Secuencia. Revista de historia y ciencias
sociales
ISSN: 0186-0348
Instituto de Investigaciones Dr. José María
Luis Mora
México
Reynoso Jaime, Irving
José Juan Rodríguez Vázquez, El sueño que no cesa. La nación deseada en el debate intelectual y
político puertorriqueño, 1920-1940, Ediciones Callejón, San Juan, 2004, 524 pp.
Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 68, mayo-agosto, 2007, pp. 189-193
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora
Distrito Federal, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127423010
Cómo citar el artículo
Número completo
Más información del artículo
Página de la revista en redalyc.org
Sistema de Información Científica
Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
sólo en la fuerza del ejérciro para rnantenerse en Palacio Nacional o de dependerde la simpatía del "Jefe Máximo".
El fin del periodo estudiado culminaprecisamente con Manuel Ávila Camacho,e] último presidente militar después deAlvaro Obregón (920); es decir, con elcierre de las heridas abiertas por la revolución, la guerra conrra los católicos, las expropiaciones cardenistas, la resolución delos conflictos con Estados Unidos . De ahíque la institucionalidad y la conciliaciónpredominen en los informes presidencialesde sus años de gobierno, que aparezca larevolución sacralizada, muerta, convertidasólo en referencia obligada paralos triunfadores, y una "Patria" que lucha del lado delos Aliados contra Alemania, Italia y Japón durante la segunda guerra mundial.El discurso de la unidad nacional, plano,sin matices, se convierte en moneda corriente. Significa la exaltación de la heroicidad, del sacrificio frente a lo que hayque construir; es un tratar de borrar, olvidar las diferencias, de dejar en segundotérmino las discrepancias en aras de la"unidad fraterna".
El texto de Eva Salgado muestra congran profesionalismo una manera de abordar la hisroria de México a través del análisis del discurso, pero desde la perspectiva lingüística, aunque en realidad en e!manejo de la información e interpretaciónque hace hay mucho de oficio historiográfico. Por ello e! libro se mueve en e! ámbito de lo interdisciplinario: entre la lingüística, con su propio método de análisis,y la historia, aporrando el conocimientode las circunstancias y la interpretacióndel discurso a partir de ellas.
María de! Carmen Collado H.INSTITUTO MORA
RESEÑAS
José Juan Rodríguez Vázquez, El sueño quenocesa. La nación deseada enelckbate intelectual y político puertorriqueño, 1920-1940,Ediciones Callejón, San Juan, 2004, 524pp.
LA NACIÓN COMO SUEÑO INTELECTUAL
Un interesante trabajo de historia intelecrual que ensaya la génesis de! discurso nacionalista puertorriqueño, a partir de unenfoque no eurocéntrico, es e! que nos presenta José Juan Rodríguez Vázquez. Desde el título de la obra el autor comienza aplantearnos sugerentes reflexiones sobrela nación: antes de construir la comunidadimaginada, existe la comunidad soñada,la nación deseada.
El análisis se articula en torno a la ideade nación planteada por los intelectualespuertorriqueños, quienes generaron diversos discursos nacionalistas a partir de lainvasión estadunidense de 1898, discursosque fueron transformándose y que, durante el periodo 1920-1940, se encontraronen el centro del debate intelecrual y político.
Sin embargo, no se trata de estudiarlos discursos nacionalistas de forma aislada, sino de escudriñar cuál era la dinámicadel cambio discursivo en un contexto colonial. Para dicho propósito, e! autor siguelos planteamientos metodológicos quePartha Chatterjee desarrolló para e! estudio del nacionalismo. Básicamente, la dinámica del discurso nacional pasa por tresmomentos ideológico-políticos: arranque,movimiento y llegada. En la tase de arranque el discurso nacionalista se erige encrítica del sistema colonial, mientras queen la de movimiento busca transformarpolíticamente el orden establecido, ademásde que el letrado se convierte en político.
189
La fase de llegada observa la conversiónde utopías nacionales en ideología y discurso oficial, con los cuales se legitima alnuevo Estado poscolonial. De manera paralela al desarrollo de estas tres fases, eldiscurso nacionalista establece una luchadoble: primero conera el orden colonial ysu discurso imperialista, y después hacia elinterior del propio nacionalismo, es decir,contra otras formas discursivas de nacionalismo anticolonial (pp . 28-29).
El sueño que no cesa estudia la nacióndeseada en las fases de arranque y de maniobra (o movimiento). Es un trabajo queanaliza el discurso intelectual, tanto nacionalista como imperial, y sobre todo laforma en que los discursos nacionales setransformaron y adaptaron de acuerdo conel contexro político y socioeconómico decada momento. Sin ser exhaustivos, revisaremos las características más sustancialesde cada discurso nacional.
En Puerto Rico, la fase de arranque secaracterizó por la imagen de la "naciónproblemática" que, dentro de la ciudadletrada, promovió un debate sobre la existencia de la nación entre los que la dabancomo un hecho consumado y aquellos quesólo la veían realizada en el plano espiritual. La figura intelectual representativade este momento ideológico-político fueAntonio S. Pedreira. Su texto lnsularismoes una obra clave del nacionalismo dearranque que intentó responder a la cuestión de la identidad puertorriqueña y a laforma en que se había forjado su personalidad colectiva a través de la historia.
Luego de la invasión estadunidense de1898, Pedreira se enfrentó al problemade afirmar el nacionalismo en una situación de subordinación política. Su discursose enfrentó tanto a los relatos colonialisrasy anexionistas, ante los que definía a Puer-
190
to Rico como un pueblo con identidadcultural occidental, como a los discursosalternativos de nación (palesianos-antillistas), a los que recordaba las raíces hispanooccidentales de la isla (pp . 47-59).
Loselementos de su relato nacional están marcados por el determinismo geográfico, que veía al Caribe como una zonatropical adversa al desarrollo cuLtural ("llevamos encima la tara de la dimensión territorial"), y una perspectiva elitista queconcebía a la nación forjada por hombresilustres y egregios que transformaron lavida social enriqueciéndola espiritualmente. La existenciade la nación era innegable,pero su realidad muy conflictiva debidoa las diferencias raciales, socialesy moralesque la fragmentaban (pp. 102-104).
En aras de la integración, el relato dePedreira arriculó la figura del jíbaro comoicono nacional. Este se definía como unpequeño propietario que había desarrollado un nexo espiritual con la tierra convirtiéndola en su patria. Se trataba de un personaje rural, católico, respetuoso de laautoridad y simpatizante del unionismo.Así, los otros sectores populares (negros,mulatos y mestizos) eran rechazadoscomointegradores de la identidad nacional (pp.115,119-121 Y131-132).
En definitiva, el nacionalismo de Pedreira se guiaba por una teoría racialista yde elites eurocéntrica. Si Puerto Rico sehabía constituido en una nación era porque Europa la había colonizado racial, cultural y moralmente, haciéndola formarparte de la historia de Occidente (p. 149).
Como es característico en la fase dearranque, el discurso de Pedreira se centróen la crítica de la problemática colonial.Desde su perspectiva, el orden estadunidense había desplazado a las elites cultasde su función directora, mientras se dete-
núm. 68, mayo-agosto 2007
rioraba la cultura bajo el influjo de un senrido económico-cuantitativo de la vida.
.En el segundo momento ideológicopolítico, el de maniobra, el discurso nacionalista busca confrontar y transformar, através de la política, el orden establecido.N o obstante , dicho discurso se divide endos tendencias: una radical que pretenderomp er con la metrópoli y superar el orden colonial, y otra moderada y reformisraqu e, depend iendo de las-circunst anciaseconómicas, políticas y sociales, puede optar por un estado independiente o por unoauto nomista. Pedro Albizú Camp os es laperson ificación del nacionalismo radicalen su fase de maniobra.
El debate con el nacionalismo moderado giró en torno a la proclamación dela LeyJ ones (1917), misma que reformabael sistema político y otorgaba la ciudadanía estadunidense a los puertorriqueños.Los moderados no tenían duda del carácterposit ivo de las reformas y del papel modernizador de Estados Unidos tanto en elp lan o m aterial como en el político, alaportar una tradición liberal y democrática(aunque reclamaban algunas reform as).Para los radicales estaba claro que la pretend ida modernización era el camuflajede una conspiración para despojar a PuertoRico de sus riquezasmateriales y reducirloa un pueblo sin histori a. El albizuismodefinió la relación metrópoli-colonia entérminos de explotación y opresión, y denunció la ceguera que los moderados mostraban en relación con la realidad imperialpor estar atrapados en las formas de pensamiento del enemigo (pp. 153- 155 Y163-166).
Para el albizuismo la emancipación polít ica era indispensable para la modernización nacional, había que dotar al país deuna consrirucí ón y exigir la independen-
RESEÑAS
cia, la cual se validaba jurídicamente porque Puerto Rico era ya, antes de la invasión, un pueblo polít icamente realizado(Revolución de Lares de 1868 , Carta Autonómica de 1897). En Lo económico, Albizú proponía la construcción de una economía capitalista nacional, dirigida por unEstado intervensionisra cuya base fuera Lapropiedad privada de la tierra en manos deproductorespuertorriqueños (pp, 183-187).
Así, los proyectos políticos y económicos del albizuismo se apoyaban en unaidea de nación definida como una formación culcural con todos los elementos (lanación perfecta), arraigada en la culcuraeuropea (española) y perteneciente a la culcura occidental grecolarina, diferenciadade la anglosajona. La elite letrada y lossectores más cultivados eran los constructores de La nacionalidad, y el campesinadoy Las demás clases popul ares queda bansubordinadas a su dirección. De ahí la ausencia de la figu ra del jíbaro como personaje nacional (pp. 175,182, 239 y 242) .
Por tanto, el discurso de Albi zú construyó una narrativa m ítica de la naciónque elimina los elementos históricos quecuestionaban su pretendida unidad, comola encomienda, la esclavicud, el autoritarismo político, el racismo y el despreciosocial (p. 236).
Luis Muñoz Rivera fue la figura inteleccual en torno a la cual se organizó políticamente el nacionalismo moderado, bandera ideológica del Partido Unión de PuertoRico desde 1904. De entrada, el nacionalismo moderado de la fase de maniobra enfrentó una contradicción interna: debido asus aspiraciones de que Puerro Rico fueraanexado a la unión esradu nidense, sostuvouna relación de aceptación y rechazo haciael discurso imperial que legitimaba la relación colonial (pp . 253-256).
191
En su artículo "El triste casode PuertoRico", Muñoz Rivera sintetizó el pensamiento nacionalista moderado . En su paradójica relación con el otro imperial,Puerto Rico enfrentaba dos grandes problemas: un contradictorio desarrollo económico y una peligrosa americanizaciónde la cultura nacional.Mientras el discursocolonialista difundió el "98" como el momento inaugural de la historia modernapuertorriqueña, los moderados lo presentaron como el inicio del deterioro del nacionalismo. El muñocismo, por tanto, reconocía en el pasado un tiempo mejor,donde existía una sociedad con poblacióny recursos equilibrados, que combinabael ocio y el trabajo para edificar una identidad cultural, y no una tierra de anarquíacon pobladores hambrientos, como rezabael discurso imperial (pp. 295-297).
El discurso muñocista era básicamentereformista, cuestionaba pero no enfrentabaal régimen colonial. Concebía a los estadunidenses como un poder progresista y civilizador y planteaba que había que buscarformas de trasformar el orden colonial sinfracturar las relaciones de amistad con Estados Unidos. Por tanto, ponía más énfasisen las reformas económico-socialesque enla cuestión del estatus político de la isla(p. 258).
Dichas reformas pugnaban por modificar al capitalismo dependiente colonial.Muñoz Rivera criticó severamente el capital corporativo estadunidense, aunque sinrechazarde plano el capital extranjero. Noobstante denunció el desplazamiento delos propietarios puertorriqueños y la fugade capitales. De ahí que propusiera unareforma burguesa que diera amplias atri buciones al Estado para regular la economía (p. 280).
192
En cuanto a la parte conflictiva de larelación con Estados Unidos, el muñocismo sostenía que la abolición de la esclavitud (y no la insurrección de Lites) habíasido el momento decisivo en la formaciónde la nacionalidad. De esta manera subrayaba la superioridad ética de la naciónoprimida en relación con la opresora, donde una retórica igualitaria escondía unarealidad racista (p. 284) .
Comparando los tres discursos nacionalistas aquí esbozados, comprobaremosla gran cantidad de elementos que comparten: proyecto elitista, identidad hispano-occidental, aceptación y rechazo deldiscurso imperial, aspiración de un Estadoregulador, crítica del modelo económicocolonialista y preocupación por la decadencia cultural. Sin embargo, RodríguezVázquez acierta precisamente en mostrarnos la historicidad de dichos discursos conun interesante marco teórico de referencia, pues detecta las diferencias sustanciales entre ellos. Estas diferencias se definenpor la forma de relacionarse con el ordenhegemónico colonial: mera crítica en lafase de arranque, y confrontación en la demaniobra (ya sea moderada o radical). Noobstante, es evidente que un enfoque centrado en el discurso ideológico de las elites(aunque pueda contener elementos populares) resulta insuficiente para la comprensión cabal del fenómeno nacional, en virtud de que la investigación histórica delos últimos años ha puesto de manifiestoel papel fundamental jugado por las clasespopulares en la construcción del Estadonación y las identidades nacionales latinoamencanas.
Para no caer en el eurocentrismo interpretativo, el autor ha optado por alejarsede las concepciones tradicionales para el
núm. 68, mayo-agosto 2007
estudio del nacionalismo, la marxista y laliberal, mismas que presentan la cuestiónnacional como un fenómeno europeo enel que la periferia no ha participado crearivamente. También advierte sobre los peligros de enfoques como los del ernonacionalismo y el nacionalismo anticolonial,que condujeron a la defensa irracional delmundo tradicional y sirvieron como ideología de regímenes fascistas (pp. 22-23).En cambio, las nuevas perspectivas sobreel nacionalismo, de las que El sueño quenocesa es un buen ejemplo, se esfuerzan porabandonar los metarrelatos nacionales; resaltan las paradojas políticas, epistemológicas y éticas de los discursos nacionalistas,y destacan la dimensión cultural así comola forma en que los intelectuales de lospaíses coloniales se apropian de las corrientes ideológicas occidentales (pp. 25-27).En el caso de Puerto Rico, la nación deseada continúa siendo un sueño incesante.
Irving Reynoso JaimeINSTITUTO MORA
Eva Leticia Orduña Trujillo, Coacciones yoportunidades de la globaliZdáón: el caso dela Nicaragua sandinistay sus relaciones conEstados Unidos, CCyDEL, México, 2006,264 pp.
Dedicado al estudio de la Nicaragua sandinista y de las presiones por parte del gobierno de Washington que esta tuvo queenfrentar para llevar adelante su programaideológico y de desarrollo económico, ellibro de Eva Orduña analiza también lasescasas oportunidades que el mundo globalizado puede ofrecer a los países pequeños y con una fuerte dependencia hacia elexterior, como son los centroamericanos.
RESEÑAS
A 27 años del triunfo de la revoluciónsandinista, el texto nos permite reflexionaracerca de un movimiento político y socialde la década de los ochenta del siglo xxque significó una luz de esperanza paralos movimientos de liberación nacional,al mismo tiempo que fue visto como unaamenaza por parte del país más poderosodel orbe: Estados Unidos. Asimismo, invita al análisis de la historia de América latina bajo la perspectiva de dos parámetros:la presencia de una profunda rigidez yautoritarismo hacia el interior de los países, en coexistencia con una suprema debilidad y subordinación hacia el exterior.
Eje fundamental de la explicación propuesta por la autora es el fenómeno migratorio, pues considera que se relaciona demanera estrecha con el desarrollo internode los países y el proceso de globalización.A lo largo del trabajo se refiere a la migración a partir de la observación de cómolos problemas políticos y sociales han sidola causa constante de expulsión de migrantes en América Latina. Narra cómoen la década de los setenta los principalesexpulsores de migrantes fueron los paísesdel Cono Sur mientras que, a lo largo delos años ochenta, los gobiernos centroamericanos fueron los ejecutores de la represión que propició una migración masivahacia el exterior y, finalmente, destaca quelos esfuerzos por alcanzar la paz y democratizar la región en la década de los noventa conllevaron un intenso proceso derepatriación.
En el primero de tres grandes apartados, la autora se dedica a analizar la globalización en su largo proceso históricopasando por el primer orden económicomundial y las tres revoluciones industriales hasta llegar a la elaboración de unpanorama de los problemas de América
193