7/18/2019 Chevallier - Gracián y la tradición oral
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Gracián y la tradición oralAuthor(s): Maxime ChevalierSource: Hispanic Review, Vol. 44, No. 4 (Autumn, 1976), pp. 333-356Published by: University of Pennsylvania Press
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GRACIAN
Y
LA
TRADICION ORAL
LOS
comentaristas de Gracian, en su paciente labor de aclaraci6n
de unos
textos
dificiles,
se
han
orientado
hacia
las lecturas
que
pudo
hacer el autor
de El
Critic6n
y
de
la
Agudeza,
hacia
las
fuentes
escritas de
sus
obras.
TratAndose,
mas
concretamente,
de
los
cuentecillos,
chistes
y
dichos familiares a
los cuales se
atiene
el
presente
estudio,
han
echado
mano
de las
colecciones
impresas
que
podia
manejar Gracian,
en
especial
de
la Floresta
espanola
de
Melchor
de
Santa Cruz.
Tal
m6todo dio admirables
resultados,
como era de esperar, puesto que descansa en unas convicciones
irrebatibles.
.Quidn
va a discutir
la
extensa
cultura
de
GraciAn?
iy
qui6n
ignora
el clamoroso 6xito de
la
Floresta?
A
los
comenta-
ristas
de
Gracian les
asiste
la raz6n.
Mucho debe
en
efecto
el erudito
jesuit
a
las fuentes
impresas,
y
mucho
debe,
en
especial,
a la
Floresta
espanola.
Pero,
aparte
de estas
reminiscencias
librescas,
que
tantas
huellas
dejaron
en las
obras de
Gracian,
Zno
habra
recordado
alguna
vez
el
escritor
la
tradici6n oral
de los
cuentos,
dichos
y chistes,
tan
vivaz
en la Espafia del Siglo de Oro? La pregunta es legitima, puesto que
el
mismo
Gracian,
en
El
Discreto
y
en El
Criticon,
llama
alguna
vez
nuestra atencidn
sobre
tales
fuentes
orales. V6anse los textos
siguientes:
Sobre
todo
tiene
una tan sazonada como
curiosa
copia
de
todos
los buenos
dichos
y
galantes hechos,
asi
heroicos
como
donosos:
as
sentencias
de los
prudentes,
as malicias de los
criticos,
los chistes
de
los
dulicos,
las sales
de
Alenquer,
os
picantes
del
Toledo,
las
donosidadesdel
Zapata,
y
aun las
galanterias
del
Gran
Capitdn,
dulcisima municion
toda
para conquistarel
gusto.
(El
Discreto,v,
91ab)'
1
Cito
El
Discreto
por
la
edici6n de Arturo
del
Hoyo
(Gracitn,
Obras
ompletas
[Madrid:
Aguilar, 1960]);
la
Agudeza
y
Arte
de
ingenio
por
la
edici6n
de
E.
Correa
333
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334
Maxime
Chevalier
HR,
44
(1976)
Fuese acercando
a
segunda,
tan hermosa
uan
discreta,
y
chancedndoseon
la
primera
a lo
Zapata,
la
decia . . .
(Critic6n,
i,
ii; R.-N.,
in,
49; A.H., 679b)
Estaban
actualmente etenta
de
aquellos verdugos (peores que
los
mismos
diablos,
a
dicho del
Zapata,
pues
no bastan
conjuros
para
sacarlos)
. .
(Criticon, II,
i; R.-N.,
III,
28;
A.H.,
837b)
Diganle
a
la
otra
lo
que
le
dijo
don
Pedro
de
Toledo:
"lfire
que
le
dire
peor
que
tal,"
y
replicando
lla
"{Que
me
dird?"
"iPeor
que
vieja "
(Critic6n,
iII, iii;
R.-N., iii,
102;
A.H.,
870a)
Estos textos
plantean
dos
problemas:
?qui6nes
son
este
Alenquer,
este don
Pedro
de
Toledo,
este
Zapata? iy
d6nde
pudo
leer Gracian
las
agudezas que
les
atribuye?
Segdn
Romera-Navarro
hemos
de
reconocer
en el
primero
a don
Diego
de Silva
y
Mendoza,
conde
de
Salinas, virrey
de
Portugal
y
conocido
poeta,
en
el
segundo
a
don
Pedro de
Toledo,
virrey
del Peri
de
1639
a
1647,
en el
tercero
a
Antonio
Zapata,
tercer conde
de
Barajas,2
aunque
este
ultimo,
en
opini6n
de
Arturo del
Hoyo,
tambi6n
podria
ser Luis
Zapata,
el
conocido
autor de
Carlo
famoso
y
de
la
Misceldnea.
/En
qu6
bases
se
apoyan
estas identificaciones?
Hay
que
con-
fesar que en bases frAgiles, por lo menos en los dos bltimos casos.
Don
Diego
de
Silva
y
Mendoza fue calificado en efecto de
agudo
e
ingenioso
por
sus
contemporaneos.
Pero
don Pedro de
Toledo,
virrey
del
Peru,
y
Antonio
Zapata
no
gozaron
nunca
de
tal
fama, y
el
uinico titulo
que
tienen
para
pretender
tan
halagiiena
identificaci6n
es
el
hecho de ser
contemporaneos
de
la
redacci6n
de El
Criticon.
En
cuanto
a Luis
Zapata tampoco
tuvo
reputaci6n
de
ingenio agudo,
y
su
candidatura no
tiene,
al
parecer,
otro motivo
que
el
ser
don
Luis,
entre
tantos
Zapatas
del
Siglo
de
Oro,
el
dnico
escritor
de
renombre.
Tales indicios
son
a
todas
luces insuficientes. Con-
vendria
encontrar
un hilo conductor
que
nos
oriente
para
escoger
entre los varios
Pedros
de
Toledo
y
los muchos
Zapatas
que
cono-
cemos
y
nos lleve
a unas
hip6tesis
razonables
sobre
la
identidad de
dichos
personajes.
Este hilo
conductor,
por
fortuna,
existe. Me refiero
a
un
opuisculo
bien conocido
de los
hispanistas,
aunque
editado en forma
Calder6n (Madrid: Castalia, 1969). Para El Critic6n remito a la vez a la edici6n
de
Romera-Navarro
(R.-N.)
y
la de Arturo del
Hoyo
(A.H.).
Cito
la Floresta
de Santa
Cruz
por
la edici6n
de Bibli6filos
Espafioles
(Madrid,
1953);
el
Vocabu-
lario
de
refranes
de Correas
por
la
edici6n
de Louis
Combet
(Bordeaux,
1967).
2
El
Critic6n,
R.-N.,
11,
49-51n.
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Gracidn
y
la
tradicion
oral
muy incompleta
hasta
la
fecha:
la
colecci6n de Cuentos
de Juan
de
Arguijo.
Dejando
aparte
la
selecci6n
que
debemos
a
Paz
y
MeliA-
selecci6n
que
obedece a unos motivos no
siempre
claros-y
ateni6n-
donos a la
obra
en
su
totalidad,3
observamos
que
incluye
dicha
colecci6n numerosas
agudezas
atribuidas a tres
personajes
que
han
de
ser los
que
recuerda
Gracian en
El Discreto
y
en
El Criticon.
Aparecen
en
efecto
en la
recopilaci6n
de
Arguijo
y
sus
amigos
varias
agudezas
de
don
Diego
de Silva
y Mendoza,
conde de Salinas
(nos.
44,
76,
340,
435,
436);
otra
serie,
mas
nutrida,
de
r6plicas
jocosas
atribuidas a don Pedro
de
Toledo
(nos.
160,
249,
258, 286,
287,
351,
474, 623), quien debe ser, no el virrey del Peru mentado por Romera-
Navarro,
sino el
marqu6s
de
Villafranca
(m.
en
1627),
embajador
del
rey
Felipe
III
en
Paris,
luego gobernador
del Milanesado
(1615-
1618); y, por
fin,
extensa serie de
gracias
de
un
tal Gabriel
Zapata
(nos.
13,
21, 84, 97, 167, 257, 349a,
497, 498, 501, 512,
577),4
caba-
llero del cual no sabemos nada fuera de
la
reputaci6n
de
chistoso
de
que
gozaba
en
Sevilla
por
los
anos
de
1619-1624,
6poca
en
la
cual
se
redact6,
al
parecer,
el manuscrito
de los
Cuentos
de
Arguijo.
Mientras no
hayan
aparecido pruebas
fehacientes
de
que
don
Pedro
de Toledo, virrey del Perd, Antonio Zapata y Luis Zapata tuvieron
fama
de
ingenios agudos
en
la
Espafa
del
siglo
xvII,
parece
razonable
descartar sus candidaturas e identificar el
don Pedro de Toledo
y
el
Zapata
a
los cuales alude
Graci&n
con los
personajes
que
aparecen
con
este
titulo de
gloria
en
el manuscrito de
Juan
de
Arguijo.
Bagatela
erudita,
por
cierto.
Pero
el hecho no
deja
de interesar
por
el motivo
de
que
Gracian
no
ley6
ni
pudo
leer el manuscrito
de
los Cuentos de
Arguijo,
manuscrito redactado
a
vuelapluma
y
evidentemente reservado a un corto circulo de sevillanos. Dadas
estas
circunstancias,
es
de
suponer
que
GraciAn
conocid
por
via
oral
las
agudezas
de don
Diego
de
Silva,
de
don Pedro
de
Toledo
y
de
Gabriel
Zapata.
Puestos en este
camino,
hemos
de advertir
que
la cultura de
Gracian
no
fue,
ni
pudo ser,
exclusivamente
libresca. Tambi6n
fue,
como
es
logico
en
un
hombre
del
siglo
xvII,
por
muy
erudito
que
fuera,
cultura
oral.
Me
refiero, dejando
aparte
el
empleo
de
los
refranes,
ya
estudiado en forma
muy
satisfactoria,
a los
cuentecillos
8
Vease la
edicidn
de
los Cuentos
de
Arguijo que
he
preparado
en
colaboraci6n
con
Beatriz
Chenot,
de
pr6xima publicacidn
en los
Cl&sicos
Castalia.
4Tambi6n
cita
una
r6plica
chistosa
de Gabriel
Zapata
su
hom6nimo Luis
Zapata
(Alisceldnea,
no. 195
[ClAsicos
Castilla], II,
239).
335
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Maxime
Chevalier
que aparecen,
extensamente relatados o reducidos
a
su
agudeza
final,
en la
Agudeza
y
en
El
Criticon.
Dichos
cuentecillos son
mas
numerosos de lo que se suele pensar: en efecto los comentaristas de
Gracian
no
siempre
ban
detectado
su
presencia-que
en
ocasiones
no
es mas
que
asomo
fugaz-en
la obra
del
gran
escritor. Cuando
la
han
observado,
han
procurado,
con
perfecta
unanimidad,
dar
con
las
fuentes
impresas
de dichos
cuentecillos,
puesto que
compartian
todos la
convicci6n
de
que
la cultura de
Graci&n
es
fundamental,
si
no
exclusivamente,
libresca.
Tal
convicci6n, por
motivos
que
dejo
expuestos
en otra
parte,5
me
parece
err6nea.
Mi
prop6sito,
en
las
paginas que siguen, es demostrar que Gracian aprovech6 en la
Agudeza
y
en El
Criticon razonable cantidad de
cuentecillos,
chistes
y
dichos
familiares,
muchos de los cuales
pertenecian
a la
tradici6n
oral
de la
Espafia
del
Siglo
de
Oro. Conffo
que
un
analisis de este
tipo,
adem&s
de
arrojar
luz
sobre
las fuentes
de
inspiraci6n
de
Gracian
y
su
manera de
trabajar,
permita
aclarar
algunos frag-
mentos
no
siempre
correctamente entendidos de los textos
del
escritor.
1. CUENTECILLOS TRADICIONALES EN LA OBRA DE GRACIAN
a)
Diciendo
un
tuerto
a un corcovado . .
Y
diciendole otro
que
habia
cargado
de
manana,
respondio:
"Si,
que
aun no
habeis
abierto
as
ventanas."
(Agudeza,xvIIi,
i,
189)
Gracian
pudo
leer el
chiste
en la Floresta.
Pero
no es
preciso
apelar
a
esta
hip6tesis, pues
el cuento
es tradicional
en la
Espafia
del
Siglo
de Oro.
Aparece
en
Timoneda, Portacuentos,
no.
100
(y
tambi6n en la edici6n de
Sevilla,
1596,
de
El
Sobremesa);
en
la
Floresta de Santa Cruz (viII, vi, 3, 231); en el Galateo espanol de
Gracian Dantisco
(Clasicos
Hispanicos, pag.
148);
en
el
Cisne
de
Apolo
de
Luis Alfonso de Carballo
(Biblioteca
de
Antiguos
Libros
Hispanicos,
ii,
68);
en el
Vocabulario
de
refranes
de
Correas,
ed.
Combet,
pag. 467a;
en
la
comedia
Obligados y ofendidos,
y
gorron
de
Salamanca,
de
Rojas
Zorrilla
(Jorn.
ii; BAE,
54, 71c-72a).
Cuentecillos
tradicionales,
029.6
b)
No
fue
menos
donoso
aquel
de
otrobien
conocido
spanol,
por
sus
prontos
y sazonadosdichos. Hallo entreteniendoseosfeisimosconsortes, al punto
6
Vase
mi estudio
"Cuentecillo tradicional
y
literatura
espafiola,"
CHi,
289-290
(1976),
216-28.
6
Maxime
Chevalier,
Cuentccillos radicionales
n.
la
Espafna
del
Siglo
de
Oro
(Madrid:
Gredos,
1975).
336
HR,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicion
oral
dijo:
"Vuelvome."
Reparando
llos,
y
cesandode los
abrazos,
preguntdronle
por
quA
e
iba,
respondi6:
"Porque
no
me
den
barato."
(Agudeza,xxv, i, 247)
El
dicho no
figura
entre los
Apotegmas
de
Juan
Rufo,
contra-
riamente
a
lo
que
se
viene
afirmando.
Ignoramos por
lo tanto
la
identidad del "bien
conocido
espainol"
a
quien
atribufa el
chiste
Baltasar
Gracian.
Pero,
cualquiera que
fuera el
autor
de la facecia
en
opini6n
de
nuestro
escritor,
lo
cierto es
que
se
trata
de
una
historieta
tradicional.
Aparece
en los Cuentos de Juan
de
Arguijo,
no.
300;
en El Brasil
restituido,
comedia de
Lope
de
Vega
(Jorn.
IIi,
BAE,
233, 286b) y
en la
comedia de
Quevedo
Como
ha
de ser el
privado
(Jorn. III,
Obras
completas:
Verso,
ed.
L.
Astrana
Marin, pag.
609b).
Cuentecillos
tradicionales,
035.
c)
Asent6 en el
libro
de
las necedades
e
un
criado
coronista,
ortesano
ellas,
en
el
palacio
del
arzobispo
de
Toledo,
don Alonso
Carrillo,
a su mismo
amo,
porque
habia dado
una
gran
cantidada
un
alquimistapara
traer
materiales
y
hacer
oro.
Leyendolas
al
fin
del
mes,
como
acostumbraba,
eplic6
el
arzobispo:
"l
Y
si viniere?"
"Entonces,
dijo
el
coronista,
borraremos V.
Ilustrisima,
y
le
pondremos
Al."
(Agudeza,xxvii, i,
275-76)
Pudo Gracian leer el cuento en la Floresta. Pero es cuento viejo,
repetido
en
muchos
textos:
el
Cuarto
libro del
esforzado
caballero
Reinaldos de
Montalbdn;
El
Sobremesa de
Timoneda,
ii,
29;
el
Libro
de
chistes
de
Luis de
Pinedo,
BAE, 176,
113b;
la Floresta
de
Santa
Cruz,
i, iii,
1,
21-22;
los Cuentos
de
Juan
de
Arguijo,
no. 479.
Cuentecillos
tradicionales,
B2.
d)
Deste mismo
modo
apod6
uno unas canas
que
se habian corrido
para
celebrar
l
nacimiento
de un
principe
de
Espana:
"Estos
sefores han
hecho
lo
que debian,y
deben
o
que
han hecho."
(Agudeza,xxxIIm, i, 54)
Es
de
suponer
que
se trata de
un
chiste
bien
conocido. Com-
parese
Juan
de
Arguijo, Cuentos,
no.
147:
Predicando
Castroverdeen la
capilla
de
Palacio,
y
persuadiendo
que
no
se
gastase
mucho
en
ocasi6n de las fiestas
que
se hicieron
por
el
nacimiento
del
prfncipe,
dijo:
-Yo
no os
podr6
decir
que
no hac6is lo
que debris,
pero
deber6is o
que
hac6is,
y
despuds
vendr6is
a hacer lo
que
no
deb6is.7
7Comp/rese
tambi4n
Gaspar
Lucas
Hidalgo,
Didlogos
de
apacible
entreteni-
miento
II,
i
(BAE, 36,
294a):
"Salia
un
caballero
muy apocado
y muy
empefiado
a correr a
sortija,y
para
esto
pidi6
a un
amigo
poeta
que
le diese
alguna
invenci6n
y
letra con
que
salir. El
poeta
se
la
dio, y
fue
que
sacase
un
vestido de
terciopelo
negro, y por
61 sembradas
cien muertecicas de
chapa
de
plata
cosidas
por
el
vestido, y
en
las
espaldas
esta
letra: 'Una muerte
debo
a
Dios,
/
mas
las
ciento
que
aqui
llevo
/
al
platero
se
las
debo.'"
337
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Maxime
Chevalier
e)
Un
ingenioso,
no menos
que
docto
opositor
en
Salamanca,
que
tenia
cuatro
competidores,
l
doctor
Aspe,
Maestro
Basilio, Fray
Luis de
Le6n
y
al doctorMondrag6n,dijo informandoqueconfiaba n Dios salir vencedor
poder
cantar:
Super
Aspidem,
et
Basiliscum
ambulabis,
et
conculcabis
Leonem
et
Draconem.
(Agudeza,
xxxiv,
ii,
63)
Un
cuento
parecido
trae Luis
Zapata
en
su
Misceldnea
(Clasicos
Castilla, i,
196):
El
licenciado
Gil
Ramirez,
insigne
oidor
de
Valladolid,
en
Salamanca,
en
pretension
de
una
catedra,
tuvo cuatro
opositores
contrarios, que
se
llamaban
el
doctor
Le6n,
el
doctor
Mondrag6n,
el
doctor
Aspe y
otro
que por mala lengua llamaban Basilisco, y confiado en su habilidad,
decfa a los estudiantes:
"Ea, sefiores,que
con
favor
de
vuestras
mercedes,
super Aspidem
et Basiliscum
ambulabo,
et conculcabo
Leonem et
Mondragonem."
Segdn apunta
E.
Correa
Calder6n,
es
imposible
admitir
que
GraciAn
haya
leido
la
Misceldnea.
Obs6rvense ademas
las instruc-
tivas
variantes
que
existen entre ambas
versiones.
Se trata sin
duda de un
chascarrillo-a base del
Salmo
91.13-que
debi6 de
correr
entre
cl6rigos y
estudiantes en
los
siglos
xvI
y
xvii.
f)
Profundo
y
verdadero
discurso
fue
el
de
Metelo
. .
.
Y
el
del
otro
ciego
en
la material
vista,
no
en
el
entendimiento,
ue recuper6
l
tesoro
escondido
aconsejdndose
i
pondria
mds
con
el
que
lo
habia
hurtado.
(Agudeza,
xxxvmII, i,
97)
Cuentecillo tradicional
que
aparece
en
Timoneda,
Sobremesa, Ii,
59;
Ambrosio
de
Salazar,
Las
clavellinas
de
recreacion
(Rouen,
1614),
pags.
89-91;
Juan de
Arguijo,
Cuentos,
no.
563.
Cuentecillos
tradicionales,
D6.
Para
mas
referencias,
vease
Krystyna
Kasprzyk,
Nicolas de
Troyes
et
le
genre
narratif
en
France au XVIe
siecle
(Paris,
1963),
no.
19.
g)
Asi
aquel
raro
embajador
de
Espana,
que
en
el
griego, espanol y
raro
todoes
uno,
negdndole
siento
la
bdrbara
majestad,
hizo
tronode
su
capa, y
nunca
mds autorizado
elato
su
embajada.
Ibase
despues
en
cuerpo,
con-
tinuando
su
bizarria;
legaron
a
avisarle de su
olvido,
que
en
el
fuera
afec-
taci6n, y dijo
que
"los
embajadores
el
rey
de
Espana
no
usamos llevarnos
los
asientos."
(Agudeza,XLV, i,
134)
Cuentecillo tradicional
cuyo
protagonista puede
ser,
segdn
la
ocasi6n,
el
embajador
de
Venecia,
don
Juan
de
Velasco,
un
escudero
an6nimo,
el
romano Horacio o un
personaje
biblico.
VWanse
Timo-
neda,
Sobre,iesa,
I,
29;
Luis
de
Pinedo,
Libro de
chistes,
BAE,
176,
338
HR,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicion oral
116ab;
Santa
Cruz, Floresta, vnI, i, 29,
191-92; Lope
de
Vega,
El
honrado
hermano,
ii
(Acad., vi,
379a-380a);
Mira
de
Amescua
[?],
El
palacio
confuso,
I
(Acad.
N., viii,
326b-329a);
Calder6n,
Judas
Macabeo, I,
BAE,
7,
315bc.
Cuentecillos
tradicionales,
02.
h)
gPues, que,
sanan
algunos?
-Si,
alguno,
y
aun ese
por
fuerza,
comose vio en
aquel
que,
habiendole
sanado un
gran
medico,
no le
queria despues pagar.
Cit6le
ante
el
juez,
que
admiradode
tal
ingratitud,
dud6
si
habia
vuelto
a
estar oco.
Respondia
que
ni con
el
se
habia
hecho
el
concierto,
ni le habia hechobuena
obra,
sino
muy
mala,
en haberle
vuelto
a
su
juicio,
diciendo
que
no
habia
tenido
mejor
vida que cuando estaba loco, pues no sentia los agraviosni advertia os
desprecios,
de
nada
se
pudria.
Un
dia
se
imaginaba
rey,
otro
papa; ya rico,
ya
valiente
y
vitorioso,ya
en
el
mundo, ya
en
el
paraiso,
y
siempre
en la
gloria;
pero
ahora,
sano,
de
todo
se
consumia,
de
todo
se
pudria,
viendocudl
anda todo.
Intim6le
que
pagase
o
volviese ser
loco,
y
el
escogi6
esto
2ltimo.
(Critic6n,I,
xiii;
R.-N., 11,
377;
A.H.,
821a)
No
s6
si es
preciso
remontarse a una
an6cdota referida
por Cicer6n,
como
sugiere
Romera-Navarro,
cuando existe un cuento
muy
parecido
en
la
tradici6n
espafiola.
V6ase
Huarte de San
Juan,
Examen de
ingenios, vni,
BAE, 65,
431b;
Juan de
Arguijo,
Cuentos,
no.
206; Lope
de
Vega
[?],
La adversa
fortuna
de don
Bernardo
de
Cabrera,
I,
(Acad.
N.,
III,
71a);
Mira
de
Amescua,
Galdn,
valiente
y discreto,
I, BAE,
65,
27c.
Cuentecillos
tradicionales,
026.
i)
Las
pensiones
del
viejo
son
ver
poco,
andar
menos,
mandar nada.
Yo,
al
contrario,
veo
mds, pues
si
antes no
via sino una en
cada
cosa,
ahora se
me
hacen
dos,
un
hombreme
parecen
cuatro,
y
un
mosquito
un
elefante.
Camino
doblado,pues
he
de dar
cien
pasos para
conseguircualquier
cosa,
queantes conuno alcanzabacuantoqueria. Pues mandotresy cuatroveces
la
cosa,
y
no se
hace, que
en
otro
tiempo,
a
la
primerapalabra
me obedecian.
Experimento
dobladas
uerzas, que
si
antes desmontabade un
caballo mi
persona
sola,
ahora me
traigo
la
silla
tras mi.
Hdgome
mds de sentir
arrastrando
l
mundocon los
pies y
haciendo
uido con la
tos
y
con
el
bdculo.
(Critic6n,
II,
i;
R.-N., II,
35-36;
A.H.,
840b-841a)
En
este
fragmento
no
parafrase6
Gracian la
Floresta,
segun
quiere
Romera-Navarro,
sino
que
se
aprovech6
de un
cuentecillo
tradicional
que aparece,
con
significativas variantes,
en
el
Libro de
chistes de Luis de
Pinedo,
BAE, 176,
115b;
en la Floresta de Santa
Cruz, xi,
vii,
8,
288;
en el
Vocabulario de
refranes
de
Correas,
pAg.
225a;
en el
Entremns
de los
Mirones
(Cotarelo,
Colecci6n
de Entre-
meses,
no.
42,
pAgs.
168b-169a).
Cuentecillos
tradicionales,
014.
339
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0Maxime
Chevalier
j)
Introdujole
en
el
primer salon,
desahogadamente
capaz.
Tendria
cua-
trocientos
pasos
de
ancho,
como
dijo aquel
otro
duque
exagerando
uno
de
sus
palacios, y
riendose
los otros senores
que
le
escuchaban
le
preguntaron:
"Pues
gcudnto
tendrd
de
largo?"
Aqui
el, queriendo
reparar
su
empeio,
respondio:
"Tendrd
algunos
ciento
y
cincuenta."
(Criticon,
III,
v;
R.-N., II,
164;
A.H.,
901a)
Facecia tradicional
que
refieren,
con
elocuentes
variantes,
Juan
de
Luna, Didlogos familiares
(Sbarbi,
Refranero
general,
I,
236-37)
y
Jacinto
de
Herrera,
Duelo
de honor
y
amistad, ii, BAE,
45,
259ab.
El
texto
de Franciosini
que
trae Romera-Navarro
es
copia
literal
del texto de
Juan de
Luna.
Cuentecillos
tradicionales,
N2.
Obs6rvese por fin que una escena alegorica de El Criticon deriva
sin
duda de
un
motivo folklorico
familiar a los hombres
del
Siglo
de Oro.
Comparense
los
dos textos
siguientes:
Burlamos
de los
que
asi
mueren,
y
no
escarmentamos,
antes
habemos
invidia
de sus
vidas.
Y
los mismos
que
mueren,
burlaron
ya
y
chiflaron
de
otros
que
murieron
primero
que
ellos
en
la misma
locura. Este
es
el
juego
de los
negros que
van
en
carnes,
que
cada
uno se cae
de risa
de
la
fealdad
del
otro.8
Habia tomado otro mas perjudicialdeporte, y era arrojara los rostros,
en vez
de
piedras,
carbones
que
tiznaban
feanente; y
asi andaban
casi
todos
mascarados,
haciendo
ridiculas
visiones,
uno con
un
tizne
en la
frente,
otro
en
la
mejilla,
y
tal
que
le cruzaba
la
cara,
riendoseunos
de
otros sin mirarse
a si mismos
ni adverlir
cada
uno
su
fealdad,
sino
la
ajena.
Era
de
ver,
y
aun de
reir,
como todos andaban
tiznados
haciendo burla
unos
de
otros.
(Critic6n,
I,
xi;
R.-N., I,
328-29;
A.H.,
797b-798a)
2.
CHISTES
DERIVADOS
DE CUENTECILLOS
Fuera de los cuentos que relata Gracian, aparecen en El Criticon
varios
chistes
y expresiones
festivas
que
son
recuerdos de
otros
tantos
cuentecillos,
de los
cuales
no
siempre
es
posible
afirmar
que
eran
tradicionales
en
la
Espafia
del
Siglo
de
Oro,
pero
que
ya
se
habian
apuntado alguna
vez-o varias veces-en
la
6poca
en
que
Gracian redacta
El Criticon.
Romera-Navarro,
con
su
ad-
mirable
erudici6n,
advirti6
su
presencia
en varios
casos.9
Pero otros
8
Algunas
obras
del
doctorFrancisco
Lopez
de
Villalobos,
texto
citado
por
F.
Ldazaro arreter,"Construcci6ny sentido del Lazarillode Tormes,"en "Lazarillo
de
Tormes"
en la
picaresca
(Barcelona:
Ariel,
1972),
p6gs.
108-09.
9
Ejemplos:
"/Por
qu6
le azotan?"
"Porque
no
tiene
espaldas"
(i,
vi, i,
204);
"iSeAis
bien
venido,
oh
enemigo
de mi
enemigo "
(ii,
II, ii,
119-20);
los
espejos
falsificados
(iii,
i,
iii, 40); mujeres
tijeretas (III,
vIII,
iii,
255).
(En
este
iltimo
caso
se trata
de
un
cuento
tradicional:
v6ase
Cuentecillos
radicionales,
4.)
340
HR,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicion
oral
341
cuentos
escaparon
a
la
atenci6n
de los
anotadores
de
El
Criticon,
segdn
demuestran los
ejemplos siguientes:
a) La Codicia . . . hallando desocupada la
Francia,
se
apoder6
de toda
ella .
. .
Distribuyo
su
humilde
familia
por
todas
partes:
.
.
.
el
andar
desnudos
y
descalzos on los
zapatosbajo
el
brazo.
(Criticon,
i,
xiii;
R.-N.,
I,
377; A.H.,
645ab)
Procede el
rasgo
satirico
de un
cuento
que
acaso fue tradicional
y
aparece
en la
edicion de 1596
de
El
Sobremesa:
Como los
gabachos
de su
natural
sean
apocados
y
miseros,
acaeci6
ir
dos
de
ellos
camino,
los
cuales
por
no
gastar
los
zapatos por
las
arenas
y
agudas piedras
que
habia,
se
los descalzaron
y
llevironlos
en
las
manos.
Quiso
Dios
que
el
uno
de
ellos
tropez6
en
una
piedra
aguda,
de
modo
que
vino
a henderse
el
pie.
Y
como
se
viese tan
mal
herido,
volvi6se
a
su
compaiero, y dfjole:
-iOh, hideputa, Peyre
y
si
tuviera
el
zapato
en el
pie
jc6mo
me
hubiera
hecho ocho maravedfs
de
costa '0
b)
Pero
venerando,
ue
no olvidando antos
plausiblesprodigios,quieroque
vedis
otro
genero
dellos
tenidos
por
increibles.
Y al
mismo
punto
les
fue
monstrando con el
dedo . .
una viuda de
Zaragoza
flaca
. . .
(Criticon, I, ii;
R.-N.,
ii,
82-83;
A.H.,
692b-693a)
No es "humoristica
observaci6n
personal,"
segdn sugiere
Romera-Navarro,
sino
chiste corriente
en
la
Espafia
del
Siglo
de
Oro. V6anse los
siguientes
ejemplos:
Un
sefior
pidi6
a
un
corredor
le
hiciese
haber
una
buena
mula.
El
corredor
pregunt6:
--De
qu6
condicion
la
quiere
vuestra
merced?
Respondi6:
-Hacedme
haber una
mula
viuda.
Maravilladoel corredorde tal novedad, replic6el caballerodiciendo:
-Hermano,
si
la
mula es
viuda,
ternA tres condiciones
muy
buenas
que
las viudas tienen:
gordas,
comedoras
y
andadoras.
(Santa
Cruz,
Floresta, xi,
iv,
6,
284)
Dijo
don
Alvaro
de
GuzmAn,
sefior
de
Fuentes,
que
si
supiera que
habfa
una
mula viuda
en
toda
Espaia,
enviara
a
comprarla aunque
le
costara
mil
ducados.
Preguntado
por
qud,
respondi6:
-Porque
estuviera
seguro
de
que
era
muy
gorda.
(Juan
de
Arguijo, Cuentos,
no.
235)
10
Tercera
parte,
Cuento
42.
No
poseemos
en
la
actualidad
ninguna
edici6n
correcta
de este
librito,
que
tanta
importancia
tiene en
la
historia literaria
de
Espafia.
Las
tres
ediciones
antiguas
de
El
Sobremesa
que
he
podido
manejar
presentan mportantes
diferencias.
El
cuento
que
copio
no
figura
en
la
reimpresi6n
de
la
BAE,
mala
por incompleta,
desordenada
y plagada
de
erratas.
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Maxime
Chevalier
La
mula
buena,
como la
viuda,
gorda y
andariega.
(Correas,
Vocabulario
e
refranes,
pAg.
203b)
c)
Aquel
otro es
un
labrador
hidropico
de
la
lluvia, que jamds
se vio
harto
de
agua. (Criticon,
n1,
x;
R.-N., II,
316;
A.H.,
792b)
Alusi6n a
un
cuentecillo
que recogen
Timoneda
y
Santa Cruz:
Un
sefior
de
vasallos,
como
les
pidiese
las
debidas
responsiones
y
todos
los
afios
estuviesen
quejosos que
no
habian
cogido
nada de
trigo
ni
de
vino
y aceite,
por
falta
de
agua,
vino
un
dia
que
le
dijeron
que
se
habia
ahogado
en
el
rio
un
vasallo
suyo;
fuele
a
ver, y
como
le viese tan
hinchado,
dijo:
-Nunca he visto villano harto de agua, sino 6ste.
(Portacuentos,
o.
18)
Pasando
por
donde
estaba
un
labrador
ahogado,
dijo
[don
Alonso
de
Aguilar]:
-Nunca
vi
villano
harto
de
agua,
sino
6ste.
(Floresta, II,
ii, 16,
49)11
d)
Excusdbaseun
podrido
rancio
que
no
estaba
en
el la
falta,
sino
en los
otros,porque
decia:
-Senores,
han dado ahora los hombres en
hablar
bajo,
como
a
traici6n,
que ni se oyen ni se dan a entender; en mi tiempo todos hablaban alto, porque
decian verdad.
(Critic6n,
II,
i;
R.-N.,
in,
40; A.H.,
842b)
ReflejarA
la
frase
un
cuento
familiar
como el
que
trae
Calder6n,
El
pintor
de
su
deshonra,
in,
BAE, 14,
73a:
JUANETE
Sordo
un
hombre
amaneci6,
y
viendo
que
nada
ofa
de cuanto hablaban, decfa:
"%Qu6
diablos os
oblig6
a hablar
hoy
de
aquesos
modos?"
Volvian a hablarle
bien,
y
61
decia:
"iHay
tal
ique
den
hoy
en
hablar
quedo
todos "
sin
persuadirse
a
que
fuese
suyo
el
defecto.
e)
Cuiden
de no ser
muy
liberales,
atendiendo
a
que
no
les
falte
la hacienda
y les sobre la vida. (Critic6n, II, ii; R.-N., II, 53; A.H., 848b)
11
Comparese
Fernan
Caballero:
"Un
caminante
hall6
junto
de
un rio a
un
labrador
ahogado.
'Ese
es-dijo-el
primer
labrador
que
veo
harto de
agua'"
(Una
en
otra,
BAE,
138,
235b-236a).
342
HR,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicion oral
Evidente
reminiscencia de un
cuentecillo
que
aparece
en
el
Portacuentos:
Un
resabido de
hombre,
hallMndose on
gruesa
cantidad
de
dinero,
hizo
su cuenta
diciendo
ansf:
-Yo
ya
soy
hombre
en
dias, que
puedo
vivir
en
esta
vida diez o doce
anios;dejar
quiero
el
oficio
y
comer cada
dia buenas viandas.
Dicho
y
hecho.
Prosiguiendo
su
opini6n,
sobrAronle los
afios,
faltAndole os
dineros,
por
lo
que
tuvo
necesidad
de ir
a
pedir
por
Dios,
y
pidiendo
decfa:
-Sefiores,
ayudad
a este
pobre
hombre
que
ha
errado la cuenta
y
le
sobra la vida. (Portacuentos,no. 76)12
f)
Jactdbanse
algunos
descender
de
las
casas
de
los ricos
hombres,
y
era
verdad
porque
ascendieron
primeropor
los
balcones
y
ventanas.
(Critic6n,
III,
vii;
R.-N., ii, 229-30;
A.H.,
930b)
Sera chiste
antiguo.
Comparese
Ldpez
de
tJbeda,
La
Picara
Justina,
BAE, 33,
65b:
Como
eI otro
que
dijo
haber descendido
su
linaje
de
la
casa
de
los
reyes
de
Arag6n,
y
fue
porque algunos
de
sus
antepasados,
mozos
de
caballos de la
casa real, huyendo de miedo de sus amos, se hicierondescolgaren unos
cestos
desde
la
muralla
abajo.
Y
esto
fue
descender
de
la
casa real.
g)
No
faltaba
en Italia
soldado
espanol
que
no
fuese
luego
don
Diego y
don
Alonso.
Y
decia
un italiano:
-Signori,
gen Espana
quien guarda
a
pecora?
(Criticon,
ii,
vii;
R.-N.,
II,
240;
A.H.,
935b)
Procedera
la
r6plica
de
un
cuento tradicional.
Comparense
los
siguientes
textos:
El
zapatero
de
viejo
en
llegando
a Italia
todo
es
entono,
y
hacerse
tan
pariente
de
la
casa
de
Guzmin,
don
Juan,
don
Diego
o don
Francisco;
y
asi les decimos:
-Se
tutti
siete
cavalieri,
chi
guarda
a
pecora?
(Mateo
Luj,n,
Guzmdn
de
Alfarache,
i,
i, 3;
BAE,
3,
370a)
Que
los dones
que
ya
ruedan
por Italia,
todos son
infamia
y
desvergiienza,
que
no
hay
hijo
[de]
remend6n
espafiol
que
no
le
traiga.
Y
si
corre
alla
como
acA,
con
raz6n
se
les
pregunta:
"ZQuidn uarda
los
puercos?"
(Mateo Aleman, Guzmdn eAlfarache,
ni,
ii, 6; ed. F. Rico, pAg.670)
12
Repite
la facecia
Lope
en
la
epistola
"Al doctor
Matias de
Porras"
(Lope
de
Vega,
Obras
poaticas,
ed.
J. M.
Blecua
[Barcelona:
Clhsicos
Planeta,
1969],
I,
1242-43).
343
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Maxime Chevalier
"Marrano."
Al
espafiol
dice
el
italiano,
motejandole
de
porquero,
porque
allI todos
se
hacen caballeros.
(Correas,Vocabulario
e
refranes,pAg.746b)
h)
Alli
hubieradeis
opado
hidalguias
de a
par
de
Deus,
solares
de
antes
de
Addn,
enamorados
perenales,
poetas atronados,aunque ninguno
aturdido,
mzsicos
de
"iQuitadalld,
dngeles "
(Critic6n, in,
viii;
R.-N., iii,
247-48;
A.H.,
939a)
Alusion a un chascarrillo
que
debid de ser
familiar
en
el
siglo
xvII,
aunque
solo lo
conozco
por
el texto de
un
epitafio
burlesco:
Aqui
ias
Francisco
Rodrigues,
mfisico
del
rey
don
Emanoel,
o
qual
Deos
chamou ao ceo, para ser mestre da sua capella, e mandandoDeos a seus
anjos
que
cantasen corn
elle,
e
havendo
cantado,
lhes disse: "Merda
para
vos, que
este
portugu&s
canta melhor
que
vos."
13
3.
CHISTES
TRADICIONALES
EN
LA OBRA
DE
GRACIAN
Tambi6n salen en
las
obras
de Gracian
apreciable
cantidad de
chistes tradicionales
que
no se
pueden
relacionar
con historietas
conocidas.
El
hecho
no
destaca
con toda
la
evidencia
que
seria de
desear
en
las
notas
de
Romera-Navarro, y
eso
por
dos motivos.
Primero, porque algunos chistes de estos se escaparon a la atenci6n
del
comentarista;
segundo, porque
el
gran
erudito
considerd
que
bastante
habia
aclarado
una
agudeza
de
Gracian
cuando
habia
conseguido apuntar
algdn
ejemplo
anteriormente
impreso
de
dicha
agudeza.
Como
se
habri
visto,
la intencion del
presente
estudio
es
distinta:
su
prop6sito
es
demostrar,
dentro de lo
posible, que
Gracian
aprovecho
unos
chistes corrientes
en los
textos-y
vero-
similmente en
las
charlas
familiares.
Un
ejemplo:
el
juego
de
palabras
sobre
sastre
y
desastre,
en
opini6n
de
Romera-Navarro,
procede
de
Quevedo.'4
Gracian lo habra leido en efecto en la obra de
Quevedo.
13
Epitaphia
ioco-seria
(Coloniae,
1623),
texto
reimpreso
en Revue
Hispanique,
39
(1917),
605.
El
chascarrillo
vivio sin
duda
mucho
tiempo
en
Espafa,
puesto
que
lo
reproducen
Fernan
Caballero
(La
Gaviota,BAE,
136,
99a)
y
Juan Valera
("El
famoso cantor
Madureira,"
en Cuentos
y
chascarrillos
andaluces
[Madrid,
1896],
pag.
41).
14
El
Critic6n, 11,
172n.
Observese tambi6n
que
Romera-Navarro
vacila
curiosamenteacerca
de la
procedencia
del
chiste
"aquel
otro
que
tambi6n
viene a
caballo
para
acaballo
todo"
(Criticin, I, vi,
i, 207),
asignandole
como fuente a
la
vez un dicho
referido
por
Santa Cruz:
"El
condestable
don
Bernardino
de
Velasco
iba a
un
ruido a
caballo.
Dijo
un
caballero:
'ZAd6nde
va
V. S. a
caballo?'
Respondid:
'A
acaballo'"--y
unos versos atribuidos a
Quevedo:
"Aunque
el
doctor
vaya
a
mula,
/
si
al enfermo va a
curallo,
/
va a
caballo."
AplicAndose
l chiste
en
El
Critic6n
a un
medico,
no cabe
duda
de
que
GraciAn
piensa
en la
segunda
agudeza,
y
de
ninguna
manera en la
primera.
La
vacilacion
344
HR,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicion
oral
Pero
lo
podia
leer
y
oir en todas
partes, puesto
que
se
trata
de
un
chiste
tradicional,
muy
anterior
a
Quevedo, y
que
circulaba
sin duda
en forma oral.15
Dos
advertencias mas antes
de dar lista
de
los
chistes
tradi-
cionales
que
no
se
han
observado en los libros de
GraciAn.
Los
que
me interesan
aqui
son unicamente los chistes
de
tipo
familiar.
Sabido es
que
Gracian
emplea
una
serie
de
juegos
de
palabras,
a
veces
muy
antiguos, que
son
agudezas
muy
repetidas, pero
de
tipo
culto:
buen
ejemplo
es el
juego
verbal
sobre
malicia
y
milicia,
que
ya
usaban San Anselmo
y
San
Bernardo.
Estas
agudezas
eruditas
caen
fuera de
mi
estudio.
Obs6rvese,
por
otra
parte, que
los chistes
familiares
que tengo
en cuenta casi todos
figuran
en El Criticon
(todos
los
chistes
anteriormente
estudiados
proceden
de
la
misma
obra),
lo cual confirma
que
los
fragmentos
satiricos
y
jocosos
de
El
Criticon se
alimentan,
lo mismo
que
las
obritas satiricas
y
festivas
de
Quevedo,
en
una
literatura
familiar,
que
en muchos
casos
es
literatura
de
tipo
oral.
a)
Las
propias [empresas]
de
Espaia
son
totalmente
diversas destas.
Consiste
su
artificio,
no en la
semejanza
de la
pintura
con
el
intento
que
se
pretende, ino en queel nombrede la cosapintada,o solo,o ayudadode otra
palabra,
exprima
y diga
lo
que
se
pretende
.
. Tal
fue
la del
diamante
also.
(Agudeza,
LVII, ii,
215)
No
he
conseguido
encontrar la
aludida
empresa
en
ningun
texto
espafiol
del
Siglo
de
Oro. Pero
debio de
ser
familiar
ya
que
sale en
Rabelais16
y
que
el
juego
de
palabras
por
disociaci6n
(idi,
armante
falso?
/
diamante
fatso)
en
que
se funda
aparece
en
uno
de los
romances
de Reduin:
iDiamante
falso
y
fingido,
engastado
en
pedernal
(DurAn,
no.
107)
de Romera-Navarro
nicamente
e
explica
i
tenemos n
cuenta
su
apego
a
las
fuentes
mpresas:
Gracidn
odia
en
efecto
leer
la
Floresta;
n
cambio,
esulta
dificil
admitir
uepudo
eer
unos
versosde
Quevedo
ue
en
el
siglo
xvii
dnicamente
se
copiaron
n el
manuscrito
e
Cuentos
e
Arguijo
(no.
475).
Desaparece
a
dificultad
i
aceptamos
a
hipotesis
de
que
este
chiste
sobre
mendicos,ue
lo
haya
forjado
Quevedo
u
otro
ingenio,
circulaba
n
formaoral
en
la
Espafa
del
siglo
XVII.
15
Aparece
en
Torres
Naharro,
Comedia
Trophea,
v
(ed.
Gillet,
ii,
136), y
lo
repiten
numerososscritores
el
Siglo
de
Oro,
entre
os
cuales
Cervantes
Lope
de
Vega.
"Es
decir
ordinario,"
apunta
Correas
(Vocabulario
de
refranes,
p6g.
666b).
16
Pantagruel,
xxiv
(Pleiade),
pag.
271,
345
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Maxime
Chevalier
b)
Ya los hombres
han dado en
hacer
del
dia
noche,
y
de la
noche
dia: ahora
se
levanta
aqu6l,
cuando se
habia
de
acostar;
ahora
sale
de
casa
la otra con
la
estrella de Venus, y volverd cuando se ria della la Aurora.
(Critic6n,
I,
vi;
R.-N., I, 210;
A.H.,
572a)
La
expresi6n
debi6
de ser
corriente.
Comparese
Juan
Rufo,
Las seiscientas
apotegmas (Clasicos Castellanos,
no.
508):
Saliendo
de
ver
jugar
toda la
noche 6l
y
otros
y
viendo
que amanecia,
dijo
uno dellos: "Ya rie el
alba."
Respondi6:
"Sera de unos necios
que
no han
dormido
por
ver
jugar."
y
Juan
de
Arguijo,
Cuentos,
no. 103:
Yendo
Garcilaso
de
la
Vega,
buen
rato
despu6s
de
mediodia,
a visitar
a
una sefiora
viuda
y
vieja, respondi6
una duefia
que
aun no
se
habia
levantado.
Porfiaba
Garcilaso
que
lo
supiese,
dudando
que
a la una
estuviese
en
la
cama,
y replic6
la
duenia
que
no
se
maravillase,
porque
su
sefiora
se
habia
acostado al
refr
del
alba,
a
que
61
respondi6:
-Tuvo
mucha
razdn en
refrse,
de verla
acostar
a tal
hora.
c)
Vio
un
prodigo
que
lo
despenaban mujeres
por
el
ventanaje
de
las rosas
en
las
espinas;
y
como venia en carnes
el
desdichado,
maltrat6se
mucho,
hizose las
narices,
cuando mds se las deshizo.
(Critic6n, I,
x; R.-N.,
i,
315;
A.H.,
619a)
--Que
mala
cara nos
hard
-Antes
no la
hace,
sino
que
la deshace.
(Critic6n,
i,
xi;
R.-N.,
IIi,
349;
A.H.,
983b)
El
chiste
debi6 de ser
corriente en el
Siglo
de Oro.
Comparese
Quevedo,
Poesia,
ed.
J.
M.
Blecua,
no.
850,
pAg.
1205:
Espaldas le hizo el verdugo;
mas
debi6se
de
cansar,
pues
habrA
como
ocho
dias
que
se
las
deshizo
ya.
y
Miguel
Moreno, Epigramas,
cx;
BAE,
42,
169c:
Que
le
hicieron
las
narices,
rifendo,
a
Silvano, afirmas,
y
el
hispanismo
confirmas
sin
ver
que
te
contradices.
Di
Lpor
qu6
las
juzgas
hechas,
Diego,
cuando
destrozadas,
si,
por
verlas
abolladas,
las llora
el
otro
deshechas?
346
HB,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicion
oral
d)
iQue
es
posible,
se
lamentaba
Critilo,
que
no
le
podamos
hallar entre
tantos
brutos
como
vemos,
entre tanta bestia
como
topamos?
ni
arrastrando
el coche de la ramera, ni llevandoen andas al que es mds grande que el, ni a
cuestas al
mds
pesado,
ni al
que
va
dentro
la litera en mal latin
y
tan
fuera
della
en
buen
romance.
(Critic6n,
I,
xii;
R.-N., I,
369-370; A.H.,
642b)
El
juego
de
palabras
no
es
nuevo.
Comparese Lope
de
Vega,
Lo
que
pasa
en
una
tarde,
iii:
TOME
Literas
llaman las letras
los
latinos,
y
asi van
los
que
las
tienen en
ellas;
en
los coches van
las
damas,
por
quien
los
hombres
enferman,
y
asi
dijo
sea
quien
fuere:
"La
enfermedad anda
en
coche
y
la salud en
litera."
(Acad.
N.,
II,
324a)
e)
Estaban
persuadiendo
a
una hermosa
mujer
que
la
enriquecian y
en-
galanaban, y
echdbanle al cuello
una cadena de una
esclavitud
de
por vida,
y
aun
por
muerte .
.. ello
fue
casa
y
miento.
(Critic6n,
nI,
iii;
R.-N.,
In,
115; A.H.,
705b)
A
los
ejemplos que
trae
Romera-Navarro
aniidase
la
siguiente
frase
de
Covarrubias
(Tesoro,
p&g.
224a),
frase
que
demuestra
que
el
juego
de
palabras
era
trivial:
".
..
concuerda con
los
que
dicen
que
casamiento
vale
tanto
como caso
y
miento."
f)
Aquel
soldado
nunca
falta
en
las
campaias,
habla
de
Flandes,
hall6se
en
el
sitio de
Ostende, conocio al duque de Alba, acude a la tienda del general,
el
demonio del
mediodia,
mantiene
la
conversaci6n,
cobra
el
primero,
y
el
dia
de
la
pelea
se
hace
invisible.
(Critic6n,
n,
v; R.-N., I,
189;
A.H.,
734b)
Habia,
al
reves,
otros
que
se
hacian invisibles
a
ratos,
el
dia
que
mds eran
menester en el
trabajo,
en la
enfermedad,
en
la
prisi6n,
en la
hora de hacer
la
fianza.
Olian
los
males de cien
leguas y
huian
de ellos
otras
tantas;
pero,
pasada
la
borrasca,
se
aparecian
como Santelmos.
A
la hora
del
comer
se
hacian
muy
visibles,
y
mds
si
olian
el
cap6n
de leche o
de
Caspe,
en
la
huelga,
en el
merend6n,
al
dar
barato, que
no habia librarse
dellos;
al
punto
se
los
hallaba
un
hombre
al
lado
y
en todas
partes.
-Sin
duda,
decia
Critilo,
que
estos
son demonios
meridianos,
pues
todo
el
dia
andan
asombrados
y
a
la hora
del
comer
se nos comen
por pies.
(Critic6n,
III,
v;
R.-N., III,
173-74;
A.H.
905b)
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Maxime Chevalier
Este
demonio
meridiano
dio
lugar
a
varias
disquisiciones
eruditas
que parecen
excusadas,
ya
que
se trata de
un
inocente
chiste,
que
debi6 de ser tradicional en el Siglo de Oro. Comparese Quevedo,
"Libro de todas las cosas"
(en
Obras satiricas
y
festivas
[ClIsicos
Castellanos], pag.
138):
Viernes es buen
dia
para
huir del
acreedor
y
de
la
ejecuci6n,
y
de
la
embestida
meridiana
de los
panzas
al trote
"La
cultura
latiniparla"
(en
Obras satiricas
y festivas,
pag.
160):
A
la olla llamarA
"la
madre
meridiana"
y sobre todo Guillen de Castro, El pretendercon pobreza, I (Obras,
[Real
Academia
Espafiola],
ii,
418a):
COTALDO
Demonio
meridiano
cierto sacristan
decia
a
la hambre
que
los
pobres
padecen
a mediodia.
g)
No
tiene
cosa ni casa
suya,
y
asi
es
dueno de todas las
ajenas;
y
sin saber
c6mo
ni
por
d6nde se
entra en
todas
y
se
hace
luego
dueio
dellas. Es
tan
caritativo
que
a
todos
ayuda
a
llevar
la
ropa,
y
a cuantos
topa
las
capas;
y
asi le
quieren
de
modo
que,
cuando
se
parte
de
alguna,
todos
quedan
llorando
y
nunca
se
olvidan
d6l.
(Critic6n,
ii,
vii;
R.-N.,
ii, 234; A.H.,
756a)
Chiste
tradicional
en el
Siglo
de
Oro.
A
los
ejemplos
de
Arguijo
y
Jer6nimo
de
Alcala
Yaniez aducidos
por
Romera-Navarro,
afiadanse Santa
Cruz,
Floresta, Ix,
iii, 6,
244:
Concertandouno un aposento en Valladolid,decfa a la hu6speda:
-Prometo a vuestra
merced
que
en
todas las
posadas
que
poso,
cuando
me
parto,
quedan
llorando.
Y
era
asi,
porque
siempre
se
iba
sin
pagar
y Quevedo,
La
vida
del
Busco6,
ed.
F.
Lazaro
Carreter,
pag.
98:
En fin
yo
sali tan
bienquisto
del
pueblo, que
dejd
con
mi
ausencia
a la
mitad
ddl
llorando .
.
.
h)
Ahi
verds
la buena
conciencia,
tiene buen
buche,
no
se
ahoga
con
poco
ni se
ahita
con
cosillas;
engorda
con la
merced de
Dios,
y
asi todos
le
echan
mil bendiciones.
(Criticon,
11, vii;
R.-N.,
II,
235-36; A.H.,
756b)
El
juego
verbal,
no
observado
por
los
comentaristas,
debi6
de
ser
corriente
en el
Siglo
de Oro.
Se
apoya
en
el
segundo
sentido
de
348
HR,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicion
oral
la
expresi6n
la
merced de
Dios,
sentido
claramente
definido
por
Covarrubias
(Tesoro,
pag.
668b):
Huevos y torreznos, la merced de Dios; en las casas proveidas y con-
certadas
de
ordinario
tienen
provisi6n
de
tocino, y
si
crfan sus
gallinas
tambi6n
hay
huevos;
si viene
a deshora
el
hu6sped
y
no
hay
que comer,
el
sefior
de casa
dice
a
su
mujer:
"%Qu6
aremos a cenar
a
nuestro
hu6sped,
que
no tenemos
qu6?" y
afligese
mucho.
La
mujer
le
responde:
"Callad,
marido,
que
no
faltari
la merced
de
Dios"; y
va
al
gallinero y
trae
sus
huevos
y
corta
una
lonja
de
tocino, y
frielo
con los
huevos
y
dale a cenar
una buena
tortilla,
con
que
se
satisface.
Y
de
alli
qued6
llamar
a
los
huevos
y
torreznos
la merced de
Dios
..
y por el maestro Correas:
Cuando
fueres
a
Valdeastillas,
por
merced
de Dios
que
te
hagan,
no la
recibas.
Llego
a la
posada
un
vizcaino,
y pregunt6
si
habia de
comer;
dij6ronle
que
la
merced de Dios
no
faltarfa,
que
es
huevos
y
torreznos;
despues
con-
t/ronselo,
pero caro, y
escociole,
y
de
eso se
queja y
avisa
en el
refrAn.
(Vocabulario
de
refranes,pag.
445b)
No faltari la
merced
de
Dios.
Cuando convidan a lo
que
tuvieren, y
a
prop6sitos
en
que
conffan
que
Dios socorreri. Llaman "la merced de Dios" en particulara huevos y
torreznos,
porque
es la
cosa
m/s
pronta
para
alifiar
de
comeren
las
posadas
y
en
casa.
(Vocabulario
de
refranes,
pig.
660b)
i)
Tenia cara
de
pocos amigos
y
a
todos
a
torcia,
mal
gesto
y peor
parecer,
los
ojos
m/s
asquerosos
que
los
de
un
medico,
y
sea de
la
c4mara.
(Criticn,
In, xi;
R.-N.
ni,
327;
A.H.,
797a)
Facecia
antigua.
Comparese
Santa
Cruz,
Floresta,
Iv,
vii,
20,
126:
Decia una
sefiora,
rifendo
a su criada:
-M^is
sucia eres
que
ojos
de medico.
y
Quevedo,
"Visita de
los
chistes,"
Los
Suenos, (Clasicos
Caste-
llanos), I,
201:
Fueron
entrando unos
m6dicos... la vista
asquerosa
de
puro pasear
los
ojos por
orinales
y
servicios.
j)
Todosvereis
que
enmudecen
n
oyendo
que
les
dicen
las
verdades
se van
mdsquede paso .. . si le decis al magnatequeno adjetive o grandecon lo
vicioso
.
.
.
si
al
marido, que
no
sea
siempre
novio
. . .
(Criticon,
11,xiii;
R.-N.,
nI,
382;
A.H.,
823b)
Piensa
Romera-Navarro
que
el
juego
de
palabras
sobre novio
y
no
vio
procede
de la Floresta de Santa
Cruz
(xi,
iv,
2,
280).
En
349
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Maxime
Chevalier
realidad
el
chiste es
tradicional, por
ser
proverbial.
Comparese
Covarrubias,
Tesoro,
p.
lOOb:
Ir
a vistas
es
propio
de
los
que
tratan
casamiento, para
que
el
uno
se
satisfaga
del
otro,
y
no
se
diga
lo
que
comdnmente
anda
en
proverbio:
"El
novio no
vio,"
cuando no
ha
visto
la
novia hasta
que
se
la
ponen
delante,
y
fea o
hermosa
se
ha
de casar con
ella.
Correas,
Vocabulario
de
refranes,
pag.
264a:
Novio.-No
vio,
que
si
viera no
quisiera;
o
no
lo
hiciera.
Cuando nombran
al
novio,
afiade otro lo
demas,
dando a
entender
que
no
vio la
carga
que
tom6.
"Novio,"
partido
en
negaci6n
y
verbo.17
y
una frase
eliptica
de los
Cuentos
de
Juan
de
Arguijo
(no.
462):
El
cura al
novio: "Mirelo
bien."
k)
Alli
hubieradeis
opado
hidalguias
de
a
par
de Deus
.
. .
(Critic6n,
II, viii;
R.-N.,
in,
247;
A.H.,
939a)
La broma era
proverbial.
Comparese
Correas,
Vocabulario de
refranes,
pag.
625b:
Es de a
par
de
Deus. Imitando la habla de
portugueses,
y
mAs
si
lo
decimos
por algdn
portugues
entonado. Dicese de los
que presumen
del
favor.
1)
Veis
alli los
desordenes,
asesinos de la
juventud:aquel
tan
agradable
s
un
jarro
de
agua
fria, aquellos
otros
tan bellos
son
los
soles
de
Espaiia,
los
serenisimos
de Italia . . .
(Critic6n,
II,
xi;
R.-N., iI, 348;
A.H.,
983a)
El
juego
de
palabras
no
es
nuevo.
Aparece
en
el
romance
"En
una
dura
sefiora,"
publicado
en las
Flores
del
Parnaso:
Octava
parte
(Toledo,
1596):
Seren6me
un
tiempo
tanto
que
al
que
entonces
me
escribiera
"Serenisimo
sefior,"
no
le
llevaran la
pena.
(Fuentes
del
Romancero
General,
x,
fol.
81v)
y
en el Galateo
espanol
de Lucas
Gracian Dantisco
(Clasicos
Hispa-
nicos,
pag.
135):
Otrosalgunoshay que de puro descuidadospecan por carta de mts, y al
que
escriben
le
ponen,
por
sf
o
por
no,
dos
o
tres
grados
mis
de lo
que
les
17
V6ase
tambien
Correas,
Vocabulario
de
refranes,
pag.
662b: "No
ve.
Es
ordinario
decirlo
a un
recien
casado
por
matraca
.,
."
350
ER,
44
(1976)
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Gracdin
y
la
tradicion oral
conviene,
mayormente
cuando
le
han menester
para
algo,
y
llamanle
"Ilustrfsimo,"
y
aun
"Serenisimo,"
que
es
cortesia
de
prfncipes;
si
acaso
no le pusiesen por donaire, como un caballero
que,
porque andaba su
hijo
de
noche,
le
llamaba
"el
Serenfsimo."
Preguntado por
qu6,
respondi6
que,
siendo
tan
amigo
del
sereno,
habfa
recogido
tanto
en
la
cabeza
que
no
se
podia
llamar menos
que
serenfsimo.
4.
DICHOS
FAMILIARES
EN
LA
OBRA
DE
GRACIAN
Cita
Gracian,
especialmente
en
la
Agudeza,
numerosos
dichos
atribuidos a
varios
personajes, antiguos
o
modernos. Los comen-
taristas buscaron las fuentes de estos dichos en las colecciones de los
mismos
que
se
imprimieron
en
los
siglos
xvI
y
xvii:
esfuerzo
legitimo
si
recordamos
la cantidad de estas
recopilaciones
asi
como
la
difusi6n
y
el
prestigio
que
alcanzaron. Pero no
todos
los
dichos
que
figuran
en
la
Agudeza
proceden
de
la
Floresta
o
de
Botero,'8 y
no
tenemos
derecho a descartar
sin
examen
la
hip6tesis
de
que
varios de
ellos
circulaban en forma oral
y
pertenecian
a
un
fondo
tradicional comuin
del
cual
se
aprovechaban espontaneamente
los
escritores,
incluso
los
mas
cultos.
El
desconocer
tal
posibilidad
llev6 a los comen-
taristas a sefialar
para algunos
fragmentos
de Gracian unas
fuentes
excesivamente
concretas,
y
en otras
ocasiones
a no advertir
la
aparici6n
de
un
dicho familiar en
la
Agudeza
o en
El
Critic6n.
V6anse
algunos
ejemplos
a continuaci6n:
18
Consecuencia
de esta actitud
es la
tendencia
a
exagerar
la
influencia
de la
colecci6n
de Santa Cruz en la obra de Gracian. Por
ejemplo,
E.
Correa
Calder6n
relaciona
un
equivoco
de
la
Agudeza,
xxxiii,
ii,
53
("Desta
misma
equivocaci6n
us6
el
poeta
Silvestre,
cuando
ley6ndole
un
versificante una
poesia,
hurtada
d6l,
como
suya,
y
pregunt6le
qu6
le
parecia,
respondi6:
'Que me
parece'
")
con la
siguiente
anecdota
referida
en la
Floresta
(xi, iv,
4,
281):
"Pregunt6
a reina dona
Isabel a Alonso
Carrillo,que
era
hombre
muy feo,
para
una dama
que
l1
conocia,
diciendo: 'Hanme dicho
que
conoces
a tal dama.
jQu6
te
parece?'
Respondi6:
'Que
me
parece.'
"
Cierto
que
el
equivoco
es id6ntico en ambos casos.
Pero
no
necesitaba
GraciAn
construir anecdota
nueva
a
base
de
un
dicho
de la
Floresta,
puesto
que
la
tradici6n, segin
afirma Pedro de
Caceres
y
Espinosa,
atribuia a
Gregorio
Silvestre la
aludida
agudeza:
"Dicese
tambien
que
uno de los
que
entonces
componian
en
Granada
le
hurt6 un
soneto,
diciendo
que
era
suyo;
y
vinoselo
a
ensefiar
por
propio.
Y
preguntarle qu6
tal le
parecia.
Y
diciendo:
'SefiorSilvestre, pues ha visto mi soneto, digame /qu6 le parece?' Respondi6:
'Que
me
parece,'
dandole a entender
por
esta
respuesta que
era
suyo
y
se lo habia
hurtado"
("Discurso
breve sobre
la vida
y
costumbres
de
Gregorio
Silvestre
...
por
Pedro
de
CAceres
y
Espinosa,"
texto en
A.
PorquerasMayo,
El
pr6logo
en el
Renacimiento
spanol
[Madrid:
Anejos
de
Revista
de
Literatura,
1965],
pag. 233).
351
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Maxime Chevalier
a)
Ganasa,
celebre
gracioso
taliano,
cuando volviorico
y
raro a su
patria,
preguntado
como
habia hecho
en
Espana
tanto
dinero,
respondio:
"En-
corralando bestias." (Agudeza,
xxxI,
ii, 49)
Dicho
familiar
que
tambi6n trae Juan
de
Robles,
El
Culto
sevillano
(Bibli6filos Andaluces,
pag.
97):
Aquellos
burladores
solo
atienden
a embobar a los mirones
y
sacarles
el
dinero
(por
donde
dijo
Ganasa
que
habia
ganado
el
que
llev6
a
su
tierra
a
meter
asnos
en
un
corral)
.
. .
b)
Paseando
un dia los dos
Catolicosconsortes
por
un
camino,
que
estaba
lleno de
malvas
a
un
lado
y
otro,
ba comunicdndole n
negocio
muy grave
el rey don Fernandoa su prudente sabela, y declardndoleu intento,dijole
la
reina:
"Senior,
i
el
camino
por
donde vamos
os
hubiera de
responder,
gquedijera?" (Agudeza,xxxIII, ii,
58)
Conocida
agudeza
que
ya aparece
en
el
romance "A
ver
la
feria
en
Sevilla,"
impreso
en
la Flor
de
varios romances
nuevos:
Tercera
parte
(Madrid,
1593):
Y
con
un
cordon
de malvas
que
lo
esconde una
manera
y dice en algarabia:
"Mal
vas de
aquesa
manera."
(Fuentes
del
Romancero
General,
I,
fol.
218v)
y
que
tradicionalmente se atribuia
a la reina
Isabel,
segin
extensa-
mente refiere
Lopez
de
Ubeda en la
Introduccion
al
libro de La
Picara
Justina
(BAE, 33,
51ab).
c)
A
la
hermosura
podo
la reina doia
Isabel carta de
recomendaci6n.
(Agudeza,
XLVIII,
ii,
149)
Puede ser
que
la
frase
proceda
de
la
Floresta, ii,
i, 15,
41:
Decia
la reina
[dofia
Isabel]
que
el
que
tenfa
buen
gesto
llevaba
carta de
recomendaci6n.
Pero
el
dicho era
proverbial.
V6ase
Correas,
Vocabulario de
refranes,
pags.
190a
y
190b:
"La buena
cara es carta
de
recomendaci6n";
"La
buena
presencia
es carta de
recomendaci6n
y
creencia"-y
como tal
aparece
en
numerosos
textos,
entre
los cuales
Don
Quijote, ii,
63
(ed.
Rodriguez
Marin
[1947-1949],
vIi,
105-06);
Las
dos
doncellas,
Novelas
ejemplares,
ed.
Schevill-Bonilla,
III,
27;
Marcos de
Obregon,
i,
ii
(Clasicos
Castalia, i,
98);
Juan Cort6s
de
Tolosa,
Novelas
(Selecciones
Bibli6filas,
pag. 91);
V6lez
de
Guevara,
El Diablo
Cojuelo,
iv
(Clasicos
Castellanos,
pag.
74).
Ademas,
la
an6cdota
352
fR,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicion
oral
que
atribuia
la
frase a la reina
Isabel
circulaba
en
Espafia
indepen-
dientemente
de la
seca menci6n
de
Santa
Cruz,
segin
demuestra
el
siguiente
texto de
Fray
Juan de la
Cerda,
Vida
politica
de todos
los estados de
mujeres (Alcala,
1599),
fol. 24r:
A
la reina dofa Isabel
llev6 un
caballero
mancebo
de
mucha
hermosura
y
gentileza
una carta
de
favor, para
que
le
hiciese
mercedes,
y
poniendo
los
ojos
en
su
buena
suerte
respondi6:
"Poca necesidad tenia
de
carta
vuestra
presencia."
d)
Fue
tan
sazonada como
picante
la
[alusi6n]
del
rey
don Juan
de
Portugal,
sirviendole
la
copa
don
Alvaro
de
Meneses;
cay6sele
de
la
mano, que
aun
materialmente fue agiiero de alegria, pues ocasiono gran risa en los seiores
y
fidalgos;
acudio el
rey
con su ordinaria
prontitud,
y dijo:
"Basta, que
si
a
Meneses se
le ha
caido
la
copa
de la
mano, pero
no
la
espada
en
la
batalla,"
tocando
a
algunos
de
los
que
se
reian.
(Agudeza,
XLIX,
ii,
155)
La
an6cdota debi6 de circular en
Espaiia
en forma
oral,
puesto
que
otro caballero
fue
protagonista
de ella
segun
el
Floreto de
an6cdotas
(Memorial
hist4rico
espanol,
XLVIII,
324):
Pedro
de
Melo,
llevando de
beber
al
Rey
y queri6ndole
hacer la
salva,
se
le cay6 el bucarodel agua, de que qued6corrido,y algunosprincipalesse
comenzaron a
reir, y
el
Rey
dijo:
"'De
qu6
os
reis?
que, aunque
se
le
cay6
el
buicaro,
nunca
se
le
cayo
la
lanza
de
la
mano,"
de
que
Pero
de Melo
qued6 muy
contento
y
torn6 a dar
de beber
al
Rey.
e)
Las
[empresas] propias
de
Espana
son
totalmente
diversas
destas.
Consiste su
artificio,
no en la
semejanza
de la
pintura
con
el
intento
que
se
pretende,
sino en
que
el
nombre de la
cosa
pintada,
o
solo,
o
ayudado
de
otra
palabra,
exprima
y diga
lo
que
se
pretende,
de
modo
que
la
pintura
en gstos
no
representa
tanto cuanto
substituye por
su voz
y
diccion.
Tal
fue
. . .
el coraz6n y la esportilla del
Condestable,
graciosamente comentado del Gran
Capitdn. (Agudeza,
LVII,
ii,
215)
Es
posible
admitir
que
Gracian
recuerda
en este
fragmento
una
an6cdota
de
la
Floresta
(II,
ii, 19,
50):
Uno
trafa
en
una
capa
bordado unas
esportillas, y
cabe cada una
esportilla
estas letras: GADO.
Que
quiere
decir: Es
por
ti
llagado.
Don Alonso
de
Aguilar
se
alleg6
a
l1
y
le
dijo:
-Sefior,
si
como
es
esportilla,
fuera
esportica,
Iqu6
dirfa?
Pero,
dado
que
los
protagonistas
del cuento varian de un texto a
otro,
tambi6n se
puede
defender
la
hip6tesis
de
que
se trata de un
chiste
comuin,
que
atribulan
los
que
lo
relataban
a
cualquier
per-
sonaje,
mas
o menos famoso
en los anales de
Espafia.
353
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Mlaxi?ec Chevalier
f)
4Qug,
pensdis
vosotros
que
los
reyes
hacian la
guerra
con el
bronce
de
las
bombardas,
con
el
hierro de los
mosquetes
y
con el
plomo
de
las
balas?
Que
no, por cierto, sino con dinari, y dinari e pii dinari.
(Critic6n,
ii,
iii;
R.-N.,
ii,
114;
A.H.,
705a)
Es
dicho
del
marqu6s
de
Marignano,
seg(in
Botero.
"Induda-
blemente,"
escribe
A.
del
Hoyo,
"la
fuente
de
Gracian
fue
Botero."
El
hecho no
parece
cierto.
Recuerda en
efecto
el mismo
A. del
Hoyo
que
Villegas,
en la
comedia
Selvagia, atribuye
la
frase
al
Gran
CapitAn,
lo
cual es
primer
motivo de
dudar.
Por otra
parte
es
evidente
que
la sesuda
opini6n
del
marqu6s
de
Marignano
era dicho
familiar para los espafioles del Siglo de Oro. V6anse los siguientes
ejemplos:
OCAgA
Lacayo
soy,
Dios
mediante;
pero lacayo
discreto,
y
a
pocos
lances
prometo
ser
para
marqu6s
bastante,
como
aquel
de
Marifinn,
de
dinare,
e
piu
dinare.
(Cervantes, "La Entretenida," I, en
Comedias,
ed.
Schevill-Bonilla, in,
28)
La
que
mas
se
remontare
tui
la trairas
a la
mano,
cual dice
el
de
Marifiano,
con
dinare,
e
piu
dinare.
("Al
dinero",
Flores
de
poetas ilustres,
BAE,
42,
8b)
LEANDRO
No
hay
marqu6s
de
Marifin,
de
dinare,
e
pii
dinare.
(Lope
de
Vega,
El
desposorio encubierto,
n
[Acad.
N., iv],
525a)19
El
trabajo
que
he
emprendido
me
ha
llevado
a
subrayar
algunas
insuficiencias
de
las anotaciones a las
obras
de
GraciAn.
Quiero
aclarar
en
seguida
que
estos
apuntes
mios
distan
mucho de
ser
19
Sobre este
dicho,
su
procedencia
y
su difusi6nen
Espafia,
v6ase A. Morel-
Fatio,
"Le
marquis
de
Marignan,"RFE,
5
(1918),
394-96;
y
E.
Mele
"
'Dinare e
piu
dinare,'
"
RFE,
8
(1921),
283-85.
A
pesar
de las observacionesde
E.
Mele,
pienso que
hemos
de
admitir,
de acuerdo
con
Morel-Fatio,
que
el dicho del
marques
de
Marignano
circulaba
en formaoral en la
Espafia
de
los
siglos
xvi
y
xvn.
354
HR,
44
(1976)
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Gracidn
y
la
tradicio'
oral
completos.
Los cuentos
tradicionales,
las
alusiones
a los
mismos,
los
chistes
familiares
serAn
mas
numerosos en
la
Agudeza y
en
El
Critic6n de los que dejo reunidos en estas paginas. No me persuado
a
que
sean
originales
de
Gracian-para
no
escoger
mAs
de unos
ejemplos-unos
cuentos como
el
de la casa del ministro
(Agudeza,
xxxIII,
ii,
60),
el
deI
portugu6s
y
el
estanque
(Agudeza,
XLVI,
i,
140),
el del
viejo
y
su criado
(Critic6n,
III,
i;
R.-N.,
III,
29-30;
A.H.,
838ab),
el del licenciado
y
el
herrero
(Critic6n, III,
iv;
R.-N., III,
131;
A.H.,
884ab),
el de
Pachorra,
"que
nada
le
quita
el sueno"
(Critic6n, III,
vi;
R.-N., III,
186-87;
A.H.,
912b),
ni
tampoco
unos
juegos
verbales como el de
comedia
y
come dia
(Agudeza, xxxII, ii,
49),
el
demasiado
punto
sin coma
(Critic6n,
II,
i;
R.-N.,
II,
21;
A.H.,
668b)
o
el
de rio
de
las
ldgrimas
que
lloro
(Critic6n,
II,
iii;
R.-N.,
iI,
117;
A.H.,
706b).
Sospecho
que
estos
cuentecillos
y
chistes fueron
tradicionales,
pero
no lo
puedo
demostrar. No
pretendo,
pues,
de
ninguna
manera
haber
agotado
tan
rica
materia como
la
de
las
fuentes
tradicionales
de
Gracian;
el
presente
estudio no
es
ex-
haustivo,
ni
puede
serlo.
Aporta
unos elementos e
indica una
direcci6n
de
investigaci6n
distinta
y
complementaria
de
la
que
ha
predominado hasta la fecha: una investigaci6n que tenga en cuenta
las fuentes
orales
y
tradicionales
de
GraciAn, y
nos
ayude
a
entender
mejor
las
obras
que
nos
dej6.
MAXIME
CHEVALIER
UniversitM
e Bordeaux
APfINDICE
SOBRE UNAS FUENTES
DE
GRACIAN
a) Consistea vecesel remediodel malenolvidarlo, olvidase lremedio Ordculo
manual,
Obras
completas,
d. A. del
Hoyo, pAg.
220a).
La
frase
es reminiscencia
de
los conocidos versos: "Era
el
remedio
olvidar
/
y
olvid6seme
el
remedio,"
los
cuales
aparecen,
en
particular,
en
Lope
de
Vega,
La
villana
de
Getafe,
I
(Acad.
N.,
x, 370b),
y
en
Moreto,
El
parecido
en
la
Corte,
I
(BAE, 34,
319c).
b)
Creedme,
elvas,
a
mi,
que
de buen
gusto
me
precio,
que
si
no
fueran
tan
vivos,
no estuviera o tan muerto.
Ausente
estoy
animoso,
y
en
llegando
a verlos
iemblo,
siendo
el
primero
en
el mundo
que
tiembla
con
tanto
uego.
(Agudeza,
v,
i,
81)
355
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7/18/2019 Chevallier - Gracián y la tradición oral
http://slidepdf.com/reader/full/chevallier-gracian-y-la-tradicion-oral 25/25
Maxime Chevalier
HR,
44
(1976)
Proceden estos versos
del romance "Selvas
y
bosques
de
amor"
inter-
calado
en Las
fortunas
de
Diana de
Lope
de
Vega
(Novelas
a Marcia
Leonarda, ed. Francisco Rico [Madrid: Alianza Ed., 1968], pAgs. 56-57).
c)
Yo
sere el
mantenedor,
y
defendere
ue puedo
tener
el cielo en
mis
brazos,
despues
que
vos
sois
mi
cielo.
(Agudeza,xxi,
i,
214-15)
Son versos
del
conocido
baile
"Reinando
en Francia
/
Carlos
el
primero."
Sobre
este
texto
y
su
difusi6n,
vease
mi
libro
Los
temas
ariostescos
en el
romancero
y
la
poesia
espaiola
del
Siglo
de Oro
(Madrid:
Castalia,
1968),
pags. 227-32.
d)
Matar
el
rey,
no,
es
mal
hecho;
antes
ser
cuchillo
afirmo,
del
que
lo
matare,y
firmo
. .
.
(Agudeza,
L,
ii,
165)
Reproducen
estos
versos
anfibol6gicos
Jim4nez Paton
y
Luis
Alfonso
de
Carballo,
segfin
observa
A. del
Hoyo.
Tambi6n
aparecen
en
El
rey
fingido
y
amores
de
Sancha,
comedia mal
atribuida a
Lope
de
Vega
(Acad.
N., I,
456b-457a).
e)
La
fabula
del
asno
y
el
puerco,
obra
de
Lope segun
afirmaci6n
de
Gracian
(Agudeza, LV,
ii,
197)
procede
de
Con su
pan
se
lo
coma,
I
(Acad.
N.,
Iv,
301b).
f)
Esta
es mi
mayorantagonista,
a
misma
deidad
de
Chipre
. .
. Huid de
ella,
que
no
hay
otro
remedio;
que
si
eso
hubiera
hecho
acquelprincipe que
tiene
asido
con
mano de nieve
y garra
de
nebll,
no
hubiera an
presto
decaecido
e
heroe.
(Critic6n,
in,
viii;
R.-N., II,
267-68; A.H.,
948b)
Es reminiscencia
de
G6ngora:
la
blanca
y
hermosa
mano,
hermoso
y
blanco
alguacil
de libertad
y
de
bolsa,
es de
nieve
y
de nebli.
(Mille,
no.
32)
356