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    INSTITUTO MILTON H.ERICKSON DE SANTIAGO C ENTRO PARA EL DESARROLLO DE LA PSICOTERAPIA ESTRATGICA BREVE

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    TRABAJO CLNICO INFORMADOPORLOSRESULTADOS Y

    DIRIGIDO POR EL CLIENTE.

    DIRIGIENDO LA ATENCIN A LO QUEFUNCIONAEN EL TRATAMIENTO1

    Scott D. Miller

    Institute for the Study of Therapeutic Change

    Chicago, Illinois

    Barry L. Duncan

    Department of Family Therapy

    Nova Southeastern University

    Ft. Lauderdale, Florida

    Mark A. Hubble

    Upper Arlington, Ohio

    A unq ue las ram a s son muc ha s, la raz es una .

    William Butler Yea ts (1910)

    INTRODUCCION

    Historia y desarrollo

    En 1952, el psiclogo ingls Hans Eysenck encendi la mecha del debate y coloc a las

    profesiones de la salud mental a la defensiva cuando public un anlisis de investigaciones de

    resultados que pareca mostrar que una psicoterapia administrada en forma competente no era

    ms efectiva que c uando no se realizaba tratamiento. Posteriormente se encontraron defectos

    metodolgicos que socavaron sus conclusiones. Antes de la publicac in de ese estudio, el campo

    [de la psicoterapia] haba evidenciado poco inters en el estudio emprico de resultados. Por el

    1 Client-Directed, Outcome-Informed Clinical Work: Directing Attention to What Works in Treatment (in press)(www.talkingcure.com)(Traducc in: Mario Pachec o)

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    contrario, la utilidad de los diversos enfoques era tomada por cierta, y se consideraba que el

    entrenamiento y la supervisin eran la c lave del xito (Miller, Duncan, J onson y Hubble, en prensa).

    Algunos 40 aos y centenares de estudios despus, la t o ta l i dadde la efectividad de la

    psicoterap ia est ahora bien establecida (Asay y Lambert, 1999). La reflexin respecto al gran

    nmero de esos estudios llev a Lebow (1997) a observar que la psicoterapia [est] entre las

    intervenciones en salud ms sometidas a pruebas y validadas empricamente (p. 85). Los datos

    afirman que la intervencin psicolgica es superior a los grupos controles placebo y sin tratamiento.

    (Hubble, Duncan y Miller, 1999a). Efectivamente, en la mayora de los estudios cuantitativos, se ha

    encontrado que el promedio de las personas que ha mejorado es superior en un 80% respecto a

    quienes no tuvieron el beneficio de la psicoterap ia (Lambert y Bergin, 1994).

    Pese a los hallazgos ocasionales para un modelo pa rticular o marca de la terapia, la masa

    c rt ic a de los datos tambin ha revelado muy pocas diferencias en eficac ia entre los diversos

    enfoques de tratamiento desde los psicodinmicos a los centrados en el cliente, desde el

    tratamiento del alcohol y drogas a las terapias matrimoniales y familiares, desde las intervenciones

    psicofarmacolgicos a las psicolgicas (Greenberg, 1999; Miller, Duncan y Hubble, 1997; Sprenkle,

    Blow y Dickey, 1999). En respuesta a esos hallazgos, en 1975, los investigadores Luborsky, Singer, y

    Luborsky, inteligentemente etiquetaron a la falta de diferencia como el veredicto del pjaro

    dodo, tomando prestada la siguiente frase de Alicia e n e l Pas d e las Ma rav illas: Todos tienen que

    ganar, y todos deben tener premio.

    Aunque se han hecho muchos intentos por refutar el veredicto del pjaro dodo, las

    ltimas revisiones llegan a conclusiones similares, incluido la encuesta del tan citado Consumer

    Repor ts (Seligman, 1995) y los meta-anlisis ms recientes (v.g., Wampold, Mondin, Moody, Stich,

    Benson, y Ahn, 1997). De mismo modo conc luyeron Lambert y Bergin (1994) en su revisin de la

    literatura en la edicin ms reciente de Handb ook o f Psycho the rap y and Beha v io r Chang e, Lasinvestigaciones llevadas a cabo c on el intento de c ontrastar con buena fe dos o ms tratamientos,

    sorprendentemente muestran diferenc ias p e q ueasentre el resultados para pacientes que tuvieron

    un tratamiento que se supone es teraputico (p. 158, nfasis aadido).

    En 1936, Saul Rosenzweig ya lo haba escrito en el Journal of Orthop syc hiatry, sugiriendo que

    la efec tividad de todos los enfoques de psicoterapia competente tena ms relacin con sus

    aspectos comunes que con sus divergenc ias tericas o fac tores tcnicos, que a menudo son el foco

    del discurso profesional. Aos despus, Jerome Frank (Frank, 1961) basndose en ese insight pionero,

    aplic esa tesis a diversas formas de curacin (v.g., grupos, medicina, religin). Sin embargo, el

    trabajo de Frank se mantuvo virtualmente solo, hasta que en los 80 comenz a aparecer un torrente

    de escritos ac erca de las carac tersticas compartidas por todas las terapias efec tivas (Strupp,

    Hadley, & Gomez-Schwart, 1974; Weinberger, 1995).

    En 1992, el investigador de resultados Michael J . Lambert (1992) revis la literatura emprica y

    propuso cuatro elementos principales que dan cuenta de la mejora en la psicoterapia: (1) factores

    extrateraputicos, (2) f ac to res co munes, (3) expectativa o placebo, y (4) modelos y tcnicas.

    Aunque [su investigacin] no deriv de un anlisis estadstico estricto, escribi que eran los fac tores

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    implicados haca tiempo sugeridos respecto a los resultados en psicoterapia. Adicionalmente,

    advirti que la base de la investigacin para esta interpretacin era extensiva a los diversos estudios

    de desrdenes [psicolgicos] en adultos y a una variedad de diseos de inv estigacin, incluyendo

    la observac in naturalista, estudios epidemiolgicos, pruebas clnicas comparadas y sus anlogos

    experimentales (1992, p. 96-98).

    En la poca en que apareci la revisin de Lambert, los servicios de prestaciones de salud

    menta l estaban atravesando por un perodo de cambio dramtico (Berkman, Bassos, y Post, 1988;

    Cumming, 1986; Zimet, 1989). Los ambientes favorables a las intervenciones teraputicas se volvieron

    de pronto hostiles. La tercera parte de los servicios pagadores comenzaron a regular la dosis

    (frecuencia y nmero de sesiones), el modo de la terapia (individual, grupal, matrimonial) y los

    ambientes de tratamiento (hospitalizacin, ambulatorio), as como tambin una estridente

    insistencia que para ser pagados, los terapeutas tenan que producir (probar la efectividad).

    Curiosamente, los diversos grupos profesionales que conforman el campo (v.g., psiquiatra,

    psicologa, trabajo social) respondieron a esos desarrollos afirmando, polticamente, que la ciencia

    no era capaz de hacerlo, en cuatro dcadas de una crec iente investigacin sofisticada de

    resultados (Karon, citado en Saeman, 1997). Actuando como si las investigaciones favorecieran a

    ciertos enfoques teraputicos por sobre otros, las Asoc iac iones Psiquitrica y Psicolgica Americanas

    prepararon y distribuyeron listas de tratamientos aprobados para desrdenes especficos

    (American Psychiatric Assoc iation, 1993, 1994; Chambless, 1996; Ta sk Force Rep ort on Prom otion an d

    Dissem ination o f Psyc ho logic a l Proc ed ures, 1993).

    Al ao siguiente de la revisin de Lambert, los autores del presente captulo asistieron a la

    conferencia anual del Fa m ily The ra p y Ne tw orker, efectuada en Washington, D.C. A diferenc ia de los

    aos anteriores, el nimo de los asistentes al evento anual era sombro quiz un reflejo del sentido

    de la derrota general del campo en el mundo feliz2 de las empresas de prestacin de serviciosmdicos (Miller, Hubble, & Duncan, 1997). Al descubrir que compartan la creencia que la

    desenfrenada divisin en facciones estaba impidiendo al campo, como un todo, trabajar unido

    para enfrentar al cambiante sistema de prestac iones de salud, nos llev a la dec isin de colaborar y

    establec er eventualmente el Instituto para el Estudio del Cambio Teraputico (I.S.T.C.)3

    El primer proyecto llevado a cabo por el I.S.T.C. consisti en una revisin de la literatura con

    el propsito de seleccionar los ingredientes principales de la terapia que suministraban el mejor

    puente entre lss diversas escuelas y disciplinas. El resultado del esfuerzo inicial, basado en el trabajo

    de Lambert (1992), ampli en forma significativa la definicin de lo que tradicionalmente ha sido

    denominado factores comunes el segundo de los cuatro elementos principales de Lambert que

    dan cuenta de la terapia exitosa (Miller, Duncan, y Hubble, 1997). Mientras que antes el trmino

    haba sido usado para referirse a las variables que mediaban la relacin y que se crea estaba

    2 [N.T.] Haciendo referencia al libroUn m und o fel izdel escritor Aldous Huxley, quien muestra un mundo en el cualtodo el comportamiento humano es controlado a travs de drogas.3 Puede contactarse con el Instituto a travs del sitio web, www.talkingcure.com. Cada cuatrimestre, el sitiopublica revisiones breves de los procesos importantes e investigaciones de resultados de las revistas depsicoterapia ms importantes.

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    presente en todas las formas de terapia (v.g., empata, respeto, calidez no posesiva), nuestra

    revisin sugiri que los cuatro factores (extrateraputicos, comunes, placebo y modelo) deberan ser

    considerados factores comunes.

    A partir de este perspectiva revisada, las tcnicas innovadoras y exclusivas dejaron de ser

    reflejos de un modelo o escuela terica particular. Por el contrario, simplemente eran distintos

    medios para el mismo fin; es decir, otorgar poder a uno o ms de los factores responsables del

    resultado del tratamiento. La meta-visin de los modelos de terapia que emergi del estudio

    tambin concord con la terapia tipo lnea de fuego que los clnicos practican actualmente en la

    cual nos incluimos. Las encuestas efectuadas en las ltimas dcadas han encontrado

    consistentemente, por ejemplo, que los clnicos tienden a identificarse men o s con algn enfoque de

    los que abundan en el campo (Garfield, 1994; Norcross y Newman, 1992). Ms bien, los terapeutas

    experimentados tienden a tomar y escoger una variedad de enfoques en el esfuerzo de

    individua lizar un tratamiento que se adapte a las caractersticas del cliente individua l.

    El desafo, desde luego, dadas las mltiples opc iones disponibles, cul tcnica o enfoque

    adoptar cuando se trabaja c on un cliente en particular? En la mayora de la historia del campo, el

    entrenamiento y la investigacin ha sido llevada a cabo como si los modelos de tratamiento

    fueran la mejor gua pa ra organizar y dirigir el traba jo clnico (Miller y Duncan, 2000). Esto puede

    explicar, en parte, la histrica divisin entre los investigadores y los acadmicos por un lado, y los

    clnicos por otro (Hubble, 1993). Dicindolo en forma simple, los terapeutas aun tienen un nico

    modelo o paquete de tcnicas que capturan adecuadamente las realidades da-a-da de la

    prctica clnica. El resultado es que la mayora son forzados a practicar un eclecticismo

    accidental, ensamblado por ensayo y error en base a la diversidad de enfoques encontrados en

    los talleres y en el trabajo.

    Para el equipo del I.S.T.C., como resultado de un segundo estudio conocido como elProyecto C asos Imposibles, suministr la primera respuesta al interrogante qu func iona para

    quin. Resumiendo, esta investigacin de cinco aos fue diseada originalmente para aprender

    cmo los casos se estancaban en el tratamiento y cmo usar en forma intencional los cuatro

    fac tores curativos para resolver esos impasses (Duncan, Hubble, y Miller, 1997).4 De acuerdo c on la

    literatura y las expectativas, se encontr que todos los modelos teraputicos usados en el Proyecto

    Casos Imposibles tenan aplicabilidad limitada y que la relacin teraputica era lejos ms

    importante en trminos de los resultados que cualquier tcnica o intervencin particular. Ms

    importante, sin embargo, fue el hallazgo que la probabilidad de un resultado exitoso, incluso en los

    casos ms desafiantes, poda mejorar al acomodar simplemente el tratamiento a las percepciones

    del c l ien tedel problema presente, sus causas y soluciones potenciales, y las ideas y experiencias

    con el proceso de cambio en general.

    A travs de los aos, un nmero de tericos han advertido la importancia de solicitar al

    cliente informacin respecto al proceso de tratamiento (Norcross y Goldfried, 1992). Por ejemplo,

    Arnold Lazarus (1981, 1992, 1993) ha hecho nfasis en la necesidad de disear un tratamiento que

    4 El estudio fue llevado a cabo en el Dayton Institute for Family Therapy in Dayton, Ohio.

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    concuerde con las metas del cliente, conductas de afrontamiento, contextos situacionales,

    resistenc ias y creenc ias bsicas. Muc hos otros investigadores han suministrado una riqueza de apoyo

    emprico para el ajuste del estilo interpersonal al del cliente individual (Bachelor y Horvath, 1999).

    Finalmente, Larry Beutler y sus colegas (Beutler y Clarkin, 1990; Beutler y Consoli, 1992; Norcross y

    Beutler, 1997) han escrito extensamente respeto al uso de la informacin respecto a la severidad y

    complejidad del problema, el nivel de reac tancia, los estilos de afrontamiento, as como tambin las

    expectativas del cliente respecto a la terapia, para que las intervenciones del tratamiento hagan

    juego con el cliente individual.

    El Proyec to Casos Imposibles sugiri que ac omodarse a las cualidades del cliente y la

    informacin [disponible] iba ms all del simple hacer juego con las caractersticas del cliente para

    intervenir. La teora del cliente acerca del problema presente, las soluciones potenciales y el

    proceso de cambio, formaban una teo ra d el c a m b io como la denomin posteriormente el

    equipo que unificaba esos tres enfoques para la integracin y poda ser usada como la base para

    determinar qu enfoque, a quin, sera el ms efectivo para esta persona, con qu problema

    espec fico, ba jo este conjunto de c ircunstanc ias pa rticulares (Duncan, Hubble, y Miller, 1997).

    Brevemente, la teora delc lien temediaba la e leccin de la tcnica , la combinacin de modelos y

    teoras, as como tambin la naturaleza e intensidad de la relacin teraputica que c on mayor

    probabilidad llevaba a un resultado positivo.

    La premisa que las percepc iones del cliente de la formacin y resolucin del problema tiene

    implicaciones importantes en el proceso y el resultado del tratamiento tiene una rica herencia, pero

    largamente pasada por alto, en la literatura de la terapia. Por ejemplo, ya en 1955 el renombrado

    psiquiatra Paul Hoch indic la utilidad de explorar las propias ideas del paciente acerca de la

    psicoterapia y lo que l espera de sta (p. 322). Cerca de dos dcadas despus, Torrey (1972)

    afirm compartir creencias similares con los clientes acerca de las causas y el tratamiento de losdesrdenes mentales era un prerrequisito para la psicoterapia exitosa. Muy pronto despus, Wile

    (1977) sugiri que la mayora de las disputas entre los clientes y los terapeutas poda ser atribuida a

    diferencias en sus teoras de [la etiologa] y la curacin (p. 437) un punto expandido

    posteriormente por Brickman, Rabinowitz, Karuza, C oates, C ohn, y Kidder (1982) en un artculo en el

    Am eric a n Psyc holog ist. En 1991, Held defendi un cambio en la organizacin del tratamiento, en

    base a las teoras formales de los terapeutas y las teoras informales sostenidas por los clientes. Y

    finalmente, Hubble, Duncan, y Miller (1999b) suministraron un fuerte apoyo emprico, aunque

    indirec to, para la construcc in [de ese tipo de tratamientos] en una revisin de los hallazgos de la

    investigacin de las atribuciones, la expectativa, la aceptabilidad y la literatura de la alianza

    teraputica.

    En este punto del desarrollo de las ideas del equipo del I.S.T.C., se llev a cabo la decisin

    de llevar a cabo una segunda revisin de la literatura de resultados. Brevemente, en el Proyecto el

    Corazn y el Espritu, como fue denominado, se juntaron los investigadores y clnicos cuyo trabajo

    haba destacadazo prominentemente en la primera revisin, con el propsito de efectuar una

    mirada profunda en los ltimos hallazgos respec to a los fac tores comunes en todos los tratamientos

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    efectivos (Hubble, Dunc an, y Miller, 1999). Una vez realizado esto, los resultados suministraron un

    asombroso apoyo para los cuatro factores tericos identificados primero por Lambert (1992) y

    despus modificados en nuestro propio trabajo (Miller, Duncan, y Hubble, 1997). Esta vez, sin

    embargo, la evidencia emprica convergi en una forma que haba sido ignorada o estaba perdida

    en las revisiones anteriores.

    Quiz debido a los hallazgos del Proyecto Casos Imposibles, los resultados del Proyec to

    Corazn y Espritu tambin indicaron la primaca del cliente en los resultados positivos del

    tratamiento es decir las percepciones del cliente del proceso yla experiencia del resultado del

    tratamiento (Hubble, Duncan, y Miller, 1999b). Con respecto a lo ltimo, por ejemplo, la evidencia

    de una variedad de fuentes sealan a la experiencia subjetiva del cambio del c l i en teen las

    primeras fases del tratamiento c omo uno de los mejores predictores de resultados positivos (Brown,

    Dreis, y Nace, 1999; Garfield, 1994; Howard, Kopte, Krause, y Orlinksy, 1986; Howard, Moras, Brill,

    Martinovic h, y Lutz, 1996; Lebow, 1997; Smith, G lass, y Miller, 1980; Steenbarger, 1992, 1994; Talmon,

    1990).

    Histricamente, los modelos, las tcnicas y los terapeutas han ocupado el terreno de la

    investigacin, escritos y entrenamiento profesional. En contraste, los clientes han sido relegados al

    fondo, en roles secundarios en el drama de la psicoterapia. Son descritos como disfuncionales, con

    desorden de personalidad, con deficiencias bioqumicas, cuya presencia en el tratamiento

    constituye p rima e fa cea la evidencia de su falta de habilidad para ayudarse a si mismos. Esas

    caracterizaciones desfavorables, por consiguiente, dispusieron la escena para la aparicin del

    protagonista real de la historia el terapeuta. Como evidencia de esto, uno solamente necesita

    comparar el nmero de libros escritos acerca de los grandes terapeutas y los enfoque de

    tratamiento poderosos, con aquellos escritos respecto a grandes y poderosos clientes (Miller,

    Duncan, y Hubble, 1997). Por el contrario, cuando se los retrata como poderosos, la literatura deterapia, si es que hay alguna, ha menudo ha disminuido a los clientes, trabajando ac tivamente para

    frustrar al terapeuta o socavar el proceso de cambio. Esta idea, claramente, no se origina en los

    clientes. Algunos describiran la terapia en trminos que, en efecto, los colocaran contra sus

    terapeutas, en una lucha en la cual el terapeuta debe vencer para que el cliente tenga xito (Hoyt

    y Miller, 2000).

    Algunos revisores han trazado la antigua preferencia de los terapeutas por sobre la

    experienc ia de los clientes de la terapia en los orgenes del campo en la medicina (Bohart y Tallman,

    1999; Fancher, 1995; Orlinsky, 1989). Bohart y Tallman (1999) sealan, por ejemplo, que la relac in

    jerrquica entre el mdico y el pac iente es inherente en el modelo mdico tradicional. De hecho,

    los roles primariosdel paciente en la medicina occidental incluyen (a) una entrega pasiva de

    informacin al mdico, el cual diagnosticar y determinar el tratamiento apropiado, y (b) cumplir

    con las rdenes del doctor.5 Cualquiera sea la causa, la representacin subvalorada de la

    5 La naturaleza jerrquica de la relacin entre el paciente y el medico en la medicina occidental es msclaramente evidente en la definicin del diccionario de los dos trminos. ElWeb sters New Co lleg iate Dic tiona ry(1976) define paciente como un individuo que espera, el recipiente d e y sobre quien seacta. Por otrolado, mdico es definido como una persona hbil, y aquel que ejerce una influencia remedial o saludable

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    experienc ia del cliente del proceso y los resultados en la psicoterapia pueden explicar por qu los

    estudios han encontrado una correlacin mnima entre las evaluaciones de los clientes y los

    terapeutas acerca de los resultados o las condiciones facilitadotas para la terapia (Lambert y Hill,

    1994).

    Para el equipo del ISTC, los datos del Proyec to Casos Imposibles y el Proyec to Corazn y

    Espritu indicaron que ya haba llegado el tiempo para que la experiencia del cliente del proceso y

    resultado fueran el terreno del discurso y la prc tica profesional especficamente, seguir su

    liderazgo en la escenificacin, ejecucin y evaluacin del drama de la terapia (Duncan, Sparks, y

    Miller, 2000). La terapia efectiva, como lo dejaban claro los datos, no era un asunto de usar

    modelos, tcnicas u otras maniobras ingeniosas pa ra e l b ien d e los c lien te s, sino que implicaba que

    los terapeutas se relacionaran con los clientes para facilitar el proceso singular de cambio y logro

    de los resultados deseados de aquellos (Duncan y Miller, 2000). En un intento por dar nfasis a la

    centralidad del cliente en todos los aspectos del tratamiento, as como tambin prestar atencin al

    uso formal de las percepciones del cliente para guiar el proceso de tratamiento, el equipo

    denomin a esta forma en evolucin de pensar y organizar el tratamiento, trabajo clnico dirigido

    por el cliente e informado por los resultados.6

    CONSTRUCTOS TEORICOS Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCION

    La c lave no es pe dir en una forma miserab le la c lave es

    pe dir en una g ran forma .

    Ann Wizm ore

    Un enfoque del trabajo clnico d irigido por el cliente e informado por los resultados no

    contiene tc nicas finjas, ni pautas invariantes en el proceso teraputico, ni prescripc iones definitivas

    para obtener buenos resultados del tratamiento, ni teoras causales respecto a los problemas que

    traen a las personas a terapia. Toda interaccin con el cliente, por naturaleza, puede ser dirigida

    por el cliente e informada por los resultados. Esto ocurre cuando el terapeuta: (1) estimula los

    factores de las teoras que dan cuenta de los resultados exitosos; (2) usa la teora del cambio del

    cliente para guiar la eleccin de tcnicas y la integracin de diversos modelos de terapia; y (3)

    informa el tratamiento con evaluaciones vlidas y confiables de la experiencia del cliente del

    proceso y los resultados. Los primeros dos aspec tos son presentados y discutidos en detalle en el

    material que sigue a continuacin. El uso de mediciones para informar el proceso de tratamiento ytomar dec isiones es tratado en la seccin titulada, Sndromes, Sntomas y Problemas Principales.

    (nfasis aadido).6 Sentimos que se obtiene poco al aadir otro modelo de terapia ms, a un campo repleto de contendientes, elequipo se resisti durante algunos aos a colocarle nombre al trabajo teraputicfo que estaba siendo exploradoen el Instituto. Cuando los nombres comenzaron a ser aplicados por personas que no pertenecan al Institutopara describir el trabajo (v.g., post-terapia centrada en la solucin, terapia estratgica centrada en el cliente), elequipo escogi un nombre. El nombre escogido en se escribi en minsculas para dar nfasis al hecho que no seest hac iendo el intento de sentar la piedra angular de un nuevo modelo o rama de la terapia.

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    Krause y Orlinsky, 1986; Lawson, 1994). Los terapeutas tambin pueden concentrarse en el

    cambio en su trabajo cuando los clientes regresan para visitas adicionales, tomando en

    cuenta y despus amplificando cualquier referencia que haga el cliente en esa sesin a

    mejora entre las sesiones. Aqu nuevamente, un manejable cuerpo de literatura de

    investigacin muestra que la m ejora en tre las sesion es de trata m ien to es la reg la ms q ue la

    ex cepc in, con la mayora de los clientes en terapia exitosa experimentando alivio

    sintomtico tempranamente versus tardamente en el proceso de tratamiento (Howard,

    Kopte, Krause y Orlinsky, 1986; Reuterlov, Lofgren, Nordstrom, Ternstrom y Miller, 2000).

    Potencie el cambio para el futuroSi el cambio comienza antes o durante el tratamiento, si es resultado de las propias

    acciones o por sucesos fortuitos, un paso crucial en el aumento de los efectos de los

    factores extrateraputicos es ayudar a los clientes a ver cualquier cambio as como

    tambin la mantencin de esos cambios como una consecuencia de sus propios esfuerzos

    (Miller, Duncan y Hubble, 1997). Los terapeutas pueden facilitar este proceso en diversas

    formas. Por ejemplo, el tiempo puede ser usado para explorar el rol del cliente en los

    cambios que han ocurrido durante el tratamiento. Adicionalmente, el terapeuta puede

    hacer preguntas o afirmaciones directas que suponen la participacin del cliente en el

    cambio resultante (Berg y Miller, 1992; Imber, Pilkonis, Harway, Klein y Rubinsky, 1982). Como

    parte del fin de una visita, el terapeuta tambin puede resumir los cambios que ocurrieron

    durante la terapia e invitar a los clientes a revisar su propio rol en el cambio. Incluso si los

    clientes atribuyen los cambios a la suerte, el destino, la inteligencia del terapeuta o a los

    medicamentos, aun se les puede pedir que consideren en detalle: (1) cmo adoptaron el

    cambio en sus vidas?; (2) cmo usaron los cambios en su beneficio?; y (3) qu harn en elfuturo para asegurar que esos cambios permanecern?

    Saque provecho al mundo del cliente fuera de la terapiaLa contribucin de los factores extrateraputicos tambin ser aumentada al incorporar los

    recursos del mundo del cliente fuera de la terapia. La investigacin indica que la mayora

    de los clientes buscan y encuentran apoyo fuera de la relacin formal de la terapia, ya sea

    buscando a un amigo o un miembro de la familia en quien confiar, comprando un libro,

    asistiendo a la iglesia o a un grupo de autoayuda (Garfield, 1994).Efectivamente, algunos

    estudios han encontrado que los clientes no solamente prefieren esas opciones, sino que

    tambin se han encontrado pocas diferencias cuando se las compara con las

    intervenciones profesionales al menos en las dos gripes ms comunes de la salud mental,

    depresin y ansiedad (G ould y Clum, 1993; Seligman, 1995). Esta tendenc ia natural a buscar

    diversos recursos de ayuda puede ser facilitada por el terapeuta que simplemente escucha

    o es curioso respec to a que sucede en la vida del cliente que sea til, as como tambin los

    estimula para exploren y utilizan los recursos en su comunidad.

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    Acomdese al nivel de participacin del clienteDurante dcadas, la motivacin de los clientes ha sido dicotomizada estn motivados

    no. Sin embargo, la existencia de un cliente no motivado es un mito clnico. Las revisiones

    recientes de la literatura demuestran que la motivacin para el cambio no es un rasgo

    estable o una caracterstica de personalidad con la que se etiqueta a los clientes

    (Prochaska, 1999). Por el contrario, es un proceso dinmico que est fuertemente

    influenciado por otros contribuyentes a la interaccin (v.g., el terapeuta, los otros

    significativos). El terapeuta puede facilitar la formacin de una alianza vigorosa con sus

    clientes, al asegurar que el tratamiento que ofrece es congruente con el nivel de

    participacin del cliente en el tratamiento. Esto requiere que el terapeuta tome en

    consideracin y se acomode a la motivacin de los clientes en todo momento dado qu

    estn dispuesto a hacer y qu no y su compromiso para cambiar en general (Bachelor y

    Horvath, 1999). Se han desarrollado algunos sistemas para categorizar la participacin del

    cliente en el tratamiento, los ms destacados son el modelo de fases del cambio de

    Prochaska (1999) y asociados; y el sistema de clasificacin de la relacin cliente-terapeuta

    desarrollado por de Shazer (1988) y sus colegas (Miller, Duncan, y Hubble, 1997).

    Placebo, esperanza y factores de la expectativa. Esta clase de factores teraputicos se

    refiere a la porcin de mejora derivada del conocimiento del cliente de estar en tratamiento y la

    evaluacin de la credibilidad de la racionalidad del terapeuta y las tcnicas relacionadas. Para

    aprec iar su significad slo se necesita considerar que esos factores tienen el mismo porcentaje en su

    contribucin a l cambio en el tratamiento (v.g., 15%) que los fac tores del modelo y la tc nica

    (Snyder, 1999). Sus efectos curativos no se derivan especficamente de los procedimientos deltratamiento, sino que ms bien de las expectativas positivas y esperanzadoras que acompaan a l

    uso e implementacin de un mtodo o enfoque dado. Algunas sugerencias pueden ser tiles a este

    respecto, incluyendo:

    Tenga un ritual sanadorLos rituales tienen caractersticas compartidas por los procedimientos de curacin en la

    mayora de las culturas y datan de muy atrs en los orgenes de la sociedad humana (Frank

    y Frank, 1991). Ya sea que se d al cliente una droga, o se le pida que escriba sus

    pensamientos negativos, o se lo haga hablar a una silla vaca, los profesionales de la salud

    mental estn bsicamente participando en rituales de curacin. Su uso inspira esperanza y

    una expectativa positiva pa ra el cambio, al transmitir que quien los usa chamn, astrlogo

    o terapeuta posee un conjunto espec ial de habilidades para la curac in. Importa poc o

    que los procedimientos sean o no en si mismos los agentes causales del cambio. Lo que s

    importa es que los participantes tienen un mtodo estructurado, conc reto, para movilizar los

    factores placebo.

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    Con la mirada de tcnicas entre las cuales escoger, la pregunta perenne que enfrenta el

    terapeuta es qu ritual particular usar cuando se est trabajando con un cliente en

    particular. Al respecto, los terapeutas aumentan el componente placebo de los

    procedimientos cuando emplean aquellos en los cules creen y confan que sern

    teraputicos. Los efectos placebo de un procedimiento dado tambin son aumentados

    cuando los terapeutas muestran inters en los resultados de cualquier tcnica u orientac in

    que ellos empleen. Ha sido conocido desde hace tiempo, por ejemplo, que las personas

    que participan en los estudios de investigaciones es ms probable que respondan en la

    direccin predicha cuando saben el propsito del experimento (Matheson, Bruce y

    Beauchamp, 1978). Finalmente, es ms probable que los procedimientos o tcnicas

    extraigan respuestas placebo cuando estn basadas en, conectadas con, o extraen

    experiencias exitosas previas del cliente (Miller, Duncan, y Hubble, 1997).

    Tenga un foco en la posibilidadLos terapeutas tambin trabajan para otorgar poder a los factores placebo al orientar su

    trabajo hacia las posibilidades del cambio de los clientes, logro u obtencin de lo que

    quieren, volver a empezar, tener xito o controlar su vida. Existe una variedad de formas

    para que los terapeutas estn ms enfocados en la posibilidad en su traba jo clnico. La

    terapia puede apuntar al mejoramiento del ajuste futuro del cliente en lugar de

    comprender el pasado. Asistir al cliente en la descripcin del futuro que quiere tiende a

    hac er que el futuro se destaque en el presente (de Shazer, Berg, Lipchik, Nunnally, Molnar y

    Gingerich, 1986; Kessler y Miller, 1995). Muchas veces, la posibilidad incluso de conecta con

    la realidad cuando una descripcin detallada extrae recuerdos de haber experimentado,

    todo o en partes, lo que est siendo descrito (Miller, Hubble, y Duncan, 1998).Los terapeutas tambin pueden trabajar para aumentar o destacar el sentido de control

    personal del cliente. La investigacin sugiere, por ejemplo, que las personas que creen que

    pueden influenciar o modificar el curso de los sucesos de la vida, afrontan mejor y se

    adaptan ms exitosamente a la adversidad. Esto es cierto ya sea que la creencia de

    control personal sea adecuada o no. C omo Taylor, Wayment y Collins (1993) lo sealaron,

    simplemente c ree r que uno tiene los medios para influenciar, terminar o modificar un

    evento nocivo [ayuda a las personas] a enfrentar mejor esos eventos (p. 329). Al mismo

    tiempo, la investigacin ha establecido un vnculo entre los resultados exitosos de un

    tratamiento y la creencia general de los clientes en su habilidad para influenciar el curso de

    los sucesos vitales (v.g., Beyebach, Morejon, Pa lenzuela y Rodriguez-Arias, 1996).

    Factores del modelo y la tcnica. Aunque las investigaciones llevadas a cabo en los ltimos

    40 aos sugieren una valoracin mucho ms modesta a los efectos diferenciales de los modelos

    derivados de la teora y los mtodos, aun tienen valor. Especficamente, los modelos y tcnicas

    proveen de ayuda al terapeuta con formas estructuradas y replicables de desarrollar y practicar los

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    valores, actitudes y comportamientos consistentes con los ingredientes centrales de la terapia

    efectiva. Al igual que los aforismos (v.g., mientras ms lejos, menos sufre el corazn), son significativos

    solamente en ciertos contextos y son confusos y contradictorios cuando se los considera como

    afirmaciones generales. Nuevamente aqu, dado el amplio nmero de opc iones disponibles, el

    desafo es cul estructura o foco debiera adoptar el terapeuta cuando trabaja con un cliente en

    particular? Dos sugerencias para aumentar la contribucin de los modelos y tcnicas:

    Adapte el modelo o tcnica al clienteNo es sorprendente que la literatura de las investigaciones indique que el foco y la

    estructura son elementos esenciales de la psicoterapia efectiva. De hecho, uno de los

    mejores predoctores de resultados negativos en la psicoterapia es la falta de un foco y una

    estructura. No suministrar esos elementos calves puede tener un mayor impacto en el

    resultado del tratamiento que las cualidades personales del terapeuta o el cliente (Mohl,

    1995). En e ste asp ec to , la o rien ta c in p ar t ic u la r o la tc nic a es meno s imp or tante q ue e l

    g rad o en e l cua l ayuda a l te rapeu ta a de sa r ro lla r a c t i tudes y co mp or tam ien tos co nsisten tes

    c on los fac tores curat ivos com une s, y las nec esid a d es y la s c a ra c terstic a s d el c l ient e

    indiv idual. Los terapeutas pueden evaluar si el modelo o la tcnica que est siendo usada

    puede lograr esto, al asegurar que la estrategia pa rticular capitaliza las fortalezas, recursos y

    redes sociales existentes del cliente; al construirla en base a los cambios espontneos que

    experimenta el c liente mientras est en terapia; si es considerado por el c liente como

    emptico, respetuoso y genuino; se adapta a las metas de tratamiento del cliente y sus

    ideas acerca del proceso de cambio; e incrementa la esperanza, la expectativa y el

    sentido de control personal.

    Use modelos y tcnicas para generar nuevas posibilidadesHistricamente, los fracasos en el tratamiento han sido atribuidos ya sea al cliente o al

    terapeuta. Sin embargo, con ms de 400 modelos y tcnicas derivadas de ellos para

    escoger, existen pocas razones para continuar defendiendo una orientacin terica

    particular cuando la forma de pensar o dirigir el tratamiento falla o fracasa. En lugar de eso,

    puede considerarse otro modelo o tcnica. A este respecto, las orientaciones que ayudan

    al terapeuta a adoptar una forma diferente de identificar o aproximarse a las metas del

    cliente, establece un mejor aparejamiento con el nivel de participacin del cliente en el

    tratamiento, estimula la esperanza, capitaliza sobre los eventos fortuitos y fortalezas de los

    clientes, y utiliza o es consciente de los apoyos del ambiente que probablemente probarn

    ser ms beneficiosos en la promocin de progreso.

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    Encuentre la va para el cambio: Aprenda de la teora del cliente

    Las persona s ge neralme nte son m ejor persua dida s po r razone s qu e ha n de sc ubierto

    po r si mism a s, ms qu e p or a q uellas q ue e stn e n la m ent e d e o tros.

    Bla ise Pasca l

    Recuerde, el principal hallazgo del Proyecto Casos Imposibles fue la probabilidad de un

    resultado exitoso, incluso en los casos ms desafiantes, poda ser aumentada acomodando el

    tratamiento a la teo ra d el c a m b io d e l c l ien te(Duncan, Hubble, y Miller, 1997). Es importante advertir

    que la teora del cambio del cliente no es una entidad esttica como un diagnstico psiquitrico.

    Por el contrario, es mejor comprendida como una realidad emergente que se desarrolla a travs

    de conversaciones estructuradas por la curiosidad del terapeuta acerca de las percepciones del

    cliente del problema presente, sus causas y soluciones potenciales, y las ideas y experiencias con el

    proceso de cambio en general (Duncan y Miller, 2000). Tampoco se intenta que la teora del

    cambio del cliente sea otra frmula en la ya larga lista de invariantes teraputicas (v.g., Paso 1:

    Pregunte a los clientes respecto a lo que ellos creen que se trabajar; y Paso2: Dgales que lo

    hagan). En una relacin teraputica que honra la teora del cambio del cliente, el terapeuta y el

    cliente trabajan juntos para implementar las soluciones o seleccionar ideas y tcnicas de los

    enfoques de tratamiento disponibles, que sean congruentes con la teora del cambio del cliente y

    que aporten posibilidades para el cambio. Las siguientes son sugerencias para aprender y utilizar la

    teora del cambio del cliente:

    Averige la teora del cliente. El proceso para averiguar la teora del cambio del cliente

    comienza simplemente escuchando y amplificando las historias, experiencias e interpretaciones que

    los clientes ofrecen respecto a sus problemas, as como tambin sus pensamientos, sentimientos e

    ideas acerca de cmo esos problemas podran ser tratados. La curiosidad acerca de las

    corazonadas de los clientes no solamente provee un acceso directo a su teora del cambio, sino

    que tambin, al dar nfasis a la informac in del cliente, se estimula su participacin ms ac tiva en el

    tratamiento. En su revisin de las investigaciones del proceso y los resultados, Orlinksy, Grawe, y Park

    (1994) indican que la cualidad y el nivel de la participacin del cliente resalta como el

    determinante ms imp o rta ntedel resultado (nfasis aadido, p. 361). Algunas preguntas tiles para

    comenzar a explorar la teora del cambio del cliente incluye:Q uc re e uste d que ne c e sita q ue o c u rra p a ra que ha ya me jo ra ?

    Muc has veces las pe rsona s t ienen bue nas co razona da s no so lame n te respe c to a lo que

    e st c a usa nd o u n p rob lem a , sino q ue ta m b in q ulo resolve r. Q uide a s tien e u ste d ?

    En q ufo rm a s uste d ve q ue nue stro tra b a jo jun to s e s til p a ra a lc a nza r sus m e ta s?

    La investigacin acerca de los mtodos usuales o experiencias del cliente con el cambio

    tambin puede aportar claves acerca de su teora del cambio. Por ejemplo, terapeuta y cliente

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    pueden considerar cmo el cambio sucede usualmente en la vida del cliente, prestando una

    atencin particular a la secuencia de eventos, la forma en que el cliente habla acerca del rol que

    l y otros juegan en la iniciacin y mantencin de cualquier cambio, y el xito o fracaso de los

    intentos para resolver ste y otros problemas previos.

    Honre la teora del cliente. Se honra la teora del cliente cuando el tratamiento ofrecido

    encaja o es complementario con las creencias preexistentes del cliente acerca de su problema y el

    proceso de cambio. Aunque existen en la literatura algunas referencias del uso intencional de las

    preferencias del c liente en la selecc in e integrac in de enfoques de tratamiento, los estudios en los

    cuales el tratamiento ofrecido se encontr despus que haba sido casualmente congruente con las

    ideas y preferencias del cliente, aument la participacin del cliente y tuvo mejores resultados

    (Overall y Aronson, 1963; Gaston, Ma rmar, Gallagher, yThompson, 1989; Rabin, Kaslow, yRehm,

    1985). Como un ejemplo de esto considere el Proyecto de Investigacin del Tratamiento en

    Colaborac in de la Depresin c itado anteriormente (Elkin et al., 1989). Un anlisis pos thocde los

    datos provenientes de ese estudio comparativo de tratamientos alternativos para la depresin,

    encontr que la congruencia entre las creencias de una persona acerca de las causas de su

    problema y el enfoque de tratamiento ofrecido dio como resultado una a lianza teraputica fuerte,

    aument la duracin y mejor los resultados del tratamiento (Elkin, Yamaguchi, Arnkoff, Glass, Sotsky,

    y Krupnick, 1999).

    Debido a que el proceso de cambio es nico para cada cliente, no hay un conjunto de

    instrucciones para seguir cuando se usa la teora del cambio del cliente para organizar el

    tratamiento. Los terapeutas incluso podran encontrar una idea particular o una tcnica en uno o

    ms de los 250 enfoques de tratamientos disponibles tiles, al operac ionalizar la teora del cliente un

    una forma clnica significativa. La clave es asegurar que el contenido de las conversacionesteraputicas, cualquier sugerencia que haga el terapeuta, incluso el grado de participacin del

    terapeuta, sean aceptables para el cliente. Honrar la teora del cliente puede ser un desafo. Por

    ejemplo, el terapeuta puede no creer que la teora funcionar o encontrar que es objetable. Sin

    embargo, en la mayora de las veces es la teora concreta la que es el problema, sino que en forma

    tpica la forma en que es operacionalizada es la causa del problema (Duncan, Hubble, & Miller,

    1998). Los resultados del Proyecto Casos Imposibles indica que privilegiar la teora del cliente a pesar

    de esas reservas, a menudo sirve para abrir la puerta para explorar otros medios para lograr el

    mismo fin (Duncan, Hubble, y Miller, 1997; Miller, Hubble, y Duncan, 1998).

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    SNDROMES,SNTOMAS YPROBLEMASPRINCIPALES

    La inco mp etenc ia no es de b ida ( la m ayo r pa rte de las vec es) a una fa lla d e la in te l ige ncia ,

    sino a una fa lla en el c a rc te r. Tene r la c a b eza d ura, m ientras se e va la n e n trminos

    de ide as prec onc eb idas una situac in que se de sarrolla rpida m ente ,

    es invar iab lem ente una bue na razn pa ra la ru ina.

    Erik Dursc hm eid

    La evaluacin y el diagnstico han sido considerados durante largo tiempo como los

    primeros pasos esenciales para un tratamiento exitoso. En la prctica moderna, esto ha llevado a

    buscar la coincidencia de las pautas de los sntomas presentados por el cliente en particular con la

    clasificacin del Diag no stic a nd Sta t ist ica l Ma nua l of M en ta l Disorde rs-4thEd ition([DSM] APA, 1994).

    Se presume que un adecuado diagnstico DSMle permite al clnico deducir qu tratamiento o

    combinacin de tratamientos necesita el paciente (APA, 1993, p.1-3). La literatura de la

    investigacin indica, sin embargo, que mientras quiz sea esencial en medicina, el rol de la

    clasificacin diagnstica en la prc tica exitosa de la psicoterapia no est clara (Duncan y Miller,

    2000). Efectivamente, en su revisin del uso de los diagnsticos DSM para la seleccin de un

    tratamiento diferenc ial, Beutler (1989) seala que los diagnsticos psiquitricos ha probado ser de

    escaso valor en el desarrollo de la planificacin de la psicoterapia individual o en la prediccin

    diferenc ial de los resultados de la psicoterap ia (p. 271).

    Algunos hallazgos claves de la literatura de la investigacin pueden ser combinados para

    crear una alternativa al diagnstico psiquitrico, que no solamente tenga peso emprico, sino que

    se adapte mejor a la naturaleza y la prc tica de la psicoterapia. Primero, recuerde la evidenciarevisada anteriormente que indica la importanc ia y la superioridad de las puntuaciones otorgadas

    por el c l ien tea la alianza en el tratamiento exitoso. Recuerde tambin que la experienc ia del cl iente

    de la a lianza y de los cambios significativos en las primeras fases del tratamiento estn entre los

    mejores predoc tores de los resultados positivos. Y finalmente, considere las investigac iones llevadas

    a cabo en los ltimos 40 aos, en las cuales se compararon dos o ms enfoques de tratamiento, y

    que encontraron que la variabilidad entre los clnicos que usa n e l mismo enfo q uees dos o tres veces

    ms grande que cualquier diferencia entre los enfoques que estn comparndose incluidos los

    grupos control sin tratamiento.

    En todos esos casos, los hallazgos indican que repetir los fracasos del pasado e intentar

    determinar de antemano qu enfoque funcionar mejor es improductivo. Por el contrario, la

    decisin ac erca del proceso y el resultado de la psicoterapia est mejor informado por los clnicos

    que acompaan al cliente en una evaluacin constante y sistemtica de los que encaja y los

    efectos de cualquier relacin teraputica dada. La evaluacin, en otras palabras, no debiera

    anteceder y dictar la intervencin, sino que ms bien estar entretejida en el proceso teraputico

    como un componente central del tratamiento en si mismo. Los clientes que son informados se

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    sienten comentados al terapeuta y a la terapia; y se consigue y asegura su participac in uno de

    los contribuyentes ms potentes a los resultados positivos. Al mismo tiempo, el trabajo da-a-da del

    terapeuta es guiado por una retroalimentacin confiable y vlida respecto a los factores que

    cuentan en el cambio de las personas en el tratamiento.

    Haciendo que la terapia cuente: Convirtindola en informada por los resultados en la

    prctica clnica

    Aq u, nueva m ent e, est nue stro prob lema . Deb em os sa lvar esta b rec ha ent re la p osea y la c ienc ia.

    John Dew ey (1891)

    El desarrollo de una prctica teraputica informada por los resultados no necesita ser

    complicada, larga o c ara. El terapeuta puede simplemente elegir entre las escalas de lpiz y papel

    que ya estn disponibles e incorporarlas a su prctica c lnica. Existen algunas buenas fuentes que los

    profesionales pueden consultar (c.f., Fischer y Corcoran, 1994a, 1994b; Froyd, Lambert, y Froyd, 1996;

    Ogles, Lambert, y Masters, 1996). Todas esas mediciones tiene la ventaja de estar estandarizadas,

    con base psicomtrica, y estn acompaadas de abundantes datos normativos que pueden

    suministrar una retroalimentacin confiable y vlida respecto a la concordancia y progreso del

    tratamiento.

    Medicin de la concordancia. La medicin del procesoevala el grado en el cual la sesin

    contiene los elementos que se sabe estimulan los resultados deseados por el cliente y el terapeuta.

    Como se hizo notar anteriormente, las investigaciones estiman que la cualidad de la relac in

    teraputica se relaciona en un 30% con los resultados del tratamiento (Lambert, 1992; Miller, et al.,

    1997; Duncan, et a l., 1997). En particular, los clientes otorgan las puntuac iones ms altas a la relac in

    del tratamiento que experimentan como cuidadosa, confirmante, cooperadora, as como tambin

    que est focalizada en sus metas. Cualquier instrumento que mida esos aspectos de la relacin

    teraputica suministrar retroalimentacin que el terapeuta puede usar para cortar a medida el

    tratamiento a las necesidades individua les y las carac tersticas de sus clientes.

    La Session Ra ting Sc a le -Re vise d (SRS-R) (J ohnson y Miller, 2000) es slo un ejemplo de un

    proceso de medicin diseado especficamente para ser sensible a las percepcin que tiene el

    cliente de la relacin teraputica. Es un instrumento de papel y lpiz, de 10 tems, en el cual el

    cliente punta su experiencia de la hora de terapia y algunas dimensiones que se sabe estnasociadas con el trabajo clnico efec tivo (Miller, Duncan, y Hubble, 1997; Hubble, Duncan, y Miller,

    1999). Por ejemplo, al cliente se le pide, Punte la sesin de hoy de acuerdo a las siguientes

    descripciones, Mi terapeuta me comprendi y comprendi mis sentimientos, o Trabajamos en mis

    metas durante la sesin, o Me sent esperanzado despus de la sesin, De acuerdo, Algo de

    ac uerdo, Neutral, Algo en desacuerdo, En desacuerdo.

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    Otro ejemplo de un proceso de medicin es el Wo rking A l lianc e Inve nto ry(WAI) (Horvath y

    Greenberg, 1995). Adems de tomar en cuenta la visin que tiene el cliente de la relacin

    teraputica, una mirada de estudios han empleado en el WAI y han encontrado que es til en una

    variedad de ambientes de tratamiento, grupos de clientes y problemas presentados. Finalmente,

    para aquellos terapeutas que trabajan primariamente orientados a la terapia de parejas y familia, la

    Co up les Therap y y la Fa m ily The ra p y A llianc e Sc a les son dos excelentes herramientas diseadas

    especficamente para proveer retroalimentacin respecto a las mltiples relaciones implicadas

    ([C TAS, FTAS] Pinsoff y C atherall, 1986).

    Medicin del progreso. La medicin de losresul tados, tal como lo implica su nombre, evala

    el impacto o el servicio que el terapeuta ofrece al cliente. Mientras que la variac in de los

    resultados depende de los objetivos especficos de tratamiento y la poblacin, la investigacin

    llevada a cabo en los ltimos 40 aos indica que los cambios en el nivel de sufrimiento del individuo,

    el funcionamiento en las relaciones interpersonales cercanas, y el desempeo en el trabajo, la

    escuela y ambientes fuera de la casa, son indicadores razonables, as como tambin, poderosos

    predictores del traba jo teraputico exitoso (Hubble, Duncan, y Miller, 1999; Kazdin, 1994; Lambert,

    1983; Lambert y Hill, 1994; Orlinsky, et al., 1994). Aqu, nuevamente, todo instrumento que sea sensible

    a los cambios en esas tres reas ser til para tomar decisiones vlidas respecto a la efectividad del

    tratamiento.

    Un ejemplo de medicin de los resultados clnicos, diseado especficamente para ser

    sensible a los cambios que la investigacin sugiere que son probables en el xito del tratamiento, es

    el Outc om e Que st ionna ire 45 (OQ) (Lambert y Burlingame, 1995). Las tres dimensiones del

    funcionamiento del cliente que son evaluadas por el OQson (1) sufrimiento personal o sintomtico

    (medicin de depresin, ansiedad, alcohol y uso de drogas, entre otros); (2) participacininterpersonal (medicin acerca de cun bien est llevando el cliente sus relaciones ntimas); y (3) rol

    soc ial (medicin de la satisfaccin con el trabajo y las relac iones fuera del hogar). La medicin tiene

    que ser rpida, barata, aplicable a un amplio rango de clientes y problemas presentados, y sensible

    a los cambios en el tratamiento, pero estable en las poblaciones no tratadas (Kadera, Lambert, y

    Andrews, 1996; Vermeersch et al. [en prensa]). Otros instrumentos con cualidades similares, incluye la

    medicin de problemas especficos como el Bec k Dep ression Inve nto ry(Beck, Rush, Shaw, y Emery,

    1979) y Fea r Q ue stionna ire (Marks y Mathews, 1978), o instrumentos ms globales como el Brief

    Symp tom Invento ry(Derogatis y Melisaratos, 1983) y el C.O.R.E. (Barkham, Evans, Margison, Mcgrath,

    Mellor-C lark, Milne, C onnell, J ., 1988). Finalmente, elLoc ke Wa llac e M ar t ia l Ad justme nt Invento ry

    (Locke y Wallace, 1959) y el Dyad ic Ad justm ent Sc a le (Spanier, 1976), son dos ejemplos de

    instrumentos para evaluar los resultados del traba jo clnico con parejas.

    Llevando los resultados al trabajo en la terapia. Los terapeutas pueden comenzar a ser

    informados por los resultados en la prctica clnica antes de la iniciacin formal de tratamiento al

    informar a los clientes respecto a la naturaleza del proceso de evaluacin cuando acuerdan la

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    primera cita. Esta prctica, de hecho, es confirmada por hallazgos de mltiples estudios que han

    encontrado que explicar el proceso y la racionalidad del tratamiento antes de la iniciacin formal

    de los servicios disminuye el abandono prematuro o la terminacin unilateral (Garfield, 1994). El

    terapeuta podra dec ir, por ejemplo:

    Permtame contarle c omo nos gusta trabajar en nuestra clnica. C omo

    terapeutas, estamos dedicados a ayudar a nuestros clientes a alcanzar los resultados

    que ellos desean en el tratamiento. Tambin creemos que usted tiene el derecho a

    saber ms temprano que tarde si es probable o no que sea de utilidad para usted.

    Por esas razones, encontramos que es importante monitorear nuestro progreso, sesin

    a sesin, usando cuestionarios de papel y lpiz. Usted nos retroalimentar con esas

    mediciones simples, y nos asegurar si el trabajo que estamos haciendo est en lo

    correcto, o si necesitamos cambiar algo en el tratamiento o lo tenemos que derivar a

    otra parte para ayudarlo a lograr lo que usted quiere.

    Como lo indica el comentario, los resultados del proceso de medicin estn

    retroa limentando el tratamiento (Duncan, Spa rks, yMiller, 2000; Miller y Duncan, 2000; Miller,

    Duncan, y J ohnson, 1999). En un ambiente tpico de tratamiento ambulatorio, se podra entregar al

    cliente el resultado de la medicin an te sde cada sesin y la escala del proceso teraputico hacia

    el final. Con respecto a la medicin de los resultados, Persons (1999) incluso recomienda decirles a

    los clientes que su cita comienza 5 minutos an te s que entre al consultorio a la sesin con el

    terapeuta (v.g., cinco minutos antes de la hora) y despus deje el instrumento completado en la

    recepcin.

    La administracin y obtencin del puntaje de la medicin junto al cliente, en cada una y

    todas las sesiones, es importante por diversas razones. Primero, la experiencia clnica y de lainvestigacin indica que anticipar cundo los clientes dejarn de venir a la terapia es difcil, si es

    que no imposible. Si el plan es evaluado al inicio y al final o en varios intervalos a travs del

    tratamiento (v.g., primera, tercera, quinta sesin [c.f., Brown et al., 1999]), hay un riesgo sustancial

    que un gran nmero de clientes finalice antes que se realicen las mediciones finales un hecho que

    podra impedir cualquier intento posterior de dar una racionalidad a los resultados totales.

    Curiosamente, a pesar de tener conocimiento de los problemas asociados con la evaluacin

    intermitente durante un largo tiempo, los investigadores Lambert y Hill (1994), sealan que la

    administracin de la medicin de resultados al inicio y al final del tratamiento contina siendo el

    procedimiento ms popular para medir el cambio (p. 82).

    Aunque se han desarrollado procedimientos estadsticos cuidadosos para estimar los datos

    perdidos, otros hallazgos proveen una racionalidad que impele a hacer de la medicin una parte

    de rutina de cada sesin. En su extensa revisin de la literatura de la relacin teraputica, Bachelor

    y Horvath (1999) sealan, por ejemplo, que es raro que los clientes reporten su insatisfaccin con la

    terapia hasta d e spusque dec iden ponerle fin. Otros estudios a larga escala y metan lisis sugieren

    que las terapias en las cuales hay poco o ningn cambio (o incluso un empeoramiento de sntomas)

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    y esto ocurre tempranamente en el proceso del tratamiento, estn en riesgo significativo para un

    resultado nulo o negativo (Howard, et al., 1986; Howard et al., 1996; Lebow, 1997; Smith, et al., 1980;

    Steenbarger, 1994). En un estudio de ms de 2000 terapeutas y miles de clientes, los investigadores

    encontraron que los clientes que reportaban no tener mejora en la tercera sesin, en forma tpica

    no mostraban mejora en todo el tratamiento; mientras que los clientes que empeoraban en el

    mismo nmero de sesin abandonaban el tratamiento con el doble de probabilidad que los

    clientes que experimentaban mejora (Brown et al., 1999).

    Por lo tanto, en trminos del proceso y el resultado, la evaluacin sistemtica y continua del

    resultado puede suministrar a los clnicos una ventana a la oportunidad crtica para tomar en

    cuenta los intereses del cliente y efectuar las modificaciones necesarias al tratamiento que estn

    ofreciendo. Incluso existen mtodos para establecer la tasa de cambio tpica para una prctica

    dada o el terapeuta puede hac er uso de decisiones basadas en la [evidenc ia] emprica respec to

    a cundo continuar, modificar o finalizar la relacin teraputica (c.f., Anderson & Lambert, en

    prensa; Brown et al., 1999; Howard, Moras, Brill, Martinovich, y Lutz, 1996; J ohnson y Shaha, 1996;

    Miller y Duncan, 2000). El sentido comn siguiere que simplemente no es posible que los terapeutas

    formen una relacin exitosa con todas las personas con las cuales se encuentran. Cuando se

    trabaja dirigido por el cliente e informado por los resultados, el trabajo clnico puede considerarse

    exitoso cuando los clientes alcanzan el cambio y cuando, en ausencia de cambio, los terapeutas

    trabajan con el cliente para sac arlo de su enfoque.

    TRABAJO CLNICODIRIGIDO POR ELCLIENTE EINFORMADO POR LOSRESULTADOS ENACCIN:UN

    CASOEJEMPLO

    La e locue nc ia trivia l no m e c onve nc e ni me satisfac e Usted tiene que m ostrrmelo.

    Willard Dunc an Vand iver (1899)

    En las secciones precedentes de este captulo se ha presentado la investigacin, los

    supuestos y los principios operantes del trabajo clnico dirigido por el cliente e informado por los

    resultados. Lo que contina ahora es ejemplo de cuando se colocan esas ideas en la prctica en el

    trabajo clnico da-a-da. El proceso de trabajar concienzudamente para aumentar los fac tores que

    la teora asocia con el cambio exitoso, el uso de la teora del cambio del cliente, e informar el

    tratamiento con el proceso y la medicin de resultados, es ilustrada en detalle a travs del dilogo

    clnico y los comentarios.

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    Avanzar sin esfuerzo hacia el xito

    No estoy p erd ida , de e so e s lo q ue f ina lmente me di c uenta

    M a rio n S.

    Marion, una mujer de negocios de 46 aos, que recientemente se haba trasladado al

    medio oeste, y que se present a tratamiento con quejas de depresin y problemas resultantes de

    su uso excesivo del alcohol. No era una novicia en psicoterapia, haba estado en terapia por ms

    de diez aos con el mismo terapeuta antes de su traslado a la costa oeste. Durante el ao en que

    lleg [a su nueva ciudad] haba continuado en psicoterapia con un clnico recomendado por su

    terapeuta previo. Sin embargo, aunque lo vea dos veces por semana, Marion senta que estaba

    progresando poco es ms, ella crea que estaba empeorando. Haca unos pocos meses antes, los

    paramdicos haban tenido que ser llamados para rescatarla del balcn de su departamento

    ubicado en un piso alto despus que ella qued atrapada mientras escalaba por la baranda

    durante un desmayo inducido por el alcohol. Continu viendo al terapeuta mientras buscaba

    ayuda respec to a su uso problemtico del alcohol.

    Primera sesin. En una breve entrevista telefnica se describi a Marion el enfoque dirigido

    por el cliente e informado por los resultados, y se concert una cita. Como le fue solicitado, ella

    lleg a lgunos minutos antes de la primera sesin, complet un cuestionario que mide los resultados y

    espero en la sala de espera hasta ser atendida por el terapeuta. Despus de una breve

    presentacin, el terapeuta hizo pasar a Marion a la sala de consulta e inmediatamente revisaron el

    cuestionario. C omo sigue en el extracto ilustrativo, los dos discutieron los resultados:

    Terapeuta: (af i rmat ivamente) Mustreme esto y despus podemos hablar y ver si le parece

    que se adecua a usted. Despus seguiremos adelante.

    (El terap euta se incl ina ha c ia d elant e p a ra m ostrar a M a rion los resultad os rep resen ta d os en un

    g rfic o.)

    Ma rion: Est bien.

    (Ma rion se inc l ina hac ia de lan te pa ra ve r e l g rf ic o e n la c a rpe ta de l te rape u ta)

    T: Bien, en el inicio de esta primera entrevista y esto es slo una representac in aqu

    M: Uh huh.

    T: Lo que estamos mirando en este momento es en lo que estaremos trabajando juntos, comoen el golf, alguna clase de disminucin en los puntajes. Cualquier puntaje sobre esta lnea

    de puntos indica, de hecho, que sus respuestas se parecen mucho a las de las personas

    que estn en tratamiento o esperando algo que cambie sus vidas. Los que estn bajo la

    lnea son personas que estn sin tratamiento o d iciendo que las cosas estn bien.

    M: (asint iendo) Uh huh.

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    T: Hay cuatro puntuaciones para considerar a partir de esta medicin. Primero, la puntuac in

    principa l el total de las otras tres puntuaciones que nos da un cuadro completo de cmo

    las cosas son para usted comparada con las otras personas que estn y las que no estn en

    tratamiento.

    M: Uh huh.

    T: Y esta puntuac in total dice que, de hecho, usted es muy tpica, alrededor de 75 su

    puntuacin es 77 alrededor de 75 es la puntuacin promedio de las personas que vienen y

    cuando comienzan el tratamiento.

    M: Oh, bien!

    T: Este comienzo parece apropiado.

    M: Bien.

    T: La segunda puntuac in refleja el nivel de, bien, sufrimiento personal que est sintiendo. Aqu

    nuevamente su puntuacin est alrededor del promedio de las personas que vienen a

    terapia. No es realmente elevado. Personalmente, las cosas no son tan caticas ni estn

    totalmente fuera de c ontrol, pero parecen as, Necesito una pocas cosas.

    M: Porque yo he estado all!

    T: (in teresado) S? Usted ha estado all arriba?

    M: (af i rmat ivamente) Oh, s!

    T: Est bien.

    M: Oh, s!

    T: Hmm. La tercera puntuacin refleja cmo se est sintiendo respec to a sus relaciones

    interpersonales cercanas. Nuevamente, su puntuacin es tpica, con una moderada

    elevacin. Significa que, usted sabe, las cosas no son perfectas ah.

    M: (so nre en silen c io)T: Aunque podran ponerse peor aun.

    M: (so nre)

    T: Pero no son horribles ni terribles.

    M: No. Termin una relacin rec ientemente.

    T: (c o n int e rs) La termin?

    M: S, era [una relacin] de tipo destructiva y me estoy sintiendo realmente bien.

    T: Est bien, de modo que la puntuac in podra haber sido ms alta aun?

    M: S. Si yo hubiese venido cuando aun estaba con el tipo, oh cielos.

    T: Est bien. Est bien. Correc to, lo suficientemente bien.

    M: El estaba levantndose en las maanas y beb iendo vodka.

    Advirtase que la discusin de la medicin de resultados impulsa a la cliente a reportar dos

    cambios que ocurrieron an te sde la iniciacin formal de la terapia: (1) el trmino de una relacin

    ntima que ella describe como destructiva, y (2) Marion siente menos sufrimiento que en pocas

    previas de su vida. Como se not anteriormente, focalizarse en los cambios y validar la ocurrenc ia

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    de esos cambios es una forma poderoso de aumentar la contribucin de los factores

    extrateraputicos en el tratamiento. En este ejemplo, el terapeuta elige terminar la revisin de las

    puntuaciones de la cliente. Como ocurre en otros casos, la puntuacin de Marion en la cuarta y

    ltima escala rol soc ial estaba moderadamente elevada, indicando un nivel de sufrimiento en

    el trabajo y otros ambientes sociales, tpica de los pacientes que se ven en los ambientes

    ambulatorios. Un poco despus, Marion y el terapeuta comenzaron a discutir las razones que la

    llevaron a buscar tratamiento.

    M: El alcohol siempre ha sido no siempre, eso no es cierto pero probablemente desde que

    tena 30 aos es mi droga de eleccin.

    T: (asint iendo) Mmm huh.

    M: Y, uh, nunca tuve un problema con la bebida hasta que mi hija mi hija ms joven que tiene

    24 aos ahora.

    T: Mmm huh.

    M: Hasta que fue a la secundaria. Y es ah cuando advert que realmente comenc a beber.

    Mis hijos han dicho

    T: (con fund ido) C undo ella sali de la secundaria?

    M: Bien, cuando ella estaba terminando la secundaria.

    T: Terminando la secundaria. Bien, perdn.

    M: Comenzando a ir a la universidad, usted sabe, toda esa cosa de la transicin , envejetitis.

    Ella se fue a un lugar terrible y yo me fui a un lugar terrible y, uh, comenc a beber mucho.

    Era realmente fcil. Despus ella sali de la universidad y yo m e sob rep use a eso

    Advierta que en el medio de la descripcin de sus prob lemas con el alcohol, Marionespontneamente menciona el tiempo cuando ella se las arregl para tratar ex i tosamentecon el

    problema. Especficamente, d ice, yo me sobrepuse a eso [alcohol] cuando su hija dej la

    escuela. Sintiendo que el momento era apropiado para explorar este xito previo y potencial

    recurso para el futuro, el terapeuta le pidi a Marion que describiera cmo se las haba arreglado

    para hacer el cambio. En el proceso, comienza a mostrarse la teora del cambio de ella:

    M; Bien, slo le di un saludable puntapi a lo que ac ostumbraba. Yo ac ostumbraba 45 minutos

    de ejercicios al da.

    T: Ah hah.

    M: (co n e xc i tac in) Usted sabe, un trozo de pescado y ensalada y quiz un vaso de vino.

    Probablemente durante aos tuve al menos un vaso de vino todas las noc hes.

    T: Uh huh.

    M: Pero nunca fue un problema. Slo buen vino con la cena.

    T: Uh huh. Y

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    T: Bien.

    M: Eso me gustara (se re)

    T: Bien. Tambin hay alguna nocin que usted no quiere dejar de beber completamente.

    Pero no quiere beber en la forma en que lo hac e ahora.

    M: Exac tamente. Quiero, oh, no s, quiero de regreso mi estilo de vida guardacosta.

    T: Bien. Lo quiere de regreso.

    M: S. Adems, no creo que tenga una enfermedad.

    Como lo ilustra el dilogo, Marion no est interesada en la meta de la abstinencia.

    Tampoco est interesada en un enfoque organizado en torno al modelo del tratamiento del

    alcoholismo como enfermedad. Por el contrario, la conversacin en este punto indica que Marion

    est interesada en una relacin teraputica que recapture su estilo de vida guardacosta. En este

    punto, insistir en que el tratamiento est organizado alrededor de cualquier otra teora o meta

    dado los datos de la relacin teraputica citada hara peligrar la alianza. El dilogo contina

    durante algunos minutos con Marion y el terapeuta trabajando unidos para identificar los elementos

    asociados con su estilo de vida guardacosta. Entre otras ac tividades, Marion menciona: ejercicios,

    cambiar su dieta, limitar su consumo de alcohol, limpiar su casa, y colocar lmites en el trabajo. La

    sesin concluye cuando el terapeuta sugiere una tarea para la casa. La respuesta positiva de

    Marion indica que la sugerencia es congruente con su teora del cambio y nivel de participacin

    deseado en el proceso de tratamiento. Antes del trmino, el terapeuta solicita a Marion que

    complete la escala del proceso en este caso en particular, la Se ssion Ra ting Sc a le([SRS] J ohnson,

    1994). Advierte que sus respuestas en la escala indica que la sesin concuerda con lo que la

    mayora de los clientes estiman como til, el terapeuta coloca la forma de Marion en la ficha y le

    pregunta si le gustara regresar para otra visita. Ambos concuerdan en encontrarse en una semana.

    Segunda sesin. Marion regresa para su segunda visita a la semana siguiente, llegando

    algunos minutos antes para completar la escala de resultados antes de la sesin. Sin embargo, en

    contraste con la sesin previa, el terapeuta es incapaz de analizar el puntaje y discutir las

    mediciones al inicio de la hora, porque Marion comienza a hablar del progreso que ha hecho

    durante la semana tan pronto como se sienta en la sala de consulta. Por ejemplo, reporta ejercicios,

    una alimentacin ms saludable, y la limpieza de su casa. En respuesta, el terapeuta explora la

    experiencia d e e lladel cambio, siendo cuidadoso para validar la significacin del rol de ella en el

    proceso de resolucin del problema. En el siguiente extracto, este proceso contina cuando Marion

    reporta un cambio en el uso del alcohol.

    M: S. Las cosas se han ac larado. He dejado de pensar en beber.

    T: Mmm hmm.

    M: S, por primera vez esta semana.

    T: Hmm.

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    M: Eso no quiere decir que he dejado de beber.

    T: Correc to.

    M: Aun me fui a casa y tom mi vino. Pero no me arruin. Nunca perd el conoc imiento.

    T: Hmm. Cmo lo hizo?

    M: Me detuve. Slo me sent ah y dije, He tenido suficiente.

    T: Mmm. Es como algo que se dijo en su mente?

    M: S! Y a veces le hab lo en silenc io a mi perro, que siempre est acostado ah.

    T: Uh huh.

    M: Como la ltima noche, dije, Butch, lo hicimos. Has visto suficiente TV. He tomado suficiente

    vino, vayamos a la cama.

    T: Q u cree que hubo diferente que usted fue capaz de dec ir eso?

    M: Creo que me sent a mi misma y me senta un poc o bebida. Pero no creo que haya estado

    bebiendo para mi misma. No creo que haya estado bebiendo para el mundo. Sabe lo

    que quiero dec ir?

    T: S, s.

    M: Estaba bebiendo para disfrutarlo.

    T: Correcto. Por eso es que usted pudo sentir los efec tos mucho antes.

    M: S, yo no estaba diciendo, usted sabe, jdete.

    T: Correcto. Por qu no?

    M: Porque seta que cuando habl con usted la semana pasada, no tena ningn juicio. Usted

    apenas me pregunto por la bebida. Y no haba (pausa) Este es un lugar muy amigable.

    T: S?

    M: S, este es un lugar muy, muy, muy amigable.

    Obviamente, Marion siente que su bebida es diferente. Ella atribuye la mejora a sus propios

    esfuerzos, as como a los aspectos de la alianza teraputica en particular, la atmsfera amistosa,

    exenta de juicios que experiment en la ltima sesin. Dada su percepcin de la terapia, los

    cambios que Marion reporta no son sorprendentes en lo absoluto. Recuerde, los factores

    extrateraputicos y de la relacin dan cuenta del 70% de la varianza asociada con los resultados

    del tratamiento.

    Ocurri un descanso natural alrededor de los 35 minutos de sesin. El terapeuta usa la

    oportunidad para discutir los resultados de la medicin de resultados. Las puntuac iones confirman

    los cambios reportados por Marion durante la sesin. Adems, la diferencia en las puntuac iones

    entre las sesiones indica que los cambios medidos son mayores que cualquier variacin en el

    instrumento o la madurac in normal del c liente, y son similares a las puntuac iones de las personas

    que no estn en tratamiento (Lambert y Hill, 1994; Ogles, Lambert, y Masters, 1996; J ac obsen y Truax,

    1991). Al seguir el liderazgo del cliente, el terapeuta abre una discusin acerca de si continan con

    ms sesiones y cmo. Despus que se tom la decisin, la visita finaliza y Marion completa la

    medicin del proceso.

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    T: Permtame que le pregunte, qu le gustara hacer?

    M: Bien, lo que estaba pensando es que, usted sabe, estoy bien enrielada ahora, y quiz lo

    que quiero es continuar igual.

    T: Bien. Aydeme a comprender que quiere decir.

    M: Bien, estoy hac iendo lo que necesita para estar bien ahora. Quiz lo que debiera hacer es

    llamarlo si lo necesito. Es correc to eso?

    T: Eso estara bien.

    M: Cuando, si me sienta en problemas, que est dando un traspis.

    T: Bien. Es lo que la mayora de las personas hac en. Si de hecho, es lo que usted p iensa, me

    gustara compartir mi xito con otra persona, o si usted siente que necesita un apoyo, eso

    podra ser dentro de seis meses, un ao o dos aos.

    M: (r iendo) Una semana.

    T: (r iendo) Bien. Podemos incluso hacer sesiones por telfono. Vayamos lento por ahora.

    M: Bien.

    T: Sigamos construyendo nuestra confianza. Estoy seguro que habr algunos desafos.

    M: Vayamos lento, no me mudar de la costa oeste maana (risa s)

    T: Bien, s, correcto, s, s. Ir lento. Dejemos se construya la confianza. Tanto como no sea

    inmovilizarse. Usted contina movindose.

    M: Uh huh.

    T: Qu es lo que le acerca de los tiburones? Estaba en algn libro de negocios. Los tiburones

    tienen que mantenerse en movimiento todo el tiempo para estar vivos. No tienen que

    moverse, sin embargo, a toda velocidad. Slo moverse para mantenerse vivos.

    M: S.T: Todos los puntos para estar en el camino correc to: la dieta, los ejercicios, todas estas cosas.

    M: S, as lo creo tambin.

    (Se a ga c ha , toma la c a rpe ta y se la o f rec e a M ar ion)

    T: Podra llenar esto por ltima vez?

    M: Seguro.

    (El te rape u ta tom a las med ic ione s de Ma rion)

    M: Son cuatro.

    T: Bien.

    M: (resp on d ien d o ve rb a lm ent e a l lt imo tem d e la e sc a la

    ) Me siento extremadamente

    esperanzada despus de esta sesin.

    (Ma rion reg resa la ca rpe ta a l te rap eu ta)

    T: Bien, bien. Correc to, Marion.

    La puntuacin de Marion en la medicin del proceso indica nuevamente que su

    experiencia de la sesin concuerda con lo que la mayora de los clientes considera las ingredientes

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    necesarios de la psicoterapia efectiva. En esta ocasin, ella hace resaltar el sentimiento de

    esperanza como resultado de la visita. La esperanza, como se indic ms arriba, da cuenta de

    aproximadamente el 15% de la varianza del resultado del tratamiento. El terapeuta en este caso

    generalmente hace un seguimiento, va e-mail dos veces al ao a todos los clientes que han

    finalizado o c ompletado el tratamiento. Las esca las no fueron enviadas a Marion porque ella

    contact al terapeuta despus de cuatro semanas, indicando que estaba en crisis y quera

    programar una visita. El terapeuta estuvo de ac uerdo y se acord una cita para el da siguiente.

    Tercera y cuarta sesiones. De acuerdo a la rutina usual, Marion lleg unos minutos antes de

    la sesin para completar la medicin de resultados. Como se esperaba, sus puntuac iones en esta

    medicin eran significativamente ms altas que los de las dos sesiones previas. Ese cambio

    dramtico, en contraste con los aumentos y descensos, o el constante empeoramiento a travs del

    tiempo, no es infrecuente para las personas que atraviesan una crisis. En este punto, sin embargo, el

    terapeuta dej la interpretacin de las puntuaciones abierta a la discusin. Usando la metfora del

    golf que haba sido usada durante las visitas previas, el terapeuta sugiri que el aumento en las

    puntuaciones poda deberse a alguna crisis externa (v.g., el clima) o reflejar la necesidad de hacer

    algunos ajustes en el enfoque teraputico (v.g., movimiento o estrategia).

    T: Recuerda mi conversac in que esas puntuaciones son un poco como en el golf?

    M: S.

    T: La pregunta importante aqu es el significado de esas puntuac iones, ya sea que ellas

    signifiquen que nuestro juego de verdad termin y que hay algo respecto a nuestro

    movimiento o estrategia que necesita ser ajustado.

    M: Uh huh.T: O, si otras cosas estn afec tando temporalmente nuestro juego, como el clima, y slo

    tenemos que sentarnos hasta que la tormenta pase.

    M: Ese me hace sentido.

    T: Bien. Cunteme que ha estado sucediendo.

    M: Creo que todo ha provenido de dos eventos muy especficos, quiz tres.

    T: Bien.

    M: Alguien me contact despus de nuestra ltima sesin respecto a un trabajo en la costa

    oeste.

    T: Hmm.

    M: S, y la entrevista, iba tan bien que di con este deseo abrumador de ir a casa, lo cual

    realmente no haba pensado desde hace mucho, desde que haba estado ah. Me

    imagin que estaba estancada y que no poda regresar a casa.

    T: Uh huh.

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    incluido su uso limitado del alcohol, a uno o dos copas de vino con la cena. Ya que el terapeuta

    est dirigido por el cliente, el terapeuta est de acuerdo con la concepcin de ella y trabaja para

    identificar todas las cosas que Marion ha estado haciendo para construir los cambios que ella

    desea en su vida . La sesin finaliza con el terapeuta estimulndola a mantener el curso. Las

    puntuaciones de ella en el proceso de medicin, completadas antes que se fuera, indican un alto

    grado de satisfaccin con la visita. Asimismo, Marion y el terapeuta acordaron tener otra sesin en

    dos semanas.

    Cuando Marion regres, sus puntuac iones haban mejorado en forma significativa. Ella

    report que decidi notomar la oportunidad del trabajo por esta vez y haba tenido un encuentro

    con la otra terapeuta y haba puesto fin a esa relacin. En el ao de seguimiento a la ltima sesin,

    se realizaron dos mediciones va e-mail. Las puntuaciones en ambas mediciones indicaban que

    Marion mantena los cambios que haba hecho mientras estaba en tratamiento.

    INVESTIGACINACTUAL

    La pa rtic ipac in e n las investiga c ione s tam bin e s un a sunto de prote c c in a l co nsum ido r,

    a sc om o ta m b in una p rote c c in de los p rofesion a les d e las mod a s.

    Seymou r and Tow ns (1990)

    En los aos rec ientes se han desarrollado diversos enfoques para monitorear el progreso en

    el tratamiento. Por ejemplo, en 1996 Howard et al. mostraron cmo los grficos del cambio

    esperado y observado podan ser creados en base a los resultados obtenidos por mediciones

    estandarizadas de los resultados. Otros investigadores han propuesto mtodos para trazar el cambio

    en base a la informacin de las primeras respuestas del cliente al tratamiento, presentando el nivel

    de severidad y el efec to de la dosis de relac in (Anderson & Lambert, en prensa; Brown, et al., 1999;

    Brown y Lambert, 1998; J ohnson yShaha, 1996; Kadera, Lambert y Andrews, 1996). Mientras que

    cada enfoque es diferente, todos estn basados en la idea que los datos generados en base a las

    evaluaciones repetidas del progreso del cliente pueden llevar a una mejora de las decisiones

    clnicas (v.g., duracin del tratamiento, frecuenc ia de las sesiones, etc.).

    Los resultados de de los nicos reportes publicados que realmente usan mediciones para

    mejorar los resultados del tratamiento son ms que desalentadores. En su estudio, Lambert, Whiple,

    Smart, Vermeersch, Nielsen, Hawkins (2000) suministran a los terapeutas una retroalimentacin

    continua, vlida y confiable de los progresos del cliente en la mitad de los casos, y no entreganinformacin del resultado para la otra mitad. Mientras los investigadores hipotetizan que los casos

    informados estaran lejos mejor especialmente aquellos en riesgo de resultados negativos o nulos

    no se encontraron diferencias significativas entre las dos condiciones de tratamiento. Ms

    problemticamente, los terapeutas en el estudio parecen haber traducido los reportes de los

    clientes del progreso clnico a las decisiones clnicas que son contrarias a los datos acerca de cmo

    ocurren los cambios en forma tpica en las terapias exitosas y no exitosas. Especficamente, los

  • 8/12/2019 Trabajo Clnico Informado Por Los Resultados y Dirigidos Por El Cliente

    31/32

    INSTITUTO MILTON H.ERICKSON DE SANTIAGO C ENTRO PARA EL DESARROLLO DE LA PSICOTERAPIA ESTRATGICA BREVE

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    terapeutas usaron la informacin de resultados en unas pocas sesiones en que los clientes hicieron

    progresos, ms que en aquellos pocos casos en que los clientes no experimentaron cambios o

    incluso empeoraron. De hecho, el doble de las sesiones fueron dedicadas a terapias que no

    estaban trabajando con ningn cambio aprec iable en los resultados!

    Con toda justicia, debiera sealarse que los investigadores no han intentado influenc iar la

    forma en que los clnicos usaron la informac in de los resultados. No es bien conocido, por ejemplo,

    si los terapeutas hicieron que los clientes participaran en la interpretacin de los resultados.

    Tampoco el estudio incluy alguna evaluac in formal del proceso teraputico. Las fallas en la

    inclusin de esos aspectos esenciales del tratamiento informado por los resultados hac en difcil la

    interpretac in de los hallazgos. Actualmente los miembros del equipo del I.S.T.C. estn diseando

    algunos proyectos de investigacin para considerar esos defec tos. Cada estudio da nfasis al uso

    de las percepc iones del cliente para guiar el proceso y acompaarlo, para hacerlo efec tivamente

    responsable de la terapia.

    CONCLUSIN:

    HACIA UNANUEVAIDENTIDAD PARA LOSPROFESIONALES DE LASALUDMENTAL

    Los do gm as para e l pasado inm vil son inad ec ua do s pa ra el presente to rm ento so.

    Ab raha m Linco ln

    Se han presentado y descrito la historia, principios y estrategias de intervencin de un

    enfoque del trabajo clnico derivadas de la investigacin llevada a cabo en la psicoterapia en los

    ltimos 40 aos. Como hacemos notar en el captulo, independientemente de la orientac in terica

    o disciplina profesional, cualquier interaccin puede ser considerada que es dirigida por el cliente e

    informada por los resultados cuando el terapeuta trabaja conc ienzudamente para: (1) aumentar los

    fac tores que dan cuenta de los resultados exitosos y que son comunes en las teoras; (2) usa la teora

    del cambio del cliente para guiar la eleccin de tcnicas y la integracin de diversos modelos de

    terapia; y (3) informa el tratamiento con evaluaciones vlidas y confiables de la experiencia del

    cliente del proceso y los resultados.

    El equipo del I.S.T.C. cree que los clientes y los terapeutas se beneficiaran al estar ms

    dirigidos por los clientes e informados por los resultados en la prctica clnica. Mientras los

    terapeutas ms estn interesados, el enfoque no solamente ofrece una forma prctica para

    integrar e individualizar el tratamiento, sino que es una alternativa al modelo mdico, basado en

    [datos] empricos. Durante ms de 100 aos, el campo de la terapia ha estado atrapado en un

    juego sin fin de ponerse al da con su media hermana en el campo de la medicina, econmica y

    polticamente ms exitosa. Desde la adopcin de la Dia gn ost ic a nd Sta t ist ic a l Ma nua l of M enta l

    Disorders (APA, 1994), el desarrollo de listas competidoras de tratamientos aprobados, a los

    frecuen


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