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EL AMOR APASIONADO POR LA CONTEMPLACIÓN Y LA MISION Líneas básicas de la vida consagrada en la SD María Inés-Teresa Arias Juan Esquerda Bifet Presentación 1. Vocación a la vida consagrada en clave de totalidad 2. De la contemplación a la misión sin dicotomías 3. De la misión, a las fuentes inspiradoras de la contemplación Líneas conclusivas: La dinámica contemplación-misión en la SD María Inés-Teresa Arias. Perspectivas abiertas para su estudio * * * Presentación: Al leer y meditar los textos de la SD María Inés-Teresa Arias, uno se encuentra frecuentemente con los términos "consagración", "contemplación", "misión"... Pero hay otro término que los enlaza y armoniza, y que subyace en todos los escritos: el amor apasionado por Cristo, que lleva a vivir la consagración como totalidad de entrega, para adentrarse en la contemplación y hacerse disponible para la misión. "Señor, enséñame a amarte con pasión, con todas las veras de mi alma". 1 La M. Inés vivió los momentos de euforia misionera del inicio del siglo XX y también los años de renovación conciliar y postconciliar, caracterizados por la llamada a la evangelización sin fronteras (decreto conciliar "Ad Gentes", año 1965) y también por la invitación a insertar el evangelio en la cultura y situaciones actuales (exhortación "Evangelii Nuntiandi" de Pablo VI, año 1975). Estuvo atenta a las llamadas de la Iglesia para la misión universal, desde la vivencia de una consagración de totalidad. Su 1 ? Estudios y Meditaciones, p.273 (fol.705). La Sierva de Dios Mª Inés-Teresa Arias, nació en Ixtlán del Río (México) 1904. Ingresó en la vida religiosa claustral (como clarisa) en 1929 (en California y, desde 1931, en México, donde ella fue Consejera, Secretaria y Maestra de novicias). La fundación del convento de Cuernavaca (en vistas a la expansión misionera) fue en 1945, con decreto aprobatorio de la Santa Sede. La comunidad se transformó, por Decreto Pontificio (1951), en "Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento". Murió en Roma, el 22 de julio de 1981. Ha dejado una familia misionera de religiosas, sacerdotes y laicos esparcidos en todos los continentes. En los archivos de la Congregación, se dispone de un abundante legado doctrinal (manuscrito) del que indicamos las abreviaciones que vamos a seguir: Ejercicios Espirituales (Ejercicios), Cartas de Dirección espiritual, Cartas a sus religiosas (locales, colectivas, circulares), Cartas a sus familiares, Consejos y Reflexiones (Cosejos), Estudios y Meditaciones (Estudios), Documentos fundacionales, Autobiografía (Documentos autobiográficos). El libro de "La Lira del Corazón", que también citaremos, es para uso interno de la Congregación.
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EL AMOR APASIONADO POR LA CONTEMPLACIÓN Y LA MISION Líneas básicas de la vida consagrada en la SD María Inés-Teresa Arias

Juan Esquerda Bifet

Presentación1. Vocación a la vida consagrada en clave de totalidad2. De la contemplación a la misión sin dicotomías3. De la misión, a las fuentes inspiradoras de la contemplaciónLíneas conclusivas: La dinámica contemplación-misión en la SD María Inés-Teresa Arias. Perspectivas abiertas para su estudio

* * *Presentación:

Al leer y meditar los textos de la SD María Inés-Teresa Arias, uno se encuentra frecuentemente con los términos "consagración", "contemplación", "misión"... Pero hay otro término que los enlaza y armoniza, y que subyace en todos los escritos: el amor apasionado por Cristo, que lleva a vivir la consagración como totalidad de entrega, para adentrarse en la contemplación y hacerse disponible para la misión. "Señor, enséñame a amarte con pasión, con todas las veras de mi alma".1

La M. Inés vivió los momentos de euforia misionera del inicio del siglo XX y también los años de renovación conciliar y postconciliar, caracterizados por la llamada a la evangelización sin fronteras (decreto conciliar "Ad Gentes", año 1965) y también por la invitación a insertar el evangelio en la cultura y situaciones actuales (exhortación "Evangelii Nuntiandi" de Pablo VI, año 1975).

Estuvo atenta a las llamadas de la Iglesia para la misión universal, desde la vivencia de una consagración de totalidad. Su entrega incondicional al seguimiento evangélico le ayudó a captar las directrices del concilio Vaticano II para la renovación de la vida consagrada, en vistas a la evangelización. La clave de "totalidad" en la entrega de la vida consagrada la quiso concretar en las honduras de la contemplación que se abren lógicamente a una misión sin fronteras.2

1    ? Estudios y Meditaciones, p.273 (fol.705). La Sierva de Dios Mª Inés-Teresa Arias, nació en Ixtlán del Río (México) 1904. Ingresó en la vida religiosa claustral (como clarisa) en 1929 (en California y, desde 1931, en México, donde ella fue Consejera, Secretaria y Maestra de novicias). La fundación del convento de Cuernavaca (en vistas a la expansión misionera) fue en 1945, con decreto aprobatorio de la Santa Sede. La comunidad se transformó, por Decreto Pontificio (1951), en "Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento". Murió en Roma, el 22 de julio de 1981. Ha dejado una familia misionera de religiosas, sacerdotes y laicos esparcidos en todos los continentes. En los archivos de la Congregación, se dispone de un abundante legado doctrinal (manuscrito) del que indicamos las abreviaciones que vamos a seguir: Ejercicios Espirituales (Ejercicios), Cartas de Dirección espiritual, Cartas a sus religiosas (locales, colectivas, circulares), Cartas a sus familiares, Consejos y Reflexiones (Cosejos), Estudios y Meditaciones (Estudios), Documentos fundacionales, Autobiografía (Documentos autobiográficos). El libro de "La Lira del Corazón", que también citaremos, es para uso interno de la Congregación.

2    ? Resumí su datos biográficos y su doctrina en dos publicaciones

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Leyendo los contenidos de la exhortación postsinodal "Vita Consecrata" (Juan Pablo II, 1996) y recordando la doctrina de M. Inés, se redescubren los elementos fundamentales de una vida consagrada auténtica (contemplativa y misionera). Las figuras del pasado (en nuestro, caso de un pasado inmediato que es todavía presente) sirven de aliciente para comprender y poner en práctica las llamadas proféticas de los documentos eclesiales actuales. Ser "visibilidad de Jesús en medio del mundo" (VC 1) e incluso "memorial viviente del modo de existir y de actuar de Jesús" (VC 22), equivale a vivir con intensidad un "amor apasionado por Jesucristo" (VC 109), que lleve a un "anuncio apasionado de Jesucristo a quienes aún no le conocen, a quienes lo han olvidado y, de manera preferencial, a los pobres" (VC 75).3

1. Vocación a la vida consagrada en clave de totalidad

Los escritos de M. Inés rezuman una totalidad en la entrega, tal como corresponde a la consagración del seguimiento radical de Cristo. Esta totalidad encuentra su fuente en la contemplación (especialmente eucarística) y deriva hacia la misión sin fronteras.

Ella misma recuerda su pasado, en los primeros momentos de su respuesta a la vocación, sin ocultar las limitaciones (que ella califica de "miseria"), para hacer resaltar la misericordia de Dios que la llamó a un seguimiento esponsal de totalidad. "En la fiesta de Cristo Rey, de ese mismo año, de 1926, me consagré por primera vez al Amor Misericordioso, como víctima de holocausto".4

La entrega total al Señor se iba perfilando por medio de una actitud contemplativa, como fuente del amor incondicional: "En esos años que tuve que pasar aún en el mundo, cuando ya era toda tuya, Jesús, me enseñaste a construir en el fondo de mi alma una celda interior, adonde no tenía acceso criatura alguna ni afecto que no fuera para ti, ni pensamiento que a ti no me llevara".5

breves: Hacer de la vida un himno, semblanza biográfica..., Roma 1984; Conquistar el mundo para Cristo, itinerario espiritual de un corazón misionero..., Roma, Tip. Vat. 1986. Se han realizado algunos estudios de investigación teológica, como el siguiente: M.G. HERNANDEZ, "Cantaré eternamente las misericordias del Señor". Fundamentos Bíblicos en la Doctrina Espiritual de la Fundadora de las Misioneras Clarisas del Smo. Sacramento, México 1990.

3    ? Hacemos referencia a los documentos eclesiales actuales (algunos de los cuales fueron estudiados y citados por M. Inés), para indicar una armonía de actitudes y un estimulante para ponerlos en práctica.

4    ? Experiencias -Cuenta de conciencia-, p.9 (fol.451). El tema de ser víctima es muy frecuente en M. Inés. Está en la línea de un amor de totalidad que la lleva a la relación íntima con Cristo (adentrándose en su Corazón) y a la misión de hacerle conocer y amar por toda la humanidad: Experiencias, pp. 9, 34, 54, 90, 126, 129, 142; Estudios pp. 183-84, 290; Ejercicios pp. 330, 471; Colectivas I p.153; III pp.3711, 3821; IV p.4064; VI p.4347; Locales II, p.4853.

5    ? Experiencias ("María ha escogido la mejor parte"), p.100 (fol.537).

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La figura de Santa Teresa de Lisieux la marcó definitivamente en un proceso de entrega, de contemplación y de misión. Lo afirma ella misma posteriormente al resumir los recuerdos de su vida: "Bien es sabido de muchas de ustedes, hijas, el que si yo ingresé a una Orden de clausura fue por el deseo inmenso de imitar, en la medida de mis fuerzas, a mi santita predilecta: santa Teresita del Niño Jesús, ya que, en la lectura de «Historia de un alma», no sólo encontré mi vocación, sino a Dios de una manera muy especial en mí, quien por su espíritu me enseñaba momento a momento lo que debía hacer, me llevaba por el camino de la mortificación, de las privaciones y también de penas interiores muy intensas, casi siempre por la causa del deseo inmenso de pertenecerle del todo y no poderlo realizar por las persecuciones religiosas de México".6

Su vida, desde este momento inicial, discurre por un proceso de respuesta generosa a la llamada de Dios, concretada en vida contemplativa y sacrificial, para entregarse del todo a la misión. Las pruebas y las propias limitaciones, como ella misma reconoce continuamente, no faltaron. Pero se puede constatar una constante dinámica contemplativa, de generosidad evangélica y misionera, enmarcada en sencillez, serenidad y humildad, concretándose en vida eucarística, mariana, eclesial y misionera. El punto de referencia e inspiración era la Eucaristía: "Mi único cielo era la Eucaristía y durante esos años de angustia cuántas veces me vi privada de este pan celestial".7

Se conservan las notas espirituales en las que se reflejan sus actitudes hondas en torno a la profesión perpetua (1933), ya en el convento de México: "Me he ofrecido víctima a tu amor. Que sea una verdadera víctima, dulce y afable, que te encante y te deleite. Que ya para mi próxima profesión Perpetua, quiero ser una verdadera esposa fiel, viviendo vida oculta en mi corazón Contigo y en la cruz; bien se Dios mío, que no bastan mis propósitos por sinceros y fuertes que sean, si tu gracia no los fecundiza y para que ésta no me falte, que mi oración sea sin interrupción".8

Los escritos referentes a sus 16 años de vida en el claustro expresan una actitud permanente de contemplación, traducida también en hacer todos los trabajos por amor. El Diario escrito entre los años 6    ? Autobiografía (resumen autobiogrifico que M. Inés escribió para sus hijas en 1977, trascrito en el documento 101 del "Summarium" de la "Positio"), p. 735. La referencia a la Santa de Lisieux es muy frecuente en los escritos inesianos: "Es mucho pedir? Sí, es mucho pero el amor que tú inspiras en mi pobre y miserable corazón, me hace tener contigo estas audacias. Quiero hacer mías las palabras de tu virgen santa Teresita; En el corazón de mi Madre la Iglesia, yo será el amor!!!" (Ejercicios, 1950, p.459, fol.886). Estudio más ampliamente el tema en: Incidencias de Santa Teresa de Lisieux en la Sierva de Dios M. Inés-Tresa Arias: Revista de Espiritualidad (Madrid, 2000) (próxima publicación).

7    ? Experiencias (Cuenta de conciencia), p.10 (fol.451).

8    ? Ejecicios (1933), p.330 (fol.758). Ver el tema sobre "víctima de amor" en Santa Teresa de Lisieux: Historia de un alma, cap. IX; el "acto de ofrenda al amor misericordioso" en: Teresa de Lisieux, Obras completas (Burgos, Edit. Monte Carmelo, 1989) p. 811ss (Oraciones y otros escritos).

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1932-1934 es un resumen de este itinerario contemplativo y misionero. Sobresale la decisión de santificarse con una entrega total: "¡Oh Jesús, quiero ser santa para Ti, en María!"9.

Los trabajos y humillaciones se convertían en actitud contemplativa y de profunda humildad, con confianza suma en el Corazón de Jesús, que le comunicaba "un mejor conocimiento de su nada"10. Se considera como un "pobre gusanillo rescatado con la sangre del Hijo"11. Esta actitud contemplativa y de humilde confianza, le insta a pedir por las almas y a ofrecerse por ellas al amor de Cristo Esposo con el "fiat" de María. Todo le ayudaba a afianzarse en el valor misionero de su vida contemplativa claustral: "Quiero sufrir con corazón fuerte, con ánimo sereno... Quiero, Dios mío, por tu amor, por tu consuelo, y por la salvación de las almas, vivir una vida toda de inmolación y sacrificio".12

Tanto en el Diario (y demás notas íntimas), como en sus notas de Ejercicios Espirituales, aparece una constante entrega de totalidad, contemplación y misión, con los matices de: sentirse instrumento débil (pero dócil), centrar la vida en la Eucaristía, apoyarse en María, amar a la Iglesia, gastar la vida por la misión universal, vivir las pruebas con actitud de fe y caridad, ir desapareciendo para que todo sea gloria del Señor...

En sus Ejercicios de 1950, al resumir las actitudes de toda su vida, afirma: "Tú (Jesús) has sido el amor de mis amores desde que te supe amar: y antes no supe amar a nadie porque tú preservaste mi corazón solamente para ti"13. "En tu infinita bondad, desde que me atrajiste a ti, me has dado tu amor por herencia... lo he sentido desde tu llamamiento, desde que mi oído escuchó el «Audi filia», cuando tu amor me guió por los duros caminos de las pruebas a que me sujetaste".14

Estas sus actitudes de totalidad en la entrega, que matizarán su vida contemplativa y misionera, enmarcadas en el conjunto de su propia vida consagrada, son las que ella describirá continuamente para sus hijas espirituales. Nos ceñimos a los trazos esenciales.15

9    ? Experiencias -Diario-, p.41 (fol.481).

10    ? Ibídem, p.42 (fol.482).

11    ? Ibídem, p.43(fol.483).

12    ? Ibídem, p.50 (fol.490).

13    ? Ejercicios (1950), p.454 (fol.880).

14    ? Ibídem, p.459 (fol.886).

15    ? En el "vocabulario" que se ha elaborado para estudiar sus escritos (cfr. archivo de la Congregación), cabría profundizar en todos los temas relacionados con la vida consagrada (religiosa): entrega de totalidad, consagración (y profesión), consejos evangélicos (y votos), seguimiento evangélico, oración (contemplacción, adoración), vida comunitaria (fraterna), carisma, apostolado (misión), etc.

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El sentido de entrega total es la atmósfera en que se mueven todos los escritos de M. Inés. Recordando su entrada en la vida religiosa, afirma: "mi entrega fue plena, absoluta, irrevocable". Y ella misma da una explicación sintética de esta entrega: "Esta es la renuncia, alegre, deliberada, plena, para no vivir ya sino de Jesús en María, por las almas".16

La aplicación de esta actitud de entrega de totalidad, en el campo de la vida consagrada o religiosa, aparece también en los escritos que tienen como objetivo la atención, seguimiento y formación permanente de sus hijas espirituales (las Misioneras Clarisas). Se nota frecuentemente la relación entre la entrega total, la contemplación y la misión.

Se constata en primer lugar, la relación de la vida consagrada con el bautismo y el martirio: "Es tal la excelencia de la vida religiosa, que los santos padres la comparan al bautismo y al martirio. Y esto en atención a los votos que la religiosa hace en la vida religiosa; votos que la fijan, como con tres clavos, a la cruz de Jesucristo... Un bautismo, porque al emitir el alma religiosa sus votos, entregando a su dueño y Señor a quién se consagra por entero, en calidad de víctima, su alma, su corazón, su cuerpo, con todas sus potencias y sentidos, le ofrece un DON completo, absoluto de todo su ser... Y un martirio, porque la continua repetición de los actos de la vida religiosa... son un martirio a fuego lento que van quemando la víctima en el altar de su propio sacrificio".17

El "compendio de la vida religiosa" consiste en "guardar el St. Evangelio de N. Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, pobreza y castidad"18. La relación con el apostolado aparece en el hecho de ser, en medio del mundo, "levadura" por medio del "buen ejemplo".19

El mordiente es siempre el amor al Señor, sin el cual no tendría sentido la entrega: "Procuremos hijas no retirar del altar la ofrenda... el amor a Dios fue el que nos impulsó a entregarnos... vinimos a la vida religiosa a santificarnos, a amar con todo nuestro ser a Dios, a amar y no a ser amadas, a servir y no a ser servidas".20

16    ? Experiencias, p.56-57 (fol.496). Ver otras afirmaciones parecidas con matices distintos, en el mismo escrito: ibídem, pp.62 (fol.501), 67 (fol.505), 80 (fol.519), 100 (fol.537). En otros escritos: Estudios, pp.164, 177, 184, 187, 200, 272, 288, 307, 313. Ejercicios: pp.321, 326, 330, 338s, 345, 380, 383, 385, 388, 427-29, 452-5, 460, 465, 471, 484s. Lira: 1ªp. II; 2ªp. I, VI, XI-XII. Documentos fundacionales: pp.127, 199. Colectivas: II pp.409, 598; III pp.3677, 3719, 3769; V pp.4118, 4196, 4206, 4277; pp.VI 4471s. Locales: pp.II 4775s, 4839. Es un tema que merecería estudo especial, en relación al seguimiento evangélico y a la consagración.

17    ? Estudios ("Excelencias de la vida religiosa"), p.184 (fol.618).

18    ? Ibídem, p.219 (fol.651).

19    ? Ibídem, p.250 (fol.682).

20    ? Circular n.12, pp.5691-5692.

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La entrega tiene sentido esponsal por ser "entrega sencilla y sincera al amor, para que, amando a Dios, amemos a los demás, y por ellos sepamos sacrificarnos, entregarnos en la oración y el sacrificio. ¡Es tan delicioso experimentar, comprobar, cómo el Esposo divino sabe recompensar hasta el menor sacrificio que se hace por su amor!"21. "Venimos a la vida religiosa a amar incesantemente a Jesús, y a Jesús crucificado".22

Para no perder la orientación, hay que recordar continuamente "el fin" de la vida consagrada: "la gloria de Dios mediante su propia santificación y la salvación de las almas"23. "Nos comprometimos a tratar de ser perfectas, y ser perfectas es tratar de hacer todo lo mejor posible, pensando que lo hacemos por amor a Dios"24. Se ha venido a "buscar solamente el rostro del Señor, y enamorarnos de él".25

Al recordar las enseñanzas del concilio Vaticano II, M. Inés indica las directrices concretas a seguir: "Los decretos conciliares... nos piden a las almas consagradas una mayor vida interior, un mayor espíritu de oración y sacrificio, con un anhelo muy grande por la salvación de todas las almas, lo cual, con la gracia divina podremos realizar, viviendo más consciente y santamente nuestras constituciones y reglas"26.

Comentando el decreto conciliar "Perfectae Caritatis", dice de la vida religiosa que "no es otra cosa que donación total y alegre a Cristo

21    ? Colectivas V (diciembre 1975), p.4178.

22    ? Colectivas V (junio 1977), p.4251.

23    ? Colectivas I (28 septiembre 1958), p.242. A veces resume la vida religiosa con unas breves pinceladas: ..."la excelencia de la vida religiosa, con sus sacrificios, sus alegrías, sus grandezas, su apostolado, su espíritu de oración etc. etc." (Locales, 1955, I, 4672).

24    ? Colectivas II (5 abril 1965), p.606. Afirmaciones parecidas en: Colectivas III (27 mayo 1966), p.3683.

25    ? Colectivas V (junio 1977), p.4270. Otras veces indica la finalidad con estos términos: "Sí hijas, a eso y sólo a eso venimos a la vida religiosa, mejor dicho, es el principal motivo; ser santas para, de esta forma, ayudar a santificar a los demás, enseñándoles más que con la palabra, con el ejemplo, la vida y la doctrina de Cristo; esto hijas, la santificación de los demás, tiene que ser una consecuencia lógica de nuestra propia santificación y unión con Dios" (Locales, I, 4539).

26    ? Colectivas III (noviembre 1966), p.3692. En la Circular de 23 de junio de 1971 indica algunos campos concretos de apostolado: ..."la catequización de la niñez, juventud y personas adultas" (p. 3956).

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nuestro Señor, quien tanto ha hecho por nosotras27. La abnegación de la vida consagrada está relacionada con el gozo de la fecundidad apostólica. M. Inés la explica como "una dulce entrega", "porque el alma que se sabe dar, aunque sufra, goza de sufrir, pues sabe que sus sufrimientos son el precio de la salvación de muchas almas, unidos a los méritos infinitos de Jesús y su Madre santísima".28

Esta entrega de totalidad, además de su fecundidad apostólica, tiene la característica de adentrarse en las intimidades de la contemplación: "Amarle exclusivamente en la negación de mí misma, en una entrega total de todo mi ser a él, mi único Dueño, vivir una vida más mortificada observando mis votos de obediencia, pobreza y castidad, elevándome... de la ascética a la mística de una unión muy íntima con él, cumpliendo amorosamente todas sus divinas voluntades".29

Madre Inés, al final de sus días, ya casi inmobilizada, resume su entrega de totalidad, en actitud contemplativa, siempre con miras a la salvación de las almas. Refiriéndose a esta situación de enfermedad e inmobilidad, afirma: "Ahora el Señor me tiene del todo dedicada a lo que tanto ha anhelado mi alma: «vida de contemplación», pues ahora mi enfermedad no me permite otro trabajo y digo: «Ya no tengo otra dedicación ni oficio, pues tan sólo amar y orar es mi ejercicio»"30. Entonces habla de "mis horas de oración nocturna en mi silla" y resume la vida religiosa con estas palabras: "El saber sufrir y callar; el saber orar y amar, es la gran ciencia de la religiosa".31

2. De la contemplación, a la misión sin dicotomías

Esta actitud de entrega de totalidad, concretada en la vida consagrada, se alimenta en las fuentes de la revelación (la Palabra contemplada) y en la Eucaristía. Es, pues, actitud contemplativa que lleva necesariamente a la misión. Esta orientación contemplativa y misionera, según la M. Fundadora, se inspira en la frase paulina, que es

27    ? Colectivas III (7 abril 1967), p.3719. En la carta colectiva de 2 de julio de 1980, VI, p.4492ss, comenta con cierta amplitud las Directrices "Mutuae Relationes" (de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada e Institutos Seculares y de la Congregación para los Obispos, 1978). Para urgir a la fidelidad al Espíritu Santo, cita "Evangelica Testificatio" de Pablo VI (Circular, 31 mayo 1973, II, p.5651).

28    ? Colectivas III (abril 1969), p.3817.

29    ? Colectivas III (diciembre 1969), p.3870. Ver afirmaciones parecidas sobre la vida consagrada: Colectivas (abril 1969) III, pp.3863, 3870; IV, pp.3885, 3986; V, pp.4178, 4251, 4270, 4276; VI, pp.4457, 4476, 4491ss.

30    ? Colectivas VI (11 diciembre 1980), p.4509. Glosa esta frase de San Juan de la Cruz, que le era muy querida (cfr. Cántico Espiritual, canción n.28).

31    ? Colectivas VI (1980), p.4476. Es una afirmación repetida otras veces con matices especiales, como el de "sufrir amando": Colectivas VI (septiembre 1978), p.4374.

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el lema del Instituto Misionero: "Urge que Cristo reine" (1Cor 15,25).

La vivencia de la totalidad en la entrega (por medio de la vida consagrada), ayudó a M. Inés a vivir la contemplación como fuente inspiradora y motor de la misión. En su vida y en su doctrina no se notan dicotomías, sino una línea armónica que pasa por las honduras de la contemplación para abarcar todos los campos de la misión sin fronteras.

Toda su vida, desde la primera juventud, tiende hacia la consagración (perfección), la contemplación y la misión. En esta vivencia encontraría el significado de los sacrificios y de las pruebas: "Las misiones siempre han tenido un imán poderoso sobre mi corazón... Antes de ingresar al convento, ya me cautivaban. Pero me cautivaba también la vida escondida en Dios; una intensa vida de oración y sacrificio oculto".32

Gracias a este equilibrio y unidad de vida interior, los 16 años de vida claustral (1929-1945), antes de la fundación misionera, fueron un arsenal de espiritualidad y de preparación para el apostolado: "Ya estaba en donde Dios quería, para donde me había escogido y me sentía feliz... Todo me parecían monedas magníficas para comprar almas para el cielo. De allí mi alegría constante".33

En la adoración eucarística y en la devoción mariana, durante estos años de vida claustral, fueron el apoyo para su vida contemplativa y para sus ansias misioneras. Es muy significativo el testimonio de la M. María Inmaculada Ochoa, que fue su Maestra de novicias y posteriormente su Abadesa: "Sus grandes deseos de trabajar por su santificación para salvar almas, se manifestaron inmediatamente por la forma en que aceptó de inmediato la vida austera de la comunidad".34

Para M. Inés no había dicotomías. Vivió con naturalidad y con profundidad su vida claustral: "Mi vocación fue ser misionera; y por eso me encerré en el claustro, sabía que la oración los sacrificios salvan más almas que todo lo que se puede perorar, todo lo que sea acción".35

32    ? Experiencias (Diario, 1944), p.133 (fol.569). Es un dato que aparece con cierta frecuencia en sus notas íntimas: "Mi primera vocación es la oración, a ella me siento inclinada con toda la vehemencia de mi alma, y si pudiera disponer de horas libres las dedicaría a esto, como lo hacía allá, en la casa de mis padres cuando me pasaba horas y horas engolfada en la contemplación de Dios, en sus atributos, en su hermosura, y, como punto de meditación todo un magnifico panorama de montañas y de mar con sus puestas de sol, sus espléndidos crepúsculos, el romper de las olas, el estrellarse en las rocas, y todos esos variantes de colores que presenta el océano en conformidad con el cielo" (Dirección Espiritual: Carta al P. Puech, 1942, "exposición de alma", p.99, fol.1019). Ver (en Dirección Espiritual) también algunas cartas al P. Chauvet: 17 junio 1948, p.123 (fol.1043); 6 octubre 1955, p.327 (fol.2040).

33    ? Autobiografía (1977), doc. 101 del "Summarium", p.750-751.

34    ? Declaración durante el proceso diocesano.

35    ? Autobiografía (1977), Doc. 101 del "Summarium", p.752. Esta

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Gracias a su espíritu contemplativo y misionero, supo aceptar con serenidad las pruebas y sufrimientos. Visitaba espiritualmente "todos los sagrarios del mundo" para pedir por todas las almas. En sus notas espirituales escribe con gozo que el día 15 de agosto de 1934: "Se me ha dado por fin permiso oficial de obligarme con voto a hacer amar a mi divina Madre, cuanto yo pueda, de todos los corazones".36

Precisamente el hecho de afrontar las dificultades inherentes a una vida claustral con este espíritu contemplativo y misionero, suscitó en ella la posibilidad de la fundación en vistas a la misión universal. Lo consultó con sus superioras, así con a su director espiritual, y se atuvo a sus consejos. Paulatinamente las autoridades eclesiásticas darían el placet para la fundación. Es importante notar la continuidad entre su vida claustral y su vida misionera: "Fue en este tiempo, en donde se fue madurando más y más mi deseo de ser misionera en la realidad de la palabra (no porque deje de pensar que no es tal por la oración y el sacrificio oculto)... Llegué a la conclusión de que Dios me pedía esto, ya que si tanto tenía que trabajar físicamente para ganarnos la vida, era mucho mejor hacer ese trabajo, aun cuando fuera más intenso, en favor directo de las almas para poder enviar evangelizadores a los países de infieles y así conquistar muchas almas para el cielo".37

La fundación en Cuernavaca fue en 1945. La Congregación de Religiosos (como se llamaba entonces) aprobó la transformación en Instituto Misionero en 1951. En este espacio de tiempo, las religiosas pasaron de 5 (que habían salido del claustro, aunque tres regresaron a él), a 90 (en al año 1951). Los escritos de M. Inés, en esos años de iniciación misionera y en los años posteriores de fundaciones continuas, giran en torno a una vida consagrada que será de generosidad evangélica si se apoya en la contemplación y deriva hacia la misión.

De la contemplación, a la misión sin dicotomías, podría ser la clave para entender la espiritualidad y carisma misionero de M. Inés, siempre en una riqueza de dimensions: eucarística, mariana, eclesial (sacerdotal) y misionera.

armonía de vocación contemplativa y misionera sera una constante durante toda su vida. En carta al P. Chauvet (20 febrero 1949), describiendo sus meditadiones, afirma: "Todo el día me veo sumergida en él. Mi alma fue creada más bien para la contemplación que para la acción, no obstante ser tan activa" (Dirección Espiritual, p.151, fol.1070).

36    ? Experiencias (Diario 1932-1934), pp.46 (fol.486) y 54 (fol.494).

37    ? Autobiografía (1977) (Doc. 101 del "Summarium"), p.757. A veces, ella misma cuenta sus sentimientos en este proceso de pasar a la vida misionera: "Yo abracé la vida contemplativa por ese atractivo poderoso que siempre he tenido por la oración, por el ocultamiento, por el olvido de todo. Por eso, al sentir en mi corazón este segundo llamado, he tenido que sostener una terrible lucha en mi interior, he sufrido lo indecible en meses anteriores; pues ahora, lo confieso, estoy en completa paz, con una seguridad cierta de que es Él quien me llama al apostolado y sólo exige de mí una fe ciega, como dijo a Jairo cuando sus criados le decían que su hija ya había muerto, que no se molestase al Maestro: "No temas, ten fe solamente." (Documentos de Fundación I, Carta a Mons. L. Martínez, 10 octubre 1943, p.66).

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Se necesitaría un estudio más amplio y previo, para poder captar mejor esta clave contemplativa y misionera. Pero los datos doctrinales que vamos a aportar (y que ratifican los datos biográficos ya anotados anteriormente) son suficientes para hacerse una idea clara de esta dinámica de contemplación y de misión.38

Su modo de orar es ordinariamente a la luz de los textos evangélicos y de los salmos, meditados en relación con la presencia de Jesús en la Eucaristía. De ahí que la oración tiende a ser "afectiva", como entrando en los sentimientos del Corazón de Cristo. Es el "reclinar" la cabeza sobre el pecho de Jesús, como San Juan: "Cabe tu Corazón sagrado, como Juan en el día de la cena, nuestros corazones se inflamarán; al escuchar tus latidos de amor nuestras almas se abrasarán y sabrán trasmitir a otras almas los sentimientos que embargan tu Corazón; la sed de almas que lo devora y cómo, tú solo quieres que los corazones se inflamen en el fuego que has venido a traer a la tierra".39

La oración contemplativa del apóstol consiste en entrar en sintonía con los sentimientos y amores de Cristo, al estilo de San Pablo: "Escuchando la palabra divina, penetrándose de ella, gustándola, rumiándola por el don de Sabiduría, viene el alma a despojarse del hombre viejo y a revestirse del nuevo, a hacer suyos los conceptos del Maestro, a apropiarse su lenguaje, sus sentimientos, sus modales. LLega a poder decir como san Pablo: «No soy yo quien vivo; es Cristo quien vive en mí»".40

Reconoce que esta experiencia contemplativa de los sentimientos de Cristo es un don de Dios: "Mas cuando tú mismo eres quien hablas a mi corazón; cuando tú mismo te manifiestas a él en la plenitud de tu amor, de tu ternura de tu compasión, de tu generosidad, de tu misericordia; cuando te descubres a este pobre corazón en toda la extensión de tus atributos, cuando esculpes tú mismo en el fondo de mi alma tu arrobadora imagen, entonces Dios mío, no te conozco ya solo por referencias, por lo que otras almas me cuentan; te conozco por propia experiencia".41

38    ? Aunque indicaremos algunas pistas breves, cabría profundizar en diversos temas del "vocabulario" de los escritos de M. Inés, conocido al interno de la Congregación: Palabra de Dios, oración, meditación, experiencia de Dios, presencia de Dios, unión con Dios, mística, Corazón de Jesús, silencio, recogimiento, etc. En el presente estudio, nos ceñimos especialmente a la relación de dependencia entre contemplación y misión. En el capítulo siguiente indicaremos cómo, en los escritos inesianos, la misión remite de nuevo a la contemplación. Sobre la oración en M. Inés, consultar la bibliografía citada al inicio del presente estudio, especialmente: "Cantaré eternamente las misericordias del Señor", o.c., II, 3 (contemplación).

39    ? Experiencias ("María ha escogido la mejor parte"), p.107 (fol.543). Sobre la actitud contemplativa de M. Inés, puede encontrarse abundamente material en sus escritos más personales: Experiencias (pp.25, 29, 63-5, 69, 92, 99-105, 109-14, 149, 150); Dirección Espiritual (pp.65, 99, 123, 140, 151, 165s, 327); Ejercicios (pp.403, 446, 486).

40    ? Estudios ("Yo soy la vid"...), p.275 (fol.706).

41    ? Estudios ("Postula a me et dabo tibi gentes"), p.197 (fol.631). Se

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El libro de "La Lira del Corazón" dedica mucho espacio a nuestro tema, puesto que fue y sigue siendo el documento básico de formación (para las Misioneras Clarisas) en la vida consagrada, contemplativa y misionera. Es una síntesis sapiencial que, en pocas palabras, va resumiendo los contenidos del carisma: "Pedirás incesantemente al Espíritu Santo el DON de oración, la gracia especialísima de llegar a una perfecta unión con Dios, para que, de esa plenitud, puedas saciar a las almas que se te confíen en lo sucesivo. Desde el Noviciado debes enamorarte de la Vida Contemplativa; procurarás no salir de la celda interior que debes construir en tu corazón; porque de esa vida contemplativa, de esa unión con Dios Nuestro Señor, de esa vida de intimidad con la Santísima Virgen, deberás sacar todas las gracias que necesitas para santificarte, y salvar y santificar las almas de los demás".42

En esa actitud contemplativa se inspiran todos los elementos de la vida consagrada: "La vida contemplativa, la vida que tendremos para siempre en el Cielo, debe enraizar de tal manera en su alma, que sea el móvil, el promotor, el impulsor de los movimientos todos de su corazón y de cuantas acciones, por mínimas que sean, que tenga que realizar".43

La armonía entre santidad, contemplación y misión se expresa con estas palabras: "Para no defraudar las esperanzas de tu Dios, te entregarás de lleno a la obra de tu santificación, usando los dos medios que EL pone a tu disposición: LA CONTEMPLACION Y LA ACCION. La contemplación te sostiene y te ayuda en la acción; y ésta te llevará continuamente a aquella, como un escala por la que tu alma, si sabe vivir de fe, irá de las criaturas al Creador".44

No se trata de dicotomías, sino de entrega generosa, tanto al campo de la perfección, como al de la contemplación y misión. Una actitud de poca entrega, opondría entre sí contemplación y apostolado: "Es por esto que, la Misionera Clarisa se entrega de pleno a la oración, a la contemplación, para poder entregarse de PLENO A LA ACION y sea su apostolado fecundo".45

trata de "perderse, dichosa, en ese amor": ibídem ("Estudio sobre la Regla y el Evangelio"), p.233 (fol.666).

42    ? Lira, 1ª parte, cap.VII.

43    ? Ibídem, cap.XII. Este capítulo XII tiene como título: "La intima union con Dios, medio el mas eficaz para alcanzar la salvacion de las almas". Ver también cap.XIII, XVI-XVII. Un "Plan", escrito por la Madre hacia el año 1946, señala estas pistas estimulantes para la pastoral vocacional: "Las vocaciones aumentarán notablemente, ya que, uniendo Marta y María en un solo ideal, es la vida más perfecta, la que llevó nuestro Señor Jesucristo, los apóstoles y los santos que han obrado numerosas conversiones" (Documentos de Fundación, p.189).

44    ? Lira, 1ª parte, cap.XVI. El haber encontrado a Dios en la contemplación, impulsa a colaborar en la salvación de las almas: "Quiere que, como ella, todas las almas sean dichosas en el amor de su Dios" (ibídem).

45    ? Lira, 1ª parte, cap.XVII. La homilía del Obispo de Cuernavaca, al

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La oración contemplativa, a la que se refiere M. Inés, consiste en la experiencia (y don de Dios) de encontrar a Cristo en la propia miseria y pobreza. De ahí nace el deseo ardiente de misión: "El alma contemplativa, más que ninguna otra, en esa oración recogida y silenciosa ha sabido encontrarse; y de hecho se ha encontrado con todas sus miserias... de ahí ese arrojarse en el corazón de Jesús para que sus llamas la purifiquen, ese reconocimiento inmenso al verse el objeto de las predilecciones de su Dios, y ese querer, con intensidad de deseo, ser el heraldo del gran Rey en los cuatro confines del mundo, para que todas las almas puedan gozar de la dicha de pertenecer a un Soberano magnánimo y tierno".46

La finalidad del Instituto misionero queda, pues, muy definida, al armonizar las dos líneas básicas de la contemplación y de la misión, como medio específico de santificación: "Al desear ser misioneras, hemos querido unir la vida contemplativa con la activa, de manera que, de la contemplación se derive nuestra acción".47

Los momentos contemplativos ante el Sagrario convertirán a las misioneras en "lamparitas que ardan y se consuman en aras del amor", para "ser sus cooperadoras en la extensión de su reino de paz y de amor sobre la tierra"48. De ahí la necesidad de la contemplación para atraer las almas a Dios: "Recuerden siempre, hijas, que una misionera clarisa debe ser alma de mucha oración y contemplación, para que de la abundancia de su corazón pueda participar a las almas que se le acerquen"49. Del alma contemplativa llega a afirmar: "Su radio de acción se extiende sobre el mundo entero".50

La contemplación verdadera se convierte en fecundidad apostólica. Es luz que transforma a la misionera en luz sin fronteras: "Dios la deja en la (etapa) de la contemplación (aún en medio de la acción), entonces es ya sólo fuego que consume, fuego que abrasa, fuego que atrae hacia él infinidad de almas que no ven la luz; que anteriormente no la habían visto, pero la descubren a través de aquella pobrecita, pero ya convertida en llama misteriosa de amor sobrenatural y universal, que ilumina, no sólo a cuantos encuentra en su camino, sino hasta a los que están muy lejos, a aquéllos que están sentados en las tinieblas de la

celebrar la Santa Misa por primera vez en el convento (10 septiembre 1945), invita a armonizar los dos aspectos: "La Santa Sede os ha concedido lo más grande de la vida activa y a la vez lo más delicado de la vida contemplativa. Corresponded con generosidad a vuestra bella vocación de Clarisas Misioneras Sacramentarias" (Documentos de Fundación I, p.141).

46    ? Documentos de Fundación (Carta a Mons. L. Martínez, arzobispo de México, 28 noviembre 1943) p.77.

47    ? Documentos de Fundación (Carta al Ordinario de Cuernavaca, incluida en carta al Arzobispo de Puebla, 10 diciembre 1946), p.203.

48    ? Colectivas IV (16 febrero 1974), p.4096.

49    ? Colectivas VI (6 noviembre 1980), p.4506.

50    ? Colectivas VI (16 abril 1980), p.4528.

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gentilidad".51

Pocos meses antes de su muerte, dictó la última carta colectiva. En medio de su enfermedad y gracias a la oración, se sentía más misionera que nunca: "Desde este mi amado rinconcito en esta casa de oración... estoy bien así como mi Señor ha dispuesto me dedique a la tan amada y deseada vida de contemplación. Desde aquí participo en todos los campos de apostolado que las hijas atienden en todas nuestras misiones".52

Para M. Inés, el mejor regalo que podían ofrecerle sus hijas el día de su santo, era el compromiso de fidelidad a la contemplación y a la acción misionera: "Yo les pido ese regalo hijas, para que nuestro instituto sea una verdadera Betania para nuestro Señor y le salvemos muchas almas"53.

3. De la misión, a las fuentes inspiradoras de la contemplación

Si la contemplación lleva a la acción apostólica (como hemos visto en el capítulo anterior), al mismo tiempo, la acción apostólica pide contemplación, ofrece medios de contemplación y ella misma es una manera de llegar a la oración contemplativa. Estas características son inseparables en el carisma de M. Inés. De este modo, ella y su Congregación llevan a la práctica el lema de San Pablo: "Urge que Cristo reine" (1Cor 15,25).

El verdadero celo de las almas es ejercicio de maternidad eclesial, que imita la contemplación y disponibilidad misionera de María. Ser madre de las almas da sentido a la vida apostólica: "¡Qué maternidad tan gloriosa! ¡Dar almas a Dios y sustentarlas con el sacrificio!. Si no es para comprar almas para Dios, no vale la pena el vivir. La vida no merece el nombre de vida, si no se emplea toda ella en conquistar vasallos para el Rey inmortal de los siglos".54

Para captar el sentido de la misión como exigencia y medio de

51    ? Colectivas VI (marzo 1978), p.4317.

52    ? Colectivas VI (16 febrero 1981), p.4533. Sin renunciar, pues, a su vocación contemplativa y misionera, podía armonizar las dos facetas, salvando la prioridad de la dirección hacia Dios. Había escrito en los primeros años de la fundación misionera: "No cambiaré mi vocación a la vida contemplativa con el cambio de vida; se intensificará más" (Experiencias, 29 septiembre 1943, p.92, fol.529). "Decididamente, mi vocación principal es la contemplación" (Experiencias, 2 septiembre 1948, p.149, fol.584). El tono contemplativo garantizaba al autenticidad de la misión.

53    ? Locales II (20 noviembre 1959), p.4852.

54    ? Lira, 2ª parte, cap.IV. Cfr. Sobre el tema "madre de las almas", ver: Lira 1ª parte, cap.X, XVIII-XIX; 2ªparte, cap.IV, IX; Colectivas I pp.29, 34; II pp.416, 461; VI pp.4529; Estudios pp.272, 294. Ver la oración "dame almas" en: Lira 2ª parte, cap.VI. Ver en el "vocabulario" de los escritos de M. Inés, las voces: almas, apostolado, celo apostólico, sed de almas, misión, evangelización, etc.

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contemplación, podría hacerse fácilmente una relectura de la misma vida de M. Inés, antes y después de la fundación. Desde que ésta fue aprobada como misionera (la "transformación" fue concedida por decreto del 22 de junio de 1951), M. Inés siguió viviendo la armonía de su camino contemplativo y misionero. Entre 1951 y 1981 (año de su muerte), llegó a fundar 60 casas (América, Asia, Africa, Europa).

La clave de una acción misionera tan intensa estaba en la contemplación. Del amor apasionado por Cristo, pasaba al anuncio apasionado de Cristo: "Que todos te conozcan y te amen, es la única recompensa que quiero"55. Ella misma recomienda, en el libro de La lira, unas afirmaciones del arzobispo de México, Mons. L. Martínez: "No hay un alma que haya llegado a la unión con Dios, a la plenitud de la contemplación, que no sienta sus entrañas devoradas por el celo de la salvación de las almas".56

Ya en el año 1943, cuando se iniciaban los trámites de la fundación, M. Inés describe la actitud básica de ella misma y de toda misionera: "Y para esto, no necesitas más que tomar instrumentos, que quieran dejarse hacer en tus manos; por mi, aquí me tienes; yo quiero dejarme manejar por ti.... Señor, mi fuerza, mi poder, mi confianza, mi fe ciega, está en mi miseria, puesta al servicio de tu misericordia. Con esto lo digo todo".57

Los documentos relacionados con la fundación hacen hincapié en la estrecha relación entre oración y acción: "Es mi anhelo fundir en un solo instituto las dos vidas: contemplativa y activa. No dejar ninguna de nuestras prácticas de piedad, pues considero que eso es el principal elemento para la difusión del evangelio. Solamente que organizaremos de tal manera nuestras prácticas de comunidad, que nos dejen las principales horas del día libres para el apostolado exterior: misión, enseñanza de la doctrina cristiana, dispensario, colegio y, si nuestro Señor así lo quiere, hasta lazaretos, etc.".58

Las afirmaciones parecen responder a posibles dificultades que podrían surgir del hecho de la transformación de religiosas "claustrales" en religiosas misioneras de vida activa (o "mixta", como dice ella otra veces): "Digo que la acción deberá ser secundaria, porque nunca ninguna religiosa deberá dejar su oración, su hora de adoración ante el Santísimo solemnemente expuesto, y la asistencia al Oficio Divino, arreglando de tal manera las cosas, aun en plena misión, que las religiosas todas puedan cumplir con todos sus deberes religiosos, con esa íntima convicción de que es entonces cuando más plenamente están

55    ? Experiencias ("Viva Cristo Rey"), p.80 (fol.518).

56    ? Lira, cap.XVII.

57    ? Experiencias ("Viva Cristo Rey") p.80 (fol.518). Refiriéndose a sus futuras misioneras, ora así al Señor: "Sírvete de nosotras como de un instrumento para tu gloria. Sírvete de nuestras vidas, de nuestra inteligencia, de nuestro corazón, de nuestro amor; conviértenos en fuego para que abrasemos al mundo entero; y así nuestra miseria, puesta al servicio de tu misericordia, obrará maravillas" (ibídem, p.85, fol.523).

58    ? Documentos de Fundación (Carta al obispo de Tepic, 6 junio 1944), p.93.

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misionando en las almas".59

M. Inés insiste en esta valoración conjunta de la contemplación y de la misión. Las prácticas contemplativas seguirán siendo las mismas en medio de las múltiples ocupaciones misioneras: "Nuestra misión en tierras paganas consistirá especialmente en la oración y sacrificio, pues estamos perfectamente convencidas de que, si esto falta, todo lo demás se vendrá abajo. Por eso seguiremos, aun en misión, con todas nuestras prácticas de vida contemplativa".60

Comentando la exhortación de Pablo VI, "Evangelii Nuntiandi" (de 1975), en una circular del año 1977 ofrece una de sus frases más bellas sobre la misión: "Esto, ser misioneras, es nuestro más caro derecho, nuestra más dulce obligación y nuestro más sagrado deber. Deber y derecho que no debemos olvidar en ningún momento de nuestra vida. Ser misioneras... ¿Cómo?... hasta dar la vida si es necesario!... ¿Dónde?... En todas partes!... ¿Cuando?... Siempre!... ¿Medida? la obediencia". A renglón seguido indica la armonía entre la acción y la oración: "Sí hijas, misioneras... en el sacrificio, en el dolor, en el sufrimiento, hasta la muerte... Pero también en la alegría, en nuestra diaria Eucaristía, en nuestra oración, en nuestra adoración, en nuestro diario apostolado, en cualquier clase de trabajo, mientras dormimos y mientras comemos, mientras descansamos y mientras respiramos, mientras se consume nuestra vida minuto a minuto y en cada latido de nuestro corazón! Siempre hijas, siempre; nuestro espíritu misionero debe ser universal, debe abarcar todos los pueblos, razas y naciones, debe abarcar el mundo, no deben existir fronteras de ninguna especie".61

M. Inés, adentrándose en la contemplación, vivió de los deseos y amores del Corazón de Cristo. Pero, al mismo tiempo, la dedicación al apostolado, le urgía a profundizar más en la contemplación: "¡Ah! Las almas. Éstas han sido desde el principio de mi conversión el móvil más intenso que me llevaba no solamente a la oración, sino también a la mortificación en la medida que me era posible".62

Recordando el ejemplo de la Santísima Virgen (Nazaret) y la humildad de los santos, señala la necesidad de unir la acción a la oración y el sacrificio: "La Sma. Virgen y muchos Santos, no hicieron otra cosa, que sus virtudes... La oración y el sacrificio oculto hacen mucho más, que la acción sola. Esta, la acción, sin oración y sacrificio es nula o casi nula".63

La insistencia en relacionar acción apostólica y contemplación, le lleva a recordar el testimonio de Santa Teresa de Lisieux: "Y es tan hermoso nuestro fin como misioneras clarisas: salvar almas para Dios; y

59    ? Documentos de Fundación (Carta al obispo de Tepic, 15 agosto 1944), p.101.

60    ? Documentos de Fundación, (Carta al arzobispo de Puebla, 2 octubre 1945), p.143.

61    ? Circular (10 marzo 1977), p.5702.

62    ? Autobiografía (1977), p. 136-137.

63    ? Colectivas II (14 marzo 1963), pp.522-523 (fol.3561).

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salvarlas, ante todo, con mi oración y sacrificio, con mi inmolación diaria, de pequeños sacrificios, a ejemplo de santa Teresita y de innumerables buenas religiosas que viven así su vida consagrada".64

Ya desde los primeros años del itinerario misionero de la Congregación, M. Inés ayudaba a sus misioneras a vivir el deseo de misión como parte integrante de la oración. Glosando y ampliando la oración de Carlos de Foucauld, ofrece esta redacción que tiene matices de antología: "Me pongo en tus manos; me entrego a tu amor, a tu bondad, a tu generosidad; haz de mí lo que tú quieras, pero dame almas, muchas almas, infinitas almas. Dame almas de niños, de pecadores; dame todas las almas de los infieles... y yo te doy mi vida, mi corazón, mi ser todo entero. ¡Haz de mi lo que quieras!, mas déjame vivir y morir en tu amante Corazón, para que ahí se caldee el mío y pueda a mi vez calentar las almas que se acerquen a mí. Que todos te conozcan y te amen, es la única recompensa que quiero".65

M. Inés redactó algunas pautas en 1947, recogidas en "Consejos y Reflexiones", que fueron material formativo desde el inicio de la fundación. Las penas y trabajos del apostolado se convierten en materia de oración: "Para que el apostolado sea fecundo; para que esas horas a veces amargas, agotantes, en que el alma se prodiga en favor de los prójimos, no la enerven, necesita indispensablemente, vacar a solas con su Dios, comunicarse con él de corazón a corazón, vaciar su alma toda entera, con sus anhelos, sus victorias y derrotas en el océano de infinita ternura del Corazón de Jesús".66

Las misioneras, agobiadas frecuentemente por el trabajo apostólico y también urgidas por los sacerdotes responsables de la pastoral, se sentían tentadas a disminuir los momentos de oración. La Madre urgía con delicadeza: "Véanlo bien, y háganles ver a los padres que, si quieren que las misiones progresen, ustedes mismas deben ser almas de oración".67

La invitación a que el apóstol se adentre en la oración, tiene el aliciente de encontrar en la oración el modo de comportarse como Cristo en la cercanía a los hermanos: "La contemplación amorosa del Ser amado, de sus atributos, de sus bondades, le enseña la manera de tratar con su semejantes, en esa forma afable y caritativa, que fue el distintivo del Divino Misionero".68

Con estas disposiciones, las misioneras aprovecharán todas las circunstancias y los elementos del apostolado como materia de oración: "Que este deseo de unión con Dios sea tan creciente en toda Misionera Clarisa que sepa encontrarlo en cuanto hace, en cuanto piensa, en cuanto sufre; sepa buscarlo en la soledad, para que él le hable al corazón, y así pueda llegar a ser alma contemplativa, aun y a pesar del apostolado,

64    ? Colectivas IV (noviembre 1970), p. 3922.

65    ? Lira, 2ª parte, cap.VI.

66    ? Consejos ("Contemplación y apostolado"), p.1371.

67    ? Locales II (1 diciembre 1956), p.4758.

68    ? Lira, 1ª parte, cap.XIII.

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y aun precisamente por el apostolado, ya que este no fructificará, si ella no es alma de oración. O cuando menos el fruto no será duradero, si ella no es alma de oración. En viajes, en conversaciones con los demás, en las comidas, en todas partes se puede orar y unirse a él en una visión íntima y de entrega. Será el Espíritu Santo quién ilumine y guíe a cada alma que se sepa poner en sus manos y ser instrumento dócil".69

Hacia el año 1946, M. Inés había redactado un "Plan" de vida religiosas apostólica, para asegurar la armonía entre la vida de oración y la acción. Para poder cumplir este plan, lo motiva con las siguientes orientaciones: "No se juzgue imposible el poder adunar la contemplación a la acción; por las distribuciones antes detalladas, hemos visto lo factible del caso; con la ayuda de Dios y un poco de generosidad, todo se puede. Para eso, las casas misionales deberán formarlas el conveniente número de religiosas, para que puedan todas cumplir con sus obligaciones hacia Dios y hacia las almas. No hay qué olvidar que el mejor elemento en una misión es: la oración".70

Esta vida "mixta", que armoniza contemplación y misión, ofrecerá garantía de perseverancia en la vida consagrada y en la generosidad apostólica: ..."lo característico que debe tener el instituto, que para mí, y según lo que Dios me da a entender, deben ir unidas Martha y María. Siento muy adentro del corazón que, para que fructifique al ciento por uno el apostolado misional, debe ir cimentado en la oración, debe desenvolverse en un ambiente de intimidad con Dios, caldeado cabe la Eucaristía, en donde sacan las almas los bríos, la fortaleza la generosidad y la ternura que necesitan para llevar los pecadores a Dios".71

Las intuiciones de M. Inés, sobre las dificultades de la vida apostólica, indican un conocimiento profundo del corazón humano. El sentido de frustración surge cuando disminuye la actitud contemplativa de relación íntima y personal con Cristo. En vistas a asegurar una auténtica vida apostólica, sugiere soluciones prácticas: "Tengo muy adentro en el corazón que, para que el apostolado fructifique, es necesarísimo que esté basado en la oración, en el espíritu de oración, en una muy íntima unión con Dios, caldeándose los corazones cabe la Eucaristía, fuente inagotable de bienes, en donde sacan las almas apóstoles toda la eficacia de su ministerio... Por eso mismo, aun las mismas casas misionales deberán integrarlas suficiente personal, para que puedan todas cumplir debidamente con sus obligaciones. El elemento que consideramos más necesario y eficaz para la propagación del Evangelio es la oración... Conozco muchas religiosas de vida activa que, precisamente por la demasiada actividad a que se dedican, se siente descontentas, vacías, diré; es que les falta lo esencial: Dios, vivido en la oración recogida, en una muy íntima adoración ante el Santísimo, quien solo puede dar la virtud y eficacia en el apostolado. De lo contrario, todo será agitarse, no habrá provecho real y efectivo en las almas".72

69    ? Circular 5 mayo 1970, p.5599.

70    ? Documentos de Fundación, p.191 ("Plan", escrito por la Madre hacia el año 1946).

71    ? Documentos de Fundación (Carta al arzobispo de Puebla, 19 septiembre 1946), p.196.

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Pero será necesario formar a las misioneras y a las futuras misioneras en la capacidad de silencio contemplativo, necesario para la vida consagrada y para la misión: "Las almas nos necesitan en todo el mundo. Y es un mandato divino: Id y evangelizad a todos los pueblos. Nosotras somos misioneras de acción, pero no olvidemos que esta acción debe arraigar en la oración, en la contemplación. De aquí la necesidad de ser silenciosas, para saber escuchar la voz de Dios que habla en la soledad del corazón".73

Con su sinceridad y espontaneidad características, con que trataba a sus hijas, M. Inés irá dando siempre orientaciones para asegurar el equilibrio entre la contemplación y la acción. El "silencio", sobre todo interior, es uno de los factores que recomendaba con frecuencia: "Para ser almas contemplativas en la acción, en el apostolado, necesitamos enseñarnos a guardar el silencio, tan necesario para una íntima comunicación con Dios, medio eficacísimo, y casi único para superar los obstáculos que se interponen en nuestro caminar hacia él, para saber cumplir fielmente nuestros deberes, para saberlo amar, como él quiere ser amado".74

A veces, las misioneras preguntaban a la Madre sobre por qué, precisamente en los momentos de acción apostólica, sentían necesidad de vida contemplativa. La respuesta es muy precisa y alentadora: "Porque es necesario que vivamos las dos vidas. Para ser misionera de verdad hay que amar la contemplación, buscar momentos fuertes con el Señor, y hacer oración también en todas nuestras actividades".75

El modelo mariano sirve de punto de referencia. Entonces se aprende que la contemplación se alimenta de las actitudes de donación en la vida ordinaria, como en Nazaret. Así se coopera a la obra de la redención, como María: "Nuestro Señor nos llevará a las cumbres de la contemplación tratando primero de ser humildes, dóciles a sus pequeñas o grandes inspiraciones, a saber decir, siempre, siempre, como su Madre Santísima ese sí, que dice en toda despedida, pero principalmente cuando se le pidió ser Madre del Redentor, sabiendo desde ese momento que, al aceptar% esa voluntad santísima, aceptaba el papel de ¡¡corredentora!!"76. El amor apasionado por Cristo ("quiero vivir siempre con Jesús en mi corazón") se concretaba en amor filial a María: "Quiero amar a María... Quiero hacerla amar por todos los corazones".77

72    ? Documentos de Fundación (Carta al P. L. Puech, 19 septiembre 1946), p.198-199.

73    ? Colectivas V (septiembre 1978), p.4376.

74    ? Locales V (19 febrero 1980) p.5494. Hemos indicado más arriba (nota 38) las voces del "vocabulario" de los escritos de M. Inés, que están relacionadas con el tema de la contemplación. Entre esas voces está la del "silencio".

75    ? Colectivas V (julio-septiembre 1974), p.4117.

76    ? Colectivas V (junio 1977), p.4262.

77    ? Experiencias (Diario 1932-1934), pp.46 (fol.486) y 54 (fol.494).

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Líneas conclusivas: La dinámica contempación-misión en la SD María Inés-Teresa Arias. Perspectivas abiertas para su estudio

El sentido de totalidad en la entrega, para seguir incondicionalmente a Cristo Esposo por medio de la vida consagrada, incluye, en la vida y en la doctrina de M. Inés, una actitud relacional con Dios. Esta relación se concreta en sintonía con los deseos y amores de Cristo, captados en la contemplación y vividos también en la disponibilidad misionera.

El dinamismo de la entrega total (consagración) se concreta y alimenta en la contemplación y tiende necesariamente hacia la misión. La entrega total no sería posible sin la intimidad con Cristo, vivida en los momentos contemplativos y en los servicios misioneros.

Este dinamismo se encuentra en todas las figuras históricas (santos, misioneros), que hayan sido consecuentes con su vocación específica (laical, religiosa, sacerdotal). En M. Inés se podría concretar en una especie de círculos concéntricos, cada uno de los cuales incluye o hace referencia a los demás. Es lo que hemos intentado explicar en el presente estudio. Ella va repitiendo que su primera vocación fue de contemplación y de misión.

La figura de Santa Teresa de Lisieux, que entró en su vida ya desde su primera juventud, fue determinante. Por esto pudo vivir generosa y gozosamente tanto la vida claustral como la vida directamente misionera. La transformación externa no resultó fácil, debido a las pruebas interiores y exteriores, pero fue siempre armónica con el carisma recibido desde el principio.

Lo que ella fue en su vida personal (como hemos visto en sus datos biográficos y en sus notas íntimas de retiros y dirección espiritual) es lo que quiso comunicar a su familia misionera. Los otros escritos que hemos ido citando se refieren ya a sus hijas espirituales, a quienes iban formando en esa misma línea: Estudios y meditaciones, Consejos y reflexiones, Cartas, etc.

Tal vez no se encuentra un caso igual en la historia de la espiritualidad y misión. Se trata de una fundadora ha podido acompañar muy de cerca a todas y cada una de sus hijas, por medio de una comunicación epistolar continua (cartas personales, locales, colectivas...), durante todo el tiempo de su actuación como Madre General (1945-1981). El tono de contemplación y misión mantiene siempre el nivel de la entrega de totalidad en la vida consagrada.

El presente estudio es un simple esbozo para posibles investigaciones, a nivel más familiar y también a nivel académico. Se puede entrar en sus escritos (manuscritos), clasificados de modo correcto en los archivos de la Congregación, por medio de un "vocabulario" que ya existe (provisional, aunque suficiente) para iniciar el trabajo.

En el "vocabulario", a que hemos hecho alusión, se pueden encontrar las "voces" de referencia, necesarias para complementar y ampliar los estudios sobre la vida consagrada (seguimiento, consejos, votos, vida comunitaria, misión...), sobre la contemplación (oración, presencia de Dios, meditación, adoración...) y sobre la misión

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(apostolado, almas, celo apostólico, evangelización...).

Además de los temas concretos a que he acabo de aludir (sobre la consagración, contemplación, misión), me permito insinuar algunas líneas que necesitarían un estudio más profundo y más pormenorizado, siempre en la perspectiva en que nos hemos movido durante el presente estudio:

1ª) El amor a Dios misericordioso como fundamento de una entrega de totalidad.

2ª) La vida consagrada (religiosa) como "unidad de vida" entre consagración, contemplación y misión.

3ª) Los consejos evangélicos (cada uno de ellos o todos de conjunto) en relación armónica con la vida contemplativa y misionera.

4ª) La vida fraterna y comunitaria, como expresión y apoyo para la vida contemplativa y misionera.

5ª) La experiencia contemplativa de Dios Amor en la propia miseria (pobreza), como fuente de la disponibilidad misionera universal.

6ª) La vivencia gozosa de la identidad de la vida consagrada como seguimiento esponsal de Cristo, a partir de un encuentro profundo con él y en vistas a la misión.

7ª) María en el camino de vocación, contemplación y misión, especialmente para quienes están llamadas a ser "madre de las almas"...

Las perspectivas quedan abiertas, también respecto a los demás temas del "vocabulario", como una invitación a proseguir un camino ya iniciado, que puede fructificar en fidelidad generosa al propio carisma contemplativo y misionero.

La vida y enseñanzas de M. Inés giran en torno a una entrega de totalidad, que es actitud contemplativa y misionera. Viviendo estas orientaciones inesianas, se comprenderán mejor las directrices de la encíclica misionera de Juan Pablo II: "La santidad de vida permite a cada cristiano ser fecundo en la misión de la Iglesia... La llamada a la misión deriva, de por sí, de la llamada a la santidad... El misionero, si no es contemplativo, no puede anunciar a Cristo de modo creíble. El misionero ha de ser un contemplativo en la acción. El misionero es un testigo de la experiencia de Dios y debe poder decir, como los Apóstoles: «Lo que contemplamos... acerca de la Palabra de vida..., os lo anunciamos» (1Jn 1,1-3)".78

El lema paulino de M. Inés, "urge que él reine" (1Cor 15,25), vivido como entrega de totalidad y actitud de contemplación y misión, ayudará a seguir mejor la invitación del Papa en los albores del tercer milenio: "El Cristo contemplado y amado ahora nos invita una vez más a ponernos en camino: « Id pues y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo » (Mt 28,19). El mandato misionero nos introduce en el tercer milenio invitándonos a tener el mismo entusiasmo de los cristianos de los

78    ? Juan Pablo II, encíclica "Redemptoris Missio" (1990), nn.77, 90, 91.

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primeros tiempos".79

79    ? Juan Pablo II, Carta Apostólica "Novo Millenio Inneunte" (2001), n.58.


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