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2.- Friedrich Katz

Date post: 04-Apr-2018
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    L p ~eiy,dy*bl-e 4Cnr,qh d r a , d ere \ $go-_ __---- _- --,

    /SU P rnemoriss en 1954 y su desc& fue tomada dc su l ibro Reminireen-

    Revolution, MCxico, 1966, pp. W32micropelicula de El Colegio de

    Econbmica, MC-

    ~ ~ a b a j on las haciendas de MCxico i %durante el porfiriaG: modalidades y tendencias-- -

    Se han puesto dc relieve dos de las muchas y profundas trnnsforrnacio-nes que tuvieron lugnr en el campo de Mixico entre 1876 y 1910: la cxpro-piacidn de las t ierras comunales dc las aldeas y la disminucidn del snlnrkreal de los trabajadores en las haciendas. Segirn 10s datos disponibles, al fi-ne l izar e l forf i r ia to mis de l 95 or ciento de las aldeas comunales habianderdido sur tierras.' El vnlor h quisit ivo del jornal que recibian tbs t ra -hajadores agricolas en las haciendas dis rn inu ~d normemente entre h876 y1910.'

    - .. Decir escuetamente que disminuyi el valor de 10s salaries renles qlte sepagnban a 10s trabnjnciores en ins haciendns, no tiene mucho significndo. Lossalarios 9610 eran una parte del ingr esc- dd pt6 n -de h_a&zda y para' detepminor su es t indnr de vidn hay que tomar en cuentn otros Vahores . ~ T eg ina cc eso e l pe dn a I n c t i s g de la hgei enda y en uC tirminos? ZEra=--_or e n i m -o o t Fnbi$&rbre ?a Si e+endeumQcuQn ?ir.-- -1 Frank Tannenbaum. The Mezican Agrarian Revolution, Nueva York. 1926, pp.151 y 13s. Aun ue en el canrenso general de la opinidn Ir ma oria de lar tierrra comu-nolcs de lor Jdcaa lueron expropiadas durante cl rigimen d: Dlaz, lorn estudiosoa noes t in d c acuerdo acerco dc la magnilud exacto de e a r confiscacionea VCase GeorgeMcCatchen McBride, The Land Sysrem 01Mexico, Nueva York, 1923: Moida GoridlezNavarro, El Porjiriato: la vida social, pp. J87-212; ernando Condlez Hoa, El arpectoagrario de lo Revoluciin Mcxicuna. Pod er Ejecutivo Federal, Direccidn de Aprovi-rionamientos, Direccidn de Talle rer Crificos. MCxico 1919; Moisir Conriles Navarro.El capitdismo nocionolistq ed. B. Costa-Amic. MCxico, 1970, pp . 227-53. FranciscoBulner que estuvo muy allegado al rCgimen porfiriono, cscribid e n 1916 que e l 15 po rciento de Iar aldear eomunaler habion logra do conservnr rus tierras: The Rho @ TruthAbout Mexico: President Wilson's Responsilility, Nueva York. 1916, p. 85.

    2 Gonzilez Roa y Tannenbaum opinan que lor sslarior renles disminuyeron ed treintapor ciento durante la era porfiriana: Tannenb num, op. cit, p. 149, y Gonzilez Roo,op. cit., pp. 180-81. En la obra preparado por el Seminario de Historia Moderns deMCxico, Estadistica s ccono'micas del Porjiriato : Fuerza d e trabaj o y octividad ccondmicaI por sectores, ed. El Colcgio de Mixico, 1964, pp. 147-48, e calcula que la disminu-cibn promedio del salrrio minimo real en conjunto fue de cerca de veinte por cientoentre 1877 y 1911. No fue uno disminuci6n continua. Hubo una tendencia a la alwdc ralorios haeta 1898-1899.De ahi en adelante bajaron gradualmente hosta 1908 ynluy abruptamente entre 1908 y 1911.El peonaje pot endcudomiento es una eapecie de trabajo forrndo que se desarrollncunndo existe un nimero de requisites previor para la erclavitud en la agricultura

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    r='~ c ; ~ L \ ~ - i ~ b~ o r o s n m e n t e e c um p li a o s e ~ o d i a~a ce r umplir el sistema de peonaje pore n i a a m ie n t o 3 , S ie l- l a b a ~ ~ a r c e r o ~u_a! era su parke ae la cose--~l~fiu e$u=Gn? & E n ue conii"$oh& ae*$t~ l a -UC servicios tenia u e r es ta r a la I ~ c i & & - - e ~ r r a a t a r ~ o iQS .ppstwidades~ n ~ ~ ~ ~ d d ~ & ~ t ~ ? - ~ ~ ~ $ ~ ~ ~ c i i ; ne fr2bajadoresera de t iempo completo y qub mor c io ' 4_m mp- r end ia aTos t empor a les?- E n es te en sa yo se di sc ut en Ia s v ar ia ci on es r e m s n esto s a s p e c t o s klas condiciones de t raba&Se ~r et en de eterminar cuin difundido e impor--- *----t a n t e era-naje p o r e n d e u d a n ~ i s n e l M Cxi co~ r J i r i ano , na l iza r la scircuns tancias en que se em pw A e st e peonaje e indagar quC otra al terna---tiva--=6aio po dia em plea rse.Es dificil resolver estas cuestiones no s610 por falta de datos cuantitativos. .sino tambiCn por las t_endenciaa_tan-&!_s.tema_agrigda me -x ican0 du ran te e l per iod0 de D im. La exp ro i a c ie ~ e n r an e sca la de t i e rr a sin&enas cre6 una nueva r~ el y a- c ma~io&%ra.~mmm~lmt.dones,Ls mi;% y en rnenor ==&--- tg1i~d "*i gs, ten ian necesi!?p & %b?$dorer=a

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    - . - ia variaciones regionales y particulares de codahacienda.

    .--- en t i e r r as de l a hac i enda , y e12aI a r io_gG~~~~les pa&a -Ldr G i K i K d e r a b a j o en 10s.-ompos-. del h ~ ~ p d a d o . ' L ampor:- ' -m T a relat iva do ca a uno Xe es tos lngresos voriaba de XGienda en ha-cienda. , L i-..---r-..a---.-. .. .**w - y s61_0 --. - ~ ~ -. - .- Frecuen--temente el pe6n n z e c i b i a racihn, pero con su salario podia cornurar maizde la llacienda a precio inferior al >el mercadoP Las c~nd icio nes ~va riab on,aun dentro de la misma hacienda. En lo hacienda de Bocas, en San LuisPotosi, algunos de 10s eones acasillados recibian raciones de maiz de la ha-cienda con regularidax en tonto que la mayoria compraba maiz a la ha-cienda al precio de un peso cincuenta centavos por fanega..Lo primera obligaci6n de 10s peones era labrar las tierras del hacendadoo cuidar el ganado cuando fuera necesario, pero a veces tenian que hacertrabojos dom6sticos y ocasionalmente se les requeria para pelear por lahacienda.'En algunas haciendas habia una diferencia muy bien marcnda entre 10semplcudos privilegiodos y 10s otros tmbajadores perrpancntcs.-En Bocas 110.bio cincuento y cinco sirvientes privilegiados llamados peones acornodados.A diferencia de 10s otros- peo nes residentes, llamados peones acasillados, 10sacomodados recibion con regularidod raciones, ademis de una parcela. Los265 peones acasillados no re cili an rnci6n.' En algunos casos se obligaba atodos 10s peones permanentes a trabajar algGn tiempo sin poga.'- -Con excepci6n de 10s ranchos y haciendas ganaderas situados en las Breasmnrginnlcs de MCxico, porece que 10s peones de residencia permanente cons-tituion uno rninorin en la fuerzn loboral de la moyorio de las haciendasmexicanas. Los trobajodore s tempora les rea~iza ban n mayor parte del trabajo.Formoban un grupo complejo, mucho m6s dificil de describir y de precisorque el de 10s peones residentes. Los trobajodores~eventualespodian ser resi-dentes de nldeas indigenas libres y dueiios de tierras, o odian ser pequeiiosPropietarios que buscoban un ingreso complementorio. A gunos procedian de6 Bazant, op. c it., pp. 9, 19.6 Ibid., pp. 16, 19.1 John H. Coatsworth, "The Impact of Railroads on the Economic Development olMexico, 1877-1910",Ph.D. D i s University of Winseonrir~,1972, pp. 178.212.8 Bazant, op. cit., pp. 15-19.0 Ibid.. pp. 19, 50.

    aldeos cefcnllas a la hncierida y alli vivian, trnlajando durante el dia enla Iiocienda. Otros procedian de aldens apartadas y tenian que vivir eh lahacienda por largas temporadas. A veces se les pagaba en efectivo,otras ocasiones con el uso de tierras de la A 10s troboja oreslibres se les podia permitir el uso de 10s apacentarnientos o se lcs

    d encon el aprovechnmiento de 10s magucy es, como er a el cnso en a haciend ade San Nicolis Ulopa?' podiaEste tip0 de trabojo eventualItabia una gran concentraci6nque en el Baj io l~ ob ia n t ip0ln ad os in dio s v a g o ~ . ~o eran residenteslibres, silt0 trabajodores ~nigratorios iteciudad.cienda y lucgo cn otra, o en las ininas, trabajo en laUn tercer grupo d e trabajador:~ vivia permanentemente en lo hacienda yohtenia la parte nlis considerable de su ingreso de Ins tierros que lo hacien-da pouia a su disposicibn. Sug terrene? eran rn_ayores 3ue 10s de 10s p 2 ~residentes y tenian que pagar a la hoclenda, en eGGtLo o en productos', por

    * d - S d e a t i e rr a . Ademis es taban ob ligados a t r abajo r par a la haci endauna parte del aiio. Habia tombiin medieros y arrendntorios quc no estabanobligados a dar servicios a la hacienda, pero que pagaban a1 dueiio uaasuma fija de dinero o una porte de la cosecha.JBLos asr- podian alquilar desde una pequeiia parcela hasta unagran extensi6n o un rancho entero;" hab ia quienes teniun tierros propiasuder116s tlc Ins que alquilnban. Algt~nos rrendotarios y apnrmros ct~ltivubanpor si lnismos sus tierras, mientras que otros contra taban trabajadores. AI- .gunos contrataban a trabajodores de la hacienda para cosechar, y mientrasunos estnbun obligndos a vendcr un producto a la hacienda, otros podianvenderlo en el mercado librePsLos convenios con 10s medieros er an mtryry.variables, ero quiz8 no tantocomo 10s dc 10s arrendiitiirlm. A dg un os hacendados les interesnl)a m is layorte de la _gosecl~a ue les correspondia en la aparceria , m ie~itr asque aotros les intercsaba-mas el tralojo, lo s medieros vivian en lo Irncic~idamis-ma o en aldeas cercanos; unos eran agricultores de subsistencia que apcnassi cubrinn SIIS neccsidndes, rnientros que otros p roducion exccdc~ltcs. Losconvenios con 10s pequeiios arrendatarios o medieros eron generalmente porpoco tiempo y el hacendado se creia faciiltndo para revocarlos o camLiarlos10 Brading, op. cit., p. 37. Badura, op. ct., p. 101; Baunt. op. cit., pp. 29-30;Ewald, "Dos Poblsner Jesuitenkullegium. pp. 66-67; Condlez Slnchez, op. cit.,pp. 24849;Gibson. op. cit., p. 254,l1 Bodura, op. cit., pp . 1W105.1 2 Brading, op. cit., . 35.1s Ibid., pp. 32-33; aznnt, op. cit., pp. 3440;Badura, op. cit.. pp. 104105,14 Baulnt, op. cit., pp. 42 y ss.15 Ibid., pp. 36-42.

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    res lib= que

    En 10s estudios sobre las haciendas a1 final de la Colonia, llama la atenci6nel poco inter& en la exglotaci6nque origin6 tsntas &s a finescontr6 que 10s precios en lasmHs altos que 10s que rivaban en las tiendas vecinasSm Parece que estaPituaci6n cambi6 radica mente en el siglo XIX. El emperador Maximilianoquiso ganarse el apoyo de 10s cnmpesinos indigenes suprimiendo las tiendasde raya en 1865.M~ C u i lue la causa del cambio habido entre finales del sigloXVIII y prin-cipios del x ~ x , la segunda mitad de este iiltimo? S610 podemos especular.Posiblemente influyeron 10s comerciantes espaiioles del period0 colonial queno querian perder sus lucrativos mercados. Tambidn puede explicarse elcambio por el hecho de que 10s indios estaban en posicibn m6s ver~tajosaparanegociar en el si lo X V I I ~ , cuando todavia conservaban tierras comunales queempezaron a per3er en el XIX. Para responder a estns preguntas hacen fnltainvestigaciones mis cuidadosas sobre las tiendas de raya.Los peones acasillados del centro de Mixico no eran, como tan frecuente-mente se dice, 10s mis explotados y oprimidos. Gozaban, lo mismo que 10s

    28 Ta lor, op. cit. , pp. 67-110. En pocos at ad or d e Mlxico 10s poderowr caciquesindios &rempeiiaron un pap el oomo el que desempeiiaron en Yucatin ; viase MoislsG o nd ez N avar ro , Raza y t i e r ra . . . y Nelson Reed, La guerra de castas de Yucatdn,ed. Era, Mbico, 1971.2* Riley , op. cit.. p. 22. Bazant, op. cit.. p. 25, deja la cuestidn en el aire porqueencontrd muy poco evidencia. Dice que la tela se vtndia 33 por ciento mir cara queal precio d e mayoreo, lo cua l era menos q ue el sob'reprecio de 50 por ciento qu e CObrab an Inr tiendar. Charles Harris, 'A Mexican Latifun dio.. .", ampoco es muy ex-p l i ci t~ cerca de 10s precios en lar t ienda s de raya, aunque si prueba que la tiendade rnya dc loa Sinchcz Navarro tenia un monopolio pricticamen te abwluto (p. 211 ).Mientrar que Bazant calcula que lor salarios en la hacienda de Bocar eran suficientespara permit i r un nivel minimo d e vida (p. 23). H arris encontrd qu e en Iar haciendasde 10s S inc l~ezNavnrro. "nun con la racidn y la vivienda gratis que consiatia en unamisera cham en alguno de lo8 caecos, era imposible que an trabajador pudiese vivircon su ralario y menos si tenia farnilin" (p. 166). "La Gnica forma de cornpietar suprcaupuerto era el endeudamiento, lo cual obviamente era el objeto del ristema depeonaje" (p. 167).Minirterio de Gobernaciin, Colcccidn de leycs, decretos y reglamentor que inter-namente jorman el sisternu politico, administrativo y judicial dcl Imperio. Mhxico,1865, pp. 185-87.

    va ueros y otros trabajadoru no agricolas, de cierta seguridad y siempre 'po1an contar con una cantidad bisica de bienea y aliment-. Con frecuen- 1cia se supone que todo esto lo pagaban con la irdid a de su libcrtad, per0B~emo s emostrado que no todos 10s acasillados el cent ro de Mdxico estabanen ese caso. Brading considera que en el Bajio 10s acasillados formaban unaClite privilegiada nl lado de otros traba'adores de las haciendasPIste hecho podria explicar en parte a diferencia de actitudes entre arre n-datarios y medieros por un lado, y peones acasillados por el otro, durantelas luchns sociales en MCxico. La mayoria de loa levantamientos qtle tuvie-ron lugar en MGico durante los siglas xvln, XU y xx a iniciaron en'lasaldeas de indios libres que defendian o tratnban de recuperar sus tierraso se suscitaron como protesta r 10s im uatoa elevados. Hubo, sin embar-r Po, algunos levantamientos en as hacien as, pero m 10s pocos cams en queha sido posiblc encontrar el origen social de 10s invol~~crados,e ha vistoque no eran peones acasillados sino arrendatarios principalmente. El levan-tamiento en la hacienda de Bocas, en 1780, fue obra de arrer~datarios hpa-rentemente &lo un pe6n acasillado pa~ ti ci p6 ?~ uando en 1869 sa levant6

    la aldea dqCapu7@ cerc ana Ba%uc& muchoa de 10s arrendntar ios de Inshaciendas ~ w s en ie ro n L i i In ~u r re c tos .~or otro lado, Ias fuerzasque organizalan 10s lracendndos para combatir a las aldeas indigenad seformaban con peones acasillados y_rerrueroa. En 1870 la hacienda de SanMiguel us6 a s ww on e s acasillados repeler el ata ue de Ins aldeas kir-cundantes que haliTaK-pZ^riEko sus tierras en favor 1 la hacienda.04 Lapr~ Xman ife sta ci6n de la Revoluci6n de1910 en la aldea de Narnnjo. en@ichdacwfue un atnque de 10s vecinos de la localidad, no contra Ins au-t o w s ederales, sino contra 10s peones- - - acasillad_os de una hacienda que .les habia quitado sus tierras?'31 Brading, op. cit., p. 37. MoisCs Gonzilez Navarro tambidn reiiala la "relativa re-guridad de lor peonen endeudador" en Yucat in en cm para cibn eon la del "indio Iibre"hacia el final de la Colonia: op. cit., pp. 20-21.3' Baurnt, op. cit., pp. 48-49. Bazant encontrd tendenciaa re me Jan to en otro levan-tamiento en San Luis Potori en cl s ido xrx: "L ublevacidn de la Sierra Gorda quepropugn6 por reducir o ab olir las lentaa,, pero no por aumen tar el jornal del pebn,parece confirmar la infonneci6n de Bocar en el rentido de que 10s arrendatrdoe, y no10s peoner permanenter, re hallaban en rituncibn critics, por lo menos en algunar perterdel estado en San Luir Potori" (p. 42). Parece que cae fue el caw en uno do l oo . m hgraves levantamientos indlgenar de Mixico. la Guerra de Cartar de Yucatin, en el ri-glo xrx. Segtin Moi&s Gonzilez Navnrro, "la guerra fue iniciada e im ulrada por loamoyas de la frontera, lor huite, 7 por quiene r J l o reci ent e rnen te ha t i an de jd o depertenecer a esa categoria. Lor mayar occidentalea, en cambio, por largo tiempo acos-tumbrador a1 peonaje, acabaron or unirse a lor blancos.. ." Esor indior "babian tranr-ferido su lcaltad del pueblo a fa hacienda" (Gonrilez Navarm. Ruz a y t ierra . . . p.8 7 ) .53 Jeeda Silva He m g, El ag rarisrno mexicano y la relorinn auraria, ed. Fondo deCultura Emn6mica. Mlxico. 1959, pp . 97-98.34 Coatsworth, o . it.. pp. 245-49.- '35 Paul ~riedric!. A~ ra ri an Revolt in o Meiican Yil la ~e. En~ lew ood Cliffs. NewJersey, 1970, p. 5 1 : ~ p esar de estar tendencinr no se d eG ;xagcrar la pashidad de

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    No obstante la escasez de - de s , es evidente que ya se pirede hablar tlela situacidn de Iz3if erent es grupos de trabajadores de Mixico nntcs delPorIir iato en tkrminos de su sia!us, su s con di ci on es d e d a , su accesoI a 10s -bienes y su relacihn con las est ruct uras .%7ioeconi%micas exis tentes..

    -

    L E ~u i m ed id a se p r ol o ng a ro n en e l ~ r i o d o - 10s pntrones qucexistinn en Ins ]loci I- a lnes del ~IJ&JJI~ y p~i!~ci os delX J X ? Un a de I confronta el historivdor q ue est&i estcproblema es la naturaleza de stts fuentes. A rimera vista parece una con-tradiccidn que ha a menos itiformacibn y se ayan estudiado menos las h n -(T Rciendas de fines el siglo XIX y comienzos del xx, que las de periodos atite-r iores. Despub de todo, es una Cpoca menos remota, ya habia algunns es-tadisticas a1 terminar el siglo X IX y vivian todavia muchos de 10s partici-pantes.Lag r e v o l u c i o n e ~ a ~ r a r i a sfortttnadas tienden generalmente a producir-abundant0 li teratura sobre Ins condiciones de la tencnc~a e lo tierrn an&= Revolucibn. Los nuevos %biernos revoluc ionar~o s facilitan a lo; bis-torrailores ios d i v o s de las liaciendns confiscodas, pero MCxico es urrn no-~n bl e xcepci6n a la regla. Todavia no se ha publicado una descripcibn im-port ante de las condiciones existentes en las haciendas porfirianes.'a Las po-10s peones de hacienda. IIubo cnsos en qus 10s residenten iniciaron sus propios movi-mientos socinles. pero a diferencia de 10s hubitantes ante Ins autoridodes gubernnmen-tales, Fran ois Chevalier descr ibe 10s esfuerzos de 10s hnbitant es de las h aciendas do1norte de hlirico y de Cunnojuuto para obtener para si mismos la categoria de puebloindependiente durante el final del siglo X V I ~ Iy primera mitad del XIX. Franqois Che-valier, "The North Mexican Haciendas, Eigliteenth and Nineteenth Centuries", TheNew Vorld looks a t its Histor y, Austin, Texas, 1963, pp. 101-106. Ewald, "Versuche 'zur Andrrung .. ", encontrd que en la regiQn de Tlaxcalu-Puebla hub0 intento$ seme.jnntes. A1 pnrecer, la m ayoria fracasnron, per0 en contad os casos 10s peones residenteslograron su proph ito. En el liltirno a60 de eobier no coloninl 10s peones residentcsde la hacienda de Son Miguel obtuvier on permiso de la3 nutoridodes para formur clpueblo eut6nomo de San Sebo stiin Buennvista en tierrns de lu l~ncien da pp. 246-47).Son rarisimos 10s casos conocidos de lcvantarnientos4 n el sirlo XI X en ue hayan psr.(icipado peones ucasilladoa. En 1869, Chivez Ldpeq canlpesino rert!ucionnrio qucoperaba entre Chalco y Puebla, llsm6 a 10s acasillados a rebelarse. Acusd a 10s hacen.d a d o de "someternos a 10s mayores abusos: han estnblecido un sistema de explotaci6nmedinnte el cual nos vemos privados de 10s mis simples placeres de la vida". A ~ J -renremente tuvo cierto Cxito y mis de 1500 hombres se adhirieron al rnovirniento. Aun-clue no se snbe quC clasc de hombres se le incorpora ron, el hecho de ayelar a 10s aca-sillados indica que pretendia gunnrse su apoyo. John H. Har t, "Mexicnn AgrnrinnPrecursors", Th e Americas, 29:2, octubre de 1972, pp. 131-50.Ta~nbiCn on raros 10s estudios inbditos sobre las hacier ~dnsporfirianas. Ex ~e ~l ci i~ ~importnnte es Edit11 Boorstein C:outtirier, "Hacienda de San Juan Hueyapa: The lii+tory of a Mexican Social and Econotilic Institu tion, 1550-1940", P1t.D. Diss., ColumbiaUniversity, 1965, que describe detalladamente In l~isloriny organizaci6n de llnn bacien.da cerca de I'achuca. I

    cas descripcioiies qtle se ha11 public ado lia sta hoy, b asa da s, en 10s arcl~ivos Ide In s mismas haciendas, se rcmontnr~al periodo colonial o a principios dcl ,siglo XIX. No es el lin de este ensayo discutir las corn lejas ratoncs dc esto.Probable ntet~te an contribuido a la escasez de dntos e l ~ e c h o e que Ilirbie-ra n transcurrido~~eintictiat~~i ios entre el inicio de la R e v o l u & 6 n U - . -na y-el k r r o U o en gran e&ala_de l a _ ~ ~ r n agyaraa: Ro hay qtte olvidar,por otra parte, qu e en gerierrl losXacenda&os lograron conservar par te desus tierra s y slts arcliivos. Puesto q ue 10s ltacendados er an el blnnco dcl ata-que del gobierno revolucionario, no ha bia razdn para que pusiernn srts ar-clrivos n disposici6n dc 10s ltistoriadores mie ntras estuvieran mt posesibn dccllos.

    En la estadistica porfiriana, aparte dc unos cuantos datos sobre el aiiode 1884," no se refleja ningin interks por el peonaje por endeadamiento, nipor 10s colivet~ios e arrendamiento y aparceria en Ins hnciendas. Mieutrns10s libros de las haciendas particulares n o est6n a disposicidn de 10s investi-gadores, s61o se puede contar con cu atr o grande s fuentes: q$ elatos cle pc -riodistas y reformadores sociales de la ipoca; ,@J ates en la s Cirnarav ellel period0 de Diaz y sobre todo en el de ?de*o&! inv est igc ion es Listdri-cas y antropoldgicas de caric ter local, y _2 informes de diplomiticos cxtran-jeros.El primer0 eu un conjitnto inlportantc de fuentes muy valiosnsJa aunquede utilidad limitada, porque el gobierno de Diaz controlaba casi toda lo .prensa y 10s diarios de oposicidn tenian circulacidn escasa y esporidica. Scltacia todo lo posible para evitar qu e 10speriodistas de la oposici6n y 10s re -fornlndorcs sociolcs tuvierun acccso a las ltacicndns porfirianas, dc mnrlcraqtte 10s informes provenientes de esns fuentes no son continuos y suelen con- .centrarse en la flagrante iniquidad del sistema. Es relativamente grandc elnhrnero de panfletos, ay 'li6rOmrFa peonaje por endeudamientoen Yucatiin y el Vallc Nncional en Oaxaca, per 0 en el rigim en d e IJiaz septtblich mity poco sobre las hac ie~ ~il asel centro y del norte d e M6xico.

    Algunos dutns estndisticos so t~r e l peonaje por endeudnmiento en el sur dc MCxicorn 1tlO.t sc encllentran en Inlormes y ducurnentor relarivos a comercios inferiur y exferiur,rrgricultura e inclurtriu, julio de 1885 n febrero de 1891.38 AndrGs hlolinn Enriquce Los grandes problemus nocionales, rd. Ern. MCxico,;l978;Wistallo Luis Orotoo, Legislucidn y jurirprudencia sobrc terrerros bcklius, Imp. ]dc ElTiempa , Mdxico,.!895; Wistano i,rtis Oro2.co. "La cuesti6n agrarian, en JesGs SilvaNrrzog, La cuestton de la rierra, ed. Instituto Mcxicnno de Investig ndoncs Econbmicns.4 vol. Mi.xico, 1960; John Kenneth Turner, op. cit., Lee octor, de 10s wngresos cut6licosograr ios celebrnclos en 10s primeros aAos del rig10 xx contienen inf am es muy valiusossobre las condiciones de trubajo; vtase Congreso Agricola de Tmlancingo, Mtxicu.1905. Hay datos import ai~tes n el dinrio Regeneracidn editado por lm herlnanos FloresMag6n. Todavia no se estudin ni se evulirn sistemiticomente todo el mcrpo de literaturnproducida por 10s viajrros txtranjerou que visitaron MCxico en 10s siglos XI X y XX . En.contrd Ins mejores descripcio~~ese Ias condiciones de trsbajo en I& haciendas mexi-cnnas ell: Cltnnning Arnold y J. Tnbor Frost. o cit.. I-lenry Bnerlein. 011. cit.; C:l~arlcsFlandruu, Vita MCxico, Urbanit, 1M4; Hurry &nf Kessler, Noriten iibe Mexiko, Lcip.zig, 1921.

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    Los debates en la c i m a r a de Diputados son una fuente imvortnnte perocllbren un period0 mu corto, pues poco se d i s c t ~ t i a ~ c o n d i c i o n e ~ i m ~ ~ ~t e s c n I ns lp

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    cont ratad a;.q] cnm bian do el modo de utilizar a loo trabajado res de la ha-cic,~dn, y % aum enta ndo el nGn ~ero de trabaja dores procedentes de Ins al-dens comunales.La m:canizaci6n se utilizabn Lnicamcnte en la transformaci6n de la ma-ter in pr ima. Pr ict icamcnte no se procur6 emplear mnquinar ia para In s iem-b r a y l a co secha: l a m ano d e ob r a e r a m8s ba r a ta que l a maq l~ i na r i a? ~Los trabajndorcs que contrataban 10s lincendados del sur proveninn casisiempre de otras pnrtes d c Mixico. Los trnbajadores europcos rest~llabande -masiatlo curos y un intento de llcvnr trnbnjadores italianos n Yucntiin cul-m i ~ ~ 6n urr fracaso. En Yucatin contrataron ttabajadores corcarlos y cl~inos ,pe r 0 muc l~ osno pt~ di ero n oportar el clima, Ins etifermedades y 10s mnlostratos , y caycroi l e t~Icrmoso m ~ r i c r o n ? ~sto en si misrno no habrin sidoraz6n suficicn te para n o continlrar con la prjctica, per0 d~ rrnn te l periodode ni;lz-rP.;b la importaci6n- de trqbajadore s extranjero s- nl aumentar laoie r ta d e m a n e ~ r a a c ~ - o _ C ~ ~ - -Ticnicamente estos trabajadores cran o dcportados o trabajndores volun-tar ios contratados , per0 en la pr ict ico IIO l iabia m ucl~ a iferencia entre unosy otros. Los depor tados era n: g ; in diger ln s de 10s t r ibus f ronter izas que l ia-binn resistid; n IosK cT nd ad os que confiscaban sus ticrras, cspecialmenteyuquis de Sonora, 10s cuales fucron dcportndos por millnres a Yucatin;"des con tc~ ~ tosoliticos del c ct~ tro Ilorte dc Mixico, contrarios a1 rigimende D im, a ldeanos y traba'ndore s urbanos principalmente, que fueron envia-dos a lar plantaciones d e kuc itl ir~ , e Valle Nncional en Oaxaca, 0 a Tabas.Co8 f i~ ' c r i mi na l es , t an to de l incuen tcs demasiado pob res pa r a l ibe r ar se octrando inenos porn evitar la deportaci6n mediante el soborno, como vagosdcsocupados qu e las leyes por fir ~a na s onsideraban criminalcs.'"Los trabajadores contratados eran campcsinos dcsposeidos y trabajadoresdesemplcados de la ciudnd de M6xico y de otras partes del centro, atraidosa 10s tr6picos por 10s altos salarios que se ofrccinn o simplementc inducidos .n f irmar contratos d~t ra nt e na borrachera. Un ohservador s impntizante delr ig imcn dc l) iaz decia que cl e t igancl lado era genernl~~lenten h o n ~ b r e ucpricticnmente era secuestrado en Ins ciudades de la zona templada o friade Mixico. Con frecuencia enfermos , muclias veqes al ~o ~ ad o sn pulque, y con-t r a tados du rn r lt e la bo r r ache ra , e sto s hombres t r a ~ ~rasladados casi en cuer-d a y elltregados n talitos cientos de pesos por cabeza. Los concentrabarl ellrecilltos cercados co11 nlam bre dc pL as, en condiciones sonitaria s atroces;45 Vease Lntlro Viatlus. "El p ro l ~ l e m ade la pzqueiia propiedad", en Jesis Silva Her-zoa. La cuestidll & lu tizrra, p. 117; Kaerge r, Londtvirtschu/t ucld Kolunisn tiun.. .,11,

    p. 650 .46 G O I I Z U ~ ~Jmara Zavala, Resen'a Ristdrica de la industria Benequenera rle Yucuran,hlCridu, 1936, 1,. 59; I )e~~tscl~tse~~trularchiv,otsdam Nr . 1571; Deutsche Gesandtschnl~in Cllinn, Emigrutiol~ l o c l~Mexiko, 1909-1910.'7 Gonzilez Navarro, Raza y tierra.. . p. 03-29.' Turner, up . cit.. 1111. 59-70, 96, 126.49 Ilid., pp. 6465.

    t COII la sangre vicinda por el alcohol y corroidos por la enfernledad, ernti fci.ciles victimas de Ins afecciones tropicales, dc la insnlubridad y de la in-fecci6nP0En 1914, John Lind, representante especial en Mix ico de Woodrow Wil-son, y el alniirante Fletcher de la flota norteamcricann en Verncruz, fucroninvitados a visitar una plnntaci6n de caiia de azlcar, propiednd de un esta-t dounidense de nombre Etliery Sloane, la cual empleaba irnicamente trobaja-dores contratados. Mbs tarde el primer0 informaba:

    L os tr al )a jc do re s q ~ ~ cl gobicrno l~ ab ia nvindo nl ~i ran pr iicticamcntcprisioncros. El aln~irantcFletcher y yo vimos el cspect6culo inusitado enel siglo xx de grupos de oclio o diez hom bres disc n~in ndos ntre el mnizul,acompaiiados por un arrendor, un cacique, un indio de In costa, alto yfornido, con un pat de pistolas a In cintura, y un lhtigo negro de ocllo o! diez pies, siguiendo de cercn a1 grupo qrte excavaba, mie~~trnsl otro hclodel campo, un hombre con unn escopeto, con el cnii6n ascrrndo, 10s vigilnbn.Estos hombres salian a trabajnr en la mniiana vigilados por estos capata-ces y lor Ins noclles eran encerrados cn un grnn tcjnbhn. Tnnto cl nl~ ni.rante b letcher como yo n t i b m o s asornbrndos de que pudiern exis t i r esas i tuaci6n, pero exi~t ia .~ '.. Jolln Kennet11 T L I ~ I I ~ I _ _ O ~ ~ I V ~1na s i t z c i 6 n s e ~ n ~ j n n t en Vnllc Nuciotlul,OZ ~n cn , ue describii vividnrnente en su ya famosn obra @zim i q p h r ~ - --&n ildic e que la vida promedio de-un enga_ncliado era de m e n o x e un aiio.- -El esclavis ta de Valle ~ i c i o n a lescriLib Turner- ha descubierto que esmbs bnrato comprar un esclnvo en 45 d6lnreu. hncerlo morir de fntiga ycle hambre en siete meses y gastnr otros 45 cl6lares en titlo nuevo, q ue d ara1 primer esclavo mejor alimentnci611, no hacerlo t rab ajn r tanto y prolon-gar asi su vidn y sus horns de trnbajo por u n periodo miis Iar60.b2Ta~nLiC n sc contratnlmn trn bnjndo res e n Ins zotlns mndcre rns dcl cstaclo

    iudor iental de Tulasco. La promesa de altos sueldos atroin n 10s ttnbajn-dores a las propiedades de 10s hermanos Mcjnres. Efectivamente se cti~npliat lo prometido el primer aiio, pero transclirrido Cste, el trabajndor no podiapa r t i r y era obligado n seguir trnbajando con 10s Mejr~respor lo ntitnd dcla paga dc l p r imer a i i~ . ' ~

    v c i ~ me v id ay de t ra I~ n$ & 10s pe_ones ocn sili a& &l s u r dcexico se n w e j n h c a l k &a mtis a Ins condiciones dk 10s trahuiaJotes--50 Wallace Tllompson, The Peuple of rlfexico, Nueva York, 1921, p. 327.

    I "1 Unite11 State s Documen~s. Foreign Relations Comm ittee, lnvestigaiiun o j hfcxicanAljairs, 2 vol., 66 111 Congress, Second Section, S a u te Document Nu . 62, Wnsl~in~ton,1919. Testimony of John Lind, vol. 11,p. 2326.I 6 Turner. op. cit., p. 50 .53 J. D. Hatnirez Garrido. "La csclavitud m Tnbarco, Mexicu, 1915". cn Silva IlenogLu crcesti6rr dr lu tierra, IV,p. 35.i

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    c E sto s e v e c la ra m en te en el ca mb io d e l a s it ua ci 6n de los>cx~--.sillados en las plantaciones henequeneras de Yucatln. Antes de que se cul-_---tavara eJIienequ6n e r g r a n esc da, las liaciendas yucatecas producian maizy criaban ganado. El viajero, diplomltico y ar uc6lo o, John Lloyd Stephens,nos dej6 en su l ibro Incidents 01 Travel in Zentra! America , Ch iapa r andYucutan, una clara descripci6i; de la situaci6n de 10s peones a~ ui ll ad os nese pimmer ~eriodo,E n 1845 visit6 u n K h i m r X n t a m illas cuadra-di;, per0 silo una pequeiia parte esti cultivada y el resto no es m6s quepotrero par a el ganado". Observ6 que habia algunos vaqueros "que recibiandoce d61ares a1 aiio y cinco almu des de maiz a la semana", pero ue I%-----/ 'ioria de 19s tram- rran uncras, llamados asi "por estar o ligados at ra b+ ~~ &n ~& lu ne s, a cambio de ut il izar el agua potable de la ha-

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    medieros tres hectolitros de maiz por cada yunta de bueyes, m b un pesoa la aemana y unos veintidds a veinticinco pesos en una sola entrega. LIe-gada la cosecha, tenian que pagar todo esto con maiz que el hacendado re.cibia a un pre cio i nfe rior a1 que 61 habia cobrado. "Dadas las circunstancias",decia Kaerger, "no ks de &rprender que a1 final el mediero no d l o no re-cibiera ni un grano d e maiz, sino que acabara debiendo al hacendado."a*En 1912, Gabriel Vargas, di utado por Jalisco, inform6 a la CHmara queBuchos hacendados exigian to avia mis a sus medieros. El dinero y la se-milla que adelantaban para la siembra se pagaban al tiempo de la cwechacon un sobreprecio del 100 por ciento y mis. Si moria un buey de la ha-cienda mientras lo utilizaba un mediero, Cste tenia que reponerlo, lo cual,segiin Vargas, ocurria a menudo pues 10s bueyes que prestaban eran casisiempre 10s mhs vie'os y d6biles de la hacienda.-No habia seguridad alguna para 10s medieros. Fueran cuales fueran lascondiciones del contrato, el hacendado podia presentarse inten~pestivamentea1 debido tiernpo y confiscar sencillamente toda la cosecha. No habia ningGntribunal ante el cual recurrir. En la Cpoca de Diaz, despuis de la expropia-cidn de las tierras comunales, aumentd la gente que buscaba alquilar tierras,l o cua l f avor ec i a l a exp l~ tac idn . ~Muy distinta era la situacidn en las haciendas de productos tropicales delcentro de Mixico, sobre todo en las azucareras, donde habia pocos medieros10s hacendndos cultivaban directamente sus tierras igual que en el sur deXlCxico. Sin emba rgo, en 1- primeras no habia cambios tan nlarcados den-tro de la hacienda misma. A diferencia del henequCn, el tabaco y el calk,que recientemente habian tenido un auge, el cultivo de la caiia de &cartuvo importancia desde el principio de la Colonia. Tierras donde se cultivabamaiz a medias, se dedicaron a la caiia de azicar. Los grandes cnmbios queesto produjo fueron externos y no dentro de la hacienda misma. La produc-ci6n se increment6 en tierras comunales expropiadas.

    4 La fuerza de trabajo estaba formada por trabajadores temporales con unaminoria d e acasillados. Ct~ad rillas e trabajadores temporales libre% ue norecibian adela~tto s i estaban atados por deydas a la hacienda, realiz%n eltrabajo. La expropiacidn generalizada de les tierras comunales propiciabaesta situacidn. Los sala rios variaban entr e tres y cu atrq &ales diarios, sinalimentos. S41n t e ~ i b i a ~ ~ e n ~ q ~ 4 e ~ J x .acienda03 ffacualeros En las ha-kz--:/

    89 Ibid., p. 637.90 Gabriel Vargas. "lniciativa de ley sobre mejoramiento de la situaci6n actual de10s peones y medieros de las haciendas", en Jesls Silva IIenog. La cuesrio'n de a rie-rro, rr, p. 271. Se ha escrito mucho, sobre todo despub de la Revolucidn de 1910, sohrc]a explotaci6n de 10s medieros. Uno de 10s articulos mais interesantes y mi s reveladores.es el del general villista Juli in @lo Juvera, quien habia dado tierras en aparccria. Re-lata el complicado sistema de prhtamos q u e tenian que solicitar 10s medieros para uti-

    l i i r animales de tiro, lo cual 10s colocnba en manos de 10s prestamistas. Ju liin Juvera ,"La mineria de Iw rnedieros". en Marte R. C6ma, La reforma agruria en lm filar villis-tas, ed. BINEHRM, Mhxico, 1966, pp. 2343s.*I Wiatano Luis Omzco, "La cuesti6n agra rian, cit., pp. 236-37.

    ciendos habia un tlacuolero por cada diez o doce peones y se encargaba deir c a d a ~ ~ c e ria a lo2 .pueblos d e 10s trabajadores a recoger las tortillas~ l e s _ p p r a B s r rus f a m i kEn 10s pueblos habia -,- encargados de .p nn at ar y vigilar a 10strabajadocs. Recibian un J de cuatro Q cinco reales, m C u t t xealdlarlo por cada diez trabajadores qu e vigilaban. Ha bia haciendas que paga.H e a p i t i n - - u n s u& To-lijo d e un -pe_so diario, sin extras, o sea cosi ddoble de lo que recibian 10s peones.-Era muy raro que 10s trabajadores permanentes recibieron un edazo det ier r& b u e ~ a , a q ue la t ier ra de r ie&Y se dedicaba a la a% Se azirar ,-pero en cam A ~ c i b i r l o ,610 pagaban una suma minima por el alquiler?Habia prollibiciones para 10s peones residentes. En la hacienda de SantaAna, en Morelos, n o podian aband onar el casco pa ra i r a pueblos cornoCuautla, sin permiso expreso, pero no hay indicios de que se les fonara apermanecer en la hacienda; por el contrario, si alguno se presentaba tardea trabajar, el capataz lo echaba de su casa. Da da la abundancia de mano -de-+&a en el ~ e n & ~ & t5 xic 0~ -estono llama la ate6cibn. Aparenternente 2 --pe6n acasillado de una hacienda azucarera se consideraba afortunado. Losacasillados de la hacienda de Santa Ana casi no tomaron parte en la Revo-lucidn a pesar de ester situada en la regi6n zapatista.

    Las porcion es de ttr_re_no p_s_ervjblepa ra cosechas comerciales, qu e la ha.cenda n o cultivaba, se cedia n a 10s acasillad os o se sembraban a medias, ycorno eran pocas las parcelas de alquiler muchos 10s interesados, qyien con-Xeguia una se sentia dichoso. En Santa na habia una minoria prlvilegiadaque.al uilaba tierras o que tenia el derecho a a=ntar gnnado en tierrard e l a h i i 5 s t a n d o e n c am bi o 10s bu ey es a 10s a rre nd at ar io s. L o3 a r r a -datar ios ocupaban un buen ni imero de labradores , l lamados ga i i an es in d& -/ --t o ~ , ue eran 10s mhs pobres en la hacienda."Es dificil precisar si el peonaje por endeudmiento en el centro de Mbxi-

    co aumentd o disminuy6 e n la 6poca de Diaz. Aparentemente operaban h e r-zas contradictorias. Mientras en las haciendas aumentab a el n ime ro de tra.bajadores residentes con el consiguiente aumento de las deudas en que incusrrian, disminuia la necesidad del hacendado de atar a 10s trabajadores a latierra mediante el endeudamiento.+ e explica que decreciese el peonaje por endeudamiento. Hemos dicho ya /! ~ ~ ~que entre 1876 y 1910, el despojo generalizado de las tierras comunales cre6un proletariado desposeido que la incipiente industria del centro de M6xicono podia absorber. Por otro lado, el increment0 demogrhfico en pueblos que,corno Tepoztlln, habian podido conservar sns tierras comunales, obligb a

    *2 Kaerger, op. cit., 11, p. 493. John Womack dice que lor hacendados de sitios m bapartador de Morelos, sobre todo lor Amor y 10s Garcia Pimentel. in tentaron rum intarel personal permanente y depender menos del trabajo temporal: Zapara y la rcvolucio'nmexicana, ed. Siglo XXI. M6xico. 1972, p. 46.Kaerger, op. cit., p. 593.84 Camunicaci6n verbal del profesor Arturo Wannan.

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    10s qu e n o pod ian ten er acceso a ellas, a buscar traJbaJo en las 11aciend as.8~Con la aJbunda-wia d e mano de obra ba rata y sin corn romlso s, 10s hacen dn-c---os no tuvieron ya necesidad d e sujetar 10s p e E e a a hizenda; es dec i r ,esta si tuaci6n les permitia ocupar temporalmente a gran niimero de trabaja-dores sin tener que mantenerlos durante todo el aiio. MoisQ Gonzilez Na-varro opina q ue e l exceso de mano de obra tg ab a haziendo desaparecer e lpeonaje p or e_nde"da-mie$p_e! m u ~ e ~ o sel centro de la R e ~ G b l i c a ? ~Sin embargo, iste no era el caso en todas partes. En la regi6n de Tlaxcala-Puebla, 10s h ac en da do s seg uian r e c t u x e g peo nttje pa r endeudarniento-para defend& de la-cornpetencia ue representnba la indm trk-te xtil , quepagab a salnrios mi s elevados. Con l a competencia el jcund

    .& 1tbi6 a c inc o reales mien tras q u e el e6n e n d e l l d a mbiendo de dos y medio a t res reales por dia . d peonnje por endeudamientocontinu6 con especial vigor en esa regibn," sin que a1 parece r los indus tria-les 4ayan protestado, pu es la abundancia d e mano de obra cubria de mbrasus necesidndes.El aumento de la deuda global de 10s trabajadores a las haciendas no sedebi6 necesariamente a1 deseo o a la necesidad del hacendado de ntar a SIISpo n e$ median te el endeudam iento. Fue tambiCn consecuencia del a m en to del _d + & - m e & a r o s y wdstttrios, del despojo de las tierras coml~nalesde la modalidad del arrendamiento y la aparceria que se practicaba enlar hac iend as del cen tro de .M(rico. Casi todos 10s me$emrycllltivaban tienastxzmnad- p b r e s que pagnban con una proporci6ncontinuamente creciente de,i las cosecl~asy su situaci6n era realmente muyprecaria. Cuando la cosecha era buena, apenes si obtenian lo suficiente parasubsistir sin poder acumulnr reserva alguna, y si era mala, no teninn misrevedio qu e endeu darse con la hacienda.Los cuantiosos adelantos de 10s hacendados a 10s acasillados cumplian dos,f ines: a ~eg ur ab an l hacendado u na fuerza permanente de t rabajo y cren-.ban a1 mismo tiempo una relacibn de protector-protegido entre el hacendadoy sus peones.

    Los sueldos que se adelantaban en la Pascua de Resurreccidn y en Na-vidad, y en ocasiones seiialadas de la vida del trabajador, como el dia de suboda, por ejem lo, y que t icitamente se aceptaba que no se pagarian, eranuna expresi6n 8 e la magnanim idad de l hacendado y de su inter& par el bicn-estar de sus trabajadores. En muchos cnsos el prestigio y la importancia deltrabajador crecia al parejo de su deuda con el hacendado. Los ndelantos eranel precio qu e el hacend ado pagnba o creia qu e tenia que pagar para ganarsela lealtad d e sus peones acasil lados. tS e justificabnn sus esperanzas? Unestudio realizado a principios del siglo xx parece indicar lo contrario. Elepiscopado de Tulancingo encarg6 a un terrateniente, el doctor Refugio Ga-Oscar Lewis, op. cit.. pp: 72-73.

    m Gondlez Novarro, El poriiriato, la vida social, p. 222.*' Kaerger, op. cit.. 11, p. 638.

    liado, que investigase la cuestidn del peonaje por endeudamiento, asi comos i ~ s fectos sobre la productividad y la actitud de 10s peones hacia sus ambs.No se entrevist6 a 10s peones, linicamente a 10s hacendados d e la regi6n y susrespucstas a las pre gi~n tas esultaron sumamente revelndorasP8-+ EI doctor Calindo queria averiguar tres cosas; si el peonaje por endeuda-~nien to umentaba o disminuia la productividad del trabajador; si fomentabastis buenos o malas relaciones entre hacendados y peones, y ha s ta qu i g ra doestaba difundido el peonaje por endeudamiento en la regi6n de Tulancingo.Cuarenta y un hacendndos coritestaron el cuestionario v lo mavorin f14e

    I - - -muy explicita acerca de la relnci6n entre el peonaje PO i ndc uda mi e nt o _yla Eoductividad del [rnbGadpr?' . ,El d oc to r Ga li nd o pr eg u nt b: " ~ L ~ e g oe recibir la habilitacidn pasnn 10speones uno o mHs dias en la ociosidad?" El 60 por ciento de las respucstasf u e a f i r m a t i v ~ ? ~ ~"~ Es to s rtstamos 10s estimulan a ser m6s trabajadores?" El 78 por cien-to de 10s hacendados contest6 negativamente.P0I, .:lnsistiendo en el tema el doctor Galindo pregunt6: " ~ L o s eones m8s en-drogados con sus alnos, son 10s mejores o 10s peores o no hay diferencin?"Los hacendndos respondieron en el mismo tenor: 56 por ciento considerobartque e rnn 10s pe ~ re s . ' ' ~ IUn linico hacendndo respondi6 lo contraqio; ,"Explica en su cartn que en sulocnlidad, Huayacocotln, hay indios nahuatlacas, buenos trabajadores, y oto-mies y tepehuas, malos tralnjndores, alzados y faltistas; 10s amos se apresu-ran a dar 10s pristnmos a 10s buenos (nahuatlacas) y no a 10s malos (oto-mies y tepehuns)"Pos h t e es uno de 10s pocos casos en qrle 10s hacendndoslograron converlcer a 10s peones de que 10s adelantos a cuenta dc sueldoeran una muestra de generosidad, p er0 obviamente lo habin n conseguitloaprovechando el secular antagonism0 entre 10s nahuas y 10s otomies y te-pehuas. I I ,El estudio indica que el peonaje por endeudafniento creaba el resentimien-t k d e lo s eeo_n_es -que en In mayoria de 10s casos no conducia a un senti-tniento de grupo f vorecido por la generosidad del hacendado. Galindo prc-gunt6: " ~ L o s eones endrogados acusan a sus amos de dolo en SIIS cuentas,lo que ellos llaman hacerles 'cargndilla'?" El 66 por ciento de 10s haccndp-dos c on t e s t 6 a f i r~ na t i va me nt e ? ~no de 10s comentnrios recibidos explica conclnridad lo que esto significnba en la prictica para el I~acendado:

    Evidentemente, cuando un pe6n se va'co n una deuda qu e comprende noc .

    0

    013 Biblioteca de l Boletin d e la Sociedad Agricola Mexicana: Segundo Congrcso Agrico-la de Tulancingo, Mixico, 1906, pp. 128-59.lhid.aw-ibid., p. 133-34. . . r .!la bid.. p. 134."2 Ibid., pp. 13435.Ihid.. p. 135.104 Ibid., pp. 137-38.

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    poder pagar jambs, sicnte el desaliento moral que es consecuente a1 qire seconsidera sin eu l ibertad para poder trabajnr aqui y all i t ; y este desolieri-to se refleja etr In acci6n fisica, dc lo que rcsulta qrle el trabajo qrle hacces muy d eiicicnte, ta n t~ , or lo ma1 ejecutaclo como por la lentitud conque lo verifica y el! este caso la deu da del pe6n es perju dicial p ara 61 ypar a su amo, pues a qui l se hace el cargo de t te conlo esti debiendo, tienesu anio que resignarse a sufrir sus morosida3 s y srls faltas, contando conl a segu r id ad d c q u e q ued ar ti n i mp u ~ ie s , orq ue , ~ d eu6 manera se plre-d c castigar a ese pe6n sus fa ltas? Si se ! pega, la ley castiga al que setoma justicia po r s u mano ; si se lleva a la jtnticia, se carecc del trab ajodel pebn, el patr6n pierde el tiempo y el re0 sale del juzgado con s6lo unaamonestaci6n que nada aprovecha 11i corrige y s610 sirve para acrecentars u in so le nc ia . ~ S Ce despide de la finca? No, porque est6 debierldo lrnacantidad que el patr6n no se resuelve (I perder y tal vez no llaya quienuiera devolver lo que aquel semicomprado debe. Y esto evidencia que3 d n , m ient ras m is endrogado es mis ini it il?- I&to justamente fu e 10 qu e Ilevd a 10s l~a cen dad os n la regi6n de Tulan-cingo a abandonar el peonajc por endeudamiento.Manuel Brassetti , administrador de hacienda, explica por qr ~ ie stlspendi6el p eo naje ~ o rndeudamiento er~Tochnt Iaco: . '-- - - 1 . I .En esta finca h abi a el si st e~ na e peones de aiio, todos ellos endeudadisi-mos, flojos, borrachos, malos trabajadores y niiry renlilgosos; despuds deestudiar 1)ien dete rm ini perder la suma de tres mil pesos q~ re ebinn ydesde 11ace dos aiios, la gente es semanera acasillada. Curndo eran deaiio, dejaban d e traba jar el sibado antes 'de Semana Santa, toda la Se-mana Sarrta se embriagabari y con trnbajo sa lograba que snlieran a tra-bnjar el Martes d e Pascua. Desde que son semaneros, trabajan el Lunes yel Martes Santos, y el Lunes de Pascua ya estin en el trabajo. Asi comoantes el lu~r cs o saIia mi s que la rnitad de la cuadril la, en la actua-lidad s on muy ra ros 10s quc s e quedan. Ln conrecuencia, mi opinidn es quedicho mEtodo o costumbre es defectuoso, y se presta a1 continuo abuso dela gente, dindose lugar a que 10 insulten 8 llno con sus suposiciones de lafamos a "cargadilla". En la actualida d estH11 m ls contentos, no e s t h tu-tore ados , sa ben q ue si tr oba jan tienen Oraya y sia no, no. Y ellos mismoshan llegado a convencerse de la bondad de cste sistenia, habiindose Ilega-do el caso de q ue d igan a 10s peones de otras haciendas: "vendidos, no-sotros somos libres".lW

    91 0 'NO obstante la halagiieiiagexperiencia de 10s hacendados qu e abandona rone l sistema de peonaje por endeudamiento y el comin acr~erdo e 10s hacenda.

    j dos de Tulancingo sobre los f~rnest os esultados del sistemn sobre In produc-tividad y las relaciones de traba'o cqsistia en In re g ib . De 41 I~acend adosque contestaron el cuestionario Ai&li ndo , s6lo 10, o sea el 24 por cicnto,no adelantaban sueldos a sr ~s rabajadores; el 22 por ciento, o sea 9, ade.lantaban de 1 a 10 pesos, lo cual evidentemente no 10s ataba a In l~acierida,y 22, o sea el 56 por cie ~ito, lncian adelantos tan cuantiosos qu e era inlposi-ble o sumamente dificil pagarlosPorGalindo ntribuia esto al temor qu e tenian 10s l~a cen dad os e quedarse silltrabajadores si no aplicaban la coerci6n necesaria y 61 mismo se ponia conloejemplo para demostrar que 10s tenlores eran infilndados:

    Yo mismo, desde el aiio de 1888, quit6 de la hacienda de Snn FranciscoHuatengo y en el rancho de Tortugas la costumbre de dar habili taci6nen la Semana Santa, y desde esa fecha se ha restado cada Jueves SantoB0 centavos solamente a cuenta de cada pe6n a ulto, a Ins mu'ere s de ellos,Iara que compren ese dia algo mds de recaudo. Y sin em argo, en 15aiios que segui girando esa l~a cicn da el Il t imo, ,el de 1903 ), rarisirna vez,tres o cuatro en todos 10s 15 aiios, necesiti emplear semaneros ambulantes;antes cada aiio 10s necesitaba para la siembra y la cosechp.En consecuencia, puedo asegurar que es vano el motivo de ase irara 10s peones en el servicio de la finca, para seguir 1 costumbre de djldal a lln ma da h a b i l i t a ~ i 6 n . ~ ~ ~Seria interesante averiguar por qub perduraba el sistema de peonaje porendeudamiento en l a regi6n de Tulancingo, si la mayoria de 10s bacenda-dos opinaban que era codmproducente . ~ S e r i amiedo a las innovaciones?

    4 0 apego a una tradici6n feudal?Quizds tambiip tuviera algo que ver el hecho de que en Ahunyotepecesti n 10s traba'os del ferroc arril de Hidalgo, en donde cado pe6n 6nna62 centavos; aIli estin 10s trabajos de la instalacib de tomes y cablesde la luz eldctrica de Necaxa quc necesitan muchisirnos brazos y que pa-gan a cada pe6a 75 centavos. Debido a esto ha mu y pocos peones decargn.RO' riio; Qtos ganan 31 centavos diarios y el maiz o tienen a c uatro pesosEs posible que, lo mismo que en la regi6n de Tlaxeala.Pu ella, la compe-tencin de empresas no agricolas llaya sido un factor determinante.Cabe preguntarse si tales deudas se traducian siempre en peonaje por en-deudamiento. En casi todos 10s estados de Mbico, kgalmente las deudnssignificnban que el trabajador no podia dejar la hacienda sin cubr ir su i leu-da, que la constante reducci6n del salario real hacia casi imposible saldar.

    1" Ibid., pp. 137-38.hid . , pp. 144-45.Ibid., p. 132.

    la Ibid.. pp. 145-46.lo* Ibid., p. 147.

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    No se puede determinar l~astn ui punto forzabnn los l~ace~~dndosperma- ;necer en. la hacienda a 10s trabajadores descontentos o intentaban llacerlosvolver por la fuerza cu ar ~d o uiar~. Esas medidas podrian 11al)er sido anti - IcconBmicas dado el exceso de brazos en el centro dc Mixico; pero por otrolado tambikn es posible que 10s hacendados temieran perder autoridad a1supr imir el peonaje por endeudamiento. Todas estns c~~es tione sequieren ma-vor investieaci6n.0Cnsi todos 10s liombres de las aldcas que perdieron sr ~s ierras c om ~~ nal estuvieron que deperider en parte de Ins haciendas porn su subsistencia, conioacasillados o en alglrna otra forma. LO inico que se puede comprobnr conestadisticas es que, como dice Frank Tannenbaurn, In mayoria de 10s habi-tantes siguieron residiendo en sus pueblos. Mientras se les despojaba de sustie rr as comunales, Ins aldeas n~i sma s ograron conservar cierta auto non~in. e-teniendo n veces equeiias extensiones de tierra que, si bien no alcanzibanpara mantener a P poliaci6n un aiio entero, si producian lo suficiente paraalimentarla durante algunos meses. Otras perdieron sus tierras. Poco se sabedel des tir~o ue corrieron esos pueblos expropiados, ero el estudio realiza.do por Paul Friedrich e nJ el pueblo de Naranjo, en Rlichoacin, que perdi itodas sus tierras a favor de la hacienda de Cantabria, p~ ~ e d eer un ejemplocomiin. La hacienda recikn form ada traj o de fuera a todos sus acasillados ya la mayoria de sus medieros y solarnente nlquil6 tierros a unos c~~ nn tosarrendatarios locales, seguralnente a 10s que estaban en mejores relacionescon la hacienda. La Bran mayoria de 10s habitantes de Naranjo tuvieron quebus car tr aba jo temporal en haciendas distantes,'1 cosa muy natural, ya quea la hacienda le interesaba tener acasillados a 10s fieles a ella. La manlobratuvo Cxito pues pocos acasi llados se unieron a1 movimiento revolucionario en ,10spueblos y siguieron fiele s a las haciendas. Se requieren m is estudios sobrela conducta de 10s acasillados, arrendatarios, medieros y trabajadores even-tuales durante la Revoluci6n.En Ias haciendas del centro de Mkxico inicamente un pequeiio grupo me-d io de contratistas de t En hj d er e s, c arrcUdPtarios a cm ~- d ad os ,tenia posibilidad de movilidad ascendente. La gran m as- de 10s acasillados,trabajndores eyentuales, arrendatarios y medieros, no s61o estaan en la im-pos i6n Tdd de acumular ahorros, sino que sus medios de vida se reducianconstantemente. Sin embargo, en el momento en que las aldeas comr~nalespadecian el descenso precipitado de su forma de vida y una inseguridad siem-pre en aumento, 10s peanes acasillados estaban, comparativamente, en muchomejmsituaci6n. La fidelidad al arno solia verse premiada con el nscenso aindos de confianza.

    estados del norte del pais, la modalidad del trabajo en las haciendas 8tsizz+=- I030 Tannenbaurn, op. ci t, cap. 1. Friedrich, op. cil., pp. 44-46. i

    ern tambidn distinta. Lo misn~oque en el sur, la demanda de prod~lctosagricolas del norte venin acornpafiatla por la es_casez de n~a~noe obrn. Y o~nisrnoque en el sur, predominaban difcrentes ToFmPs de tr a l n h forzado.Sin embargo, norte y sur tonloron caminos de desarrollo rnuy diferuntes enti em~ os el Porfiriato.Y; dndc antes de la Conquista, el norte habia permanecido a1 margen dela evoluci6n del centro y del sur. La tierr a no era adecuac!apara In a ricul-t11raJ sostenia ' a ~ e i k _ g r u p o se agI_iciJt~res,-tiL fa ta- dcgran es p o m a s apaces de trabajar, pus0 limitn a la ex-pansi6n espaiiola hacia el norte y s61o llegaron pobladores a las regiones mi- _2 g m s y sus drededores. El norte sig\1i6 escasarnente poblndo, con tri bus dcindios guerreros que desanirnaban 10s intentos de colonizaci6n. La situaci6ner11peor6 cuando Mexico perdi6 Ins tierras scptentrionales r nis lCrtilcs al quc-dar vencido en la guerra contra 10s Estados Unidos.Esa situaci6n tuvo diversos resultados. Las haciendas predominaron mil-clio mis en el norte que en el centro o en el sur hasta finales del siglo x ~ x .Los pocos pueblos indigenes libres que sirvieran de contrapeso ernrl de tri.bus agricolas, de las cuales la mis importante era la de 10s yaquis de So-nora. En tiempos de lo Colonia se fundaron algunos pueblos con indigenas rle .Tlaxcala. Igual q ue en la Europe medieval, donde el castillo dcl seiior eraIIII refugio en tiempo de grlcrrn, asi In casa de la hacienda protcgia a lorhabitnntes de 10s ataques de 10s indios hostiles. Esto doba o 10shncendndos uirpoder casi absoluto sobre sus criados en haciendas en In s que, como la de+los SIncl~ezNavarro, en Conh~~ila,odos 10s trabajadores estaban prictica~mente atados a la tierra mediante el peonaje por endeu damien~o tenian es-casas posibilidades de huii.r rrP drr iio t d o . &mo dice Fransois Xevalier, el .tener qu e contar con 10s peones para defender l as haciendas de at aques &10s indios, daba a istos cierta fuerza, y para finales del siglo XVIII algunospeones residentes habian adquirido una buena medida de independencia?13Durante el period0 de Diaz liubo cambios qi e afectaron prolundnmenteel riorte de Mixico, sobre todo la zona limitrofe con 10sdesarrollo del sudoeste norteamericano y el ferroca rril que 11ni6 a Mixico- - ----la Irontera de 10s Estados Unidos, ab ri er oi un nuevo mercado par a clel ganado y 10sminerales del norte de Mixico, lo que a su vezcasez de braz?s. Pero a diferencin del sur , y a excepci6n deSonora, l~abia ocas aldeas indigenas que despojar y pocos indios qrle trnbjaran por la fuerza en las haciendas. Er a tambii n mucl ~omis dificil formaruna nuevn esclavitud con 10s convictos y 10s trabajadores contratados y eraficil escapar cruzando la frontera. Estados Unidos no regresaba a 10s peonesendeudados. Por otro lado, Ins minas que por aiios necesitnban brazos conurgencia, no titubeaban en contratar a 10s peones f~ g i t i v o s ? ~ ~

    1' 1 Harris, Lor Sa'nchcz Navarro.. . pp. 338s.1'2 Chevnlier. "Tl~eNor~hMexican Hacienda.. .", p. 99ss."3 Aai ~ucediuen Nuevo Ledn (Gondlez Nuvarro, El Por/irialo, lu vicln social, !

    219) y en Coalluila (S~unleyR. Ross. Fruncirco I. Mudero. Apo'slol de la democractcc

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    Pa ra a t ra e r y conscrvar a sus trnbajadores, 10s hacendados norteiios tenianqlre ofre cerles algunos incelltivos, el mayo r de 10s cuales era un salario cre-ciente que elev6 10s sueldos de 10s labradores en algunos lugares del norte, aun nivel mucho m is a lto ue en el resto del pais. Mientras que en el sur1el centro 10s mediero s so ian p agar a1 hacend ado casi dos terceras partesde la cosecha, en el norte s610 pagaban un tercio o la mitad. Los medieros deLa Laguna pagaban la tercera parte de la cosecl~a e algod6n si ellos ponianl o s em il la , n n i g l g - y apere.S i 10s proporcionaba el ha cen sd o, pagaban lamitad de la cosecha o una renta de trn peso diario. La hacienda aurnentd algosus ingresos obligarldo a 10s tercieros (aparceros qu e s6lo pagaban un terciode la cosecha a la hacienda) a vender al hacendado la parte que les tocabaa un precio inferior al del mercado. Tenian, ademis, que trabnjar en la ha-cienda cuando se les requeria, por tres reales nl din, que era menos de la mi-tad de lo que se pagaba a 10s trabajadoresbl 'A1 necesitar brazos, alguno s hacend ados d e Coahu ila utilizaron nuevos m6:todos paternalistas qtte proporcionaban a l trabajador un minimo de seguri-dad. Francisco Madero estableci6 escuelas y servicios midicoa en su haciendad e La L y n n , y en t iempa. d e hambre 0 de desempleo proporcionaba alimen-tos a 1- heb- d e 18s aldeas cercanas que trabajaban temporalmente ensu hacienda-( a muchos que no trabajaban). Con esto, Madero gan6 una 1gran popul .r i&d y 4 u hacienda fue la m6s productiva d e La L y n a . M ucho s2otros hacendados sig uieron eu ejemploFmCasi todos los algodonales tenian riego y 10s medieros podian contar conun ingreso seguro, p er0 no sucedia lo mismo en las haciendas que podu cianmaiz 0 trigo, en donde la t ierra que se daba en aparceria pocas veces teniarnericana, ed. Grijalbo, Mbxico, 1959). En 1904, el International Bureau of the Ame-rican Republics, cnlcul6 que, por lo que toea a la agricultura. "escasean 10s brazos, lainfluencia de las costumbres se ltace sentir en cierta medida. y 10s sueldos son m isaltos que en el centrow: International Bureau of the American Republics, Menco.Washington, 1904, p. 405. Esto ee evidencia en una entrevista concedida por el algodo-nero norteamericano del estado de Durango, Wallace C. Morrow, a1 Mexican Herald el7 de febrero de 1907. Advirtib que el 10 por ciento de la cosecha de algod6n de Duran-go podria perderse por f alta de mano dc obra. Declar6 adem is que "hay un a real escasezde brazes. Cnsi todas Ins empresas viejas han creciao considerablemente requiriendo m is*o han cruzado la frontera.trabajsdores. P ero hay menos. Muchos mexicanos de Duran,atraidor por 10s altos salarios que se pagan en 10s Estados Unidos, otros 11an decididotrn ba jar en las mina s o en la construccidn del ferrocarril. E n estos irltimos 10s salariosson m is del doble dc lo que se pagaba a un pedn hacc unos cuantos aiios. Algunos al-godoneros -tin ofreciendo el doble de lo que antes pagahan sin poder conseguir sufi-Eientes trabajadores".No eorprende que 10s hacebdados y las autoridades porfirianas se opusieran con fre-cuencia a esas concesiones a$os trabajadores y procuraran prcsionarlos abn mls. En1894 el gobernador de Tamaulipas propuso instituir 10s trabajos forudos en todo elestndo, per0 esa le habri a acabado con el mito del trabajo libre y ]as autoridadesnacionlles Pornriato .w opusicro n rotund amente: Conzlilez Navarro. El Porfiriato,la vida social, p. 220.

    1114 Kaerger, op. cit.. 11 p. 593.116 Rose, op. cit.. pp. 388.

    riego. En Danamachi, en el estado de Sonora, 10s hacendados proporcionnbonsemilla, animales y aperos y 10s medieros conservaban dos terceras pnrtes dela cosecha, pero si solamente alquilaban las tierras, no pagabnn m8s que l acua rta nrte de la cosecha. Las condiciones no eran las mismas en todas Inshncien as; variaban segtin la calidad de la tierra, las lluvias y la distancifde la frontera con 10s Estndos Unidos. Mientras m6s lejos de la frontera,las industrias o de las minas, eran mlis dura s las condiciones para el medieroy el hacendado se inclinaba rnis por el peonaje por endeudamiento. En Du-

    Rango, por ejcmplo, habia mucho m6s peonaje or endeudamiento que en 10sestados fronterizos de Sonora, Chihua hua y Coo uila.En el norte, don& ahu ndab a la tierr a y escaseaba la mano de ob ra, Insv u i l d a b s ~tb gmmks-y 10s arrendatarios estaban en- p ~ b i J -ad de obtener ~ ~ ~ h u emeza s~tbsistsncia, ransIormi~lrlose ta un a ~ sp ec iede clase media agricola, pero al mismo tiempo, la situacidn para muchos eram b precaria. La ierra en el norte es mHs pobre que en el centro y, sobre todo1asJluvias son rnis irregulares". D e ve zc n cunndo, era de esperar una malaco se aa , pero mientras en el centro de Mixico el arrendatario se endeudabatodavia r nis cuando p erdia la cosecha, y si tenia t ierras propias regresaba asu pueblo a arrancar una misera subsistencia por el resto del aiio, el cam-pesino deI norte podia encontrar trabajo en las minas o cruzar la frontera.No era mlly dilicil, pues el trabajo agricola s61o le ocupaba tres meses a1 aiio.Asi es como surgid en el norte un nuevo tip0 de trabajador aemindustrial ,semiagricola, completamente desconocido en el centro y en e l sur de M i--xTcoP'--En unas cuantns regiones agricolas altnme~rte specializadns y dirigidas lra-cia la exportacidn, tales como la regidn algodonera de La Laguna, e n Coohui- , .la, habia muchos trabaindores event&, pero en otras mucl~asdedicadassobre todo a la ganaderia. donde se requerian vaqueros durante todo cl uiio,yredominobaiilos traba'adores ~ e r m ~ r l ~ a t ~ ~ L o s T a ~ o sormaban e l dcg-mento miis numerosoaL-la fuena laboral de Ids haciendas norteiias y sa si-tuaci6n era much0 m is favorable qu e la de 10s trabajadores del resto de M i-xico. En San Luis Potosi 10s vaqueros gnnaban cinco pesos nl mes, rnis ali-mentos. En Chihuahua, siete u ocho pesos mlis alimentos en 1902.R1aEn lamayor de las haciendas norteiias de la familia Terrazas, 10s salarios hahiansub ido a quin ce pesos a1 mes en 1913.1'' Hn bia up c a gr a l pa r c nda s ie te u

    iPastor Rouaix, "El fraccionamiento de la propiedad en 10s estados frotiterizo$',en J. Silva Henog, Lo cuesridn de la tierra, 1 p. 165.Los gerentes de minas y de compaiiias constructoras del ferrocarril se quejnbanconstantemente de que 10s trabajadores abandonaban el trabajo para volver a la ,lia.ciend a; cf., Harvey O'Connor, The Guggen heims, p. 324. El 12 de jul io de 1906, elMexican Herald inform6 quc sc tuvo que "contratar 1000 trabajadores jnponesespara suplir a 10s mexicanos qtte abandonaban el trabajo para volver a Iu hacienda 0a la ciudad'., a fin de poder terminar la construcci6n de la etapa del ferrocarril dcTuxpan a Mortznnillo. Mds de 3000 trabajadores habian abandonado la compaiiia.

    3" Kaerger, op. cit.. 11. pp. 706.707.11.e Entrevisra con Nicolis Fernindn, en Pindaro UrMstegui hfiranda, Tcstimonios

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    och o vs ueros, qu e gan aba tre ir~ ta esos a1 mes,I2O y para qu e obtuvieran un+ngreso comp ementario a muchos vaqueros se les ~ r m i t i aener ganado pro-io clue a p a c e d a en tierrns de la hacienda. OZ1 Los vaqueros disfrutaban deLSstos bencficios porque en 10s ranchos ganaderos de 10s Estados Unidoshabia gran demanda y, como tenian cG!os7y con frecuencia portaban ar-mas, podian abandonar la hacienda con mhs facilidad que cualquier otro tra-bajador.La si tuaci6n de loscpastoresera semejante a la de 10s va Habia tres~a t e ~0 r i a . s :0s a~ d; la le s, encargados de 10 000 ovejas, tenian el sueldo mi salto: treinta pesos al mes. Los pastores y bast- se encargaban de 2 000 ca-bezas de gan ado rnenor, lo& pa _s t~ re s& di a 10s basteros de noclle, y gana-vaqueros, pero no recJhi e_n-a li~n& ~.~~

    Tan, rcspecti vamente, qtrirlce y veinte pesos a mes. c a s r n h qlte muchos-. a di fer en cia en tre 10s v g ~ ~ o x ~ a s k o ~ : e s0s arrendatarios eti las ha_cien-das del noxge+residia en la e t i v a se p: ur z% -b?+d deT@uGegozgban10s primeros. Ten ian el traboj o y la paga asegura os todo el a50 y no liabiamucllas fluctuaciones qtle obligaran n 10s llacendados a despedir a sus vaque-ros y past ores . En cam bio , 10s trabajadores-s-e 'a . seminJiistria1es- gr~lesode la fuerza dc Lrab-nsno&&sSes ta ban ms ta nt em ct ~t e menagdos. Hal ia ciclos de incstnbilidad en la eco-a mcrchos mineros. Fluc tuaciones ciclicas se~neja ntes fectaban a 10s trabajn-dares rnexiconos en el sudoeste de Estados Unidos. Cuando las recesiones ocrisis no eran simultineas, 10s trabajadores agricolas podian encontrar otraocupaci6n. Si la cosecha era mala, podian trabajar en Ias minas y, si no Ita-bia trabaj o en las minns, podian cmig rar a Estados Unidos. Y si alti no hnl~iatrabajo, podia11 trnbaj ar e n los haciendas o sembrar a medias. Pero s i sot re-venia uno crisis general, su situncidn era dcsesperada y eso fue justametitelo qcte sucedid en visperas de la Revol11ci6nMexicana, lo cual explicn por quClos tralajadores agricolas del norte tuvieron tanta participaci6n en la fnse ini-de In Revoluci6n. En 1908, millares db mexicanos que tralajaban en 10sEstados Unidos quedaron desocupados y Ins autoridodes norteamericanos 10sembarcaron de regreso a M d x i ~ o . ~ ~ara 1909, la crisis ciclica l ~n bia fecta-do pro[undarnerltc a Mix ico y millares de rnineros uedaron sin trubajo. Ese

    P 9nismo a60 In 6rdid a de la cosecha de maiz en e norte 110 tuvo paralelo.El cdnsul de A emania en Chihuahun envi6 un informe en 1909, resumiendocon toda cl arida d el desa stre: "El aurnento de 10s precios de 10s articulos ali-drl proceso revolucionurio de MCxico, ed. Argin, MCxico, 1970, pp. 92-93.

    120 Knerger, op. cit., It, pp. 706-707.Ibid.. p. 707.1 1 ~ ~Lid., p. 717.12s R. L. Sandels,, "Silvestre Terrazns, th e Press and tlie Origins ol I I IC hlexicnnRevolut ion in Cl~il~unl~ua".I1.D. Diss.. University of Oreson. 1967, p. 162.

    menticios dc primern necesidad Iia venido a empeorar una sitttacibn econdmi-ca ya dificil. El maiz subid de 3.5 a 7 pesos el hectolitro; 10s frijoles; d e 6a 15pesos. . Los salnrios se redujeron a 75 centavos o ut1 peso diari~"?'~

    No es f h i l resolver ciertas dudas relativas a Ins condiciones de trabnjo enlas haciendas del nort e de MCxico. iH as ta quC pun to estaba genernlizqdo yera efectivo el peonaje por ende udamient o? 2QuC porci6n de la fuerza delabor estaba formada or trabajndores temporales y quC parte por permn-nentes? iH al ia posibiEdad de movilidad asande nte ? Mientras que eristeninformes sobre el peonaje por endeudamiento en el centro y sur de MCxico,muy poco se sabe sobre el norte. Como ya vimos, la cercania con 10s Estn-dos Un i d o ~ " ~ la competencia de las nuevas industrins parecen indicar queera mucho m6s dificil atar a1 traba jador a la hacienda en el norte que encualquier otra parte de Mixico. Esta suposici6n se ve confirmada por la le-gislaci6n sobre el peonaje, q ue era muy d istinta en el norte. En Nuevo Le6ny Sonora, la ley estipulaba ue la deuda del pedn no podia exceder el equi-valente de tres meses de sue do.IM La legislacidn reconocia In crecie nte mo-vilidad de 10s trabnjadores agricolas y la fuerza de industrinles y minerosque 10s hacendado s se veian obligndos a reconocer. Los peones d e haciendaconstituian inevitablemente una buenn parte del ersonnl en las obro delferrocarril, en Ias minas y en la indtkrin. Tanto 8i az co~ yoos hncen pdo s'4deseaban inverqidn extranjera y n o podian %~ ei i- 'ii ee bl&lutomiinto d= tra--%i+adoF& de las haciendas. &o f o s I i n c e n d l ; a ~ ~ ~uerian reaarcirse de suspEr3i'iis:-Los iridustriales y 10s mine ros estaban conformes con p n g r cierto- - ~ -- -- .1" Deulsclles Zenrralarclriv Potsdam, AA 11 Nr. 4491. C6raul en Cllilluallua b Bii-low, 5 dc octubre do 1909. Descripci6n semejonte por el cdnsul de Alemania en Colin~o,Deutscl~esZcntralarclliv Potsdani. Nr. 4492, 21 de octubre de 1908. y Deutscllcs Zen-tralarcliiv I'otsdam AA 11 Nr. 44W,Cbllsul en Glladalajara a Biilow, 6 de noviembrsdc 1906.'23 Mucl~os bscrvadores notaron que en Iao postrimerins del Porfiriuto a~ralcn~~~l~;laescasez de niano de obra en el norra debido a I emigraci611 a Ertados Unidos. Unexperto agricolu escribi6:El jorllal exiguo en mucl~isimas egiones del psis seiala la eausa de Ir escadt deI~razos,pucs 10s nacionales, quizi po r efecto mismo de las exigenciau de la vida,tienden a emigrar en bltsco dc trabajo mi* biel remunerado, formindose ad -u~iaola cmigratoria alarmanre, m u y especialmente llacia Is vccina dcl norte. En estanocibn, cl jornalero obtiene remuneraci6n mis equitntiva y eondiciones de vida yalimentncidn m i s Ilalagodoras, sin tener que sulrir Ins explotacioncr ir~moderadospor pnrte d lor administradores dc las fincas y por no pocos propietarios, clue casiconvicrten a1 infeliz en un verdadero esclavo. 111s infamantes tiendas de raya, looprCs~urnos,etcCtera, etcetera, llacen del jornalero una victima de 10s terratel~ientes(Gusmvo I lurbn, "lmportancia de la agricultura y del fraccionamiento cle Ins tierrns".en J. Silva Ilemog, Lu cuestidn de la iierro. I, 11. 190).l?Q GonzQlez Navarro, El Porliriuio, lu vidu sochl, p. 220. En Sonora. :n 1881, Iasdeudas se limitaron a tres meses de sueldo, pero dos aiios despuCs se modilic6 lo Icypermitiendo n lus peones acumulnr deudas por el equivrlenta a seis Incses de sucldu.1.0s gol~iernosde Clti l~ual~ua Sinaloa intentaron l i m i t a r el monto de la dcudo quepodia c:olltrner un pe611. Estas leyes elan un retorno o la legidacidn de las postrimcriasde la Colonia; vCase Silvio Zavalr, op. tit . .

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    compensacihn, pFro ta n baj a q ue les permidera recuperarla obligando a 10snnliguos campestnos a su m and o a reponer las sumas gnstadas a1 contrntarlos.- Q.En conjunto, 10s trabajadges de Ins haciendas del norte tenian mucho mismovilidad ascendente que la del centro y el sur. Como habia un caporal porcada siete u ocho vaqueros, no ern dificil que ascendiera un vaquero qtrc du-raba a lgi n tiempo en lo hacienda. Los arrendatarios que trnbajaban tres ocuatro meses al aiio e n el campo, podian ganar dinero trabajando el restodel aiio en Ins minus o e n Estitdos Unidos. Muchos pudieron ah orrar lo bastantc

    ara co mprar un ranchito o establecer una tienda modcsta. Sin embargo, alL d o de la movilidad ascendente, ltabia movilidad descendente. Mientras quclos peones endeuda dos del su r estaban hasta cierto punto protegidos porque re-

    resentaban una invcrsibn que el hncendudo no queria perder, 10s trnbajadoreslbres del norte n o ten ian esa proteccihn. Los modelos tradicionales de pa-.

    ternnlismo no e ran n ad a comunes e n el norte?2'3'1 La descripci6n de la9 condicio~lesde trabajo en Ias haciendas porfirianas se basa engran medida en 10s informes de Kaerger. Una investigaci6n realizada quince aiiosantes, cuyos rcsultados re onexaron a un informe consular norteamericano sobre 10s

    condiciones lal~o ral es n ly6xico ("Resources of MCxico", Reports from the Consuls 01the United S~ures I X . april-se Itember 1886, Washington, 1886, pp. 498-568) confirmalas observaciones de Kaerger. ko se sabe con certeza si el Departamcnto de Estaduilnprimii una encuesta robre MCxico o ai las autoridader norteamericanas efect uar o~~o encomendaron la investigaci6n. Las tr a preguntas mis relevantes de la investigaci inse referian a 10s salarios del trabajador agricola, a Ins condiciones de 10s contratospara trabajos agricolas y la oferta de brazos. La investigacidn cubrid una minima partetlcl territorio. Contiene pocos datos sobre 10s estados fronterizos; no menciona a BojaCalifort~ili,Sonura ni Cl~il~uel~unsi lo menciona 110s loculidudea de Coahuilu.En ocllo localidades del sur de MCxico, situadas p rincipalmente en Chiapas y Ta-basco, escaseaba la mano d e obra. En seis de ellas se mencionan deudas elevadas. y endqs, contratos anuales por lor que se hacian adelantos al comenzar el aiio. Con 10sdatos, hay un comentario muy revelador: "NingBn propietario de la localidad aceptariia un trabajador que no sea au deudor", escribia el agente en Pichucalco (p . 534). "Siel trabajador dcbe menos de 100 pesos, 10s contratos se firman ante el j u n de locivil, y ante el juez de p rimern instancia si la deuda es mayor. %to r e debe a quetodavia existe la servidumbre en Chiapas, restos desafortunados de la esclavitud delpasado", informaba el agente desde Catza ji, Distrito de Palenque, Chiapes (p. 537),y el de Jonuta, Tabasco, decia: "Los trabajadores del campo estin sujetos en unoespecie de servidumbre, derivado por una deuda d e $300.00, $400.00, $500.00 o mis.contraida por el siewo y por la ley que rige en 410s contratos, permitiendo el confi-nomiento formdo del siervo. Al q ue con causa justificada quiere cambiar de arno.se le cunceden tres dins de plau, por cada $100 que deba para conseguir otro amodispuesto a liquidar Is deuda" (p. 557).De treinta cinco localidadgs estudtadns en el centro de MCxico se encontri queen quince ha ha su fi ci en t~ rabajadores y en dieciskis escaseaban. Las primeras seencontraban en 10s estados d MCxico, Michoacin, Jalisco. QuerCtam y Morelos yIns segundas en las regioneo subtropicales dc Veracruz y Guerrero y en 10s estados deTlaxcala y Oaxaca, en 10s cuales todavia habia extensas tierras comunales. Reeordemosque cuando se escribid este informe todavia habia muchas aldeas que no habian sidodespojadas de sus tierras y no tenian necesidad de trabaja r en las haciendas.No hay una relaci6n indudahle ent re la escasez de mano de obra y 10s contratosanuales de peonaje , aunque ri aparece una tendencia. De vcinticinco localido.des enque re pudo oljtener datos sobre 10s contratos de trabajo, en once se menclonaron

    CONCLUSIONES IDe todo lo anterior podemos sacar varias conclttsiones. No se percibe clara. 4-m e nt e u n ~ n t r h d f m m e - e n - n b del peon& par_ endeudamienlo --urante la-era porfi rians Las n~ ism as ausas producian efectos distintos endistintas circunitancias. La creciente demanda de p rod uctos mr*% urtidaa l a c ua nt io sa i nv er si 6n e xt ra nj er a, g en er ' 11 el e o nu i eppr emtes a la escl qi t ud En cambio, en e l m as mismas causas produjero~t fec-tos dZmGralrnente op~testos:_dismin~ry&, en muchos casos, depayp_r-?ijyo!completo el peonnje por endeudamiento. Hemos visto las razortes de esas di-v e r ~ ~ ~ c i a ~ : ~ ~ _ a ~ 1 ~ n ~ e ~ o ~ g e ~ ~ f i c o ~falta de industrias en cl sur pro-- .-- yal - ----- -- - -ptcto eT aum ento del peona je porx%ideu amtento, mien tras que en el nor te lapfox imia-Tcon ios mta io sm-ogy6 creciente demartda de brazos en las 4tl-m i r r a ~ r - ~ ~ n ~ r T a l e 6 i I i t a r o nl peonaje. Resulta mucho m8s dificil evaluaret&saArToE-'e%- e1d de Mixico, pues opera ban [uerzas contrar ias qiteo debilitaban o reforzaban el peonaje po r endeudamiento.

    Ha y una tendencia lineal documentada a lo largo de la historia d e M6xicodesde 1427 hasta 1910: la constante expansidn de la propiedad privada a ex-pensas de la propiedad comunal. El primer caso de que tenemos noticia ercritatuvo lugar en 1427, cuando las f u e n a s de la tri le alianza d e Tenochtitlan,Eexcoco y Tlacopan conquistaron Atzcapozalco. as crbnicas aztecas relatanque se premi6 a los guerreros valerosos con tierras del territorio conquistado,mientrns qr ~c l pueblo cornGn, demnsiado c obar de para pelenr, no obtuvo cnsinada.lza I

    La expansi6n fue gradual en tiempos del Imperio azteca y de la Colonia 'espaiiola. Tanto e l gobierno azteca como el espaiiol ternian qu e 10sterratenien-tes adquiriesen demasiado poder. Al consumarse la Independencia, creci6 laimportancia politica de 10s terratenientes y la Gxpansi6n de sus latifundioslleg6 a un punto critic0 despuis de 1876. Pricticamente desaparecieron Iast ier ras camunales de las aldeas. ~ H u b o na expansibn d e las modalidades detrabajos forzndos parnlela a la expansibn de la s tierras y el poder? LE I desa-rrollo de 10s g ra nd es 1-m-firiana d i o ~ resultorlo un 7_ Ide~~dnscontratos a n u a l ~ en diecioclio, trahajadores libr a ayarceria. En aqudllas Idonde existia cierta forma de peonaje por endeudamiento, solo tr a informaron queno escaseaban 10s brams. Entre las que tenian trabajadores libres Lal~ iaocho donde Iescaseaba la rnano de obra; en las otras d i a no faltaba. En wtos informes 1 .par.ceria siempre esti relacionada con la abundancia de trabajadores.Se estudiaron trece localidades en el norte. En tres eacaseaba la mano de obra y ien diez hubia suficiente. Solamente en tres habia deudas o contratos at~uales, Iar Idemis OCII allan trabajadores libres. Onicamente en una de btas escaseol~a a manode obra. 8" dos de las tres localidades donde existia cierta clase de peonaje porendeudamitnto, escoseaban 10s brazos. Debemos advertir que el informe se escrili6en 1P.X y de entonces hasta 1910 creci6 enormcmente la demanda de trabajadoreuCII el norte de MCxico.

    '2' Friedrich Katz, Ancient American Civiliza~ionr,Londrer. 1972, pp. 146-47.

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    &for mad o por unos cuantos terratenienles, su policia y SIN emplendos, yurla inmensa q~u_c hedym bre e peones endeu dados? Bste es uno de 10s pro-Iblem as m is a rduos y de m b dilfcti sofi1ci6n de toda la historia de Mixico.P o r lo que toca a1 centr o 4e Mdxico, n o ha pruebas de qu e la exponsi6nre 10s latifundios tuviera relaci6n direc ta con e aumento de 10s trabajos forza-dos. En las regiones apartadas del norte y del sur 10s ajr~stes e trabajo evo-Iucionaron en formas diferentes y aporenternente en ornlos casos l ~ t ~ b oicrtnrelnci6n, aunque en el norte s61o dur6 hasta 1870. 1Hny qr le to ka r en cons idcraci6n dos fen6menos muy relacionados aunqueno idCnticos que influyeron en las condiciones del centro de Mixico: el cam-bio en el n h e r o d e t raba jadores r esiden tes pe rmanentes en 10 hncienda, yel cambio en la extensi6n del trabajo forzado, incluyendo el peonaje por en-deudamiento. Casi todas las haciendas requerian ambos tipos de trahajadore s:r e! j& en le S- pc rn an en te s d ~ n t eodo ej-aiio y traba'adores eventuales en de-term innd as tcmJo&u propo rcidn depe ndia de o i cosos:- " -- + d-@Factores ecol6 icos-y econ6micos tales como la producci6n de la ha-c ienda (Tas gan a e r as necesita~nmBstrabojadores ermanentes que las agri-colas) , la cal idad de la t ierra ( las haciendas cultivaban directamente las t ie-r rns buenas y alquilabnn 0 daban en nparcerio las malos) y la proximidad delmr$ispon_ibilidad dl' tr_aba'adores eventuales, que dependia d e factoresdemogrdficos y de la can- iraad-b t l e r r a s c o m u ~ ~ a l e sen 10s pueblos dondets tas no eran suf icientes , no quedaba m8s remedio que trabajar en las ha-ciendas). Tnmbi6n influian los intcntos del Estado por controlar lo lisigria-ci6n de tra bajadores evcntnales .Has ta mediados del s iglo XV I hubo una escasez de tralajodores libres paratrabajar temporalmente en las propiedades espaiiolas, debida, en parte, a ladisminuci6n alarmante de la poblaci6n indigella en 10s primeros 060s de laConquista y, en parte, a que las aldeas indigenas conservaban todavia sustierra s comunales. N o .hab ia mucllos incentivos econ6micos pora t raba jar en

    las haciendas y las outoridades coloniales tuvieron que recurrir 01 reportimien-to pora controlor la asignnci611 dc mano d c qbra indigm a. Ern m 6~ve t1tu josotener un a numero sa plonta de peones residentes, estal le e independiente de10s funcion orios gubernamentoles. No es de extraiiar ue Woodrow Borah en-con t r a r a que en e l s ido X V I I el grueso de l a fue r r a ! t r aba jo es tuvies c fo r-a1 miximo el t rabajo forzado de 10s ha b it a nt e s d e l a s a ld ea s c o m ~ n a l e s ? ~ ~m ada par p e o n e s e n d e t ~ d a d o s . ~ ~n el siglo XV I y principios del xvrr ]leg6 1

    I

    La situaci6n conlli6 ell el siglo XVIII . El lento crecimiento dc la poblucibrlindigeao, la escosez de tierres cun ~unule s cbida tanto ol dcspojo co~ llo l in-crcnlento de la poblncidn, las disposicio~les e lo Corona pora a signar trabnjn-dores mediante el repartimiento y el surgimiento de UI I nurneroso sector clrlnestizos desposeidos sin derecllos sobre las tierras comnnolcs, favorecicro~~lnilmento de trnbajadores cventualcu. Como resultado, pora finales clel sigloXVIII, en el centro de M6xico 10s haciendas no aum entabon el nilrnero dl? sustrabnjodores res identes y dependio~~elros de Ios trabajos lorzados y el yco-noje po r endeuda m ie~~ to .os dntos disponibles conf irman que is0 ern lo tell-clcncia en el siglo XVIII .Con el Porliriato surgi6 une uueva sit11aci6n. La enpro iaci6n de las t ic-r ra s corn11-er6 d os t en dc nc in s o pu est as . P o r u n la o , o ~ l n ~ e ~ l t o r o n0s- - Btrabajadores eventuhJ6~-baEI~i33~ 1-6st1acendados del cen lro tua er on catla vt x-- recurrir-01 tr_nbajo k rz ad o . Po r e l otro, 01 adqu ir ir rrlrist T r r q m m r h a s - ~ ~ I T n 9 y l ~ r e s ,es hocie~~ ilas-prcIe rion o correr riesgos cul-t ivindolas directo~n ente ~ n o or las en alquiler o aparcerio . La sit11oci611dc10s npnrceros er a ton prccoria por Ins raroncbs mencionadus antes, q ue e rainevitable contraer deudas ae llregq no podion pagor.3odo el progreso actual c e la invcs t ignci6n sobre el agro nlexicn~~o11ra11-te el Porfirinto, es muy dificil evaluar lo fuerzolrclativo de esos dos trl~clen.cias (glenos ~ s i d n h d ewwjepor e d et & mi ~w t cr , p r o n m ~ 3r o s 115~tt-u-h i a d o r e s &pnd--Qe-le- tLa difercnciaci6n y la estratificlicidn sociul dentro de las Iraciet~das rnn iu ch o ~ n i s o lnp le jo de lo que ge~ i e r i ~ l~ ~ ie n tee duponc. No erati irrlicr~n~e'ntcclos gnlpos: el dcU~uccncludo,el adrninistrndor o ma ordorno y uaos cug!tosempleados farorqcidos, y el de la gran nraso amorfa d; 10s pon es . Habia porlo menos tres grupos de empleados claramente diferenciados que ttrvirron di-ferente deearrollo kn la i po ci porf ir iana. E l grupo d e aquellos qu e t e n i a ~ ~ccc-s o a l os .& n ~g o a l a ~ e r r a ,movil- id~d ascendente l iber tnd de nlovi ~~rie i~toy seguridnd~,m ejo r6 su situaci611 en t i e m p o ~ b ~ ~ ~ - ~ a ? 6 ~ - - ; l iegu i J 6 -grupo formado por trah-ai_.&oe_s que en tirrninos absolutes es tahan e ll p E e sc o ~ ~ & i c u l e sue antes, pero q ue en tCrmi~los elotivos habion mejorotlo con dPorfiriuto, y LIII Glti~no rupo cuya sibo ci6n err~pcord esde 187 6 Ilustu 1910,tonto en tCrmi11os obsolutos colno en tirminos relatives.

    En el primer grupo sc encorltroban, adembs del r un eittnerocrcciente de. t icnicos contratados pa ra manejar la maq uiaar ia odquir it lu erllas h a c i e n d o s - ~ o ~ m ~ & ~ , ~ a i iom o el p e r s o n o l ~ d c ~ i g ~ i i c i aue au -nlentd notablernente de 1876 a 1910. Dcbemos incluir aq ui a los arrer ld ~tar io s

    r - -i l ; t c n i ' . r i b c i r e l - p eo n a je y r e"d&damkito. estaLleciendo u n imite (generalmentecuatro meses de salaries) a as deudas qlce podia ocumular un pedn indio. Estas dispo.siciones no se aplicahan (I mestizos, ncgros ni mulatos. Lns leyerr no se aplicaron en

    1211 Woodrow Boroh, New Spuin's Certrury o/ Depression, Berkeley, 1951, p. 39.Ln abolici6n oficiol drl repartimiento en 1963, mia b ien re f o d q u e d ebi l it 6 e lpeonaje por endeudamiento, pues para compensar la pCrdida de loo bmzos del reparti-miento procuraban conservnr m is y m is peones r widentes en sus propiedades (Bora h,lodo su vigor y postrriol.mente 10s vimeyes permitieron que loa peones acumularat~tlcudas mucho mi 8 cuantiosrs. Silvi o Zirvalu. illid.

    m6s pr6speros, corn0 10s habilit ados de la s finca s tobacel eras de Sen-- 'Tuxtla. Probablemente caben tambiin en esta categoria 10s gpnoderos de In hn -cienda de S ~ n t a na, en Morelos, y los tercieros mds r icos de La Laguen, cnCoahuila. En el peldofio m6s bajo de e e r~ co ~l t r ob an0s vp4ueros.OD. cit, DD. 40-41; Silvi o Zuva la. OD. cit.. D. 328) . Durante aleJn t iemw la Corona I

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    como en otras partes del pais y contaban con policia propia. Mientras no lle-garon ahi 10s ejCrcitos revolucionarios, estos estados no se vieron afectadospor la Revoluci6n. S i a t od o esto se afiade el aislamiento fisico del sur de!vlCxico y la dificultad para tener noticias de lo qrle sucedia en otras partesdel pais, se comprende ficilmente por qu6 no Iiubo movimientos revolucio-narios o fueron rnuy tardios.Todo parece indicar que la mayoria de 10s acasillados no se incorporarona la Revoluci6n. En la hacienda de Santa Ana, en el mismo coraz6n del terri-torio zapatista en Morelos, 10s acasillados residentes en el casco de la ha-cienda n o se u nieron a lo s revolucionarios y a1 parecer se opusieron a1 reparto

    . ,-grario hasta 1938. Paul Friedrich observ6 la misma actitud en algunos de.L*' lor acasillados de la hacienda de Cantub ria, en Michoac6n."" Podcrnos da rei ~r ta s r~l ic aeio nes e st a act i tud,au nque cierramente falta much0 pol in ;vestigar. La rivalidad entre 10s peones acasillados de Ias haciendas y 10s re-. sidentes en 10s pueblo s lib ris cerca.nos er a tradicional.'en $l65ico, );probable-rnente c o hi n u6 a ~ n - d ~ s p u b* U S los puebloi perdieron sus ierras comumi:l a . La relativa ieguridsd que disfrutaban, asi como el paternalism0 del,Pa-cendado, les dabin'un entimiento de superioridadry. reforzaban su i lazos con '.la hacienda. No todos 10s 'a ca silla do s o b s e ~ a f o ~a. misma actitud: Despu+i

    de 1917 muchos de ellos participaron activamente en el movimiento agrarioen Yucat in y l o mismo pud o suceder e n otras pa,ties de,Mkiccl:. -; .:::. . :.I! ..,::E n e l q d a w & u i r o i l o s a nt i y os dukiim de ti er rq ,& miinalu,ahora dkspoja 0s'y t r aba j ando como a i r enda tb r i~~~ ,% id i e r os"trabajadbiGeventuales en. las haciendas, quiene s formaron el 'grueso de 10s ejirc itos .re- ...volucionarios. Parit_ elks, la revoluci6n an u~ cia ba :a' devoluci6n :de su5 tie'' . rras* :!. . :$ ...., ..:: , < ;* * .....*!....? ..$+ .;.;:,!, - , :.,, ,,:->,.:i..{ j~:??,-!~, r;: '.>;:tr!,.pt::$.. ;, . \ . : .., . r . -No puede d ecirse' lo mi'smo d * : S ~ ~ b d , p i ; ~ Suebl& i idigenis.ant t$del Porfiriato y el grueso de 10sEabajadores en


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