Sobre las categorías nulas en la frase nominal

Post on 06-May-2023

1 views 0 download

transcript

Gil, Irene, Héctor Fernández y Raquel González (eds.) (2007): Cuadernos de Lingüística XIV,Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, Madrid.

SOBRE LAS CATEGORIAS NULAS EN LA FRASE NOMINAL

Marta LujánThe University of Texas at Austin

ABSTRACT. The null categories that are generally assumed to explain several meanings of DP aresuperfluous if D is equated with Pron (Bello 1970, Abney 1987). An analysis is put forth whichunifies the anaphoric function of the transitive and intransitive D, while it broadens the coreferencenotion, seen as class inclusion, opposite to anti-coreference, both relations defined in set-theoreticterms. Ds are analyzed as discourse linking functions that indicate the way in which nominalarguments are referentially correlated with one another in the clause and in discourse. Case inflectionsand other formal features contribute in the relational function of Ds, which is merely a computation ofnominal reference. This is mainly based in the form and meaning of the D, its complement andagreement inflection, all of which render unnecessary the specialized Binding principles. Someempirical consequences that follow are the unification of a broader area of anaphoric phenomena, andan analysis as anaphoric for DPs that are generally considered elliptical.

0. Introducción

Se han propuesto diversos tipos de categorías virtuales para dar cuenta de las

lecturas cuantitativa y/o anafórica de la frase nominal en ciertos contextos. Existen

propuestas sobre un núcleo cuantificador (Q) virtual con o sin D(eterminante), como

se representa en (1a),1 un núcleo pronominal nulo, como se muestra en (1b), y más

recientemente, un N(ombre) tácito complemento del núcleo D, como en (1c):2

(1) a. (D) - ØQ - SNb. D - proN

c. D - ØN – SAdj/ REL (Cláusula relativa)

Siguiendo las conclusiones de Bosque & Moreno (1990) para las

construcciones con lo como frases de núcleo pronominal (hipótesis de Bello), doy

argumentos contra las categorías virtuales que se suponen internas al sintagma

nominal para dar cuenta de su interpretación. En su lugar desarrollo un análisis

1 Véase Contreras (1996); Plann (1984).2 Por ejemplo, Brucart (1987, 1999), Eguren (1989), Bernstein (1993), Raposo (1998), Parodi (1994), Sleeman(1996), Uriagereka (1995) asumen un N or pro nulo en la estructura de DP con Adj ‘nominalizado’ en las lenguasromance; Kester (1996) propone una noción similar para las lenguas germánicas. Más recientemente,Panagiotidis (2002, 2003a, 2003b) desarrolla la tesis de “empty nouns”.

2

alternativo que explica los hechos semánticos dentro del cuadro general de la

referencia anafórica, sin apelar a categorías nulas especializadas. Tales elementos

nulos son superfluos, si (i) se generaliza la idea de Bello sobre la común identidad de

D y PRON(ombre) a toda especie de D, y (ii) se extiende la función anafórica

reconocida en el PRON a todos los demás determinantes, ya sea que estén o no

construídos con un complemento.

En trabajos anteriores he sostenido el análisis de Bello en su forma más fuerte

o general, notable en dos aspectos importantes. Primero, el D con complemento, o

sea, la frase nominal léxica, puede funcionar anafóricamente, al igual que el D

escueto (o PRON). Segundo, la anaforicidad es atributo de todo tipo de determinante,

incluso los D cuantificadores y/o indefinidos. Bajo estas premisas se puede explicar

la interpretación contextual de los llamados ‘adjetivos sustantivados’ por la función

anafórica del D, sin necesidad de recurrir a categorías virtuales, o elementos no

pronunciados. Se sigue además que todo sintagma nominal es potencialmente

anafórico. Por tanto, las frases de D+Adj (/SP/Cláusula Relativa) son anafóricas por

su Determinante, no son frases elípticas, como generalmente se asume.

El análisis generalizado de la función anafórica del D lleva a una revisión de

la tradicional relación de correferencia, hasta ahora sólo reconocida en el D

pronombre y limitada a la identidad de individuos referentes. La caracterización que

resulta es más amplia y se define por la relación de inclusión de clase, en

contraposición a la obviación o referencia disjunta. La relación de correferencia y la

referencia disjunta destacan la función puramente relacional del Determinante en el

cómputo de la referencia de los argumentos nominales en la oración y en el discurso.

La clase y la forma del D anafórico, la presencia y tipo de su complemento,

evaluados en relación con la clase y forma del D en el sintagma antecedente y su

complemento, entran en el cálculo de la correferencia y la obviación (o anti-

correferencia) de los argumentos nominales en la cláusula y en el discurso.

Dos consecuencias importantes de la nueva perspectiva se siguen. Primero, el

más simple sintagma de sustantivo común es un término descriptivo sin referencia

propia o independiente, más que como un constituyente en una oración o unidad de

discurso. Segundo, si el cálculo de la referencia de los argumentos nominales se lleva

a cabo según propongo, la existencia de principios específicos que estipulen la anti-

3

correferencia, como los principios B y C de la teoría de Ligamiento (o Binding) se

vuelve innecesaria.

1. La hipótesis del SD

En los estudios de gramática generativa el análisis de la estructura nominal

según la hipótesis del Sintagma Determinante (SD) se encuentra establecido desde

hace casi dos décadas, a partir de la tesis doctoral de Abney (1987). La hipótesis

significó extender la noción previamente establecida para la cláusula, de que la

categoría funcional encabeza todo sintagma. Bajo esta hipótesis el núcleo de la frase

nominal es el D, no el sustantivo o N(ombre). Por tanto, la frase nominal es un SD.

Otras nociones anteriores dentro del mismo marco son consistentes y

combinan bien con la hipótesis del SD. Entre ellas, ideas tempranas como el análisis

de Postal (1969), que equipara el PRON con el D, y la hipótesis de Bach (1968) sobre

la frase nominal, con el N y el Adj como PR E D(icados). Estas hipótesis

generativistas, si bien más generales y explícitamente formalizadas, son similares en

esencia al análisis de Bello para la frase nominal de D+Adj (o cláusula relativa) en

las que identifica el D definido con el PRON personal, y lo considera núcleo del

sintagma.3 En Luján (1999, 2001, 2004a, 2004b) desarrollo una versión generalizada

del análisis de Bello, e intento investigar la naturaleza pronominal y función del

Determinante a la luz de la hipótesis del SD.

No obstante, a pesar del avance aportado por la hipótesis del SD, la mayoría

de los análisis estructurales que actualmente circulan para dar cuenta de la forma y

significados del SD, tanto en las lenguas romance como en las germánicas,

paradójicamente ignoran y dejan de lado el carácter pronominal del Determinante,

aspecto que es en cambio enfatizado por Bello en su propia propuesta. Pues en estas

hipótesis modernas el determinante carece de función denotativa y no pasa de ser una

forma meramente portadora de los rasgos típicos de concordancia.

3 Véase Bello (1970): Cap. XIV: §273-277, y Nota V.

4

2. Categorías nulas postuladas

Al examinar las propuestas más recientes sobre la estructura de la frase

nominal con lectura cuantificada y la del llamado Adj ‘sustantivado’ se observa de

inmediato que difieren poco y nada de propuestas que ya circulaban antes de la

aparición de la hipótesis del SD, o sea, cuando se analizaba la frase nominal bajo la

noción del N como núcleo del sintagma. Por ejemplo, Contreras (1986) y Plann

(1984) postulaban una estructura de SN con un núcleo cuantificador (Q) no

pronunciado, como se representa en los sintagmas (dados en cursiva) de los ejemplos

en (2)-(3), respectivamente:

(2) a. Quiero ØQ café.4

b. Faltan ØQ libros.c. Siempre veo ØQ gente cruzar la calle sin cuidado.

(3) a. Tendrías que ver los ØQ novios que ha tenido Raquel.5

b. Me asombro de los ØQ libros que leyeron.c. No sabía los ØQ problemas que le había ocasionado a su mujer.

Mientras que Contreras le atribuye al cuantificador vacío de sus ejemplos en

(2) el significado de cantidad indeterminada, semejante al cuantificador algo, Plann

equipara el elemento virtual de sus ejemplos en (3) con el cuantificador muchos.

Estas propuestas, que anteceden a la hipótesis de SD, se formulan en base a la

tradicional estructura del SN de núcleo N.6

Posteriormente aparecen otras categorías vacías, como proN y ØN, represen-

tadas en los ejemplos de (4), que provienen de diferentes estudios que se enmarcan

tanto bajo la estructura de SN como de SD:

(4) a. El atleta de Israel superó al ØN de Gran Bretaña. (Brucart 1987)c. El ØN que perdió el tren llegó tarde. (Eguren 1989)d. Prefiero dejar el proN fácil para mañana. (Bernstein 1993)

4 Ejemplos adaptados de Contreras (1986, 1996).5 Estos ejemplos, adaptados de Plann (1984), son en realidad ambiguos; pueden referirse tanto a la cantidad,cualidad o clase, y a los elementos individuales del conjunto, como se verá en §3.6 Aunque Contreras (1996) reformula su análisis en base a la hipótesis del SD.

5

Estas categorías N vacías nominales parten del análisis de Postal (1969) de

los pronombres personales del inglés como formas del D definido. En base a la

estructura de SN de núcleo N, Postal considera el pronombre personal como un D

con complemento N vacío o ØN, como se muestra en (5a), y el artículo como un D

con un complemento nominal, como se representa en (5b):

(5) a. SN b. SN

D N’ D N’ | | | |

we Ø we linguists

Con la aparición de la hipótesis del SD (Abney 1987), autores como

Uriagereka (1995) y Raposo (1998), adoptan una versión modificada del análisis de

Postal para los pronombres del español, con un presunto proN vacío como

complemento del D léxico, como se representa en (6):7

(6) SD

D N’ | |

ellos proØ

En estos análisis el Determinante es un elemento puramente funcional

portador de los rasgos de Persona, Género y Número, mientras que el complemento

vacío (ØN o proN) lleva la carga semántica, en forma de papel semántico o theta-rol

proveniente del Verbo o Preposición con que el SD se combine. Además, el

elemento nulo tiene la función de determinar la referencia del SD por correlacionarse

con otro argumento nominal que concurre en el mismo dominio de cláusula.

Otro tratamiento común y no muy diferente del de las categorías vacías es el

borrado o elipsis de un núcleo N o frase N+XP.8 Tanto la categoría (pro)nominal

7 Mediante este análisis dan cuenta de la enclisis pronominal en romance asumiendo el movimiento nuclear de D.8 Panagiotidis (2003a, 2003b) presenta argumentos contra las categorías virtuales o elípticas, y contra la nocióndel D intransitivo (2002), a la vez que desarrolla una teoría de N vacíos para el PRON personal con una estructura

6

vacía como el borrado elíptico se asumen hoy por hoy para dar cuenta de la

interpretación contextual de las frases de D+Adj (/SP/REL) en las lenguas romance y

germánicas. Obviamente, estos análisis no difieren de los que precedieron a la

hipótesis del SD. O sea, parece ser que (al menos) con respecto al Adj (/SP/REL)

nominalizado, el cambio de perspectiva acerca de la categoría que encabeza al

sintagma (D vs. N) no ha hecho ninguna diferencia. En ambas alternativas se asume

que este tipo de frase contiene un categoría N no pronunciada, elidida o que debe

reconstruirse, de la cual depende el significado adicional subentendido en el SD.

Sin embargo, hay una tercera posible estructura para los Determinantes

PRON; ésta es la hipótesis inicial de Abney (1987), que no involucra ninguna

categoría nula o vacía. A saber, el D construído con un complemento nominal es el

artículo, mientras que el D sin complemento es el PRON. Es decir, el D intransitivo es

un pronombre, según se representa en (17a), a la par del D transitivo o artículo, como

en (b):9

(7) a. SD b. SD

D D SN | | |

ellos los niños

Esta idea coincide con la de Bello, es la que adopta Radford (1997) para los

pronombres del inglés, y es la misma que he sostenido en estudios anteriores para dar

cuenta de varias lecturas, tanto anafóricas como no anafóricas, incluso la lectura

genérica, de la frase nominal.10 Esta variedad de interpretaciones del SD derivan

puramente del núcleo funcional D, que, siguiendo a Bello, considero como un

elemento esencialmente pronominal, esté o no construído con un complemento.

de D-Número-eN, donde la categoría virtual eN tiene su contrapartida en el pronombre léxico one, visto como unN carente de contenido descriptivo. Una nueva propuesta para el español hace Llombart-Huesca (2002, 2003).9 Estas ideas eran familiares en la gramáticas clásicas y tradicionales, véanse Jespersen (1924), Sánchez de lasBrozas, 1587 (En Riveras-Cárdenas, ed., 1976).10 Véase Luján (2004a, 2004b).

7

3. El determinante como pronombre

En un interesante estudio, Bosque & Moreno (1990) analizan las frases del

neutro lo+Adj y sus denotaciones bajo la hipótesis de Bello, y proponen una

estructura de SPRON, de núcleo PRON para la frase nominal. A diferencia de los

estudios que sólo enfocan la interpretación cuantificada del SD, Bosque & Moreno

presentan una visión más amplia del significado de estas frases, a partir de los

posibles significados de los sintagmas con lo, que clasifican del siguiente modo:

(8) (i) Lo individuativo (entidades)(ii) Lo cualitativo (propiedades)

(iii) Lo cuantitativo (cantidades)

Según Bosque & Moreno, el pronombre neutro, como otras formas del PRON

de 3a. persona, funciona como las variables en el cálculo de predicados. Las

denotaciones indicadas más arriba dependen del rango que pueda tener la variable,

según el predicado complemento que modifica al Determinante, a saber, un conjunto

de entidades, un conjunto de propiedades o un conjunto de cantidades. Estas

posibilidades denotativas del lo producen la ambigüedad de ejemplos como el

siguiente:

(9) ¿Puedes imaginar lo que nos contaron?(a) las cosas (x1, x2,.., xn) que nos contaron(b) la clase de cosas que nos contaron(c) la cantidad de cosas que nos contaron

Conforme con el análisis de Bosque & Moreno, he defendido en un trabajo

anterior (Luján 2001) que las demás formas del D, incluso cuando su complemento

es un N común, también dan lugar a la misma gama de significados. Esto puede

verse en los ejemplos dados en (10)-(11), que contienen sintagmas de N común, en

plural y en singular para mostrar que el Número del SD no incide en sus posibles

interpretaciones.11

11 La ambigüedad de estos ejemplos es similar a la de los ejemplos de Plann (1984) antes citados en (3).

8

(10) Ya he notado los libros que lees(a) los libros (x1, x2,.., xn) que lees(b) la clase de libros que lees(c) la cantidad de libros que lees

(11) la dificultad que han encontrado(a) la dificultad de … que han encontrado(b) la clase de dificultad que han encontrado(c) la intensidad o el grado de dificultad que han encontrado

Bosque & Moreno no recurren a ninguna categoría nula para explicar la

varias denotaciones de las frases con lo, sino que las derivan de su naturaleza

pronominal, como variante átona de ello y como núcleo de la estructura de SPRON

que postulan para la frase nominal. Este sintagma se compone simplemente de

PRON+Complemento, que puede ser un SAdj, un SP, o una cláusula relativa (REL).

Además, estos autores sugieren extender el análisis a los demás sintagmas

encabezados por D definido, incluso los de N común (vg. los libros, las niñas, etc.),

ya que consideran que el predicado atributo SN, al igual que un SAdj, SP o una

cláusula relativa, funciona como un modificador que restringe el rango de la variable

designada por el D-PRON, núcleo del sintagma.12

Concurro básicamente con la perspectiva elaborada por Bosque & Moreno,

sólo que llamo a la frase nominal SD y a su núcleo D, sea artículo o pronombre,

siguiendo el uso y rationale de Abney (1987), de que el artículo es el D modificado o

D transitivo, y el pronombre es el D sin complemento o D intransitivo. El valioso

aporte de Bosque & Moreno, además de elucidar los significados de la frase nominal,

destaca la naturaleza pronominal del D, núcleo funcional del sintagma.13 Esto es

sumamente útil y relevante, pues una vez identificado el D con el PRON (la hipótesis

de Bello) se facilita plantear la cuestión de si el D transitivo o artículo (i. e. el D

seguido de complemento) mantiene la función anafórica típica del D intransitivo o

pronombre. Esta cuestión no ha sido debidamente investigada, ni siquiera planteada,

12 Esta caracterización estructural, según Bosque & Moreno, permite “reducir la llamada determinación a unproceso de precisión de la referencia que consiste esencialmente en restringir el rango de una variablecategorizada”, lo cual a su vez “ayuda a comprender la naturaleza deíctica del artículo, la tradicional analogíaentre artículo y pronombre, e incluso la evolución diacrónica del primero a partir del segundo”.13 Véase además Lázaro Carreter (1980) y Bosque (1989).

9

que yo sepa, en el contexto de la hipótesis del SD, fuera de mis propios escritos. En

ellos he formulado una versión generalizada del análisis estructural de Bello para

explicar la interpretación contextual de las frases de D+Adj.

Si el D-PRON en todas sus formas funciona como una variable, esta

característica debe tener su correlato en una representación estructural adecuada del

SD. Dado que en el marco de la gramática generativa la copia (o huella) que resulta

del movimiento de un elemento estructural corresponde a una variable, será natural

suponer que la interpretación del SD en los ejemplos considerados se basa en que el

Determinante modificado debe integrar una estructura de ‘operador-variable’ como

resultado de su desplazamiento sintáctico. En trabajos anteriores he presentado

argumentos de que la estructura del SD definido no contiene ninguna otra categoría u

operador virtual fuera de la copia (o huella) del D-PRON.14 La especificidad, la

anaforicidad, la genericidad y demás características de la significación del SD

provienen del mismo Determinante en su carácter de operador y en combinación con

los diferentes predicados nominales que lo complementan.15

4. Anaforicidad del Determinante

El análisis del pronombre como D intransitivo lleva naturalmente a la

siguiente cuestión. Si el D intransitivo determina su referencia por correlacionarse

con un antecedente contextual, hay que preguntarse si el D transitivo tiene esta

misma capacidad anafórica. La hipótesis nula indica una respuesta afirmativa, y hay

buenas razones empíricas que prestan apoyo a tal respuesta.16

4.0 El Determinante definido

Dado que en español el D puede construirse directamente con un N, Adj o

cláusula REL, si el Determinante mantiene la función anafórica de su uso intransitivo,

pueden explicarse bajo el mismo rótulo su capacidad de relacionarse por identidad de

14 En Luján (2000, 2001, 2004a) desarrollo las siguientes derivaciones del SD a partir de las estructuras deHolmberg (1993) y Campbell (1996), aunque sin los operadores virtuales que estos autores asumen:

(i) a [SD D [CM ellas pequeñas ] ] (CM: cláusula mínima)b. [SD ellasQu [CM tQu pequeñas ] ] las pequeñas

(ii) a. [SD elloQu [SC tQu que tú sabes tQu ] ] lo que tú sabesb. [SD ellosQu [SC tQu que tenemos tQu ] ] los que tenemos

15 Véase Luján (2004a, 2004b).16 Véase Luján (1999, 2000, 2001).

10

referencia con un SD antecedente en su contexto oracional o discursivo. Son bien

conocidos los usos anafóricos del SD de N común, como en los ejemplos siguientes:

(12) a. Hay un libro que debes leer para el examen, pero el libro es de fácil lectura.b. Unas mujeres esperaban en la sala. Las mujeres discutían animadamente.

La típica anaforicidad del SD definido se explica si el Determinante

modificado mantiene la capacidad de correferencia del Determinante escueto.

Innumerables ejemplos atestiguan de este uso anafórico universal del D definido.17

En los ejemplos de (12a)-(12b) los predicados nominales libro y mujeres, que

modifican al D definido en los sintagmas anafóricos (dados en negrillas), le permiten

al Determinante el/las seleccionar el mismo referente que el de sus antecedentes, un

libro y unas mujeres, respectivamente, ya que contienen un N común idéntico al

complemento en el sintagma antecedente.

De un modo similar se explican otros usos referenciales anafóricos del D

definido, los cuales pueden interpretarse unívocamente en función del contexto

discursivo, como en los siguientes datos:18

(13) a. Cuando se lo digas a Susie, es probable que la pobre no te lo crea.b. Trajeron a Paquito dormido, pues el niño había correteado todo el día.c. Es una reseña de Chomsky en la cual el lingüista analiza el discurso

político.d. La casa es cómoda, pero los cuartos tienen ventanas pequeñas.

Estos ejemplos se asemejan a los anteriores en que el D definido del SD

anafórico selecciona un referente que es fácilmente desentrañable de un SD

previamente dado o que es deducible o se integra con el mismo en un contexto de

discurso. De este modo, en (13a) el adjetivo pobre funciona como modificador no

restrictivo del determinante la, el cual selecciona a Susie como su referente. De igual

modo funciona el niño en (13b) en relación con el posible antecedente Paquito, y en

17 Véase Enç (1991), Holmberg (1993), Campbell (1996), y Leonetti (1999), entre otros.18 Garrido (1991) y Leonetti (1999) dan numerosos ejemplos de estos usos.

11

(13c) el lingüista respecto de su antecedente, Chomsky. En cambio, en (13d) el

determinante los denota los cuartos que debe tener la casa previamente mencionada.

Otro uso anafórico, que es muy típico en las lenguas con formas

diferenciadas de Género y Número para el Determinante, se da con la frase

compuesta de D+Adj (el adjetivo sustantivado de la gramática tradicional). Tal

sintagma anafórico envuelve la correferencia por identidad de clase, pero no de

individuos referentes. Esto puede verse en el ejemplo dado en (14), donde el SD

destacado en negrillas tiene una lectura ligada o anafórica y otra libre o deíctica,

según se indica mediante las paráfrasis que acompañan al ejemplo:

(14) Es evidente que este libro contradice al vecino.(a) Es evidente que este libro contradice al libro vecino.(b) Es evidente que este libro contradice al hombre vecino.

Siguiendo la tesis de Bello, considero que en este ejemplo, el uso anafórico

de el vecino, como se muestra en la paráfrasis dada en (a), es pura función del

Determinante, que aunque modificado no pierde su carácter de pronombre.

Corrobora la tesis el hecho de que, al igual que el PR O N (o D escueto), el

Determinante el en el sintagma el vecino también puede interpretarse como un

pronombre no ligado o libre, sin relación al antecedente este libro, con la lectura

obviativa indicada en (b). La ambigüedad por tanto se sigue de la naturaleza

pronominal del determinante el.

Véase que la correferencia en el ejemplo en (14) se basa en la identidad de

clase, no la de individuos referentes. Esto se debe a que el Determinante el puede

seleccionar la misma clase (libro) que la del término antecedente (este libro), pero no

el mismo referente individual. Esto se debe a que el predicado vecino que modifica

al Determinante anafórico agrega una restricción adicional a la clase denotada, de lo

que resulta que los individuos referentes denotados no pueden estar en el mismo

subconjunto. Por tanto, las frases nominales que en el ejemplo de (14) se

correlacionan sólo por identidad de clase designan dos entidades distintas de ‘libros’.

En general, las frases de D+Adj(/SP/REL) tienen una lectura de correferencia

de clase. Típicamente, se contraponen a su antecedente en que seleccionan un

referente individual distinto pero de la misma clase general que la del sintagma

12

antecedente. Veremos que este hecho obliga a adoptar una perspectiva más amplia de

la relación de correferencia, como se verá en detalle en la sección §5.1.

La interpretación del Determinante definido modificado por una cláusula REL

es semejante a la interpretación que resulta cuando el modificador es un Adj, como

puede comprobarse en los siguientes ejemplos:

(15) El sombrero que llevas tiene la misma forma que el que me regalaron.(16) Los que no moderan sus pasiones son arrastrados a lamentables precipicios.

Obsérvese que la interpretación ligada del Determinante el por correferencia

de clase resulta en el ejemplo (15), que contiene un posible antecedente del cual este

Determinante selecciona la clase sombrero. En cambio, el Determinante los en el

conocido ejemplo de Bello (1970: §324), dado en (16), se interpreta como un

pronombre libre o deíctico (no correlacionado con un antecedente), que sólo está

restringido por la denotación de la cláusula restrictiva que lo modifica, en base a

cuyo predicado selecciona la clase genérica hombres o individuos humanos.

4.1 Los Determinantes cuantificadores

Ahora bien, si el Determinante transitivo definido es anafórico, o sea,

preserva la función anafórica del D escueto o intransitivo, cabe plantearse una

segunda cuestión. Esto es, si la función pronominal (o capacidad de ligamiento) es

exclusiva del Determinante definido, o si, por el contrario, es función general de la

categoría D, y es por tanto compartida por el Determinante indefinido y los

determinantes cuantificadores. La hipótesis nula nuevamente sugiere una respuesta

afirmativa a favor de que la capacidad anafórica es función de todo elemento de

categoría D.

Puede observarse que si generalizamos la capacidad de ligamiento por

correferencia de clase al Determinante indefinido y los determinantes

cuantificadores, podemos explicar como fenómenos de común esencia anafórica,

todos los casos similares a los ejemplos en:

(17) a. Llevaba una blusa roja y su hermana también vestía una.b. Como ya tienes dos lápices rojos, te daremos uno azul.

13

c. Muchos estudiantes votaron a favor. Unos pocos votaron en contra.d. Los profesores asistieron a la reunión. Algunos salieron antes del final.e. Se corrigieron los exámenes. Todos resultaron satisfactorios.

En los ejemplos de (17) los sintagmas indefinidos o cuantificados dados en

gruesillas tienen una interpretación específica de clase que depende de la clase

denotada por el antecedente contextual que aparece en cursiva en cada caso. Por

tanto, una en (17a) denota una blusa roja, uno azul en (17b) se refiere a un lápiz

azul, y unos pocos en (17c) a unos pocos estudiantes. Es obvio que en estos ejemplos

no se establece una correferencia de individuos referentes, sino solamente de clase.

En cambio, los cuantificadores de los ejemplos restantes denotan subconjuntos que

se encuentran incluídos en los de cada antecedente, por tanto envuelven la

correferencia de clase así como la de individuos. Por tanto, algunos en (17d) se

refiere a algunos profesores de los previamente mencionados (i. e. un subconjunto), y

todos en (17e) denota todos los exámenes que se corrigieron, o sea una clase co-

extensiva con la denotada por el antecedente.

Los ejemplos de este tipo son tratados en la literatura de nuestros días como

fenómenos de elipsis, con estructuras que requieren un borrado de elementos que se

encuentran repetidos, o la asunción de categorías virtuales para representar

elementos subentendidos en la interpretación contextual del SD. Tales alternativas no

se diferencian en su esencia, y es obvio que las mismas obligan a distinguir como

fenómenos no relacionados la correferencia pronominal y los casos considerados

como sintagmas elípticos, como también los usos anafóricos comunes y universales

del SD definido de N común de la sección §4.0. En cambio, bajo la perspectiva

basada en la naturaleza pronominal del Determinante, esté o no modificado, se hace

posible no sólo ampliar el área de los fenómenos de anaforicidad incluyendo todos

los casos previamente observados, sino que permite además entender con mayor

precisión la naturaleza misma de la correferencia.

La fragmentación de los fenómenos interpretativos por correlación de

referencia con un antecedente que se deriva en los análisis que apelan a elementos

nulos o procesos elípticos es una consecuencia que resulta extraña e insostenible,

visto el cambio de perspectiva estructural impuesto por la hipótesis del SD en el

marco de la gramática generativa. Pues esta hipótesis, al implicar la equiparación del

14

pronombre con el Determinante,-- en efecto, la unificación de estas categorías --,

obliga a priori a un nuevo planteamiento de la función anafórica del Determinante,

cosa que además se sigue ipso facto de un somero examen de los principios de

Ligamiento (o Binding), el módulo de la gramática que regula la referencia de los

sintagmas nominales. Esto es básicamente lo que he explorado en varios artículos

anteriores, y lo que procedo a exponer en lo que sigue.

5. Nueva perspectiva de la relación anafórica

5.0 La teoría de Ligamiento (o Binding)

Los principios de Ligamiento (Binding) restringen la referencia de los

argumentos nominales, según sean estos (a) anáforas (reflexivos o recíprocos), (b)

pronombres, y (c) expresiones referenciales (‘R-expressions’: nombres propios o

frases de D más N común). Según el principio A una anáfora debe construirse con un

antecedente en su dominio local. En cambio, por el principio B, un pronombre no

puede tener su antecedente en su dominio local, mientras que el principio C prohibe

que una expresión-R tenga antecedente en cualquier dominio que la c-comande.

Estos principios determinan la agramaticalidad de los ejemplos en (18) en la

interpretación de correferencia según la co-indización dada:19

(18) a. *Mi hermanai desea que sei observe. (Principio A)b. *Los muchachosj losj admiran. (Principio B)c. *Ellak dice que Anak es competente. (Principio C)d. *Raúlg dice que el hombreg es responsable. (Principio C)

En (18a) se infringe el principio A, pues el antecedente del reflexivo no se

encuentra en su dominio local, i. e. la cláusula subordinada. (18b) contraviene al

principio B, pues el antecedente del pronombre está en su dominio local, mientras

que en (18c) y (18d) las expresiones-R Ana y el hombre, respectivamente, aparecen

co-indizadas con dos términos c-comandantes, en infracción del principio C.

Es obvio que los principios de Binding separan los reflexivos de los

pronombres, y éstos de los árticulos. Tal estado de cosas es en principio incompatible

19 Para una versión explícita y actualizada de Binding, véase Chomsky (1995).

15

con la unificación del PRON y el D en la hipótesis del SD. Además, la correferencia o

co-indización por los principios de Binding se refiere sólo a la identidad de

individuos referentes. Esta limitación denotativa separa la correferencia pronominal

de la correferencia denotada por las frases de D+Adj(/SP/REL), que se ligan a un

antecedente por inclusión de clase, aunque denoten individuos diferentes. De igual

modo se sitúa la correferencia de clase o de individuos denotada por los sintagmas

anafóricos con D cuantificador vistos en §4.1.

Sin duda, la integración de todos los fenómenos de correlación anafórica, ya

sea por identidad de clase o de individuos, o que involucre diferentes especies de D,

parece intuitivamente más afín con la equiparación del D y el PRON, implicada en la

hipótesis del SD. Es también consistente con la versión más fuerte y generalizada de

la hipótesis de Bello que he defendido en otros escritos de que la función anafórica

es atributo de todo D. Esta tesis fuerte encuentra amplio apoyo en el vocabulario y la

distribución de los elementos D en el léxico de la lengua. Tal vocabulario muestra

que cada Determinante puede darse solo (como los pronombres de la gramática

tradicional), o acompañado de un complemento N léxico, para formar una frase

nominal léxica (equivalente a las expresiones-R de Binding). (19) es una lista parcial:

(19) D escueto (=intransitivo) D modificado (=transitivo)él el hombreuno un hombrealguno algún hombreninguno ningún hombrevarios varios hombresmuchos muchos hombrestres tres hombres

5.1 ‘Pertenencia’ e ‘Inclusión’ en la correferencia

La correferencia expresada por el pronombre personal indica la identidad de

individuos referentes. Un pronombre que se correlaciona con un antecedente

contextual, por concordar en Persona, Género y Número, selecciona los mismos

individuos referentes que los del antecedente, que puede se uno, o más de uno, según

su Número. Esta idea simple de la denotación de la correferencia está implícita en los

16

estudios de gramática tradicional, como también en la teoría de Binding de la

gramática generativa.

Es obvio que la correferencia limitada a la identidad o ‘semejanza’ de

individuos resulta estrecha e inadecuada para acomodar los sintagmas considerados

en §4.1 que se correlacionan con un antecedente sólo en cuanto a clase. Para estos se

necesita una noción de correferencia más amplia, como es la correferencia basada en

la identidad de clase, que puede definirse muy naturalmente a partir de la relación de

‘pertenencia’, según los términos de la teoría de conjuntos.

Basándome en tal noción, propongo que el Determinante designa uno o más

individuos o elementos que pertenecen a la clase denotada por el predicado nominal

que lo complementa o, en su defecto, que complementa a un Determinante

contextual concordante que se encuentra fuera de su complejo funcional mínimo

(CFM). La opción por defecto claramente identifica la correferencia pronominal, o

sea, la correlación de referencia del D intransitivo con un antecedente contextual.

Esta relación se define del modo más económico, ya que se basa en la relación de

pertenencia de individuos o entidades a una clase o conjunto, el mismo concepto que

debe caracterizar el significado o denotación del D+Complemento. La concordancia

(de Género, Número y Persona) simplemente facilita que un D intransitivo asuma su

identidad de clase y/o de individuo(s) del complemento de otro Determinante que

concurre en su contexto, aunque fuera de su CFM.

La correferencia del D intransitivo es la más simple, pero no la única

instancia de relación anafórica. Pues la relación de pertenencia también se da entre

clases o conjuntos y se denomina ‘inclusión’. En base a esta noción, se puede definir

otras variedades de correlación que naturalmente se establecen entre los

Determinantes transitivos, o sea, entre los sintagmas léxicos, dado que los predicados

nominales en sus complementos designan clases o conjuntos de

elementos/individuos. Las clases denotadas por los complementos de los

Determinantes que concurren en una misma cláusula o unidad de discurso, se

encuentran necesariamente en relación de inclusión, si comparten elementos, o de

disjunción, si no comparten ningún elemento. Según la teoría de conjuntos, la

inclusión comprende tanto la identidad (o co-extensión) de las clases, como la

17

inclusión propia, por la cual al menos un individuo o elemento no pertenece a un

subconjunto propiamente incluído en otro.20

Los sintagmas anafóricos en los datos previamente examinados en la sección

§4 ilustran cada uno de los casos identificados de la correlación de referencia con un

antecedente contextual según las nociones de pertenencia e inclusión. Por ejemplo,

las instancias del D definido con un complemento idéntico al complemento en el

sintagma antecedente en los ejemplos de (12), son casos de inclusión de clase, con

co-extensión de clase, y por ende, identidad de individuos. Repito en cada caso los

ejemplos citados para conveniencia del lector:

(12’) a. Hay un libro que debes leer para el examen, pero el libro es de fácil lectura.b. Unas mujeres esperaban en la sala. Las mujeres discutían animadamente.

En cambio, los ejemplos (14) y (15) con D+Adj(/SP/REL) observan la

correlación de clase, o inclusión de clase, pero designan distintos individuos

referentes, debido a la restricción adicional del complemento en los sintagmas

anafóricos. Aquí la relación de correferencia se basa en la relación de inclusión

propia. En los ejemplos citados el SD anafórico designa un subconjunto que excluye

el elemento o entidad designada por el sintagma antecedente:

(14’) Es evidente que este libro contradice al vecino. (lectura ligada)(15’) El sombrero que llevas tiene la misma forma que el que me regalaron.

De igual modo se describe la correferencia en los ejemplos de (17a) y (17b),

con la única diferencia de que el determinante anafórico un-, por su significado y

función, según veremos en la sección §6, aunque permite la correlación de

correferencia por inclusión de clase, excluye la correferencia por identidad de

individuos:

(17’) a. Llevaba una blusa roja y su hermana también vestía una.b. Como ya tienes dos lápices rojos, te daremos uno azul.

20 Véase Garrido (1994: 13-38) sobre estos conceptos de la teoría de conjuntos.

18

Por su parte, los ejemplos (17c), (17d) y (17e) con D cuantificador en los

sintagmas anafóricos, se correlacionan por inclusión de clase, que, según el

significado de cada D, puede ser inclusión propia, como en (17c) y (17d), o inclusión

con co-extensión de clase, como en (17e). Por consiguiente, estos sintagmas

anafóricos denotan identidad de clase y, en (17e) también de individuos:

(17’) c. Muchos estudiantes votaron a favor. Unos pocos votaron en contra.d. Los profesores asistieron a la reunión. Algunos salieron antes del final.e. Se corrigieron los exámenes. Todos resultaron satisfactorios.

Por otro lado, las frases anafóricas de D definido con complemento no

restrictivo, como en (13a), (13b) y (13c), deben funcionar como el D intransitivo, o

sea, asumen la referencia del antecedente; denotan por consiguiente la identidad de

individuos:

(13’) a. Cuando se lo digas a Susie, es probable que la pobre no te lo crea.b. Trajeron a Paquito dormido, pues el niño había correteado todo el día.c. Es una reseña de Chomsky en la cual el lingüista analiza el discurso

político.

Por su parte, los casos de disjunción se ilustran en la lectura deíctica de los

ejemplos (14) y (16). Veremos otros casos de referencia disjunta en la sección §6,

que se basan en la diferencia de los complementos que restringen al Determinante

anafórico, como también en la clase de Determinante que encabeza al SD

correlacionado:

(14’) Es evidente que este libro contradice al vecino. (lectura no ligada)(16’) Los que no moderan sus pasiones son arrastrados a lamentables precipicios.

En resumen, las nociones de pertenencia e inclusión de la teoría de conjuntos

son suficientes para caracterizar semánticamente la versión alternativa de la

correferencia y su contrapartida, la anti-correferencia, entre los sintagmas nominales,

versión que es necesaria en la perspectiva más amplia de los fenómenos anafóricos.

Ambas relaciones se definen puramente a partir de la forma y función del D

19

correlacionado, más la clase y denotación de su complemento, si lo hubiere, y según

cómo se comparen tales categorías con el D y complemento del SD que funciona

como su antecedente, gracias a la concordancia de Persona, Género y Número con el

D intransitivo, o sólo la concordancia de Género con el D transitivo. Otros detalles

relevantes adicionales sobre la función semántica de los diversos tipos de D, y la

diferencia de concordancia se detallan en las secciones §6 y §7, que especifican

respectivamente la función relacional discursiva del Determinante, y la función de la

flexión morfológica en el cómputo de la referencia de los sintagmas nominales.

5.2 La relación de anti-correferencia

El módulo de Ligamiento (o Binding) tiene dos principios de referencia

disjunta que restringen por separado la co-indización del D intransitivo y el D

transitivo. Así, los casos típicos de referencia disjunta, como en los ejemplos (20a,

b), son caracterizados por los principios B y C, respectivamente:

(20) a. Los niños los vigilaban a ellos. los niños ≠ ellos (Principio B)b. Los niños vigilaban a los niños. los niños ≠ a los niños (Principio C)

En la perspectiva tradicional de Binding estos datos no se relacionan, pues los

sintagmas pronominales y léxicos obedecen a principios diferentes. Por un lado, el

principio B dicta que un pronombre, como ellos en (20a), sea ‘libre’ en su dominio

local, por lo que el SD sujeto los niños no puede ser su antecedente.21 Por otro lado,

una condición diferente restringe la referencia de la expresión-R los niños en (20b).

Por el principio C, tal término debe ser ‘libre’, no co-indizado en ningún dominio de

c-comando. Por tanto, los niños en (20b) no puede tener el mismo índice de

referencia que el sintagma sujeto que lo c-comanda.

Bajo la perspectiva generalizada del D transitivo, los datos de (20) deberían

relacionarse por dos sencillas razones. La primera tiene que ver con el encuadre

mismo de la estructura nominal de núcleo D, que equipara el PRON con el D. La

21 Conviene destacar que la restricción de cláusula del principio B es inconsistente con la correferencia de clase.Los datos indican que no hay tal restricción de cláusula para la correferencia de clase. Véase, por ejemplo, que lasfrases de DET+Adj pueden tener su antecedente en el mismo dominio local, como se ilustra en:

a. Esta escena precede a la anterior la = la escenab. Los tonos claros no van con los oscuros los = los tonos

20

segunda razón, que se desprende de tal encuadre, reside en que no debe asumirse

ninguna diferencia esencial de función anafórica entre el D transitivo y el D

intransitivo. Se plantea, entonces, cómo dar una explicación unitaria a los datos de

referencia disjunta en (20), si se abandonan los principios B y C.22

No obstante, la morfología y la concordancia de Caso ofrecen una solución

para alinear los dos casos de anti-correferencia ejemplificados en (20). A saber, cabe

relacionar la restricción de cláusula mínima con la forma reflexiva vs. no reflexiva

del D, haciendo que dicha restricción sea función de este contraste morfológico. Si se

asume que sólo el D reflexivo, como en (21b), puede tener un antecedente local,

entonces, el D no reflexivo en (21a), que reproduce (20a), se excluye ipso facto de

ligarse con un antecedente local:

(21) a. Los niños los vigilaban a ellos.b. Los niños se vigilaban a sí mismos.

Parece ser una condición privativa de los reflexivos de forma invariante co-

existir con un antecedente en un dominio estrictamente local. Según esto, cabe

suponer que la obviación del D co-clausular resulta de restringir la correferencia

local al D reflexivo.23 Esta noción sería natural y consistente no sólo con la

existencia del reflexivo (sí, se), que es una forma especializada no diferenciada en

Género/Número/Caso, sino también con el contraste de Caso en los argumentos

nominales. Obsérvese que ambos ejemplos canónicos de anti-correferencia en (20a)-

(20b) se asocian al contraste Nominativo-Acusativo, indicado por las formas no

reflexivas y diferenciadas en Género/Número (ellos, los) de los Determinantes en el

complemento verbal, mientras que el ejemplo con el complemento reflexivo en (21b)

sólo muestra el Nominativo. La diferencia también se hace explícita en (21a)-(21b)

mediante la flexión concordante (los, se), destacada en gruesillas, que corresponde al

contraste de Acusativo vs. Reflexivo y las lecturas no reflexiva vs. reflexiva,

respectivamente.

22 La validez de estos principios ha sido fuertemente cuestionada por varios autores, entre ellos Burzio (1989,1991). Más recientemente, Hornstein (2006) presenta nuevos contra-argumentos basados en los desarrollosmetodológicos del Programa Minimalista de Chomsky (1995).23 Para un estudio detallado de los reflexivos, véase Reinhart & Reuland (1993).

21

La correspondencia entre la morfología y los contrastes de Caso no puede ser

un mero accidente en un sistema flexional que incluye un reflexivo de forma

invariante en contraste con las formas diferenciadas no reflexivas. Por el contrario,

cabe asociar el contraste explícito de los argumentos marcados Nominativo-

Acusativo (o Dativo) en el CFM de cláusula con la lectura no reflexiva o disjunta,

frente a la interpretación reflexiva, o de correferencia de la combinación

Nominativo-Reflexivo.24 La misma razón puede dar cuenta de la relación de anti-

correferencia del D con complemento de N común idéntico en (20b), repetido a

continuación, que también se marca con Acusativo, contrastando con el argumento

de Nominativo en el mismo CFM:

(20b’) Los niños vigilaban a los niños.

A pesar de que el SD objeto los niños tiene un complemento idéntico al del SD

sujeto y concuerda con el mismo, no puede establecer correferencia porque su D no

tiene la forma reflexiva, ni la concordancia con la forma se, para ligarse con un

antecedente local. Obsérvese que los ejemplos con argumentos nominales idénticos

en el mismo CFM son extraños aún cuando se los interprete con lectura obviativa.25

Veremos que este hecho es consistente con la función relacional del D, cuestión que

se considera en la sección §6.0.

En conclusión, una misma razón responde por los dos casos de referencia

disjunta de los sintagmas dados en gruesillas en (20). A saber, el D del SD

complemento no tiene la forma reflexiva no diferenciada requerida para la

correferencia local, sino se marca Acusativo, con morfología diferenciada que se

asocia con la lectura no reflexiva y, por ende, la relación de anti-correferencia De

este modo, nuestra perspectiva también unifica los datos de la referencia disjunta, sea

que involucren un D escueto idéntico, como en (20a), o un N común idéntico, como

en (20b). En la sección §7 se trata más en detalle la propuesta acerca del papel que

tienen a morfología y el Caso en el cómputo de la referencia nominal.

Otras instancias de SD de lectura ligada (correfencial) vs. obviativa se

definen de una manera similar, esto es, en base a la forma (reflexiva vs. no reflexiva)

24 Esto parece válido para las lenguas que utilizan una forma y flexión invariante de Reflexivo (vid. §7.1).25 La anomalía debe atribuirse al uso inapropiado del D, más que a la repetición del N complemento (vid. §6.0).

22

y función del D, más el tipo de su complemento si lo tuviere, y de acuerdo a cómo se

compare con el D y complemento de un antecedente potencial. Los casos adicionales

que son relevantes a esta tesis general se discuten más adelante.

6. La coreferencia y la referencia disjunta

Hemos visto que la noción del D como pronombre implica una versión de la

relación anafórica que, aunque aún restringida por la concordancia de Género, es

más amplia que la correferencia entendida en los términos tradicionales. Siendo

locus de la referencia del sintagma, los Determinantes deben verse como funciones

ligatorias del discurso, pues ellos relacionan las denotaciones de los sintagmas

nominales a sus correspondientes antecedentes en el dominio de discurso, por medio

de la relación de pertenencia e inclusión de clase, como también por medio de la

relación opuesta, la disjunción de clase u obviación. Esta función correlativa es

específica del D en cualquiera de sus formas y clases, entre las cuales incluyo los

cuantificadores.

6.0 Función relacional del Determinante

Tomando el D como una categoría denotativa con su significado propio, es

natural relacionar su función discursiva con su esencia semántica. En los ejemplos

(17) de la sección §4.1 hemos visto Determinantes anafóricos que son

correferenciales con un antecedente contextual con el que comparten identidad de

clase, con o sin identidad de individuos referentes. Independientemente de la

presencia de un complemento, una distinción semántica se determina inicialmente

por el significado de ‘demostrativo’ del D definido, como pronombre de 3a. persona

o demostrativo, en contraste con el significado de ‘enumerativo’ del D indefinido,

equiparado con el pronombre uno.26

Según nuestra noción general de la correferencia, esta función pertenece al D,

sin importar su clase, ya que el D individualiza los conceptos denotados por los

predicados nominales y los hace argumentos de un predicado verbal, a la vez que los

relaciona con otros argumento contextuales. La relación ligatoria del D consiste en

26 Esta noción procede de Perlmutter (1970); era también reconocida por los gramáticos tradicionales.

23

igualar o contrastar, según sea el caso, la identidad referencial de los argumentos

nominales en un dominio dado de discurso. La función relacional del D se expresa

como inclusión de clase o como disjunción de clase. La inclusión de clase a su vez

comprende la identidad o semejanza de clase o de individuos, como en los ejemplos

(12)-(13), y derivativamente, el contraste de subclase y/o de individuos, como en los

ejemplos de las frases de D+Adj/REL en (14), (15)y (17) dados en la Sección §4.

Según el tipo de D, un aspecto de la relación ligatoria en el discurso deriva de

su naturaleza semántica. Como variante del pronombre personal, el D definido es

una forma átona de demostrativo. Por tanto, tiene figurativamente la función

demostrativa/ ostensiva de ‘indicar/señalar’ un antecedente previamente mencionado

o establecido en el discurso, a semejanza de la forma tónica del D demostrativo, que

generalmente se acompaña con gestos y sirve para indicar una entidad en el contexto

de habla.

Por contraste, el D indefinido, identificado con el pronombre uno, pertenece

en la clase de los numerales. Como tal, su función es ‘enumerar’ -- como se hace con

los elementos de una lista -- los argumentos nominales que se introducen por primera

vez en un dominio de discurso. Dado el contraste entre el D demostrativo y el D

enumerativo, parece obvio que el D definido, además del D reflexivo, se especializa

en la correferencia de individuos, como hemos visto en el ejemplo en (12), que

contiene un SD anafórico definido de complemento idéntico al complemento del SD

antecedente. Por su parte, el D indefinido es compatible sólo con la correferencia de

clase, como en los ejemplos (17a, b), siendo intrínsicamente excluído de la

correferencia de individuos. Por su función enumerativa, el SD anafórico de D

indefinido introduce como ‘nuevo’ un individuo referente en un dominio de discurso.

Por tanto, tal individuo/entidad puede ser de la misma clase o subconjunto que otro

individuo referente establecido en el discurso, pero no puede ser idéntico a un

individuo/entidad referente ya introducido en tal dominio discursivo.

Los funciones distintivas discursivas del D se designan como ‘demostrativa’

vs. ‘enumerativa’, correspondiendo con las dos clases de D, definido vs. indefinido.

24

Las funciones ligatorias de discurso se indican y se ejemplifican, respectivamente, en

(22)-(23):27

(22) Función Demostrativa:a. Unas mujeres esperan en la sala. Las mujeres discuten animadamente.b. Unas mujeres esperan en la sala. *Unas mujeres discuten animadamente.

(23) Función Enumerativa:a. Unas mujeres esperan en la sala. Un hombre las observa.b. Unas mujeres esperan en la sala. *Una/ Otra mujer las observa.

Ahora bien, si se toma la función ligatoria de discurso como el valor por

defecto del D, las diferencias de acceptabilidad de discurso para una mínima

secuencia de oraciones dependen principalmente del tipo de D en los argumentos

nominales relevantes, como se puede ver en los ejemplos dados. Así, en (22a) el D

de función demostrativa (las) en el SD sujeto de la segunda oración relaciona el par

de oraciones dadas en secuencia, ya que este D se complementa con el mismo

predicado nominal (mujeres) que el del antecedente en la primera oración de la

secuencia. Obsérvese que la correlación establecida resulta en la correferencia de

individuos, al igual que la correferencia del D intransitivo; pues como en el caso del

D intransitivo, la denotación de las clases designadas es co-extensiva, o sea, incluye

todos los individuos del conjunto denotado por el antecedente.

En cambio, en el mismo contexto el D unas de (22b) produce un discurso

mal-formado, pues aún cuando este tipo de D puede ligarse por correferencia de

clase, al tener el mismo complemento que el de su antecedente, no define un

subconjunto. A menos que las subclases se indiquen o contrasten mediante un

predicado nominal adicional, el D de función enumerativa debe explícitamente

indicar con la forma especializada (otra), como en (23b), que un conjunto de

individuos diferentes o nuevos se introduce en el discurso que es de la misma clase

que un conjunto previamente mencionado. Esta necesidad no surge en (23a), donde

27 Estas ideas corresponden a las condiciones formuladas por Karttunen (1976) para el uso apropiado de lassintagmas definidos e indefinidos. También son afines con las nociones desarrolladas por Heim (1982).

25

un, modificado por hombre, introduce un nuevo SD de referencia disjunta en

relación con el SD antecedente (unas mujeres).28

Puede notarse que con la ampliación de la noción de correferencia en la

presente perspectiva se extiende también la noción de ‘antecedente’ más allá del uso

tradicional de este término. Esto es fácil de ver en los mini-discursos bien-formados

dados en (22)-(23). En el ejemplo (22) un SD es el antecedente de un SD

correferencial, mientras que en (23) el mismo SD funciona como antecedente de un

SD de referencia disjunta. Es decir, ambas relaciones, igualdad o diferencia de

referencia, necesitan dos miembros, uno de los cuales funciona como el antecedente.

De este modo, tanto los D demostrativos como los D enumerativos son ligaturas

discursivas, pues determinan cómo los sintagmas nominales se relacionan

referencialmente, por correferencia o anti-correferencia, en modos que son

pertinentes en una estructura discursiva.

La disjunción de clases se opone a la correferencia y puede relacionar dos o

más sintagmas en un mismo dominio de discurso. Un sintagma que se evalúa como

de ‘distinta’ referencia requiere un antecedente respecto del cual se diferencie. Así,

puede observarse que hay oraciones que son ambiguas. Tal es el caso con las que

contienen un SD con un Adj escueto, pues tal SD puede interpretarse correferencial-

o disjuntamente respecto de un SD contextual. Veamos el siguiente ejemplo

ilustrativo:

(24) El libro francés desmiente al inglés.(a) El libro francés desmiente al libro inglés.(b) El libro francés desmiente al hombre inglés.

La lectura correfencial de el inglés, como en la paráfrasis dada en (a),

envuelve la inclusión de clase en relación con su antecedente este libro. Por otro

lado, la interpretación disjunta resulta de tomar el Determinante el como un

28 Naturalmente, la función ligatoria de discurso en (23a) se facilita también por el D las en el complemento deobservar, y en la secuencia apropiada de tiempos verbales asociados con los verbos de las oraciones dadas.

26

pronombre libre o deíctico. Como tal se refiere a una persona, como en (b), si el

complemento designa un atributo de persona.29

La disjunción referencial u obviación puede resultar, ya sea porque un SD

está encabezado por un D enumerativo, o porque el complemento de un D

demostrativo impone la denotación de una clase disjunta de elementos. Por tanto, un

ejemplo como el de (25) no es ambiguo:

(25) Este libro desmiente al profesor.

En este ejemplo el SD el profesor tiene referencia disjunta del SD sujeto este

libro, como se determina simplemente por el predicado nominal que modifica al D

definido en el complemento directo del ejemplo dado. Este complemento denota una

clase disjunta de la del SD sujeto. Con tal complemento el D definido no puede

correlacionarse a ese sujeto, sino debe entenderse de forma deíctica y/o disjunta.

El análisis se extiende a los Determinantes cuantificadores, que también

pueden establecer correferencia, como se ilustra en (26)-(27). En estos ejemplos el D

cuantificador en la segunda oración se interpreta contextualmente por correlacionarse

con el SD sujeto en la primera oración. Esto corrobora la noción de los determinantes

como ligaturas discursivas.

(26) Varias niñas tomaron el examen. Tres resultaron aplazadas.(27) Todos ellos tomaron el examen. Unos pocos resultaron aplazados.

Hay que notar que las lecturas de correferencia y de anti-correferencia de los

sintagmas nominales en cuestión deben estar libremente disponibles, pues estas

alternativas dan la distinción esperada entre una unidad de discurso y una lista de

oraciones. Es decir, si los sujetos cuantificados en la segunda cláusula de los

ejemplos en (26)-(27) no se correlacionan con los sintagmas sujetos en las cláusulas

precedentes, para especificar un subconjunto del conjunto de entidades denotado por

estos sujetos, los pares de oraciones no pueden integrar una unidad de discurso,

debiendo entenderse como oraciones disociadas o en una lista. Es sólo gracias a la 29 El hecho de existan palabras que funcionan como Adj o N es consistente con la naturaleza pronominal del D,como joven, viejo, rico, en un joven vs. uno joven, un viejo vs. uno viejo, un pobre vs. uno pobre, etc. El SDfemenino es ambiguo; v.g. una vieja puede denotar tanto una mujer anciana, como una entidad o cosa vieja.

27

interpretación en que los sujetos se correlacionan en su referencia que cada par de

oraciones puede formar una unidad de discurso.

En resumen, puede verse que el presente enfoque provee una manera simple

y consistente de entender la función relacional de los Determinantes en el cálculo de

la referencia de los argumentos nominales en un contexto dado de discurso.

Específicamente, esto implica determinar si tienen igual vs. diferente referencia (de

clase y/o individuos). La noción que defiendo es que el proceso se basa enteramente

en la combinación de la forma y significado del D correlacionado (o anafórico), más

la forma y significado de los términos que lo complementan en el SD. Parece

evidente que la presente propuesta para describir y explicar la función relacional del

D hace innecesaria la distinción de definido vs. indefinido, como también los

principios de anti-correferencia de Binding. Veamos en lo que sigue cómo inciden la

concordancia morfológica en la determinación de la referencia nominal.

7. Función significativa de la morfología

7.0 La concordancia de Género

Para el D definido intransitivo (o pronombre personal) la igualdad (vs.

diferencia) de referencia se determina, como ya se sabe, por medio de la presencia

(vs. ausencia) de la concordancia de Género, Persona y Número con un antecedente.

En cuanto al D transitivo (o artículo), dependiendo de su tipo, la semejanza o

correferencia sólo requiere la concordancia de Género.

Esta diferencia entre la concordancia del D intransitivo y el D transitivo se

sigue del presente enfoque por la siguiente razón. Dado que el D intransitivo carece

de complemento debe utilizar sus rasgos de Persona y Número para determinar su

identidad de referente individual, y su rasgo de Género para fijar su clase. Por el

contrario, el D transitivo designa una variable cuyo rango ya se halla especificado

por un complemento léxico; por tanto, sólo necesita la concordancia de Género para

determinar una correlación referencial de inclusión (o disjunción) de clase respecto

de otro D transitivo. La correlación por inclusión de clase, como ya vimos

previamente, puede envolver los mismos o distintos individuos referentes, por lo que

el Número de los sintagmas correlacionados es irrelevante.

28

La flexión diferenciada de Género en español permite que el Determinante

concurra con un Adj escueto en un SD cuya interpretación se determina

contextualmente, como en los ejemplos de (29):

(29) a. Trajo la mesa grande, pero dejó la pequeña en su despacho.b. Trajo una mesa grande, pero dejó una pequeña en su despacho.

Siendo la única condición formal para el ligamiento por correferencia de

clase, la concordancia de Género en el D transitivo debe ser estricta y sin excepción.

Esta exigencia encuentra apoyo en el comportamiento contrastivo de las formas

variantes de Masculino un/uno del D indefinido en el contexto de un Adj, como

pequeñ- en (30).

(30) a. Ya tiene un florero grande. Ahora necesita uno pequeño.b. Ya tiene un florero grande. Ahora necesita *un pequeño.

Como puede verse la forma flexionada uno, con su terminación -o indicadora

del género Masculino, puede funcionar en un SD anafórico en (30a). En cambio, la

forma apocopada un en (30b) no puede actuar de igual modo por carecer de flexión

de Género. Su uso produce además una diferencia de aceptabilidad de discurso en los

ejemplos dados. Así, la forma flexionada uno en (30a) da lugar a una unidad de

discurso apropiado, ya que el sintagma uno pequeño puede asociarse al antecedente

contextual un florero grande, para denotar un florero pequeño. En cambio, la forma

no flexionada un en el SD un pequeño no puede ligarse de igual modo, por lo que su

concurrencia en la segunda cláusula produce un SD disjunto, como también un

discurso incoherente.

En resumen, la correferencia del D transitivo requiere la concordancia

explícita de Género en las formas del D.30 Las condiciones son necesariamente

diferentes para la correferencia del D intransitivo. Esto se corrobora en el hecho de

que las formas del pronombre personal son universalmente distintas en cuanto a

30 En su ausencia, se necesitan formas adicionales que especifiquen las distinciones de Número, como las formasone(s) en el inglés que concurren con las formas del D. Véase también Masullo & Depiante (2004).

29

Género, Número y Persona, independientemente de las distinciones de Número y

Género que se den en los sustantivos léxicos de una lengua.31

7.1 El Caso en el cómputo de la referencia nominal

Si la morfología es la base para evaluar la semejanza vs. diferencia de

referencia de los argumentos nominales, se plantea la pregunta de si este cómputo en

el dominio de discurso necesita un mecanismo más allá de lo que se requiere a nivel

de cláusula. Me refiero al sistema de distinciones de Caso en los argumentos

nominales dentro de la cláusula.

Según vimos previamente (§5.2), hay que reconocer que los argumentos

nominales dentro del CFM de la cláusula se mantienen identificados y diferenciados

en cuanto a su referencia mediante los contrastes expresados por la flexión de las

concordancias de Caso, bajo los términos de la teoría de cotejo de rasgos formales

(Chomsky 1995). Los contrastes de Caso se corresponden con los argumentos

nominales en un sistema de Nominativo-Acusativo (o Ergativo-Absolutivo). La

pregunta que se plantea ahora es si se necesita un mecanismo diferenciador a nivel

de discurso, separado o diferente del sistema flexivo de Caso que ya distingue los

argumentos nominales dentro de la cláusula. La hipótesis nula indica una respuesta

negativa, lo que implicará mantener que el mismo sistema formal funciona en los dos

ámbitos.

La flexión de Caso en español presenta una diferenciación tripartita de

Nominativo vs. Acusativo/Dativo, expresada en la concordancia de Persona y

Número de la flexión de Tiempo para el SD sujeto, y la concordancia de Persona,

Número (y Género) para los complementos verbales. La flexión de Caso de los

complementos del Verbo puede ser reflexiva o no reflexiva, una distinción que debe

explicitarse sólo para la 3a. Persona, que siempre da lugar a la ambigüedad. En

cambio, las flexiones de 1a. y 2a. Persona, como por ejemplo, me y te en los

ejemplos de (33) y (34), respectivamente, funcionan indistintamente como reflexivas

y no reflexivas frente a la flexión del Nominativo de igual o diferente Persona y

Número:

31 Obsérvese que esta es la regla general, aún para las lenguas que no hacen distinciones de Género o cuya flexiónde Número es inexistente o escasa en el D, como en el inglés.

30

(33) a. Me observ-o1sg-Acu 1sg-Nom

b. Me observa-n1sg-Acu 3pl-Nom

(34) a. Te observa-s2sg-Acu 2sg-Nom

b. Te observa-n2sg-Acu 3pl-Nom

De hecho, las formas de 1a./2a. Persona tampoco se diferencian en cuanto a

Acusativo o Dativo, como se muestra en los ejemplos de (35) y (36),

respectivamente:

(35) a. Me los otorg-o1sg-Dat 1sg-Nom

b. Me los otorga-n1sg-Dat 3pl-Nom

(36) a. Te los otorga-s2sg-Dat 2sg-Nom

b. Te los otorga-n2sg-Dat 3pl-Nom

Los datos expuestos en (33)-(36) indican que la morfología de la

concordancia de Caso es económica. Es evidente que no se necesita una forma

reflexiva diferenciada de Acusativo ni de Dativo para la 1a. ni la 2a. Persona, pues la

referencia de estas categorías se identifica unívocamente en el contexto de habla,

independiente de su función sintáctica. De acuerdo con esto, si la 1a. Persona

concurre como argumento en función de Sujeto y de Complemento de un mismo

Verbo, la única interpretación resultante es la de igualdad de referencia (o sea, la

31

interpretación reflexiva). Lo mismo vale para la 2a. Persona cuando se da como

argumento de Nominativo y Acusativo (o Dativo) de un Verbo dado. De este modo,

puede entenderse por qué las categorías de 1a. y 2a. Persona se consideran siempre

deícticas en relación con un Tiempo o un acto de habla.

En contraste, en (37) la forma de Acusativo de la 3a. Persona (sea Singular o

Plural) resultaría ambigua en el contexto de la concordancia de Nominativo de 3a.

Persona de igual Número. Por tanto, la forma reflexiva especializada se, como en

(34b, c), se hace necesaria para indicar una misma identidad de referencia:

(37) a. Los observa-n3pl/Mas-Acu 3pl-Nom

b. Se observa-nRefl 3pl-Nom

c. Se observa-ØRefl 3sg-Nom

La forma se no muestra marcas diferenciadas de Número, Género, Persona o

Caso. Según Burzio (1989, 1991), es una forma carente de rasgos formales. Por

tanto, cabe suponer que funciona como flexión reflexiva para asumir los mismos

rasgos identificadores del Nominativo y así indicar la igualdad de referencia con el

argumento nominal asociado. En cambio, la concordancia que contrasta con se,

como por ejemplo la flexión de Acusativo los en (37a), precisamente porque muestra

una forma diferenciada de Persona, Número y Género, debe funcionar para indicar la

referencia disjunta (o sea, la interpretación no reflexiva) en relación con la flexión de

Nominativo de igual Persona y Número. Por consiguiente, los argumentos nominales

que se asocian con las flexiones de Nominativo y Acusativo en el ejemplo (37a)

deben estar en relación de anti-correferencia.

El mismo razonamiento cabe para las formas de 3a. Persona de la

concordancia de Dativo. Por ejemplo, en (38a) la flexión les está especificada para

Persona y Número, lo que la diferencia de la concordancia de Nominativo de 3a.

Persona-Plural. En contraste con la forma invariante del reflexivo, la forma de

32

Dativo, por sus rasgos diferenciados de Persona y Número, debe interpretarse con

lectura obviativa, o sea, no reflexiva. Su interpretación de referencia disjunta

respecto de la flexión de igual Persona y Número del Nominativo en (38a) contrasta

con la correferencia de individuos referentes que se indica explícitamente por la

forma no especificada e invariante se en (38b):

(38) a. Les irrita-n 3pl-Dat 3sg-Nom

b. Se irrita-nRefl 3pl-Nom

Ahora bien, si el cálculo de la referencia nominal en un complejo funcional

mínimo (CFM) envuelve la categoría de Tiempo (o Aspecto) y depende del cotejo de

las flexiones de Caso, parece obvio que no hay ninguna necesidad de principios

adicionales que restrinjan la correferencia, como los de Binding, ni tampoco un

principio especializado como el de Economía morfológica de Burzio (1989, 1991).

Si el sistema de Casos en efecto contribuye en el cálculo de la referencia

nominal, entonces dos consecuencias se siguen de inmediato que merecen

mencionarse. Una de ellas implica que la flexión de Caso tiene un aspecto o relación

de significado, contrario al supuesto general de que el Caso es un sistema puramente

formal sin contenido semántico. La otra consecuencia es que la morfología juega un

papel central en la estructura relacional del discurso como en la estructura interna de

la cláusula. Por tanto, cabe dar una respuesta negativa, que concuerda con la

hipótesis nula, a la pregunta inicialmente formulada, sobre si el cómputo de la

referencia nominal en el discurso necesita principios adicionales o diferentes de los

que ya están en juego en el CFM de la cláusula. En efecto, parece válido concluir

que los Determinantes intransitivos reflexivos y no reflexivos tienen diferentes

necesidades y maneras de asociarse a un contenido léxico o descriptivo, maneras que

son idénticas en el discurso y en la cláusula.

La propuesta que he desarrollado es compatible con los argumentos de

Burzio (1991) sobre la base morfológica para los fenómenos de anáfora y contra los

principios especializados de Binding. Las ideas que fundamentan la propuesta

sugieren fuertemente que los argumentos nominales no tienen referencia

33

independiente propia, sino que la derivan en relación con la referencia temporal de la

categoría Tiempo (o Aspecto) en la estructura de una cláusula, o bien de un contexto

dado de habla. Finalmente, otra consecuencia del presente análisis es que extiende el

enfoque morfológico a la relación que es contraparte de la de anáfora, a saber, la

referencia disjunta o anti-correferencia. Esta relación hemos demostrado es

igualmente importante en la estructura relacional que determina la referencia

nominal en el ámbito tanto del discurso como de la cláusula.

8. Conclusiones

El presente estudio presenta argumentos contra las categorías virtuales que

por lo general se asumen como complemento estructural del Determinante en la frase

nominal y a las cuales se les atribuye los significados de cuantificación, anaforicidad,

especificidad, genericidad, etc. Creo haber demostrado que tales elementos vacíos

son superfluos e incompatibles con una perspectiva que equipara las categorías de D

y PRON, una vez que se adopta la estructura de la frase nominal como encabezada

por el D (o sea, la hipótesis del SD). La perspectiva que he desarrollado unifica la

función anafórica del D transitivo e intransitivo, a la vez que determina la necesidad

no sólo de ampliar la noción de correferencia en base a la relación de inclusión de

clase, sino también de contraponerla a la relación de referencia disjunta (o anti-

correferencia).

La nueva perspectiva pone de relieve la función relacional del Determinante

en los argumentos nominales que integran tanto la cláusula como el discurso. Los

determinantes demostrativos, numerales, cuantificadores, etc. son todos funciones

ligatorias o verdaderas ligaturas discursivas que indican de qué modo se

correlacionan (se igualan o contraponen) en su referencia los argumentos nominales

en las oraciones y en el discurso. La flexión de Caso y los demás rasgos formales de

concordancia contribuyen con esta función relacional básica del Determinante, la

cual es en última instancia un mero cómputo de la referencia nominal.

La perspectiva desarrollada se funda en el significado y forma de cada tipo de

Determinante y en la función de la concordancia en la flexión morfológica, por lo

que se hace innecesario invocar principios especiales de correferencia o anti-

correferencia en el sistema gramatical. Las consecuencias empíricas del presente

34

enfoque son varias y novedosas, entre ellas, la unificación y ampliación del área de

los fenómenos anafóricos y el análisis de los sintagmas léxicos comúnmente

considerados elípticos como simples sintagmas anafóricos. Varias áreas quedan sin

desarrollar, pero las ventajas empíricas y teóricas señaladas garantizan la validez de

mantener sobre el tapete la futura investigación de las mismas y de los fundamentos

teóricos en que se apoyan.

RECONOCIMIENTOS

Una versión abreviada del presente artículo fue presentada en la SEL-36 reunida en

Madrid, Diciembre 2006. Agradezco a la Comisión Directiva de la Sociedad

Española de Lingüística por brindarme la oportunidad de presentarlo en su foro.

Agradezco a Claudia Parodi por sus valiosas sugerencias y su generoso apoyo en la

redacción. También doy gracias a Sandra Alexandrino, por su asistencia técnica en la

presentación oral y a Marcos Maldonado por su atenta lectura del manuscrito.

35

Referencias Bibliográficas

ABNEY, Steven P. (1987): The English Noun Phrase in its Sentential Aspects.

Doctoral dissertation, MIT, Cambridge, Mass.

BACH, Emmon (1968): “Nouns and Noun Phrases”. En BACH, Emmon & Robert

HARMS, eds., Universals in Linguistic Theory. New York: Holt, Rinehart and

Winston. 90-122.

BELLO, Andrés - Rufino CUERVO (1970): Gramática de la Lengua Castellana.

Edición anotada de Niceto Alcalá-Zamora y Torres. Buenos Aires: Sopena.

BOSQUE, Ignacio (1989): Las Categorías Gramaticales. Relaciones y Diferencias.

Madrid: Síntesis.

BOSQUE, Ignacio & Juan C. MORENO (1990): “Las Construcciones con lo y la

Denotación del Neutro”. Lingüística 2. 5-50.

BOSQUE, Ignacio & Violeta DEMONTE, eds. (1999): Gramática Descriptiva de la

Lengua Española. Colección Nebrija & Bello, Real Academia Española.

Madrid: Espasa-Calpe.

BURZIO, Luigi (1989): “On the Non-existence of Disjoint Reference Principles”.

Rivista di Grammatica Generativa 14, 3-27.

BURZIO, Luigi (1991): “The Morphological Basis of Anaphora”. Journal of

Linguistics 27, 81-105.

BERNSTEIN, Judy (1993): Topics in the Syntax of Nominal Structure across Romance.

Doctoral dissertation. City University of New York.

BRUCART, José M. (1987): La Elisión Sintáctica en Español. Bellaterra:

Publicaciones de la Universidad Autónoma de Barcelona.

BRUCART, José M. (1999): “La Elipsis”. En BOSQUE, Ignacio & Violeta DEMONTE,

eds., Gramática Descriptiva de la Lengua Española. 2787-2863.

CAMPBELL, Richard (1996): “Specificity Operators in SpecDP”. Studia Linguistica

50/2: 161-188.

CHOMSKY, Noam (1995): The Minimalist Program. Cambridge, MA.: MIT Press.

CONTRERAS, Heles (1986): “Spanish Bare NPs and the ECP”. En BORDELOIS,

Ivonne, H. CONTRERAS & K. ZAGONA, eds., Generative Studies in Spanish

Syntax. Dordrecht: Foris. 25-49.

36

CONTRERAS, Heles (1996): “Sobre la Distribución de los Sintagmas Nominales no

Predicativos sin Determinante”. En BOSQUE, Ignacio, ed., El Sustantivo sin

Determinación. Madrid: Visor Libros. 141-168.

EGUREN, Luis (1989): “Datos del Español en Favor de la Hipótesis de la Frase

Determinante”. Revista Argentina de Lingüística 5/1-2: 163-203.

ENÇ, Mürvet (1991): “The Semantics of Specificity”. Linguistic Inquiry 22/1: 1-25.

GARRIDO, Joaquín (1991): Elementos de Análisis Lingüístico. Madrid: Fundamentos.

GARRIDO, Joaquín (1994): Lógica y Lingüística. Madrid: Editorial Síntesis.

HEIM, Irene (1982): The Semantics of Definite and Indefinite Noun Phrases. Doctoral

dissertation, University of Massachusetts, Amherst.

HOLMBERG, Anders (1993): “On the Structure of Predicate NP”. Studia Linguistica

47/2: 126-138.

HORNSTEIN, Norbert (2006): “Pronouns in a Minimalist Setting”. En KAZANINA, N.,

U. Minai, P. MONAHAN & H. TAYLOR, eds., University of Maryland Working

Papers in Linguistics 14. College Park, MD: UMWPiL. 47-80.

JESPERSEN, Otto (1924): The Philosophy of Grammar. London: George Allen &

Unwin.

KARTTUNEN, Lauri (1976): “Discourse Referents”. In MCCAWLEY, James, ed.,

Syntax and Semantics 7: Notes from the Linguistic Underground. New York:

Academic Press. 363-385.

KESTER, Ellen-Petra (1996): The Nature of Adjectival Inflection. Doctoral

dissertation, Universiteit Utrecht. OTS Dissertation Series.

LÁZARO-CARRETER, Fernando (1980): “El Problema del Artículo en Español”.

Estudios de Lingüística, Fernando Lázaro Carreter. Barcelona: Editorial

Crítica.

LEONETTI, Manuel (1999): “El Artículo”. En BOSQUE, Ignacio & Violeta DEMONTE,

eds., Gramática Descriptiva de la Lengua Española. 787-890.

LLOMBART-HUESCA, Amalia (2002): “Anaphoric ‘one’ and NP-ellipsis”. Studia

Linguistica 56, 59-89.

LLOMBART-HUESCA, Amalia (2003): Nominal Anaphora in Spanish and English.

Doctoral dissertation. University of California at Santa Barbara.

37

LUJÁN, Marta (1999a): “Minimalist Bello: Basic Categories in Bello’s Grammar”.

En GUTIÉRREZ-REXACH, Javier & Fernando MARTÍNEZ-GIL, eds., Advances

in Hispanic Linguistics. Somerville: Cascadilla Press. 428-446.

LUJÁN, Marta (2000): “Determiners as Modified Pronouns”. En BOYLE, John, Jung-

Hyuck LEE, & Arika OKRENT, eds., Chicago Linguistic Society 36, Volume 1:

The Main Session. 259-273.

LUJÁN, Marta (2001): “Sobre el Sintagma Determinante Definido”. En GUTIÉRREZ-

REXACH, Javier & Eduardo BUSTOS, eds., Semantics and Pragmatics of

Spanish. Münich: Lincom Europa. 33-56.

LUJÁN, Marta (2004a): “Determiners as Pronouns”. En CASTRO, Ana, Marcelo

FERREIRA, Valentine HACQUARD & Andrés SALANOVA, eds., Collected

Papers on Romance Syntax, MIT Working Papers in Linguistics 47.

Linguistics & Philosophy, MIT, Cambridge, Massachusetts. 129-148.

LUJÁN, Marta (2004b): “Discourse-linking Function of Determiners”. En FÁBREGAS,

Antonio & Malena E. SIMONI, eds., Cuadernos de Lingüística XI. Instituto

Universitario Ortega y Gasset, Madrid. 108-129.

MASULLO, Pascual & Marcela DEPIANTE (2004): “Variable vs. Intrinsic Features in

Spanish Nominal Ellipsis”. Ms.

PANAGIOTIDIS, Phoevos (2002): “Pronominal Nouns”. En SIMON, Horst & Heike

WISE, eds., Pronouns: Grammar and Representation. Amsterdam: John

Benjamins. 183-203.

PANAGIOTIDIS, Phoevos (2003a): “Empty Nouns”. Natural Language and Linguistic

Theory 21: 381-432.

PANAGIOTIDIS, Phoevos (2003b): “One, Empty Nouns and θ-Assignment”. Linguistic

Inquiry 34: 281-292.

PARODI, Claudia (1994): “On Case and Agreement in Spanish and English DP”. En

M AZZOLA, Michael, ed., Issues and Theory in Romance Linguistics.

Washington, DC.: Georgetown University Press. 403-416.

PERLMUTTER, David (1970): “On the Article in English”. En BIERWISCH, Manfred &

Karl. E. HEIDOLPH, eds., Progress in Linguistics. The Hague: Mouton. 233-

248.

38

PLANN, Susan (1984): “Cláusulas Cuantificadas”. Verba, Anuario Galego de

Filoloxía 11, Universidad de Santiago de Compostela. 101-128.

POSTAL, Paul M. (1969): “On the So-called ‘Pronouns’ in English”. En REIBEL,

David A. & Sanford A. SCHANE, eds., Modern Studies in English. New

Jersey: Prentice-Hall. 201-224.

RADFORD, Andrew (1997): Syntactic Theory and the Structure of English, a

Minimalist Approach. Cambridge: Cambridge University Press.

RAPOSO, Eduardo (1998): “Some Observations on the Pronominal System of

Portuguese”. Catalan Working Papers in Linguistics 6, 59-93.

REINHART, Tanya & Eric REULAND (1993): “Reflexivity”. Linguistic Inquiry 24:

657-720.

SÁNCHEZ DE LAS BROZAS, Francisco (1976) Minerva, o de la propiedad de la lengua

latina, RIVERAS-CÁRDENAS, Fernando, ed. Madrid: Ediciones Cátedra.

[Sanctius, 1587]

SLEEMAN, Petra (1996): Licencing Empty Nouns in French. Doctoral dissertation,

University of Amsterdam. Holland Institute of Generative Linguistics.

URIAGEREKA, Juan (1995): “Aspects of the Syntax of Clitic Placement in Western

Romance”. Linguistic Inquiry 26: 79-123.

Department of Spanish and PortugueseThe University of Texas at AustinAustin, Texas 78712 - USAdracula@mail.utexas.edu