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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOSOFÍA

TESIS DOCTORAL

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR

PRESENTADA POR

Silvia Lévy Lazcano

Directores

Ricardo José Campos Marín José Miguel Marinas Herreras

Madrid Ed. electrónica 2019

© Silvia Levy Lazcano, 2018

PSICOANÁLISIS Y

DEFENSA SOCIAL EN ESPAÑA (1923-1959)

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR:

Silvia Lévy Lazcano

Directores: Ricardo José Campos Marín

José Miguel Marinas Herreras

Facultad de Filosofía y Letras

2018

“¿Qué me está usted haciendo, el psicoanálisis? ¿Soy esquizofrénico o paranoico?”

(Ingresado en el Reformatorio de Alcalá,

El Sur, 6 de julio de 1933)

“…il n'est pas au pouvoir des lois d'enfermer tous les hommes qui pensent et agissent”

(Antonin Artaud, 1925, “Lettres aux médecins-chefs des asiles de fous”,

La Révolution surréaliste, 3)

   

 

 

  I

   

AGRADECIMIENTOS

Esta tesis ha sido realizada entre cafés, cervezas, risas, amigas, amigos, alegrías

y, como tantas otras, agobios, soledades y tristezas. Se ha enriquecido con las palabras

de mucha gente, sin lugar a dudas mucha más de la que pueda incluir en esta breve nota.

A todas, gracias.

Hay dos personas a las que debo muy especialmente los frutos de este trabajo. A

mi director Ricardo Campos, que confió en mí y acompañó con paciencia cada etapa de

esta tesis, desde el principio; y a Rafael Huertas, que me ofreció siempre su tiempo y

ayuda. A ellos les agradezco haberme enseñado a investigar en y desde la historia.

Llegué con muchas preguntas y me voy con muchas más. Son mis maestros. Gracias

por el tiempo y la amistad.

A Miguel Marinas le agradezco su apoyo, desde hace varios años, y el humor,

tan valioso en la academia.

Agradezco al Instituto de Historia del CSIC que me ha brindado todo lo

necesario para cursar mi contrato de investigación, sobre todo a las personas que lo

integran, en concreto a Paco Pelayo, Loles González-Ripoll, Leida Fernández Prieto,

Consuelo Naranjo, Miguel Ángel Puig-Samper, Juan Pimentel, Leoncio López-Ocón y

Carmen Ortiz.

Al personal de la biblioteca Tomás Navarro Tomás, que siempre me ha

facilitado el acceso a sus fondos; y al personal de la Biblioteca de Catalunya, sobre todo

a las encargadas de la sección de manuscritos donde pasé varios días consultando los

fondos del archivo personal de Ramón Sarró i Burbano. A Betina Riva y Ernesto

Eduardo Domenech que custodian con pasión –y escasos recursos- la Biblioteca José

Peco en el Instituto de Derecho Penal de la Universidad Nacional de la Plata

(Argentina).

En estos casi cinco años, que han significado para mí un cambio de ciudad- de

Granada a Madrid- y de vida, hay gente que me ha acompañado y que ha sido

indispensable en este tránsito. Intentaré nombrar a varias de vosotras.

 

  II

A mis compañeras y compañeros de despacho de quienes he aprendido y he

obtenido valiosos consejos, Elisa, Carmen, Manu y Lidia. Y a Pablo y Oscar, que han

acompañado el momento final de esta tesis con paciencia, ayuda y amistad.

En las tres estancias que he realizado, agradezco la acogida, consejos y los

valiosísimos intercambios que en ellas he podido hacer con mis coordinadores de

estancia, Marc Renneville, Gustavo Vallejo, Marisa Miranda y Annette Mülberger, a

quien agradezco la cercanía con la que me recibió en Barcelona. Asimismo han sido de

gran aporte los intercambios, lecturas y la hospitalidad de Mariano Ruperthuz, amigo

trasnacional, Mariano Plotkin, Anne-Cécile Druet, Silvana Vetö, Fernando Ferrari, que

me recibió generosamente en su tierra, Alejandra Golcman, a quien agradezco haberme

enseñado que Argentina tiene esa belleza norteña, Mauro Vallejo, Mauro Pasqualini,

Alejandro Dagfal, Fernando Vidal, Mònica Balltondre y Noemí Pizarroso, mujeres en la

investigación con las que espero seguir aprendiendo, Jorge Molero y Jon Arrizabalaga.

A Olga Villasante, Ana Conseglieri, Ruth Candela, Paloma Vázquez de la Torre y

Raquel Tierno, ha sido un placer colaborar con vosotras. Agradezco también a la Red

Iberoamericana de Historia de la Psiquiatría, en la que he dado mis primeros pasos en la

historia psi, en especial a los amigos César Leyton, Marcelo Sánchez y Andrés

Rousseaux con los que pude compartir inquietudes aderezadas de buena bebida.

Asimismo agradezco el soporte humano y la enorme generosidad de Sandra,

Pepe, Pamela y Pablo, por la hospitalidad con la que me recibieron en Buenos Aires y

sin la que mi estancia en Latinoamérica habría sido mucho más difícil. A las bellas

personas de Tango Crítico, hacen falta más como vosotros, en especial a Claudia, Darío

y Martina, con quienes espero cruzar muchos más abrazos de tango. A Mauro Cristeche

por su amistad y por haberme abierto las puertas de la pandilla de La Plata, a quienes

agradezco la simpatía, en tan poco tiempo. A Helios, amigo en Granada al que

(re)conocí “allá” y ahora “acá”. A Renaud, a quien, con mucha alegría, reencontré en

México. En Paris agradezco a la familia Buxin-Rius, hace muchos años que me abre las

puertas de su hogar cada vez que piso la tierra gala. Y en Barcelona fue fundamental

contar con Aisha, Aleix y la comuna gatuna en lo alto de la montaña, donde estuve más

a gusto que en mi casa (¡ese sofá es mío!).

A mi familia en Madrid, sois el principal motivo por el que esta ciudad se ha

convertido en un lugar habitable para mí, repleto de vínculos que quiero cuidar y

 

  III

conservar. Con la emoción de saber y sentir que, bajo el asfalto, estará la tribu. De

forma muy especial agradezco a las Rudas, Rocío y Giuliana, con quienes aprendo día a

día a vivir en un hogar de cuidados, en femenino. Gracias por aparecer, por quedaros y

por acompañarme en esos momentos de estrés (y por ese “protocolo tesis” en el que,

literalmente, me he sostenido). No me imagino este último año sin vosotras, ni la vida

post-tesis. A Lidia, compañera de ilusiones y fechorías, entre tantas otras cosas, y a

Juanra y la pequeña Julia, que nos enseña que ahora vienen otras etapas en las que

acompañar y aprender sobre la vida y el crecer. A los chicos, Ángel, Jorge y Raúl,

gracias por estar siempre y hacérmelo saber, sois familia. A los carneros, Adrián y

María, que en tan poco tiempo han pasado a ser tan importantes en mi día a día. A Cuty,

a quien le dedico el “a pesar de ti” (jaja), pero sobre todo el contigo, estuviste cuando el

techo se me hacía bajito. A Indra, hermanito de tesis y compañero de hogar. A

Alessandra, brasileña de Madrid y compañera de relatos “que no son de aquí ni son de

allá”, a quien agradezco además haberme enseñado el paraíso boipebano. Y a Óscar, por

ofrecerme siempre su ayuda, además de acompañarme en aventuras y risas por Madrid.

A mi gente de Granada, agradezco a “las niñas”, Aida, Aisha, Ali, Julia, Laura,

Natalia y Sandra amigas de siempre, y a Inés, hermana en todos los sitios y de toda la

vida. En los últimos meses de esta tesis me han recordado hasta qué punto las raíces son

importantes –más allá del tiempo y la distancia- y sobre todo, sanadoras; me siento

afortunada de formar parte de “nosotras”. Y a Isilla, que, junto a Lidia, me abrieron las

puertas de “la casa del amor a cascoporro” y mataron todo mi vinagre. A mis

compañeras de Aderes, Cayetana, Marta, Cristina, Lola, Elena y Tadeo, con quienes he

compartido sábados lacanianos, cervezas psicoanalíticas (¡cómo las echo de menos!),

agotadores campamentos, miércoles clínicos, largas reuniones, supervisiones,

significantes y amistad. Y la ilusión de querer (des) aprender y escuchar eso otro.

A la pandilla de incansables (muchos de vosotros reunidos en la Asamblea de

Solidarios con la Casa del Aire) que se resisten a ver cómo la rentabilidad del ladrillo, el

mercado y los políticos especulan con la vida de las vecinas, no sólo en Granada. En

particular a Álvaro, Javi y Pepa, con quienes siempre he podido contar en mis vueltas al

sur, a pesar del tiempo y la distancia.

En los meses finales de esta tesis descubrí, en una asociación que quizás sólo yo

pueda hacerme, que en determinados pasajes este texto habla de dos mujeres: ma grand-

 

  IV

mère, y mi abuela Margarita. No quiero dejar de nombrarlas en este agradecimiento,

han sido y son parte de quien soy hoy, como nieta, como hija y como mujer.

A la gran familia Lazcano-Hamilton, con amor incondicional, gracias. Es una

suerte teneros. Y a la familia Lévy-Mangin, con el cariño y el deseo de seguir siendo,

los de antes, los de ahora y los que vengan.

Y por supuesto agradezco a mi madre, mi padre, y mi hermano. Acompañan

cada palabra y cada momento de esta tesis y de mi vida, impensable sin su cercanía,

apoyo y confianza. A ellos va dedicado este trabajo.

“Hacemos historia para no perder la memoria, pero también para no perder la

cabeza”, agradezco al personal del centro de documentación del Memorial de la Shoah,

que durante mi estancia en Paris me ayudaron a restituir las huellas robadas de mi

memoria. Plus jamais.

  1  

ÍNDICE Agradecimientos

SUMMARY

RESUMEN

5

9

INTRODUCCIÓN

LA HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS EN ESPAÑA: TRADICIONES

HISTORIOGRÁFICAS Y PROBLEMAS METODOLÓGICOS

13

1 La construcción de la historia del psicoanálisis en España: resistencia,

rechazo, censura y prohibición.

15

2 Historia cultural del psicoanálisis. 27

3 Hipótesis, objetivos, estructura y recursos materiales. 37

CAPITULO 1

FREUD, EL PSICOANÁLISIS Y LA HIGIENE MENTAL EN ESPAÑA 45

1. 1 El regeneracionismo científico de finales del XIX y principios del siglo

XX: un contexto para recibir el psicoanálisis.

47

1. 2 Histeria y pansexualismo en el origen de los primeros comentarios a

Freud en literatura médica.

53

1. 2. 1 Una trascendencia cada vez mayor: el papel de los críticos en

las revisiones del psicoanálisis.

60

1. 3 Organizar y persuadir: el movimiento de higiene mental y el movimiento

de psicoanálisis.

70

1. 3.1 Psicoanálisis para el movimiento de higiene mental español. 77

1. 4 Manuales de psicoanálisis y práctica clínica. 80

1.4.1 Las Obras Completas de Freud. 86

1. 5 Los contactos con la ortodoxia psicoanalítica. 90

1.5.1 Ramón Sarró: el psiquiatra español que visitó a Freud. 90

1.5.2 Ángel Garma: el “apóstol” español. 106

  2  

CAPÍTULO 2

PSICOANÁLISIS PARA LA REFORMA SEXUAL 117

2. 1 Del tabú a la higiene pública: la sexualidad en el punto de mira. 119

2. 2 Cultura erótica y psicoanálisis: civilizar la libido 128

2. 3 La sublimación freudiana como herramienta para el cambio social. 145

2. 4 Administrar la sexualidad: educación y legislación durante la Segunda

República.

157

CAPITULO 3

LA CRIMINOLOGÍA PSICOANALITICA: UNA NUEVA

COMPRENSIÓN DEL DELITO Y DE LA DELINCUENCIA

167

3. 1 Medir el crimen: entre el “criminal nato” y el “criminal inconsciente”. 169

3. 2 El ámbito jurídico de la defensa social. 173

3. 3 El psicoanálisis en la construcción del discurso sobre peligrosidad social. 184

3. 4 Reeducar el inconsciente: represión y sublimación como tratamiento de la

delincuencia.

189

3. 5 El juez-psicoanalista. La propuesta de César Camargo y Marín. 194

3. 6 Sancionar el inconsciente: la preocupación por la verdad jurídica en los

peritajes psicoanalíticos.

200

3. 7 Los Tribunales de Justicia como espacios de difusión del psicoanálisis. 208

CAPITULO 4

CIENCIA Y MORAL: LA DEPURACIÓN DOCTRINAL DEL

PSICOANÁLISIS DURANTE EL PRIMER FRANQUISMO

219

4. 1. Exilio y nuevo estado. La depuración política del psicoanálisis. 221

4. 2. El hombre no es un puro juego de instintos: reformulaciones del

psicoanálisis en los años 40´y 50´

229

4. 2.1 La reformulación espiritual del psicoanálisis.

El VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología

  3  

Clínica, Madrid 1957 234

4. 2.2 La “revolución psicosomática” de la medicina española.

El IV Congreso Internacional de Psicoterapia, Barcelona 1958.

248

4. 2.3. La formulación institucional del psicoanálisis. 258

4. 2.3.1. Barcelona 261

4. 2.3.2. Madrid. 263

CAPITULO 5

CONTINUIDADES Y DISCONTINUIDADES EN LOS USOS DEL

PSICOANÁLISIS DURANTE EL FRANQUISMO.

267

5. 1. Moral nacional-católica y sexualidad. 269

5. 2. Psicoanálisis criminológico: la distancia entre la teoría y la praxis. 279

5. 3. Entre modernidad y tradición: psicoanálisis al alcance de todos. 285

CONCLUSIONES 299

FUENTES Y BIBLIOGRAFIA

- Fuentes primarias

- Libros y artículos en prensa especializada

- Prensa cotidiana, semanal y mensual

- Correspondencia

- Documentos oficiales

- Recursos de internet

- Bibliografía

307

309

309

329

332

335

335

337

APÉNDICE 369

  4  

  5

SUMMARY

PSYCHOANALISIS AND SOCIAL DEFENSE IN SPAIN (1923-1959)

Key words: Cultural history of psycoanalysis; sexuality; criminology; mental hygene; Freud.

Psychoanalysis was born in Vienna as a psychopathological theory associated to

a technique and a therapeutic practice. It rapidly expanded beyond its original scope of

application and use. This thesis analyses the characteristics of the growth of

psychoanalysis within the framework of the local reception of psychoanalytic ideas in

Spain during the first half of the 20th century.

The idea that psychoanalysis was rejected or censored in Spain is questioned via

the analysis of medical and legal texts, congress proceedings, magazines, newspapers,

mail and various popular media. This thesis shows that psychoanalysis constituted a

phenomenon that permeated several spaces and contexts, not without debate, offering

categories with a performative ability to interpret and intervene in the social reality.

This occurred by means of an active process, in which the ideas were not absorbed

passively, but rather subject to diverse adaptations and forms of appropriation. From an

epistemological point of view, the starting point is a broad definition of psychoanalysis.

It is understood as a cultural artefact capable of overcoming national and cultural

borders, and which can be incorporated and adapted according to different agents and to

a local reception context.

Our initial hypothesis has been to consider the circulation of this knowledge

from the field of action of social defense, which is in turn intersected by three cardinal

points that operatively delimit sets of problems: mental hygiene, sexuality and

criminology.

  6

The thesis is divided in five chapters. The first three deal with the period prior to

the civil war, and the last two cover the initial years of the Franco regime, additionally

establishing continuities and discontinuities amongst the two periods.

The first chapter analyses the context in which psychoanalysis was received,

discussing the interest that guided the first reads and comments on Freud’s work. We

have additionally addressed the first steps in the implementation and instruction of

psychoanalysis in relation to the movement of mental hygiene, the circulation of

psychoanalytic texts and news on the expansion of psychoanalysis in Europe. In this

context, and thanks to the access to unpublished documents, we dedicate a section to the

figure of the Ramón Sarro, and to the role of Ángel Garma.

The second chapter concentrates on the criticisms and reformulations of Freud’s

sexual theory during the first decades of the 20th century. In relation to this process, we

have analysed the construction of a new sexual morality based on scientific

considerations –as occurred in the realm of pedagogy, law, medicine, etc. We have also

analysed the proliferation of sexual discourse, related to the context of social change

and modernisation in the cities. Based on the analysis of magazines and popular media,

we have been able to study how Freud’s ideas coexisted with certain political ideas, the

emergence of new gender identities and the birth of a new erotic culture in Spain known

as sicalipsis.

The third chapter is built around the construction of a new understanding of

crime and the criminal, directly related to the discourse on mental hygiene and social

danger in the 20s and 30s. In this context, the driving mechanism and Freudian

sublimation were very useful tools that allowed to blur the limits between madness and

crime, and justify the assistance of doctors and psychiatrists in public security and

order. The specific suggestions of judges and psychiatrists regarding the measures for

the prevention, rehabilitation and punishment of crime have been analyzed. In particular

we highlight the figure of the judge César Camargo y Marín, which has been poorly

studied by the Spanish historiography. Similarly, we have addressed the characteristics

of the psychoanalytical forensic technique and the use of psychoanalysis in the Courts

of Justice.

  7

The fourth chapter focuses on the political and doctrinal cleansing to which

psychoanalysis was subjected during the initial years of the Franco regime. The

criticisms to Freud during the 40s were mainly of political nature, in an atmosphere of

disputes between supporters of the Franco regime and the main personalities of the

republican reforms. Once the political responsibilities of both sides had been cleansed,

several authors suggested reformulating the theory to include the interesting points of

psychoanalysis, mainly in two professional areas: psychotherapy and religion. The

beginning of the Spanish psychoanalytical movement linked to the IPA was tightly

related to this context of doctrinal cleansing. Several of the members of this movement

took part in the debates about the existential and religious reformulation of

psychoanalysis.

The fifth chapter analyzes the main continuities and discontinuities between the

sexual morality and the criminology of the 1920s and 1930s, and the initial years of the

Franco regime. We study the relationship between psychoanalysis and the arrival of

mass capitalism and the spread of a psychological language in terms of consumption, a

process that occurred in an atmosphere of change and economic openness.

The discourses, actions and strategies related to political, social and intellectual

issues we have addressed constitute part of a pool of knowledge directed to guarantee

the health and well-being of the individual, but also to control and regulate certain

population sectors. In this sense, these discourses, actions and strategies are tightly

related to the political powers and are placed within the programs of social defense that

arise in the context of the liberal state. This relationship enables the conceptual path

followed in the present thesis.

  8

  9

RESUMEN

PSICOANÁLISIS Y DEFENSA SOCIAL EN ESPAÑA (1923-1959)

Palabras clave: Historia cultural del psicoanálisis; sexualidad; criminología; higiene mental; Freud.

El psicoanálisis nació en Viena como una teoría psicopatológica, con una técnica

y una práctica terapéutica asociada, y de forma extraordinariamente rápida, se expandió

desbordando sus campos originales de aplicación y uso. Esta tesis analiza las

características de este proceso en el marco de la recepción local de las ideas

psicoanalíticas en España durante la primera mitad del siglo XX.

Mediante el análisis de textos médicos, jurídicos, actas de congresos, revistas,

prensa, correspondencia y diversos medios de divulgación popular, se cuestionan los

relatos construidos en torno a la idea del rechazo o la censura del psicoanálisis en

España. Nuestro recorrido ha podido demostrar que el psicoanálisis fue un fenómeno

que permeó en varios espacios y contextos, no sin debate, ofreciendo categorías con

capacidad performativa para interpretar e intervenir en la realidad social, en un proceso

activo en el que las ideas no son absorbidas pasivamente, sino que han vivido diversas

adaptaciones y formas de apropiación. Como punto de partida epistemológico hemos

manejado una definición amplía de psicoanálisis que lo entiende como un artefacto

cultural, capaz de traspasar fronteras nacionales y culturales, y de ser apropiado y

adaptado según unos agentes y un contexto local de recepción.

Nuestra hipótesis de partida ha sido pensar la circulación de este saber desde el

campo de acción de la defensa social, a su vez atravesado por tres puntos cardinales que

de forma operativa delimitan conjuntos de problemas: la higiene mental, la sexualidad y

la criminología.

  10

La tesis está dividida en cinco capítulos, de los cuales los tres primeros se

ocupan del período anterior a la guerra civil, y los dos últimos del primer franquismo,

estableciendo las continuidades y discontinuidades entre ambos periodos.

En el primer capítulo se analiza el contexto de recepción del psicoanálisis y se

discute el interés que guió las primeras lecturas y comentarios sobre la obra de Freud.

Hemos abordado además el inicio de la práctica y la enseñanza del psicoanálisis en

relación al movimiento de higiene mental, la circulación de obras psicoanalíticas y las

noticias sobre la expansión del psicoanálisis en Europa. Dentro de este contexto, y

debido al acceso a documentos inéditos, dedicamos un apartado a la figura del

psiquiatra catalán Ramón Sarro y, en relación a éste, el lugar que ocupó el bilbaíno

Ángel Garma.

El segundo capítulo se centra en las críticas y reformulaciones que vivió la teoría

sexual de Freud en las primeras décadas del siglo XX. Hemos analizado, en relación a

este proceso, la construcción de una nueva moral sexual sobre bases científicas –con

acciones derivadas del campo pedagógico, jurídico, médico, etc.- y la proliferación de

discursos sobre sexualidad, relacionados con un contexto de cambio social y de

modernización de los núcleos urbanos del país. A partir del análisis de revistas no

especializadas y de difusión masiva, hemos podido estudiar en qué sentido convivieron

y se relacionaron las ideas de Freud con determinadas ideas políticas, la emergencia de

nuevas identidades de género o el inicio de un cultura erótica en España, comúnmente

denominada sicalipsis.

El capítulo tercero se articula en torno a la construcción de una nueva

comprensión del delito y del delincuente, directamente relacionada con los discursos

sobre higiene mental y peligrosidad social de los años 20 y 30. El mecanismo pulsional

y la sublimación freudiana fueron en este contexto herramientas de gran utilidad, que

permitieron desdibujar los límites entre la locura y la delincuencia y justificar la

intervención de médicos y psiquiatras en cuestiones de seguridad y orden público. Se

han analizado las propuestas concretas de magistrados y psiquiatras en relación a las

medidas de prevención, rehabilitación y sanción de la delincuencia, donde destacamos

la figura del magistrado César Camargo y Marín, autor poco estudiado por la

historiografía española. Así mismo hemos abordado las características de la técnica

  11

forense psicoanalítica y el uso del psicoanálisis en los Tribunales de Justicia.

El capítulo cuarto se centra en la depuración política y doctrinal que vivió el

psicoanálisis a lo largo del primer franquismo. Las criticas a Freud durante los años 40

tuvieron un sentido principalmente político, relacionado con el escenario de

enfrentamientos entre los partidarios del franquismo y los principales actores de las

reformas republicanas. Una vez depuradas las responsabilidades políticas de unos y

otros, varios autores propusieron reformular la teoría para incorporar aquello que había

de interés en el psicoanálisis, principalmente dentro de dos ámbitos profesionales: la

psicoterapia y la religión. El inicio del movimiento psicoanalítico español ligado a la

IPA estuvo estrechamente vinculado con este contexto de depuración doctrinal,

participando varios de sus integrantes en los debates sobre reformulación existencial y

religiosa del psicoanálisis.

En el capítulo quinto se analizan las principales continuidades y

discontinuidades entre la moral sexual y la criminología de las décadas de 1920 y 1930,

y el primer franquismo. Dentro de un contexto de cambio y aperturismo económico, se

estudia la relación del psicoanálisis con la entrada en el capitalismo de masas y la

difusión de un lenguaje psicológico en clave de consumo.

Los discursos, acciones y estrategias relacionados con los problemas políticos,

sociales e intelectuales que hemos abordado, forman parte de un conjunto de saberes

encargados de garantizar la salud y el bienestar del individuo, pero también de controlar

y regular determinados conjuntos de población. En este sentido están estrechamente

relacionados con los poderes públicos y se sitúan dentro de los programas de defensa

social que surgen en el marco del estado liberal, lo que autoriza el recorrido conceptual

del presente trabajo.

  12

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

LA HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS EN ESPAÑA:

TRADICIONES HISTORIOGRÁFICAS Y

PROBLEMAS METODOLÓGICOS  

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  15  

El psicoanálisis nació en Viena como una teoría psicopatológica, con una técnica

y una práctica terapéutica asociadas, y de forma extraordinariamente rápida se expandió

desbordando sus campos originales de aplicación y uso 1 . Esta tesis analiza las

características de este proceso en el marco de la recepción local de las ideas

psicoanalíticas en España durante la primera mitad del siglo XX.

Nuestro interés no está puesto en la historia institucional o del movimiento

psicoanalítico, sino en los diferentes espacios intelectuales, sociales y culturales en los

que el psicoanálisis fue recibido y reformulado, y que se desarrollaron

independientemente o al mismo tiempo que la ortodoxia psicoanalítica. En

consecuencia, la perspectiva desde la que concebimos el psicoanálisis se distancia de la

ortodoxia, para formular una concepción que permita rastrear los viajes, la recepción y

las apropiaciones -a veces de dudoso fin-, de las ideas psicoanalíticas. Es importante

señalar que lo que estamos planteando es un abordaje histórico, es decir, que implica un

proceso diacrónico complejo, que no puede ser explicado como la consecuencia directa

de la creación de una institución psicoanalítica o de una teoría que lucha por imponerse

ante las “resistencias” de una sociedad, como han marcado varios de los relatos

construidos desde dentro de las instituciones psicoanalíticas. Más bien es el resultado de

una combinación de factores, sociales, culturales, económicos, políticos e intelectuales,

que configuran un campo de acción, recepción y adaptación del psicoanálisis2. A lo

largo de este trabajo se abordarán los principales espacios en los que el psicoanálisis fue

reformulado y aportó categorías de pensamiento para interpretar viejos y nuevos

problemas, relacionados con tres ejes de análisis principales: sexualidad, criminología e

higiene mental, a su vez reunidos, de forma amplia, en el marco de las estrategias de

orden público y regulación social de lo que ha sido denominado como defensa social.

1. La construcción de la historia del psicoanálisis en España: resistencia,

rechazo, censura y prohibición.

En 1984 el psicoanalista José Gutiérrez Terrazas publicó en la Revista de la

Asociación Española de Neuropsiquiatría el texto “Apuntes para un estudio sobre la

historia del psicoanálisis en España” 3. En este trabajo el autor reflexionaba en torno a

                                                                                                               1 DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano Ben, (eds.), (2009), The Transnational Unconscious. Essays in the History of Psychoanalysis and Transnationalism, London, Palgrave Macmillan. 2 PLOTKIN, Mariano Ben, (2003), Freud en las pampas, Buenos Aires, Sudamericana, pp. 19-20. 3 GUTIERREZ TERRAZAS, José, (1984), “Apuntes para un estudio sobre la historia del psicoanálisis en España” Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 4 (10), pp. 207-221

Introducción

  16  

los orígenes de lo que denominó la paradójica resistencia de España al psicoanálisis,

país en el que supuestamente habría existido una especial aversión con este saber.

Gutiérrez, además, denunciaba la escasez de estudios sobre esta temática.

Poco después, en 1988, el historiador estadounidense Thomas Glick señaló el

incipiente crecimiento de la historiografía sobre el impacto de Freud en España,

alertando de la existencia de dos formas de abordar esta historia: una escrita desde la

perspectiva interna del movimiento psicoanalítico, donde lo que aparece es una historia

sesgada o delimitada por el interés institucional; y otra, “la de los historiadores de la

ciencia, que en los últimos veinte años han producido una literatura amplia y objetiva

del impacto de Freud en varios países”4.

La historia del psicoanálisis como campo de estudio en sí mismo comenzó

temprano. En 1914 el propio Freud publicó el texto “Historia del movimiento

psicoanalítico”5, al que le seguiría en 1925 su “Autobiografía”6. En ellos Freud

seleccionaba cuidadosamente aquellos elementos que quería que pasaran a la posteridad

y omitía otros sucesos, en un estilo que autores como Frank Sulloway7 o Henri

Ellenberger8 han criticado en relación a la construcción del “mito del héroe solitario”,

que ideó el psicoanálisis de la nada, y sin apenas influencias externas. Recientemente la

investigadora francesa Élisabeth Roudinesco ha aportado nuevos matices y una extensa

documentación desde la que actualiza la perspectiva biográfica en Sigmund Freud en

son temps et dans le nôtre9.

En continuidad con los trabajos de Freud, las biografías de Ernest Jones10 y Peter

Gay11 consolidaron una suerte de historia “oficial”, llena de héroes que lucharon por la

                                                                                                               4 GLICK, Thomas F., (1988), “El impacto del psicoanálisis en la psiquiatría española de entreguerras” en SÁNCHEZ RON, José Manuel (ed.), Ciencia y sociedad en España: de la Ilustración a la Guerra Civil, Madrid, El Arquero CSIC, pp. 205-221, pp. 205-206. Francisco Blas de Aritio había publicado unos años antes (1981) un artículo metodológico sobre los diversos enfoques existentes a la hora de abordar la historia del psicoanálisis, y distingue entre el enfoque analítico-biográfico, el enfoque socio-cultural, el enfoque institucional-profesional, el enfoque epistemológico y el enfoque teórico. Con una bibliografía bastante amplia, podemos considerar este trabajo como muestra del incipiente interés español en la historia del psicoanálisis. BLAS DE ARITIO, Francisco (1981), “Hacia una historia del psicoanálisis”, Estudios de Psicología, 8, pp. 116-133. 5 FREUD, Sigmund (1981) [1914], “Historia del movimiento psicoanalítico”, en Obras Completas, t. 2, (trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1895-1930 6 FREUD, Sigmund (1981), [1925b], “Autobiografía” en Obras Completas, t. 3, (trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 2762-2800. 7 SULLOWAY, Francis, (1992), Freud biologist of the mind. Beyond the Psychoanalytic Legend, New York, Harvard University Press. 8 ELLENBERGER, H. (1970), The discovery of the unconscious. The history ot the evolution of the dinamic psychiatry. New York, Basic Books. 9 ROUDINESCO, Élisabeth (2014), Sigmund Freud en son temps et dans le nôtre, Paris, Éditions du Seuil. 10 JONES, Ernest, (1970), Vida y obra de Sigmund Freud, Barcelona, Anagrama.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  17  

“causa” del movimiento psicoanalítico, frente a las resistencias y el rechazo de una

sociedad reticente a la incorporación del psicoanálisis12. Esta historia, que busca excluir

cualquier desviación de los cánones reconocidos por el movimiento y que se legitima

autorreferencialmente, presenta el psicoanálisis como el resultado de una creación ex-

nihilo, inseparable de la biografía de su creador y de los grandes personajes alrededor de

él.

El elemento central que articula la lógica interna de este relato, se centra en la

existencia de un psicoanálisis legítimo y “verdadero” que funciona como criterio

historiográfico para distinguir entre disidentes y partidarios, y denomina “prehistoria” al

período que abarca todo lo que sucede antes de la llegada de ese psicoanálisis. Así

entendida, la historia del psicoanálisis es la historia del movimiento psicoanalítico y de

las figuras que trabajaron por su causa.

En España son representantes de esta mirada interna a la propia institución

psicoanalítica los trabajos de Mª Luisa Muñoz13, Manuel Pérez-Sánchez14 y Blanca

Anguera15. Sus relatos giran principalmente en torno a la figura de Ángel Garma, primer

psicoanalista español miembro de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA), y

los grupos de psicoanálisis formados en Madrid y Barcelona a lo largo de los años 50 y

que en 1959 integraron la primera sociedad psicoanalítica luso-española reconocida por

la IPA. Así mismo los artículos de Pere Bofill, psicoanalista del grupo catalán, forman

parte de este grupo de trabajos16. Según esta tendencia, “el psicoanálisis siempre ha

estado (¿y estará?) condenado a chocar con fuertes resistencias de parte de la sociedad

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   11 GAY, Peter (1990), Freud. Una vida de nuestro tiempo, Barcelona-Buenos Aires-México, Paidós. 12 También Freud había escrito en 1925 “Las resistencias contra el psicoanálisis” donde afirmaba que la recepción del psicoanálisis fue especialmente ingrata debido a lo novedoso de sus formulaciones, pero sobre todo por las verdades que revela sobre las pasiones humanas. FREUD, Sigmund (1981) [1925a], “Las resistencias contra el psicoanálisis”, en Obras Completas, t. 3, (trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 2801-2807. 13 MUÑOZ, Mª Luisa, (1989), “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico en España: formación de la Asociación Psicoanalítica de Madrid”, Revista de Psicoanálisis de Madrid, n° extraordinario, mayo-noviembre, pp. 121-152; también en MUÑOZ, Mª Luisa (1993), “Ángel Garma y la historia del movimiento psicoanalítico en España”, Papeles del psicólogo, 56. 14 PÉREZ-SÁNCHEZ, Manuel, (1984), “Inicis del moviment psicoanalític a Barcelona”, Revista Catalana de Psicoanàlisi , 1 (1), pp. 229-246. 15 ANGUERA, Blanca (2011), “Notas históricas de la Sociedad Española de Psicoanálisis: pasado y presente”, Temas de psicoanálisis, 1; ANGUERA, Blanca, (2010), “Breu historia de la Societat Espanyola de Psicoanàlisi. 50 anys d´existència a la IPA”, Revista Catalana de Psicoanàlisi, 27, (1), pp. 51-63; ANGUERA, Blanca (1998), “Una contribució a la historia de la psicoanàlisi a Catalunya. La trajectòria de Júlia Coromines Vigneux” Revista Catalana de Psicoanàlisi. 15 (1), pp. 79-101. 16 BOFILL, Pere, (1987), “Aspectos históricos de la relación entre el psicoanálisis y la psiquiatría en España hasta 1978”, Informaciones psiquiátricas , (108), 99-108 ; BOFILL, Pere; TIZÓN, Jorge L. (1994), “Notas históricas sobre el psicoanálisis en el Estado español”, en Qué es el psicoanálisis. Orígenes, temas e instituciones actuales, Barcelona, Herder, p. 263-269

Introducción

  18  

y, especialmente, del mundo científico a causa de las verdades que revela”17. No

obstante, lo que estos estudios pasan por alto, bajo la lógica de las resistencias, es el

asombroso éxito que tuvieron las ideas freudianas en su rápida expansión, en menos de

dos décadas, a través de las fronteras nacionales y culturales.

Mucho más contextualistas, las tesis doctorales de Francisco Carles18 e Isabel

Muñoz 19 , defendidas en 1983 y 1987 respectivamente, abordan la historia del

psicoanálisis incluyendo múltiples elementos, no sólo aquellos favorables a la

institucionalización. Dirigidas por Pedro Marset en la Universidad de Murcia, se

fundamentan en un amplísimo trabajo de documentación y exhumación de fuentes

primarias, en el que se ofrece una cronología y un panorama mucho más completo del

contexto médico-psiquiátrico que recibió las ideas de Freud.

A la hora de incorporar documentos, estos autores seleccionan primero todos

aquellos en los que se hace mención o referencia explícita a Freud, ya sea para criticarlo

o no, y en un segundo nivel de análisis estudian la evolución y el grado de asimilación

de los conceptos psicoanalíticos en la medicina y psiquiatría española. A pesar de la

mayor amplitud de las fuentes abarcadas, la conclusión a la que llegan insiste en la idea

de la resistencia y el rechazo, lo que les lleva a calificar la práctica del psicoanálisis

anterior a la guerra civil -con la excepción de Garma-, con términos como silvestre,

heterodoxa, ecléctica, etc.

El peso central de la enunciación de ambos trabajos recae en la existencia de un

psicoanálisis “verdadero” (una “esencia” del psicoanálisis), que sirve como criterio

interpretativo y define una lógica interna según la cual los sucesos son leídos como

éxitos, fracasos u oportunidades perdidas para incorporar ese psicoanálisis “correcto”

que, como desenlace obligado, llevaría a la consolidación institucional.

Así por ejemplo Carles habla de la “lectura reductiva y simplificante del

psicoanálisis”20 que hicieron los primeros comentadores de Freud, “a causa de dicha

labor, no hubo hasta 1922 ninguna afiliación española a la causa psicoanalítica así como

tampoco una práctica ortodoxa del Psicoanálisis. España no estuvo dentro del                                                                                                                17 RUPERTHUZ HONORATO, Mariano (2015a), Freud y los chilenos. Un viaje trasnacional (1910-1949), Santiago de Chile, Pólvora, p. 43. 18 CARLES EGEA, Francisco, (1983), La introducción del psicoanálisis en España (1893-1922), 2. Vol., Murcia, Universidad de Murcia, tesis de doctorado. 19 MUÑOZ GONZÁLEZ, Isabel (1987), Evolución de los conceptos psicoanalíticos en España (1923-1936), Murcia, Universidad de Murcia, tesis de doctorado. 20 CARLES, Francisco; MUÑOZ, Isabel: LLOR, Carmen; MARSET, Pedro, (2000), Psicoanálisis en España (1893-1968), Madrid, Asociación Española de Neuropsiquiatría, p. 50.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  19  

movimiento psicoanalítico. Recibió su impacto pero elaboró sus propios mecanismos de

defensa, que hicieron posible la circulación de una información sobre el Psicoanálisis

sin establecer ninguna relación de compromiso con el mismo”21.

Muñoz, con una lógica similar, describe la situación y las características que

distinguen la práctica psicoanalítica española antes de la guerra civil en los siguientes

términos:

“(…) en 1921, tres psiquiatras: Lafora, Juarros y Mira presentaron en las publicaciones periódicas españolas varios casos clínicos abordados desde un enfoque pretendidamente psicoanalítico. Hacia 1923 Fernández Sanz, que desde 1914 se había opuesto radicalmente a la aplicación del psicoanálisis a la clínica y que, a pesar de haber moderado algo su postura, en 1921 continuaba excluyendo este procedimiento del conjunto de psicoterapias eficaces contra la psiconeurosis, inició una campaña de aliento para que se practicara el psicoanálisis. Esta incitación dio resultados y, hacia 1927, una buena parte de la psiquiatría española había incorporado a su quehacer cotidiano procedimientos psicoanalíticos despojados de sus atributos y características esenciales. Pero hasta la década de los treinta, con la llegada de Garma, no existió en España una práctica formalizada, ortodoxa, que pudiera denominarse con propiedad psicoanálisis. Varias son las características que distinguen la práctica psicoanalítica española en esos años: En primer lugar la aceptación e incorporación del psicoanálisis como un método de investigación y un rechazo del mismo como método de aplicación terapéutica. Como método de investigación, sin embargo, se entendió de una forma excesivamente simplificada, casi caricaturesca. Una segunda característica es la utilización de las técnicas psicoanalíticas desligadas de su marco teórico y adaptadas a otros enfoques del saber desvirtuando así su esencia, y descuidando o desatendiendo los fenómenos trascendentales y propios de la cura (resistencia y transferencia). Esto condujo a intervenciones terapéuticas `silvestres´ más de acuerdo con la actitud seguida por Freud en los comienzos del psicoanálisis que con la recomendada por éste a principios de siglo”22

En 1992, Valentín Corcés presentó su tesis doctoral La recepción del

psicoanálisis en España. Estudio de su prehistoria (1893-1936) en la Universidad

Complutense de Madrid23. En su trabajo, Corcés defendió que el problema de todas las

obras dedicadas a la historia del psicoanálisis en España era que no habían establecido

un posicionamiento epistemológico previo en el que quedara definido un paradigma

general sobre la disciplina psicoanalítica así como una terminología que permitiese dar

                                                                                                               21 CARLES, et al. 2000, p. 81. 22 Carles et al. 2000, p. 179. 23 CORCÉS PANDO, Valentín, (1992), La recepción del psicoanálisis en España. Estudio de su prehistoria (1893-1936), Madrid, Universidad Complutense, tesis de doctorado.

Introducción

  20  

cuenta de las diferentes etapas en la recepción y difusión del freudismo24. Según su

punto de vista, era necesario “evaluar de forma concreta qué es lo que entendemos por

psicoanálisis y utilizar la respuesta que genere esta pregunta como punto de partida de

nuestra investigación. El no hacerlo así, ha originado tremendas confusiones en la

mayorías de los trabajos” 25 . No obstante, Corcés continua dentro de un marco

normativo que se fundamenta en la propia teoría psicoanalítica, construyendo un

desarrollo lineal guiado por la progresión que se da desde la primera noticia de Freud

hasta la implantación del psicoanálisis. De hecho, en su trabajo asistimos más bien a

una especie de rescate histórico de la disciplina psicoanalítica, en el que, dentro de un

contexto cultural amplio, Corcés propone distinguir cuándo se puede hablar de

psicoanálisis en sentido estricto, y cuándo de citas y referencias a Freud, o de

aplicaciones que forman parte de eso que denomina “cultura psicoanalítica”26. Según el

autor, en España, a diferencia de otros países de Europa en los que sucesos como el

reconocimiento de Garma por la IPA habrían llevado a la institucionalización, no hubo

en el período anterior a la Guerra Civil, un verdadero discurso psicoanalítico, sino una

especie de debate en torno al psicoanálisis.

A pesar del marco normativo en el que se desarrolla su planteamiento, nos

interesa destacar dos cuestiones del trabajo de Corcés. Por un lado, la discusión

metodológica que elabora supone un verdadero esfuerzo por justificar la inclusión de la

historia del psicoanálisis bajo la rubrica de los estudios en historia de la medicina,

dialogando con el pensamiento de autores como Pedro Laín Entralgo o Diego Gracia

Guillen (director de la tesis de Corcés). Por otro lado, el autor formula una serie de

preguntas en las que comienza a dibujarse uno de los principales problemas

metodológicos del presente trabajo, a saber: cuáles son las características del

psicoanálisis como objeto de estudio histórico y cómo se relacionan estas características

con la historia del país en el que es recibido. Abordaremos estas cuestiones en el

siguiente apartado.

                                                                                                               24 Corcés propone una serie de “conceptos operativos” que sirven para no distorsionar la selección y recogida de datos. Así considera “pertinente, para no mistificar el mapa en la historiografía psicoanalítica, diferenciar nítidamente lo que significa <<noticia>> del descubrimiento o trabajo psicoanalítico, <<orígenes>> de la disciplina y <<comienzos>> –propiamente dicho- de la misma cuando se institucionaliza”. Siguiendo esta división, el período que aborda su tesis, y que denomina “prehistoria del movimiento psicoanalítico”, no sería, según afirma, ni los “comienzos”, ni los “orígenes” del mismo, sino las primeras noticias del psicoanálisis. CORCÉS, 1992, p. 75-76 25 CORCÉS PANDO, 1992, pp. 71-72 26 En 2005 Corcés publica un libro en el que retoma sus tesis principales y se ocupa del ámbito cultural del psicoanálisis en este período. CORCÉS PANDO, Valentín, (2005), Freud ante Cervantes. El psicoanálisis y la cultura española en el primer tercio del siglo XX, Valencia, Promolibro.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  21  

Contrario a estas conclusiones, Thomas Glick critica el esquema de Corcés, en el

que se apoyaron autores como Germán García o Christian Delacampagne para afirmar

que en España, a pesar de la traducción de las obras de Freud en 1922 y de lo mucho

que el psicoanálisis fue debatido antes de 1936, no hubo una implantación del

psicoanálisis en sentido estricto, confirmándose, según Delacampagne, “le malentendu

historique entre l´Espagne et la psychoanalyse” 27 . Para Glick, la recepción del

psicoanálisis antes de la guerra civil había estado marcada por la fácil y rápida

incorporación de las ideas de Freud a la doctrina general de la medicina y la psicología,

primero entre los médicos, antes de la traducción de las Obras Completas, y después

entre el publico culto28.

Las diferencias entre estos autores se deben a que entre ellos existen ideas

distintas de recepción29. Carles y Muñoz toman la ortodoxia como norma histórica,

según la cual fijan desviaciones y grados de asimilación del psicoanálisis. Corcés define

él mismo un canon sobre el que distinguir un discurso alrededor de y una verdadera

epistemología psicoanalítica. Glick, en cambio, no toma la ortodoxia como paradigma

desde el que elaborar su análisis, lo que le permite incorporar las críticas al psicoanálisis

o los debates sobre Freud, como elementos favorables en la recepción.

Dedicado también al período anterior a la guerra civil, en 1984 se publica el

libro Freud en España, firmado por Helio Carpintero y María Vicenta Mestre30. Esta

obra es la primera en el dominio de la historia de la psicología donde, a partir de

entonces, se publicarán otros trabajos parciales, orientados a estudiar la influencia del

                                                                                                               27 DELACAMPAGNE, Christian, (1982), “La psychanalyse dans la Péninsule Ibérique”, en JACCARD, Roland (ed.), Histoire de la psychanalyse, 2vols, Paris, Hachette, p. 439-452; GARCIA, Germán (1980), Oscar Massota y el psicoanálisis del castellano, Barcelona, Argonauta; GLICK, 1988, pp. 207-208. 28 GLICK, Thomas F. (1982), “The Naked Science: Psychoanalysis in Spain, 1914-1948”, Comparative Studies in Society and History, 24 (4), pp. 533-571, p. 536. 29 Druet señala esta idea al comparar las conclusiones del trabajo de Glick con las tesis de Carles y Muñoz. Druet, sin embargo, retoma la distinción de Corcés sobre el discurso alrededor de para hablar de psicoanálisis antes de la Guerra Civil (DRUET, Anne-Cécile (2011a), “La psychiatrie espagnole et la psychanalyse des années 1910 à la guerre civile: de la presse médicale au discours social”, en El Argonauta Español, 8, DOI : 10.4000/argonauta.142). Estas ideas también están desarrolladas en DRUET, Anne-Cécile (2007), “La psychanalyse en Espagne: un bilan historiographique”, Mélanges de la Casa de Velázquez, 37 (2), pp. 223-241. En este último artículo Druet realiza un recorrido por los principales autores y perspectivas desde las que ha sido abordada la historia del psicoanálisis en España. También en su tesis doctoral, incluye un apartado en el que detalla toda la bibliografía sobre psicoanálisis en España elaborada hasta 2006 (DRUET, Anne-Cécile, (2006), La psychanalyse dans l’Espagne post-franquiste (1975-1985), Paris, Université de Paris IV-Sorbonne, tesis de doctorado, pp. 361-364) 30 CARPINTERO, Helio; MESTRE, María Vicenta, (1984), Freud en España. Un capítulo de la Historia de las ideas en España, Valencia, Promolibro.

Introducción

  22  

pensamiento de Freud en la consolidación de la psicología en España31. El libro,

criticado tanto por Glick como por Corcés32, es el contenido de la tesis doctoral de

Mestre33, y presenta unas características ampliamente discutibles. Sin un desarrollo

argumental claro, lo más interesante de este trabajo es la disparidad y la cantidad de

fuentes que localiza (en el ámbito científico, cultural y artístico). De hecho, desde una

perspectiva general, esta obra puede concebirse como un repertorio de documentos, de

gran utilidad para iniciar una aproximación de tipo hermenéutico.

A las consideraciones sobre el rechazo y la resistencia de España al

                                                                                                               31 Véase CARPINTERO, Heliodoro (2004), Historia de la Psicología en España, Madrid, Pirámide; SAÍZ, Mº Dolores; SAÍZ, Milagros, (1996), Personajes para una historia de la psicología en España, Madrid, Pirámide. También han sido publicados varios trabajos en la Revista de Historia de la Psicología en los que se configura un panorama amplio de fuentes y autores. Véase: BERMEJO FRÍGOLA, Vicente, (1991), “La <<primerísima>> traducción de una obra de Freud”, 12 (3-4), pp. 341-344; BERMEJO FRÍGOLA, Vicente (1992b), “Freud y el psicoanálisis en la Revista de Psicología General y Aplicada (RPGA) en los años cuarenta”, Revista de Historia de la Psicología”, 13 (2-3), pp. 173-182; BERMEJO FRÍGOLA, Vicente (1992a), “Sigmund Freud y el psicoanálisis en la revista Psicotecnia”, Revista de Historia de la Psicología, 13, (2-3), pp. 169-172; BERMEJO FRÍGOLA, Vicente (1993a), “Freud y el psicoanálisis en la psicología española de los años cincuenta”, Revista de Historia de la Psicología, 14 (3-4), pp. 255-269; BERMEJO FRÍGOLA, Vicente, (1998), “Pedro Laín Entralgo y la introducción de las ideas de Sigmund Freud en España”, Revista de Historia de la Psicología, 19 (2-3), pp. 261-276; BERMEJO FRÍGOLA, Vicente (2000), “Ortega, Freud, El psicoanálisis y la Interpretación de los sueños” Revista de Historia de la Psicología, 21(2-3), pp. 631-658; BUZZAQUI ECHEVARRIETA, Adrián; DURO MARTÍNEZ, Juan Carlos (2000), “Angel Garma y el <<retorno>> del psicoanálisis a la psicología española”, Revista de Historia de la Psicología, 21 (2-3), pp. 659-672; FRUTOS, Ángel (1994), “Ángel Garma en el Instituto Psicoanalítico de Berlín”, Revista de Historia de la Psicología, 15 (1-2), pp, 199-208; IBARZ, Virgili; VILLEGAS, Manuel, (2002), “Ferenc Olivér Bracchfeld (1908-1967): un psicólogo húngaro en Barcelona”, Revista de Historia de la Psicología, 23 (3-4), pp. 265-275; MESTRE, Mª Vicenta; CARPINTERO, Helio (1983), “Enrique Fernández Sanz y la introducción de las ideas de Freud en España”, Revista de Historia de la Psicología, 4 (1), pp. 69-84; MESTRE, Mª Vicenta; CARPINTERO, Helio (1989), “Unas notas sobre la entrada de Jung en España”, Revista de Historia de la Psicología, 10 (1-4), pp. 139-148; MESTRE, Mº Vicenta; BERMEJO, Vicente; TORTOSA, Francisco (2003), “Entrada y difusión del psicoanálisis en España”, Revista de Historia de la Psicología, 24 (2), pp. 273-289; MESTRE, V; CIVERA, C; TORTOSA, F.; SAMPER, P. (2003), “Evolución de la presencia de Freud en la psicología durante la segunda mitad del siglo XX”, Revista de Historia de la Psicología, 25 (3-4), pp. 533-544; MUÑOZ, Isabel; QUIÑONES, Elena, (1986), “Evolución de los conceptos psicoanalíticos en España (1923-1936): un análisis bibliométrico”, Revista de Historia de la Psicología, 7 (3), pp. 55-68; PASTOR-CARBALLO, Rosa; CARPINTERO, Helio, (1980), “Análisis de la <<Revista de Psicología General y Aplicada>> (años 1946-1970)”, Revista de Historia de la Psicología, 1 (2), pp. 199-214; PÉREZ SALMÓN, Concepción, (2000), “La influencia de Freud en la sociedad española. El caso de la Ley de Divorcio de 1932”, Revista de Historia de la Psicología, 21 (2-3), pp. 673-680; PÉREZ SALMÓN, Concepción (2003), “Sanchís Banús y el psicoanálisis: historia de una relación”, Revista de Historia de la Psicología, 25 (3-4), pp. 519-526; PÉREZ DELGADO, Esteban; MESTRE, MºVicenta; CARPINTERO, Helio; PEIRO, José M. (1984), “La presencia de Freud en las revistas de ciencias humanas (1966-1975), Revista de Historia de la Psicología, 5 (3), pp. 37-61; SANCHEZ-BARRANCO RUIZ, Antonio (1992), “Las aportaciones de Sandor Ferenczi a la técnica psicoanalítica: las medidas activas y su influencia en la actualidad”, Revista de Historia de la Psicología, 13 (2-3), pp. 161-167; 32 GLICK, Thomas, (1986), Reseña de la obra de CARPINTERO, Helio y MESTRE, María Vicenta, Freud en España. Un capítulo de la Historia de las ideas en España, Valencia, 1984, en Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 6 (16), pp. 145-146; CORCÉS 2005, p. 35. 33 MESTRE, María Vicenta, (1981), Freud en España. Un estudio de la recepción de su obra hasta 1936, Valencia, Universitat de València.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  23  

psicoanálisis antes de la guerra civil, se suman para el período franquista las de censura

y prohibición, en parte motivadas por las publicaciones de dos psiquiatras, ellos mismos

testigos de este período: Carlos Castilla del Pino y Enrique González Duro. En los

últimos años de la dictadura, ambos autores comenzaron a producir varias obras sobre la

historia de la psiquiatría en el franquismo. La marcada finalidad de denuncia y una

interpretación a veces excesivamente ideológica son al mismo tiempo lo que les

confiere su valor como obras de cuño militante y el motivo por el que sus conclusiones

resultan parciales y distorsionadas.

Así, por ejemplo, sobre la relación que el franquismo estableció con el

psicoanálisis, Carlos Castilla del Pino sostiene que:

“La concepción oficialista de la Psiquiatría se autolimitaba hasta marginarse de cualquier tendencia psiquiátrica de la época. Me refiero a la posible asunción de la psicología y psicopatología procedentes de la orientación psicoanalítica. La obra de Freud estuvo prohibida hasta 1949. Luego, se reimprimieron sus obras. Pero como señala López Ibor en el comentario a esta reimpresión: <<a Freud no hay que aceptarlo, pero hay que conocerlo>>. De hecho, cualquier alusión a cualquier corriente psicoanalítica con carácter positivo ha sido suficiente para la descalificación de un opositor. Por eso motivo, la Psiquiatría oficial se ha visto obligada a renunciar a una psicopatología de la motivación, puesto que era inevitable, en este caso, toparse con lo que de positivo existe en las tesis freudianas. Puede afirmarse que así como la resistencia al psicoanálisis en la Psiquiatría de la preguerra civil estaba fundamentada en un cientificismo proveniente de la investigación positiva, en la postguerra la resistencia anida en los prejuicios religiosos y políticos, o, mejor, en los religiosos puestos al servicio de los políticos. Así, se da el caso de que cuando en Francia, Bélgica, Austria o Suiza existe una poderosa corriente dentro del catolicismo que acepta buena parte de los principios psicoanalíticos (…), el catolicismo franquista, el nacional-catolicismo, lo proscribe acudiendo en sustitución a una <<psicoterapia>> de consuelo, rezo y predicación moralista”34.

Y Enrique González Duro:

“Se partía de lo que a la larga se habría de manifestar como un considerable hándicap: el antifreudismo militante. Todo lo que derivase de las teorías y técnicas de Freud será por muchos años sistemáticamente rechazado y combatido, frontal o colateralmente, por todos los psiquiatras españoles, salvo escasas y poco significativas excepciones. Fue casi una proscripción oficializada, la misma que antes había sido hecha por la psiquiatría académica alemana. Prejuicios ideológicos de todo tipo (políticos, sociales, religiosos, morales y hasta racistas) determinaron esta tenaz resistencia y negación acrítica del psicoanálisis. Tal vez una de las cosas que lo convirtieron casi en un tabú fue su incisividad en la problemática sexual,

                                                                                                               34 CASTILLA DEL PINO, Carlos, (1977), “La psiquiatría española (1939-1975)”, en CASTELLET, José María (ed.) La cultura bajo el franquismo, Barcelona, Anagrama, pp. 79-102, pp. 97-98. En el capítulo cuarto de esta tesis abordaremos la reformulación del pensamiento de Freud elaborada por un sector del catolicismo, que lejos de proscribirlo, retomó aquello que consideró de utilidad.

Introducción

  24  

consciente o inconsciente, del individuo sano o enfermo (…). Ciertamente había quien reconocía en aquellos tiempos de postguerra que el psicoanálisis ortodoxo podría ser valioso y operativo para los enfermos, pero únicamente dentro del <<círculo judío>>. De modo casi automático dejaba de serlo en el <<círculo ario>>, en el <<católico>> o en el <<protestante>>. En consecuencia, en España, dada su catolicidad inmanente, el psicoanálisis no podría servir, e incluso podría resultar contraproducente. Aquí se precisaba una psicoterapia circunscrita a las neurosis y alteraciones psíquicas de los <<fervientes católicos españoles>>. El supuesto semitismo del psicoanálisis fue alegado durante muchos años, en su contra, como algo negativo que invalidaba su práctica (…). Aún en 1966, el catedrático Sarró (…) resaltaba la estrecha vinculación entre la teoría freudiana y el semitismo, lo que invalidaría su posible valor científico y universal (…). Naturalmente, las impresiones de Sarró se referían a lo sucedido en otros países (…), pero en ningún modo a España, donde los <<insobornables>> Pirineos y las vigilantes cátedras y sociedades de psiquiatría han impedido, hasta ahora, la penetración y el <<contagio>> psicoanalítico”35.

Siguiendo una perspectiva similar, Glick afirma que en el período franquista:

“Freud fue no sólo proscrito, sino vilipendiado (en Razón y Fe, por ejemplo) como «israelita notorio» y el psicoanálisis, criticado por ser producto del pensamiento judío por los mandarines de la psiquiatría oficial como Vallejo Nájera y López Ibor (los dos habían sido mucho más abiertos a Freud antes de la guerra”36.

Este planteamiento ha sido en España bastante popular y en él se originan

nuevas investigaciones, como el trabajo de Sergio Visacovsky que basándose en Glick

principalmente, sostiene que el franquismo silenció y desmanteló la activa sociedad

psicoanalítica de la Segunda República37.

Como contraposición necesaria al argumento de la censura, estos autores

reconocen que antes de la guerra civil existió una activa vida psicoanalítica, que habría

sigo drásticamente interrumpida con el inicio del franquismo. Es cierto, y hay

documentos que apoyarían esta versión de los hechos, que hubo una drástica ruptura

entre las décadas de 1920-1930 y la psiquiatría franquista, que no siempre vio con

buenos ojos el psicoanálisis de Freud. No obstante, esto es sólo una parte del relato y

existen suficientes indicios como para pensar que el psicoanálisis no sólo no fue

perseguido, sino que ofreció categorías desde las que pensar la psicoterapia religiosa, la                                                                                                                35 GONZÁLEZ DURO, Enrique, 1978, Psiquiatría y sociedad autoritaria, España, 1939-1975, Madrid, Akal, pp. 69-71. 36 GLICK, Thomas, (1993), “Ciencia, política y discurso civil en la España de Alfonso XIII”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Hª Contemporánea, t. 6, 1993, p. 81-98, p. 95. 37 VISACOVSKY, Sergio Eduardo, (2009), “Origin Stories, Invention of Genealogies and the Early Difussion of Lacanian Psychoanalysis in Argentina and Spain (1960-1980)”, en DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano Ben, (eds.), (2009), The Transnational Unconscious. Essays in the History of Psychoanalysis and Transnationalism, London, Palgrave Macmillan, pp. 227-256.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  25  

eugenesia, la higiene mental, la sexualidad, etc. Tomar como punto de partida la

censura o la prohibición distorsiona una realidad mucho más compleja que la que ha

sido abordada por estos autores.

En este punto es donde la investigación de Anne-Cécile Druet supone un gran

aporte historiográfico ya que documenta esta supuesta censura y matiza ampliamente el

relato construido en relación a ella38. Druet consulta el expediente abierto por la

censura durante el franquismo sobre la publicación de las Obras Completas de Freud y

constata que éstas no sólo no fueron prohibidas sino que retomaron su edición en 1948,

con la única modificación del prólogo, en el que convenientemente se indicaron las

compatibilidades del pensamiento de Freud con el catolicismo. El único texto de Freud

que se censuró en 1946 fue la edición argentina de Moisés y la religión monoteísta,

publicado por la editorial Losada.

La tesis doctoral de Druet se centra en el periodo de 1975-198539, por lo que

abre un nuevo campo de problemas asociados no sólo a la historia de la transición

española, sino a la construcción institucional del psicoanálisis, ya que la supuesta

definición canónica establecida por el monopolio de la IPA (que de por sí atravesó

numerosas tensiones internas en la custodia de una determinada medida estandarizada

sobre cómo debía ser la teoría y la práctica legítima del psicoanálisis) se vio cuestionada

a partir de los años 60 por el inicio del movimiento lacaniano. La implantación de este

movimiento constituye la parte más importante de su trabajo, que no pierde de vista el

conjunto de lo que denomina “la España freudiana”40, según una metodología que toma

como punto de partida el trabajo de Élisabeth Roudinesco en Francia41. A lo largo de su

trabajo, Druet recoge y analiza la bibliografía que acabamos de comentar,

principalmente los trabajos de Carles y Muñoz, sobre los que ofrece importantes

matices. Sin embargo Druet avanza sobre todo en relación a la tesis de Carmen Llor,

dedicada al período de 1936-1968, complementándola con nuevos documentos y

fuentes orales, principalmente relacionados con el contexto catalán. Aunque la tesis de

Druet, puntualiza sobre la censura y discute, en determinados pasajes, la perspectiva de

la resistencia desde una mirada más crítica que sus antecesores, no llega a abandonarla                                                                                                                38 DRUET, 2006; DRUET, 2007, pp. 226-227. 39 DRUET, 2006. 40DRUET, 2006, p. 8. 41 Roudinesco, afirma en este sentido que: “Il n´y a donc pas de psychanalyse française, mais un situation française de la psychanalyse, aussi spécifique que celle des autres pays”. (ROUDINESCO, Élisabeth, (1994), Histoire de la psychanalyse en France, Paris, Fayard,p. 9.) y, siguiendo esta idea Druet argumenta que“ (…)la situation espagnole de la psychanalyse n’en offre pas moins des caractéristiques uniques, en plusieurs étapes de son histoire, dont l’étude est passionnante” (DRUET, 2006, p. 7)

Introducción

  26  

del todo42.

La tesis de Llor que acabamos de mencionar, fue defendida en 1988 y cierra la

trilogía dirigida por Pedro Marset, compendiadas en la monografía Psicoanálisis en

España (1893-1968)43, que supone, sin lugar a dudas, un antes y un después en la

bibliografía española sobre psicoanálisis. Llor reconstruye las condiciones científicas y

político-sociales del contexto en el que se consolidó el movimiento psicoanalítico

español, e incorpora, bajo la idea de institucionalización del psicoanálisis, experiencias

psicoanalíticas no integradas bajo la custodia de la IPA, como el Instituto Peña Retama.

Consagrada también al período franquista, en 1993 Vicente Bermejo Frigola

defiende su tesis doctoral La institucionalización del psicoanálisis en España en el

marco de la API, dirigida por Helio Carpintero 44 . Bermejo aporta una amplia

documentación y fuentes inéditas sobre la historia del movimiento institucional español,

no obstante su construcción internalista, ofrece un relato poco crítico y cerrado a

elementos discordantes o menos favorables sobre la historia de la ortodoxia.

Estos trabajos, junto a algunos artículos parciales45, componen un primer corpus

de fuentes, documentos y relatos orales, sobre los que se ha popularizado la lectura de la

resistencia y el rechazo, con la excepción de algunas puntualizaciones realizadas

principalmente por Glick, Druet y en menor medida por Carmen Llor para el periodo

franquista. Al mismo tiempo, y como ya se ha dicho, mirar la historia del psicoanálisis

desde la perspectiva del movimiento psicoanalítico o investigar qué condiciones fueron

necesarias para que emergiera en España la primera institución psicoanalítica es ver

sólo una parte de esta historia y aproximarse a ella desde una sola perspectiva.

                                                                                                               42 En otras publicaciones Druet aborda la recepción de Freud y Lacan en el ámbito literario y cultural, y desde una perspectiva sociocultural que le permite matizar la lógica de la resistencia. Véase DRUET, Anne-Cécile (2013): “La introducción del psicoanálisis en la literatura española a través de su representación”, Asclepio, 65 (2): p014. doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2013.14; DRUET, Anne-Cécile (2008), “Ecos socioculturales de la introducción del lacanismo en España”, Cahiers de LI.RI.CO, 4, pp. 165-174. Así mismo, en trabajos mas recientes Druet analiza en perspectiva comparada, las historia del psicoanálisis en España y Argentina, en relación a la dimensión local y trasnacional, e integra nuevos aportes metodológicos a su investigación. Véase DRUET, 2012 43 CARLES et al. 2000. 44 BERMEJO FRÍGOLA, Vicente, (1993b), La institucionalización del psicoanálisis en España en el marco de la API, 2 vols, Valencia, Universitat de València, tesis de doctorado. 45 SÁNCHEZ-BARRANCO RUIZ, Antonio, SÁNCHEZ-BARRANCO VALLEJO, Pablo, BALBUENA RIVERA, Francisco, (2012), “Una contribución a la historia del psicoanálisis en España”, Apuntes de Psicología, 30 (1-3), pp. 165-174; SÁNCHEZ-BARRANCO, Antonio; VALLEJO ORELLANA, Reyes (2005), “Ortega y Gasset, la psicología y el psicoanálisis”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 25 (95), pp. 121-137; SÁNCHEZ LÁZARO, José, (1991), “La recepción de Freud en la cultura española (1893-1983), Revista de estudios históricos de las ciencias medicas, 41, p. 1-16.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  27  

2. Historia cultural del psicoanálisis.

En contraposición con estas aproximaciones historiográficas, consideramos que

si hay algo que requiere ser explicado, a nivel general, no son tanto las resistencias o el

rechazo que el psicoanálisis pudo generar en determinados momentos o en algunos

autores, sino más bien cuáles fueron las características del éxito de su expansión, tanto

en España, como en el mundo, habiendo viajado más allá de las fronteras nacionales,

disciplinares y culturales, en un fenómeno activo, que ha perdurado en el tiempo y que

todavía hoy sigue vigente.

El propio Freud reconoció en 191346 el múltiple interés que había despertado el

psicoanálisis en una amplia diversidad de ciencias y campos de saber. A nivel

historiográfico este proceso ha favorecido la proliferación de estudios en los que se

reconstruye la influencia de Freud en un área concreta de conocimiento. No es nuestra

intención desprestigiar este tipo de estudios, al contrario, de gran interés y valor

documental. Más bien queremos poner el acento en una perspectiva que nos permita

preguntarnos sobre las características concretas del psicoanálisis como objeto de estudio

histórico.

La división por disciplinas a la hora de abordar un campo de problemas, aunque

pueda resultar útil –por ejemplo para identificar y organizar fuentes- puede llegar a ser

artificial y en parte no corresponderse con la realidad del problema. Pensemos por

ejemplo en la preocupación por el supuesto peligro que determinados individuos

representaban para las sociedades finiseculares junto con la configuración de nuevos

perfiles sobre normalidad y anormalidad en las primeras décadas del siglo XX, o los

debates en torno a la medicalización de la sexualidad y su relación con la emergencia de

nuevos imaginarios sobre feminidad. Todos ellos fueron campos de problemas

difícilmente circunscritos dentro de los límites de una disciplina determinada –que más

bien se desdibujan en su propio planteamiento-, lo que no impide que podamos hablar

del papel que tuvieron determinados círculos profesionales -en los que convivían viejas

y nuevas formas de abordar estos problemas y construir otros nuevos.

A lo largo del siglo XX, las ideas psicoanalíticas han influido enormemente en

                                                                                                               46 FREUD, Sigmund, (1981[1913]), “Múltiple interés del psicoanálisis”, en Obras Completas, t. 2, (trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1851-1867.

Introducción

  28  

los modos de pensar las explicaciones sobre la enfermedad mental, la psique, la vida

interior del individuo, el comportamiento, las relaciones y la personalidad humana, la

sexualidad, las identidades de género, y en general la subjetividad moderna. En todas

estas dimensiones el psicoanálisis ha ofrecido conceptos con capacidad performativa

para interpretar e intervenir en la realidad social, en un proceso activo en el que las

ideas no son absorbidas pasivamente, sino que han vivido diversas adaptaciones y

formas de apropiación. En este sentido, el psicoanálisis convivió con varios modelos

sociales y tradiciones intelectuales, abriendo un amplio campo de líneas de recepción.

En palabras de Zaresky: “Para ubicar el psicoanálisis históricamente no basta con conocer la biografía de Freud, o la historia de la psiquiatría, o de Viena, aunque éstas sean, ciertamente, necesarias. Cualquier historia tendrá que explicar, ante todo, la intensidad de su atractivo, y la amplitud de su influencia. Pero esa misma influencia ha dificultado la labor de alcanzar una perspectiva histórica, perspectiva que requiere distancia”47.

Según Mariano Ben Plotkin el psicoanálisis, aun conviviendo con otras teorías

psicológicas desde finales del siglo XIX, adquirió un alcance social y cultural mayor,

convirtiéndose en un sistema trasnacional de ideas y creencias48. Esto es al mismo

tiempo su especificidad general y lo que pone en relación las diferentes apropiaciones y

versiones locales, como casos de estudio, insertos en una historia de amplias

dimensiones.

La historia del psicoanálisis no puede separarse de la historia de sus múltiples

recepciones y apropiaciones. En consecuencia, para el desarrollo de esta investigación

no partiremos, como ya hemos indicado, de la ortodoxia como criterio y norma histórica

apriorística, según la cual distinguir desviaciones y heterodoxias desde una perspectiva

en la que los agentes locales de recepción son concebidos, tal y como denuncia Mariano

Ruperthuz, como meros “repetidores” o “imitadores” de una supuesta exportación

teórica esencial 49 . De hecho, según defiende este mismo autor, la historia del

psicoanálisis en las diversas latitudes muestra precisamente cómo las ideas freudianas

tuvieron una vida independiente de lo que ocurría en los reductos supuestamente

                                                                                                               47 ZARETSKY, Ely, Secretos del alma. Historia social y cultural del psicoanálisis. Madrid, Siglo XXI, 2012, pp. 17-18. 48 DAMOUSI; PLOTKIN, 2009, pp. 2-4. Según Plotkin, un sistema de pensamiento y de ideas trasnacional ha de cumplir al menos tres requisitos principales: circular a través de fronteras nacionales y culturales; que sus unidades analíticas trasciendan los limites culturales; y que el centro de producción y de difusión (y el idioma en que se difunde) cambie con el tiempo, por lo que su desarrollo no esté vinculado a ningún espacio nacional en particular. 49 RUPERTHUZ, 2015a, pp. 53-54

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  29  

“oficiales” del psicoanálisis50.

No estamos interesados en una definición restrictiva del psicoanálisis, sino en un

criterio amplio, que permita entenderlo como un conjunto de ideas divisibles entre sí,

capaces de viajar y transitar por diversos campos de saber, definidas por su capacidad

polisémica para ser reformuladas y apropiadas según un contexto y unos agentes locales

de recepción. Este punto de vista permite incorporar una gran riqueza de fuentes y

documentos de análisis, descentrando el lugar de enunciación del psicoanálisis

ortodoxo, hacía el campo de problemas en el que el psicoanálisis fue recibido, y sobre el

que al mismo tiempo actuó como herramienta interpretativa sujeta a las condiciones

locales de enunciación. Desde nuestro punto de vista, esta forma de abordar la historia

es más fiel a la realidad y refleja mejor la complejidad del proceso, en el que se dan

encuentro múltiples niveles de recepción y producción, diversas intensidades

relacionadas con diferentes momentos históricos, y con factores sociales, culturales,

políticos, económicos e intelectuales.

En España, las categorías psicoanalíticas fueron rechazadas, criticadas,

debatidas, aceptadas, apropiadas, etc. No es posible distinguir una unidad a la hora de

hablar de este proceso, que comenzó en los círculos médicos a finales del siglo XIX y se

expandió a lo largo del siglo XX a través de múltiples canales de circulación.

Coincidimos con Plotkin en su descripción del psicoanálisis como un “artefacto cultural

definido en términos más generales –es decir, como un objeto polisémico– y no sólo

como una teoría psicológica formalizada o una técnica terapéutica”51 . Es decir, no

estamos hablando exclusivamente de una práctica concreta sujeta a una ortodoxia, sino

de un número difuso de prácticas y discursos que se legitiman y reconocen en una

genealogía –real o imaginaria- con las ideas de Freud52.

Es lo que Sherry Turkle ha denominado “cultura psicoanalítica”53, y que se

define por tres condiciones principales: la naturaleza trasnacional, que le hace viajar                                                                                                                50 RUPERTHUZ, 2015a, p. 36. 51 PLOTKIN, Mariano Ben, (2009), “Psicoanálisis y habitus nacional: un enfoque comparativo de la recepción del psicoanálisis en Argentina y Brasil (1910-1950)”, Memoria y sociedad, 13 (27), pp. 61-85, p. 62. Una versión en inglés de este artículo está publicada en PLOTKIN, Mariano Ben, (2009b), “Psychoanalysis, Trasnationalism and National Hábitus: A Comparative Approach to the Reception of Psychoanalysis in Argentina and Brazil (1910s-1940s)” en DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano Ben, (eds.), The Transnational Unconscious. Essays in the History of Psychoanalysis and Transnationalism, London, Palgrave Macmillan. 52 PLOTKIN, Mariano Ben (2001), Freud in the Pampas. The Emergence and Development of a Psychoanalytic Culture in Argentina, Stanford, Stanford University Press. Existe una traducción al castellano de este libro: (2003), Freud en las Pampas, Buenos Aires, Sudamericana. 53 TURKLE, Sherry, (1992), Psychoanalytic Politics: Jacques Lacan and Freud´s French Revolution, New York, Guilford Press; PLOTKIN, 2003.

Introducción

  30  

más allá de los limites culturales y nacionales de su campo de origen, cambiando

incluso el idioma original en el que se origina y se transmite; la capacidad de ofrecer

objetos con los que pensar la realidad social y los elementos de la vida cotidiana (no

olvidemos que los primeros textos de Freud ofrecían herramientas interpretativas sobre

el origen inconsciente de manifestaciones como los sueños, lapsus o chistes, todos ellos

formas habituales en la vida de todo individuo54); el hecho de tener un carácter

polisémico y flexible, que hace del psicoanálisis un sistema de ideas fácilmente

apropiable, lo que se evidencia en las múltiples adaptaciones que ha vivido,

conviviendo con teorías supuestamente contrarias e incompatibles entre sí. A estas

condiciones hay que añadir, un cuerpo de difusores y de instituciones, que se encarguen

de difundir la teorías por diversos medios55

Pensemos, por ejemplo, en el paradigma positivista que en España incorporó las

ideas de Freud en relación a la consideración hereditaria de los trastornos mentales,

poniendo al loco en el centro del debate sobre los límites morales y el orden público.

Una situación que en Argentina sucedió de forma diversa, siendo la crisis del

positivismo lo que motivó la incorporación del psicoanálisis como un modelo de

interpretación alternativo, aunque no por ello se excluyó una versión positivista en la

que se enfatizaba la dimensión biológica y determinista56. La perspectiva comparada de

estos procesos muestra la estrecha relación entre las dimensiones local y trasnacional,

de forma que pueden establecerse diferentes versiones, algunas de ellas contradictorias,

y reclamarse, todas ellas, en una legítima relación con el pensamiento freudiano.

Esta aparente contradicción entre versiones y apropiaciones del psicoanálisis

resulta evidente en casos como el del psiquiatra Ramón Sarró, formado en el seno del

círculo freudiano, que a su regreso a España, en 1927, se dedicó a reformular la

psicoterapia y la psiquiatría partiendo de la crítica a Freud y reivindicando al mismo

tiempo su relación genealógica con el pensamiento del médico vienés. De hecho llegó a

exhibir los documentos que acreditaban su paso por Viena en la pared de su

consultorio57. Otro caso es el del magistrado César Camargo y Marín, que tomó como

punto de partida la critica al Edipo freudiano para introducir lo que consideraba el                                                                                                                54 FORRESTER, John, (2001), Partes de Guerra. El psicoanálisis y sus pasiones. Barcelona, Gedisa. 55 DAMOUSI; PLOTKIN, 2009. 56 PLOTKIN, 2009, p. 65. 57 En la correspondencia entre Sarró y su hija, éste le cuenta que ha comprado dos cartas de Charcot dirigidas a Gilles de Lataurette que colgará en su despacho junto con las cartas de Freud y su certificado de formación psicoanalítica en Viena. SARRÓ, Ramón, (1967), Correspondencia personal con Blanca Sarró Martin, 7 de septiembre de 1967, Ms. 9270/1, Capsa 20, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  31  

complejo último en el que se originaba toda la conducta delictiva y que denominó

Complejo de Caín, a partir del que propuso reinterpretar todas las figuras de delito del

código penal y civil. Camargo se consideraba de los primeros autores en introducir el

inconsciente en el campo de la justicia, artífice por ello de su propia versión del

psicoanálisis adaptado al derecho y la criminología.

La incorporación del psicoanálisis en España estuvo intrínsecamente ligada a

cierta idea de modernidad, donde por ejemplo, la construcción de un modelo de

ciudadano y, en contraposición, un discurso sobre la peligrosidad social de

determinados individuos, encontraron en el mecanismo de satisfacción pulsional

freudiana una fórmula científica para fundamentar la sospecha sobre toda la población y

justificar así posibles intervenciones en materia de orden y seguridad58. Así mismo, la

incorporación de España al movimiento de reforma sexual internacional y el contexto

de crisis y cambio social de las primeras décadas del siglo XX, encontraron en el

psicoanálisis un argumento científico desde el que legitimar un nuevo orden ético,

relacionado con ciertas políticas de emancipación femenina y medidas de control

eugenésico59. En este proceso, el psicoanálisis facilitó un discurso público sobre

sexualidad, al mismo tiempo que fue usado como herramienta para normativizar el

placer, criminalizar el deseo inconsciente, o preservar la higiene de la raza mediante el

mecanismo de la sublimación. Así visto, el psicoanálisis funcionó como un sistema de

ideas y creencias que ofrecía interesantes mecanismos para subjetivar la norma social,

de gran utilidad para el poder, capaz de regular y dirigir a las personas. Incluso el

catolicismo, inicialmente crítico con el pansexualismo de Freud, ejerció su propia

hermenéutica sobre el psicoanálisis, custodiando primero el dogma católico a partir del

que reinventó un pensamiento freudiano apto para la vida religiosa, donde lo que queda                                                                                                                58 Sobre peligrosidad social en España véase CAMPOS, Ricardo (2013), “La construcción del sujeto peligroso en España (1880- 1936). El papel de la psiquiatría y la criminología”, Asclepio, 65 (2), p017. doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2013.17; CAMPOS, Ricardo, (2016c), “La conjura del peligro: psiquiatría y peligrosidad social en la Segunda República y el primer franquismo (1931-1960), en CAMPOS, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (coords), Psiquiatría e higiene mental en el primer franquismo, Madrid, Catarata, pp. 112-144; sobre la relación entre psicoanálisis y peligrosidad social véase LÉVY LAZCANO, Silvia, (2016a), “Delitos inconscientes. Psicoanálisis y teoría penal durante la Segunda República española”, Culturas Psi/Psy Cultures, 6, (2016), pp. 34-64; LÉVY LAZCANO, Silvia, (2016b), “Prevenir, rehabilitar y sancionar. La incorporación de las ideas psicoanalíticas a la psiquiatría forense. 1930-1950”, en CAMPOS MARÍN, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (eds.): Psiquiatría e higiene mental en el primer franquismo, Madrid, La Catarata, pp. 145-174. 59 Véase LÉVY, Silvia; HUERTAS, Rafael (2018), “From outrage to normalization: Uses of psychoanalysis by the Spanish sexual reform movement (1920-1939)”. Cuadernos de Historia Contemporánea, 40, pp. 33-49.

Introducción

  32  

reflejado es el interés de la Iglesia por no quedar excluida de la modernidad.

Trazar la historia desde esta perspectiva nos permite recorrer las diversas

apropiaciones y reformulaciones en las que queda ampliamente cuestionado el supuesto

carácter liberador y emancipador per se del psicoanálisis, o la idea de que el

psicoanálisis sólo podría imponerse bajo condiciones de libertad. Sobre el primer punto,

son interesantes los trabajos de Michel Foucault60 y Robert Castel61, en los que se

abordan las relaciones entre el dispositivo psicoanalítico y su régimen interno de poder.

Respecto a la segunda idea, los estudios históricos del psicoanálisis bajo regímenes

autoritarios muestran hasta qué punto es necesario replantearse buena parte de esta

mitología psicoanalítica, que se transmite de autor en autor, de forma acrítica y sin

cuestionamiento ninguno. Pueden consultarse en este sentido el trabajo de Silvana Veto

para Chile en Psicoanálisis en Estado de Sitio 62 , la recopilación de estudios

comprendidos en Psychoanalysis and Politics. Histories of Psychoanalysis under

Conditions of Restricted Political Freedom63, o los capítulos dedicados al franquismo

dentro de esta misma tesis, a partir de los que se puede concluir que, si el régimen

encontró algo útil en la práctica del psicoanálisis, permitió las circunstancias necesarias

para la difusión de la teoría o la incorporó sin excesivos condicionamientos.

No hay nada en el psicoanálisis que lo defina necesariamente como una teoría o

una praxis antiautoritaria, o que lo relacione con la izquierda emancipadora o la

liberación sexual. Más bien la historia nos muestra hasta qué punto el psicoanálisis

también soporta ciertas apropiaciones en los límites éticos de lo que Freud habría

considerado. Al psicoanalista, convencido de que bajo la teoría y la praxis que él mismo

defiende, no cabrían ciertas formulaciones prácticas, le cuesta en ocasiones asimilar este

punto de la historia de su propia disciplina. No obstante pensamos que conocerla

redundaría precisamente en beneficio de su praxis y en la posibilidad de repensar su

                                                                                                               60 Foucault trata la cuestión del psicoanálisis varias veces a lo largo de su obra. Véase por ejemplo FOUCAULT, Michel, (1980), Historia de la sexualidad. La voluntad de saber, Madrid, Siglo XXI; FOUCAULT, Michel, (1987a), Historia de la sexualidad. El uso de los placeres, Madrid, Siglo XXI; FOUCAULT, Michel, (1987b), Historia de la sexualidad. La inquietud de sí, Madrid, Siglo XXI; FOUCAULT, Michel, (2005), La hermenéutica del sujeto. Curso del Collège de Francia (1982) Madrid, Akal; BIRMAN, Joël, (2008), Foucault y el psicoanálisis, Buenos Aires, Nueva Visión. 61 CASTEL, Robert, (2014 [1981]), El psicoanalismo. El orden psicoanalítico y el poder, Buenos Aires, Nueva Visión. 62 VETÖ HONORATO, Silvana, (2013), Psicoanálisis en estado de sitio, Santiago de Chile, FACSO-El Buen Aire. 63 DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano Ben, (2012), Psychoanalysis and Politics. Histories of Psychoanalysis under Conditions of Restricted Political Freedom, New York, Oxford University Press.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  33  

ética clínica.

La historia celebratoria, de héroes y personajes luchadores contra la norma de

sus tiempos, ha influido enormemente en la difusión de un imaginario mitificado sobre

la figura del psicoanalista y su supuesta praxis revolucionara. Todo sucede en una

operación que se fundamenta en una genealogía vacía que situaría a Freud y el

descubrimiento del inconsciente en el punto de partida de este relato, repetido a través

de las épocas y de los psicoanalistas, donde se construye una ficción sobre lo que el

psicoanálisis es y sobre lo que el psicoanalista debería ser. No obstante, lo que este

mito de origen oculta es precisamente esa historia que molesta y que cuestiona el lugar

imaginario del psicoanalista. Despojados de este linaje, queda preguntarse por los usos

y los viajes que hizo el psicoanálisis, en los que se cuestiona el lugar del psicoanalista

desde el plano cultural y político de una época concreta, descubriéndonos que, en todo

caso, es el sujeto el que ejerce una praxis más o menos ética, más o menos

revolucionaria, sin que el psicoanálisis le asegure mágicamente nada.

Esta complejidad es a la que pretendemos apuntar y, aunque la labor de exhumar

fuentes y documentos de archivo requiera inicialmente de cierta organización

disciplinar, es deseable avanzar en la línea del “campo de problemas” para un mayor

reflejo de la realidad del objeto de estudio. En consecuencia, consideramos importante

mantener una postura crítica no sólo en relación a las formas de recepción y apropiación

del psicoanálisis, sino también, como parece obvio, en la perspectiva desde la que nos

acercamos al campo en el que estas ideas actúan y son reformuladas. Los discursos y

estrategias relacionadas con la higiene, la sexualidad, la criminalidad y la educación

forman parte de un conjunto de saberes encargados de garantizar la salud y el bienestar,

pero también de controlar a determinados conjuntos de población: en este sentido, están

estrechamente relacionados con los poderes públicos y se sitúan dentro de los

programas de defensa social que surgen en el marco del estado liberal64

El afianzamiento del orden social y político de los estados liberales trajo

aparejada una nueva racionalidad, en la que se configuraba un ideal de ciudadanía,

vinculado a la sociedad moderna, donde la moral tradicional sería reemplazada por

nuevas formulas éticas. A fin de mantener este nuevo marco normativo, se gestó todo

                                                                                                               64 HUERTAS GARCÍA-ALEJO, Rafael, (2008), Los laboratorios de la norma. Medicina y regulación social en el Estado Liberal, Barcelona, Octaedro-CSIC, p. 13.

Introducción

  34  

un entramado de estrategias, saberes y prácticas. La preservación del nuevo orden social

provendría de la obediencia de los ciudadanos que, en el ejercicio de su libre voluntad,

obedecerían las leyes del Estado, guardián del “pacto social” y garante del bienestar y la

seguridad. No obstante, como han estudiado numerosos historiadores, esta obediencia

no es el fiel reflejo de esas “voluntades libres”, sino que existió un fuerte aparato

coercitivo y una lógica de adhesión de voluntades, que lejos de operar por fuera del

modelo de libertad, se fundamentaba precisamente en él, incidiendo a través de

formulas de persuasión y regulación del sujeto con las que fue posible manipular los

deseos y las voluntades, sin necesidad de operar por coerción.65.

El estado liberal usó los discursos y recursos de la ciencia como herramienta

para restituir la norma moral de los desviados y en general operar sobre determinados

grupos de individuos, estableciendo perfiles de normalidad y anormalidad. En este

sentido, la incorporación de los saberes sobre el comportamiento y la psique fueron

clave, aportando un aparato de regulación y normalización social con capacidad de

intervenir en los lugares más recónditos del individuo. De este modo, dichos saberes

además sirvieron como discursos intermediarios no sólo entre el individuo y la norma,

sino también entre el individuo y los otros y entre el individuo y sí mismo.

En el campo de acción de la higiene y la defensa social confluyeron las

principales élites intelectuales del país, entre ellos, psiquiatras, médicos, juristas,

maestros, pedagogos, escritores, políticos, religiosos, etc. En él, el control y la dirección

del individuo, de su participación “voluntaria”, y sobre todo de su regulación social,

fueron el principal activo. Y, sin renunciar a los grandes dispositivos de control

coercitivo (cárcel y manicomio principalmente), que no desaparecerían como garantes

últimos del orden público, este proyecto fue poco a poco sustituyendo una retórica de

exclusión por un programa de interiorización de la norma moral mediante mecanismos

de mediación psicológica y pedagógica. No se trataría por tanto, de un poder

disciplinario sobre el individuo, si no de un mecanismo regularizador que opera en el

conjunto social, y define una normalidad66.

                                                                                                               65 ROSE, Nikolas, (1999a), Powers of Freedom. Reframing Political Thought, Cambridge, Cambridge University Press; HUERTAS, 2008. 66 Esto es lo que Foucault articula en el paso del poder disciplinario al poder de regularización o biopoder en FOUCAULT, Michel, (2010), Hay que defender la sociedad. Curso del Collège de France (1975-1976), Madrid, Akal. También en FOUCAULT, Michel (2008), Seguridad, territorio y población. Curso del Collège de France, (1977-1978), Madrid, Akal; y FOUCAULT, Michel, (2009), Nacimiento de la biopolítica. Curso del Collège de France (1978-1979), Madrid, Akal. Véase también FECTEAU, Jean-

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  35  

En este contexto, el psicoanálisis facilitó una operación fundamental. Freud

había desdibujado los límites entre lo normal y lo anormal, entre lo normal y lo

patológico, y había proyectado nuevas categorías para nombrar la normalidad y el

germen del peligro dentro de ella. Así entendido, el psicoanálisis no sólo ofrecía

herramientas para operar sobre el desviado, sino que extendía su campo de acción al

conjunto social, a la vida cotidiana. Bajo la fórmula de la pulsión, todos los individuos

son potencialmente peligrosos y al mismo tiempo portadores del mecanismo de

regulación (la represión, la sublimación), lo que supone la interiorización misma de la

tensión entre peligrosidad y seguridad ciudadana, situando en el centro de este campo

de fuerzas al yo y, siguiendo con el argumento, al Estado.

En el proceso de expansión de un lenguaje en clave psicológica,

intrínsecamente ligado a la evolución del estado liberal y al desarrollo de una cultura

moderna67, es donde se enmarca el atractivo del psicoanálisis y adquiere pleno sentido

la hipótesis de partida de este trabajo, esta es, que es en el campo de acción de la

defensa social donde se formulan las principales apropiaciones del psicoanálisis en

España.

Para contrastar esta hipótesis, se considerará la noción de campo, tal y como la

concibe Bourdieu: un espacio dialéctico integrado por los principales agentes que

intervienen en él, en un proceso activo modelado por el habitus que rige su acción, pero

que al mismo tiempo es moldeado en las mismas estructuras del campo68. El habitus no

es un conjunto de propiedades de los agentes, o una serie de características con valor en

sí, sino que es “una matriz de disposiciones que actúan como esquemas organizadores

de la acción y del pensamiento en los agentes sociales considerados. Esas disposiciones

son el resultado de la trayectoria seguida por el agente en el interior de los mundos

sociales que va atravesando, desde el medio familiar y escolar hasta el ámbito de su

actividad profesional o política”69. A través de este concepto, Bourdieu explica las

concordancias entre lo subjetivo y las estructuras objetivas, es decir, el proceso por el

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   Marie; HARVEY, Janice (2005), La régulation sociale entre l´acteur et l´institution. Pour une problématique historique de l´interaction, Queébec, Presses de l´Université du Québec. 67 Sobre esta idea, es interesante el trabajo de Eva Illouz en el que formula el surgimiento del homo sentimentalis y el habitus emocional en el seno de la sociedad capitalista. Ver ILLOUZ, Eva, (2007), Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo. Buenos Aires, Katz. 68 VAZQUEZ, Francisco, (2009), La filosofía española: herederos y pretendientes. Una lectura sociológica (1963-1990). Madrid, ABADA Editores, p. 28. 69 VAZQUEZ, 2009, p. 27

Introducción

  36  

cual lo social se interioriza en los individuos70. Así mismo, el habitus se relaciona con

la noción de capital, que sería un producto del campo, que define posiciones y grados

de fuerza social entre los agentes. En consecuencia podemos considerar que en las

tensiones y las pugnas que estructuraron el campo de acción de la defensa social, en las

que se consolidó la construcción del yo moderno y su concordancia con el Estado y la

estructura social, el psicoanálisis funcionó como capital simbólico, definiendo

relaciones y fuerzas de poder entre los agentes del campo.

Desde esta perspectiva, la formación de una cultura psicoanalítica en España,

fue más bien el resultado de una confrontación de fuerzas, difícilmente abordable a

partir una reconstrucción lineal, como sería aquella elaborada por el movimiento

psicoanalítico, por lo que, en rigor con la perspectiva metodológica que venimos

exponiendo, es importante ampliar nuestro objeto de estudio. Para ello, han sido

especialmente relevantes los trabajos de Rafael Huertas y Ricardo Campos71, y su

enfoque a la hora de analizar las estrategias y los agentes implicados en un paradigma

amplio sobre higiene y defensa social. Ambos autores, por separado y en colaboración,

han remarcado, desde diversos ángulos, el lugar que ocupan la medicina y la psiquiatría

                                                                                                               70 HUERTAS, 2008, p. 23. Bourdieu define el habitus en varias ocasiones a lo largo de su obra. Una de las definiciones más extendidas es la que lo define como: “Los acondicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia (…), sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente “reguladas” y “regulares” sin ser el producto de la obediencia a reglas, y, a la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser producto de la acción organizadora de un director de orquesta” (BOURDIEU, Pierre, (1991), El sentido práctico, Madrid, Taurus, p. 92) Sobre este concepto véase MARTÍNEZ GARCIA, José Saturnino, (2017), “El HABITUS. Una revisión analítica”, Revista Internacional de Sociología, 75 (3), doi:http://dx.doi.org/10.3989/ris.2017.75.3.15.115. 71Véanse entre otros, HUERTAS, Rafael, (2002a), Organizar y persuadir. Estrategias profesionales y retóricas de legitimación de la medicina mental española (1875-1936), Madrid, Frenia; HUERTAS, Rafael(1992), Del manicomio a la salud mental. Para una historia de la psiquiatría pública, Madrid, Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social; HUERTAS, Rafael, (2004), El siglo de la clínica. Para una teoría de práctica psiquiátrica, Madrid, Frenia; ÁLVAREZ PELÁEZ, Raquel; HUERTAS GARCÍA-ALEJO, Rafael, (1987), ¿Criminales o locos? Dos peritajes psiquiátricos del Dr. Gonzalo R. Lafora, Madrid, CSIC; CAMPOS, Ricardo (1997b), Alcoholismo, Medicina y Sociedad en España (1876-1923), Madrid, CSIC; CAMPOS, Ricardo, (1997a), “Higiene mental y peligrosidad social en España (1920-1936)” Asclepio, 49(1), pp. 39-59; CAMPOS, Ricardo; HUERTAS, Ricardo (1998), “Estado y asistencia psiquiátrica en España durante el primer tercio del siglo XX”, Revista de la Asociación Española de Neurospsiquiatría, 18, pp. 99-108; CAMPOS, Ricardo; MARTÍNEZ, J.; HUERTAS, Rafael, (2000), Los ilegales de la naturaleza. Medicina y degeneracionismo en la España de la Restauración (1876-1923), Madrid, CSIC; CAMPOS, Ricardo; HUERTAS, Rafael, (2008), “Los lugares de la locura: Reflexiones historiográficas en torno a los manicomios y su papel en la génesis y desarrollo de la psiquiatría”, Arbor, 76, pp. 471-480.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  37  

dentro de la historia política, social y cultural de España72. Desde ahí, realizan

importantes contribuciones a la historia cultural de las subjetividades, como el libro de

Campos, El caso Morillo: crimen, locura y subjetividad en la España de la

Restauración73, o las monografías de Huertas Historia cultural de la Psiquiatría74, y la

más reciente Otra historia para otra psiquiatría75. En estos trabajos, la historia es

utilizada como una herramienta epistemológica que nos permite indagar en las

estrategias de regulación social y en la subjetivación de la norma, y nos recuerda que las

enfermedades mentales son construcciones discursivas revisables y sujetas a cambios

sociales y culturales. En consecuencia con este enfoque surge, a nuestro juicio, una de

las principales potencias del trabajo histórico, a saber, su capacidad para pensar el

presente que, en el ámbito de la historia “psi”, se traduce en la posibilidad para repensar

la clínica.

Partiendo de estos estudios, y dentro del campo de problemas que pueden

situarse bajo el concepto de defensa social, hemos diferenciado, de forma operativa, tres

ejes de análisis: la higiene mental, la criminología y la sexualidad. Aunque en el

proyecto inicial de la tesis estos tres espacios organizaban de forma mucho más visible

el desarrollo argumentativo, el propio proceso de investigación y la dificultad intrínseca

a la hora de trazar entre ellos algún tipo de frontera –la mayoría de las veces nada

evidente- ha dado como resultado una división por problemas, que aunque mantiene

estos tres ejes, no siempre los diferencia.

3. Hipótesis, objetivos, estructura y recursos materiales.

a. Hipótesis: La defensa social y el psicoanálisis.

Atendiendo a la perspectiva histórica y a la metodología que acabamos de

definir, consideramos que el psicoanálisis tuvo una implantación mucho más rica y

compleja que la que hasta ahora ha sido analizada para el caso español.

Al descentralizar el punto de vista de la ortodoxia y la historia de la disciplina,

descubrimos que en el proceso de circulación de las ideas psicoanalíticas, lo que se                                                                                                                72 Véase como reflexión metodológica HUERTAS, Rafael, (2001), “Historia de la psiquiatría ¿por qué? ¿para qué?. Tradiciones historiográficas y nuevas tendencias”, Frenia, 1(1), pp. 9-36. 73 CAMPOS, Ricardo (2012), El caso Morillo: crimen, locura y subjetividad en la España de la Restauración, Madrid, Frenia. 74 HUERTAS, Rafael, (2012b), Historia cultural de la Psiquiatría, Madrid, Catarata. 75 HUERTAS, Rafael, (2017b), Otra historia para otra psiquiatría, Barcelona, Xoroi.

Introducción

  38  

recibe y al mismo tiempo lo que se apropia y reformula, no es una teoría hermética o

una institución, sino un conjunto de categorías que sirven para pensar viejos y nuevos

problemas sobre los que no puede trazarse un desarrollo único y lineal.

Rehusando tomar como punto de partida las retóricas guiadas por el análisis de

las resistencias y el rechazo, esta investigación comienza con la pregunta sobre las

características que explicarían el éxito del proceso de expansión del psicoanálisis en

España. La hipótesis inicial es que la dirección que prevaleció a la hora de recibir y

reformular el psicoanálisis fue aquella que lo relacionaba con el campo de acción de la

defensa social, y no tanto con una formulación exclusivamente clínica o institucional.

Las diferentes apropiaciones del psicoanálisis estuvieron guiadas por el interés

en controlar, sancionar y reprimir, pero también en regular, administrar, clasificar,

educar, rehabilitar, persuadir o dirigir, según un modelo socio-económico u otro, y

dentro de la evolución política del estado liberal.

Así visto, el psicoanálisis se definiría por su capacidad polisémica y

performativa, que lo convierte en un conjunto de ideas y categorías de gran utilidad para

pensar problemas locales y actuar sobre los diversos cambios sociales y la construcción

de imaginarios (feminidad, delincuencia, peligrosidad, sexualidad, infancia, etc.) en

connivencia con la agencias implicadas en la construcción de estrategias de orden y

regulación del individuo y la sociedad.

b. Objetivo general: historia cultural del psicoanálisis.

El punto de partida de esta tesis es cuestionar los relatos que parten de la

resistencia o el rechazo de España al psicoanálisis según una definición canónica y

estática que sirve para distinguir desviaciones de la norma, y que marca un esquema a

priori sobre las etapas y las condiciones que un país o una sociedad concreta ha de

cumplir para que podamos hablar de “verdadera” implantación del psicoanálisis.

Según esta idea, el objetivo general de esta tesis es mostrar las características, la

riqueza y la complejidad de las diferentes apropiaciones y usos del psicoanálisis a lo

largo de la primera mitad del siglo XX y su relación con los problemas locales del país.

¿Cuáles fueron las características y a qué obedecían las apropiaciones del

psicoanálisis?, ¿con qué problemas convivió y qué nuevos problemas generó?, ¿cuáles

fueron los usos que se hicieron del psicoanálisis, tanto en una dimensión especializada,

como en los sectores más populares?

Para ello los objetivos parciales están atravesados por tres ejes de análisis:

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  39  

sexualidad, criminología e higiene mental, y sus continuidades y discontinuidades entre

la Segunda República y el primer franquismo.

c. Objetivos parciales: sexualidad, criminología e higiene mental.

-Discutir el contexto de recepción del psicoanálisis en España y la orientación de las

primeras lecturas y reformulaciones del pensamiento de Freud.

-Estudiar cuál fue el papel que tuvieron las ideas psicoanalíticas en los discursos y

estrategias de la Reforma Sexual sobre Bases Científicas de los años 20 y 30 (sesiones y

congresos científicos, literatura médica y de consejos, divulgación popular, etc.) y su

desenlace en las reformas legales de la Segunda República (divorcio, aborto).

-Determinar la relación entre medicalización sexual y el estallido de una cultura erótica

durante las primeras décadas del siglo XX, en relación al uso de categorías

psicoanalíticas.

-Analizar y discutir las relaciones entre ideología y psicoanálisis.

-Estudiar cuál fue el uso que se hizo del psicoanálisis en los debates sobre peligrosidad

social y su relación con los cambios en materia penal en España.

-Estudiar las relaciones entre la criminología moderna, el determinismo de la escuela

positivista y el psicoanálisis, en la construcción de una nueva comprensión sobre el

delito y la delincuencia.

-Estudiar y discutir el supuesto rechazo que la Iglesia católica y la psiquiatría franquista

habrían ejercido sobre Freud y sus ideas. Y, en este sentido, analizar la orientación que

tuvieron las reformulaciones del psicoanálisis en su vínculo con la psicoterapia religiosa

y la higiene mental en un contexto de cambio social.

-Analizar la relación entre la evolución de un lenguaje y una cultura en clave

psicológica y la difusión del psicoanálisis en publicaciones de masas, tales como

revistas femeninas, colecciones de divulgación sobre pedagogía e higiene, revistas de

humor, novelas, etc.

-Desentrañar los diversos usos y apropiaciones que se hicieron del mecanismo de la

sublimación: qué problemas resolvía y cuáles generaba en los diferentes contextos que

aborda este trabajo.

d. Estructura:

Esta tesis está dividida en cinco capítulos. Los tres primeros se corresponden con el

Introducción

  40  

período anterior a la guerra civil, y los capítulos cuatro y cinco con el primer

franquismo.

En el primer capítulo analizamos el contexto de recepción del psicoanálisis y

discutimos el interés que guió las primeras lecturas y comentarios sobre la obra de

Freud. Se ha abordado, así mismo, el inicio de la práctica y la enseñanza del

psicoanálisis en España en relación al movimiento de higiene mental, el aumento de

obras psicoanalíticas de autoría española y las noticias sobre la expansión del

psicoanálisis en Europa. Dentro de este contexto, y debido al acceso a documentos

inéditos, hemos considerado relevante, dedicar un apartado a la figura de Ramón Sarro

y, en relación a éste, al lugar que ocupó el bilbaíno Ángel Garma76.

El segundo capítulo se centra en las críticas y reformulaciones que vivió la teoría

sexual freudiana en las primeras décadas del siglo XX. Se analiza, en relación a este

proceso, la construcción de una nueva moral sexual sobre bases científicas –con

acciones derivadas del campo pedagógico, jurídico, médico, etc.- y la proliferación de

discursos sobre sexualidad, relacionados con un contexto de cambio social y de

modernización de los núcleos urbanos del país. A partir del análisis de revistas no

especializadas y de difusión masiva, hemos podido estudiar en qué sentido conviven y

se relacionan las ideas de Freud con determinadas ideas revolucionarias, la emergencia

de nuevas identidades de género o el inicio de un cultura erótica en España,

comúnmente denominada sicalipsis.

El capítulo tercero se articula en torno a la construcción de una nueva

comprensión del delito y del delincuente, directamente relacionada con los discursos

sobre higiene mental y peligrosidad social de los años 20 y 30 que enfrentaron a

médicos y juristas a la hora de deliberar sobre la responsabilidad del loco que cometía

un delito. El mecanismo pulsional y la sublimación freudiana fueron en este contexto

herramientas de gran utilidad, que permitían desdibujar los límites entre locura y

delincuencia y justificar la intervención de médicos y psiquiatras en cuestiones de

seguridad. Hemos analizado las propuestas concretas de magistrados y psiquiatras en

relación a las medidas de prevención, rehabilitación y sanción de la peligrosidad y la

delincuencia, donde destacó la figura del magistrado César Camargo y Marín, autor                                                                                                                76 No pretendemos exaltar las biografías, las hazañas o las genialidades de ninguno de estos autores. Más bien hemos querido trazar cierta trayectoria vital y el papel que ocuparon ambos personajes en su contexto, por lo que, como consecuencia, se matizan las grandes construcciones biográficas. Una mirada crítica sobre el enfoque biográfico en historia puede verse en HUERTAS, Rafael (2017d) “El retorno de lo biográfico en la historia de la psiquiatría”, en MATUSEVICH, Daniel (ed.), ¿Quién hace la historia? Biografías de psiquiatras Argentinos, Buenos Aires, LetraViva, pp. 9-24.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  41  

poco estudiado por la historiografía española. Así mismo se han abordado las

características de la técnica forense psicoanalítica y el uso del psicoanálisis en los

Tribunales de Justicia.

El capítulo cuarto se centra en la depuración política y doctrinal que vivió el

psicoanálisis a lo largo del primer franquismo. Los argumentos anti-freudianos tuvieron

una dirección principalmente política, relacionada con el escenario de enfrentamientos

entre los partidarios del franquismo y los principales actores de las reformas

republicanas. Se han estudiado las reformulaciones que, una vez depuradas las

responsabilidades políticas, se sucedieron en el plano doctrinal, principalmente en dos

ámbitos profesionales: la psicoterapia y la religión. Así mismo, nos ha parecido

importante dedicar un apartado a la consolidación de la primera sociedad psicoanalítica

miembro de la IPA, y su relación con el paso de la higiene a la salud mental y la

reformulación religiosa de la psicoterapia.

En el capitulo quinto se analizan las principales continuidades y

discontinuidades entre la moral sexual y la criminología de las décadas de 1920 y 1930,

y el primer franquismo. Hemos planteado además la relación entre la entrada en el

capitalismo de masas, la difusión de un lenguaje psicológico en clave de consumo y el

psicoanálisis.

e. Recursos materiales:

A partir del campo metodológico que hemos definido, y que tiene origen en los estudios

sobre historia de la ciencia e historia cultural del psicoanálisis, esta investigación se ha

ido configurando en medio de diversos dominios trasversales (sexualidad, eugenesia,

criminología, medicina, psiquiatría, psicología), cada uno de ellos de gran amplitud

bibliográfica y académica. En este sentido, junto al trabajo de archivo que se detalla al

final de este apartado, ha sido fundamental el contacto con diversos especialistas en

estas áreas, que ha sido posible gracias a las tres estancias realizadas en Paris (2015),

Buenos Aires (2016) y Barcelona (2017), y al contrato de investigación (FPI 2013-

MINECO) que he disfrutado en el Instituto de Historia del CSIC, donde he podido

aprender y discutir sobre todas estas cuestiones, principalmente con Ricardo Campos y

Rafael Huertas.

Así mismo quiero destacar los intercambios que he podido realizar en los

congresos de la Red Iberoamericana de Historia de la Psiquiatría en México 2014 y

Chile 2016, en los que he participado –al igual que en numerosas actividades de carácter

Introducción

  42  

científico- gracias a los recursos económicos de los proyectos del Ministerio de

Economía y Competitividad “Prácticas asistenciales y estrategias de institucionalización

de la psiquiatría franquista (1939-1960)” (HAR2012-37754-C02-01) dirigido por

Ricardo Campos; y “Psiquiatría y cambio social (PSICAS - HIST)” dirigido por Rafael

Huertas (HAR2015-66374-R).

En la estancia en el Centre Alexandre-Koyré (CAK-École de hautes études en

sciences sociales du CNRS) de Paris (2015), fueron de gran interés los seminarios

coordinados por Annick Ohayon y Jacqueline Carroy sobre historia de los saberes “psi”,

y el seminario de Marc Renneville sobre historia de la justicia. Así mismo, contacté con

Anne-Cécile Druet, que me brindó valiosos consejos sobre cómo abordar la historia del

psicoanálisis, además de ofrecerme generosamente una gran cantidad de fuentes y

documentos de su archivo de trabajo. En L´École Normale supérieure de Paris asistí al

seminario de Élisabeth Roudinesco, en el que me adentré en una de las perspectivas

posibles a la hora de abordar la historia del psicoanálisis con una de sus principales

autoras. Sin embargo, fue en mi segunda estancia en Argentina (2016) donde abordé

con mayor profundidad los diversos estilos y tradiciones dentro de la historia del

psicoanálisis, gracias al contacto con los miembros de la cátedra I de Historia de la

Psicología de la Universidad de Buenos Aires, dirigida por Hugo Vezzetti y codirigida

por Alejandro Dagfal; y al grupo de trabajo del Instituto de Desarrollo Económico y

Social (IDES) coordinado por Mariano Ben Plotkin. Fue en este último equipo donde

pude discutir de forma más exhaustiva sobre esta investigación, que desde este

momento tomó un giro metodológico decisivo, igualmente apoyado por la colaboración

con Mariano Ruperthuz en Chile. Los comentarios y aportes de Mauro Vallejo, así

como el contraste con las investigaciones en historia de la eugenesia y defensa social de

Gustavo Vallejo, Marisa Miranda, César Leyton y Marcelo Sánchez también fueron

relevantes a la hora de integrar una visión más amplia a nivel de enfoques y

metodología. Por último la estancia en el Centre d´Història de la Ciència (CEHIC) de la

Universidad Autónoma de Barcelona (2017) me ofreció la oportunidad de contrastar los

principales resultados de esta investigación con varios miembros del CEHIC, entre ellos

Annete Mülberger, Mònica Balltondre, Fernando Vidal, Jon Arrizabalaga y Jorge

Molero, todos ellos de gran generosidad en sus comentarios y aportes a esta tesis.

Todas estas actividades se han ido intercalando y acompañando con una lectura

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  43  

continua de bibliografía relativa al marco metodológico y teórico que ha sido descrito,

así como bibliografía secundaria sobre historia de los saberes “psi” y las diversas áreas

que la cruzan, el trabajo de archivo (Biblioteca Nacional de España, Biblioteca de la

Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, Biblioteca Tomás Navarro

Tomás, Biblioteca de Catalunya, Bibliothèque nationale de France, Bibliothèque

Sigmund Freud, Biblioteca Pública de la Universidad Nacional de la Plata, Biblioteca

Peco en el Instituto de Derecho Penal de la Universidad Nacional de la Plata, Biblioteca

del Tribunal Oral de La Plata) y el vaciado de revistas especializadas, prensa nacional y

revistas de difusión popular e ilustrada. Así mismo quiero destacar el acceso al archivo

personal de Ramón Sarró, custodiado por la Biblioteca de Catalunya, en el que he

podido relevar importante material inédito. A este respecto, quiero señalar que, debido

al propio volumen del archivo y los objetivos mismos de esta tesis, no se han incluido

gran parte de los resultados de esta consulta, que sin lugar a dudas serán objeto de

futuras investigaciones.

                   

Introducción

  44  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO 1

FREUD, EL PSICOANÁLISIS Y LA HIGIENE MENTAL

EN ESPAÑA

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  47  

1.1 El regeneracionismo científico de finales del XIX y principios del siglo XX:

un contexto para recibir el psicoanálisis.

España, 1898. La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, últimas colonias del

Imperio español en América y Asía sume al país en una profunda crisis que fragua

definitivamente el contexto de cambio de siglo1. La caída del mito imperial deja ver la

pobreza y las ruinas de la realidad española: un país dolido que, sin embargo, no quiere

saberse derrotado y busca con empeño su glorioso resurgir como nación.

El despertar y la regeneración del país se fundamentó en la invocación de ese

pasado imperial intentando, en muchos casos, traer al presente las antiguas instituciones

inquisitoriales que aseguraron en su día la potencia de la nación española2. En palabras

del historiador José Álvarez Junco: “Un Estado- o una maquinaria política que aspire a

convertirse en Estado- no puede sobrevivir en hibernación ni justificarse a partir de

glorias pretéritas. Los proyectos nacionales, por mucho que pretendan rendir culto a la

historia y ampararse en ella, sólo tienen viabilidad si sirven a metas políticas actuales,

es decir, de futuro”3. Pero en España, la idealización del pasado fue un elemento

fuertemente enraizado y de difícil dinamización política y social.

1898 supuso entonces el estallido de una crisis generalizada, sin consecuencias

catastróficas a nivel político o económico, pero si en relación a la nación. Fue una crisis

de conciencia, donde lo que estaba en juego era la construcción de la identidad

nacional4. Políticos, periodistas e intelectuales reaccionaron de diversas maneras ante

esta situación, en un intento por determinar y reconstruir simbólica y materialmente los

                                                                                                               1 Conocido como el “desastre” del 98, representa el inicio de la crisis de la Restauración española. Para un análisis de este período en relación a la construcción de la idea de nación en España. Véase ÁLVAREZ JUNCO, José, (2001), Mater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX., Madrid, Taurus; BAHAMONDE MAGRO, Ángel; MARTÍNEZ MARTÍN, Jesús Antonio, (1994), Historia de España, siglo XIX, Madrid, Cátedra; BALFOUR, Sebastian, (1997), El fin del Imperio Español (1898-1923), Barcelona, Crítica. 2 Varios de los promotores de estas ideas, en las que se reflejaron las disputas sobre búsqueda de “la esencia hispana”, se reunieron en la revista Acción Española. Fundada en 1931, recogía los principios ideológicos de una corriente de intelectuales de marcado signo monárquico y católico que defendieron la reconstrucción de la vieja España, a través de las organizaciones monárquicas alfonsinas. Entre sus integrantes se encontraban autores como Ramiro de Maeztu, miembro de la conocida Generación del 98, el marqués de Quintanar, Víctor Pradera y José Mª Pemán. Sobre Acción Española véase MORODO, Raúl (1985), Los orígenes ideológicos del franquismo: Acción Española, Madrid, Alianza Editorial; también GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro (1998), Acción Española. Teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-1936), Madrid, Tecnos. Sobre el concepto de hispanidad véase RUBERT DE VENTÓS, Xavier (1986), El laberinto de la Hispanidad, Barcelona, Anagrama. 3 ÁLVAREZ JUNCO, 2001, p. 585. 4 ÁLVAREZ JUNCO, 2001, p. 586.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  48  

límites de aquello que entrañase lo genuinamente español. Pero la ejecución del

programa de nacionalización de la cultura y la sociedad española se topaba con un país

principalmente agrario, con una tasa elevada de analfabetismo y un deficiente programa

educativo, motivos que para algunos influyeron en la falta de patriotismo de las clases

más populares. Se inició así una literatura “nacionalizadora” que recorrió todas las

esferas y disciplinas. Se apelaba a la patria, al valor de lo propio, de aquello que

entrañase “lo español” como identidad y territorio.

En este contexto, voces como la de Joaquín Costa apelaron al fin del caciquismo

como forma de gobierno y a la necesidad mirar la realidad social del país y

modernizarlo5. También las propuestas reformistas de José Canalejas tuvieron una

importante plasmación en organismos como la Institución Libre de Enseñanza 6 ,

apuntando a la necesidad de lograr una fórmula de evolución pacífica que consiguiera

integrar las diferentes propuestas regeneracionistas y reformistas del sistema7.

En materia científica, este esfuerzo coincidió con la figura de Ramón y Cajal,

uno de los personajes más relevantes de la ciencia española, ganador del Premio Nobel

de Medicina en 1906. Su pensamiento, de raíz neurobiológica, marcó la formación de

toda una generación de médicos y científicos que estuvieron fuertemente influenciados

por sus estudios en neurohistología y del sistema nervioso8. También la labor científica

y el compromiso político que caracterizó a los médicos Luis Simarro9, José María

Esquerdo10 y Jaime Vera11 influyó en la generación de médicos, formada alrededor de

                                                                                                               5 COSTA, Joaquín (1901), Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España: Urgencia y modo de cambiarla. Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet. Véase LÓPEZ FORJAS, Manuel, (2016), “La revolución española según Joaquín Costa: un concepto entre la historia, la política y el derecho”, SÉMATA, Ciencias Sociais e Humanidades, 28, pp. 109-134. 6 Sobre la Institución Libre de Enseñanza y el krausismo en España véase GÓMEZ MOLLEDA, M. Dolores (1981), Los reformadores de la España contemporánea, Madrid, CSIC; JIMÉNEZ-LANDI, A. (1996), La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente, Barcelona, Edicions Universitat de Barcelona; MOLERO PINTADO, A (1985), La institución Libre de Enseñanza: un proyecto español de renovación pedagógica, Madrid, Anaya; DIAZ, E. (1989), La filosofía social del Krausismo español, Madrid; VÁZQUEZ ROMERO, José Manuel (coord.)(2009), Francisco Giner de los Ríos. Actualidad de un pensador krausista, Madrid, Marcial Pons Historia; LÓPEZ-OCÓN, Leoncio, (1997), “El fomento de la educación y de la ciencia en la sociedad española del sexenio democrático”, Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 28-29, pp. 127-148. 7 Véase TUSELL, Javier; MONTERO, Feliciano; MARÍN ARCE, José María (1997), Las derechas en la España contemporánea, Madrid-Barcelona, Anthropos-Universidad Nacional de Educación a Distancia. 8 Véase LÓPEZ-OCÓN CABRERA, Leoncio, (2007), “La voluntad pedagógica de Cajal, presidente de la JAE”, Asclepio, 59 (2), pp. 11-36; BARATAS DÍAZ, Alfredo, (2007), “Neurociencias en la Junta para Ampliación de Estudios”, Asclepio, 59 (2), pp. 115-136. 9 Véase VIDAL PARELLADA, Assumpsió, (2007), Luis Simarro y su tiempo, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 10 Véase REY, Antonio, “Clásicos de la psiquiatría española del siglo XIX: José María Esquerdo y Zaragoza, 1842-1912, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, vol. 3, n. 7, 1983. pp. 103-

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  49  

estas figuras, y encabezada por nombres como Nicolás Achucarro, José Manuel

Sacristán, José Sanchís Banús, Miguel Prados Such, Gonzalo Rodríguez Lafora,

Enrique Fernández Sanz, César Juarros, Emilio Mira, etc.

Además, junto a la influencia de los laboratorios de Cajal y Simarro en la

introducción de la neurobiología y la psicología experimental respectivamente, en 1907

se creó la Junta de Ampliación de Estudios (JAE), institución de la que Cajal fue

presidente desde su fundación hasta su muerte en 193412. La JAE desempeñó un papel

crucial en la formación de científicos e intelectuales españoles al ofrecerles la

posibilidad de viajar al extranjero y conocer diversas novedades en materia científica.

Estos autores fueron los que encabezaron la ciencia española durante las primeras

décadas del siglo XX, llevándola a su época de mayor esplendor13. Muchos de ellos se

reunieron alrededor de la revista Archivos de Neurobiología, fundada por José Ortega y

Gasset, Gonzalo Rodríguez Lafora y José Miguel Sacristán en el año 1920. Según

indicaban en la editorial del primer número, esta generación de científicos, conocida

como la “Generación de los Archivos de Neurobiología”14, buscaron “consolidar y

organizar este movimiento científico, para recoger la obra de los maestros y de las

nuevas generaciones de investigadores y para dar a conocer en los países progresivos la

labor de los estudiosos españoles” 15 . Fueron estos científicos e intelectuales los

primeros en leer a Freud en España y ofrecer noticias de ello.

El interés por la regeneración del pensamiento español y el empuje aperturista de

la JAE estuvo sin lugar a dudas en el origen de las primeras lecturas e informes de la

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   115; HUERTAS, Rafael (2002a), Organizar y persuadir. Estrategias profesionales y retóricas de legitimación de la medicina mental española. Madrid, Frenia, pp. 67 y ss. 11 Véase VILLASANTE, Olga. (2000), La introducción del concepto de «Parálisis General Progresiva» en la psiquiatría decimonónica española, Asclepio, 52 (1), pp. 53-72. 12 Véase SÁNCHEZ RON, José María (coord.), (1988), 1907-1987. La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas 80 años después. 2 vols. Madrid. CSIC. 13 Véase CAMPOS, Ricardo, VILLASANTE, Olga, HUERTAS, Rafael (Coords.), (2007), De la «Edad de Plata» al exilio. Construcción y «Reconstrucción» de la psiquiatría española, Madrid, Frenia; OTERO CARVAJAL, Luis Enrique; LÓPEZ SÁNCHEZ, José María (2012), La lucha por la modernidad. Las Ciencias Naturales y la Junta para Ampliación de Estudios. Madrid, Residencia de Estudiantes - CSIC; LÓPEZ SÁNCHEZ, José Manuel (2006), Heterodoxos españoles. El Centro de Estudios Históricos, 1910-1936, Madrid, Marcial Pons-CSIC; LÓPEZ SÁNCHEZ, José María, (2011), “Sapientia et Doctrina. Ciencias naturales y poder académico en España durante la Edad de Plata”, Revista Arbor, 187/752, pp. 1209-1220; LÓPEZ SÁNCHEZ, José María, (2012), “Una escuela, dos laboratorios: Neurociencias en la Junta para Ampliación de Estudios”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 32/116, pp. 805-825. 14 Véase GRACIA GUILLÉN, Diego, (1971), “Medio siglo de psiquiatría española: 1885-1936”, en Cuadernos de Historia de la Medicina Española, 10, pp. 305-339; y SÁNCHEZ LÁZARO, José, (1995), “Archivos de Neurobiología : los setenta y cinco años de la psiquiatría española”, en Archivos de Neurobiología, 58 (1), pp. 13-30. 15 Archivos de Neurobiología. 1920, tomo 1.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  50  

obra de Freud. En varias ocasiones el análisis inicial de la teoría freudiana pasaba por

un breve examen de “españolidad” que criticaba y adaptaba varias de sus ideas al

anhelado “pensamiento genuinamente español”; en otros casos, estas lecturas

impugnaban el pensamiento de Freud, lo que en cualquier caso servía para informar

sobre las novedades extranjeras, y estimular el debate científico16.

España, decía Ortega y Gasset, es como un “paradójico enfermo”, que no parece

querer salir de su estado de añoranza y anhelo de un pasado triunfal, impidiendo por

ello todo movimiento regenerador y aperturista17. Según el filósofo había que “centrar la

vida del intelecto español en los hábitos críticos” y “enriquecer la conciencia nacional

con el mayor número posible de motivos culturales” para impulsar la revitalización del

pensamiento español mediante un diálogo abierto con el contexto europeo. Una actitud

que le llevó a interesarse por las ideas de Freud, “una serie de doctrinas a mi modo de

ver, más que falsas, no verdaderas, pero científicamente sugestivas”18. Entre 1910 y

1911 publicó algunos textos19, centrándose principalmente en las hipótesis freudianas

sobre histeria e inconsciente, el papel de la cultura y la sociedad en el dinamismo

psíquico, y el estamento científico del psicoanálisis. Ortega será además el impulsor de                                                                                                                16 Se produce en este sentido un cruce entre las ideas y valores representados por los cánones sociales y culturales de la época, con un discurso “extranjero” que viene desde afuera como “novedad” y que produce numerosas opiniones y lecturas que lo adaptan, reformulan y critican, se apropian de él, etc. configurando espacios y canales de recepción y circulación del psicoanálisis. Es en este encuentro de ideas, tradiciones científicas, ideológicas y culturales en el que se suceden e inscriben las referencias a Freud. Y es en ese mismo encuentro en el que no sólo se recibe el psicoanálisis sino que se reformula, actualizando y produciendo nuevos problemas dentro de este contexto de recepción. A este respecto es interesante el trabajo del historiador argentino Hugo Vezzetti, que plantea estos problemas, en su caso dentro del contexto de recepción de Freud y el psicoanálisis en Argentina (VEZZETTI, Hugo (1996a), Freud en Buenos Aires, (1910-1939), Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes; VEZZETTI, Hugo, (1996b), Aventuras de Freud en el país de los argentinos, Buenos Aires-Barcelona-México, Paidós) 17 ORTEGA Y GASSET, José, (2004a [1911]), “Psicoanálisis, ciencia problemática”, en Obras Completas, t.1, Madrid, Taurus, pp. 482-501, p. 484. 18 ORTEGA Y GASSET, (2004a [1911]). p. 484. 19 En 1910 Ortega escribe un ensayo que no publica hasta 1915 titulado “Una primera vista sobre Baroja” en el que por primera vez aborda el psicoanálisis y propone una comprensión de los rasgos del histerismo español con la ayuda de la nueva teoría freudiana (ORTEGA Y GASSET, José (1993 [1915]), “Una primera vista sobre Baroja”, Obras Completas, Madrid, Alianza-Revista de Occidente, t. II, pp. 103-125); en 1911 publica “Nueva Medicina espiritual” en Argentina, en el diario La prensa de Buenos Aires, dedicado a las teorías del sueño (ORTEGA Y GASSET, José, (2004c [1911]), “Nueva medicina espiritual”, en Obras Completas, t. 1, Madrid, Taurus, pp. 473-481). Este trabajo suscitó cierto interés en el público argentino, de hecho recibirá la carta de unas alumnas pidiendo más información sobre psicoanálisis (ORTEGA Y GASSET, José, (2004b [1911]) “La interpretación de los sueños. Una consulta », en Obras Completas, t.1, Madrid, Taurus, pp. 519-520); en España en este mismo año publica “Psicoanálisis, ciencia problemática” en el diario La Lectura de Madrid, dedicado a realizar una exposición más sistemática de la teoría de Freud, centrándose principalmente en el contenido de “Psicopatología de la vida cotidiana” (ORTEGA Y GASSET, José, (2004a [1911]). Su objetivo es el de presentar la teoría a un publico no médico y estimular el debate científico, punto en el que Ortega reconoce el psicoanálisis como un motivo cultural sobre el que resulta interesante incentivar una reflexión intelectual. Véase DRUET, 2011a.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  51  

la traducción de las Obras Completas de Freud, cuya primera edición estuvo lista en

1922.

Informar de lo que ocurría en el extranjero y generar un debate español, fue una

actitud que acompañó las primeras menciones a Freud y al psicoanálisis en la prensa

médica. Estas citas recortaron y comentaron determinados aspectos de la teoría en

función de las preocupaciones médico-psiquiátricas de la época. Eran referencias

breves, incluidas en temáticas más amplias, que fueron progresivamente tejiendo una

red informativa que sirvió de contexto para las primeras elaboraciones amplias,

dedicadas íntegramente a comentar la teoría freudiana, principalmente a partir de la

década de 1910.

Los autores españoles adaptaron y reformularon la teoría según sus intereses y

según las condiciones locales de enunciación, a su vez en un contexto de importantes

cambios político-sociales a lo largo de las primeras décadas del siglo XX. En relación a

este proceso de recepción podemos señalar dos aspectos fundamentales que sirvieron

como foco de atención e hilo conductor del interés por el psicoanálisis: la histeria y la

sexualidad. Es importante pensar estas primeras menciones a Freud desde esta óptica,

ya que nos permite dirigir la mirada hacia un contexto mas amplio y complejo, en el que

el psicoanálisis convivía con otras teorías y autores que igualmente tuvieron un peso

central en la circulación de ideas y problemas científicos.

A principios de siglo, los psiquiatras españoles estaban interesados por las

novedades sobre la etiología y el tratamiento de la histeria, cuadro clínico que adquirió

especial protagonismo en estos años. Freud era un autor que proponía novedades al

respecto, en medio de un debate representado por las disputas entre la Escuela de la

Selpêtrière y la Escuela de Nancy20. No obstante, las hipótesis de Freud contenían una

novedosa concepción, polémica en su controvertida teoría sexual, que para muchos

invalidaba la propuesta freudiana, criticada de teoría pansexualista u omnisexual.21

                                                                                                               20 Véase CARROY, J. (1991): L’invention d’un sujet expérimental: hypnose, suggestion et expérimentation. En Hypnose, suggestion et psychologie. L´invention des sujets, PUF, París; DIÉGUEZ GÓMEZ, Antonio, (2003), “Hipnotismo y medicina mental en la España del siglo XIX” en Luis Montiel; Ángel González de Pablo (coords.), En ningún lugar en parte alguna: estudios sobre la historia del magnetismo animal y del hipnotismo, Madrid, Frenia, pp. 197-224; MONTIEL, Luis,; HUERTAS, Rafael, (coords), (2010), Dossier: Enfermedad mental y cultura de la subjetividad (siglos XIX y XX). Frenia, 10(1); CAMPOS, Ricardo (1999), “La teoría de la degeneración y la clínica psiquiátrica en la España de la Restauración”, DYNAMIS, 19, pp. 429-456. 21 A partir de los años veinte, y sobre todo con la Reforma Sexual sobre bases científicas de la Segunda República, estás ideas comenzaron a ser vistas como argumentos científicos que permitían legitimar

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  52  

Histeria y sexualidad configuraban el prisma desde el que la medicina española

estableció su mirada e interés por el pensamiento de Freud, ya fuese para elogiarlo,

criticarlo o impugnarlo. Un proceso que coincidió, a nivel institucional, con el

fenómeno de expansión del psicoanálisis en Europa y la creación en 1910 de la

Asociación Internacional de Psicoanálisis. Situación que tuvo amplios comentarios en

prensa médica y provocó diversas opiniones en medio de un contexto en el que los

psiquiatras españoles estaban inmersos ellos mismos en su propio movimiento de

consolidación e institucionalización de su disciplina.

Las noticias sobre el avance europeo del psicoanálisis, que se reproducía

mediante la creación de sociedades, influyeron en la actitud de los psiquiatras que

comenzaban a revisar monográficamente la teoría ampliando el horizonte de interés más

allá de las hipótesis sobre histeria propuestas por Freud. Será en estos años que

aparezcan los primeros textos amplios, más sistemáticos, sobre los fundamentos

generales del psicoanálisis (tanto de Freud, como de sus principales discípulos)22

En general el estilo de estos escritos era bastante pedagógico, generalmente

divididos en una parte expositiva, que se pretendía neutral, y una parte critica, donde

cada autor formulaba sus restricciones conceptuales al psicoanálisis. Muy interesante

resultan el conjunto de advertencias que, como listado de directrices prácticas, algunos

autores incluían en sus publicaciones pensando en la posibilidad de que algún psiquiatra

decidiera practicarlo.

Hubo diferentes posturas, más o menos restrictivas, principalmente con la teoría

sexual freudiana, y en general hubo una opinión de desprestigio con el movimiento de

institucionalización del psicoanálisis, que era visto como algo ajeno a la realidad

española, un fenómeno que sucedía en el extranjero, sin relación con lo local.

Es importante diferenciar aquí una cuestión, las criticas al movimiento de

psicoanálisis no respondían a una resistencia o a una supuesta “defensa” frente al

contagio psicoanalítico, sino que formaban parte de un clima de opinión sobre un

suceso extranjero. En este sentido, estos comentarios no estuvieron pensados como

rechazo a la profesión o la disciplina del psicoanálisis sino que, al contrario,

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   determinados discursos y prácticas desde la preocupación por la higiene y la educación sexual. Véase LÉVY; HUERTAS, 2018. 22 Pueden consultarse FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1914a), “El psicoanálisis”, en Histerismo: Teoría y Clínica. Madrid, Beltrán, pp. 189-239; VALLE Y ALDABALDE, Rafael, (1913), “El psicoanálisis de Freud”, Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, 99 (1265-1266), pp. 169-179 y 209-216; o también la publicación póstuma del manuscrito fechado entre 1913-1922 de GIMENO RIERA, Joaquín (2016), El psicoanálisis, Madrid, Triacastela.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  53  

posibilitaron un debate en el que los autores españoles retomaron aquello que podía ser

de interés para la profesión del psiquiatra. Visto así se puede plantear la cuestión en los

siguientes términos: en este contexto, la distancia entre el psicoanalista de la IPA y el

psiquiatra español es profesional y no responde a un rechazo de o una defensa frente a

lo otro, sino a una preocupación por la profesión a nivel local. Los psiquiatras españoles

estaban inmersos en su propio proceso de organización de la asistencia y la profesión

psiquiátrica, ocupados en sus problemas locales que nada tenían que ver con la IPA (ni

con sus principios organizativos ni con aquello a lo que se pretendía dar respuesta

mediante su creación). Fue desde este contexto que elaboraron su opinión sobre el

movimiento psicoanalítico.

No será hasta entrados los años veinte que dos españoles expresarán su interés

por seguir una formación psicoanalítica reglamentada. Serán el psiquiatra catalán

Ramón Sarró y el bilbaíno Ángel Garma. El primero se formó en Viena, en el seno del

círculo freudiano, y el segundo junto a Theodor Reik en el Instituto Psicoanalítico de

Berlín. No obstante el desenlace de uno y otro fue muy diferente, profesional y

políticamente: Garma exiliado primero a Francia y luego a Argentina en 1938,

participará en la creación de la Asociación Psicoanalítica Argentina; y Ramón Sarró,

psiquiatra franquista que a su regreso de Viena en 1927, criticó la ortodoxia

psicoanalítica y se ocupó de reformular el psicoanálisis según una concepción

fenomenológica y existencialista más acorde con los ideales del régimen de Franco.

Estos tres elementos: histeria, sexualidad e institucionalización, condicionaron la

forma en la que se dio el proceso de recepción y circulación de las ideas psicoanalíticas

a principios del siglo XX. Fueron los puntos de anclaje de una mirada que legitimó el

psicoanálisis para abordar problemas locales, acercando sus reflexiones a la situación

concreta del país, al mismo tiempo que, en este proceso, las ideas psicoanalíticas

también produjeron y vehiculizaron nuevos problemas, nuevas preguntas médicas, en

una relación retroactiva y bajo el empuje de una generación que pretendió modernizar la

ciencia médica española.

1. 2. Histeria y pansexualismo en el origen de los primeros comentarios a Freud

en literatura médica.

La histeria fue una categoría diagnóstica que cobró especial protagonismo en las

sociedades europeas de finales del siglo XIX. Desconcertaba por la pluralidad de

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  54  

síntomas a través de los que se manifestaba y los diferentes orígenes que se le habían

atribuido desde la Antigüedad. No obstante, en este período se sucedieron importantes

cambios que la resignificaron bajo nuevos postulados médicos y en el marco de un

contexto social específico23. La histeria, escribirá Jacques Corraze, “imita todas las

enfermedades, desconcierta al médico, puesto que, atento a seguir el curso de un

padecimiento determinado, cuyos síntomas ha reconocido, los ve evolucionar en forma

diferente, desaparecer brutalmente y ceder su lugar a otros no menos caprichosos”24.

Dentro del cuadro de las neurosis o enfermedades del nerviosismo, fue la que mayor

popularidad adquirió, en parte porque se manifestaba a través de síntomas físicos que no

se correspondían con lesiones anatómicas o neurológicas, por lo que “al poner en duda

el modelo somático, parecía forzar una explicación psicológica”25 . Además, “aunque

no era la única <<neurosis>> que apuntaba hacia la psicología, condensaba las

tensiones culturales de la era finisecular”26 , destacando la manifestación de una

sexualidad que agitaba los roles de género de una sociedad patriarcal y conservadora,

fuertemente arraigada en la institución político-social del matrimonio y la familia27.

En este sentido, no podemos abordar la evolución de esta categoría sin pensar en

los elementos políticos, culturales y sociológicos concretos que la condicionaron y que

son indispensables para entenderla en toda su complejidad28. La responsabilidad que

tuvieron médicos y psiquiatras a la hora de redescubrir la histeria bajo una nueva

formulación médica fue fundamental. Es importante considerar el papel político que

ejerció el reputado neurólogo francés Jean Martin Charcot en el establecimiento de una

nueva mirada en la que primó la etiología psicológica frente a la orgánica (el origen de

                                                                                                               23 HUERTAS, 2004, p. 164. 24 CORRAZE, Jacques, (2000), “La cuestión de la histéria”, en POSTEL, Jacques; QUETEL, Claude: Nueva historia de la psiquiatría, México, Fondo de Cultura, pp. 271-280, p. 271 25 ZARETSKY, 2012, p. 41. 26 ZARETSKY, 2012, p. 43. 27 Sobre la histeria se desprenden importantes análisis en relación a la evolución de la clínica y el discurso médico, pero también sobre la sociedad finisecular de finales del siglo XIX, del que resulta indispensable el enfoque de género que analiza las representaciones de la mujer por la medicina y en la sociedad del siglo XIX y principios del siglo XX. Sobre estas cuestiones pueden consultarse: EDELMAN, Nicole, (2003), Les métamorphose de l´hysterique. Du debut du XIXe siècle á la Grande Guerre. Paris, La Découverte; MICALE, Mark. S., (1990), “Charcot and the idea of Hysteria in the Male: Gender, mental Science and Medical Diagnosis in Late Nineteenth-Century France”. Medical History, 34, 363-411; y del mismo autor (1991), “Hysteria Male/Hysteria Female: Reflections on Comparative Gender Construction in Nineteenth Century France and Britain”, en BENJAMIN, Marina. (ed.), Science and Sensibility: Gender and Scientific Enquiry, 1780-1945. Cambridge, Basil Blackwell, pp. 200-239; ZANÓN CUENCA, Mª José; SANTAMARÍA BLASCO, Mº Lourdes, (2015), “Iconografías de la histeria representaciones de género y cuerpos histéricos en las fotografías de Paul Richer y en las celdas del deseo de Louise Bourgeois”, Revista Bellas Artes, 13, pp. 137-160; RUIZ SOMAVILLA, Mª José; JIMÉNEZ LUCENA, Isabel, (2003), “Género, mujeres y psiquiatría: una aproximación crítica” Frenia, III. 28 Para un análisis sobre la construcción cultural de los conceptos psiquiátricos véase HUERTAS, 2012b.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  55  

la histeria había sido atribuido primero el útero femenino, que da origen al término

<<histeria>>, y luego el encéfalo o los nervios), y cuya concepción está ligada a sus

hipótesis sobre la sugestionabilidad de las histéricas, el trauma, la simulación, el

inconsciente o la hipnosis. Las espectaculares lecciones de Charcot en el hospital de la

Salpêtrière de París, inmortalizadas en el conocido cuadro de André Brouillet Une leçon

clinique à la Salpêtrière (1887), en las que se presentaban mujeres en crisis, fueron el

espacio más importante para el estudio de la histeria. Su popularidad hizo que por allí

pasaran médicos, artistas e intelectuales de todo tipo, entre ellos Freud, que en 1885

había recibido una beca para estudiar en Paris29.

Interesado por la histeria, y fuertemente impresionado por las lecciones de

Charcot, Freud escribirá en 1895 junto a su mentor, el médico vienés Joseph Breuer,

Estudios sobre la histeria, recolección de casos a partir de los que plantearon la teoría

del trauma histérico y el método catártico.

Un par de años antes, en enero de 1893, Breuer y Freud ya habían dado a

conocer algunas de estas hipótesis en la “Comunicación preliminar” publicada en la

revista Wiener Medizinische Blätt en las entregas del 19 y 26 de enero. El 10 y 25 de

febrero de ese mismo año, la Revista de Ciencias Médicas de Barcelona publicaba la

traducción anónima de este texto bajo el título “Mecanismo psíquico de los fenómenos

histéricos”30. De forma casi simultánea, aparecía una reproducción en la Gaceta Médica

de Granada31 los días 28 de febrero y 15 de marzo, también anónima. Sobre esta última

publicación es interesante destacar la pregunta que se formula Luis López Ballesteros,

traductor de las Obras Completas de Freud, cuando en nota a pie añade la siguiente

reflexión: “Cabe aquí una acotación, particularmente destinada a los lectores de habla castellana, respecto del interés inicialmente despertado por el Psicoanálisis. La <<Comunicación Preliminar>> de Breuer y Freud fue publicada en la revista Neurologische Centralblätt en sus entregas del 1 y 15 de enero de 1893. Pues bien: la Gaceta Médica de Granada publicaba la traducción castellana en febrero y marzo del mismo año (vol. XI, núms 232 y 233, págs. 105-11 y 129-135), con el título Mecanismo Psíquico de los fenómenos histéricos. Este hecho, cuyo conocimiento debo a una comunicación personal con James Strachey, me ha intrigado siempre. ¿Quién pudo interesarse en Granada por un trabajo que, si bien en la perspectiva histórica puede considerarse como hito inicial del psicoanálisis, pasó inadvertido en

                                                                                                               29 ROUDINESCO, 2014, p. 60. 30 BREUER, Josef, FREUD, Sigmund, (1893b), “Mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos”, Revista de Ciencias Médicas de Barcelona 19, (3-4), pp. 54-59 y 85-89. 31 BREUER, Josef, FREUD, Sigmund, (1893a), “Mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos”, Gaceta Médica de Granada, 11 (232-233), pp. 105-111 y pp. 129-135.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  56  

su lugar de origen y en la esfera de influencia científica a la cual estaba destinado?”32.

Según nos sugiere Francisco Carles, detrás de esta publicación puede

encontrarse el psiquiatra catalán Luis Dolsa, colaborador de la revista, que poco tiempo

después publicó en la Revista de Ciencias Médicas de Barcelona el artículo

“Psiquismos Histéricos” (1897) en el que menciona brevemente la “teoría psicológica

de Frend [sic]” para hablar del trauma histérico que, sin embargo, rechaza apoyándose

en ideas más biologicistas, que rescatan la génesis hereditaria de la histeria33. No

sabemos con certeza si Dolsa fue efectivamente el autor de esta traducción, pero lo

cierto es que si alguien consideró relevante traducir y publicar un texto de Freud en

España en estos años, estuvo movido por el interés en dar a conocer algunas novedades

sobre la etiología y el tratamiento de la histeria, y no por el psicoanálisis, como sugiere

Luis López Ballesteros, que al menos formalmente, no había sido formulado. El

abandono progresivo de la hipnosis y de la teoría del trauma (seducción) por la

introducción de la “asociación libre” marcaron el inicio de lo que Freud denominó

psicoanálisis a partir de 189634.

En este sentido, esta rápida traducción, prácticamente simultanea en relación al

original alemán35, aunque contiene el germen de lo que más adelante Freud denominará

psicoanálisis, forma parte de un contexto en el que muchos autores elaboraron teorías

sobre la histeria, por lo que no ha de ser entendida como una publicación precoz o un

                                                                                                               32 FREUD, Sigmund (1981 [1895]) “Estudios sobre la histeria” (nota 23 de Luis López Ballesteros), Obras Completas, t.1, Madrid, Biblioteca Nueva. p. 40. 33 CARLES, et al. 2000, p. 18. De hecho Luis Dolsa era defensor de la teoría de la degeneración como puede verse en el texto Concepto de la degeneración y responsabilidad legal de sus productos mentales. Discurso inaugural del año académico de 1895-96 leído en la Academia y Laboratorio de Ciencias Médicas de Cataluña, (1895, Barcelona, Imprenta de Henrich y Cía.). Véase CAMPOS MARÍN, Ricardo; MARTÍNEZ PÉREZ, José; HUERTAS GARCIA-ALEJO, Rafael, (2000), Los ilegales de la naturaleza. Medicina y degeneracionismo en la España de la Restauración (1876-1923), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 34 Con ello estamos señalando que este interés no pudo ser formulado en relación al psicoanálisis, ya que la propia teoría como tal tampoco había sido formulada. Es importante la aclaración ya que no consideramos, para este trabajo, la división que entiende que hay una pre-historia psicoanalítica o un momento “pre-psicoanalítico” que designa todo aquello que acontece antes del establecimiento del psicoanálisis inaugurado por Freud, y que funcionaría como norma para estructurar períodos y concepciones teóricas. Esta investigación pretende poner el punto de atención en el interés que guió a los españoles en la lectura de textos freudianos, cuáles fueron los problemas locales a los que respondió la incorporación del psicoanálisis, siendo importante señalar que en 1893 el termino “psicoanálisis” no había sido enunciado, por lo que, aunque conceptualmente podamos hablar de un sedimento psicoanalítico en las primeras concepciones freudianas sobre la histeria, y ubicar en ello el interés de los españoles que leyeron a Freud, sería un anacronismo plantear que fue el interés por el psicoanálisis el que guió la lectura de los españoles. En estos años Freud era un autor que investigaba sobre la histeria, como también lo eran Berheim, Babinsky, Janet, etc., todos ellos autores cuyas teorías circularon por la comunidad médica española. 35 BERMEJO FRÍGOLA, 1991.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  57  

hito pionero en el interés español por el psicoanálisis36. Más bien representa esta actitud

europeísta que pretendía estar al día en las novedades médicas sobre el tratamiento de la

histeria y que, en todo caso, nos indica la preocupación de los médicos españoles por el

progreso de su disciplina.

Como se ha señalado, los primeros comentarios a Freud se insertan en este

campo de recepción de teorías sobre la histeria, a su vez movidas por el afán

regeneracionista y europeísta de estos años. Es desde ahí que podemos pensar este

fenómeno como un proceso en el que, partiendo de la histeria, se irá configurando un

interés propio y específico por el psicoanálisis, potenciado en parte por la inquietud que

provocaba la etiología sexual que Freud situaba en el origen de todas las psiconeurosis.

Las primeras representaciones de Freud en prensa médica, lo situarían entonces,

tal y como lo describe Enrique Fernández Sanz, como el autor de una de las dos teorías

–la otra es la de Berheim- más interesantes sobre histeria, en continuidad y diálogo con

otros autores como Charcot, Babinsky, Janet, etc. 37, todos ellos protagonistas en el

proceso de medicalización y construcción nosográfica del “teatro de la histeria”38.

Además, como se irá viendo, la teoría freudiana de la histeria funcionó como bisagra

entre dos generaciones de psiquiatras39 que protagonizaron el paso entre una concepción

                                                                                                               36 CARLES, et al. hablan del “testimonio de precocidad” que supuso esta traducción, de contenido pre-psicoanalitico (2000, p. 18); Anne-Cécile Druet siguiendo a Bermejo Frígola sostiene que “L’extraordinaire précocité de cette traduction reste, en l’absence de toute indication sur l’identité du traducteur et sur ses motivations” (DRUET, 2006, p. 25). Por su parte Bermejo Frígola describe esta publicación, siguiendo a Strachey, como la “primerísima” traducción de un texto psicológico de Freud en el mundo, insistiendo en la idea del “hito”. Aunque al mismo tiempo relaciona esta precocidad con la propia Revista de Ciencias Médicas de Barcelona, cuyos colaboradores formaban parte de esa elite de médicos interesados en el progreso científico a través del contacto con Europa, donde las traducciones, la prensa y los viajes fueron elementos de gran relevancia (BERMEJO i FRÍGOLA, 1991). Estamos de acuerdo en considerar la excepcional rapidez que estas revistas tuvieron en traducir este texto en España (suceso que consideramos tiene que ver con ésta actitud europeísta y reformadora). No obstante no estamos de acuerdo en significar este dato como una muestra del precoz interés que supuestamente los españoles tuvieron por Freud o el psicoanálisis. Hacerlo sería seguir fijándonos en esa historia de relatos celebratorios, que introduce términos como “pioneros”, “precoces”, “hitos” o dibuja a los psicoanalistas y a Freud como personajes heroicos que tuvieron que luchar y enfrentarse a las criticas de sus adversarios en nombre del psicoanálisis. Una construcción mítica que ha permeado en el imaginario actual sobre el discurso psicoanalítico y la figura del psicoanalista. 37 FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1914b), “El psicoanálisis”, Los progresos de la clínica 3, pp. 257-283. 38 Sobre la dimensión espectacular de la clínica de la histeria a través del análisis de las imágenes de las histéricas de la Salpêtrière - la teatralidad de sus cuerpos y la reciprocidad con la mirada médica que redescubre e inventa la histeria-, véase DIDI-HUBERMAN, Georges, (2007), La invención de la histeria. Charcot y la iconografía fotográfica de la Salpêtrière. Madrid, Ensayos Arte Cátedra. También ECHEVERRÍA ALVARADO, Priscilla (2015), La representación de la mujer en la iconografía de la histeria realizada por Jean Martín Charcot en la clínica de la Salpêtrière: La mirada exaltada del surrealismo y la apropiación alegórica del arte contemporáneo, Madrid, Universidad Autónoma, tesis de doctorado. 39 CARLES, et al. periodiza este contexto como “La introducción del psicoanálisis” entre 1893-1922, y “La incorporación del psicoanálisis” entre 1922 y 1936 con sub-períodos en cada uno de ellos. Aunque consideramos esta periodización de gran utilidad principalmente a la hora de organizar las fuentes y

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  58  

degeneracionista de las psiconeurosis y una concepción más psicológica en la que,

parcialmente se aceptaba la etiología sexual del psicoanálisis.

En el contexto madrileño del cambio de siglo fue la revisa El Siglo Médico la

que dio noticias de Freud por primera vez. En 1893 publicaba una nota de prensa sobre

la reunión del “Club Médico de Viena” en la que el Doctor Freud había “expuesto uno

de los caracteres diferenciales de las parálisis histéricas y de las parálisis orgánicas”40.

La nota está firmada por un tal P. que presumiblemente se trata del médico Ángel

Pulido y Fernández, redactor de la revista y autor de varios trabajos sobre histeria e

hipnosis41. Fue una figura representativa en la introducción de la hipnosis en España

junto con Abdón Sánchez Herrero -autor entre múltiples artículos del libro El

hipnotismo y la sugestión42 en el que se recogen varias historias clínicas de mujeres en

las que se usó la sugestión como método terapéutico43- , y Juan Giné y Partagás. Según

escribe el hijo de Pulido, éste celebraba sesiones públicas de hipnotismo en su casa, a

finales de los 80, las cuales estuvieron a punto de costarle la reputación debido al

contenido sexual que las hipnotizadas, la mayoría mujeres, expresaban durante el

trance44. La hipnosis y su eficacia en el tratamiento de la histeria o el interés por los

efectos de la sugestión terapéutica, fueron inquietudes médicas que recorrieron el

contexto de finales del siglo XIX y principios del XX. De hecho en la “Comunicación

preliminar”, incluida poco después en los “Estudios sobre la histeria” publicados en

189545, Freud y Breuer todavía no habían abandonado la hipnosis, fenómeno que en

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   construir una línea temporal que ordene los sucesos más relevantes de la historia del psicoanálisis en España, -construcción que por lo demás es artificial, más aún si la pensamos en relación a algún tipo progresión o unidad- en esta investigación hemos optado, como ya se ha señalado en la introducción, por una elaboración histórica que atienda a los problemas sociales concretos y su relación con las diversas lecturas y usos del psicoanálisis, donde adquieren protagonismo sucesos a veces tomados como anecdóticos, pero que sin embargo ofrecen una nueva mirada del contexto y los cambios sociales en los que el psicoanálisis se inserta, se transforma y donde produce al mismo tiempo nuevos problemas antes inexistentes. 40 P., “De la parálisis histérica”, El Siglo Médico, 40, 1893, p. 475 y 477. 41 Algunos de estos trabajos son: PULIDO Y FERNÁNDEZ, Ángel, (1888), “El hipnotismo y su empleo médico”, Siglo Médico, 35, 481-4; PULIDO Y FERNÁNDEZ, Ángel, (1899), “Histerismo e hipnotismo” Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, 45, pp. 88-100; PULIDO Y FERNÁNDEZ, Ángel, (1899a), “Histerismo sugestión e hipnotismo”, Anuario Real Academia de Medicina de Madrid, 19, 223-5. 42 SÁNCHEZ HERRERO, Abdón, (1889), El hipnotismo y la sugestión, Valladolid, Hijos de J. Pastor. 43 Véase JAGOE, Catherine; BLANCO, Alda; ENRÍQUEZ DE SALAMANCA, Cristina, (1998), La mujer en los discursos de género: textos y contextos en el siglo XIX; Barcelona, Icaria. 44 PULIDO MARTÍN, Ángel, (1945), El Doctor Pulido y su época, Madrid, Domenech. 45 FREUD, Sigmund, (1981 [1895]) “Estudios sobre la histeria”, Obras Completas, t.1, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 40-168.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  59  

España gozó de una época de auge que se extenderá hasta aproximadamente 191046.

También Cajal, en su época valenciana como catedrático de la Facultad Medicina

(1883-1887), se había interesado por estos temas, influido por los trabajos de Charcot y

Bernheim, llegando a crear un “comité de investigaciones psicológicas” para estudiar

estas cuestiones. Su investigación le llevará incluso a aplicar la hipnosis a su mujer

durante el parto de su sexto hijo. Los resultados de esta experiencia están publicados en

la Gaceta Médica Catalana47.

En el contexto catalán, fue precisamente esta última revista, junto con la Revista

de Ciencias Médicas de Barcelona, las que publicaron desde finales del siglo XIX

varios trabajos en los se incluían menciones a las ideas psicológicas de Freud48. El

interés de los médicos catalanes por estar al día en las novedades europeas motivó estas

publicaciones, en las que el mecanismo freudiano de producción de la angustia, ligado a

la energía sexual, fueron descritos críticamente.49 En Madrid desde la nota de prensa de

1893, no hubo más referencias hasta 1908 cuando César Juarros50 hizo una breve

alusión en un trabajo sobre el “Concepto clínico del Histerismo”51 y poco después, en

                                                                                                               46 Véase GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel, (2008), “La hipnosis médica española y sus contextos (1887-1934), en MARTÍNEZ PÉREZ, José; ESTÉVEZ, Juan; DEL CURA, Mercedes; VICTOR BLAS, Luis: La gestión de la locura: conocimientos, prácticas y escenarios (Espala, siglos XIX-XX), Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Castilla-La Mancha, pp. 485-506.; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel, (2003), “El hipnotismo en la España del primer tercio del siglo XX”, en MONTIEL, Luis; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel, (coords.) En ningún lugar en parte alguna: estudios sobre la historia del magnetismo animal y del hipnotismo, Madrid, Frenia, pp. 229-297; DIÉGUEZ GÓMEZ, Antonio, (2003), “Hipnotismo y medicina mental en la España del siglo XIX” en Luis Montiel; Ángel González de Pablo (coords.), En ningún lugar en parte alguna: estudios sobre la historia del magnetismo animal y del hipnotismo, Madrid, Frenia, pp.197-224; GONZÁLEZ ORDI, Héctor; CANO SANZ, Antonio J.; MIGUEL TOBAL, J. José, (1995), “El hipnotismo en España durante el s. XIX: una visión histórica a través de sus protagonistas”, Revista de Historia de la Psicología, 16, (3-4), pp. 203-216. 47 VIDAL OTERO, Josep. A, (2008), “Freud y Cajal, a finales del siglo XIX: entre el idealismo neuropsicológico y la búsqueda de un modelo racional” en MARTÍNEZ PÉREZ, José; ESTÉVEZ, Juan; DEL CURA, Mercedes; VICTOR BLAS, Luis: La gestión de la locura: conocimientos, prácticas y escenarios (Espala, siglos XIX-XX), Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Castilla-La Mancha, pp-63-72. p. 66. 48 Junto a la publicación en 1897 de Luis Dolsa, “Psiquismos Histéricos” que ya hemos mencionado, la Revista de Ciencias Médicas de Barcelona publicó en 1897 “Contribución a la doctrina de los estados angustiosos neuróticos” de L. Lowenfeld que criticaba las ideas de Freud sobre el concepto de angustia, el exclusivismo sexual freudiano y la dinámica de las neurosis; también la Gaceta Médica Catalana publicó el trabajo de Pitres y Regis “La obsesión del rubor (ereutrofobia)” en el que se recoge la teoría freudiana de la angustia (CARLES, et al. 2000, pp. 17-22) 49 Sobre el contexto de la psiquiatría catalana en este período véase COMELLES, Josep. Mª (1988), La razón de la sin razón. Asistencia psiquiátrica y desarrollo del Estado en la España contemporánea, Barcelona, PPU. 50 Juarros será más adelante una importante figura en la difusión del psicoanálisis, pero de momento lo menciona brevemente. 51 JUARROS, César, (1908a), “Concepto clínico del histerismo”, Clínica Moderna, 7 (86), 499-507.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  60  

190952, en una revisión histórica sobre este fenómeno. También el médico venezolano

Francisco Antonio Rísquez, publicó en la Revista de Especialidades Médicas un

articulo sobre la catarsis, donde refiere al método de Breuer y Freud “que en los

últimos dos o tres años ha llamado la atención del mundo en Europa y en América” y

merece por ello ser examinado para dirimir su valor53.

Será a partir de la década de 1910 que las referencias a Freud comenzaran a ser

más constantes, y dejaran de formar parte de trabajos más generales, para ocupar un

lugar central, con textos dedicados monográficamente a exponer y debatir sus ideas y

las de sus discípulos.

Tal y como sostendría el médico Miguel Gayarre en 190954: “Todas las teorías

propuestas hasta ahora para explicar el histerismo, pretenden reducir sus síntomas á una

formula, considerándolo desde un solo punto de vista, (teorías de Janet, de Möebius, de

Babinski, de Claparéde, etc.) pero ninguna explica satisfactoriamente cómo la

alteración psíquica que es el fundamento de la enfermedad, engendra los innumerables

síntomas de ella. No nos proponemos estudiar aquí más que una de estas hipótesis, la

propuesta por Freud y Breuer, porque tiene transcendencia práctica cada vez mayor”55.

1. 2. 1 Una trascendencia cada vez mayor: el papel de los críticos en las

revisiones del psicoanálisis.

La Revista Clínica de Madrid, de la que Gayarre era redactor jefe, publicó en

1909 su artículo “La génesis sexual del histerismo y de las neurosis” 56. El texto

                                                                                                               52 JUARROS, César, (1908b) “De la falta de personalidad clínica de las psicosis histéricas”, Revista Medica y de Cirugía Practicas. 81, 81-93. 53 RISQUEZ, F. A. (1908), “La catarsis en psicoterapia”, Revista de especialidades médicas. 11, (223), pp. 97-99, p. 98. 54 Nombrado director del Manicomio de Ciempozuelos el mismo año de esta publicación, Gayarre estudia Medicina en Madrid, y viaja a finales del s. XIX a Alemania para formarse en neuropsiquiatría; en concreto en el Hospital de la Charité conocido durante la época por su prestigio en neurología, dirigido por M.H Von Romberg, cuyas ideas estaban en contacto con las de Charcot. (extraido GIMÉNEZ ROLDÁN, Santiago (2002), “Miguel Gayarre (1866-1936) y la neurología madrileña: contribución a su biografía”, Neurología. Publicación oficial de la Sociedad Española de Neurología, 17 (6), PP. 324-327, a su vez citado en SOLÉ-LLENAS, J. (2000), “Reseña histórica de las instituciones neurológicas más destacadas” Revista de Neurología,30 (1), pp. 82-86. Miguel Gayarre, junto con Nicolás Achucarro, influyeron, según Valenciano Gaya, en el psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora, que será una figura importante en relación al psicoanálisis (VALENCIANO GAYA, Luis (1977), “El doctor Lafora y su época”, Madrid, Morata) 55 GAYARRE, Miguel, (1909), “La génesis sexual del histerismo y de las neurosis”, Revista Clínica de Madrid, 1 (2), pp. 65-71, p. 65. 56 GAYARRE, 1909. Carles menciona que debido a esta publicación hubo un conato de interés por el psicoanálisis en esta revista, que poco después de este texto publica una reseña de W.D Scott, titulada “Una interpretación del método psicoanalítico en psicoterapia” donde en nota a pie el autor remite al

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  61  

examinaba la etiología sexual de la histeria y las psiconeurosis a través del caso Dora,

que Gayarre había consultado en el original alemán publicado en 190557. Sobre la

patogenia sexual opinaba que, aunque puede ser cierta en muchos casos, “es imposible

admitirla para todos como pretende Freud y su escuela. Si estos la encuentran en todos

los casos es indudablemente porque la sugieren en el transcurso del largo tratamiento

psicoanalítico (…) Apenas surge una palabra que tenga remotísima significación sexual,

exageran su importancia, hacen ver al paciente que por allí está la clave de la curación y

cultivan la idea erótica con tanta energía que toda la vida anterior del sujeto queda

teñida de perversión sexual”58. No obstante, si se demostrase que Freud y su discípulos

tienen razón, “no habría más remedio, que emplearlo, por penoso que fuera oír tanta y

tan prolija confesión”59. Sin embargo, según afirma, en España no ha se implantado

todavía su práctica, pues aquí “no hay material adecuado. Según se dice, casi todos los

casos de Viena, son judíos en los que, como es sabido, abundan los matrimonios

consanguíneos y en los que, por tanto, se acumulan los estigmas degenerativos y las

neuropatías sexuales”60

Éste texto representa una de las primeras exposiciones un poco más detalladas

de las ideas de Freud y sus discípulos. Gayarre profundiza en varios aspectos

fundamentales del psicoanálisis, pero concluye desestimando la teoría por motivos

ideológicos y racistas a partir de los que podría haberse dado por concluida la relación

entre una teoría de origen judío y su aplicación en un país con una tradición fuertemente

católica.

Conviene en este punto preguntarse por el papel que los “críticos”

desempeñaron en la recepción y difusión de las ideas de Freud y el psicoanálisis. Los

psiquiatras españoles que en estos años van a comentar más extensamente la teoría

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   trabajo de Gayarre de 1909, pero el debate quedó ahí (CARLES, et al. 2000, p. 25). Es relevante añadir en este punto que lo que Carles identifica como fracaso en el debate sobre Freud adquiere otro matiz si lo pensamos desde el papel activo que las críticas al psicoanálisis supusieron para su difusión. Al mismo tiempo, como se ha indicado, el debate de las ideas freudianas tuvo lugar en medio de otro debate de mayor alcance, los tratamientos sobre la histeria y las psiconeurosis, donde Freud era ya un autor de referencia, del que había que dar noticia, más allá de que se estuviese o no de acuerdo con sus planteamientos. En este sentido la revista habría cumplido con el deber informativo a partir del texto de Gayarre (que recordemos era redactor jefe de la misma), y el debate sobre histeria y psiconeurosis seguía su curso a través de otros trabajos. 57 Gayarre cita del alemán los textos de Freud, “Zur Psuchopathologie des Alltagslebens” (1901) (“Psicopatología de la vida cotidiana”) y “Bruchstück einer Hysterie-Analyse” (1905) (“Fragmento de análisis de un caso de histeria”), publicados en la revista Monatschrift für Psychiatrie (GAYARRE, 1909, p. 66). 58 GAYARRE, 1909, p. 70. 59 GAYARRE, 1909, p. 71. 60 GAYARRE, 1909, p. 71

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  62  

freudiana, criticarán en general varias de sus aportaciones, principalmente el

“exclusivismo otorgado á la sexualidad en el régimen de la vida psíquica (…)verdadera

característica del freudismo y á la vez el principal motivo de su descrédito y el blanco

de las más acerbas censuras que á esa secta se han dirigido”61. Esto es lo que se recoge

bajo la crítica pansexualista, en la que todos los psiquiatras coincidirán con mayor o

menor vigor62. Las restricciones al factor sexual son, en cambio, el punto de partida de

un debate activo en el que los autores españoles comenzaron a reformular y adaptar el

psicoanálisis a su contexto. De esta forma las ideas críticas con el pensamiento de

Freud, no sirvieron necesariamente a la empresa de frenar su difusión o fracasar en la

incorporación del psicoanálisis a la medicina española, sino que, en todo caso, la

dirigieron hacía un modo particular y concreto de la misma, que no entendió que el

psicoanálisis tuviese algo así como un “copyright” que les impidiese cortar, adaptar y

modificar sus ideas según su interés particular63.

La obra de Freud, dirá Fernández Sanz, es “de las que no se pueden leer

indiferentemente, pues contiene una tan desconcertante mezcla de perspectivas geniales,

casi sublimes, y de estupendas extravagancias, que según se fije el ánimo del lector en

aquéllas o en éstas, se sentirá poseído de férvida admiración o de irrefrenable ira”64.

El pensamiento de Freud contenía el germen de la polémica y, en medio de una

sociedad cambiante, tomaba como punto de partida la clínica de la histeria para, poco a

poco, desbordar este campo y penetrar en el terreno de la psicología social, la moral, la

cultura y de forma más profunda, en los fundamentos del individuo normal y                                                                                                                61 FERNÁNDEZ SANZ, 1914b, p. 278. 62 Al psicoanálisis se le criticó desde su origen vienés, su concepción pansexualista, según la cual, Freud encontraba sexualidad en todo lo relativo al ser humano. Para Freud toda la conducta humana estaba fuertemente determinada por el instinto sexual, que se desarrollaría a lo largo de las diferentes fases madurativas relacionadas con diferentes zonas erógenas, iniciando este proceso en el recién nacido. Según la forma en la que el ser humano transite estas etapas (satisfacción pulsión sexual, represión, frustración) se determinarán sus caracteres psicológicos. 63 La creación de sociedades psicoanalíticas organizadas según una estructura supranacional regida por la Asociación Internacional de Psicoanálisis fundada en 1910, defendió la idea de un “psicoanálisis verdadero” u “oficial” que habría de ser custodiado celosamente mediante la legitimidad conferida a la institución como elemento de autoridad. Qué pudiera y qué no pudiera ser calificado como psicoanálisis y quién pudiese o no denominarse psicoanalista serían elementos que, según esta formulación, habrían de ser autorizados por el sello institucional. Como ya se ha dicho, esta investigación no considera que las críticas al psicoanálisis supongan un fracaso en su incorporación o deban leerse como “resistencias”. Más bien al contrario, estos comentarios nos hablarían del éxito de expansión del psicoanálisis y, en todo caso, funcionaron como motores de difusión, dentro de un proceso activo en el que los agentes de recepción, recortaron, adaptaron y reformularon las ideas psicoanalíticas según el contexto local configurando una especie de “psicoanálisis español”, con características singulares, a su vez relacionadas con un contexto trasnacional de circulación del psicoanálisis. (Véase DAMOUSI, PLOTKIN, 2009). 64 FERNÁNDEZ SANZ, (1914a), “El psicoanálisis”, en Histerismo: Teoría y Clínica. Madrid, Beltrán, p. 191. Este capítulo está publicado íntegramente en la revista Los Progresos de la Clínica, 3, (1914b), pp. 257-283.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  63  

patológico. Tal y como lo expresó Ortega “no es propiamente una cuestión de medicina

la que plantean las ideas de Freud; a ser tal yo no podría ocuparme de ellas, sino un

tema de discusión psicológica, más exactamente aún, de lógica. Lo característico de la

psicoanálisis es que, oriunda de una necesidad terapéutica, trasciende, desde luego, los

límites de la consideración psicológica y se planta, de un salto, si no en la metafísica, en

los confines metafísicos de la psicología” 65

En 1913 Misael Bañuelos, médico que a partir de los años treinta escribirá sobre

higiene racial66, publicó “Breve examen y juicio crítico del froidismo” en la Revista de

Especialidades Médicas de Madrid67. Este autor diferenciaba entre el psicoanálisis,

método empleado desde siempre y que resulta “imprescindible no ya en Patología

mental, sino en la vida corriente, ordinaria”68; y froidismo, caracterizado por la teoría

pansexualista, a la que había que poner restricciones. Admitía que la teoría estaba

ganando cada vez más adeptos, lo que significaba que indudablemente “sirve para algo,

aunque este algo no sea tanto como pretenden sus partidarios”69 aunque, al menos en la

casuística de enfermedades propuesta por Freud “es el más racional, y no puede

hacérsele ninguna objeción de importancia”70. Muchos han sido –continuaba Bañuelos-

los que “han puesto dificultades al tratamiento recomendado por Freud, diciendo que es

inmoral, que despierta apetitos y deseos dormidos todavía, que rompe la inocencia de

los jóvenes sobre determinadas cuestiones de la vida sexual, etc., etc.; pero creemos que

un médico, inteligente y prudente, sin ser un psicólogo sagaz, evita fácilmente estos

escollos. Las dificultades de la teoría de Freud para esa práctica son más profundas y

han quedado esbozadas”71

Rafal del Valle y Aldabalde72 era para Bañuelos uno de esos médicos prudentes

que “reputa con justicia” 73 las ideas de Freud o del froidismo, imponiéndole

restricciones. La Revista de Medicina y Cirugía Práctica había publicado poco antes del

                                                                                                               65 ORTEGA Y GASSET, 2004a [1911], p. 485. 66 CAMPOS, R. (2016a), “Autoritarismo y eugenesia: higiene racial y nacionalcatolicismo en el franquismo, 1936-1945”, História, Cièncias, Saúde-Manguinhos, 23, supl., dez, p. 136-139 67 BAÑUELOS, Misael, (1913), “Breve examen y juicio crítico del psicoanálisis y del froidismo”, Revista de Especialidades Médicas, 18, pp. 745-762. 68 BAÑUELOS, 1913, p. 760. 69 BAÑUELOS, 1913, p. 754. 70 BAÑUELOS, 1913, p. 759. 71 BAÑUELOS, 1913, p. 759. 72 Rafael del Valle y Aldabalde era por esa época profesor de número en el Hospital Provincial de Madrid, y había sido hasta 1907 profesor de la Facultad de Medicina de Madrid. 73 BAÑUELOS, 1913, p. 755.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  64  

texto de Bañuelos, el ejemplar de Valle “El psicoanálisis de Freud”74. Dividido en dos

entregas, era en estos años el más completo informe sobre psicoanálisis. Valle

desarrollaba los fundamentos de la teoría de Freud, contrastando sus ideas con

bibliografía crítica y con los aportes de otros autores psicoanalíticos 75 . Resulta

especialmente interesante el conjunto de advertencias prácticas, la mayoría de ellas

vinculadas al factor sexual, que Aldabalde ofrecía y que comenzarán a ser bastante

frecuentes entre los comentadores del psicoanálisis, lo que nos anima a situar el origen

de una incipiente práctica clínica.

El auge de legitimidad que las ideas de Freud estaban viviendo en Europa, y que

contaban cada vez con más adeptos, también merece la reflexión de Valle, que toma

distancia del movimiento de expansión psicoanalítica. Hay que señalar aquí que estos

comentarios, cada vez más frecuentes, imprimían una función específica a estas

publicaciones. Podemos pensarlas como la respuesta a un deber científico, que quedaría

formulado de la siguiente manera: ¿Qué opinaba la medicina española sobre ese saber

polémico, que estaba ganando cada vez más adeptos en Europa? En palabras de Ortega:

“los discípulos de Freud aumentan de día en día en Austria, Alemania, en Italia, en

Estados Unidos y forman una compleja asociación con numerosos centros particulares,

con varias revistas y series de publicaciones. Conforme progresa la expansión de las

teorías freudianas los enemigos se encrespan con mayor brío, acometen con censuras

más agrías, protestan con más fuerza en los Congresos científicos, en las revistas

especiales, en los tratados y mueven, entre sus pacientes y los amigos de sus pacientes,

una propaganda activa contra el profesor Freud y su escuela”76.

Enrique Fernández Sanz fue el psiquiatra que con más empeño se ocupó de la

propaganda del psicoanálisis en este período. Publicó varios trabajos críticos y a partir

de la década de 1920, defendió ante un público médico algunos casos clínicos tratados

psicoanalíticamente afirmando que era necesario seguir de cerca su desarrollo “y

                                                                                                               74 VALLE Y ALDABALDE, Rafael, (1913), “El psicoanálisis de Freud”, Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, 99 (1265-1266), pp. 169-179 y 209-216 75 Valle cita a varios autores desde los textos originales, principalmente en alemán e ingles: Freud, Jones, Ferenzci, Jung, Gross, Taylor, Bloch, Friedlander, Linder, Sanford Bell. No hay ninguna referencia en español. 76 ORTEGA Y GASSET, 2004a [1911], p. 485.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  65  

comprobarlo en la práctica, aunque no seamos partidarios de esa escuela, ni aceptemos

como verdaderos sus dogmas”77.

En 1910 Fernández Sanz era ya un reconocido neuropsiquiatra de Madrid que

ejercía su práctica en diversas clínicas de la capital así como en su consultorio privado.

Entre 1903 y 1913 había viajado varias veces al extranjero, donde pudo visitar algunas

clínicas en París, Berlín y Viena, y tener contacto con importantes figuras de la

neuropsiquiatría como Dejerine, Magnan, Babinski, etc78. Prolífico colaborador de

revistas médicas, cuenta con una amplía producción escrita sobre una gran variedad de

temas79. Su interés por las enfermedades de los nervios80 le llevó a publicar varios casos

clínicos y trabajos sobre histeria, que luego recogerá en la monografía Histerismo.

Teoría y clínica, de 191481. El libro comienza con una revisión histórica sobre el

concepto de histerismo, en la que destaca el lugar que concede a Charcot, al que criticó

en su rígida sistematización, alabando sin embargo su descripción de la mentalidad

                                                                                                               77 FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1923b), “La técnica del psicoanálisis como instrumento terapéutico”, El Siglo Médico, 71 (3628), pp. 597-601, p. 598 78 MORO, Ana, (2008), “El histerismo en la obra de Enrique Fernández Sanz”, en MARTÍNEZ PÉREZ, José; ESTÉVEZ, Juan; DEL CURA, Mercedes; VÍCTOR BLAS, Luis (coords.): La gestión de la locura: conocimiento, prácticas y escenarios (España, siglos XIX-XX), Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, pp. 73-83, p. 74. 79 Los autores del libro Tres siglos de psiquiatría en España (1736-1975), presentan varias tablas en las que muestran el aumento de publicaciones por revistas médicas y los colaboradores que más contribuyen en estos datos según los diferentes períodos. Fernández Sanz es siempre de los primeros en los dos períodos que comprenden su momento de producción teórica, 1869-1918 y 1919-1938, y El Siglo Médico, es la revista donde más colabora. Además cuenta con un importante número de monografías de diversos temas psiquiátricos, muchas de ellas de amplia difusión (REY GONZÁLEZ, Antonio; JORDÁ MOSCARDÓ, Enrique; DUALDE BELTRÁN, Fernando; BERTOLÍN GUILLÉN, José Manuel, (2006), Tres siglos de psiquiatría en Espala (1736-1975), Madrid, Asociación Española de Neuropsiquiatría) 80 Véase RUIZ, Violeta, (2016), “<<Disciplina de los nervios>> y <<Régimen de salud mental>>: Neurastenia, higiene mental y tratamiento moral en España, 1890-1921”, Culturas Psi. 7, pp. 69-90. 81 FERNÁNDEZ SANZ, 1914a. Los 18 casos clínicos publicados previamente en revistas científicas son: (1904), “Dos casos de histerismo infantil”, Revista Iberoamericana de Ciencias Médicas, XII, 1; (1907) “Un caso de mutismo histero-traumático”, Siglo Médico, LIV, 692; (1908), “Dos nuevos casos de mutismo histérico”, Siglo Médico, LV, 162; (1909a), “Las supuestas hematemesis histéricas”, Revista Clínica de Madrid, II, 144; (1909b), “Hemiplegia histerotraumática” Revista Clínica de Madrid, II, 443; (1909c), “Un caso de hemiplegia histérica”, Revista Clínica de Madrid, I, 374; (1909d), “Diagnóstico diferencial de las hemiplegias histérica y orgánica”, Revista Clínica de Madrid, I, 464; (1909e), “Un caso de astasia-abasia periódica”, Revista de Especialidades Médicas, XII, 337; (1910), “Un caso de pseudoparálisis agitante histérica”, Revista Medicina y Cirugía prácticas, LXXXVIII, 5; (1912a) “Un caso de paraplegia histérica”, España Médica, 69, 5; (1912b), “Un caso de histerismo masculino”, Clínica y Laboratorio, VIII, 5; (1912c), “Un caso de narcolepsia histérica”, Siglo Médico, LIX, 765; (1912d), “Corea histérico y psicosis aguda mortal”, España Médica, II (49), 12; (1912e), “Sobre las psicosis histéricas”, Revista Clínica de Madrid, VIII, 375; (1912f), “Concepto y diagnóstico de la histero-epilepsia”, Revista Clínica de Madrid, VII, 463; (1912g) “Pseudoesclerosis en placas e histerismo” Siglo Médico, LIX, 528; (1913), “Blefaroespasmo histérico intermitente”, Revista Clínica de Madrid, X, 168; (1914c), “Diseña paroxística histérica”, Siglo Médico, LXI, 98. Véase MORO, 2008, p. 75.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  66  

histérica. Defensor de la etiología psíquica de la histeria, se interesó por Freud82, a quien

dedicaba un capítulo completo, como el autor de una de las teorías más poderosas sobre

esta patología junto a Bernheim, con quien estaba en mayor desacuerdo. Coincidía con

Freud en la importancia del trauma psíquico como origen del histerismo y la función del

recuerdo inconsciente en la aparición de alteraciones patológicas o síntomas histéricos.

Pero discutía el origen sexual del trauma, y en general de las neurosis: “monstruoso

exclusivismo panerótico que turba el juicio de los sectarios del psicoanálisis”83

La inmoralidad atribuida a las histéricas no se debía, según Fernández Sanz, a la

expresión de una insatisfacción sexual como dirá la teoría freudiana, sino que para el

español existía una naturaleza degenerada84. Este planteamiento constata que Fernández

Sanz no había abandonado la teoría de la degeneración, que combinaba con un estudio

de las emociones y un tratamiento de la histeria en el que se negaba el factor sexual

propuesto por Freud. Pero además, este punto es importante ya que abre la puerta a una

reflexión de mayor alcance: la inmoralidad atribuida a las histéricas es la misma que se

le atribuía a la teoría psicoanalítica, y está relacionada con un elemento crucial, la

afirmación de una sexualidad femenina. El cambio de sociedad que se estaba

produciendo durante las primeras décadas del siglo XX influirá en las articulaciones de

esta crítica, adquiriendo especial relevancia a principios de los años veinte y sobre todo

en las políticas protectoras de la mujer durante la Segunda República, como la Ley de

Divorcio de 1932 o los intentos de despenalización del aborto, en las que se irá

concediendo un lugar central a la misma.

El capítulo que Fernández Sanz dedicaba al psicoanálisis había sido publicado

previamente en Los progresos de la Clínica85 y, según sostiene Carles, constituye una

de las primeras exposiciones amplias y críticas del pensamiento de Freud y en general

de la doctrina psicoanalítica86. Su estructura recuerda al trabajo de Valle, con un

formato a medio camino entre un trabajo de investigación y un manual práctico (con

amplias recomendaciones bibliográficas, exposición deductiva y consejos orientados a

la clínica), no obstante el texto de Valle no aparece citado. Sí los trabajos de Gayarre y

Bañuelos, que son señalados como los únicos de elaboración española.

                                                                                                               82 Enrique Fernández Sanz ya había dado noticias sobre psicoanálisis en el Congreso de la Asociación Española para los progresos de la Ciencia, celebrado en Granada en 1911, pero no será hasta 1914 que desarrolle un texto más completo. 83 FERNÁNDEZ SANZ, 1914b, p. 274. 84 Sobre la presencia de la teoría de la degeneración en la obra de Fernández Sanz ver MORO, 2008. 85 FERNÁNDEZ SANZ, 1914b 86 CARLES, et al. 2000, p. 39.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  67  

Fernández Sanz situaba los orígenes del psicoanálisis en la clínica de la histeria

y en la práctica del hipnotismo de finales del siglo XIX. Había leído las críticas al

psicoanálisis que los franceses Régis y Hernard habían publicado en La Psychoanalyse

des nevrose et des psychoses, obra clave en la introducción del psicoanálisis en

Francia87, y el trabajo de Ernest Jones, a quien reconocía el esfuerzo por compendiar

muchos de los conceptos psicológicos freudianos fundamentales, aunque afirmaba

llegar a conclusiones muy diferentes.

El mismo año de esta publicación, Abdón Sánchez Herrero, director del

Sanatorio del Pilar de Madrid88 publicó en El Siglo Médico un comentario al XVII

Congreso Internacional de Ciencias Médicas que había tenido lugar en Londres del 7 al

12 de agosto de 1913. Este congreso había tenido una importante repercusión

internacional, con un amplio número de asistentes, entre los que se contaban Pierre

Janet, Carl G. Jung (en ese momento presidente de la IPA) y Ernest Jones (futuro

presidente de la IPA). La crítica que Janet realizó en su intervención a las ideas de

Freud fue bastante sonada89, y de la controversia se ocupaba la reseña de Sánchez “Las

objeciones del Sr. Janet al Sr. Freud”90. Sánchez arremetía contra Janet y defendía los

descubrimientos de Freud, desde una reformulación “espiritual” del psicoanálisis que

tendrá amplia vigencia a partir de los años 50, pero que en estos años todavía no tenía

seguidores. El gran mérito de Freud había sido según Sánchez, “haber hecho conocer la

                                                                                                               87 Las ideas de Regis y Hernard, y las de Dubois y Dejerine, autores críticos con el psicoanálisis, son seguidas en el área catalana durante este período. La Revista Frenopática Española, órgano científico del Manicomio de San Baudilio de Llobregat, publica los comentarios a Belarmino Rodríguez Arias sobre el Congreso de Alienistas y Neurólogos Franceses celebrado en Túnez en 1912 en el que se menciona a Freud y su escuela. También la Revista Frenopática de Barcelona publica el discurso de apertura del XXIII Congreso de Alienistas y Neurólogos de Francia y Países d Lengua Francesa, celebrado en Le Puy en 1913 en el que se incorpora el psicoanálisis como una importante contribución a la psiquiatría (CARLES, et al. 2000, p. 37-8) 88 Abdón Sánchez-Herrero era el hijo del catedrático de medicina interna del mismo nombre, fallecido en 1904. Es importante aclarar este dato ya que puede llevar a error y confundir al padre con el hijo (como sucede en DRUET, 2006, pp. 38). Abdón Sánchez-Herrero padre fue uno de los introductores del hipnotismo en España y autor del libro El hipnotismo y la sugestión,(1889), obra que contó con varias reediciones hasta la primera década del siglo XX (Véase DIEGUEZ, 2003); y Abdón Sánchez-Herrero hijo era médico director del Sanatorio del Pilar de Madrid, institución de beneficencia que atendía a enfermos pobres (Véase PLUMED DOMINGO, José Javier; ROJO MORENO, Luis Miguel, (2016), “El tratamiento de la locura entre los siglos XIX y XX: los discursos sobre la cura en la medicina mental española, 1890-1917”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 23 (4), pp. 985-1002, p. 991). 89 Sobre el congreso de Londres y la relación entre el pensamiento de Janet y Freud véase, DAGFAL, Alejandro, (2013), “1913-2013: a un siglo de ‘El Psico-nálisis' según Janet”, Estudos e Pesquisas em Psicologia, (Rio de Janeiro) 13 (1), pp. 320-376 90 SÁNCHEZ HERRERO, Abdón, (1914), “Las objeciones del Sr. Janet al Sr. Freud”, El Siglo Médico, 61 (3165), pp. 500-501. De este congreso también se hicieron eco la Revista Frenopática de Barcelona, en la que Belarmino Rodríguez Arías publicó un resumen de las ponencias presentadas por Janet y Jung, bajo el titulo “El psicoanálisis” (CARLES, et al. 2000, p. 38; RODRIGUEZ ARIAS, Belarmino (1913) “El psicoanálisis”, Revista Frenopática de Barcelona, pp. 331-334).

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  68  

importancia de la facultad de sentir y sus alteraciones como causas morbosas y, por

tanto, la necesidad cada día más urgente de que la atención de los médicos se dirija a la

ciencia del espíritu”. Frente a las críticas de Janet al exagerado concepto de sexualidad

propuesto por Freud, Sánchez defiende que, lo que el psicoanálisis ha conseguido es

“descubrir en el fondo de la sexualidad el amor-sentimiento y, en éste, á su vez, un

agente impulsor oculto é irresistible de las acciones humanas (…). De hoy en adelante,

ningún observador que sepa lo que hace al formar el etiosquema [sic] de su enfermo,

dejará de averiguar las particularidades de su vida sexual en busca de anomalías

posibles que le den la clave del esquema sindrómico. Esto, á Freud y a los comentaristas

suyos se les debe, y sería injusto negarlo”91.

En 1915 Sánchez matizaba su postura y en un comentario publicado en El Siglo

Médico sobre una intervención del profesor Farez de la Escuela de Psicología de Paris

en la reunión anual de la Sociedad de Psicoterapia, afirmará, basándose en Regis, Janet

y Fernández Sanz, que aunque “como método de indagación etiológica, bajo el aspecto

de la pura ciencia, la manera de proceder de Freud puede proporcionar datos valiosos

hay que declarar que en terapéutica, en la práctica, hay que abstenerse de imitarle, en la

mayoría de los casos” 92 . Sánchez, no obstante, insiste en una formulación

“evangelizada” del pensamiento de Freud –y en general de la psicología-, desde la que

rescata la valía que, en su opinión, tiene para la medicina materialista, adelantándose a

la adaptación católica que autores como el jesuita Pedro Meseguer o el agustino César

Vaca realizarán del psicoanálisis a lo largo del primer franquismo93.

En la prensa de tirada nacional también tendrán cabida las noticias sobre

histeria. El diario El Sol publicó en 1919 un artículo de Lafora, asiduo colaborador de

este periódico, titulado “Concepciones sobre el Histerismo”, amplio trabajo en el que

repasaba la historia de esta categoría desde el siglo XVII y nombraba a autores como

Charcot, Babinsky, Janet, Kraeppelin y Freud. Sobre éste último escribirá: “La crítica

moderna ha aceptado muchos de los puntos de vista de Freud; como son: la importancia

                                                                                                               91 SÁNCHEZ-HERRERO, 1914. p. 501. 92 SÁNCHEZ-HERERO, Abdón, (1915), “Las opiniones del Sr. Farez sobre psicoanálisis” El Siglo Médico, 62 (3221): 566-568. 93 La revista agustina España y América, publicó en 1908 en su sección de noticias extranjeras un artículo escrito desde Nueva York por el Padre M. Blanco García, sobre la nueva “secta religiosa” que invadía los Estados Unidos de América y frente a la que el catolicismo era el único remedio para curar de todas sus aberraciones. Se refería el autor a la “psicoterapia”, de la que, según afirmaba eran representantes autores como Charcot, Freud o Janet. (BLANCO GARCÍA, M, (1908), “Desde Nueva York”, España y América, 6, (19), pp. 533-536) Durante el franquismo esta crítica al racionalismo psicológico, pasará por fundar una psicoterapia católica y reformular el pensamiento de Freud según los fundamentos del catolicismo.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  69  

de lo subconsciente, la intervención de los recuerdos infantiles en la vida psíquica, la

realidad de los complejos reprimidos y su exteriorización simbólica en los sueños, actos

impulsivos; chistes, distracciones y en los síntomas psiconeuróticos; pero no admite la

afirmación de que lo sexual invada como único factor causal de todos estos mecanismos

psicológicos: es decir se opone a la teoría psicoanalítica de Freud y su escuela”.94

Conviene decir que durante estos años, Freud había escrito el grueso de su

corpus teórico, con trabajos como La interpretación de los sueños (1900),

Psicopatología de la vida cotidiana (1901), El chiste y su relación con lo inconsciente

(1905) o Tres ensayos para una teoría sexual (1905)95. Su doctrina contaba cada vez

con más seguidores y detractores, y el tratamiento de las psiconeurosis ya no era el

único punto de su teoría que suscitaba los más amplios debates. Al mismo tiempo que

Freud y su escuela se expandían epistemológicamente, sus seguidores se organizaban

profesional e institucionalmente. A lo largo de la primera década se han constituido las

primeras sociedades psicoanalíticas y tiene lugar el primer Congreso Internacional de

Psicoanálisis celebrado en Salzburgo en 1908. Se ha inaugurado el Jahrbuch der

Psychoanalyse, anuario de psicoanálisis creado en Viena en 1909, con el objetivo de

funcionar como publicación periódica sobre temas de psicoanálisis. Además Freud,

Jung y Ferenzci han visitado Estados Unidos en 1909, estableciendo contacto con el

grupo de Putnam y prosiguiendo con la expansión del movimiento de psicoanálisis96.

Mientras, a finales de la década de 1910 el publico español ya cuenta con una

bibliografía especializada y en revistas de difusión popular se debaten diversos temas de

higiene y pedagogía con referencias al psicoanálisis de Freud. Como fundamento y

                                                                                                               94 RODRÍGUEZ LAFORA, Gonzalo, (1919), “Concepciones sobre el Histerismo”, El Sol, 19 de julio de 1919. En ese mismo periódico también había publicado “Los misterios de la sexualidad” el 1 de enero de 1918, en el que señalaba la relevancia de la teoría freudiana para comprender qué se esconde detrás del fenómeno de la sexualidad, indicándonos esta tensión en la que, en relación a los cambios que se estaban produciendo en la sociedad española, el psicoanálisis se balanceaba constantemente de un lado a otro de la divisoria entre lo moralmente aceptado y la inmoralidad. 95 FREUD, Sigmund (1981), Obras Completas, t. I-II, Madrid, Biblioteca Nueva, 4º ed. 96 Sobre la historia de la expansión del psicoanálisis en otras latitudes pueden verse, entre otros trabajos: SCHWARTZ, Joseph (2000), La hija de Casandra. Una historia del psicoanálisis en Europa y América, Madrid, Editorial Síntesis; ROUDINESCO 1994; OHAYON, Annick, (2006), Psychologie et psychanalyse en France, Paris, La Découverte; BALBUENA RIVERA, Francisco; SÁNCHEZ-BARRANCO, Antonio (2004), “Breve historia del psicoanálisis en Rusia”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 90, pp. 145-164; DECKER, H. (1977). Freud in Germany: Revolution and Reacction in Science (1893-1907). New York, International University Press; PASQUALINI, Mauro, (2012), The Adventures of the Unconscious: A Cultural History of Psychoanalysis in Italy, 1922-1945, EEUU, Emory University, tesis de doctorado; VEZZETTI, 1996a, y 1996b; PLOTKIN 2003; DAMOUSI, PLOTKIN, 2009; RUPERTHUZ, 2015a; GALLO, Rubén (2013), Freud en México, México, Fondo de Cultura Económica; PLOTKIN, Mariano; RUPERTHUZ, Mariano (2017), Estimado Doctor Freud. Una historia cultural del psicoanálisis en América Latina, Buenos Aires, Edhasa.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  70  

terapéutica de las psiconeurosis convive una concepción más degeneracionista, que

poco a poco cederá camino a la relevancia de la sexualidad desde una perspectiva más

psicodinámica, incorporando en el discurso psiquiátrico varios de sus planteamientos,

principalmente a partir de la década de 1920. El tema sexual es sin duda el que más

impacto ha causado en los lectores españoles de Freud, motivado por un contexto de

cambio no sólo en España, sino a nivel internacional. Circulan por estos años las

traducciones de varios manuales de sexología y la obra de Marañon expone novedosas

reflexiones sobre la evolución sexual desde el campo de la endocrinología97. Esta

situación genera un terreno abonado para que, una segunda generación de psiquiatras,

entre los que destacan Mira, Lafora, Prados Such, Sarró o Sanchís Banús, puedan leer a

Freud desde otra perspectiva y reformular sus ideas en respuesta a nuevas

preocupaciones médico-sociales.

El contexto general fue de crítica a la teoría, se informó de su existencia, y se

aportó una visión que la hizo circular por diversos canales y que, al mismo tiempo,

fomentó el interés por autores y textos críticos con Freud y su escuela, como son Janet,

Jung o Adler. Lo que estaba claro era que el psicoanálisis formaba parte del debate

científico, por lo que circulaba con éxito por cada vez más canales de difusión y, con

nuevos protagonistas, se van a ensayar los primeros casos clínicos.

1. 3. Organizar y persuadir: el movimiento de higiene mental y el movimiento de

psicoanálisis.

En 1910 se celebró en Núremberg el II Congreso Internacional de

Psicoanálisis98. Los asistentes eran miembros de la Sociedad Psicoanalítica de Viena -

                                                                                                               97 Algunas de estas obras son: MARAÑON, Gregorio, (1916), Las glándulas de secreción interna y las enfermedades de nutrición, Madrid, 2ªed.; (1922), Problemas actuales de la doctrina de las secreciones internas, Madrid, Ruiz Hermanos; (1926), Tres ensayos sobre la vida sexual, Madrid, Biblioteca Nueva; ELLIS, Havellock, (1913), Estudios de psicología sexual. Madrid, Hijos de Reus; FOREL, August, (1912), La cuestión sexual expuesta a adultos ilustrados, Madrid, Bailly-Baillière. 98 En 1908 se había celebrado en Salzburgo el primer encuentro internacional de partidarios de Freud que más tarde será conocido como el I Congreso Internacional de Psicoanálisis. La intervención de Ferenzci en el Congreso de 1910 no menciona estos antecedentes, así como tampoco menciona las reuniones de los miércoles en el despacho de Freud. Francisco Javier Montejo plantea que Ferenczi se posiciona en su discurso como “el primer historiador [del psicoanálisis] `revisionista´”, pues de manera interesada `borra´ a la sociedad vienesa y las reuniones de los miércoles”, ambos elementos discordantes para la imagen del movimiento que se quería construir y divide la historia en un antes y un después de la constitución de la IPA. Ferenzci inaugura de esta forma, “la creación de una `tradición historiográfica´, que manipula los hechos para legitimar una situación institucional `actual´” (MONTEJO ALONSO, Francisco Javier, 2009, El psicoanálisis 1919-1933: consolidación, expansión e institucionalización, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, tesis doctoral, p.175.)

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  71  

fundada en 1908 como resultado del grupo inicial originado en torno a Freud en las

famosas reuniones de los miércoles- de la Sociedad Psicoanalítica de Berlín y de la

Sociedad Psicoanalítica de Zúrich. Este encuentro será consagrado por la historia

“oficial” del psicoanálisis como el acto inaugural en el que se constituye formalmente la

Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) 99.

La expansión teórica, social y geográfica del psicoanálisis estuvo acompañada

de la creación de sociedades que, a partir de ahora, iban a comunicarse y organizarse

entre ellas según unos principios generales de adhesión y formación de miembros. Así

mismo la protección y el control del progreso científico de las ideas psicoanalíticas sería

una de las principales preocupaciones de Freud y sus discípulos, que buscaron custodiar

los limites epistemológicos y prácticos del campo psicoanalítico100.

Para entender este proceso, resulta interesante citar las palabras fundacionales

del psicoanalista húngaro Sándor Ferenzci en su intervención en el citado Congreso de

Núremberg en 1910:

“(…)igual que todos los innovadores y pioneros, nosotros no sólo debemos trabajar sino también luchar por nuestra causa (…) igual que los primeros inmigrantes del nuevo continente, hemos tenido que mantener hasta ahora una guerra de guerrillas. Sin dirección espiritual, sin unidad táctica, hemos luchado cada uno sobre la porción de terreno conquistado. Cada cual ha ocupado una parcela del inmenso territorio según ha creído conveniente, eligiendo los modos de ataque, defensa y de trabajo que le parecían mejor (…) Sin embargo, al mismo tiempo que ventajas, la guerra de guerrillas ha supuesto inconvenientes considerables, debido precisamente a su carácter mal delimitado. La ausencia de dirección ha favorecido la proliferación excesiva de las tendencias individuales y de las posiciones científicas personales aisladas en algunos “combatientes”, a expensas del interés común, de lo que podríamos llamar <<las tesis centrales>> (…). Sin embargo, conviene detenerse en el primer inconveniente: ante la gran mayoría somos unos exaltados sin organización ni disciplina, y no podemos imponernos de esa manera.

                                                                                                               99 Este congreso será instituido como el punto de partida, el inicio de la andadura psicoanalítica, construyendo una historia en función de una supuesta autoridad interesada en sus propios logros y en la imagen de movimiento homogéneo que quiere consagrar. El carácter inaugural de la institucionalización del psicoanálisis y la descripción de todo lo acontecido hasta entonces como “prepsicoanalitico”, son, en general, rasgos comunes a la historia oficial del psicoanálisis en varios países. 100 La preocupación freudiana a este respecto se centró en la custodia y delimitación de qué era y que no era el psicoanálisis y, como problema mayor, quién era y quien no era un psicoanalista. Es en estos momentos que Freud escribe los escritos técnicos y los trabajos sobre metapsicología, quizás en un intento por sistematizar la técnica, pero insistiendo siempre en la imposibilidad de su praxis sin pasar por un análisis propio, verdadero núcleo de la formación psicoanalítica freudiana. FREUD, Sigmund (1981 [1915], Trabajos de metapsicología, Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, t. 2, pp. 2039-2100.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  72  

El nombre de Freud inscrito en nuestra bandera no es más que un nombre después de todo; no permite adivinar el número de personas que profesan actualmente las ideas unidas a ese nombre, ni con cuántas realidades cuenta ya el análisis. De esta manera perdemos la apariencia de masa, en la medida en que podríamos pretender tenerla, sin mencionar el peso específico de los individuos y de sus ideas consideradas aisladamente (…) En consecuencia, podemos preguntarnos ¿compensan las ventajas de la guerra de guerrillas todos estos inconvenientes? ¿Podemos presumir que desaparecerán espontáneamente tales inconvenientes sin actuar en este sentido, es decir, sin organizar nuestra actividad y nuestra lucha? Y por ultimo, en el plano práctico, ¿qué principios nos servirán de base para una unión solida y duradera? ”101.

Esta intervención sitúa a Ferenzci a la cabeza del proyecto de formación de una

unión internacional de psicoanalistas que, como argumenta, ha de servir para organizar

las fuerzas, luchar por la causa del psicoanálisis, defenderse de los ataques y dirigir el

campo teórico y profesional de sus miembros ante el fenómeno de expansión y

crecimiento. De lo contrario, continuará diciendo Ferenczi, existe el peligro de ponerse

“de moda y que el número de quienes se dicen analistas sin serlo crezca rápidamente.

No podemos sin embargo responsabilizarnos de todas las ineptitudes que se propalan

bajo el nombre de psicoanálisis; además del <<Jahrbuch>> necesitamos una asociación

que garantice en cierta medida la aplicación del método psicoanalítico según Freud y no

cualquier método preparado para uso personal. La asociación también debería vigilar la

piratería científica. Una selección rigurosa y prudente para admitir nuevos miembros

permitirá separar el trigo de la cizaña y eliminar a quienes no admiten abierta y

explícitamente las tesis fundamentales del psicoanálisis”102

En su tesis doctoral El psicoanálisis 1919-1933: consolidación, expansión e

institucionalización, Francisco Javier Montejo argumenta que el tránsito que va desde

las reuniones informales de los miércoles, iniciadas en 1902, a la fundación de la

Sociedad Psicoanalítica vienesa en 1908, es crucial y marcará definitivamente las

posibilidades de que ese “grupo inicial de partidarios de Freud pueda llegar a

convertirse en movimiento”. La creación del movimiento internacional “convierte al

grupo psicoanalítico en un proyecto de transformación científico y social que, además,

se reproduce fundando <<sociedades psicoanalíticas>>, y que aspira a penetrar en otros

ámbitos, como la universidad y el hospital psiquiátrico. Para desarrollar esta tarea, ser

un movimiento con un proyecto innovador y transformador (¿revolucionario?), el grupo

                                                                                                               101 FERENZCI, Sándor, (1981 [1910]), “Sobre la historia del movimiento psicoanalítico”, Sandor Ferenzci. Obras Completas, t. 1, Madrid, Espasa-Calpe, p. 180 102 FERENZCI, 1981 [1910], p. 184.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  73  

original de partidarios crece y se convierte en una organización, un `grupo

organizado´”103.

La IPA surgió entonces con un interés social y profesional que buscaba defender

y organizar su teoría y a sus miembros, al mismo tiempo que se creó un programa de

desarrollo y expansión científica que, supervisado originalmente por Freud, llevó el

psicoanálisis más allá de las fronteras geográficas y teóricas en las que había sido

gestado. Los psicoanalistas se agruparon bajo la forma de un “movimiento” que, como

argumenta Montejo, tiene unas características particulares, similares a las de otros

movimientos, como por ejemplo el movimiento obrero, atravesados por un mensaje de

denuncia, lucha y reivindicación social104. La imagen que se construye bajo esta

formula produce una identificación que va más allá del simple hecho profesional.

Genera un sello institucional bajo el que custodiar y amplificar un discurso, en origen

médico, involucrando a diversos agentes y traspasando las fronteras y la finalidad de la

disciplina. Como indica el propio Freud: “Además de laborar al servicio de la ciencia

aprovechando la única ocasión de penetrar en los enigmas de la neurosis, y además de

ofrecer a vuestros enfermos el tratamiento más eficaz que por hoy poseemos contra sus

dolencias, cooperáis a aquella ilustración de las masas de la cual esperamos la profilaxis

más fundamental de las enfermedades neurológicas por el camino de la autoridad

social105

El sello institucional de la IPA sirvió además para definir un “afuera” y un

“adentro”, de forma que, a modo de límite, pudiesen alejarse aquellos elementos

discordantes con la imagen unitaria que se pretendía ofrecer. La propia construcción de

la historia del psicoanálisis tiene esta característica en la forma interesada según la cual

se establece un “antes y un después” de 1910: antes, Freud totalmente sólo y heroico,

después, Jung, presidente de la IPA, atrayendo a los nuevos seguidores106.

El estallido de la I Guerra Mundial dificultaría los planes expansivos del

movimiento, que retomaría su actividad en 1918 con los planteamientos freudianos

sobre el malestar de la sociedad y la psicopatología de las masas.

Sobre los elementos que convergen en este proceso, un saber que se

institucionaliza comprende una serie de enunciados aceptados científicamente. La forma

                                                                                                               103 MONTEJO ALONSO, 2009, p.59. 104 MONTEJO ALONSO, 2009, p. 60. 105 FREUD, Sigmund, (1981 [1910], “El porvenir de una terapia psicoanalítica”, Obras Completas, t. 2, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1564-1570, p. 1570. 106 MONTEJO ALONSO, 2009. p.175.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  74  

“privilegiada” de la institución amplifica y legitima el contenido de los enunciados

debido a una serie de estrategias sociales y profesionales dirigidas a toda la sociedad.

No obstante este proceso tiene también otras consecuencias, ya que la aparición de estas

estrategias pone al servicio de las mismas el contenido científico y la verdad de los

enunciados, que se transforman y subordinan a un nuevo régimen interno de relaciones

de poder. No se trata de un cambio de contenidos o de paradigma científico, sino de una

modificación en las reglas que rigen cómo se relacionan unos con otros. La verdad del

cuerpo teórico se cruza con otra verdad, la del mercado y la legitimidad social. Foucault

lo describe en Microfísica del Poder de la siguiente manera: (…)se trata de saber no

cuál es el poder que pesa desde el exterior sobre la ciencia, sino qué efectos de poder

circulan entre los enunciados científicos; cuál es de algún modo su régimen interior de

poder; cómo y por qué en ciertos momentos dicho régimen se modifica de forma

global.107

Al respecto Rafael Huertas plantea en su libro Organizar y Persuadir que:

“el proceso de institucionalización de cualquier actividad profesional se basa (…) en el despliegue de dos procesos interrelacionados: por un lado, la constitución de un mercado para los servicios profesionales (o especializados) y, por otro, la aparición de un proyecto colectivo de movilidad social ascendente. Ambos procesos, aunque puedan evolucionar de manera distinta, coinciden en el tiempo, pues según un mercado profesional se va organizando, surgen simultáneamente nuevos elementos en los que basar el prestigio o el status social de los nuevos expertos. A su vez, los medios utilizados para la búsqueda colectiva de dicho prestigio profesional son, en el fondo, los mismos a los que se apela para la creación del mercado. Estrategias de <<persuasión>>, dirigidas a todos los agentes sociales implicados y que varían según la profesión y, dentro de la medicina, según la especialidad que consideremos”108.

Huertas analiza bajo los términos “Organizar y persuadir” el proceso de

institucionalización de la medicina mental en España. Tomando este análisis como

modelo se pueden identificar elementos comunes con el proceso de institucionalización

del psicoanálisis internacional. No estoy interesada, sin embargo, en compararlos, ni

pretendo, por tanto, homogeneizar o equiparar sus singularidades. Más bien

consideramos interesante destacar el hecho de que a ambos procesos se les puede

atribuir una misión social y una estructura de mercado, además suceden temporalmente

en los mismos años, por lo que los intercambios, tensiones, encuentros y desencuentros

han de analizarse desde y en el campo de la organización profesional.

                                                                                                               107 FOUCAULT, Michel, (1979), Microfísica del poder, Madrid, Las Ediciones de La Piqueta, p. 178. 108 HUERTAS, 2002a, p. 23.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  75  

A España llegaban noticias sobre el proceso organizativo que estaba viviendo el

psicoanálisis a nivel internacional (proceso que, como hemos sostenido, imprime un

carácter particular en la forma de emisión y recepción del contenido de sus enunciados),

y, los psiquiatras españoles estaban inmersos en su propio proceso de organización de

su profesión, en medio de un contexto de crisis político-social a varios niveles.

Cada grupo profesional –psiquiatras y psicoanalistas de la IPA- defendía la

organización de sus propios núcleos de actividad (escuelas, foros de debate, órganos de

expresión, asociaciones, etc.), así como la elaboración de formulas y estrategias de

persuasión que sirvieran para convencer al resto de la profesión médica, instituciones, y

en general a la comunidad científica, sobre la utilidad y autoridad social de su

profesión109 .

Podemos, en este sentido, pensar los comentarios que los psiquiatras españoles

hicieron de la IPA y del movimiento psicoanalítico internacional en el encuentro de

estos dos procesos. España no se interesó en formar parte del movimiento internacional,

ni se interesó por la forma teórica y profesional custodiada por la IPA porque no

respondía a ninguna necesidad local (insisto en la pregunta: ¿por qué habríamos de

pensar que España tenía que entrar a formar parte del movimiento internacional?). No

obstante, sí puede afirmarse que recibió su impacto y formuló su opinión en relación al

mismo (en este sentido el movimiento internacional contribuyó a la mayor difusión del

psicoanálisis en España, ya que generó más noticias dentro de la ámbito medico-

psiquiátrico). Según sostiene Carles, España elaboró sus propios mecanismos de

defensa, y aunque circuló cierto saber psicoanalítico, no hubo un verdadero compromiso

con el mismo110. Por “compromiso” Carles parece buscar una “repetición” de los

principios de la IPA en España y lo que ésta entiende por formación y práctica rigurosa

del psicoanálisis. Es necesario sin embargo matizar este punto de vista, ya que la labor

de los introductores del psicoanálisis en España no era rechazar o defenderse del

psicoanálisis, que no supuso nunca un peligro. En todo caso los psiquiatras españoles

defendieron su propio proceso de organización asistencial y autoridad social.

Formularon críticas a un movimiento ajeno, que no reunía ni respondía a las denuncias e

intereses relevantes para el asociacionismo psiquiátrico español. No obstante el

crecimiento y la popularidad que estaba adquiriendo el psicoanálisis en Europa y

                                                                                                               109 HUERTAS, 2002a, p. 17-18. 110 CARLES, et al. 2000, p. 81.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  76  

América aceleró los comentarios y opiniones sobre aquello que ocurría fuera de las

fronteras nacionales y en este sentido es cierto que el éxito de expansión de los

psicoanalistas bajo la IPA, favoreció la legitimidad científica del psicoanálisis en

España –tantos especialistas no podían estar totalmente equivocados- e impulsó el

debate y, en consecuencia, la difusión y la incorporación de algunos de su conceptos

más controvertidos dentro del ámbito español.

La “causa” del movimiento psicoanalítico no tenía nada que ver, ni respondía a

los problemas que preocupaban a los psiquiatras españoles, comprometidos con la

organización de la asistencia psiquiatras del país. El psicoanálisis en España fue

incorporado a otra “causa”, la del movimiento de higiene mental.

La distancia entre la psiquiatría española y el movimiento de psicoanálisis

institucional no se debió, por tanto, a una “mala” o “superficial” comprensión del

psicoanálisis, a una resistencia o a una defensa ante un supuesto peligro111, sino que es

una distancia profesional que, al contrario, impulsó la apropiación de las ideas

psicoanalíticas por el movimiento psiquiátrico español, sufriendo para ello un proceso

activo de reformulación.

En este contexto hemos de situar, por ejemplo, las criticas que en 1914 realiza

Fernández Sanz a la secta de los psicoanalistas que expanden el psicoanálisis, haciendo

de la doctrina freudiana “un sistema psicológico que aspira á dominar, no sólo el total

campo de las psiconeurosis, sino también el de la Psiquiatría y el de la Psicología

normal, y pretende invadir el de otras muchas ciencias, como la Ética, la Sociología, la

Antropología, la Criminología y hasta la Filosofía, la Mitología y la Historia. La

expansión geográfica del freudismo ha sido muy desigual; los dos focos principales

radican en Austria y en Suiza, y una colonia muy próspera existe en la América del

Norte, donde numerosos psicopatólogos canadienses y yanquis practican con fervor el

rito psico-analista. En Alemania ha encontrado esta doctrina una enérgica oposición, y

en los países latinos ha atraído principalmente la atención en el concepto de extraña

aberración científica, pero ni en nuestra patria ni en las naciones de la misma raza

cuenta con apenas prosélitos”112.

                                                                                                               111 Las historias del psicoanálisis articuladas desde dentro del propio movimiento psicoanalítico (MUÑOZ, 1989, 1993; ANGUERA, 1998, 2010, 2011; PÉREZ-SÁNCHEZ, 1984) y las que toman como lógica histórica y paradigma epistemológico la propia teoría psicoanalítica (BERMEJO, 1993a, CORCÉS, 1992, CARLES et al. 2000) elaboran este tipo de lecturas, con matices entre ellos. Fuera de España, esta forma de abordar la historia del psicoanálisis cuenta con una amplia tradición (véase por ejemplo, GAY 1990, JONES, 1970) que se remonta al propio Freud (1981) [1914]) 112 FERNÁNDEZ SANZ, 1914b, p. 262.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  77  

Bañuelos también distingue entre froidismo y psicoanálisis, para designar

aquello que rige el movimiento liderado por Freud (y que teóricamente promueve un

influjo de la sexualidad que, como hemos visto, genera numerosas críticas) y lo que

según su opinión, no pertenece al terreno de la teoría freudiana ni de sus seguidores,

sino que ha formado parte del campo del saber sobre la mente desde mucho antes de la

existencia de Freud. Rafael del Valle y Aldabalde dedica igualmente un apartado para

informar sobre la acogida y los planes de expansión de los discípulos de Freud. Y José

María Villaverde, psiquiatra que discute fervientemente todo lo que tiene que ver con

las ideas de Freud y su escuela, dedica en 1923 un artículo completo para criticar el

movimiento psicoanalítico al que tilda de moda pasajera cuya popularidad es debida,

entre otras cosas, a las mentes poco críticas y a su contenido pornográfico y morboso,

que lo hace expandirse como la pólvora113. No obstante las críticas de Villaverde

traslucen otros intereses políticos e ideológicos que analizaremos más adelante.

En España sólo Ramón Sarró, partió al extranjero con idea de formarse en el

psicoanálisis freudiano –que a veces planteó como una “especialidad” dentro de su

carrera médica-. Ángel Garma en cambio, viajó a Alemania con el propósito de

formarse en neurología y psiquiatría, y fue allí donde surgió su interés por la formación

psicoanalítica, que más adelante difundió en España, entre sus colegas y en numerosos

artículos científicos, para finalmente exiliarse a Argentina al inicio de la guerra civil en

1936.

1. 3. 1. Psicoanálisis para el movimiento de higiene mental español.

Los comentarios al psicoanálisis y las críticas al movimiento psicoanalítico,

fueron proferidos por una generación de médicos entre los que se contaba Fernández

Sanz, Sacristán, Juarros, Lafora o Mira, figuras representativas del movimiento de

reforma psiquiátrica en España. En este período varios facultativos denunciaron el

custodialismo en el que había caído el tratamiento de la locura y como consecuencia

lanzaron textos divulgativos para concienciar de la necesidad de remediar esta situación.

El espíritu de denuncia de estos médicos, les llevó a reclamar su lugar de expertos en las

decisiones sobre higiene mental y regulación social. Los psiquiatras reclamaron a las

autoridades políticas que atendieran sus peticiones como parte del proyecto de

                                                                                                               113 VILLAVERDE, José María, (1924a), “Algo sobre el movimiento psicoanalítico en la actualidad” Medicina Ibera, 18, pp. 208-212.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  78  

regeneración de la asistencia sanitaria del país114. Así lo atestiguan las palabras del

psiquiatra José María Sacristán en el diario El Sol el 19 de julio de 1923:

“La psiquiatría teórica y práctica se halla en España en un estado de atraso tan considerable, respecto del progreso de esta disciplina, que es de urgente necesidad intentar su transformación radical. Cuantos nos ocupamos de esta rama de la Patología humana estamos obligados a interesar por esta cuestión al público profano, refiriéndole sin eufemismos ni ocultaciones la situación de esta disciplina médica entre nosotros, cuyas aplicaciones prácticas, de innegable transcendencia social, se hallan reducidas el estricto cumplimiento de lo más esencial, con carácter absolutamente primitivo. No es fácil, sin embargo, transformar este viejo sistema psiquiátrico, enérgicamente arraigado en el espíritu nacional, con la rapidez necesaria que exige nuestra vergonzosa situación para alcanzar un rango moderno (..) Esta labor es ardua y difícil en extremos para el psiquiatra español, que tiene que luchar contra innumerables prejuicios, incluso entre sus colegas, y no por culpa de ellos ciertamente; pero no debe desatenderla, pues de ella depende la posibilidad de una reorganización de la Psiquiatría nacional, hoy volvemos a repetirlo, en un estado de abandono inconcebible, a pesar de la buena voluntad de un reducido número de especialistas”115.

Sacristán ya había desarrollado estas ideas para un público médico en un artículo

publicado en 1921 en Archivos de Neurobiología116, revista fundada en 1920 y que

sirvió de órgano de expresión de estos profesionales, además de ocupar un papel

relevante en la difusión de contenidos psicoanalíticos. También Enrique Fernández Sanz

intervenía en 1921 en la Academia Nacional de Medicina denunciando la precaria

situación en la que se encontraban las instituciones psiquiátricas españolas117. Mejorar

el entramado asistencial incluía la modernización teórica y práctica, así como la

creación de instituciones encargadas de organizar la asistencia dentro y fuera del

manicomio. Surgía de esta forma el proyecto de creación de una “Liga de protección de

los Alienados” integrada por diversos especialistas y diversas líneas de acción. El

psicoanálisis iba a ser para estos autores parte del arsenal teórico con el que contaban

para ello.

Freud y sus discípulos habían formulado una teoría y un procedimiento

novedosos que sirvió a los objetivos de la regeneración científica, la legitimación social                                                                                                                114 HUERTAS, Rafael, (1995), Organización sanitaria y crisis social en España, Madrid, Fundación de Investigaciones Marxistas. 115 SACRISTÁN, José María, (1923a), “La psiquiatría en España” El sol, 19 de julio de 1923, p. 4. El 11 de julio de 1923 también había escrito sobre “La asistencia psiquiátrica de urgencia en Madrid” insistiendo sobre estas mismas cuestiones. 116 SACRISTÁN, José María, (1921), “Para la reforma de la asistencia a los enfermos mentales en España”, Archivos de Neurobiología, 2(1), pp. 1-5. 117 FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1921b), “Reforma de los manicomios españoles”, Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, t. 401, pp. 109-135.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  79  

y la lucha frente a la precaria asistencia del enfermo mental, vehiculizando nuevas

formas de concebir la salud y la enfermedad más cercanas a los nuevos tiempos

sociales. Sacristán así lo propuso en el “Plan moderno de asistencia a los alienados” que

presentó junto a otros psiquiatras en la primera reunión de la Asociación Española de

Neuropsiquiatras en Barcelona en 1926. El psicoanálisis, según este autor, “es una ciencia en evolución, y como es de naturaleza propiamente introspectiva, ha dado y dará, forzosamente lugar a errores deplorables y a exageraciones a veces ridículas. Pero en todo plan de asistencia a psicópatas entendemos que no debe despreciarse tal procedimiento terapéutico, como lo hacen la mayor parte de los que lo critican sin conocerlo. Un psiquiatra moderno no puede ignorarlo, y cuando conoce su fundamento y su técnica, se da cuenta de que los diagnósticos que hace todos los días de demencia precoz, de paranoia, son diagnósticos groseros detrás de los cuales, se esconden en realidad, dramas psíquicos pujantes, conflictos indecisos, deseos insatisfechos”118.

La Liga de Higiene Mental, creada finalmente en 1927, incorporó el

psicoanálisis en su utilidad para diversos campos de actuación como la pedagogía y la

educación119, la profilaxis, el tratamiento de la enfermedad mental o la peligrosidad

social de los enfermos120. Junto con el aumento de obras científicas sobre psicoanálisis,

la difusión de ideas psicoanalíticas en diarios de tirada nacional como El Sol, iniciaron

una divulgación que lo sacó del ámbito de las elites médicas y lo puso a disposición de

la clase media y burguesa121. Este diario contaba con una sección dedicada al progreso

de las ciencias médicas y biológicas, en la que junto a las denuncias de Sacristán sobre

“Los problemas psiquiátricos de España”122 o las propuestas de Tomás Busquet en

                                                                                                               118 SACRISTÁN, José María y otros, (1926), “Plan moderno de asistencia a los alienados”, Archivos de Neurobiología. 6, pp. 188-218, p. 207. 119 El Siglo Médico publicó varias reflexiones del peruano Honorio Delgado que tuvieron cierta difusión entre los psiquiatras españoles. Así por ejemplo “El psicoanálisis en la escuela”, publicado en 1919, contenía una novedosa propuesta, en la que se animaba a los educadores españoles a una reflexión sobre el desarrollo psíquico infantil y la sexualidad. La misma revista publicó también “Psicología de la locura” en dos entregas, los días 6 y 13 de septiembre de 1919, donde en general se hace una crítica al biologicismo de la psiquiatría frente al que se reclama el psicoanálisis y la psicogénesis de la psicosis. Una idea en la que Honorio Delgado insistirá en “Necesidad de introducir la psicología en la instrucción médica” El Siglo Médico. Sacristán también escribirá en 1923 “El psicoanálisis como método de exploración del inconsciente” en la Revista Pedagogía, y el Boletín de la Escuela Libre de Enseñanza, BILE publicó también varios trabajos en los que se hacían referencias al psicoanálisis. Por ejemplo el pedagogo Lorenzo Luzuriaga escribe en 1920b “El psicoanálisis y la Coeducación” donde coincide en parte con las ideas defendidas por Honorio Delgado. 120 Los juristas Quintiliano Saldaña, Luis Jiménez de Asúa o César Camargo y MarÍn tendrán un papel importante en este ámbito. También los psiquiatras Ruiz Maya, César Juarros o Emilio Mira. Ver LÉVY LAZCANO, 2016a, 2016b. 121 CARLES, et al. 2000, p. 47. 122 SACRISTÁN, (1918), José María, “Los problemas psiquiátricos de España”, El Sol, 1 de octubre de 1918.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  80  

relación a “Los servicios de dementes en España”123, Lafora escribía sobre la utilidad

del psicoanálisis como recurso terapéutico en el tratamiento de las locuras de origen

emocional o psicogenético124, o el uso de Freud para la educación sexual. También en la

sección dedicada a temas de Pedagogía e Instrucción pública el pedagogo Lorenzo

Luzuriaga publicó algunos artículos en los que insistía en la importancia del

psicoanálisis para la educación sexual del niño y del adolescente, como profilaxis de la

neurosis y la perversión, y como herramienta fundamental para la reforma educativa125.

Estas publicaciones pusieron de relieve la utilidad de esta teoría para legitimar científica

y socialmente las acciones y discursos que se proponían desde el movimiento de

Higiene Mental, democratizando además sus contenidos para un público general.

La generación de médicos que impulsó la modernización de la psiquiatría y la

reforma asistencial, tomó las ideas de Freud como herramienta al servicio de este

mismo fin, convirtiéndolo en una atractiva técnica diagnóstica y una psicoterapia

destinada a intervenir en los problemas relacionados con la higiene mental en la

ciudad126. Desde estas acciones de interés científico, político y social, las ideas

psicoanalíticas se incorporaron a las filas del movimiento de higiene mental español,

alejadas del diván y de la clínica propuesta por la IPA, abanderada oficial de la

propuesta freudiana.

1. 4. Manuales de psicoanálisis y práctica clínica. El 14 de abril de 1923 Enrique Fernández Sanz comenzaba con estas palabras su

intervención en la Academia Nacional de Medicina:

“Sres. Académicos: Voy a molestar brevemente la atención de la ACADEMIA con la

exposición de un caso que ofrece en sí poco interés. El único que tiene es debido al

tratamiento empleado y al resultado con este tratamiento obtenido”127.

A continuación exponía el caso de un profesor de cuarenta y dos años, que desde

hacía catorce padecía la obsesión de que pisaba inmundicias cuando iba por la calle,

                                                                                                               123 BUSQUET, Tomás, (1920) “Los servicios de dementes en España”El Sol el 4 de mayo de 1920. 124 “RODRIGUEZ LAFORA, Gonzalo, (1918b), ¿Es curable la locura?” El Sol, 16 abril de 1918, 125  Los artículos de Luzuriaga en el diario El Sol son: “El psicoanálisis y la educación” (sección Pedagogía e Instrucción pública, 3 de marzo de 1919b), “La educación sexual” (el 24 de marzo de 1919a), y “Las relaciones amistosas entre los muchachos de uno y otro sexo”, 10 de junio de 1920a. 126 Véase CAMPOS, Ricardo (2014), “La psiquiatría en la ciudad. Higiene Mental y asistencia extramanicomial en España en la década de 1920”, Frenia, 4 (1), pp. 101-111. 127 FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1923a), “Psicoanálisis: un caso de psicastenia fóbica (sesión Real Academia de Medicina de Madrid), Anales de la Real Academia Nacional de Medicina 43, pp. 408-425, p. 408.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  81  

creyendo además que éstas se le pegaban en la suela e iba impurificando todos los

lugares por los que pisaba. Como consecuencia de esta preocupación había desarrollado

un estado neurasténico, acompañado de un estado de misantropía por las dificultades

que todo ello le suponía para el desarrollo normal de su vida diaria: “A mi me pareció

éste uno de los casos en los que el psicoanálisis es procedente, aun cuando yo creo que

es un medio de excepción en el tratamiento corriente de las psiconeurosis (…) Pero en

algunos casos graves y rebeldes (…) está justificado el acudir al psicoanálisis, con todos

sus inconvenientes”128

Fernández Sanz ya había publicado en 1921 en los Anales de la Academia de

Medicina el caso de un chico de 14 años que desde niño presentaba un cuadro de

psicastenia compulsiva129. Según el autor el uso de la psicoterapia en los chicos podía

ser “más fácil de llevar a cabo que en las personas adultas, de una parte por esa

simplicidad de la mente infantil (…), de otra parte, porque son mucho más accesibles a

la sugestión, y por esto se dice que los niños son admirables sujetos para la aplicación

de los procedimientos del psicoanálisis”.

Sugestión y transferencia eran para Fernández Sanz los mecanismos por los que

cura el psicoanálisis. Además justificaba la duración de los tratamientos psicoanalíticos

debido a su valor científico “muy superior, por ejemplo, al vulgar hipnotismo, que

practican incluso los artistas de circo (…). El psicoanálisis supone un trabajo enorme

(…) el médico tiene que fijarse en cada cosa, tiene que poner una cantidad de energía

cerebral extraordinaria (…) y por eso el psicoanálisis da resultados muy superiores al

hipnotismo, la sugestión vigil, etc. Con ciertas limitaciones, yo creo que el psicoanálisis

es un método que debe admitirse para el tratamiento de las psiconeurosis”130

Fernández Sanz, que era en estos momentos director del manicomio de Leganés,

había ido poco a poco modulado su postura y ahora legitimaba el uso del psicoanálisis

en determinados casos, siempre y cuando el origen biológico de la dolencia estuviese

descartado y cuándo la gravedad y resistencia a otros procedimientos no ofreciese otra

alternativa. Era seguidor de las novedades psicoanalíticas desde hacía varios años, a las

                                                                                                               128 FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 410. 129 FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1921a), “Las psiconeurosis de la infancia”, Anales de la Academia Nacional de Medicina 41, pp. 287-295. 130 FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 418.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  82  

que había hecho sus objeciones131, admitiendo algunas ventajas132. Freud tenía razón,

admitía Fernández Sanz, cuando alegaba “que la mayoría de los que le dirigen

objeciones lo hacen desde el punto de vista teórico, sin practicar su método”133. Hay que

poner en práctica el psicoanálisis para comprender las posibilidades que tiene, su

verdadero alcance y también sus defectos e inconvenientes.134 En España sin embargo,

continuaba diciendo, “se ha practicado y se está practicando muy poco (…) no se le ha

concedido la debida atención, se ha publicado muy poco acerca de él”135 y se está

difundiendo antes por las esferas extramédicas que por los médicos y especialistas “lo

cual no puede ser, porque no podemos consentir los médicos que se nos arrebate el

progreso que representan estas doctrinas, fundamentadas precisamente en necesidades

de orden médico, siendo éste uno de los motivos por los cuales he traído este caso a la

ACADEMIA. ”136

Nos ha parecido relevante detenernos en algunos puntos de la exposición que

Fernández Sanz presentó en la Academia en 1923 por varias cuestiones. Primero porque

muestra desde un ejemplo práctico gran parte de las ideas sobre recepción y circulación

del psicoanálisis que hemos formulado hasta ahora como pueden ser las adaptaciones de

la teoría137, las restricciones a la casuística clínica de la teoría freudiana138, la distancia

                                                                                                               131 Las criticas que Fernández Sanz hacía a la teoría sexual, a la interpretación erótica de los sueños y al tiempo que necesita el psicoanalista para emplearlo habían sido formuladas varias veces en sus textos, en concreto poco antes había publicado, “La aplicación práctica del psicoanálisis a la clínica neurológica” (1920, Medicina Ibera, 13, pp. 53-55). 132En el libro de Fernández Sanz, Las psiconeurosis, publicado en 1921, éste afirma: “A Freud debe reconocérsele el mérito de haber señalado la eficacia patógena de los afectos genésicos perturbados y reprimidos, pero los errores de Freud impiden seguirle en sus elucubraciones. No obstante es de justicia proclamar lo acertado de su punto de partida. Sin acatar ni mucho menos los fanáticos dogmas del freudismo debemos imparcialmente declarar que las perturbaciones de los actos sexuales intervienen a menudo en la génesis de los estados de angustia, especialmente en las edades poco avanzadas cuando las dificultades materiales para la satisfacciones entran en conflicto con la vivaz persistencia del deseo. También queda probado que los fraudes geniales, sobre todo la cópula interrupta, provoca predilectamente los susodichos síndromes ansiosos” (FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1921c), Las psiconeurosis, Madrid, Calpe) 133 FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 411. 134 Al respecto resulta interesante pensar que, en el marco de un espacio académico, la actitud crítica con el psicoanálisis había de ir acompañada de su puesta en práctica. Un ejemplo lo encontramos en la exposición de “Un estudio crítico de la teoría psicoanalítica de Frend [sic]” que Álvarez Salazar expone en la Academia Médico-Quirúrguica Española, en las sesiones del 16 y 23 de abril de 1917 (ÁLVAREZ SALAZAR, R. “Estudio crítico de la teoría psicoanalítica de Frend”, Revista de Medicina y Cirugías Prácticas, 116 (3), 1917, pp. 67-141) y que Sanchís Banús crítica por no estar confirmado a partir de su propia experiencia, refiriéndose a los numerosos trabajos publicados por españoles que han contribuido en la generalización de las teorías y lo han elevado a la categoría de doctrina. (CARLES, et al. 2000, p. 55) 135FERNÁNDEZ SANZ, 1923a, p. 410-411. 136 FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 411. 137 Sanz afirma que no sigue el método ideado por Freud y la ortodoxia, ni las modificaciones que de éste han realizado las sectas derivadas de sus ideas que además han sido elaboradas en “la mentalidad de otras

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  83  

con el movimiento internacional de psicoanálisis139 y la crítica al factor sexual140.

Segundo porque nos parece significativo el escenario que dibuja: tenemos a Fernández

Sanz, un médico de renombre por esos años, defendiendo e impulsando la práctica

crítica del psicoanálisis, en medio de una sesión de la Real Academia Nacional de

Medicina, institución de peso político-social dentro del ámbito médico de la época.

Además, ese suceso tiene lugar en el inicio de un nuevo período no sólo en lo que

respecta a la difusión del psicoanálisis141, pues pocos meses después tendrá lugar el

Golpe de Estado que pondrá a Primo de Rivera al mando del gobierno del país.

El papel que la Real Academia Nacional de Medicina representó para el

progreso y divulgación de la psiquiatría la convertía en el escenario idóneo para

presentar novedades teórico-prácticas y esgrimir argumentos que presionaran a los

poderes políticos y la administración, con el objetivo de realizar reformas y cambios en

materia de higiene pública y mental. Propuestas reformadoras que, como la creación de

la Liga de Higiene Mental fundada en 1927, estuvieron estrechamente vinculadas a los

avatares políticos de la dictadura de Primo de Rivera. Las iniciales expectativas que

varios profesionales habían puesto en las promesas del gobierno, poco a poco fueron

desapareciendo al comprobar el desinterés y la inoperancia en resolver la caótica

situación sanitaria del país. Un proceso de deslegitimación del gobierno de la dictadura

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   razas (…) y por ello tenemos que adaptar a las condiciones especiales de nuestros compatriotas” (FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 412), argumento similar al que ya había ofrecido Gayarre en 1909 en “La génesis sexual del histerismo y de las neurosis en general”. La interpretación de los sueños freudiana propuesta como la vía regia de acceso al inconsciente no es de su agrado, entre otras cuestiones porque no le convence el simbolismo sexual. Se muestra en cambio más convencido por el método de las asociaciones libres o el de las asociaciones verbales “principalmente estudiado por Jung, que forma una secta aparte dentro del psicoanálisis: es un heterodoxo”. También expone un método mixto, que es el que utiliza en esta ocasión (FERNÁNDEZ SANZ, 1923a, p. 414). 138 Fernández Sanz argumenta que el psicoanálisis sólo es justificable en casos de extrema urgencia y cuando el origen biológico esté absolutamente descartado: “(…)la indicación del psicoanálisis en el tratamiento de las psiconeurosis nos la da la gravedad del proceso y su rebeldía a los procedimientos que hasta entonces hayamos empleado” (FERNÁNDEZ SANZ, 1923a., p. 410) 139 Como hemos dicho, Fernández Sanz mantiene una distancia teórica, práctica y profesional de lo que denomina “las sectas del psicoanálisis”. 140 Sobre esta cuestión Fernández Sanz se pronunció en varios textos. En esta ocasión ejemplifica este rechazo en relación a los casos de neurosis de guerra, en los que está en juego el instinto de conservación y no el sexual, que los freudianos insisten en anteponer a toda casuística “(…) puesto que se reconoce que hay complejos no sexuales capaces de determinar psiconeurosis, se verán obligados los mantenedores de esa teoría a modificar la técnica y a dar entrada al complejo del instinto de conservación. Además de esto, hay muchos casos de psiconeurosis ordinarias que no se curan con el psicoanálisis, y si con otros procedimientos” (FERNÁNDEZ SANZ, 1923a, p. 416) 141 Glick señala que hacía 1920 aparece un conjunto de científicos e intelectuales preparados para debatir el psicoanálisis, una de las tres grandes ideas científicas y “revolucionarias” de la época, junto al darwinismo y la relatividad. Véase, GLICK, Thomas, (2010), Darwin en España, Valencia, Universitat de València; GLICK, Thomas, (2005), Einstein y los españoles. Ciencia y sociedad en la España de entreguerras. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas; GLICK, 1988 y 1993.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  84  

que contribuyó a la adhesión que protagonizaron muchos psiquiatras al ideario

republicano.142

La exposición de un caso psicoanalítico en el seno de la Academia y en este

contexto de reformas sanitarias y crisis política143 no era por tanto ingenuo, y concebido

desde esta óptica nos indica el uso que se dio al tratamiento psicoanalítico en la

medicalización de la enfermedad mental, principal demanda de los psiquiatras ante el

lamentable estado de la asistencia médica, anclada en el asilo como espacio de

reclusión. El punto de partida de ésta práctica del psicoanálisis era el que anunciaban las

palabras de Fernández Sanz en 1923 “yo he de empezar por confesar que no soy un

psicoanalista ni muchísimo menos”144. Una advertencia en la que dejaba claro el lugar

desde el que ejercía su práctica y que define bastante bien cómo sucedió, en términos

generales la incorporación clínica del psicoanálisis en España.

El psicoanálisis aportó categorías y sirvió para legitimar científicamente

determinadas acciones dentro del ámbito de la higiene mental. Su casuística clínica

estuvo vinculada a los casos de origen emocional y somático como la histeria, la

neurastenia, la psiconeurosis de angustia y en general los cuadros de nerviosismo

psíquico. Desde una concepción doctrinal plástica, las ideas psicoanalíticas se

reformularon y adaptaron en cada uso, configurando una praxis específica, un

psicoanálisis adaptado a la realidad española y relacionado con los procesos de cambio

científico, político y cultural, que permitieron nuevas lecturas sobre la controvertida

teoría sexual freudiana.

En 1921, César Juarros había publicado un caso similar al de Fernández Sanz,

sobre una joven de 21 años que acudió a su consulta con temores obsesivos por

contagiar a las personas a las que daba la mano145. En la bibliografía, Juarros citaba la

obra del peruano Honorio Delgado El psicoanálisis publicada en 1919, lo que nos

señala la existencia de canales de circulación del psicoanálisis en castellano. Juarros

aceptaba la etiología sexual de la histeria y empleaba la interpretación de los sueños, el

método de asociación libre y la asociación de palabras determinadas de Jung: “se

pueden hacer objeciones a este caso desde el punto de vista de la pureza de la técnica.

No tiene otro valor que el de un ensayo publicado para que sirva de estímulo a los                                                                                                                142 CAMPOS, Ricardo (1995),“Higiene mental y reforma de la asistencia psiquiátrica en España (1900-1931), en Psiquiatría Comunitaria, Madrid, Servicio Regional de Salud, pp. 199-217 p. 211. 143 HUERTAS,1995. 144 FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 411. 145 JUARROS, César (1921), “Sobre un caso de obsesión por contagio curado por psicoanálisis”, Los Progresos de la Clínica, 19 (115), pp. 11-17.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  85  

colegas desafectos al método, sin tener experiencia personal de él”146.

También el psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora 147 publicó “Estudios

psicoanalíticos sobre las obsesiones”, donde exponía dos casos clínicos propios. El

primero de ellos el de una muchacha de 21 años que aparentaba ser “un caso vulgar de

neurosis obsesiva despertada por fatiga emocional, sin embargo, si profundizamos en el

psicoanálisis del caso vemos que como en todas las psiconeurosis el proceso tiene raíces

profundas y antiguas psicogenéticas. El largo diálogo psicoanalítico mantenido con la

enferma nos pone de manifiesto el complejo sexual que ha causado la manifestación

obsesiva actual”. Lafora realizó con esta paciente una especie de interrogatorio sobre

comportamientos y problemas sexuales con los que quiere llegar a la “trabazón lógica”

que ha desencadenado la neurosis y que, una vez hecha consciente, liberará al individuo

de su obsesión148.

En el contexto catalán fue el psiquiatra Emilio Mira el que en estos años puso

en práctica el psicoanálisis149. En 1921 publicó en los Anals de l´Academia i Laboratori

de Ciencies Mediques de Catalunya “Un cas senzill de psicoanalisi” 150 donde exponía

el caso de una muchacha que padecía desde hacía algunos años un síndrome

neurodigestivo poco preciso. En distintas ocasiones había sido tratada como histérica,

psicasténica, neurasténica, hipoovárica, hipoepinefrítica y tuberculosa pulmonar,

habiendo fracasado todos los tratamientos ensayados con ella. Su situación no había

hecho más que empeorar justo en el momento en el que Mira comenzaba el tratamiento

psicoanalítico, con el que afirma conseguir la cura de los síntomas151. Mira realiza un

interrogatorio que acompaña con la “prueba de las asociaciones determinadas” a partir

de la que resuelve el diagnóstico como un caso de neurosis de fijación, provocado por

                                                                                                               146 JUARROS, 1921. 147 La formación anatomo-clínica de Lafora no fue necesariamente un impedimento para incorporar el psicoanálisis, que de hecho, fue también percibido como una doctrina biológica, no sólo psicológica. Al respecto Glick sostiene que, lo que tienen en común los discípulos de Cajal y Freud, es el darwinismo (GLICK, 1988). Resulta interesante en este sentido consultar la obra de Sulloway (1992) sobre las conexiones biológicas del pensamiento freudiano. 148 RODRIGUEZ LAFORA, Gonzalo, (1922) “Estudios psicoanalíticos sobre las obsesiones”Archivos Medicos de Cirugía y Especialidades, 6 (36), pp. 255-272. 149 Sobre Emilio Mira véase IRUELA, L.M (1988), Vida y obra de Emilio Mira y López, Madrid, Universidad Complutense de Madrid. Tesis doctoral; IRUELA, L. M. (1993), Dr. Emilio Mira y López. La vida y la obra. Psiquiatría, psicología y armonía social. Barcelona, Universitat de Barcelona. ESTARLICH CANET, J.V (1995), Emilio Mira y López: su vida y su obra científica, Valencia, Universitat de València, Tesis doctoral. 150 MIRA I LÓPEZ, Emilio, (1921), “Un cas senzill de psicoanalisi”, Anals de Ciències Mèdiques,15, pp. 407-413. 151 CARLES, et al. 2000, p. 75.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  86  

un acontecimiento emocional mal resuelto durante su paso por el internado de monjas.

Mira, que era director del Laboratorio de Psicología del Instituto de Orientación

Profesional en Barcelona desde 1919, ensayó con el psicoanálisis en este ámbito,

interesándose principalmente por las posibilidades del uso psicotécnico a partir del cual

conseguir una vía de acceso rápida para estudiar la correlación entre estados mentales y

somáticos152. Dentro de su interés por la psicología aplicada, continuará investigando

sobre las aplicaciones del psicoanálisis y en 1926 publica la monografía El psico-

análisis, Aplicacions practiques del psico-análisis 153 , texto que acompaña con

fragmentos de su práctica y donde llega a analizar, como Freud había hecho, un sueño

propio. También en 1926 publica “Aplicaciones médicas y psicológicas del

psicoanálisis”154; en 1925 “Un nou método d´exploració del subconscient”155 donde

introduce lo que denomina el método del onirismo barbitúrico; y en 1927 “Algunas

notas inéditas de técnica para el tratamiento de las psiconeurosis”156.

1. 4.1 Las Obras Completas de Freud.

Los psiquiatras españoles de este período, comenzaron a poner en práctica el

psicoanálisis 157 , ofrecerlo como terapéutica e incluir sus ideas en seminarios y

conferencias en una clara actitud docente. Se inició en este sentido un periodo de

enseñanza en el que los autores sistematizaron la teoría psicoanalítica, elaboraron sus

críticas y corroboraron sus ideas con su experiencia clínica. Muchas de las

publicaciones de estos años tienen un estilo pedagógico que recuerda al del manual, con                                                                                                                152 Este fue el tema de su tesis doctoral, Las correlaciones somáticas del trabajo mental, presentada en 1922 en la Universidad de Madrid. Véase, GARCIA, Emilio; HERRERO, Fania, CARPINTERO, Helio, (1993), “La tesis doctoral de Emilio Mira y López: <<Las correlaciones somáticas del trabajo mental (1922)>>”, Revista de Historia de la Psicología, 14 (3-4), pp. 139-152. 153 MIRA I LÓPEZ, Emilio, Barcelona, (1926a), El psico-análisis, Aplicacions practiques del psico-análisis, Barcelona, Arnau de Vilanova, Serie Monografies Médiques. 154 MIRA I LÓPEZ, Emilio (1926b)“Aplicaciones médicas y psicológicas del psicoanálisis”, Archivos de Medicina, Cirugía y Especialidades, 25, pp. 249-256 155 MIRA I LÓPEZ, Emilio, (1925), “Un nou métode d´exploració del subconscient”, Annals de Ciències Mèdiques, 19, pp. 15-21. 156 MIRA I LÓPEZ, Emilio, (1927), “Algunas notas inéditas de técnica para el tratamiento de las psiconeurosis” Revista Médica de Barcelona. 8, (44), págs. 162-167; y en Archivos de Medicina, Cirugía y Especialidades, 26, pp. 775-779. 157 Sobre la práctica del psicoanálisis en estos años Carles et al. escribe que en 1921 “hay una incorporación teórica (…) y prácticamente ninguna práctica. Juarros es una vez más pionero (…) y se lanza a una práctica terapéutica psicoanalítica que se aproxima bastante a la ortodoxa” (2000, p. 74). Esta conclusión se debe, como ya se ha argumentado, a la búsqueda, por parte de Carles, de una práctica psicoanalítica que se corresponda con los cánones de la ortodoxia y sirva para desestimar las versiones que no se adecuen a la misma. Ha quedado suficientemente argumentado nuestro razonamiento al respecto, por lo que no seguimos a Carles en esta afirmación, al contrario, consideramos que durante estos años existió una práctica psicoanalítica, que incorporó a la clínica médica gran parte de los conceptos más representativos de la teoría freudiana.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  87  

un desarrollo ordenado y pensado para el ejercicio clínico, y no solo como un simple

debate erudito de interés puramente intelectual. El punto central de estos trabajos fue la

traducción de las Obras Completas de Freud, que comenzará a publicar volúmenes a

partir de 1922, antes de que el propio Freud haya concluido su aportación teórica. No

obstante, el primer trabajo que presentó estas características había comenzado a

escribirse algunos años antes.

En 1913 el zaragozano Joaquín Gimeno Riera, inició el proyecto de redactar una

obra titulada El psicoanálisis, con la que quería aportar rigor y exhaustividad en la

comprensión de unos postulados que “malos o buenos (no es la ocasión de juzgarlos ya

que el objeto principal de nuestro trabajo es que el lector los juzgue por sí mismo) son

interesantes”158. Gimeno aportaba una amplia bibliografía crítica y una exposición por

apartados temáticos, en los que compendiaba los principales ítems del pensamiento de

Freud y sus discípulos. Este manuscrito sin embargo, nunca fue publicado159. En 1921

Gimeno abandonó su redacción, un año antes de publicar el artículo “La histeria desde

el punto de vista psicoanalítico”160 en el que presentaba la teoría freudiana de la histeria

como una de las mayores actualidades del psicoanálisis e incluía varias de las ideas

desarrolladas en el manuscrito. No sabemos cuáles fueron las razones que hicieron que

este ejemplar no viese la luz, no obstante pensamos que la aparición del primer volumen

de las Obras Completas de Freud en 1922 pudo influir en el abandono del proyecto, ya

que de alguna forman cubría el objetivo para el que Gimeno había ideado su

manuscrito.

La traducción de las Obras Completas comenzó su elaboración a partir de 1917,

fecha en la que José Ruiz-Castillo Basala inició correspondencia con Freud161. Por

aquella época Ortega, que había recomendado este proyecto a la editorial Biblioteca

Nueva, ya había redactado un texto en el que argumentaba su hipótesis sobre el

                                                                                                               158 GIMENRO RIERA, 2016, p.51. El manuscrito está fechado entre 1913 y 1921. 159 Conocemos la existencia de este manuscrito, hasta ahora inédito, gracias a la publicación póstuma que ha elaborado la editorial Triacastella a cargo de la edición de Miguel Ángel Ferrández Payo, que analiza los avatares del manuscrito y pone fecha a su proceso de elaboración, convirtiéndose en una de las primeras monografías de psicoanálisis de autoría española. Veáse LÉVY LAZCANO, Silvia, (2017) “Una investigación psicológica pura”. La obra inédita de Joaquín Gimeno Riera [reseña a El psicoanálisis, de Joaquín Gimeno Riera], Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2017, 37 (131), pp. 299-303, doi: 10.4321/S0211-57352017000100019 160 GIMENO RIERA, Joaquín, (1922), “La histeria desde el punto de vista psicoanalítico”, Arch Ginecop Obstetr Pediatr, 35, pp. 149-158. 161 RUIZ-CASTILLO BASALA, José, (1972), El apasionante mundo del libro. Memorias de un editor, Madrid, Agrupación Nacional del Comercio del Libro.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  88  

histerismo español fundamentada en las ideas “de positivo valor científico”162 de la

teoría freudiana. Ortega en cambio, desechaba el método de interpretación de sueños y

la extensión de la sexualidad a toda la vida de conciencia. Un año más tarde, en 1911,

publicaría otros dos artículos, y no uno como bien nos aclara Anne- Cecile Druet.163 El

primero de ellos, “Nueva medicina espiritual”, fue publicado en La Prensa de Buenos

Aires164 dedicado a las teorías del sueño. Este trabajo suscitó cierto interés en el público

argentino y de hecho Ortega recibió una carta de unas alumnas pidiendo más

información sobre psicoanálisis165. El segundo y más conocido, “Psicoanálisis, ciencia

problemática” fue publicado en La Lectura de Madrid. El interés del filósofo por las

ideas de Freud era ambiguo, ya que al mismo tiempo que insistía en el atractivo y la

genialidad de aquello que descubrían según el autor, las comparaba con la confesión

religiosa o calificaba la teoría de ingenua, ridícula e inútil166. De hecho en 1927 Ortega

declarará: “No tengo nada que ver con Freud, cuya obra me ha parecido conveniente,

por muchas consideraciones, dar a conocer en España, pero por la cual he sentido

siempre un interés evanescente”167

¿Cuáles fueron los motivos que movieron a Ortega a promover la traducción de

las Obras Completas? Por un lado, la preocupación por la educación del pueblo español

y su interés por hacer a España partícipe de las novedades científicas y culturales del

panorama intelectual europeo, le hicieron entender el psicoanálisis como una teoría

estimulante y provocadora, que servía para revitalizar una actitud crítica e incentivar un

debate intelectual. Pero, más allá del interés científico, la propuesta editorial de Ortega

no estuvo al margen de un interés económico. Las provocadoras ideas del neurólogo

vienés estaban generando un gran entusiasmo dentro y fuera de España. Contaban con

cada vez más seguidores y detractores, por lo que la empresa podía ser previsiblemente

un gran negocio. Y así fue, la traducción de las Obras Completas de Freud consiguió

tres ediciones y vendió más de 15.000 ejemplares sólo antes de la Guerra Civil, con un

valor de 10 pesetas cada tomo, de entre 300 y 400 páginas. De hecho, según datos de la

editorial Biblioteca Nueva todavía en 1972 seguían siendo uno sus principales pilares

                                                                                                               162 ORTEGA Y GASSET, 1993 [1915], p. 110. Este artículo fue redactado en 1910 pero no vio la luz hasta 1915 publicado en La Lectura bajo el título “Observaciones de un lector” y luego recogido en el primer tomo de El Espectador, a partir de su tercera edición en 1928. 163 DRUET, 2011a. 164 ORTEGA Y GASSET, 2004c [1911] 165 ORTEGA Y GASSET, 2004b [1911] 166 ORTEGA Y GASSET, 2004a [1911] 167 ORTEGA Y GASSET, José, (1993 [1934]), “Prólogo para alemanes”, Obras Completas, Madrid, Alianza Editorial-Revista de Occidente, t. VIII, p. 33.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  89  

económicos168. La traducción estuvo a cargo de Luis López Ballesteros y recibió los

elogios de Freud, que la calificó de “correctísima interpretación de mi pensamiento”169.

El diario El Sol, anunciaba periódicamente los volúmenes que iban apareciendo,

y que estaban teniendo “la suerte poco común de atraer a la masa general de lectores”,

fenómeno que, según el diario, no sólo se explicaba por el contenido psicológico de los

trabajos de Freud, sino que además éste había despertado en el público una curiosidad

que iba más allá, un interés “plenamente justificado por la manera de sistematizar una

serie de fenómenos que en la vida diaria tienen una importancia predominante y que, sin

embargo, están cuidadosamente disimulados, en unos casos, y cubiertos bajo velo de

discreción, en todos”170.

A partir de estos años, el psicoanálisis forma ya parte del saber psiquiátrico y es

de obligada referencia en el tratamiento de las psiconeurosis. Los ambientes

progresistas y liberales de las elites médicas han leído y conocen las principales

hipótesis freudianas, ante las que han podido formarse alguna opinión. Cuentan con

acceso a las Obras Completas de Freud y a los textos de varios psiquiatras españoles. Se

elaboran manuales en los que el psicoanálisis se indexa como herramienta terapéutica, y

varios cursos lo incluyen en sus programas docentes. Es un tema que interesa y que el

diario El Sol publica entre sus páginas. Desde una concepción elástica, de criterios

amplios, el psicoanálisis es una herramienta más entre otras, con un uso reservado para

una casuística concreta, que crítica la exclusividad interpretativa de los psicoanalistas

ortodoxos. Sólo Garma insistirá en lo términos clínicos de la ortodoxia a partir de 1931.

Mientras los españoles estarán más cercanos a las palabras de Lafora:

“Queremos ante todo prevenir de que aunque aceptemos el psicoanálisis como una nueva ciencia discutible después de ser estudiada seriamente, no por eso aceptamos el dogma de Freud en toda su integridad, pues consideramos que la crítica debe expurgarle de numerosas generalizaciones que la experiencia ulterior ha demostrado no ser constantes. Nuestra posición respecto a esta cuestión ha de ser crítica pero no iconoclasta. Creemos que la

                                                                                                               168 RUIZ-CASTILLO BASALA, 1972, p. 103. 169 Freud escribe una carta en la que aprueba y felicita la correcta traducción de Luis López Ballesteros: “Siendo yo un joven estudiante, el deseo de leer el inmortal «Don Quijote» en el original cervantino me llevó a aprender, sin maestros, la bella lengua castellana. Gracias a esta afición juvenil puedo ahora -ya en edad avanzada- comprobar el acierto de su versión española de mis obras, cuya lectura me produce siempre un vivo agrado por la correctísima interpretación de mi pensamiento y la elegancia del estilo. Me admira, sobre todo, cómo no siendo usted médico ni psiquiatra de profesión ha podido alcanzar tan absoluto y preciso dominio de una materia harto intrincada y a veces oscura” (FREUD, Sigmund, (1923), “Carta de Luis López Ballesteros, 7 de mayo de 1923”, Obras Completas, t. 4, Madrid, Biblioteca Nueva) 170 S. (1923,), El Sol, 29 de marzo de 1923, sección Revista de Libros.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  90  

verdadera actitud que impone la sinceridad científica es la de ser psicoanalista pero no freudiano”171.

1. 5. Los contactos con la ortodoxia psicoanalítica.

1. 5.1. Ramón Sarró: el psiquiatra español que visitó a Freud.

En 1925 el joven Ramón Sarró contaba con 25 años. Había estudiado la carrera

de Medicina en la Universidad de Barcelona y su “vocación por la Psicoterapia y la

Psiquiatría” le llevaron a interesarse por “la Viena de Sigmund Freud, Alfred Adler,

Wagner von Schilder, Karl Buhler, etc.”172.

Tal y como explica en la correspondencia intercambiada con su padre durante

éste período, Sarró partió al extranjero para formarse en una especialidad173, el

psicoanálisis, que contaba en España con pocas posibilidades formativas regladas

(existían seminarios y conferencias aisladas, sin solución de continuidad ni programa de

estudios definido), mucho menos de forma oficial, como ocurría en el seno de las

sociedades psicoanalíticas. Según relata el propio Sarró, la lectura de las obras de Freud

le hicieron significar algunos aspectos de su adolescencia desde un punto de vista

psicoanalítico, influyendo en su decisión de partir a Viena para formarse en

psicoanálisis174.

Si pensamos este suceso en términos de difusión y circulación de ideas, adquiere

especial relevancia el hecho de que un joven médico, residente en la Barcelona de los

años 20, considerase el psicoanálisis como opción para la especialización de su carrera

profesional, sabiendo que para ello debía partir al extranjero.

Sarró se trasladó a Viena con el proyecto de convertirse en psicoanalista: “Antes

de mi llegada, ningún catalán y tampoco ningún español había sido recibido por

                                                                                                               171 RODRÍGUEZ LAFORA, G. (1923a): “La teoría y los métodos del psicoanálisis” Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal, 19 (58), pp. 385-408 y El siglo Médico, 26, pp. 721-739. 172 SARRÓ, Ramón, (1978), “Curriculum Vitae (1928-1978)”, Secció de Manuscrits. Fons Ramón Sarró, Capsa 32, Biblioteca de Catalunya, p. 2 173 SARRÓ, Ramón, (1925-1927), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosch, Ms. 9270/1. Capsa 19. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya. Es importante señalar que la historiografía previa sobre historia del psicoanálisis en España no ha tenido acceso a esta correspondencia ya que el Fondo Ramón Sarró ingresó en la Biblioteca de Cataluña a finales de julio de 2007, por lo que es posterior a la más reciente tesis doctoral de Druet, fechada en 2006. En este sentido presentamos un material inédito dentro de este campo de investigación. 174 SARRÓ, Ramón (1986a) “Borrador de <<Mi entrevista con S. Freud>>” para artículo en el diario La Vanguardia, (Correspondencia corporativa con La Vanguardia, n.57A, Ms. 9270/2. Capsa 29. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya.). En la entrevista, finalmente publicada en 1988, añade que en su época de estudiante circulaba el libro francés de Laforgue y Regis donde se mencionaba a Freud, pero que fue sobre todo a partir de un artículo de Ortega y Gasset que él tuvo noticias de Freud. (La Vanguardia, lunes 22 de febrero de 1988 , p.13)

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  91  

Freud”175. Su interés por el psicoanálisis estuvo fraguado en el contexto catalán, donde

por aquellos años, Mira ya comenzaba a publicar sus primeros textos176 e incorporaba el

psicoanálisis a su docencia177. En este mismo sentido, se puede confirmar la existencia

de canales científicos y formativos de circulación del psicoanálisis que alcanzaron a las

jóvenes generaciones de médicos que, como es el caso de Sarró, se contaron entre el

público lector de las Obras Completas de Freud.

Decidido en su propósito Sarró escribió a Freud solicitándole iniciar un análisis

didáctico en Viena, a lo que Freud respondió en una carta fechada el 10 de septiembre

de 1925: “Estimado doctor! En otras circunstancias, me hubiera gustado hacer un análisis didáctico con usted. Pero se ha inscrito demasiado tarde. Mis horas de trabajo para el próximo año ya están cubiertas y no puedo añadir nada nuevo. No se deje disuadir del propósito de hacer un análisis de este tipo y eventualmente venir a Viena. Si me visita a principios de octubre, me será fácil asignarle a un excelente analista de entre mis discípulos. Le saluda amistosamente: Freud”178.

                                                                                                               175 SARRÓ, Ramón, (1988), “Profesor Ramón Sarró. Con Freud, en la Viena de mediados de los años 20”, La Vanguardia, lunes 22 de febrero de 1988, p. 13. 176 MIRA, 1921; 1925; 1926a; 1926b; 1927. 177 El 15 de noviembre de 1922 Mira inicia un curso de Psicología Médica en la Academia y Laboratorio de Ciencias Médicas de Cataluña. En el programa, publicado en los Anals de Ciencies Mediques (16 de noviembre de 1922), dedica la lección número 22, de 25, al tema “La repressió, l´inconscient y el psicoanálisis. Concepte modern de les Psiconeurosis” (CARLES, et al. 2000, p. 77) 178 FREUD, Sigmund, (1925), Sèries triades per Ramón Sarró. Cartes exhibides, 10 de septiembre de 1925, Ms. 9270/4.1. Capsa 32. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya, Traducción al castellano directamente del original en alemán por Giuliana Zeppegno.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

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Figura. 1. 1. Carta de Freud a Ramón Sarró,

10 de septiembre de 1925. Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  93  

A finales de septiembre de 1925, Sarró tomó un tren camino a Viena y por

mediación del compositor catalán Roberto Gerhard, que se encontraba en la ciudad

austriaca para estudiar con Arnold Shönberg, concertó su primera visita con Freud179.

Según escribe Sarró en el borrador de una entrevista que concedería al periódico la

Vanguardia en 1986, finalmente publicada en 1988, Freud le recibió con la mayor

naturalidad, considerando apto su alemán para iniciar una formación psicoanalítica y

haciéndole tres recomendaciones: que no leyera libros de psicoanálisis durante su

análisis didáctico; que ampliara su formación psiquiátrica visitando la Clínica

Universitaria de Neurología y Psiquiatría que dirigía Wagner von Jaureg, psiquiatra de

gran relevancia que obtuvo el premio Nobel durante la estancia de Sarró en Viena; y

que comenzase el análisis didáctico con Helene Deutsch180. Sarró, siguiendo sus

recomendaciones, comenzó su análisis con Deutch, “belleza judía, era conocida por su

libro sobre el psicoanálisis de las funciones sexuales femeninas, adhiriéndose a la

concepción freudiana que la sexología actual ha rechazado como aberrante”181.

En el informe de la Asociación Psicoanalítica de Viena, Helene Deutsch certifica

la consecución del análisis didáctico, así como algunas actividades en las que Sarró

participó en Viena, señalando la interrupción de todas ellas en 1927, por una causa

familiar inesperada, que le impidió llegar a completar los tres años reglamentarios del

                                                                                                               179 Sobre este primer encuentro Sarró dirá que tanto Freud como él fueron conscientes de lo que significaba: era, en el orden profesional, el primer contacto del psicoanálisis de Freud, no sólo con España sino también con Hispanoamérica. (SARRO, 1986a). Sarró de esta forma configura una especie de genealogía mitificada entre el psicoanálisis de Freud y el mundo hispano, en el que sitúa este suceso como “el primer encuentro” y a él mismo como el actor principal del mismo. Lugar que reclamará en numerosas ocasiones, como legítimo conocedor y por ello crítico autorizado de las ideas de Freud y su escuela. De hecho, en el borrador a una carta con destinatario el periódico La Vanguardia, escrita con motivo del retraso en la publicación del articulo “Mi entrevista con S. Freud” (finalmente publicado en La Vanguardia el lunes 22 de febrero 1988) Sarró menciona que suponía que La Vanguardia “recibiría con alborozo un artículo que se refiere al contacto personal con el hombre más universal de nuestra época, con razón o sin ella” y que lo publicaría sin demora “comprendiendo plenamente su significación transcendental” (SARRÓ, Ramón, (1986b), Correspondencia corporativa con La Vanguardia, 3 de noviembre de 1986, n. 58, Ms. 9270/2. Capsa 29. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya). También en esos años, con motivo de la celebración del Congreso Internacional de Psicoanálisis en Madrid, Sarró escribe a José Germain proponiéndole participar en el mismo con una intervención titulada “Recuerdos personales sobre Sigmund Freud y el círculo psicoanalítico”, destaca en esta carta la descripción de sí mismo como “el único superviviente de la época de Freud”, lugar que como vemos, no sólo no rechaza, sino que hace uso estratégico e interesado del mismo. (SARRÓ, Ramón (1983), Correspondencia personal con José Germain, 18 de julio de 1983, n. 31, Ms. 9270/1. Capsa 7. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya). 180 Las recomendaciones que Freud dio a Sarró en este encuentro no aparecen en la versión final de esta entrevista (La Vanguardia el 22 de febrero de 1988). Sí lo hacen en cambio, en otra entrevista concedida a José Sánchez Lázaro en 1985 (SÁNCHEZ LÁZARO, José, (1985), “El Dr. Ramón Sarró y la historia de la Psiquiatría”, en Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 5 (12) pp. 23-28. 181 SARRÓ, 1986a, p. 3.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  94  

análisis didáctico y la formación como miembro de la IPA. Trascribimos el contenido

del certificado:

“Enseñanza de la Asociación Psicoanalítica de Viena. Se confirma por la presente que el Dr. Med. Ramón Sarró de Barcelona participó en el comité de enseñanza de la Asociación Psicoanalítica de Viena de octubre de 1925 a junio de 1926 y luego nuevamente durante varios meses en los años 1926-1927. El propio Dr. Sarró se sometió a un análisis durante unos meses con fines didácticos y asistió con dedicación a todos los cursos teóricos y seminarios. Además analizó dos casos durante varios meses en la clínica ambulatoria psicoanalítica bajo supervisión. También participó activamente en las discusiones científicas y pronunció exitosos discursos en las sesiones de tarde de los seminarios. Debido a un evento familiar imprevisto, desafortunadamente tuvo que interrumpir su formación posterior aquí. En nombre del comité de enseñanza. Helene Deutsch”182.

                                                                                                               182 DEUTSCH, Helene, (1933), “Lehrauschuβ Wiener Psychoanalitischen Vereinigung”. Certificado de análisis didáctico y formación psicoanalítica de Ramón Sarró. Sèries triades per Ramón Sarró. Cartes exhibides, 21 noviembre 1933, Ms. 9270/4.1. Capsa 32. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya. Traducción al castellano directamente del original en alemán por Giuliana Zeppegno.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  95  

Figura 1. 2. Deutsch, Helene, Certificado de análisis didáctico y formación psicoanalítica de Ramón Sarró

21 de noviembre de 1933. Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  96  

Las complicaciones en la continuidad del análisis didáctico de Sarró fueron

varias. En septiembre de 1926 Sarró escribió a Deutsch desde España, preguntando por

la continuidad de su análisis refiriendo problemas económicos en relación al pago del

mismo, a lo que Deutsch responde que intentarían llegar a un acuerdo económico, pero

que debía seguir su análisis en Viena183. Un año después, al inicio del curso de 1927,

sucedió el acontecimiento familiar imprevisto al que se hace mención en el certificado

de estudios [Figura 1.2]: el empeoramiento en la enfermedad de su padre, que era

diabético y sufrió en este período una complicación renal que puso en peligro su vida184.

Inicialmente Sarró quizás pensó en regresar a Viena tras su repentina vuelta a España, o

en buscar alternativas para concluir su formación, tal y como ya había insinuado en la

correspondencia con Deutsch en 1926185. No obstante este análisis nunca concluyó y

Sarro permaneció en Barcelona dedicado a la asistencia psiquiátrica y a la higiene

mental desde una orientación humanista y fenomenológica, en diálogo con varios

autores de orientación psicoanalítica186.

                                                                                                               183 La carta de Deutsch a Sarró dice lo siguiente: “Estimado colega. Desde luego tiene que seguir con su análisis. Trataré de llegar a un acuerdo entre mis peticiones y sus posibilidades de pago. Sólo, me gustaría saber con tiempo cuándo va Usted a regresar, para poderme organizar. Esto no obstaculizará el plan de llevar a cabo a parte su pasantía en el policlínico de Berlin. Pero su propio análisis, ya empezado, tendrá que terminarlo en Viena. Mis mejores saludos, Helene Deutch” (DEUTSCH, Helene, (1926), Correspondencia personal con Helene Deutsche, 29 de septiembre de 1926, Ms. 9270/1, Capsa 5, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya. Traducción al castellano directamente del original en alemán por Giuliana Zeppegno). El 31 de mayo de 1927 Sarró le cuenta a su padre que tanto a sus supervisores clínicos (entre ellos Wilhelm Reich y Hermann Nunberg) como a Deutsh, les debe dinero “Procuraré arreglar las cosas pagando poco. A la Dra. Deutsch con la cual me conviene estar muy bien ya me cuidaré de convencerla” (SARRÓ, Ramón, (1927b), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosch, 31 de mayo de 1927, Ms. 9270/1, n.44, Capsa 19. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya, p. 3) 184 BUQUERAS BACH, Francisco Javier, (2004), “Dels arquetips de Carl Gustav Jung als mitologemes de Ramón Sarró”, Gimbernat. Revista catalana d´història de la medicina i de la ciència, 42, pp. 377-388, p. 384. La hermana de Sarró, Lucia, le escribe una tarjeta postal a Viena el 17 de noviembre de 1927 en la que le informa de que su padre está aún enfermo: “Papá sigue igual muy cansado con menos dolor y todas las noches tiene fiebre. Aún no visita. Dice el Dr. Mestres que son cálculos. Te abraza tu hermana Lucia” (SARRÓ BURBANO, Lucia (1927e), Correspondencia personal con Lucía Sarró Burbano, 17, noviembre de 1927, Ms. 9270/1. Capsa 19, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya) 185 DEUTSCH 1926. 186 Su correspondencia es fiel reflejo de esta situación, con intercambios epistolares con autores como Jacques Lacan, Jacobo Lévy Moreno, Francesc Tosquelles, Ludwig Binswanger, etc., Sarró se consideraba, tal y como escribe a Carlos Castilla del Pino –con quien, a pesar de las diferencias, dice tener similitudes teóricas y una relación de cariño y respeto-, de “la familia de los psíquicos” frente a la orientación biológica y farmacológica que predominó en la psiquiatría a partir de los años 70 y ante la que sostiene la necesidad de establecer una alianza entre los que son contrarios a ella (SARRÓ, Ramón, (1972-1984), Correspondencia personal con Carlos Castilla del Pino (1972-1984), Ms. 9270/1, Capsa 3. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya)

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

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Sobre el abandono de su formación ortodoxa, Sarró cuenta en una entrevista

concedida a José Sánchez Lázaro en 1985 que tuvo una decepción con el psicoanálisis,

originada inicialmente en su propio análisis con Helene Deutsch quien atribuyó esta

decepción a una resistencia. Sarró quedó desencantado al descubrir que la pretensión

freudiana de recuperar las vivencias infantiles enterradas en el inconsciente, ambición

que él había interpretado de forma literal187, no era posible ya que el niño no posee los

marcos categoriales necesarios para fijar el recuerdo, por lo que la anamnesis

psicoanalítica no era más que un esfuerzo por reconstruir con el analista estos

momentos (lo que fue denominado por Freud, transferencia). Esta constatación estaría,

según relata, en la base del abandono de su análisis didáctico y del psicoanálisis

ortodoxo, orientando toda su formación hacía una nueva psicoterapia, que aprovechase

lo valioso que hay en Freud pero que se emancipase del mismo para adentrarse en

campos que Freud no había explorado188.

Resulta interesante contrastar, y en cualquier caso complementar, este

testimonio, proferido por el Sarró adulto, con algunos acontecimientos y con las

impresiones del joven Sarró, a través de la lectura de su correspondencia personal.

Tal y como redacta en su curriculum vitae, la etapa de Viena “fue decisiva para

su carrera científica”189. Su pensamiento psiquiátrico y psicoanalítico posterior, siempre

en deuda con lo aprendido en su experiencia vienesa, y el entusiasmo que se desprende

de su correspondencia con familiares y amigos durante este periodo, dan cuenta de la

relevancia de este viaje. El tono de las cartas escritas desde Viena es el de un joven

                                                                                                               187 Sarró menciona que la pretensión de relacionar causalmente su adolescencia con los primeros momentos de su infancia, en los que vivió la muerte de su madre y el nuevo matrimonio de su padre con la hermana de la madre, le llevaron a querer formarse en psicoanálisis (SÁNCHEZ LÁZARO, 1985. p. 24) y añade en la entrevista de la edición impresa de La Vanguardia del lunes 22 de febrero de 1988 que durante su adolescencia padeció una excesiva timidez en relación al sexo femenino que él atribuyó psicoanalíticamente a este pasaje con la prematura muerte de su madre y el haber tenido una infancia criado por su madrastra y tía. (SARRÓ, 1988, p. 13) 188 SÁNCHEZ LÁZARO, 1985, p. 25. En esta misma entrevista Sarró comenta que el hecho de haber sido discípulo directo de Freud hizo que su propia persona despertase un fuerte interés, sobre todo en América, aunque él consideraba que sus mayores aportaciones a la psiquiatría venían precisamente de haberse separado de Freud, para avanzar en el análisis del delirio, tema central a lo largo de toda su obra psiquiátrica desarrollada en España (p. 24) En una carta de Sarró a José Sánchez Lázaro el 10 de febrero de 1986, menciona una entrevista que le han hecho para la revista El Médico, publicada en el número 172 de enero de 1986, en la que habían resaltado la siguiente frase: “me gustaría que se me recordara más como parricida de Freud, que como su alumno”. Esta frase resume bien la contradicción constante en la postura de Sarró: entre el prestigio de haber sido discípulo directo de Freud –linaje que uso y reivindicó numerosas veces- y la crítica a Freud, junto a la queja por considerar que en ocasiones había sido más valorado por haberse formado con Freud que por su propia obra psiquiátrica. (SARRÓ, Ramón (1986c), Correspondencia personal con José Sánchez Lázaro, 10 de febrero de 1986, Ms. 9270/1, Capsa 18, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya). 189 SARRO, 1978, p. 2

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  98  

estudiante que está descubriendo con emoción una nueva formación, que considera

relevante para su carrera médica y en general para el futuro de la psiquiatría. Sarró

relata entusiasmado elementos de su propio análisis o cuenta los conocimientos que está

adquiriendo en Viena. Por ejemplo, a Luis Marsillach Burbano190, con quien suele

intercambiar ideas sobre temas de filosofía y literatura, le cuenta en el año 1926 varios

detalles sobre su aprendizaje del psicoanálisis, el estado de su análisis didáctico y, en

general, la emoción que está despertando en él toda esta experiencia:

“Querido Luis: habrás visto que he contestado a tu Madre el mismo día de recibir tu carta. Igualmente contesté a Freud la que le escribí a vuelta de correo. A esto se le llama en términos psicoanalíticos sublimar la identificación infantil con el Padre. Es una excelente costumbre, la de contestar rápidamente las cartas, que se puede seguir sin haberse analizado el inconsciente, mucho más cuando escribirle a personas con las que se desea la correspondencia. A ver cuánto tardas en darme noticias tuyas. Todas mis energías están acaparadas por el análisis, con las fantasías y emocionantes reminiscencias que en mi va suscitando. Mi esposa digo mi analista (no corrijo la equivocación porque puede darte una idea de mi situación en el análisis) ha estado unos días en Berlín acompañando a [ilegible] morir al Dr. Abraham el segundo psicoanalista después de Freud. Ha fallecido muy joven, sólo tenía algo más de 40 años. Por instigación de Freud empezó hace algunos años a estudiar analíticamente la variedad menos conocida de los locos los dementes precoces echando las primeras bases de la teoría del narcisismo que luego Freud completó y que es hoy la clave de la psiquiatría, clave de la que ciertamente se sirven aún muy pocos. No se verdaderamente porque te cuento todo esto que me atañe exclusivamente a mi. Que cosas que puedan sernos en común como literatura y crítica filosófica de las mismos no me ocupo ahora, o solo muy someramente…”191.

También en la correspondencia con su familia Sarró alude a estas cuestiones en

un tono similar. Observemos sino, la extensa carta que envía a su padre el 28 de abril de

1927, en la que testimonia con detalle, la invitación que recibió para asistir a la casa de

Freud y discutir sobre psicoanálisis:

                                                                                                               190 Luis Marsillach Burbano era el primo y hermanastro de Sarró. 191 SARRÓ, Ramón, (1926a), Correspondencia personal con Luis Marsillach Burbano, Enero 2016? [la carta no indica fecha, alrededor de enero de 2016], Ms. 9270/1, Capsa 11. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

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“(…)Ayer estuve invitado a una discusión que excepcionalmente tuvo lugar en casa de Freud. En total debíamos ser unos 15 metidos en un despacho. El motivo de la discusión era el problema de la angustia. Yo quería que Freud manifestase lo que se había propuesto en su ultima [¿charla?], “Hemmung, Symptom und Angst” [“Inhibición, síntoma y angustia”, texto de Freud publicado en 1926]. A este fin uno de nosotros hizo un resumen del libro exponiendo los problemas que no aparecían claros. El principal era saber si la angustia era el producto de la transformación de la libido o una señal que el yo producía ante la proximidad de un peligro lo mismo si este es externo o interno. Si el yo es un juguete sin poder alguno entre los instintos y las instancias que representan los [¿deberes?,] etc. Freud habló ayer bastante largamente. A medida que iba hablando fue aclarándose todo. A parte de las observaciones técnicas que hizo sobre la materia hizo otras sobre cuestiones más personales. Dijo que uno de los motivos que le habían impulsado a escribir su obra fue la aparición de otra de un discípulo Rank titulada el trauma del nacimiento. Cuando apareció dice todos tuvimos la impresión de que había en ella mucho de cierto pero que todo no podía serlo. Rank se enamoro de su descubrimiento como de una mujer, solo vio sus cualidades y no supo ver sus defectos, no vio que era una contribución parcial, lo tomo por una contribución total y prescindió de las aportaciones de los demás. Más el trabajo científico no debe erotizarse de este modo. La ciencia no esta hecha para satisfacer a uno solo. Hay por decirlo así [que] poseer bastante (Hilflosigkeit) conciencia del propio desamparo para dejar a los demás su valor. Gastó algunas sátiras muy finas contra los que le acusan de no cambiar nunca de opiniones y contra los que le acusan de cambiarlas constantemente. Así es el tono de un hombre que se siente superior. Sin esfuerzo fue hablando y derramando luz en torno suyo. Dijo también que los hombres no saben pensar y que todavía no pueden prescindir del catecismo que les contestaba todas las pregunta. Luego nos dieron café y dulces. Me saludo afectuosamente y me preguntó si iba comprendiendo la Psicoanálisis. Luego continuo la discusión que fue tan movida como infructuosa hasta que Freud se levantó cansado sin decirlo [¿le vi disparar al aire?] Tuve una gran alegría de haber asistido a dicha sesión. Habló naturalmente mucho más de lo que os he comunicado. Yo soy el encargado de repetirlo en el seminario de los jóvenes dentro de algunas semanas en que discutiremos el mismo problema”.192

Sarró se encontraba en el centro del debate psicoanalítico “oficial”, participando

en el núcleo de muchas de las discusiones conceptuales y escisiones personales más

relevantes de la escuela freudiana como serían las discrepancias entre Freud y Otto

Rank en relación a la teoría de la angustia o, como nos desvela en otra carta, las

tensiones personales entre Wilhelm Reich y Helene Deutsch193.

                                                                                                               192 SARRÓ, Ramón, (1927a), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosh, 28 de abril de 1927, Ms. 9270/1, Capsa 19, n. 41. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya. 193 Sarró le cuenta a su padre que ha tenido un incidente con la Dra. Deutsch en relación a Reich: “A propósito de el [se refiere a Reich] he tenido un pequeño incidente con la Dra. Deutsch. El Dr. Reich, que hasta ahora estaba en [ilegible] es el analista de Viena que cuenta mas éxito terapéuticos, es un hombre muy bien dotado para la especialidad pero que tiene un poco de tendencias a exagerar demasiado algunos puntos en perjuicio de otros. Fundándose en esto y en algunos motivos fenomenales –existe una cierta

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  100  

Durante estos años Sarró llevó al menos cinco casos clínicos: “Ya os dije que

tenía en tratamiento cinco enfermos. Ahora son cuatro porque a uno de ellos le he dado

el alta curado de una impotencia psíquica, de estreñimiento y de algunas anomalías de

carácter. Todos ellos los analizado bajo control uno con el Dr. Hitsdiman [?] otro con el

Dr. Nunberg y dos con el Dr. Reich.”194

Transmitía con emoción sus logros y defendía la consecución de su formación

en Viena ante los reclamos de su familia que, a través de la pluma del padre Artur Sarró

Bosch, le instaba a regresar a Barcelona por motivos económicos, laborales y

personales. La siguiente carta de Artur Sarró dirigida a su hijo el 29 de marzo de 1926

resume bien los entresijos familiares, constantes a lo largo de toda la correspondencia

entre padre e hijo durante el periodo vienés.

“Cuando te marchaste fue por tres meses, después dijiste 6, los hará el mes que viene y ahora dices…muchas cosas de las cuales no me convence ninguna. Yo creo que has ido a Viena a estudiar la parte fundamental y general de una especialidad, como si dijésemos la [ilegible ¿no el …el caso particular?]. Esto a lo menos, es lo que han hecho y hacen la mayoría de los especialistas (…). Por otra parte la situación económica de tu familia no es lo desahogada que todos desearíamos fuera para continuar viviendo tu en el extranjero (…). Tu deberías sintetizar los conocimientos adquiridos y tengo la seguridad encontrarás que con ellos puedes no solo lucir sino brillar, con luz propia. Es difícil encontrar en España quien haya podido permitirse 6 meses estudiando una especialidad en el extranjero, no hablo de aquellos cuyos medios les han permitido hacer la carrera allí. En la Mutua llama la atención el que nada digas de tu regreso y por dos veces han tratado de presentar médicos por aquello de si tu lo dejabas y no. Ya comprenderás como yo he rechazado tal suposición. En fin hijo medita todo lo que te digo, lo que no te digo y después haz un profundo examen de conciencia (...) Adiós hijo mio, me dijistes un día que yo debía decírtelo todo tal como lo pensara, pues muy por encima por encima, ya esta. Tu eres mayor de edad y puedes y debes [¿evaluar?] pero teniendo en cuanta todos los elementos de juicio y circunstancias que los condicionan. Te ama con alma i vida, tu padre que estrechamente te abraza”195.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   rivalidad entre ella y el Dr. Reich-que naturalmente no mencionó me recomendó sin expresarlo claramente que no fuera al control con él. Yo contesté que ya reflexionaría he hice lo que me pareció más acertado. Supongo sin embargo que no se molestara en lo más mínimo o por lo menos lo deseo”. (SARRÓ, 1927b) 194 SARRÓ, 1927b. 195 SARRÓ, Ramón, (1926b), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosch, 29 de marzo de 1926, Ms. 9270/1, ,Capsa, 19. N. 22/32 [esta carta está fechada por error en 1925 (n. 22), se corresponde con el fragmento que aparece fechado en 1926 (n.33)]. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  101  

Sarró sin embargo, después de esta carta, estuvo en Viena aún más de un año.

Costeó su estancia inicialmente con una beca de la fundación von Humboldt196 y luego

con el dinero de su familia y la parte que le correspondía de la herencia de su abuelo,

que su padre debía autorizar. El padre le instaba a que ocupase en Barcelona el puesto

de médico en la Mutua reservado para él y el joven Sarró se resistía y ansiaba prolongar

su estancia en Viena, cuna de la cultura europea del momento197. El 8 de junio de 1927,

esta vez en palabras del hermano Alejandro Sarró, la situación seguía siendo

prácticamente la misma: “Ayer leí una carta tuya dirigida a nuestro Padre y de ella

como de costumbre no pude sacar nada en claro, sobre tus determinaciones. Lo que

interesa sobre todo es saber si vendrás aunque solo sea durante el mes de Julio. Papá por

la situación en que se halla con la Mutua no quiere dejar ninguno de los médicos de allí

como sustituto y no podrá por lo tanto veranear si tu no vienes, lo que ocasionaría

graves contratiempos, ya que por otra parte se halla muy necesitado de descanso”198.

El hermano de Sarró añade otro dato muy interesante en esta carta en respuesta

al lugar de autoridad en el campo del psicoanálisis que Sarró podría estar pensando

ocupar a su regreso de Viena. Alejandro Sarró advierte a su hermano sobre la reputación

que otro psiquiatra catalán, Emilio Mira, comenzaba a ocupar por aquel momento:

“Sobre lo de Miras [sic]. Se está haciendo muy popular y Trías de Bes, el médico, me

dijo que en tu lugar y dando por sentado que te hallabas lo suficientemente preparado

(eso tu lo sabrás) se instalaría aquí a bombo y platillo, pues cree que es el momento sin

esperar a que Mira que está muy bien situado desde el Laboratorio de Orientación

Profesional y otros sitios conquistara definitivamente el mercado. Esta es una opinión

suelta que he recogido, la única, mejor dicho y te la comunico por si puede

interesarte”199.

                                                                                                               196 En la correspondencia con el padre, el 19 de abril de 1927 Sarró le explica su decisión de renunciar a la beca de la Fundación Humbolt de Berlín, donde le esperaban en mayo de ese año con una asignación de 125 marcos mensuales, ya que desea quedarse en Viena –donde acaba de ser invitado a una discusión en casa de Freud, que tendrá lugar unos días más tarde y que relatará en la carta del 28 de abril de 1927 (SARRÓ, 1927a, y SARRÓ, Ramón, (1927c), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosch, 19 de Abril de 1927, Ms. 9270/1, n. 39, Capsa 19. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya) 197 El 31 de mayo de 1927 Sarró explica a su padre, en relación al puesto de médico de la Mutua, que aunque es muy agradable saber que cuando regrese a España cuenta con un sueldo seguro de 200pts, esta situación sólo la sostendría momentáneamente, ya que no se encuentra entre sus proyectos quedarse en esa plaza: “Tengo sobrados motivos para [¿creer/crecer todavía poco tiempo?] cómo mi futuro esta íntimamente enlazado con mi descubrimiento actual en Viena” (SARRO, 1927b) 198 SARRÓ, Ramón, (1927d) Correspondencia personal con Sebastià Sarró Burbano, 8 de junio de 1927, Ms. 9270/1, Capsa 19. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya 199 SARRÓ, 1927d.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  102  

Emilio Mira era por estos años y sobre todo dentro del contexto catalán, el

principal impulsor del psicoanálisis además de gozar de cierto prestigio en el ámbito de

la psiquiatría catalana. Había publicado varios trabajos psicoanalíticos que acompañaba

con fragmentos de su propia clínica, por lo que era, en este ámbito, una de las figuras

más visibles. Esta situación quizás tensó los deseos de Sarró de ocupar un lugar de

prestigio en “el mercado” de la psiquiatría o la psicoterapia, en su caso a partir de la

formación psicoanalítica (capital simbólico de ambos psiquiatrías, Sarró y Mira) que

estaba cursando en Viena, y que le colocaba en un lugar de exclusividad: el único que se

había formado junto a Freud, lo que, según esa genealogía psicoanalítica “oficial”, le

confería cierta autoridad200. En este sentido, pensamos que la legitimidad a la que Sarró

aspiraba (“conquistar el mercado”, conseguir prestigio en el ámbito español) no requería

necesariamente de un certificado de la IPA, si no que bastaba con el hecho haberse

formado con Freud y su escuela, el grupo “originario” del psicoanálisis. Según el propio

Sarró relató en 1984 “en los años en los que yo estudiaba en Viena con Freud, al final

de la tercera década, se producía una aproximación entre la psiquiatría tradicional y el

psicoanálisis, en la cual, la instancia rectora era la fenomenología. Hombres como

Emilio Mira, yo mismo, encarnábamos esta orientación ”201. Pero, sólo Sarró estuvo en

contacto directo con Freud, lo que a nivel científico-social le daba la autoridad del

“discípulo directo” para divulgarlo y, como finalmente fue su intención, para derrocarlo:

“No quisiera pecar de inmodestia, pero creo que nuestras investigaciones sobre el

análisis temático de los delirios endógenos, constituyen un importante progreso sobre el

pensamiento de Freud, de Jung y de Binswanger”202. Según relató a La Vanguardia, al

regresar de Viena, “participé en congresos y me preparaba la cátedra, pero no como

                                                                                                               200 Deseos que no cesaron, pues se reclama como el “psicoanalista español” numerosas veces y, al mismo tiempo, también se quejará de que se le recuerde más por haber visitado a Freud que por su propia obra psiquiátrica. 201 SARRÓ, Ramón, (1984), Correspondencia corporativa con El Correo Catalán, borrador entrevista sin fecha de publicación, 1984?, Ms. 9270/2, Capsa 25. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya, p. 2. 202 SARRÓ, 1984, p. 4. Sobre Ludwig Binswanger es interesante la carta que Sarró escribe a su hijo, W. Binswanger, con motivo de un homenaje al padre, en la que dice: “Je suis persudé que si Freud, au lieu d´utiliser comme point de départ pour ses recherches la protsiforme et sugestionable histèrie il fut commencé par les délires, il serait arrivé à des conclusions complètement opposés et il n´aurait proposé un modèle de personnalité comme “Das Ich und Das Es”. Votre père a voulu combler cette énorme lacune de la Psychanalyse et aussi de la Psycopathologie classique (qui se satisfait avec les concepts formales des “perceptions délirantes”). Ce que j´essaie c´est de suivre la voie qu´a ouvert votre père. Il a frayé una voie nouvelle avec l´analyse du “Dassein psychotique”. Il a montré que l´historicité qu´a étudié Freud, c´est seulement une dimension d´un champ plus vaste qu´il faut compléter avec l´analyse d´autres existencielles” (SARRÓ, Ramón (1976?), Correspondencia personal con W. Binswanger (hijo de L. Binswanger), sin fecha, 1976?, Ms. 9270/1, Capsa 2. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya, p. 2-3)

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  103  

apóstol del psicoanálisis. Fui, pues, un pionero y comencé trabajando con clientela

general psiquiátrica y realizaba sesiones de psicoanálisis, pero siempre en un sentido

más ecléctico, que luego no tardó en extenderse y difundirse”203.

Apóstol o no del psicoanálisis , reivindicó el papel del pensamiento de Freud en

la psicoterapia y la psiquiatría moderna e hizo gala de su linaje freudiano. En este

sentido, en 1967 en una carta dirigida a su hija Blanca, Sarró le cuenta que en París ha

adquirido dos cartas autógrafas de Charcot dirigidas a Gilles de Lataurette204: “Son muy

interesantes. Una de ellas habla de investigaciones alemanas sobre la orina de los

histéricos que confirman las teorías que en aquella época tenía Charcot. La carta es de

1892; Charcot murió en 1893. En aquellas épocas Breuer y Freud habían superado

radicalmente a Charcot. Convenientemente enmarcadas las pondremos en el servicio

junto con la carta que yo recibí de Freud invitándome a ir a Viena, el Certificado de

Helene Deutsch, y el Certificado de mis trabajos y análisis didácticos. Quizás en el

futuro se les reconocerán un valor histórico en la medida en que se desarrolla el

psicoanálisis. Marcarán el primer contacto de la Psiquiatría Española con el

Psicoanálisis”205. Sarró expuso todas estas cartas en su despacho206.

                                                                                                               203 SARRÓ, 1988, p. 13. 204 CHARCOT, Jean-Martín, (1892), Sèries triades per Ramón Sarró. Cartes exhibides, Paris 9 octubre de 1892, Ms. 9270/4.1, Capsa 32. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya. Carta en la que Charcot informa a Gilles de la Tourette de una publicación alemana que incide en las teorías de Charcot sobre el gran ataque histérico que se presenciaba en el hospital de la Pitié-Salpetrière. 205 SARRÓ, Ramón, (1967), Correspondencia personal con Blanca Sarró Martin, 7 de septiembre de 1967, Ms. 9270/1, Capsa 20, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya, p. 1-2. En esta carta además Sarró recomienda a su hija que se interese por el movimiento estructuralista francés, centrado en tres figuras clave: Claude Levi-Strauss, Jacques Lacan y Michel Foucault. 206 Plotkin y Ruperthuz presentan en Estimado doctor Freud (2017) la correspondencia entre Freud y varios autores latinoamericanos. A partir de este material analizan, siguiendo las ideas de Marcel Mauss en su conocida obra Ensayo sobre el don, el valor y el significado de los intercambios de fotografías autógrafas y otros documentos, que frecuentemente, los corresponsales de Freud exponían en lugares visibles. Siguiendo esta perspectiva, ponemos la atención en el hecho de que Sarró colgase estos documentos (la carta de Freud y el certificado de Deutsch) en su despacho, haciéndolos funcionar como marca de su linaje psicoanalítico. Son la prueba de su relación con Freud y con Viena, de su vínculo familiar.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  104  

Figura 1.3. Carta de Charcot a Gilles de la Tourette, París. 9 octubre 1892 Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya

Por otro lado, volviendo a la relación de Mira y Sarró, las conexiones y

paralelismos entre ambos psiquiatras no fueron exclusivamente psicoanalíticos, aunque

este terreno siempre estuvo presente. A su regreso de Viena, Sarró fue nombrado

profesor adjunto en el servicio de Psiquiatría de la Universidat Autònoma de Barcelona,

en el que Mira será catedrático desde 1933, por lo que fue su profesor. La participación

de Mira como jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército de la República Española

durante la guerra civil le ocasionó la enemistad con varios de sus compañeros de

profesión. Mira fue acusado de participar en las torturas psicológicas a prisioneros del

bando nacional en las checas de Barcelona. Sin aportar muchas pruebas, se redactó una

carta que lo señalaba como responsable y que tenía la intención de apartarlo de la vida

académica y profesional. Dirigida al Padre Agostino Gemelli, en la carta se solicitaba la

desposesión del título de médico de Mira, al que se describía como un criminal. Esta

carta estuvo firmada, entre otros, por Ramón Sarró207.

                                                                                                               207 GARCÍA, E., ARBULÚ, L. y CARPINTERO, H. (1992), “Las acusaciones contra Emilio Mira y López. Un episodio lamentable en la historia de la psicología”, Revista de Historia de la Psicología, 13(2/3), pp. 459-470.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  105  

Todavía en 1972, con motivo de un homenaje a Mira en el que Sarró participó,

éste le escribía al doctor José Pozuelo contándole lo sucedido, destacando la pretensión

de los participantes de ensalzar a Mira como “el García Lorca de la Psiquiatría”, un

reconocimiento que, según aducían los psiquiatras de otro credo político, no le habrían

otorgado con anterioridad por motivos ideológicos y por envidias. Ante esta situación,

Sarró se alegraba en la carta de haber hecho prevalecer su tesis de que “no solo Mira

sino la generación a la que él pertenecía con Sanchez [sic] Banús, Sacristán y Lafora,

había sido una generación malograda y que Mira era más un psicotécnico que psiquiatra

y que en América no convalidó su título y que salió de España en una etapa todavía

incipiente de su formación psiquiátrica”208

Ramón Sarró, fue catedrático de la Universidad de Barcelona desde 1950, tuvo

una relación con el psicoanálisis de “amour malhereux” o si se quiere ambivalente209.

Dedicó gran parte de su trabajo intelectual a incorporar a la psiquiatría franquista lo que

consideraba valioso de la obra de Freud y otros psicoanalistas210 En concreto propuso el

análisis de los delirios como vía regia de acceso al inconsciente, cuestionando el Edipo

freudiano y el análisis de la neurosis. Facilitó en este sentido la circulación y difusión de

ideas psicoanalíticas desde su lugar de prestigio, tanto en la cátedra como en el

estamento médico afecto al régimen. Su amplia correspondencia con autores de

orientación psicoanalítica es fiel reflejo de este interés, influyendo en los jóvenes

psiquiatras. De hecho fue un discípulo suyo, José Luis Mediavilla211 quien promoverá la

creación en los años 70 del “Circulo psicoanalítico Ramón Sarró”, del que será

                                                                                                               208 SARRÓ, Ramón (1972) Correspondencia personal con Dr. José Pozuelo. 15 de junio de 1972, Ms. 9270, Capsa 16 Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya. Secció Manuscrits. Sobre las enemistades con la generación de Mira, Sarró escribe a López Ibor el 15 de junio de 1965 una carta en la que le cuenta que se desplazará a Madrid con motivo del homenaje a Lafora en el que va a participar “A pesar de que yo soy <<el más ofendido>> entre las personas que ha ofendido Lafora en su querellante vida, le aprecio por diversos conceptos, y, además, porque tengo un concepto hegeliano, no darwinista, de la amistad. He visto que se ha inscrito al homenaje la Sociedad Española de Psiquiatría, pero no la de Psicoterapia y Psicosomática; probablemente no han sido invitadas. Una de las razones para participar ha sido el que no creo conveniente que el grupo Lafora o post-Lafora, que no deja de ser continuación de la escuela de Cajal, se adjudique con exclusividad una tradición y una escuela importantes. ¿Has pensado si te conviene enviar tu adhesión?” (SARRO, Ramón (1965), Correspondencia personal con Juan José López Ibor, 15 de junio de 1965, Ms. 9270/1, n 17, Capsa 10, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya) 209 SARRÓ, 1978. p. 2 210 Sobre la lectura fenomenológica que Sarró hizo del psicoanálisis véase SARRÓ BURBANO, Ramón, (1959), “La interpretación del mito de Edipo en Freud y en Heidegger”, Revista de psiquiatría y psicología médica de Europa y América Latinas 4 (1), pp. 9-14. 211 Sobre Sarró este autor publicará MEDIAVILLA, José Luis, (1980), Conversaciones con Ramón Sarró. Psicoanálisis y locura, Barcelona, Laboratorios Hoescht; y otra obra sobre la amplia correspondencia que mantuvieron en MEDIAVILLA, José Luis, (2001), Mito y delirio: cartas de Ramón Sarró, 2001, Oviedo, KRK.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  106  

secretario y Sarró presidente y autor intelectual, organizando sesiones de formación y

seguimiento clínico212.

1. 5.2. Ángel Garma: el “apóstol” español

En el año 1927 el bilbaíno Ángel Garma partió a Alemania para formarse en

neurología y psiquiatría. Había estudiado medicina en la Universidad Central de

Madrid, con maestros como Cajal, Negrín, Medinaveitía o Marañon213. En aquellos

años, la formación somaticista y neurobiológica convivía con teorías como el

psicoanálisis, que en la década de 1920 contaba con una bibliografía en castellano y un

número de seguidores cada vez mayor. Dentro del campo de los saberes experimentales

y de vanguardia, las ideas psicoanalíticas se colaban en manuales y conferencias, y las

figuras más representativas de la psiquiatría ensayaban casos clínicos desde una

interpretación psicoanalítica. La Residencia de Estudiantes de Madris, donde Garma

vivió durante los años de 1924 y 1925, también fue un lugar de intercambio y

circulación de estas ideas. Allí pudo coincidir con figuras como Federico García Lorca,

Luis Buñuel o Salvador Dalí, y asistir a las conferencias de importantes personalidades

de las artes y las ciencias del momento, que sin duda influyeron en la formación

científica y cultural de toda una generación214. A partir del año 1926 Garma asistió

también al Sanatorio Psiquiátrico de Ciempozuelos dirigido por José Miguel Sacristán,

autor de reconocido compromiso con el movimiento de reforma de la asistencia

psiquiátrica, conocedor critico de las ideas freudianas e importante introductor de la

nosografía kraepeliniana en España215. Fue por recomendación de éste que Garma viajó

a Alemania para cursar una formación germana en psiquiatría, primero en la Facultad de

Medicina de Tübingen, dirigida por R. Gaupp y luego en Berlín en la clínica

universitaria de Bonhoeffer. Allí conoció a Michaelina Fabian, psicoanalista que le puso                                                                                                                212 SARRÓ, Ramón, (1975-2001), Correspondencia personal con José Luis Mediavilla, Ms. 9270/1, Capsa 12. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya 213 HUERTAS, Rafael, (2002b), Los médicos de la mente. De la neurología al psicoanálisis, Madrid, Nivola, p. 62. 214 Junto a figuras de la cultura y la ciencia española como José Ortega y Gasset, Gregorio Marañon, Eugenio d´Ors o Luis de Zulueta, durante los años 1924 y 1925 pasaron por la Residencia personalidades como Paul Valery, Louis Aragon, Paul Claudel. También pasaron por la Residencia, a lo largo de este período, otros autores como Albert Einstein (1923), Pio del Rio Hortega (1926), Newton (1926), Le Corbusier (1928), Sandor Ferenzci (1928), Jean Piaget (1930), Marie Curie (1931) o Jorge Federico Nicolai (1932). Ver PÉREZ DE AYALA, Juan (dir.), (1987), Alberto Jiménez Fraud (1883-1964) y la Residencia de Estudiantes (1910-1936), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Ministerio de Cultura. 215 HUERTAS, 2002b, p. 65.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  107  

en contacto con el Instituto Psicoanalítico de Berlín, dirigido por Max Eitingon216.

Garma expresó a Eitingon su interés por cursar una formación psicoanalítica y éste le

recomendó iniciar su análisis didáctico con Theodor Reik217, psicoanalista no médico

discípulo de Freud que había emigrado de Viena acusado de ejercer la práctica ilegal de

la medicina. La polémica desatada en relación a este caso hizo a Freud pronunciarse en

defensa de su discípulo y en 1926 publicó “Análisis profano. (Psicoanálisis y

Medicina). Conversaciones con una persona imparcial” donde se mostraba a favor del

ejercicio profano (no médico) del psicoanálisis218.

Entre los años de 1929 y 1931 Garma realizó con éxito su formación

psicoanalítica en Berlín: asistió a seminarios, pronunció conferencias y completó su

análisis didáctico con Theodor Reik. Según el mismo relate “(…)empecé a

psicoanalizarme y me pareció un proceso maravilloso. Para mí el encuentro con el

psicoanálisis fue una cosa maravillosa. Tuve la sensación de que era lo que había estado

buscando toda mi vida, sin saber que lo había estado buscando. Así como con la

psiquiatría había tenido una cierta desilusión, que no percibía conscientemente, pero que

sentía dentro de mí, con el psicoanálisis fue una sensación de maravilla absoluta” 219.

Garma había tenido una infancia difícil. Sus padres habían emigrado a Buenos

Aires en 1908 quedando él junto a su hermano José María al cuidado de sus abuelos.

Durante estos años tuvo lugar un suceso traumático que marcaría la vida de Garma. Su

padre fue encontrado muerto en extrañas circunstancias en el almacén del negocio que

poseía en la ciudad de Buenos Aires220. A los pocos meses de su muerte, la madre de

Garma, Cirila Zubizarreta se casó con Salvador Garma, hermano del difunto padre de

Garma. Fruto de este matrimonio nacieron los que serían sus medio hermanos, medio

primos. El propio Garma señalaría en su edad adulta que su vocación por la psiquiatría

                                                                                                               216 HUERTAS, 2002b, p. 65. 217 VERA FERRANDIZ, Juan Antonio, (1996), “El porvenir de una ilusión: Ángel Garma y el psicoanálisis en España” en SAIZ, Milagros; SAIZ, Dolores (Coords.), Personajes para una historia de la Psicología en España, Madrid, Pirámide, pp. 423-446. p. 430. 218 FREUD, Sigmund (1981 [1926]), “Análisis profano (Psicoanálisis y Medicina). Conversaciones con una persona imparcial”, Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva 4º ed, t. III, pp. 2911-2959. Véase SÁNCHEZ-BARRANCO RUIZ, Antonio; SÁNCHEZ-BARRANCO VALLEJO, Pablo; BALBUENA RIVERA, Francisco, (2002), “El análisis no-médico, ¿una controversia superada?, en Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 82, p. 89-102. 219 MOM, Jorge, M, (1984), “Entrevista a los fundadores (I): Ángel Garma”, Revista de Psicoanálisis (Asociación Psicoanalítica Argentina), 40 (5-6), pp. 899-914, p. 903 220 MARKEZ, Iñaki, (2006), “El joven Garma: de Berlín y Madrid a la organización del psicoanálisis argentino” Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 26, (2), pp. 153-186. p. 154-155.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  108  

primero y luego por el psicoanálisis estuvo ligada a estos acontecimientos de su

infancia221.

Resulta aquí interesante comparar las biografías de los dos españoles que

mostraron interés explicito por la formación psicoanalítica “oficial” en estos años,

Ramón Sarró y Ángel Garma. Ambos quedaron huérfanos en su infancia, Garma de

padre, Sarró de madre. Y en ambos casos el progenitor vivo contrajo matrimonio con el

hermano/a del difunto/a. Una historia edípica que tanto el catalán como el bilbaíno,

señalaron en el comienzo de su entusiasmo por el psicoanálisis. Dotar de sentido un

suceso traumático infantil motivó el interés de ambos por cursar una formación

psicoanalítica que, como es sabido, comenzaba precisamente analizando la biografía

personal y los mecanismos asociativos del recuerdo y la represión que operan en el

inconsciente222. En este sentido no sólo el contexto o la búsqueda de novedades teóricas

iban a propiciar la búsqueda de una nueva formación, sino que la situación personal

también ejerce un factor elemental que hay que tener en cuenta.

Garma entonces, igual que Sarró, se integró con entusiasmo en el circulo

psicoanalítico de Berlín donde pudo coincidir con importantes figuras de la historia del

psicoanálisis como Otto Fenichel, Karen Horney y Harnik, los cuales fueron sus

supervisores223, o Franz Alexander, Theodor Benedek, Wilhelm Reich, René Spitz, Carl

Gustav Jung, Erich Fromm, Alfred Adler, Hans Sachs, Stekel, etc. En el año 1931, tras

cumplimentar los tres años de análisis didáctico consiguió su diploma de estudios como

miembro de la Asociación Psicoanalítica Alemana. Su trabajo de ingreso fue “La

realidad y el ello en la esquizofrenia”224 trabajo en el que polemizaba con algunas ideas

                                                                                                               221 MARKEZ, 2006, p. 155. 222 Iñaki Markez señala que Garma relacionaba su pasión por la investigación psicoanalítica con los sucesos traumáticos de su infancia (MARKEZ, Iñaki, (2005), El bilbaíno Ángel Garma (1904-1993) fundador del psicoanálisis argentino, Bilbao, BBK, p 18) Al mismo tiempo Garma menciona en una entrevista realizada por la Unidad de Historia de la Psicología de la Universidad de Murcia en 1985 que sus conflictos inconscientes con familiares cercanos “cuyos contenidos descubrí psicoanalíticamente” estuvieron en el origen de su interés por hacer medicina, y después dedicarse a la psiquiatría y al psicoanálisis (VERA FERRANDIZ, 1996, p. 443). Por su parte Ramón Sarró relata en una entrevista concedida a José Sánchez Lázaro que al terminar la carrera había encontrado referencias a Freud en los textos de Ortega que le llamaron la atención, y entonces “regresando a casa de una farmacia en la que aprendía el arte de recetar, tuve la vivencia de comprender que los problemas que yo había pasado en la adolescencia (timidez, etc.) procedían de las circunstancias de mi vida infantil, y esto potenció mi interés por el psicoanálisis. Años más tarde, leyendo las biografías de los grandes psicoterapeutas, comprobé que la mayoría habían llegado a la profesión a raíz de la elaboración de sus vivencias personales. En aquel momento yo consideraba el psicoanálisis como algo extraordinario” (SÁNCHEZ LÁZARO, 1985, p. 23-24) 223 VERA FERRANDIZ, 1996, p. 430. 224 Se publicó en Archivos de Neurobiología (GARMA, Ángel, (1931a), “La realidad y el ello en la esquizofrenia”, Archivos de Neurobiología 11(6), pp. 598-616)

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  109  

freudianas sobre los fenómenos de la neurosis y la psicosis.225Garma llegó a enviar su

trabajo a Freud, que respondió en una postal fechada el 21 de octubre de 1932:

“Distinguido colega: Le agradezco el envío de sus valiosos trabajos- leo fácilmente

español-. Me dijeron que Ud. Había estado en Wiesbaden (asistiendo al Congreso

Psicoanalítico Internacional). Mis mejores deseos para su éxito en su patria. Suyo

atento, Freud” 226

Figura 1. 4. Postal de Freud a Ángel Garma,

21 de octubre de 1932.

Garma se convertía de esta forma en “el joven converso, que había ido a

Alemania a estudiar la psiquiatría ortodoxa -la de Kreapelin-” y regresaba a España

siendo el “abanderado de una nueva ortodoxia -la freudiana-, que se empeñó en

practicar y difundir”227

A lo largo de sus años en Berlín pronunció varias conferencias en el Instituto

Psicoanalítico, en las que se basó para publicar varios artículos en la revista Archivos de

Neurobiología, fundada por su maestro Sacristán, junto a Lafora y Ortega y Gasset228.

Con estos trabajos Garma comenzaba una tarea de divulgación del psicoanálisis

ortodoxo en un momento en el que en España sólo Ramón Sarró había mostrado interés

por el mismo y, en esos años, ya había regresado de Viena y no se dedicaba al

apostolado psicoanalítico. En una actitud casi militante, Garma se había propuesto

introducir en España unas ideas que contaban con varios lectores pero que, según los                                                                                                                225 MARKEZ, 2005, p. 37. 226 FREUD, Sigmund, postal dirigida a Ángel Garma, 21 de octubre de 1932, Archivo: Familia Garma. Buenos Aires. En http://www.psiquifotos.com/2010/05/142-un-album-familiar-el-de-angel-garma.html, consultado el 24 de abril de 2018. 227 HUERTAS, Rafael, 2002b, p. 67 228 GARMA ZUBIZARRETA, Ángel, (1930a), “Cómo se estudia el psicoanálisis” en Archivos de Neurobiología, 10 (1), pp. 217-225; GARMA, Ángel, (1930b), “Interpretación psicoanalítica de un gesto de Santa Teresa” en Archivos de Neurobiología 10 (4), 528-534; GARMA, Ángel, (1931b), “La transferencia afectiva en el psicoanálisis”, Archivos de Neurobiología, 3, 267-273; GARMA, 1931a.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  110  

términos que la ortodoxia fijaba, no habían seguido el camino adecuado ni estaban

llevándose correctamente a la práctica229. Garma insistió en el apostolado ortodoxo y sin

duda influyó en la incorporación de la terapéutica psicoanalítica dentro del entramado

asistencial de la psiquiatría, no sin debates sobre las posibilidades de esta relación.

El primero de los trabajos que Garma redactó desde Berlín, “Cómo se estudia el

Psicoanálisis”230, establecía una clara diferencia entre psiquiatría y psicoanálisis: “la

psiquiatría y el psicoanálisis están en la misma relación que la Anatomía y la Historia.

Pero al revés de lo que ocurre en estas últimas que se ayudan mutuamente, la psiquiatría

sigue desconociendo al psicoanálisis. La ciencia universitaria no quiere saber nada de

este último, tiene las mismas resistencias para ocuparse de fenómenos del inconsciente

que tiene el enfermo para conocer las causas de su enfermedad”231. Todo aquel que

quisiera dedicarse al psicoanálisis y “conocer el inconsciente de los demás, debe haber

vencido sus propias represiones, debe librarse así de los impedimentos que tiene para el

estudio del enfermo” 232 . Garma insistía en el análisis didáctico, primera etapa

indispensable de toda formación psicoanalítica que “no se puede adquirir en ninguna

clínica psiquiátrica. Hay que hacer notar siempre que la lectura y el estudio de las obras

de Freud y de sus discípulos de ningún modo es lo que basta para llegar a ser

psicoanalista; el análisis propio, muy profundo y que dure mucho tiempo es lo más

importante de la formación. Freud ha dado siempre un gran valor a este análisis propio”.

Además, al igual que hiciera Freud con Sarró, desaconsejaba la lectura de textos

psicoanalíticos durante esta primera etapa, que debía concentrarse en la experiencia

personal del análisis y las resistencias inconscientes. Y, una vez concluida la misma,

comenzada la etapa teórica, para la que Garma recomendaba además de la lectura de la

obra de Freud, estar al día de los avances en psicoanálisis y seguir la formación dentro

de los institutos miembros de la IPA, para lo que adjuntaba el programa del Instituto

Psicoanalítico de Berlín y ofrecía al publico español una opción para cursar un

programa de formación reglado según las pautas oficiales del psicoanálisis. Este trabajo,

                                                                                                               229 Druet escribe: “La principale préoccupation de Garma, avant même son retour à Madrid, est d’indiquer au milieu psychiatrique espagnol qu’il s’est fourvoyé dans son interprétation, et plus encore dans sa pratique, de la psychanalyse. Son objectif premier est donc de rectifier les erreurs commises par ses collègues, de signifier à ceux-ci que ni la lecture de la littérature psychanalytique, ni le titre de psychiatre n’habilitent à pratiquer la psychanalyse, et que la première étape de toute formation doit être l’incontournable analyse didactique “ (DRUET, 2006, p. 66) 230 GARMA ZUBIZARRETA, 1930a, 231 GARMA ZUBIZARRETA, 1930a, p. 224. 232 GARMA ZUBIZARRETA, 1930a, p. 218.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  111  

se completaba con “La transferencia afectiva en el psicoanálisis”233 publicado en 1931,

que abordaba uno de los elementos centrales de la terapéutica psicoanalítica. Mostrando

una evidente orientación pedagógica, Garma había expuesto en 1931 dos de los pilares

del psicoanálisis dentro de las instituciones: las pautas formativas y la transferencia.234

El bilbaíno ejercía así su apostolado psicoanalítico en tanto autorizado oficial del

psicoanálisis, rol que Sarró rechazó abiertamente, aunque en cierta medida también

ejerció, pero con una finalidad completamente diferente. Garma trabajó por la causa de

la ortodoxia psicoanalítica, diferenciándola del ejercicio de la psiquiatría, y Sarró centró

sus esfuerzos en incorporar las ideas psicopatológicas del psicoanálisis a la psiquiatría.

Ambos ocuparon diferentes lugares de “autorizados”, Garma desde la oficialidad

institucional y Sarró en relación a una genealogía maestro-discípulo con la que no

siempre estuvo conforme, aunque hiciese uso de ella, principalmente al final de su vida.

A su regreso a España, Garma abrió un consultorio privado en el Paseo del

Cisne, nº 10 (hoy día calle Eduardo Dato)235 en el que comenzó a atender pacientes que

venían derivados por sus antiguos compañeros de la Residencia de Estudiantes y de

colegas como Sanchís Banus y Jiménez Díaz236. Participó en varios cursos y seminarios

invitado por los que habían sido sus maestros, como Marañon o Lafora237. En España

Garma tuvo interlocutores y un público interesado en la novedades del psicoanálisis,

teoría que conocían y muchos de sus colegas practicaban -reservada para determinados

casos en los que el origen orgánico estuviese descartado -o discutían sus conceptos más

controvertidos, sobre todo la teoría sexual que en España chocaba con concepciones

más organicistas como las sustentadas por Gregorio Marañon. Precisamente por

invitación de éste, Garma ofreció en 1932 un ciclo de conferencias en el Instituto de

Patología Médica del Hospital Provincial de Madrid238 Una de ellas estuvo dedicada a

la vida sexual y recibió fuertes críticas debido a la falta de atención que Garma había                                                                                                                233 GARMA ZUBIZARRETA, 1931b. 234 BERMEJO FRIGOLA, Vicente, (1994), “La institucionalización del psicoanálisis en España en el marco de la A.P.I”, en Revista de Historia de la Psicología, 15 (3-4), pp. 49-62, p. 55. 235 HUERTAS, 2002b, p. 71. 236 CARLES, et al. 2000, p.148. 237 Lafora le incluye en los cursos de la Clínica Psiquiátrica del Hospital Provincial durante los cursos de 1934, 1935 y 1936 (CARLES, et al. 2000, p.149) 238 GARMA, Ángel, (1932a), “El sueño: consideraciones psicoanalíticas. (Conferencia en Instituto de Patología Médica Hospital Provincial de Madrid)” Archivos de Medicina Cirugía y Especialidades, 35 (601), pp. 1007-1014; y (1932b) “Mecanismo Neurósico en la práctica religiosa” (Conferencia en Instituto de Patología Médica Hospital Provincial de Madrid), Gaceta Médica Española, 7(67), p. 407; (1932c), “Consideraciones psicoanalíticas sobre la vida sexual” Archivos de Neurobiología, 12, pp. 543-565.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  112  

prestado a los factores hormonales dentro de su concepción sobre la homosexualidad,

punto en el que precisamente Marañon insistía desde la endocrinología239. No obstante

es necesario apuntar que la convivencia entre estas corrientes y el interés por generar

espacios de debate científico fue uno de los rasgos que definieron los años de la

Segunda República; y, al mismo tiempo, el psicoanálisis era un saber que contaba en

España con un número cada vez mayor de seguidores críticos, escépticos ante varios

puntos de la teoría, y precisamente por ello atraídos por el debate y la polémica.

Los psiquiatras españoles no tuvieron interés por convertirse a la ortodoxia

psicoanalítica, pero no por ello despreciaron sus ideas, muchas de las cuales

incorporaron a varias de las reformas progresistas de estos años- como la Ley de

Divorcio de 1932- ni repudiaron la figura de Ángel Garma como psicoanalista. Más

bien al contrario, con Garma la ciencia española ganaba un experto oficial en

psicoanálisis que, desde este mismo rol, pasó a formar parte de la comunidad de

psiquiatras más activa del momento. Muestra de ello es su incorporación al equipo de

redacción de la revista Archivos de Neurobiología, junto a autores como Lafora,

Sacristán, Valenciano, Sanchís Banús, etc. llegando a ocuparse de la secretaría de

redacción en 1932. La colaboración con esta revista fue bastante intensa y, tal y como

escribe Valenciano “No hay que olvidar que bajo la jefatura de Germain aparecen los

primeros trabajos serios sobre psicoanálisis de la pluma de Ángel Garma; no menos de

ocho y todos ellos importantes entre 1930 y 1935. En nuestro ambiente tales

aportaciones psicodinámicas seriamente planteadas vinieron a fecundar no sólo la

psiquiatría son también a la psicología”240. Garma se ocuparía igualmente de realizar un

gran número de recensiones que publicaba en calidad de especialista en temas de

psicoanálisis, aunque también participaba en temas relacionados con la psiquiatría y la

neurología241. Fue miembro activo de la Asociación Española de Neuropsiquiatras y de

la Sociedad de Neurología y Psiquiatría de Madrid; participó en la Liga de Higiene

Mental junto a sus colegas, trabajó con Sanchís Banús en el Servicio de Psiquiatría del

Hospital Provincial y junto a Sacristán en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos

donde, según cuenta Thomas Glick, llegaría a instalar un diván y discutir varias

                                                                                                               239 HUERTAS, 2002b, p. 71. 240 VALENCIANO, Gaya, (1981), “José Germain: genealogía científica y actividades psiquiátrico psicológicas” Revista de Psicología General y Aplicada, 36 (6): 1153, 1160. p. 1158 241 VERA FERRANDIZ, 1996, p. 427.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  113  

historias clínicas desde un punto de vista psicoanalítico242. Una tarea divulgativa que

tuvo su fruto y en 1933 dos psiquiatras españoles iniciaron un análisis didáctico:

Jerónimo Molina y Mariano Bustamante Solís.

En 1933 optó también a un puesto en el Tribunal Tutelar de Menores, donde

pudo colaborar con Luis Jiménez de Asúa, penalista interesado en la comprensión de la

delincuencia desde el punto de vista psicoanalítico243. Fruto de esta experiencia

escribirá “Crimen y Castigo” siguiendo al mismo tiempo los pasos de su analista,

Theodor Reik, que pocos años antes había publicado el trabajo Der unbekannte Mörder

(1932) que Garma reseñaba en Archivos de Neurobiología244.

Como miembro destacado de la psiquiatría española Garma publicó numerosos

trabajos de contenido psicoanalítico en las principales revista especializadas de la época

anterior a la Guerra Civil. A lo largo de su obra insistió en el psicoanálisis dentro de los

límites marcados por la ortodoxia –sus discrepancias con Freud en relación al lugar de

la represión inconsciente en la psicosis, en las que insistirá a lo largo de su vida,

representan un ejemplo de discusión conceptual dentro de los parámetros normativos

del movimiento psicoanalítico internacional-y, en cualquier caso, contribuyeron a la

divulgación del psicoanálisis en España y a la incorporación activa de conceptos

psicodinámicos que tuvieron sin lugar a dudas un importante peso en la práctica

psiquiátrica y psicoterápica de autores como Sacristán o Marañon, con los que tuvo la

oportunidad de discutir sobre estas cuestiones. Siguiendo la clasificación que realiza

Rafael Huertas, podemos ordenar la aportación bibliográfica de Garma durante su etapa

en España en tres grandes grupos: los textos dedicados a desarrollar los conceptos

básicos de la teoría y la práctica psicoanalítica245; textos dedicados a las concepciones

psicoanalíticas de la infancia, publicados principalmente en revistas pedagógicas246, y

                                                                                                               242 GLICK, 1982, p. 549. 243 HUERTAS, 2000b, p. 74. 244 GARMA, Ángel (1933b), (Referencia a Reick. T) El asesino desconocido. Archivos de Neurobiologia, 13, p. 190. 245 GARMA ZUBIZARRETA, Ángel, (1933a), Consideraciones generales sobre el inconsciente en psiquiatría. Madrid, Suc. de Enrique Teodoro; GARMA, 1932a; GARMA, 1932c; GARMA, 1932b; GARMA, Ángel (1932d) “Mecanismo de la curación en el psicoanálisis”, Anales de Medicina Intema, 1, p. 411; GARMA, Ángel, (1933c) “Los restos diurnos y el trabajo en el sueño” en Archivos de Neurobiología 1933, 13, pp. 769-783. 246GARMA ZUBIZARRETA, Ángel, (1932), “La higiene mental en la infancia. Consideraciones psicoanalíticas” en Revista de Pedagogía, 11 (127), pp. 312-320; GARMA, Ángel, (1933d), “Los sueños de angustia en la infancia (Conferencia en Semanas de Higiene Mental)”, Revista de Pedagogía 12 (139), pp. 308-315; (1934b), “Psicología de la aclaración de la sexualidad en la infancia”, Revista de Escuelas Normales, 12 (103), pp. 98-103.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  114  

los trabajos en los que discute las aportaciones de autores y aporta sus propias

elaboraciones, acompañadas con casos clínicos propios247. Así mismo en 1936 la

editorial de Archivos de Neurobiología publicó el libro El psicoanálisis, la neurosis y la

sociedad, en el que se recopilaba gran parte de la obra escrita de Garma, dando cuenta

de la amplia aportación doctrinal del bilbaíno. Una carta de su analista Theodor Reik

fechada el 14 de octubre de 1935 sirvió como prólogo a esta obra, y nos describe la

persistencia que caracterizaró al autor en su esfuerzo por introducir las ideas de la

ortodoxia psicoanalítica en España:

“Yo ya sé que los conocimientos teóricos del psicoanálisis son bastante conocidos por los psiquiatras y psicólogos de su hermoso país. Pero sé también que pocos han comprendido que solamente aquél que se somete a un psicoanálisis profundo puede adquirir un conocimiento verdadero de este método psicológico... Era tan grande el interés que usted tenía hacia los aspectos psicológicos y psicoterapéuticos de la doctrina de Freud, que no retrocedió ante las molestias y sacrificios que trae consigo un estudio del psicoanálisis en el extranjero. A su vuelta, no se contentó usted con aprovechar en la práctica médica la ventaja que proporciona la experiencia de su propio análisis. Ha sentido usted la necesidad de hacer profundizar el conocimiento del psicoanálisis en la patria querida, de destruir confusiones que allí se habían creado, y de demostrar a los colegas las posibilidades del método de la psicología profunda... Yo no dudo que sus esfuerzos nacidos de una rectitud interior y de energía intelectual, le conducirán a usted a la meta deseada. Esté usted confiado y tranquilo. La verdad, finalmente, consigue siempre triunfar...”248.

Esfuerzos que, según él mismo relate, encontraron mejor fortuna en Argentina,

dónde se exilió después de pasar dos años en Francia, país al que llegó desde España

pocos días antes del golpe de Estado y el inicio de la guerra civil el 17 de julio de 1936.

Garma se estableció en Buenos Aires el 24 de junio de 1938 y, junto a figuras como

Celes Cárcamo, Arnaldo Rascovsky, Enrique Pichón-Riviere y otros fundó la

Asociación Psicoanalítica Argentina en 1942, reconocida por la Asociación

Psicoanalítica Internacional en el año 1949249

Su apostolado psicoanalítico tuvo sus frutos “institucionales” en Argentina.

                                                                                                               247 GARMA ZUBIZARRETA, Ángel, (1935), “Paranoia y homosexualidad” en Archivos de Neurobiología, 15, pp. 251-271. 248 En prólogo T. Reik, GARMA ZUBIZARRETA, Ángel (1936), El psicoanálisis, la neurosis y la sociedad. Madrid, Archivos de Neurobiología. 249 Un análisis sobre el papel de Garma en la historia del psicoanálisis Argentino en PLOTKIN 2003; VEZZETTI, 1996a, 1996b. También CARPINTERO, E., VAINER, A. (2004), Las huellas de la memoria. Psicoanálisis y salud mental en la Argentina de los 60´y 70´, t.I (1957-1969). Buenos Aires, Topía; QUIÑONES, E.; VERA, J.A, (1989): «La influencia de Garma en el psicoanálisis argentino», en QUINTANA, A. Rosa, J.; LAFUENTE, E. (eds.), Psicología e Historia. Contribuciones a la investigación en historia de la psicología. Madrid, UAM, pp. 207-213.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  115  

Aunque también es cierto que, más adelante ayudaría a Jerónimo Molina y Ramón

Portillo a cursar una formación analítica primero en Argentina y luego en Berlín, donde

conocerían a la psicoanalista Margarita Steinbach que, en la década de 1950 se

instalaría en España para intentar formar un grupo de psicoanalistas, que contó siempre

con el apoyo y colaboración de Garma250

                                                                                                               250 DRUET, 2006, pp. 110-130.

Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  116  

 

CAPITULO 2

PSICOANÁLISIS PARA LA REFORMA SEXUAL1

                                                                                                               1 Varias de las ideas contenidas en los apartados 1 y 4 de este capítulo han sido publicadas en LÉVY; HUERTAS, 2018.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  119  

2. 1 Del tabú a la higiene pública: la sexualidad en el punto de mira.

“En otros tiempos hubiera parecido atrevido hablar objetivamente de los problemas de la sexualidad: pero hoy día el asunto es del dominio público. Desde hace unos años, hombres de ciencia como Kraft-Ebbing, Forel, Freud, Hirschfeld, Ellis, y otros muchos, se han atrevido a afrontar estos estudios sin temor a las críticas picantes de los lectores, y hoy día el problema sexual puede ya pasar a ser tema de vulgarización (…). El mentalista vienés Freud, original investigador de los problemas sexuales o iniciador de las tendencias pansexualistas en la explicación de los mecanismos productores de las neurosis y locuras, es el que ha elaborado una concepción más profunda y atrevida del asunto que nos ocupa. Su teoría de la sexualidad tiene algunos puntos aún no completamente aceptados, que rechazamos de pronto, porque parecen herir nuestros sentimientos más elevados, pero el análisis desapasionado y la introspección o autoobservación sincera y paciente va luego lentamente haciéndonos conceder a Freud la razón en muchas de sus atinadas observaciones”2.

El texto precedente corresponde a un fragmento del artículo que el conocido

psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora publicó, en 1918, en el diario El Sol con el

sugerente título “Los misterios de la sexualidad”. Resulta significativo que un diario de

tirada nacional como El Sol diera cabida en sus páginas a un tema tradicionalmente

restringido al ámbito privado y siempre rodeado de tabú, secreto y prohibición. Lo hacía

en una sección titulada genéricamente “Biología y Medicina”, transmitiendo así que era

la consideración científica y médica de la sexualidad lo que justificaba su interés. Se

hablaba de una sexualidad medicalizada, aparentemente desvinculada del placer y del

deseo, y de urgente intervención dentro del ámbito público y de debate general. Un

contexto en el que, para varios sectores sociales, resultó imprescindible una reforma

sexual sobre bases científicas, enfrentada a la moral sexual impuesta por la Iglesia y por

los sectores más conservadores3.

La alusión a Freud se explicó en relación a este objetivo. Quien hasta la fecha

había sido considerado en España un autor polémico, de pensamiento casi pornográfico

y perverso en sus planteamientos sobre sexualidad, era ahora considerado un experto en

la materia. Freud se indexaba junto a otros autores extranjeros como Havellock Ellis y

August Forel -cuyas traducciones circulaban en España desde la década de los años

                                                                                                               2 RODRIGUEZ LAFORA, Gonzalo (1918a): “Los misterios de la sexualidad”, El Sol, 1 de enero de 1918. 3 GUEREÑA, Jean Louis (2013): Les Espagnols et le sexe. XIXe - XXe siècles, Rennes, Presses Universitaires de Rennes.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  120  

19104- Krafft-Ebing, Hirschfeld, o Ivan Bloch, todos ellos miembros del movimiento

sexológico y representantes de una nueva comprensión de la sexualidad, estrechamente

vinculada a la comprensión médica de la perversión y la desviación sexual. Fueron

figuras autorizadas, portadoras de una nueva perspectiva sobre la sexualidad sana y la

patológica, lo que, para el caso de Freud, significaba dotar de legitimidad científica a su

controvertida teoría sexual, hasta la fecha no exenta de duras críticas. Este

reconocimiento facilitó además la lectura y difusión del resto de ideas de la teoría

psicoanalítica, como por ejemplo las consideraciones sobre la interpretación de los

sueños, la metapsicología freudiana, la psicopatología de la vida cotidiana o la

psicología de las masas.

No obstante, en estos años la definición que más peso médico y social tuvo fue

la que equiparaba el psicoanálisis con un saber que se ocupaba de los problemas de la

sexualidad desde un punto de vista científico. Esta interpretación posibilitó un doble

proceso de legitimación: por un lado, la legitimidad del psicoanálisis se defendió en

relación a la mirada médica desde la que partían sus postulados, lo que le confirió un

lugar dentro del ámbito científico y, por otro lado, la adquisición de este estatus

científico-social le sirvió para funcionar él mismo como agente legitimador. Literatura

de temática sexual y difusión popular amparaba su contenido bajo el nombre de Freud y

su psicoanálisis, consiguiendo apuntar hacia una enunciación médica de la sexualidad,

que no coincidía necesariamente con el contenido del ejemplar, pero que de esta forma

generaba sus propias estrategias para franquear la censura de los años de la dictadura de

Primo de Rivera o simplemente relajar las miradas más conservadoras. Sin embargo, a

pesar de esta legitimación, el psicoanálisis no estuvo exento de apasionadas críticas que

insistían en la inmoralidad de sus argumentos y las extravagancias de su autor. Las

divergencias entre unas posturas y otras se movieron entre el escándalo y la norma5 en

                                                                                                               4 ELLIS, 1913; FOREL,1912. Carles et al. (2000), sostienen que la traducción de los textos de Forel y Ellis ejercen una influencia negativa en la recepción del psicoanálisis, ya que ninguno de ellos acepta plenamente el pensamiento freudiano, e incluso critican su obra, produciendo en sus lectores una predisposición para descalificar el trabajo del neurólogo vienés (pp. 34-35). Como se ha dicho, en esta tesis cuestionamos este tipo de interpretaciones, guiadas por una concepción normativa del psicoanálisis. El interés y el debate por las temáticas sexuales favorecieron, en estos años, un contexto de recepción, difusión y lectura del psicoanálisis, con posturas más o menos críticas, en las que se irán articulando las diferentes apropiaciones de la teoría. 5 Hacemos referencia a una lógica de recepción y circulación de las ideas psicoanalíticas que, como marco general, permitió una difusión amplificada por su contenido sexual. Los diferentes agentes que recibieron el psicoanálisis emitieron sus juicios y comentarios en relación al contenido sexual del psicoanálisis moviéndose entre estos dos polos: el escándalo, que llevaría a varios autores a tildar el psicoanálisis de teoría perversa y peligrosa; o el uso de sus planteamientos como argumento legitimador en los textos y discursos normativos sobre sexualidad. Con ello insistimos en distanciarnos de la

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  121  

relación a la polémica sobre sexualidad, definiendo una lógica que, para la historia de la

circulación de las ideas psicoanalíticas es común a prácticamente cualquier país6.

En líneas generales puede decirse que durante las primeras décadas del siglo XX

se produjo en España un enfrentamiento dialéctico entre las posturas más

conservadoras, defensoras de la moral católica y la norma burguesa, y las posturas más

progresistas, promotoras de una “modernidad” sexual inseparable del necesario cambio

social7. La llamada Reforma Sexual sobre Bases Científicas8 implicaba una serie de

iniciativas de divulgación científica9 y de acción política y social encaminadas a renovar

los postulados sobre la sexualidad10. Se intentaban integrar ideas, roles y valores

sexuales que hasta el momento habían sido tabú, y que ahora eran incorporados desde

una justificación médica y una preocupación por la salud pública. Asimismo, bajo

criterios eugenésicos sobre defensa social y salud mental, se argumentó también la

necesidad de implantar medidas educativas donde, “no sin debate acerca de su

conveniencia, la sexualidad infantil se convertiría en objeto de la pedagogía, y su

abordaje permitiría tanto el encauzamiento individual del futuro ciudadano, como la

interiorización colectiva de los riesgos que conllevaba la sexualidad”11. Se trató, en

suma, de una reorganización de discursos en los que el psicoanálisis ofreció valiosas

herramientas para comprender e identificar la sexualidad normal y la patológica,

participando de la puesta en marcha de nuevos dispositivos que pretendían prevenir

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   historiografía que interpreta las críticas al psicoanálisis dentro de un esquema de “rechazo” o “resistencia” a la teoría, que implicarían un supuesto fracaso en la difusión e implantación del psicoanálisis en España. Entendemos que las posturas más críticas –a veces también las más apasionadas- con el psicoanálisis funcionaron como importantes motores de difusión de una versión “escandaliza” de la teoría y sus ideas sobre sexualidad. 6 Sobre la dimensión trasnacional del psicoanálisis y la historia de sus múltiples recepciones y apropiaciones ver DAMOUSI; PLOTKIN, 2009. 7 HUERTAS, Rafael; NOVELLA, Enric, (2012): “Sexo y Modernidad en la España de la Segunda República. Los discursos de la ciencia”, Arbor, 189 (764), a090. doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.764n6013. Véase también ARESTI, Nerea (2014), “Sexualité et progrès en Espagne dans les années 1920 et 1930”, en GUEREÑA, Jean-Louis (ed.): Sexualités occidentales, Tours, Presses Universitaires François-Rabelais, pp. 47-74. 8 En 1932, se creó la Liga Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas – filial de la “Weltliga für Sexualreform” fundada en 1928 en Berlín por Magnus Hirschfeld- véase HUERTAS; NOVELLA, 2012. 9 ÁLVAREZ, Raquel, (2004), “Publicaciones sobre la sexualidad en la España del primer tercio del siglo XX: Entre la medicina y la pornografía”. Hispania, 65 (3), pp. 947-960. 10 SINCLAIR, Alison, (2003), “The World League for Sexual Reform in Spain: Founding, Infighting, and the Role of Hildegart Rodríguez”. Journal of the History of Sexuality, 12 (1), pp. 98-109. 11 DEL CURA, Mercedes; HUERTAS, Rafael, (2004), “Medicina y sexualidad infantil en la España de los años treinta. La aportación del psicoanálisis a la pedagogía sexual”, Hispania, 64 (218), pp. 987-1002, p. 989.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  122  

trastornos mentales supuestamente relacionados con la represión sexual12 y los vicios

sociales propios de la ciudad moderna13.

En este contexto, desde posiciones consideradas progresistas se entendió que las

ideas psicoanalíticas eran un elemento de vanguardia científica y liberación sexual,

mientras que las voces más conservadoras esgrimían sus críticas hacia lo que

consideraban un peligro y una perversión del pensamiento. Ambas posturas ayudaron a

la consolidación de una relación artificial entre ideología y psicoanálisis, en la que la

teoría freudiana fue tomada como un discurso reformador, políticamente de izquierda.

No obstante, hay que advertir que esta relación esconde un escenario de enfrentamientos

políticos, personales y profesionales que nada tiene que ver con un debate científico

sobre los aportes de la teoría psicoanalítica, pero que pudo escenificarse en relación al

mismo. No hay en el psicoanálisis o en su epistemología nada que nos haga adscribir su

teoría y su praxis a una ideología concreta, y es en todo caso el sujeto el que le imprime

este carácter político14.

Textos divulgativos, prensa médica y literatura popular incorporaron varias de

las ideas más representativas del psicoanálisis convirtiéndolo en un conglomerado de

ideas divisibles entre sí, capaces de transformarse de un autor a otro, de una publicación

a otra en función del contexto y/o del fin para el que estuviesen siendo usadas15. La

                                                                                                               12Freud redacta en 1908 el texto “La moral sexual <<cultural>> y la nerviosidad moderna” en el que elabora una historia de la evolución de la pulsión vinculada a las diferentes formas de moral sexual y cultural, y sus diversos grados de represión sexual a los que cabe atribuir la producción de síntomas patológicos como formas de sustitución. Así nos dice que “ateniéndonos a estas fases evolutivas del instinto sexual, podremos distinguir tres grados de cultura: uno, en el cual la actividad del instinto sexual va libremente más allá de la reproducción; otro, en el que el instinto sexual queda coartado en su totalidad, salvo en la parte puesta al servicio de la reproducción, y un tercero, en fin, en el cual sólo la reproducción legítima es considerada y permitida como fin sexual. A este tercer estadio corresponde nuestra presente moral sexual <<cultural>>”. FREUD, Sigmund (1981 [1908]), “La moral sexual `cultural´ y la nerviosidad moderna”, en Obras Completas, t. II, Madrid, Biblioteca Nueva, 4º ed., pp. 1249-1276, p. 1253. 13 HUERTAS, Rafael; NOVELLA, Enric (2014): “Wissenschaft, Politik und Wahn. Hildegart Rodriguez Leben und Tod (1914-1933)“, en DIETZE, Gabriele; DORNHOF, Dorothea (eds.), Metropolenzauber. Sexuelle Moderne und urbaner Wahn, Colonia, Böhlau Verlag, pp. 197-213. 14 La historiadora Silvana Vetö escribe que “no hay nada esencial en la teoría psicoanalítica que pueda inclinar la balanza de sus prácticas institucionales definitivamente hacia un lado u otro del espectro político; de la derecha o de la izquierda, de la elite o de la liberación de los oprimidos, de la democracia o del autoritarismo, entre otros. La historia del psicoanálisis demuestra bien este punto. Al interior del psicoanálisis ha habido tendencias teóricas que han alimentado pensamientos y prácticas autoritarias, y otras que han nutrido pensamientos y praxis de la liberación; instituciones que se han comprometido contra regímenes dictatoriales y otras que se han acomodado a ellos”, en VETÖ HONORATO, 2013, p. 125. 15 Recordemos que, en lo que respecta al seguimiento del objeto “psicoanálisis”, manejamos una definición amplia, según la cual psicoanálisis es todo aquello que los autores dicen que es psicoanálisis. Esta definición “considera al psicoanálisis como un cúmulo de ideas que tiene la propiedad de transitar, siendo recepcionado y utilizado de distintas formas, llegando inclusive a empapar varias capas de la sociedad en la que es recibido (…) Está claro que este es un proceso activo donde los distintos agentes, en

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  123  

efusividad con la que se debatían sus ideas sin duda facilitó el contexto en el que la

publicación de las Obras Completas de Freud, en 1922, pudo ser vista, como ya hemos

destacado, no solo como un proyecto de interés científico, sino como una empresa

editorial rentable 16 . Muchos fueron los que salieron al encuentro de la teoría

produciendo un verdadero aumento de la literatura psicoanalítica. Contar con un texto

de referencia en castellano orientó el debate y permitió que, junto con las críticas e

improperios que algunos autores dirigían a Freud y a su pensamiento, principalmente en

lo tocante a la “hiperbólica ampliación de la esfera de influjo de la sexualidad”17,

apareciesen elementos útiles a los intereses de la sociedad moderna.

Si el desarrollo de la ciudad moderna traía aparejada la idea de los vicios y

perversiones que suponían un foco de seducción para las mentes menos críticas o la

psicología de algunos individuos, el psicoanálisis, como producto de este contexto, fue

entendido, de forma general, en dos direcciones: como discurso profundamente

perverso e inmoral, “engendro de un cerebro calenturiento”18; o como saber experto

sobre estas cuestiones, incorporando sus formulaciones a la gestión y ordenación de los

males de la ciudad. En general este es el escenario en el que se debatieron las ideas

psicoanalíticas durante los años veinte y treinta.

El punto clave de este debate fueron las ideas que Freud había publicado en

1905 en su obra Tres ensayos para una teoría sexual19. Según el neurólogo vienés, el

desarrollo de la sexualidad incidía de forma determinante en la vida anímica del sujeto.

Freud insistía además en la importancia que tenían las primeras vivencias infantiles en

el origen del desarrollo psicosexual del ser humano a lo largo de cinco etapas (oral,

anal, fálica, de latencia y genital). Su argumento central fue afirmar la sexualidad como

aspecto fundamental de la vida de todos los seres humanos sin ser ésta terreno exclusivo

de la psicología de los adultos. Explicó además las manifestaciones humanas no

vinculadas de forma manifiesta a un fin sexual a través del mecanismo de la

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   el momento de recepcionar las ideas, también las reinterpretan según las exigencias de la época”. (RUPERTHUZ, Mariano, (2015b), “El `retorno de lo reprimido´: el papel de la sexualidad en la recepción del psicoanálisis en el círculo médico chileno, 1910-1940”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 22 ( 4), pp. 1173-1197, p. 1175) 16 RUIZ-CASTILLO BASALA, 1972, p. 103. 17 FERNÁNDEZ SANZ, 1914b, p. 258. 18 VILLAVERDE, José María, (1924a), “Algo sobre el movimiento psicoanalítico en la actualidad” Medicina Ibera 18, pp. 208-212, p. 208. 19 FREUD, Sigmund, (1981 [1905]), “Tres ensayos para una teoría sexual”, Obras Completas, t. II, Madrid, Biblioteca Nueva, 4º ed., pp. 1169-1237.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  124  

sublimación, según el cual la pulsión sexual puede descargar su monto de energía en un

fin de carácter no sexual y de reconocimiento social y cultural.

Las primeras críticas a la obra freudiana a comienzos del siglo XX se centraron

en estas ideas, al mismo tiempo que fueron las que despertaron el interés de educadores

y médicos reformistas a partir de la década de 1920. Las reformas y cambios sociales

que se estaban produciendo fueron permitiendo lecturas menos escandalizadas, que

hacían hincapié en las formulaciones médicas y en el uso político-social de una teoría

que, según se argumentó, hablaba de la sexualidad de hombres y mujeres y su factor de

influjo en la vida diaria20. Al mismo tiempo esta comprensión radicalizó la postura de

los sectores más reaccionarios, que entendieron la necesidad de difundir sus

advertencias frente a los peligros del contagio psicoanalítico, contribuyendo igualmente

a la difusión de la teoría.

Los comentarios y críticas a la teoría sexual de Freud habían sido característicos

de las lecturas e interpretaciones que se habían hecho de su obra desde 1910. No

obstante, en los primeros debates, existían aún importantes reticencias propias de una

sociedad profundamente religiosa y con un arraigado tabú sexual. Asimismo, la

condición extranjera de Freud hizo que inicialmente algunos autores tomaran distancia

de sus formulaciones que, como señalaron, habrían de pasar primero un examen crítico

que adaptase sus principales hipótesis a las características de la sociedad española21.

Las restricciones al factor sexual insistían en el peligro clínico, sobre todo, como

afirmaba Valle y Aldabalde: “cuando se trata de niños o de mujeres, de despertar con un psico-análisis tendencioso, como practicado con semejante prejuicio, ideas, anhelos, y hasta deseos que acaso no hubiese tenido hasta entonces la persona así tratada, ideas, anhelos y deseos que por lo mismo que no tienen nada de favorables para el pudor y el decoro, por ningún concepto debe ser nadie, y mucho menos el médico, quien los despierte a destiempo, siquiera lo haga

                                                                                                               20 Véanse por ejemplo algunos textos de autores como Lafora, Mira, Garma o Juarros durante estos años: RODRIGUEZ LAFORA, 1918b, y del mismo autor (1922) “Estudios psicoanalíticos sobre las obsesiones” Archivos Medicos de Cirugía y Especialidades, 6 (36), pp. 255-272, o la conferencia impartida en la Facultad de Médicina de la Universidad de Buenos Aires “La frigidez sexual en la mujer” publicada luego por El Siglo Médico (1923b, 72 (3647), pp. 1053-1057); MIRA I LÓPEZ, Emilio, (1926a), El psico-análisis, Aplicacions practiques del psico-análisis, Barcelona, Arnau de Vilanova, Serie Monografies Médiques; JUARROS, César, (1928a), Los horizontes del psicoanálisis, Madrid, Mundo Latino, pp. 12-13, y (1931), La sexualidad encadenada: ejemplos y consejos, Madrid, Mundo Latino; GARMA, Ángel (1932), “Consideraciones psicoanalíticas sobre la vida sexual”, Archivos de Neurobiología, 12 (4), (1932), pp. 543-566. 21 Nos referimos aquí a las lecturas que hicieron algunos psiquiatras como GAYARRE 1909; BAÑUELOS 1913; VALLE Y ALDABALDE 1913; FERNÁNDEZ SANZ, 1914a, 1914b.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  125  

con la mejor intención, es verdad, pero también partiendo de un supuesto falso, por su peligrosa exageración”22.

Estas advertencias sin embargo, no frenaron la práctica clínica del psicoanálisis

que, como hemos visto, comenzó en estos años con los casos de Juarros, Mira y Lafora,

o la exposición ante la Academia Nacional de Medicina de Fernández Sanz23. Freud era

citado por los principales nombres de la psiquiatría española de estos años, también por

Marañon lo que, de alguna forma, autorizaba el pensamiento del neurólogo vienés

dentro del territorio nacional.

Tal y como sostenía Fernández Sanz:

“Constituye ahora el psicoanálisis un tema de interés actual en los países de raza latina, que han ido en esto bastantes años a la zaga de los pueblos germánicos y anglosajones, y ese interés no es solamente profesional ni científico, sino también mundano; hoy en Francia y en España en las reuniones de gente culta, en los periódicos diarios, en los salones y hasta en las novelas, se habla ya corrientemente del psicoanálisis de Freud, y se discuten sus puntos de vista con mas o menos ingenio y siempre con más frivolidad que exacto conocimiento. Pero en España, y lo mismo puede decirse de las restantes naciones latinas, el freudismo lleva trazas de difundirse mucho más rápida y extensamente como sistema psicológico, como hipótesis explicativa de los fenómenos mentales, que no como método terapéutico, y esta emigración de las tendencias psicoanalíticas del campo de la Medicina, diseminándose lejos de ella, debemos los médicos, no precisamente combatirla, pues tal oposición seria tan inoportuna como estéril, pero si hemos de tenerla muy en cuenta, para no quedar atrasados respecto a la evolución extraprofesional de las ideas sobre esta cuestión, no olvidando nunca que el psicoanálisis ha nacido en nuestra Ciencia, que su primera razón de ser fue la curación de enfermos, que esta continua siendo su principal y aun casi única aplicación en los países mas adelantados, que médicos son sus creadores y los que la han hecho progresar, y que, por lo tanto, la profesión medica no puede permanecer ajena a la evolución ni a los destinos de esta teoría, que a tantos pensadores preocupa, esforzándonos, los que practicamos el arte de curar, y especialmente los dedicados al tratamiento de las psiconeurosis, en seguir muy de cerca el desenvolvimiento de esa doctrina, para utilizar todo lo que de ella sea aprovechable en un sentido práctico” 24

El psicoanálisis comenzó en estos años a vivir cierta difusión, amplificada por la

seducción y al escándalo que producían sus postulados sobre sexualidad, que lo hicieron

circular de boca en boca, convirtiéndolo en un tema de interés general, presente en

debates y conversaciones de diversa índole. Así lo describía Antonio Abaunza, médico

                                                                                                               22 VALLE Y ALDABALDE, Rafael (1913), “El psicoanálisis de Freud”, Revista de Medicina y Cirugía prácticas. 9 (2), pp. 209-216, p. 216. 23 En estos años aparecen los primeros casos clínicos publicados en revistas médicas o actas: JUARROS, 1921; MIRA, 1921; FERNÁNDEZ SANZ 1921a; FERNÁNDEZ SANZ, 1923a; LAFORA 1922; 24 FERNÁNDEZ SANZ, 1923b, p. 597.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  126  

del Hospital General de Madrid y discípulo de Sanchis Banús, en el prólogo a la

traducción española del libro de Auguste Marie La Crisis del Psicoanálisis:

“Y hacia el año 20, en un cenáculo científico-literario, al que yo asistía (…), oí hablar de Freud por primera vez. Y en aquel cenáculo científico-literario, que luego comprendí que no era ni científico ni literario, oí las cosas más peregrinas. Las diatribas tan feroces que salían de labios de todos me hacían figurarme a Freud con cuernos y cuerpo de cabra. Como uno de esos sátiros, cuya significación simbólica es la negación de la inteligencia. Callé inexperto. Aunque la protesta al oír hablar de algo que se adivinaba no conocían se imponía al curso de mi pensamiento”25

En el sector médico más conservador y reacio al psicoanálisis, merece la pena

destacar a José María Villaverde. En los textos de este psiquiatra se vislumbraba una

oposición feroz a la importancia que el psicoanálisis concedía a la sexualidad. No

obstante este autor, que había estudiado en Zúrich junto a Eugen Bleuler -a quien

tradujo al castellano en 192426- había conocido previamente la ideas de Freud, sobre las

que confesó haber sido partidario e incluso haberlas puesto en práctica durante su paso

por el Hospital del Buen Suceso de Madrid, a su regreso de Suiza en 191527. Poco

después abandonaría definitivamente todo apoyo al psicoanálisis, convirtiéndose en su

mayor opositor28. En 1924 escribió el artículo “Algo sobre el movimiento psicoanalítico

de la actualidad” en el que afirmaba que el psicoanálisis no era más que un “conjunto de

disparates”29 que no debía tomarse en serio. Su aparición en el panorama médico fue

considerada por este autor como una moda pasajera que se había “generalizado por la

mansedumbre de los llamados neuropatólogos que están en absoluto desprovistos de

sentido crítico”30, afirmación que se refería a autores como Lafora31 o Sacristán,

                                                                                                               25 ABAUNZA, Antonio, (1930), “Prólogo”, en MARIE, Auguste: La Crisis del Psicoanálisis, Madrid, Central de Ediciones y Publicaciones, p. VIII. 26 BLEULER, Eugen, (1924) Tratado de Psiquiatría [trad. José María Villaverde], Madrid, Calpe. Véase GLICK, 1988, p. 215. 27 VILLAVERDE, José María, (1929), “Algo a propósito de la angustia”, La Medicina Ibera, 24, pp. 771-772. 28 Villaverde escribió varios trabajos dedicados a debatir y criticar el psicoanálisis. VILLAVERDE, José María, (1924a); (1924c) “Las últimas <<novedades>>en materia de psicoanálisis”, El Siglo Médico, 73, pp. 35-59; (1924d), “Sobre Psicoanálisis”, El Siglo Médico, 73, pp. 536-54; (1928). Psicoanálisis y epilepsia. Medicina Ibera 22, pp.303-309 29 VILLAVERDE, 1924a, p. 208. 30 VILLAVERDE, 1924a, p. 208 31 Dos sucesos enfrentaron a Lafora y Villaverde en el ámbito profesional: el primero de ellos la vacante en la jefatura del servicio de Neuropsiquiatría del Hospital Provincial de Madrid tras la repentina muerte de Sanchís Banús en 1932; y el otro debido a la disputa por la vacante del sillón que Cajal dejaba en la Real Academia de Medicina tras su muerte en 1934. Parece claro, en ambos episodios, que lo que se escenifica es una lucha entre progresistas y conservadores en el seno de la institución médica y psiquiátrica. Véase HUERTAS, 2002b, pp. 50 y ss. También REY, Antonio; MARTÍ BOSCÀ, José

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  127  

interesados por las novedades del psicoanálisis y enfrentados ideológicamente a las

ideas de Villaverde, reconocido partidario de la monarquía32; o como Ortega y Gasset,

que en 1924 había admitido que a pesar de no estar siempre de acuerdo, apoyó el

psicoanálisis porque no hacerlo le habría situado del lado de “gentes de mala

catadura”33.

El peligro principal del psicoanálisis era para Villaverde su pseudo-discurso

cientificista bajo el que, previa justificación médica, se enseñaba “a quien lo ignora del

todo un espléndido programa de refinamientos sexuales, que al aficionado más

inteligente parecerá un poco fuerte”. La creencia de que “siempre que hay angustia

existe algo sexual en su fondo, y buscar una génesis sexual de un modo sistemático”34,

fue denunciada por Villaverde que ridiculizaba burdamente la controvertida teoría de

Freud, recurriendo a un tono moralizante y alejado de cualquier debate médico o

científico: “Hoy día todo quiere explicarse por el [psicoanálisis], sin fijarse si ello tiene o no razón de ser, lo que es lo de menos. (…) El dios `Libido´ que vive y existe en el fondo de todo lo creado, fulminará sus rayos contra los que no admitan sus dogmas (…) tendría mucha gracia ver a todos estos caballeros predicadores de la homosexualidad –aunque `sublimada´ conforme a la religión de Freud –lanzando excomuniones y fundando una ciencia y una moral sobre la base intangible de que tener tendencias sexuales hacia la madre o ser homosexual, son dos misterios que hay que aceptar sin discutir, a pesar de que ello repugne profundamente a todo aquel que tenga algo de sentido común, aunque la cantidad de él haya sido administrada con cuentagotas”35.

En respuesta a estas críticas, la revista Medicina Ibera publicaba una breve carta

firmada bajo el pseudónimo “Un médico rural”36. En ella se solicitaba al ilustre Dr.

Villaverde que justificase de forma serena y razonada sus irrespetuosas palabras. El

autor anónimo era Isaac Puente, un joven médico de ideología anarquista que

comenzaba a expresar por esa época algunas de sus ideas más radicales sobre medicina

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   Vicente, 2007, Un monárquico y un anarquista. Debate sobre el psicoanálisis (1924-1928): José Mª Villaverde e Isaac Puente, en CAMPOS MARIN, Ricardo; VILLASANTE, Olga; HUERTAS, Rafael, (eds): De la “Edad de Plata” al exilio. Construcción y “reconstrucción” de la psiquiatría española, Madrid, Frenia, pp. 73-93. 32 VILLASANTE, Olga; REY, Antonio.; MARTÍ BOSCÀ, José Vicente, (2008), “José Mª Villaverde: retrato de un desconocido” Medicina e Historia, 1 (4ª época), pp. 1-15. 33 ORTEGA Y GASSET, José, (1988 [1925]) “Vitalidad, alma, espíritu”, Obras Completas, II, p. 453. Véase GLICK, 1988, p. 215. 34 VILLAVERDE, 1924a, p. 210 35 VILLAVERDE, 1924a, p. 210 36 UN MÉDICO RURAL, (1924), Incitación al Dr. Villaverde, La Medicina Ibera, 18(1), p. 205 (portadas).

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  128  

social, sexología y eugenesia37. A esta carta, le sucedieron otras en un tono violento, en

las que los dos autores, lejos de alcanzar algún tipo de concesión formal, reafirmaron y

radicalizaron sus posturas: moralismo conservador y paternalista frente a liberación

sexual y oposición a la moral burguesa. Un debate en el que sin duda estaban

imbricadas cuestiones de mayor relevancia y alcance social que las comprendidas en la

aceptación o el rechazo del psicoanálisis pero que, sin embargo, se escenificaron en

relación al mismo. Más allá del lugar científico del psicoanálisis, éste ocupó un lugar

político-cultural atravesado por una compleja red de creencias y valores que no pueden

desvincularse de los agentes de recepción y del contexto histórico.

Lo cierto es que, junto con la elite profesional de médicos y psiquiatras que

argumentaron científicamente la necesidad de reformar las costumbres sexuales,

también las “fuerzas anti-sistema” de inspiración anarquista fueron las que con más

amplitud acometieron la lucha por la liberación sexual como un capitulo insoslayable de

la lucha contra la moral burguesa y la revolución38. Para estos autores, el psicoanálisis

formó parte del conjunto de ideas y autores científicos usados como herramientas para

la revolución social.

2.2 Cultura erótica y psicoanálisis: civilizar la libido.

Los años de la Edad de Plata produjeron también un estallido de manifestaciones

eróticas y discursos sobre sexualidad en los niveles más cotidianos de la cultura

popular. Este fenómeno recibió el nombre de “sicalipsis” 39, de resonancia similar a un

                                                                                                               37 REY; MARTÍ BOSCÀ, 2007, pp. 73-93. 38 Véase CLEMINSON, Richard, (2008), Anarquismo y sexualidad (España, 1900-1939), Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. También NASH, Mary, (1995a), “La reforma sexual en el anarquismo español”, en HOFMANN, B.; TOUS, P.; TIETZ, M. (eds.), El anarquismo español y sus tradiciones culturales. Frankfurt-Madrid: Vervuert-Iberoamericana, pp. 281-296. 39 ZUBIAURRE, Maite, (2015): Culturas del erotismo en España 1898-1939. Madrid, Cátedra, p. 17-18. Zubiaurre encuentra hasta tres formas de describir este concepto, creado, según el Diccionario de uso del español de María Moliner, “para anunciar una obra pornográfica pensando en las griegas “sykon”, vulva, y “aleiptikos”, excitante”. La primera definición hace referencia al material o actitud levemente erótica que progresivamente comenzó a designar también las manifestaciones de todo tipo de gradaciones del erotismo, y a las mujeres que lo practicaban, “desde el idilio y las coqueteadoras y demi-vierges más descafeinados, hasta el sexo duro, las prostitutas profesionales y la pornografía más descarnada y explícita” (p. 17). El segundo significado hace alusión al arte de amar, del encuentro entre amantes en el que se prolonga el placer y se retrasa el coito. Y el tercer significado refiere a la “invasión erótica”, con la que se hace “referencia explícita a la súbita proliferación de materiales <<atrevidos>> a partir del Fin de Siglo, y bien entrados los años treinta del siglo XX” (p. 18). La obra de Zubiaurre, tal y como indica su autora, se ajusta más bien a la tercera definición de “sicalipsis”. Este volumen es un completo análisis sobre este fenómeno, que su autora acompaña de un importante volumen de fuentes documentales procedentes en su mayoría de la cultura visual y que, como la autora denuncia, han sido desatendidas por la historiografía nacional. En este sentido, este trabajo tiene un valor patrimonial añadido, con el que se

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  129  

término científico y fonéticamente parecido al de psicoanálisis (que, como hemos dicho,

fue entendido por muchos como una teoría sexológica), pero que sin embargo tiene su

origen más probable en las tertulias de Madrid de principios de siglo 40 . Con

preeminencia por lo sensual, muchas veces transgresor y exhibicionista, femenino,

divulgador del amor carnal y el placer, el fenómeno de la sicalipsis se valió de novelas

eróticas, revistas picantes, publicaciones nudistas, postales eróticas, cine, teatro, letras

de canciones y cuplés, para representar un estallido de manifestaciones de la sexualidad

que sin duda alguna pusieron en tensión a los sectores más conservadores y

reaccionarios de la Iglesia Católica y a la sociedad burguesa, que vio en el destape y la

libre ilustración sexual del pueblo un foco de perversión e inmoralidad.

Centros urbanos como Madrid y Barcelona experimentaron durante estos años la

entrada de una cultura erótica, de aparente signo extranjero y exótico, en la que

masculinidad y feminidad tensaban sus identificaciones en contraposición con una

supuesta “españolidad” patriótica y viril, orgullosa de su esencia hispana.

Cabarets, tertulias y teatros fueron el escenario de esta “invasión” erótica, fruto

de una modernidad que daba la espalda a la tradición, incapaz de desentenderse de la

exploración autodidacta del pueblo en los placeres del cuerpo41. La urgencia del

“problema sexual” preocupó a las élites médicas y a la clase conservadora, como un

asunto que afectaba a la salud y la moral de todo el país, y que tuvo su punto más

dramático en la propagación de la sífilis.42

Hombres que se afeminaban y mujeres que se masculinizaban con cortes de pelo

“a lo garçon”: una ambigüedad sexual que el discurso médico cifró como causante de

importantes desordenes mentales, que podían afectar a las mentes más débiles e

inmaduras, a las que había que educar con urgencia en materia de higiene sexual. La

homosexualidad, por ejemplo, fue descrita como una perversión del instinto genésico,

una patología que, según las teorías de Marañón o Juarros, éste último fuertemente

influido por las ideas freudianas, era el signo evidente de la inmadurez sexual del

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   testimonia el fenómeno al que estamos haciendo referencia, persiguiendo, como la propia autora declara, “desenterrar una España altamente erótica e irreverente” (p. 48). 40 Véase MIGUEL, Amando de (1999), El sexo de nuestros abuelos, Madrid, Espasa Calpe, p. 219; ZUBIAURRE, 2015, p. 17. 41 ZUBIAURRE, 2015, p. 30. 42 Véase CASTEJÓN BOLEA, Ramón, (2004), “Las enfermedades venéreas y la regulación de la sexualidad en la España Contemporánea”, Asclepio, 56 (2), pp. 223-241; CASTEJÓN BOLEA, Ramón (2001), Moral sexual y enfermedad: La medicina española frente al peligro venéreo (1868-1936), Granada, Universidad de Granada.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  130  

hombre que no “ha llegado”, sino que “permanece estancado en una de las fases

preliminares de la evolución sexual”43.

También el fenómeno del donjuanismo, entendido como representante de un

ideal erótico morboso, preocupó a psiquiatras, médicos e incluso a juristas de la época.

Se trataba, según decía Marañón, de “hombres de psicología, y a veces de morfología,

netamente alejadas del tipo viril estricto, incapaces para una actuación social fecunda, y

no raras veces bordeando la zona semi-normal en que los dos sexos se confunden” 44.

La figura del Don Juan era representante de la degeneración del hombre, la perversión

sexual, el placer por el placer, la inmoralidad, la seducción, y todas aquellas fórmulas

que no debían persistir en la madurez sexual de las sociedades civilizadas45. Cuando la

civilización declina, decía Marañón, “el homosexualismo, cómo los demás vicios,

aumentan” y a mayor civilización menor homosexualidad y degeneración46. Este autor,

introductor principal de la endocrinología en España y presidente de la Liga para la

Reforma Sexual sobre bases científicas, escribió varios trabajos científicos sobre la

identidad sexual y las diferencias entre hombres y mujeres, destacando el manual Tres

ensayos sobre la vida sexual (1926), versión impresa del famoso ciclo de conferencias

(“Sexo, trabajo y deportes”, “Maternidad y feminismo”, “Educación sexual y

diferenciación sexual”) que había pronunciado en el Ateneo Literario de Madrid y que

fue un verdadero best-seller, con siete ediciones consecutivas en castellano entre los

años 1927 a 1934, y traducción en diversos idiomas47. En España fue Biblioteca Nueva

la encargada de la edición, que contó con más de 100. 000 ejemplares vendidos, según

datos de la editorial48. No podemos evitar notar que el título de esta obra de Marañón

recuerda claramente al ejemplar freudiano de 1905, Tres ensayos sobre teoría sexual49

que el español presumiblemente conocía. También es interesante el hecho de que tanto

                                                                                                               43 JUARROS, César (1931), La sexualidad encadenada: ejemplos y consejos, Madrid, Mundo Latino, p. 168. 44 MARAÑON, 1926, Tres ensayos sobre la vida sexual, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 46-48. Sobre el problema del donjuanismo Marañón por ejemplo escribió “Psicopatología del Donjuanismo” (1924b, El Siglo Médico, 73, pp. 213-216; 245-248; 272-274) y “Notas para la biología de Don Juan” (1924c, Archivos de Medicina Cirugía y Especialidades, 14, 321-344). Entre otros autores, también el magistrado César Camargo dedicó una monografía a esta temática en CAMARGO, César (1934b), Un tríptico sobre Don Juan, Madrid, Morata. 45 Véase ARESTI, Nerea, (2012), “Masculinidad y nación en la España de los años 1920 y 1930” Mélanges de la Casa de Velázquez, 42-2, pp. 55-72 46 MARAÑON, 1926, p. 156 47 GUEREÑA, Jean-Louis, (2018), Detrás de la cortina. El sexo en España (1790-1950), Madrid, Cátedra, p. 534-535. 48 RUIZ-CASTILLO BASALA, 1972, p. 211. 49 FREUD, 1981 [1905]

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  131  

el ejemplar freudiano, comprendido en la edición de las Obras Completas de Freud,

como el manual de Marañón, fuesen, en las décadas de 1920 y 1930 los principales

pilares económicos de la editorial Biblioteca Nueva, lo que en palabras del editor “puso

de manifiesto la difusa pero intensa curiosidad del gran público por la sexología”50.

Marañón de hecho ya había comentado las ideas de Freud en 1924 51 ,

coincidiendo con el vienés en que “la influencia sexual no sólo rige actos sexuales

mismos, sino que, como un duende, se infiltra en las actividades humanas más alejadas

del sexo”52. Pero el endocrinólogo de pensamiento biológico y determinista en relación

a la sexualidad53 pensaba que Freud se equivocaba al “confundir el impulso sexual, lo

que en fisiología se llama libido, esto es, la fuerza de atracción que ha de buscarse y

unirse a la mujer y al hombre, con el instinto sexual que es un concepto mucho más

amplio y noble de aquel”. Para Marañón el instinto sexual, que rige toda la vida

humana, no se contraponía con el instinto de conservación, si no que más bien éste era

su fundamento.54 En este sentido, el autor, mediante un tratamiento confuso de los

términos de sexo y sexualidad55 –que por otra parte sería bastante frecuente en varios

autores de la época- fundamentaba el comportamiento social en relación a la función

sexual del órgano, de forma que a la mujer le correspondería la maternidad, pues “si es

como debe ser, teóricamente, fecunda y multípara” no tendrá tiempo en los mejores

años de su vida “para otra cosa importante que para gestar y criar hijos” y además, “su

organismo no tiene, en condiciones habituales, aptitud para la lucha con el medio”56 que

estaría reservada para los varones cifrando esta desigualdad social en una función ligada

a la vida sexual y a la propia organización fisiológica de ambos sexos.

En 1929 Marañón publicó la obra Amor, conveniencia, eugenesia57 y Los

                                                                                                               50 RUIZ-CASTILLO BASALA, 1972, p. 212.; Véase AMEZÚA, Efigénio, (1991), “Cien años de temática sexual en España”, Revista Española de Sexología, 48. 51 Marañón llegó a conocer personalmente a Freud, en una reunión en casa de la princesa Marie Bonaparte, quién se interesó por la obra de Marañón tal y como expresa en La evolución de la sexualidad y los estados intersexuales, (1930) donde hace referencia a ella en La sexualité de la femme. (GUEREÑA, 2018, p. 540) 52 MARAÑON, Gregorio, (1924a), “Sexo y trabajo”, Revista de Occidente, 6, p. 314. 53 BALAGUER, Emilio, (2013), “Marañón y la Medicina en España”, Arbor, 189(759):a002. doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.759n1001 54 MARAÑON, 1924a, p. 314 55 ARESTI, Nerea, (2001), Médicos, Donjuanes y Mujeres Modernas. Los ideales de feminidad y masculinidad en el primer tercio del siglo XX, Bilbao, Servicio Editorial. Universidad del País Vasco, p. 122. 56 MARAÑON, 1926, pp. 27-28. 57 MARAÑON, Gregorio (1929a), Amor, conveniencia y eugenesia: el deber de las edades. Juventud, modernidad, eternidad, Madrid, Historia Nueva.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  132  

estados intersexuales en la especie humana58, que ocasionó la crítica del húngaro F.

Oliver Brachfeld59, seguidor de la psicología individual de Adler60, que había llegado a

España en 1929 por primera vez y que poco antes del inicio de la Segunda República en

1931 se instalaría definitivamente en Barcelona hasta los años 50 –con un período

intermedio en el sur de Francia, entre 1939 y 194261- probablemente huyendo de las

persecuciones antisemitas de Europa central62. Brachfeld se decía “psicoanalista

aficionado”63 y firmaba como “Doctor Oliver-Brachfeld” –era doctor en historia-, lo

que probablemente le facilitó la entrada en determinados círculos científico-culturales,

principalmente aquellos relacionados con la psicología y el psicoanálisis, en los que

participó de diversas formas64. Se encargó de traducir a Adler al castellano al menos en

dos ocasiones, una de ellas con un prólogo de Ramón Sarró65, y tradujo también a Jung

en 193566, considerándose -al igual que Adler y Jung-, un autor crítico con la teoría

sexual de Freud67. Se incorporó con facilidad a la vida intelectual catalana, en contacto

con Sarró y con Mira, éste último director del Instituto Psicotécnico de Barcelona,

donde Brachfeld trabajaba como profesor adjunto68. Brachfeld no había sido el primer

húngaro de formación psicoanalítica que había venido a España. En 1928, Ferenzci                                                                                                                58 MARAÑON, Gregorio (1929b), Los estados intersexuales en la especie humana, Madrid, Javier Morata. 59 Jean-Louis Guereña dedica el epílogo de su obra Detrás de la cortina. El sexo en España (1790-1950) a la polémica entre estos dos autores. (GUEREÑA, 2018) 60 OBERST, Ursula; IBARZ, Virgili; LEÓN, Ramón (2004), “La psicología individual de Alfred Adler y la Psicosíntesis de Olivér Brachfeld”, Revista de Neuro-Psiquiatría, 67, pp. 31-44. 61 LEÓN, Ramón (2012), “F. Oliver Brachfeld y Werner Wolff: dos figuras en los inicios de la Sociedad Interamericana de Psicología”, Interamerican Journal of Psychology, 46 (1), pp. 35-41, p. 38. 62 GUEREÑA, 2018, P. 546. Sobre el exilio judío en Barcelona véase VALENTÍN, Manuel (2014), “El exilio judeoasquenazí en Barcelona (1933-1945). Un rompecabezas que pide ser esclarecido”, Entremons. UPF Journal of World History, 6. Sobre Brachfeld puede consultarse IBARZ SERRAT, Virgili; VILLEGAS BESORA, Manuel, (2002), “Ferenc Olivér Brachfeld (1908-1967): un psicólogo húngaro en Barcelona”, Revista de Historia de la Psicología, 23 (3-4), pp. 265-275. 63 VILAR, Pierre (1997), Pensar históricamente: reflexiones y recuerdos, Barcelona, Crítica, p. 145, citado a través de GUEREÑA, 2018, p. 543. 64 VILAR, 1997, p. 145, citado a través de GUEREÑA, 2018, p 550. 65 ADLER, Alfred, (1935), El sentido de la vida, [trad. O. Brachfeld, prefacio. R.Sarró], Barcelona, Miracle; y ADLER, Alfred, (1936), El problema del homosexualismo y otros estudios sexuales [trad. y prefación de O. Brachfeld], Barcelona, Apolo. 66 JUNG, Carl Gustav, (1935), Teoría del psicoanálisis [trad. y prefacio de O. Brachfeld], Barcelona, Apolo. 67 Algunos datos sobre la incorporación del pensamiento de Jung en España pueden consultarse en MESTRE, Mª Vicenta; CARPINTERIO, Helio (1989), “Unas notas sobre la entrada de Jung en España”, Revista de Historia de la Psicología, 10 (1-4), pp. 139-148. 68 GUEREÑA, 2018, p. 549; véase KIRCHNER, Montserrat (1981), “La obra de Emilio Mira en el Instituto de Orientación Profesional de Barcelona (1918-1939)” Revista de Historia de la Psicología, 2 (3), pp. 225-246; SAIZ, Dolores; SAIZ, Milagros, (1996b), “Emilio Mira y la psicotecnia”, en SAIZ, Milagros; SAIZ, Dolores (Coords), Personajes para una historia de la psicología en España, Madrid, Pirámide, pp. 375-398; SÁNCHEZ LÁZARO, José, (1986) “El psicoanálisis de Freud en la obra de Emilio y Mira y López (1921-1936)” Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 6 (19), pp. 636-649.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  133  

había ofrecido una conferencia en Madrid69 y otra en Barcelona, esta última traducida

por Mira para la Revista Médica de Barcelona70, de la que era co-director y en la que

también Brachfeld publicaría sus críticas a Marañón en 193171. Asimismo impartió

varias conferencias, en el Ateneo de Barcelona, en la Universidad Central de Madrid y

en el Ateneo de Madrid y, entre otras actividades, participó en el “11 Club”, en el que se

trataban asiduamente temas de sexualidad junto con otras cuestiones de actualidad,

“raras eran las sesiones en que no se debatían temas revolucionarios, con el peligro de

acabar todos en la cárcel. Siempre se entablaron enormes polémicas –en el terreno

amistoso- entre marxistas y anarquistas”72. Uno de los promotores de estas reuniones

fue Félix Martí Ibáñez, quien sería director general de Sanidad y Asistencia Social del

gobierno de la Generalitat durante la Segunda República, y que fue de hecho el autor

del prólogo del libro de Brachfeld Los sentimientos de inferioridad73 publicado en 1936,

reeditado en 1944 con un nuevo prólogo de Ramón Sarró74, en ese momento, importante

                                                                                                               69 La conferencia tuvo lugar el 27 de octubre de 1928 en la Residencia de Estudiantes de Madrid, con el título “Aprendizaje de la psicoanálisis y transformación psicoanalítica del carácter”, y a la que acudieron personalidades como los médicos Marañón y Pitaluga, el pedagogo Lorenzo Luzuriaga, asiduo a temas de psicoanálisis. ABC, 29 de octubre de 1928, p. 30. Sobre la actividad cultural de la Residencia de Estudiantes de Madrid véase PÉREZ DE AYALA, 1987. 70 Véase MÜLBERGER, Annette; BALLTONDRE, Mònica; MONTERO-PICH, Oscar, (2015): “La Psicología en la Revista Médica de Barcelona: Psicoterapia, Higiene Mental y Moral”, Nova Època, 8, pp. 57-83, p. 8. doi:10.2436/20.2006.01.190. 71 BRACHFELD, Oliver (1931), “Crítica de las teorías sexuales del Dr. Marañon”, Revista Médica de Barcelona, 16 (96), pp. 548-561. Es interesante cuestionarse sobre el papel que Mira ejerció como facilitador del psicoanálisis desde el Instituto Psicotécnico (Instituto de Orientación Laboral) y como figura relevante en la emigración de autores húngaros judíos, como el psicólogo Werner Wolf, Ferenc Oliver Brachfeld o Sándor Eiminder. Wolf, llegó a Barcelona en 1933 donde permaneció hasta 1936 acogido por el entorno del Instituto Psicotécnico dirigido por Mira (VALENTIN, 2014; LEÓN, 2012). Brachfeld, que como hemos dicho, tuvo una relación laboral con el Instituto Psicotécnico, además de promocionar la introducción de la obra de Adler y Jung en España hizo, desde que se instaló en Barcelona en 1931, de puente cultural entre Hungría y España y escribió asiduamente sobre escritores españoles en la revista húngara Nyugat (GUEREÑA, 2018, p. 547. Véase así mismo, las palabras que Brachfeld escribe en el Mirador setmanari de literatura, art i politica, el 15 de junio de 1933, con motivo de la muerte de Ferenczi, p. 6). Sándor Eiminder, de formación psicoanalítica, será el analista del catalán Francesc Tosquelles, discípulo de Mira, con quien colaboraba en el Instituto Pere Mata de Reus (Sobre Tosquelles véase GARCIA SISO, A., (1993), “El Dr. Francesç Tosquelles i Llauradó”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 13 (46), pp. 195-202). Esta red de intercambios de ideas psicológicas y psicoanalíticas de la que también formaba parte Ramón Sarró, o instituciones como El Ateneo Barcelonés o el Ateneo Enciclopédico Popular, dibujan un contexto muy rico en el que se mezclan diversos sectores de la población y ámbitos de recepción de estas ideas. 72 MARTÍ, IBAÑEZ, (1975), Consultorio psíquico-sexual, [prólogo de Ignacio Vidal] Barcelona, Tusquets, p. 11 73 BRACHFELD, Oliver, (1936), Los sentimientos de inferioridad,[prologo de F. Martí Ibáñez] Barcelona, Apolo. 74 BRACHFELD, Oliver, (1944), Los sentimientos de inferioridad, [prólogo de R. Sarró] Barcelona, Apolo. Esta obra contará con dos reediciones más en 1959 y 1970 en la editorial Luis Miracle. Brachfeld había regresado a Barcelona en 1941 donde permaneció hasta 1945. Durante este período publicó algunos trabajos y colaboró con el semanario catalán Destino, con sede en Barcelona, era una revista cultural, fundada en 1937 y que se editó hasta la mitad de los años 80. En sus páginas no era extraño encontrar noticias de temática psicoanalítica, en medio de contenidos sobre sociedad, literatura, artes, ciencia, etc.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  134  

figura del estamento catalán de la psiquiatría franquista, lo que no deja de ser una

muestra del complejo escenario existente entre relaciones personales y tensiones

políticas antes y después de la guerra civil.

En 1931, la Revista Médica de Barcelona publicó el artículo de Brachfeld

“Crítica de las teorías sexuales del Dr. Marañón”75, que apareció poco después en la

revista El Siglo Médico76. A estas criticas responderá Marañón en ambas revistas en

193277, gesto que Brachfeld devolverá en 1933 con el texto Polémica contra Marañón,

con una crítica de las teorías sexuales de Marañón, una réplica del Dr. Gregorio

Marañón y un Epílogo78 en el que incluía: varios capítulos en los que se dedicaba a

atacar el pensamiento y a la figura de Marañón; el artículo de Brachfeld que había

desatado la polémica; la respuesta ofrecida por Marañón; y una nueva replica de

Brachfeld con la que se zanjaba el debate.

En el texto, Brachfeld reaccionaba ante la concepción de Marañón sobre los

estados intersexuales, por anticuada y por considerar que existía un importante paralelo

con la concepción de Magnus Hirschfeld sobre los “grados intermedios”, que Marañón

no citaba, o de introducir indirectamente conceptos de otras teorías –por ejemplo el

psicoanálisis- sin reconocerle explícitamente un lugar en su concepción.79 Marañón

respondía ante la acusación afirmando que él no se adjudicaba “la paternidad de la

teoría intersexual” sino que sólo se había dedicado a remozarla con datos más

modernos80 e insistía en la diferenciación de sexos desde una correlación morfológica y

funcional de base biológica. La polémica tomó un cariz personal y violento en algunos

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   Sus páginas son un buen reflejo del contexto de la burguesía liberal catalana de esos años. La revista puede consultarse online en la Biblioteca de Cataluña (http://www.bnc.cat/digital/destino/). Para un análisis de Destino véase, RIPOLL SINTES, Blanca, (2015), “La revista Destino (1939-1980) y la reconstrucción de la cultura burguesa en la España de Franco”, Amnis, 14, DOI :10.4000/amnis.2558. 75 BRACHFELD, 1931. El contenido de este artículo había sido publicado previamente en 1930 en una reseña de la obra de Marañón, Los estados intersexuales en la especie humana (1929b), publicada en alemán en la revista de sexología Zeitschrift für Sexualwissenschaft und Sexualpolitik, y posteriormente sirvió de base para un trabajo que Brachfeld presentó al concurso abierto de La Gaceta Literaria en 1930, del que sería excluido sin motivo aparente. Finalmente fue publicado en la Revista Médica de Barcelona y en 1932 en El Siglo Médico. Véase GUEREÑA, 2018, p. 542-543. 76 BRACHFELD, Oliver (1932), “Crítica de las teorías sexuales del Dr. Marañón”, El Siglo Médico,89 (4081), pp. 214-221. 77 MARAÑON, Gregorio (1932a) “Acerca del problema de la intersexualidad” (Réplica a un artículo del dr. Oliver Brachfeld)” Revista Médica de Barcelona, 17 (97), pp. 3-11; y El Siglo Médico, 89 (4082), pp. 243-247. 78 BRACHFELD, Oliver, (1933), Polémica contra Marañón, con una crítica de las teorías sexuales de Marañón, una réplica del Dr. Gregorio Marañón y un Epílogo, Barcelona, Europa. 79 BRACHFELD, 1933, p. 83-84; GUEREÑA, p. 560. 80 BRACHFELD, 1933, p. 136.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  135  

pasajes, principalmente para Brachfeld, que acusaba a Marañón de traición y de haber

construido una teoría sexual basada en prejuicios, completamente arbitraría, con un

eclecticismo que le había llevado a mezclar “muchísimas teorías desde Mechnikoff

hasta Freud y más allá aún, parece una cosa envejecida. Cansa. No es muestra de un

pensamiento claro, inequívoco, de una rectitud consecuente”81. Marañón no prestaba

para Brachfeld suficiente atención a lo psicológico y lo contextual a la hora de hablar

del comportamiento sexual. Así afirmaba: “El ideal de Marañón sería, hacer una

sexología, una biología y una psicología more physico, si no fuese posible hacerla more

geométrico, construcción evidentemente más sencilla. Para esta concepción de la

biología, cada hombre es un montón más o menos incoherente de instintos, impulsos,

energías físicas (…) Ahora bien: mientras no haga entrar también el aspecto psicológico

en sus exámenes sexológicos, se le escapará siempre una parte de la persona (…) la

conducta sexual no depende únicamente ni de lo mero físico ni de lo mero psíquico,

sino que depende de la persona entera”82. Marañón, concluirá Brachfeld, “nos da buenos

esquemas de las características sexuales, nos hace una clasificación de las anomalías de

la vida sexual, pero todo eso no puede nunca acercarnos a la vida sexual concreta”83 .

También desde un enfoque crítico con Marañón, los cronistas del periódico La

Libertad, César Juarros –quien además de su labor como psiquiatra y político, realizó

varias colaboraciones en prensa- y Rafael Cansino Assens84 publicaron varias reseñas

sobre libros en los que se abordaba el “problema sexual” visto desde diversas

perspectivas. Los comentarios a la teoría de Freud eran bastante frecuentes, en una

actitud de denuncia y ataque a aquellos que criticaban y hablaban mal de “el

psicoanálisis, explorador de los más íntimos recovecos sexuales, no da motivos ni para

reír ni para indignarse; se lo dice sincera y honradamente quien tiene hábito de

manejarlo cotidianamente como herramienta”85

                                                                                                               81 BRACHFELD, 1933, p. 58. 82 BRACHFELD, 1933, p. 46-47. 83 BRACHFELD, 1933, p. 53. 84 Rafael Cansino Assens fue un escritor y periodista de Madrid, asiduo colaborador de periódicos como La Correspondencia de España, El Imparcial, La Libertad, La Tribuna y El País, así como director de la revista Cervantes desde 1918 hasta 1922. Véase SAIZ, Mº Dolores, (2010), “Rafael Cansino Assens entre la gloria y el olvido (1912-1916)”, Obra Periodística, 1. También puede consultarse: OTEO SANS, R. (1996), Cansinos-Assens: entre el modernismo y la vanguardia, Alicante: Editorial Aguaclara; ESTRELLA CÓZAR, Ernesto (2005), Cansinos Assens y su contexto crítico, Granada: Universidad de Granada/Diputación de Granada. 85 JUARROS, César (1928b), “Comentario de un médico”, La Libertad, 15 de marzo de 1928.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  136  

En 1930, con motivo de la traducción española de Sex in civilization 86 ,

enciclopedia sexual editada en Nueva York, Cansino Assens publicó una reseña en La

Libertad. La proliferación de discursos y representaciones de la sexualidad eran tratados

en esta obra desde su origen extranjero, como una moda que desde afuera señalaba el

advenimiento de un cambio social vinculado a la modernidad, proceso que, según

Cansino Assens, también estaba llegando a la sociedad española. De esta forma, rezaba

la reseña, libros como Amor, conveniencia y eugenesia,87 “el último aporte del doctor

Marañón al debate sexual, pierden casi todo su interés y quedan englobados en el plan

sinóptico y en el horizonte de superior altura de esta obra colosal, cuyos miradores se

abren a todos los aspectos parciales del problema”88. En la obra colaboraban 31

expertos “encargados de estudiar desprejuiciadamente la cuestión sexual en sus

múltiples aspectos”, entre los que se contaban Havelock Ellis, autor del prólogo, y otros

como el escritor estadounidense Victor Francis Calverton, autor del capitulo sobre sexo

y psicoanálisis. El tema central que suscitaba el debate, era el de “la emancipación de la

mujer norteamericana hecho innegable y consumado, y que se patentiza en la actitud de

la joven moderna (Actitud de rebeldía […] que es un aspecto parcial de esa <<Rebelión

de las masas>> que ahora está diagnosticando semanalmente el Sr. Ortega y Gasset en

los folletones de <<El Sol>> con una lentitud que hace sensacional el redescubrimiento.

El libro que comentamos es un viaducto tendido por encima de esas semanas

cavilosas)” 89.

Ante la emergencia de la “american girl” los autores de este libro, continuaba

Cansino Assens, “reconocen sin demasiado dolor el fracaso de la ética sexual que rigió

hasta hace unos años y deslindan lo que había en ella de falso y convenido”90. No

obstante, se preguntaba Cansino Assens:

“¿Hasta qué punto eran legitimas esas represiones y hasta donde tiene razón la juventud rebelde? (…) El problema es muy complejo. El aspecto puramente biológico del hecho sexual rara vez se realiza con esa sencillez que entre nosotros preconiza el doctor Juarros (…). Convergentes todas

                                                                                                               86 CALVERTON, Victor Francis; SCHMALHAUSEN, Samuel Daniel, (1930), Sex in Civilization, Nueva York, Macaulay Company. La versión castellana se tituló (1930), El sexo en la civilización, Madrid, Aguilar. 87 MARAÑON, 1929a. 88 CANSINO ASSENS, Rafael (1930), “Crítica literaria”, La libertad, 26 de enero de 1930 89 CANSINO ASSENS, 1930. Ortega y Gasset publicó varios artículos en el diario El Sol que luego compilaría en el libro La Rebelión de las masas publicado en 1929 (Revista de Occidente, Madrid), centrado en la idea del “hombre-masa” 90 CANSINO ASSENS, 1930.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  137  

estas causas, crean el ideal erótico social que desfigura el puro concepto biológico del sexo mediante ese proceso de sublimación definitivamente estudiado por Freud. El ideal erótico se apoya en una base religiosa u económica, y es lógico que cambie cuando se alteran los dogmas sociales que los condicionaron. Ese cambio acaba de producirse en nuestros días, y de ahí esa actitud insurgida y desorientada de las nuevas generaciones. La difusión de la cultura ha aumentado el espíritu crítico de las gentes. La mujer ha conquistado su independencia económica y reivindica el derecho a vivir su vida propia, sin ser el [sic] comparsa del hombre ni la nodriza eterna. Quiere controlar su actividad genésica mediante los recursos que la ciencia le brinda. Se subleva contra el precepto bíblico –refrendado entre nosotros por el doctor Marañón- (…) Ante el gesto exhibicionista de la <<american girl>>, que fuma en público y muestra sus labios rojos, no precisamente como un corazón, interpretan el reclamo de una fuerte personalidad y sienten lo que habría de profanación en murmurar en sus oídos frases desalentadoras y falsas. Porque los antiguos tabús y represiones han perdido su razón de ser, la vieja moral está en crisis y esos labios rojos se reirían del predicador, que sabe todo eso. Mas bien que apelar a indignos engaños y a coerciones externas, robustecer el mito de esa personalidad poderosa. Deserotizar –no deshumanizar- en nombre de la mayor riqueza de la vida total, que no debe ser absorbida por la libido. No represión, sino sublimación libremente aceptada”91.

Casi como en un manifiesto, Cansino Assens declaraba en su reseña la caída del

antiguo sistema de represiones, sustituido por una reivindicación científica del sexo que,

como nueva moral, destronaba el tabú de la sexualidad e introducía la representación de

una nueva mujer, en estado de rebeldía, que debía sin embargo, para no caer en una

sexualidad morbosa, hacer de esta rebeldía su potencia. ¿Cómo?, cambiando represión

por sublimación, consiguiendo además con ello, acceder a un lugar dentro de la cultura

y la vida pública, del que hasta la fecha no había disfrutado.

En estos años España estaba viviendo un proceso de modernización de la

sociedad en el que lentamente se estaban modificando prácticas y hábitos culturales,

transformándose hacia un capitalismo de consumo en el que el deseo de consumir y

acumular productos alterará las relaciones de oferta y demanda, y en el que el erotismo

y la sexualidad también se consumían en libros, postales, revistas, cabarets, etc.

Este retrato, en cuyo análisis se cruzan ideas freudianas con la introducción de

un nuevo modelo social, es interesante ya que introduce la dimensión explícita del

placer y el deseo dentro de un discurso que, hasta la fecha, no quería saber nada de ello.

Como pieza central de este proceso, la sublimación freudiana va a ser considerada por la

gran mayoría de autores como el eje fundamental desde el que “salvar” la dimensión

                                                                                                               91 CANSINO ASSENS, 1930.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  138  

sexual del hombre de su consideración patológica e inmoral, para incorporarla a la vida

pública como motor para el cambio social. En este sentido la sublimación abría la puerta

al erotismo y al deseo, servía como herramienta para promover el necesario cambio en

las costumbres sexuales y los ideales eróticos del país, permitiendo, no obstante, que la

cuestión siguiese formando parte del dominio de la ciencia.

En relación a éste vinculo entre psicoanálisis y cambio social, resulta muy

interesante traer un episodio que, sucedido en el extranjero, es sin lugar a dudas

representativo de este contexto. Nos referimos al uso que el sobrino de Freud, Edward

Bernays, probablemente una de las figuras más representativas de la formación de las

sociedades de consumo en varios países92, hizo de la teoría de su tío. Para este

publicista, conocer el mundo interior del sujeto que consume, las mentalidades de las

nuevas ciudadanas y ciudadanos, le llevó a interesarse por el psicoanálisis de Freud.

Bernays aplicó la Psicología de las Masas93 a la configuración de una nueva política

económica que localizaba en el deseo del consumidor el centro de sus acciones. A lo

largo de los años 20 y 30 desarrolló importantes campañas políticas y de marketing con

el objetivo de manipular la opinión publica creando nuevos horizontes de mercado

basados en el control del deseo del consumidor94. Uno de los trabajos que precisamente

estuvo a cargo de Edwards Bernays fue la organización del desfile de Pascua de 1929 en

Nueva York. Bernays, contratado por la empresa de cigarrilos Lucky Strike, mostró

modelos femeninos que sostenían cigarrillos a los que llamó “Antorchas de la Libertad”

(Figuras, 2. 1, 2. 2 y 2. 395) influyendo en la opinión pública sobre el consumo femenino

de tabaco96, en una imagen que recuerda a la mujer de actitud rebelde descrita por

Cansino Assens en la reseña de Sex in civilization.

                                                                                                               92 MARINAS, Miguel, (2015), El bazar americano. En las exposiciones universales, Madrid, Biblioteca Nueva, p. 199. 93 El análisis del comportamiento de la masa, en clave sociológica y psicológica, con origen en autores como Le Bon, Sieghe, o Freud –en los que se basó Bernays- preocupó a varios autores españoles, como puede verse en los análisis de Ortega y Gasset (ORTEGA Y GASSET, 1929). 94 Para una lectura más detallada sobre éste episodio y su contexto véase MARINAS, 2015. También el documental de Adam Curtis The Century of the Self, (2002) traducido al castellano como El siglo del individualismo, muestra cómo el trabajo de Sigmund Freud, Anna Freud y Edwards Bernays influyó en las corporaciones y gobiernos para poder analizar y controlar a las personas a través de la psicología de las masas y la creación de las sociedades de consumo. Puede consultarse on-line https://www.youtube.com/watch?v=eJ3RzGoQC4s (consultado el 20 de marzo de 2018) 95 Escenas del documental de Adam Curtis The Century of the Self, (2002) traducido al castellano como El siglo del individualismo, en las que pueden verse dos momentos del desfile de Pascua de Nueva York, 1929 [2.1], [2.2] y una mujer fumando cigarrillo [2.3] Puede consultarte on-line: https://www.youtube.com/watch?v=eJ3RzGoQC4s (consultado el 20 de marzo de 2018) 96 MARINAS, 2015, p. 199.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  139  

Figura 2.1 “Antorchas de la Libertad”, mujer en desfile de Pascual, Nueva York, 1929. Escena documental [13´14´´], The Century of the Self (2002)

Y era igualmente esta representación de la mujer moderna, de labios rojos y

cigarro en mano la que reproducía en España la revista satírica Muchas gracias en

Figura 2.2. Desfile de Pascua, Nueva York, 1929. Escena documental [12´05´´], The Century of the Self (2002)

   

Figura 2.3 Mujer fumando. Escena documental, [12´43´´], The Century of the Self

(2002)  

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  140  

varias de sus portadas [Figura 2.4]97. Con una periodicidad semanal, esta publicación

costaba entre 30 y 50 cents según el número, y contenía en su interior cuentos, noticias

e historias sicalípticas, de contenidos picantes, frívolos y provocadores, en los que el

discurso del hombre de ciencia se trasladaba a un registro de humor. Un ejemplo lo

tenemos en esta escena en la que se describe a los lectores de la revista a Felipe98,

personaje que “disimula con su guasa y su frivolidad una erudición que ya quisieran

muchos académicos para andar por casa. Nada menos que va a darnos ahora una

conferencia sobre Psicoanálisis, ciencia que por estudiar la locura, está llamada a un

gran porvenir”99. Tras un corto diálogo, en el que se recrea el inicio de esta conferencia,

la historieta concluye diciendo: “Perdonen señores abonados la engañifa. Pero, en fin,

este fresco lleva en el pecado la penitencia. Felipe no sabe ni psiquiatría, ni geometría,

ni na. Cierra, pelmazo. Cierra el libro, y cierra la sesión”100.

También en la misma revista se daban consejos morales, provocadores, con un

estilo similar al de las novelas sicalípticas de autores como Álvaro Retana, colaborador

de la revista, o Felipe Trigo, médico y autor de novelas eróticas101, que también fueron

objeto de las reseñas de Cansino Assens en el periódico La Libertad. Así por ejemplo,

el 3 de noviembre de 1928 Cansino Assens elogiaba la literatura de Trigo, que había

puesto de actualidad el problema del amor, un asunto en el que literatos y hombres de

ciencia, tomaban parte para intentar alcanzar una mejor comprensión.

“Nuestra patria -decía Cansino Assens- responde con un noble estremecimiento a esa inquietud con que el mundo civilizado se preocupa hoy por precisar las vaguedades turbadoras del instinto erótico e iluminar los ojos del ciego amor antiguo. Como siempre, también ahora, luego que los poetas y los novelistas expresaron las misteriosas alarmas del drama subconsciente en obras transidas de angustia y traspasadas de gritos que demandaban salvación, los hombres de ciencia, médicos, sociólogos, pensadores, legisladores, han hecho de ese drama del hombre su problema y han encendido sus antorchas sobre los abismos (…) Una nueva comprensión del misterio erótico entrañaba una revisión completa de la moral antigua, basada en mitos y dogmas caducos (…). Se trata de una revolución moral y religiosa, que ha de tener su primera expresión en la escuela y la última en el

                                                                                                               97 Demetrio, “En plena primavera,” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed September 16, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/249. 98 Felipe puede hacer alusión a Felipe Trigo, autor de novelas eróticas, que también desempeñó una función como médico, por lo que en tono burlón, la escena frivoliza con su saber científico y su faceta como autor sicalíptico. Sobre Felipe Trigo puede verse MARTÍNEZ SAN MARTÍN, Ángel, (1983), La narrativa de Felipe Trigo, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 99 Muchas gracias, 343, 1930, p. 7. 100 Muchas gracias, 343, 1930, p. 7. 101 Véase FERNÁNDEZ, Pura (1997), “Scientia sexualis y saber psiquiátrico en la novela naturalista decimonónica”, Asclepio, 49 (1)pp. 227-244.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  141  

Código (…). El problema del amor, esa cuestión suprema, es también problema pedagógico, para cuya resolución el maestro ha de recibir la luz de los biólogos o de los médicos geniales. Un hombre como Freud, el discutido creador de la psicoanálisis, con sus sorprendentes interpretaciones de esas pesadillas eróticas de la raza griega, que vienen a ser sus leyendas y mitos, se convierte en un educador incomparable, en un alto maestro, cuya luminosa palabra nos da la clave para evitar las insidias del instinto sexual y caminar sin peligro por sus laberintos espantables (…) La obra genial de Freud, traducida a todos los idiomas, divulgada por una legión internacional de conferenciantes, está influyendo enormemente en el modo de considerar los misterios de la <<libido>> y, por lo tanto, del amor”102.

A continuación Cansino Assens destacaba la labor de Luis López Ballesteros en

la traducción de Freud, de César Juarros en la divulgación del psicoanálisis y el estudio

del problema erótico y de Luis Jiménez de Asúa, por el libro Libertad de Amar y

Derecho a Morir (1928), en el que examinaba los problemas eróticos desde sus

consecuencias jurídicas que, como veremos, también hicieron uso del psicoanálisis.

Ciencia, medicina, literatura, erotismo y pornografía se encontraron en este

interés por la sexualidad, donde la medicalización del placer y el comportamiento

humano se topó con la pluma de escritores más o menos trasgresores, que trasladaron el

saber médico sobre perversiones sexuales a un lenguaje cotidiano, en el que además se

satisfacía la curiosidad morbosa del lector y el interés por los misterios ocultos del sexo.

Se escribieron novelas o incluso tratados supuestamente científicos que escondían, en el

mejor de los casos, un contenido perfectamente frívolo y jocoso, y en muchas ocasiones

un ejemplo de “pornografía camuflada”103 , que, aun así, sirvieron como instrumentos

de divulgación pseudo-científica. Un proceso que Pura Fernández ha denominado,

siguiendo los trabajos de Foucault, “voluntad de saber” en torno a la sexualidad, y que

en España tiene su origen en la novela naturalista de finales del siglo XIX, en la que se

incorporan al terreno literario los principios de la medicina degeneracionista -

preocupada por las aberraciones y perversiones de la sexualidad, aquello que escapaba a

la norma moral, religiosa y médica-, y que sirve de precedente de la novela erótica de

principios del siglo XX104.

Volviendo a la revista Muchas gracias, en su interior y en sus portadas también                                                                                                                102 CANSINO ASSENS, Rafael (1928), “Literatura erótica. Nuevas aportaciones”, La Libertad, 3 de noviembre de 1928. 103 AMEZÚA, Efigenio; CLEMINSON, Richard, (1999), “Spain: The Political and Social Context of Sex Reform in the Late Nineteenth and Early Twentieth Centuries”, en Franz, X. Eder, Lesley A. Hall y Gert Hekma (eds.), Sexual Cultures in Europe: National Histories, Manchester, Manchester University Press, 1999, p. 181. 104 FERNÁNDEZ, 1997.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  142  

se representaron versiones que adaptaban la imagen de esa nueva mujer moderna al

imaginario español, añadiéndole elementos como el mantón o la toquilla [Figura 2.5]105.

En otras aparecía un mujer sensual rodeada de novedades tecnológicas como máquinas

de escribir o aparatos de teléfono que señalan precisamente esa nueva forma de

capitalismo de consumo [Figura 2.6] 106 o, con el pelo cortado “a lo garçon”,

confundiendo su fisionomía con la del hombre que al mismo tiempo afeminaba sus

rasgos [Figura 2.7]107.

                                                                                                               105 Quintanilla, “Morena y jerezana,” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed September 16, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/253. 106 “La voz de su amo” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed September 16, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/264. 107 “[Untitled],” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed September 16, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/256.

Figura 2.4 Portada de Muchas gracias, 1926, n.119, “En plena primavera” Demetrio. Biblioteca Nacional de España

Figura  2.5  Portada de Muchas gracias, 1927, n. 160, “Morena y jerezana”, Quintanilla

Biblioteca Nacional de España

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  143  

Imaginarios extranjeros que se mezclaban con las representaciones de una

nueva mujer española, que, según se decía “puede hoy día manejar, además de todos los

elementos que la ciencia y la industria pone a su alcance, para atacarnos, las armas de la

política. Desde los escaños de la Cámara acaba de conquistar su voto, y, de propina, la

flamante Constitución española establece el divorcio, ¿Caben mayores facilidades, sin

contar con la ventaja de sus atractivos y picardías propias del sexo?”108

Esta cita es clave en este punto ya que ilustra la efectiva conquista de derechos

que la mujer vivió en estos años y su mayor presencia en la vida pública, política y

cultural del país. No obstante, al mismo tiempo deja ver cómo este fenómeno, la nueva

imagen de la feminidad, también era la construcción de un nuevo objeto de consumo,

                                                                                                               108 Muchas gracias, 407, 1931, p. 3.

Figura 2.6 Muchas gracias, 1930, n. 329, p. 28. Plana de Meunier [¿autor?], “La voz de su amo” Biblioteca Nacional de España

 

Figura 2.7 Muchas gracias, 1929, n. 149, p. 5, Biblioteca Nacional de España

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  144  

moderno y exótico, que aunque permitía la entrada de nuevas identidades de lo

femenino desde las que enfrentar los arraigados tabús sexuales estaba, en la gran

mayoría de los casos, pensados en, desde y para un mercado ampliamente masculino.

En este sentido, la historiadora Nerea Aresti afirma que a pesar de la importancia

simbólica que tuvieron los nuevos modelos de feminidad, la adaptación local de la

garçonne francesa o la flapper angloamericana no representó un gran porcentaje de las

mujeres españolas109.

En términos generales podemos decir que durante estos años los centros urbanos

como Madrid y Barcelona vivieron el impacto de un nuevo modelo global de feminidad,

que se difundía en los medios de comunicación de masas, en las tiras cómicas del

periódico, en tertulias y espectáculos de cabarets, en fotografías y postales, en revistas

ilustradas110 y en literatura erótica111. Intelectuales, escritores, médicos y público en

general, analizaban este nuevo modelo, debatiendo sobre las posibles consecuencias

sociales, morales y patológicas que podía acarrear su presencia en la vida pública.

Desde el sector médico hubo, en relación a este proceso, una creciente preocupación por

todo lo relacionado con esta nueva condición femenina, que se manifiesta en el peso

central que ocupó en la literatura médica y las revistas de higiene sexual las cuestiones

relacionadas con la psicología de la mujer, la frigidez sexual, la reproducción, el placer

femenino, etc112.

Controlar y disciplinar esta nueva imagen, esta nueva feminidad, fue crucial en

términos de higiene social, pero también en términos políticos, morales e incluso en

términos de mercado. Y veremos que, para todos ellos, el mecanismo de la sublimación

freudiana pudo ser aplicado desde diversas formulaciones: para reconducir la libido

hacía un fin cultural, para emancipar a la mujer obrera de la nueva erótica capitalista,

para proteger la función reproductiva en las mujeres o para elevar el valor moral y ético

                                                                                                               109 ARESTI, Nerea, (2007), “La mujer moderna, el tercer sexo y la bohemia en los años veinte”, Dossiers Feministes, 10, pp. 173-185, p. 176. 110 Sobre la evolución sociocultural y científica de las revistas ilustradas desde el siglo XIX al siglo XX puede consultarse en SANCHEZ VIGIL, Juan Miguel (2008), Revistas ilustradas en España: del Romanticismo a la Guerra Civil, Gijón, Trea. 111 PATTISON, Micaela, (2017), “La muchacha moderna: celebridad, sexo y lo privado en público”, en GALLEGO Henar; GARCIA HERRERO, María del Carmen (eds.), Autoridad, poder e influencia: Mujeres que hacen Historia, vol. II, Barcelona, Icaria, forthcoming. 112 Véase ARESTI, Nerea (2002), “La nueva mujer sexual y el varón domesticado. El movimiento liberal para la reforma sexual”, Arenal: Revista de historia de las mujeres, 9 (1), pp. 125-150; aunque se ocupa de los años previos a la Reforma, es interesante el trabajo de VÁZQUEZ GARCÍA, Francisco (2010), “Figuras femeninas de la desviación sexual. España, (1850-1920)”, Anuario de Hojas de Warmi, 15.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  145  

de las acciones de origen sexual.

En definitiva una explosión de discursos sexológicos y manifestaciones eróticas

en las que las fronteras entre el discurso científico, el conocimiento especulativo y el

reclamo del erotismo como estrategia de mercado, no estaban claras o más bien, eran

diversos aspectos de un mismo fenómeno. Seguimos en este sentido a Maite Zubiaurre

cuando señala que “la invención de nuevas tecnologías visuales (el daguerrotipo, la

fotografía, las imágenes estereoscópicas y el cinematógrafo), la rápida propagación de

nuevas `ciencias sexuales´(la sexología y el psicoanálisis), así como el surgimiento de

ideas revolucionarias (el feminismo por ejemplo) y de estilos de vida alternativos (el

naturismo y el nudismo113), llegaron muy pronto a la Península Ibérica y se asimilaron

rápidamente a la cultura de masas” fomentando sin lugar a dudas el “diálogo intenso

entre España y las naciones exportadoras”114. La sexualidad, al igual que Freud, se

convirtió en un objeto de consumo, que tuvo que buscar sus propias estrategias para

pasar la censura, legitimar una retórica válida para la sociedad española y encontrar las

formulas con las que afianzar un mercado115.

2. 3. La sublimación freudiana como herramienta para el cambio social.

Dentro de las publicaciones periódicas y de divulgación popular de estos años,

aparecieron colecciones como “Temas sexuales: Biblioteca de divulgación sexual” en

las que Ángel Martín Lucenay116 llegó a publicar un total de 60 títulos, con una

periodicidad quincenal, entre los años de 1932 a 1934.

También se publicaron revistas de divulgación como Sexualidad,117 [Figura

                                                                                                               113 Véase CUBERO IZQUIERO, Carmen, (2015), La pérdida del pudor. El naturismo libertario español (1900-1936), Madrid. LaMalatesta. 114 ZUBIAURRE, 2015, p. 48. 115 Véase MASJUAN, E. (2000), La ecología humana en el anarquismo ibérico: urbanismo “orgánico” o ecológico, neomaltusianismo y naturalismo social. Barcelona, Icària. 116 Véase SANTOJA, Gonzalo, (1989), La República de los libros. El nuevo libro popular de la II República, Barcelona, Anthropos, pp. 161-174; CLEMINSON, Richard, (2004), “El libro Homosexualidad del Dr. Martín de Lucenay: entre el conocimiento cientifico y la recepción pública de la ciencia sexológica en España a principios del siglo XX” Hispania, 218, pp. 961-986; AMEZÚA, Efigénio, (1993), “Los hijos de Don Santiago: paseo por el casco antiguo de nuestra sexología”, Revista Española de Sexología, 59-60 (extra-doble), pp. 97-102; ÁLVAREZ PELÁEZ, Raquel (2011), “Literatura sobre el sexo en la España de los años veinte y treinta”, GUERREÑA, Jean-Louis (ed.), La sexualidad en la España contemporánea (1800-1950), Cádiz, Universidad de Cádiz, pp. 149-162. 117 Un estudio detallado de la revista Sexualidad se encuentra en CLEMINSON, Richard, (2000), “The Review Sexualidad (1925-1928), Social Hygiene and the Pathologisation of Male Homosexuality in Spain”, Journal of Iberian and Latin American Studies, 6 (2), pp. 119-129; y AMEZÚA, 1993.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  146  

2.8]118 de venta en kioscos y librerías. Esta publicación estaba dirigida por el médico

Antonio Navarro Fernández, conocido por el trabajo La prostitución en la villa de

Madrid publicado en 1909119, en el que trataba la prostitución femenina y en general los

tipos desorientados del amor, y La prostitución en España (1920)120, obra en la que

amplía el estudio de esta temática. El tratamiento científico de la cuestión sexual y la

divulgación de las corrientes sexológicas desde un propósito eugenésico y político era la

guía editorial de la revista, desde la que se pretendió la “regeneración de la raza y de la

cultura española”121. La revista se autodefinía como publicación ilustrada sobre higiene

social con el propósito de preservar “las enfermedades evitables y el desarrollo de la

educación física y moral como salvación de nuestra juventud”122. Se publicó durante el

período de 1925-1928, con un precio de 25 céntimos y una periodicidad semanal. En

sus artículos, el conocimiento científico sobre las perversiones sexuales se combinaba

con el tratamiento social de las mismas, en concreto se insistía en la peligrosidad social

de la homosexualidad y en general de las aberraciones sexuales que estaban en el origen

de la delincuencia.123

                                                                                                               118 “Sexualidad,” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed September 17, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/151. 119 NAVARRO FERNÁNDEZ, Antonio, (1909), La prostitución en la villa de Madrid, Madrid, Ricardo Rojas. 120 NAVARRO FERNÁNDEZ, Antonio (1920), La prostitución en España, Madrid, Tipografía Hispana. 121 NAVARRO FERNÁNDEZ, Antonio, (1925), “Al lector”, Sexualidad, 1, p. 2. 122 Esta frase aparecía como subtitulo de la revista. 123 CLEMINSON, Richard; VAZQUEZ, Francisco, (2011), “Los invisibles”: una historia de la homosexualidad masculina en España, 1850-1939, Granada, Comares, pp. 121.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  147  

En un artículo sobre el “Hibridismo sexual” Navarro Fernández sostenía que el

estudio de la sexualidad era el “fundamento para constituir una sociedad consciente. Las

anomalías, desorientaciones y aberraciones en la función sexual, han de influir

poderosamente de un modo directo, no sólo en la existencia del nuevo ser, condiciones

exigidas por la Eugenesia, sino en la función reproductiva para llegar a la finalidad más

fundamental de las aspiraciones: la constitución de una sociedad sana y viril (…) pues

el amor no debe adulterarse con una especie híbrida, desdeñosa para la fecundidad”124 .

Sorprende no obstante, después de esta declaración, el tipo de retratos femeninos que

aparecían en algunas de sus portadas [Figura 2.8], donde, “no sabemos si nos hallamos

ante una <<varona>> (como Unamuno gustaba de llamar a las mujeres que lo parecían

poco), o ante un travestí con rostro de vampiresa” 125. No obstante este hecho -

entendido dentro de la mezcla de discursos y representaciones de la feminidad y al

mismo tiempo, inserto seguramente en las estrategias de venta de la revista-, cabría

interpretarlo bajo el eslogan con el que se anunciaba y que, a modo de advertencia

eugenésica, decía: “No te pedimos que seas casto sino cauto, para una mejor

                                                                                                               124 NAVARRO FERNÁNDEZ, Antonio, (1925), “Hibridismo sexual”, Sexualidad, 30, p. 1-2. 125 ZUBIAURRE, Maite, 2015, p. 27.

Figura 2.8 Portada Sexualidad, n.163 1927 Biblioteca Nacional de España

 

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  148  

descendencia”. Y en este mismo sentido, el psicoanálisis era cifrado como un recurso

eugénico frente a la inevitable vida sexual. El punto clave era, como hemos dicho, la

sublimación freudiana, en la que recaía la posibilidad de encauzar la sexualidad para

asegurar la preservación de la función reproductora y evitar desviaciones sexuales como

la homosexualidad o la prostitución.

Las ideas de Freud, decía un artículo firmado por el doctor R. Delón:

“…por extravagantes y paradójicas que al buen sentido puedan parecer (…) contienen todas un fondo de verdad nueva y atrevida (…) La doctrina contiene pues una moral. La virtud consistirá en dominar la excitación erótica, que es imposible suprimir, pero que el hombre debe encauzar en su provecho, derivando esta fuerza patente hacía acciones desinteresadas, nobles o sublimes. La castidad prolongada es un estado superior, cuando es fisiológicamente posible. El mejor empleo que podemos hacer de la libido, tan potente en todos, es sublimarla en manifestaciones de suprema energía, en actos de santidad o de heroísmo. Empleándola en esta forma, exteriorizándola por completo, es como podemos prevenir sus estragos, ya que retenida y a medio dominar, explota, por decirlo así, en manifestaciones morbosas126.

Si la ciencia había demostrado que el hombre no puede desembarazarse de la

vida erótica, sacar provecho de esta situación era, para este autor, hacer de ella una

especie de motor ascético que, gracias a la sublimación descrita por el psicoanálisis,

permitiría elevar el grado moral de las acciones. El pensamiento freudiano, continuaba

Delón, ofrece una “teoría general del mundo y de la vida”, donde la “fuerza primera, el

primum movens, es el impulso vital y afectivo, la pasión sexual, la libido, que anima el

presente, de la propia manera que suscitó en tiempos pasados la evolución de la especie.

Viene a ser un principio metafísico inmutable, eterno, transmitido por el genio de la

raza a la masa de los individuos perecederos. Este simbolismo erótico se convierte en

una especie de religión”127

En contraste con Sexualidad, tal y como sostiene Efigénio Amezúa, la revista

Estudios [Figura 2.9]128 podría considerarse su reverso. Si “Sexualidad se proponía ser

una llamada a la cautela, Estudios venía a resultar una incitación a la audacia. Frente al

aviso preventivo de aquella, ésta se situaba con su peculiar abertura a la utopía”129 .

                                                                                                               126 DELON, R. (1926), “A propósito del psicoanálisis”, Sexualidad, 78, p. 6-7 127 DELON, 1926, p. 7 128 “[Untitled],” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed September 17, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/148. 129 AMEZÚA, 1993, p. 96

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  149  

La revista Estudios, publicada entre 1928-1937 era la sucesora de Generación

consciente publicada entre 1923-1928130. Tenía una periodicidad mensual, su precio era

de 50 céntimos, y formaba parte del grupo de revistas de ideología anarquista. Su

subtítulo “revista ecléctica” nos hace entender la forma en la que podían indexarse

autores y temáticas diversas, que no tenían por qué tener una adscripción formal al

movimiento libertario. Más bien, los diversos temas de índole social, político y

religioso, con una amplia centralidad del neomaltusianismo y la eugenesia131, eran

analizados desde su uso para la lucha obrera132. En este sentido, tal y como explica

Cleminson siguiendo a Nash, “aprendemos que la eugenesia anarquista estaba vinculada

a temas como la reforma sexual, el aborto y los métodos anticonceptivos, las

                                                                                                               130 Sobre la revista Estudios véase NAVARRO NAVARRO, Francisco Javier, (1997), El paraíso de la razón. La revista Estudios 1928-1937 y el mundo cultural anarquista. Valencia, Institución Alfonso el Magnánimo; TABERNERO-HOLGADO, Carlos; JIMÉNEZ LUCENA, Isabel; MOLERO-MESA, Jorge, (2013), “Movimiento libertario y autogestión del conocimiento en la España del primer tercio del siglo XX: la sección <<Preguntas y respuestas>> (1930-1937) de la revista Estudios”, Dynamis, 33 (1), pp. 43-68; CLEMINSON, 2008. 131 NAVARRO NAVARRO, 1997; MOLERO-MESA, Jorge; JIMÉNEZ-LUCENA, Isabel, TABERNERO-HOLGADO, Carlos, (2018), “Neomalthusianismo y eugenesia en un contexto de lucha por el significado en la prensa anarquista española, 1900-1936” História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 25, pp. 105-124; Véase MASJUAN, 2000. 132 Para profundizar sobre las bases y los planteamientos de la eugenesia en España y sobre las diferentes formas de la eugenesia anarquista véase ALVAREZ PELÁEZ, Raquel, (1988), “Origen y desarrollo de la eugenesia en España”, en SANCHEZ RON, José Manuel (ed.), Ciencia y Sociedad en España. De la Ilustración a la Guerra Civil, Madrid, CSIC/El Arquero, pp. 179-204; y, de la misma autora, (1995), “Eugenesia y darwinismo social en el pensamiento anarquista”, en HOFMANN, Bert; JOAN I TOUS, Pere; TIETZ Manfred, (eds.), El anarquismo español: sus tradiciones culturales, Frankfurt/Madrid, Vervuert/Iberoamericana, p. 29-40. Un debate igualmente interesante sobre esta cuestión y algunos de los debates historiográficos al respecto se encuentra en CLEMINSON, 2008; MOLERO-MESA et al. 2018.

Figura 2.9 Portada Estudios n. 135, 1935. Renau

 

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  150  

condiciones sanitarias, y la falta de provisión sanitaria para las madres trabajadoras,

visto todo desde el prisma de la lucha de clases”133. De hecho, tal y como sostiene

Navarro, será en la revista Estudios que el tema sexual, en su vínculo con las ideas

eugenésicas, se consolide en los ámbitos libertarios134. Esta revista, además, convirtió la

defensa de la teoría y la práctica del naturismo científico en uno de sus signos de

identidad135. Con ello se defendía una forma de vida higiénica, con cuidado en

cuestiones como la alimentación o la curación naturista, enfrentada a la decadencia

biológica causada por la exposición a las condiciones ambientales patógenas del

capitalismo y frente a la que sólo cabía el arma de la revolución136.

En las portadas de la revista, se puede observar esta idea, en las que el desnudo

femenino, alejado del componente sensual y erótico característico de las publicaciones

sicalipticas, se mezcla con símbolos políticos, propagandísticos, con un estilo que

recuerda al realismo soviético. De hecho la revista contó con Renau [Figura 2.9] y

Moleón [Figuras 2.10 y 2. 11] como dos de sus principales cartelistas, destacados por su

militancia en el arte al servicio de la revolución137.

                                                                                                               133 CLEMINSON, 2008, p. 95-96; NASH, Mary, (1995b), Defying Male Civilization: Women in the Spanish Civil War, Denver, Arden Press. 134 NAVARRO NAVARRO, 1997. 135 NAVARRO NAVARRO, Francisco Javier, (2004), A la revolución por la cultura: Prácticas culturales y sociabilidad libertarias en el Pais Valenciano, 1931-1939. Valencia, Universidad de Valencia, p. 178; CUBERO IZQUIERDO, 2015. 136 GIRÓN, Álvaro, (1999), “Metáforas finiseculares del declive biológico: degeneración y revolución en el anarquismo español (1972-1914)”, Asclepio, 51 (1), pp. 247-273. 137 Véase MENDELSON, J, (2007), Revistas y guerra (catálogo de exposición). Madrid, MNCARS; MOLINA, M.P., ESTEVE, C., MAESTRE, R.,VALOR, R. (2005), Manuel Monleón. Disseny i avanguarda (catálogo de exposición), Valencia, Biblioteca de Valencia; RENAU, J., (1937), Función social del cartel publicitario, Valencia, Nueva Cultura; CABAÑAS BRAVO, Miguel (2007), Josep Renaud. Arte y propaganda en guerra (catálogo de exposición), Madrid, Ministerio de Cultura.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  151  

La “Revolución sexual”, tal y como la definió el médico Félix Martí Ibañez, era

“la obra humilde y silenciosa de una falange de luchadores tenaces, que por el libro, el

artículo, la conferencia y el ejemplo personal, creen, forjen esa cultura sexual que es la

llave de la liberación. Esa es la auténtica revolución” que “se infiltra en todos los

ámbitos de la vida pública, se realiza en cada instante y en cada cosa, como un avance

diario hacía el Ideal”138. Para pensar la forma en la que la teoría de Freud se incorporó

en esta revistas a las filas de la “revolución sexual” -con una mayor presencia a partir de

los años 30, probablemente coincidiendo con la propia evolución de los discursos

reformistas y el protagonismo del psicoanálisis en ellos-, podemos traer dos citas de

A.G. Llauradó en las que, bajo la línea de la reforma eugénica, Freud es tomado como

figura de ciencia que articula lo biológico con lo social.

La primera de ellas forma parte de un artículo titulado “Los reflejos

condicionados y el fetichismo” donde Llauradó sostiene que:

“Freud nos ha permitido, con su psicoanálisis, llegar a encontrar la raíz de muchos actos inconscientes, de muchos estados psicológicos, y ahora resulta que, al llegar a esa raíz por el camino de la psicología, ésta y la fisiología se encuentran, y como en la evolución Mendel y Darwin se complementan, aquí Freud y Paulov se confunden. Cuando Freud llega con el psicoanálisis al origen sexual de nuestros actos viene Paulov a consolidarle con sus reflejos condicionados. Cuando se conocen estos reflejos no hace falta un gran esfuerzo de imaginación para reconstruir la evolución, sobre todo, de casi todo eso que, con lamentable ligereza,

                                                                                                               138 MARTÍ IBAÑEZ, Félix, (1934), “La revolución sexual”, Estudios, 135, p. 5

Figura 2. 11 Portada Estudios,n. 164., 1937. Monleón.

Figura 2.10 Portada Estudios,n. 156, 1936. Monleón.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  152  

se conglomera en el concepto de aberraciones, viniendo a resultar éstas no más que algún reflejo o complejo de reflejos condicionados, vigorizados en el subconsciente en ese oscuro afán decisivo de los impulsos fisiológicos castrados por la moral social, que evolucionan hacia el sustitutivo en que encuentran un asidero más o menos aceptable. Este caso es el fetichismo (…)Pero el hombre, con su capacidad imaginativa puede sublimar sus reflejos; y esto es lo que hace la fantasía en complicidad con el subconsciente cuando cada uno se crea un mundo predilecto. La predilección por una línea, por un perfume, por un color, por un tipo, por una melodía, son puro fetichismo, nacido de un reflejo condicionado, mediatizado por la educación y derivado a la vida cotidiana. El sexo en el fondo, Freud en la acción”139.

De nuevo la sublimación sexual es el concepto clave que vincula la línea

fisiológica, el reflejo condicionado considerado desde la parte animal del ser humano,

con la psicología y la cultura como formas perfeccionadas (evolucionadas) del hombre.

Al mismo tiempo, este mecanismo se convertía en una herramienta política con la que

supuestamente se podrían sublimar los instintos para preservar la vida y la salud del

pueblo y emanciparlo de una moral que oprime los cuerpos de hombres y mujeres.

La nueva moral es la ciencia que, continuará diciendo Llauradó en otro trabajo

posterior, ha de servir para “convertir en hombre a la bestia humana (…) Y sólo el día

que la ciencia diga: `Vencí´, habrá paz sobre la Tierra. Las concepciones sociales de

vanguardia están bien como instrumento; pero la médula tiene que ser la Biología.

Sobre los sólidos cimientos de la Fisicoquímica ha de elevarse la Biología con Lamarck

y Darwin, con Mendel y Müller, con Paulov y Freud, con Galton y Malthus en la

vanguardia. Eugenesia. He ahí la puerta del paraíso terrenal”140

Para Llauradó, Freud forma parte del escuadrón en la vanguardia de un proyecto

marcadamente eugenésico que, como dice Álvarez, servirá como “arma para luchar

contra la famosa doble moral sexual, y las cerradas posturas de la Iglesia y de los

sectores más conservadores”141

En esta revista destacan, sin embargo, dos secciones que nos parecen únicas en

contenido y formato: la de Preguntas y respuestas llevada a cabo por el médico

Remartínez; y el Consultorio Psíquico-sexual de Félix Martí Ibáñez142. En ambas los

lectores podían formular sus preguntas e inquietudes sobre temas diversos y los médicos

                                                                                                               139 LLAURADÓ, A.G. (1933), “Los reflejos condicionados y el fetichismo”, Estudios, 123, p. 18. 140 LLAURADÓ, A.G, (1934), “Significación social de la Biología”, Estudios, 127, p. 33. 141 ALVAREZ-PELÁEZ, 1995, p. 33. 142 TABERNERO-HOLGADO et al. 2013.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  153  

publicaban sus respuestas configurando una verdadera guía biopolítica sobre aspectos

de la vida sexual, la cultura y la sociedad.

La sección de Preguntas y respuestas del doctor Roberto Remartínez se

anunciaba por primera vez en el número 87, del año 1930. En ella se respondían

preguntas principalmente sobre Medicina e Higiene, previamente formuladas por los

lectores, que habían de enviarlas a la redacción principal de la revista. Se seleccionaban

aquellas que eran consideradas de interés general, ofreciendo respuestas que solían ser

breves y en muchos casos acompañadas de recomendaciones bibliográficas en las que

apoyar y ampliar la información ofrecida. Para cuestiones como la evolución del

instinto sexual, las diferencias entre amor fraternal y amor sexual, la homosexualidad,

los sueños o la frigidez en la mujer, la recomendación bibliográfica se dirigía a los

textos de Freud. Incluso encontramos un lector que solicita directamente consejo sobre

la traducción de las Obras Completas de Freud y la forma de adquirirlas143.

La liberación sexual de la mujer y en general los temas vinculados a la

feminidad desde un punto de vista médico, psicológico, político preocuparon a varios de

los colaboradores y también a los lectores de la revista, como así lo expresaron en las

secciones que hemos comentado. No es de extrañar, por tanto que en el año 1935 en la

revista se publicara un artículo bajo el nombre de Freud, que en realidad era la

traducción de un fragmento de una de las conferencias que éste había ofrecido en el año

1932144, en concreto una especialmente dedicada al tema de “La feminidad”. El

fragmento traducido en Estudios aparecía bajo el título de “Psicología femenina”145 y,

por lo que hemos comprobado al contrastarlo con la traducción española de Luis López

Ballesteros, debió ser una traducción realizada por alguno de los colaboradores de la

revista, ya que las dos versiones no coindicen.

En relación a lo que venimos exponiendo, un dato muy interesante de estas

secciones es que, tanto en la de Preguntas y Respuestas como en el Consultorio

Psíquico-sexual, las mujeres participaban formulando sus propias cuestiones, lo que nos

habla de la presencia que tuvieron en determinados foros en los que, como es el caso de

                                                                                                               143 “Preguntas y respuestas” (1933), Estudios, n. 123, p. 28. 144 FREUD, Sigmund, (1981 [1932]) “La feminidad” en Obras Completas, t. III, Madrid, Biblioteca Nueva. 145 “Psicología femenina”, (1937), Estudios, n. 160, pp. 47-48

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  154  

Estudios, se daban directrices sobre su propia vida sexual146. Al mismo tiempo trasluce

de esta participación la idea de un efectivo fenómeno de transformación de los roles de

género y la sexualidad femenina que, como veremos más adelante, tendrá en el

franquismo una fuerte reorganización político-social147.

Por su parte el Consultorio Psíquico Sexual se abrió de 1936 a 1937, en pleno

conflicto bélico. En él Martí Ibáñez respondía a las cuestiones planteadas por los

lectores sobre temas de psicología y sexualidad principalmente148. A diferencia de

Remartínez, Martí Ibáñez dedicaba varias páginas en responder, desarrollando y

discutiendo el pensamiento de autores como Hirschfeld, Stekel, Adler o Freud, y

también las concepciones endocrinológicas de Gregorio Marañón. Sobre estos autores la

revista ya había introducido varias de sus ideas, y en concreto sobre Freud, Martí Ibáñez

llegaría a decir que su pensamiento era la tercera de las revoluciones en que puede

dividirse la historia de la civilización, siendo las dos primeras la de Copérnico y la de

Darwin149. Muy interesante resulta también el trabajo de este mismo autor Psicoanálisis

de la Revolución Social Española en el que realiza una comparación entre el Totemismo

en la Revolución Social y los estadios del complejo de Edipo psicoanalítico150.

Volviendo al Consultorio Psíquico-sexual, las respuestas ofrecidas tenían forma

de consejos, explicaciones y directrices, que muchas veces se transformaban en

verdaderos diagnósticos clínicos. Hay que decir además que, los consultorios privados

de Martí Ibáñez, de Remartínez y, entre otros colaboradores, el de Isaac Puente, se

anunciaban al final de la revista, en un formato de cupones de descuento con los que

los lectores podían obtener bonificaciones en los precios de la consulta, o incluso la

gratuidad como es el caso del médico Isaac Puente.

                                                                                                               146 Sobre el papel de las mujeres en la lucha obrera, en concreto su participación en sindicatos y movimientos libertarios ver NASCH, Mary, (1981), Mujer y movimiento obrero en España, 1931-1939, Barcelona, Fontmara; y de la misma autora (1976), Mujeres Libres: España 1936-1939, Barcelona, Tusquets. 147 OSBORNE, Raquel (dir.) (2012), Mujeres Bajo Sospecha. Memoria y Sexualidad. 1930-1980, Madrid, Fundamentos. 148 MARTÍ IBÁÑEZ, 1975. 149 En concreto Martí Ibañez dice que Freud es la tercera revolución “al despojar al hombre de su orgullo de ser consciente y dejarlo reducido a la categoría de marioneta, movida por misteriosas fuerzas instintivas”, en MARTÍ IBAÑEZ, Félix, (1935), “Psicología del conflicto espiritual”, Estudios, 148, p. 17 150 MARTÍ IBAÑEZ, Félix, (1937), Psicoanálisis de la Revolución Social española, Barcelona, Tierra y Libertad; Sobre este trabajo véasse, LLAVONA, Rafael, BANDRÉS, Javier, (1998), “Psicología y anarquismo en la Guerra Civil española: la obra de Félix Martí-Ibáñez”, Psicothema, 10, (3), pp. 669-678.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  155  

Para poder hacernos una idea del tipo de diagnósticos que se ofrecían en el

Consultorio Psíquico-sexual, resulta interesante traer un ejemplo, que hemos

seleccionado por el uso que hace del psicoanálisis:

En el ejemplar del mes de julio de 1936 un lector planteaba “el problema

psicológicosexual” del que había sido protagonista y que desde entonces le obsesionaba,

según refiere, por el remordimiento que le causaba. La situación que describía era la

siguiente: en una de las frecuentes visitas que había realizado a casa de un amigo suyo,

donde también había conocido a la esposa de éste, el amigo se ausenta dejándolo a solas

con su mujer. Ella aprovecha la ocasión para confesarle sobre su insatisfacción sexual y

la práctica del coitus interruptus a que la somete el marido y que le tiene en constante

excitación y nerviosismo. Estos encuentros se siguen produciendo, con la ausencia del

amigo que parece querer favorecerlos. Finalmente el lector y la esposa del amigo

acaban manteniendo relaciones sexuales para remordimiento de éste151.

En su respuesta, Martí Ibáñez señaló que era el marido –y no el lector- el que

tenía el problema, ya que era “víctima de un <<complejo de Edipo>> mal superado”

diagnóstico que elaboraba basándose en la teoría de Freud, y que explicaría, según

argumenta Ibáñez, la “venganza erótica” que el marido estaría ejerciendo “sobre su

mujer, dejándola en el estado de angustia a que conduce la insatisfacción sexual”.

Además, prosigue, “practicar el coito interruptus implica para él no entregarse a ella por

completo, retirarse antes del éxtasis final y así ser consecuente con esa norma de

continuas fugas, que caracterizan al neurótico sexual”152.

Junto con el uso del psicoanálisis, en este fragmento trasluce una de las

principales denuncias que médicos y sexólogos formularon como base de los discursos

y reformas sexuales que pretendían la defensa de la mujer, a saber: la práctica del coitus

interruptus. Ya en 1923, Sanchis Banús había participado, como veremos más adelante,

en un juicio de nulidad de matrimonio en el que alegó los efectos dañinos que esta

práctica habían ocasionado en la mujer, procediendo en su argumentación dentro de un

marco conceptual claramente freudiano153.

Y así lo expuso también Félix Martí Ibáñez que, desde la Consejería de Sanidad

y Asistencia Social del gobierno de la Generalitat, de la que era director general,

                                                                                                               151 “Consultorio Psíquico-sexual” (1936), Estudios, n. 155, p. 39 152 “Consultorio Psíquico-sexual” (1936), Estudios, n. 155, p. 40 153 SANCHIS BANÚS, José, (1923), “Acerca de los trastornos nerviosos originados en la mujer por la práctica sistemática del coitus interruptus y su patogenia”, Los progresos de la Clínica, 26, pp. 196-230.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  156  

promovió activamente la legalización del aborto en Cataluña en 1936154. De hecho este

proyecto, manifiestamente eugenésico y de clase, compartía con otras reformas, como la

Ley de Divorcio que veremos más detenidamente en el siguiente apartado, la

preocupación por la protección y la salud sexual de las mujeres.

En definitiva, Martí Ibáñez contribuyó a la difusión de estas ideas en medios

obreros populares a través de la prensa cultural anarquista de la que era asiduo

colaborador155. Junto a él, era habitual encontrar en esta revista otros médicos de ideario

anarquista -como el ya mencionado Isaac Puente, redactor de la revista hasta su

ejecución en Vitoria al inicio de la Guerra Civil- preocupados por la libertad sexual,

homosexualidad, temas eugenésicos, la liberación de la mujer, la paternidad consciente

o el control de la natalidad156.

Los esfuerzos que la revista Estudios destinó a la divulgación de obras sobre

temática sexual entre el público obrero y libertario, cada vez más interesado en estos

temas, consiguieron un notable éxito no sólo debido a este creciente interés, si no al

formato en el que la revista ofrecía sus contenidos, como consejos, guías y

explicaciones que circulaban de mano en mano y que gozaron de gran popularidad157.

Y fue en este mismo formato que Freud –y el mecanismo de la sublimación- pudo

presentarse como herramienta para el cambio social158, incidiendo esto sin lugar a

dudas, en el éxito de ventas que alcanzaron los textos freudianos. No obstante, este

atractivo científico y revolucionario tampoco estaría exento del componente

“escandalizado” y morboso, por el que se consumía literatura erótica, sexológica y

picante dentro de un contexto en el que las novelas sicalípticas, las revistas

pseudocientíficas y los manuales de divulgación sexológica convivían juntas.

El psicoanálisis de Freud ofreció una nueva mirada sobre la sexualidad y el

placer que, partiendo de una formulación científica –como teoría sexológica- permitió,                                                                                                                154 Sobre el aborto en Cataluña véase, NASH, Mary (1983), “L´Avortement legal a Catalunya: una experiencia fracassada”, L´avenc, 58, pp. 20-26; NASH, Mary (1988), “Genero, cambio social y la problemática del aborto”, Historia Social, 2, pp. 19-36; ÁLVAREZ PELÁEZ, 2004; y en España durante los años 30 NASH, Mary, (2012), “Social eugenics and nationalist race higiene in early twentieth century spain”, History of European Ideas, 15 (4-6), pp. 741-748. 155 MARTÍ, José Vicente; REY, Antonio, (eds.), (2004): Antología de textos de Félix Martí Ibañez, Valencia, Generalitat Valenciana. 156 JIMÉNEZ-LUCENA, Isabel; MOLERO-MESA, Jorge, (2014), “Una dialógica desestabilizadora del orden social y sexual: el médico argentino Juan Lazarte en la revista anarquista Estudios (1932-1936), Asclepio, 66 (2). 157 NAVARRO NAVARRO, 2004, p. 177. 158 Autores como W. Reich, o la lectura marxista del pensamiento de Freud, que en España contó a partir de los años 60 con la figura de Carlos Castilla del Pino, retoman, en cierta medida, algunas de estas lecturas del psicoanálisis. Véase: CASTILLA DEL PINO, Carlos, (1969), Psicoanálisis y marxismo, Madrid, Alianza.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  157  

junto al pensamiento de otros autores, incorporar al régimen de enunciación y

visibilidad de una época159 todo un conjunto de expresiones y manifestaciones del

erotismo y la sexualidad de diversa gradación, desde el plano ocioso, picante, a veces

pornográfico, a la literatura erótica, la divulgación popular sobre temas de higiene y

pedagogía, o la educación sexual como arma para el cambio político. En este sentido el

pensamiento de Freud sirvió, tanto para las estrategias de mercado y persuasión de las

masas, dentro de la lógica del capitalismo de consumo, como para la crítica de este

proceso, desde los sectores más revolucionarios que defendieron modos de vida

alternativos al progreso y al desarrollismo capitalista, con una fuerte fundamentación

científica.

2. 4. Administrar la sexualidad: educación y legislación durante la Segunda

República.

Los años de la Segunda República española (1931-1939) dieron cobertura

política y jurídica a todas estas iniciativas y discursos reformistas. Importantes figuras

de la psiquiatría y la medicina como Gregorio Marañón, José Sanchis Banús, Gonzalo

Rodríguez Lafora, Ángel Garma o César Juarros, y del derecho como Luis Jiménez de

Asúa o Quintiliano Saldaña, participaron activamente en estas reformas e incorporaron

ideas y terminología psicoanalítica a las mismas. De forma asidua se introducían

conceptos psicoanalíticos en conferencias y textos que reflejaban las preocupaciones

eugenésicas e higienistas de sus autores. La creación de instituciones como la Liga

Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas (1932)160 o la promulgación

de la primera Ley de Divorcio española en 1932161, respondían a este proyecto,

revistiéndolo de un fundamento científico y legislativo. Se trataba de ilustrar a la

sociedad en el terreno sexual, educar desde la infancia, prevenir la enfermedad y

proteger jurídicamente los derechos e instituciones –matrimonio y familia- creadas en

torno a ello, al mismo tiempo que se modernizaban sus categorías.

                                                                                                               159 Un análisis sobre la visibilidad y enunciabilidad de las imágenes en relación a una época y el campo de fuerzas y tensiones que las regulan y atraviesan puede verse en MATEO LEIVA, Lidia; KERANGAT, Zoé, (2018) “The limits of remembrance during the Spanish Transition: Questioning the `Pact of Oblivion´through the analysis of a censored film and a mass-grave exhumation”, Memory Studies, 1-22. 160 HUERTAS; NOVELLA, 2012. 161 DAZA, Jesús, (1992), “La ley de divorcio de 1932. Presupuestos ideológicos y significación política”, Alternativas. Cuadernos de Trabajo Social, 1, pp. 163-175.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  158  

En 1927, César Juarros afirmaba en la primera reunión de la Liga de Educación

Social celebrada en la Federación Tabaquera que “el niño tiene sexualidad”162. Como ya

hemos visto, la afirmación de la sexualidad infantil había sido considerada una de las

mayores perversiones del psicoanálisis, pero en este contexto era retomada como

argumento científico para orientar medidas higiénicas y pedagógicas sobre el niño y su

sexualidad.

Se trataba de prevenir determinadas conductas y trastornos mentales

supuestamente relacionados con la represión sexual, encomendando al especialista la

ardua tarea de “educar en la sexualidad” a niños y padres, que hasta la fecha habían

desatendido este tema, relegándolo al secretismo y al pecado. “¡Educación sexual!”,

reclamaba un joven médico de 26 años desde las páginas del diario El Sol,

preguntándose: “¿Pero es que hay algún sitio en donde se dé educación sexual? Porque no me parece que pueda llamarse método educativo a un sistema que consiste precisamente en ocultar al adolescente todos los mal llamados `misterios del sexo´. Es absurdo pretender que una atmósfera de silencio y misterio pueda bastarse para desviar la natural curiosidad sexual “163.

El debate sobre la educación sexual existía en España desde hacia varias

décadas164. Algunos médicos venían apuntado ya su utilidad en la prevención de

determinados trastornos mentales165, pero será, una vez más, José María Villaverde el

que arremeterá contra los contenidos y los enfoques psicoanalíticos en la educación

sexual:

“Quienes ante niñas de diez o doce años, y a sabiendas de cómo están educadas las señoritas de la clase media española, no reparan en preguntarles si se masturban, si lo hacen con la mano izquierda o la derecha, si sueñan con algo largo que, traducido al lenguaje psicoanalítico, no significa sino el miembro viril de su señor padre, en realidad no merecería ni aún ocuparse de ellos”166.

El tono burlón de Villaverde refleja el enfrentamiento dialéctico entre dos

formas de entender la sexualidad en las que moral y ciencia se atraviesan

                                                                                                               162 La expresión está tomada de la noticia sobre la conferencia que con el título “Igualdad sexual”, César Juarros pronunció en el Centro de Cigarreras y Tabaqueras y que se publicó en El Sol, 27 de noviembre de 1927. 163 “Lo que piensan los jóvenes. Opinión de D. Julio Martín de Pereda. Médico. Veintiséis años (Madrid)” (1930), El Sol, 15 enero 1930. 164 SEOANE, José. B., (2006), El placer y la norma. Genealogía de la educación sexual en la España contemporánea, Barcelona, Octaedro. 165 FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1915), “Sobre educación sexual. Su importancia para la profilaxis de las psicosis y psiconeurosis”, El Siglo Médico, 62, pp. 386-389. 166 VILLAVERDE, 1924a, p. 208.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  159  

permanentemente. En contraposición al discurso de Villaverde, la aportación más

relevante a la discusión sobre la educación sexual desde la órbita del psicoanálisis fue la

llevada a cabo por Ángel Garma. En sus publicaciones, Garma discute el concepto de

“aclaración de la sexualidad” (sexuelle Aufklärung), apuntando que ésta debe ser algo

más que una “explicación intelectual”, ya que es necesario “exponer al niño no

solamente cómo es la sexualidad del adulto, sino también cómo es la sexualidad infantil

y cómo debe manejar sus tendencias sexuales infantiles” 167 . Para este autor, la

educación sexual debe comenzar, pues, desde el primer momento en que el niño

demanda algún tipo de explicación, puesto que, en su opinión, la aclaración hecha en la

pubertad o en época posterior apenas tiene valor e, incluso, puede ser contraproducente,

sobre todo si, hasta ese momento, la educación ha estado ligada a la represión sexual.

De hecho, el adolescente educado para rechazar o negar la sexualidad podría desarrollar

una resistencia frente a esta ilustración tardía, lo que le llevaría a avivar sus represiones

y a desconfiar de las personas de su alrededor.

Para Garma, veracidad y tolerancia son, en definitiva, los dos elementos

fundamentales que el adulto responsable debe tener en cuenta al abordar la sexualidad

infantil desde un punto de vista médico-pedagógico. En cuanto a la tolerancia, la actitud

del adulto –padres o educadores– ante la masturbación es, obviamente, un asunto clave

en este sentido. Para Garma, “el niño satisface sus deseos genitales por medio de la

masturbación”168. Es más, la masturbación es vista como la posibilidad más lógica que

tiene el niño (y la niña) para “descargar” su libido (energía sexual). El consejo de

Garma es, en consecuencia, la tolerancia, esto es, no interferir en lo que forma parte de

la evolución y el desarrollo normal de la sexualidad infantil: “Si se prohíbe [al niño] la

masturbación amenazándole con toda clase de castigos, el niño seguirá masturbándose

secretamente; pero esta masturbación irá acompañada de sentimientos de culpabilidad y

por tanto, de remordimientos y de neurosis”169.

Como puede verse, el objetivo de Garma en relación con la educación sexual no

estaba orientado, al menos de una manera explícita, ni hacia una moral de la conducta ni

hacia la reforma sexual; sus propuestas se encaminaban a conseguir que el niño y el

                                                                                                               167 GARMA, Ángel (1936), El psicoanálisis, la neurosis y la sociedad, Madrid, Ediciones de Archivos de Neurobiología, pp. 118-119. Otras aportaciones de esta autor al tema son GARMA, Ángel (1932c), “Consideraciones psicoanalíticas sobre la vida sexual”, Archivos de Neurobiología, 12 (4), pp. 543-566; y GARMA, Ángel, (1934b), “Psicología de la aclaración de la sexualidad en la infancia”, Revista de Escuelas Normales, 12 (103), pp. 98-103. 168 GARMA, 1936, p. 43. 169 GARMA, 1936, p. 118.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  160  

joven sublimaran el curso de la libido, evitando la represión y el sentimiento de culpa –

cuya consecuencia sería la neurosis– e impidiendo que dicha energía sexual quedara

estancada en alguna fase evolutiva anterior (oral, anal-sádica o genital) y fuera causa de

perversiones en el adulto. Su objetivo, en definitiva, no era otro que la prevención de los

trastornos psíquicos que, supuestamente, tenían su origen en una sexualidad infantil

reprimida. Pero, aunque fuera sin proponérselo –dado que el enfoque de Garma era

eminentemente clínico y preventivo–, no cabe duda de que sus planteamientos

psicoanalíticos apuntaban claramente a la modernidad sexual, favoreciendo un cambio

de costumbres y creencias en torno a la sexualidad.

En similar línea de pensamiento, Jerónimo Molina -uno de los discípulos más

aventajados de Garma- afirmaba en una conferencia pronunciada en la Semana de

Higiene Mental, celebrada en 1936, que a partir del psicoanálisis realizado con adultos

se podía comprobar la importancia de “las vivencias infantiles, aun cuando éstas

parezcan olvidadas al sujeto, y vemos que si los acontecimientos infantiles hubiesen

sido de otro modo, la neurosis del sujeto habría seguido otra evolución o hasta no se

hubiese presentado”. Insistía por ello en la importancia y los efectos beneficiosos de

“una buena educación, con conocimiento de los procesos del alma infantil” ya que la

misma “nos permite favorecer el fenómeno llamado sublimación, en virtud del cual se

desplaza y satisface parte de la energía espiritual en cosas de gran utilidad, trabajo

altruismo, deporte, arte, etcétera. Con una represión intensa no es posible una buena

sublimación, y tales individuos viven en el fondo separados de la sociedad, tienen poco

amor al trabajo y no son felices” 170.

Además de estas importantes aportaciones a la pedagogía de los individuos,

resulta interesante la consideración que algunos autores otorgaron al papel del

psicoanálisis en la higiene y en la educación sexual no ya a nivel individual, sino en un

plano más social y colectivo. En el libro Los horizontes del psicoanálisis, recopilación

de un ciclo de conferencias que Juarros había pronunciado en la Academia de

Jurisprudencia de Madrid, el autor insistía en la importancia de la cuestión sexual desde

una comprensión psicoanalítica. Comenzaba el texto analizando los orígenes del

rechazo español a esta teoría: “prejuicios”, “gazmoñería” y “miedo”, que se reducían a

uno solo: sexualidad171. Este discurso de Juarros era consecuente con su mentalidad

                                                                                                               170 MOLINA NUÑEZ, Jerónimo, (1936), “Higiene mental del niño”, conferencia correspondiente a la Semana de Higiene Mental pronunciada en Unión Radio, Los progresos de la clínica, 5, p. VII. 171 JUARROS, César, (1928a), Los horizontes del psicoanálisis, Madrid, Mundo Latino, pp. 12-13.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  161  

reformista, pues no en vano era, desde 1922, presidente de la Sociedad de

Abolicionismo de la Prostitución, organización que además de una reforma

abolicionista de la prostitución, abogaba por una amplia campaña de higiene y

educación sexual172, pero era también resultado de la reacción ante la prohibición, en

plena Dictadura de Primo de Rivera, de las Primeras Jornadas Eugénicas, por considerar

que propiciaban el “regodeo pornográfico”173. Juarros, quien se contaba entre los

organizadores, afirmaba al respecto: “los prejuicios constituyen factor esencial. Por extraño que parezca, de ninguna otra función tiene el vulgo idea tan equivocada como la que posee respecto a la misión sexual. Desde desconocer la existencia de la sexualidad infantil, hasta negar categoría fisiológica al deseo. Una gazmoñería costrosa y miope, dificulta el examen leal de las modalidades del instinto y de sus objetivaciones (…). Finalmente, en no pocos casos se truena contra el Psicoanálisis por miedo a que el propio misterio sexual sea descubierto. Gentes hay que, no ignorando su anormalidad, fingen desconocerla, temblando horrorizados ante la posibilidad de tener que asomarse a la dolorosa verdad”174.

El magistrado Quintiliano Saldaña también escribiría poco después, en 1929,

que la vida sexual en España aparecía “como una formidable evitación (…). Maravilla

es que no se haya extinguido la raza y desaparecido el pueblo. Tal es el `tabú´ que se

alza sobre todos los accesos sociales al vedado del sexo”175. Estas palabras pertenecen a

su obra Siete ensayos sobre sociología sexual, en la que, como su nombre indica,

Saldaña pretendía realizar un análisis y crítica de la vida social del pueblo español a

partir del exponente de su vida sexual: “La obra de Segismundo Freud rasga un himen de misterio, y a la Sociología sexual brinda tentadores dominios, científicos y sociales. Será -acaso- toda la Sociología, reconstruida desde el ángulo visual sexual (…). Lo hemos dicho: `Operaba la ciencia positiva hacia el exterior -físico y social-. Ahora, nueva ciencia indicia [sic] que la verdad, de retorno, se aposenta in interiore hominis´. Al Fisioanálisis viene a completar el Psicoanálisis. Y así, la Sociología psicoanalítica, desde una de sus coordenadas, es Sociología sexual´”176.

                                                                                                               172 JUARROS, César, (1925), Normas de Educación Sexual y Física, Madrid, Renacimiento, s.a. 173 BARRACHINA, Marie-Aline, (2004), “Maternidad, feminidad, sexualidad. Algunos aspectos de las Primeras Jornadas Eugénicas Españolas (Madrid, 1928-Madrid, 1933)”, Hispania, 64 (3), pp. 1003-1026, 1008. 174 JUARROS, 1928a, pp. 12-13. Cursiva en el original 175 SALDAÑA, Quintiliano, (1929), Siete ensayos sobre sociología sexual. Madrid, Mundo Latino, p. 18. 176 SALDAÑA, 1928, p. 22. En las palabras de Saldaña puede identificarse la convivencia que se dio entre teorías y discursos que hoy día juzgaríamos irreconciliables, y que no obstante mostraron una gran flexibilidad discursiva pudiendo llegar a ser presentados como complementarios. De esta forma el psicoanálisis se relacionó con la endocrinología, la psicometría, el positivismo lombrosiano, o incluso, en el período franquista, el ejercicio de la fe católica. Véase LÉVY LAZCANO, 2016b

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  162  

Para el magistrado, el problema sexual en España se cifraba en las posibilidades

de su modernización, para lo que se hacía necesario refundar la sociedad en aquella

explicación de la que había huido y en la que se basaban dos de su principales

elementos de decadencia nacional: el celibato eclesiástico y la prostitución, conducente

a una sexualidad exclusivamente placentera, que infecta al hombre y arruina la raza177.

La sexualidad sana era aquella que se producía al amparo de la unión consentida, con

base en el amor y dentro de los parámetros de protección legal del matrimonio, pues

fuera del mismo “la relación sexual está penetrada por el egoísmo (el deseo es ya

tendencia fisiológica hacia la posesión)”178. Así lo recogerá también más adelante el

pedagogo Joaquín Xirau en su intervención en la V Asamblea de la Liga Española de

Higiene Mental, celebrada en Granada en 1932, cuando afirmaba que el problema

sexual no era solo de orden físico, sino que son múltiples los factores que intervienen en

la vida sexual. No obstante, aquello que hace de la misma un valor moral es su

vinculación con el amor, que convierte la relación erótica en una relación entre

personas, entre seres humanos y no entre animales. La sublimación es destacada aquí

por Xirau como una herramienta de gran valor en la consecución de este objetivo, y así,

igual que la Medicina localiza en la vida erótica “la salud o la enfermedad”, el Derecho

localiza en ella la “justica o la injusticia, las `formas´ sociales su conveniencia o

inconveniencia (…) la Religión su santidad” y la ética ilumina las mismas en relación al

amor179.

En general, el uso de las ideas psicoanalíticas para el diagnóstico y análisis

sociológico las convertían en categorías de difusión médica capaces de desdibujar las

fronteras entre una psicología normal y otra anormal, localizando las posibilidades del

germen patológico en cualquier manifestación de la vida cotidiana180. Bajo la amenaza

social de desatar la neurosis181 o rendirse a las seducciones y vicios de la ciudad

moderna, solo cabía no desatender estas cuestiones y entregarse a los cuidados y                                                                                                                177 SALDAÑA, 1929, p. 19. 178 SALDAÑA, 1929, p. 31. 179 XIRAU, Joaquín, (1935), “Educación sexual”, Archivos de Neurobiología, 15 (1), pp. 109-115. 180 La obra de Freud Psicopatología de la vida cotidiana, había sido traducida al castellano junto con las Obras Completas de Freud en 1922 (FREUD, Sigmund, 1981 [1901], Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, t. 1, pp. 755-931). No obstante una interpretación del contenido de este trabajo había sido difundido en 1911 a través del texto de Ortega y Gasset “Psicoanálisis, ciencia problemática” en el que basa gran parte de su argumentación (ORTEGA Y GASSET, 2004a [1911]) 181 Hugo Vezzetti describe esta idea para el contexto argentino cuando señala cómo el discurso sexológico tuvo un claro relieve público ya fuese por “la visión eugenésica y la salud de la especie” como “por ese descubrimiento de una amenaza neurótica colectiva derivada de las disfunciones de la sexualidad”. VEZZETTI, Hugo, (1997), “Historia del freudismo e historia de la sexualidad: el género sexológico en Buenos Aires en los treinta”, Prismas, 1, pp. 211-218, p. 213.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  163  

precauciones que los especialistas esgrimían como formulas médico-morales que

evitarían el desarrollo patológico e inmoral de las sociedades.

En el marco jurídico, la promulgación en 1932 de la primera Ley de Divorcio

fue, sin duda, la realización más importante en materia de legislación matrimonial de la

Segunda República española. No insistiremos aquí en los presupuestos ideológicos ni en

la significación política de la Ley 182 , pero sí en los argumentos médicos y

psicoanalíticos que se utilizaron en su defensa. Presentado ante el Congreso de los

Diputados el 4 de diciembre de 1931, el Proyecto de Ley fue elaborado por el jurista

Luís Jiménez de Asúa, que fue asesorado en materia psicológica por el médico José

Sanchis Banús. Ambos eran diputados socialistas, pero también prestigiosos

profesionales interesados en la incorporación del psicoanálisis a la criminología y la

psiquiatría. Como se ha mencionado Sanchis Banús había actuado años antes como

perito en un pleito canónico de nulidad matrimonial en el que declaró que la práctica del

coitus interruptus impuesta por el marido había ocasionado en la mujer severos

problemas neuróticos directamente derivados de la ansiedad producida por una libido

insatisfecha y reprimida 183 . Asimismo, había relacionado determinados trastornos

mentales con la insatisfacción sexual: “En el 70 por ciento de los enfermos

psiconeurósicos que he asistido he podido adquirir la convicción firme de que existía un

profundo divorcio entre lo que deseaban y lo que habían logrado en materia sexual”184.

Es interesante señalar cómo este interés por prevenir los trastornos mentales

relacionados con la represión o la insatisfacción sexual pasó de lo individual a lo

colectivo. De hecho, los argumentos psicoanalíticos utilizados en defensa del proyecto

de Ley de Divorcio en el parlamento español fueron contundentes a este respecto. El

divorcio venía a ser así una forma de prevención de la histeria, al proporcionar a la

mujer un medio legal de protegerse y de evitar una “reacción por falta de defensa”. Ante

la indefensión de la mujer en el seno de la vida conyugal, ante las imposiciones del

marido, ante la “conspiración social contra los derechos de la mujer”, el divorcio

aparecía, pues, como una vía de liberación personal y de profilaxis mental: “¿Cómo podemos extrañarnos de que la mujer tenga reacciones en el sentido histérico, si nosotros le cerramos el camino normal de la reacción? Yo sostengo, no que entronizamos el histerismo, sino que anulamos el

                                                                                                               182 DAZA,1992. 183 SANCHIS BANÚS, 1923. 184 SANCHIS BANÚS, José. (1924). “La cuestión del psicoanálisis”. Archivos de Medicina, Cirugía y Especialidades, 15, pp.136-142.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  164  

histerismo por causas de matrimonio, cuando damos a la mujer un medio legal de destruir el vínculo conyugal” 185.

La Ley de Divorcio, en suma, constituye un ejemplo muy significativo de cómo

la psicología freudiana, la reforma sexual y la defensa de los derechos de la mujer se

aunaron ante el problema de la disfunción conyugal. No ocurrió lo mismo con otros

aspectos relevantes de la problemática sexual, y, de hecho, el propio Jiménez de Asúa

descartó entonces la posibilidad de presentar un proyecto de despenalización del aborto

que, como hemos señalado, solo fue aprobado por la Generalitat de Cataluña en 1936.

Con todo, es evidente que determinadas actuaciones fueron consolidando una

comprensión de la sexualidad que medicalizaba el placer y normativizaba su práctica,

tanto en el ámbito pedagógico, como en el de los tribunales de justicia, a través de los

peritajes psiquiátricos.

Varios autores plantearon una nueva forma de comprender el delito y la

psicología del delincuente a partir del dinamismo psíquico propuesto por el pensamiento

freudiano. La amenaza producida por aquellos individuos que podían ser peligrosos o

potencialmente peligrosos para la sociedad debido a que habían sucumbido a la

satisfacción de una pulsión sexual descontrolada, marcó el interés de estas

formulaciones. Como nos dice Francisco Vázquez, “la sexualización de la conducta

criminal llegará a convertirse en un tópico. Dado un crimen, el psiquiatra descifrará los

componentes de sexualidad perversa que hayan podido incitarlo”186. Así lo expresó el

magistrado Quintiliano Saldaña, para quien “si el Psicoanálisis nos enseña cómo toda la

vida del hombre[…] es vida sexual, directa o transformada, todo delito, en su etiología

psicológica profunda, sería delito sexual”187.

El psicoanálisis sirvió entonces como técnica para esclarecer el origen sexual del

delito, supuestamente inscrito en la psicobiografía del delincuente, y la motivación

inconsciente que habría desencadenado la acción delictiva. El jurista César Camargo y

Marín fue el autor que más extensamente se pronunció a este respecto188, proponiendo

el estudio de las aberraciones sexuales a partir de la criminología psicoanalítica. El

delincuente, según Camargo, actúa guiado por el deseo de satisfacción de la libido                                                                                                                185 La intervención de Sanchis Banús está recogida en el Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes de la II República, (1931), n. 57, 15 de octubre de 1931, pp. 1759-1764. 186 VÁZQUEZ GARCÍA, Francisco; MORENO MENGÍBAR, Andrés, (1997), Sexo y Razón. Una genealogía de la moral sexual en España (siglos XVI-XX), Madrid, Akal. p. 262. 187 SALDAÑA, Quintiliano, (1936), Nueva Criminología, Madrid, Aguilar, p. 293 188 CAMARGO, César (1931), El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial, Madrid, M. Aguilar. Sobre estos autores y la incorporación del psicoanálisis a la psiquiatría jurídica consultar, LÉVY LAZCANO, 2016a; LÉVY LAZCANO, 2016b.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  165  

criminal, denominada por él dolo, y que, a partir del mecanismo de la sublimación

propuesto por el psicoanálisis, puede ser rectificada hacia un fin que se encuentre dentro

de los parámetros del orden público establecidos y amparados bajo el código penal. De

esta forma sostenía que: “…las leyes reservan sus castigos más severos para el acto sexual normal, y, en cambio, se olvidan de las formas pervertidas o anormales, a las que deja sin sanción o les aplican las más leves. Entre los atentados a la moral y a las costumbres figuran, en primer término, los llamados delitos de escándalo público. La sanción está justificada, porque ofenden a los sentimientos de la mayoría de la colectividad y porque excitan las pasiones y pueden dar lugar a falsas direcciones del impulso libidinoso”189 .

Analizaremos más detenidamente a este autor en el próximo capítulo. De

momento aquí nos interesa subrayar la relevancia que tuvo el papel otorgado por el

psicoanálisis a la sexualidad en la génesis de los fenómenos de la vida cotidiana, para

fundamentar las estrategias de protección y defensa social en los años treinta,

permitiendo identificar perfiles de normalidad y peligrosidad social.

Fueron las diversas problemáticas sociales y las posturas de los diferentes

actores las que adaptaron y reformularon unas ideas u otras según sus propios intereses,

entendiendo el psicoanálisis como otro recurso más desde el que hablar del “problema

sexual”, ya fuese para criticarlo, administrarlo, racionalizarlo y/o judicializarlo. En este

sentido, tanto las posturas conservadoras como las más progresistas construyeron, en

relación al psicoanálisis, un espacio atravesado por creencias, valores y posturas

políticas en el que sus ideas se movieron entre el escándalo y la norma moral, jurídica y

política, transportando diversos mensajes, no necesariamente de carácter científico.

   

                                                                                                               189 CAMARGO, 1931, p. 28. Cursiva en el original.

Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  166  

 

 

CAPITULO 3

LA CRIMINOLOGÍA PSICOANALÍTICA:

UNA NUEVA COMPRENSIÓN DEL DELITO Y DE LA

DELINCUENCIA1

                                                                                                               1 Varias de las ideas contenidas en este capítulo han sido publicadas en LÉVY LAZCANO, 2016a, 2016b.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

169  

3. 1 Medir el crimen: entre el “criminal nato” y el “criminal inconsciente”

Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX la preocupación por la

figura del criminal va a ser uno de los temas centrales en la construcción de las

sociedades modernas. Frente al temor despertado por la peligrosidad que ciertos

individuos representaban para el orden público, la sociedad iba a exigir el

endurecimiento de códigos penales y el establecimiento de medidas de seguridad que

velasen por los intereses de la defensa social2. Como explicación del fenómeno de la

delincuencia, los trabajos de Lombroso, Garófalo y Ferri, todos ellos representantes de

la Scuola Nova italiana3, habían tenido un importante éxito en gran parte de las escuelas

penales de Europa desde las últimas décadas del siglo XIX4. En España fueron los

sectores más progresistas los que con mayor profundidad defendieron y debatieron sus

ideas, frente a los sectores más conservadores apoyados por la Iglesia Católica, que

veían en el positivismo científico una amenaza a sus planteamientos5. Como paradigma

de la modernidad, la escuela italiana proyectaba un ideal de ciudadanía y, en

contrapunto, una solución científica al problema de la degeneración, el vagabundaje y

en definitiva los despojos sociales que la sociedad moderna pretendía erradicar6. La

crisis del modelo penal clásico y la introducción de una corriente más humanista, que

buscó sustituir condenas por tratamientos, propulsó la introducción de nuevos saberes y

técnicas en un proceso en el que las figuras del médico higienista y el jurista quedaron

emparentadas en la lucha por el control y la defensa social.

La concepción hereditaria de la delincuencia, contenida en la teoría del “criminal

nato” propuesto por Cesare Lombroso en L'uomo delinquente:studiato in rapporto alla

antropologia, alla medicina legale ed alle discipline carcerarie (1876)7, junto con la

introducción de los análisis antropométricos de la escuela italiana contribuyeron al                                                                                                                2 CAMPOS, 1997. 3 Sobre la escuela positivista italiana véase PESET, Mariano; PESET, José Luis, (1975), Lombroso y la escuela positivista italiana, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas; y de los mismos autores, (1976), “Cesare Lombroso (1835-1909) y el nacimiento de la medicina legal contemporánea”, Medicina & Historia, 56, pp. 8-26. 4 TRINIDAD FERNÁNDEZ, Pedro, (1991), La defensa de la sociedad. Cárcel y delincuencia en España (s. XVIII-XX), Madrid, Alianza. 5 Sobre las ideas de Lombroso y la escuela italiana en España consultar CAMPOS, Ricardo; HUERTAS, Rafael, (2013), "Lombroso but not Lombrosians? Criminal anthropology in Spain" en The Cesare Lombroso Handbook, Paul Knepper and P.J. Ystehede (eds), Routledge, Oxford. 6 Véase CAMPOS; MARTINEZ-PÉREZ; HUERTAS, 2000. 7 LOMBROSO, Cesare (1876), L'uomo delinquente:studiato in rapporto alla antropologia, alla medicina legale ed alle discipline carcerarie, Milano, Ulrico Hoepli.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  170  

desplazamiento del peso de las investigaciones judiciales del delito al delincuente. Las

pesquisas basaron su interés en las características morfológicas y antropológicas del

acusado, introduciendo en la pericia legal una amplitud de herramientas y técnicas

destinadas a este fin8. No obstante, en este proceso se fue dando cada vez más énfasis al

análisis de los procesos mentales, la genealogía familiar y las raíces psicobiográficas del

delincuente que, como sostenían, ejercían una influencia determinante en el desenlace

delictivo, punto en el que las ideas psicoanalíticas tuvieron un interesante foro de

recepción y debate.

La reformulación de la delincuencia y el castigo centró sus esfuerzos en la

prevención y la resocialización del criminal, y el psicoanálisis brindó varios postulados

a esta tarea. La ingeniería del castigo y el encierro incorporaba así nuevos saberes y

sofisticaba su técnica con prácticas socialmente mejor consideradas. El campo de acción

de la defensa social se expandía a través de un complejo entramado de disciplinas,

agentes e instituciones para las que, ya no se trataba sólo de encerrar delincuentes, sino

de comprender, clasificar, rehabilitar, educar y prevenir conductas con una deriva

contraria a las de la clase política y económica dominante9.

Como saber experimental, el psicoanálisis ofreció a este objetivo, una visión más

integradora ya que, frente a la herencia propuesta por la teoría de la degeneración, Freud

hacía recaer un importante peso de la conducta humana en el papel de la psique y la

relación del individuo con la sociedad10. En este sentido algunos iban a leer en el

psicoanálisis una teoría de intervención social y pedagógica, que sin embargo podía ser

considerada como una mirada complementaria a las teorías somáticas e incluso a los

análisis antropométricos. Tal y como sostuvo Ruiz Maya, “podríamos decir que el

psicoanálisis es la fisiopatología del inconsciente”11. La ciencia positiva, decía el jurista

Quintiliano Saldaña, operaba “hacía el exterior-físico y social. Ahora, nueva ciencia

                                                                                                               8 CAMPOS, 2013. 9 Véase FOUCAULT, Michel (1986), Vigilar y castigar, Madrid. Siglo XXI. 10 Sobre las relaciones entre el pensamiento de Freud y la teoría de la degeneración véase, VALLEJO, Mauro (2011), Teorías hereditarias del siglo XIX y el problema de la transmisión intergeneracional. Psicoanálisis y Biopolítica, La Plata (Argentina), Universidad Nacional de La Plata. Tesis de doctorado; VALLEJO, Mauro (2008), Los miércoles por la noche alrededor de Freud, Buenos Aires, Letra Viva; sobre la teoría de la degeneración en España, véase PLUMEN DOMINGO, José Javier; REY GONZÁLEZ, Antonio (2002), “La introducción de las ideas degeneracionistas en la España del siglo XIX. Aspectos conceptuales”, Frenia, 2 (1); CAMPOS, Ricardo (1999), “La teoría de la degeneración y la clínica psiquiátrica en la España de la Restauración”, DYNAMIS, 19, pp. 429-456. 11 RUIZ MAYA , Manuel (1931), Psiquiatría Penal y Civil, Madrid, Plus-Ultra, pp. 83-84.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

171  

indica que la verdad, de retorno, se aposenta “in interiori hominis”. Al Fisioanálisis

viene a completar el Psicoanálisis”12.

De esta forma, el férreo determinismo biológico del “criminal nato” lombrosiano

se matizaba por cierta forma de determinismo psíquico deducible de las ideas

freudianas, en el que toda idea o conducta se encontraba localizada dentro de una

cadena causal, cuya matriz final iba a ser el inconsciente. Freud, según sostuvo el

psiquiatra alemán Ivan Bloch, había puesto el interés en el “hecho psicológico de que

impresiones infantiles aparentemente olvidadas dejan, sin embargo, las huellas más

profundas en la vida de nuestra alma y determinan todo nuestro ulterior desarrollo. Esas

impresiones de la niñez son a veces el destino mismo, y por eso precisamente suelen ser

criminales los hijos de criminales, y no porque sean criminales “natos”, sino porque han

crecido de niños en una atmósfera de crímenes, y las impresiones que recibieron en su

niñez han anidado profundamente en ellos”13.

La articulación entre degeneración, herencia y psicoanálisis, permitió lecturas en

las que se sostenía la continuidad de estos discursos, al mismo tiempo que dio pie a

lecturas más rupturistas, en las que se prescindió de la “ya abandonada teoría

lombrosiana, por fracasada en sus consecuencias prácticas, quizá por sus exuberantes

pretensiones” para presentar como novedad las “actualísimas derivaciones

criminológicas de la endocrinología y de la psicoanálisis, ramas de la Medicina de tan

lujuriante frondosidad que, desbordando sus límites, quieren, entre otros tan complejos

y trascendentes menesteres, explicar el porqué y el cómo de la criminalidad”14. La

endocrinología, a la que algunos autores apuntaron como el otro saber experimental con

el que modernizar las actuaciones criminológicas, compartía con el psicoanálisis una

lectura determinista del ser humano y una explicación científica del sustrato sexológico

de la conducta humana. Gregorio Marañón fue el autor español que con mayor

                                                                                                               12 SALDAÑA, Quintiliano (1929a), “Prólogo”, en CAMARGO, César, Psicoanálisis del sueño profético, Madrid, M. Aguilar, p. 6; SALDAÑA, Quintiliano, (1929b), Siete ensayos sobre sociología sexual, Madrid, Mundo Latino, p. 22. 13 BLOCH, Ivan, (1942 [1906]), La vida sexual contemporánea, Buenos Aires, Ediciones Anaconda, p. 568), Ivan Bloch fue un psiquiatra alemán, integrante del movimiento sexológico de los años 20. En España este trabajo fue traducido al castellano en 1924, publicado por Editorial Internacional en dos volúmenes y con prólogo de Gregorio Marañón. Importantes psiquiatras de la época, como César Juarros, Manuel Ruiz Maya o Gonzalo Rodríguez Lafora, se mostraron conocedores de las ideas de Bloch. Fue, por tanto, un autor de referencia dentro de las lecturas nacionales e internacionales en las que, de forma cotidiana, se incluían ideas psicoanalíticas como puntos de apoyo y legitimación de la argumentación científico-sexológica y jurídica. 14 RUIZ MAYA, 1931, p. 65

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  172  

profundidad investigó sobre el sistema endocrino, remarcando su factor de influjo sobre

la conducta y la personalidad15.

Todas estas lecturas, en apariencia contradictorias, coexistieron e incluso

convivieron como complementarias, mostrándonos una teoría mucho más moldeable y

plástica de lo que hoy día podríamos concebir. De hecho, las interpretaciones

supuestamente enfrentadas o contradictorias respondían no tanto a la consideración de

una epistemología psicoanalítica, sino a los diversos intereses y problemáticas sociales a

los que se quería dar respuesta a partir de sus postulados16.

En el ámbito jurídico las posibilidades del psicoanálisis fueron anunciadas por

varios psiquiatras y juristas españoles, apoyados en los trabajos de psicoanalistas

extranjeros como Franz Alexander17, u otros, más cercanos al círculo freudiano, como

Sándor Ferenczi18 y Theodor Reik19. Todos ellos analizaron los limites y las ventajas de

la teoría freudiana como marco explicativo de la delincuencia (averiguar sobre los

motivos psicológicos que llevan al individuo a delinquir)20 y como fundamento de una

nueva teoría penal (reinterpretar el código penal bajo el prisma del psicoanálisis).

Freud sin embargo, mantendría siempre una actitud desconfiada ante el uso

jurídico del psicoanálisis. Así lo expresó en “La indagatoria forense y el psicoanálisis”

(1906)21, texto que era en realidad una conferencia pronunciada en la Universidad de

Viena, invitado por el profesor de jurisprudencia Alex Löffler. En este texto Freud

diferenciaba la praxis del psicoanálisis de la del derecho y alertaba al jurista de los

                                                                                                               15 López Ibor por ejemplo, escribiría en 1928 junto a Miguel Ángel García “Endocrinología criminológica” (Crónica Médica, 32 (3ªep.), pp. 505-515). También Ruiz Maya dedicó un apartado completo a este saber en Psiquiatría Penal y Civil (1931), y Saldaña destacó la relevancia de los estudios sobre endocrinología psiquiátrica y criminal en el prólogo a la obra de Camargo Psicoanálisis del sueño profético (1929a). Así mismo Marañón publicó en 1936 el artículo “Endocrinología y ciencia penal” en la revista argentina Revista de Psiquiatría y Criminología (n. 35, pp. 113-120). Véase DOVIO, Mariana Ángela, (2016), “Peligrosidad y endocrinología criminal en Revista de Psiquiatría y Criminología 1936-1946, Buenos Aires, Argentina”, Revista de Historia de las Prisiones, 3, pp. 150-161. 16 Véase PLOTKIN, 2009. 17 ALEXANDER, Franz; STAUB, Hugo (1935) El delincuente y sus jueces desde el punto de vista psicoanalítico [trad. W. Goldschmidt y V. Conde], Madrid, Biblioteca Nueva. Este libro verá una segunda edición en 1961. 18 FERENCZI, Sándor (1981 [1914]), “Psicoanálisis del crimen”, en Obras Completas, t. 2, Madrid, Espasa Calpe, pp. 211-213; y (1981 [hacia 1928]), “Psicoanálisis y criminología”, en Obras Completas, t. 4, Madrid, Espasa Calpe, pp. 248-265. 19 REIK, Theodor, (1943): El asesino desconocido. Psicoanálisis de los procedimientos criminológicos, El Ateneo, Buenos Aires. 20 Véase GALLO, Héctor (2007), El sujeto criminal. Una aproximación psicoanalítica al crimen como objeto social, Colombia, Universidad de Antioquia. 21 FREUD, Sigmund (1981 [1906], “El psicoanálisis y el diagnóstico de los hechos en los procedimientos judiciales”, en Obras Completas, t. 2, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1277-1283

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

173  

peligros que podía desentrañar una imprudente aplicación de sus ideas en el terreno

judicial22. Se refería concretamente a los experimentos sobre las asociaciones verbales y

el test de las palabras-estímulos que la Escuela de Zúrich, dirigida por Bleuler y Jung,

estaban desarrollando y que tuvo una rápida popularización en el ámbito judicial. De

hecho, a partir de los años 30 prácticamente todos los manuales de psiquiatría jurídica

incluían esta prueba como parte del arsenal forense con el que contaba el perito. A partir

de 1914 Freud se distanció por completo de las ideas de la Escuela de Zúrich, tal y

como sostuvo en “Historia del movimiento psicoanalítico” donde manifestó su ruptura

con Jung y su pensamiento23.

No obstante, las discrepancias de Freud no frenaron la incorporación de sus

ideas en los discursos y acciones sobre higiene y defensa social. El psicoanálisis ofreció

un interesante método de diagnóstico y tratamiento de la delincuencia, un marco de

comprensión de la peligrosidad social y una técnica forense basada en el análisis del

inconsciente. Algunos juristas incluso llegaron a afirmar que el psicoanálisis era “el

único procedimiento eficaz en la lucha contra el crimen, pudiendo a la vez garantizar a

la sociedad contra la temibilidad del delincuente y procurar la corrección de este”24.

3.2 El ámbito jurídico de la defensa social.

En continuidad con la recepción de la teoría sexual freudiana en los discursos

sexológicos de los años 20 y 30, la recepción del psicoanálisis en el ámbito jurídico de

la defensa social fue la más importante en nuestro país. No por casualidad dos de las

primeras monografías psicoanalítica de autoría española 25 , El Psico-anàlisis.

Aplicacions practiques del Psico-anàlisis (1926) de Emilio Mira y Los horizontes del

psicoanálisis (1928) de César Juarros, estuvieron pensadas para un público vinculado al

Derecho y la psicotécnia (rama de la psicología de gran utilidad en los peritajes

                                                                                                               22 FREUD, 1981 [1906]. 23 FREUD, 1981 [1914] 24 CAMARGO, 1931, p. 24. Los conceptos de temibilidad y peligrosidad fueron esenciales dentro de la escuela italiana. Así, por ejemplo, Garófalo se refería a ellos como los fundamentos sobre los que debía construirse una nueva penalidad que rompiese con la escuela penal clásica. Véase GARÓFALO, Raffaelle (1885), Criminologia. Studio sul delitto, sulle sue cause e sui mezzi di repressione. Torino, Fratelli Bocca; también PESET, José Luis (1983), Ciencia y marginación. Sobre negros, locos y criminales, Barcelona, Crítica. 25 Como ya hemos mencionado, recientemente ha sido publicada por la editorial Triacastella la monografía de Gimeno Riera, El psicoanálisis, que había permanecido inédita hasta ahora, fechada entre 1913 y 1921, por lo que se colocaría entre los primeros trabajos españoles sobre ésta temática. Véase LÉVY 2017.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  174  

psiquiátricos). Ambos trabajos recopilaban el contenido de varias conferencias, en las

que sus autores incorporaron fragmentos de su propia experiencia clínica, señalada ya

en trabajos anteriores26, lo que los convertía en los primeros en apuntar hacía la praxis

psicoanalítica y sistematizar sus conclusiones27.

El trabajo de Emilio Mira, que fue reeditado en 1934, era el resultado del

“cursillo elemental de psicoanálisis” que ofreció “en la Academia y Laboratorio de

Ciencias Médicas en el mes de abril de 1926”28. Se componía de dos volúmenes en los

que, junto a la exposición de la teoría freudiana, añadía las modificaciones de Adler y

Jung en relación a la teoría de la libido y lo que denominaba “técnica general psico-

analítica” a través de la que conocer “el verdadero fondo del espíritu humano, a fin de

conseguir un funcionamiento más perfecto de éste” 29 . En el segundo volumen,

eliminado en la reedición de 1934, ofreció un análisis práctico sobre las aplicaciones del

psicoanálisis a diversos campos de estudio como la medicina, la pedagogía o la

orientación profesional, ámbito en el que destacó como director del Instituto de

Orientación Laboral de Barcelona, donde pudo poner en práctica todas estas ideas30. Su

planteamiento orientaba el psicoanálisis hacia una psicotecnia, en la que todo queda

descrito bajo la fórmula de una prueba: la prueba del interrogatorio “a presión”, la

prueba de las asociaciones determinadas, la prueba de las asociaciones libres, la prueba

de la interpretación de los sueños, etc. Describió un listado de “normas para facilitar la

labor interpretativa de los sueños”, relatando incluso el análisis de un sueño propio, que

señala como su auto-psicoanálisis. Una de las principales aportaciones de Mira al uso

psicotécnico y forense del psicoanálisis, fue su adaptación de la prueba de las

asociaciones determinadas de Jung y Bleuler. En ella retomaba “la lista primitiva de

Jung” que modificó “de acuerdo a las particularidades del idioma inherentes a la

diferente nacionalidad de nuestros pacientes” y la acompañaba con procedimientos

auxiliares como barbitúricos, el test de Rorschach o los aparatos de medición

                                                                                                               26 Nos referimos al trabajo de Juarros “Sobre un caso de obsesión por contagio curado por psicoanálisis” publicado en Los Progresos de la Clínica en 1921, o al de Mira, “Un cas senzill de psicoanálisi” publicado en 1921 en Annals de l´Academia i Laboratori de Ciències Mèdiques de Catalunya, y “Un nou métode d´exploració del subconscient” publicado en 1925 en la misma revista y que recoge un caso resuelto por el método del “onirismo barbitúrico”. 27 CARLES et al., 2000, p. 117 28 MIRA, Emilio, (1926a), El Psico-Análisis, Barcelona, Arnau de Vilanova, p. 9. 29 MIRA, 1926a, p. 55. 30Véase, KIRCHNER, 1981; SÁNCHEZ LÁZARO, 1986. Ya hemos señalado el lugar que ocupó Mira desde el Instituto de Orientación Laboral de Barcelona, alrededor del que se formaría un círculo de autores “psicoanalíticos” entre los que estaban Brachfeld, Tosquelles, Eiminder, Sarró o Wolf.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

175  

psicogalvánica que, según decía, facilitaban el registro objetivo de las reacciones

emocionales y físicas31.

César Juarros por su parte ha de ser considerado uno de los más importantes

divulgadores del psicoanálisis en España32. Dictó varias conferencias en la Facultad de

Medicina de Madrid y en la Academia de Jurisprudencia, las cuales gozaron de una

importante acogida, anunciadas de forma habitual en la prensa diaria. Sus dotes para la

docencia, su vocación periodística y su oratoria como conferenciante33, fueron claves

para la difusión del psicoanálisis en ambientes no especializados, y “es muy posible que

la penetración del psicoanálisis en el área jurídica se debiera en gran parte a su

influencia” 34 . Los horizontes del psicoanálisis (1928) es el compendió de estas

conferencias en las que agradecía al psicoanálisis “éxitos profesionales, que sin su curso

hubieran permanecido fuera de mis alcances”35. La aplicación jurídica del psicoanálisis

había sido mencionada anteriormente por Juarros en el discurso inaugural del curso de

1918 del Instituto Español Criminológico36 , institución de la que fue profesor de

Psiquiatría forense durante 15 cursos consecutivos. En su intervención expuso el influjo

de la sexualidad en la psicología humana desde el pensamiento freudiano, siendo ésta

una de las primeras ocasiones en las que las ideas psicoanalíticas tendrían audiencia en

el marco criminológico español.

El tema interesaba a muchos, motivo que probablemente influyese en la decisión

de Ferenczi de dictar, en su paso por Barcelona en 1929, una conferencia sobre

psicoanálisis y criminología, que Emilio Mira tradujo para la Revista Médica de

Barcelona.37 En esta intervención Ferenczi expuso las posibilidades del psicoanálisis

como método para el diagnóstico criminológico y el tratamiento de la delincuencia,

advirtiendo, fruto de su formación ortodoxa, de los peligros de un uso ejercido sin la

adecuada preparación38

                                                                                                               31 MIRA, 1926a 32 CARLES et al. 2000, p. 115 33 VALENCIANO GAYA, 1977, p. 85 34 CARLES et al. 2000, p. 122 35 JUARROS, 1928a, pp. 11-12. 36 El contenido de este discurso está publicado en JUARROS, César, (1918) “Motivaciones nacionales del crimen pasional”, Medicina Ibera, 2([cubiertas]), pp. 30-2; 39-40; 47-8; 53-6; 62-4. 37 FERENCZI, Sándor (1929), “Psicoanálisis y criminología”, Revista Médica de Barcelona, 11, pp. 318-330. Véase MÜLBERGER; BALLTONDRE; MONTERO-PICH, 2015. 38 MÜLBERGER; BALLTONDRE; MONTERO-PICH, 2015.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  176  

Los psiquiatras españoles, reunidos bajo la Asociación Española de

Neuropsiquiatras (1926) y la Liga de Higiene Mental (1927), promovieron un

importante movimiento de transformación de la asistencia psiquiátrica, que acompañado

del necesario programa de renovación conceptual, incorporó el psicoanálisis como saber

de vanguardia con el que modernizar sus métodos de diagnóstico y su práctica

terapéutica, principalmente en el campo de las psiconeurosis. Inmersos en su propio

proceso de legitimación científica y social de la profesión psiquiátrica, buscaron

afianzar su disciplina como rama médica independiente custodiando todas las acciones

y discursos sobre la psique y su papel en la conducta y la sociedad. En este sentido

respondieron a la preocupación por la peligrosidad que ciertos individuos representaban

para el orden social con actuaciones que desbordaban el estricto campo de la clínica

psiquiátrica, para lanzarse al fértil terreno de la higiene social y el derecho.

Véanse sino las palabras del médico Manuel Sofocarda en la sesión inaugural de

la Primera Reunión Anual de la Liga Española de Higiene Mental, celebrada en 1927,

cuando señalaba que el objeto de esta organización era:

“Estudiar y proponer la adopción de todo orden de medidas preventivas contra la locura y la criminalidad; intervenir en el mejoramiento de la asistencia médica, de la consideración social y la instrucción para el conocimiento del invalido mental; propugnar las reglas científicas indispensables, directas e indirectas de higiene donde quiera que sea puesta a prueba la actividad mental, en todos los órdenes de la vida."39

De hecho, la Liga de Higiene Mental incluyó entre sus secciones una dedicada a

la “prevención de la criminalidad, delincuencia y vagancia”40. Y el mismo Sofocarda,

en una conferencia que dictó junto a T. Busquets en la Primera Reunión de la

Asociación Española de Neuropsiquiatría celebrada en 1926 en Barcelona, abordó las

principales modificaciones que, desde el punto de vista psiquiátrico, debían incorporarse

al Código Penal de 1870, insistiendo en la aplicación de la “doctrina de la Defensa

Social”, frente al postulado de la responsabilidad41.

                                                                                                               39 SESIÓN INAUGURAL, Higiene Mental (1928), Boletín de la Liga Española de Higiene Mental, 1, p. 2. Véase, CAMPOS 1997a. 40 SOFOCARDA, Manuel (1932), “Importancia social de las Ligas de Higiene mental”, Annals de l´Acadèmia de Medicina de Barcelona, pp. 216-224. p. 217. 41 SOFOCARDA, M; BUSQUET, T. (1926), "Necesidad urgente de una revisión total de la legislación relativa a los alienados" Primera Reunión de la Asociación Española de Neuropsiquiatras, celebrada en Barcelona los días 21, 22 y 23 de junio de 1926”, Archivos de Neurobiología, VI, pp. 179-188, p. 182; CAMPOS, 1997a, p. 52.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

177  

Fueron muchos los que se lanzaron a la tarea de la prevención, descripción y

catalogación de perfiles sociales desviados, contribuyendo con la creación de medidas

de seguridad que velasen por los intereses de la defensa social. Es el caso de la Ley de

Vagos y Maleantes (1932), que el franquismo mantuvo en vigor hasta 1970, sustituida

entonces por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social42, o el Código Penal de

1928 promulgado por la dictadura de Primo de Rivera, en el que se incluyeron ciertos

contenidos psiquiátricos como atenuantes o agravantes de la responsabilidad penal del

individuo que cometía un delito. El nuevo Código ofrecía ciertas ventajas ya que incluía

medidas de seguridad post-delictual inexistentes en el Código de 1870, no obstante estas

modificaciones no satisfacían las exigencias de los psiquiatras, que insistían en la

prevención pre-delictual y la peligrosidad social de ciertos individuos43.

Varios psiquiatras, como Ruiz Maya, Mira, Lafora, Juarros, Sacristán o

Soforcada44, elaboraron importante textos y manuales sobre el lugar de su disciplina en

los tribunales de justicia; y, al mismo tiempo los juristas revisaron la formación de

jueces y magistrados incorporando contenidos psiquiátricos y criminológicos. Los

jueces, dirá Jiménez de Asúa, “no sólo juzgan hechos, sino que enjuician hombres, y

más que sancionar delitos han de conseguir la resocialización de delincuentes. A tan

vasta tarea ha de preceder una no menos vasta formación”45.

Con este objetivo, el psiquiatra cordobés Manuel Ruiz Maya (1888-1936)

publicó en 1931 un extenso Manual de Psiquiatría Penal y Civil del que varios diarios

se hacían eco por la enormidad de su volumen –casi 1000 páginas- y la exhaustividad de

su contenido, en el que “hay un capítulo dedicado a `lo que proponen los

juristas´(doctrinas sobre el fundamento y los fines de la pena), y otro a `lo que ofrecen

                                                                                                               42 CAMPOS, R, (2016b) “La construcción psiquiátrica del sujeto peligroso y la Ley de Vagos y Maleantes en la España franquista (1939-1970)”, Revista Culturas Psi/Psy Cultures, 7, pp. 9-44. 43 CAMPOS 1997; ÁLVAREZ, Raquel; HUERTAS, Rafael, (1987), ¿Criminales o locos?, Madrid, CSIC. 44 Véase SOFOCARDA, M.; TORRAS, O, (1930), “Comentarios psiquiátricos al nuevo Código Penal español. Cuarta Reunión Anual de la Asociación Española de Neuropsiquiatras, celebrada en Sevilla el 17 y 19 de diciembre de 1929”, Archivos de Neurobiología, 10, pp. 443-463; RODRÍGUEZ LAFORA, G. (1929), La psiquiatría en el nuevo código penal español de 1928 (juicio crítico), Madrid, Reus; JUARROS, C. (1929), La psiquiatría en el nuevo Código Penal, Madrid, Sucesor de E. Teodoro (es tirada aparte de El Siglo Médico, 3926, 9 de marzo de 1929); VALLEJO-NÁGERA (1929), La psiquiatría en el nuevo Código Penal. (Discusión de la Memoria presentada a la Academia de Jurisprudencia por el Académico profesor D. Pedro Mairata), Madrid, Sucesor de E. Teodoro (es tirada aparte de El Siglo Médico, 3931, 18 de abril de 1929). 45 JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis (1943), “El juez penal: su formación y sus funciones (basada en conferencia pronunciada el 6 de septiembre de 1939 en la Sociedad Criminológica de Buenos Aires)”, en JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, El Criminalista, Buenos Aires, Editorial La Ley, pp. 94-150, p. 113

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  178  

los Médicos´, que abarca el estudio de la herencia criminal, la endocrinología, el

psicoanálisis y el conductismo”46. La ciencia criminológica, explicaba Ruiz Maya, está

atravesada por el psicoanálisis y la endocrinología, ambas novedades en la explicación

de la delincuencia y la peligrosidad social. Incluía además un apartado sobre el uso

pericial del psicoanálisis, en el que “por su utilidad práctica” se ofrecía “la serie de

palabras estímulos seleccionadas por Mira -adaptación de la original de Jung-, y en la

forma que él regula la experimentación”47.

En su papel de investigador y divulgador del psicoanálisis Ruiz Maya había

pronunciado varias conferencias en la Academia de Ciencias Médicas de Córdoba desde

los años 20. Las mismas eran anunciadas y comentadas en diarios regionales como La

voz y Diario de Córdoba, o en la revista Ideal Médico, que él mismo había fundado48.

Fue director del Hospital Psiquiátrico de Córdoba desde su inauguración en 1927, hasta

1936 cuando fue arrestado y fusilado sin previo juicio debido a su vinculación política

con la Segunda República y la Masonería49. También ocupó el cargo de Director

General de Prisiones en 1933, durante un corto período de tiempo50. El diario cordobés

El Sur informaba el 6 de julio de 1933 sobre el acierto de “designar al doctor Ruiz

Maya, especializado en Psiquiatría, para la Dirección de Prisiones. No hay otro cargo,

excluyendo el de Sanidad, que justifique tan completamente la condición de médico

para su rectoría como el mencionado, porque, ¿qué es un delincuente sino un enfermo?

¿Y quién sabe más de enfermedades sino el médico? La tradición de elegir al abogado

para ese alto destino político ha sido rota con una legítima reivindicación”51.

Para demostrar la pertinencia de que un médico ocupase éste cargo, la noticia

continuaba narrando un episodio supuestamente ocurrido en una de las visitas de Ruiz

Maya al Reformatorio de Alcalá donde “curioseando con su gran perspicacia los

servicios y dependencias del local” se produjo la siguiente escena:

                                                                                                               46 POYATOS, Francisco (1931), Diario de Córdoba, sábado 7 de febrero de 1931, portada. 47 RUIZ MAYA, 1931, p. 144 48 En esta revista se publicó un resumen de las conferencias ofrecidas por Ruiz Maya. La primera de ellas fue dictada en las sesiones de la Academia de Ciencias Médicas de Córdoba el 8 y 14 de mayo de 1924, y publicadas bajo el título “Técnica del psicoanálisis y su aplicación al tratamiento de algunas neurosis”, Ideal Médico, 83, (1924), pp.92-93; y la segunda de ellas tuvo lugar en la sesión del 16 de diciembre de 1926, publicada bajo el título “Las neurosis y la psicoanálisis”, Ideal Médico, 114, (1926) 281. 49 RUIZ GARCIA, Carmen, (2007), “Análisis documental de la revista Ideal Médico (1917-1931). Contenido sobre Enfermedad Mental y Ruiz Maya”, Ámbitos. Revista de Estudios de Ciencias Sociales y Humanidades, 17, pp. 53-64. p. 55 50Véase GARGALLO VAAMONDE, Luis “Prisión y cultura punitiva en la Segunda República (1931-1936), Historia Contemporánea, 44, pp. 307-335. 51 VERDÚ SUÁREZ, A. (1933), “Psicoanálisis”, El Sur, 6 de julio de 1933.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

179  

“-¿Y esto?-preguntó ante una celda herméticamente cerrada.

–Es un castigado-le respondieron.

–Pues ábranla-.Y una vez franqueada la entrada, con sorpresa y temor de los presentes, adéntrase solo, advirtiendo que cerrasen. El castigado púsose en pie, ignorando quién lo visitaba.

–¿Quién eres? ¿Por qué estas aquí?-Y a este tenor fue preguntando e inquiriendo del recluido don Manuel.

-¿Qué me está usted haciendo, el psicoanálisis? ¿Soy esquizofrénico o paranoico?

-Eres un desgraciado-compadeció don Manuel, que sabe aunar el talento con la bondad-. Y, persuasivo y elocuente, su elocuencia de siempre habló al alma del recluso hasta despertar en su atonía moral el germen bueno que todos los nacidos llevamos en el más hondo repliegue del corazón”52

Conviene apuntar en este fragmento que la participación del psicoanálisis en la

producción de nuevas formas de entender la delincuencia influirá también en la

construcción subjetiva de los propios presos, en su condición de “encerrado”, avalada y

justificada por un entramado jurídico y un discurso experto. La interpelación biográfica

que Ruiz Maya solicita al preso, le lleva a éste a preguntar sobre su propia condición de

“preso”, sobre el lugar que la ciencia y la justicia le asigna, “¿soy esquizofrénico o

paranoico?”, que irremediablemente influirá y condicionará la construcción de sí

mismo. Apuntamos con ello a un fenómeno interesante, esto es, la participación del

psicoanálisis en la construcción de nuevas subjetividades en torno a la locura y la

delincuencia. Las nuevas conceptualizaciones sobre delincuencia, que incorporaban el

papel de la biografía, la psique y, sobre todo, la sociedad, influirán en un cambio en la

comprensión y las actuaciones sobre criminalidad y peligrosidad social, en lo jurídico,

pero también en la cultura y la sociedad53.

Con características similares al manual de Ruiz Maya, Emilio Mira publicó en

1932 el Manual de Psicología Jurídica. El psicoanálisis era, para el psiquiatra catalán,

esa nueva dirección psicológica que “ofrece hoy en día un interés insospechado para el

jurista, en cuanto que le proporciona medios para comprender los motivos inconscientes

de los actos delictivos”54. En 1931 Mira ya había dictado un curso de Psicología

                                                                                                               52 VERDÚ, 1933. 53 Véase ARTIÈRES, Philipe, (2000), Le livre des vies coupables. Autobiographies de criminels (1896-1909), Paris, Albin Michel; y también CAIMARI, Lila (2012), Apenas un delincuente. Crimen, castigo y cultura en la Argentina (1880-1995), Buenos Aires, Siglo XXI. 54 MIRA, Emilio, (1932), Manual de Psicología Jurídica, Barcelona, Salvat.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  180  

Jurídica en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona que sin

duda sirvió como material preparatorio para el manual. El uso forense del psicoanálisis,

al que ya había apuntado de manera indirecta en 1926 mediante la exposición del test de

las palabras-estímulos y el uso de aparatos de medición psicosomática, era ampliamente

descrito en el manual, valorando los limites y las ventajas de este método en los

peritajes forenses y la testificación. Sus aportaciones, como él mismo indicó, estaban en

continuidad con las opiniones de los modernos penalistas de su época, entre los que

Mira destacaba a Quintiliano Saldaña, Jiménez de Asúa, Dorado Montero, Banús,

Camargo, Carpena, Cuello Calón o Mario Ruiz Funes55. Además su labor docente en la

Facultad de Derecho56 influyó sin duda en la formación de futuros magistrados a los

que, en un contexto diferente, ya fuese durante la dictadura franquista o en el exilio,

hemos de presuponerlos conocedores de los principales aportes de la teoría

psicoanalítica en el ámbito judicial.

El psicoanálisis supuso para estos autores una nueva herramienta para la

comprensión y diagnóstico de la psique criminal, basándose para ello “igual que toda

otra ciencia natural, en la observación y la experimentación”57 y consiguiendo así un

uso jurídico en el que, tal y como sostenía el psiquiatra César Juarros, “disecar las

influencias subjetivas que intentan ocultar la verdad objetiva, agazapada detrás de

ellas” 58 . Bajo este criterio positivista “absoluta y exclusivamente biológico” 59 se

analizaron las ventajas del psicoanálisis en su aplicación judicial.

Desde el ámbito del derecho interesado en el psicoanálisis fue el magistrado

Quintiliano Saldaña uno de los primeros en introducir a Freud en su docencia

influyendo en discípulos como Luis Jiménez de Asúa y César Camargo y Marín.

Destacamos aquí la figura de Luis Jiménez de Asúa, uno de los autores más

influyentes en la criminología y la ciencia penal española durante este período.

Interesado en las aplicaciones de la psicología a la criminología, cuenta con una extensa

producción escrita sobres estas cuestiones. Diputado socialista en las cortes

republicanas, fue también catedrático de Derecho Penal, profesor de la Escuela

                                                                                                               55 MIRA, Emilio (1954 [1932]) Manual de Psicología Jurídica, Buenos Aires, El Ateneo, pp. 391-392. Sobre esta obra existen reediciones hasta los años 80. 56 MESTRE, BERMEJO, TORTOSA, 2003, p. 278 57 MIRA, 1932, p. 2 58 JUARROS, 1928a, p. 14 59 MIRA, 1932, pp. 2-3

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

181  

Criminológica de Madrid y director del Instituto de Estudios Penales fundado en 1932

durante las reformas penitenciarias llevadas a cabo por Victoria Kent. Formó parte de

las comisiones encargadas de redactar las principales reformas jurídicas de la Segunda

República, como la Constitución de 1931, el proyecto de Código Penal republicano o la

Ley de Vagos y Maleantes de 193260.

En su papel como divulgador, Jiménez de Asúa ofreció varias conferencias que

eran anunciadas frecuentemente en los principales periódicos del país. Así por ejemplo,

el diario El Sol, informó de la conferencia que había tenido lugar en la Facultad de

Medicina de Madrid dentro de Semana de la Higiene Mental del mes de abril de 1931,

con las siguientes palabras:

“El ilustre profesor Jiménez de Asúa (…) disertó, con su habitual maestría, sobre el tema `Aspectos psiquiátricos de la criminología´” hizo “una historia detenida y muy interesante de ésta ciencia desde la época de Lombroso y de Ferri hasta los momentos actuales, recalcando las influencias diversas que sobre ella han actuado: primero, antropológicas; después, sociológicas, y finalmente, biológicas, en un amplio sentido psiquiátrico. Esto le llevó a definir los conceptos de `peligrosidad´ y de `culpabilidad´ y a sentar cuál es la verdadera orientación moderna de la criminología. Sobre esta base pasó a estudiar las relaciones que la criminología tiene con la herencia, con la endocrinología y con la psiquiatría, y muy especialmente con el psicoanálisis. Grandes y prolongados aplausos premiaron el trabajo del profesor Jiménez de Asúa”61

En su obra, Jiménez de Asúa introdujo las aportaciones jurídicas del

psicoanálisis en varios textos, y publicó dos monografías principales sobre esta

temática, Valor de la Psicología profunda (Psicoanálisis y Psicología individual) en

Ciencias penales (1935)62 y el Psicoanálisis criminal (1940)63, publicado en su exilio en

Argentina, país en el que residirá hasta su muerte en 1970. El psicoanálisis le servirá al

jurista para argumentar a favor de la consideración psiquiátrica en las deliberaciones

penales y para determinar el grado de responsabilidad del acusado. Sigue en esto el

conocido trabajo que el psiquiatra Franz Alexander, considerado uno de los precursores

de la criminología psicoanalítica en Austria, escribió junto al jurista Hugo Staub El

                                                                                                               60 PUYOL MONTERO, J. Mº; ROLDAN CAÑIZARES, E., Diccionario de catedráticos españoles de derecho (1847-1943) [en línea]. Universidad Carlos III de Madrid. Instituto Figuerola de Historia y Ciencias Sociales, 2011. Disponible en: http://www.uc3m.es/diccionariodecatedraticos (consultado el 18 de julio de 2018) 61 El Sol , jueves 23 de abril de 1931, p.9 62 JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis (1935a): Valor de la psicología profunda. Psicoanálisis y Psicología individual en ciencias penales, Reus, Madrid. 63 JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis (1940), Psicoanálisis criminal, Buenos Aires, Losada.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  182  

delincuente y sus jueces desde el punto de vista psicoanalítico, traducido al castellano

en 193564. Estos autores “aplican el psicoanálisis a los conceptos de imputabilidad del

delito, y clasifican a los delincuentes en grupos, según el grado de la participación del

“yo” en el hecho delictuoso”65. Según esta clasificación Jiménez de Asúa analiza el caso

de Peter Kuerten, el Vampiro de Düsseldorf, que sería un “homicidio obsesivo por

impulsión sádica” que encaja rigurosamente en la categoría de “criminalidad crónica”66.

Pero el penalista no sería el único que hiciese una lectura psicoanalítica de éste

caso. Los estudiantes de Derecho Rafael Vázquez Zamora y Manuel Hidalgo, habían

escrito en 1932 Lo inconsciente y el crimen67, trabajo prologado por Juarros, que

elogiaba la labor de sus autores, haciendo gala de cierta autoridad psicoanalítica como

portavoz y maestro de una generación, sin lugar a dudas marcada por sus enseñanzas. El

diario La Libertad -en el que como hemos dicho Juarros fue un asiduo colaborador-

reseñó el trabajo de Vázquez e Hidalgo que, según decía el diario, estudiaban “la

influencia sexual, que da origen en la mayoría de los casos a crímenes espantosos”

donde uno de ellos era el del Vampiro de Düsseldorf, “tipo de insuficiencia sexual y de

debilidad genital”68. También ECO, Revista de España, de la que Zamora era director

literario, publicó una reseña en 1933, en la que se afirmaba que este trabajo era

revolucionario, ya que “en él se estudia la base psicoanalítica del delito, y adelantemos

que en España es lo más claro y ameno que se ha escrito sobre estas materias”69.

No obstante, el autor que con mayor profundidad trató estos temas fue el

magistrado César Camargo y Marín70. A lo largo de su obra, y en continuidad con el

                                                                                                               64 ALEXANDER; STAUB, 1935. 65 JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, Crónica del crimen, (2005[1929]), Argentina, Lexis Nexis, p. 141. Esta obra tuvo varias reediciones 1929, 1943, 1945, 1950, 1970, 1994 y 2005. 66 JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, (2005 [1929], p. 141. 67 VÁZQUEZ ZAMORA, R.; HIDALGO, M. (1932), Lo inconsciente y el crimen [pról. César Juarros], Madrid, José Mº Yagües Editor. 68 R.P.C, La Libertad, 5 de enero de 1933, p. 10 69 CARRASCO, M.V (1933), “En torno a <<Lo inconsciente y el crimen>>, Eco. Revista de España, Junio de 1933. 70Sobre la biografía de este autor (1880-1965), disponemos de escasos datos, extraídos principalmente de los periódicos y publicaciones de la época. Doctor en Derecho, ocupa el cargo de juez en diferentes provincias del territorio español (Oviedo, Valladolid, Jaén, Cádiz, León, Cáceres, Guadalajara, Albacete y Segovia). Prosigue su actividad durante el franquismo primero en la Audiencia de Albacete y luego en la de Segovia, ciudad en la que se jubila en 1955. Participa de forma activa en los debates sobre derecho, jurisprudencia y psicología, publicando varios artículos desde el inicio de su carrera, periodo en el que destaca la colaboración con la revista jurídico administrativa El Foro Español, órgano de expresión de la Federación de Abogados de España. Su interés por la psicología del criminal comienza precisamente en esta época, pero no será hasta 1929 cuando aparecerá su primera obra de contenido psicoanalítico. Colabora en varias obras y traducciones con el también jurista Quintiliano Saldaña, a su vez prologuista de su primer libro sobre psicoanálisis, Psico-análisis del sueño profético (CAMARGO, 1929a).

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

183  

trabajo de Franz Alexander y Hugo Staud, Camargo propuso la creación de una

clasificación penal de carácter psicoanalítico fundamentada en el comportamiento de la

psique, para lo que combinaba conceptos freudianos con otras tendencias psicoanalíticas

en las que el papel de la sociedad en las conductas desadaptativas estuviese más

acentuado71. Este autor llevó las propuestas sobre psicoanálisis criminológico más lejos

que el resto de españoles. Entre sus trabajos monográficos se cuentan, Psico-análisis del

sueño profético (1929)72, La esencia del psicoanálisis. Examen crítico de las doctrinas

y métodos de Freud (1932)73, Un tríptico de Don Juan (1934)74 y El psicoanálisis en la

doctrina y en la práctica judicial (1931)75, obra de más de 500 páginas en la que se

proponía realizar una reforma de todo el sistema judicial español bajo la enseñanza del

psicoanálisis. Escribió también varios artículos sobre ésta temática76, en la que seguiría

insistiendo durante el periodo franquista.77 A lo largo de toda su obra mantuvo una

actitud abierta frente a las críticas que la teoría freudiana recibía en España y el

extranjero, pues, como señaló siguiendo al psicoanalista norteamericano Smith Ely

Jelliffe “las imperfecciones que podamos observar en el psicoanálisis, sólo dan motivo

para tratar de mejorarlo, y no indican en modo alguno que sea falso [cursiva del

original]”78. Camargo propuso incorporar el psicoanálisis a la formación de todo el

cuerpo de funcionarios de prisiones, pero sobre todo a jueces, abogados y fiscales,

llegando a plantear la figura del juez-psicoanalista, capaz de identificar los complejos

primitivos inconscientes que se encuentran en la genealogía del delito, para así

                                                                                                               71 SAIZ, SAIZ, 1996b, p. 373. 72 CAMARGO Y MARÍN, César (1929a), Psicoanálisis del sueño profético, Madrid, M. Aguilar. 73 CAMARGO Y MARÍN, César (1932a), La esencia del psicoanálisis. Examen crítico de las doctrinas y métodos de Freud, Madrid, Morata. 74 CAMARGO, César CAMARGO, César (1934a), Un tríptico sobre Don Juan, Madrid, Morata. 75 CAMARGO Y MARÍN, César (1931), El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial, Madrid, M. Aguilar. 76 CAMARGO, César (1927), “Las teorías del profesor Freud ante la Psicología experimental, normal y onírica”, Revista de los Tribunales, 61; “Sobre la técnica del chiste”, Revista de los Tribunales, 63 (42), 1929b; “Sobre un asunto de actualidad”, Revista de los Tribunales, 46, 1932b; “El <<Complejo de Guzman>> o la antropología parricida en la antigua legislación española”, Revista de los Tribunales, 68 (2), 1934. 77 Durante el periodo franquista se han encontrado las siguientes obras de Camargo: “La conciencia onírica y la responsabilidad penal del soñador” Madrid, 1944; “La delincuencia colectiva ante el psicoanálisis”, Revista de Estudios Penitenciarios, 10, pp. 21-26, 1946; “El concepto psicoanalítico de la imprudencia”, Anuario de derecho penal y ciencias penales, Madrid, 1950; “El psicoanálisis y la criminología”, Revista de Estudios Penitenciarios, 71, pp. 87-92, 1951; “El “Complejo de supervivencia” como principio fundamental de la criminología psicoanalítica” Anuario de derecho penal y ciencias penales, Madrid, 1956; “Cuestiones penales”, Anuario de derecho penal y ciencias penales, Madrid, 1958. 78 CAMARGO, 1931, p. 10

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  184  

“encauzar y reprimir la libido criminosa” de forma que “no pronunciará realmente una

pena, sino que prescribirá un tratamiento”79.

Psiquiatras y juristas implementaron el psicoanálisis en sus enseñanza como

forma de modernizar discursos y prácticas, principalmente en relación a las

disposiciones sobre libre albedrío y la responsabilidad. El estudio del crimen, la

psicología del delincuente y la creación de una nueva teoría penal basada en los

supuestos psicoanalíticos fueron propuestas concretas que debatieron en el marco

jurídico sobre defensa social. No obstante, es importante diferenciar entre la inclusión

de terminología psicoanalítica en circuitos de debate, manuales, o la elaboración de

reformas y leyes, con la aplicación concreta en los Tribunales de Justicia.

Por un lado, la función del poder judicial en relación a la búsqueda de la verdad

de un delito queda confrontada y cuestiona las intenciones de rehabilitación y

tratamiento psicoanalítico de la delincuencia. En el espacio del Tribunal, los esfuerzos

por comprender las dinámicas pulsionales que subyacen a la acción delictiva e

implementar un programa terapéutico revelan su versión más macabra, como técnica de

control social en la que el poder de sancionar agudiza su maquinaria hasta alcanzar los

lugares más recónditos de la psique. Por otro lado, es importante cuestionarnos sobre el

uso real que el psicoanálisis tuvo en los juzgados. La recepción de las ideas

psicoanalíticas en España tuvo un incuestionable alcance en la producción escrita y en

la creación de una cultura psicoanalítica que desbordó los canales de difusión

estrictamente científicos y especializados, y que contribuyó en la construcción de

nuevos imaginarios sobre locura y delincuencia. No obstante, es necesario contrastar la

verdadera incidencia de estas ideas en el espacio de los Tribunales de Justicia. Para ello

analizaremos primero la producción discursiva (la construcción de un discurso

psicoanalítico sobre delincuencia y peligrosidad social en España), para terminar con

una aproximación al uso del psicoanálisis en los Tribunales de Justicia (la incidencia de

este discurso en informes periciales, procesos judicial y determinaciones penales).

3.3 El psicoanálisis en la construcción del discurso sobre peligrosidad social.

Desde mediados del siglo XIX se sucedieron intensos debates sobre la

responsabilidad del criminal que presentaba una patología mental en el momento de

                                                                                                               79 CAMARGO, 1931, p. 20

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

185  

cometer un delito80. Las opiniones de psiquiatras y jueces se enfrentaban, reclamando

los primeros su papel como centinelas del orden mental y los segundos su poder como

garantes del orden social. En estos debates las fronteras entre locura y delincuencia se

desdibujaron, reuniéndose bajo la categoría de peligrosidad social, en la que las

prácticas de la psiquiatría y el derecho se entrecruzaban configurando un espacio común

en el que era difícil distinguir los límites entre ambas disciplinas81

Jiménez de Asúa por ejemplo, era de la opinión de que casos como los de

“Garayo el Sacamantecas, ajusticiado en Vitoria el año 1881; de Morillo, declarado

`loco epiléptico´ por los doctores Yáñez, Escribano y Escuder, y que, a pesar de ello,

fue condenado, y del cura Galeote, reconocido como demente por los doctores Simarro,

Vera, Bustamante y Escuder”82 habían sido famosos por representar ésta situación, en la

que los jueces habían pasado por alto el informe pericial, declarando la responsabilidad

del reo. Los sectores más progresistas de la psiquiatría criticaron lo que consideraban un

enorme error judicial, reclamando la inclusión de contenidos psiquiátricos en las

consideraciones penales. Para ello, la formación de peritos y jueces en psiquiatría y

criminología era una pieza fundamental, había que dotar “a los jueces de una elemental

cultura psiquiátrica, que les obligue a demandar la prueba mental en los casos

sospechosos y que les permita discernir correctamente los informes de los peritos”83 En

estas actuaciones los peritajes médico-legales tuvieron un importante empuje,

contribuyendo a patologizar al delincuente y a criminalizar la locura84.

                                                                                                               80 ÁLVAREZ; HUERTAS, 1987; véase también GONZÁLEZ, Joaquín (1994), La imputabilidad en el derecho penal español. Imputabilidad y locura en la España del siglo XIX, Granada, Editorial Comares. 81FOUCAULT, Michel, (2001), Los anormales. Curso del Collège de France (1974-1975), Madrid, Akal; PESET, 1983; ÁLVAREZ-URÍA, Fernando, (1983), Miserables y locos. Medicina mental y orden social en la España del siglo XIX, Madrid, Tusquets; ÁLVAREZ, HUERTAS, 1987; CAMPOS, Ricardo (2007b) “Crimen y locura. La patologización del crimen en la España de la restauración”, Norba, Revista de Historia, 20, pp. 85-105; CAMPOS, 2013. 82 JIMÉNEZ DE ASÚA, 2005 [1929], pp. 198-199. Estos casos han sido estudiados por varios trabajos pioneros en España: sobre Garayo, véase ÁLVAREZ-URÍA 1983, y HUERTAS, 2002a; sobre Morillo véase CAMPOS, 2012; sobre Galeote véase, VARELA, Julia, ÁLVAREZ-URÍA, Fernando. (1979), El cura Galeote, asesino del obispo de Madrid- Alcalá: proceso médico-legal, Madrid, FCE; CAMPOS, Ricardo (2003), “Criminalidad y locura en la Restauración: el proceso del cura Galeote (1886-1888), Frenia, 3, pp. 111-146. 83 JIMÉNEZ DE ASUA, 2005, [1929], p. 199. 84 CAMPOS, Ricardo, (2007a), “Psiquiatría para los ciudadanos o psiquiatría para la represión? El problema de la peligrosidad del enfermo mental”, en Campos, R., Villasante, O., y Huertas, R. (eds.), De la <<Edad de Plata>>al exilio. Construcción y <<reconstrucción>> de la psiquiatría española, Frenia, Madrid, pp. 15-36; CAMPOS, 2007b.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  186  

Al mismo tiempo, la prensa y en menor medida las novelas de temática

policial85, habían centrado su interés en grandes sucesos criminales, actos monstruosos

de los que hacían un seguimiento informativo, tanto de las circunstancias del crimen

como del desarrollo de los juicios86. La figura del criminal produjo cierta expectación y

fascinación en la sociedad española, alentando la consolidación de una opinión pública

que, alarmada por la temibilidad y la amenaza que ciertos individuos podían representar

para el orden social, reclamaba medidas de seguridad que garantizasen la protección de

los ciudadanos.

Frente a la figura del criminal la sociedad iba a responder, tal y como describe

Foucault, de dos modos “uno expiatorio, el otro terapéutico. Pero ambos son los dos

polos de una red continua de instituciones, cuya función en el fondo ¿es responder a

qué? (…) Pues bien al peligro. Este conjunto institucional se dirige al individuo

peligroso, vale decir, ni exactamente enfermo ni, propiamente hablando, criminal”87. El

cruce entre psiquiatría y derecho, dirá Ruiz Maya, resuelve sus discrepancias en la

consideración de “la peligrosidad, del estado peligroso o de peligro social, haciendo

caso omiso de las demás circunstancias del hecho delictivo, ofrece gran número de

ventajas como sistema penal (…) Suprime el arduo, complejo y debatido problema de la

locura moral. Sustituye la pena, arcaica, vejatoria, contraria a los sentimientos de

altruismo, de amor, por el concepto más suave, menos repelente, más noble, de medidas

de seguridad”88. De esta forma el crimen y los perfiles psicológicos asociados, dejaron

de ser cuestiones privadas, tratadas en los consultorios o las salas de juicios, para ser

temas de Estado y orden público, de interés político y social89.

“¿Delincuentes o locos?” rezaba el título de un artículo de actualidad en el diario

La correspondencia de Valencia, pregunta que, por otro lado, encabezada numerosas

entradas en periódicos y literatura científica. El texto continuaba con la siguiente

reflexión:

“No olvidaré nunca aquella causa. Una pobre mujer que en un pueblo de la Sierra arrastraba una mísera vida” cuando una noche “se revolvía en el lecho porque sentía <<cocer su sangre>> (…) hasta que decidió levantarse y marchó a la cocina de donde volvió provista de un hacha con la que cortó la cabeza del marido (…) ¿no es presumible que aquella mujer triste, de tic

                                                                                                               85 TRINIDAD, 1991, pp. 246-247. 86 CAMPOS, 2012, p. 36 87 FOUCAULT, 2001, pp. 39-40. 88 RUIZ MAYA, 1931, p. 45 89 CAMPOS 2012.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

187  

nervioso, fuera una enferma, cuya enfermedad latente se manifestó por la causa ocasional de la terrible emoción que produjo el choque en su cerebro, que la hizo <<sentir cocer su sangre>>? Porque no se encontró explicación del móvil de aquel asesinato y es lícito pensar si en vez de delincuente sería enferma. Por eso repito que médicos y legistas deben preocuparse cada día más del estudio de los delincuentes ya que no en balde progresa la ciencia y ya no vivimos en los tiempos de Charcot, Mata y Orfila, ya la neurastenia pasó de moda, y la Frenología que cambió los conceptos medicoforenses, y Lombroso, Ferri y Garófalo, adentrándose en la Psiquiatría, no constituyen novedad como en la época de Ezquerdo [sic] (…) al compás de los tiempos la anatomía patológica es base y guión de las investigaciones y de la administración de la masa fosforada, de la medición del cráneo, se ha pasado a la punción cisternal, al psicoanálisis, a los tratamientos intrarraquídeos. No lo duden los Tribunales, se impone en ciertas causas gran cautela y detenido estudio del sujeto activo del delito para convencerse bien de si al delinquir era un ser anormal o un desgraciado enfermo, digno de compasión y de lástima, y de ser sometido a un tratamiento en lugar de arrojarle a la prisión infamante”90

En los debates sobre la responsabilidad del delincuente enajenado, el

psicoanálisis permitía postular el contenido inconsciente como la causa última del

crimen. Freud había dicho que toda la actividad humana está determinada por el

inconsciente91, por lo que, tal y como argumentaron varios psiquiatras y jueces, habría

de ser ahí dónde buscar el motor de la acción delictiva. Así lo anunciaba Juarros cuando

decía que “la clave de la doctrina de Freud radica en el convencimiento de que la gran

mayoría de los procesos mentales considerados conscientes, son efecto de motivos

desconocidos por el sujeto” de cuya polarización “suelen salir mal librados los

conceptos de voluntad, autonomía espiritual, consciencia”92.

Un reflejo de estos debates fue, como ya hemos dicho más arriba, la

promulgación del Código penal de 1928 durante la dictadura de Primo de Rivera. El

nuevo código, incluía importantes contenidos psiquiátricos como agravantes o

atenuantes de los delitos, pero la novedad principal era la introducción de medidas de

seguridad que señalaban el desplazamiento del problema del delito a la doctrina de la

defensa social. Aún así, el código recibió las críticas de los psiquiatras ya que, según

sostenían, no incorporaba la peligrosidad social y la intervención pre-delictual como

criterio para abordar legalmente la enfermedad mental y mantenía por el contrario la

responsabilidad del delincuente como doctrina central93. La verdadera finalidad del

Derecho, sostenían, debía ser la profilaxis de la peligrosidad social, para así desbordar

                                                                                                               90 BARRERA (1929), La correspondencia de Valencia, 27 de febrero de 1929. 91 Véase FREUD, Sigmund, (1981 [1915]), “Lo inconsciente”, Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, t. 2 , pp.2061-2090 92 JUARROS, 1928a, pp. 13-14 93 CAMPOS, 2016c, p. 120; ÁLVAREZ, HUERTAS, 1987.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

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“el estrecho campo de la acción penal para lanzarse en el fértil terreno de la higiene

social y más concretamente la profilaxis delictiva”94. Tras la proclamación de la

Segunda República en 1931, el Código de 1928 fue derogado, volviendo

momentáneamente al de 1870. En la comparación de ambos códigos, decía el psiquiatra

Ruiz Maya, “el de 1928, influido por las modernas teorías jurídicas (…) da entrada, con

amplio margen a la investigación de las circunstancias personales del agente (…)

individualiza en cierta manera la pena y atiende, alguna vez, al porvenir penal del sujeto

de delincuente”, pero aún así “las inspiraciones psiquiátricas no son suficientes,

ponderadamente atendidas o recibidas y, en muchas ocasiones, en la práctica, será aquel

motivo de dificultad de coordinación”. Además, “lo que debe interesar a unos y otros,

psiquiatras y juristas, no es únicamente lo que pudiéramos nombrar peligrosidad en acto

(…). No ha de ser el fin esencial de unos y otros el de poner enmienda a lo

desarreglado, sino prevenir el desarreglo (…) lo que interesa es la peligrosidad en

potencia95.

Los planteamientos sobre la peligrosidad social a priori amplificaban el campo

de intervención jurídico-psiquiátrica a toda la sociedad. La delincuencia y la

enfermedad mental ya no serían el terreno exclusivo de locos y criminales, sino que

cualquier individuo era susceptible de desencadenar una conducta peligrosa y requerir

un tratamiento. Y así lo expresaron también desde el psicoanálisis criminológico, para el

que cualquier persona podía tender, en algún momento de su vida, hacía la acción

criminal96.

La psicopatología freudiana había abierto la caja de pandora: la neurosis salía del

asilo para encontrar sus huellas en cualquier manifestación de la vida cotidiana97. El

psicoanálisis entendía que todo individuo era portador de una pulsión que puede tender,

en algún momento de la vida, hacia una satisfacción descontrolada. En este sentido lo

                                                                                                               94 MIRA, 1932, p. 236. 95 RUIZ MAYA, 1931, p. 53. También RUIZ MAYA, Manuel (1928), “La peligrosidad de los alienados en sus aspectos teórico y prácticos. Segunda Reunión Anual de la Asociación Española de Neurosiquiatras, Madrid, 22, 23, 24 de octubre de 1927”, Archivos de Neurobiología, 8, pp. 63-97; y (1930), “Límite de la peligrosidad en los enfermos mentales y medios para justificar la existencia de las circunstancias que la determinan”, en Asociación Española de Neuropsiquiatras. Tercera Reunión Anual, Bilbao, 22, 23, 24 de septiembre de 1928, Barcelona, Tipografía Santiago Vives. En el seno de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y la Liga de Higiene Mental otros autores debatieron sobre estas cuestiones, véase: SOFOCARDA, BUSQUETS, 1926; SOFOCARDA, TORRAS, 1930. 96 CAMARGO, 1931; MIRA 1932; RUIZ MAYA 1932; JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935a. 97 Hacemos referencia al título de la obra de Freud Psicopatología de la vida cotidiana, que fue traducida al castellano junto con las Obras Completas de Freud a partir de 1922 (FREUD, Sigmund, 1981 [1901], Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, t. 1, pp. 755-931).

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

189  

verdaderamente importante era la capacidad del sujeto y, en su defecto, de los poderes

médico-jurídicos, de inhibir estas tendencias e impedir el desarrollo de una conducta

delictiva. Se apuntó con ello a tres ideas principales: la socialización del germen de la

delincuencia, que ya no sería un terreno exclusivo de los delincuentes, sino que

cualquier individuo es susceptible de desencadenarlo y necesitar un tratamiento; la

justificación del saber psiquiátrico –y del psicoanálisis- en los asuntos de orden público;

y la necesidad de implementar medidas psicoeducativas que asegurasen la capacidad de

auto-inhibición de las tendencias delictivas desde edades muy tempranas. En este punto

los mecanismos psicoanalíticos de la represión y la sublimación, junto con la teoría

sexual infantil tuvieron una amplia circulación, formando parte de los programas de

prevención y profilaxis de la enfermedad y la peligrosidad social de los comités de la

Liga de Higiene Mental98.  

 

3.4. Reeducar el inconsciente: represión y sublimación como tratamiento de la

delincuencia.

La comprensión psicoanalítica de la delincuencia se basó en la estructura del

aparato psíquico que Freud había propuesto en sus dos tópicas99. Fundamentándose en

esta explicación, el delito sería el desenlace ocasionado por una mala inhibición de las

tendencias primitivas del ello –cuyo contenido es todo inconsciente- que llevarían al yo

a la satisfacción de una pulsión descontrolada. El debilitamiento de la función

superyoica –instancia psíquica a la que Freud atribuye el sentido ético y moral- o la

ausencia de la misma, convertirían al yo en un instrumento del ello y de sus móviles

inconscientes, desencadenando la acción delictiva. En este mismo sentido el éxito en la

función punitiva del superyó, asegurarían al yo la posibilidad de reprimir la satisfacción

de las tendencias del ello e inhibir la acción delictiva. El nivel de peligrosidad social de

un individuo dependería, según esta explicación, de la forma en la que resuelva este

conflicto psíquico. No obstante, la tendencia hacia la peligrosidad sería una fase por la

que todo sujeto pasaría en algún momento de su vida, fruto del empuje del ello en la                                                                                                                98 Véase DEL CURA, HUERTAS, 2004. 99 A la primera tópica, que dividía el aparato psíquico en inconsciente, preconsciente y consciente, Freud añadió en 1923 la segunda tópica compuesta por tres instancias: el ello, el yo, y el superyó. El ello es la parte primitiva, su contenido es todo inconsciente, y se compone de la expresión psíquica de pulsiones y deseos. El yo es la instancia encargada de la acción mediadora entre las exigencias de las otras dos instancias y el mundo exterior. Y el superyó es la instancia moral encargada de la función punitiva. Para Freud el superyó es el resultado de la resolución del complejo de Edipo y supone la interiorización de la ley, las normas y las reglas sociales (LAPLANCHE, J.; PONTALIS, J. B., (1996): Diccionario de Psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós)

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  190  

satisfacción de las pulsiones primitivas. Existiría, por tanto, cierta determinación

psíquica hacia la criminalidad que debería de encontrar un dique en su encuentro con la

sociedad y la moral, para no tender hacia la descarga pulsional.

La experiencia de una buena educación y un contexto social “saneado” de

tentativas y perversiones del carácter fueron consideraros aspectos fundamentales para

la cruzada profiláctica. La vida entera, sostenía Juarros, está “representada por una

lucha constante entre el afán de placer y el deber. El principio del deber es un producto

de la educación, de la influencia del ambiente y, por tanto, de la propia experiencia, que

opónese a la tendencia instintiva del placer, merced a un mecanismo de inhibición

llamado censura o represión”100.

La infancia era, según el psicoanálisis, el momento madurativo en el que se

originaban las primeras relaciones e identificaciones del individuo con la sociedad101.

Por lo que para prevenir la delincuencia había que intervenir durante ésta ya que es “la

época más favorable para influir sobre los defectos y perversiones afectivas y

caracterológicas”102. En su función profiláctica, el psicoanálisis se combinó con la

pedagogía y la educación, quedando relegado, según Mira, “más bien a un

procedimiento para la exploración y diagnóstico de las psiconeurosis, que un método de

tratamiento propiamente dicho”103.

Hay que decir que la vinculación entre psicoanálisis y pedagogía no fue un

planteamiento exclusivo de los autores españoles. El propio Freud había comparado

ambos procesos, señalando que se podía “describir exclusivamente el tratamiento

psicoanalítico como una segunda educación dirigida al vencimiento de los restos de la

infancia”104. Sin embargo, aunque se mostrase optimista en los primeros años apoyando

la idea de que “una educación basada en los conocimientos psicoanalíticos puede

constituir la mejor profilaxia individual de las neurosis” 105 , finalmente acabó

diferenciando las campos de actuación del psicoanalista y el educador. Así lo recogió en

1925 en el prólogo al libro Juventud descarriada de August Aichhorn106, al señalar que

                                                                                                               100 JUARROS, 1928a, pp. 16-17 101 FREUD, 1981 [1905] 102 MIRA, 1932, p. 239 103 MIRA, Emilio, (1935): Manual de Psiquiatría, Barcelona, Salvat. p. 385 104 FREUD, 1981, [1910] p. 1559. 105 FREUD, 1918, [1913], p. 1867 106 August Aichhorn fue un reconocido pionero en el abordaje terapéutico de jóvenes delincuentes. Amigo de Anna Freud, en quien inspiraría gran parte de su obra gracias a sus enseñanzas en pedagogía y psicoanálisis, fue un profesor que recibió una formación psicoanalítica en los círculos vieneses. Su empeño por impedir que la disciplina autoritaria rigiera las directrices educativas en los reformatorios

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

191  

la labor educativa no debía ser confundida “con la influenciación psicoanalítica ni

sustituido por ella”107. Sobre estos desarrollos recogerá el testigo su hija Anna Freud

quien dedicará buena parte de su obra a la orientación pedagógica del psicoanálisis

infantil protagonizando una conocida polémica con la psicoanalista británica Melanie

Klein, contraria a los planteamientos pedagógicos de la hija de Freud108.  

No obstante, ya fuese desde la preocupación por rehabilitar al delincuente, como

desde el interés por prevenir la delincuencia, finalmente el psicoanálisis criminológico

sirvió como herramienta para la protección y restitución de la normalidad, como parte

del arsenal psiquiátrico-judicial empleado para la defensa social. A través de sus

postulados se pretendió evitar la delincuencia promoviendo que cada persona tuviese

“un exacto conocimiento de sus derechos y deberes sociales, una clara comprensión de

la razón de los mismos, un intenso convencimiento de la superioridad real de los actos

sociales sobre los antisociales (delictivos) y, de otra parte, un gran temor a las

consecuencias, más morales que materiales, de la conducta delictiva”109.

Según esta comprensión, controlar el equilibrio psíquico de la población

consistía en asegurarse un contexto adecuado en el que cada individuo entendiese e

introyectase la ley y las normas sociales, asegurándose la obediencia del yo a las

exigencias de la función superyoica. Se conseguía de esta forma una nueva tecnología

de represión que funcionaba de forma general e individual para todos los ciudadanos. El

control se ejercía así de forma sigilosa, en nombre del bienestar del individuo y de la

sociedad en su conjunto. Cada sujeto debía interiorizar las normas de comportamiento

permitidas, según una moral instituida por la clase gobernante y una legalidad

igualmente regida por el poder burgués. La moral, como decía Juarros, “integrada por

un conjunto de reglas puestas de acuerdo con el espíritu de la época y encaminadas a

facilitar la vida en colectividad”, sería un ideal pactado por un discurso biopolítico, “por                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      municipales de Viena le llevo a crear un comité que el mismo dirigió entre 1908 a 1918. Además quedó al cargo, al finalizar la primera Guerra Mundial, de un centro de menores en el noroeste de Viena hasta 1921. Todo esto hizo de germen para escribir la obra “Juventud desamparada” cuya primera versión en alemán data de 1925, y contó con un prefacio escrito por Sigmund Freud. En castellano se publicó, con traducción de Ramón Portillo, en 1956 bajo el título Juventud descarriada. Sobre este autor véase BALBUENA RIVERA, Francisco; PÉREZ, Juan de Dios; SÁNCHEZ-BARRANCO VALLEJO, Ignacio; SÁNCHEZ-BARRANCO RUIZ, Antonio (2003), “August Aichhorn, un pionero del psicoanálisis aplicado a los jóvenes delincuentes”, EduPsykhé: Revista de psicología y psicopedagogía, 2 (1), pp. 107-124. 107 FREUD, 1981 [1925c], “Prefacio para un libro de August Aichhorn”, Obras Completas, t. 3, (trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp, 3216-3217, p. 3217. 108 Véase MILLOT, Catherine (1982), Freud antipedagogo, Barcelona, Paidós Ibérica. 109 MIRA, 1932, p. 239

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  192  

eso varía con los tiempos, con las regiones, con las edades (…) no es sino un fenómeno

de adaptación”110. Una vez asimilada la pauta normativa de una época, cada individuo

podría asegurarse una moral suficiente como para hacerla ejercer de medida de

autoinhibición o autocastigo frente a la tentación delictiva. Y, si en lugar de esto, un

sujeto alzase una nueva moral “sobre la moral oficial” estaríamos ante un inmoral, y en

el caso de “carecer de ética” estaríamos ante un “enfermo mental” amoral por

definición111. Sobre estos conceptos se fundamentaron las acciones legales sobre

responsabilidad, prevención y rehabilitación del delincuente.

Ángel Garma por ejemplo escribiría en este sentido “Crimen y castigo:

contribución al estudio del psicópata delincuente” como fruto de su paso por el Tribunal

Tutelar de Menores, donde tuvo la oportunidad de colaborar con Jiménez de Asúa,

director entonces del Consejo de Protección a la Infancia112. Garma proponía en este

trabajo la división del tratamiento psicoanalítico del delincuente en dos fases, la primera

“y con mucho la más importante, es descubrir los motivos psicológicos que obligan al

psicópata a obrar mal”. Y la segunda, es “hacer sentir al psicópata, si se quiere, por

medio del castigo, las exigencias de la realidad social que le rodea. Pero el psicópata

debe sentir en todo momento que el castigo no se le impone para hacerle expiar su acto

delictivo, sino para ayudarle a reformarse”113. Theodor Reik, con quien Garma había

iniciado su análisis didáctico pocos años antes de su nombramiento como miembro de la

Sociedad Psicoanalítica de Berlín en 1931, había escrito Der unbekannte Mörder (1932)

traducido al castellano en 1943 bajo el título El asesino desconocido. Psicoanálisis de

los procedimientos criminológicos114.

La fundamentación del delito y la delincuencia en la mala educación y el fracaso

social (frente al delincuente nato propuesto por Lombroso) y la sustitución de las

condenas por tratamientos era una petición bastante extendida durante las décadas que

nos ocupan. La misma es además una vieja petición del reformismo social del siglo

XIX, donde destaca Concepción Arenal como la primera mujer que luchó por los

derechos de los presos115. Jiménez de Asúa desde esta misma corriente, propuso

                                                                                                               110 JUARROS, 1928a, p. 70 111 JUARROS, 1928a, pp. 70-71 112 HUERTAS, 2002b, p. 74. 113 GARMA, Ángel (1934a), “Crimen y castigo. Contribución al estudio de la psicología del psicópata delincuente”, Archivos de Neurobiología, 14 (4): 579-598, p. 597. 114 REIK, 1943. 115 ARENAL, Concepción, (1894), Obras Completas, Madrid, Librería de Victoriano Suárez.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

193  

suprimir las condenas por “apropiados influjos pedagógico-sociales”116 para lo que

incorporó la psicología individual de Adler, cuyos postulados sobre la psicología del

delito son “infinitamente más certeros y dejan más esperanzas de victoria en la lucha

contra el delito”117. Alfred Adler había centrado su interés en el comportamiento del

individuo en sociedad, relegando a un segundo plano la génesis sexual que caracterizaba

la concepción freudiana y que, como hemos visto, había ocasionado importantes

discrepancias en el contexto español.

Este nuevo marco penal traslucía un nuevo ideal de seguridad ciudadana, que

desplazaba el castigo punitivo sobre el cuerpo –como forma de privación de la libertad-

por una tecnología psicoeducativa a partir de la cual conseguir la interiorización del

funcionamiento de la sociedad desde planteamientos más humanistas, con los que

alcanzar un automatismo punitivo, basado en el autocastigo psicológico (representado

en psicoanálisis por la instancia del superyó) y el sentimiento de responsabilidad ética y

moral (que en términos psicoanalíticos dependería, según estos autores, de la represión

de las pulsiones y, en su defecto, la sublimación)118.

La delincuencia, desde esta perspectiva, se interpretaba como una inadaptación

social, una deficiente introyección de la ley, que convertía al individuo en una amenaza

para sí mismo y para el resto. Y el delito era el síntoma que alertaba de esta situación y

en el que podía leerse la existencia de un conflicto psíquico mayor, que vendría inscrito

en la psicobiografía del individuo desde hacía tiempo. El tratamiento consistiría

entonces en desenmascarar el complejo inconsciente en el que se localizaba el conflicto

pulsional e intentar su rehabilitación. ¿Cómo?, el individuo debía comprender aquello

que le sucedía, conocer la raíz inconsciente de su comportamiento para persuadirse de la

necesidad de reeducar sus pulsiones. Para ello, además de la represión pulsional, la

sublimación psicoanalítica fue el gran artificio que prácticamente todos los autores de

visión reformista tomaron del pensamiento freudiano. Si Freud había mostrado que se

podían trasmutar las pulsiones del ello por productos y acciones de alta valoración ética

y social, este mecanismo era perfecto para alcanzar el ansiado ideal de seguridad

ciudadana. Permutar el deseo hacia lo prohibido -la peligrosidad del delincuente- por un

                                                                                                               116 JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935a, p. 68 117 JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935a, p. 9 118 Véase HUERTAS, Rafael, (2009), “Medicina social, control social y políticas del cuerpo. La subjetivización de la norma” en MIRANDA, Marisa; GIRÓN, Álvaro, (coords.) Cuerpo, Biopolítica y control social. América Latina y Europa en los siglos XIX y XX, Buenos Aires, Siglo XXI.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  194  

deseo hacia lo permitido se convirtió en el engranaje idóneo para la defensa y

administración social119. Saldaña, por ejemplo, se referiría a este proceso como una

“purificación”, que actuaría sobre la energía sexual descarriada de su fin genésico,

reconduciéndola hacía un fin apto, en este caso, dentro de los límites normativos del

matrimonio y la familia120. Según esta definición, el objeto y fin de la sublimación no

estaría vinculado a la subjetividad del individuo ni a su malestar, sino que estaría

condicionado por el proyecto ético y social que se pretende instituir y defender, lo que

daría como resultado un discurso de validación de perfiles éticos y morales establecidos

por el poder burgués, que no difieren mucho de los perfiles legalmente expresados

mediante la Ley de Vagos y Maleantes de 1932.

3.5 El juez-psicoanalista. La propuesta de César Camargo y Marín121.

Poco después de la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de

1931, se publicaba el manual de César Camargo El psicoanálisis en la doctrina y en la

práctica judicial (1931). Al final del manuscrito, Camargo añadía un post scriptum en el

que, a modo de advertencia, indicaba al lector que el contenido del ejemplar había sido

elaborado durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), por lo que algunas de

las deficiencias legales que en él se señalaban ya “no tenían razón de ser”122 e iban a

encontrar un nuevo contexto socio-político más favorable para ser resueltas123. La

reforma de Camargo nunca fue llevaba a la práctica, pero su enseñanza sobre

psicoanálisis tuvo, como hemos dicho, una importante impronta en autores españoles y

extranjeros124, influyendo en las posibilidades prácticas de éste saber en el ámbito

judicial.  

                                                                                                               119 ROSE, 1999a. 120 SALDAÑA,1929b, p.14. 121 Véase LÉVY, 2016a. 122 CAMARGO, 1931, p. 609 123 La advertencia de Camargo cumplía indirectamente otra función, pues al señalar el advenimiento de la República como un suceso esperanzador y favorable a la justicia y la sociedad española, orientaba su propuesta psicoanalítica en favor de estos acontecimientos, vinculando, una vez más, el psicoanálisis con las políticas y las reformas de izquierda en una construcción artificial, que no depende de la epistemología psicoanalítica, sino de los sujetos y aquello que quiere decirse mediante su expresión. Ya hemos señalado que la presencia de las ideas psicoanalíticas en las políticas de modernización del país, lo hicieron participar de las críticas a la cultura y la moral conservadora, la educación, la situación de la mujer, o el tratamiento de locos y delincuentes. 124 Tuvo una notable influencia en autores extranjeros, como el médico chileno Juan Marín Rojas, con quien Camargo mantiene correspondencia, el abogado chileno Manuel Manzano (RUPERTHUZ, 2015a, p. 168 y 207) el profesor chileno de medicina legal Juan Andueza en la década de 1930 (SÁNCHEZ DELGADO, Marcelo, (2014), “Itinerario intelectual de un profesor chileno de medicina legal en la década de 1930”, Revista Historia y Justicia, 2, pp. 1-26) o el juez de menores chileno Samuel Gajardo

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

195  

  El manual compendiaba varias de las propuestas en materia de higiene y defensa

social elaboradas por juristas como Quintiliano Saldaña, Luis Jiménez de Asúa, o

psiquiatras como César Juarros, Emilio Mira, Gonzalo Rodríguez Lafora, Ruiz Maya o

Ángel Garma, entre otros. Pero, para su estudio, todas ellas eran vistas desde la óptica

del psicoanálisis, con el que perseguía una reinterpretación de todo el derecho penal y

civil y en general de todo el sistema judicial español. El inconsciente, dirá Camargo

“está completamente inexplorado en el Derecho. Es tan extenso que casi toda la

actividad jurídica, como después veremos, se desenvuelve en él, y vamos a explorarlo

quizá por primera vez, a descubrirlo”125.

Según afirmaba Camargo, más allá de “esa criminología psicoanalítica” que

otros autores han trabajado y “en la que incluiremos todo lo relativo a la psicología del

delincuente, como complemento de la Antropología criminal, que sólo nos da a conocer

sus caracteres somáticos (…), con los nuevos datos de los complejos de Edipo y de

Caín, y el desenvolvimiento de la libido (…), hemos de tratar también el concepto

psicoanalítico de la pena, basado en el proceso de sublimación que puede experimentar

el dolo, como la libido y todos los demás instintos, y, en fin, propondremos un nuevo

sistema de reforma de los delincuentes”126

En su propuesta teórica, Camargo criticó duramente el Complejo de Edipo

freudiano, que sustituyó por el Complejo de Caín, origen de la justicia y de todas las

relaciones humanas y del que Edipo sería una consecuencia y no a la inversa.

Freud había propuesto el Complejo de Edipo para hablar del deseo sexual

inconsciente que el niño expresaba hacia sus progenitores. Según el mito griego en el

que Freud se basó, Edipo mató a su padre y contrajo matrimonio con su madre tal y

como predijo el oráculo. En Tótem y tabú127 Freud argumentó la universalidad de este

conflicto –la prohibición del incesto-, situándolo en el origen de la sociedad y de la

entrada del hombre en la cultura.

Pero, para Camargo, Freud se equivocaba ya que no era posible situar un

principio de parricidio y deseo incestuoso como origen del hombre y la cultura, pues

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     (VETÖ, Silvana (2015)”Psicoanálisis y eugenesia en el campo criminológico chileno de la década de 1930-1940”, Indagaciones a partir de algunos escritos del juez de Menores Samuel Gajardo” en LEYTON, César; PALACIOS, Cristian; SÁNCHEZ, Marcelo (eds.), El bulevar de los pobres. Racismo científico, higiene y eugenesia en Chile e Iberoamérica, siglos, XIX, y XX, Santiago, Ocho Libros, pp. 155-185). 125 CAMARGO, 1931, p. 28. 126 CAMARGO, 1931, p. 28, [cursiva del original] 127 FREUD, Sigmund, (1981 [1912-3], “Tótem y Tabú”, Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, t. 2, pp. 1745-1850

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  196  

ésta no sería la tendencia normal que encontramos en las personas128. Más bien serían

las sociedades corrompidas las que habrían llevado al individuo a plantearse tendencias

de tipo edípico, que el hombre debería de saber reprimir, pero su impulsión original no

sería parricida. El Complejo de Edipo era entonces, en opinión de Camargo, “una

aberración, una anormalidad, quizá frecuente en la primitiva Humanidad o anterior a

ésta; pero aberración al fin y al cabo” 129 . Como ejemplo, Camargo exponía la

prohibición autoritaria que ejercen los padres y la sociedad sobre los niños para que no

se relacionen entre sí. Esta prohibición es la que lleva al niño a desear a sus

progenitores, de lo que se deduce que sería la norma paterna la que habría originado el

conflicto edípico y no a la inversa: “con esto llegamos a una conclusión casi

diametralmente opuesta al freudismo, pues en lugar de reprimir la censura las

tendencias inconscientes del complejo de Edipo, sería la represión de las tendencias

normales las que nos llevaría a él”130.

Mediante el psicoanálisis, el magistrado indagó sobre la tendencia natural del

hombre y la norma original de su comportamiento, para desprender de ahí el momento

en el que ésta se había desviado, originando el primer crimen sobre el que se

fundamentaría la necesidad de la justica y el pacto social. El Complejo de Caín fue el

resultado.

Camargo tomo el Complejo de Caín del psicólogo francés Charles Baudouin,

que lo había desarrollado en su obra L´Âme enfantine et la psychanalyse de 1931131.

Baudouin decía que el niño o hermano mayor reaccionaba ante el nacimiento de un

hermano o hermana menor con unos celos desmedidos, de carácter completamente

animal, que luego subsistían latentes, más o menos bien reprimidos. En consecuencia, la

hostilidad del hermano menor frente al mayor, sería una replica de la primera hostilidad.

Para Camargo la envidia y el deseo de propiedad radicaban en este conflicto, y a

partir de ahí el resto de motivaciones que justificarían la necesidad del contrato social

entre los hombres en sociedad. El Complejo de Caín hundía sus raíces en el relato

bíblico según el cual Caín mató a su hermano Abel, ambos hijos de Adán y Eva, fruto

de la envidia y el deseo de poseer el mismo lugar que ocupaba el hermano. Parece                                                                                                                128 CAMARGO, 1931, p. 36. 129 CAMARGO, 1931, p. 36. 130 CAMARGO, 1931, p. 38-39. 131 BAUDOUIN, Charles. (1931), L´Âme enfantine et la psychanalyse, Neuchâtel-Paris, Delachaux&Niestlé. Camargo escribe en su manual que ha traducido al castellano la obra de Baudouin Psychanalyse de l´art (1929), no hemos encontrado ningún ejemplar de esta traducción. El proyecto debió de quedarse inconcluso ya que, de hecho, el ejemplar aparece indexado en el inicio de El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial como traducción “en preparación” (CAMARGO, 1931, p. 7)

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

197  

indiscutible, argumentaba Camargo, “que esta tradición es mucho más antigua que la de

Edipo y, sobre todo, mientras la primera se nos presenta como originaria de la

Humanidad, Edipo aparece como hijo de un rey, esto es, ´formando parte de una

Humanidad ya constituida y organizada´. Luego, no sólo para el cristiano, para quien

tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento contiene la verdad revelada, sino para todo

el que examine la cuestión con imparcialidad y sin prejuicios, es indiscutible que el

complejo primitivo es el de Caín y que, lejos de ser éste una atenuación del de Edipo,

será el último una agravación del primero (…). La historia nos muestra ya las

tendencias exogámicas y las rivalidades entre pueblos y familias distintas y no en el

seno de éstas”132

Freud sostuvo que el relato bíblico de Caín y Abel representaba el origen de la

justicia133. Sin embargo el vienés localizó esta fórmula como proyección del Complejo

de Edipo, donde el deseo de muerte de Caín hacia Abel era en realidad una proyección

hacia el hermano del odio al padre. Abel posee los atributos que Caín desea, pero no por

ellos mismos, sino por despertar el favor de sus progenitores.

Camargo en cambio entendió que de la envidia infantil surgían, sin una buena

represión, todas las formas de delito penal existentes en la sociedad. El relato de Caín y

Abel fundamentaba así la creación del pacto social, origen de la justicia, el derecho y la

sociedad. La intervención judicial sería, según este esquema, una cuestión de protección

social, que buscaría evitar la mayor corrupción mediante la represión de todos aquellos

elementos que provocarían la satisfacción de las tendencias delictivas en el individuo.

A pesar de sus discrepancias con Freud, Camargo afirmó que su teoría

psicoanalítica era “distinta, pero no opuesta, al freudismo”134. De hecho cuenta que

envió a Freud su primer manuscrito, El psicoanálisis del sueño profético (1929),

respondiendo éste con su desaprobación135, lo que sitúa el trabajo de este autor en

sintonía directa con los llamados disidentes del lado freudiano, como Adler y Jung,

críticos con la rigidez hermenéutica de la ortodoxia psicoanalítica.

De la misma manera que “la escuela positivista italiana marcó nuevos derroteros

a la ciencia penal (…) trataremos nosotros –decía Camargo-, a semejanza de lo que                                                                                                                132 CAMARGO, 1931, p. 86 [cursiva del original] 133 FREUD, Sigmund, (1981 [1921]), “Psicología de las masas y análisis del yo”, en Obras Completas, t. 3, (trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 2564-2610. 134 CAMARGO, 1931, p.9 135 CAMARGO, 1931, p. 10. No hemos encontrado constancia de este intercambio más allá de las propias palabras de Camargo.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  198  

hemos de hacer también con el psicoanálisis, de explorar los horizontes y aún de

ampliarlos”136. Definió para ello un plan de implantación de la teoría psicoanalítica en

todas las instituciones y organismos del poder judicial, al mismo tiempo que elaboró un

programa de estudios detallados para el juez, el abogado, el fiscal y el funcionario de

prisiones que debía obtener una “sólida preparación psicoanalítica”137. Llegará incluso a

proponer la creación de un Instituto Psicoanalítico judicial con una enseñanza reglada

según su doctrina psicoanalítica y dirigido por especialistas formados en esta materia138.

El punto fuerte de su enseñanza fue, junto a la propuesta de los jueces-

psicoanalistas, lo que denominó la “teoría penal ultracorrecionalista”, combinación de

los planteamientos de la escuela italiana con el determinismo freudiano y el humanismo

correccionalista, introducido en España por el penalista Pedro Dorado Montero139.

Siguiendo estas ideas, la pena sería para Camargo un tratamiento rehabilitador del

individuo y protector de la sociedad; el delito, síntoma de un problema mayor inscrito

en la psicobiografía del sujeto; el delincuente, “el que ha dado a sus tendencias naturales

una dirección viciosa que hay que corregir, comenzando por descubrir su

procedencia”140; y el juez, la figura que ostenta el mayor poder en la pirámide judicial,

capaz de identificar y leer en los delitos su motivación psicológica inconsciente de

forma que adquiera especial relevancia la exigencia de no juzgar el hecho sino al

malhechor141.

  El juez, dirá Camargo, “ha de ser una verdadera enciclopedia, poseyendo todos

los conocimientos necesarios para que el perito no le engañe”142. Él es quien ha de

juzgar sobre las cuestiones vinculadas a la delincuencia y la psicología del criminal,

pues ésta es su jurisdicción. Por tanto, si las modernas teorías han demostrado la

continuidad entre delincuencia y locura en su paso por los Tribunales143, es competencia

del juez custodiar el saber sobre ambos fenómenos, al parecer reunidos en la comisión

de un crimen: “ante todo el juez ha de ser psicoanalista”144.

                                                                                                               136 CAMARGO, 1931, p. 15 137 CAMARGO, 1931, p. 11 138 CAMARGO, 1931, p .23 139 TRINIDAD, 1991. 140 CAMARGO, 1931, p. 510 141 Para un estudio sobre la dinámica psíquica y la delincuencia puede consultarse GALLO, 2007, p. 25 142 CAMARGO, 1931, pp. 16-17 143 CAMPOS, 2013. 144 CAMARGO, 1931, p. 17. El anudamiento de saberes comprendidos en la figura del juez-psicoanalista responde al mismo proceso que Foucault señala en Los anormales para el “médico-juez” donde “el psiquiatra se convierte efectivamente en juez; hace efectivamente un acta de instrucción, y no en el nivel de la responsabilidad jurídica de los individuos, sino de su culpabilidad real. Y a la inversa, el juez, por su

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

199  

  El eje central sobre el que descansa la orientación humanista y correccionalista

de este sistema era, al igual que para el resto de autores, la sublimación psicoanalítica,

sobre la que se edificaron las `condenas terapéuticas´ y la rehabilitación. La conducta

delincuente actuaría, según Camargo, guiada por el deseo de descarga y satisfacción de

la libido criminal, denominada dolo la cual puede ser rectificada mediante el

psicoanálisis. La finalidad última de esta transformación era la descarga del dolo en un

destino apto, ¿para quién?: para el jurista en su interpretación del código penal. De esta

forma, el éxito en la represión del dolo y en la recuperación del delincuente se

correspondería con una conducta guiada por los parámetros de permisividad del poder

judicial.  

  Para poder llevar a cabo toda esta maquinaria propone sustituir cárceles y

penitenciarías por Reformatorios o Clínicas de Psicoanálisis donde el juez enviaría a los

delincuentes, sustituyendo el ingreso por tiempo determinado, por una condena

terapéutica, de duración indeterminada, hasta conseguir la reintegración en el medio

social o, lo que es lo mismo, hasta conseguir doblegar al inconsciente en sus deseos

criminales145. El juez es quien ha de “descubrir el complejo ordinario causante del

crimen (…) y después encauzar y dirigir esa libido o potencial, transformándola y

sublimándola (…) bajo la vigilancia del mismo juez, como pudiera vigilar a un enfermo

su médico de cabecera”146 El éxito en la ejecución de la condena daría por resultado la

permutación de éste deseo criminal por un deseo hacía el bien en el que el sujeto no

representaría ningún peligro.

Este punto es quizás el más atrevido de su propuesta, ya que la consideración del

inconsciente en este contexto introduce una variable interesante en el desplazamiento de

las deliberaciones judiciales del delito al delincuente. En el examen pericial del

inconsciente se avanzaría un paso más, para pasar de considerar la biografía del

criminal, a investigar sobre su deseo criminal.147. El sujeto puede querer ser o no

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     parte va a desdoblarse frente al médico. Puesto que a partir del momento en que va a emitir concretamente su juicio, es decir, su decisión de castigo (…) no sancionará la infracción. Podrá darse el lujo, la elegancia o la excusa, como lo prefieran, de imponer a un individuo una serie de medidas correctivas, de medidas de readaptación, de medidas de reinserción. El bajo oficio de castigar se convierte así en el hermoso oficio de curar. El peritaje psiquiátrico, entre otras cosas, sirve a esta inversión” (FOUCAULT, 2001,p. 33-34) 145 Sobre la relación entre la pena indeterminada y las consideraciones sobre la peligrosidad social véase, CAMPOS 2013. 146 CAMARGO, 1931, p. 24, [cursiva del original] 147 Foucault introduce algunos de estos interrogantes en relación a la confesión y el decir verdad en los Tribunales de justicia cuando aborda el paso de la genealogía del criminal a la genealogía del hombre de deseo. Este mismo esquema nos sirve para pensar la incorporación del psicoanálisis a la testificación

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  200  

criminal, incluso sin saberlo, pues su deseo no siempre es accesible para él. Se suma con

ello otro elemento más, pues el interés pericial por indagar sobre el “deseo de ser

delincuente” socializa el fenómeno, de forma que éste ya no sería terreno exclusivo de

los criminales, sino que cualquier individuo podría ser portador de un deseo

inconsciente tendente hacía el crimen. La pericia entonces procedería contrastando lo

que el sujeto dice y lo que inconscientemente desea –accediendo a ello mediante tests

psicoanalíticos y asociación libre- , de tal forma que, según la adecuación de una cosa a

la otra, el especialista pueda resolver el grado de peligrosidad de su deseo o la pureza

del mismo.

Este proceso de autentificación entre lo que el individuo dice desear y lo que

inconscientemente desea, sería la función más característica del juez-psicoanalista, que

de esta forma podría establecer una sentencia correctiva totalmente individualizada a

cada caso y a cada criminal. Sin embargo esta propuesta nos descubre, como fondo de

las deliberaciones penales, la tendencia hacía el ideal de pureza como valor ético y

moral, que llevaría a Camargo a aspirar a la creencia de que, si los sueños son, tal y

como dice Freud la realización de deseos reprimidos en el inconsciente, entonces “el

hombre de bien es bueno siempre, en la vigilia y en los ensueños, y que quien aspira al

bien, con el bien sueña”148

3.6 Sancionar el inconsciente: la preocupación por la verdad jurídica en los

peritajes psicoanalíticos.

Como se ha podido analizar en la propuesta de Camargo, la consideración del

deseo inconsciente en las pesquisas forenses, mostraba en su aplicación judicial, una

finalidad bastante alejada de la supuesta intención terapéutica de jueces y psiquiatras.

Los actos delictivos, entendidos como síntomas determinados por motivaciones

inconscientes, serían portadores de una verdad que habría de ser interpretada, según

decían, para restituir el equilibrio psíquico, bajo la prescripción de una `condena

terapéutica´. No obstante, en el ámbito judicial, esta función se desdoblaba apuntando

también hacia el esclarecimiento jurídico del delito, verdadero móvil de los procesos

judiciales y que, según la hipótesis psicoanalítica, estaría oculto en el inconsciente. Para

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     judicial, y sus relación con el sujeto y la verdad. (FOUCAULT, Michel, (2014), Obrar mal, decir la verdad. La función de la confesión en la justicia. Curso de Lovaina, 1931, México, Siglo XXI) 148 CAMARGO, 1944), p. 136

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

201  

juzgar un delito era necesario, según sostenía Mira, comprenderlo, “pero para esto se

necesita no sólo conocer los antecedentes de la situación, sino el valor de todos los

factores determinantes de la reacción personal que antes hemos estudiado […].

Discuten los penalistas si hay que castigar con arreglo a los resultados o a la intención

del acto delictivo. ¿Por qué no castigar con arreglo a la motivación psicológica de

éste?149

A partir de este objetivo Mira configuró el psicoanálisis como una técnica150

para esclarecer la situación delictiva que, junto con pruebas como el detector de

mentiras de Larson151, el método de la expresión motriz de Luria152, o los métodos para

suprimir la censura inconsciente, componían una conjunto de herramientas forenses más

cercanas a un instrumento de control social que a una herramienta terapéutica.

En 1926 Mira había propuesto el “método del interrogatorio a `presión´” que,

según decía:

“recuerda en gran manera el interrogatorio judicial. También en éste se desean obtener datos y confesiones a las cuales el sujeto opone una gran resistencia. Pero no hemos de olvidar que una diferencia esencial separa ambos métodos: el hecho de que el interrogatorio psico-analítico se dirige al inconsciente del paciente, mientras que el interrogatorio judicial lo hace a la consciencia del acusado. Por consiguiente, la actitud de los interrogadores ha de ser distinta. El juez, severo, ha de imponer, ante todo, por su rectitud y autoridad; el médico, amable y condescendiente, ha de atraer por su simpatía y tolerancia. Los dos, sin embargo, han de recurrir forzosamente al artificio consistente en obtener las respuestas deseadas destacándolas como una sombra del entorno de una serie de otras contestaciones que implícitamente contienen alguno de sus elementos”153

                                                                                                               149 MIRA, 1932, p. 66. 150 Hay que señalar que este proceso no es ajeno al movimiento de institucionalización de la psicología científica en España, donde la aplicación psicotécnica fue uno de sus más importantes pilares a lo largo del siglo XX. Véase CARPINTERO, 2004; SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Vicente; GUIJARRO GRANADOS, Teresa, (2000), “Los inicios de la Psicotecnia en España”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 20 (76), pp. 81-88. 151 John Larson inventó en 1922 una maquina de medición fisiológica que registraba los cambios de presión sanguínea y el pulso durante la testificación. (LARSON, J.A. (1922), The cardio-pneumo-psychogram and its use in the study of emotions, with practical applications. Journal of Experimental Psychology, 5, 323-328). Véase MANZANERO, Antonio, (2010), “Hitos de la historia de la psicología del testimonio en la escena internacional”, Boletín de Psicología, 100, pp. 89-104. 152 Alexander Luria fue un neurólogo soviético que desarrolló varios estudios sobre psicología experimental y neuropsicología. El método de la expresión motriz responde a un esquema pavloviano sobre la reacción emocional y el comportamiento de la mente humana. En los primeros años de su carrera Luria tuvo influencia del psicoanálisis y participó, junto a Vygostky en una introducción a la versión en ruso de la obra de Freud, pero a partir de 1927 tomó una actitud crítica con el psicoanálisis. Véase BAUSELA HERRERAS, Esperanza (2006), “La neuropsicología de A. R. Luria: coetáneos y continuadores de su legado”, Revista de Historia de la Psicología, 27 (4), pp. 79-92. Sobre el papel de Luria en la historia del psicoanálisis en Rusia véase, BALBUENA RIVERA; SÁNCHEZ-BARRANCO, 2004. 153 MIRA, 1926a, pp. 50-60.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  202  

No obstante, en el Manual de Psicología Jurídica de 1932 Mira modificó este

planteamiento al abordar la aplicación judicial del psicoanálisis, señalando las ventajas

existentes en la colaboración juez-médico. Desde entonces el juez, con ayuda de las

técnicas psicológicas, podría, según la propuesta de Mira, deliberar en relación al

contenido inconsciente, donde se alojaría la raíz del conflicto y el motor del crimen.

La tecnificación del psicoanálisis respondía al objetivo de conseguir datos para

describir un perfil psicológico potencialmente peligroso y, por ende, punible,

independientemente del interés por su rehabilitación. Camargo en el inicio de El

psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial así lo expresaba, siguiendo el

pensamiento del psicoanalista norteamericano Smith Ely Jelliffe154 “que sostiene que el

empleo del psicoanálisis no constituye sino un método para obtener datos”155. La

relevancia de ésta técnica sobre otras, continuaba, es que nos explica “el porqué [sic],

en primer lugar procederemos así más científicamente, y en segundo término

concederemos el valor que merecen a cierto datos que, desconociéndolo, nos hubieran

pasado seguramente inadvertidos”156.

También Lafora abogó en La psiquiatría en el nuevo código penal español de

1928 (juicio crítico), escrito a raíz de la polémica desatada tras la promulgación del

Código Penal de 1928157, por el uso pericial del psicoanálisis para determinar la

peligrosidad del acusado, distinguiendo entre individuos sanos y alienados158

Además de ofrecer una nueva etiología del delito, el psicoanálisis había

proporcionado un cambio cualitativo en la comprensión del problema del delincuente,

ya que el empleo de sus técnicas traía consigo una cada vez mayor individualización de

los juicios sobre los procesados, en detrimento de las concepciones generalizadoras del

delito. Se alzó con ello, “de la mano de la psicología dinámica, toda una doctrina

                                                                                                               154 Este autor fue un neurólogo, psiquiatra y psicoanalista norteamericano, seguidor crítico de Freud, con quien mantuvo una amplia correspondencia. En Nueva York cofundó en 1913 junto a William A. White la revista The Psychoanalytic Review que sirvió como órgano de difusión del psicoanálisis en norteamérica. Jelliffe y White adquirieron un amplio reconocimiento en EEUU debido a su participación en dos de los juicios más célebres del país: el asesinato de Stanford White en 1906 y el juicio contra Nathan Loeb y Richard Leopold, celebrado en 1924, acusados de haber tratado de cometer el “crimen perfecto” al asesinar al hijo de trece años de Bobby Franks. Véase SCHWARTZ, 2000. 155 CAMARGO, 1931, p. 9. En 1929 se había traducido al castellano por Honorio Delgado el libro de Jellife Técnica del Psicoanálisis (Madrid, Biblioteca Nueva). 156 CAMARGO, 1931, p. 258 157 ÁLVAREZ; HUERTAS, 1987 158 RODRIGUEZ LAFORA, 1929, p. 69.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

203  

también `dinámica´ de la criminalidad en la que la personalidad del delincuente pasa a

primer plano”159.

En el estudio de la personalidad podían entenderse los avatares singulares –e

inconscientes- en los que el delito había tenido lugar. Por lo que la finalidad última de

esta exploración, no era otra que determinar el origen del delito a través del

descubrimiento de su verdadera motivación inconsciente. Si el psicoanálisis freudiano

había desafiado el cartesianismo científico al postular un saber oculto que sin embargo

ejerce una fuerza determinante en la voluntad y la acción, la aplicación judicial a la que

los autores españoles apuntaron, lo reubicaba en una concepción cartesiana –en la línea

de la psiquiatría más tradicional- en la que, admitiendo la estructura dinámica de la

delincuencia, toda verdad oculta podría ser conocida y revelada mediante el uso pericial

del psicoanálisis160.

De este modo, explorar en las profundidades del inconsciente se convirtió en una

atractiva herramienta forense que, sin embargo, tenía que resolver algunas dificultades

propias de la situación judicial en la que tenía lugar y que, de forma evidente,

dificultaba las manifestaciones espontáneas que el planteamiento freudiano solicitaba.

En un contexto en el que las palabras proferidas por el procesado podían ser

determinantes en la sentencia, el control de la veracidad y sinceridad de las mismas era

un objetivo prioritario que debía realizarse, según señalaban, de la forma más objetiva

posible. Como vía de acceso al inconsciente Freud había propuesto la asociación libre

según la cual se le pedía al paciente que dijese lo primero que se le ocurriera, por

absurdo que pareciese161. No obstante la escena terapéutica que Freud describía –diga

usted lo primero que se le ocurra- difícilmente podía reproducirse en la tensión de un

contexto judicial, por lo que en general los peritajes psicoanalíticos optaron por la

prueba de las asociaciones determinadas que la Escuela de Zúrich, con Jung a la cabeza,

estaba desarrollando, y que “representaba una especie de interrogatorio condensado y

disimulado”162.

La prueba de las asociaciones determinadas consistía en una batería de palabras-

estímulo que se ofrecían al interrogado al mismo tiempo que se le solicitaba una                                                                                                                159 HUERTAS, Rafael, (1987a): “Psiquiatría forense”, en HUERTAS, R, ROMERO, A.I., y ÁLVAREZ, R., Perspectivas psiquiátricas, Madrid, CSIC, p. 173 160 Sobre el desafío del psicoanálisis y la deconstrucción del sujeto cartesiano puede consultarse VALLAEYS, François (1996), “Las deconstrucciones del sujeto cartesiano”, ARETÉ, revista de filosofía, 8 (2), pp. 309-318. 161 FREUD, Sigmund (1981[1904]) “El método psicoanalítico de Freud”, Obras Completas, t.1, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1003-1006. 162 MIRA, 1926a, p. 89.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  204  

respuesta, lo primero que le evocase la palabra-estímulo. El especialista había de

anotarlo todo y sacar sus conclusiones a partir de ello. Jung había propuesto “su prueba

de asociaciones determinadas, asociada al registro del tiempo de reacción y a las

particularidades de esta última como medio indicador de los `complejos´, es decir, del

conjunto de experiencias o `vivencias´ que un sujeto cualquiera quisiese ocultar”163.

Figura 3.1 Ejemplo de hoja-registro de la prueba de las asociaciones determinadas. (Mira, 1926, p. 66-67)

Pero Mira introdujo variaciones en la prueba con el objetivo de orientarla hacia

la situación concreta que se pretendía esclarecer y adaptadas al individuo procesado164.

                                                                                                               163 MIRA, 1932, p. 110. 164 En el contexto de las investigaciones sobre peligrosidad y delincuencia, varios psiquiatras propusieron la creación de herramientas y técnicas que permitiesen obtener resultados prácticos. Así por ejemplo Mira realizó, junto a Joaquín Fuster, un conjunto de test que denominó de penalización libre y que pasó a los reclusos de la Cárcel Modelo de Barcelona y a un grupo de no reclusos de diferentes niveles culturales. Con el objetivo de esclarecer un perfil potencialmente criminal compararon las respuestas de ambos

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

205  

De la misma opinión fue Cesar Juarros, que prefería elaborar su propia lista de

palabras-estímulos en lugar de usar el conjunto pre-definido por Bleuler y Jung165.

El intervencionismo y la pretendida exactitud de ésta prueba fueron además

perfeccionados por Mira166 con aparatos de medición de los “fenómenos somáticos

concomitantes del shock emocional despertado por las palabras-estímulo específicas”

como las alteraciones circulatorias, respiratorias o eléctricas. Según el autor, “un

indiscutible perfeccionamiento introducido en la técnica de la prueba de las

asociaciones determinadas, ha sido el registro objetivo de las reacciones emocionales

del sujeto, recurriendo a diversos dispositivos como, por ejemplo, el pneumógrafo, los

pletismógrafos, oscilógrafos, esfigmógrafos, etc., y últimamente el electrocardiógrafo o

la instalación para la medida y registro del reflejo psicogalvánico […]; utilizando sus

valiosos recursos puede decirse que la caza de los complejos se hace de un modo casi

matemático”167.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     grupos para trazar, a partir de ellas, la potencial criminalidad de los no reclusos que respondiesen de forma similar a los delincuentes (Campos, 2007a, p. 24; Mira, 1932: 245-254). Fuster, por su parte, había entrado en contacto con el psicoanálisis y utilizó conceptos freudianos de la mano de Mira y los conceptos psicoanalíticos de Camargo como complejo de castración y complejo de Caín, para deliberar sobre el diagnóstico criminológico del delincuente a partir de la sexualidad. Véase también MONTERO PICH, Óscar (2016), “Las investigaciones de Joaquim Fuster sobre la Moral del Delincuente (y su Sexualidad) en la Prisión Modelo de Barcelona (1929-1935), Revista de Historia de la Psicología, 37 (4), pp. 19-26; MONTERO PICH, (2014), Óscar Normativització a la presó model de Barcelona abans de 1936, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, tesis de doctorado. 165 JUARROS, 1928a, pp. 175-176 166 Mira a lo largo de su obra muestra una preocupación por ofrecer una formula de medición objetiva de la vida mental y de la personalidad, la cual entiende íntimamente correlacionada con el movimiento corporal, de ahí que combine técnicas de exploración inconsciente con aparatos de medición de las reacciones corporales. Su aportación original en este ámbito será el Test de Psicodiagnostico Miokinético, que gozó de notable fama entre algunos autores. (CARPINTERO, 2004, pp. 193-194) 167 MIRA, 1926a, pp. 85-86

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  206  

Figura, 3.2. Dispositivo psicogalvánico de Weschler para el control del grado de emoción con que se hacen las declaraciones (Mira,

1932, p. 137)

Figura 3.3. Gráfica de las alteraciones respiratorias y circulatorias de una exploración psico-analítica en un enfermo de neurosis

compulsiva (Mira, 1926, p. 155).

Como novedad Mira introducía también el empleo de barbitúricos para reducir el

efecto de la censura consciente, sin necesidad de recrear una escena de confort

terapéutico, e inducir farmacológicamente al sujeto en un estado de onirismo en el que

el acceso al contenido inconsciente fuese más rápido y fiable168. La escucha analítica

propuesta por Freud, de condición espontánea y no intervenida, queda lejos de estas

prácticas, más próximas a los viejos métodos de la psiquiatría más tradicional, a los que

                                                                                                               168 MIRA, 1925.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

207  

Mira suma las técnicas de sugestión que Freud había abandonado explícitamente al

demostrar sus limitaciones169.

Quizás esta presentación del psicoanálisis contribuyó a que otros autores, de las

más clásica tradición psiquiátrica, sintonizasen con la prueba de las asociaciones

determinadas descrita por Mira. Sería el caso de Antonio Vallejo Nágera, uno de los

portavoces más representativos de la psiquiatría franquista, para quien el psicoanálisis

no tuvo nunca un lugar de excesivo interés en su obra, pero que reconoció, sin embargo,

haberlo empleado en alguna ocasión170.

Muy temprano en su carrera como médico militar quedó encargado de

desenmascarar a los simuladores que alegaban razones médicas para evitar el servicio

militar 171 . Esta preocupación por la simulación, voluntaria e involuntaria, de

enfermedades, le acompañó el resto de su carrera, dedicando numerosos trabajos a esta

cuestión. En 1926 publicó el texto “Sobre el mecanismo psicológico de la simulación y

las neurosis de deseo”, en el que contaba cómo a partir de un caso que se le resistía,

llegó a emplear la prueba de las asociaciones verbales de Jung, en detrimento de la

asociación libre de Freud que le merecía graves reproches “ya que algunas veces se

comete la torpeza de analizar y rebuscar los complejos con auxilio del enfermo,

recibiendo éste nuevas sugestiones, de las que resulta la producción y presentación de

nuevos síntomas con agravación del estado general”172. En este caso el enfermo,

confirmaba Vallejo, “se resiste a toda serie de exploraciones psicológicas, habiendo

tenido necesidad de hacer valer nuestra autoridad para que se someta a la prueba de

Jung para la asociación verbal. Con este motivo provocamos una reacción afectiva y

ante nuestra formal promesa de que nada podrá ocurrirle por ello, obtenemos, al fin, una

confesión escrita”173

El uso que Vallejo hacía de esta técnica presentaba la misma finalidad práctica

que describe Mira: obtener la verdad oculta o desenmascarar la mentira como forma de

simulación. El medio empleado para engañar la voluntad del interrogado tampoco

difería en sus intenciones, y ya fuese mediante farmacología, a través de la falsa

promesa de que nada le ocurrirá, o mediante el uso de aparatos de medición somática

(que recuerdan a planteamientos de tipo lombrosiano), de lo que se trataba en ultimo                                                                                                                169 SÁNCHEZ LÁZARO, 1986, p. 644. 170 VALLEJO, NÁGERA, Antonio (1926): “Sobre el mecanismo psicológico de la simulación y las neurosis de deseo”, Archivos de Neurobiología, 16, pp. 108-120; 171 HUERTAS, 2002b, pp. 89-90. 172 VALLEJO, 1926, p. 112. 173 VALLEJO, 1926, p. 119

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  208  

término era de conseguir alcanzar la certeza y veracidad de sus palabras. Esta práctica

sin embargo, reducía al sujeto a un mero recipiente de verdades ocultas que había que

desvelar, pero no con un fin sanador, sino sancionador. Lo que hay detrás de este

esquema es una correlación entre el núcleo de la personalidad y la reacción corporal

involuntaria del sujeto, al que se le asocia la dinámica consciente-inconsciente del

psicoanálisis, perfeccionando su aplicación a través de una serie de modificaciones

técnicas dispuestas para engañar forzosamente y de la mejor forma posible a la censura

consciente, pervirtiendo el uso terapéutico por una servidumbre al poder judicial y su

aparato de control.

3. 7 Los Tribunales de Justicia como espacios de difusión del psicoanálisis.

El 29 de julio de 1932 el diario El Sur se hacía eco de los elogios que el

psiquiatra cordobés Manuel Ruiz Maya y su tratado sobre Psiquiatría Penal y Civil

(1931), habían recibido en el XVII Congreso de Medicina legal de Lengua francesa,

celebrado en Paris los días 23, 24 y 25 de mayo de ese mismo año. El diario recogía

primero las palabras que el catedrático de la Universidad de Paris M. H. Claude, había

dedicado al trabajo de Ruiz Maya: “Es una obra importantísima que honra a la ciencia psiquiátrica española y cuya consulta será siempre provechosa porque plantea perfectamente la mayor parte de las cuestiones y por la gran claridad con que el autor estudia una serie de problemas que todavía se discuten y a cuya solución aporta elementos personales del más alto interés”

La revista Annales de Médicine legale, de Criminologie et de Police

Scientifique editada en Paris, había publicado las memorias del congreso, de las que el

diario extraía a continuación -traducido al castellano- el fragmento que el psiquiatra M.

Genil Perrin174 había dedicado a comentar el trabajo de Ruiz Maya.

Genil Perrin afirmaba que Ruiz Maya hacía una crítica objetiva e imparcial a las

aplicaciones criminológicas del psicoanálisis y, siguiendo sus ideas, lanzaba un ataque

precisamente a este uso: “…¿qué pretenden? [se refiere a los psicoanalistas] que la rigidez de la educación es la causa de un violento retroceso que produce la neurosis; que

                                                                                                               174 Genil Perrín, importante médico alienista francés, debatió sobre el uso criminológico del psicoanálisis. En 1932 publicó “La psychanalyse en médicine légale” (Paris médical: la semaine du clinicien, 86, pp. 28-41) cuyo contenido estaba basado en su intervención en el XVII Congreso de Medicina Legal en Lengua Francesa, y en 1934 también publicó Psychanalyse et criminologie, Paris, Librairie Félix Alcan. Véase GENIL PERRIN, G.P.H, (1913) Histoire des origines et de l´evolution d l´idée de dégenérescence en médicine mentale, Paris, Alfred Lecrerc Editeur; Véase HUERTAS, Rafael (1987b), Locura y Degeneración. Psiquiatría y sociedad en el positivismo francés, Madrid, CSIC.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

209  

si esta neurosis determina reacciones antisociales, la causa primera de éstas es precisamente el rigor de la censura. Y como las reacciones instintivas no serían imputables, llegan a admitir esta enormidad: que cuanto más rígida sea la censura, menor será la imputabilidad. Si dejamos a un lado estas sutilezas escolásticas, ¿qué queda de la cuestión? Que el Psicoanálisis ve en las reacciones antisociales una operación de psiquismo extraconsciente que, desviado, encuentra así el medio de satisfacer sus impulsos. De esta forma, la criminología psicoanalítica aparece, sencillamente, como una encarnación del determinismo. Esta doctrina, debida en gran parte a la fantasía, que opera conceptos desprovistos de existencia real, carece todavía de eficacia y valor suficiente para que pueda ser propuesta a los juristas. Puede explicar algunos casos de delincuencia, pero no puede constituir el fundamento de una criminología. El mismo Ferenczi, formuló ya objeciones muy parecidas. Por otra parte, los psicoanalistas creen poder evitar al magistrado instructor ciertos procedimientos en la administración de la prueba. Pero, ¿el psicoanálisis dará mejor resultado que la técnica actual de instrucción?. El procedimiento es complejo; exige aptitudes que no todos poseen; y sobre todo depende en gran parte de la interpretación y esta interpretación estará orientada por el paciente. ¿Esta orientación no será arbitrária? (…) Este método de investigación resolverá tal vez algunos problemas pero con las mismas posibilidades y con todas las restricciones de los demás métodos. No es pues otra cosa que un procedimiento más para buscar la capacidad de inhibición o de acción. La responsabilidad debe deducirse del estudio total de la personalidad, y el inconsciente no es más que una parte de la personalidad. El psicoanálisis nos ayudará a conocer el inconsciente, sin que esto tenga ninguna consecuencia médico-legal particular”175.

Efectivamente Ruiz Maya en su manual, había señalado las deficiencias del

psicoanálisis para representar el fundamento último de la criminología. El psicoanálisis

era para esta autor una forma de determinismo psíquico que podía funcionar como

marco interpretativo y/o aportar datos interesantes para comprender la raíz de un suceso,

pero de ahí no se podía colegir una figura de delito penal. Según sostuvo “como medio

de investigación, (…) resuelve problemas difíciles, quizá insolubles con los otros

procedimientos de investigación, pero con las solas posibilidades y todas las

limitaciones de los demás métodos”176.

Estas limitaciones fueron las que Mira pretendió perfeccionar con el uso de

medios auxiliares que limitasen la intervención del “yo” del psicoanalista en la

orientación de sus interpretaciones psicoanalíticas, fenómeno que Ruiz Maya había

señalado como el más grave inconveniente de ésta técnica, para dar a la prueba

psicoanalítica la mayor fiabilidad posible.

                                                                                                               175 “Un médico cordobés ante la opinión extranjera”, El Sur, 29 de julio de 1932, p. 4 176 RUIZ MAYA, 1931, p. 242

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  210  

A pesar de sus críticas, Ruiz Maya recomendó el empleo sistemático del

psicoanálisis para “todo delincuente (…); así podremos explicarnos, en ciertos casos,

crímenes y delitos; reacciones antisociales de otro modo incomprensibles”177.

Restaría, sin embargo, preguntarse cuál fue la verdadera práctica de éste método

y la pauta, si es que la hubo, a la que obedeció su uso en determinados casos y su

exclusión en otros. La dificultad de acceso a las fuentes judiciales de este tipo pone

obstáculos a nuestro propósito, que en todo caso, pretende esbozar algunas ideas con las

que seguir pensando el fenómeno.

Como punto de partida, señalaremos dos elementos determinantes a la hora de

abordar una hipótesis sobre el uso jurídico del psicoanálisis. Primero, es importante

tener en cuenta a qué intereses obedecía y cuál es el contexto en el que se realizaban los

exámenes periciales o el uso jurídico del psicoanálisis. En este sentido no podemos

olvidar que en este momento se están intentando promover una serie de reformas

legislativas y cambios sociales, acompañados del indispensable cambio político. Y, en

segundo lugar, hay que tener en cuenta cuál era el papel que el perito o el juez en

cuestión otorgaba a los factores exógenos (contexto ético-social) y a los factores

endógenos (marcadores principalmente biológicos y psiquiátricos) en la génesis del

delito. Al mismo tiempo este contexto está marcado por las tensiones entre los

defensores de la escuela penal clásica y los de la escuela moderna, lo que, a nivel

práctico, incidirá en la consideración de la locura y la responsabilidad como atenuante o

agravante de la situación judicial.

Nuestra hipótesis de partida surge al observar cómo en determinados casos de

homicidio, como el de la joven Hildegart a manos de su madre Aurora Rodríguez en

1933, no hay, a pesar de la cercanía psicoanalítica de algunos de los psiquiatras

encargados del examen pericial, un uso del psicoanálisis, que sí aparece sin embargo en

la defensa jurídica de los sucesos de Castilblanco de 1931, en los que, un jornalero y

cuatro guardias pierden la vida a raíz de una huelga general convocada por UGT.

Al mismo tiempo, el uso psicotécnico que Mira hace del psicoanálisis en su

actividad en el Instituto de Orientación Laboral, nos da pistas sobre la orientación que

dio a la prueba psicoanalítica, más bien del lado de la neurosis y los trastornos

psicopatológicos, que de los grandes casos de la psiquiatría más tradicional. De hecho

Mira reflexiona en estos años sobre si todo el mundo es psicoanalizable, a lo que

                                                                                                               177 RUIZ MAYA, 1931, p. 242

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

211  

responde afirmativamente “a condición, naturalmente, que se preste a ello y esté con la

suficiente claridad de juicio para comprender las instrucciones y contestar

adecuadamente a nuestras preguntas”178. La locura de “evidencia psicótica”, como dirá

Jiménez de Asúa 179, no entraría dentro de este supuesto y seguiría formando parte del

campo de la psiquiatría más biologicista, también en su tratamiento forense.

Esta posible orientación de la pericia psicoanalítica, coincidiría con las

objeciones que Sarró hacía del psicoanálisis freudiano cuando, en la entrevista que

Sánchez Lázaro le realiza en 1985, afirmaba que “no prestó mucha atención al campo

de las psicosis, ni conoció a fondo los manicomios (…) Podemos decir que el campo de

la locura salió intacto de manos de Freud, pero ya hizo bastantes aportaciones en el

campo de las neurosis”180. Sarró de hecho, a partir de esta crítica, centró su obra

psiquiátrica en el análisis del delirio psicótico como vía regía de acceso al inconsciente,

reformulando varios de los conceptos del pensamiento freudiano según un

planteamiento fenomenológico.

El uso del psicoanálisis como marco interpretativo puede explicar, tal y como

afirmó Jiménez de Asúa, que “no hay una específica tendencia delictiva, puesto que

todos la tenemos amadrigada en nuestro ello, en nuestra personalidad profunda y

arcaica”181. Mediante las pericias judiciales, sostenía Ruiz Maya, siempre podría

resultar interesante alertar sobre “el descubrimiento de un complejo de celos, de

insuficiencia sexual, de homosexualidad; de un complejo de Edipo, de una situación de

inferioridad, etcétera, etcétera”182. El psicoanálisis siempre podría ayudar a explicarnos

situaciones cómo:

“violencias contra el sexo opuesto, ataques al pudor, adulterios, homicidios, parricidios, etc. Nunca será baldío buscar complejos sexuales de insuficiencia o de perversión en los delitos contra la honestidad: exhibicionismo, adulterio, etc., y en los delitos de celos; complejos homosexuales frente a ciertos homicidios; complejos de Edipo, ante ciertos parricidios; aberraciones sexuales frente a ciertos delitos de fondo fetichista; un modo de compensación de patológico sentimiento de inferioridad ante múltiples crímenes. Y descubierto el origen de la reacción, descubierta la aberración, la anomalía, el estado o situación patológica, fácil será, luego, determinar si su naturaleza, el contenido y fuerza de las tendencias, el juego de los motivos encajaba o no en alguna de las que nombramos circunstancias psiquiátrico-legales, que es, en definitiva, lo que nos interesa”183

                                                                                                               178 MIRA, 1926a, p. 54. 179 JIMÉNEZ DE ASÚA, 2005 [1929], pp. 209-210. 180 SÁNCHEZ LÁZARO, 1985, p. 24. 181 JIMÉNEZ DE ASÚA, 2005 [1929], pp. 120. 182 RUIZ MAYA, 1931, p. 242. 183 RUIZ MAYA, 1931, p. 242.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  212  

Era por tanto una técnica útil para dirimir perfiles y estados de peligrosidad.

Mediante su empleo se podían facilitar datos sobre un amplio número de situaciones, no

necesariamente reducidas a un suceso delictivo. Esta fue su principal ventaja y el

motivo principal por el que los psiquiatras incorporaron varias de sus categorías a los

programas de higiene y profilaxis mental. La teoría psicoanalítica aportaba fórmulas

sobre las que fundamentar la creación de herramientas prácticas que, en la búsqueda de

la potencial peligrosidad, no circunscribían su ámbito de actuación al loco o al

delincuente, sino que extendían la sospecha a toda la sociedad. Y toda la sociedad

tendría que ser capaz de aportar pruebas de su aparente normalidad184.

Por su parte, los trabajos de los juristas César Camargo y Luis Jiménez de Asúa,

en su seguimiento del texto de Franz Alexander y Hugo Stauben en el que se clasifican

tipos de delincuentes según el grado de participación del “yo” en el hecho delictuoso185,

fueron importantes esfuerzos por establecer una nueva codificación penal basada en el

psicoanálisis a partir de la que colegir las consecuencias jurídicas pertinentes –y que

estarían basadas en una exploración del inconsciente-. Pero la universalidad que estos

autores, principalmente Camargo, proponía para su código psicoanalítico-penal, no tuvo

una verdadera representación en el práctica jurídica de estos años, quedando su

propuesta más bien relegada a un marco interpretativo de uso circunstancial y, en la

mayoría de los casos, orientado hacía los supuestos que estamos señalando.

Aun así, dentro de la marginalidad práctica del psicoanálisis en los Tribunales de

Justicia, pensamos que, estas concepciones, que lo describen como un nuevo marco de

saber en lo teórico y como una psicotecnia en la praxis, fueron factores que influyeron

en las decisiones de los expertos para considerarlo como herramienta pericial. De igual

forma, el hecho de que Freud elaborase sus principales hipótesis en el campo de la

neurosis y desde el espacio del consultorio; y que el espacio asilar, de hegemonía

psiquiátrica, no fuese el campo de acción más común del psicoanálisis, probablemente

influyeron en la selección de casos que podían ser objeto de una pericia psicoanalítica.

Aún así, no descartamos, el uso ad hoc, condicionado, eso sí, por la circunstancia

política y psiquiátrico-jurídica que se persiguiese conseguir.

                                                                                                               184 CAMPOS, 2007a. Véase nota a pie 164. 185 ALEXANDER 1935.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

213  

El peritaje psiquiátrico, más allá de la intención de los psiquiatras y del discurso

psicopatológico en el que pretendan fundamentar sus conclusiones, es un importante

mecanismo de poder en el que se suceden manipulaciones políticas, ideológicas y

culturales, y en tanto tal, es importante saber que, su contenido científico, nunca estará

exento de esta circunstancia.

El diagnóstico de “paranoia pura” con que se resolvió el examen pericial de

Aurora Rodríguez186 elaborado por los psiquiatras de la defensa, Miguel Prados Such y

José Miguel Sacristán en 1933, “no ofrecía duda alguna”187 y no hizo pensar en la

idoneidad de un diagnóstico psicoanalítico. La psiquiatría de nomenclatura

kreapeliniana sería el paradigma explicativo a partir del cual colegir las conclusiones

forenses, y la mirada psicoanalítica, a pesar de ser una herramienta conocida y descrita

como complementaria, no iba a ser el ángulo más frecuente desde el que afrontar este

tipo de exámenes periciales188.

El caso de Aurora nos parece emblemático ya que concentró importantes debates

y comentarios por parte de varios expertos de la época, todos ellos conocedores del

psicoanálisis. Lafora incluso anotó a mano en el margen del informe pericial de Aurora

–el manuscrito consultado pertenece al archivo personal de Lafora189- “Edipo” en el

momento en el que los psiquiatras relataban la relación de Aurora con su padre190. No

obstante este hecho sólo indica lo que, a opinión de Lafora –y probablemente de

muchos otros- parecía ser terreno descriptivo del psicoanálisis, la relación de una hija/o

con su padre, pero no incide en el diagnóstico ni en el desarrollo general del peritaje.

En relación a los autores de este peritaje psiquiátrico, hay que señalar que Prados

Such era discípulo de Sacristán, perteneciente a una generación de psiquiatras

fuertemente influidos por los estudios neurobiológicos de escuela cajaliana y los

trabajos en psicología experimental del doctor Simarro. Durante estos años tuvo

contacto con la teoría psicoanalítica, aunque es cierto que no manifestó de forma clara                                                                                                                186 Véase SINCLAIR, Alison (2007), Sex and Society in Early Twentieth Century Spain. Hildegart Rodriguez and the Word League for Sexual Reform, Cardiff, University of Wales Press; DOMINGO, Carmen, (2008), Mi querida hija Hildegart, Madrid, Destino; RENDUELES, Guillermo, (2007), El manuscrito encontrado en Ciempozuelos. Análisis de la historia clínica de Aurora Rodriguez, Morata; ÁLVAREZ; HUERTAS, 1987. 187 JIMÉNEZ DE ASÚA, 2005 [1929], p. 208. 188Sobre la impronta de la psiquiatría de Kraepelin en la psiquiatría española de los años 20 y 30 véase, SÁNCHEZ LÁZARO, José (2000), “Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-1999)”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 20 (75), pp. 397-515, p. 411 y ss.; 189 ÁLVAREZ; HUERTAS, 1987. 190 SACRISTAN, José Miguel, PRADOS, Miguel, (1933), “Informe sobre el estado psíquico de la procesada Aurora Rodriguez”, 20 de septiembre. Ejemplar mecanografiado. Archivo Gonzalo Rodríguez Lafora, p. 5

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  214  

su adscripción teórica hasta los años 40, cuando en su exilio a Canadá, desempeñó un

papel relevante en la introducción del psicoanálisis en este país191.

José Miguel Sacristán por su parte, era cofundador, junto a Lafora, de la revista

Archivos de Neurobiología, profesor de Psicopatología del Instituto de Estudio Penales

y miembro, al igual que Prados, del Consejo Superior Psiquiátrico. A lo largo de la

década de los años veinte había publicado algunos trabajos sobre psicoanálisis

advirtiendo de los peligros de una práctica que no contase con una formación

adecuada192. Era un autor sereno y precavido en sus comentarios sobre psicoanálisis, el

que, como ya se ha dicho, propuso incluir como método diagnóstico dentro del “Plan

moderno de asistencia a los alienados”, que presentó junto a otros psiquiatras en la

primera reunión de la Asociación Española de Neuropsiquiatras de Barcelona en

1926193.

Un caso muy distinto al de Aurora Rodríguez, fue el del juicio por los sucesos de

Castilblanco, donde, el abogado de la defensa, Luis Jiménez de Asúa, empleó el

psicoanálisis como enfoque teórico para articular su intervención en el Consejo de

Guerra194.

El 31 de diciembre de 1931, en el pueblo extremeño de Castilblanco, una

manifestación de jornaleros que se enmarcaba dentro de la huelga general promovida

por la Federación Provincial de Trabajadores de la Tierra de Badajoz, se saldó con cinco

muertos: un cabo de la guardia civil, tres agentes y un jornalero de dicha localidad. Los

hechos sucedieron en medio de una “muchedumbre tumultuaria”, según Luís Jiménez

de Asúa, que, “trastornada un instante por el contagio psíquico”, respondió a palos, en

                                                                                                               191ALLODI, Federico (2012) “Historia del psicoanálisis en España y sus contrastes con el mundo anglófono”, Actas Españolas de Psiquiatría, 40 (supl. 2), pp. 1-9. 192SACRISTÁN, J. M (1923c), “El psicoanálisis como método de exploración del inconsciente”, Revista de Pedagogía, 20-21, pp. 321-326; SACRISTAN, J. M. (1923d) “La teoría psicoanalítica de Freud” Revista de Pedagogía, 18, pp. 201-207; SACRISTÁN, J.M. (1925), “Freud ante sus contradictores”, Revista de Occidente, VIII, 22, p. 134; SACRISTÁN, J. M. (1929), “Técnica del psicoanálisis infantil” Revista de Pedagogía, 92, pp. 338-342 193 SACRISTÁN y otros, 1926. 194 Los abogados de la defensa en el Consejo de Guerra celebrado en Badajoz en el verano de 1933 son Luis Jiménez de Asúa y Juan Simeón Vidarte -importantes dirigentes socialistas- Anselmo Trejo Gallardo y Antonio Rodríguez Sastre, todos ellos designados por el PSOE ante las posibles repercusiones que estos sucesos pudiesen tener sobre la política de reforma agraria del Gobierno. Nos centraremos en el informe de Luis Jiménez de Asúa por dos motivos: el resto de letrados eran discípulos de éste, y en lo fundamental no modificaron su argumento de defensa; y Luis Jiménez de Asúa será quien exponga con mayor detalle la psicología de las masas de Freud, eje central de toda la defensa. Para un estudio más detallado sobre estos sucesos véase JIMÉNEZ DE ASÚA; VIDARTE; RODRÍGUEZ SASTRE; TREJO (2011 [1935]), Castiblanco, [estudio introductorio y notas por Glicerio Sánchez Recio], Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante; y BAUMEISTER, Martin(1998). Castilblanco or the Limits of Democracy – Rural Protest in Spain from Restoration Monarchy to the Early Second Republic. Contemporary European History, 7(1), 1-19. doi:10.1017/S0960777300004732

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

215  

un acto de legitima defensa ante el inicial disparo realizado por uno de los guardias que

pudo ser el que acabase con la vida del jornalero Hipólito Corral, vecino de

Castilblanco. Para los acusados195 el Fiscal pidió la pena de muerte por asesinato,

posesión de armas y manifestación ilegal. La defensa solicitó la absolución de los

procesados, a los que no consideraba responsables de los sucesos196.

Durante varios meses, la prensa se polarizó en sus opiniones sobre lo

ocurrido197, pero de forma general todas coincidieron en señalar a la “multitud” (ya

fuese la multitud revolucionaria, furiosa, hambrienta, salvaje, ignorante, etc.) como el

escenario en el que pudo tener lugar el trágico desenlace198. En el centro del debate

jurídico estaba el comportamiento de la masa, con los interrogantes que ésta suponía:

¿qué grado de responsabilidad tenía el individuo que supuestamente actuaría bajo la

sugestión o la manipulación de fuerzas colectivas? ¿Era posible hablar de imputabilidad

individual en casos de delitos perpetrados, como era el caso De Castilblanco, por una

entidad colectiva?

En su escrito, Jiménez de Asúa remitió a nociones, ya desarrolladas por la escuela

jurídica italiana, como la sugestionabilidad considerada atenuante del delito, y la

influencia del ambiente.

“Hoy se tiene en cuenta el ambiente. Hay una suerte de responsabilidad colectiva, más, en vez de castigarse, como en la antigüedad, al reo y a su familia (el ambiente), hoy la pena sólo recae sobre el autor del acto; pero cuanto más fuerte es la responsabilidad ambiental, tanto más benigna es la sanción del individuo que delinquió (…). Si se llega a demostrar que toda la

                                                                                                               195 Entre los acusados, Jiménez de Asúa estará a cargo de la defensa de Lucio Bravo Ayuso, Higinio Bermejo Corral, Wenceslao García Galán y Benigno del Prado Romero. No obstante, en su defensa no deja de referirse a todos los acusados implicados en los hechos (JIMÉNEZ DE ASÚA, et al. 2011 [1935], p. 39). 196JIMÉNEZ DE ASÚA, et al. 2011 [1935], 197 El caso conmocionó a España durante varios años, y todavía durante la dictadura franquista será motivo de lecturas políticas que lo comparen con los sucesos de Casas viejas de 1933, como forma para justificar la necesidad del orden golpista ante el “terror rojo”. Eduardo Comín Colomer, policía dedicado a la represión comunista y la masonería durante el franquismo, publicó en 1954 el trabajo “De Castilblanco a Casas Viejas” donde insistía en esta idea (Publicaciones Españolas, 89, Madrid, 1954). Véase CASANOVA, Julián (1997), De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1936), Barcelona, Crítica. 198 “Un pueblo entero ha cometido un crimen”, dirá Marañón, comparando Castilblanco con Fuenteovejuna, “salvo que ahora el pueblo no es un vengador generoso, sino el reo de un delito cruel (…) un reo alentado y sostenido por cómplices infinitos: todos los españoles”. Toda España es cómplice en “el abandono, en la miseria moral de esos hermanos desalmados de Castilblanco y de los demás Castilblancos de España”, cuando “los jueces pregunten que quién mató a los guardias, el pueblo de Castilblanco podrá contestar, como Fuenteovejuna, que todo él. Cuando nos lo pregunte la Historia, toda España será Fuenteovejuna”. MARAÑÓN, Gregorio, (1932), “Fuenteovejuna”, El Sol, 5 de enero de 1932, portada.

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  216  

responsabilidad estaba en el ambiente, no se impondrá pena al autor, como en el caso de legítima defensa”199.

Pero estas tendencias eran sólo el primer paso hacía la irresponsabilidad total defendida

por Jiménez de Asúa. Para ello, en su intervención, estas nociones estaban insertas en

una interpretación de la muchedumbre de corte psicológica, articulada sobre todo a

partir del texto de Le Bon Psychologie des foules200 y la “Psicología de las masas y

análisis del yo”201 de Freud, “renovador auténtico de la psicología, que tiene en España

un seguidor nada sospechoso para quien vista toga o quien se siente tras una mesa de

juzgador: el Magistrado C. César Camargo”202”

Nos encontramos, afirma el jurista, “ante una muchedumbre que se defiende o

que delinque, en la que toda prueba de intención individualizada es imposible. Por eso,

este caso no sólo presenta el indeclinable tema jurídico, sino que requiere un previo

estudio de Psicología colectiva, sobre el concepto de la muchedumbre, sus delitos y su

irresponsabilidad”203. La “muchedumbre” se caracteriza, según afirma Jiménez de Asúa,

por su excepcional sugestionabilidad y contagio psicológico, que le otorgaría una

“potencia de perversión sobre el individuo, capaz, en su fascinación terrible y extraña,

de convertir en un asesino al hombre piadoso”204. Y a la pregunta “¿basta el contagio

para hacer a un hombre un asesino?”, el jurista responde según una terminología

abiertamente psicoanalítica: "Sí, porque el inconsciente “ello” ancestral triunfa”205.

Junto Le Bon y Freud, entre otros autores, Jiménez de Asúa cita las obras de

Camargo, El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial206 y La esencia del

Psicoanálisis207, como los fundamentos teóricos para apelar a la psicología de la

                                                                                                               199 JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p. 269-270. 200 LE BON, Gustave, (1895), Psychologie des foules, Paris, Félix Alcan. 201 FREUD, Sigmund (1981 [1921]) El texto de Freud es de hecho un completo comentario a las ideas sobre el comportamiento de la masa de Le Bon, donde el vienés criticará principalmente que aunque Le Bon sea capaz de explicar el cambio que se produce en el individuo cuando pasa a formar parte de la masa –que se explica para Le Bon principalmente por la sugestionabilidad- no explica qué es lo que enlaza a unos con otros en la masa, que sería precisamente lo que la caracteriza. Freud atribuye al funcionamiento de la masa primero la existencia de un líder o una idea reguladora, que articula lados de unión con ella y entre todos los participantes. En este sentido sustituye la sugestionabilidad por el lazo afectivo, la libido, y por la idea del líder (que a nivel colectivo ocuparía el lugar del ideal del yo) al que Le Bon relega a un segundo plano. 202 JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p, 266 203 JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p. 258. 204 JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p 269. 205 JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p. 265 206 CAMARGO 1931. 207 CAMARGO 1932a.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

   

217  

muchedumbre y defender la inimputabilidad de un delito perpetrado bajo su

condicionamiento:

“Ya Gustavo Le Bon, desde 1895, en que su obra se imprime, niega que pueda hablarse de muchedumbre delincuente. <<Las muchedumbres- dice- que caen después de un período de excitación, en estado de simples autómatas inconscientes, arrastradas por la sugestión, parece difícil calificarlas, en caso alguno, de criminales (…) En la actualidad, después de los estudios de Freud, y de la atribución al inconsciente de los actos delictivos de los individuos que forman la muchedumbre, ya no puede dudarse de su irresponsabilidad. (…) En suma: el hombre que delinquió en tales circunstancias, como parte de la muchedumbre, no es un enajenado, sino un ser, habitualmente sano de mente, QUE EN AQUEL DRAMÁTICO Y EXCEPCIONAL INSTANTE SE HALLA EN SITUACIÓN DE TRASTORNO PSÍQUICO TRANSITORIO (...) Jamás podrá presentarse caso alguno más característico de un delito perpetrado bajo la sugestión y contagio de una muchedumbre en tumulto, como este de Castilblanco”208.

Lo que resulta interesante de esta defensa es que, además de fundamentar su

argumento y resultado jurídico en la acción inconsciente, concentra gran parte de las

ideas que hemos desarrollado a lo largo del capítulo: comprensión psico-social del

delito; consideración del ambiente en la génesis de la delincuencia; condena como

protectora del individuo irresponsable y, por ultimo, fundamentación de la defensa en

un supuesto “trastorno transitorio”, que según nuestra hipótesis, encajaría en la

casuística sobre la que se pensó el uso jurídico del psicoanálisis.

Aun sin hacer propiamente un examen forense de los acusados, Jiménez Asúa

realizó un análisis de la “masa” como conjunto indivisible, a la que consideró autora de

los homicidios, y sin embargo inimputable por ello. El objetivo y la función de esta

interpretación psicoanalítica fue, por tanto, similar a la de un examen forense

individualizado: dirimir sobre la responsabilidad de los acusados, en este caso, para

proponer la absolución total.

Tras recurrir la primera sentencia ante el Tribunal Supremo, y la negación de

indulto, solicitada al presidente de la República, “los condenados por el caso de

Castilblanco fueron puestos en libertad por el decreto-ley de amnistía del 21 de febrero

de 1936, promulgado por el Gobierno del Frente Popular”209.

                                                                                                               208 JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p. 278-279. [cursiva del original] 209JIMÉNEZ DE ASÚA, et al. 2011 [1935],p. 68

Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  218  

 

CAPITULO 4

CIENCIA Y MORAL:

LA DEPURACIÓN DOCTRINAL DEL PSICOANÁLISIS

DURANTE EL PRIMER FRANQUISMO

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  221  

4. 1. Exilio y nuevo estado. La depuración política del psicoanálisis. Tras la Guerra Civil española, varios de los especialistas que se habían

preocupado por la mejora de la asistencia psiquiátrica y jurídica de los enfermos

mentales y los delincuentes, tuvieron que abandonar España o vivir en el exilio interior.

Ángel Garma, después de pasar por Paris, se exilia en Argentina; Lafora se exila

en México; César Juarros muere en 1942; Miguel Prados Such se exilia finalmente en

Canadá; Francesc Tosquelles, se exilia en Francia y comienza a trabajar en el hospital

Sain-Alban (Lozère-Francia)1; Sacristán vive en el exilio interior, retirado de la primera

línea de la actividad psiquiátrica; Sanchis Banús ha muerto antes de la guerra; y Mira,

después de coordinar los servicios psiquiátricos republicanos, es acusado de haber

participado en la creación de chekas y en la elaboración de métodos de tortura para

hacer hablar a los prisioneros2, por lo que acabará marchándose primero a Francia,

luego a Inglaterra y finalmente a Brasil, donde residirá definitivamente.

El Nuevo Estado comenzó un proceso de reorganización de la psiquiatría

eliminando gran parte de las reformas y leyes republicanas en un empeño por hacer

borrón y cuenta nueva. En el discurso inaugural que López Ibor pronunció en 1942 en el

Congreso de la recién constituida Sociedad Española de Neurología y Psiquiatría,

sustituta de la Asociación Española de Neuropsiquiatras creada en 1924 por varios de

los principales actores de las reformas republicanas3, éste anunciaba: “Nuestra guerra

victoriosa de liberación (…), por un lado (…) ha permitido la reanudación de la buena y

auténtica tradición cultural española. Por otro, ha logrado el descuaje de lo que en ella

había de advenedizo y poco consistente”4

                                                                                                               1 Tosquelles se había analizado antes de la Guerra Civil con el psicoanalista húngaro emigrado a Cataluña, Sandor Eiminder. Fue militante del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y participó en la armada republicana. Sobre la trayectoria de Tosquelles, en el contexto catalán y en el Instituto Pere Mata, así como la elaboración teórica posterior en el Hospital de Saint-Alban (Francia), véase, ANGOSTO, Tiburcio (1993),« Entrevista al Dr. Francisco Tosquelles », Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría , 13 (46), pp. 203-210, p 208; GARCIA SISO, 1993; BERTI, Gabriela; FORCADELL, Sandra; SERRÁ, Lucía; SOL, Miriam (del Grupo Esquizo Barcelona), (2012), “El pensamiento desde la frontera: de Tosquelles a Guattari”, en BERTI, Gabriela (Coord. Ed.), Félix Guattari. Los ecos del pensar. Entre filosofía, arte y clínica, Barcelona, HakaBooks, pp. 47-71. 2 GARCIA GARCIA, Emilio; ARBULU, Lucia; CARPINTERO, Helio, (1992), “Las acusaciones contra Emilio Mira y López. Un episodio lamentable en la historia de la psicología”, Revista de Historia de la Psicología , 13 (2-3), pp. 459-470; MÜLBERGER, Annette (2010), “Un psicólogo abandona su mundo: El exilio de Emilio Mira y López”, en BARONA, J. L, El exilio científico y republicano, Universidad de Valencia, pp. 157-172. 3 HUERTAS, Rafael (2017a), “En los inicios de la psiquiatría franquista”, Dynamis, 37 (1), pp. 23-43. 4 LÓPEZ IBOR, Juan José (1942), Neurosis de Guerra, (Psicología de guerra), Barcelona-Madrid, Científico Médica, p. 15.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  222  

Se rechazaron todos los logros republicanos, aunque el Decreto de internamiento

de enfermos mentales de 1931 con el que se iniciaban las reformas psiquiátricas de la

República, no fue derogado por el franquismo5, que aprovechó las condiciones que éste

establecía para el internamiento de los enfermos mentales, en la línea del orden público

y el control social6. Tampoco se derogó la Ley de Vagos y Maleantes de 1933,

reformada en varias ocasiones durante el franquismo, que la mantuvo en vigor hasta

1970, sustituida por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social7.

La “nueva” psiquiatría reclamó la vuelta a la tradición más conservadora. Desde

el estamento científico se apeló a la recuperación de la esencia específica de lo español,

identificada con la moral católica, verdadera antropología política del nuevo Estado8. Se

abandonó la tendencia aperturista y modernizadora que había caracterizado el periodo

republicano, para hacer de la nueva psiquiatría un saber inmóvil, personalista, con un

pretendido carácter nacional que despreciaba lo extranjero a favor de lo hispano. No

obstante, a pesar de la innegable ruptura entre la psiquiatría republicana y la psiquiatría

franquista, existen matices que abordar en esta contraposición que animan a pensar que

“junto a las rupturas, existieron elementos de continuidad, incluso más allá de lo que la

propia psiquiatría franquista hubiera deseado”9

En relación al psicoanálisis, los psiquiatras franquistas criticaron la obra de

Freud, como ya venían haciéndolo desde antes de la guerra –recordemos que tanto Sarró

como López Ibor habían formulado sus reservas al psicoanálisis antes de 1936-, pero

sobre todo arremetieron contra sus seguidores, “esa especial organización feudal de los                                                                                                                5 APARICIO BASAURI, Victor. y SÁNCHEZ GUTIÉRREZ, Ana Esther (1997), “Norma y ley en la psiquiatría española (1822-1986), Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 17 (61), pp. 125-145; HUERTAS, Rafael, (2016), “El modelo de atención psiquiátrica en el primer franquismo: rupturas y continuidades”, en CAMPOS, Ricardo; GÓNZALEZ DE PABLO, Ángel (coords), Psiquiatría e higiene mental en el primer franquismo, Madrid, Catarata, pp. 17-45. 6 DUALDE BELTRAN, Fernando (2007), “Legislación y asistencia psiquiátrica durante el franquismo: consideraciones particulares acerca de la esquizofrenia”, Cronos, 10, pp. 89.136, p 96. 7 CAMPOS, Ricardo (2015), “Psiquiatría republicana vs Psiquiatría franquista. Rupturas y continuidades (1931-1950)”, Letra internacional, 121, pp. 105-128; CAMPOS, Ricardo (2016b), “La construcción psiquiátrica del sujeto peligroso y la Ley de Vagos y Maleantes en la España franquista (1939-1970)”, en Culturas psi, 7, pp. 9-44; CAMPOS, Ricardo , 2016c. 8 HUERTAS, Rafael, (1998), “Una Inquisición para un Nuevo Estado: Psiquiatría y orden social en la obra de Antonio Vallejo Nágera”, en HUERTAS, Rafael; ORTIZ, Carmen (eds.) Ciencia y Fascismo, Madrid, Doce calles, pp. 97-110, p. 99. Las diferencias entre los fascismos italiano y alemán con el régimen de Franco han sido señaladas en relación a este punto. A pesar de los conocidos apoyos y colaboraciones entre los regímenes de Mussolini y Hitler con el régimen franquista, existen importantes diferencias en relación a sus proyectos políticos. La dictadura española propugnó la vuelta a la tradición y los valores de la España inquisitorial. Valores identificados con la moral católica, verdadera guía político-ideológica. La hispanidad defendida por los ideólogos del régimen condensó esta condición que define la principal diferencia con los movimientos de masas de los fascismo europeos de ideología nacional revolucionaria. 9 CAMPOS, 2015, p. 108.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  223  

psicoanalistas”10. Por lo que una vez exiliados sus principales defensores, vinculados en

su mayoría a políticas de izquierda, la psiquiatría franquista procedió a depurar la teoría

para conjugar sus ideas con los valores del nacional-catolicismo.

La oposición al psicoanálisis durante el período franquista fue, en líneas

generales, más de forma que de contenido. El psicoanálisis había ocupado para el sector

de psiquiatras afines a la República, un lugar de vanguardia científica principalmente en

sus postulados sobre sexualidad. Las reformas asistenciales llevadas a cabo durante la

República habían incorporado varias de sus ideas más importantes, las cuales habían

pasado a formar parte de la cultura médica del país, por lo que difícilmente podían ser

ignoradas. Pero la impugnación de estas reformas por la psiquiatría franquista pasó

también revista al psicoanálisis, no para “destruirlo, sino expurgarlo de su ciego

determinismo y acomodarlo a los conocimientos psicológicos y clínicos” 11 . Se

criticaron sus postulados sobre sexualidad, su mecanicismo y su excesivo materialismo

pero, sobre todo, se arremetió contra sus portavoces. La oposición de la psiquiatría

franquista al psicoanálisis tuvo por objetivo político desprestigiar a los psiquiatras

exiliados – identificados con todo aquello que se quería eliminar de la nueva

configuración social- e imponer su hegemonía política y científica. Esta ruptura

política, que podríamos tachar de personal en tanto que fue en contra de los psiquiatras

republicanos, fue la que guió el enfrentamiento al psicoanálisis en los primeros años del

franquismo, por lo que, una vez depuradas las responsabilidades políticas de estos

psiquiatras, no habría problema en continuar la reformulación de la obra de Freud –

como venía haciéndose desde antes de la guerra civil- y “rescatarlo” mediante los

postulados antropológico-existenciales de la “nueva” psiquiatría, “Actitud que nos dicta

la fidelidad a nuestro propio pasado psicoanalítico” 12.

Se reconoció la herencia psicoanalítica como parte de la psiquiatría franquista y

de la “nueva” psicoterapia, de tintes más filosóficos y religiosos. En este sentido, todos

los esfuerzos se orientaron hacía una construcción que prescindiese de Freud, en un

intento por refundar la medicina mental a través de la antropología existencial. El

objetivo era rescatar la parte del psicoanálisis que mejor podía conjugarse con una

                                                                                                               10 LÓPEZ IBOR, Juan José, (1936), Lo vivo y lo muerto del psicoanálisis, Barcelona, L. Miracle, p. 67-68. 11 VALLEJO NÁGERA, Antonio (1952), “Discurso inaugural”, Libro de Comunicaciones del III Congreso Nacional de Neuro-Psiquiatría, Galicia, pp. 7-18, p. 12. 12 SARRO, Ramón, (1936) “Valor de las nuevas tendencias antropológicas para la psicoterapia”, Archivos de Neurobiología, 16, pp. 405-433, p. 426.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  224  

imagen más espiritualizada e integral del hombre13, sin llegar a prescindir por completo

del punto de vista somático del que partían sus argumentos14.

De esta forma, en 1948 se retomó la publicación de las Obras Completas de

Freud en una edición de lujo en la que estratégicamente se “autorizaban los libros que

no se querían prohibir pero sí restringir, utilizando el propio precio para frenar su

difusión”15. Con el fin de evitar una eventual censura16, tal y como había sucedido con

la importación de la edición argentina de Moisés y la religión monoteísta, suspendida

desde 194617, el prólogo de la edición de 1922, realizado por Ortega y Gasset, fue

sustituido por otro, tal y como confirma el expediente abierto a tal efecto por el régimen

franquista en 194718, en el que se respondía al requerimiento de no aceptar “por razones

fundamentalmente morales” una teoría que no encajaba con la trayectoria cristiana.

El nuevo prólogo, de autoría anónima, estableció las compatibilidades entre el

psicoanálisis y el catolicismo, citando prudentemente la autoridad del Padre Agostino

Gemelli19: “Para contestar a [este] punto recurrimos a la autoridad del Padre Gemelli, Rector y Profesor de la Universidad Católica de Milán y Presidente de la Academia Scientiorum del Vaticano. Este ilustre profesor y hombre de ciencia considera que el psicoanálisis debe ser estudiado con espíritu claro y ecuánime

                                                                                                               13 CARLES et al. 2000, p. 231 14 A este propósito la obra de Jaspers resultó ser la mejor conjunción entre el modelo historicista del filósofo Wilhelm Dilthey -que proponía equipar el modelo de las ciencias naturales con el paradigma historicista de las “ciencias espirituales” lo que, en el ámbito de la psicopatología se tradujo en que la vida psíquica no podía quedar reducida a pura biología o naturaleza, siendo biografía en continuo desarrollo, punto en el que tocaba con la obra de Freud y el descubrimiento de la historia psíquica del sujeto- y el método fenomenológico de la psiquiatría, con lo que realizar el estudio científico del ser enfermo, que debía además completarse con la intelección filosófica de la Existencia del enfermo (GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (1987), “Sobre la génesis del orden psiquiátrico en la posguerra española: La implantación de la psiquiatría de Heidelberg en España”, Revista Asociación Española de Neuropsiquiatría, 7 (23) pp 633-647, p. 641) 15 SÁNCHEZ LÁZARO, José (1991), “La recepción de Freud en la cultura española 1893-1983”, Medicina e Historia, 41, pp. 1-16 p. 12. 16 BERMEJO FRÍGOLA, 1993b, p.69. 17 La edición argentina de este texto, publicada por la editorial Losada, fue prohibida en 1946 tal y como confirma Druet en su consulta del expediente abierto por la administración franquista (Expediente nº 773-46, Archivo General de la Administración, (3) 50 21/7784), siendo esta la única censura oficial de un texto de Freud. (DRUET, 2006, p. 90 y ss.) 18 En relación a la reedición de las Obras Completas de Freud, el dossier abierto por la censura contiene una primera petición de autorización fechada en 1947, en la que se indica el requerimiento de un prefacio, y una segunda petición fechada en 1948 en la que se adjunta el prólogo y que recibe la espera autorización (Expediente nº 4834-47, Archivo General de la Administración, 3 (59) 21/8097). (DRUET, 2006, p. 90 y ss) 19 DRUET, 2006, p. 91. Sobre el padre Agostino Gemelli véase PASQUALINI, Mauro (2016), “Un enigma llamado Agostino Gemelli: catolicismo, fascismo y psicoanálisis en la Italia de entreguerras”, História, Ciências, Saúdade-Manguinhos, 23 (4), pp. 1059-1075. http://dx.doi.org/10.1590/s0104-59702016005000005; también DESMAZIÈRES, Agnès, (2011), L´inconscient au paradis. Comment les catholiques ont reçu la psychanalyse, Paris, Payot.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  225  

por el psicólogo e interpretado con un sentido cristiano. Lo mismo que los escolásticos hicieron de Aristóteles un filósofo cristiano, así, hoy día, podemos hacer que cuanto hay de útil en la doctrina de Freud sea aplicado con equilibrada mesura al mejor conocimiento de la mente humana. Con ello habremos ayudado al progreso de la ciencia y beneficiado al enfermo”20

Atribuido a José Germain21, el prólogo recalcaba el interés intelectual del

psicoanálisis, la absoluta separación entre teoría y práctica, así como su compatibilidad

con la religión católica22, tarea que acompañó a prácticamente todas las reflexiones

sobre psicoanálisis en estos años.

La Iglesia y la doctrina católica, con una fuerte orientación neo-escolástica,

controlaron la mayoría de las cátedras de filosofía desde las que se impartían cursos de

psicología y psicoterapia. Fue desde estas cátedras, junto con las de medicina y

psiquiatría, en las que se difundieron las ideas de Freud en su compatibilidad con una

psicoterapia más espiritual y religiosa, en la que no tenía cabida la ortodoxia freudiana,

ni institucionalmente ni epistemológicamente. Incluso los psiquiatras españoles que

integraron el movimiento de psicoanálisis y fundaron la Sociedad Luso-Española de

Psicoanálisis (SLEP) a finales de los años 50, tuvieron que esforzarse para plantear las

posibilidades colaborativas entre la teoría psicoanalítica y la religión católica.

No por casualidad, poco a poco los autores más citados en materia psicoanalítica

fueron precisamente los discípulos de Freud que se habían separado de la formación

ortodoxa para construir otras escuelas, de sesgo psicoanalítico, pero que incluso habían

renunciado al calificativo de psicoanálisis. Es el caso de la psicología individual de

Adler, o la psicología profunda de Jung, de contenidos más filosóficos y existenciales

que sintonizaban mejor con los postulados de la psiquiatría franquista. Varias de sus

obras fueron traducidas y publicadas en la colección Biblioteca de Psicoanálisis y

Caracterología que Ramón Sarró dirigía con un explícito interés por dar a conocer las

escuelas orientadas hacía el humanismo23.

                                                                                                               20 El Editor (1948), « Prólogo » en FREUD, Sigmund, Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva, vol. I, p. 13-14.

21 Druet, confirma, junto a Bermejo Frígola, (1993b, p. 256.) que la autoría se debe a Germáin, como de hecho lo indicaría en 1950 la Revista de Psicología General y Aplicada, (5 (14), p. 433), de la que Germain era director. Ver DRUET, 2006, p. 90-93. 22 DRUET, 2006, p. 91. 23 CARLES et al., 2000, p. 233

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  226  

Las reservas de López Ibor frente al psicoanálisis ya habían sido expuestas en

1936 en el conocido libro Lo vivo y lo muerto del psicoanálisis, reeditado con algunas

modificaciones en 1951, esta vez bajo el título La agonía del psicoanálisis. López Ibor,

sirviéndose del pensamiento de Unamuno, describía el psicoanálisis como un saber que

agonizaba en una constante lucha entre la vida y la muerte24. El propio recorrido de su

obra psicoanalítica escenificaría esta idea, pues como teoría que agonizaba, él mismo

nunca llegó a abandonarla, publicando aún otra monografía sobre el tema en 1975

titulada Freud y sus ocultos dioses, en la que reafirmaba sus posturas y razonamientos25.

Vallejo Nágera por su parte, alejado desde muy pronto del pensamiento psicoanalítico,

al que imputará el haber servido a la revolución marxista y a la propagación del

judaísmo26, había escrito sin embargo en 1938 que “el descubrimiento de los complejos

psicoafectivos en la manera como los entiende la doctrina psicoanalítica, constituye una

de las más revolucionarias nociones de las ciencias psicológicas modernas”27. Sin

desarrollar un amplio despliegue psicoanalítico, se mostraba conocedor del ineludible

lugar de ésta teoría en el ámbito de la psicoterapia, y así lo expresaba al reconocer la

natural tendencia humana a la “satisfacción de los deseos, aspiraciones e intereses”. No

obstante, a la hora de la verdad, decía Vallejo, “lo que importa es su legitimidad o

ilegitimidad moral”28, actitud en la que reconocemos la verdadera naturaleza de su

pensamiento.

Pero sin duda el autor más prolífero y con mayor conocimiento de psicoanálisis

en éste época fue Ramón Sarró. Su crítica rechazaba el exceso de determinismo y

cientificidad del psicoanálisis, para renovarlo desde los postulados antropológicos del

análisis existencial. Según Sarró, la aportación más importante del psicoanálisis había

sido la introducción del estudio de la personalidad que la medicina materialista del siglo

                                                                                                               24 LÓPEZ IBOR, 1936, p. 12. 25 PORCEL TORRENS, Andrés, (2012), “Marta y el complejo. La recepción popular del psicoanálisis en el franquismo”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 32 (113), pp. 165-174, p. 169. 26 La crítica al freudismo y al psicoanálisis en Vallejo Nágera, formó parte de la retórica de construcción de un perfil de enemigo político: “Imputamos al psicoanálisis haber servido de poderosa palanca para fomentar la revolución mundial marxista, para inmoralizar y destruir la sociedad cristiana, infiltrando solapadamente sus ideas en los círculos burgueses con deplorables consecuencias para la religión, la moral, la sociedad, la pedagogía, la criminología e incluso para el arte (…). Despojado de sus aplicaciones terapéuticas, representa sectarísima doctrina, lanzada con fines políticos de inmensa trascendencia, propagada por el judaísmo internacional”, en VALLEJO NÁGERA, Antonio, (1941) Higienización psíquica de las grandes urbes, Bilbao, Instituto Provincial de Sanidad de Vizcaya, p. 49. 27 VALLEJO NÁGERA, Antonio (1938a), Eugamia. Selección de novios. San Sebastían Editorial: Española S.A, p. 52 28 VALLEJO NÁGERA, 1938a, p. 55.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  227  

XIX había omitido29. Pero, al mismo tiempo, se quedaba en una idea parcial de la

misma, que no contemplaba el problema de la esencia del hombre en su totalidad.

Reconoció por tanto, el valor de Freud y su pensamiento, pero se dedicó a señalar sus

carencias y errores que, según decía, habrían de ser superados a través de los postulados

de la antropología existencial y la fenomenología.

De esta forma varios de los conceptos más representativos de la teoría

psicoanalítica fueron asimilados como parte del arsenal epistemológico de la

psicoterapia y la psiquiatría, sin que su empleo representase una adscripción formal o

profesional al psicoanálisis. Prácticamente ningún autor parecía tener problemas en

suscribir algunas ideas según conveniencia, sin importar mucho su origen o

procedencia. Hubo por tanto, a pesar de las críticas, una manifiesta intención por dar

continuidad al saber psicoanalítico desde los intereses de la nueva psiquiatría, siempre y

cuando el mismo estuviese curado de sus excesos30. Algo que se aseguró mediante el

auxilio a la autoridad eclesiástica y la suscripción oficial al pensamiento de autores

como Jaspers o Binswanger, críticos con el materialismo y el psicoanálisis freudiano31

En cualquier caso, ya fuese por razones profesionales, científicas o ideológicas,

el psicoanálisis, como la psiquiatría, debían adaptarse al nuevo orden, fuertemente

autárquico, nacional y religioso. Vallejo Nágera lo expresaba con claridad en el III

Congreso Nacional de Neuropsiquiatría celebrado en 1952: “El pueblo español profesa, en su mayoría, el catolicismo y es la primera de las condiciones de nuestra psicoterapia que no contradiga el dogma y la moral católicas, si quieren prevenirse transferencias perjudiciales a la salud del paciente […]. Frente a la decadencia europea del freudismo y métodos afines destaca el auge del psicoanálisis en los países americanos. El simplismo cultural del vulgo americano asimila perfectamente la teoría freudiana […] Asimismo ha influido en la difusión del psicoanálisis el constituir éste un instrumento fácilmente adaptable a los conceptos de la Medicina psicosomática, y por ello manejable por el médico general, […]. Enfrentados con las realidades clínicas, los psiquiatras no podemos eludir la formación psicoanalítica […], aunque no

                                                                                                               29 CARLES et al. 2000, p. 163 30 Thomas Glick ha señalado en varias ocasiones la decadencia, la proscripción o la creación de una escuela de tradición anti-freudiana en la postguerra española, de la que formarían parte autores como López Ibor, Pedro Laín, Marco Merenciano o Vallejo Nágera. No obstante este inicial anti-freudismo –que no fue nunca proscrito, aunque sí duramente criticado, como veremos a lo largo de este capítulo- fue precisamente un motor de difusión y el punto de partida de un diálogo en el que el pensamiento de Freud fue adaptado a las circunstancias del contexto, y desde el que se propusieron nuevas fórmulas para comprender al hombre y la enfermedad. Véase, GLICK, Thomas, (1982), “The Naked Science. Psychoanalysis in Spain 1914-1948”, Comparative Studies in Society and History, Cambridge University Press, pp. 568-571; también en (1993) “Ciencia, política y discurso civil en la España de Alfonso XIII”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Hª Contemporánea, t. 6, pp. 81-98, p. 95. 31 GONZÁLEZ DE PABLO, 1987.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  228  

en la forma exigida por los psicoanalistas ortodoxos del previo análisis del psicoterapeuta”32

Los nuevos referentes de la psiquiatría española tuvieron entonces la tarea de

crear y organizar una nueva cultura profesional acorde con el régimen, tanto en lo

ideológico y político, como en lo científico y profesional33. Para ello se procedió a la

purga y desmantelamiento de toda la ciencia previa, laica y moderna, así como de las

instituciones, y del personal científico34. De la depuración debía surgir una ciencia

católica, libre de herejías, que glorificara al nuevo régimen y al nuevo hombre católico.

En este contexto, la aplicación del psicoanálisis al campo de la higiene mental y

la defensa social, que había tenido su momento más importante durante la República,

sufrió adaptaciones con el modelo social que el régimen buscaba imponer.

La nueva moral nacional-católica redefinió los postulados psicoanalíticos sobre

sexualidad con el fin de preservar la castidad en la juventud, la defensa del matrimonio

y la reproducción como ámbito de permisividad para la relación sexual. Varios autores

criticaron enérgicamente la teoría sexual psicoanalítica pero, a diferencia de lo que

ocurría en las primeras décadas del siglo, ya no se cuestionaba la influencia del factor

sexual en la vida del individuo, si no que se establecían nuevos códigos normativos

sobre salud y moral, en una abierta connivencia entre Estado, ciencia y religión.

Como ya había ocurrido en los años 20 y 30, la sublimación fue uno de los

conceptos que mayor éxito tuvo, ya que permitía afirmar la naturaleza sexual del ser

humano, al mismo tiempo que ofrecía un fórmula para orientarla hacía acciones e ideas

de valor social. La diferencia radicaba en aquello que podría ser considerado como

“valor social”, régimen discursivo fuertemente custodiado por la moral nacional-

católica de la dictadura.

Así mismo, la formulación criminológica del psicoanálisis, que recordemos

había tenido su momento de mayor divulgación en los años 30, con trabajos como el

Manual de Psicología Jurídica (1932) de Emilio Mira, el volumen del magistrado César

Camargo y Marín El psicoanálisis en la doctrina y la práctica judicial (1931) y el

manual de Psiquiatría Penal y Civil (1931) de Manuel Ruiz Maya, continuó a lo largo

del periodo franquista sin sufrir cambios sustanciales en sus planteamientos. La

construcción jurídica de la técnica psicoanalítica al servicio del control social que, en su                                                                                                                32 VALLEJO NÁGERA, 1952, pp. 11-12. 33 HUERTAS, 2017a, p. 24. 34 Véase OTERO, Luis Enrique (dir), (2006), La destrucción de la ciencia en España: depuración universitaria en el franquismo. Madrid, Editorial Complutense.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  229  

aplicación más extrema, perseguía la obtención de datos inconscientes para el examen

forense, aparecía indexada en manuales y textos de psiquiatría jurídica, principalmente a

partir de los años 50. No obstante, la repetición casi idéntica de un autor a otro, salvo

alguna excepción, sugiere una desconexión entre la teoría y la práctica, motivaba en la

ausencia de interés por reformular la utilidad o renovar los postulados técnicos del

psicoanálisis criminológico. La hipótesis que sostenemos es que, la intención por

“recopilar” técnicas ya aceptadas por el régimen discursivo general y mostrarlas al

público experto, perseguía una finalidad mucho más perversa: componer un muestrario

de herramientas modernas que nada tenían que ver con la práctica judicial y la realidad

del delincuente en España.

4. 2 El hombre no es un puro juego de instintos: reformulaciones del psicoanálisis

en los años 40´y 50´

La psiquiatría de los años 40´y 50´ tuvo una importante impronta germana,

inicialmente positivista y biologicista, con influencia de Kraepelin – que había sido

traducido en España a principios de siglo35-, luego fenomenológica, con el pensamiento

psiquiátrico de autores como Karl Jaspers y Kurtz Schneider, cuyas obras habían sido

traducidas al castellano entre 1948 y 195136. La psiquiatría oficial del franquismo

necesitaba una “norma” psiquiátrica en la que basarse, que aunara seriedad científica

con conservadurismo socio-político. La obra de Schneider ofrecía un sistema

nosográfico aparentemente aséptico con la ideología del régimen, y Jaspers aportaba el

soporte ideológico, con una postura abiertamente contraria al marxismo y al

psicoanálisis de Freud37. Al mismo tiempo, poco importó que la psiquiatría alemana de

los años 40, afín al régimen de Hitler no viese con muy buenos ojos la raza

mediterránea, pues algunos autores, basándose en la biotipología de psiquiatras

alemanes como Krestchmer, defendieron que la mezcla de elementos nórdicos y

mediterráneos proporcionaba la raza ideal38. Basándose en sus concepciones, los

psiquiatras españoles persiguieron la idea de crear una psiquiatría nacional, en la que

conjugar los valores del régimen con la norma científica39.

                                                                                                               35 KRAEPELlN, Emil: Introducción a la psiquiatría clínica. Madrid, 1911. 36 La obra de K. Schneider Personalidades Psicopáticas se traduce en 1948, Psicopatología Clínica en 1951, y la obra de Jaspers Psicopatología General en 1951. Véase GONZÁLEZ DE PABLO, 1987. 37 GONZÁLEZ DE PABLO, 1987, p. 642 38 GONZÁLEZ DE PABLO, 1987, p. 637. 39 GONZÁLEZ DE PABLO, 1987, pp. 633-645.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  230  

Junto a las referencias extranjeras, se reconoció el pensamiento de autores

nacionales, en sintonía con estos planteamientos, como López Ibor o Vallejo Nágera,

que buscaban localizar la “esencia” del hombre hispano, lo genuniamente español.

Vallejo Nágera destaca en este propósito mediante su esfuerzo por localizar el

biospiquismo del fanatismo marxista, en el que desterraba todo aquello considerado

antirégimen y antiespañol40.

Este proyecto vino además acompañado del componente institucional, ya que

desde el año 1939, coincidiendo con la victoria de la Alemania nazi, España, que

pretendía colocarse a la vanguardia de la hispanidad y que “buscaba convertirse en la

avanzada de una modernidad científica y técnica sesgada por la ideología del

Movimiento y del catolicismo más conservador”, pero limitada por un país sin recursos

materiales, técnicos e históricos, con una corta tradición científica ahora en el exilio,

pidió ayuda a los países del Eje, principalmente a Alemania. Una colaboración

científico-técnica que se remontaba a los años 20 y 30 y que no cesó con la derrota de

la Alemania nazi en 1945, a pesar de las políticas de aislamiento, que sin duda afectaron

a las relaciones de la ciencia española con el extranjero41

No obstante, la derrota militar del fascismo en 1945 hizo que el régimen virase

claramente hacía el catolicismo ortodoxo42, en el que los componentes más biológicos

de la psiquiatría quedaron subordinados a la caracterización religiosa del hombre,

acorde también con la deriva fenomenológica.

Desde finales de los años 40, comenzaron a aparecer los primeros signos de

cambio y de apertura en los que florecieron, apoyados por figuras como Pedro Laín

Entralgo, rector de la universidad de Madrid, determinadas iniciativas dentro del

dominio psiquiátrico y psicológico43 como la creación de la Escuela de Psicología y

Psicotecnia (1953) y de la Sociedad Española de Psicología (1952)44 que contó con la

labor de José Germain, director desde su creación de la Revista de Psicología General y

Aplicada (1946) en la que escribirán colaboradores como Ortega y Gasset, Sacristán y

                                                                                                               40 HUERTAS, Rafael (1996), “La psico-biología del marxismo como categoría antropológica en el ideario fascista español”, Llull, 19, pp. 111-130. 41 PRESAS I PUIG, Albert, (2008), “La inmediata posguerra y la relación científica con Alemania”, en ROMERO DE PABLOS, Ana; SANTESMASES NAVARRO DE PALENCIA, María Jesús (eds.), Cien años de política científica en España, Bilbao, Fundación BBVA, p. 173 42 CAMPOS, 2016c, p. 129 43 DRUET, 2006, p. 86-87. 44 ENCINAS COLORADO, Miguel; ROSA RIVERO, Alberto (1990), “El desarrollo institucional de la psicología española de 1900 a 1968” Revista de Historia de la Psicología, 11 (1-2), pp. 73-121; CARPINTERO, 2004.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  231  

Marañón, y a quien será confiada la dirección del departamento de psicología

experimental del CSIC (1948)45. Asimismo se autorizó a los médicos para que pudiesen

ocuparse de las clases de psicología medica, impartidas hasta entonces por profesores de

filosofía y letras (1951)46. También se produjo el regreso de Lafora a finales de 194747,

la refundación de Liga de Higiene Mental en 1948 y la de la AEN en 1949, bajo la

presidencia de Vallejo Nájera. Un contexto en el que se introdujeron novedades, se

hicieron modificaciones teóricas y se retomó cierto debate científico. No obstante, es

necesario señalar que, al menos de momento, todos estos cambios no tuvieron un

traducción en la asistencia psiquiátrica.

La cátedra de psiquiatría, vacía desde el exilio de Mira tras la guerra civil, fue

ocupada en 1947 por Vallejo Nágera, no sin antes disputársela con López Ibor, que

finalmente ocupó la de Salamanca en 195148. Aún así López Ibor mantendría gran

influencia en Madrid, donde era jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Provincial,

así cómo en el resto del país, salvo en Cataluña, territorio dominado por Ramón Sarró,

catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona desde 1950. Este control

territorial, ejercido desde la dotación de cátedras, tendrá sus repercusiones en lo relativo

al psicoanálisis, como veremos más adelante.

La desaparición de revistas y órganos de difusión como Archivos de

Neurobiología, que volvería a editarse a partir de 1954, estuvo compensada con la

aparición en la postguerra de nuevos medios como las Actas Luso-Españolas de

Neurología y Psiquiatría, inicialmente titulada Acta Española Neurológica y

Psiquiátrica, fundada en 1940 y dirigida por López Ibor; la Revista de Psicología

General y Aplicada fundada en 1946 y dirigida por José Germain; y la Revista de

Psicología Médica de Europa y América Latina, fundada en 1953 y dirigida por Ramón

                                                                                                               45 SIGUÁN, Miguel, (1981), “Testimonio personal”, Revista de Psicología General y Aplicada, 36 (6), p. 1136, 46 CASCO SOLIS, Juan (1999), “Psiquiatría y franquismo. Periodo de institucionalización (1946-1960)”, con un pórtico y un epílogo como homenaje a Luis Martín –Santos, en FUENTENEBRO, F; BERRIOS, G.E.; ROMERO, I.; HUERTAS, R. (eds.), Psiquiatría y Cultura en España en un Tiempo de Silencio. Luis Martín-Santos, Madrid, Necodisne Ediciones, pp. 85-129, p. 107. 47 Véase, MONASTERIO, Fernanda, (1987), “Lafora y los Archivos de Neurobiología”, en HUERTAS, Rafael; ROMERO, Ana I.; ÁLVAREZ, Raquel, Perspectivas psiquiátricas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pp. 231-242. 48 GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel, (2017), “Por la psicopatología hacía Dios: psiquiatría y saber de salvación”, Dynamis, 37 (1), pp. 45-64, p. 53.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  232  

Sarró49. En general, a pesar de la evidente ruptura científica, hubo cierto mantenimiento

en el nivel de las publicaciones y traducciones psiquiátricas50.

En relación al contenido de estas publicaciones, tal y como señala Ángel

González de Pablo, hubo cierta continuidad que, salvando las diferencias ideológicas y

las particularidades propias de la sociedad autoritaria en la que la psiquiatría franquista

tenía lugar, no resultan tan extrañas ya que la gran mayoría de psiquiatras más

representativos de la Segunda República y del primer franquismo se habían formado

con los mismos maestros, habían recibido una fuerte influencia germana, y habían

realizado estancias formativas de características similares en centros e instituciones

asistenciales de diversas capitales de Europa51.

De hecho, en el análisis de estas revistas se puede constatar la pervivencia del

psicoanálisis como tema de estudio y divulgación médica52, principalmente a partir de

los años 50, coincidiendo con la deriva fenomenológica de la psiquiatría y la influencia

de un sector de teólogos y psiquiatras católicos que, dentro y fuera de España, se

interesaron por las ventajas del psicoanálisis para la vida religiosa consolidando

importantes redes de intercambio53.

Razón y Fe (1901) fue, dentro del dominio religioso, la revista que mayor

difusión dio al debate psicoanalítico, pero también otras como la Revista de

                                                                                                               49 CASCO SOLIS, 1999, pp. 85-129. 50GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel, (2016), “La teoría psiquiátrica durante el primer franquismo”, en CAMPOS, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (coords), Psiquiatría e higiene mental en el primer franquismo, Madrid, Catarata, pp. 46-80; Sobre el panorama de las publicaciones psiquiátricas durante el franquismo véase DUALDE, Fernando, JORDÁ, Enrique., REY, Antonio, (2000), “Estudio descriptivo de las revistas psiquiátricas españolas” Archivos de Psiquiatría, 63 (1): 57-80. 51 GONZÁLEZ DE PABLO, 2016, p. 47 52 En mayor proporción en las revistas dirigidas por Sarró y Germain, junto con la segunda etapa de Archivos de Neurobiología, proyecto capitaneado por Lafora. La apertura científica de la Revista de Psicología General y Aplicada, así como la influencia que las ideas psicoanalíticas habían tenido en la psicoterapia y la psicología en la etapa precedente -a la que pertenecían varios de lo colaboradores de esta revista- hicieron que en su primera etapa -1946-1957- fuese un importante órgano de divulgación de ideas psicoanalíticas, llegando a ser el medio preferido del movimiento psicoanalítico español, en vías de institucionalización (Véase BERMEJO FRÍGOLA, 1993a); así mismo la Revista de Psicología Médica de Europa y América Latina, contó con la participación constante de autores del movimiento psicoanalítico extranjero y español, no obstante su orientación tuvo mucho más presente la reformulación del psicoanálisis por la antropología existencial. Véase el análisis bibliométrico realizado por José María Peiro y Helio Carpintero, en el que recogen el número de citas por autor, según revista, y para las tres revistas que acabamos de mencionar, Freud es efectivamente el autor más citado, en concreto el primero en la Revista de Psicología Médica de Europa y América Latina y en Archivos de Neurobiología, y el quinto en la Revista de Psicología General y Aplicada, lo que se explica, en parte, debido a su deriva cognitivo-conductual a partir de 1957. El análisis bibliométrico se encuentra en PEIRO, José María; CARPINTERO, Helio, (1981), “Historia de la psicología en España a través de sus revistas especializadas”, Revista de Historia de la Psicología, 2 (2), pp.143-181 53 Sobre la recepción y apropiación del psicoanálisis por el catolicismo internacional véase DESMAZIÈRES, 2011

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  233  

Espiritualidad (1941) a cargo de la orden de los Carmelitas Descalzos, así como

Religión y Cultura, reeditada en 1956, tras su cese debido a la guerra civil.

Con el objetivo de analizar estos dos ámbitos de reformulación  del psicoanálisis

–desde la antropología fenomenológico-existencial y desde el catolicismo- dentro de la

creación de una nueva psiquiatría y psicoterapia, se ha acudido al análisis de dos

congresos, tanto por la documentación que ofrecen como por el lugar que ocuparon

dentro del contexto científico español: el VII Congreso Católico Internacional de

Psicoterapia y Psicología Clínica, celebrado en Madrid del 10 al 15 de septiembre de

1957; y el IV Congreso Internacional de Psicoterapia celebrado en Barcelona del 1 al 7

de septiembre de 1958.

El primero de ellos, menos numeroso que el de Barcelona, estuvo presidido por

Juan José López Ibor, contó con importantes personalidades del mundo católico

especializado en psiquiatría, psicoterapia y filosofía, entre ellos el padre Gemelli como

presidente de honor, junto a los principales nombres de la psiquiatría y la psicoterapia

nacional. Y el segundo, dirigido por Ramón Sarró, contó con la presencia de más de mil

participantes, entre los que se contaba prácticamente toda la élite mundial de la

disciplina.

En ambos congresos, la crítica al pensamiento de Freud y la reformulación del

psicoanálisis fueron puntos cruciales: en el de Madrid, la reformulación venía de la

mano de la filosofía escolástica de Santo Tomas de Aquino, en diálogo con el método

fenomenológico-existencial; y en el de Barcelona la “renovación” pasaba por superar el

materialismo freudiano mediante la fenomenología y el existencialismo, con autores

como Jaspers, Binswanger o Heidegger. Partir de Freud, en cualquiera de los casos, fue

esencial: había que superar el instinto por el espíritu, sin renunciar a la biología ni

rendirse al idealismo dogmático. En general se trató de consolidar una zona de

intersección entre todas estas tendencias: la antropología existencial funcionó como el

telón de fondo, y el método fenomenológico junto a la filosofía tomista, los enfoques en

los que, de una forma u otra, todos los autores se ubicaron, incluso los psiquiatras de

formación freudiana institucional, como veremos a continuación.

Por último, se ha creído importante destacar que, desde el punto de vista

historiográfico y documental, “la celebración de congresos desempeña un papel

fundamental, no sólo como foros de debate científico sino como ámbitos de sociabilidad

y de organización profesional. La documentación generada por los mismos constituye

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  234  

una fuente de indudable valor para analizar su importancia estratégica en el proceso de

institucionalización de una determinada especialidad médica”54

4. 2.1 La reformulación espiritual del psicoanálisis: El VII Congreso Católico

Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, Madrid 1957.

Desde el estamento eclesiástico hubo varios autores que se pronunciaron a favor

de una psicoterapia religiosa que incorporara las novedades científicas para poder

comprender y orientar mejor la conciencia moderna hacía la vida católica. El

dinamismo psíquico del psicoanálisis, los procesos de represión y sublimación, el

sentimiento de culpa, la agresividad inconsciente del yo, el complejo de inferioridad o la

interpretación de los sueños fueron elementos de debate entre varios teólogos,

psicólogos y psiquiatras que se ocuparon igualmente de depurar el freudismo de su

materialismo y reformularlo para hacerlo compatible principalmente con los principios

de la filosofía escolástica de fundamento tomista.

Uno de estos autores fue el Padre Manuel Barbado, dominico que había cursado

los estudios de filosofía y teología necesarios para ser sacerdote, complementándolos

con una formación en biología en las universidades de Sevilla y Madrid, donde tuvo

como profesor a Ramón y Cajal. Desde 1941 se hizo cargo de la cátedra de Psicología

Experimental en la Universidad de Madrid, y de dirigir los institutos Luis Vives de

Filosofía y San José de Calasanz de Pedagogía, dependientes respectivamente del

Consejo Superior de Investigaciones Científicas 55 y del Consejo Nacional de

Educación56. Publicó un amplio número de trabajos sobre tema psicológico, destacando

                                                                                                               54 HUERTAS, 2017a, p. 25. 55 El Consejo Superior de Investigaciones Científicas se creará en el año 1939 como institución sucesora de la JAE (1907-1938) instalándose en sus edificios. No obstante el talante de ambos es radicalmente distinto. Mientras la JAE se orientaba hacía el pensamiento liberal de espíritu regeneracionista a través del contacto con el extranjero y la apuesta por la investigación y la educación, el Consejo se configuró como un instrumento ideológico más del régimen, con la intención de restaurar “la clásica y cristiana unidad de las ciencias destruidas en el siglo XVIII (…) las ideas esenciales que han inspirado nuestro glorioso Movimiento” sustituyendo el espíritu modernizador por una retórica religiosa y militar que pretendía defender la idea de una ciencia hispánica, más espiritual. En GONZÁLEZ BLASCO, Pedro, (1980), El investigador científico en España, Madrid, CIS, p. 151, citado por ALCALÁ, Paloma, (2008), “Avances, rupturas y retrocesos: mujeres en las ciencias experimentales en España, (1907-2005)”, en ROMERO DE PABLOS, Ana; SANTESMASES, María Jesús (Eds.), (2008): Cien años de política Científica en España, Bilbao, Fundación BBVA, p. 156. Véase también PUIG-SAMPER, Miguel Ángel (ed.), (2007), Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 56 PÉREZ-DELGADO, Esteban; ZANON, José Luis, (1996), “La psicología experimental de Manuel Barbado”, en SAIZ, Milagros; SAIZ, Dolores (coords.): Personajes para una historia de la psicología, Madrid, Pirámide, pp. 355-362, p. 356.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  235  

su Introducción a la Psicología Experimental (1928 y 1943)57, Estudios de Psicología

Experimental (1947)58, y el libro póstumo, El Psicoanálisis (1957)59.

Barbado defendió el estatus científico de la psicología experimental a la que

reconocía como independiente de la filosofía. En este mismo sentido, defendió el

psicoanálisis como una escuela más, en concreto sostuvo que era la última evolución de

la corriente psicológica del asociacionismo60 y, en contra de lo que muchos habían

pensado, no creía que tuviera pretensiones de suplantar a la psicología experimental,

sino que era la ciencia del inconsciente, por lo que su función se limitaba a “explicar la

estructura y el dinamismo del inconsciente y su influencia sobre la vida que se

desarrolla a la vista de la conciencia”61.

Según indicaba Barbado, el propio Freud encontró acertada su exposición62, que

se apoyó principalmente en explicar la influencia de los fenómenos inconscientes sobre

la vida consciente, omitiendo referencias a la evolución de la sexualidad infantil o a los

problemas de orden religioso-moral que el psicoanálisis suscitaba para muchos autores

católicos. Su obra en general era una defensa de la psicología como ciencia

independiente, sin obviar su sustrato filosófico y con fuerte preeminencia del

pensamiento aristotélico-tomista63.

La revista Razón y Fe, órgano de expresión de los jesuitas, fundada en 1901 y de

publicación ininterrumpida desde entonces, también se ocupó de estos temas en

numerosas ocasiones. El Padre Pedro Meseguer fue un asiduo colaborador de la revista,

de la que fue redactor desde 1942 y secretario desde 1943. A lo largo de las décadas de

1940 y 1950 escribió varios trabajos centrados en la crítica y adaptación de las ideas de

Freud, Adler y Jung. Algunos de sus títulos fueron, “Balance de las aportaciones de

                                                                                                               57 BARBADO, Manuel, (1928/ 1943) Introducción a la Psicología Experimental, Madrid, Voluntad. Un estudio sobre el contenido de esta obra puede verse en CARPINTERO, Helio; ZANON, José Luis (1981), “El Padre Barbado y su ´Introducción a la Psicología Experimental´”, en Revista de Historia de la Psicología, 3 (2), pp. 189-223. 58 BARBADO, Manuel (vol.1 1947, vol.2 1948) Estudios de Psicología Experimental, CSIC, Madrid. 59 BARBADO, Manuel, (1957), El psicoanálisis, Granada, Biblioteca del Estudiante. El contenido de esta publicación póstuma es en realidad la reedición del capítulo sobre psicoanálisis del libro Introducción a la Psicología Experimental (1928), que tuvo una reedición en 1943. 60 En Introducción a la psicología experimental, la obra más conocida y difundida de Barbado, traducida incluso al francés en 1931 (Introduction à la Psychologie Experimentale,1931, Paris, Lethielleux), dedica un epígrafe al psicoanálisis ubicándolo dentro de la corriente asociacionista de la psicología, aunque reconoce sus puntos de divergencia. 61 BARBADO, 1957, p. 19. 62 BARBADO, 1957. p. 25. 63 CARPINTERO; ZANON, 1981

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  236  

Freud” (1940) 64, “Empirismo tradicional y <<Psicología profunda>>. Afinidades y

posibles asimilaciones” (1946) 65, “Criticas recientes de psicoanálisis” (1948) 66, “La

aceptación de la <<sombra>>, según C. G. Jung y su paralelo cristiano” (1952) 67, “La

sublimación freudiana y nosotros” (1957) 68, o “¿Qué pasa con Freud? Tres actitudes

fundamentales” (1960) 69. En 1960 publicó también una monografía, El impacto de

Freud, en la editorial Propaganda Popular Católica70.

También, desde la editorial Razón y Fe, se publicaron varios manuscritos

originales sobre psicoanálisis y algunas traducciones de autores extranjeros, como por

ejemplo el ejemplar del jesuita italiano F. N. Gaetani, El psicoanálisis de Freud (1931)

71, en el que el autor alertaba de los peligros de la teoría psicoanalítica a la que criticaba

duramente72, o la traducción del alemán del libro de J. Donat Adler y la psicología

individual73 que contenía una crítica a la psicología de Adler, con prólogo del Padre

Meseguer.

El freudismo, dirá Meseguer, “ha venido a ser una especie de secta de iniciados

sin comunicación por arriba con la filosofía más recibida, ni por abajo con las ciencias

médicas (…) a base de unos cuantos instintos individuales (principalmente de dos, el de

placer y el de muerte), y frente a ellos, de la coerción social, presume explicar las

manifestaciones humanas más complejas e intrínsecamente ligadas con valores ideales

que sólo una actividad superior puede percibir y anhelar” 74. Aún así, el psicoanálisis

para Meseguer, había inspirado interesantes reflexiones pero, según sostiene, Freud no                                                                                                                64 MESEGUER, Pedro, (1940), “Balance de las aportaciones de Freud”, Razón y Fe, t. 120, fascs. 3-4, n. 510-511, p. 225-243; t. 121, n. 512-513, p. 62-88. 65 MESEGUER, Pedro, (1946), “Empirismo tradicional y <<Psicología profunda>>. Afinidades y posibles asimilaciones” Razón y Fe, 133, pp. 42-55. 66 MESEGUER, Pedro, (1948) “Criticas recientes de psicoanálisis”, Razón y Fe, t. 137,fasc.1, n. 600, pp. 559-566. 67 MESEGUER, Pedro, (1952) “La aceptación de la <<sombra>>, según C. G. Jung y su paralelo cristiano” Razón y Fe, t. 145 fasc. 1, n. 648, p. 166-178, 393-402 68 MESEGUER, Pedro, (1957), “La sublimación freudiana y nosotros”, en Razón y Fe, t. 156, fascs. 5, n. 718, pp. 295-312. 69 MESEGUER, Pedro, (1960a), “¿Qué pasa con Freud? Tres actitudes fundamentales”, Razón y Fe, t. 161, fasc. 1, n. 744. pp. 453-470. 70 MESEGUER, Pedro, (1960b), El impacto de Freud, Madrid, Propaganda Popular Católica. 71 GAETANI, Francisco M (1931), El psicoanálisis de Freud. Madrid, Razón y Fé. 72 Carles et al. señalan que el contenido de esta obra puede ser considerada la postura oficial de la Iglesia Católica frente al psicoanálisis en los años 30´(2000, p. 141). No obstante, si atendemos al número de publicaciones y de autores religiosos que se ocupan de la materia a lo largo de la postguerra española y sobre todo a partir de los años 50, observamos que el interés del estamento eclesiástico por debatir sobre temas psicoanalíticos fue cada vez mayor, con más puntos de diálogo que ya no se centraban en la crítica pansexualista exclusivamente, si no que pretendían la depuración existencial del psicoanálisis para poder usarlo como herramienta para la guía espiritual del sacerdote y del creyente, además de avanzar en la fundamentación de una psicoterapia católica. 73 DONAT, José, (1949), Adler y la psicología individual (trad. A. Tamayo) Madrid, Razón y Fe. 74 MESEGUER, 1948, p. 559.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  237  

supo entender lo espiritual y se quedó anclado en un principio materialista según el cual

todo deriva del instinto sexual. Es por ello que el freudismo ortodoxo sólo podía aportar

buenos efectos en determinados “medios materializados para los cuales no representa un

choque o un descenso el nivel ideológico de Freud, y en especial para ciertos tipos de

personas de sensualidad más predominante”, pero para los cristianos, el freudismo

ortodoxo “es generalmente de efectos deplorables y criminales”, pues se encuentra

alejado del idealismo y del pensamiento escolástico reduciendo la ética y al hombre a la

tensión entre libido e instintos75.

Esta crítica era la que teólogos y psiquiatras católicos compartían en relación al

freudismo y a los psicoanalistas de la IPA. Así lo escribía López Ibor en 1942 cuando

afirmaba que Freud nos había legado “la idea del hombre como puro juego de instintos

viscerales, sin que apareciera por parte alguna la sombra del espíritu” 76.

Para el catolicismo, decía de nuevo Meseguer, es muy difícil aceptar la

afirmación freudiana de que la conducta moral, la cultura y la religión sean el resultado

de la “libido sublimada”77. Según el fundamento de la escuela tomista la causa eficiente

de lo espiritual es siempre superior a su efecto, por lo que ésta no puede ser algo del

orden material. Sería una aberración pensar que de lo sexual se puede pasar a la religión

o que lo sexual pueda ser el origen último y creador de la conducta moral. Polémica que

trascendía al psicoanálisis, y que era la misma que la Iglesia católica mantenía con los

evolucionistas, para quienes en el orden causal de la evolución del hombre el efecto

puede ser de orden superior a la causa que lo crea, algo impensable dentro del

pensamiento tomista78. Pero en lo tocante al psicoanálisis y a la dirección de las

conciencias Meseguer, al igual que otros autores católicos, criticaron este principio

causal evolucionista y lo adaptaron intentando salvar a la religión de su relación con

cualquier forma de neurosis –tal y como Freud había formulado-, y demostrar que en la

relación del hombre consigo mismo y con Dios, medía algo más, que escapa al orden de

la sublimación freudiana.

                                                                                                               75 MESEGUER, 1948, p. 563. 76 LÓPEZ IBOR, 1942, p. 6. 77 FREUD había formulado esta idea en el texto “El porvenir de una ilusión”, publicado en 1927 (FREUD, Sigmund, (1981 [1927]), “El porvenir de una ilusión” en Obras Completas, t. 3, (trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 2961-2992) 78 Sobre la relación de Freud, el evolucionismo y Darwin, véase GLICK, Thomas, (2005), Einstein y los españoles. Ciencia y sociedad en la España de entreguerras. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas; y GLICK 2010. Sobre la continuidad de los discursos sobre la evolución en el franquismo, véase FLORENSA, Clara, (2017), Els discursos sobre l´evolució en el franquisme (1939-1967). La Generación del 48 i La evolución sin problema, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, tesis de doctorado.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  238  

En el VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica

“Conducta religiosa y salud mental” celebrado en Madrid los días 10-15 de septiembre

de 1957 en el que se concentró un amplio sector del catolicismo interesado en el

psicoanálisis, Meseguer presentó una comunicación titulada “La sublimación freudiana

y nosotros” 79. A propósito de este término, el autor reconocía que el psicoanálisis había

“provocado toda una floración de estudios sobre las motivaciones indirectas y secretas

de los actos humanos, de modo especial en materia religioso-moral, sobre todo en

relación con la sexualidad”. Todas estas investigaciones habían aportado elementos de

interés sobre algunos de estos fenómenos, por lo que, si el psicoanálisis “en algo ha

contribuido a entender al hombre, es en materia de motivaciones secretas de sus

actos”80, pero había que reconducir sus múltiples desviaciones y errores para contribuir

a “la urgente tarea de cristianizar o, si se prefiere, sanear el área de la psicoterapia”81.

¿Cómo? Por un lado Meseguer acudía a la obra de autores psicoanalíticos como Charles

Baudouin o Igor Caruso, compatibles con una lectura más humanista del psicoanálisis,

en la que se debatían sus influencias filosóficas. Y, por otro lado, fundamentaba la

sublimación (y su principio causal) en el pensamiento de Santo Tomás de Aquino por lo

que “la causa del efecto espiritual está en el espíritu, pero el espíritu se autodetermina

en apropiadas circunstancias, aún de orden inferior, porque el espíritu humano no es un

espíritu solitario, sino un espíritu encarnado, que por definición está en contacto y

sinergia con la materia que anima” 82, por tanto lo que se transforma (se desexualiza o

espiritualiza) mediante la sublimación no es la sexualidad si no la conducta humana,

esto es para Meseguer, la persona, compuesta por cuerpo guiado y espíritu: “La placa

giratoria, pues, para la sublimación, se sitúa al nivel de la persona, del yo, tal como la

entiende la filosofía cristiana, no como lo entiende Freud (…) De esta manera podemos

entender nosotros la sublimación, haciendo justicia tanto a lo sensitivo como a lo

espiritual y aprovechando todo el material de hechos acumulado por los psicoanalistas

como por cualquier otros observadores”83. Al final, de lo que se trataba era de preservar,

bajo el concepto de “sublimación”, el plano de la “revelación” y la fe del catolicismo,

haciendo del psicoanálisis una especie de racionalidad espiritual.

                                                                                                               79 MESEGUER, 1957, pp. 295-312. 80 MESEGUER, 1957, pp. 308-309. 81 MESEGUER, 1957, p. 312. 82 MESEGUER, 1957, p.310. 83 MESEGUER, 1957, p.312

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  239  

El Congreso estaba presidido por López Ibor, junto al padre Gemelli como

presidente honorífico, dos figuras de peso político en las que quedaban representados

dos de los ejes de poder y autoridad más importantes de la dictadura: ciencia y moral

católica. Así mismo, ambos tenían un papel relevante en la circulación de ideas

psicoanalíticas. El primero, catedrático y representante de la psiquiatría oficial del

régimen, desempeñó un papel crítico con las ideas de Freud; y el segundo presidente de

la Academia Pontificia de las Ciencias y rector de la Universidad Católica, era una

autoridad política y religiosa en materia de psicología y catolicismo84 motivo que, como

ya se ha señalado, propició su inclusión en el prólogo que sustituía al de Ortega y

Gasset en la reedición de las Obras Completas de Freud en 1948.

En el discurso inaugural, López Ibor expuso la orientación general que guiaba el

tema del congreso, señalando el papel “bisagra” que ocupaba la obra de Freud y el

psicoanálisis, una cuestión que fue abordada por varias de las ponencias, en el intento

de esclarecer la zona de intersección entre la psicología religiosa, la psicoterapia y el

psicoanálisis. Para López Ibor, tanto la psiquiatría como la psicología habían tenido que

experimentar un giro copernicano, para pasar de ciencias de base natural a ciencias de

base antropológica, en las que poder comprender la esencia del hombre, en la salud y en

la enfermedad, incorporando para ello una interpretación dinámica de la personalidad.

De esta forma, seguía diciendo: “L. Binswanger ha señalado, con gran acierto, que la concepción antropológica del hombre en Freud, es la del homo natura. Freud descubre que el hombre es sólo naturaleza y que las manifestaciones espirituales resultan por sublimación de las tensiones de la humana naturaleza; pero, por una de esas extrañas paradojas que fecundan el pensamiento de los genios, Freud, es al mismo tiempo, el médico que incrusta la historia psicológica en el estudio de los procesos naturales de la enfermedad. La neurosis, como la personalidad, se hace, viene a decir”85.

Freud había mostrado que los síntomas neuróticos y la vida psíquica sin aparente

explicación, tenían un sentido oculto, abonando de forma inimaginable el campo de la

medicina psicosomática. No obstante, el psicoanálisis debía someterse igualmente al

“giro copernicano” y frente al homo natura, López Ibor postulaba la unidad originaria

del ser, el homo anthropos, en el que se rescataba al psicoanálisis de su base

materialista.

                                                                                                               84 Ver PASQUALINI, 2016. 85 LOPEZ IBOR, Juan José (1957), “Discurso inaugural”, en Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, p. 26.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  240  

López Ibor, además de las críticas que había formulado al psicoanálisis en sus

publicaciones86, principalmente en su conocida monografía Lo vivo y lo muerto del

psicoanálisis (1936) reeditada en 1951 bajo el título La agonía del psicoanálisis, había

ofrecido en 1952 un cursillo en el Ateneo de Madrid sobre “El psicoanálisis y la idea

del hombre”, con ocho sesiones repartidas a lo largo de los meses de febrero y marzo87.

En su área de influencia por tanto, este autor divulgó el psicoanálisis, criticó a Freud e

incluso indirectamente, impulsó el interés por la formación psicoanalítica, aunque fuese

por la insistencia en su ataque88.

Al congreso asistieron también los principales nombres de la psiquiatría

española -Ramón Sarró, Antonio Vallejo-Nágera, Emilio Pelaz, Miguel Rojas

Ballesteros- y el grupo compuesto por Juan Rof Carballo, José Ramón de Otaola, Pere

Bofill, secretario del evento, Carolina Zamora y Jesusa Pertejo.

Fue precisamente Carolina Zamora, una de las primeras mujeres psicoanalistas

de España, quién defendió en su ponencia “Fe católica y psicoanálisis” la “absoluta

neutralidad de la técnica analítica clásica, en materia religiosa y de las grandes ventajas

que esa técnica aporta para el desenvolvimiento de unas auténticas creencias . […]. Se

trata aquí por tanto de una defensa del psicoanálisis con su técnica clásica freudiana

para penetrar en lo `profundo´ y de su compatibilidad a la vez con una auténtica Fe. Es

más, se trata de afirmar su aportación positiva hacia el descubrimiento de la Fe, en

                                                                                                               86 Véanse por ejemplo sus artículos: (1934) “Exégesis del complejo de Edipo (sobre el psicoanálisis), Crónica Médica,; (1957) “La verdadera psicología profunda”, Revista de Espiritualidad, XVI,; (1957) “Fundamentos de la psicoterapia”, Actas Luso-Españolas de Neurología y Psiquiatría, XVI (1); una reproducción de estos artículo puede consultarse en el monográfico dedicado al estudio de la obra de López Ibor, en (1996), Actas Luso-Españolas de Neurología, Psiquiatría y Ciencias Afines, 24, supl.2 (1-6) 87 Las lecciones fueron los días 5, 12, 19 y 26 de febrero y 4, 11, 18 y 25 de marzo, sobre “La psicología y la medicina en el 1900 y la rebelión psicoanalítica. Su espíritu órfico. Neo-psicoanálisis”, “La autenticidad de la persona en el psicoanálisis. El problema de la máscara”. “El horizontes sexual”, “Descubrimiento del cuerpo como intimidad”, “El psicoanálisis como técnica. El hombre-máquina”, “Las neurosis como fenómeno natural. Lujo y neurosis”, “Del amor a la agresión en el psicoanálisis”, “Psicoanálisis y existencia: Freud, Kierkegaard, Sartre”, Hoja oficial del lunes, Asociación de la Prensa, 4 de febrero de 1952, n. 672, p. 5. 88 Es interesante contrastar esta idea con los testimonios que CARLES et al. (2000) recogen de psiquiatras como José Rallo o Antonio de la Nuez, psicoanalistas que en los años 40 se formaron en el servicio de López Ibor, refiriendo el primero que, el fuerte biologicismo y la desconexión que había entre la formación y la realidad de los enfermos, le llevó a buscar formación fuera de España, interesándose por el psicoanálisis; y el segundo refiere que el hecho de que el estamento oficial se mostrase hostil al psicoanálisis lo hacía más interesante. Insatisfacción teórica y rebeldía que les llevó a formarse en psicoanálisis (CARLES et al. 2000, p. 234). Es interesante preguntarse sobre el papel que, la formación psicoanalítica ocupó a partir de los años 60-70, con una nueva generación de médicos críticos con la dictadura, representada en figuras como Ibor. Véase CASTILLA DEL PINO, (2003), Pretérito imperfecto. Autobiografía, Madrid, Tusquets.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  241  

muchas casos de aparente falta de Fe debida a una situación neurótica” 89 . El

psicoanálisis, continuará diciendo más adelante, “favorece la exteriorización de la

verdadera fe que puede estar oculta en el alma de todo cristiano”90. Zamora propuso la

colaboración entre la técnica psicoanalítica y la vida religiosa e ilustró este diálogo con

casos clínicos fundamentados teóricamente en la obra de Freud y en la de autores como

Santo Tomás, Fray Luis de Granada o San Pablo.

Resulta además interesante el hecho de que Carolina Zamora dirigiese su

intervención expresamente a dos grupos de personas: los “católicos de buena Fe” que

ven en el psicoanálisis siempre algo peligroso para la religión; y ciertos psicoanalistas

que se creen poseedores de la clave del misterio humano y pretenden acabar con los

sentimientos religiosos en lugar de limitarse a la técnica y teoría científica más fiel a

Freud91. Estas críticas sin embargo, se relacionaban con un debate institucional mayor

sobre la incorporación de un sector de analistas católicos en el seno de las sociedades

psicoanalíticas europeas, lo que impulsó a varios autores a pronunciarse críticamente

sobre el lugar que podía ocupar la religión en la praxis psicoanalítica y viceversa.

Pere Bofill también se pronunció en relación a esta cuestión en su comunicación,

“Agresividad, amor al prójimo y psicoanálisis”. Bofill marcó las diferencias y las

colaboraciones posibles entre los planos religioso y psicológico. En este sentido expuso

las ventajas del psicoanálisis para comprender la génesis inconsciente de los

comportamientos agresivos que no han sido integrados en la estructura de la persona y

que podrían suponer una perturbación de las relaciones de amor con el prójimo, base

esencial de la vida religiosa. Al contrario de lo que muchas personas piensan, advertía

Bofill, el psicoanálisis no se dedica al estudio exclusivo de la sexualidad, si no que,

cada vez más se dedica al estudio del papel de la agresividad inconsciente en los

trastornos psicopatológicos y en la vida de las personas normales: “Es labor del

psicoanálisis descubrir y mostrar estas influencias pero su valoración ética y religiosa,

corresponde al moralista y al teólogo (…) en este sentido el tratamiento psicoanalítico,

ni siquiera técnicamente puede tender a una actitud, a una dirección normativa, ética o

religiosa (…) Su finalidad es la salud psíquica, liberando a la personalidad de sus

                                                                                                               89 ZAMORA, Carolina, (1957), “Fe católica y psicoanálisis” Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, p. 256. 90 ZAMORA, 1957, p. 258. 91 ZAMORA, 1957, pp. 256-7.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  242  

influencias fantasmáticas e inconscientes, con lo que posibilitará comportamientos

éticos y religiosos sobre una base psicológica más sana”92

Entre los asistentes al congreso también estaba el Padre agustino César Vaca,

secretario desde 1956 de la revista Religión y Cultura, en la que publicó varios artículos

sobre psicología de la vida religiosa. En 1951, desde la editorial de homónimo nombre

que la revista, había publicado el libro Psicoanálisis y dirección espiritual, que contó

con una segunda edición en 1954. Con este ejemplar la editorial abría la colección

Biblioteca de Psicología del Director Espiritual dedicada a ofrecer trabajos de

introducción en temas psicológicos a seminaristas y sacerdotes para que pudiesen

emplearlos en su trabajo como guías de conciencia. El psicoanálisis, escribía Vaca en el

prólogo a la primera edición, “tiene sus raíces en el materialismo del siglo pasado y se

abre a la turbulenta espiritualidad del actual. Sirve a manera de puente entre dos

enfoques contrapuestos, al mismo tiempo que ha sabido agrupar los temas de discusión

dispersos en distintos sectores de la ciencia del hombre”93. No obstante, la fragilidad del

freudismo, dirá Vaca, es que, ha olvidado “esas verdades primarias de lo que el hombre

es como unidad individual, social y trascendente, de que no es un conjunto de instintos

y de fuerzas primitivas más o menos transformadas, sino que es portador de un

espíritu”94. El autor trataría primero de marcar la distancia necesaria entre religión y

freudismo para salvar a la primera: “Si nuestro Evangelio comienza con aquel elevado

“en el principio era el Verbo”, el evangelio de FREUD arranca de abajo “en el principio

era el Instinto” (…) No; rotundamente no. El psicoanálisis como conjunto, con su

filosofía y su concepción del hombre, de ninguna manera lo admitimos (…). En esta

forma, un católico nunca puede ser freudiano”95

No obstante, desde este punto, se trataría, para Vaca, de “bautizar” el

freudismo96 e incorporar, al igual que propuso Meseguer, aquello que pudiese haber de

valido para la vida espiritual católica: “lo que pudiéramos llamar la `teología del

pecado´ tema que tanto preocupó a San Agustín, puede encontrar en el psicoanálisis un

instrumento rico de luces y aportaciones”97. Para su propósito refiere a los trabajos de

M. Cavé, Dalbiez y Maryse Choisy, junto al pensamiento de los españoles Meseguer,                                                                                                                92 BOFILL, Pere, (1957), “Agresividad, amor al prójimo y psicoanálisis”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 254-255. 93 VACA, César, (1954), Psicoanálisis y dirección espiritual, Madrid, Religión y Cultura, p. 8. 94 VACA, 1954. p. 18. 95 VACA, 1954, p. 424-5. 96 VACA, 1954, p. 426. 97 VACA, 1954. p. 32.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  243  

Laín Entralgo, Sarró y López Ibor. No menciona ninguna de las publicaciones españolas

de psicoanálisis anteriores a la Guerra Civil, salvo la traducción de las Obras Completas

de Luis López Ballesteros. El libro contó además con la recomendación de López Ibor y

el apoyo de la revista Eclessia98 que firmaba una pequeña nota en la solapa interior

animando a los “directores de almas” y en general a todo interesado en la materia a

introducirse “bajo guía segura y ortodoxa, en la ciencia y aplicaciones del psicoanálisis

freudiano”99.

No obstante, nos interesa otro de los objetivos que animan a Vaca a escribir el

manuscrito. Según señala, los “psicoanalistas católicos” estaban ganando territorio fuera

de España, por lo que el autor consideraba importante iniciar también aquí esta

orientación100. Hoy día, dirá Vaca, hasta “el Papa Pio XII ha hablado en dos ocasiones

del psicoanálisis y de algunos de los problemas morales planteados por el mismo. (…)

Pio XII ha llamado la atención, ha condenado ciertas cosas del psicoanálisis; pero ha

dado, sobre todo, una pauta directriz, ajustándose a la cual, ni los investigadores, ni los

médicos, ni los moralistas encontrarán dificultades en sus respectivos campos”101.

¿Quiénes eran los psicoanalistas católicos a los que Vaca hacía referencia y que

contaban con el beneplácito del Vaticano?

Desde las primeras décadas del siglo XX hubo en Europa varios sectores del

catolicismo social que mostraron un verdadero interés por el psicoanálisis con autores

como la psicoanalista francesa Maryse Choisy102; el filósofo francés Roland Dalbiez103,

autor de una tesis sobre el pensamiento de Freud publicada en 1936, y el psiquiatra-                                                                                                                98 Ecclesia se fundó en 1941 como órgano de la dirección central de Acción Católica Española (ACE), y gradualmente se fue transformando en portavoz de la Iglesia en España. Sobre esta revista puede consultarse, VEREDA, Francisco (2001), “Algunas claves para estudiar la revisa Ecclesia entre 1941-1954” Anuario de Historia de la Iglesia, 10, pp. 95-100. 99 ECCLESSIA, en VACA, 1954, [solapa interior] 100 VACA, 1954. p. 10. 101 VACA, 1954. p. 17. Enrique Miret Magdalena, teólogo seglar, cuenta en 1968 que el Papa Pio XII había pronunciado en septiembre de 1952 en el I Congreso Internacional de Histopatología del sistema nervioso, un discurso condenatorio con el pansexualismo psicoanalítico. Con motivo de estas críticas, hubo un profesor de la Universidad Católica de Lovaina que identificó determinados errores de concepto en las palabras del Papa Pio XII y así lo comunicó al arzobispo de Malinas quién le solicitó un informe técnico para enviar al Vaticano, motivando que pocos meses después, en abril de 1953 en el Vº Congreso Internacional de Psicoterapia católica celebrado en Roma, el Papa pronunciase unas palabras mucho más matizadas y positivas, aunque con reticencias. Los psicoanalistas católicos Maryse Choisy, P. Gemelli y el teólogo alemán J. Rudin analizaron las palabras del Papa para corroborar que dejaban la puerta abierta al estudio sereno y crítico del psicoanálisis de Freud. Ver MIRET MAGDALENA, Enrique (1968), “La iglesia y el psicoanálisis”, Triunfo, n. 320, XXIII, p. 59. Este episodio de la historia del psicoanálisis también ha sido estudiado por ROUDINESCO, Elisabeth (1993), La batalla de los cien años. Historia del psicoanálisis en Francia (1925-1985), Madrid, Fundamentos, vol. 2; OHAYON, Annick, (2006), Psychologie et psychanalyse en France, Paris, La Découverte; y DESMAZIÈRES, 2011. 102 Ver OHAYON, 2006; ROUDINESCO, 1993, v.2. 103 OHAYON, 2006, pp. 122-123.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  244  

psicoanalista Charles-Henri Nodet, ambos alumnos del filósofo neothomista Jacques

Maritain. También el psicoanalista alemán M. Karl Stern y el ruso Igor Caruso, uno de

los representantes de la corriente de psicoterapia existencial; el médico ruso-americano

Gregory Zillboorg; o el grupo de teólogos católicos entre los que se encontraba el Padre

Peter Dempsey, los franceses Padre Albert Plé y el Padre Bruno de Jesús María director

de la revista Les études carmélitaines que abrió a los psicoanalistas para que escribieran

en ella104; o el también francés Padre Marc Oraison, que trató a sacerdotes angustiados y

a creyentes desde una interpretación psicoanalítica105.

En España varias de las obras de estos autores habían sido traducidas al

castellano o circulaban traducciones editadas en Argentina 106. Entre ellos, Choisy,

Caruso, Nodet, Dempsey, Plé, Bruno de Jesús María, Oraison y Noël Mailloux, se

encontraban entre los asistentes al VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia

y Psicología Clínica de 1957 y varios de ellos también asistieron al IV Congreso

Internacional de Psicoterapia de Barcelona en 1958, mostrándonos una red de

intercambio y circulación de ideas psicoanalíticas mucho más rica de lo que hasta ahora

ha sido descrita107.

                                                                                                               104 ROUDINESCO, 1993, v. 2. p. 196. 105 Roudinesco cuenta que Oraison en su obra aborda los problemas de la castidad, el discernimiento de las vocaciones o la sexualidad “sin pecado” a la luz de una interpretación freudiana que toma como referencia la sexología de Hesnard, con la que considera la sexualidad como elemento patógeno constitutivo a la existencia humana, considerado por ello un pecado venial y no mortal. Distinguirá entre vocaciones verdaderas y falsas, descansando la primera en la gracia divina y la sublimación, que permite que el sacerdote pueda escoger libremente, según la ética tomista, su destino de castidad. La vocación falsa en cambio proviene del miedo a la sexualidad y lleva a una renuncia que acaba en catástrofe. Con esto Oraison “pone el dedo en la llaga: sin suscribir a los principios del peritaje psiquiátrico, demuestra que la Iglesia debe eliminar de su seno a los candidatos `peligrosos´ para ellos mismos y para la vida religiosa: los psicóticos, los perversos y los `enfermos sexuales. Todos estos individuos eligen la religión para huir de sus locuras y más que integrarse a la vida sacerdotal deberían tratarse. Por otra parte, Oraison sostiene la necesidad de una orientación en materia de vocación. Se debe ayudar a los candidatos a escoger una orden que convenga a su personalidad” (ROUDINESCO, 1993, v. 2. p. 201). Esta formulación a la que, no de forma tan directa, se está apuntando también en España, abre un campo de análisis muy interesante sobre el uso del psicoanálisis en la selección de candidatos sacerdotes, conectando con la clasificación de perfiles psicológicos aptos y no según un concepto de peligrosidad reformulado a partir del estamento sacerdotal. 106 Algunas de estas traducciones son CHOISY, Maryse (1950) Psicoanálisis y Catolicismo, (trad.Oliver Brachfeld, con estudio preliminar del canónigo F. de Hovre) Barcelona; CARUSO, Igor. A (1954/1958) Análisis psíquico y síntesis existencial: Relaciones entre el análisis psíquico y los valores de la existencia, (trad. Pedro Meseguer) Barcelona, Herder; DEMPSEY, Peter (1961), Freud, psicoanálisis, catolicismo, Barcelona, Herder; PLÉ, Albert (1969/1970), Freud y la religión, (trad. José Luis Legaza con estudio introductorio de J. Rof Carballo) Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos; ZILBOORG, Gregory, (1964), Psicoanálisis y religión, Buenos Aires, Troquel, Biblioteca El Tema del Hombre; STERN, Karl, (1954), El pilar de fuego, Buenos Aires, Criterio; DALBIEZ, Roland (1948), El método psicoanalítico y la doctrina freudiana, (trad. Haydée Meyer), Buenos Aires, Desclée de Brower, vol 1-2. 107 En la Revista de Historia de la Psicología, hay algunos trabajos en los que se aborda la influencia del psicoanálisis en la obra de varios teólogos españoles durante los años 40 y 50 (véase por ejemplo, CARPINTERO, ZANÓN, 1981; PÉREZ DELGADO; ZANON, 1996.). También en el libro de SAIZ,

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  245  

Igor Carusso por ejemplo, expuso una comunicación “Sur la possibilité des

influences possitives de la psychanalyse sur la vie religieuse”108 apostando por la

práctica psicoanalítica para liberar al hombre de sus alienaciones y permitirle el

equilibrio de la vida religiosa. El padre Dempsey, habló sobre las etapas del desarrollo

infantil y la instrucción hacía la vida espiritual del adulto109. Los psicoanalistas católicos

Durand y Nodet disertaron sobre “Influence de la phychologie normale et anormale

dans la vie religieuse. Méthodes d´analyse et valoration”110, tema sobre el que también

versó la conferencia de Vallejo-Nágera “Influencia de la psicología normal y anormal

en la vida religiosa”111 , no obstante el español se apartaba de la orientación freudiana,

de la que desconfiaba por haber sido ideada en otra creencia distinta al catolicismo.

El Padre Bruno de Jesús María presentó una comunicación sobre “Mysticisme et

créativité, facteurs d´équilibre” y, el padre Noël Mailloux sobre los “Aspects cliniques

de la tentation morale”. La francesa Maryse Choisy, disertó en “Structure et contenu”112

sobre la evolución del psicoanálisis, defendiendo su capacidad de revisión y exponiendo

el desplazamiento que había vivido desde una comprensión centrada en los impulsos

libidinales al estudio de la agresividad y el contenido reprimido del Yo, coincidiendo en

parte con lo que había planteado Pere Bofill en su intervención.

Maryse Choisy era de hecho la fundadora de los Congresos Internacionales de

Psiquiatras, Psicoterapeutas analíticos y psicopedagogos católicos. Su relación con el

psicoanálisis había tenido varias etapas. En 1925 pasó brevemente por el diván de

Freud, interrumpiendo su análisis hasta mediados de los años 40, cuando lo retomaría                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    SAIZ,1996. No obstante su foco de atención no está puesto en los canales de circulación intelectual de este movimiento católico de psicoanálisis, si no en el papel que desempeñaron estos teólogos y psiquiatras católicos en la consolidación de la psicología en España. Hemos encontrado al mismo tiempo algunas referencias sobre la recepción de estas ideas en Colombia, por Gustavo Ángel Villegas, miembro fundador de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, lo que nos hace pensar en un campo de análisis mucho mayor del que aquí podemos desplegar. Véase ÁNGEL VILLEGAS, Gustavo (1956), “Movimiento psicoanalítico católico”, conferencia pronunciada en el Museo Nacional dentro del ciclo organizado por la Federación Colombiana de Psicología, 1956. Véase también DESMAZIÈRES, 2011. 108 CARUSO, Igor A. (1957), “Sur la possibilité des influences possitives de la psychanalyse sur la vie religieuse” Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 181-190. 109 DEMPSEY, Peter (1957), “Child cognition and the invisible reality”,Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 105-111 110 DURAND, Charles; NODET, Charles (1957), “Influences de la psychologie normale et anormale dans la vie réligieuse. Méthodes d´analyse et valorátions”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 217-234. 111 VALLEJO-NÁGERA, Antonio, (1957), “ Influencia de la psicología normal y anormal en la vida religiosa”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 235-241 112 CHOISY, Maryse (1957), “Structure et contenu”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 127-140.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  246  

con René Laforgue y Maurice Bouvet. En 1946 fundó la revista Psyché. Revue

Internationale de psychanalyse et des sciences de l´homme, con la que pretendía

competir frente a la Revue Française de Psychanalyse y destronar a la princesa Marie

Bonaparte representante del sector laico del psicoanálisis francés113. Tal y como indica

la historiadora Annick Ohayon “Maryse va véritablement mettre la psychanalyse <<à

toutes les sauces>>, tentant une synthèse entre le freudisme, le jungisme et l´adlerisme.

Elle sera surtout une des combattantes de l´implantation de la psychanalyse dans les

milleux catholiques”114 .

En la primera edición de estos congresos, celebrada en abril de 1949 en Notre-

Dame-du-Bec, Choisy formuló su intención de crear un Instituto de analistas católicos,

donde se pudiesen realizar análisis didácticos con psicoanalistas de reconocimiento por

su labor científica y su catolicismo115. Esta propuesta no fue siempre bien recibida en

medio de las tensiones y disputas institucionales del psicoanálisis francés, que se

debatía sobre la formación que debían tener los analistas –ya que, entre otras cuestiones,

muchos de los analistas católicos no eran médicos de formación-. En el Vº Congreso

Internacional de Psicoterapia que tuvo lugar en Roma en 1953, Choisy buscó

aprovechar la ocasión para conseguir unas palabras del papa Pio XII que permitiesen la

recuperación del movimiento católico de psicoanálisis116 y que matizasen las palabras

de condena que el pontífice había pronunciado en 1952 en el I Congreso Internacional

de Histopatología del sistema nervioso. Pio XII pronunció finalmente estas palabras

ante todos los congresistas, no obstante no fue excesivamente permisivo, lo que sin

duda no favoreció la reputación del movimiento católico de psicoanalistas, ni frente a la

Iglesia, ni frente a los freudianos ortodoxos. Entendemos aquí las palabras de Carolina

Zamora cuando en el congreso de 1957 dirigía su intervención a estos dos sectores; o las

palabras de López Ibor que en el discurso inaugural del congreso de 1957 se refería al

congreso de Roma como la piedra angular del la historia de estos congresos, originados,

según indicaba, en el Congreso de Higiene Mental celebrado en Londres en 1948117. Al

mismo tiempo esta controversia es la que el padre César Vaca refería en el prólogo a la

segunda edición de su ejemplar Psicoanálisis y dirección espiritual y que el teólogo

                                                                                                               113 ROUDINESCO, 1993, v. 2. p. 195. 114 OHAYON, 2006, p. 323. 115 OHAYON, 2006, p. 333. 116 OHAYON, 2006, p. 333. 117 LÓPEZ IBOR, Juan José (1957), “Discurso inaugural”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, p. 25.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  247  

Enrique Miret explicaba unos años más tarde en el artículo “Psicoanálisis católico”

publicado en 1968 en la revista Triunfo118.

Estos congresos –no sólo el español- escenificaron un enfrentamiento entre

sotanas y batas médicas en el seno de la psiquiatría y psicoanálisis freudiano. El interés

por incorporar el psicoanálisis en la Iglesia católica topó con varios impedimentos, entre

ellos los propios psicoanalistas, divididos en posturas a favor y en contra –además del

debate interno sobre el análisis lego- y el Vaticano, que no siempre vio esta relación con

buenos ojos, a pesar de los esfuerzos de los religiosos por evangelizar el freudismo y

hacerlo compatible con la espiritualidad católica119.

Ha quedado expuesta lo que consideramos una red de intercambios entre

psicoanalistas, teólogos y psiquiatras dentro y fuera de España, hasta la fecha poco

estudiada por la historiografía española que, para este período, se ha centrado

principalmente en los sucesos que dieron lugar a la institucionalización del

psicoanálisis120. Annick Ohayon señala una situación similar para el caso francés,

probablemente debida a la centralidad que la historiografía gala ha puesto en las figuras

de Freud y Lacan121, éste último contemporáneo de Choisy e involucrado en las disputas

sobre el catolicismo en el seno del psicoanálisis francés. De hecho, la propia Ohayon

indica que el movimiento católico perdió fuerza en Francia eclipsado por el lacanismo a

partir de los años 50122.

En España, después del II Concilio Vaticano anunciado en 1959 y que se

extenderá hasta 1965, queda abierta la pregunta, tal y como la formula el artículo de

Enrique Miret: “¿Qué piensa el catolicismo del psicoanálisis freudiano? (…) Ahora

estamos ya en la época posconciliar, en la que varios obispos (…) solicitaban del

Vaticano II unas palabras de aprobación para el psicoanálisis de Freud” 123

                                                                                                               118 MIRET MAGDALENA, 1968 p. 59. 119 ROUDINESCO, 1993, v. 2, p. 199. 120 Carles et al. articulan su análisis de las décadas de 1940 a 1960 en torno al contexto en el que tiene lugar la constitución del movimiento psicoanalítico en España, (2000, pp. 225-296); BERMEJO, (1993b), se centra en la marco de la institucionalización del psicoanálisis; y la tesis de DRUET (2006), aborda, para estos años, el contexto psiquiátrico en relación a la consolidación del movimiento psicoanalítico ligado a la IPA (pp. 69-148) 121 OHAYON, 2006. 122 OHAYON, 2006. 123 MIRET MAGDALENA, 1968 p. 59. Este mismo autor tratará sobre este tema en la revista Triunfo en otros trabajos defendiendo la compatibilidad demostrada entre el psicoanálisis freudiano y el catolicismo. Véase (1968), “Desorden sexual y psicoanálisis”, Triunfo, n. 321, año XXIII, p. 59; (1968) “Psicoanalistas católicos”, Triunfo, n. 322, año XXIII, p. 59; (1969) “La religión del psicoanálisis”, Triunfo, n. 352, año XXIII, p. 59: y (1969), “El psicoanálisis y la religión”, Triunfo, n. 353, año XXIII, p. 59.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  248  

4. 2.2. La “revolución psicosomática” de la medicina española: El IV Congreso

Internacional de Psicoterapia, Barcelona 1958.

El filósofo Ramón Conde Obregón reseñó en la revista de filosofía

CONVIVIUM el IV Congreso Internacional de Psicoterapia de Barcelona con las

siguientes palabras: “El tema general del IV Congreso de Psicoterapia fue: “Psicoterapia y Análisis existencial”. (…) De inmediato, el tema central del Congreso, puso de manifiesto la importancia que ha cobrado la Antropología existencial, sobre todo la Antropología heideggeriana. De hecho, parece ser hoy, la única en vigencia sobre el panorama cultural de nuestro tiempo. El problema de fondo que debate la Psiquiatría actual es exactamente el mismo que preocupa a la Antropología filosófica: comprender mejor al hombre contemporáneo. La Psiquiatría aborda la cuestión desde un ángulo particular, puesto que tiene frente a sí un tipo determinado de hombre: el enfermo. La Psiquiatría Existencial, acusa un cambio de orientación hacia el hombre con respecto al Psicoanálisis. El terapeuta existencialista intenta comprender al paciente comprometiéndose en el mundo personal de éste, fundamentando las relaciones médico-paciente sobre una base personal y humana, alejada de la observación objetiva y neutra del psicoanalista. Esta nueva actitud en Psiquiatría obedece a influencias derivadas de la fenomenología y del existencialismo y ha sido puesta en vigor especialmente por MINKOSWSKI y BISWANGER”124

El congreso, presidido por Ramón Sarró, tuvo lugar del 1 al 7 de septiembre de

1958. Contó con un amplío seguimiento mediático dentro y fuera del país, el propio

Heidegger envió una carta que fue leída en el acto inaugural por el psiquiatra Medard

Boss, presidente de la edición anterior del congreso en Zurich125. En España, era el

primero de estas características desde la guerra civil126, por lo que generó una gran

expectación y contó con una alta participación de españoles127. Entre los asistentes se

contaban prácticamente todos los representantes de la elite mundial de la psiquiatría y

la psicoterapia, tales como Henry Ey, Victor Frankl, Franz Alexander, Eugène

                                                                                                               124 CONDE OBREGÓN, Ramón, (1958), “La psiquiatría existencial”, nota sobre el IV Congreso de Psicoterapia, celebrado en Barcelona del 1 al 7 de septiembre de 1958, CONVIVIUM, n. 5-6, pp. 101-106, p. 101-102. 125 Véase La Vanguardia, 2 de septiembre de 1958, p. 17. 126 DRUET, Anne-Cécile, (2014) «La psiquiatría española y Jacques Lacan antes de 1975». Asclepio 66, (1), p036, doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2014.10 127 Hubo una alta participación de españoles, entre los que se encontraban Vallejo Nágera, López Ibor, Pelaz, Ballesteros Rojas, Rof Carballo, Germain, Otaola, Grañem, Folch, Martín Santos, Solé Segarra, entre otros.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  249  

Minkowsky, Medard Boss, Biswanger, Manfred Bleuler, Jores, Erwin W. Strauss, Jacob

Lévy Moreno, Igor Carusso, René Diatkine o Jacques Lacan.

Sarró había coincidido con varios de ellos al menos una vez antes, en el Primer

Congreso Mundial de Psiquiatría, celebrado en Paris en 1950 y que contó igualmente

con una alta participación de especialistas128. De este encuentro en Paris hay varias

cuestiones a destacar. Por un lado, sería la primera vez que los psiquiatras exiliados tras

la Guerra Civil, como es el caso de Emilio Mira o Felix Martí Ibañez, se encontraran

con los psiquiatras del bando contrario, tales como Sarró, López Ibor o Vallejo Nágera,

miembros del comité español enviado a Paris129. De otro lado, fue en esta ocasión que

los futuros psicoanalistas españoles de la IPA se presentaron a la Société

psychanalytique de Paris como candidatos para la formación, lo que llevó al menos a

Bofill a conocer a Lacan y a coincidir con las principales figuras del movimiento

psicoanalítico francés asistente al congreso130.

En la quinta sesión de este congreso titulada <<Evolución y tendencias actuales

del psicoanálisis>>, Sarró declaró que se consideraba suficientemente autorizado en el

tema, debido a su formación en el seno del circulo freudiano y su contacto con Freud,

como para intervenir en la discusión y criticar que en las alocuciones previas (Ana

Freud, Lacan, Alexander, Laforgue, Melanie Klein, etc.), sólo se hubieran realizado

objeciones de detalle al psicoanálisis, sin abordar ninguna de ellas una revisión

integral131 . Un cometido que, además de ser el que guió gran parte de su obra

psiquiátrica, promovió desde su cátedra de Psiquiatría en la Universidad de Barcelona,

obtenida ese mismo año.

Desde su regreso de Viena en 1927, Sarró había mantenido una relación crítica

con el denominado psicoanálisis ortodoxo en el que, según exponía en 1956 “reina una

singular forma de paralización del pensamiento crítico, uno de cuyos síntomas más

                                                                                                               128 Véase JORDÁ MOSCARDÓ, Enrique; REY GONZÁLEZ, Antonio; ANGOSTO SAURA, Tiburcio, (2007), “La psiquiatría franquista y el exilio en el I Congreso Mundial de Psiquiatría, Paris, 1950”, en CAMPOS, Ricardo; VILLASANTE, Olga; HUERTAS, Rafael (eds.), De la <<Edad de Plata>> al exilio. Construcción y <<reconstrucción>> de la psiquiatría española, Madrid, Frenia, pp. 377-394. 129 CONGRESO (1950), Comité español para el primer Congreso Internacional de Psiquiatría, Actas Luso Españolas de Neurología y Psiquiatría, 9, 60, 130 DRUET, 2006; 2014, 131 JORDÁ MOSCARDÓ; REY GONZÁLEZ; ANGOSTO SAURA, 2007, p. 338; y EY, H.; MARTY, P.; BOUTONIER, J.; Le MAPPIAN, M. (1952) Psychothérapie- Psychanalyse Médecine Psycho-Somatique . T V. [Comptes rendus des séances]. Premier Congrès Mondial de Psychiatrie, Coll. Actualitès Scientifiques et Industrielles (1172), Paris, Hermann et Cie,Editeurs

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  250  

acusados es el `horror al diálogo´”132. Un diálogo que como “autorizado” en la materia y

desde un lugar privilegiado, tanto por su cargo académico como por el prestigio del que

gozaba dentro del estamento oficial de la psiquiatría franquista, se propuso realizar y en

el año 1951 la Revista de Psicología General y Aplicada anunciaba, en el contexto de

los cursos y seminarios de la cátedra, el programa dedicado al estudio del psicoanálisis a

partir de diversas perspectivas133. La psiquiátrica fue abordada por Francisco Marco

Merenciano con “Psicoanálisis y melancolía en Santa Teresa”, J. Vila Campderros que

disertó sobre “Metamorfosis del concepto de inconsciente”, o Jerónimo de Moragas que

habló de la “Posición del psiquiatra infantil frente a las tesis psicoanalíticas sobre la

vida sexual y onírica de los niños”. Marco Merenciano y Moragas publicarían poco

después, en la revista de López Ibor dos trabajos, de temática similar134. Desde la

perspectiva religiosa el Padre César Vaca, director del colegio Agustino del Buen

Consejo de Madrid, disertó sobre “Psicoanálisis y dirección espiritual”, tema al que

había dedicado una monografía publicada ese mismo año, y que estaba explícitamente

dirigida a la formación de religiosos en su labor como guías espirituales. La perspectiva

filosófica fue abordada por el reverendo Ramón Roquer i Vilarrasa, profesor de filosofía

de la Universidad de Barcelona, teólogo de tradición neoescolástica que habló sobre “El

concepto psicoanalítico de la sublimación y la autonomía del plano espiritual”. Hubo

además otros autores que disertaron desde un enfoque literario (P. Capa sobre “La

expresión en el hombre y el psicoanálisis) e incluso técnico (Miguel Masriera, asiduo a

escribir en prensa sobre temas de divulgación científica, también sobre psicoanálisis,

habló de “El psicoanálisis y las manifestaciones enérgicas de los procesos mentales”).

Junto a todos ellos, también participaron el grupo de psiquiatras compuesto por Pere

Bofill (“El narcoanálisis”), Pere Folch (“El análisis de la personalidad desde el punto de

vista caracteriológico), Julia Corominas (“Rasgos diferenciales del psicoanálisis en la

infancia”), Enric Grañen (“El ensueño lúcido de Desoille”), Juan Ramón Otaola

(“Orígenes y época inicial del psicoanálisis”) y Josep Beá (“Psicoanálisis de la conducta

agresiva”), miembros del incipiente movimiento de psicoanálisis español.

Así mismo, en el I Congreso Ibero-Américano de Intercambio Médico

Psicológico dedicado a la obesidad, que se celebró en Barcelona en el año 1955, Sarró,                                                                                                                132 SARRO, Ramón, (1956), “El ocaso del psicoanálisis ortodoxo en Sudamérica”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica en Europa y América Latina, 2 (7), pp. 631.636, p. 631. 133 Revista de Psicología General y Aplicada, 6, 1951, pp. 212-214. 134 MARCO MERENCIANO, Francisco, (1952), “Histeria y Psicoanálisis”. Actas Luso Españolas de Neurología y Psiquiatría. 2, pp. 220-224; MORAGAS, Jeronimo (1951), “Visión Postanalítica del niño”, Actas Españolas de Neurología y Psiquiatría, 10 (4), pp. 260-271.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  251  

como presidente del comité local, dedicó la conferencia inaugural al tema de “El

ingreso del psicoanálisis en la Universidad Iberoamericana” donde afirmó que éste

“había llegado a una etapa de madurez suficiente para ingresar en la Universidad y

convivir con las demás disciplinas médicas a las que estimula en la necesidad de una

mayor inteligibilidad entre los seres humanos y especialmente entre médico y paciente,

profesor y discípulo (…) el psicoanálisis ha vencido ya muchos recelos y obstáculos, ha

colocado al hombre en el corazón de la psicología, ha obtenido el beneplácito de la

Iglesia, y hasta el reconocimiento de los psiquiatras y de los viejos alienistas”135.

En el congreso se encontraban los psicoanalistas de la sociedad argentina,

Rascowsky, Garma, Abadi, Grimberg, y Tallaferro, invitados por Ramón Portillo,

presidente de la recién creada Asociación Psicoanalítica Española, en 1954136. Este tipo

de encuentros revelan la red colaborativa que existió entre psiquiatras y psicoanalistas,

en la que consolidaron espacios de diálogo entre ambas disciplinas.

En el curso de 1956, con motivo del centenario del nacimiento de Freud, la

cátedra dedicó de nuevo un programa al estudio del psicoanálisis con el título genérico

“Lo vivo y lo muerto de la obra de Freud” publicado íntegramente en dos números de la

Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina137. A esta

conmemoración también se sumaría la revista de Germain, que ese mismo año rindió

homenaje a Freud en un doble número monográfico138. Y a partir del año 1957, desde

la cátedra se organizaron semanalmente Seminarios de Terapéutica Psicoanalítica139,

abiertos a todos los interesados en la materia e impartidos por Bofill, que ya era

psicoanalista miembro de la Sociedad Suiza de Psicoanálisis.

Junto a la cátedra, la Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y

América Latina fue un importante órgano de difusión de trabajos psicoanalíticos,

aunque ciertamente muchos de ellos estuvieron orientados hacía el debate sobre los

fundamentos de una psicoterapia existencial que debía sus orígenes al psicoanálisis.

Esta revista sería la encargada de publicar las noticias relativas al IV Congreso

                                                                                                               135 “Solemne apertura del I Congreso Iberoamericano de Intercambio Médico Psicológico” La Vanguardia, 5 de agosto de 1955, p. 12. 136 CARLES et al. 2000, p. 259. 137 (1956), Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latinas, 2 (7) y 2 (8). 138 (1957), Revista de Psicología General y Aplicada, 12 (41-42) 139 BOFILL, Pere, (1958), “Psicoanálisis”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latinas 3,(7), pp. 609-610, p. 610.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  252  

Internacional de Psicoterapia de Barcelona (1958) y publicar las actas, proyecto que se

extendió a lo largo de doce entregas entre enero de 1959 y junio de 1962140.

Es interesante la historia de la publicación de estas actas, en las que, como es

sabido141, no constó la conferencia de Lacan “El psicoanálisis verdadero y falso”, que

fue finalmente localizada en 1991 en casa de Sarró y publicada en 1992 en la revista

Freudiana142 y en la revista francesa L´Âne143. Ambas revistas hablaron entonces de

censura a la figura de Lacan. No obstante, como ha señalado Druet144, es difícil sostener

esta afirmación, ya que por un lado, la Revista de Psicología Médica de Europa y

América Latina publicó aproximadamente la mitad de las intervenciones del congreso,

por lo que ni la aportación de Lacan ni la de otros muchos fue publicada. Además el

contenido del texto de Lacan abordaba cuestiones teóricas e institucionales internas al

psicoanálisis, por lo que tampoco se sostiene la idea de una censura política en relación

a lo expuesto por el psicoanalista francés. Por último, la idea de censura a la figura

concreta de Lacan debido a sus críticas a la IPA, requeriría de la intervención de esta

institución en una publicación dirigida por Sarró, asunto poco probable, ya que el propio

Sarró mantenía una postura abiertamente crítica con la IPA. Además, la relación entre

ambos, a juzgar por la correspondencia 145 y los siguientes encuentros que

protagonizaron -después de 1958 coincidieron en una conferencia de Serge Leclaire

organizada por el grupo de L´Evolutión Psychiatrique, y en 1972 Sarró y Martí-

                                                                                                               140 DRUET, 2014. 141 DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194. 142 LACAN, Jacques (1992), “El psicoanálisis verdadero y falso”, Freudiana, (4-5), pp. 23-34; DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194. 143 LACAN, Jacques, (1992), “La psychanalyse vraie et la fausse”, L´Âne, (51), pp. 24-27; LACAN (2001), Autres écrits, Paris, Seuil; DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194. 144 DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194. 145 En el archivo personal de Ramón Sarró custodiado por la Biblioteca de Cataluña se conservan varias cartas entre Lacan y Sarró. En todas ellas el tono es bastante cercano, de simpatía mutua. Lacan agradece a la familia Sarró por los días en Barcelona tras su estancia en 1972, y Sarró responde con gran familiaridad bromeando sobre su nieta, de la que afirma que no debe “ser lacaniana” ya que no muestra interés por el espejo. Así mismo, Sarró recomienda ir a los seminarios de Lacan a una discípula argentina, Ana. Ma. Luise, que diligente asiste y relata a Sarró sobre la confluencia de gente y la singular experiencia que le supone. Sarró a través de su alumna manda un mensaje a su querido amigo Lacan, tal y como él mismo lo describe, (22 de marzo de 1973), recordándole que tiene pensado viajar a Paris para ofrecer una conferencia. El catalán escribirá igualmente a Lacan para solicitarle su asistencia a la misma, ya que aprecia el debate que su presencia pueda aportarle. Por otro lado, Sarró anuncia que enviará a Lacan su trabajo sobre los delirios y el análisis mitologemático, pues aunque existen diferencias conceptuales entre ellos, considera que ambos parten del mismo punto: la lectura de Freud. (SARRÓ BURBANO, Ramón, (1972) Correspondencia personal con Jacques Lacan, Ms. 9270/4.1, Capsa 32. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya)

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  253  

Tusquets le invitaron de nuevo a Barcelona para dar una conferencia en la Asociación

de Psiquiatría de la Academia de Ciencias Médicas- era de mutua simpatía146.

Donde sí hubo cierto grado de censura, al menos en forma de precaución

política, fue en la organización del congreso –que prudentemente incluyó una mesa de

religión y psicoterapia, que no había existido en las ediciones anteriores del congreso-.

La organización de la sección de psicoanálisis -presidida por Franz Alexander-, estuvo

a cargo de Bofill quien, a petición de Sarró, publicó, en un número de la Revista de

Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina dedicado a la preparación

del congreso, un estado de la cuestión del psicoanálisis en España147. Bofill omitió

determinados nombres vinculados a las políticas republicanas –salvo el de Ángel

Garma- y en cambio, hizo homenaje al rol que habían jugado personajes como Sarró,

López Ibor, Laín Entralgo y Vallejo Nágera148, seleccionando estratégicamente los

datos del relato.

Diarios como ABC, La Vanguardia o El Correo Catalán siguieron el desarrollo

diario de las ponencias y comunicaciones, también el noticiario del NODO informó

sobre el acto de inauguración149. La prensa tuvo la clara directiva de ensalzar el papel de

la psiquiatría nacional y preservar las garantías morales que un acto de esta envergadura

debía cumplir. Este motivo hizo que, por ejemplo, la conferencia de Lacan, quedase

eclipsada en los periódicos ya que estaba programada el mismo día que la conferencia

del López Ibor y la el padre Milloux, por lo que consecuentemente las noticas dieron

preeminencia a estas dos intervenciones150.

Días después del fin del congreso, seguían apareciendo noticias y reflexiones

sobre lo ocurrido en Barcelona. ABC por ejemplo publicó un artículo del psiquiatra

Alejandro Gallego Meré151, donde éste se posicionaba a favor de Freud frente a

Heidegger y la orientación existencial de la psicoterapia:

                                                                                                               146DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194. 147DRUET, 2006, p. 96; DRUET, Anne-Cécile, (2011b), “Psychoannalysis in Franco´s Spain (1939-1975): Crónica de una `agonia´anunciada”, en DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano (coords.), Psychoanalysis and Authoritarism, Nueva York, Oxford University Pres, pp. 153-194, p. 70. 148 BOFILL, 1958, p. 609. 149 NODO, n.º 818, B, Año XVI, http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-818/1486168/ [consultado el 28/07/2018] 150 DRUET, 2014. 151 Gallego realizará su formación psicoanalítica en Francia y Suiza, y en 1962 participará, junto a Molina Núñez en el proyecto del Instituto-Clínica de Psicoterapia Peña Retama, comunidad terapéutica de régimen abierto para pacientes en tratamiento psicoanalítico, fundada a las afueras de Madrid, pionera en el trabajo e investigación en psicoterapia de orientación dinámica en España. https://www.centropsicoanaliticomadrid.com/publicaciones/revista/numero-23/biografia-de-alejandro-gallego-mere/ [consultado el 10/08/2018]

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

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“Se ha dicho que la obra de Freud, camino y fuente de un rico contacto con el enfermo, está superada y desplazada; ¿cuál es, por tanto, la nueva ruta desde un punto de vista práctico? Consideramos que psicoterapia es tratar al enfermo por medios psíquicos, es decir, mediante el vehículo fundamental de la palabra (…) Partiendo de esta base, hemos tratado de encontrar el camino que nos guiara hacía la verdad de cada enfermo, y ésta sólo puede surgir de un diálogo en profundidad con el paciente; es decir, el psicoanálisis. Sabemos que el psicoanálisis ha tenido siempre en España un ambiente hostil. En el Congreso, determinadas voces, especialmente españolas, han hablado de él como de una técnica ya pasada y superada; más yo preguntaría: ¿Cuándo le dieron vigencia? (…) Concebimos la psicoterapia como una ayuda directa y concreta al enfermo, no como una simple orientación conceptual. En este sentido preguntaríamos: ¿En qué forma una orientación `antropológica existencial´ nos puede ayudar?”152

La preferencia por Freud de Gallego Meré ponía el acento en un punto crucial

sobre la utilidad clínica de toda esta renovación conceptual de la antropología

existencial, e invitaba a que la misma respondiese a este requerimiento al que, por otro

lado y en opinión de Gallego, el psicoanálisis ya había respondido.

Sobre este punto, la postura de Sarró, tomada como respuesta, iba a ser

exactamente la contraria: “En mi opinión, (…) nos encontramos en un período de transición entre el psicoanálisis y la antropología existencial. Si ésta consigue exponer sus tesis en forma persuasiva (…) la conversión de la mayoría de los psicoterapeutas hacía la nueva orientación quedaría enormemente facilitada. Estoy seguro de que, en general, la mayoría de los investigadores se dan cuenta de que el edificio psicoanalítico se cuartea y que cada vez es más difícil utilizarlo como morada científica. En cuanto vean que la nueva morada de la Antropología existencial resulta habitable, no me extrañaría que se trasladaran a ella en masa”153

La conferencia inaugural de Sarró hizo hincapié en esta cuestión, denominada

por los organizadores la “revolución psicosomática” de la Medicina española. El

termino “revolución” en cambio, desaparecería finalmente de las presentaciones ya que

desagradó a las autoridades políticas154, ante las que hubieron de tomar las necesarias

                                                                                                               152 GALLEGO MERÉ, Alejando, (1958) “En torno al IV Congreso Internacional de Psicoterapia”, en ABC jueves 18 de septiembre de 1958. 153 DALMAU CIRIA, Miguel (1958), “El profesor Sarró y el IV Congreso Internacional de Psicoterapia”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latinas 3 (7), pp. 569-581, p. 580. De la entrevista, resulta interesante igualmente para nuestro desarrollo el siguiente párrafo: “Según mi criterio, ninguno de los conceptos básicos de FREUD: transferencia, represión, resistencia, regresión, proyección, sublimación, etc. pueden considerarse superfluos. Pero tampoco creemos que ninguno, absolutamente ninguno, deba subsistir con el mismo sentido que FREUD les concedió (…). Mi criterio personal es el de que del contacto de la obra de FREUD con la obra de HEIDEGGER ha de salir una nueva concepción del hombre, que será, respecto al Psicoanálisis, en parte substitutiva, en parte renovadora” (p. 576 ) 154 Véase La Vanguardia , 2 de septiembre de 1958, p. 17.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  255  

precauciones155. La intención de Sarró era, tal y como relató en la mencionada

entrevista realizada con motivo del congreso, proponer esta “revolución” como forma

de denunciar que la misma estaba ausente dentro del ámbito teórico y práctico de la

medicina española156. De hecho, en el plano nacional, la “revolución psicosomática” era

para los organizadores la finalidad principal del encuentro. En el plano internacional, se

trataba de unificar las diferentes concepciones psicoterapéuticas y crear una Federación

Internacional de Psicoterapia, que no estuvo exenta de polémicas en la configuración de

sus estatutos157.

Tras esta presentación, Sarró abordó el tema central de su intervención: “La

interpretación del mito de Edipo en Freud y en Heidegger”. El catalán proponía someter

a evaluación el complejo de Edipo a la luz de la psicología profunda y afirmaba que ni

siquiera el campo del psicoanálisis que se consideraba continuador legítimo de Freud,

mantenía hoy día el Complejo de Edipo en su primitivo significado freudiano158. Su

propuesta consistió en renovar la interpretación de Edipo a través de la antropología

fenomenológico-existencial desde el punto de vista del pensamiento de Heidegger, y así

contraponer el homo natura con el <<Da-sein>>. La pregunta final, con la que cerraba

su intervención era la siguiente: “¿Qué concepción del hombre es la más adecuada para

servir de fundamento a la Psicoterapia?”159:

“Hasta ahora, la orientación antropológica existencial en Psiquiatría se ha consagrado primordialmente al estudio de las psicosis o a puros aspectos de psicopatología. Hora es ya de que se analicen las posibilidades de renovar la Psicoterapia por el pensamiento antropológico, que se vean las respuestas que puede dar la nueva antropología al problema de la represión, de la resistencia, de la sublimación, etc. Jamás deben perderse de vista los fenómenos. Son los valores inconmovibles de la futura Antropología

                                                                                                               155 Druet señala las directrices que guiaron las noticias prensa, encargadas de ensalzar el papel de la psiquiatría nacional y, además de preservar las garantías morales que un acto de esta envergadura debía cumplir. De esta forma intervenciones como la de Lacan, Biswanger o Henry Ey, quedaron eclipsadas en los periódicos por la participación española o la glorificación ideológica (DRUET, 2014) 156 DALMAU CIRIA, 1958, p. 571 157 En la correspondencia entre Ramón Sarró y Boss a lo largo de los meses de sep-dic de 1958, ambos intercambian varias cartas relativas a los estatus de la Federación Internacional de Psicoterapia. Al parecer el padre Mailloux reclamaba mayor presencia de los psicoterapeutas no-médicos en la composición de los estatutos, ya que la Federación debía dejar claro que daba cabida a diversos perfiles entre sus miembros. Este tema, según refiere Sarró, también preocupaba a Lacan, que acababa de regresar de unas vacaciones en Ibiza pocos días después del congreso de Barcelona. Sarró era de la idea de que había que crear una federación inclusiva, que diese lugar tanto a médicos como a no médicos (principalmente religiosos dedicados a la psicoterapia), presionado así mismo por López Ibor desde Madrid, que temía que la no inclusión de los no médicos diese lugar a la creación de otra sociedad rival, en la que todos ellos tuvieran cabida. SARRÓ, Ramón, (1958), Correspondencia personal con Medard Boss, Ms. 9270/1, Capsa 2. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya 158 SARRO, Ramón (1959), “La interpretación del mito de Edipo en Freud y en Heidegger”, en Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina, 4 (2), pp. 125-141, p. 129 159 SARRÓ, 1959.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

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Médica. Y, estos valores, son freudianos. Por esto jamás los médicos, por mucho que nos alejemos de FREUD, dejaremos de ser sus discípulos. FREUD es una figura perenne de la Medicina, como HIPÓCRATES. Descubrió factores permanentes no sólo de la enfermedad humana, sino de la relación médico-enfermo. HEIDEGGER no representa un segundo FREUD para la Psiquiatría. FREUD está presente en este Congreso y estará presente en los venideros”160

En relación a la “renovación” del psicoanálisis por la psiquiatría española – o la

“revolución” de la medicina a partir de la superación del psicoanálisis, tal y como Sarró

sugiere-, se puede tomar esta pregunta como punto de partida en torno al que articular,

no sólo las intervenciones del congreso, sino prácticamente todas las revisiones que se

hicieron del pensamiento de Freud en estos años.

La cuestión era clara, Freud había señalado que determinadas manifestaciones

aparentemente irrelevantes podían tener un sentido oculto. Esta revelación –contenida

en Psicopatología de la vida cotidiana, entre otros textos- confrontada con el análisis

fenomenológico y la antropología existencial, fue llevada cada vez más lejos, en un

verdadero esfuerzo hermenéutico por penetrar en la modalidad histórica y existencial

del hombre161. La psiquiatría buscaba el fundamento filosófico en el que sustentar su

concepción del hombre y del mundo, y así entender “el puesto del hombre enfermo en

el cosmos”. Se desechó el origen sexual o pulsional de Freud –el homo natura-, por una

nueva concepción que tomó, según cada propuesta, el sistema fenomenológico de

Jaspers, el criterio fenomenológico-existencialista de Biswanger -que había explicado el

existir del enfermo esquizofrénico partiendo de Freud y Heidegger- o la propuesta de

Minkowsky entre otros.

También al respecto, tal y como defendió Solé Segarra en el número especial de

la Revisa de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina dedicado a la

preparación del congreso, la psiquiatría no se podía olvidar de resaltar la labor de sus

autores nacionales, como López Ibor y Sarró, “el segundo más polarizado a la

antropología como superación del psicoanálisis”, el papel de médicos como Rof

Carballo162 y Laín Entralgo163 o el lugar de Vallejo Nágera, al que se rendía tributo por

                                                                                                               160 SARRÓ, 1959, p. 141. 161 Este planteamiento viene además acompañado por el propio desarrollo del pensamiento filosófico español, de fuerte influencia germana, con autores como Ortega y Gasset, Laín Entralgo o Zubiri, con influencias filosóficas de origen alemán, relacionadas con el pensamiento psiquiátrico de la Escuela de Heidelberg. 162 En 1949 publica Patología psicosomática, trabajo de divulgación destinado a los estudiantes de medicina, en el que expone la enfermedad psicosomática desde diferentes enfoques, incluido el psicoanálisis, al que caracteriza con elogios. Rof Carballo formará parte del grupo madrileño vinculado a

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

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su manual de psiquiatría Tratamiento de las enfermedades mentales, publicado en 1940

y que había alcanzado una gran difusión ya que era el texto obligatorio de su cátedra.164.

Junto a estas figuras, la nueva generación de jóvenes psiquiatras, entre los que se

contaba Martín-Santos, Obiols, Ancochea, Irazoqui, S. Montserrat, Castilla del Pino, G.

De Moragas, De la Cruz, Abella, O. Torras, Alberca, Valenciano, etc, representaban el

futuro de esta nueva psiquiatría de sello nacional165.

A lo largo del congreso se destacó en varias ocasiones el concepto de

transferencia en Freud que, según decían, había revolucionado la medicina al poner en

primer plano la vivencia del enfermo y la relación interpersonal con el médico. Rof

Carballo por ejemplo expuso está idea, basándose en Medard Boss y Gustav Bally,

representantes de la moderna psicoterapia caracterizados por defender que el

pensamiento de Heidegger y Freud estaba fundamentado en las mismas bases, por lo

que no era necesario superar o complementar el uno con el otro166. También Igor

Caruso, defendió una idea similar en su intervención, “La técnica analítica como técnica

existencial”, contraponiendo la introspección (en la que el sujeto se abstrae como objeto

de su propia intelección) a la técnica especial del <<transfert>>, “la única que muestra

al hombre real en el mundo real” 167 . Luis Martín-Santos presentó “Libertad,

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   la IPA y será el autor de la introducción de las Obras Completas de Freud reeditadas en 1972, con el que ponía fin a diversos entuertos sobre la fraudulenta revisión y traducción de Rey Ardid del tercer volumen (1968) con el que se completaba la segunda edición de 1948, y que éste habría plagiado de la edición argentina traducida por Ludovico Rosenthal (DRUET, 2006, p. 102-104. ) 163 Es interesante señalar que Laín va a ser uno de los primeros autores que en España se cuestionen sobre el sentido histórico de la subversión freudiana dentro de la historia de la medicina. Al mismo tiempo este autor coincide con sus contemporáneos en la crítica a la idea del hombre que promueve el psicoanálisis. Supone un error gnoseológico, dirá, reducir todo lo intencional del hombre a lo puramente instintivo-libidinoso, interpretado además desde esquemas tomados del positivismo mecánico: “Para operar científicamente con lo irracional -lo inconsciente, la libido o el `ello´, como quiera decirse- FREUD emplea los métodos empírico-racionales, causales y atomísticos que le ofrecía la psicología asociacionista de su tiempo. Es evidente, pues, que el psicoanálisis apela a un método inadecuado al material instintivo, formalmente irreductible a esquema mecánico, que FREUD mismo ha reincorporado a la Medicina y a la Antropología. La conducta de FREUD es la típica del hombre de transición: ha descubierto un dominio nuevo, pero lo explora y domina con instrumentos antiguos”. (LAIN ENTRALGO, Pedro (1943), “La obra de Segismundo Freud. Meditaciones de un historiador de la medicina sobre algunos temas del psicoanálisis”, en Estudios de Historia de la Medicina y de la Antropología Médica, Madrid, Ediciones Escorial, t. 1, pp. 65-280, p. 130). Véase también la entrevista que Carmen Cuñat y María Redondo realizan a Pedro Laín en CUÑAT, Carmen; REDONDO, María, (1982) “Entrevista a Pedro Laín Entralgo”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2 (5) pp. 43-55; y el trabajo sobre la influencia de Freud en la obra de Lain, en BERMEJO FRÍGOLA, 1998 164 CARLES, et al. 2000, p. 231 165 SOLÉ-SEGARRA, Josep, (1958), “La psiquiatría clínica frente a la orientación antropológica”, en Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina. 3(7), pp. 626-627 166 CARBALLO ROF, Juan (1959) “Transferencia y coexistencia”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina. 4 (2), pp. 104-124. 167 CARUSO, IGOR A. (1959), “La técnica analítica como técnica existencial”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina, 4 (3), pp. 171-174

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  258  

temporalidad y trascendencia del psicoanálisis”168, contrario a la idea de sintetizar

psicoanálisis y existencialismo, o superar el primero por el segundo, Mártín-Santos

defendía la polaridad complementaria entre instinto y existencia, entre Freud y Jaspers,

que el autor resolvía en el pensamiento de Sartre; o como J. R. Otoala, que se esforzaba

por destacar los fundamentos teóricos (Freud, Heidegger, Dilthey, Husserl, Scheler,

etc.) con los que debía contar la psicoterapia, sin caer en un idealismo puro ni en un

materialismo que se olvida de la dimensión del ser169.

En el cierre del congreso Sarró retomó la idea de la renovación “revolucionaria”

que todas estas ideas – entre las que destacaba la relación interhumana entre médico y

paciente- podían llevar al campo de la asistencia psiquiátrica, incluido en el ámbito del

tratamiento farmacológico. Un colofón final lleno de buenas intenciones que poco o

nada tenía que ver con la realidad de la asistencia psiquiátrica en España170. En

cualquier caso es cierto que este congreso fue un punto de inflexión y un reflejo de lo

que sucedería pocos años después, con la consolidación de experiencias como la clínica

Peña Retama, primera comunidad terapéutica abierta, los primeros grupos de

psicoterapia grupal, los inicios de la psicoterapia institucional de Tosquelles171 o, como

se viene diciendo, la consolidación de la sociedad psicoanalítica española, que sería

aprobada por la IPA al año siguiente, en 1959.

4. 2.3 La formulación institucional del psicoanálisis.

En el mes de septiembre de 1959, la Sociedad Luso-Española de Psicoanálisis

celebró en Barcelona su primera sesión científica. El acto lo abría Bofill, presidente de

la Sociedad, frente a representantes de la IPA y de la OSM (Organización de Salud

Mental). La Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina

informaba del evento en su sección sobre vida académica, y destacaba la aportación que

                                                                                                               168 Luis Martín-Santos publicará pocos años después (1964) Libertad, temporalidad y transferencia en el psicoanálisis existencial. Para una fenomenología de la cura psicoanalítica , Barcelone, Seix Barral, Sobre el concepto de enfermedad de este autor véase, GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (1998), “El sentido de la enfermedad en la obra de Luis Mártín-Santos”, Asclepio, 50, 1, pp. 79-102 169 OTAOLA, José Ramón, (1959), “Fundamentos teoréticos de la psicoterapia profunda. ¿Psicoanálisis o análisis existencial”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina. 4(3), pp. 205-209. 170 CAMPOS, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (2017), “Psiquiatría en el primer franquismo: saberes y prácticas para un `Nuevo Estado´Dynamis 37 (1), pp. 13-21; COMELLES, 1988. 171 ANGOSTO, 1993; Sobre este período véase HUERTAS, Rafael, (coord.) (2017c), Psiquiatría y antipsiquiatría en el segundo franquismo y la Transición, Madrid, Catarata.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  259  

esta sociedad representaba para la higiene mental española172. El año 1960 había sido

proclamado “Año Mundial de la Salud Mental” y por este motivo la Liga Española de

Higiene Mental y la Asociación Española de Neuropsiquiatría organizaban en 1959 la

XII Reunión Internacional de la Federación Mundial de Salud Mental, en Barcelona.

Sarró era miembro del consejo ejecutivo de la Federación, lo que significaba una mayor

participación de España en el movimiento internacional de la Salud Mental, que

culminará en 1960 con la primera reunión de la recién creada Asociación de Salud

Mental173.

La introducción en España de un nuevo concepto de salud mental tuvo en la

figura de Sarro, entre otros actores, un impulso importante, en consonancia con la

orientación dinámica de la medicina mental de estos años174.

La historia del movimiento de institucionalización del psicoanálisis en España

está estrechamente vinculada a este contexto de cambio. Contó principalmente con dos

focos intelectuales, Madrid y Barcelona, a su vez relacionados con las sociedades

psicoanalíticas de Argentina, Alemania, Francia y Suiza. Los psiquiatras que arrancaron

con el proyecto lo hicieron primero en el extranjero –exceptuando a Jerónimo Molina,

que inició su formación analítica antes de la guerra, con Garma- y luego en España,

atrayendo a más compañeros y participando, como hemos visto, en los encuentros

científicos que sucedían en el país.

A partir de los años 50, el auge de la psicoterapia, el aperturismo científico y el

contacto con el extranjero, fomentaron un mayor diálogo con el psicoanálisis,

auspiciado por algunas cátedra y el propio desarrollo teórico e institucional de la

profesión. En 1952, Román Alberca, director del Hospital Psiquiátrico de Murcia,

señalaba en el prólogo a la versión castellana del libro del psicoanalista británico James

Arthur Hadfiel, Psychology and Mental Health que la psiquiatría asistía a una notable

mutación por la cual ya no aspiraba a “conducir al hombre a una exacta adaptación a

                                                                                                               172 “Sesión de la Sociedad Luso-Española de Psicoanálisis” (1959), Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América, 4 (2). p. XXXI 173 CARLES et al. 2000, p.264. 174 Véase NOVELLA, Enric, (2017a) “La psiquiatría franquista y la educación para la salud mental”, en COMELLES, Josep M; PERDIGUERO-GIL, Enrique (coords.), Educación, Comunicación y Salud. Perspectivas desde las ciencias humanas y sociales Tarragona, Universitat Rovira i Virgili, pp. 81-104; NOVELLA, Enric, (2017b), “Psiquiatría, gobierno y medicina social: la higiene mental en España (1917-1959), en CAMPOS, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (coords), Psiquiatría e higiene mental en el primer franquismo, Madrid, Catarata, pp. 81-111; CAMPOS, Ricardo; NOVELLA, Enric, (2017) “La higiene mental durante el primer franquismo. De la higiene racial a la prevención de la enfermedad mental (1939-1960), Dynamis, 37 (1), pp. 65-87.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  260  

una norma bajo el signo de lo biológico, lo social o lo ético” sino a “lograr la plena

armonía entre la personalidad y sus fines”175.

En un contexto crítico con el freudismo, los miembros del movimiento

psicoanalítico español participaron en congresos, publicaron en las revistas más

importantes y fueron aceptados como grupo de psicoanálisis (pensemos sino en el lugar

que Sarró reservó a Bofill y otros compañeros en la organización de eventos

psicoanalíticos, o la aceptación en 1954 por parte del Ministerio de Gobernación de la

Asociación Psicoanalítica Española). La creación de una sociedad psicoanalítica no fue

percibida como un peligro por la psiquiatría oficial, que incluso aprovecharía las visitas

de los psicoanalistas extranjeros para invitarlos a participar en las actividades de sus

servicios, como es el caso de López Ibor que invitaría a Laforgue y Diatkine176, o Sarró,

que también aprovechó un viaje de Diatkine para invitarlo a dar una conferencia en su

cátedra y presentar un caso clínico177, o la ya conocida invitación de Lacan a Barcelona,

primero en 1958, y luego en 1972178.

La psiquiatría oficial no se opuso al psicoanálisis, como no se opuso a una nueva

tendencia psicoterápica en la que poco a poco se modernizaban los conceptos y las

prácticas “desde un interés colectivo (y nacional) al bienestar individual, desde lo

biológico a lo psicosocial, desde las psicosis a las neurosis, desde el deber al derecho, y,

en definitiva, desde una definición muy restrictiva a otra muy expansiva con respecto a

sus problemas y atribuciones”179. Aun así, en el nivel asistencial, este cambio no tendría

una traducción inmediata y la realidad asistencial seguía siendo bastante deficiente, a

pesar de algunos proyectos como el PANAP (Patronato Nacional de Asistencia

Psiquiátrica) creado en 1955 con el objetivo de planificar, organizar y coordinar los

servicios psiquiátricos públicos180.

Es importante señalar por tanto que el empuje español por la formación

institucional del psicoanálisis nació en el seno de este cambio psiquiátrico, como el

empeño de un grupo de jóvenes por la búsqueda de alternativas ante una deficiente

                                                                                                               175 Alberca, R. (1952) “Prólogo”, en J.A. Hadfield, Psicología e higiene mental, Morata, Madrid, pp. 15, citado por NOVELLA, 2017b, pp. 102-103. 176 CARLES et al. 2000, p. 254. 177 DIATKINE, (1957), “El psicodrama en el tratamiento de la esquizofrenia”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina 3 (2). 178 DRUET, 2014. 179 NOVELLA, 2017b, p. 105. 180 Véase CAMPOS; NOVELLA, 2017. Sobre PANAP véase SIMÓN LORDA, David (2017), “El Patronáto Nacional de Asistencia (PANAP) y sus contradicciones: entre el enfoque psicosocial y el modelo manicomial”, en HUERTAS, Rafael (coord.), Psiquiatría y antipsiquiatría en el segundo franquismo y la Transición, Madrid, Catarata, pp. 15-46

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  261  

asistencia médica –y una monolítica formación biológica- y en continuidad con el

empuje aperturista de figuras como Garma, Lafora y Sacristán, sin desdeñar el papel

“dialogante” y “facilitador” de Sarró. Los resultados de este proyecto institucional,

exceden los objetivos de esta tesis, y han sido ampliamente detallados por los trabajos

de Vicente Bermejo Frígola181, Carmen Llor182 y Anne-Cécile Druet183. No obstante

hemos querido dejar apuntados algunos datos significativos que, de alguna forma,

complementan las reformulaciones y el espacio de diálogo psicoanalítico sucedido a lo

largo del primer franquismo.

4. 2.3.1 Barcelona

Fundado en 1947, el Centro de Estudios Antropológicos y Humanísticos

Erasmo, reunió a su alrededor a médicos, psiquiatras escritores, etc. interesados en

debatir y profundizar sobre diversos temas culturales. Entre ellos Pere Bofill, Pere

Folch, Enric Grañén, J.R Otaola, Joan Obiols, Josep Miret, R. de la Vega y C. Ballus184.

Fue un grupo muy activo, organizaron conferencias, tertulias, exposiciones, y

publicaron trabajos editados desde el propio centro185. Freud y el psicoanálisis fueron

uno de los temas que más debates generó. En palabras de Bofill: “El psicoanálisis, que en otras latitudes había llegado a ser una puerta de entrada a la psiquiatría, entre nosotros representaba, de momento, una puerta de salida de la atmósfera enrarecida de la clínica psiquiátrica. El psiquiatra español medio, hasta bien entrada la década de los cincuenta, podía empaparse en consideraciones recabadas de cierta filosofía de la época, y ampliar descripciones clásicas con eslóganes fenomenológicos, o existencialistas, pero todas estas consideraciones estaban tan disociadas de la práctica cotidiana que al volver al manicomio, el psiquiatra recuperaba todo su temple reduccionista, y seguía clasificando a sus alienados en electro o insulinochocables, paludizables, etc., practicando con ellos un conducto personal veloz para alejarse, y regresar otra vez a su meditación sobre la vida”186.

Desde el punto de vista cultural todo el grupo compartía el interés por las obras

de Freud, pero fueron principalmente los jóvenes psiquiatras que, después de leerlas en

                                                                                                               181 BERMEJO, 1993b.  182 Como hemos mencionado en la introducción, la tesis doctoral de Carmen Llor “El psicoanálisis en España en el período 1936-1968” (1988), forma parte de la obra colectiva Psicoanálisis en España (1893-1968), (Madrid, AEN, 2000) en el que también se incluyen las tesis de Francisco Carles, “La introducción del Psicoanálisis en España (1893-1936)” e Isabel Muñoz “La evolución de los conceptos psicoanalíticos en España (1923-1936), todas ellas dirigidas por Pedro Marset Campos en la Universidad de Murcia. 183 DRUET, 2006. 184 CARLES et al. 2000, p. 239. 185 CARLES et al. 2000, p. 240. 186 BOFILL,1987, p. 102.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  262  

profundidad e informarse sobre los pasos a seguir187, se plantearon la necesidad de

analizarse y seguir la formación didáctica. Un proyecto difícilmente realizable en

España ya que, tras el exilio de Garma, no había ningún psicoanalista didacta, por lo que

las opciones se reducían a una: partir al extranjero, una logística compleja a la que se

sumaba la cuestión económica que podía suponer188.

Finalmente, fueron tres psiquiatras los que se decidirían por esta opción: Bofill,

Folch y Julia Corominas, que había contactado con el grupo Erasmo a su regreso de

Londres en 1948, donde había cursado una beca en la especialidad de psiquiatría

infantil, que le llevó a la Tavistock Clinic y a asistir a los seminarios de los

psicoanalistas ingleses J. Bowlby y E. Bick189.

Los tres solicitaron a la Comisión de Enseñanza de la Sociedad Psicoanalítica de

París una entrevista para ser admitidos como candidatos en formación, y en el I

Congreso Mundial de Psiquiatría de 1950, pasaron la entrevista de la comisión –

compuesta por nombres como Lacan, Natch, Bouvet, Schulumberger, Cenac, etc., - que

los aceptó como candidatos. No obstante, por diversas cuestiones, Bofill y Folch

finalmente realizarían sus análisis didácticos en la Sociedad Suiza.

En 1956 Bofill y Folch serán reconocidos por la Sociedad Suiza de Psicoanálisis.

Corominas, después de contactar con Anna Freud e intentar analizarse en Inglaterra,

comienza su análisis en Madrid con Margarita Steinbach –analista alemana que residirá

en España desde 1951 hasta su muerte en 1954-, y lo concluye en París con Bouvet,

donde pasa tres años becada por la O.M.S190

Erasmo fue entonces “el lugar de encuentro de jóvenes médicos de ideología

progresista, interesados por la psiquiatría, insatisfechos con la formación académica que

habían recibido y a los que parecía insuficiente el abordaje biologicista en el

entendimiento de la enfermedad”191 De aquí salieron los miembros del grupo catalán de

psicoanálisis que, en 1959 sería aceptado por la IPA como Sociedad Luso-Española de

Psicoanálisis.

                                                                                                               187 Bofill escribió al psiquiatra chileno Matte Blanco para asesorarse sobre los trámites a seguir. Así mismo Matte Blanco, en una visita a Madrid, también sugirió a Rof Carballo analizarse (CARLES et al. 2000, p. 242 y 248) 188 CARLES et al. 2000, p. 241. 189 DRUET, 2006. 190 CARLES et al. 2000, p. 257. 191 CARLES et al. 2000, p. 241.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  263  

4. 2.3. 2 Madrid

En 1947 Jerónimo Molina Núñez, antiguo analizante de Ángel Garma, viajó a

Argentina con la idea de retomar su análisis interrumpido por la guerra192. Su doble

interés por el psicoanálisis y la histopatología del sistema nervioso, le hizo dividir su

tiempo entre el laboratorio de anatomía patológica del Hospicio de las Mercedes y el

Instituto de Psicoanálisis193. Recordemos que Molina se había formado en el contexto

psiquiátrico anterior a la guerra, con la influencia de autores como Lafora o Sacristán.

Según refiere el propio Molina, los argentinos no entendieron esta doble vocación, y la

interpretaron como una resistencia al psicoanálisis194. Finalmente Molina regresaría a

España sin concluir su análisis en Argentina.

Los consejos y la más que probable mediación de Garma, hicieron que poco

después Molina decidiese regresar al extranjero para continuar su formación, esta vez en

Berlín con Müller-Braunschweig, presidente de la Sociedad Alemana de Psicoanálisis.

Junto a él viajó el psiquiatría Ramón Portillo, que iniciaría su análisis con otra miembro

de la Sociedad, Margarita Steinbach195

Tras gestionar con el grupo de Müller el viaje de Steimbach a España, ésta se

traslada a Madrid en 1951, con la intención de crear un grupo de psicoanalistas en la

capital. Era la primera vez que un miembro de la IPA residía en España desde antes de

la guerra y de paso, era la primera vez que una mujer tenía un rol de primer plano en el

ámbito político del psicoanálisis196.

En el año 1953, Steinbach envía un informe detallado a Berlín sobre sus

actividades y la situación del psicoanálisis en Madrid:

“Soy cofundadora de la Asociación Psicoanalítica Alemana y llegué a Madrid en marzo de 1951, donde trabajo desde entonces como psicoanalista. He podido venir a Madrid porque tengo conocimiento del idioma español, y lo he hecho respondiendo a una petición del psiquiatra Portillo. Él me ha hablado del atraso de la psiquiatría española, en particular del tratamiento de las neurosis (…). El doctor Ángel Garma, de Buenos Aires, me estimuló y me apoyó en mi decisión de venir a Madrid (…) Garma opinaba que era un buen momento para fundar un movimiento psicoanalítico en Madrid y que en los círculos médicos existía una intensa necesidad. En marzo de 1951 empecé con cinco análisis. A lo largo del curso 1951-52 he ido tomando más

                                                                                                               192 CARLES et al. 2000, p. 236. 193 CARLES et al. 2000, p. 236. 194 MOLINA NUÑEZ, Jerónimo, (1966), Estructura y formación del grupo de Psicoterapia Analítica. Revista Española Psicoterapia Analítica. Monografía conmemorativa de la fundación de la Asociación Española de Psicoterapia Analítica, pp. 23-33.p. 23. 195 MUÑOZ GONZÁLEZ, 1987, p. 226. 196 DRUET, 2006, p. 117.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  264  

analizados, y al finalizar julio estaba ocupada con 16 análisis. En el nuevo curso 1952-53 siguió el desarrollo favorable. En la actualidad tengo 16 análisis didácticos y cuatros terapéuticos y una lista de espera de más gente interesada. De los 16 análisis didácticos, 12 son de análisis de formación y cuatro son para información (…). Los analizados de formación son médicos, la mayoría psiquiatras, excepto dos197

Entre los análisis didácticos a los que se refiere Steinbach en su informe se

encuentran, Ramón Portillo que había regresado de Alemania por motivos

económicos198, María Teresa Ruiz, inspectora de Primera Enseñanza y amiga de

Molina, Rof Carballo, Carolina Zamora o Jesusa Pertejo médica y psicóloga que

colaboraba con José Germain en el CSIC199. Todos ellos forman parte el grupo de

psicoanálisis de Madrid.

También se contaban entre los analizantes de Steinbach algunos extranjeros,

como Guillermo Sánchez Medina, que luego será el presidente de la Sociedad

Colombiana, y el profesor de psicología mexicano Luis Escobar. Según refiere Jesusa

Pertejo, esto se debió al prestigio de López Ibor en Latinoamérica, que atraía a médicos

a venir a España a formarse con él, y luego decepcionados por la tendencia organicista

buscaban formaciones alternativas200.

Molina por su parte, a su regreso a Madrid como psicoanalista miembro de la

Sociedad Alemana, y tras un episodio bastante turbio que lo enfrenta con Steinbach y

varios de sus compañeros, no formará parte de este grupo ni de la futura Sociedad Luso-

Española de Psicoanálisis201. En 1962 fundará en Madrid el Instituto-Clínica de

Psicoterapia “Peña Retama” y el Instituto de Psicoterapia analítica202.

En el año 1953 el grupo de Madrid y el de Barcelona han iniciado los trámites

para ser reconocidos internacionalmente y en el XVIII Congreso de la API en Londres,

Margarita Steimbach interviene en la reunión administrativa solicitando ayuda para el

grupo de Madrid, ya que ella sola no puede llevar a cabo los análisis didácticos, el

seguimiento clínico y la formación203.

En 1954 el Ministerio de Gobernación aprueba la constitución de la Asociación

Psicoanalítica Española, fundada por el grupo de Madrid (R. Portillo –presidente-, R.

                                                                                                               197 MUÑOZ, 1989, p. 135. 198 CARLES et al. 2000, 199 CARLES et al. 2000, pp. 248-9. 200 Entrevista a Jesusa Pertejo Seseña (1989) citado por CARLES et al. 2000, p.248 201 CARLES et al. 2000, p. 249-250. 202 Véase CARLES, at al. 2000, p. 277-284 203 BERMEJO, 1993b, p. 204.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)    

  265  

Carballo –secretario-, E. Blaise –vocal- , C. Zamora –vocal-, Mª Luisa Herreros –vocal-,

L. Frutos -tesorero-, G. García Ziemsen, H. Restrepo, G. Sánchez Medina –contador-,

Bohdan Cimbalisky, Mª Teresa Ruiz –vocal-)204

La muerte inesperada de Steinbach en 1954 paraliza el proyecto de

reconocimiento internacional, y no será hasta 1957 que se retomen las actividades del

grupo con el matrimonio argentino compuesto por Jaime Tomás y Pola. Mientras Jesusa

Pertejo ha seguido su análisis en Suiza, becada por el Consejo Superior de

Investigaciones Científicas; Corominas y Zamora en París con Bouvet: María Teresa

Ruiz, R. Portillo y Eduardo Blaise han pasado primero por Francia y luego por

Argentina, donde contactan con Garma, Pichón Rivière y León Grinberg205. Al grupo se

suma, José Rallo, médico madrileño alumno de López Ibor que, como el resto de sus

compañeros, estaba desencantado y buscaba alternativas a la práctica psiquiátrica

española206. El resto del grupo, tras la muerte de Steinbach, no siguen su análisis

didáctico.

En el XX Congreso Internacional de la API celebrado en París en 1957 y tras

varios intentos previos, el grupo formado por Bofill, Folch, Alvim, Abelló, Luzes,

Rallo, Pertejo, Eskelinen, Zamora y Corominas, son reconocidos como grupo de

estudio, patrocinados por las Sociedades de París y Suiza, y bajo el nombre de Sociedad

Luso-Española de Psicoanálisis207. En 1958 piden su ingreso en la SLEP Ramón Portillo

y Mª. Teresa Ruiz. En el siguiente congreso internacional, celebrado en Copenhague en

1959, serán aceptados como asociación oficial perteneciente a la API208.

   

                                                                                                               204 MUÑOZ, 1989, 139. 205 CARLES, et al. 2000, p. 252. 206 CARLES, et al. 2000, p. 257. 207 La colaboración con miembros de Portugal, así como la proximidad geográfica que les permitía regulares contactos hizo que la sociedad portase inicialmente este nombre (CARLES at al. 2000, p. 265-6) 208 PEREZ SÁNCHEZ, M, 1984, p. 239, citado por CARLES, et al. 2000, p. 266.

Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  266  

 

 

 

 

 

CAPITULO 5

CONTINUIDADES Y DISCONTINUIDADES

EN LOS USOS DEL PSICOANÁLISIS DURANTE EL

FRANQUISMO.  

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  269  

5.1. Moral nacional-católica y sexualidad.

El paradigma moderno de la sexualidad, con autores como Havelock Ellis,

Krafft-Ebing, Forel o Freud, había establecido, a lo largo de las primeras décadas del

siglo XX un modelo médico en el que se otorgaba un peso central a la condición

sexuada del ser humano. Con divergencias teóricas entre unos autores y otros, lo que

había quedado claro era la impronta de este factor (considerado desde su óptica social,

psicológica y/o biológica) en el resto de manifestaciones de la vida, por lo que el mismo

no podía ser ya ignorado. Estos planteamientos estuvieron además estrechamente

ligados a los postulados sobre higiene social y eugenesia desde principios de siglo. La

Reforma Sexual sobre bases científicas había propuesto una definición médica con la

que pretendió la regulación y el control de aquello que se entendía por sexualidad sana y

normal a partir de un amplio dispositivo biopolítico. Los parámetros de la moral sexual

que propusieron tuvieron una sólida base en los autores arriba citados, además de contar

con el enfoque endocrinológico del español Gregorio Marañon. La medicalización de la

sexualidad de los años veinte y treinta estuvo, así mismo, acompañada de la laicización

de este ámbito de la vida, en sintonía con varias de las propuestas de reforma de

fundamento neomalthusiano y liberación sexual, como fueron la ley de divorcio, el

aborto, el uso de métodos anticonceptivos, etc.

Los años del franquismo supusieron una dura crítica a estas reformas,

principalmente en el punto de encuentro con la moral católica que rechazó toda política

neomalthusiana. No obstante, el paradigma moderno de la sexualidad, siempre y cuando

estuviera “purificado” de su laicismo y resacralizado su fin genésico como marco de

permisividad sexual dentro del contexto del matrimonio, tuvo vigencia durante el

franquismo. Que lo sexual, entendido como una especie de energía –libido-, más o

menos biológica, o más o menos condicionada por el factor social, era condicionante en

la vida del individuo era ya un hecho poco discutido. Y que, de una forma u otra (aquí

se concentran las principales diferencias entre un modelo social y otro), había que

ejercer algún tipo de control sobre este ámbito de la vida para canalizar su potencia –

reconducir la libido y controlar la parte “irracional” del ser humano- en adecuación con

el modelo y la norma social que se pretendía instaurar, era la lógica que el régimen

franquista siguió para imponer su nueva moral sexual, resultado de la connivencia entre

ciencia y catolicismo, a su vez fundamento de la higiene racial y la eugenesia durante

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  270  

éste período. Así lo afirmó Fernando Enríquez de Salamanca, catedrático de Patología

Médica, decano de la Facultad de Medicina de Madrid y máximo responsable de la

depuración de los médicos desafectos al Régimen1: “el tema es urgente por las

circunstancias. Nunca, acaso se dio en tanta extensión e intensidad la aberración de

ideas en los técnicos en estas materias y en los directivos de la sociedad y, por tanto,

nunca más urgente poner las cosas en claro y en su punto, para evitar el

desmoronamiento de la sociedad, minada por el error y la lascivia” 2. Las líneas

doctrinales del franquismo quedaron entonces bien trazadas: “defensa cerrada del

matrimonio cristiano, de la reproducción como fin del mismo, de la natalidad y

oposición a todo cuanto pudiera remitir al neomalthusianismo o a las ideas de liberación

sexual (uso de métodos anticonceptivos, aborto, divorcio, matrimonio no cristiano, etc,

etc.). El paso por el tamiz “purificador” de la Iglesia católica, si bien es anterior a la

Dictadura, fue esencial”3.

Francisco Vázquez y Andrés Moreno cuestionan en el libro Sexo y Razón. Una

genealogía de la moral sexual en España (siglos XVI-XX) la idea, ampliamente

extendida, sobre el mutismo que supuestamente se vivió en el franquismo en materia

sexual en comparación con el período inmediatamente anterior: “La unión del

militarismo y el nacionalismo no impone el silencio sobre el sexo; lo hace hablar de otra

manera, según estrategias diferentes que reactivan en parte los viejos métodos

disciplinarios en la producción del discurso de la sexualidad” 4. Argumentan su hipótesis

sobre cuatro puntos fundamentales que resumidos serían las siguientes: más que un tabú

sexual en el franquismo lo que se dio fue una redistribución de las instancias discursivas

autorizadas; la sexualidad siguió estando en el punto de mira del discurso jurídico; la

literatura moralizadora en el ámbito escolar tampoco desapareció, aunque obedeciese a

otros patrones discursivos y expertos; y existió una continuidad entre los proyectos

eugénicos de la Segunda República y los proyectos de regeneración de la raza de

Falange o de la Sección Femenina.5

                                                                                                               1 Véase OTERO, Luis Enrique (dir.), (2006), La destrucción de la ciencia en España: depuración universitaria en el franquismo. Madrid, Editorial Complutense. 2 ENRIQUEZ DE SALAMANCA, Fernando, (1938) “prólogo” DE SAN ROMÁN, José, Por la Higiene de la Raza, San Sebastián, Editorial Española, p. V-VI. 3 CAMPOS, Ricardo, (2018), “Entre la ciencia y la doctrina católica: Eugenesia, matrimonio y sexualidad en el primer franquismo”, Cuadernos de Historia Contemporánea, 40, p. 55 4 VÁZQUEZ, MORENO, 1997, p. 176-77 5 VÁZQUEZ; MORENO, 1997, p. 172-173

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  271  

En relación al psicoanálisis Vázquez y Moreno sostienen que a partir del

franquismo se vivió un retroceso de la teoría y una vuelta a la psiquiatría más

kraepeliniana y biologicista, auspiciada por las cátedras de Vallejo-Nágera y López

Ibor6. No obstante estos autores matizan, acertadamente, que a partir de los años 50 este

reflujo del psicoanálisis comienza a cambiar, más todavía en la década de los 60 que

incluso se publicará una edición económica de las obras de Freud7. La ruptura del

período autárquico y la renovación de los códigos teóricos de la psiquiatría en materia

sexual (debilitamiento del organicismo y tendencia hacía nuevas formas de educación

sexual, entrada de la sexología y terapias conductuales, etc) a mediados de los 50

promovieron nuevos foros de discusión en los que poder hablar de sexo, como pudieron

ser los cursillos de formación prematrimonial, los textos sobre vida conyugal sana, el

asesoramiento a parejas, revistas femeninas, consultorios, etc. Iniciativas que en muchos

casos procedían de los sectores más avanzados del catolicismo y que “tienden a

reemplazar los mecanismos disciplinarios por unos dispositivos reguladores centrados

en una canalización adecuada del flujo informativo”8; a lo cual cabría añadir la tensión

cada vez mayor entre el componente tradicional del régimen y la consolidación de

nuevos circuitos de circulación y consumo masivo de la información, en los que destaca

el papel que en ellos tuvo- y tiene hasta hoy día- el discurso experto (principalmente

médico-psicológico) sobre estas cuestiones.9

Como se ha dicho, la psiquiatría oficial del régimen arremetió contra varios

postulados del psicoanálisis. En este sentido, éste perdió fuerza como marco

explicativo, sobre todo en aquellas patologías relacionadas con supuestos trastornos del

desarrollo sexual (perversiones, homosexualidad, histeria, etc.) y como método

terapéutico. No obstante, como ya se ha argumentado en el capítulo anterior, este

enfrentamiento escondía un ataque político y personal contra los defensores del

psicoanálisis identificados con los defensores de la República, y por ende contra todos

los elementos comprendidos en esta identificación: laicismo, materialismo, positivismo

científico, marxismo, degeneración sexual, etc. Las palabras de Vallejo-Nágera eran

claras al respecto: “Rotundamente debemos apartarnos en España de las orientaciones

                                                                                                               6 VÁZQUEZ; MORENO, 1997, p. 174. 7 VÁZQUEZ; MORENO, 1997, p. 178 8 VÁZQUEZ; MORENO, 1997, p. 178. 9 Sobre estos circuitos en una perspectiva comparada entre España y Chile puede consultarse una primera aproximación en RUPERTHUZ HONORATO, Mariano; LÉVY LAZCANO, Silvia, (2017), “`Triunfar ante la vida relámpago´”: Saberes psi en clave de autoayuda en Chile y España (1940´)”, Psicoperspectivas, 16 (3), 121-136.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  272  

de la <<Liga Internacional para la Reforma Sexual>>, por ser otra, muy diferente,

nuestra política racial. Circunstancias profesionales nos ilustran a fondo sobre el drama

íntimo de una tristemente célebre propagandística de educación sexual, drama que

invita a la selección cuidadosa de los educadores sexuales, no abandonando la

educación sexual a visionarios y sectarios”10

El organicismo de la psiquiatría de los años 40 no fue lo que impidió incorporar

el psicoanálisis en su reformulación franquista, como tampoco lo había impedido en los

años de la República. Es cierto, en cambio, que tendría mucho menos peso, relegado a

un lugar más descriptivo y filosófico que clínico. Aún así, hubo, como hemos visto,

conferencias médicas, textos psiquiátricos y revistas religiosas que se ocuparon de su

reformulación conceptual, y que tuvieron igualmente su reflejo en publicaciones de

carácter popular. En todas ellas la teoría sexual -tal cual Freud la había formulado-, que

había sido el foco de mayor interés en los años 20 y 30, fue criticada, matizada o

directamente ignorada, dando lugar a un proceso de desplazamiento del psicoanálisis

como un saber que operaba abiertamente sobre la sexualidad y el inconsciente, hacia la

psicología del consejo, la orientación familiar, la higiene en la vida conyugal, la

selección profesional, el descubrimiento vocacional, la autoayuda, etc. Todas estas

publicaciones serían, según se viene anunciando, nuevos foros a través de los que

divulgar los criterios morales de la sexualidad bajo el nuevo Estado, en los que el

psicoanálisis también sirvió como saber a favor de la regeneración y la higiene racial,

siempre y cuando quedasen depuradas sus ideas y desplazada su teoría sexual.

“¿Qué de extraño tiene, pues, que la sexualidad, como uno de los componentes

fundamentales, intervenga en los actos de la conducta humana? 11, se preguntaba López

Ibor en su conocida monografía Lo vivo y lo muerto del psicoanálisis (1936). Según el

psiquiatra, Freud no había descubierto nada nuevo, pero su formulación caía en el error

de considerar el factor sexual desde un único punto de vista, otorgándole el

exclusivismo causal de la conducta humana de forma que todo en ella “tendría su

ultimum movens en la sexualidad; ésta lo impregnaría todo, sería siempre la llama viva

que lanza al hombre a las cumbres espirituales mediante el proceso de transformación

                                                                                                               10 VALLEJO NÁGERA, Antonio, (1938b), Política racial del nuevo estado, San Sebastián, Editorial Española, p. 60-61. 11 LÓPEZ IBOR, 1936, p. 64.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  273  

llamado sublimación, o que le hunde en las más abyectas perversiones”12. El hombre

moderno, le debe a Freud “el haberle enseñado a conocer que en el fondo de sus actos

hay siempre o casi siempre unos recónditos restos sexuales que se oculta a sí mismo. Ha

enseñado al hombre a ser sincero si quiere estar sano. Pero (…) ha olvidado que había

otras cosas en la conducta humana, otros restos recónditos también. En suma, que hay

algo más allá del principio de placer”13 . Este “algo más allá” era, como se ha dicho, el

espíritu, central en la concepción de una nueva psicoterapia.

En 1940 López Ibor publicó en la revista Acta Española de Neurología y

Psiquiatría, “Trastornos de la libido en los traumatismos craneanos”, donde analizaba

dos casos de combatientes de guerra heridos por traumatismo craneal en los que había

una alteración o disminución de la función y el apetito sexual. Distinguía aquí tres

planos desde los que explicar la alteración de la función sexual, el endocrinológico, el

biológico y el psíquico14. Su definición del concepto de libido y sexualidad, se movía

entre estos tres planos, apoyándose también en las teorías de Marañón sobre la función

sexual y su correlato social. No obstante este autor criticaba que Marañón, al igual que

Freud, se habían olvidado de distinguir entre erotismo y sexualidad. Es decir, que lo que

en el mundo cultural corriente había sido denominado afecto erótico era para López Ibor

sexualidad espiritualizada, tendencia libre de caracteres sexuales que pone su acento en

la experiencia psíquica o vivencia estética. Tal sería el caso del vínculo entre madre e

hijo que el psicoanálisis conceptualiza en el complejo de Edipo y que mediante la

técnica de la sublimación puede convertirse en un ideal humano. Esta libido

desexualizada había llegado a ser reconocida por los psicoanalistas, decía López Ibor,15

aunque no por Freud. No obstante este cambio de parecer, continuaba López Ibor, no

debía tomarse como una autorización para “volver a posiciones antiguas y a despreciar

el valor de la sexualidad en la vida humana. En la actividad psicoterapéutica nos

tropezamos una y otra vez con los problemas que arrancan del sexo. Nada debe

extrañarnos esto, si tenemos del hombre la concepción unitaria y totalitaria que es

necesaria y de la que carece el psicoanálisis. Además, como señala Marco Merenciano,

                                                                                                               12 LÓPEZ IBOR, 1936, p. 42. 13 LÓPEZ IBOR, 1936, p. 65. 14 LÓPEZ IBOR, Juan José (1940), “Los trastornos de la libido en los traumatismos craneanos” en Acta Española de Neurología y Psiquiatría,1 (30), pp. 1-6, p. 6. 15 Recordemos la postura que defendían los teólogos interesados en el psicoanálisis cuando afirmaban que lo que se sublima no es lo sexual (o no es solamente lo sexual), entendido como lo instintivo, sino la conducta de la persona, originada en lo espiritual, no obstante esto no implica negar la influencia de lo sexual en el hombre, sino entender que no es nunca causa primera ni exclusiva, que es lo que López Ibor sostiene en su defensa del hombre como unidad antropológica.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  274  

<<decir sexual es hablar de un atributo y fin de la humanidad. Colectivamente, es el

medio de que la humanidad perdure. Así queda transformado lo sexual en un deber, en

una servidumbre>>”16

Alfredo Gimeno Pérez, desde Cataluña, fue otro autor que se encargó de

comentar y divulgar el psicoanálisis durante estos años, en su caso animando a su

práctica. A lo largo de varios cursos dictó conferencias en la Academia Nacional de

Medicina, auspiciadas por la cátedra de Ramón Sarró.17 Gimeno centró sus contenidos

en el dinamismo psíquico del psicoanálisis, las tópicas y los procesos de represión y

sublimación18. En ninguna de sus exposiciones desarrolló la teoría sexual freudiana,

des-sexualizando todos los conceptos del psicoanálisis, e intercambiando sexualidad por

afectividad en una fórmula similar a la de López Ibor cuando describía la relación

afectiva entre madre e hijo en el complejo de Edipo.

No obstante todas estas reformulaciones iban a coincidir en un punto, en el que

sí hubo una desautorización frontal al psicoanálisis, y en general a la ciencia sexológica

de las décadas anteriores: la secularización de la sexualidad, contundente ruptura

epistemológica y sociológica entre la República y el franquismo.

La obra de Freud había legado la idea de que la represión del instinto sexual era

el origen de complejos y traumas alojados en el inconsciente que podían desencadenar

síntomas neuróticos. En plena contienda civil, la revista republicana La voz de la

sanidad de la XV División, abordaba esta cuestión en relación a los soldados que se

encontraban en los frentes de guerra y que vivían situaciones forzosas de abstinencia

sexual:

                                                                                                               16 LÓPEZ IBOR, 1936, p. 63. 17 “Lo consciente, lo preconsciente y lo inconsciente” sesión del 10 de junio de 1947 (pp. 125-129); “El descubrimiento del Psicoanálisis. Importancia de lo inconsciente en la vida humana”, sesión del 2 de diciembre de 1947 (pp. 163-168); “El Ello, el Yo y el Super-Yo, según el psicoanálisis” Sesión del 20 de enero de 1948 (pp. 203-207 Vol. XXXV, junio de 1948, núm. 402. ), “La represión en el psicoanálisis” Sesión del 10 de febrero de 1948 (vol. XXXV, junio 1948, núm. 403, pp. 243-47) “El sentido de culpabilidad según el psicoanálisis” sesión del 17 de febrero de 1948, (Vol. XXXI, Agosto de 1948, núm. 404, pp. 281-285) 18 En 1949 Gimeno publicó en Medicina Española. Revista Nacional de Medicina Cirugía y Especialidades un experimento realizado en el Instituto Mental de la Santa Cruz de Barcelona, en el Departamento de mujeres del doctor Joaquín Fuster. Gimeno Pérez solicitaba a una selección de mujeres que habían sido diagnosticadas con diversos cuadros patológicos, que dijesen un nombre al azar. En dos líneas de asociaciones demostraba el tipo de causa, consciente e inconsciente, que operaba bajo la elección. Este fue, a grandes rasgos, el uso que este autor hizo del psicoanálisis, en un experimento en el que lo que parecía querer demostrar era sencillamente que existe una genealogía inconsciente para toda decisión consciente, apuntando en cambio a cierto determinismo psíquico que, sin embargo, no sería muy bien visto en estos años (GIMENO PÉREZ, Alfredo (1949), “Causas de un nombre al azar según la psicoanálisis”, Medicina española, Revista Nacional de medicina, cirugía y especialidades, 118 (12), pp. 148-152)

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  275  

“Nadie desconoce los trastornos del psiquismo y las perturbaciones que una situación prolongada de abstinencia puede llegar a dar lugar. Está suficientemente comprobado y admitido por la mayoría de los psiquiatras actuales la primordial influencia del sexo como factor etiológico de las neurosis, así como también las desviaciones o perversiones del instinto, consecutivas a insatisfacciones sexuales prolongadas. Se debe al psicoanálisis el descubrimiento del papel que la sexualidad jugaba en la etiología de las neurosis. <<El psicoanálisis de los histéricos muestra que la enfermedad es el resultado de un conflicto entre la libido y la represión sexual>>, dice FREUD, que viendo siempre en la etiología de la neurosis una privación sexual, argumentó así: <<Los hombres enferman de neurosis cuando se ve negada la posibilidad de satisfacer su libido, o sea por privación, siendo los síntomas neurósicos un sustitutivo de la satisfacción denegada>>. No quiere esto decir que toda privación de la satisfacción libidinosa convierta en neurótico al individuo sobre el que recae, pero FREUD ha comprobado que el factor privación existe en todos los casos por él analizados”

Estaba ampliamente demostrado que una situación prolongada de privación

sexual o de abstinencia podía desencadenar una neurosis, o ser el origen de aberraciones

sexuales como, el así considerado, onanismo y en general la degeneración del sexo.19

Sin embargo para la moral nacional-católica la represión sexual y la abstinencia

cumplían una función muy diferente, llegando a ser el fundamento de la salud física y

mental de la raza. Erotismo y placer no tenían cabida dentro del ámbito sexual, para

algunos ni siquiera en el contexto del matrimonio, y menos aún en relación al orgasmo

femenino, al que se prestó escaso interés ya que no tenía ningún cometido destacable en

la reproducción. Incluso la función de la libido quedó limitada para la sexualidad de las

mujeres, en las que, “con gran disgusto del varón, no hay más auténtica libido (…)

copulativa que la maternal; en cuya esfera entra también el marido como un travieso

más que busca el calor de su aliento o substituyendo a todos cuando no hay

descendencia”20

Fernando Enríquez de Salamanca, de pensamiento contrarrevolucionario,

católico y monárquico, cercano al grupo de intelectuales colaboradores de la revista

Acción Española, sostuvo, en el prólogo al libro de José San Román Por la Higiene de

la Raza publicado en 1938, que lo fundamental en el hombre era que fortaleciese su

                                                                                                               19 RAMÍREZ DE LUCAS, O, (1937), “El problema de la sexualidad en los frentes de guerra”, La voz de la sanidad de la XV División, 17 de noviembre de 1937, p. 3-4. 20 Palabras pronunciadas por el ginecólogo V. CONILL-MONTOBBIO en la sesión inaugural del curso académico de 1951-52 (30 octubre de 1951) de la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona. “De la Psicofísica al psicoanálisis y a la psicosomática. Letamendi, Kraepelin, Dubois, Freud, Weizsaecker”, Anales de Medicina, 1952. Vol. XXXIX, n. 439. p. 12 .

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  276  

voluntad para encauzar la libido hacia el equilibrio social y la reproducción, evitando

así quedar sometido a los instintos y la satisfacción de la libido salvaje21:

“Entra dentro de las leyes psicológicas que el hombre pueda aceptar valores o motivos racionales para su comportamiento, y que puede hacerlos triunfar (dentro de ciertos límites, si no acepta los socorros sobrenaturales) sobre los motivos pasionales, si se ajusta a las normas de una buena técnica moral. Y aun en un terreno positivista, los médicos y los directivos deben saber que no se debe fomentar la libido, que se debe fomentar la derivación de energías y la sublimación de intereses (…) que lo mejor y lo más adaptado a las circunstancias es la abstención y el dominio de sí mismo; que los soldados más aguerridos, más furiosos y más cumplidores de su deber son los abnegados, que se niegan a sí mismos y retienen esa energía potencial de la virilidad”22

Según se defendió, estaba suficientemente probado científica, ética y

moralmente, que la continencia sexual era la mejor de las opciones para el

mantenimiento de la salud y la raza. Biológicamente intervenía en el mejoramiento de la

fecundidad y moralmente prevenía de las perversiones propias de la degeneración del

sexo. Sólo en el matrimonio debía darse la relación sexual, teniendo siempre como

objetivo la reproducción. La castidad hasta el matrimonio fue entonces divulgada como

sinónimo de disciplina en la vida, vigor y fortaleza sobre las pasiones, lo que

repercutiría en la moralización de las costumbres y evitaría las perversiones del instinto

sexual. “Hemos demostrado hasta la saciedad- decía el joven médico José San Román -

que la continencia es fisiológica y no produce enfermedad alguna, quedando el sujeto

continente en las mejores condiciones para la fecundidad, puesto que la sexualidad es

como un caudal que, si se guarda, se encuentra siempre acrecentado y con intereses en

el momento de necesitarse”23.

En Por la Higiene de la Raza, San Román dedicaba un capítulo a comentar la

teoría de Freud y formular las modificaciones pertinentes para que el psicoanálisis

pudiese ser usado en favor de la continencia sexual y de la higiene de la raza española.

Así, argumentaba que si no se prestaba excesiva atención a las generalizaciones de las

hipótesis freudianas, el origen judío o las creencias del propio Freud, se podía adaptar

su doctrina a los propósitos de la higiene racial y obtener grandes beneficios:

“Que el inconsciente juega un papel importantísimo en todos los actos de la vida, es indudable. Tampoco se puede discutir el predominio en el hombre y la importancia de las inclinaciones e impulsos sexuales (…) También

                                                                                                               21 Véase OSBORNE, 2012. 22 ENRIQUEZ, 1938, p. VI-VII. 23 DE SAN ROMÁN, José, (1938), Por la Higiene de la Raza, San Sebastián, Editorial Española, p. 88

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  277  

sabemos que los instintos e impulsos del hombre parten de ese inconsciente y tienden a su satisfacción a fin de conseguir placer. La satisfacción de esa tendencia se la procuran persiguiendo su fin, con conocimiento o sin conocimiento de la conciencia. Pero también sabemos que la conciencia, que los estratos más elevados del alma, con sus facultades superiores, entendimiento, memoria y voluntad, integran lo más perfecto del ser humano, le colocan en la condición de racional, y esa razón es la que dirige y encauza los impulsos y tendencias instintivas”24

Si mediante la técnica psicoanalítica las ideas morbosas, reprimidas en el

inconsciente, podían hacerse conscientes y de esta forma suprimirse o sublimarlas hacía

el ideal social, que en el lenguaje religioso era para San Román la caridad, el “amor por

el prójimo” en el que se prescinde de la satisfacción propia, entonces, “no tenemos

inconveniente en admitirlo y adjudicárnoslo a favor de la continencia, aún cuando

parezca paradójico”25

El temor que los defensores del laicismo habían extendido contra la abstención

sexual sería, para este autor, corregible primero con una buena educación católica y, en

caso de que apareciesen los síntomas neuróticos que Freud y su escuela habían

anunciado, mediante su propio tratamiento psicoanalítico tendría fácil remedio: “Con

hacer consciente su impulso sexual reprimido y sublimarlo en pos de cualquier ideal

social, científico, etc., está resuelto el peligro”26.

Pero éste no era el mayor de los peligros al que se enfrentaba la degeneración de

la raza. Las perturbaciones orgánicas producidas por la propagación de las

enfermedades venéreas eran el verdadero problema, y ante el mismo sólo cabían dos

medidas en las que fundamentar la eugenesia católica: continencia y matrimonio: “si

queremos crear una raza sana y fuerte, sólo debemos aconsejar la continencia hasta que,

llegados a su completo desarrollo hombre y mujer, puedan, mediante el matrimonio,

crear un hogar que vele y cuide de la salud de su prole”27

El psiquiatra Antonio Vallejo Nágera fue uno de los artífices principales de este

proyecto eugénico. Formaba parte, al igual que Enríquez de Salamanca, del grupo de

colaboradores de Acción Española 28 revista que desde temprano (1931) se había

encargado de divulgar el pensamiento de la ultraderecha española29. Vallejo propugnó

                                                                                                               24 DE SAN ROMÁN, 1938, pp. 71-2 25 DE SAN ROMÁN, 1938, p. 73 26 DE SAN ROMÁN, 1938, p. 74 27 DE SAN ROMÁN, 1938, pp. 81-82 28 CAMPOS, 2016a, p.134. 29 HUERTAS, 1998.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  278  

una eugenesia de corte ambientalista y católica, contraria a las propuestas de

contracepción, aborto y esterilización en las que se vulneraba la relación entre

sexualidad, reproducción y derecho sagrado a la vida. La encíclica Casti Connubii de

Pio XI sobre el matrimonio cristiano que había aparecido en 1930 influyó enormemente

en estas ideas, que pocos años más tarde defenderían el padre Agostino Gemelli,

enviado del vaticano, y Vallejo-Nágera en el Segundo Congreso Nacional de Médicos

Católicos celebrado en Viena en 193630.

Estas propuestas tuvieron además en la obra de Vallejo un marcado programa

político, dirigido a mejorar la raza española y extirpar del cuerpo social a los enemigos

políticos del país y a evitar la difusión de sus ideas por medio de la moralización de las

costumbres y la segregación31. El caso más extremo fue su aplicación al estudio de

prisioneros de guerra, en base a lo que denominó el “Biopsiquismo del Fanatismo

Marxista”32

Varias de sus obras, escritas durante la contienda civil, responden a este

proyecto de elaborar un “discurso y unas prácticas eugenésicas y sexuales en las que la

medicina y la moral católica convivieran sin ambages”33. Son por ejemplo Eugenesia de

la hispanidad y regeneración de la raza (1937), Política racial del nuevo Estado

(1938), y Eugamia. Selección de novios (1939). En esta última es interesante mencionar

la propuesta de Vallejo con el concepto de “eugamia”, que también desarrollará más

adelante en Antes de que te cases (1946), como una variante de la eugenesia, en la que

mediante la selección de novios se pretendía anticipar y prever una reproducción con

garantías morales e higiénicas, sin acudir a fórmulas propias de la eugenesia negativa34.

                                                                                                               30 HUERTAS, Rafael, (2012a), “De la higiene mental a la higiene de la “raza”. Psiquiatría y eugenesia en el nacional-catolicismo español y su relación con la Argentina”, en MIRANDA, Marisa; VALLEJO, Gustavo (dir.), Una historia de la eugenesia. Argentina y las redes biopolíticas internacionales 1912-1945, Buenos Aires, Biblos, pp. 239-257, p. 244. 31 CAMPOS, 2016a, p.134. 32 HUERTAS, Rafael, (1996), “La psico-biología del marxismo como categoría antropológica en el ideario fascista español” Llull, 19 (36), pp. 111-120; BANDRES, Javier; LLAVONA, Rafael, (1996), “La psicología en los campos de concentración de Franco” Psicothema, 1 (8), pp. 1-11. 33 CAMPOS, 2016a, p.134. 34 En España, los trabajos de Ricardo Campos son los que recientemente se han ocupado con mayor profundidad de documentar las particularidades de la eugenesia en España, véase, CAMPOS, Ricardo, (2018), “Entre la ciencia y la doctrina católica: Eugenesia, matrimonio y sexualidad en el primer franquismo”, Cuadernos de Historia Contemporánea, 40, 2018. p. 55; CAMPOS, 2016a; CAMPOS; NOVELLA, 2017; MIRANDA, Marisa; VALLEJO, Gustavo (comps.) Darwinismo social y eugenesia en el mundo latino, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005; ÁLVAREZ PELÁEZ, 1988; ÁLVAREZ, Raquel (2007), Eugenesia y franquismo: una primera aproximación. In: Vallejo, Gustavo; Miranda, Marisa. Políticas del cuerpo: estrategias modernas de normalización del individuo y la sociedad. Buenos Aires: Siglo XXI. p.143-168; POLO BLANCO, Antonio. Gobierno de las poblaciones en el primer franquismo (1939-1945). Cádiz: Universidad de Cádiz. 2007.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  279  

Su propuesta era el conocimiento mutuo entre parejas, por supuesto no del orden sexual,

sino temperamental y caracterológico, para “averiguar las taras familiares susceptibles

de transmitirse hereditariamente”35.

La eugamia promovía el consejo prematrimonial, los consultorios prenupciales,

y constituía una garantía para la preservación de la raza, la familia y la sociedad,

fundamentándose no sólo en criterios de selección biológica, sino principalmente en

factores ambientales y culturales, en los que se preservaba la moral y espiritualidad del

pueblo español. Conviene aclarar que, en un complejo maridaje entre biología,

antropología y religión, lo que estos autores llamaron raza hispana, se refería, como

define Vallejo-Nágera, “al genotipo ibérico, que en el momento cronológico presente ha

experimentado las más variadas mezclas a causa del contacto y relación con otros

pueblos. Desde nuestro punto de vista racista, nos interesan más los valores espirituales

de la raza, que nos permitieron civilizar tierras inmensas e influir intelectualmente sobre

el mundo. De aquí que nuestro concepto de raza se confunda con el de “hispanidad”36

Esta compleja combinación de planos a la hora de explicar las cuestiones

raciales, en las que el sexo tenía un papel principal, se nutrió de la obra de autores como

Pende, Kretschmer, o Jung, a partir de cuyos planteamientos se establecieron los

correlatos entre la función biológica y endocrina del sexo, el aspecto psicológico, la

constitución temperamental y el fundamento espiritual.

5. 2. Psicoanálisis criminológico: la distancia entre la teoría y la praxis.

La continuidad en la aplicación judicial del psicoanálisis sería algo diferente. En

este ámbito no hubo grandes aportaciones originales durante el primer franquismo. Las

concepciones establecidas en los años 30 por los autores que hemos mencionado se

asimilaron como técnica pericial y comprensión de la delincuencia, repitiéndose de un

autor a otro sin ofrecer variaciones importantes. Sólo Camargo continuó su

investigación original sobre Criminología Psicoanalítica, en la que insistió desde la

Revista de Estudios Penitenciarios y el Anuario de Derecho37. No obstante no añadió

grandes novedades conceptuales a su presentación de los años 30, insistiendo en el

                                                                                                               35 VALLEJO NÁGERA, Antonio, Antes que te cases. Madrid, Plus Ultra, 1946, p. 271. 36 VALLEJO NÁGERA, Antonio, (1937), Eugenesia de la hispanidad y regeneración de la raza. Burgos, Editorial Española, p. 108. 37 Durante el período franquista Camargo escribió varias obras en estas revistas, véanse: CAMARGO, 1946, 1950, 1951, 1956, 1958.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  280  

acercamiento entre derecho penal y psicoanálisis mediante la reinterpretación de las

figuras de delito según los fundamentos de su teoría psicoanalítica, en la que,

recordemos, el Complejo de Caín era la determinación originaria de toda conducta

delictiva. En este sentido, su aportación en estos años fue más bien conceptual. En la

Revista de Estudios Penitenciarios publicaba sus lecciones de criminología

psicoanalítica en las que iba derivando de cada figura de delito un complejo primitivo38.

Articulaciones que, por otro lado, no tuvieron visos de llegar implementarse en el

código penal, como su autor había propuesto en décadas anteriores. Podemos sin

embargo considerar su obra psicoanalítica como unas de las contribuciones españolas

más importantes en este ámbito, junto al pensamiento del jurista Luis Jiménez de Asúa,

exiliado en Argentina.

La psiquiatría jurídica en estos años orientó su concepción sobre la delincuencia

en contraposición al modelo de “normalidad” preconizado por el régimen, a su vez

identificado con los valores del nacional-catolicismo. Los años de la postguerra

española se caracterizaron por un notable empobrecimiento de la psiquiatría,

caracterizada por su simplicidad, arbitrariedad y por la negación del sujeto39, pero sobre

todo por la creación de una élite de profesionales “minoritaria y aristocratizante, que se

presentaba como poseída del saber psiquiátrico, del poder técnico, y que además se

encontraba en la mejor posición para asumir la ideología del Nuevo Estado español”

mientras el resto de los psiquiatras “tenían que someterse fielmente al liderazgo de esta

minoría privilegiada, tenían que seguir fielmente sus lecciones y teorías, aceptando a

ciegas el principio de la autoridad científica de sus maestros”40. Como venimos

diciendo, los años 50 trajeron cierto aperturismo científico, que se tradujo en una

mayor atención por el análisis teórico, la prevención y el tratamiento de la delincuencia,

así como por el estudio de las instituciones encargadas de su control social41. No

obstante, fue más bien un lavado de cara frente a un contexto internacional que había

penalizado a España por su colaboración con las potencias del Eje42. La búsqueda de

nuevos aliados y el fin del aislamiento internacional obligó al régimen a realizar algunas

                                                                                                               38 CAMARGO, 1950, p. 291 39 CASCO SOLÍS, Juan, (1995), “Autarquía y nacional-catolicismo”, en VVAA, Un siglo de psiquiatría en España, Madrid, Extraeditorial, pp. 197-226. 40 GONZÁLEZ DURO, 1978), p. 52. 41 ARROYO ZAPATERO, L., (1993), Estudios de Criminología I, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, p. 47. 42 CASCO SOLIS, 1999, pp. 85-129.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  281  

concesiones en materia jurídica e institucional43 en las que, entre otras cuestiones, se

retomó la preocupación correccionalista del delincuente.

En 1951 el jurista José María Codón y el psiquiatra Ignacio López Saiz

publicaron el manual de Psiquiatría Jurídica Penal y Civil44 con el objetivo de ahondar

en las relaciones entre Derecho y enfermedad mental y delimitar las funciones de la

psiquiatría jurídica en el Derecho Español. La obra estaba expresamente dirigida a

“interesar al abogado, al notario, al juez y a todos y cada uno de los juristas en los

problemas de la Psiquiatría […] mostrarles la realidad de la enfermedad mental”45. Sus

postulados, atravesados por un fuerte conservadurismo, destilaban un tono patriótico y

moralista característico del nacional-catolicismo46. El psicoanálisis se exponía como

una de las formas posibles de comprender el delito, posiblemente la que “ha intentado

adentrarse con más ahínco en la explicación de los móviles inconscientes, mejor

diríamos subconscientes, del crimen”. Y proseguía reafirmando el indiscutible papel de

Camargo en el estudio de “los múltiples `complejos´ […] y sus relaciones con los

diferentes tipos de delitos”47. Pero acto seguido la concepción psicoanalítica era

calificada de “excesivamente teórica” y “determinista en extremo; aboga por la

supresión de la pena” que sustituyen, dicen, por “un tratamiento psicoanalítico y

pedagógico adecuado”48, algo en lo que no parecían estar de acuerdo. Rescataban sin

embargo el pensamiento de Adler quien, separándose de la concepción freudiana, hizo

pasar “a segundo plano los `complejos´ por represión sexual”49. La conclusión final de

Codón y López reconocía la aportación psicoanalítica como “un descubrimiento

psicológico y psicoterápico transcendental” que estaba siendo señalado por los más

“eminentes psiquiatras y pensadores católicos (Vallejo Nágera, López Ibor, Marco

Merenciano, Gemelli, Th. V. Moore)” 50 todos ellos representantes de la élite

psiquiátrica que acabamos de mencionar.

La aparente solidez científica con la que se recogían e indexaban diversas

posturas y orientaciones médicas sobre delincuencia y enfermedad mental, componían

                                                                                                               43 MORADIELLOS GARCIA, E., (2000), La España de Franco (1939-1975): política y sociedad, Madrid, Síntesis. 44 El libro tiene tres ediciones (1951, 1954, 1968-9). 45 CODÓN, José María; LÓPEZ SAIZ, Ignacio, (1954), Psiquiatría Jurídica Penal y civil, Imprensa Aldecoa, Burgos, 2ed. p. 17. 46 DUALDE BELTRÁN, 2007, p. 102 47 CODÓN; LÓPEZ SAIZ, 1954, pp. 51-52 48 CODÓN; LÓPEZ SAIZ, 1954, p. 52 49 CODÓN; LÓPEZ SAIZ, 1954, p. 52. 50 CODÓN; LÓPEZ SAIZ, 1954, pp. 53-54

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  282  

una especie de escaparate teórico que, como fachada al exterior ofrecía muestras de su

profundo conocimiento en la materia. No obstante, poco nos dice de la práctica efectiva

en la asistencia al problema de la delincuencia. De hecho, en última instancia, se

mostraba la verdadera dirección de sus postulados, en los que a pesar de las

consideraciones biológicas, ambientales o sociales defendidas por unas y otras escuelas,

lo importante era la responsabilidad del delincuente. Así, en el prólogo a la edición de

1968, estos autores reconocían: “Se admiten las relaciones de interdependencia de las

tendencias delictivas de la persona, de su resistencia psíquica, de su peculiar situación,

etc. Pero las relaciones de interacción, de signo marcadamente positivista, no derogarán

nunca la base del verdadero Derecho Penal que es la teoría de la causalidad”51

También el catolicismo opinó sobre la relación entre psicoanálisis y

delincuencia. César Vaca, en la conocida monografía Psicoanálisis y dirección

espiritual dedicó un apartado a esta cuestión52. Su critica se centraba en la defensa de la

libertad y el libre albedrio frente al determinismo psicoanalítico, retomando el viejo

debate que había enfrentando a juristas y psiquiatras desde finales del siglo XIX.

Lo que la ciencia jurídica moderna había entendido de ventajoso en el

psicoanálisis, precisamente en sus posibilidades como instrumento de represión y

control social, era considerado por Vaca una aberración. La comprensión mecanicista

del ser humano, según la cual el hombre, delincuente o no, actúa movido por una causa

inconsciente que lo determina en su acción y frente a la que quedaría libre de toda

responsabilidad es impensable para la comprensión del hombre espiritual del

catolicismo. Las consecuencias de esta terrible afirmación psicoanalítica, dirá Vaca,

serían inevitables: “el criminal es irresponsable de su delito y es una crueldad imponerle

sanción alguna”53 . Identificar al criminal con el neurótico en su supuesto yugo

pulsional, diferenciando a uno del otro, en que el primero resuelve el conflicto mediante

el delito y el segundo mediante el síntoma, era un planteamiento que negaba todas las

prerrogativas del pensamiento cristiano, inaceptable en sus consecuencias.

Pero además Vaca continuaba en su exposición criticando el pensamiento de

Camargo en su conocida monografía El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica

judicial (1931). Vaca rechazaba la doctrina de los complejos y su correlato penal que

Camargo estaba presentando en la Revista de la Escuela de Estudios Penitenciarios.                                                                                                                51 CODÓN, José María; LÓPEZ SAIZ, Ignacio, (1968), Psiquiatría Jurídica Penal y Civil, Imprenta Aldecoa, Burgos, 3º ed, p. 12 52 VACA, 1954, p. 399-418 53 VACA, 1954, p. 404.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  283  

Pero sobre todo, continua Vaca, “en lo que nos parece pecar un poco de utópico es en el

criterio de CAMARGO sobre el porvenir del psicoanálisis en la criminología y, sobre

todo, en el tema penitenciario de los delincuentes”54. El religioso rechazaba aquí todas

las propuestas que en el terreno práctico Camargo había incluido en su monografía de

1931: el juez-psicoanalista, los reformatorios o clínicas de psicoanálisis y el sistema

psicoanalítico que sustituía tratamientos por condenas. Esto, dirá Vaca, supone “el

convencimiento de que todo delincuente es, ante todo un enfermo. Y no diré yo que

muchos no lo sean, pero la voluntad, la voluntad y el libre albedrío no se pueden nunca

olvidar ni pretender substituir con ninguna clase de complejos ni de tendencias

morbosas. El criminal lo es precisamente porque quiere serlo, y la sociedad le castiga

porque, pudiendo no haber cometido el delito, libremente lo cometió. Si olvidamos esto

hay que echar abajo hasta el mismo concepto de delito” 55

El positivismo criminológico fue fuertemente criticado en virtud de un

planteamiento existencialista que ponía en primer plano la preocupación por la

espiritualidad del ser, la voluntad y el libre albedrío. El psicoanálisis, entendido bajo

este mismo signo positivista, no tuvo verdaderos visos de puesta en práctica, como

tampoco lo hicieron el resto de teorías que en sus postulados entrasen en contradicción

con los supuestos morales de la sociedad franquista. No obstante hubo concesiones

teóricas (Kretschmer o la nosología kraepeliniana) que, por motivos políticos e

ideológicos, permanecieron como parte del arsenal psiquiátrico en una descarada

connivencia entre ciencia y control social.

Y probablemente con el mismo espíritu con el que se realizaron estas

concesiones, el psicoanálisis pervivió en el ámbito judicial a pesar de su criticado

positivismo materialista que, llegado un momento dado, podría ser ignorado según

interés. Pérez de Petinto así lo señalaba en un trabajo sobre la determinación de la

peligrosidad social y el informe médico-forense, en el que el psicoanálisis se describía

en su utilidad para elaborar el expediente de peligrosidad56. No obstante el autor

señalaba que, a pesar de los loables intentos de las tendencias psicoanalíticas por la

corrección individual del delincuente, mejor era reservarla para casos excepcionales y

dedicar los esfuerzos del saber psiquiátrico en la elaboración del informe de

peligrosidad, del que el juez habría de colegir las correspondientes acciones judiciales.                                                                                                                54 VACA, 1954, p. 407. 55 VACA, 1954, p. 407. 56 PEREZ DE PETINTO, Manuel, (1954), “La calificación de peligrosidad y el informe médico-forense” Archivos de Neurobiología, 1, pp. 80-103, p. 98

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  284  

Francisco J. de Echalecu, psiquiatra franquista poseedor, entre otras

condecoraciones, de la Orden del Aguila Alemana, otorgada por el gobierno

nacionalsocialista, incluyó también las concepciones del psicoanálisis y la psicología

individual de Adler, en el abanico teórico al que daba repaso en su labor como docente

de la Escuela General de Policía57. Fue además neuropsiquiatra del Consejo Superior de

Protección de Menores y director de los servicios médicos del Patronato Nacional de

Protección a la Mujer. Así mismo representó a España en la Comisión Internacional de

Policía Criminal, antecedente de la Interpol, con sede en Berlín58. Sus enseñanzas

fueron recogidas en el texto Contestaciones al Programa de Psicología Criminal

(1943) en el que finalmente sostendría que por contraste con las concepciones antes

descritas surgía “la posición básica del Derecho penal alemán y la moderna concepción

político-criminal”59. Bajo las técnicas científicas para el interrogatorio judicial indexaba

el examen psicoanalítico y la prueba de las asociaciones verbales, en una exposición en

la que llegaría a afirmar que la tortura era una práctica “abolida en los países

civilizados”60, algo que redunda en la idea de la desconexión entre lo que se escribía en

los manuales y la práctica efectiva en el ámbito psiquiátrico y judicial, ya que está de

sobra constatado que el empleo de la tortura en este período era la regla y no la

excepción61

De hecho, las investigaciones de Echalecu sobre psicopatología criminal tenían

influencia de las investigaciones y experimentos psicológicos que Vallejo Nájera había

realizado con prisioneros, prisioneras y brigadistas durante la postguerra española62.

Podemos concluir, por tanto que a pesar de la evidente continuidad

epistemológica del discurso psicoanalítico en el primer franquismo –reformulado y

renovado según la antropología existencial y el catolicismo, y validado por los

dictámenes ideológicos del régimen- su aplicación en el campo judicial fue residual.

Aunque el psicoanálisis no desaparece, ningún autor –salvo los intentos de Camargo-

reformula o aporta elementos nuevos a las concepciones establecidas durante la década

de los años 30. La técnica psicoanalítica se repite de un manual a otro, con un interés                                                                                                                57 BANDRÉS, J.; LLAVONA, R.; ZUBIETA, E., (2013), “La Psicología Criminal en la Policia de Franco”, en Psicothema, 25 (1), pp. 55-60, p. 54 58 BANDRÉS; LLAVONA; ZUBIETA, 2013, p. 55 59 ECHALECU y CANINO, F.J, (1943), Contestaciones al Programa de Psicología Criminal, Madrid, Escuela General de Policía, p. 134 60 ECHALECU y CANINO, 1943, p. 245 61 BANDRÉS; LLAVONA; ZUBIETA, 2013, p. 58. 62 GONZÁLEZ DE PABLO, 2016, p. 54.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  285  

más bien estratégico y político, y sin constancia alguna de su efectiva puesta en

práctica.

La prevención y el tratamiento del delito fueron para los psiquiatras de la

Segunda República una preocupación a la que respondieron con estrategias pedagógicas

y psicoterápicas, en un intento por inculcar desde argumentos científicos un sentido de

responsabilidad moral y social. El franquismo en cambio entendió en el castigo la

condición terapéutica suficiente para inhibir las tendencias delictivas por el temor que

despertaba su puesta en práctica. Castigo que también podía sobrevenir en forma de ley

moral (religiosa), articulando un sistema de penas y redenciones, cualitativamente

diferente al de los postulados correccionalistas defendidos por los psiquiatras

republicanos, y más propios de una dictadura que entendió en la violencia, la represión

y el miedo los pilares de su sistema político.

En cualquier caso, los psiquiatras franquistas no mostraron el mismo interés

práctico ni por la criminología psicoanalítica, ni por su descripción como técnica para

desvelar la verdad.º

5. 3. Entre modernidad y tradición: psicoanálisis al alcance de todos.

En cuanto a la política social de la dictadura, se gestó un instrumento de mayoría

conservadora en el que se reafirmaba el modelo social, económico y político del

régimen. Principalmente en los años de la postguerra, la función de la censura en

“crear” a través de las páginas escritas una sociedad sin delincuencia, armónica,

antirepublicana, y católica fue crucial63. Así mismo, la defensa de la familia tradicional

sería el elemento central del modelo social franquista, con un rol predefinido para la

mujer, esposa y madre, complemento del hombre, trabajador y viril. El catolicismo de

Estado impregnaría todos los valores, la educación, las costumbres y tradiciones

populares, modelando el orden social según las pautas de la moralidad católica. Junto a

las tesis tradicionalistas de Acción Católica, las propuestas falangistas, de revolución

político-social, que en los primeros años del franquismo tuvieron mayor vigencia,

definieron una evolución en la que, poco a poco, se fueron adoptando modelos de

                                                                                                               63 SINOVA, Justino, (1989), La censura de prensa durante el franquismo, Madrid, Espasa-Calpe.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  286  

funcionamiento económico liberal, tecnocrático y aperturista, en continua tensión con

los “mitos” tradicionalistas64.

Los modelos de masculinidad y feminidad que en los años precedentes habían

sido divulgados en revistas, espectáculos, literatura, etc., quedaron sometidos al poder

franquista y su ideal de feminidad como mujer complemento del varón y madre de los

hijos65. María Rosón en su tesis doctoral, La construcción visual de identidades en la

España franquista a través de los medios (1938-1953), analiza estos imaginarios,

señalando la pervivencia, adaptaciones y continuidades entre los años treinta y el

período franquista, primero en la ideología de la Falange y posteriormente en la doctrina

del nacional-catolicismo. Distingue Rosón, siguiendo a Barrachina, dentro de la Sección

Femenina de Falange, dos tipos de ideal femenino, “la falangista mujer”, promovido por

la organización para educar a la mujer del hogar; y “la mujer falangista”, mujeres al

mando de la organización, en las que hay mucho más de masculinidad y autoridad66.

Nos interesa, dentro de estas continuidades y contradicciones en la construcción de

identidades de género, localizar la tensión entre dos ritmos, el tradicionalismo y la

modernidad, en los que a su vez se localizan las fugas al discurso oficial, ejemplificando

una vez más la distancia y las resistencias entre el ideal de lo que debía ser, y lo que era.

El imaginario de la mujer tradicional española, la que debía ser, se mezclaba con el

ideal de mujer moderna, glamurosa, sofisticada y también con el de la mujer

independiente, capaz de mando y organización. Revistas de la Sección Femenina, como

Y, Medina, o la más tardía Teresa, muestran esta tensión, entre mujeres de profesión,

enfermeras y maestras que estudiaban y salían a ganarse la vida por su cuenta, las

mujeres al mando de la Sección Femenina, al servicio de la patria y con un rango de

participación política (lo que estaba exclusivamente reservado al varón), y la esposa y

madre, al cuidado de la casa y la familia. El propio uso de la revista como objeto

político de propaganda y divulgación ideológica comporta esta contradicción.

Francisco Javier Capistegui propone en su artículo “Paradójicos reaccionarios: la

modernidad contra la República de la Comunión Tradicionalista” el concepto de

“modernidad defensiva”, “modernización conservadora” o, como también la denomina,                                                                                                                64 JUMILLA, J.A, (2007), “La Política Social franquista. Del organicismo social al Estado autoritario del Bienestar [1939-1977]”, en La Razón Histórica. Revista hispanoamericana de Historia de las Ideas, 1, pp. 3-11, p. 6 65 GALLEGO MÉNDEZ, M. T., (1983), Mujer, Falange y Franquismo. Madrid, Taurus. 66 ROSÓN, María, (2014), La construcción visual de identidades en la España franquista a través de los medios (1938-1953), Madrid, Universidad Autónoma, Tesis doctoral, p. 49. ; BARRACHINA, Marie Aline, (1991), “Ideal de la mujer falangista. Ideal falangista de la mujer”, en Las mujeres y la Guerra Civil Española, Madrid, Instituto de la Mujer, pp. 211-217.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  287  

“modernización reaccionaria” que nos sirve para describir este proceso como “la

adecuación del sistema a los cambios producidos por la sociedad de masas, pero sin que

ésta marcara los valores, que habrían de ser lo que se mantuviera de la tradición”67. Es

decir, que el empleo de ideas, medios de difusión o tecnologías modernas fueron usadas

como forma de garantizar el status quo vigente, quedando finalmente incorporadas

como parte de la tradición68.

En el año 1938, en la revista Y, publicada periódicamente por la Sección

Femenina de la Falange69 aparecía un artículo del dramaturgo Enrique Jardiel Poncela70

en el que se atacaba virulentamente a las que el autor calificaba como, mujeres verdes,

mujeres rojas, mujeres lilas y mujeres grises, tras las que colegiría, las mujeres azules,

surgida gracias a “las fuerzas inmensas de la raza”. Será ella, la mujer azul la que

comprenda “cuál es la misión del hombre como hombre, la de la mujer como mujer y la

de la mujer como apoyo del hombre”71.

De cada tipo de mujer se ofrecía un perfil detallado en un cuadro sinóptico lleno

de descalificaciones, salvo de las mujeres azules, claro está. De las lilas en concreto, se

decía lo siguiente: “Estudiantes universitarias de la F.U.E. Muchachas que hablaban de <<querer vivir su vida>>. Republicanas, por admiración al talento y a la belleza física de Azaña. Aspirantes a <<estrellas de cine>>. Lectoras de Freud y preocupadas por la psicoanálisis. Feministas, pedantes, y marisabidillas de la ciencia y la filosofía. Entusiastas del divorcio por creer que iban a encontrar un marido mejor. Admiradoras sin saber por qué de Alberti, Dalí, de todo lo que estuviera torcido o fuera decididamente inferior. Deportistas por aburrimiento. Muchachas que encontraban cursi todo lo español y distinguido todo lo extranjero. Espectadoras emocionadas de <<Nuestra Natacha>>. Etc., etc.”72

                                                                                                               67 CAPISTEGUI, Francisco Javier (2012), “Paradójicos reaccionarios: la modernidad contra la República de la Comunión Tradicionalista” El Argonauta Española, 9, http://dx.doi.org/10.4000/argonauta.1409, p. 5. 68 LOUZAO VILLAR, Joseba, (2011), Soldados de la fe o amantes del progreso: Catolicismo y modernidad en Vizcaya (1890-1923), Logroño, Genueve Ediciones. 69 Para un análisis de esta revista y su papel en los discursos visuales y la construcción de identidades de género véase ROSÓN, 2014. 70 Este autor fue sometido a interrogatorio en una checa acusado de ocultar a un político del bando nacional. Estuvo por tanto relacionado con el régimen, no obstante tuvo constantes problemas con la censura franquista, que cuestionó la inmoralidad del contenido de sus dramaturgias y obras literarias, lo que de nuevo nos señala que, tampoco dentro de las “visibles” filas del franquismo estaban tan claras las posiciones. Veáse PUEO, Juan Carlos (2017), “La novela de humor y la censura: el caso Jarciel Poncela”, en Tropelias. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, número extraordinario 1, pp. 260-267. 71 JARCIEL PONCELA, Enrique, (1938), “Mujeres verdes, mujeres rojas, mujeres lilas, mujeres grises, y mujeres azules”, Y, n. 6-7, p. 37. 72 JARCIEL PONCELA, 1938, p. 36.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  288  

La referencia a Freud en la descripción de la joven de izquierdas, preocupada

por vivir su vida, representaba la identificación del psicoanálisis con las políticas

progresistas de la República, en las que las mujeres tuvieron un lugar de participación

política y consiguieron ganar ciertos derechos como el divorcio y el sufragio femenino.

Así mismo, esta identificación contribuía en la retórica de construcción de un perfil

femenino “otro”, frente al que se postulaba, por contraposición el ideario de feminidad

de la falange. Es importante señalar, en este sentido, su fecha de publicación: 1938 es el

año en que empieza a editarse esta revista y el inicio, por tanto, en la construcción de los

modelos referenciales que alimentarán la construcción de imaginarios de la Sección

Femenino; y 1938 es al mismo tiempo, el año en el que comienza a diseñarse el

armazón de lo que será el futuro Estado franquista73.

En este mismo número de la revista, las lectoras podían encontrar un artículo

sobre la enorme influencia que la madre y la tía de José Antonio Primo de Rivera

habían tenido en su carácter, desprendiendo de ahí la moralina sobre el lugar que debían

ocupar las mujeres en el apoyo al hombre; otro artículo sobre las misiones de

propaganda de la Falange en el campo y los cursillos a mujeres campesinas; o sobre la

escuela de mandos de la Sección Femenina; un artículo sobre la Historia de la Sección

Femenina firmado por Pilar Primo de Rivera74, acompañado estratégicamente con

viñetas en las que se ilustraban las hazañas desempeñadas por las mujeres de la Sección,

con figuras femeninas de estética esbelta y glamurosa [Figura 5.1]; o un artículo sobre

las bondades del Fürher con los niños, ilustrado con fotografías de Hitler visitando a

niños y niñas en diversas campañas.

                                                                                                               73 ROSÓN, 2014, pp. 59-60. 74 Pilar Primo de Rivera fue la dirigente máxima de la Sección Femenina, referente ideológico para la formación de la mujer en este período, en contraposición con el papel que habían representado en las políticas educativas y emancipadoras de la mujer personajes como Maria de Maeztu, directora de la Residencia de Señoritas y miembro de la Junta directiva del Instituto-Escuela, organismo dependiente de la Junta para la Ampliación de Estudios. Véase ALCALÁ, Paloma; MAGALLÓN, Carmen, (2008), “Avances, rupturas y retrocesos: mujeres en las ciencias experimentales en España. (1907-2005)”, en ROMERO DE PABLOS, Ana, SANTESMASES NAVARRO DE PALENCIA, María Jesús (eds.), Cien años de política científica en España, Bilbao, Fundación BBVA, pp. 141-169.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  289  

Figura 5.1 Y, n. 6-7

“Tenía mucha fe en la Falange y no titubeó un momento en aceptar la difícil tarea que le confiábamos”

Junto a estos contenidos, abiertamente ideológicos y doctrinarios, se publicaban

páginas de trucos y consejos para el hogar, deporte, belleza, secciones de preguntas,

pasatiempos o historietas. Resulta interesante el uso político que la Sección Femenina

hizo de la viñeta gráfica, como medio de difusión masiva de sus contenidos

ideológicos75.

Pocos años después, también desde la Sección Femenina de la Falange se

inauguró otra revista, TERESA. Revista Para Todas Las Mujeres 76 , publicada

mensualmente entre 1954 y 1975. Sus páginas trasmitieron igualmente estos

imaginarios sobre la mujer ideal, moral, intelectual, elegante y austera, a través de

ilustraciones gráficas y el recurso a un lenguaje sencillo con el que la propia revista se

reivindicaba como parte del grupo social al que iba dirigida77. El interés de esta revista

por la temática psicológica, junto con la adquisición de un lenguaje en clave de

emociones y sensibilidad “femenina”, venía anunciado desde sus secciones, de las que

                                                                                                               75 Véase por ejemplo, en este mismo número, la historieta sobre la vida de la mujer buena y la mujer mala, doce viñetas en las que se ofrece de forma asequible a cualquier nivel educativo, la doctrina moral de la mujer falangista. Sobre la historieta en España puede consultarse, DE CUENCA, L.A; CUADRADO, J, (2000), Atlas español de la cultura popular: de la historieta y su uso 1873-2000. Madrid, Sinsentido, Fundación Germán Sánchez Ruipérez; MARTÍN, Antonio, (2011), “La historieta española de 1900-1951”, Arbor, 187 (2), pp. 63-128. doi: 10.3989/arbor.2011.2extran2114. 76 Sobre esta revista véase DURÓN MUNIZ, Virginia M., (2015-6), “Aproximación a la revista TERESA (1954-1975)”, Universidad de Sevilla, Trabajo fin de Grado en Periodismo. 77 Véase MENÉNDEZ, MENÉNDEZ, María Isabel, (2013), “Tipología de la prensa femenina. Una propuesta de clasificación”, en Estudios sobre el mensaje periodístico, 19 (1), pp. 191-206.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  290  

el Diario de Zamora de la Falange Española de la J.O.N.S se hacía eco con las

siguientes palabras:

“Al balcón de los kioskos se ha asomado por primera vez la revista mensual <<Teresa>>, para todas las mujeres. Desde el huecograbado de su portada, Fémina española lanza una muda invitación a la lectura de esta publicación, que pronto se hará imprescindible en cada hogar. Su contenido es amenísimo, cuidado y selecto. Hemos visto en las páginas interiores de <<Teresa>> magníficas colaboraciones de firmas destacadas (…) así como gran profusión de secciones fijas sobre <<psicoanálisis>>, <<Heráldicas>>, <<Cuentos>>, <<Piensa, escribe y habla bien>>, <<Cartas literarias>>, <<Belleza>>, <<Gimnasia>>, <<Cine>>, <<Teatro>>, <<Problemas de conciencia>>, <<Vuelta al mundo en treinta días>>, <<Hogar>>, <<Cocina>>, <<Análisis de los sueños>>, <<Los astros pronostican>> y algunas más. Cada artículo, cada reportaje y cada sección están bella y acertadamente ilustrados con dibujos y fotografías de gran calidad. El huecograbado en que están impresas las 54 páginas de <<Teresa>> es impecable. Las mujeres españolas necesitaban una revista como esta, hecha por ellas para ellas y barata –sólo cuesta cinco pesetas-. Ya la tienen. Enhorabuena y a leer..78.

En abril de 1954 la revista publicó un artículo titulado “Psicoanálisis. Freud, el

psicoanálisis y la religión”, firmado por Carolina Zamora de Pellicer, que como ya se ha

dicho, fue una de las primeras mujeres psicoanalistas en España.

Zamora en su artículo afirmaba lo siguiente: “es natural que como fervientes católicas hayamos meditado hondamente sobre ello (…) No compartimos, como es natural, las teorías de Freud que se apartan de nuestro sentir cristiano y católico, pero esto no quiere decir, que más `papistas que el Papa´ veamos siempre en toda su obra la mano demoníaca. (…) No admitimos la concepción del mundo de Freud pero sí la técnica psicoanalítica porque una cosa son las creencias particulares del genio y otra cosa sus descubrimientos científicos. Para ponernos una inyección de penicilina no investigamos previamente las creencias religiosas de Fleming. Cuando surcamos los desconocidos mares de un navío, no nos preocupa la religión que el Capitán profesa (…) Existe en Francia un grupo muy numeroso de psicoanalistas católicos y recientemente fueron recibidos por su Santidad el Papa (…). Acabemos de una vez con los eternos amargados que aprovechan la revuelta para echar cieno sobre las teorías y descubrimientos a los que ellos fueron incapaces de llegar”79

La autora defendía, una vez más, su postura de conciliación entre el catolicismo

y el psicoanálisis, apoyándose en el movimiento católico de psicoanalistas que, como se

ha dicho, tenía en Francia un núcleo importante. Tal y como haría en el VII Congreso

Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología de 1957, sus críticas iban dirigidas

                                                                                                               78 “<<Teresa>>, revista para todas las mujeres”: Diario de Zamora de Falange Española de la J.O.N.S., Año XIX, número 5491, 7 de febrero de 1954, p. 3. 79 ZAMORA, Carolina, (1954), “Psicoanálisis Freud, el psicoanálisis y la religión”, Teresa, n. 4, pp. 24-25.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  291  

hacía los que desprestigiaban el psicoanálisis sin conocer en profundidad sus

posibilidades terapéuticas, también para la vida católica. Hay que añadir sin embargo

que, en este caso, el mensaje tenía como receptor principal ese modelo de mujer católica

lectora de la revista, en el que ella misma se ubicaba mediante el lenguaje inclusivo que,

como hemos dicho caracterizó a la prensa femenina.

El uso del psicoanálisis en estos objetos culturales, en el centro de esta tensión

entre la doctrina más dogmática del régimen y el uso moderno de ideas y medios de

comunicación, pensados para el gran público, nos permite por un lado analizar las

representaciones, valores e imaginarios que las ideas psicoanalíticas vehiculizaron y, al

mismo tiempo, desvela la participación que tuvo en los discursos de modernización y

modernidad del país, como la introducción de cambios tecnológicos, económicos, etc.

Conviene sin embargo apuntar otra cuestión, ya que este uso de las categorías

psicoanalíticas y en general de los saberes psi, apuntan hacía un campo de análisis muy

interesante sobre la evolución de un lenguaje en clave psicológica, que invadió cada vez

más la sociedad y que sirvió para ofrecer nuevas categorías desde las que el individuo

pudiese pensarse a sí mismo, en su intimidad y en su relación con los otros, desarrollo

que excedería los objetivos de este trabajo, pero que considero oportuno dejar

señalado80.

Los principales soportes de divulgación informativa de estas décadas registraron

en algún momento el uso de ideas psicoanalíticas: cine, revistas de humor, historietas,

novelas, anuncios, programas de radio. Todos ellos pensados para la difusión y el

consumo de masas y por tanto accesibles a diversas economías y clases sociales.

Obsérvese por ejemplo, el uso que hizo la empresa Meyba de el “Profesor del

reposo” para anunciar sus pijamas –en este caso en el periódico la Vanguardia del día

29 de noviembre de 1957 -en el que se anunciaban con las siguientes palabras,

acompañadas de una ilustración de Freud [Figura 5.2]:

“Tenaz detective de los sueños, Sigmund Freud descubrió que en ellos reside la clave de una vida equilibrada y feliz. La acción protectora del reposo que ejercen los sueños es doblemente necesaria al hombre moderno, cuya intensa vida es sólo posible con un descanso posible y sin interrupciones. Colaborando con la defensa natural que nos proporciona el subconsciente, Meyba encargó a sus técnicos el estudio de una prenda que protegiera el descanso contra interrupciones originadas por elementos externos al durmiente. El Ski-Jama, resultado de esta investigación, es completamente

                                                                                                               80 Una aproximación a este objetivo, desde una análisis comparado entre Chile-España sobre la circulación de saberes psi y la construcción de una cultura psicológica puede consultarse en RUPERTHUZ; LÉVY, 2017.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  292  

distinto a las prendas corrientes de dormir. Con perfeccionamientos que proceden del tejido empleado, del patronaje, la confección y el diseño, el Ski-Jama es la más completa aportación, para la consecución del reposo perfecto. Al lanzar al mercado el Ski-Jama, Meyba habilitó al hombre para una jornada más lúcida y dinámica y presta una reconocida contribución al progreso del individuo”81

Figura 5.2. “El profesor del reposo”, La Vanguardia,

29 noviembre 1957

También en este sentido, desde los años 20 el psicoanálisis estuvo representado

en varias obras literarias que contaron con cierta popularidad como La Sinrazón, de

Sánchez Mejías (1928), Las Adelfas, de los hermanos Machado (1928), o La Túnica de

Neso, de Juan José de Domenchina (1929)82. Desde estos años no fue extraño encontrar

                                                                                                               81 “El profesor del reposo”, La Vanguardia, 29 de noviembre de 1957. 82 DRUET, Anne-Cécile, (2013), “La introducción del psicoanálisis en la literatura española a través de su representación”, Asclepio, 65 (2), doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2013.14

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  293  

referencias a términos psicoanalíticos o complejos ocultos que determinaban los actos

de los protagonistas del relato en las series de novela económica de género romántico o

policíaco83. En esta misma línea, durante el franquismo el escritor catalán Jaume

Ministral Macía84 escribió, bajo el pseudónimo de J. Lartsinim , una serie de novela

policiaca85 en la que el protagonista principal era un psicoanalista holandés, Ludwig

Van Zigman, que analizaba mediante la técnica del psicoanálisis la mente del criminal

para resolver los casos. Con un precio de 8 pesetas, formaban parte de la colección

Biblioteca de Oro de la Editorial Molino, conocida por ser la más importe de novela

popular en la postguerra86.

Figura 5.3 Lartsinim, Colección Biblioteca Oro, El Molino.

El caso del psicoanálisis (1949), El Doctor no recibe (1952), La pista de los actos fallidos (1953)

                                                                                                               83 PORCEL TORRENS, 2012, pp. 170-171. Sobre la novela policíaca puede consultarse, MARTÍNEZ ARNALDOS, Manuel (2012), “La novela policíaca de humor española como estrategia paródica (1900-1936)” Tonos digital, 23. 84 Sobre este autor, puede consultarse el Dossier. MINISTRAL I MASIÀ, Jaume1999, en Revista de Girona, 194, pp. 56-95. 85 La serie se anunciaba en el primer ejemplar, El caso del psicoanálisis (1949), con las siguientes palabras: “Con esta obra iniciamos una nueva serie en BIBLIOTECA DE ORO, que suponemos será acogida con el mayor interés por nuestros lectores. Apartándose del camino trillado de la puramente policiaco, su autor se adentra decididamente por el terreno casi virgen del relato de intriga que tiene por tema un problema psicopatológico. El psicoanálisis, como técnica, forma la base de la primera novela de esta nueva serie. Los estudios sobre el subconsciente, tema tan sugestivo para las nuevas generaciones, servirán de eje a los relatos que la pluma de este joven autor no tardará en ofrecernos”(nota del editor, p. 3) Los títulos de esta serie son, El caso del psicoanálisis (LARTSINIM, 1949, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro) El Doctor no recibe,(LARTSINIM, 1952, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro) La pista de los actos fallidos (LARTSINIM, 1953, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro), El caso de la grafología (LARTSINIM, 1951, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro), La señorita de la mano de cristal,(LARTSINIM, 1950, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro), Sencillamente una cinta de máquina (LARTSINIM, 1952, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro) 86 CORNELLÀ, Jordi, (1999), “El món novelesc de Jaume Ministral”, Revista de Girona, 194, pp. 84-88.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  294  

También varias revistas ilustradas87, en las que el contenido de divulgación se

mezclaba con contenidos humorísticos, en un estilo sencillo acompañados por viñetas,

caricaturas, chistes, historietas, etc., incluyeron alusiones a Freud y al psicoanálisis

desde la década de 1920. Por ejemplo la revista Algo, seminario ilustrado enciclopédico

y de buen humor, (1929-1938)88; Buen Humor, semanario satírico (1921-1931), en la

que Manuel Abril será el escritor que introduzca referencias satíricas al psicoanálisis 89;

Gutiérrez, semanario español de humorismo (1927-1934), que por ejemplo el 13 de

octubre de 1928 en un lenguaje humorístico satirizaba sobre cuestiones médicas en un

artículo firmado por el “Dr. Mata de Seguro” 90; Gracia y Justicia. Órgano extremista

del humorismo popular (1931-1936), que, con referencias al psicoanálisis, el 12 de

mayo de 1934 publicaba una viñeta firmada por Chin que reproducimos a continuación

[Figura 5.4]91, y el 11 de mayo de 1935 publicaba una crítica a la comedia de Un

adulterio decente de Jardiel Poncela que recordemos, era el autor del artículo

“mujeres….” publicado por la revista Y de la Sección Femenina; o Fray Lazo.

Semanario anticlerical cortésmente desvergonzado (1931-1932)92.

                                                                                                               87 Sobre el papel de las revistas ilustradas en España, como espejo del mundo e instrumento de transmisión de ideas véase SÁNCHEZ VIGIL, 2008. 88 El número 7, del 11 de mayo de 1929, contenía un artículo firmado por Manuel Abril en el que por ejemplo se decía: “A este señor Freud le cuenta usted un sueño, o le dice usted un número-14, 113, 8520- o le enseña usted un cuadro pintado por usted y ¡ya se ha caído usted! Le descubre (…) todos los sueños de usted y todas las caídas. Es algo prodigioso, prodigioso; descubre incluso aquello que usted no había ni sospechado que llevara en sí mismo”, (ABRIL, M. “La interview a la esfinge”, (1929), Algo, n. 7, 11 de mayo de 1929, p. 4-5); en el n. 265 del 8 de septiembre de 1934 en cambio, se trataba de una entrevista a dos maestros rurales, en la que uno de ellos afirmaba la utilidad del psicoanálisis para el estudio de los caracteres de niños y niñas. (“Dos ilustres maestros de Madrid nos hablan de la escuela rural”, Algo, n. 265, 8 de septiembre de 1934, p. 10.) 89 En el número 332, del 8 de abril de 1928 se publica el artículo “Lidia de tres toros bravos y otros varios embolados por el diestro-nuevo en esta plaza-Ignacio Sánchez Mejías (El Psicoanalista chico)” pp. 18-19; el n. 401 del 4 de agosto de 1929 contenía el artículo “La regeneración es un hecho” que, según anunciaba el siguiente número -402- del 11 de agosto de 1929, era el primero de una serie en la que ofrecían a los lectores de Buen Humor: “los cuatro o cinco o seis procedimientos para ponernos como nuevos en seguida y poder, de la noche a la mañana, convertirnos en seres superiores” (“Empleo del inconsciente para curar a la gente”, Buen Humor,1929, p. 7-8); en el n. 501 del 9 de agosto de 1931, también firmado por Manuel Abril, “La tragedia parlamentaria de Rodriguez, pavo ex real” p. 5. 90 “El doctor Mata Seguro”, p. 16. También se hacía alusión en el n. 101, del 11 de mayo de 1929, “Los escalafones”, firmado por López de Veiga, p. 15-16; o en el n. 138, del 25 de enero de 1930 se informaba en la sección de “Notas medicales” de la llegada del “notabilísimo libro del doctor Hoffhuskado <<Clinicología y terapéutica torológica de la psicoanálisis, en la Otorrinolaringología” p. 4; en el n. 200 del 23 de mayo de 1931, “El juicio de salomón” firmado por Santiago Lorenzo p. 8-9; también en el n. 336 del 30 de diciembre de 1933, en una sección donde se ofrecen respuestas a cartas de lectores. 91 Viñeta, Gracia y Justicia. Órgano extremista del humorismo popular 12 de mayo 1934. n. 125. 92 El 27 de agosto de 1931, publican la opinión de varios personajes sobre el acto de la confesión. El escritor Hilario Ayuso respondía con las siguientes palabras: “Para dar mi opinión en la enquisa (…) tengo que referir al diálogo que tuve en el Congreso de Ginebra-año 1925- con un discípulo de Freud, celebérrimo doctor vienés que ha obtenido el máximo provecho de lo que aprendiera en clase de Pierre Janet durante su estancia en Paris. Le importa mucho al congresista freudiano el éxito que iba teniendo el psicoanálisis en los países latinos: ponderaba a los italianos y se lamentaba de que en España sólo un

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  295  

Figura 5.4 Chin, “Para ornato y esplendor”

Gracia y Justicia. Órgano extremista del humorismo popular n. 125, 12 de mayo 1934

También Félix Herce, médico y periodista, autor de obras de humorismo

médico, escribió Clínica Festiva (1929), “colección de cosas sueltas, atrevidas,

inocentes y graciosas, sólo reunidas en este tomo con un fin: entretenernos”93 , en el que

incluía “Dos lecciones de psicoanálisis”94, de las que se hizo eco la revista Archivos de

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   reducidísimo número de personas se preocupara del asunto…Y es que ignoraba que aquí se emplea el procedimiento a “su” modo, claro está que sin interés científico alguno- desde hace muchos siglos. ¡Menudo laboratorio es el confesionario! La lástima es que como “Dios da narices al que no tiene pañuelo”, los “frutos” de la confesión siguen otro derrotero y seguramente nos convenceremos de ello el día en que, con el voto femenino, pueda “elegir” cada director espiritual de moda doce diputados y treinta concejales ¡por lo menos!” (“¿Qué opinión inspira a usted el acto de la confesión?”, Fray Lazo. Semanario anticlerical cortésmente desvergonzado, 27 agosto 1931, n 3); y el 16 de septiembre de 1931, de nuevo ante la misma pregunta respondía César Juarros, diciendo que consideraba la confesión un sustitutivo del psicoanálisis, “capaz de rendir grandes beneficios siempre que sea manejada por personas discretas, conscientes de la calidad del instrumento psicoterápico, que la fe ajena pone a su disposición (…) Si los directores de nuestro clero fueran más avisados, el estudio de la doctrina de Freud estaría declarado obligatorio en Seminarios y Conventos” ((“¿Qué opinión inspira a usted el acto de la confesión?”, Fray Lazo. Semanario anticlerical cortésmente desvergonzado, 27 agosto 1931, n. 6). 93 HERCE, Félix, 1929, Clínica Festiva, Madrid, Luis Lepori. p. 6. 94 Extraemos un párrafo como ejemplo: “La Medicina psiquiátrica- la que estudia las enfermedades de la débil mariposa del espíritu-anda más loca que sus clientes con el psicoanálisis de Freud, el genial continuador de Breüer, descubridor de la teoría `de los traumatismos psíquicos´, especie de directos que nos pega la vida en mitad de la antedicha y débil mariposa, dejándola muchas veces con las alas rotas y arrastrándose por el fango (…)Y comienza a estudiar la sexualidad infantil, y verdaderamente se queda en pijama el ilustre psiquiatra al mostrarnos la `libido´. La libido no es ninguna vedette ojerosa y cocainómana; la libido es la base sexual de todos los deseos y tendencias” (p. 21-22). Y concluye la primera de las dos lecciones: “Creo que el médico práctico se percatará con estos dos artículos que el psicoanálisis es algo grande, que no debe faltar en el repertorio moderno, al lado del jarabe de benzoato de sosa y de los parches anticallicidas” HERCE, Félix, Clínica Festiva, Madrid, Luis Lepori, 1929, p. 25.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  296  

Medicina Cirugía y Especialidades95. O, finalmente en el franquismo, la historieta

analizada por Andrés Porcel Torrens, Marta y el Complejo del dibujante Miguel Ripoll

Guayadol y el guionista de pseudónimo Ramy, publicada dentro de la revista femenina

Florita (1949-1961) en los números 160 y 161 del año 195296.

Con todo ello, se apunta aquí una primera aproximación a este recorrido en el

que queda definido una suerte de psicoanálisis “al alcance de todos” que, desde los años

20 y 30 y con un mayor auge a partir de los años 60 y 70, debido al desarrollismo y al

aperturismo económico, -lo que llevó a un incremento editorial de las colecciones de

divulgación de temas generales, las revistas, la literatura de consejos, los manuales de

autoayuda97, o las ediciones económicas de bolsillo98- proporcionó categorías y nuevas

formas de pensar y representar a hombres y mujeres.

La caracterización del psicoanálisis como un saber puente, entre las prácticas

especializadas de la psiquiatría, la neurología, la medicina, la sexología y la cultura alta

y baja, lo convirtió en un lenguaje y en un objeto comercial idóneo para la industria de

producción de masas. No obstante, se trataría además, tal y como adelante Eva Illouz,

de analizar el psicoanálisis dentro en un “conjunto de prácticas culturales que, dada la

extraordinaria situación de que se encontraba inscrita tanto en el ámbito de la

producción científica como en el doble ámbito de la cultura popular y de élite,

                                                                                                               95 HERCE, Félix. (Ref. a Freud S.). Dos lecciones de psicoanálisis (Psicopatología de la vida cotidiana y Totem y Tabú). Arch. Med. Ch: y Esp. 28: V, 1928. 96 RIPOLL GUADAYOL M, Ramy, “Marta y el complejo”, Florita, 1952; 160:10-11; y 161: 10-11. Porcel indica que la fecha de publicación es aproximada debido a que los habitual en los tebeos era que no constara fecha de publicación (PORCEL TORRENS, Andrés, “Marta y el complejo. La recepción popular del Psicoanálisis en el franquismo”, Revista Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2012; 32 (113), 165-180. p. 166) 97 Resultan interesantes varios de los títulos publicados por la editorial Iberia, en una línea de literatura de autoayuda, con traducciones de autores extranjeros. Destacamos la traducción al castellano de Juan Aguasca del original francés de los doctores P. Oudinot y Paul C. Jagot, El insomnio vencido. El arte de dormirse fácilmente a pesar del ruido, las preocupaciones o el dolor, (Barcelona 1930), de gran difusión contó con varias ediciones hasta los años 90 en España y Latinoamérica. Otra obra donde se usan contenidos psicoanalíticos, ¡Aflojad los nervios!, de David Harold Fink, M.D, 1951, editado por Salvat en Barcelona-Madrid-Buenos Aires-México y Rio de Janeiro. También en 1957 se publica en España el libro de la costariquense Lilia Ramos ¿Qué hace usted con sus amarguras? Lecciones de psicoanálisis aplicables a su vida cotidiana, (Madrid-México-Buenos Aires, Aguilar, 1957), en clara sintonía con la literatura de autoayuda. Estas publicaciones nos permiten constatar la conformación de una cultura psicológica en clave de consumo con canales de circulación e intercambio trasnacionales, en los que, a pesar de las singularidades de cada país, se pueden identificar elementos comunes. Véase RUPERTHUZ HONORATO; LÉVY LAZCANO, 2017. 98 FREUD, Sigmund, 1981 [1925]; o JONES, Ernest Vida y obra de Sigmund Freud, dos tomos, Barcelona, Anagrama, 1970-ediciones de bolsillo; LUDWIG, Emil, (1961), Freud, psicoanálisis sexual, Barcelona, Mateu.

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  297  

reorganizaba las ideas del yo, de la vida emocional e incluso de las relaciones

sociales”99

El uso que los medios de difusión hicieron del saber psicológico permitió que

éste permease en la sociedad, haciendo de este formato un objeto consumible de forma

masiva. En este sentido por ejemplo los consultorios psicológicos, que hemos registrado

desde los años 20 en la revista Estudios, y que en el franquismo hemos situado en las

revistas femeninas, o en los consultorios radiofónicos como el Consultorio de Elena

Francis, emitido entre los años 1947 y 1984, fueron presentados al sujeto100 como forma

de conocimiento y autoconocimiento de sus malestares y experiencias, en lo que

finalmente supone una forma de doctrina y sanción de su individualidad, otorgando al

“especialista” el juicio y saber sobre sí. Al mismo tiempo, se ha demostrado a lo largo

de esta tesis que, para poder pensar en la efectividad “terapéutica” o “doctrinal” de una

sección/consultorio que usara el psicoanálisis, éste debía de haber contado con una

amplia trayectoria social y cultural en el país, en la que estuviera comprometida su

legitimidad en tanto saber científico, permitiendo reinterpretaciones en clave de

consumo de masas. En este sentido, son de gran aporte los trabajos de Nikolas Rose

cuando sostiene que el ser humano construye su propia experiencia en relación a

imágenes, valores, creencias, y normas que provienen también del campo de la

psicología, y añadimos del psicoanálisis, como saber experto, y que en este sentido

pueden funcionar como guías o explicaciones sobre sí mismo101. Es desde ahí que se

puede plantear que el psicoanálisis habitó no sólo el saber experto, o el terreno político,

sino que transitó igualmente en el mundo social y cultural, ofreciendo nuevos sentidos y

nuevas relaciones de significado entre los individuos y su contexto. De este modo, se

puede argumentar siguiendo de nuevo a Illouz que el psicoanálisis y los saberes psi

fueron un elemento central para entender el reordenamiento de la vida cotidiana y el

desarrollo de una nueva morfología del yo desde comienzos del siglo XX102

     

                                                                                                               99 ILLOUZ, Eva: Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo, Madrid-Buenos Aires, Katz, 2007, p. 23-4. 100 Principalmente al publico femenino como el principal consumidor de este tipo de producto, aunque no exclusivo. 101 ROSE, Nikolas, (1998), Invesnting ourselves, Cambridge, Cambridge University Press; ROSE, Nikolas, (1999b), Governing the soul: the shaping of the private self, London, Free Association Books. 102 ILLOUZ, Eva, (2010), La salvación del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda, Buenos Aires, Katz.

Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  298  

 

 

CONCLUSIONES

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  301  

Esta tesis está articulada en torno a la recepción, los usos y las apropiaciones del

psicoanálisis a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Mediante el análisis de textos

médicos, jurídicos, actas de congresos, revistas, prensa, correspondencia y diversos

medios de divulgación popular, hemos podido demostrar que contrariamente a lo que

hasta ahora había señalado la historiografía, en España no hubo un rechazo o una

censura de este saber. Más bien al contrario, el psicoanálisis fue un fenómeno que

permeó en varios espacios y contextos, no sin debate, y fue utilizado para diversos fines.

Para la consecución de nuestro objetivo hemos manejado una definición amplia de

psicoanálisis en la que éste funciona como un artefacto cultural, capaz de circular por

diversos espacios de saber en un proceso de recepción y reformulación activo. Las

conclusiones que hemos extraído se relacionan con este punto de partida, y sitúan este

trabajo dentro de los estudios sobre historia cultural e historia de la ciencia.

Nuestras principales conclusiones son:

1. Recepción y apropiación del psicoanálisis.

Las primeras lecturas de la obra de Freud en España desde finales del siglo XIX

se enmarcan en un contexto de modernización y renovación de la ciencia española. La

preocupación por la etiología y el tratamiento de la histeria fue el prisma inicial que

articuló el interés por Freud, vehiculando una mirada médica que pasó de una

concepción degeneracionista de la enfermedad mental a otra que ponía más atención en

los aspectos psicológicos y en el ambiente. Hemos podido constatar que las críticas al

pensamiento de Freud no sólo no impidieron la incorporación del psicoanálisis en

España, sino que funcionaron como punto de partida de la adaptación y reformulación

de sus ideas al contexto local y a los intereses sociales, políticos y culturales de los

agentes de recepción. La teoría sexual de Freud fue la que concentró la mayoría de las

críticas, generando una polémica que, lejos de frenar la difusión, funcionó como

catalizador de un debate en el que participaron médicos, maestros, juristas, intelectuales,

pedagogos, religiosos, etc. En este proceso, las ideas de Freud desbordaron los circuitos

de circulación estrictamente médicos para alcanzar diversos ámbitos sociales y

culturales. En este sentido hemos podido demostrar que una de las características más

importantes del psicoanálisis en su recorrido histórico es su plasticidad y su capacidad

Conclusiones

  302  

para ser apropiado, ofreciendo conceptos con capacidad performativa para interpretar e

intervenir en la realidad social.

2. Psicoanálisis y sexualidad.

En el contexto de la reforma sexual de los años 20 y 30, hemos podido constatar

que la consideración médica del psicoanálisis hizo que formara parte de los recursos que

se movilizaron para la regulación científica de la sexualidad. Los conceptos de

inconsciente, represión y sublimación tuvieron una amplia difusión como fórmulas que

servían para medicalizar el placer y dirigir la pulsión mediante la subjetivación de la

norma moral a través de la educación sexual. La idea de que la infancia era una etapa

decisiva en la formación del hombre civilizado retomó varios conceptos de la teoría

sexual infantil formulada por Freud. Si el psicoanálisis describía una serie de etapas

madurativas en las que la evolución sexual se acompañaba de la formación del yo y del

sentido ético y moral, asegurar su correcto desarrollo se convirtió en un objetivo de

higiene y orden público. Este proceso tuvo además su expresión normativa en el debate

sobre la Ley de Divorcio de 1932, en el que se usaron importantes contenidos

psicoanalíticos para su defensa.

3. Psicoanálisis, divulgación popular y cultura erótica.

Asimismo, se ha concluido que la consideración científica del psicoanálisis

funcionó como estrategia de legitimación y visibilidad en relación a la construcción de

nuevos imaginarios sobre feminidad relacionados con la modernidad. Hemos estudiado

el pensamiento de Freud como parte de un contexto en el que hubo una proliferación de

discursos sobre la sexualidad, que también tuvieron su expresión popular en lo que ha

convenido en llamarse el fenómeno de la “sicalipsis”, bajo el que se hacía referencia al

conjunto de manifestaciones y expresiones del erotismo surgidas durante las primeras

décadas del siglo XX. En relación a este contexto, se ha constatado que el psicoanálisis

funcionó como puente entre textos y prácticas especializadas y otros circuitos de

divulgación popular en los que el debate sobre higiene y educación sexual adquiría otros

matices, desde su relación con los movimientos políticos que hacían de Freud una

herramienta para la revolución y la secularización de la sociedad, hasta los ámbitos más

recreativos, en los que el discurso del hombre de ciencia se trasladaba al registro de

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  303  

humor y la sátira. Junto a la literatura médica, la incorporación del psicoanálisis a otros

medios de divulgación de masas democratizó sus contenidos al mismo tiempo que fue

generando un lenguaje en clave psicológica, relacionado con las nuevas formas de

consumo y la evolución del Estado liberal.

4. Criminología psicoanalítica.

En el contexto de los debates entre psiquiatras y juristas sobre la peligrosidad

social que ciertos individuos representaban para el orden público, el psicoanálisis

proporcionó una nueva comprensión del delito y la delincuencia en la que las

consideraciones sobre la biografía y la psicología del criminal adquirían un peso central,

desplazando la deliberación sobre el delito a un segundo plano. Los diferentes

planteamientos se movieron entre la herencia y la peligrosidad del criminal nato, y

cierto determinismo psíquico edificado sobre la idea de que el motor de la acción

delictiva estaba alojado en el inconsciente. En estas pesquisas, el psicoanálisis fue

entendido como una herramienta que permitía descubrir la motivación delictiva de los

criminales mediante el acceso al inconsciente. De esta forma, partiendo del modelo

psíquico propuesto por Freud, varios psiquiatras como Garma, Lafora o Mira

incorporaron el psicoanálisis a los programas de prevención de la delincuencia y la

peligrosidad social en los que, combinado con planteamientos pedagógicos, se persiguió

la interiorización de la norma social y la regulación inconsciente de la pulsión. También

para la rehabilitación del criminal se empleó el psicoanálisis como herramienta para

descubrir el complejo inconsciente al que obedecía la conducta delictiva y procurar su

corrección. Algunos autores fueron aún más lejos y propusieron deliberar y sancionar

los delitos en relación a su motivación inconsciente. Se ha destacado aquí la obra del

jurista César Camargo y Marín, que propuso reformar todo el sistema jurídico español y

los códigos penal y civil según la terminología psicoanalítica. Y también la

tecnificación del psicoanálisis llevada a cabo por Emilio Mira, en la que se combinaron

ideas psicoanalíticas con el uso de barbitúricos y mecanismos de medición de la

reacción corporal mediante los que, según argumentó, el acceso al inconsciente se haría

de forma rápida y precisa.

Esta tecnificación forense del psicoanálisis elaborada en los años 30, se repitió de forma

idéntica en los manuales de psiquiatría jurídica durante el franquismo, principalmente a

partir de los años 50. Hemos concluido que la aparente solidez con la que se indexaban

Conclusiones

  304  

estas ideas escondía una estrategia política por ofrecer muestras, frente al contexto

internacional, del profundo conocimiento que había en España sobre las modernas

técnicas de la criminología. No obstante, este escaparate teórico no nos dice nada sobre

la realidad del tratamiento de la delincuencia. Y en todo caso nos permite constatar la

distancia entre la teoría y su puesta en práctica.

5. Continuidades con el franquismo.

Contrariamente a lo que algunos autores han afirmado, el franquismo no rechazó

el psicoanálisis ni la obra de Freud, que de hecho se reeditó en 1948. La oposición

franquista al psicoanálisis se relaciona con un contexto en el que sus principales

portavoces habían participado en las reformas progresistas de la Segunda República, por

lo que, una vez depuradas las responsabilidades políticas de unos y otros, la psiquiatría

franquista procedió a expurgar los contenidos de la teoría para adaptarlos a la nueva

realidad social, fuertemente atravesada por la moral nacional-católica.

Hubo dos focos principales de depuración doctrinal del psicoanálisis: la cátedra de

psiquiatría de la Universidad de Barcelona dirigida por Ramón Sarró y el movimiento

de teólogos y psiquiatras católicos. Para todas estas posturas, la crítica al pensamiento

de Freud marcaba el inicio de una renovación de la psicoterapia que debía primero

expurgar toda relación con el positivismo y el materialismo científico. Desde una

comprensión humanista y fenomenológica del hombre, se desterró la pulsión del centro

de la explicación sobre la conducta moral y se aprovechó lo que había de útil en las

ideas del inconsciente, el dinamismo psíquico, el análisis de lo sueños y la sublimación

para fundamentar una nueva comprensión de la neurosis y la enfermedad mental. En

medio de este contexto hubo una generación de médicos más jóvenes que, críticos con

la asistencia y la formación psiquiátrica española, fuertemente biologicista, se fueron al

extranjero en busca de alternativas, iniciando los tramites para cursar la formación

psicoanalítica reglada según los estandartes de la IPA. Fueron ellos los que promovieron

la consolidación de un movimiento psicoanalítico español que tuvo, desde su inicio,

importantes vínculos con las estrategias del movimiento de Higiene Mental.

6. Psicoanálisis y moral católica.

Autores como López Ibor, el padre César Vaca o el padre Barbados formularon

objeciones a la polémica teoría sexual del psicoanálisis durante el primer franquismo.

Para el catolicismo era muy difícil aceptar la idea de que la represión sexual era el

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  

  305  

origen de importantes desórdenes y patologías, o de que la religión era el resultado de la

sublimación de la libido. Algunos autores apostaron por reformular estos conceptos bajo

los preceptos de la eugenesia católica y la higiene de la raza. Según esta interpretación,

la sublimación fue entendida como una especie de purificación de la condición sexual

del hombre, a partir de la que se rechazaba la sexualidad en su dimensión erótica para

adecuarla a la norma moral del matrimonio, el autocontrol y la castidad.

Hubo además una fuerte corriente internacional de religiosos y psiquiatras que

debatieron las ideas de Freud y presionaron a las esferas vaticanas para que el Papa se

pronunciase en relación al psicoanálisis, lo que sucedió en 1952. Muchos autores

interpretaron las palabras del pontífice como una puerta abierta para incorporar lo que

había de interesante en Freud a la psicología y la psicoterapia de fundamento

escolástico. En España hubo varios teólogos y psiquiatras católicos que reclamaron la

utilidad del psicoanálisis para la dirección espiritual y la psicoterapia religiosa. Para ello

propusieron una lectura en la que se reformulaba el principio causal del psicoanálisis,

emparentado con el evolucionismo, con la filosofía de Santo Tomás de Aquino y la

fenomenología existencial de autores como Jaspers o Binswanger.

       

Conclusiones

  306  

 

FUENTES Y

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APÉNDICE

Capítulo 1:

Figura 1.1. Carta de Freud a Ramón Sarró. 10 de septiembre de 1925.

Figura 1.2. Deutsch, Helene, Certificado de análisis didáctico y formación psicoanalítica

de Ramón Sarró. 21 de noviembre de 1933.

Figura 1.3. Carta de Charcot a Gilles de la Tourette, París. 9 octubre 1892.

Figura 1.4. Postal de Freud a Ángel Garma. 21 de octubre de 1932.

Capítulo 2:

Figura 2.1. “Antorchas de la Libertad”, mujer en desfile de Pascual, Nueva York, 1929.

Escena documental [13´14´´], The Century of the Self (2002).

Figura 2.2. Desfile de Pascua, Nueva York, 1929. Escena documental [12´05´´], The

Century of the Self (2002).

Figura 2.3. Mujer fumando. Escena documental [12 ́43 ́ ́], The Century of the Self

(2002).

Figura 2.4. Portada de Muchas gracias, 1926, n. 119, “En plena primavera”. Demetrio,

Biblioteca Nacional.

Figura 2.5. Portada de Muchas gracias, 1927, n. 160, “Morena y jerezana”. Quintanilla,

Biblioteca Nacional.

Figura 2.6. Muchas gracias, 1930, n. 329, p. 28, “La voz de su amo”. Biblioteca

Nacional. Plana de Meunier

Figura 2.7. Muchas gracias, 1929, n. 149, p. 5. Biblioteca Nacional.

Figura 2.8. Portada Sexualidad, 1927, n. 163. Biblioteca Nacional.

Figura 2.9. Portada Estudios, 1935, n. 135. Renau.

Figura 2.10. Portada Estudios, 1936, n. 156. Monleón.

Figura 2.11 Portada Estudios,1937, n. 164, Monleón.

Capítulo 3:

Figura 3.1. Ejemplo de hoja-registro de la prueba de las asociaciones determinadas.

(Mira, 1926a, pp. 66-67)

Figura 3.2. Dispositivo psicogalvánico de Weschler para el control del grado de

emoción con que se hacen las declaraciones (Mira, 1932, p. 137)

370

Figura 3.3. Gráfica de las alteraciones respiratorias y circulatorias de una exploración

psico-analítica en un enfermo de neurosis compulsiva (Mira, 1926a, p. 155)

Capítulo 5:

Figura 5.1. Y, n.6-7, “Tenía mucha fe en la Falange y no titubeó un momento en aceptar

la difícil tarea que le confiábamos”

Figura 5.2. “El profesor del reposo”, La Vanguardia, 29 de noviembre de 1957.

Figura 5.3. Lartsinim. Colección Biblioteca de Oro-El Molino. El caso del psicoanálisis

(1949), El Doctor no recibe (1952), La pista de los actos fallidos (1953).

Figura 5.4. Chin, “Para ornato y esplendor”, Gracia y Justicia. Órgano extremist del

humorismo popular, n. 125, 12 de mayo de 1934.

371


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