+ All Categories
Transcript

Neoconservadurismo, neoliberalismo y crisis dela democracia: un nuevo ciclo de protestas1

«Cuando el noble enseñe al sastre su empleoy, en lugar de herejes, ardan los puteros,

será porque el reino de Albiónha entrado en la gran confusión.

Cuando en todo pleito se haga justicia,Y amo y escudero sin penurias vivan;

Cuando nuestras lenguas no murmuren másY nuestros rateros dejen de robar;

Cuando el usurero saque sus reservasY erijan iglesias putas y alcahuetas,

Un tiempo habrá entonces, ¿Y quién lo verá?En que nuestros pies sirvan para andar».

Profecía del Bufón (Final III.ii), El Rey Lear, Shakespeare, 1605.

PEDRO CHAVES GIRALDOProfesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid

RESUMEN

El artículo propone un análisis sobre el 15M en el contexto de la crisis de la política que viven nuestras sociedades. Se trata de responder a cuestiones que tienen que ver con el origen de la protesta, su originalidad, sus argumentos y propuestas, sus perspectivas y su legado.El análisis propone, en primer lugar, enmarcar las protestas de los indignados en el contexto de los cambios tectónicos que han vivido nuestras sociedades y que han sido dirigidos y orientados por un bloque social y político liderado por una élite global. El conjunto de esos cambios se relaciona con el concepto de globalización. Lo destacable de este proceso remite a la modificación sustancialde las condiciones en las que se hizo posible el pacto social de posguerra y que lo hacen ahora irreproducible.

1 Publicado como artículo en: Chaves Giraldo, Pedro; Prieto del Campo,Carlos; Ramírez Gallegos, René (editores) (2013); Crisis del capitalismoneoliberal, poder constituyente y democracia real. Traficantes de sueños. Madrid.

1

El artículo se detiene a explicar la relevancia del asalto que el neoliberalismo halanzado contra los fundamentos de la democracia liberal. La situación actual cambia los principio de constitucionalidad, igualdad ante la ley, libertades política y civiles, autonomía política y universalismo por los criterios de mercado, la relación coste/beneficio, la eficacia y la rentabilidad.La confluencia de estos dos momentos: el fin del contrato social de posguerra y su irreproducibilidad y el asalto del neoliberalismo a la democracia, marcan una frontera que nos anuncia la emergencia de un nuevo contractualismo de matriz claramente neoliberal y confrontrado con el contrato social que dio origen al estado del bienestar.La hipótesis para explicar el 15M se relaciona con el concepto de “estructura deoportunidades políticas”, propuesto inicialmente por Peter Eisenger y desarrollado por Sidney Tarrow. El concepto incorpora entre sus variables: el grado de apertura o cierre del sistema político y la capacidad de este para gestionar nuevas demandas; el nivel de inestabilidad o no de las alianzas políticas; la posición estratégica de aliados poderosos y los conflictos políticos entre las elites.En todo caso, creo que lo más significativo respecto al 15M es que inaugura un nuevo ciclo de protesta2. La articulación de nuevas oportunidades políticas y la propia acción de los movimientos ha situado en un nuevo contexto la respuestasocial a la crisis económica. Todo parece indicar que la crisis y sus efectos seránduraderos y no se vislumbra el momento de un cambio a mejor. Por otra parte,persisten las políticas que han sido impugnadas por el 15M y por otros actores.Por último, la politización de la crisis económica ha sacado la gestión de la misma del espacio de las decisiones inevitables y la ha convertido en una elección ubicable en el eje izquierda-derecha.

2 Utilizo la definición de Tarrow sobre ciclo de protesta: «Fase deintensificación de los conflictos y la confrontación en el sistemasocial, que incluye una rápida difusión de la acción colectiva de lossectores más movilizados a los menos movilizados, un ritmo deinnovación acelerado en las formas de confrontación, marcos nuevos otransformados para la acción colectiva, una combinación departicipación organizada y no organizada y unas secuencias deinteracción intensificada entre disidentes y autoridades», SidneyTarrow, (2004), El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y lapolítica (2ª edición), Alianza Ensayo, Madrid, pp. 202-203.

2

INTRODUCCIÓN

Decía Alain Touraine3 que lo más sorprendente de la situación decrisis brutal que estamos viviendo era el silencio de lasvíctimas. El libro cerraba su edición justo cuando estallaba enMadrid, y otros lugares de España, una revuelta singular y quellamó rápidamente la atención de todo el mundo. Nadie pudo dejarde sentirse concernido por el alcance de las demandas, por lascríticas y por la masividad de la protesta, pero también por eloriginal modo de organización y por el uso de una democraciadeliberativa de alta intensidad.

Parecía que las víctimas, finalmente, sí reivindicaban suespacio a través de una gestión inusual de su «voz», esto es desu capacidad de expresarse en el espacio público. Precisamente,esta condición diferente y desafiante del 15M casi desdecualquier punto de vista, fue la primera cuestión llamativa desu irrupción en la agenda política. Ni siquiera era sencillodeterminar con claridad de qué tipo de sujeto estábamoshablando. No era un partido político, no era un grupo deinterés, no era un movimiento social. Pero sin ser nadareconocible en los viejos conceptos de la ciencia política o lasociología, su impacto político estaba siendo espectacular y muyimportante.Quedaba por ver si esta «presencia colectiva» como la ha llamadoBoaventura de Sousa Santos, estaría en disposición de revertirla tendencia de la «sociedad capitalista» a la desaparición delos actores4. No es este asunto menor. Los síntomas de esa«crisis de la representación» tradicional son conocidos yreiterados. La fragmentación y/o hundimiento de los modelosclásicos de representación no han impedido la emergencia deotras formas de dar satisfacción a la necesidad de encontrarreferencias en los conflictos. Las perspectivas neopopulistas,las fórmulas de relación «directa» del líder con su electorado obase social, son una de ellas, pero no la única. Rosanvallon5

plantea la emergencia de la impolítica, esto es, de fórmulas decontrol indirecto del poder, expresión de la consolidación de

3 Alain Touraine (2011), Después de la crisis. Por un futuro sin marginación, Paidós,Estado y Sociedad. Madrid4 Idem, página 29. Con la desaparición de los actores, Touraine serefiere a la desaparición de sujetos colectivos, articuladores dedemandas, representantes de conflictos en una sociedad.5 Pierre Rosanvallon, (2007), La contrademocracia. La política en la era de ladesconfianza. Editorial Manantial. Buenos Aires.

3

una sociedad de la desconfianza. En cualquier caso, crisis de larepresentación y crisis de los sujetos sociales y políticos quehan dado sentido y sustancia a nuestras democraciasrepresentativas hasta el momento.El propio movimiento 15M o el movimiento de los indignados(usaremos indistintamente ambas calificaciones en nuestrotexto), expresaba su punto de vista sobre estos asuntos elevandoa categoría de símbolo mismo de la movilización lemas como: «nonos representan» o «lo llaman democracia y no lo es». En todo caso, la cuestión que se planteaba es hasta que punto,el movimiento de los indignados recuperaba una perspectiva de larepresentación en condiciones de reverdecer la confianza en lapolítica y la voluntad de canalización de demandas ausentes dela agenda política institucional. Se albergaban, también, dudas acerca de la condición espumosa yefímera de un movimiento que, aparentemente, había salido deningún sitio y no había pedido permiso para reivindicar suespacio. Si el 15M se convertiría en un actor político estabapor ver y parte del cumplimiento de ese desafío estaba asociadoa su «utilidad», esto es, a tratar de cumplir algunos objetivosasociados a las demandas del movimiento.Desde entonces una parte de los análisis han incidido en lafutilidad del movimiento y en su liviandad programática. ZygmuntBauman, resumía una buena parte de esos acercamientosmanifestando que «el 15M es emocional, le falta pensamiento»6 yalertaba sobre el hecho de que el movimiento corría el riesgo deevaporarse.Ambas cuestiones, la que hace referencia, en primer lugar, a lacondición inocua del movimiento, aquella que querría describirque el movimiento ha sido espumoso, muy poco sustantivo, nosexige reflexionar sobre la relación entre movimientos sociales ypolítica. Es importante que determinemos qué estamos intentandomedir exactamente, y que tratemos de analizar los diferentesplanos de interacción entre la acción colectiva, la movilizaciónsocial, la política y sus repercusiones para el conjunto de lasociedad.La segunda cuestión, la de saber si el 15M ha sido o puedeconvertirse en actor político (no necesariamente en partidopolítico), está aún por dilucidar en el medio plazo. Lo primeroque habría que señalar es que para intentar atinar con larespuesta, necesitamos saber que estamos preguntando

6 Entrevista con Zygmunt Bauman en El País, 17 de octubre de 2011.http://elpais.com/diario/2011/10/17/cultura/1318802401_850215.html

4

exactamente. No podemos seguir dando por hecho el significadode lo que es un actor en el contexto de un mundo en transición,que ha alterado profundamente la estructura de los conflictos ysu capacidad de representación. Si la pregunta se refiriera soloal impacto mediático y simbólico de un movimiento, aún cuandoeste fuera puntual y/o ocasional, podríamos decir que en elperíodo de máxima incidencia pública de este movimiento, larespuesta sería que, obviamente, sí. Pero la duda y la respuestadeben dar cuenta de la posibilidad de revertir esa tendenciahistórica de la crisis del capitalismo a terminar con todos losactores, sacrificados en el altar del mercado.En esta hora, el movimiento como tal ha, prácticamente,desaparecido del espacio público. La etiqueta 15M parecelanguidecer atrapada entre su éxito y sus dificultades paracontinuar. Parece agotado el momento mágico de las acampadas yel proceso deliberativo que acompañó esos días a miles dejóvenes y no tan jóvenes, que vivieron una experienciageneracional única de politización intensa. Y sin embargo, lasencuestas siguen señalando un increíble apoyo a “las causas” del15M.Pero todo indica que este movimiento ha dejado un legado muyimportante: ha reverdecido la movilización crítica y hareivindicado la responsabilidad política por lo que estáocurriendo. Sobre estos aspectos hablaremos más adelante.Así es que, nada más aventurado que hacer predicciones sobre losmovimientos sociales. Éstos tienen por costumbre impugnar lasproyecciones y perspectivas de los analistas y una tendenciairremediable a hacernos quedar mal. Así es que les anticipomucha mesura y prudencia –no exenta de algún atrevimiento-respecto a los escenarios previsibles de evolución de unmovimiento tan singular.Intentaré, eso sí, ser más contundente respecto a aquellascuestiones que nos pueden permitir entender el porqué de suemergencia, la fisionomía de los actores protagonistas y susprincipales reivindicaciones. También en este punto podríamoshaber aducido humildad en el análisis, recordando que doscientosaños después de revolución francesa, un dirigente chino afirmóque aún no había transcurrido tiempo suficiente como para poderrealizar una apreciación equilibrada de su trascendenciahistórica. Pero no avanzaríamos mucho con tanto comedimiento.

1. Cuatro propuestas de interpretaciónLas tres cuestiones, en forma de hipótesis, que pretendodefender en este trabajo otorgan esa explicación sobre laemergencia y condición de los protagonistas del 15M, a una

5

confluencia de factores entre los que destacaría los siguientes:en primer lugar, un conjunto de cambios tectónicos que hanmutado la condición de nuestras sociedades y que han sidodirigidos y orientados por un bloque social y político lideradopor una elite global. Este liderazgo global y minoritario hasido posible con la complicidad del Estado y con el apoyo activoy/o pasivo de importantes sectores de las viejas clases medias(las vinculadas al Estado del bienestar) y las nuevas clasesmedias crecidas al calor de los ciclos de expansión económicadesde finales de la década de 1970. Este liderazgo ha construidoun sentido común cuyas referencias básicas pueden ser formuladasalrededor de las ideas de Estado mínimo, la condición centraldel mercado como regulador social y la pérdida progresiva deespacio de la política, atenazada por el deterioro yminorización creciente del espacio público y por el desprestigiode su acción relacionado con decisiones que, justamente, mermany deterioran sus condiciones de existencia y relevancia.Lo importante de este conjunto de cambios remite a lamodificación sustancial de las condiciones en las que se hizoposible y reproducible el pacto social de posguerra. En segundo lugar, la crisis económica ha puesto de manifiesto lairreproducibilidad de este pacto social. Es decir, si durante elperíodo de afirmación y consolidación del proyecto neoliberal,pudo pensarse y mantenerse, precariamente, el pacto social, lacrisis ha mostrado la imposibilidad de su mantenimiento, nisiquiera con un deterioro mayor de sus condiciones dereproducción. Lo que la crisis fractura es la tendenciahistórica que dio sentido, precisamente, a ese gran acuerdo deconvivencia, al predominio estructural de los procesos deinclusión sobre los procesos de exclusión7.La cuestión está en el efecto acumulado de estos decenios dedesregulación, privatización y crisis del régimen general devalores propio de nuestra modernidad. Ese efecto acumuladotiene dos implicaciones importantes para esa no reproducibilidaddel pacto social de posguerra.En primer lugar, económica, las bases de autorreproducción delcapitalismo versión neoliberal hacen inviable el sostenimientode un Estado del bienestar, en condiciones de asegurar sustentomaterial para el pacto social y para esa perspectiva históricade inclusión creciente en la que creíamos vivir. Por primera vezen la historia de occidente, sin la intervención de una guerra ode una catástrofe natural, los hijos vivirán, con toda

7 De Sousa Santos, Boaventura (2006), Reinventar la democracia, reinventar elEstado. Clacso Libros. Buenos Aires.

6

probabilidad, peor que sus padres. Aún cuando en la explicaciónde la crisis cuentan mucho la codicia y la avaricia sin límitesde los que más tienen8, lo sustancial remite a los cambioseconómicos en el capitalismo tardío y, entre ellos, lacentralidad del sistema financiero en el conjunto de laestructura económica y sus exigencias. La crisis marca un antesy un después: los viejos tiempos no volverán.En segundo lugar, como señala Wendy Brown9, el neoliberalismo halanzado un asalto frontal contra los fundamentos de lademocracia liberal. Si la globalización ya había vueltoproblemáticas las instituciones liberales, al vaciarlas de susustancia reguladora y representativa, la situación actualimplica una vuelta de tuerca que cambia los principios deconstitucionalidad, igualdad ante la ley, libertades políticas yciviles, autonomía política y universalismo por los criterios demercado, las relaciones coste/beneficio, la eficacia y larentabilidad. El Estado deja de ser la encarnación de lasoberanía popular para convertirse en una arena propicia para lagestión de negocios y el reparto de prebendas a partir de lalegitimidad, cada vez más problematizada, de esa institución.Convendría aclarar en este punto que el Estado no es víctima,sin más, del proceso de globalización. No comparto la idea de lapérdida de relevancia del Estado fruto de su situación de objetoen el devenir del mundo globalizado. Como si lo ocurrido hastaahora se hubiera hecho a expensas del Estado y contra suvoluntad. Esta es una idea insostenible. Sin el concurso activode los Estados y de sus élites políticas este proceso hubierasido imposible. Ahora bien, conviene reconocer, por susimplicaciones, está situación paradójica del Estado, atrapadoentre las exigencias de un mercado internacional, al que sereverencia sin crítica, y que demanda minimizar el papel delEstado, para que este deje de ser un obstáculo en el caminohacia la hiperglobalización10 y los efectos devastadores de estaspolíticas sobre el mismo Estado que las enuncia. Si el Estado

8 Hay tantos casos de esa codicia incomprensible que es difícilrescatar alguno en particular, pero se me ocurre como especialmentememorable, el de Richard Fuld, entonces Presidente de Lehman Brothers,que contaba, en su mejor momento, hasta con seis jets privados, entreotras muchas propiedades. ¿Para qué demonios puede alguien necesitarseis jets?9 Wendy Brown (2009), «Nous sommes tous démocrates» en Démocratie, dans quelétat? (VV.AA). Paris, La Fabrique Éditions, pp. 59-76.10 Esta es la paradoja de la globalización a las que se refiere DaniRodrik en su libro: La paradoja de la globalización. Democracia y el futuro de laeconomía mundial, Antoni Bosch Editor, Barcelona, 2011.

7

está usando su reserva de legitimidad para acometer estaspolíticas de desregulación y flexibilización en todos losórdenes, hay que decir que los efectos de estas políticasmalbaratan esa reserva, agotando con más rapidez sus recursos.La confluencia de estos dos momentos: el fin del contrato socialde posguerra y su irreproducibilidad y el asalto delneoliberalismo a la democracia, marca una frontera que nosanuncia la emergencia de un nuevo contractualismo de matrizclaramente neoliberal y confrontado con el contrato social quedio origen al Estado del bienestar.Este nuevo contrato se caracteriza por la manifiesta posicióncentral del mercado como articulador social; la subordinación,consecuente, de la política a la economía; la minorización delos sujetos políticos tradicionales como representantes y comointerlocutores y un nuevo papel de las instituciones comoimpulsores de este nuevo modelo de contrato social, por un ladoy como gestores al servicio de la disminución de los costes deoportunidad de las empresas.Por último, y por lo que hace a las hipótesis de este trabajo,convendría intentar aproximarse a una explicación de los porquésde la emergencia de este fenómeno del movimiento de losindignados. En primer lugar, la estructura de oportunidadespolítica que ha posibilitado la emergencia de esta reacciónsocial tan importante tiene que ver con el efecto disruptivo quesobre el sentido común neoliberal o, mejor, sobre laracionalidad política neoliberal11, ha tenido la crisiseconómica. Conviene recordar que al comienzo de la mismaescuchamos aquellas declaraciones que pedían desde «refundar elcapitalismo» a «congelarlo». Opiniones emitidas, todo hay quedecirlo, por eximios representantes del orden establecido. Eraevidente que se cumplían algunas de las condiciones que suelenargüirse para dar cuenta de la aparición de la acción colectiva:la percepción de un cambio significativo en nuestra sociedad yde la aparición de fracturas o grietas en el, hasta entonces,inmaculado lienzo de la narración hegemónica y, con ello, laevidencia de que las elites dominantes se encontrabanperturbadas y divididas respecto a lo que hacer.No es significativo para esta explicación que ese momento deincertidumbre durase unos meses. Tiempo suficiente para que se

11 Concepto que usa Foucault y que Wendy Brown reinterpreta en supropuesta de interpretación del neoliberalismo, a mi juicio, con muchosentido. Ver, Brown, Wendy (2007), Les habits neufs de la politique mondiale.Néoliberalisme et Néoconservatisme. Les prairies ordinaires. Paris.

8

activase la protesta y que esta fuera, además, muy transversalen términos de afinidades políticas.Convendría incorporar, justamente aquí, el espectacularincremento de la desconfianza hacia la política y los políticos.Diferentes encuestas daban (y dan) cuenta de esta aversión yantipatía hacia la actividad política. Entre las explicacionesplausibles aparecen las relacionadas con la certeza de que,respecto a la política económica al menos, no hay diferenciasapreciables entre las grandes formaciones políticas; que lospolíticos no hacen lo que deben; que los políticos –la mayoríaal menos- se pliegan sin demasiada oposición a las exigencias delos celebérrimos mercados; el conocimiento público de que laarrobada relación de algunos políticos con los mercados tieneuna generosa recompensa cuando estos se retiran; la certeza deque hay leyes y normas que se realizan con el fin de satisfacerintereses inconfesables y privados o el tema de la corrupción ysu capacidad propagar la metástasis a todo el sistema políticode su ponzoña.No obstante, fuerzas políticas minoritarias que, hasta entonces,arrastraban sus discursos por los lugares menos luminosos delespacio público, encontraban una nueva oportunidad para recordarsus previsiones y, de paso, se ofrecían a servir de coberturainstitucional al movimiento. Esto es, el movimiento encontrabaapoyo en aliados que le ayudaban a trascender el umbral de lacalle y «usar» lugares reservados a la representacióntradicional.En segundo lugar, conviene abordar el asunto de la novedad o nodel movimiento. A mi juicio el 15M daría cuenta de una nuevarealidad en la acción colectiva y en la protesta. Lamovilización social vinculada al 15M sería así, desde esteenfoque, la representación de un nuevo momento y de un nuevotipo de movimientos. Este movimiento es novedoso no tanto porlas reivindicaciones como por la articulación de las mismas; porla ocupación del espacio público; por el modo de organización ysobre todo, porque el contexto otorga a su acción unasignificación novedosa y original.Está por ver si esa novedad reflejaría elementos sostenibles enun nuevo período de conflicto social, que resultarían propios,también, para otros movimientos posteriores. O su novedad seagotaría como acción colectiva de transición que respondería acondiciones rápidamente cambiantes e irrepetibles. Si esto fueraasí, el 15M habría prestado a la movilización social una ampliacantidad de recursos para poder ser dispuestos en otraestructura de conflicto y en otro ciclo de acción colectiva.

9

Por último, es imposible explicar la coalición social que haposibilitado la irrupción de los indignados, sin referirse a lacrisis de sentido de las diferentes tradiciones de la izquierda,la reformista y la alternativa. La izquierda socialdemócrata hahecho particularmente bueno el viejo axioma según el cual «laizquierda se echa de menos cuando no está en el gobierno y sedeplora cuando está». Tras la caída del muro de Berlín, estapensó que se abría un tiempo de oportunidades sin límite habidacuenta de la cuarentena (como mínimo) a la que iba a sersometida la tradición comunista y/o revolucionaria oalternativa.

Desde entonces su lógica de actuación ha sido la de laacomodación a los valores dominantes y los intentos dereinterpretación de los valores neoconservadores que empezaban aser dominantes. Leída la globalización o como un mar deoportunidades o como un mal inexorable, la propuesta política dela socialdemocracia perdía prestancia y capacidad de atractivo.De hecho, una vez en el gobierno, ha contribuido (con desigualesdosis de entusiasmo, justo es reconocerlo), a promover ypropiciar el grueso de las recetas de ajuste duro promovidas por«los mercados». El fiasco paradigmático de este empeño deacomodación lo ha representado mejor que otras opciones: latercera vía de Tony Blair.

Recordemos que esta acomodación de la socialdemocracia alneoliberalismo, fue formulada y defendida incluso en términosacadémicos. Pero su desaparición política y su insustancialidadprogramática no han dejado huella, pero si han puesto demanifiesto los límites de esa estrategia adaptativa. Lasocialdemocracia forma parte de los males del sistema a los ojosde millones de personas que no distinguen, en esta tradición,diferencias semánticas significativas respecto a la derechasupuestamente antagonista.

En España el gobierno de Zapatero ofrece un balance poliédricorespecto a su gestión, sin duda. Pero en los asuntos que nosocupan su actividad puede reseñarse como la de una acomodaciónclásica al ciclo económico: gasto cuando hay crecimiento,limitaciones cuando hay recesión o dificultades. Pero sin dudala reforma constitucional express, con la introducción delartículo 135 de la constitución, señala los límites reformistasde este proyecto en el contexto de la globalización.

Por lo que respecta a las tradiciones alternativas, pareceevidente que las viejas tradiciones emancipadoras han agotado sucapacidad de enunciación de la utopía y del cambio social.Quedan, a lo sumo, como testimonio de una época de vivencia

10

épica de la política y de un compromiso insobornable contra lainjusticia, pero eso no es suficiente para representar lo viejoy lo nuevo, simultáneamente. Su condición de reservorios deespíritu de resistencia les otorga un papel inestimable en sucondición de opositores a los desmanes del capitalismo senil,pero no es atractivo suficiente para canalizar nuevas demandasy, sobre todo, nuevas propuestas.

En ambos casos, su condición de partidos políticos les haemparentado –a veces injustamente- a los ojos de la ciudadanía,como parte del mismo problema: los partidos y la política.

La crisis de la izquierda tradicional no es necesariamente lacrisis de la izquierda, en general, ni siquiera la advertenciasobre un futuro sin partidos políticos en ese espacio dereferencia. En este punto el 15M puede ser leído como unaoportunidad para la renovación programática, organizativa ygeneracional de la izquierda y de las tradiciones de resistenciay emancipación.

2. Del terrorismo global a los problemas económicos y sociales

El Siglo XXI comenzó con los atentados de Al Qaeda sobre lasTorres Gemelas en Nueva York. El 11 de septiembre de 2001, elvuelo 11 de American Airlines y el vuelo 175 de United Airlines,pilotados por terroristas islamistas, impactaban sobre dosedificios emblemáticos de Estados Unidos produciendo unaconmoción mundial de consecuencias incalculables, en aquelmomento.La expresividad de ese atentado terrorista incalificable poníade relieve cambios en nuestro mundo con implicaciones en todoslos ámbitos. De pronto se retaba al imperio desde presupuestoscultural-religiosos y mediante acciones lejos de los estándaresconvencionales, fueran estos políticos o militares, con efectosdevastadores en términos simbólicos. Emergía con mucha fuerza elpapel de la identidad, el uso de las nuevas tecnologías y lacondición global de algunos hechos políticos.La respuesta de Estados Unidos y sus aliados tuvo comoconsecuencia un importante conjunto de cambios de naturalezapolítica y geoestratégica que siguen proyectando su larga sombrahoy día. Siguieron después los atentados del 11 de marzo de 2004 enMadrid y del 7 de julio de 2005 en Londres, cuya brutalidad y

11

objetivos (los sectores más populares) fueron buena muestra dela condición criminal de los que los cometieron. Pero mostraron un enemigo diferente que usaba los canaleshegemónicos de la globalización para transmitir un discursopreñado de un pasado antimoderno y una reivindicación de unaidentidad cultural anclada en una visión profundamente retrógadade la religión y la moral.Pero la larga sombra de esos días proyectada sobre nuestropresente, remite a la actividad de los gobiernos en esa hora.Una respuesta global en clave conservadora buscaba mostrar elpoder de los Estados agredidos y, reinterpretar en clavesecuritaria, los desafíos del momento.De ese tiempo rescatamos al menos tres cuestiones relevantes quehan moldeado la acción política de los Estados desde entonces.En primer lugar, la idea del Estado de excepción comonormalidad. La retórica posterior a los atentados hablaba ellenguaje de lo excepcional, un cambio epocal que nos obligaba areconsiderar nuestra civilización y sus relaciones con otrasculturas. De ese momento data la carta que 60 conocidosintelectuales norteamericanos publicaron12 en febrero de 2002. Laidea de la guerra justa, de la guerra defensiva para defender alinocente, es el argumento central de ese llamamiento. Aunque,posteriormente, algunos de esos intelectuales se han desmarcadoabiertamente de la política de la administración Bush, supropuesta añadió agua al molino de la singularidad de lasituación y su más que probable extensión en el tiempo. La política, tal y como la habíamos conocido hasta ese momento,podía ser congelada a voluntad de los nuevos poderes ejecutivosde los que las administraciones se dotaban entregados porParlamentos asustados y con poca decisión. En ayuda de ese imaginario de excepcionalidad se desplegó unaimportante actividad legislativa. Y esta sería la segundacuestión significativa. El trade off democrático de esos díasaparecía magníficamente interpretado por esa sentencia queproclamaba lo siguiente: «aquí tienen nuestros derechos civiles,ahora protéjannos». Y, efectivamente, la entrega de derechosciviles se produjo y fue sancionada normativamente. La USAPatriot Act, aprobada el 26 de octubre de 2001, suponía unradical recorte de derechos civiles y su subordinación,supuestamente, a la estrategia de lucha contra el Terrorismo.12 A. Etzioni, F. Fukuyama, S. Huntington, R. D. Putnam, T. Skocpol, M.Walzer et al.:, «What We're Fighting For. A Letter From America», TheWashington Post, 12 de febrero de 2002 .

12

Recordemos, simplemente, las críticas que ya en su momentorecibió esa Ley por dejar la vida privada de los individuosexpuesta a los servicios de inteligencia y de represión. Lanorma, conviene recordarlo, fijaba un plazo (hasta finales delaño 2005), de prescripción de aquellas normas más lesivas paralos derechos civiles y políticos. Tras un arduo debate, fuefinalmente ratificada el 9 de marzo de 2006 por el PresidenteBush con muy pocos cambios respecto a la original. Es decir,aquello que fue aprobado en condiciones de excepcionalidad se haconvertido en la nueva normalidad.Cambios legislativos de parecida naturaleza se produjeron envarios países y queda como testimonio oprobioso de ese tiempo elpenal de Guantánamo, que ponía de manifiesto la capacidad de laprimera potencia mundial para burlar el derecho internacionalsin más explicaciones. Con posterioridad WikiLeaks demostró,haciendo pública información secreta sobre esta materia, hastaqué punto se habían violado sistemáticamente derechos y se habíaencarcelado inocentes sin más culpa que su aspecto, estar en unlugar equivocado o tener un familiar supuestamente terrorista.Pese a las pretensiones iniciales de Obama, el penal sigueabierto mostrando al mundo la doble vara de medir en lainterpretación de los derechos humanos y del cumplimiento de lalegalidad democrática por parte de la primera potencia mundial.La combinación de psicosis, lenguaje bélico desde el poder ycambios normativos, instaló en la sociedad la idea de un momentode excepcionalidad cuyos riesgos compensaban la transferencia depoder e intimidad a los servicios más opacos del Estado: lainteligencia y los cuerpos de seguridad. Lo importante es,precisamente, esto, la aquiescencia de las poblaciones queentregaron su patrimonio de derechos a cambio de la proteccióndel Estado, sin preguntar nada más.De paso se consolidó en el imaginario social la idea de que lassituaciones excepcionales precisan de medidas excepcionales. Yque ese nuevo estado de la sociedad exige disposiciones queserán dolorosas. Probablemente, nunca antes el poder político –en connivencia con otros poderes- tuvo tantos recursos a sudisposición para hacer del miedo un gran regulador social. Seponían sólidos cimientos cultural-políticos para usar estosmedios en otros momentos excepcionales. Seguro que la ocasión sepresentaría.La tercera cuestión hace referencia a un cambio en laperspectiva del Estado. Si la lógica neoliberal ha buscadoafanosamente su desmontaje pieza a pieza, la perspectiva de la«lucha contra el terror» incrementó el poder del Estado y lehabilitó para incrementar su poder represivo y fiscalizador.

13

Podría parecer sorprendente que, precisamente, aquellos másdenodados defensores de la entronización del mercado y de sulógica como único referente válido incluso en términos morales,sean, al tiempo, los más fervientes defensores del incremento enla capacidad represiva y vigilante del Estado. Pero es solo unaparadoja aparente.El análisis foucaltiano del neoliberalismo ya mostraba que lanueva racionalidad política no se acompañaba de una disminuciónde las prerrogativas del Estado, o incluso de su perímetro,sino, al contrario, de un potente voluntarismo estatal. Para Wendy Brown, la suma de fuerzas que han defendido esteconjunto de políticas que hemos denominado, convencionalmente,neoliberales, representa la articulación de un conjunto muyvariopinto de integrantes: ultras religiosos y políticos;rancios conservadores; una parte de la elite social yprofesional que ha prosperado con la globalización; la jerarquíade varias iglesias; los dirigentes de varias familias políticasetc… en términos culturales, ese bloque político y social mezclade manera virtuosa la perspectiva neoliberal y laneoconservadora.13 Ambas abiertamente diferentes e inclusocontradictorias en algunos puntos, se refuerzan en una dinámicaincremental e integradora. Por una parte, el aumento de laautoridad del Estado, es el corolario evidente del proceso dedespolitización individual que viene produciéndose. Por el otro,el neoconservadurismo y su reivindicación del Estado, así comosus afirmaciones morales e identitarias, proponen unreencantamiento político, susceptible de compensar eldesencantamiento producido por la lógica tsunami de lasprácticas neoliberales en todos los órdenes. Este punto me parece especialmente importante. Entender, entreotras cosas, el 15M nos exige salir de la visión estrecha ysimple que considera el neoliberalismo, solo, como una ideologíaeconómica o que desprecia o minusvalora los efectos combinadosde estas políticas, sobre la democracia, el ejercicio de losderechos y la cultura política de nuestras sociedades.

3. Las consecuencias políticas de la globalización: el giro neoautoritario Hemos vivido un acumulado de situaciones y procesos que hanconvergido en cambios tectónicos en nuestras sociedades. Nuestravida ha transitado del mundo previsible y ordenado del fordismo,al mundo desordenado y descontrolado de la globalización14. Esoscambios han afectado a todos los ámbitos, pero es en la esfera

13 Ver nota 7, págs., 23 y 24.

14

política donde las transformaciones han resultado,aparentemente, menos manifiestas y, sin embargo, son mássignificativas y sensibles. La consecuencia más llamativa esesta pérdida de significación de la política como instituciónreguladora de la vida de las comunidades. Sometida hoy aldominio de la lógica del mercado y a la pérdida de legitimidadpor sus decisiones, pero sobre todo, por sus subordinaciones.Estos cambios están significando un auténtico cambio de sistema.Una mutación sustancial de nuestras condiciones a la hora depensar la vida en comunidad. Estos cambios afectan a lasinstituciones y sus lógicas, pero también a las poblaciones y sudisposición respecto a los asuntos públicos, así como a suvirtud cívica. Entre los autores que ha reflexionado sobre esta cuestión,destacaría a Luigi Ferrajoli que se refiere a la emergencia depoderes desregulados y salvajes consecuencia del proceso dedeconstitucionalización de nuestros Estados de derecho15. Esteproceso, desconocido por la masividad e incumplimientos delorden constitucional, se explica por la doble crisis destructivade la representación política, por arriba y por abajo. En todoslos casos se pone en cuestión o se niegan otras tantasseparaciones entre esferas o niveles de poder: entre Estado ypueblo, entre esfera pública y privada, entre fuerzas políticase instituciones públicas, entre poderes mediáticos y libertad dela cultura y de la información16. Formarían parte de esa doble tenaza destructiva, segúnFerrajoli, cuestiones como la verticalización y lapersonalización de la representación con la aparición deliderazgos mediáticos y carismáticos que permitirían –a juiciode sus defensores- formas más genuinas de democracia directa yparticipativa. Un segundo factor, sería el de la progresivaconfusión y concentración de poderes. Esto es, tanto la primacíacreciente de los intereses privados sobre los públicos, como lasubordinación al ejecutivo del resto de poderes. A juicio deFerrajoli: «[…] cabe hablar de una forma singular de regresión premoderna. Ensíntesis, de una forma de patrimonialismo populista o de populismo patronal, que se

14 Para Bauman nuestra modernidad ha contribuido a asociar orden ycapacidad de control. Estas dos palabras se convierten, hablando debiografías personales en previsibilidad y estabilidad. Hoy, paraBauman, «se diría que nadie controla el mundo. Peor aún, en estas circunstancias no estáclaro que significaría controlar», en Bauman, Zygmunt (2005), La globalización,consecuencias humanas. FCE, México DF.15 Ferrajoli, Luigi (2011), Poderes salvajes. La crisis del Estado constitucional.Editorial Trotta, Madrid.16 Idem, página 45 y ss.

15

manifiesta en una suerte de apropiación privada de la esfera pública, acompañada deformas de feudalización de la política y de las instituciones basadas en el intercambioentre fidelidad y protección». El tercer aspecto se refiere al proceso decartelización de los partidos políticos o a la crecienteintegración de los partidos en el Estado. El último aspectohabla de «la total ausencia de garantías de la información». La combinación,letal para la democracia, del control político y el controlpropietario de los medios de información. Los dos aspectos de la crisis por abajo nos hablan de la«homologación de los que consienten y la denigración de los quedisienten», junto al declinar del sentido cívico y delcompromiso ciudadano, fruto de la exacerbación de los peoresegoísmos individuales y sociales. Todo este conjunto de factores ha modificado las condiciones quepermitieron, mejor o peor, la pervivencia del pacto social deposguerra. Recordemos que este pacto fue, en gran medida, elfruto tanto del acumulado histórico de reivindicación dederechos, como de las condiciones del final de la Segunda GuerraMundial, entre las que merece la pena destacar: la confrontaciónsistémica entre capitalismo y socialismo y la acrecidaimportancia de los partidos y organizaciones sindicales obrerasy de izquierdas. El pacto social funcionó como un gran acuerdo de apaciguamientode la confrontación de clases y se instituyó como un modelo deconvivencia, un nuevo contrato social que favoreció unimportante ciclo económico expansivo y, sobre todo, perspectivasrazonables para la mayoría de la sociedad de prosperidad yseguridad. Por vez primera en la historia, estaba al alcance deuna mayoría pensar en el ciclo vital con una cierta estabilidady confianza. El futuro ya no era, necesariamente, una amenaza.En palabras de Tony Judt: «¿Qué legaron la confianza, latributación progresiva y el Estado intervencionista a lassociedades occidentales en las décadas que siguieron a 1945? Lasucinta respuesta es seguridad, prosperidad, servicios socialesy mayor igualdad en diversos grados»17.Esta articulación de prosperidad y certidumbre, generó unvínculo muy intenso entre democracia y economía. Esta relacióndimensionó la intervención de la política en la economía con lavoluntad de favorecer procesos de redistribución de riqueza conuna perspectiva claramente igualitarista.Esta vinculación de la democracia con el progreso social no eranueva. De hecho, ese nexo se construyó históricamente fruto del17 Judt, Tony (2010), Algo va mal. (segunda edición), Editorial Taurus,Madrid. Página 77.

16

conflicto social protagonizado por el movimiento obrero o elmovimiento feminista, entre otros. Frente a la propuestaelitista o liberal de reducir la democracia a la elección de losque nos van a gobernar en los próximos cuatro años, o bien,acentuar la separación entre política y economía, de manera quela democracia sea un asunto de ciudadanía al margen eindependiente de consideraciones económicas, sociales o debienestar, las tradiciones de base obrera, feminista,republicana y marxista, reivindicaron una democracia sustancialy con capacidad para mejorar las condiciones de vida de lamayoría. La política y su gestión deberían ser puestas alservicio de garantizar sociedades del bien vivir para una partesustancial de la población. La virtud de las «décadas doradas» del Estado del bienestar, másallá de legítimas críticas, es que consolida esa tradición, leda un sentido y le ofrece un marco institucional y político enel que verse proyectado.Se construyó, así, ese triángulo virtuoso de la democracia querelaciona de modo responsable las instituciones con lascomunidades políticas y las políticas públicas con laspoblaciones. En resumen, esa idea fuerte de la democraciacontribuyó a consolidar en el imaginario social la narración deuna concepción de la misma fuertemente protectora y al serviciode las mayorías. Los procesos democráticos podían revertir yencauzar los signos adversos del funcionamiento del mercadosobre la base del control político que las institucionesestatales realizaban, de manera efectiva, sobre la mayoría delos flujos económicos significativos.

3.1. Hiperglobalización y crisis económica: el fin del contrato social socialdemócrataEl proceso de hiperglobalización ha permitido revertir lasituación en todos los órdenes y ha justificado la voladura, máso menos controlada, del Estado del bienestar y del contratosocial que le estaba vinculado, por mor de las necesidades de laeconomía. Nada más significativo que el cambio de prioridades enla política de los Estados: del desempleo a la inflación y eldéficit público. El desplazamiento a una esfera transnacional del espacio dedecisión en el ámbito económico, junto con otros factores, hacambiado por completo la naturaleza de los Estados, conconsecuencias sustanciales para ese contrato social que habíapresidido la vida de nuestras sociedades hasta ahora.

17

Es sabido que ese estado de bonanza económica y esa posibilidadde autodeterminación política eran solo, en realidad,predicables para un conjunto relativamente reducido de Estados.Pero no es menos cierto, que esa perspectiva política y socialse convirtió en un objetivo, además de un deseo, para la inmensamayoría de países y de poblaciones. Mediante este modelo deconvivencia y este contrato social, Europa se convertía en unreferente y en un modelo frente a Estados Unidos, toda vez que,primero, el socialismo real se mostró como una alternativainviable o indeseable o las dos cosas18; y, en segundo lugar,tras la caída del muro de Berlín y la implosión del modelo, nohabía más que un gran paradigma en competencia con dosalternativas: el modelo de capitalismo anglosajón, desregulado ysalvaje y el modelo europeo de capitalismo embridado ydemocráticamente controlado. Los empeños por desmontar el Estado del bienestar europeo llevantiempo en la agenda y, de hecho, se han producido cambios quehan modificado sensiblemente el contrato originario. Pero no hasido hasta la aparición de la crisis económica que se ha hechovisible la condición de «reproducible» para ese contrato social.Las dos últimas décadas han erosionado y debilitado hastahacerlo casi irreconocible ese gran acuerdo de convivencia eintegración económica y política. Pero mientras las crisis delsistema financiero ocurrían en la periferia, para las mayoríasen nuestras sociedades era posible seguir imaginando o bien quelos incendios serían controlados o bien, que, pasados algunosmomentos de incertidumbre era pensable regresar a la situaciónanterior.La crisis ha tenido un efecto devastador sobre el imaginario deun proceso democrático con capacidad de controlar las decisioneseconómicas. Pero también sobre la perspectiva de un progresoeconómico donde predominarían las lógicas inclusivas sobre lasde exclusión. Los datos sobre el incremento de la desigualdad enlos últimos 30 años son demoledores.Según la OCDE19 en su informe Seguimos divididos: ¿por qué la desigualdadsigue aumentando? publicado en diciembre de 2011, la diferenciaentre ricos y pobres ha alcanzado su nivel más alto en 30 años.Los ingresos medios del 10 por 100 más rico es ahora cerca de

18 La síntesis más aguda sobre la verdad de este modelo político yeconómico dice que en estos países, todo lo que había de socialismo noera real y todo lo que había de real no era socialista. No se puedeexplicar mejor.19 http://www.oecd.org/document/51/0,3746,en_2649_33933_49147827_1_1_1_1,00.html.

18

nueve veces mayor que los del 10 por 100 más pobre en toda laOCDE.La brecha de ingresos ha aumentado incluso en los paísestradicionalmente más equitativos, como Alemania, Dinamarca ySuecia, del '5 a 1' en la década de 1980 hasta el ‘6 a 1' dehoy. La diferencia es de '10 a 1' en Italia, Japón, Corea y elReino Unido, y aún mayor, de '14 a 1' en Israel, Turquía yEstados Unidos. En Chile y México, los ingresos de los más ricossiguen siendo más de 25 veces superiores a los de los máspobres, los más altos de toda la OCDE. La desigualdad de ingresos es mucho mayor en algunas grandeseconomías emergentes fuera de la zona de la OCDE. De ‘50 a 1’ esla diferencia de ingresos en Brasil, que sigue siendo muysuperior a la de muchos otros países, aunque ha ido disminuyendode manera significativa durante la última década.Más informes ayudan a aquilatar el significado de lo que estáocurriendo y sus consecuencias en todos los órdenes. En elInforme de la OIT (Oficina Internacional del Trabajo):Desigualdades en el trabajo durante la crisis. Testimonios de Europa se dice: «Losdatos obtenidos sobre países europeos muestran que la crisis haagravado las desigualdades existentes y que determinadascategorías de trabajadores se han visto más afectadas queotras»20. Las razones de estas desigualdades hay que buscarlas enla contratación temporal que ha funcionado como un amortiguadordel empleo, el 90 por 100 de los desempleados tenían contratostemporales; los recortes salariales o el crecimiento de losempleos con bajo salario. Según el Informe un 40 por 100 de losempleados declaran dificultades para llegar a fin de mes. Estedato –junto con otros- dan testimonio del acercamiento delmodelo laboral europeo al estadounidense, con la aparición delworking poor, del trabajador pobre, empleado a tiempo completo,incluso, pero cuyo salario no le permite asegurar susupervivencia en condiciones dignas.El Informe plantea que: «En Europa más que en otras regiones, lacombinación de medidas de estímulo, subsidios para preservar lainversión y la estabilidad laboral, y diálogo social, hanayudado a limitar los efectos de la crisis en el empleo y en lacohesión social». Conocer que los paquetes de medidas de reformade los mercados laborales van en la dirección contraria, nospermite entender mejor el sentido de estos cambios y para lo quenos ocupa, fortalece esta idea de modificaciones irreversiblesen la esfera económica y del trabajo que irían, claramente, a

20 http://www.ilo.org/global/publications/ilo-bookstore/order-online/books/WCMS_159594/lang--es/index.htm

19

contrapelo de lo que había sido hasta el momento el pacto queaseguraba el contrato social de posguerra.El Foro Económico Mundial considera que los desajustes fiscalescrónicos y la grave disparidad de ingresos serán los riesgos conmayor predominancia en los próximos 10 años en la economíaglobal, amenazando el crecimiento a nivel mundial, según señalaen su Informe «Riesgos Globales 2012».21

En España, el número de pobres en España crece por el desempleoy los bajos ingresos. El recorte en un 4,4 por 100 de losingresos medios de los hogares en 2010 incrementan el número depersonas con pocos recursos y crece el porcentaje de españolesque vive por debajo de la línea de pobreza, que llega hasta el21,8 por 100.Es el dato provisional de la Encuesta de Condiciones de Vida2011, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE),que considera pobre a aquel que vive con ingresos inferiores al60 por 100 de la mediana. Hay menos dinero en casa de losespañoles. El ingreso medio anual por hogar lleva dos añosbajando, el correspondiente al último ejercicio cerrado (2010)quedó en 24.890 euros, un descenso del 4,4 por 100 respecto a laúltima encuesta, y la media por persona bajó hasta los 9.371euros, un 3,8 por 100 menos.Es interesante señalar que cuando la OCDE quiere explicar elorigen de este salvaje incremento de la desigualdad, exculpa ala mundialización pero culpa a las políticas domésticas yreformas institucionales realizadas bajo la presión de laglobalización. No es fácil añadir nada a un comentario tansesudo. La OCDE reconoce, eso sí, que las reformas normativasproducidas en el mercado de trabajo han posibilitado que máspersonas accedan a un empleo con bajos salarios y que, esasituación, ha repercutido en el incremento de la desigualdad.La misma OCDE ofrece un ejemplo de interpretación de la relaciónentre economía y política en el nuevo contexto enormementesugerente. En su Informe de octubre de 2011: Perspectivas OCDE:España, políticas para una recuperación sostenible, defiende que “la reformaconstitucional, (se refiere a la inclusión constitucional delartículo 135 que sanciona el compromiso de España con lalimitación estructural del déficit público), es un ejemplo deliderazgo y responsabilidad para tomar la iniciativa frente alos mercados y lanzar una señal clara e inequívoca de disciplinapresupuestaria a largo plazo».

21 http://reports.weforum.org/global-risks-2012/

20

El resumen hasta aquí es que la combinación de globalización ycrisis económica ha construido un nueva economía con un impactodemoledor sobre las viejas prerrogativas de los Estados y sobrelas condiciones para hacer posibles democracias de calidad.Desde el año 2008, además, la aguda crisis económica haevidenciado el fin del pacto social de posguerra. La alteraciónde las condiciones que lo hicieron posible hacían insostenibleese pacto para las clases dominantes y plantean el interrogantesobre la actitud de las clases subordinadas y/o dominadas.Los cambios tectónicos que estamos viviendo han sido posiblespor la combinación de varios factores: cambios económicos;cambios tecnológicos muy significativos; la articulación de unbloque social y político que los ha promovido y defendido; elapoyo activo y/o pasivo de las nuevas clases medias emergentes yde parte de las viejas clases medias, más vinculadas al modelode welfare state; cambios normativos que o bien han modificadola constitución material de nuestros modelos democráticos o bienha producido cambios normativos de amplio calado. Por último, eneste período se ha consolidado un sentido común, unaracionalidad política, que ha ofrecido una cobertura ideológicay moral plausible para los cambios.Hablando sobre Estados Unidos un periodista22 que tenía laintención de explicar el radical cambio político de su padre: deobrero demócrata a hooligan del Tea Party, ponía de relieve latrama ideológica que había permitido esa adscripciónincondicional de una parte de las clases medias a un programaque les era claramente perjudicial. Su propuesta es que laagenda conservadora articula un programa de demandas socialmentemuy agresivo y populista: valores morales, valores familiares,religión, antintelectualismo, guerra a lo políticamentecorrecto, «liderazgos cercanos» etc. Con una agenda económicaoculta, profundamente regresiva. Dice Thomas Frank: «Votad por laprohibición del aborto y tendréis una buena reducción del impuestosobre el capital. Votad para que vuestro país vuelva a ser másfuerte y tendréis la descentralización. Votad por hacerle unabutifarra a esos universitarios políticamente correctos y tendréisla desreglamentación de la electricidad. Votad para que elgobierno afloje su presión (o no nos apriete tanto los zapatos)y tendréis los conglomerados y monopolios de medios decomunicación de la industria agroalimentaria. Votad para resistiral terrorismo global y tendréis la privatización de la seguridadsocial. Votad para darle una colleja al elitismo y tendréis un

22 Frank, Thomas (2008), Pourquoi les pauvres votent à droite. Comment lesconservateurs ont gagné le coeur des États-Unis, celuis des autres pays riches, Marseille ,Agone.

21

orden social en el seno del cual los ricos serán más ricos de loque lo han sido nunca, los trabajadores despojados de todo podery los ejecutivos de las empresas remunerados más allá de todaimaginación».23

La naturaleza de este dominio es de tal magnitud, que losconservadores se han asegurado su poder incluso «similagrosamente el libre mercado fracasa, si su libertarismo noaporta nada concluyente y si su “nueva economía” se hunde».24

La consolidación de esta hegemonía neocon ha contribuido areforzar una Zeitgeist, un «espíritu del tiempo» que refuerza estedominio poderoso de la racionalidad política del capitalismo denuestros tiempos.

4. ¿Una tormenta perfecta para la contestación social? ¿En qué dirección?

El 15 y 16 de septiembre de 2008 son fechas emblemáticas en lavisibilización de la crisis económica y su magnitud. Esos dosdías vieron la quiebra de Lehman Brothers y la prácticanacionalización de AIG. La compañía de servicios financieros másgrande del mundo y la compañía de seguros más grande del planetaquebraban iniciando una sucesión de acontecimientos en cadenaque mostraban al mundo la fragilidad del sistema financiero y laenorme cantidad de mentiras y trampas sobre las que se habíamontado el entramado económico de aparente éxito de los añosanteriores. «Es el momento en que descubrimos que el sistema esextremadamente corrupto; un sistema que remunera generosamente a

23 Ibid., p. 33. El texto en original en francés: «Votez pour interdirel’avortement e vous aurez une bonne réduction de l’impôt sur le capital.Votez pour que votre pays redevienne fort et vous aurez ladécentralisation. Votez pour faire la nique à ces universitairespolitiquement corrects et vous aurez la déréglamentation del’électricité. Votez pour que le gouvernement vous lâche un peu lesbaskets et vous aurez les conglomérats et les monopoles del médias et del’agro-alimentaire. Votez pour résister au terrorismo et vous aurez laprivatisation de la sécurité social. Votez pour mettre une bonnetaloche à l’élitisme et vous aurez un ordre social au sein duquel lesriches sont plus riches qui lónt jamais été, les travailleursdépouillés de tout pouvoir et les PDG rémunérés au-delà de touteimagination».24 Ibid., página 30.

22

quienes lo controlan y evalúan, y distribuye unos indecentesbeneficios entre los responsables de los desastres»25.Aunque las señales más manifiestas del desastre que se avecinabacomenzaron en junio de 2007, con el anuncio por parte de BearStearns de la quiebra de dos hedge funds especializados eninversiones en subprime. Esa palabra endemoniada ha pasado aformar parte de nuestra realidad de un modo que no podíamos niimaginarnos y ponía de relieve la financiarización de nuestraeconomía y su enorme fragilidad.Se hacía manifiesta la centralidad del sistema financiero entodo el sistema económico y la capacidad de la globalizaciónpara amplificar las consecuencias de la economía de casinoorganizada alrededor del predominio de este sector económicosobre el resto. La evidencia de que los beneficios que mueven elmundo ya no se producen en la economía real –la de la produccióny los servicios- si no en las finanzas, en la especulación conrecursos ajenos a través de una sofisticadísima gama deproductos que repartían los riesgos en la economía mundial y quese basaban en una entelequia más parecida a un fraude que a otracosa, pero que generaba cuantiosos beneficios para losadministradores y ejecutivos de los bancos y empresasfinancieras diversas. La economía financiera global hafuncionado con un esquema similar al de la pirámide de Ponzi.Una arquitectura fraudulenta que basa su engaño en lasimportantes retribuciones que produce a los incautos inversoresal comienzo del proceso y que termina por esquilmar lospatrimonios con una rapidez inversamente proporcional al tamañode la pirámide. Este desplazamiento del capitalismo productivoal financiero es el que nos ayuda a entender lo ocurrido en laeconomía mundial en los últimos treinta años y cuya crisispadecemos hoy con unas consecuencias todavía imprevisibles.26

Se trata, sin duda, de la mayor crisis económica de los últimos80 años y aún no ha tocado fondo. Peor aún, no es que no seaposible adivinar cuándo comenzará la recuperación, sino que esdifícil imaginar que significará exactamente esto y susconsecuencias para el empleo y el bienestar. Durante la crisismisma los procesos de desigualdad ya presentes y constatables enel período de esplendor de la globalización financiera se hanmantenido y agudizado. Al mismo tiempo, los compromisos de pago25 Jacques Attali (2009), ¿Y después de la crisis qué…? Propuestas para una nuevademocracia mundial. Gedisa, Barcelona.26 Para una aproximación a interpretaciones sobre la crisis:Varoufakis, Yanis (2012), El minotauro global. Estados Unidos, Europa y el futuro dela economía global. Capitán Swing, Madrid. También: Jeffrey Sachs (2012). Elprecio de la civilización. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona.

23

de la deuda soberana y la adquisición de préstamos para impedirla quiebra del Estado, están implicando en Europa –especialmenteen algunos países- unos sacrificios que se han llevado pordelante las mejoras y derechos conseguidos después de décadas deconflictos y reconocimiento. Los partidos de la derecha europeay estadounidense han planteado la salida de la crisis entérminos dilemáticos: o trabajo o derechos. Las dos cosas ya noson posibles.Las reformas acometidas hasta ahora han contribuido al deteriorode los servicios públicos y sus prestaciones universales; a laprivatización o semiprivatización de lo que quedaba en manos delsector público en el ámbito productivo y a un retroceso en lapráctica de derechos adquiridos especialmente en el ámbitolaboral, con una especial incidencia para el papel histórico delos sindicatos.Aun cuando ha sido después de 2008 cuando la exigencia de estaminorización de la calidad y alcance de estas políticas públicasha sido más expresivo, se trata, en realidad, de una continuidadrespecto a lo que ya venía realizándose. Parecería, más bien,que el impacto singular de esta quiebra y de la economía delpánico que se ha adueñado de las sociedades, estaría sirviendopara apurar la lógica de desregulación y flexibilización que yavenía produciéndose. En este caso el miedo y la situación deexcepcionalidad contribuyen a producir ese efecto shock en laspoblaciones que paraliza sus capacidades de inteligibilidad yresistencia. Debemos a Naomi Klein la popularización de esteconcepto que ha contribuido a hacer más comprensible laactividad de las élites y la aparente pasividad de lasvíctimas.27

En su libro cuenta varias anécdotas expresivas de estecomportamiento calculador y carente de cualquier empatíarespecto a las víctimas, por parte de las clases dirigente y loscelebérrimos «mercados». A finales de agosto de 2005 el huracánKatrina devastó New Orleans causando miles de muertos. Eldesastre evidenció la incompetencia de la administración Bush yla pérdida de capacidades de las instituciones públicas parareaccionar frente a situaciones de emergencia. La incapacitaciónteledirigida del estado tenía estas consecuencias, también. Enaquellos terribles días frente a la desolación crecía la rabiaentre los vivos y abandonados que habían acabado en el Centro deCongresos del centro de la ciudad a falta de un plan deevacuación de las autoridades. La ira tenía que ver con elconocimiento de declaraciones y comentarios que ponían de27 Naomi Klein, (2007), La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre,Paidós, Barcelona.

24

manifiesto el odio racial y de clase que se expresaba cuando laciudad seguía anegada por las aguas y los muertos continuabansin recoger. Entre ellas, se hizo célebre el comentario queRichard Baker, un conocido congresista republicano, le habíadicho a un no menos conocido grupo de presión: «Por fin hemoslimpiado New Orleans de los pisos de protección oficial.Nosotros no podíamos hacerlo, pero Dios sí». Pero era Milton Friedman, entonces un venerable viejecito de 93años quien en un artículo en The Wall Street Journal, tres mesesdespués de la catástrofe proponía aprovechar la oportunidad queofrecía la devastación del sistema educativo público paramodificarlo de raíz. En lugar de reconstruirlo, Friedmanproponía entregar a las familias cheques escolares para queeligieran de entre las escuelas privadas que seguían en pie. Asu vez, las escuelas privadas recibirían subsidios estatales acambio de aceptar nuevos niños entre su alumnado. El artículoproponía que la oportunidad debía aprovecharse para hacer deeste cambio una situación permanente. La idea de Friedman decualquier cosa que fuera etiquetada como pública apestaba asocialismo, fue llevada a cabo por la presidencia de Bush. Enmenos de 19 meses las escuelas públicas de New Orleans fueronsustituidas casi en su totalidad por una red de escuelas chárterde gestión privada.28 «Antes del huracán Katrina, la junta estatal se ocupaba de 123escuelas públicas; después solo quedaban 4. […] Los maestros dela ciudad solían enorgullecerse de pertenecer a un sindicatofuerte. Tras el desastre, los contratos de los trabajadoresquedaron hechos pedazos, y los 4.700 miembros del sindicatofueron despedidos. Algunos de los profesores más jóvenesvolvieron a trabajar para las escuelas chárter, con salariosreducidos. La mayoría no recuperaron sus empleos». Esta ejecución implacable de un plan previamente concebido,junto a esta indiferencia por las víctimas respecto a lasconsecuencias de sus acciones y propuestas es lo que más llamala atención en la gestión de la crisis económica por parte delas elites económicas y políticas.Este acercamiento tiene dos componentes importantes que merecenla pena ser destacados en este momento: el uso del miedo comoregulador social y su legitimación más aceptable después de loscambios que se produjeron tras el atentado contra las torresgemelas. Pero esta crisis tiene algunas características que la hacensingular. Si los cambios que se están llevando a cabo en28 Ibid. nota anterior, página 26.

25

prácticamente todos los ámbitos, se consolidan, estaremosviviendo la mayor modificación de nuestras condiciones socialesy políticas de la historia reciente. Con una voluntad manifiestay explícita por parte de las clases dirigente de hacer de estoscambios una nueva realidad, así las cosas mejorasen en un futuropróximo.Es la primera vez en nuestra historia europea que una crisisglobal se salda con un retroceso tan monumental en derechos. Laretórica neoliberal del sacrificio se ha convertido en unajustificación para considerar como privilegios inaceptables, ensituación de excepcionalidad, los derechos adquiridos trasdécadas de conflictividad social.Las crisis de 1844, 1890, 1907 o 1929 se saldaron con:

medidas que mejoraban e incrementaban el control de lospoderes públicos sobre el mercado. Y esta intervención sehacía tanto para limitar la volatilidad del funcionamientode los mercados, como para disminuir los riesgos deexclusión para los más desfavorecidos.

Con mejoras de derechos para los trabajadores, queaseguraban la traslación parcial a la escena productiva dela condición de ciudadanía que empezaba a ser común en elámbito de la política.

Con mejoras en la capacidad redistributiva del sistema através de tres vías: el reconocimiento progresivo delpapel del sindicato como intermediador en el proceso denegociación; la consolidación de un capitalismo queprecisaba funcionalmente de un consumo de masas para susubsistencia, de donde, la mejora salarial generalizadaera una condición imprescindible para mantener saneada laeconomía; y tercero, a través del incremento de lainversión pública y la extensión de servicios universales:educación, sanidad, pensiones.

Lo que la gestión de clase de esta crisis está quebrando es elparadigma que subyace a esta progresión solo interrumpida, hastaeste momento, en Europa en los períodos de guerra, delincremento del control público sobre la economía. Alrededor deeste eje y del convencimiento de que el mejor mercado, elmercado que mejor funciona, es el mercado regulado y embridado,se ha construido el contrato social de nuestra modernidad:inclusión económica; el trabajo como institución central en laadquisición de ciudadanía política; una lógica incremental debienestar con servicios públicos universales y accesibles; unimaginario democrático fuertemente comprometido con la reformasocial y la mejora de las condiciones de vida para la mayoría.

26

Pues bien, esto es lo que la gestión de la crisis se estállevando por delante y con ello las condiciones que hicieronposible dos cosas: un largo período de estabilidad económica ennuestras sociedades y un largo período, igualmente, deestabilidad política y de reconocimiento de los caucesdemocráticos para la resolución de los conflictos.La fractura del contrato social de la modernidad y susustitución por una nueva contractualidad neoliberal tienevarias implicaciones. En primer lugar, si el contrato socialanterior había sido el resultado histórico de un compromiso máso menos equilibrado entre diferentes actores e intereses enpugna, el contrato social emergente es el resultado de unaimposición de las elites dirigentes frente al resto de lasociedad. Este factor fragiliza la legitimidad del nuevocontrato y amplia las zonas de incertidumbre política y dearbitrariedad de las instituciones, despegadas e«irresponsables» frente a sus ciudadanías y serviles frente alas imposiciones del mercado. En este caso la globalización o laUnión Europea funcionan como coartadas que desplazan laresponsabilidad por las decisiones.En segundo lugar, la nueva contractualidad neoliberal amplialos criterios de exclusión. Si, siguiendo a Boaventura29, elviejo contrato social excluía a la naturaleza, a todos aquellosque no eran considerados ciudadanos y todo aquello que no podíaser sujeto a mercantilización y, por tanto, objeto de uncontrato, el actual modelo amplia dramáticamente el ámbito deexclusiones: se amplía el estado de naturaleza y, así, todoaquello que no debe ser incluido en ninguna fórmula contractual;la quiebra de la institución laboral como generadora deciudadanía propone una disminución de las capacidades políticaspara una parte creciente de nuestras sociedades que, ve así,mermados sus derechos y su condición de iguales en el escenariopolítico; la simbiosis crecientemercantilización+despolitización, ha privatizado y excluido delas instituciones reguladoras del contrato social una gran partede los conflictos contemporáneos, no solo aquellos estrictamenteprivados, también una buena parte de los que antes eranconsiderados conflictos claramente políticos; una consecuenciade este último elemento es la creciente judicialización de lacotidianeidad, resultado de la privatización de los conflictos ysu desplazamiento del ámbito público (político) a un ámbitoprivado (mercantilizado y sujeto a exigencias contractuales, portanto).

29 De Sousa Santos, Boaventura (2005), El milenio huérfano. Ensayos para unanueva cultura política. Madrid. Trotta. Páginas 339 y ss.

27

En tercer lugar, nuestros sistemas políticos aparecen cada vezmás sometidos a una lógica donde se articulan institucionalesformalmente democráticas con un incremento del fascismo social através de diferentes vías. La condición débil de nuestras democracias ha sido profusamentemostrada y demostrada, lo que me importa en este punto esreseñar como la importancia de este factor en el encadenamientoque nos lleva a la emergencia del 15M. Por una parte, lacrisis, como acelerador del compuesto político creado por laglobalización ha quebrado esa expectativa de la democracia comoproceso que aseguraba el control social por parte de laspoblaciones de las cuestiones más trascendentes para su vidacotidiana.La legitimidad democrática, el reconocimiento del poder y de susobligaciones en nuestros sistemas, se intensificó en el modelodel estado de bienestar gracias al entrelazamiento de tres modosde concebir la misma: la legitimidad derivada del reconocimientosocial de un poder, la legitimidad como adecuación a una norma ovalores y la legitimidad producida por la mejora de lascondiciones de vida para la mayoría.30 Esa mezcla deprocedimientos formales y sustantivos está en el corazón mismode la fortaleza y aceptación popular de nuestros sistemasdemocráticos. Pero es esta articulación la que se ve asediadapor la lógica implacable de los mercados y sus requerimientos ala política y a las instituciones.Por una parte, los resultados de las elecciones ya no garantizanuna representación fidedigna de los conflictos sustantivos en elseno de la comunidad política, ni tampoco los actores están encondiciones de garantizar consecuentemente el cumplimiento desus programas. La elección pierde así mordiente democrático y nova mucho más allá de permitir un procedimiento participado deelección de los gobernantes. Argumentar que esto es lo que lagente quiere pues sigue votando, no permite avanzar mucho en laexplicación y sigue dejando el tema de la quiebra de lalegitimidad intacto. Es necesario seguir indagando, entonces.En segundo lugar, el neoconservadurismo versus neoliberalismo haconstruido un imaginario de confrontación políticaextremadamente agresivo. La demonización del adversario serealiza desde perspectivas muy diferentes: administrativas(incompetentes); políticas (sin proyecto); morales (indignos einmorales); religiosas (sin dios y por tanto sin límites);éticas (favorables a la muerte de inocentes); formativo-

30 Rosanvallon, Pierre (2010), La legitimidad democrática. Imparcialidad,reflexividad y proximidad. Paidós Estado y Sociedad nº 176, Madrid, p. 25.

28

cognitivas (iletrados, ignorantes, no están en la realidad) ypor supuesto identitarias (estar contra la reforma laboral ocontra la política de ajustes es estar contra la patria).Cualquier de ellas por separado o la suma de algunas de ellas ode todas, hace inviable pensar la comunidad política en suconjunto y, por supuesto, hace incluso imposible considerar quehay, siquiera, unas reglas del juego compartibles, que marcaríanterritorios que no podrían sobrepasarse. Esta permitido hacertrampas si ese recurso permite ganar al enemigo (nada deadversario).Junto a esto, como antes comentábamos, encontramos la pérdida deempatía de las clases dirigentes respecto a la suerte delconjunto de la ciudadanía. El estado del bienestar construyó unarelación «necesaria» entre los de arriba y los y las de abajo através, básicamente, de la ampliación de la democracia, lapolitización de los conflictos y la justificación moral de lapolítica fiscal. La privatización producida de manera conscientepor el neoliberalismo más el discurso que responsabiliza a cadaindividuo singular por su suerte, ha liberado a las clasesdirigentes de cualquier responsabilidad moral por el devenir desus sociedades. Una religión dócil con los poderosos hacompletado la auto-justificación para los despropósitos y paraun estilo de vida que parece insultante frente a lossufrimientos de la mayoría y que es, simplemente, indiferenterespecto a su suerte. El neoliberalismo ha estigmatizado a losperdedores e invisibilizado a los pobres. Esta situación es laque ha permitido a Warren Buffet, multimillonario norteamericanocuya fortuna se estima en 52 mil millones de dólares, afirmarque: «se ha desatado una auténtica guerra de clases y la vanganando los míos». Y esta es la situación que explica quedirectivos, cuya gestión es directamente responsable de millonesde pérdidas en sus empresas, sigan al frente de las mismasembolsándose suculentos salarios y extras, sacados directamentede los fondos de rescate pagados desde el erario público.Por último, el uso de la reserva de legitimidad democrática delas instituciones para imponer las decisiones previamentetomadas y al servicio de las exigencias de los mercados, devalúael contenido mismo del procedimiento democrático y rompe eseeslabón de oro entre la democracia y el bienestar que hizo deéstas regímenes estables e inclusivos.El deterioro de la legitimidad democrática tiene gravesimplicaciones en términos de convivencia y de cohesión social.La legitimidad es esa «institución invisible» que garantiza unarelación sólida entre gobernantes y gobernados. Como dice

29

Rosanvallon31: «Si bien la legitimidad es, en el sentido másamplio de la expresión, un simple economizador de coerción, suvariante democrática tiene como función más exigente la de tejerlazos constructivos entre el poder y la sociedad. Contribuye adar cuerpo a lo que constituye la propia esencia de lademocracia: la apropiación social de los poderes. La legitimidaddemocrática produce un movimiento de adhesión de los ciudadanosindisociable de una sensación de valorización de ellos mismos». Esta quiebra de la legitimidad está en el corazón de la crisisde representación que minimiza el papel de la política y lasomete a los dictados de fuerzas en la periferia del sistemapolítico. Y es un factor explicativo importante para entenderlas demandas de repolitización y redemocratización que se hanmostrado desde el 15M.El ascenso del fascismo social es la otra cara de ese deteriorode la cultura democrática y de la emergencia de poderes salvajesque imponen una lógica de exclusión en determinadas áreas.Fascismo social es el mantenimiento de una estructuraformalmente democrática pero de prácticas institucionales ypolíticas que vacían de sentido el contenido materialdemocrático de las constituciones. Cuando hablamos de contenidomaterial democrático hablamos de la apropiación social depoderes facilitada por el sistema democrático. La aparición deesas formas de fascismo social, de exclusión y expulsión delcontrato social deja la constitución reducida a un cascarónformal, frágil y manipulable.Ningún otro régimen como el período de gobierno berlusconianopodría ejemplificar mejor hasta que punto se ha llegado en lacolonización del estado por intereses privados y en el deteriorocrónico del funcionamiento de los sistemas democráticos. Laesperpéntica vida del cavaliere formaba parte, también, de unaforma de política-espectáculo que disfrazaba, tras los ropajesdel absurdo y de la caspa, el asalto a los recursos económicos ypolíticos del estado de derecho por parte de una minoría que seconsidera dueña del país. Paolo Flores D’Arcais32 define así lasituación: «el régimen de Berlusconi no es el fascismo. Peroindudablemente es una forma nueva e inédita de destrucción delas instituciones democráticas-liberales y de la ética públicamínima que la sustenta». Ahora bien, advierte que si bien elberlusconismo no es todavía el fascismo eso no debiera

31 Ibid., p. 3132 Flores D’Arcais, Paolo (2010), «Fascismo y berlusconismo» en Claves dela Razón Práctica nº 208. Diciembre 2010. Editorial Progresa.

30

tranquilizarnos en exceso. Y que, desde luego, hay otros modosposibles de enterrar la convivencia democrática.

5. Un movimiento inesperado: el 15M33

La aparición del 15M causó una cierta conmoción. Lo hizo por quesu potencia y masividad fue completamente inesperada. Se haargumentado que el 15M surge como un acumulado de protestas34

donde confluyen varias experiencias y movimientos: el movimientoV de Vivienda digna; Juventud sin Futuro; ATTAC; el movimientouniversitario contra Bolonia y otros. Pero si bien esto nosofrece una pista importante para interpretar la «densidad» del15M, su trabajo en red, debemos admitir que esta «presenciacolectiva» es mucho más que la suma de esas experiencias y que,desde luego, su éxito no puede explicarse a partir de esa suma. De hecho había otras experiencias que sin participar de maneradirecta en la convocatoria de la primera manifestación, habíanalimentado en la periferia del sistema político, la cultura deresistencia, el trabajo en red, la densificación del tejidoasociativo crítico y un funcionamiento radicalmente democrático.Podríamos mencionar el movimiento okupa, el movimientoecologista y movimientos urbanos de diferente tipo: asociacionesde consumo sostenible; experiencias de uso alternativo deespacios urbanos; redes de pensamiento alternativo (fundaciones,institutos, universidades no formales pero también formales,editoriales, revistas etc..). Sin este tejido la difusión del15M hubiera sido incomprensible, pero la existencia de estetejido no es la explicación sobre el surgimiento del 15M.Aunque pueda parecer un asunto sin mucha trascendencia, meparece importante destacar su condición de movimientoinesperado. Pese a que algunos autores defienden que lamasividad de la protesta «se palpaba en el ambiente tres díasantes»35 creo que una cosa es constatar la difusión extensa de laprotesta por las redes sociales y por las organizaciones a lasque antes hemos hecho referencia y otra distinta es deducir deaquí que la movilización sería cuantitativamente importante oque tendría esa repercusión mediática y social.

33 Esta parte del artículo ha sido publicada en la revista Paideia, enel número 94, mayo-agosto de 2012. Nuevamente, agradezco a loseditores su gentiliza al permitirme usar y difundir estas páginas enotros medios.34 Velasco, Pilar (2011), No nos representan. El Manifiesto de los indignados en 25propuestas. Temas de Hoy, Madrid.35 Ibidem nota anterior, página 25.

31

6. La estructura de oportunidades políticas y el 15MSin pretender abusar de la elasticidad del concepto, lapropuesta inicial de Peter Eisenger (1973) y sistematizadadespués por Tarrow de «estructura de oportunidades políticas»nos puede ofrecer una referencia de interpretación a propósitode la emergencia de esta acción colectiva. Tarrow integró lasdiferentes aproximaciones teóricas a este concepto escogiendocomo variables significativas: el grado de apertura o cierre delsistema político y la capacidad de este para gestionar nuevasdemandas; el nivel de inestabilidad o no de las alianzaspolíticas; la posición estratégica de aliados poderosos y losconflictos políticos entre las élites. Entendida estaarticulación no como un modelo que produce movilizacióncolectiva, «sino como una serie de claves para prever cuándosurgirá la acción colectiva, poniendo en marcha una cadenacausal que pueda finalmente conducir a una relación mantenidacon las autoridades y, por tanto, los movimientos sociales»36.Por lo que hace al grado de apertura y cierre del sistemapolítico y a la capacidad de éste para gestionar y tramitar losconflictos políticos, conviene insistir en el modo en el que lasfuerzas políticas conservadoras a través de la propuestaneoliberal en primera instancia (una propuesta de rupturaradical con el consenso socialdemócrata), y del programaneoconservador después (una nueva agenda y un nuevo consenso)han hegemonizado la explicación del nuevo mundo. Su capacidad haconsistido en construir un marco de referencia cultural-políticoque ha hecho inteligible para las mayorías -en claveconservadora- los nuevos problemas y los nuevos desafíos. Lanaturaleza de este dominio es de tal magnitud, que losconservadores se han asegurado su poder incluso «similagrosamente el libre mercado fracasa, si su libertarismo noaporta nada concluyente y si su “nueva economía” se hunde».37

La consolidación de esta hegemonía neocon ha contribuido areforzar una Zeitgeist, un «espíritu del tiempo» que refuerza estedominio poderoso de la racionalidad política del capitalismo denuestros tiempos.Conviene recordar que la resistencia cultural y política de lospartidos reformistas tradicionales ha sido más bien escasa y, de

36 Tarrow, Sidney (2004), El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la accióncolectiva y la política. Alianza ensayo, Madrid.37 Frank, Thomas (2008), Pourquoi les pauvres votent à droite. Comment lesconservateurs ont gangé le coeur des États-Unis (et celui des autres pays riches). Contre-feuxAgone, Paris. página 30.

32

hecho, ha contribuido a la extensión de un ideario que, a lapostre, se vuelve contra sus propios intereses políticos. Laimpugnación del modelo vino desde una combinación de lo social ylo extrapolítico: el movimiento alterglobalizador, en primerainstancia. Su éxito mayor, precursor ineludible del movimientode los indignados, fue abrir una grieta en la, aparentemente,amurallada lógica explicativa del modelo y crear un instrumentopolítico y social que podría haber sido una plataforma dereconstrucción programática de la izquierda social y políticaalternativa. Este movimiento y su correlato internacional, elForo Social Mundial, fueron los últimos movimientos posiblesbajo el paraguas del contrato social socialdemócrata.Esto significa que hay varias puertas de salida para el malestarcreciente en nuestras sociedades. La desafección a la política,la matriz conservadora del sentido común hegemónico y la crisisde la representación política hacen posible escenariosneopopulistas de diferente signo.A mi juicio la crisis económica ha actuado como catalizador deeste compuesto político-cultural tan inestable e impredecible.Por una parte, ha consolidado la idea de la pérdida derelevancia de la política y de la dinámica política. Esta desafección se ha sumado a la evidencia de que la gestiónde la mayor crisis económica desde hace 80 años se hacía, conrotundidad, en interés del sistema financiero, es decir, de losresponsables mismos de la crisis y de una exigua minoría endetrimento de los intereses de la mayoría. El inmaculado lienzode la explicación natural y despolitizada de los procesos seagujereaba dejando al descubierto las vergüenzas de la economíade mercado. La concentración de esfuerzos por parte de lasclases dominantes para debilitar, hasta hacerlo irreconocible,el edificio de las políticas públicas universales, ha sido leídopor una parte de la sociedad, como un línea roja cuyorebasamiento hace inútiles las viejas convenciones del conflictopolítico. Por último, la Unión Europea se ha sumado al panel deinstituciones que promovían en la misma dirección y con parecidaintensidad, la intervención en la crisis. Su papel o ha influidoo no ha diferido del de los gobiernos nacionales. Incluso estoshan utilizado como coartada las exigencias de la UE paraexplicar ante sus poblaciones la inevitabilidad de sus políticasde ajuste. La UE, de este modo, cerraba el espacio de salidasinstitucionales. El mensaje que llegaba a las poblaciones era –machaconamente repetido–, el compromiso de las institucionalesnacionales e internacionales con una gestión de la crisis alservicio de intereses minoritarios. La ausencia de esperanza en

33

la política formal alimentaba una indignación que hará de lacrítica a la política un elemento singular de su identidad.El resumen de esta parte podría ser el siguiente: la crisiseconómica ha sido ese cambio, imprescindible, en el sistemapolítico que ha modificado las reglas del juego y ha promovidouna respuesta social en aquellos sectores directamenteconcernidos por la misma. Los cambios han modificado lapercepción de la situación, han puesto de manifiestocontradicciones entre los sectores dominantes y han favorecidolos discursos que impugnan el modelo de gestión de la crisis.Por otra parte, el factor ético y moral ha sido muy importantepara entender la emergencia del 15M, la indignación comoargumento y como identidad solo se explican sobre la base deesta percepción general de que la gestión de la situación decrisis servía a intereses minoritarios y soslayaban interesesgenerales, cuando no se despreciaban abiertamente. En este puntola corrupción política generalizada y la impunidad judicialasociada y la seguridad de que entre la política profesional yel mundo de las empresas existen puertas giratoriaspermanentemente en uso, ha alimentado este Estado de ánimo quetan importante papel ha jugado en la activación de la protesta.

7. La relevancia del factor generacionalHay un factor cognitivo-generacional que debe considerarse:hablamos de que se ha movilizado, en primer instancia, lageneración internet que suma a su uso regular de este nuevo«universo»38, unos niveles de formación que cumplen un papelsubjetivo de primer orden en la protesta: son conscientes delsignificado y contenidos de la misma. Este factor es de vitalimportancia para comprender la novedad del movimiento y lapotencia simbólica de su denuncia. Y sugiere tres conclusionestentativas: en primer lugar, pone en cuestión las tesis que hanenfatizado el exceso de emotividad de este movimiento frente ala necesaria templanza y racionalidad de la acción política. Lacomplejidad de la organización durante la ocupación de lasplazas; el mantenimiento de la condición pacífica del movimientoen todo momento; un compromiso con una cultura cívica (limpiezade la plaza, prohibición de botellones etc.) convertida en unaopción estratégica de interacción con la ciudadanía. Estas

38 Joan Subirats ha insistido en el cambio cualitativo que implicainternet. Lejos de ser una simple herramienta sofisticada estaríamosante un nuevo paradigma: Joan Subirats, (2011), Otra sociedad otra política.De “no nos representan” a la democracia de lo común. Icaria Asaco, Barcelona

34

evidencias se compadecen mal con la idea de un movimientodescabezado o falto de reflexión.En segundo lugar, la participación de un público joven (noadolescente) bien formado y con uso masivo de internet hamultiplicado el efecto difusión de las iniciativas y actividadesvinculadas al 15M, también ha diversificado las voces y haconsolidado la imagen del 15M como una «marca». Es la idea defranquicia: un paraguas que ayuda a referenciar las diferentesiniciativas, aun cuando estás gozan de una importante autonomía.En tercer lugar, el movimiento de los indignados ha cumplido concreces algunos de los objetivos que deben satisfacerse paraasegurar la visibilidad y proyección del movimiento: hadenunciado y señalado responsables; ha enunciado los problemasen términos de justicia y su resolución en clave ciudadana, nocorporativa. El conjunto de motivos que activaron la protesta yque se convirtieron, ulteriormente en un abanico de propuestas yacciones, incorporaba: la denuncia del papel de los bancos (estono es una crisis, es una estafa); la lucha contra la corrupción;la denuncia de la clase política y de la corrupción; el rechazoa las condiciones precarias de trabajo y de salario; el papel dela UE; la denuncia de la condición injusta del sistema electoraly la exigencia de su reforma; el papel deliberadamentepartidista de los medios de comunicación y su alejamiento delideal de objetividad y neutralidad; que la crisis la paguen susresponsables.39

8. Las propuestas del movimiento40

Las propuestas del 15M dan cuenta de una agenda que no puedeinterpretarse como un programa electoral ni como una agendacoherente de cambio. Lo más interesante tiene que ver, a mijuicio, con el modo y manera en que ese programa fue elaborado:mediante un ejercicio intenso de deliberación democrática basadaen multitud de asambleas sectoriales. Las propuestas del movimiento hacen referencia a los siguientesaspectos:

Eliminación de los privilegios de la clase política Contra el desempleo Derecho a la vivienda

39 Fundación Alternativas, ZooMPolítico, Especial 15-M (2011/4), página15.40 Tomadas como referencia del Manifiesto de Democracia real ya y de lapágina web de democracia real ya a fecha 30 de marzo de 2012.http://www.democraciarealya.es/documento-transversal/

35

Servicios públicos de calidad Control de las entidades bancarias Fiscalidad Libertades ciudadanas y democracia participativa Reducción del gasto militar

Destacan sobre todo los aspectos relacionados con una gestiónalternativa de la crisis (al menos en algunos aspectos, porqueno hay nada sobre política económica); medidas de control sobrelas instituciones responsables de la crisis (los bancos,especialmente); una reforma de radicalización democrática de lademocracia y la defensa de algunos derechos básicos.La ingenuidad programática de algunas propuestas han alimentadola idea de la ausencia de reflexión estratégica del movimiento,o incluso la ausencia de propuestas. Pero esto es medir lasignificación de un movimiento mediante un indicador adecuadosolo para otros actores. La identidad del movimiento estáconstruida alrededor de un eje moral: la indignación, el estuporpor la situación, convertido en acción política. Y este es suvalor fundamental: la politización de la indignación, lavoluntad de encontrar una salida desde la «política» a lasituación de crisis y a su gestión.Desde este punto de vista y considerando también las propuestas,se pone de manifiesto la rigidez del actual sistema político yeconómico, sus dificultades para dar cabida y canalizar elrechazo a la gestión de la crisis. La propia ingenuidad dealgunas propuestas pone de manifiesto hasta que punto el sistemapolítico se ha blindado frente a las demandas ciudadanas. Por último, el movimiento, a través de sus propuestas llama laatención sobre la crisis de legitimidad en ciernes que puedeafectar severamente a nuestros sistemas políticos. El uso de lareserva de legitimidad democrática de las instituciones paraimponer las decisiones previamente tomadas y al servicio de lasexigencias de los mercados devalúa el contenido mismo delprocedimiento democrático y rompe ese eslabón de oro entre lademocracia y el bienestar que hizo de éstas regímenes estables einclusivos.El deterioro de la legitimidad democrática tiene gravesimplicaciones en términos de convivencia y de cohesión social.La legitimidad es esa «institución invisible» que garantiza unarelación sólida entre gobernantes y gobernados. Como diceRosanvallon: «Si bien la legitimidad es, en el sentido másamplio de la expresión, un simple economizador de coerción, suvariante democrática tiene como función más exigente la de tejerlazos constructivos entre el poder y la sociedad. Contribuye a

36

dar cuerpo a lo que constituye la propia esencia de lademocracia: la apropiación social de los poderes. La legitimidaddemocrática produce un movimiento de adhesión de los ciudadanosindisociable de una sensación de valorización de ellos mismos».41

Esta quiebra de la legitimidad está en el corazón de la crisisde representación que minimiza el papel de la política y lasomete a los dictados de fuerzas en la periferia del sistemapolítico. Y es un factor explicativo importante para entenderlas demandas de repolitización y redemocratización que se hanmostrado desde el 15M.Por otra parte, el encorsetamiento formal del sistema políticohace que las prácticas intensamente democráticas del movimiento,operen simbólicamente como un golpe a la naturalización de losprocesos políticos y económicos (el famoso That is not alternative, deMargaret Tatcher en sus diferentes versiones). En las plazas decasi todas las ciudades españolas se ha vivido un ejercicio desocialización política a través de prácticas intensamentedemocráticas desconocido desde el comienzo mismo de latransición política. La acción colectiva irrumpió, así, con un contenido radicalmentedemocrático y de fuerte impronta reformista. A diferencia deotras prácticas políticas que han impugnado la política ennombre de fórmulas «más genuinas« de representación como elneopopulismo tanto en su variante de izquierdas como de derechas(liderazgos casi divinos o fórmulas organicistas, entre otras),este movimiento ha reivindicado el retorno a valores originariosde nuestros sistemas democráticos, aderezados con incrustacionesvisibles de democracia directa o participativa. El mismomovimiento ha operado, en su espacio de toma de decisiones,mediante procedimientos que han actualizado el debate sobre larepresentación y la participación: la centralidad de lasasambleas en la toma de decisiones; las prácticas deliberativasin extenso (decisión mediante consenso); la renuncia almecanismo de mayorías-minorías para determinar las decisiones;la práctica de mecanismos expresivos que generan inclusión y noexclusión (los ya famosos gestos con las manos de aprobación,rechazo etc.).Desde esta perspectiva tanto la crítica a la política como lasdemandas de democratización son claramente republicanas yalternativas en un sentido intenso de la expresión y aparecenamparadas por un ejercicio de práctica democrática que haconvocado a miles de personas.

41 Rosanvallon, Pierre (2010), La legitimidad democrática. Imparcialidad,reflexividad y proximidad. Paidós Estado y Sociedad nº 176. Madrid. Pág. 31.

37

9. La ubicación del movimiento en el eje izquierda-derecha

El impacto del movimiento puso de relieve la fragilidad de losconsensos en la coalición dominante que dirigía (y dirige) lagestión de la crisis. Y, más importante, evidenció un profundomalestar social intergeneracional e interclasista que sereconocía en diferentes caras del prisma de la desafección y eldesencuentro. Esta condición plural del movimiento se refleja, por ejemplo, enel altísimo apoyo a su existencia. Tanto la encuesta realizadapor Metroscopia como la del Centro de InvestigacionesSociológicas (junio 2011, número 2905), ofrecían cifras de apoyoal 15M de casi el 80 por 100 de los españoles. Lo que implicauna transversalidad política que ha podido generar la impresiónde un movimiento fuera del eje «izquierda-derecha».El mismo movimiento en su Manifiesto original sugiere laindignación como identidad-reconocimiento más allá delautoposicionamiento político: «Somos personas normales ycorrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanaspara estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente quetiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los díaspara vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean. Unos nosconsideramos más progresistas, otros más conservadores. Unoscreyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas,otros nos consideramos apolíticos…»42.Sin embargo, el estudio de las propuestas a las que antes hemoshecho referencia cruzado con la variable de auto-posicionamientopolítico43 nos ofrece una visión claramente diferente.

42 http://www.democraciarealya.es/manifiesto-comun/43 El auto-posicionamiento político se refiere a la ubicación de lapoblación en el eje izquierda-derecha, considerando que el valor 1 secorresponde con aquellos que se autodefinen en la extrema izquierda yel valor 10 en la extrema derecha. El centro perfecto estaría, portanto, en el valor 5. Los datos para esta parte del trabajo han sidoextraídos del estudio que la Fundación Alternativas hizo sobre el 15My que puede encontrarse en la web de esta Fundación con el nombre:ZooMPolítico, Especial 15-M (2011/4). He utilizado también la encuestade Metroscopia para El Pais(http://elpais.com/diario/2011/06/26/espana/1309039209_850215.html) yel barómetro del Centro de Estudios Sociológicos 2905, de junio de2011. Los resultados de los tres estudios arrojan resultados muysimilares.

38

En primer lugar, los participantes en el 15M no tieneninconveniente en posicionarse en el eje izquierda-derecha (enniveles significativamente más altos que la media de lapoblación). Y cuando lo hacen, lo realizan de un modoinequívocamente de izquierdas. La media de la ideología de losparticipantes en el 15M es de 2,84 frente a un posicionamientoideológico del conjunto de la población es de 4,56. Es decir,los y las participantes del 15M se autodefinen como claramentede izquierdas en ese eje de reconocimiento. El contenido de las propuestas señala una orientaciónmarcadamente progresista. Medidas como: la seguridad en elempleo prohibiendo despidos en empresas con beneficios;prohibición de los rescates bancarios; dación en pago;contratación de personal sanitario y educativo por parte delEstado; expropiación estatal de las viviendas en stock;prohibición de las SICAV etc…dan cuenta de propuestas claramenteposicionadas en la izquierda política.Por otra parte, la recusación de la legitimidad y oportunidaddel 15M ha venido, habitualmente, de la derecha política que seha sentido inmediatamente desafiada. La Presidenta de laComunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, señaló el camino delcuestionamiento al afirmar que en el 15M latían las pulsiones delos regímenes totalitarios44. En resumen, aunque el movimiento ha tenido una aceptaciónclaramente transversal y los organizadores del movimiento hanperseguido alejarse de las etiquetas izquierda-derecha, elanálisis de la variable autoposicionamiento más el análisis delcontenido de las propuestas del 15M, así como las reaccionesdiferentes en las organizaciones políticas, dicen de unmovimiento claramente orientado a la izquierda.

10. Una valoración politológica del 15MEl 15M ha merecido un juicio severo desde muchos lugaresatendiendo a su falta de concreción y a que, finalmente, suincidencia en términos sustantivos ha sido muy limitada. Apenasel asunto de la dación en pago (para el caso de las hipotecas

44 En rueda de prensa de 27 de septiembre de 2011, Esperanza Aguirre,presidenta de la Comunidad de Madrid del Partido Popular, refiriéndoseal movimiento 15M, afirmaba que “bajo la apariencia de inocentesmovilizaciones se esconde la deslegitimación de nuestro sistemarepresentativo y, en definitiva, constituyen la semilla deltotalitarismo”.

39

impagadas) se ha visto reflejado en un cambio normativo deescasa relevancia dada la magnitud del problema.Pero esto parece una manera muy exigente y poco matizada devalorar la importancia de un movimiento social. En primer lugar la relación de los movimientos sociales y laacción colectiva sobre la política puede medirse a través de suincidencia simbólica, esto es, a partir de su capacidad paramodificar el imaginario colectivo o la percepción socialmayoritaria respecto a determinados problemas significativos dela agenda política y social. A menudo los movimientos cumplen unpapel esencial a la hora de cambiar la valoración de la sociedadsobre un determinado aspecto. Solo con posterioridad ese factorde cambio en el imaginario colectivo se sustancia en normas que,de manera efectiva, cambian la vida de las gentes. Es el caso del movimiento ecologista, feminista, okupa etc...Los cambios en la legislación medioambiental o en políticaspúblicas de igualdad han necesitado décadas de activismo antesde producir cambios normativos de relieve.En lo que hace al 15M sus logros en este apartado de laincidencia simbólica son incuestionables: la indignaciónorganizada ha generado un nuevo imaginario y un nuevo sentidocomún sobre la crisis, sobre quienes son sus responsables y unaevaluación en términos de justicia sobre las medidas concretasde los gobiernos. Este es un valor duradero que debe ser enfatizado e, insistimos,es común a la mayoría de movimientos y a la acción colectivaconflictual que el tránsito del cambio en el imaginario a laaprobación de las leyes lleve su tiempo. No hay ningúnautomatismo entre la ocupación del espacio público y cambiosnormativos sobre los temas concernidos por la acción colectiva.En segundo lugar, el 15M ha alterado el funcionamiento de losotros actores políticos y de las instituciones mismas. Sirecordamos lo que decía el PSOE en el gobierno y lo que afirmaen la oposición sobre temas como: la reforma laboral; losbeneficios bancarios; la justicia del sistema fiscal; la reformadel sistema electoral; la dación en pago; el papel de lo públicoy su relación con la economía de mercado, encontraremos en todosellos el eco cercano, muy cercano incluso, de las demandas delmovimiento de los indignados. Esta vinculación es aun más obvia para el caso de IzquierdaUnida y otras fuerzas de la izquierda alternativa periférica(Compromís en el País Valençiá o la coalición del Bloc eIniciativa en les Illes Balears, Equo o los Verdes), cuyos

40

programas electorales para las elecciones autonómicas de 22 demayo de 2010 o generales de noviembre de 2011 han recogido demanera directa enunciados y formulaciones del mismo 15M.Como decíamos antes, la condición transversal del apoyo a esta«presencia colectiva» ha obligado a todos los actores a actuarcon contención y con voluntad de integración. Formalmente,ningún partido se ha posicionado contra el 15M, ni siquiera elPP.Aun cuando la valoración positiva del 15M tiende a descender amedida que la escala ideológica se desplaza hacia la derecha,habría que reseñar que los niveles masivos (esperados en estecaso) de apoyo en la escala 1-4 (entre la izquierda extrema ylas fronteras del centro político) llegan al 84 por 100; en elcentro del espectro político (5/6 en la escala de 1 a 10), eseapoyo sigue estando en el 68 por 10045. Si lo medimos en términosde recuerdo de voto46, la visión positiva del 15M alcanza un 86,6por 100 de los votantes de IU-ICV y un 80,6 por 100 de losvotantes en el PSOE, pero un 55,2 por 100 de los votantes en elPP. En todos los casos, el apoyo al 15M se encuentra por encimadel 50 por 100 de los votantes, incluido el Partido Popular. La conclusión sería que ninguna fuerza quiso/pudo colocarsefrente a la marea 15M –al menos en sus primeros momentos- y queuna parte de sus agendas se han modificado para tratar de saliral encuentro de este movimiento.Es en términos sustantivos, donde el 15M ofrece, hasta elmomento, resultados menos tangibles. Como decíamos, solo ladación en pago ha conocido un cambio normativo promovido desdeel actual partido en el gobierno, que ha sido rechazado por elmovimiento mismo. Pero podríamos decir que para un movimiento tan joven el saldo,hasta ahora, es enormemente significativo. El 15M ha tenido una importancia mayúscula en términossimbólicos e institucionales y menos importante en términossustantivos. Pero los dos primeros son factores muy dinámicosque siguen modificando la realidad y que alteran el curso de los45 Estudio CIS 2905, julio 2011.46 El recuerdo de voto hace referencia a una variable que nos informasobre el voto de los encuestados en elecciones pasadas. Responde a lapregunta: “¿a quién votó usted en las últimas elecciones?”. Estavariable constituye la principal fuente de información sobre elcomportamiento electoral de los encuestados y su cruce con otrasvariables genera información significativa sobre el posicionamientodel electorado sobre diferentes temas observados desde el voto a undeterminado partido.

41

acontecimientos. Es decir, su incidencia no ha terminado aún yel estudio de su evolución sigue siendo pertinente.

11. Una comparación con mayo del 68

El contenido mismo de las protestas y su enunciado en términosde propuesta llaman la atención en comparación con otrasmovilizaciones comparables, especialmente mayo del 68. Haymuchas diferencias contextuales que dificultan la comparación,pero si nos atenemos a los contenidos podríamos formular unaprimera aproximación marcada por el tiempo histórico: el períododorado del Estado del bienestar en el primer caso; el fin delcontrato social keynesiano en el segundo. Frente a lasperspectivas posmateriales e incrementales del primero, elretorno a los temas de seguridad económica del segundo. Frente ala demanda de apertura del sistema político y «ampliación de lapolítica» del 68, la exigencia ingenua de que, simplemente, lapolítica y la democracia cumplan su papel. Las asimetríasparecen evidentes y nos inducen a enunciar que estaríamoshablando, en el primer caso, de un movimiento ofensivo y en elsegundo, de uno defensivo.Pienso que esta comparación se merece un poco más de atención.Del 68 se ha hablado in extenso, de sus virtudes y sus límites.La distancia ofrece, además, una perspectiva histórica que ayudaa aquilatar mejor su incidencia. En el caso del 15M laproximidad y su condición incipiente hacen más difícil estaaproximación. No obstante, sí podemos afirmar que el tiempohistórico marca una diferencia profunda de expectativas. Para elcaso del 68 el horizonte de cambios podía alargarse, incluso,hasta el socialismo, incluso cuando era evidente que elmovimiento mismo no se identificaba con el socialismo realmenteexistente (ni en su versión socialdemócrata ni en la comunista).Pero esta perspectiva de cambio sistémico sugiere que elmovimiento consideraba superables los límites social ypolíticamente existentes en ese momento.Para el caso que nos ocupa, el efecto combinado de laglobalización más la crisis y sus consecuencias en términoseconómicos, sociales y políticos está detrás, justamente, de laradicalidad democrática de la protesta y también de su contenidode reformismo fuerte. Tanto en el ámbito económico como en elpolítico se han enunciado denuncias y formulado propuestas conuna elevado contenido reformista. Puede argumentarse,razonablemente, que parte de esta condición rupturista tiene másbien que ver con el estrechamiento del horizonte de reformas

42

dentro del propio sistema. Pero, siendo esto cierto, no modificael diagnóstico sobre el hecho de que las propuestas, de llevarsea cabo, reconstruirían el sistema dando lugar a una nuevasituación.

12. El devenir del movimiento

No es fácil hacer predicciones sobre la evolución delmovimiento. Creo que los factores estructurales que están en elorigen de este movimiento persisten y lo seguirán haciendo en elcorto y medio plazo. Entiendo que también persistirán losfactores organizativos y subjetivos que ayudaron a hacer emergerla protesta en las formas y modos que conocemos.Ahora bien, ha cambiado la estructura de oportunidades. Lavictoria del PP en las pasadas elecciones generales y laspolíticas de ajuste duro pueden ofrecer protagonismo a otrosactores más institucionalizados (los sindicatos). Es muyprobable que vivamos un doble movimiento de fragmentación yencuentro de las protestas. Diversificación, porque los sectoresafectados por las políticas de recortes son cada vez más, peroencuentro, porque prácticas como la huelga general y laintervención de actores como los sindicatos, o el traslado a lasinstituciones de una parte de la agenda del 15M, de lugar a laaparición de otras prácticas más estratégicas e inclusivas. Eneste contexto más dinámico y complejo no es fácil que el 15Mencuentre un perfil específico. Puede verse tentado a intentarconseguirlo sobre la base de un juego de acercamiento ydiferenciación a los conflictos emergentes (como en el caso dela huelga general del 29 de marzo de 2012, donde el 15M propusoun itinerario diferenciado y de encuentro respecto a la de lossindicatos). En este escenario, el movimiento ha perdido lainiciativa estratégica y ve condicionada su agenda por otrosactores. No es fácil persistir como actor políticosignificativo.El movimiento ha intentado, con escaso éxito, estabilizarse ydarse continuidad con su extensión organizativa a los barrios delas ciudades. Puede, no obstante, intentar mejorar su situaciónorganizativa, o bien, puede intentar constituirse comomovimiento organizado y estructurado. Una buena parte de losmileuristas o de los nimileuristas, en fin, del nuevo precariado47,47 Este concepto, originalmente acuñado por la sociología francesa enla década de los 80 para referirse al sector de la clase trabajadoracon condiciones laborales más frágiles o inestables (precarización deltrabajo), fue retomado y amplificado en el otoño de 2006 en la

43

puede encontrar más cómodo y accesible la participación en ladinámica 15M que en la estructura de otros movimientos.En todo caso, creo que lo más significativo respecto al 15M esque inaugura un nuevo ciclo de protesta48. La articulación denuevas oportunidades políticas y la propia acción de losmovimientos ha situado en un nuevo contexto la respuesta sociala la crisis económica. Todo parece indicar que la crisis y susefectos serán duraderos y no se vislumbra el momento de uncambio a mejor. Por otra parte, persisten las políticas que hansido impugnadas por el 15M y por otros actores. Por último, lapolitización de la crisis económica ha sacado la gestión de lamisma del espacio de las decisiones inevitables y la haconvertido en una elección ubicable en el eje izquierda-derecha.La incidencia del 15M ha facilitado la apertura de otrasorganizaciones (sindicatos, en primer lugar) a una respuesta máscontundente frente a la gestión de la crisis, exigidas por lascircunstancias y motivadas por los efectos de las políticas derecortes. La organización de la protesta en estas circunstanciasserá más plural y diversa. Probablemente, también, menospacífica. El ambiente «buenrollista» propio del 15M y tanprofusamente copiado y tergiversado por la publicidad49 puede

sociedad alemana, a raíz de un estudio financiado por la FriedrichEbert Stiftung –fundación del partido social demócrata alemán - queanalizaba la sociedad en transformación y señalaba la emergencia deun estrato o clase social caracterizada por la alternancia entrecontratos temporales y desempleo, unas limitadas redes familiares yescasa formación. Desde entonces, el concepto se ha empleado condiversas acepciones, llegando a abarcar no solo al estrato social deaquellos que trabajan, sino también al de los que viven en condicionesprecarias. En este último sentido nos referimos aquí a “precariado”.Sobre este debate conceptual, ver entre otros, Gerald Raunig,«Máquinas MayDay», pp. 73-86, en Mil máquinas. Breve filosofía de las máquinascomo movimiento social, Ed. Traficantes de Sueños, Madrid, 2008.48 Utilizo la definición de Tarrow sobre ciclo de protesta: «Fase deintensificación de los conflictos y la confrontación en el sistemasocial, que incluye una rápida difusión de la acción colectiva de lossectores más movilizados a los menos movilizados, un ritmo deinnovación acelerado en las formas de confrontación, marcos nuevos otransformados para la acción colectiva, una combinación departicipación organizada y no organizada y unas secuencias deinteracción intensificada entre disidentes y autoridades», SidneyTarrow, (2004), El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y lapolítica (2ª edición), Alianza Ensayo, Madrid, pp. 202-203.49 Como ejemplo de la utilización y tergiversación de la “marca 15M”por parte de grandes multinacionales, véanse las campañaspublicitarias lanzadas por Coca-Cola (http://www.youtube.com/watch?v=5QYbKnDI8JU) y Movistar (http://www.youtube.com/watch?v=EnheSUdO21M)

44

verse rápidamente sustituido por lógicas de confrontación másconfrontacionales. La disputa por el espacio público puedeadquirir tonos menos amables que los que conocimos en losmágicos meses de mayo, junio y julio de 2011 en nuestras callesy plazas.La fuerza del movimiento de los indignados no radica en sucapacidad propositiva, aunque la ingenuidad de algunosplanteamientos no debería ocultar que el 15M ha señaladoproblemas que se han convertido, ya, en cuestiones relevantes dela agenda política.Si consideramos estos factores, el 15M es claramente un síntoma,pero es mucho más que eso. Es un movimiento de reacción a uncambio de paradigma de consecuencias impredecibles. Laspreguntas alrededor de su evolución y futuro tienen que tener encuenta el contexto de conflicto estructural al que antes hemosvenido haciendo referencia y su emergencia.

Agradecimientos

Algunas de las ideas que aparecen en este artículo son el resultado de horas de debate, de reflexión y de conversaciones realizadas en el marco de la Universidad, con amigos/as y en espacios propios del compromiso político. Como es obligado decir, no hago a nadie responsable por mis errores o insuficiencias, pero reconozco la deuda intelectual con algunas personas en particular. No quiero dejar de mencionar a Juan Carlos Monedero, amigo y compañero con el que hemos compartido muchas de las ilusiones que aquí se expresan y algunas de las tristezas también. A Carlos Prieto del Campo por su fuerza y su optimismo sensato; A Isabel Wences por su inteligencia y generosidad; a José María Sauca por su capacidad para impulsar proyectos y movilizarideas; a Antonio Natera y Joan Pere Font por animarme a escribir e investigar y prestarme su generoso apoyo; a mi hijo Jaime porque me enseña cada día a ser mejor y a Sara, mi compañera, porque hay mucho de ella en este texto.

Bibliografía

BROWN, Wendy, «Nous sommes tous démocrates à présent», pags. 59-76, en VV.AA, Démocratie, dans quel état?, Ed. La Fabrique, Paris, 2009.

en el último trimestre de 2011.Véase igualmente el contra-anuncio anónimo creado en respuesta porsimpatizantes del movimiento 15M, como ejemplo de las reacciones queha supuesto: http://www.youtube.com/watch?v=Z9fagh8RA70

45

BROWN, Wendy, Les habits neufs de la politique mondiale. Néoliberalisme et Néoconservatisme, Ed. Les prairies ordinaires, Paris, 2007.

DELLA PORTA, Donatella y DIANI, Mario, Los movimientos sociales, Ed. Complutense y CIS, Madrid, 2011.

DE SOUSA SANTOS, Boaventura , «Desigualdad, exclusión y globalización: hacia la construcción multicultural de la igualdad y la diferencia» en El milenio huérfano, ensayos para una nueva cultura política. Editorial Trotta/Ilsa, Madrid, 2005

FRANK, Thomas, Pourquoi les pauvres votent à droite. Comment les conservateurs ont gangé le coeur des États-Unis (et celui des autres pays riches). Contre-feux Agone, Paris, 2008

JUDT, Tony, Algo va mal. Editorial Taurus, Madrid, 2010

RAUNIG, Gerald, «Máquinas MayDay», pags.73-86, en Mil máquinas. Brevefilosofía de las máquinas como movimiento social, (Trad. EXPÓSITO, Marcelo), Ed. Traficantes de Sueños, Madrid, 2008

RODRIK, Dani, La paradoja de la globalización. Democracia y el futuro de la economía mundial, Ed. Antoni Bosch, Barcelona, 2011.

ROSANVALLON, Pierre, La contrademocracia. La política en la era de la

desconfianza, Ed. Manantial, Buenos Aires, 2007.

STRANGE, Susan, La retirada del Estado. Icaria Editorial, Barcelona, 2001

SUBIRATS, Joan, Otra sociedad otra política. De «no nos representan» a la democracia de lo común, Ed. Icaria Asaco, Barcelona, 2011.

TARROW, Sidney, El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción

colectiva y la política, Ed. Alianza ensayo, Madrid, 2004.

TOURAINE, Alain, Después de la crisis. Por un futuro sin marginación, Ed.

Paidós, Estado y Sociedad, Madrid, 2011.

VELASCO, Pilar, No nos representan. El Manifiesto de los indignados en 25 propuestas. Ed. Temas de Hoy, Madrid, 2011.

46

Otras fuentesEntrevista a Zygmunt Bauman, publicada en El País, 17 de octubre

de 2011.

http://elpais.com/diario/2011/10/17/cultura/1318802401_8502

15.html

Fundación Alternativas, ZooMPolítico, Especial 15-M (2011/4), página 15.

Estudio CIS 2905, julio 2011.

Página Web de Democracia Real Ya:http://www.democraciarealya.es/manifiesto-comun/

47


Top Related