivida, no h ablad a, de la separacin del m atrim onio . Al espectad or se le entera ,
por lo que oye decir en la escen a, de que los jven es esposo s no viven en la m ejor ar-
mona; pero no se le convence con hechos de que existen suficientes motivos para sepa-
rarse.
Con llevar esos motivos precisam ente la vista del pb lico, el primer acto ganaba
en inters, en movibilidad, y hubiera justificado lo que al final ha de ocurrir, demasiado
grave para que el espectador lo admita sin ms explicaciones que el recibo de una carta,
que puede ser de la querida.
Adems, las madres no se portan como la de Mercedes en conflictos tan graves como
el que estalla entre la hija y el yerno. La m adre, sobre todo cuan do se trata de su hija,
es sentimiento, y la madre pintada por el Sr. Danvila parece una... ta postiza.
Porque el caso es ese: dos jvenes esposos y ricos, con ttulo nobilario l, se aburren
juntos los dos aos de casados; ms exacto, el que se aburre es el marido; la mujer se
desespera y decide m archarse. Al hacerlo, el esposo se opone y dice que quien se mar-
cha es l, y se va vivir con una prostituta de las de ms baja condicin moral. La ma-
dre apenas hace nad a para evitar el rompim iento, y cae el teln del primer acto. Los
dos restantes se desarrollan en casa de la mujer pb lica y pasan entre escndalos y bo-
rrach eras. El m arido se da cuen ta de la bajeza qu e ha desce ndid o, y al final, aconse-
jado y prep arado por la misma querida cuando est pun to de caer en brazos de otra
tal
La Lili),
regresa al hoga r dom stico. (
Hay que convenir f|ue, bien presentado en caracteres y en proced imiento escnico,
el asunto no es cajiaz de dar lu,'ar tres actos de comedia. Qu deba resultar con per-
sonajes tan mal delineados como los del Sr. Danvila
Ricard o, q ue es el m arido, resulta un nio inocente, que decide vivir con una ramera
sin saber lo que hac a y sin conocer la vida de las prostitutas. Luego se extraa de que
Nina sea tan ordinaria y de que tenga un herm ano b orracho que le tutea. Cabe
ms inocencia Para hacer lo qu e hizo, para dejar la mujer propia p or una pros-
tituta pblica, Ricardo habla de tener otros antecedentes, haba de ser, cuand o m enos,
un seorito chulo y juerguista. Pero en este caso, el autor deb a pre sen ur le familiari-
zado con la vida del escndalo y de la borrach era, y en lugar de devolverle regenerado
en brazos de su mujer, deba hun dirle ms en el vicio po r la influencia del am bien te,
vigorizada adems por los antecedentes.
Eso es lo que pasa en la vida real. Mas desde el momento que el autor nos presenta
un joven que no est moralmente pervertido, que de soltero haba hecho vida morige-
rada y capaz par a regene rarse, no deba un irlo con una prostituta de la clase nfima, ni
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siijuiera con estas mujeres de modales distinguidos que ejercen k profesin de grandes
queridas; deba presentarle haciendo vida marital con .estas otras que son queridas de
un hom bre casado, porque les aman y no quieren de ellos ms que la dicha. Eso es lo
que corresponda cada uno de los dos estados morales que he presentado.
Una mujer que espera en coche su am ante, que lo es de un joven Barn; un a mu-
jer que obliga moralmente su querido que abandon e la esposa joven, rica, hermosa
instruida; qu e adq uiere joyas de veinte mil reales y tiene por peluqu ero un francs
de los ms notables en el gnero, n o pued e hablar el lenguaje que algunas veces habla
Nina, propio no ya de
golfas
no ya de prostitutas de profesin, sino de las rameras ms
abandonadas.
Nina no tiene dos personalidades en su cuerpo, como dice ella hablando lo
doc tor en psicologa, sino cua tro. A veces discurre com o una nifta cursi, otras com o
una joven romntica, 1^ ms como una prostituta soez, sin que le falte su poquito de his-
terismo. Aqulla no es una mujer pblica; Danvila no conoce esta clase de mujeres ni ha
sabido adivinarlas. En ellas nicamente hay qe admitir dos cosas; vulgaridad y corazn.
A pedirla raciocinio, cursileras, desplantes intelectuales, no hay que ir la mujer de la
alturaprofesmtal de N ina. Hay q ue ir en las que ejercen la profesin de querida d e alto
rango. Nina tiene de todo , sin tener nada propio, slido, bien determinado .
Ser no n atural que mujer como Nina tenga tantas hum anidades en su cuerpo, pero
el hecho es que al pblico, que es quien representa mejor la naturaleza humana, le extra-
a aquel amasijo psicolgico y aquella v ariedad de carcter y le es imposible com pren-
derlo.
,
Lo que merece alabanzas en Nina laloca es el procedimiento teatral, en la parte pu-
ramen te intrnseca. El Sr. Dan vila ha desterrad o de su ob ra los mo nlogos, los apartes
y lo que no sea naturalidad y sencillez.
En la aparicin l escena del hermano de Nina hay algo que objetar, porque es
impropia. El hom bre que saca dinero de las mujeres p blicas, sea su pad re, su hermano
su valietUe no entra en la casa
mfirada
mientras est en ella el querido pagano. En
M a a oca sucede cosa peor. Mom entos antes se qu erellan Nina y Ricardo, porque
al ltimo le han dicho que haban visto Nina pasear con un hombre. Nina replica que
era su hermano. A parece despus la prendera y entera Nina que su herman o espera di-
nero en la tabern a de enfrente. Se enfurece la nifm temien do que si sube se escan dalice'
Ricardo de hermano tan perdido y tan
curda
(pues ya la lleva encim a), y despus Nina
misma lo llama y lo hace subif al piso, habiendo el Barn en la casa.
*
He dicho en otras ocasiones que la compaa de a Comedia es una gran comp aa,
y aunque en
Nhm la
loca los actores no podan hacer cosa mayor, el desempeo de la
referida ob ra fu superior por par te de Matilde Rodrguez y de Ro sarlo Pino, que es
gran actriz cuando habla y cuando escucha, mucho ms difcil.
Morano y Tallav, muy bien; el ltimo me hubiera gustad* ms con un poco d t gra-
cia en el vestir y en los movimientos. Podrn ser borrachos, pero graciosos tambin lo
sou los chulos.
' ' NG EL CUNILLERA
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Aliani^a macabra
3
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El f enmei io Lombroso
. ..- . ' ( C O N C L U S I N )
. Y hem os v is to Lom-broso com o m dico . Queris cono cer lo com o ex per im entado r?
El p re ten de hab er co m pro bad o en su observacin de los cr iminales al con t ra r io d e lo
que sucede normalmente(^ue revalece e l micn ibro maleado . V e n c u e n t r a u n a d e m o s
tracin palm aria de esto en la expe rienc ia siguiente: se sugiere un hom bre en esta do
norm al , co loc ado en e l de l i ipno t i sn io , que l es un band ido , y b ien pron to su p ro ced er
se modifica en el .sent ido ind ica do po r Lom bro so ( i) , Al ])rimer goli>e de vista se c om
prende todo lo que hay de er rneo den t ro de es ta exper iencia : e l h ipnot izado qu ien se
ha suger ido que es un banr l ido , no adquiere mgican icn te ,
ij/noJacD,
la naturaleza de tal
accio na s imp leme nte confo rme la repre sen tac in ( |ue l se h ace de un ban dido . T al
exper iencia , pues , no puede ensearnos nada nuevo acerca de las ideas del h ipnot izado ,
y m eno s an resp ecto a l carc ter del ban did o . Y es to (p ie las c if ras dad as por Lo m bro so
conio resu l tado de su ex pe r ie n^ a, conf i rman adem s; (p ie hay ms grand es desv os en .
t re la mane ra d e and ar un su je to qu e en la m arch a normal del hom bre y la del del inc uen ,
te (supo niend o exa ctas las noticia s de [ ..ombroso), as el desvo lateral der ec ho, sie ndo el
m edio de 5,46 cen tm etros , en el ho m bre sano , y de 7,4 en el ci i inin al , es en el sujeto
en estado n orm al de 7,5 y des]m s de la suges t in, de i2 ,H; el paso izquierdo , cpie mid e
63 centmetros en c hombre normal y 72 en el criminal , es en el sujeto, respect ivamen
te,
de 66 y SH,c;, Ks fcil d cd iu ir, (l('S|)iics de ^'istas esta s (id.i '-, lo qu e ha su ce di do , el
sujeto ha imitado el andar caractci (sti
de los bandidos de oprela, ( jue l legan al esce
nar io con .aire siniestro, m ovie ndo los ojos de un lado a ol i o y da nd o pas os en orm es.
Ksto es muy (mirc ); per o Lon ibioso no t iene la m eno r conc iencia de su pro pio ri
dculo; l ha repet ido esa experiencia bajo diferentes l (u-mas. Con ocasin de la escri tura
de ios criminales, en su pe jueo manual de grafologa, l iel su costumbre de abultar sus
l ibros nuevos, reproduce textuulinente largos fragmentos de sus l ibros \ ' iejos.
Te rm ina r el anl is i s de los mater ia les em pleado s por Lom broso para const ru i r sus
teor as demost rando cmo escr ibe la h is to r ia , l i e a p i , reproducido n tegro , e l pr rafo
que (tuis.igra |Villnen AV//f;;//;r; IT) ) / : Vil ln, po eta y ladr n, pin tab a sus dos
cual idndcs opuestas cu sus dos poemas, oH Icnlaineiilos, y en su Sanio Fargoii Fnlielin,
co inpuesio en
arijnl
( jerga), en ipic los protagonistas son ladrones. Ksle fu el primer poe
ta lealis la, y en m edi o ile los m s tristes vicios deja entre ver la afecc in ]>ara su m ad re y
para su patr ia. Condenado a muerte, escribi otro ))oen)a, el l, del cua l es esta
cuar te ta :
Je mis l'rang, J45,
() Vo soy francs, y esto rae aflige,
Nacido en Pais cerca Pontlioise,
,. Puca de mm cnerda de una loesa
^ttltai;i mi cucllg que m solo alliarc.
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que es una prueba curiosa de la indiferencia de los criminales delante del suplicio. En
su Grande
test mento
describe la vida de las prostitutas y se pinta s mismo com o sti-
ro, con indignos detalles en que el fondo de la moral es este:
No hay ms deber que es vivir su gasto,
pero que para nosotros son preciosos para dem ostram os la completa analoga entre la
prostitucin y el crimen:
1)Je suis pa illard, la paillardemeeout:
L un vaut l autre; c est mon chat son nit;
Ordures avons et ordures oous snt,
Nous deffayOQ honneur et il nona foit
En ce bourdol on teneos noatre t at. (2)
Esto ya no admite comentarios: llevadas este extremo la tontera y la inconscien-
cia, forman algo completo y absoluto que hace intil todo anlisis.
Yo podra multiplicar hasta el infinito tales ejemplos; un gran nmeiro de los dom
mentos
que Lombroso em plea son de esta fuerza. En realidad
l no
afee t
leer
^us cita-
ciones son incompletas alteradas: es materialmente imposible que haya ledo todas las
obras que cita; debe haberlas recorrido rpidamente, y su atencin se ha p arado aqu y
all por los vocablos, por una frase donde ha visto unaoninnadn de su idea fija. Poco
* le importa que el conjunto de la obra, las conclusiones del autor contradigan su opinin:
sto no le tiene ninguna cuenta. Si se encu entra en prese ncia de diferentes orginales, l
va de instnto los que son menos ciertos. Pod ra acusrsele de estar desposedo total-
mente de probidad cientfica, si no fuera que miente de una manera tan torpe que hace
que se engaen los otros y engaarse s mismo tan candidam ente, que se le puede di-
fcilmente atribuir la intencin de no decir tod a la verd ad; l no la dice, tan subyugado
est por sus ideas delirantes. Le obsesionan sus locos sueos y no es capaz de compren-
der los hechos en su realidad inm ediata. Si uno quiere clasificarlo por sus propia s teo-
ras,
l es incontestablemente un
matfmde.
Y su pasaje de
0. hombre de genio
(5) se,le
puede aplicar exactamente, lo mismo que sus obra s: ... la analoga que los
matUde
presentan con los hombres de genio, donde ellos guardan solamente los fenmenos mor-
bosos, y con los hombres sanos, donde ellos tienefi la habilidad y el sentido prctico,
dbese aconsejar la desconfianza contra ciertos sistemas que pululan, sobre todo dentro
de las ciencias abstractas inciertas, merced
que.
hombres incompetentes extraos
este asunto las abordan: las declamaciones, las asonancias, las paradojas, las concepcio-
nes,m uchas veces originales, pero siempre incompletas y contradictorias, y tienen lugar
los razonam ientos pacficos, basados en el estudio minucioso y en la calma de los he-
chos. De tales bros son casi siempre las obras de los charlatanes involuntarios, que son
(1) Yo wy liviana, l( liviana
me
(educe.
Lo uno
vate lu
otro;
eat*
e>
mi galoau ralea;
Baiura Mnemet
y
baxira noi gu c,
Huimoa del honor y latdeja
Enatminfiams d>od e tenemotoiieKraMado.
(1) Vo ceitUie* de nuevo loi lectores (e> ineciio tener
fucantt Harg/t
tal coa o la
da
lambroto,
f
decir,C4MI lo*
error** y tu DiiiiODef (ue aalua
i U
viita.A'ia
drl nhr
(>)
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lo smattoide donde la difusin en el mundo de la literatura es mucho ms grande que
se cree generalmente.
Un retrato muy fiel en todas sus partes, es verdad?
CharlatA n involuntaria
entre
otras:
es un hallazgo; Lom broso no haba sabido caracterizarse mejor en dos palab ras.
Qu inconsciencia Esto hace creer que jams ha d ad o vueltas sobre l mismo y que sus
libros no los ha ledo mfts atentamente que los libros de otros.
En resumen: Lombroso no sabe leer, ni observar, ni experiTnentar, ni razonar, en fin;
habind ose dado la pobreza de su inteligencia, la cuestin de pro bida d cientfica no
puede ser indigna su propsito. Incontestablemente, Lombroso no es un sabio, y nin
gn verdad ero sabio lo recono ce como tal. Su xito no se deriva, pues, del carc ter de
verdad que encierran sus doctrinas. Es preciso buscar las causas dentro del mismo p
blico que acepta sus teoras; qu representa Lombroso IQSojos del pblico? Qu es lo
que l ha llevado al pblico que le atenda? Qu tendencias modernas parecen sus obras
justificar? T al es el problem a central- del caso Lom broso .
II
La psicologa del lector mo derno est por hacer an : psicologa compleja, en ver-
dadl El lector moderno no es un tipo simple, nico. Es un ser multiforme, gira sin rum
bo, igual que la veleta de un campan ario: El lector modern o se llama legin. El lector
de otro tiempo p erteneca u na clase escogida, era un hombre instruido, serio, paciente;
lea menos que se lee hoy da, pero lea tpejor. La gravedad, la calma, la profund idad
del lector otro tiemp o, aquel que meditaba sobre los grand es infolios la dulce cla
ridad del interior de los despachos, est olvidado desde hace mchp tiempo. El perio
dismo lo hn matadol Hoy da, el lector capaz de leer una obra cientfica literaria qu e
requiera mucho aliento, es un ser nervioso', va siempre de prisa y no tiene otro ideal que
el de leer muchas pginas en el ms corto espacio de tiempo posible: l quiere compren
der rpid am ente, de un golpe de vjsta, toda la sntesis de la obra; est habitu ado leer
tantos libros, qu e, sin cesar, encu entra las mismas concepciones con insensibles varian
tes de expresin: l las reconoce, y en seguida busca otro.
Pero los estragos qu e ocasiona a sobrep roduc cin de libros no son nata, compara
dos con aquellos que resultan dft la multiplicacin de diarios. Se horroriza uno al pensar
que la mayora de las gentes que saben leerno slo dentro de la clase proletaria, sino
um bi n , y sobre to do, den tro de la burguesano tienen por principal objeto die lectura
ms que el peridico... el peridicol, es decir, un hacinam iento de hechos inexactos
6
puramente inventados; de consideraciones polticas absurdas mentirosas; de informa
ciones que dimanan casi siempre de personas incompetentes; de literfitura de baja estofa,
escrito todo lo ms malo posible. La lectura diaria de un peridico acostum bra el esp
ritu la impresin de ideas, la superficialidad de razonam ientos, no saber crtica,
la vulgaridad d e sentimientos y la simpleza del estilo. Es ste un^ de los medios ms
poderosos de embrutecer que posee nuestra civilizacin.
Nunca insistiremos bastante sobre este punto , porq ue, merced al peridico, las teo
ras nuevas los descubrimiento s cientficos no llegan todo el pblico ms qu e d e se
gun da tercera mano , incompletas y disfrazadas completamente. Dentro d el dom inio
. intelectual com o en el econm ico, ^ntre el produ ctor y el consumido r, existen hoy da
muchos int eri^ di ari os que son verdaderos parsitos sociales. El periodista, careciendo
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de cultura y de tiempo, no puede sacar sus noticias directamente de los manantiales; l
se dirige los vulgarizadores, que se encargan de poner la ciencia la altura de todas
las inteligencias mediocres y de gentes deseosas de procurarse ese barniz de saber que
es suficiente hacer pasar un hom bre por erud ito den tro de los salones. Ix)s libros de
estos vulgarizadores tienen muchos ms lectores que los de los verdaderos sabios: ellos
forman el principal pasto intelectual de la burguesa imtruida. Estos son los libros favo
ritos de la mayor parte de las g entes (jue ejercen las profesiones llamadas .liberales.
FuerzayMateria de
\ .
B chner, por ejemplo, co ntiene toda s las ideas filosficas gene
rales don de se ilustran la inmensa mayora de los mdicos; a u n o de stos le escuch
decir que este libro era su evangelio
Los vulgarizadores son un producto del i>eriodismo, donde ellos toman los proce
dimien tos y el estilo: la lectura de sus libros no reclama ms inteligen cia ni reflexin
que la lectura de un diario, slo simplemente un poco ms de tiempo. Ix)s vulgarizado-
res son superficiales y ligeros, hbiles y brillantes; quieren simplificar tod as tas cosas,
todo en ellos es fcil com prender y nada exige una grand e tensin de ea^tt los
problem as ms complejos son resueltos sin ningn esfuerzo por esos prestidig itadores
que no tienen otra ocupacin que escamotear diestram ente; ellos no se desdean tam
poco en distraer y divertir su lector, y aqullos los dejan con tento s de ellos y de l
mismo.
Uno lo ve: aqu encontram os los caracteres que hemos visto en I^ m br os o. Los
proc ede res de ste son los mismos q ue usan los vulgarizadores:: la misma ausencia de
critica, poco ms menos; las mismas falsificaciones de problemas, y el mismo lenguaje.
Solamente as Lom broso propaga sus propias ideas. jQu hay d e extrao en aquello? No
son ellos, por s mismos vulgares? No son ellos, por ventura, la expresin d l a s
opinio nes que and an p or las calles? No son ellos, por ve ntura , la expresin del hom
bre mediano, del hombre normal, aquel donde el horizonte intelectual es limitado;
el cons ervado r, el misonesta, el ser que ve den tro de la satisfaccin de sus deseos
materiales el ms grande manantial de felicidad?
El lector de peridicos ama por instinto Lombroso: siente en l un aliado, un her
mano, un defensor; lombroso lo eleva, lo glorifica, lo inciensa; los genios son d^enera-
dos,
y los mediocres los hombres sanos. Qu gozo deb e experimentar el lector de pe
ridicos cuando su situacin le permite leer las obras mismas de Lom brosal.... Como
l est bien preparado , piensa com prenderlas; cm o l entra de lleno den tro de su esp
ritu, cmo l descubre sus propias ideas, hasta entonc es inconscientes, pero que se le
esclarecen aUpron to y todas de un golpe se dilatan. Lom broso ha aprovisionado una
multitud de gentes de ideas correspond ientes su deseo: l los ha realzado dentro d e
su propia estima y les ha dado pretexto de admirarse ante ellos mismos: en esto descjin-
sa el secreto de su popularidad.
m
El odio todo cua nto eleva, se distingue, se personaliza, es uno de los rasgos
ms caractersticos de n uestra sociedad burguesa, ^ e odio se halla por todas partes,
bajo todas las formas, en todos los grados: no es menos penn itdo vestirse al con
trario d e la moda corriente qu e poseer ideas de s mism o. Ij i tendencia dominante est
al nivel de la objetividad:- los eunuc os reinan. Es preciso estar conforme parec erlo,
bajo pen a de pasar por un original, el ttulo ms peligroso que u no pued e llevar hoy
da. Un original* es tanto como decir un loco. Lombroso no titubearla, y bien pronto
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l respon dera: es un loco mejor, un mdttoide. El niattoide, invencin de Lombroso,
es el ser ijue m s se aproxim a la locura: para Lom broso , ste es, en el fondo, una es
pecie de loco; pero que no es bastante loco para qu e sea necesario recluirlo en una casa
de alienados: si no escandaliza aun los paseos no es del todo peligroso, pero puede llegar
serlo si se presta atencin ss discursos: l no tiene el cerebro en orden;l m pkma
mim to o d mundo-^por otra parte, l tiene la lengua d esatad a, l es capaz de reducir,
de convencer, de subyugar los hombres normales que, segn las teoras de Lombroso,
no son de los ms malos. Kl hom bre norm al, en efecto, no es el letrado ni el erud ito:
es el hombre que trabaja y come (i). Reflexiona poco, los grandes problemas humanos
no le preocupan mucho: es un ser inerte, conservador por ewncia, misonesta. El hom
bre natural, eternamente conservador, no habra jams progresado sin la comb inacin
de circunstancias extraordinarias que lo ponen dentro de la necesidad de soportar el
dolor d e la innovacin para aliviarse de otros dolores ms grandes, y de la aparicin de
algunos hom bres singulares como los locos de genio y los mattmdes que, teniendo por
su organizacin normal un altruismo exagerado y una actividad cerebral superior mu
chos de nuestros contemporneos, adelantan los acontecimientos, entraan las innova
ciones
{2 .
Tal es la manera de pensar de Lombroso con respecto la filosofa de la
historia.
As el hombre mediocre es proclamado el linico ser normal y razonable. De una ma
nera muy deshonrosa para l, en verdad, puesto que en debida forma reconoce que no
ejerce sobre otro ninguna accin, que vive sobre firme, encenagado en un pantano toda
su vida. P ero qu importa ; l declara qu e es saludable encenagarse dentro del pantan o,
que es una virtud, un deber social, y los que tra tan de apartarse del fango son locos.
Con tod o esto el hom bre mediore puede estar orgulloso de s mismo, ninguno en ade
lante es superior l. Estos genios, que no ha mucho le obligaban respetar, son ms
bajos que l en personalidad; l los pued e despreciar y mirar sus obras con aire indul
gente, como los productos de imaginaciones enfermas y de cerebros cascados.
L a estrepitosa alegra del triunfo de los med iocres, disimula, sin em barg o, una inqu ie
tud; los genios, los apasionad os, los revolucionarios son de todas maneras los ms fuertes
y los mejor dotad os; pesar de todo, el pueblo reconocer su ascendiente y ser entra
ado por ellos. Si ellos han po dido, despreciando los obstculos que habran espan tado
todo fro calculador, pasar por encima de todo, acelerar durante siglos enteros el escla-
recimiento de la verdad {3), ellos lo pued en an. Cmo g aran tir con tra el ho mb re
normal?
H e ambroso d* este ai^um ento de indicaciones bien cla ras en su libro T^s Anm-qui^bvi:
l a represin violentadice comete el error de enorgullecer los anarquistas, de ha
cerles creer 0:
E l ktmlirt
dgente, pg.
Mi-
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4.74 LA REy STA BLANCA
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de los sucesos y no pueden impe dir el esclarecimiento de la verdad, debido, como lo
hemos visto, los matoi
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4 7 6 A REVISTA BLANCA
motivo, ni aun los locos; el panadero quera quitarme el pan y yo lo defend; haca dos
das que no coma, pude ms y le venc; he ah todo; por lo dems, no tuve intencin de
matarle.
(CoH inierfi. Cmo? Pretenderis acaso que el pan era vuestro y que la vctima
no tenia derecho defender lo suyo?
Yo tambin tena dere cho , seor juez, y ms qu e derech o, el del)er, la obligacin
imperativa y absoluta de defender mi vida: aquel pan era mi vida.
Pero no era vuestro.
Y o no tengo nada mo, sino mi vida y el deb er de defenderla; si no com a, m e
expona perderla. El Sr. Catrefois, quien, os lo repito, no tuve intencin de matar, no
I>erda la suya al perder un pan de cinco cntimos.
Pero l haca uso de un derecho sagrado y perfectamente legal al defender la pro
piedad de su pan y...
Y o tamb in, seor juez, haca uso de un dere cho perfectamente legal y no meno s
sagrado que el del Sr. Catrefois al defender mi existencia.
Pretenderis acaso que vuestra existencia dep end a del pan del Sr. Catrefois?; l
no estaba obligado manteneros; aquel pan no era vuestro.
Mi existencia dependa del alimento y yo no tena ninguno, ya os he dicho (jue no
tena nada mo, y yo tampoco estaba obligado respetar y cuidar los intereses del se
or ( atrefois. El haca su deber y yo el mo.
Sois Tnsolente
rSoy lgico; me pregu ntis, respo ndo ; si prefers qu e calle, me es absolutam ente
igual; soy indiferente este asunto.
Por
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LA REVISTA BLANCA 7 7
La ley prohibe matar
Pero no prohibe vivir; yo deseaba y deseo vivir; tena derecho elle.
Pero no costa de los dems.
No,
ya lo s, costa del propio trabajo, aunque pocos son los ijue as lo hacen.
Y entonces, por qu robasteis, por qu matasteis?
Y a lo sabis bien; yo soy quien p odr a p reguntar: Por qu m e neg aban los medios
d e ganarm e el sustento? Por qu rehusaban darm e trabajo? Vos sabis, seor juez, que
yo quera trabajar; acaso deb dejarme morir de h?imbre?
Nadie puede dar lo que no tiene, ni est obligado perjudicarse en sus intereses.
Si no os necesitaban, cmo querais que OH ocuparan? Qu puede importar los dems
hombres vuestra suerte y vuestras necesidades? La vida es as; es preciso ser fuerte.
Tenis razn; vos lo decs, qu pued e imp ortarm e m de los dem s: Ks preciso
ser fuerte; yo lo fui, y ya veis bien las consecuencias.
El Sr. Catrefois tena cinco nios pequeos, y por cinco cntimos...
Y qu podr importarme eso? Por lo dems, os lo repito, yo no quise privar de su
pad re esos nios, quise comer; un pan de cinco cntimo s no le hubiera arru inad o. Si
yo hub iera tenido cinco cntimos No los tena, pero tena ham bre; as pues , necesitaba
comer. Quise hacerlo apodern dom e de aquel pan que tena ante mi vista y al alcance
de mi mano, lo cog, y el dueo de l me atac, y estaba en su derech o; hizo bien; yo
tamb in e staba en el m o y me defend; hice mejor. Yo fui ms fuerte, y venc: es lgico.
En cuanto al valor del robo, no creo que m e reprochis su insignificancia; cuanto mayor
fuera el valor d e lo rob ado , mayor sera m i delito, y tam bin mi castigo, y mayor
la razn de mi vctima oponerse mis deseos. Adems, yo no necesitaba po r el mo-
momento ms que aquel pan; l bastaba para aplacar mi hambre; yo, ya os lo he dicho,
rob aba para comer, para conservar mi existencia, y no para saarla lujosa 6 agrad able;
no he llegado tantov nu nca fu< ministro, ni siquiera d ipu tad o.
{Con tono ofendido.) Tened cuidado con lo qie
decs-^
estis proclamando la ley del
fuerte y sta puede caer sobre vuestra cabeza.
Ya ha cado; yo no la temo.
{Con curwsidad . Proclamis la fuerza contra el derecho?
No ;
el der ech o de la fuerza y la fuerza con el dere cho . Y observad , seor juez,
qu e sois poco l gico; si no tuv ierais la fuerza, esa fuerza q ue la sociedad pon e v uestra
disposicin cuando os encarga de juzgarme, en nombre de quin lo harais? Cmo me
impon drais vuestra razn? To dos los hom bres tienen razn, seor juez, y yo soy ms
fuerte ijue V. S., bien lo veis.
{Confa-tdio ysarando nm la^jade rap. Estis arrepentido? 'Sabis qu lasti go
os aguarda?
Con Horprem.)Arrepentido? Por qu hab a de estarlo? Lam ento hab er perjudi
cado los nios, hijos de mi vctima, porqu e ellos de nada tenan culpa; pero aumjue,
com o os dije, yo no tena intencin de dar muerte al Sr. Catrefois, no estoy arrepen
tido ; me limit cuan do cog el pan, querer huir; atacado, me defend repeliendo su
agresin mi persona como l re[)cla la ma sus intereses; siendo yo el ms fuerte, le
venc, y es natural. Cmo queris, pues, que est arrepentido? Ta nto valdra eso com o
desear mi propia muerte 6 lamentar que mi vctima no me haya mu erto m; si eso
hubiera deseado , si hubiera preferido mi muerte la suya, no habra tenido necesidad
de robar ni de mo lestar nad ie, ni siquiera de venir daros trabajo; me era suficiente
arrojarm e bajo las ruedas del tren desd e el muelle al mar; pero no, yo soy jo ven, y
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com o joven, robusto y sano; tena y an tengo deseos de vivir, amo la existencia, y me
agrad a luchar pa ra vencer, no para ser v encid o. Cmo que ris, pu es, qu e est arre
pentido?
S que me aguardan largos aos de crcel, porque la sociedad es asi: desprecia al
suicida, al vencido, y hace bien, pori}ue ese burla la vida y ultraja la Naturaleza; bur
lando las leyes de la existencia, la insulta; pero en lo que la sociedad no hace bien ni
tiene razn ni derech o de hacer, es castigar al fuerte, al valiente, al luch ador qu e sale
victorioso. Es la ley de la mediocridad; el cdigo de los llorones de la filosofa lacrimosa
que apesta horriblemente suspiros y proclama el gemido y la conformidad de los est
pidos.
Es la ley de la hipocresa; el auge de la farsa, el aiwgeo de la cobarda.
Creis que si todos los que lloran, suspiran, rezan, imploran y se lame ntan fueran
com o yo habra tanta s miserias? El oficio de rico prese ntara enton ces muchos peligros
y tendra pocas ventajas.
Ix) nico que lamento es la prdida de mi libertad; pero me consuelo con la espe
ranza de la evasin. En todo caso no ha de faltarme qu com er ni tech o bajo el cual
dormir. Comer todos los das y dormir todas las noches, siquiera sea poco y mal. Y
estad persu adido que los malos trata m ientos no he d e sufrirlos, os lo asseguro, tengo
fuerzas, ya lo veis. Y reparad, seor juez, en una cosa. H om bre ho nra do, honesto y tra
bajador, lleno de vida, de energas, d e vigor y de fuerzas; sin un mal ante ced ente en
con tra, la sociedad me neg un techo y un poco de pan ; ladrn y a.sesino como soy
ahora, no slo se apresura proporcionarme ambas cosas, sino que malgasta su tiempo y
su dinero en in%estigar intilmente por cunto tiempo ha de proporcionarme esos bene
ficios que negara un padre de familia cargado de hijos y abrum ado de aos. Con el
dine ro qu e os paga vps, los carceleros, los gua rdias, los escribiente s y dem s ser-
vidores de la ley, podran evitarse muchos crmenes como el mo.
Con
desprecio.
Sois un degenerad o. ,
Com o gustis; pero ved que es cierto lo que os digo. Para los enfermos, los intiles,
los tsicos, los sifilticos, los escrofulosos, ra({uticosins ervtbles,.para los vi ^o s miserab les
y cobardes, la sociedad tiene asilos y casas de beneficencia; para el joven robusto, sano,
lleno de vida, de esperanzas, de promesas y de vigor, nada . En mi proceso consta que
solicit ayuda de varias casas de beneficencia y me la negaron : era joven y til para el
trabajo y por esto no deba vivir
Cm vehemeuda.) Sois un miserable pervertido y un necio declam ador: sois un
cob arde , todo lo (jue habis dicho lo rueba; queris influir con vuestra argum entac in
hueca y ampulosa en el nimo de los jura dos ; es intil, no lo co ns ^u ir is Por qu si,
como decs, no querais hacer mal y slo deseabais comer, y puesto que no hallabais tra
bajo, por (ju, os pregunto , no habis solicitado una plaza entre las filas de aquellos de
vuestros com patriotas (^ue estn luchando heroicam ente y rind iendo con gloria sus vidas
por la sacrosanta causa de la patria? Por qu, os pregunto, no hal>is tomado un puesto
entre los que estn defendiendo la bandera d e la patria para hacerla ms glorios^, ma
grande y respetada que la otra? A\Uestaba vuestro puesto, all os hubieran dado el pan
que Ifuscbais por medio del crimen; all tenais ese pan y una vida
en"
la que son necesa
rios todas horas y todos los mom entos del da ^ a energa y ese valor de que hacis
tanto alarde, ese vigor dequetanto b l^ on ai s y (jue seguramen te no poseis. Bien s lo que
vais contestarme: (ue sois joven y jue no tenis la edad exigida; es cierto, pero vues
tro cuerpo y vuestra robustez disimulan lo esca.so de los aos; adems, en estos momen
tos,cualquiera que se presente voluntario es a^^ptadn sin du da alguna y colm ado de
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atenciones; si hubierais hecho eso, no habrais tenido necesidad de dar muerte por un
pan de cinc o cntimos un padre de familia que ningn mal os haba ocasionado y
quien ni siquiera conocais.
Con caima y serenida d).
Me reprochis, seor juez, el no haberme hecho soldado,
y no tenis razn; ya os he dicho que am o mucho mi vida y mi libertad. Se me acusa y
me estis juzg and o porque para comer un pan de cinco cntimps mat un hom bre .
quien no conoca, y me reprochis el que no haya ido matar muchos quienes co
noca menos y que ningn dao me han causado; ni siquiera me haban negado un pan.
Mat un hom bre para defenderme de un ataque , y me reproch is que no haya ido
matar otros muchos que jams pensaron en atacarme y cuyo nico delito consiste en
no tener ciertas costum bres. No sois lgico, sefior juez; mat por casualidad y obliga do
por la necesidad, y vos me reprochis que no haya matado sangre fra y sin motivo.
Bien veis que...
Con energa y llena tk i-kra).
Basta; sois un insolente. Retiraos; que se lleven al
acusado
R. E.m RAvt
Buenos Aires, Diciembre 1902.
C U R I O S I D A D E S
] JOH treneH hotde s.
onoc mos
los trenes de lujo y los vagones de todas clases, pero
no los trenes-hoteles.
M. Cham berlain, dcese, que va inventar un nuevo gnero de trenes para viajar en
el frica del Sur.
Este tren se compondr de dos locomotoras, de trestleeping-carx, de und i m n g m r y
de un furgn.
ElsUeping-mrdel centro, qne estar ocupado por M. y Mme. C hamberlain, se divi
dir en tres compartimentos; el del centro ser el dormitorio. A uno de los extremos ha
br un saln y al otro un cuarto de bao.
El
dinningmr
com prende r: un comed or muy bien amueblado, una sala de fumar >'
otra de juego.
Uno de ios skepbigmm .ser para la servidumbre y con tend r un a repostera , una
Oficina y un taller de elec tricid ad. s
Por lo que se ve, ese tren-hotel no- dejar nad a cjue desear, Pero se necesitar ser
Chamberlain para viajar en el presente as.
El ms estpido de mis lectores com prender la necesidad que existe de que poda
mos viajar todos con las com odidades ((ue aqu se sealan, y para ello no hay cosa me
jor que transformar cuanto antes esta sociedad que nos impide que disfrutemos todos los
humanos por igual de las ventajas de la ciencia y de los esfuerzos del talento.
El mkrtjhio /.ctc,f/i(w.rSe ha desarrollado actualmente en frica una nueva enferme
dad : el sue o mortal. El pacien te se duerm e sin siifrimienlo apare nte con un sueo le
trgico y no despierta ms.
La epidemia ha empezado en la .\nguanda haciendo 20.000 vctimas; ha seguido la
http://nguanda/http://nguanda/http://nguanda/7/26/2019 19030201_LA REVISTA BLANCA
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8 o LA RVISTA BLANCA
regin del k g o de Victoria y gana progresivam ente las regiones vecinas del Oca no
Indico.
Un a comisin m dica no mb rada para estudiar esa nueva plaga, atribuy e este mal sin
gular un origen microbiano.
*
Nuevo invento. Una in^enc^n preciosa acab a de ensay arse en el canal de Queb ee
por uno del Canad. Esta invencin consiste en detener instantneamente los barcos en
marcha por medio de un mecanismo que marca el timonel.
Se abren dos postigos en el ngulo derecho sobre el casco del navio, produciendo la
detencin inmediata. Por medio de un solo postigo el barco vuelve andar.
Aviso n las foriiieim.; uieren conservar los huevos frescosr El mtodo consiste en
sumergir en agua hirviente huevos d el da cuidad osam ente limp iados. Despus de esta
inmersin rpida se colocan los huevos en aceite saliclico heido, que los conserva por
much o tiempo . Huevos as prep arad os, al cabo de seis meses permanecen absolutamen te
frescos.
* *
Unglobo moi T Rjapons.I,os g\o\io trotfrsestn muy de moda desde algn tiem
po. M. Nakamuza, sMito japons, abandon su pas con el fin de dar la vuelta al mun
do;ha recorrid o, sucesivamente, China, la India, Arab ia, Persia, Tu rqu a, G recia, Si
cilia Italia.
El tonrista viaja para instruirse y cumplir todo el itinerario que se ha propuesto, via
jando pie. Ahora se dirige Espaa y Francia.
Sobreel agua.Uno de estos das aparecer un peridico excepcional y viajero. Para
el efecto, un paquebot ingls saldr de Liverpool para Nueva York llevando bordo un
equipo completo de impresores y toda la maqu inaria precisa para compon er un peri
dico que aparecer diariamente durante el viaje.
Ix>s pasajeros podrn enterarse durante la travesa de todos \m acontecimientos que
pasen en el mu ndo. I ^ informacin se har por m edio de la telegrafa sin hilos.
*
Una mom ia viviente. l^os md icos del hospital de Norfolk acab an d e hac er un des
cubrimiento raro: un hombre de unos treinta y cinco afios con rasgos de momificarse.
I.os miisculos de las caderas y de los brazos se han osificado casi por com pleto; el
mismo fenmeno se observa en la cara. Palpa ndo sus huesos se cree tocar el mrm ol.
No puede mover ciertos miem bros, especialmente el brazo derech o. Puede, sin emliargo,
ponindole tendido, levantar el brazo izquierdo y llevar la mano la boca.
Su and ar es muy peno so. Las piernas, atiesadas, se ponen de avance la una despu s
de la otra.
La osificacin empez la edad d e ocho ao s y contina d esde entonces.
Qu ha pod ido produ cir este fenmeno? Nadie lo sa l , y los mdicos qu e cuidan
la momia vi\iente se declaran impotentes para curaria-
L A
I
AMA
CtRra